Abriendo Una Ventana a La Ventana Abierta

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Abriendo una ventana a La ventana abierta. Sandra Bayona. Cuando comencé a ver los Formalistas rusos, ciertos puntos llamaron poderosamente mi atención. Específicamente, la diferencia dada entre reconocer mecánicamente un objeto y el tener una percepción de él que tenga un sentido nuevo para quien lo percibe; los métodos que pueden utilizarse para lograr este rompimiento de la percepción automática y que hacen que el objeto sea visto y no simplemente reconocido; el papel que las palabras mismas juegan en esta nueva percepción. Luego, el considerar en cierta forma las palabras como palimpsesto; la relevancia del schema de quien lee el texto, no tomándolo ya como un agente pasivo, sino como productor de sentido. Quisiera reflexionar sobre estos puntos desde un texto puntual. Aún recuerdo claramente la primera vez que leí "La ventana abierta": la triste historia que Vera, una jovencita de 15 años, refiere al señor Framton Nuttel, un visitante ocasional, con respecto a una ventana francesa abierta en la tarde de octubre que comparten. La historia era impactante y contenía (para mis 15 años) ciertos rasgos de terror: los tíos de Vera habían salido a cazar una tarde como aquélla, tres años antes, y habían desaparecido, probablemente atrapados en una suerte de arenas movedizas. Los cuerpos no habían sido recuperados, por lo que la tía de la niña aún esperaba que los cazadores volvieran, junto con el perro que los había acompañado. A medida que la historia avanzaba, comprobé con horror que, efectivamente, los tíos de Vera volvían a la casa, con el consecuente espanto y escape enloquecido de Framton Nuttel, el visitante. El inesperado final del relato me resultó excelente: Vera comenta, ante la extrañeza de sus tíos por la actitud del 1

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Abriendo una ventana a La ventana abierta.Sandra Bayona.

Cuando comencé a ver los Formalistas rusos, ciertos puntos llamaron poderosamente mi atención. Específicamente, la diferencia dada entre reconocer mecánicamente un objeto y el tener una percepción de él que tenga un sentido nuevo para quien lo percibe; los métodos que pueden utilizarse para lograr este rompimiento de la percepción automática y que hacen que el objeto sea visto y no simplemente reconocido; el papel que las palabras mismas juegan en esta nueva percepción. Luego, el considerar en cierta forma las palabras como palimpsesto; la relevancia del schema de quien lee el texto, no tomándolo ya como un agente pasivo, sino como productor de sentido.

Quisiera reflexionar sobre estos puntos desde un texto puntual.

Aún recuerdo claramente la primera vez que leí "La ventana abierta": la triste historia que Vera, una jovencita de 15 años, refiere al señor Framton Nuttel, un visitante ocasional, con respecto a una ventana francesa abierta en la tarde de octubre que comparten. La historia era impactante y contenía (para mis 15 años) ciertos rasgos de terror: los tíos de Vera habían salido a cazar una tarde como aquélla, tres años antes, y habían desaparecido, probablemente atrapados en una suerte de arenas movedizas. Los cuerpos no habían sido recuperados, por lo que la tía de la niña aún esperaba que los cazadores volvieran, junto con el perro que los había acompañado.

A medida que la historia avanzaba, comprobé con horror que, efectivamente, los tíos de Vera volvían a la casa, con el consecuente espanto y escape enloquecido de Framton Nuttel, el visitante.

El inesperado final del relato me resultó excelente: Vera comenta, ante la extrañeza de sus tíos por la actitud del desconocido, que éste le había contado acerca de una terrible experiencia con perro en un cementerio, por lo que ella suponía que el spaniel había causado tal reacción. La última frase del cuento, que no volví a leer en español, aún resuena en mi memoria: "El romance a primera vista era su especialidad."

Años más tarde, aún encuentro nuevas conexiones y nuevos ecos cuando leo "La ventana abierta".

Hasta el momento de pensar este trabajo, "La ventana abierta" tenía para mí dos lecturas: una, como un momento de distracción y goce; la otra, como un medio de práctica de la lengua compartida con mis alumnos.

Pero ahora quisiera tomar este cuento a partir de esquemas nuevos que he incorporado durante y luego de la participación en el Seminario de teoría y crítica literaria y que ya he mencionado al comienzo. En particular, quisiera leer "La ventana abierta" desde los medios utilizados para lograr el extrañamiento de algunos objetos y cómo se apela a la policemia para construir el efecto humorístico. Trataré de analizar estos puntos principalmente desde los intercambios dialógicos de los personajes.

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El cuento comienza con una línea de diálogo: la jovencita asegura que su tía bajará en cualquier momento, y que mientras tanto el visitante deberá soportarla pacientemente. Así, tenemos la presentación de tres de las personas que actuarán a lo largo de la historia: el señor Nuttel, la tía y quien enuncia la frase. ¿Y cómo la enuncia? Con mucha corrección y seguridad para una persona de 15 años.

No hay una respuesta expresada en forma directa. Framton Nuttel contesta, aunque sus palabras exactas no se hallan registradas en el texto. Simplemente se nos informa que su respuesta apunta a complacer a la niña sin desmerecer a la tía.

Dos elementos para destacar: en primer lugar, la palabra endeavoured:

"Framton Nuttel endeavoured to say the correct something..."

En cuanto a sus resonancias, me permito señalar dos aspectos: la aparatosidad del término y la idea de esfuerzo que implica. Framton debe esforzarse por dar una respuesta al comentario de su interlocutora, sin comprometerse demasiado. Vemos así delineados los primeros rasgos de una personalidad poco comunicativa, tímida, insegura, quizá algo pomposa.

El segundo elemento: el hecho de que el comentario de Framton no esté registrado sino en forma indirecta, y en términos muy vagos contrasta con la fluidez de la frase de la joven. A través de esta forma de exponer el diálogo se acentúan las características de la niña:

"...a very self-possessed young lady of fifteen..."1

y se comienza a perfilar lo que luego veremos confirmado: tanto el temperamento de Framton, que ya hemos comentado, como la arrolladora e interesante personalidad de la joven.

Luego de un período de silencio (en el cual se registra otro diálogo, que comentaré más adelante), es la jovencita quien da el primer paso hacia un intercambio dialógico: una nueva confirmación de la actitud retraída del visitante y de la seguridad de la niña. Para subrayar el hecho de que decide romper el silencio, se dice que

"... she judged they had had sufficient silent communion."

Ella confía en su propia apreciación de la situación y resuelve actuar en consecuencia.

En esta oportunidad la niña (de quien aún no se ha dado el nombre), pregunta acerca de las conexiones de Nuttel con la comunidad. Una pregunta inocente, destinada a entablar una conversación poco comprometida con una persona desconocida. Una pregunta que como cualquiera de nosotros podría hacer a fin de llenar momentos de silencio incómodos, no nos llama la atención. Precisamente, el hecho de que la narración tenga el efecto final que tiene

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se debe a que interpretamos la acción desde nuestra propia experiencia y nuestro propio esquema mental. Porque en realidad es una pregunta inocente, que tiene efectos posteriores debido a la respuesta que suscita: Framton admite que no conoce casi a nadie en el lugar, y que sus contactos se dan a través de cartas de presentación que le ha dado su hermana. Agrega que esta hermana vivió en aquel sitio alrededor de cuatro años antes. Inocente respuesta a una pregunta simple. Framton provee a su interlocutora (y al lector) de dos detalles cuya importancia se interpretará más adentrados en la historia: desconoce a la gente del lugar y su hermana no ha vivido allí desde hace cuatro años.

Ante la siguiente pregunta de la joven, (que el lector primerizo también interpretará desde su propia perspectiva, que llevará a ver una introducción a lo que será la trágica historia de los tíos), el visitante confirma que sólo conoce el nombre el nombre y la dirección de la tía.

Considerando estos primeros intercambios, no ya como lectora de primera vez, sino contando con el cuento completo como base, creo que la primera mini-historia comienza a tomar cuerpo a partir de la información que la niña ha obtenido de Framton. Han sido las respuestas del visitante (y no sólo sus palabras, sino el tono con que las ha pronunciado: realmente arrepentido de verse envuelto en visitas a gente que no conoce) las que dan la posibilidad de crear un marco apropiado para lo que vendrá. Si Framton hubiese conocido a alguien en aquel retirado sitio, en especial a la dueña de casa, o si no hubiese provisto a la quinceañera con detalles tales como el tiempo de ausencia de su hermana, no se hubiera dado la ocasión de comentar acerca de "la tragedia".

La frase siguiente de la niña introduce un elemento perturbador en el mundo que Framton observa:

"Her great tragedy happened just three years ago," said the child; "that would be since your sister's time.""Her tragedy?" asked Framton; somehow in this restful country spot tragedies seemed out of place.

Para Framton Nuttel, que por prescripción médica debe tomar un tratamiento para sus nervios en un sitio tranquilo, sin sobresaltos mentales y sin demasiado esfuerzo físico, el hecho de que se le hable acerca de una "gran tragedia" hace que la imagen que tenía del lugar (" restful country spot") entre en crisis y se vea alterada por factores que no estaban dentro de su concepción del sitio. Quizá incluso aprecia más la tranquilidad por el contraste que una "gran tragedia" implica.

A continuación, y para dar comienzo a una explicación, la joven señala una ventana francesa, insistiendo en un detalle particular: está abierta en una tarde de octubre. Hasta el momento, Framton sólo había sentido una vaga indicación de una presencia masculina en la habitación; no había notado ninguna otra cosa, ni siquiera la existencia de una ventana en la sala. No percibía ningún otro detalle. Ahora, un objeto en el que no había reparado antes, se torna el centro de su atención, aunque no sabe aún el motivo por el cual la niña, adscribiéndole una curiosidad que él en realidad no tiene, señala la ventana.

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La jovencita separa un elemento concreto dentro de la habitación, indicando una situación que, de acuerdo a su propia concepción (y, puedo agregar desde el conocimiento completo de la narración, a su propio interés), debe indefectiblemente resultar extraño que haya una ventana abierta hacia un jardín una tarde de octubre. Singulariza el objeto para lograr un efecto.

Para Framton, sin embargo, no existe discordancia alguna: toma como un hecho corriente el que la ventana esté abierta, porque a pesar de la época otoñal, el clima, que sí es inusual para Framton, justifica la disposición de la ventana francesa. Para él lo que resulta inentendible es el que se mencione la ventana cuando se ha estado hablando de una tragedia.

Para la sobrina, el punto que determina un quiebre en el fluir (llamémoslo así) del mundo es la ventana abierta; para Framton, lo es el que la niña señale la ventana, que él no puede conectar con la mención de la "gran tragedia". Para ambos, sin embargo, la ventana abierta se convierte en un objeto que se singulariza y convulsiona la estructura que el mundo tiene para cada uno.

A partir de la ventana abierta, la niña comienza un relato de horror: cómo sus tíos salieron a través de esa misma ventana, de caza; cómo jamás volvieron, y sus cuerpos nunca fueron recuperados; cómo su pobre tía aún los espera, y cómo a ella misma le parece, en tardes como aquélla, que en cualquier momento reaparecerán tal como partieron.

Quisiera ver con más detenimiento este mini-relato, dividiéndolo en partes.

La niña se vale alternativamente de oraciones complejas para describir el entorno del episodio, y de oraciones simples para acentuar un efecto: cómo comenzó todo hacía exactamente tres años:

"Out through that window, three years ago to a day, her husband and her two young brothers went off for their day´s shooting."

a la que sigue la impactante revelación:

"They never came back."

Se sirve de una estructuración similar para continuar: cómo desaparecieron al cruzar una zona de pantanos, que se había vuelto peligrosa debido a la humedad poco común del verano anterior al infortunado incidente, que hizo que terrenos seguros se volvieran desconocidos incluso para los lugareños, y que causó que

"Their bodies were never recovered."

Las implicaciones introducidas por esta última frase son importantes. Sin duda, Framton, cuyo carácter de personaje introvertido y con un sistema nervioso muy frágil ya se ha ido

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construyendo hasta este punto de la historia, toma debida cuenta de lo que la ausencia de pruebas concretas de la muerte de los tres tíos representa para los habitantes de la casa.

Aquí se produce un corte en la mini-historia. Este corte está dado tanto por la voz de la niña (oigo tanto como leo que pierde su nota de auto seguridad y se humaniza) como por el cambio de personajes, pues ahora es la tía de la joven el referente principal y por un nuevo marco temporal: ya no relata el pasado, sino que se refiere al presente. Es en lo que sigue a este corte donde se nos da la razón por la que la ventana abierta está relacionada con la tragedia:

"Poor aunt always thinks they will come back some day, they and the little brown spaniel that was lost with them, and walk in at that window just as they used to do. That is why the window is kept open every evening till it is quite dusk."

El discurso de la sobrina concluye con un temblor, que acompaña a la vez que ilustra sus palabras finales: en tardes como la que está viviendo junto con el visitante (tardes quietas, hecho remarcado por el uso de sinónimos: "still, quiet evenings") tiene la inquietante sensación de ocurrirá lo que su tía espera.

En esta parte del relato, se singularizan dos puntos: en primer lugar Framton se entera de que ha llegado de visita en el aniversario de la tragedia. Ya no es una jornada común: es un momento lleno de implicaciones. Es segundo lugar, la tarde adquiere tonalidades distintas: es otoñal pero cálida, está inundada de una estaticidad que resulta inquietante porque contrasta con la violencia del relato de la niña.

El suspenso se va construyendo. La historia que oímos de labios de la joven, con el acentuado uso de imágenes que describen con exactitud a los personajes de la tragedia, las diferentes emociones que trasmite y suscita a través del uso de recursos como el temblar, el calificar a su sensación como escalofriante, contribuyen a preparar un climax...

que no se produce aún.

La tía de la niña entra en la habitación, disculpándose por su tardanza. Es a través de ella que recibimos el nombre de la sobrina: Vera. La tía, señora Sappleton, es caracterizada a través de movimiento: ingresa a la escena, quebrando el momento que Vera había ido construyendo a través de su relato y sus gestos, con gran energía, hablando sin cesar, repitiendo disculpas confusa y profusamente. La señora de la casa imprime movimiento a una escena que se había detenido, llegando a estar tan estática como la tarde en que ocurre. Para quien está leyendo la historia, esta entrada produce un despertar de una especie de ensueño que las palabras de Vera habían logrado. También en Framton se da un cambio:

"It was a relief to Framton when the aunt bustled into the room with a whirl of apologies for being late in making her appearance."2

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Este sentimiento de alivio puede darse porque por fin iba a conocer a la protagonista de la tragedia, porque ya no tendría que seguir el tétrico diálogo con Vera o simplemente porque se había interrumpido un hilo narrativo que portaba una gran tensión.

Pero su relajación no dura demasiado. Las palabras subsiguientes de la señora Sappleton vuelven a introducir un elemento inquietante en su mundo: una referencia a la ventana abierta, la seguridad expresada de que los cazadores volverían muy pronto, cubiertos de barro, el comentario alegremente quejoso y muy doméstico de que ensuciarían las alfombras... Nuevamente se focaliza la ventana, esta vez vista desde un tercer punto de vista.

Una pequeña recapitulación. Ese elemento que era una parte más de la habitación, que nadie había particularizado antes, se convierte en un centro de atención, toma una nueva luz, es visto desde perspectivas diferentes como algo nuevo porque antes nunca se lo había notado en sí mismo: para Vera, al menos hasta este punto, es un recuerdo constante del sufrimiento de su tía; al progresar el relato, esta concepción que asigno a Vera va a cambiar. Para Framton, es una imagen representativa de algo trágico; para la señora Sappleton, nada más que un medio que sus familiares usan para ingresar a la casa, luego de una jornada de caza. Para el lector, es una fuente de misterio. Es interesante notar que cada uno de los personajes percibe el mismo objeto de distintas formas y que la única que en definitiva conoce dichas percepciones es Vera, por ser la constructora de los medios que han producido dicha visión en Framton y por conocer la realidad de la tía.

Además de presentar una tercera visión de la ventana, el diálogo que introduce la dueña de casa entra en contraste con el diálogo que han mantenido Vera y Framton.

La joven y el señor Nuttel llevan adelante un intercambio de ideas que tiene sentido para ambos, si bien a diferentes niveles y con distintos objetivos. Ahora se produce un diálogo llamémosle absurdo: los interlocutores en realidad no se comunican, porque cada uno habla de aquello que es el centro de su propia atención, sin reparar en lo que el otro dice. Mientras que la señora Sappleton sólo habla sobre cuestiones relacionadas con la caza, quizá porque toma éste como de interés masculino, de acuerdo a su propia vivencia, Framton insiste en su salud y tratamientos. También él considera que éste es un asunto de interés para todo el mundo, y a la vez uno que podría alejar a la anfitriona de su tema. Para Framton es terrible, ya que para él todas las frases de la dama se deben a la coincidencia de su visita con el aniversario de la tragedia. Desde su propia inestabilidad nerviosa, interpreta que las declaraciones de la señora se deben a un desequilibrio causado por el triste evento.

En este aparente diálogo, la noción de movimiento se vuelve a acentuar a través del reporte de las palabras de la señora Sappleton:

"She rattled on cheerfully about the shooting and the scarcity of birds, and the prospects for duck in the

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winter."3

Nuttel trata de desviar la conversación introduciendo detalles de su salud. Pero sus esfuerzos no se ven coronados por el éxito: no logra atrapar la atención de la tía, quien responde con un bostezo mal disimulado. Esta actitud, este bostezo, muestra un gran contraste con toda la impresión de actividad que rodea a la dueña de casa, y que se muestra en los textos ya citados.

Pero luego del bostezo, la señora Sappleton, que de acuerdo a lo que Framton ha notado no ha dejado de mirar la ventana abierta, se vuelve súbitamente alerta:

Then she suddenly brightened into alert attention -but not to what Framton was saying."Here they are at last!" she cried. "Just in time for tea, and don't they look as if they were muddy up to the eyes!"

Para la dama, no hay nada de singular en el hecho de que lleguen quienes ha estado esperando. Esta llegada representa para ella un motivo de alegría y un retomar su actividad.

Para Framton, quien sigue bajo la concepción de que su anfitriona no está mentalmente bien, estas frases son una confirmación más de su idea. Él ve a los demás desde su propio interés (la salud), y con este parámetro valora y clasifica las actitudes ajenas. Su preocupación por las enfermedades de los nervios determina su interpretación de lo que ocurre a su alrededor. Para él, lo que ha escuchado es sólo lo que podría escuchar de una persona que desvaría, por lo que no ve otra cosa que lo que su propio esquema le propone. En consecuencia, se vuelve hacia Vera para expresar su comprensión ante la conducta de la tía. Él entiende que entre la niña y él existe una conexión: la consciencia de que la "gran tragedia" ha afectado a la dama.

Pero Framton descubre que Vera también está mirando aterrorizada hacia la ventana, porque tal como la niña los había descrito, se acercan tres hombres y un perro.

Sin decir palabra, Framton toma su sombrero y su bastón y abandona la escena corriendo alocadamente, sin prestar atención a los obstáculos del camino. La escena ha provocado que el quieto señor Nuttel súbitamente entre en movimiento.

Y comienza otro diálogo, que incluye a uno de los recién llegados, a la señora Sappleton y a Vera.

Por medio de las palabras iniciales del "hombre del piloto" (que identifico con el señor Sappleton) se introduce un elemento que provoca un contraste con la tensión que se ha generado: son comentarios tan corrientes, parte de una conversación mantenida a diario, que producen un efecto de choque; ¡no se espera de una persona que ha muerto hace tres años, cuyo cadáver no ha sido recuperado, que al aparecer en casa en su aniversario de fallecimiento tan sólo diga "hola, aquí estamos"! Las frases utilizadas, el lenguaje familiar,

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el apelativo cariñoso, señalan claramente a una persona que retorna al ambiente rutinario luego de una ausencia muy corta y sin inconvenientes. Como lectora, me veo obligada por esta situación a replantearme la construcción que mantengo hasta este punto, de la misma forma que Framton se vio obligado a modificar su concepción de todo el entorno al ver a los cazadores volver al hogar.

Nuevamente el diálogo rompe un punto de tensión. Como Framton, he sido testigo del relato de Vera, he quedado atrapada en la idea de que la señora Sappleton actúa bajo una ilusión. Pero las palabras del señor Sappleton desarticulan para mí el mundo que Framton y yo, guiados por Vera, hemos construido, haciendo que me vea impelida a rever mis ideas, a observar todo con ojos nuevos, a reordenar lo que creía ordenado. El visitante no es testigo de las palabras del cazador, pero el efecto de su aparición cumple una función similar en el caso de Nuttel.

Sappleton no sólo comenta su aspecto (que indudablemente contribuyó a la huida de Framton), sino que además pregunta por el extraño personaje que acaba de salir corriendo. La respuesta de su esposa da una idea de la imagen que ella se ha formado del hombre: sólo preocupado por su salud, extraño y no muy interesante. Y su último comentario, por su sencillez y candor, coloca la primera pieza en su lugar:

"One would think he had seen a ghost."

Es la explicación más corriente para una actitud como la del señor Framton Nuttel. Y su efecto cómico radica en que es lo que ha ocurrido: Framton, en su propio esquema, ha sido protagonista de un acontecimiento supernatural y aterrorizante. Nuevamente, es la experiencia personal que atraviesa y da sentido a las palabras. De los testigos de la escena, sólo Vera y el lector comprenden la frase en toda su magnitud. Los demás no pueden, dado su conocimiento parcial de los hechos, apreciar la exactitud del comentario de la señora Sappleton.

Comienza luego la segunda mini-historia:

"I expect it was the spaniel," said the niece calmly; "he told me he had a horror of dogs. He was once hunted into a cemetery somewhere on the banks of the Ganges by a pack of pariah dogs, and had to spend the night into a newly dug grave with the creatures snarling and grinning and foaming just above him. Enough to make anyone lose their nerve."

Al escuchar la segunda historia a través de la calma voz de Vera, no se puede sino reír ante el episodio completo. Pero estas palabras de la niña están íntimamente conectadas con la frase que cierra la narración:

"Romance at first notice was her speciality";

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todas las piezas encajan y el cuadro está completo. Este comentario final hace redimensionar cada uno de los pasos de la narración. Surge una nueva luz que muestra todo lo ocurrido desde nuevos ángulos, con nuevas perspectivas. A través de estas palabras se produce el extrañamiento de la historia completa.

En primer lugar, al ser el romance a primera vista su especialidad, se comprende por qué los primeros intercambios con Nuttel tienen una gran importancia. Como ya señalé comentando estas primeras frases, la información que Framton brinda voluntaria e inocentemente (es decir, su desconocimiento de la gente del lugar, el tiempo de estancia de su hermana fuera de ahí, lo que sabe de su anfitriona) son los primeros materiales que Vera utiliza para su primer relato. No sin admiración comprobamos que coloca la tragedia en el tiempo de tal forma que no hay modo de que Framton pueda haber oído hablar de ella, y como para que se justifique su rememoración, señala la ventana abierta en otoño. De este modo, Vera, contando sólo con elementos fortuitos y con su arte narrativo, teje una historia coherente y creíble.

También entendemos por qué la señora Sappleton insiste sobre el tema de los pájaros y los campos de caza. No es un enfermizo permanecer en el pasado, sino un tema habitual entre los habitantes de la casa. La actitud misma de la dueña de casa, su vivacidad, su alegría en lo que debía ser un día de aniversario de fallecimiento llama poderosamente la atención, y lleva al lector (y a Framton) a pensar que realmente algo extraño ocurre con la dama.

A través de la aparición de los cazadores se dispara una reacción que contradice las tres indicaciones médicas que el señor Nuttel ha recibido: reposo, ausencia de excitación mental y evitar el ejercicio violento. Todo contribuye: la atención que la anfitriona dispensa a la ventana; la luz menguante del atardecer; la ausencia de sonido mientras los hombres se acercan a la ventana; la cualidad de la voz que entona el canto que la señora Sappleton detesta. Se crea una atmósfera propicia para que una mente de delicado equilibrio vea lo que ha sido llevado a creer que verá: una aparición. Y quien ha realizado las condiciones para que esto ocurra es Vera: por medio de sus palabras ha conducido a Framton a un estado ideal para recibir un gran choque emocional que lo lleva a huir corriendo de la casa.

Esta actitud de Framton resulta extraña para los recién llegados, y es nuevamente Vera quien explica todo (en un sentido figurado). Esta justificación ya no resulta tan insólita a quien lee la historia. Ya hemos sido testigos del desarrollo de la entrevista de Nuttel con la joven y la señora Sappleton, y sabemos, tal como Vera, que lo que ha dicho surge sólo de su imaginación. De todas formas, no se puede dejar de disfrutar inmensamente la explicación, más aún al percibir los contrastes que aparecen: el cansado spaniel colocado en términos de igualdad con un grupo de perros callejeros; el temeroso Framton durmiendo en una tumba recién cavada; la reacción excesiva del visitante, que se atribuye al terror causado por una asociación con un evento traumático del pasado.

La fuerza de las imágenes que da la joven se refuerzan por las palabras que elige: Framton tiene horror de los perros, no sólo una actitud defensiva o un cierto temor; fue perseguido, con la fuerza que hunt into (cazar; perseguir por deporte para matar o por comida; into, preposición que siempre se utiliza para implicar movimiento hacia dentro) tiene en cuanto que estamos hablando de un ser humano; un cementerio a orillas del Ganges, con la carga

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que el término cementerio tiene en el mundo occidental; el Ganges, río sagrado de la India, que evoca lejanía, misterios, ritos desconocidos; un grupo de perros paria, no como el pequeño spaniel, compañero de los cazadores; una tumba que había sido cavada recientemente; las criaturas (no ya los perros) que lo rodearon toda la noche

"snarling and grinning and foaming".

Esta facilidad que Vera tiene con la elección de los términos y la estructuración de sus historias ilustra claramente la aseveración de que es experta en el arte de la construcción de romances a primera vista, y que sin duda tiene una clara idea de los elementos que debe utilizar para lograr una determinada cadena de pensamiento en sus oyentes. Me atrevo a decir que Vera tiene una disposición extraordinaria para percibir y aprovechar lo que las palabras evocan en los otros.

Pero además de los intercambios dialógicos (directos o indirectos) que he comentado, se dan instancias de diálogo que sólo resuenan dentro de Framton, acentuando su imagen de introversión.

Luego de sus primeras palabras con Vera, vemos que

"Privately, he doubted more than ever whether these formal visits on a succession of total strangers would do much towards helping the nerve cure which he was supposed to be undergoing."

Habla consigo mismo, dudando del beneficio que su actividad actual puede tener sobre su salud. Por las palabras utilizadas ("more than ever"), se puede colegir que no es la primera vez que este planteo ocurre en su interior.

Recuerda asimismo lo que le ha dicho su hermana, que de forma sucinta nos permite tener una visión acerca de Framton y de sus razones para actuar como lo hace. Además, como respuesta a la última apreciación de su hermana,

"Some of them, as far as I can remember, were quite nice",

Framton se pregunta si la señora Sappleton entrará dentro de este grupo. Es por medio de este pensamiento que se introduce el nombre de la anfitriona.

Otra pregunta que Framton se hace tiene relación con la habitación en sí. No sabe si la señora Sappleton es o no viuda, pero reconoce algo inidentificable que sugiere una presencia masculina.

Finalmente, más avanzado el relato, Framton trata de comunicarse con Vera a través de la mirada. Desea hacerle saber que comprende y se compadece de la (para él) terrible situación de la dueña de casa, y de lo que él supone es también doloroso para la niña. Pero tal intento de comunicación no llega a término. El gesto de horror de Vera, expresado

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también a través de sus ojos, es una respuesta suficiente para Nuttel, y que adelanta lo que vendrá: el regreso de los cazadores que cree muertos. Nuevamente, las palabras utilizadas para describir la escena son altamente significativas: las miradas son calificadas como

"intended to convey sympathetic comprehension "

en el caso del visitante y

"dazed horror in her eyes",

que caracteriza a la expresión de Vera. Igualmente, el verbo elegido para la acción de la niña es "stare", que implica no sólo una mirada fija sino también llena de sorpresa y conmoción. Hay una elección de términos que iluminan en forma distintiva la escena, y que comunican con claridad y exactitud las actitudes de cada personaje.

A ninguno de los otros personajes de "La ventana abierta" se atribuye tipo alguno de diálogo interno, pero esta omisión resalta por contraste las características que cada uno tiene, especialmente la actitud ya anotada del señor Nuttel.

Quisiera ahora señalar la forma en que los nombres de los personajes son utilizados como recursos para lograr un mayor efecto en la narración.

Hemos visto a través del relato y directamente indicado en la frase final, que la jovencita que recibe a Framton no es sólo dueña de una gran compostura para sus 15 años, sino que también es una gran actriz de consumada inventiva. Es precisamente esta última faceta la que contrasta con su nombre: Vera, que inmediatamente nos sugiere los términos verdad, veracidad. El nombre dado a la joven entra en directa oposición con su actitud y la resalta.

En cuanto a la pobre víctima de Vera: el apellido Nuttel encierra en sí una referencia a inestabilidad mental, que es quizás lo que se asocia frecuentemente con un problema de nervios: "nuts" y " nutty" son dos expresiones que denotan una cierta perturbación mental. "Nut" califica a una persona como obsesionada con un tema. Cualquiera de las anteriores acepciones se puede aplicar exitosamente a Framton, ya sea tomando como referente su propia situación con respecto a sus nervios o su fijación en lo referente a su propia salud.

Ambos nombres tienen resonancias que han sido muy bien explotadas, si bien la segunda asociación puede perderse en una traducción o si el lector desconoce el idioma original del cuento.

De todas formas, aún sin entender estas implicaciones, se puede disfrutar de este cuento cómico. La narración contiene copiosos elementos que apelan a nuestro esquema mental, momentos de quiebre que resaltan objetos, actitudes, sentimientos, que nos llevan a ser parte del relato. y que hacen de "La ventana abierta" un favorito para todos los que gozan con este tipo de historias.

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Para concluir, quisiera resaltar dos hechos.

Primero, "La ventana abierta", aún después de tantos años de mi primer contacto con ella y de las repetidas veces que la he leído, me resulta fresca y original.

Segundo, este análisis del cuento no pretende ser otra cosa que una reflexión en voz alta, a la luz de ideas que han sido sistematizadas por otros, acerca de un relato que me resulta agradable y útil.

Quizá esto sea parte del primer punto, pero quiero colocarlo aquí. "La ventana abierta" aún tiene para mí nuevas lecturas por descubrir.

Bibliografía.

Bajtin, Mijail. El problema de los géneros discursivos. En Estética de la creación verbal. México, Siglo XXI. 1982.

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Bajtin, Mijail, La palabra en la poesía y en la novela. En Teoría y estética de la novela. Madrid, Taurus, 1991.

Sarlo Sabajanes, Beatriz (selectora) Antología del formalismo ruso. Centro Editor de América Latina.

Saki, The Open Window. En English for Today (Book 6). Literature in English. Mac Graw-Hill Book Company. 1964.

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