A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

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    VUELT S CON EL

    POSIBILISMO

    TE TR L

    Berta MU OZ CL IZ

    Centro de Docum entacin Teatral)

    In this paper the author examines a practically unknown aspect of the polemic about

    posibilismo betweenAlfonsoSastre and Antonio BueroVallejoin1960:the censor scriterion.

    En este trabajo se aborda un aspecto prcticamente desconocido de la polmica sobre el

    pos l smo

    teatral mantenida entre Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo en 1960: la

    opinin de loscensoressobrelasobras prohibidas conanterioridadaldebate.Como essabido,

    estos autores mantuvieron distintas posiciones acerca de la actitud que deban adoptar los

    creadores frente a la censura. De ah la importancia de volver sobre aquella polmica para

    reconsiderar algunas ideaspreconcebidasen tomo alcomportamientode lacensuraconambos

    dramaturgos, a la luz de los expedientes de censura de estas obras.

    La repercusin del debate sobre \

    posibilismo

    1960) que mantuvieron

    Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo en el teatro espaol de posguerra, as

    como la perseverancia con que an se mantienen algunas de las ideas

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    preconcebidasquepronto surgieron en tomoalmismo' hacenque,apesarde

    habersido ampUa yrigurosamente tratado con anterioridad^, merezcalapena

    retomarlo a la luz de nuevos datos que pueden contribuir a su clarificacin.

    Como es sabido, el alcance de la polmica, en la que ambos autores

    defendieron distintas opciones tericas en tomoa laactitudquedeban adoptar

    los creadores ante la existencia de la censiu'a, fue mucho ms all de los tres

    artculos en que esta se materializ (Sastre, 1960a y 1960b; Buero Vallejo,

    1960),

    pues no solo acabaria implicando a otros autores que se oponan al

    rgimendeFranco -e n palabrasdeLuis Iglesias Feijoo, supuso una dolorosa

    mptura en el seno de la conciencia progresista espaola de aquellos aos

    (1996, p. 255)- , sino que excedera con mucho el lmite cronolgico de los

    artculos en cuestin, ya que arrancaba de posturas gestadas aos atrs y

    repercutira en el futuro del teatro espaol. Posiblemente, la opinin de los

    propios censores respecto al teatro de dichos dramaturgos sea el aspecto del

    debate menos estudiado hasta el momento; de ah la importancia de analizar

    los expedientes de censura de sus obras. En el trabajo que nos ocupa, nos

    centraremos en la dociunentacin correspondiente asusobras prohibidas con

    anterordad al debate.

    Pero antes recordemos brevemente cules fueron las posturas defendidas

    por

    ambos

    autores.

    raz

    de un

    artculo

    de

    Alfonso Paso publicado en

    Primer

    cto

    (Paso,

    1960),

    en el que el dramaturgo defendaelpacto con\maserie de

    normas vigentes para derribarlas desde dentro del sistema, Alfonso Sastre

    atacara, tambin en esta revista, tanto la actitud de Paso como la de Buero

    Vallejo (Sastre, 1960a).

    Este,

    segn comentara Sastreaos ms tarde(Caudet,

    1984,

    p.61),haba crticado pblicamente en un Colegio MayordeMadrd -

    informacin que Buero a su vez desmentira'- a quienes hacan im teatro

    ' La continuacin de ciertos prejuicios se evidenciaba en el reportaje El posibilismo:

    error o necesidad? , publicado por el suplemento

    El ultural

    del diario

    El Mundo

    tras la

    muerte de don Antonio Buero Vallejo, en el que catorce escritores espaoles expusieron su

    opinin al respecto (VV .AA ., 2000 ).

    Vid. K essel Schwartz (1% 8), Ruiz Ramn (197 9), Dom nech (19922), Iglesias Feijoo

    (19%).

    Buero Vallejo, sin

    embargo,

    niega que ocurriera

    asi;

    por el

    contraro,

    tacha la afirmacin

    de Sastre de sorprendente , y afirma: Ha sido l mismo, en efecto, quien ha querdo dar

    sentido de respuesta a ese

    artculo;

    pero,que y o sepa, en tiem po relativanente reciente y ante

    preguntas acerca de su crtica a mi [...]. Ahora bien, desde aquel prmer articulo suyo al que

    me cre obligado a contestar, pasarondcadasantes de que l dijese que el suyo era respuesta

    de supuestas palabras mas en un Colegio Mayor cuyo nombre no cita. Tampoco yo podra

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    deliberadamente imposible argumentando que una actitud demasiado

    temeraria o provocadora frente a la censura poda dar como resultado que

    obras en rmcvpioposiblesseconvirtieranfinalmenteen imposibles.Sastre,en

    cambio, invitabaa losautores a escribircomo si lacensurano

    existiera,

    puesto

    que la

    arbitrariedad

    con que

    esta actuaba impeda saber

    de

    antemano

    qu

    obras

    eran imposibles. nicamente aceptaba la existencia de im teatro

    momentneamenteimposibilitado aunqueno habaquetenerlo en cuenta si no

    se quera caer en la autocensura. En su respuesta, Buero Vallejo matizaba su

    idea

    del posibilismo:

    Cuando yo critico el

    imposibilismo

    y recomiendo la posibilitacin, no predico

    acomodaciones; propugno la necesidad de un teatro dicil y resuelto a expresarse

    con la mayor holgura, pero que no slo debe escribirse, sino estrenarse. Un teatro,

    pues, en situacin , lo ms arriesgado posible, pero no temerario.

    Adems, negaba la posibilidaddeescribirconabsoluta libertad interior en

    el contexto histrico enelquea ambos leshaba tocado vivir y evidenciaba la

    contradiccinentre lospostulados tericosde Sastreylacautelacon quehaba

    escrito amordaza precisamente para evitar que la censura la prohibiera.

    Finalmente, Sastre, en su contrarrplica, admita que No se trata [...] de

    escribir con 'absoluta libertad interior' ,aimquepropona aloscreadores una

    actitud distinta:

    No hay esa libertad, pero hagamos de algn modo como si la hubiera, con lo que

    podemos llegar a saber en qu medida no la hay y, de esa forma, luchar por

    conquistarla.

    El autor reconoca unciertoposibilismoen la escritura deLa mordaza

    una obra que intent ser posibledespus de tres obras prohibidas , si bien

    explicaba esta contradiccin como fhito de una evolucin a lo largo de su

    trayectoria: su radicalizacin, afirmara posteriormente, se produjo como

    respuesta

    a la

    violencia

    que

    continuamente

    reciban,

    l y sus

    compaeros,

    por

    parte del rgimen. (En otro lugar, diria: Nosotrosnosiimosvolviendo rojos

    recordarlas;a todos noscitabanmucho entonces desde olegios Mayores y no voy anegar que

    pudo habertalcoloquio donde, si lo hubo, ni s lo que dira. Pero, si algo dije, seguro que lo

    hara sindar nombrealguno. Ya es curiosoqueen aquel primer articuloydurantetantosaos

    no se

    refiriese

    y

    haya tardado

    tanto en hacerlo a palabras mas concretas del

    supuesto coloquio

    para atribuirme

    a

    m,

    no a

    l,

    el

    origen

    de

    la 'polmica' . (Carta personal del autor, fechada

    en

    julio de 1996).

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    por los golpes que nos produca el sistema ) (Caudet, 1984, p . 26).

    Como es sabido, sus posturas tericas se corresponden con trayectorias

    profesionales muy

    distintas:

    Buero Vallejo no solo estrena casi

    l

    totalidad de

    sus

    obras escritas durante la dictadura^, sino que sus estrenos generalmente se

    producen en mejores condiciones y obtienen mayor xito de

    pblico^.

    Resulta,

    sin embargo, aventurado establecer ima relacin de causalidad entre esta

    circunstancia y la postura de los autores respecto

    alposibilismo

    a pesar

    de

    que

    en alguna ocasin asi se ha sugerido. Por citar un ejemplo, el dramaturgo

    Femando Arrabal, en im artculo en el que tambin polemiz con Buero

    Vallejo por motivos prximos

    los

    del debate en cuestin, afirmara (Arrabal,

    1975):

    Por cierto que la polmica sobre el posibilism o m antenida entre Alfonso Sastre y

    Buero Vallejo toma todo su valor en estos momentos en que el primero est

    encerrado en la crcel de Carabanchel y el segundo, acadmico de la Real

    Academia de M adrid, acepta los prem ios ms famosos de la Espaa de Franco.

    El duro comentario de Arrabal no haca sino explicitar la opinin de ima

    parte de la oposicin antifi-anquista ante el posibilismo bueriano, opinin

    fomentada en buena medida por

    el

    propio Alfonso Sastre, quien, muchos aos

    despus, afirmaba (W .A A ., 2000, p. 7):

    En aquella polmica sobre el posibilismo entre Buero Vallejo y yo (durante los

    aos todava duros del franquismo), ambos tenamos razn o, por lo m enos, una

    parte de razn. l la tena en que la ignorancia, por muy irnica o socrtica que

    De los textos escritos

    por Buero

    Vallejo

    durante

    el franquismo, nicamente quedaron sin

    estrenar

    El terror

    inmvil que no se present a censura, el libreto para pera titulado

    Mito y

    Una extraa armona,a pesar de que ambas estaban autorizadas, para teatro de cmara y

    comercial respectivamente.

    En

    el caso de A lfonso Sastre, en cambio, son numerosas las obras

    escritas en ese perodo sin estrenar en Espaa, algunas de las cuales s e estrenaron en pases

    extranjeros, co m o

    Tierra roja, Ana Kleiber, El cubo de la basura

    o

    Las cintas masticas;

    (Aras, comoLa taberna fantstica oMSV La sangre y la ceniza),se estrenaron ya durante la

    democracia, mientras

    que

    otras permanecen an sin estrenar, com o

    Prlogo pattico. C omedia

    sonmb ula. El banquete. M elodrama

    o

    El can tarada oscuro,

    entre otras.

    Como dato signifcativo, Buero Vallejo representa ocho de sus obras en los Teatros

    Nacionales, mientras que Sastre representa dos, una de ellas

    {Escuadra hacia la m uerte),

    en

    rgimen de teatro de cmara. Por otra parte, Ricardo Dom nech (19 93 , pp. 17-23) recoge el

    nmero de funciones que alcanzaron algunos de sus estrenos: entre los de mayor xito, cabe

    citarHistoria de u na escalera, con ciento ochenta y siete representaciones consecutivas;Las

    Meninas,

    con doscientas sesenta, o

    El tragaluz,

    con quinientas diecisiete.

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    fuera,

    de

    la existencia

    de

    la censura, conduca

    a la

    inoperancia.

    Yo la

    tenia

    en

    que

    unapresencia demasiado fuertedela censuraen el nimo delescritor comportaba

    el riesgo de interiorizarla (autocensura). El resultado fue evidente. Mi obra fue

    prohibidaen su casitotalidaddurante aquellosaos,mientras que lconsiguique

    solo una obra le fuera prohibida.

    No obstante, aunque gran parte de las obras de Alfonso Sastre no se

    estrenaron a causa de su prohibicin, algunas otras se autorizaron y otras no

    llegaron a ser sometidas al juicio de los censores. En este sentido, hay que

    tener en cuentaqueeranlascompaas las que habitualmente presentaban las

    obras, constituyendo de este modo un

    filtro

    previo. En efecto, a partir de los

    aos sesenta, tal vez por la experiencia de las prohibiciones acumuladas, tal

    vezporelfi-acasoeconmicodeobras comoLa cornada(T.Lara,1960)o por

    ambosmotivos,lociertoes que son escasos sus textosoriginales presentados,

    a diferenciade sus muchasadaptacionesdeobrasdeStrindberg, Sartre, Weiss,

    Langston Hughes, Ibsen,O Casey,etc.^. Adems de la censura, hay otros

    motivos que impiden la consolidacin profesional de Sastre en este perodo.

    Dehecho, hasta bien entrada la democracia -concretamente hastaelestreno de

    La tabernafantstica (1985)-, su teatro no obtiene un reconocimiento

    mayortaro por parte de la sociedad espaola. Tal como sealara el propio

    Sastre (Caudet, pp. 100-101),

    Haba observado [...] cierta separacin

    entre el

    pblico

    y misobras,las pocas

    veces

    que seconseguaquefueran representadas.Esas vecestampocotena grandesxitos.

    De modo que no poda plantearme solo el hecho de que mis obras no se

    representaban por culpa de la censura.

    En lo que se refiere a la opinin de los censores sobre su obra, ambos

    *Losnicos textos originalespresentadosapartirde 1961 sonOficio de tinieblas \963),

    los textosinfantilesHistoria de una mueca abandonada 1967) yElcirculito de tizao ple

    auna mueca abandonada(1976);La sangrey la ceniza

    (presentada por primera

    vez en

    197

    aunque no se autoriz hasta despus de la muerte del dictador), y Asalto nocturno (cuyo

    expedienteconservado es de1974,aunque debiser censuradaconanterioridad,puesto que se

    estren en1965),as como las versiones en vasco deLa mordaza{197\) yEnlared(1972).

    No se presentan, en cambio, otros textos escritos en este periodo, tales comoElbanquete

    (1965),Latabernafantstica(1

    6),

    Crnicas romanas(1968) (prohibida por la censura d

    libros en1968,lo que tal vez hizo desistir al autordepresentarla ante lamsestricta censura

    de teatro).Melodrama (1969),Ejercicios deterror(1970),Lascintas magnticas (1971

    Askatasuna(1971),Elcantarada oscuro 1912)yAhola no esde/e/7(1975).En el AGA

    menos, estas obras no constan como presentadas a censura.

    175

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    parten de un reconocimiento similar, aunque con el paso del tiempo se irn

    distanciando cada vez ms. En las lneas que siguen trataremos de explicar

    este proceso. Pero antes veamos cules fueron las prohibiciones sufridas por

    cadaxmo deestos autores^.Enel casodeSastre,seautorizaron tanto su primer

    texto presentado a

    censura.

    La

    locura

    de

    Susana escrito en colaboracin con

    AlfonsoPaso*,as como los escritos para Arte Nuevo:Hasonado

    la

    muerte.

    Uranio 235yCargamentode

    sueos.

    Ser a partir de1953 cuandocomiencen

    a sucederse las prohibiciones: Escuadra hacia la muerte (autorizada en

    principio para representacionesdecmara y prohibida posteriormente [1953]),

    El pan

    de

    todos. P rlogo pattico(1954),Guillermo Tell tiene los ojos tristes

    ^Los expedientes de las obras que se citan y los nmeros correspondientes de la caja en

    que estn archivados son los siguientes:

    TextosdeAlfonso Sastre:La locura de Susana(en colaboracin

    con

    A.Paso

    [Expd 645-

    45 ;

    C.

    78.207];Ha sonado la muerte

    (en colaboracin con Medardo Fraile) [Expd.

    33-46;

    C.

    78.272];

    Uranio

    235

    [Expd.

    197-46;

    C.

    78.284];

    Cargamento

    de

    sueos [Expd.

    309-46;

    C.

    78.294];Escuadra hacia la muerte[Expd.94-53;C. 71.680];Elpan detodos[Expd.401-53;

    C.

    71.678];

    Prlogo pattico[Expd.

    438-53;

    C.

    71.678];La

    mordaza [Expd. 242-54; C.

    71.684];Lasangre de Dios[Expd.86-55;C.71.689];Muerte ene lbarrio[Expd.298-55; C.

    71.687];

    Ana Kleiber

    [Expd

    119-556;C.

    78.706];El

    cuervo

    [Expd 270-57;C 71.697];

    Tierra

    roja[Expd.

    98-58; C.

    78.761];Guillermo Tell

    iene

    os ojos tristes[Expd.

    34-59; C. 71.707];

    Lacornada [Expd. 314-59; C. 71710];En la red [Expd. 260-60; C. 71.714]; Oficio de

    tinieblas[Expd.

    197-63; C.

    l\.llA\\Historia

    deuna mueca abandonada[Expd.

    112-67;

    C.

    85.171];

    M.S.

    V Lasangre yla ceniza[Expd

    69-71;

    C

    85.340

    yExpd 1127-76;C 85.629].

    Textos de

    Buero Vallejo:L aspalabras en la arena

    [Expd

    409-40;C

    71418];

    Historia de

    una escalera[Expd 433-49;C 71418];La tejedoradesueos[Expd 411-50;C 71421;En la

    ardiente oscuridad[Expd.A13-50;

    C.

    11423];La sealque seespera

    [Expd 30-52;C

    78551;

    Casiuncuentodehadas

    [Expd.

    456-52;

    C.

    78587];Avenmraen lo gris

    [Expd.

    395-53;

    C.

    78623];

    Madrugada [Expd.

    402-53;

    C.

    71679];

    Irene

    o el

    tesoro [354-54; C.

    78660];

    Una

    extraa armona[Expd. 1-57; C.78726];Lascartas boca abajo [Expd.24-57;C.71.697];

    Hoy es fiesta[Expd.297-56; C. 71689]; Unsoador paraun pueblo[Expd.293-58;C.

    78.779];Las Meninas[Expd. 2 -60 ;C. 71.715];Elconcierto de San Ovidio[Expd.287-62;

    C.

    71725];

    La doble historia

    de l

    doctor Valmy

    [Expd

    147-64;

    C. 71.779];El

    tragaluz[Expd.

    172-67;

    no

    encontrado];

    Mito[Expd.

    97-69; C. 85.238];

    El sueodela razn[Expd.

    259-69;

    C.

    85254];

    Llegada

    de

    los dioses[Expd.

    323-71;

    no

    encontrado];

    La Fundacin [Expd. 145-

    73;C.

    85.495];

    Ladetonacin [Expd.

    375-77;

    C.

    85.673].

    Losinformes contenidosen

    estos

    expedientes, as como la relacindelas compaas que

    laspresentaronacensuray las tachaduras realizadas en loslibretosseencuentran reproducidos

    en mi memoria de Licenciatura:Dosactitudesi entea la censura:Antonio Buero Vallejoy

    Alfonso

    Sastre

    leda en la Universidad de Alcal en 1996.

    *

    Este texto fue presentado a censura en diciembre de 1944 por la compaa de Manuel

    Dicenta.

    176

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    (1955),

    Muerte en el barrio

    (1956) y

    T ierra roja

    (1958)^ son los textos que se

    le prohiben co n anterioridad al debate con Bue ro Vallejo. Lo s nicos que se

    autorizaron para representaciones comerciales en estos aos seran La

    mordaza

    (1954),

    La sangre de Dios

    (1955),

    El cuervo

    (1957),

    La cornada

    (1959) y En la red (1960); esta ltima, sin embargo, se prohibira cuando

    estaba en cartel. Tambin se autoriza, aunque solo para representaciones de

    cmara,

    Ana Kleiber

    (1956 ). En cuan to a Buero Vallejo, la nica obra que le

    fue prohibida en estos aos fue Aventura en lo gris; todas las dems fueron

    autorizadas (en algunos ca sos, con cortes) para representaciones de carcter

    comercial:

    Las palabras en la arena. Historia de una escalera

    (1949),

    La

    tejedora de sueos. En la ardiente oscuridad (1950),La seal que se espera

    (1952),

    Casi un cuento de hadas. Madrugada

    (1953),

    Irene o eltesoro

    (1954),

    Hoy es fiesta(1956),Una extraa armonayLas cartas boca abajo(1957),

    Un soador para un pueblo

    (1958) y

    Las M eninas

    (1960)'.

    Sin embargo, a pesar de las importantes diferencias en el nmero de

    prohibiciones, las posiciones de partida de imo y otro en cuanto a su

    consideracin por parte de los censores son, como dijimos, mu y sim ilares. En

    efecto, los juic ios de los censores an te

    sus

    primeras obras no son precisamente

    los que cabra prever desde nuestra perspectiva actual; por el contrario,

    algunos m uestran su beneplcito a nte lo que para ellos es un teatro nuevo que

    por fin se despega de la tradicin de pre gu er ra''. Lo ms sorprendente es que

    estos elogios no se limitan al plano formal, sino que, en ocasiones, se

    extienden al plano ideolgico. Y esto sucede con ambos autore s.

    ' Algunasde estas obras seautorzaranaosdespus:Elpan de todos \9S5)yGuillermo

    Tell tiene los ojos tristes(1959), esta ltima con la condicin de que no se actualizaran los

    uniformes militares. tros textosescritos porSastreen estos aos, como lasdosversiones de

    omedia sonmbula(1945 y 1947) yElcubod e labasura(1951), no fueron sometidos al

    dictamen de la Junta de Censura.

    ' Otra prohibicin, casi anecdtica, fue la de Laspalabrasen la arenapara su

    representacin durantelos das deSemana Santaen

    1958,

    aunque el resto deocasionesenque

    sepresentacensura fue autorizada. El censorqueinform aquella vez haba advertido: No

    sabra concretarelpor qu,pero no megustaeste

    drama,

    menos para das deSemana

    Santa,

    ya

    que a la sombra de un hecho evanglico, su trama se limita a presentamos un caso de

    adulterio . Anteriormente, en 1952, le fue prohibida una adaptacin de El puente de

    Gorostiza.

    '' Hay que tener en cuenta que la mayoria de los censores muestran en sus informes un

    rechazo (a pesar de que lo autorizan) al teatro frivolo y rampln que se impuso durante los

    aos cuarenta, por lo que un teatro ms serioyambicioso tenia muchas posibilidades de ser

    bien acogido. (Vid. Muoz Cliz, 1999).

    177

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    Textos prohibidos de lfonso Sastre

    Es evidente la contradiccin entre los juicios que los censores realizan de

    las obras de Alfonso Sastre y los dictmenes que

    finalmente

    se le imponen,

    pues vamos a encontrar informes muy elogiosos acerca de textos que, sin

    embargo, son prohibidos. Los expedientes de los primeros aos no revelan

    hostilidad hacia el dramaturgo ni un rechazo frontal de su teatro; por el

    contrario, algunos de los censores muestran reconocimiento e incluso

    admiracin por su trabajo. Como muestra, valga citar las palabras de

    Gumersindo Montes Agudo refirindose a

    El pan de todos:

    Se trata de un

    drama silveteado con una concisin y honradez escnicas apreciables. Tiene

    emocin, hondura,

    ritmo.

    En

    fin

    pieza muy

    aceptable .

    Acerca

    deLa sangre

    de Dios

    este censor escribi:

    ValoroeldramadeAlfonso Sastrecomo unalograda muestradeteatro actual -pro

    fundo, armnico, audaz,ceido ytrascendental-, sincronizado con nuestra pocay

    problemas, en un sombro y revelador juego escnico.

    osdespus,eldelegado provincialdeSevilla,

    M. A.

    Rodrguez Arbeloa,

    escribiria sobre scuadra hacia la

    muerte:

    Dentro de nuestra produccin de

    la postguerra es una de las pocas piezas destacables que puede competir

    hoiu-osamente con el mejor teatro extranjero . Estos comentarios, aimque

    altamente significativos, no son imnimes ni se repiten en todos sus textos,

    pues tambin encontramos juicios desfavorables hacia la calidad

    de alguno de

    ellos; asi.

    En la red

    fie tildada de convencional y melodramtica por F.

    Montes Agudo;

    Ana Kleiber

    de drama disparatadamente construido ,

    adems de montono y sin gracia por

    B .

    Mostaza.

    En general, si sus textos se prohiben, no es tanto porque los censores los

    consideren contrarios a los valores del rgimen, como porque, debido a la

    gravedadde los temasabordados -algunosde ellosverdaderos tabes,como la

    vida militar o el terrorismo-, los consideraban peligrosos para ser

    representados ante un pblico poco formado. Por otra parte, estas

    prohibiciones no siempre provienen de los vocales de la Junta de Censura,

    sino de instancias superiores.

    Detengmonos en lo sucedido con la primera de sus obras prohibidas.

    scuadrahac ia la muerte.

    Autorizada en principio para una representacin

    nica,

    como es sabido,

    su

    xito hizo

    que

    se prorrogara durante

    dos

    das

    ms,

    al

    178

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    9/28

    cabo de los cuales fue prohibida. Aunque hubo censores dispuestos a

    autorizarla -como Bartolom M ostaza, quien escribi: Moralmente, la obra

    notieneriesgo aunqueespesimista -, GimiersindoMontesAgudo restringi

    la autorizacin para teatro de cmara, argumentando este dictamen con el

    siguiente informe:

    La obra tiene ieiza expositiva, emocin y no escasos valores teatiales. Aciertos

    rotundos frente a errores sealados. Obra autntica de novel con inquietudes. Pero

    contieneungermenderesentimiento? pacifismo? derrotismo?idealismo no

    sabemos definirlo que induce a conisin. Es obra de clave, con enigmtica y

    dudosa tesis. En fin, obra que no debe darse ante pblicos propensos a dudas y

    extravos ideolgicos. Aimque nos gustara ver representada.

    Ladecisindeprohibirla tras la tercera representacinsedebi,alparecer,

    a que durante la misma se suscitaron quejas y objeciones de carcter

    castrense , segn se indica en una nota posterior' . Unos meses despus, la

    compaa de Salvador Soler Mari

    intent

    representarla en rgimen comercial,

    pero se le deneg la autorizacin. En su nuevo informe, Montes Agudo

    sealabaque eltexto poda induciraun confusionismo peligroso , y expona

    sus dudas sobre su ideologa:

    [...] Puedeser unaobra falangista,puedeseruna obramarxista. Entodocaso,es una

    experiencia sofisticada, cerebral,con poco

    tino

    p

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    pensaban que

    El pan e to os

    era

    doctrinal

    y polticamente correcta , pero

    se prestaba a que el pblico hiciera una interpretacin equivocada. En su

    respuesta, Fernndez Cuesta se mostraba de acuerdo con esta apreciacin:

    afirmaba no dudar de las rectas intenciones del autor en esta materia , pero

    tema que un pblico poco preparado pudiera pensar que se trata de hacer

    la apologa

    de

    personajes

    que

    tal vez por la marcada influencia

    de

    Juan Pablo

    Sartre sobre este autor, tienen una repugnante traza moral y se hallan

    implicados en realizaciones de depravada trayectoria intelectual . Por ello,

    juzg que ambas obras deban ser prohibidas.

    Esta posibilidad de leer la obra desde un punto de vista favorable al

    rgimen hizo que en

    955El pan e to osse

    autorizara, gracias a un informe

    en el que el censor Fray M auricio de Begoa escribi que se trataba de una

    apologa de los principios de nuestra religin y

    de

    nuestra moral , por lo que

    la juzgaba moral y polticamente aceptable . El censor religioso no estaba

    solo en esta valoracin: cuando en 1957 se estren en Barcelona, hubo quien

    la consider antirrevolucionaria, y el mismo Sastre decidi retirarla. El

    dramaturgo recordaria aos despus que un censor le haba visitado en su

    domicilio con la intencin de incluir esta obra en una antologa de teatro

    anticomunista (Alonso de Santos, 1998, p. 122):

    El pan de todos

    era una tragedia que yo situaba en un pas com unista en el que

    haba una gran corrupcin que conduca a una situacin extremadamente violenta

    para un dirigente comunista que llegaba a tomar unas decision es que ponan en

    riesgo la vida de su madre que haba sido ganada por la corrupcin econmica y

    poltica dentro del sistema cosa que ese m ilitante ignoraba. En su denuncia de la

    corrupcin llega a denunciar a su madre la cual es ejecutada. l se suicida se tira

    por unbalcn.Al escribir esta tragedia de un proceso comunista estaba tratando de

    enfrentarme con la realidad de los procesos

    comunistas.

    Entonces me encontr con

    interpretaciones inquietantes por ambas

    partes.

    El colmo fue que un seor del cual

    me enter despus que haba sido

    censor

    fue a mi casa y m e pid i autorizacin para

    incluir esa obra.

    El pan de todos

    en un tomo de teatro anticomunista que estaba

    preparando. He preferido a veces sobrenadar en este tipo de ambigedades. La

    ambigedad me parece ms artstica que la univocidad propia de un teatro de

    propaganda ideolgica.

    Mayor confusin, si cabe, muestran los censores en tomo aPrlogo

    pattico

    en 1952, Emilio Morales de Acevedo justificaba que se trataba de

    una

    Obra peligrossima

    con este

    contradictorio argumento: aunque

    el

    fondo

    de

    la obra

    es

    ortodoxo

    y de

    condenacin

    del

    terrorismo,

    se

    presta

    a

    confusin .

    Especialmente condenable le pareca el tratamiento otorgado a los cuerpos

    180

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    11/28

    policiales:

    Por otra parte, el papel de la polica y sus sdicos procedimientos de castigo,

    presentadosvivos enescena, repelent nto como los ctos crimin les delterrorismo.

    La obra est llevada con realismo crudo, que hace dao.

    Montes Agudo, en cambio, opin quesetratabade un t que lterrorismo

    comunista:

    Su dramatismo se deriva de la clarafin lid dque mantiene contra el terrorismo

    comunista y sus grupos de accin. [...] La obra es un grito, un mensaje poltico,

    pero tambin una pieza de resonancias espirituales, una advertencia de dolorosa

    actualidadyllevada conpulso

    frme

    de joven dramaturgoenpotencia, el cual sirve

    su idea con tono escnico moderno y no exento de audacias escenogrficas.

    Ymeses mstarde, cuando volvi a leer el texto,quese present de nuevo

    con algimas modificaciones, volvi a insistir en esta idea:

    No se exalta un credo poltico marxista, se condena un clima moral y social

    corrompido [...]. Nada de lo dicho en la obra nos molesta a nuestra ortodoxia

    doctrinal falangista.

    En aquella ocasin, sin embargo. Fray Mauricio de Begoa seal que la

    obra poda prestarse a confusionismos en los aspectos social y poltico.

    Como ya se dijo, el texto fue sometido a la consideracin del Ministro, que

    decidi prohibirlo.

    Si bien no hay que perder de vista que estas obras fueron prohibidas, no

    deja de ser significativa la afinidad hacia ellas declarada tanto por uno

    de

    los

    censores

    ms

    prximos al falangismo, Gumersindo Montes

    Agudo,como

    por

    el propio Ministro Secretario General del Movimiento. Para entenderla, es

    necesario recordar

    que,

    en sus inicios, la posturadelautor nte elrgimen va a

    ser distinta laqueadoptar os mstarde. Desde sus tentativas iniciales con

    el grupo Arte Nuevo, su intencin fundamental va a ser la de renovar el

    empobrecido panorama del teatro espaol -empobrecimiento que, por otra

    parte, denuncian los propios crticosde l prensa oficial-,sin que ellosuponga

    una opcin poltica contraria al rgimen. El propio autor comentaba la

    ausenciadeimplicacin polticaquepor entonces tena paral el te tro(1967,

    p.256):

    Yo no intent desde el principio hacer poltica con el teatro, que para mi era

    181

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

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    entonces ms unaformadeconocimientode larealidadqueotra cosa.Elhallazgode

    las virtualidades polticas del teatro fue posterior [...] .

    Especialmente relevante para comprendersuactituden estosaos frente a

    la censura, frente al teatro de su tiempo e incluso frente al propio rgimen, es

    el

    "Manifiesto

    del

    TAS",quefirm en

    1950 con Jos

    Mara

    de

    Quinto (Sastre,

    1950). De l nos interesa detenemos en el punto12,en el que se dice:

    [...] Venimos adems con la intencin de desmentir que el drama -y ms

    concretamente el dramadepreocupacin socialypoltica-est"fuerade laley" en

    Espaa,

    como

    han pretendido

    algimos

    comentaristas extranjeros

    al

    informar

    sobre

    la

    censura espaola.

    Dos puntos

    despus,

    se

    insista

    en que el teatro de

    preocupacin poltica y

    social es posible en Espaa" y se mostraba cierta confianza en el sistema al

    solicitarel apoyo"tantodela Direccin Generalde Teatro(Censura)como de

    las Organizaciones Sindicales que encuadran a todos los productores

    espaoles"(Pvmto17);laafirmacinquesiguea estepunto,aunquenos puede

    parecer irnica, resulta coherente con el resto del Manifiesto:

    Contamos con la amplitud

    de

    criterio

    y

    la buena voluntad

    de

    los censores -en vista

    de losfnesqueperseguimos-, ascomotambin con quelosorganismos sindicales

    nos faciliten el acceso a las clases productoras.

    En

    efecto, aunque la posicin inicial del joven Alfonso Sastre careciera de

    connotaciones polticas,

    su

    alejamiento

    de los

    sectores

    ms

    conservadores del

    rgimen

    le hace

    tener

    algunos puntos en

    comn

    con el

    falangismo disidente de

    estos aos - o al menos as se percibe en la Junta de Censura-, si bien pronto

    evolucionar hacia posiciones claramente progresistas. A propsito

    del

    citado

    "Manifiesto del TAS", David Ladra seala que "el documento est escrito

    sobre el filo de la navaja y responde a una confusin ideolgica que,

    probablemente,

    a todos

    les interesaba mantener en aquel momento y que ser

    insostenible diez aos ms tarde" (1992, p. 19). El propio dramaturgo

    comentara as el proceso ideolgico sufrido desde sus comienzos

    (19712,

    P-

    145):

    Otrocaso,quizs interesante, puede

    ser el mo

    propio: que

    no

    era falangista

    pero

    t mpoco todo ocontrario: he aquu nniode la guerra civil. Dios

    mo

    O sea,

    algo queempiezasimplemente.Yque,claroest,descubreun mundoinhabitable.

    Y -nada menos - se opone Pues bien, este joven (yo), despus de una

    182

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

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    autopromocin

    onginara, juvenil y grupal ( Arte Nuevo", 1945-1946), es

    objetivamente "promocionado" como crticoporunarevista ofcialdel

    S.E.U.

    La

    Hora y

    como autor por un grupo "oficial", del mismoS.E.U.(que, para m,

    ciertamente, no era otra cosa que un conjunto de personas estimables: Gustavo

    Prez Puig [...], Femando Cobos, Jaime Ferrn...): el que estrenaraEscuadra

    hacia la

    muerte.

    Esverosmil quelaausenciadeuna posturadeoposicin clara explique el

    que los censores no le prohibieran ninguno de sus primeros textos y que

    incluso en los aos cincuenta, al tiempo que se suceden las prohibiciones,

    algn censor los elogie.

    Ser a raz de estas prohibiciones cuando Alfonso Sastre comience a

    enfrentarse

    a

    la censura franquista: escribe entonces varias cartas

    al

    Jefe de la

    SeccindeTeatro, Jos Mara Ortiz,en lasque solicitaque se leexpliquen las

    razones de las mismas y critica que se le impida desarrollar normalmente su

    carrera profesional'^:

    Este tipo de razones prcticas y de explicaciones confdenciales y personales no

    satisfacen mi deseo de conocer las nicas razones por las que a un hombre se le

    puedecausarel tremendoperjuicioqueustedesme estn causando a m:las

    razones

    morales, objetivas,Jundadas

    en la realidad de los textos de mis

    obras;

    las razones

    porlas que seciegamicarreray se meimposibilitalavida, negndosemeelderecho

    a sostenerme econmicamente -a viv ir - en mi pas.

    Pocodespus, y tambincomo signode protesta, escribe

    Lamordaza,

    obra

    con la queintentaba denunciar una situacinderepresin,aunque loscensores

    slovieronenella una "obradeambiente, muy biendialogada"(B .M ostaza),

    "sin ningn reparo tico, moral o poltico" (G. Montes Agudo), por lo que la

    autorizaron sin cortes. Tampoco la versin vasca de esta obra{Denok ixildu

    egiten gera)tuvo problemas para ser autorizada; antes al contrario, el censor

    que la ley, Antonio Albizu, dijo que tena "unos valores morales

    indiscutibles". En cualquier caso, tanto esta recepcin deLamordaza por

    parie de los censores como lo sucedido con las obras que trataremos a

    ^(Carta de Alfonso Sastre fechadael 17 de febrerode1954).Comenzaraaquuna larga

    sene de protestas parte del autor que se reflejara en firmas de manifiestos y documentos

    diversos en los que se peda la desaparcin de la censura. En una carta escrita aljefe de la

    Seccin de Teatro en diciembre de 1960, solicitando que se resolviera el dictamen de

    Enla

    re el dramaturgo no tena ningn reparo en comunicarle que haba firmado un documento

    con otros doscientos veintisis intelectuales en el que expresaban su estado de "zozobra

    prxima a la exasperacin" a causa de la censura.

    183

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    14/28

    continuacin muestran que loquecomienza serunenfrentamiento por parte

    del dramaturgo hacia el rgimen no lo es tanto en el sentido contrario,

    circunstancia estanopor paradjica menos perjudicial paraelescritor,conlas

    consecuencias que todos conocemos.

    Tras estas prohibiciones, tanto desde la Jimta de Censura como desde el

    Consejo Superior de Teatro se intenta recuperar el teatro de Alfonso Sastre

    paral escenaespaola,antesde que dich sprohibiciones puedan perjudicar a

    la imagen del rgimen. En 1955sepresenta el dramaLa sangre de

    Dios

    que

    fue autorizadotr s un consulta lConsejo Superior del Teatro,d doque, ima

    vez ms, los informes de los vocalessecontradecan. Unodeellos, Francisco

    Ortiz Muoz,

    se

    refera a Sastre como el autor

    que

    en

    much s

    ocasiones nos

    tiene demostradas sus estimables dotes de comedigrafo y escritor brillante ,

    aunque opt por la prohibicin de esta obra por considerarla confusa y

    desorientadora . Tambin el censor religioso escribi que tena muy poco de

    constructiva . Montes Agudo, sin embargo, mostraba autntico entusiasmo:

    Para m,

    La sangre de ios

    es una obra catlica a la que no le faltaniortodoxia, ni

    elevacin, ni polmica, o sea los puntos de apoyo sobre los que tendr que

    manifestarse un teatro catlico 'combativo' que quiera estar en la brecha de los

    problemas y angustias de la humanidad. [...]. Si al teatro catlico debemos pedirle

    que -sin el oropel de un Marquina o el guio fcil y comodn de sacrista a lo

    Pemn-

    nosenfrente conlos utnticos problem s delcatolicismoensu proyeccin

    hacia los hombres, esta obra cumple maravillosamente el puesto

    de

    combate que el

    autornosreclama.

    A continuacin, califcaba a Sastre como la ms inquieta y maciza

    personalidad dramtica espaola actual , e increpaba al resto de la Junta:

    No nos sera lcito seguir cerrando el paso a quien representa, hoy por hoy, la ms

    honrada, renovadora y positiva juventud dentro de esa cmara neumtica que es la

    escena espaola.

    La obra fue autorizada y se estren en Valencia, pero no consigui entrar

    en Madrid en aquella ocasin, por motivos ajenos a la censura. Afn lesdel

    mismo ao se presenta

    Muerte en el barrio.

    En los informes de este

    expediente, de nuevo aparecen los juicios laudatorios hacia la calidad de este

    teatro, jun to con las valoraciones sobre su inconveniencia enel pl nopoltico

    y religioso. De ellos, nos interesa detenemos en el realizado por la Comisin

    Permanente de los Teatros Oficiales del Consejo Superior del Teatro, en el

    cual se puede apreciar un reconocimiento hacia su labor, al tiempo que un

    184

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    15/28

    intento de asimilar y, en cierto modo, apropiarse, del incipiente teatro de

    oposicin:

    Alfonso Sastreesun joven escritor influenciado indudablemente por muy sealadas

    tendenciasde teatroextranjeroy que rene unasmaravillosas posibilidadesde autor

    dramtico, como lo ha puesto de maniflesto en la mayora de sus obras, pocas de

    ellasestrenadas, puestoquecomoa lmismosele ha dicho enms deuna ocasin,

    eselautorms censurado deEspaa[ ] Polticamenteseconsidera interesantsimo

    que este autor sea estrenado por el Teatro Nacional Mara Guerrero. Conviene

    desvirtuar lo ms rpidamente posible, esa aureolademrtir e incomprendido que

    empieza a forjarse alrededor de l. Prescindiendo de la indiscutible vala del Sr.

    Sastre,estoseralanotamsfavorablepara que sus obrasadquieranunavaloracin

    fueradeEspaaquequiz terminaremos por aceptar, aplaudiryaprobar tardamente

    y despus de entregar un mito ms al enemigo, que se apresurara a erigirlo en

    banderin, muy difcil de arrebatar despus.

    A pesar de todo, la obra fue prohibida en enero de 1956; segn ha

    comentado el dramaturgo, a l le comunicaron que la prohibicin fue a

    instancias del Colegio de Mdicos (Sastre, 1996). Al ao siguiente, sin

    embargo, se produjo finalmente el deseado estreno en el Teatro Mara

    Guerrero, a cuyas tablas subira

    El cuervo.

    Por motivos que no se llegan a

    explicar, el expediente de censura de esta obra fue destruido '^. N o obstan te,

    mu y pronto se desiste de este intento de rescatar el teatro de S astre, pues e n lo

    sucesivo sus textos presentados a censura sern an ms confiictivos.

    En abrl de 1958, cuando el gobierno acaba de declarar el estado de

    excepcin con motivo de los conflictos de la minera asturiana, se presenta

    Tierra roja

    en la que se describe un caso de rebelin en un campamento

    m inero. Estaobra,prohibida por unanim idad, representa un punto de inflexin

    en la relacin del autor con la

    censura:

    para Bartolom M ostaza, constitua xm

    verda dero mitin contra las fuerzas de orden, sean cuales fueren sta s , aunq ue

    apostillaba: Sin duda la intencin del autor no ha sido sta, pero es lo que

    resulta de la lectura de su obra . Em ilio M orales de Aceved o escribi:

    El drama, perfectamente escrito y magnfcamente hablado, posee fuerza tan

    extraordinaria como peligrosa. Es de crudeza sin rebozos. Un verdadero mitin

    '

    En

    la

    carpeta

    que

    contiene

    un

    informe

    de

    califcacin

    de edad de

    El cuervo

    realizado ya

    en

    1979,

    hay una nota con

    las

    siguientes indicaciones: Para

    mayores de 14aos.

    Revisin de

    califcacin - Hacer expediente. No hacer notifcacin - Romper expediente antiguo. Hacer

    fcha nueva -

    En el

    sobre

    por tanto no

    deber quedar

    ms

    que

    el libreto y

    expediente

    nuevo de

    califcacin .

    185

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    16/28

    socialista revolucionario que provocara escndalo entre los espectadores.

    Un tercer censor que no firm su informe -posiblemente el Secretario

    General de la Junta- seal que no comprenda cmo una compaa

    profesional presentaba esta

    obra,

    y aadi: supongoque elautorlo nicoque

    pretende es marcarse un territorio aportando una obra ms a su repertorio

    prohibido . La transformacinquepara entoncesseha producidoenla imagen

    que los censores tienen de Sastre y de su obra es evidente.

    Sin embargo, an en 1959 vamos a encontrar informes como el realizado

    por el censor que inform sobreGuillermo Tell tiene los ojostristes^^ quien

    hizo una lectura que permita autorizarla sin reparos:

    Ni con un gran exceso de suspicacia podramos sentimos afectados ni

    indirectamente porelplanteamientoque hace elautor.El tipo de tirano quedescrbe

    aqui con todo el simbolismo que quiera darle el autor,

    nicamente podr comparrsele en nuestros das a un pas comunista y aim as

    resultara

    falso.

    Dos aos despus, en1961,se ha producido un giro decisivo: Jos Maria

    Cano, tras indicar que la obra poda autorizarse si se interpretaba como la

    recreacin de una vieja leyenda, realiz un informe que apunta ya la actitud

    que predominar en los censores en los aos sucesivos'^:

    Pero ocurre que uno no puede leer esta obra, ni seguramente el espectador podr

    ^Segnhacomentadoelpropioautor esta obra habasidoprohibidaen

    1955,

    aunqueen

    suexpediente, que est incompleto,slo hemosencontradoladocumentacin posterior al ao

    59,en que se autoriz para representaciones de cmara.

    ^En los aos sesenta, despusdecasi una veintenade obraspresentadasa

    censura,

    entre

    textos originales y adaptaciones, ya no tienen lugar las confusiones y dudas de la primera

    poca. Ahora, porelcontrario. Sastrese vaconvirtiendocada vez ms en unautor sospechoso.

    CuandoPrlogopatticose

    present

    a

    censura

    en 1971 con motivo del

    Festival de

    Sitges,

    los

    censores la vieron con ojos bien distintos a como la juzgaron en los aos 50. Esta vez

    encontraron una obra claramente tendenciosa (J. L. Vzquez Dodero), que justificaba el

    terrorisnK), negaba abiertamente la existenciadela otra vida (Antonio Albizu),ypropugnaba

    el odio entre los hombres yel enfrentamiento continuo entre el orden social y moral en que

    vivimos (Ruiz Martnez).Cuando en 1972 sepresentalaversinvasca de n lared elcensor

    que la enjuici, Antonio Albizu, no tenia la menor duda sobre la situacin que en realidad

    quera reflejarelautor; Es la descripcinde laguerradeguerrillasy de lastorturas infligidas

    por la polica. Aunque no seala el ambiente concreto, equivale a la descripcin de las

    actuaciones de la ETA . Como era previsible, el texto fue prohibido.

    186

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    17/28

    verla, sin pasar inmediatamente de una hiptesis, ms o menos legendaria, a una

    tesis de actualidad [...]. Esta aplicacin que sin duda se hace o se har, se fomenta

    ms por el hecho de que el autor parece que ha querido dar a su obra carcter de

    smbolo, intemporal [...]. Tambin habla de las conquistas del proletariado, de la

    construccin de carreteras, de la subida del nivel de vida, etc., expresiones todas

    fuera

    de

    tiempo en

    los

    cantones suizos en la poca

    de

    GuillermoTell.

    ade que

    la

    obra puede representarse con trajes de cualquier poca. El sentido de smbolo no

    puede

    estar ms claro. Por lo tanto,

    se

    deduce fcilmente,

    sabiendo adems

    cmo se

    las gasta el autor, que se trata de una tremebunda exhortacin a la rebelda, una

    incitacin de sospechosas intenciones que habra que pensar si no es peligrosa su

    autorizacin,

    a no

    ser que se juzgue

    ms

    hbil

    y ms

    oportuno acogerse

    a

    ver

    la

    obra

    slo en el primer sentido.

    La actitud

    imposibilista

    defendida por el autor no solo hara referencia a

    una faltade trabastemticasyformalesala hora crearsuobra, sino tambina

    una forma de relacionarse con los propios censores y con el rgimen

    franquista. Una actitudque,a la vista de los informes, a lo largo de los aos

    provocara una recepcin cadavez mshostil haciasus textospor partedelos

    censores y decantara su interpretacin en el sentido ms perjudicial para el

    autor. Si en un principio elimposibilismofue consecuencia ynocausadelos

    continuos impedimentosque leimpona la censura,tal como el propioautor ha

    afrmado en

    ms de

    una

    ocasin,aos despus

    terminara

    siendo

    consecuencia

    y causa a im mismo tiempo.

    Textos prohibidos de ntonio Buero Vallejo

    Gracias al invento

    de l

    posibilismo

    -pisar

    siempre la raya de la

    libertad

    hasta q

    el poder diga basta -, tenemos el teatrode Buero el cinedeBardem y B erlang

    todo lo

    que Juey

    es una cultura

    de

    larepresin como

    la

    poesa

    social y no pue

    decirse que la dictadura convirtiese Espaa en una tundra

    intelectual

    en un G

    de las

    ideas y

    labelleza.Incluso la cultura oficial

    qued pronto perjudicada por

    verdaderos valores que emergan

    d e

    la

    Espaa yacente y

    vencida.

    (Francisco Umbral, Buero Vallejo: el posibilismo ).

    Comosedijo,latrayectoriade BueroVallejoen surelacinconla censura

    es mucho menos traumtica que la de Alfonso Sastre. Gracias a su actitud

    posibilista el autor conseguira consolidarsuposicin en la escena espaola,

    lo que a su vez propici que los censores autorzaran sus textos con mayor

    facilidad'^.

    No

    obstante, tambin sufr

    la

    prohibicin

    y la

    retencin

    de

    alguno

    ' En los ltimos aosdela dictadura, es posible que su condicindeacadmico tambin

    187

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    18/28

    de ellos'* y, aunque no lleg a enfrentarse a la censura del modo en que lo

    hizo Alfonso Sastre, igualmente firm documentos de protesta'' y mantuvo

    siempre una postura clara y coherente frente a la misma.

    En cuanto a la opinin de los censores sobre su obra, tambin en su caso

    vamos

    a

    encontrar algunos comentarios

    muy

    elogiosos. Por ejemplo,

    Historia

    de una escalerafue valorada por milioMorales de Acevedo comoim bello

    y sutil sanete para minoras selectas ;

    Las

    palabras en laarena,para Montes

    Agudo, eravmaobra bellsima , con indudable fuerza y originalidad ;

    La

    tejedoradesueosfue definida porJosMaraOrtiz como magnficaobra de

    alta calidad dramtica y literara al estilodelas grandes tragedias gregas , al

    tiempo que Morales de Acevedo seal que posee mrto superor al medio

    ambiente de mediocrdades . Acerca de Las Meninas, Jos Mara Cano

    Lechuga escrbi:

    Meparece una obramuydigna porsudensidad psicolgicay suprofunda densidad

    dramtica. Al fondo acompaa una excelente calidad literara y una ambientacin

    teatral exacta.

    Y an

    se

    podran seguir sumando ejemplos.

    Noobstante,

    tambin

    vamos a

    encontrar comentaros menos favorables. As, deHistoria

    de una escalera.

    Montes Agudo seal que careca de ese soplo de genialidad o de intuicin

    creadora que salvase la limitacin del tema por

    el

    ngulo de la orginalidad o

    la defensa del elevado dilogo ; de

    Una extraa

    armona, Adolfo Canil

    escrbi que se trataba de ima comedia descamada y amarga [...] al estilo

    clsicodeeste autor , y MoralesdeAcevedo,alenjuiciar//oyesiesta seal

    que aimque posea muchos momentos de altura , descenda despus al

    le supusiera ciertas ventajas, como l mismo ha admitido y como revela alguno de los

    informes. As, en un informe sobre

    LaFundacin

    se hace alusin a la condicin de ilustre

    acadmico delautor, aunqueello noquitaque elcensor mencione tambinelcarcter crtico

    de Buero, permanente pesimista del acontecer poltico del Rgimen, que le encarcel . En

    una entrevista, el autor sealaba que posiblemente su condicin de acadmico haba

    contribuido a la autorizacin deLlegadad elosdioses.(Isasi ngulo, 1974, p. 77).

    ' Ademsde ventura en lo

    gris,

    que le fue prohibida, su obramsproblemtica fueLa

    doble historia delDr.Valmy,que aunque nuncalleg aestar ocialmente prohibida,loestuvo

    en la prctica al quedar retenida durante cerca de once aos. Algunas otras obras tuvieron

    tambin problemas (especialmente.El sueodela raznyLa fundacin , aunque en menor

    grado.

    En el ao del debate, tanto Buero Vallejo como Alfonso Sastre firmarian, con

    doscientos veinticinco intelectualesms,un manifiesto contra la censura.

    188

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    19/28

    sainetillo trivial .

    Tambin en estecaso,lavaloracinquerealizan los censoresde lacalidad

    de las piezas no supona una sintona con las ideas polticas del autor. Contra

    la

    idea,

    esgrimida porsusdetractores, de la adaptacin del autoralsistema,

    loscensores y polticos franquistas nunca dejarondeconsiderarlo sospechoso.

    As parecen mostrarlo, al menos, informes como el de J. M. Cano Lechuga,

    quien, en su Critica de

    LasMeninas

    tras escribir que los juicios sobre las

    obras deberian ser objetivos y limpios ynocaer en suspicacias y analogas

    fciles, afirma que, en este caso, hay que tener especial cuidado, ya que se

    tratade ueroVallejo y [...]susposibles alusiones a problemas actuales deben

    mirarse con precaucin ^ .

    Centrndonos en su nico texto prohibido. ventura enlo gris(1954), de

    nuevo encontramos cierto paralelismo coneltratamiento que recibieron algunas

    de las obras de Alfonso Sastre, y es quesuprohibicinnofue impuesta por los

    lectores de la Jimta de Censura, sino que debi decidirse desde instancias

    superiores. Cuandose presentpor primeravezafin lesde1952,fue leda por

    dos censores que coincidieron en serialar que careca de inconvenientes. As,

    Bartolom Mostaza escribi: Carece de sentido reUgioso. No ofi^ce peligro

    poltico , y Gumersindo Montes Agudo coincida en sealar que moral y

    polticamente , no tena riesgo ni inconveniente . Ambos se centraron en

    enjuiciar su valor artstico: Mostaza la calific de Buen drama , y ensalz

    particularmente el segundo acto: es francam ente hermoso y acredita

    posibilidades poticas en el autor , aunque, en su opinin, el acto final no

    estaba a la altura del anterior: El tercer acto es la desbandada y resulta un

    tanto esquemtico y

    atropellado .

    Por su parte.MontesAgudo, aunque admita

    su

    calidad indudable

    y

    pretensin dramtica ,

    la encontr

    confusa, dislocada.

    ^ Los juicios de este tipo hacia las obras de Buero Vallejo perduran hasta el final del

    franquismo; as, J. M. Cano encontraba en

    El concierto de Sa n Ovidio

    rebelda contra las

    injusticias soc iales, pero con resabios de amargo resentimiento ; en 1973, refirindose a L a

    Fundacin Alfredo Mampaso escriba: Es otra vez el Buero Vallejo de los buenos oprimidos

    y los malos en el poder, de los vencidos y de los verdugos, el de los recuerdos de sus aos de

    crcel . Incluso despus de la muerte del dictador, las ideas polticas del dramaturgo seguan

    despertando desconfianza por parte del rgimen, com o prueba una Nota Informativa de la

    Jefatura de Informacin, redactada unos das despus del estreno de

    La doble historia del D r.

    Valmy-titulada, significativamente, Campaa teatral contra la polica -, en la que se dice

    que la obra incitaba a los espectadores a despreciar a los funcionarios

    policiales,

    y se indicaba

    que el autor haba colaborado con el bando republicano durante la guerra civil, por lo que lleg

    a estar condenado a m uerte, y que haba sido m ilitante activo del PCE.

    189

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

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    con una poco hbil mezcla de recursos folletinescos y un intento de accin

    onrica que resulta en exceso complicado y falso , y valoraba lo que para l

    siQX niaesta obra dentro de la trayectoria del autor:

    A nuestro juicio , obra no resuelta enteramente. Con el ya clsico defecto de Buero

    Vallejo de interferir varias lneas dramticas sin lograr la fgura armoniosa del

    drama, que se disuelve en los colores del prisma literario gratos, de

    por

    s pero

    que no logran la unidad formal y esttica del arco iris. Con todo, repetimos, es obra

    com o intento estimable. eromucho temem os que elautorestyaobligado

    sta e s su sexta obra a algo ms que intentos.

    Por motivos que no se

    reflejan

    en el

    expediente, el

    texto no se

    autoriz, y

    en

    noviembre de1953,despusde que elautor realizara algunas modificaciones, fue

    ledo de nuevo por la Jimta. A los censores anteriores, que emitieron nuevos

    informes,sesumaron otros

    tres,

    quede nuevo coincidieron en

    autorizarlo.

    Uno de

    ellos, Emilio Morales de Acevedo, encontr reparos nicamente de ndole

    artstica; para este censor, la obra estaba escrita al modo de la nueva e

    incoherente literatura mundial y adoleca de im exceso de preocupacin e

    influencia de lecturas teatrales extranjeras ;lepareci adems insincera, muy

    trabajada y pretenciosa . Sin embargo,

    se

    mostraba

    de

    acuerdo en

    lo

    fundamental

    con las ideas all expuestas: Son de alabar la intencin condenatoria de los

    egosmos y la barbariede lasguerras , escribi,adems desealarque eltexto

    era tolerable en sus juicios . Montes Agudo, sin embargo, a diferencia

    de

    su

    informe anterior, adverta ahora la presencia de referencias polticas:

    [...] existen, evidentemente -po r clima, situacin y dialctica se sugieren las horas

    postreras de M ussolin i-, pero esta adecuacin es hbil, contenida, como si el autor

    temiera las consecuencias de una encubierta animosidad. Elude situaciones que

    inicialmente debieronhabersido conceb idas, cuida los vocablos y salva asi nuestros

    reparos, aunque no consiga nuestra ignorancia.

    Sin embargo, opinaba que estas referencias estaban suficientemente

    encubiertas , por lo que de nuevo la autoriz. Mostaza, en su segundo

    informe, sealque el textohaba mejoradocon lasmodificaciones,yadmita

    igualmente las enmiendas que propona otro censor, al podarlo de soflamas

    polticas . Por su parte,

    fi ay

    Mauricio de Begoa no encontraba reparos de

    tipo moral ni religioso,yaadaque Enlosdems aspectos [...] juzgo que se

    exponen principios correctos , aunque se sumaba a lo que decidiera la

    competente autoridad . Para Francisco Ortiz Muoz, tambin partidario de la

    autorizacin,estaera unaobra confusa, triste, escptica, pesimista ,en laque

    190

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

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    No

    se

    percibe claramente

    la

    intencin poltica

    del

    autor .Es posible,

    como

    se

    dijo,que la prohibicin fuera ordenada por alguna instancia superior, al igual

    que ocurrieraunosmeses despusconE l pan deto osyP rlogo pattico de

    Sastre, aunque no hay documentos que lo confirmen. El propio

    Buero

    Vallejo

    sealaba

    que los

    motivos de

    la

    prohibicin nunca

    le

    fueron aclarados (Beneyto,

    1977, p.

    2Af\

    Cuando la obra an est en poder de la Junta, el autor decide publicar el

    texto,

    y para justificar su decisin de publicarlo antes del estreno, contraria a su

    costumbre y a lo que entonces era habitual en el teatro espaol, escribe un

    artculo 1953)enelque,trascomentarlas diversasvicisitudes sufridasdesde su

    escritura, aade: ciertas circunstancias posterioreshan hecho que no mequede

    ahora

    ms

    solucin prctica

    queesa (p.39).

    Su denuncia serena pero tenaz de

    las dificultades sufridas hasta llegar a la necesidad de publicarlo sin haberlo

    estrenado, quedaba expresada enelprrafo final:

    Si me decido a publicarla con la explicacin d e sus menudos avatares, quiz es porque

    la simple sospecha de que las dificultades sufridas hayan podido basarse en las

    peculiaridades d e su tema ms que en sus deficiencias de ofcio; resulta difcildepasar

    en silencio. Ante dificultades de tal gnero sentimos siempre, si somos verdaderos

    escritores, cmo se levanta en el fondo de nuestra conciencia la voz imperiosa que nos

    manda defender nuestros derechos inalienables a la creacin libre y sin

    trabas.

    Queden

    estas

    lneas,

    yla obraaque acompaan,comoexpresin personal, serena, pero tenaz, de

    tal defensa ( p . 78).

    La obra se autorizarafinalmenteen1963,con una nueva redaccin - en

    mi opinin bastantemscensurable , dirael propio Buero(Beneyto, 1977, p.

    24)-

    que, sin em bargo, se aprob sin cortes. Su autorzacin se enmarcara

    dentro de la llamada apertura , pues tuvo lugar

    al

    poco tiempo de la llegada

    ^' Patricia

    O'Connor

    seala que el veto debi estar motivado por la condena d e la guerra

    (y, consiguientemente, de la guerra civil espaola, tal como seala R. L. Sheenan, y del

    totalitarismo que existe en la obra, pero tambin po r el parecido de dos de los personajes con

    Mussolini y su aman te (O 'Co nno r, 1969 . p. 184. Ap ud. Iglesias Feijoo, 1982, p. 142);

    observacin esta ltima que parece corroborar el informe de M ontes Agudo, aunque, como

    vimos, el censor no consider que hubiera que prohibirla por

    ello.

    Luis Iglesias Feijoo parece

    coincidir con esta estudiosa al afirmar que , en esta obra, Buero, tras haber condenado la

    guerra en los tiempo s hom ricos, quiso, segn su doctrina p osibilista, hacer lo mism o en una

    obra situada en nuestro tiempo, aunque en 'Su relia', sin aludir a su pas explcitamente. Sus

    palabras no eran ahora m s duras que las pronunciadas por Penlopc, pero, y ello indica que el

    posibilism o tambin supone un riesgo, su obra tropez con la censura en 19 54 (lbid .. p. 154).

    191

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    de Jos Mara Garca Escudero a la Direccin General de Cinematografa y

    Teatro. Este dejara constancia en sus memoras de su inters por el teatro

    buerano al comentar que no haba podido publicar su libro sobreReligin

    y

    teatropor lo atrevido de su tesis (Garca Escudero, 1995, p . 206):

    Que todo un director general sostuviese que, para encontrar autntica vibracin

    religiosa en el teatro espaol, no simple moral - o moralina-, habia que buscarla en

    Buero antes que en Pemn, Calvo Sotelo o Luca de Tena, habra sido demasiado

    acomparacinqueestableca Garca Escuderoentre este teatroyel delos

    ms importantes autores conservadoresnosrecuerdan inevitablemente ala de

    MontesAgudo, citada

    anterormente,

    a propsitodelteatrodeSastre. Pero no

    es este el nico paralelismo con este autor, pues tambin aquseproduce una

    de las tristes paradojas que con tanta frecuencia se dieron en la trayectoria de

    Sastre: a pesar del inters que dice sentir el director general por la obra de

    Buero -a quien, adems, deca haberle ofi-ecido un cargo en el Consejo

    Superior de Teatro, que ste rechaz^^-, es durante su mandato cuando se

    retiene

    La

    doble historia

    del

    doctor Valmy

    .

    Sibien ambos autores parten deunaposicinnotan distantecomopodra

    esperarse en lo que se refiere a su recepcin porpartede la censura, lo cierto

    es que, a diferencia de lo sucedido a Alfonso Sastre, en los ltimos aos del

    franquismo el prestigio conseguido por Buero Vallejo har que algunos

    censores se refieran a l como el ms considerable autor de los autores

    espaoles contemporneos (Luis Tejedor, acerca

    deElsueodela razn o

    como uno de nuestros mejores dramaturgos, con fama mundial; hay que

    guardarle consideracin

    (F .

    C. Sainz de Robles, acerca deLa doble historia

    del doctorValmy .Las diferencias, aunque

    importantes,

    son sin embargoms

    cuantitativas que cualitativas, pues en uno

    y

    otro

    caso

    encontramos juicios de

    reconocimiento hacia la calidad de su escritura y de discrepancia hacia sus

    * As lo atestigua el propio J. M. Garca Escudero en sus memoras. (Ibd., p. 255).

    *' En efecto, en 1964, tal vez confiada por los aires de "apertura", la compaa de La

    Comeda presenta a censura

    La doble historia del doctor V almy que,

    como es

    sabido,

    quedara

    retenida hasta 1975, debido a que Buero Vallejo se neg a realizar una sere de cambios en el

    texto.Cuando en 1966 la compaa de Nura Espert present de nuevo esta obra, el Director

    General escrbi una carta al Ministro Fraga irbame en la que le'solicitaba que fuera l quien

    emitiera el dictamen definitivo y, segn se indica en una nota, fue el Ministro quien decidi

    prohibirla. De estemodo,en plena campaa

    "apertursta"

    (recordemos que 1966 es el ao de la

    Ley de Prensa c Imprenta que sustituy a la de 1938) se opta por mantener el silencio

    administrativo.

    192

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    23/28

    ideas polticas.

    Lo que en un principioseplante como una cuestin referida a la actitud

    de los creadores ante su obra, en funcin de su mayor o menor inters por

    evitar la censura,ala vistade lasdiferentes trayectoriasde ambosdramaturgos

    seacab entendiendo como una formadelos creadoresderelacionarse con el

    propio sistema franquista e incluso con el pblico de su tiempo. Solo as se

    entienden comentarios como el de Femando Arrabal antes aludido. Tal como

    ha sealado Iglesias Feijoo, en su defensa del

    imposibilismo.

    Sastre haba

    presentado una imagen de Buero conformista y temerosa (1996, p . 255):

    Buero, que estrenaba regularmente, aunque con ritmo ms bien pausado, apareca

    como defensor de una actitud cauta ante el poder censorial, que incluira

    sacrificios

    y

    acomodaciones .

    Clarificar tan ardua cuestin requeriria, pues, analizar todos los factores

    implicados en mayor o menor medida, por lo que parece necesario tener en

    cuenta la percepcin que el rgimen, y especialmente los censores, tenan de

    estos dramaturgos y de su obra. Las propias declaraciones realizadas por

    ambosautores con posterioridad al debate haban acortado las distancias entre

    lo que en principio se quiso entendercomodos posturas opuestas, tanto en lo

    que se refiere a los mecanismos de autocensura, como a su relacin con el

    rgimen polticoy con elpblico teatral espaol. Los informesde loscensores

    anteriormente citados acercan an ms ambas posiciones, pues de ellos se

    desprende que la percepcin que estos tenan de la obra de uno y otro no era

    tan distante como cabria esperar.

    El dilema posibilismo/imposibilismo afecta, en primer

    lugar

    alaformaen

    que los autores entienden el proceso de creacin artstica. Como ambos han

    declarado, uno

    y otro

    utilizaron

    recursosposibilistas

    en varios

    de

    sus textos -

    el ms conocido, la localizacin de sus obras en contextos alejados^^-,loque

    ^ *A modo de ejemplo, valga recordar que ambos sitan algunas de sus obras en pases

    extranjeros

    {Enlared.Asalto nocturno)o

    imaginarios

    (La doble historiadeldoctorValniv

    asi como en tiempos remotos(Las

    M eninas,

    La sangrey la

    ceniza ,

    si bien la censura del

    teatro histrico merece

    un

    captulo

    aparte. ese a los

    citados recursos, muchas de estas obras

    resultaban demasiado arriesgadas de cara a la censura, por lo que su utilizacin no siempre

    funcion. Respecto aEn lared en el ano 96. al contestar a un cuestionario en el que se le

    193

  • 7/26/2019 A Vueltas Con El Posibilismo Teatral

    24/28

    relativizara las diferencias en lo que a este aspecto se refere. En algunos

    casos, esto contribuy aquelas obras se autorizaran (la mayoradelos textos

    buerianos, as como

    La mordica. El

    uervoo

    En la red

    de Sastre), si bien

    huelga decir que lo si los textos de ambos autores son susceptibles de una

    interpretacin abierta y no imivoca no se debe necesariamente a la

    autocensura, sino a su riqueza significativa en tanto que obras de arte y no

    simples panfletos.

    El posibilismo hace referencia igualmente a la relacin de los autores con

    el rgimen y con la propia censiu'a. Si resulta obvio recordar a estas alturas

    que uno y otro mantuvieron posturas de oposicin al franquismo, quiz no lo

    sea tanto constatar cul era la opinin de los censores acerca de la intencin

    poltica de estos dramaturgos. La imagen de un Buero Vallejo adaptado al

    sistema

    y un

    Alfonso Sastre contestatario

    y

    radical desde sus inicios queda

    en

    cuestin a la vista de unos informes que muestran que Buero es considerado

    sospechoso hasta elfinal aimque sus obras

    se

    autorizan, mientras que ciertas

    obras de Sastre admiten lecturas prximas al falangismo, lo cual no evita que

    estas obras se prohiban,

    lo que

    conllevar consecuencias trgicas para el autor,

    que ve obstaculizada su carrera casi desde sus comienzos.

    Por otra parte, hay que recordar que el intento de evadir la censura es

    indamental para quien, como Buero Vallejo, busca la eficacia social de sus

    dramas. En su opinin, lafmcindel escritor consista en convertirse en

    un

    parte de la conciencia de su sociedad ^^, por lo que era primordial para l

    establecer la comunicacin con el pblico. Tal como sealara Ruiz Ramn

    (1979),

    [...] apenas salido de la crcel, donde pasara ocho aos, la accin civil de Buero,

    como hombre y como escritor, no ha sido ni el silencio ni el exabrupto, ambos

    igualmente estriles en tiempos de Larra como en los de Buero. Este tuvo que

    decidir, y parece que decidi, ser el que dice sin suicidar su voz , pues lo

    impoitante no era decir slo , sino decirparaser odo. Decir para ser odo ex igia, a

    su vez, encontrar como decir.

    preguntaba si influy la censura en su proceso de creacin. Sastre admitia: Sin duda, por

    mu cho que yo preconizara que ignorramos irnicamente su existencia . Por ejemplo, situ la

    accin de

    nl red

    en un imaginario norte de frica (ms o menos Argelia) porque no me

    atrev a plantear la situacin en Madrid . (Carta personal del autor).

    El escritory suespejo: Antonio Buero Vallejo ,ABC 26-V Ill-1965 (apud. Domnech.

    p.38),

    194

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    Incluso el mayor apego a la tradicin dramticadenuestro pas de Buero

    Vallejo, frente al gusto por el teatro extranjero de Alfonso Sastre en sus

    comienzos, ha sido entendido como una suerte de posibilismo esttico^^, en

    tanto que la bsqueda

    de

    la eficacia habra llevado

    al

    autor

    deHistoria de una

    escaleraa encauzar su obra enxmatradicin prximaa losgustosdelpblico

    de su tiempo. El propio autor haba afirmado en la antecrtica de su primer

    estreno:

    Como en todo lo que

    escribo,

    pretend hacerunacomediaen la que lo ambicioso del

    propsito esttico

    se

    articulase en formas teatrales susceptibles

    de

    ser recibidas con

    agrado por el gran pblico^'.

    La diferencia de la respuesta del pblico ante el teatro de ambos

    dramaturgosesclara,y el hecho de que en un caso sepresenten prcticamente

    todos los textos a censiu'amientrasque en otro seanlaspropias compaas las

    que desistan de presentarlos, son cuestiones que pueden matizar an ms lo

    que ya conocamos en tomo al debate. No es tan claro, sin embargo, que el

    apego alatradicinfiier unvalor determinante paraloscensoresa lahorade

    dictaminar sobrelostextos.Sibienes cierto que las obras de BueroVallejo se

    autorizan con ms facilidad, y que la nica obra prohibida fue precisamente

    ventura

    en lo gris,

    a la que se tach de extranjerizante , tampoco hay que

    olvidar que dentro del propio rgimen franquista, sobre todo en los primeros

    aos, hay voces que proclaman la necesidad de romper con la tradicin

    anterior a la cruzada y crear un teatro del nuevo estado. En este sentido,

    podra entenderse la buena acogidaquedispensaron, tanto los censores como

    la crtica oficial, a ciertas obras de Arte Nuevo^^.

    La evolucin producida a lo largo de los aos en las posturas de ambos

    autoresnodejadeser significativa. Cuando publicaLa

    revolucin y

    la crtica

    de la cultura (1969), Sastre se mostraba ms radical an en su postura

    imposibilista 191 \

    2,

    pp. 133-134):

    Para mi resultara hoy. ms escandaloso que nunca -creo preferible hastael

    silencio- que el arte (teatral o no) se hiciera hoy, entre nosotros, prudente,

    posihilista.

    [...].

    Yo diria extremando los trminos:enarteo sehace loque no se

    ^

    As, Ricardo Domnech. afirma: el autor ha llevado

    a

    cabo esta investigacin formal

    con mucha cautela, sin aspavientos, singestos:esforzndoseenhacerlacompatible-posihle-

    con los usos del teatro comercial de hoy (1992:,

    p.

    45).

    -^ABC 14-X-I949. (Apud. De Paco. 1994, p. 68).

    - Vid. De Paco. 1988.

    195

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    26/28

    puede o espreferible no h cer

    nada

    Buero Vallejo, en cambio, afrmara unos aos despus que, en el fondo,

    ambos estaban de acuerdo en lo esencial, aunque slo l se atrevi a llamar

    l s cos s

    por

    su

    nombre: Haba

    un

    acuerdo

    de

    base; la diferencia estribaba

    en

    que

    yo

    llamaba a

    l s

    cosas por

    su nombre y los

    dems

    no.

    Posibilismo es para

    m lo que se hace (Isasi ngulo, 1974, p. 57). Ya en 1984, Sastre se

    mostraba decepcionado con

    el

    resultado

    de

    ambas posturas (Caudet, 1984, p.

    62):

    Yo pienso que la equivocacin de Buero Vallejo consista en que, al ejercer su

    trabajo desde el punto de vista posibilista, se adapt al sistema. Y adaptndose al

    sistema,nocontribuydem si do romperlo [...] Y, porotrolado,l posicin ma,

    ms radical, tampoco es un gran triunfo porque ese radicalismo de mis posiciones

    me llev a la inoperancia, a que mis obras no se estrenaran. Con lo cual tampoco

    contribu grandemente a la libertad.

    El tiempo se encargara de diuminar an ms las diferencias. En im

    coloquio celebrado en 1998 en la RESAD, Sastre admita que haba muchas

    ideas vlidas en

    lo que

    Buero Vallejodeca: Msbien,haba un problema de

    grado, se puede decir que ramos posibilistas todos, haba que ser ms o

    menos

    posibilista (Alonso

    de

    Santos, 1998, p .128).Con estas declaraciones

    pareca cerrar una controversia

    que se

    fundamentaba

    en l

    distinta percepcin

    que ambos autores tenandelacensura,y queno secorresponda, como hemos

    ido viendo, con la opinin que los censores tenan de sus obras.

    196

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