A veces en la vida

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LA BRUJULA NO SIRVE DE NADA A veces en la vida, nos encontramos en situaciones donde estamos perdidos, y no hablo de cuando estamos en la bahía buscando ese huequito donde venden los DVDs piratas, sino cuando nos despertamos un día, miramos al techo y sentimos que estamos atrapados en un ciclo eterno: despertar – trabajar/estudiar – dormir – despertar. Sentimos que no avanzamos a ningún lado, que no tenemos a donde ir porque el espacio a nuestro alrededor se ha cerrado tanto que es difícil incluso respirar. Podemos también tener la sensación cliché, cuando estamos en una fiesta o reunión, y para nosotros todo se mueve en cámara lenta y en blanco y negro, hasta encontrarnos “solos en medio de tanta gente”. Y es peor en esta era de las redes sociales, donde podemos tener cientos de “amigos”, “seguidores”, “admiradores”, “contactos” etc. etc. Pero la sensación de soledad y vacio es peor, ya que es difícil comprender como podemos tener tanto y tan poco al mismo tiempo. Perdemos el norte, y no hay brújula que nos guié. Quisiéramos que aparezca alguien y nos diga por dónde ir. Hay personas que buscan ayuda divina. Hay quienes se rinden. Necesitamos certeza, necesitamos saber que todo va a mejorar. Dudamos de nuestras decisiones porque, obviamente, no queremos

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LA BRUJULA NO SIRVE DE NADAA veces en la vida, nos encontramos en situaciones donde estamos perdidos, y no hablo de cuando estamos en la baha buscando ese huequito donde venden los DVDs piratas, sino cuando nos despertamos un da, miramos al techo y sentimos que estamos atrapados en un ciclo eterno: despertar trabajar/estudiar dormir despertar.Sentimos que no avanzamos a ningn lado, que no tenemos a donde ir porque el espacio a nuestro alrededor se ha cerrado tanto que es difcil incluso respirar. Podemos tambin tener la sensacin clich, cuando estamos en una fiesta o reunin, y para nosotros todo se mueve en cmara lenta y en blanco y negro, hasta encontrarnos solos en medio de tanta gente.Y es peor en esta era de las redes sociales, donde podemos tener cientos de amigos, seguidores, admiradores, contactos etc. etc. Pero la sensacin de soledad y vacio es peor, ya que es difcil comprender como podemos tener tanto y tan poco al mismo tiempo.Perdemos el norte, y no hay brjula que nos gui. Quisiramos que aparezca alguien y nos diga por dnde ir. Hay personas que buscan ayuda divina. Hay quienes se rinden. Necesitamos certeza, necesitamos saber que todo va a mejorar. Dudamos de nuestras decisiones porque, obviamente, no queremos equivocarnos, somos vulnerables al fracaso, podemos deprimirnos porque la gelatina no nos cuaja, o porque pedimos una gaseosa en el cine y no hay el sabor que queremos.Lamentablemente no existe quien nos pueda garantizar nada, no hay una solucin mgica, y la nica manera de aprender es equivocndose y lo nico peor que tomar una mala decisin es no tomar decisiones. No es fcil, es verdad, es atemorizante. Pero usualmente el peor enemigo de nosotros somos nosotros mismos, tenemos miedo. Y tenerlo es normal, pero seguir tenindolo y vivir con miedo, eso es lo que nos envenena, y no nos permite avanzar.Sin embargo, en nosotros existe el potencial de salir adelante, de sobrevivir, el deseo de ser mejores, de avanzar. Pueden haber personas hacindonos barra, dicindonos lo buenos que somos, destacando nuestros dones, pero al final quien decide aceptar esas verdades y creerla somos nosotros.Debemos dejar de pensar en lo que hicimos, en los errores que cometimos y empezar a enmendarlos. De nada sirve lamentarnos y deprimirnos por algo que no podemos cambiar, lo que si podemos cambiar es lo que pasar. Podemos ser mejores: dentro de cada ser humano hay un potencial que se mide solo por su propia capacidad de aceptar que la vida es incierta y que la nica manera de avanzar es arriesgando: a veces vamos a acertar, a veces no. Abracemos esa realidad.Una vez que seamos capaces de admitir que la vida es una suma de equivocaciones y aciertos, podemos perdonarnos por los errores y empezar a rectificar. Cuando hacemos las paces con nosotros mismos, empezamos a hacer las paces con el mundo. Empezamos a escuchar a quienes quieren apoyarnos y sabemos que no estamos solos, que las decisiones las tomamos solos, pero que podemos contar con personas para atravesar las consecuencias, buenas o malas, de esas decisiones.