A Un Minuto de La Medianoche

37
Introducción: Viaje Una conciencia vaga por el espacio, atada por una cuerda de luz muy fina. No recuerda nada de sí misma, pero su forma, humanoide, le resulta familiar. Divertida, observa las estrellas en su lenta danza por el vacío. Asombrada, descubre que lo que llama vacío no es la nada, y que tras el velo se escondes maravillas y pesadillas por igual. El vínculo cuyo origen desconoce se tensa, instándole a volver. Ella se rebela; en el espacio no hay dolor, no hay sentimientos, solo paz. El vínculo se tensa aún más. Resignada, la conciencia sigue el vínculo. Atraviesa un cinturón de asteroides, buscando una forma de burlar a la fuerza que tira de él, pero sin éxito. Cuando sale del campo vislumbra dos objetos perfilados por el brillo de un sol distante. Son similares en forma: rectangulares, con cilindros en una parte y un pico pronunciado en la otra. Carecen de la naturalidad de los asteroides, de la belleza de los cráteres que ha vislumbrado. Son artificiales, de metal y frío, burdos, frutos de unas mentes que abandonaron hace tiempo el ímpetu de aventurarse más allá de sus ideas. No hay música, no hay los ritmos que provienen de los púlsares. Solo silencio; en una de ellos es algo más, silencio. El enlace le lleva hasta el objeto más grande, en cuyo costado el hermano más pequeño se une a él con una sección circular. La conciencia atraviesa las primeras capas del objeto, tan reales para ella como las nubes de una nebulosa. Pasa por espacios de diferentes formas y tipos, todos envueltos en una oscuridad muy distinta a la del exterior. La conciencia recupera una sensación: miedo. Miedo a esta oscuridad, a lo que hay tras ella… deja de volar suavemente y empieza a correr. No existe suelo para él, pero aun así corre. El vínculo le lleva hasta lo que supone es la parte superior de una sala. Lo que hay más allá de la oscuridad

description

ede

Transcript of A Un Minuto de La Medianoche

Introduccin: Viaje

Una conciencia vaga por el espacio, atada por una cuerda de luz muy fina. No recuerda nada de s misma, pero su forma, humanoide, le resulta familiar. Divertida, observa las estrellas en su lenta danza por el vaco. Asombrada, descubre que lo que llama vaco no es la nada, y que tras el velo se escondes maravillas y pesadillas por igual. El vnculo cuyo origen desconoce se tensa, instndole a volver. Ella se rebela; en el espacio no hay dolor, no hay sentimientos, solo paz. El vnculo se tensa an ms. Resignada, la conciencia sigue el vnculo.Atraviesa un cinturn de asteroides, buscando una forma de burlar a la fuerza que tira de l, pero sin xito. Cuando sale del campo vislumbra dos objetos perfilados por el brillo de un sol distante. Son similares en forma: rectangulares, con cilindros en una parte y un pico pronunciado en la otra. Carecen de la naturalidad de los asteroides, de la belleza de los crteres que ha vislumbrado. Son artificiales, de metal y fro, burdos, frutos de unas mentes que abandonaron hace tiempo el mpetu de aventurarse ms all de sus ideas. No hay msica, no hay los ritmos que provienen de los plsares. Solo silencio; en una de ellos es algo ms, silencio.El enlace le lleva hasta el objeto ms grande, en cuyo costado el hermano ms pequeo se une a l con una seccin circular. La conciencia atraviesa las primeras capas del objeto, tan reales para ella como las nubes de una nebulosa. Pasa por espacios de diferentes formas y tipos, todos envueltos en una oscuridad muy distinta a la del exterior. La conciencia recupera una sensacin: miedo. Miedo a esta oscuridad, a lo que hay tras ella deja de volar suavemente y empieza a correr. No existe suelo para l, pero aun as corre. El vnculo le lleva hasta lo que supone es la parte superior de una sala. Lo que hay ms all de la oscuridad le persigue; ha cumplido el plazo de tiempo. Aterrada, la conciencia descubre que no estaba ah fuera por diversin; hua. El techo de la sala es distinto al del resto de la nave, ms resistente, ms lquido. Intenta penetrar pero no lo consigue. La oscuridad se acerca cada vez ms, presionando la realidad a su alrededor. Puede ver un cuerpo coronado del mismo tono que su vnculo, tirado en el suelo de la sala. Est quieto, atrapado por los perfiles de no-color de otros cuerpos. Su rostro, aunque sereno, refleja algo que an no comprende. Desesperado, araa el techo con sus manos, pero es tan intil como rasgar el agua. De pronto oye un sonido: pisadas. Algo alguien, ha llegado. La conciencia solo tiene tiempo de girar su rostro antes de que una mano empuando un objeto le golpee y atraviese el pecho. Entonces la conciencia descubre el sentido del rictus en el rostro del que proviene: DOLOR. La conciencia grita, grita sin parar en una agona que no tiene lmites. Grita mientras su vista se desvanece; grita cuando el techo se vuelve aire y le permite caer al cuerpo; grita incluso cuando mente y cuerpo se renen. Grita en el interior de su mente, y esa agona inconmensurable le hace despertar.

Nivel 21-574-9

Los que suean de da son conscientes de muchas cosas que escapan a los que suean slo de noche.-Edgar Allan Poe, dramaturgo, M1.

Agona, un dolor imposible de medir. Mis prpados estn cerrados y me lleva un autntico esfuerzo abrirlos. Cada acto es una Cruzada en s. Cuando lo hago me doy cuenta que estoy boca arriba, con las tiras de lmenes encendindose y apagndose a intervalos aleatorios, percibiendo solo el contorno inmediato del techo de la sala, una sucesin de planchas de adamantium. Intento mover mi cabeza pero no puedo, pues la sensibilidad regresa muy lentamente; mi boca est ms hmeda de lo normal, por la sangre. Forcejeo unos segundos y consigo levantar la cabeza, contemplando mis inmediaciones.Mi cuerpo est anclado al suelo por los de tres personas. Muertas, con fragmentos de metralla clavados en sus pechos. Guardias Imperiales. Entonces mi cabeza estalla por el repentino dolor. Llegan fragmentos de recuerdos a mi mente. Una alerta, llegada a la nave, explorbamos, encontramos algo gritos, una explosin. Como puedo trato de pensar en lo inmediato, concentrarme en liberarme. Repto hasta despejar los brazos y despus aparto el cuerpo ms cercano para liberar mis piernas. Los cuerpos son de dos hombres y una mujer. Irving, Defoe y Virginia. Virginia es, era ms dolor en mi cabeza. No puedo pensar en el pasado.La sala es rectangular, estndar, sin adornos ms all de posters de propaganda, de unos veinte por treinta, como tantas veces he visto en repleta de mesas y sillas desperdigadas. Vigas de acero adornados con pequeos altares o grafitis se distribuyen pegados a las paredes y seis dentro del espacio. Los dispensadores de raciones y bebidas yacen destrozados, su contenido derramado por el suelo y por los cadveres de la tripulacin que all estaba. Algunos son montones de carne irreconocibles; otros piezas macabras de un puzle propio de un asesino de la Legiones Penales. Unas puertas dobles de cinco metros de ancho y dos de alto en rojo y blanco cerraban el acceso a uno de mis flancos; en el otro estn convertidas en planchas combadas, agujereadas y entreabiertas. Hay ms cuerpos. Algunos vivos. Corro hacia ellos. El primero es un mdico, por la cruz roja sobre fondo blanco en su manga izquierda, tirado sobre una mesa boca abajo. De su pierna derecha sale un reguero de sangre lento pero constante. Busco por las inmediaciones y recojo un cuchillo de combate con el que rasgo su pantaln e improviso un torniquete. El dolor le vuelve en s, gritos mediante.-Ahhgggggg. Capitn? Qu ha pasado? dice. Cuando se pone en pie leo su nombre en el uniforme: Dalin. Que me nombre capitn me resulta raro, hasta que me fijo en las insignias en mis hombros. De inmediato se aplica un gel un la herida y se desprende del torniquete.-Ni idea Dalin, acabo de despertar. Estaba atrapado por esos cuerpos. Comprobemos al resto y estudiemos la situacin le respondo. Este se percata de los cuerpos, en concreto de la chica de pelo castao oscuro cuyo torso est empalado por una pata de aluminio desgajada de alguna mesa y con un rictus de agona y su rostro palidece.-Lo siento, seor. Virginia era -empieza a decir, pero le prevengo levantando una mano.-He sufrido un golpe en la cabeza y tengo algo de amnesia. Si trato de recordar mi crneo empieza a doler como si toda una banda de msica se golpeara con los instrumentos, as que dmelo ms tarde mi sinceridad parece tranquilizar a Dalin, pero no le disuade.-La amnesia es normal tras un traumatismo severo. Djeme echarle un vistazo.A regaadientes le permito que me examine antes de seguir, dicindome lo que ya se: traumatismo en la cabeza y cortes superficiales en manos y brazos. Su cura es unas grapas en la herida en la parte trasera y otra dosis de gel. Tener poco cuero cabelludo facilit las cosas; una costumbre que no recuerdo ahora por qu la tengo. Ninguno en la sala parece tener una gran mata de pelo. Salvo ella Despus comprobamos al resto del equipo. Quince tenan heridas demasiado graves y no sobreviviran, por lo que les evit mayores sufrimientos. Otros ocho tienen heridas que precisan ayuda de un hospital, por lo que despejamos una parte del comedor y Dalin les ayud a contener sus peores heridas. Saban que era muy improbable su supervivencia, pero colaboran de todos modos. Yo les doy palabras de nimo y trato de obtener informacin. Cada cual me da un detalle o parte del mismo, y las piezas que logro recomponer son estas: llegamos a este lugar en una nave, por una llamada de socorro. Nos enviaron como vanguardia. Veteranos. Somos veteranos. Somos Guardias Imperiales veteranos. Veinticinco se despertaron por sus propios medios o mediante un bao de agua de las cantimploras. En total los restos de tres escuadrones: el teniente Frost, el sargento Cobb y los cabos Valverde y Garrison amn de soldados rasos. -Teniente, compruebe si nos quedan comunicaciones con quien sea; sargento, armas y municin. Cabos, encrguense junto Dalin de los herido menos graves y denles raciones. El resto ayude a al sargento.-Capitn, Recuerda qu pas antes de esto? dice Cobb. Frost se aleja a una consola cercana a un doble mamparo a mi derecha.-No, sargento. Solo lo que me han dicho los heridos. Pero si Frost nos da una impresin de dnde estamos actuaremos en consecuencia.-Este comedor me recuerda al de una nave Cobb se pone las manos a la cabeza por el dolor. Parece que a l le afecta menos, o tiene mayor autocontrol. Esto es una nave, seor. No recuerdo ms jadea con esfuerzo y yo pongo una mano en su hombro. Una pieza ms.-Entonces descubramos qu ha pasado.Recuperamos las armas y municiones operativas, ms que suficientes para los que quedamos vivos. Es curioso: el tacto de mi pistola blter y la visin del aquila en el rifle lser calma mis estallidos de dolor. Frost logra acceder a los planos de ese nivel de la nave, la Orgullo de Mynnar, un crucero de batalla de clase Marte. Esta vez los recuerdos vienen sin dolor, pero con preguntas. Esta nave tiene decenas de miles de tripulantes. Dnde estn los equipos de control de daos? Dnde estn las otras unidades? Por qu no suenan las alarmas? Frost parece que piensa lo mismo. Nuestra relativa soledad le da nimos. Ser especialista en comunicaciones y un aspirante fallido a tecnosacerdote no le hacen especialmente extrovertido. Me cae bien-Ya deberan estar aqu. Una nave de este tamao Tendramos que haber desembarcado un regimiento completo.-S, y las alarmas deberan estar sonando. Pero nada de eso. Tienes alguna ruta que nos lleve al puente?-La tengo. Estamos aqu seala, -nivel 21-574-9, cerca del corredor central 3 y an ms de los laterales 3 y 7. Una caminata y alcanzaramos el puente ascendiendo por los dormitorios de la tripulacin o el enginarium por los accesos de mantenimiento, pero ambos estn detrs de esta puerta y no puedo desbloquearla.-Hazlo.Entonces surge el chillido. Un sonido muy agudo y penetrante que nos paraliza en el acto. No es propio de ninguna sirena conocida. Viene de ms all de la otra puerta. Algo se acerca. Me coloco en el centro de la sala, visible para todos.-Posiciones defensivas! Cobb, si cualquier cosa cruza esas puertas quiero que lo mate!-A la orden, seor! Escuadrn Bravo, rodilla en tierra! Escuadrn Tango, Traed esas mesas y formad barricadas en los flancos! Escuadrn psilon, detrs de Bravo! Por el Emperador!El grito es coreado por los soldados, que toman posiciones de inmediato. El chillido extrao se convierte en una cacofona conforme se acerca, indicando que el primero era una seal de llamada para una marea. Dalin reparte armas a los heridos y se une a psilon. Frost teclea frentico la consola. Los lmenes empiezan a parpadear con ms frecuencia y se apagan hasta que slo quedan las de la lnea central. Los heridos que pueden apuntan sus armas a la puerta. Ese sonido infernal se acerca, as que levanto mi pistola blter. Los adornos dorados en la bocacha y el mango relucen plidos. Estoy nervioso; algo no cuadra en esto. Primero nuestro despertar, despus esto Qu est pasando aqu?Lo primero que oigo es la el choque de algo muy pesado. Nada ms estrellarse los lmenes se apagan durante casi un segundo. Despus empiezan a lucir como rfagas estroboscpicas. Oscuridad. Los lseres disparan a discrecin. Oscuridad. Dos manos de tres dedos tratan de abrir las puertas. Oscuridad. Descargo mi pistola blter por el hueco entre hojas. Oscuridad. Una de las manos se alarga con un brazo imposible y agarra al cabo Valverde por la cabeza, pulverizndola al hacer presin mientras recargo. Oscuridad. Los soldados redoblan sus esfuerzos. Gritan. Oscuridad. La hoja izquierda casi se ha desprendido. Oscuridad. Pym, uno de los soldados, es capturado y desaparece ms all. Oscuridad. La hoja izquierda cede. Oscuridad. El primer xenos entra. Oscuridad. Frost grita que la puerta est abierta. Oscuridad. Entra otra criatura. Oscuridad. Ordeno la retirada. Oscuridad. Los soldados lanzan granadas de fragmentacin y se repliegan. Oscuridad. Los heridos disparan hasta que se quedan sin energa o balas. Oscuridad. Ms criaturas entran. Tienen cuatro brazos, dos con manos de tres dedos y dos de cuatro. Sus cabezas son largas y bulbosas. Sus ojos, el hambre de matar y consumir imposible de saciar He visto estas cosas antes? Oscuridad. Mi cabeza duele por el acto reflejo de intentar recordar. Oscuridad. Permanezco con Frost, haciendo fuego de supresin en el otro lado de la puerta, mientras los hombres pasan. Oscuridad. Frost es de los ltimos en pasar. En su mano derecha empua un rifle lser; en su izquierda una espada sierra. Oscuridad. La primera criatura va a por los heridos, pero la segunda corre hacia nosotros. Oscuridad. Otros tres soldados son destripados por un solo barrido de la segunda en su retirada. Oscuridad. Una tercera, algo ms grande, con un rostro ms aliengena que los otros, se detiene en el dintel y lanza su grito, lleno de xtasis. Oscuridad. Un collage de manos, garras, dientes cubre el espacio inmediato a la puerta. Oscuridad. Son tantas que se atacan entre s por las presas. Oscuridad. Ordeno a Frost que cierre la puerta. Oscuridad. Los soldados supervivientes que ya han pasado no dejan de disparar hasta que se quedan sin rango de visin. Oscuridad. La criatura casi alcanza la puerta antes de cerrarse entre chillidos de hambre insaciable, mostrando hileras de dientes afilados. Oscuridad.

Hacia el Puente

-Mi fiel Imagumo, el momento ha llegado.+Me he apoderado de un transporte como ordenasteis. Qu queris que haga, Shogun?-Sers uno de mis heraldos. Irs a Terra y le llevars este mensaje a mi Padre: vuelvo a casa.-Mensaje interceptado por la sonda GHB-23.751-XV, proveniente de la Galaxia de Andrmeda (sin confirmar).

Los soldados activan sus linternas y las anclan a sus fusiles lser u hombros. Sus focos iluminan el pasillo por delante y los accesos a otros, todos envueltos en oscuridad. Yo compruebo mi pistola blter; medio cargador y otros cinco conmigo. Al otro lado de la puerta los gritos solo duran unos segundos. Despus las criaturas golpean la puerta. Empezamos a avanzar mientras doy rdenes. Hemos perdido a trece.-Frost, conmigo y psilon en cabeza. Bravo en retaguardia y Tango en el centro. Si alguien tiene auspex que lo considere su nuevo mejor amigo o amante. Ni un palmo de separacin entre cada uno.-Seor, A dnde vamos? pregunta Modrickson delante de m: soldado de primera, honorable, atemorizado ms de lo que querra confesar. Su-Al puente. Tenemos que establecer contacto con el exterior. Si hemos venido hasta aqu es que alguien espera noticias, o al menos espera un informe.-Tenga, seor. Se lo dejaba atrs Cobb me ofreci la espada-sierra, que entonces recod que era ma. Enfund la pistola blter y la bland con mi izquierda, desbloqueando con el tacto los recuerdos asociados a esta: entrenamientos, combates, situaciones lmite en campos de batalla herticos.-Gracias Cobb; te debo una le respondo.-Me conformo con que nos saque de aqu, aunque una botella de amasec tampoco estara mal risas nerviosas surgen de varios hombres. Incluso en mitad de un tiroteo Cobb era capaz de tener cierto sentido del humor.No avanzamos mucho cuando empezamos a ver los primeros rastros de sangre sobre las planchas de acero pulido. Al principio son regueros por el suelo que acaban en habitaciones de negrura insondable; luego aparecieron las manos arrastrndose, los chorros arteriales, los charcos. Las paredes parecan sudar carmes, escapndose por cualquier grieta posible. Era mucha sangre, demasiada. El suelo en algunos tramos estaba encharcado y las escaleras se convertan en fuentes improvisadas. Pero ningn cuerpo. Toda luz se ha evaporado, como si no existiera materia, realidad, fuera de nuestros focos. Hay placas de datos y cajas tiradas por el suelo, abandonadas o lanzadas por los xenos. Recojo una de las placas, limpio la pantalla y oteo su contenido; nada importante. Tras ascender y virar por varios niveles encontramos el primer resto humano; una pierna a la altura de la rodilla. An tiene restos del uniforme. Guardia imperial.-Uno de los nuestros susurra Garrison.-Otro equipo? dice Modrickson.-Seguimos adelante ordeno.El nico auspex que tenemos no detecta nada, ni un msero servidor lobotomizado. Como mucho encontramos sus medios de locomocin desgarrados de la materia orgnica. Cobb corrige a los soldados con toques ligeros en sus espaldas o con alguna orden susurrada. Entonces doy cuenta del silencio. Una nave espacial, cualquier nave espacial, genera docenas de sonidos: el metal gimiendo, el temblor de los motores empujando la nave, las conducciones elctricas, los chasquidos de paneles de control que necesitan reparaciones, las monsergas a los esclavos que pulularan por la nave. Pero no se oye nada. Es algo ms que la ausencia de sonido; como si la oscuridad nos negara esos sentidos a menos que ella quisiera. O son todo imaginaciones mas? Acaso todas esas noches con el capelln Fry, con nuestros debates y lecturas de libros muy antiguos me han hecho susceptible a una situacin tan extraa? Menudo capitn sera, pienso. Desecho esos pensamientos y sigo adelante.Llegamos a uno de los corredores laterales tras unos treinta minutos, donde encontramos la misma estampa sangrienta. Nos detenemos en la parada de una de las bateras de maglevs, relativamente limpia, donde encontramos cajas de municin, armas, cargas explosivas y granadas. Probablemente de los defensores-Dnde est Modrickson? pregunta Graham, soldado de Tango. Como un resorte todos empezamos a enfocar al otro y hacemos recuento; faltan tres, uno de cada escuadrn.-Alguno ha visto a Modrickson, Teller y Fabeti desgajarse del grupo? pregunto. Nadie puede responder. Ni siquiera yo not la ausencia de Fabeti hasta que Graham dio la voz de alarma. El nerviosismo sube como la espuma.-Seor, no deberamos detenernos e ir a la carrera hacia el puente, pero evitando el corredor principal. Estaramos muy expuestos dice Cobb. Un vistazo rpido suyo me delat que si nos detenamos cundira el pnico. Le hago caso. Recuerdo que l y yo estamos juntos desde la fundacin del regimiento, y sus consejos me salvaron la vida en varias ocasiones que siguen en las tinieblas. Desmantelo Bravo y lo fusiono con los otros dos escuadrones en un cuadrado andante. Ahora vamos con los hombros pegados al compaero, disparando rfagas intermitentes sobre cualquier pasillo que nos parezca sospechoso. El ruido de los disparos y el chisporroteo del metal quemarse nos baja algo el nerviosismo. Cuando pasamos por los accesos al corredor central todos los mamparos estn sellados, algunos con equipo, otros con barricadas que nos retrasaran demasiado si intentramos desmantelarlas. Lo que si las traspasa es el hedor a descomposicin. No podemos ver su fuente, pero nos la imaginamos.Ascendemos otros ocho o nueve niveles por el corredor de servicio cuando aparecen las pintadas. Hechas no solo de sangre, sino de excrementos tambin, representando toda serie de smbolos nauseabundos en honor a dioses desconocidos. No nos detenemos a destruirlos; no tiene sentido. Frost nos indica que cerca hay un ascensor de servicio que podra hacer funcionar con varias clulas de energa, ahorrndonos horas. Nada ms llegar al mismo nuestra sorpresa es mayscula; alguien se ha adelantado a nosotros y activado el ascensor con un generador porttil. No es una chapuza: alguien con amplios conocimientos ha hecho un puente. Los otros dos que le flanquean permanecen en silencio. Ordeno a Tango formar un semicrculo alrededor del ascensor mientras psilon subir hasta los niveles de mando. El ascensor est lleno de material, por lo que tendremos que hacer cinco viajes. El espacio alrededor del mismo forma un trapecio, con tres entradas/salidas en sus caras. No hay smbolos o sangre; todo est extraamente cubierto de una ptina de negro, como si un lanzallamas hubiera tenido su fiesta aqu.El primer grupo asciende sin problemas. Frost calcula que cada viaje llevar seis minutos, por lo que estaremos casi una hora manteniendo la posicin. El tiempo discurre lento, eterno. Los soldados miran temerosos hacia las puertas, pero el paso de los segundos les hace entrar en una calma tensa. Sube el segundo grupo.Se producen dos picos de energa ms entre el segundo y tercer viajes. Otro detalle extrao: de haber un apagn total no habra ni gravedad ni reciclado del aire, pero parecen funcionar de todas formas. Sube el tercer grupo. Los de arriba han retirado parte del material, por lo que nos ahorramos un viaje.Empezamos a or ruidos de paneles siendo derribados y tuberas arrancadas del techo. Mierda, se acercan, pienso. -Preparaos! grito. Todos a una empuan con ms firmeza los rifles lser, incluido yo. Cobb corre hacia las entradas y coloca en su base sendos objetos de forma circular y de poca altura. Cuando vuelve, su expresin es adusta.-Cargas colocadas, Ferdinand Ferdinand mi nombre. Durante unos segundos quedo en silencio, para despus responder a Cobb.-Entendido. Eso nos permitir ganar unos segundos o bloquear su camino mientras evacuamos. -Las hacemos detonar ya? pregunta Cobb.-No. Quiero llevarme a alguno de esos por delante. Por nuestros camaradas -mi respuesta enciende los nimos de los hombres; algunos incluso gritan desafos o gritos de guerra. No esperamos a tenerlos a la vista; disparamos en cuanto el sonido se hace casi insoportable. La primera criatura que aparece, por el pasillo a la izquierda del ascensor, cae abatido bajo la lluvia lser. Los soldados concentran sus disparos de dos en dos o de tres en tres en la misma zona del cuerpo o cabeza, mientras que mi pistola blter les da un plus de potencia de fuego mientras me muevo continuamente entre los puntos de ataque. Estas criaturas son algo ms pequeas, torpes, pero igualmente letales.La entrada frente al ascensor se envuelve en una bola de fuego a mi espalda, esparciendo huesos, metal y fuego por ambas salidas. Dos soldados mueren: uno decapitado por una esquirla, el otro cuando su brazo izquierdo fue seccionado casi a la altura del hombro. Ahora se trata de una lucha espalda contra espalda. Cobb hace volar las otras dos cargas. Los cadveres de criaturas se agolpan en las entradas, formando barricadas naturales que ralentizan pero no detienen al resto. Frost me grita que el ascensor est bajando, pero no le presto mucha atencin. Segundos ms tarde vuelve a gritarme, esta vez para decirme que lo ha hecho segundos despus de llegar a su destino. Ordeno formar una cua, con la base en el hueco del ascensor, rodilla en tierra. Las criaturas empiezan a ganar terreno y rodearnos. Si son los hombres que hemos subido en ayuda que tengan una lnea de visin clara, pienso. Me giro para observar a los recin llegados pero en su lugar me lanzo cuerpo a tierra. Una tormenta de fuego se desata desde un nico origen sobre la sala, decenas y decenas de proyectiles que barrieron a todos los xenos a su paso. Sus cuerpos son pulverizados y pintan con sus restos las paredes de negro donde no llenan de agujeros las mismas. Los soldados retroceden como pueden, buscando la absolucin de la ira de sabe qu el Emperador. La tormenta cesa tan pronto como lleg. Las criaturas ms all de las puertas retroceden por el momento. Las miradas de todos se enfocan en la nica figura que aparece en el ascensor. Ms alta que cualquiera de nosotros, enfundado en una armadura de astartes tan negra como la noche, en cuya espalda se ve una mole anclada a su espalda. Iluminado dbilmente por los lmenes del ascensor y sobre todo por la boca al rojo vivo del blter pesado que lleva a dos manos, con tanta ligereza como yo empuo mi pistola. Su hombrera derecha est adornada con mltiples adornos que no reconozco, runas tal vez, mientras la izquierda estaba cubierta con una nica I, con una calavera en el centro sobre dos huesos cruzados. Su casco estaba cubierto por una capucha de tela, as como parte de su pecho. Rollos de pergamino cuelgan tanto de su arma como de la armadura; algunos viejos, otros muy recientes.-Moveos. Entrad todos los que podis en el ascensor. Yo os cubrir dijo la figura con una voz amplificada por su rejilla facial. -Gracias, ngel del Emperador digo cuando me levanto. No contesta. Recogemos las placas identificativas de los cados y entramos apresurados en el ascensor. El astartes se coloca en el centro de la sala, sin dedicarnos ms tiempo o consideracin. La llegada de esta ayuda inesperada nos sume en una sorpresa que no desaparece durante todo el trayecto. Los niveles pasan en rpida sucesin, un mamparo cerrado tras otro. Cuando llegamos a los niveles de mando lo primero que vemos son nueve blters apuntndonos, a lo que nosotros respondemos levantando las manos. El dcimo astartes baja su arma y se acerca a nosotros. Porta un bastn rematado con un guila dorada que emite pequeos rayos azulados. Carece de casco, reemplazado por una placa de adamantium pegada a su piel color carbn, conectada a su armadura mediante cables y al marco que circundaba su cabeza. Su rostro es amable, sincero, aunque sus ojos de ncleo ardiente me dicen que ha sufrido mucho hace poco. Hay signos de fatiga en su expresin-Capitn Ferdinand, soy el bibliotecario Vandur. Por favor, acompeme.-Y mis hombres? le pregunto.-Se unirn a usted en breve. La inquisidora le espera comenzamos a andar por el pasillo que discurre hacia el corredor principal superior. Aqu la luz est activa y todo parece normal. Es como si hubiramos entrado en una nave distinta, sin oscuridad o silencio.-Qu inquisidora? la pregunta hace detenerse al bibliotecario.-No la recuerda? Permtame el astarte coloca con suavidad una mano en mi cabeza. La descarga elctrica es inmediata. Quedo en blanco durante varios segundos.-Ha habido cierta alteracin en tu psique, en parte por el trauma, parte por nada extrao aqu sonre sin alegra. El efecto pasar con el tiempo, pero puedo ayudarle ms tarde. Doler. Mucho.-Bendito sea aquel pastor que en nombre de la caridad y de la buena voluntad, saque a los dbiles del valle de la oscuridad, porque l es el autntico guardin de su hermano y el descubridor de los nios perdidos. digo, recordando una de las frases favoritas de Fry.-Sabias palabras, viniendo de un guardia imperial.-No son mas sino de nuestro capelln. Yo solo las he recordado. Hace que nuestras vidas tengan un sentido ms elevado.-Toda vida tiene sentido sirviendo al Emperador dice resuelto en marine.-Toda vida debe perseguir una misin en la vida, la suya, y perseguir la de su seor respondo.-Otra enseanza de su capelln? pregunta el astarte.-No; es mi respuesta a su sentencia. Servir al Emperador es mi deber, pero no mi ambicin en cualquier otra circunstancia esta frase hubiera acabado conmigo siendo ejecutado por traidor, pero el marine parece divertido con una mente mortal no tan limitada por los dogmas.-Dime, pues, Cul es tu ambicin? la respuesta muere en mis labios cuando las enormes puertas broncneas se separan para dar cabida a ambos con un chirrido de engranajes no usados en muchsimo tiempo. Dos marines guardan los flancos, blter y rifle de plasma en mano respectivamente. No nos miran, o su asentimiento es tan leve que no lo percibo. Ante nosotros se extiende un suelo de mrmol gris veteado con hilos de oro, cubrindolo desde la puerta hasta el imponente tro de ventanas panormicas que mostraban en espacio ante nosotros. En los flancos se alinean los cogitadores y calculadores que hacen posible que esta nave funcione, zumbando y gruendo aun con la nave casi muerta. Bajo el pasillo central se encuentran los pozos donde los oficiales y servidores recibiran los informes de toda la nave y sus alrededores, pero estn en silencio y a oscuras. No hay trono de mando, y eso me inquieta. En su lugar hay dos pilares de obsidiana que llegan a la altura de la cintura del marine espacial. Circundndolos hay dos personas, una mujer y un astarte. La mujer corta la conversacin y me mira. Entonces la recuerdo. Lo recuerdo todo.Ordo Perditus

-Tenemos que detener esto ahora, o no habr una Terra a la que volver.+No exagera un poco, inquisidora?-Mralo de este modo: imagina que el Imperio es una colmena asediada a todos los niveles. Pues bien, esta nave es el ariete que la doblegar.+Una nave infestada ms?Cuntas pululan por la galaxia?De cuntas se ha encargado la Inquisicin? En cambio, el avance de Abaddon por los sistemas Fenris y Armageddon...-Esta las supera a todas. Vandur casi se suicida, y es uno de los mejores psquicos del Adeptus Astartes. Solo los Collares nos ocultan de ESO.+Entonces, Cmo es que esos guardias han sobrevivido?-Averigmoslo.-Conversacin entre la inquisidora Krypnna y el capitn Gorky de los Guardianes de la Muerte, en la Orgullo de Mynnar.

El strategium de la Angelus Caesus me parece el lugar ms fro de la galaxia nada ms entrar. No es que los reguladores de temperatura estn estropeados, pues todos nosotros llevamos los uniformes de campaa y no es que sean muy conservadores del calor precisamente. Maldito munitorum y sus putos modelos estndar, pienso. El coronel Andersen mira con gesto preocupado el hololito que se proyecta en el centro del mismo. El resto de nosotros, oficiales y astartes por igual, nos hemos sentado en los estrados a su alrededor, separados en dos grupos frente a frente. No es que se alegrara mucho cuando lleg la Inquisicin y desvi a nuestro regimiento de su curso hacia Fenris: habamos cambiado una muerte probable a manos de los degenerados del Caos por una muerte incierta ante algo que slo l y la inquisidora conocan. O eso pens.La inquisidora se halla al lado del coronel, corrigiendo las estrategias de nuestro comandante con aire de profesora paciente. Su traje monopieza de cuero negro ceido al cuerpo, sus botas metlicas, la pistola de fusin colgando del cinturn y su melena rubia rapada en el lado izquierdo mata esa impresin de ser benfico. Los de la inquisicin no tienen compasin, y su empata es cuestionable. Todo el mundo ha odo historias de sus supuestas acciones, pero nadie ha podido confirmarlas.La proyeccin que se nos muestra es la de una nave del Adeptus Astartes, la Orgullo de Mynnar, declarada desparecida cuando investigaba una anomala en la frontera exterior del Segmentum Solar. Eso es todo lo que nos dijeron al salir de la disformidad. Conversando con Rogal y Vektus por los corredores centrales sobre el tema recogemos los rumores que se filtran desde el mando. Algunos hablan de una flota enjambre, otros de orkos. Muy pocos consideraron en el camino una intervencin a gran escala; como mucho dejaramos un destacamento a disposicin y seguiramos nuestro curso. Todo cambi cuando recibimos rdenes de embarcar en la Angelus Caesus a medio camino y sin motivo aparente. En aquel entonces tuve la teora de que los inquisidores se movan en naves ms pequeas, diseadas para ellos y su squito. Ahora, delante del hololito, comprenda la situacin.-Caballeros, presten atencin dice el coronel. La inquisidora Krypnna les va a informar de los detalles previos est preocupado, demasiado en un hombre que se ha enfrentado a lo peor de la galaxia.-Gracias, coronel. Como todos ustedes ya sabrn la Orgullo de Mynnar fue declarada desaparecida cuando investigaba algo en la frontera occidental del Segmentum Solar. En realidad, la Orgullo de Mynnar desapareci en el sector Calixis hace cinco aos, sin emitir llamada de socorro alguna. Desde entonces el Ordo Perditus la ha perseguido por media galaxia hasta que se detuvo aqu, en el sistema Cypra Segentus, hace tres meses. Se supona que este sistema estaba plagado de necrones, pero los primeros informes del inquisidor Dollman nada ms llegar describieron una ausencia total de actividad xenos, as como pistas prometedoras de la localizacin de la nave. Poco despus perdimos el contacto con el inquisidor. Nosotros seal a los astartes, -somos su equipo de apoyo. Cuando recibimos noticias de que el transpondedor de Dollman se haba activado de nuevo requerimos la ayuda de la unidad ms cercana: ustedes. Ahora el capitn Gorky les dar los detalles bsicos de la misin Gorky, equipado en servoarmadura negra, se pone en pie y camina hacia el hololito, que de inmediato muestra un mapa tctico de la nave. -Se trata de una misin de Bsqueda y Destruccin salvo que encontremos rastro alguno del inquisidor o sus operativos. En ese momento aseguraremos las zonas con pruebas, recogeremos la informacin y procederemos con la Fase 3. Mis hombres y yo desembarcaremos en cpsulas de desembarco en la zona del enginarium y de ah hacia el puente el marine seala ocho puntos de entrada amarillos distintos. A continuacin aparecen muchos ms smbolos azules. Estos son los puntos de penetracin de su regimiento coronel. Debern asegurar los hangares y zonas comunes de la nave. Nada ms.El coronel nos hace seas a los tres para acompaarle nada ms desvanecerse el hololito. Krypnna y Gorky se retiran al trono de mando de la nave y nuestros hombres a las naves de transporte. Tras pasar por varios corredores y pasillos llegamos a sus aposentos. Un despacho sencillo con un escritorio de metal, lumen y cinco sillas nos espera, con el camastro en un anexo. Fry ya est all. Su rostro cetrino y calvo nos recibe con su sonrisa habitual, aunque ms forzada. Lleva su capa de oficio habitual, con la capucha retirada, con oraciones bordadas en dorado sobre fondo negro. -Qu est -antes de que Rogal pueda decir algo el coronel nos ordena silencio con un gesto. Se pone a buscar en los cajones del escritorio, extrae un lpiz y presiona el botn superior.-Esto nos dar cierta privacidad Andersen no es como el oficial tipo que pudiramos encontrar en cualquier regimiento. Nos trata con respeto y sin piedad cuando hace falta, escucha a sus hombres, se preocupa de su bienestar. An siente la prdida del comisario Benyk hace dos aos. Todos lo hacemos. Nos sentamos y l se afloja la chaqueta.-Andersen, Qu hacemos aqu? pregunta Fry. Deberas estar preparando el despliegue.-Lo hice antes de la reunin informativa. Capelln, mis capitanes y yo estamos de acuerdo en que nada de esto tiene sentido y nos estn mintiendo. Una nave astarte que ha viajado por media galaxia sin dar seales de vida; xenos que desaparecen; inquisidores... golpea la mesa con un puo. -No saben a qu se enfrentan, o s lo saben y quieren que seamos su tentempi. Me inclino a la segunda.-Adems, Qu sabemos de la Inquisicin? Solo rumores dice Vektus.-Fry sabe algo ms que simples rumores, Verdad? digo. Fry permanece imperturbable.-Trabaj para ellos, hace mucho tiempo. No me voy a extender en mis aventuras, pues acaban con vosotros hace quince aos todos asentimos. Solo los ms altos y ms leales oficiales saben del pasado del capelln. Estos y los muertos. Hay tres grandes Ordos o divisiones dentro de la Inquisicin. Nunca haba odo hablar del Ordo Perditus, y eso me preocupa. Como mucho el inquisidor con el que trabaj me cont cosas sobre ordos menores, encargados de tareas como desinformacin, asesinatos No pueden ser marines traidores, porque ya est el Hereticus para eso. Malleus? Ya estaramos oyendo voces en la cabeza. Xenos? Este es un territorio en disputa con los necrones. Si han desaparecido es que hay otra cosa aqu, lo suficientemente potente para derrotar a esas mquinas. Algo ha venido y ha sacado de las sombras a una organizacin como esta; algo que slo puede acabar de una forma: la Fase 3.-T conoces mejor que nosotros cmo piensan. Cmo podemos salir de esa Fase 3 medianamente airosos? pregunta Andersen.-Tendremos suerte si salimos vivos. Bien puede ser una orden de evacuacin y destruccin de la nave o de eliminarnos. No son de la clase de gente que preserve las vidas de sus subalternos. Rebelarnos no es una opcin tampoco: cuentan con demasiadas ventajas obvias y de salir victoriosos ni toda la influencia del mariscal nos salvara.-Est bien dice Andersen, que aprieta de nuevo el botn del lpiz. La orden es tcita. -Deberamos defender los hangares?-Podemos mantener destacamentos de reserva en las naves de transporte, por si las cosas se ponen demasiado feas sugiero.-Ya lo he pensado. Mantendremos pelotones de armas pesadas en las naves y nuestras fuerzas aqu se mantendrn en alerta. Si no podis cumplir los objetivos que os encomienden sobre el terreno o vuestras bajas son demasiado elevadas os retiris a las naves y les contenis en los hangares. Enviar a la mitad de nuestras fuerzas en la primera y segunda oleada. No habr refuerzos. Fry ir con vosotros como oficial al mando. Vosotros tres seris los primeros equipos en entrar en la nave, as que podis escoger entre los hombres de todo el regimiento. Coged todo el armamento que necesitis.-Entendido decimos los otros cuatro al mismo tiempo que nos levantamos. Al salir de la habitacin nos topamos con Krypnna y dos de su squito, soldados vestidos de negro, con cascos y sin marcas identificativas. Mientras nos alejamos omos que la puerta se abre de nuevo y entran.-Coronel, tenemos que hablar dice ella; despus la puerta se cierra. A los cuatro nos parece el sonido de la losa de una tumba encajando en su lugar.Los preparativos discurrieron sin incidentes. Recibimos noticias de que la Orgullo de Mynnar est sin energa, lo que eleva un poco nuestra moral. Eso habr matado a muchos de los enemigos expresa Cobb en cierto momento. Escojo a mis hombres; una eleccin fcil. Mi quinta compaa y yo somos una maquinaria bien engrasada, por lo que no necesito aditamentos de otras unidades. Unas horas ms tarde Fry oficia un servicio particularmente intenso sobre el chasis de un chimera. Los soldados se huelen que es algo serio, pero agradecen las palabras con gritos de fervor. Embarcamos en las naves de transporte y esperamos.Pasan casi veinte minutos hasta que recibimos autorizacin para el despegue. El viaje resulta tranquilo, lo cual nos quita parte del optimismo. En teora los marines espaciales nos han precedido, pero no tenemos informacin del coronel o de la inquisidora. Tampoco estuvo en el oficio. Cuando le pregunt, Fry no supo que contestar. O no quera.El hangar por el que tenemos que entrar tiene los mamparos bajados, por lo que el piloto se posa sobre ellos cerca de la base y ancla magnticamente la nave. Al instante la boca taladradora se pone en movimiento y devora acero y adamantium hasta que no encuentra resistencia. El cordn umbilical se extiende y pasamos. Nos recibe un espacio con contenedores esparcidos por el suelo en un laberinto artificial, junto con dos tanques tirados en el flanco derecho. Las luces de emergencia siguen activas, pero parecen al final de su vida. Despliego a mis hombres mientras Frost empieza a barrer la zona con su auspex. Nada. Cojo a los pelotones Alfa, Bravo, Tango y psilon y salgo de la estancia, dejando el resto ocupando posiciones defensivas.Empeamos las tres horas siguientes en explorar los niveles cercanos y contactar con Rogal y Vektus de forma ocasional. Las comunicaciones vienen y van, pero logramos coordinar un plan de avance. Designamos el nivel 21-5 como punto de reunin, no porque lo hayamos estudiado en los planos tcticos, cosa que no nos proporcionaron, sino porque estaba lleno de comedores para los siervos y tripulacin. Encontramos miembros humanos aqu y all, pero no torsos o cabezas. Las luces de emergencia estn en las ltimas. Dalin los comprueba y determina que han sido seccionados limpiamente, lo que descarta a casi todos los xenos conocidos. Llegamos a uno de los comedores, donde encontramos el primer cuerpo completo. Se halla tirado en el suelo, bocabajo, con un mono naranja y un chaleco negro. Dentro hallamos muchos ms cuerpos. Alfa cubre el cruce inmediato y yo me introduzco en la sala mientras los hombres pasan a mi lado. Virginia pasa a mi lado y roza suavemente mi hombro con la mano. No hemos hablado mucho estas ltimas horas, ms all de frases cortas y causticas. Me habra gustado hablarle sobre esta misin que me da mala espina-Eh, este hombre tiene algo dice uno de los soldados de Alfa. Oscuridad.El Crisantemo

En general, los hombres juzgan ms por los ojos que por la inteligencia, pues todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven.-Nikola Macciavelu, pensador, M1.

Llegamos a los accesos principales del enginarium despus de que los marines dieran por concluidas sus incursiones en busca de supervivientes y nos reunieran a todos en el puente. De las compaas de Rogal y Vektus quedan fragmentos, poco ms que pelotones vapuleados. Rogal y Vektus han muerto. Rogal fue devorado por una de las criaturas y Vektus en un incidente con fuego amigo con uno de los pelotones de Rogal, en pleno avance hacia el puente. Fry se encontraba con las fuerzas ms cercanas a la inquisidora, por lo que llegaron al puente casi intactos. Nadie noticias de nuestras fuerzas en los hangares, como nosotros, por lo que esos hombres estn fuera de nuestro alcance. No puedo permitirme el lujo de sentir las prdidas de mis amigos, no ahora, por lo que fusiono a sus hombres con los mos y formo seis equipos: Alfa, Bravo, Echo, Tango, Delta, Oscar. En realidad solo son cinco, pues Echo cuenta con los hombres con heridas de cierta consideracin y tienen que quedarse en el puente con tres marines, entre ellos el tecnomarine que inspeccionaba inquieto lo que haca las veces de trono de mando.Los tneles y tuberas proliferan por doquiera que mire, enroscndose en las pasarelas o sobre s mismas, serpenteando hasta desaparecer en el techo o suelo, pintados en un galimatas de colores apenas visibles, vomitando vapor en intervalos irregulares y dbiles, aumentando la sensacin de claustrofobia. Todo se ha vuelto ms desnudo, incomprensible por la cantidad de pergaminos repletos de lenguaje mecnico que pintan las paredes y techos, amn de los incensarios extinguidos hace tiempo. Los marines encuentran dificultades para avanzar pero conocen esta clase de naves mejor que nosotros y al final se deslizan por huecos imposibles como pez en el agua.A la cabeza de la columna Krypnna, Gorky y Vandur se guan por las indicaciones de este ltimo, que parece sentir donde hay menos posibilidades de encontrar oposicin. La inquisidora parece llevar una especie de collar de obsidiana, y supongo que los astartes igualmente. A nosotros no nos han dado nada parecido. Fry, a mi lado, sospecha.-Estn tratando de montar una trampa, y nosotros somos el cebo. Los collares que lleva la inquisidora no s qu pueden ser, pero est claro que los deja fuera del radar del enemigo susurra. Yo asiento ante su aplastante lgica, y aado: -Y de las criaturas? Los marines han sufrido prdidas nada ms llegar. Vandur, en un breve instante, me confes que perdieron el contacto con sus hermanos hace tiempo, y que por ello se desviaron al puente, para recuperar las comunicaciones internas.-Los genestealer que hemos encontrado se movan en grupos pequeos, errticos. Ms bien parece que su lder de la progenie ha muerto sentencia.-As que trabajabas para el Ordo Xenos, Eh? pregunto.-Quin ha dicho que trabajara para un solo inquisidor, para un solo ordo? incluso en estos momentos, Fry no puede resistirse a jugar al gato y el ratn. Frost, a nuestra espalda, se incluye al do conspirador.-Creo que el collar es una especie de anulador psquico. Crea un vaco o camuflaje que permite al usuario moverse y protegerse contra atacantes de esa ndole.-Si es un anulador psquico, Por qu Vandur no lo lleva? pregunta Fry. Ambos sabemos la respuesta, pero Frost es un torrente de impaciencia apenas contenido y apuntalarlo no sera bueno.-Puede que porte un modelo que permita un uso limitado de sus poderes, o puede que sea lo suficientemente hbil como para no necesitarlo Fry coloca una mano en el brazo del teniente y la conversacin acaba.Ahora la energa viene y va a intervalos de tiempo mayores, pero mantenemos las luces activas en todo caso. Los restos de servidores proliferan, esta vez con los cuerpos completos y con su maquinaria intacta, pero con rostros de miedo, pnico. Imposible. Son seres humanos lobotomizados, carentes de conciencia. Un ataque de cualquier clase los habra dejado en su sitio, mustios. Ha sido la oscuridad eso, pienso, y un escalofro recorre mi cuerpo. Los sonidos propios de la nave regresan en cada pico de energa, como si la misma se despertara de un letargo impuesto. En cada ocasin Krypnna se toca la oreja y habla por su comunicador, probablemente con el equipo en el puente, y tras cada intercambio de palabras su rostro se vuelve ms severo. Por fin, llegamos al primer anillo de los reactores, con un pequeo puente pavimentado con engramas del culto a Marte que cubre el cavernoso espacio entre los niveles de mantenimiento y control secundarios y las enormes tuberas que emanan de las esferas de los reactores. Un gran engranaje apartado a un lado hace las veces de puerta de seguridad. Curiosamente, comprobamos que hay muchos ms puentes pero o bien estn derruidos o no tienen salida. Dentro, nos esperaran los laberintos de salas de control y los anillos interiores, donde fuerzas incomprensibles para m movieron esta mole.-Comandante, quiero que sus hombres cubran los accesos al puente y lo defiendan mientras nosotros entramos. Bajo ningn concepto, oigan lo que oigan, abandonen la posicin hasta que salgamos dice la inquisidora a Fry. Suerte, inquisidora responde l. Fry y dos equipos se colocan en el acceso ms cercano, mientras que yo y el resto cubrimos el otro lado. Pasan los minutos; hacemos comprobaciones del permetro inmediato cada vez ms lejos; nada. Frost y otros tres hombres forman un equipo de exploracin en profundidad que indagan en las pasarelas y centros ms cercanos. Ni rastro de vida.Cobb empieza a ir de un lado al otro del puente, enfrascado en sus pensamientos. Yo saco un pitillo de lho y un ex-soldado de Rogal me ofrece fuego. No me gustan las esperas. Cuando eres un guardia imperial sabes que la espera no es sino un breve intermedio entre actos de muerte y dolor. Al menos durante el asedio de Mamoroth V tenamos las cantinas de las trincheras de retaguardia. Sonro. Cuantas partidas de cartas, cuantas risas los primeros acercamientos de Virginia. Sin darme cuenta acabo paseando por el puente como Cobb, que extraado me mira.-Recordaba Mamoroth V le digo. Cobb se queda en blanco un segundo y luego empiezan las carcajadas. Cuando logra serenarse me narra la ancdota con el proyectil de mortero y el casco de un traidor. Despus las carcajadas son mutuas. Le ofrezco un cigarrillo al tiempo que me saco otro.Frost emerge envuelto en sangre y pnico del pasillo por el que vinimos. Casi muere abatido por nuestros hombres mientras Cobb y yo corremos hacia l. Cuando le alcanzamos yace tirado en el suelo, agotado, con Dalin tratando de examinarle. Miro a Dalin y el niega con la cabeza.-Frost Frost! Mrame dice Cobb. Dime Frost, qu ha pasado.-Walter, yo lo siento logra decir antes de escupir un cogulo de sangre por la boca. Creamos que los tenamos fuera de campo y de repente oh Dios-Emperador -ms tos, ms cogulos. La herida en la espalda no para de sangrar. El traicionado regresa. Corred!No tenemos tiempo de reaccionar; al instante empezamos a or explosiones desde el otro lado del puente. La energa parece ha vuelto para quedarse. Ordeno mantener la lnea pero prepararse para una marcha forzada hacia el maglev que nos acerc. Despus me dirijo al otro lado del puente a informar a Fry y averiguar que pasa all. La respuesta no se hace esperar. El primer astarte negro sale a la carrera mientras dispara su blter. Los soldados apenas tienen reflejos para dejarle paso y no ser aplastados. Su armadura est muy maltrecha y cortada como si fuera mantequilla. Krypnna fue la segunda en salir, disparando como si el propio Saqueador le estuviera persiguiendo. Vandur es el siguiente, cubierto de rayos de energa etrea y sosteniendo un libro contra su pecho. Tras l van otros cuatro marines que toman posiciones de fuego de cobertura. Fry ni tiene que ordenar nuestra retirada.La retirada se convierte en una pequea desbandada hasta que alcanzamos el otro extremo del puente, disparando sin saber a qu. De pronto, una tormenta de rayos dorados emana del interior de la negrura ms all del engranaje como ptalos de una flor abrindose ante el nuevo da. Estos se estrellan contra las paredes, pasarelas, suelo, rebotando o enroscndose en esas superficies hasta alcanzar algn cuerpo. Cuando lo hizo el efecto fue aterrador; las vctimas eran desintegradas al instante, convertidas en polvo tan fino que se perda en el aire electrificado. Por eso no hemos encontrado apenas restos, pienso mientras busco la espalda de Vandur, que se ha plantado en el final del puente. Los marines que cubran el puente fueron los primeros en caer, sin gritar. Luego empieza la masacre de los guardias. El bibliotecario ha cerrado los ojos, colocando sus manos en el bculo clavado en el suelo y el libro, concentrando toda su voluntad o habilidad en formar lo que parece ser un escudo de energa que detiene la mayora de los rayos, pero no a todos. Los que estamos relativamente a salvo dejamos de disparar y tratamos de que los no cubiertos se libren de su suerte. Muchos de los intentos acaban con la muerte de los rescatadores. Desistimos y tratamos de retirarnos al maglev, pero Vandur no se mueve.-Bibliotecario! Vamos, retrese! grito tras l. El escudo ha ganado intensidad y fuerza, permitiendo a mis compaeros y sus hermanos retirarse. Los El bibliotecario se limita a sostener con una mano el bculo y con la otra lanzarme el libro, que cojo no sin esfuerzo. Su tacto es de cuero, pero solo lo percibo inconscientemente.-Mrchate! Llvale eso a la inquisidora y dile que arrase esta nave! Ya! dice Vandur. Nada de luego os alcanzo; sabe que va a morir y espera que su sacrificio no sea en vano. Alcanzo como puedo a los ltimos de nuestros hombres y marines cerca del maglev cuando una explosin de luz llena todo mi horizonte, cegndonos varios segundos. Vandur ha cado, pienso. Entro en el vagn y cuento los interminables segundos hasta que se cierran las puertas. Guardias y marines estn abatidos; yo estoy abatido. En poco ms de un minuto esa tormenta de rayos ha convertido una espera en un infierno. Cuando me recupero trato de llegar hacia Krypnna, pero uno de los marines detiene mi paso. Resignado, vuelvo con mis soldados, o lo que queda de ellos. De los casi cien hombres quedamos doce, incluidos yo, Fry y Cobb.-Y ahora, Qu? digo despus de recostarme en uno de los asientos. Empiezo a tener sueo me cues

***

Una figura est sentada en el suelo del puente, delante de los dos pilares de obsidiana, encarando con ojos cerrados el vaco estrellado al otro lado de los cristales. Detrs solo quedan cenizas de lo que fue el destacamento de marines y guardias imperiales. Viste una sencilla tnica violeta, que cubre pero no enmascara su fisiologa mejorada. Su pelo est rapado salvo una coleta que nace en su parietal, y que se extiende hasta sus hombros. Sus cejas son finas y precisas, talladas cuan obra de escultor. Sus pmulos muestran las cicatrices curadas de cortes hechos por criaturas tan familiares para l, pero que aqu seran las pesadillas de los nios por generaciones.Sobre sus rodillas dobladas y cruzadas yace una katana enfundada, adaptada a su tamao. La funda es negra, mientras que el mando es amarillo trenzado con rojo. La guardia tiene incrustaciones microscpicas, detallando campaas que nadie en esta galaxia conocera. Colgando de su cuello hay una piedra azulada. En su interior una especie de ondas y llamas crecen y mueren en un ballet infinito.-Cargas colocadas en la Angelus Caesus, seor dice otra figura, directamente en la mente del guerrero.-Id a la nave de escape y esperadme. Yingo, Alguna novedad del enginarium? dice el guerrero.-He repelido a la inquisidora y los Hinin, as como los que husmeaban. Irn hacia ti o tratarn de huir. Uno de los Hinin captur el volumen que me prestaste cuando le daba una leccin; el infeliz trat de detener luego mis fuegos artificiales responde Yingo.-Visitar a la inquisidora, recuperar el libro y me entretendr con sus amigos cuando llegue a su nave. Nos vemos pronto el guerrero desaparece sin ms de la sala.y la Espada

La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.-Epicuro, poeta Grek, M-1.

Cuando despierto solo quedamos los guardias imperiales. Cinco. El resto ha desaparecido. La inquisidora y los marines tambin se han esfumado. Al menos han tenido el detalle de dejarnos en una estacin cercana a nuestras naves, si es que siguen ah. O no han sido ellos?, pienso. Puestos a dejarnos tirados que lo hubieran hecho en el enginarium salvo que sigamos siendo el cebo. Despierto a Fry, Cobb y los otros dos, miembros de la compaa de Rogal. El libro que me dio el bibliotecario sigue conmigo, el cual meto en la mochila que Cobb reclam de camino a los motores y llen con municin extra. -Qu opinas? pregunto a Fry. -Fase 3 responde. Fase 3 digo yo. -No perdamos tiempo.-Qu hacemos, Ferdinand? dice Cobb.-Largarnos de esta nave cagando hostias. Sigues sabiendo pilotar, No?-As es, seor.-Pues eres nuestro nuevo piloto. La carrera hasta el hangar no dura mucho tiempo, ms si cabe cuando podemos ver las indicaciones en los dinteles. Fry es el primero en asomar la cabeza y ver lo que hay en el hangar. Su rostro se gira hacia nosotros, cubiertos tras un par de cajas, y nos indica la presencia de un solo individuo, probablemente un marine, sin identificar. Comprobamos las armas y preparamos el asalto.-A aquellos que os refugiis en el pasillo de acceso 319 salid, por favor. No os har dao a menos que intentis hacrmelo a m dice una voz, probablemente del individuo sin identificar. Mantenemos la posicin. Es mi primer y nico aviso.-Seguimos con el asalto? susurro a Fry.-Yo no lo hara. Imagumo es un hombre con poca paciencia para gente como vosotros dice una voz detrs de nosotros. Le apuntamos por reflejo pero no tenemos tiempo. Se convierte en un borrn de increble velocidad que pasa entre nosotros y nos corta las armas en dos limpiamente. Uno de los ex-soldados de Rogal trata de sacar su cuchillo de combate pero el borrn se lo quita, junto con los dos brazos. El hombre trata de gritar pero su cuello desaparece y su cabeza cae cortada cuan fruto maduro. No hay chorros de sangre; mana con fluidez de las heridas. Cuando se detiene vemos a una figura del tamao de un astartes, pero ms alta. Porta una especie de alabarda de energa y una armadura, cuyo casco presenta un rostro grotescamente enfadado, como si un ser mitolgico hubiera decidido castigar a los hombres, mas ninguna de las dos cosas tiene una fuente de energa visible o reconocible. Nada en l es reconocible; lo s porque miro a Fry una fraccin y veo su sorpresa. Al resto no nos queda otra que levantar las manos. -Te orden que fueras con los otros dice la voz del hangar.-No quera perderme en final de la fiesta responde con cierta sorna el otro. A diferencia de los marines normales su voz no se escucha distorsionada por la parrilla vox. Vamos nos dice.Cuando entramos el hangar ha cambiado su aspecto. Las cajas estn apiladas delante de los otros accesos, mientras que los tanques estn en un lateral. Una nave totalmente negra ocupa la mayor parte del espacio, de lneas duras y abruptas pero con un estilo de ala delta. De esta desciende una rampa, en cuya base vemos al individuo de antes. A unos pasos de esta el astartes con armadura nos ordena ponernos de rodillas y tirar las armas blancas ante nosotros.-La inquisidora y los Hinin, Dnde estn? pregunta Imagumo.-Erickson, Fry. Comandante en funciones. Nmero de identificacin 21377420 -el astarte con armadura le suelta un puetazo a Fry en su cabeza, aplastndola. Sesos y huesos nos caen a todos. Mi corazn, desbocado desde el principio de todo, parece que va a salirse de mi pecho. El cuerpo sin vida cae a plomo en el suelo. El otro hombre de Rogal empieza a llorar desconsoladamente.-Alguien ms quiere hacerse el hroe? pregunta Imagumo.-No sabemos dnde estn dice Cobb. El astarte con armadura coloca el filo de su alabarda muy cerca de su cuello. -Ests seguro?-Nos drogaron en el maglev har unas dos horas respondo. Desconocemos si se han marchado ya a su nave o no.-Su nave? La Angelus Caesus? Jajajajajajaja dice el astarte con armadura. No creo que ese trasto se haya escapado un sudor fro recorre mi frente. Los han matado? A todos?-No; no los hemos matado a todos. Todava dice Imagumo. Nos gustara llegar a cierto planeta sin armar ms jaleo. Y estos cazadores de brujas son una molestia. Lo que me lleva a una cosa: Dnde est el libro?-Qu libro? incluso al borde del pnico trato de parecer valiente. Intil. El astarte con armadura coge al soldado sollozante, lo levanta por una pierna, lo deja colgando y lo corta en dos delante de Cobb y de m. Cobb est tan cagado de miedo como yo, pero su veterana le mantiene firme.-Por qu os preocupa un simple libro? dice Cobb.-Un simple libro Sabes? Me acabas de dar una idea responde Imagumo. Yingo, coge a uno de los dos y mtelo en la nave con el volumen. Haz lo que quieras con el otro.-Ser un placer, seor una explosin vuela una de las puertas bloqueadas, lanzando metralla por todo el hangar. Tras la onda expansiva, giro mi rostro. Krypnna, junto a los dos marines que le quedan, entran abriendo fuego sobre los enemigos. Estn maltrechos, pero decididos.-Hola, amigos! Nos divertimos? dice Imagumo. Al instante desaparece. Yingo, por su parte, coge a Cobb y lo mete en la nave negra. Estoy paralizado. Solo puedo observar. El primer marine, el que porta el can de fusin, pierde el equilibrio en carrera cuando es seccionada su pierna derecha a la altura de la rodilla. Despus le toca el turno a su cabeza. El segundo, con un blter, dispara al aire hasta que sus brazos caen lacios en el suelo. Su grito de rabia muere cuando algo le atraviesa casco y cabeza, dejndole colgado un instante para despus caer inerte. Krypnna se detiene, deja de disparar, y saca una pequea daga que nunca antes haba supuesto que tuviera. Su hoja no tiene color; es la ausencia de color.-Ohhh, no saba que los de tu calaa tuvierais acceso a esta clase de juguetes. Pensaba que mi Shogun y los Metaru Dansei eran los nicos dice Imagumo, invisible. Krypnna empieza a dar vueltas sobre s misma, tratando de adivinar su posicin.-Tu Shogun? Tu seor no es ms que un traidor al Emperador, como lo fue su hermano dice ella.-Jajaja, ni siquiera conoces bien la historia. No me extraa, pues tenis gente que enmascara vuestro propio pasado. Te har un resumen; vuestro Emperador fue quien intent matar a nuestro padre. Supo de sus planes a tiempo. Y el segundo hermano no era l, sino ella entonces Imagumo reaparece por la espalda de Krypnna. -Creais que vuestras baratijas os protegan? susurra. Para cuando ella se gira el ya no existe.-Tus sucias mentiras no me van a doblegar, asqueroso traidor. T y toda su progenie solo tenis un destino: la muerte y el olvido.-La muerte interesante propuesta. Lstima que est segando el campo y que antes tengamos que hacer una pequea visita a vuestro Emperador antes de reunirnos con la Parca Imagumo reaparece y ejecuta un barrido horizontal. Krypnna, con unos reflejos sobrenaturales, para el golpe, solo para observar que la hoja del arma es similar a la de su daga y que la de esta ltima es absorbida por la espada no; katana. Tu maestro nos subestim, y pag el precio. T nos has subestimado Que tu ltimo momento sea morir a manos de los Perdidos Imagumo sigue su barrido y decapita a la inquisidora.Imagumo desparece. La parlisis parece que afloja su garra. Puedo pensar. No s qu hacer; no veo salida. La espada-sierra! Est cerca. Dios-Emperador-Tu Dios-Emperador no es sino un espectro enloquecido que vaga por la disformidad, atado al plano material por su cuerpo y los restos de su inagotable ambicin dice Imagumo cuando aparece ante m. Vuestro Imperio est a un minuto de la medianoche eleva la katana ante m, listo para el golpe. Renete con tu seor, soldado, y dale este mensaje: la Tormenta ha vuelto.El golpe cae. Oscuridad y nada ms.

Eplogo

ISed quis custodiet ipsos custodes

ORDO JDPG 334/GHT/8-01SLNCD---SOLAR---DVNDFSALVNSDCONCSOAONSV: ADEPTUS TERRADVNOENEOVANLCNSDNSNSDNSNSDV: CDIGO SOMBRA PROFUNDA

Orgullo de Mynnar y Angelus Caesus destruidas en ---CONFIDENCIAL---. Todos los integrantes del equipo y del 75 Regimiento de Annot muertos salvo ---CONFIDENCIAL--- y ---CONFIDENCIAL---. Interrogatorio hipntico con xito en uno de los sujetos. ---CONFIDENCIAL------CONFIDENCIAL------CONFIDENCIAL---. Ejecucin inmediata. Elementos de los Lobos Espaciales han sido desplegados en ---CONFIDENCIAL--- sin trabar combate. El enemigo apodado ---CONFIDENCIAL--- sigue desaparecido. Todas las fuerzas en estado de alerta mxima, y se ha solicitado apoyo ---CONFIDENCIAL------CONFIDENCIAL---.

Anexo: Se ha iniciado ---CONFIDENCIAL--- del Volumen III de La Ystori de mi tiempo. Verificacin en curso.

Gloria al Emperador. Gloria al Imperio.

II

Destino

La superficie de Luna acoga innumerables visitantes a cada segundo en su rodeo a su madre creadora: fragatas, yates, transportes de tropas o de minerales. Recientemente se aadi a la lista los ensambladores, portando ms caones lser que eran instalados a toda prisa. Pero el visitante que se pos en el Sinus Iridum no hubiera sido bienvenido de haber sido detectado. Dicha nave atraves las defensas del sistema Sol como si no existieran, viajando suavemente hacia su destino. Quiz en Titn, hogar de los Caballeros Grises, les hubieran visto, pero estaban ms ocupados enviando a sus pocas reservas hacia las lneas de Abaddon. Cuando se pos, la nave apenas perturb un entorno ya de por s alterado por milenios de actividad humana. Dentro, cinco astartes esperaban a que la nave efectuase las comprobaciones necesarias para desembarcar.-Esperaba algo ms de diversin buf Yingo. Tanto l como los otros cuatro llevaban sus armaduras completas y en perfecto estado. La alabarda de Yingo brillaba bajo las luces como recin sacada de las forjas de su mundo natal, muy lejos entonces.-Debemos aprovechar la ocasin; Abaddon y su chusma han agitado el avispero y los fieles del Oyakoroshi corren dispuestos a intentar pararle los pies respondi Imagumo.-Crees que lo conseguirn? dijo Sheishirou. De los cinco era el ms voluminoso y alto, por lo cual iba equipado con una armadura especial, ms ornamentada y parecida a los modelos anteriores a la Huida, capaz de encerrar su forma y soportar las energas que podra desatar el enorme martillo de combate que sostena a dos manos, con la cabeza en el suelo.-No tendrn otra oportunidad respondi Imagumo.-Nuestro Padre y Shogun tena razn, algo que siempre os he dicho: el Oyakoroshi dej demasiados enemigos derrotados pero no destruidos cuando sentenci Kenzo. Era el erudito del grupo, encargado de recopilar datos vitales y transmitirlos a sus compaeros antes de las misiones o al Mando Expedicionario. Su casco fue diseado para semejarse a una capucha que ocultaba un rostro de bano y ojos de marfil. En el pecho destacaban el smbolo de su pertenencia a la Orden y el de su Clan.-S, Kenzo; y nos inclinamos ante tamaa sabidura se burl Yingo, haciendo una exagerada reverencia.-Pensaba que tras tu casi cagada en Baal apreciaras ms sus sentencias apostill Tetsuya. l y Kenzo eran hermanos, y su vnculo no haba desaparecido tras la Ascensin. Pero donde Kenzo recurra a la filosofa, la especulacin, o formar con los datos un puzle que resolver l era la parte pragmtica, funcional; para quien la experiencia era la mejor medida de las cosas.-El Gran Devorador siempre me saca de quicio farfull Yingo. Justo en ese momento las compuerta trasera de la nave se abri con un silbido agudo. Vamos dijo Imagumo. l iba en cabeza, en el centro de una formacin de punta de flecha que se form instintivamente. Kenzo y Yingo estaban pegados a l, mientras que Tetsuya y Sheishirou formaban los flancos.Ante ellos y sobre sus cabezas se extenda el anillo defensivo de Luna y, tras este, su destino: Terra. Los cinco guardaron silencio, absortos en el espectculo. Haban escuchado las historias, ledo los volmenes de su Shogun, pero verla en vivo a diferencia de los Hinin, ellos si recordaban su origen y se permitan sentir emociones ms all de los propios de la guerra.-Cuanta tristeza dijo Kenzo, rompiendo el hielo.-Un cerezo invadido por la pestilencia sentenci Yingo. No era dado a expresiones como esa, por lo que se gan una mirada de sus compaeros.-Es el corazn de un Imperio que perdi la fuerza vital cuando los Cuatro Jugadores desvelaron su plan dijo Sheishirou, apretando con ms fuerza su martillo.-Tenemos un montn de trabajo que hacer all. Trabajo serio. Debemos ser fuertes y no embargarnos por la melancola afirm Tetsuya. Imagumo dio un paso adelante y desenvain su katana mientras no perda de vista su objetivo, apuntndola hacia el orbe parduzco que amaneca tras el anillo orbital.-Habitantes de la Vieja Tierra, sabed esto! grit Imagumo. Era un gesto ftil, pero deba hacerlo. Vuestra Era de la Oscuridad llega a su fin! Mi Padre, Raiburujin, vuelve a reclamar lo que le pertenece por derecho y liberar a esta galaxia de los enemigos que la infestan! Que caiga la Tormenta!! entonces se dio la vuelta y encar a sus hermanos; sus amigos. -Ultra Fidem dijo.-Ultra Fidem dijeron los cuatro al unsono.

En Terra, un cadver que llevaba diez mil aos inmvil flexion un dedo