A Relaxing Güisqui Sobre Las Rocks

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7/17/2019 A Relaxing Güisqui Sobre Las Rocks

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A relaxing güisqui sobre las rocks

Cuando hay cambio de turno, la mía paciencia rehúye del suyo trabajo y mis nervios me ponen de los nervios por querer entrar y fichar cuanto antes, un relajante contoneo agita las olas en mi vaso de güisqui. Éste es un momento mágico en el que cuerpo y alma se ponen de acuerdo y dejan de hablarse hasta nuevo aviso, o nuevo trago.

Entonces, es el eco sigiloso de las olas sobre las rocas quien organiza y dirige todos los problemas hacia mi esófago, estómago e hígado por una parte; por la otra, dispersa el molesto run-run de las neuronas hacia una playa paradisíaca. Cierro los ojos, respiro y me echo a nadar.

Con la paciencia ausente y la sensatez de baja por depresión, un viejo conocido llamado 'Dyc' me abre las puertas de su hogar, un estado mental agradable, discreto y elegante.

Puedes venir cuando quieras- me dice.

Nada mejor que reorganizar la casa de vez en cuando: un poco de alegría por aquí, otro poco de tristeza por allá, barrer y fregar despacio, con mimo y esperanza. Lascuentas salen solas mientras nado. El paladar responde y las neuronas bailan.

Volveré cuando baje la marea- respondo.

Las mejores playas son pequeñas y tranquilas. Los mejores tragos también. Es la leyde la oferta y la demanda del bebedor de güisqui, que nada pide y nada espera. Esmás, siempre espera de más y pide de menos, así que mientras otros las prefieren alegres y alborotadas, Dyc y yo volvemos siempre a la misma playa.

Pero cuidado, como dice el rapero, hasta el mejor paseo en la playa termina en las rocas. Y entonces me doy cuenta, abro los ojos, ya no hay 'rocks' en mi playa. Con sumo cuidado miro mi monedero, mi monedero casi nunca está de acuerdo conmigo, pero hoy es temprano y nos quedamos nadando un ratito más.

Pasan las olas, los tragos, los recuerdos, todo ha cambiado, el estrés se dejó la llave del gas abierta y vuelve corriendo corriendo a su casa.

No importa, cuantos menos seamos mejor- dice Dyc.

En la vida de todo bebedor de güisqui que se reconozca, llega el momento de elegir bien a sus amigos, pues como todos sabemos, el monedero puede ser fiel a tus ideas o no. Y los amigos pueden elegir otras playas claro, pero nunca nunca te llevarán donde la marea esté alta, donde haya más rocas que olas, y no se pondrán de acuero con tu monedero antes que contigo. Por tanto, el bebedor debe aprovechar al máximo el momento antes de que 'los otros' regresen y empiecen a discutir.

Hasta nuevo cambio de turno.