A Manera de Anexo

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A MANERA DE ANEXO INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero” (Salmo 118,115) GENERALIDADES DE LA BIBLIA Si vamos a hablar y desarrollar el tema de la Biblia, lo primero que tenemos que hacer, es dar un concepto de Biblia, demos entonces ese paso. ¿Qué es la Biblia? R// La Biblia, es el conjunto de Libros santos, inspirados por Dios y escritos por los hombres, donde Dios habla a la humanidad e interviene en su historia para salvarlo 1 . Dios en su amor y condescendencia, en su abajarse al hombre para que el hombre pueda encontrarle y tratarle, viene y se abaja tanto que habla a los hombres a la manera y en la forma de los hombres; Dios se nos revela divinamente en las palabras humanas hasta el punto que, el mismo Verbo de Dios, la Palabra misma hecha carne, el mismo Hijo de Dios se hizo hombre y sufrio como los hombres, vivio como los hombres y fue en todo parecido a los hombres, excepto en que él no cometio pecado alguno, asume la débil condición humana para hablarnos en nuestras propias palabras 2 y para fortalecerla con su doctrina y presencia. A la Biblia se le llama también: Sagrada Escritura, La Escritura, Palabra de Dios, Libro de la Revelación. 1 Catecismo “Enseñanza fundamental de la Doctrina Cristiana”, Editorial P.B.A., Comayagua, Honduras, Agosto de 1997. 2 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 101.

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SOBRE LA BIBLIA

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A MANERA DE ANEXO

INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA

“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”

(Salmo 118,115)

GENERALIDADES DE LA BIBLIA

Si vamos a hablar y desarrollar el tema de la Biblia, lo primero que tenemos que hacer, es dar un concepto de Biblia, demos entonces ese paso.

¿Qué es la Biblia? R// La Biblia, es el conjunto de Libros santos, inspirados por Dios y escritos por los hombres, donde Dios habla a la humanidad e interviene en su historia para salvarlo1.

Dios en su amor y condescendencia, en su abajarse al hombre para que el hombre pueda encontrarle y tratarle, viene y se abaja tanto que habla a los hombres a la manera y en la forma de los hombres; Dios se nos revela divinamente en las palabras humanas hasta el punto que, el mismo Verbo de Dios, la Palabra misma hecha carne, el mismo Hijo de Dios se hizo hombre y sufrio como los hombres, vivio como los hombres y fue en todo parecido a los hombres, excepto en que él no cometio pecado alguno, asume la débil condición humana para hablarnos en nuestras propias palabras2 y para fortalecerla con su doctrina y presencia.

A la Biblia se le llama también: Sagrada Escritura, La Escritura, Palabra de Dios, Libro de la Revelación.

Se le llama Sagrada Escritura porque trata de asuntos sagrados y religiosos; Palabra de Dios, ya que es el mismo Dios el que se comunica con nosotros a través de la Biblia3; y Libro de la Revelación, ya que Dios se nos revela, es decir, corre el velo cuando la leemos, nos abre los ojos; y porque los que la escribieron lo hicieron por medio de la revelación de Dios. No se la inventaron ellos.

1 Catecismo “Enseñanza fundamental de la Doctrina Cristiana”, Editorial P.B.A., Comayagua, Honduras, Agosto de 1997.

2 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 101.

3 Ibíd. N°81.

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Podemos descubrir de antemano que, a través de toda la Sagrada Escritura, a través de toda la Santa Biblia, Dios nos habla y su charla con nosotros es sólo en una palabra, esta es el Verbo, que viene a mostrarnos la plenitud de la revelación de Dios4, el Hijo que viene a mostrarnos al Padre y a enseñarnos a llamarle así: “Abbá”, es decir papito, Padre (Rom 8,15). Por medio de su Verbo el Padre se nos da a conocer en plenitud, ya que el Hijo de Dios nos habla Palabras de Dios y las confirma con muchos milagros y prodigios5. Al mismo tiempo Dios que se manifiesta a sí mismo, también nos da a conocer lo que sería su eterna voluntad de salvar al hombre, comunicándonos los infinitos bienes divinos que superan nuestra comprensión y nuestra inteligencia6.

La Biblia (viene del griego τα βιβλία, ta biblía, ‘los libros’) es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y el cristianismo. Según las religiones judía y cristiana, transmite la palabra de Dios, que no se encuentra atada por nada ni por nadie, ni por el tiempo ni por el espacio. La Biblia, o al menos parte de ella, se encuentra traducida a 2303 idiomas7.

San Agustín nos lo dice de esta manera:” Recordad que es una misma Palabra de Dios la que se extiende en todas las escrituras, que es un mismo Verbo que resuena en la boca de todos los escritores sagrados, el que, siendo al comienzo Dios junto a Dios, no necesita sílabas porque no está sometido al tiempo8”.

Quizá se ha preguntado alguna vez, ¿De dónde viene la palabra Biblia?, la

respuesta es esta: La palabra Biblia se origina, a través del latín, pero en la

expresión griega τὰ βιβλία τὰ ἅγια (ta biblía ta hágia; ‘los libros sagrados’),

acuñada por primera vez en el Primer libro de los Macabeos 12,9; siendo βιβλία

(biblia) plural de βιβλίον (biblíon, ‘papiro’ o "rollo’ y, por extensión, ‘libro’)9. De tal

manera que: el singular de libro es biblión (βιβλίον), significa un libro, el plural es

Biblia (βιβλία). Por consiguiente la palabra biblia significa libros, conjunto de libros

o grupo de libros, es por esta razón que, a los escritos sagrados le damos el

4 Cfr. Ibíd. N°102.

5 Cfr. CVII, Constitución Dogmática Dei Verbum, N° 4.

6 Cfr. Ibíd. N° 6.

7 http://www.lafecatolica.com/curso-de-introduccion-a-la-biblia-fray-nelson-medina/5019/.

8 San Agustín, Enarratio in Psalmum, 103, 4, 1.

9 « ». Diccionario Manual Griego: griego clásico - español. Vox: Spes. 1996. βίβλος βίβλος ου ἡ corteza de papiro; hoja o tira de ella; escrito; libro; documento, carta; división de una obra.

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nombre de Santa Biblia, para designar la palabra de Dios, los libros sagrados del

Cristianismo.

Se cree que este nombre nació como diminutivo del nombre de la ciudad de Biblos  (Βύβλος,  Byblos), importante mercado de papiros  de la antigüedad. 

No obstante, dado que “Biblos” sólo con dificultad podría ser un préstamo o un parecido, paralelo del nombre original de dicha ciudad en fenicio, “Gubla”, existe una gran posibilidad de que fuera todo lo contrario, siendo así que la ciudad es la que recibiera su nombre griego a partir del término que designaba a la planta de papiro, y no al revés10.

Dicha expresión (βιβλία), fue empleada por los hebreos helenizados (aquellos que habitaban fuera de Jerusalén, en las ciudades de habla griega o que estaban en el exilio o deportados fuera de sus tierras) mucho tiempo antes del nacimiento de Jesús de Nazaret para referirse al Tanaj o Antiguo Testamento.

Muchos años después empezó a ser utilizada por los cristianos para referirse al conjunto de libros que forman el Antiguo Testamento, así como los Evangelios y las cartas apostólicas, es decir, el Nuevo Testamento para los cristianos. Para ese entonces ya era común utilizar únicamente el primer sintagma, τὰ βιβλία (ta biblía), a manera de título.

Ya como un título, se empezó a utilizar en latín “biblia sacra” (los libros sagrados), sin artículo, dado que éste no existía en latín. Sin embargo, al ser Biblia un cultismo en latín, acabó pasando de considerarse un neutro plural a un femenino singular: “la sagrada Biblia”, entendiendo ya Biblia como el nombre propio de todo el conjunto, a través del latín y por su traducción se derivó a la gran mayoría de las lenguas modernas.

La Biblia es una recopilación de textos que en un principio eran documentos separados llamados “libros”, escritos primero en  hebreo,  arameo y griego durante un periodo muy dilatado, y después reunidos para formar el Tanaj (Antiguo Testamento  para los cristianos) y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana.

En sí, podemos decir y pensar con gran certeza que, los textos que componen la Biblia fueron escritos a lo largo de aproximadamente unos 1,000 años, entre el 900 a. C. y el 100 d. C.

Los textos más antiguos se encuentran contenidos en el Libro de los Jueces (Canto de Débora) y en las denominadas fuentes "E" (tradición elohísta) y "J" 10 Chantraine, Pierre (1968). " ". Diccionario etimológico de la lengua griega. 1 ( - ). París:Βύβλος Α Δ

Klincksiek.

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(tradición yahvista) de la Torá (llamada Pentateuco o los primeros cinco libros de la Biblia por los cristianos), que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo de toda la Biblia, es el libro de Oseas, que también con gran probabilidad es también de la misma época.

El pueblo judío identifica su biblia, o a la Biblia hebrea con el Tanaj, no consintiendo bajo ningún concepto el término Antiguo Testamento, y no acepta la validez del llamado Nuevo Testamento, reconociéndose como texto sagrado únicamente al Tanaj, es decir, que para los judíos, el Nuevo Testamento no es válido, sólo es válido el Antiguo Testamento, pero para ellos tiene el nombre hebreo de Tanaj, que se forma de los nombre de las tres partes en que la dividen.

La Biblia es para nosotros y para todos los creyentes: la palabra de Dios, por ser indudable su inspiración divina. Dios es el autor de dichas escrituras, son inspiración de Dios todas las palabras contenidas en ese libro santo y se ha dado esa inspiración por medio del Espíritu Santo11, por este motivo, la Iglesia, siguiendo la fe de los apóstoles, considera estos libros como santos y canónicos, es decir, elegidos por la Iglesia para formar la Sagrada Escritura, ya que han sido escritos por inspiración del Espíritu Santo, por esto mismo, sin ninguna duda tienen a Dios como autor y así se le han entregado a la Iglesia para que ella los administre, los interprete y los enseñe.

Para que estos libros existieran, Dios utilizó a muchos hombres, de muchas épocas y de todos los tiempos, que pusieron en práctica sus propias facultades, medios y talentos, pero sólo se dio la Sagrada Escritura, cuando Dios actúo en ellos y por ellos cuando los que escribieron, escribieron todo y sólo aquello que Dios quería12, pero como verdaderos autores ellos también, pues son sus medios y capacidades, su lenguaje, su escritura, pero es Dios quien actúa en ellos. Por esto se puede decir que: tanto Dios como los hombres son autores de la Biblia. A los escritores de los libros sagrados se les da el nombre de hagiógrafos. Es decir que todos los que prestaron sus habilidades a la inspiración del Espíritu Santo y escribieron la Biblia en tantos siglos, épocas y tiempos reciben el nombre de “hagiógrafos”.

De esto mismo viene a decirse que, todo, absolutamente todo lo que los hagiógrafos o autores sagrados afirman, debe de tenerse afirmado por el Espíritu Santo, de tal forma que: la Biblia, nos enseña de forma definida, firme, con total fidelidad y sin error alguno, la verdad que Dios nos ha querido comunicar para

11 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N°105.

12 Cfr. CVII, Constitución Dogmática Dei Verbum. N° 11.

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nuestra salvación13. La Biblia en ningún momento busca enseñarnos ninguna verdad científica o cronológica y menos espaciales, sino y solamente la palabra de Dios, viva y eficaz.

La Sagrada Escritura, es un libro eminentemente espiritual y habla sobre la historia de la humanidad, su creación, su caída en el pecado y su salvación, además que expone cómo el Dios creador se ha relacionado, se relaciona y se relacionará con el ser humano. De igual forma, la Biblia expone los atributos o características de Dios y el carácter de Dios.

Algo importante es, que para no cometer errores, tomemos en cuanta lo que el catecismo de la Iglesia Católica nos dice sobre la interpretación de la Sagrada Escrituras con tres criterios14, estos criterios son:”1)  investigar con atención lo que pretendieron expresar realmente los hagiógrafos; esto quiere decir que nos ubiquemos en el momento que el autor sagrado estaba, así nos evitamos dar malas interpretaciones y cometer anacronismos15; 2) atender a los géneros literarios y además, que el intérprete investigue el sentido que intentó expresar y expresó el hagiógrafo en cada circunstancia según la condición de su tiempo y de su cultura, según los géneros literarios usados en su época, por los géneros literario los autores escriben en sentidos figurados, esto quiere decir que, escriben una palabra pero por el género literario tienen un significado no al pie de la letra, sino un significado distinto; 3) hay que leerla e interpretarla con el mismo Espíritu con que se escribió para sacar el sentido exacto de los textos sagrados, hay que atender no menos diligentemente al contenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, teniendo en cuanta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe, es decir la concordancia o medida de la fe (Rom 12, 6)”16, es decir, no buscar lo que yo creo que el texto dice, sino lo que el Espíritu Santo inspiró y lo que él quiso transmitir a través de las letras sagradas.

Además es muy importante prestar una gran atención al contenido y a la unidad de toda la Sagrada Escritura, ya que los libros de la Biblia no tienen que ser tomados cada uno por su cuenta, ni un versículo en concreto porque el texto se saca de contexto y pierde el sentido, de tal manera que, a algo bueno lo podemos hacer decir algo malo o viceversa, o simplemente resaltar nuestros propios intereses con la Sagrada Escritura, problema grande en la actualidad con tantas

13 Cfr. Ibíd.

14 Cfr. Ibíd. N°12.

15 Anacronismo es: interpretar una escritura o hecho de la antigüedad con criterios del presente.

16 Ver. http://mercaba.org/Mundi/1/analogia_de_la_fe.htm.

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sectas protestantes de hoy en día que predican sus intereses propios y usan la Biblia para eso y nada más17.

LA DIVISIÓN DE LA BIBLIA

Un libro de la Biblia, es un grupo establecido de escrituras. Por ejemplo, el libro de Salmos (en hebreo Tehilim o canciones de alabanza) tiene 150 canciones (151 en la versión de los Setenta), mientras que la Epístola de Judas es una carta de media página.

La Santa Biblia se puede dividir de distintas maneras, y para hacer esta división se puede tomar en cuenta que es considerado como Biblia o como Palabra de Dios por los distintos grupos religiosos, tanto de la antigüedad cristiana, como de nuestro tiempo.

Hay que recordar algo muy importante: que la Biblia es la Palabra de Dios, es considerada así tanto por nosotros los cristianos, como por el pueblo judío, nuestros hermanos mayores, que todavía siguen esperando al Mesías.

Las dos grandes divisiones o partes de la Biblia son Antiguo Testamento y Nuevo Testamento; esta división procede de los más antiguos tiempos cristianos.

En total, la Biblia se compone de 73 libros, de los cuales 46 constituyen el Antiguo Testamento y 27 el Nuevo Testamento, para las biblias católicas, siguiendo el canon griego, alejandrino, de los setenta o como se le llama: la Septuaginta; esta división de los Libros de la Biblia, fue realizada y completada en la cuarta sesión del Concilio de Trento, del 8 abril de 154618, cuando se propuso el orden usual de libros canónicos en la Iglesia Católica, que es la formadora de orden, listado o canon de la Sagrada Escritura. Para las biblias protestantes el número es de 66, siguen en el Antiguo Testamento el canon hebreo o palestinense, que en el Antiguo Testamento tiene 39 libros, no incluye los siete libros deuterocanónicos.

Pero también es importante recordar que para los judíos, la Biblia de ellos sólo está formada por los libros que para nosotros son del Antiguo Testamento, pues ellos no aceptan ninguno de los libros del Nuevo Testamento como inspirados por Dios y menos como escritura sagrada.

Ya aclarados estos puntos podemos decir que la Sagrada Escritura, o la Santa Biblia, como le queramos llamar, la podemos dividir de las siguientes maneras:

17 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 111-114.

18 Denz. 1502-1503.

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El Antiguo Testamento, La Biblia hebrea o Tanaj está dividido en tres secciones, fue dividido por los hebreos en tres partes:

1) Thóráh (=Ley) o Pentateuco porque comprendía los 5 primeros libros de la ley.

2) Nebi’im (=Profetas), divididos en Nebi’im hare’sonim (=profetas anteriores), que son desde Josué al 4° (=2º) de Reyes, y Nebi’im ha’ajarónim (=profetas posteriores), que comprenden desde Isaías hasta Malaquías.

3) Kethúbim (=Hagiógrafos), o Escritos, que son el resto de los escritos sagrados (Salmos, Proverbios, Job, Cantar, Ruth, Lamentaciones, Eclesiástico, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías, 1 y 2 Crónicas o Par).

La Biblia judía fue escrita predominantemente en hebreo, pero tiene algunas pequeñas partes que fueron escritas en arameo y griego. En la Biblia cristiana, la Biblia hebrea es llamada Antiguo Testamento, para distinguirla del Nuevo Testamento, que es la parte que narra la vida de Jesús y su predicación, entre otras cosas.

El Antiguo Testamento nos narra la historia del pueblo de Israel y comprende desde la creación del mundo hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, está dividido en los siguientes grupos de libros: Pentateuco, Libros históricos, Libros poéticos o Sapienciales y libros proféticos.

Hoy día en la Iglesia católica, la división más corriente de la Biblia, pero sobre todo del Antiguo Testamento, es la llamada: “División Lógica”, porque hace relación especialmente con el contenido de los libros; consta de tres grandes divisiones, que se aplican paralelamente a uno y otro Testamento: históricos, poéticos y sapienciales (o didácticos) y proféticos.

El Antiguo Testamento está compuesto por 46 libros, divididos de esta manera:

(Históricos): Pentateuco (5: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio) y Libros Históricos(16: Josué, Jueces, Rut, 1-2 Samuel, 1-2 Reyes, 1-2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Tobías, Judit, Ester, 1-2 Macabeos)

(Didácticos): Libros Poéticos y Sapienciales (7: Job, Salmos, Proverbios, Qohelet, Cantar, Sabiduría y Eclesiástico).

(Proféticos): Libros Proféticos (18: Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Baruc, Ezequiel y Daniel; Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías)

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El Nuevo Testamento nos narra la vida, obras, pasión, muerte, resurrección y ascensión del Señor Jesús, y el comienzo de las primeras comunidades cristianas; está dividido en: los cuatro Evangelios, Historia (Hechos de los Apóstoles), las Cartas o escritos Paulinas o de San Pablo, las cartas o escritos católicos, apostólicas o de los apóstoles, y el Apocalipsis19.

Nuevo Testamento está compuesto por 27 libros, divididos así:

(Históricos): Evangelios (4: Mateo, Marcos, Lucas y Juan) y Hechos de los Apóstoles (1)

(Didácticos):

Cartas de san Pablo o paulinas (13: Romanos, 1-2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1-2 Tesalonicenses, 1-2 Timoteo, Tito, Filemón) y Carta a los Hebreos (1); 

Cartas Apostólicas o católicas (7: Santiago, 1-2 Pedro, 1-3 Juan y Judas). Aunque la carta a los hebreos no se sabe con certeza que sea de San Pablo.

(Proféticos): Apocalipsis (1)

(Mostrar o ver una biblia) Cada libro de la Biblia tiene una división interna: se dividen en capítulos y éstos se dividen más minuciosamente en versículos, que son la división interna de los capítulos. Los capítulos son los números grandes que encontramos al interior de cada libro de la Biblia, y los versículos son los números pequeños en que se divide cada capítulo.

Sobre esto hay que resaltar algo que es de vital importancia: al inicio de la historia cristiana, la Biblia no era como la conocemos hoy, un libro con un orden muy determinado y bien dividido. No, no era así, sino que, la Biblia era un sólo escrito, dividido por los grandes temas, es decir, los autores de cada libro que contiene, los cuales escribieron una obra de un sólo tiro del principio al fin, sin imaginar que formaría parte de una obra mayor y que millones de personas la leerían a lo largo de toda la historia y durante todas las épocas de la humanidad, simplemente ellos dejaron correr la pluma y la tinta bajo la inspiración del Espíritu Santo y escribieron, cada uno en su lengua, su estilo, su género literario, en fin cada cual con sus posibilidades y facultades, un escrito largo y de un solo tirón, no la dividieron en ninguna manera.

Por esto mismo, era un tanto difícil utilizarla como hoy lo hacemos nosotros, pues no había capítulos, ni mucho menos versículos. Estos capítulos y versículos fueron colocados por la Iglesia a lo largo de la historia y con el esfuerzo, trabajo y

19 Cfr. http://es.catholic.net/conocetufe/425/906/articulo.php?id=1071.

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dedicación de hombres de Dios, dedicados a esta labor durante muchos años por el afán de estudio, de profundización y de entender de una mejor manera la Sagrada Escritura.

Fueron los judíos quienes, al reunirse los sábados en las sinagogas comenzaron a dividir en secciones la Ley (es decir, los cinco primeros libros bíblicos, o Pentateuco), y también los libros de los Profetas, a fin de poder organizar la lectura continuada. Así es como nació la primera división de la Biblia, en este caso del Tanaj (Antiguo Testamento), que sería de tipo "litúrgica" puesto que era empleada en las celebraciones cultuales de los judíos en el templo y en las fiestas propias de los judíos.

Los antiguos escribas hebreos (sóferim), dividieron el A. T. en versículos (pesúqim); al final de cada libro, hacia los s. VI-VII d. C., los masoretas consignaron el número total de versículos que lo componían (masora finalis). Fuera de esto, antiguamente se recurría a procedimientos variados para citar los pasajes de la Biblia; p. ej., en Mc 12,26 se cita Ex 3,6 diciendo: en el libro de Moisés, en lo de la zarza….

Los cristianos, tanto como lo judíos, se reunían semanalmente, el domingo, el día del Señor (Hch 4,42), para leer las escrituras, también tenían esta buena costumbre, pero los cristianos al Antiguo Testamento o Tanaj, le agregaron las cartas de los apóstoles y los Evangelios, es decir el Nuevo Testamento, escritos que se decidió también dividir en forma que fuera más fácil su uso en la liturgia y en la asamblea de los fieles del primer día de la semana20, y hoy en la actualidad, que sea más factible su uso, sus estudios, sus explicaciones y sus interpretaciones.

DIVISIÓN DE LOS CAPÍTULOS

Para facilitar la búsqueda de las citas en la Sagrada Escritura, se fueron introduciendo en el uso cristiano varias divisiones en párrafos relativamente largos y ordenados, estos son los llamados capítulos (capita, kefálaia).

La primera división de la que hay que hablar es de los capítulos, estos fueron incluidos en la Biblia por Esteban Langton, futuro arzobispo de Canterbury (Inglaterra) entre los años de 1214 a 1220, antes de que fuera consagrado como tal, mientras se desempeñaba como profesor de la Sorbona, en París, decidió crear una división en capítulos, más o menos iguales en las copias de la versión latina de la Vulgata en uso entre los estudiosos de la Universidad de París. Su éxito fue tan resonante que la adoptaron todos los doctores de la Universidad de París, con lo que quedó consagrado su valor ante la Iglesia.

20 Cfr. San Justino, Apología, 1, 65.

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Cuando en 1228 murió el arzobispo Esteban Langton, los libreros de París ya habían publicado y divulgado su creación en una nueva versión latina que acababan de editar, llamada "Biblia parisiense", la primera Biblia con capítulos de la historia. De allí se fue propagando hasta ser generalmente admitida en las ediciones impresas en todos los idiomas.

Fue tan grande la aceptación que tuvo la minuciosa obra del arzobispo Langton, que la admitieron inclusive los mismos judíos para su Biblia hebrea. En efecto, algunos años después, en el 1525 Jacob ben Jayim21 publicó una Biblia rabínica en Venecia, que contenía los capítulos de Langton. Desde entonces el texto hebreo ha heredado esta misma clasificación22.

Hasta el día de hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de París, con el número 14,417, la Biblia latina que empleara el arzobispo de Canterbury para su singular trabajo y que, sin saberlo él, estaba destinado a extenderse por el mundo.

DIVISIÓN EN VERSÍCULOS

Luego cuando el estudio bíblico fue siendo más exacto y minucioso, se vio la necesidad de dividir estos capítulos en partes menores que ayudaran al estudio de forma más eficaz, es por esto que muchos años después vino la división de la Biblia en capítulos, trabajo un poco más arduo, esto se dio como en tres o cuatro partes o etapas según algunos:

1) El primero de los intentos fue el del dominico italiano Santos Pagnini, el cual en 1528 publicó, en Lyon, una Biblia toda entera subdividida en frases más cortas, que tenían un sentido más o menos completo: estos son los actuales versículos, numerados en la edición latina de la Biblia hecha en Lyon en 1528. Pagnini añadió los números de los versículos al margen de las líneas, pero sólo en los libros protocanónicos de ambos Testamentos; para el A. T. siguió las divisiones en versículos hechas ya por los masoretas. Hacia mediados del mismo s. XVI.

2) Sin embargo no corresponde a él la gloria de ser el autor de nuestro actual sistema de clasificación de versículos, sino a Robert Estienne, (o Stephanus), un editor protestante. Éste aceptó, para los libros del Antiguo Testamento, la división hecha por Santos Pagnini, y resolvió adoptarla con pequeños retoques. Pero curiosamente el dominico no había puesto versículos a los 7 libros deuterocanónicos (es decir, a los libros de Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc), por lo cual Estienne tuvo que completar esta labor. Estienne publicó primero el Nuevo Testamento en 1551, y luego la Biblia

21 Ver http://en.wikipedia.org/wiki/Jacob_ben_Hayyim_ibn_Adonijah.

22 Cfr. http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=196.

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completa en 1555. Y fue él el organizador y divulgador del uso de versículos en toda la Biblia, éste sistema, que con el tiempo, se impondría en el mundo entero. Colocó los versículos al margen de todos los textos de la Biblia.

3) En ambos casos los números de los versículos no figuraban en el texto bíblico, sino al margen. En 1565, Teodoro de Beza inscribe los números de los versículos en el interior del texto mismo23, y esos si son los actuales versículos, o mejor dicho, es la manera del uso actual de los versículos por la mayoría de Biblias.

Esta división, al igual que la anterior en capítulos, también fue hecha sobre un texto latino de la Biblia.

4) Finalmente el papa Clemente VIII hizo publicar una nueva versión de la Biblia en latín para uso oficial de la Iglesia. La obra vio la luz el 9 de noviembre de 1592 cuando fue publicada de forma abierta, y fue la primera edición de la Iglesia Católica que apareció con la ya definitiva división de capítulos y versículos.

Así surgió la actual división en capítulos y versículos. La división de la Biblia en capítulos y versículos no es de los autores sagrados y por eso algunas personas fanáticas hablan, alegando que no está inspirada por Dios, sino que es una manipulación de los hombres y sobre todo de la Iglesia, pero sí la usan y la citan así; lo que es cierto y muy importante, es que nos ha venido a dar un conocimiento más exacto de las Sagradas Letras, su uso y sus estudios. Otra cosa importante es que, en esto hay mano tanto católica, como mano protestante.

La división en versículos fue introducida por primera vez en el texto hebreo por Sabionetta en cuanto a los Salmos (año 1556), y por Arias Montano en toda la Biblia, como aparece en la edición llamada Políglota de Amberes (año 1569-1572). La división en capítulos y versículos facilita y uniforma las citas. Así es más fácil localizar exactamente un texto, y tener todos, unas mismas referencias24. Sólo en 1572 se publicó la primera Biblia hebrea con los versículos.

Las Biblias cristianas contienen la totalidad del Tanaj o Antiguo Testamento, junto con un grupo de textos posteriores cristianos, conocidos como el Nuevo Testamento. Dentro del cristianismo no hay acuerdo completo sobre el número exacto de libros que debe tener (con igual reconocimiento) el Antiguo Testamento, es decir, sobre su canon25.

23 Cfr. Ibíd.

24 Cfr. http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=200&capitulo=2238.

25 Cfr. http://www.lafecatolica.com/curso-de-introduccion-a-la-biblia-fray-nelson-medina/5019/.

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Hasta el siglo XVI se mantuvo en Occidente la traducción latina de san Jerónimo conocida como "La Vulgata Latina", proveniente del latín vulgar o del latín hablado por el pueblo, no el latín clásico; que incorporaba tanto el canon judío como aquellos escritos de la Septuaginta griega. Fue San Jerónimo quien hizo la primera traducción de la Biblia, de las lenguas originales al latín.

La disposición en capítulos y versículos de la Biblia ha sido el comienzo, de un cada vez más profundo estudio de este libro. Hoy de la Biblia conocemos hasta sus más pequeños detalles. Sabemos que sus capítulos son 1.328, que posee 40.030 versículos, que las palabras en el texto original suman 773.692, que tiene 3.566.480 letras. Que la palabra Yahvé, el nombre sagrado de Dios, aparece 6.855 veces., que el salmo 117 se encuentra justo en la mitad de la Biblia. Que si uno toma la primera letra "t" hebrea en la primera línea del Génesis, y luego anota las siguientes letras número 49 (49 es el cuadrado de 7) aparece la palabra hebrea "Torá" (= Ley) perfectamente escrita.

Además, existe otro grupo de libros en el antiguo testamento que algunos no aceptan, especialmente las sectas protestantes más cerradas o ensimismadas, nos referimos a los libros deuterocanónicos, que más adelante veremos detenidamente, estos son: Tobías, Judith, Sabiduría; Eclesiástico; Baruc, 1 Macabeos y 2 Macabeos, en la siguiente frase se ponen las palabras con que cada libro comienzan: TOJUSAEBAMAMA, para un uso fácil de memorización.

EL ANTIGUO TESTAMENTO

El Antiguo Testamento, para la mayoría de las personas cristianas, es la primera parte de las Biblias cristianas. Contiene el Pentateuco, y otras series de libros históricos, sapienciales y proféticos. En total se numeran en el Antiguo Testamento 46 libros, que sumados a los 27 del Nuevo Testamento forman la Biblia con sus 73 libros bíblicos para las biblias católicas. Está compuesto por 39 libros para los protestantes.

Las denominaciones de Biblia y de Antiguo Testamento (que presupone la existencia de un Nuevo Testamento) nunca fueron usadas por los judíos de habla hebrea, y tampoco por algunas confesiones cristianas.

Los judíos dividen los libros del Tanaj en tres grupos distintos: 1) Torá (la Ley), 2) Nevi’im (los Profetas) y 3) Ketuvim (los Hagiógrafos). Los testigos de Jehová prefieren la expresión Escrituras Hebreas para referirse a esta colección de libros.

El antiguo Testamento es una parte de la Sargada Escritura de la que no se puede prescindir, no se puede dejar de lado, ya que es lo que da sentido al Nuevo Testamento; al Igual que el Nuevo Testamento, sus libros son de inspiración divina

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y tienen en la actualidad un valor grande26, pues sigue siendo permanente la Antigua alianza de Dios con su pueblo. Cristo ha perfeccionado esa alianza, no la ha abolido, sino que la ha venido a perfeccionar, por esto, el Antiguo Testamento es netamente cristocéntrico.

En el Antiguo Testamento encontramos muy vigente cómo Dios ha preparado a la humanidad para la venida de su hijo amado Jesucristo, y con ello la salvación de todo el género humano, de tal forma que, se ha elegido un pueblo de su propiedad y a quien le hizo unas promesas. También Dios hizo un pacto con Abrahán, nuestro padre en la fe y luego otro con Moisés, en las tablas de la ley, donde encontramos los mandamientos y ante ellos se reveló de una forma magnífica con obras y palabras, obras que cumplían y reafirmaban las palabras dadas por medio de los profetas que hablaban por él, y donde se mostraba como único Dios vivo y verdadera. Esto es a lo que llamamos la economía de la salvación, que se conserva como verdadera palabra de Dios preanunciada, narrada y explicada por los autores sagrados, y la encontramos en los libros del Antiguo Testamento, para que aprendamos de ello27; y así nos lo dice san pablo: “Pues todo cuanto está escrito, para nuestra enseñanza, fue escrito, a fin de que por la paciencia y por la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza" (Rom 15,4).

El Catecismo de la Iglesia Católica, en el número 122 nos dice lo siguiente:"el fin principal de la economía antigua era preparar la venida de Cristo, redentor universal". Y en los documentos del Concilio Vaticano II también se nos dicen algunas cosas de mucha importancia, leemos lo siguiente en ellos: "Aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros", los libros del Antiguo Testamento dan testimonio de toda la divina pedagogía del amor salvífico de Dios: "Contienen enseñanzas sublimes sobre Dios y una sabiduría salvadora acerca del hombre, encierran tesoros de oración y esconden el misterio de nuestra salvación" (DV 15).

Es por esto mismo es que, para nosotros los cristianos, el Antiguo Testamento es verdaderamente Palabra de Dios, divinamente inspirada, y la Iglesia nos enseña que no se puede prescindir de él, pues en él encontramos toda la historia de la salvación y toda la economía de la salvación del hombre, por medio de los profetas y de los misterios y designios de Dios para con su pueblo elegido. Pero de manera más importante aún, encontramos ahí profetizado al Hijo de Dios vivo que nos viene a dar la plenitud del Antiguo Testamento, el cual no ha quedado abolido por Cristo, sino confirmado por y perfeccionado por él28.

26 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica.N°121.

27 Cfr. CVII. Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N° 14. 

28 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 123.

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Por consiguiente, tenemos que recibir con amor y agrado, con mucha devoción los libros del Antiguo Testamento, y el Concilio Vaticano II, nos lo dice de esta manera: “Los cristianos han de recibir devotamente estos libros, que expresan el sentimiento vivo de Dios, y en los que se encierran sublimes doctrinas acerca de Dios y una sabiduría salvadora sobre la vida del hombre, y tesoros admirables de oración, y en los que, por fin, está latente el misterio de nuestra salvación”29.

TRADICIONES Y GÉNEROS LITERARIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

El Antiguo Testamento es un texto muy complejo, por estar compuesto por libros escritos en múltiples géneros literarios y en distintas épocas históricas del pueblo hebreo. En cuanto a la mayoría de los libros, se pueden reconocer cuatro tradiciones literarias que los componen, de acuerdo con la hipótesis documentaria30:

Yahvista, cerca del año 950 a.C, que hace uso del término Yahveh para referirse a Dios, al que presenta con bastantes rezagos antropomórficos, (es decir, con características y actividades humanas), manifestado de forma humana. Este género es probablemente propio del reino hebreo del sur o de Judá.

Elohísta, cerca del año 850 a.C, que hace uso del término Elohim para referirse a Dios, al que presenta más simple. Este género es probablemente propio del reino hebreo del norte o de Israel.

Deuteronómica, cerca del año 621 a.C, que se centra en el cumplimiento de la Ley, por haber sido escrita en lo que algunos han identificado como el hallazgo de la Ley en tiempos del rey Josías, en Jerusalén durante un periodo de reforma religiosa. Precisamente el libro del Deuteronomio pertenece a este género31.

Sacerdotal, cerca del año 450 a.C, que se centra en cuestiones del culto judaico por los sacerdotes de Aarón, y que incluye el relato que se encuentra al principio de todo el Antiguo Testamento: la primera versión de la Creación en el libro del Génesis (la segunda versión de la Creación viene inmediatamente después y es de tradición yavista).

29 C.V II. Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N°15.

30 Cfr. http://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3tesis_documentaria.

31 Un buen resumen de la teoría que se menciona, su claro desarrollo y la crítica que ha recibido esta hipótesis se puede encontrar en: Soggin, Alberto (1987). Introducción al Antiguo Testamento. Brescia: Paideia Publishing. ISBN 88-394-0399-X.

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Se pueden reconocer los siguientes géneros literarios32 en el Antiguo Testamento:

Histórico: Abarca todos los textos en forma de relato. Incluye: historias reales, noveladas y ficticias; relatos populares (mitos, leyendas, sagas, cuentos); datos informativos, y biográficos; relatos que anuncian la venida del Mesías.

Ley: Colecciones de normas y preceptos por los que se regía el pueblo hebreo, tanto en lo civil como en lo religioso.

Profecía: Dichos y discursos pronunciados por un profeta (mensajero que habla en nombre de Dios). Incluye oráculos, relatos biográficos, visiones y acciones simbólicas.

Lírica: Textos poéticos, generalmente en verso, que expresan sentimientos y vivencias profundos. Incluye cantos de amor, elegías de dolor, poemas de oración.

Sabiduría: Colecciones de sentencias, proverbios, alegorías y refranes que expresan de forma popular y razonada la experiencia de vida propia del sabio33.

LOS LIBROS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

No sabemos con una total verdad ni seguridad cuándo fue que comenzaron los judíos a reunir los Libros Sagrados en las colecciones que ahora conocemos. Pero sí sabemos con total seguridad que los judíos tenían unos libros que consideraban como sagrados y los rodeaban de gran veneración.

Cuando fue definitivamente cerrado el canon judío de los Libros Sagrados lo ignoramos en cierta manera, porque existen aproximaciones no fechas exactas. Para algunos sería en tiempo de Esdras y Nehemías (s. V a.C.); para otros, en la época de los Macabeos (s. II a.C.).

Lo que si tenemos como seguro es que los judíos tenían en el siglo I de nuestra era una colección, un grupo de libros Sagrados, que consideraban como inspirados por Dios, y contenían la revelación de la voluntad divina expresada a los hombre, de forma especial por Abrahán, Moisés y los profetas. En este sentido

32 Cfr. Parroquia Sagrado Corazón de Jesús, Curso de Biblia, Pág. 10.

33 El desarrollo de los géneros literarios que se suponen incluidos en los textos del Antiguo Testamento, así como su relación con los géneros literarios usados en aquel entonces en Oriente se puede consultar en la obra de Robert y Feuillet A. Robert y A. Feuillet (1965).  Introducción a la Biblia. Barcelona: Editorial Herder, pág, 137ss.

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tenemos testimonios clarísimos de Flavio Josefo34, del cuarto libro de Edras35 y del Talmud36.

         Jesucristo, los apóstoles y la Iglesia primitiva recibieron de los judíos el canon del Antiguo Testamento. Por consiguiente, parece conveniente estudiar los testimonios históricos que han llegado hasta nosotros acerca de la formación del canon del Antiguo Testamento.

Los libros del Antiguo Testamento son 46 y se encuentran divididos de la siguiente manera37 y se encuentran divididos de la siguiente manera:

PENTATEUCO O TORÁ (LEY)

Génesis: El libro del Génesis relata la historia de la creación del mundo, el relato de la caída de Adán del jardín del Edén, la narración del Diluvio Universal, la historia de la Torre de Babel, el llamado del patriarca Abraham y la aparición de las 12 tribus de Israel que terminarían viviendo en Egipto.

Éxodo: Los principales hechos del libro giran alrededor de la partida de los esclavos hebreos de Egipto, bajo el liderazgo de Moisés, y culmina fervorosamente con la entrega de la Sagrada Torá o ley de los mandamientos en el monte Sinaí.

Levítico: Este libro trata los temas de las leyes referidas a los sacrificios, la consagración de los sacerdotes y las leyes referidas a la pureza y santidad; mayormente mandamientos para los grupos levitas y sacerdotales.

Números: Este libro narra los mandamientos dados durante las estancias en el Sinaí, el desierto de Qades-Barnea y los llanos de Moab.

Deuteronomio: Este libro relata lo que sucedió desde la entrega de las Tablas de la Ley hasta la llegada a los llanos de Moab. Es considerado el discurso final de Moisés antes de morir.

LIBROS HISTÓRICOS

34 Contra Apion 1,8.

35 4 Esdr 14,37-48.

36 Talmud de Babilonia (Baba bathra 14b-15a).

37 Ver http://www.lafecatolica.com/curso-de-introduccion-a-la-biblia-fray-nelson-medina/5019/.

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Libro de Josué: Este libro narra la conquista de la Tierra Prometida y el reparto que Josué efectúa entre las diversas tribus. Luego trata algunos temas de la Asamblea de Siquem y de las disposiciones de Josué. Es considerado libro profético en el canon judío.

Libro de los Jueces: Narra el período que va desde la muerte de Josué hasta el nacimiento de Samuel, un tiempo en que el pueblo de Israel ha abandonado su vida nómada y acaba de instalarse como semi-sedentarios primero y agricultores luego, habitando en casas de material o chozas de adobe. Es considerado libro profético en el canon judío.

Libro de Rut: El libro narra la historia de Elimélec, un efrateo de Belén de Judá que emigró con su familia al país de Moab. Su mujer se llamaba Noemí y sus hijos, Majlón y Quilión. Al morir Elimélec, sus dos hijos se casaron con Orpá y Rut de Moab, respectivamente.

Primer Libro de Samuel: Este libro cuenta la historia de Samuel y del reinado del rey Saúl hasta su muerte, incluyendo la guerra de los israelitas contra los filisteos y la gran hazaña del pastorcillo David al derrotar al gigante Goliat. Es considerado libro profético en el canon judío.

Segundo Libro de Samuel: siendo la continuación de I Samuel, cuenta la historia de Israel a partir de la muerte del rey Saúl y el subsiguiente reinado de David, con un suplemento al final.

Primer Libro de los Reyes: Este libro cuenta la historia del reinado de Salomón, hijo de David y de los reinos de Judá e Israel.

Segundo Libro de los Reyes: En este libro continúa la historia de los reinos de Judá e Israel desde la muerte de Salomón hasta la caída de Samaria y de Jerusalén, cabe resaltar que todos los reyes israelitas hicieron lo malo a los ojos de Dios, entre ellos, Jeroboam,  Omrí,  Ahab  y Jezabel,  Oseas y Joacaz. También relata los milagros del profeta Eliseo y al final del libro se continúa la historia para culminar en el Exilio de Babilonia.

I Crónicas o I Paralipómenos: Este libro en particular narra el período comprendido desde los orígenes hasta la muerte de David. Cuenta la historia desde Adán hasta Saúl en su primera mitad y luego la de David.

II Crónicas o II Paralipómenos: Este libro en particular narra el período comprendido entre la muerte de David y la liberación final. Cuenta la historia de cada rey de manera muy esquemática y no exhaustiva, indicando en general: nombre del padre, nombre de la madre, duración del reinado, sucesor, lugar de la

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sepultura, principales acontecimientos y sincronía de cada uno de los reyes de Israel.

Libro de Esdras: Esdras trata especialmente de la reconstrucción del Templo y de la organización legal del judaísmo.

Libro de Nehemías: este libro narra la reconstrucción de las murallas de Jerusalén, el arreglo del templo y las reformas llevadas a cabo por Nehemías.

Libro de Tobías: Éste no es un libro canónico, aunque aparece en el canon católico romano, no es aceptado por la mayoría de denominaciones protestantes ni tampoco por los judíos. Este libro relata el acompañamiento que el arcángel Rafael hace a un joven lleno de fe, que va a buscar esposa y finalmente se casa luego de sortear enormes dificultades con la ayuda del ángel enviado por Dios. Es una apología de los valores familiares y humanos.

Libro de Judit: El libro cuenta la historia de Judit hija de Merari en plena guerra de Israel contra el ejército asirio.

Libro de Ester: Es de gran valor entre el pueblo judío, ya que narra la salvación de los judíos de un exterminio inminente preparado por Haman el amalecita. Dicha salvación se conmemora con la fiesta de Purim.

I Macabeos: Es un libro apócrifo. Macabeos narra el intento de helenizar por la fuerza a los judíos por parte de Antíoco IV Epífanes. Ha sido impugnado por todos los autores protestantes, y no forma parte del canon de la Biblia judía.

II Macabeos: El libro se centra en dos fiestas religiosas: la Dedicación del Templo luego de su reconstrucción (Jánuca), y el día en que Nicanor asedia el templo. También cuenta la historia de Heliodoro, y el martirio de Eléazaro, y de los siete hermanos y su madre. Al igual que I Macabeos, se trata de un libro apócrifo.

LIBROS SAPIENCIALES

Libro de Job: Éste libro, cuenta la historia de Job (Biblia), un hombre justo y temeroso de Dios que es probado duramente para ver si negaba a Dios y se apartaba de él.

Libro de los Salmos: Este libro contiene salmos y oraciones, mayormente del rey David.

Proverbios: son las enseñanzas de la filosofía teológica que enseñan al hombre a ser como los sabios y a vivir en consecuencia.

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Eclesiastés: Es el compendio de las meditaciones de Salomón. Tras investigar la vida y ver que todo es vanidad, discurre que lo único importante en la vida es guardar la Palabra de Dios, por la cual seremos juzgados.

El Cantar de los Cantares: Trata de dos amantes, Salomón y Sulamit, que han sido obligados a separarse.

Libro de la Sabiduría: Es un libro deuterocanónico y Pseudo-epigráfico. Este libro se dirige a los hermanos de su autor alertándolos sobre la ruina a los que los conducirán la idolatría y el ateísmo si se dejasen llevar por ellos.

Libro del Eclesiástico: El libro está dirigido a los judíos piadosos que quieran vivir la vida según la Ley, sin olvidar a los paganos que quieran saber lo que les espera al convertirse en buenos judíos.

LIBROS PROFÉTICOS

Profetas mayores

Libro de Isaías: Este libro contiene profecías con muy vivos destellos de tempranos sueños y aspiraciones de una redención universal para todos los pueblos de la tierra. La exégesis moderna lo divide en al menos tres grandes colecciones de poemas proféticos (Capítulos 1-35, 40-55 y 56-66), y un apéndice histórico (Capítulos 36-39), en parte paralelo o retomado de partes o pasajes de II Reyes.

Libro de Jeremías: Este libro contiene la historia y profecías de Jeremías, un hidalgo judío sumamente sensible, que desde muy joven se sintió obligado a concienciar al pueblo de la necesidad de ser fieles y obedientes ante Dios. De manera insistente profetizó el exilio y destierro del pueblo y de los reyes de Judá por Nabucodonosor de Babilonia, por lo que muchas veces se metió en problemas con las autoridades civiles y religiosas del Reino de Judá.

Lamentaciones: Este libro contiene cuatro lamentaciones acróstico-alefáticas, y una oración, escritas con motivo de la devastación de Jerusalén tras caer en las manos de Nabucodonosor II. Evocan vivamente los horrores del sitio, caída y destrucción de Jerusalén, y la insondable pena de ver a los judíos humillados, marchando hacia el exilio, llevados como ovejas por los conquistadores babilonios.

Libro de Baruc: Baruc o Baruj es un libro deuterocanónico. Es un texto agregado en el canon católico. Es una serie de documentos adscriptos a Baruc o Baruj, escriba y secretario del profeta Jeremías, en donde se alecciona a los judíos sobre cómo afrontar y sobrellevar el exilio y cautiverio con responsabilidad y dignidad, y lealtad al Señor. Numerosos autores, así como editores de los escritos bíblicos,

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presentan como un cuerpo de texto independiente del cuerpo de este libro de Baruc, el Capítulo 6, que contiene una Epístola adscripta al profeta Jeremías.

Libro de Ezequiel: En la introducción, Dios entrega al profeta los lineamientos de su misión profética, mientras que los capítulos siguientes detallan una larga serie de amenazas y futuros castigos para Jerusalén y Judá, para los falsos profetas y, en general, para todos los judíos que han pecado antes de la invasión de Nabucodonosor.

Libro de Daniel: Este libro es la suma de hasta doce distintos documentos que relatan historias y visiones adscriptas a Daniel, un sabio y consejero judío del exilio que prestó sus servicios en las cortes de reyes babilonios. En el canon judío, el libro de Daniel no es considerado parte de los libros de los Profetas, sino como parte de los Ketuvim.

PROFETAS MENORES

Libro de Oseas: Este libro relata una profecía que se divide en dos partes.

Libro de Joel: El libro de Joel se encuentra dividido en dos partes claramente diferenciadas. En la primera, una devastadora plaga de langostas destruye el país, produciendo una celebración penitencial entre las víctimas. La segunda parte trata acerca de los frutos de la penitencia y de la liberación que anuncia una redención futura.

Libro de Amós: Este libro da un mensaje de advertencia hacia las naciones paganas y a los pecadores de Judá e Israel ya que serán juzgados por Yavé (Dios) y castigados pero eventualmente podrían ser perdonados.

Libro de Abdías: El libro de Abdías profetiza la venganza de Yavé contra Edom, que llegará en 312 con su conquista por parte de los árabes.

Libro de Jonás: El libro da cuenta del profeta Jonás y una historia bien conocida en la cual Dios manda a Jonás profetizar o predicar al pueblo de Nínive para persuadirlos de arrepentirse o recibir destrucción.

Libro de Miqueas: Este libro trata sobre el castigo de Dios sobre el reino del norte por pecados como: idolatría, adoración de Baal, sacrificios, rituales de niños, magia y encantamientos.

Libro de Nahúm: Nahúm profetiza la destrucción de Nínive, que simboliza la liberación de todas las esclavitudes.

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Libro de Habacuc: Este libro narra los días finales del Imperio Asirio y el principio del dominio de Babilonia a escala mundial bajo Nabopolasar y su hijo Nabucodonosor.

Libro de Sofonías: El libro de Sofonías es una invitación a la penitencia y una afirmación del amor de Dios hacia el pueblo.

Libro de Ageo o Libro de Hageo: Este libro trata principalmente de la reconstrucción del Templo y se divide en cuatro discursos o sermones que se encuentran en orden cronológico.

Libro de Zacarías: Este libro habla principalmente sobre la restauración del Templo y de Jerusalén y de la coronación del Sumo sacerdote Josué.

Libro de Malaquías: Este es el último libro del Antiguo Testamento que reprocha las actitudes de las familias al separarse y el comportamiento de los sacerdotes por el no cumplimiento al culto divino.

LOS LIBROS DEUTEROCANÓNICOS

Los deuterocanónicos son textos y pasajes del Antiguo Testamento, de la Biblia cristiana, que no están incluidos en el Tanaj judío hebreo-arameo; pero que sí se incluyen en la Biblia Griega, Alejandrina o de los setenta (LXX), llamada Septuaginta, datada entre los años 280 y 30 a.C, el texto utilizado por las comunidades judías e israelitas de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griega38.

Se llaman deuterocanónicos, es decir, del segundo canon o del otro canon, estos libros son: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1° y 2° Macabeos. Estos libros no se encuentran en la Biblia hebrea o Tanaj, tal como lo fijaron los rabinos judíos de fines del siglo primero de la era cristiana, pero si estaban como parte de la de la versión griega llamada de los setenta (LXX) o llamada Septuaginta. Fue la versión usada en un principio por los judíos de habla griega y por los primeros cristianos.

A los libros de la Biblia hebrea se les llamó también protocanónicos, es decir del primer canon o primera lista, la inclusión de los libros deuterocanónicos dentro del Antiguo Testamento ha sido el objeto de grandes discusiones desde tiempos muy antiguos, de tal forma que, los judíos de habla hebrea terminaron por excluirlos dándoles el nombre de apócrifos que significa escondidos, algunas iglesias han hecho lo mismo dándoles el nombre de deuterocanónicos, del segundo canon.

38 Cfr. http://apologetica.org/site/index.php.

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La Iglesia católica los reconoce como inspirados y como parte integrante de las Sagradas Escrituras y algunas iglesias protestantes los reconocen como libros provechosos para la lectura privada, aunque no como base doctrinal o de enseñanza.

A la hora de colocarlos en la Biblia, algunas veces van entre los libros protocanónicos, otras veces van como un grupo de libros bien identificados, aparte, pero siempre antes del Nuevo Testamento, pero como un apéndice de libros.

Los libros que se discuten por algunas iglesias protestantes, incluidos en un canon, pero no en otros, a menudo se llaman apócrifos bíblicos (escondidos), un término que se utiliza a veces para describir específicamente los libros incluidos en los cánones católicos y ortodoxos que están ausentes en el texto masorético judío y en las biblias protestantes más modernas, pero que para nosotros tienen el nombre de Deuterocanónicos.

Los católicos, siguiendo el Canon de Trento (1546), describen estos libros como deuterocanónicos, mientras que los cristianos ortodoxos griegos, tras el Sínodo de Jerusalén (1672), utilizan el nombre tradicional de “anagignoskomena”, que significa "lo que ha de ser leído". También están presentes en algunas versiones protestantes históricas: la Biblia alemana de Lutero incluía tales libros, al igual que la Biblia del rey Jacobo (1611)39 Y la Reina Valera original también los incluía.

Entre los libros del Antiguo Testamento, según la Biblia Católica, se encuentran los llamados deuterocanónicos, que son siete: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, 1° y 2° de los Macabeos; estos libros han dado una gran discuta entre la Iglesia Católica y algunas Iglesias protestantes fanáticas.

El caso de estos libros y su aparición en unas biblias y no en otras es por las siguientes razones, la explicación es la siguiente: desde el siglo III, antes de Cristo, ya existía una variación en el Antiguo Testamento de esos libros para los hebreos, no es nada nuevo, algunos dicen que Martín Lutero se los quitó y otros que la Iglesia los puso, son dos opiniones erróneas, ignorantes y equivocadas.

La cuestión es esta: había un grupo de judíos de habla griega, que no podían leer las Escrituras en hebreo, sino que por tal razón no las tenían en plenitud. En vistas a este amor a las Escrituras, en el S.III a.C, mandan a llamar a setenta ancianos

39 Los Treinta y nueve artículos fundacionales del anglicanismo, en su artículo VI, afirman que estos libros apócrifos no deben ser usados "para establecer doctrina alguna", pero sí "leídos como ejemplo de vida". Aunque los apócrifos bíblicos se siguen utilizando en la liturgia anglicana. La tendencia moderna consiste en no imprimir apócrifos del Antiguo Testamento en las ediciones de Biblias anglicanas.

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judíos, para que estos tradujeran las escrituras del arameo y del hebreo al griego y que por consiguiente, por ser los mismos ancianos hebreos los traductores, esa traducción guardara su valor y su sentido original de Palabra de Dios. A esta traducción se le dio el nombre de canon griego, alejandrino o de los setenta, o también se le conoce como la Septuaginta, porque fueron setenta ancianos, lo tradujeron a la lengua griega y fue en la ciudad de Alejandría, Grecia.

Esto nos viene a corroborar que, en el S.III a.C ya existían un canon hebreo con 39 libros y un canon griego con 46 libros, ambos cánones definidos por los ancianos judíos, por los mismos judíos que conocían a la perfección el canon hebreo o palestinense y que por haber realizados ellos esa traducción, también la aprobaban como sagrada e inspirada.

La versión griega de los Setenta, ejecutada en Alejandría, Egipto, entre el 300-130 a.C., contenía, además de los libros protocanónicos, es decir los aceptados por todos, recibidos por todos los judíos, otros siete libros llamados deuterocanónicos: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico Baruc, 1° y 2° de los Macabeos, y fragmentos de Ester (10,4-16,24) y Daniel (3,24-90; 13; 14) que estaban escritos en griego.

La naciente Iglesia cristiana, ya desde los tiempos apostólicos, recibió, entre los Libros Sagrados, los deuterocanónicos, sin hacer distinción alguna entre libros protocanónicos, que son los normalmente aceptados por todos los judíos, y los deuterocanónicos, que son los siete que los judíos no aceptan, so pretexto de no ser inspirados por Dios, más aún, en el Nuevo Testamento se encuentran varias citas referentes a estos libros deuterocanónicos, veremos más adelante algunas de ellas.

De este modo, el canon de los judíos alejandrinos, es decir el canon griego de 46 libros, se convirtió en el canon de la Iglesia católica, ya que es el canon utilizado por la Iglesia desde todos los tiempos, aún más, cuando Jesús ha citado el Antiguo Testamento en su vida pública, la mayoría de las citas o textos citados, corresponden al canon griego o Alejandrino y no al hebreo o palestinense. Otro punto importante es, resaltar que uno de los más grandes evangelizadores era San Pablo, que era griego y que era un experto en la Escritura, por lo que la mayoría de comunidades cristianas recibieron la Palabra de Dios de San Pablo y del canon griego.

Pero hay una duda muy grande, porque los judíos de habla hebrea no aceptaron estos libros deuterocanónicos. Esta diferencia entre los judíos de palestina y los judíos griegos se explica fácilmente de esta manera:

1) Para los judíos esta es una cuestión de lenguaje, ya que para los judíos lo

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que es inspiración divina tiene que ser en lengua hebrea o aramea. Por este motivo es que, las partes o libros escritos en griego ellos no los reconocen como inspirados por Dios, pero al mismo tiempo hay que decir que no son todos, sino una parte de los judíos, los más fanáticos.

2) Otro motivo fue, que en el año setenta d.C, cuando el general Tito invadió palestina, los judíos, que estaban de la mano con los romanos, quisieron diferenciarse con los judíos cristianos, perseguida por el imperio, la Iglesia naciente que comenzaba a crecer. Por tanto los judíos de habla hebrea, utilizaron el canon hebreo o palestinense, y los cristianos utilizaron el canon griego, alejandrino o de los setenta, para diferenciar la doctrina de unos con otros, ya que los judíos tomaban a los cristianos como una secta que comenzaba a crecer y a reproducirse y a la que el imperio perseguía mucho.

No hay ninguna duda que la versión griega, alejandrina, llamada de los Setenta, contenía los siete libros deuterocanónicos o del segundo canon. El lugar que ocupan en el canon de los Setenta no es al final, como si fueran un apéndice o de un género inferior, sino que están mezclados con los libros protocanónicos o los libros aceptados por los judíos palestinos. Lo cual parece ser en un principio claro de que se les reconocía la misma autoridad y dignidad, y que además se les daba el mismo valor, no eran menospreciados por los judíos griegos y tampoco por los ancianos que los tradujeron al griego. Tampoco hay ninguna duda que estos libros deuterocanónicos eran utilizados por los primeros cristianos, es decir, por la Iglesia primitiva y por consiguiente, la Iglesia los ha usado siempre y los ha tomado como inspirados.

Además se tienen pruebas bien estables y fundamentadas, que son testimonios que nos demuestran que la mayor parte de los deuterocanónicos del Antiguo Testamento eran leídos y venerados por los judíos palestinenses y de la diáspora, los que estaban fuera de palestina. Podemos mencionar las siguientes:

El Eclesiástico: fue escrito en hebreo y conservado durante mucho tiempo en esta lengua40. En algunos lugares incluso se le cita como escritura canónica41. De este donde parece deducirse que, en la antigüedad el Eclesiástico fue tenido como canónico, al menos por ciertos círculos de judíos de habla hebrea, es decir de judíos palestinos y por la totalidad de judíos de habla griega, es decir los alejandrinos o griegos, en fin, los de la diáspora.

40 En una Antigua sinagoga de El Cairo se encontró una gran parte del texto hebreo del Eclo, entre los años 1896-1900.

41 Talmud babilónico, Erubin 65a; ibid. baba kama 92b.

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Tobías y Judit: eran muy leídos por los judíos, como se ve por los Midrashim, en donde se les comenta42. En tiempo de San Jerónimo, todavía se usaba el texto arameo o el hebreo de estos libros.

Baruc: era leído públicamente por los judíos, aun en el siglo IV, en el día de la Expiación, según el testimonio de las Constitutiones apostolicae43. Además, la versión griega de Baruc fue hecha por el mismo autor que hizo la de Jeremías 29-41. En consecuencia, Baruc parece que ya estaba unido a Jeremías cuando hicieron la versión griega de este último.

El °1 de los Macabeos: según el testimonio del Talmud babilónico, era leído entero en la fiesta de las Encenias o de la dedicación del templo (Hanukkah)44. También es citado por Flavio Josefo45, y en tiempo de Orígenes46y de San Jerónimo se conservaba aún el texto hebreo del 1 Mac47.

El 2° de los Macabeos: fue escrito originariamente en lengua griega, por cuyo motivo es menos citado por los escritores judío-palestinenses.

El libro de la Sabiduría: cuya lengua original también fue el griego, es citado varias veces en el Nuevo Testamento48, lo cual supone que era conocido de los judíos. San Epifanio nos da a conocer en sus escritos que, los judíos de su tiempo (s. IV d.C) disputaban acerca del libro de la Sabiduría (San Epifanio, Haer. 8,6.). Lo que parece indicar que algunos admitían su canonicidad, como se deduce de algunas de las palabras de San Eustacio de Antioquía (cfr. C. Orig. 18).

De todo lo dicho, se puede llegar a la conclusión que, los deuterocanónicos del Antiguo Testamento, gozaban de una gran autoridad entre los judíos palestinenses. Esto no quiere decir, sin embargo, que los considerasen totalmente como canónicos. Lo más claro parece ser que los libros deuterocanónicos fueron recibidos en el canon de las Sagradas Escrituras por los judíos helenistas o

42 Los Midrashim son una exposición libre y a veces arbitraria del texto bíblico.

43 Const. Apost. 5,20.

44 Hanukkah significa “consagración”. Ver 1 Mac 4.

45 Contra Apión 1,1.

46 En Eusebio, Hist. Ecl. 6,25.

47 San Jerónimo, Prol. Gal.

48 Sab 2,13.18 = Mt 27,43; Sab 3,8 = 1 Cor 6,2; Sab 4,10 = Heb 11,5; Sab 5,18-21 = Ef 6,14.16s; Sab 6,4.8 = Rom 2,11; 13,1; Sab 12,24-15.19 = Rom 1,19-32.

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griegos, independientemente de los judíos palestinenses o hebreos y que la comunidad cristiana primitiva los heredó.

Más tarde la Iglesia, guiada por la autoridad de Jesucristo y de los apóstoles, aprobó este canon y lo hizo suyo, como veremos en su lugar. De este modo, el canon más amplio de los judíos alejandrinos se vino a convertir en patrimonio de la Iglesia instituida por Cristo y predicada por los apóstoles. La Iglesia en su elección no se dejó guiar por el espíritu particularista de los fariseos, sino por el espíritu universalista de Jesucristo y de los apóstoles.

EL NUEVO TESTAMENTO

Llamamos “Nuevo Testamento” a la colección de los 27 libros inspirados49 , escritos después de la resurrección de Jesús. A través de ellos conocemos a Jesús y la vida de la Iglesia en sus inicios, la Iglesia primitiva como también se le llama.

El Nuevo Testamento, es la parte de la Biblia cristiana compuesta por un conjunto canónico (autorizado) de libros y cartas escritas después del nacimiento de Jesús de Nazaret. Se le designa así desde Tertuliano en la Iglesia cristiana. Al contrario con el Tanaj hebreo, llamado por los cristianos Antiguo Testamento, los cristianos, a excepción de los llamados judíos mesiánicos, no tienen el Nuevo Testamento en común con los judíos.

El uso del término “testamento” proviene del vocablo hebreo berith (alianza, pacto, convenio o disposiciones entre dos contratantes), a través del griego diatheké, y del latín testamentum.

Algunos autores presentan los nombres Antiguo y Nuevo Testamento con que se designa las dos grandes secciones en que se divide la Biblia cristiana como el resultado de un error de interpretación de la palabra diatheké, que significa: “deseo” o “voluntad”, y también “acuerdo” o “convenio”. Con este criterio diatheké en griego haría referencia: al antiguo y al nuevo convenio de Dios con los hombres, más que a las Escrituras mismas.

Todo el Nuevo Testamento gira alrededor de esta “Buena Noticia”: Jesús de Nazaret, nacido de Santa María Virgen, por obra del Espíritu Santo, es el Salvador, el Mesías, el Hijo de Dios y Hombre verdadero; ha muerto y resucitado para dar a los hombres una Vida Nueva y para enseñar el camino que conduce a

49 Son éstos: los cuatro Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, las trece cartas de Pablo, la carta a los Hebreos, la carta de Santiago, las dos cartas de Pedro, las tres cartas de Juan, la carta de Judas, y por último, el Apocalipsis.

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la verdad de nuestra vida y de nuestro destino, que es la gloria del Padre, junto a Cristo Jesús y fundador de la Iglesia predicada por los apóstoles.

Los libros del nuevo testamento primero estaban escritos en griego, luego en el Siglo III d.C, fueron traducidos al latín por San Jerónimo, en la primera traducción de la Biblia, a la que se le dio el nombre de “Vulgata Latina”.

Los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento van desde el nacimiento de Jesús hasta el año 60-65. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos desde el año 51 (carta de san Pablo a los Tesalonicenses) hasta el año 90-100 (Apocalipsis y carta a los hebreos). Los escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos cristianos organizados en comunidades, surgidas en las poblaciones principales del imperio romano, sobre todo, en las provincias romanas desde Roma hacia Oriente: Italia, Macedonia, Acaya, Asia, Galacia, Cilicia y Siria; es decir, en una zona de cultura helenística, cuya lengua era el griego común50, lengua en la que están escritos todos los libros del Nuevo Testamento.

EL NUEVO TESTAMENTO EN ESPAÑOL

Por siglos la Biblia fue el libro de mayor distribución en España, habiendo disponibles copias manuscritas en latín y, por varios siglos, hasta en la lengua gótica. Diversas historias bíblicas, salterios (o salmos), glosarios, relatos morales y obras similares se convirtieron en libros de mayor venta de la época. Copistas adiestrados reprodujeron concienzudamente exquisitos manuscritos bíblicos. Aunque a 20 escribas les tomaba todo un año producir un solo manuscrito de primera clase, muchas Biblias latinas y millares de comentarios sobre la Biblia latina circulaban en España para el siglo XV.

Cuando el idioma español empezó a desarrollarse, surgió interés en tener la Biblia en el lenguaje vernáculo. Para el siglo XII la Biblia se tradujo al romance o español antiguo, el lenguaje que hablaba la gente común.

Posteriormente por una herejía que vino a terminar en la disidencia de valdenses, lolardos y husitas, se vino a tomar que por precaución, que por esta mencionada herejía, la Iglesia prohibiera la traducción de la Biblia en lengua romance (Concilio de Tolouse, Francia, 1229). Por este motivo, en los siguientes doscientos años, la única Biblia católica oficial publicada en España, aparte de la Vulgata latina, fue la Políglota complutense, esta la primera Biblia políglota, es decir escrita en varias lenguas, patrocinada por el cardenal Cisneros. Solo se imprimieron 600 ejemplares. Contenía el texto bíblico en hebreo, arameo, griego y latín.

50 Es decir, el griego de la calle; no el griego clásico, hablado por los poetas y escritores clásicos, por ejemplo, Sócrates, Platón, Aristóteles, Homero, etc...que ya era un griego más elevado y culto.

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A principios del siglo XVI Francisco de Enzinas, hijo de un rico terrateniente español, tuvo la iniciativa de empezar a traducir el Nuevo Testamento al español mientras todavía era un joven estudiante. Luego consiguió que se imprimiera su traducción en los Países Bajos, y en 1544 trató de obtener la autorización real para distribuirla en España, la cual le fue rechazada y terminó acusado ante la inquisición. Pocos años más tarde se imprimió una edición revisada de esa traducción en Venecia, Italia, la que Julián Hernández introdujo secretamente en Sevilla, siendo prendido y posteriormente ejecutado por herejía.

Solo posteriormente se empezó a traducir la Biblia entera a lengua vernácula castellana con la Obra de Casiodoro de Reina (Biblia del Oso 1568-1569), por parte del protestantismo, y Felipe Scío de San Miguel (1790) y Félix Torres Amat (1823) en el catolicismo51.

Lo que el Nuevo Testamento contiene y nos da, no es ni más, ni memos que la Palabra misma de Dios, esa palabra de Dios que viene a ser la fuerza de salvación para todos los hombres, pero de forma especial es fuerza de salvación para el que cree en ella, y de forma especial y con grandes privilegios, se encuentra de forma especial en el Nuevo Testamento, pues en estos santos escritos se nos enseñan y se nos revelan las verdades definitivas sobre la magnífica revelación de Dios para el hombre52.

El centro del Nuevo Testamento no es otro que el mismo Cristo, su vida, sus obras, sus milagros, sus prodigios, su doctrina; en fin, la persona misma de Cristo con lujo de detalles. También el centro del Nuevo Testamento la historia y vida de las primeras comunidades cristianas, la vivencia, las obras, la fe de la comunidad cristiana primitiva bajo la acción del Espíritu Santo y por la guía de los apóstoles.

En cuanto a sus libros, los evangelios tienen un lugar predominante, así lo reconocen algunos documentos de la Iglesia Católica, porque nadie puede decir que ignora que entre todas las Escrituras encontradas en la Santa Biblia, incluso del Nuevo Testamento, son los santos Evangelios los que ante todo ocupan, con una gran justa razón, el lugar preeminente y el más importante dentro de las Escrituras Sagradas, puesto que los Evangelios son el testimonio principal de la toda la vida y de toda la actuación y doctrina del Verbo Encarnado, nuestro Salvador y Señor Jesucristo53.

51 Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Nuevo_Testamento#Nuevo_Testamento_espa.C3.B1ol.

52 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica. N° 124.

53 Cfr. CVII, Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N° 18.

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Otro aspecto importante es reconocer que, la Iglesia siempre ha defendido, defiende y seguirá defendiendo que los cuatro Evangelios tienen un origen total y netamente apostólico, ya que ellos predicaron por mandato mismo de Cristo (Mt 28,20), y luego transcurrido el tiempo, estos mismo, y otros hombres apostólicos, inspirados por el mismo Espíritu Santo, colocaron por escrito las comas más importantes de esta predicación de los testigos directos de Cristo, convirtiéndose en los cuatro evangelios y en un fundamento claro de la fe cristiana. El Evangelio que nos han transmitido esta hecho en cuatro redacciones: Mateo, Marcos Lucas y Juan54.

Hay que aclarar algo que es muy importante y que nos puede evitar muchas confusiones que de común nos encontramos por falta de información, esto es lo siguiente: el Evangelio que nosotros encontramos en la Biblia es solamente uno, por consiguiente no hay más que un Evangelio, ese el Evangelio de Cristo, la Buena Nueva de la Salvación, en la Iglesia no se predica más que un mismo Evangelios a todo el mundo y no se lee más que un solo y mismo Evangelio en las Escrituras Santas.

Lo que si cambia, y acá es donde está la confusión, es la versión de ese Evangelio que estamos viendo, leyendo, escuchando, meditamos, etc. Por consiguiente: el Evangelio es sólo uno, las formas en que se nos narra son cuatro, que las conocemos como los cuatro Evangelios, pero cuando nos referimos a esa palabra, nos dirigimos de forma especial a la manera de cómo un autor nos cuenta los hechos y la vida de Jesús, que cada autor sagrado lo cuenta de distinta manera, según su tradición, sus géneros literarios, sus estudios y su experiencia de Cristo, pero en conclusión, la esencia es la misma: Jesús de Nazaret, su vida, obras, milagros, doctrina, pasión, muerte y resurrección.

En cuanto a los evangelios podemos decir que su formación se ha dado como en tres etapas:

1) La vida y enseñanza de Jesús de Nazaret: la Santa Madre Iglesia, no se cansa de afirmar que, los cuatro Evangelios, de los cuales se puede afirmar sin duda alguna la historicidad de estos, contienen y enseñan, lo que Jesús, el Hijo de Dios, cuando vivió entre los hombres, hizo y nos enseñó con su vida y obras, para la salvación de todos los hombres, hasta el momento de su ascensión al cielo.

2) La tradición oral: los apóstoles, después de la ascensión del Señor, predicaron por todo el mundo todo lo que el Señor hizo en su vida terrena, lo que enseñó y predicó, lo que dijo y realizó, con toda la ciencia de Dios que tenían, y con la inteligencia de la que gozaban, instruidos y guiados por los hechos de

54 Cfr. Ibíd.

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Cristo y por la luz del Santo Espíritu de Dios.

3) Los Evangelios Escritos: los evangelistas, estos autores sagrados, escogieron algunas de las cosas que en sus tiempos ya se conocían de palabra y por escrito para completar su obra de evangelización, siendo muy atentos a las necesidades, situaciones y vida de las Iglesias primitivas, buscando conservar una misma forma de proclamación de tal manera que nos han transmitido la verdad completa y sincera sobre la Jesús de Nazaret, nacido de la Viren María, en tiempos de Poncio Pilatos55. Así lo rezamos en el credo, nuestra profesión de fe.

Entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, hay una insondable unidad y al mismo tiempo son inseparables el uno del otro, ya que uno es la prefiguración del otro, el caso del Antiguo Testamento, nos abre las puertas del Nuevo Testamento y este ilumina, afirma y confirma al Antiguo Testamento, esto es lo que nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el número 129:” Los cristianos, por tanto, leen el Antiguo Testamento a la luz de Cristo muerto y resucitado. Esta lectura tipológica manifiesta el contenido inagotable del Antiguo Testamento. Ella no debe hacer olvidar que el Antiguo Testamento conserva su valor propio de revelación que nuestro Señor mismo reafirmó (cf. Mc 12,29-31). Por otra parte, el Nuevo Testamento exige ser leído también a la luz del Antiguo. La catequesis cristiana primitiva recurrirá constantemente a él (cf. 1 Co 5,6-8; 10,1-11). Según un viejo adagio, el Nuevo Testamento está escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo”.

Es tan importante la Sargada Escritura en la vida de la Iglesia y en la vida del cristiano, que se le aconseja su lectura cotidiana, asidua de ellas, y su práctica en la vida56. Así, que mientras el cristiano esté más cerca de las Letras Santas y se empape de ellas, será más conocedor de la revelación de Dios y al mismo tiempo estará más impregnado de Cristo. San Jerónimo nos lo dice de esta manera:”desconocer las Sagradas Escrituras es desconocer a Cristo57”.

LA FORMACIÓN DEL NUEVO TESTAMENTO

Jesús no escribió nada ni de su vida, ni de su doctrina. Tampoco mandó a nadie que escribiera su mensaje. Él sólo dijo: “Vayan y anuncien la Buena Noticia a todas las gentes, para que todos los pueblos sean mis discípulos”58.

55 Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, N° 126.

56 Cfr. CVII, Constitución Dogmática “Dei Verbum”. N° 25.

57 Cfr. San Jerónimo, Commentarii in Isaiam, Prólogo: CCL 73, 1 [PL 24, 17].

58 Mt 28,20ss.

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Por tanto, el Nuevo Testamento fue, antes que nada, predicado, vivido y celebrado. Solamente en un segundo tiempo, cuando las primeras comunidades vivían y celebraban la fe en Cristo, y los testigos oculares o directos de la vida y palabras de Jesús iban desapareciendo, se sintió la necesidad de poner por escrito esa fe y esa predicación de los apóstoles y discípulos, por miedo a que desapreciaran y no quedara un testimonio claro y directo de la vida de Cristo.

El Nuevo Testamento fue entonces el resultado de la fe y predicación de las primeras comunidades cristianas. Este hecho es muy importante porque nuestra fe no puede fundamentarse sólo en la Biblia escrita, como lo hacen los protestantes. Es más bien la Tradición (con el Magisterio de la Iglesia) que nos garantiza la verdad de la Biblia y nos transmite todo el depósito de la fe (cf. 2 Tim 1, 13-14)59.

Por tanto, el Nuevo Testamento tuvo dos etapas:

1) Una etapa predicada de boca en boca: el núcleo de esta predicación era este: Cristo Jesús, Hijo de Dios, muerto y resucitado. A este núcleo se le llama  Kerigma, palabra griega que significa “anuncio, proclamación”.

Huellas del Kerigma predicado las podemos encontrar en algunos discursos de Pedro (cf. Hch 2, 14-41; 3, 12-26; 5, 29-32; 10, 34-43) o de Pablo (cf. Hch 13, 16-41) o en el relato de Emaús (cf. Lc 24, 19-27). Este Kerigma seguía este esquema: se recuerda el acontecimiento de Jesús; se interpreta este acontecimiento con las Escrituras; y se llama al compromiso de la fe, una vida cristiana comprometida y activa.

Este Kerigma se anunció primero a los judíos y después, por obra de Pablo, a los paganos. El Espíritu Santo fue el gran protagonista de esta etapa predicada del “Evangelio”, inspirando, asistiendo, cuidando la vida y la palabra de los primeros misioneros. También se le llama así al anuncio que se hace hoy en día para los retiros de evangelización, para proclamar esa fe y vivirla con la comunidad en las parroquias.

2) Una etapa escrita: fue un camino largo y complejo. En los primeros años algunas comunidades cristianas empezaron a resumir lo esencial de la predicación apostólica, en fórmulas breves y fáciles de retener, que serían los primeros intentos del “Credo”. San Pablo cita una fórmula célebre: “Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras. Fue sepultado y resucitó al tercer día, según la Escrituras. Se apareció a Pedro, luego a los Doce” (1 Co 15, 3-5).

Muy rápidamente, al celebrar la Eucaristía, nacerían también las “aclamaciones y fórmulas de alabanza a Cristo” (cf. Fil 2, 6-11; Col 1, 12-20; 1 Tim 3, 16). Así

59 Catecismo de la Iglesia Católica, N° 80 y 83.

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pasaron unos 30-35 años después de la resurrección. Y como los apóstoles iban muriendo, surgió el anhelo de poner por escrito todo, para no perder su memoria. Lo primero que se escribió fue el Relato de la Pasión60. Más tarde, los dichos de Jesús, las parábolas y los milagros. Y así nacieron los cuatro Evangelios: primero Marcos, alrededor del año 70; después Mateo y Lucas, alrededor del año 80; por último, Juan, allá por el año 9061.

San Pablo, desde el año 40 había empezado ya sus viajes misioneros, fundando comunidades en toda Asia Menor; y para mantener los contactos con ellas, les escribe cartas, aconsejando, amonestando, enseñando, solucionando problemas. La primera que se escribió fue el año 51 a los Tesalonicenses. Más tarde, en el año 63, escribió a los Corintios y a los Gálatas.

Por tanto, los primeros escritos del Nuevo Testamento no fueron los Evangelios, sino las Cartas de san Pablo. Al inicio, los varios libros del Nuevo Testamento circulaban separadamente por las comunidades cristianas. Poco a poco se fueron juntando estos libros, cuando eran copiados a mano, hasta llegar a conformar todo el conjunto de los 27 libros canónicos.

¿Cuándo se empezaron a reunir los varios libros, hasta conformar el “Canon” del Nuevo Testamento?

El más antiguo y más importante catálogo de los escritos del Nuevo Testamento fue descubierto en el siglo XVIII por un estudioso, llamado Muratori. El Canon de Muratori data de mediados del siglo II62. Este catálogo contiene 22 libros, entre los cuales están las 13 cartas de san Pablo. Todavía no es el Nuevo Testamento completo, pero es el primer intento que conocemos de empezar a reunir los varios libros.

Luego tenemos el testimonio de san Justino, Mártir que en su primera apología del año 150 nos dice: “El domingo, todos se reúnen, leen las Memorias de los Apóstoles, que se llaman “los Evangelios”63. Esto nos asegura que ya a mediados del siglo II estaban reunidos los cuatro Evangelios. El catálogo ya completo de los 27 libros canónicos del Nuevo Testamento lo encontramos hacia el año 400.

60 http://webs.ono.com/parroquiasanvicente/marcos8.htm

61 Cfr. Parroquia Sagrado Corazón, curso de Biblia, proceso parroquial de pequeñas comunidades. Pág. 107.

62 Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Fragmento_Muratoriano.

63 Catecismo De La Iglesia católica, N° 1345.

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Todo el Nuevo Testamento gira alrededor de esta “Buena Noticia”: Jesús de Nazaret, nacido de Santa María Virgen, por obra del Espíritu Santo, es el Salvador, el Mesías, el Hijo de Dios y Hombre verdadero; ha muerto y resucitado para dar a los hombres una Vida Nueva y para enseñar el camino que conduce a la verdad de nuestra vida y de nuestro destino, que es la gloria del Padre, junto a Cristo Jesús.

Los libros del nuevo testamento primero estaban escritos en griego, luego en el Siglo III d.C, fueron traducidos al latín por San Jerónimo, en la primera traducción de la Biblia, a la que se le dio el nombre de “Vulgata Latina”64.

Los acontecimientos narrados en el Nuevo Testamento van desde el nacimiento de Jesús hasta el año 60-65. Los libros del Nuevo Testamento fueron escritos desde el año 51 (carta de san Pablo a los Tesalonicenses) hasta el año 90-100 (Apocalipsis y carta a los hebreos).

Los escritos del Nuevo Testamento nacen dentro de los primeros grupos cristianos organizados en comunidades, surgidas en las poblaciones principales del imperio romano, sobre todo, en las provincias romanas desde Roma hacia Oriente: Italia, Macedonia, Acaya, Asia, Galacia, Cilicia y Siria; es decir, en una zona de cultura helenística cuya lengua era el griego común, lengua en la que están escritos todos los libros del Nuevo Testamento.

LOS LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO

Jesús no escribió nada ni de su vida ni de su doctrina. Tampoco mandó a nadie que escribiera su mensaje. Él sólo dijo: “Vayan y anuncien la Buena Noticia a todas las gentes, para que todos los pueblos sean mis discípulos”65.

Mientras vivieron los apóstoles y otros discípulos que conocieron y escucharon personalmente, en carne propia a Jesús, ellos se encargaron de referir y transmitir todo lo que habían visto y oído, y de repetir lo que habían escuchado de los labios del Señor. Al testimonio profético de las Escrituras judías los testigos directos de Jesús añadían el suyo. “Nosotros somos testigos”, dijo Pedro ante el Sanedrín en los Hechos 5,32. “Nosotros hemos visto su gloria”, escribía San Juan en su evangelio. Así surgió la tradición oral o la Sagrada Tradición como más la conocemos, a que recurría Pablo mismo cuando aseguraba a los corintios: “yo les transmití, como lo principal de todo, la tradición, lo que a mi vez recibí” (1 Corintios15, 3) y se da el mismo caso con el memorial de la Eucaristía (1 Corintios11, 23). De tal manera que en cuatro capítulos encontramos esta

64 Ver http://es.wikipedia.org/wiki/Vulgata.

65 Cfr. Mt 28,20ss.

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afirmación de San Pablo obre la Sagrada Tradición dos veces, cosa que los protestantes nieguen grandemente.

Por tanto, el Nuevo Testamento fue, como ya lo dijimos en otro tema, antes que nada, predicado, vivido y celebrado. Solamente en un segundo tiempo, cuando las primeras comunidades vivían y celebraban la fe en Cristo, y los testigos oculares de la vida y palabra de Jesús iban desapareciendo, se sintió la necesidad de poner por escrito esa fe y esa predicación de los apóstoles y discípulos.

En todo caso, la etapa puramente oral que precede a la formación del texto del Nuevo Testamento es sumamente breve, y otro tanto la intermedia en que dicha tradición coexiste con esos misteriosos primeros escritos anónimos, que no parecen haber sido abundantes, ya que los creyentes de esa primera generación estaban seguros, y pensaban mucho de que la Segunda Venida del Señor iba a ocurrir lo más pronto posible, a tal forma que algunos no querían ni trabajar, tal vez aun antes de que ellos murieran, por eso San Pablo exhorta: “el que no trabaje que no coma”(Tes 3,10-12).

A diferencia de la etapa oral que antecede al Antiguo Testamento, la del Nuevo dura escasamente unos treinta años. Hacia el 50 d.C, Pablo escribe a los tesalonicenses desde Corinto su primera carta. Con ella empieza, cronológicamente, el Nuevo Testamento.

Luego se da comienzo la etapa en que se intensifica la multiplicación de copias de los escritos que ahora forman el Nuevo Testamento. Circulan primero, como sucedía con los del Antiguo, en rollos por separado o en hojas sueltas de papiro, que era lo común en la escritura de la época, pero con estos escritos empiezan a formarse las que se llamaron luego las colecciones, la primera, al parecer, de las cartas paulinas. Más tarde quizá la de los evangelios.

Hacia fines del siglo II los cristianos adoptaron la forma de códice, hojas escritas encuadernadas como libro, sistema que había empezado a emplearse en el siglo I y que acabó por sustituir a los rollos y las tabletas como materiales de escritura en la antigüedad, y parece que los primeros códices cristianos fueron de los cuatro evangelios, de los evangelios y Hechos, de 10 epístolas paulinas, y de las 13 epístolas de Pablo. Fue ya bien entrado el siglo III cuando aparecieron códices con todo el Nuevo Testamento, y tal vez con toda la Biblia66.

Con el Nuevo Testamento, se cumple la promesa de la venida del Salvador Jesús, el hijo de Dios vivo.

66 Ver. http://mercaba.org/FICHAS/Apologetica.org/historia_canon_04.htm.

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El Nuevo Testamento es una colección de 27 libros escritos en griego koiné, o sea, en forma de diálogo. Estos libros fueron escritos en menos de 100 años (51 a 105 D.C). Como un manual misionero, aquí se proclama el nacimiento, crecimiento, y enseñanza de la Iglesia Cristiana.

El Nuevo Testamento, según lo aceptan las Iglesias cristianas, se compone de veintisiete libros diferentes, atribuidos a ocho autores diferentes, seis de los cuales se cuentan entre los apóstoles (Mateo, Juan, Pablo, Santiago, Pedro, Judas) y dos entre sus discípulos inmediatos (Marcos, Lucas). Si consideramos sólo el contenido y forma literaria de estos escritos, pueden ser divididos en libros históricos (Evangelios y Hechos), libros didácticos (epístolas) y libro profético (Apocalipsis).

Antes que se comenzara a usar el nombre del Nuevo Testamento, los escritores de la segunda parte del siglo II decían “Evangelio y escritos apostólicos” o simplemente “el Evangelio y el apóstol”, queriendo decir, el apóstol San Pablo.

Los libros del nuevo testamento son los siguientes:

LIBRO HISTÓRICOS

Los cuatro evangelios: San Mateo, San Marcos, San Lucas  y San Juan. Son relatos que concuerdan y que también pueden compararse entre sí, estableciendo semejanzas y diferencias. Contienen la historia de Jesús, su nacimiento, su infancia, su muerte y resurrección, así también sus enseñanza, (evangelio significa buena noticia o mensaje, buen anuncio).

Los tres primeros son llamados, comúnmente, sinópticos. Los Evangelios se subdividen en dos grupos: aquéllos comúnmente llamados sinópticos67 (Mateo, Marcos, Lucas), porque sus narrativas son paralelas, y el cuarto Evangelio (el de San Juan), el cual hasta cierto punto completa a los primeros tres. Todos se relacionan con la vida y enseñanzas personales de Jesucristo. Los cuatro Evangelios nos narran de manera magistral lo sucedido desde el nacimiento del hijo de Dios en Belén; sus enseñanzas, su vida, su pasión, hasta su muerte, resurrección y ascensión, también se les llamaba las memorias68.

Los Hechos de los Apóstoles, como indica suficientemente su título, trata sobre las predicaciones y obras de los apóstoles. Narra la fundación de las Iglesias de Palestina y Siria solamente; en él se menciona a Pedro, Juan, Santiago, Pablo y

67 Ver. http://ec.aciprensa.com/wiki/Sin%C3%B3pticos#.Um6yL3Bg_uo.

68 Cf. Apología I 67,3s: MG 6,429. En esta Apol. I 66 advierte que con la expresión “memorias” quiere designar los evangelios y afirma que estas “memorias” fueron escritas por los apóstoles y por los discípulos de los mismos (Diálogo con Trifón 103: MG 6,717).

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Bernabé; luego, el autor dedica dieciséis capítulos de veintiocho a las misiones de San Pablo a los greco-romanos.

Hecho de los apóstoles: o Hechos de los Apóstoles Pedro y Pablo, es llamado así, porque recoge la actividad maravillosa que realizaron los apóstoles en la Iglesia Primitiva. Su valor doctrinal se encuentra en la acción personal y colectiva del Espíritu Santo. Es considerado el único relato antiguo de la comunidad cristiana. Narra cómo se extendió, desde Palestina hasta Roma, la capital del mundo. Cubre los 30 años después de la muerte de Jesús.

Además los Hechos de los apóstoles, narran el impacto que surgió en ellos, su experiencia de fe en el Resucitado y aquellos que los llevó a predicar su Palabra; también cuenta la conversión de los primeros cristianos (este es el origen de la Iglesia Primitiva o primera comunidad cristiana).

LIBROS DIDÁCTICOS: Pertenecen a este grupo 21 epístolas o cartas. De ellas, 13 fueron escritas por San Pablo a la Iglesia o a personas.

Los apóstoles se dirigían a las comunidades cristianas a través de cartas, teniendo en cuenta la situación de cada comunidad.

CARTAS DE SAN PABLO

Contienen la explicación del sacrificio de Jesús, con las consecuencias reconciliadoras entre judíos y gentiles, y la más importante, entre Dios, el hombre y el Universo. Se habla de 13 cartas, pues la de los hebreos no tiene autor conocido, por lo que no se está en total seguridad que su autor sea San Pablo.

Hay trece epístolas de San Pablo, y quizás catorce, si, con el Concilio de Trento69, lo consideramos autor de la Epístola a los Hebreos. Con la excepción de esta última, ellas son dirigidas a iglesias particulares (Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses) o a individuos (1 y 2 Timoteo; Tito; Filemón).

CARTAS CATÓLICAS, APOSTÓLICAS O GENERALES

La carta de Santiago: Contiene enseñanzas de fácil aplicación para una vida digna y honrada. Está dirigida a diversas iglesias y sirve de guía en el ministerio de la cristiandad.

1° Pedro, 2° Pedro, Judas: Contiene reglas de moral aplicables a la vida cristiana.

69 Ver. http://ec.aciprensa.com/wiki/Concilio_de_Trento#.Um6xJXBg_uo.

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1° Juan, 2° Juan y 3° Juan: Contienen principios de fe, caridad, observancia de los mandamientos y amor a Dios.

LIBROS PROFÉTICOS: Es solamente uno: el Apocalipsis, donde encontramos la visión o revelación de San Juan. Este es el  último libro escrito en la Biblia.

Apocalipsis: Finalmente, el Nuevo Testamento presenta el libro del Apocalipsis, que contiene una visión o revelación que el apóstol Juan recibió de Dios, para la comunidad cristiana. Están las revelaciones hechas a San Juan sobre los sucesos que pueden ocurrir al final de los tiempos.

El Apocalipsis, dirigido a las siete Iglesias de Asia Menor (Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea) parece de algún modo una carta colectiva. Contiene la visión que Juan tuvo en Patmos respecto al estado interior de las antedichas comunidades, la lucha de la Iglesia con la Roma pagana, y el destino final de la nueva Jerusalén.