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    Luis VitaleUniversidad Central de VenezuelaFacultad de Ciencias Econmicas y SocialesTaller de Investigacin uPO Tamayou de laEscuela de Trabajo Social

    GNESIS Y DESARROLLO DEL M O D OD E P R O D U C C I ~ N O M U N A L -T R IB U T A R IOD E LAS F O R M A C IO N E SSOCIALES IN C A Y AZTECA

    Introduccin

    Este trabajo -que forma parte de mi libro an indito Interpretacin Hete-rodoxa de la Historia de Amrica indo-afro-latina- est destinado a promoverun intercambio de ideas con los lectores del Boletin Americanista de la Uni-versidad de Barcelona sobre uno de los temas ms polrnicos de nuestrahistoria. Para una mejor comprensin del mismo, hay que apelar a la dimen-si6n tiempo, que permite valorar la importancia de las culturas aborgenes-que estn lejos de haberse extinguido, ya que actualmente existen ms in-dgenas que en el momento de la conquista hispano-lusitana. Si se compa-ran los 40.000 aos aproximadamente de culturas recolectoras, cazadoras ypescadoras y los 5.000 aos de pueblos agrcolas con los escasos dos siglosdel Estado inca y azteca y los 4 siglos de dominacin europea y criolla, sepodr colegir que esta ltima fase apenas constituye el 1% de nuestra histo-ria. Y que inclusive este lapso no puede ser entendido sin la presencia ind-gena y sin el trabajo de los negros importados de Africa, que permean los I-timos siglos de nuestra Amrica. Por eso, nos parecen arbitrarios conceptoscomo ((el descubrimiento de Amrica)), el da de la Raza)), la madre patria))o los nombres de ((Hispanoamrica o ((Latinoamrica)) de clara raigambreeuropeocntrica. En rigor, nuestra historia es inequvocamente indoamerica-na hasta el siglo XV e indo-afrolatina a partir del XVI. De ah, la importanciade estudiar los diferentes procesos desiguales, heterogneos y multilinealesde las culturas aborgenes.Desentraar los alcances y limitaciones de las formas comunales deproduccin de la poca precolombina y el surgimiento del cacicazgo es unproblema central para comprender no slo la evolucin de la colonia sinotambin de la Repblica. Existe una continuidad y tradicin histrica de lospueblos indgenas -que se expresa hasta nuestros das- sin cuya compren-

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    sin n o es posible expl icar a cabal idad el proceso de la lucha de clases en e lcampo. La relacin etnia-clase-naturaleza se torna as una herramienta me-todolgica clave para anal izar el fenm eno social de nuestra Amrica. El pro-blema es rastrear dnde comienzan las primeras desigualdades sociales ycun do la etnia o u n sector de ella se va conv irt iendo en clase, aunque sigama nteniend o su relacin y sus races co n la com unidad aborigen y con la na-turaleza. La relacin indisoluble entre la naturaleza y la sociedad global hu-mana -que es esquemt icamente dicho el Amb iente- se presenta c laramen-te en esas comunidades para las cuales la evolucin de la naturaleza y laevolucin de la sociedad son aspectos de una m ism a historia.Desde hace unas dos dcadas ha com enzado la discusin acerca de lassimi l i tudes y di ferencias entre el modo de produccin asit ico y el modode prod uccin de los incas y aztecas. Aqu entrega mo s una nueva contribu-cin que t iende a dem ostrar que las Formaciones Sociales lnca y Azteca tu-v ieron un modo de produccin que denominamos comunal- t r ibutar io. Paral legar a esta conclusin, hem os tenido qu e anal izar el proceso histrico queantecede a la estructuracin de los imperios inca y azteca. Precisamente, lafalta d e abo rdaje inve stigativ o de la fase preinca ica y preazteca es la que haimpe dido com prend er la gnesis del mo do de prod uccin de esas form acio-nes sociales.Aspiramos a demostrar que entre las comunidades agro-al fareras deMesoamrica y la regin nuclear andina y las Formaciones Sociales inca yazteca hubo un perodo de transicin, caracterizado por una lenta pero sos-tenida crisis del mi lenario modo de produccin comunal. En el estudio deeste largo perodo de transicin -como parecen durar casi todas estas for-ma s transi torias de un m od o de produccin a otro- tenemos la intencin demostrar que las transformaciones socioeconmicas y el surgimiento del caci-cazgo en las comunidades agro-al fareras y minero-metalrgicas prepararonlas condiciones o bjetiva s para la eme rgencia de los Estados inca y azteca.Finalme nte, qu ere mo s poner de rel ieve que sin e l anlisis de las diversasrelaciones de produccin de los imperios inca y azteca no es posible com-prender la inmediata implantacin de la mita y el t r ibuto por parte de losconq uistadores espaoles y el papel que segu irn jugando los caciques y lascom unid ad es indgenas dur ante la Colonia y gran parte de la Repblica.

    Aclaram os q ue este proceso slo se dio en Mesoam rica y la zona andi-na, ya qu e el res to de los pue blos aborgenes, inc luidos los de Brasil, se m an -tuvo en la fase recolectora, pescadora y cazadora o en el estadio agro-alfarero, confirm nd ose una vez m s el curso m ult i l ineal de la historia.

    1. La transicin del modo de produccin comunal a las formaciones incay aztecaEl pr im er perodo de trans icin de la historia latinoam ericana transcurri,

    a nuestro ju ic io, entre el mo do de produc cin comunal y e l l lamado m od o depro du ccin ((asitico)) de las form acio ne s sociales inca y azteca. Sin em ba r-

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    go, no todos los pueblos aborgenes atravesaron por este perodo de transi-cin. En el momento de la conquista hispano-lusitana, la mayora de nues-tras culturas indgenas estaba en la fase agroalfarera, manteniendo el modode produccin comunal; ms an, algunos pueblos seguan siendo recolecto-res, cazadores y pescadores.

    A pesar de que no se ha podido detectar an cada uno de los momentosde esta transicin, las investigaciones arqueolgicas y antropolgicas mues-tran claros indicios de que las relaciones igualitarias de los miembros de lascomunidades agroalfareras entraron en crisis en varias culturas de Mesoa-mrica y de la regin andina nuclear, especialmente del altiplano peruano-boliviano.

    Este proceso fue desigual, tanto en tiempo como en espacio, razn porla cual no puede fijarse una poca determinada comn para ese perodo detransicin. Mientras algunos pueblos atravesaron esa fase en el primer mile-nio antes de nuestra era (Olmecas: 800 - 200 a.c.; Monte Albn: 300a.c. -10 0 d.c.); otros la vivieron en las primeras centurias (San Agustn: has-ta el s. V; Teotihuacn: 100 a 800; primer imperio Maya: 250 a 900; Mochi-ca: 1 00 al 900; Tiahuanaco: del siglo Vl l l al X); y otros comenzaron esa fasede transicin despus del primer milenio (Toltecas: siglos X al XIII; segundoimperio maya: siglos X al XIV; Huari: siglos XI y XII y Chim: del XI al XIII).

    A nuestro modo de entender, no hubo un pasaje directo del modo deproduccin comunal a las sociedades de clases incaica y azteca, sino que seprodujo una fase de transicin que prepar las condiciones socioeconmi-cas, polticas y religiosas para la implantacin de esos imperios.

    En Amrica, a l igual que en otros continentes, la crisis de las formas co-munitarias dio lugar a diferentes formaciones que, sin llegar a constituir Es-tados y sociedades de clases, revelaron el surgimiento de estructuras de po-der, basadas en una estratificacin social que se acentuaba a medida que seprofundizaba la crisis de la antigua comunidad igualitaria.

    Se ha sostenido que de la disolucin de la comunidad agro-alfarera sur-gieron directamente Sociedades de clases. A nuestro juicio, este trnsito nofue unilineal, como tampoco ha sido directo el paso de un modo de produc-cin a otro, sino que transcurre un largo perodo de transicin, que puedeabarcar varios siglos. Uno de esos momentos, lo constituyeron las socieda-des de transicin nacidas de la crisis del modo de produccin comunal,como la cultura egipcia en la primera fase de los nomos (6.000 a 4.000 a.c.),la sumeria (4.000 a.c.), la ind (antes del ao 2.000 a.c.), las primeras comu-nidades romanas (antes del siglo VI a.c.), las tribus germnicas y eslavas an-tes de los primeros siglos de nuestra era. La mayora de estas formacionessociales se transform en sociedades de clases, unas bajo el modo de pro-duccin asitico y otras basadas en el modo de produccin esclavista.

    En Amrica tambin transcurrieron siglos de transicin entre el modo deproduccin comunal y las sociedades protoclasistas inca y azteca. En esafase de transicin, las comunidades fueron perdiendo su carcter igualitario,pero la sociedad no haba gestado an el Estado, controlado por una clase

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    dominante, que impusiera tributos u otras prestaciones forzosas a las comu-nidades. Por eso, estimamos que eran formaciones sociales en las que toda-va se conservaba el modo de produccin comunal como forma preponde-rante y casi nica de producir, aunque se haban acentuado las desigualda-des sociales al punto de generar las primeras estructuras de poder a basedel control y redistribucin del excedente, de la preeminencia de ciertas I-neas de parentesco y de la ideologa ya religiosa manipulada por los sacer-dotes.El estudio de este perodo de transicin -el primero en la historia deAmrica- es clave para entender el advenimiento de las primeras sociedadesde clases constituidas por los incas y aztecas. La historia tradicional no dauna explicacin coherente del surgimiento de los Estados inca y azteca. Poreso, estos imperios aparecen, a la luz de esa historiografa, como expresio-nes de lites militares que conquistan pueblos tras pueblos, como resultadode sus cualidades militares, ignorando que hubo transformaciones econmi-cas y sociales que facilitaron o abonaron el terreno para el triunfo de los in-cas y aztecas.

    Sin el anlisis de la fase de transicin no es posible explicarse el repenti-no auge de esos imperios en menos de un siglo. Precisamente, en el perodode transicin se generaron las diferencias sociales y formas de poder, comoel cacicazgo y los jefes regionales que haban rebasado el espacio local delas comunidades-base, rompiendo los lazos consanguneos y creando unsector dominante a nivel territorial que controlaba el sobreproducto social.Esa nueva estructura de poder, que en algunas culturas, como los mayas, Ile-g a generar embriones de Estado, prepar el camino para el advenimientode los incas y aztecas.

    Godelier plantea la existencia de un modo de produccin aldeano tribalpreincaico.' Afirmar que esas sociedades eran preincaicas no permite nin-gn fechamiento preciso, porque no se explica la diferencia entre el modo deproduccin comunal de las sociedades agroalfareras y el supuesto modo deproduccin aldeano tribal, por lo que no se sabe si Godelier habla de forma-ciones sociales de transicin o simplemente de sociedad preincaica, vague-dad que incluye una gama de formaciones que van desde los cazadores ypescadores hasta los agro-alfareros y minero metalrgicos. Por lo dems, lacategora ((aldeano tribal)) no sirve de mucho para precisar el modo de pro-duccin, ya que se refiere al espacio territorial que adopta una tribu. En con-secuencia, nos dice muy poco acerca de las relaciones de produccin y suarticulacin con las fuerzas productivas. Godelier es menos preciso ancuando sostiene la existencia de un ((antiguo modo de produccin preestatalde las sociedades andinas)).' Aqu, incurre en un error terico ms grave,

    1 M. GOD ELI ER: La antropologa econmica, en Economia, fetichismo y religin en las socie-dades primitivas, p. 101. Ed. Siglo XXI, Madrid, 1974.2. M. GODELIER: El concepto de formacin econmico social: el ejemplo de los incas enibid., p. 180.

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    porque def ine un m od o de produ cc in basndose en una categor a superes-t ruc tura l . Q u s ign if icado puede tener u n m od o de p roducc in preesta ta l?Slo sal ir fci lmente del paso, ante la incapacidad de caracter izar la fase detransicin anter ior a los incas.P la cr it ica acer tadamente a Godel ier p or confund i r m od o de producc incon formacin soc ia l, pe ro come te una equ ivocac in a l m ani fes tar que n oexisten en realidad sino formas peculiares que adopta el modo de produccinas i t ico en las fo rmacione s pre inca icas .. El or igen d e las grandes obras seencuent ra en las soc iedades d e c lases que t ienen una ant igedad d e m s ded os m i l a o s a nte s d e lo s i n c a s ~ . ~onsiderando los escasos indic ios h istr i -cos, n os parece exagerado hablar de sociedades d e c lases en Am r ica co nuna ant igedad de d os m i l aos antes de los incas, es dec ir , durante e l p r i -m er mi len io antes de nuest ra era , hecho que n o se ha com probado en la cu l-tura o lme ca ni en la de Chavn, que s on las nicas en las que podr a habersedado ese a l to grado de estrat i f icacin social . En cuanto a que esas forma cio-nes preincaicas eran variantes peculiares del modo de produccin asitico, noexisten pruebas histr icas suf ic ientes como para sostener que las cul turasMo ch ica , Paracas, Nazca, Tiahuanaco, H ua ri y Chim, es tuvieran basadas enu n mo do de produ cc in semejante n i que hub ieran const i tu ido Estados cen-tralizados.

    Los primeros excedentes y el surgimiento del cacicazgoLas formaciones socia les en t ransic in cont inuaron basndose en el

    m o d o de producc in comunal y e n la poses in co lec tiva de la t ie r ra . S in em -bargo, ya se daban los pr imeros pasos para alterar las formas igual i tar ias.Los excedentes, qu e antes estaban dispersos e n cada comu nidad, com enza-ro n a ser concentrados a n ivel regional por los jefes y shamanes en proce-so de ad quis ic in d e rangos y jerarquas.Esta centra l izacin del sobreproducto socia l fue hacindose cada vezm s una nece sidad de los ayl lus y calpulli, ; para poder realizar las obras delceremonial, el regado art i f ic ial , la desecacin de pantanos, la construccinde acequias, diques, andenes y terrazas, que permitan el control de lasagua s de los r os y la gos para au me nta r la producc in. A su vez, los jefes-aceptados y respaldados po r las comunidades- aceleraban esta central iza-c in de l excedente po rque de esa m anera pod an ejercer funciones decisivase n aquel los cul t ivos que, en general , favorecan a la com unidad. Se dio asuna s i tuac in cont rad ic tor ia en que la comun idad daba vo luntar iame nte cur -so a la centra lizacin del excedente, s in tom ar conciencia de q ue a la postreese paso sentara las bases de la dominacin. E l au me nto del sobre prod uctosocia l fue e l resul tado de una re lacin d ia lct ica en tre las necesidades de la

    3 . A. PLA:Modo de Produccidn Asitico y las Formaciones Econmico Sociales lnca y Azteca,p. 43 y 46, Ed. El Caba llito, M xico, 1979.

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    com un idad y las presiones de los jefes o las lneas de parentesco considera-das c om o superiores.El au m en to del exced ente -ms all de las necesidades de la com un idadgent il ic ia- no fue el resul tado mecnico de u n desarrollo autn om o de laeconoma; p ero tamp oc o fue el prod uc to unilateral de presiones superestruc-turales de los caciques, como sost ienen aquel los autores que rechazan laapl icacin del material ismo histrico a las sociedades precapital istas, po-niendo so lamen te el acento e n la religin, en la l nea de parentesco y en losfacto res de poder.4Las primeras d esigualdades sociales se pro yectaron en la adquisicin derangos sociales y rel igiosos por parte de los jefes de la comunidad, quienescomenzaron a ejercer nuevas funciones, creando una image n de seres co ndones excepcionales, mi l i tares o rel igiosos que apa rentaban ejercer funcio-nes al servicio del clan, co m o pue de apreciarse en e l papel que jugaban lossacerdotes en la cu l tura olmeca, especialmente en sus tres principales cen-tros ceremoniales de la costa del G olfo de M xico: La Venta, San Lorenzo yTres Zapotes.La competencia por el control y redistribucin del excedente estaba en labase de las rivalidades entre los diferentes rangos, que se acentuaron a me-dida que la sociedad se estrati ficaba. U n paso imp orta nte del jefe para legi t i -marse fue bu scar fuera de la com unidad intercam bio con o tras tr ibus, ya searelig ioso, cul tural o c o m e r~ ia l , rocurando un mb i to terr itor ia l que rebasarala co mu nida d y gent i l ic ia. Esto era, co m o siempre, justi ficado en aras delbien de la com unidad y presentado co m o u n servicio real izado para ella, tra-tan do de reaf i rmar el est i lo de consenso de aquella poca.Los ((sharnanes)), cuy o p apel fue hacind ose cada vez m s rel igioso yme no s mgico, se fueron ubican do en si t iales privilegiados que los liberabande los trabajo s colectivos, inaugura ndo as el proceso de diferenciacin e ntreel trabajo ma nua l e intelectual, co m o ocurri en Teot ihuacn, M on te Albn yla cultura t01teca.~En la socieda d olmeca -surgida e n1 .5 00 a.c. entre Vera-cruz y Yuca tn- la estra tif icacin social se produ jo hacia el ao 2 0 0 a.c., ju-

    4. ((La ideologa -segn Ma rx- es el intermed iario indispensable que justif ica y funda ideal-mente una jerarqua social. una desigualdad de derechos y deberes .. Esto refuta radicalmentelas crticas hechas a M arx, segn las cuales desconoci el papel de la religin y de las ideologasen general e n la historia y olvid voluntariamente, para salvar el dogma del comunismo primiti-vo, la existencia de jerarquas en el seno de las sociedades primitivas)). M . GODELIER: Las sacie-dades precapitalistas, p. 80 , Ed. Quin to Sol, Mxico, 1 97 8) .5 . Segn Gordon Childe, el jefe real o el dios imaginario pueden acumular un excedenteim por tan te en ddivas tradicion ales voluntarias o en ofrendas. En relacin a esta ac um ulacin deexcedentes por p arte de los jefes, M ande1 ma nifiesta que es significativo que la palabra rabe'makhzen', que significa gobiern o procede del verbo 'khaazana', acumular, almacenar)). (E. M A N -DEL: Tratado de econom a marxista, T om o 1 p. 40. Ed. ERA, Sexta edicin, M xico, 1 9 7 6 .6 . ERlC WOLF: Pueblos y Culturas de Mesoambrica, Ed. ERA, Mxico. ROMAN PINACHAN: Una visin del Mxico Prehispbnico, UN AM , Mx ico. 19 67 . MIGU EL LEON PORTILLA: Losantiguos mexicanos, Ed. FCE, Mxico, 196 8 . R EN E M ILLON: Teotihuacn, como centro de trans-formacin, en J . HARDOY y R. SCHAEDEL: Las ciudades de Amrica Latina y sus reas de in-fluencia a travs de la historia, Buenos Aires, SIAP, 1 97 5.

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    gando u n papel imp ortan te los sacerdotes po r su dom inio de la astronoma,de las ma tem tica s y de una forma de escri tura jerogl fica. Los mayas tam -bin acentuaron la diferencia entre el trabajo manual e intelectual; el grupo do-minante controlaba la escritura ideogrfica y el trabajo especial izado de losfamosos cdices hechos en papel amate. Tambin crearon el nmero cero,recin inco rpor ado po r la civi lizacin europea a travs de los rabes, y u n ca-lendar io ms per fecto que e l ju ~ ia n o .~Los jefes locales comenzaron a desbordar su comunidad genti l icia, pro-curand o unir tr ibus y aldeas, ya sea por mo tivaciones econ micas c om o rel i-giosas y de polt ica intertribal. El objetivo era l legar a constituir un podercentral que consolidara la unida d de las t r ibus y perm i tiera u n ma yor c ontrolde la re distribu cin de excedentes. El princ ipal inten to, en este sentido, fue e lde los mayas del segundo imper io ( 9 0 0 a 15 00 ) , a l const itu i r la L iga Ma ya-pn; sin embargo, continuaron las pugnas entre las principales ciudades ocentros ceremoniales (Ch ichn I tz contra Uxm al). Existi una central izacina nivel local, pero n o hay pruebas de u n centro de pode r que unif icara a to-dos los nucleam ientos urbanos.Barbara Price plantea que e n estas sociedades, ya jerarquizadas po r ran-go, se dio el fen me no del cacicazgo, que p rovin o de una organizacin s ocialcnica, donde se dio una graduacin de rango ms que de clase. Nosotros,agregaramos que las desigualdades y primeras diferenciaciones de clasefuero n la base para la jerarquizacin po r rango.En este t ipo de organizacin soc ial n o fue decisiva la descendencia m at rio patri l ineal, un o-bilateral. Lo bsico eran las funciones del cacicazgo decentral izar bienes y servicios, los bienes de su bsistencia y los santuarios. Pri-ce sostiene que el cacique recibe el excedente de sus seguidores (recolec-cin jerrquica), interca mb ia estos art culos co n otros individuos con t tulo(reciprocidad) y distr ibuye a sus seguidores lo que recibe en cam bio .. U n c a-cique pue de recibir excedentes, pero est fuerte me nte presionado a devolveru n equivalente; si no lo hace, sus seguidore s se vincularan a otr os caciques;la leal tad hacia u no u otr o cacique n o es funda men tal en e l acceso a la t ie-8rra.Hubo cacicazgos en Mesoamrica, el Caribe, Colombia, Venezuela y lazona andina, donde se han encontrado cons trucciones relat ivamen te monu -me ntales con tum ba s de jefes imp orta ntes en los centros ceremoniales. Pa-rece que e l cacicazgo n o surgi de un desarrol lo del mi l i tarismo, en primerainstancia, sino de u n acrecentam iento del intercamb io de bienes entre las tr i -bus y del co ntrol de la redistr ibucin de excedentes.

    7. ERlC THOMPSO N: Grandeza y Decadencia de los Mayas, FCE, Mxico. SILVANUSMORLEY: La civilizacin Maya , FCE, Mxico 1 9 47 . HENRl FAVRE: Cambio y continuidad entre losmayas de Mxico, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1973.8. BAR BAR A PR 1CE: Cacicazgos prehispanicos en las Am ricas: sus imp licaciones respectodel desarro llo urbano, en J . HARDOY y R . SCHAEDEL: Las ciudades de Amrica Latina y sus Breasde influencia a travs de la historia, p. 6 5 y 6 6 , Ed. SIAP, Buenos Aires, 1 9 7 5 .

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    Esto fue el resultado de un problema ms profundo: la crisis del modode produccin comunal de los pueblos agro-alfareros. Uno de los factoresfundamentales que aceler este proceso fue la acentuada divisin social deltrabajo que se produjo a raz del papel que comenzaron a jugar los artesa-nos, especializados en alfarera, trabajos minero-metalrgicos y confeccinde tejidos, como sucedi en Tiahuanaco, Huari y con la cultura chim y mo-chica.g Los artesanos de la cultura mochica (s. Vll l al X) crearon, una vez li-berados de las tareas agrcolas, una cermica notable por su sentido realistaen mostrar aspectos de la vida cotidiana y personajes transportados en tro-nos, lo que demuestra una forma de estratificacin social. La cultura de Tia-huanaco produjo entre los aos 700 y 1.O00 nos artesanos a tiempo com-pleto -alimentados con el excedente campesino- capaces de levantar la ma-ravillosa Puerta del Sol y de crear una de las cermicas ms bellas, especial-mente los vasos incorporados posteriormente por los incas para modelar elKero, el recipiente sagrado.

    Tambin el crecimiento de las ciudades y aldeas -con sus templos, mo-numentos, palacios, calles empedradas- jug un papel importante en la cri-sis del trabajo comunitario y el comienzo de la contradiccin entre campesi-nos y citadinos. En esta fase se produjo la primera revolucin urbana denuestro continente con el surgimiento de ciudades como Teotihuacn, Lu-baantn, Huari, Chanchan. La ciudad aborigen estaba todava integrada a lanaturaleza; tena entrada y salida propia de energa; se autoabasteca y esta-ba muy relacionada con el campo. Muchas de ellas eran depsitos de la pro-duccin agrcola.

    La comunidad, mayoritariamente agraria, comenz a ser desplazada porformas organizativas urbanas, cuyos miembros ya no estaban necesaria-mente unidos por lazos consanguneos. La comunidad de las ciudades se fuehaciendo cada vez ms territorial y menos gentilicia. Esta quiebra de losvnculos de parentesco, junto al hecho de que no todos trabajaran en comn,a raz de la acelerada divisin del trabajo, fueron los elementos determinan-tes del nacimiento de la crisis de convivencia de la comunidad. La produc-cin de un excedente agrcola, alfarero, textil y metalrgico estimul el surgi-miento de jefes -prestos a ejercer el control de la redistribucin del pluspro-ducto- y de actividades comerciales, dando origen a un sector social, encar-gado del trueque con las tribus ms lejanas, que tambin se separaba de laproduccin. La comunidad no dejaba su funcin bsica de productora de va-lores de uso. Pero lentamente, se comenzaba a rebasar la economa de sub-sistencia con la produccin de excedentes.

    9. LU IS LU MB RE RA S: De los pueblos, las culturas y las artes del Antiguo Per, Ed. Mon-cloa, Lima, 1 969; N . W A C H TE L: Sociedad e ldeologia. Ensayos de Historia y Antropologa Andi-nas, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1 9 7 3 . W . von HA GE L: Culturas preincaicas. Ed. Gu a-darrarna, Madrid, 1966.W lLL lAM H . ISBELL: Huari y los orgenes del primer imperio andino, enPueblos y Culturas de la Sierra Central del Per, Ed. D . Bonavia y R. Ravines, Cerro de Pasco.Lima, 1 9 7 2 .

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    Precisamente, el control del excedente permiti a los jefes y caciquesprogramar obras de regado y grandes construcciones, especialmente cen-tros ceremoniales, como Tiahuanaco, La Venta, Tikal, Copn, Uxmal, Palen-que, San Agustn, Chavn, Huari y, sobre todo, Teotihuacn con sus impo-nentes pirmides del Sol y la Luna y el templo de Quetzalcoatl.Los guerreros, convertidos en jefes militares como resultado de las gue-rras intertribales, se convirtieron en profesionales, tambin separados delproceso productivo, comenzando a ejercer funciones de poder. LeonardoMejia, en un trabajo sobre las culturas aborgenes ecuatorianas, seala lasconsecuencias de las guerras producidas entre tribus: ((La fabricacin de ar-mas se haba convertido en una actividad que demandaba una parte consi-derable del tiempo de estas culturas; uno de estos casos es el de la culturaMilagro [...] Los imperativos de la seguridad militar imponen en estas pocasla institucin de la confederacin Shyri-Puruh, con un jefe a la cabeza y quedebe ser entendida no como la unidad de dos Estados ya organizados, sinocomo una alianza con fines defensiv~sa. '~Sectores militares, ya profesionales, ms fuertes que la burocraciasacerdotal se dieron entre los toltecas (s. X al XII) y en la cultura Huari, cuyaexpansin al Cuzco y Arequipa data de los siglos Xl y XII. Sus construccio-nes monumentales y su urbanizacin marcaron un hito importante en la pre-paracin del proceso que condujo al imperio incaico.Una de las formas de dominacin fue ejercida a travbs del monopolio delsaber, sustentado en el control del calendario en algunas culturas. Es sabidoque los mayas haban descubierto un calendario ms preciso que el sumerio,egipcio y juliano.

    Los escribas, a travs de su conocimiento y prctica de la escritura ideo-grfica, tambin fueron elementos privilegiados de esas sociedades. Otraforma de dominacin se expresaba en la direccin y diseo de las obras mo-numentales utilizadas para el ceremonial, como las grandes pirmides deTeotihuacn y los templos mayas.Los caciques y grandes jefes fueron consolidando su poder, pero an nodisponan de una fuerza pblica permanente. Tampoco haban logrado unacentralizacin estable del poder poltico. En algunas zonas de Mesoamricay de la regin nuclear andina se establecieron centros de poder poltico y re-ligioso local y regional, que expresaban la unidad de tribus y linajes de comu-nidades aldeanas, pero sin conseguir la estructuracin de un gobierno cen-tral o de un Estado porque, entre otras cosas, el sector dominante embriona-rio no pudo formar un ejercito permanente ni darse una slida organizacinterritorial.Estas culturas de transicin fueron el resultado de prolongadas disputasinterdtnicas y de guerras intertribales. Las etnias sojuzgadas tuvieron quetrabajar en las grandes obras pblicas, no sabemos si mediante trabajos for-

    10. LEONAR DO MEJIA: La Econom k de la Sociedad nprimitivau ecuatoriana, en Ecu adorP8S8d0 y Presente, p.44 , Universidad Central. Quito. 1976.

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    zados o algn sistema de m ita o tr ibu to en trabajo. Tam poco est claramen-te configurada una clase y casta dominan te. Existieron, sin duda, jefes y cac i-ques, que ejercan un control polt ico. Pero, no es evidente la existencia deuna clase que ejerza p lenam ente el do min io y la explotacin de la com uni-dad. En todo caso, podra tratarse de un embrin de clase dominante. Poreso, tam poc o es notoria la existencia de u n Estado. Varios autores sost ienenque en mu chas de estas sociedades hub o Estado. A nu estro juicio, esta hip -tesis no ha sido demostrada. La mayora de los estudios mo derno s sobre losolmecas, toltecas, M o n te Albn, Moch ica, Tiahuanaco, Hua ri y Chim, sonmuy cautos en cuanto a pronunciarse sobre la existencia de un Estado enesas cul turas, salvo el caso de los may as del segundo imperio. Sin embargo,stos no lograron ms que una central izacin local. Las ciudades, co m o Chi-chn Itz, Uxmal y otras, siempre conservaron su autonoma y su indepen-dencia e ntre s. Inclus ive hub o guerras en tre el las. Cada una de e stas ciuda-des era soberana y ejerca u n pode r ms rel igioso que polt ico.

    Hasta ta nto no se de mue stre la existencia de u n poder centralizado, co nu n ejrci to pe rman ente y u na organizacin terri torial estable, con ca pacidadde sojuzgar e integra r etnias im ponind oles trabajos forzados, al mis m otiempo que tr ibutos, y una cierta legi t imidad para controlar y redistr ibuirgrandes excedentes, a cargo de una clase dominante, que haya impuesto unm od o de pro duccin nuevo, no se puede sostener l igeramente la existenciade u n Estado. A base de los antecedentes que se disponen, nos otros preferi-m o s caracterizar co m o estructuras polt icas central izadas a nivel local algu-nas formac iones sociales en transicin. En cuanto a su m od o de produccin,cont inu siendo el modo de produccin comunal, aunque al terado en partepo r ciertas formas de dom iriacin y p or el aprem io en aumentar el exceden-te. Sin em bargo, las relaciones de produ ccin siguieron siendo las mismas,es decir, las com un ales del clan g enti l icio, basadas en la posesin de la t ierrapor parte de la comu nidad.Algunas de estas sociedades de transicin se fueron ext inguiendo, porrazones que se desconoce n e n la mayora de los casos. Al parecer, Teotihua-cn fue saqueada y abandonada, hecho muy difci l que ocurriera de haberexistido un Estado centralizado. En todo caso, se sabra la existencia del Es-tado que sal i vencedor. Tam poco se sabe por qu los mayas abandonaronsus ciudades, sin que hubieran sido derrotados por u n Estado ms poderoso;no es convince nte la hiptesis de una supuesta rebel in social que terminaracon la clase dominante. D e Chavn, Mo chic a y Tiahuanaco se ignoran las ra-zones de su ext incin como centros de poder. Sin embargo, otras cul turas,especialmente de M xic o y Per, culminaro n su perodo de transicin hastadesembocar en las pr im er ai sociedades de clase de nuestra Amrica: los im -perios inca y azteca.

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    2 . Las formaciones sociales inca y azteca y su modo de produccin co-munal-tributarioLas cul turas aborgenes en transicin abonaron el terreno para que losincas y aztecas implantaran una nueva formacin social , luego de un largoperiodo de invasiones y conq uistas.Los aztecas -conocidos tamb in con el nomb re de mexicas- invadieronparte del valle de M x ico en el siglo XIV, fundando Ten ocht i t ln. A part i r de1 4 3 0 aproximadamente, en alianza con los pueblos de Texcoco y Tlacopan,lograron el dominio total de la regin, luego de derrotar a los tepanecas.Desde entonces, se sucedieron Mo ctez um a 1 ( 14 4 0 -6 9 ) y o t ros hasta llegara Moc tezuma II o Xocoyo tz in ( 1503-20), derrotado por los conquistadoresespaoles.Los incas fund aron e l Cuzco hacia el ao 1.2 00 . Seg n la leyenda hu bo

    varios incas -cuasi m itolgic os- desde Ma nc o Capac hasta Viracocha, quehabra sometido a los quechuas. Recin con Pachactec (14 3 8 - 1 4 7 1 , quesojuzg a los chancas, wa nkas y o tros pueblos, se puede establecer una cro-nologa relativa me nte veraz. El imperio, hasta en tonc es l imit ad o a la zona delCuzco, se expan di hasta el cen tro de C hile y Argen tina, po r el sur, y hasta laregin fronteriza de la actual Colombia y Ecuador, por el norte, luego de lasguerras de conquista de Hu ayna Capac ( 14 9 3 -1 52 5) . Se puede deducir , en-tonces, que las principales obras de arquitectura se co nstruyero n en un lap-so de 8 0 aos, entre 1 4 5 0 y 1 5 30 . Si a e llo, le agregamos las obras de rega-do art i f icial, puentes, canalizaciones y otra s actividades agrcolas y mineras,podemos l legar a la conclusin de que para real izar estas monumentalesobras en tan breve t iem po los incas debieron tener u na estricta organizacinsocial y un co ntro l pol t ico severo que garantizara el t rabajo y la tr ibutacin.Es obvio que los incas y aztecas n o pa rt ieron de cero, sino que a prove-charo n los adelantos de las cul turas que les precedieron, especialmente losavances e n agricultura, m inera, artesana y regado art i f icial. Los imp erios in -caico y azteca se edif icaron sobre la base de distintas etnias, lenguas y cul-turas, que e staban en u n proceso de transicin, caracterizado p or la crisis delrgime n igual i tario de la comun idad gent i lic ia y el surgimiento de las prim e-ras desigualdad es sociales.Tan to los aztecas co m o los incas construyeron una form acin socia l quedescansaba en la produ ccin com unal y la tr ibutacin a u n Estado, controla-do po r una l ite de pode r que plani ficaba las obras mo num entales d el cere-m on ial y la i rr igacin a lo largo de vastos imperios. Estos rasgos fund am en-tales de los incas y aztecas han conducido a varios invest igadores a plan-tearse la discusin en tor no a la caracterizacin precisa de estas sociedades.

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    Acerca del Modo de ProduccinDyechadas p~:~fal tae fundayn to cientfico las definiciones de socia-lismo, esclavismo y feudalismo para las formaciones inca y azteca, eldebate se ha centrado acerca de si esas culturas tuvieron un modo de pro-duccin ((asitico)),en el sentido analizado por ~ a r x . ' ~En el borrador que Marx no quiso publicar como preliminar de su Criticade la Economa Politica -conocido actualmente con el ttulo de Formas quepreceden a la produccin capitalista- se analizan varias Formaciones, como la((antigua)), la ((germnica))y tambin el modo de produccin asitico, en re-lacin a las sociedades orientales que no haban cortado el cordn umbilicalcon la propiedad comunitaria y la produccin comunal, auque en su senoiban generndose los embriones de Estado y de casta.En las formas asiticas -deca Marx- la unidad omnicomprensiva, queest por encima de todas estas pequeas entidades comunitarias, aparece

    como el propietario superior .. El plusproducto -que adems se va determi-nando legalmente como consecuencia de la apropiacin efectiva a travs deltrabajce pertenece entonces de por s a esta unidad suprema. Por lo tanto,en medio del despotismo oriental y de la carencia de propiedad que pareceexistir jurdicamente en l, existe de hecho, como fundamento, esta propie-dad comunitaria o tribal, producto sobre todo de una combinacin de manu-factura y agricultura dentro de la pequea comunidad, que de ese modo sevuelve enteramente autosuficiente y contiene en s misma todas las condi-ciones de la reproduccin y de la plusproduccin. U na parte de su plustra bajopertenece a la colectividad superior, que en ltima instancia existe comopersona, y este plustrabajo se hace efectivo tanto en tributo como en el tra-bajo comn destinado a exaltar a la unidad, en parte al dspota real, en partea la entidad tribal imaginada, el dios .. El carcter colectivo del trabajo mismo,lo cual puede constituir un sistema formalizado como en Mxico, en especialPer, entre los antiguos celtas, algunas tribus de la India .. No hay propiedadsino slo posesin de la tierra. Ello es as porque los hombres se comportancon ,:a ingenuamente, tratndola como propiedad de entidad comunita-ria)).1 1. LOUlS BAUD IN: Elim perio socialista de los lncas, Ed. Zig-Zag, Santiago, 1 9 4 3 .12 . JAIM E EYZAGUIRRE: Historia de Chile, Ed. Zig-Zag, Santiago, 1 9 6 5 .13. NIG EL DA VIES: Los mexicas, UN AM , Mxico, 1 9 7 3 y A. LIPSCHUTZ: La com unidad in-digena en Am rica y en Chile, Ed. Universitaria, Sa ntiago.14. El trmino m od o de produccin asiht ico)) fue ut i l izado por pr imera vez e n 1 8 5 3 porMa rx en una carta dir igida a Engels. Cinco aos despus hizo u n borrador sobre Las formas quepreceden a la pro duccin capital ista)), que nunca qu iso publicar. Refir indose a ese texto, M arxescribi: ((Suprimo un prel iminar que haba esbozado porque, despus de reflexionar bien, meparece que anticipar resultados que quedan por demostrar podra desconcertar)) (Critica de laEconoma poltica, p. 43, Ed. El Quijote, Buenos Aires, 1946 ) Este esbozo de preliminar, nuncapublicado en vida de Marx, fue e ncon trado entre sus manu scritos y editado por K autsky en la re-

    vista Die N eue Zeit en 19 03 . Formaba par te de los Grundrisse.1 5 . CARLOS MARX: Formaciones econmicas precapitalistas, p. 5 3 y 5 4, Ed. Cuadernos dePasado y Presente, 6.' Edicin, Mxico, 1 9 7 8 . Subrayado nu estro.96

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    Hemos subrayado las frases de Marx referentes a la produccin comunal-que no se refieren solamente al Asia sino tambin a Mxico y Per- porqueen la discusin sobre el tema se ha puesto generalmente el acento en el ca-rcter desptico del Estado y en la forma de tributacin. Este modo de pro-duccin no consista solamente en el sistema hidrulico y otras tecnologas,sino fundamentalmente en las relaciones de produccin, estimuladas por ellector dominante para garantizar el tributo. Esas relaciones de produccin,ntimamente vinculadas e integradas a las fuerzas productivas, se basabanen el antiguo modo de produccin comunal.

    El mal tratamiento del modo de produccin asitico -que enfatiza el pa-pel del Estado en lugar de la manera de producir- se deriva de una confusinterica entre formacin social y modo de produccin. De ah, la utilizacindel dualismo desptico-comunitario. Chesneaux califica como ((desptico-aldeano)) al modo de produccin asitico, basado en el supuesto clyalismode la produccin aldeana y la intervencin econmica del Estado)). En talsentido coincide con aquellos autores que hablan de despotismo comunita-rio.

    Por otra parte, Wittfogel escribi acerca del despotismo oriental, admi-nistrador de un supuesto ((modo de produccin hidrulico)), como si los,r~o-dos de produccin se definieran por la tecnologa. Otros, como Wachtel, Ental sentido coincide con aquellos autores que hablan de despotismo comuni-tario.

    Por otra parte, Wittfogel escribi acerca del despotismo oriental, admi-nistrador de un supuesto ((modo de produccin hidrulico, como si los mo-dos de produccin se definieran por la tecnologa. Otros, como ~achte l , "han llegado a sostener que la sociedad incaica estaba basada en un ((modode produccin estatal)), como si la superestructura -el Estado- fuera el ele-mento fundamental para caracterizar el modo de produccin.Las nuevas rutas de investigacin que entrega el manuscrito de Marxsobre las Formen .. son inapreciables, pero no deben hacernos olvidar queformaban parte de un borrador que el mismo Marx no quiso publicar porquerequera un mayor tratamiento. El trmino modo de produccin ((asitico))debe haber sido puesto provisoriamente, ya que es un nombre meramentegeogrfico que no expresa, como las otras denominaciones de Marx, relacio-nes de produccin.La calificacin de modo de produccin ((andino)) -adelantada por algu-nos autores, como Enrique Vela, para caracterizar a la cultura incaica- tam-poco es convincente porque reincide en el mismo tipo de denominacin geo-grfica.

    El modo de produccin asitico fue estudiado por Marx para explicarse

    16 . JEAN CHESNEAUX: Perspectivas de investigacin en ROGER BARTRA: El Modo deProduccin Asihtico, p. 1 21 , Ed. Era, Mxico, 1 9 7 5 .1 7 NATHAN WACHTEL: La reci~rocidad el Estado lnca: de Karl Polanyi a John V . Murra,en ((Sociedad e Ideologa)),p. 2 9 , Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 19 7 3 .

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    el estancamiento de ciertas sociedades asiticas, especialmente la hind'8 Encambio, un modo de produccin similar posibilit un desarrollo de las fuerzasproductivas y un avance econmico en las formaciones sociales inca y azte-19ca. Estas culturas lograron un desarrollo agrcola tan avanzado como el delos pueblos euro-asiticos; una cermica que resiste cualquier parangn; uncalendario tan preciso como el juliano y una minera y una metalurgia tanadelantadas como las de Europa en el momento de la conquista de Amrica.Hace varias dcadas que se discute acerca del modo de produccinasitico, categora terica que ha contribuido a romper la concepcin unili-neal de la historia. No por azar, los historiadores soviticos de la era stalinis-ta se resistieron a su aplicacin, ya que quebrada el esquema de Stalin sobrela sucesin obligada y etapista por la cual deban atravesar todos los pu?;blos: comunismo primitivo-esclavismo-feudalismo-capitalismo-socialismo.Por eso, en 1934 Kovalev propuso que se estudiara el modo de produccinasitico como una variante oriental de la sociedad esclavista; antes se lo ha-ba asimilado a una especie de feudalismo oriental para justificar la polticastalinista de apoyo a la ((burguesa progresista)) del Kuomintang.

    Desde la dcada de 1960, algunos autores, como Godelier, consideranque el modo de produccin aistico fue una de las formas que adquiri elproceso de disolucin del comunitarismo, en la transicin de las sociedadessin clases a las sociedades de c~ases.~'obsbawm sostiene que no era to-

    18. Nuevas investigaciones han demostrado que esta ((inmutabilidad))de la India era apa-rente. Durante muchos siglos se haba desarrollado de manera desigual y combinada una socie-dad en pleno avance; antes de la conquista inglesa (siglo XVIII) exportaba productos industrialesy tena en algunas regiones un importante crecimiento agrcola, a pesar de que el regado artifi-cial era inferior al de China, que tambi6n haba sido hasta el siglo XVlll una sociedad prspera,tanto en manufactura como en agricultura, con avances cientficos ms importantes que los deEuropa. Ni que decir del Islam, que entre los siglos VI1 y Xll l fue el meridiano de la civilizacin.China y el Islam estaban basados menos en la posesin y produccin comunal que la India. Lla-mamos la atencin acerca de la cautela que tuvo Marx al referirse a la propiedad en Oriente: enmedio del despotismo oriental y de la carencia de propiedad que parece existir jurdicamente en61.... La reiteracin de Marx en torno al ((despotismo oriental)) corresponde a una tradicin delos escritores europeos, de Maquiavelo a Hobbes, Montesquieu y Hegel, quienes contrastaron laestructura del Estado europeo con elasitico, carente de la nocin de libertad, segn ellos.

    19. Cuando Marx menciona en su manuscrito a Per comete un error, al decir que la pro-duccin colectiva y la propiedad colectiva, tal como se presenta, por ejemplo en el Per, es ma-nifiestame nte secundaria, introducida y transmitida por tribus conquistadoras)). Formas que pre-ceden a la produccin capitalista en Marx y Hobsbawm: Formaciones econmicas precapitalistas,op. cit. 69). Las investigaciones modernas han pro'bado que antes de los incas, en el altiplano pe-ruano-boliviano, en Chile, Ecuador y otras regiones, existi la posesin colect,iva de la tierra y laproduccin comunal en los ayllus, con mayor amplitud que en la India, sociedad ya dominadapor castas.

    20. En 1938 se public la historia del PC de la URSS con un prefacio de Stalin donde sedecretaban las cinco secuencias o etapas por las cuales deban pasar todos los pueblos. Pocoantes, uno de los intelectuales stalinistas, lolki, haba lanzado su anatema: La teora del modode produccin asitico est en contradiccin... con los fundamentos de la doctrina marxista leni-nista (citado por Bartra, op. cit., p. 98) .21. MAURICE GODELIER: El modo de produccin asitico, p. XXXVII, Eudocor, Buenos Ai-res, 1966.

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    dava una sociedad de clases o, por lo menos, lo era en su forma ms primiti-2 2va. Otros autores -como Mandel, Chesneaux, Pla y Bartr?; caracterizan almodo de produccin asitico como una sociedad de clases.Nosotros compartimos esta ltima posicin y trataremos de demostrarque las formaciones sociales inca y azteca fueron sociedades de clases quenos atreveramos a calificar como protoclasistas en nuestra Amrica. Es obvioque no tuvieron la caracterstica esencial de otras sociedades clasistas,como la esclavista y la feudal, en las que claramente existi una clase domi-nante propietaria de la tierra y de los medios de produccin.

    El modo de produccin de las formaciones sociales inca y aztecaLas formaciones sociales inca y azteca se basaban en un modo de pro-duccin que nos hemos permitido denominar comunal-tributario. La lite do-

    minante de esas sociedades se aprovech del modo de produccin comunalde las culturas que conquistaron, imponindoles un tributo y apropindosede parte del excedente o plusproducto, que generalmente reinvertan enobras para la sociedad.La caracterizacin de modo de produccin comunal-tributario para lasculturas inca y azteca nos parece ms precisa que el trmino modo de pro-duccin asitico. Por comunal entendemos la actividad conjunta que reali-zan las unidades domsticas -ayllu o altpetl- dentro de la economa de latribu. Estos ncleos familiares trabajaban las parcelas que en usufructo leshabia repartido la comunidad, pero realizaban tareas comunes de maneracolectiva y ayudaban a otras familias a travs de un sistema cooperativo ode minga. No se trata de idealizar un supuesto c~comunismo ntiguo niuna produccin totalmente colectivista, pero en rigor es necesario valorarque no era una produccin meramente familiar sino que abarcaba al conjun-to de la comunidad; una produccin de tipo comunal, donde las tierras erande posesin colectiva.Aunque el Estado habia sometido a la comunidad-base, en las formacio-nes sociales inca y azteca no se haba cortado el cordn umbilical con la po-sesin colectiva de la tierra y la produccin comunal. No obstante, se gene-raron desigualdades sociales, acen'tundose las contradicciones entre cam-pesinos y artesanos y entre ambos y la lite dominante -militares, sacerdo-tes, funcionarios estatales- que vivan del trabajo de las comunidades-base.Estas formaciones seguan basndose en el modo de produccin comu-nal, de los ayllus y calpullis. Heinrich Cunow, uno de los primeros marxistas

    2 2 . Marx y Hobsbawm: Formaciones .., op. cit. p. 24.23. Para la sociedad europea, especialmente griega, el esclavismo fue la primera sociedad

    de clases. La crisis del modo de produccin comunal no siempre ha dado paso al modo de pro-duccin asitico, sino tambin a otros como el esclavista, lo que co nfirma e l curso m ultilinealde la historia.

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    europeos en intentar un anlisis serio de nuestra realidad, descubri que eldis trit o de los ayllus se llamaba ((marca)), com o los antiguos germanos: labase de la antigua organizacin social fue el ayllu o pachaca que, al mismotiempo, constitua una poblacin o aldea, teniendo como propiedad una par-te de la tierra de la tribu. Tal d ist rito de la pachaca se lla m ((Marca)). La pa-labra marca estaba en uso tan to entre los quichuas com o entre logaym ars.Las marcas exis tieron antes de los incas; sto s slo la adaptaron)).Los jefes incas y aztecas no expropiaron las tierras de las comunidadesni destruyeron el modo de produccin comunal de las anteriores culturas, sinoque lo integraron a la estructura del imperio, aunque deformndolo con unsistema especial de tributacin.A pesar de haberse superado en algunas zonas la econom a de subsis-tencia, las comunidades seguan produciendo valores de uso. El com ercio n oestaba generalizado, salvo en regiones del imp erio azteca y, en m eno r medi-da, en e l incaico. El comercio, que se haba iniciado co n donaciones cerem o-niales e intercambio de regalos dentro y fuera de la comunidad, pas a laetapa del ca m bio simple. Sin embargo, no se alcanz la fase del cam bio ge-neralizado o desarrollado. De todos modos, el com ercio signific el inicio deuna nueva divisin social del trabajo, la generacin de un sector de hombres,co m o los ((potchecas)), separados de la actividad produ ctiva.La prctica reiterada del acto de comerciar condujo a plantearse la ne-cesidad de establecer un criterio comn para el intercambio. Este fue, aligual que en otros pueblos, el tiempo de trabajo que se necesitaba para ge-nerar un produ cto. En los mercados locales de Tenoch titln es mu y probableque el intercambio se hiciera entre productos que requeran un tiempo detrabajo socialm ente necesario, aunque en esta fase $e camb io simple que vi-van los aztecas no fuera estrictam ente equivalente.Roger Bartra caracteriza de modo de produccin tributario al modo deprodu ccin de los aztecas: ((Creo apropiado aceptar el trm ino tributa rio pro-puesto por I on Banu, ya que -e n efecto- el tribu to constituye la clave quenos reve!! los reso rtes clasistas de la relacin entre com unidades aldeanas yEstado)).

    24. HElNRlCH CUNOW: La organizacinsocialdellmperiodelos Incas, p. 37, Lima, 1933.Su primer trabajo sobre Per, realizado en 1891, fue publicado en alemn con el nombre de Dasperuanische Verwandschafisystem und die Geschlechtsverbande der Inka, en Das Ausland, T. 64,189 1 y traducido con el nombre de El sistema de parentesco peruano, Lima, 1929.

    25. ~MargaretMead cuenta que los habitantes de Manua (Samoa), que practican el inter-cambio ceremonial de esterillas finamente tejidas, fijaron al principio un valor de cambio de esasesterillas correspondiente al tiempo de trabajo empleado en su produccin (cit. por E. MAN-DEL: op. cit., 1,6.). El materialismo histrico considera que para que exista una equivalencia entredos productos tiene que haber una medida comn. La nica posibilidad de fijar ese patrn nicopara productos que son distintos es a travs del tiempo de trabajo invertido en elaborarlos. Ycomo este trabajo es parte del tiempo global disponible de la sociedad, entonces se trata de untrabajo socialmente necesario o trabajo humano social. Recin en la sociedad capitalista se tra-tar de trabajo abstracto)), buscando la equivalencia de diversos trabajos especializados.26. ROGER BARTRA: El modo de produccin asihtico, op. cit., p. 214. Ver tambi6n p. 231,donde reitera que la sociedad azteca, en los siglos XV y XVI, tenia por base un modo de pro-duccin tributario ('asitico'))).

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    A nuestro juicio, no basta con indicar que estos puehlos estaban someti-dos a tributacin, sino que lo fundamental es sealar cul era su froma deproducir y bajo qu relaciones de produccin. El tributo en trabajo -que for-ma parte del rea productiva- es una relacin de produccin que contribuyea definir un modo de produccin, pero es insuficiente para caracterizar elmodo de produccin de los incas y aztecas, porque -sin dejar de lado la tri-butacin- lo fundamental era la produccin de las comunidades-base. El tr i-buto, tanto en trabajo como en especie, provena asimismo de los ayllus ycalpullis, lo que nos ha permitido definir como modo de produccin comu-nal-tributario a la forma de producir de las formaciones sociales inca y azte-ca. Estamos en desacuerdo con la proposicin de Samir Amin consistenteen definir como modo de produccin tributario a todas las sociedades que sehan denominado asiticas)), porque en el modo de produccin asitico -ypor extensin el incaico y azteca- el proceso productivo descansaba en lacomunidad-base y aleatoriamente en el tributo. El trasfondo de esta posicin((tributarista)) est en que sus autores hipervaloran el papel del Estado y de lasuperestructura poltica. Broda llegar a decir que ((las instituciones polticasson la base para la organizacin econ~mica)).~osotros no negamos el pa-pel del Estado ((asitico)), inca o azteca, como programadores de las obraspblicas y recaudadores de tributos, pero esas actividades y otras, como losgastos del culto y del ejrcito, se pudieron realizar gracias al excedente eco-nmico extraido de las comunidades-base, que constituan el fundamento dela produccin.

    El modo de produccin de las formaciones sociales inca y azteca estababasado en el ancestral modo de produccin comunal. Considerar este aspec-to bsico de la forma comunal de producir es clave para poder caracterizar elmodo de produccin de los incas y aztecas. Junto a esto hay que tomar encuenta el proceso de formacin a que fue sometido el modo de produccincomunal mediante la imposicin del tributo. Como el tributo, tanto en traba-jo como en especie, obligaba a generar un excedente econmico, que altera-ba la tradicional economa de subsistencia, tenemos que convenir en que nose pueden escindir las categoras de lo comunal)) y lo tributario)). Forma-ban una categora nica y global, el modo de produccin comunal-tributario,que no operaba con el dualismo comunal, por un lado, y tributario, por otro.Este modo de produccin estaba articulado a nivel regional y estatal conotras relaciones de produccin menos preponderantes, como fueron las es-tablecidas en el trabajo de los ((yanas)) y mayeques en las tierras del Esta-do.A diferencia del tributo feudal, generalmente individual, que se basabaen el trabajo del siervo al servicio de un seor, dueo de la propiedad privada

    27 . JOHANNA BRODA: Las comunidades indgenas y las formas de extraccin del exceden-te, poca prehispnica y colonial, en E N R QUE FLOR ESCANO: Ensayos sobre e l desarrollo econo-mico de M6xico y Am6rica Latina, p. 59 , Ed. FCE, MBxico, 1 9 7 9 .101

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    de la tierra, la tributacin bajo los incas y aztecas era realizada por la comu-nidad-base, que an conservaba la pose,sin comunal de la tierra. El tipo deservidumbre en los imperios\incaico y azteca no era de subordinacin o de-pendencia personal sino que se estableca directamente con el Estado.28Erauna servidumbre de tipo colectivo que algunos han asimilado errneamentea la ((esclavitud generalizada)) del modo de produccin asitico.

    La tributacin en ambos casos significaba servidumbre, pero no todaservidumbre es necesariamente feudal, como lo sealaron oportunamenteMarx y Engels. Entre los incas y aztecas, las comunidades conservaron sustierras y su modo comunal de producir, no estuvieron sometidas a un rgi-men de vasallaje como el del medioevo europeo y su forma de tributacin yservidumbre fue distinta.

    De todos modos, la apropiakin del excedente por va del impuesto1 ren-ta o tributo no define claramente, en las formaciones sociales inca y azteca,las relaciones de produccin. Ante todo, hay que rastrearlas en las formascomunales de produccin. Las fuerzas productivas no estaban en manos dela lite dominante sino de las comunidades-base.

    Es significativo que esta formacin social no haya liquidado los aspectosesenciales del modo de produccin precedente, como fue el caso del feuda-lismo que termin con el modo de produccin esclavista y del capitalismoque hizo otro tanto con el feudalismo, aunque en ambos supervivieran rela-ciones de produccin anteriores. Lo peculiar del modo de produccin de losincas y aztecas radica en haber conservado gran parte del modo de produc-cin precedente. Sin embargo, la imposicin del tributo -tanto en especiescomo en trabajo forzado a travs de un factor extraeconmico- oblig a pro-ducir un excedente que socav las bases de la antigua forma de producir.Los derechos de posesin del suelo que antes eran garantizados por la co-munidad-base, ahora aparecen como concedidos por el soberano que dirigeel Estado. Aparentemente, nada ha cambiado porque las unidades domsti-cas -ayllu o altpetl- siguen haciendo uso de la tierra. No obstante, el exce-dente que antes se quedaba en la comunidad ahora debe ser entregado demanera multiplicada al Estado. El soberano inca o azteca no ha quitadotierras, aunque se erige como propietario simblico, que otorga o repartegraciosamente las parcelas en usufructo.

    Otras relaciones de produccinParalelamente al modo de produccin comunal-tributario, los Estados

    inca y azteca trataron de generar nuevas relaciones de produccin a travsdel trabajo de los yanas, mayeques y tlacotlis.

    28. Segn M arx e n el m odo de produccin asitico coinciden la renta con el impues to: noexistir impuesto alguno distinto de esta forma de renta de la tierra, porque la comunidad no seenfrenta con terratenientes privados sino con el Estado y tiene la propiedad eminen te)), (EL CA-PITAL, 1,430,Trad. W. Roces, FCE, Mxico , 1946).

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    Estas nuevas relaciones de produccin no se basaban en el trabajo de lacomunidad, ya que tanto los yanas del imperio incaico como los mayeques ytlacotlis del imperio azteca estaban desarraigados de la comunidad gentili-cia, no tenan ningn lazo con los ayllus y calpullis. Se diferenciaban, asimis-mo, de la comunidad-base porque todo el producto de su trabajo iba directa-mente al Estado y a la clase dominante.

    Las nuevas relaciones de produccin no se implantaron de inmediatosino que fueron el resultado de un proceso que se inici con el sojuzgamien-to de pueblos, con la toma de prisioneros, con el desarraigo de artesanos yagricultores de sus comunidades gentilicias. Cuando los Estados inca y azte-ca lograron concentrarlos en lugares especiales para la produccin, entoncescomenzaron a funcionar las nuevas relaciones de produccin.

    Los yanas, mayeques y tlacotlis no trabajaban en las parcelas de ningu-na comunidad-base sino en las tierras del Estado, del culto y del ejrcito.Producan artculos artesanales, generalmente de lujo, y realizaban tareasagrcolas. Haban dejado de producir para sus comunidades y elaborabantrabajos por encargo para la clase dominante. Sin embargo, sus productosan no se haban transformado en valores de cambio, porque no alcanzaronla fase de la produccin simple de mercancas o de la pequea produccinmercantil.

    Mientras los mayeques y tlacotlis llegaron a constituir un 10% de la po-blacin azteca, los yanas apenas sobrepasaban el 10% de los habitantes delincario. Otra diferencia entre el imperio azteca y el inca consista en que enel primero el tributo en especies era superior o igual al tributo en trabajo; porlo tanto, al haber menos mano de obra de los calpullis para las actividadesdel Estado, los mayeques y tlacotlis deban realizar la mayora de las obraspblicas, las que en el incario se efectuaban en gran medida por medio deltributo en trabajo proporcionado por los ayllus.

    Los artesanos, que en general eran yanas o mayeques, tenan un trata-miento especial. No nos referimos a los artesanos de los ayllus y calpullis,cuyo modo de produccin comunal-tributario era claro, sino a los artesanosque trabajaban para el soberano y la clase dominante en los centros artesa-nales del Estado, en los templos, monumentos, etc. Los incas concentraronartesanos de todo el imperio en el Cuzco con el fin de que trabajaran paralos depsitos del Estado y la decoracin de templos, para labrar joyas y tejermantas finas (((cumbis))).Asimismo, haba un sector de tejedoras, llamadas((acllas)), concentradas en locales especiales para elaborar telas finas desti-nadas a la clase dominante. Entre los aztecas, estaban los ((amantecas)), quehacan el ornamento de las plumas de quetzal, joyeros y otros artistas.A nuestro modo de entender, los artesanos -ya fueran ((yanas)), ((maye-ques)) u otra categora social- al no trabajar para su comunidad-base sinopara el Estado, establecieron sin duda nuevas relaciones de produccin.

    Al tratar de asimilar la forma de producir de las formaciones socialesinca y azteca al modo de produccin asitico -sin advertir sus rasgos dife-renciadores- la mayora de los investigadores ha descuidado el tratamientode esas nuevas relaciones de produccin, implantadas por los Estados inca y

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    azteca, que si bien no fueron preponderantes alcanzaron a jugar un papel enlas postrimeras de los imperios, sobre todo como base de la produccin delEstado, ajena a la produccin comunal de los ayllus y calpullis.Cabe, entonces, preguntarse si estas nuevas relaciones de produccinalcanzaron a decantar un nuevo modo de produccin. Si fuera as cmo de-nominar a este nuevo modo de produccin, que no era preponderante?En todo caso, algo podemos adelantar en esta aproximacin sucesiva ala verdad, que constituye toda investigacin histrica: la formacin econmi-ca entendiendo por sta la interrelacin de diversas relaciones de produc-cin de los imperios inca y azteca no estaba solamente constituida por elmodo de produccin comunal-tributario, que era lo preponderante, sino tam-bin por otras relaciones serviles de produccin expresadas en el trabajo delos yanas, mayeques y tlacotlis.La existencia de estas nuevas relaciones de produccin era un sntomade un proceso de disolucin de la produccin comunal de los ayllus y calpu-

    Ilis; la expresin de una crisis de las antiguas relaciones comunales de pro-duccin; de una crisis, en fin, de la tradicional economa de subsistencia y dela comunidad gentilicia. La clase dominante de los Estados incaico y aztecatrabajaba indudablemente en esta perspectiva en el momento de la conquis-ta espaola.

    El deterioro ambiental y la revolucin urbanaLa organizacin del regado artificial permiti a las formaciones sociales

    inca y azteca aumentar el excedente econmico. Pero, la orientacin com-pulsiva de la burocracia estatal por la maximizacin del plusproducto, condu-jo a una alteracin de los ecosistemas naturales en algunas regiones. Obvia-mente, esta alteracin era mnima en relacin a la crisis ecolgica actual;pero, no debe subestimarse -en esta bsqueda de la continuidad histrica-porque los colonizadores espaoles aceleraron un proceso de deterioro am-biental que haba comenzado en nuestras primeras sociedades de clases.Bajo las exigencias de los Estados inca y azteca hubo un aumento sensiblede las siembras con quemazn de bosques, que provocaron los primeroscambios en el ambiente, lo mismo que el regado artificial que lleg a desviarel curso de los ros, especialmente entre los incas. Tambin aument el so-brepasto y la deforestacin para inaugurar nuevos cultivos.Las culturas inca y azteca se diferenciaron, desde el punto de vista eco-lgico, en que la primera hizo uso del agua en un medio anegadizo y la se-gunda en un medio rido. Los aztecas mejoraron en Tenochtitln el cultivode ((chinampas)) que vena de siglos anteriores, para lo cual tuvieron que per-feccionar el sistema hidrulico de diques y separar las aguas dulces de lassaladas. Las ((chinampas)) consistan en hacer almcigos que se colocabanen los lagos sobre una plataforma de barro con ramas. Su alta productividadpermiti abastecer una ciudad tan poblada como Tenochtitln. En cambio,los incas tuvieron que crear un sistema hidrulico en suelos ridos, para lo

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    cual se vieron obligados a mejorar el anterior sistema de regado artificial,construyendo andenes, terrazas y sobre todo, acequias de decenas de kil-metros, utilizando de la mejor manera posible las lluvias y los ros de monta-Ambas culturas conocan el sistema de abonos, la roturacin de suelos,

    el tratamiento bioqumico de las semillas, la previsin meteorolgica y prc-ticas alimentarias con pleno conocimiento del poder nutrit ivo de la flora y lafauna.Gligo y Morello sealan que ((las prcticas alimentarias eran muy com-pletas y consultaban conservacin, ablactacin y seleccin en base al podernutritivo. Sorprende el crecimiento de cultivos o plantas cuyo poder nutritivoera muy alto. Adems, a ella sumaban un conocimiento fisiolgico avanzado.Al respecto Antnez de Mazolo afirma que la comprobacin en cuanto alrendimiento energtico puede ser sencillo, pero el conocer los efectos de lasrespuestas a los alcalides, esterides y otros principios activos contenidosimplicaba un conocimiento fisiolgico profundo)). El mismo autor incluye unatabla donde calcula la dieta inca per cpita, obteniendo la cantidad de 2.420caloras muy superior a la meta de UNMSM de 2.183 .. Los indgenas delimperio lnca tenan una alimentacin superior a los del actual mundo civili-zado del rea a~ t i ~ l n i ca ) ) . ~~Adems de los avances agrcolas, es necesario destacar la avanzadatecnologa en el trabajo de metales. Los pueblos de los imperios inca y azte-ca, dominaban casi todas las aleaciones y conocan las tcnicas de martilleo,vaciado de metal, generando una tecnologa tan avanzada para la poca querecibi el siguiente reconocimiento del investigador europeo Nordenskiold:los incas haban logrado ((un invento que nosotros, los del Viejo Mundo, he-mos logrado llevar a cabo slo en tiempos recientes -y ello por un mtodocomp3l,etamente diferente del de los incas, a saber, el arte de soldar el co-bre)). Los pueblos del imperio azteca trabajaban especialmente el oro, con-tinuando la tradicin de los joyeros de Monte Albn. Tambin laboraban ar-tsticamente el jade y la obsidiana.El trabajo en metales, tanto la extraccin como la elaboracin, form

    29. Aqu se ve claramente cmo los elementos de la Naturaleza condicionan en cierta me-dida el desarrollo de los modos de produccin. Sociedad global humana y Naturaleza no han es-tado nunca escindidos desde la aparicin del hombre. Superado el dualismo Hombre-Naturaleza,la sociedad debe analizarse como formando parte del Ambiente, que es la indisoluble interrela-cin entre ambos. La produccin est en cierta medida condicionada por la naturaleza, por lossuelos, las aguas, el regimen de lluvias. el tipo de vegetacin, flora y fauna. Cuando Mam se refe-ra a las fuerzas productivas inclua en primer lugar a la Naturaleza y luego a la tcnica, a los ins-trumentos y al regimen del trabajo. La Naturaleza es la fuente del valor de uso, al decir de HenriLefebvre: La Naturaleza, fuente de placer, Madrid, 1978. Por eso, la ecobase o base ecolgicacondicion la produccin de los incas y aztecas, especialmente el rgimen de aguas y suelos.

    30. NICOLO GLlCO Y JORGE MORELLO: Notas sobre la historia ecolgica de Am4rica Lati-na, Ponencia al Seminario PNUMAI CEPAL, Santiago de Chile, Noviembre, 1979.31 E. NORDENSKIOLD:Modification in lndian Culture through lnventions and Loans, citadopor ARNOLD TOYNBEE: Estudio de la Historia, Tomo l.p.472, E. Emec, Buenos Aires, 1951.

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    parte del proceso de alteracin ambiental, reforzando los deterioros que ha-ban comenzado a producir los aumentos de produccin agrcola exigidospor las clases dominantes. A su turno, los conquistadores espaoles sacaronbuen provecho de las minas y metales preciosos explotados por los incas yaztecas, acentuando el deterioro ambiental con su sistema de monoproduc-cin al servicio de la economa de exportacin para la metrpoli colonial.Las ciudades tambin cambiaron el paisaje. El surgimiento de grandesurbes, como Tenochtitln en el imperio azteca y el Cuzco en el incaico, ex-presaban un proceso de revolucin urbana, de caractersticas similares a lasdel Medio Oriente antiguo y otras analizadas por Gordon ~ h i l d e . ~ ~

    Este proceso se haba iniciado en el valle de Mxico con la fundacin deTeotihuacn, que alcanz a tener ms de 200.000 habitantes en el perodode auge (siglos VI I y VI II) con ciudades mayas, como Tikal y Lubaantn; qui-z con Monte Albn (Oaxaca), que fue un gran centro comercial; y probable-mente con Tiahuanaco, Huari y Chanchan en el altiplano peruano-boliviano.Casi todas estas ciudades, con excepcin de Chanchan, haban desaparecidoantes de la conquista incaica.

    Tenochtitln, capital del imperio azteca, con ms de 700.000 habitan-tes, se constituy no slo en la ciudad ms populosa de la poca precolom-bina sino tambin del mundo. En el siglo XVI, la ciudad ms grande de Euro-pa y el Medio Oriente era Estambul con 400.000 habitantes; Venecia y Mi-In apenas sobrepasaban las 100.000 personas. Tenochtitln era una urbecomercial, adems de ser el principal centro administrativo y religioso delimperio. En su seno se desarroll una agricultura especial, en las ((chinam-pas de los lagos, como Xochimilco.

    El Cuzco, capital de los Incas, tuvo entre 100.000 y 200.000 habitan-tes, siendo tambin una de las ciudades ms grandes del mundo, hecho mi-nimizado por la historiografa europea y americana. El Cuzco estaba rodeadopor valles frtiles donde se cultivaban los productos agrcolas esencialespara la urbe. Era el centro poltico y ceremonial del Incanato, como asimismouna ciudad con un gran nmero de talleres artesanales y depsitos minerosy textiles. Su monumental arquitectura, con imponentes templos, como Qo-rikanka, y fortalezas del tipo de Sacsayhuaman, resisten cualquier parangncon las grandes ciudades de la antigedad clsica europea y asitica.Los aztecas, ms que los incas, estimularon el desarrollo de ciudades.Los incas prefirieron crear centros administrativos, cori-io Cotopachi, Hunu-co Pampa, Tumipampa, Quito, etc., y fortalezas o centros ceremoniales,como Macchu Picchu, que llegaron a albergar muchos habitantes, algunospermanentes y la mayora transitorios; no eran estrictamente ciudades, sinolugares para depsitos de alimentos y alojamiento de funcionarios y de per-sonas que cumplan el servicio de mita o de tributo en trabajo rotativo.

    Estas ciudades, desde Tenochtitln hasta el Cuzco, pasando por las ur-

    32. G ORD ON CH LDE: Ou6 sucedi en la historia, Ed. Lautaro, Bs. As. y Progreso y Argueo-logia, Ed. DBdalo, Buenos Aires, 1960.106

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    bes intermedias, alteraron en parte el ambiente, pero no tenan, a diferenciade las actuales ciudades, un alto grado de consumo energtico ni eran unconglomerado importador de energa. En cada ciudad aborigen haba mu-chas reas verdes naturales, arroyos y otros componentes autotrficos queproporcionaban energa propia.

    La ciudad indgena tena entrada y salida autnoma de energa..Este tipode ciudad constitua una unidad indisoluble con el campo. Una parte de loshabitantes de la urbe estaba dedicada a tareas agrcolas y otra, a laboresartesanales, administrativas y comerciales. La ciudad indiana se autoabaste-ca; no tena necesidad de importar alimentos bsicos, como deben hacerlolas ciudades modernas.

    En sntesis, nos permitimos caracterizar a la ciudad indgena precolom-33bina como un ecosistema, con autarqua energtica propia.

    Las primeras clases socialesLas clases sociales de los imperios inca y azteca fueron bsicamente

    dos: la lite dominante (el soberano y su linaje, los altos jefes militares, la je-rarqua sacerdotal, dirigentes de la burocracia funcionaria, gobernadores deprovincias, curacas, etc.) y la comunidad de los ayllus y calpullis, cuyosmiembros eran los principales generadores de la produccin y la riqueza deestas culturas, como asimismo la columna vertebral de la tributacin, tantoen especie como en trabajo.

    Existan sectores intermedios, como los maestros artesanos, altamenteespecializados en tejidos, cermica, construccin, minera y metalurgia, que

    33. La mayora de los eclogos opina que ninguna ciudad constituye ecosistema porque,bsicamente, no tiene autarqua, no se autoregula y depende, de flujos energticos ajenos, y nonaturales. En ese sentido, las ciudades seran ecosistemas artificiales o fallidos (EUGENEODUM: Ecologa, p. 60, Cecsa, Mxico, 1978.

    Nos permitimos adelantar provisoriamente la opinin de que no todas las ciudades fueronecosistemas artificiales o fallidos. A nuestro modo de entender, los primeros asentamientos ur-banos del mundo, producidos por la revolucin urbana del neoltico tardo, y las ciudades indige-nas precolombinas fueron ecosistemas con autarqua energtica propia. Habra que investigar enqu fase histrica las ciudades de la antigedad europea y del Medio Oriente comenzaron a con-vertirse en heterotrficas, en importadoras masivas de flujos energticos. Ese momento de tran-sicin estuvo marcado por Atenas y Roma? Qu grado de artificialidad hubo en el ecosistemaurbano griego y romano? Estas ciudades entraron en crisis a la cada del Imperio Romano. Laera medioeval europea se caracteriz por una vida esencialmente rural. Cuando las ciudadesreaparecieron en el horizonte europeo, a partir del siglo XII, los ncleos urbanos mantenan anuna estrecha relacin con el campo. El antagonismo campo-ciudad surgi con la Revolucin In-dustrial del siglo XVlll y el desarrollo del sistema capitalista. En sntesis, se trata de estudiar laciudad en su proceso histrico. Nuestra hiptesis es que no siempre las ciudades fueron ecosis-temas artificiales, sino que en su origen eran ecosistemas con autarqua energtica. Ms tarde,hubo nucleamientos urbanos que expresaron una transicin hacia ecosistemas fallidos. Una in-vestigacin ms exhaustiva podra clarificar sobre el papel no slo pasado sino tambin futurode las ciudades, para lograr planificar urbes con un adecuado criterio cientfico ambiental. Eneste sentido, las ciudades aborgenes latinoamericanas constituyen un antecedente valioso por-que ponen de manifiesto que no todas las ciudades han sido ecosistemas artificiales.

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    trabajaban directamente para las obras y depsitos del Estado y para las de-mandas de los soberanos y de la clase dominante, hecho que los exima ge-neralmente del tributo obligatorio. Entre los aztecas se dio otro sector inter-medio, los pochtecas, que eran comerciantes encargados del comercio exte-rior; tenan algunos privilegios, como vivir en barrios especiales del valle deMxico, pero no estaban exentos del tributo.Haba un sector ms explotado, aunque minoritario, integrado por abor-genes que realizaban tareas serviles, como los yanas en el imperio incaico ylos mayeques y tlacotlis entre los aztecas, que estaban desarraigados de lacomunidad gentilicia de base. No eran esclavos, como se ha dicho, ni tampo-co siervos en sentido estricto, aunque cumplan tareas que pueden calificar-se de servidumbre. El nmero de elementos serviles era tan bajo en propor-cin a los miembros de los ayllus y calpullis que no alteraba las principalesrelaciones de produccin, basadas en la forma comunal de trabajo. De todosmodos, la existencia de formas serviles, a travs de los yanas, mayeques y

    tlacotlis, paralelas a la tributacin de las comunidades de base, reflejan la in-tencin de la clase dominante de socavar las relaciones de produccin y deposesin comunal de la tierra y de implantar nuevas relaciones de produc-cin. No obstante, los miembros de los ayllus y calpullis ofrecieron una fuer-te resistencia que les permiti mantener la produccin comunal y la pose-sin colectiva de la tierra.En la clase dominante haba unas capas ms privilegiadas que otras; en-tre los aztecas, los (cpipiltin)) formaban una nobleza hereditaria mientras quelos ((tectecuhtzin)) deban adquirir rango noble a travs de una destacadaparticipacin en la guerra u otros servicios estatales. Entre los incas tambinexista una diferenciacin entre la nobleza militar y sacerdotal, por un lado, yla mediana burocracia funcionaria y los curacas, por otro.La clase dominante de las formaciones sociales inca y azteca tena uncarcter parasitario. No participaba directamente en la produccin. No tenaninguna actividad econmica fuera de las que realizaba el Estado. Su tareaprincipal era controlar el tributo, el orden en la organizacin territorial a tra-vs del Ejrcito y de los funcionarios y garantizar el ceremonial religioso.34Era, pues, una clase dominante que cumpla tareas de vigilancia, control yprogramacin. Usufructuaba de la apropiacin del impuesto1 renta de la tie-rra, por lo cual puede tambin ser calificada de rentista. Dependa del aparatoestatal y explotaba a travs de los mecanismos del Estado. Estas mediacio-nes impedan a la comunidad-base identificar a sus explotadores, mediati-zando su protesta, la que a veces era canalizada slo contra el curaca o elcalpixqui, que constituan el escaln ms bajo de la clase dominante.El poder de esta clase no estaba determinado por su participacin activaen la economa, sino por las tareas de control y de captacin de una parte de

    34. Ma nd el sostiene que la utilizacin de los prisioneros de guerra y el pago de un tributoimpuesto a la com unidad ((representan una de las dos formas ms habituales de una p rimera di-visin de la sociedad en clases)) (E. MA ND EL : Tratado de Economia Mm&, TA, p. 39, Ed. ERA.MBxico, 1969.

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    la renta de la tierra, a travs del tributo, y por la redistribucin del excedente,una parte del cual estaba destinado a mantener la lite y otra, a las funcio-nes del culto religioso, a los gastos militares y a la reinversin en obras deregado artificial, monumentos, carreteras, etc.Estas funciones sociales concretas, que interesaban al conjunto de lacomunidad, fueron afianzando y legitimando el control poltico y social delsector dominante. Sus rentas provenan de la funcin que desempeaban enel Estado.La lite del poder lleg a poseer, en la fase final del imperio, algunas tie-rras. Los pipiltin, nobleza hereditaria de los aztecas, tuvieron terrenos cultiva-dos por los mayeques, fenmeno similar al que se dio con sectores de la no-bleza incaica, que empleaban a los yanas para el cultivo de las tierras otorga-das por el Inca. Sin embargo, esta propiedad y explotacin de la tierra nofueron significativas. Lo bsico sigui siendo la posesin colectiva de la tie-rra en los ayllus y calpullis.La apropiacin del trabajo excedente, a travs del tributo, fue la base deesta sociedad de clases. La formacin social inca y azteca ha sido una de laspocas sociedades de clases en que la lite dominante explota a una comuni-dad que todava conservaba formas comunales de produccin y posesincolectiva de la tierra. En esto radicaba la especificidad de este tipo de forma-cin social.La clase dominante se consolid a medida que se decantaban las for-mas hereditarias de autoridad. Segn Bartra, (ten este proceso las estructu-ras de parentesco juegan un papel fundamental; ellas son las que van a im-pulsar las formas hereditarias del poder .. Sin duda que las formas clsicasdel reparto de funciones, los sistemas primitivos de castas, los mecanismosde herencia, los embriones de organizacin poltica, etc. determinarn en3dgran medida la va del desarrollo de la sociedad clasista)).Las relaciones de parentesco juegan un papel importante en la gesta-cin de la lite que controlar el Estado naciente, pero Godelier las privilegiaen el sentido de considerarlas ((dominantes)), al decir de la terminologa es-tructuralista.Alberto Pla seala que a partir de la organizacin gentilicia surgir elEstado. Pero una cosa es que surja a partir de all y otra es que con la gensya est estructurado... Los griegos, por ejemplo, debieron romper a la gensy as se desarroll el gobierno personal fuerte. Pero en un modo de produc-cin asitico el proceso es distinto. Aqu tomamos una afirmacin de Dho-quois: 'De manera general el Estado se constituye contra los antiguos lazosde sangre')).36

    35. R . BARTRA:EIModo...op. cit., p.44.36. A. PLA:op. cit., p. 54.

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    El EstadoLa clase dominante -cuyos embriones venan gestndose en las socie-

    dades de transicin preincaica y preazteca- se consolid con el surgimientodel Estado. En Amrica Latina, como en otros continentes, no siempre huboEstado, aunque siempre hubo sociedad, desde la poca de los pueblos caza-dores y agro-alfareros. Esta distincin entre los conceptos de sociedad civil yEstado es fundamental para abordar el proceso de nacimiento del Estado encualquier sociedad y, en particular, en la incaica y azteca.

    En las formaciones sociales inca y azteca el Estado naci de una maneradistinta al de la sociedad griega. Ya Marx y Engels haban esbozado dos for-mas de generacin del Estado: una, la europea, especialmente la griega, enque el Estado surgi para amortiguar y regular las contradicciones de lasfracciones de la clase dominante, que era propietaria de la tierra, de esclavosy otros medios de produccin y circulacin de mercancas; y otra, la ((asiti-ca)), en que la clase dominante se confunda con el Estado, a travs del cualejerca la dominacin y la explotacin, ya que no era poseedora de la tierra n ide los medios de produccin.37

    En las sociedades incaica y azteca el Estado surgi directamente con unsector dominante que no tena la propiedad privada de los medios de pro-duccin, pero que se fue consolidando a travs de privilegios en las funcio-nes estatales, en las tareas militares y del culto y en las guerras de conquistade otras et ni a~. ~ '

    Este Estado -a diferencia del grecorromano y del monrquico absolutis-ta europeo- no regulaba la competencia econmica y los roces entre lasfracciones de la clase dominante porque esto no se dio en las formacionesinca y azteca, aunque s cohesionaba los intereses a veces contradictorios dela nobleza de ciudades como Tenochtitln, Texcoco y Tlacopan, entre milita-res y sacerdotes y entre stos y la burocracia funcionaria, especialmente dems bajo rango. El estado inca y azteca -al igual que otros Estados euro-peos- integr a las clases dominadas (agricultores, artesanos, comerciantes,yanas, mayeques) a la ideologa de la clase dominante a travs del ceremo-nial y de la mitologa heroica de los primeros incas y soberanos aztecas.Tambin busc legitimidad y consenso realizando obras en beneficio de lacolectividad, como el regado, construccin de obras pblicas, etc. Garantiz,

    37. Engels plantea claramente los dos caminos para el surgimiento del Estado en el Anti-Dhring y en carta del 27-10-1 890 a C. Schmidt.

    Esto ha conmovido la fe de los dogmticos de siempre, para quienes el surgimiento del Es-tado slo podra darse si se cumplan las condiciones socio-econmicas que se dieron en Euro-pa, caractersticas que pretendieron imponer como universales. Nosotros, con el estudio de losEstados lnca y Azteca, podemos contribuir a enriquecer la teora marxista del Estado, aportandonuevos elementos de anlisis en relacin al surgimiento del Estado en nuestro continente.38. JOHN MURRA: La organ izacin econm ica del Estado Inca, p. 52 y 59, Ed. Siglo XXI,Mbxico, 1978. MARI0 PUGA: Los lncas (Sociedad y Estado), Ed. Centauro, Mxico, 1955. AL-FONSO CASO: Las instituciones indigenas precolombinas, Mxico, 1954.

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    asimismo, la reproduccin de las relaciones de produccin mediante factoresextraeconmicos.

    El tipo de Estado inca o azteca -al igual que otros- no escinda sus fun-ciones entre lo econmico, social y poltico, comprobndose desde esa tem-prana poca que el Estado es una de las principales expresiones de esa tota-lidad que es la formacin social; la unidad bsica institucional de la domina-cin de una clase, la sntesis de la dominacin clasista.El Estado lnca o Azteca tuvo una creciente autonoma. Pero no una au-tonoma respecto de la clase dominante, de la cual era representante, sinouna autonoma que se expresaba en las iniciativas del soberano para realizarlas obras y actividades que garantizaran la reproduccin del modo de pro-duccin comunal-tributario.

    A riesgo de caer en esquematismo, podramos caracterizar al Estadoinca y azteca como un Estado teocrtico-militar-burocratizado, basado en unmodo de produccin comunal-tributario.

    El Estado planificaba o, mejor dicho, programaba parte de la produccinmediante la organizacin del trabajo colectivo de la comunidad en las obrasde regado artificial y en otras de inters general de la sociedad.Es discutible la hiptesis de Chesneaux de que el Estado en el modo deproduccin asitico fuera el ((organizador de la produccin)), por cuanto notena el control de los medios de produccin. Entre los incas y aztecas, la in-tervencin del Estado en la economa de la comunidad-base, en los ayllus ycalpullis, era en la prctica inexistente. A lo sumo, poda programar las obrasde regado artificial y otras de carcter colectivo. En cambio, intervena direc-tamente en la percepcin de tributos y en la redistribucin del excedente.

    Coincidimos con Carrasco en que el Estado controlaba la distribucindel excedente, pero diferimos con su afirmacin de que en el imperio aztecalas instituciones fundamentales eran las que organizaban la produccin ..Los medios fun;igmentales de produccin estaban controlados por el orga-nismo poltico)). Carrasco confunde control del tributo y de las obras pbli-cas con participacin activa -directa y decisiva- del Estado en la produccin.El Estado tuvo una poltica econmica e inclusive promovi la produccin enlas tierras del soberano, del culto y del ejrcito, pero la base de la produccinsigui descansando en los calpullis, donde los medios de produccin eran dela comunidad-base.La clase dominante, a travs del Estado, implementaba el culto religioso,las monumentales obras del ceremonial y tena el control del calendario y dela incgente escritura. No cumpla meramente una ((funcin)), como dice Go-delier ni tampoco actuaba a ttulo personal y precario)), como sostiene~hesneaux.~'or eso, es certera la crtica de Pla al sealar que si fuera as el

    39. PEDRO CARRASCO: La econ oma prehispnica de MGxico, en E. FLORESCANO: Ensayosobre... op. cit., p. 17. Ver asimismo, NGEL PALERM: Agricultura y Sociedad en MesoamB rica,SepSetentas, Mxico, 1972.40. M . GODELIER: Elmodo .. op. cit.,41 . JEAN CHESNEAUX: El modo de produccin asitico, p. 46 , Ed. Grijalbo, MBxico, 1973.

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    Estado sera una especie de entidad sin identidad ya que los miembros dela clase dirigente (en sus palabras) no son los que explotan. En cambio s lohace el Estado. Pero qu es el Estado? Chesneaux separa al Estado de laidentificacin del mismo con la clase dirigente y esto lleva a una confusin.El Estado es la representacin de la clase dirigente y lo que sucede es quecomo clffe la comunidad superior domina al Estado, ejerce la funcin delEstado)).Uno de los fundamentos del Estado inca o azteca fue el ejrcito perma-nente, el sostenimiento de una fuerza pblica. Otro, el rgido control del terri-torio conquistado, que facilit la recaudacin de tributos y el reclutamientode los integrantes de los ayllus y calpullis para los trabajos colectivos obliga-torios.A la cabeza del imperio estaba un soberano con poderes absolutos ycuasisobrenaturales que, en base a una ideologa masiva, se presentabacomo protector y benefactor de la comunidad, en una forma de consensomuy (tsuigeneris)), porque si bien es cierto que explotaba a la comunidad-base, no es menos cierto que reinverta parte del excedente en obras de biencomn, como el regado, andenes, acueductos, terrazas, diques y construc-cin de edificios para el ceremonial y adoracin de divinidades, como el Sol,la Luna, la tierra, el trueno y otros elementos de la naturaleza en cuyos pode-res mgicos crea el pueblo.Algunos autores, como Wachtel y Polanyi, han tratado de explicar estarelacin por medio de los principios de reciprocidad y redistribucin. Plaaclara que la reciprocidad se daba entre los miembros del ayllu pero no entreel ayllu y el inca, don* no hubo una relacin igualitaria sino una obligacinde tributar en trabajo. La redistribucin, a cargo del Estado, se daba a tra-vs de la construccin de tambos o depsitos de alimentos, obras de riego,carreteras y monumentos.Wachtel manifiesta que la re$iprocidad repercute en la redistribucin,pero como intercambio desigual)). Evidentemente, era una redistribucinsobre la base de la desigualdad entre el Estado incaico y los miembros delayllu, por lo cual la reciprocidad no era tal, ya que gran parte del excedenteeconmico, que provena del tributo extrado a la comunidad-base, se desti-naba a mantener a esa clase dominante