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14 Visítenos en: www.revista-mm.com FORESTAL E n Colombia, la reforestación comercial la realizan dos pos de actores: la industria que requiere ma- dera para cubrir sus necesidades de materia prima, y los reforestadores que plantan como inversión, apuntando a mercados futuros de diferente índole, incluso Carbono, o proyectando un eventual valor agregado en la transfor- mación pero que carecen de procesos industriales al mo- mento de plantar. En el caso de la industria, la madera proveniente de las plantaciones, es la materia prima que emplea en la fabri- cación de productos terminados como papel, tableros, ¿Con cuál especie reforestar en Colombia? Enrique Trujillo N. IF MSc. (*) cartones, entre otros, y en cuyo caso la reforestación es solo una fase en la que se produce esa materia prima, pero no es el negocio principal; este grupo de reforesta- dores ene clara su proyección y sus necesidades. La siguiente reflexión va orientada al segundo grupo –los reforestadores sin industria– para quienes la plantación es un negocio financiero, y para quienes en aras del éxito de sus proyectos son preguntas obligadas: cuál especie plantar, cuánto, qué mercado atender y en qué región pues, formularlas y responderlas correctamente pueden evitarle costosas equivocaciones Foto: www.semillasybosques.com

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Reforestar Colombia

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E n Colombia, la reforestación comercial la realizan dos tipos de actores: la industria que requiere ma-

dera para cubrir sus necesidades de materia prima, y los reforestadores que plantan como inversión, apuntando a mercados futuros de diferente índole, incluso Carbono, o proyectando un eventual valor agregado en la transfor-mación pero que carecen de procesos industriales al mo-mento de plantar.

En el caso de la industria, la madera proveniente de las plantaciones, es la materia prima que emplea en la fabri-cación de productos terminados como papel, tableros,

¿Con cuál especie reforestar en Colombia?

Enrique Trujillo N. IF MSc. (*)

cartones, entre otros, y en cuyo caso la reforestación es solo una fase en la que se produce esa materia prima, pero no es el negocio principal; este grupo de reforesta-dores tiene clara su proyección y sus necesidades.

La siguiente reflexión va orientada al segundo grupo –los reforestadores sin industria– para quienes la plantación es un negocio financiero, y para quienes en aras del éxito de sus proyectos son preguntas obligadas: cuál especie plantar, cuánto, qué mercado atender y en qué región pues, formularlas y responderlas correctamente pueden evitarle costosas equivocaciones

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Antes de emprender un proyecto fo-restal lo ideal para ellos, debe ser anali-zar detenidamente el mercado que, en últimas, es el que define especies, área a plantar y ubicación. Sin embargo este tipo de análisis, se ven poco en Colom-bia ya que muchos reforestadores no tienen claro que producto tendrá su proyecto y menos su mercado; esta falta de claridad es crucial en un tema tan sensible como es la inversión.

Adicional, este segundo grupo aún puede subdividirse en dos segmen-tos: quienes tienen los recursos eco-nómicos y pueden escoger el sitio de la futura plantación y la especie, y por tanto el mercado, lo cual es una ventaja significativa; y quienes tienen las tierras y aspiran a desarrollar en ellas un proyecto forestal.

Quienes tienen la tierra, están suje-tos a las especies que se adapten a la oferta ambiental que tenga su fin-ca, y las ventajas o desventajas de su ubicación en términos de la distancia a los mercados.

¿Qué plantar?En los últimos 10 años se ha depu-rado el tema de las especies con las cuales es posible garantizar un desa-rrollo productivo; se parte de la base que tienen un paquete tecnológico que garantice la inversión, y en rea-lidad, son pocas.

En la lista aparecen los pinos y euca-liptus, la melina, la ceiba roja, la aca-cia mangium, y la teca principalmen-te, aunque existen otras especies que se perfilan con proyectos intere-santes como el balso. Todas, en ge-neral, tienen un paquete tecnológico medianamente desarrollado.

El COMPES (3724 - 2012) mencionó las especies forestales que cuentan con soportes técnicos, que demuestran

potencial para reforestación co-mercial y aceptadas para acceder al CIF, entre otras: la Acacia (Acacia mangium), la Melina (Gmelina ar-borea), el Pinus (patula, caribaea, tecunumanii, oocarpa, maximinoi), el Eucalyptus (grandis, pellita, tereti-cornis), la Teca (Tectona grandis) y el Caucho (Hevea brasiliensis).

Vale anotar que en la lista faltaron algunas especies que cumplen con la expectativa de los reforestadores, como el E. urograndis, el E. globu-lus, la Pochota quinata; y la Guadua (Guadua angustifolia), aunque esta última no tiene aún un referente demostrable, en escala significativa, que la respalde.

El análisis de los avances en las in-vestigaciones para el uso de las es-pecies forestales y su rentabilidad a partir del costo de la plantación, los rendimientos en metros cúbicos de madera y su calidad, la ubicación de la plantación y el turno, son buenos puntos de partida para emprender empresa; de allí que especies distin-tas a las mencionadas o aquellas que no tengan sus paquetes tecnológicos consolidados o en proceso, deben ser consideradas con precaución a la

hora del establecimiento de proyec-tos productivos significativos.

En general y si bien es cierto que las especies enunciadas tienen su magia financiera y que pueden ser viables económicamente –siempre y cuando el inversionista tenga la paciencia para sostener los plazos del negocio y reali-ce los procedimientos correctamente– unas son más convenientes que otras.

Al revisar, de la lista, cada una por se-parado, se obtuvo el siguiente análisis general –presentado de manera so-mera– con la aspiración de establecer criterios que ayuden a un análisis más integral. Las cifras del negocio se pue-den encontrar en los artículos publi-cados en la Revista M&M (‘Otro en-foque para entender la reforestación comercial’, edición 77 y ‘Al oído de un pequeño reforestador’, edición 78).

Los eucaliptusSon una interesante opción, se co-nocen los paquetes tecnológicos, hay experiencia silvicultural pues se han plantado extensamente en Colombia y de algunos se consigue material con mejora genética; son versátiles y ofrecen una amplia gama

Eucalyptus pellita de cuatro años.

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de productos –como postes, pulpa, polines, vara de clavo–; sin embar-go, su madera presenta propiedades físico mecánicas regulares (se raja, entre otros problemas) y los mer-cados nacionales ofrecen un precio de compra bajo en relación con las demás maderas plantadas, bien sea para pulpa u otros productos.

Sobre sus rendimientos, existen da-tos espectaculares de algunas espe-cies de eucaliptus pero, en general, los logran las multinacionales de la industria forestal que tienen el área, los genetistas, la genética desarrolla-da y el músculo financiero para un excelente manejo. Los turnos van desde los seis años hasta los 18 años, dependiendo del producto que de-see obtenerse.

Los reforestadores sin industria, al menos en Colombia, son pequeños, algunas veces “indisciplinados” por lo que difícilmente alcanzan una productividad importante. Los rendi-mientos finales registrados son me-nores de 100 a 200 m³/ha que arrojan un precio de equilibrio o una ganan-cia muy pequeña.

La máxima económica de que a ma-yor escala, mejores costos operati-vos aplica a este caso; de allí que si el reforestador logra rendimientos altos de más de 200 m³/ha al final del turno, la rentabilidad comienza a au-mentar y ese es parte del secreto.

En cuanto a los mercados internacio-nales en los que compiten diferentes especies de eucaliptus, pueden te-ner una opción real pero requiere de una productividad alta y, en general, áreas mayores de 25.000 ha para al-canzar una economía de escala que permita destacarse en estos merca-dos de Commodities. De hecho, en Colombia, especialmente en la Ori-noquía hay, en desarrollo, proyectos de magnitud importante, todos so-portados con inversión foránea.

Los pinos

Las especies de pinos son importan-tes para la industria forestal, aplican a esta familia, las consideraciones antes expuestas para los eucaliptus pero con un turno de aprovechamiento mayor, en ocasiones hasta de dieciocho años.

A nivel de mercado, tienen su espa-cio reconocido y compiten localmen-te con la madera de otras especies, su precio de venta es mayor que el del eucalipto.

Igual que los eucaliptus, presenta es-calas de plantación actuales que no tienen opción en el mercado inter-nacional, y menos ante monstruos como algunas empresas foráneas que ya están operando en Colombia, que tienen una cadena de valor ple-namente desarrollada y producen a gran escala en sus países de origen; de hecho, sus productos invaden los stands colombianos, incluso en Bue-naventura, cuna de la madera.

Son rústicos en temas de adaptación a suelos y climas extremos lo cual permite establecerlos en suelos mar-ginales y en zonas donde difícilmen-te existe otra opción para sembrar; ofrecen una madera de regulares propiedades físico mecánicas; sobre ellos existe gran experiencia en la se-lección de las especies y su manejo; y varias especies que se plantan en Co-lombia cuentan con paquetes tecno-lógicos relativamente desarrollados.

Acacia mangiumEs una de las especies que han ge-nerado gran expectativa, muchas ve-ces traducida en significativas áreas plantadas. Tiene a su favor la calidad de su madera y su turno corto de aproximadamente 10 años, pero jue-ga en su contra el desconocimiento que existe sobre ella en el mercado y sobre sus productos los cuales tienen un desarrollo incipiente pese a que algunas empresas presentan un por-tafolio en evolución.

Su genética no es la mejor y es exi-gente de tratar; de hecho, requiere una exhaustiva calificación de sitio y manejo sin los cuales generalmente

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fracasa. Si se elige bien el sitio y se adelantan bien y opor-tunamente las prácticas silviculturales, presenta desarro-llos apropiados; si no se tienen en cuenta estas considera-ciones, es preferible no plantarla.

Presenta una calidad de madera equivalente a especies como el nogal y el ocobo, pero tras la espera de un turno de 10 años, que es casi la mitad de dichas especies.

En Colombia, lentamente, la acacia mangium comienza a darse a conocer e incursiona en diferentes mercados. En Antioquía, por ejemplo, ya comenzó su uso en la cons-trucción; en Cundinamarca al menos una empresa expor-ta muebles con base en su madera; y en la Costa Atlántica hay al menos una empresa con amplia área plantada que procesa, exitosamente, su madera. En la actualidad se de-sarrollan varios proyectos con esta especie que integran un componente apícola.

MelinaEs una excelente opción, exigente en el sitio a plantar pero con varias ventajas significativas, entre ellas su turno cor-to, de aproximadamente 10 años para su aprovechamien-to, además de una madera que permite múltiples usos.

En Colombia tiene la desventaja de que el mercado no conoce bien las bondades de la calidad de su madera, y que los usos que se le da son limitados, lo que también ha limitado el mercado.

Actualmente existe un proyecto industrial en la Costa At-lántica con esta especie, con un desarrollo interesante en el suministro de madera para la fabricación de lápices. En

Acacia mangium de seis años.

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Esta especie registra uno de los de-sarrollos genéticos más altos de la región, calificado como “Huerto Se-millero Comprobado” (HSC), calidad disponible en Colombia, con la cual se han visto rendimientos y formas es-pectaculares en nuestro medio. Una especie para tener en cuenta.

TecaLa Teca es una de las especies que cumple con todos los requisitos de-seables para adelantar un proyecto de reforestación productiva: tiene desarrollo genético, se conoce su pa-quete tecnológico, hay experiencia silvicultural, tiene mercados proba-dos y una rentabilidad conocida.

Las ventajas antes indicadas se con-traponen a que es exigente en sitio para plantar y a su turno de aprove-chamiento que se estima en 20 años en adelante; sin embargo, entre las maderas plantadas tiene el mejor precio con una amplia diferencia so-bre las demás, lo cual significa una rentabilidad asegurada.

Los expertos indican que entre más cerca se plante a los puertos es mayor

su rentabilidad, pues aumenta la efi-ciencia en materia del transporte que impacta sobre el precio de venta; in-cluso los cálculos tradicionales indi-can que es económicamente factible plantar en tierras costosas, siempre y cuando estén ubicadas cerca del mer-cado. La sola plantación de la especie prácticamente valoriza la tierra don-de se establece y es de fácil venta.

La estructura del mercado de la Teca no exige tener extensiones significa-tivas de área plantada y altos rendi-mientos, ya que el valor de su madera (incluso una hectárea) puede garanti-zar un importante ingreso al momento de la venta, situación que se ha visto en múltiples ocasiones en Colombia; así como tampoco su venta está sujeta a las condiciones de empresas indus-triales que fijan los precios de compra.

Vale indicar que Colombia registra un abanico de especies mucho más amplio que el existente en otros países de la región, con industrias forestales mucho más desarrolladas pero con una activi-dad reforestadora que se basa en una o dos especies. En Colombia, la gran va-riedad de opciones forestales ha dificul-tado un poco el establecimiento de es-pecies a escalas industriales, así como la investigación a fondo sobre unas po-cas, desarrollar su mercado y manejar las ventajas de escalas grandes.

Para muchos es una ventaja que Co-lombia tenga una gran diversidad de climas y suelos; para la reforestación es posiblemente una desventaja por-que una oferta ambiental variada exi-ge numerosas especies que se adap-ten a las condiciones, y los recursos existentes deben ser diferidos entre varias opciones lo que limita el desa-rrollo forestal.

(*) Autor:

• Enrique Trujillo N. IF MSc. El semillero SAS [email protected]

Gmelina arbórea de once meses.

países como Costa Rica, es altamente apetecida y se planta masivamente; allí encuentra múltiples usos, en espe-cial en la industria de la construcción donde se emplea para la fabricación de pisos, techos, puertas, ventanas, vi-gas, y muebles, entre otros productos.

Teca de tres años en Tumaco

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