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    El nacimiento de la Patria fue realizado por un grupo de di-rigentes que lo concibieron como proyecto. Para llevarlo acabo fue necesario armar un ejrcito y una marina, que fue-ran las herramientas que les permitiran cortar el cordn um-

    bilical de la incipiente nacin con su madre patria. Con el advenimiento de la aviacin, secrea la Fuerza Area, que participa conjuntamente en su defensa, integracin y desarrolloa partir de entonces.

    Las Fuerzas Armadas, como instrumento militar de la Nacin, se rigieron por la legislacinvigente y por las decisiones polticas de sus gobernantes, que condujeron al Estado Nacionalen cada momento histrico. Ellos trazaron la orientacin poltico-estratgica, que orient losesfuerzos tendientes a resolver los diferentes conictos a los que se vio expuesto el pas.

    Esta investigacin acadmica tiene como objetivo realizar un anlisis sistmico de las es-trategias que el pas fue desarrollando, con el correr de los aos, en el mbito naval. Se habuscado profundizar el conocimiento de las lneas generales que caracterizaron el Pen-samiento Estratgico Naval Argentino y extraer un declogo de conclusiones que pudiera

    servir de leccin y referencia para el futuro.

    Para denir el pensamiento estratgico naval se ha recurrido a la historia naval, recordando

    las palabras del Coronel Jos Luis Picciuolo cuando deca, que el objeto de ella (la historia)no se agota en el estudio de batallas o combates trascendentes y en sus consecuencias,

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    Boletn del Centro Naval

    Nmero 828

    SEP / DIC 2010

    Guillermo Delamer, Guillermo Oyarzbal,Guillermo J. Montenegro, Jorge Bergallo y Haroldo Santilln

    EVOLUCIN DEL PENSAMIENTOESTRATGICO NAVAL ARGENTINOA LO LARGO DE LA HISTORIA

    NOTA ACLARATORIA: El presente ensayo no refleja, necesariamente, un punto de vista Institucional.

    Parte 1

    Los currculum de los autores

    se encuentran al final del artculo.

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    sino que abarca, tambin, los mltiples aspectos no blicos vinculados al enfrentamientoarmado, ocurridos en tiempos de paz y de guerra. Surge entonces, el inters por conocer lainteraccin del mbito militar con el poltico, el econmico y el social.

    El pensamiento estratgico naval es, entonces, una forma de razonar que sintetiza la cultu-ra, los conocimientos cientcos, tecnolgicos, las reglas de juego, las tradiciones polticas

    vigentes, las caractersticas y las realidades de cada poca. El pensamiento es el que siem-

    pre gua a la accin y sirve a la conduccin superior del Estado, para proporcionar orienta-cin y coherencia en la aplicacin de los esfuerzos, a n de lograr los objetivos jados por

    la estrategia nacional. De esta manera, las acciones adquieren sentido, al correspondersecon las decisiones polticas adoptadas dentro de un marco histrico, cuyos criterios podrno no ser compartidos a posteriori, pero cuya gnesis es de origen eminentemente poltico.Es por esa razn que sus efectos o resultados terminarn por estar sujetos, en ltima yexclusiva instancia, al juicio de la historia.

    Otro aspecto a resaltar es la evolucin que ha ido sufriendo el pensamiento estratgico, quese modica y adapta en funcin de las experiencias anteriores de un actor, de los adelantos

    tecnolgicos que la ciencia va poniendo a disposicin del hombre, y de los nuevos proble-

    mas que van apareciendo y que una sociedad se ve compelida a resolver. Utilizando unametfora, una estrategia, utilizada en un momento histrico determinado, es slo un esla-bn de una cadena que mantiene una continuidad histrica institucional que le da sentido,y de all la importancia de estudiarla, como forma de interpretar el pasado y el presente, demodo de encarar con xito el futuro.

    En sntesis, la razn de ser de este trabajo es rastrear en la historia, en busca del pensa-miento que diera sustento a los actos que se llevaron a cabo en cada perodo de la vida delpas. No se trata simplemente de una compilacin de hechos o circunstancias cronolgicas,sino de bucear en los nes que les dieron origen a los hechos que se sucedieron para, de

    esa manera, llegar a entender por qu se adoptaron ciertas decisiones o se llevaron a cabociertas acciones y extraer las lecciones correspondientes. Se procura de esta forma sacar

    conclusiones vlidas de ese anlisis, que mantengan una cierta vigencia a travs del tiem-po. Ellas tienen un valor incalculable, pues estn apoyadas en la experiencia propia, que

    siempre es costosa y que pasa a ser fuente de referencia e inspiracin para el futuro.

    La estrategia en las guerras de la Independencia Nacional

    Desde los albores de la emancipacin se ejecutaron sucesivas campaas militares terres-tres con una casi recurrente direccin estratgica principal Sur-Norte (hacia Asuncin yluego al Alto Per), con suertes diversas y sin lograr el objetivo poltico deseado. Mientrastanto, la Escuadra patriota, recin creada y al mando del Almirante Guillermo Brown, lucha-

    ba por el dominio del Ro de la Plata.

    El gobierno patrio, movido por la necesidad estratgica de conquistar Montevideo, centrode gravedad del Virreinato, resolvi modicar su concepcin militar, considerando la for -macin de una escuadra naval que permitiera cerrar la entrada por mar de los realistas.La isla Martn Garca, que por su ubicacin geogrca constitua la llave de acceso a los

    dos grandes ros del litoral y un punto desde donde se podan proyectar las operacionesnavales, fue el primer objetivo de la campaa. Una vez en poder de los patriotas se lanz laofensiva sobre la plaza de Montevideo, baluarte del poder espaol en la regin. Los com-bates navales desarrollados entre el 14 y el 17 de mayo de 1814 y la victoria decisiva de laescuadra conducida por Brown, ms un estrecho bloqueo posterior, permitieron el xito de

    las operaciones terrestres y la rendicin de la cercada plaza de Montevideo.

    La actuacin de la escuadra argentina y sus consecuencias fue reconocida inmediatamen-te. El mismo General San Martn distingui desde Mendoza, en carta a Toms Guido, la

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    magnitud de la empresa: la victoria naval de Montevideo es lo msgrande que hasta el presente ha realizado la Revolucin.

    Las fuerzas navales y terrestres haban actuado en un esfuerzo coor-dinado, merced a una decisin estratgica operacional, que modic

    sustancialmente, y para siempre, el desarrollo de la guerra. El valorestratgico de la cada de Montevideo fue que, a partir de entonces,los realistas ya no dispondran de puntos de apoyo en tierra signica-tivos para sus otas en el Atlntico Sur.

    Neutralizada la amenaza que provena del puerto-fuerte de Montevi-deo sobre Buenos Aires, capital poltica del Virreinato, el General Josde San Martn qued en condiciones de iniciar una campaa militar deenvergadura, con un esfuerzo principal ofensivo, con una maniobra deaproximacin indirecta por el Oeste va Chile, para proyectarse poste-riormente por mar a lo que era el centro de gravedad del poder espa-ol en Amrica, ubicado geogrcamente en el Per. Este esfuerzo se

    complement con otro secundario defensivo desde Tucumn, Salta y Jujuy, en direccin al Alto

    Per, con objetivo de contener al oponente en su intencin de avance hacia el Sur.

    Paralelamente, el gobierno de las Provincias Unidas instrument un tercer esfuerzo secun-dario ofensivo, mediante una maniobra de desgaste por mar. Firm para ello un conveniocon Brown, que lo converta en Comandante Especial y armador principal de una expedi-cin corsaria, destinada a hostigar el comercio espaol en el Pacco. Las instrucciones le

    permitiran actuar con la necesaria libertad de accin, habilitndolo a hostilizar, apresar eincendiar todo buque con bandera espaola sobre el Atlntico hacia el Sur, y en el Pacco

    hasta los 11 de latitud Norte. Slo podran exceder ese lmite en el caso de detectar otas

    que actuaran en apoyo de Lima. Sus instrucciones polticas disponan que los combatesdeban iniciarse con el pabelln izado de las Provincias Unidas del Ro de la Plata: blancoen su centro y celeste en sus extremos al largo. Ello marcaba la intencin de llevar adelante

    una estrategia de desgaste, de control y de presencia efectiva en el mar.

    A los cometidos especcos de la guerra de corso se sumaban los de

    inteligencia en la costa chilena y del Per, especialmente sobre lospuertos de Valparaso, Coquimbo, Guasco, Atacama, Arica, Arequipa,Pisco y el Callao. Si las circunstancias imponan acciones en tierra,stas deban sujetarse al invariable concepto de proteger a los na-turales del pas y exaltar la opinin en favor del sistema de libertad

    e independencia de la Amrica del Sur. De esta forma se establecaclaramente el objetivo poltico, de extender los principios revoluciona-rios hacia los dems pases americanos, ganndose la voluntad de

    los pueblos para la causa de la independencia.

    Resulta ineludible trazar una lnea de relacin entre el plan de San Mar-tn y la empresa de Brown. Sobre todo, al advertir que el objetivo princi-pal de esta ltima era interrumpir las comunicaciones de Chile con Limaque, por ser el punto estratgico vital de aquella campaa, deba serpreservado de toda accin de apoyo enemigo. Las campaas de corsono se limitaron nicamente a la accin de Brown; tambin particip en esta estrategia el marinode origen francs Hiplito Bouchard, a quien el gobierno otorg patentes de corso con objetivossimilares, logrando extender el carcter de la revolucin y el nombre de la incipiente Repblica

    a todas las latitudes, en un viaje que lo llevara a circunnavegar el mundo.

    Con esta estrategia, se busc apuntalar el proceso de emancipacin iniciado en el ConoSur de Amrica (1817 / 1821), mediante una actitud estratgica operacional ofensiva que,atravesando la Cordillera de los Andes, liberara a Chile y continuara luego con la proyeccin

    Fragata Hrcules.

    La EscuadraLibertadora partede Valparasohacia Per.

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    del esfuerzo de guerra por mar, mediante una aproximacin indirecta, para obtener la inde-pendencia de Lima, capital del Virreinato del Per y principal enclave poltico-militar espaolen Amrica.

    San Martn y Brown, junto a otros destacados militares de mar y tierra, unieron as sus esfuer-zos en una maniobra estratgica militar de naturaleza esencialmente conjunta, cuyo objetivoulterior era la erradicacin de todo vestigio de dominacin espaola en tierras americanas.

    La estrategia en las guerras de consolidacin nacional

    Ya conseguido el objetivo de la independencia, el siguiente desafo pas a ser el de con-solidar la soberana como Estado independiente. De esta manera comenz a surgir unaserie de conictos con los Estados vecinos en la bsqueda de denir sus respectivas lneas

    demarcatorias. La guerra con el Imperio del Brasil fue el primero en materializarse y tomnuevamente al pas con un poder militar y naval absolutamente desatendido. La situacintena muchos puntos en comn con la que en 1814 haba enfrentado a patriotas y realistas.Brasil, al tiempo que ocupaba una vasta porcin de la Banda Oriental inclusive Montevideo,

    bloqueaba el Ro de la Plata y hostigaba con sus naves los movimientos de las fuerzas ar-gentinas y sus posibilidades de comercio. La marina argentina, que slo contaba con dosviejos bergantines y un lanchn, prcticamente nada frente a las poderosas fuerzas navalesdel Brasil, fue puesta nuevamente bajo las rdenes del Almirante Brown, con la consigna dearmar una escuadra de guerra.

    Como ya haba ocurrido, no era posible concebir una campaa militar de magnitud sin questa fuera iniciada con la disputa por el dominio del Ro de la Plata, lo que aseguraba elcontrol de los ros interiores y la cadena de abastecimientos, armas y municiones en apoyoal Ejrcito, comandado, en esta oportunidad, por el General Carlos Mara de Alvear.

    Los combates que tuvieron como teatro de operaciones al gran estuario fueron, en general,favorables a las fuerzas argentinas, a pesar de la impresionante superioridad naval brasile-a y la gran efectividad de su bloqueo a Buenos Aires.

    Con una estrategia operacional que aprovechaba las bajas e irregulares profundidadesdel Ro de la Plata y sus auentes a su favor, Brown pudo enfrentar a los brasileos en

    Los Pozos y, posteriormente, evitar una derrota severa en Quilmes. Finalmente, en fe-brero de 1827 la victoria del Juncal, en aguas del ro Uruguay, permiti el mantenimien-to de las comunicaciones con el ejrcito de Alvear, que lograra a nes de ese mismo

    mes el triunfo de Ituzaingo.

    Paralelamente, las fuerzas imperiales intentaron afectar la retaguardia de las Provincias

    Unidas mediante una maniobra de envolvimiento estratgico sobre el litoral atlntico. Estaaccin implicaba ocupar Carmen de Patagones, con la intencin de anularla como base decorsarios y levantar las poblaciones indias en contra de Buenos Aires. La ecaz defensa

    desarrollada por las fuerzas navales surtas en Patagones llevaron al fracaso del intentobrasileo. Estas acciones fueron complementadas con un esfuerzo secundario de desgas-te mediante operaciones de corso, que llegaron a extenderse hacia el norte hasta Ro de

    Janeiro, que provocaron prdidas al oponente y lo obligaron a distraer parte de sus fuerzaspara enfrentar esta amenaza.

    Hubo de pasar una dcada hasta que, nuevamente, se hiciera imperativa la necesidad decontar con fuerzas navales organizadas y preparadas para enfrentar exitosamente a los in-tereses extranjeros. Ante las pretensiones de intervencin en la poltica de la Confederacin

    Argentina por parte de Francia y la resistencia que ofreci el gobierno de Rosas a permitircualquier intromisin en las decisiones del Estado, el gobierno francs orden a sus fuerzasnavales destacadas en la regin el bloqueo del puerto de Buenos Aires.

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    Debido a la ausencia de una escuadra naval argentina y frente a la imposibilidad materialde organizarla de urgencia, toda la Confederacin se vio altamente perjudicada. Particular-mente en Buenos Aires, el bloqueo se hizo sentir sobre los tributos aduaneros, obligandoal gobierno a aumentar la presin scal. La solucin alcanzada, despus de dos aos de

    privaciones y sacricios, se consigui paccamente merced a la voluntad inquebrantable

    de los argentinos y a las diferencias que en este conicto distanciaron a las dos potencias

    centrales con marcados intereses en la regin: Francia e Inglaterra.

    En 1845, al nalizar el conicto por la independencia de Rio Grande do Sul, los brasileos

    recuperaron su capacidad para gravitar en la poltica del Ro de la Plata, y ante la inminenteamenaza de una alianza brasilea con el partido Colorado uruguayo, su acrrimo enemigo,Rosas orden a Brown el bloqueo riguroso de Montevideo.

    Este apoyo se consideraba imprescindible para que pudiera operar exitosamente el ejrcito

    sitiador, conducido por el lder del partido Blanco oriental, Manuel Oribe. Por tercera vez laMarina Argentina se organizaba, sintomticamente, al mando del Almirante Brown, paraactuar en el control del Ro de la Plata y asegurar los movimientos del ejrcito de tierra. Enefecto, la escuadra responda directamente a la estrategia de Rosas, que buscaba precipi-

    tar la cada de Montevideo, para evitar la intervencin directa del Brasil y la de sus poten-ciales aliados europeos: Francia e Inglaterra.

    Pero la actitud de Buenos Aires, que despert agudas protestas extranjeras al ver perjudicado

    su comercio, contribuy en ltima instancia a consolidar la enemistad con las principales poten-cias de la poca, apurando la alianza anglo-franco-brasilea. Los aliados decidieron enfrentar ala Confederacin Argentina con las mismas armas, declarando el bloqueo a Buenos Aires.

    La escuadra de Brown, situada frente a Montevideo, fue obligada a rendirse por las fuerzassuperiores de los aliados, perdindose as el dominio del gran estuario, con notables perjuiciospara la Nacin. La escuadra anglo-francesa intent remontar el Paran para introducir sus pro-ductos en los puertos de los ros interiores, pero las disposiciones defensivas argentinas, conbateras en tierra y previsiones para dicultar la navegacin, les negaron toda posibilidad.

    El conicto qued restringido a un bloqueo, que perjudic los intereses econmicos de la

    Confederacin pero que, simultneamente, debilit sin benecios a los aliados. Despus

    de casi tres aos Inglaterra levant unilateralmente la medida, forzando las negociacionesde paz. Una vez ms se impona la existencia de una escuadra para defender los intereses

    nacionales contra las ambiciones de las dems potencias, que vean en el Ro de la Platauna vasta fuente de riquezas y posibilidades comerciales.

    Nuevamente se har notar la falta de previsin, al estallar la guerra con el Paraguay. LaArgentina no estaba preparada para una movilizacin de tamaa magnitud; a las carencias

    del Ejrcito se le sumaban las, todava mayores, de la Armada. Por esta razn y para suplirlas necesidades de la guerra, el Estado apel a la contratacin de buques mercantes, quealistaba con ingentes esfuerzos.

    Por ello, en este conicto, la actividad naval argentina se limit a la ejecucin de misiones

    logsticas y de control, con el objeto de impedir las comunicaciones al adversario, apo-yar operaciones anbias, capturar presas y evitar el contrabando, adems de transportar

    tropas, pertrechos y abastecimientos y llevar a cabo tareas de evacuacin de enfermos yheridos. Las acciones principales militares de combate fueron desarrolladas, en cambio,casi exclusivamente por la marina imperial brasilea, con ms de un centenar de unidades,

    entre navos acorazados, fragatas, corbetas y caoneras, tripuladas por un nmero muyprximo a los 7.000 hombres. Como consecuencia, Brasil ocup un papel relevante en los

    diferendos de lmites y negociaciones que se llevaron a cabo posteriormente.

    Los arreglos nales de la Guerra de la Triple Alianza con el Brasil tuvieron consecuencias

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    preocupantes. Las discusiones fueron muy serias, en especial en lo que hace a los lmitesde las Misiones, y fue por ese motivo que la Argentina continu manteniendo una alta prio-ridad en la defensa del Ro de la Plata.

    Nuevamente se haba puesto en evidencia el papel vital de los medios navales para dirimirconictos internacionales y la necesidad de contar con unidades armadas previamente, de

    modo de asegurar el control ribereo y apoyar en fuerza a las operaciones militares terres-

    tres y a las negociaciones posteriores.

    Estrategia de ocupacin territorial

    Las innovaciones tecnolgicas que ocurrieron hacia mediados del siglo XIX cambiaron rpi-damente el diseo de los buques y mantuvieron expectantes a los pensadores estratgicos.

    Esta experiencia ajena y las consecuencias de su aplicacin en otras naciones, que siempre

    actuaron como centros difusores de conocimientos, inuyeron y guiaron el diseo del poder

    naval argentino de la poca.

    Durante la presidencia de Domingo F. Sarmiento (1868-1874) se tomaron las medidas con-cretas para la organizacin denitiva de la Armada. Apoyado en sus conocimientos de la

    guerra de secesin norteamericana y de la evolucin de las armas durante ese conicto,

    favoreci la compra de las primeras unidades navales de hierro y vapor, al tiempo que for-maba la primera escuadra de torpederas y ordenaba la construccin del primer arsenal demarina en Zrate. No satisfecho nunca y consciente de la necesidad de contar con personalidneo para las nuevas unidades de guerra, cre en 1872 la Escuela Naval Militar.

    Sarmiento, de la misma manera que los hombres de Estado de esa poca, se armaba en

    el esquema geopoltico tradicional, que fundaba la seguridad de la Nacin en la ocupacinde su territorio, en poblarlo y educarlo, mientras se resguardaban las entradas martimasdel pas hacia su interior.

    Su gura concili el pensamiento estratgico de su generacin, al haber sumado a su natural

    clarividencia civilizadora la dura experiencia militar que se haba vivido desde la Independen-cia. Por lo tanto, la visin que de ello resultaba no poda ser otra que aquella que, sin descono-cer la importancia de los connes de la Patria, ligaba sus intereses fundamentales a la regin

    del Ro de la Plata, centro poltico y organizador, fuente principal de distribucin de recursos ytradicional teatro de operaciones de la mayor parte de los conictos pasados.

    Sobre la base de estos principios, fue organizndose y creciendo nuestra Marina de en-tonces, aunque tambin orientados por el pensamiento estratgico y el desarrollo tec-nolgico de otras potencias martimas de la poca. De esa manera se vio modicada la

    estrategia naval nacional, que hizo cambiar en la Armada aquellos conceptos con quefuera conformada inicialmente.

    En 1874, con la Ley de Armamentos Navales del presidente Sarmiento, se crea un batallnde marineros de 400 plazas para el servicio de la escuadra, medida que va gestando lo que

    llegara a ser ms tarde el cuerpo de Infantera de Marina. La Armada empezaba a tener uncarcter orgnico y moderno, con la incorporacin de nuevas unidades como: monitores,bombarderas, caones y avisos.

    Durante la ltima etapa del gobierno de Nicols Avellaneda (1874-1880), el General Julio A.

    Roca ocup la cartera de Guerra y Marina y, desde all, fue modicando los criterios geopo-lticos, estratgicos, tcnicos y tcticos, cultivados hasta ese momento. Su antecesor en elMinisterio, Adolfo Alsina, era partidario de una estrategia defensiva esttica respecto delindio y de mantener un perl muy bajo con las acciones polticas, que pudieran afectar la

    relacin con otros actores en el marco internacional.

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    En relacin con el desarrollo de un pensamiento estratgico naval, Roca tena la conviccin,muy adelantada para su poca, de que el Estado deba apoyarse rmemente en el mar, de

    modo de asegurar la prosperidad de su produccin y comercio y proyectarse al exterior, a n

    de sostener el papel de la Repblica en la poltica americana y mundial.

    Vio as, en las posibilidades del mar, la capacidad de multiplicar los recursos econmicos enbien del desarrollo humano. Por eso enfatiz, con energa, el papel de la Armada en cuanto

    haca a la ejecucin de grandes y pequeos proyectos, centrados en la compleja gama de acti-vidades martimas que el pas naciente deba realizar. Estudios hidrogrcos, canalizaciones,

    balizamientos, iluminacin de costas, vigilancia sanitaria y policial, proteccin de interesesnacionales ms all de las fronteras, conservacin del orden y comunicaciones seguras conpuntos excntricos del territorio eran, segn l, asuntos de importancia vital y permanente

    para un pas que tuviera sealado un alto rango entre las naciones modernas.

    Pese a que Chile haba comprado dos blindados, el Cochraney el Blanco Encalada,y poseadesde 1879 el acorazado peruano Huscar, capturado al Per durante la Guerra del Pac-co, la Argentina no se dej empujar hacia una carrera armamentista y dej claro que tenaotras prioridades en lo nacional en general, y en lo martimo en particular.

    Entre 1874 y 1879 an se incorporan algunos buques a vela de alta velocidad y excelente

    maniobrabilidad, muy aptos para la accin de polica y actividades portuarias, como ser eltraslado de pilotos, inspecciones sanitarias, etc. Con ellos se procura materializar la presen-cia del Estado Argentino en sus espacios martimos del sur. Buques como la goleta Cabo deHornos, incorporada en 1878, o el cter Santa Cruz, incorporado en 1879, son las unidadesque comenzaron a hacer cumplir las leyes nacionales en una parte de su territorio, que anno controlaba efectivamente.

    Es con esta fuerza naval y con esta concepcin estratgica que nuestro pas consolida laintegracin de la Patagonia al resto de su territorio. La Argentina no tena capacidad paraproyectar fuerzas alejadas de sus aguas adyacentes, pero tampoco tena incorporada estaopcin dentro de su visin estratgica.

    Chile percibi que sus intereses nacionales se vean afectados por el accionar argentino y reac-cion en consecuencia. Intensic su presencia en la zona, por medio de asentamientos terres-tres y operaciones de polica martima, adems de presentar fuertes reclamos a Buenos Aires.

    El gobierno argentino no slo mantuvo su poltica, sino que dio evidencias claras de sudeterminacin a ejercer sus derechos soberanos. Un ejemplo de ello lo constituye la expe -dicin naval a Santa Cruz, en diciembre de 1878, bajo el comando del Comodoro Py, conuna reducida unidad del ejrcito embarcada que la acompaaba, que constituy un hito degran trascendencia para la Nacin, tanto que el Ministro de Guerra y Marina, General Julio

    Argentino Roca, lleg a expresarse, en la exposicin de la memoria anual del DepartamentoMarina en 1879, diciendo: Hace apenas un ao no era conocido el poder martimo de laRepblica, pues sus buques haban permanecido hasta entonces encerrados dentro de losros. Hoy tenemos una Escuadra que ha probado ser capaz de sostener el dominio de susmares desde el Plata hasta el Cabo de Hornos.

    En 1879 el entonces Presidente Nicols Avellaneda da vida orgnica a uno de los compo-nentes del Poder Naval: el Cuerpo de Artillera de la Armada, con dependencia de la Coman-dancia General de Marina.

    Un ao despus, en Concepcin del Uruguay, se crea una fuerza de infantera de marina de330 plazas que se denomin Batalln Provincial de Entre Ros. A nes de 1880, es transfe-rido al gobierno nacional y se transforma en Batalln de Infantera de Marina. En 1884, porun Decreto del ya presidente Julio A. Roca, este batalln termina denominndose Regimien-to de Infantera de Marina.

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    En la dcada de 1880, ya lejos de la concepcin geopoltica sostenida por ms de medio siglo,

    que restringa las operaciones fundamentalmente al Ro de la Plata y a sus auentes, se fue

    consolidando una visin estratgica de criterios ms amplios y pretenciosos, proyectando vi-gorosamente el inters nacional hacia los vastos territorios del Sur y su extensa costa atlntica.

    Ella se vio materializada con un reforzamiento de las unidades navales destinadas a la de-fensa de la amante Capital Federal, y adems con la adquisicin del acorazadoAlmirante

    Brown, de caractersticas similares a los blindados que ya posea Chile.

    Esta unidad poda operar en alta mar y atacar con muchas posibilidades de xito a cual -quier incursor en nuestros espacios marinos. El Brownera un buque muy poderoso, pero elnico de esas caractersticas que posea la Argentina. Esta circunstancia, la autonoma delbuque y la falta de algn buque logstico para abastecerlo, si se decida a operar alejado delos puertos argentinos, son evidencia clara de que imperaba una Concepcin EstratgicaNaval eminentemente defensiva.

    Con motivo de la incorporacin del Brown, el Ministro de Guerra y Marina, General BenjamnVictorica, plasma, en la Memoria de 1882, la nueva Concepcin Martima Argentina: [...] no

    es exagerado armar que la Armada entra de lleno al camino que le est trazado por nues-tra posicin geogrca. Y continuaba diciendo, rerindose a los sentimientos de orgullo

    nacional despertados con la llegada del buque a Buenos Aires: Y eran motivados esos sen-timientos no slo por satisfacer las nobles aspiraciones del patriotismo, en cuanto al honornacional puesto al abrigo de un ultraje inesperado, sino tambin porque as entraramos aocupar el puesto que nos corresponde entre los Estados martimos del continente.

    Ni bien se produce la decisin poltica de proyectar el poder del Estado Argentino hacia elSur, se consolida la necesidad de contar con un servicio de transporte martimo regular. As,el gobierno nacional encarg la construccin en Europa de un transporte, para hacer frentea la necesidad de contar con una comunicacin asegurada con la zona patagnica. Estebuque, bautizado con el nombre de Villarinolleg, en su primer viaje al puerto de BuenosAires en mayo de 1880, trayendo los restos del General San Martn.

    El 30 de diciembre de ese mismo ao, por decreto del Presidente Julio A. Roca, se cre el

    Servicio de la Costa Sur. El citado transporte comenz a unir los puertos de Buenos Aires,Baha Blanca y Carmen de Patagones en forma regular, inicindose as, de manera perma-nente, el Servicio de Transportes Navales. Al Villarinose agregaron, paulatinamente, otrosbuques que constituyeron, desde ese momento y hasta bien entrado el siglo XX, la nicava de apoyo efectivo a los pobladores patagnicos, que se distribuan a lo largo de la costahasta la misma ciudad de Ushuaia.

    Vale la pena destacar que el pensamiento estratgico de este perodo fue claro y pragmti-

    co: unidad de comando, determinacin y obtencin del objetivo estratgico jado, alta con -cepcin de la maniobra y coordinacin de fuerzas, llevada a cabo mediante una primigeniaaccin militar conjunta de las Fuerzas Armadas Argentinas de aquel entonces. Estos fueronlos ingredientes constitutivos de una estrategia militar, que supo resolver ecazmente las

    graves amenazas a la soberana nacional y contribuy simultneamente al logro de los ob-jetivos polticos de Consolidacin del Estado y a la Unin e Integracin Nacional, jados

    oportunamente por el gobierno nacional.

    Al nalizar su presidencia en 1886, Roca haba incorporado o tena en construccin varios

    buques, que signicaron un gran desarrollo del poder naval, pero lo ms importante fue

    que construy y consolid una clara concepcin estratgica, que se fundamentaba en lasexperiencias europeas y en la produccin literaria de los pensadores europeos.

    Esta nueva visin estratgica naval se sintetiza de la siguiente manera: una fuerte y concen-trada defensa del Ro de la Plata y una rme determinacin de proyectar fuerzas sobre las

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    costas propias del Sur, para defensa del territorio. Por otra parte la disponibilidad ahora dedos cruceros (Browny Patagonia) permitira sostener una defensa aceptable, en el caso deun potencial conicto con Chile y/o Brasil.

    Roca debi actuar de esta manera ya que, si bien se haba rmado el Tratado de Lmites de

    1881, Chile haba terminado la Guerra del Pacco con una victoria aplastante sobre Per

    y Bolivia. Su fervor patritico se encontraba altamente potenciado, y se lo perciba con una

    fuerte motivacin como para embarcarse en otra guerra. Por otra parte, tambin habaquedado clara la maniesta disconformidad de La Moneda con los trminos del Tratado de

    1881 y con los problemas que se generaran cuando se avanzara en la fase del trazado dellmite fronterizo en el terreno.

    La concepcin estratgica defensiva contena un ingrediente vital: la voluntad maniesta

    del empleo de la fuerza, si fuera necesario llegar a utilizarla.

    Las operaciones desarrolladas en las costas patagnicas constituan un claro mensaje ges-tual, que se enviaba a todos los actores que tuvieran intereses en la zona austral. La con-tundencia que reejaba -transmitido por medio de la expedicin, que ya mencionramos

    del Comodoro Py a la desembocadura del ro Santa Cruz- no dejaba duda alguna. Tambin,otras acciones de polica, como el control de asentamientos loberos o de explotacin del

    guano, que terminaban con el levantamiento de stos y el izado del pabelln argentino,constituan la materializacin de la estrategia que se persegua.

    La evolucin de los medios materiales acompaaba adecuadamente a la evolucin delpensamiento estratgico. No obstante se mantena una seria deciencia en la incorpo -racin y formacin de las tripulaciones. Ante esta situacin el gobierno argentino decidiadquirir dos cruceros. Uno para la Escuela Naval y otro para la formacin de los subocia-les. Es as como en 1883 se adquiri al Imperio Austro-hngaro la corbeta La Argentina,para satisfacer al primer objetivo. No se pudo comprar el segundo buque, pero a los mis-mos nes, un viejo vapor fue sometido a profundas reparaciones y modicaciones y se lo

    rebautiz como Chacabuco.

    La Argentinadeba servir de buque-escuela y tambin para mostrar la bandera en todaslas latitudes del mundo, tal como lo haba hecho ya en su momento Bouchard, como con-tribucin a la accin diplomtica, y como lo continan haciendo an hoy las nacionesmartimas ms importantes del mundo.

    La Argentina podra haber optado por comprar buques ms poderosos, con capacidad paradesarrollar operaciones ofensivas. Sin embargo, coherente con su pensamiento estratgi-co, segua manteniendo una actitud eminentemente defensiva.

    Estrategia defensivo-ofensiva. La inuencia de la Jeune Ecole en el pensamiento naval

    argentino en el ltimo cuarto del siglo XIX

    La evolucin del pensamiento estratgico naval francs del ltimo cuarto del siglo XIX tomforma en la llamada Jeune Ecole, que sostena que para una potencia mediana era msfcil contar con una Armada que pudiera defender sus puertos y costas, que desarrollar unapoderosa ota para ser arriesgada en una sola batalla decisiva. Flota, que tampoco crean

    que garantizaba el xito de los esfuerzos terrestres.

    Su teora priorizaba las opciones defensivas, operando en proximidades del litoral propio,

    recurriendo al torpedo como arma ms adecuada y efectiva. Postulaba que no era necesariala destruccin de la ota enemiga. Propona una guerra de costas, encarada con una com-binacin de actitudes estratgicas defensivo-ofensivas. La primera protegiendo el litoral yrecurriendo a los torpederos y poco ms tarde al submarino. La faz ofensiva se desarrollara

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    218 EVOLUCIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO NAVAL ARGENTINO A LO LARGO DE LA HISTORIA. PARTE 1

    por medio de cruceros rpidos o ligeros (swift cruisers) atacando al comercio martimo deloponente, en una guerra de desgaste.

    Desde la presidencia de Roca, la Argentina adhiere a esta lnea de pensamiento estratgicoy mantiene la compra de buques, cuyo principal sistema de armas sera el torpedo, y talcomo ya dijramos, contaba con cruceros que podran amenazar las lneas de comunicacio-nes martimas de sus potenciales adversarios.

    Por otra parte, a partir de 1889 se promulgan leyes orientadas a fomentar la actividadmartima comercial que tambin satisfacen la demanda del aspecto militar. Las leyes au-torizaban el establecimiento de lneas de navegacin con Estados Unidos, Europa y, porsupuesto, con nuestro litoral martimo patagnico. Dejaban especialmente sealado quelos buques afectados a estas tareas deban tener un porcentaje de tripulacin militar, a losnes del adiestramiento, y deban estar construidos de manera tal que pudieran convertirse

    en cruceros auxiliares.

    Dentro de esa estrategia de la Jeune Ecole, la Argentina intent desarrollar un submarinopropio. Europa se haba lanzado tambin en esta lnea y, si bien se encontraba en una etapa

    de investigacin y pruebas de diseo en el mar, an existan muchas dudas acerca de laconveniencia de su empleo. Su utilizacin segua respondiendo a un concepto eminente-mente defensivo de los puertos, o puntos costeros de inters. Los intentos argentinos porfabricar un submarino no prosperaron y se perdieron los informes y trabajos de investiga-cin que llevara adelante el ingeniero Jorge Bolthauser, en los Talleres de Marina del Tigre.

    Pese a este fracaso, la Argentina mostraba su voluntad de continuar avanzando y completa-ba, de esa manera, la aplicacin concreta de su pensamiento naval nacido bajo la inuencia

    de las teoras francesas.

    Estrategia de proyeccin del poder. La inuencia

    de las teoras estratgicas norteamericanas de Mahan

    En las Memorias del Ministro de Guerra y Marina correspondientes a 1892, rmadas por el

    General Levalle, haca notar que se estaba estructurando una gran Armada, a tal punto quesugiere la creacin del Ministerio de Marina, pero que pese a contar con medios poderosos,su utilizacin se vea limitada debido a la falta de un adecuado sostn logstico mvil. Porello solicitaba que se compraran, al menos, dos buques carboneros que pudieran acompa-ar a la escuadra.

    Estos conceptos eran el indicio de que se estaba delineando, nuevamente, una actualiza-cin de la concepcin estratgica naval. Esta vez se procuraba contar con capacidad para

    la proyeccin de fuerzas.

    A partir de 1893, tal como se lo haba previsto, la relacin con el pas trasandino se iba aagravar debido a serias desavenencias entre las comisiones periciales, y por ende entre susgobiernos, sobre los criterios para trazar los lmites fronterizos. Este cuadro de situacin, yade por s difcil, se complicaba an ms con la activa participacin de la prensa y de algunossectores de legisladores, proclives al enfrentamiento armado.

    Por otra parte, en 1890 se publicaba en los Estados Unidos: The Inuence of Sea Power

    Upon History, 1660-1783, de Alfred Thayer Mahan, que rpidamente se constituye en unaobra de referencia en el pensamiento estratgico naval de todas las marinas del mundo, ysu inuencia llega a nuestro pas, coincidentemente, con el incremento de la tensin lim-trofe con Chile.

    Mahan propona el concepto de dominio del mar como paradigma, que deba mante-

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    BCN 828 219

    ner una nacin que pretendiera constituirse en potencia. Combinaba esta idea con juiciosgeopolticos que impactaron en la Argentina y en la regin. El dominio del mar, deca, selograba por medio de una poderosa fuerza naval, capaz de imponer su voluntad a cualquierotra que se le opusiera.

    La inuencia de esta lnea de pensamiento estratgico y la coincidencia de determinados

    cambios en el gobierno argentino, tanto de ministros como de presidente, logra que sindescartarse denitivamente los aspectos defensivos que haba inuenciado la Jeune

    Ecole, en especial en el uso del torpedo, nuestro pas inicie una serie de compras decruceros, cruceros acorazados (Garibaldi, San Martn, Pueyrredn, entre otros) y buqueslogsticos, que implicaban de hecho un cambio sustancial en el pensamiento estratgiconaval de la poca.

    El acuerdo denitivo por los lmites de las Misiones, alcanzado con Brasil, le permite

    a la Argentina mantener concentrado su esfuerzo en el escenario Sur. All continuaramanteniendo el apoyo a las poblaciones patagnicas, desarrollando actividades de in-vestigacin, materializando de diversas maneras una presencia permanente del EstadoArgentino y mostrando la capacidad material y la decisin de recurrir a la fuerza, si se

    viera forzado a hacerlo.

    Efectivamente, la dinmica de los cambios aceler la llegada de modicaciones sustancia -les. Las discusiones sobre el papel de la Armada se centraron en el desarrollo y adquisicinde unidades, capaces de proyectarse al Ocano Atlntico y de custodiar la larga y rica lneacostera, hasta los lmites ms australes del pas, incluyendo las lejanas islas del AtlnticoSur. El comienzo de la construccin, en 1898, del principal puerto militar luego bautiza-do Base Naval Puerto Belgrano; la instalacin de apostaderos navales en Puerto Madryn,Puerto Deseado, Santa Cruz y Ushuaia, y la adquisicin de un nmero considerable decruceros-acorazados, que conciliaban radio de accin, blindaje, poder de fuego, velocidad ycapacidad de maniobra, respondan a dicha concepcin estratgica.

    En 1898, exactamente un da antes que el General Roca asumiera por segunda vez la Pre -sidencia de la Nacin, se aprob la ley que dispona la creacin del Ministerio de Marina,mostrando la importancia que se le quera dar a la temtica naval.

    Hacia el nal del siglo XIX, la Armada Argentina, siguiendo una lnea de pensamiento que

    contribuira a la Estrategia Nacional, se constituy en una poderosa herramienta para ladefensa y para el respaldo de las relaciones internacionales del pas. La compra de la fra-gata Sarmientoy el llamado Abrazo del Estrecho entre los presidentes argentino y chilenoembarcados en las aguas australes, en un marco absolutamente naval, son dos de los sig-nos evidentes del derrotero transitado por nuestra Armada, en cumplimiento de una granestrategia delineada por el gobierno nacional.

    En 1899, el ingeniero Luiggi instala las piezas de 240 mm en la III Batera que servir de

    defensa de la Base Naval Puerto Belgrano. La Artillera de Costas queda denitivamente

    incorporada a la creciente actividad del Puerto Militar. Finalmente, en 1905 se produce

    la creacin denitiva de la Artillera de Costas mediante la Ley 4.856, reglamentada un

    ao ms tarde. A partir de entonces este cuerpo sera reconocido como el de Infanterade Marina.

    El incremento del Poder Naval argentino se produca simultneamente con el de su parchileno. Este armamentismo naval en los dos vecinos consigui ser frenado por el acuerdode desarme conocido como los Pactos de Mayo, verdadero antecedente internacional so-bre el control de armamentos, que transmitieron tranquilidad a ambas naciones y que tuvosu origen en aquella reunin de mandatarios que se mencionara anteriormente, llamadael Abrazo del Estrecho, realizado a bordo del OHiggins, en febrero de 1899, frente a laciudad de Punta Arenas.

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    220 EVOLUCIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO NAVAL ARGENTINO A LO LARGO DE LA HISTORIA. PARTE 1

    Durante su extensa carrera en

    la Armada Argentina, Guillermo

    Delamer transit por toda una

    gama de unidades navales,

    ejerciendo el comando en el

    mar en tres oportunidades y

    participando en el conflicto

    de Malvinas en 1982. Entre

    1977/79 se desempe como

    inspector de electrnica durantela construccin del rompehie-

    los ARAAlmirante Irzar, en elastillero Wartsila de la ciudad de

    Helsinki, Finlandia. Fue Jefe del

    Estado Mayor del Comando de la

    Flota de Mar.

    Estudi en el Instituto Univer-

    sitario Naval, gradundose de

    Licenciado en Sistemas Navales.

    Efectu posteriormente el

    curso de posgrado en Ciencias

    Polticas, Economa y Relaciones

    Internacionales en la Universidad

    de Belgrano. Entre los aos

    1989/90, fue destinado al U.S.

    Naval War College, en la ciudadde Newport, Estado de Rhode

    Island, U.S.A., primero como

    alumno del curso internacional,

    para pasar luego al Centro de

    Estudios Estratgicos de la

    U.S. Navy, como investigador

    (research fellow) e instructor.

    En el mismo perodo curs, a

    ttulo personal, la carrera de pos-

    grado en la Universidad de Salve

    Regina de la ciudad de Newport,

    gradundose como Master of

    Science in Management.

    Ha tenido una variada

    experiencia en el rea educativa/ acadmica. Ocup, como

    Oficial Superior, el puesto de

    Jefe del Departamento Anlisis

    Estratgico de la Jefatura

    de Poltica y Estrategia de la

    Armada. Se desempe, por

    varios aos, como Director de la

    Escuela de Guerra Naval y ya,

    como Contraalmirante, como

    Director de Educacin Naval y

    Rector del Instituto Universitario

    Naval. Ha sido autor de libros

    dedicados a la temtica de la

    Estrategia y sobre Guerra Elec-

    trnica, as como de artculosen revistas especializadas del

    pas y del extranjero y particip

    en varios eventos y seminarios

    internacionales.

    Fue condecorado por el

    Honorable Congreso de la Nacin

    a los Combatientes en Malvinas

    (Ley 23.118) y por el Gobierno

    de Colombia por su desempeo

    acadmico en la Escuela de

    Guerra Naval. Se retir del

    servicio activo a su solicitud en

    el ao 2001. Actualmente se

    desempea como consultor de

    empresas.

    El Capitn de Navo de la Arma-

    da Argentina Guillermo Andrs

    Oyarzbal es Oficial de Estado

    Mayor, licenciado, profesor y

    doctor en Historia.

    Egres de la Escuela Naval

    Militar en el ao 1979. En

    1983 obtuvo la especializacin

    Artillera en la Escuela de

    Oficiales de la Armada, y en1998 curs la Escuela de Guerra

    Naval. Recibi las medallas del

    Congreso de la Nacin Argentina

    y de la Armada Argentina a los

    combatientes de Malvinas y las

    Palmas Sanmartinianas, por su

    labor acadmica.

    Es miembro de Nmero de la

    Academia Nacional de la His-

    toria, de la Academia Nacional

    Sanmartiniana, del Instituto Na-

    cional Browniano y del Instituto

    de Historia Militar Argentino.

    Autor de los librosArgentina

    hacia el Sur. La utopa del primer

    puerto militar(Instituto NacionalBrowniano 1999 e Instituto de

    Publicaciones Navales 2002);

    Los Marinos de la Generacindel Ochenta - Evolucin y

    consolidacin del poder naval dela Argentina(Instituto de Publica-ciones Navales 2003 y Editorial

    EMECE 2005), Guillermo Brown(Librera Histrica, 2006),

    traducido al ingls con el ttulo

    William Brown. An Irish seamanin the River Plate (2008) y delos captulos sobre las Fuerzas

    Armadas y el Mar Argentino en la

    coleccin de la Nueva Historiade la Nacin Argentina, de la

    Academia Nacional de la Historia

    (Planeta 1999-2003).

    Actualmente se desempea como

    miembro asesor del comit de

    doctorado y profesor titular en las

    ctedras de Historia Argentina

    e Historia de Amrica, de la

    Universidad Catlica Argentina. Es

    Subdirector de la revistaTemasde Historia Argentina y Americana,

    y Jefe del Departamento de

    Estudios Histricos Navales de la

    Armada Argentina.

    Guillermo J. Montenegro ingres

    a la Armada Argentina en 1950.

    Pas a retiro en 1985.

    Comandante del Submarino

    ARA Santiago del Estero

    (S-22) (1974). Director de laEscuela de Submarinos (1975).

    Comandante del Submarino ARA

    Salta(S-31) (1977). Miembro

    de la Misin Naval Argentina enParaguay (1978-79). Jefe de

    Estado Mayor de la Fuerza de

    Submarinos (1980).

    Magster en Relaciones

    Internacionales, Universidad de

    Belgrano (1997). Licenciado en

    Sistemas Navales, Instituto Uni-

    versitario Naval (1998); Doctor

    en Ciencia Poltica, Universidad

    de Belgrano (2002).

    Profesor en la Escuela de Guerra

    Naval desde 1985. Director de

    Carrera de la Maestra en Estu-

    dios Estratgicos desde 1995.

    Jefe del Departamento Maestras

    desde 2008.Ejerci la docencia en institu-

    ciones nacionales del rea de

    Defensa y en universidades

    privadas.

    Trabajos publicados en el pas y

    en Alemania, Canad, Espaa,

    EE.UU., Gran Bretaa y Polonia.

    Concurrente a Seminarios, Sim-

    posios, Conferencias y Congresos

    en el pas y en el extranjero.

    Consejero Adjunto del Centro

    de Estudios Estratgicos de la

    Armada Argentina desde julio

    de 1988, y desde julio de 2000

    miembro del Consejo Superiordesignado por Resolucin del

    Jefe del Estado Mayor de la

    Armada.

    Miembro de Nmero de la

    Academia Sanmartiniana y de los

    Institutos Nacionales Belgraniano

    y Browniano.

    El Capitn de Navo Jorge R.

    Bergallo efectu los estudios

    secundarios en el Liceo Militar

    General San Martn.

    Ingres en la Escuela Naval

    Militar el 2 de febrero de 1967,

    egresado con el grado de Guar-

    diamarina el 16 de noviembre

    de 1970.

    En 1974 adquiri la capacitacinen Comunicaciones y en 1975 se

    especializ en Submarinos.

    Tripul unidades de la Flota de

    Mar y de la Fuerza de Submari-

    nos. Fue Jefe de la Base Naval

    Mar del Plata, Director de la

    Escuela de Submarinos y ejerci

    el Comando del cazaminas ARA

    Formosa, del submarino ARA

    San Juany de la fragata ARA

    Libertad.

    Fue Director de la Escuela Naval

    Militar y Director de Educacion

    Naval.

    Durante los aos 2000 y 2001

    se desempe como Represen-tante Argentino ante la Organiza-

    cin Maritima Internacional en la

    ciudad de Londres.

    Desde el punto de vista aca-

    dmico, desarroll el Curso de

    Comando y Estado Mayor de la

    Escuela Naval en 1988, y al ao

    siguiente efectu el posgrado en

    la misma escuela.

    Es Licenciado en Historia por la

    Universidad Nacional de Mar del

    Plata, Magster en Relaciones

    Internacionales y Doctor en

    Ciencia Poltica.

    Integr la Junta de Gobernadoresde la Universidad Martima

    Mundial en Malmo (Suecia)

    hasta febrero de 2002.

    Actua lmente es docente en

    la Universidad del Salvador,

    en el curso de Estado Mayor

    y Curso Superior de la Gendar -

    mera Nacional, Consejero

    del CEE e integra el Consej o

    Aseso r de la Fundacin para

    la Educacin, la Ciencia y la

    Cultura (FECYC), adems de

    otras actividades privadas.

    Ha publicado diversos trabajos

    en diferentes revistas y publica-ciones en historia y relaciones

    internacionales.

    Haroldo Santilln egres de

    la Escuela Naval Militar el 26

    de noviembre de 1970 con el

    grado de Guardiamarina de

    Infantera de Marina.

    Actu durante las acciones del

    Beagle (1978) y en el Atlntico

    Sur, del ao 1982.

    Curs la Maestra en Relaciones

    Internacionales en la Universidadde Belgrado (UB), es Analista en

    Informtica Orientacin Siste-

    mas, egresado de la Universidad

    Argentina de la Empresa (UADE)

    y posee el ttulo de Licenciado en

    Sistemas Navales de Infantera

    de Marina, otorgado por el Insti-

    tuto Universitario Naval .

    Como oficial jefe, fue profesor

    de la materia Comunicaciones

    en la Escuela de Oficiales de la

    Armada y en la Escuela Nacional

    de Nutica. Entre los aos 1994

    y 1997 fue destinado en la

    Presidencia de la Nacin. Desde

    febrero del ao 1997 hastaenero 2002 prest servicios en

    el Estado Mayor Conjunto de las

    Fuerzas Armadas, en el cargo de

    Jefe del Departamento Polticas

    Internacionales. Durante esos

    aos organiz y particip en

    numerosas reuniones militares

    bilaterales en el pas como en

    el extranjero. Para las mismas

    prepar y desarroll diversos

    temas relacionados a Defensa

    y Seguridad, tanto regional,

    hemisfrica como en el marco

    del Mercosur Poltico como Zona

    de Paz. Impuls el conocimientoen el exterior de las polticas ar-

    gentinas en el rea de defensa y

    de las FF.AA., entre otros temas

    de inters estratgico-militar.

    Asimismo particip en numerosos

    foros bilaterales y multilaterales

    continentales, como el Grupo

    de Trabajo Bilateral - (ARG-EE.

    UU.), el Comit Permanente de

    Seguridad COMPERSEG (ARG

    CHI), el Mecanismo de Anlisis

    Estratgico (ARG-BRA), y las III y

    IV Conferencias de Ministros de

    Defensa de las Amrica, llegando

    a participar, en la ltima edicin,como asesor militar del Ministro

    de Defensa. Adems actu en

    diversos foros nacionales, en

    calidad de expositor, en la Escuela

    de Guerra Area, en la Secretara

    de Inteligencia del Estado, en la

    Escuela de Defensa Nacional, en

    el Curso Superior de las FF.AA.

    y en el Curso para Agregados

    militares extranjeros. Intervino,

    adems, en el lII Encuentro

    Nacional de Estudios Estratgicos

    desarrollado en la Escuela de

    Defensa Nacional, en calidad de

    expositor y panelista.

    Desde el ao 2002 es Docente

    Universitario de la actual Sede

    de Investigacin y Estudios

    Estratgicos Navales del Instituto

    Universitario Naval.

    Pas a retiro voluntario el 1 de

    septiembre de 2002.