80 años de Parra y 40 de antipoesía · Poemas y antipoemas se agotó a las pocas semanas de...

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80 años de Parra y 40 de antipoesía JUAN ANDRÉS PINA R esulta curioso que las celebraciones de los 80 años de vidíi de Nica- nor Parra realizadas en estos muses, no hayan incluido otro aniversario, míis importante que la longevidad del poeta: los 40 ;iños de apari- ción de su libro I'oemas y an- tipoemas. Ello, porque existe cieno consenso en que parte de la poesía contemporánea chile- na y de habla hispana arranca precisamente de este lexto, y se constituye en la piedra filosofa] de la denominada antipoesía. Parra nació en San Fahiíín de Alico en 1914 y su origen profesional no estuvo ligado a la literatura ni a las humanida- des, sino a las ciencias exactas: era profesor de Matemáticas y Física, con estudios en Chile, Esiados Unidos c Inglaterra, ílasia 1954 había publicado sólo un libro. Cancionero sin nombre, en 1937. De claras influencias garcilorquianas, estos poemas obedecieron míís bien a la intención del autor de hacer un poesía espontánea, que «saliera del corazón», y no a un;i construcción míís cerebral O de búsqueda en el lenguaje. Un gran espacio de 17 años existe entre el primer y el se- gundo libro, a pesar de que Pa- rra hacía tiempo que tenía es- critos sus Poemas y antipoe- mas. Incluso algunos de ellos habían sido seleccionados en un par de antologías de escri- tores nacionales y el mismo autor cada cierto tiempo anun- ciaba la aparición del volumen completo, bajo nombres cam- biantes y distintos: La luz del día. La zarza ardiendo y Marcha final, por ejemplo. Finalmente, en 1954 Parra fue obligado a publicar, debido a que ganó los tres primeros premios del Concurso del Sin- dicato de Escritores, cuyas ba- ses exigían una edición. Ahí incluyó los tres libros galardo- nados bajo el título común de Poemas y antipoemas. Según contó en 1990, esta circunstan- cia fue beneficiosa, porque si no «yo todavía estaría pulien- do ese libro. Es decir, estuve 17 afJos acachado con esa merca- dería, en la sala de espera». Lenguaje coloquial, historias absurdas D ¿I or qué si tenía un libro terminado no se decidía a pu- blicarlo, a pesar de existir ofer- tas de editoriales chilenas y MEN!H/£ N' 4i5, itícianbrv 199*

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80 años de Parray 40 deantipoesía

JUAN ANDRÉS PINA

Resulta curioso que lascelebraciones de los 80años de vidíi de Nica-nor Parra realizadas enestos muses, no hayan

incluido otro aniversario, míisimportante que la longevidaddel poeta: los 40 ;iños de apari-ción de su libro I'oemas y an-tipoemas. Ello, porque existecieno consenso en que parte dela poesía contemporánea chile-na y de habla hispana arrancaprecisamente de este lexto, y seconstituye en la piedra filosofa]de la denominada antipoesía.

Parra nació en San Fahiíínde Alico en 1914 y su origenprofesional no estuvo ligado ala literatura ni a las humanida-des, sino a las ciencias exactas:era profesor de Matemáticas yFísica, con estudios en Chile,Esiados Unidos c Inglaterra,ílasia 1954 había publicadosólo un libro. Cancionero sinnombre, en 1937. De clarasinfluencias garcilorquianas,estos poemas obedecieron míísbien a la intención del autor dehacer un poesía espontánea, que«saliera del corazón», y no aun;i construcción míís cerebralO de búsqueda en el lenguaje.Un gran espacio de 17 añosexiste entre el primer y el se-gundo libro, a pesar de que Pa-

rra hacía tiempo que tenía es-critos sus Poemas y antipoe-mas. Incluso algunos de elloshabían sido seleccionados enun par de antologías de escri-tores nacionales y el mismoautor cada cierto tiempo anun-ciaba la aparición del volumencompleto, bajo nombres cam-biantes y distintos: La luz deldía. La zarza ardiendo yMarcha final, por ejemplo.

Finalmente, en 1954 Parrafue obligado a publicar, debidoa que ganó los tres primerospremios del Concurso del Sin-dicato de Escritores, cuyas ba-ses exigían una edición. Ahíincluyó los tres libros galardo-nados bajo el título común dePoemas y antipoemas. Segúncontó en 1990, esta circunstan-cia fue beneficiosa, porque sino «yo todavía estaría pulien-do ese libro. Es decir, estuve 17afJos acachado con esa merca-dería, en la sala de espera».

Lenguaje coloquial,historias absurdas

D¿I or qué si tenía un libro

terminado no se decidía a pu-blicarlo, a pesar de existir ofer-tas de editoriales chilenas y

MEN!H/£ N' 4i5, itícianbrv 199*

extranjeras? Aparte de que Pa-rra es una persona dubitativarespecto a su producción -es-cribe muchísimo más de lo queedita-, sabia que a finales de ladécada del 40 un solo patrónservía para juzgar cada nuevolibro que aparecía: Nerudn. «Asícomo en la Física se habla deun ohm o de un newíon, enpoesía se hablaba de un Neru-da y se trataba de ver cuántosnerudas había en cada poetanuevo. Yo no quería aparecerhumillado por ese número. Poreso me resistía y seguía pulien-do, buscando, investigando».

Poemas y antipoemas seagotó a las pocas semanas deaparecido. Coloquialidad, his-torias absurdas y feas, lenguajemás narrativo que «lírico», vi-sión del poeta como de unhombre perdido en la muche-dumbre y no de un oráculo,metáforas comunes y silvestres,personajes banales o anti héroes,relatos casi cinematográficos,prosaísmo, ironía y distancia-miento constituían lo medulary renovador de esta nueva esté-tica de la antipoesfa, como fuellamada después. Incluso colocauna «Advertencia al lector» alcomienzo de la tercera padedelvolumen (los antipoemas pro-piamente tales):

Según los doctores de la leyeste libro no debiera publicar-se:

La palabra arco iris no apa-rece en él en ninguna parte,/Menos aún la palabra dolor./

La palabra torcuato./Sillas y mesas sí quefigurnti

a granel,/¡Ataúdes!, ¡útiles de escri-

torio!/Lo que me llena de orgullo/Porque, a mi modo de ver. el

cielo se está cayendo a peda-zos.

Efectivamente, hi visión eraque todo se estaba viniendo

abajo, encarnando así la per-cepción de que el desarrollo yel progreso humanos habíansido una mera ilusión del pasa-do. Igualmente, hay en estepoema una formulación de supropia estética: es también lapoesía anterior la que se «estácayendo a pedazos»; aquí, lascosas corrientes y concretas -ataúdes, útiles de escritorio-desplazan al «arco iris», sím-bolo de la idealización más omenos tradicional de la poesíaanterior.

Un albañil que construye sumuro

ttños después, Nicanor Pa-rra deja más explícito su idea-rio con respecto a la poesía quele aniecede, en su «Manifies-to», donde reniega de «Lapoesía del pequeño dios. Lapoesía de vaca sagrada. Lapoesía de ¡oro furioso». lis de-cir, lluidobro, Neruda y DeRokha. Aunque aparentementeesta declaración cancela a latradición poética, al menos chi-lena, la ant¡poesía opera demanera contraria: tiende a in-cluir lodos los elementos quefuncionan en la vida cotidianay en la tradición histórica. Deallí que objetos, personajes ylemas antes ¡mocados por laliteratura míis tradicional, apa-rezcan aquí con toda normali-dad.

Pero la perspectiva, claro,es otra: a través de un lenguajecotidiano y de metáforas míis omenos vulgares, se deja esta-blecido que el poeta no es eseintermediario entre este mundoy el otro, el visionario superiora sus semejantes, sino que «unhombre del montón, un hombrede la calle, un a!bañil que cons-ti uve su muro», según sus pro-pias palabras. «Por aqueltiempo yo rehuía las escenas

demasiado misteriosas/Comolos enfermos del estómago evi-tan las comidas pesadas», es-cribe en «La trampa», desde-ñando temas oscuros («miste-riosos») del surrealismo ante-rior, y proponiendo compara-ciones sacadas de la vida do-méstica («como los enfer-mos...»), una luminosidad quebaja a la poesía desde su lugarsagrado y la introduce en laexperiencia diaria.

Fue evidente el tremendoremezón producido en la poe-sía chilena con la aparición dePoemas y anti poemas, y elprogresivo desplazamiento dela voz nenidiana que con losaños ocurriría. Ello, porque nosólo el lenguaje había cambia-do, sino también el tono, lapostura en la cual el poeta secolocaba. Aunque Neruda co-menzó a publicar a comienzosde los afios 50 sus famosasOdas elementales, que se in-ternaban precisamente en el

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lenguaje simple y llano -modi-ficandoel críptico mundo ante-rior, cuyo ejemplo más eviden-te eran las Residencias—, nun-ca se dejaba de lado la visiónidealizadora y altisonante. Pa-rra, en cambio, desdeñaba talpostura y la ironizaba con «Odaa unas palomas», donde descri-be a estos animales como«bomberos locos» que «En eljardín se instalan a comer/moscas, de iodo un poco». Esdecir, aunque el material de tra-bajo fuera común —el lenguajemíís doméstico— la perspecti-

. va es otra.

La explosión del anti poema

P<osteriormente a la apari-ción de Poemas y antipoemas,se va consolidando su voz conlibros como Versos de salón(1962), Canciones rusas(1967) y Obra gruesa, esteííltimo aparecido en 1969, añoen que recibe el Premio Nacio-nal de Literatura. Este períodoes significativo, porque ahí Pa-rra salta a la polémica públicacon el famoso incidente en laCasa Blanca de Washington.

Allí, dorante un congreso deescritores latinoamericanos,algunos de sus participantesfueron invitados a conocer laresidencia de los mandatarios.Durante el recorr i do, Pat Ni xo n,la esposa del Presidente, lesofreció una taza de té. Cuandola izquierda chilena y cubanasupieron deello, condenaron alpoeta chileno en los términosmás duros eincluso fiieexcluidodel jurado del Premio Casa delas Arácneas dado en La Ha-bana. Parra, simpatizanteemocional de izquierda («Enese tiempo, ¿ quién no lo era?»)decl aró su independencia de losmovimientos políticos, toman-do una bandera anárquica,desplazándose muchas veces

solitario en medio de un paísaltamente politizado («De ton-to útil de izquierda a tonto in-útil de derecha», escribió des-pués).

Opositor al gobierno deSalvador Allende, en 1972 pu-blicó sus conocidos A rtefactos:un centenar de tárjelas con unafrase o un breve poema, y alreverso un dibujo alusivo. Elmás popular y memorable,fuente de inagotables citas yanálisis: «La izquierda y la de-recha unidas jamás serán ven-cidas». Disolución del hablan-te lírico o pérdida de la indivi-dualidad de personaje poético,los Artefactos fueron teoriza-dos después por su autor comoaquello que queda después dela explosión del antipoema. Alas pocas semanas del golpemilitar de 1973, las famosastarjetas fueron quemadas porlas nuevas autoridades de laUniversidad Católica, dondehabían sido publicadas.

Toda esta historia ocurridadurante la Unidad Popular re-percutió después fuertementeen el escritor, ya que fue acusadode estrecho colaboracionismocon los militares, por intelec-tuales de adentro y fuera delpaís. Al pasar el tiempo fuequedando clara su independen-cia del nuevo gobierno, asuntoque fue evidente cuando en1977 «desconocidos» quema-ron la carpo donde un grupoteatral de la época representabauna obra basada en sus textos.

Sus libros posteriores, so-bre todo Sermones y prédicasdel Cristo de Elqui (1979) y elnotable Hojasde Parrad 985),fueron confirmando que la an-lipoesfíi no había muerto ni sehabía disueltoen una explosiónsinretorno, sino que seguía viva,prolongándose así una renova-dora aventura literaria iniciadaen la década del 50con Poemasy antipoemas y cuya vigenciase manliene hasta hoy. •

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