8 El final de la hegemonía comercial del burgo

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1 La situación estratégica de Hondarribia la convirtió, desde muy antiguo, en una plaza fuerte. Cuando el enemigo atacaba o sitiaba la villa, los vecinos cerraban las puertas y se preparaban para defenderla y resistir. Nada podía quedar fuera de los muros que pudiera servir al atacante. Nada podía estar construido de forma sólida, ni casas ni puentes. Tampoco podía haber en el exterior víveres ni suministros utilizables por el enemigo, así que, durante siglos, no pudo haber almacenes ni tiendas. El trato y el comercio eran una exclusiva de la ciudad intramuros y de sus gremios de tejeros, zapateros, mesoneros, ferrones, etc. Pero a finales del siglo XVIII, y después de nueve asedios, el estado de la plaza era ruinoso. El informe realizado en 1796, tras la guerra de la Convención, acababa afirmando que “se puede decir que la Plaza de Fuenterrabía no existe, y que sólo restan escombros y ruinas de sus fortificaciones”. La hegemonía comercial de la Ciudad intramuros estaba ligada a la existencia de la fortaleza. Pero perdida su influencia militar, y cada vez más deshabitada, mantener el trato y el comercio era su única posibilidad. La prohibición del almacenamiento y comercio de víveres generaba graves problemas en el Arrabal de la Magdalena: tenían que pesar el pescado en la Casa Lonja que la Ciudad tenía en el Puntal; no podían almacenar sal para mantener el pescado, ni comprar pan, ni víveres para salir a la mar hasta que la ciudad abría sus puertas por la mañana. En este caldo de cultivo, el 30 de junio de 1799 se producen unos graves incidentes entre el Ayuntamiento y la Hermandad de Mareantes de San Pedro -que expone con detalle Emparan (1994)- y que acabaron con 47 cofrades encarcelados o exiliados. Posición de la Casa Lonja del Puntal con respecto al Arrabal de la Magdalena El conflicto siguió enconándose hasta llegar a las más altas instancias. Una Real Orden de 1801 dictó que el Peso Real –la Venta- se trasladara del Puntal a la Marina para el peso y venta de pescado. Y en 1815 el Ayuntamiento tuvo que aceptar que se vendiera pan cocido en la Marina. Tras diversos acontecimientos, en 1817 se llega a un pacto o Concordia entre la Hermandad de Mareantes y el Ayuntamiento de Hondarribia, cuyos puntos principales son: 1) El aceite, aguardiente y vino seguirán en monopolio. “Se venderán únicamente en las tiendas de las casas de la Ciudad” y, posteriormente, en las casas que el burgo construirá en la Marina para venderlos Cosas de Alde Zaharra 08 El final de la hegemonía comercial del burgo

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Harresi Auzo Elkartearen argitalpena= Publicación de la Asociación de Vecinos Harresi

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La situación estratégica de Hondarribia la convirtió, desde muy antiguo, en una plaza fuerte. Cuando el enemigo atacaba o sitiaba la villa, los vecinos cerraban las puertas y se preparaban para defenderla y resistir. Nada podía quedar fuera de los muros que pudiera servir al atacante. Nada podía estar construido de forma sólida, ni casas ni puentes. Tampoco podía haber en el exterior víveres ni suministros utilizables por el enemigo, así que, durante siglos, no pudo haber almacenes ni tiendas. El trato y el comercio eran una exclusiva de la ciudad intramuros y de sus gremios de tejeros, zapateros, mesoneros, ferrones, etc.

Pero a finales del siglo XVIII, y después de nueve asedios, el estado de la plaza era ruinoso. El informe realizado en 1796, tras la guerra de la Convención, acababa afirmando que “se puede decir que la Plaza de Fuenterrabía no existe, y que sólo restan escombros y ruinas de sus fortificaciones”. La hegemonía comercial de la Ciudad intramuros estaba ligada a la existencia de la fortaleza. Pero perdida su influencia militar, y cada vez más deshabitada, mantener el trato y el comercio era su única posibilidad.

La prohibición del almacenamiento y comercio de víveres generaba graves problemas en el Arrabal de la Magdalena: tenían que pesar el pescado en la Casa Lonja que la Ciudad tenía en el Puntal; no podían almacenar sal para mantener el pescado, ni comprar pan, ni víveres para salir a la mar hasta que la ciudad abría sus puertas por la mañana. En este caldo de cultivo, el 30 de junio de 1799 se producen unos graves incidentes entre el Ayuntamiento y la Hermandad de Mareantes de San Pedro -que expone con detalle Emparan (1994)- y que acabaron con 47 cofrades encarcelados o exiliados.

Posición de la Casa Lonja del Puntal con respecto al Arrabal de la Magdalena

El conflicto siguió enconándose hasta llegar a las más altas instancias. Una Real Orden de 1801 dictó que el Peso Real –la Venta- se trasladara del Puntal a la Marina para el peso y venta de pescado. Y en 1815 el Ayuntamiento tuvo que aceptar que se vendiera pan cocido en la Marina.

Tras diversos acontecimientos, en 1817 se llega a un pacto o Concordia entre la Hermandad de Mareantes y el Ayuntamiento de Hondarribia, cuyos puntos principales son:

1) El aceite, aguardiente y vino seguirán en monopolio. “Se venderán únicamente en las tiendas de las casas de la Ciudad” y, posteriormente, en las casas que el burgo construirá en la Marina para venderlos

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en exclusiva. En el Arrabal no se podrá dar hospedaje a nadie “a no ser los arrieros que vayan por pescado”

2) “Podrán la Hermandad y particulares almacenar sal en dicho Arrabal”. Se podrán vender libremente combustibles: “brea, alquitrán, velas de sebo y de resina, aceite de ballena, o de otro pescado” y menudencias como “clavazón, hilo de vela, hilo de coser, seda para el mismo efecto, agujas, alfileres, hiladillo de seda y lino, jabón”.

3) “Pero de ninguna manera podrán vender género que sirva para vestir ni calzar, ni para adornos de casa, servicios de mesa ni cocina, ni joyas ni otras cosas de lujo y quincallería”, que sólo podrán venderse en el interior de la Ciudad.

Alpargateros en Arma Plaza y Denda Kalea

La Concordia de 1817 decía que “el fin de concederse tiendas no es otro que el de que los habitantes del arrabal tengan a mano los comestibles y demás menudencias de uso continuado y diario, y no para que se fomente el tráfico y comercio en el arrabal, en perjuicio de la población intramural decaída por las ruinas”. Pero no se le podían poner puertas al campo. La Concordia marcó el inicio del comercio en la Marina, pero también el principio del declive de estas actividades en el burgo amurallado. En el difícil siglo XIX la Marina siguió creciendo en población y en comercio. De las 73 casas que había en el Arrabal en 1847, se pasó a 109 en 1888. La llegada del turismo, y la construcción de los ensanches a finales del siglo XIX y principios del XX, acabaron por convertir a la Marina en el centro del comercio y los servicios de Hondarribia.

Tetxu HARRESI, 15 de abril de 2012

Fuentes:

Emparan, J.R. (1994), “El Arrabal de la Magdalena: un barrio desconocido”, Cofradía de Mareantes de San Pedro, Hondarribia Aramburu, J y Sagarzazu, J. (2006) “Paseos por la ciudad. Hondarribia”. Ayuntamiento de Hondarribia.