7°Goffman. La ritualización de la femineidad

download 7°Goffman. La ritualización de la femineidad

of 34

Transcript of 7°Goffman. La ritualización de la femineidad

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    1/34

    Texto 5La rltuallzacion de la femlneidad=

    Con Gender Advertisements, articulo del que ofrecemos una sin-tesis en este texto. Goffman nos procura por prim era vez una apre-ciacion de su interes por [a imagen, y muy particularmente por faimagen fotogrdfica de revistas 0 de publicidad. Goffman no diceque estas imdgenes reflejen fielmente su sociedad. Tampoco di-ce que no puedan ensenarnos mucho sabre ella. Son escenificacio-nes de escenificaciones, puesto que sus autores, para producirlas,se sirven forzosamente del idioma ritual de la sociedad. Una no-vela no tiene mas que una relacion convencional con su sociedadde referenda, pero tampoco sale de ninguna parte. Par tanto, pue-de ofrecer a los sociologos documentacion interesante. Goffman pre-senta una muestra andloga con Lafotografia de gran consumo pu-blico, estudiando con precisi6n de et6logo las exhibiciones (displays)que las mujeres deben cumplir espontdneamente en sociedad 0deliberadamente para elfotografo publicitario (ritualizaCion de pri-mer grado), (ritualizacion de segundo grado, 0 hiperritualizacion),

    1*. Titulo original: Gender Advertisements, Studies ill the Anthro-pology of Visual Communication, vol. 3, num. 2, 1976, pags. 69-154. Delos extractos traducidos al frances por Alain Kihm. original: Actes dela recherche en sciences sociales.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    2/34

    136 LOS MOMENTDS Y sus HOMBRES

    Incluimos en este articulo unas cuantas fotografias comerciales(publicitarias) que representan sujetos humanos. Estas fotografiaslas hemos seleccionado arbitrariamente de diarios y revistas de grantirada, facilmente asequibles, a1 menos para mi, reuniendolas enseries que, gracias a un orden no exento de malicia, permiten expo-ner, delimitar y bosquejar un tema preciso, relativo al sexo, el fe -menino en particular. Cada serie se acompafia de un comentariosencillo.Pero antes, unas palabras sobre c6mo el analisis social puedeutilizar las fotografias. En mi opinion, los temas que puede plan-tear la fotografia tienen una categoria ontologica bastante mixta,y toda tentativa de pontificar sobre el orden de realidad asi repre-sentado es muy posible que aboque al fracaso.

    EIque quiera estudiar las fotografias comerciales dispone de unmetoda consistente en sacar una muestra al azar de uno 0 variosmimeros de una 0 varias revistas, precisando los titulos y los perio-dos y abandonando todo interes par 10que se salga de la muestra:la representatividad determinable es, pues, una de las condicionesque debiera eumplir toda coleccion de fotograflas' ... , y que nocumplen las que nosotros vamos a analizar (dicho sea de paso, launica importancia de los resultados as! obtenidos partiendo de unamuestra sistematica, muy a menudo, esta s610en si se puede espe-rar que ellector los generalice fuera del terreno tratado, operacioncuya garantia estadistica exigiria un nuevo estudio, el cual, a su vez,llevaria a una sobregeneralizaci6n mayor aun, y asi sucesivamente,10que es otra cuestion), Observemos, de todos modos, que este tipode representatividad corresponde a las imageries en cuanto tales yno nos revela nada de 10 que muy a menudo queremos conocer,o sea, de que aspectos de la vida real son imagen verdadera estasfotografias y que efecto social tienen sobre la realidad supuestamentefigurada ... , limitaci6n de la que, por otra parte, adolecen tambiennuestras fotografias.

    Dado que apenas hay limites a 10que yo pueda optar por Ha-mar tema, ni a los tipos de fotograffas que pueda reunir para expo-ner 10que primeramente he identificado, ni a las ordenaciones po-sibles dentro de las series, podria creerse que nada me impidedemostrar 10que me plazca basandome en algunos puntos aparen-temente eomunes. En esta materia, el exito no requiere sino un poco

    1. Vease un ejemplo recienteen D. E. Robinson: Fashions inShavingand Trimming of the Beard: The Men of the Illustrated London News,1842-1972, American Journal of Sociology, 8 1 (5 ), pags, 1131-1141 .

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    3/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD 137... _ :-..:.:.s fotografias comerciales. _ ~ : l l ': ' :. : .. : r: anos. Es tas fotografias" ' ' ' - = n : : : :,;;iiarios y revistas de gran~~ cara mi, reuniendolas en" . e ! - = : : t L : ; ; ; malicia, perrniten expo-~- so. relative al sexo, el fe-

    fi/!' lC::c;:ac'1a de un comentario.:::rr:.: e: analisis social puede. _ m . . . _ , : , ;emas que puede plan-_ _ - = a :c:c16gica bastante mixta,:.:r.:.z:. de realidad as! repre-Ii:_: .a.so."'-=ass ::c=.erciales dispone de un

    ~i. azar de uno 0 varios.IIP=~:-.~-105tulos y los perio-

    :l:::-..:::: 5 - < : salga de la muestra:::r~_..:r..a de las condiciones-;ie ::.:Jcrafiasi , y que no

    1IIa"~- dicho sea de paso, laj:;:!':..'.dos partiendo de una.:sa sc.o en si se puede espe-

    z' ~lJ.O tratado, operaci6n __ ~. esrudio, el cual, a su vez,a..IU E.::. y as! sucesivamente,6: : : . . . . . . . c : " 5 modos, que este tipom,::-ene--;n cuanto tales y

    :ue::.-..::doueremos conocer,L"'t: zaagen verdadera estas

    _ _ i I I r e .a realidad supuestamenteJC ;-~e, adolecen tambien

    de maldad y de astucia y un buen mont6n de fotograffas. Porque,cuanto mayor sea la colecci6n del investigador, mayor sera su cer-teza de ver confirmado 10que cree haber descubierto en tal ejem-plar, e inc1uso 10 que, de todas maneras, tiene ganas de dernostrar:prueba de que la representatividad disminuye a veces conforme losdatos se multiplican. De esto se sigue que, por sf misma, la eficazilustraci6n de un terna no demuestra nada en cuanto a 10 que pue-de descubrirse en imagenes ni, menos, en el mundo. Y el caso esque emplean un metodo bastante parecido al mio los compiladoresde albumes comicos y los fotografos humoristas que acoplan la ima-gen de un famoso en plena gesticulacion con la de un animal to-mado en una postura aparentemente semejante, 0 le afiaden un bo-cadillo cuyo texto modi fica radicalmente la situacion, prestando alos protagonistas reacciones inconvenientes.

    Los temas que quiero examinar plantean tres cuestiones de me-todologia general que no deben confundirse: el descubrimiento, laexposici6n y la prueba. S610 me importan ahora las dos primeras,como pretextos para explotar, sin gran esfuerzo, las particularisi-mas ventajas que ofrece la fotografia, y que son las siguientes:

    Hay una clase de practicas conductivas -que podriamos deno-minar cortos comportamientos- cuya forma material parece muybien cifrada, mientras que los efectos sociales, 0 el sentido de losactos en cuestion, quedan vagos en parte, cumpliendose ademas in-tegramente, del principio al final, en tiempo muy breve y en espa-cio limitado. Constituyen hechos conductivos, que se pueden gra-bar y reproducir por medio de magnet6fonos, magnetoscopios ycamaras. (La cinta magnetica y la pelieula, a diferencia de la foto-grafta, proporcionan, no una sola imagen de una ocurrencia realde la actividad considerada, sino toda una coleccion de grabacio-nes de esta especie. Meier aun, el empleo del magnet6fono y de lmagnetoscopio para examinar eomportamientos muy cortos facili-ta el estudio microfuncional, es decir, del papel de un elemento con-ductivo en el flujo de 10 que precede, coincide y sigue.) Tenemosahf un encuentro entre un objeto de estudio y una tecnica que colo-ca al investigador en una relaci6n enteramente nueva con sus datosy constituye el fundamento practice del macroanalisis.Ahora son baratas y faciles de reproducir, en forma de diaposi-tivas, fotograflas de todas procedencias. En cuanto seha hecho unacolecci6n, nada es mas facil que seleccionarlas, ordenarlas y reor-denarlas; en resumen, entregarse con ellas a un juego de pruebasy errores que contribuye magnfficamente a revelar esquemas y apor-tar ejemplos, simples iIustraciones, 0 sacados de casos reales.

    l;ID! :c pueda optar por lla-. J !W! -:,_:;~daeunir para expo- _-~ :::.a las ordenaciones po-

    .::=:::::...e:; ue nada me impide___ R::: ':"'~'::"'lOS punt os aparen-.. __ ... s 'S JU '.: :: ,: requiere sino un poco. 1 ~ : ; . ~"!S::..Fashions in Shaving.,:'1.,_iil!!: m -~:."aced London News,''''_:!'i1(.'lIIiallililill:ll!::' 1 :. pags, 1131-1141.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    4/34

    138 LOS MOMENTOS Y sus HOMBRESLa eapacidad social de la vista es enorme y, el acuerdo de los

    videntes, impresionante: dos factores que puede explotar el investi-gador. Le ofrecen, en efecto, la posibilidad de considerar claramentefiguras conductivas que la insuficiencia de talento literario no lepermitiria citar s610 por medio de las palabras. Estas, al no tenerque restituir ya la totalidad del problema, pueden limitarse a diri-gir la mirada a 10que hay que ver. Por 10mismo, la nocion de reac-cion puramente subjetiva se hace susceptible de prornocion aca-demica, pues es bien evidente que parte, al menos, de 10 que nose estudia por temor a eaer en la palabreria tiene una realidad es-pecifica y se deja percibir con precision, debiendose la desviaciona la ineapacidad literaria del investigador, no al caracter de losdatos-.

    En una coleccion de ejemplos en imagenes (tratese de ilustra-ciones 0 de representaciones de casos reales) sobre un tema cormin,hay mas que un simple procedimiento para asegurarse de que el fe-nomeno estudiado aparezca claramente a la vista del espectador.Mas frecuentemente, bastarian uno 0 dos ejemplos. Ademas, en con-tra de las ideas tradicionales sobre la muestra, el tamafio de la co-lecci6n no tiene, de ninguna manera, la finalidad de mostrar el pre-dominio de tales 0 tales casos dentro de la muestra, ni (porextension) dentro del terreno del que esta se saque. Se trata de algomuy diferente. Porque el interes de tener diversos ejemplos en ima-genes de un tema unico es que aporten un abanico de distintos pla-nos contextuales secundarios que vengan a aclarar diferencias ocul-tas, aun mostrando un trazo unico.

    2. El aida tiene, tanto como la vista, una capacidad impresionante y,en esta materia, los foneticos (a quienes han seguido ultimamente todoslos que seinteresan por elanalisis del discurso) han hecho un esfuerzo ejern-plar por elaborar sistemas de notacion que, aun pudiendose imprimir, evi-tan las limitaciones de Ja ortografia corriente, tendiendo un puente entreel ambito de los sonidos y el de las publicaciones. No obstante, hay unadificultad: mientras que unos investigadores adiestrados son perfectamen-te capaces de hacer todos una transcripcion identica de una secuencia so-nora determinada, su forrnulacion escrita puede aplicarse igualmente a ex-presiones que, par otra parte, entenderian como significativamentediferentes. Dicho de otra manera: teniendo una grabacion magnetofonica,la transcripcion del lingiiista puede resultar muy util para dirigir la aten-cion auditiva a tal sonido, aprovechando para fines eruditos toda la com-petencia del aida; pero, si no hay grabacion, la transcripcion no resuelvenada. En cuanto ala transcripcion escrita de las grabaciones en magnetos-copio, plantea problemas mas graves aun,

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    5/34

    _.,:., ,1~\[E,,"TOS Y sus HOMBRES LA RlTUALIZACION DE LA FEMINEIDAD 139"

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    6/34

    140 LOS MOMENIDS Y SUS HOMBRES LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAc)a mi parecer, es cormin a los dos sexos, en el plano de la imagensolamente, 0 tambien en la realidad; ni las que registran diferenciasque he supuesto conocidas por todos. De ella se sigue que toda laparte trivial -0 que, al menos, me 10 parece- de la publici dadesta claramente subrepresentada (sesgo, por 10 demas, que se en-cuentra por todas partes en etnografia: 10 que se registra son lasdiferencias y las semejanzas inesperadas con elmundo propio). Ade-mas, aunque la profesi6n publicitaria (en Estados Unidos) se con-centre en Nueva York, y aunque los modelos y los fot6grafos cons-tituyen un mundo muy particular, 10 que producen no tiene nadade extraordinario a los ojos de quienes 10 miran, sino que es algonaturalisimo. Con otras palabras, aun si los documentos aqufpresentados no pueden considerarse representativos del comporta-miento relacionado con el sexo en la realidad, y ni siquiera de lapublici dad en general, ni de tal publicacion en particular, no obs-tante me parece que puede emitirse sobre ellos un juicio negativo.de cierta importancia, a saber, que en cuanto imdgenes no se lasadvierte como nada de excepcional nianormal. Siendo esto asi, paraadquirir conciencia inmediatamente del estereotipo, bastara imagi-nar, en cada fotografia, que resultana de haberse cambiado los se-xos. Teniendo presente esta posibilidad, ellector estara en situaci6nde hacer sus propios comentarios y de formarse una idea sobre losmeritos posibles de los mios.Una ultima reserva: en su inmensa mayo ria, las publicacionespresentan inocentemente escenas ficticias cuyos sujetos, los perso-najes, no tienen nada en comun con los modelos profesionales queposan para la ocasion, Asi, evidentemente, cuando se dice, por ejem-plo, que las enfermeras son presentadas de tal 0 tal manera por lapublicidad, se trata de una abreviatura: de hecho, se ofrece la ima-gen de unas modelos vestidas de enfermeras, que posan en una re-produccion de entorno medico. (Sin dud a, bastaria una retribucionadecuada para hacer que una enfermera verdadera posase 0 se de-jase fotografiar en su trabajo; pero el caso es que las agencias pu-blicitarias suelen estimar que las verdaderas enfermeras en verda-deros hospitales no tienen un aire muy tipicon.) Podre caer ensemejante simplificacion, hablando de los sujetos de una fotogra-fia como si se tratase de ejemplificaciones, de imager ies tomadasde la realidad. Pero la complicacion se debe a que posar para lapublicidad implica casi invariablemente una titularidad de sexo, ha-ciendo las modelos femeninas de personajes femeninos y, los mo-delos masculinos, de personajes masculinos. (La misma titularidadse observa en cuanto a los grupos de edades.) De ella se sigue que

    toda explicacion sobre el sexo en la pu-:,;~::al punto en que, en cierto sentido, modele '.que uno. Esto es 10 que en particular -de que hablabamos. Porque si, ciertamer::e.cenifica una enfermera no nos presenra eltal personaje; dicho de otra manera, no ::autentica de una verdadera enfermera, err :cuna mujer verdadera, al menos, en e1senuc:bra verdaderow, Cuando sale del estudio.enfermera, pero sigue siendo mujer,

    Unas palabras, para terminar, sobre las fovirtamos en primer lugar que en ellas se ve ades femeninas, no solo ante hombres, sino'jer, 10 cual nos empuja a pensar que los estecon eI sexo -en fotografia, al menos- se b~n espacio con dos casillas y que 10importarrsillas con sujetos diferenciados en su papel, pte opuestos en su identidad sexual.

    Habiendo quedado ya claro que no hace~i coleccion de fotografias, quisiera explicar rSill embargo, es seria, La misi6n del publicirar~bl~mente al espectador ante e1producto qu edimiento consiste, en general, en mostrar un ;un marco encantador, con el mensaje implicit(uno, estarernos en el buen camino para verne.10 que deseamos. Ademas, es interesante obseencantador suele estar proporcionadn par la ;dro, de una elegante mujer joven, lIegada parbacion y el esp1endor de su persona al prod:escoba, un insecticida, un asiento ortopedico,brimiento, una tarieta de credito 0 una bornbaeso, desde luego, no es mas que publici dad vque ver con la vida real. Eso es 10que dicen losde la explotaci6n; ingenuos criticos, todo havse enteran de nada en esta vida real. .

    El pubIicitario, encomie como quiera su prometerse a las limitaciones del media que utilizaexponer algo sensato y facilmenre comprensit

    3. Se encontrani precisiones sobre la expresior.E. Goffman: Frame Analysis (Harper and Row). ~-._284-285.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    7/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD 141

    toda explicacion sobre el sexo en la publici dad termina por llegaral punto en que, en cierto sentido, modelo y personaje no son masque uno. Esto es 10 que en particular justifica la simplificacionde que hablabamos. Porque si, ciertamente, el publicitario que es-cenifica una enfermera no nos presenta el registro fotografico detal personaje; dicho de otra manera, no nos muestra la imagenautentica de una verdadera enfermera, en todo caso nos hace veruna mujer verdadera, al menos, en el sentido corriente de la pala-bra verdadero '. Cuando sale del estudio, la modelo deja de serenfermera, pero sigue siendo mujer.

    Unas palabras, para terminar, sobre las fotografias mismas. Ad-virtamos en primer lugar que en ellas se ve a mujeres tamar actitu-des femeninas, no solo ante hombres, sino tarnbien ante otra mu-jer, 10 cual nos empuja a pensar que los estereotipos relacionadoscon el sexo -en fotografia, al meno s- se basan en la nocion deun espacio con dos casillas y que 10 importante es rellenar estas ca-sillas con sujetos diferenciados en su papel, pero no necesariamen-te opuestos en su identidad sexual.Habiendo quedado ya claro que no hace falta tomar en seriomi coleccion de fotograffas, quisiera explicar rapidarnente por que,sin embargo, es seria. La mision del publicitario es disponer favo-rablemente al espectador ante el producto que ensalza, y su proce-dimiento consiste, en general, en mostrar un ejemplar brillante enun marco encantador, con el mensaje implicito de que, comprandouno, estaremos en el buen camino para vernos en el otro ... , que es10que deseamos. Ademas, es interesante observar que el elementoencantador suele estar proporcionado por la presencia, en el cua-dro, de una elegante mujer joven, llegada para conceder su apro-baci6n y el esplendor de su persona al producto, tratese de unaescoba, un insecticida, un asiento ortopedico, materiales de recu-brimiento, una tarjeta de credito 0 una bomba al vacio, Pero todoeso, desde luego, no es mas que publicidad y no tiene demasiadoque ver con la vida real. Eso es 10 que dicen los criticos de este artede la explotaci6n; ingenuos criticos, todo hay que decirio, que nose enteran de nada en esta vida real.EI publicitario, encomie como quiera su producto, tiene que so-meterse a las limitaciones del medio que utiliza. Porque, debiendoexponer algo sensato y facilmente comprensible, solo dispone de

    3. Se encontrara precisiones sobre la expresi6n verdadera mujer enE. Goffman: Frame Analysis (Harper and Row), Nueva York, 1974, pags,284-285.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    8/34

    142 LOS MOYIENIDS Y sus HOMBRES

    earaeteres de imprenta y de una 0 dos fotografias de unos persona-jes que, aun si pareeen estar hablando, se nos presentan eallados.Observemos, ademas, que el texto, que explica mas 0 menos 1 0que pasa, suele ser, con la mayor freeuencia, algo superfluo, puesla imagen cuenta por S I misma su pequefta historia.Entonees, leomo es que unas fotografias pueden representar elmundo, un mundo en que la gente (movil, nunca fija en una postu-ra) se entrega a actividades que se extienden en el tiempo, en queel sonido euenta easi tanto como la vista, por no hablar de los 010-res y del tacto, y en el eual podemos conoeer personalmente a losindividuos que encontramos, suceso improbable en el caso delos personajes publicitarios?Es cuestion con unas euantas soluciones evidentes. Asi, es po-sible montar una escena cogiendo a los personajes justo en plenoacto capaz de compendiar a la vista de todos la seeuencia de la quese ha sacado; seguramente, porque no se 10 estima posible sino enel curso de una accion pralongada, de la eual es un momenta quelleva al espectador a reconstruirla". Una segunda solucion consis-te en servirse de escenas que ya son silenciosas y estaticas en la rea-lidad: dormir, pensar, mirar escaparates y, sobre todo, esa miradade reojo que nos sirve para comunicar nuestra actitud general ante10 que otra persona =-que no nos mira directamente- dice 0 hace.Tambien es posible disponer los personajes en una microconfigu-racion espacial, de suerte que sus posiciones relativas en el espacioindiquen su posicion social relativa. Y desde luego, esta la solucionconsistente en utilizar escenas y personajes estereotipados que lagran mayoria de los espectadores tiene identificados desde hace mu-cho tiempo con una u otra actividad, de modo que hay garantiade comprension inmediata. En este sentido, observemos de pasoque los publicitarios eseogen casi siempre tipos positivos, aproba-dos por todos (quiza porque prefieran ver sus productos mas bienasociados a 10 buena que disociados de 10 malo), de modo que nospresentan personajes idealizados sirviendose de medios ideales parafines que no 10 son menos y unidos, naturalmente, por relacionestambien ideales, como vemos por la microecologia de su disposi-cion. Queda, en fin, el recurso de hacer que posen celebridades,personajes que uno, desde luego, no conoce personalmente, perade los que siempre se sabe algo.

    e n _ ccor.:

    4. Cosa que me indica hace unos alios David Sudnow. Vease D. Sud-now: Temporal Parameters of Interpersonal Observation, en D. Sudnow(comp.): Studies in Social Interaction (The Free Press), Nueva York, 1972,pags, 259-279.

    nida. _rial. -tarias -cualq;interp::de vale:

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    9/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD 143

    _ s.Interesa observar que los publicitarios no son los unicos en re-currir a estos metodos, Los emplean tarnbien los gobiernos y las

    organizaciones de fin no lucrativo para transmitir sus mensajes enla prensa 0 en carteles; y no obran de otra manera los grupos deextrema izquierda ni las personas particulares que toman la foto-grafia como entretenimiento 0 vocacion. (En realidad, sentimos de-cirlo, es equivocado suponer que s610 los publicitarios hacen pu-blicidad. Incluso los adversarios de la comercializacion del mundose yen obligados a concretar sus argumentos en imageries que esco-gen de acuerdo con criterios muy semejantes, en definitiva, a losdel enemigo.)Pero el punto esencial al quc quiero llegar es que, al fin y alcabo, el trabajo del publicitario, que debe escenificar el valor desu produeto, no es tan distinto a la tarea de una sociedad al Ilenarsus situaciones de ceremonial y de signos rituales destinados a fa-cilitar la orientaci6n mutua de los participantes. Uno y otra tienenque cont ar una historia por medio de los limitados recursos vi-suales que ofrecen las situaeiones sociales. Ambos tienen que con-vertir hechos oseuros a una forma facilmente interpretable; y am-bos se sirven de los mismos procedimientos basicos: exhibicion deintenciones, organizacion microecologica de la estructura social,idealizaci6n aprobada y exteriorizaci6n mimica de 10 que puede pa-reeer una reaccion intima. (Asi, igual que una publicidad de Coca-Cola nos mostrara una familia de aspeeto feliz, bien vestida, en unbalneario elegante, podremos ver familias modestas, pero reales, yvestidas de forma corriente, que se permiten el pequefio lujo de ira pasar diez dias de sus vaeaciones al mismo sitio, teniendo bueneuidado de fotografiarse, despues de haberse eambiado, en su nue-vo papel, como para confirmarnos, si falta hieiere, que estan entre-gandose a una exhibici6n de autopromocion.) Dicho esto, no setratade negar, desde luego, que las exhibiciones de las fotografias publi-citarias eonstituyen un subeonjunto particular de todas las exhibi-ciones. En general, el publieitario tiene que resignarse a exponeren la instantanea apariciones mudas e inodoras, limitacion que noconocen los ritos de la vida real.

    La cual plantea la cuestion de las situaciones sociales, defi-nidas como 6rdenes en que hay personas en mutua presencia mate-rial. Oeurre, y aun frecuentemente, que las fotografias publici-tarias nos muestran personajes solitarios, indudablemente fuera deeualquier situaci6n social. Sin embargo, para que la eseena puedainterpretarse, haee falta que el sujeto muestre apariencias y aetasde valor informativo, procedimiento, justamente, que, seguimos en

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    10/34

    144 LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

    las situaciones sociales reales para montar nuestras propias histo-rias y enterarnos de las historias de los demas. Por tanto, solitarioso no, los personajes de la publicidad se dirigen implicitamente anosotros los espectadores, que nos encontramos alojados en su en-torno por el permiso que se nos ofrece de ver de ellos 10 que pode-mos ver, con el efecto de producirse una situaci6n que puede lla-marse social. Mas aun, es frecuente que el fotografo elimine deantemano cualquier ambigiiedad pidiendo a su modelo que simuleuna respuesta mimica a un fantasma que vagase junto a la camara,es decir, en realidad, en el espacio que se supone habitamos noso-tros los espectadores. Y observemos ademas que el personaje soli-tario, no contento con exteriorizar la informacion destinada adarnos una idea de 1 0 que se nos quiere mostrar, se abstiene cons-tante y totalmente de entregarse a comportamientos prohibidos 0poco .recomendables, aquellos que en realidad podrian esperarse deuna persona segura de su soledad. (Quien sabe si el realismo co-mercial no tendra como subproducto el reforzar la censura de loscomportamientos solitarios ...)Por consiguiente, el interesado por la presentaci6n de los sexosen la publici dad no deberia limitar su atenci6n a revelar los este-reotipos de los publicitarios, por significativos que puedan ser; tam-poco, a buscar en estos estereotipos 10 que puedan descubrirnossobre los modelos dominantes, fundamenta1es a1reparto de los pa-pe1es sexua1es en nuestra sociedad: tendria que examinar tambiende que manera quienes componen la publicidad (y posan para ella)juntan los diversos hechos de las situaciones sociales para alcanzarsu objetivo, a saber, presentar una escena significante e interpreta-ble de un vistazo. Asi, quiza consigamos discernir, allende la laborartistica, c6mo, con la presencia de unos cuerpos ante otros, y ro-dead os de elementos no humanos, puede darse forma a la expre-sion, Y en vista de 10 que saben hacer los fabricantes de imagenescon los hechos locativos, podcmos empezar a pensar en 10 que no-sotros mismos hacemos. Entonces, tras una variedad infinita de con-figuraciones escenicas, quiza logremos discernir un idioma ritualunico y , tras una multitud de diferencias superficiales, un pequefiomimero de formas estructurales.Ahara, admito de buena gana que, con todo esto, puedo darla impresion de querer sacar mucho de nada, en este caso, utilizardocumentos publicitarios facilmente asequib1es para hab1ar de 1aconducta relacionada con el sexo. Pero 10 que me interesa aqui noes la conducta en general, sino solamente la exhibicion que los in-dividuos incorporan a las situaciones sociales, exhibicion que, sin

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    11/34

    ~,= '5 ~!OMENTOS Y SUS HOMBRES LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD

    =:~mar ?Uestras propias.his~o-_ = . ~ , demas, Por tanto, solitarios..: ::' :: 12 se dirigen implicitamente a:':0encontramos alojados en su en-it-Xi :.rece de ver de eUos 10 que pode-;X::':'~:::-5euna situacion que puede Ha-que el fotografo elimine de""~ modele que simule"" __ It 'm:..: ::.la camara,

    ,,_ "ll~l:; :-,050- Lo masculino y 10 jemenino: - : = , li -La mayoria de los anuncios que eseeni-fiean hombres y mujeres reeuerdan maso menos franeamente la division y la je-rarquia tradicionales entre los sexos, Asi,la mujer aparece mas a menudo en po-siciones de subalterna 0 de asistida. EIhombre, par el cont rario, simbolizadasu posicion super ior por su estatura masalta, se represcnta en una postura pro-tectora que varia segun ellazo social que10une a sus compafieras: famil iar, pro-fesional 0 amoroso.

    145

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    12/34

    14 6 LOS MO\1ENTOS Y sus HOMBRES

    I,

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    13/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINElDAD

    El tactoLas mujcres sc muestran, con muehamayor frecuencia que los hombres, to-eando ligeramente, con el dedo 0con lamano, los perfiles de un objcto, queabrigan en su seno 0 le acarician la su-perficie (a veces, so pretexto de dirigirsu accion), Las vemos tambien tocarloapenas, como por miedo a que les deuna corriente electrica, Tenemos ahi untocamiento ritualizado, que convienedistinguir de la variedad utilitaria, la quecoge, maneja y retiene.

    14 7

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    14/34

    14 8 LOS MOMENTOS Y sus HOMBRES

    En cambio, cuando la mujer se toea asimisma, 1 0 hace, segun parece, para ha-cer sentir hasta que punto su cuerpo esalgo delicado y preeioso.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    15/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD 1 49

    La mujer ocultaSepuede observar una situacion socialdesde lejos 0 t ras una separacion (unbiombo de participacion), de mane-ra que no nos yean 0nos yean poco, encuyo caso es posible participar efectiva-mente en los hechos sin exponernos aque los demas nos vigilen 0 nos apos-trofen. De 10eua! se deriva una escisionentre algunas ventajas y algunos incon-venientes de las interacciones cara acara. Adernas, 1apresencia de tal biom-bo nos permite imp1icarnos simultanea-mente en varias interacciones secunda-rias disociadas sin parecer indisponib1esa ninguno de los participantes.Hay una version ritualizada de estecom-portamiento, que consiste en presentar-se, en cierto modo, en el ultimo bordede la situacion, 0 bien al abrigo de cual-quier proteccion, cuando en realidad seesta enteramente asequible a los parti-cipantes. Oculta detras de un objeto:

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    16/34

    15 0

    Detras de una persona (con la posibili-dad, entonees, de manifestar algo masque el simple distanciamiento, que pue-de llegar hasta la traici6n colusoria alapersona protectora):

    LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    17/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD

    La mujer lejanaPodemos considerar que el apartar lavista equivale a retirarse de la corrientede comunicacion, y con el fin de reco-brar, al abrigo de toda vigilancia direc-ta, eldominio de las emoeiones. Como,por otra parte, en tal comportamientono setrata de fuga, parece impliear cier-ta sumision, eierta eonfianza en la per-sona origen del estlmulo".

    La mujer de los anuncios parece a me-nudo despegada de 10que la rodea (te-ner la cabeza en otro si tio), a pesarde estar al lado de un hombre, como sila vigilancia de el, preparado para en-frentarse a todo 10que pueda ocurrir,bastase por los dos. (A veees,en efeeto,el hombre tiene aspecto de estar en guar-dia.) A la deriva, pues, pero ancla-da, Cuanto a los objetos que entoneesmira la mujcr, son diversos.

    5. Vease M. R. A. Chance: An Interpreta-t ion of Some Agonistic Postures: the Role of'Cut-Off" Acts and Postures, Symposium ojthe Zoological Society of London, 8, pags,71-89.

    15 1

    Puede ser, por ejemplo, una pieza devestido del hombre, que ellaretueree dis-traidamente.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    18/34

    152

    Las manos son muy adecuadas para fi-jar en ellas una mirada que se ha des-viado, pues esta postura, ademas de in-dicar cierto recogimiento, casi siemprehaee bajar la eabeza, en 10 que puedeverse una actitud de sumision:

    LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

    Hablar por telefono supone forzosa-mente cierta distraccion del entorno masdirecto. Entonces, se esta menos prepa-:rado a 10 que en el pudiera ocurrir, 10que suele remediarse limitando la dura-cion de la Hamada y no entrando dema-siado en la conversaci6n. En cambio, losanuncios nos muestran mujeres sonado-ras, sumidas con delicia en comunica-ciones que podemos irnaginar bastantelargas.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    19/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD

    La mujer sumisaEn situacion social, quien se tienda enla cama a en el suelo, estara mas bajoque las personas sentadas 0 de pie. EIsuelo es, ademas, una de las partes me-nos Iimpias, menos puras y nobles deuna pieza, el sitio que se reserva al pe-rro, las cestas de ropa sucia, los zapa-tos de calle, etc. Par otra par te, es la pos-tura que menos permitc defenderse, quemas dependientes nos haee de la bene-volencia del medio. (Y evidentemente,eI estar tendido en el suelo, cl sofa 0 lacama parece ser un modo convencionalde mostrar disposicion sexual.) La im-portante para nosotros es que los anun-cios nos muestran mas a menudo ninesy mujeres que hombres acostados.

    15 3

    Can frecuencia las mujeres, y muy po-cas veces los hombres, posan con unatimida flexion de rodilla, Sea comopor otra parte fuere, esta flexion de larodilla podria interpretarse como pos-tura de quien renuncia a estar bien pre-parado a los imprevistos de la situacionsocial, porque no puede por menos deretrasar Iigeramente cualquier movi-miento de lucha 0 fuga. Se trata, portanto, de otra aetitud que parece reque-fir la benevolencia de quien pudiera re-sultar peligroso en el entorno. Pero, re-cord em os, en este caso se trata mas demontar una escena que de caracter izarsexualmente un personaje. Asi, la ima-gen pucde muy bien representar dos mu-jeres, una flexionando la rodilla, y otrasirviendole de soporte escenico. Hay re-parto, pues, de dos papeles, que no co-rresponden forzosamente ados sexes:

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    20/34

    15 4

    La postura inclinada esde una distribu-ci6n bastante identica a la anterior. Po-demos distinguir entre la inclinaci6n delcuerpo y la inclinaci6n de la cabeza,pero las consecuencias no son muy di-ferentes. En ambos casos, el nivel de Iacabeza se ha rebajado en relacion conlos demas, entre otros, indirectarnente..el espeetador de la imagen. Se derivauna actitud que podemos interpretarcomo la aceptacion de una subordina-ci6n, como una expresi6n insinuante,sumisa y conciliadora.

    LOS MOMENTOS Y sus HOMBRESPuede admitirse que la sonrisa cumplea menudo una funci6n de suavizador ri-tual, senalando que no csde temer nin-guna hostilidad, querida 0 provocada,que seha comprendido el significado delos actos del otro y que su persona seha estimado digna deaprobacion. E in-cluso hay quien temerosamente mira dereojo a un posible agresor y se sorpren-de sonriendo de manera automaticacuando este ha descubierto esa mirada,sin que siempre se veatentado a devol-ver Ia sonrisa. Por otra parte, respon-der enseguida con una sonrisa (0, masaun, con risa aprobatoria) a un exabrup-to puede querer decir que se pertenece,al menos por conocerlo, al entorno delque 10ha lanzado, Todas estas varieda-des de sonrisas pareeen ser, pues, ofren-da de un inferior a un superior, mas queal reves, De cualquier manera, compro-bamos que en Ia sociedad estadouni-dense, durante las reuniones mixtas, lasmujeres sonrten mas, y mas expansiva-mente, que los hombres, situacion quela publicidad reproduce, quiza sin inten-ci6n muy consciente".

    6. Veanse los comentarios de N, Weisstein:"Why WeAren' t Laughing Any More, MS, 2,1973, pugs. 49-90,

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    21/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINElDAD

    Juegos de manosMas que los hombres, las mujeres senosmuestran en posturas que las alejanmentalmente de la situaci6n social cir-cundante, dejandolas desorientadas ydesconcertadas, parece, por tanto, quea la merced y benevolencia eventuales deotros participantes, presentes 0 posibles.Por otra parte, cuando una persona pier-de el dominio de sus facciones, cuandosu emocion se desborda, tiene el re-curso, para disimular un poco su fallo,de desviarse de los demas, 0bien de ta-parse la cara 0 la boca, sobre todo, conlas manos. Se trata de la ritualizaci6nde un gesto asociado a la infancia: consemejante acto no se puede disimularque se esta disimulando algo, pero seciega uno momentaneamente al entor-no. Es, por tanto, una reacci6n particu-larmente vana e inadecuada cuando res-ponde a una amenaza real .

    155La timide:

    uue \ ,onTeSSlonsof an O liv etti g ir l.

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    22/34

    15 6

    La risa

    LOS MOMENTOS Y sus HOMBRES

    Lo mismo que taparse la boca puede seruna forma atenuada de ocultar el ros-tro, podemos admitir que e111evarseundedo a los labios es, a su vez, una ver-sion reducida de aquel acto. De todosmodos, pareee que se trata, corriente-mente, de otra especie de ritualizaci6n:una manera atenuada de chuparse 0morderse el dedo. En efeeto, este gestoda la impresi6n de que cierta corrientede ansiedad, 0 cierto rumiar algo, 0cualquier cosa parecida, se ha desvia-do del centro de la atencion, mantenien-dose aparte, disociada y mas 0menos

    .-.. . .~. .I I I I I t Y1 I J I I I I i I I ; '. . . . . , .::. .. , .. .. . . ._..,IlL" ' L _

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    23/34

    _.: 5 \~D\!ENTOS Y SUS HOMBRES LA RlTUALIZACION DE LA FEMINElDAD

    inconsciente. Una cosa es cierta: partede la cara esta tapada, y es como si, pu-diendo ver sin ser vistos, fuesemos libresde sustraer el rostro y una de las manosa la implicacion debida al cara a cara:Cuanto a los dedos juntos, parecen ma-nifestar la rnisrna vuelta disociada so-bre si mismo que el gesto anterior, peroen forma todavia mas atenuada. Adc-mas, podemos irnaginar que ha habidoun movimiento desde la boca.

    :.__::.:i=O que taparse la boca puede ser~ :'==2. atenuada de ocultar el ros-: ::-: . : :. :: :~:nos adrnit ir que el l levarse un: :z :, .; :: ~ ,:S labios es, a su vez, una ver-iii.:::' :~':~;; ida de aquel acto. De todos=":,~:,,:arece que se trata, corriente-D - :- :: ': = . :; ; otra especie de ritualizaci6n:; ::.; ::-.c.:l cra atenuada de chuparse 0=:-:="'c el dedo. En efeeto, este gesto= .2 .mpresion de que cierta corriente

    ==.,c,,::2.d, 0 cierto rumiar algo, 0~- ::,'a parecida, se ha desvia-

    '"' ~=:'6!1. mantenien-: :' -' ..0 : menos

    157

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    24/34

    158 LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    25/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINElDAD

    La mujer docilToda instruccion parcce encerrar ciertasubordinacion del alumna, que da prue-ba de deferencia a su instructor: carac-teres expresivos propios de la situacionde aprendizaje, mas reforzados todaviapor el lazo que, para la mayorfa de lagente, y en todos los period os, unc csteaprendizaje a la jerarquia de las edades.Ademas, hay en nuestra sociedad unaforma de aprendizaje especialmente aso-ciada, parece, a la categorta infantil: elaprendizaje cinetico, por el cual el alum-no amolda su accion a la del instructor,que 10guia tisicamenre". Pues bien, esmas facil ver a un hombre instruir a unarnujer de esta manera que una mujer aun hombre:

    159Cuando, pOI necesidad 0 cortesia, unadulto reeibe ayuda de otro para ejecu-tar una accion corporal, pocas veeesocurre esto sin colaboracion por su par-te: guia la ejecucion 0 se devuelve la ini-ciativa en losultimos movimientos. (Dosejemplos de esta situacion: pasar la saly ayudar a alguien a ponerse el abrigo.)De estemodo, el beneficiario puede con-servar su sensacion de autonomia. Y

    7. Est a noci6n de aprendizaje ci net ico est asacada de O. Bateson y M. Mead: The BalineseCharacter (New York Academy of Science), Nue-va York, 1942, pags, 8586. Esta obra cra unabrillarue innovacion POl' ernplear fotografiaspara el estudio de aquello de 10 que puede leonerse una imagen clara, habiendo animado atoda una generacion de antrop61ogos a sacar fo-tos . S in embargo, apenas seha hecho el anal is isde los documentos as f reunidos, como quiza nopodi a ocurrir de o tra man era, En ciert o modo,ha habido una confusion ent re el interes huma-no y el i ntcres anal iti co. Nos han most rado ad-mi rabl es pe li culas y fotogra fi as de gcnte mara-villosa y hechos fascinantes, pero sin granbenef ic io . Se ha demos trado mucho respeto yafecto par los autoctonos, pero muy poco porel aprovechamiento anali tico de las imageries .

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    26/34

    1 6 0puede conservarla mejor, naturalrnen-te, adquiriendo la practica que Ie per-mita ocuparse de sus necesidades por sfmismo. Siendo esto asi, los ninos hande soportar el ver su colaboraci6n des-defiada por el adulto que se ocupa decuidar de el los" , Se entiende, pues, quela foto que nos muestra a un adulto dan-dosele de corner en la boca se esfuercepOI dar a la escena un tono caricatures-co, sin duda para evitar que el yo pro-yectado por el hecho de ser alimentadode esta manera setome como reflejo delyo real. Pero debemos comprobar quelas mujeres semuestran mas a menudoque los hombres ental postura y,sinem-bargo, no se las pinta dando a su actoun aspecto particularmente comico:

    8. Adernas, conviene tener e n cu en ta la id ea,generalmente admitida, segun la cual los miem-b ro s d e c1 ase s d e tendencias aristocraticas soliancontratar criados a quienes pedfan unos servi-ci os i ntimas que los burgueses han preferidosiempre hacer por sfmismos, con un pudor queha servido de soport e a Ia demoeraci a. Natural -m en te , e l co rr ela to d e estos s er vi ci os in ti mo s e rala eategoria de no pers ona de aquellos que losprestaban.

    LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

    .. ,

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    27/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD

    La mujer ninaDado el estado de subordinacion de losnifios, sujetos al favor de los adultos, pa-reee evidente que hacerse el nino sig-nif ica querer atraerse un trato semejante,lEn que medida encont ramos realmenteeste comportamiento? Podemos pregun-tarnoslo. La eierto es que 10 eneontra-mas en los anuncios.

    1 61

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    28/34

    1 62 LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    29/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINElDAD

    La mujer-jugueteEIEspera, que te cojo esunjuego co-rriente entre mayores y nines, que seventratados, de broma, como presas asal-tadas por un predador, En este juego,ciertos objetos (cojines, chorros de aguao balones de agua) sirven de proyectilesque nos alcanzan sin hacernos dafio. Yhay lugares (camas, nieve, estanques 0brazos) a los que sepuede lanzar sin pe-ligro al pequeno eautivo. Pues bien, ocu-rre que los hombres se entregan a talesjuegos con las mujeres, que colaboranhaeiendo como querer escaparse, Ian-zando gritos de falsa alarma, temor 0apaciguamiento. (EIbaile es una ocasioninstitucionaIizada, en la cual la parejaa la que se levanta del suelo nunea esel hombre.) Muy bien puede ocurrir,ademas, que el hombre tome una acti-tud mas clara, como indicando 10queseria capaz de haeer en serio,

    163

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    30/34

    16 4

    La mujer juguetonaLanota comica de las actitudes pueri-les puede ofrecerla tambien otra desfi-guracion del yo, limitada, quizas, al a m -bito publicitario: la de hacer de todo elpropio cuerpo un medio de gesticulaciondivert ida, una especie de marionetacircense:

    LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

    I

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    31/34

    LA RITUALIZACION DE LA FEMINEIDAD

    Dicha de mujerHemos observado ya que las rnujeres delos anuncios, mas que los hombres, tien-den a retirarse dela situacion social quelas rodea, por causa, entre otras, de susreacciones emocionales. Entre estas, lashay que manifiestan placer, encanto,gozo 0 alegria, maneras todas de que-dar transportados de dicha. El sentidoquizas este en que la mujer -como elnino comiendo unhelado- escapaz deencontrar una especiede satisfaccion Ul-tima y definitiva en objetivos plenamen-te alcanzables en el momento". Unaexultacion de consumo, en cierto modo.

    . .. . . . . .)

    9. L. Komisar: The Image of Woman inAdvert is ing, en V. Gornick y B. K. Moran(comps.): Woman in Sexis t Society (New Arne-rican Library), Nueva York, 1972, pags, 306-307,desar roll a una idea del mismo orden. S i hemosde creer los anuncios t cl evis ivos , l a mayori a del as est adounidenses caen en i rref renables cxt a-

    165

    si s a la v ista y al tacto de mesas 0 c6modas queamorosamente han impregnado de l a cari ci a deceras pulveri zabl es , duraderas , Ius trosas y conperfume de l imon; quedan enormemente mara-vil ladas ant e l a respl andec ient e bl ancura de suropa ... , y la negra envidia de las vecinas . El anun-cio de la cera Johnson nos muestra un ama decasa que abraza estrechament e su mesa de co-medor, con un bri llo tan estupendo. Despues, en-cera su pi so has ta que , apr is ionada en e l ult imorincon, t iene que saitar por encima de los mue-bles para poder s ali r. Y tal colada nos hace veruna mujer hondamente deprimida porque suropa no brilla tanto como la de su vecina.

    Observemos adernas que ciertos anuncios, envez de mostrarnos el alborozo de una mujer alrecibi r un regal o de un hombre, nos presentana veees Ia escena anterior, qui e ra decir, Ia deAdivina qu e te traigo, llcvando cl hombre unacos a que la mujer no puede ve r (obligada, a ve -ces , a taparse los ojos), e insis tiendo en que acier-te 10 que va a enriquecer su exi st enci a, sumien-dola entonces en t an dichoso tormento. En otraversion, el donant e deja caer su regalo si n pre-via aviso , a result as de 10 cual Ia beneficiariapierde provisionalmente todo dominio de simis-rna y sedesmaya de gus to. Por 10 dernas, los pa-dres pract ican corrientemente con sus hijos estaburla dentro de la generos idad, que convi eneequiparar a es c otro atcntado al equili bria quecs cl ataquc de broma, antes citado,

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    32/34

    16 6 LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    33/34

    LA RTTUALTZACION DE LA FEMINEIDAD 167

    duda alguna, participa de la que se esfuerzan los publicitarios porincluir en las escenas que montan en tome de sus productos parafotografiarlos. Ciertamente, en su mayoria, las fotografias comer-ciales no son mas que imageries, a 10 sumo realistas, pew, evi-dentemente, la misma realidad que se supone deforman es artifi-cial en much os aspectos, y no los menos importantes. Porque lafaz de 10 real aqui en cuestion es la manera como las situacionessociales nos sirven de recursos escenicos para hacer al instante elretrato visible de la naturaleza humana que reivindicamos. Por eso,las fotografias de composici6n quiz a resulten mas sustanciales de10 que se creia, en cierto modo equivalentes, para quien estudia elidiom a ritual de una comunidad, a 10 que es un texto escrito paraquien estudia su lengua=,

    Ritual e hiperritualizacionAcabamos de descubrir, pues, cierto numero de expresiones na-

    turales de la femineidad y de la masculinidad, en tanto se dejenrepresentar en las imageries publicitarias por medio de estilos decomportamientos perceptibles visualmente. Creo que estas expre-siones aparecen al examen, como otras tantas iIustraciones, de uni-dades conductivas de tipo ritual, retratos de un entendimiento idealde los dos sexos y de sus relaciones estructurales, captadas en partegracias a la indicaci6n, tambien ideal, de la actitud de los actoresen la situaci6n social.Ciertamente, las fotograffas publicitarias se componen de po-ses estudiadas cuidadosamente para que parezcan naturalfsimas,Pero yo sostengo que las expresiones reales de la femineidad y dela masculinidad proceden tambien de poses artificiales, en el senti-do etimologico de este termino,i,Que diferencia hay, pues, desde el punta de vista de los ritos,entre las escenas que nos pinta la publicidad y las escenas de la rea-lidad? La nocion de hiperritualizacion constituye una primerarespuesta. En efecto, la normalizaci6n, la exageracion y la simplifi-cacion que caracterizan los ritos en general se reconocen en las po-ses publicitarias, pero elevadas a un grado superior y acordadas amenudo a la puerilidad, la irrision, etc. Por otra parte, estan los

    2*. Los temas abordados se desarrollan mas largamente en E. Goff-man: Gender Advertisements, Studies in the Anthropology of VisualCommunication, op. cit .

  • 5/14/2018 7Goffman. La ritualizacin de la femineidad

    34/34

    168 LOS MOMENTOS Y SUS HOMBRES

    procedimientos de montaje. Una fotografla publicitaria constituyetal ritualizaci6n de ideales sociales que se ha cortado, suprimido,todo aquello que obste a su manifestaci6n. En la vida corriente,en cambia, par muy incansablemente que nos empenemos en pro-ducir semejantes expresiones naturales, no 10 conseguiremos sinopar media de ciertos estilos de comportamiento, a en ciertos deta-lies particularcs de nuestras actividades: ceremonias breves, expre-siones de simpatia, reuniones de amigos, etc., distribuidos a 10 lar-go de nuestra ronda diaria de acuerdo con un plan que todavfaconocemos muy poco. En resumen, tanto en la publici dad comoen la vida, queremos poses brillantes, queremos exteriorizarnos; peroen la vida, buena parte de la pelicula carece de interes. En todo caso,posemos para una fotografia, 0 cumplamos un verdadero acto ri-tual, nos entregamos a una misma representaci6n ideal de caractercomercial que se supone describe la realidad de las cosas. Cada vezque un hombre real enciende el cigarrillo a una mujer real, su gestosupone que las mujeres son objetos valiosos, alga limitadas fisica-mente, a las que conviene ayudar a cad a paso. Tenemos aqui, eneste pequefio rito interpersonal, una manifestaci6n natural de larelaci6n entre los sexos, pero que quizas este tan lejos de reflejarrealmente esta relaci6n como lejos esta de ser representativa la pa-reja de un anuncio de cigarrillos. Las expresiones naturales no sondiferentes a las escenas comerciales: se utilizan con el fin de propa-gar cierta versi6n de las cosas, y en condiciones al menos tan du-dosas y expuestas como las que conocen los publicitarios.Asi, pues, en general, los publicitarios no crean las expresionesritualizadas que emplean: explotan el mismo cuerpo de exhibicio-nes, el mismo idioma ritual, que todos nosotros los que participa-mos en situaciones sociales, y can la misma fina lidad, la de hacerinterpretable un acto previsto. A 10 sumo, no hacen sino conven-cionalizar nuestras convenciones, estilizar 10que ya esta estilizado,dar un empleo frfvolo a imagenes fuera de contexto. En resumen,su chapuza, si se nos permite, es la hiperritualizaci6n.