7.3.Padres.apologistas.textos

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APOLOGISTAS GRIEGOS CUADRATO “Después del gobierno de Trajano, que duró veinte años menos seis meses, sucede en el imperio Elio Adriano. A Adriano le dirigió Cuadrato un discurso, consistente en una Apología que compuso en defensa de nuestra religión, porque algunos malvados trataban de molestar a los nuestros. Este escrito lo conservan todavía muchos hermanos, y nosotros poseemos también una copia, y en él pueden verse brillantes pruebas del talento de Cuadrato y de su ortodoxia apostólica. Y él mismo afirma su antigüedad como se infiere de estas palabras: ‘Las obras, empero, de nuestro Salvador estuvieron siempre presentes, puesto que eran verdaderas: los que él curó, los que resucitó de entre los muertos no fueron vistos solamente en el momento de ser curados y resucitados, sino que estuvieron siempre presentes; y eso no sólo mientras el Salvador vivía aquí abajo, sino aun después de su muerte, han sobrevivido mucho tiempo, de suerte que algunos de ellos han llegado hasta nuestro días’” (EUSEBIO DE CESAREA, HE IV,3,1-2). ARÍSTIDES DE ATENAS II. Para nosotros, oh rey, que hay tres géneros de hombres en este mundo: los adoradores de los entre vosotros llamados dioses, los judíos y los cristianos; y a su vez, los que veneran a muchos dioses se dividen también en tres géneros: los caldeos, los griegos y los egipcios, porque éstos fueron los guías y maestros de las demás naciones en el culto y adoración de los dioses de muchos nombres... VIII.2. Ahora bien, los griegos, que dicen ser sabios, se mostraron más necios que los caldeos, introduciendo muchedumbre de dioses que nacieron, unos varones, otros hembras, esclavos de todas las pasiones y obradores de toda especie de iniquidades: dioses, de quienes ellos mismos contaron haber sido adúlteros y asesinos, iracundos y envidiosos y rencorosos, parricidas y fratricidas, ladrones 1

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APOLOGISTAS (I)

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APOLOGISTAS GRIEGOS

CUADRATODespus del gobierno de Trajano, que dur veinte aos menos seis meses, sucede en el imperio Elio Adriano. A Adriano le dirigi Cuadrato un discurso, consistente en una Apologa que compuso en defensa de nuestra religin, porque algunos malvados trataban de molestar a los nuestros. Este escrito lo conservan todava muchos hermanos, y nosotros poseemos tambin una copia, y en l pueden verse brillantes pruebas del talento de Cuadrato y de su ortodoxia apostlica. Y l mismo afirma su antigedad como se infiere de estas palabras: Las obras, empero, de nuestro Salvador estuvieron siempre presentes, puesto que eran verdaderas: los que l cur, los que resucit de entre los muertos no fueron vistos solamente en el momento de ser curados y resucitados, sino que estuvieron siempre presentes; y eso no slo mientras el Salvador viva aqu abajo, sino aun despus de su muerte, han sobrevivido mucho tiempo, de suerte que algunos de ellos han llegado hasta nuestro das (Eusebio de Cesarea, HE IV,3,1-2).

ARSTIDES DE ATENAS

II. Para nosotros, oh rey, que hay tres gneros de hombres en este mundo: los adoradores de los entre vosotros llamados dioses, los judos y los cristianos; y a su vez, los que veneran a muchos dioses se dividen tambin en tres gneros: los caldeos, los griegos y los egipcios, porque stos fueron los guas y maestros de las dems naciones en el culto y adoracin de los dioses de muchos nombres... VIII.2. Ahora bien, los griegos, que dicen ser sabios, se mostraron ms necios que los caldeos, introduciendo muchedumbre de dioses que nacieron, unos varones, otros hembras, esclavos de todas las pasiones y obradores de toda especie de iniquidades: dioses, de quienes ellos mismos contaron haber sido adlteros y asesinos, iracundos y envidiosos y rencorosos, parricidas y fratricidas, ladrones y rapaces, cojos y jorobados, y hechiceros y locos. 3. De ellos unos murieron, otros fueron fulminados, otros sirvieron a los hombres como esclavos, otros anduvieron fugitivos, otros se golpearon de dolor y se lamentaron, otros se transformaron en animales.

TACIANO EL SIRIO

II. Qu habis producido que merezca respeto con vuestra filosofa? Quin de entre los que pasan por los ms notables estuvo exento de arrogancia? Digenes, que con la fanfarronada de su tonel ostentaba su independencia, se comi un pulpo crudo y, atacado de un clico, muri de su intemperancia; Aristipo, pasendose con su manto de prpura, se entregaba a la disolucin con apariencias de gravedad; Platn, con toda su filosofa, fue vendido por Dionisio a causa de su glotonera. Y Aristteles, que puso neciamente lmite a la providencia y defini la felicidad por las cosas que l gustaba, adulaba muy paletamente a Alejandro, el muchacho loco, quien, muy aristotlicamente por cierto, meti en una jaula a un amigo suyo por no haberle querido adorar, y lo llevaba por todas partes como a un oso o un leopardo... Obedeca muy puntualmente a los preceptos de su maestro, mostrando su valor y su virtud en los banquetes, y atravesando con su lanza al ms ntimo y ms querido de sus amigos, llorando luego y negndose a tomar alimento por simulacin de tristeza, a fin de no atraerse el odio de los suyos... (Discurso contra los griegos).

XXXI. Ahora considero oportuno demostraros que nuestra filosofa es ms antigua que las instituciones griegas. Los lmites sern Moiss y Homero; y pues uno y otro son antiqusimos, uno el ms viejo de los poetas e historiadores; otro, autor de toda la sabidura brbara, tommoslo ahora para establecer la comparacin, y hallaremos que nuestra religin no es slo ms antigua que la cultura de los griegos, sino anterior incluso a la invencin del alfabeto. Y no voy a tomar testigos de mi propia casa, sino que me valdr ms bien de la ayuda de los mismos griegos... (para) combatiros con vuestras propias armas y tomar de vosotros mismos argumentos no sospechosos. XXXVI. Concedamos que Homero haya vivido, no despus de la guerra de Troya, sino en el tiempo mismo de la guerra y hasta que haya combatido en el ejrcito de Agamenn y, en fin, si alguno tiene gusto en ello, que naciera antes de la invencin del alfabeto; pues aparecer claro que Moiss, del que hablamos previamente, es en muchos aos ms antiguo que la toma de Troya... Para demostrarlo me valdr de testigos caldeos, fenicios y egipcios... XL. De todo lo dicho aparece claro que Moiss es ms antiguo que los antiguos hroes, guerras y divinidades, y ms vale creer que al que se aventaja por la edad que no a los griegos, que fueron a sacar de esa fuente sus enseanzas sin entenderlas. Porque muchos de sus sofistas, con mucha vana curiosidad, trataron de adulterar cuanto conocieron de Moiss y de quienes a la manera de Moiss filosofan; primero para dar la apariencia de decir algo original; y luego, para falsificar la verdad como un conjunto de fbulas, dando un barniz de fingida retrica a lo que no haban entendido.

ATENGORAS DE ATENAS

X. As, pues, queda demostrado suficientemente que no somos ateos, pues admitimos a un solo Dios, increado y eterno e invisible, impasible, incomprensible e inmenso, slo por la inteligencia a la razn comprensible, rodeado de luz y belleza y espritu y potencia inenarrable, por quien todo ha sido hecho por medio del Verbo que de l viene, y todo ha sido ordenado y se conserva. Porque reconocemos tambin un Hijo de Dios. Y que nadie tenga por ridculo que para m tenga Dios un Hijo. Porque nosotros no pensamos sobre Dios y tambin Padre, y sobre su Hijo, a la manera como fantasean vuestros poetas, mostrndonos dioses que en nada son mejores que los hombres; sino que el Hijo de Dios es el Verbo del Padre en ideas y operacin, pues conforme a l y por su medio fue todo hecho, siendo uno solo el Padre y el Hijo. Y estando el Hijo en el Padre y el Padre en el Hijo por la unidad y potencia de espritu, el Hijo de Dios es inteligencia y Verbo del Padre. Y si por la eminencia de vuestra inteligencia se os ocurre preguntar qu quiere decir hijo, lo dir brevemente: el Hijo es el primer brote del Padre, no como hecho, puesto que desde el principio, Dios, que es inteligencia eterna, tena en s mismo el Verbo, siendo eternamente racional, sino como procediendo de Dios... Y concuerda con nuestro razonamiento el Espritu proftico: El Seor, dice, me cri principio de sus caminos para sus obras (Prov 8,22). Y a la verdad, el mismo Espritu Santo, que obra en los que hablan profticamente, decimos que es una emanacin de Dios, emanando y volviendo, como un rayo de sol. Quin, pues, no se sorprender de or llamar ateos a quienes admiten a un solo Dios Padre y a un Dios Hijo y a un Espritu santo, que muestran su potencia en la unidad y su distincin en el orden? (Legacin en favor de los cristianos).

TEFILO DE ANTIOQUA

II.10. Teniendo, pues, Dios a su Verbo inmanente en sus propias entraas, le engendr con su propia sabidura, emitindole antes de todas las cosas. A este Verbo tuvo l por ministro de su creacin y por su medio hizo todas las cosas. II.22. Dios, el Padre del universo, es inmenso y no se halla limitado a un lugar, pues no hay lugar de su descanso; mas su Verbo, por el que hizo todas las cosas, como potencia y sabidura suya que e, tomando la figura del Padre y Seor del universo, ese fue el que se present en el jardn en figura de Dios y conversaba con Adn. La misma divina Escritura nos ensea que Adn dijo haber odo su voz. Y esa voz, qu otra cosa es sino el Verbo de Dios, que es tambin hijo suyo? Hijo, no al modo que poetas y mitgrafos dicen que nacen hijos de los dioses, por unin carnal, sino como la verdad explica que le Verbo de Dios est siempre inmanente en el corazn de Dios. Porque, antes de crear nada, a ste tena por consejero, como mente y pensamiento suyo que era. Y cuando Dios quiso hacer cuanto haba deliberado, engendr a este Verbo proferido (proforikon) como primognito de toda creacin, no vacindose de su Verbo, sino engendrando al Verbo y conversando siempre con l (A Autlico).

MELITN DE SARDES

VIII. Porque, nacido como hijo, conducido como cordero, sacrificado como oveja, enterrado como un hombre, resucit de los muertos como Dios, siendo por naturaleza Dios y hombre. IX. l es todo: por cuanto juzga, es Ley; en cuanto ensea, Verbo; en cuanto salva, Gracia; en cuanto que engendra, Padre; en cuanto que es engendrado, Hijo; en cuanto que sufre, oveja sacrificial; en cuanto que es sepultado, Hombre; en cuanto que resucita, Dios. X. Este es Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos... LXX. Este es el que se hizo carne en una virgen, cuyos (huesos) fueron quebrados sobre el madero, quien en la tumba no se convirti en polvo, quien resucit de entre los muertos y levant al hombre desde las profundidades de la tumba hasta las altas de los cielos. LXXI. Este es el cordero que fue inmolado, ste es el cordero que permaneca mudo, ste es el que naci de Mara, la blanca oveja... LXXXII. Este es el primognito de Dios, que fue engendrado antes que el lucero matutino, que hizo levantarse a la luz, que hizo brillar al da, que separ las tinieblas, que puso la primera base, que suspendi la tierra en su lugar, que sec los abismos, que extendi el firmamento, que puso orden en el mundo (Homila sobre la Pascua).

JUSTINO

Algunos, sin razn, para rechazar nuestra enseanza pudieran objetarnos que, diciendo nosotros que Cristo naci hace slo ciento cincuenta aos bajo Quirino y ense su doctrina ms tarde, en tiempo de Poncio Pilato, ninguna responsabilidad tienen los hombres que le precedieron. Adelantndonos a resolver esta dificultad. Nosotros hemos recibido la enseanza de que Cristo es el primognito de Dios, y anteriormente hemos indicado que l es el Verbo, de que todo el gnero humano ha participado. Y as, quienes vivieron conforme al Verbo, son cristianos aun cuando fueron tenidos por ateos, como sucedi con Scrates y Herclito y otros semejantes, y entre los brbaros con Abrahn, Ananas, Azaras y Misael, y otros muchos cuyos hechos y nombres, que sera largo enumerar, omitimos por ahora. De suerte que tambin anteriormente vivieron sin razn, se hicieron intiles y enemigos de Cristo y asesinos de quienes viven con razn; mas los que conforme a sta ha vivido y siguen viviendo son cristianos y no saben de miedo ni turbacin (1 Apol. 46).

Y aun algunos que profesaron la doctrina estoica, sabemos que han sido odiados y muertos, pues por lo menos en la tica se muestran moderados, lo mismo que los poetas en determinados puntos, por la semilla del Verbo, que se halla ingnito en todo el gnero humano. Como Herclito, como antes dijimos, y entres los de nuestros tiempo, Musonio y otros que sabemos. Porque, como ya indicamos, los demonios han tenido siempre empeo en hacernos odiosos a cuantos, de cualquier modo, han querido vivir conforme al Logos y huir de la maldad. Nada, pues, tiene de maravilla si, desemascarados, tratan tambin de hacer odiosos, y con ms empeo, a los que viven no ya conforme a una parte del Verbo seminal, sino conforme al conocimiento y contemplacin del Verbo total, que es Cristo (2Apol. 2,7).

As pues, nuestra religin aparece ms sublime que toda humana enseanza por la sencilla razn de que el Verbo entero, que es Cristo, aparecido por nosotros, se hizo cuerpo y razn y alma. Porque cuanto de bueno dijeron y hallaron jams filsofos y legisladores, fue por ellos elaborado segn la parte del Verbo que les cupo, por la investigacin e intuicin; pero como no conocieron al Verbo entero, que es Cristo, se contradijeron tambin con frecuencia unos a otros. Y los que antes de Cristo intentaron, conforme a las fuerzas humanas, investigar y demostrar las cosas por razn, fueron llevados a los tribunales como impos y amigos de novedades... A Scrates nadie le crey hasta dar su vida por esta doctrina; mas a Cristo, que en parte fue conocido por Scrates (pues l era y es el Verbo que est en todo, y l fue quien por los profetas predijo lo que iba a venir y quien, hecho de nuestra naturaleza, por s mismo nos ense estas cosas); a Cristo, decimos, no slo le han credo filsofos y hombres cultos, sino tambin artesanos y gente absolutamente ignorante, que han sabido despreciar la opinin, el miedo y la muerte. Porque l es la virtud del Padre inefable y no vaso de humana razn (2Apol. II,10).

A DIOGNETO

V. Los cristianos, en efecto, no se distinguen de los dems hombres ni por su tierra, ni por su habla ni por sus costumbres. Porque ni habitan ciudades exclusivas suyas, ni hablan una lengua extraa ni llevan un gnero de vida aparte de los dems. En verdad, esta doctrina no ha sido por ello inventada gracias al talento y especulacin de hombres curiosos, ni profesan, como otros hacen, una enseanza humana; sino que, habitando ciudades griegas o brbaras, segn la suerte que a cada uno le cupo, y adaptndose en vestido, comida y dems gnero de vida a los usos y costumbres de cada pas, dan muestras de un tenor de peculiar conducta, admirable, y, por confesin de todos, sorprendente. Habitan sus propias patrias, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extraa es para ellos patria, y toda patria, tierra extraa. Se casan como todos; como todos engendran hijos, pero no exponen a los que les nacen. Ponen mesa comn, pero no lecho. Estn en la carne, pero no viven segn la carne. Pasan el tiempo en la tierra, pero tienen su ciudadana en el cielo. Obedecen a las leyes establecidas; pero con su vida sobrepasan las leyes. A todos aman y por todos son perseguidos. Se los desconoce y se los condena. Se los mata y en ello se les da la vida. Son pobres y enriquecen a muchos (2Cor 6,10). Carecen de todo y abundan en todo. Son deshonrados y en las mismas deshonras son glorificados. Se los maldice y se los declara justos. Los vituperan y ellos bendicen (1Cor 4,22). Se los injuria y ellos dan honra. Hacen bien y se los castiga como malhechores; castigados de muerte, se alegran como si se les diera la vida. Por los judos se los combate como a extranjeros; por los griegos son perseguidos y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben decir el motivo de su odio.

VI. Ms, para decirlo brevemente, lo que es el alma en el cuerpo, eso son los cristianos en el mundo. El alma est esparcida por todos los miembros del cuerpo, y cristianos hay por todas las ciudades del mundo. Habita el alma en el cuerpo, pero no procede del cuerpo; as los cristianos habitan en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible est encerrada en la crcel del cuerpo visible; as los cristianos son conocidos como quienes viven en el mundo, pero su religin sigue siendo invisible. La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido agravio alguno de ella, porque no le deja gozar de los placeres; a los cristianos los aborrece el mundo, sin haber recibido agravio de ellos, porque renuncian a los placeres. El alma ama a la carne y a los miembros la aborrecen, y los cristianos aman tambin a los que los odian. El alma est encerrada en el cuerpo, pero ella es la que mantiene unido al cuerpo; as los cristianos estn detenidos en el mundo, como en una crcel, pero ellos son los que mantienen la trabazn del mundo. El alma inmortal habita en una tienda mortal; as los cristianos viven de paso en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupcin en los cielos. El alma, maltratada en comidas y bebidas, se mejora; lo mismo los cristianos, castigados de muerte cada da, se multiplican ms y ms. Tal es el puesto que Dios les seal y no les es lcito desertar de l.