JEHOVA COMISIONA A MOISES Y AARON. Cap.6.

Este cap. contiene especialmente la respuesta que Dios da a Moisés en relación con las quejas que éste le había presentado en el cap. anterior. También le da más amplias instrucciones sobre lo que ha de decir a los hijos de Israel para satisfacerlos.

Vs.1-9.- Dios le asegura a Moisés el éxito de esta negociación y le repite la promesa hecha en 3:20. “Ahora verás lo que yo haré a Faraón”. Nótese que cuando el hombre ha llegado al extremo, es la oportunidad de Dios para ayudar y salvar. Es entonces cuando Dios toma el asunto en sus manos. “Bajo mano fuerte, tendrá que dejarlos ir”.

Dios quería ahora ser conocido por el nombre de “Jehová”, es decir: Un Dios que realiza lo que había prometido y un Dios que perfecciona lo que había comenzado (Fil.1:6). En la historia de la creación, Dios nunca es llamado Jehová hasta que los cielos y la tierra fueron completados (Gn.2:24).

Dios había aparecido a los patriarcas como “Dios Omnipotente” (El Shaddai), pero no se había dado a conocer con el nombre de JEHOVÁ. Se refiere a que los patriarcas, aunque conocían el nombre de Jehová, no sabían el pleno significado de este título. Dios da a conocer este nombre para revelar su propio carácter al pueblo. En esta ocasión Dios repitió una y otra vez: “Yo Jehová”, como una nueva afirmación de que el ser y la naturaleza de Dios respaldaban sus promesas. “Yo... os libraré de vuestra servidumbre... os redimiré... os meteré en la tierra”. Israel sabría en breve quién y qué clase de Dios el Señor Jehová es. Abraham sabía por experiencia que Dios es el Dios Omnipotente, pero no había experimentado el significado de Jehová como aquel que cumple su pacto. Recibió la promesa de heredar Canaán pero no se adueñó de ella. Solamente podía contemplar de lejos el futuro y creer que Dios cumpliría sus promesas.

A Moisés le fue revelado el significado pleno del nombre JEHOVÁ, el Dios que cumple su pacto (vs.14-15), pues el pacto comenzó a cumplirse en este período.

Vs.9.- “Ellos no escucharon a Moisés a causa de la congoja de espíritu”. Si nos entregamos al descontento y al mal humor, nos privamos de la ayuda y del consuelo que podríamos obtener de la Palabra y de la providencia de Dios, y sólo a nosotros hemos de echarnos la culpa de marchar por la vida sin consuelo y sin apoyo.

Vs.11.- Dios envía por segunda vez a Faraón con el mismo comunicado que antes, para mandarle de nuevo “que deje ir de su tierra a los hijos de Israel”.

Vs.12.- Moisés pone objeciones ante la poca probabilidad de que le escuche Faraón: “Mira que los hijos de Israel no me escuchan”; no atienden ni dan crédito a lo que les he dicho; “¿Cómo, pues, me escuchará Faraón?” Si los que profesan ser el pueblo de Dios no escuchan a los mensajeros de Dios, ¿cómo puede pensarse que vayan a escucharle los que profesan ser los enemigos de Dios? Moisés aduce también a su dificultad y debilidad de palabra: “Siendo yo torpe de palabra”. A estas objeciones había dado Dios respuesta suficiente, pues la suficiencia de su gracia puede suplir los defectos naturales en cualquier circunstancia.

Vs.13.- Dios comisiona de nuevo a Aarón en unión con Moisés para poner punto final al debate e interpone su propia autoridad pues da a ambos un solemne mandamiento. Moisés mismo necesitaba esta medida, como después la necesitó Timoteo (1ª Ti.6:13; 2ª Ti.4:1).

Vs.14-30.- Genealogía, no interminable, como las que el Apóstol condena (1ª Ti.1:4), pues termina en esos dos grandes patriotas Moisés y Aarón, y se intercala aquí para mostrar que eran israelitas, huesos de los huesos y carne de la carne de aquellos a quienes eran enviados a libertar.

Coat, de quien descendían Moisés y Aarón, y los demás sacerdotes, era segundo hijo de Leví Vs.23.- Aarón se casó con Elisabet, hija de Aminadab, uno de los jefes de la tribu de Judá,

pues eran frecuentes los matrimonios entre las tribus de Leví y Judá.Al final del cap., Moisés vuelve a su relato, del cual se había desviado de un modo un tanto abrupto en el vs.13.

Vs.29.- Dios repite su mensaje a Faraón: “Di a Faraón... todas las cosas que yo te digo a ti”, como fiel embajador.

Vs.30.- Moisés vuelve a objetar su dificultad en el habla. Aquel que, en cualquier tiempo, haya hablado imprudentemente con sus labios, debería reflexionar sobre ello con pesar.