694prologo Dolina El Tango Es Puro Cuento de Guollermo Fernandez

2
 PROLOGO Es deseable que el autor y el destinatario de una obra pertenezcan a un mismo mundo. Que compartan códigos, lenguajes y predilecciones. Que reconozcan los mismos indicios y perciban en cada color, en cada palabra, en cada armonía un mensaje similar. En definitiva, que se parezcan un poco. El arte destinado a los niños enfrenta la dificultad de dirigirse a una población diferente, inefable, nunca enteramente comprendida. Para salvar semejante abismo se establecen unas suposiciones que son indispensables pero acaso falsas. A lo largo de los años, algunos artistas han ido imaginando una niñez convencional cuyas principales características pueden anotarse con trazo grueso: inocencia, credulidad, lógica inconsistente, conformismo, gusto por las formas elementales, incompetencia. Desde luego esta niñez no existe y la descripción precedente corresponde únicamente a las obras escritas para esa imaginaria comunidad. Ahora bien, nadie sabe cómo son los niños. Lo más razonable sería que las  poesías y las canciones destinadas a ellos fueran escritas también por chicos de siete u ocho años. Descartada esta posibilidad por razones legales, me atrevo a sugerir que se abandone la política de construir un arte infantil desde una superioridad. Los chicos intuyen la estupidez con la misma rapidez (o lentitud) que un adulto. Y no les cuesta calcular que el señor de calzas verdes que les pregunta desde el escenario si han visto al osito picarón es en verdad un farsante. Yo mismo, que no he sido un niño muy despierto, despreciaba las canciones de  payasos y gallinitas y más bien me inclinaba por  Mi noche triste o El rancho de la Cambicha. Ahora estamos ante unos artistas que han resuelto cantar, tocar, pintar y escri-  bir tan bien como pueden, sin ir a menos, sin bajar su pretensión de excelencia  para adecuarla a un público supuestamente menos dot ado. Guillermo Fernández, Luis Longhi, Federico Mizrahi, Tute y todos los dibujantes, músicos y cantantes que intervienen en la obra son creadores excelentes y complejos que no se han bajado de caballo alguno. Han elegido, eso sí, trabajar en el barrio del humor, calculando que el cinismo une más que el fervor, y que la duda cosecha más amistades que la certeza. Se me dirá que nada de esto será comprendido por los alumnos de tercer grado. Es posible. Tal vez la niñez ya esté totalmente en manos de los fabricantes de consolas y videojuegos. En ese caso, estos tangos de hadas  podrán llegar a aquellos adultos que como Peter Pan han resuelto seguir  jugando en secreto. Alejandro Dolina 

description

Opinión sobre tango

Transcript of 694prologo Dolina El Tango Es Puro Cuento de Guollermo Fernandez

  • PROLOGO Es deseable que el autor y el destinatario de una obra pertenezcan a un mismo mundo. Que compartan cdigos, lenguajes y predilecciones. Que reconozcan los mismos indicios y perciban en cada color, en cada palabra, en cada armona un mensaje similar. En definitiva, que se parezcan un poco. El arte destinado a los nios enfrenta la dificultad de dirigirse a una poblacin diferente, inefable, nunca enteramente comprendida. Para salvar semejante abismo se establecen unas suposiciones que son indispensables pero acaso falsas. A lo largo de los aos, algunos artistas han ido imaginando una niez convencional cuyas principales caractersticas pueden anotarse con trazo grueso: inocencia, credulidad, lgica inconsistente, conformismo, gusto por las formas elementales, incompetencia. Desde luego esta niez no existe y la descripcin precedente corresponde nicamente a las obras escritas para esa imaginaria comunidad. Ahora bien, nadie sabe cmo son los nios. Lo ms razonable sera que las poesas y las canciones destinadas a ellos fueran escritas tambin por chicos de siete u ocho aos. Descartada esta posibilidad por razones legales, me atrevo a sugerir que se abandone la poltica de construir un arte infantil desde una superioridad. Los chicos intuyen la estupidez con la misma rapidez (o lentitud) que un adulto. Y no les cuesta calcular que el seor de calzas verdes que les pregunta desde el escenario si han visto al osito picarn es en verdad un farsante. Yo mismo, que no he sido un nio muy despierto, despreciaba las canciones de payasos y gallinitas y ms bien me inclinaba por Mi noche triste o El rancho de la Cambicha. Ahora estamos ante unos artistas que han resuelto cantar, tocar, pintar y escri-bir tan bien como pueden, sin ir a menos, sin bajar su pretensin de excelencia para adecuarla a un pblico supuestamente menos dotado. Guillermo Fernndez, Luis Longhi, Federico Mizrahi, Tute y todos los dibujantes, msicos y cantantes que intervienen en la obra son creadores excelentes y complejos que no se han bajado de caballo alguno. Han elegido, eso s, trabajar en el barrio del humor, calculando que el cinismo une ms que el fervor, y que la duda cosecha ms amistades que la certeza. Se me dir que nada de esto ser comprendido por los alumnos de tercer grado. Es posible. Tal vez la niez ya est totalmente en manos de los fabricantes de consolas y videojuegos. En ese caso, estos tangos de hadas podrn llegar a aquellos adultos que como Peter Pan han resuelto seguir jugando en secreto. Alejandro Dolina