65_Diarios y autobiografías

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PRECIO AL PÚBLICO 15 PESOS AÑO 6 NÚMERO 65 OCT 14 COLUMNAS / BERNARDO FERNÁNDEZ_-BEF / ANTONIO MALPICA / DIEGO RABASA / ERICK ESTRADA / KAREN CHACEK TEXTOS / ALEJANDRO ROMERO BARRIENTOS / EDUARDO HUCHÍN SOSA / FABIOLA SÁNCHEZ PALACIOS / ITZUL DE LA ROSA ENTREVISTAS / MARGO GLANTZ / FABIO MORÁBITO LISTAS / LOS MÁS VENDIDOS / PARA VER Y OÍR / NOVEDADES DEL MES

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PRECIO AL PÚBLICO 15 PESOS

AÑO 6 NÚMERO 65 OCT 14

COLUMNAS / BERNARDO FERNÁNDEZ__-BEF / ANTONIO MALPICA / DIEGO RABASA / ERICK ESTRADA / KAREN CHACEKTEXTOS / ALEJANDRO ROMERO BARRIENTOS / EDUARDO HUCHÍN SOSA / FABIOLA SÁNCHEZ PALACIOS / ITZUL DE LA ROSAENTREVISTAS / MARGO GLANTZ / FABIO MORÁBITOLISTAS / LOS MÁS VENDIDOS / PARA VER Y OÍR / NOVEDADES DEL MES

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EDITORIAL+DIARIOS Y AUTOBIOGRAFÍASQuerido diario:

Por fin terminamos la nueva edición de Lee+. Se nos ocurrió dedicarla a Diarios y Autobiografías, ya ves que en las sucursales de Gandhi hay muchos libros al respecto. Hace como un par de meses que habíamos ido a la librería de Miguel Ángel de Quevedo y encontramos verdaderas joyas. Si tú pudieras leer, porque ya sé que tampoco sabes escribir, sólo sirves para que yo lleve un registro pormenorizado de mi vida cotidiana, te divertirías mucho involucrándote en la vida de famosos como Eric Clapton, mejor conocido como Dios, ya sabes, ese grandioso guitarrista que compite de tú a tú con Jimi Hendrix. También hallamos una biografía del bembón de Steven Tyler, vocalista de Aerosmith, otra de Andrew Loog Oldham, seguro que no sabes quién fue pero yo te lo escribo: se trata del creador y primer manager de los Rolling Stones. Y para completar este cuarteto, Armando Vega-Gil y su Diario íntimo de un Guacarróquer. ¿No sabes quién es? Uno de los integrantes de Botellita de Jerez. Como te puedes dar cuenta, este número arranca a ritmo de rocanrol. Pero no te creas que sólo buscamos personajes de carne y hueso, también nos avocamos a encontrar otros que no lo fueran necesariamente. ¿Que te resulta difícil imaginar qué clase de seres imaginarios escribirían un diario? Una pulga, por ejemplo. Sí, una pulga, así se llama un famoso libro erótico: Autobiografía de una pulga. Piensa en todo lo que una pulga podría atestiguar en una habitación. Imagínate el Diario de Adán y Eva o El diario de Satanás. ¿Te dio miedo? Pues también está Drácula, de Bram Stoker, novela escrita en forma de diario.

Y no te creas que los diarios son sólo cosa de quinceañeras cursis. Los niños escriben diarios, como Corazón, de Edmondo de Amicis; los viejos, como Martín Santomé en La tregua, obra de Mario Benedetti. También los perdedores los hacen, como en El diario de un don nadie, y no sólo las mujeres citadinas, también las damas de provincias escriben diarios.

Si te interesa leer diarios escritos por mujeres que existieron de verdad, ahí tienes El diario de Ana Frank, o El diario de Helga, mujeres que narraron la terrible experiencia de la guerra y que desgraciadamente fallecieron pero nos legaron sus palabras gracias a esos cuadernillos que ni en las peores condiciones dejaron en limpio.

No me he olvidado de los colaboradores, de ellos te he hablado mucho en otras páginas. Bef, por ejemplo, fiel a sus gustos y motivaciones, nos cuenta sobre Robert Aickman y su cuento titulado “Páginas del diario de una adolescente” y finalizó su columna hablando de Rius, el decano de los moneros mexicanos. En “Las fábulas del tío Hofs”, de Antonio Malpica, Tortuga contrató a Teodoro para que registrara puntualmente todos los aspectos de su vida, cosa que a Aquiles no le gustó mucho; Erick Estrada compartió sus diarios de cinéfilo, una serie de libretas en las cuales, desde hace muchos años, registra sus opiniones sobre las cientos de películas que ha visto y que habrá de ver. Karen Chacek se dedicó a rastrear libros infantiles que fueran diarios y autobiografías: y los encontró, cinco en total para ser exactos. Diego Rabasa, filosófico como siempre, habló de la relación y las diferencias entre la autobiografía y el diario: “Mientras que los diarios pertenecen al género documental de la realidad (algo así como el ejercicio periodístico de nuestra vida cotidiana) la autobiografía está mucho más cerca de la ficción”, escribió.

Ya sé que quieres saber a quiénes entrevistamos. Te lo diré: a Fabio Morábito, autor de El idioma materno, y a Margo Glantz, que escribió Yo también me acuerdo; los dos son en cierto sentido libros autobiográficos.

Como te darás cuenta, querido diario, en este nuevo número la gente podrá saber más de la vida de otras personas y recordarán aquellos días en que también se sentaban a escribir lo que les pasaba diariamente.

P.D.En la portada aparece Hunter S. Thompson, creador del periodismo gonzo, y autor de El diario del ron. +

En portada: Hunter S. Thompson

DIARIO ÍNTIMO DE UNGUACARRÓQUERArmando Vega Gil

EDICIONES B

DOES THE NOISE IN MY HEAD BOTHER YOU?

Steven TylerHARPER COLLINS

Un espejo. Quién se puede mirar en un fondo de cristal y no sentir miedo o confusión de sí mismo. Conocerse es ser arrollado por pensamientos que le dan aspecto a su ser y no sólo en apariencia física. La forma material, igual que la racional, se construye de formas articuladas por distintos tiempos y vivencias, en su mayoría del pasado.

El hombre, acostumbrado y cómodo, calcula e idealiza todo por cuestiones de naturaleza, crea juicios -a tientas- en base a lo que se manifiesta ante él: el tiempo, la maldad, la verdad y hasta la vida, parecen descifrables. Entonces, ¿la gente hace de nosotros una imagen y con esa misma nos entierra? ¿Crea un nosotros que nosotros mismos desconocemos o que pensamos ajeno a nosotros? Cada persona tiene una historia, una en base al contacto que hemos entablado con ella, aunque sólo haya sido en apariencia. De manera que entonces no somos una, sino múltiples historias que viajan en un mismo cuerpo.

Para dejar las cosas en claro y contado desde el puño protagónico, cuatro personajes de distintas partes del mundo han decidido contar sus pasajes ya conocidos pero narrados por ellos mismos, antes y después de confrontar las consecuencias. Todos con un fin en común -sin ellos saberlo- desde su nacimiento: la música.

Quién más para hablar de México que alguien que ha probado sus voces y sentido lo que no se puede explicar. Un tipo desalineado al que le horrorizan las altas esferas, alguien que para darse a entender no necesita más que experimentar los placeres del error. Un personaje que narra en historias de otro su propia existencia. “Armiados Güeva Vil” nace de las entrañas de una Mosca ganosa de escupir palabrerío propio de la escena del rock ochentero mexicano. Remarcando el entorno social a manera de lenguaje popular, Vega Gil recurre a neologismos dignos de quien frecuentaba los famosos hoyos funky y sus caóticos contextos. Ahí en donde la realidad se pierde bajo el fondo de una falda, Armando Vega Gil recorre, en Diario íntimo de un Guacarróquer, a base de una narrativa vivaz y burlona, lo que vivió durante sus aventuras, ya sea de pie, a gatas o a bordo del guacamóvil, prematuras como eterno adolescente enamorado de su propia vida.

Por qué hablar de drogas, sexo y todos los ya gastados tabúes que enmarcan a las personalidades de las grandes bandas de rock si lo único que quieres es olvidarlas. Por qué no mencionar tus errores y todo aquello que algún día perdiste y te ridiculizó. Se puede imaginar a Steven Tyler sentado semidesnudo en su viejo cuarto de infancia confesándose ante

ROLLING STONEDAndrew Loog Oldham

RESERVOIR BOOKS

ERIC CLAPTON,LA AUTOBIOGRAFÍA

Eric ClaptonGLOBAL RHYTHM

un montón de hojas salpicadas de excesos, llanto y un sinfín de fluidos que recorren las líneas de su autobiografía. Reclamándose, en ocasiones, el poco tiempo que dejó para él mismo. Siempre aparentando y tratando de encajar en el perfil que en principio no era el suyo. Cuestionándose el origen de dios y el de esas tantas putas que no siempre le dejaron un buen sabor. El martirio que fue el no poderse reconocer en los ojos de su madre a causa de la enfermedad que lo alejó de sí, las drogas “duras”. Todo esto en Does the Noise in My Head Bother You?, la autobiografía de Tyler.

Qué sería de Inglaterra sin Francis Bacon, sin el punk sesentero de Vivienne Westwood en las calles, y sin los Rolling Stones perseguidos por todo Londres. Nada, no sería nada. La anterior podría ser quizá la declaración más obvia de cualquier fanático de los Stones, pero pocos pensarían que la mente detrás de este fenómeno musical fuera realmente quien hizo temblar al sistema mediático londinense y quien hurgó y agitó las mentes de adolescentes y de toda una generación conocida, más tarde, como los hijos del diablo. Su nombre: Andrew Loog Oldham, el monstruo detrás de los Rolling Stones. Este joven y bien peinado personaje, acaparó la atención de las masas sin siquiera hablar en público, lo único que tuvo que hacer fue descubrir y pulir los excesos que vivían en tipos como Mick Jagger y Keith Richards, convirtiendo su desobediencia y rebeldía en un costal de billetes y mala fama. En Rolling Stoned están las confesiones de Oldham en su afán por crear un producto mundial a base de líos, mentiras y un ingenio que sólo él y sus líneas pueden contar.

Llorando, igual que todos. Con la mirada fija y la boca cerrada, Eric Clapton grita con las manos a sus sesenta y dos años, escribiendo sus pensamientos, los sentimientos que cargó durante casi veinte años entre giras mundiales y fiestas sorpresa en el patio de su casa rodeado de celebridades como Ringo Starr, Jeff Beck y todo el vecindario, mientras Mick Jagger se deslizaba bajo sus sábanas. Él, como muchos, reconoció en las sombras de otros su propio futuro, en su caso bajo la imagen negra del blues, específicamente la de Big Bill Broonzy, uno de sus detonantes para que sus manos lentas recorrieran a prisa no sólo la rigidez de las guitarras sino también de la traición y el deseo de poder. Ambicioso desde niño, Clapton hace hincapié, en varios pasajes de su autobiografía, en los deseos y envidias que lo poseían ante situaciones donde él no era el más beneficiado, incluso ante sus propios amigos. Inmerso en su propia historia, Eric se revela como un virtuoso de la guitarra como pocos, mientras ahoga sus lamentos, esta vez no en alcohol -su mayor debilidad- sino en letras de tinta negra. +

Por Alejandro Romero Barrientos

Libro de importación

Libro de importación Libro de importación

CORAZÓNEdmondo de Amicis

AKAL

DIARIO DE UN DON NADIEGeorge y Weedon Grossmith

NÓRDICA

DIARIO DE UNA DAMA DE PROVINCIASE. M. Delafield

LIBROS DEL ASTEROIDE

LA TREGUAMario Benedetti

ALFAGUARA

Se cuenta que el físico Leo Szilard le dijo a su amigo y colega Hans Bethe que iba a comenzar un diario: “No me propongo publicarlo –le precisó–. Me limitaré a registrar los hechos para que Dios se informe”. Bethe, un tanto confundido, le preguntó: “¿Tú crees que Dios no conoce los hechos”. “Sí –dijo Szilard–, pero no esta versión de los hechos”. Y es verdad: mirado de lejos resulta desconcertante que alguien tenga que rela-tarse a sí mismo –o a Dios– los acontecimientos del día a día. Y no es menos extraño que ese ejercicio de desdoblamiento se considere cosa común, una prác-tica para la que no se necesite padecer esquizofrenia. Porque lo importante –parecen decirnos la lectura de diarios auténticos como la de los siguientes diarios in-ventados– no son los sucesos, sino la versión personal de esos sucesos.

Más de un siglo después de su publicación original uno se pregunta cuál es el secreto de Corazón, el libro de Ed-mondo de Amicis, que por décadas sigue cosechando lectores aun cuando pareciera que tiene todo en contra: cursilería, historias moralizantes, personajes sacrificados y la idea, un tanto refutada por la realidad, de que la edu-cación puede crear hombres de bien. La crónica personal de Enrico, el chico de doce años que asiste a un colegio de Turín, puede parecernos un retrato absolutamente ajeno en una época, como la nuestra, en donde el bullying se ha vuelto el elemento necesario para que un libro sea ca-lificado como “literatura escolar”. Es quizás esa estampa de otro tiempo lo que mejor le funciona a Corazón, con sus virtuosos hombres humildes o sus ricos desagrada-bles, que nunca oculta sus intenciones pedagógicas, su contexto romántico de la Italia recién unificada y su con-

fianza en la bondad intrínseca de las personas. Por otro lado sus relatos mensuales no pierden un ápice de interés: “De los Apeninos a los Andes” o “El tambor sardo” siguen siendo esos ejemplos cívicos que tan bien recordábamos, pero no en menor medida extraordinarias lecciones de cómo contar una buena historia.

“¿Por qué no habría de publicar mi diario? A menudo he visto memorias de personas de las que nunca había oído hablar, y no acierto a comprender por qué mi diario no habría de ser interesante?”, se pregunta Charles Pooter, un caballero que, acto seguido, empieza a relatarnos lo que ha acontecido en su mediocre existencia a lo largo de quince meses. Es precisamente esa vida anodina, es-crutada como si se estuviese contando una epopeya, el mayor encanto de este Diario de un don nadie, que reú-ne –y extiende– los textos que George y Weedon Gross-mith habían publicado en la legendaria revista Punch en 1888 y 1889. Charles y su esposa Carrie forman una pa-reja típica de la clase media –la auténtica protagonista de este libro– de fines del siglo XIX. Al comienzo de esta historia están estrenando una vivienda con seis habita-ciones, un jardín y una puerta principal que se mantiene cerrada, a fin de que los visitantes entren por la puerta lateral y no distraigan las labores de la sirvienta. El detalle no es menor porque aprovecha, en esa y otras descrip-ciones, uno de los rasgos esenciales del humor: marcar la insalvable distancia entre lo que se es y lo que se pre-tende ser. Los tenderos, el limpiabarros, las hortalizas, los vecinos de enfrente, su hijo y la novia de su hijo, y la necesidad de que la gente se ría de sus malos chistes son algunas de las preocupaciones principales de este diver-tidísimo aspirante a la aristocracia.

En una suerte de actualización cuarenta años des-pués de lo que cuentan los hermanos Grossmith se encuentra El diario de una dama de provincias. En 1929, la revista feminista Time and Tide le propuso a E. M. Delafield escribir una columna. El resultado fue una serie de punzantes anotaciones sobre los problemas domésticos de la clase media británica. Amparadas en la forma del supuesto diario que lleva una joven cuyo marido trabaja de administrador, las observaciones que pueblan este libro son venenosos dardos que apuntan a varios frentes: el matrimonio, los compromisos sociales, la economía familiar o la educación de los hijos. Con un esposo cuya mayor virtud es quedarse dormido mientras lee el diario, la dama de provincias tiene que lidiar con ese y con problemas de la índole más variopinta: la doncella que decide marcharse un día, la cocinera que se in-disciplina o el banco que no deja de mandar avisos sobre su cuenta corriente. Lo que este diario muestra son los entretelones de un grupo social sumamente despreocupado por su época. “¿No es acaso la persis-tencia indiscreta de los demás una causa frecuente de nuestro alejamiento moral de la verdad?”, dice en una de sus entradas y angustiosamente parece estar dibujando nuestro siglo.

De un tiempo para esta fecha está de moda avergon-zarse de Mario Benedetti, esconder sus libros y nun-ca confesar que nos sabíamos de memoria aquello de “Tengo miedo de verte / necesidad de verte / espe-ranza de verte / desazones de verte”. Las mentes más rudas de mi generación suelen huir de la poesía de Be-nedetti como si huyeran de una plaga bíblica, pero no de su narrativa, que ha mostrado una mejor salud ante los cambios de época y temperamento. La tregua, por ejemplo, a la distancia ya no parece el simple diario de una existencia burocrática en el Montevideo de los años cincuenta ni tampoco el detallado informe de las agridulces relaciones entre un viejo ridículo y una joven entusiasta. Es algo más: el luminoso recordato-rio de que la cotidianidad es una cosa que de repente puede fracturarse. En La tregua, Martín Santomé, un viudo que con tres hijos problemáticos y cercano a su jubilación, describe el día a día de sus encuentros con Laura Avellaneda, la nueva empleada de su oficina, a quien dobla en edad. La novela registra la minuciosa transformación de un tipo solitario y un tanto misó-gino, como Santomé, en un hombre que ha recupe-rado la vitalidad sexual y afectiva. Que ha encontrado buenas razones para llamar “vida” a eso que andaba viviendo.

Por supuesto, que esta relación tenga que ser clandes-tina dice tanto de los protagonistas como del momen-to en que les ha tocado vivir. +

Por Eduardo Huchín Sosa

Pocos recuerdan el nombre de Robert Aickman. Se trata de un escritor inglés de literatura fantástica metido en la tradición anglosajona de lo oscuro. Aick-man, quien murió en 1981, escribió un cuento que le valió en 1975 el World Fantasy Award, que es algo así como el Óscar de la literatura fantástica.

La narración de marras se titula “Páginas del diario de una adolescente” y cuenta en primera persona un viaje de Inglaterra a la Europa continental de una muchachita en algún punto indeterminado del siglo XIX. Se trata de una historia ambiental, situada en castillos oscuros poblados por decadentes personajes a los que la chica registra con tanto asombro como rigor. Lo que empieza como un diario de viaje se con-vierte poco a poco en la crónica de la transformación vampírica de la narradora, todo envuelto en una at-mósfera sofocante que recuerda mucho a escritores como Sheridan Le Fanu, Algernon Blackwood y Henry James. Un cuento inquietante, cuyo final abierto me dejó profundamente impresionado cuando lo leí de niño, hace más de treinta años, y cuyas sombras escu-rridizas siguen resonando en mi recuerdo.

La obra de Aickman, sin duda un cuentista brillante, no está traducida al español e incluso en inglés es di-fícil de conseguir, si bien existen tres tomos con su narrativa breve recogida. Pero si el lector se intere-só lo suficiente como para adentrarse en este tipo de tierras extrañas, recientemente apareció en la mesa de novedades una lujosa edición ilustrada de La cá-mara sangrienta de la también inglesa Angela Carter (1940-1992), espléndida narradora de lo fantástico, muerta prematuramente, quien dejó una abultada obra de la cual lo más conocido es esta antología. La cámara sangrienta es una especie de puesta al día de varios cuentos de hadas tradicionales, en versiones exentas de cualquier candor y repletas de malicia que nada tienen de infantil.

Algo similar a lo hecho por la rusa Liudmila Petrushé-vskaia en Érase una vez una mujer que quería matar al bebé de su vecina, aterrador compendio de nuevos cuentos de hadas rusos. Pero quien ha escrito una no-vela en forma de diario de entre mis lecturas ha sido José Luis Zárate en La ruta del hielo y la sal. En esta peculiar novela breve retoma las páginas del diario del

Demeter, embarcación que lleva el sarcófago de Drá-cula desde Varna, en la costa Búlgara del Mar Negro, hasta Inglaterra. Bram Stoker dedica apenas un par de cuartillas para dar cuenta del diario del capitán de la goleta. Zárate expande esas líneas hasta completar la bitácora del viaje, convirtiéndola en una de las más peculiares novelas mexicanas.

No pierdo oportunidad para hablar bien de Zárate, mi escritor mexicano favorito de entre los vivos. Como ya lo he hecho anteriormente en este espacio, baste decir que no sólo es una brillante novela en forma de diario, también es una de las pocas visitas de la litera-tura mexicana al mar.

Por otro lado, el novelista gráfico canadiense Guy De Lisle lleva varios años registrando su vida en forma de cómics. Artista que ha viajado por el mundo super-visando producciones de dibujos animados, su paso por un estudio de animación en Corea del Norte le dio suficiente material como para publicar Pyonyang, de-lirante historieta sobre las tribulaciones de un extran-jero en la última dictadura comunista de Asia. Con un dibujo sintético y elegante ironía, De Lisle da cuen-ta desde su llegada al aeropuerto, donde es recibido con un ramo de flores que después debe depositar —como todo visitante— a los pies de la estatua del dictador, hasta su visita al “Museo de la Amistad”, el libro reboza de situaciones tan absurdas que cuesta trabajo creer que son reales. Los excesos de una dic-tadura que intenta a toda costa legitimarse a sí misma son dibujados sin piedad por el narrador, quien nunca está muy seguro si debe reír o llorar.

El propio De Lisle ha publicado también Crónicas bir-manas y Crónicas de Jerusalem, espléndidos diarios de viaje en formato de cómic que dan cuenta de su paso por estos lugares.

¿Qué es un libro de memorias sino un diario exhibi-cionista? Eduardo del Río Rius, decano de los carica-turistas mexicanos, ha publicado recientemente Mis confusiones, abultado volumen en el que da cuenta de su paso por este mundo, durante el cual no sólo revo-lucionó la caricatura latinoamericana; también se en-contró con personajes fascinantes y situaciones que van de lo conmovedor a lo delirante. La publicación de las memorias de un caricaturista es un hecho inusita-do en el mundo editorial y ello habla de la importancia de Del Río en nuestra cultura. Un referente obligado dentro y fuera de los cómics y el humor gráfico. El li-bro está tan bien escrito que deja al lector con el pesar de que Rius no haya escrito más prosa.

El cómic del mes:Desde luego, Diario de Oaxaca, de Peter Kuper. +

LOS+VENDIDOS GANDHIFICCIÓN NO FICCIÓN

EL HOMBRE EN BUSCA DE SENTIDOViktor FranklHERDEREn esta obra, Viktor E. Frankl explica la experiencia que le llevó al descu-brimiento de la logoterapia. Prisionero, durante mucho tiempo, en los desalmados campos de concentración, él mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. ¿Cómo pudo él que todo lo había perdido, que había visto destruir todo lo que valía la pena, que padeció hambre, frío, brutalidades sin fin, que tantas veces estuvo a punto del ex-terminio, cómo pudo aceptar que la vida fuera digna de vivirla?

Y COLORÍN COLORADO...Odin DupeyronDISIDENTEY colorín colorado este cuento aún no se ha acabado se editó por pri-mera vez en el año 2001 y desde esa primera edición ha sido leído y releído, regalado, prestado y recomendado por lectores de todas las edades, de todos los géneros, de distintas religiones, preferencias y países. Se ha convertido en best-seller nacional con más de ciento cin-cuenta mil ejemplares vendidos en menos de cinco años, y ha tocado profundamente el corazón y la vida de miles de personas.

ÉTICA PARA AMADOR EDICIÓN 20 ANIVERSARIOFernando SavaterARIELSiguiendo la estructura de una larga carta dirigida a un adolescente, el autor analiza algunas de las cuestiones éticas más esenciales para la sociedad actual: el correcto ejercicio de la libertad, la aceptación de la responsabilidad, la necesidad de la convivencia entre humanos para poder llevar una vida plena, el saludable deseo de disfrutar de la vida y de los placeres que ésta nos ofrece, la ineludible relación entre ética y política y la obligada reflexión acerca de cuestiones como la conservación del planeta o la realidad de la inmigración.

EL LABERINTO DE LA SOLEDAD; POSTDATA;VUELTA A EL LABERINTO DE LA SOLEDADOctavio PazFCEEl laberinto de la soledad y Postdata, junto con las precisiones de Paz a Claude Fell en Vuelta a El laberinto de la soledad (1975), son un homenaje a la imaginación y al aliento crítico del poeta mexicano. So-mos, por primera vez en nuestra historia, contemporáneos de todos los hombres, escribió Octavio Paz en El laberinto de la soledad. Medio siglo después su voz, clásico contemporáneo, ha ganado un público universal y mexicano.

LOS CUATRO ACUERDOSMiguel RuizURANOEl doctor Miguel Ruiz nos propone en este libro un sencillo procedi-miento para eliminar todas aquellas creencias heredadas que nos limi-tan y substituirlas por otras que responden a nuestra realidad interior y nos conducen a la libertad. Hace miles de años los toltecas eran co-nocidos en todo el sur de México como “mujeres y hombres de conoci-miento”. Los antropólogos han definido a los toltecas como una nación o una raza pero, de hecho, eran científicos y artistas.

ADULTERIOPaulo CoelhoGRIJALBOA pesar de que parece tenerlo todo, Linda no se siente feliz. Su ma-trimonio con un hombre adinerado, un físico envidiable, dos hijos, una bonita vivienda en Suiza y un buen trabajo como periodista no son motivos suficientes para otorgarle la satisfacción personal que tanto ansía. Por otra parte, cuando piensa en sí misma de forma objetiva, es capaz de darse cuenta de todo lo que tiene, aunque a su vez siente remordimientos por no saber disfrutarlo.

LAS BATALLAS EN EL DESIERTOJosé Emilio PachecoERA Historia de un amor imposible, Las batallas en el desierto es una magistral novela breve que involucra otros aspectos como la corrupción social y polí-tica, el inicio del México moderno y la desaparición del país tradicional, y el rescate de las memorias individuales y colectivas de una ciudad a la que José Emilio Pacheco ama profundamente, pero recrea sin nostalgia y denuncia de manera implacable.

LA FIESTA DE LA INSIGNIFICANCIAMilan KunderaTUSQUETS Proyectar una luz sobre los problemas y a la vez no pronunciar una sola frase seria, estar fascinado por la realidad del mundo contemporáneo y, a la vez, evitar todo realismo, así es La fiesta de la insignificancia. Quien co-nozca las obras anteriores de Kundera sabe que en él no son en absoluto inesperadas las ganas de incorporar en una novela algo. En esta novela Kundera ve por fin plenamente cumplido su viejo sueño estético, que puede leerse como un sorprendente resumen de toda su obra.

LADRONA DE LIBROSMarkus ZusakDEBOLSILLOÉrase una vez un pueblo donde las noches eran largas y la muerte contaba su propia historia. En el pueblo vivía una niña que quería leer, un hombre que tocaba el acordeón y un joven judío que escri-bía cuentos hermosos para escapar del horror de la guerra. Al cabo de un tiempo, la niña se convirtió en una ladrona que robaba libros y regalaba palabras..

RAYUELAJulio CortázarPUNTO DE LECTURA Rayuela es la gran novela de Julio Cortázar. El libro donde el escritor argentino supo condensar sus propias obsesiones estéticas, literarias y vitales en un mosaico casi inagotable donde toda una época se vio maravillosamente reflejada. El amor turbulento de Oliveira y La Maga, los amigos del Club de la Serpiente, las caminatas por París en busca del cielo y el infierno tienen su reverso en la aventura simétrica de Oliveira, Talita y Traveler en un Buenos Aires teñido por el recuerdo.

DESHOJANDO A MARGARITAENTREVISTA con Margo Glantz

Vive desde hace muchos años en el centro de Coyoacán. Está en contra de la instalación de parquímetros en la zona, le molesta que las aceras de la colonia sean trampas mortales, se da tiempo para la procrastinación, cuando viaja prefiere tomar notas en vez de fotografías y este año, muy probablemente, instalará por fin una calefacción en su casa. Se trata de la escritora mexicana Margo Glantz, con quien conversamos acerca de Yo también me acuerdo, libro autobiográfico, de recuerdos breves como tweets, inspirado en el I remember de Joe Brainard, y en Georges Perec, quien a su vez homenajeó al norteamericano escribiendo Je me souviens (Me acuerdo). A partir de una invitación para escribir una serie de textos que comenzaran con “Me acuerdo de…” o “Me acuerdo que…”, Margo Glantz descubrió que todos esas memorias que iban surgiendo sin cesar gracias a la libre asociación de la que tanto hablaban los surrealistas, se-rían materia para escribir un libro en el que los recuerdos se organizarían como paquetes y que al ir siendo contados se deshojarían como una flor: “Los recuerdos van surgiendo de una manera espontánea en la medida en que un recuerdo atrae otro”, nos cuenta Margo: “Cada fragmento tiene su propia validez porque funciona por sí mismo, y al no estar ordenados de manera cronológica ni mucho menos lógica, eso me permite ir entre-cortando los recuerdos para no hablar demasiado de un mismo tema ni volverlo monótono.”

De lo frívolo a lo doloroso, del recuerdo de infancia al que ocurrió hace muy poco tiempo, Yo también me acuerdo es un amplio racimo de re-cuerdos de viajes, personajes, libros, conciertos. Acomodada en uno de los sillones de su casa, junto a la chimenea, Margo Glantz nos cuenta: “La vida se va organizando de esa manera: a veces trato de buscar recuerdos de otras épocas y hay cosas de las que me acuerdo vagamente, pero el re-cuerdo que surgió en un momento dado me permite ir afianzando otros. Hay momentos en donde digo ‘recuerdo esto de muy niña’ y quizá sea falso. De los recuerdos que se van acumulando, algunos son más bien de otras personas pero que acaban siendo asimilados por otros que creen que son suyos. Se supone que uno empieza a recordar a partir de los cua-tro años. Hay veces que el recuerdo es frágil, muy breve, a veces hay ve-racidad, a veces no. Aquello que quisimos o deseamos que fuera también es una clase de recuerdo. Por eso este es un libro de mucha libertad, ya que quien lo quiera leer puede hacerlo de pe a pa, empezarlo por el final o por el medio. En ese sentido es un libro casi infinito que pude seguir es-cribiendo hasta que yo muriera, y que funciona por medio de la anáfora, la repetición de las mismas tres palabras, siempre.”

La brevedad de recuerdos como con los que inician el libro, “Me acuerdo que hasta los treinta años creí que era fea y tonta”, “Me acuerdo que sólo tuve una muñeca en mi infancia, a lo mejor es un recuerdo falso”, remiten a la concisión del Twitter, red social a la que Margo Glantz es muy asidua (es seguida por 17,077 personas y ha publicado casi doce mil tweets), y que en cierto sentido le ayudó mucho para la escritura de este libro: “El tweet exige una restricción de ciento cuarenta caracteres, pueden ser menos pero nunca más, y se debe de decir algo, como en los haikus. Esta brevedad me permitió explorar muchos momentos de mi vida e irlos aco-modando, es una historia de mi relación con la literatura, tanto de mi lite-ratura como con la literatura en general, una historia de mis propios libros como escritura, de mis propios libros como lectura, y frases de autores que me parecen muy importantes”.

La procrastinación es otro tema de Yo también me acuerdo. Definida como aplazar, diferir, para Margo Glantz procrastinar es “miedo ante la escritura, miedo a resolver algo, miedo a acabar una cosa y ya no tener algo pendiente, terminar las cosas es como acabar con parte de la vida.”

Desde el estudio donde Margo Glantz escribe se ve un invernadero lleno de rosas, lantanas, belenes y sábilas, a donde llegan colibríes y mariposas de todos colores. Quizá por eso la mejor manera de entender este libro sea mediante una imagen que la propia autora, entre tantos recuerdos, nos comparte: deshojar margaritas. Curioso que el verdadero nombre de Margo sea Margarita, y que después de darle vuelta a las trescientas ochenta y tres páginas de Yo también me acuerdo, una elegante manera de deshojar un libro, al final tengamos un relato más o menos completo de la vida de una persona. Es como coleccionar las instantáneas de su memoria, las instantáneas de una persona que prefiere tomar notas en lugar de fotografías, como ella misma lo confiesa: “Las fotos recuerdan cosas pero cuando leo las primeras palabras que escribí sobre determina-do lugar, los recuerdos se me disparan. Cuando paso en limpio mis diarios nunca los transcribo exactamente porque cada vez que leo una frase me acuerdo de más y más cosas. No soy fotógrafa, soy poco práctica en la tecnología, cualquier foto que tomo es malísima, no sé qué enfocar. Creo que depende del tipo de disciplina que cada quien tenga. En mi caso la escritura me propicia más cosas que la imagen.” +

Por Jorge Vázquez Ángeles

Aquiles: ¿Y este quién es, si se puede saber?Tortuga: Camina junto a mí, Teodoro. El chiste es que no pier-das detalle.Aquiles: ¿Va a acompañarnos a La Bodeguita? Pero si no ha de tener ni catorce.Tortuga: Tiene trece y medio, de hecho; le podemos pedir una Lulú de grosella. Cuidado al cruzar, Teodoro, cuando estemos pasando una calle puedes dejar de apuntar, tampoco hay que caer en el fanatismo.Aquiles: ¿Qué es lo que tiene que apuntar o qué?Tortuga: Váyase acostumbrando a él porque, a partir de hoy, lo va a ver muy seguido por estos rumbos.Aquiles: No sé porqué empiezo a sentir esa comezón que me da cuando usted... umh... ¿A qué se refiere exactamente cuando dice “estos rumbos”?Tortuga: Ya le puse un catre en la casa. Y le compré su propio cepillo de dientes. ¡Atento, Teodoro!Aquiles: ¿Catre? ¿Cepillo? ¿De qué me perdí si sólo salió a sacar copias?Tortuga: Teodoro, no te pago por voltear a ver a cualquier se-ñora de formas generosas que pasa a nuestro lado. Bueno, okey, no te estoy pagando, pero tú me entiendes. ¿Decía?Aquiles: Decía que, o me explica, o de una vez compro el aviso de ocasión y busco un lugar en renta.Tortuga: Verá. Este mocoso de escuálida figura que no tiene permiso ni de decir esta boca es mía es, a partir de hoy, mi bió-grafo particular.Aquiles: ¿Qué? Maldito lunático. ¿Para qué necesita usted un biógrafo particular?Tortuga: No lo necesitaba hasta esta mañana. Pero, como re-cordará, llevé mi Comedia humana a fotocopiar y aquí el inter-fecto, que solía laborar ahí, le prendió fuego a las cuatro mil ho-jas mientras fumaba. Antes de fotocopiar nada, por supuesto. Su patrón y yo convinimos que era una sentencia justa.Aquiles: Usted tiene la culpa, Balzac de pacotilla. ¡Le dije que escribiera su Comedia humana en la computadora y no en la máquina de escribir!

Tortuga: Soy un mártir de las letras, las generaciones venideras se enterarán y lo aplaudirán. ¿Apuntaste eso, Teodoro?Aquiles: “¿Apuntaste eso, Teodoro?” ¡Y lo peor es que lo ha apuntado! ¡Horror! ¡Y también apuntó “y lo peor es que lo ha apuntado”! ¡Y luego “Horror!” ! ¡Y luego la repetición de la repe-tición de...! ¡Para ya, escuincle!Tortuga: Oiga. No interfiera. El muchacho tiene una peniten-cia que pagar. Anota también que me hice a un lado para que pasara aquella viejita, Teodoro. Quiero ser un ejemplo a seguir. Pero no, no anotes que te dije que lo anotes, Teodoro. Tampoco quiero que piensen que fui un engreído.Aquiles: En La Bodeguita lo voy a amarrar a una silla, loco dege-nerado. Ahora veo que no bromeaba aquel día que me sugirió que iniciara mis memorias, como hizo Bioy Casares, sólo que dando realce a lo que usted dijera.Tortuga: Usted y yo sabemos que, después de muerto, a usted lo recordarán sólo por su relación conmigo. Así que agradezca que lo incluya en mi biografía.Aquiles: Petulante. Darse tanta importancia no paga ni después de muerto. ¿O ya olvidó los veinte años que puso de plazo Tho-mas Mann para abrir sus diarios? ¿Y todo para qué? Para ente-rarnos que todos los días la pasaba mal del estómago y que se le iban los ojos con cualquier jovenzuelo.Tortuga: Matiza eso, Teodoro, por favor. El señor está celoso y quiere robarme cámara. ¡Al fin llegamos! ¡Muero por un mojito! Ojalá me relacionen con Hemingway por esa frase. Aquiles: Pase usted primero, si cabe por la puerta.Tortuga: Me da gusto que empiece a darme mi lugar, así como hará algún día la Historia.Aquiles: ¡Corre, Teodoro! ¡Sálvate! ¡Yo te cubro!Tortuga: ...Aquiles: Sí. Ahí va su sueño de inmortalidad. Pero vamos, no ponga esa cara. Yo lo invito. Y sirve que le platico por qué, si quiere postergar, hay que subir el archivo a la nube... no subirse uno.

LOS+VENDIDOS GANDHIELECTRÓNICOS ARTE

LAS MEDIDAS DE UNA CASAXavier FonsecaPAX MEXICOEsta obra imprescindible da al profesionista y al usuario, de mane-ra clara y sencilla, todos los datos de la antropometría, análisis de mobiliario, diseño urbano, control ambiental, incluyendo el uso de energía solar, circulaciones y otros. Además, incluye un capítulo so-bre las necesidades para conjuntos y zonas habitacionales, todas las medidas para el diseño de una casa.

KAHLO (1907-1954)Gerry SouterNUMENDetrás de los retratos de Frida Kahlo se ocultan tanto la historia de su vida como la de su obra. Es precisamente esta combinación la que atrae al espectador. La obra de Frida es un testimonio de su vida. Pocas veces se puede aprender tanto acerca de un artista con sólo contemplar lo que él inscribe dentro del marco de sus cuadros.

LA SINTAXIS DE LA IMAGEND. A. DondisGUSTAVO GILIEl aprendizaje de una gramática de las imágenes es imprescindible para la comprensión de la cultura actual. Una cultura constituida cada vez más por multitud de elementos visuales, procedentes de campos tan próximos y tan diversos al mismo tiempo, como son la fotografía y el cine, la televisión y el vídeo, los diseños gráfico e industrial, las artes plásticas y los trabajos manuales, la prensa ilus-trada y los cómics, etcétera. Es decir, la casi totalidad de los medios de comunicación de masas.

LA HISTORIA DEL ARTEE. H. Gombrich PHAIDON La historia del arte es una de las obras sobre arte más famosas jamás publicadas. Durante más de cinco décadas no ha tenido rival como in-troducción al arte en su totalidad, abarcando desde las primeras pinturas rupestres hasta el arte experimental contemporáneo. Lectores de todas las edades y culturas han sabido hallar en el profesor Gombrich a un au-téntico maestro, en quien conocimiento y sabiduría se conjugan con un don único para comunicar de manera clara su profundo fervor por las obras de arte objeto de su estudio.

LA TACOPEDIAAlejandro EscalanteTRILCEQuien crea que lo sabe todo acerca del mundo del taco, se sorpren-derá ante esta original, divertida y apetitosa enciclopedia, donde se desmenuzan los diecinueve tipos principales de tacos y sus primas (enchiladas, tlayudas y quesadillas); origen, características, secretos, recetas, salsas que deben acompañarlos, variantes, algunas taquerías recomendadas de todo el país, entrevistas con taqueros legendarios... Las excelentes fotografías se acompañan por una tacografía, una lote-ría del taco y otras botanas que hacen de éste un libro delicioso.

ADULTERIOPaulo CoelhoGRIJALBO La nueva novela de Paulo Coelho, con su magistral estilo, explora el universo emocional de la mujer, sus dudas, pasiones y secretos, su soledad, su entrega a lo prohibido y su redención. A sus treinta y un años, Linda tiene todo aquello que muchos sueñan: una vida perfecta. Un marido que la ama, unos hijos adorables, una exitosa carrera. Y de pronto, sin previo aviso, su vida se pinta de sombras y comienza a te-mer que nada se transforme, o que todo cambie de improviso.

ADMINISTRACIÓNStephen P. RobbinsPEARSON Este libro de administración podría describirse como un curso gene-ral en el que se cubren variados temas en poco tiempo. Consúltenos a nosotros, a los autores de su libro, como si fuéramos sus profesores adjuntos. Como sus compañeros en este reto, le hemos procurado la mejor información posible tanto en el libro como en el material que se encuentra en mymanagementlab.com para ayudarle a tener éxito en este curso. ¡Ahora depende de usted utilizarlos!

ECONOMÍA LIBERAL Xavier Sala i MartínPLAZA & JANÉS Un libro de economía para no economistas. Xavier Sala i Martín es catedrático de Economía de la Universidad de Columbia. Siendo una de las máximas autoridades mundiales en cuestiones de desarrollo y crecimiento económico, su obra Economic Growth es el libro de texto sobre el tema más utilizado en el mundo. Entre los investigadores eco-nómicos nacidos en el España, su nombre ha sido el más citado en las revistas especializadas internacionales durante la última década.

DERECHO CORPORATIVO Y LA EMPRESARoberto SanrománCENGAGE LEARNING En esta obra se estudian temas fundamentales de derecho corpo-rativo tales como: derecho bancario, régimen fiscal de la empresa, comercio exterior, propiedad intelectual y derecho laboral, entre otros. Con ello se da cobertura a todo programa de estudios de un curso de derecho corporativo para estudios de licenciatura y pos-grado en las áreas de los negocios.

SI DECIDO QUEDARMEGayle FormanSALAMANDRA Mia tiene diecisiete años, un hermano pequeño de ocho, un padre músico y el don de tocar el chelo como los ángeles. Pero en un ins-tante todo cambia. Un terrible accidente deja a Mia malherida en la cama de un hospital. Mientras su cuerpo se debate entre la vida y la muerte, la joven ha de elegir si desea seguir adelante. Y esa decisión es lo único que importa.

LA LITERATURANO SIRVE PARA CONOCERSE

ENTREVISTA con Fabio Morábito

La primera vez que Fabio Morábito escribió una novela, su madre, acostum-brada a los libros de poesía del hijo, al ver el ejemplar le dijo: “Hasta que escribiste un libro”. “Por eso un escritor de poemas y de cuentos como yo no es realmente un escritor”, dice Fabio. Y lo dice luego de reflexionar sobre el papel híbrido de la poesía, un género cuyo poder de atracción radica en su oralidad que no puede ser atrapada del todo en las páginas de un libro: “La vocación real de cada poema es vivir a solas como era hace muchos años cuando los poemas vivían en la memoria de las personas. Esa vitalidad que les otorga la oralidad nos recuerda constantemente, a través de su ritmo y su forma tan peculiar de formar parte de la lengua, que no pertenecen a la escritura por completo.”

Teniendo como fondo una de las fachadas de la Escuela Nacional de Música y el incesante sonido de un xilófono, Fabio Morábito nos cuenta sobre la vocación literaria, la escritura perniciosa por un lado y vital por el otro; la lectura, el destino literario, oralidad versus escritura, que son los temas de su más reciente libro, El idioma materno. Una invitación del periódico argen-tino Clarín fue el origen de estos textos, una poética basada en las experien-cias que como escritor Fabio Morábito ha venido recogiendo a lo largo de los años. La conversación inicia con el tema de la infancia, muy presente en las páginas del libro: ¿En la infancia se define la vocación de una persona? Fabio contesta: “El problema es que la infancia es tan rica en episodios que al ser recordados siempre se tergiversan por quien los recuerda. Buscar el episodio decisivo que me condujo a ser un escritor fue un poco mi propósito al escri-bir este libro, es una quimera, una utopía. En realidad no hay ningún suceso determinante y sospecho que nadie que escriba (e incluso ningún artista en general), recuerda ese suceso determinante que encaminó su destino. Llego a la conclusión de que uno termina siendo lo que es por pura casualidad, por la serie de azares que de no haber coincidido de ese modo no hubieran producido lo que produjeron.”

Uno de esos episodios de infancia involucran a un Fabio Morábito que trai-ciona a uno de sus compañeros de clase. El niño en cuestión era incapaz de leer bien y Fabio, para atenuar su penosa situación, cuando le llega el turno de leer, intenta hacerlo peor pero algo le impide seguir maltratando las pala-bras. Al final se gana la felicitación del maestro y él se da cuenta que lo suyo será la vocación de escribir al tiempo que descubre el sabor de la traición, ‘dos vocaciones estrechamente unidas’. “Creo que el escritor…”, dice Fabio sobre la relación entre traición y escritura, “…tiene que darle la espalda al prójimo, replegarse en una especie de cuarto privado desde el cual poder

entender lo que pasa afuera sin estarlo en realidad. En términos militares, en vez de estar en la trinchera el escritor está en las líneas secundarias, desde la cuales tiene la visión suficientemente abarcadora como para entender para los demás qué significa estar ahí sin estarlo, y desde ese punto de vista es un traidor, un desertor. Todo escritor de algún modo deserta de los demás y de la vida. El escritor, que ejerce la escritura de manera más plena, consciente y radical, es el desertor de la especie por excelencia.”

Si la vocación es difícil de rastrearse en la infancia, ¿cómo se descubre que alguien quiere hacer literatura? Dice Fabio: “En primer lugar yo diría que no hay que creerse escritor. Hay que plantearse siempre la escritura o lo que uno va a escribir como un problema que puede o no resolverse. En segundo lugar no pretender que la literatura sea un ejercicio de autocuración o au-toconocimiento, pues para eso puede servir el sicoanálisis o la conversación entre amigos. La literatura no sirve para conocerse. En El idioma materno hay muchas cosas autobiográficas, algunas adulteradas, otras falsas o tergi-versadas adrede para hacerlas más verdaderas. No hay en esa veta autobio-gráfica la menor voluntad de autoconocimiento. No escribí éste como un libro de memorias para conocerse más o para que los demás nos conozcan mejor, sino sólo apelando a los episodios de mi infancia o de mi vida más madura que me permiten cuestionar un problema que siempre tiene que ver con mi vocación de escritor y que me inquieta. He usado el acervo de mis experiencias y recuerdos sin la voluntad de conocerme mejor.”

“Tampoco basta la voluntad de llenar páginas para sentirse escritor. Una editora me dijo que la abundancia nauseabunda de novelas que hay en el mercado actual se debe, entre otras razones, al hecho de que todo mundo escribe en computadora. La computadora nos presenta todo lo que escri-bimos de manera impecable, intachable, sin errores en la pantalla. Cuando todavía usábamos la pluma o la máquina de escribir nuestras páginas esta-ban llenas de tachones, de borraduras que nos mantenían alerta frente a la calidad de lo que escribíamos. Ahora podemos escribir las mayores tonterías y en la computadora aparecen bien alineadas. Eso baja la guardia a muchos escritores o a presuntos escritores. También en la prosa, igual que en la poe-sía, se ha perdido ese sentido de alerta, de saber que las cosas pueden re-sultar aunque la mayoría de las veces no resultan y por eso hay que corregir, trabajar y volver a corregir. Tendríamos menos libros pero seguramente de mayor calidad.” +

Por Jorge Vázquez Ángeles

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En su ensayo “El flautista en el pozo”, el escritor Charles Simic dice: “Todas las cosas del mundo, profanas o sagra-das, deben ser reexaminadas una y otra vez a la luz de la experiencia personal”. La construcción de un universo propio y único es un elemento esencial no sólo para el desarrollo de una obra sólida y honesta, sino para una existencia consecuente. La vida de un escritor puede ser tan interesante y emocionante como la de cualquier per-sonaje literario o tan anodina y simple como la del más terrenal de los mortales. No es necesario tener una vida colmada de aventuras como la de Jack Kerouac, Catheri-ne Millet o Hunter S. Thompson para ejercer un embrujo ante los lectores al relatar tu propia vida. La simple ma-nera de encarar la existencia, la forma de reunir los acon-tecimientos que dan forma a ese velo que llamamos el yo, los mecanismos de reflexión, el ejercicio de la memo-ria, pueden resultar cautivadores aun si se lleva una vida simple e insulsa. Si la mente de una persona me interesa –dice el ensayista norteamericano Philip Lopate– la se-guiré a donde vaya.

Los géneros a los que está dedicada la presente edición de esta revista en principio sugieren más similitudes que diferencias entre sí, pero esta premisa se desvanece ante una mirada más cuidadosa. Mientras que los diarios per-tenecen al género documental de la realidad (algo así como el ejercicio periodístico de nuestra vida cotidiana) la autobiografía está mucho más cerca de la ficción. La memoria –entidad en la que se sostienen todos los rela-tos autobiográficos– es un manantial de mitos más que un álbum de fotografías. Sobre los límites que separan a la ficción y la no ficción, el escritor catalán Enrique Vila-Matas dice “Llevamos siglos separando ficción y realidad con un biombo imaginario. El biombo –gran invento japonés– divide en dos espacios una habitación y nos ofrece la posibilidad de diferenciar las dos áreas. Pero la separación es artificial, puesto que oculta que, de hecho, hay un solo espacio. En la narrativa, hay también un solo espacio, pues nada hay tan equivocado como creer que se puede narrar lo que sucede en la vida cuando en reali-dad contarlo exige siempre inventar”. Esta afirmación se

puede constatar con mucha claridad en el terreno de la memoria. Pocos días después del 11 de septiembre un grupo de psicólogos norteamericanos entrevistó a sobre-vivientes de las Torres Gemelas y les pidió que realizaran un recuento de lo sucedido. Repitieron el ejercicio con el mismo grupo durante diez años. Sin excepción los relatos fueron transformándose hacia versiones que cada vez se alejaban más de lo realmente acontecido hasta llegar al grado de que algunos de los sujetos del experimento recordaban con mucha claridad la presencia de personas que no habían estado ahí.

Este carácter simbólico y narrativo de la memoria se apre-cia con claridad en la deslumbrante autobiografía de Vla-dimir Nabokov, Habla, memoria. Si bien en ella Nabokov se ocupa de algunas de las situaciones que definieron su carácter (como el momento en el que se percató de que tenía “audición coloreada”, la vuelta a casa de su padre tras su estancia en la prisión, sus numerosas enfermeda-des), lo que vemos es una narración que conecta dichos instantes con imágenes poéticas y reflexiones filosóficas que utilizan los destellos de la memoria para construir un relato que interpreta el tiempo transcurrido.

El género de los diarios, en cambio, se separa de la au-tobiografía porque no padece la mediación del tiempo ni el factor de transformación del individuo que in-terpreta el pasado de una persona distinta a aquella que narra. En libros de diarios como La tentación del fracaso, de Julio Ramón Ribeyro, podemos ver el tes-timonio de una época determinada así como la con-tradictoria, profunda y cautivadora complejidad de la experiencia humana montados en los hombros de una mente privilegiada en tiempo real. Cuando lee-mos entradas como la del 22 de marzo de 1959 que dice “cuando hace dos días le confesé a C. que mi vida se me presentaba como una trama de problemas sin resolver, ella tuvo el tino de responderme ‘soluciona primero tu problema económico, que todos los demás se resolverán por añadidura’”, podemos ver, en una simple frase, distintas facetas del escritor: su humor (negro), la vocación irrenunciable por el sufrimiento y el azote, su incapacidad para resolver los asuntos de índole pragmático y su gran capacidad para reírse de sí mismo y no tomarse su vida demasiado en serio.

Dos géneros muy distintos que sugieren que es quizá el tiempo –ese que se apila infinitamente en ambos costados de esa falla, ese extraño accidente que es el presente– la sustancia que nutre esa inquietante y maravillosa necesidad que tenemos los seres humanos de construir historias para poder darle un poco de for-ma a una realidad en constante transformación. +

¡Qué pequeño es el cosmos (bastaría la bolsa de un canguro para contenerlo), qué baladí y encanijado en comparación con la conciencia humana, con el recuerdo de un solo individuo, y su expresión verbal! Vladimir Nabokov, Habla, memoria

AUTOBIOGRAFÍA DE UNA PULGAAnónimo

TUSQUETS

DIARIO DE ADÁN Y EVAMark Twain

AXIAL

EL DIARIO DE SATANÁSLeonid Andreíev

AXIAL

DRÁCULABram Stoker

EDICIONES GANDHI

El género literario que se conoce como diario es, en apariencia, el más fácil, pues para producirlo sólo hace falta que una persona registre todos los días los hechos más relevantes de su acontecer, sus pensamientos, sentires e ideas acerca del mundo. Sin embargo, quien lleva una bitácora personal siempre tendrá que luchar contra la idealización de sí mismo: el personaje que vive dentro de las páginas de un diario no es quien escribe sino un desdoblamiento, un ser extraño que puede seducir, atemorizar o incluso, destruir al autor. Después de todo, el diario es también una crónica personal en donde la mente es una tierra desconocida que todos los días se tiene que descubrir y, ¿por qué no?, colonizar.

El diario como género literario también es utilizado para que un autor dote de voz a personajes ficticios o histó-ricos. Dios, el Diablo, Adolf Hitler, Moisés, Napoleón, Alejandro Magno, El Papa Borgia, Shakespeare... Escribir un diario de cada uno de ellos es, también, tratar de in-terpretarlos, compenetrarse con ellos, intentar descubrir sus motivaciones y hacerlos vehículo para las reflexiones propias. Un escritor de mérito puede, incluso, encarnar-se en un simple insecto para dar un punto de vista total-mente distinto como en el caso de Autobiografía de una pulga. Durante la Inglaterra victoriana se editaron mu-

chas pasquines eróticos de manera clandestina. Las dos más importantes fueron La Perla y esta peculiar autobio-grafía, publicada por primera vez en 1881, que cuenta las andanzas del mencionado sifhonáptero y su papel de testigo privilegiado de las andanzas sexuales de sus hos-pederos. La pulga que no tiene nombre mas sí personali-dad e ingenio, va saltando de cuerpo en cuerpo, relatan-do lo mismo el despertar sexual de una jovencita que las perversiones de un eclesiástico, o las infidelidades de una encopetada dama de sociedad. Irónicas, profusamente sensuales, y dotadas de un evidente tono anticlerical, las memorias de este insecto son ejemplar indispensable en la biblioteca de cualquier erotómano que se respete.

O como hiciera Samuel Langhorne Clemens, conocido internacionalmente como Mark Twain, autor de obras como Las Aventuras de Tom Sawyer y Un yankee en la corte del Rey Arturo, también un notable librepensador y ateo. Por ello, es curioso que haya decidido hacer un diario de dos personajes bíblicos. En su Diario de Adán y Eva, a través de partes intercaladas en donde uno y otro comparten sus percepciones, Twain le regala al lector un compendio de las diferencias entre los sexos: mientras Adán es pragmático, de razonamiento simple, y plácido, Eva es curiosa, inventiva, y profunda. Ambos

padres de la humanidad exponen, cada quien en su ver-sión, su encuentro, la ingesta del fruto prohibido y la expulsión del paraíso de una manera hilarante. Twain, al final un hombre lleno de esperanza, en lugar de llevar las reflexiones de Adan y Eva por los derroteros del pe-simismo, los hace converger en las ventajas de la caída: al final, la pérdida del Edén valió la pena, porque encon-traron el paraíso en ellos mismos. Lo que Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus dice en quinien-tas páginas, Twain lo expone en menos de sesenta de una manera mucho más amena.

Siguiendo la ruta de los personajes bíblicos, de la plu-ma del escritor ruso Leonid Andreíev, el presente diario muestra una visión heterodoxa y renovada del Príncipe de las Tinieblas. En 1914 el Diablo, cansado de su reinado en los Infiernos, decide ocupar el cuerpo de un millonario norteamericano, un criador de puercos llamado Wander-good, con el fin de conocer la experiencia de lo humano, con enamoramientos e indigestiones incluidas. Acompa-ñado de su fiel escudero llamado Tuppi, quien al igual que Sancho Panza lo va guiando por las sendas de lo banal, y por el misántropo Magnus, el personaje se encuentra en-tonces con la multiplicidad de sensaciones y sentimientos que le estaban vedadas como ente cósmico. El Satanás de Andreíev no es un demonio omnipotente ni lleno de pe-dantería, sino un ser que poco a poco se va enamorando de la esencia del hombre y que, paradójicamente, al final, es estafado por causa de ese amor. Escrita con pequeños toques de humor negro y de burla al espíritu norteame-ricano, El diario de Satanás es una obra que merece ser revalorada por las nuevas generaciones de lectores.

Concluyo con una pariente de Satanás. Bram –apócope de Abraham–, Stoker, escritor y ayudante del famoso ac-tor Henry Irving –algo así como el Johnny Deep de la era victoriana–, revitaliza el mito del vampiro publicando en 1897 su novela Drácula, quizá la mejor novela de terror jamás escrita. En ella, haciendo uso de varios diarios ficti-cios –los de Jonathan Harker, Mina Murray, Lucy Wester-na, Abraham Van Helsing–, y de diversas cartas enviadas entre estos mismos personajes, narra la llegada del Rey de los Vampiros al Londres del siglo XIX, sus sangrientas andanzas, y su posterior cacería.

En esta novela, a diferencia de las que se mencionaron anteriormente, no es el protagonista quien se narra a sí mismo por medio de un diario, sino que la obra se estruc-tura como un mosaico conformado por selecciones de los diarios de otros caracteres, muchos de ellos secundarios. Esta estrategia narrativa logra dar verosimilitud a la obra, haciendo que el lector viva y se aterrorice al lado de los personajes, que pueda ver al monstruo tal y como lo ven dentro de la obra, y que, finalmente, participe en su ex-terminio. Novela obligatoria para quien aún no haya caído entre sus alas. + Por Fabiola Sánchez Palacios

Nunca me interesó llevar un diario. Desde niño, cierto espíritu hippie a mi alrededor me orilló a despreciar el pa-sado y a no confiar en nadie de más de veinticinco años, es decir, la representación del futuro. Claro, ese tipo de cantos de guerra pierden validez cuando uno cumple veinticinco y el futuro te alcanza. El horizonte cambia de color y uno depende casi exclusivamente de las fotos de cumpleaños y picnics que los tíos tienen guardadas, y de la memoria infantil-adolescente que, claro, es más borro-sa que una noche de niebla.

Después, conforme la vocación encuentra camino, uno se da cuenta que los apuntes de la carrera, de la prepara-toria, trabajos entregados a los profesores favoritos; que varias noches en vela garabateando frases en hojas que desaparecen y surgen de la misma niebla en otra mon-taña para ser redescubiertas como paseos mentales en busca de inspiración, sirven también como pequeño re-gistro de esos convulsos y acelerados días. Son una es-pecie de diario encriptado, flechazos retadores para un Sherlock hiperactivo.

Así, un pintor de casas puede revisar su pasado dando un paseo por los barrios que embarró de pintura, un jardine-ro caminando por los parques y un deportista revisando su paso por torneos y campos de entrenamiento, incluso dejando que sus ojos revisen los periódicos en los que ha-blan de él. Un editor puede hacer de los libros que publica un diario interactivo y ramificado casi al infinito.

Desde que comencé a escribir de cine (más o menos die-ciocho años), el diario que mi educación social infantil me había negado se construyó a sí mismo e hizo públicas mu-chas ideas que surgieron al digerir películas o hacer entre-vistas, al abrir los ojos frente a una pantalla o al enfrentar teorías mientras una historia corre encuadre a encuadre en un cine. De revistas a periódicos a investigaciones a proyectos, ese “diario público” puede dar también una buena muestra no de mi evolución al escribir, sino de la decadencia que más probablemente me hizo suyo, de ideas repetidas o contradicciones monumentales. Textos publicados en los que se deja ver parte de las películas que me fueron (de)formando y de las que quise hablar

pero que, ante el manjar que los psicólogos podrían de-vorar apenas me descuide, se levanta también el telón de mis editores, que hicieron publicables esos textos y les dieron mayor sentido que el que mi torpeza les dio en un primer momento.

Escribir de cine deja una larga lista de películas de las que la gente habla y hablará para hablar de ti. Es en parte un striptease mental (ésta me gustó, ésta no, aquella habla de esto pero ésta la contradice) y en parte un árbol filmo-gráfico que narra también lo que el destino te ha puesto enfrente. Por eso está también ese otro diario, la libreta (hoy libretas) que los profesores aconsejaron siempre llevar al cine, ahí donde se anotan las primeras ideas y emociones al enfrentarse por primera vez a una película, esa que, si uno es lo suficientemente aplicado guarda un orden alfabético que después deriva automáticamente en uno cronológico.

Se anotan fechas, fichas técnicas, pero hoy que todo está digitalizado, ese orden de fechas y de horas se da por de-fault. Cruzando las fechas de estreno con la libreta uno puede establecer las conexiones y saber incluso si esas ideas garabateadas (ahora literalmente) se estamparon ahí en verano o en otoño, de día o de noche.

Las películas que uno vio mientras comía, las de los fes-tivales (que se complementan con las famosas acredita-ciones que poco a poco se amontonan en un cajón lleno también de bolígrafos), las que se padecieron, las que provocaron mala letra y las que dejan la página casi va-cía. Ahí se acomodan, en el más puro estilo de “querido diario”, las películas luminosas y las oscuras, las que me dieron hambre y las que provocaron indigestión. Libretas que se van acumulando especialmente cuando el trabajo exige ver por lo menos una película al día, trescientas se-senta y cinco páginas mínimo en el transcurso de un año.

Esa negación del futuro me hizo despreciar la costumbre de llevar un diario y platicarme lo que había ocurrido en el día o en la semana. Pero el karma ha dado la vuelta y ahora en esas hojas se suman todos los días pensamien-tos e incluso asociaciones libres que hacen del striptease mental un circo de tres pistas.

Mi locura queda expuesta ahí, tanto y de tal forma que cuando voy al cine y olvido la libreta en casa, mis nervios son los de un adicto sin droga, la manifestación inconfun-dible del síndrome de abstinencia. Necesito dejar ahí ga-rabateadas mis ideas al ver una película, al pelearme con el discurso de algún director, al descubrir encuadres que me mueven, ideas que me inspiran.

Pero es eso, queda todo garabateado. Ya alguien al-gún día le pondrá orden. Un adicto al cine no puede hacerlo, no solo. +

PARA VERYOÍR VIDEO MÚSICA

SHO TRÍOSerFONARTE LATINOEl jazz hecho en México tiene calidad de exportación como bien lo demuestra Sho Trío, conjunto con una trayectoria reconocida en el medio que los convierte por derecho propio en uno de los representantes más importantes del género.

SUSANA HARPMisterios gozososHARP ITURRIBARRIAEl acervo musical del país tiene en Susana Harp un baluarte para que dicho tesoro no sólo se conserve, sino que siga vigente en el ámbito cultural de México, mostrando así un orgullo por la tierra que representa y la vio nacer.

SUSANA ZABALETALa sensatez y la corduraUNIVERSAL MUSICGrabación del concierto donde Susana Zabaleta hizo gala de su calidad interpretativa e histriónica dando como resultado un fa-buloso espectáculo que este disco permitirá a los admiradores de la Zabaleta disfrutarlo una y otra vez.

TOTÓ LA MOMPOSINAEl asuntoSONY MUSIC Desde Colombia, una de las figuras más representativas del folclor de esa nación. Sabor, baile, alegría y fiesta son los elementos princi-pales en la música de Totó La Momposina.

ANTONIO CARLOS JOBIM Ao vivo em MontrealMULTITRACKJobim es el compositor más afamado de Brasil, genio creativo y figura inconfundible de la cultura carioca alrededor del mundo. En este disco, queda su obra como testimonio el legado de su aportación.

EL GRAN HOTEL BUDAPEST Wes AndersonTWENTIETH CENTURY FOXGustave H., un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa, un joven emplea-do al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que transformaron Europa durante la primera mitad del siglo XX.

STALINGRADO Fedor BondarchukSONY PICTURESNoviembre de 1942. Continúa el implacable asedio a la ciudad de Stalingrado durante la Segunda Guerra Mundial. Rodeados de tropas alemanas y escasos de municiones, un grupo de soldados rusos se preparan para defender un edificio hasta el final.

NINFOMANÍA VOL. 1 & 2 Lars Von TrierCINE, VIDEO Y T.V.Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría no-che invernal, un viejo solterón encuentra en un callejón a una jo-ven herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones.

LA JAULA DE ORODiego Quemada-DíezEN PANTALLACuenta la historia de dos adolescentes que salen de su aldea y a los que pronto se suma un chico indígena. Juntos vivirán la terri-ble experiencia que padecen millones de personas, obligadas por las circunstancias a emprender un viaje lleno de peligros y con un final incierto. En el camino aflora la amistad, la solidaridad, el miedo, la injusticia, el dolor.

LA VISITA DEL REYRichard NelsonEN PANTALLACrónica del romance entre el presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt y su prima Margaret Stuckley. La historia se centra en un fin de semana de junio de 1939, durante el cual el rey de Inglaterra Jorge VI visitó a Roosevelt en su casa del Norte de Nueva York. Era la primera visita de un miembro de la Casa Real británica a los Estados Unidos.

EL DIARIO DE ANA FRANKAna Frank

DEBOLSILLO

EL DIARIO DE HELGAHelga WeissSEXTO PISO

MEMORIAS DEUNA SUPERVIVIENTE

Doris LessingDEBOLSILLO

DIARIO DE UN AMADE CASA DESQUICIADA

Sue KaufmanLIBROS DEL ASTEROIDE

Cuando un árbol cae en medio del bosque y nadie lo escucha, ¿produce algún sonido? Si la vida de una per-sona se ahoga entre millones de gritos, ¿produce algún efecto? ¿Qué pasa con lo que no se registra?

Se dice que la Historia comienza con la escritura. Antes, todo es especulación más o menos objetiva. Registrar una vida, una guerra, la locura, es un ejercicio recurren-te en los seres humanos, ya sea por la necesidad inhe-rente de ser eternos, ya por buscar una mirada objetiva del pasado, o quizá para lanzar un grito, una denuncia. El diario personal tiene diversos fines, arquetípicamen-te está relacionado con la niña-adolescente que plasma sus emociones en el paroxismo caricaturesco de sus ro-mances y caprichos. Sin embargo, las implicaciones del diario apuntan con más frecuencia hacia nuestro con-cepto de eternidad o de catarsis que hacia la inmadurez estilizada en una caligrafía infantil.

Tenemos, por ejemplo, El diario de Ana Frank, quien sigue viviendo, incluso después de su muerte. Aunque aún niña, nos sitúa, con la crudeza que caracteriza a las guerras, en la ocupación de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial; lo interesante de la obra, no son, sugiero, las referencias históricas, sino la visión del mundo que nos ofrece; es un grito que surge de en-

tre millones, una descripción del terror, la persecución, la ira, el desahucio. La calidad literaria, aun siendo un texto no ficcional, es un propulsor del viaje en el que incursará el lector al adentrarse a un mundo lleno de claroscuros.

Para unir una pieza más del rompecabezas, nos pode-mos valer de El Diario de Helga, donde Helga Weiss expone su propia experiencia acerca de la Segunda Guerra Mundial durante su visita en tres campos de concentración: Terezín, Auschwitz y Mauthausen. Tanto Ana Frank como Helga reflejan las condiciones de vida y la tragedia de aquella etapa de la historia; la diferencia es que Helga escribe desde los campos de concentración, a la vez que ilustra diversas escenas de la vida cotidiana durante su estancia. No es un regis-tro de datos históricos y geográficos, es el testimonio del impulso de vida y el poder paliativo que surge del asombro y la gratitud. Lejos de ser un retrato de aque-llo que rememoramos con ojos y corazón distantes, El diario de Helga conforma una radiografía del momen-to, la historia de la adaptación al cambio, del desapego en pos de la supervivencia, de conservar y aferrarse a lo único que no le pudo ser arrebatado: la esperanza. Hel-ga nos da una lección: cuando te despojan de todo, de tu hogar, tus principios, tus ideales, lo único que puedes

hacer es abandonarte a la muerte o luchar a toda costa por mantenerte en pie. Y el cuerpo responde, obedece. Ahí tenemos dos testimonios que logran ser escucha-dos, que existen. Sin embargo, para que una historia cimbre los rincones más oscuros de nuestra sensibili-dad no es imprescindible la cualidad de realidad; por ejemplo, en las Memorias de una superviviente. Doris Lessing vacila entre la realidad y las escenas oníricas, su obra es un relato distópico de la sociedad; la prota-gonista, una mujer adulta, es también un símbolo del estoicismo en un mundo de espera, pero sin esperan-za. Es la historia de una mujer que mientras observa el desmoronamiento de su vecindario (un reflejo de la sociedad entera) llega a su vida una niña de doce años, Emily, de quien se hace responsable sin darse cuenta de la transición que ocurre hasta que es Emily quien cuida de ella. En esta novela, el lector encontrará a la anar-quía como único gobernante, un lugar donde sólo el cambio resulta permanente. Las estructuras y normas sociales se transforman, nunca desaparecen, se adap-tan con el único fin de conservar la vida y para ello, lo que en algún momento fue inaceptable hoy puede ser la norma, lo común es también monstruoso y el instin-to se vuelve tu mejor consejero. La estructura de la no-vela es también etérea, con destellos de vidas de otro tiempo y otro espacio. Es así como Lessing absorbe al lector y lo introduce en un mundo ajeno, aunque, qui-zá, no muy lejano.

Probablemente se llegue a la conclusión de que el dia-rio está reservado para narrar aquellos momentos ca-tastróficos en donde la carencia, el abuso y la crueldad son los personajes principales, pero el diario puede ser también una válvula de escape para aquellas personas que tienen la vida resuelta y sólo se dedican a ser felices ¿No es así?

En contraste con las obras anteriores, hablaremos ahora del Diario de un ama de casa desquiciada, novela en la que Sue Kaufman muestra esa cara de la vida de una mu-jer que se da por sentado: ser ama de casa es sólo eso, no hay logros ni méritos, más aun si tienes un esposo exitoso, guapo, dos hijas hermosas, vives en un departa-mento de lujo con dinero a manos llenas y sirvientes a tu disposición, la única ocupación es ser feliz y disfrutar de tu vida, sobre todo si tienes a la mano tus tranquilizan-tes, cigarros, tragos, el psicoanalista y, por su puesto, un diario. Tina Basler es una mujer con todas las cualidades mencionadas, que se vale del diario como instrumen-to para estallar, gritar, confesar, existir. Es un relato que mantiene un tono hilarante y a la vez dramático en el que descubrimos que la tragedia no es la circunstancia, sino la perspectiva que tenemos de ella. +

Por Itzul de la Rosa

INFANTIL Y JUVENILLOS+VENDIDOS GANDHI

Si tú, querido lector, eres de los que van a la librería y le piden al encargado que les recomiende una historia con un “buen mensaje”, un derroche de valores y nada de ideas atrevidas… Historia de un niñito bueno / Historia de un niñito malo (FCE), definitivamente, no lo compra-rás nunca. Este libro de Mark Twain incluye dos biografías y en ninguna de las dos narraciones los eventos suceden como “debieran”. En el primer relato conocemos a Jacob Blivens, un niñito bueno que siempre obedecía a sus pa-pás y hacía sus tareas. Nunca se iba de pinta. Jamás men-tía. Leía todos los libros de la escuela dominical y soñaba con ser un niño tan bueno como los protagonistas de los cuentos. ¿Adivina qué recompensa recibía por hacerlo? ¡Ninguna! El bienintencionado de Jacob la pasaba fatal. Hiciera lo que hiciera, no importaba cuán noble o bueno fuera su acto, terminaba metido en problemas. En cam-bio Jim, el niñito del segundo relato, nunca escuchaba esa vocecita aguda en su cabeza preguntándole: ¿Crees que esté bien desobedecer a mamá?. ¡Qué va!, Jim no escu-chaba eso, mucho menos prometía dejar de hacer trave-suras. Jamás se rompió un brazo robando manzanas, ni fue mordido por un perro, ni se arrepintió de ser malo y luego se hizo bueno. A él todo le salía de maravilla. Eso sí, las tundas que le daba su mamá estaban a la altura. Sí, de ese tipo de historias filosas que despiertan en nosotros, lectores, toda clase de preguntas “irritantes” que, tarde o temprano, nos empujan a convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos. Por cierto que, volviendo al libro, las ilustraciones de Ricardo Peláez son una joya.

Cuando Madame Bodot, habitante de un pequeño pobla-do francés, abrió ese paquete en forma de “O” que recibió de regalo de cumpleaños de parte de su hijo, un estudio-so de los reptiles de África, lo primero que hizo fue: ¡Gri-tar! Sí, como lo lees. Crictor (Alfaguara Infantil) libro que además exhibe en la portada el retrato de una gallarda y elegante boa, documenta la vida de este afortunado reptil desde el día memorable en el que Madame Bodot lo encontró al abrir su regalo. Confieso que esta verde y tan inusual crónica de la vida de una boa constrictor y su compañera humana, me ha dejado completamente boquiabierta: qué años tan maravillosos los que pasaron juntos Madame Bodot y su magnífica boa, Crictor. El au-tor: Tomi Ungerer

¿Alguna vez te has preguntado cómo es la vida de esos leales y afectivos crayones que a diario aguardan en la caja el momento glorioso de salir a pintar contigo o alguien cercano a ti? Esos crayones que se desbaratan para darle vida a los monstruos, las casas, las flores, las ballenas, los perros, el sol y los cielos que decoran montones de hojas, paredes y manteles. Los que vez tras vez hacen su traba-jo sin quejarse… hasta que un buen día ¡renuncian! Pero ¿cómo?, ¿por qué?, ¿qué hiciste?, ¿qué no hiciste? Este es un libro imprescindible para cualquier persona que con-viva de cerca con unos crayones. Apuesto a que nunca más volverás a arrumbarlos en el closet, ni a olvidarlos en la casa de una tía. El día que los crayones renunciaron (FCE), de Drew Daywalt y Oliver Jeffers. ¡Es una maravilla!

El diario del Capitán Arsenio (Editorial Sudamericana), de Pablo Bernasconi, es una rareza extraordinaria que compila fragmentos del diario de vuelo de uno de los más grandes inventores de máquinas para volar que jamás haya existido: el Capitán Arsenio. Un visionario que fue capaz de entender que, si las carretas son tiradas por ca-ballos y los trineos por perros, un aviador puede surcar los cielos tirado por un montón de aves. Perfeccionado algu-nos detalles, claro. Otra alternativa es utilizar un Subma-ronóptero que se transforme en dirigible y vuele como las nubes. O tal vez seas un enamorado de los roedores y prefieras probar suerte con el Hamstertronic, mismo que —para volar— depende enteramente de la buena volun-tad y condición de un hámster adulto, capaz de correr so-bre una rueda a una velocidad de 9 vueltas por segundo. A la fecha se desconoce el paradero del intrépido Capitán Arsenio. ¿Dónde podrá estar volando ahora? Piensa en grande, tal vez aciertes.

Ahora no, Bernardo (Alfaguara), de David Mckee. Sí, bueno. La vida de Bernardo pudo haber llenado cientos de páginas de una estupenda biografía. Lástima que, siendo todavía un niño, Bernardo fuera devorado por un monstruo. Lo increíble es que: ¡en su casa todavía nadie se ha dado cuenta de que Bernardo no está más allí! +

THE MAZE RUNNER 1James Dashner

VYR

BAJO LA MISMA ESTRELLA John Green

NUBE DE TINTA

BUSCANDO A ALASKAJohn GreenCASTILLO

CIUDADES DE PAPELJohn Green

NUBE DE TINTA

DESTROZA ESTE DIARIOKeri SmithPAIDÓS

NOVEDADES LEE+ LOS LIBROS DEL MES ELEGIDOS POR LOS EDITORES

Victoria McQueen tiene un don especial para encon-trar cosas: una pulsera extraviada, una fotografía per-dida, las respuestas a preguntas incontestables. Con su bicicleta puede atravesar un mágico puente que, en cuestión de momentos, la lleva adonde necesita ir, ya sea al otro lado de Massachusetts o del país. Char-les Talent Manx también tiene su propio don: sabe manejar a los niños. Los lleva a dar un paseo en su Rolls-Royce de 1938 con la matrícula NOS4A2 (Nos-feratu). Con su viejo coche puede salir sin problemas del mundo cotidiano hacia las carreteras ocultas que los transportarán al asombroso —y terrorífico— pa-raíso de la diversión que él llama “Christmasland”. Y entonces llega el día en que Vic sale en busca de pro-blemas… y encuentra a Manx. +

SOBRE LA FELICIDADFrédéric Lenoir

ARIEL

EL BUEN LECTOR SE HACE NO NACE

Felipe GarridoPAIDÓS

EL HAMBREMartín Caparrós

PLANETA

J.D. SALINGER. A LIFEKenneth SlawenskiRANDOM HOUSE

EL HOMBRE NACIDOEN DANZIG

Guillermo FadanelliALMADÍA

Adolfo López Mateos tiene menos de un mes como presidente de México y debe enfrentar una crisis internacional que puede llevar al país nuevamen-te a una guerra, mientras el cadáver de un joven vestido de mujer es hallado en las calles del barrio chino de la capital. Un escritor obsesionado con la precisión histórica urde una fábula negra que une a la subcultura gay de la época con una conspiración en Los Pinos, en un tiempo de tensiones desborda-das en que el verdadero poder no sólo se ocultaba detrás de los secretos, sino que hacía de ellos sus armas. En La ciudad de los secretos Héctor Zagal rinde tributo a algunas de las mejores tradiciones de la novela policiaca y a una ciudad a punto del estallido económico y demográfico. +

Un hombre se afeita el bigote que lleva años lucien-do. Lo hace en secreto, para darle una sorpresa a su mujer. Pero cuando aparece ante ella con su nueva imagen, la esposa no reacciona. No parece percatar-se de que su marido se ha afeitado. Es más, cuando éste le muestra su perplejidad ante la falta de reac-ción, ella le asegura que él nunca ha llevado bigote. Un gesto en principio sin mucha trascendencia –afei-tarse el bigote– se convierte en el punto de partida de una pesadilla kafkiana para el protagonista de esta novela. ¿Es víctima de un juego, de una broma de su entorno más próximo? ¿Se ha vuelto loco y realmen-te nunca llevó bigote? ¿El mundo se ha confabulado contra él para ponerlo a prueba? ¿Afeitarse el bigote puede lanzarlo a uno al abismo? +

En Pedrara, en un extremo de la isla de Sicilia, en-tre antiguas tumbas y riachuelos cubiertos por la sofocante frondosidad de las adelfas, se yergue la villa de los Carpinteri. Allí se reúne toda la familia en torno al lecho de tía Anna, que ha caído en una distraída demencia senil. Entre las historias que afloran en las conversaciones está la de las piedras preciosas sobre las que desvaría la tía, pero ¿exis-ten realmente?, y, si es así, ¿dónde están escondi-das? Además, ¿qué lazos unen a tía Anna con el atractivo Bede, auténtico guardián de la propiedad y ambiguo factótum? Como el agua en la blanda cal, los Carpinteri excavan en el pasado, rebuscan en armarios y exigen verdades nunca dichas, ri-quezas jamás disfrutadas. +

Un hombre colecciona muñecas antiguas cuya histo-ria está signada por la muerte, sin sospechar que una de ellas le revelará un secreto de su propio pasado. Un detective es contratado por el padre de una jo-ven recientemente asesinada para encontrar el brazo que los criminales le amputaron a su hija. Un escri-tor se propone averiguar la historia que esconde un hombre ciego y solitario que vive en el mismo edi-ficio que él. Una mujer desea recuperar el amor que le ha sido arrebatado por la muerte, y contrata a un brujo que desatará una maldición sobre ella. Durante la matanza de Tlatelolco, en el 68, uno de los estu-diantes asesinados desaparece después de recibir un disparo en la cabeza, y aparece de nuevo, caminando con rumbo desconocido por las calles de la ciudad. +

AUTORRETRATO DEFAMILIA CON PERRO

Álvaro UribeTUSQUETS

LOS 100Kass MorganALFAGUARA

PAZAhmet Hamdi Tanpinar

SEXTO PISO

POLLOCK ANDTHE IRASCIBLES

Carter Foster24 ORE CULTURA

THE 1000 DOT-TO-DOT BOOK: CITYSCAPES

Thomas PavitteILEX

A finales de los noventa el panorama televisivo vivió una transformación sin precedentes. Mientras las grandes cadenas seguían a la búsqueda del mínimo común denominador, un puñado de series artística-mente ambiciosas que reinventaban la narración te-levisiva aterrizaron en la televisión por cable. Series que dejaban de preocuparse por gustar al especta-dor medio, que se olvidaban de lugares comunes y personajes arquetípicos, de tramas cerradas y fina-les felices. Series como Los Soprano, The Wire o pos-teriormente Mad Men y Breaking Bad. Combinando el reportaje en profundidad y las entrevistas perso-nales con el contexto histórico y el análisis cultural, este libro narra la epopeya de lo que ya se llama la tercera edad de oro de la TV. +

UNA VIDA EN ILUSTRACIÓN¿Qué es lo que realmente te gusta de vivir como ilustrador? Los ilustrado-res más sobresalientes responden esta pregunta en A life in illustration, a través de sus experiencias en este campo tan amplio. El libro muestra los retratos de más de veinte talentos que revelan los recovecos del trabajo de ilustración comercial, editorial, informativa, de estilo de vida, narrativa y tipográfica. Se trata de un libro inspirador para aquellos que ya trabajan como ilustradores y resulta práctico para quienes consideran a la ilustración como su futuro campo profesional. +

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