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    Ao BAo BAo B

    HOMILIASPARA EL

    LECCIONARIO DOMINICAL

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    HOMILIASPARA EL

    LECCIONARIO DOMINICAL

    AO BTrabajo coordinado y revisado por el

    Rvdo. Isaas A. Rodrguez, Lic. en Teologa

    Editadas por elRvdo. Cannigo Daniel Caballero

    Publicado por la Oficina del Ministerio HispanoIglesia Episcopal

    815 Second AvenueNew York, NY 10017

    Desarrollo congregacional tnico

    Ao de gracia de 2002

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    PresentacinCuando asum el cargo de Misionero Oficial para el Apostolado Hispano

    en nuestra Iglesia, una de las necesidades ms apremiantes era la de una obra

    homiltica que facilitara la tarea de quienes trabajan en la via del Seor.

    Surgan demandas por todas partes pidiendo, a gritos, una obra como la que

    hoy presentamos. Por ello, movidos por esa necesidad y amparados en la

    proteccin del Seor, iniciamos el camino, sin estar seguros adnde nos

    conducira. Hoy puedo estar orgulloso y satisfecho de ofrecer esta primera

    serie de homilas correspondiente al Ciclo B del Leccionario Dominical.Este Ciclo B, se encuentra tambin en Internet, junto con los Ciclos A

    y C, que en aos sucesivos se prepararn para la imprenta.

    Aprovecho esta oportunidad para dar las gracias a todos los hermanos

    clrigos en el ministerio que, tomando tiempo de sus ocupados das, han

    colaborado en la confeccin de estas homilas. Estoy especialmente

    agradecido al Rvdo. Isaas A. Rodrguez, que ha dedicado a este trabajo

    infinidad de horas, para lograr que las homilas sean aceptables de la mayora

    del pblico. Invito al lector a leer, con detencin, la introduccin que lmismo ha preparado, explicando lo difcil del proyecto. Su introduccin es

    asimismo interesante bajo el punto de vista homiltico en general.

    Que la lectura y predicacin de estas homilas sirvan para acercarnos ms

    aquel que tiene palabras de vida eterna, Jess, nuestro Salvador.

    El Rvdo. Cannigo Daniel Caballero, Misionero

    Desarrollo congregacional tnico

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    ColaboradoresAlvaro Araica

    Abdas valos

    Oscar Carroza

    Fernndo Gmez

    Armando Gonzlez

    Carmen Guerrero

    Juan Jimnez

    Bernardo Lara

    Alejandro Montes

    Isaas A. Rodrguez

    Onell Soto

    Hugo Videla

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    Introduccin a las homilas

    No sin cierta satisfaccin ofrecemos al pblico hispano estas homilas para elLeccionario Dominical y Festivo. Inicialmente se escribieron para cubrir la escasez desacerdotes cuyo primer idioma es el castellano. As, sacerdotes sin dominio del espaolpodran leer una homila ya preparada. Tambin podran, en caso de carencia total desacerdotes, ser ledas por lderes laicos.

    Tanto la homila como el sermn pertenecen a un gnero tan privado como elepistolar. El predicador manifiesta su personalidad predicando. La predicacin es tan

    personal que, en todo rigor, no se puede repetir, como no se puede duplicar lapersonalidad, ni con la moderna clonacin. Tambin cambian los estilos. Hoy nosresultara muy difcil leer un sermn de San Juan Crisstomo.

    Personalmente no puedo predicar el mismo sermn dos veces. Los domingospredico en tres misiones. Cada una tiene unas caractersticas peculiares. El ejemplo quees vlido y certero para una, no lo es para otra. Ms an, a veces, la experiencia de unacomunidad me sirve para ilustrar algn aspecto doctrinal en otra misin. As pues, en

    cada una de ellas predico un sermn diferente, aunque sustancialmente ofrezco el mismomensaje.

    El trabajo editorial de este libro ha intentado dar cierta universalidad a la forma ycontenido de las homilas; sin embargo, un lector atento podr observar, tras las mismas,una personalidad diferente, y es que son fruto de varios autores. Ello ha enriquecido esteconjunto de homilas. Cada escritor se ha fijado en detalles que uno solo no hubieracaptado.

    Ahora bien, si la predicacin es tan personal, y si el sermn debe estar encarnado enuna comunidad, cmo ser posible presentar homilas vlidas para toda una Iglesia,donde hay cientos de comunidades y cada una de ellas con idiosincrasias diferentes? Estopone de relieve lo arduo de la tarea. En efecto, yo no podra contar, en un sermn queva a ser ledo por un extrao, una experiencia tenida cuando viva en el monasterio.Resultara ridculo. De ah la necesidad de dar cierta generalidad a las homilas amenoscabo de mayor intimidad y localidad. Como apuntamos al principio, el primer

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    objetivo de cubrir la falta de sacerdotes bilinges, ha sido el motor y gua de estashomilas. Ante tal imperativo, es mejor contar con un escrito un tanto asptico que privara la comunidad de un comentario de la Palabra divina.

    Por otra parte, al paso que estas homilas, colocadas en el ilimitado campo de

    Internet, eran curioseadas por un amplio pblico, nos fueron llegando notas positivas denimo y felicitacin por el trabajo ofrecido. Y pudimos observar que no slo losdestinatarios mencionados hacan uso de ellas, sino otros muchos lectores, que inclusono iban a predicar ese domingo. Esto no deja de ser un encomio si se tienen en cuentalas limitaciones observadas.

    Las homilas son cortas intencionadamente. Recuerdo que en los aos sesenta,estando yo en Roma cursando teologa y en pleno Concilio Vaticano II, cuando se

    debati el documento Sacrosantum Concilium sobre la sagrada liturgia, alguien tuvola feliz idea de realizar una encuesta sobre la predicacin entre los reporteros, que, detodo el mundo, se encontraban en la ciudad eterna. La pregunta era sencilla, cmo legustara que fuera la predicacin en la Iglesia? La mayora, casi absoluta, respondi quela homila no debiera pasar de cinco minutos y que deba ir al grano. Aadan que sepredicara con ms frecuencia pero nunca extensamente; proclama la Palabra, insiste atiempo y a destiempo deca Pablo (2 Tim 4,2). Aprend bien la leccin. Hoy no puedotolerar sermones de veinte minutos, en los que el predicador no hace ms que acumularejemplos y aburrir a la gente. Est llenando el saco de paja. Paja estril. Cuentan ancdotatras ancdota y muchas de ellas recogidas de libros o de escritos homilticos. La mayorade esos cuentos no pegan bien. Lo que cala en la gente son las ancdotas vividas por elmismo predicador. Esto no quiere decir que el predicador nos cuente sus triunfos, o supenosa vida, para que le admiremos o le compadezcamos. La ancdota tiene slo el valorfuncional de ayudar y apoyar el inters y el contenido del tema del da. En una palabra,en mi opinin, lo que pase de diez minutos es tiempo perdido. No olvidemos la filosofade los adagios populares; aqu nos viene al pelo el que dice que lo bueno, si breve, dosveces bueno.

    El sermn o la homila no debe ser un medio para lucirse uno, sino para alimentarespiritualmente al pueblo. Hay predicadores que desde el plpito nos dan clases desicologa, de poltica, o de filosofa. Cursaba yo filosofa cuando nos lleg un profesorrecin doctorado de la Sorbona de Pars. Sus sermones eran todo un alarde de filosofaexistencialista, muy en boga por aquellos aos. El pueblo que escuchaba, en su mayorahumilde, se quedaba ayuno de todo. Tampoco aguanto sermones en los que el

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    predicador hace alardes filolgicos aunque en realidad no domine ni el hebreo ni elgriego ni el latn. Podramos decir: elocuente? S. Edificante? No. Segn algunosexpertos, Jess conoca al menos tres lenguas, sin embargo nunca acto como unfillogo en su predicacin. Habr casos en que sea necesario, y slo de pasada, mencionarel origen de una palabra, pero no realizar equilibrios lingsticos. El buen predicador

    tiene que ser competente para ofrecer el tema del da, de una manera slida, en diezminutos; si no lo logra, es que, o no se ha preparado bien o que carece de capacidad desntesis.

    Contra la vanidad de los predicadores San Juan de la Cruz mantena una actitudrigurosa prohibiendo predicar a frailes que lo hacan para lucirse. Veamos lo que dice elsanto en la Subida del Monte Carmelo: El predicador para aprovechar al pueblo y noembarazarse a s mismo con vano gozo y presuncin, convinele advertir que aquel

    ejercicio (de la predicacin) ms es espiritual que vocal; porque, aunque se ejercita conpalabras de fuera, su fuerza y eficacia no la tiene sino del espritu interior. De donde, porms alta que sea la doctrina que predica y por ms esmerada la retrica y subido el estilocon que va vestida, no hace de suyo ordinariamente ms provecho que tuviere deespritu(III, 45). Pablo estaba convencido de haber recibido ese mensaje de austeridaddel mismo Cristo. Me envi a predicar la buena noticia, sin elocuencia alguna, para queno se invalide la cruz del Mesas (1Cor 1,17). En el sermn debemos ofrecer la BuenaNoticia, no nuestra encumbrada personalidad. En el sermn no podemos ponernoscomo ejemplo repitiendo incesantemente el yo. En el sermn no podemos predicar alos pecadores sin incluirnos en ellos. Toda actitud paternalista y pontifical suena a huerosi no est respaldada por una vida muy santa. Es necesario vivir una vida de entrega ysantidad de lo contrario la superficialidad de nuestra vida quedar patente en el sermn.Un sermn sencillo predicado por un alma santa producir ms fruto que otro elegantepronunciado por un predicador sin vida espiritual. El mismo Sancho Panza lo deca:Bien predica quien bien vive.

    Esto no quiere decir que se pueda predicar sin preparacin alguna. Antes bien, es

    necesario dedicar muchas horas de estudio y reflexin para ofrecer algo sustancioso alpueblo de Dios. Es necesario leer y releer los textos bblicos asignados para el domingo,dedicar tiempo a una exgesis de los mismos, interpretarlos, y optar por el tema msimportante que se trasluce en las lecturas, sobre todo en el evangelio. El predicador queno cuente con un buen diccionario bblico, y con un comentario bblico slido, a la largano har ms que ofrecer vulgaridades a la comunidad. Si queremos que nuestro sermnest encarnado en la comunidad en que vivimos no podemos olvidar temas humanos y

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    sociales que abarcan a toda la humanidad. Con ello, quiero implicar la necesidad de leeralgunas publicaciones serias, algn peridico o alguna revista de peso nacional.

    Por otra parte, hay sacerdotes que se suscriben a varias publicaciones homilticas, yluego se las ven y se las desean para sintetizar tanto material. San Agustn deca que tema

    a la persona que usaba slo un libro. Efectivamente, no hace falta una multitud depublicaciones, sino unos pocos libros sustanciales. Personalmente recomendara a todoslos lectores el excelente trabajo de Reginal H. Fuller: Preaching the New Lectionary: TheWord of God for the Church Today. Fuller es un escriturista experto y ofrece exgesisbblica de primer orden, adems de sugerir ideas o temas para la homila del da.

    Cmo podremos concretizar ese contenido que tras una lectura asidua y reflexivatenemos en nuestra mente? Habr que darle, al menos, tres partes elementales,

    introduccin, cuerpo y conclusin. Pero quiero ofrecer al lector un pensamiento deCicern que juzgo muy apropiado. Dice: El mejor orador es el que pronunciando undiscurso (el sermn) ensea, deleita y promueve las almas de los oyentes. Ensear es unaobligacin, deleitar un regalo, y promover necesario. El escritor norteamericanoWilliam Safire ha sealado que cuando Pericles daba un discurso la gente responda:Fascinante! Mas cuando lo pronunciaba Demstenes la gente gritaba: En marcha!.

    Veamos brevemente esos tres elementos. Ensear, es una obligacin. La mayora denuestras audiencias carece de una formacin religiosa bsica y no parece inclinada a unestudio serio impartido los domingos en aulas y menos an durante la semana. Esobligado, pues, que todo sermn sea fundamentalmente didctico. Esto no quiere decirque el predicador se ha de convertir en profesor y demuestre pedantemente todo susaber, no. Se trata de ofrecer doctrina slida de una manera reflexionada, logrando queel pblico piense activamente con el predicador. Al mismo tiempo es necesario deleitarcon una pequea dosis de humor que tiene la funcin de captar la atencin de la gente,suavizar la tensin en unos momentos de concentrada intensidad y facilitar el recuerdodel contenido del sermn. No se trata de convertir el sermn en una serie de chistes o

    de ancdotas graciosas, sino de algo que, como la sal, sazone la comida. Como normageneral, los mejores sermones no son aquellos que nos deleitan constantemente, sino losque nos inquietan, molestan y retan a algo superior. As predicaban los profetas, as lohizo Jesucristo. Finalmente, de nada nos servira formar e informar las mentes, de nadanos servira alegrar sus espritus si al final del sermn no estuvieran dispuestos a la accin.Es pues necesariopromoverlos espritus de los oyentes, a cambiar de vida, a tomar parteen un proyecto, en una palabra a ponerse en marcha! Para lograr esto se ha de predicar

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    con convencimiento y con pasin, de tal manera que nuestra personalidad quedemanifiesta con autenticidad en lo que decimos.

    Todo lo dicho hasta hora qued plasmando hace ya dos mil aos en el maestro detodos los maestros: Jess. Su vida era santa. Sus sermones, breves y con enseanza, llenos

    de deleite y picarda, y movan a la gente a seguirlo.

    El objetivo final de todo sermn debe ser estimular al pueblo a cambiar de vida ylanzarse en marcha hacia ideales ms nobles. Este bro arrollador difcilmente se puedeconseguir en un sermn escrito y ledo. Pero si el predicador vive una vida cristiana defidelidad y entrega a la palabra divina, puede lograr milagros que la letra escrita y muertano ofrecen.

    Finalmente, quiero aadir un factor esencial para la buena predicacin. Se trata deescribir el sermn. Dice el maestro de la oratoria Cicern que Nada ayuda tanto alorador como escribir el discurso (sermn). Efectivamente, muchos predicadoresadolecen de esta debilidad, sin embargo, la escritura del sermn ayuda a verse a unomismo como en un espejo. Nos damos cuenta de nuestros propios defectos, como: faltade lgica en el orden de pensamientos, falta de claridad, repeticin innecesaria de unmismo trmino, carencia de ilustraciones, carencia de trminos concretos y abuso deabstractos, multiplicidad de temas, demasiados incisos que confunden a la gente, frasesmuy largas, repeticin de lugares comunes. Todo esto se puede corregir si escribimos elsermn con antelacin.

    Este prrafo pudiera parecer una contradiccin con el anterior. Tenga el lector encuenta que hablamos de casos distintos. En el primero, hablamos de sermones escritos,un tanto descarnados, y para una audiencia muy general. En el segundo, enfatizamos conCicern la conveniencia de usar la escritura como un medio para lograr un buen sermnpara un auditorio particular y especfico. Una vez revisado y corregido, podemos darlevida y pasin en la presentacin del mismo.

    Ojal que esta introduccin y las homilas que ofrecemos al pblico sirvan paraacercarnos ms a Dios, nuestro salvador!

    Rvdo. Isaas A. Rodrguez

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    INDICEAdvientoPrimer Domingo de AdvientoSegundo Domingo de Adviento

    Tercer Domingo de AdvientoCuarto Domingo de Adviento

    NavidadLa Natividad del Seor (Nochebuena)La Navidad del SeorPrimer Domingo despus de NavidadSegundo Domingo despus de Navidad

    Epifana

    La Epifana del SeorPrimer Domingo de Epifana (El Bautismo del Seor)Segundo Domingo de EpifanaTercer Domingo de EpifanaCuarto Domingo de EpifanaQuinto Domingo de EpifanaSexto Domingo de EpifanaSptimo Domingo de EpifanaOctavo Domingo de Epifanaltimo Domingo de Epifana

    CuaresmaMircoles de CenizaPrimer Domingo de CuaresmaSegundo Domingo de CuaresmaTercer Domingo de CuaresmaCuatro Domingo de CuaresmaQuinto Domingo de CuaresmaDomingo de Pasin: Domingo de Ramos

    Triduo PascualJueves Santo de la Cena del SeorViernes SantoVigilia Pascual

    Tiempo PascualPascua de ResurreccinSegundo Domingo de PascuaTercer Domingo de Pascua

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    Cuarto Domingo de PascuaQuinto Domingo de PascuaSexto Domingo de PascuaSptimo Domingo de Pascua

    Tiempo de Pentecosts

    Domingo de PentecostsLa Santsima TrinidadPropio 1Propio 2Propio 3Propio 4Propio 5Propio 6Propio 7Propio 8

    Propio 9Propio 10Propio 11Propio 12Propio 13Propio 14Propio 15Propio 16Propio 17Propio 18

    Propio 19Propio 20Propio 21Propio 22Propio 23Propio 24Propio 25Propio 26Propio 27Propio 28Propio 29

    FestividadesLa transfiguracinLa Festividad de Todos los Santos

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    Primer Domingo de AdvientoIsaas 63, 16b-17. 64,1-8, Salmo 80, 1-7, 1Corintios 1,3-9, Marcos 13, 33-37

    Feliz ao nuevo! Algunos se preguntarn sobre el porqu de este saludo, y es que hoy iniciamosun ao nuevo. No se trata del ao secular que regula nuestras actividades diarias en la sociedad, sino deun ao nuevo litrgico. El ao litrgico regula nuestras actividades diarias en el camino de la salvacinhacia la vida eterna.

    Por otra parte, la liturgia abarca todas las actividades que realizamos en la Iglesia. Estas actividadesincluyen los ritos, los sacramentos y la oracin comunitaria. Es decir, es una actividad sagrada y santa,en la que participan los cristianos que se encuentran en el templo en oracin.

    En lo referente a las lecturas que se leen en la eucarista los aos litrgicos estn divididos en tresciclos, llamados A, B, y C, en los cuales leemos casi todos los libros de la Biblia.

    Hoy iniciamos el ciclo B, y con l empezamos la lectura del Evangelio de San Marcos. Como stees el ms corto de los cuatro evangelios, las lecturas sern completadas ms tarde con el de San Juan.

    Tambin entramos en la estacin de Adviento, que es un tiempo de espera. Nos recuerda laesperanzadora espera del pueblo judo en un mesas libertador, que nosotros reconocemos comoJesucristo nuestro Salvador. Pero el tiempo de Adviento es tambin para nosotros una preparacin paraun futuro final, para el da en que nos veremos cara a cara con Dios: fin y consumacin de todos

    nuestros deseos.Generalmente, los domingos precedentes al primero de Adviento nos hablan del final del mundo,de la consumacin de la historia; y lo hacen con un lenguaje apocalptico, que evoca miedo y pnico.Precisamente el captulo trece del Evangelio de San Marcos es todo l un discurso escatolgico, undiscurso que versa sobre el final de los tiempos. Al final del captulo nos amonesta a que adoptemos unaactitud sabia y prudente: Velad!, nos dice.

    Esta actitud vigilante tiene validez eterna mientras vivamos en camino hacia el ms all. Velad!, esuna urgencia a estar siempre preparados, a estar siempre alerta. Alguien ha comentado que el peor delos ismos, no es el socialismo, el comunismo, o el capitalismo, sino el sonambulismo. Andamos comodormidos y slo cuando una emergencia o una catstrofe se nos echa encima nos acordamos de Dios.Cunta gente viene a misa los domingos? Slo un porcentaje muy pequeo. Mas cuando algo grave les

    agobia, vienen a pedir un milagro. Jess quiere que estemos en la presencia de Dios constantemente;de esa manera, nada nos puede asustar.El evangelio nos dice:Velad para que no os durmis con la falsa seguridad que ofrecen las cosas materiales!Velad para que no os durmis en la oscuridad de las tentaciones del mundo, y no seis capaces de

    ver la luz divina!Velad para que no os durmis en la seguridad de vuestra religin y no seis capaces de amar a

    Dios!Velad, cristianos, velad, porque no sabis el da ni la hora! Quin puede fijar una edad a su vida?

    Quin puede decir, vivir ochenta aos, cuando puede que hoy mismo esa persona muera deaccidente de coche?

    Para poder velar necesitamos tiempo de reflexin y meditacin. Con el paso alocado que lleva elmundo es difcil reflexionar. Por ello, la Iglesia nos invita a tomar espacios de reflexin. Nos invita aacercarnos al templo, y, en el silencio, elevar la mente a Dios y pedirle ayuda y luz para ver cmo vannuestras vidas. Nos invita a realizar propsitos de mejora, y de compromiso para con nuestroshermanos, y as juntos, poco a poco, cambiar la sociedad. Nos invita a superar una vida de sonmbulos

    y comenzar a vivir en constante alerta hasta que Dios nos llame.Mientras tanto, recemos esta oracin del profeta Isaas:Oh Dios, t eres nuestro padre, nosotros la arcilla, y t el alfarero: somos todos obra de tu mano.

    No te excedas en la ira, oh Dios, no recuerdes siempre nuestra culpa: mira que somos tu pueblo (Is64,7-8).

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    Segundo Domingo de AdvientoIsaas 40, 1-11, Salmo 85, 7-13, 2 Pedro 3, 8-15a, Marcos 1, 1-8

    Las lecturas de los domingos pasados nos recordaron cun fugaz es la vida y cun cierto es nuestrofin. Tambin nos recordaron que el mundo que nos rodea ha de pasar.

    Las lecturas de este domingo ya no hablan del fin de los tiempos sino de la necesidad de un mesas.Cuando llegue el mesas, se revelar la gloria del Seor, y la vern todos los pueblos juntos, dice el

    profeta Isaas.Marcos inicia su evangelio con un ttulo: Comienza la buena noticia de Jesucristo, Hijo de Dios.Con pocas palabras ya nos ha dicho todo lo que se puede decir del mesas esperado: Se trata de unmensaje de salvacin llevado a cabo por Jesucristo, Hijo de Dios y Mesas esperado.

    Los escritores del Nuevo Testamento citan constantemente a los del Antiguo porque ven en ellouna continuacin de la obra de salvacin que Dios realiza en el tiempo y en el espacio. El profeta Isaas(los tres Isaas) escribi de una manera tan maravillosa que algunos lo han considerado como el quintoevangelio.

    Con lenguaje potico escribe el profeta:En el desierto preparad un camino al Seor; allanad en la estepa, una calzada para nuestro Dios;

    que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece, y lo escabroso se

    nivele (Is 40, 3-4).Tomado literalmente este pasaje no tiene sentido, pues el paisaje sera ms bello dejndolo comoestaba. Mas si pensamos, como el profeta, que es Dios quien va a salvar del exilio a un pueblo cautivo,como en el pasado lo hizo Moiss, sera mejor que todo el terreno estuviera parejo y llano, para que elpueblo caminara sin fatigas.

    San Marcos, introduciendo la figura de Juan dar sentido al mensaje de Isaas. Juan el Bautista nopide al pueblo algo externo, sino de algo que cale en lo ms profundo del ser humano. Allanad vuestras

    vidas, que sean claras y limpias que no haya cuevas ni antros, ni altos ni bajos. En otras palabras, vividcon sencillez y limpieza de corazn; que la verdad y la justicia aniden en vuestros corazones y que noquepan la mentira y o la injusticia. Orientad vuestras vidas hacia un objetivo claro: hacia la salvacin ysantidad que ofrece Jess nuestro salvador: no deis vueltas, perdidos por el mundo.

    Marcos coloca a Juan el Bautista como el mensajero que haba de preparar la venida del Mesas.Juan saba que sin una conversin interior no podran recibir a un Salvador puro y limpio porque nopodran reconocerlo. Juan, pues, no predicaba una mera confesin de pecados dichos de memoria, sinouna conversin radical que cambiara sus vidas de una vez para siempre. Se trataba de una manera de verla vida diferente a como la haban visto hasta el presente.

    Hoy sabemos que Juan tena razn. Muchos no pudieron comprender el mensaje trado por Jess.Era un mensaje de purificacin. Era un mensaje de una religin ms interior y menos legalista, dondela compasinn y la aceptacin de todo ser humano fuera la norma de vida.

    Nosotros hemos de aprender del mensaje de Juan y de Jess. Primero hemos de ser heraldos queanuncien a todo el mundo el nacimiento de Jess ya acaecido y el nacimiento de Jess que se puederepetir en todo corazn de buena voluntad estas Navidades cuando celebremos su venida a la tierra.

    Hemos de aprender de Jess a vivir una religin autntica de amor, limpieza y pureza de corazn. Hastaque no logremos esto, todas nuestras celebraciones sern muy superficiales.

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    Tercer Domingo de AdvientoIsaas 65, 17-25, Salmo 126, 1Tesalonicenses 5, [12-15] 16-28, Juan 1,6-8. 19-28

    Estad siempre alegres en el Seor; os lo repito, estad alegres. Que vuestra bondad sea conocidade todos los hombres. El Seor est cerca (Flp 4,4-5).

    Estas bellas palabras del apstol San Pablo a los filipenses hacen eco a las de hoy. Estad siemprecontentos.

    Tradicionalmente este domingo se conoca en el misal romano como el domingo de gaudete,el domingo de la alegra. En el libro de Oracin Comn antiguo este tema apareca en el domingocuarto de Adviento.

    Sin indicarlo explcitamente la Iglesia todava ha conservado este tema en un domingo de Adviento.Todas las lecturas de hoy nos invitan a la alegra. En la lectura de Isaas la alegra aparece como frutode una creacin nueva por parte del Seor.

    La palabra alegra aparece en las cartas de San Pablo ms de veinte veces. En l, la base de todaalegra est en el Seor, por ello debemos estar siempre alegres. Y en la carta a los colosenses (1,24) nosconfiesa que est contento de sufrir tribulaciones y dolores por el bien de los hermanos.

    En el evangelio, la razn de la alegra es porque entre nosotros hay alguien a quien noconocemos y nos trae la salvacin.

    Ahora bien, si hemos de estar siempre alegres, cmo podremos explicar el pesimismo que haprevalecido en la historia de la Iglesia? Por qu el ser humano se ha de empear en ver siempre tinieblascuando estamos rodeados de claridad y bondad por todas partes?

    Ya desde el principio el mensaje de Jess fue alterado. Los escritores de los evangelios mezclaronla enseanza de Jess con sus propias opiniones. Tras un detallado anlisis podemos detectar a un Jessde mente amplia y corazn abierto a todos las gentes. Amor, compasin y misericordia, son las actitudesfundamentales de su actuar y predicar. Sin embargo, en muchas pginas se le presenta enfadado ycondenando. Ejemplo claro lo tenemos en el final delEvangelio de San Marcos, aadido en el siglo segundo por un escriba, El que crea y sea bautizado sesalvar; el que no crea, se condenar (Mc 16,16). Este versculo esta fuera de lugar en el evangelio ysobre todo en el corazn amplio y generoso de Jess. Hoy da, con una visin ms pluralista de la

    sociedad y del mundo es muy difcil de sostener y defender esa doctrina. Cmo no va a darse salvacinentre los miles de millones de personas que no son cristianas?En el pasado, bajo la influencia de doctrinas errneas, todo se convirti en malo y pecaminoso, y

    los cristianos empezaron a perder la alegra del vivir. En la Edad Media empezaron a aparecer largaslistas indicando todos los pecados en los que se poda caer. Una de ellas enumera dos mil ochocientasclases de pecados.

    Pero fue especialmente San Agustn quien ms inculc y disemin el miedo a Dios, con la doctrinadel pecado original y la condenacin de los nios no bautizados. Su enseanza impact de una maneraprofunda todo el pensamiento cristiano y toda reflexin teolgica. De los aos mil cuatrocientos a losmil setecientos el pesimismo agustiniano campe exageradamente en toda Europa.

    Los telogos protestantes, Lutero, Calvino y Zuinglio, aceptaron el pesimismo agustiniano y lo

    transmitieron a los cristianos en himnos, en sermones y en la enseanza catequtica. En una leccin paranios hay esta pregunta: Qu nos ensean los Diez Mandamientos? Respuesta: Que llevamos unavida de pecado y condenacin y que Dios no puede encontrar nada bueno en nosotros.

    El pesimismo prevaleci de tal manera en los cristianos que la Iglesia crey conveniente incluir enla liturgia tres domingos para levantarles el nimo: el domingo de gaudete, alegraos, en Advientoporque nos llega un salvador; el domingo de laetare, alegraos, en la mitad de Cuaresma porque en la

    vida no es todo sufrimiento, y el domingo de jubilate, alegraos, en Pascua, porque toda tristeza se hatornado en alegra en la resurreccin de Cristo.

    Los cristianos hemos de estar convencidos de que, a pesar, de los sufrimientos de esta vida, todoapunta a un futuro mejor.

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    Cuarto Domingo de Adviento2 Samuel 7, 4.8-16, Salmo 132, 8-15, Romanos 16, 25-27, Lucas 1,26-38

    El Evangelio de hoy nos presenta el pasaje de la anunciacin de Mara. En el Antiguo Testamentohay muchas historias parecidas a sta anunciando el nacimiento de algn personaje importante. Porejemplo, tenemos el nacimiento de Isaac (Gn 21, 5; 17,17), el nacimiento de Esa y Jacob (Gn 25,21-26) el de Jos (Gn 30, 22-24), el de Sansn (Jc 13, 2-25) y el de Samuel (1 Sm 1,1-20). En San Lucas

    tambin se ofrece la anunciacin de Juan el Bautista (Lc 1, 5-25).El fin que buscan estas historias es familiarizar al lector con la persona que va a nacer y el papelque ejercer en la historia de la salvacin. Evidentemente se trata siempre de un personaje importante

    y de una funcin de primera categora.La situacin normal de una anunciacin es la del nacimiento milagroso comunicado a una pareja

    anciana y estril. En la historia de la anunciacin a Mara hay elementos que transcienden otrasanunciaciones. En el nacimiento de Jess se trata de una virgen y sin esposo. Vemos cmo, en este caso,el poder divino se manifiesta de una manera grandiosa. Dios es el progenitor. Con el nacimiento deJess se rompe el proceso histrico de nacimientos especiales. Es un momento histrico en el cual Diosestablece lazos nicos con la humanidad. El mensaje de esta historia es provocar al lector a unapregunta: Qu importancia tendr para el mundo el nacimiento de Jess? Cul ser su rol en la historia

    de la salvacin, si nace por obra y gracia de lo alto? Evidentemente, la respuesta es: el nacimiento deJess va a ser importantsimo en la historia de la salvacin.Pero ahora pasemos brevemente nuestra atencin a Mara. En el Antiguo Testamento hubo

    mujeres que jugaron un papel importante en el nacimiento de sus hijos profetas. Todas estas mujeresgozaron de favor ante Dios. Fueron ensalzadas y benditas. El Antiguo Testamento no se hubierapodido escribir sin ellas. Ahora le toca el turno a Mara. Tampoco el Nuevo Testamento se hubierapodido escribir sin el papel desempeado por Mara.

    Es verdad que, en el pasado, la funcin de Mara en la historia de la salvacin se exager; endetrimento, en algunos casos, de un entendimiento adecuado de la obra de Jess. Pero tambin es

    verdad que no podemos ignorar a Mara como pretenden algunas denominaciones cristianas. Eso no esjusto. Ni los evangelios ni la historia de la Iglesia, han ignorado a Mara.

    Estoy seguro que nadie conoci a Jess mejor que Mara. Nadie vivi ms cerca de Mara queJess. Nadie estuvo ms unido a Mara que Jess. Mara no tuvo miedo al ngel. Mara quedasombrada porque el poder del Altsimo te har sombra (Lc 1, 35). El Seor decidi estar con ella.

    Al paso que Jess creca e iniciaba su ministerio pblico, tambin Mara creca y se asombraba,cada da ms, por todo lo que suceda en su amado Hijo; pero ella, conservaba cuidadosamente todaslas cosas en su corazn (Lc 2, 51). Mara, pues, por ser madre Jess, por llevar una vida de santidaden un grado eminente, se merece toda nuestra admiracin, respeto y amor.

    Estamos rodeados por el misterio divino ms de lo que nosotros nos imaginamos. El ngel delSeor vino a nuestras vidas en la anunciacin de nuestro bautismo. El ngel nos anunci: Te saludo,porque Dios est contigo! .

    Todos los domingos repetimos este saludo para no olvidarnos de que llevamos a Dios con

    nosotros. El principal objetivo de nuestras vidas es descubrir y manifestar a todo el mundo la divinidadque llevamos en nuestro interior. Esta es la autntica novedad que nos trajo Jess. El nos descubri,como nadie, la realizacin de Dios en su persona. Este objetivo no se logra fcilmente. Por ello debemosrecordarnos constantemente unos a otros: El Seor est contigo! Que quiere decir: en la hermosa ytremenda tarea que te ocupa de manifestar la divinidad que llevas dentro, que Dios te ilumine yfortaleza siempre. Y nosotros podramos responder con Mara: Hgase en m segn tu palabra. Quela voluntad de Dios se realice en nosotros hoy y siempre.

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    La Natividad del Seor (Nochebuena)Isaas 9, 2-4. 6-7, Salmo 97, 1-4, 11-12, Tito 2,11-14, Lucas 2,1-14

    Feliz Navidad! Feliz Natividad! Feliz Nacimiento! En medio de la oscuridad de la nocheestamos celebrando el nacimiento de la Luz. Como eco a esta luz que nos llega, todo el mundo estengalanado de luces. En las casas hay velas y en los rboles navideos lucecitas. En las ciudades hay lucespor doquier: en los escaparates, en las calles, en los edificios altos y bajos. Luz por todas partes.

    Verdaderamente podramos decir que todo el globo terrqueo brilla con resplandor inusitado. Serainteresante ver la tierra esta noche desde las alturas. Y todo ello porque, como dice el profeta Isaas, elpueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivan en tinieblas.

    Recordamos en esta noche el alumbramiento de Mara, que da a luz a un nio, al Nio Jess.Pero, en un sentido ms profundo, celebramos ese otro alumbramiento universal por el cual Dios, atravs de Jess, hace que surja la luz en medio de las tinieblas.

    La humanidad haba experimentado las tinieblas de una manera aplastante. La miseria, la opresin,la esclavitud, la injusticia, haban reinado en toda la tierra. La humanidad clamaba por mejores tiempos.Por tiempos de calma, de tranquilidad, de progreso humano. Por fin, apareci la gracia de Diostrayendo la salvacin a toda la humanidad; la gracia de Dios nos pide que renunciemos a los deseosmundanos y pecaminosos y que llevemos, de ahora en adelante, una vida sobria, honrada y religiosa.

    San Pablo le recuerda a Tito, que la gracia de Dios nos ensea a renunciar a la impiedad y a los deseosmundanos y a vivir en esta edad con templanza, justicia y piedad.Efectivamente, Jess nos ilumin con su nacimiento, con su vida, con su muerte y resurreccin.

    Es decir, Jess ilumina a todos los que acepten y sigan su ejemplo. Sin embargo, podramos decir, quetras dos mil aos de una iluminacin nica y divina, todava seguimos en las tinieblas. Podramos decircon San Juan que Dios vino a los suyos y los suyos no le recibieron, pero aquellos que se esfuerzan porhacer viva la luz de Cristo en sus vidas les da poder para convertirse en hijos de Dios (Jn 1, 11-12).

    Tal vez el problema est en que celebramos el acontecimiento de su venida de una manerasuperficial, con todo un aparato externo, con una decoracin bonita pero insustancial que cubrenuestras casas, ciudades y vidas.Es necesario que Jess nazca verdaderamente en nuestros corazones para que la luz divina ilumine

    nuestras vidas y la de todo ser humano. Han vivido en esta tierra almas santas que han logrado que esaluz divina venida de lo alto brille en su interior de tal manera que los ha transformado. Y de humanosse han vuelto divinos. Han vivido el cielo en la tierra y han suspirado por irse cuanto antes al encuentrocon quien es la Luz de todas la luces.

    Cuando la gloria de Dios brilla en nuestro alrededor no hay razn para tener miedo. Muchomenos hemos de tener miedo cuando la gloria de Dios brilla en nuestro interior No tengan miedo,dijo el ngel. Nada nos puede separar del amor de Dios. La alegra ha de triunfar siempre, y la paz deDios reinar en nuestros corazones. Con ello tienen sentido las palabras del salmo: Cantad al Seorun cntico nuevo. Cantad al Seor, toda la tierra. Proclamad entre las naciones su gloria y en todos lospueblos sus maravillas. Algrense los cielos y gcese la tierra. Vitoreen los campos y cuanto hay en ellos.

    Aclamen los rboles del bosque. Delante del Seor, que ya llega, ya llega a regir la tierra. Feliz

    Navidad!

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    La Navidad del SeorIsaas 62, 6-7, 10-12, Salmo 97, 1-4, Tito 3, 4-7, Lucas 2, (1-14) 15-20

    Para los cristianos la Navidad es una fiesta de extraordinaria importancia. Celebramos en ella elnacimiento de Jess, nuestro Salvador.

    Hoy da ignoramos cundo naci Jess. Los evangelistas que narran la infancia de Jess, nodescriben un informe histrico exacto tal como ser hara hoy. Slo pretendieron enmarcar a su

    personaje en una poca y darle un significado teolgico. As, aunque mencionan a Csar Augusto y aHerodes, con ello no fijan la fecha exacta del nacimiento, sino un marco histrico. Se desconoce laorden de un censo universal. Slo hay evidencia de uno llevado a cabo en Judea a los seis o siete aosdespus del nacimiento de Jess. Lo ms probable es que Jess naciera en Nazaret y no en Beln, poreso le llamaban nazareno. Lo mismo sucede con los datos descriptivos, como el pesebre, los pastores,la estrella, los magos, la matanza de los inocentes. Son elementos simblicos, teolgicos y no histricos.

    Sin embargo, en la Navidad todo el mundo se engalana de luces. Jardines, calles, escaparates, todoresplandece en un variado multicolor. En las casas hay belenes, rboles, y toda clase de ornamentos queofrecen un ambiente especial al hogar. Las gentes, los corazones, rebosan de alegra. Hay saludos,

    visitas, regalos, se cantan villancicos, todo el mundo est alegre y se torna generoso. Y todo ello, porqu?

    Os anuncio una gran alegra: os ha nacido un Salvador (Lc 2, 10). Y Pablo escribe a Tito:Cuando apareci la bondad de nuestro Dios y salvador y su amor al hombre, no por mritos quehubiramos adquirido, sino por sola su misericordia, nos salv con el bao del nuevo nacimiento y larenovacin por el Espritu Santo, que nos infundi con abundancia por medio de Jesucristo nuestroSalvador(Tit 3, 4-7). La alegra de la Navidad tiene pleno sentido en ese salvador que nos viene de loalto. En muchos lugares de la tierra, hoy, en medio de la luz y del esplendor, reinan las tinieblas, porquehabindoles llegado la luz, no la han querido recibir. Siguen en la oscuridad, en la intranquilidad de unanoche tenebrosa, instalada en un mundo sin rumbo. Todo el alboroto externo no hace ms queenloquecer a un mundo sin Dios. Mas todo tiene sentido en un Salvador.

    El ser humano vive sin paz. Todava hay guerra en muchos rincones de la tierra. Guerra deguerrillas, guerra de ejrcitos, guerra entre familias, guerra entre individuos, guerra entre sociedades,

    guerra con nosotros mismos. Habr paz entre todos cuando se acepte el mensaje que nos ha tradoJess.Quienes reciben ese mensaje llegan a ser hijos de Dios. Pueden convertirse en seres divinos. Ser

    hijo de Dios no significa comprar una pliza de seguro celestial y vivir despreocupadamente. Ser hijode Dios significa declarar la batalla al mal y transformar este mundo en un paraso divino.

    El mensaje que nos trae ese Salvador, resuelve todos los problemas que acosan a la sociedadhumana. Nos invita a ser generosos y no egostas, a distribuir y a no acumular. La alegra de la Navidadslo tiene sentido si aceptamos al Salvador, Hijo de Dios, llamado Jess de Nazaret, nacido hace muchotiempo entre nosotros, pero presente todava hoy especialmente en la santa Eucarista. Permitamos queJess realmente nazca en nuestros corazones para que iniciemos una vida nueva de amor a Dios y alprjimo.

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    Primer Domingo despus de NavidadIsaas 61, 10-62, 3, Salmo 147, 13-21, Glatas 3, 23-25; 4, 4-7, Juan 1, 1-18

    Hace slo unos das nos reunamos para celebrar la natividad de nuestro Seor Jesucristo, lo queel cristianismo llama el misterio de la Encarnacin.

    Sin demora, la Iglesia hoy nos invita a que nosotros, los herederos del reino de los Cielos, quesomos hijos e hijas de Dios por adopcin, realicemos en nuestras vidas ese misterio de la encarnacin.

    La Iglesia nos pide que imitemos a Cristo, y que, as como la Palabra se hizo hombre y vivi entenosotros, lleno de amor y de verdad, tambin nosotros nos transformemos en Palabras encarnadas. LaIglesia nos pide que mediante el amor y la verdad, demos a conocer este misterio a quienes todava nohan llegado a conocer y ni aceptar a Cristo como el Mesas, salvador del mundo.

    Se pudiera pensar que las lecturas de hoy se refieren nica y exclusivamente a la figura de Cristocomo si estuvieran contndonos una historia que se repite cada ao. Se pudiera pensar que el profetaIsaas se refiere slo a Cristo cuando nos dice: El espritu del Seor est sobre m, porque el Seor meha ungido. Me ha enviado a dar una buena noticia a los que sufren, para vendar los corazonesdesgarrados, para proclamar la amnista a los cautivos y a los prisioneros la libertad; para proclamar elao de gracia del Seor (Is 61, 1-2). Obviamente, estas profecas se cumplieron con plenitud en lapersona de Jess. Lucas nos dice en su evangelio (Lc 3,18-19) que despus de haber ledo este pasaje

    de Isaas en la sinagoga de Cafarnan, Jess dijo que aquellas palabras se haban cumplido en presenciade todos.La intencin de la Iglesia es ms amplia y nos incluye tambin a nosotros en la proclamacin de

    estas lecturas. Eso implica que debemos participar del programa salvfico-social trazado por Isaas yllevado a la perfeccin por Jess. Debemos llevar alivio al que sufre, amor y libertad al prisionero,debemos erradicar el hambre del mundo.

    La epstola insiste con fuerza en el mismo tema, dice: cuando se cumpli el plazo, envi Dios asu Hijo, nacido de mujerpara que rescatase a los sbditos de la ley y nosotros recibiramos lacondicin de hijos. Y como sois hijos, Dios infundi en vuestros corazones el Espritu de su hijo queclama: Abba, padre (Gal 4, 4-6). Joaqun Jeremas, un gran estudioso bblico, dice que la palabraabba, en realidad debe traducirse como pap, papato, expresin ntima y de gran cario que un

    hijo usara con su padre y que un judo tpico nunca usara con relacin a Dios; es decir, a travs delmisterio de la encarnacin, de la muerte y resurreccin de Jesucristo, hemos sido adoptados como hijose hijas de Dios. Participamos de la intimidad divina.

    Como hijos adoptados de Dios somos muy especiales, tan especiales que nos podemos dirigir aDios de una manera muy familiar. Es esta intimidad divina la que debemos llevar a todo el mundo. Elprograma social delineado por Isaas de establecer justicia en el mundo es una obligacin imperativapara todo ser humano, cristianos y no cristianos. Jess dio mejor ejemplo que nadie. Pero el ser humanobusca algo ms profundo, algo que le colme de felicidad para siempre. Existen hoy sociedades prsperasdonde prcticamente se ha suprimido la pobreza y, con todo, la gente no es feliz. La gente siguebuscando plenitud en toda clase de experiencias, pero en realidad sufren ms.

    San Juan habla de una vida que haba en la Palabra, y esa vida es la luz del ser humano. Hasta que

    no aceptemos la vida divina que se nos ha ofrecido en la persona de Jesucristo, no haremos ms que darvueltas sobre nosotros mismos, marendonos, volvindonos locos, sin encontrar lo que buscamos.Que este tiempo de Navidad, en que celebramos la presencia de Dios entre nosotros, sea un

    tiempo fructfero y oportuno para superar la superficialidad humana y adentrarnos en la intimidaddivina que Jess nos ofrece.

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    Segundo Domingo despus de NavidadJeremas 31,7-14, Salmo 84, 1-8, Efsios 1,3-6. 15-19a, Mateo 2,13-15

    Las lecturas de este domingo nos presentan a Dios como el gran libertador. sta es la historia detodo el Antiguo Testamento: tenemos un Dios que nos libra. Los grandes profetas como Isaas,Jeremas, Ezequiel, Oseas, repiten este tema como canto sinfnico: Canten de gozo y alegra, haganor sus alabanzas y digan siempre: el Seor salv a su pueblo. ste podra ser el estribillo de todo el

    Antiguo Testamento. Tenemos un Dios amoroso que cuida de su pueblo, como el pastor lo hace de susovejas. Protegidos por Dios, todo llanto se convierte en alegra, toda tristeza en gozo. La alegrarebosar todo dolor.

    San Pablo en la carta a los efsios enfatiza todava ms este pensamiento. Dios nos ha escogido enCristo desde antes de la creacin del mundo para ser hijos suyos y benditos con toda clase debendiciones espirituales. El salmo hace eco a este mismo tema cuando dice: Dichosos los que habitanen tu casa alabndote siempre(5), porque nuestro Dios es el Dios de dioses(8). El Evangelio nosdice que Jess, recin nacido y dbil, tambin experiment el amor libertador de Dios padre.

    El ngel del Seor se aparece en sueos a Jos y le da un mensaje activo y decisivo: Levntate,toma al nio y a su madre, y huye... Apenas nacido, Jess experimenta la condicin humana. Unacondicin llena de contradicciones y paradojas, porque cmo reconciliar el amor libertador divino con

    el sufrir y padecer en esta tierra que parecen ser el pan nuestro de cada da? Cmo explicar losestragos y devastaciones causados por el temblor de los terremotos, las lluvias torrenciales de loshuracanes y todos los fenmenos naturales que acosan y agobian al indefenso ser humano?

    En verdad no hay respuesta adecuada para algunos interrogantes humanos. Tambin es verdad queel ser humano se empea en vivir donde los agentes atmosfricos se manifiestan con ms furia.Podramos preguntarnos Por qu vivir donde el terremoto tiembla o el huracn azota? Por qu nobuscar soluciones humanas a estos agentes naturales y tal vez necesarios para la misma vida fsica de latierra?

    La verdad es que nuestro Dios, no es un Dios cruel o indiferente. Nos ha enviado a su Hijo paradarnos muestra de su amor y preocupacin por nosotros. La colecta de hoy nos dice que, con elnacimiento de Jess, Dios ha restaurado la dignidad de la naturaleza humana. Tambin nos asegura que

    estamos destinados a participar de la naturaleza divina de aquel que se humill para participar en lahumana.Todo ser humano se ve envuelto por el misterio divino. Un misterio que oscurece el caminar

    humano por este mundo. Contamos con das y momentos en los cuales todo nos resulta difcil,doloroso e insoportable. Mas he aqu que tras esos momentos de oscuridad nos llega la luz. Yexperimentamos la gracia divina, el amor divino, la liberacin de Dios. Por eso Pablo pide a Dios qued sabidura espiritual a los de feso y que se les ilumine la mente, para que puedan comprender cules la esperanza a la que han sido llamados, cun gloriosa y rica es la herencia que Dios da a los que lesiguen. La herencia divina no es como la humana pasajera y caduca. La herencia divina es eterna ypermanente. Esto nos debe llevar a una conclusin sabia y antigua formulada por el profeta Isaas: Dioses rico en perdn. Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, ni sus caminos, mis caminos, dice

    el Seor. Porque as como los cielos son ms altos que la tierra, as mis caminos son ms altos que suscaminos, y mis pensamientos ms que sus pensamientos (Is 55, 7-9).Aquel que se humill y naci entre nosotros, y se nos da en alimento, nos lo explicar todo un da

    y de nuevo todos a una cantaremos: Canten de gozo y alegra, hagan or sus alabanzas y digan siempre:El Seor salv a su pueblo.

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    La Epifana del SeorIsaas 60, 1-6, 9, Salmo 72, 1-2, Efesios 3, 1-12, Mateo 2, 1-12

    La Epifana es la fiesta de la revelacin, de la manifestacin de Dios. Simblicamente quedaexpresado en la venida de unos magos de oriente para adorar a nuestro salvador Jesucristo. Dice elevangelio que unos magos entraron en la casa, vieron al nio con su madre Mara y, postrndose, leadoraron; luego abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Oro simbolizando

    la realeza, incienso la divinidad y mirra la humanidad.Con esta fiesta la Iglesia presenta la universalidad del evangelio. Se da la bienvenida a todos lospueblos y a todos se invita a recibir la luz de lo alto que ilumina a todo ser humano sin distincin derazas ni culturas. Levntate, brilla, Jerusaln, que llega tu luz; la gloria del Seor amanece sobre ti!(Is 60,1).

    San Mateo, para transmitirnos este mensaje, recoge en su evangelio varios textos del AntiguoTestamento, los une, los da forma y nos transmite la leccin. La estrella es la estrella de Jacob: Lo veo,pero no es ahora; lo contemplo, pero no ser pronto. Avanza la estrella de Jacob y sube el cetro deIsrael (Nm 24, 17). La venida del Mesas, el Rey de los judos, es un eco de las bendiciones de Jacob:No se apartar de Jud el cetro ni el bastn de mando de entre sus rodillas, hasta que le traigan tributo

    y le rindan homenaje los pueblos (Gn 49, 10). El nacimiento del Mesas en Beln se fundamenta en

    la profeca de Miqueas: Y t, Beln, tierra de Jud, no eres, no, la menor entre los principales clanesde Jud; porque de ti saldr un caudillo que ser pastor de mi pueblo Israel (Miq 5,1-3).A partir de la Edad Media se fueron agregando elementos que no aparecen en la narracin de

    Mateo, como el nmero de tres, con base, tal vez en los tres regalos; la transformacin de magos enreyes, cuyo fundamento puede encontrarse en el salmo 72: Los reyes de Tarsis y las islas traerntributo. Los reyes de Sab y de Seba pagarn impuestos; todos los reyes se postrarn ante l, le servirntodas las naciones y mientras viva se le dar oro de Sab (Sal 72, 10-11 y 15). Y, finalmente, losnombres de Melchor, Gaspar y Baltasar asignndoles a cada uno un pas, todo ello obedece a ladevocin popular.

    De esta manera los escritores bblicos transmiten sus mensajes. Hacen una composicin literariadel gnero midrs. En la literatura rabnica midrash significaba, en general, el estudio de unos textos,

    y ms en particular, un comentario o explicacin de carcter homiltico. Es una meditacin sobre untexto sagrado o una reconstruccin imaginaria de la escena o episodio narrado. Lo que intentabansiempre era la aplicacin prctica a la vida presente. De la manera que hemos visto Mateo nos transmiteun mensaje.

    El mensaje es ste: que la manifestacin de Cristo y la salvacin que ofrece estn abiertas a todoslos pueblos y naciones de la humanidad. Librar al pobre que clama, al afligido que no tiene protector,se apiadar del pobre y del indigente, y salvar la vida de los pobres (Sal 72,11). Es sta una verdadque los mismos discpulos comprendieron muy tardamente, pues en un principio crean que el Mesasera propiedad exclusiva del pueblo de Israel.

    San Mateo pone de relieve el contraste entre esta apertura a la fe por parte de los gentiles, y larepulsa del Mesas por parte de los propios israelitas: Herodes, los sumos sacerdotes, los letrados y todo

    el pueblo sobresaltado.Esto es lo que debemos creer: que el Hijo de Dios ha venido a salvar, no a un pueblo particular,sino a toda la humanidad, y cuanto ms humildes seamos ms preparados estaremos para apreciar suEpifana. Todo el que acepte el mensaje de Jess encontrar salvacin.

    Pero, podemos preguntarnos, qu regalos le podramos ofrecer al Seor, hoy, en su Epifana?Ofrezcmosle los mismos que los magos de oriente: oro, que nadie reine en nuestra alma sino l; mirra,que con nuestra vida ejemplar, nos dediquemos al servicio de los dems; incienso, que le adoremos sloa l en todo tiempo y lugar.

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    Primer Domingo de Epifana (El Bautismo del Seor)Isaas 42,1-9, Salmo 89, 1-9, Hechos 10,34-38, Marcos 1,7-11

    El hecho central de este domingo es el Bautismo de Jess. Dice San Marcos: por entonces llegJess de Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordn. Lo primero que salta a la vista es queel rito bautismal ya exista antes de Jess. El Antiguo Testamento, en muchos pasajes, menciona ritosde ablucin y de purificacin con agua. Esto es comn a otras religiones. El bautismo de Juan implicaba

    algo ms que los ritos hasta entonces practicados. Sabemos esto porque el Evangelio de Mateo dice quevenan a ser bautizados por Juan muchos fariseos y saduceos. El bautismo que Juan imparta implicabams una purificacin moral que ritual; no se repeta y cobraba por ello un aspecto de iniciacin, ya queintroduca al bautizado en el grupo de los que esperaban la venida del Mesas.

    No hay duda de que Jess fue bautizado por Juan. Es un hecho histrico comprobado. Sinembargo a la hora del bautizo, Juan todava no sabe que Jess era el Mesas, porque ms tarde, estandoJuan en la crcel y habiendo odo hablar de las obras de Cristo, enva a sus discpulos a preguntarle:Eres t el que ha de venir, o debemos esperar a otro? (Mt 11, 2-3). Cuando se escribi el Evangeliode Marcos todos saban que Jess era muy superior a Juan y por eso ponen en boca de ste elreconocimiento de su grandeza y el hecho de que el bautismo de Jess lleva la fuerza del Espritu.

    Cul es, pues, el significado del Bautismo de Jess? Parece ser que signific el punto de arranque

    de su misin proftica. Lleg Jess desde Nazaret de Galilea donde haba pasado casi toda su vidatrabajando en el hogar de sus padres. En el Bautismo de Jess no hubo una purificacin moral, sinouna epifana personal y comunitaria. Interiormente se dio cuenta de que le haba llegado la hora. Lahora de iniciar la misin para la que le haba enviado el Padre celestial. La epifana comunitaria ladescribe el profeta Isaas de esta manera: Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quienprefiero. Sobre l he puesto mi espritu, para que traiga el derecho a las naciones. Para que abra losojos de los ciegos, saque a los cautivos de la prisin, y de la mazmorra a los que habitan en las tinieblas(Is 42, 1-7).

    Pedro da testimonio de la actividad pastoral y misionera de Jess. Pas haciendo el bien ycurando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con l. Y Jess no hizo distincin depersonas, acept a todos, aunque no fueran fieles judos o israelitas. Ms an, en algunos de ellos vio

    una fe ms profunda que en los de su propia raza. Jess se mostr siervo de todos, aunque en realidadera el Seor de todos.En nuestro bautismo deben darse todos los elementos mencionados. Ha de ser una purificacin

    moral, una liberacin del pecado, una iniciacin en la comunidad cristiana o pueblo de Dios. Tambindebe despertarnos a una vida comprometida, a una vida llena del Espritu Santo que se manifiesta enobras de santidad, de servicio a Cristo en todas las personas, de lucha por la justicia y la paz entre todoslos pueblos.

    Hemos de superar motivaciones anticuadas o incorrectas para acercarnos a recibir el sacramentodel bautismo. Bautizar por tradicin, o para celebrar una fiesta, o para contraer unos compadres, oporque el nio est enfermo, o porque tiene pesadillas y est inquieto, todas estas son motivacionesdeficientes. Si por esto bautizamos es mejor no hacerlo. Antes bien, hemos de querer seguir los pasos

    de Jess que nos abre las puertas a una vida nueva, a una vida divina, a una vida que un dadescubriremos en su plenitud.Mientras tanto, todos hemos de colaborar para cambiar esta sociedad, creando un mundo mejor,

    y obrando siempre el bien, como Jess.

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    Segundo Domingo de Epifana1 Samuel 3, 1-10 1, Salmo 63, 1-8, 1 Corintios 6, 11b-20, Juan 1, 43-51

    Hoy da dependemos tanto del telfono que sin l nos sera difcil vivir. Usamos del telfono paramantenernos en contacto con nuestros familiares, con nuestras amistades y con el mundo de negocios.

    Y todos los das omos sonar el timbrecito unas mil veces. Son llamadas de todo tipo, unas agradablesy otras que no quisiramos recibir.

    Ahora bien, tambin nos llegan diariamente llamadas de Dios. Llamadas que a veces no omosporque andamos distrados por las humanas. Y se requiere, por nuestra parte, un pequeo esfuerzo paradescifrar las llamadas divinas. stas se manifiestan a travs de los contactos que mantenemos todos losdas; se manifiestan a travs de cualquier acontecimiento diario.

    La historia de Samuel se inicia antes de su concepcin. Su madre, Ana, era estril. Nos dice laBiblia que Ana lloraba sin consuelo, y rogaba devotamente a Dios que le diera un hijo y se lo ofreceraa su servicio. Naci Samuel. Fue presentado en el templo. Luego, de nio, empez a servir en eltemplo, cuando recibi la llamada especial. Dios le quera para ser uno de los grandes profetas delpueblo hebreo. Samuel fue quien ungi a David como rey de Israel.

    Cuando Dios le quiere a uno para una empresa importante no cesa de llamarle. Algunos hanrecibido la llamada divina al sacerdocio a los doce aos, otros a los sesenta o ms tarde y tras ejercer

    otras carreras en el mundo de los negocios. Algunos han querido abandonar su vocacin, mas Dios nolo permiti.Todos somos instrumentos intiles. Sin embargo, Dios acta sirvindose de nosotros. San Pablo

    recuerda a los de Corinto que Dios ha escogido lo dbil del mundo, para confundir lo fuerte. Loplebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios. Para que ningn mortal se glore en la presenciade Dios (1Cor 1, 27-29).

    Tenemos una ilustracin de esta doctrina en el evangelio de hoy. Cuando Felipe dice a Natanaelque ha encontrado a aquel de quien escribi Moiss en los libros de la ley, Natanael le contesta: Acasopuede salir algo bueno de Nazaret? No, ciertamente no. Natanael conoca la Biblia. A Nazaret no sela mencionaba como la ciudad escogida. Nazaret era un lugar desconocido y sin distincin. Mas he aquque Pablo, de nuevo, le sale al encuentro y le dice: La necedad divina es ms sabia que la sabidura de

    los hombres. Mientras que los judos piden seales y los griegos buscan sabidura, nosotros predicamosa un Cristo crucificado: escndalo para los judos, necedad par los gentiles (1Cor 1, 22-24).La sabidura divina ha reinado a travs de la historia para confundir a todos los que se tienen por

    sabios. Los ejemplos que se podran aducir son innumerables. Baste mencionar unos pocos: Quejemplo ms evidente que el del mismo Jess! Enviado por Dios padre en forma humana, Jess nopareca divino. Fue tan humano que confundi todas las mentes. Pero su vida oculta y divina triunfsobre las tinieblas. Dios escogi a un instrumento dbil en la persona de Gandhi para liberar a la India.Dios llam a Martin Luther King Jr. para que luchara por los derechos humanos en favor del pueblonegro de los Estados Unidos. Despus de 28 aos de crcel, Dios llam a Nlson Mandela paraestablecer justicia e igualdad en frica del Sur.

    Tal vez ustedes crean que Dios no les va a llamar, y sin embargo lo hace todos los das. No les

    llamar para una tarea de fama, pero s para colaborar en miles de tareas diarias en casa, en el trabajo,en la comunidad cristiana, en la iglesia. En las iglesias entregadas a obrar el bien siempre se necesitanvoluntarios. Que nadie diga yo no soy digno, o yo no s, porque a todos se nos han dado talentosque no podemos desperdiciar. Cuando oigan la llamada divina respondan como Samuel: Habla, Seor,que tu siervo escucha

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    Tercer Domingo de EpifanaJeremas 3, 21 - 4, 2, Salmo 130, 1 Corintios 7, 17-24, Marcos 1, 14-20

    Nos dice San Marcos que apareci Jess en Galilea proclamando el evangelio de Dios. Se hacumplido el plazo, est cerca el reino de Dios: convertos y creed la Buena Noticia. Esto nos resultaun tanto extrao, acaso no se haba predicado antes el mensaje de Dios? Porqu aparece ahora Jesspredicando el evangelio de Dios? Qu hay de nuevo en este evangelio? Cul es la Buena Noticia?

    La expresin de el reino de Dios no es nueva. Es una metfora usada en el Antiguo Testamentopara manifestar cmo se relaciona Dios con su pueblo, con las naciones, o con el mundo por l creado.Al presentarse Jess con tanta urgencia, despertaba el inters del pblico: cul ser la Buena

    Noticia?, se preguntaba la gente. Cuando Jess deca que haba llegado el momento, estaba urgiendoa la gente a vivir de una manera diferente a la habitual por las culturas y gobiernos terrenos. Jess queraque la gente viviera bajo el poder y estilo divinos.

    Jess difunda su mensaje con ejemplos sencillos y tomados de la vida ordinaria. El evangelio losllama parbolas. El reino de Dios, deca, se parece a una lmpara que debe alumbrar a todos; es comoun grano de mostaza que de pequeo se convierte en grande; es como el pastor que busca una ovejaperdida; como un samaritano que se compadece de un hombre apaleado.

    Si nos fijamos bien, en todas sus parbolas hay un tema de fondo, y es la compasin de Dios. Jess

    estaba muy preocupado de manifestar la compasin de Dios. Mientras el judasmo del primer siglohablaba de la santidad de Dios, Jess insista en la compasin de Dios.Jess se mostraba compasivo acercndose a los condenados por la alta jerarqua eclesistica. Coma

    con pecadores. Hablaba en pblico con mujeres, algo prohibido por la ley a un maestro espiritual.Su programa de compasin transcenda las barreras culturales. Para l tenan igual dignidad un

    romano y un judo, un justo y un marginado, hombres y mujeres, ricos y pobres. Porque saba que DiosPadre obligaba al sol alumbrar a unos y otros; y exiga a las nubes a que llovieran sobre unos y otros,sin distincin.

    No cabe duda que este programa era muy novedoso en una sociedad que se guiaba ms por la leyy la justicia que por el amor. Lo vemos por la respuesta de la gente. El pueblo se encontraba al bordede la desesperacin, dominado por los romanos y rechazado por las autoridades de la sinagoga, a quin

    recurrir? No quedaba otra alternativa que escuchar a este singular profeta que sin duda deca algonuevo. Hablaba de un Dios que no rechazaba ni a prostitutas ni a recaudadores de impuestos, de unDios que daba ms importancia al ser humano que a la ley del sbado, de un Dios que no se cansabade perdonar.

    Este mensaje fue aceptado por unos pocos. Estos crecieron en comunidades pequeas por todo elImperio Romano. Durante trescientos aos rein la Buena Nueva predicada por Jess. Estos cristianoseran la admiracin del mundo pagano: Mirad cmo se aman, y cmo comparten todo.

    Mas he aqu que, en el siglo cuarto, el cristianismo adquiere poder y autoridad. Y, en aquellacomunidad que practicaba los ideales predicados por Jess, entra la corrupcin. Una corrupcin quecreci de manera escandalosa. Los seguidores de Jess se hicieron todopoderosos, establecieron leyespara condenar al pueblo. Los seguidores de Jess se hicieron egostas y acumularon riquezas sin

    nmero.Entonces el pueblo perdi la fe en esa institucin que haba dejado de practicar la Buena Noticiade Dios predicada por Jess. El reino de Dios haba desaparecido y se haba instalado el SagradoImperio Romano. Si Jess hubiera podido ver esto en la tierra se hubiera escandalizado.

    Nosotros todava estamos a tiempo de recuperar y de revivir los ideales predicados por Jess.Queremos a un Dios compasivo o a un Dios egosta y justiciero? Queremos a un Dios que apoye elpoder y la injusticia o a un Dios que busque la equidad y el bienestar de todos? De nosotros dependeel implantar los ideales de Jess en esta tierra.

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    Cuarto Domingo de EpifanaDeuteronomio 18, 15-20, Salmo 111, 1Corintios 8,1b-13, Marcos 1,21-28

    Jess iba al templo para cumplir con sus obligaciones de judo devoto. All rezaba y elevaba sucorazn a Dios padre. Tambin sabemos que a Jess le gustaba retirarse a lugares solitarios para orar,meditar y descansar de su arduo trabajo. Pero Jess entraba en las sinagogas para ensear. Tambin sepoda rezar en ellas, pero ms que nada era el lugar donde se lean, estudiaban y discutan las Sagradas

    Escrituras. No sabemos con qu autoridad entraba en las sinagogas. Es decir, no sabemos si tena algnttulo que le garantizara el poder ensear en las sinagogas. Mas tal vez sea eso lo asombroso, que sinttulo, sin permiso, se presentaba con el peso de su persona y hablaba. Y cuando hablaba todos sequedaban con la boca abierta. Se quedaban asombrados de su enseanza, porque enseaba conautoridad.

    La diferencia entre el maestro y el profeta es que ste es escogido por Dios. El profeta habla conel poder divino y en nombre de la divinidad. No hay fuerza humana que lo detenga, por ello todoprofeta arriesga la vida, y la historia nos demuestra que la mayora de ellos han recibido muerte violenta.

    La primera lectura de hoy dice que Dios suscitara un profeta y pondra en su boca palabras divinas.Todos los profetas transmiten el mensaje divino, pero este profeta sera diferente, sera nico. Tendrafunciones semejantes a las de Moiss, de liberar a su pueblo.

    Hay un detalle que nos demuestra la diferencia entre Jess y el resto de los profetas. Cuando stosterminaban sus discursos, siempre aadan: As dice el Seor, o dice tu Dios, u orculo de Dios,mas Jess dice: Habis odo que se dijo a los antepasados, pues yo les digo. Jess se coloca en el lugarmismo de Dios. Aqu tenemos, pues, una confluencia entre las palabras de Dios y la misma palabra deDios, Jess, el Verbo encarnado.

    Jess es el profeta por excelencia, sabe de lo que habla, corrige lo enseado hasta entonces, ypropone nueva doctrina. La autoridad que muestra en su enseanza y frente a los espritus inmundosresulta intrigante: quin es este para actuar as? Para que los presentes quedaran ms convencidos,con frecuencia, les aada otra prueba. Obraba un milagro. Curaba a los enfermos, expulsaba a losespritus inmundos, liberaba a los oprimidos, y proclamaba la libertad que la buena nueva traa a quienesla aceptaban.

    Ahora bien, qu haca en la sinagoga uno posedo por un espritu inmundo? Sin duda, estapersona no llevaba una marca en su atuendo o en su frente diciendo: Estoy posedo por el demonio.Esta persona era alguien normal, amigo o familiar de los presentes. Acaso alguien de influencia. Alguienque controlaba la marcha de la sinagoga. Mas he aqu que cuando oye las palabras divinas de Jess, suinterior se revuelve, su conciencia le remuerde y encuentra la conversin. Una conversin que exige uncambio brusco, un cambio violento, un cambio radical. El mal lo retuerce y tortura, pero al final lo dejalibre.

    Cuntos de nosotros tenemos en nuestro interior espritus inmundos? Cuntos de nosotros nospresentamos con caras de ngeles, cuando en nuestra alma tenemos malos pensamientos y malos deseos?Ojal que escuchando las palabras de Jess nuestras almas queden libres de toda esclavitud humanaOjal que nosotros, tambin aceptemos las palabras de Jess y le sigamos siempre. Slo en l

    encontraremos la felicidad que buscamos, porque slo l tiene palabras de vida eterna.

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    Quinto Domingo de Epifana2 Reyes 4,(8-17) 18-21 32-37, Salmo 142, 1 Corintios 9,16-23, Marcos 1,29-39

    A orillas del mar de Galilea se levanta Cafarnan, apacible ciudad de pescadores de donde dos deellos, Pedro y Andrs, provenan. En las tranquilas aguas de ese mar ganaban su sustento, cuando Jessde Nazaret irrumpi en sus vidas y les invit a dejar las redes y salir con l a pescar hombres.

    Pescar hombres significa ganarlos para la causa del reino de Dios, tarea para la cual Dios haba

    escogido a Jess, quien, a su vez, escogi a los apstoles. Pero... qu se entiende por reino de Dios?Las lecturas de hoy nos ofrecen la impresin de que podemos llegar a entender ese significado.Esos pasajes, especialmente el de Marcos, presentan un recuento de eventos que indican que algo muyespecial est sucediendo: se dan restauraciones fsicas, mentales y espirituales.

    Vemos que, ante todo, el reino de Dios es una buena noticia. La gente de aquel tiempo, comotambin la gente del nuestro, viva momentos difciles por distintas causas. En sentido general, el pueblode Israel era esclavo de la potencia militar y econmica de aquel entonces: el Imperio Romano. Ensentido particular, enfermedades del cuerpo y del espritu esclavizaban a los seres humanos. El reino deDios era el anuncio de que esa terrible situacin haba comenzado a cambiar.

    Dios se haba compadecido de su pueblo y haba cumplido la promesa enviando a un salvador y aun libertador. La Escritura nos recuerda con este testimonio de curacin de enfermos y de expulsin de

    espritus malignos, que la salvacin que Dios ofrece es integral. As observamos el poder de lacompasin divina puede erradicar las mltiples aflicciones del gnero humano que incluyen: desamparo,desrdenes fsicos y mentales, coercin espiritual, y desolacin. El imperio de las fuerzas del pecado ydel mal, comienza a tener fin porque Jess viene a destruir ese dominio y a librarnos de esa esclavitud.Las curaciones a que se refieren los autores de la Biblia, tanto del Antiguo como del NuevoTestamento, son testimonios maravillosos del poder de Dios, del poder del amor que l nos profesa, yde su plan de recuperarnos para s, libres de todo dao.

    Cada uno de estos portentos nos demuestra que Dios enfrenta las fuerzas destructivas del mal consu gracia salvadora, y otorga, como un regalo, salud y salvacin. Los milagros de Jess, como los quemenciona hoy Marcos, nos ensean que el reino de Dios es posible cuando estn presentes un amor yuna compasin como las que encontramos en nuestro Seor y que estn al alcance de todos.

    La victoria definitiva del mal y sus fuerzas se logr cuando Jess se levant de la tumba. Las fuerzasdel mal creyeron haber derrotado a Dios, cuando su Hijo nico mora en la cruz. Pero la misma fuerzaque cur a enfermos y expuls lo malo que haba en ellos, la fuerza de la fe y del amor, levant a Jessde los muertos. As Dios convirti un instrumento de muerte en uno de vida.

    De ese poder es del que nos habla San Pablo en la carta a los Corintios y del peligro de noanunciarlo a todo el mundo cuando dice: Ay de m si no comparto la buena noticia! Como Pedro y

    Andrs, Pablo fue llamado por Jess para pescar hombres.Iglesia existe porque los primeros discpulos aceptaron con seriedad esa vocacin divina de

    difundir la buena nueva de Dios. Tambin a nosotros se nos ha llamado en el bautismo a compartir esatarea. Recordemos las palabras de bienvenida a los recin bautizados: Te recibimos en la familia deDios. Confiesa la fe de Cristo crucificado, proclama su resurreccin, y participa con nosotros en su

    sacerdocio eterno. As vemos que la tarea de anunciar el reino de Dios no es de unos pocos en laIglesia, sino de todo un cuerpo, de una familia. Y la Iglesia misma es testimonio de los eventos que Diosobra hoy da. El amor y la compasin de Dios son eternos y se realizan entre nosotros. Los milagros noson cosa pasada de moda, ni privilegio de los santos.

    Si tomamos en serio nuestra vocacin veremos grandes prodigios. Pedro, Andrs y Pablo erancomo nosotros. Si abrimos nuestro corazn a Dios y permitimos que el Espritu Santo nos gue,llegaremos a ser como ellos.

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    Sexto Domingo de Epifana2 Reyes 5, 1-15b, Salmo 42, 1-7, 1 Corintios 9, 24-27, Marcos 1, 40-45

    No digas nada a nadie, recomienda Jess.Cuando sucede algo trascendente en la vida de alguien pero ha sido intencionalmente ocultado y

    sin embargo todo el mundo lo sabe, decimos que se trata de un secreto a voces. Esta paradjica frasedescribe muy bien lo que nos cuenta Marcos en el evangelio de hoy.

    La historia del encuentro entre Jess y el leproso, y la curacin que ste recibi nos pueden parecerlo ms importante del relato. Sin embargo, el evangelista cuenta algo ms que forma parte integral delos hechos ocurridos. Algo que nos indica la actitud que se debe asumir ante la obra misericordiosa deDios.

    Jess pidi enfticamente a este hombre que no dijera nada de lo sucedido, pero el leproso curadono pudo callar, y dio testimonio de su agradecimiento divulgando el milagro ampliamente.

    Para entender bien este acto de aparente desobediencia debemos ser conscientes de lo quesignificaba en aquellos tiempos padecer de la terrible lepra. Se obligaba a los leprosos a permaneceralejados del resto de la poblacin porque se tena gran temor al contagio, y en muchos lugares la leyexiga que portaran una especie de campanilla o cencerro que alertara a todos de su proximidad. As lascosas, no slo tenan que sufrir el terrible mal olor de la corrupcin de sus cuerpos, que virtualmente

    se caan a pedazos, sino el mal de una de las marginaciones ms terribles que grupo alguno hayapadecido jams. Este hombre vino a Jess porque necesitaba resolver el gran problema de su vida. Jesslo recibi y lo san, porque haba venido a buscar y a sanar a los de quebrantado corazn.

    Podra haber corazn ms quebrantado que el de un ser humano en esas circunstancias? La Biblianos muestra a un Dios compasivo que por amor, busca y encuentra a quien se refugia en su proteccin.

    Esta historia, nuestra historia, comienza tan pronto como nuestros primeros padres, llenos deorgullo y autosuficiencia, pretendieron vivir sin Dios. Dios entonces comienza la bsqueda del gnerohumano extraviado. Para ello llama a Abraham y crea con l y sus descendientes un pueblo, del cual nosllega Jess.

    Jess significa el reencuentro total y definitivo de Dios con sus criaturas, y especialmente con lasms dbiles y necesitadas. Jess es la conclusin de una historia de amor que ha durado siglos y que al

    fin ha culminado. El evangelio de hoy es un testimonio de ese encuentro.La peticin del Seor al leproso a que guardara silencio, obviamente hay que enmarcarla en laactitud consecuente de no hacer alarde alguno, y evitar el culto a la personalidad y el triunfalismo. Elbien no hace ruido ni el ruido hace bien. Jess actuaba por compasin pero nunca por exaltar su poder.

    Pero el sanado no pudo callar. Cmo callar ante un amor tan ilimitado? Tenemos aqu plasmadasdos realidades: la realidad del amor compasivo de Jess; y la necesidad de dar testimonio de eseinusitado amor.

    Como Iglesia, estamos llamados por Dios a mostrar ese mismo amor compasivo especialmentehacia los ms dbiles, necesitados y marginados de nuestra sociedad. Tenemos que imitar a Jess. Somossu cuerpo.

    Como hijos de Dios se nos llama a proclamar a todo el mundo cmo su amor ha trado salud y

    salvacin a nuestros males. Se nos llama a no callar, sino a compartir con cuantos podamos cunpoderoso es su amor.Dios no quiere tener otros labios para hablar que los nuestros. Dios no quiere tener otras manos

    para trabajar y bendecir que las nuestras. Dios no quiere tener otros pies para caminar, a donde hayaque llevar su mensaje, que los nuestros. Somos conscientes de esto?

    Como en los primeros tiempos, cuando Jess comenzaba su ministerio en Galilea, hoy tambinnecesitamos recibir la misericordia de Dios. Todava ms, tenemos que dar testimonio de su amor.Permitamos que Dios nos use para esta gran tarea.

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    Sptimo Domingo de EpifanaIsaas 43, 18-25, Salmo 32, 1-8, 2 Corintios 1, 18-22, Marcos 2, 1-12

    En la Biblia se encuentran respuestas a las clsicas interrogantes que los seres humanos seformulan. Quines somos? De dnde venimos? Cul es el propsito de nuestra vida? Por qu existeel mal? Cul es su origen?

    En el Gnesis se cuenta que Dios cre al ser humano a su propia imagen, y que lo cre bueno.Pero cuando miramos alrededor y nos observamos a nosotros mismos, resulta difcil ver esa imagen ycomprobar esa bondad. Qu sucedi?.

    La narracin de estilo potico, que nos presenta a Adn y Eva desobedeciendo al creador, es laexplicacin a nuestra situacin presente.

    Para entender mejor el tema, usemos la parbola que podramos titular, El pozo. Segn ella, alprincipio de la creacin Dios nos hizo buenos y libres. Nos coloc en un hermoso lugar. Nos diolibertad y responsabilidad de nuestro caminar, advirtindonos que prestramos atencin porque habapozos ocultos. Nosotros pensamos: qu pozos ni pozos, aqu hay que disfrutar!, y, distrados, camosen uno bien profundo.

    Cuando uno ha cado en un pozo necesita dos cosas para poder salir: querer salir, y la ayudanecesaria. Porque si uno quiere salir pero no tiene ayuda, no sale. Por otra parte, si uno cuenta conayuda pero no quiere salir, se queda en el fondo del pozo.

    Jesucristo, como hombre encarna nuestra voluntad de querer salir de pozo. Como Dios representala ayuda que necesitamos. Esa ayuda queda manifiesta en su vida, cruz y resurreccin. Con su ejemplonos salva. Por eso es nuestro Salvador. Nos salva de estar en el pozo de nuestro pecado. Jess ofrece lasolucin a nuestro problema. Ofrece la posibilidad de cambiar nuestra vida por una de amistad conDios.

    Los judos contemporneos a Jess crean que todo lo desordenado en las vidas de los sereshumanos, an las enfermedades, era fruto del pecado. Por eso, Jess, para ir a las races del mal,perdon los pecados del paraltico, como premisa para devolverle la capacidad de caminar. Sanar y salvarson palabras que tienen el mismo significado en la Biblia. Esto escandaliz a los presentes, porquequin puede perdonar pecados sino Dios? Lo acusaron de blasfemo. En su ceguera espiritual no fueroncapaces, en ese momento, de reconocer quin era.

    Pero a esta primera parte del milagro sucedi la segunda. Jess le san. Y entonces, admirados,

    glorificaron a Dios reconociendo que nunca haban visto cosa igual.Presentar el mensaje de que en Jesucristo encontramos salud y salvacin ha sido la misin de laIglesia por espacio de dos mil aos, y lo ser por siempre.

    En la liturgia para la Ministracin a los enfermos del Libro de Oracin Comn, el sacerdote nosinvita, como premisa, a confesar nuestros pecados. Al administrar el rito sacramental de la uncin, reflejael deseo de que continuemos siendo fieles a la enseanza y tradicin bblicas, y pide que por su granmisericordia, Dios perdone los pecados, libre del sufrimiento, y restaure la fortaleza e integridad de lapersona enferma.

    Jesucristo es el motor y protagonista del drama de la historia de la salvacin que la Biblia presenta.En el Antiguo Testamento todo apuntaba a l, y en el Nuevo todo culmina en l. Los cristianosformamos parte de esa historia dramtica.

    Como parte de su pueblo, Jess nos llama a compartir la tarea de llevar adelante ese anuncio de

    salvacin. En nuestra comunidad, colaboramos para que la Iglesia pueda llevar adelante esa tarea?Puede que no resulte nada fcil el convencer a quienes no creen en l. Desde el principio ha sido as.El evangelio de hoy presenta lo industriosos que fueron quienes llevaban al paraltico para acercarlo aJess. Jess se admir ante tal estratagema y supo responder a ella positivamente. Al ver la fe y confianzaque tenan en l obr el milagro que el paraltico necesitaba.

    Muchas veces nos desanimamos ante el cmulo de dificultades que pudiramos estar enfrentando.Entonces es el momento de ver a Jess en pasajes como ste y continuar adelante sin desmayar. Si de

    veras tenemos fe en l, el Seor obrar lo que esperamos para que, ese alguien que queremos traerle, leconozca y le acepte como Seor y salvador. Entonces recibir salud y salvacin, la verdadera solucin aldesafo de la vida.

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    Octavo Domingo de EpifanaOseas 2, 14-23, Salmo 103, 1-6, 2 Cor 3, (4-11) 17-4, 2, Marcos 2, 18-22

    La primera lectura de hoy, tomada del profeta Oseas, forma parte de un poema de amor. Uno delos grandes poemas del Antiguo Testamento. El poema expone la experiencia de un hombreapasionadamente enamorado, que, cuando la esposa lo traiciona, intenta liberarse de ese amor para nosufrir, y no lo consigue. Lograra la paz olvidndose de ella, pero el gran amor que siente por ella, no

    se lo permite. Primero usa tcnicas ofensivas y la llama prostituta, y, luego, trata de exponerla a lavergenza pblica, mas ni as logra olvidarse de ella. Tanto la amaba!Por fin, cambia de estrategia. Decide cortejarla y enamorarla de nuevo. Ms all de los insultos y

    amenazas, decide: La llevar al desierto y le hablar al corazn (Os 2, 16). All me responder comoen su juventud, como en el da en que sali de Egipto (Os 2, 17). Entonces me llamar marido mo,en vez de llamarme Baal mo (Os 2,18).

    Al profeta Oseas, en medio de un dolor tan tremendo, un da, de repente, se le ilumin la mente,y, en el fondo de su amor dolorido descubri, como reflejado, otro amor ms alto y profundo: el amordel Seor por su pueblo.

    Tambin Dios ha amado como marido enamorado, tambin lo ha traicionado su esposa, y, a pesarde todo, sigue amando. Dios no puede menos de amar. Todas las medidas que toma se las dicta el amor.

    La esposa que traiciona a Dios es el pueblo de Israel, que decide adorar a los dioses Baales,tomados como dioses de la vegetacin. Los israelitas pensaban que la fertilidad de la tierra y del ganadose deba a esos dioses Baales. Pero el Seor es celoso y no admite dioses rivales; venerar otros dioses eshacerle traicin. Dios amenaza con quitarles todos los productos de la tierra y la tierra misma, para que

    vean que todas sus riquezas vienen slo del nico Dios que existe. Nadie ms, se encarga de lafecundidad de los seres humanos y de los campos. A quien obedece al Seor le llegaran las bendicionesde la fecundidad, as queda escrito en el libro del Deuteronomio (Dt 28,2-4). Si los israelitas buscanesas bendiciones cortejando a otras divinidades, el Seor los har fracasar, para que aprendan orecuerden quin los controla, y as se conviertan a su verdadero Dios.

    Mas Dios, en vez de vengarse, decide, como Oseas, enamorar de nuevo a su pueblo. Dice el Seor:Israel, yo te har mi esposa para siempre, mi esposa legtima, conforme a la ley, porque te amo

    entraablemente. Yo te har mi esposa y te ser fiel, y t entonces me conocers como el Seor (Os2, 21-22). Y la tierra toda dar fruto por la fuerza del Seor para alimento de Israel, entonces todo elpueblo aclamar: T eres mi Dios!.

    La conviccin de que el Seor es nuestro nico y verdadero Dios se convierte en alegra para elcorazn. Esa es la alegra que debe colmar tambin el corazn de todo discpulo de Jess. Mientrasestemos cerca de Jess, nos encontramos como en un banquete. Y en un banquete no se ayuna. Losfariseos se extraaban de que los discpulos de Jess no ayunaran. Jess va a exigir mucho de susdiscpulos pero mientras le sean fieles, como Israel al Dios de Jacob, nada les faltar, ni tendrn queocuparse de leyes minsculas.

    Queridos hermanos y hermanas, lo que Dios espera de nosotros es que no le traicionemos conidolillos de la calle. Parece que algunas personas aman a Dios para cubrir unas necesidades, pero para

    otros asuntos adoraran a diosecillos particulares. Algunos reverencian a Dios en pblico, pero organizanuna sociedad opresora, conforme a las leyes del dinero y de la razn del ms fuerte.Dios ha establecido con el gnero humano una alianza nueva y definitiva en el amor de Jess. No

    una nueva religin de conveniencias egostas, sino una alianza nueva de relaciones personales que nacende un corazn renovado purificado. Enamormonos de Dios y no le traicionaremos nunca!

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    ltimo Domingo de Epifana1 Reyes 19, 9-18, Salmo 27, 5-11, 2 Pedro 1, 16-19 (20-21), Marcos 9, 2-9

    La transfiguracin de Cristo es el punto culminante de su vida pblica, como el bautismo fue suinicio y la ascensin su fin. Una semana despus de su viaje a Cesarea de Filipo, y de la confesin dePedro de que Jess era el verdadero Mesas (Mc 8,29), nuestro Seor llev a Pedro, Santiago y Juan ala cima de una montaa elevada, probablemente el monte Hermn o Tabor, donde se transform ante

    sus ojos. Su apariencia irradiaba la gloria de Dios. La gloria que siempre haba brillado en su coraznahora se manifest al exterior.La transfiguracin es una preparacin para los discpulos ms ntimos de Jess a las tribulaciones

    que les esperaban en Jerusaln. En este ltimo domingo de Epifana es apropiado que estamanifestacin de la gloria de Dios nos prepare para acompaar a Jess durante la Cuaresma y la SemanaSanta.

    Pedro confes, en nombre de todos los discpulos, que Jess era el Mesas enviado a redimir aIsrael. Pero para el pueblo de Israel, que haba estado esperando su llegada por cientos de aos, elMesas deba ser el lder poltico que haba de liberar a Israel de la ocupacin romana, estableciendo unnuevo reino davdico aqu en la tierra. Esto sera bueno para el pueblo de Israel, pero no se encontrabaen los planes de Dios.

    Dios quera traer salvacin a toda la humanidad. Por eso Jess trata de explicarle a sus discpulosque la obra salvfica de Dios se habra de lograr mediante el sacrificio. l sera la vctima. Los discpulosno queran entender esa realidad. Y an menos cuando Cristo les comunica que ellos tambin tendranque participar del sacrificio. Si alguno quiere ser discpulo mo, olvdese de s mismo, cargue con sucruz y sgame (Mc 8, 34).

    Los discpulos no tendran el valor de seguir a Jess si no tuvieran una demostracin de la gloriade Dios. La transfiguracin de Jess era la muestra. Marcos presenta la transfiguracin en una montaacomo lugar donde el cielo y la tierra se encuentran. No da mucha importancia al detalle, pero sigue latradicin. Era en las montaas donde a menudo se manifestaba Dios en las Sagradas Escrituras. En laprimera lectura de hoy, fue en una montaa, Horeb, donde el profeta Elas se encontr con Dios. Y fuetambin en una montaa donde Dios le dio a Moiss los Diez Mandamientos.

    Marcos nos cuenta cmo cambi la apariencia de Jess. Transformacin, transfiguracin, es lamisma palabra que Pablo usa en Romanos 12, 2; 2Corintios 3,18 y Filipenses 3,21 para describir latransformacin espiritual de los creyentes. La conveniencia de la transfiguracin de Cristo es clara ahora.Si Jess va a ser crucificado, los discpulos tienen que ver el esplendor divino, antes de su sacrificio. Ytambin han de observar que la obra de Jess completa la historia espiritual del pueblo de Dios. Poreso Moiss, el dador de la Ley de Dios, y Elas, el ms famoso de los profetas del Antiguo Testamento,aparecen junto a Jess.

    Pedro, no dndose cuenta del significado del hecho maravilloso que estaba pasando, quierequedarse all. Piensa que va a poder disfrutar de la gloria de Dios sin tener que pasar por el sufrimientoprimero. Maestro, qu bien se est aqu! Vamos a armar tres tiendas: una para ti, una para Moiss yuna para Elas. Pedro, aunque estuviera sin tienda, quera quedarse all! Y qu reaccin tan humana!

    Pero el problema es que Pedro quera atajar. No hay ningn atajo para llegar al cielo. Hay que seguirpor el camino que Cristo nos ensea. No podemos disfrutar de la gloria de Dios si primero no pasamospor el sufrimiento. Cristo nos muestra esto en su vida. No podemos llegar al domingo de Resurreccinsi primero no pasamos por el Viernes Santo y la sombra de Cruz.

    Queridos hermanos y hermanas, desde la cumbre de la montaa donde vemos hoy la gloria deDios en Cristo, preparmonos para bajar al valle de lgrimas que es esta vida, y acompaar a Jesucristoen su peregrinaje a Jerusaln, ya que sta es la nica manera en que podremos, de verdad, disfrutar desu Resurreccin.

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    Mircoles de CenizaJoel 2, 1-2, 12-17, Salmo 103, 8-14, 2 Corintios 5, 10b-6, 10, Mateo 6, 1-16, 16-21

    Hoy comienza la Cuaresma. Las lecturas de este Mircoles de Ceniza nos invitan a vivir un tiempode recogimiento y de reflexin, antes de emprender juntos el largo ascenso hacia la Pascua del Seor.Dios, por voz del profeta Joel, de san Pablo y del mismo Jess, nos recuerda la meta que hemos dealcanzar, los medios que debemos utilizar y el espritu con que hemos de caminar.

    Joel, con voz que resuena a travs de los siglos, nos grita: Convertos de todo corazn, conayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras. Convertos al Seor! Es un gritoque, de las pginas de la Biblia, nos llega a nosotros hoy da. San Pablo con otras palabras nos ruega lomismo: En nombre de Cristo os pido que os reconciliis con Dios.

    Para lograr esa meta, la Iglesia ha propuesto las prcticas tradicionales de ayuno, oracin y limosna.Estos ejercicios ascticos los debemos practicar sin caer en la ostentacin de que nos habla Mateo:Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos tu Padre, que

    ve en lo escondido, te recompensar (Mt 6, 1-6.16-18). El Libro de Oracin Comn aade a esascostumbres piadosas, la lectura y meditacin de la palabra de Dios. Es leyendo y meditando sobre elmensaje divino como nos acercamos al seno de Dios.

    Hoy tenemos un rito muy especial y significativo. La imposicin de la ceniza. La ceniza evoca en

    la Biblia todo lo caduco y que carece de valor. Echarse ceniza en la cabeza era signo de duelo yarrepentimiento. Los cristianos adoptaron, con toda naturalidad, esta costumbre antigua, en particularcuando eran admitidos en el grupo de los penitentes (siglos III-V). La imposicin de la ceniza no seconvirti en un rito litrgico de comienzo de Cuaresma hasta el siglo V en Alemania, y luego pas aItalia en los siglos XII-XIII. Creemos que este rito, esta ceremonia, tiene un significado muy profundo.Reconocemos que somos polvo, que somos pasajeros, que se