6 Abre Mis Ojos Señor

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8/18/2019 6 Abre Mis Ojos Señor http://slidepdf.com/reader/full/6-abre-mis-ojos-senor 1/5  1 Escribir a: [email protected] Respondemos a partir de nuestra vida…  ¿Cuáles son esas cosas que puedes considerar un impedimento para poder ver a Dios en tu vida?  ________________________________  _______________________________  _________________________________  _________________________________________  _______________________________________  _________________________________________  _______________________________________  __________________________________________  ________________________________________ EXPERIENCI HUM N Cierto día, el Cardenal Newman discutía con un inglés ricachón sobre la existencia de Dios. A los argumentos del gran sabio, respondía el inglés con mucha flema: “No lo veo, no lo veo”.  Newman, descendiente de banqueros y comerciantes, sabía que para “llegar” a este individuo no le servirían  profundos discursos basados en la fe, sino algo  práctico y, sobre todo, sencillo. Entonces, el Cardenal tuvo una idea ingeniosa. Escribió en un papel la  palabra “Dios”:  –– El pedante ricachón lo leyó y encogió los hombros.  Newman sacó de su bolsillo una moneda y la puso sobre la palabra tapándola, y le preguntó:  ––  “¿Ve lo que he escrito ahora?”  ––  “No, solo veo dinero” – respondió el inglés.  ––  Efectivamente, porque el dinero le ciega e impide ver a Dios.” – respondió el Cardenal. T M  

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1Escribir a: [email protected]

Respondemos a partir de nuestra

vida…

 

¿Cuáles son esas cosas que puedesconsiderar un impedimento para poderver a Dios en tu vida?

 ________________________________ _______________________________ _________________________________

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EXPERIENCI HUM N

Cierto día, el Cardenal Newman discutía con uninglés ricachón sobre la existencia de Dios. A losargumentos del gran sabio, respondía el inglés conmucha flema: “No lo veo, no lo veo”.

 Newman, descendiente de banqueros y comerciantes,sabía que para “llegar” a este individuo no le servirían profundos discursos basados en la fe, sino algo práctico y, sobre todo, sencillo. Entonces, el Cardenaltuvo una idea ingeniosa. Escribió en un papel la

 palabra “Dios”:

 –– El pedante ricachón lo leyó y encogió los hombros. Newman sacó de su bolsillo una moneda y la pusosobre la palabra tapándola, y le preguntó:

 ––  “¿Ve lo que he escrito ahora?” 

 ––  “No, solo veo dinero” – respondió el inglés.

 ––  “Efectivamente, porque el dinero le ciega e impidever a Dios.” – respondió el Cardenal.

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Escuchamos a Dios que nos habla…

 

Los dos discípulos han invitado a su compañero de camino a entrar a su casa, pero aún no handescubierto su verdadera identidad. Han escuchado las enseñanzas basadas en la Palabra de los profetas y la ley de sus labios y eso les ha permitido ser más sensibles a este momento de gracia

que el Maestro les ofrece.

El relato del evangelio nos sigue diciendo lo siguiente:

«Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y

se lo di o».

Esta cena que se está llevando a cabo en la casa de Emaús no esuna cena más con un extraño, es el memorial de la Cena queJesús ha celebrado con sus discípulos la noche en que fue

entregado a las autoridades. Este personaje misterioso nos reúney nos acompaña en nuestros caminos humanos: nacimiento,crecimiento, amor, perdón, enfermedad, muerte.Hemos de ver en estos gestos del resucitado la Eucaristía quecada domingo celebramos. El maestro nos reúne para explicarnoslas escrituras y parte para nosotros el pan.Jesucristo nos regala el poder encontrarnos con él en un banquetedonde la comida resulta ser él mismo; Cristo se parte paranosotros por amor, Él nos alimenta para que no padezcamos delhambre espiritual. No es comprensible que andemos mendigando un poco de panante el mundo cuando Dios mismo en su Hijo nos deseaalimentar con la comida verdadera, su cuerpo y su sangre. ¿Cómocomprender a un discípulo quejándose de cansancio yabatimiento si su maestro le provee lo necesario? ¿Para qué buscar más si en este banquete Dios mismo se nosda?

EXPERIENCI BÍBLIC

«Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dadogracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos yreconocieron a Jesús; pero él desapareció. Se dijeron el uno al otro:

 – ¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho mientras nos venía hablando porel camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lc 24, 30-32)

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«En ese momento se les abr ieron los ojos y reconocieron a Jesús»

Solo cuando Jesús repite el gesto de la Cena Pascual el día Jueves antes de su detención, los discípulos puedenreconocerle; al tomar el pan entre sus manos, dar gracias, partirlo y dárselo sus ojos se abren a su presencia.

Jesús había adelantado su revelación durante el camino al «explicarles todos los pasajes de las Escrituras quehablaban de él».Este momento luminoso en el que los dos discípulos pueden ver a Jesús les cambia totalmente la vida, ellosreconocen que ya les ardía el corazón mientras escuchaban que les explicaba las escrituras. ¡Qué experiencia tangrandiosa la que están viviendo estos personajes! Jesucristo ha vencido a la muerte, sus esperanzas cobran vidacon el Maestro. Se dan cuenta que él es más de lo que podían haber creído, capaz de hacerles arder el corazón ensu pecho como ardía la zarza que no se consumía, en la cual Dios se manifestó a Moisés en el AntiguoTestamento.

La experiencia del Profeta Elías 

Elías, el profeta, vivió un momento muy particular en su vida como

servidor del Señor. Llegó al punto del desánimo, su alma se abatió.Desfalleció llegando a desear la muerte y no por deseo de Dios sino pordesesperación y cansancio: "¡Ya basta, oh Yahvé! Toma mi vida puesno soy yo mejor que mis padres"(I Re 19,4).Pero el Señor envió un ángel para animarlo, le exclamó: "¡Levántate ycome!". Elías no atiende a la primera llamada, se duerme, no ponecuidado en el pan y el vaso de agua que están a su cabecera. El Señorinsiste: "levántate y come, pues te resta un camino demasiado largo parati"(19,7).El Señor vio, escuchó y sintió la necesidad de quien le servía. El Señorno es indiferente a los que le sirven, así reza un salmo. El Señor le dio

de comer y beber, una comida y una bebida que le brindaron la fuerzasuficiente para seguir al encuentro con Él, al "Monte de Dios". Dios quenos llama, no nos deja en el camino, nos anima y nos lleva de su manoal encuentro con él.

Canto: Encuentro

CORO

Señor, permite que te hable hoy, del dulce encuentro que me cambió, 

la hora feliz en que yo escuché, tus palabras de amor (2). 

Dime ¿cómo pudo suceder,si en la luz que el sol vierte al surgir,

o cuando el calor me hace viviro fue en la noche al volver?

CORO… 

¿Fué cuando una rosa deshojé,o en la fuente al agua que bebí;

o fue en el calor del dulce hogar,donde por fin te miré?

CORO…  No fue en esas horas de ilusión,

sino al decidir mirarme bien;como amigo en mi alma te encontré:

tú me esperabas allíCORO… 

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elebremos nuestra vida… 

La admirable conversión

de una princesaAna de Gonzaga de Cléves, princesa palatina, nació en1616.1  Tuvo importante papel político en Francia durante laminoridad del Rey Luis XIV.

Al quedar viudaen 1663, y aunquecontaba ya con 47años de edad,

impresionó a la corte francesa por lo licencioso desus costumbres y su poco caso hacia la Religión.Ostentaba no creer en la Eucaristía ni en la Iglesia, yse burlaba de la fe. Se cuenta que por odio llegó a

quemar fragmentos del Santo Madero de la Cruz.Se repetían sus escándalos, hasta el momento en queuna gracia fulminante la tocó y produjo en ella unaconversión espectacular. Después de su muerte, en1685, Bossuet, el gran orador sacro del siglo XVII, pronunció su oración fúnebre, en la cual nos cuentadetalles impresionantes de esa maravillosaconversión.2 

El sueñoLa princesa tuvo un sueño.3  Relata ella: Estaba“caminando sola por un bosque, cuando encontré a

un ciego en una pequeña cabaña. Me aproximé a él para preguntarle si era ciego de nacimiento, o si así se había vuelto por algún accidente. Él respondióque era ciego de nacimiento. ¿No conocéis, pues, dije yo, lo que es la luz, que estan bella y tan atrayente, y el sol que tiene tantobrillo y belleza? —  Jamás gocé de esas bellas cosas,

1  Era hija de Carlos de Gonzaga, duque de Nevers,Rethel, Mantua y Montferrat, y de Catalina de Lorena. Sedesposó en 1645 con el príncipe Eduardo, conde palatinodel Rin, hijo de Federico V, duque de Baviera, pasando a

ser conocida como princesa palatina. Es el mismo títulocon el cual quedó después famosa su sobrina, ElizabethCarlota, esposa del duque de Orleans, hermano de LuisXIV.2  Bossuet, Oraison Funèbre d’Anne de Gonzague de

Clèves, princesse palatine, in Oraisons Funèbres,Flammarion Éditeur, París, 1935.3 Los trechos entre comillas se encuentran así en el textode Bossuet, y reproducen el relato dejado por la propia

 princesa por orden de su confesor, el Abbé de Rancé,reformador de la Trapa.

dijo él, y notengo ningunaidea de cómo son ellas. Peroni aun así dejode creer queellas son deuna bellezaesplendorosa”. El ciego parecióentoncescambiar de vozy de fisonomía,tomando un

tono deautoridad: “Mi ejemplo, dijo él, te debe enseñar quehay cosas muy excelentes y muy admirables queescapan de nuestra visión, y que ni aun así sonmenos verdaderas ni menos deseables, inclusocuando no podemos ni comprenderlas niimaginarlas”. Entonces, por una súbita iluminación, la princesa sesintió tan esclarecida “y de tal modo transportada por la alegría de haber encontrado aquello quehace tanto tiempo buscaba”,  que no pudocontenerse a abrazar al ciego, cuyas palabras le

habían revelado una luz aún más bella que aquellade la cual él estaba privado. Y prosigue: “Inundó micorazón una felicidad tan dulce y una fe tan sensible, que no hay palabras capaces deexpresarla”. Al despertar del sueño ella se encontró de tal modocambiada, que tenía dificultad en creer que había pasado por una tan gran transformación: “Entonces,

me parecía sentir la presencia real de NuestroSeñor en la Eucaristía, más o menos como la genteve las cosas visibles, de las cuales no se puededudar”. 

Pasó así de la oscuridad a la luz manifiesta. Lasnubes de su espíritu se disiparon.

Del Cielo al InfiernoEse estado duró tres meses, durante los cuales ellano osó acercarse a la Mesa Eucarística, debido alrecuerdo de sus muchos y graves pecados,dedicando ese tiempo a preparar su confesión

EXPERIENCI CRISTI N

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sacramental. Se aproximó, por fin, el día tanesperado de la comunión.Dios, no obstante, que es Padre de todas lasmisericordias, es igualmente Señor de todas las justicias. Y después de haber hecho de modomilagroso retornar al redil a aquella oveja perdida,era necesario ahora que le hiciese purgar una vida

transcurrida en la ofensa al Salvador.Cuando se juzgaba lista para la confesión y la posterior comunión, tuvo una especie de síncopeque la dejó pálida, sin pulso ni respiración.Volviendo, en fin, de ese largo y extraño desmayo,se vio lanzada en un mal peor aún: después de habersorbido las angustias de la muerte, sufrió todos loshorrores del infierno. Su confesor, llamado de prisa,fue obligado a postergar la confesión, pues laencontró sin fuerzas, sin capacidad de aplicación yemitiendo apenas balbuceos.“Es imposible, para quien no las probó, imaginar

las extrañas penas que alcanzaron mi espíritu. Yoesperaba a cada momento el retorno de mi síncope,o sea, mi muerte y mi condenación eterna.Confesaba no ser digna de una misericordia que tanlargo tiempo había relegado negligentemente; ydecía a Dios, en mi corazón, que yo no tenía ningúnderecho de quejarme de su justicia; pero que  — en fin, ¡cosa insoportable! —   yo no lo vería jamás;estaría eternamente entre sus enemigos,eternamente sin amarlo, eternamente odiada por Él.Yo sentía ese dolor enteramente destacado de lasotras penas del infierno”. 

El horrible perroEstando en ese trance, ella ve una gallinaconduciendo a sus pollitos. Uno de ellos, noobstante, se aparta de la madre. “Al mismo tiempo,me parecía que yo veía venir un enorme perro,extremadamente horrible, el cual se aproximó al pollito, y en un instante lo apresó. Corrí

inmediatamente hasta él, para arrancarle el pollito;mientras procuraba abrirle la boca, oí a alguienque decía: ‘No hay nada más que hacer. Ya fue

tragado’. —  No, dije yo, aún no fue tragado.  En efecto, me parecía que yo abría la garganta del perro y de allí retiraba ese pequeño animal, quetomé entre mis manos para calentarlo; pues me parecía todo erizado y casi muerto. Oí aún aalguien que decía: ‘Es necesario devolverlo al perro, pues él quedará desagradado por el hecho deque le quit en la presa’. —  No, respondí yo, no lodevolveré jamás”. 

En ese momento, la princesa volvió del desmayo. Yoyó a alguien que le decía “Si tú, que eres mala, noquieres entregar a ese pequeño animal que salvaste,¿por qué crees que Dios, infinitamente bueno, teentregaría al demonio después de haberte sustraídode su poder? Confía y ten valentía”. Ella entonces sintió como si un ángel le hubiesedicho que Dios no la abandonaría, acompañada deaquella paz que supera toda inteligencia.A partir de allí su vida en la corte fue extremamenteedificante, hasta que una muy dolorosa enfermedadla tomó y la condujo al término de su existencia

terrena. Sus últimas palabras, ya moribunda, fueron:“Yo me voy para ver cómo Dios me tratará; peroespero en sus misericordias”.

ompromiso…

 

Durante esta semana intentaré profundizar en el encuentro queJesucristo me regala en la oración, la eucaristía, la lectura de la biblia, la vida de fraternidad, en los pobres, en todas las cosas.