5.Alcock-salud y Sostenibilidad en La Ciudad Global
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Salud, sostenibilidad y participacin: La ciudad global y el caso de
Zorrozaurre (Bilbao)
Robert Alcock1
Introduccin
Este artculo est dividido en dos partes. La primera parte, Salud, sostenibilidad y participacin en
la ciudad global, habla de la relacin entre estos tres conceptos en un contexto global. Los
principales problemas de salud en el mundo rico, que se van extendiendo al mundo entero, estn
relacionados con los entornos urbanos. Pero la participacin de los ciudadanos en proyectos que
buscan mejorar su entorno parece capaz de mejorar esta situacin. Sin embargo, la economa de la
ciudad global, fundamentada en el uso de recursos no renovables, est poniendo en riesgo la salud
del planeta y de las personas.
La segunda parte, La Isla que Nunca Fue. Participacin vecinal y sostenibilidad: el caso de
Zorrozaurre, narra un caso de participacin vecinal en la Pennsula de Zorrozaurre (Bilbao, Pas
Vasco). Los vecinos se movilizaron para proponer alternativasconvertir la pennsula en un barrio
ecolgico, rehabilitar las casas, mantener la memoria histrica del lugar, eliminar los coches y
dejar espacio para las personas y la naturaleza.
1. Salud, sostenibilidad y participacin en la ciudad global
La salud y el entorno urbano
La salud de las personas depende, en muchos sentidos, de su entorno. Tener contacto con espacios
verdes, animales y plantas, pasear en el parque o cuidar un jardn, tienen diversos efectos positivos
sobre la salud fsica y mental, desde la tensin sangunea y el tiempo de recuperacin despus de
una intervencin quirrgica, hasta la ansiedad y el rendimiento mental.2
Para el ao 2030, el OMS pronostica que las principales causas de la prdida de aos de vida
saludables en el mundo van a ser la depresin, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes
1Doctor en biologa marina de la Universidad de Southampton (Inglaterra) y diseador ecolgico.
2Vase por ejemplo: Maas, J., et al. (2009) Morbidity is related to a green living environment. J Epidemiol
Community Health 63:967973. UK Sustainable Development Commission (2008): Health, Place and Nature. http://www.sd-
commission.org.uk/publications/downloads/Outdoor_environments_and_health.pdf
St Leger, L (2003). Health and naturenew challenges for health promotion. Health Promotion International, 18, 3.
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de trfico.3 (Ya lo son en el mundo rico, siendo solamente en los pases pobres donde las
enfermedades contagiosas representan la amenaza ms grave.) Todos estos factores estn
estrechamente relacionados con la calidad del entorno. Gozar de buena salud, para la mayora de las
personas, significa llevar una vida activa y sociable en contacto con la naturaleza. Para esto un
entorno saludable es necesario; y para ms de la mitad del mundo, el entorno donde viven ya es
urbano.
Sin embargo, todava no se valora la importancia del entorno urbano para la salud. Sabemos, por
ejemplo, que 780 millones de personas en el mundo no tienen agua potable y que 1.100 millones no
tienen letrina,4 pero no sabemos cuntas personas no tiene acceso a un parque o a terreno para
cultivar plantas. Una encuesta realizada en 9 pases sugiere que hasta los ciudadanos del mundo
privilegiado echan en falta ms contacto con parques, jardines y bosques. Por ejemplo, el 89% de
las personas entrevistadas creen que el acceso a espacios verdes es un derecho humano, mientras
tres de cada cuatro opinan que los nios deberan pasar ms tiempo en espacios verdes. Pero slo el
38% de los padres llevan a sus hijos al parque por lo menos una vez a la semanalo cual puede ser
por falta de oportunidad, ya que los encuestados tardan un promedio de 15 minutos en llegar al
parque ms cercano de su casa. Y cuando van al parque, los entrevistados no solo buscan un paseo:
tambin quieren estar ms involucrados en cuidar los espacios verdes pblicos de sus ciudades.5
La participacin como prctica saludable
De hecho, hay muchos ejemplos existentes de como la participacin de los ciudadanos en cuidar,
disear y crear sus entornos es capaz de mejorar tanto la salud como la habitabilidad de la ciudad.
Una prctica muy extendida es el cultivo de huertas urbanas. Dada la conexin entre ejercicio, dieta
y salud, cultivar huertas puede ser una receta mdica muy efectiva (y econmica) que adems
contribuye a embellecer la ciudad. Sin duda, los gobiernos municipales deberan apoyar y fomentar
entre sus ciudadanos el crear huertas comunales; pero en muchos casos las polticas son ms bien de
reprimir y obstaculizar. Por ejemplo, Los Angeles (EEUU) cuenta con unos 67km2 de terrenos
municipales en desuso, a la vez que extensas reas de desierto alimenticio, donde los alimentos
frescos no estn disponibles a la venta.6 En esta ciudad se estableci en 1994 South Central Farm,
una granja urbana de 5,7ha (la ms extensa de EEUU), en un terreno municipal en desuso. En 2004
el terreno fue vendido por la ciudad, y despus de una extensa campaa para salvar la granja, los
3Organizacin Mundial de la Salud (2008) The global burden of disease: 2004 update.
http://www.who.int/entity/healthinfo/global_burden_disease/GBD_report_2004update_full.pdf 4Organizacin Mundial de la Salud (2012) Progress on drinking water and sanitation.
http://whqlibdoc.who.int/publications/2012/9789280646320_eng_full_text.pdf 5Global Green Space Report (2013). http://greenspacereport.com/download.php?file=report.pdf Los pases estudiados
eran Alemania, Australia, Canada, China, EEUU, Francia, Polonia ,Rusia y Suecia. 6Finley, R (2013) Video TED. http://www.ted.com/talks/ron_finley_a_guerilla_gardener_in_south_central_la.html
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horticultores fueron finalmente desalojados en 2006. En 2013, el terreno todava sigue en desuso.7
Siempre hay algn paso hacia atrs, pero la horticultura urbanasea en terreno privado, en los
tejados de los edificios, en terreno pblico alquilado o cedido, o informalmente a travs de la
ocupacin de terreno en desusoes cada vez ms practicada y aceptada en todo el mundo. Es una
manera de que los ciudadanos participan en cuidar su propia salud y a la vez, en cuidad la de su
entorno.
Lo mismo se podra decir de otros proyectos donde los vecinos han tomado la iniciativa en debatir y
disear sus distritos. Aunque los impactos en la salud pueden ser menos inmediatos que en el caso
de las huertas urbanas, yo pienso que la participacin ciudadana en el urbanismo es un factor
muy importante y necesario para la creacin de ciudades habitables, saludables, y sostenibles.
Desde Portland, Oregon (EEUU) viene el ejemplo de City Repair, un movimiento de vecinos que se
empezaron a reunir para modificar las intersecciones donde vivan: construir bancos, hacer pintadas
en el asfalto, crear esculturas. As con una inversin mnima, una interseccin annima se converta
en un lugar nico, fomentando un sentido de identidad local y tambin contribuyendo a reducir la
velocidad de los cochesdisminuyendo tanto el aislamiento social, que contribuye a la depresin,
como los accidentes de trfico.8
El ejemplo de la participacin ciudadana en el urbanismo que ms conozco por experiencia personal
es el caso de la Pennsula de Zorrozaurre en Bilbao (Pas Vasco), que se expone en la segunda parte
de este artculo.
La sostenibilidad y la salud del planeta
Como hemos visto, hay una estrecha relacin entre la salud de las personas y la habitabilidad de sus
entornos inmediatos. Las ciudades, en general, son ambientes estresantes, hasta peligrosos, que no
permiten contacto con la naturaleza, y que por lo tanto, tienen un impacto negativo en la salud,
fsica y mental, de sus ciudadanos. Pero ms all de nuestra propia especie, las ciudades tambin
impactan en la salud global de la Tierra.
Ms que las ciudades, debera decir la ciudad global. En otras pocas la economa de una ciudad
dependa de los recursos de un territorio ms o menos contiguo centrado en ella. Hoy en da todas
las ciudades del mundo son, bsicamente, nodos de una economa global que extrae, utiliza y
transforma los recursos del mundo entero. De hecho, hoy prcticamente todos los ciudadanos de los
pases ms ricos, aunque viven fuera de ncleos urbanos, dependen de las ciudades para sus
necesidades diariasy por lo tanto, funcionalmente, ellos tambin viven en la ciudad global.
Hablando claramente, la economa global, y por lo tanto la ciudad global, es insostenible. Consume
7https://en.wikipedia.org/wiki/South_Central_Farm ; tambin vase el documental, The Garden (2008),
http://www.imdb.com/title/tt1252486/ 8http://cityrepair.org/
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ms recursos y crea ms residuos que la Tierra puede sostener. Desde los aos 70, los expertos
dicen que el crecimiento econmico no puede seguir indefinidamente sin pasar los lmites del
planeta.9 Aunque de poco ha servido las advertencias, ya que el crecimiento econmico ha seguido
ms o menos de manera contina desde entonces. La realidad, desde un punto de vista ecolgico es
que llevamos los ltimos 40 aos viviendo por arriba de nuestras posibilidades, consumiendo el
capital de la tierra y, por lo tanto, reduciendo su riqueza de vida y su capacidad para sostener la vida
en el futuro.10
Seguimos adelante pero nos cuesta cada vez ms seguir creciendoen trminos
econmicos y psicolgicos. Estar en tal situacin, viviendo sin una base ecolgica, sometidos a las
fluctuaciones de los mercados financieros situados en ncleos distantes, tendr algo que ver con la
epidemia de depresin que est arrasando la mitad ms rico del mundo?
En los ltimos aos la situacin ha cambiado, porque ahora los recursos ms crticos para el
funcionamiento de la economa global, principalmente el petrleo, parecen estar llegando a unos
lmites fsicos. El pico del petroleo representa el punto de mxima produccin del combustible,
impuesto por la geofsica (la distribucin de los recursos de petrleo en la tierra y la energa
necesaria para obtenerlos). Al parecer este pico puede haber llegado en 2008, cuando precios rcord
de petrleo provocaron la crisis.
Como analoga podemos pensar en el Titanic. Aunque ya hace tiempo se est viendo como nos
acercamos al iceberg (los lmites de la naturaleza), debido al mpetu del barco y a la falta de
consenso entre los oficiales, no ha sido posible cambiar el rumbo a tiempo para evitar el impacto.
Cuando por fin el barco choca contra la montaa de hielo, y mientras se va hundiendo, los oficiales
siguen manteniendo que no es grave y que pronto volver al rumbo original. Pero aunque no hay
suficientes botes de salvamiento para todos los pasajeros, algunos de ellos estn construyendo
balsas con los materiales disponibles a bordo...
Quizs el futuro va a ser ms diverso, ms creativo, ms constructivo y menos catastrfico de lo que
se pinta; pero eso est en manos de las personas. La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo.
En vez del futuro oficialde riqueza material, tecnologa alta y control socialpodemos estar ante
una diversidad de pequeos futuros posibles, que los mismos ciudadanos estn empezando a
construir en todo el mundo. En la segunda parte del artculo se narra la historia de uno de estos
pequeos futuros.
9Por ejemplo, en el informe Meadows (1972) Limits to Growth, aunque hubo advertencias ms tempranas.
10Global Footprint Network, 2012. The National Footprint Accounts, 2011 edition. Segn este fuente, desde
aproximadamente 1970 la huella ecolgica global sobrepasa la biocapacidad de la Tierra.
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2. La Isla que Nunca Fue. Participacin vecinal y sostenibilidad: el caso de
Zorrozaurre
Este artculo se puede leer como un estudio de caso. Pero tambin es una evocacin de un lugar.
Siempre hay que recordar que las ciudades estn compuestas de lugares y de personas, y que cada
uno de ellos tiene su historia, su alma, lo que le hace nico, porque solo defenderemos a lo que
amamos.
1.
Llegamos al anochecer, de una noche oscura con txiri-miri a finales de 1999. Habamos cogido el
autobs nmero 11 desde la universidad jesuita, que miraba la fachada brillante, revestida de titanio,
del nuevo Museo Guggenheim en la orilla opuesta. El autobs segua ra abajo por el parque de
Botika Vieja, frente al Palacio Euskalduna, con su fachada de hierro artsticamente oxidada,
sugiriendo el erosionado casco de un barco de alta mar. Despus del curvado puente Euskalduna,
salimos de nuestro mapa de los que se reparten gratis en las oficinas de turismo. Dejamos atrs la
zona renovada de la ciudad con su lifting de fachadas y entramos en una zona muy distinta, que
pareca estar anclada en un pasado no reconstruido: Una casa con persianas torcidas de madera,
tejas perdidas, canalones estrangulados con helechos. Jardines descuidados y gatos flacos.
Almacenes y fbricas, sus paredes un palimpsesto de etiquetas de graffiti, murales, anuncios,
carteles polticos, consignas. Un palacete neo-barroco en ruinas, con vistas a la ra.
Bajamos en una fbrica de colchones con un letrero rojo iluminado que pona "Relax"; la luz de la
"x" estaba rota. A pocos pasos de la parada de autobs, encontramos la casa que buscbamos. En los
buzones del portal, vimos que una amiga, una escritora brasilea llamada Jacqueline (por la Primera
Dama de Camelot) viva en el segundo piso. El apartamento que venamos a ver estaba en el tercero
tres tramos de escaleras como las de la casa de la risa, sin horizontales ni ngulos rectos. El piso
era grande, viejo y con mucha luz, techos altos y miradores con vistas sobre la ra, hacia una ladera
empinada con carreteras y vas frreas, apiladas una sobre otra en terrazas.
Al bajar, tocamos la puerta de Jacqueline y ella nos invit a un caf. En la cocina, ella haba pegado
una letra de Brecht, del musical El Final Feliz de 1929:
El baile de Bill en Bilbao
era el ms bonito de todo el continente.
Por slo un dolar podas tener ruido y placer,
Y el mundo era tuyo.
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Pero si hubieras estado all
No s si te habra gustado.
Ay!
Haba coac tirado donde uno se sentaba
La hierba creca en la pista de baile
Y la luna verde brillaba por el tejado.
Y la msica, de verdad, vala el precio.
Joe, toca la msica de aquellos tiempos...
...
El baile de Bill en Bilbao
hoy se ha renovado, tan decente,
con palmeras y helados, muy normal,
como cualquier establecimiento.
Pero si vas all ahora
quizs te gustar.
Ya no crece la hierba en la pista,
han limpiado todo el coac
y han despedido la luna verde,
y la msica que tocan ahora
te da vergenza cuando piensas en lo que has pagado.
Ay Joe, toca la msica de aquellos tiempos.
Jacqueline se li un cigarrillo al estilo de Minas Gerais tabaco puro en una hoja de maz y nos
cont los entresijos del barrio, donde ella haba estado viviendo durante unos meses. Era sucio y a
menudo ruidoso, con las fbricas y el trfico pesado, pero tranquilo los fines de semana: la gente
vino a pasear por la ra, con o sin perros. No haba supermercado, ni escuela, ni clnica para todo
eso tenas que coger el autobs a Deusto. En su aislamiento, la zona era como un pueblo dentro de
la ciudad: para bien o para mal, los vecinos se conocan y se apoyaban. Haba varias casas de
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okupas, y los dems se quejaban bastante de sus perros, ruido y nivel de higiene; tambin hubo
quejas de los adolescentes de la discoteca "Columbus" y su vandalismo nocturno. As que el barrio
era bohemio y de renta baja, pero a pesar de apariencias, no realmente peligroso: hasta el camello
del portal era buen vecino, dentro de lo que caba.
Tres semanas ms tarde, nos trasladamos. Como Jacqueline haba prometido, los nativos eran
amables: la seora del cuarto nos hizo un bizcocho, otra nos prest una estufa elctrica. Los
domingos, en la ladera opuesta, un seor cantaba pera mientras cuidaba de sus parras; y a la tarde,
el sol se reflejaba en la ra, diseminando luces que bailaban en el techo de nuestro nuevo hogar.
2.
La casa estaba justo a la mitad de una larga y estrecha pennsula, enclavada entre ra y canal. Ro
arriba, hacia la ciudad, estaba La Ribera: un distrito de casas decadas, fbricas y pequeos talleres,
una finca que venda imitaciones a mrmoles clsicos, una iglesia, un parque, una pequea plaza
con una fuente y un campo de ftbol de hormign. Haba una fundicin donde se hacan cadenas
para superpetroleros y plataformas petrolferas: montones de eslabones gigantescos, que pesaban
como un coche pequeo, yacan sobre la explanada. Ro abajo haba unas cuantas empresas que
seguan adelante, y algunas actividades que nadie ms quera en la ciudad, como un aparcamiento
de camiones y la gra municipal de coches; pero sobre todo, los restos de un pasado industrial que
nunca se haba limpiado: gras, tuberas, enigmticas estructuras de hormign, edificios en ruinas y
lotes abandonados. Haba un tenue olor a humedad y deterioro. Desde la punta, la proa de la
pennsula, haba vistas a Zorroza, donde un incinerador vomitaba humo y gras gigantes
descargaban chatarra de barcos registrados en Panam, Rusia y frica; ms all, las industrias
oxidadas de la orilla izquierda; y por el canal hacia la madriguera de bloques de pisos en el centro
de la ciudad, rodeada por verdes colinas, a veces blancas en invierno.
Me senta extraamente en casa en este distrito abandonado y aislado de una ciudad extranjera.
Dicen que ningn hombre es una isla, pero debo admitir que a veces me he sentido como una
pennsula. La tierra de nadie cerca de la punta, sobre todo, pareca resonar en m con una cepa
privada de melancola txica. La industria se haba marchado; la vida se estaba instalando. En las
alcantarillas, las malas hierbas crecan hasta alcanzar el techo de un coche destrozado. Los
estanques de enfriamiento en los tejados planos de las fbricas estaban coronados con juncos que
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ondeaban en la brisa; de los pavimentos agrietados brotaban hierba de pampas, zarzas y buddleja.
Un techo de chapa ondulada haba desaparecido bajo una alfombra viva de helechos y musgo. El
muro de la ra llevaba una capa de sedum y hinojo marino, atendidos por pequeas lagartijas.
Carpas gordas se movan por el fondo de la ra y un embarcadero de madera, estrangulado por
desechos, se haba convertido en una capilla de gorriones. Cormoranes pescaban en el ro,
lavanderas oscilaban en la orilla del canal, y a veces garzas y garcetas vadeaban por los fondos de
fango en marea baja. Un da, estaba en el autobs de camino hacia la ciudad, medio dormido,
cuando de repente vi el relmpago de un martn pescador rey pescador, como decimos los ingleses
, que nos segua en paralelo desde el medio de la ra. Y una vez vi una pareja real, rey y reina
pescador, en la bveda gtica de una fbrica destrozada, con enredaderas y plantas trepadoras
colgando en el espacio a travs de heridas enormes en sus pisos de hormign. Tal vez haba ms
diversidad de vida, ciertamente de espritu salvaje, en este tierra devastada que en todos los
cuidados parques de la ciudad. Si la naturaleza y el mundo de los hombres deben estar separados, la
naturaleza no pareca haber recibido el mensaje.
Desde la punta, las vistas eran espectaculares. En un da claro era posible ver la ciudad en una luz
verdadera: como la encarnacin de historias milenarias, instrucciones codificadas y copiadas desde
lpidas de arcilla hasta CD-ROM; smbolos canalizados a travs de mentes y cuerpos en acero y
hormign, vidrio y caucho. Una mquina gigantesca, desquiciada en su complejidad bizantina; un
intercambiador de calor, disipando la energa fsil y los sueos humanos, un molino pulverizando
las almas hasta convertirlas en moneda frangible. La ciudad, Babilonia; pero tambin una ciudad,
BabiloniaBilbao, con su propia identidad, refundada durante los siglos desde la chatarra de las
masas. Bilbao, Bilbo un nombre que ha viajado por el mundo a travs de sus tres posibles
significados en ingls: unas esposas (la esclavitud del salario y de la hipoteca; las cadenas de
anclaje del idioma, la identidad, la familia); una espada de marinero (mata o ser matado); o tambin,
derivado de este ltimo, un hroe diminutivo: al principio reticente, pero capaz, al final, de reclamar
el anillo, aventajar el dragn y meterse el oro en el bolsillo.
3.
Aprend ms tarde que la pennsula era producto de un brutal acto de violacin no consumado. Cien
aos atrs, esto era una frtil llanura aluvial en las afueras de la ciudad: principalmente huertas,
conocidas por sus tomates hasta el da de hoy el smbolo de Deusto alimentados con aguas
residuales domsticas que fueron llevadas por la marea a lo largo de zanjas especialmente diseadas
llamadas kaikus. Palabras de espaol, ingls y euskera se mezclaron en los muelles, donde pequeas
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empresas servan a la economa martima. Las sardineras coqueteaban desde Santurce a Bilbao.
Barcazas llevando la carga de los grandes barcos madera de Escandinavia, maquinaria de
Inglaterra y bacalao de Islandia fueron remolcados ro arriba por la forma de energa ms barata
disponible, la sirga: pares de mujeres tirando de cuerdas pesadas. En aquellos das, nuestra casa era
un burdel. Una chica esperando a su prximo cliente poda mirar por la ventana y quizs con un
escalofro ver su futuro pasar con pasos lentos.
En la dcada de los aos 50, despus de la guerra civil y la posguerra, la nueva poltica de Franco
exigi una expansin masiva de la industria, y la zona fue declarada una zona empresarial. Se
construyeron fbricas sobre las huertas de tomates y mquinas gigantes comenzaron a excavar un
canal para conectar el astillero Euskalduna con el mar, cortando una curva difcil en la ra. Gran
parte de los vecinos fueron desalojados y obligados a mudarse a la otra orilla, una zona escarpada y
sombra que se conoca como Noruega. La nueva pennsula se vena a llamar Zorrozaurre, "en
frente de Zorroza".
Cambiaron de planes, y el canal nunca se termin. En vez de ser isla, tras el colapso econmico de
principios de los ochenta, la pennsula se convirti en un mundo perdido, olvidado por el resto de la
ciudad. Los bilbanos no tenan ni idea que todava sobrevivian cuatrocientos vecinos en la Ribera.
A continuacin, en la dcada de los noventa, Bilbao fue relanzado con una nueva imagen, el de un
centro creativo de la cultura y de la innovacin. Grandes edificios firmados por diseadores de
renombre empezaron a levantarse relucientes de los escombros: El museo de Gehry, el metro de
Foster, el aeropuerto de Calatrava. Por el ao 2000, el 700 cumpleaos de Bilbao, la fiesta estaba en
su apogeo. Los polticos y los promotores inmobiliarios haban comenzado a mirar con ojos
codiciosos el ltimo, y ms grande, pedazo de la torta: Zorrozaurre 57 hectreas de tierras llanas
en puertas de la ciudad, con privilegiada frente de ra en ambos lados, y nada (al parecer) para
obstaculizar las excavadoras ms que unos edificios medio arruinados.
4.
Justo enfrente de nuestra casa haba unas plataformas de hormign en desuso que sobresalan
encima del agua. A instigacin de Jacqueline, algunos de los vecinos nos juntamos para hacer un
pequeo jardn de bloques de hormign y un poco de tierra que buscamos por los alrededores. Hubo
desacuerdos sobre si plantar rosas o patatas; cuando intentamos hacer compost de los residuos de
cocina dentro de neumticos viejos, algunos vecinos se quejaron de las ratas y empezaron a
-
diseminar paquetes de veneno color rosa. Pero por lo menos ahora tenamos algo de que discutir. El
micro-jardn se convirti en nuestro pauelo de tierra comn, un lugar para sentarse y cotillear por
la tarde y ver la puesta de sol detrs de las gras de Zorroza. Fue el local social inmediato para la
gente de nuestra casa y en menor medida de las dos adyacentes, que juntos formaban la ltima
avanzada de la civilizacin antes de las grandes llanuras despobladas de la baja pennsula.
La vida social del barrio, sin embargo, tuvo lugar principalmente en el centro de la Ribera, a cinco
minutos paseando ro arriba de nuestra casa. Los dos principales eventos del calendario social
fueron Carnaval en febrero y las fiestas a finales de junio. En Carnaval, hubo un desfile de disfraces
a lo largo de la orilla, seguida por msica y chocolate caliente en la pequea plaza. Las fiestas eran
algo ms grande, celebradas durante tres das, con concursos de cocina, fulbito, castillos hinchables,
una barbacoa de sardinas, un gran almuerzo comunal y un sistema de sonido que emita msica pop
pegajosa. Estaba Gargantua, un gigante hecho de fibra de vidrio y vestido con traje tradicional
vasco, que coma a los nios pequeos, que luego saldran felices del otro extremo. Cada ao el
cartel de las fiestas fue diseado con un tema tpico por un ilustrador y carcter local, apodado
Jesse. Jesse se vesta de vaquero todo el ao, excepto en carnaval, cuando podra ser un indio rojo o
tal vez un Zorro enmascarado. Durante las fiestas, organizaba paseos a caballo para nios, trayendo
los caballos de un establo cerca de Durango, en las montaas al sureste de la ciudad. Tena una
extensa coleccin de parafernalia del Oeste Salvaje y haba actuado como extra montando a caballo
en varias pelculas, pero su personaje fue totalmente producto de la pantalla plateada: nunca haba
ido a Amrica y no tena intencin de ir.
Fiestas aparte, la vida cotidiana del barrio tambin tena lugar principalmente en el distrito central,
girando en torno a la Iglesia, los bares, los columpios y las reuniones de varios grupos, incluyendo
la Asociacin de Vecinos, el club de tiempo libre, el club de mujeres, el club de jubilados y el
tradicional txoko o club gastronmico. Mezclar unos cientos de personas de origen variado; adobar
en una cultura que enfatiza la conformidad, la tradicin, lo local y lo colectivo; dejar reposar
durante una generacin en el aislamiento y el abandono oficial; resultado: una comunidad con un
extraordinario nivel de organizacin autnoma.
Tambin hubo una pequea fundacin para el arte en el barrio, un espacio para eventos de teatro,
msica y arte plstica, a los cuales los vecinos casi nunca asistieron. Luego estaban los okupas, que
vivan en media docena de edificios, incluyendo una fbrica de toldos en desuso al inicio de la
pennsula. Sus graffiti hablaban de los Incas, una tribu punk definido por ideales de libertad,
anarqua y resistencia. Muchas de las piezas fueron etiquetadas por "House"; cuando lo encontr,
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result ser un chico flaco y desaliado que dijo que iba a volver pronto a su Valencia natal porque
su novia estaba embarazada. Otros okupas procedan de Rusia o Argentina, o eran nativos de
Bilbao. En general se mantenan aparte de los vecinos: a veces aparecieron para eventos sociales
con comida y bebida gratis, pero nunca para reuniones aburridas.
5.
En otros lugares de la ciudad, sin embargo, se convocaban reuniones a las que los residentes,
legales o no, explcitamente no estbamos invitados. En 2002 los principales dueos de los terrenos
de la pennsula, empresas constructoras y representantes de diversos niveles gubernamentales se
juntaron para formar una Comisin Gestora para el desarrollo de Zorrozaurre. No hubo ninguna
mascarada de consulta pblica. El poder y el dinero tenan una cita y no queran acompaantes.
Pronto la Comisin Gestora anunci que la nueva hada madrina de Zorrozaurre sera la arquitecta
super-estrella de renombre internacional, ganadora del Premio Pritzker, Zaha Hadid. Ella agitara su
varita mgica y hara aparecer un Master Plan para la pennsula, transformando las fbricas
abandonadas y las casas degradadas, se supona, en un Manhattan de brillantes rascacielos de lujo.
Se dijo en el barrio que probablemente algunos edificios se mantendran por su calidad
arquitectnica; encontraran medios legales para arrasar el resto y, si fuera necesario, realojar a los
habitantes en algn lugar barato. Tanto el sentido comn como la historia local demostraban que
cuando el dinero habla, la gente se marcha.
Y de hecho, cuando vinieron a por los okupas, ninguno de los dems vecinos hizo nada. Furgonetas
llenos de policas en boinas rojas llegaron para desalojarlos, casa por casa; los edificios ocupados
fueron declarados en ruinas y derribados. Con la tribu okupa conducida al exilio, la calidad del
graffiti en el barrio entr en declive. Con el tiempo, los diseos ardientes de House y los Incas
fueron borrados por etiquetas mal escritas como las marcas de orina de los perros. Una de las
ltimas casas a ser desalojados estaba en la pequea plaza en el corazn del barrio, frente al
palacete neo-barroco (que ahora estaba siendo restaurado en un estilo opulento por inversores
catalanes). Cuando fue demolida, revel un grafito que antes estaba oculto en la pared de la casa de
al lado, pintado desde el techo de las casa ocupada. Junto a un elfo tocando maracas y un hombre
bailando en los cielos, estaba la frase "Edificaremos sueos."
-
6.
Era un epitafio conmovedor, pero tambin un reto y un llamamiento. De hecho, haba un
considerable grupo de vecinos especialmente los que estaban activos en la Asociacin de
Vecinos que no tena ninguna intencin de aceptar ser echados sin ms. En una ubicacin
privilegiada en la entrada a la pennsula, pintaron un mural representando el barrio en el estilo
cmic de Jesse, con el lema Erribera Bizirik "La Ribera Viva". Fue una reivindicacin
colectiva del barrio ante las autoridades y los bilbanos en general que en su mayora ignoraban su
existencia. No slo eran los okupas quienes podan pintar paredes.
Ni soar, tampoco. Alguien propuso que si los de la Comisin Gestora no iban a invitar a los
vecinos a su fiesta, podramos organizar una e invitarles a ellos. Segn la prensa, iban a pagar a
Zaha un milln de euros por su Master Plan. Nuestras exigencias eran menos exorbitantes. Con
unos cuantos miles de Euros y un montn de trabajo no remunerado, la Asociacin de Vecinos
podra organizar una serie de eventos (un congreso, charlas, talleres, publicaciones, intervenciones
en espacio pblico) para proponer ideas alternativas para el futuro de la pennsula y este foro
estara abierto a todos.
Haba muchos incluso entre los vecinos que pensaban que esto era una locura. Significaba meternos
en las aguas oscuras de la poltica local y aguantar un sinfn de reuniones sin resultados
garantizados, ya que la Comisin no tendra ninguna obligacin a prestarnos atencin. Pero las
consecuencias de la inaccin parecan claras: como los okupas haban descubierto, aquellos que no
quieren meterse con la poltica a menudo encuentran que la poltica se mete con ellos. Bajo cubierta
de palabras como sostenible y participacin ciudadana, la asociacin pidi fondos de los
gobiernos municipal, provincial y regional y los consigui.
En el congreso, celebrado en marzo de 2004, los vecinos demandaron que sus casas fueran
rehabilitadas, no demolidas; tambin se presentaron visiones alternativas de un Zorrozaurre sin
coches, con espacio para la gente y la naturaleza, con nuevos usos para edificios industriales. El
pblico respondi con entusiasmo: no estaban acostumbrados a escuchar ideas nuevas ni debate
genuino sobre el programa de reurbanizacin de Bilbao. Un par de estudiantes de cine vinieron al
congreso y se inspiraron para hacer un documental sobre la pennsula, su historia y su gente.
Incluso representantes del gobierno, la comisin gestora y la oficina de Zaha Hadid llegaron,
pronunciaron sus discursos, se dejaron fotografiar... y se marcharon para otras citas. Claro, no
-
haban venido para escuchar.
Sin embargo, s que parecan haber captada el mensaje, por lo menos en parte. Cuando Zaha
desvel su Master Plan en octubre de 2004, en un lanzamiento de alto perfil en el Museo de Bellas
Artes, fue un alivio para los vecinos saber que sus casas no se iban a demoler al final. Pero esto no
fue garanta de que su barrio retendra su propio carcter, ya que se vera sumergido en un tsunami
de hormign: la pennsula iba a renacer como un mini-Manhattan de rascacielos de lujo, de altura
variable segn la forma de una ola estacionaria de impecable gusto artstico. La maqueta, realizada
en plstico transparente, era bonita, para los a quienes les gusta ese tipo de cosa; pero desde la
perspectiva de un futuro vecino no fue exactamente atractivo: habra una carretera de cuatro carriles
por medio de la pennsula (que tena 400 metros de anchura); y en cuanto a espacios verdes, los
15.000 residentes tendran que usar el mismo parque que ahora serva 450. Era cierto que la palabra
sostenible apareca de manera prominente en el folleto, pero resultaba que esto significaba
solamente que se iba a recoger el agua de lluvia que caa en los tejados un elemento que luego
desapareci del plan.
Pero todava faltaba mucho para que el plan fuera formalmente aprobado. Ahora que sus casas
parecan a salvo, los residentes mantienen la presin para modificar el plan y hacer que su barrio
tambin fuese habitable. Hacan llamadas telefnicas, organizaban excursiones en barco y talleres
(algunos de ellos incluso con la participacin activa de representantes de la Comisin Gestora),
hablaban con la prensa, presentaban aportaciones y alegaciones. Otros obstculos al Plan
empezaron a surgir. Los vecinos de otras zonas afectadas (en las orillas opuestas de la ra y el canal)
presentaron sus propias quejas. Los negocios ubicados en la pennsula se juntaron para negociar su
realojo y compensacin por la Comisin. Los suelos de las zonas industriales abandonadas
resultaron estar ms contaminados de lo que se pensaba, y haba nuevas predicciones de
inundaciones y de la subida del nivel de mar para tener en cuenta. Rein la confusin: se debati si
la pennsula debiera convertirse en isla (completando el canal despus de un parntesis de casi
medio siglo), mantenerse como tal, o incluso ser conectada de nuevo con Deusto rellenando el
canal. Era cada vez ms difcil ignorar el hecho que Zorrozaurre era un lugar en s, no un lienzo en
blanco para la maestra de Zaha Hadid.
A veces casi pareca como si una modesta ola de activismo ciudadano hubiera infectado todo
Bilbao. Cuando el ayuntamiento decidi invitar a un fabricante de automviles a organizar una serie
de rallys frmula uno en las calles de la ciudad, incluyendo parte de la pennsula, hubo una protesta
pblica, y el evento fue cancelado despus del primer ao. No se puede pensar en una mejor forma
-
de convencer a la gente para apoyar un distrito sin coches.
En todo caso, los vecinos realmente no queran detener el proceso de desarrollo de la pennsula; ni
siquiera cambiar su direccin fundamental. Sin duda, queran que el nuevo Zorrozaurre fuera
"sostenible", que en lenguaje llano significaba, un lugar decente para vivir, con parques y sin
trfico pesado. Pero ante todo, queran seguir viviendo all. Para bien o para mal, estaban
acostumbrados al lugar y en el fondo no estaban dispuestos a moverse por cualquier tipo de cambio;
slo una amenaza externa, como la presentada por Zaha y sus promotores, pudo provocar tan
extraordinaria movilizacin de la comunidad. Y en cuanto a la sostenibilidad, no era nada claro
quin los vecinos o los promotores tena ms idea.
En marzo de 2007, Dennis Meadows, coautor del famoso informe del Club de Roma de 1972, Los
Limites del Crecimiento, vino a Bilbao para presentar el estudio suplementario 30 Aos
Despus, que concluye (en resumen) con que la civilizacin industrial se ha derivado al arroyo
contaminado del crecimiento desenfrenado, con la paleta del desarrollo sostenible como punto
minsculo en el horizonte. Dr Meadows pregunt al pblico si crean que todava era posible una
transicin voluntaria hacia la sostenibilidad, y coment que Bilbao fue uno de los pocos lugares
donde l haba estado en el cual la mayora respondi s. Es difcil decir si esto era debido a un
optimismo confidente o una bendita ignorancia.
En la audiencia, sorprendentemente, estaba Pablo Otaola, jefe de la Comisin Gestora para
Zorrozaurre. Tambin estaba presente el director de la fbrica de cadenas en la pennsula, que era
miembro de la Comisin Gestora y tambin, al parecer, jefe del grupo bilbano del Club de Roma.
(Quin saba que exista tan curioso hbrido?) Algn tiempo despus, Pablo hizo un peregrinaje al
barrio sin coches de Vauban en Friburgo, Alemania, y volvi convencido de sus beneficios. Era
una conversin damascena al evangelio de la sostenibilidad?
7.
Despus de mucho debate, gan la opcin de isla para Zorrozaurre. Hubo celebracin en el barrio,
que evidentemente guard un deseo secreto de ser una isla de verdad. En 2008 Carnaval tena como
tema la isla desierta, con muchos piratas y canbales en faldas de hierba.
Yo fui de nufrago Ben Gunn en pantalones rotos y sombrero de paja. Despus de ocho aos me
sent menos arraigado que perdido en Zorrozaurre. El espejismo de la paradisaca isla sostenible sin
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coches pareca tan lejano como siempre. En cualquier caso, cabran all los elementos bohemios?
Jacqueline se haba casado con un escultor y se haba ido a vivir en Durango, y ya nadie pareca
haber odo de la Cancin de Bilbao. Quin hablara por la verde luna brillando a travs de las tejas
o la hierba que creca en la pista de baile? Qu clemencia sera otorgada al reino secreto de los
martines pescadores, las lagartijas y los gorriones, el sedum y el hinojo marino? y las
lavanderas que levantaron desde la orilla del canal? embajadores del espritu salvaje que
paulatinamente devolvan la pennsula a la vida: el espritu de una comunidad de okupas auto-
organizadores: la acacia y el sauce colonizando una explanada de hormign agrietada, o los Incas
un edificio abandonado. Tanto los vecinos como los promotores parecan ciegos ante la belleza
emergente de todo aquello, viendo slo la enfermedad y la decadencia: ratas escorbticas, parsitos
en los residuos humanos, degradados y alocados; o los muchachos de la discoteca Columbus (que
ahora se haba bautizado el Mao-Mao Beach), subidos en pldoras, testosterona e ignorancia,
todava rompiendo ventanas los sbados por la noche.
El barrio pareca estar viviendo en tiempo prestado y pagando intereses altos. El martn pescador,
que sola pasar cada ao en septiembre, haba desaparecido. El trfico era tan pesado como siempre.
El humo de la incineradora en Zorroza pareca ms ocre que antes; cuando el viento estaba en el
norte era difcil respirar en la calle. Los propietarios de los mrmoles clsicos ampliaron su negocio
a una propiedad contigua vacante con permiso de los dueos, haciendo desaparecer un jardn
centenario debajo del asfalto. Simpatizantes del partido radical independentista empezaron a ser
ms activos en la zona. Repartan folletos tomando crdito por el trabajo de la asociacin de vecinos
(que hasta ahora haba sido bsicamente libre de partidismo poltico), pegaban carteles de
propaganda en el barrio y colgaban eslganes nacionalistas durante las fiestas. El entorno pareca
volverse un poquito ms hostil.
En las tierras de nadie cerca de la punta, poco cambiaba. Algunos edificios fueron convertidos en
sus propios tmulos. Hubo un vaivn de okupas, pero mantuvieron un perfil bajo; florecieron los
grafitos, con muchos ms artistas annimos ocupando las gastadas zapatillas de House. Un da vez,
en el cuarto piso de una fbrica medio arruinado, encontr a una pareja posando para fotografas de
boda. La novia levant su vestido para evitar los escombros con una expresin que hablaba ms
claro que palabras: Esto no ha sido idea ma.
8.
Al final los vecinos tuvieron ms paciencia que los promotores y las instituciones. Se aprobaron
subvenciones para renovar sus casas; las obras comenzaron en 2010 y ahora en el 2013 todava
-
estn en marcha. Pequeas iniciativas han comenzado a surgir en el barrio. La fundacin de arte
local organiza un mercadillo mensual que es frecuentado tanto por los vecinos de siempre como por
la gente artstica. Han puesto en marcha varios proyectos de arte en almacenes vacos, incluyendo
una sala de teatro y un taller de circo llamado Zirkozaurre. Mientras tanto, cerca de la punta, el
sauce y los grafitos siguen creciendo.
En noviembre de 2011 se aprob un nuevo plan de Zorrozaurre, incluyendo varias ideas que
aparentemente queran representar el pinculo del urbanismo sostenible: zonas sin coches, tranvas,
grandes parques pblicos y un sistema de calefaccin de distrito que luego se cancel cuando se
aleg que contaminara el aire de la ciudad, y era un intento transparente de eludir las leyes que
requieren calefaccin solar para edificios nuevos. Vecinos y grupos ambientalistas han puesto
alegaciones contra varios otros aspectos del plan.
Si estas modificaciones parecen un tanto superficiales, probablemente es porque los promotores
todava estn trabajando dentro de la jaula formada por el diseo original de Zaha Hadid, un diseo
que otorga toda la importancia al aspecto esttico, y apenas considera cosas aburridas como el sol,
los espacios verdes o la movilidad. El nuevo futuro sigue siendo esencialmente el mismo que el
viejo: el sueo de Zaha de rascacielos agudos, presentado en el papel liso y brillante de un folleto
publicitario. Se ha invertido tanto dinero y tanto ego en esta visin oficial del futuro que es casi
imposible abandonarla; a pesar de que, en 2013, esta visin parece ms irreal que nunca. Como la
burbuja especuladora global de la que sali, la ciudad brillante de Zaha siempre fue una criatura de
fantasa: para algunos un genio que ofrece riqueza y poder ms all de los lmites; para otros un
dragn que devasta la tierra. Pero ahora la burbuja se ha quedado sin gas; el monstruo ha cado a la
tierra. En cierta medida, tal vez, los diversos habitantes de Zorrozaurre ayudaron a derribarlo. En
cualquier caso, en su mayora parecen haber sobrevivido a su cada, aferrndose obstinadamente a
sus diversos nidos. De momento, a pesar de sus muchas heridas, el lugar aguanta. La punta todava
est all, en su soledad encantadora, su belleza decadente. Quizs el ao que viene volvern los
martines pescadores.