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Recursos cohesivos en una carta de José Martí a José Dolores Poyo. Lic. Ángel Agustín Rodríguez. Dentro de la vasta obra martiana ocupa un lugar significativo su epistolario. Según el criterio de algunos estudiosos de la vida de nuestro Apóstol, sus cartas se dividen en dos etapas fundamentales: la primera, antes de su total entrega a la causa revolucionaria, aproximadamente hasta 1891, en la que escribe "cartas sosegadas y en cierta forma "libres"... en ellas "hasta la agonía de la patria es dolor íntimo y secreto, fundido en los pesares de su vida privada(...) es la abundancia del corazón la que dicta sus cartas en las que no falta el contrapunto reflexivo. Se recogen en la segunda etapa, las que dedica a los hombres humildes de la ración en las que "cada carta suya es en cierta forma un retrato de la persona que va dirigida, o de la imagen que Martí se hacía de ella ¨. Seleccionamos una misiva de este período dirigida a un infatigable y modesto patriota: José Dolores Poyo, quien entre otras cosas se encargara de la ración del periódico El Yara, al que llamó Gómez "Faro de la Revolución". En la referida carta Martí reconoce la ejemplar actitud de Poyo hacia él durante su visita al Cayo y en una trama casi proustiana de delicadeza, saborea Martí la fruición de este mutuo afecto callado que al fin estalla. Realizamos un somero estudio estilístico de dicha carta centralizándonos los recursos cohesivos que presenta, fundamentalmente la anáfora especificando cómo se muestra en función del mensaje que se quiere ofrecer. Perfil y entorno José Dolores Poyo y Estenoz fue periodista y conspirador. Su larga familia le pidió lanzarse al campo de guerra en 1868. Llega al Peñón, en Cayo Hueso, en agosto de 1869. No era tabaquero y se hizo lector de la fábrica El Príncipe de es, de Martínez Ibor; y así se mantuvo en la emigración. Su labor, conocimientos periodísticos y natural actividad, y también el propósito de tomar participación en la vida local le permitieron abrirse brecha y destacarse como hombre útil al pueblo y a sus compatriotas. El periódico El Yara publicado por Poyo desde el 79 era confeccionado en la casa de su propia familia y se difundía entre todos los cubanos del Cayo con entusiasmo y fervor. Era leído por los obreros cubanos de las fábricas de tabaco. Por vía clandestina esta prensa llegaba a Cuba, lo que contribuía a avivar el fuego independentista. El patriota con su modesto sueldo, y pasando graves privaciones, reunía todo lo necesario para la publicación del periódico. Se formó en primera línea en los trabajos de los clubes, las sociedades y como orador de combate. Se relacionó con todos los caudillos, veteranos y artistas que pasaron por el Cayo. En todos los momentos de su vida de exiliado tuvo con la palabra, con la pluma, con el ejemplo, formas y aires de seguridad en el triunfo de su empresa. Puso en el platillo de la Patria esfuerzos y esperanzas, ya que hasta su familia giraba en la órbita revolucionaria contribuyendo sus hijas e hijos a los trabajos. Era circunspecto, metódico. Se le consultaba para los empeños de categoría. Por el acatamiento que se le rendía y el respeto que inspiraba, parecía anciano. No solamente presidía clubes y participaba de los trabajos de otros órganos revolucionarios, y escribía y peroraba en público, sino que ayudaba a restaurar y mejorar San Carlos, tanto en la inicial casa como en la posterior. Tarea ardua de Poyo fue mantenerse en posición airosa en las disputas entre aldamistas y quesadistas, que a todas luces desacreditaban a la Junta Patriótica de Nueva York.

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Recursos cohesivos en una carta de José Martí a José Dolores Poyo. Lic. Ángel Agustín Rodríguez. Dentro de la vasta obra martiana ocupa un lugar significativo su epistolario. Según el criterio de algunos estudiosos de la vida de nuestro Apóstol, sus cartas se dividen en dos etapas fundamentales: la primera, antes de su total entrega a la causa revolucionaria, aproximadamente hasta 1891, en la que escribe "cartas sosegadas y en cierta forma "libres"... en ellas "hasta la agonía de la patria es dolor íntimo y secreto, fundido en los pesares de su vida privada(...) es la abundancia del corazón la que dicta sus cartas en las que no falta el contrapunto reflexivo. Se recogen en la segunda etapa, las que dedica a los hombres humildes de la ración en las que "cada carta suya es en cierta forma un retrato de la persona que va dirigida, o de la imagen que Martí se hacía de ella ¨. Seleccionamos una misiva de este período dirigida a un infatigable y modesto patriota: José Dolores Poyo, quien entre otras cosas se encargara de la ración del periódico El Yara, al que llamó Gómez "Faro de la Revolución". En la referida carta Martí reconoce la ejemplar actitud de Poyo hacia él durante su visita al Cayo y en una trama casi proustiana de delicadeza, saborea Martí la fruición de este mutuo afecto callado que al fin estalla. Realizamos un somero estudio estilístico de dicha carta centralizándonos los recursos cohesivos que presenta, fundamentalmente la anáfora especificando cómo se muestra en función del mensaje que se quiere ofrecer. Perfil y entorno José Dolores Poyo y Estenoz fue periodista y conspirador. Su larga familia le pidió lanzarse al campo de guerra en 1868. Llega al Peñón, en Cayo Hueso, en agosto de 1869. No era tabaquero y se hizo lector de la fábrica El Príncipe de es, de Martínez Ibor; y así se mantuvo en la emigración. Su labor, conocimientos periodísticos y natural actividad, y también el propósito de tomar participación en la vida local le permitieron abrirse brecha y destacarse como hombre útil al pueblo y a sus compatriotas. El periódico El Yara publicado por Poyo desde el 79 era confeccionado en la casa de su propia familia y se difundía entre todos los cubanos del Cayo con entusiasmo y fervor. Era leído por los obreros cubanos de las fábricas de tabaco. Por vía clandestina esta prensa llegaba a Cuba, lo que contribuía a avivar el fuego independentista. El patriota con su modesto sueldo, y pasando graves privaciones, reunía todo lo necesario para la publicación del periódico. Se formó en primera línea en los trabajos de los clubes, las sociedades y como orador de combate. Se relacionó con todos los caudillos, veteranos y artistas que pasaron por el Cayo. En todos los momentos de su vida de exiliado tuvo con la palabra, con la pluma, con el ejemplo, formas y aires de seguridad en el triunfo de su empresa. Puso en el platillo de la Patria esfuerzos y esperanzas, ya que hasta su familia giraba en la órbita revolucionaria contribuyendo sus hijas e hijos a los trabajos. Era circunspecto, metódico. Se le consultaba para los empeños de categoría. Por el acatamiento que se le rendía y el respeto que inspiraba, parecía anciano. No solamente presidía clubes y participaba de los trabajos de otros órganos revolucionarios, y escribía y peroraba en público, sino que ayudaba a restaurar y mejorar San Carlos, tanto en la inicial casa como en la posterior. Tarea ardua de Poyo fue mantenerse en posición airosa en las disputas entre aldamistas y quesadistas, que a todas luces desacreditaban a la Junta Patriótica de Nueva York.

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Cuando el calor de la Paz del Zanjón; la mayoría de los emigrados regresaban a Cuba, Poyo, junto a otro grupo se comprometieron a continuar conspirando para una nueva revolución. Se mantuvo en todos los movimientos fomentados para provocar la guerra en Cuba. Al quedar disuelto el Partido Revolucionario regresó con su familia y un grupo de compañeros a La Habana, donde falleció el 26 de octubre de 1911. Cayo Hueso estuvo muy ligado a la historia de nuestra independencia. En él se encontró una gran ola de emigrantes cubanos. A fines de la guerra contaba ya con treinta clubes revolucionarios. Cuando Martí regresa de Venezuela a Nueva York el 28 de julio de 1881, era el periódico El Yara, de Poyo, el único órgano que recogía la actividad de los emigrantes cubanos. Martí sentía un gran deseo de visitar este peñón revolucionario "que no había tenido que encender"; y que sin su concurso era tan patriótico y cubano. Escribe una carta a Poyo, que se publica en el periódico El Yara, exponiéndole su anhelo. La invitación no se hizo esperar. Arribó allí el 25 de enero de 1891 y vio en el modesto José Dolores Poyo, paradigma de esfuerzo y virtud callada. Después, a su regreso en agosto de 1892 es cuando Martí escribe la carta a que aludimos, en la cual reconoce la ejemplar actitud de Poyo hacia él. Carta de José Martí a José Dolores Poyo. Newport 18 de agosto de 1892 Mi querido amigo: Bienvenida sea esta carta de la queja, porque por ella le puedo decir a usted no había querido decirle por no parecerle lisonjero o pegajoso. Toda la y verdad de su alma he adivinado en sus relaciones generosísimas o; sentía que era como de padre y hermano a la vez el cariño orgulloso me velaba: pagaba yo dulce y silenciosamente, confiado en que Ud me lo adivinaba también, el delicado afecto de un corazón amoroso que pone en el cariño a que se decide, toda la belleza que niega con razón el interés o la ad que afean a los hombres. Y fue mi orgullo en todo mi viaje, si decir, quiera en un apretón de manos, ver cómo me crecía alrededor el cariño A otros recordaré por esta o aquella virtud; a Ud no lo recuerdo sólo centinela de su prudencia, por la hermosura y el peso de su palabra, por la realidad y valentía de sus convicciones; por la magnífica rebeldía de su alma a, que de la menor sombra se encabrita, y echa abajo el jinete, y sacude ¡as las crines, sino por la capacidad de amar, única que hace al hombre e y feliz, por su patriotismo y callado regocijo en verde cerca a un hijo de su tierra que no nació para la mentira ni la vanidad, sino para ponerse de yerba que padecen; por el tesoro de ternura que veía manar a mis ojos de un corazón fiero y ofendido que sólo se rinde a la virtud. Y yo, como un acho, de la contentura de que me creyese digno de tanto afecto. No da en mí como un cubano a otro, con el derecho de los que aman lo o, y temen lo mismo; no mire en mí siquiera el hombre útil en el instante ero, a la patria que se ha de servir, con el poder de cada cual, de los que cualquier razón la si ven; míreme, aparte de la patria, como un amigo que yo [a verdad en las entrañas, que conoció la pureza y dolor de su gloriosa la finísima semilla de la fuerza áspera, y que guardará de Ud. siempre la poesía y consuelo de un afecto de hermano. Y ahora, mándeme mi pañuelo, o regáñeme, como sabía yo sonriéndome que me había de regañar, por haberle vuelto del tesoro público lo que adelantó Ud. para el tesoro público y no manera de retener por acá: ¡fueran fáciles, y cortos, los viajes, para ir una mañanita a pedirle el almuerzo de su casa! Y ya sabe, por el derecho que me da su carta quejosa, quién es Ud. para por hombre entero y delicado amigo, y con qué fuerza y gratitud lo quiere.

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Su José Martí. Análisis de los recursos cohesivos Para la comprensión y análisis de los recursos cohesivos hemos dividido el texto en partes lógicas, apartados o microtextos. A continuación precisamos la precisamos la división y las proposiciones semánticas o temáticas de cada apartado, así como una estructuración esquemática del texto en la que se evidencian los recursos cohesivos Primer apartado: Desde "Bienvenida..." hasta "...ver cómo me crecía alrededor el cariño de Ud." Proposición temática: Relación afectiva entre Martí y José Dolores Poyo Bienvenida sea esta carta de la queja, porque por ella le puedo decir a Ud. lo que no había querido decirle por no parecerle lisonjero o pegajoso. En esta primera parte, para expresar el profundo afecto que siente por Poyo, Martí se vale de anáforas como recurso cohesivo. Emplea entonces pronombres personales, posesivos y subordinadas de relativo. Los pronombres personales tienen como referentes a Martí y a José Dolores Poyo. Los pronombres posesivos aluden en la primera aparición a Poyo y al final a "cosas" que le pertenecen a Martí. Hay además un encadenamiento de tres subordinadas de relativo para mencionar cualidades positivas de Poyo. Segundo aparrado: Desde "a otros recordaré..." hasta "...digno de tanto afecto." Proposición temática: Cualidades positivas por las que Martí recuerda a José D. Poyo y cómo él se siente con su afecto. A otros recordaré por esta o aquella virtud; a Ud no lo recuerdo sólo por lo centinela de su prudencia, por la hermosura y el peso de su palabra, por la rebeldía y valentía de sus convicciones; por la magnífica rebeldía de _su alma criolla, que de la menor sombra se encabrita, y echa abajo al jinete, y sacude soberbias las crines, sino por la capacidad de amar, única que hace al hombre grande y feliz, por su patriotismo y callado regocijo en ver de cerca a un hijo de su tierra que no nació para la mentira ni la vanidad, sino para ponerse de yerba de los que padecen; por el tesoro de ternura (que veía manara mis ojos) de un corazón fiero y ofendido (que sólo se rinde a la virtud). Y yo, como un muchacho, de la contentura de que me creyese digno de tanto afecto. Para dar la idea de las cualidades positivas por las que recuerda al patriota, Martí se vale de una estructura casi arquitectónica en la que predominan paralelismo sintáctico, pronombres posesivos cuyo referente es Poyo y anáforas con relativos. Las estructuras paralelas le facilitan precisamente poder enumerar dichas cualidades. Toda la ternura y verdad de su alma he adivinado en sus relaciones generosísimas conmigo, (...) sentía que era como de padre y hermano a la vez el (cariño orgulloso) con que me velaba: pagaba yo dulce y silenciosamente, confiado en que Ud. me lo adivinaba también, el delicado afecto de (un corazón amoroso) que pone en (el cariño a que se decide, toda la belleza) que niega con razón (el interés o la vanidad) que afean a los hombres. Y fue mi orgullo en todo mi viaje, sin decírselo siquiera en un apretón de manos, ver cómo me crecía alrededor el cariño de Ud. Proposición temática: Martí quiere que Poyo lo mire como al patriota; o con quien se identificó.

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No mande en mí como un cubano a otro, con (el derecho) de los que aman lo mismo, y temen lo mismo; no mire en mí siquiera el hombre útil en el instante pasajero, a (la patria) que se ha de servir, con el poder de cada cual, de los que por cualquier razón la sirven; míreme, aparte de la patria, como (un amigo) que le leyó la verdad de las entrañas, que conoció la pureza y dolor de su gloriosa vida,(...) y que guardará de Ud. siempre la poesía y consuelo de un afecto de hermano. Martí hace uso de un gran recurso cohesivo, la negación mediante oraciones exhortativas que requieren de una correspondiente afirmación. Dentro de ellas emplea de nuevo estructuras sintácticas paralelas con anáforas de pronombres personales cuyo referente es él mismo, de manera reiterativa, así como anáforas de subordinadas de relativo. Es de destacar que en la segunda parte donde aparece la exhortación afirmativa que completa las negativas, utiliza tres subordinas de relativo cuyo sustantivo antecedente ó referente es un amigo. Cuarto apartado: Desde "Y ahora..." hasta "... de su casa." Proposición temática: Insta a que lo regañe por haberle devuelto el tesoro público y muestra su deseo de poder estar de nuevo con él. Y ahora, mándeme mi pañuelo, o regáñeme, corno sabía yo sonriéndome que me había de regañar, por haberle devuelto del tesoro público lo que adelantó Ud. para el tesoro público y no veía manera de retener por acá: ¡fueran fáciles, y cortos, los viajes, para ir una mañanita a pedirle el almuerzo de su casa! Martí abandona las estructuras paralelas que ocupan el centro de la carta y toma las anáforas con pronombres personales, posesivos y la recurrencia de palabras. Predomina como referente José D. Poyo, ya que lo está exhortando. Quinto apartado: Desde "Y ya sabe..." hasta "...lo quiere su José Martí." Proposición temática: Martí expresa su opinión de lo que significa Poyo para él. Y ya sabe, por el derecho que me da su carta quejosa, quién es Ud. para mí, por hombre entero y delicado amigo, y con qué fuerza y gratitud lo quiere su José Martí. En esta última parte que da cierre a la carta, Martí abandona la acumulación anafórica y se limita a reiterar la conjunción y fundamentalmente para hilvanar sus cualidades, así como la forma en que quiere a José D. Poyo. Balance final. En esta carta, Martí reconoce la ejemplar actitud de José D. Poyo hacia él, durante su emocionante visita al Cayo. No era Poyo hombre de palabras y Martí calla con él, pero siente un placer inmenso por estar al lado de este patriota en el que descubre grandes virtudes y pone de manifiesto su afecto que tarde o temprano tenía que estallar. A tal efecto se vale de anáforas mediante pronombres personales y posesivos en la primera parte, para dar a conocer precisamente identificación, esa relación afectiva. Luego en el centro de la carta emplea manera magistral las estructuras sintácticas paralelas con oraciones de relativas algunas recurrencias y pronombres personales y posesivos para resaltar las cualidades positivas de Poyo y para que lo mire como a patriota y amigo. Hace 1 también de ese gran recurso cohesivo que es la exhortación negativa requiere de la afirmativa y hace fijar la mirada del lector hacia delante. Para concluir emplea dos proposiciones temáticas muy cortas en las abandona los paralelismos y retoma en menor medida las anáforas con pronombres personales y posesivos. Ya en la última parte que es muy breve sobresalen (polisíndeton en función de la idea que desea ofrecer.