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    Revista Crtica Penal y Poder

    2012, n 3, (pp. 166)

    Observatorio del Sistema Penal y los Derechos Humanos

    Universidad de Barcelona

    Recensin a Criminologa, civi l izacin y nuevo orden mundial, de Wayne Morrison,Barcelona Editorial Anthropos: 2012. ISBN: 978-84-15260-44-8.

    Book review: Criminology, civili zation and New World Order, Wayne Morrison, Barcelona. Anthropos Ed.

    2012.. ISBN: 978-84-15260-44-8.

    El libro de Wayne Morrison1 Criminologa, civilizacin y nuevo orden mundial (2012[2006]),recientemente traducido al castellano en Barcelona por un grupo de investigadoreslatinoamericanos del Observatori del Sistema Penal y els Drets Humans (OSPDH), es, parael mundo hispanoparlante, una obra no solo fundamental sino un producto de laglobalizacin.

    En efecto, tal como se consigna en el estudio preliminar del texto (AA.VV, en Morrison,

    2012 : XXV), se trata este de un libro escrito por un neozelands radicado en Londres, quees traducido originalmente en Mxico por un argentino y que, posteriormente es revisado yeditado por dos colombianos dos argentino-catalanes2 y dos chilenos, en Barcelona, todoesto bajo el alero de la siempre incondicional Editorial Anthropos.

    Con una impronta que evoca a sus ancestros colonialistas, pero remando en sentidocontrario, Morrison se yergue altanero frente a la criminologa, la desafa y la hiere y, sibien no le da el tiro de gracia, al menos abre una brecha que bien podra desangrarla en nomucho tiempo; denuncia hechos tan evidentes e inexplicables como lo es que lacriminologa contempornea surgi como disciplina tributaria de poderes polticos sobre losque no tuvo ningn control y, para colmo, hace rato que no es ms que una mera comparsa

    justificante y legitimante del ejercicio del poder punitivo, sin discurso crtico vivo- y sinposibilidad de cambios significativos, al menos en el mediano plazo.

    Afirma Morrison que la criminologa se dedic al ladrn de bicicletas y se olvid delasesinato masivo, de la violacin sistemtica con fines polticos, de la tortura de losvencidos, del exilio, de la debacle colonialista, de la reparticin de frica entre laspotencias europeas a fines del Siglo XIX, que gener una guerra fratricida que se arrastrahasta hoy; asimismo, le provey de marco terico a la eugenesia y paviment el camino delHolocausto; se torn de esta forma en un saber sombro -si no un fantasma-,especialmente a partir del mediticamente denominado 11/9 cuando, una vez invadido elespacio civilizado y, habindose convertido en vapreos los lmites entre la barbarie y elprogreso, se desat definitivamente la agresin indiferenciada contra el enemigo ahorainterno y externo a la vez. El gobierno de la desconfianza y del control a partir de entoncesno tendr contrapeso y la criminologa habr quedado desnuda. En fin, como todo esto

    1 Director de los programas externos de pregrado en Derecho y profesor de la Escuela de Leyes QueenMary de la Universidad de Londres y autor de varias decenas de textos.

    2 Uno de ellos, Fidel Amat, fallecido durante el proceso.

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    ocurri en las narices de la ciencia supuestamente abocada al fenmeno de la criminalidad,cmo casi ninguna reaccin hubo y las matanzas y los crmenes de los Estados y de susfuncionarios y ayudistas no fueron de inters para ella, probablemente debamos coincidircon Morrison en que ste, hoy por hoy, se trata de un poder-saber sombro, abyecto ycnico. Las criminologas (Ceretti, [1992] 2008), enfrentadas a las peores tragedias, a los

    ejemplos ms precisos de la criminalidad ms temible -la del poder desatado-, a los maresde daos sociales, parecieran haberse vaciado de sentido.

    Y en el intertanto, entre el origen acadmico en el despacho del doctor Lombroso y elpresente Mirndose el ombligo o, derechamente, olvidndose de la realidad paraencerrarse en afanes etiolgicos, deterministas o en cifras, patrones y estadsticas que sirvencomo suficiente brebaje para evitar cualquier clase de problemas de consciencia o deresponsabilidad ulterior, los criminlogos adscribieron a un modelo poltico, de trabajo, deinvestigacin y de orientacin cientfica que no dejaba de ser tributario a los intereses delos pases centrales, sus discursos, dogmas y exigencias y, an ms, a similares pulsiones ypresiones de los grupos y personas centrales dentro de los pases de la periferia (Zaffaroni,2011a) (Santos, 2010).

    La (o las) criminologa(s) estaban cmodas y, si bien intestinamente nunca ces el contrastey debate entre saberes de bandera y valores contrapuestos dentro de una pretendida mismadisciplina, el impacto real del discurso alternativo continu y contina lo suficientementemarginalizado frente a la influencia emprica del saber oficial de las agencias centrales.

    Lo dicho es a pesar que el estadio meditico de la criminologa actual pareciera mostrarnosuna robustez y buena salud como nunca la tuvo, pues las agencias oficiales y los Estados deoccidente hoy se transforman definitivamente en Estados policiales y del control en lamisma proporcin y con la misma velocidad con que se jibarizan en tanto Estados debienestar. En palabras de Jonathan Simon, hoy la problemtica de la(s) criminologa(s)

    tradicional(es) no consiste en estar experimentando una crisis del delito y del castigosino una crisis del gobierno que los ha conducido a priorizar al delito y al castigo como loscontextos principales del ejercicio del gobierno (Simon, 2006, p. 78). Como sea, inclusocon la prevalencia actual del enemigo interno que ha trado la guerra al espaciocivilizado, el discurso criminolgico no ha sido capaz de abarcar los crmenes masivos.

    Morrison se convierte, entonces, en una piedra en el zapato, pues, desdibuja los lmitesepistemolgicos de la disciplina y la enfrenta con su pasado teido de sangre de masacresmltiples y, adems, la obliga a debatir sobre su fututo, con varias alternativas posibles: Laprimera, reconocer que por diversos motivos incipientemente tratados en el estudiopreliminar de la obra (AA.VV, en Morrison, 2012)-, la criminologa nunca se represent -onunca pudo hacerlo- la necesidad de hacerse cargo de los crmenes masivos de Estados y de

    las asociaciones civiles y militaresy tambin militarizadas- ligadas a estos y libradas a losafanes de sus propias agendas, sin contrapeso alguno. Por lo tanto, cumpli el mismo papelque debe seguir cumpliendo y debe evitar estas temticas que trascienden su objeto deestudio es decir, la criminologa ha de quedarse con el ladrn de bicicletas y olvidarse dela criminalidad de los Estados y de los mercados; la segunda, continuar con el crecimiento

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    frankeinstnico de adendas y objetos y con la compartimentacin y vinculacin artificial desaberes que poco o nada tiene de eje comn -por lo que es ms propio, como se dijo, hablarde criminologas y no de criminologa (Ceretti, [1992] 2008)- y generar espacio tambinartificial- en la estantera para estos nuevos conceptos: genocidal studies, zemiology, etc. Yarchivarlos o normalizarlos tanto cuanto ms rpido sea posible al interior de este

    bestiario tambin denominado zoolgico de especies vivas o torre de Babelcriminolgica (Zaffaroni, 2005) (Downes & Rock, 2011 [2007]) ; la tercera alternativa escon Morrison (2012 [2006]), Zaffaroni (2011a y b) y otros tantos-, permitirnos generar unboquete en la criminologa y tolerar la expansin de su objeto hasta tanto cuanto puedaresistirlo, para cuando, llegado el momento, hayamos de decidir si es que estamos frente auna nueva disciplina o frente a un nuevo sisma dentro de una empresa pretendidamentecomn: por ahora, todava, la criminologa.

    La obra de Morrison aqu comentada toma como ejes el 9/11 y los fenmenos delcolonialismo y del mercado como fuentes de los acontecimientos eliminacionistas(Goldhagen, 1997 [1996]) ms brutales que hemos conocido durante la ltima centuria.

    En cuanto a su estructura, el libro cuenta con una denodada presentacin del profesor E.Ral Zaffaroni, un estudio preliminar del equipo del OSPDH ms atrs reseado, unaintroduccin, diez captulos y un postfacio especialmente escrito por el autor para la obraen castellano.

    En cada captulo, el libro nos invita a hacer el juego de luces y sombras que desde elprincipio nos provee el autor; as, con la metfora de la caverna de Platn de teln de fondoy el contraste-espejo de la idea de mundo civilizado v/s mundo incivilizado, Morrison nostrasladar desde los primeros albores del colonialismo iniciado por espaoles, portugueses eingleses con todas las tropelas de ellos conocidas- al momento determinante delneocolonialismo europeo de fines del siglo XIX, que vendr a definir y encausar si no todo,

    al menos la mayor parte de los acontecimientos que se desencadenarn y cuajarn duranteel siglo XX.

    Los dos primeros captulos deCriminologa, civilizacin y nuevo orden mundialnos sitanen el escenario de crtica a la criminologa al que nos invita Morrison.

    A partir del tercer captulo nos encontraremos con un verdadero libro de viajes de lacriminologa y, de otras ciencias sociales afines que aqu encontrarn un riqusimoinsumo-, o quiz, ms bien de la ausencia de sta en los genocidios, matanzas, torturas,persecuciones y dems formas de salvajismo que Morrison describe y que grafica sintapujos por medio de relatos liados a fotografas crudas y hasta chocantes. Este viaje nosllevar desde el presente a revisitar las viejas preguntas y a cuestionar la disciplina. Luego,

    nos har desplazarnos desde los albores del siglo XIX, desde el trabajo de Guerry yQuetelet hasta Auschwitz, intentando mostrarnos un relato coherente y un documentadorescate de la memoria (Halbwachs, 2004) y de la forma en que fuimos forjando la historiadel presente (Garland, 2005). La crtica a la falacia del progreso infinito que traera lamodernidad atraviesa el libro de principio a fin.

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    Morrison circunnavega, entonces, por la Patagonia, las islas del sur del Pacfico, losemprendimientos ingleses en Nueva Zelanda y Australia; se adentra en los mltiplesconflictos ocenicos, nos conduce hasta la India, a Pakistn, en fin, recorre el hilo dedevastacin dejada por el colonialismo y, especialmente, por el neocolonialismo y nos hacevisualizar claramente cmo los actuales imperios econmicos globales pblicos y

    privados-, se cimentaron sobre la sangre y los cadveres de miles y miles de seresdesechables de las etnias, razas y territorios que se encontraban y se encuentran ms all delas fronteras del mundo civilizado, fronteras que, ya hemos dicho, cada vez se tornan msborrosas.

    Especial atencin merecern los captulos quinto y sexto, dedicados a la Conquista delCongo, la obra de Leopoldo II y el Museo Real para frica Central, ubicado en Tervuren,en las inmediaciones de donde se emplaza el edificio llamado Espacio Leopoldo queoficia como una de las cuatro sedes del Parlamento Europeo, museo dedicado a apologizarel genocidio neocolonialista del Congo.

    En esta lnea, Morrison se enfrenta con los saberes convencionales y hace aicos las

    interesadas interpretaciones darwinistas, tan tiles y necesarias para justificar las campaasde muerte del colonialismo y del neocolonialismo de los pases centrales. Pero no sloaquello, se enfrenta con Hobbes, con Kant, con Quetelet, en fin, con el acervo filosfico ycriminolgico de la ilustracin y su conclusin no deja de ser amarga. No slo intentamarcar un camino de estudio que trata de superar el estado de alienacin de la modernidady el pacto social de exclusin, sino que es capaz de leer y proponer el derrotero que deberseguir esta disciplina si es que pretende continuar mantenindose como tal-, y, adems,muestra una va para la comprensin de otros fenmenos ligados a este cambioparadigmtico que propone. En definitiva, Morrison pese a un aparente pesimismoterminal, finaliza reclamando una criminologa global que haga frente a los crmenes ycriminales tambin globales.

    En prospectiva, el estudio de los grandes daos sociales producidos por la modernidad seavizora como una urgente necesidad para aportar a la comprensin de los grandes procesosde victimizacin que se siguen autoreproduciendo por distintas vas.

    Pero ello no puede detenerse nicamente en las matanzas masivas, realizadas confinalidades econmicas, polticas, de limpieza tnica o bajo la excusa, ideologa o religinde que haya tratado, aunque stas se visualicen ms fcilmente como lo ms urgente aatender, sino que, adems es menester adentrarse en otros procesos de victimizacin mspaulatinos en su desarrollo, ms solapados, aunque no menos mortales o criminales. Unaverdadera criminalidad de los poderosos agazapados detrs de la tercerizacin de lasresponsabilidades y de burocracias que blanquean eficientemente las actividades y

    ganancias cuyo origen y medios empleados son difciles de explicar y justificar(Sutherland, 2009).

    As, por ejemplo, la contaminacin por metales pesados de la minera de un ro que arrastracon ello la prdida de una cuenca, de un ecosistema y de la fuente de subsistencia de toda

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    una poblacin, la especulacin bancaria y burstil con las jubilaciones, la mercantilizacinde los sistemas de salud y la condena a muerte de miles de millones de personas por falta deagua potable o medicamentos, la precarizacin del trabajo y de los derechos asociados aste, la esclavitud infantil con finalidades de trabajo, sexuales o de trfico de rganos, eltrfico legal de armas que sostiene enormes porciones de las economas de los pases

    centrales a costa de las guerras y guerrillas en la periferia, parecen ser solo algunos de losnuevos objetos de estudio hacia los que pretende llevarnos Morrison.

    Por ejemplo, bien sabemos que el mercado del trabajo nunca ha sido un escenario nidemocrtico ni igualitario; y esto, que a nivel domstico vivenciamos desde hace siglos,puesto que el mercado del trabajo, especialmente de los pases industrializados estuvoregido y dirigido penalmente y de hecho, la desobediencia poda costar no slo la fuente deingreso, sino incluso la propia vida (Simon, 2011 [2007], p. 321 y ss), hoy lo vemosreproducido a gran escala por medio del servilismo de los Estado-nacin a lascorporaciones multinacionales que mediante triangulaciones se convierten en corporacionesglobales aptridas y que han terminado por determinar el destino al que han de aspirar talesEstados y, con ellos, las naciones sacrificadas ante los dogmas de la ideologa dominante,que cada vez est ms en manos de s misma y menos intervenida por poderes nacionalesque pudieran significarle un contrapeso.

    Comobien nos advierte Ferrajoli (2011), nos enfrentamos a unos poderes salvajes que noslo ya han derribado gran parte del sostn de la soberana, sino que amenazandirectamente las piedras angulares de las democracias del planeta. Y ello responde a lalgica misma del sistema: el mercado no es ni democrtico ni igualitario.

    En efecto, es resultado del ejercicio de estos poderes salvajes la prdida de soberana de losEstados, como la que Bruselas impone hoy a Grecia; prdida con la que tambin seamenaza a Portugal, Espaa o Italia. Pero esto lejos de ser una novedad es la

    implementacin en otro espacio y en otro momento de los modelos ensayados latamente enel pasado, especialmente en Amrica Latina que debi ver durante las ltimas tres dcadassu territorio convertido en el mejor ejemplo de espoliacin de los Estados en favor deintereses privados, la invasin del managerismo fiduciario y en el caldo de cultivo de losexperimentos neoliberales.

    Criminologa, civilizacin y nuevo orden mundialde Wayne Morrison nos invita a estas yotras reflexiones tanto o ms importantes que las aqu enunciadas. Qu duda cabe quedurante la presente dcada y, seguramente, tambin las prximas, este libro estar llamado amarcar un derrotero novedoso y significativo para la Criminologa, especialmente cuandosta se construyeo pretende construirse- desde el margen de los poderes centrales. De allla importancia para Amrica Latina poner atencin a esta obra de Morrison y estar tambinatentos a los trabajos de proyeccin y profundizacin de los numerosos temas que el librodeja abiertos.

    I vn A. Vidal TamayoDoctorando en Criminologa y Sociologa Jurdico Penal - Universitat de Barcelona

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    Trabajos Citados.

    Ceretti, A. 2008 [1992]. El horizonte artificial. Problemas epistemolgicos de lacriminologa.Buenos Aires: B de F.

    Downes & Rock, 2011 [2007]. Sociologa de la desviacin. Una gua sobre las teoras del

    delito.Barcelona: Gedisa.

    Ferrajoli, L. 2011 [2010]. Poderes Salvajes. La crisis de la democracia constitucional.Madrid: Editorial Trotta S.A., 2011.

    Garland, D. 1999 [1990]. Castigo y Sociedad Moderna. Un Estudio de Teora Social.Mxico: Siglo XXI. Editores.

    Garland, D. 2005 [2001].La Cultura del Control.Barcelona: Gedisa S.A.

    Goldhagen, D. 1997 [1996].Los verdugos voluntarios de Hitler.Madrid: Taurus.

    Halbwachs, M. 2004 [1925].Los marcos sociales de la memoria.Barcelona: Anthropos.Morrison, W., 2012 [2006]. Criminologa, civilizacin y nuevo orden mundial.Barcelona: Anthropos.

    Santos, B. de S. 2010.Refundacin del estado en Amrica Latina: Perspectivas desde unaepistemologa del sur. Mxico: Siglo XXI Editores.

    Simon, J. 2006. Gobernando a travs del delito.En Delito y Sociedad. Revista de cienciassociales.Ao 15 N 22. Santa Fe: Universidad Nacional del Litoral.

    Simon, J., 2011 [2007]. Gobernar a travs del delito.Barcelona: Gedisa.

    Sutherland, E.H. 2009 [1949].El delito de cuello blanco: versin completa.Buenos Aires:B de F.

    Zaffaroni, E.R., 2005. En torno a la cuestin penal. Buenos Aires. B. de F.

    Zaffaroni, E. R., 2011a. La palabra de los muertos. Conferencias de criminologacautelar.Buenos Aires: Ediar.

    Zaffaroni, E. R., 2011b.La cuestin criminal.Buenos Aires: Planeta.