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7/22/2019 50376190 Los Pazos de Ulloa

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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa 1

LOS PAZOS DE ULLOA

APUNTES AUTOBIOGRFICOS

Lector amigo: los benemritos editores de la nuevaBibliotecade novelistas contemporneos, que se estrena con mi novelaLosPazos de Ulloa, me piden que ponga al frente de sta unos apuntesautobiogrfico-literarios, ms extensos que un prlogo, mssucintos que una autobiografa completa. Defiero mu de grado a

la indicacin de los se!ores "orte#o "ompa!a, pues aparte delgusto que tengo en complacer a una empresa que por medio de loslindos tomitos de $%&' L'&%$( tanto )a populari#ado en'spa!a la escogida lectura, la propuesta cuadra bien con misaficiones.

(iempre me agradaron los escritos de carcter confidencial, enque un autor se revela descubre, dando al p*blico algo de supropia vida, no como pasto de frvolas curiosidades, sino como

alimento nutritivo, sa#onado con la sal pimienta de unafranque#a decorosa. 'n pases extran+eros )e notado cunto seaprecia este gnero, tenido en concepto de sabroso aperitivo delicada golosina, estimadsima de los refinados sibaritas delentendimiento. $ll dicen se va al escritor ms desprevenido espontneo se transparenta su complexin moral, aun suspredilecciones, costumbres manas por estos )ilos se va

sacando el ovillo deduciendo consecuencias que el crtico mssaga# no trasluce con slo leer las obras externas. "asi equivalenseme+antes escritos a tratar al autor. / qu de datos interesantesqu de pormenores inditos qu de documentos elocuentespermanecen all para los futuros investigadores0 (on las noticiasliterarias como el vino generoso, al revs de las polticas:mientras ms se a!e+an, ms suben de precio. 1ive un autor ocorre una poca, los contemporneos, teniendo al alcance de la

mano los informes, los desde!an tal ve# pero que pase medio

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siglo se dificulte la adquisicin de detalles exactos, stosadquirirn inmediatamente mrito especial. / cuenta que no es

indispensable para el caso que se refieran a escritores de primerorden universalmente clebres.

$s es que en 3rancia, por e+emplo, no slo abundan las4emorias, $utobiografas, "orrespondencias Diarios, sino quese agota la erudicin en apurar los ms oscuros discutiblespuntos biogrficos de los escritores poetas. 5ue si la esposa de4odo de Diderot con 4adama 6uisieux le per+udic o no para sucarrera, si el que tuvo con la se!orita 7olland le sirvi deestmulo auda si la ri!a de $ndrs ")nier con su )ermano8os 4ara dur unos cuantos meses, o persisti )asta influir en eltrgico fin del gran poeta si 9las 6ascal se opuso a la resolucinde su )ermana 8aquelina, de entrar mon+a, o bien la inclin a ello en suma otras particularidades del mismo +ae#, que a veces araan en nimias se quiebran de puro sutiles.

6or ac en cambio ni el p*blico ni los escritores se )an

mostrado )asta a)ora inclinados al gnero confidencial. (eamodestia real o, como siente 6)ilarte ")asles, orgullo, los autoresespa!oles miran con prevencin )asta los prlogos, excepto los dea+ena mano son tan parcos en )ablar de s, sobre todoclaramente al pormenor que despus de su muerte el msconcien#udo bigrafo no consigue )acer revivir su personalidad, el )istoriador literario ve dificultada su tarea si aspira a descubrirla ntima conexin que siempre existe entre el hombre la obra.

$ quin no regoci+ara )o el )alla#go de alg*n apunteautobiogrfico de "ervantes que aclarase puntos oscuros en suvida )ec)os; 6ero no tan slo de este ingenio sin par de losinferiores medianos sera precioso regalo para el )istorigrafo.


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anali#a a s propio, no a solas con la conciencia, sino delante demiles de personas; %espondo que s, a*n a!ado que del pico de

la pluma apoado sobre la cuartilla en blanco sube por la mano alcora#n, a manera de corriente elctrica, un deseo de expansin,un afn irresistible de comunicar al p*blico lo ms recndito denuestro pensar sentir. 9ien mirado, el arte no es otra cosa sino lacomunin del alma individual con el alma colectiva, si valellamarla as. / basta de exordio.

4i primer recuerdo literario se remonta a una fec)a )istricase!alada a distante: la terminacin de la guerra de >frica,acontecimiento al cual rend las primicias de mi musa. Lo que losversos seran, puede calcularse sabiendo que o frisaba en los a!osen que la ?glesia catlica concede uso de ra#n a los parvulitos.


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)ombros alitas de golondrina, para ir a esperar mar adentro losbarcos que conducan a las tropas.

8ams olvidar el da de sol de la entrada triunfal: un solesplndido que reverberaba en las baonetas espadas desnudasque )aca ms gaos, vistosos e insolentes los colorines de lapatria ense!a agu+ereada por las balas que daba refle+os como deesmalte a las )o+as de las coronas de laurel que se derramaba atorrentes, cual un ba!o de gloria, sobre las caras aceitunadas,curtidas risue!as de los c)icos giles cazadores, sobre suuniforme derrotado, en que por marcial coquetera se ostentaban elpolvo, los remiendos los desgarrones de la lid. /o estaba en unbalcn de la calle %eal, cuo antepec)o me daba por la frente mientras las se!oritas grandes, ob+eto de mi envidia, dominaban lasituacin, agitaban los bordados pa!uelos arro+aban a pu!adosramilletes de flores, coronas con largas cintas de seda )o+as derosas, me empinaba en las puntas de los pies o intentabaembutirme entre los barrotes del balcn, para ver me+or el desfile

, a falta de otra cosa, enviar los o+os el alma a los vencedores.


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organi#acin foral eximindolas de la contribucin de sangre."uando nuestro alo+ados se nos entraron por las puertas, asa#

tmidos respetuosos, o cre ver unos seres sobrenaturales,descendidos de otro mundo superior al nuestro. 5u bien les caala veste a#ul oscura, el ro+o pantaln bombac)o, la negra polaina, sobre todo la airosa boina0 5u varoniles, con aquella te#asoleada, aquellas crecidas barbas, aquellos salientes pec)os0Despus comprend que no pasaban de ser tres mocetonesfornidos, con el aire de )onrade# rude#a propio de los vascospero entonces se me figuraban el ideal de la bi#arra masculina.

Disp*sose todo para tratarlos a cuerpo de re, se extremaronlos obsequios, discurriendo lo que pudiese serles ms grato.6rimero se pens en vino de 8ere#, cigarros )abanos, comidaoppara luego se les arregl el dormitorio en la me+or )abitacinde la casa. 'n prueba del esmero con que se atenda a aquellosvalientes que lo eran de fi+o, aunque no )ubiesen tenido granocasin de probarlo referir un detalle que se me )a quedado

impreso. Las amas de casa no ignoran que siempre se reservan enlos armarios, para casos imprevistos, algunos +uegos de sbanassuperiores a los dems en rique#a de bordado o finura de enca+es.Las )olandas ms delicadas de nuestro guardarropa fueron las quese tendieron en las camas de los monta!eses vi#canos, sobreellas las colc)as )ereditarias, de cru+iente damasco, con iniciales arealce. 4edia )ora despus de prevenido el dormitorio, nos llegotro alo+ado, F#uriaga, comandante de los tercios, adems

amigo compa!ero de mi padre en las "onstituentes del GE.$qu de los apuros. F#uriaga iba a dormir en sbanas menosexquisitas que sus soldados0 (e les quitarn a stos ponindolesotras peores; Despus de madura deliberacin, se resolvi de+arlas cosas en tal estado. 6odan ofenderse los )onrados vi#canos.

F#uriaga me produ+o bastante menos impresin que losvoluntarios, en general se me figuraba Bno s la ra#nC que los

)roes no se encontraban entre la oficialidad, sino entre los

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soldados rasos. $s es que me sorprendi ver preparado, enobsequio al oficial, un gran banquete. %ondaba o por el comedor

pasillos, seg*n costumbre de los ni!os cuando ocurre algoextraordinario en su casa, estorbando a todo el mundo,preguntndolo todo, admirando las adornadas fuentes, losramilletes de confitera, los candelabros, palilleros floreros de lamesa, las )iladas de botellas simtricamente dispuestas en elaparador. (acaba en limpio que el desenlace de la guerra, aquellaentrada de las tropas en la "oru!a, representaban algo mu grande digno de ser celebrado, algo que no era del Hobierno de quiensola o or pestes en mi casa sino de otra cosa maor, tan alta,tan ma+estuosa, que nadie de+aba de reverenciarla: la


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una temperatura que tambin recuerda a ?talia pas de plaasfinas, con menuda arena brillante nacaradas conc)as, cercadas

de setos de loes pas en que el tono ceniciento del cela+e gallegose aclara enciende, la ra#a )umana se )ace ligera de sangre,morena plida, derivando )acia el tipo meridional. 'n tanprivilegio suelo tenemos una posesin vasta pintoresca, unacasa solariega mu antigua, la &orre de 4iraflores, en nadaseme+ante a los sombrosPazos de Ulloa mientras se le ec)abanno s qu remiendos al desmantelado torren, alquilamos unavivienda en (angen+o, gracioso pueblecillo de pesca, situado al piede la misma finca. 'l due!o nos de+ los muebles, entre stos secontaba una biblioteca que me parece estar viendo, repartida endesorden por vie+os estantes pintados de a#ul picados de polilla.5u )alla#go0

'ra o de esos ni!os que leen cuanto cae por banda, )asta loscucuruc)os de especias los papeles de rosquillas de esos ni!osque se pasan el da quietecitos en un rincn cuando se les da un

libro, a veces tienen o+eras bi#can levemente a causa delesfuer#o impuesto a un nervio ptico endeble todava. @bra quecaese en mis manos me agradase, la lea cuatro o seis veces de algunas, se!aladamente del Quijote, se me quedaban en lafresca memoria captulos enteros, que recitaba sin omitir punto nitilde. Declarme pues, en sesin permanente en aquel cuartito,)asta cuas ventanas, que caan a la pla#a de (angen+o, suba aveces una desvergon#ada ri!a de sardinas, una canturia

melanclica de pescadores al )alar sus barcas. "ualquiera mearrancaba de all. Libros, muc)os libros, que o poda revolver,)o+ear, quitar, poner otra ve# en el estante0

De cuantos all )aba, uno solo recuerdo: pero se con talvive#a, que esto segura de que si a)ora encontrase la edicin, lareconocera. 'ra unaBibliaen varios tomos, con notas preciososgrabados: me engolf en su leccin no perdon ninguna de las

partes de tan incomparable todo. Hustbame en particular el

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Gnesis, cua grande#a senta confusamente, el dramticoodo,las primorosas novelescas )istorias de!ster"ut: en cambio no

prest gran atencin a la inspirada vo# de los Pro#etas ni a losarrullos de la!sposade los $antares. $qu conviene a!adir algoque complete el esbo#o de la c)iquilla de oc)o a nueve a!os quese embelesaba con tal lectura. / es que la total inocencia posee enefecto la cualidad de la abe+a, de sacar miel )asta de los clicesvenenosos: pues puedo asegurar que, sintiendo entonces lamagnificencia de la poesa bblica con una intensidad que )o mesorprende, los pasa+es ms crudos que cocidos que abundan en el$ntiguo &estamento no me despertaron una curiosidad nimanc)aron con una nube el claro a#ul de mi fantasa infantil, videsfilar a las terribles pecadoras orientales, las &amares, las )i+asde Lot, la que fue de Ur%as Bcomo re#a el sagrado textoC sinpercatarme de sus diabluras.

'n 4adrid, donde pasbamos los inviernos, me educaba encierto colegio francs, mu protegido de la %eal "asa, flor nata

a la sa#n de los colegios elegantes. /o estaba de mediopensionista. La directora, una vie+a mu adobada peripuesta, conbater%asgrises que asomaban ba+o el clsico tocado de su tierra, elgorro de puntillas cinta+os, nos trataban peor que a galeotes,dndonos de almor#ar un guisote fementido, de postres los msrancios caca)uetes, las ms vanas avellanas, las casta!as msfsiles que en toda la villa corte se podan mercar. /o creo quelas guardaba a propsito en un armario, )asta que estuviesen en

punto de que no les entrasen los dientes de las alumnas. 3rancesams taca!a no se )a visto, eso que el gnero abunda. 'n cuanto aalimento espiritual, &elmaco por activa pasiva, 'bulas deLa#ontainea pasto, muc)a mitologa, unos ribetes de geografa, ver un eclipse de sol por vidrios a)umados, experimento que mepareci el colmo de la ciencia astronmica. 'so s: como nospro)iban )ablar espa!ol, las menos lerdas salimos de all )ec)as

unos loritos, parlando francs a desta+o.

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1inimos a establecernos en la "oru!a, en el vasto casernsevero silencioso, donde ning*n ni!o de mi edad me convidaba a

+ugar correr, descubr un tesoro anlogo al de (angen+o. $l ladode las puertas de )ierro que defendan el arc)ivo, al#banse otrasno menos graves un da se entreabrieron permitindomecolumbrar un nido de libros, que rond incesantemente, )asta quelo de+aron a mi disposicin, pues mis padres vean con gusto miafn de lectura. 5u tardes me pas entregada al placer de losdescubrimientos inesperados0 / sin embargo que la biblioteca nocontena gran cosa para m: era la de un )ombre ilustrado, quetiene aficiones de poltico, +urisconsulto agrnomo, a quieninteresan ms las cuestiones sociales que las literarias. "on todoeso, entre libros fastidiosos, tropec otros que me cautivaron: )eperdido la cuenta de las vueltas que di a la $on(uista de )jico,del elegante (ols no s tampoco cuntas docenas de repasos mellevaran los *arones ilustresde 6lutarco. 6or cierto que esta obrame cost grandes filpicas de un buen se!or que concurra a

nuestra tertulia, el cual pona en el cielo al ver que una mocosa dedie# a!os, bac)illera por a!adidura, admiraba celebraba a 9ruto,"atn otros furibundos paganos de la misma ralea. 4i refugio consuelo cuando me oa tratar de mu+ecaera el rincn del sofdonde se sentaba otro de nuestros tertulianos, que a*n vive )o,llamndome nena lo mismo que entonces. ste, a quien oconoca por el naturalista que se designaba a s propio con elnombre de bichi,lo-o, es un entomologista de gran mrito, venido

de la Mabana a enterrarse en una aldea prxima a la "oru!a. &raaen su equipa+e cosas para m seductoras: colecciones de mariposastropicales, alima!as raras que )aba ca#ado disecadodiestramente: contaba sus caceras excursiones via+es peligros con tal colorido, animacin gracia, que o me arrimabasiempre a l, tirndole del gabn le deca con vo# suplicante: Mbleme usted de bic)os0

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&ras las puertas de )ierro )all tambin las.ovelas ejemplaresde "ervantes, boste#ando en la enfadosa compa!a deLa !telvina,

!l castillo misterioso, Los hur#anos de la aldea, algunosnovelones ms, del gnero terrorfico lacrimoso, que tragu conel apetito de los pocos a!os. 'l bueno del $bate 9art)elem su*iaje del joven /nacarsisme atra+eron pero les llev venta+a la0istoria de cien a+os, de "ant*, varias obras que trataban de la%evolucin 3rancesa, que se me figuraba el ms interesante dramadel mundo. 6or caso raro en la infancia, que es exclusiva en sussimpatas, lo mismo me gustaban los +acobinos feroces que losamables girondinos, sent la degollacin de 4adama %olandtanto como los martirios del pobre principito encerrado en el&emple.

/a lo llevaba escudri!ado todo: slo quedaba tentndome elestante *ltimo ms alto, donde retirados atrs por mano de mipadre dorman algunos vol*menes. 'ran stos la man#ana del6araso, pues se me )aba dic)o al retirarlos:


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tan buena puntera, que quedaron en su antiguo rincn, en el fondodel estante.

3ue movimiento enteramente instintivo, pues en mis once odoce a!os de ni!a criada sin amistades ni ms compa!a que lapaterna, con confesor prudente trato continuo de gentesformales, caba bien poca malicia as es que me sera imposibleentonces decir la ra#n por qu arro+ con tanto enfado el libro.$!adir que andando el tiempo )e ledo bastantes +unto a loscuales aqul B!l mozo de buen humor, de 6igault LebrunC es florde cantueso en punto a libertad de lengua+e frescura de cuadros,pero que en cambio tienen lo que no sobra al impo autor del$itador: donaire verdadero belle#a literaria. (in la perfeccin la irona de 6etronio, sin las sales sentencias del $rcipreste deMita, sin la profunda observacin de Delicado, sin la graciosaingenuidad de 9rantQme, los libros verdes me dan grima o sue!o.'xi+o doble talento a sus autores, si les falta prefiero cualquiervida de santo, el/+o cristiano, o un libro inocente milagrero.

4s partido saqu del cantal custodiado por las frreas puertas,que de las lecciones que algunos profesores me daban en casa."ontra la de piano me rebel en secreto, parecindome cosa ineptatanto moler con las escalas, arriba aba+o vuelta dale, luegosalimos con que todo es ejercitarlos dedos: mal a!o para List#06ed encarecidamente que me ense!asen latn en ve# del piano:deseaba leer una!neida, una Ge,r-icas, una!le-%asde @vidioque andaban por el armario de )ierro: no me )icieron el gusto, que

recono#co era bastante raro en una se!orita. (egu tecleando a*ndicen que adelantaba. "reo que la mala le que tengo a los pianosnaci entonces.

La m*sica, tal cual puedo o apreciarla go#arla, se medescubra a en las estrofas de los poetas, en las no muarmoniosas octavas de 'rcilla, en el martilleo de los ale+andrinosde %acine, en la traduccin de la Iliada )ec)a por 4alo Bque

tampoco se pasa de buenaC, sobre todo en el mago Rorrilla, el

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re de la meloda, el 1erdi de nuestros poetas.


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que la patria ncora en ti contempla salvadora. $s que termin,sent en el odo como unos acordes celestiales: @l#aga, en frases

graves, escogidas real#adas por una vo# todava vibrante dominadora, me estaba poniendo a la altura de los $rgensolas enparangn con los me+ores soneteros del universo mundo. 9ien veoque no tena otra salida el pobre se!or pero considrese laimpresin que me )aran sus alaban#as.


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"on un episodio que se refiere a la idea que por entonces tenao de la novela cerrar la serie de recuerdos infantiles, por no

caber en los lmites de estos apuntes las mil menudencias que seme ocurren tentndome. $ la edad de catorce a!os se me )abapermitido leer de todo, )istoria, poesa, ciencias, novelas de"ervantes letrillas de 5uevedo slo estaban puestas enentredic)o las obras de Dumas, (ue, 8orge (and, 1ctor Mugo dems corifeos del romanticismo francs. (iempre que senombraban delante de m, era dando a entender que no )abalectura ms funesta para una se!orita. Las censuras que en generalse aplican a la novela slo recaan en stas, como si no existiesenotras en el mundo. Del3ud%o !rranteoa o tales cosas, que llegua tenerlo por quintaesencia de la )uman iniquidad. (in embargo,como suele suceder, las mismas ponderaciones del veneno quedestilaban seme+antes lecturas, me encendieron en curiosidadirresistible, figurndome que deban ser cosa tremenda en efecto,cuando en una casa como la ma, donde se lea tanto se

conversaba de letras con amplia libertad, slo aquello secondenaba. Masta mi to, el general de $rtillera don (antiago6i!eiro, tipo mu curioso de )idalgo volteriano, dado a lanumismtica en trminos que por un oc)avo ro!oso via+aba leguas revolva mundos, acrecent mi preocupacin condenando enlarga diatriba las novelescas esas aconse+ando que me pusiesenen las manos las de 3ernn "aballero, como en efecto se )i#o,dndomelas en premio de un dec)ado de costura.

"ierto da )allbame o en casa de una de las pocas amigas demi edad que tuve. 6or casualidad nos quedamos solas en eldespac)o de su padre, atra+eron mis o+os las estanteras llenas delibros. Di un c)illido de alegra: lo primero que )aba ledo en ellomo de un grueso volumen, era el rtulo 1ctor Mugo:.uestra2e+ora de Par%s.


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Mugo. Lo cog a )urto, escondindolo entre el abrigo trandoloa casa, donde lo ocult en un bufetillo en que guardaba mis cintas

aretes. De noc)e pas a cobi+arse ba+o la almo)ada, )asta quese apur la bu+a le sin contar las )oras. 5u bien se me supotodo aquello de la 'smeralda con el capitn 3ebo, lasabnegaciones angelicales de "uasimodo las tramas inicuas de"laudio 3rollo0 'sto s que es novela, pensaba o relamindome:aqu nada sucede por modo natural corriente como en "ervantes,ni parece una cosa de las que a cada paso ocurren, como en3ernn: aqu todo es extraordinario, desmesurado fatdico, elentendimiento de quien lo )a escrito tampoco puede medirse conlos dems, sino que es fnix sin par. 'sta consecuencia influndola fuera del dominio de mis aspiraciones, por requeririnventiva maravillosa. (i alguien me di+ese que o )ara novelasandando el tiempo, se me figurara que me pronosticaban algo taninverosmil como una corona real.

&res acontecimientos importantes en mi vida se siguieron mu

de cerca: me vest de largo, me cas, estall la %evolucin de(etiembre de 2KIK. 'legido diputado mi padre para las"onstituentes del IN, empe#amos a pasar los inviernos en la"orte los veranos en Halicia. 4i congnito amor a las letraspadeci largo eclipse, oscurecido entre las distracciones queofreca 4adrid a la recin casada de die# seis a!os, que sala deuna vida austera, limitada al trato de familia amigos graves, albullicio cortesano a la sociedad elegante de entonces, que

aunque dispersa mermada por la revolucin, no pareca menosbrillante a quien no la conoca de antiguo. &odas las ma!anasvisitas, o al picadero a aprender equitacin todas las tardes encarrua+e a la "astellana todas las noc)es a teatros o saraos enprimavera, conciertos 4onasterio, a la salida del concierto, a vermatar al &ato en verano, %etiro por la noc)e a caballo algunasveces a la "asa de "ampo o la %onda, de )igos a brevas una gira

al 'scorial o $ran+ue#. 6asatiempos mu gratos en verdad, que

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en m corrigieron cierta propensin al aislamiento cierta timide#penosa fruto de mi vida aficiones de la ni!e# pero que

)acindose sistemticos prolongndose varios inviernos,empe#aron a de+arme en el alma un vaco, un sentimiento deangustia inexplicable, parecido al del que se acuesta la vspera deun lance de )onor, le oprime al del que se acuesta la vspera deun lance de )onor, le oprime entre sue!os el temor de nodespertar a tiempo para cumplir su deber.

Durante los veranos no me quedaba tiempo de recogerme orientarme, pues los ocupaban diversiones fiestas, paseos acaballo, en coc)e a pie a travs de Halicia excursionesencantadoras que empe#aron a convertir mis o+os )acia el mundoexterior, me revelaron el reino de la naturale#a mepredispusieron a ser la incansable paisa+ista actual, prendada delgris de las nubes, del olor de los casta!os, de los ros espumantespresos en las )oces, de los prados )*medos de los caminos)ondos de mi tierra.


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la poca anterior, se re)icieron: los nuevos salieron a la palestracon el mpetu irresistible de la esperan#a.

Del movimiento literario que renaca me llegaban rumoresle+anos envueltos en el delicado aroma del t de los saraos o eltorbellino de ruedas del paseo. 1olva la cabe#a para atender unmomento, a cada ve# prestaba ms el odo. Los Gritos queempe#aban a labrar la reputacin de


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prudentemente cerrados ba+o llave apenas concluidos. (eg*npuedo colegir )o, no teniendo nimos para ex)umarlos del nic)o

en que acen, eran imitaciones del teatro antiguo. $lguno estuvo apunto de alcan#ar los )onores de la representacin sin opretenderlo. Fn copista infiel lo dio ba+o su nombre a un teatro desegundo orden, donde se lo admitieron empe#aron a estudiarlo.6or fortuna sorprend a tiempo el enredo, puse el manuscrito abuen recaudo.


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'n efecto, sobre las mesas de las fondas, sobre mis rodillas enel tren, con plumas comidas de orn lpices despuntados, trac

mis primeras pginas de prosa el indispensable Diario de via+e,que no se me ocurri publicar, ni lo merece. 4as desde entoncesfue para m como necesidad apremiante el tener emprendido alg*ntraba+o o estudio: se!al de que la reflexin empe#aba asobreponerse a la pere#osa alegra vagancia de los tiernos a!os+uveniles.

$l regresar a 'spa!a observ que a vueltas de los a#arescantonales, la guerra civil dems peripecias de la tragediapoltica, preocupaba los nimos un nuevo movimiento intelectual,que saliendo del dominio limitado de las gentes pensadoras estudiosas, agitaba el de la prensa )asta el de los corrillos,casinos tertulias. Llambase esta novedad filosofa alemana oTrasismo, se contaban de sus adeptos mil particularidadesextravagantes contradictorias, propias para inflamar lacuriosidad ms incombustible. 5uin los tena por 4esas

redentores de la )umanidad, iniciados en una especie degnosticismo o ciencia esotrica con la cual en un verbo se )aba deregenerar la sociedad corrompida resolverse apaciblemente losarduos problemas de nuestro siglo quin los +u#gaba sofistas,farsantes locos, ms da!inos que los descamisados de"artagena. Fnos los daban por materialistas, ateos o pantestascapaces de adorar, como los egipcios, puerros cebollas otrosaseguraban que eran excesivamente caritativos piadosos, aun

re#adores. Lo que ms soliviantaba a la gente era el lengua+eespecial la +erigon#a, decan muc)os de la flamante secta, queempleaba trminos abstractos, +ams usados, apestando desde unalegua a germanismos. $*n me ro de cora#n si evoco la figura deuno de mis tos maternos )idalgo campesino, persona mu cabal discreta, de avan#adas ideas, diputado que fue en las cortes delGE, le veo entrar en mi )abitacin, en "ompostela, procedente

de su Pazo cubierto del polvo del via+e, con un n*mero de

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peridico en la mano, exclamando antes de darme los buenosdas: 5u dice aqu, c)ica, qu dice aqu; $ ver si me lo puedes

explicar. "atorce veces lo )e ledo, no le saco sustancia. / conel dedo se!alaba un prrafo que empe#aba, si mal no recuerdo, enesta guisa: U$tentos a la propia conciencia, nos )allamos enestados mudables de nosotros mismos, de los cuales somos, sinembargo, propia verdaderamente ntimosVO

"omo o no me encontraba muc)o ms adelantada de noticiasque mi buen to, procur enterarme leendo los textos en que seencerraba la doctrina. 'ran pocos los traducidos al castellano, ensu maor parte de discpulos comentadores de Wrause. $ pesarde la licencia pontificia, tan )eterodoxas lecturas alborotaban algomi conciencia de catlica ferviente, a fin de poner la triaca allado de la pon#o!a, me di a leer otra clase de autores tambindesconocidos para m, los msticos ascticos. $l soltar los)andamientos de la 0umanidad, me quitaba el amargor de bocacon el a#*car de la'ilotea, libro de sutil anlisis pasional, amable

breviario en que las rosas de la virtud no tienen espinas. De+ado!lIdeal, de la )umanidad tambin, me abra#aba con las)oradas. /el resultado de este e+ercicio fue cual poda presumirse en un almadonde el culto de la belle#a de la forma era innato. Los librosTrausistas se me )acan escritos, en cambio cada ve# meenamoraba ms la divina perfeccin, la serenidad platnica laluminosa poesa que irradiaban las pginas de Hranada o de ladoctora avilesa.

'l atractivo de la curiosidad desvanecise presto Wrause ledome pareci un tesofo, un iluminado, de alma apasionada,so!adora lo ms opuesto a como conceba o al pensador, cuotipo vi reali#ado en Want. /a las gentes serias que se picaban defilosofar a la alemana protestaban contra el impulso Trausista, leponan un contrapeso de criticismo Tantiano o de )egelianismo.$s como el via+ero que se para a deletrear una inscripcin

aprende de ella la existencia, el valor de un monumento grandioso,

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mi rpida lectura de Wrause traducido me sirvi para queconociese la poderossima inteligencia de Want, primer filsofo

cuas obras le con admiracin, sin que me desanimase laoscuridad de su forma, que, en mi )umilde desautori#adaopinin, es transparente para quien sigue el )ilo de aquel claro enrgico ra#onar, adivina ba+o el pesado ropa+e la valientemusculatura del pensamiento.

"uando empec a mane+ar libros de filosofa alemana, me)onraba con la amistad de bastantes afiliados a la escuela, queentonces reuna mu lucido squito. Distinguanse por ciertarigide# moral unida a propsitos innovadores extra!os, adiferencia de la generalidad de los filsofos, que se de+an losprincipios guardados entre las )o+as de los libros en el gabinete,stos tenan empe!o excesivo a veces nimio de aplicarlos a todaslas cosas de la vida. 'n opinin de un escritor de gran talento, eranlos penitentes del diablo, o sea los ms ascticos )ere+es quevieron los siglos. 4anas son estas que suelen durar poco, dgalo

la pronta disgregacin ruina de la escuela. 1olviendo a miasunto, como vi que los adeptos consideraban necesario elconocimiento de la lengua alemana, me dediqu a aprenderla, peroas que tuve una tintura, prefer consagrarme a Hoet)e, (c)iller,9Srger Meine, pues para las obras de metafsica declaro sinrebo#o Baunque sera ms lucido afirmar lo contrarioC, que amenos de estar versadsimo, son preferibles las buenastraducciones francesas, pues ofrecen el )iprbaton alemn a

reducido a construccin latina, lo que basta a dar el entendimientopa# lu# con que se apropie el fondo, si a tanto alcan#a.

Mo comprendo cunto debo a la curiosidad aquella que memovi a revolver documentos Trausistas. 4erced a ella cobraficin a la lectura seguida, metdica reflexiva, que pasa desola# toca en estudio. 4i cerebro se desarroll, mis facultadesintelectuales se pusieron en actividad, adquir el lastre que

necesita todo artista par no flotar sin rumbo como un tapn de

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corc)o en el mar. 1erdad que corr el peligro de aficionarme aWrause, que precisamente por lo que le falta de pensador riguroso

por la preponderancia que en su sistema disfrutan la tica esttica, no de+a de ser insidioso pegadi#o no sucedi as, niasomos de ello Wrause su armonismo me sirvieron*nicamente de trnsito para repasar, sin convencerme tampoco,pero con el placer que se siente al leer un )ermoso poema, lafamosa identidad de (c)elling, el o que se pone a s mismo delelocuente 3ic)te, la ra#n pura de Want, las discutibles peromagnficas teoras estticas de Megel, a tomado el gusto, pararetroceder B)ablo en sentido cronolgicoC a (anto &oms, aDescartes, 6latn $ristteles. 4e guardar de decir fatuamenteque escog de cada uno de stos lo que ms me agrada, ni siquieraque esto fuerte en el conocimiento de tanto sistema. 'l fruto quesaqu es ms modesto, pero basta a cubrir mis necesidadesintelectuales. 4e persuad de que para lo de te+as arriba meconvena la filosofa mstica, que sube )acia Dios por medio del

amor para lo de te+as aba+o, el criticismo, mtodo prudente queno anda en #ancos, pero no expone a cadas.$penas pueden los )ombres formarse idea de lo difcil que es

para una mu+er adquirir cultura autodidctica llenar los claros deeducacin. Los varones, desde que pueden andar )ablar,concurren a las escuelas de instruccin primaria luego al ?nstituto,a la $cademia, a la Fniversidad, sin darse punto de reposo,engranando los estudios. Marto se me alcan#a que muc)o de lo que

aprenden es rutinario, algo tal ve# estorboso o superfluo: contodo, seme+ante gimnasia fortalece siempre queda la base de loaprendido para las futuras direcciones. '+erctanse en partir de loconocido elemental a lo superior se familiari#an con palabras eideas que por punto general no mane+a la mu+er, como no mane+ael florete de esgrima ni las )erramientas del artesano. Moatienden las lecciones de un profesor eminente clebre ma!ana

se preparan a un examen, a una oposicin, como el p*gil antes

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de entrar en la palestra, prueban ensaan la agilidad vigor desus miembros. &odas venta+as para la mu+er, obstculos todos.

1iendo lo mal fundado de mi instruccin, mi erudicin a lavioleta el desorden de mis lecturas, me impuse el traba+o deenla#arlas escalonarlas, llenando los )uecos de misconocimientos a modo de cantero que tapa grietas de pared,se!alndome tarea lo mismo que de c)iquita en la labor decostura, distribuendo las )oras, pues crea ms a propsito parael estudio las de la ma!ana, en que el sue!o )a despe+ado refrescado la cabe#a. 'ran momentos de sereno bienestar los queconsagraba a esta ocupacin, que me )aca ec)ar de menos losmuros caleados, la poltrona de cuero, el crucifi+o, la calavera lamesilla ennegrecida por el uso de alguna celda de convento.

6or efecto del mtodo a que me su+et, )ube de pro)ibirmeseveramente la lectura de novelas, en general de todo libro depuro entretenimiento que as +u#gaba o a la novela entonces.4entira me parece esto que vo a escribir, sin embargo, es una

gran verdad, para m mu significativa. $ll por los a!os de JE JG, no slo no mane+aba o sus obras, sino que ignoraba laexistencia de Halds 6ereda, apenas tena noticia de la de1alera $larcn. "ierto da, en (antiago, cru#ando los soportalesde la %*a del 1illar, atra+o mis miradas en el escaparate de unalibrera una fila de tomos con cubierta amarilla ro+a, el rtulo!pisodios .acionales.

- 5u tal es eso; pregunt a un se!or que me acompa!aba.

@bra )istrica, e); (er preciso comprarla.- 6c)Ome contest.


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Want0 (i leese alguna, me parecera que perda el tiempo laformalidad, como un profesor encanecido respetable cuando le

obligan a valsar o +ugar a prendas.La *nica distraccin que me permita era rimar alg*n verso o

escribir alg*n articule+o. (i bien los poetas conservaban todo elinflu+o que siempre e+ercieron en mis sentidos por el elementortmico musical, eran tan se!ores de mis nervios como lo son)o, poseendo el privilegio de sumirme en cierta melancolamrbida, desde la cual al desa)ogo del llanto es fcil la transicin,empe#aba a saborear, al menos en circunstancias normales, eldeleite muc)o ms sano espiritual de la prosa, los e+ercicios detraduccin de diversos idiomas me iban enamorando del )ablacastellana, descubrindome sus arcanidades tesoros, su relieve numerosa armona, convirtindome en coleccionista infatigablede vocablos, en cua sola )ec)ura Baislada del valor que adquierenen el perodoC noto belle#as sin cuento, color, brillo aromapropio, bien como el lapidario antes de engar#ada la piedra

preciosa admira su talla, sus luces sus quilates.6or entonces me prest


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siglo X1?? el pincel de 6anto+a, cuadraba bien con el carctergrave de su musa. Departimos amigablemente, le recit de

memoria composiciones suas, cosa que le )alag, porque, seg*ndi+o, sus versos no solan gustar a las se!oras. Lleg mi turno, sali mi repertorio. @cioso me parece a!adir que


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actual generacin distrada o descaminada a la posterioridad+usticiera, mientras menos caso les )ace el lector, ms se

aficionan ellos a sus caras rimas, como las madres a los )i+osdesgraciados. 6ocos das )ace que )ablando con mi amigo Luis1idart, este diligente notable polgrafo me confesaba su especialdebilidad por los versos que )a compuesto, su propsito decoleccionarlos e imprimirlos esmeradamente. 5uin ignora lapreferencia que 4ennde# 6elao concede a sus rimas entre todoslos frutos de su entendimiento;


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tambin advertida, pues de sobra cono#co el genio del poetaasturiano sus )umoradas en prosa.

(in embargo, a impulsos de un sentimiento nuevo profundo,tuvo un desa)ogo lrico, al escribir los breves poemitas reunidosba+o el ttulo de 3aime. $unque o saba que eran poesa sincera en tal concepto tenan alg*n derec)o a la vida, como dudaba de laforma, por esto por su carcter ntimo perduraba de la forma,por esto por su carcter ntimo personal, acaso los )ubierade+ado inditos a no ser porque un amigo mu querido, 3ranciscoHiner, los le encontr publicables me obsequi regalndomeuna bonsima edicin de trescientos e+emplares, que no se envi aperidicos crticos. @tro amigo residente en 6ars, LeopoldoHarca %amn, los )a reeditado este a!o, cincelando una +oatipogrfica, digna del estante de una princesa biblifila: edicin adose+emplares, sobre papel +apons, tirada en mquina a bra#o,con caracteres 9arquerville del siglo X1???, encuadernada entafilete blanco de 'smirna salpicado de flores de lis de oro. 6rimor

que +ams so! para mis rimas, que sera maor si se pudiesencua+ar en al+fares sembrar por la cubierta las muc)as lgrimasque el librito )a )ec)o derramar, por comunicacin inevitable, alas mams que lo leeron.

8aime, mi primognito, naci en +ulio de 2KJI, apenas expirla cuarentena, a pesar de mis padecimientos fatigas de nodri#a madre, realic el proecto, que traa formado desde 4adrid, deoptar al premio del "ertamen que se celebraba en @rense para

)onrar la memoria del 6adre 3ei+o. 'n unos veinte das escrib el!nsayo $r%tico, que un escribiente iba copiando apenas sala demis manos la pgina llena de tac)aduras. "oncurr aquel "ertamenpor timide#, lo confieso: al )acer mis primeras armas, aprciamems modesto dirigirme a nueve +ueces de un +urado que al p*blico,entidad moral que siempre me )a infundido gran respeto.


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tambin a la palestra una escritora de varonil entendimiento serios estudios, una pensadora )ec)a a cosec)ar lauros en la

$cademia de ciencias morales polticas, un profesor de laFniversidad "entral, causador de recientes motines escolares.Mubo en el 8urado divisin de pareceres, luego empate de votosentre la se!ora $renal o: la resolucin del empate de votosentre la se!ora $renal o: la resolucin del empate seencomend en *ltima instancia al "laustro de la Fniversidad de@viedo, su veredicto me fue favorable.


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las )o+as unas dobladas otras extendidas, como naturales,de+ando ver en el fondo los estambres la simiente. 'sta flor de

oro maci#o, mu pesada en la mano, es, prendida en el pec)o o enla cabe#a, tan delicada airosa cual si acabasen de cortarla delrosal.

8ams se me ocurri volver a ning*n "ertamen despus deaqul. $ causa del nacimiento de mi )i+o nos )abamos establecidoen la "oru!a, corrieron casi tres a!os en que no interrump misestudios sino para emborronar artculos sueltos, pues seguateniendo un miedo vago a la publicidad arrostrada en forma delibro, como el ni!o que da titubeando los primeros pasos, meensaaba en escribir de varios asuntos, sin conceder la menorimportancia a aquellas pginas sueltas. 3cil me )ubiera sidoenviarlas a la "orte: prefer la discreta penumbra de las revistasregionales. Mice sin embargo, una excepcin con La$iencia cristiana, revista que en 4adrid diriga el sabio filsofodon 8uan 4anuel @rti, en la cual salieron mis artculos sobre el

1arvinismo losPoetas picos cristianos. &ena la publicacin de@rti Lara ms carcter apologtico que literario, si bien ladistingua un loable culto de la pure#a tersura del )ablacastellana, que celaba tanto como la ortodoxia. $ll escriban mugraves calificados varones, 3ra "eferino Hon#le#, entoncesobispo de "rdoba, el 6adre 4ir, el 6adre 4endive,


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libre como el mo tena que derrarmarse fuera de las medidasangostas deLa $iencia cristiana, por mu buenos propsitos que

de no traspasarlas alimentase.


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todo sin sospec)ar la existencia de la novela espa!olacontempornea0

6ara explicarse esta ignorancia, )a que formarse idea de loque es la vida de una se!ora en una capital de provincia, ms siest absorbida por estudios especiales a que dedica todo el tiempoque le de+an libre la sociedad la familia. (aba o entonces aldedillo cuntos cules eran los impugnadores de Draper segualos adelantos de la termodinmica reciba la"evue Philosophi(ue la"evue 2cientiphi(ue me enfrascaba en libros como!l 2ol, del6adre (ecc)i, o la0istoria natural de la creaci,n, de MaecTel losdiarios que )o+eaba eran La 'e !l 2i-lo 'uturo mi pocaliteraria pasaba a mi lado, oa su vo# como uno de esos rumoresle+anos que no encuentran eco en nuestro distrado espritu.

Mablando un da de/maya o los *ascos en el si-lo *III, curiosanovela )istrica que publicaba entoncesLa $iencia cristiana, unamigo menos metido que o en la redoma me recomend lasnovelas de 1alera $larcn, celebr tambin algunos de los

!pisodios, aunque en con+unto le parecan largos poco movidos."onPepita 3imnezempec mi funcin de desagravios a las bellasletras nacionales sigui el (ombrero de tres picos a en losucesivo no necesit que nadie me pusiese sobre la pista.

'l parecido que se nota entre un retrato antiguo de familia,vestido a la vie+a usan#a, un descendiente con tra+e moderno,observ o entre mis antiguos conocidos "ervantes, Murtado 'spinel los actuales noveladores. 6rod*+ome el descubrimiento

gran satisfaccin me infundi la idea de probar a escribirtambin algo novelesco, idea que no se me pasaba por loasmientes cuando crea que el busilis de la novela estaba en ec)ar al)roe desde lo alto de un torren al mar, vivo, envuelto en unsudario con una bala de ca!n atada a los pies, o en meterlo de)o# de co#, apenas llegado de su provincia, en la mismsimacmara de la reina, enterndose de sus amoros disgustos,

cumpliendo inauditas )a#a!as para salvar el )onor de la buena

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se!ora. (i la novela se reduce a describir lugares costumbres quenos son familiares, caracteres que podemos estudiar en la gente

que nos rodea, entonces Bpens oC puedo atreverme pusemanos a la obra.

&itul mi primer ensao Pascual L,pez7 autobio-ra#%a de unestudiante de medicina, lo envi a 4adrid por conducto de unamigo que lo recomendase a la %evista de 'spa!a, prevencin noexcusada, pues mi nombre apenas era conocido fuera de la regingallega, a no ser entre el reducido crculo de lectores de La"iencia cristiana, a*n muc)os de stos lo crean pseudnimo deun escritor barbudo )asta tonsurado. &erminada la impresin dela %evista, )#ose la edicin en el mismo formato, aprovec)andolas ca+as. &opogrficamente )ablando, no )an visto ms fea cosalos siglos: un libro luengo ac)atado de erratas, por contera)asta equivocada la paginacin. Fn crtico algo nervioso lepegara un palo, como a)ora se dice, no ms que mirndolo por elforro. $ pesar del mal tra+e, le fueron los )ados propicios,

empec a go#ar esas satisfaccioncillas que conoce Bpero nosiempre confiesaC todo autor cuo primer traba+o se recibe bien.Mo la )alagSe!a carta del respetado maestro ma!ana el apretnde manos del nuevo compa!ero a el inesperado elogiosoartculo a el suelto corto, que parece el grito con que en el circose animan unos a otros los acrbatas la observacin del docto eldistrado que se vuelve nos mira un momento )asta el primerara!a#o del envidioso, que tambin estimula la piel )ace circular

caliente presurosa la sangreO todo es +*bilo, todo es vida0$l recordar la poca en que publiqu 6ascual Lpe#, no me

admira tanto la rapide# con que vuela el tiempo, sino la mutacin renovacin que un perodo mu corto produce en todas lasesferas del arte. 6oco ms de un lustro va corrido desde entonces, cun diferente aspecto presenta el movimiento literario espa!ol0

'l crtico militante de aquellos das era don 4anuel de la

%evilla, muerto poco tiempo despus de la aparicin de mi novela,


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a la cual dedic uno de los *ltimos artculos que salieron de supluma. $unque libre a de influencias Trausistas, sus maores

atrevimientos estticos no pasaban de tal cual alarde positivista enrealidad de verdad, era un conservador literario, un eclcticoinclinado al clasicismo por instinto de orden, desorientadoapenas trope#aba con lo que )o se llama un temperamento 'c)egara, por e+emplo no poda aplicarle la medida com*n delbuen gusto la sensate#. ?gnoro la actitud que adoptara elmalogrado distinguido crtico ante la transformacin actual, perotengo para m que no )ubiera sido +ams abanderado delnaturalismo, o por lo menos que protestara contra buena parte desus dogmas.

'n aquellos a!os de 2KJN a 2KKP empe#aba a destacarse a lageneracin )i+a de la %evolucin de (etiembre del IK B)i+a de larevolucin digo, no porque en poltica se le ad)iriese toda, sinoporque sinti despertarse su inteligencia definirse susaspiraciones al rudo embate de los acontecimientos

revolucionariosC. Las corrientes metafsicas a la alemana cedan elpaso a las de positivismo francs psico-fsica la novela seaprestaba a disputar su popularidad al drama a la poesa lrica,los dos gneros predilectos del p*blico ba+o el romanticismo, arecobrar su brillante puesto en la literatura nacional.

Los nombres de los que iniciaron esta regeneracin, desde4esonero %omanos )asta 6ereda, son tan conocidos tan ilustres,que est de ms )acer aqu la lista vengamos a los ms prximo.

'n 2KJN pues, corran, seme+antes a los tibios soplos que en tardesde febrero o mar#o anuncian la estacin germinal, unosvientecillos realistas. De naturalismo no se )ablaba todava, sibien circulaban a novelas de Rola, a ttulo de curiosidadescandalosa, como circula un grabado libertino o un libeloinfamatorio. La primera que vino a mis manos,L9/ssommoir, traauna dedicatoria desenfadada, donde previas muc)as protestas de

respeto, me ofrecan el volumen por conocer mi aficin a toda

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novedad, fuese del gnero que fuese, ser sta la que ms privabaentre Uttulos, banqueros, bo)emios literarios otras gentes de mal

gustoV. &raigo a cuento esto de la dedicatoria, porque encierra un+uicio crtico fec)ado: )o una persona ilustrada, como la que loescribi, no tomara tan por alto a Rola.

4as lo importante en la novela espa!ola de entonces no eratanto su tendencia realista como su propsito declarado derestaurar el )abla castellana, maltratada as por los librosTrausistas como por los #ar#ueleros bufos, novelistas por entregas,traductores de folletn, periodistas noticieros, el c)aparrn deliteratura prensa poltica del perodo revolucionario. De aqu seengendr la reaccin purista arcasta en la novela, sobre todo enla de 1alera, a por ser ste el autor de espritu ms culto literario, por consiguiente ms dispuesto a obedecer a principioscrticos, a por cierta disposicin gracia que Dios le )aconcedido para remo#ar ve+eces sacar a lu# donosas antiguallas,giros voces a!e+as a las cuales su ingenio comunica frescura

quita el sabor pedantesco. Pascual L,pez no se eximi de estatendencia restauradora, por lo cual fue mu elogiado su estilo, alpar que me afiliaron entre los realistas, me entroncaron con losescritores picarescos, no siendo %evilla, aunque tan acrrimoenemigo de las )embras escritoras, quien menos encareci minovela.

9ebidos los primeros sorbos de miel, as que pude olvidar sudul#or examinarme criticarme a m misma, acto de severidad a

que tienen virtud de moverme ms las alaban#as que las censurasque reco+o, me asaltaron graves dudas acerca del estilo arcaico dePascual L,pez. %ecord que a veces, al tratar de embutir enmoldes de "ervantes o 4endo#a mi pensamiento moderno, )abantrabado re!ida lid el fondo la forma, en ve# de combinarse.6ens en cmo departan los )roes de mi novela, en cmo se)abla realmente en (antiago )o da.


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artificioso en todo ello. 9ueno es, pensaba para m, lo de volverpor el )abla, lo de empaparse en los escritores clsicos pero

tambin importa no ec)ar en olvido la leccin del fabulista:

@ra pues, si a risa provoca la ideaque tuvo aquel sandio moderno

pintorno )emos de rernos siempre que

c)oc)eacon ancianas frases un novel autor;Lo que es afectado +u#ga que es

primor)abla puro a costa de la claridad no )alla vo# ba+a para nuestra

edad,si fue noble en tiempo del "id

"ampeador.

6ropuse en mi cora#n de no )acer ms retratos de golilla: perome distra+o de la novela, a pesar del buen estreno, un nuevoproecto literario. (iempre que iba por algunos das a "ompostela,dedicaba largos ratos a la portera del convento de (an 3rancisco,que por su melancola situacin, su aire de recogimiento austeridad, tiene para m singular encanto. Moras )e pasado allque cuento entre las ms )ermosas apacibles de la vida. @ase en

el patio el rumor montono argentino del ca!o de la fuentecilla,que ritmaba las conversaciones de los frailes: de qu)ablbamos; $ll fuera el mundo rodaba, los trenes corranenvueltos en fuego )umo, funcionaban los laboratorios, resonabala vo# de los oradores, las carca+adas del aquelarre mundano, elc)irrido de la mquina la explosin de la dinamita pero todole+os, mu le+os, que aqu no llegaba ruido alguno ms que el

gotear del agua, el religioso ta!ido de la campana, prolongado en

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la serena atmsfera, el roce imperceptible de la sandalia delnovicio, que pasaba con los o+os ba+os las manos ocultas en las

mangas del saal. (e )aba detenido por milagro el tiempo:estbamos en plena 'dad 4edia: por la puerta entreabierta se vea,completando la ilusin, un tro#o de claustro o+ival, un enca+e degranito: )ablbamos del 6atriarca, de las'lorecillas, de los cincoestigmas, de la leenda maravillosa, un aura del cielo mepurificaba el cora#n. 8ams me cansaban aquellos fantsticoscoloquios: +ams entr all triste o turbada que no saliese llena deconsuelo, envidiando la pa# absoluta el candor infantil que vearenacer )asta en las almas de los pecadores que entraran allcargados de malicia amargura0

'mpec por aquel tiempo a escribir el (an 3rancisco, lo)ubiera terminado sin levantar mano, a pesar de la extensin de laobra, a no alterrseme la salud, caso en m extraordinario, puesso de robusta vigorosa complexin. (e me declar unpadecimiento )eptico cuos primeros sntomas debieron ser las

)ondas triste#as las ideas oscuras que iba a olvidar en la porteradel convento, )abindome recetado el mdico las aguas de1ic), sal para 3rancia en septiembre del KP.

/a los ba!istas se retiraban del elegante balneario, mi )otel,con su vestbulo enramado de vi!a virgen, )iedra clemtide, sumagnfica avenida de pltanos casta!os de ?ndias, me pertenecapor entero. 4e sobraban )oras, como suele suceder en lastemporadas termales, all, al comps de las )o+as de vi!a que

arrebataban las rfagas de octubre, escrib las primeras pginas deUn viaje de novios, le por ve# primera a 9al#ac, 3laubert,Honcourt Daudet. 6or las ma!anas, al pasear el vaso de laGrande Grille, entraba en la librera me ec)aba en el bolsillo unanovela por la tarde la saboreaba, con esa felicidad intelectual fsica a la ve# que sienten los convalecientes, cuando reposa elcuerpo se espacia tranquilamente el alma.

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$l cabo comprenda lo que tanto )aba dado que cavilardespus de publicado 6ascual Lpe#: los rumbos que sigue la

novela moderna, su importancia, su papel principalsimo en lasletras contemporneas, su fuer#a incontrastable su obligacin devivir refle+ar, como epopea que es, la naturale#a la sociedad,sin escamotear la verdad para sustituirla con ficciones literariasms o menos bellas. Dedu+e de aqu que deba cada pas cultivarsu tradicin novelesca, ms cuando la tiene tan ilustre como'spa!a, sin per+uicio de aceptar los mtodos modernos, basados enprincipios racionales adecuados a la actual manera de entenderel arte, que ciertamente no es a la misma que en el siglo X1??. /me pareci que no se deban rec)a#ar los progresos en el arte de)acer novelas por su procedencia traspirenaica, atendido que bastasaludar la )istoria de la literatura para saber que las tres nacioneslatinas, ?talia, 3rancia la 6ennsula ?brica, tienen de tiempoinmemorial establecido el cambio de ideas estticas lareciprocidad de influ+o literario. ?nflueron los romanos en

nosotros luego nosotros les enviamos all oradores poetas queles comunicaron nuestro pomposo estilo influ 3rancia aqu porlos trovadores, en desquite le impusimos nuestro drama. La listade prstamos de nacin a nacin es interminable no )abr decerrarse nunca: ni prstamos pueden llamarse: son fecundaciones.

La )uella de estas reflexiones mas se advierte en el prlogo texto del *iaje de novios el prlogo, si no me enga!o, fue de losprimeros ecos, acaso el ms resonante )asta entonces, que en

'spa!a tuvo el movimiento naturalista francs, al cual contraponao el realismo nacional, prefirindolo.


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me convid a su tertulia, me+or di+era a su corte, pues no parecasino monarca destronado en el suntuoso saln alumbrado por

resplandeciente ara!a de veneciano cristal, vestido de seda decorado con soberbios tapices, donde a un lado a otro, sentadosen doble )ilera, sin c)istar o conversando entre s mu ba+ito depie, cual si no osasen acercarse al 4aestro, estaban los postreroscortesanos de la ma+estad cada, nefitos tardos re#agados delromanticismo. 1ctor Mugo me dio asiento a su lado, empe# adirigirme la palabra, establecindose al punto silencio atencingeneral, mientras se cru#aba el dilogo de indulgentes preguntas tmidas respuestas que es de rigor en audiencias seme+antes. /otrataba de ampararme tras un gran ramillete de )eliotropos que enla mano tena, para llevar me+or lo embara#oso del interrogatorio el respeto que me embargaba ante el vie+o representante delpasado. 6ero lleg un momento en que 1ctor Mugo, despus dedeclarar que miraba a 'spa!a como una segunda patria, lamentsu atraso, a!adi que no poda ser de otro modo, puesto que el

tribunal de la ?nquisicin )aba ac)ic)arrado sin piedad escritores sabios. "on todos los miramientos que dicta la educacin paracontradecir, ms a 1ctor Mugo, le respond que precisamentenuestras pocas de esplendor literario eran las inquisitoriales, que ni la ?nquisicin se entrometa en asuntos de letras, ni )abatostado a sabio o escritor alguno, sino a +udai#antes, bru+as eiluminados.


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LocTro, la cual me pregunt con cierto retintn si o hab%aestudiado la historia de los 1ominicos pensando para mi sao

Uaqu que no pecoV le repliqu, sin de+ar de respirar el perfume delos )eliotropos de +ugar con el abanico, que en 4ic)elet, &)iers otros )istoriadores franceses )aba ledo las dragonadas, la (aint9art)elem, el &error dems episodios de la )istoria de 3rancia,al lado de los cuales era tortas pan pintado las terrible#as de la?nquisicin: a!adiendo que sta no )ubiera perseguido a "lemente4arot, ni enviado al patbulo a $ndrs ")nier, porque en 'spa!anos precibamos de estimar a las musas, como lo probaba mipresencia en su casa. *oil bien l9espa-nole murmur 1ctorMugo sonriendo a medias, al punto empe# a ec)ar incienso a'spa!a, pas, seg*n deca, el ms romancesco de 'uropa, apreguntarme por los poetas escritores contemporneos, de loscuales no saba media palabra. La noc)e pas en un soplo, losdiscpulos parecan desencantados, se movan )ablaban,porque en aquel saln del trono verdadera inquisicin potica0

slo un incidente casual, como la venida de un extran+ero, podainfundir la animacin de la controversia romper el )ielo de unrespeto casi )iertico. $ las doce me desped para siempre de1ctor Mugo. 4e regal retratos suos de sus nietos, conautgrafo, me dio pa# en la frente, costumbre francesa que si enotra ocasin, a fuer de espa!ola neta, me pareca de mal gusto, meconmovi en el octogenario ms rendido todava al peso de loslaureles que al de la edad, que le agobiaba )asta empu+arle al

sepulcro, donde a duerme. 6a# tambin a su alma.6or no comprometer el xito de mi cura termal, no me dediqu

a traba+ar seguido en los primeros meses de mi vuelta a 'spa!a,limitndome a terminar el *iaje de novios. %establecidaenteramente, veraneando en la Hran+a de 4eirs, di cima al 2an'rancisco de /s%s, en el grato retiro de la vida campestre, tanfavorable a la concentracin del pensamiento en una sola idea

desarrollada al travs de los captulos de un libro.

EP


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6ublicados los dos tomos de 2an 'rancisco, empec a pensaren una Mistoria de la literatura mstica espa!ola, )ermoso asunto

por nadie tratado, que o vea all en mi magn interesantsimo merecedor no de mi pluma tosca, sino de una de oro fino, conincrustaciones de brillantes. 4editndolo me+or, comprend queacaso sera ms largo, pero no muc)o ms difcil, ensanc)ar elprograma abra#ar el con+unto de las letras castellanas: comopor entonces entretena un mes de invierno en (antiago, medediqu a revolver la 9iblioteca de la Fniversidad, tarea no muardua, con ese afn de los primeros momentos de concebir unproecto, en que deseara uno que los das tuviesen cuarenta oc)o )oras. "edime el %ector galantemente su propio despac)o,ordenando que me llevasen cuantos libros eligiese. Fna tarde que)aba cado nevada copiosa, caso raro en (antiago, el portero,arrecido de fro, con la nari# )ec)a una remolac)a, me aguardabaen la puerta cumpliendo su consigna, pero esperando que o noapareciese. $l verme llegar, el pobre )ombre exclam desde el

fondo de su cora#n: -(e!orita, si tuviese sus rentas, lo que es porlos libros no sala )o de casa.6ues bien, en aquellas glaciales tardes entre una lectura de

4asdu otra del $ancionero de Baena ambas a cual msrecreativas emborronaba o mis artculos de La $uesti,npalpitante, enviando cada oc)o das uno aLa poca, en cua )o+aliteraria salan. 4i ob+eto era decir algo, en forma clara amena,sobre el realismo naturalismo, cosas de que se )ablaba muc)o,

pero con ligere#a sin que nadie )ubiese tratado el asunto depropsito. "re, pues, conveniente acudir a la prensa salir alpalenque sin ms armas que una delgada cora#a de erudicinanecdtica, que no asustase a los profanos, antes bien les sirviesede cebo, no me estorbase los movimientos a m. 'l xito subi adonde nunca la esperan#a. (iempre me sorprender elextraordinario dinamismo de aquel libre+o tra#ado al correr de la

pluma, en que lo *nico calculado es la impremeditacin

E2


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espontaneidad, que procur para quitarle todo sabor didctico. $lver que unos artculos ligeros, batalladores e improvisados )an

dado origen a tantas polmicas, provocado tantas ad)esionesentusiastas, tanta contradiccin, tanto alboroto, son traducidos anali#ados seriamente por la prensa extran+era, )asta consiguen,al cabo de los a!os mil, volver a poner en manos de 1alera sununca oxidada pluma, o que debo a Dios la discrecin necesariapara no cegarme acerca de mis propios mritos, los veo taninsignificantes como son, explico la fortuna del libro por suoportunidad, me aplico aquello de que ms vale llegar a tiempoque rondar un a!o.

La fuer#a de las cosas, en literatura como en todo, es superior ala accin del individuo. ?ndudablemente, si o no )ubiese escritoLa $uesti,n palpitante, no por eso de+ara de conocerse e influiren la literatura espa!ola el naturalismo francs, como influ a su)ora el clasicismo francs tambin, el romanticismo.

&odo cuanto pueden apasionar cuestiones literarias en este pas

donde slo se )abla de poltica, toros mu+eres, apasion lapalpitante.


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la cortesa propia de tan cumplido caballero, reconociendo laindependencia de mi libro respecto a las teoras estticas de Rola.

(ostuvo $larcn una especie de polmica epistolar conmigoacerca del naturalismo, poco antes de su desapacible diatriba en la$cademia, donde llam a esta escuela literaria Umano sucia de laliteraturaV sin el menor distin-ocaritativo a pesar de que o node+ de mostrarle ni en cartas ni en la misma $uesti,n palpitantetoda la consideracin que merece su ingenio, se )a eno+ado puesto la venda siendo otros los descalabrados: en recientesescritos suos se que+a de que los naturalistas le niegan el agua el fuegoO cuando l niega al pr+imo el agua +abn.

'n "ampoamor


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tambin sobre La "e-entade Leopoldo $las. "ono#co al se!or'strada acaso l recuerde el lugar en que nos vimos: era en 6au,

en el saln de una augusta se!ora le tengo por personailustradsima, bien intencionada, formal en suma e incapa# dealistarse en la )ueste insultadora. "mo no )e de sorprendermeviendo que dice de m que me ha dadoBsicCpor ser campeona delnaturalismo, lo mismo que si di+ese que me hab%a dadopor tirarpiedras; 1erdad que dos renglones ms adelante )abla de miUsincero deseo de mantenerme fiel a la idea religiosaV, palabrasque siempre me suenan bien, ms en boca del se!or 'stradapero si )ubiese ledoLa $uesti,n palpitante, supongo que a!adiraque en ve# de abra#arme a bulto con los pareceres de Rola, e ir aremolque de naciones extran+eras, como piensa l que va nuestranovela, o examino la esttica naturalista a la lu# de la teologa,descubriendo rec)a#ando sus elementos )erticos, deterministas fatalistas, as como su tendencia al utilitarismo docente, eintentando un sincretismo que de+a a salvo la fe.


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'sta misma protesta que )o elevo envalentonada por la opininde fuera de 'spa!a, elev al sostener polmica con Luis $lfonso

en La poca, el a!o de 2KKE. U


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cora#n se da a la vida interior pone la mira tan slo en ganar elcielo, diciendo con lgica rigurosa Uloco debo de ser, pues no so

santoV, puede aplicar lo de las setas a infinitas manifestaciones delingenio arte, pensar as de los dramas, de la poesa, de lasestatuas cuadros, de los amenos +ardines, de los muebles ricos cmodos, de los saraos fiestas, de la blanda m*sica, de la vo# deun gran tenor, de los tra+es de las damas, de la belle#a fsica, )asta de la moral, que puede provocar, provoca muc)as veces enefecto, a enamoramiento concupiscencia del espritu. (lo queno )a que confundir las especies: esto no es crtica literaria.

'n la )ostilidad contra el naturalismo as francs como )ispano,sin distinguirlo cuidadosamente como pide la +usticia, estn deacuerdo, por lo general, tradicionalistas conservadores, tan malavenidos en otros puntos. 'n La "iencia cristiana lo )a impugnadoel instruido elegante escritor se!or Da# "armona, en su librosobre 'l (olitario, "novas del "astillo el captulo en que lo )acees el *nico lunar de una obra tan nutrida preciosa para la

moderna )istoria literaria.La pocasigue celebrando funciones dedesagravio al idealismo, aun despus de la campa!a antinaturalistade Luis $lfonso, que representa la opinin oficial del peridico delos salones. 'n stos la palabra naturalismoes de mu mal efectoshoc:in-en grado sumo, en las $cademias, )uele a a#ufre.

4ennde# 6elao, al fin contemporneo de la generacin+oven, simpati#a con buena parte de las modernas doctrinas, apesar de su profesin de fe sus restricciones en el )ermoso

elocuente prlogo a la segunda edicin de mi 2an 'rancisco. 'stmu a mal, eso s, con que las ideas estticas se traigan de 3ranciacomo las modas, la fuer#a del sentido nacional le lleva a serin+usto con la actual novela francesa, cuas obras maestrasdesconoce )asta creo que no puede apreciar Ba despec)o de suclarsima inteligencia comprensin admirableC por ciertarepugnancia que profesa al modernismo: cuestin de

temperamento. (u maor placer es descubrir en alg*n esttico

EI


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espa!ol de los siglos X1?? o X1??? los mismos principios que )oproclaman Rola o Honcourt, demostrar que el 6adre $rteaga

conoca perfectamente todos estos enredos idealistas naturalistas, siendo nuestra pere#a en leer a los autores espa!olesla causa de que )o nos pare#can nuevas tales disputas.


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que tiene dotacin escassima, que vive entre labriegos es )i+o delabriegos tambin pues a atribuirle ms ciencia que al 6adre

(ecc)i, ms virtudes don de gobierno que a (an 1icente 3errer, a crear un tipo angelical canoni#able. / si no procede as, cuento las cosas como ellas ocurren, so apstata trnsfuga,esto con los otros. $)ora el reverso de la medalla.Los otros, pararecibirme con los bra#os abiertos, me exigen que los represente)ec)os unos Hracos vctimas de la inicua persecucin de lateocracia, personificada en un cura capa# de comerse los ni!oscrudos, o algo por el estilo. &odo esto es, como dira 6ereda,pintar el caso: lo siguiente es a )ablar por experiencia.

5uien pasee la carretera de mi pueblo natal al caer la tarde,encontrar a docenas grupos de operarias de la 3brica de cigarros,que salen del traba+o. Discurra o al verlas: Mabr algunanovela ba+o esos tra+es de percal esos rados mantones; (, meresponda el instinto: donde )a cuatro mil mu+eres, )a cuatro milnovelas de seguro: el caso es buscarlas. Fn da record que

aquellas mu+eres, morenas, fuertes, de aire resuelto, )aban sidolas ms ardientes sectarias de la idea federal en los a!osrevolucionarios, parecime curioso estudiar el desarrollo de unacreencia poltica en un cerebro de )embra, a la ve# catlica demagoga, sencilla por naturale#a empu+ada al mal por lafatalidad de la vida fabril. De este pensamiento naci mi tercernovela,La &ribuna.

Dos meses concurr a la 3brica ma!ana tarde, oendo

conversaciones delineando tipos, ca#ando al vuelo frases modosde sentir. 4e procur peridicos locales de la poca federal Bquea escaseabanC evoqu recuerdos, describ la "oru!a seg*n era enmi ni!e#, desde la cual )a me+orado en tercio quinto, reconstru los das del famoso 6acto, episodio importante de la)istoria poltica de esta regin.


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demostrara fcilmente: en tales sucesos, cuando el escenario esc)ico, )a siempre muc)o elemento )umorstico, por la le de los

contrastes. 6ues bien, La &ribuna descontent a tirios a troanos.Los republicanos se creeron puestos en caricatura, losconservadores, gente almi#clada, se sublevaron contra ladescripcin sincera franca del pueblo la vida obrera. Fn libroque no escandalice a nadie tiene que componerse de imaginacin,retrica verdad a dosis )bilmente calculadas: en La &ribuna lasuma de verdad no guarda proporcin con la de retrica. (utraductor francs, "arlos 7aternau, decame este a!o en 6ars quele )aba interesado el libro como documento donde conocer la%evolucin espa!ola, vista al travs de la imparcialidad artstica sin exageracin de partido. "un distinto +uicio form por acmuc)a gente0

'n 'spa!a se )an estudiado poco los centros fabriles, seaporque no abundan, sea porque en efecto es ms potica atractiva la vida del campo. $l entrar e las casucas de nuestros

labriegos, mseras moradas donde el aire el fro penetranlibremente duermen los terneros revueltos con los c)iquillos, seexperimenta no obstante impresin consoladora. "ompadeced alni!o preso en el tugurio urbano, no al que diariamente toma unba!o de sol, otro de lluvia, a falta de c)uletas como oxgeno. 'lverdadero infierno social a que puede ba+ar el novelista. Dantemoderno que escribe cantos de la comedia )umana, es la fbrica, el ms condenado de los condenados, ese ser convertido en rueda,

en cilindro, en autmata. 6obres mu+eres las de la 3brica de la"oru!a0


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa %

donosura una muc)ac)a como de veinte a!os, que vestida deestudiante de la tuna, bailaba sobre el angosto espacio de una

mesa, repicando una pandereta rota. 'ra delgada, trigue!a,airossima: sus o+os negros, dulces grandes, rec)ispeaban con laanimacin de la dan#a: su pelo flotaba en mec)ones de a#abac)e,escapndose del tricornio a cada instante, con ademn +uvenil,al#aba un bra#o su+etaba una flor tras la ore+a. "antaba confresca vo# improvisadas coplas, dirigindome graciosos requiebrosestudiantiles como o me riese de mu buena gana, ella meacompa!aba en la risa luciendo unos dientes de pi!n, decagui!ando un o+o aludiendo a su inexperiencia para rimar: 'ntoda mi vida las )e visto ms gordas0. 6as tiempo, supe que se)aba suicidado una Uc)ica de la fbricaV por amores malcorrespondidos. 'ra el alegre estudiantillo, la bailadora deluminoso rer, seme+ante a un p+aro. "on sus economas )abacomprado el revlver, diciendo en la tienda que quera regalrseloa un primo suo: el tendero recel al pronto, pero viendo que la

muc)ac)a tena su acostumbrada cara de pascua su animadasonrisa, vendi el arma. 'l tiro se lo peg en el cora#n. 'l pobrecuerpo, de formas tan indecisas puras ba+o el disfra# deestudiante, fue tendido en la mesa de autopsiasO


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preocupan a los espa!oles, a saber la poltica los toros no quitapara que individualmente domine en ella un elemento literario,

aun )ablando de toros poltica relegando al stano loconcerniente a letras, se derroc)e ingenio discrecin en nuestras)o+as.

Despus de La &ribuna escrib 'l "isne de 1ilamorta, otranovela, que a quedaba en poder del editor cuando sal para3rancia a pasar el invierno del KG como tambin la coleccin denovelas breves que lleva por ttulo La dama joven.


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fsico, )bito, vida )a#a!as. Lo que )i#o fue estudiar lastendencias e ideas ms generales entre los ni)ilistas, preguntar a

los rusos que conoce, informarse de las condiciones de la ra#aeslava, or )o una )istoria, ver ma!ana una fisonoma reuniendo en )a# esos raos de lu# dispersa, proceder comoartistas, creando el inolvidable tipo del socialista demente.

&iene sus dificultades este mtodo de Rola, a lo s, si elinsigne autor de Germinal va por ese camino al simbolismoviolento de La 8bra, a qu despe!adero no podemos ir losmnimos; 6ues sin embargo, andando con tiento, lo consideropreferible al que vulgarmente se cree propio de un naturalistasistemtico: apuntar lo que vemos sin omitir punto ni coma, sacar al libro tal o cual persona existente, con su edad, figura,modo de )ablar, sucesos de su vida. 6or curioso que nos pare#cael caso que aer nos contaron o presenciamos por cmica odramtica que se nos anto+e la )istoria de alg*n conocido nuestro,de la cual )emos sido testigos o acaso actores, si la trasladamos al

papel con nimia exactitud, resultar deslavada biografa o inspidarese!a. Fna crnica puede ser narracin fiel exacta de sucesosverdaderos nada ms: a la novela entiendo que no le basta, nitampoco a la )istoria.


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$ m me )a tocado en suerte el pas gallego, digno de me+orpincel por su romntica )ermosura, sus variados aspectos, sus

tradiciones costumbres pintorescas, sus ra#as antiqusimas. 'nPascual L,pezdi alguna idea de la vida escolar de la Haliciavie+a, medioeval, representada por (antiago enLa &ribuna, de laHalicia +oven, industrial fabril donde nac, la "oru!a en !l$isne estudi un pueblo peque!o, con sus intrigas su polticamenuda en Buc,lica, una aldeana, Hra#iella en germen, pobre,ignorante entregada al instinto enLos Pazosla monta!a gallega,el caciquismo la decadencia de un noble solar. 'n La )adre.aturaleza do rienda a mi aficin al campo, al terru!o alpaisa+e. 'l campo me gusta tanto, que mi aspiracin sera escribiruna novela donde slo figurasen labriegos pero tropie#o con ladificultad del dilogo, tan inmensa, que Rola, el novelista de losatrevimientos, no osa arrostrarla, seg*n acabo de leer en unperidico, a los campesinos que describe en su obra actual La&ierra, no les )ace )ablar enpatois, sino en francs. &odo lo puede

el genio, Rola orillar la dificultad pero o siento que las cosasgrficas, oportunas maliciosas que dicen nuestros labriegos, soninseparables del a!e+o latn roman#ado en que las pronuncian, que un libro arlequn, mitad gallego mitad castellano, serafesimo engendro, tan feo como lindas las poesas, gallegas todas,en que resalta la frase campesina.


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mis impresiones darles forma de discurso. (i la redaccin no mecost gran traba+o, en cambio me arredraba la idea de tener que

leerlo ante un auditorio de tres mil personas, en un recinto vasto,pues mi recelo no proceda del temor de cortarme, como sueledecirse, sino de no poseer vo# suficiente. 'n esta ocasin seduplic la deuda de gratitud que a tena contrada con 'milio"autelar desde el banquete que me )aban ofrecido muc)osilustres escritores cari!osos amigos en 4adrid, en +unio delmismo a!o. 'l clebre orador, invitado tambin por la (ociedad atomar parte en la velada, vino a la "oru!a algunos das antes delse!alado para ella, aprovec) la ocasin de leerle el discurso manifestarle mis temores de que se quedase el secreto entre lamesa o. (era poco cunto aqu ponderase del inters, de labondad, del empe!o con que "autelar procur darme aliento conse+os, de la indulgencia con que +u#g el discurso, de todos losestmulos que me prodig. La vspera de la solemnidad, sentado"autelar en el silln de mi estudio, se devanaba los sesos

discurriendo si sera preferible para m leer de pie o sentada, tener o no en la mano las cuartillas al ir leendo: a fuer de artistanato, le preocupaba la parte escnica del asunto, sospec)o que debuena gana me )ara ensaar posturas ante el espe+o. $ m laposicin no me pareca cosa tan importante: lo que me intimidabaera que "autelar iba a )ablar por ve# primera en la "oru!a, seme+ante acontecimiento tena que predisponer mudesfavorablemente al p*blico contra los que le retardasen el

placer. / presidiendo, no )aba medio de reservarse para el final.


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa

experimentan esta impresin sienten la electricidad quecomunica un numeroso concurso, la enervacin que produce en

cambio un local semi-desierto. (lo me asustaba no contar con milaringe. 4e levant a leer Bpues )aba prevalecido la idea de)acerlo en pieC no sabr decir lo escaso, lo indcil, lo duro quese me figur mi acento resonando en medio del silencio repentino,ese silencio imponente de millares de personas en una atmsferaimpregnada de calor aliento )umano donde, sin embargo, sepodra escuc)ar el vuelo de una mosca. 'sta emocin me empa!la garganta, pero apenas terminado el primer prrafo, o a miderec)a la vo# de "autelar, ba+a, llena de ardor alegre sorpresa,dicindome repetidas veces 4u bien, mu bien, se es el tono0$s, as0. %espir: la garganta se me )aba calentado, la emisindel sonido era cada ve# ms fcil valiente, el concurso, le+os deimpacientarse, me conceda una atencin una aprobacindoblemente grata para quien no alimentaba ms aspiracin que lade no )acer ruidoso fiasco. (iempre creer que la maor parte de

esta buena dic)a se la debo a "autelar, a sus excitaciones, quenada tenan de frvolas ni calculadas, respiraban convencimiento afecto. "uando l termin su magnfica perorata, en el momentoen que el &eatro se )unda a aplausos vivas, me apret la mano, con la expansin de su naturale#a )eleno-latina, artstica antetodo, con los abultados o+os brillantes de regoci+o, el rostroc)orreando sudor los labios dilatados, entreabiertos a*n por eltorrente de la palabra, recuerdo que me di+o: Debemos estar

contentos, 'milia )emos proporcionado un goce esttico, puro elevado alegrmonos, pues.

Fna ve# que )e )ablado de la maor parte de mis escritos, dealgunos sin publicar todava, )asta de los proectados, no quieroomitir que este a!o me )e metido a lo que nunca pens: atraductora, traductora del francs, que es oficio bastante)umilde. "asi todos los domingos que concurra en 6ars, este

invierno el anterior, al desvn de 'dmundo de Honcourt, )ablaba

GG


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa !

con el vie+o maestro de la dificultad de traducirle, por las infinitasdelicade#as, novedades, osadas, matices, filigranas lente+uelas

de su quitesenciado estilo.


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa "

existe, que tenemos novela, que los buenos novelistas no sonmuc)os ms por all que por mi patria. $ esto de que uno se

acuerde con amor de su pas lo encomie, llaman elloschovinismo. Honcourt me pregunt cierto da si por ac batallabanla novela idealista el naturalismo respondle que no se podallamar batalla, puesto que los idealistas, con gran sentimientonuestro da!o del arte, )aban cesado de escribir.


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa #

(i o pudiese +actarme de )aber contribuido, de cualquier modo

cualquier grado que fuese, a esta prosperidad relativa de lanovela espa!ola, tendra por mu bien empleadas las )oras quepaso, pluma en ristre, cuartilla enfrente, en este rincn de las4ari!as, en esta celda de la vie+a Hran+a de 4eirs el lugardonde siento ms de continuo la ligera fiebre que acompa!a a lacreacin artstica. / no es que la Hran+a tenga aspectoromancesco, ni se pare#ca a ning*n castillo de 'scocia, ni a esosmodernos palacetes que el dinero la vulgaridad mancomunadossiembran por los caminos de (an (ebastin 9iarrit#. La Hran+aes toda r*stica ni piedra de armas tiene, porque la )i#o quitar de lafac)ada un mi abuelo, un liberal aforrado en masn, que eraentonces el aforro ms caliente del liberalismo. $ la casa, ba+a eirregular aunque extensa, se la come la vegetacin de midormitorio, veo un asunto de abanico de 7atteau, tentador par unacuarelista: sobre el fondo del cielo que por lo regular tiene ese

adorable tono de ceni#a de cigarro caro que slo en el cela+egallego se observa el ingls suele ser ms oscuro fro sedesvanece como una gasa el folla+e del rbol del amor, )ibiscuspara los botnicos, en tra#os de un verde plido salpicado defloricones rosa, que parecen la caricia el +ugueteo de capric)osopincel encima de un paisa+e lavado a suaves medias tintas. (i salgoa respirar el fresco despus del traba+o, tengo a dos pasos elboquete, cuas calles pendientes )erbosas se abren entre grupos

de aralias, paulonias, casta!os de ?ndias retamas fragantes. 6ocoms aba+o, el surtidor del piln de piedra, a media villa, desgranagotitas sobre la tersa superficie, donde nada siempre alguna )o+aamarillenta, despo+o de los arbustos, o un barquito de mu!ecas,quilla arriba, naufragio producido por los combates de &rafalgarque 8aime no cesa de )acer desde que le los !pisodios.acionales. 'n el +ardn, alrededor del piln, las magnolias

entreabren su urna de alabastro, los granados su flor de ri#o coral,

GK


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa $

las enredaderas suben por el emparrado trepan )asta lasventanas, entre cuas vidrieras se estrangula a veces un tallo de

fucsia o un sarmiento de pasionaria. 4s all del reguero de agua,orillado de frescos berros, va a perderse en el amplio declive queforma el prado, el vasto circuito de la tapia es una cenefa defrutales, que est llamando por los golosos con sus perales man#anos rendidos al peso de las pomas sus abridores dura#nos que destilan mbar. "mo no recordar al poetacontemplador, repetir los tan sabidos versos;:

!l aire el huerto oreay o#rece mil olores al sentido@los rboles meneacon un manso ruido(ue del oro y el cetro pone olvido-Probo minorem>- ')O 9on, que con muc)o disimulo me ests ec)ando aba+o

la graciaO- "ompadre, cuidadoO (i adelanta usted un poquito ms nosvamos a encontrar con el libre albedro perdido.

- "ebre, mira que vas por mal camino: mira que te marc)ascon 6elagio0

- /o a (an $gustn me agarro, no lo suelto.- 'sa proposicin puede admitirsesimpliciter, pero tomndola

en otro sentidoO no cuela.

- "itar autoridades, todas las que se me pidan: a que no mecitas t* ni media docena; $ ver.

- 's sentir com*n de la ?glesia desde los primeros "oncilios.- 's punto opinable, (uoniam0 $ m no me vengas a asustar t*

con "oncilios ni "oncilias.- 5uerrs saber ms que (anto &oms;- / t* querrs ponerte contra el Doctor de la gracia;

-


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa 1%#

- 5ue nos despe!emos de ve#0 'so es )ere+a formal espelagianismo puro0

- 5u entiendes t*, qu entiendes t*O Lo que t* censures, queme lo clavenO

- 5ue diga el se!or $rcipresteO 1amos a aventurar algo a queno me de+a mal el se!or $rcipreste.

'l $rcipreste era respetado ms por su edad que por su cienciateolgica se soseg un tanto el formidable barullo cuando seincorpor difcilmente, con ambas manos puestas tras los odos,vertiendo sangre por la cara, a fin de dirimir, si caba lograrlo, lacontienda. 6ero un incidente distra+o los nimos: el se!orito deFlloa entraba seguido de dos perros perdigueros, cuos cascabelesacompa!aban su aparicin con +ubiloso repique. 1ena seg*n supromesa, a tomar una copa a los postres la tom de pie, porquele aguardaba un bando de perdices all en la monta!a.

M#osele mu corts recibimiento, los que no pudieronagasa+arle a l agasa+aron a la ")ula al &urco, que iban

apoando la cabe#a en todas las rodillas, lamiendo aqu un plato #ampndose un bi#coc)o all. 'l se!orito de Limioso se levantresuelto a acompa!ar al de Flloa en la excursin cinegtica, paralo cual tena prevenido lo necesario, pues rara ve# sala del 6a#ode Limioso sin ec)arse la escopeta al )ombro el morral a lacintura.

"uando partieron los dos )idalgos, a se )aba calmado laefervescencia de la discusin sobre la gracia, el mdico, en vo#

ba+a, le recitaba al notario ciertos sonetos satrico-polticos queentonces corran ba+o el nombre de belenes. "elebrbalos elnotario, particularmente cuando el mdico recalcaba los versosesmaltados de alusiones verdes picantes. La mesa, en desorden,manc)ada de salsas, ensangrentada de vino tinto, el suelo llenode )uesos arro+ados por los comensales menos pulcros, indicabanla terminacin del festn 8ulin )ubiera dado algo bueno por

poderse retirar sentase cansado, mortificado por la repugnancia

2PK


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EMILIA PARDO BAZN Los Pazos de Ulloa 1%$

que le inspiraban las cosas exclusivamente materiales, pero no seentregaban al deleite de encender alg*n pitillo murmurar de las

personas ms se!aladas en el pas. (e trataba del se!orito de Flloa,de su )abilidad para tumbarperdices, sin que 8ulin adivinase lacausa, se pas inmediatamente a )ablar de (abel, a quien todos)aban visto por la ma!ana en el corro de baile se encomi supalmito, al mismo tiempo se dirigieron a 8ulin se!as gui!os,como si la conversacin se relacionase con l. 'l capelln ba+abala vista seg*n costumbre, finga doblar la servilleta mas deimproviso, sintiendo uno de aquellos c)ispa#os de clera repentina momentnea que no era due!o de refrenar, tosi, mir enderredor, solt unas cuantas aspere#as severidades que)icieron enmudecer a la asamblea. Don 'ugenio, al ver aguada lasobremesa, opt por levantarse, proponiendo a 8ulin que saliesena tomar el fresco en la )uerta algunos clrigos se al#aron tambin,anunciando que iban a echar completas otros se escurrieron encompa!a del mdico, el notario, el +ue# 9arbacana, a menear los

naipes )asta la noc)e.%efugironse al )uerto el cura de


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- 5uiere escotar un sue!o; pregunt el de


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"aviloso ce+i+unto, )aba cogido 8ulin un palito que andabapor el suelo, se entretena en clavarlo en la )ierba. Levant la

cabe#a de pronto.- 'ugenio, es mi amigo;- (iempre, )ombre, siempre contest afable sinceramente elde


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contener cuando me pega la risa un da )asta me puse maloO'sto es como las cosquiO cosquillasO involuntarioO

$placado el acceso de risa, a!adi:- 's que o siempre lo tuve a usted por un bienaventurado,

como nuestro patrn (an 8ulinO pero esto pasa de casta!ooscuroO 1ivir en los 6a#os no saber lo que ocurre en ellos0 @es que quiere )acer el bobo;

- $ fe, no sospec)aba nada, nada, nada. Fsted piensa que iba aquedarme all ni dos das, caso de averiguarlo antes; $utori#arcon mi presencia un amancebamiento; 6eroO usted est segurode lo que dice;

- MombreO tiene usted gana de cuentos; 's usted ciego;


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- 1amos all contest 8ulin, que se )aba quedadoensimismado.

-


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desesperadamente don 6edro, loco de furor, la brumaba aculata#os en una esquina, 6eruc)o, con los pu!os metidos en los

o+os, sollo#aba. (in reparar lo que )aca, arro+se 8ulin )acia elgrupo, llamando al marqus con grandes voces:

- (e!or don 6edroO se!or don 6edro01olviese el se!or de los 6a#os, se qued inmvil, con la

escopeta empu!ada por el ca!n, +adeante, lvido de ira, los labios las

50376190 Los Pazos de Ulloa

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