50 de Serrat. Cantando a los Poetas.

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50 de Serrat …le daré verde a los pinos y amarillo a la genista… MEDITERRÁNEO Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya, y amontonado en tu arena guardo amor, juegos y penas. Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno que han vertido en ti cien pueblos de Algeciras a Estambul para que pintes de azul sus largas noches de invierno. a fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura. A tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos como el recodo al camino. soy cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. qué le voy a hacer, si yo nací en el mediterráneo. Y te acercas, y te vas

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50 de Serrat

…le daré verde a los pinos y amarillo a la genista…

MEDITERRÁNEO

Quizás porque mi niñez

sigue jugando en tu playa

y escondido tras las cañas

duerme mi primer amor,

llevo tu luz y tu olor

por dondequiera que vaya,

y amontonado en tu arena

guardo amor, juegos y penas.

Yo, que en la piel tengo el sabor

amargo del llanto eterno

que han vertido en ti cien pueblos

de Algeciras a Estambul

para que pintes de azul

sus largas noches de invierno.

a fuerza de desventuras,

tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos

se acostumbraron mis ojos

como el recodo al camino.

soy cantor, soy embustero,

me gusta el juego y el vino,

tengo alma de marinero.

qué le voy a hacer, si yo

nací en el mediterráneo.

Y te acercas, y te vas

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después de besar mi aldea.

jugando con la marea

te vas, pensando en volver.

eres como una mujer

perfumadita de brea

que se añora y que se quiere

que se conoce y se teme.

Ay, si un día para mi mal

viene a buscarme la parca.

empujad al mar mi barca

con un levante otoñal

y dejad que el temporal

desguace sus alas blancas.

Y a mí enterradme sin duelo

entre la playa y el cielo...

En la ladera de un monte,

más alto que el horizonte.

quiero tener buena vista.

mi cuerpo será camino,

le daré verde a los pinos

y amarillo a la genista.

Cerca del mar. porque yo

nací en el mediterráneo.

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ANTONIO MACHADO

HE ANDADO MUCHOS CAMINOS

He andado muchos caminos

he abierto muchas veredas;

he navegado en cien mares

y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto

caravanas de tristeza,

soberbios y melancólicos

borrachos de sombra negra.

Y pedantones al paño

que miran, callan y piensan

que saben, porque no beben

el vino de las tabernas.

Mala gente que camina

y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto

gentes que danzan o juegan,

cuando pueden, y laboran

sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio

preguntan a donde llegan.

Cuando caminan, cabalgan

a lomos de mula vieja.

Y no conocen la prisa

ni aún en los días de fiesta.

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Donde hay vino, beben vino,

donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,

laboran, pasan y sueñan,

y en un día como tantos,

descansan bajo la tierra.

CAMINANTE NO HAY CAMINO

Todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar

pasar haciendo camino, camino sobre la mar

nunca perseguí la gloria y dejar en la memoria

de los hombres mi canción.

Yo amo los mundos sutiles ingrávidos y gentiles

como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse, de sol y gran arbolar

bajo el cielo Azul temblar, súbitamente y quebrarse

nunca perseguí la gloria.

Caminante son tus huellas del camino y nada más

caminante no hay camino, se hace camino al andar

al andar se hace el camino y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar

caminante no hay camino sino estelas en la mar.

Hace algún tiempo en ese lugar

donde los bosques se visten de espinos

se oyó una voz de un poeta gritar

caminante no hay camino se hace camino al andar

golpe a golpe, verso a verso.

Murió el poeta lejos del hogar

le cubre el polvo de un país vecino

al alejarse le vieron llorar

caminante no hay camino se hace camino al andar

golpe a golpe, verso a verso.

Cuando el jilguero no puede cantar

cuando el poeta es un peregrino

cuando de nada nos sirve rezar.

Caminante no hay camino, se hace camino al andar

golpe a golpe, verso a verso

golpe a golpe, verso a verso

golpe a golpe, verso a verso.

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CANTARES

Todo pasa y todo queda,

pero lo nuestro es pasar,

pasar haciendo caminos,

caminos sobre el mar.

Nunca perseguí la gloria,

ni dejar en la memoria

de los hombres mi canción;

yo amo los mundos sutiles,

ingrávidos y gentiles,

como pompas de jabón.

Me gusta verlos pintarse

de sol y grana, volar

bajo el cielo azul, temblar

súbitamente y quebrarse...

Nunca perseguí la gloria.

Caminante, son tus huellas

el camino y nada más;

caminante, no hay camino,

se hace camino al andar.

Al andar se hace camino

y al volver la vista atrás

se ve la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

Caminante no hay camino

sino estelas en la mar...

Hace algún tiempo en ese lugar

donde hoy los bosques se visten de espinos

se oyó la voz de un poeta gritar:

"Caminante no hay camino,

se hace camino al andar..."

Golpe a golpe, verso a verso...

Murió el poeta lejos del hogar.

Le cubre el polvo de un país vecino.

Al alejarse, le vieron llorar.

"Caminante no hay camino,

se hace camino al andar..."

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Golpe a golpe, verso a verso...

Cuando el jilguero no puede cantar.

Cuando el poeta es un peregrino,

cuando de nada nos sirve rezar.

"Caminante no hay camino,

se hace camino al andar..."

ESPAÑOLITO

Ya hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza.

Entre una España que muere

y otra España que bosteza.

Españolito que vienes

al mundo te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.

DEL PASADO EFÍMERO

Este hombre del casino provinciano

que vio a Carancha recibir un día,

tiene mustia la tez, el pelo cano,

ojos velados por melancolía;

bajo el bigote gris, labios de hastío,

y una triste expresión, que no es tristeza,

sino algo más y menos: el vacío

del mundo en la oquedad de su cabeza.

Aún luce de corinto terciopelo

chaqueta y pantalón abotinado,

y un cordobés color de caramelo,

pulido y torneado.

Tres veces heredó; tres ha perdido

al monte su caudal; dos ha enviudado.

Sólo se anima ante el azar prohibido,

sobre el verde tapete reclinado,

o al evocar la tarde de un torero,

la suerte de un tahúr, o si alguien cuenta

la hazaña de un gallardo bandolero,

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o la proeza de un matón, sangrienta.

Bosteza de política banales

dicterios al gobierno reaccionario,

y augura que vendrán los liberales,

cual torna la cigüeña al campanario.

Un poco labrador, del cielo aguarda

y al cielo teme; alguna vez suspira,

pensando en su olivar, y al cielo mira

con ojo inquieto, si la lluvia tarda.

Lo demás, taciturno, hipocondriaco,

prisionero en la Arcadia del presente,

le aburre; sólo el humo del tabaco

simula algunas sombras en su frente.

Este hombre no es de ayer ni es de mañana,

sino de nunca; de la cepa hispana

no es el fruto maduro ni podrido,

es una fruta vana

de aquella España que pasó y no ha sido,

esa que hoy tiene la cabeza cana.

LLANTO Y COPLAS

Al fin, una pulmonía

mató a don Guido, y están

las campanas todo el día

doblando por él ¡din-dan!

Murió don Guido, un señor,

de mozo muy jaranero,

muy galán y algo torero;

de viejo, gran rezador.

Dicen que tuvo un serrallo

este señor de Sevilla;

que era diestro

en manejar el caballo,

y un maestro

en refrescar manzanilla.

Cuando mermó su riqueza,

era su monomanía

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pensar que pensar debía

en asentar la cabeza.

Y asentola

de una manera española,

que fue casarse con una

doncella de gran fortuna;

y repintar sus blasones,

hablar de las tradiciones

de su casa,

a escándalos y amoríos

poner tasa,

sordina a sus desvaríos.

Gran pagano,

se hizo hermano

de una santa cofradía;

el Jueves Santo salía,

llevando un cirio en la mano

—¡aquel trueno!—,

vestido de nazareno.

Hoy nos dice la campana

que han de llevarse mañana

al buen don Guido, muy serio,

camino del cementerio.

Buen don Guido, ya eres ido

y para siempre jamás...

Alguien dirá: ¿Qué dejaste?

Yo pregunto: ¿Qué llevaste

al mundo donde hoy estás?

¿Tu amor a los alamares

y a las sedas y a los oros,

y a la sangre de los toros

y al humo de los altares?

Buen don Guido y equipaje,

¡buen viaje!...

El acá

y el allá,

caballero,

se ve en tu rostro marchito,

lo infinito:

cero, cero.

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¡Oh las enjutas mejillas,

amarillas,

y los párpados de cera,

y la fina calavera

en la almohada del lecho!

¡Oh fin de una aristocracia!

La barba canosa y lacia

sobre el pecho;

metido en tosco sayal,

las yertas manos en cruz,

¡tan formal!

el caballero andaluz.

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MARIO BENEDETTI

HAGAMOS UN TRATO

Compañera

usted sabe

puede contar

conmigo

no hasta dos

o hasta diez

sino contar

conmigo

si alguna vez

advierte

que la miro a los ojos

y una veta de amor

reconoce en los míos

no alerte sus fusiles

ni piense qué delirio

a pesar de la veta

o tal vez porque existe

usted puede contar

conmigo

si otras veces

me encuentra

huraño sin motivo

no piense qué flojera

igual puede contar

conmigo

pero hagamos un trato

yo quisiera contar

con usted

es tan lindo

saber que usted existe

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uno se siente vivo

y cuando digo esto

quiero decir contar

aunque sea hasta dos

aunque sea hasta cinco

no ya para que acuda

presurosa en mi auxilio

sino para saber

a ciencia cierta

que usted sabe que puede

contar conmigo.

EL SUR TAMBIÉN EXISTE

Con su ritual de acero

sus grandes chimeneas

sus sabios clandestinos

su canto de sirenas

sus cielos de neón

sus ventas navideñas

su culto de dios padre

y de las charreteras

con sus llaves del reino

el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo

el hambre disponible

recurre al fruto amargo

de lo que otros deciden

mientras el tiempo pasa

y pasan los desfiles

y se hacen otras cosas

que el norte no prohíbe

con su esperanza dura

el sur también existe

con sus predicadores

sus gases que envenenan

su escuela de chicago

sus dueños de la tierra

con sus trapos de lujo

y su pobre osamenta

sus defensas gastadas

sus gastos de defensa

con sus gesta invasora

el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo

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cada uno en su escondite

hay hombres y mujeres

que saben a qué asirse

aprovechando el sol

y también los eclipses

apartando lo inútil

y usando lo que sirve

con su fe veterana

el Sur también existe

con su corno francés

y su academia sueca

su salsa americana

y sus llaves inglesas

con todos su misiles

y sus enciclopedias

su guerra de galaxias

y su saña opulenta

con todos sus laureles

el norte es el que ordena

pero aquí abajo abajo

cerca de las raíces

es donde la memoria

ningún recuerdo omite

y hay quienes se desmueren

y hay quienes se desviven

y así entre todos logran

lo que era un imposible

que todo el mundo sepa

que el Sur también existe

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FEDERICO GARCÍA LORCA

HERIDO DE AMOR.

Amor, amor

que está herido.

Herido de amor huido;

herido,

muerto de amor.

Decid a todos que ha sido

el ruiseñor.

Bisturí de cuatro filos,

garganta rota y olvido.

Cógeme la mano, amor,

que vengo muy mal herido,

herido de amor huido,

¡herido !

¡muerto de amor !

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PABLO NERUDA

POEMA 20, "PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS MÁS TRISTES..."

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada,

y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como esta la tuve entre mis brazos.

La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.

Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella.

Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.

La noche esta estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.

Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.

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Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.

Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.

Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como está la tuve entre mis brazos,

mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa,

y estos sean los últimos versos que yo le escribo.

LEÓN FELIPE

VENCIDOS

Por la manchega llanura

se vuelve a ver la figura

de Don Quijote pasar.

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,

y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,

va cargado de amargura,

que allá encontró sepultura

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su amoroso batallar.

Va cargado de amargura,

que allá «quedó su ventura»

en la playa de Barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura

se vuelve a ver la figura

de Don Quijote pasar.

Va cargado de amargura,

va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,

en horas de desaliento así te miro pasar!

¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura

y llévame a tu lugar;

hazme un sitio en tu montura,

caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura

que yo también voy cargado

de amargura

y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,

caballero del honor,

ponme a la grupa contigo,

y llévame a ser contigo

pastor.

Por la manchega llanura

se vuelve a ver la figura

de Don Quijote pasar...

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RAFAEL ALBERTI

SE EQUIVOCÓ LA PALOMA

Se equivocó la paloma,

se equivocaba.

Por ir al norte, fue al sur

creyó que el trigo era agua,

se equivocaba.

Creyó que el mar era el cielo

que la noche, la mañana,

se equivocaba,

se equivocaba.

Que las estrellas, rocío

que la calor, la nevada,

se equivocaba,

se equivocaba.

Que tu falda era tu blusa

que tu corazón, su casa,

se equivocaba,

se equivocaba.

Ella se durmió en la orilla,

tú en la cumbre de una rama

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MIGUEL HERNÁNDEZ

ELEGÍA

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha

muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien

tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas,

compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvias, caracoles

Y órganos mi dolor sin instrumento,

a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento.

Tanto dolor se agrupa en mi costado,

que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,

lloro mi desventura y sus conjuntos

y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,

y sin calor de nadie y sin consuelo

voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada,

temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada,

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no perdono a la vida desatenta,

no perdono a la tierra ni a la nada.

En mis manos levanto una tormenta

de piedras, rayos y hachas estridentes

sedienta de catástrofe y hambrienta

Quiero escarbar la tierra con los dientes,

quiero apartar la tierra parte

a parte a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte

y besarte la noble calavera

y desamordazarte y regresarte

Volverás a mi huerto y a mi higuera:

por los altos andamios de mis flores

pajareará tu alma colmenera

de angelicales ceras y labores.

Volverás al arrullo de las rejas

de los enamorados labradores.

Alegrarás la sombra de mis cejas,

y tu sangre se irá a cada lado

disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón, ya terciopelo ajado,

llama a un campo de almendras espumosas

mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas...

de almendro de nata te requiero,

que tenemos que hablar de muchas cosas,

compañero del alma, compañero.

MENOS TU VIENTRE,

Menos tu vientre,

todo es confuso.

Menos tu vientre,

todo es futuro

fugaz, pasado

baldío, turbio.

Menos tu vientre,

todo es oculto.

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Menos tu vientre,

todo inseguro,

todo postrero,

polvo sin mundo.

Menos tu vientre,

todo es oscuro.

Menos tu vientre

claro y profundo.

SÓLO QUIEN AMA VUELA.

Sólo quien ama vuela.

Sólo quien ama vuela.

Amar... Pero ¿quién ama?

Volar... Pero ¿quién vuela?

Pero ¿quién ama?

Pero ¿quién vuela?

Sólo quien ama vuela.

Sólo quien ama vuela.

Un ser ardiente, claro de deseos, alado,

quiso ascender, tener la libertad por nido.

Quiso olvidar que el hombre se aleja encadenado.

Donde faltaban plumas puso valor y olvido.

Iba tan alto a veces, que le resplandecía

sobre la piel el cielo, bajo la piel el ave.

Ser que te confundiste con una alondra un día,

te desplomaste otros como el granizo grave.

Amar... Pero ¿quién ama?

Volar... Pero ¿quién vuela?

Pero ¿quién ama?

Pero ¿quién vuela?

Sólo quien ama vuela.

Sólo quien ama vuela.

Sólo quien ama vuela, Sólo quien ama vuela.

Conquistaré el azul ávido de plumaje,

pero el amor, abajo siempre, se desconsuela

de no encontrar las alas que da cierto coraje.

Los brazos no aletean. Son acaso una cola

Page 21: 50 de Serrat. Cantando a los Poetas.

que el corazón quisiera lanzar al firmamento.

La sangre se entristece de debatirse sola.

Los ojos vuelven tristes de mal conocimiento.

Amar... Pero ¿quién ama?

Volar... Pero ¿quién vuela?

Pero ¿quién ama?

Pero ¿quién vuela?

Sólo quien ama vuela.

Sólo quien ama vuela.

No volarás. No puedes volar, cuerpo que vagas

por estas galerías donde el aire es mi nudo.

Por más que te debatas en ascender, naufragas.

No clamarás. El campo sigue desierto y mudo.

Cada ciudad, dormida, despierta loca, exhala

un silencio de cárcel, de sueño que arde y llueve

como un élitro ronco de no poder ser ala.

El hombre yace. El cielo se eleva. El aire mueve.

Amar... Pero ¿quién ama?

Volar... Pero ¿quién vuela?

Pero ¿quién ama?

Pero ¿quién vuela?

Sólo quien ama vuela.

Sólo quien ama vuela.

Amar... Pero ¿quién ama?

Volar... Pero ¿quién vuela?

Pero ¿quién ama?

Pero ¿quién vuela?

Sólo quien ama vuela.

LA BOCA

Boca que arrastra mi boca,

boca que me has arrastrado:

boca que vienes de lejos

a iluminarme de rayos.

Alba que das a mis noches

un resplandor rojo y blanco.

Boca poblada de bocas:

pájaro lleno de pájaros.

Page 22: 50 de Serrat. Cantando a los Poetas.

Canción que vuelve las alas

hacia arriba y hacia abajo.

Muerte reducida a besos,

a sed de morir despacio,

das a la grama sangrante

dos tremendos aletazos.

El labio de arriba el cielo

y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra:

beso que viene rodando

desde el primer cementerio

hasta los últimos astros.

Astro que tiene tu boca

enmudecido y cerrado,

hasta que un roce celeste

hace que vibren sus párpados.

Beso que va a un porvenir

de muchachas y muchachos,

que no dejarán desiertos

ni las calles ni los campos.

¡Cuánta boca ya enterrada,

sin boca, desenterramos!

Bebo en tu boca por ellos

brindo en tu boca por tantos

que cayeron sobre el vino

de los amorosos vasos.

Hoy son recuerdos, recuerdos

besos distantes y amargos.

Hundo en tu boca mi vida,

oigo rumores de espacios,

y el infinito parece

que sobre mí se ha volcado.

He de volver a besarte,

he de volver. Hundo, caigo,

mientras descienden los siglos

hacia los hondos barrancos

como una febril nevada

de besos enamorados.

Page 23: 50 de Serrat. Cantando a los Poetas.

Boca que desenterraste

el amanecer más claro

con tu lengua. Tres palabras,

tres fuegos has heredado:

vida, muerte, amor. Ahí quedan

escritos sobre tus labios.

PARA LA LIBERTAD

Para la libertad sangro, lucho, pervivo.

Para la libertad, mis ojos y mis manos,

como un árbol carnal, generoso y cautivo,

doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones

que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,

y entro en los hospitales, y entro en los algodones

como en las azucenas.

Para la libertad me desprendo a balazos

de los que han revolcado su estatua por el lodo.

Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,

de mi casa, de todo.

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,

ella pondrá dos piedras de futura mirada

y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan

en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño

reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.

Porque soy como el árbol talado, que retoño:

porque aún tengo la

NANAS DE LA CEBOLLA

La cebolla es escarcha

cerrada y pobre:

escarcha de tus días

y de mis noches.

Hambre y cebolla:

hielo negro y escarcha

grande y redonda.

En la cuna del hambre

Page 24: 50 de Serrat. Cantando a los Poetas.

mi niño estaba.

Con sangre de cebolla

se amamantaba.

Pero tu sangre,

escarchada de azúcar,

cebolla y hambre.

Una mujer morena,

resuelta en luna,

se derrama hilo a hilo

sobre la cuna.

Ríete, niño,

que te tragas la luna

cuando es preciso.

Alondra de mi casa,

ríete mucho.

Es tu risa en los ojos

la luz del mundo.

Ríete tanto

que en el alma al oírte,

bata el espacio.

Tu risa me hace libre,

me pone alas.

Soledades me quita,

cárcel me arranca.

Boca que vuela,

corazón que en tus labios

relampaguea.

Es tu risa la espada

más victoriosa.

Vencedor de las flores

y las alondras.

Rival del sol.

Porvenir de mis huesos

y de mi amor.

La carne aleteante,

súbito el párpado,

el vivir como nunca

coloreado.

¡Cuánto jilguero

se remonta, aletea,

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desde tu cuerpo!

Desperté de ser niño.

Nunca despiertes.

Triste llevo la boca.

Ríete siempre.

Siempre en la cuna,

defendiendo la risa

pluma por pluma.

Ser de vuelo tan alto,

tan extendido,

que tu carne parece

cielo cernido.

¡Si yo pudiera

remontarme al origen

de tu carrera!

Al octavo mes ríes

con cinco azahares.

Con cinco diminutas

ferocidades.

Con cinco dientes

como cinco jazmines

adolescentes.

Frontera de los besos

serán mañana,

cuando en la dentadura

sientas un arma.

Sientas un fuego

correr dientes abajo

buscando el centro.

Vuela niño en la doble

luna del pecho.

Él, triste de cebolla.

Tú, satisfecho.

No te derrumbes.

No sepas lo que pasa

ni lo que ocurre. vida.

CANCIÓN ÚLTIMA

Pintada, no vacía:

Page 26: 50 de Serrat. Cantando a los Poetas.

pintada está mi casa

del color de las grandes

pasiones y desgracias.

Regresará del llanto

adonde fue llevada

con su desierta mesa

con su ruidosa cama.

Florecerán los besos

sobre las almohadas.

Y en torno de los cuerpos

elevará la sábana

su intensa enredadera

nocturna, perfumada.

El odio se amortigua

detrás de la ventana.

Será la garra suave.

Dejadme la esperanza

@ GtwoG

@ voyager