4.-Sullivan, Viaje a Tulum

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  • Captulo VI

    VIAJE A TULUM

    Paul Sullivan1

    Ha visitado Tulum?Una y otra vez responda afirmativamente que s haba visitado

    Tulum. Tan pronto como llegu a Quintana Roo, antes, siquiera, deiniciar investigaciones antropolgicas acerca de los indgenas mayas,las ruinas de aquel clebre sitio fueron las primeras quevisit. En lapequea aldea en la que, por fin, me haba instalado para vivir ytrabajar durante dos aos, se me haca siempre laconsabida pregunta:haba visitado Tulum?S, ya visit Tulum.Entonces, ya los vio? - acab porpreguntarme unmaya. Ya

    vioa los 'dos reyes?Imposible afirmar que los habavisto:Cules reyes?-Los dos reyes -me respondi-, all enTulum... sobre la facha

    da de unedificio. Unoqueestde pieyse eleva, yel otroque cae,decabeza, hacia abajo.Efectivamente, no los haba notado.-El que est en ascenso es el rey de los mayas -me explic; el

    que est cayendo es el rey de los azules, de los hombres blancos, delosforasteros. Cmo no los ha visto?En verdad no, no los he visto...

    1Antroplogo e historiador estadounidense; profesor de la Universidad de Yale(Connecticut). Autor deUtifmishcd Conversatioiis: Mayas and ForeignersBetween twoWars, A. Knopf, Nueva York, 1989.

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    Fue enuna posterior visita que por fin encontr, enmedio deaquellasruinas modestas, peromagnficamente ubicadas, aquello quemefueradescrito.Las ruinas de Tulum dominan unos acantilados calcreos que miran

    hacia el mar Caribe. El ms notorio de los edificios de este sitiofortificado es aquelque se ha dadoen llamar el "Castillo"; sobre estaplataforma deonce metros ymedio dealtura, encaramada en elflancodelacantilado, seencuentranlasdossalasde un templo alque se llega,desde el oeste, subiendo una escalinata. El sitio, sembrado de otrosedificios ms pequeos, est cercado por una gruesa muralla depiedras. Sobre una de aquellas construcciones - denominada "estructura nm. 16"- se perfilan dos personajes, uno de pie, el otro bocaabajo... exactamente cmo seme haba indicado. Los arquelogos loshaban identificado -segn le ms adelante- como representantesdel "dios abeja" o de la "diosa Venus". Para los mayas contemporneos, oalmenos paraalgunos deellos, quienes habitan aldeas amenudoalejadas de las ruinas, personifican el destino del rey de los mayas yeldel rey de los forasteros; ms an, ilustran la suerte de los propiosmayas yde aquellos que, siendo an sus amos, dejarn algn da dedominarlos.Estoesloque afirman algunos mayas. Sin embargo, alver loque ha

    sido de Tulum, difcilmente podramos criticar a quien afirmase locontrario: que el rey maya est en plena decadencia, en tanto quetriunfa el rey forastero. Enefecto, enlos das deafluencia, millares deextranjeros acuden a Tulum, trados a toda velocidad desde los palacetes de Cancn en autosde lujo equipados con aire acondicionado.(Se proyecta, incluso, ensanchar lacarretera para facilitar lacirculacin de un nmero creciente de vehculosmotorizados.) En el parquede estacionamiento, el turistapuede pasearseentre cestosde mimbrerepletos de artesanas yluego pagar su derecho de entrada yvisitar lasruinas, conducido por guas mexicanos de diversos orgenes. Puede,incluso, darse el lujo de zambullirse en lasmaravillosas aguas azulesdel Caribe antes de volver a su hotel. As, el viajero pudo "conocer"Tulum sin haber tenido necesidad de ver a ningn hombre o mujermaya, y sin haber escuchado jams una sola palabra en lengua maya,ni sospechar, siquiera, que an viven mayas en los ah ededores. (Seramaya aquella mujer que venda hupiles - el tradicional vestido blancocon primorosos bordados-?) Si Tulum simboliza el porvenir de losmayas, lo que nos deja entrever es ms bien un futuro sin mayas, sinmayas que acten o hablen... en todo caso, sin mayas vivientes.Estaausencia del indgena enlos sitios delaantigua civilizacin india

    no es un fenmeno inaudito. Los indgenas a menudo han sido los"descubridores" de aquellos sitios, al indicar a los exploradores el

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    emplazamiento exacto en donde se encontraban, ya fuera en el coraznde la selva o en las montaas. A menudo fueron ellos, los indgenas,quienes trabajaron con machete, pico ypala para despejar las ruinas,o incluso reconstruyeron las ms prestigiosas de ellas, armando rompecabezas de piedras cadasS Los arquelogos tomaron fotografas deindgenas, ylos nombres de algunos de ellos figuran en los viejos diariosynotas de aquellos extranjeros. Sin embargo, una vez redescubiertas,restauradas yabiertas al gran pblico las ruinas, el indgena tena todaslas probabilidades de verse expulsado o, en el mejor de los casos,relegado ala periferia de aquellos sitios ahora famosos, reducido alamendicidad o a subsistir con la venta de chucheras.Cuan irnico es ver a los mayas as expulsados de Tulum! Irona,

    repito, si consideramos que de todos los baluartes de aquella grancivilizacin que fue la suya yque jalonan su tierra, Tulum ciertamentefue elque los mayas ms disputaron a los extranjeros.Tulum no erams que un modesto puesto deavanzada del antiguo

    mundo maya. Perteneciente auna poca reciente de la historia prehis-pnica, sin duda fue edificado para vigilar las rutas martimas delcomercio maya. A diferencia de los grandes centros, como Coba,accesibles a pie desde Tulum, oChichn Itz, mucho ms lejos haciael noroeste, el sitio an estaba ocupado por mayas cuando llegaron losprimeros europeos. Muy cerca de Tulum tuvo lugar el primer contactosignificativo entre los dos pueblos cuando, hacia 1511, varios nufragos espaoles arribaron asus costas; slo dos de ellos sobrevivieron:uno se uni despus a sus compaeros cuando marchaban hacia eloeste a laconquista de Mxico; elotro permaneci ah, despos aunamaya yprocre hijos con ella. (Corri el rumor de que se ali con losmayas yucatecos cuando, aos ms tarde, stos tuvieron que combatira los invasores espaoles.)2Hacia la mitad del siglo xvi, lamayor parte deYucatn haba sido

    conquistada, si bien el control hispano sobre las selvas del este ydelsur de la pennsula -incluida la costa en que se encuentra Tulum-durante mucho tiempo fue poco menos que precario. Los ataques delos piratas que medraban en el Caribe yhostigaban a los espaolessaboteaban sus esfuerzos, tanto ms cuanto que las poblaciones delbajo costeo, recin sometidas, se encontraban prcticamente en vasde extincin. Alrededor de centros peninsulares como Chichn Itz,Kabah yUxmal, se establecieron haciendas ypueblos bajo el controlde los espaoles. Por lo que respecta alas selvas costeas, alrededor deTulum, un nmero reducido de mayas, insurgentes o fugitivos en sumayora, se aventuraban hasta ah. Tulum no haba cado en el olvido;2Vase elcaptulo I, "La historia al revs", de Francis Pisani, en este mismo volumen.

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    si bien fue mayormente ignorado por los europeos y sus descendientesen el Nuevo Mundo.As permanecieron las cosas hasta que el explorador norteamerica

    no John L. Stephens y su acompaante, el dibujante ingls FrankCatherwood, arribaron al sitio en 1842. No obstante la "agobiantesoledad" del lugar, Stephens encontr las ruinas en tal estado deconservacin que parecan tener muy poco tiempo de haber sidoabandonadas. "No me parece inverosmil escribique exista, a lafecha, en esta regin ignota y desconocida por el hombre blanco, unaciudad indgena viviente, habitada por descendientes de la antiguaraza, que an celebren sus ritos en los templos de sus antepasados."Los libros de Stephens, sus aventuras en la pennsula de Yucatn y susdescripciones (complementadas por los grabados de Catherwood) delas ruinas de una civilizacin perdida en la selva despertaron unenorme inters hacia este "Egipto americano" entre sus lectores europeos y norteamericanos. Sin embargo, habran de pasar varios aosantes de que otros exploradores llegaran a Tulum... En 1847, seiniciaba, en efecto, la ms larga, sangrienta ygloriosa rebelin indgenaen la historia del Nuevo Mundo: la Guerra de Castas de Yucatn.

    El "Castillo" de Tulum en 1842.

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    Esta guerra comenz con la represin, extremadamente dura, deuna incipiente conspiracin de jefes mayas en el este de Yucatn.Pronto degener en una guerra de exterminio que, al propagarse portoda la pennsula, auspiciara mediosiglo de ataques y contraataquestan brutales los unos como los otros. Los rebeldes mayas, ya fueranbeligerantes activos, yasignatarios de tratados con el gobierno, controlaban lasregiones situadas enelesteyelsurdelapennsula, en tantoqueelgobierno deYucatn dominaba eneloeste yelnorte. El centrode resistencia maya era una nueva ciudad, llamada SantaCruzBalamNah, "Casadel Jaguar (delProfeta)de laSantaCruz". Ah fue dondesacerdotes ygenerales mayas, bajolaproteccin de undios beligerante, reclutaron fuerzas para aniquilar al enemigo blanco, hasta que laciudad caya manos del ejrcito mexicano en 1901.Tulum fue, en aquellos tiempos de guerra, un lugar de culto y

    resistencia importante, sibiensecundario. Durante estelargo periodo,elgobierno lanz endos ocasiones sus ejrcitos, integrados porvarioscentenares yhastaunmillar de hombres, contraTulum yotras importantes aldeas de los alrededores. Estas expediciones no trascendieron.Despus de causar incontables estragos, las tropasgubernamentalesse retirabanconprontitudantesde que losmayas pudieranreunirmsefectivosycontraatacar. Pero, cosa notoria, Tulum sehaba convertidoenel punto de anclaje de la insurgencia para todaunaserie de aldeasmayas rebeldes, entre ellas, algunas dellejano noroeste peninsular. EnSanta CruzTulum,una aldea situada no lejosde las ruinas, gobernabaunamujer, Mara Uicab queelgobierno consideraba como unareinamaya, la cual encabezaba una importante fraccin de la rebelin.Casi20aos transcurriran antes de que unos extranjeros se atrevie

    ran avolver aTulum.Esta vez, laexpedicinera pacfica: la encabezabaWilliam Miller, inspector general de Honduras Britnica, conquien losmayas rebeldes de laColonia mantenan relaciones amistosas, sibiena veces tensas, y quien les proporcionaba la mayor parte de su armamento. Escoltado pordosrebeldes, Miller seaventur hastasucapital,Santa Cruz Balam Nah. Esperaba poder llegar hasta la legendariaTulum,en donde losmayas, segn se haba dicho, ocultaban una cruzde la cual "emanaba la voz de Dios" (lo mismo que en Santa CruzBalam Nah).Pero los hombres que venan escoltando a MillerdesdeHonduras Britnica haban odo decir que todo aquel que pasara porTulum deba someterse al interrogatorio de la Gran Cruz, de modoque "temieron semejante prueba" y rehusaron acompaarlo. Si lareputacin de los mayas de Santa Cruz Balam Nah era temible, msan lo era la de los de Tulum.As y todo, las descripcionesde Tulum,talescomofueron publicadas por Stephens en susclebres diariosdeviaje, continuaban despertando el inters debuennmero de explora-

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    dores yarquelogos en potencia quienes, tarde otemprano, se aventuraran hasta el lugar. .En 1895 un grupo de cientficos norteamericanos llego por mar aTulum Desde su yate como punto de observacin, inspeccionaron lasruinas hasta donde pudieron, pero no se atrevieron adesembarcar niaexplorar el sitio. Slo hasta 1911 desembarcara, efectivamente unaexpedicin de la Universidad de Harvard. La capital rebelde de SantaCruz Balam Nah haba sido tomada diez aos antes yla rebelin, alparecer, haba terminado. Pero los mayas de la regin de Tulum aunLan la reputacin de ser "extremadamente hostiles"; se afirmaba,por otra parte, que las ruinas de Tulum an servan de "altares parasus cultos paganos". Los cientficos de Harvard consideraron que senairracional permanecer ah ms de dos das, ano ser que se pudieracontar con una slida escolta militar mexicana. (Semejante miedo aunataque maya impidi que los exploradores saquearan Tulum ysellevaran sus objetos ms representativos -entre ellos, una estela conuna fecha inscrita correspondiente al ao 564 de nuestra era.)Otros arquelogos norteamericanos, encabezados esta vez por Sylva-

    nusMorley- quien se convertira en uno de losms conocidos estudiososTa civilizacin maya- arribaron aTulum en 1913. Slo Permanecierondos horas en las ruinas, tiempo suficiente, sin embargo, para advertirque los matorrales que rodeaban al Castillo haban sido recortados locual dejaba suponer que los "indgenas" an frecuentaban aquellosfugares por motivos probablemente religiosos. Morley encabezo unasegunda expedicin aTulum en 1916. Permaneci ah cuatro das auncuando la tripulacin que contratara rehus desembarcar, pretextando el "peligro indio". Una vez ms, los visitantes pudieron observar lasseales de la invisible presencia maya en el sitio -como cera derramada yrestos de candela dentro dealgunas construcciones.Nineuno de aquellos nuevos exploradores, que constantemente te

    man la inminencia de un ataque, se encontr jams con un maya Ibanyvenan entre las ruinas, silenciosos yfurtivos sin avanzar significativamente en sus trabajos, ysintiendo gran ^F^dcualquier contacto con los ocupantes mayas del sitio. Por lo tanto eraimposible saber qu opinaban los mayas del crecente nteres suscitadopor los vestigios de su extinta civilizacin. Imposible... hasta que, en1920 desembarc el prncipe William de Suecia. Fue recibido en anlav por un pequeo contingente de soldados mexicanos que loescolt hasta las ruinas. Una vez dentro del recinto, segn su propiotestimonio, "apareci un puado de hombres. Haciendo de lado, sinmiramientos, al comandante [de la escolta], se pusieron a examinardetenidamente alos intrusos. Nosotros hicimos lo propio Dispuestosa sacar en cualquier momento nuestras armas, intercambiamos pro-

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    longadas yelocuentes miradas". El prncipe juiciosamente explico queera britnico y, mediante ademanes, intent dejar en claro que susintenciones eran pacficas: slo haban venido a admirar las rumas.Escribi: "Despus de un apretn de mano, alguien trajo cigarrillos.Cuando, ms tarde, obsequiamos al jefe una caja de fsforos adornadacon vivos colores, no hubo ms obstculos a nuestro entendimiento "Los anfitriones mayas del prncipe le hicieron visitar las ruinas deTulumylograron hacerle entender que estaba estrictamente prohibidacualquier excavacin orecoleccin de objetos, "y cuando juzgaban quetardbamos demasiado en interpretar sus ademanes, nos hundanamistosamente entre las costillas elcan de sus armas".Otra expedicin extranjera encabezada, de nueva cuenta, por Sylva-

    nus Morley, arrib aTulum en 1922. Morley se sorprendi al constatarque el acceso al Castillo haba sido despejado, la sala interior barrida,yque una cornisa de piedra del edificio ostentaba una pequea cruzde madera pintada de azul ybaada de cera de velas de diferentescolores Morley ysu equipo respetaron el modesto altar, pero procedieron a cortar los ltimos rboles ydespejar los arbustos, a fm depoder medir yfotografiar mejor las ruinas. Un grupo maya de Tulumencabezado por un hombre llamado Paulino Caamal, se presento alda siguiente de la llegada de Morley para informarse acerca de susactividades. Morley, como lo hicieron otros muchos antes ydespusque l se apresur adecirle que era ingls, lo cual agrad aCaamal,quien le record que "por un tiempo haban deseado estar bajo laproteccin de Gran Bretaa, tal como se los prometiera la reinaVictoria". Aadi que se sentan muy molestos por su negligencia. Elintrprete de Morley, originario de Honduras Britnica, tranquilizo aCaamal: la reina Victoria haba fallecido tiempo atrs, pero seguramente "podra lograrse algo" del rey Jorge V.Caamal volvi alasemana siguiente acompaado deun gran numero

    de mayas quienes, esta vez, no venan de Tulum, sino de un centroreligioso ms alejado, llamado Chun Pom. "Era un extrao espectculoen verdad", anot Morley en su diario, el ver a aquellos 50 indgenassentados en crculo en el suelo, cada uno de ellos armado de un fusil.Pareca una joven guarnicin. Y, efectivamente, fue una guarnicin laque conmin aMorley aque explicara lo que estaba haciendo ah Losmayas pensaban que los extranjeros haban venido acortar los arbolesydesbrozar los matorrales para construir una ciudad para los mexicanos "Esta idea los ofuscaba yexigan conocer nuestras intenciones..."Les explic en pocas palabras que slo haba venido a estudiar lasruinas yque ya haba llevado acabo trabajos similares en otras partes.Luego hizo circular fotografas que haba tomado del sitio yreparticoac y cigarrillos.

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    Para amenizar el ambiente, ech a andar un fongrafo, hasta que elportavoz de los mayas por fin declar que estaban satisfechos y "contentos de vernos trabajar aqu, que entendan lo que estbamos haciendo y esperaban que pronto volviramos".Y, efectivamente, volvieron varias veces. Sin embargo, la presencia

    de los mayas en el sitio y el control que ellos ejercan sobre las ruinasfue en continua disminucin. En 1926 el propio Paulino Caamal, quientanto desconfiara, cuatro aos antes, de la presencia de Morley, explicaba a un visitante: "Hace 30 o 15 aos, ustedes no hubieran podidoponer un pie aqu. [Mis] hombres, jvenes guerreros, todos ellos, loshubieran cercado de inmediato... Eran los buenos tiempos!" El visitante Gregory Masn, miembro de una expedicin patrocinada porelNewYork Times,haba dado crdito a versiones de que numerososmayas resentan las incursiones extranjeras en Tulum.Hacia mediados de la dcada de 1930, seguan acudiendo a Tulum

    peregrinos mayas del interior de Quintana Roo. Cuando el gobiernomexicano apost a un vigilante en las ruinas, los jefes mayas naturalmente se dirigieron a SylvanusMorley quien por entonces diriga unimportante proyecto de excavaciny restauracin en Chichn Itzsuplicndole que interviniera para que fuera removido el vigilante.Pero el susodicho vigilante no fue removido... y tampoco recibieronlos mayas las armas y el apoyo que solicitaran a Estados Unidos paraobligar a los mexicanos a retirarse de los territorios otrora rebeldesun episodio histrico que relat en mi libro: Unfinished Conversa-tions.*En cambio, los trabajos arqueolgicos prosiguieron en Tulumbajo los auspicios del gobierno mexicano, y el sitio pronto acogi a unnmero creciente de turistas. Cuando se cerr la entrada del Castillo,se prohibi, incluso a los peregrinos mayas, el acceso a las zonas enrestauracin. El altar en donde se encontraba la cruz en la aldea deTulum, a unos tres kilmetros al sur de las ruinas, fue igualmentetrasladado a otro santuario tierra adentro, llamado Xcacal Guardia, acausa de la creciente afluencia de extranjeros indeseables.As pudo haber terminado la historia de la presenciamaya en Tulum,

    vestigio menor de su antigua gloria. Sin embargo, los mayas contemporneos an se acuerdan de Tulum en sus plegarias yprofecas. SantaCruz Tulum, como se llamaba antes de la guerra, es actualmenteinvocada en los cantos religiosos, al mismo ttulo que otros sitiossagrados de la geografa maya contempornea. Y e,n los comentariosconcernientes al pasado y al porvenir de Tulum comentarios histricos, a la vez que profticos, sta contina ocupando un lugar

    * Ivditado en espaol bajo el ttulo Conversaciones inconclusas,Mayasy extranjerosentredos guerras,Gedisa, Mxico, 1991. [N. del E.]

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    importante. La conciencia histrica de los mayas se fija en retrospectiva en un pasado inmemorial yfantstico en el que criaturas dotadasde poderes mgicos -y no simples mortales laboriosos como nosotros- edificaron las ruinas diseminadas por su territorio. Luego,apunta con mayor precisin al arribo de los primeros hombres blancos,portadores de una nueva religin, quienes midieron sus fuerzas con lasde los reyes mayas y, no obstante su evidente debilidad, lograronconquistar al pueblo infiel. Por ltimo, se fija de una manera msprecisa ydetallada an, en la guerra que, durante el siglo xix, opuso asus muy memorables antepasados a los mexicanos. Como suele suceder, esta conciencia histrica maya se proyecta hacia el futuro ysetorna proftica: proftica de una guerra de represalias contra el usurpador blanco; de las durezas precursoras de toda guerra, como sequas, malas cosechas, hambrunas, divisiones internas; proftica, enfin de la formacin de un gran ejrcito maya dirigido por jefes tanprestigiosos como los de antao, bajo la tutela del DiosVerdadero que,en otra poca, encabezara su lucha. En la actualidad, numerosos mayascomparten el sentimiento de que esta futura guerra se avecina - inoms all del ao dos mil "ypico..."! - Porotra parte, acaso no hancomenzado ya las calamidades que preceden a la guerra y son suscausas inmediatas?Pero, qu hay de Tulum en esta discusin acerca del pasado ydel

    futuro9'Los mayas mencionan, entre otras cosas, un camino que partedeTulum para hundirse bajo el mar. Esta ruta, dicen, es la que tomaronsus antepasados cuando llegaron los espaoles. Algunos afirman quelos representantes de esta raza ancestral - la de los itzaes- an vivenbajo tierra, en espera del da del retorno. Otros pretenden que vivenms hacia el oriente, en una lejana comarca hacia la cual conduca,antao, dicho camino. Otros ms sostienen que los itzaes son seresencantados actualmente petrificados en medio de las ruinas sobre lascuales reinaban -de ah las representaciones antropomrficas quecubren los muros de Tulum oChichn Itz -, algn da se reanimarn.Sea como sea, esta ruta subterrnea estara actualmente cerrada; solovolver a abrirse, segn se me ha dicho, en los ltimos Das de losmayas, para permitir que fluyan de nueva cuenta hacia las tierras mayasdivisas ymercancas extranjeras.Entonces, qu hay de aquellos dos reyes - el maya yel extranjero-

    petrificados en los muros de Tulum? En cierto sentido, Tulum ha sidosiempre una ventana abierta hacia el mundo exterior, abierta hacia emar, hacia el oriente ytodo aquello que de ah pudiera provenir... Eloriente, desde donde fluyen, hoy en da, millares de turistas.Actualmente, alos nicos que est vedado el acceso alos muros de

    Tulum es a los mayas, que no pueden o rehusan pagar el correspon-

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    diente derecho de entrada. Los mayas o por lo menos la mayora deaquellos con quienes tuve ocasin de conversar confan en que losreyes mayas volvern a reinar sobre Tulum Coba y Chichn Itz, lomismo que sobre la totalidad del territorio que ellos consideran queles pertenece desde tiempos inmemoriales.Aun cuando ignoran quforma habr de tomar su nuevo reino y el da de su advenimiento, losmayas confan. Acaso no han devuelto, en fechas recientes, a lapequea iglesiade Tulum la cruz milagrosade los tiempos de guerra,tanto tiempo resguardada en otro santuario? No es sta una sealprecursora de la tan esperada epifana maya? Slo el futuro lo dir.Mientras tanto, los mayas van sobreviviendo, lo mejor que pueden, enun mundo que ya no les pertenece. Tercera parte

    PALABRAS

    Losmayas son gente de tradicin ypalabra. Desde losgrandes textos hasta las tradiciones orales, desde elPopol Vuh hasta la ms modesta de las plegarias,emplean los mismos recursos estilsticos, desplieganlas mismas figuras poticas y coinciden en transmitirlosmismos mensajes. Sean stos grabados, pintados otejidos -en quiche, tz'ib significa todo esto almismotiempo, sean sus voces las de la cotidianidad, de losdioses o de los antepasados, todos ellos y todas ellasse entremezclan y conversan en un dilogo inmemorial... Introspeccin en las mily una formas del decirmaya.