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4 EL SANTO ENTIERRO DE CRISTO Y EL CONVENTO DOMINICO DE SAN MIGUEL DE LA PALMA (SIGLOS XVII-XVIII) JESÚS PÉREZ MORERA

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EL SANTO ENTIERRO DE CRISTO Y EL CONVENTO

DOMINICO DE SAN MIGUEL DE LA PALMA (SIGLOS XVII-XVIII)

JESÚS PÉREZ MORERA

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Al igual que en otras ciudades del Archipiélago, en la antigua Semana Santa deSanta Cruz de La Palma los conventos de las órdenes mendicantes —francisca-

nos y dominicos— y las cofradías y hermandades adscritas a ellos adquirieron unprotagonismo principal tan destacado que superaba, por sus populares funciones yprocesiones, al de la parroquia mayor de El Salvador. El clero regular gozaba de inne-gable popularidad, no sólo como exponente de una fe sincera sino por motivossociológicos profundos. No era, como la nobleza, un coto cerrado, sino abierto atodos los estamentos sociales, que compartía con el pueblo una parte de sus rique-zas, atendiendo a sectores descuidados por la administración civil y dedicándose a laenseñanza. Los fieles —como escribe Domínguez Ortiz— se dirigían con más gustoa un convento para las devociones voluntarias; allí encontraban un clero más nume-roso, más atento a complacerles y, en términos generales, de vida más ejemplar1.

La religiosidad promovida por los conventos de religiosos tuvo un cariz eminente-mente popular y en sus iglesias se veneraban las imágenes de mayor devoción entre elpueblo. Así, con fecha de 1844, exponían los párrocos de El Salvador las razones por lascuales debía permanecer abierto el templo del suprimido convento de Santo Domingo:

En esta yglesia se hacen anualmente varias funciones á distintas imágenes, entreellas á la del señor Nasareno y Virgen del Rosario, ambas de mayor veneración yrespeto, y en la capilla de la última se reza el rosario todas las primas noches conacistencia [sic] de muchos fieles, no solo de aquellas inmediaciones, si también delas más distantes, y cuyos devotos costean lo necesario para tan laudable acto.Imágenes que no es posible trasladar á esta parroquia por no haber donde colocar-las y que, de retirarlas del culto, se disminuiría la piedad cristiana.

Y, con respecto al convento franciscano, decían:

En la misma iglesia y sólo por devoción de algunos fieles y á su costa, se solemni-san [sic] varias funciones á distintas imágenes que allí se les da culto, entre ellas la deNuestra Señora de los Dolores a la que todo este pueblo tiene particular devoción.Ecsiste [sic] también en la misma la capilla de la Vera-Cruz perteneciente a esta capi-tal con la confraternidad llamada de Misericordia destinada únicamente á conduciral cementerio los cadáveres según Real Cédula de 26 de Abril de 1645. Tanto en estaiglesia como en la de Santo Domingo hacen estación las procesiones de SemanaSanta y á ellas igualmente va el beneficio á las letanías mayores y menores del año.

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Claustro del convento de San Miguel de las Victorias. Siglo XIX

Santa Cruz de La PalmaBiblioteca de la Universidad de La Laguna. Fondo Miguel Tarquis

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Si se cerrase dicha iglesia, tampoco habría donde dar veneración á aquellas imáge-nes. Por estas causas, en concepto de los informantes, debe también subsistir2.

Este protagonismo de los conventos de frailes en las celebraciones de la SemanaSanta cobraba forma en las procesiones que, conforme a las devociones tradiciona-les en cada orden, copaban casi todos los días de la semana. Del convento de SanFrancisco salían los pasos de Nuestro Señor del Huerto el Lunes Santo y del CristoCrucificado acompañado por las imágenes de San Juan, la Magdalena y la Dolorosa elViernes Santo por la mañana; mientras que desde el convento dominico procesio-naban el Nazareno el Miércoles Santo y el Santo Entierro de Cristo el Viernes Santo porla tarde. Tan sólo la procesión del Martes Santo, las Lágrimas de San Pedro, había sidofundada por la hermandad de los clérigos de la confraternidad de San Pedro quetenía su sede en la parroquia matriz de El Salvador.

1 | LAS FUNCIONES DEL VIERNES SANTO Y LA MAÑANA DE PASCUA

Al promediar el siglo XVII, coincidiendo con el auge en todas partes del mundo his-pano de las cofradías penitenciales y de las procesiones con los pasos de la Pasión deCristo, la Semana Santa de Santa Cruz de La Palma adquirió, en esencia, la forma tra-dicional por la que hoy la conocemos. A la procesión de la Sangre que desde principiosdel siglo XVI salía el Jueves Santo por la tarde desde la iglesia del Hospital de NuestraSeñora de los Dolores y a la de los Disciplinantes —que debía su nombre a los peni-tentes que, vestidos con túnicas y capirotes, flagelaban su cuerpo durante todo elrecorrido—, organizada a partir de 1559 por la Cofradía de la Santa Vera Cruz en lanoche de ese mismo día, se unieron —en la década de 1660— la de la Negación de SanPedro el Martes Santo, a cargo de la hermandad de los clérigos instituida en 1661; ladel Nazareno el Miércoles Santo, sufragada por el capitán D. Gaspar de OlivaresMaldonado desde 1666 y cuya hermandad tuvo principio un año después; «y enmemoria de la agonía que en el huerto de los Olivos padeció Cristo», la del LunesSanto, a devoción del capitán D. Matías de Escobar Pereira, quien en 1664 hizo a sucosta «todas las himágines e insignias para la dicha prosepsión, como son la deChristo en el guerto, un ángel con su crus y calis y los tres apóstoles dormidos, quetodo junto ba en unas andas»3. Este primer paso fue realizado por el escultorSebastián Rodríguez de las Vacas, quien declaró en su testamento, en 1681, que elcapitán D. Matías de Escobar le debía más de 200 reales «por rasón del guerto y lossantos apóstoles y unas andas de Nuestra Señora de la Soleda» que le había hecho.

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Desde principios de esa centuria, la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad,fundada en 1601 en el monasterio de Santo Domingo, realizaba la procesión delSanto Entierro de Cristo y Nuestra Señora de la Soledad. En realidad, la celebra-ción consistía en varias funciones, procesiones y representaciones sacras que tení-an lugar en el convento de predicadores. Se hacía en primer lugar, en la tarde deldía de la muerte del Salvador, la escenificación del Descendimiento de la cruz. Comoera de rigor en casi todas las parroquias de la isla de La Palma y aún se hace enotras localidades de Canarias como en la parroquia de San Marcos en Icod de losVinos, esta loable costumbre se practicaba con una imagen de Cristo crucificado conbrazos articulables4, seguramente la misma que presidía durante todo el año elaltar de la capilla del Capítulo en el claustro del convento de Santo Domingo,patronato de la noble familia de Sotomayor Topete. Una vez acabada, la mismaimagen, ahora colocada dentro de su urna funeraria, salía en procesión por lascalles de la ciudad acompañada por la Virgen de la Soledad, san Juan Evangelista,los Santos Varones y las Santas Mujeres. A ella concurrían las comunidades defranciscanos y dominicos, la Hermandad de la Santa Vera Cruz y Misericordia yel beneficio o clero parroquial, precedidos por las cruces de sus respectivos con-ventos, el estandarte o pendón de la Misericordia y la cruz parroquial por esteorden5. Según costumbre introducida desde el siglo XVII, la urna con el cuerpoyacente de Cristo era cargada por cuatro hermanos pertenecientes a esta últimaconfraternidad que, radicada en el convento de San Francisco, tenía como princi-pal fin el enterramiento de los cadáveres de los difuntos. A su retorno a la iglesia,tenía lugar otra sacra escenificación teatral: el Entierro de Cristo en el sepulcro. Yaen la noche, finalizaban los ritos con la procesión del Retiro realizada con la ima-gen de Nuestra Señora de la Soledad que, alumbrada con muchas luces, quedabadepositada en la mencionada capilla del Capítulo hasta el Domingo deResurrección.

Concluidas las funciones del Viernes Santo, los fieles quedaban emplazadospara la de la mañana de Pascua: la Resurrección de tramoya que se verificaba en el cen-tro del claustro del mismo convento. Del sepulcro en el que había sido enterradala imagen de Cristo —armado al efecto sobre la fuente o pila del claustro— seadvertía la maravillosa visión de su cuerpo resucitado. La afición por lo dramáti-co de la cultura barroca hacía de aquella función, costeada con especial esplendorpor la casa de Sotomayor, un auténtico espectáculo de tramoya teatral, en cuyoacto debieron también de tomar parte, conforme al pasaje evangélico, las imáge-

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nes del ángel y los primeros testigos de la Resurrección: san Juan Evangelista y lastres Marías vestidas de gala6, representación que se ha mantenido en algunos pue-blos de la Isla, como en la procesión del Encuentro que se celebra en la parroquia deNuestra Señora de Candelaria de Tijarafe7. Su maquinaria escénica fue descrita afinales del siglo XIX por el cronista palmero Juan Bautista Lorenzo Rodríguez, enesta irónica forma:

D.n Lucas de Sotomayor en su testamento de 7 de Agosto de 1666, ante Andrésde Cháves, dejó dotada la prosecion del Sto. Entierro de Cristo. Esta prosecionsalia de la Iglesia de Sto. Domingo, y alli se hacia tambien el Entierro; y como álos Frayles no les pareciera regular que Cristo dejara de resucitar, convertian estesério pasage biblico en una eccena ridicula. El Supúlcro para la Resurreccion se forma-ba en la expresada Pila, que quedaba en el centro del Cláustro, y por un medio de un símplemecanismo movido por una persona oculta alli, se veia salir de dentro del aludido sepúlcro elmismo Cristo que habia sido supultado. Pues bien; ¿cual seria la sorpresa y admiracionde gran número de fieles asistentes, en el año á que nos referimos, cuando en lugarde ver resucitar á Cristo vieron salir de dentro del aludido sepulcro á un Negro, esclavo de laCasa del Fundador, diciendo, que no podia tener lugar la ceremonia porque se habia roto lamaquinaria?8.

Esta Resurrección de tramoya se mantuvo al menos hasta 1778, año en el que elvisitador eclesiástico D. Domingo Alfaro de Franchy prohibió su celebración, aligual que la entrada de las mujeres en el claustro del convento acompañando aNuestra Señora de la Soledad en el «Retiro» que se hacía en la capilla del Capítulo.Para ello mandó pasar oficio al prior del convento dominico y a los patronos de lafunción del Viernes Santo:

teniendo iguales informes de la edificación y buen orden con que se hace elDecendimiento de Jesuchristo el Uiernes Santo en el convento de predicadores de estaciudad; e igualmente, sesando los reparos de que se celebre el Entierro de SuMagestad a la entrada de la procesión en una de las capillas de aquella yglesia, lo per-mitimos de dicho modo, pero no la Resurreción de tramoya por urgentes razones quereseruamos; y del mismo modo prohiuimos el que entren las mugeres en el claus-tro, aunque sea acompañando a Nuestra Señora en el Retiro que se hace en el Capítulo dedicho conuento9.

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2 | LA COFRADÍA DE NUESTRA SEÑORA DE LA SOLEDAD Y LA FAMILIA SOTOMAYOR

TOPETE

La procesión del Santo Entierro era la más solemne de la Semana Santa. Como«funçion tan grave y tan propia del pueblo xptiano»10, el costo del Entierro deCristo, que se hacía con la mayor ostentación posible, se elevaba en el siglo XVII a laconsiderable cantidad de mil reales, importe de la abundante cera, hachas y luces quese gastaban en las funciones y procesiones; música y tambores; asistencia de loscuras beneficiados parroquiales, comunidades religiosas de dominicos y francisca-nos y confraternidades; tramoya y maquinaria escénica para el sepulcro y laResurrección y oficiales encargados de su montaje; así como trajes de costosas sedasy brocados, capas y palios para las imágenes o «insignias». Nueve eran las tallas oesculturas que, vestidas a todo costo, participaban en todas estas representaciones:la del discípulo amado, san Juan Evangelista; la de los dos Santos Varones; las de lastres Marías —María Magdalena, María la de Santiago y María Salomé—; la de laVirgen de la Soledad o Nuestra Señora del Retiro; y la de Cristo Difunto. Todo elloconsta en el alegato que en 1734 expuso una de las obligadas a sufragar la procesióncomo coheredera de D. Lucas de Sotomayor:

Domingo J. Cabrera Benítez. Recreación de la antigua procesión del Santo Entierro

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que como a Vuestra Merced consta dicha funsión es mui costosa, pues componién-dose lo primero de nuebe ynsignias vestidas a todo costo con desenzia en elViernes Santo se llegan los gastos indispenzables de beneficio, comunidades, çera,tambores y otros seruisiales que se alquilan, el exsezivo gasto de sera en el Desendi-miento, en el Sepulchro, en el Retiro, en la mañana de Pasqua y propinias de oficiales paraarmar todo lo nezezario para dicha [sic] funciones y lo que más es la reformaziónde túnicas para las ynsignias, vistuario de las Marías, de la Virgen, palios y otrascapas, nada ahorra el que hecha la funzión, aunque para su intento quiera la con-traria suponer se hace con tenua cantidad como supone11.

Todos estos gastos y funciones corrían a cargo, en un primer momento, de laCofradía de Nuestra Señora de la Soledad y después de la casa de Sotomayor, ritosque, trasladados a la parroquia matriz de El Salvador desde 191212, se han manteni-do hasta la actualidad, aunque recortados y reducidos a las ceremonias del SantoEntierro y la procesión del Retiro de Nuestra Señora de los Dolores y del evange-lista san Juan. Fundada por bula del papa Clemente VIII, expedida en Roma en 1601,la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad o del Santo Entierro de Cristo teníacomo principal objeto la celebración de esta última función13.

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En 1607, el prior y frailes del monasterio de Santo Domingo, reunidos en cabil-do a campana tañida, acordaron, «por quanto en este dicho convento está ynstituy-da y asentada la cofradía de la madre de Dios de la Soledad», ceder a dicha herman-dad, por precio de mil reales, una sala «para poner en guardia y custodia las insiniasdella», según y como había sido tratado y concertado con su mayordomo, Cornielesde Ruter. Con treinta pies de largo, estaba «ffecha ydeficada en un quarto nuevo queva continuando con la portería del dicho convento con su puerta y ventana que ssalea la plassa y […] otra puerta questá en la dicha sala a el corral del dicho convento»14.

En la misma iglesia de Santo Domingo existía, desde mediados del siglo XVI, unacapilla dedicada a Nuestra Señora de la Soledad, primera colateral del lado del evan-gelio. Construida por Gonzalo de Carmona, almojarife, y su sobrino Diego de SantaCruz15, se hallaba presidida por las imágenes del Santo Cristo Crucificado y la deNuestra Señora de la Soledad, que plasmaban la redención del género humanomediante el sacrificio de la cruz16. Sin embargo, las más antiguas noticias sobre laprocesión del Santo Entierro de Cristo en Santa Cruz de La Palma nos la propor-ciona el licenciado D. Juan Pinto de Guisla, visitador general de La Palma, en su exa-men a la iglesia mayor de El Salvador efectuado en 1686:

Escuela palmera. Busto de Cristo YacenteSanta Cruz de La Palma. Museo Insular de Arte Sacro

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Uisitose la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, sita en el dicho conuento depredicadores de esta ciudad. Ordénase a hazer la proceçión del Entierro de Xpto elUiernes Santo por la tarde y a celebrar la fiesta del Niño Perdido en la dominicaynfraoctaua de la Epiphanía; No consta de su principio ni se a hallado otro libroantecedente al que se comensó en la bisita del señor don Francisco Martínez el añode mil seiscientos y tres y consta que antes estaba fundada por una bulla que está enel dicho libro expedida en Roma por nuestro mui santo padre Clemente Octauo elaño de mil y seiscientos y uno en que concede diuersas indulgencias a los cofradesde dicha cofradía en diferentes días y funciones = El último maiordomo que se hallónombrado en el libro fue el capitán y don Diego de Guisla Bandaual, regidor yalguazil maior del Santo Officio de la Ynqquisición de esta ysla, que dio su quentaante el señor obispo don Xptoual de Cámara y Murga el año de mil y seiscientos yueinte y nueue y quedó continuando no ai en el libro más quenta ni nombramientode maiordomo ni se a visitado desde entonces [...] La causa de no auerse nombradomaiordomo ni tomadose quenta de esta cofradía a sido porque el maestre de campodon Pedro de Sotomayor Topete por su deuosión tomó a su cargo el cuidado y gastode la proceción del Entierro de Christo y fiesta del Niño Perdido, que son las fun-ciones de esta cofradía, supliendo de su caudal cantidad considerable, así en alhajasque hizo para maior aseo y adorno de la proceción, como en los gastos de cera,haziendo Retiro para la ymagen de Nuestra Señora con muchas luces; y en estadeboción permaneció hasta su fallecimiento y después la continuó don Lucas deSotomayor Topete, su hijo, el qual por su testamento dexó dotada dicha procecióny lo demás concerniente a ella con un mil reales de renta cada año que impuso sobresus bienes y así lo an continuado sus herederos hasta aquí; por cuia causa, aunquetodo el tiempo que uiuió el dicho capitán don Diego de Guisla Vandeual fue tenidoy reputado por maiordomo de la dicha cofradía y como a tal en todas las funcionesse le tenía esta atención por parte del dicho maestre de campo don Pedro deSotomayor; no tenía administración alguna ni en su poder entraba la limosna que seacostumbra pedir para la proseción ni la de cofrades la Semana Santa porque la per-cibía el dicho maestre de campo don Pedro de Sotomaior Topete y de sus herede-ros que an tenido a su cargo la dicha proceción y fiesta de la cofradía; y atendiendolos bisitadores que an sido a que la limosna que se saca es mui tenue y los gastos quese hazen mui considerables, le an dexado correr así; pero porque se conserue lo quees cofradía y no se pierdan las yndulgencias concedidas por la Santa Sede Apostólicaa sus cofrades, hizimos nombramiento de maiordomo al capitán don Pedro deSotomaior Topete que oi tiene a su cargo el cuidado de la proceción17.

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Como señala el licenciado Pinto de Guisla, después de 1629 el maestre decampo D. Pedro de Sotomayor Topete (1595-1655) tomó a su cargo la celebraciónanual de la procesión del Santo Entierro en el convento de Santo Domingo.Haciendo gala de su poder y fortuna, sufragaba de su caudal una considerable can-tidad, «así en alhajas que hizo para maior aseo y adorno de la proceción, como enlos gastos de cera y haziendo Retiro para la ymagen de Nuestra Señora conmuchas luces».

En 1649, los dominicos confirieron al mismo caballero el patronato de lacapilla del Capítulo, en atención, entre otras razones, a su devoción al convento,manifiesta, «de muchos años a esta parte», en sus continuas limosnas; y en «laproceçión del Entierro de Nuestro Señor Jesuxpto y proceçión de NuestraSeñora de la Soledad, su vendita madre, que con tanta autoridad, costo y largue-sa haçe en este dicho convento en cada vn año, todo de su hazienda y caudal,como es público y notorio en toda esta república». Después de su fallecimiento,continuó esta devoción familiar su hijo, el capitán D. Lucas de Sotomayor Topete,quien en su testamento, otorgado el 7 de agosto de 1666, dejó dotada la proce-sión con mil reales de renta que impuso sobre sus bienes, especialmente sobremedio décimo de moler cañas que le pertenecía en la hacienda e ingenio azuca-rero de Tazacorte:

Ytem quiero y es mi voluntad que mis herederos, para siempre hamás perpetua-mente, tengan obligazión de hazer y costear vna processión del Entierro de Xpto en laforma que mi padre y yo la hemos hecho hasta aquí, costeando toda la sera y demás gastos quefueren nezezarios para que se conserbe en el mismo estado que ha tenido y con la misma authori-dad; y el día que se hiziere, que es Viernes Santo, se ha de casar en cada vn año doshuérfanas, a cada vna de las quales se ha de dar çien rreales; y en esto y en el costode dicha processión han de gastar mis herederos mil y doscientos reales en cada vnaño, que es lo que ordinariamente se suele gastar; y si por alguna razón o causa, losreligiosos del dicho convento de Santo Domingo quisieren apremiar a mis herede-ros al cumplimiento desta manda, pidiendo que den cuenta si gasta o no la canti-dad señalada, declaro que los dichos mis herederos no han de tener obligazión dedar dicha cuenta ni a los prelados de dicho convento ni a otro prelado ni juez eccle-ciástico ni zecular, porque solo grauo a mis herederos y los demás que subsedierenla concienzia para el cumplimiento desta manda, a cuia cantidad señalada dejo obli-gado el remaniente de mis bienes18.

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D. Lucas también hizo fundación en la capilla del Capítulo, donde estaban enterra-dos sus padres, de misa y procesión de Ánimas todos los lunes del año. Conforme asu voluntad, los frailes, con cera en las manos y encabezados por la cruz y ciriales, sal-drían de la capilla a la galería del claustro y, por la portería, a la plaza y cementerio delconvento, para desde allí entrar por la puerta principal de la iglesia, en la que se can-taría un responso. A través de la puerta de Gracias19 —que desde el templo daba acce-so al claustro— la procesión fenecía en la misma capilla en la que había comenzado20.

Para contribuir a los gastos del Santo Entierro, D.ª Jerónima de Sotomayor Vandale,fallecida en 1662, había dispuesto en sus últimas voluntades que se entregasen a su her-mano D. Lucas de Sotomayor —a quien dejó por heredero— mil ducados por haber«tenido deboción de haser la fiesta de Nuestra Señora de la Soledad y el Entierro deJesuxpto»21. A la muerte de D. Lucas de Sotomayor, se hizo cargo de todo ello su her-mano y heredero D. Pedro de Sotomayor Vandale; y a su fallecimiento, sus tres hijas yherederas —D.ª Jerónima Antonia, D.ª Catalina y D.ª Ana de Sotomayor Alzola— y susdescendientes que por turno rotativo costeaban la función. Su elevado importe fue

Escuela palmera. Busto de la Virgen o de una de las tres MaríasSanta Cruz de La Palma. Cofradía del Santo Sepulcro

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causa de que D. Primo Feliciano de Sotomayor, como marido de D.ª María Josefa deSotomayor, entablase pleito contra su tía D.ª Catalina de Sotomayor Alzola y contra suhermano, el capitán D. Pedro José de Sotomayor Massieu, como marido de D.ª CatalinaCecilia de Sotomayor22, sobre el tercio que tocaba pagar a cada uno como herederos deD.ª Jerónima Antonia de Sotomayor Alzola, cuya copia se conserva en el archivo parro-quial de El Salvador. Iniciado en abril de 1734, se prolongó hasta 1740. El 9 de sep-tiembre de este último año, D. Pedro José de Sotomayor compareció para declarar quehabía hecho la fiesta y procesión del Entierro de Cristo en los años que le correspon-dían, «en los quales ha reformado las ynsignias y palios que perteneçen a dicha funçióny assimismo hizo vna caxa para la procesión de Su Majestad de mucho costo, como espúblico, y otras muchas cosas que havido que reformar en dicha funçión, de todo loqual no ha formado cuenta respecto a la voluntad del fundador»23.

3 | LA CAPILLA DEL CAPÍTULO

Como hemos dicho, el Entierro de Cristo se celebraba, a la entrada de la procesión,«en una de las capillas de aquella iglesia», al igual que el retiro que se hacía con laimagen de Nuestra Señora de la Soledad en el Capítulo y la Resurrección que seescenificaba en el centro del claustro del convento24. En torno a este claustro o patioprincipal se hallaba la mencionada capilla del Capítulo o sala capitular que, según unacrónica de la orden dominica, podía preciarse de ser «el mejor Capítulo que tienenlas islas, muy aseado de esculturía y dorado, con una capilla rica que es entierro dela casa de Sotomayor Topete, primeros bienhechores del convento»25. Con arco demás de cuatro varas de largo abierto hacia la galería del claustro bajo, se hallaba enel segundo ángulo, a continuación de la capilla de la Media Naranja de la escaleraprincipal, edificada en el primer ángulo, y de la sacristía del convento. Revestida conladrillos de azulejos26 y dividida en un cuerpo exterior y otro interior, poseía dosbóvedas sepulcrales, una en el primero para el enterramiento de los frailes del con-vento y otra en el segundo, donde estaba el altar, para los miembros de la familiaSotomayor. Un poyo corrido servía de asiento a la comunidad. En la techumbre delcuerpo exterior, entre diferentes lazos, florones y esculturas, se podían ver las armasheráldicas de las familias de Sotomayor y Vandale en una tarja en relieve27.

Lamentablemente, este espléndido conjunto barroco fue salvajemente expoliadodespués de la supresión de la comunidad en 183628. De él tan sólo ha subsistido sumagnífica cubierta, pintada y sobredorada, ornada con grandes hojas de acanto talla-

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das. Al igual que las techumbres de la capilla del Rosario y de la Media Naranja, debeser obra del maestro Juan Lorenzo García (1649-1738), autor de los retablos de lacapilla de la Media Naranja (1702) y de la capilla mayor (1703), así como del magní-fico púlpito y coro conventuales, quien desde 1700 trabajó al servicio de la comuni-dad en la ambiciosa empresa de renovación y decoración interior que hizo del con-vento de San Miguel de La Palma uno de los más suntuosos de la provincia. En esteprograma decorativo intervinieron también dos frailes artistas, el hermano lego frayJosé de Herrera, pintor-dorador; y el escultor fray Marcos Gil, al que su orden hizovenir expresamente desde la isla de Gran Canaria. Fray Marcos se encargó asimis-mo de hacer las esculturas del retablo mayor y el de la Media Naranja; las del púlpi-to y posiblemente también las del retablo de la capilla del Capítulo, que, como dicela citada crónica dominicana, estaba muy adornada «de esculturía y dorado».

En julio de 1704, finalizada la construcción de la Media Naranja de la escaleraprincipal, fray Manuel de Lima y Roxas, «del Sagrado Orden de Predicadores», comoencargado de las «fábricas» que el convento ejecutaba por entonces, solicitó testimo-nio de una de las cláusulas de la partición de bienes del maestre de campo D. Pedrode Sotomayor Topete y su esposa D.ª Jerónima Vandale y Senfts sobre la institucióndel patronato de «la capilla que está en el Capítulo de dicho mi convento». En dichapartición, otorgada ante el escribano Andrés de Chaves el 27 de noviembre de 1655,se nombró patrono de la capilla «que hizo y edificó a su costa en el convento dePatriarca Santo Domingo» al maestre de campo D. Juan de Sotomayor Topete, suprimogénito, añadiéndose la siguiente cláusula:

Y por quanto la dicha capilla está por acabar en orden a que se le a de hazer un retablo enel altar mayor della y dos bóbedas una deuajo de las gradas del dicho altar y otra en el cuerpo dedicha capilla y ladrillarla toda ella y otros reparos menores de que necessita se obli-gan los dichos herederos y el dicho don Juan de Sotomayor que esta presente asuplir por iguales partes los costos y gastos que para conseguir lo susodicho fueramenester = en esta manera el dicho don Juan de Sotomayor la mitad el todo de losdichos costos y gastos = y la otra mitad los dichos sus hermanos y coherederos porrata entre ellos en la parte que a cada uno tocare29.

Queda claro que en 1704 el convento se disponía a finalizar y decorar la capilladel Capítulo, obligando a los herederos del maestre de campo D. Pedro deSotomayor Topete, como patronos del recinto, a costear las obras que faltaban, en

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primer lugar la del retablo. En 1706, los padres de consulta del convento dominicocelebraron las juntas de comunidad en la celda del prior, sin duda a causa de lasobras que se estaban ejecutando en aquel lugar30.

Como establecían las reglas de la orden, la comunidad dominica, congregada ason de campana tañida, tuvo por costumbre ritual reunirse en esta sala o capillacapitular para deliberar y tomar acuerdos, elegir prior y celebrar los demás actos decomunidad en capítulo. Conocida por esta razón como capilla del Capítulo, era tambiénel recinto donde los religiosos recibían, bajo su suelo, cristiana sepultura al lado desus hermanos. Por todas estas razones, era el lugar más sagrado del conjunto monás-tico, el símbolo mismo de la religiosidad y buen nombre de la comunidad. Aquí, enla capilla del Capítulo, yacían enterrados los varones más distinguidos de la orden.Así, «entre los religiosos virtuosos y ejemplares que ha tenido este convento y queson dignos de piadosa memoria por tener sus huesos y reliquias, el primero es el reveren-do padre fray Rodrigo de Cuadros»31, hijo del convento dominico de San Pablo deSevilla y prior del monasterio de San Miguel de La Palma. De él hace memoria el ilus-trísimo fray Juan López, obispo de Monópolis, en su Qvinta Parte de la Historia de SantoDomingo y de sv Orden de Predicadores32. Entregado a la predicación y la confesión, muriódespeñado en el término de Garafía el 8 de septiembre de 1595. En esta misma salacapitular fue sepultado el cuerpo de fray Domingo González, de quien también hacemención el obispo de Monópolis. Vicario provincial, prior del convento de SanPedro Mártir de Las Palmas de Gran Canaria, del de Nuestra Señora de Candelariade Tenerife y del de San Miguel de La Palma, fue «gran predicador a quien por su sin-gular gracia llamaban “Pico de Plata”». Otro de los religiosos sepultados en el monas-terio dominico fue el siervo de Dios fray Francisco de Lima Roxas, capellán y predi-cador del Santísimo Rosario, fallecido en 171633.

En 1843, con motivo de las obras efectuadas para transformar la casa-conven-to de los dominicos en cuartel de la milicia nacional, se trató de demoler la sacris-tía y «una pieza sagrada que le es contigua conocida con el nombre de Capítulo,en donde se ha dado sepultura á todos los religiosos de esta orden desde su erec-ción hasta que se estableció el cementerio». Para evitar la profanación de aquellugar sagrado, el vicario de isla de La Palma, D. Antonio del Castillo y Gómez,protestó airadamente ante «la principiada demolición del Capítulo, sin la previaexumación de los restos sagrados de tantos cadáveres religiosos como en aquelsitio han sido sepultados»34.

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Como panteón funerario de la familia dominica, la representación iconográfica quepresidía el retablo de la capilla era la de Cristo muerto en la Cruz, la imagen central delarte cristiano que expresaba, en clave escatológica, la redención del hombre medianteel sacrificio y la muerte y el paso al más allá feliz y bienaventurado, premio a una vidade continuas penitencias y fatigas. La figura del crucificado, ya sea solo o formandoconjunto con la Virgen y san Juan al pie, era, por otro lado, el tema iconográfico pro-pio de las salas capitulares, tanto en los conventos españoles como americanos, casode la del convento de San Agustín de Quito. La capilla del Capítulo era, pues, un ver-dadero monumento erigido para exaltar a los varones más ilustres del convento. Poresta razón, la comunidad ponía especial cuidado en que el culto fuese lo más solem-ne y digno posible. En 1739, fray Juan García, como procurador del convento de San

Techumbre mudéjar de la capilla del CapítuloConvento de San Miguel de las Victorias

Santa Cruz de La PalmaArchivo La Palma Virtual

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Miguel de La Palma, requirió a los patronos del Capítulo para que asearan el altar dela capilla que se hallaba «sin frontal desente, manteles, docel y espaldar y sin velosconuenientes para cubrir la alta Magestad de Nuestro Señor Jesuxpto Crusificado»35.

Desde 1649 el convento había cedido el patronato de la capilla del Capítulo a «lacasa de Sotomayor Topete, primeros bienhechores del convento y sin comparaciónafectos al Santo Hábito»36. Con ello los dominicos sellaban una alianza con una delas familias más poderosas de toda la historia palmera, propietaria, con los Massieu,de la mayor parte de las haciendas de Argual y Tazacorte. La escritura fue otorgadaa favor del maestre de campo D. Pedro de Sotomayor Topete por el prior y frailes,conociendo la comunidad «el veneficio que se sigue de laz limosnaz que haze eldicho maese de canpo, así jeneral como en particular, a los dichos rrelixiossos en loespiritual y tenporal con que el dicho convento tiene muchos avmentos y los tendráadelante, así por caussa del suzodicho como de su desendencia y familia»37. Funda-dor de la casa de Sotomayor en Canarias y gobernador de las armas de La Palma, elmaestre de campo D. Pedro de Sotomayor fue considerado en su época, con su con-suegro, el maestre de campo Nicolás Massieu, el caballero más opulento y rico de laIsla. Ambos habían casado con las hijas mayores de Pedro y Jerónimo Vandale yCoquiel, hijos y herederos de Pablo Vandale, poseedor de las cuatro quintas partesde aquellos heredamientos. En 1611, cuando sólo contaba con dieciséis años deedad, D. Pedro de Sotomayor Topete contrajo matrimonio en la iglesia de ElSalvador de Santa Cruz de La Palma con D.ª Jerónima Vandale y Senfts, señora deWerthen (Brabante), única hija y heredera de D. Jerónimo Vandale y Coquiel38. En1648 falleció su esposa, quien antes de morir pidió ser sepultada, amortajada con elhábito dominico, en la capilla del Capítulo —destinada hasta entonces únicamenteal entierro de los religiosos— «por particular devoción que tubo la dicha difunta,siendo así que tenía su entierro en otra parte». Un año después, el prior fray JuanRomán sometía a la consideración de la comunidad, reunida en el Capítulo,

que vien saven que dona Jerónima Vandala, muger lexítima del maesse de canpo donPedro de Sotomayor Topete, juez del comercio y contravando por Su Magestad, vesi-no desta dicha ciudad, está enterrada en el Capítulo deste convento donde se entie-rran los rrelijiossos […] por lo qual el dicho padre prior a comunicado con el dichomaestro de canpo don Pedro de Sotomayor Topete […] lleve adelante la devociónque tuvo de enterrarse en él […] y le a pedido el dicho padre prior a el dicho maesede canpo de elexir el dicho Capítulo por su sepulcro y de sus hijos y herederos.

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Después de los tratados preceptivos, celebrados en los tres días siguientes, losfrailes, «con sus botos y pareçeres», convinieron en dar el patronato de la capilla almaestre de campo D. Pedro de Sotomayor Topete, reservando seis sepulturas paraentierro de los religiosos y poniendo como condición que «la puerta principal quetiene el dicho Capítulo sienpre a de estar abierta como hasta el prezente o si se qui-ciere serrar con llave la a de tener el dicho convento, porque sienpre le queda el dere-cho de vsar del para los capitulares conventuales que en él se hazen»39. Con clarosentido exclusivista, se estableció en la escritura de patronato no dar licencia a per-sona alguna para ser sepultada en aquel recinto que no fuese «de su calidad y desen-dencia» en atención «al entierro tan graue que se a hecho y an de haçer en el dichoCapitulo por estar allí enterrados los saserdotes, como los guesos tan noblez de ladicha doña Jeronima Vandale».

Años después, el 14 de agosto de 1655, era enterrado aquí el maestre de campoD. Pedro de Sotomayor Topete40, cuyos huesos fueron trasladados después a labóveda familiar junto a los de su esposa41. Para sus solemnes honras fúnebres armóun túmulo el artista Antonio de Orbarán, quien también se encargó de hacer unescudo de armas para su tumba42.

NOTAS

1. DOMÍNGUEZ ORTIZ, Antonio. El Antiguo Régimen: los Reyes Católicos y los Austrias. Madrid: Alianza,1988, p. 173.

2. ARCHIVO HISTÓRICO DIOCESANO DE TENERIFE (AHDT), Conventos, n. 6, Informe de los párrocos de ElSalvador sobre la conveniencia de mantener abiertas las iglesias de los conventos suprimidos, 30.01.1844.

3. ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL, Clero 2566, Protocolo segundo del convento de San Francisco, f. 382v.4. AHDT, Legajos La Palma, Solicitud del párroco de Puntagorda para hacer en su iglesia la ceremonia del descendimien-

to de la cruz, que en algunas de esta isla con loable costumbre se uiene practicando el Viernes Santo, 20.03.1862.5. En 1827-1828 se practicaron diligencias de oficio en la vicaría eclesiástica de La Palma sobre los

incidentes acaecidos en las procesiones de la mañana y de la tarde del Viernes Santo en orden a lapreferencia de la cruz o pendón de la confraternidad de la Santa Vera Cruz sobre la del conventofranciscano. Vid. AHDT, Conventos, n. 29-20.

6. En la procesión de la mañana del Domingo de Pascua en el convento de San Francisco de la ciu-dad de Las Palmas salían, en el siglo XVII, además del señor Resucitado y el ángel en el sepulcro,san Juan Evangelista, la Magdalena y Nuestra Señora de los Ángeles vestidas de gala. Vid. ALZOLA,José Miguel. La Semana Santa de Las Palmas. Las Palmas de Gran Canaria: [s. n.], 1989, pp. 169-171.

7. Así la describe la investigadora María Victoria Hernández Pérez: «En la tarde del Domingo de Gloriala procesión del encuentro, con el Cristo Resucitado, recorre las calles empedradas de Tijarafe. Las

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santas mujeres y San Juan acompañan a la Virgen y se adelantan al comprobar que Jesús, su amigo ymaestro, había resucitado. Cuando llegan delante de él le hacen tres venias arrodillándose los que car-gan las imágenes. A San Juanito —el alcahuete— después de hacer las tres venias lo giran y emprendeuna veloz carrera —más de una vez ha perdido pluma y corona, símbolos de apóstol y evangelista—hacia la Virgen, para darle la buena nueva de que su hijo ha resucitado. Si la procesión, hasta esemomento, era en riguroso silencio, ahora el tambor o «caja de guerra» comienza a tocar y no parahasta llegar de nuevo a la iglesia. Después de que San Juan le comunicara a la Dolorosa que su hijoha resucitado, ésta se acerca a comprobarlo, le hace tres venias o genuflexiones y en la última el sac-erdote que acompaña la procesión le retira a la Virgen la daga de plata (símbolo de su dolor) que leatraviesa el pecho. Aquí se unen las dos procesiones, que discurrían por diferentes calles, y continúanhasta la iglesia». Vid. HERNÁNDEZ PÉREZ, María Victoria. La isla de La Palma: las fiestas y tradiciones.[Tenerife; Gran Canaria: Centro de la Cultura Popular Canaria], [2001], p. 108.

8. LORENZO RODRÍGUEZ, Juan B. Noticias para la historia de La Palma. Santa Cruz de La Palma: [CabildoInsular de La Palma], 2000, v. III, p. 197, nota 97. La cursiva es nuestra.

9. ARCHIVO PARROQUIAL DE EL SALVADOR DE SANTA CRUZ DE LA PALMA (APS), Reales Cédulas, Edictos,Mandatos, etc., 1662-179?: Mandatos del Dr. D. Domingo Alfaro de Franchy, visitador general, 11.04.1778.

10. APS, Legajo Dominicos, Pleito entre los herederos de D. Pedro de Sotomayor en razón del cargo para hacer laprocesión del Santo Entierro, f. 2: Petición de D. Primo Feliciano de Sotomayor, como marido de D.ª María Josefade Sotomayor, 9.04.1734.

11. Idem, f. 127: Petición de D.ª Catalina de Sotomayor Vandale y del capitán D. Pedro de Sotomayor Topete, regi-dor perpetuo, como marido de D.ª Catalina de Sotomayor Alzola, respondiendo a la parte del capitán D. PrimoFeliciano de Sotomayor, 13.08.1740.

12. FERNÁNDEZ GARCÍA, Alberto José. «La Semana Santa en Santa Cruz de La Palma: Viernes Santo»,Diario de avisos (Santa Cruz de La Palma, 6 de abril de 1963).

13. APS. Libro de Visitas de la iglesia parroquial de El Salvador, f. 41v y LORENZO RODRÍGUEZ, Juan B.Noticias para la historia de La Palma. La Laguna: [Instituto de Estudios Canarios]; Santa Cruz de LaPalma: [Cabildo Insular de La Palma], 1975, v. I, p. 45.

14. ARCHIVO GENERAL DE LA PALMA, PROTOCOLOS NOTARIALES (AGP, PN), Escribanía de BartoloméGonzález Herrera, caja 2, 29.11.1607.

15. Por cláusula de su testamento, otorgado el 21 de marzo de 1561 ante Domingo Pérez, Diego deSanta Cruz mandó decir dos misas rezadas cada semana, una el miércoles a la Concepción deNuestra Señora y otra el viernes «a deboçión de la Paçión de Nuestro Redenctor y Señor JhesuXpo, en la capilla que allí hizo y dexaron ffecha Gonçalo de Carmona, su tío del dicho Diego deSancta Cruz, y él, por sus ánimas». Vid. AGP, PN, Escribanía de Andrés de Huerta Perdomo, caja 6:Testimonio de la fundación y patronato de la capilla que llaman del Santo Xpto de la Soledad, protocolado, ainstancias de D. Jerónimo de Guisla Salazar de Frías, patrono, 9.10.1719, f. 281.

16. En el inventario formado en 1836 a raíz de la desamortización del convento de Santo Domingo,consta que en la capilla colateral del lado del evangelio existía un retablo con tres nichos, pintadoy dorado; «y ensima un citial de madera con un crusifijo de talla y a los pies una lámina de NuestraSeñora de los Dolores». En las tres hornacinas inferiores se veneraban las imágenes de santoDomingo (en el centro), santo Tomás de Aquino (en el lado del evangelio) y san Jacinto (en el ladode la epístola); todas de vestir. APS, Legajo Dominicos, n. 11, Expediente instruido con motivo de la supre-ción del convento de Santo Domingo de esta ciudad. Ynventario, 1836, f. 11v.

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17. APS, Libro de Visitas de la iglesia parroquial de El Salvador, f. 41v.18. APS, Legajo Dominicos, Pleito entre los herederos de D. Pedro de Sotomayor en razón del cargo para hacer la

procesión del Santo Entierro, 1734, f. 129v.19. Se hallaba en el lugar donde hoy se encuentra el cuadro de la Santa Cena.20. APS, Legajo Dominicos. Misas de ánimas fundación de D. Lucas de Sotomayor, 1666.21. AGP, PN, Escribanía de Andrés de Chaves, caja 31, 6.02.1662, f. 20. D. Lucas de Sotomayor era

arrendador de su medio décimo de cañas en el ingenio de Tazacorte.22. En 1764 D.ª Catalina Cecilia de Sotomayor y Alzola, viuda del capitán D. Pedro de Sotomayor

Topete, hija del sargento mayor D. Juan de Sotomayor Massieu y D.ª Ana de Sotomayor Alzola,vinculó en su testamento «medio décimo de cañas con sus casas de purgar e ingenio y calderas ydemás tierras y pertenencias en que hube por herencia de los dichos mis padres en la hacienda deTazacorte, cuyo medio décimo en parte está sugeto a la función que se hace y celebra en cada unaño del Entierro de Cristo Nuestro Señor y Redentor en el convento de Predicadores de esta ciu-dad que fundó don Lucas de Sotomayor, mi tío, cuya función, por razón de dicho medio décimo,me toca y corresponde cada tres años». Vid. AGP, FONDO LUGO-VIÑA Y MASSIEU (L-VM), cajaNicolás Massieu de Vandale, Testamento otorgado ante Santiago Albertos y Álvarez el 14.08.1764.

23. APS, Legajo Dominicos, Pleito entre los herederos de D. Pedro de Sotomayor en razón del cargo para hacer laprocesión del Santo Entierro, 1734, f. 132v.

24. La historia artística del convento de San Miguel de las Victorias comienza a contar con un apre-ciable panorama crítico que se ha ocupado de definir las fases de construcción de su iglesia y casa,además de los distintos bienes que atesora. Véanse, entre los títulos más recientes: MARTÍN

[RODRÍGUEZ], Fernando Gabriel. Santa Cruz de La Palma: la ciudad renacentista. S. l.: CEPSA, D. L. 1995,pp. 122-130; PÉREZ MORERA, Jesús. «Los retablos de los extinguidos conventos de Santa Águeday Santo Domingo en Santa Cruz de La Palma». Revista de historia canaria, t. XXXVIII, n. 175 (1984-1986), pp. 641-659; IDEM. «El convento dominico de San Miguel de La Palma después de lainvasión francesa de 1553: discurso escatológico y contrarreformista». En: [Separata del] I Encuentrode geografía, historia y arte de la ciudad de Santa Cruz de La Palma. [Santa Cruz de La Palma: Patronatodel V Centenario de la Fundación de Santa Cruz de La Palma], 1993 [2ª ed.: Revista de estudios gen-erales de la isla de La Palma, 0 (2004), pp. 251-291]; IDEM. «El pasadizo aéreo en la arquitecturacanaria». Islenha, 18 (jan.-jun. 1996), pp. 61-65; IDEM. «Iglesia de Santo Domingo». En: MagnaPalmensis: retrato de una ciudad. [Santa Cruz de La Palma: Servicio de Publicaciones de la Caja Generalde Ahorros de Canarias], D. L. 2000, pp. 93-114. Para una puesta al día en torno a este y otros temasrelacionados con La Palma, consúltese la bibliografía palmera que periódicamente edita, bajo lacoordinación de Manuel Poggio Capote, la Revista de estudios generales de la isla de La Palma.

25. ARCHIVO DEL MONASTERIO DE SANTA CATALINA DE SIENA DE LA LAGUNA (AMSC), Breve noticia delas fundaciones de los Conventos de esta Provincia de Nuestra Señora de Candelaria. Sobre esta crónica y suinterés para los orígenes de la Orden de Predicadores en Canarias véase: PÉREZ MORERA, Jesús.«Fray Domingo de Mendoza y las primeras fundaciones de la orden dominica en Canarias yAmérica». El Museo Canario, LIII (1998), pp. 327-346. También conoció una versión de esta obra —perteneciente a Juan Antonio del Castillo— J. B. Lorenzo Rodríguez, quien atribuye su autoría afray Cristóbal de Vinatea. Vid. LORENZO RODRÍGUEZ, Juan B. Op. cit., v. III, pp. 195-199.

26. En la partición de bienes del maestre de campo D. Pedro de Sotomayor Topete y D.ª JerónimaVandale, celebrada por sus hijos y herederos en 1655, figuran «vnos pocos de labrillos de asulexo

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que son de la capilla de Santo Domingo donde están enterrados los dichos sus padres». Vid. AGP,PN, Escribanía de Andrés de Chaves, caja 30, f. 107v.

27. Así lo certificó, el 6 de septiembre de 1686, el escribano Pedro de Mendoza y Alvarado: «estandoen el combento del señor San Miguel de las Victorias, orden de predicadores, en esta ciudad, enuno de los quatro lados de su claustro, en vna capilla entierro de la familia Sotomayor, que estádiuidida en dos cuerpos, el esterior sirue de entierro a los religiozos del dicho combento y el ynte-rior donde está el altar y sepulcros de dicha familia; y uno y otro doradas sus techumbres y azien-to y en el techumbre de dicho cuerpo esterior, entre diferentes lasos, floreones y esculturas que leadornan, está una tarxa de relieve con dos escudos de armas con diferentes blazones, de las qualesel de la mano derecha contiene las armas de la familia de Sotomayor». Vid. AGP, L-VM, Calidad ynobleza de las cuatro casas de Sotomayor, Massieu, Vandale y Monteverde y legitimación de las personas de D.Nicolás, D. Pedro, D. Antonio, D. Juan, D.ª Jerónima y D.ª Ana de Sotomayor Topete, hermanos, y D. NicolásVandale Masieu y Vélez, f. 36v. Se trata de un libro encuadernado y repujado en oro con las armasde Sotomayor en la portada y Massieu en la contraportada.

28. En la Isla se conservan algunas piezas que quizás formaban parte del retablo de la capilla del Capítulo,llevadas probablemente por la familia Sotomayor, patronos de la capilla, a la hacienda de Argual, dela que eran dueños copartícipes. Se trata de un frontal de altar, bellamente ejecutado y tallado, exis-tente en la ermita de San Pedro de Argual, cuyos motivos decorativos son exactamente iguales a losdel retablo mayor del convento de Santo Domingo, obra del maestro Juan Lorenzo García.

29. APS, Legajo Dominicos, Documentos sobre la capilla del capítulo de San Miguel de las Victorias, 1704.30. AGP, PN, Escribanía de Antonio Ximénez, caja 16, f. 407 (consulta celebrada el 23.12.1706).31. AMSC, Breve noticia de las fundaciones de los Conventos de esta Provincia de Nuestra Señora de Candelaria.32. LÓPEZ, fray Juan. Qvinta Parte de la Historia de Santo Domingo y de sv Orden de Predicadores. Valladolid,

1621, p. 188.33. CASTRO, fray José de. Oracion fvnebre en las exeqvias que celebro el convento de el Archangel San Migvel, Orden

de Predicadores, de la Ciudad de Santa-Cruz, de la Isla de la Palma... á la siempre dolorosa memoria de su amadoPrior, el R. P. Siervo de Dios Fr. Francisco de Lima y Roxas. Sevilla, 1718.

34. AHDT, Expediente a virtud de oficio y esposición del Venerable Vicario de La Palma acerca de la demolición dela Sacristía y Capítulo del Convento Dominico, 1843.

35. APS, Legajo Dominicos, Documentos sobre la capilla del capítulo del convento de San Miguel delas Victorias, 1704.

36. AMSC, Breve noticia de las fundaciones de los Conventos de esta Provincia de Nuestra Señora de Candelaria.37. La escritura hace constar las buenas «obras y cortezias recibidas de su mano, entre ellas haber dado

de limosna dos campanas que necesitaba el dicho convento porque las que tenía estauan quebra-das». Vid. AGP, PN, Escribanía de Tomás González, caja 6, 22.02.1649, f. 268.

38. FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, Francisco. Nobiliario de Canarias. La Laguna: J. Régulo Editor, 1954,v. II, p. 224.

39. En 1780 los frailes dominicos volvieron a otorgar segunda escritura de patronato de la capilla delCapítulo, en virtud de licencia concedida por el prior provincial fray Domingo de Mora el 28 denoviembre de ese año, a favor del capitán de granaderos D. Pedro de Sotomayor Vandale yMassieu, jefe y pariente mayor de su casa. En el caso de que la capilla fuese acrecentada por susespaldas hasta llegar al muro de la calle, se le dio facultad para abrir puerta hacia la vía pública conentrada y llave particular. Vid. AGP, PN, Escribanía de Manuel Antonio de Salazar, 1.12.1780.

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40. APS, Libro I de defunciones, f. 113.41. En 1662, D.ª Jerónima de Sotomayor Vandale, hija del maestre de campo D. Pedro de Sotomayor

Topete y D.ª Jerónima Vandale, ordenó en su testamento que sus herederos hiciesen abrir una bóve-da en el lugar donde había sido enterrado su padre en el convento de Santo Domingo «para que enella se muden los guesos del dicho mi padre y se pongan asimesmo los guesos doña GerónimaBandala, mi madre». Vid. AGP, PN, Escribanía de Andrés de Chaves, caja 31, 6.02.1662, f. 20.

42. Por ambos trabajos recibió 157 reales. Vid. AGP, PN, Escribanía de Andrés de Chaves, caja 30, f. 116.

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