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PALENCIA EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN / JUEVES 27 DE JUNIO DE 2019 ESPECIAL MANUEL BRÁGIMO ESPECIAL

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LA CAPITAL

Una desconocida que camina junto al Carrión La capital ofrece un sinfín de propuestas interesantes con detalles únicos que hacen que Palencia sea mucho más que una parada en una ruta turística / Es una ciudad viva que ha ido embelleciéndose con el paso de los años / A su catedral se unen la calle Mayor y el Cristo del Otero

E. L. V. / VALLADOLID

Palencia es un hervidero de pro-puestas para todos los públicos. Una capital tranquila que trans-curre apacible al lado del río Ca-rrión. Un destino que brinda al tu-rista obras arquitectónicas y ar-tísticas que deslumbran, sin em-bargo, se mantienen en la reta-guardia, solo visibles para aque-llos que deciden dedicarla algu-nas horas de su vida.

No existe un recorrido único. No obstante, en las siguientes lí-neas dibujaremos uno de los miles en los que es posible sumergirse. El punto de partida es la calle Ma-yor, una preciosa pasarela de so-portales y edificios peculiares que conserva la esencia, el espíritu y la arquitectura de la burguesía de los siglos XIX y XX. Es interesan-te hacer una parada en la oficina de turismo, situada en uno de los bajos. En ella, podréis encontrar información actualizada de todos los planes que queráis hacer.

La siguiente parada es la Cate-dral, conocida como la bella des-conocida. Un magnífico templo

gótico que impresiona por la altu-ra de sus naves y ventanales, así como el detalle de sus gárgolas. Hasta convertirse en lo que ahora es, el camino no fue fácil por la profunda crisis social, política y económica del reino de Castilla, la precariedad de los medios y la evolución estilística. Por tanto, los artistas tuvieron que adaptarse al nuevo espíritu sin renunciar a la monumentalidad.

En la decoración está patente, sobre todo, el Renacimiento. Así, lo atestiguan piezas como la capi-lla de San Ildefonso o el retablo mayor, sin pasar por alto el púlpi-to del obispo Cabeza de Vaca o la puerta occidental al claustro. El barroco y el neoclasicismo deja-ron su sello en elementos orna-mentales y retablos. Capítulo apar-te merecen el añadido de la capilla de las Reliquias y el cerramiento de las arquerías claustrales.

Bajo la catedral se sitúa otra construcción anterior, de la que aún se conserva la cripta de San Antolín. ¿Y quién fue San Antolín? Un santo sirio del siglo IV. Sus re-liquias habrían sido traídas a Pa-

lencia por el rey godo Wamba, ol-vidadas tras la invasión musulma-na y descubiertas por el rey nava-rro Sancho III mientras cazaba.

Belleza en todo su conjunto que conduce al siguiente alto: la igle-sia de San Lázaro, un templo góti-co que fue reconstruido por el rey Sancho de Castilla. El elemento más interesante del interior del templo es el retablo mayor plate-resco del siglo XVI, que no es el original; éste fue un encargo del monarca al pintor de origen fla-menco Juan de Flandes. Es muy interesante dedicar algunos minu-tos a contemplar los 19 conjuntos escultóricos de bulto redondo del ático, la mayoría de los cuales se vinculan a las escuelas de Alonso Berruguete y Juan de Valmaseda. También hay cuatro retablos de estilo barroco. Una joya en sí mis-ma que es recomendable visitar.

La calle Burgos es una arteria repleta de saber hacer, ya que tie-ne tres edificios emblemáticos: el Teatro Municipal, el edificio de la Diputación y el Convento de las Clarisas. La construcción de este último fue financiada por el almi-

plirse porque el burro que trans-portaba el bulto se paró en la puerta del Convento de las Clari-sas y se negó a continuar con el camino. El monarca lo interpretó como una señal mandada por Dios y se lo entregó a las monjas. También se dice que le crece el pelo y las uñas.

El Casino de Palencia tiene su encanto. Se fundó en 1862, pero no en la calle San Juan. Un año más tarde por 12.000 reales fue cedido en plenas vísperas de San Antolín. Llegó a acoger de forma temporal las Cortes de Castilla y León y el Ayuntamiento. La apa-riencia que tiene hoy se dio en la década de los 20. El mural moder-nista exterior es obra del pintor palentino Rafael Oliva.

Otro templo que hay que cono-cer es la iglesia de la Compañía de Jesús. Es sobria y elegante y, sobre todo, custodia una de las piezas más queridas por los pa-lentinos. En su interior está la pa-trona, la Virgen de Nuestra Seño-ra la Calle. Una imagen que está muy vinculada a otra leyenda. En esta ocasión está protagonizada

rante Alfonso Enríquez. Com-prende un patio mudéjar con te-chumbre de madera, una estancia con bóveda de yesería gótica y una iglesia que presenta una por-tada gótica rematada con un gran rosetón y una galería donde las monjas veían pasar las procesio-nes callejeras.

En este sentido, es reseñable una pequeña capilla situada a los pies de la nave del Evangelio. Allí, se custodia una pieza importante, el yacente del Santo Cristo de las Claras. Una pieza que salta de los muros y se esparce por todos los rincones de la ciudad de la mano de la leyenda.

La tradición relata que la ima-gen fue encontrada por Alfonso Enríquez, también conocido co-mo Alfonso I de Portugal, tras ob-tener una victoria contra el rey de Túnez. Se dice que durante el en-frentamiento los hombres de En-ríquez vieron que un cuerpo ex-traño flotaba en el agua. Al acer-carse a él se encontraron con este tesoro, que recogieron para lle-varlo a la localidad de Palenzuela. Un objetivo que no llegó a cum-

Nave principal de la catedral de Palencia, conocida como la bella desconocida. / ALBERTO DI LOLLI

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la sepultura en madera policro-mada del infante castellano Tello Alfonso de Castilla.

El viaje prosigue y los tesoros no se separan ni un instante del viaje-ro. Palencia es desconocida sí pe-ro sorprendente detrás de cada rincón. La iglesia de San Pablo fue un importante convento dominico. De hecho, los expertos aseguran que fue la segunda fundación en la península de Santo Domingo de Guzmán, tras la del Convento de Santa Cruz de Segovia, poco antes de su muerte en 1221. De las de-pendencias conventuales no que-da nada porque durante la inva-sión francesa fue utilizado como cuartel y con la desamortización acabó con el desalojo, si bien pue-

de presumir de horizontalidad y de ser una joya románica-gótica. En 1957 también se le cedió el edi-ficio anejo para Juzgados y Au-diencia Provincial de Palencia, que empezó a utilizarse como residen-cia y noviciado de la orden.

El Museo Diocesano de Palen-cia está situado en el Palacio Epis-copal de la capital, y fue inaugu-rado en 1973. Alberga obras de importantes artistas, como Juan de Juni, Pedro Berruguete, Juan de Flandes, Felipe Bigarny, entre otros. Abarca diversos periodos, estilos artísticos y disciplinas. Se muestran desde objetos de plate-ría hasta pilas bautismales o reta-blos, pasando por pinturas, escul-turas o artesonados.

Y no todo va a ser patrimonio. La propuesta siguiente es un pa-trimonio diferente. La naturaleza. No es posible irse de Palencia sin recorrer la ribera del Carrión. Una vereda de paz y tranquilidad que sigue su curso y contagia su mejor cara a los andarines que no dudan en recorrer las lindes.

Es inconcebible irse de la capi-tal sin visitar el Cristo del Otero, una escultura de 22 metros de al-tura de uno de los más insignes escultores palentinos: Victorio Macho. Se puede subir en coche, andando o en autobús. Un lugar desde el que disfrutar de unas in-creíbles vistas, incluso en el hori-zonte se puede vislumbrar Tierra de Campos.

Bajo la estatua y excavada en el cerro, hay una ermita de tres na-ves donde está enterrado el escul-tor y donde se conservan en un pequeño museo los proyectos de algunas de sus obras. Según la tradición en este lugar se refugió Santo Toribio en el siglo VI.

El mejor broche a un periplo por estas tierras lo pone la gastro-nomía. En sus múltiples bares y restaurantes se puede disfrutar de menús castellanos, en los que de-gustar, por ejemplo, la morcilla de Villada, los pimientos de Tor-quemada o la ternera de Cervera de Pisuerga. Además para aque-llos que son más de picoteo, exis-ten muchas posibilidades para co-mer, cenar o merendar con tapas, acompañadas de un vino de la tie-rra y de las cervezas que elaboran en la provincia.

Eso sí, si hay un pincho conoci-do por los palentinos y visitantes ese es el huevo rebozado que se sirve en el bar Perico. Son los huevos del Perico. Una sencilla receta ligada a la historia de una familia, y que se ofrece unida a otras delicias, como raciones de champiñones, beicon, langostinos y la morcilla de Fuente Andrino.

No es el único referente para co-mer barato. El Guarro es el sobre-nombre del bar El Trompicón, en la calle Mayor Antigua. En él, so-bre todo, los fines de semana hay mucha gente que acude a disfrutar de un mítico bocadillo doble de to-rreznos o a por una ración de champiñones. Propuestas que la más barato no pasa del medio eu-ro. Un plan para todos los bolsillos en un local con aspecto antiguo y muchas servilletas en el suelo.

por un panadero más bien ateo que un buen día preparando el horno con la leña para cocer el pan, se dio cuenta de que uno de los troncos no prendía, después de mucho insistir decidió tirarlo por la ventana. El golpe contra el suelo fue un estruendo acompa-ñado de una voz muy tímida que pronuncio la siguiente frase: «Puesto que a la calle me tiras de la calle me llamaré». Y en ese pre-ciso instante apareció la cara de La Milagrosa en el tronco. De ahí que también se conozca con el nombre de La Morenilla. Asusta-do lo recogió, llamó a su mujer y juntos lo llevaron al convento. En el templo se puede disfrutar de un retablo mayor sin pinturas. Es una instantánea curiosa y que no se da en muchos lugares.

Y el periplo por la capital palen-tina sigue. Otra parada imprescin-dible tiene que ser en la plaza Ma-yor. Es el centro de ocio comer-cial y administrativo presidido por una escultura de Alonso Be-rruguete, realizada por Victorio Macho. Está cubierta por soporta-les y goza de una adecuada sime-tría. Arropa al Ayuntamiento, un edificio que en la parte inferior central se encuentran tres puer-tas gemelas de hierro forjado. Lla-ma la atención un frontón en for-ma de triángulo isósceles que contiene un reloj.

El Monasterio de los Francisca-nos es la más antigua reliquia de la Palencia medieval. Uno de los grandes del reino lleno de edifica-ciones interconectadas y huertas, sin embargo, tras las desamorti-zaciones quedó disminuido. Con-serva una sala en la que se halla

Vista aérea del Cristo del Otero de la capital palentina. / ICAL

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E . L . V. / VA L L A D O L I D

Es una tierra de acogida, una pro-vincia plagada de establecimientos dedicados al peregrino. Y es que los caminantes son sus principales visitantes. No obstante, los viajeros sin mochila y sin bastón también pueden conocer cómo la piedra contorsiona y regala joyas únicas. En este viaje descubriremos un ro-mánico diferente, muy desconoci-do para el gran público, y con el se-llo inequívoco de la montaña pa-lentina. ¿Nos acompañas?

Es imposible decir que no. Y es que hasta llegar al patrimonio apa-recen paisajes, sembrados de flo-res, masas verdes y árboles. Testi-gos que conducen a templos, mu-ros, cuevas... Una localidad mere-cedora de una visita larga es Agui-lar de Campoo. La primera parada es en el monasterio de Santa Ma-ría la Real, que alberga, entre sus muros, un instituto de Educación Secundaria. En 1866 fue declara-do Monumento Nacional para evi-tar que se derrumbase, no obstan-te, el objetivo no se consiguió del todo y la mayoría de los capiteles del claustro y de la iglesia se en-cuentran en el Museo Arqueológi-co Nacional de Madrid. En sus en-tresijos cuenta con el Museo del Románico, y en el periodo estival es sede de los cursos de verano de la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, impulsa-da por Peridis.

Si vas a pasar un par de días en este enclave es curioso visitar este monasterio al caer la noche porque en silencio y, gracias a la cuidada iluminación, es posible contemplar detalles que pasan desapercibidos a la luz del día. Se ofrece una proyec-ción en imágenes que transporta a la Edad Media. Otros años las rutas se han realizado los viernes y sába-dos, a las diez de la noche, con una duración aproximada de dos horas.

Sin salir de este municipio es muy gratificante pasear por la pla-za Mayor donde destaca la colegia-ta de San Miguel; el castillo; la er-mita de Santa Cecilia con su estili-zada torre y es admirable el catálo-go arquitectónico que abarca des-de el medievo hasta la arquitectura industrial. No olvides hacer un pa-rada en alguno de sus exquisitos restaurantes en los que deleitarse con manjares, como morcilla, pue-rros, menestra, ternera de Cervera de Pisuerga o rodaballo. Platos que saben diferentes gracias a unas manos prodigiosas que desempe-ñan su labor en una tierra que hue-le a galleta. Muchos aguilarenses trabajan en Gullón, una empresa que activa el medio rural.

A nueve kilómetros de esta loca-lidad se encuentra Olleros de Pi-suerga, una pedanía famosa por su ermita románica, horadada en la

roca. Considerado uno de los me-jores conjuntos eremíticos rupes-tres de la Península, cuenta con ca-racterísticas que le hacen único. Es la catedral de la arquitectura ru-pestre española. Y lo es porque la iglesia de los Santos Justo y Pastor atesora un altar que está orientado al equinoccio de verano, de tal for-ma que los últimos rayos de cada 24 de junio entran por un pequeño orificio para iluminar esta parte de forma espectacular. Parece que en otras jornadas también sucede. No dudéis en comprobarlo. Las foto-grafías aparecen quemadas.

Data del siglo X. Un lugar apar-tado que se utilizó durante muchos años para llevar una vida de sole-dad, austeridad y oración. La deco-ración es sencilla para resaltar la belleza. Este templo está abierto al culto y es posible quedarse pren-dado del retablo plateresco del si-glo XVI, del Cristo Crucificado del siglo XVII o de la curiosa pila de agua bendita que se encuentra adosada a una de las columnas.

No podemos pasar por alto Fró-mista y, sobre todo, la iglesia de San Martín de Tours, ya que es la joya del románico europeo. Desta-

ca por su pure-za, la armonía de los volúme-nes del ábside, la elegancia, la luminosidad y la sobriedad de la bóveda de ca-ñón. Mención especial mere-cen los capiteles con escenas de los Reyes Ma-gos, así como su decoración ex-terior con poli-cromías y más de 300 caneci-llos, en los que se pueden ver un carnero, una lechuza, mujeres que se tapan las orejas, un burro tocan-do una lira o un dragón. En este mismo municipio también es inte-resante dedicar algunos minutos a la iglesia de Santa María del Casti-llo, de estilo gótico tardío, en la que llama la atención el retablo con pinturas sobre tabla del siglo XV.

Otra ermita en la que deleitarse es la de Santa Cecilia en Vallespi-noso de Aguilar. Es bella y pinto-resca por el tallado de sus capite-

les. En ellos hay escenas bíblicas pero también motivos vegetales, sin olvidar grifos y arpías. Está construida sobre un cerro y tiene elementos que dan lugar a la ima-ginación, como el husillo exterior. Alberga una escalera de caracol a la cual se accede desde el interior, y se dice que hace muchos años tu-vo funciones defensivas. Un tem-plo que se suma a la gran variedad de iglesias que se encuentran en la montaña palentina. Todas con to-ques de grandes edificaciones co-

mo el monasterio de Aguilar.

Otro enclave que mues-tra maestría es el monas-terio de San Andrés del Arroyo de Santibáñez de Ecla. Es uno de los con-juntos más espectaculares del románico palentino. Lo fundó la condesa Doña Mencía. No podéis perde-ros los capitales que, a pe-sar de sólo ofrecer moti-vos vegetales, exhiben la gran calidad técnica. También es curioso hacer un alto en la fuente del claustro. Por supuesto, no

os vayáis del lugar sin echar un ojo a la bóveda ojival que cubre la sala capitular. Es una de las joyas de la Orden Cisterciense en España.

Y en Carrión de los Condes está el monasterio de Zoilo, que prote-ge tras sus muros el claustro de Juan de Badajoz. Otras paradas son la iglesia de Santiago, sede del museo parroquial que invita al visi-tante con el mejor escaparate posi-ble: su fachada; la iglesia románica de Santa María con su porche y la iglesia de San Andrés.

PATRIMONIO

Arte singular que insufla energía al viajero Es una provincia que exhibe un románico único, muy desconocido para el gran público / La montaña palentina deja su sello en cada uno de los lugares donde la piedra contorsiona y da lugar a auténticas joyas que admirar y proteger del paso del tiempo

Iglesia románica de San Martín de Tours

de Frómista en la provincia de Palencia. / ICAL

Iglesia rupestre de los Santos Justos y Pastor de Olleros de Pisuerga. / E. M.

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NATURALEZA

Rutas por lo desconocido Las opciones son variadas desde bosques encantados, pasando por caminos para disfrutar en bicicleta, hasta periplos por zonas escondidas pero muy interesantes

E. L. V. / VALLADOLID

Tienen un punto de partida y uno de llegada. Eso sí, es variado y siempre adaptado al viajero. Cada persona puede empezar y acabar donde quiera. No hay ninguna re-gla escrita, no obstante, existen op-ciones que intentan brindar al tu-rista las mejores experiencias den-tro de sus gustos y necesidades.

Una de ellas es un paseo por el Cerrato interior. En él el objetivo prioritario es adentrarse en una zo-na menos conocida pero a la vez muy interesante. Una parada im-prescindible es Palenzuela, una vi-lla con joyas como su castillo, las iglesias de Santa Eulalia y la de San Juan Bautista o el Arco de la Paz. También es sugerente optar por realizar la ruta de Carlos V, en la que se conocen otros rincones lla-mativos, como son Dueñas y Tor-quemada.

Otro sendero que es posible to-mar y donde las instantáneas se su-cederán a cada paso es la ribera del Pisuerga. Podríamos iniciar nues-tro viaje en Astudillo, donde, apar-te de disfrutar del Conjunto Histó-rico Artístico, es posible deleitarse con los restos del castillo de la Mo-ta, declarado Bien de Interés, el Ar-co de San Martín y el monasterio de Santa Clara, asentado en lo que

algún día fue el palacio del rey Pe-dro I. A la ermita de la Cruz, que guarda los pasos de Semana San-ta, se suman las iglesias de Santa María, la de San Pedro y la de San-ta Eugenia y las calles con casas blasonadas.

Para encontrar robles, arbustos y gran diversidad de plantas medi-cinales y aromáticas, así como fau-na salvaje, pilotada por lobos, cor-zos, garzas y ánades, es posible surcar las zonas bañadas por el río Valdavia. Al sur de esta población se encuentra la Dehesa de Tabla-res, donde hay una iglesia con una portada románica del siglo XIII. De ahí el visitante puede hacer un alto en Puebla de Valdavia, Buenavista de Valdavia, Polvorosa y Renedo de Valdavia. El broche a este paseo lo pone Arenillas de San Pelayo, donde se podrá contemplar los res-tos del monasterio y la iglesia dedi-cada a este santo.

En Tierra de Campos el paseo es por el cereal en su máxima expre-sión, cargado de arte, tranquilidad y una fauna pegada al terreno. Lo-calidades donde el paso del tiempo no se aprecia y donde conocer obras realizadas al calor de reyes, nobles, obispos y encargos civiles. Piezas con nombres y apellidos.

Pero si lo que buscas es un bos-que encantado, Tejeda de Tosande

rezuma sus bosques, montaña y pueblos con arte e historia.

Además está la ruta BTT de Cuencas Mineras. Este periplo cru-za de este a oeste las comarcas mi-neras del norte palentino y leonés, y combina en su trazado tramos de pistas forestales con enlaces por carretera, en los que se siguen vías secundarias.

Uno de los mayores tesoros de la provincia tanto si el viaje se hace a pie, en coche o en bicicleta es el Ca-nal de Castilla. Una obra hidráuli-ca del siglo XVIII, que vertebra Pa-lencia y permite descubrir dárse-nas, esclusas, acueductos y pue-blos, llenos de arte, patrimonio y buena gastronomía.

Declarado Bien de Interés Cultu-ral, las esclusas se crearon para sal-var el desnivel en determinados puntos del recorrido y los molinos

y las fábricas supieron aprovechar muy bien los saltos del agua. Su momento álgido fue en 1860 cuan-do se inauguró la línea Valladolid-Alar del Rey. Competía con más ve-locidad y con menores costes con el resto de transportes. En 1959 fi-nalizó la navegación. El Canal de Castilla sufrió una profunda crisis provocada por la aceleración del fe-rrocarril y las mejoras de la red de carreteras. A partir de ese momen-to, además del riego y del abasteci-miento, es un aliado muy importan-te del turismo castellano y leonés.

Las posibilidades en Palencia son muchas y muy variadas. De hecho, existen empresas de turismo activo, repartidas por toda la provincia, que permiten disfrutar al máximo de ac-tividades de contacto como orienta-ción, montañismo, trekking, escala-da, mountain bike, entre otras.

ofrece la posibilidad de encontrar uno y, además, con tejos milena-rios. Un paraje de cuento de hadas, en el que también es posible salu-dar a un viejo roble con más de 1.000 años a sus espaldas.

La Senda de Ursi aúna naturale-za y arte. Un trazado de 11 kilóme-tros en el cual se ubican curiosas esculturas que rinden homenaje a Ursicino Martínez. Una exposición al aire libre. La misma línea sigue la Senda de Fuente Cobre o la Cas-cada de Mazobre. Esta última brin-da uno de los tesoros de este terri-torio: el Pico Espigüete y el mira-dor que permite contemplar esta obra natural.

Los amantes de la bicicleta están de suerte porque la ruta Pedalean-do por el Románico invita a reco-rrer Palencia descubriendo paisa-jes, gastronomía y gentes sobre las dos ruedas. A ésta se suma los Ca-minos Naturales del Románico donde es posible ver de cerca el an-tiguo trayecto que unía la cuenca minera de los valles de Orbó, la Castillería y Vergaño con el Canal de Castilla, en Alar del Rey, a tra-vés del cual llegaba el carbón a Pa-lencia y a Valladolid.

El GR1 Sendero Histórico es una alternativa interesante para aden-trarse en la localidad de Salcedillo y empaparse de toda la belleza que

Dos peregrinos saludan a los viajeros del barco por el Canal de Castilla. / ICAL

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Visitantes durante la celebración del 50 aniversario de La Olmeda. / ICAL

LA OLMEDA

Un viaje en el tiempo Es un buque insignia que llama la atención por su rica colección de mosaicos / Historia y arquitectura en más de 4.400 metros cuadrados, repartidos en 35 habitaciones

E . L . V. / VA L L A D O L I D

Todo comenzó con unas palas y un cubo. Una corazonada de Javier Cortés fue el desencadenante del descubrimiento de uno de los me-jores lugares para viajar en el tiem-po. Se ablandó el terreno y pronto aparecieron restos de cerámicas y pequeñas teselas que sugerían que ese presentimiento era cierto. Me-dio siglo ha pasado desde enton-ces. 50 años en los que La Olmeda ha crecido y se ha convertido en un referente histórico, cultural y artís-tico de la provincia palentina. Un buque insignia que está considera-do como uno de los grandes hallaz-gos arqueológicos de los últimos tiempos.

Son muchas las personas que han pasado por este enclave. Más de 1,3 millones de visitantes que se han quedado prendados de cada uno de los 4.400 metros cuadrados, repartidos en 35 habitaciones, 25 de ellas con pavimentos de mosai-co, y una amplia zona termal. Un recurso muy conocido que requirió un laborioso trabajo de recupera-ción. Declarada Bien de Interés Cultural desde el 3 de abril de 1996, se han llevado a cabo importantes reformas para su conservación, eso sí, no ha perdido ni un ápice el es-plendor original.

Según los expertos, la actual vi-lla está asentada sobre una cons-trucción agraria del siglo I, aun-que los restos que se pueden con-templar datan del siglo IV. Una gran mansión rural, trazada de modo simétrico y organizado alre-dedor de un jardín rodeado por un pórtico, parte del cual ha sido le-vantado de nuevo por los arqui-tectos aprovechando los ladrillos originales. La casa tenía un segun-do piso y estaba flanqueada por cuatro torres.

Sus estancias, comedores y pasi-llos contaban con mosaicos de te-mas geométricos y vegetales. El único figurativo está en la sala de recepción del propietario. En él se

recoge el conocido episodio de Aquiles descubierto por Ulises, en Skyros. 175 metros rodeados de una cenefa con una serie de meda-llones ovalados en los que se mues-tra a los dueños de la casa.

Son curiosas las canalizaciones de agua originales que aún siguen en uso. Recogen el agua de lluvia desde el patio central para desalo-jarlo fuera de la construcción, que se cree que pertenecía a un terrate-niente con gran influencia política; incluso se llegaron a sugerir algu-nos nombres, aunque todavía la identidad del propietario sigue siendo un misterio.

Alrededor del patio hay estan-cias vacías. Se conservan restos de los baños, con sus piscinas de agua fría y caliente, el gimnasio y las le-trinas. En las inmediaciones de la villa han aparecido tres necrópolis, en las que hay presencia de ajua-res funerarios, cuyos hallazgos han procurado mucha información so-bre este palacio rural y sus habi-tantes o, en otras palabras, se ha podido conocer mejor la vida de nuestros antepasados, los roma-nos. Durante el año, en especial el

pasado que se cumplió el 50 ani-versario, se organizan múltiples ac-tividades para todos los públicos. Foros de difusión cultural, colo-quios, charlas y presentación de publicaciones conviven con la ex-posición permanente dedicada a su descubridor, Javier Cortés.

No es la única villa romana de Palencia. La hermana pequeña de La Olmeda es La Tejada, situada en la localidad de Quintanilla de la Cueza. Cuenta con importantes mosaicos, donde los visitantes pue-den apreciar cómo era la vida en una villa romana, en la que estas construcciones estaban decoradas, con mosaicos con muchos detalles, y que se erigen como un ejemplo de la vida rural en el Imperio. Fue descubierto a raíz de que Cortés ahondará en Pedrosa de la Vega. Al ver las teselas recordó que en una tierra de su propiedad halló piezas semejantes. Esta circuns-tancia le llevó a sondear la tierra con una azada y una pala, hasta que descubrió uno de los mosaicos que se pueden apreciar a día de hoy gracias a la labor de recupera-ción de la institución provincial.

CASA PEPE’S

Cocina castellana tradicional y casera Cuenta con tres ambientes: restaurante, bar y terraza / Tiene una carta de vinos con 200 referencias

Terraza insonorizada de Casa Pepe´s en la avenida Manuel Rivera. / E. M.

E. L. V. / VALLADOLID

Corría el año 1981 cuando José Luis de Bustos decidió abrir jun-to con su mujer, Inés Hierro, Ca-sa Pepe’s, un restaurante en el que disfrutar de la mejor cocina tradicional y casera de máxima calidad. Cuenta con tres ambien-tes: restaurante, bar y terraza en los que disfrutar de sus especia-lidades y su selecta bodega con más de 200 referencias.

Su mejor carta de presenta-ción es la calidad de cada uno de los platos que sirven y el ex-cepcional servicio del que ha-cen gala gracias a sus 14 em-pleados. Las instalaciones ha-cen el resto. Situado en la ave-nida Manuel Rivera, ofrece un ambiente tranquilo y acogedor tanto para un «selecto picoteo» en el que no faltan sus conoci-das chapatas como en las me-sas y la terraza acondicionada para disfrutar de la carta.

Tiene una capacidad para 160 personas y capacidad para aco-ger celebraciones. Su cocina, ex-

plica, se basa en platos elabora-dos con productos de primerísi-ma calidad: carnes, pescados frescos, traídos directamente de las costas gallegas, postres de ela-boración casera, guisos, callos, manillas, rabo de buey estofado, carne a la piedra... Por ejemplo, el pollo de corral guisado tiene mucha aceptación porque ellos mismos crían los animales.

Abre de martes a jueves y ofer-ta un menú del día en el que no falta un plato de cuchara: alu-bias, garbanzos, patatas cocidas, entre otros. Pero también existe la opción de deleitarse con el me-nú degustación, que está com-puesto por cuatro entrantes y un segundo: carne o pescado.

Cualquier estación es buena para disfrutar de su maravillosa terraza insonorizada, pero la época estival es mucho más pro-picia para saborear una comida de siempre con los mejores pre-cios del mercado. No hay pala-dar que se resista. Para más in-formación no dude en visitar http://casapepes.es/.

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RINCONES ÚNICOS

Un legado histórico con atractivo La Cueva de los Franceses es uno de los tesoros que el visitante puede conocer durante su viaje / Un espacio natural en el que viajar en el tiempo / Ampudia, Carrión de los Condes y Dueñas son pueblos con encanto y parajes atractivos

E . L . V. / VA L L A D O L I D

La provincia palentina esconde verdaderas maravillas naturales y artísticas que hablan de una histo-ria en común y de una inmensa bio-diversidad. Bellezas naturales, así como hermosos municipios, donde la cultura está en todas partes. Ca-da rincón posee carga histórica y una interesante riqueza, que lo convierte en un destino turístico imprescindible. Una oferta al aire libre que marida a la perfección con visitas al corazón de espacios con más de 250 millones de años.

La primera parada en este viaje es la Cueva de los Franceses, que está ubicada en el geoparque de Las Loras, un enclave que aúna na-turaleza e historia. El curso del agua ha cincelado manifestaciones plásticas en la caprichosa naturale-za que dejan con la boca abierta al viajero. Estalagmitas, estalactitas, coladas, columnas y pozos se esca-lonan a lo largo del recorrido de un espacio natural que se encuentra dentro de un tesoro reconocido por la Unesco. Una cavidad en la que reposan los restos de los comba-tientes que cayeron en la Guerra de la Independencia en el enfren-tamiento entre las tropas de Napo-león y un destacamento cántabro.

Una cavidad que no se acondi-cionó como destino turístico hasta 1974. Así, su acceso original era un pozo de seis metros de altura en medio de un páramo calizo. En la actualidad se encuentra clausura-do. Cuenta con un recorrido turís-tico de alrededor de 500 metros, si bien su progreso es de 1.000 me-tros. Los ojos de los turistas no pue-den deleitarse con dos salas gran-des que se encuentran al final de la cavidad, formadas por el despren-dimiento de grandes bloques.

Es una perfecta opción para visi-tar en familia, ya que ofrece talle-res para los más pequeños. Y es que conocer esta maravilla supone un paseo por la línea del tiempo y de evolución de la geología en la

Tierra. Un bien preciado situado en la localidad palentina de Revilla de Pomar con un entorno a la altu-ra de su grandiosidad. Las Loras atesora un importante valor geoló-gico y natural. No es para menos.

Se caracteriza por el terreno calizo y las horadadas dibujadas por el agua con el paso de millones de años hasta conformar cuevas que formaron parte del fondo marino.

Llama la atención la flora que se

puede contemplar desde el mirador de Valcabado, a escasos metros de la Cueva de los Franceses, o el histórico menhir de Canto Hito. Todo envuel-to en una de las fortalezas naturales, que ha servido como refugio y protección para muchos pueblos. Cuevas, cascadas y corta-dos pilotan un entorno salpicado de templos ro-mánicos y rupestres. Con-trastes con una visión pa-norámica inmejorable de la comarca hasta su linde con Cantabria y Burgos.

Pero no sólo de natura-leza vive el visitante. Pa-lencia brinda municipios singulares. Es el caso de Ampudia. Declarado Bien de Interés Cultural, su im-ponente castillo gótico pi-lota una colección ar-queológica y etnográfica. No hay que perderse en esta villa de origen medie-val el monasterio de Nuestra Señora de Alco-nada, la Colegiata de San Miguel, conocida como la ‘Giralda de Campos’, y el convento de San Francis-co, donde está alojado el Museo Sacro. Un paseo por sus calles es un en-cuentro con casas caste-llanas de dos pisos cons-truidas en adobe y prote-gidas por soportales.

Otro alto en el camino es Aguilar de Campoo. Huele a galleta y es punto clave en el románico pa-lentino. Está situado a 890 metros del nivel del mar y en él se puede disfrutar

del monasterio de Santa María la Real con su espectacular claustro; la ermita de Santa Cecilia; la cole-giata de San Miguel, dotada con un museo y ubicada en la plaza sopor-talada; el Palacio de los Marqueses

o los puentes por los que discurre el Pisuerga. En verano es intere-sante ir al embalse de Aguilar y pe-garse un buen chapuzón. El vigía desde la Peña de Aguilón es un cas-tillo del siglo XII.

Frómista es un pueblo terracam-pino que destaca por su inmenso patrimonio. Tesoros, sobre todo, religiosos que embellecen aún más, si cabe, este importante lugar de paso del Camino de Santiago. El testigo de excepción es la iglesia de San Martín, un hito al que se su-ma el templo de Santa María del Castillo, la iglesia de San Pedro y la ermita del Otero. A este grato pa-seo es posible añadir una dosis ex-tra de parajes únicos que se queda-rán en la retina para siempre ha-ciendo senderismo o cicloturismo. No olvides probar la esparceta, una bebida cuyo principal ingrediente es el vino pero con una receta an-cestral que ha pasado de genera-ción en generación de una sola fa-milia sin desvelarse ningún detalle.

Carrión de los Condes es un ver-so libre que no deja indiferente. De origen medieval, posee un legado histórico que incluye obras, como el monasterio de Zoilo, un antiguo refugio de peregrinos que atesora un claustro renacentista; la iglesia de Santa María del Camino, que guarda con mimo y delicadeza un conocido Pantocrátor, considera-do una de las obras más significa-tivas del románico; el monasterio de Santa Clara o la iglesia de Nues-tra Señora de Belén. No hay que perderse tampoco la Casa de Cul-tura, el puente medieval, el Teatro Sarabia y el edificio del Ayunta-miento. Capítulo aparte merece el parque El Plantío. Cuenta con grandes zonas para el esparci-miento y en la época estival es muy visitado porque tiene una zona equipada con mesas resguardadas del sol gracias a los muchos árbo-les que hay. Otro lugar para dis-frutar del ocio al aire libre es la Calzada de Piedra.

Dueñas cierra este particular pe-riplo. Y lo hace con su casco anti-guo; la arquitectura subterránea con abundantes bodegas y cuevas; el Palacio de Buendía, construido por los Acuña, y el Hospital de San-tiago Apóstol del siglo XV. Eso sí, para aquellos que queráis tranqui-lidad y belleza. Tres pueblos, tres opciones muy exclusivas: Villalcá-zar de Sirga, Gama y Amusco.

Un turista en la Cueva de los Franceses en la localidad palentina de Revilla de Pomar. / ICAL

Page 8: 3XE (63 -19$/B3$/(1&,$ 3OD 9$/HVSHFLDO 3iJLQD K …pelo y las uñas. El Casino de Palencia tiene su encanto. Se fundó en 1862, pero no en la calle San Juan. Un año más tarde por

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