372 - Nobis Pacem · Y alzo la frente de delicia Heno! ',Dé está el alma cobarde Que teme tu...

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372 Y alzo la frente de delicia Heno! ',Dé está el alma cobarde Que teme tu rugir? Yo en ti me elevo Al trono del Señor: oigo en las nubes El eco de su voz; siento ä la tierra Escucharle y temblar. Ferviente lloro De,soiende por mis pálidas mejillas Y su alta majestad trémulo adoro. p . JUAN picAgio •gAI,J,£q0. .4 la defensa de Itnenos Aires. Tú, de virtudos mil, de ilustres hechos' Fecundo manantial, á quien consagran Su vida alegres los heróicos pechos; Patria, deidad augusta, Mi numen es tu amor. Su hermoso fuego, Que aun hoy las piedras de Sagunto inflaina; El que arrojó la chispa abrasadora, Baldón y estrago de la gente mora, Que aún brilla desde el Cántabro hasta Anima, Da que pase á mi voz: sublime el eco Del éter vago los espacios llene Sus glorias celebrando, Y atrás el mar Atlantico dejando Hasta el remoto patagön resuene. De ' allí no lejos las britanas proras Viera el indio pacifico asombrado Sus costas invadir, y furibundo Al hijo de Albión, que fatigado Tiene en su audacia y su soberbia al mundo, Cual lobo hambriento en indefenso aprisco, Entrar, correr, talar, Montevideo, Que ya amarrado r su cadena gime,

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  • 372Y alzo la frente de delicia Heno!',Dé está el alma cobardeQue teme tu rugir? Yo en ti me elevoAl trono del Señor: oigo en las nubesEl eco de su voz; siento ä la tierraEscucharle y temblar. Ferviente lloroDe,soiende por mis pálidas mejillasY su alta majestad trémulo adoro.

    p . JUAN picAgio •gAI,J,£q0.

    .4 la defensa de Itnenos Aires.

    Tú, de virtudos mil, de ilustres hechos'Fecundo manantial, á quien consagranSu vida alegres los heróicos pechos;Patria, deidad augusta,Mi numen es tu amor. Su hermoso fuego,Que aun hoy las piedras de Sagunto inflaina;El que arrojó la chispa abrasadora,Baldón y estrago de la gente mora,Que aún brilla desde el Cántabro hasta Anima,Da que pase á mi voz: sublime el ecoDel éter vago los espacios lleneSus glorias celebrando,Y atrás el mar Atlantico dejandoHasta el remoto patagön resuene.

    De ' allí no lejos las britanas prorasViera el indio pacifico asombradoSus costas invadir, y furibundoAl hijo de Albión, que fatigadoTiene en su audacia y su soberbia al mundo,Cual lobo hambriento en indefenso aprisco,Entrar, correr, talar, Montevideo,Que ya amarrado r su cadena gime,

  • Con espanto en sus muros orgullosoVe tremolar su pabellón, ansiandoLanzar del cuello el yugo que le oprime;Mientras la rienda ä su ambición soltandoEl anglo codicioso,La rica población domar anhela,Que de Solis el rioEn su ribera occidental retrata,Cuando á la mar con noble señoríoRinde anchuroso su raudal de plata.

    ¡Cuán presta, oh Dios, la ejecución coronaLas empresas del mal ¡El anglo altivoTiempo ni afan perdona.Vése en la playa las inmensas navesPresurosa ocupar la isleña genteDe muertes mil cargada,Y en pos hender la rápida corriente.Ya la soberbia armada,Batiendo el viento la ondeante lona,Vuela, se acerca y á la corba orillaSaltan las tropas. Ostentoso brillaEl padre de la luz, y los reflejosCon que los altos capiteles dora,La sed de su ambición la paz coloraDel ávido insular. Así de lejosMira el tigre feroz la aislada presaY con sangrientos ojos la devora.

    Alzóse en tanto, cual matrona augusta,De una alta sierra en la fragosa cumbreLa América del Sur: vése cercadaDe súbito explendor de viva lumbreY en su noble ceño y magestad bañada.No ya frívolas plumas,Sino bruñido yelmo rutilante,Ornan su rostro fiero:Al lado luce ponderoso escudo,Y en vez del hacha tosca ó dardo rudoArde en su diestra refulgente acero.

  • 374La vista lija en la ciudad; y entoncesGolpe terrible en el broquel sonanteDa con el pomo y al fragor de guerraCon que herido el meta: gime y restalla,Retiembla la alta sierraY el ronco hervir de los volcanes calla.«¡Españoles! clamó: cuando atrevidoArrasar vuestros la yes amenazaEl opresor del mar, ä quien estrechoViene el orbe, ¿será que en blando lechoDescuidados yazgais, ó en torpe olvido?

    acaso echando á la ignominia el sello,Daréisal yugo el indomado cuello?¿Dé mis Jucas están? ¿Adónde es idoEl imperio del Cuzco? ¿Quién briosoDomeñó su poder? ¡,No fué trofeoDel castellano esfuerzo poderoso?¿Y hora vosotros, sucesión valienteDe Pizarro y Almagro, envilecidosAnte el tirano doblareis la frente?¡Cederá el español? Oh! ¡Nunca seaQue América infeliz con duros hierrosAl carro de su triunfo atar se vea!»

    No, jamás se verá; que en noble sañaSiento inflamarse ya los fuertes pechosDe los hijos magnánimos de España,De la patria ;I la voz. Caigan deshechosY ä cenizas y polvo reducidosTemplos y torres Y robustos techos,Primero que rendidoEl inundo os vea al ambicioso isleño.Ni la ciudad al enemigo abierta,Sin reforzado adarve y bastiones,El brío arredre del heróico empeño.Cuando la fama aligera os aclamePor remotas regiones,Nueva Numancia occidental la llame,Mostrando á las atónitas naciones

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    Que no hay más firmes murosQue un ánimo constante y pechos duros.»

    Dijo, y cual se oye en la estación de TauroDe volador enjambre numerosoEl sordo susurrar, asi incesanteBélico afán en la ciudad se escucha,Que sin que el fuego del bretón espanteSe aparte osada ä la tremenda lucha.

    Ya doce mil guerreros,De mortíferos bronces precedidos,Ä las débiles puertas se abalanzan,Y los limpios acerosDel rayo de Titan brillan heridos;Ya sus columnas en las anchas callesIntrépidas se lanzan;Por montes y por vallesDel militar clamor retumba el ecoY el trémulo batir del parche hueco.

    Trabase ya la desigual pelea,Y del fiero enemigo el paso atajaFurioso el español; cruza silbandoEl plomo; inexorable se recreaSus víctimas la Parca contemplando;Crece la confusión; al cielo subeEl humo denso en pavorosa nube,Y al bronco estruendo del cañón britanoQue muertes mil y destrucción vomita,Impávido el esfuerzo castellanoLuvias arroja de letal metralla.No hay ceder, no hay cejar. De nuevo estallaRetumbante el metal del anglo fieroQue el horizonte atruena,Mas el valiente iberoNi el ruido escucha, ni al estrago atiende;Que en almas grandes, que el honor enciende,Mas alto el grito de la patria suena.

    Suena, y el pecho del esclavo inflamaY es un guerrero ya. Los moradores

  • 376 -Invito', héroes son. ;Cnál multiplicanLa •iegri rabia y bélicos clamoresLas artes de dañar! Inmensas trabes,Y lumbre y peñas por los aires bajanSobre el mísero inglés; profundo fosoY alta trinchera su furor atajan.ü en tanto, animosoRedobla el trueno y el tesón, y truenanContra su hueste horrisonos cañonesRios de sangre de Albión vertiendo.Desplómanse los fuertes torreonesCon roncos estallidosY al espantoso estruendoCon que los altos techos se derrumban,Se oyen gemir los vientos comprimidosY hasta en las cuevas de los Andes zumban.

    Tiende la noche el pavoroso velo.Cubriendo tanto horror. Do quier se escuchaDel triste isleño el lúgubre gemidoQue con la muerte irrevocable lucha.Su caudillo infeliz, que estremecidoEl fiero estrago entre tinieblas mira,De su domada huesteLos restos junta, y pálido suspira.Al fin vertiendo su explendor celesteLa nacarada Aurora,Su vista aparta de la horrible escena.;Cuál de pavor se llenaEl britano adalid! .11i, en confusoTropel, de sus soldadosRotas armas y cuerpos hacinadosContempla, y se horroriza,Y el abatido ardor buscando en banoEl pelo se le eriza,Desampara el bastón la yerta manoY un espanto glacial sus miembros traba. -

    América triunfó. ¿,No veis cuálTremolando en su diestra el estandarte

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    De las excelsas torres de Castilla?Ve el pueblo valerosoSitiado al sitiador; del fiero MarteDepone el rayo, y al olimpo elevaClamor de triunfo en himno placentero.Muéstrase entonces el caudillo iberoAl britano, que atónito enmudece,Y de la salva América las playasDejar le ordena: el anglo le obedece.ik las naves temblandoLos restos suben del vencido bando;Y cual sale medrosaLa garza huir del sacre furibundoAsi la escuadra huyendo pcesurosaSurca asombrada el piélago proiundo,

    Lauros, palmas traed y ornad, iberos,La frente al vencedor. De la yjctoriaEn alas vuele tan brillante hazañaAl templo de la gloria.Feliz anuncio seaDe nuevos timbres al blasón de España,Y en letras de oro en su padrón se lea.Y vosotros, del TajoCanoros cisnes, cuya voz divina,Cuando en ardor patriótico se enciende,El blando son del agua cristalinaY el coro de las Náyades suspende;Vuestra lira sonora,De la rama inmortal dispensadora,Al cielo alzando tan heröico brioLas altas glorias de la Iberia cante.Y en sus alas levanteEl tono humilde del acento mio.

    -

  • ODAS MORALES.

    FRAY 4DIß DE 4E0N.

    La vida del campo.

    ¡Qué descansada vidaLa del que huye el mundanal ruido,Y sigue la escondidaSenda por donde han idoLos pocos sabios que en el mundo han sido!

    Que no le enturbia el pechoDe los soberbios grandes el estado,Ni del dorado techoSe admira fabricadoDel sabio moro, en jaspes sustentado.

    No cura si la famaCanta con voz su nombre pregonera;Ni cura si encaramaLa lengua lisonjeraLo que condena la verdad sincera.

    ¿Qué presta á mi contento;Si soy del vano dedo señalado,Si en busca de este vientoAndo desalentadoCon ansias vivas, con mortal cuidado?¡Oh monte! ¡Oh fuente! ¡Oh rio!¡Oh secreto seguro deleitoso!Boto casi el navío,

  • A vuestro almo reposofluyo de aqueste mar tempestuoso.

    Un no rompido sueño,Un dia puro, alegre, libre quiero;No quiero ver el ceño,Vanamente severo,De á quien la sangre ensalza ß el dinero.

    Despiértenme las avesCon su cantar sabroso no aprendido,No los cuidados gravesDe que es siempre seguido

    -El que al ajeno arbitrio está atenido.Vivir quiero conmigo;

    Gozar quiero del bien que debo al cielo,A solas, sin testigo,Libre de amor, de celo,,De ódio, de esperanzas, de recelo.

    Del monte en la laderaPor mi mano plantado tengo un huerto,Que con la primaveraDe bella flor cubiertoYa muestra en la esperanza el fruto cierto.

    Y corno codiciosaPor ver acrecentar su hermosura,Desde la cumbre airosaUna fontana puraHasta llegar corriendo se apresnra.

    Y luego sosegada,El paso entre los árboles torciendo,El suelo de pasadaDe verdura vistiendo,Y con diversas flores va esparciendo.

    El aire el huerto orea,Y ofrece mil olores al sentido,Los árboles menea

  • 380Con su manso ruido,Que del oro y del cetro pone Olvido.

    Ténganse su tesoroLos que de un falso letlo se conflan;No es mio ver el lloroDe los que desconflan,Cuando el Cierzo y el Ábrego porflan.

    La combatida antenaCruje, y en ciega noche y claro diaSe torna; al cielo suenaConfusa voceriaY la mar enriquecen ä porfia.

    Á mi una pobrecillaMesa de amable paz bien abastadaMe basta; y la bajilla,De fino oro labrada,Sea de quien la mar no terne airada.

    Y mientras miserable—Mente se están los otros abrasando,Con sed insaciableDel peligroso mando,Tendido yo ä la sombra esté cantando.

    Á la sombra tendido,De yedra y lauro eterno coronado,Puesto el atento oidoAl son dulce acordadoDel plectro säbiamente meneado.

    p. FRANCI$C0 glOJA.

    A la riqueza.

    ;Oh mal seguro bien! ;Oh cuidadosaRiqueza, y cómo á sombra de alegríaY de sosiego engañas!

  • 381El que vela en tu alcance y se desviaDel pobre estado y la quietud dichosa,Ocio y seguridad pretende en vano.Pues tras el luengo errar de agua y montañas,Cuando el metal precioso coja á mano,No ha de ver sin cuidado abrir el día.

    No sin causa los dioses te escondieronEn las entrañas de la tierra dura:¿Mas qué halló dificil y encubiertoLa sedienta codicia?Turbó la paz seguraCon que en la antigua selva florecieronEl abeto y el pino,Y träjolos al puerto,Y por campos de mar les die camino.

    Abriese el mar, y abrieseAltamente la tierra,Y saliste del centro al aire claro,Hija de la avaricia,A hacer á los hombres cruda guerra.Saliste tú, y perdióseLa piedad que no habita en pecho avaro.

    Tantos daños, riqueza,Han venido contigo á los mortalesQue aun cuando nos pagamos á la muerteNo cesan nuestros males:Pues el cadáver que acompaña el oro,O el costoso vestido,Solo por opulento es perseguido.Y el último descanso y el reposo.Que tuviera en pobreza, le es negadoSiendo de su sepulcro conmovido.

    ¡A cuántos armó el oro de crueza!¡Y á cuántos ha dejadoEn el último trance 6 dura suerte!Pierde su flor la virginal purezaPor ti, y vése manchadoCon adulterio no esperado el lecho.

  • -382Al [nonos animoso,

    Para que le posea,Das, riqueza, ardimiento lit:cm:Aura).Ninguno hay que se veaPor ti tan abastado y poderoso,Que carezca de miedo.¡,Qué cosa habrá de males tan cercada,Pues ora pretendida, ora alcanzada,Y aun estando en deseos,Petia ocultan tus ciegos devaneos?Pero eänsuilie en vano: decir puedaQue si sottibra.s de bien en ti se vieran,Los initiortaleS dioses te tuvieran.

    p. ;VENTURA 1U1Z Yn QUILERA._

    La limosna

    Ä MI QUERIDO AMIGO D. JUAN DE LA ROSA GONZÁLEZ.

    Ayer, cuando la nieveEn copos muda y lenta descendíaFlotante el aire leve,Dejando la guitarra que taíliaUn pobre me tendió la seca mano.—Y era el pobre también ciego y anciano.

    Y un débil niño yertoVi en su regazo; lívido capulloQue nunca en el desiertoDe un aura dulce se meció al arrulloCon lloro acerbo sin cesar regado,Y rnústio al beso de la muerte helado.

    —«Señor—con sordas quejasClarnt.:, la airada vista en las alturas;—¿,Será verdad que dejas

  • :383-Sin tu amor ä estas flacas criaturas,TU que su due!ci y su miseria sabes,Que sustentas las flores y las aves?»

    Y el anciano tañendoSegunda vez las desacordes notas,Sobre mi corazón iban cayendoComo trémulas gotas;Y más que vagos sones eran ellasSuspiros, y sollozos y querellas.

    No sé que misteriosoEspíritu sublime arrancar pudo,Qué genio milagrosoTierno lenguaje al instrumento rudo,Que allá en su fondo un alma desterradaParecía gemir desai»parada.

    A su triste armonía,A ese rocío de dolor, sedientoMi corazón se abría,Despertándose al par el sentimiento:Así el agua de Mayo el campo inunda,Y los dormidos gérmenes fecunda.

    ¡Oh sábia providencia!Si á un mísero mortal penas le diste,Con pródiga clemenciaA santa compasión otros moviste,Porque el hombre dichoso ame al que lloraY se cumpla tu ley consoladora.

    ¡Señor, yo te bendigo!En caridad por tí mi alma se abrasa;Dejando yo al mendigoDe mi menguado bien limosna escasa,De sus ojos inmóviles, sin vida,La engrandeció una lágrima caida.

    Y con gozoso pechoProsegui mi camino triunfante,

    N

  • 384'Altivo, satisfecho; -Y ~júrame envidiado en ese instintoLa no sabida paz que en mi se enajenaEl monarca más grande de la tierra

    ODAS ANACREÓNTICAS

    oji jOßt PADAJ..ß0.

    AlunermintIest.

    ).

    Unos pasan, amigo,estas noches de Enerojunto al balcón de Cloris,con lluvia, nieve y hielo;otros la pica al hombro,sobre murallas puestos,hambrientos y desnudos,pero de gloria llenos;otros al campo raso,las distancias midiendoque hay de Venus á Marte,que hay de Mercurio á Venus;otros en el recintodel lúgubre aposento,de Newton ó Descarteslos libros revolviendo;otros contando ansiosossus mal habidos pesosatando y desatandolos antiguos talegos.

  • iT11174;17;zere,

    Pero acá lo pauloosjunto al rincón del fuegoasando unas castañas,ardiendo un tronco entero,hablando de las viñas,contando alegres cuentos,bebiendo grandes copas,comiendo buenos quesos;y Ir f6 que de este modono nos importa un bledocuanto enloquece á muchos,que serian muy cuerdossi hicieran en la cortelo que en la aldea hacernos.

    JUAIY VEI.ENDEg YALIDÉß.

    Al las abejas.

    Solicitas abejas,No en los tendidos vallesMas revoleis inquietas.Por vuestra miel suave.No apureis de la rosa,Cuando el rubio sol nace,Las perlas de que el albaLlenó su tierno cáliz.Ni su albor puro sientaLa azucena fragantePor vosotras ajado,Si buscais azahares.Y el clavel oloroso

  • 386Para las bellas guarde_Su pompa, y con la nieveDe sus pechos contraste.Mas los labios floridosAsaltad susurrantesDe mi amada y el néctarQue destilan, robadle.Allí nardo y aromas.Y dulzor inefable,Y liquido rocíoHallareis abundante.Pero dad ä los miosDel feliz robo parte,Sin que ä herirlos se atrevaVuestro dardo punzante.Que es su boca divinaVenero inagotableDe miel suave y pura, -De gracias celestiales.

    ELEGÍAS.

    P . FERNANDO DE PERRERA,

    LA MUERTE DE D• ft LEONOR DE MILAN, CONDESA DE G ELV ES

    Bien debes esconder, sereno cielo,Tus luces, y tejer de oscuro mantoEn torno luengamente el ancho velo,

    Y España deshacerse en mustio llanto,Y voker en un triste sentimientoSiempre la dulce voz y alegre canto;

  • 387Y Betis remover del hondo asiento

    Negras ondas, creciendo el mar hinchadoEl curso de su misero lamento.

    Pues ¡oh dolor tarde temido! el hadoPudo airado robar la luz hermosaAl suelo eternamente despojado.

    Perpetua sombra y niebla tenebrosaDesconorte los pechos espantadosDe dureza tan áspera y llorosa.

    AeLibense con este los cuidados,Las congojas antiguas, y el gemidoPor todos los sucesos desdichados.

    El sol de hermosura esclarecido,Rayo en la divina hermosura,Yace en fria tiniebla oscurecido.

    Quien pudo ver la luz suave y pura,Clarísima Eliodora, de tus ojos,Nunca esperó tan grande desventura.

    Las ricas hebras, lucidos manojosDe oro terso, sutil y ensortijado,Son ya de muerte míseros despojos.

    Vése el dulce color amortiguado,Y sin vigor la bella y - blanca frente,Y queda el cuello apuesto derribado.

    El blando trato, el corazón demente,La gracia generosa y cortesia,La fé y modestia y la virtud presente.

    Entrega un desdichado y, cruel diaEn duros brazos de la muerte fiera,Cuando menos al' miedo se debía.

    Esta engañosa vida lisonjera,Desierta, y en confuso error perdida,Despues de tanto mal ¿que bien espera?

    Con esta triste y última partidaEs dulce vida ya la amarga muerte,Y amarga muerte ya la dulce vida.

    Ninguit case tau aspen), O -tan fuel teEstrago, y ningun ímpetu soñado

  • 388Del cielo, que contrasta nuestra suerte,

    Puede, aunque quebrantado proceloso,Arranque gruesos muros bien trabados,Y se confunda el orbe temereso,

    Rendir los corazones levantados;Que el valor glorioso los' alientaEntre peligres mil nunca turbados.

    Mas esta, que enemiga se presenta,Y deshace cruel con impia manoLa verde flor, indina de esta afrenta;

    Al mas excelso pecho. y sóbrehumanoDesnuda de la usada fortaleza,Que contra su rigor se opone en vario.

    Terrible mal, pero comun tristeza,Que desbarata la ambición profana,Freno de vanas pompas y grandezas.

    Contra esta furia rigida tirana, -Solo finca un reparo no ofendido,Que es la ardiente virtud y soberana;

    Rompa el cielo, en mil rayos encendido,Y con pavor horrísono cayendo,Se despedace en hórrido estampido:

    Tal es, que este furor y horror tremendo,Y cuanto conspirare por su daño,Rendido ante ella quedara gimiendo.

    Bien puede al hombre ciego y della extrañoEnflaquecer y su memoria injustaAcabar del olvido en lento engaño:

    Mas nunca podrá haber vitoria justaDe quien se aparta, y singular confinoSigue, y alcanza al bien con gloria augusta.

    Dichoso aquel espíritu divinoQue la alta frente descubrió seguro,Sin temer el comun peligro indino;

    Y al estrellado claustro y ardor puroEncumbró el facil vuelo en paz, purgandoDe corteza mortal y error oscuro.

    Si amor de la virtud jamas cansado;

  • 289Si piedad, si corazón honesto;Si sufrimiento apenas enseriado;

    Y si ánimo humillado y bien dispuesto,Si trabajos de inmenso sentimiento;Si á santas obras pecho firme y puesto,

    Pueden de este apartado y grave asientoColocarte, oh sin par bella Eliodora,En los giros de eterno movimiento;

    Tú serás en el cielo nueva aurora,Antes luciente sol, que muestre ai diaLa riqueza y valor que en ti atesora.

    Y cuando la desnuda noche friaOscurezca el fulgor, serás luceroQue descubra en su horror serena via.

    Y viendo el color tuyo verdadero,Variado en la púrpura y la nieve,Y el oro, que igual nunca vió el Ibero;

    Dirá, quien te mirare, si osar debeEn tanto mal, ingrato á. tu belleza,¿El impío hado á tanto bien se atreve?

    Tú jamás descansaste en la estrechezaQue tu alma ofendía, y padecisteDolor, y siempre afanes y tristeza.

    No quiso el claro Olimpo, ni pudisteYa esperar más trabajos, y dejasteAlegre al cielo todo, á España triste.

    Contigo arrebatado nos llevasteEl deseo de amor honesto y santo,Con el que en nuestros pechos inflamaste.

    Yo canté tu valor, y ahora cantoEl premio merecido de tu gloria,Aunque ä la voz impide el tierno llanto.

    Mas en mi no desmaya la memoriaDe tu virtud, de quien el tivio olvido,Desespere ganar jamás victoria;

    Y veo que es el llanto mal perdido;Porque descansas libre ya y segura,Y la ocasión de mi doler olvido.

  • SO.No podía tu inmensa hercnosura,

    Tu valor, tu divino entendimientoContento sosegar en sombra escura:

    Y desdefiando, el duro ligamentoDeslazaste; y en leve vuelo sueltaPisas el cerco etéreo, y firme asiento.

    Si puede renovarte alguna vueltaLa memoria del suelo despreciado,Ei dichosa alegría y bien envuelta;

    Da esfuerzo ä este mi espíritu cuitado,Para sufrir la acerba . y luenga pena,De esta vida la lastima y cuidado.

    Que ya de la esperanza se enagena,Ya su intento engallado y error siente,Y en tormento molesto se condena.

    Que en tu honra inclinado el Occidente,El frio Ebro, el Tajo caudalosoVenerara este dia humildemente.

    El Bétis, que contigo fué dichoso,Pero ya desdichado que te pierde,Y triste y sin el ancho curso undoso;

    En medio de su fértil campo verdeHará que el coro todo se levanteDe ninfas, que con dulce voz concuerde;

    Y metiendo en el piélago de AtlanteLa frente por su abierto y hondo senoCon ímpetu extendida resonante:

    Dura ocasia que el mar de pefias lleno,Alee el canto en tu gloria, rodeandoSus bandas, de otra alguna voz ageno.

    llata que el claro son multiplicandoEntre, volviendo el paso, en el Egeo,En el último Euxino reparando.

    Yo, si el Cielo, presente ä mi deseo,No corta el hilo fragil de esta vida, •Y al canto aspira espíritu tebeo;

    Espero tu memoria esclarecidaHacer insigne ejemplo de la fama,

  • .‘.

    Prerida solo ä mis lágrimas debida.' Y quien oir pudiere de tu llama

    Viva el puro explendor, y la belleza,Que, por cuanto el sol cerca, se derrama;

    Culpará de sus hados la durezaQue le negó admirar en este sueloLa luz excelsa de ínclita grandeza.

    Alma dichosa, tú, que al alto cieloEnriqueces, alegre y gloriosaTe cubres de purpúreo y sutil velo;

    Vuelve á mirar á España lastimosaEn tu partida, que de bien ya agena,Yace en terreno afecto congojosa.

    Esta triste ribera, de afan llena,Que viö desparecer su blanca aurora,Con mustio verso inurmItrando suena.

    La sublime y bellísima Eliodora,Roto el cansado y grave peso frio,Abrasada en la eterna luz, que adora,Es tutela del sacro Ilesperio rio,

    ELEGÍA. (1)

    Cuanto sube hasta la-cimadesciende pronto abatido

    al profundo.;Ay de aquel que en algo estimael bien caduco y mentido

    de este mundo!En todo terreno sersolo permanece y dura

    el mudar.

    (1) Esta elogia fué escrita por Abt-Beka de Ronda despues de la toma deCórdoba y Sevilla por San Fernando.

    Adolfo Federico Schack la tradujo del arabe al aloman, y D. Juan Valeradel aloman al castellano.

  • Lo que hoy es dicha ö placeüserá. mallana ~mufa

    y pesar.Es la vida transitoriaun caminar sin reposo

    al olvido;plazo breve á toda gloriatiene el tiempo presuroso

    concedido.llasta la fuerte corazaque a los aceros se opone

    poderosa,al cabo se despedazaó con la herrumbre se pone

    raginosa.Con sus cortes tan lucidas¿del Yemen los claros reyes

    dónde están?;,En dónde los Sasanidasque dieron tan sabias leyes

    al Irán?¿Los tesoros hacinadospor Karun el orgulloso

    dónde han ido?¿,De Ad y Temud afamadosel imperio poderoso

    Do se ha hundido?El hado, que no se inclinani ceja, cual polvo vano

    los barrió,y en espantosa retinaal pueblo y al eober ano

    sepultó.Y los imperios pasaroncual una imägen ligera

    en el suefio;de Carroes se allauronos alcázares, dó era

  • 4,4

    de Asia dueño.Desdeñado y sin coronacayó el soberbio Dario

    muerto en tierra.¿fri quién la muerte perdona?¿Del tiempo el andar impío

    qué no aterra?¿De Salomon encumbradoal tin no acabó el poder

    estupendo?Siempre del seno del hadobien y mal, pena y placer

    N an naciendo.Mucho infortunio y afanhay en que caben consuelo

    y esperanza;mas no el golpe que el Islamhoy recibe en este suelo

    los alcanza.España tan conmovidaal golpe rudo se siente

    y al fragor,que estremece su caidaal Arabia y al Oriente

    con temblor.El decoro y la grandezade mi patria, y su fe pura,

    se eclipsaron;sus verjeles son maleza,y su pompa y hermosura

    desnudaron.Montes de escombro y desiertosno ciudades populosas

    ya se ven.¿Qué es de Valencia y sus huertos?¿Y Murcia y Jätiva hermosas?

    ¿Y Jaen?¿Qué es de Córdoba en el dia,

    26

  • 394dónde las ciencias hallaban

    noble asiento,dó las artes á porfiapor su gloria se afanaban

    y ornamento?¿Y Sevilla? ¡Y la riberaque el Bétis fecundo baña

    tan florida?Cada ciudad de estas eracolumna en que estaba España

    sostenida.Sus columnas por el suelo,¿cómo España podrá ahora

    firme estar?Con amante desconsueloel Islam por ella llora

    sin cesar.Y llora al ver sus verjelesy al ver sus vegas lozanas

    ya marchitas,y que afean los infielescon cruces y con campanas

    las mezquitas.En los mismos almimbares (1)suele del leño brotar

    tierno llanto.Los domésticos altaressuspiran para mostrar

    su quebranto.Nadie viva con descuidosu infelicidad creyendo

    muy distante,pues mientras yace dormidoestá el destino tremendo

    vigilante.Es dulce patria querida

    (1) Pülpitos.

  • šošla región apellidar

    (16 nacemos;pero, Sevilla perdida,¿cuál es la patria, el hogar

    que tenemos?Este infortunio ä ser vienecifra de tanta aflicción

    y horror tanto,ni fin ni término tieneel duelo del corazón,

    el quebranto.Y vosotros, caballeros,que en los bridones volais

    tan valientes,y cual águilas ligeros,y entre las armas brillais

    refulgentes;que ya lanza ponderosaagitais en vuestra mano,

    ya, en la oscuradensa nube polvorosa,cual rayo, el alfange indianci

    que fulgura;vosotros que, allende el mar,vivis en dulce reposo

    con riquezasque podeis disipar,y seriorio glorioso

    y grandezas;decidme: los males fierosque sobre Esparia han caido

    ¿no os conmueven?&Será que los mensajerosla noticia ä vuestro oido

    nunca lleven?Nos abruman de cadenas;hartan con sangre su sed

    los cristianos.

  • 3ed¡Doleos de nuestras penas!¡Nuestra cuita socorred

    como hermanos!El mismo Dios adorais,de la misma estirpe y planta

    procecieis;¿Por qué, pues, no despertais?¿Por qué ä vengar la ley santa

    no os moveis?Los que el imperio felizde España con alta honra

    sustentaron,al fin la henyesta cervizal peso de la deshonra

    doblegaron.Eran cual reyes ayer,que de pompa se rodean;

    y son luegolos que en bajo menester,viles esclavos, se emplean

    sin sosiego.Llorado hubierais, sin duda,al verlos, entre gemidos

    arrastrarla férrea cadena ruda,yendo para ser vendidos

    al bazar.A la madre cariñosaalli del hijo apartaban

    de su amor;¡Separación horrorosacon que el alma traspasaban

    de dolor!Allí doncellas gentilesque al andar perlas y flores

    esparcían,para faenas servileslos fieros conquistadores

  • 397ofrecían.

    Hoy en lejana regiónprueban ellas del esclavo

    la amargura, •que destroza el corazóny hiere la mente al cabo

    con locura.Tristes lágrimas ahoravierta todo fiel creyente

    del Islam.¿Quién su infortunio no llora,y roto el pecho no siente

    del dan?

    p. 13 ERNARDO 40PEg 'gARCiA.

    El Dos de Mayo.

    Oigo, patria, tu aflicción,Y escucho el triste conciertoQue forman tocando ä muertoLa campana y el cañón.Sobre tu invicto pendónMiro flotantes crespones,Y oigo alzarse ä otras regiones,En estrofas funerarias,De la iglesia las plegarias,Y del arte las canciones.

    —Lloras porque te insultaron

    Los que su amor te ofrecieron...¡A ti, ä quien siempre temieron,Porque su gloria admiraron;A ti, por quien se inclinaronLos mundos de zona ä zona;

  • 398A ti, soberbia matrona,Que, libre de extraño yugo,No has tenido más verdugoQue el peso de tu corona!...

    —Doquiera la mente mia

    Sus alas rápidas lleva,Allí un sepulcro se elevaCantando tu valentia;Desde la cumbre bravíaQue el sol indio tornasola,Hasta el África, que inmolaSus hijos en torpe guerra,¡No hay un puñado de tierra.Sin una tumba española! .

    Tembló el orbe ä tus legiones,Y de la espantada esferaSujetaron la carreraLas garras de tus leones;Nadie humilló tus pendonesNi te arrancó la victoria;Pues de tu gigante gloriaNo cabe el rayo fecundo,Ni en los ámbitos del mundo,Ni en el libro de la historia.

    —Siempre en lucha desigual

    Cantan tu invicta arroganciaSagunto, Cádiz, Numancia,Zaragoza y San Marcial;En tu suelo virginalNo arraigan extraños fueros Porque, indómitos y fieros,Saben hacer tus vasallos

  • 390Frenos para sus • caballosCon los cetros extranjeros

    Y atin hubo en la tierra un hombreQue osó profanar tu manto ¡Espació falta á mi cantoPara maldecir su bombrelSin que el recuerdo me asombre,Con ansia abriré la historia;Presta luz ä Mi memoria,Y el inundo y la patria ä coroOirán el himno sonoroDe tus recuerdos de gloria.

    —Aquel genio de ambición

    Que, en su delirio profundoCantando guerra hizo al mundoSepulcro de su nación,Hirió al ibero leónAnsiando á España regir;Y no llegó á percibir,Ebrio de orgullo y poder,Que no puede esclavo serPueblo que sabe morir.

    ¡Guerra! clamó ante el altarEl sacerdote con ira;¡Guerra! repitió la liraCon indómito cantar;¡Guerra! gritó al despertarEl pueblo que al mundo aterra;Y cuando en hispana tierraPasos extraños se oyeron,Hasta las tumbas se abrieronGritando. ¡Venganza y guerra!

  • 400La virgen con patrio ardor,

    Ansiosa salta del lecho;El niño bebe en el pechoOdio á muerte al invasor;La madre mata á su amor,Y cuando calmado está,Grita al hijo que se va:«¡Pues que la patria lo quiere,Lánzate al combate y muere,Tu madre te vengará ! »

    —Y suenan patrias canciones,

    Cantando santos deberes;Y van roncas las mujeresEmpujando los cañones:Al pié de libres pendonesEl grito de patria zumbaY el rudo cañón retumba,Y el vil invasor se aterra,Y al suelo le falta tierraPara cubrir tanta tumba.

    Mártires de la lealtad,Que del honor al arrulloFuisteis de la patria orgulloY honra de la humanidad....En la tumba descansad,Que el valiente pueblo iberoJura con rostro altaneroQue, hasta que España sucumba,No pisará vuestra tumbaLa planta ele! extranjero.

  • 401

    Canción.

    p. FERNANDO DE H,EFtFUFtA

    Suave sueño, tú que en tardo vueloLas alas perezosas blandamenteBates, de adormideras coronado,Por el puro, adormido y vago cielo;Ven ä la última parte de occidente,Y de licor sagrado,Baña mis ojos tristes, que cansadoY rendido al furor de mi tormento,No admito (') algun sosiego,Y el dolor desconorta al sufrimiento.Ven á mi humilde ruego,Ven á mi ruego humilde, ó Amor de aquella'Que Juno te ofreció, tu ninfa bella

    Divino sueño, gloria de mortales,Regalo dulce al mísero afligido,Sueño amoroso, ven á quien esperaCesar del ejercicio de sus males, e 1.,-4"Y al descanso volver todo el sentido.¿Cómo sufres que mueraLéjos de tu poder quien tuyo era?¿No es dureza olvidar un solo pechoEn veladora pena,Que sin gozar del bien, que al mun-lo has hecho,De tu vigor se agena?Ven, sueño alegre: sueño, ven, dichoso,Vuelve á mi alma ya, vuelve el reposo.

    Sienta yo en tal estrecho t2') tu grandeza,Baja, y esparce liquido el rocio;

    ; I) No alcanzo, no logro.12) Pn tal aprieto, en tan duro trance.

  • 40'2Huya la alba, que en torno resplandece;Mira mi ardiente llanto y mi tristeza,Y cuanta fuerza tiene el pesar mio,Y mi frente humedece,Que ya de fuegos juntos el sol crece.-Torna, sabroso sueño, y tus hermosasAlas suenen ahora;Y huya con sus alas presurosasLa desabrida aurora;Y lo que en mi faltó la noche fria,Termine la cercana luz (lel dia.

    Una corona, ó sueño, de tus floresOfrezco; Ui produce el blando efetoEn los desiertos; cercos de mis ojos;Que el aire entretegido con olores -Halaga, y ledo mueve en dulce afeto;Y de estos mis enojosDestierra, manso sueño, los despojosVen, pues, amado sueño, ven liviano,Que del rico orienteDespunta el tierno Febo el rayo cano.Ven ya, sueño clemente,Y acabará el dolor: asi te veaEn brazos de tu cara Pasitea.

    p. FRANCIpC0 DE LA TORRE.

    La Tórtola.

    Tórtola solitaria, que llorandoTu bien pasado y tu dolor presente,Ensordeces la selva con gemidos:Cuyo ánimo dolienteSe mitiga penando