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105 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA Estudios Políticos, novena época, núm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129 H. C. F. Mansilla* D.R. © 2011. Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Centro de Estudios Políticos. Estudios Políticos núm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129. México, D.F. ISSN: 0185-1616 Religiosidad popular y cultura política en América Latina. Un ensayo sobre los complejos vínculos entre las concepciones del orden justo y la democracia pluralista moderna Resumen El texto es una crítica a las teorías contemporáneas que proclaman la incomparabilidad de los “proyectos civilizatorios” en el Tercer Mundo, puesto que existiría una diversidad tan amplia y tan profunda de culturas, que sería imposible encontrar un “metacriterio” histórico, desde el cual recién se podría juzgar los aspectos positivos y negativos de las mismas. En realidad esto sig- nifica pasar por alto los aspectos autoritarios de muchos regímenes socio-culturales. Se ana- lizan ejemplos del espacio islámico y de la región andina de Sudamérica. Palabras clave: Autoritarismo, justicia andina, mundo islámico, postmodernismo, relativismo cultural Abstract This text is a critique of present theories which postulate the incomparability of the “civilizatory projects” in the Third World, for it is assumed that it would be a so wide and deep difference of cultures that it should be impossible to ascertain an historic metacriterion, from which we could judge positive and negative aspects of themselves. In reality this means to overlook the autho- ritarian aspects of many social and cultural models. Some examples of the Islamic world and the Andean area of South America are therefore analyzed. Key words: Authoritarianism, andean justice, islamic world, postmodernism, cultural relativism * Doctor en Filosofía por la Universidad Libre de Berlín, Alemania. Miembro de número de la Academia de Ciencias de Bolivia. Introducción no puede preguntarse, con mucha razón, por qué habría que estudiar tradiciones culturales para entender los temas políticos actuales de América Latina, que —a primera vista— parecen tener una gran no- vedad y originalidad y, por ello, depender muy poco de herencias históri- cas. La tesis central de este texto afirma, en cambio, que la expansión de U

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105 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F.Mansilla*D.R. 2011. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Facultad de Ciencias Polticas y Sociales, Centro deEstudios Polticos. Estudios Polticos nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129. Mxico, D.F. ISSN: 0185-1616 Religiosidad popular y cultura polticaen Amrica Latina. Un ensayo sobre loscomplejos vnculos entre lasconcepciones del orden justo y lademocracia pluralista modernaResumenEl texto es una crtica a las teoras contemporneas que proclaman la incomparabilidad de losproyectos civilizatorios en el Tercer Mundo, puesto que existira una diversidad tan amplia ytan profunda de culturas, que sera imposible encontrar un metacriterio histrico, desde el cualrecin se podra juzgar los aspectos positivos y negativos de las mismas. En realidad esto sig-nifica pasar por alto los aspectos autoritarios de muchos regmenes socio-culturales. Se ana-lizan ejemplos del espacio islmico y de la regin andina de Sudamrica.Palabras clave: Autoritarismo, justicia andina, mundo islmico, postmodernismo, relativismoculturalAbstractThis text is a critique of present theories which postulate the incomparability of the civilizatoryprojects in the Third World, for it is assumed that it would be a so wide and deep difference ofcultures that it should be impossible to ascertain an historic metacriterion, from which we couldjudge positive and negative aspects of themselves. In reality this means to overlook the autho-ritarian aspects of many social and cultural models. Some examples of the Islamic world andthe Andean area of South America are therefore analyzed.Key words: Authoritarianism, andean justice, islamic world, postmodernism, cultural relativism*DoctorenFilosofaporlaUniversidadLibredeBerln, Alemania.Miembrodenmerode la Academia de Ciencias de Bolivia.Introduccinno puede preguntarse, con mucha razn, por qu habra que estudiartradicionesculturalesparaentenderlostemaspolticosactualesdeAmrica Latina, que a primera vista parecen tener una gran no-vedadyoriginalidady,porello,dependermuypocodeherenciashistri-cas. La tesis central de este texto afirma, en cambio, que la expansin deU106Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAregmenes populistas y nacionalistas, por un lado, y la insurgencia de sec-toresindgenasenlaarenapolticadealgunospases(yhastaelfloreci-miento de un socialismo indigenista), por otro, representan elementos con-servadores, en el sentido de convencionales y rutinarios, que, en el fondo,significan el renacimiento de normativas axiolgicas y valores populares deorientacin, vinculados a legados culturales bastante antiguos. Este resur-gimiento ocurre en forma cclica y tiene tanto en la mentalidad popular comoenlaintelectual,lacaractersticadeunaanheladarevolucinsocial.Perouna revolucin en el sentido primordial del trmino tambin puede denotaruna vuelta al punto de partida. En los procesos histricos no hay retornosen sentido estricto, pero se puede detectar en la mentalidad popular el pro-fundo deseo de recuperar algunos elementos del pasado que son vistos co-mo la expresin popular adecuada de un orden socialmente justo, solidarioyfcildecomprender.Yalgunospensadoresprogresistashantenidoytienen la funcin de envolver y explicar este designio popular con las pala-bras y las teoras que las modas intelectuales convierten en obligatorias.Hoy encontramos en Amrica Latina fuertes tendencias que pretendenun resurgimiento de la herencia cultural y las tradiciones socio-polticas delas naciones aborgenes. Presenciamos, por ejemplo, la reaparicin del mo-delocivilizatorioindgenaprehispnico,perocombinadoinextricablementecon otros factores histrico-culturales de primera relevancia, como las tra-diciones culturales de la poca colonial espaola y los factores asociados ala modernidad occidental. Es muy difcil encontrar un pueblo que haya per-vivido hasta hoy conservando exclusivamente sus caractersticas originalesdeidentidad,comolastnicasylingsticas,sinhaberaceptadoyadop-tado como propios importantes elementos culturales de las naciones veci-nas y de las enemigas. En la actualidad, la revalorizacin del legado ind-genaocurreparalelamenteaunanuevainterpretacindeciertosrasgoscentralesdelacoloniaespaola,entrelosquesehallademaneraprefe-rente la religiosidad popular del periodo barroco en los siglos XVII y XVIII.ComoenmuchoscasossimilaresenelTercerMundo,aqutenemosunrenacimientodeunmodelohistrico-culturalquetieneconnotacionesprctico-polticastangibleseinmediatas.Estascorrientesfomentanlasu-premacadelparticularismoporencimadenormativasuniversalistas,lasformascolectivistasdeociopopularyelabandonodelhumanismoocci-dental a favor de prcticas anti-intelectuales y del catolicismo prerracional yritualistadelbarrocolatinoamericano.Unejemplodeelloesellocalismocultural y religioso que conlleva, por ejemplo, la revitalizacin de los credosanimistasandinos.Enlosltimosaos,lainvencindelatradicinenel107 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129caso de las religiones andinas ha significado, en el fondo, la utilizacin ideo-lgicaeinstrumentaldeprcticasreligiosas,reconstituidasartificialmente,enprodemetaspolticasprosaicasyusuales.1Demaneraexplcita,lasdoctrinasquesubyacenaestastendenciaspropaganelreemplazodelademocracialiberal-pluralistaydelEstadodeDerechoporelrestableci-miento de formas arcaicas y autoritarias de ordenamiento social.Estosprocesosrepresentan,enelfondo,unarespuestaplausiblealimpulso modernizador de cuo capitalista que de manera acelerada se haapoderado de casi toda Amrica Latina en la segunda mitad del siglo XX. Yesta respuesta con muchas modificaciones y variantes exhibe algunasdelascaractersticasquetuvolareaccinromnticacontralaRevolucinFrancesa y la industrializacin a comienzos del siglo XIX. La modernizacinlatinoamericana, particularmente en el rea andina, ha destruido los vncu-losprimariosylascertezasdoctrinariasdelapoblacinruralylasclasespopulares, y no ha creado una esfera social que ofrezca las seguridades ycertidumbres del mundo premoderno. Es comprensible, entonces, que sur-ja un movimiento en contra del egosmo materialista decadente y del cos-mopolitismo liberal y pluralista, un anti-occidentalismo de inclinaciones rura-listas,partidarioderevitalizarlascostumbresyloscredosancestrales,unmovimientodeamplioalcancesocial,queadquieresimultneamenteunadireccinanti-imperialistayuntintepaternalista,favorablealautoritarismocaudillista de las tradiciones populistas.Esta sensibilidad, como se la llama ahora, tambin impulsa un modode sentir y pensar que es propio de la religiosidad popular, que por su na-turaleza prerracional generalmente anterior a los esfuerzos teolgico-filo-sficosseinclinahaciaunavisinsimplificadadelaesferasocial:sepercibelarealidaddelmundocircundantemedianteoposicionesbinarias,como ser lo propio/lo ajeno; amigos/enemigos; la verdad/la mentira; lo fami-liar/lo extrao. Estas han sido usuales en numerosos modelos civilizatorios,sobre todo en las etapas iniciales del desarrollo histrico. Sirven evidente-mente para una primera orientacin en un campo que a menudo es hostil;generan adems un claro sentimiento de seguridad y pertenencia. Si biensuutilidadesindudableenordenamientossocialesrelativamentepocoevolucionados (primitivos, como se deca antes), su pervivencia en socie-dades muy complejas, como son las latinoamericanas del siglo XXI, producesimplificacionescognoscitivasyconllevaasimismounaconsolidacinde1 Fernando Mires, Poltica como religin, en Cuadernos del CENDES, vol. 27, nm. 73,Caracas, enero-abril de 2010, pp. 1-30, aqu p. 2.108Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAestructurasmentalesyvaloresdeorientacinconunclaromatizarcaico,paternalistayautoritario.Nosediscuteaqularelevanciadeciertosele-mentos altamente positivos que a menudo estn vinculados con ese mundopremodernocomolaexistenciaderedesdesolidaridadinmediataylavigenciadecreenciasqueotorganunsentidoplenoalavidahumana,pero hay que considerar la posibilidad de que hoy el pensar en oposicionesbinariassimplesconducealaincomprensindeladiferenciacinsocialycultural alcanzada entre tanto en Amrica Latina y prepara el terreno ideo-lgicoparaeladvenimientoderegmenesautoritarios.Enelimaginariopopularestacorrientedoctrinariaesvistacomouninstrumentoadecuadopara enfrentarse a la complejidad y a la insolidaridad crecientes e insopor-tables del mbito moderno, pero los efectos socio-culturales de esta accinsimplificadora son el desconocimiento de este mbito en el largo plazo y lapreservacin del infantilismo poltico convencional.Lapersistenciadelautoritarismoparecesermspronunciadaenlosantiguosncleosdelcolonialismoespaol,comoelreaandina, AmricaCentral y Mxico.2 No se debera dejar de lado, en estos casos, el anlisisdelaculturapolticaprovenientedelasgrandescivilizacionesindgenasprehispnicas, que han manifestado elementos favorables al autoritarismo,elcolectivismoyelcentralismo.3Nosepuedepasarporaltolosvnculosentre el legado indgena, la herencia colonial, los movimientos populistas ylosaspectosautoritariosenlaculturacvicadehoyenda.4Losvalorespredominantesdelaculturadelpresenteenlasreaslatinoamericanasmencionadas, es decir, los que atraen aun hoy la mayor adhesin masiva,son aquellos que estn fuertemente enraizados en las tradiciones vivas dela actualidad. Con toda razn se puede argumentar que las herencias cul-turales provenientes de las antiguas civilizaciones indgenas y de la pocacolonialespaolahansufridounanotablecantidaddemodificacionesdetodaespecieytambinmezclasconaquellastendenciasquepodemosllamar modernizadoras, aunque se trate de corrientes socio-culturales que2 Cf.lasinteresantesobservacionesdeDavidScottPalmer,ThePoliticsof Authoritaria-nisminSpanish America,enJamesM.Malloy(comp.),AuthoritarianismandCorporatisminLatin America, Pittsburgh, Pittsburgh U. P., 1977, pp. 377-412.3 Cf.MagnusMrner,TheAndeanPast:Lands,SocietiesandConflicts,NewYork,Co-lumbiaU.P.1985.Paraunavisindiferentecf.HelgavonKgelgen(comp.),Herenciasindgenas,tradicioneseuropeasylamiradaeuropea,Madrid/Frankfurt,Iberoamericana/Ver-vuert 2002.4 Para el caso boliviano, cf. el texto que no ha perdido vigencia: James M. Malloy, Auhto-ritarianism and Corporatism: The Case of Bolivia, en James M. Malloy (comp.), op. cit. (nota2), pp. 459-485.109 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129provienendelexteriorycuyaaceptacinenelgruesodelasociedadres-pectivaseaunacuestinaltamenteambivalente.Porotraparte,todoslospases del Nuevo Mundo han alcanzado entretanto un alto grado de com-plejidad evolutiva, y ya no es posible determinar mediante un razonamientosencillo cules son los valores de orientacin provenientes del pasado pre-moderno y cul es el aporte de la modernidad occidental.Apuntes crticos sobre el catolicismo barrocoLa realidad y sus mltiples facetas nos muestran en el contexto latinoame-ricano la formacin continua de diversas identidades y soluciones cambian-tesdecarctersincretista,quenopuedenseradecuadamentecompren-didasmedianteteorasdemasiadolineales.Sinirmslejos,tenemoselcaso del catolicismo en Amrica Latina, que desde un comienzo en el sigloXVIymsclaramenteenlaactualidadnosmuestrasusmanifestacionespolifacticas. Desde un principio fue tanto inquisitorial como tolerante, extir-padordeidolatras,porunlado,yfavorecedordemixturasritualesydoc-trinarias; por otro, cercano a las lites y prximo a los pobres, al mismo tiem-po inclinado a la civilizacin europea y promotor de las culturas indgenas.Hasidouncatolicismointegristaymilitante,perosimultneamenteunafereligiosa anti-intelectual, pobre en la produccin de teologa y filosofa, ricaen la generacin de artes plsticas y msica; ha sido, en suma, un sistemadispersodecreencias,profusoenfiestas,procesiones,santos,milagros,experiencias msticas, vivencias extticas, prcticas adivinatoriasy ritualesde todo tipo y escaso en bienes intelectuales. Para nuestro fin especficoestilenelanlisisdelareligiosidadpopular,delasprcticascotidianasdelaIglesiaoficialydelllamadoethosbarroco,temasquehanconcitadoel inters de los estudiosos en los ltimos tiempos.5Entodaslasculturasyenladimensindellargoplazolareliginesunodelosfundamentoscentralesdelimaginariopopularyporelloesen-cialparalaconformacindepautasnormativasenelterrenopoltico.Durantemilenioslareliginencuantodogmaobligatorioyvinculanteylareligiosidad popular como prctica cotidiana han constituido los elementos5 Para el estudio de la religiosidad popular, cf. Pedro Morand, Cultura y modernizacin enAmrica Latina, Santiago de Chile, PUC, 1984; Bolvar Echeverra (comp.), Modernidad, mes-tizaje cultural y ethos barroco, Mxico, UNAM/El equilibrista 1994; Bolvar Echeverra, Vueltade siglo, Mxico, Era, 2006. Sobre el ethos barroco, cf. Stefan Gandler, Marxismo en Mxico:Adolfo Snchez Vzquez y Bolvar Echeverra, Mxico, FCE/UNAM, 2007, pp. 391, 417-424;sobre la obra de Echeverra, cf. ibid., pp. 83-148, 269-276.110Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAfundamentalesdelaculturadetodaslassociedadesydeloquepodra-mosllamar,demaneramuyimprecisa,laideologapreponderantedelapocarespectiva.Estaideologahatenidounanaturalezamuyextendidaensentidogeogrficoyuntemplemuypersistenteenelplanotemporal.Noescasualquevariosautoressehayanconsagradoaexaminarelca-rcterpopular-comunitario,amenudomstico-sensual,avecesrevolucio-nario(hastasubversivo)ysiempreopuestoalliberalismoegostaqueca-racteriza el ethos barroco.6Enlasregionesyamencionadas(deunamodernizacinparcial)sepuede hablar de la existencia de un catolicismo barroco, que desde el sigloXVIII no se ha opuesto explcitamente a productos intelectuales provenien-tesdelatradicindemocrtico-liberaloccidental,peroquehastahoyhacontribuidoadiluirloso,porlomenos,adificultarsudivulgacinensuelolatinoamericano. Este catolicismo barroco ha fomentado una atmsfera desolidaridad inmediata entre los fieles, no mediada por instituciones estata-les y burocrticas. En la regin andina, por ejemplo, ha reforzado el colec-tivismo preexistente (originado en el imperio incaico) y ha debilitado la for-macindeunindividualismofuerteyautnomo,queesunadelasbaseshistricasdelliberalismodemocrticoypluralista.Estaatmsferacolecti-vista de ritos y fiestas, con presencia de un misticismo atravesado de sen-sualismo elemental, no fue y no es proclive al surgimiento de una persona-lidadautocentradaindividualmente,quepuedaguiarseporlallamadaeleccin racional entre opciones de comportamiento y por el sopesamientomeditadodeelementospragmticosenloscamposideolgico,polticoyhasta propagandstico.Dentrodelcatolicismobarroco,lapersonalidadresultante,quepuedeposeerfuertesrasgosdesolidaridadconsucontextosocial,tiendeaserinfluidaporfactoressupra-individuales,comolasautoridadespreconstitui-das,losmovimientossociales,lospartidospolticosyloscultosreligiososprevalecientes,porunlado,yporlasmodasculturaleseintelectualesdelda, por otro. No es de extraar que pensadores de muy diferentes orienta-ciones ideolgicas, como el catlico conservador chileno Pedro Morand yel marxista radical ecuatoriano Bolvar Echeverra, hayan dedicado sus es-fuerzosasustentarelllamadocatolicismobarrococomounacreacinso-cio-histricagenuina,comoelgranaportelatinoamericanoalosmodelos6 Boaventura de Sousa Santos, Pensar desde el Sur. Para una poltica emancipatoria, LaPaz,Plural/CLACSO2008;BolvarEcheverra,Lamodernidaddelobarroco,Mxico,Era1998; Cecilia Salazar de la Torre, Ethos barroco o herencia clsica? En torno a las hiptesis deSousaSantos,enLuisTapia(comp.),Pluralismoepistemolgico,LaPaz,CIDES/CLACSO/Muela del Diablo, 2009, pp. 85-166, aqu p. 99.111 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129deconvivenciasocial.Frentealmundomoderno,signadoporlacienciaylatecnologa,perotambinporunacomplejidadcrecienteyunainsolida-ridadinsoportable,el ethosbarroco,asociadoinseparablementealsincre-tismoyalmestizaje,seraunasolucinadecuadaalasdemandasdelapoblacinlatinoamericana.Elethosbarrocoestaraenlabasedelalla-mada economa solidaria, diferente y opuesta a la economa liberal de mer-cado que genera el egosmo individualista.7Para comprender esta constelacin y las herencias histricas que influ-yen decisivamente sobre la mentalidad colectiva, puede ser til una aproxi-macinalareligiosidadpopularyalapraxiscotidianadelaIglesiacat-lica.Enestosfenmenossesedimentanlamemoriadelargaduracindeuna sociedad y su arqueologa mental.8 Precisamente la contribucin de lareligiosidad popular a los valores y las prcticas polticas en Amrica Latinaslo puede ser comprendida por medio de una reflexin que d cuenta dela riqueza del fenmeno en el plano prctico y profano, plano que no debeser confundido con la esfera de la teora y de la reflexin intelectual. Auto-res progresistas se dedican hoy a analizar y, ms propiamente, a enaltecerel ethos barroco del catolicismo de la poca colonial espaola como la grancreacinespiritualysocialdelaIglesiaycomoelfactorperdurabledelareligiosidad popular, porque este ethos habra estado cerca del pueblo llanoydesuscostumbres,predileccionesyesperanzasmesinicas.9Supre-suntocarctergrupal-comunitario,alejadoderefinamientosfilosficos,ysus tendencias msticas y utpicas lo habran acercado a las sensibilidadese intereses populares y lo habran opuesto eficazmente al liberalismo egos-ta y cosmopolita de los mbitos francs y anglosajn.Frente al mundo moderno, signado por la ciencia y la tecnologa, perotambin por una complejidad creciente y una insolidaridad insoportable, elethos barroco, asociado inseparablemente al sincretismo y al mestizaje, espercibido ahora como una solucin relativamente simple, pero adecuada alas demandas de la poblacin latinoamericana, precisamente porque corres-pondeaunaestructuracinsocialrelativamentesimpleyaunmbito7 Sobre el concepto de economa solidaria, cf. Armando de Melo Lisboa, Economia soli-dria:incubandoumaoutrasociedade,enPROPOSTA(RiodeJaneiro),no.9,junio-agostode 2003, pp. 50-58, texto que rastrea las races histrico-culturales de la economa solidariadesde el ethos barroco hasta las obras de Josu de Castro.8 Para el estudio de la religiosidad popular, cf. el brillante estudio, rico en elementos em-pricos, de Imelda Vega-Centeno, Aprismo popular. Cultura, religin y poltica, Lima, CISEPA-PUCP/Tarea, 1991, especialmente los acpites terico-metodolgicos, pp. 49-90.9 Cf. Juan M. Ossio (comp.), Ideologa mesinica del mundo andino, Lima, Prado Pastor1973.112Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAcultural fcilmente comprensible. Por ello es visto como una genuina crea-cin socio-histrica de cuo popular. Se supone que el ethos barroco con-tribuy a que la gente sencilla se sintiera bien dentro de su comunidad, enarmonao,porlomenos,enconcordanciaconeluniverso,tantocsmicocomosocial,yaquelavidapolticafuerapercibidacomomshumanaymssolidaria.Peroestatendenciaalconsensocompulsivoyaldescuidode las labores crtico-intelectuales, disolvi la especificidad del catolicismo,prepar el advenimiento (a partir del siglo XX) de nuevos credos religiososqueprivilegianunconfusocomunitarismomstico-sensual(comolasdife-rentesdenominacionespentecostalistas)ycontribuyalaconsolidacindel infantilismo poltico de dilatados sectores poblacionales.10Desdelapocacolonialhastaelpresente,lareligiosidadylamenta-lidad populares tienden a constituirse y a expresarse en oposiciones bina-rias fcilmente comprensibles: la fe verdadera de los creyentes frente a larazndeleznabledelosfilsofos,lasanaortodoxiadoctrinariacontralaspeligrosasherejas,laculturaibero-catlicafrentealosmodelosciviliza-toriosimportadosdelosmbitosfrancsyanglosajn,ylascostumbrespropias, enraizadas en una venerable tradicin, contra las novedades y fri-volidades procedentes de la modernidad occidental. En el terreno poltico,estemododicotmicodepercibirlarealidadsetraduceenunacontra-posicinelemental(amigosvs.enemigos;idealesvs.intereses),quedifi-cultalaaceptacindelpluralismodeideasypartidosylatoleranciaconrespecto a los adversarios. Lo positivo es visto en la unidad doctrinaria, ladisciplina jerrquica de la Iglesia (o el partido), el sueo de hogar y frater-nidad y la ilusin de la solidaridad practicada, mientras que lo negativo sehallaraenladiversidaddeopinionesyvaloresdeorientacin,enladilu-cin de la autoridad paternal y en la frialdad y el egosmo de las relacioneshumanas que prevalecen en el moderno mundo capitalista.Apuntes crticos sobre la herencia ibero-catlicaEn la regin andina, Mxico y Amrica Central se expandi una forma rela-tivamentedogmticayretrgradadellegadoculturalibero-catlico,lacual10 Entre otras razones porque la constelacin social contiene tendencias colectivas pode-rosas que propugnan una satisfaccin inmediata de pulsiones materiales y sensuales. Cf. LuisMadueo,ElpopulismoquilisticoenVenezuela.Lasatisfaccindelosdeseosylamenta-lidad orgistica, en Alfredo Ramos Jimnez (comp.), La transicin venezolana. AproximacinalfenmenoChvez,Mrida,UniversidaddeLos Andes/CentrodeInvestigacionesdePol-tica Comparada 2002, pp. 47-76, especialmente pp. 70-71.113 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129tambin se destac por su espritu autoritario, burocrtico y provinciano. Acausa del llamado Patronato Real, establecido en 1508 por una bula papal,laCoronacastellanayluegoelEstadoespaolejercieronunatuicinse-vera y rgida sobre todas las actividades de la Iglesia Catlica en el NuevoMundo.11LaIglesiaresultserunainstitucinintelectualmentemediocre,queirradipocosimpulsoscreativosenlosmbitosdelateologa,lafilo-sofayelpensamientosocial.DurantelaColoniaelclerogozdeunaltoprestigio social; la Iglesia promocion un extraordinario florecimiento de lasartes, especialmente de la arquitectura, la pintura y la escultura. La Iglesiarespet de modo irreprochable el modus vivendi con la Corona y el Estado;toler sabiamente rituales y creencias sincretistas; y sus tribunales inquisi-toriales procedieron, en contra de lo que ocurra en Espaa, con una tibiezaencomiable.PeroestaIglesianoprodujoningnmovimientocismtico;lefaltaronlaexperienciadeldisensointernoylaenriquecedoracontroversiatericaentornoalasltimascertidumbresdogmticas.Debidoalaenor-meinfluenciaquetuvolaIglesiaenloscamposdelainstruccin,lavidauniversitariaylaculturaengeneral,todoestosignificunobstculocasiinsuperable para el nacimiento de un espritu cientfico. Todos estos aspec-tos son pasados por alto generosamente por los tericos contemporneosdel ethos barroco.Debido al enorme acervo documental que han dejado los tribunales in-quisitorialesenelNuevoMundo(Mxico,CartagenadeIndiasyLima),numerosos estudios en torno a la poca colonial han utilizado estos mate-rialesparareconstruirlosaspectosmsimportantesdelamentalidaddeaquellapoca,suimaginariocolectivoysuspautasdecomportamientosocial.12Algunoselementoscentralesdeloquepodramosdenominarlasociologa poltica de la larga era colonial pueden seranalizados mediantelainvestigacindelasprcticasinquisitoriales,yentoncessepercibirala11Cf.,entreotros:HorstPietschmann,StaatundstaatlicheEntwicklungamBeginnderspanischen Kolonisation Amerikas (El Estado y el desarrollo estatal al comienzo de la coloni-zacinespaolaen Amrica),Mnster,Grres1980;J.LloydMecham,ChurchandStateinLatin America: A History of Politico-Ecclesiastical Relations, Chapel Hill, North Carolina U. P.1966;FrederickC.Turner,CatholicismandPoliticalDevelopmentinLatinAmerica,ChapelHill, North Carolina U. P., 1971.12 Cf. las obras clsicas sobre esta temtica que han mantenido su vigencia terica: JosToribio Medina, Historial del tribunal de la Inquisicin de Lima 1569-1820 [1887], Santiago deChile, Fondo Histrico J. T. Medina, 1956 (2 vols.); Henry Charles Lea, The Inquisition in theSpanishDependencies,NewYork,Macmillan1908;HenryKamen,Lainquisicinespaola:unarevisinhistrica[1965],Barcelona,Crtica,2005. AcercadelasituacinenMxico,cf.Solange Alberro, Inquisicin y sociedad en Mxico 1571-1700, Mxico, FCE, 1988.114Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAinfluencia de factores religiosos sobre la esfera de las prcticas polticas einstitucionales. Por otra parte, es indispensable mencionar el hecho de quelaInquisicinnofuecriticadaensutiempodesdeelinteriordelassocie-dadeshispanoamericanas,puesrepresentabalasumadelosprejuiciossocialeseideolgicosdelasmismas.Lomismopasaconlaculturapol-ticaactualdelautoritarismoenlasregionesdeAmricaLatinadondelamodernizacin ha sido incompleta: esta cultura poltica especfica no llamala atencin como algo que deba ser estudiado o criticado porque es la men-talidadcotidiana,quepenetraconsuinfluencianormativaenmuchosas-pectos de la vida social. (Para evitar un malentendido, hay que sealar quelasatribucionesdelaInquisicinnoalcanzabanlallamadarepblicadeindios, ni siquiera en sus creencias y prcticas religiosas.13)LaInquisicinayudaestablecerunampliocontrolmoraljuntoconunadilatadarepresindelmbitodelasideas,fomentandolanocindequeladesviacinpolticaeraunodelosmayorescrmenes.Esprobableque la actividad censora y punitiva14 de la Inquisicin tuvo consecuenciasimportantessobreelmbitodelasmentalidades,laspautasnormativasylas relaciones humanas, que si bien se consolidaron en la poca colonial,se han preservado parcialmente hasta hoy, especialmente en las regioneslatinoamericanasqueslohanconocidoincursionesfragmentariasytrun-cadas de la modernidad. Como ya se mencion, en la Amrica hispana laInquisicinrepresentunrgimenrelativamentelaxoencomparacinconlo que aconteca en Espaa: un ritmo procesal reducido, una presin limi-tadasobrelasactividadesculturalesyrelativamentepocascondenasamuerte,15 pero cre al mismo tiempo una sociedad basada en el temor, losprejuiciosylaausenciadelibertadespblicas.16 LomsrelevanteresideprobablementeenelhechodequeelSantoOficioayudainstaurarunasociedad dominada por la pedagoga del miedo, segn la expresin entre-tantoclsicadeBartolomBennassar.17Lacombinacindeautoritarismo13 Teodoro Hampe Martnez, Santo Oficio e Historia Colonial. Aproximaciones al Tribunalde la Inquisicin de Lima (1570-1820), Lima, Ediciones del Congreso del Per 1998, p. 10.14 Ibid., p. 7.15 Ibid., p. 14.16 Ibid., pp. 8, 33, 102. Cf. el excelente y conocido ensayo de Bartolom Escandell Bonet,Una lectura psico-social de los papeles del Santo Oficio. Inquisicin y sociedad peruanas enel siglo XVI, en Joaqun Prez Villanueva (comp.), La Inquisicin espaola: nueva visin, nue-vos horizontes, Madrid, Siglo XXI, 1980, pp. 437-467.17BartolomBennassar,Modelosdelamentalidadinquisitorial:mtodosdesupeda-goga del miedo, en ngel Alcal et al., Inquisicin espaola y mentalidad inquisitorial, Barce-lona, Ariel, 1984, pp. 174-182; cf. tambin Bartolom Bennassar et al., LInquisition espagnole,XV-XIXe sicle, Pars, Hachette, 1978.115 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129estatal, centralismo administrativo y dogmatismo religioso, junto con la exis-tenciadelaInquisicin,generunordensocialproclivealintegrismoreli-gioso,alinfantilismopolticoyalantipluralismopoltico. Algunosresiduosimportantesdeestamentalidadhanperduradohastahoy,yelpopulismoautoritario del presente se basa parcialmente en ellos.Setrata,evidentemente,deunavisindelpasadocolonialydelcato-licismo barroco que enfatiza los factores iliberales de los mismos y que po-dra dar lugar a un determinismo culturalista que no corresponde a la com-plejidaddeldesarrollohistrico.La Amricacolonialtambinexperimentuna Ilustracin temprana,18 y sobre todo, una variedad de regmenes socio-culturales,entreloscualeshayquesubrayarlaexistenciadeunaatms-fera ms liberal en las regiones del actual Cono Sur. Pero tambin hay quesealar que la base ideolgica de los esfuerzos independentistas no fue elliberalismo racionalista, sino la alta escolstica espaola con fuertes remi-niscencias del espritu medieval.19Elrenacimientodelcatolicismobarroco,la Filosofa de la Liberacin y el telurismo indigenistaHoy en da nos encontramos en el rea andina de Amrica Latina con fuer-tes tendencias que pretenden un resurgimiento de la herencia cultural y delastradicionesancestralesdelospueblosindgenas,juntamenteconunarevalorizacindelcatolicismobarroco.Comoenmuchoscasossimilaresen el Tercer Mundo, aqu tenemos un renacimiento de un legado histrico-culturalquetieneconnotacionesprctico-polticasmsomenostangiblese inmediatas. Como estos procesos son altamente complejos, no existe enla literatura correspondiente una especie de unanimidad de pareceres parajuzgarestosfenmenos.Enelcasoandino,porejemplo,presenciamosunareaparicindelmodelocivilizatorioprehispnico,peromezcladoycombinadoinextricablementeconotrosfactoreshistrico-culturalesdeprimeralnea,comolastradicionesculturalesdelapocacolonialespa-olayloselementostcnicosasociadosalamodernidadoccidental.Esmuy difcil encontrar un pueblo que haya pervivido hasta hoy conservandoexclusivamentesuscaractersticasoriginalesdeidentidad,comolastni-18 O. Carlos Stoetzer, Iberoamrica. Historia poltica y cultural, vol. I: Los gobiernos penin-sulares (1492/1500-1808), Buenos Aires, Hernandarias/Docencia, 1996, pp. 141-180.19 O. Carlos Stoetzer, Iberoamrica. Historia poltica y cultural, vol. II: El periodo de la in-dependencia (1808-1826), Buenos Aires, Hernandarias/Docencia, 1998, pp. 17-20.116Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAcasylingsticas,sinhaberaceptadoyadoptadocomopropiosimportan-teselementosculturalesdelasnacionesvecinasydelasenemigas.Estees claramente el caso de los pases andinos.Elrenacimientodelastradicionesprehispnicashaconllevadounre-surgimientodeantiguasformasdereligiosidadpopular,comoloscredosanimistasdelreaandina,resurgimientoquetieneunclaromatizpoltico.Aqusepercibelasupremacadelparticularismo(ellocalismoreligiosoysusconsecuenciassobrelavidacotidiana)sobrenormativasuniversalis-tas,elabandonodelhumanismosocialistaracionalafavordelanimismoprerracional y el reemplazo de la democracia liberal y del Estado de Dere-choporelrestablecimientodeformasarcaicasyautoritariasdeordena-mientosocial,comolamuycelebradajusticiacomunitaria.Losvaloresdeorientacinpolticaestninmersosenesecontexto.Perotambinenelseno del catolicismo se da un retorno hacia modelos especficos de religio-sidad popular y a construcciones tericas que explican y justifican este re-torno, como la Filosofa y la Teologa de la Liberacin. Por ello no es super-fluo un vistazo a la conexin entre religin y poltica, en general, y al vnculoentre religiosidad de amplio alcance y populismo poltico, en particular. Sepuedepercibiralpopulismo,porejemplo,comounelementoqueacom-paaelresurgimientodemovimientosreligiososenelmundomoderno,urbanoyaltamenteespecializadodelpresenteycomounacomprensiblereaccinaunamodernidadqueparamuchossignificadescensosocial,prdida de la solidaridad inmediata y dilucin de los signos manifiestos deorientacin.LaaccinsobreprotectoraypaternalistaquelaIglesiaCat-licahaejercidoalolargodesiglosconreferenciaalosindgenas,sehamantenido hasta hoy bajo modalidades cambiantes. Lo que permanece eslaconcepcindeaislaralindgenaenunmbitocelosamenteguardadodelmundoexterior,delamodernidadeuropeaydelpluralismoliberalqueresultanserlaesferadelpecado,mantenindoloenuncampopremodernoparadisaco,sinpecadoysindesigualdades,quecomolodemuestran las comunidades indgenas de la regin andina entre Ecuadory Bolivia que todava hoy tienen relativamente pocos contactos con la mo-dernidadculturalrepresentalaposibilidadclarademanipulacindelasmasas y el florecimiento de liderazgos carismticos y antidemocrticos.Esta clsica ideologa justificatoria, la cual diluye la autora de los des-cubrimientoscientficosylosinventostcnicoscomositodofueraunacreacincolectivamundial,escompartidasintomticamenteporlaTeoradelaDependencia,laFilosofadelaLiberacin,ascomoporladoctrinaindianista-mesinicaadscritaalasteorasdeEnriqueDusselysusdisc-117 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129pulos.20 Estas teoras han gozado de una dilatada influencia en ambientesacadmicosypolticoslatinoamericanosyespecialmenteandinosy,porsupuesto, en el seno de los movimientos indigenistas e indianistas. Cmono va a ser popular en el rea andina una concepcin que proclama que enelsuelolatinoamericanoconvivendosculturasopuestasentres:unasuperficial y vistosa, demonaca y mundana, inautntica y elitaria, productodelacivilizacindecadentedeEuropa,yotraprofundaymediooculta,pero que viene de abajo y est apegada a la tierra y comprometida con elaqu y el ahora, la de origen indgena?21 Slo las clases oprimidas y mar-ginadasrepresentaranunaalternativarealynuevaalafuturahuma-nidad,dadasumetafsicaalteridad,porquesonloOtrodelatotalidadmodernaycapitalista.22Estasdoctrinasenseanundualismoextremistaentre el bien que es la alteridad (verdad, colectivismo, solidaridad de lospobres y explotados, lo nuevo absoluto, utopa brillante) y el mal que es latotalidad (mentira, individualismo, egosmo de las lites, realidad detesta-ble, la propiedad privada como fuente de todos los males y las tiranas): setrataunverdaderomaniquesmofundamentalistafuerzasmutuamenteexcluyentes que induce a un rigorismo moral-poltico que tiene poco queverconlosproblemascotidianosdelassociedadeslatinoamericanas,lasque poseen identidades mltiples y cambiantes y relaciones complejas conel mundo occidental.Elfundamentointelectualdenumerososmovimientossocialeses,enparte,lacorrientemsradicalypolitizadadelaFilosofadelaLibera-cin,23laproduccindenumerososcenculosintelectualesdeinclinacio-nes socialistas e indigenistas y, ante todo, una amalgama formada por unacombinacindemarxismo,postmodernismoyelementosdelyamencio-nado ethos barroco. El filsofo Enrique Dussel, a quien se considera habi-tualmente como un representante distinguido de estas doctrinas, ha gozadoygozadeunadilatadainfluenciaenambientesacadmicosypolticoslatinoamericanosysobretodoandinosadscritosalnacionalismoysocia-lismo indigenistas.2420Cf.EnriqueDussel,Veinteproposicionesdepolticadelaliberacin,LaPaz, TerceraPiel, 2006; Juan Jos Bautista S., Crtica de la razn boliviana. Elementos para una crtica dela subjetividad del boliviano-latinoamericano, La Paz, Pisteuma, 2005; Rafael Bautista S., Oc-tubre: el lado oscuro de la luna. Elementos para diagnosticar una situacin histrico-existen-cial: una nacin al borde de otro alumbramiento, La Paz, Tercera Piel, 2006.21 Rudolfo Kusch, Amrica profunda, Buenos Aires, Bonum, 1975, pp. 89-92, 124-127.22 Enrique Dussel, Filosofa de la liberacin, Bogot, Universidad Santo Toms, 1980, p. 90.23 Sobre este contexto, cf. Mariano Moreno Villa, Filosofa de la Liberacin y barbarie delOtro, en Cuadernos Salmantinos de Filosofa (Salamanca), no. 22, 1995, pp. 267-282.24Unaobratempranadeesteautorcontinaejerciendounanotableinfluencia:Enrique118Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAEl elemento central de esta construccin terica es una contraposicinartificial de dos culturas, la occidental-capitalista y la indgena-comunitaria.Setratadeungenuinomaniquesmofundamentalistaqueinduceaunrigorismo moral-poltico que tiene poco que ver con los problemas cotidia-nos de las sociedades latinoamericanas, las que poseen identidades mlti-plesycambiantesyrelacionescomplejasconelmundooccidental.Peroeste dualismo maniquesta pertenece al ncleo del pensar y sentir de mu-chascomunidadesruraleslatinoamericanas,especialmenteenlareginandina,ymanifiestaunavisindelmundocompartidapormovimientospolticos de evidente fuerza de convocatoria. Segn algunos autores de laFilosofa de la Liberacin, el ncleo de la genuina identidad latinoamericanaestaraconstituidoporelritualismoyelcomunitarismodelasreligionesprecolombinas,elcatolicismoibricotradicional,elbarrocoencuantofor-ma original de sntesis cultural y los modelos de convivencia de las clasespopulares,presuntamenteincontaminadasporlaperniciosacivilizacinoccidental moderna. Esta ltima cultura es la que representa la alternativareal, pues su metafsica alteridad garantizara su cualidad como lo Otrocon respecto al mbito moderno y capitalista.25 Estas teoras propaganundualismoentrelopositivoqueeslaalteridad(laesferadelaverdad,lasolidaridadconlospobresyexplotados,lautopaylarevolucinpromi-soria) y lo negativo que es la totalidad (la propiedad privada como fuentedetodoslosmales,elegosmodelaslitesylamentiradelindividua-lismo). El pueblo es el soporte de la alteridad. Segn Dussel, los indge-nasylostrabajadoresexplotadosencuantolosintegrantesmsdesta-cados del pueblo poseen aun las races telricas que les permiten serlosportadoresdelproyectodeliberacin,26opuestodiametralmentealincriminado modelo occidental, aunque permanezca en una nebulosa con-ceptual. En los pases andinos, como en aquellos en que florecieron nota-blescivilizaciones,seextiendeademselconvencimientodequelosele-mentosmsvaliososdelsaberautctonoysuslogroscivilizatoriosmsnotableshansidoconfiscadosporelcolonialismoeuropeoynorteameri-cano. Esta concepcin radical pasa por alto el hecho de que la mayora delos habitantes de Amrica Latina transita cotidianamente entre los dos cam-pos; hasta los indgenas del rea andina tienen como metas normativas deDussel,Paraunaticadelaliberacinlatinoamericana,Buenos Aires,SigloXXI,1973(dostomos).25 Enrique Dussel, op. cit. (nota 22), p. 90.26 Ibid., p. 89.119 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129desarrolloloslogrostcnico-econmicosdeladetestadacivilizacinocci-dental. Aquresideunodelosproblemasmsimportantesdeestatem-tica:lasmismaspersonasqueseorientanporlosvaloresdelmodelooccidental en el terreno cientfico-tecnolgico pueden pensar en las oposi-ciones binarias aqu explicitadas cuando se trata de la esfera de la polticao de la familia.TantolaFilosofadelaLiberacincomolasconcepcionesteluristaspostulan una esencia indeleble del alma latinoamericana (en el fondo: unaconstruccinmetafsica)queestaraenpeligrodeextincinacausadelimpetuoso avance del modelo civilizatorio capitalista-occidental. Ambas co-rrientespropugnanesedualismomencionado,aunqueconmaticesdife-renciables. Esta concepcin se complementa con la idea romntica, propiadeintelectualesurbanos,entornoalacomuninentrelosaborgeneslatinoamericanos y la naturaleza del Nuevo Mundo, puesto que estos habi-tantes originarios tendran una relacin vital (y no una casual) con su me-dioambiente,loqueproduciraunasabidurapopular,inmediataypro-funday,porende,mscorrectaquetodoelsabercientficoylibrescoentornoalaevolucindelplaneta,sabiduraquesesedimentaenmitosantiguos como el andino de la Pachamama, que atribuye a la Madre Tierraun carcter sagrado.27Enciertosaspectoscentralesdesuculturacotidiana,lasmasasdemigrantescampesinostiendenafavorecerlasideologasantimodernasylosvaloresparticularistasquepropaganlosmovimientosteluristas,nacio-nalistas y populistas. Los representantes del telurismo, en posiciones muysimilares a la Filosofa de la Liberacin, brindan una visin unilateral y apo-logticadelosvaloresindgenas(enrealidad:precolombinos)deorienta-cin.AsevereldestacadopensadormexicanoGuillermoBonfilBatalla:Lasolidaridad,elrespeto,lahonradez,lasobriedadyelamorconstitui-ran los valores centrales, piedras fundadoras de la civilizacin india, mien-trasquelasnormativasdelacivilizacinoccidentalsondescritascomoegosmo,engao,desengao,apetitoinsaciabledebienesmateriales,odio;todolocualpruebalahistoriaylocompruebalaobservacindiariadelavidaurbana,reductoyfortalezadelainvasinoccidental.28Ycon-tina el mismo autor: La miseria, el hambre, la enfermedad y las conduc-27CarlosCullen,Fenomenologadelacrisismoral.Sabiduradelaexperienciadelospueblos, San Antonio de Padua/Buenos Aires, Castaeda 1978, pp. 14-16.28 Guillermo Bonfil Batalla, Aculturacin e indigenismo: la respuesta india, en Jos AlcinaFranch(comp.),IndianismoeindigenismoenAmrica,Madrid,Alianza,1990,pp.189-209,aqu p. 197.120Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAtas antisociales no seran herencia de la civilizacin india, sino productosdirectos de la dominacin. Formaran parte de una circunstancia temporal[la invasin occidental], pero no representaran los rasgos constitutivos dela civilizacin india.29 Se trata claramente del rechazo del Otro en nombrede un anticolonialismo ruralista que coloca al campesinado de origen ind-genaenelcentrodelahistoriacomosujetoprivilegiadodelosdecursosevolutivos. Por lo dems se puede constatar fcilmente que esta contrapo-sicinmaniquestadevaloresenteramentepositivosdeunladoyprofun-damentenegativosdelotrotuvoytienepocoqueverconlarealidaddecualquiersociedad,comolaoposicinbinariatotalentreelmundolumi-nosoypurodelcampoyelmbitosrdidoypecaminosodelaciudad.30Seproclamasimultneamentelasuperioridadticadelindioylainferio-ridad moral del europeo, con lo cual, adems, se relativizan los logros cul-turalesdeOccidente:stossehallaranexclusivamenteenelterrenotc-nico-material, pero ya contaminados por la racionalidad instrumental y elprincipio de eficacia.31 Usando una contraposicin binaria excluyente, el pre-sidente argentino Juan Domingo Pern postul la existencia de dos lneasenlaculturapolticadesupas:unanacional,partidariadelacivilizacinhispano-catlica,fuerteenlasprovinciasyrepresentadaporloscaudilloslocales; la otra antinacional y anglosajona, afincada en Buenos Aires, per-sonificada por la aristocracia europeizante, los masones y los partidos libe-rales.32 Las reminiscencias del catolicismo barroco en el lenguaje del nacio-nalismo del siglo XX son evidentes.Estedualismomaniquestaysucorrelatotico-socialpertenecenalncleodelpensarysentirdemuchascomunidadesruraleslatinoameri-canas,especialmenteenlareginandina,yaunquesehallanenciertoproceso de declinacin, todava manifiestan una visin del mundo compar-tida por amplios segmentos poblacionales. Los variados estudios en tornoalareligiosidadpopularyelenaltecimientoconcomitantedeunesenciaindeleble latinoamericana reproducen este dualismo, aunque a un nivel in-telectual ms refinado, y son inadecuados para aprehender la realidad con-tempornea, signada por una multiplicidad de identidades hbridas, proce-soscambiantesdeaculturacinymixturascivilizatoriasdelamsdiversandole. El ncleo de aquella esencia identificatoria latinoamericana estara29 Ibid., p. 199.30 Ibid., p. 196.31 Ibid., p. 197.32 Juan Domingo Pern, La hora de los pueblos, Buenos Aires, Pleamar, 1973, pp. 11-12.121 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129constituidaporelcatolicismoibricotradicional,elritualismoyelcomuni-tarismo de las religiones precolombinas, el barroco en cuanto forma originalde sntesis cultural y los modelos de convivencia de las clases populares,presuntamente incontaminadas por la perniciosa civilizacin occidental mo-derna.Estasdoctrinasrepresentana)lanostalgiadesusautoresporsistemas ideales de solidaridad humana que nunca han existido, b) su ani-madversinporlacomplejamodernidadcontemporneayc)unacuriosasimpata, tpica de sofisticados intelectuales citadinos, por los resabios po-pulares y anti-elitistas del orden premoderno y rural, es decir, por una por-cin de la tradicionalidad poco digna de ser recuperada.Maniquesmo y dicotomas radicalesElmaniquesmohasidounaimportantereligindeorigengnstico,quetuvo una concepcin dualista de la divinidad: la lucha perenne entre la luzylastinieblas.33Maniquesmoesempleadoaquexclusivamenteensen-tidopoltico-ideolgico,paradenotarunaconstelacindondesesedimen-tanantetododosfuerzaspolticas,conexclusindeotrasalternativas.Estas dos corrientes que pueden ser movimientos polticos o tendenciasde pensamiento se hallan sumidas en una pugna permanente, condena-das a eliminarse la una a la otra. La idea rectora del maniquesmo es muysimple:Quiennoestconmigo,estcontram.Lomssignificativodelmaniquesmopoltico-ideolgicoresideenelprincipiosiguiente.Laestra-tegiapolticamsconvenientenoesimpulsarunaprogramticapropia,clara y distinta, sino tratar de suprimir o, por lo menos, debilitar al contrario,con lo que ya se habra avanzado considerablemente en la consecucin delos fines propios.34Principios y motivos maniquestas se hallan en todas las culturas y todoslostiempos,pesealadiferenciacincrecientedelavidasocialydelasactividadesintelectuales.Ahorabien:estepensarysentirendualidadesmutuamenteexcluyentesconstituyeunadelasformasmspopularesyexpandidasdelasactuacionesdeampliascapassocialesconungradorelativamentemodestodeinstruccinyconesperanzasfcilmentedefini-33Cf.FernandoRubioBermejo,Elmaniquesmo:estudiointroductorio,Madrid,Trotta,2008.34 Esta propensin maniquesta est tambin contenida en la concepcin poltico-prcticade Carl Schmitt. Cf. el excelente ensayo (pese a su modesto ttulo) de Reinhard Mehring, CarlSchmitt zur Einfhrung (Introduccin a Carl Schmitt), Hamburgo, Junius, 2001, p. 41.122Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAbles.Aellosedebelagranpopularidaddereferendosyotrostiposdeconsultaplebiscitaria,enloscualesseexpresalanecesidaddedescartarlaopcinenemiga de un modofcilmentecomprensible.Losmovimientossocialistas y populistas, pero tambin los fascistas y otras opciones de lasderechas,sehanservidogenerosamentedeconcepcionesmaniquestas.El claroscuro sin matices con el que explican la realidad social, la construc-cin de una fuerza enemiga que conjuga todos los factores negativos, lasreminiscencias de prdica religiosa y catecismo juvenil, as como la atms-ferageneraldeexaltacinyentusiasmo,constituyenfactoresrecurrentesdelmaniquesmopolticoutilizado,porejemplo,enlasprcticaspopulistasactuales.A menudo, elresurgimiento del maniquesmo poltico tiene lugar des-pus de una grave crisis que conmueve los fundamentos de una sociedad,comoocurrienEuropadespusdelaPrimeraGuerraMundial.Porotraparte, los desarreglos econmicos y la atmsfera de una dilatada inseguri-dad que engendraron los regmenes neoliberales en Amrica Latina a finesdelsigloXXhanpreparadoelterrenoparalapropagacindelmaniques-mo poltico a partir de diferentes doctrinas y prcticas socio-polticas, cuyapopularidaden AmricaLatinanohadisminuidosustancialmente,pesealos intensos procesos de modernizacin. Durante el siglo XX, algunos pre-supuestoshistrico-filosficosdeviejadata,queprovienendelacervodelcatolicismo barroco y popular, han sido revigorizados por pensadores y lite-ratos adscritos a las diferentes versiones del indigenismo.35En el ncleo de estas doctrinas se encuentra la oposicin binaria de dosgrandesfuerzas.Porunlado,sehallalaesferadelsentimientoreligioso,de los sueos y anhelos de la sociedad y de las concepciones morales delamisma,esferaqueseacercaalcampodelodivinoyqueporellonopuede ser comprendida o descrita adecuadamente, slo mediante es-fuerzosracionales.Eselespaciodelamor,elaltruismo,laconfianzaylaespontaneidadenlasrelacioneshumanas,elterrenodelasolidaridadin-mediataentreloshombresydelaamistadsinclculodeintereses,perotambinellugardelasutopassociales,laclerarevolucionariaylavio-lencia poltica ante las injusticias histricas. Aqu no tienen cabida las inter-mediacionesinstitucionales,laslimitacionesimpuestasporleyesyestatu-tos.Estaesferaposeeunadignidadontolgicasuperiorencomparacincon las otras actividades y creaciones humanas. A ella no se puede aplicarunareflexinqueanalicelaproporcionalidaddelosmedios(porejemplo:35 Cf. Mario Vargas Llosa, La utopa arcaica. Jos Mara Arguedas y las ficciones del indi-genismo, Mxico, FCE, 1996.123 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129polticos o institucionales) o la adecuacin instrumental de medidas con res-pecto a fines, pues estos ltimos estaran ms all de todo esquema ana-ltico-racionalista. Los valores de orientacin de esta esfera son puros, enel sentido de que su vigencia no depende de mediaciones, las que siempretraenconsigounfactordedistorsinyengao,unaposibilidaddefalsea-miento y ventajismo. De acuerdo a esta reflexin, la violencia revoluciona-riatieneesecarcterdepurezaynopuedeserjuzgadaporelmezquinoclculo de proporciones. Las revoluciones genuinas, por lo tanto, tendran underechohistricosuperiorfrenteatodacrticaprovenientedelliberalismoracionalista.La otra esfera basada en el principio de rendimiento y eficacia estconstituida por los asuntos prosaicos de la vida ordinaria: el campo laboral,losnegociosylapolticaconvencional.(Esdecir,lapolticacomosepre-senta rutinariamente, no la poltica en cuanto conquista sublime de la eman-cipacin humana.) Aqu prevalecen la racionalidad instrumental y la propor-cionalidad de los medios. Es el campo de las instituciones, los estatutos ylasleyes,perotambindelosinteresesparticulares.Laracionalidadins-trumentalpermeatodoslosaspectosdeesteespacio,elquepuedeserdescritocomolaevitacinomitigacindeconflictosatravsdemecanis-mosinstitucionalizadoscomoelDerechopositivoyloscontratos.Consti-tuyeelplanodelegosmoydelosclculosmezquinos;estambinelte-rrenoporexcelenciadelasintermediaciones,cuyosinstrumentossonlasnegociaciones polticas, los compromisos y los acuerdos provisionales.Estacontraposicindeprincipiosexcluyenteshasidousualenvariosmbitosculturalesehistricos,comoenEuropadespusdelaPrimeraGuerraMundial.Generalmenteseatribuyealaprimeraesferaladelareligin, la moralidad y el altruismo una dignidad superior por encima delcampodelainstitucionalidadylasintermediaciones.Esteltimoplanoconcita casi siempre un marcado sentimiento de desconfianza y desprecio,pues es considerado como el lugar privilegiado de las patologas sociales.Se supone que los factores asociados a la primera esfera disfrutan de lascualidades de pureza, autorreferencialidad y hasta sacralidad. Estos aspec-tosnoestn,afortunadamente,sometidosalprincipioderendimiento,efi-caciayproporcionalidad;noprevalecenallnilaracionalidadinstrumentalnieldetestabledebatedeintereses.Aquseencuentra,encambio,elpotencial de nuevas concepciones, obviamente revolucionarias, acerca dela moral y la poltica.En esta lnea, y apoyado en Georges Sorel, el gran pensador y literatoWalter Benjamin asever que la violencia revolucionaria y utpica es pura y124Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAautorreferencial:unfinensmisma.36SemencionaaquaBenjaminyaautores de tendencia similar a causa de la calidad de su obra y, ante todo,porhaberformuladotempranaylcidamenteunaconcepcinsobrelasantinomiasbinariasdelaculturapolticaqueesmuysemejantealaquedesdeentoncesprevaleceen AmricaLatina.Porotraparte,elaltoniveldeabstraccindeestosesfuerzostericosnospermitereconoceraspec-tossimilaresenaportesintelectualesdediversaspocasyregiones.Deacuerdo a Benjamin, la violencia revolucionaria y utpica no puede ser juz-gada desde la perspectiva de la proporcionalidad de los medios, ni desdela ptica convencional de la filosofa de la historia, ni menos aun desdeunpuntodevistajurdicoconvencional. Alserunametaporderechopro-pio,laviolenciarevolucionariaseconvierteensagrada.IgualqueSorel,Benjaminexperimentunnotableentusiasmoporlaheroicaenergadelasmasas.37ComodiceAxelHonnethenunestimulanteensayo,elpro-psito de Sorel y Benjamin consista en mantener el concepto de lo polticoen la lejana ms grande posible de la pugna de intereses, en un anti-uti-litarismo doctrinario.38 Este intento de concebir la genuina poltica aque-llaqueseconsagraexclusivamentealaconsecucindelaemancipacinhumana en un estado de pureza prstina no hace justicia ni a la realidadhistricanialncleodelapoltica,queeslaperennediscusindeinte-reses en el espacio de lo contingente y aleatorio y no algo eximido de me-tas y anhelos cotidianos y prosaicos, es decir eminentemente humanos.La sacralizacin de la violencia fsica inmediata en medio de un con-textoclaramentemaniquestafuepostuladatambinporFrantzFanon,cuya obra ha tenido una recepcin muy positiva en los sectores populistasy socialistas de Amrica Latina y en los cenculos acadmicos dedicados a36 Walter Benjamin, Zur Kritik der Gewalt (Sobre la crtica de la violencia) [1920-1921], enBenjamin, Zur Kritik der Gewalt und andere Aufstze (Sobre la crtica de la violencia y otrosensayos),Frankfurt,Suhrkamp1965,pp.29-65,especialmentep.52.Cf.elnmeromono-grfico de Revista de Ciencias Sociales, nm. 100, San Jos, Costa Rica, abril-junio de 2003,dedicado al tema: Homenaje a Walter Benjamin, pilar del pensamiento crtico, particularmen-te Hctor Gonzlez Morera, Reflexiones sobre Walter Benjamin: aproximacin a la experien-cia para abordar otras formas de conocimiento, en ibid., pp. 31-47; Mauricio Frajman Lerner,El mesianismo en el pensamiento de Walter Benjamin, en ibid., pp. 71-76.37 Axel Honneth, Eine geschichtsphilosophische Rettung des Sakralen. Zu Benjamis Kritikder Gewalt (Un rescate histrico-filosfico de lo sagrado. En torno a la Crtica de la violen-cia de Benjamin), en Axel Honneth, Pathologien der Vernunft. Geschichte und Gegenwart derKritischen Theorie (Patologas de la razn. Historia y presente de la Teora Crtica), Frankfurt,Suhrkamp, 2007, pp. 112-156, aqu p. 115.38Ibid.,p.116(apoyadoenunargumentodeIsaiahBerlin).Sobrelanecesidaddere-chazarlapolticacomoelcampodeloscompromisosylospactos, cf.WalterBenjamin,op.cit. (nota 36), pp. 46-47.125 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129los estudios postcoloniales y subalternos. La violencia es enaltecida comolareintegracindelindividuoaltodosocialquelebrindasentido,comolarecuperacin de la transparencia perdida y como manifestacin de la pra-xisabsoluta:elarmaeslahumanidaddelrevolucionario,laviolenciaunifica al pueblo.39Fanon contrapone la sublevacin contra el poder colo-nialy su hombre total frente a la Europa decadente, criminal y corrupta;slolarevolucincruentaconvertiraalhabitantedel TercerMundoenunser humano, nicamente la lucha armada constituira el camino de la libe-racin social y el mecanismo del progreso histrico.40ConclusionesprovisionalesEl resultado del esfuerzo terico de Walter Benjamin y de pensadores simi-lares puede ser visto como un relleno quilistico del concepto marxista derevolucin, como lo pens Ernst Bloch por los mismos aos: el proletariadoseconvirtienlavanguardiaterrenaldeunretornodelMesas,retornoqueerapensadocomoinmediatoeindudable.41 As,lapolticaadquiriradefinitivamente la calidad de un fin religioso en s mismo. Pero al sacralizarla poltica de esta manera, Benjamin devaluaba las normativasfilosficasy jurdicas que tratan de proteger la dignidad humana de las incursiones deviolenciasypoderesirracionales.lsostuvoenelmismocontextoqueeldogma de la santidad de la vida sera una de las ltimas confusiones dela debilitada tradicin occidental.42 Entonces, no es de extraar que muchas39 Frantz Fanon, Los condenados de la tierra, Mxico, FCE, 1963, pp. 20, 22, 32, 77, 86.40Ibid.,pp.291-292.Cf.dosbrillantesensayoscrticosdeestaposicin:KarlTheodorSchuon, Fanons Lehre von der befreienden Gewalt (La doctrina de Fanon sobre la violencialiberadora), en: Das Argument (Berlin), vol. 9, nms. 5-6 (= 45), diciembre de 1967, pp. 417-420; Bassam Tibi, Internationale Politik und Entwicklungslnder-Forschung. Materialien zu ei-ner ideologiekritischen Entwicklungssoziologie (La poltica internacional y la investigacin sobrepasesenvasdedesarrollo.Materiales para unasociologacrtica deldesarrollo),Frankfurt,Suhrkamp, 1979, p. 181.41 Ernst Bloch, Geist der Utopie (El espritu de la utopa) [1918/1923], Frankfurt, Suhrkamp,2000.42 Walter Benjamin, op. cit. (nota 36), p. 63. Sobre Benjamin cf. Mark Lilla, The RecklessMind. Intellectuals in Politics, New York, The New York Review of Books 2001, pp. 90-93; Jr-genHabermas,BewusstmachendeoderrettendeKritik.DieAktualittWalterBenjamins(Lacritica de hace consciente o que salva. La actualidad de Walter Benjamin), en Jrgen Haber-mas, Politik, Kunst, Religion. Essays ber zeitgenssische Philosophen (Poltica, arte, religin.Ensayos en torno a filsofos contemporneos), Stuttgart, Reclam, 1978, pp. 48-95; Werner Fuld,Walter Benjamin. Zwischen den Sthlen (Walter Benjamin entre las sillas), Munich, Hanser 1979,passim.126Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAdeestasideaslascompartaconCarlSchmitt,eljuristamsimportantedel nacionalsocialismo alemn, cuya influencia no deja de crecer en crcu-losprogresistasypopulistasde AmricaLatina.43 AligualqueSchmittySorel,BenjaminrechaztodafundamentaciniusnaturalistadelDerecho44y se decant por un positivismo jurdico muy convencional como estabaenbogaporaquellosaos,queconsideraquetodoDerechoesenelfondo casual y basado en la violencia irracional, particularistayegosta;lasleyes representaran la creacin de dispositivos instrumental-racionales conrespectoaesederechosiemprearbitrario.45Laconclusin,enplenacon-cordancia con Thomas Hobbes (Auctoritas non veritas facit legem), es cono-cida:elgobiernodelmomento,ynolaverdadolarazn,seraelnicofundamento legtimo del Derecho, lo cual tendra plena vigencia para el fu-turoordenamientojurdicodemovimientosmesinicosyrevolucionessocialistas.ComoafirmaHonnethenformaglobalacercadelateoradeBenjamin: su concepcin del derecho tena tintes terroristas, su ideal acer-ca de la violencia pareca teocrtico y su imagen de la revolucin era qui-listico-mesinica.46Todosestosfactoressehallanpresentesenvigorosascorrientestelu-ristas, indigenistas, nacionalistas y populistas de izquierda latinoamericana,enlascualessecristalizancuatroprincipiosrelativamentesimples,peroque han exhibido una gran vitalidad desde fines del siglo XIX:1. La sacralizacin de la violencia.2. La invocacin de un cambio radical, una revolucin total, cuyos da-tos concretos permanecen dentro de una nebulosa sintomtica.3.Ladevaluacindetodomarcoinstitucionalylegalylacarenciadepropuestas especficas de polticas pblicas.4.Lacreenciamaniquestadequeelaplastamientodeladversarioconstituye la parte esencial de la actividad poltica y cultural.43 Cf. los estudios crticos: Jorge E. Dotti, Carl Schmitt en Argentina, Rosario, Homo Sa-piens2000;JorgeE.Dotti/JulioPinto,CarlSchmitt:supocaysupensamiento,BuenosAires,Eudeba2002;JosLuisVillacaas/RomnGarca,WalterBenjaminyCarlSchmitt.SoberanayEstadodeexcepcin,enDaimon,RevistadeFilosofa,nm.13,Murcia,julio-diciembrede1996,pp.14-60(nmeromonogrficodedicadoaltema:CarlSchmitt.Entreteologaymitologapoltica);SantiagoC.Leiras,LosconceptosdepolticaydecisionismopolticoenCarlSchmitt.Surepercusineneldebatelatinoamericano,enEcuadorDebate,nm. 82, Quito, abril de 2011, pp. 159-174.44 Walter Benjamin, op. cit. (nota 36), pp. 30-31.45 Ibid., pp. 32-33.46 Honneth, op. cit. (nota 37), p. 155. Para una interpretacin diferente de Benjamin, cf. Mi-chael Lwy, Redencin y utopa, Buenos Aires Editorial El cielo por asalto, 1997.127 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129Pese a los procesos de modernizacin, secularizacin y globalizacin,estosprincipiossonclaramentefavorablesalapreservacindeunpode-rososustratocivilizatorioqueaunhoyfundamentalaculturapolticadelautoritarismo en amplias regiones de Amrica Latina.Endilatadasporcionesde AmricaLatina,sobretodoenlareginan-dina, la civilizacin occidental es percibida como una tendencia decadente,superficial,materialista,sinracesysinsueos,quehabradestruidolasantiguasculturasprecolombinasyquehoyharapeligrarelvigorylauni-dad espiritual del mundo indgena. Al igual que en el mbito islmico, se lacritica porque le faltara una gran visin histrica y religiosa, que vaya msall de los afanes cotidianos.La moderna democracia pluralista en cuanto sistema competitivo, en elcual los partidos luchan abiertamente por el poder y donde la resolucin deconflictosseproducemediantenegociacionesycompromisosaleatorios,es considerada por sus detractores latinoamericanos como un orden socialdbilysinsustancia,antiheroico,mediocreycorrupto.Enlaconscienciaanti-occidentalista, la democracia moderna es vista como el espacio de loscomerciantesylosmercaderes,dondeescaseanlosdesignioseminentesylospropsitossublimes.Elpluralismoideolgico,elparlamentocomolugar de negociacin de intereses, los partidos contendientes entre s y losdebatesinterminablesenelsenodelaopininpblica,sonentendidoscomoobstculosaundesarrolloautntico,comounarmorafrentealasapremiantesnecesidadesdelmomentoycomounaprdidadetiempoencomparacin con el presunto mejor desempeo de un gobierno fuerte y deunlderenrgico.Serepitelacrtica,muydifundida,acercadelasdebili-dades innatas y las complicaciones innecesarias del orden liberal-democr-tico. Esta contraposicin binaria de dos sistemas civilizatorios y el desdnconcomitante por la democracia contienen elementos premodernos y hastapre-urbanosyrepresentanprobablementeunaideologacompensatoria.No hay duda, por otra parte, de que se trata de una magna concepcin, lacualnocarecedeaspectospositivosyreconfortantes,peroseencuentramscercadelasencillareligiosidaddelapocabarrocaquedelacom-pleja modernidad contempornea.Laampliacorrienteintelectualreseadaaqu,inspiradaoriginalmentepor elethosbarrocodelaIglesiacatlica,enriquecidaporlostericosra-dicalesdelarevolucinyporpensadorespostmodernistascomoMichelFoucault y Jacques Derrida, termina comprendiendo y justificando el popu-lismolatinoamericano,debilitandolademocraciarepresentativa,cerrandolosojosantelosfenmenosdelavidacotidianaenlospartidosyenlosregmenespopulistasydejandoinclumeslasbienarraigadastradiciones128Estudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129H. C. F. MANSILLAculturales del autoritarismo. Los frutos ambivalentes de la democracia plu-ralista representativa deben ser sometidos de manera natural a un severoanlisis,perolospensadoresaqucriticadosseconsagranacelebrarladilucindelosprincipiosfundamentalesdelademocraciayaredescubrirloselementosgenuinamentedemocrticoscontenidosenlosregmenespopulistasyenlastradicionesanti-occidentalistasdelpueblolatinoame-ricano.Enciertamedida,estosautoresaportansugranodearenaalaabdicacindelaactividadintelectualanteunhorizonteculturalypolticosignado por la mediocridad, la desinstitucionalizacin y el caudillismo con-vencionales,comosonlosregmenespopulistasdelaactualidadlatinoa-mericana. Adicionalmente,estosintelectualescierrandeliberadamentelosojosantelaprobabilidaddequelaculturapopularrepresenteunmodelode disciplinamiento colectivo vaciado de consciencia crtica, es decir, antelaposibilidaddequeestaculturaestpermeadaporlaracionalidadins-trumental y se haya transformado en una forma contempornea de controlsocial. Fenmenos como la manipulacin de consciencias, la consolidacindeuncaudillismocarismticoylacreacindeunbarnizanti-imperialistaconloscoloresdelfolkloremomentneo,constituyenelementosrecurren-tes del populismo, que pueden facilitar la transicin a un sistema totalitario.El resultado final de las doctrinas favorables a las oposiciones binariaspuedeservistoenlapreservacindeunarcasmoartificial,elcualyanocorrespondealacomplejamodernidad,pluralydiversa,alcanzadaentretanto por las naciones latinoamericanas. Este arcasmo fomenta, a su vez,elinfantilismopolticodelasmasas,juntoconsucorrelatoobligatorio,elpaternalismodelosliderazgos.Laatmsferageneralqueestasconcep-cionesfomentanpuedesercalificadacomounaconfrontacinelectrizadaentre enemigos reales o imaginarios, una contienda electoral permanente,comoespracticadaactualmenteenBolivia,Ecuador,NicaraguayVene-zuela. La utilizacin poltica del arcasmo maniquesta permite, por un lado,manipular los miedos primigenios y los motivos y valores de orientacin deviejadataquehansubsistidoenlasmasaspopularesy,porotro,haceposible la sacralizacin de la violencia poltica con fines particularistas.La modernizacin parcial en Amrica Latina y su tendencia al laicismohandebilitadoalaIglesiacatlicacomoinstitucin,perohadejadocasiinclume la cultura poltica vinculada a la religiosidad popular. En los reg-menespopulistaselclimadeladiscusinpolticayelmanejodelaparatoestatal contienen rasgos claros de un retroceso hacia formas ya superadasymsineficientesdegobierno,debateintelectualygerenciadeinsti-tuciones.Nohayduda,porotraparte,delasbondadesdelareligiosidad129 RELIGIOSIDAD POPULAR Y CULTURA POLTICA EN AMRICA LATINAEstudios Polticos, novena poca, nm. 28 (enero-abril, 2013): 105-129popular, precisamente en el seno de un proceso de modernizacin y secu-larizacin.Ellamantienevigenteslosidealesdeigualdad,fraternidadysolidaridad, sin los cuales no podra existir la meta normativa de un ordenjusto, aunque en moldes premodernos que evitan su aplicacin realista enla praxis del presente.