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35 Las relaciones entre ciencia y sociedad: hacia una sociología histórica del conocimiento científico J. Rubén Blanco Introducción U a teorización de las relaciones entre ciencia y sociedad ha sufrido diversos avatares a lo largo de su historia. El intento de separar tajantemente estos ámbitos ha sido, sin duda, un demento decisivo en la cons- titución de la perspectiva actual sobre sus rela- ciones. No obstante, hoy se hace necesario revi- sar esta distinción para comprender la situación presente de sus vínculos. Este articulo se propone investigar la natura- leza de las relaciones entre ciencia y sociedad desarrollada en los trabajos realizados dentro del Programa Fuerte en la Sociología del Cono- cimiento [PF] (Bloor, 1976), cuya repercusión en el campo de la sociología del conocimiento ha sido muy considerable. Sin embargo, es me- nos conocido su proyecto de investigar, descri- bir y explicar la ciencia, como un fenómeno so- cial más, teniendo en cuenta su dimensión socio-histórica. Este artículo versa, en suma, so- bre la historiografía del Programa Fuerte. Ciencia y Sociedad: Una perspectiva socio-histórica del proceso de separación entre ciencia y sociedad H asta finales del siglo xix la separa- ción entre ciencia y sociedad no era tan evidente como en la actualidad. Al contrario, existía entre ambas esferas una co- municación y apoyo mutuo que hacía difícil es- tablecer una demarcación tan acentuada como la existente hoy en día. Los intereses públicos in- fluían poderosamente sobre la dirección del tra- bajo científico y la definición de lo que se consi- deraba como conocimiento científico ¼ La situación cambió de forma sustancial du- rante el siglo pasado. Progresivamente, la comu- nidad científica erigió fronteras más precisas, elevando el grado de compromiso profesional hasta excluir a los amateurs. El campo quedó así dividido entre especialistas (la ciencia) y legos (la sociedad). Steve Shapin señala que «este distan- ciamiento y disciplina del público fueron las Ji Rubén Blanco. Sociólogo e investigador del Plan Nacional. Política y Social, 14/15 (1993-1 994), Madrid (pp. 35-45)

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Las relaciones entreciencia y sociedad:hacia una sociologíahistórica delconocimiento científico

J. RubénBlanco

Introducción

U a teorizaciónde las relacionesentrecienciay sociedadhasufridodiversosavataresa lo largo de su historia.El

intentode separartajantementeestosámbitoshasido, sin duda,un dementodecisivoen la cons-titución de la perspectivaactual sobresus rela-ciones.No obstante,hoy se hacenecesariorevi-sar estadistinción paracomprenderla situaciónpresentedesusvínculos.

Estearticulo se proponeinvestigarla natura-leza de las relacionesentre ciencia y sociedaddesarrolladaen los trabajos realizadosdentrodel ProgramaFuerteen la Sociologíadel Cono-cimiento [PF] (Bloor, 1976), cuya repercusiónen el campode la sociologíadel conocimientoha sido muyconsiderable.Sin embargo,es me-nos conocidosu proyectode investigar, descri-bir y explicar la ciencia,como un fenómenoso-cial más, teniendo en cuenta su dimensiónsocio-histórica.Esteartículoversa,en suma,so-brelahistoriografíadelProgramaFuerte.

CienciaySociedad:Unaperspectivasocio-históricadel

procesodeseparaciónentrecienciay sociedad

H asta finales del siglo xix la separa-ciónentrecienciay sociedadno eratan evidentecomo en la actualidad.

Al contrario,existíaentreambasesferasunaco-municacióny apoyomutuo que hacíadifícil es-tablecerunademarcacióntan acentuadacomolaexistentehoy en día. Los interesespúblicos in-fluían poderosamentesobrela direccióndel tra-bajocientíficoy la definicióndelo quese consi-derabacomoconocimientocientífico¼

La situacióncambió de forma sustancialdu-ranteel siglo pasado.Progresivamente,la comu-nidad científica erigió fronteras más precisas,elevandoel grado de compromisoprofesionalhastaexcluir a los amateurs.El campoquedóasídividido entreespecialistas(la ciencia)y legos (lasociedad).SteveShapinseñalaque «estedistan-ciamiento y disciplina del público fueron las

Ji Rubén Blanco. Sociólogoe investigadordel Plan Nacional.Política ySocial, 14/15(1993-1994),Madrid (pp.35-45)

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condicionesnecesariaspara la producción deconocimientopropiamentecientífico. En cam-bio, allí dondela cienciasiguió influida sustan-cialmentepor interesespúblicos,el conocimien-to objetivo y fiable se vio comprometido»(1990:991).La separaciónradical de ambases-feras ha llevado aparejadaunaestrictacodifica-ción de losrolesparacadaunadeellas.El rol dela sociedadse ha reducidoa recibirpasivamentelos juicios científicos y a suministrarel apoyonecesarioa lasactividadesqueloscientíficosde-finen como esencialespara el progreso de lacienciay, porende,de lasociedad.

Este hecho,aúnvigente en gran medida,re-presentauna inversiónde las relacionesde po-der anterioresentrecienciay sociedad.Sehapa-sado de un control de la ciencia por partedelpúblico y de las institucionessocialesa unasi-tuación en la que la comunidadcientífica con-trola suspropiosprocedimientos,estipulala na-turalezade sus relacionescon la sociedade,incluso, extiendesu influencia al escenariodelos asuntospúblicos más generales(influenciade los expertos).

La noción de competenciaintelectual(Shapin,1990) vertebra las relaciones históricas entrecienciay sociedad.En elcursode suprofesiona-lización, la prácticade la cienciallega aexigir laadquisicióny desarrollode complejashabilida-desy destrezasintelectuales.Esta competenciatienecomoprincipal ámbitode relevancia,no lasociedadengeneral,sino el conjuntodeproble-mas técnicosdefinidospor la propiacomunidadcientífica. La configuración e institucionaliza-ción de esacompetenciaes unfenómenohistóri-co surgidode la propiaculturacientíficay ha te-nido una evolución desigual en las diversas

2parcelasdel conocimientocientífico

Dentro del procesohistóricode demarcacióndel conocimientocientífico no puedeobviarse,sin embargo,el influyentepapelde las creenciasdel público acercadel mundo naturalsobreeldesarrollo del conocimientocientífico y de lacienciacomo institución.De estemodo lagéne-sis y el desarrollode las creenciassocialessobrela naturalezaengeneraly sobreel conocimientocientífico enparticular,se conviertenen proble-ma y tema de investigaciónsocio-histórica.Lapreguntaclave en este casoes: ¿Porqué la co-munidadcientífica separóla cienciadel sentidocomún y las competenciasordinarias de losmiembrosde lasociedad—en especial,dadoqueen los inicios de la prácticacientíficaexistíaun

flujo de comunicaciónentrela experienciaordi-naria y la experienciaespecializadade la naturale-za—?

Un hechoclave en lahistoria de las relacionesciencia/sociedades que durantela revolucióncientíficadel siglo xvii la corrientecientíficado-minante, la representadapor la Royal Society ylideradapor RobertBoyle, propugnabael carác-terpúblico de la ciencia.En concreto,insistíaenla necesidadde la presenciadel público en laprácticacientífica;en su forma másextrema,susdefensoresidentificabanla ausenciadel públicocon la no-cientificidaddel experimentoen cues-tión. Aquellas experienciasque propugnabanunaciertaprivacidado esoterismoeranrechaza-dasy etiquetadascomo modernosdogmatismos.El trasfondode estaspolémicasera un debatesobrela aprehensiónde la naturaleza,biena tra-vésde la propiaexperiencia(o evidenciade lossentidos),bien a través de procedimientosno-experimentalesquedictabany conveníanen có-mo debía ser la naturaleza(Shapin, 1988a,1988b;Shapiny Schaffer,1985).

Ahorabien,Sbapin(1990)adviertequeelpú-blico presenteen esassesionesera cuidadosa-menteseleccionadoe instruido.No se puedede-cir queestaforma de prácticacientíficaestuvieseabiertaa todoslos miembrosde la sociedad~.Así pues, la popularidadde esta nueva cienciadebe tratarse con precaución y teniendoencuentaquedesdefinalesdel siglo xvíí, la vía ex-perimentalcoexistióconun programamatemáti-co revitalizadoy muyactivo.

La irrupción del naturalismo cientifico a me-diadosdel siglo xix establecepor fin los limitessocialesy culturalesmodernosentreciencia ysociedad.El naturalismo,caracterizadopor surechazode los elementosque habíanvinculadola culturacientíficacon laculturasocialmásam-plia, el sentidocomúndel público, rompió conla concepciónde una naturalezahumanizadayla reemplazópor unaconcepcióndefinitivamen-tenaturalizadadelos hombresy de susexperien-cias. Si en el Renacimiento,la idea de que elhombreerala medidade todaslas cosaseraunpunto de paso obligado para la ciencia y lasotras formasde cultura, el triunfo de Darwin ydel naturalismocienttflco desmantelótotalmentela relación tradicional entreciencia y discursopúblico a favor de la emergentey poderosaco-munidadcientífica.

A partir de estemomento,quiénes un cientí-fico competentey quiénno, quiénpertenecea la

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comunidadcientífica,cuál es elorigen de lacon-fianza, la legitimidad y la autoridadconferidaala ciencia institucionalizada,cómo se define elconocimiento científico, cómo se evalúa éste,etc. son temas que los científicos establecenalmargende la sociedad.De otro lado,estemono-polio de la competenciacognitivapor partedelos científicosgeneraen la sociedaden generalexpectativassobreel desarrolloy la consecuciónde logros sociales,económicos,políticos,etc. gra-cías al avancecientífico ‘~. En este proceso,elEstadoseconvierteen el defensorlegítimo delasociedady dc sus interesesfrenteal importantepapelque va adquiriendola ciencia.Porúltimo,en el siglo xx, y especialmentedespuésde la Se-gunda Guerra Mundial, el apoyo estatal a lacienciaha ido en constanteaumento(sobretodoen las áreasrelacionadasdirectao indirectamen-te con interesesmilitares).La percepciónquelasociedadtiene de la naturalezade la investiga-ción científica,de suautonomíay de susvaloresen las últimasdécadasha venidoconformadaengranmedidapor Ja utijidad técnica,económica,cognitivay moralquecomportael hechode quela naturalezasea representadapor especialistassancionadossocialmenteparaestatarea(Shapin,1990).

LaHistoriografíadel ProgramaFuerte

L a visión tradicional de la cienciapre-suponeel carácterautónomo(no so-cial) del conocimiento científico

(Mulkay, 1979). Este enfoque historiográficotradicionalde la cienciadescansaen un modelode iluminación, esto es, asume que el conoci-mientocientífico lo producenindividuosinmer-sos en subculturasesotéricasmediante la con-templacióny la manipulacióndesinteresadasde lanaturalezay la posteriorevaluaciónracional desus descubrimientos.Si bien la produccióndeconocimiento(el contexto de descubrimiento)puederecibir ocasionalmenteinfluenciasexter-nas —lo que explica el papelde la creatividadode lasuerteen esteámbito— el contextodejusti-ficación,dondesejuzgaelconocimientocientífi-co, se mantienerigurosamenteseparadodeotros

contextos.De estaforma, unavezqueel conoci-miento científico ha sido etiquetadocomo tal,puedetrasvasarseal contextosocial y culturalmás amplio dondesu verdadoperacomo razónsuficientepara ser aceptadocomo descripciónúnicay válidade la realidad.Sólo entonces,unavez admitida la definición científicade cómoesla naturaleza,puedeéstaserextrapoladay utili-zadaen otros contextossocialesy paraotros fi-nes,ajenosa labúsquedadelaverdadpropiadelcontexto antecedentede produccióny evalua-ción delconocimientocientífico.

Frentea esteplanteamiento,la sociologíahis-tórica del conocimientocientífico propugnalaconexióndel núcleo cognitivode la cienciaconelementosque anteriormentequedabanexclui-dos del sanctasanctórumtécnico/esotérico.Estoselementospuedenser descritoscomo so-dales, políticos, culturales, ideológicos,econó-micos,etc. y puedenafectara todoslos aspectosde laculturacientífica,desdelos modelose imá-genesgenerales,pasandopor las estructurasteó-rico-abstractasy afirmacionesdefacto, hastalasrepresentacionesiconográficasy la mismaestruc-turaciónde laspercepciones.

La concepciónclásica de la historia de laciencia rechaza analizar estos elementosporconsiderarlosespurioso irrelevantesy asociasuestudio con unahistoria externalistacuyo únicoobjeto seríala explicaciónad hocdel error en laciencia.De este modo,se postulaun programade investigación interesadoprincipalmenteencelebrarel conocimientocientíficoy defenderlode cualquiercontaminación,influencia,etc.;pro-yecto quese identifica con una historia intelec-tualista o iluminista de las ideascientíficas.Encambio,Shapin(1980) planteael estudionatu-ralistade la cienciacomo una empresaculturalsituadahistóricamentey desplegadapor grupossocialesquesirvena un abanicodeinteresesqueno se puedenespecificarsin una investigaciónempíricaprevia.

Una sociologíahistórica quevaya másallá deunahistoria intelectualistanecesita,paracomen-zar, unaaproximaciónantropológicaa la culturacientífica. Abordar la cultura científica, comocualquierotra culturadiferente, exigeno contem-piaría como un sistemaformal de conceptosyenunciadosni interpretarlacomo un conjuntoabstractodeideasy conceptos.Muy al contrario,todaculturaverbal—tambiénel lenguajecientífi-co— debeestudiarsesiempretal como se mani-fiestaensu contextode uso. La comprensiónde

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unacultura sólo puederealizarsesiguiendosudesarrollo,observandocómoseempleay cómocambiasu significadoconformecambiasu uso.En el casodela culturacientífica,el estudiodelsignificado de sus conceptosy prácticasdebeteneren cuentalos contextosy factorescontin-gentesen y conlos cualesse desenvuelvey de-sarrolla.Como señalaRudwick,«la cienciaquehacenlos individuoso los grupossocialespuedeestudiarsede la misma forma que cualquieraotra de sus actividades,como expresionesdeuna posición cultural particular. Desde estaperspectiva,ya no sorprendeencontrarelemen-tosexistenciales,conceptosintelectualesy habi-lidadestécnicasexternasa lo queahoradefini-mos como ciencia o la transferenciaentredistintasdisciplinas científicas.De estaforma,podemosobservarla construcciónde las nue-vas ideas científicas como el resultadode em-plear todos aquellos recursos culturales queestabandisponiblesen cadasituaciónsocio-his-tóricaespecífica»,(1975:18).

La aproximaciónal fenómenocientífico des-de unasociologíahistórica del conocimientocien-¿¡fico constituye,además,un intento de afirmarlaviabilidad de unasociologíadel conocimientocientífico, negadapor diversos filósofos de laciencia,entreellos Larry Laudan(1977).Shapinresumeel argumentofilosófico tradicional de lasiguienteforma: «si las representacionescientífi-casestuvieransimplementedeterminadaspor lanaturalezade la realidad,entoncesno se podríaofrecerningúnestudiosociológicodela produc-ción y de la evaluacióndel conocimientocientí-fico. A lo sumo,se podríaquizá intentarcom-prender porqué ciertas característicasde larealidadse investigaronen diferentesperíodoshistóricosyen distintosmarcossociales,peronose podríadecirnadade interéssociológicosobreelconocimientoresultante»(1982:160).

Esterealismopositivistaingenuose havistoso-cavado en los últimos añosdesdedentro de lapropia filosofía de la ciencia por las tesis de lacarga teórica de la observacióny de la sub-deter-minación de las teoríaspor la evidenciafactualempírica (véanse,entre otros, los trabajosdeMary Hesse,1970ay 1970b)>t Así pues,el estu-dio socialde la cienciaparececonstruirsemejordesdeunaapreciaciónde las circunstanciascon-tingentesqueconstituyenla produccióny eva-luacióndel conocimientocientífico.

Es desdeesta posición que se manifiestalanecesidadde llevar a cabo estudioshistóricos

sobrela observacióny construcciónde los hechoscientíficosparamaterializarla pretensióninicialde una sociología histórica del conocimientocientífico. Los componentesy líneasde investi-gación fundamentalesde estasociologíaseríantres.En primerlugar, la cuestiónde los interesessocialesenla ciencia;segundo,el usosocialde lanaturaleza(esto es, del conocimientocientífico)y tercero,el análisisdelas cosmologíasnaturalesy su relacióncon las estrategiassociales(comonexodeuniónentreantropologíay sociologíaensu aproximaciónal estudiode la cultura cientí-fica).

Interesesy explicaciónsocio-histórica:

Dentro de cualquier comunidad científicaexisteunadistribuciónde las diferenteshabilida-des y competenciastécnicasy cognitivas.Estashabilidadesy competencias,por lo general, seadquierena travésde los procesosde socializa-ción dentro de un procesode inversiónespecialpor partede susposeedores.Estostiendena uti-lizarlas parademostrarsucapacidaden el traba-jo y paraextenderprogresivamenteelámbitodesu aplicación.Taleshabilidadesy competenciastécnico-cognitivaspuedenrepresentary respon-der a un conjuntoparticularde interesessocialesdentrode la comunidadcientífica.Barry Barnesy SteveShapin (1979) los denominaninteresescreadosprofesionales.

En la prácticacientíficacotidianapuedensur-gir conflictossobrela aplicaciónde estosintere-ses.Shapin(1982)planteaquelos interesescrea-dosprofesionalespuedenexplicarel surgimientode controversiascientíficas,la disponibilidadderecursospor partede diversaslíneas de investi-gacióno elgradode credibilidadquese concedeal trabajode los científicosen diversoscampos.Ahora bien, dado que el uso de la coerciónesinfrecuenteen ciencia,los científicosencuentranpocosobstáculospara cambiar sus posicionesbien adquiriendonuevascompetencias,bience-rrandola controversiasi percibenla posibilidadde compartirdeterminadosintereses.En últimoextremo, los científicos producen estrategiaspara defendery/o promover interesesbasadasen complejoscálculos sobrela convenienciadetomardiferentescursosde accióndurantela in-vestigación.Esta variedaden la actuaciónde lacomunidadcientíficahaceobligadauna aproxi-mación naturalistaen el análisisde los intereses,

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de los usosde las representacionescientíficasyde los factorescontextualesque afectanal cam-bio científico.

El planteamientode unateoría de los intere-ses como explicación sociológica del cambiocientífico arrancade los trabajosde Barry Bar-nes(1974, 1977). Las creenciastienenfuncio-nessocialesy parecenestarrelacionadasen mu-chos casos con los intereses y posicionessocialesde losgruposquelasproponen.Asimis-mo, el conocimientocrecebajo el impulso dedosgrandesclasesde intereses:un interésexplí-cito en la predicción,manipulacióny control dela realidady un interés implícito o encubiertoenla racionalizacióndel discursoy en lapersuasióndel público.En la práctica,ladistinciónde estosdostipos deintereseses puramenteanalítica.Noobstante,la justificaciónnaturalistaparamante-nerloscomo elementosexplicativos es que losactorescreenen esadistinción, basansu con-ductaen ellay la considerancrucialparavalidarqueestajustificaciónno se percibacomounale-gitimaciónaposteriori.Es decir, tratanestosdosgrandes interesesasimétricamente:consideranlegítimo el interésnatural-instrumentale ilegíti-mo el social-instrumental(Barnes,1977).

La institucionalizaciónde la cienciaes un pro-ceso paralelo al desarrolloy enraizamientodeinteresespropios en el seno de la comunidadcientífica.Históricamente,lacomunidadcientífi-ca ha perseguidoel reconocimientosocial de suautoridadacercade y sobrela naturalezaatra-vés dela consecucióny gestióndeposicionesdeexpertezy de credibilidad,controlandosus pro-pios recursos,estoes, administrandoel conoci-mientocientífico.Esteprocesoha conllevadolaprofesionalizaciónde la cienciatal comola cono-cemosen la actualidad.Asimismo, la profesio-nalización de la ciencia ha cambiadoradical-mente la forma en que los intereses de lacomunidadcientífica se relacionanconlos inte-resesdela sociedadmásamplia.

Las distintas corrienteshistoriográficasestu-dian de manerasdiversasel procesode profe-sionalizaciónde la ciencia y la relaciónde estanueva ciencia con la sociedad.La principal di-ferenciaentre estashistoriografíasresideen eldistintopesoexplicativoqueconfierena los fac-toressociales.Parala visión tradicional,la conse-cucton de plena autonomíadel conocimientocientífico moderno respectodel ámbito socialsignifica el fin del papel explicativo de dichosfactoressociales.Parala historiografíanaturalis-

ta, las creenciasy las prácticascientíficasestánsiempremediadaspor los interesessocialesypolíticosexistentesen lasociedad.

El programahistoriográficoque proponeelPFse identificapor completoconlaúltima posi-clon: «la historia de la ciencia es una disciplinaen granparteempíricay con ciertos problemasque seajustana lasorientacionesempiristas.Losestudios empíricosque relacionanfactoresso-cialesmásampliosconel conocimientocientífi-copuedenaportarimportantescontribucionesaldesarrollode la sociologíadel conocimientoengeneral.Si sonvistoscolectivamente,quelo sonraravez, muestransimilitudes interesantesy va-liosas en sus orientacionessociológicasimplíci-tas» (Shapin,1982:177).Esteprogramaplantea,por una parte,el desarrollode unametodologíaempírica de estudiosde caso históricos comoelementode aproximaciónal fenómenocientífi-co (y a surelacióncon otrasformasdecultura enperíodoshistóricosconcretos).

Los estudiosde caso históricosson el mediode superaciónde la yanadicotomíaexistenteenla historiografíaclásicadela cienciaentrehisto-riografía racionale historiografíasocialde lacien-cia. De otraparte,un planteamientomultifuncio-nal en el empleo del recursoexplicativo de losinteresesen elcambiocientíficocontribuyeadi-luir los perjuiciosde un demarcacionismoexce-sivamenterígido al mostrarcómoen el desarro-lío científicose ponenen prácticatantorecursostécnicospredictivosy de control comorecursosideológicoslegitimadores.En suma,la ciencia,como todasubculturasocial, está afectadaporlos mismoselementosquecualquierotrasubcul-tura social esotérica o especializada.ComoapuntaBarnes,«con estaconcepcióninstrumen-tal del conocimiento,uno no tiene porquémo-lestarse,ni preocupara los historiadoresde laciencia,ni a muchosepistemólogos,porel hechode que la ideologíade ayer frecuentementesetransformaimperceptiblementeen la ciencia dehoy»(1977:40-41).

El usosocialdelanaturalezaenlasociedad

Con frecuenciase habladel despliegueen lascienciasnaturalesde modelos, teoríasy actitu-desdel pensamientosocial y político como me-táforasque danforma adeterminadoselementosdel conocimientocientífico. Dentrodel PF tam-biénse abordael desplieguedc las concepciones

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de la naturalezaen la sociedado, másconcreta-mente,lo queelPF conceptúacomolos usosso-cialesde la naturalezay, por ende,de la ciencia.Los grupos socialesconcretosempleanlas re-presentacioneso visionesde la naturalezacomoherramientasparaarticulary promoversusinte-reses específicos (Sbapin, 1975, 1979a y1979b).De estemodo,el trabajosocio-históricodel PF ponede manifiestodos cuestionesim-portantes:

1. La explicaciónde las actividadescientífi-cas más técnicaso esotéricaspuedenecesitarlareferenciaa interesessocialesmásamplios quelosestrictamentetécnicoso profesionales.

2. El hechode acudira los interesessocia-les comoherramientaexplicativano suponeha-blar de ellos como lo externoal conocimientocientífico (tal comose consideraen lasperspec-tivas analíticasqueconsideranel núcleoesotéri-code la cienciacomolo generadodesinteresada-mente). Este tipo de modelos explicativos dedoble nivel en la sociologíadel conocimientoson espurios. Los cuerpos de conocimientocientífico puedensustentarseen unaampliava-riedadde interesessociales,rompiendoasí conlas categoríasconvencionalesinternoy/o exter-no de los tradicionaleshistoriadoresde la cien-cia (Medina, 1983).

Con la conexiónentrelos interesesexistentesen la sociedadde la que participanlos científi-cos y los juicios de estossobrela adecuaciónyvalidez de las formulacionescientíficas esotéricasse cierra el círculo metodológicodel PF paraconstituir unasociología histórica del conocI-miento científico. El PF empezó alentandoyproduciendoestudioshistóricosquemostrabanla contingenciade losjuicios científicosparalle-garfinalmentealpunto enel quese puedeperci-bir que talesjuicios puedenestarestructuradospor interesessocialesmás amplios.Desdeestaperspectiva,Shapin(1982)rechazadostipos demodelos interpretativosdentro de la sociologíadel conocimiento:el modelocoercitivoy el mode-lo instrumentaL

El modelocoercitivose caracterizapor mante-ner que la explicación sociológica consisteenpretensionesdel tipo, «todos (o muchos)indivi-duosen unasituaciónsocial específicacreeránen unaposiciónintelectualconcreta».Estaexpli-cación planteaunaconexión deterministaentrela situaciónsocialy la creencia.Por otra parte,iguala lo socialcon lo irracional, identifica la ex-

plicaciónsociológicaconla innovacióndefacto-res macrosociológicosexternos y conforma laexplicaciónsociológicadel conocimientocientí-fico en contradel hechode que éste se funda-mentaempíricamenteenel input sensitivo de larealidadnatural.Estemodelocoercitivo,en reali-dad un modelode explicación sociologistade laciencia, es el que filósofos e historiadorestradi-cíonales de la ciencia malinterpretancomo launica posibilidad de hacersociologíahistóricadelaciencia.

Shapinrechazaesteplanteamientopor variasrazones.En primer lugar, si éstefueseel modelode explicaciónsociológicaimperante,seríafun-damentalmenteprosopográfico:buscadacorre-lacionesestadísticasentrelas circunstanciasso-ciales de los gruposy sus creenciascientíficas.En segundolugar, se preocuparíapor las excep-cíones y por el nivel de significaciónde dichascorrelacionesy losindividuosserianobservadosgeneralmentecomo molestos,pues,por lo gene-ral no se adaptaríana las pretendidasconexio-nes causales.La conexión entre lo social y locognitivo se plantearíaexclusivamentea travésdel empleode orientacionesindividualistaspormedio de la categoríade motivaciónLo racio-nal, en consecuencia,sedaexcluidodel ámbitosocial y tratado como auto-explicativaDe estemodo, los factores internos de la comunidadcientífica serian tratadoscomo no-sociales.Ensuma,estemodeloconducea a-simetríasexplica-tivas y metodológicasentrelasociologíay la his-toria de la ciencia,algo radicalmenteopuestoaun principio central del ProgramaFuerte, elprincipio de simetría:planteael compromisodebasarla prácticaexplicativa socio-históricadelconocimientocientífico en los mismos tipos deexplicaciónparatodoslos tipos de explicaciónsancionadascomocientíficas(Bloor, 1976).

De otra parte,el modelo instrumentaltratalageneración y la evaluación del conocimientocomoaccionesdirigidas-a-fines.El conocimientocientíficono se percibecomosi fueraelproduc-to de la contemplacióndeindividuosaislados,si-no quese estudiacomoproducidoy juzgadoconrespectoa fines posterioresparticularesapoya-dos colectivamente.Desdeesta perspectiva,elconocimiento científico se elabora para hacercosas.En ese procesode creación (de hacercosas)es dondetoma su significadoel conoci-miento científico (por este motivo, las nocionesde uso y de significadose encuentranentrelaza-das).En estemodelo, el rol de lo socialpre-es-

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tructurala eleccióndelas metasy, portanto,delconocimientocientíficoproducido.

Shapinrechazael modeloinstrumentalbasán-doseen que no existe un apoyo empírico a laperspectivade queel conocimientocientífico segeneraprimero en un contextoa-social,de puracontemplacióny despuésadquiereunos deter-mtnadosusossociales,prácticosy técnicos.Parael PF, los usos (incluyendo los sociales) de lacultura científica adquierensu significadoen elpropio contextode generación,evaluacióny va-lidación del conocimientocientífico. El análisisde los usossocialesde lacienciay de los contex-tos dondese realiza intenta rompercon la de-marcaciónestrechade contextos(científico ver-sussocial) 6

Cosmologíasnaturalesy estrategiassociales

Cualquiersistemaorganizadode representa-ción de la naturalezapuedeser empleadoparaexpiicar o interpretarci orden y la experienciasocíal; asimismo,puedetambiénser desarrolla-do y adaptadoa nuevasfuncionesen el marcode sociedadesdistintas.Uno de los logros de laantropologíasocial desarrolladapor la escueladurkheimianaha sido elucidarel carácterde larelaciónentreordensocialy ordennaturalenlassociedadesprimitivas.En esta línea, la antropó-logaMary Douglaspersiguegeneralizarestehe-cho como recurso potencial para comprendernuestropropioordennaturaltal comose exponeen la prácticacientífica. Douglas (1966, 1970,1975) consideralas representacionescolectivasde la naturalezaencontradasen las sociedadestribales como instituciones inextricablementeunidasa losasuntossocialesde lascomunidadesespecializadasque las generany las sustentan.Estascreenciaspuedenserutilizadascomo re-cursos y estrategiaspara desalentarla desvia-ción, parajustificar los acuerdossocialesexis-tentes o deseados,para criticar los acuerdosactuales,paradescribirapropiadamentela reali-dad, etc. Poresto,se puedeplantearquelas re-presentacionesde la naturalezainstitucionaliza-das en nuestra cultura tienen también unaimportante función de legitimación, mantení-míento o crítica del orden social. El problemadel orden social es un factor importante en laadopciónde estosplanteamientosantropológi-cosporelPF.

Las característicasgenerales del discurso

científico, los parámetrosde una cosmologíacientífica y los mensajessocialesexpresadosporlamismaexistenciainstitucionaldela cienciasonmodosimportantesde control social.La expan-siónde la cienciaha producidoun sistemade co-munícacióny de propagacióneficaz parael dis-cursoy la interacciónsocial, ha creadocanalesalo largo de los cualesse puedenarticularun nú-meroindefinido de intentosfuturos de negocia-cióny de intervenciónsocial.Además,haestable-cidoun marco de trabajodeacuerdocon el cuallacultura de unasociedadestabilizadae integra-dapuedeserreformadaencualquiermomento.

Esteplanteamientoinduce la preguntade silos sistemasgeneralesde ideas,las visiones delmundoo las cosmologíaspueden,porsímismas,controlar efectivamentela conductade las au-diencias a las que se dirigen. Shapin y Barnes(1977) lo ponenen dudacomoresultadode suestudiosobrelos institutosmecánicosbritánicosdel siglo xix: «las cosmologíasy cuerposde co-nocimientoque se plantearonen los institutosno fueron efectivosen el cumplimientode sustareasencomendadas.Los Institutosfracasaronen crearunaaudienciaviable entrelos mecáni-cosy los artesanos,evidentemente,mostrándosemucho más atractivo para los grupospequeñoburguesescuyaexistenciay conductano fue ob-servadacomo problemática.Fallaron en la mo-dificaciónde laconscienciadelas clasestrabaja-dorasen un gradosignificativo. Y su ciencia nollegó a seraceptadaentrelas clasesbajascomointerpretaciónobjetiva de la naturalezao ele-mentosneutralesparaeldiscursoy la comunica-clon» (1977:59-60).Lostrabajadoresno pudie-ron ser controladosa través de las ideas.Unaciertaformaciónbásicacientífico-profesionallesresultabadifícilmenteaceptablesi iba unidaa laredefiniciónde susinteresesde clasecomo alia-dos naturales de sus patronos.Su cooperaciónhubo de forzarsemediantela coerción,la mani-pulación de sus derechoso la generacióndeotros interesescomunespromovidospor un or-den social vigentemuy concreto(remuneracióndestatus,Imperio,etc.).

¿Cuándoy bajo quécondicionesy circunstan-cias losgrupossocialesrecurrenalas concepcio-nes de la naturalezacomoinstrumentosparain-tentar lograr un control social? Para MaryDouglas(1966),el hechode queel conocimien-to natural refleje un interésen el control socialviene determinadopor la estructurasocial. Enlas sociedadessimples,debidoala falta de la di-

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ferenciacióninstitucionalquecaracterizaa lasmodernascomunidadesindustriales,el controlsocial es particularmenteproblemático.En ta-les sociedadesfalta la interdependenciade laspartesqueestablecenla estabilidady encapsu-lamientodel conflicto, tampocotieneninstitu-ciones especializadasdesarrolladas—fuerzaspoliciales, trabajadoressociales,jueces,fiche-ros y registrospúblicos— parapercibir y con-trolar la desviación.El mayor grado conse-cuentede preocupaciónpor el control socialcomo problemaprácticoconducea la invoca-ción de la naturalezacomogarantedel ordenmoral. Los estudiosantropomórficosde la na-turalezac~stalizanen las institucionesy, porestemotivo,surgeunacosmologíamoralmenteviva. Al contrario,en las sociedadesmodernasel conocimientomoraly el conocimientonatu-ral estáncompletamentediferenciado.Comoconsecuencia,las implicaciones cosmológicasdel conocimientonaturalpuedenserimperso-nalesy no funcionarnecesariamenteen interésdel orden social vigente o cualquierotro. Laciencia modernasería,pues,el conocimientoimpersonalcaracterísticode unaestructuraso-cial diferenciada,un conocimientoque se hadesarrolladosin serconstreñidoporun interésenel ordeny en elcontrol social.

En obrasposteriores,sin embargo,Douglas(1970, 1975)abandonaestastesis.En lugar devincular el usomoral de la naturalezaa las so-ciedadessimplesy la existenciade cosmologíasimpersonalesa unasociedadmáscompleja,sclimita a avanzaruna hipótesis más modesta:dondelagentevalora el orden social existentey los controlessocialesfuertes,ello se reflejaráen sus cosmologíasy sistemasde símbolos;dondeno lo bagan,no seráasí.En las socieda-desmodernas,el interésen el control social yel mantenimientodel orden existentees siem-preevidente,al menos,enciertos grupos.Dou-glasarguyeconsecuentementequenuncapode-mos asumir nuestro propio conocimientonatural sosteniéndoloindependientementedetal interés.Dehecho,sugierequeresultainima-ginable unasociedaden la cual las concepcio-nes de la naturalezanuncafueran invocadasparafines moraleso políticos.Douglasconclu-ye queel control sociales siempreproblemáti-co paralos gruposdirigentesen todaslas socie-dadesy el conocimientoestásiempresujeto alas influenciasde estegrupoparareflejar ladis-tribucióndel poder~.

HaciaunaSociologíaHistóricadelConocimientoCientífico

P or último, quedala cuestiónreferen-alapuestaenprácticadela socio-

logía histórica del conocimientocientíficopropugnadapor elPF. LosestudiosdecasoreunidosenlaobraNatural Order(BarnesyShapin, 1979) son la fuente clásicaparacom-prendersu enfoque.La mayoríade sus artículosversansobrelas concepcionesdel orden natural.Estaspuedenser multifuncionales.Las influen-cias socialesdebendescribirsey sus consecuen-cias serdelimitadas.En ningúncasoestosfacto-res se presentancomo elementoscorruptoresdel conocimientocientífico. Las representacio-nesdel orden naturalno se construyenprimeromedianteel exameny representaciónde la reali-dad paraser empleadasposteriormenteen uncontexto social. Las representacionesno seconstruyenprimero, se evalúandespuésy, porúltimo, se usan.Más bien, las representacionesse constituyeny reconstituyen,se evalúany sere-evalúancontinuamenteen el procesode apli-cación. Por este motivo, no puedenestudiarsepormétodosquelesasignencaracterísticasinde-pendienteso inherentes(de significado,implica-ción o verdad)antesdesuutilización.

La metodologíahistoriográficaquecontienenestosestudiosmantieneencomúnlos siguientespasos:se construyeel objeto de estudioidentifi-cando, en términos de los actores,un cambiocognitivo significativo, puesto que es en éstedondemejor se apreciala influenciade los fac-tores causales.Los cambiosson de dos tipos,aperturade una controversiaentredostradicio-nes(caso de la frenología,biometría-mendelis-mo, etc.) o apariciónde una nueva tradición(caso de la neurología,darwinismo, fisiología,etc.). El pasosiguienteidentifica los gruposso-ciales relacionadoscon la producción,difusión,enseñanzay crítica de esatradición así comosupúblico. Se registraacto seguidola pertenenciade los científicosa gruposformales,publicacio-nes, redesinformales,debatesenprensa,etc. Enmuchoscasosno se puedeestablecerun censoexhaustivoe inequívocode losmiembrosde unacomunidadni construirla identidadde ésta.Enestoscasosse recurrea individuos que ilustrancomoarquetipossusaspectosrelevantes.

En segundolugar, se restableceel vínculo en-

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tre conocimientoy contextosocial que desapa-recerácon la objetivacióndelprimero enel pro-cesode su justificaciónpública; los interesesdelos actoresse identificana travésde sus declara-cionesyde suconducta.Los interesessepuedenagruparencuatrocategorías:interesesesotéricosde prediccióny control,interesesprofesionalesdejustificacióny racionalización,interesesideo-lógicos concretose intereseslegitimadoresdeclase(Barnes,1977). La adscripciónde intere-sessueleestablecerseporla descripciónde laes-tructura social y de la posición que ocupanenellalosactoressignificativos.

En tercerlugar, se vinculan los interesesgru-palescon los rasgosde identidadde las tradicio-nesde investigacióna travésde paralelismoses-tructuraleso a travésde vínculos instrumentalesentre conocimientoy posición ideológicay/osocial.En cuarto lugar, hayquemostrarquelosvínculos no sólo existieron sino que fueron larespuestacausala la incertidumbrede la situa-clon, es decir, que fueron activamenteproduci-dosa partir delos recursoscognitivosexistentesparasatisfacerlos interesesde los actoresquelos crearon.El quinto y último pasohacerefe-renciaalmecanismocausaleficientemedianteladescripción de las conductas de los sujetosorientadas a utilizar los recursos disponiblesparallevar acabolosinteresesimputados~.

La conclusiónmetodológicaúltima es que «enla práctica,elestudiodecómolos interesestécni-co-instrumentales,por un lado, y los interesesdeconvenienciasocial, por otro, influyen sobreelcrecimientocultural, simplementeno se puededi-vidir entreel estudiode la cienciay el estudiodelos símboloso de la ideologíade forma aislada.Además,pasarporalto losinteresessocialeses re-presentarequivocadamentela historia dela cien-cia. Rastrearlos,afortunadao desafortunadamen-te, es acrecentarnuestrapropia auto-compren-sión»(Barnesy Shapin,1979:64-65).

Conclusiones

L a décadade los años setentasupusoun cambioen los estudiosde la cien-cia por cuanto el conocimientocien-

tífico comenzóa considerarsecomo un aspectomásde nuestracultura. Como señalaronBarnes

y Shapin,«existe hoy un interésreal en nuestroconocimientocomoun productode nuestrafor-ma de vivir, como algo que hemosconstruido,másquecomoalgo quenos ha sido, por decirlodealgunamanera,revelado»(1979:9).Estenue-vo planteamientoha roto con los viejos supues-tosde la filosofíay de lahistoria tradicionalesdela ciencia(por ejemplo, la falsa dicotomíaentrelosfactoresinternosy externosen elanálisisde laciencia)y ha permitidoel avancede las cienciassocialesen el estudio de la ciencia,que «comounaforma típica de cultura,deberíasersensiblea cualquiermétodoavanzadode lacomprensiónde la cultura en general» (Barnes y Shapin,1979:10).

Dentrode estepanorama,el ProgramaFuerteaspiraa describiry explicarla constitucióny usode los recursoscognitivosde que disponenlossujetosinmersosen controversiascientíficas.Elanálisis de lagénesis,evaluacióny aceptaciónorechazode los productoscientíficosque realizaelPPconsideraexplícitamenteala cienciacomoun procesosocial. La meta última del PF eraysigue siendo proporcionaruna explicaciónso-ciológicadel cambio científico desdeuna pers-pectivahistórica,tratade demostrarquelas de-cisiones técnicasestánintrínsicamenterelacio-nadascon los rasgosdel entornogrupal,discipli-nar y másampliamentesocial dondese produ-cen. Ahora bien, el PF en ningún caso plpnteaque la estructurasocial determineel contenidode la ciencia, sino que algunosrasgosde la es-tructura social influyen en la decisión de selec-cionar, transformary/o reinterpretarlos recur-sos que dan lugar al nuevo conocimientocientífico.

Tanto la caracterizaciónde los actorescomola interpretabilidadde la situaciónson elemen-tosclavesparael PF.El PP concibeel significa-do como una realizaciónsocial, algoasícomolaacciónquellevana cabolos actoresen el cursodel quehacerde cosascon su cultura en circuns-tancias históricas concretas.El significado sedisciernea travésdel contextode usodentro delos marcoshistóricosconcretosantesque a tra-vés de la simple exégesisde textos aisladoso atravésde la burdateorizaciónsobreel estadopsi-cológico del autor. En suma,no es posibleunúnico significado inherenteo lógicamentedadoen los trabajoscientíficos. Los participantesenlas controversiasdotancontinuamentede signi-ficado sus acciones,a la vez que generanel co-nocímiento,en interaccióncon el conocimiento

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previo, con las propuestascolectivasy/o con lainformación obtenidade su realidad natural.Existeunaconsideraciónespecialde las relacio-nesentrelos juicios y evaluacionescientíficasylos marcoshistóricosenlos quese establecen.Elpunto más importantees considerarque la eva-luación nunca puedeser comprendidaen térmi-nos decontextosindependientesy, portanto,quecomprenderlo que puede ser aceptadocomoevaluacionespropiamentecientíficas requiere unestudiohistóricoy sociológicodedichosmarcos.

Todolo dichoquedaresumidoen la siguienteafirmación: «los juicios de los científicos sonsiempreeventoshistóricosque se producenensituacionesconcretasparticularesy quedebenser hechasinteligibles exactamentede la mismaforma quelo son otros eventos»(Barnes y Sha-pin, 1979:187).Por estemotivo, es necesarialareferenciacontinuaa los episodioshistóricos(atravésde los estudiosde caso)parasituarel es-tudio de las controversiasy cambioscientíficos.Ahorabien, el PF afirma taxativamenteque hayquetenertambiénencuentalos inputssensitivos,pues los científicos realizansu trabajo con susojos abiertosal mundo,comoquieraque esaex-perienciaresulteconformada,interpretada,ela-boraday transmitidaconforme a los procedi-mientossocialesadmitidosdel grupo cognitivoal quepertenezcanlos científicos.Por estemoti-vo, tanto en la «literaturaempírica como en lasociología teóricadel conocimientono hay ra-zón paranegarel rol causalde la realidad no-verbalizadasobreel foco de las creenciascientí-ficasdadas»(Shapin,1982:205).

En conclusión,estaforma de hacersociologíahistórica o historia sociológicadel conocimientocientífico vienea demostrarla posibilidady viabi-lidad dealternativasala historiografíaclásicadelacienciay, lo quees másimportante,creaun inten-so y prolífico climade debatey de disputasprove-chosasparalabuenamarchadenuestradisciplina.

NOTAS

Hoy entenderíamos este fenómeno como una intromi-non de la sociedad en la cienciaEn la época, era la sociedad(cultivada) la que hacía la ciencia. Desde la invención de laimprenta hasta la consolidación del sistema académico mo-derno la «Filosofía Natural» fue una actividadde ocio respe-table de las ciases superiores europeas, de un modo similaral mecenazgo de las artes o al cultivo de las letras.

2 Como señalase Thomas 5. Kuhn (1987), el primer áreacientífica en desarrollar este espacio de comprensibilidad y

actividad diferenciada entre sus practicantes cualificados yel público más amplio fue el de las ciencias matemáticas (in-cluyendo la astronomía, óptica y física). Galileo y su famosametáfora sobre el libro de la naturaleza y la escritura de ésteen el lenguaje de las matemáticas constituyen el elementoinicial y paradigmático para comprender este hecho. A par-tir de este momento, la capacidad para hablar y leer la técni-ca y esotérica matemática (frente al lenguaje cotidiano) seconvertirá en un discriminador efectivo para establecer elfiltro entre quién es un científico y quién no lo es. Siglosdespués, la profesionalización de la ciencia moderna ha co-rroborado esta máxima a través del reconocimiento institu-cional del científico como experto en el conocimiento de losfenómenos físico-naturales.

El nombre que se daba a los «testigos cualificados» quecertificaban la corrección del resultado de un experimentoera virtuos¿ Este término traduce literalmente al latín el tér-mino griego aristócrata: los poseedores de la areí4 virtud onobleza. De hecho, estos vinuosi eran en su mayoría noblesaristócratas que ayudaban a financiar la Royal Society, sinser ellos mismos científicos practicantes, a cambio de serilustrados» regularmente sobre sus logros y de su legitima-

clon como sancionadores del conocimiento.De aquí, la existencia de determinadas formas de patro-

nazgo y mecenazgo a lo largo de la historia como nexo deunión entre ciencia y sociedad, si bien progresivamentereemplazados por los procesos de profesionalización y dereconocimiento de los hombres de ciencia (en especial, apartir del siglo xviii) y por el establecimiento de relacionesformalizadas entre ambos ámbitos.

A este respecto, es también interesante analizar las ne-gociaciones que se establecen alrededor de la clasificacióncorrecta y de la interpretación adecuada de las evidenciasobservacionales y, por tanto, el establecimiento de la des-cripción adecuada de la naturaleza, En este sentido, sonmuy interesantes los trabajos de 8. M. CoUins (1985) sobrela replicacióny negociaciónen los experimentos científicos.Sin embargo, aquí no termina la tarea de la sociología delconocimiento científico. Para Shapin, «una sociología empí-rica del conocimiento tiene que hacer algo más que demos-trar la sub-determinación de los estudios y de los juicioscientíficos, tiene que continuar mostrando por qué se reali-zaron los estudios y las evaluaciones particulares. Y tieneque hacer esto para mostrar las conexiones históricas con-tingentes entre el conocimiento y los intereses de los distin-tos grupos sociales en sus entornos sociales e intelectualesconcretos» (1982:207).

6 Al respecto, ya existe un corpus de estudios de caso queempiezan ha mostrar resultados interesantes sobre estas cues-tiones. Por ejemplo, Desmond, 1989; MacKenzie, 1981; Pic-kering, 1984; Pinch, 1986; Richards, 1988; Rudwick, i985.

Esta última postura se ha consolidado en los EstudiosSociales de la Ciencia. No obstante, Shapin y Barnes semuestran inclinados a no reducir el interés por el controlsocial a las éiites o grupos dotados de autoridad de una so-ciedad. En este sentido, Shapin y Barnes consideran comouna cuestión crucial la operación de un interés en el controlsocial sobre el conocimiento que promueve una mayor im-personalidad y objetividad de éste en muy diversos contez-tos y escalas del orden social. (Por ejemplo, prácticamentetodo el mundo tiene un interés en que exista algún orden so-cial que permita cierta predecibilidad en las acciones de losagentes sociales.)

Cf. iranzo, 1992.

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