34 El Bautismo
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Abordamos estos temas:
Qué son los sacramentos
El sacramento del bautismo
El bautismo en el Nuevo Testamento
El bautismo en el magisterio de la Iglesia
La nueva vida de los hijos de Dios
Qué son los sacramentos
Los sacramentos son acciones de la Iglesia que fueron
instituidos por Jesucristo para darnos la gracia santificante.
Siempre tienen un elemento de este mundo, al que se le
añaden unas palabras rituales.
Sacramentos
En el bautismo
Es el agua y la fórmula
“yo te bautizo en el nombre del Padre....”
En la eucaristía
Es el pan y el vino
Sobre los que se dicen las
palabras de Jesús en la última cena:
“Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre...”.
En la confirmación
Es el crisma con las
palabras del obispo:
“Recibe por esta señal el don del Espíritu santo”,
etc.
Recibir la gracia
A través de los siete sacramentos
• Nos unimos a Jesucristo,
• Nos reconciliamos con Dios Padre
• Y se nos da la gracia del Espíritu Santo.
A través de ellos, por lo tanto, recibimos la vida divina en
nuestras almas
El sacramento del bautismo
Jesús mismo mandó a sus discípulos: “Id y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mt 28, 19).
El bautismo es el comienzo de la vida cristiana y la puerta que abre el acceso a
los restantes sacramentos.
El bautismo nos libera del pecado original, somos hechos hijos de Dios y quedamos incorporados a la Iglesia.
Alejados de la vida sobrenatural
Cuando nacemos, aunque no hemos cometido ningún pecado personal,
estamos alejados de la vida sobrenatural que recibieron nuestros
primeros padres y que perdieron para sí y para toda su descendencia por el
pecado original.
El bautismo nos eleva desde esta condición meramente humana a la
dignidad de hijos de Dios.
El bautismo en el Nuevo Testamento
Juan el Bautista proclamaba:
“Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará
con Espíritu Santo” (Mc 1, 8).
Jesús contestó a Nicodemo:
“En verdad, en verdad te digo. El que no nazca de
agua y de Espíritu no puede entrar en el reino
de Dios” (Jn 3, 5).
Pedro les contestó:
“Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el
nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de
vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu
Santo” (Hch 2, 38).
Hijos de Dios
“Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos, así también nosotros andemos en una vida
nueva” (Rm 6, 4).
“Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!... Ahora somos hijos de Dios y
aún no se ha manifestado lo que seremos” (1 Jn 3, 1-2).
El bautismo en el magisterio de
la Iglesia.
• La Iglesia bautiza a los niños puesto que, naciendo con el pecado original, necesitan ser liberados del poder del maligno y trasladados al reino de la libertad de los hijos de Dios (Compendio del catecismo, nº 258). .
¿Por qué la Iglesia bautiza a los niños?
¿Qué se requiere para ser bautizado?
A todo aquel que va a ser bautizado se le exige la
profesión de fe, expresada personalmente, en el caso del
adulto, o por medio de sus padres y de la Iglesia, en el
caso del niño.
El padrino o la madrina y toda la comunidad eclesial tienen
también una parte de responsabilidad en la
preparación al Bautismo (catecumenado), así como en el desarrollo de la fe y de la gracia
bautismal (Compendio del catecismo, nº 259).
¿Cuáles son los efectos del
Bautismo? El Bautismo perdona el pecado original, todos los pecados personales y todas las penas debidas al pecado;
• Hace participar de la vida divina trinitaria mediante la gracia santificante, la gracia de la justificación que incorpora a Cristo y a su Iglesia;
• Hace participar del sacerdocio de Cristo y constituye el fundamento de la comunión con los demás cristianos;
• Otorga las virtudes teologales y los dones del Espíritu Santo.
El bautizado pertenece para siempre a Cristo:en efecto, queda marcado con el sello indeleble de Cristo (carácter) (Compendio del catecismo, nº 263).
La nueva vida de los hijos de
Dios
“El Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo nos enseña, nos empuja a decir a Dios: “Padre”, o mejor, “Abbá”, que significa
“papá” (Rm 8, 5).
Así es nuestro Dios. Es un papá para nosotros.
El Espíritu santo realiza en nosotros esta nueva condición de hijos de Dios /.../ Esta relación de hijos con el Señor debe crecer,
ser alimentada cada día con la escucha de su Palabra, la oración, la participación en los
Sacramentos, especialmente de la Penitencia y de la Eucaristía, y la práctica de la caridad.
Comportémonos como hijos de Dios, sin desanimarnos por nuestras caídas,
sintiéndonos amados por Él, sabiendo que Él es nuestra fuerza. Porque Él siempre es fiel.
Ser cristianos
• Es ser de Cristo, pensar, actuar, amar como Él, dejando que tome posesión de nuestra existencia para que la cambie, la trasforme, la libere de las tinieblas del mal y del pecado.
Ser cristianos no se reduce sólo a
cumplir los mandamientos
• Mostrémosle a Cristo Resucitado y hagámoslo con el anuncio de la Palabra, pero sobre todo con nuestra vida de resucitados.
A quien nos pida razón de nuestra
esperanza
• Hemos resucitado, como Cristo” (De la catequesis del Papa Francisco. 10-04-2013).
Porque nosotros también por el
bautismo
ORACIÓN
¡Oh Dios!, que nos haces participar del
misterio de la muerte y la resurrección de tu
Hijo, concédenos que, fortalecidos por el
Espíritu de la adopción filial, caminemos
siempre en novedad de vida. Por N.S.J. Amén.