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·/ . . ./ j)es\-"'5ch I E\\¡ct-lf.d-J¡ 0..DlhmA .•'t MO~IJad; ~.~\ros: zcot , 443f. EL PROGRESO CIENTÍFICO A REVISIÓN POR rLKKA NIINlLUOTO La filosofía de la ciencia en progreso La filosofía contemporánea de la ciencia puede parecer, a los ojos tanto del observador casual como del partícipe activo, una mezcolanza heterogénea, una jungla' salvaje con plantas diversas brotando por doquier sin patrón de or- den discernible. Aun cuando esta impresión no esté del todo injustificada es, ensu conjunto, engañosa. . Con toda su diversidad y todas sus discrepancias, la filosofía de ;la ciencia constituye un terreno en rápido avance, que está progresando al mismo tiem- po en varias ramas. J Estas ramas se corresponden con diversos "programas metodológicos de investigación",' que tratan de desarrollar y refinar "teorías" acerca de las actividades y los logros de la ciencia. Las contribuciones de di- chos programas a nuestra comprensión de la naturaleza de la ciencia tan sólo pueden ser apreciadas mediante revisiones retrospectiva de su desarrollo, así como por medio de análisis críticos de sus reivindicaciones presentes. Los años cercanos a 1960 han sido a menudo considerados como parte in- tegrante de un punto crucial en la filosofía de la ciencia. Durante la década de los cincuenta, los herederos del positivismo lógico primario -Rudolph Camap, Hans Reichenbach, Carl G. Hempel, Alfred Tarski, Nelson Goodman, Ernest Nagel y Ríchard Braithwaite, así como sus respectivos discípulos- habían de- sarrollado un resumen admirablemente preciso y comprensivo de las teorías científicas (en cuanto a conjuntos de frases parcialmente interpretados), de las explicaciones científicas (en cuanto a argumentos deductivo-nomológicos) y de la inferencia científica (en cuanto a justificación probabilista o inductiva de hipótesis científicas por medio de la evidencia fruto de la observación). Para esta liberal "Visión Recibida" empiricista.t las virtudes principales de la buena ~ ciencia consistían en la verdad (Tarski), la confirmación (Carnap), el poder sis- temático (Hempel) y'la simplicidad (Goodman).' 373

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EL PROGRESO CIENTÍFICO A REVISIÓNPOR rLKKA NIINlLUOTO

La filosofía de la ciencia en progreso

La filosofía contemporánea de la ciencia puede parecer, a los ojos tanto delobservador casual como del partícipe activo, una mezcolanza heterogénea,una jungla' salvaje con plantas diversas brotando por doquier sin patrón de or-den discernible. Aun cuando esta impresión no esté del todo injustificada es,ensu conjunto, engañosa. .

Con toda su diversidad y todas sus discrepancias, la filosofía de ;la cienciaconstituye un terreno en rápido avance, que está progresando al mismo tiem-po en varias ramas. J Estas ramas se corresponden con diversos "programasmetodológicos de investigación",' que tratan de desarrollar y refinar "teorías"acerca de las actividades y los logros de la ciencia. Las contribuciones de di-chos programas a nuestra comprensión de la naturaleza de la ciencia tan sólopueden ser apreciadas mediante revisiones retrospectiva de su desarrollo, asícomo por medio de análisis críticos de sus reivindicaciones presentes.

Los años cercanos a 1960 han sido a menudo considerados como parte in-tegrante de un punto crucial en la filosofía de la ciencia. Durante la década delos cincuenta, los herederos del positivismo lógico primario -Rudolph Camap,Hans Reichenbach, Carl G. Hempel, Alfred Tarski, Nelson Goodman, ErnestNagel y Ríchard Braithwaite, así como sus respectivos discípulos- habían de-sarrollado un resumen admirablemente preciso y comprensivo de las teoríascientíficas (en cuanto a conjuntos de frases parcialmente interpretados), de lasexplicaciones científicas (en cuanto a argumentos deductivo-nomológicos) y

• de la inferencia científica (en cuanto a justificación probabilista o inductiva dehipótesis científicas por medio de la evidencia fruto de la observación). Paraesta liberal "Visión Recibida" empiricista.t las virtudes principales de la buena

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El "racionalismo crítico" de Karl Popper puso el acento sobre la falsificaciónen lugar de la justificación, así como sobre la audacia y el contenido de infor-mación en lugar de la probabilidad elevada. Su ataque a la lógica inductiva deCamap culmina con la publicación de The Logic o/ Scientific Discovery (1959),así como con su definición de 1960 de la "verosimilitud" o "veracidad". Esteconcepto trataba de resaltar la importancia del hecho de que una teoría erróneapuede estar "más cerca de la verdad" que otra. Asimismo nos proporciona-como argumentara más adelante el propio Popper en su Conjetures and Refu-tations (1963)-- una buena razón para apoyar una interpretación realista de lasaseveraciones científicas teóricas: las teorías científicas no son tan sólo herra-mientas para la formulación de predicciones observables, como reclaman losinstrumentalistas, sino también intentos progresivos para ofrecer descripcionesde la realidad cada vez más parecidas a la verdad. Además de la de Popper, enlos años sesenta fueron desarrolladas por Wilfrid Sellars, Jack Smart, MarioBunge y Hilary Putnam, otras variantes de realismo científico.

Alrededor de 1960, el cambio científico y el desarrollo del conocimiento co-braron actualidad gracias a los trabajos de N.R. Hanson en el campo del descu-brimiento científico; de Thomas Kuhn en los de la ciencia normal y de las revo-luciones científicas, de Karl Popper y Paul Feyerabend en el de las revolucionespermanentes, de Kuhn y Feyerabend en el de la inconmensurabilidad de teoríasrivales, de Stephen Toulmin en el de la evolución de conceptos y teorías, y el deIrnre Lakatos en los del descubrimiento matemático y de los programas de de-sarrollo científico. La controversia Popper-Kuhn culminaría en el Coloquio deLondres de 1965, que daría como fruto la obra titulada Criticism and the Growtho/ KnowLedge (1970), editada por I. Lakatos y A. Musgrave.'

Mientras que Popper trataba de defender una noción conjetural del conoci-miento recurriendo a sus conceptos de verosimilitud y veracidad, Kuhn proponíaen su The Structure o/ Scientific Revolutions (1962) que el término "verdad" de-bería ser excluido del análisis del progreso científico. Para Kuhn (así como pararealistas críticos tales como Popper), el progreso no puede consistir en la acumu-lación de verdades. Sin embargo y a diferencia de Popper, Kuhn recomendabaque renunciáramos a «la noción [... ] de que los cambios de paradigma llevan alos científicos, así como a quienes de ellos aprenden, más cerca de la verdad»."Para la ciencia normal, «la resolución de los problemas o puzzles que definen susparadigmas» debe «inevitablemente ser progreso».' La resolución de problemasconstituye, asimismo, la clave del progreso a través de revoluciones.'

En debates posteriores, los puntos de vista de Kuhn acerca de la variaciónsignificativa y los valores científicos, demostraron ser menos radicales de loque algunos de sus seguidores y detractores habían supuesto. En p~cu.larKuhn sugirió que, incluso en el caso de revoluciones, existe una base de cntenoS

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compartida para la evaluación de teorías rivales, a saber: exactitud, consistencia,alcance, simplicidad y producción. 9

Aun así, la controversia entre Kuhn y el realismo científico generó un pro-blema-situación altamente estimulante para los filósofos. Su trabajo ejerció asi-mismo una gran influencia en otro sentido: muchos filósofos de la ciencia aban-donaron los resúmenes formales y prescriptivos de la ciencia formulados desdela lógica empírica, para dirigir su atención -en íntima colaboración con histo-riadores y sociólogos de la ciencia- hacia estudios descriptivos acerca de la pro-ducción de verdadero conocimiento dentro de las comunidades científicas.

Nuevos programas a mediados de los setenta

Hace unos años edité, para el diario Synthese (vol. 45, n° 3, 1980), un mo-nográfico dedicado a las «Teorías sobre el progreso científico». No me cabíaentonces duda de que la clarificación del concepto de progreso iba a conver-tirse en una tarea urgente para los filósofos, con independencia de la escuela ala que pertenecieran.

Mirando ahora en retrospectiva, puedo comprobar que mi certeza de enton-ces no carecía de justificación. Sin embargo, hay que decir también que, conposterioridad a aquella fecha, no cabe hablar de nuevos programas dlaramenteperceptibles, En lugar de ello, los años posteriores aparecen como un períodode intensiva elaboración de los puntos de vista y de las ideas que vieran la luza mediados de los años setenta y, más concretamente, en el lapso comprendidoentre los años 1973 Y 1978. Los más importantes de dichos programas (conmención de sus defensores) se resumen en la figura l.

Ambas partes de la controversia Popper-Kuhn se muestran de acuerdoacerca de que los días del realismo ingenuo han terminado: típicamente, laciencia no progresa por medio de la acumulación de verdades certificadas, talcomo postularan las formas clásicas del racionalismo y del empirismo." El re-alismo crítico puede ser considerado como un intento de encontrar una via'media entre el realismo ingenuo y el escepticismo. A finales del siglo XIX,Charles S. Peirce formuló ya una versión sofisticada de dicho realismo crítico.Su epistemología dinámica y falibilista admite que nunca podemo estar se-guros de haber alcanzado la verdad pero que, a pesar de ello, la verdad acercade la realidad es el límite último hacia el que la opinión de la comunidad cien-tífica está "destinada" (con probabilidad uno) a "gravitar".

En un importante ensayo datado en 1973, Larry Laudan demostraba que elrealismo crítico tiene una interesante prehistoria que parte del siglo XVII, peroacusaba a Peirce de «trivializar la tesis auto-correctiva»." En el mismo año,

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David Miller y Pavel Tichy demostraban que la definición popperiana de ve-rosimilitud no es aplicable a la comparación entre teorías erróneas. Algunosseguidores de Popper consideraron esta devastadora conclusión como razónsuficiente para abandonar el concepto de veracidad." John Watkins, por ejem-plo, trata de analizar en Science and Skepticism (1984) el cambio científico entérminos de "verdad posible" y de "contenido de información". 13

Otra reacción consistiría en aceptar el desafío de desarrollar un concepto deveracidad lógicamente satisfactorio y metodológicamente relevante. Este progra-ma para definir la verosimilitud por medio de la aportación del concepto de "si-militud" o "parecido", del que carece el modelo popperiano, fue iniciado en 1974por Pavel Tichy y Risto Hilpinen, a quienes bien pronto seguirían llkka Niiniluo-to y Graham Oddie. Los resultados de la activa búsqueda en la década 1975-1985está recogidos en Likeness to Truth (Oddie)" y Truthlikeness (Niiniluoto)."

En 1977 sugerí que el concepto de progreso en ciencia podía ser definido conprecisión recurriendo a mi medición del "grado de parecido a la verdad" de unateoría." En mi obra titulada ls Science Progressive?" esta "visión realista delprogreso" viene expresada por la defmición de que: la ciencia progresa en lamedida en que gana información altamente parecida a la verdad sobre la reali-dad. Asimismo, argumento que es posible formular afirmaciones o estimacionesracionales de progreso cognitivo, cuando (pace Popper) cabe la utilización deprobabilidades inductivas o epistérnicas. Es más, la mejor explicación del éxitopráctico de la ciencia consiste en el reconocimiento de que las teorías científicasson, de hecho, suficientemente parecidas a la realidad.

En el Congreso de Salzburg de 1983 argumenté que el concepto de veraci-dad es asimismo aplicable a las teorías idealizacionales." A partir de ahí, el pro-grama de verosimilitud fue desarrollado en conjunto con la Escuela Poznan,que ha analizado la "concretización" de las leyes idealizacionales en el espíri-tu del realismo crítico. 19

La importancia de las idealizaciones, particularmente en el caso de teorías abs-tractas de física matemática, constituyó la motivación primaria para el instrumentalismo clásico, tal como lo desarrollaran Pierre Duhem y Henri Poicaré en la pri-mera década del siglo XX afirmando que, a diferencia de las afirmaciones fruto dela observación, ninguna afirmación teórica de la ciencia puede tener un valor deverdad. A lo largo de los años ochenta, este problema estimuló una posición "me-dio realista", que acepta la existencia de entidades teóricas causalmente interactivas(y por consiguiente, las afirmaciones existenciales teóricas sí tendrían un valor deverdad), pero niega que tal valor pueda proceder de leyes teóricas. Entre los repre-sentantes de este realismo de entidad cabe mencionar a Cartwright, 20 a Hackingl1 Ya Giere." Sin embargo, hasta el momento presente, este programa no ha consegui-do aún desarrollar un concepto claro de progreso científico.

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Figura 1. En un importante ensayo, datado en 1973, Larry Laudan demostraba que el realismocrítico tiene una interesante prehistoria que parte del siglo XVII, pero acusaba a Peirce de "tri-vializar la tesis auto-correctiva". En el mismo año, David Miller y Pavel Tichy demostraban quela definición popperiana de verosimilitud no es aplicable a la comparación entre teorías erróne-as. Algunos seguidores de Popper consideraron esta devastadora conclusión como razón sufi-ciente para abandonar el concepto de veracidad. John Watkins. por ejemplo, trata de analizar enScience and Skepticism (1984) el cambio científico en términos de "verdad posible" y de "con-tenido de información".

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En su forma moderna, el instrumentalismo está representado por el plante-amiento "estructuralista", expuesto por Wolfgang Stegmüller en su The Struc-ture and Dynamics of Theories," así como por Wolfgang Balzer, Carlos-Uli-ses Moulines y Joseph Sneed en su An Achitectonic for Science? Inspirado (yexplícitamente estimulado) por Kuhn, Stegmüller trata la teoría científicacomo una construcción conjunto-teórica que, si bien adolece de falta de valorde verdad, es susceptible de ser utilizada para formular "reivindicaciones em-píricas". Este marco deja espacio para factores pragmáticos, al mismo tiempoque posibilita una descripción semifonnal y diacrónica de la "evolución de lateoría". Puesto que las teorías no son conjuntos de aseveraciones, StegmüIlerdeclara que los problemas de inconmensurabilidad pueden ser evitados. Elprogreso puede ser definido, en ausencia del concepto de verdad, en términosde "reducción de teoría" al nivel de los modelos de las teorías rivales."

Inspirado parcialmente por Kuhn y Lakatos, en su Progress and lts Pro-blems;" Larry Laudan trata el cambio científico en términos de "tradiciones deinvestigación", que apuntan a la "resolución de problemas" más que a la "bús-queda de la verdad". El progreso viene aquí definido como el incremento delas teorías en su "efectividad en la resolución de problemas". El planteamien-to de Laudan ha inspirado, a su vez, estudios sobre casos históricos, existien-do en la actualidad base suficiente para confiar en que las resbaladizas nocio-nes de "problema" y de "respuesta" puedan ser precisadas, dentro del modelode investigación cuestión-teorético o "interrogativo" de Jaako Hintikka."

Laudan no es un instrumentalista, puesto que admite que las teorías tienen unvalor de verdad. Sin embargo, se le puede considerar representativo del antirre-alismo metodológico puesto que, para él, la verdad (de una teoría) constituyepara la ciencia un objetivo utópico e ilegítimo. Dado que Laudan requiere que lateoría "resuelva problemas" por medio de la derivación de aseveraciones empí-ricas antes observadas: o de predicciones correctas, su concepto de aptitud parala resolución de problemas parece esencialmente equivalente al requerimientode Bas van Fraassen de "adecuación empírica". Utilizando (desde 1977) el tra-dicional eslogan instrumentalista de "guardar las apariencias", VanFraassen de-manda que: «todo lo que la teoría diga acerca de lo observable tiene que ser cier-to». Puesto que Van Fraassen considera irrelevante el valor de verdad de lasafirmaciones teóricas," su "empiricisrno constructivo" puede ser también consi-derado como una variante del antirrealismo metodológico."

Todos los programas mencionados retienen su correspondiente teoría de laverdad, que pueden considerar adecuada (con enmiendas tales como "verdadaproximada" o "verosimilitud"), inaplicable, o irrelevante para el análisis delprogreso científico. Otro tipo de reacción ante el problema del realismo con-siste en reemplazar el concepto semántico de verdad por algún sucedáneo

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metodológico, como puedan ser probado, verificado, garantizadamente aseve-rable, o prácticamente útil. Ésta ha sido la estrategia del intuicionismo mate-mático (Michael Dummett), del verificacionismo y del pragmatismo.

En una serie de trabajos que comienza con Methodological Pragmatism(1977) y Scientific Progress." Nicholas Rescher ha analizado la ciencia en tér-minos de la noción metodológica de "presumiblemente más cierto". SegúnRescher, el progreso en el cambio de la teoría debería ser definido en el "nivelpragmático" como: «el éxito creciente de la aplicación a la resolución y elcontrol de problemas»."

La teoría de Kuhn, que consiste en que las observaciones y los significados,incluso siendo universales y ciertos, son "condicionados por la teoría" o relati-vos a "paradigmas" o "visiones del mundo", ha actuado como inspiración paraun relativismo en marcha en relación con las pretensiones cognitivas (verdad,racionalidad) de la ciencia. En su "programa fuerte" de "sociología del conoci-miento", la Escuela de Edimburgo (Barry Bames, David Bloor) viene procla-mando, desde 1974, que el estudio científico de la ciencia debería describir y ex-plicar causalmente las creencias de los científicos, con independencia de quetales creencias fuesen ciertas o fruto de inferencias de lo racional." Como el an-tropólogo en su estudio de tribus exóticas, el sociólogo debería investigar, pormedio de la observación participativa, las actividades propias de las tribus cien-tíficas. Este planteamiento ha sido elaborado por Bruno Latour y S~ven Woo-gar en su Laboratory Life;" donde defienden que los datos científicos son "cons-trucciones sociales" artificiales, nacidas en laboratorios como consecuencia delproceso de solución de controversias."

Finalmente, el realismo interno de Putnam constituye un intento de com-binar el kantismo con el pragmatismo, obviando el relativismo. Rechazandoespectacularmente su anterior "realismo metafísico" de 1977, Putnam declaraahora que la verdad constituye un concepto "epistémico", que debe ser defini-do como "aceptabilidad ideal"." El realismo interno rechaza toda versión on-tológica, epistemológica y lingüística del "mito de lo dado": no existe ningúnmundo predeterminado ni ningún lenguaje privilegiado." Es más, este plante-amiento evita el relativismo por medio de la identificación de la verdad con elcontenido del ideal epistémico de "~iencia límite pierciana".

Aprender del progreso

Evaluar aquí en detalle los programas reflejados en la figura 1 queda fueradel alcance del presente ensayo." En lugar de ello, en esta parte trataré de ana-lizar algunas de las consecuencias que hemos ido aprendiendo del progreso.

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En otras palabras, los debates sobre el cambio científico nos han enseñado al-gunas lecciones importantes acerca de la filosofía de la ciencia.

a) Metodologíaforma/frente a metodologia históricaEl mensaje de la revolución kuhniana ha sido interpretado, en ocasiones,

como una tesis que postula que la filosofía de la ciencia debería seguir un méto-do descriptivo histórico, abandonando la búsqueda camapiana en pos de una ex-plicación lógica y cuantitativa de los conceptos. Si bien podríamos estar de acuer-do con Lakatos en que «una filosofía de la ciencia sin una filosofía de la historiaestá vacía, mientras que una filosofía de la historia sin una filosofía de la cienciaestá ciega»," un contraste agudo entre los métodos formales e históricos en losestudios sobre la ciencia, no resulta tan sólo engañoso, sino también innecesario.Los métodos lógicos y cuantitativos no están, bajo ningún concepto, limitados alestudio "sincrónico" de los sistemas científicos completados, sino que pueden serigualmente aplicados al estudio "diacrónico" del cambio científico.

Al menos desde Little Science, Big Science de Derek de Solla Price (1963),ha quedado claro que el crecimiento de la ciencia (medido por el volumen deproducción literaria de los científicos) es susceptible de ser estudiado median-te métodos cuantitativos. Los indicadores científicos, estudiados ahora por la"ciencimetría" y ampliamente utilizados como instrumento de política cientí-fica," no constituyen por sí mismos medidas del crecimiento del conocimien-to, puesto que se limitan a enumerar las publicaciones y las citas, ignorando sucontenido semántica. En cambio, las medidas de información semántica deCarnap y Hintikka, o las de verosimilitud de Tichy, Oddie y Niiniluoto, pue-den ser empleadas para expresar, en términos cuantitativos, que determinadocuerpo nuevo de conocimiento científico "dice más acerca de" y "se aproximamás a" la verdad que otro anterior. Tales mediciones permiten asimismo pre-cisar conceptos peirceanos de epistemología dinámica, tales como "plantea-miento" o "convergencia hacia la verdad".

En la misma línea, los defensores de la "cinemática de probabilidad" ba-yesiana (Richard Jeffrey, Isaac Levi) han venido utilizando, desde mediadosde los sesenta, el concepto cuantitativo de probabilidad epistémica (es decir, elgrado de creencia en la verdad de una proposición, en relación con la eviden-cia) para el estudio del cambio de creencias. Es más, está actualmente bien re-conocido y aceptado, que el estudio del cambio científico puede emplear conéxito conceptos tomados de la teoría de conjuntos (del "estructuralismo" deSneed y Stegmüller), así como de la teoría del modelo lógico." Además de lasmatemáticas y de la lógica, la ciencia cognitiva y la inteligencia artificial sonactualmente recomendadas como fuentes de métodos "computacionales", sus-ceptibles de ser aplicados en su trabajo por los filósofos de la ciencia."

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b) Normativismo frente a naturalismoEl empirismo lógico es a menudo presentado como un intento de estable-

cer, por medio del análisis lógico y de la reconstrucción racional, prescripcio-nes generales para la ciencia sólida, o bien normas que expresen lo que debe-ría ser la ciencia. Así, la filosoffa de la ciencia se convierte en un resumenapriorístico de la racionalidad científica. Por otro lado, la tradición pragmáti-ca -ejemplificada por la "epistemología natural" de W.v.O. Quine, así comopor un enfoque histórico/sociológico de la filosofía de la ciencia- defiendeque la racionalidad científica tiene que estar basada en la práctica real de la in-vestigación científica."

Siguiendo la línea que indica Lakatos, con su requerimiento "naturalista"de que la metodología debería ser contrastada con el registro histórico real delas ciencias, Laudan defendió que la teoría metodológica debería aceptar,como racionales, ciertos casos intuitivos claros de buena ciencia. Más adelan-te, el propio Laudan rechazaría esta "metametodología intuicionista"." Ahorabien, a pesar de que Laudan reconociera explícitamente la "patente implausi-bilidad" de la reivindicación de que "la mayor parte de lo que ha sucedido enciencia es racional" ,44 sigue insistiendo en que las teorías sobre el cambio cien-tífico (Kuhn, Feyerabend, Lakatos, Laudan) deberían ser verificadas por laverdadera historia de la ciencia. La cita siguiente sugiere que, efectivamente,Laudan se muestra dispuesto a incluir todos los casos históricos entre los ca-sos relevantes para la verificación:

En sus formas originales, estos modelos filosóficos son a menudo expresa-dos en lenguaje normativo. Siempre que ha sido factible, hemos reformuladocomo declaraciones, sobre el modo en que la ciencia actúa, sus reivindicacio-nes acerca de cuál debería ser el comportamiento de la ciencia. Tenemos unaconsciencia razonablemente clara sobre dichas traducciones, puesto que todoslos autores cuyo trabajo hemos parafraseado están explícitamente comprome-tidos con la reivindicación de que la ciencia, puesto que es racional, se com-portará normalmente de formas que dichos autores normativamente suscriben[... ]. Está claro que los filósofos pertenecient~ a la escuela histórica definenla distinción entre interno y externo en términos que incluyen, dentro del ám-bito pertinente a sus puntos de vista normativos, virtualmente todos los episo-dios históricos, extensamente citados y conocidos, de la ciencia física posterioral siglo XVI."

El programa para "verificar teorías sobre el cambio científico" ha produci-do ya casos de estudio impresionantes y útiles." No obstante, si bien es ciertoque lo objetivos y los métodos cognitivos de los científicos han ido cambian-

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do a lo largo de la historia, como argumenta convincentemente Laudan enScience and values." así como que los científicos han actuado sobre la base desus principios metodol6gicos, de ello simplemente no puede extraerse la con-

. clusión de que "virtualmente todos" los casos puedan exhibir un mismo patrónde reglas metodol6gicas. Por consiguiente, no cabe abrigar esperanza algunade que alguna teoría normativa no trivial sobre el cambio científico pudierasuperar de manera satisfactoria "tests empíricos".

Cuando un caso de estudio revela, por ejemplo, que Galileo o Ampere norecurrieron a predicciones novedosas para apoyar sus teorías, ¿"contraindica"tal aspecto el requerimiento de Lakatos, en el sentido de que toda buena teoríadebería ser capaz de producir nuevas predicciones? En lugar de utilizar el com-portamiento de Galileo y de Ampére como "tests" de reglas metodológicas, talvez podríamos concluir sin más que estos científicos no habían leído los traba-jos de WhewelI, de Popper y de Lakatos. En este sentido, ningún debería nor-mativo puede ser derivado de -o refutado por- un es histórico.

Aparecen problemas similares cuando se trata de aplicar el programa natu-ralista, á científicos centemperéneos, Ron Giere proporciona, en su excelenteobra tituíada Exp/aining Science (1988), interesante material con el que de-muestra que los físicos de altas energías actúan, al menos en determinadasocasiones, como "satisfacedores". Asimismo, sugiere que el prolongado deba-te sobre si "los científicos, en cuanto a tales, deberían ser procesadores baye-sianos de información" es fútil:

Es inútil proseguir con este debate, puesto que no existe evidencia empíri-ca abrumadora de que ningún modelo bayesiano se adapte a los pensamientoso a las acciones de los verdaderos científicos. Los filósofos han estado deba-tiendo, durante demasiado tiempo, sobre cómo deberían los científicos juzgarlas hipótesis, ignorando descaradamente cómo los científicos juzgan realmen-te las hipótesis."

Sin embargo, este punto de vista ignora el hecho de que, durante siglos ydentro del campo de la inferencia científica, la teoría y la práctica han estadoen mutua interacci6n. Los científicos aprenden a hacer ciencia mediante eladoctrinamiento implícito y la instrucción explícita de sus profesores, de sustextos de estudio y de sus colegas. Así pues, cuando un caso de estudio revelaque un grupo de científicos reales se inclina por "hipótesis atrevidas" y por"tests rigurosos" podemos inferir que, o ellos mismos o sus maestros, han leí-do a Popper. Y si algunos científicos no actúan como optimizadores bayesia-nos, la razón será probablemente que el Departamento de Estadística -asícomo los cursos introductorios de metodología- de su correspondiente uni-

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versidad, están dominados por representantes de la escuela "ortodoxa" deNeyman y Pearson.

Para evitar esta suerte de circularidad viciosa en el procedimiento de com-probación, deberíamos descubrir alguna tribu extraña de científicos, que nun-ca hubiera estado expuesta a la contaminación de ninguna idea metodológicao filosófica, En cualquier caso, en la medida en que sugiere que el mejor ejem-plo para el comportamiento de la ciencia debe ser extraído de sus practicantesmás ignorantes en metodología, el naturalismo no es ciertamente plausible.

c) Normas metodológicasEl importante artículo de Larry Laudan, titulado «Progress or Rationality?

The Prospects for Normative Naturalism»," contribuye sobremanera a clarifi-car el debate acerca del naturalismo. Laudan sugiere que las reglas metodoló-gicas pueden ser entendidas como normas condicionales para la forma:

(1) Si el principal objetivo es x, hay que hacer y.

Tales afirmaciones, que expresan conexiones entre fines y medios, sonciertas (o garantizadas) siempre y cuando y promueva realmente el objetivo x,es decir, cuando es cierto que:

(2) Hacer y parece más adecuado que sus alternativas para producir x.

Puesto que (2) es una afirmación empírica contingente, de ello se deduceque el "metametodologista naturalista" se apoyará en datos hist6ricos relacio-nados con las conexiones entre medios y fines, en lugar de hacerlo en las in-tuiciones preanalíticas o en las elecciones de la elite científica.

Las aseveraciones bajo la forma (1) reciben de G.H. von Wright la deno-minación de normas técnicas (1963). Con anterioridad he sugerido que lasnormas técnicas definen la modalidad típica de conocimiento buscada en lasciencias aplicadas," La tesis de Laudan puede, por consiguiente, ser expresa-da diciendo que la metodología constituye una ciencia aplicada.

Si bien estoy de acuerdo con esta tesis, me parece que las normas condi-cionales del tipo (1) no quedan típicamente justificadas, de forma inductiva,por los datos históricos, sino más bien por el estudio de la eficacia de las es-trategias cognitivas, en relaci6n con los objetivos epistémicos y las presuposi-ciones fácticas acerca del mundo." Podemos encontrar ejemplos de ello endisciplinas tales como la matemática aplicada, la estadística matemática, la te-oría del juego, la teoría de decisiones y la investigaci6n sobre operaciones.

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(3) Si lo que se desea es garantizar que toda hipótesis errónea sea rechaza-da con alta probabilidad, se deberá realizar un test de parecido."

(4) Si el objetivo consiste en la convergencia con el valor verdadero de pa-rámetro p, y el error de medición está normalmente distribuido por me-dio de p, se deberá tomar como p estimada la media de las medicionesrepetidas.

(5) Dadas estas creencias y preferencias, si el objetivo consiste en la maxi-mización del logro esperado, éste es el acto que habría que elegir.

Un factor importante para los resultados condicionalmente normativos deesta índole, consiste en la posibilidad de proveerlos apriorísticamente por me-dio de la demostración matemática. Al mismo tiempo, su aplicación a determi-nada situación concreta ~s decir, derivar de ellos reglas no condicionales o re-comendaciones- requiere un conocimiento garantizado fáctico, hipotético oempírico.

Algunas reglas metodológicas que expresan conexiones conceptuales, pre-cisamente entre nociones explicadas, son puramente apriorísticas." Por ejem-plo, un realista científico podría formular reglas metodol6gicas del tipo (1)por medio de los resultados siguientes (Niiniluoto, 1987), que son analítica-mente ciertos (dada la medida de Hintikka para la corroboración, así como lamía de veracidad):

(6) Cuando una generalización presenta un alto grado de corroboración, sugrado de verosimilitud estimada será también elevado.

(7) Cuando una teoría es altamente parecida a la verdad, sus consecuenciasdeductivas serán aproximadamente ciertas.Podríamos, pues, concluir que la noción de metodología de Laudancomo constituida por normas condicionales legitima, además del papelcomo evidencia empírica de los datos históricos, la posibilidad de unafilosofía forma] de la ciencia, de forma que el planteamiento del empi-rismo lógico queda parcialmente rehabilitado.

d) Reglas constitutivas y axiologíaEl concepto de metodología de Laudan queda limitado a las reglas estraté-

gicas que expresan relaciones entre medios y fines. Éstas corresponden a prin-cipios que nos dicen cómo jugar al ajedrez eficazmente: cómo atacar, defen-der, construir posiciones fuertes y, eventualmente, derrotar al adversario. Sinembargo, toda actividad institucional tiene asimismo reglas constitutivas (entérminos de Searle), que caracterizan sus "movimientos" legítimos. En el casodel ajedrez, estas reglas constitutivas nos indican los movimientos autorizados

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para cada ficha sobre el tablero. La violación de dichas reglas no conduce aju-gar de forma ineficaz, sino a no jugar en obsluio.

Muchos de los debates en filosofía de la ciencia tratan de las reglas consti-tutivas de ésta. En la medida en que definen lo que la ciencia es, dichas reglastienen -como afirma Popper- un carácter "convencional". No obstante, cual-quier demarcación entre ciencia y no ciencia, o cualquier explicación del con-cepto de ciencia, debería asimismo estar "cerca" del uso aceptado de los térmi-nos "ciencia" y "científico"." El método de justificación de reglas constitutivasno puede ser puramente lógico o empírico, sino que debe consistir en un inten-to por alcanzar un "equilibrio reflexivo" (en términos de Rawls) entre nuestrasexigencias normativas para la ciencia y la práctica rea1'de ésta."

Laudan rechaza el problema de demarcación: más que no ciencia, el crea-cionismo es para él mala ciencia. Por consiguiente, se puede entender queLaudan no mencione en ningún momento regla constitutiva alguna para laciencia."

Sin embargo, Laudan aporta un añadido importante al afirmar que:«sin laaxiología, la metodología no va a ninguna parte». A diferencia de Giere, cuyaversión de naturalismo admite únicamente la racionalidad instrumental," Lau-dan reconoce la «necesidad de suplementar la metodología con una investiga-ción acerca de los [mes legítimos o permisibles de la investigación». Corno su-cede con Science and Values, Laudan propone un "modelo reticulado" parademostrar que las cuestiones sobre los valores científicos pueden ser resueltasrecurriendo (temporalmente) a teorías y métodos compartidos.

Cabría objetar al modelo de Laudan que no siempre resulta suficiente: lasdisputas sobre valores científicos pueden referirse o recurrir, además de prác-ticas específicas, también a principios filosóficos procedentes de campos talescomo la lógica, la epistemología, la estética y la ética. 58 Tal objeción no sería,no obstante, justa, puesto que Laudan podría incluir en su modelo, como "te-orías", versiones naturalizadas de dichos principios. Pero, aun así, parece pro-blemático que una red de aseveraciones descriptivas y normas condicionales,pueda nunca llegar a proporcionar una justificación positiva para la búsquedaen ciencia de determinado valor.

El modelo reticulado de Laudan propone un sistema negativo para la eli-minación de objetivos utópicos o irrealizables: «la adopción racional de unobjetivo o de un fin requiere la especificación previa de la base para la creen-cia de que éstos puedan ser posiblemente alcanzados»." Sería demasiado fuer-te entender esta declaración como una afirmación de que ningún objetivo ra-cional puede ser realmente alcanzado. Por ejemplo, los argumentosepistemológicos en contra de la infalibilidad del conocimiento fáctico, han lle-vado a los filósofos a rechazar la búsqueda tradicional de la certeza absoluta,

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como valor generalizado para la ciencia." Sin embargo, estos argumentos lo-gran su apoyo más fuerte a partir de la observación de que en muchas (aunqueno en todas) situaciones, queda excluido incluso el mero planteamiento a lacerteza, puesto que las hipótesis relevantes contienen presuposiciones contra-rias a los hechos o idealizantes y, por consiguiente, se sabe que son falsas.

Así pues, los valores científicos deberían ser considerados respetables,cuando existan criterios razonables para afmnar que ha habido progreso haciasu realización. Por esta razón, el argumento de Laudan en el sentido de que laverdad constituye un objetivo utópico para la ciencia, no me parece conclu-yente. Incluso en el caso de que no existieran criterios infalibles para recono-cer que la verdad haya sido realizada, es probable que tal objetivo se haya lo-grado en muchos casos particulares. E incluso en aquellos casos en los que laverdad constituya, como mucho, el límite de la búsqueda, las medidas de ve-rosimilitud nos ayudan a aseverar, con garantía empírica, que nos hemos acer-cado al objetivo. Por ejemplo, dado el problema descrito antes en (4), es posi-ble demostrar que la secuencia infinita de estimaciones puntuales converge,con probabilidad, hacia el valor verdadero del parámetro desconocido."

e e ioJog(a d 1ajedrez es dominada por una únicíl regla suprema; 1ob-jetivo del juego es ganar. Una regla secundaria nos dice que, si se ha perdidola oportunidad de ganar, hay que tratar de lograr tablas. Cuando el ajedrez seconvierte en un arte, el estilo de juego se convierte en un objetivo en sí mis-mo: no sólo tratamos de ganar, sino que intentamos hacerlo mediante unacombinación de movimientos nueva, breve y elegante.

En mi opinión, la axiología de la ciencia debería estar igualmente regidapor una regla primaria: tratar de hallar la respuesta verdadera completa al pro-blema cognitivo, es decir, intentar alcanzar este objetivo, o aproximarse lomás posible a él. Como reglas secundarias, podríamos requerir que nuestrarespuesta fuera justificada, simple, consistente, etcétera. Más aún, si supiéra-mos de antemano que las respuestas disponibles no incluyen la verdadera,nuestro papel debería consistir en alcanzar la menos errónea de entre ellas."

Aprender acerca del progreso

a) Racionalidad, cualidad y progresoSirviéndonos de los conceptos presentados en la sección anterior, cabría

afirmar que la racionalidad es un concepto metodológico y, por consiguiente,también históricamente relativo: al tratar de la racionalidad de las opcionestomadas en el pasado por los científicos, estamos obligados a estudiar los o~-jetivos, los estándares, los métodos, las teorías alternativas y la evidencra

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disponible, aceptados dentro de la comunidad científica de la correspondienteépoca."

Queda ahora claro por qué la proliferación de teorías metodológicas resultafavorable para la historiografía de la ciencia. Por ejemplo, la lógica inductiva deCarnap y Hintikka puede ser empleada para evaluar y explicar el comporta-miento de los científicos que acabaron por apoyar el inductivismo. Observacio-nes semejantes son aplicables a las filosofías de Popper, Feyerabend, Lakatos yLaudan.

Por otro lado, el progreso" cognitivo constituye un concepto relacionadocon los objetivos, susceptible de ser distinguido de términos descriptivos neu-tros tales como "cambio" y "desarrollo", así como de términos metodológicostales como "racionalidad". El progreso cognitivo es un concepto axiológico:el paso de A a B es progresivo cuando B es una mejora de A, 'es decir, si B esmejor que A en relación con los fines o los valores de la investigación cientí-fica.

El progreso, en cuanto a palabra orientada a los resultados o al logro, de-bería asimismo ser diferenciado de términos orientados al proceso tales comocualidad o habilidad (es decir, competencia en la realización de determinadatarea, lo bien que se hace algo). No es necesaria ninguna conexión entre cua-lidad y progreso, aun cuando una alta calidad en la investigación constituya unbuen indicador probabilístico de progreso." !

Como afirma Laudan, el progreso en ciencia debería ser evaluado por me-dio de "nuestras propias luces" o "estándares"." Sin embargo, aquí es dondelos filósofos actuales dejan de mostrarse de acuerdo, puesto que defienden di-ferentes valores para la ciencia y, por ende, diferentes "teorías de progresocientífico". En secciones anteriores he señalado ya la diferencia fundamentalque existe entre los filósofos realistas, cuya axiología incluye la verdad (o al-guna utilidad epistémica "veraz" relacionada," como pueda ser la verosimili-tud) y quienes niegan la relevancia de la verdad como valor para la ciencia.

b) Poder sistemático y confirmaciónEn lugar de repetir mis argumentos a favor del realismo," me concentraré

aquí en otra cuestión: Laudan demanda que los objetivos de la ciencia deberí-an ser detectables o eficazmente reconocibles, en el sentido de que «pudiera-mos saber cuándo han sido o no alcanzados»." En mi opinión, esta demandaes demasiado exigente. A menos que seamos realistas ingenuos, este requeri-miento no excluirá tan sólo el concepto de verdad, sino también a cualquierobjetivo que dependa de la verdad. En términos de decisión teórica, tal cosasignificaría que nuestra definición de progreso no debería implicar ningunautilidad que dependiera del estado desconocido de la naturaleza.

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En su Progress and lIS Problems, Laudan argumenta que la ciencia consti-tuye un «proceso de resolución de problemas, más que de búsqueda de la ver-dad» y propone que la capacidad de cualquier teoría para la resolución de pro-blemas, mensurada por medio del número de problemas empíricos quesoluciona, menos el número de anomalías y de ·problemas conceptuales quegenera, debería definir este objetivo efectivamente reconocible de la ciencia.

En este caso, la capacidad empírica para la resolución de problemas vie-ne definida en relación con «el estado de cosas ya observado que la teoríacomporta»." Este concepto sintético es -a condición de ignorar la insistenciade Laudan sobre la "importancia" de los problemas- esencialmente equiva-lente al concepto de Hempel de poder sistemático, formulado en el artículo, yaclásico, de Hempel y Oppenheim titulado «Studies in the Logic of Explana-tion» de 1948.1' Cabría argumentar que el poder sistemático de una teoría T, enrelación con la evidencia E, co-varía con el grado de apoyo por medio de laevidencia procedente de E a favor de la teoría T," El poder sistemático de unateoría relacionada con hechos observados parece, pues, ser un indicador fali-ble de su grado de verdad. Es más, como demuestra Juhani Pietarinen, la ma-ximización del poder sistemático como utilidad dependiente de la verdad,equivale a la aceptación de una teoría, más confirmada que sus rivales por laevidencia fruto de la observación. Una vez más, se establece un vínculo di-recto entre los conceptos propios de la capacidad de resolución de problemasy la confirmación.

Incluso un sencillo argumento puede demos.trar que una teoría T, que de-ductivamente comporta la afirmación E, es asimismo confirmada por E, es de-cir, que la probabilidad P(TIE) de T dada E, deberá ser mayor que la probabi-lidad anterior P(T) de T. El único modo de negar el poder de confirmación deE consistiría en asumir de antemano que la teoría T es errónea, de modo quesu probabilidad P(T/B) en relación con el conocimiento de fondo B es cero,con 10 que P(TIE&B) - P(TIB) = O.

Este argumento sugiere que, el filósofo que piense que las teorías tienen unvalor de verdad, pero que la evidencia empírica no es competente para aportarindicación alguna sobre dicho valor, deberá asumir de antemano que todas lasteorías son erróneas. Por consiguiente, la clase de antirrealismo metodológi-co que apoya Laudan parece hundirse en el escepticismo acerca de las teorías.

c) Progreso a través de verosimilitudMi propuesta para definir y estimar la verosimilitud constituye una gene-

ralización directa del planteamiento bayesiano a la inferencia científica. Su-pongamos que C", .. , C, sean las respuestas potenciales más fuertes a nuestro

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problema cognitivo, donde C", .. , C, son mutuamente excluyentes y conjunta-mente exhaustivas. Una y sólo una de ellas, que desconocemos pero denomi-naremos C. , es verdadera. He demostrado en detalle, en diversas ocasiones,cómo definir la "proximidad" M(T, C,) de una teoría T a partir de una res-puesta completa dada Cli = 1, ... , k), cuando se trata de dar en la diana de C"así como de excluir tantas alternativas alejadas como sea posible. Así pues, elgrado de verosimilitud Tr(T, CJ de la teoría T equivale a su M-distancia de larespuesta verdadera C. Pero, puesto que este valor es desconocido, la mejorelección de T será aquella que maximice la verosimilitud esperada, definidapor

k

(8) ver(T/e) = L P(C/e)M(T, C),j;1

donde P(C/e) es la probabilidad epistémica de que C, sea cierta dada la evi-dencia e, y M(T, C¡) es el incremento debido a T, en caso de que C, fuera la al-ternativa verdadera."

La distinción entre la verosimilitud desconocidaTr(T, C.) y la verosirnili-tud estimada ver(T/e) nos permite definir conceptos absolutos y relacionadoscon la evidencia de progreso:

(9) El paso de T a T' es (absolutamente) progresivo cuando Ti(T, C.) <Tr(T', CJ.

(lO) El paso de T a T' parece progresivo a partir de la evidencia e, cuandover(T/e) < (ver(T'/e).

En este caso, (lO) es un concepto decidible, aplicable en retrospectiva a ca-sos históricos tomando a e como evidencia pasada de nuestra teoría presente."

La función ver sugiere, asimismo, la existencia de un "camino hacia arri-ba" falible, desde el éxito empírico hasta la elevada verosimilitud." Se dan ca-sos en los que ver(T/e) es elevada, o se aproxima a su valor máximo, cuandoe es la evidencia presente aceptada. Si la evidencia es considerada como fia-ble, y si la medida de probabilidad P en (8) es racional, será racional afirmar(falibilidad) que T está, en efecto, más cerca de la verdad (o más cerca de ellaque sus teorías rivales)."

La función M nos permite demostrar que las consecuencias deductivas deuna teoría altamente verosímil deben ser aproximadamente ciertas [compare-se con (7)]. Así pues, resulta de ayuda expresar con precisión, en qué sentidola presuposición de verosimilitud sirve como razón abductiva para creer quelas teorías científicas exitosas sean verosímiles en aspectos relevantes, asícomo que puedan proporcionar una base desde la que defender el realismocientífico crítico. ri

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Por consiguiente, el realismo, en cuanto a intento de "estimar el carácter dela realidad", no constituye tan sólo un "realismo de intención", sino tambiénde "realización"." La ciencia no es meramente una actividad de búsqueda dela verdad, sino que ha descubierto también métodos para progresar en el des-cubrimiento de ésta.

d) lnconmensurabilidadAl proporcionar un instrumento que convierte en precisos y respetables a los .

conceptos más notorios del realismo crítico, la teoría de verosimilitud demues-tra que los días del realismo metafórico han terminado." Sin embargo, no pre-tendo que la doctrina de verosimilitud pueda resolver todos los problemas delprogreso científico. Sigue necesitando ser desarrollada en múltiples direcciones,y debería ser aplicada a casos de estudio de la vida real de la ciencia.

Un problema, en particular, merece que le prestemos aquí nuestra atención.Se trata de la tesis de inconmensurabilidad de Kuhn y Feyerabend. En su va-riante más extrema, esta tesis no resulta demasiado interesante, puesto queconvertiría a cada teoría en una unidad aislada, que no podría competir conninguna otra teoría rival. Puesto que no podrían existir razones para rechazarlas teorías, la inconmensurabilidad fuerte convertiría a la ciencia en acumula-tiva en' un sentido extremo."

Sin embargo, una modalidad más suave de inconmensurabilidad -en el sen-tido de variación- sigue siendo un problema significativo para todos los progra-mas importantes de la filosofía de la ciencia. Los intentos realizados para librar-se de este problema no se han visto coronados por el éxito." Para poder hablarde teorías competidoras, de tradiciones de investigación rivales y de progresocientífico, en casos en que los marcos conceptuales relevantes son en cierta me-dida distintos, necesitaremos de métodos para descubrir vínculos entre ellas oentre sus declaraciones, sus aplicaciones, sus problemas, etcétera.

En el caso de la verosimilitud, ello significa que para comparar significati-vamente dos teorías debemos poderlas contemplar como respuestas rivalespara un mismo problema cognitivo. Esto, a su vez, puede ser conseguido tra-duciendo una teoría a la otra, o ambas a un tercer lenguaje más rico." Afortu-nadamente, también se está progresando en el trabajo sobre estos importantesproblemas de traducción y reducción Y

Observación final-.

Un artículo reciente de Wang Shun Vi, publicado en el Journal of Dialecticsof Nature de Beijing, analiza mi debate con Larry Laudan sobre el progreso

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científico." El autor reconoce que el concepto de verosimilitud puede ser apli-cado a la comparación entre teorías rivales desarrolladas dentro de una mismacultura, como en el caso de la ciencia occidental. Sin embargo, -declara- la re-lación de inconmensurabilidad prevalece entre teorías procedentes de culturasdistintas, como por ejemplo, las ciencias china y occidental.

Una tesis de esta índole podría estar basada en la presuposición de que losvocabularios de los lenguajes orientales y occidentales son radicalmente dife-rentes y, por consiguiente, no traducibles entre sí. No obstante, tal vez pudie-ra argumentarse, de forma más plausible, a favor de la afirmación de que lasaxiologías de las actividades denominadas "ciencia" en Oriente y en Occiden-te, son fundamentalmente distintas. En particular, existe una notable diferen-cia en los vínculos entre valores científicos y progreso social: la ciencia haconstituido un elemento indispensable en la promoción del proyecto occiden-tal de modernidad. La búsqueda de la verdad y la resolución de problemascomo indicadores de progreso científico, constituyen expresiones distintas deeste legado occidental.

Mediante su relación con el tema principal de la presente obra, los debatesacerca del concepto de progreso científico, mantenidos en el seno de la filoso-fía analítica moderna, pueden aportar una contribución al estudio comparati-vo de las modalidades de pensamiento de Oriente y de Occidente. :

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