3 espiritualidad que conduce a la santidad

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ESPIRITUA LIDAD DE LA ASAMBLEA Qué espera la Congregación de esta Asamblea Evaluativa?

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ESPIRITUALIDAD DE LA

ASAMBLEAQué espera la

Congregación de esta

Asamblea Evaluativa?

Espiritualidad que

conduce a laSANTIDAD

Santidad

La santidad que la iglesia pide

del consagrado, es

la misma santidad que

imprime el BAUTISMO y

que en la religiosa ha de

darse con marca de

excelencia, como dicen los

parámetros evaluativos del mundo de hoy

Cuando Moisés

condujo a los Israelitas al desierto,

nadie le preguntó si pensaban que eran

suficientes para

encontrar el camino sin guía o si la edad media del grupo

era lo suficientemente baja como para

hacer el viaje.

Su esperanza

era, sencillamente, que

todos irían a la nueva tierra, sin

que importara

lo que tuvieran

que llevar con ellos, y

que al hacerlo, El Señor les

convertiría en un pueblo

poderoso.

Llamadas, una a una, no a una asamblea gigantesca, con una tarea precisa en un

lugar especial, sino a unirnos, para

mantener la luz y el fuego de la esperanza. Lo que necesitamos es hacer brotar y crecer la espiritualidad de lo pequeño, hacer vivo y fecundo el camino de

la Infancia Espiritual que hemos

recibido como herencia de Santa

Teresita.

Tareas tan sencillas, como una

luz aunque pequeña que es capaz de mantener su

fulgor en medio de la oscuridad.

Tareas sencillas, como dice el Evangelio , ir de dos en dos, apoyándonos mutuamente, ayudándonos a seguir, animándonos mutuamente, fortaleciendo este camino de la infancia , tan nuestro, tan conocido.

El mundo ha cambiado con el testimonio y con

la vida entregada, no de masas, sino

de un pequeño grupo, de una

persona.

En el mundo sólo hubo un Gandhi, y un escaso círculo de discípulos, un Martín Luther King, entre otros. Pero en todos los casos la influencia de esas pocas personas fue muy superior a su número. La calidad, no la cantidad, fue lo que marcó su presencia en el mundo.

¿Qué nos pide este camino de la espiritualidad de lo pequeño?

Transparencia que viene de lo hondo,

así también lo trazó el Congreso

Internacional sobre la Vida Consagrada, todavía inédito en

sus contenidos para algunas de nosotras.

¿Qué nos pide este camino de la espiritualidad de lo pequeño?

Mujeres consagradas, profundas transparentes

y auténticas Es decir religiosas de una sola cara, de un Si, o de un

No. Recreadas mediante el fuego del Espíritu, con

rostro nuevo con la transparencia del cristal, con espiritualidad sana y

vigorosa.

¿Qué nos pide este camino de la espiritualidad de lo pequeño?

Religiosas, misioneras Teresitas

creyentes y transparentes como lo fue nuestro Fundador, como lo

fueron nuestras primeras Hermanas, que dejaban a las

personas que a ellos se acercaban mirando lejos ,mirando hacia arriba, a lo alto y a lo hondo y profundo. En ascensiones…,

siempre más alto…arriba corazones. Clarividentes y

contemplativas.

El cardenal Pironio refiriéndose a esta

necesidad de transparencia y silencio decía sabiamente. “Ver

lo pequeño es clarividencia.

Conservarse débil es fortaleza”. No hay duda que cuando se gana en profundidad se posibilita y ahonda la comunión-

La espiritualidad que conduce a la

santidad necesita de virtudes

sólidas que se logran con

tenacidad, con exigencia. La

abnegación del corazón y la voluntad, el silencio que permite la

soledad activa, el asumir la

incomodidad a favor del otro, el

ordenar el pensamiento y los

afectos, y armonizar lo

diverso.

Hacer personal y

comunitariamente un itinerario

que lleve a la transparenci

a de lo profundo

reclamo de cada una y de nuestras Comunidade

s Locales:

1. Los espacios de silencio, reflexión, meditación,

contemplación, estudio iluminación. Para ser

autenticas religiosas es indispensable atrevernos a mirar hacia adentro, hacia lo profundo, lo verdadero.

Se precisa apagar los ruidos y quedarnos a solas y dejar

que brote lo auténtico.

2. Recuperar el núcleo, es decir tocar el fondo,

dar con el centro de nuestra vida. Centrar la vivencia espiritual en lo

nuclear. No en lo periférico o superficial.

3. De lo nuclear parte las grandes opciones de nuestra vida. Lo nuevo siempre viene

de lo nuevo y la vida de la vida. Cuando buscamos vida y

vida abundante se precisa llegar a lo hondo, como quien

cava un pozo, en busca de agua limpia. Volver a las

fuentes de la Escritura, a las fuentes primigenias de nuestro

Carisma, tal cual como nos soñó nuestro Fundador. Tenemos que cultivar la capacidad de hondura de

maravillarnos de contemplar.

4. Evitar la tibieza y la mediocridad. No podemos

quedarnos en la normalidad de las cosas. La rutina es la

gran enfermedad que padece nuestro siglo, no

podemos quedarnos tranquilas con ser del

común y corriente.

5. Dar primacía a Dios. El tiene que ser el punto de

referencia de lo que hagamos, pensemos digamos, sintamos.

Saber hacer prioritario a Dios es hacer nuestra

vida consagrada auténtica y profunda.

6 Hacer el entrenamiento de: Preferir siempre lo poco, lo

indispensable, lo esencial., es decir satisfacer en nuestra vida

las necesidades y no tanto los deseos. Cultivar la espiritualidad de lo esencial y lo sencillo, Vivir un estilo de vida simple da una

gran consistencia y mucha fuerza para luchar y para contagiar lo

que se es. Recuperar la protección de la intimidad, donde se sitúa lo verdadero y lo sencillo.

7. Dar a fondo y gratuitamente: No estar apegadas a nada.

Sólo así se comparte, se agradece, se da sin necesidad de esperar recompensa. Esta experiencia de gratuidad, es

central en nuestra vida consagrada porque nos

permite dar y para siempre así con el pasar de los años no caeremos en la tentación de recuperar parte de lo que un

día entregamos.

8. Anteponer el SER al HACER, el VER AL PARECER. Esto es lo que nos recomienda el Santo Padre Benedicto XVI en la exhortación

Sinodal sobre la Eucaristía. No es fácil separar ambas realidades y no es fácil juntarlas. Pero es un hecho que ejercitarse en SER es

dar profundidad a nuestra acción y a nuestras personas.

Necesitamos vernos transparentes y transformadas por lo que somos

y no por lo que hacemos

“ La ORACIÓN personal y comunitaria es el lugar donde el DISCIPULO por la

PALABRA Y LA EUCARISTÍA CULTIVA una relación de profunda

amistad con JESUCRISTO . Es un signo del primado de la gracia

en el itinerario del Discípulo Misionero….

Es necesario “aprender a orar , volviendo siempre de nuevo a

aprender este arte de los labios del MAESTRO” ( DA 255)

¿Cómo evalúo en mi la espiritualidad de lo

pequeño?

¿He entrado en la onda del mundo, que

desprecia la perfección de lo sencillo de lo

pequeño?

REFLEXIONO:

¡Gracias !