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    La batalla contra las fuerzas del Sin Nombre contina. Acosados por enemigos

    implacables y por un destino que parece cebarse con su suerte, Harold el

    Sombra y sus compaeros continan su camino en busca de las tenebrosas

    estancias de Hrad Spein y del nico artefacto capaz de detener a un enemigo en

    apariencia imbatible. Pero su viaje no discurre slo a travs de los caminos y losbosques de Siala, sino tambin por los secretos de su pasado. Nuevos enigmas

    surgen ante Harold a medida que se interna en las tinieblas de sucesos lejanos y

    recuerdos ajenos.

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    Alexey Pehov

    El rastreador de sombrasCrnicas de Siala 2

    ePub r1.0

    epublector24.06.13

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    Ttulo original:Dzhanga s teniami ( )

    Alexey Pehov, 2002

    Traduccin: Manuel Mata lvarez-Santullano

    Editor digital: epublector

    ePub base r1.0

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    Captulo 1RANNENG

    Los habitantes del sur de Valiostr que nunca han estado en el norte del pas y no han vistoAvendoom tienden a creer que Ranneng es una ciudad muy grande. Bueno, desde luego

    pequea no es, pero no es ni de lejos tan grande como Avendoom.Para aquellos que no lo sepan, Ranneng era la antigua capital del reino y perdi este

    noble ttulo durante la Guerra de la Primavera, cuando una riada de orcos sali de losbosques de Zagraba. En sus mil quinientos aos de existencia, la ciudad ha sobrevivido aun centenar de gobernantes, seis grandes incendios que casi la borran de la faz de la tierra,revueltas, epidemias y, como es natural, guerras.

    Casi aniquilada por los orcos y luego reconstruida tras la victoria, a Ranneng se laconsidera, con toda justicia, la ciudad ms hermosa del reino. La arquitectura antigua, lasnumerosas estatuas de los dioses, las amplias avenidas y las fuentes, las torres altas yesbeltas de la guardia y los puentes levadizos a orillas de los ros atraen en gran nmero alos viajeros, los mirones ociosos, los mercaderes y los comerciantes.

    Al comienzo mismo de la dinasta Stalkon, el rey fund la Universidad de las Cienciaspor decreto real y actualmente la gente acude a ella desde todos los reinos del norte. Frentea esta venerable institucin acadmica se encuentra un parque enorme y, tras un paseo poreste pequeo bosque que florece entre las murallas de la ciudad y el Barrio Alto te

    encuentras cara a cara con las enormes puertas de bronce de la escuela de la Orden de losHechiceros.

    All es donde los futuros brujos aprenden a dominar los fundamentos de su arte y sloentonces, al cabo de cinco aos de rigurosa instruccin, parten a la escuela de Avendoompara seguir refinando y mejorando sus habilidades mgicas. Gracias a la escuela de loshechiceros y a la universidad, a la antigua capital se la conoce como la Ciudad del Saber.

    Sera sencillamente imposible encontrar un lugar mejor para levantar una ciudad.

    Ranneng se extiende sobre cinco colinas en el punto exacto donde se entrecruzan las rutascomerciales ms importantes del sur del reino.

    Los poetas han entonado alabanzas a la ciudad por su belleza, pero Ranneng tiene undefecto esencial: se encuentra mucho ms cerca que Avendoom de los bosques de Zagrabay, por consiguiente, de los orcos. Si de repente los invadiera el mrbido deseo de ir a laguerra, les sera mucho ms fcil llegar a la ciudad que al mar Fro. Y por eso, cinco siglosantes, los hombres habamos decidido cambiar de capital. Los orcos nos haban enseadoa ser cautos.

    La dinasta Stalkon estaba decidida a no dejarse sorprender de nuevo, as que el rey,unto con su corte al completo, se traslad a Avendoom, lejos de los bosques y de los

    peligros potenciales que acechaban en su interior.

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    Pero, con vuestro permiso, en este punto concluir mi breve disertacin histrica ygeogrfica, puesto que finalmente habamos llegado a las puertas de la ciudad.

    Era muy temprano y la gente de los pueblos y ciudades prximas se acercaba a laspuertas para comprar, vender, robar, buscar trabajo, ir a la escuela, visitar a sus parientes,escuchar los cotilleos y rumores o, simplemente, a falta de algo mejor que hacer, dejarse

    asombrar por cualquier tontera. Haba tanta gente que no esperbamos poder entrar en laantigua capital antes de la tarde.

    El bullicio de la multitud era absolutamente indescriptible. Haba cientos de personasque hablaban, gritaban, bramaban y discutan echando espumarajos por la boca paradefender su derecho a alcanzar la entrada a empujones antes que nadie. Estall una peleapor un lugar en la cola junto a un carromato cargado de nabos. La guardia de Rannengtrat de restaurar el orden, pero slo consigui empeorar las cosas. Su innecesario intentode separar a los dos idiotas que la haban emprendido a golpes fue un completo fracaso y

    slo sirvi para que la hostilidad de la muchedumbre se concentrara sobre los impotentesguardias.

    Estaba preparndose una ria a gran escala y en el aire flotaba el inconfundible aromade la pimienta garrakana quemada. El pequeo grupo de soldados lamentaba habersemetido en la reyerta.

    Qu es todo esto? pregunt con irritacin el guerrero de aspecto taciturno queresponda al nombre de Bocazas. No recuerdo haber visto nunca un atasco como este en

    la Puerta del Norte. La gente siempre entra por la Puerta del Triunfo.

    Entonces qu hacemos aqu parados? sise Hallas con furia y una mano pegadaa la mejilla.

    Qu puede ser peor que un gnomo malhumorado e irascible que est furioso con elmundo entero? Slo un gnomo malhumorado e irascible que, adems, resulta que tienedolor de muelas. El diente haba empezado a dolerle la tarde antes y, a juzgar por elaspecto de las cosas, estaba provocndole una atroz agona. Pero el insufrible gnomo se

    haba cerrado en banda y no haba dejado que nadie le sacara la problemtica pieza,aduciendo que quera que lo hiciera un barbero respetable y no un chiquilicuatrecualquiera, categora en la que inclua a Deler y Kli-Kli, quienes le haban ofrecido susservicios como curanderos.

    sas puertas estn ms cerca de los caminos! exclam Bocazas.

    Puede que estn ms cerca dijo Hallas con desesperacin mientras se mesaba losnudos de la barba. Pero no te entra en esa cabezota tuya que aqu hay alguien que est

    a punto de fallecer de dolor?Deja de protestar murmur Deler. Aguanta un poco ms.

    El gnomo dirigi al fornido enano una mirada sombra que anunciaba claramente la

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    intencin de darle un puetazo en la nariz, pero al final, en lugar de hacerlo, murmur:

    Por qu tardan tanto?

    Mientras observaba, los guardias dejaron que un carromato cargado hasta los topes deaulas de gallinas cruzara las puertas.

    Tienen que inspeccionarlo todo, cobrar los impuestos y preguntar a la gente qu hanvenido a hacer respondi Kli-Kli con su voz chillona.

    Qu increble celo para tratarse de la guardia municipal. A qu se deber?

    Cualquiera sabe dijo el pequeo y verde trasgo encogindose de hombros.

    Quiz deberamos probar en las otras puertas, mi seor Alistan sugiri Panalvacilante, con una mirada de reojo al lder de nuestro grupo.

    El caballero consider la propuesta unos instantes y luego sacudi la cabeza:

    Estn a ms de una hora de aqu.

    La cara de Hallas se ti de color carmes y de repente tuve miedo de que le diera unataque.

    Una hora! refunfu. No puedo aguantar tanto.

    Dicho lo cual, el gnomo comenz a avanzar decididamente hacia las puertas.

    Adnde va? pregunt Bocazas con tono de perplejidad, pero Alistan se limit a

    rerse y sigui a Hallas con los caballos. Los dems no pudimos hacer otra cosa queimitarlo.

    Al principio la gente nos observaba boquiabierta y con cierta fascinacin, peroentonces, al darse cuenta de que nos estbamos saltando la cola, comenzaron a murmurar.

    Nos van a matar! Por Sagra, nos van a matar! murmur Marmota.

    Pero el gnomo atraves la multitud indignada sin prestarle atencin, gritando queabrieran paso como un viejo zapatero remendn.

    Alto, gnomo! Aaaaalto! exclam un centinela armado con una alabarda.Adnde te crees que vas? Es que no has visto la cola?

    El gnomo abri la boca para informar al soldado de lo que pensaba de l y de sufamilia hasta la sptima generacin, pero en ese momento, de un modo milagroso,Miralissa apareci a su lado y se coloc delante.

    Buenos das, honorable seor. A qu se debe tanta demora? pregunt con una

    sonrisa la elfa de cabellos cenicientos.Al instante, el centinela baj la voz e intent incluso alisarse la casaca del uniforme.

    Como todos nosotros, saba, porque su madre se lo haba dicho de pequeo, que siempre

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    hay que ser educado con los elfos, sean de la luz o de la oscuridad. Al menos, si no quieresacabar con una daga entre las costillas porque un habitante del bosque ha decidido queacabas de insultarlo o insultarla.

    Qu tiene de particular, seora? Mirad cmo estn las cosas. Tenemos que registrary volver a registrar a todo el mundo. Y todo porque el Sin Nombre ha vuelto a hacer de las

    suyas. Dicen que hace pocas semanas atac el palacio real!No me digis. El Sin Nombre? rio To con incredulidad frente a la tupida y cana

    barba del hombre.

    El Sin Nombre, como lo os! Y cinco mil de sus seguidores. De no haber sido porla guardia y Alistan Markauz, habran dado muerte a su majestad!

    Cinco mil? volvi a rerse To con el mismo tono mientras se rascaba el peladocrneo.

    Eso cuenta la gente dijo el locuaz soldado, esta vez ligeramente abochornado. Alparecer acababa de darse cuenta de que cinco mil era un nmero muy grande.

    Vaya, vaya respondi To con una risilla. Como todos nosotros, haba estado enpalacio la memorable noche en que los seguidores del Sin Nombre decidieron poner aprueba la determinacin de la guardia real.

    Pero qu tiene que ver eso con la cola de las puertas? El ataque se produjo enAvendoom, pero las puertas estn en Ranneng! exclam Hallas con exasperacin.

    Su majestad, as reine cien aos, ha dado orden de que se incremente la vigilancia.As que hacemos lo que podemos.

    Si un ejrcito de orcos pasara al trote a su lado, no se daran ni cuenta me susurrKli-Kli discretamente al odo.

    El trasgo tena razn, porque era muy poco probable que un vulgar centinela hubierapodido reconocer a un partidario del Sin Nombre aunque hubiera pasado por delantemismo de sus narices. Hasta la fecha, los traidores que servan al principal enemigo deValiostr no se diferenciaban en nada de ciudadanos perfectamente pacficos.

    La multitud que tenamos detrs murmuraba, cada vez con mayor insistencia:

    Qu pasa aqu?

    Un soldado de aspecto amargado, con galones de cabo, se nos acerc desde laspuertas. Saltaba a la vista que no estaba de humor para mantener una conversacinagradable.

    Quieto ah, Mis dijo el centinela locuaz, ignorando el rango del cabo. No vesque la dama lfica est preguntando por las noticias?

    El cabo estuvo a punto de caerse de bruces cuando tuvo la ocasin de ver mejor a

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    nuestro variopinto grupo: un trasgo verde de ojos azules, tres elfos oscuros, un caballerode expresin adusta y nueve guerreros, uno de los cuales era un gnomo con mirada dehostilidad y otro un enano con un absurdo sombrero hongo. Adems de un tipo enjuto conindudable aspecto de criminal. Desde luego, no era el tipo de compaa que uno seencuentra en las calles de la ciudad todos los das de la semana.

    Aj titube el cabo mientras trataba de elegir las palabras. Bueno, siendoas

    No quisiramos hacerles perder el tiempo dijo Miralissa con una nueva sonrisa.Podemos pasar?

    La sonrisa de una elfa puede sumir en un estupor prolongado los corazones de losincautos, sobre todo si es la primera vez que ven esas dos afiladas y blancas cuchillas queasoman por debajo de su labio inferior.

    P-pues claro que p-podis pasar dijo el cabo mientras haca un gesto hacia lapuerta para que los guardias nos franquearan el paso. Pero recordad que slo la guardiamunicipal y los elfos tienen derecho a llevar armas dentro de las murallas.

    Y los nobles y los soldados? pregunt Anguila alzando las cejas con sorpresa yrompiendo su silencio por vez primera.

    Dagas y cuchillos de tamao aceptable. sa es la nica excepcin.

    Pero si estamos al servicio del rey! No somos una banda de mercenarios.

    Lo siento, pero la ley es la misma para todos respondi inflexible el cabo.

    Yo ya conoca aquella ley. Haba aparecido unos tres siglos antes, cuando en Rannengestallaban reyertas con la rapidez de incendios forestales. Fue una poca complicada, en laque tres casas nobiliarias se disputaban el poder y cuando el rey decidi aparcar por unmomento los asuntos del gobierno para intervenir en el enfrentamiento, haba ms cuerposen las calles que en el Campo de Sorna tras la batalla entre los enanos y los gnomos.

    La mitad de los condes, los barones, los marqueses y el resto de gentuza con sangreazul de la ciudad perdi la vida all mismo, en las calles. Por desgracia, la otra mitadsegua con vida, as que los Jabales, los Obures, los Ruiseores y sus respectivospartidarios han seguido enfrentados hasta nuestros das.

    Por ello, cualquiera que entre en la ciudad llevando una hoja de ms de un palmo delongitud o, Sagot no lo quiera, una ballesta, se arriesga a recibir una multa muy cuantiosay pasar un par de das descansando en una incmoda celda. sta ltima circunstanciaposea grandes efectos apaciguadores sobre los caballeros de extraccin nobiliaria. Tras

    pasar una temporadita en un lugar hmedo e insoportablemente incmodo, sus seoras sevuelven sumisos y tranquilos como corderillos al menos por algn tiempo.

    Pero eso no puede ser exclam Ciendelmparas: su corazn y su misma alma

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    protestaban contra la idea de una ley semejante.

    Mumr nunca se separaba de su espadn, pero ahora pareca que en Ranneng, elmaestro de la espada larga tendra que ocultar su terrible arma y arreglrselas con uncuchillo de hoja corta.

    Ni siquiera voy a preguntaros qu asuntos os han trado a nuestra ciudad y a qu

    casa pretendis servir aqu dijo el centinela mientras nos lanzaba una mirada cargada designificado.

    No tenemos la intencin de entrar al servicio de ninguna casa nobiliaria repuso elseor Alistan.

    A m eso me da igual, mi seor caballero dijo el cabo alzando las manos en ungesto conciliatorio. Si decids no hacerlo, no lo hagis. Estis en vuestro derecho.Cuando veo a un grupo de gente armada en la ciudad, la primera idea que me viene a la

    cabeza es que una de las casas de la ciudad acaba de contratar ms sicarios.Vuelve a haber disturbios en Ranneng? pregunt Miralissa mientras arrojaba su

    tupida coleta de color ceniza detrs de uno de sus hombros.

    Algunos dijo el soldado encogindose de hombros. Los Ruiseores y losJabales tuvieron hace poco un encontronazo en la Ciudad Alta. A dos barones los rajarondel cuello a la entrepierna. Mmmm Disculpadme si os he ofendido, mi seora elfa.

    No, nada de eso. Gracias por responder mis preguntas, buen seor. Entonces,

    podemos pasar?

    S, mi seora. Aqu tenis este documento. Con l no os interrogarn las patrullas.Sac un pergamino enrollado de un estuche de madera que llevaba colgado de la caderay se lo entreg a la elfa. Dice que acabis de llegar a nuestra gloriosa ciudad.Bienvenidos!

    Esto es para vos. Por los servicios prestados dijo Egrassa mientras se inclinabadesde la silla y depositaba una moneda en la mano del cabo.

    Vaya, gracias, amable comenz a decir el soldado, pero al ver la moneda que lehaba dado el elfo, se call y qued tan quieto como una de las estatuas del parque real.

    No todos los das echa mano un simple cabo a una moneda de oro. Tuve elpresentimiento de que habra una fiesta en los barracones aquella tarde y de que amedianoche no quedara un solo centinela en pie.

    Y as, dejando tras de nosotros a unos guardias asombrados y encantados por lagenerosidad del elfo oscuro, cruzamos al fin las puertas.

    Desde la calle que comenzaba en las puertas, desembocamos en una avenida muy ampliaque conduca al corazn mismo de la ciudad. La posada a la que nos llevaba Miralissa seencontraba en una de las colinas y mientras nos dirigamos hacia all, mi mirada volaba de

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    ac para all estudiando el lugar.

    En una pequea calle que comenzaba con un monumento a los defensores de Rannengcados en la Guerra de la Primavera nos detuvo una patrulla de guardias, pero quedarondecepcionados al ver el documento que nos haba dado el cabo y nos dejaron ir en paz.

    Muy bien dijo Bocazas. Tengo que pasar a visitar a mis parientes. Nos vemos

    en la posada!

    Por casualidad no tendr una amiga, verdad? pregunt Arnkh con una sonrisataimada.

    Bocazas dirigi una mirada de sorpresa al alto y calvo guerrero antes de preguntar:

    Quin?

    Cada loco con su tema murmur Marmota con un suspiro de resignacin. Sera

    mejor que dedicarais vuestras energas a pensar en lo que vamos a hacer a continuacin yno en mujeres.

    T dedcate a alimentar a tu ratn! respondieron Bocazas y Arnkh al unsono.

    Ya lo hago, no os preocupis respondi Marmota con voz dbil mientras sepasaba el lingo de un hombro a otro. Pero dselo a To si no quieres que luego te d unabuena tunda.

    Se lo dije hace mucho. Nos vemos!

    Saluda a la chica! grit Arnkh, pero Bocazas ya se haba fundido con la multitud,dejando su caballo al cuidado de Ciendelmparas, a quien no le alegr en exceso recibirese regalo.

    Las calles estaban tan abarrotadas de gente como un cementerio abandonado degkhols.

    Es alguna fiesta local? murmur Ciendelmparasmientras recorra el gento conuna mirada no del todo amigable.

    Por supuesto! replic el sabiondo de Kli-Kli. Estamos en la semana deexmenes de la universidad. La ciudad entera est de fiesta.

    Muy inteligente de nuestra parte dije con tristeza. No soporto las multitudes.

    Pensaba que eras un ladrn dijo el trasgo.

    Y lo soy respond sin entender muy bien lo que pretenda decir con aquello.

    Pues yo crea que a los ladrones les encantaban las multitudes.

    Y por qu debera ser as?

    Bueno, parece la situacin ideal para birlar algunas bolsas dijo Kli-Kli

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    encogindose de hombros.

    Eso est por debajo de mi nivel respond. Yo no trabajo con bolsas, mi queridonecio.

    Cierto, t trabajas con Encargos repuso con una risilla el detestable trasgo. Perosabes lo que te digo, Harold el Sombrita? Que sisar las mseras bolsas de unos

    desgraciados sera mejor que el Encargo que tienes ahora.

    Vete a pinchar a Hallas refunfu.

    Kli-Kli haba tocado un punto sensible. En fin, no tena sentido lamentarse ahora porlo sucedido. Ya haba aceptado el Encargo imagino que porque estaba trastornado enaquel momento y ya no haba manera de escapar.

    Harold! El grito de Ciendelmparas me sac bruscamente de tan sombrospensamientos. Por qu ests tan decado?

    Es su estado de nimo habitual, nada ms intervino con tono de arrogancia elbufn de su majestad. Nuestro Bailarn de las Sombras ha estado ltimamente de unhumor de perros. De perros tristes.

    Mientras que otro que yo me s ha estado alegre como una cotorra. Una cotorraparlanchina musit. Slo espero que no acabe teniendo que lamentar sus cotorreos.

    Bocazas es el que parlotea como una cotorra respondi Kli-Kli. Yo lo nico

    que hago es decir siempre la verdad.Y tambin citar las profecas de chamanes trasgos que abusan de las setas mgicas

    pinch al bufn. Todas sus profecas sobre el Bailarn de las Sombras no valen ni unhuevo podrido.

    Ya es demasiado tarde para ponerse melindroso. Aceptaste el ttulo de Bailarn delas Sombras, tal como dice la profeca. El Bruk-Gruknunca ha mentido! respondi Kli-Kli con vehemencia, pero entonces, al darse cuenta de que slo me estaba burlando de l,se sumi en un silencio ofendido.

    El punto dbil de Kli-Kli era su amadoLibro de las profecas, que se saba de memoriade principio a fin. Debido al cual, yo ya no era Harold el ladrn, sino una profecaambulante, destinada a salvar el reino y el mundo entero. Ya, claro. De haber sido por m,lo habra robado, en lugar de salvarlo.

    Kli-Kli intervino Ankh, por qu no nos cuentas si ese libro del chamn Tru-Tru?

    Tre-Tre, no Tru-Tru, inmenso ignaro! interrumpi el trasgo al guerrero calvo contono de resentimiento.

    Del chamn Tre-Tre continu Arnkh como si no hubiera sucedido nada, pero el

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    trasgo volvi a interrumpirlo:

    El gran chamn Tre-Tre!

    De acuerdo. Del gran chamn Tre-Tre. Bueno, contiene algo, aparte de tus amadasprofecas?

    Como por ejemplo? El nativo del Reino Fronterizo pareca haber logrado cogeral trasgo con el pie cambiado.

    Bueno, qu tal una cura para el dolor de muelas de los gnomos?

    Hallas, que haba vuelto a reunirse con nuestro pequeo grupo, oy la conversacin yaguz los odos, al mismo tiempo que finga que no le interesaba en absoluto.

    Al verlo, Kli-Kli le obsequi con una de esas sonrisas con las que vena a decir ahoramira lo que pasa, claro indicio de que estaba preparndose para hacer una de sus bromas

    pesadas.El bufn hizo una pausa teatral tan marcada que Hallas comenz a hervir de

    impaciencia en su silla. Y cuando la furia del gnomo estaba a punto de alcanzar el puntode incandescencia, el trasgo dijo al fin:

    As es.

    Y qu es? pregunt al tiempo que tiraba desesperadamente de las riendas paratratar de sacar aAbejitade entre Kli-Kli y Hallas.

    Tan seguro como que un huevo es un huevo, el trasgo preparaba alguna broma pesaday yo no quera estar en la lnea de fuego cuando el barbudo gnomo decidiera hacer correrla sangre del bufn del rey con algn objeto contundente.

    Oh! declar Kli-Kli con voz misteriosa. Es un remedio muy eficaz. Enprincipio se podra haber aplicado cuando comenzaron las dolencias de Hallas y el dolorhabra cesado al instante. Lo juro por el gorro del gran chamn Tre-Tre, Harold, es laverdad.

    Y entones por qu no has dicho nada? bram el gnomo con una furia que hizohuir en desbandada a la mitad de la calle.

    To se volvi, agit el puo en direccin a nosotros y luego seal a Alistan y se pasel dorso de la mano por delante de la garganta.

    Deja las payasadas, Kli-Kli dijo un risueo Marmota. Hay gente mirando.

    Muy bien, ni una palabra ms prometi el trasgo con gran solemnidad, mientrashaca el gesto de cerrarse la boca con un candado.

    Cmo que ni una palabra ms? pregunt el gnomo con indignacin. Deler,dile a esa liendre de piel verde que como no me d el remedio, no respondo de m!

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    Dice la verdad, Kli-Kli rio el enano. Los gnomos son gente pendenciera,capaces de pelearse con sus propias madres por trivialidades, as que no digamos con unsimple bufn de la corte.

    Yo no soy un simple bufn de la corte. Soy el nico bufn de la corte declar eltrasgo con orgullo, como si eso pudiera salvarlo del inminente castigo que se preparaba a

    manos del furibundo gnomo.Los gnomos son gente pendenciera, no? pregunt Hallas, olvidados al instante

    sus problemas con el trasgo para concentrarse en Deler. Claro, mientras los enanos, lonico que hacis es sentaros para engordar en montaas que nos pertenecen por derecho!

    Deja las payasadas, Deler dijo Marmota.

    Yo qu he hecho? pregunt Deler levantando los hombros. No he dicho unapalabra. No he abierto la boca! Es Hallas el que est fuera de s!

    Pues entonces cierra la boca! No quiero saber nada de ti ni de ese estpido gorrotuyo! repuso el gnomo. Muy bien, Kli-Kli. Qu remedio es se?

    Kli-Kli mir fijamente al gnomo con sus ojos azules y, con aire dubitativo, dijo:

    No estoy muy seguro de que te guste el remedio trasgo para el dolor de muelas,Hallas.

    No puedes decrmelo sin ms, Kli-Kli? Sin tanto No estoy seguro?

    De todos modos no lo vas a utilizar dijo Kli-Kli. Y habr revelado un terriblesecreto de los trasgos para nada.

    Te prometo que usar el condenado remedio ahora mismo! dijo el gnomo,haciendo un esfuerzo desesperado para contener las ganas que senta de retorcerle elpescuezo al trasgo.

    Una gran sonrisa dividi en dos el rostro verde de Kli-Kli, de oreja a oreja, haciendoque pareciera un sapo travieso y satisfecho.

    Tir an con ms fuerza de las riendas hasta conseguir queAbejitase situara detrs deCiendelmparasy tanto el trasgo como el gnomo quedaran por delante de m. Mi brillantemaniobra no pas inadvertida para Marmota, Deler y Arnkh, quienes la imitaron con totalexactitud. Hallas y Kli-Kli se quedaron solos: ninguno de los dems quera verse atrapadoentre el yunque y el martillo.

    Recuerda que has prometido utilizar el mtodo de los trasgos record el bromistaal pobre enfermo. Bueno, pues para curar un diente enfermo, debes coger un vaso de

    orina y mantenerla en la boca una hora entera y luego escupirla por encima de tu hombroizquierdo, a ser posible sobre el ojo de tu mejor amigo. El dolor de muelas desapareceral instante!

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    Y la explosin que estbamos esperando todos no se produjo! Hallas se limit alanzarle al trasgo una mirada funesta, escupir un denso gargajo bajo los cascos de sucaballo y luego azuzarlo. Tengo la impresin de que Kli-Kli estaba decepcionado. Comotodos los dems, haba esperado rayos y truenos.

    Dime, amigo Kli-Kli pregunt al descorazonado trasgo. Alguna vez has

    probado el remedio en ti mismo?El bufn me mir como si hubiera perdido la cabeza.

    Acaso parezco idiota, ladrn? Saba que iba a decir algo as.

    Mira y asmbrate, Harold dijo Panal.

    Estoy asombrado dije con los ojos clavados en la fuente de los Reyes.

    Qu visin! Haba odo hablar muchas veces de aquella fuente, pero era la primera

    vez que posaba la vista en ella.La enorme columna de agua, con sus cincuenta metros de altura, se consideraba una de

    las mayores atracciones de Ranneng. La fuente ocupaba la plaza entera. Sus estruendososchorros de agua se elevaban en el cielo y luego, al caer a tierra, se desintegraban formandouna neblina acuosa que revesta la zona entera. Las gotitas de agua y los rayos del sol sefundan en un apasionado abrazo para crear un arco iris que divida el cielo en dos porencima de la plaza antes de descender de nuevo sobre la fuente.

    La gente informada deca que cuando los maestros artesanos enanos haban creadoaquel milagro haban contado con alguna ayuda de la Orden. Hace falta magia paraproducir un arco iris que brota de un chorro de agua todos los das de la semana, haga eltiempo que haga. Era como si bastara con alargar la mano para tocar aquel milagro desiete colores y sentir la fragilidad evanescente de aquel puente en el cielo.

    Extraordinario dijo Arnkh con un suspiro de satisfaccin al sentir el fresco rocede las gotas sobre la cara.

    Aj respond.

    El final de junio y la primera mitad de julio haban sido tan calurosos que hasta unguerrero curtido como Arnkh se haba despojado de su amada cota de malla un par deveces durante el viaje. Y para alguien del Reino Fronterizo, que estaba acostumbrado allevar armadura casi desde el da de su nacimiento, sa era una concesin muy importante.

    Por suerte, los ltimos das la temperatura haba bajado un poco, pero an haca calorsuficiente como para que me preocupara que se me cocieran los sesos dentro del crneo.De modo que estar all, junto a la fuente, donde el aire era tan fresco, limpio y puro, era

    una autntica bendicin para todos.

    Nada de paradas! anunci Alistan sin dedicar una sola mirada a la maravillosaimagen.

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    Adis a nuestro descanso. Al pensar en el largo viaje que nos esperaba bajo el solestival despus de Ranneng, comenc a sentirme realmente mal. Qu, en nombre de unhsankor, le pasaba al tiempo aquel ao?

    A ti qu te pasa? pregunt junto a mi odo derecho una voz indignada. Estoyaqu, sacudiendo las alas como una alondra delante de un gallo para llamar tu atencin y

    nada, como si estuvieras sordo.Es que has dicho algo interesante, charlatn? pregunt.

    Charlatn! replic el trasgo. No estaba slo charlando, estaba glosando lasbellezas de esta ciudad esplendorosa.

    Yo no veo demasiada belleza en este momento murmur mientras contemplaba lacalle por la que avanzaban nuestros caballos.

    No era ms que una calle vulgar. Casas pequeas de dos pisos con paredes viejas conla pintura levantada. Aunque haba que reconocerle algn mrito a los lugareos: no todoslos edificios parecan en ruinas. Pero, desde luego, la belleza no abundaba demasiado porall. De no haber sabido que estaba en Ranneng, habra podido pensar que me encontrabaen los arrabales de Avendoom.

    Espera un poco a que lleguemos al parque. Tiene rboles como los del bosque deZagraba!

    Es que has estado aqu antes, Kli-Kli? pregunt Ciendelmparas, que haba

    trotado hasta nosotros a lomos de su ruano, llamado Testarudo.

    El caballo de Bocazas vena tras l, arrugando las orejas como protesta por versearrastrado de tan descuidada manera.

    S, estuve aqu una vez musit Kli-Kli frunciendo los labios. En una misinpara el rey.

    Hallas estuvo a punto de ahogarse de sorpresa. Olvidado de repente el dolor demuelas, mir a Kli-Kli y dijo:

    No empieces con cuentos de hadas, trasgo. No puedo creer que el rey teencomendara ningn asunto importante.

    Bu! dijo Kli-Kli sacndole la lengua al gnomo.

    No importa, cuntanos tu estpida historia de todos modos. Aliviar un poco elaburrimiento. Es que no vamos a llegar nunca a esa posada? dijo Marmota.

    Pero si ya casi no queda nada. Slo tenemos que cruzar el parque y entrar en la

    Ciudad Alta, que es donde se encuentran la universidad, la escuela de magia y todo lodems. Un barrio excelente, todo l. Ya no estamos lejos.

    Pero el trasgo no estaba ms que hacindose el payaso y esperando a que se lo pidieran

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    de nuevo.

    Venga, cuenta dijo Ciendelmparas.

    Bueno, dejadme que piense por dnde empezar accedi Kli-Kli graciosamente,mientras adoptaba un aire de importancia, como si realmente estuviera pensando.

    Harold, ocpate un momento de Invencible mientras me quito la guerrera dijoMarmota.

    Claro dije, y Marmota me lanz el lingo sobre el hombro.

    La peluda rata domesticada de Marmota, que responda en efecto al nombre deInvencible, me husme, solt un gruido, estornud y se acomod sobre mi hombro.Aunque parezca increble, yo era el nico miembro del grupo, aparte de Marmota, al queel lingo no morda, e incluso me permita acariciarlo cuando estaba de un humor generoso.

    No haba forma de saber por qu el hirsuto roedor de las Tierras Desiertas me habacogido tanto cario. Pero siempre que vea que la rata grua y trataba de morderle en eldedo a Kli-Kli cuando ste alargaba la mano hacia ella, me echaba a rer con alegra, cosaque fastidiaba enormemente al trasgo. Y tampoco esta vez pudo mantener la boca cerrada.

    Ten cuidado con esa fiera, Harold. Te arrancar una oreja antes de que te descuenta!

    Nos habas prometido una historia, Kli-Kli record al trasgo.

    Ah, s, en efecto! Muy bien, hace un ao, los Obures y los Jabales Salvajesdecidieron concertar una alianza y masacrar a los Ruiseores. Se preparaba una autnticabatalla en Ranneng, cosa que no era del inters de Stalkon. Habran comenzado con losRuiseores y terminado con su majestad. As que me enviaron aqu.

    Y nuestro intrpido amiguito los derrot a todos! se burl Deler.

    Los enanos no tenis ni una pizca de imaginacin respondi Kli-Kli. Meenviaron aqu para conseguir que los Jabales Salvajes se enfrentaran a los Obures y

    viceversa, para asegurarme de que a esos nobles truhanes no se les volva a pasar por lacabeza la idea de concluir una alianza Que es exactamente lo que hice! Haba unaclara nota de orgullo en la voz del trasgo al pronunciar estas ltimas palabras.

    Y cmo lo conseguiste? dije con una risilla mientras le devolva el lingo aMarmota.

    Recurriendo al mismo truco que t en aquel asunto del Caballo de las Sombras.Enfrentar a todos entre s.

    Enfrentar a todos entre s? De qu habla, Harold? pregunt Ciendelmparas,intrigado.

    No le hagas el menor caso, Mumr dije. No me apeteca contar la historia en aquel

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    momento. Y qu les pareci tu plan a los Obures y a los Jabales Salvajes, Kli-Kli?

    Pues mira, Harold, es muy extrao, pero no les gust nada rio el bufn. Sobretodo a los Obures! Los nobles caballeros se enfurecieron tanto al enterarse de que unconde de los Jabales Salvajes iba a entregar la mano de su hija a un Ruiseor que, sinpensrselo dos veces, organizaron una fiesta nupcial realmente animada para los Jabales

    Salvajes. A lo que stos respondieron rebanando las gargantas de un par de Obures. Elcaos que estall en la ciudad supuso el fin de toda posibilidad de alianza. Los nobles delsur siguieron luchando entre s sin que mi rey tuviera que preocuparse por la seguridad desu trono. La amenaza de la rebelin y la guerra civil qued postergada indefinidamente yel reino entero acudi al bufn para darle las gracias por la paz y la tranquilidad deValiostr.

    Vaya, si resulta que nuestro amigo el bufn es un hroe en realidad! dijo Arnkhcon una carcajada que hizo tintinear su cota de malla.

    Los nobles del sur son como una espina clavada en la garganta del rey. No hay manerade tragarlos y si intentas sacrtelos, lo ms probable es que empeores las cosas. Porque sino se vigila con atencin a sus seoras, podran mirar a su alrededor y firmar un acuerdocon las provincias occidentales, lo que supondra el fin del trono. Y en cuanto llegaran a sufin las reyertas y las intrigas, los nobles especialmente los que hubieran formado laalianza, se quedaran sin nada en absoluto que hacer y comenzaran a buscar unpropsito para sus hombres armados.

    Durante el reinado del padre de nuestro rey actual, se produjo un desagradableincidente cuando los nobles del oeste decidieron derrocar la dinasta actual. Veris, lesmolestaba que el rey hubiera entregado las Tierras en Disputa a Miranueh. Por suerte,aquella vez los rebeldes no consiguieron nada. La guardia real los sorprendi cuandomenos se lo esperaban. Y los nobles del sur no apoyaron la revuelta de sus vecinos deloeste: los Jabales Salvajes, los Ruiseores y los Obures estaban demasiado ocupadospeleando entre s como para considerar la posibilidad de sumarse a una conspiracin. Loschicos de Ranneng tenan ms confabulaciones propias de las que podan contar, as que

    para qu meterse con el rey?

    En aquel momento nuestros caballos pasaban entre los gigantescos robles del parque.Costaba creer que unos rboles tan grandes crecieran en el interior de una ciudad y no enun bosque. En Avendoom no haba muchos rboles de gran tamao, ni siquiera en elrecinto del palacio real y mucho menos en los dems barrios de la ciudad. Con el fro quelos vientos arrastran hasta all desde el mar Fro y las Tierras Desiertas, todos los rbolesse talan para usarlos como lea tan pronto como llega el invierno. La gente del puerto y de

    los suburbios habra convertido aquellos rboles en tocones en un abrir y cerrar de ojos.El camino comenz a ascender por la ladera de la colina y al salir del parque nos

    encontramos en la zona de Ranneng que rodeaba la universidad y la escuela de la Orden.

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    All las casas eran algo ms nuevas y bonitas que las que habamos visto antes. Pero lascalles seguan abarrotadas de gente. Ms gente que moscas alrededor de un perro sin lavar,eso seguro.

    Antes de llegar a la posada a la que tanto cario le haba cogido durante sus anterioresvisitas a Ranneng, el gnomo logr meterse en un par de discusiones con la gente que

    pasaba junto a nuestros caballos e incluso, en una ocasin, atrajo la atencin de unacompaa de guardias, lo que le cost a To un buen rapapolvo de Markauz. Al sargento delos Corazones Salvajes no le gustaba pagar las cuentas de otro, as que le ech a su vez elcorrespondiente rapapolvo al gnomo.

    Hallas hinch las mejillas, se mes las barbas y no dijo una palabra, pero sus pequeosojos negros resplandecieron con furia bajo sus pobladas cejas.

    La posada, separada de la calle por una cerca, era un establecimiento de tres pisos y

    aspecto respetable.Vaya, que me aspen! dijo Deler con un silbido mientras examinaba nuestra

    residencia temporal. Si el edificio es tan grande, la cocina debe de ser enorme. Y unacocina grande siempre es sinnimo de buena comida! T qu crees, Hallas?

    El gnomo se limit a lanzar una mirada lgubre a su compaero y mantuvo la bocacerrada.

    En eso llevas razn, Deler dijo con su voz tonante el enorme Panal. Ya

    estbamos hartos de ese engrudo infecto que preparan To y Hallas. Oh, con qu placerme comera un cochinillo con rbano picante!

    Lo tendris, mi buen seor. Tendris vuestro cochinillo! E incluso dos! No creoque con uno baste para satisfacer a un guerrero tan vigoroso como vos! respondi unhombrecillo orondo de mejillas sonrosadas que acababa de salir de la nada. Buenosdas, dama Miralissa. Me alegro de volver a veros en mi humilde establecimiento.

    Y yo me alegro de ver que sigues bien, maese Pito respondi la elfa con una

    sonrisa diplomtica. Cmo marchan las cosas por la posada?Hallas emiti un sonoro gruido, con el que pretenda sugerir que los saludos

    educados y las preguntas se podan posponer hasta que l hubiera resuelto su problemadental. Maese Pito lanz una mirada intrigada al malhumorado gnomo, pero por desgraciano cogi la indirecta.

    No nos podemos quejar en exceso. Llegamos a fin de mes.

    No intentes inspirar lstima dijo Ell con una sonrisa. Has ganado an ms peso

    en el medio ao que ha pasado desde la ltima vez.Qu queris decir? protest el posadero mientras descartaba con un ademn el

    comentario del guardaespaldas de Miralissa. Eso es a causa de las preocupaciones!

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    Oh! La tresh Miralissa ha trado nuevos viajeros a mi establecimiento! Pero dndeestn los que os acompaaban el ao pasado? Slo veo a sus seoras Egrassa y Ell.

    Ya no estn entre nosotros respondi Miralissa de mala gana.

    Yo no conoca aquella parte de la historia, pero gracias a las frases fragmentarias quehaba dejado escapar la elfa en sus conversaciones conmigo, haba podido deducir que

    todos los compaeros que haban partido de los bosques de Zagraba con ella, aparte deEgrassa y Ell, se haban quedado atrs, en las nieves de las Agujas de Hielo. Slo treselfos y el grupo de To, que haba acompaado a Miralissa hasta Avendoom, habanescapado con vida de las Tierras Desiertas.

    Qu catstrofe! exclam el posadero agitando las manos. Cmo ha podidosuceder tal cosa?

    Por qu no nos acompais a nuestras habitaciones, maese Pito? sugiri Egrassa.

    Oh! dijo el posadero al comprender que haba tocado un tema espinoso. Osruego humildemente que disculpis mi curiosidad. Seguidme, nobles caballeros. Ya hellevado a su habitacin a uno de vuestros compaeros. Y le he servido cerveza!

    A quin le has dado una habitacin, buen hombre? pregunt Markauz consuspicacia, mientras entornaba los ojos y se llevaba una mano a la espada.

    Es que he hecho algo malo? pregunt el posadero con consternacin, parndosedonde estaba como una estatua. Se present aqu, dijo que vena con vuestro grupo y

    Quin era? lo interrumpi el conde Alistan.

    Pues yo, mi seor Alistan, yo! dijo Bocazas mientras sala de la puerta de laposada con una jarra de cerveza en la mano.

    Oh! dijo Arnkh con una brusca inhalacin. Eres tan rpido como unrelmpago engrasado! Te esperbamos esta tarde.

    Cmo est la chica? pregunt Ciendelmparas al pasar junto a Bocazas, pero

    desapareci por la puerta de la posada sin esperar a or su respuesta.Que no he ido a ver a ninguna chica! protest Bocazas dbilmente.

    Ya. Has ido a recoger setas dijo Marmota mientras segua a Mumr al interior.

    Pasad, caballeros, pasad! dijo Pito, de nuevo dueo de la situacin. Todas lashabitaciones estn listas!

    Kli-Kli mir al grupo con sus ojos azules y pregunt:

    A nadie le importa que me quede en el cuarto de Harold y Ciendelmparas,verdad?

    Como es natural, a nadie le import. Todos conocan ese viejo refrn: cuanto ms lejos

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    duermas de un trasgo, ms tranquilo ser tu sueo. Si Kli-Kli no andaba por all, notendran que preocuparse de que se les cayera encima un cubo de agua en el peormomento posible.

    Vienes? pregunt Kli-Kli parado junto a la puerta, mirndome.

    Aj murmur, y entr.

    El saln principal de la posada era tan grande como la plaza de una ciudad. Araas convelas bajo el techo, sillas slidas de respaldo tallado, bancos largos y mesas recias. De unade las paredes colgaba un enorme bho tallado, hecho de un solo tocn de madera. Unaescalera al segundo piso, una barra para las bebidas y una gruesa puerta de roble que dabaa la cocina.

    Tenis muchos huspedes, maese Pito? pregunt el conde Markauz mientras sequitaba los guantes de piel y los arrojaba sobre la mesa ms prxima.

    No, aparte de vosotros dijo el posadero sin un parpadeo.

    Y cmo es eso? pregunt el capitn de la guardia enarcando una ceja consorpresa. Tan mal marcha el negocio?

    No os preocupis, mi seor! dijo el posadero con una sonrisa astuta. La treshMiralissa ha pagado los gastos de la posada de los dos prximos aos.

    Decidimos convertir El Bho Sabio en lo que los humanos llamis un cuartel

    general dijo Egrassa para aclarar las palabras de Pito. Mi prima pag a maese Pitopara que no aceptara ms huspedes y as nos sentimos perfectamente a salvo.

    Maese Pito dijo Mumr apoyndose en su enorme espadn, qu tal un poco decerveza?

    Desde luego! respondi el posadero con voz aguda. Pero os ruego que ossentis, buen seor, y apoyis ese espadn vuestro sobre una mesa para no arruinar labelleza del establecimiento.

    Y un bao para acompaar la cerveza intervino To.Y un cochinillo aadi Panal.

    Todo estar listo en cinco minutos, literalmente! dijo el posadero mientras acudacorriendo a dar instrucciones al personal.

    Yo me encamin a la mesa ms lejana, me apoy dichosamente en el respaldo de unasilla y, tras un momento de titubeo, saqu los planos de Hrad Spein. An no haba podidoestudiar con detenimiento los planos del profundo laberinto funerario. Pero al fin tena un

    momento para echar un buen vistazo a los pergaminos que tanto me haba costadoconseguir.

    Harold, deja de mirar esos papeles! Ya tendrs tiempo para hacerlo! Vienes con

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    nosotros?

    Adnde? pregunt levantando los ojos hacia Kli-Kli.

    A llevar a Hallas al barbero.

    Tampoco vamos a acompaarlo en su ltimo viaje. Para qu me necesitis?

    Kli-Kli se acerc, lanz una mirada conspirativa a su alrededor y susurr:Dice Deler que el gnomo est asustadsimo. Puede que tengamos que sujetarlo.

    Pues entonces llevaos a Panal dije tratando de librarme del bufn. Es lobastante grande para sujetar a cinco gnomos. Y yo le tengo demasiado aprecio a midentadura como para dejar que Hallas se dedique a sacarle brillo a sus puos en ella.

    Panal no levantara el trasero del banco en este momento por nada del mundo dijoel trasgo con tono de decepcin. Arnkh, Ciendelmparasy Marmota van a salir a dar un

    paseo por la ciudad, y los elfos y Alistan no estn aqu. Andan muy ocupados buscandoprovisiones para la prxima etapa del viaje. Y Bocazas y To le van a dar a la cervezahasta que revienten. A quin se lo voy a pedir salvo a ti?

    A Anguila dije meneando la cabeza en direccin al moreno garrakano.

    Ya viene con nosotros.

    Y no crees que ser suficiente con l?

    Despus de un viaje tan largo, no arda precisamente en deseos de ir a ninguna parte.Vamos, Harold, deja de complicar las cosas! Deler ha pedido que vengas,

    especficamente.

    Lanc un gruido al trasgo, pero aun as recog los papeles de la mesa, los envolv endrokry volv a guardarlos en mi mochila.

    Vmonos! sise Hallas al ver que Kli-Kli y yo llegbamos a su lado.

    Harold dijo Miralissa con una voz suave como un ronroneo, no te olvides dedejar la ballesta en la posada.

    Por un hsankor! Me haba olvidado por completo de mi pequea preciosidad!

    Realmente no deseaba separarme de mi muy cara y muy til herramienta. Sin miballesta a la espalda me senta desnudo e indefenso.

    Y deja tambin el cuchillo dijo Ell al ver que le entregaba el arma a To.

    S, Harold confirm ste, tendrs que olvidarte tambin del cuchillo.

    Te daremos algo un poco menos llamativo. Qu te parece un tenedor? propusoKli-Kli con una risilla.

    Pero por qu tengo que dejar el cuchillo? pregunt, haciendo caso omiso de la

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    broma de Kli-Kli, mientras miraba al klissangde ojos amarillos de Miralissa.

    Para los guardias sera como un trozo de carne para los sabuesos imperiales. Es mslargo de lo permitido.

    A regaadientes, tuve que dejar tambin mi cuchillo al cuidado de To.

    Panal le dijo Marmota al segundo de To, chame mi mochilla. No me parecebien que Harold salga a las calles desarmado. Cogi la mochila cuando se la arrojaron,hurg en su interior y sac un bizcocho seco, que deposit en las zarpas de Invencibley,mientras ste comenzaba a mordisquearlo con deleite, volvi a buscar en la mochilla yextrajo de all un pual con una vaina sencilla y desgastada.

    Toma, llvate esto.

    Cog el arma y saqu de la vaina la mitad de la hoja.

    Sangre de rub?Aj. Factura caniana. Un acero de primera.

    Ooh, mirad! Igual que la espada de Alistan! exclam el bufn con un silbido deadmiracin al ver el fulgor rojizo que despeda la hoja.

    Gracias, Marmota dije mientras, muy a mi pesar, le devolva el arma al guerrero. Realmente es un acero soberbio, pero es demasiado llamativa. No tienes algo mssencillo?

    Por armas no ser. Ten, toma la ma dijo Ciendelmparasmientras me ofreca unpual.

    Con esto ser suficiente dije con un gesto de agradecimiento y, acto seguido, mece el arma a la cintura.

    En caso de que hubiera algn contratiempo, tena una navaja en un bolsillo secreto, ascomo un arsenal entero de trucos mgicos que haba comprado justo antes de salir deAvendoom.

    Kli-Kli! dijo Alistan acercndose al bufn. Seguro que no llevas algo que nodebieras?

    El aludido adopt un aire ofendido, como si acabaran de acusarlo de alta traicin, y seabri las solapas de la oscura capa para ensear un ancho cinto del que colgaban cuatrocuchillos arrojadizos, dos a la izquierda y dos a la derecha. En todo el tiempo quehabamos estado viajando, no poda recordar una ocasin en que hubiera sacado uno solode ellos de la vaina.

    Eso es todo? No llevas nada ms escondido?

    Estoy tan vaco como una botella de vino en manos de un borracho respondiKli-Kli con tono sincero.

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    Muy bien dijo Alistan. Al parecer daba crdito a las palabras del trasgo. Perorecuerda que puedes meterte en un lo si te pasas de listo con los guardias.

    No lo olvidar dijo el bufn con una expresin que evidenciaba que Alistan nonecesitaba recordarle la falta de sentido del humor de los soldados.

    El trasgo comenz a hurgar en sus numerosos bolsillos y sac un ovillo de cuerda

    enrollada. Yo recordaba que se haba jactado ante nosotros de la terrible magia de lostrasgos que ocultaba. Pero hasta el momento, lo nico que haba conseguido sacar de lera un revoltijo de cuerda y varios nudos. Al reparar en mi mirada, Kli-Kli me guialegremente un ojo.

    Cuidado, cuidado! Las chispas llegan hasta el tejado!

    Avsame cuando vayas a probar esa cosa le dije. Echar a correr y no pararhasta el reino de al lado.

    El bufn me lanz una mirada que dejaba muy claro que su fe en m se habadesmoronado para toda la eternidad, antes de volver a guardar el ovillo de cordel en subolsillo.

    Tengo ganas de ver tu cara, Harold, cuando desencadene mis poderes chamnicos.

    Marmota! dijo el taciturno Anguila, mientras se desabrochaba las vainas quealojaban a sus dos hermanos. Cuida bien de ellos.

    Claro, viejo amigo, claro respondi Marmota a la vez que coga las dos armas demanos del garrakano.

    Vmonos ya, Harold, si no quieres que expire de dolor de muelas aqu donde estoy! refunfu el gnomo mientras sala de la posada.

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    Captulo 2EL DIENTE DEL GNOMO

    Bueno, adnde vamos? pregunt el bufn, caminando a saltitos a mi lado.

    Las cortas piernas del trasgo no eran capaces de seguir el vivo paso que Hallas haba

    impuesto al grupo.

    A ver a un barbero. Como si no lo supieras.

    Ya s que no vamos a ver a un zapatero remendn, Harold. Lo que pregunto esadnde. Hemos visto innumerables barberos en la ltima hora!

    En ese caso se lo ests preguntando a la persona equivocada. Deberas hablar conHallas.

    Gracias, pero no quiero morir tan joven. Hoy est un poco fuera de sus casillas yprefiero no preguntarle nada.

    Bueno, pues si no quieres hacerlo, ser mejor que cierres el pico.

    Ooh! exclam el trasgo, ofendido, y fue a incordiar a Deler con sus preguntas,pero el enano le ofreci exactamente la misma respuesta que yo.

    Mira, Harold dijo Anguila. Era la primera vez que hablaba desde que dejramosla posada, empiezo a estar un poco aburrido de este paseo.

    Y no eres el nico suspir.

    Ya llevbamos casi una hora recorriendo las calles de Ranneng en busca del barberoadecuado. Cmo pensaba el gnomo elegirlo en medio de todos los barberos disponibles,era un misterio para los dems. Pero lo que estaba claro era que ninguno de los quehabamos visitado hasta el momento era merecedor de tal ttulo.

    Los elevados niveles de exigencia de Hallas para elegir al hombre que le sacara lamuela estaban dejando a los barberos con los bolsillos vacos y a l con el mismo dolor de

    antes. Pero Hallas tena montaas enteras de razones para rechazar un barbero tras otro.

    El local de ste estaba demasiado sucio, los precios del otro eran demasiado elevados,el tercero tena los ojos azules, el cuarto era demasiado viejo y el quinto demasiado joven.El sexto tena cara de sueo, el sptimo era un poco raro, el octavo tartamudeaba y elnoveno tena una cara que peda a gritos una buena tunda. No haba forma de satisfacer losabsurdos caprichos del gnomo.

    Cuando Hallas se aproxim al establecimiento del siguiente candidato, como por arte

    de magia, sus pasos se fueron volviendo ms y ms lentos, hasta que comenz aarrastrarse como un caracol borracho, temblando de la cabeza a los pies. Hasta undoralissio ciego se habra dado cuenta de que el gnomo estaba sencillamente aterrorizado.

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    La gente nos est mirando murmur el garrakano.

    Llevan hacindolo desde que salimos de la posada susurr a modo de respuesta. Qu podemos hacer al respecto?

    ramos un grupo de aspecto peculiar, as que la gente poda mirarnos fijamente sin elmenor sonrojo. Para empezar, por supuesto, estaba el trasgo. Los miembros de su raza

    eran una imagen muy poco frecuente en las ciudades del reino. Pero en cuanto la gente sefijaba en el gnomo y el enano, se olvidaban de Kli-Kli. A un trasgo podas verlo de vez encuando, pero un gnomo y un enano, caminando juntos en pacfica compaa, era unaimagen realmente inslita.

    Harold, mira! exclam Kli-Kli tirndome de la manga.

    Dnde? No vea nada interesante por ninguna parte.

    Ah, ah! dijo Kli-Kli mientras sealaba un puesto de verduras. Espera aqu unmomento.

    Antes de que tuviera tiempo ni de abrir la boca, el trasgo ya se haba alejado corriendopara hacer sus compras.

    Pero qu le pasa? pregunt Deler, perplejo.

    Todos tenemos nuestras debilidades respond. A algunos no les gusta que lessaquen las muelas y a otros les encantan las zanahorias.

    Hallas hizo odos sordos al comentario sobre sus muelas y profiri un curioso gemido.Basta ya! grit un inmisericorde Deler al gnomo. La culpa es tuya. Eres un

    miserable cobarde.

    A quin llamas cobarde? repuso Hallas. Los gnomos no le tememos a nada!Los cobardes sois vosotros, raza de barbudos! Encerrados en nuestras montaas ytemblando como hojas de lamo en el viento de otoo!

    Entonces por qu no dejas que te saquen la muela?

    Ya te lo he dicho, cabeza de chorlito! Son malos barberos!

    Muy bien, y por qu sigues arrastrando contigo ese saco? pregunt Deler,decidido a no dejar en paz a Hallas esta vez. No puedes desprenderte de l ni unminuto? Qu llevas ah dentro, el libro de hechizos de los gnomos?

    Es necesario que sigas graznando como un bho? explot Hallas. El saco esmo! Llevo en l lo que me da la gana!

    El gnomo y su saco eran simplemente inseparables. Hallas siempre lo llevaba consigoall donde fuese. Ni siquiera el fisgn de Kli-Kli haba sido capaz de averiguar lo quecontena. Simplemente, Deler se mora de curiosidad, pues no tena la menor idea. Y yotampoco saba qu clase de tesoro poda guardar el gnomo en el saco, pero desde que lo

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    recibiera de unos parientes en el fuerte de Avendoom, haba estado vigilndolo con tantocelo como una gallina al primer huevo de toda su vida.

    Aqu estoy dijo Kli-Kli, mordisqueando alegremente una zanahoria, al llegar anuestro lado. Bueno, vamos a sacar esa muela de una vez o vamos a esperar a que secaiga sola?

    Y dale! musit el gnomo. Y a ti qu te importa mi muela? Har lo que quieracon ella!

    El mercado Grande no est lejos. All tiene que haber algn barbero sugiri Kli-Kli.

    El mercado Grande era realmente grande. No, eso no es exacto. Era sencillamenteinmenso! Un espacio inmenso con una cantidad inmensa de mercancas a la venta. Y msgente de la que se poda contar, paseando entre las hileras de los puestos.

    Comprad un caballo! Pura raza doralissia! Mirad qu prestancia!

    Manzanas! Manzanas!

    El mejor acero del norte! Las mejores espadas del sur!

    Pasad!

    Comprad un mono, buen seor.

    Es que tengo cara de idiota? Echa un vistazo a tus mercancas, ramera! A eso lellamas un nabo? Eso es un mal chiste!

    Al ladrn! Detenedlo!

    Cogedlo!

    Las mejores alfombras del sultanato! Las polillas no se acercan a ellas!

    Eh! Ten cuidado! Eso es porcelana de los maestro de Nizin, no la loza vieja de tuabuelita!

    Quieres dejar de pisarme los pies? Te vas a enterar!

    Oh, qu miedo me das. Aqu te espero.

    Pipas de calabaza!

    Mi seor, nuestro establecimiento tiene las mejores chicas de esta parte de Valiostr.Pasad! Tres a la vez por una moneda de plata! Y por dos, no sabis lo que os harn!

    Mam! Mam! Quiero un bizcocho! Cmprame uno! Buaaaaaaa!

    Deja de empujarme!

    Riendas, bocados y sillas! Riendas, bocados y sillas!

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    Cachorros de sabueso imperial! Ya muerden!

    Sabuesos imperiales, sos? No mientas! Son cachorros de rata, no de perro!

    Comprad aqu vuestros pasteles!

    El barullo era an peor que en las puertas, cuando tratbamos de entrar en Ranneng.Anguila estaba dicindome algo, pero no poda orlo a causa de una mujer gorda que megritaba en el odo mientras me meta bajo la nariz un pescado que haba salido del aguahaca no menos un mes y despeda una peste insoportable. La apart de un empujn y corren pos de mis compaeros.

    Hallas, a quien obviamente el dolor le haba ablandado el seso, nos llev hasta uncompacto grupo de gente que estaba observando un espectculo celebrado all mismo, enmedio del mercado. El gnomo, que nunca se haba distinguido por su cortesa hacia losdems, comenz en aquel momento a abrirse camino a codazos entre la multitud, pisando

    pies y blasfemando con la rudeza de un habitante de la ciudad portuaria. En cuestin depocos segundos, la popularidad de los gnomos alcanz su mnimo histrico, muy pordebajo de la de las bolas de estircol.

    De algn modo, los dems logramos abrirnos paso entre el gento y entonces Kli-Kli,incapaz de resistirse, se subi al escenario, dio una voltereta, hizo el pino, le sac a unmalabarista una antorcha de la boca, se sent sobre ella, dio un salto, trep a un posteelevado, cruz por el cordel que lo una a otro hasta el otro lado, sin perder la oportunidadde escupir sobre la calva del forzudo que estaba levantando pesos, y al fin se dej caer deun salto en medio de un aplauso estruendoso.

    Te diviertes? Bom tiri-lim y tra-la-la? pregunt al trasgo con tono de fastidiocuando volvi a mi lado.

    Y t farfullas para tus adentros mientras esperas que suceda lo peor, no? dijoKli-Kli con una sonrisa deslumbrante. Tienes una forma estpida de ver la vida,Harold! Vamos, o nos perderemos en medio del gento.

    El trasgo ech a correr. Su pequeo tamao le permita escabullirse entre la gente confacilidad. A m me pisaron veinte veces y sufr no menos de veinte intentonas devenderme cosas que no necesitaba para nada, desde una esponja a un gato escuchimizadoy protestn que estaba en las ltimas.

    Incluso un ratero inexperto trat de meterme la mano en el bolsillo, pero al sentirlo mehice a un lado, le apoy el pual de Ciendelmparasen la boca del estmago y empuj aloven contra la pared de uno de los establecimientos.

    Quin es tu maestro? pregunt con un rugido.

    Eh? El tacto del fro acero contra el estmago no ayuda demasiado a pensar conclaridad.

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    He dicho que quin es tu maestro, cachorrillo.

    Shliud-Filin, seor!

    Est en el gremio?

    Eh?

    Es que tienes problemas de odo? As nunca llegars a nada como ladrn!S, mi maestro est en el gremio, seor.

    Pues entonces dile que te ensee a saber a quin tienes que robarle y a quin debesdejar en paz hasta que no tengas ms experiencia.

    S-s, seor dijo el muchacho, petrificado. No vais a llamar a la guardia?

    No dije con voz seca mientras guardaba la daga en la vaina. Pero si vuelvo averte cerca Entiendes lo que quiero decir?

    S. El chico segua sin creer que fuera a salir tan bien parado.

    Pues entonces largo!

    No tuve que repetrselo. El frustrado proyecto de ladronzuelo huy en direccincontraria como un ratn asustado y se perdi entre la multitud en un instante. Lo segu conla vista. En los das ya lejanos de mi juventud me haba dedicado a vaciar bolsillos degente aficionada al juego hasta que me encontr con mi maestro, For, quien me ense los

    secretos del supremo arte del latrocinio.Harold, piensas quedarte ah mucho ms tiempo? pregunt Kli-Kli mientras

    volva dando brincos a mi lado. Todos te estamos esperando! Y quin era ese jovencon el que mantenas una conversacin tan relajada?

    Slo un transente. Vamos.

    Deler, Anguila y Hallas estaban esperndonos con impaciencia en una zona despejadade puestos.

    Hay una barbera! dijo Deler mientras sealaba una tienda con uno de susgruesos dedos. Adelante, Hallas!

    Adelante? Acaso me has tomado por un caballo? El gnomo no tena ningunagana de ir.

    Vamos, vamos dije respaldando al enano. Ya vers cmo te sientes mejor deinme

    Mi mirada se clav en la multitud y dej la frase sin terminar. A cierta distancia, detrsde los puestos de los tratantes de caballos, haba vislumbrado por un instante un rostrodolorosamente familiar. Sin pensarlo dos veces y sin prestar la menor atencin a losaullidos de sorpresa de mis camaradas, ech a correr hacia l. No estaba pensando en

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    ellos. Mis ojos an vean el rostro que haba avistado apenas un segundo antes. Tena quealcanzarlo a cualquier precio y, si se presentaba la ocasin, enviarlo a la oscuridad.

    De camino all estuve a punto de derribar a un mercader y volqu una cesta demanzanas. Sin fijarme en nada de lo que me rodeaba, saqu el pual de su vaina y loempu con la hoja pegada al antebrazo, para que no llamara la atencin de la gente que

    me rodeaba, mientras corra hacia el lugar donde haba visto a mi antiguo conocido.Qu pasa? pregunt Anguila, que acababa de aparecer a mi lado como una

    sombra. Cualquiera dira que has visto un fantasma!

    Aj respond sin apartar los ojos de la multitud. Un fantasma. Pero un fantasmavivo, por desgracia.

    Quin era?

    Un antiguo enemigo dije con tono venenoso mientras volva a guardar el pual enla vaina.

    No lo habrs imaginado? Hay tanta gente aqu Puede que te hayas confundido.

    S dije al cabo de una pausa y volv a recorrer el mercado con los ojos.Confo en que haya sido mi imaginacin

    Pero la verdad es que no crea que fuese as. Era imposible que lo hubiese imaginado!El hombre se pareca demasiado al asesino mercenario, Rolio. Mientras volvamos, no

    dej de mirar a mi alrededor un solo instante, pero no vi a nadie que se pareciera a miamigo Cara Plida.

    El gnomo y el enano haban desaparecido, y el trasgo estaba all solo, saltando sobreun pie y luego sobre otro.

    Harold, qu te ha pasado? Te encuentras bien? me pregunt mientras memiraba solcitamente a los ojos. Qu has visto para salir galopando por el mercadocomo un rebao de doralissios enloquecidos?

    Oh, nada. Ha sido un error. Adnde han ido Deler y Hallas?El enano ha arrastrado al gnomo a la barbera respondi Kli-Kli. No sera

    alguien muy querido, si pretendas hundirle una daga entre las costillas

    Era Cara Plida respond con voz calmada.

    Oh! dijo el trasgo, e hizo una pausa. Haba odo de mi boca toda clase dehistorias colmadas de afecto y simpata sobre el personaje. Te ha visto?

    Sabes, amigo mo? sa es precisamente la pregunta que estoy hacindome. Esperoque no, porque de lo contrario habr problemas y no slo para m. El personaje para el quetrabaja Rolio estara encantado de acabar con todos nosotros.

    El Amo? aventur el trasgo.

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    S.

    De qu estis hablando? Anguila nunca haba hablar de ningn Amo.

    No te preocupes por eso dije al guerrero. Digamos slo que podras encontrartecon algo afilado clavado bajo los omplatos en cualquier momento. En cuanto le saquen lamuela a Hallas, volveremos a la posada y les tocara a Alistan y a Miralissa devanarse los

    sesos sobre nuestro prximo paso. Ya dije que no debamos venir a Ranneng!

    Era absolutamente necesario. Lo sabes muy bien.

    Hoy ests muy locuaz, Anguililla. Por alguna razn en especial? pregunt Kli-Kli.

    Vete a mirar con esa sonrisa a otro, Kli-Kli dijo el garrakano de buen humor.Vamos. Es posible que Deler necesite ayuda.

    Os lo advierto me apresur a decir. No me ofrezco para sujetar al gnomo!Para mi fastidio, tanto el trasgo como el Corazn Salvaje hicieron odos sordos a mis

    palabras. Me pregunto por qu, en determinadas situaciones, la gente puede sufrir accesosde sordera selectiva. Suspir con amargura y segu a mis camaradas en direccin a labarbera.

    Hallas, con la cara colorada, apareci en la puerta del establecimiento y vino hacianosotros corriendo a tal velocidad que estuvo a punto de arrollar al bufn. El trasgo slo

    logr apartarse de un salto en el ltimo momento. Deler vena tras l como unaexhalacin. El color de la cara del gnomo habra hecho avergonzarse a cualquierremolacha.

    Qu ha pasado? pregunt.

    se! El gnomo rugi con tal fuerza que todo el mundo en el mercado pudoorlo y seal la puerta de la barbera.

    Cierra el pico! sise Deler mientras se calaba el gorro hasta los ojos.

    se!

    Te he dicho que cierres la boca! Vmonos de aqu!

    Pero qu ha pasado? volv a preguntar.

    se cretino que se acuesta con un asno quiere dinero! bram el gnomo.

    Eh dijo Anguila, que tampoco entenda nada de lo que estaba sucediendo. Esbastante habitual pagarle al barbero, no?

    Pero no tres monedas de oro! Alguna vez has odo hablar de alguien que pida tresmonedas de oro por arrancar un diente podrido?

    No, nunca.

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    Yo tampoco. Tres monedas de oro era mucho dinero. Por esa cantidad podasconseguir que le sacaran la dentadura a la mitad del ejrcito de Valiostr.

    Vmonos, Hallas! insisti Deler.

    Eh, t! Maldito estafador! Sal aqu! Te voy a partir todos los dientes por unamoneda de cobre! Y el cuello te lo retuerzo gratis!

    Hallas, cierra el pico y vmonos! grit el enano, incapaz de seguir controlndose.

    Anguila, que cierren la boca los dos antes de que venga la guardia le susurr algarrakano al ver que comenzaba a congregarse a nuestro alrededor una multitud decuriosos.

    El barbero cometi el error de asomar en su tienda.

    Os ruego me disculpis balbuce, pero para extraer las muelas utilizo hechizos

    comprados en una tienda de magia. El procedimiento es absolutamente indoloro y de ahque el precio sea tan elevado.

    Sujetadme nos dijo Hallas mientras haca ademn de echar a correr hacia elbarbero con los puos en alto.

    El barbero solt un agudo chillido y le cerr la puerta en las narices al furioso gnomo.Deler agarr a su camarada por los hombros y Anguila se coloc de un salto delante deHallas, que haba comenzado a cargar como un rinoceronte. Yo fing que no estaba con

    ellos, sino simplemente tomando el aire fresco.Algn individuo de espritu especialmente cvico haba llamado a la guardia y unos

    diez hombres armados estaban ya avanzando entre el gento en direccin a nosotros. Nohaban perdido el tiempo. La guardia de Ranneng era bastante ms diligente que la deAvendoom. Sin duda, los habituales enfrentamientos entre los Jabales Salvajes, losRuiseores y los Obures mantenan a los servidores de la flexible y corrupta ley en unestado de preparacin constante.

    No tuvimos tiempo de darnos a la fuga.

    Problemas? me pregunt un sargento de la guardia.

    Problemas? No, en absoluto! Ningn problema! respond precipitadamente,con la esperanza de que Deler lograra de algn modo cerrarle la boca al gnomo.

    Nada de cuentos de hadas, si no te importa! dijo el soldado con tono duro.Cuntame por qu grita ese media pinta de ah.

    Tiene un mal da.

    Y por eso est amenazando a un barbero respetable, no es as? rio otro guardia. Atentado deliberado contra el orden pblico e incitacin a la violencia. Pensis venirtranquilamente o?

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    No importa de dnde sean los guardias, si pasas algn tiempo en cualquier ciudad,descubrirs todo lo que se puede descubrir sobre ellos. Hasta un doralissio habra sabido loque el sujeto quera de nosotros.

    No vamos a ir a ninguna parte, buenos seores dijo Anguila mientras acuda a milado dejando que Deler y Kli-Kli se ocuparan de Hallas.

    Haba algo en la mirada del garrakano que hizo que el guardia diera un paso atrs. Unlobo frente a una jaura de sabuesos, esa fue la imagen que acudi a mis pensamientos alver que Anguila se interpona en su camino.

    Contaban con ventaja numrica y, lo que era an ms importante, enarbolabanalabardas frente a nuestras dagas. Un argumento de mucho peso en una pelea, debo decir.Pero estaba claro que, a pesar de ello, tenan dudas.

    Oh, ya lo creo que s, mi querido seor sise entre dientes el valiente sargento,

    mientras empuaba su alabarda con mayor fuerza. Esto no es Garrak, aqu se cumple laley!

    Los labios de Anguila, con un temblor, esbozaron una sonrisa apenas perceptible.

    Si la ley se cumpliera en mi tierra como aqu, habra ms criminales sueltos enGarrak que soldados corruptos en la guardia de Ranneng.

    Qu ests insinuando? pregunt el sargento mientras entornaba los ojos conmalicia.

    Anguila esboz otra sonrisa y enderez la espalda con aspecto pensativo. Sus manosdescendieron hasta las empuaduras de las dos dagas garrakanas que llevaba.

    El gesto no pas inadvertido a los soldados, que retrocedieron un paso todos a la vez,como si hubieran recibido una orden. Hallas, que finalmente haba cerrado la boca,observaba con cierto asombro a los guardias y la multitud que nos rodeaba, incapaz decreer que su naturaleza pendenciera hubiera atrado a tanta gente.

    Caballeros, caballeros! dijo un hombre que haba salido de repente de entre lamultitud y se haba acercado a los guardias. stos hombres son mis amigos. No son depor aqu y an no han tenido tiempo de acostumbrarse a las leyes de la gloriosa Ranneng!

    Nariz aguilea, ojos azules, pelo castao claro, ms o menos de mi edad. Luca unasonrisa abierta y dotada de cierta picarda y vesta como un hombre prspero.Probablemente por eso, el sargento le respondi en lugar de mandarlo detener.

    Estn perturbando la paz e insultando a los guardianes del orden pblico dijolanzando una mirada de hostilidad al garrakano.

    Claro, claro susurr el hombre comprensivamente, mientras tomaba condelicadeza al sargento por el codo y se lo llevaba hacia un lado. Pero son gente decampo, entendis? All las cosas son de otra manera y a mis amigos nunca les han

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    enseado modales. Es su primer da en la ciudad. Y ese flaco de all es el sobrino de mita, un pariente mo dijo sealndome con un dedo.

    Qu hace ese petimetre? pregunt Hallas con asombro.

    Intentar sacarnos del pozo de excrementos al que t nos has arrastrado explicDeler al gnomo.

    Hallas tuvo la prudencia de no iniciar otra discusin.

    En teora yo deba encargarme de que no se metieran en los continuexplicndose el hombre ante el soldado. Poneos en mi lugar. Si les sucede algo, mi tame arrancar la cabeza y no me dejar volver a entrar en su casa.

    Una moneda pas de la manos del desconocido a la del oficial de la guardia.

    Bueno dijo este con un titubeo. Aun as, tenemos que cumplir con nuestro

    deber y nuestras responsabilidades.Otra moneda cambi de propietario.

    Aunque dijo el guardia, que al parecer empezaba a ablandarse un poco podrabastar con una simple reprimenda para dejar libres a vuestros mmm respetablesparientes.

    Una tercera moneda desapareci entre sus vidos dedos.

    S! dijo el sargento con un decidido gesto de asentimiento. Creo que la guardiade Ranneng tiene cosas ms importantes que hacer que castigar a transentes inocentesque, simplemente, an no han aprendido a comportarse en la ciudad. Os deseo lo mejor,mi querido seor!

    Lo mismo digo.

    Vmonos, chicos dijo el sargento a los soldados y la guardia, perdido al instantetodo inters en nosotros, se perdi entre la multitud.

    Los mirones se dieron cuenta de que la fiesta haba terminado y decidieronentretenerse mediante otras cosas. El bullicio del mercado se reanud nuevamente y lagente dej de prestarnos atencin.

    El hombre se nos acerc, sonri, me mir a los ojos y dijo:

    Hola, Harold!

    Y lo nico que yo pude hacer fue responder:

    Hola, Mero!

    Hola, Harold.

    Hola, Mero respond con pereza mientras abra a medias un ojo.

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    Sigues dormido? pregunt mi amigo.

    Aj.

    Tengo hambre dijo Mero con una mueca al tiempo que se daba una palmada en elestmago.

    Y por qu me lo dices a m?

    Bueno, eres mi amigo.

    Como que es de da que soy tu amigo. Pero ya va siendo hora de que aprendas aconseguir comida de otro modo que jugando con desgraciados barrigudos a los dados y alas cartas!

    Ah! suspir Mero con decepcin mientras se sentaba en una esquina del jergnde paja. Aunque tengas doce aos y yo once no quiere decir que seas ms listo.

    Y si no lo soy, por qu me preguntas a m por la comida? re.

    Hay un trabajo.

    Ah, s? Dej de mirar el techo y me incorpor.

    Un tipo ha ganado un montn de dinero donde Kra a los dados

    Cmo has entrado? pregunt con asombro.

    No nos dejaban entrar en el local de los dados. Kra no sacaba partido de rateros

    imberbes como nosotros. Lo nico que hacamos era meternos entre los pies de todo elmundo y limpiar a los clientes decentes.

    Pues entrando dijo Mero y sus ojos azules brillaron con picarda.

    Se haba ganado a pulso su apodo, Fisgn. Poda colarse en cualquier parte aunquetambin hay que decir que muchas veces no sala bien parado de sus incursiones.

    Bueno, y qu pasa con ese tipo?

    Ah! Bueno, pues estaba jugando a los dados donde Kra y se llev tres monedas deoro.

    Silb con envidia. Una vez haba conseguido birlarle a alguien una moneda de oro enla calle y Mero y yo habamos vivido como reyes durante dos meses enteros. Y ahoraeran tres monedas!

    Crees que podras intentar quitrselas? pregunt a Mero con cautela.

    No, pero t s admiti mi amigo con una sonrisa maliciosa.

    Aj dije dubitativo. Y si sale algo mal, ser a m a quien cojan, no a ti.

    No te preocupes por eso declar Mero con despreocupacin. El tipo parece unautntico ganso. Si sucede algo, te ayudar. Somos un equipo!

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    En eso tena razn. Habamos pasado muchas cosas juntos en los dos aostranscurridos desde que nos conociramos en las chabolas de los suburbios. Y en esetiempo haba habido tanto das malos como buenos.

    Comparado conmigo, a Mero no se le daba demasiado bien hurgar en los bolsillos porla calle. La verdad es que no tena talento como ratero, por lo que esa parte del negocio

    recaa siempre sobre mis hombros. Pero Fisgn tena otros talentos: podra haberlevendido lo que fuese al mismsimo Sin Nombre, era capaz de timar a su propia abuela,haca trampas a los dados y a las cartas como nadie y siempre saba indicarme dndeencontrar a un transente despistado con los bolsillos bien llenos de monedas.

    Qu fcil es para ti decir eso objet.

    No me salgas otra vez con eso. Alguna vez te he dado un mal soplo?

    Es verdad. Suspir. Dnde para el ricachn se?

    Est en El pez mugriento, emborrachndose.

    Vamos, ensamelo dije a regaadientes.

    An nos quedaban una moneda de plata y cinco de cobre y no habra tenido sentidoarriesgar el cuello de no ser por las tres monedas de oro. Por una suma as estaba dispuestoa bajarme de la cama y salir a las fras calles.

    Abandonamos la msera y vieja covacha donde convivamos con ms de veinte almas

    ms. Todos eran mendigos y truhanes como nosotros.Una primavera precoz se haba enseoreado de Avendoom: an quedaba nieve en el

    suelo y las noches seguan siendo tan fras como las de enero, cuando muchos de los queno tenan un tejado donde cobijarse moran por congelacin en las calles, pero aun as, apesar del fro, del cielo grisceo y hostil y de la omnipresencia de la nieve, el cambio deestacin flotaba en el ambiente.

    Una fragancia esquiva de brotes nuevos, arroyos murmurantes y barro impregnaba elaire.

    S, barro! El barro que apareca todos los aos en los suburbios de Avendoom comosalido de la nada. Pero, por supuesto, era una mera bagatela, un inconveniente menor ypoco ms. Lo importante era que pronto el tiempo empezara a mejorar y por fin podradesembarazarme de la repulsiva capa de piel de perro, con desgarrones en cinco sitiosdistintos, que le haba robado a un borracho el noviembre pasado.

    Es cierto que me haba mantenido obedientemente caliente durante todo el invierno,pero cuando la llevaba me senta menos gil y rpido, y aquella torpeza forzosa me haba

    metido en los en ms de una ocasin. La semana antes haba estado a punto de terminaren las zarpas de la guardia al enredrseme el pie en la maldita prenda.

    El Pez mugriento, una taberna vieja y sucia, se encontraba en el centro mismo de los

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    suburbios, a un lado de la plaza de las Ciruelas Agrias. Nadie en sus cabales ira al Pezpara llenarse el buche: el vino agrio y la abundancia de chinches bastaban para espantar alos clientes decentes.

    Nos detuvimos al otro lado de la calle, justo enfrente de las puertas de la taberna.

    Ests seguro de que tu hombre sigue ah dentro? Qu puede estar haciendo en un

    agujero como se con tres monedas de oro? Es que no ha podido encontrar un sitiomejor?

    Es evidente que no murmur Mero. Estaba all, con dos jarras de vino sobre lamesa. No creo que haya podido beberse todo eso mientras yo iba corriendo a buscarte.

    T no sabes cmo beben algunos repuse. A estas alturas podra estar ya a msde una legua de aqu.

    Harold, siempre ests preocupndote por detalles insignificantes dijo Mero conun resoplido. Te lo he dicho, est ah!

    Muy bien suspir. Esperemos a ver.

    As que esperamos, slo que esperar en el fro, aunque no sea muy intenso, no esdemasiado divertido. Mero y yo nos levantbamos de un brinco cada vez que se abra lapuerta de la taberna, pero siempre resultaba ser el hombre equivocado.

    Oye dije. Empezaba a perder la paciencia tras dos horas de espera. Me voy a

    morir congelado.Y cmo crees que me encuentro yo? Estoy hecho un tmpano, pero el hombre est

    ah dentro!

    Vamos esperar media hora ms y si no sale, me largo de aqu dije con firmeza.

    Mero suspir con tristeza.

    Quiz debera entrar a mirar.

    Aj. Justo lo que necesitamos, que Kra te d una buena paliza. Qudate donde ests.La escarcha estaba lamindome con avidez los dedos de las manos y de los pies, as

    que comenc a dar pisotones y palmadas, tratando de calentarme al menos un poco. Merorepiti varias veces que quera entrar en la taberna para ver lo que estaba haciendo elhombre de las tres monedas de oro, pero todas ellas, tras discutir un poco, decidimos quese quedara donde estaba.

    Puede que haya bebido demasiado, no? pregunt mi amigo con tono de dudacuando yo empezaba a sentir que los dedos se me convertan en carmbanos.

    Puede respond con un castaeteo de los dientes. Ya no quiero nada ms quecalentarme un poco.

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    Ah est! exclam Mero de repente, mientras sealaba a un individuo que salacaminando de la taberna. Lo estudi con ojo crtico y emit un veredicto:

    Un ganso.

    Te lo dije respondi mi amigo sorbiendo por la nariz. Oh, ahora s queempieza la diversin!

    No corras tanto le dije observando los pasos de nuestra futura vctima. Vistednde guarda el dinero?

    Aj. En el bolsillo derecho. Ah lleva la bolsa.

    Vamos all.

    Procuramos comportarnos de manera inocente para que no se fijara en nosotros. Tratarde meterle las manos en los bolsillos en aquel momento habra equivalido a buscarse

    problemas. No haba apenas gente por all y no haba manera de acercarse a l sin que nosviera. Lo nico que podamos hacer era esperar a un momento ms propicio.

    Ests seguro de que se ha bebido dos jarras de vino? sise con los ojos clavadosen el desconocido.

    Por qu? respondi Mero con otro siseo.

    Camina muy recto. No tiene andares de borracho.

    Hay distintos tipos de borrachos discrep Mero. No haba forma de saber si miviejo padre estaba borracho o no hasta que coga un madero y comenzaba a perseguir a mimadre.

    Mientras tanto, el hombre vagaba por las sinuosas calles de los suburbios sin ningnobjetivo evidente, como una liebre que caminara en crculos por el bosque para ocultar surastro. Mantuvimos las distancias para no llamar su atencin hasta llegar a la plaza delMercado. All haba muchsima gente y no sera difcil acercrsele por detrs.

    Hice a Mero un gesto rpido con la cabeza y se alej corriendo por un lado.

    Trat de respirar por la nariz, acompasarme al ritmo de los pasos de mi vctima ycontener el temblor que me provocaban los nervios. Tena tanto fro que mis dedos habanperdido algo de su destreza habitual. Nunca habra corrido el riesgo de no haber sabidoque el hombre llevaba tres monedas de oro en el bolsillo.

    Alguien me dio un empujn por detrs y, durante un segundo, me encontr casi pegadocontra el hombre, as que decid aprovechar este regalo de los dioses y le met la mano enel bolsillo. Sent la bolsa de inmediato y la agarr, pero en el preciso instante en que me

    preparaba para darle un suave tirn el hombre me agarr de la mueca.Ya te tengo, ladronzuelo! sise.

    Solt un agudo chillido y trat de zafarme, pero el hombre era mucho ms fuerte que

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    yo y mi mano no se movi ni un milmetro en su zarpa de oso. Un pensamiento cruzfugazmente por mi cabeza: estaba metido en un lo realmente serio.

    Mero sali corriendo de la nada y le propin al gigantn un fuerte puntapi en lapierna. Con un aullido, el hombretn me solt.

    Largumonos! grit Mero y sali disparado como una flecha.

    Sin pararme a pensar un segundo, y con la bolsa en la mano, fui tras l. Su furiosopropietario ech a correr en pos de nosotros.

    Ladrones! grit. Al ladrn!

    Nos abrimos paso entre la multitud hasta llegar a una estrecha callejuela por la quesalimos a toda velocidad de la plaza del Mercado. Pero el desgraciado segua all, detrsde nosotros.

    No era fcil correr con aquella capa de piel que se me meta constantemente entre lospies y las zancadas de nuestro perseguidor estaban cada vez ms cerca. La distancia queme separaba de Mero, que corra por delante de m, iba creciendo por momentos.Desolado, exhal un gemido. Tendra que abandonar la capa de piel de perro que tanto mehaba costado conseguir. Agarr la bolsa entre los dientes y comenc a desabrocharme losbotones sin dejar de correr. La clida capa se desliz por mis hombros y cay sobre lanieve. Al instante sent que me resultaba mucho ms fcil correr. Apret el paso y alcanca Mero.

    Al callejn grit, antes de girar bruscamente hacia la derecha.

    Mero me sigui mientras nuestro perseguidor, que estaba a punto de agarrarme por elcuello, pasaba a nuestro lado como una exhalacin. Ahora tenamos al menos algunaoportunidad de perdernos en el laberinto de las serpenteantes callejuelas de los suburbios.

    Oh, nos va a retorcer el cuello! dijo Mero resoplando por el esfuerzo.

    En lugar de responder, aceler el paso an ms, con la esperanza de que la prediccinde mi amigo no llegara a cumplirse. Doblamos otra esquina mientras, por detrs, elhombre amenazaba con arrancarnos los brazos. Yo estaba rendido, pero el desconocido nopareca conocer el significado de la palabra cansancio.

    De improviso, un par de manos salieron de algn agujero de la calle, nos agarraron aMero y a m por el cuello y nos arrastraron hasta un espacio oscuro y angosto. Mero gritde terror y comenz a agitar los brazos en el aire y yo segu el ejemplo de mi amigo,tratando de zafarme y de propinarle un puntapi a quienquiera que nos hubiera atrapado.

    Ser mejor que cerris el pico si queris vivir susurr una voz. Silencio!

    Haba algo en su tono que nos hizo callar al instante.

    Nuestro perseguidor pas por delante de nosotros. El ruido de sus pasos y las

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    escogidas obscenidades que profera llenaban el callejn.

    El hombre que nos haba salvado no relaj an las manos. Mientras escuchaba en elsilencio, trat de aprovechar el momento para guardarme el botn en el bolsillo.

    No hace falta que te molestes me dijo. Nunca robo a los rateros callejeros.

    No soy un ratero! protest con los dientes castaeteando por el fro. Empezaba asentir las consecuencias de haber abandonado la capa.

    Que no eres un ratero? Entonces qu eres? pregunt el hombre que nos habarescatado.

    Un ladrn respetable!

    Un ladrn! Bueno, bueno. Por Sagot te juro que, con mi ayuda, podras llegar aconvertirte en un buen ladrn. O puede que no. Dejad que eche un vistazo a mis presas de

    hoy.Abri las manos, sali a la luz y nos inspeccion con detenimiento a los dos.

    Bueno, y quines sois? pregunt el desconocido.

    Yo soy Mero el Fisgndijo mi camarada sorbiendo por la nariz.

    Yo Harold el Moscarespond mientras estudiaba a nuestro inslito salvador.

    Vaya dijo el hombre con una sonrisa. Pues yo soy For.Manos AdhesivasFor.

    Harold, conoces a este pjaro? pregunt Hallas. El sonido de su voz me sac de laremembranza del pasado.

    S, es un antiguo amigo mo murmur.

    Muy antiguo dijo Mero con una sonrisa. Me alegro de comprobar que estsvivo y disfrutas de buen estado de salud, Harold!

    Lo mismo digo respond con un tono de voz no del todo amistoso.

    Cmo est For? pregunt Mero, sin reparar, al menos en apariencia, en lafrialdad de mi tono.

    Vivo, por voluntad de Sagot.

    Sigue enseando a los jvenes? pregunt Mero con una sonrisa.

    No, ahora es sacerdote. Defensor de las Manos de Sagot.

    Mero silb.

    Oye, Harold dijo el gnomo, al que se le haba agotado la paciencia. Nopodrais dejar la charla para otra ocasin? Os agradezco la ayuda, amable seor, perotenemos que irnos.

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    No todos somos honorables objet el trasgo mientras me diriga una miradacargada de reproche. Algunos de nosotros son claramente poco honorables Ademsde miserables y amargados.

    Honorables seores, esperad! grit un joven razonablemente bien vestido quecorra hacia nosotros agitando los brazos en el aire con desesperacin.

    S, definitivamente se refiere a nosotros dijo Anguila mientras se detena.

    En el nombre de los reyes subterrneos, qu quiere de nosotros? murmur Delerentornando los ojos con suspicacia.

    Vmonos dijo Hallas mientras daba un empujn a su camarada. Como nosdediquemos a esperar a todo el que se ponga a gritar, no encontraremos un barbero antesde que se haga de noche.

    Y como sigamos caminando, vendr detrs de nosotros desgaitndose objet contono razonable. Cosa que no nos conviene demasiado.

    Aj dijo Kli-Kli mientras hunda los dientes en la zanahoria. Hallas, se te hasubido la manga.

    El gnomo maldijo y se baj la manga de la camisa parda para taparse el tatuaje delcorazn rojo con dientes: el emblema de la brigada de los Corazones Salvajes.

    Honorables seores! dijo el joven con la respiracin entrecortada. Obviamente,

    la carrera lo haba dejado exhausto.Qu quieres, joven? pregunt Hallas con un gesto ceudo y amenazante. No

    tienes nada mejor que hacer que andar por ah gritando para que te oiga toda la ciudad? Nonecesitas decirnos lo honorables que somos.

    Slo pretenda sugerir comenz a decir el joven, pero Deler volvi ainterrumpirlo:

    No queremos comprar nada!

    El enano y el gnomo dieron media vuelta y echaron a andar, sin pensar siquiera enescuchar lo que tena que decir el pobre y jadeante muchacho. Me encog de hombros.Desde luego el chico no iba a venderle nada al gnomo.

    Esperad! grit ste. No sois vos el que est buscando un barbero?

    Hallas se detuvo con un pie en el aire. Lo baj lentamente hasta el suelo y luego sevolvi en nuestra direccin. La expresin de su cara no prometa nada bueno para el joven.

    Cunto? pregunt relajando los puos.

    Gratis!

    sta palabra detuvo en el sitio a nuestro barbudo amigo y lo hizo pensar. Gru. Se

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    rasc la nuca y dijo:

    Creo haber odo que puedes sacarme la muela sin ningn coste, absolutamenteninguno. Es cierto?

    Del todo!

    S? dijo Hallas, pensativo. El gnomo estaba dividido entre su codicia y sus ganasde pelea.

    Es absurdo! rugi Deler. Nada es gratis!

    Eso estaba yo pensando dijo Hallas mientras diriga al joven otra mirada torva.

    No, honorables seores, no miento. En la facultad de curanderos de