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“ANTROPOFAGICAS” Versión teatral de Elio Palencia sobre la novela homónima de Miguel Perera Para la Compañía Nacional de Teatro. Director General: Eduardo Gil (Caracas, Junio, 2008) PERSONAJES.- Los antropólogos Yanomamistas: Manuel GÁLVEZ. Cercano a los 60 años. Nike O’BRAIEN. Genetista. Más de 60 años. Jean Marie MELINKOFF. Más de 60 años. Helmud KODTHLANDER. Cercano a los 50 años. Los Misioneros: Piero ZANOTTO. Sacerdote y educador católico. Cerca de 70 años. Neil BAXTER. Pastor protestante. Cerca de 60 años. Los Yanomamis: JOVEN. (Todos los jóvenes: Husiwë, Toñito, Bajiwë, Chorï). CHAMÁN. (Todos los ancianos: Habewë, Wapurawë, Miramawë, Sochirïma). CORO DE DANZARINES Y SOMBRAS. Voces: El VIENTO - LOCUTOR DE RADIO 1 y 2 - ENTREVISTADORA. La acción transcurre en el Amazonas venezolano. PROPUESTA PARA EL DISEÑO ESCÉNICO: Escenario como verde planicie de mítico tepuy, ante el blanco ciclorama. Seis puntas de curiara, susceptibles de ser chinchorros,

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Obra teatral

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“A N T R O P O FA G I C A S ”Versión teatral de Elio Palencia sobre la novela homónima de Miguel Perera

Para la Compañía Nacional de Teatro. Director General: Eduardo Gil

(Caracas, Junio, 2008)

PERSONAJES.-

Los antropólogos Yanomamistas:Manuel GÁLVEZ. Cercano a los 60 años.Nike O’BRAIEN. Genetista. Más de 60 años.Jean Marie MELINKOFF. Más de 60 años.Helmud KODTHLANDER. Cercano a los 50 años.

Los Misioneros:Piero ZANOTTO. Sacerdote y educador católico. Cerca de 70 años.Neil BAXTER. Pastor protestante. Cerca de 60 años.

Los Yanomamis:JOVEN. (Todos los jóvenes: Husiwë, Toñito, Bajiwë, Chorï). CHAMÁN. (Todos los ancianos: Habewë, Wapurawë, Miramawë, Sochirïma).CORO DE DANZARINES Y SOMBRAS.

Voces:El VIENTO - LOCUTOR DE RADIO 1 y 2 - ENTREVISTADORA.

La acción transcurre en el Amazonas venezolano.

PROPUESTA PARA EL DISEÑO ESCÉNICO:

Escenario como verde planicie de mítico tepuy, ante el blanco ciclorama. Seis puntas de curiara, susceptibles de ser chinchorros, redes selváticas, corrientes acuáticas, lianas, sugerencia de shabono y/o empinados peñascos… caminos y junglas interiores. Alternancia de desnudez y abigarramiento. Acotados haces de luz diferenciando el individualismo de los Napë del carácter colectivista de los Yanomamis, cuyos movimientos serenos, armónicos y silentes los hace una sóla danza que, a ritmos contrastantes, es muchos y uno, entre determinantes claros y sombras.

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I.- PREÁMBULO.-

En el oscuro, leves destellos de estrellas. Entre el sutil y sereno canto de un yanomami, retumba, rituálica, la voz del VIENTO:

“Noche. Muy en lo alto… Los caudalosos ríos y montañas que rodean el valle del Amazonas, se pierden en el negro impenetrable, replicando al universo como un espejo… Abajo, la tierra, cual tapete de fieltro con arrugas… la tierra, donde la vida apenas se presiente… al acecho.”

Levemente iluminado, emerge el torso de un cuerpo dolorido. Se arrastra con dificultad. Su rostro, manchado de sangre seca, mira al cielo con desesperación. Tras breves convulsiones, vomita.

GÁLVEZ.- (Débil) ¿Estoy… vivo? ¿O es esto el limbo de las ánimas en pena… el castigo de los que sorprende la muerte sin haber hecho lo que tenían que hacer? …Yo había decidido… ¡Me iba! ¡Dejaba el Amazonas! Iba a cambiar un destino que… (Recuerda) El Raefu… (Toca el vómito, lo mira) carato… carato del Raefu… (Se limpia con asco) ¡Y esta cabeza… laberinto de palabras, de…! ¡Mi cabeza! (Intenta calmarse y aprehender su identidad) Yo… yo soy… Soy Manuel Galvez, hijo de Pilar y Javier, divorciado, antropólogo de la UCV, Promoción 1970… ¡Había decidido que ya no más…! ¡Me iba! (Con terror, reflexivo) ¿”Iba”? ¿Es posible que ya no…? … todo está tan oscuro… pero estoy vivo, sí… Sería un fraude que la muerte fuera también cuerpo doliente y podredumbre ¡Estoy vivo… todavía! ¡Mi brújula! ¡Si tuviera mi…! ¡Todavía puedo…! ¡Tengo que ser capaz de…!

Siente una punzada en la cabeza, la palpa y al ver su mano con la sangre, débil e impresionado, cae desmayado. Se oye un trueno.

Mutación

II.- LOS ELEGIDOS Y EL DOBLE ARCO IRIS.

Vestigios de un Arco Iris doble. Premonición de desgracia. Séis calles de luz bien diferenciadas. Al fondo, en cada una, la punta de una curiara. En primer plano -también en cada calle- contrastantes combinaciones asépticas, casi museísticas, de elementos contemporáneos (laptop, botellas de gaseosas, latas, disc man…) con objetos telúricos amazonicos (Casabe, planta, cesta…). En una de las calles, un radio Transoceanic sobre piedras de río.

VOZ LOCUTOR 1.- (Con acento caribeño- norteamericano)…Aquí, para el público hispano, desde Curaçao, patrocinados por la Dynamic

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International Corporation. Hoy, en “La Rueda Misionera”, hacemos llegar una palabra de aliento, una oración a nuestros hermanos del Amazonas venezolano, últimamente tan azotado por plagas y tormentas…

Aparece BAXTER, biblia en mano. Se acuclilla junto a la radio.

LOCUTOR RADIO.- Saludamos muy especialmente, a nuestro hermano, el pastor Neil Baxter dedicado a la abnegada misión de llevar La Luz y la Palabra a las almas del pueblo Yanomami…

BAXTER.- (Entusiasta. A voces) ¡Rebeca! ¡Rebeca, corre! me están nombrando en “La Rueda Misionera”! LOCUTOR RADIO.- Para él y su esposa Rebeca, nuestro abrazo en la fe. Ellos nos han enviado un hermoso villancico cantado por niños indígenas durante este tiempo de adviento, tiempo de preparar nuestros corazones para la llegada de Cristo ¡Nuestro Salvador!

Se escucha “Din, din, din, es hora de partir…” cantado por niños. Por otra calle, aparece ZANOTTO, muy azorado, con herramientas en las manos.

ZANOTTO.- (A voces, hacia arriba) ¡Dios bendito, que no vuelva a llover así! ¡Rápido, hijos, hay que cambiar el zinc! ¡El torrencial de anoche casi se lleva la escuela! ¡Nos dejó sin harina de yuca…! (Hacia alguien, al lado) ¡Sí, dile a la joven que ya le respondo la entrevista! (Ve alrededor) ¡Y esta artesanía echada a perder, madonna! ¡Qué buena vaina!

Por otra calle, aparece KODTHLANDER bebiendo del pico de una gran botella plástica de gaseosa. Viste como Yanomami -sólo con un cordel que sostiene hacia arriba el prepucio de su pene-. Lleva, además, zapatos deportivos de marca y audífonos al cuello.

KODTHLANDER.- ¡Yurimä, cariño, ¿has visto mi CD de Led Zepellin y mis cigarros? Los dejé encima de la laptop! (A un lado) ¡Ya te atiendo para la entrevista! (Se alarma, paternal) Yurimä, honey, ¿sigues llorando por el doble Arco Iris de esta mañana, por esos malos presentimientos?

Se agacha frente a alguien. Por otra calle, GÁLVEZ en ropa de faena y una planta rota en las manos embarradas, mira al horizonte.

GÁLVEZ.- ¡Es para llorar! (A alguien cerca) Sí, ahora contesto tus preguntas… ¿Para una tesis, me dijiste? …Es que entre la plaga y el aguacero se destrozó esta siembra (Vuelve a mirar el horizonte) ¡Otro proyecto fracasado! (Reflexivo) Yo que tenía la esperanza de dejarle a esta gente algo más que palabras… ¡Mierda de Langosta!

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KODTHLANDER.- Yurimä, mi vida, no vale la pena llorar así por un presentimiento… Ya sé que lo dicen Miranawë y todos los demás, pero puede ser una equivocación… que el Arco Iris haya salido doble no tiene por qué querer decir que algo malo esté por suceder, honey…

GÁLVEZ.- ¡Todo perdido! ¡Yucas, piñas, ocumos, plátanos…! Sólo quedaron las plantas mágicas y medicinales… No parece casualidad...

Aparece O’ BRAIEN destapando una cerveza budwaiser.

O’BRAIEN.- ¡Calor del demonio! ¡Entre tormentas y calores, parece que fuera a abrirse la tierra! ¡Si no fuera por la Budwaiser! (A alguien al lado) ¿Así que vas a ser colega? (Ríe) ¿Qué? Nos vas a quitar el trabajo a los antropólogos viejos? Después de la entrevista, te pongo lo último que hice con los yanomamis de Parima para FGO Television ¡Una maravilla!

En otra calle, MELINKOFF, con audífonos, en una video conferencia desde su laptop.

MELINKOFF.- Un desastre, sí… por la crecida del río y los derrumbes ha sido difícil comunicarse… No, no, yo no soy Nike O’ Braian, soy Jean Marie Melinkoff… sí, también soy Yanomamista, pero el trabajo de O’ Braien y el mío son diametralmente opuestos…

O’ BRAIEN.- Sí, mi empresa O’ Braien Amazon Scientific and Adventure Devices no es de carácter lucrativo, como algunos dicen, no… Damos información en varios idiomas y tenemos de todo: folletos, gorras, llaveros, chaquetas de raffting, en fin… lo que necesite cualquiera que venga al Amazonas.

BAXTER, reflexivo, junto al radio, con la biblia en la mano.

BAXTER.- Les decía hay que creer es en Jesús Redentor, prepararse para celebrar su nacimiento. Pero no. No había forma de sacarlos de su miedo por el Arco Iris doble de esta mañana… ¡Ya me lo decía Daddy: estos indios se empeñan en vivir con sus oscuros demonios!

ZANOTTO.- (Alarmado) ¡Es sangre, hijo! ¡Te cortaste! ¡Madonna! ¿Qué va a ser por el Arco Iris de esta mañana, hijo? ¡Nada de eso! ¡Vamos a buscar el botiquín! ¡Terminen ustedes de ajustar el zinc… con cuidado! Luego van al salón para ensayar el Nacimiento Viviente, mientras atiendo a la estudiante de Caracas… ¡Ah, y no hagan travesuras!

BAXTER.- Dile a la chica de la entrevista, que enseguida estoy con ella.

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MELINKOFF.- ¡Perfecto! Les envío los artículos… si no hay otro desastre por aquí, claro… También les hago llegar la dirección de Nike O’ Braien, cómo no… De nada. (Se quita los audífonos) ¡Qué ironía: yo contactándoles con ése cretino darwiniano de Neil O’ Braien!

TODOS miran al frente.

O’ BRAIEN.- Bueno, futura colega...KODTHLANDER Y MELINKOFF.- Ya estoy listo…BAXTER, GÁLVEZ Y ZANOTTO.- Puede empezar con su entrevista. TODOS.- ¡Dispare!

Mutación

III.- LA ENTREVISTA.

Cada uno sentado, conversa con un invisible entrevistador. Distintos tiempos y lugares, y la misma actitud de representación.

VOZ ENTREVISTADORA.- (Filtro de radio) Lleva años aquí con los Yanomamis… ¿Qué es el Amazonas para usted?

KODTHLANDER.- El hogar ¡Mi hogar! BAXTER.- Una parada en el camino que El Señor eligió para mí.O’ BRAIEN, GÁLVEZ, MELINKOFF.- Parte importante de mi vida…O’ BRAIEN.- A mi edad, ¿Qué puedo hacer sino seguir?MELINKOFF.- Mientras pueda ir y venir, no está mal. ZANOTTO.- Aquí soy útil. A veces hasta me encuentro… en paz.GÁLVEZ.- Aunque pronto pienso dejarlo. Está decidido.

Sonrisa y foto. Cambio de actitud ante otra pregunta.

VOZ ENTREVISTADORA.- (Filtro de radio) ¿Los Yanomamis?

KODTHLANDER.- Una etnia despojada de necesidades absurdas. O’BRAIEN.- Un objeto de estudio sin comparación ninguna. MELINKOFF.- Una cultura riquísima, misteriosa... ¡envidiable!ZANOTTO.- A veces niños, a veces sabios… No sabría definirlos. BAXTER.- Faltos de dios, expresión del mal ¡Necesitados de la luz! GÁLVEZ.- Una cultura cuya autonomía hay que intentar comprender y respetar.O’BRAIEN.- El mundo necesita saber de ellos. Nacen, crecen, se reproducen ¡Incluso, consumen! ¡Están ahí!MELINKOFF.- Podemos aprender de ellos y ellos de nosotros. KODTHLANDER.- ¡Son ejemplo de convivencia para la humanidad!ZANOTTO.- A veces creo que nos necesitan. Otras, no estoy tan seguro.

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GÁLVEZ.- Si necesitan algo de nosotros, es que los dejemos en paz. Yo ya siento que me aportaron suficiente. Los extrañaré, sin duda, pero hoy puedo decir que yo tampoco necesito de ellos.

Sonrisa y foto. Cambio de actitud ante otra pregunta.

VOZ ENTREVISTADORA.- (Filtro de radio) ¿Ha pensado que la muerte puede sorprenderle aquí?

MELINKOFF.- Aquí, allá, ¿qué más da el lugar? ¡Morir es morir! Sería poético que la parca me pillara en una góndola veneciana o en el Pont Neuf pero tampoco está mal dejar la vida en medio de un aguacero tropical, preferiblemente, en un chinchorro… con alguien.BAXTER.- Si así lo dispusiera El Señor, acataría su voluntad.KODTHLANDER.- ¡Pediría que pusieran mi cuerpo en lo alto para alcanzar el hetu misï, como un yanomami más!O’BRAIEN.- (Ríe) Si ocurriera, sólo espero tener mi botella de Bourbon dieciocho años al lado. ZANOTTO.- Creo que ya el Señor destinó eso para mí. Y me parece bien.GÁLVEZ.- Lo he pensado. Y, definitivamente, no. No me preguntes por qué, pero… no me gustaría morir aquí.

Un trueno.Mutación

IV.- LA INVITACIÓN.

Con solemnidad. Aparece un CORO de danzantes yanomamis, imponentes, cubiertos de negro y plumas. Se plantan en bloque, ante los separados Napë. Delante, el JOVEN junto al anciano CHAMÁN.

JOVEN.- Me mandan a invitarte al próximo Raefu.

O’ BRAIEN.- ¡¿Al Raefu?!MELINKOFF.- ¿A mí?ZANOTTO.- ¡Válgame Dios!GÁLVEZ.- Primera vez que…BAXTER.- ¿Habrán invitado alguna vez a Daddy a algún Raefu?KORTHLANDER.- ¿A mí especialmente?MELINKOFF.-¡Cuánta solemnidad!ZANOTTO.- ¡Qué bendición!O’ BRAIEN.- ¡Qué privilegio!BAXTER.- ¡Y en fechas del advenimiento de Cristo Nuestro Señor!KORTHLANDER.- ¡Por mi casamiento con Yurimä…!KORTHLANDER Y BAXTER.- ¡Me ven como uno de ellos!!

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MELINKOFF, ZANOTTO Y O’BRAIEN.- ¡Después de tantos años!GÁLVEZ.- Justo cuando en la vísperas de mi partida. Curioso.

BAXTER.- Pero… ¿Y si llega la gente de la Dynamics?O’ BRAIEN.- ¿Y los turistas canadienses? MELINKOFF Y KODTHLANDER.- ¿Y el artículo? Son unos euros…O’ BRAIEN Y BAXTER.- ¡Son unos dólares!ZANOTO.- ¿Y las misas? ¿Y el Nacimiento Viviente?GÁLVEZ.- ¿Y el inventario?ZANOTTO.- Es muy especial esta invitación… BAXTER.- Rebeca se encargará. Total, si vienen, sólo dormirán aquí, de resto se irán en el helicoptero a sus expediciones.KORTHLANDER.- ¡Yurimä! ¡El cuñado vino a invitarme al próximo Raefu! ¡Deja esas lágrimas, cariño y ven a saludar a tu hermano!ZANOTTO.- Ya mismo le pido a la hermana que se encargue de todo.MELINKOFF.- ¡Yo que ya me veía en unas navidades aburridas, entre chicharras, bebiendo solo y oyendo a Satie!O’BRAIAN.- ¡Y yo que mandé a arreglar mi filmadora! ¡Shit!GÁLVEZ.- ¿Qué más da? Todavía tengo un par de meses.

TODOS.- ¡No puedo dejar de ir a ese Raefu!

JOVEN.- Salimos en dos días. Antes de los primeros rayos de Motoka-riwë. Me mandan a decir que no lleve muchas cosas.

KORTHLANDER.- ¡Esta es toda mi ropa! Bueno, mis cigarros, suero antiofídico… ¡Ah, y un puchito de monte, que no vendrá mal!O’ BRAIAN.- ¡Mi Bourbon, mi cocinilla… y mi rifle!ZANOTTO.- ¡Mi telescopio!BAXTER.- Sólo el radio, por si hay algún mensaje urgente.GÁLVEZ.- Mi brújula, mi mapa, el geoposicionador y una muda de ropa.MELINKOFF.- ¡Nada más! MELINKOFF Y GÁLVEZ.- ¡Ah, y ron! ¡Ron! ¡La ocasión lo merece!TODOS.- ¡Antes de que salga Motoka-riwë estaré ahí! ¡Gracias!

Sale el CORO a ritmo lento, como dejando el eco de la invitación.

O’ BRAIEN.- (Desconcertado) ¡Fuck! ¡Me invitaron a mí!KORTHLANDER.- (Muy emocionado) ¡Especialmente a mí, carajo! MELINKOF.- (Reflexivo, orgulloso) ¡A ti, mon petit Jean Marie! ¡A ti!ZANOTTO.- (Sereno) ¡Alabado sea Dios!GÁLVEZ.- (Conmovido) ¡Cerraré con broche de oro!BAXTER.- (Desconfiado) ¿Por qué a mí y sólo a mí? O’ BRAIEN.- ¿Irá algún otro Napë o seré yo el único? KORTHLANDER.- ¡Mientras no le hayan dicho al imbécil de Jean Marie!MELINKOFF.- ¡O al cretino de O’ Braien!

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O’ BRAIEN.- ¡O al trasnochado de Manuel Gálvez!GÁLVEZ.- ¿Irá el payaso de Helmud? MELINKOFF.- ¡Seguro que va! ¡Como ahora se viste de yanomami!KORTHLANDER.- ¡Mientras no venga Baxter con su biblia!BAXTER.- ¡Dios, que no vaya el comunista del padre Zanotto!ZANOTTO.- ¡Que no le vaya ese fariseo fanático de Baxter, Señor! ZANOTTO Y BAXTER.- ¡No me tientes a pecar en navidad!BAXTER.- Demasiado extraño… Bueno, cualquier cosa, llevo mi radio… MELINKOFF, GÁLVEZ, KODTHLANDER, O’ BRAIEN.- ¡A disfrutar y ya! ZANOTTO Y BAXTER.- ¡En tus manos me pongo, Señor!

MutaciónV.- LA PARTIDA.

Guacharacas, araguatos, pájaros y demás ruidos mañaneros. Rayos del amanecer crean calles penumbrosas en cada boca de río. Danzantes, entre cánticos suaves, los Yanomamis esperan en las curiaras, mientras los Napë acomodan sus morrales.

GÁLVEZ.- Ya están allí… MELINKOFF.- Las ollas, el mañoco, los plátanos y la yuca…O’ BRAIEN.- Su dieta de carbohidratos…GÁLVEZ.- Silenciosos, tensos… MELINKOFF.- Nerviosos: el agua no es su elemento…GÁLVEZ.- Lo de ellos es la selva… O’ BRAIEN.- Donde están las leyes que conocen...GÁLVEZ.- Para ellos, un río es sólo un margen, un medio…KURTHLANDER.- ¡No llores, Yurimä… voy con tu hermano! En unos días estaré aquí contigo! Olvídate Arco Iris y desgracias, ¿sí?GÁLVEZ.- El río: la eterna esperanza del regreso…MELINKOFF.- La vuelta a la civilización, a la seguridad del hogar…BAXTER.- ¡Llevo mi radio, Rebeca! ¡Mi dios blanco que habla inglés! ¡Con esto voy más que seguro!ZANOTTO.- ¡Cuida de que los niños no dejen de venir a clases!GÁLVEZ.- Será mi última incursión en su universo… MELINKOFF.- En su mitología y en los hékuras…ZANOTTO.- Esos en los que día a día intentamos penetrar…MELINKOFF.- Y a pesar de esfuerzos y años…GÁLVEZ.- Cuesta tanto sentir en toda su dimensión.

TODOS.- ¡Listo! ¡¿Nos vamos?!

Se oyen motores fuera de borda. Cada uno se monta en su curiara. A contraluz, la partida hacia el naciente.

Mutación

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VI.- ENTRE RÍOS.

Bajo la canícula, la curiara. BAXTER entre la lectura de su biblia y su aprensión. Mira a los yanomamis que dormitan y rumorean acurrucados; en pesado ritmo, cubiertas las cabezas con hojas de plátano. El JOVEN le trae una tapara con bebida.

BAXTER.- ¿Por qué tardamos tanto, Husiwë? Llevamos días cruzando ríos… Si hubiera sabido que tardaríamos tanto…

JOVEN.- (Sereno. Evasivo) Arden los ojos de Motoka-riwë

BAXTER lo mira suspicaz, como confirmando la evasividad.

BAXTER.- ¿Hacia dónde vamos, Husiwë?

JOVEN.- Ahora paramos. Hay que poner gasolina.

BAXTER.- No, digo… ¿dónde va a ser el raefu?

Silencio.

BAXTER.- Husiwë… ¿tú sabes por qué me invitaron?

Silencio. El JOVEN sonríe sereno.

BAXTER.- ¿Va algún otro Napë? ¿O soy yo el único?

El JOVEN no contesta. BAXTER se impacienta, se tensa.

BAXTER.- Tú y yo debimos quedarnos en la misión para las fiestas del nacimiento de Nuestro Señor… (Tenso) Husiwë… en cuanto paremos, dile a Shohimowë que los dejo, que les agradezco mucho pero que me indiquen por dónde regresar a Tama Tama.

El JOVEN, en silencio intercambia una mirada con el CHAMAN, que va detrás. BAXTER se da cuenta y se tensa más.

BAXTER.- Cristo me necesita en la misión… y si no me dejan, Él se va a molestar muchísimo, Husiwë, y los castigará… y a ti más… recuerda que fuiste bautizado… (A voces) ¡No sigo!

JOVEN.- (En su evasión) Pronto dejamos el río para wayumi…

BAXTER.- ¿No me estás oyendo? ¡No quiero seguir!

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JOVEN.- Yo te ayudo con tu bolsa, que pesa mucho.

BAXTER.- ¡No quiero ayuda! ¡Quiero regresar, ¿no me oyes?!

El JOVEN se va hacia atrás. El motor se deja oír.

BAXTER.- (Desesperándose) ¡Husiwë, tú eres mi hermano, eres evangélico, diles que me dejen regresar!

El CHAMAN se levanta furioso con un machete, se adelanta y con la parte plana da un golpe fuerte al borde del bongo.

CHAMAN.- (A BAXTER, fuerte, intimidante) ¡Husiwë es yanomami y tú un napë mezquino y malagradecido. No te vas: seguirás con nosotros! ¡Nos seguirás a donde sea que hayamos decidido ir!

BAXTER intimidado, impotente y con mayor temor. Ya no tiene duda de que está siendo víctima de algo siniestro.

Mutación

Orilla. Ruidos de noche. ZANOTTO ve por el telescopio. El CHAMAN y el JOVEN se acercan, beben algo y traen al sacerdote. Se sientan a su lado, lo miran. Se sonríen con simpatía.

CHAMÁN.- (Rompiendo el silencio) Pare Piero, esta noche es mala para ver con tu ojo que acerca.

ZANOTTO.- Sí… ¿sabes que en pocos días habrá un eclipse?

CHAMAN.- (Sonríe) El cielo está enfermo, Pare Piero, y Peribo-riwë a punto de sangrar. Hay dolor en la tierra y en el aire. ¿Tú no lo ves? El mundo está enfermo. Todos estamos en peligro. Nosotros, tú… Nos roban el pufi, Pare Piero… el Pufi se va…

ZANOTTO.- No dejaremos que se vaya, Habewë, entre todos no lo permitiremos…

JOVEN.- ¿Con eso miras a Peribo-riwë, Pare Piero?

ZANOTTO.- (Asiente tierno) ¿Quieres mirar? Asómate, figlio…

El JOVEN mira por el telescopio. Luego El CHAMÁN. Se miran y sueltan una carcajada cómplice. Se levantan.

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CHAMAN.- ¡Ustedes los napë son tontos, Pare Piero! Toda la sabiduría de tu gente sólo sirve para ver más cerca de Peribo… mientras que yo… ¡Yo camino sobre ella cada vez que quiero!

El JOVEN asiente. Salen riendo. ZANOTTO queda pensativo.

Mutación.

Tarde, en la orilla. Entra GÁLVEZ mojado, recién salido del río, con su morral. Se sienta para inventariar su equipaje.

GÁLVEZ.- ¡Menos mal y pudimos agarrarlo, Toñito! ¿Te imaginas que se lo hubiera llevado la corriente? Algo salió, pero no sé qué…

Sigue buscando. Entra el JOVEN, también mojado.

GÁLVEZ.- Ya llevamos séis días, Toñito… ¿Sabes dónde estamos? No tengo la menor idea… Ya me siento como…

JOVEN.- Como “Hijo de Lobo”

GALVEZ.- (Ríe) ¿Lo recuerdas? Sí, algo así…

JOVEN.- Te pareces más a Baloo, padrino, del “Libro de la Selva”

GÁLVEZ.- Sé que soy viejo y feo, pero tampoco tanto, ni tan gordo.

JOVEN.- Me los regalaste… Los libros.

GÁLVEZ.- Te quedabas horas y horas leyendo en el chinchorro. No te importaba que se burlaran. ¡Aprendiste a leer tan rápido!

JOVEN.- Tú me enseñaste, padrino.

Silencio. GÁLVEZ le mira con cierta melancolía, cálido.

GÁLVEZ.- Toñito… nadie lo sabe, pero… me voy. Lo decidí. Dejo Amazonas. Vine porque siento que es un honor que me hayan invitado, pero… con este Raefu, me despido de ustedes.

GÁLVEZ espera la reacción del JOVEN pero no es la que esperaba. Hay cierta frialdad. Continúa buscando en el morral. GÁLVEZ.- (Por el morral) Está todo o casi todo… falta mi brújula, el mapa que metí y mi geoposicionador…

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El JOVEN alza los hombros y sonríe misterioso.

GÁLVEZ.- Me gustaría saber en dónde estamos. Sin ellos…

JOVEN.- Tienes mucha fe en los hékuras que hay dentro de tus aparatos, padrino.

GÁLVEZ.- Soy hombre de ciencia, Toño (Sonríe) Nadie es perfecto

JOVEN.- ¡Demasiada fe! Por eso se fueron con el río, padrino… se están riendo de ti.

GÁLVEZ.- Seguramente… como si me hubieran dejado en pelotas.

JOVEN.- Cree en nosotros, padrino. Nosotros sí sabemos donde estamos… Cuando los últimos brillos de Motoka-riwë dejen el suelo limpio, comenzaremos a hacer Pao y así hasta que la luz vuelva a levantarse y se ponga a la altura de nuestros hombros.

GÁLVEZ.- (Extrañado) ¿Vamos a caminar por la selva… de noche?

Mira hacia el JOVEN, pero éste se ha marchado hacia el fondo, donde se ha sentado frente al CHAMAN y un pequeño fuego para ayudarlo con la caña a meterse el Yopo. Sombras y cánticos. El CHAMÁN estornuda, se convulsiona y danza entre las sombras de los demás, hasta quedar laxo. GÁLVEZ en sus pensamientos.

Mutación.

VII.- LA SELVA.

Intrincado telón de lianas cayendo de golpe. Noche. Acotadas luces en el difícil viaje de cada uno sorteando recovecos, morrales a cuestas. Jadeos y resuellos. Confusión. Marcha y contramarcha. Sombras de líricos temores.

MALINKOFF.- Motoka-riwë se acuesta. KODTHLANDER.- Noche sin luna. BAXTER.- Doble mortaja de espesura. Bosque y Oscuridad. GÁLVEZ.- Homúnculos del inframundo…O’ BRAIEN.- … emergen por los resquicios de la hojarasca…

Aparecen los yanomamis. Danzan la travesía en la serenidad de cantos y cargas. Ellos son un sólo. Los Napë, evidentes separaciones. Cada una en su esfuerzo: ZANOTTO, en creciente

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agotamiento, cae, se levanta. KURTHLANDER y MELINKOFF ágiles. O’ BRAIEN y GÁLVEZ esforzados. BAXTER horrorizado.

KODTHLANDER.- … podredumbre de serpientes venenosas...BAXTER.- … escolopendras y arañas en aquelarre sangriento... ZANOTTO.- ¡Tú eres mi pastor y, aún entre tinieblas, no temeré! GÁLVEZ.- Demonios yawari disfrazados de inocentes conejos. MELINKOFF.- Espíritus sin dueños en su mortal presencia…KODTHLANDER.- cuando el viento mueve los árboles…O’ BRAIEN.- ¡Los Pore!KURTHLANDER.- Espíritus de muertos sin paz…GÁLVEZ.- … arrastrando sus cuerpos... MELINKOFF.- …derribando árboles…O’ BRAIEN.- … quebrando ramas…BAXTER.- ¡Buscando incansables a sus víctimas!MELINKOFF.- Dejando a su paso un hálito fétido, letal. GÁLVEZ.- ¡Que los cánticos nos libren de los titiri celestiales…!MELINKOFF.- … malvados como los Pore…GÁLVEZ.- … encarnados en cachicamos gigantes…KODTHLANDER.- … escorpiones…O’ BRAIEN.- ¡Vampiros!KODTHLANDER.-¡Y yo sin mis botas!BAXTER.- ¡No me desampares, Señor!ZANOTTO.- ¡Dame fuerzas, padre! ¡Luz a mis cansados ojos!MELINKOFF.- ¡Que no lleguen Pexiemi-riwë, Yotenama ni Waka-riwë para que no nos den dolores en la cintura y en las piernas!GÁLVEZ.- ¡Que el desalmado Ruwë-riwë no nos ataque con sus garras y su lanza artera! KURTHLANDER.- ¡Mierda! ¿Por qué dejé mis botas Frazzani?!

JOVEN.- ¡Cuidado! ¡Hay que borrar! ¡Andar y borrar cualquier huella para que los pore no nos sigan el rastro y ejerzan sus maleficios! (breve pausa) ¡Motoka-riwë! ¡Ya despierta Motoka-riwë!

Repentinamente, caen las intrincadas redes de la selva.

TODOS.- (Agotados) ¡Al fin!

Empieza a amanecer y a divisarse la silueta del inmenso Tepuy, en creciente majestad. Los Napë, impresionados.

CHAMAN.- (Solemne) ¡El Maïyo!

Cascada purificadora. Todos, menos MELINKOFF, empiezan a desaparecer. Frente al Maïyo, escenifica un cumplido sueño.

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MELINKOFF.- (Muy emocionado) ¿El Maïyo? ¿La Montaña del fin del mundo! ¿Donde nace y termina todo? (Grita y ríe feliz) ¡El Olimpo sagrado! ¡Existe, mon dieu! ¡Es real, Jean Marie! ¡El Maïyo es real! (Conmovido, pueril) ¡Y tú subirás ahí, mon petit Jean Marie! ¡Tú!

Mutación

Noche. Cánticos de CHAMÁN. Los koyoxiwë marchan, en fila, con antorchas junto a O´BRAIEN y su linterna. De pronto, ladran perros.

TODOS.- (En la sorpresa) ¡warë! ¡warë!

Sombras y ruidos de báquiros pasando en manada. No implican peligro, pero sí dilación, contrariedad. El grupo se compacta y cada uno sube un poco a donde puede. O’ BRAIEN alista su rifle y apunta.

O’ BRAIEN.- ¡Báquiros son a bitch!

JOVEN.- ¡No! ¡Déjalos que pasen! ¡Son nada más báquiros!

Pero O’ BRAIEN no escucha y dispara tres veces. Silencio. Desconcierto de los Yanomamis. Termina de pasar la manada de báquiros. El JOVEN desciende. O’ BRAIEN sonríe triunfante. El CHAMÁN se le acerca. Tensión en el grupo.

CHAMAN.- ¡Guarda tu palo de matar, necio! ¿Qué te iban a hacer esos báquiros? ¡Nada!

O’ BRAIEN.- (Trascendiendo su humillación, conciliatorio) Pero, Wapurawë, venían en manada y ¡conseguí comida!

CHAMAN.- Nosotros no necesitamos más comida ¡Necio! ¡No sabes! ¡Tú no sabes! ¿No ves que Peribo-riwë ya empezó a salir de cacería? ¿Quieres que con tus ruidos nos encuentre y nos mate a todos?

O’ BRAIEN.- No tienes por qué temer a Peribo-riwë, Wapurawë, con lo bravos que son tus hombres y mi rifle, no nos puede hacer nada.

CHAMAN.- (Lo mira fijo, con odio) ¡Arrogante y tonto napë! ¿Qué sabes tú del poder de Peribo-riwë? (Sombrío) Pero ya te vas a medir con él y entonces veremos si eres tan fuerte. (Insiste) ¡Guarda tu palo de matar!

O’ BRAIEN.- (Humillado, impotente, guardando su rifle) Como tú digas, Wapurawë, como tú digas…

Continúan la marcha. Desaparecen.

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Mutación.

Aparece BAXTER. Un poco después, la fila de yanomamis.

BAXTER.- ¡La ira del Señor! ¡Él está muy disgustado por no haberme dejado regresar a Tama Tama! ¡Por eso envió a esos jaguares! ¡Es una advertencia, un anuncio del castigo por tanta soberbia! (Se arrodilla) Ven Husiwë, ora conmigo, ¡Demos gracias a Cristo Jesús por habernos enviado esa prueba! (Orante) Gracias, padre de todas las criaturas, por permitirme hablar por ti. No sigas molesto, ni continúes poniendo en peligro la vida de estas almas pecadoras...

JOVEN.- ¡Calla, "Nielo", tu boca dice mentiras! Tu dios no nos quiere en el monte ni es padre del jaguar. Él habla por ti es en el templo y sólo nos quiere encerrados en su casa como a tus gallinas ¡Calla y espera!

Avanza el grupo y BAXTER nervioso revisa su radio en el morral.

BAXTER.- Las baterías están buenas, con este botón y el código, va a dar la señal al satélite, llegará a Seatle y van a saber en dónde estoy… ellos lo dijeron: “tú nos ayudas y no tienes que preocuparte por nada”

Mutación

Noche. El JOVEN, avanza con una carga de plátanos. De pronto, siente un gran ardor, se desequilibra. Cae.

JOVEN.- ¡Miramawë! ¡Miramawë, ayúdame!!

Ladran perros, el hombre se retuerce de dolor. Entran corriendo los yanomamis del grupo de KODTHLANDER, lo revisan.

KODTHLANDER.- (Entrando) ¡Bajiwë! ¡Bajiwë, cuñado!! ¡God damm it, God damm it, shit! ¡Shit!

JOVEN.- ¡Me mordió! ¡Me mordió! ¡Arde! ¡Arde mucho!

KODTHLANDER con su linterna, busca en el morral. Saca el suero antiofídico. Enseguida extrae el líquido con la inyectadora.

KODTHLANDER.- ¡Tranquilo, cuñado, tranquilo… yo traje suero!

Cuando va a inyectarle, el JOVEN lo rechaza.

JOVEN.- ¡Mai, mai! ¡No! ¡No me cures con tus hékuras!

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KODTHLANDER.- ¡Bajiwë, era una mapanare! ¡Y con esto…!

JOVEN.- ¡No! (AL CHAMAN) ¡No lo dejes! ¡No quiero tener que mirar con vergüenza a mi hermana Yurimä! ¡Yo quiero que mi vida sea como la de un waiteri, irme con mi alma al hetu misi! ¡No lo dejes, Miranawë!

KODTHLANDER.- ¡Pero, Bajiwë…!

JOVEN.- (Febril) ¡Tú no sabes nada, tú eres un napë! ¡Dile a mi hermana que te enseñe! ¡Dile!

Convulsiones. Todos se agachan junto al JOVEN.

JOVEN.- (Desfalleciente) Que me pongan en lo alto, Miranawë, y alcance el vientre de la anaconda, que ningún carroñero me toque… ni pájaro, ni animal de colmillo… y menos, ningún napë… aunque sea el hombre de mi hermana… ¡Apriétame la mano, Miranawë, apriétamela! Soy un waiteri, ¿verdad, Miranawë? ¿Verdad que soy un waiteri?

Tras más convulsiones, desfallece y muere.

CHAMAN.- Prepárenlo.

Lo levantan y lo sacan. Quedan el CHAMAN Y KODTHLANDER.

KODTHLANDER.- (Impactado) Yurimä… la premonición del Arco Iris…

CHAMAN.- Lleva en tu cuerpo la muerte de Bajiwë y cuídate de la ferocidad de su pore. Cuídate, napë.

Sale. KODTHLANDER cabizabajo, en una extraña vergüenza.

Mutación.

VIII. EL ASCENSO AL TEPUY. Danza: Los Yanomamis pintados de rojo para subir al Maïyo. Cada uno de los Napë, agotado, esperando junto a su luz, ahora en vertical.

MALINKOFF.- (Entusiasta) ¡Subamos ya! ¡¿Qué esperamos?!ZANOTTO.- (Desfallecido. Impaciente) ¡Esto es demasiado para mí!KODTHLANDER.- (Confuso, para sí) ¡Cada vez entiendo menos!O’ BRAIEN.- (Para sí) ¡A ver si termina esto una vez! BAXTER.- (Aterrado) ¡Es un plan del demonio! ZANOTTO Y BAXTER.- ¡Ampárame, señor!

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El rostro de EL CHAMAN aparece fantasmagórico en lo alto.

CHAMAN.- Ya. Ya podemos subir. (Grita) ¡Bei yë o!

CORO YANOMAMIS.- ¡Bei yë o!TODOS.- ¡Aquí venimos nosotros!

Comienza el ascenso. Lineas por donde sube cada Napë con su grupo, cual hormigas sobre el gran Maïyo. Esfuerzo, jadeos.

MELINKOFF.- ¡El Maïyo!O’ BRAIEN.- ¡Arriba!GÁLVEZ.- Perros que mueven la cola…KODTHLANDER.- Adornados de rojo protector…MELINKOFF.- Diablos del Jardín de las Delicias...O’ BRAIEN.- Diablitos Underwood…KODTHLANDER.- Palmas en la cabeza…MELINKOFF.- Que Peribo-riwë no nos enloquezca…GÁLVEZ.- ¡Arriba, carajo!ZANOTTO.- ¡Gigantescos árboles!KODTHLANDER.- Titanes salvaguardando secretos.MELINKOFF.- Cedros…GÁLVEZ.- …Acapros…ZANOTTO.- …Guarapos… O’ BRAIEN.- …Salados…KODTHLANDER.- …Caramacates…MELINKOFF.- …Verracos…O’ BRAIEN.- ¡Arriba! MELINKOFF.- Tentáculos de piesGÁLVEZ.- …Maraña de raíces…MELINKOFF.- …de luchas…KODTHLANDER.- … fagocitando hojas secasGÁLVEZ.- …Ramas y troncos…MELINKOFF.- Muertos de tanto muerto…O’ BRAIEN.- …Ficus…ZANOTTO.- …Heliconias…BAXTER.- …Uñas de danta…O’ BRAIEN.- …Lianas….GÁLVEZ.- Hormigas…ZANOTTO.- Somos sólo hormigas.MELINKOFF.- ¡Escalando lo sagrado!BAXTER.- ¡Cuántas rocas de cuarzo…MELINKOFF.- …Morada de kakuruwë…GÁLVEZ.- …Peñascos Keki…KODTHLANDER.- …Donde vigilan los hékuras…

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BAXTER.- …Piedras filosas…KODTHLANDER.- …resbaladizas…BAXTER.- ¡Mis manos!KODTHLANDER.- ¡Mis pies!ZANOTTO Y BAXTER.- ¡Dame fuerzas, señor de los ejércitos!

Repentino sonido lleno de ecos.

CHAMAN.- Ya estamos cerca. (Grita) ¡Orimou! ¡Orimu!

Danza: Los Yanomamis comienzan a engalanarse para el raefu. Entre cánticos festivos y risas, se colocan plumas, diademas con la cola de mono capuchino, motas de pulmón de gavilán… En el ascenso, TODOS van desapareciendo.

Mutación

IX.- LA LLEGADA. EL ENCUENTRO.

Cielo de permanente humo rojizo sobre la repisa del Tepuy. En ella, el Shabono. Círculo perfecto con techos de una sola agua cubiertos con hojas de palma trenzada. Absoluta paz.

MELINKOFF es el primero en llegar. Agotado, pero maravillado. Se dirige hacia el borde del tepuy y observa.

MELINKOFF.- C`est incroyable! C`est pa vrai, c`est pas vrai! (Alucinado) ¡El límite! ¡La desnudez absoluta! Y allá abajo, los demonios amahiri, los que aplastó el disco celeste. El pepikë mïsï que nació al romperse los bordes del cielo, cuando los colosos que sostenían la tierra, no soportaron tanto poder mal repartido… y el caos arrastró a muchos yanomamis a tanta mala vida… C’est incroyable!

Ladran perros. ZANOTTO desfallecido, entra en hombros de dos guerreros. MELINKOFF voltea y lo descubre.

MELINKOFF.- (Efusivo) ¡Piero Zanotto!

ZANOTTO.- ¡Jean Marie!

MELINKOFF.- (Al encuentro) ¡Caramba, el único cura decente que he conocido en mi vida! ¡Casi en un palio, como un Papa medieval!

Los guerreros lo bajan, ZANOTTO y MELINKOFF se abrazan.

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ZANOTTO.- (Riendo, agotado) ¡No seas pendejo! ¡Como un trapo, querrás decir! ¡Ya no daba más! (A los guerreros) ¡Gracias, hijos!

MELINKOFF.- ¡Pensé que sería el único Napë! ¡Qué gusto verte, Piero!

ZANOTTO.- ¡A mí también me da gusto, Jean Marie! ¡A mí también!

MELINKOFF.- ¿Agotadísimo?

ZANOTTO.- ¡Un trapito! ¡Tú en cambio, te ves como un ragazzo!

MELINKOFF.- ¡El lugar, Piero! ¿No te parece lo máximo que se pueda soñar como un sitio mítico?

ZENOTTO.- ¡Bellisimo, sin duda! ¡Molto Bello!

Llega GALVEZ. Sorpresa al ver a MELINKOFF y a ZANOTTO.

GÁLVEZ.- (Llegando) ¡¿Padre Piero, Jean Marie?!

ZANOTTO Y MELINKOFF.- ¡Manuel!

GÁLVEZ.- ¡Qué sorpresa! ¿Cuándo llegaron?

ZANOTTO.- Yo, hace nada… y estoy que no valgo medio.

GÁLVEZ.- ¡Somos dos!

MELINKOFF.- (Riendo) ¡Tres!

Ríen. Llega BAXTER, agotado con su pesado morral.

BAXTER.- ¡Gracias! ¡Gracias, Señor! ¡Aleluya, gloria a ti, señor!

MELINKOFF, ZANOTTO Y GÁLVEZ voltean y luego intercambian una mirada de extrañeza.

ZANOTTO.- (Incrédulo. Con asombro nada grato) ¿Baxter?

MELINKOFF.- (Al encuentro) ¡Neil Baxter! ¡El redentor de Tama Tama!

BAXTER.- (Agotado y sombrío) ¡¿Melinkoff?! ¡Gloria a ti, Señor! ¡Qué bueno que están ustedes!

Jadeante, comienza a saludar con apretones de mano.

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MELINKOFF.- (A ZANOTTO. Bromista) ¿Como que te invitaron a la competencia, Piero?

GÁLVEZ.- (Bromista) ¡A lo mejor el Raefu sirve de concilio ecuménico!

MELINKOFF.- (Yendo a Baxter) ¡Déjame ayudarte con ese morral!

BAXTER.- Gracias ¡Ha sido espantoso! ¡Horrible! (Se sienta, agotado)

MELINKOFF.- ¿Horrible? ¡Pero si esto es único, hombre!

O’ BRAIEN entra, se sorprende y va al grupo.

O’ BRAIEN.- (Entrando, entusiasta) ¡Fuck! ¡Pero si hay más insectos de mi misma especie!

GÁLVEZ, MELINKOF, ZANOTTO.- ¡O’ Braien!

O’ BRAIEN.- ¡El único napë son a bich no soy yo! ¡Ya pensaba que estos yanomamis me habían preparado una encerrona!

MELINKOFF.- (Bromista, con cierta ironía) ¡Todavía no cantes victoria!

O’ BRAIEN.- (Ríe, con simpatía irónica) ¡A ti sí te encantaría, ¿no?!

MELINKOFF.- (Pícaro, de buen ánimo) ¡Depende!

BAXTER.- (Algo molesto) No creo que estemos para chistes, y menos para… procacidades.

O’ BRAIEN.- ¡¿Por qué?! Ah, claro: (Grita burlón) ¡“Cristo Viene…!

O’ BRAIEN, MELINKOFF Y GÁLVEZ.- (Divertidos) ¡”Y viene arrecho”!

Todos ríen, menos BAXTER. Llega KODTHLANDER. Silencioso se sorprende gratamente al ver a los otros. Se acerca y lo descubren.

TODOS.- ¡Helmud! ¡Kodthlander!

MELINKOFF.- ¡¿Y tú hiciste todo el camino… así?!

O’ BRAIEN.- (Irónico) ¡Desde que se casó con Yurimä ya es un Yanomami!

ZANOTTO.- ¡Madonna, si estás lleno de ronchas y moretones!

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KODTHLANDER.- (Sombrío) El viaje fue duro.

O’ BRAIEN.- ¡Ni me lo digas! ¡Yo perdí mi brújula, además de...!

GÁLVEZ.- ¿A ti también se te perdió? A mí también y el mapa y…

KODTHLANDER.- Muy duro, pero supongo que valió la pena (Observa) ¡Este sitio es increible!

MELINKOFF.- Hermoso, ¿no?

KODTHLANDER.- Voy a dejar esto… Necesito lavarme. (Sale)

O’ BRAIEN.- (Lo ve salir) Qué misterioso… ¿Será que de verdad se estará convirtiendo en yanomami? (Ríe, animado) ¡Vamos a brindar!

Saca una botella. TODOS, menos BAXTER, brindan en un lugar equidistante del fondo, donde los Yanomamis danzan sus preparativos. GÁLVEZ va al borde. Bebe muy reflexivo.

Un Silencio.

Carcajadas hacen que GÁLVEZ reaccione y regrese al grupo.

MELINKOFF.- Amigo Baxter, ¿piensa quedarse con eso a cuestas?

GÁLVEZ.- ¡Relájese, Neil! ¡Suelte el morral y échese un palito!

O’ BRAIEN.- ¡Ninguno va a ir con el cuento a su congregación!

BAXTER.- No me parece gracioso.

MELINKOFF.- Claro que sí, ¡estamos en donde empieza y termina el mundo, Baxter!

ZANOTTO.- ¡Al menos, para los Yanomamis!

MELINKOFF.- ¡Relájese y Disfrute!

BAXTER.- (Mirándolos sombrío) Ustedes no han entendido todavía… Esto es un secuestro y apenas está empezando.

GÁLVEZ, O’ BRAIEN Y ZANOTTO.- (Riendo) ¿Un… un secuestro?

MELINKOFF.- ¡Mon dieu! ¡La atávica paranoia norteamericana!

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BAXTER.- (Insistente, bajo) ¡Es un secuestro!

O’ BRAIEN.- (Ríe) ¡Claro, y acaban de mandar un mensaje para que depositen dólares en las islas Caimán por nuestro rescate!

MELINKOFF.- (En el juego irónico) ¡Donde los tienen las multinacionales que financian a su Misión, por cierto!

BAXTER.- (Violento) ¡¿Qué estás tú diciendo, pervert…?!

GÁLVEZ.- Calma, Neil… Jean Marie sólo estaba bromeando.

BAXTER.- ¡Un secuestro no es ningún chiste!

ZANOTTO.- (A BAXTER) ¿Y qué le hace pensar a usted que…?

BAXTER.- ¿Que es un secuestro? Muy sencillo: los conozco, sé que es un plan ¿Cuándo camina de noche un Yanomami? ¿Y tanto andar por el río, si a ellos el agua les aterra? No almas pecadoras… yo he visto la codicia en sus ojos, el demonio. ¡Quieren tener! ¡Aparatos, dinero, zapatos de marca! ¡Por eso nos trajeron aquí, para tener eso que desean! ¡Pronto se van a quitar las caretas y entonces verán que tengo razón! ¡Es un secuestro!

Los demás se miran dubitativos ocultando risitas. Baxter no deja de aferrarse a su morral.

O’BRAIEN.- (Por lo bajo, a GÁLVEZ Y MELINKOFF) ¿La subida como que terminó de trastornar al reverendo?

MELINKOFF.- (Acercándose a BAXTER) Okey, Baxter, pero si fuera así, ¿no sería un secuestro más cómodo sin ese morral?

BAXTER.- (Apretándolo) ¡No! (Bajo) Aquí está la única posibilidad de salvación de todos. ¡La única!

Todos se miran: definitivamente el pastor se ha trastornado.

O’ BRAIEN.- (Ríe) ¿Qué? ¿Tienes a Tu Salvador metido allí?

GÁLVEZ.- Apuesto a que carga una Biblia inmensa, tapa dura.

MELINKOFF.- ¡Sí, con letras de oro… De las que venden a plazos!

O’BRAIEN.- ¡O un parapente familiar, para bajarnos a todos a la sabana!

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TODOS.- (Riendo) ¡Eso! ¡Eso!

Entra KODTHLANDER en minúscula franela y raído pantalón corto atado con un cordel. Un hueco deja ver media nalga. Risas.

GÁLVEZ.- ¡¿No lo puedo creer? ¡Nuestro antropólogo más asimilado, vestido de napë!

O'BRAIEN.- ¿Decidiste dejar de impresionar con tu exhuberante miembro y mostrar tus nalgas? (Mira a MALINKOF) ¿Estás aprovechando la escapadita para “nuevas experiencias eróticas”?

Risas y abucheos.

MELINKOFF.- (Ríe) ¡A mí no me miren, que Helmud no es mi tipo!

O’ BRAIEN.- ¡Claro, sin su sexy atuendo yanomami…!

Pero, todos interrumpen la risa y callan, al ver que KODTHLANDER, serio y alicaído, no sigue el juego.

KODTHLANDER.- ¿Supieron que en el camino se murió Bajiwë?

GÁLVEZ.- ¿El hermano de…? ¿Tu cuñado?

KODTHLANDER.- Una mapanare (Silencio) Saqué el suero para inyectarlo, pero no quiso, prefirió morir ¡terco, coño! ¡Fue espantoso…! Sólo pienso en cuando llegue y se lo diga a Yurimä.

ZANOTTO.- Lo entenderá. Ella no es napë, como tú.

KODTHLANDER.- Vergüenza… me dio vergüenza cuando insistía en inyectarlo y… Miramawë me maldijo.

MELINKOFF.- ¿Te maldijo?

KODTHLANDER.- Me sentí tan… Por eso me vestí.

ZANOTTO.- Como Adán ante la ira del Creador.

Silencio. O’ BRAIEN se le acerca, y desdramatiza.

O’BRAIEN.- Tranquilo, yo traje mucha ropa. Ahora te doy, para que no andes tentándonos a todos con tus preciosas nalguitas...

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Medio ríen incómodos. Silencio.

MELINKOFF.- Movidito el viaje, ¿no?

GÁLVEZ.- Sí… ¡Me pareció demasiado largo, coño!

O´BRAIEN.- ¡Larguísimo!… no creo que fuera necesario tanto trasegar de noche para…

GÁLVEZ.- En eso tiene razón Baxter. Ellos no caminan de noche.

O’ BRAIEN.- Lo hicieron a propósito, para confundirnos.

KODTHLANDER.- Es Lógico, nos traían al Maïyo

MELINKOFF.- Sí, su lugar más sagrado

O’BRAIEN.- No, yo creo que la cosa era que que no pudiéramos…

KODTHLANDER.- ¿Regresar por nuestra cuenta?

O’ BRAIEN asiente. Silencio. BAXTER se acerca un poco.

BAXTER.- ¿Y creen que es coincidencia que a ustedes se les perdieran las brújulas? ¡Esto es una trampa!

ZANOTTO.- El hecho de que no sea coincidencia no significa necesariamente que sea una trampa, Baxter.

O'BRAIEN.-Bueno, de todos modos tampoco es que estemos literalmente en el fin del mundo. (Irónico a MELINKOFF) Y siento romper tu sueño mitológico, Jean Marie, pero “objetivamente” debemos estar sobre algún tepuy de Tapirapecó.

ZANOTTO.- Sí, más abajo del río Mavaca, creo.

GÁLVEZ.- Entonces, las sabanas y pastos quemados de enfrente serían parte de los llanos y selvas del Padauiri…

O’ BRAIEN.- (Asiente) El Roraima brasilero…

MELINKOFF.- Entonces, “objetivamente”, ¿cuál es el temor? ¡No tenemos brújula, pero sabemos dónde estamos! Está claro: si el Maïyo es una montaña mítica para ellos (Irónico, hacia 0’ BRAIEN) ¡Y me perdona el amigo genetista! ¿No es lógico que se guardaran del modo de llegar? Una manera garantizar “objetivamente” su

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supervivencia…Lo que de verdad cuenta, es que estamos aquí, donde para ellos se originó el mundo.Eso es lo que hay que valorar.

ZANOTTO.- (Para sí, pensativo) Es cierto, se olvidaron de las diferencias entre ellos para unirse y organizar este raefu.

GÁLVEZ.- ¡Conociéndolos, eso no es ninguna pendejada!

O’BRAIEN.- ¡Un esfuerzo logístico impresionante, excepcional! ¡Shit! ¿Por qué se me tuvo que dañar la filmadora?

MELINKOFF.- (Irónico) ¡Lástima, no vas a poder venderle la exclusiva a FGO Televisión: “Otro documental de Nike O’Braien, el padre del Pueblo Guerrero…”

O’BRAIEN.- (También irónico) Tú, sin embargo, sí podrás sacarle unos euros a la London Antropological Review ¿no?

GÁLVEZ.- (Concluye reflexivo) Sí, todo estaba planeado.

ZANOTTO.- ¡Es un raefu especial, sin duda y nos invitaron para compartirlo! A lo mejor es su modo de expresarnos agradecimiento y, más todavía, de decirnos que nos sienten como su gente.

MELINKOFF.- Puede ser… no tenemos que contagiarnos por los temores de Baxter... Y por las brújulas y todo lo demás, queridos, no se preocupen, aparecerán. Ya van a ver.

Silencio. Los Yanomamis entran con una gran olla y taparas.

ZANOTTO.- ¡Carato de plátano, qué maravilla!

GÁLVEZ.- La tarde está bellísima ¿no? Fresca…

O’ BRAIEN.- ¡Y sin los mosquitos del demonio!

MALINKOFF.- ¡Cuánto silencio!

ZANOTTO.- Oye, es raro… Primera vez que veo un raefu así, sin bululú de mujeres, ni ancianos, ni capitanes, ni niños gritando…

O’ BRAIAN.- Como una procesión sin santos ¿no, “cura”?

ZANOTTO.- Tal cual, “doctor yanomamista”… (Suspira. Saliendo) Voy a cerrar un poco los ojos…

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ZANOTTI se echa cerca y descansa.

MELINKOFF.- Es que no se puede comprender el sentido de una fiesta como esta, sin evocar la mitología Yanomami. “Raefu” significa distribuir y repartir. Equilibrar cargas, poderes.

GÁLVEZ.- Sí… permite el fluir continuo del pufi, de la energía vital.

MELINKOFF.- La que rige el destino de todos, incluídos nosotros, los napë, y plantas y animales… Por eso nos invitaron… porque, como dice Piero, ya nos sienten parte de ellos… al fin y al cabo, el Raefu es lo que mantiene viva la cohesión social.

GÁLVEZ.- Poder celebrarlos es la razón de ser de su cultura.

KODTHLANDER.- Claro, porque el pufi se podría agotar.

MELINKOFF.-Y cada uno debe evitar que se pierda o se utilice mal.

O’ BRAIEN.- Algo así como las leyes de la termodinámica.

GÁLVEZ.- Exacto, porque si la energía cambia de mano o se concentra en unos pocos hékuras, se pierde.

MELINKOFF.- Es cuando hay desequilibrios, distribución injusta…

GÁLVEZ.- Y entonces vendría el caos, el fin del mundo.

MELINKOFF.- De acuerdo a la mitología, fue por eso que los atlantes encargados de sostener la tierra no pudieron soportar el peso sobre ellos y se derrumbaron justamente aquí, en el Maïyo.

Los ronquidos de ZANOTTI se han hecho notar.

O’ BRAIEN.- (Ríe, señalando a BAXTER Y A ZANOTTI) ¡Miren a nuestros dos religiosos! ¡Roncando!

Los otros miran y ríen. KODTHLANDER.- (Retoma preocupado) Pero, según ustedes, ¿qué amenazas pretenderían conjurar ellos en este raefu?

GÁLVEZ.- ¿Te parece poco tantas sequías, plagas, atardeceres de color raro, vendavales, arco iris sin lluvia, o dobles como el de hace días, después de la tormenta… los incendios…?

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MELINKOFF.- Sí, para ellos todo eso es anuncio de caos.

GÁLVEZ.- ¿Y detrás quienes estamos? ¡Los napës! Garimpeiros que envenenan aguas, seringueiros, hacendados que arrasan tierras…los antropólogos que nos adueñamos de su pensamiento…

MELINKOFF.- ¡Los misioneros con su culpa y sus pecados!

GÁLVEZ.- Los turistas… los funcionarios empeñados en hacerlos ciudadanos, los guardias corruptos y corruptores de sus mujeres y sus niños… Para ellos, el ambiente exige reparaciones y tomará venganza a través de sus espíritus protectores...

O’ BRAIEN.- Un momento, ¿Insinúas que en este raefu los Yanomamis piensan actuar como portavoces de la naturaleza y nosotros como la materialización de sus agresores?

GÁLVEZ.- Sí, así lo creo (Sorprendido de sí mismo) Y nada podemos hacer… (Mira a todos) Estamos en un espacio y un tiempo regido por fuerzas que no somos capaces de controlar.

Silencio. Miradas algo tensas. ZANOTTO se ha levantado y se acerca.

MELINKOFF.- (Nervioso) Si eso que dices fuera cierto, no quiero ni pensar en nuestro futuro… Pero recuerda que según ellos la naturaleza no reacciona coléricamente, no mata a sus agresores. Si estuviera planteada una reivindicación, sería más bien un acto de compensación simbólica por nuestros daños, ¡y también por los de ellos!

KODTHLANDER.- ¿Nosotros chivos expiatorios de…?

MELINKOFF.- Creo que en este raefu, como en todos, se buscará restablecer el equilibrio con el orden natural, pero sin sacrificarnos ni nada de eso ¡Por Dios!¿Nos vamos a dejar contagiar por Baxter?

ZANOTTO.- ¿Y por qué tendríamos que ser precisamente nosotros los agresores?

GÁLVEZ.- ¿Y te lo tengo que explicar, mi querido salesiano? ¡Porqué los antropólogos tenemos cuarenta años jodiéndolos y los curas como tú más de trescientos, ¿te parece poco?!

TODOS comentan en protesta (“No, eso no es así…” etc)

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ZANOTTO.- (Imponiéndose) ¡Tonterías!, ¿cómo puedes negar los beneficios que les hemos traído? No sólo no comparto lo que dices, sino que veo esto distinto: ellos nos invitaron para sumar el poder de nuestros espíritus con los de los chamanes, para que juntos conjuremos los peligros sobre el medioambiente. Y lo hicieron por dos cosas: primero, porque saben que la fecha es buena para unir fuerzas: Un día como hoy nació el hijo de Dios...

BAXTER.- (Mecánicamente, desde donde está) ¡Amén!

ZANOTTO.- Y segundo, si mis cálculos no fallan, porque hoy hay eclipse de luna. Peribo-riwë tragada por la noche, como dirían ellos.

GÁLVEZ.- ¡O Peribo-riwë vengadora, bajando a devorar a los hombres! ¡Despierten, coño! Miren a su alrededor, estamos revivien-do tiempos terminales y primigenios de otros mundos. El cielo, la tierra ¡El gran fuego universal que consume los llanos y las selvas que nos rodean, las llamas que desencadenan el misterio eterno de la muerte y la creación!

Entran yanomamis con más carato, carne y mañoco.

KODTHLANDER.- (Irónico) Manuel, por qué no nos cuentas, según tu preclara visión, qué tenemos que hacer entonces para expiar nuestras culpas.

GÁLVEZ.- (Lo ve con desprecio) Mira, aquí no parece que se estén preparando para consumir las cenizas de nadie. Tampoco que se vayan a caer a puños o machetazos para resolver pleitos y liberar energías negativas… Si te fijas, aparte de los chamanes, no hay ningún hombre mayor, ni jefe de comunidad. Nadie vino a cruzar noticias, ni intercambiar bienes, ni sellar acuerdos… Están aquí por nosotros… y si efectivamente nos ven como la materialización de las fuerzas que representan nuestras ideas, la tecnología y la capacidad destructiva de lo que poseemos, tal vez nos dejen resolver nuestro destino de una manera que… no logro imaginar.

MELINKOFF.- Ça va on a compris… con nuestra muerte se liberarían las fuerzas negativas que nos dominan.

O´BRAIEN.- (Entre tenso e incrédulo) Según tú, ¿ellos piensan que estamos poseídos por fuerzas que amenazan su seguridad? GÁLVEZ.- Muy probablemente.

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KODTHLANDER.- ¿Y los años que llevamos viviendo aquí, conociendo su lengua, ayudándoles…? ¿Eso no cuenta?

GÁLVEZ.- Me parece que no. Al contrario, eso nos hace más peligrosos… porque nosotros somos quienes mejor los conocemos.

Miradas de creciente tensión. Un silencio es interrumpido por un gran sonido que anuncia el comienzo del Raefu.

CHAMAN.- (AVOCES) ¡Pë ta haïmo xoaï! ¡Vengan! ¡Empezamos!

Mutación

X.- EL RAEFU.

Con el sol de la tarde, en medio del humo anaranjado, emergen cánticos y danzas. Los seis näpe, en proscenio, de espaldas, cual turistas espectadores. In crescendo, el Raefu: piruetas, ruidos guturales, mascadas de tabaco, gritos imitando animales. Cerca de los tensos y nerviosos invitados, los yanomamis blanden arcos y macanas remedando escenas de cacería y combates. Cantan ancianos. Los danzarines, intimidadores y feroces hasta el paroxismo. Sombras amenazantes, fantasmagóricas visiones.

Defensivo, O' BRAIEN toma su rifle. Se cerciora de que está cargado. KODTHLANDER y GÁLVEZ, ponen machetes a su alcance.

En el mayor climax, finaliza la danza. Guerreros y cánticos desaparecen a los bordes del fondo.

Silencio. Cortísimo crepúsculo. Los Napë, impresionados, tardan en reaccionar y mirarse. Encienden unas lámparas de aceite.

Mutación.

XI.- LA LUNA ROJA.

Anochece. Al fondo, las fogatas de los yanomamis que comen y susurran. Ir y venir de sombras. Un par de hombres traen ollas a los Napë, que siguen mirándose, impresionados.

JOVEN.- Les manda Sohirïma.

ZANOTTO.- Gracias, Chorï… pero si nos das tanta comida nos va a doler la barriga y mañana no va a haber qué comer.

JOVEN.- Deben comerlo todo para tener fuerza, Sohirïma quieren que estén contentos porque es la noche de tu Dios.

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Se miran tensos, sin atreverse a probar bocado.

BAXTER.- (Por lo bajo, desconfiado) Yo no tengo hambre.

Los hombres captan y meten mano en las ollas. O' BRAIEN rompe la resistencia. Los demás, excepto BAXTER, le siguen.

O’ BRAIEN.- ¡Mmm! ¡Muy bueno! (Al JOVEN) ¿Y qué viene ahora?

Los hombres sonrien, levantan los hombros.

JOVEN.- Es su fiesta, la del Dios Jesús. La nuestra ya terminó.

Salen por los alrededores. Los Napë atónitos.

KODTHLANDER.- ¿Cómo? ¿Ya? ¿Terminó?

BAXTER.- No… esto tiene un nombre: se llama tortura.

KODTHLANDER.- Si es una broma, es desmasiado macabra, ¿no?

O’BRAIEN.- Y nosotros elucubrando, teorizando… (Ríe y bebe)

ZANOTTO.- Deformación profesional…

O’ BRAIEN.- (Con obvia ironía) ¿Qué dices ahora, Gálvez?

MELINKOFF.- Esto no es sino una prueba más de nuestra limitada capacidad para entender las tripas culturales de los Yanomamis.

ZANOTTO.- (Toma el telescopio) Pues, sí… y ese muchacho tiene razón, viene nuestra fiesta, la navidad… Además del eclipse.

KODTHLANDER.- ¡Claro! Ahora es que queda noche para celebrar… ¡A lo mejor Zanotto nos enseña la estrella de Belén!

O’ BRAIEN.- ¡O baja Santa Claus!

Animados, GÁLVEZ, MELINKOFF y KODTHLANDER los siguen con sus botellas y encienden una fogata. O’BRAIEN, menos tenso, deja su carabina y también va con su bourbon. BAXTER duda. Lentamente, empieza a salir la luna roja, Peribo-riwë.

KODTHLANDER.- ¡Bueno, menos mal todo terminó bien!

MELINKOFF.- ¿Qué les había dicho?

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O’ BRAIEN.- Alguien quiere bourbon… ¡Auténtico!

MELINKOFF.- Gracias ¡Prefiero ron, traje varias botellas!

GÁLVEZ.- Yo también.

BAXTER, temeroso, se arrima al grupo con su morral.

O’BRAIEN.- ¡Baxter! ¡¿Un traguito?!

BAXTER.- (Niega) Gracias…

MELINKOFF.- ¡Un día es un día, hombre! ¡Salud! ¡Por el raefu y por Peribo-riwë que empieza a aparecer!

ZANOTTO.- (En el telescopio, muy admirado) Para desaparecer… ¡Bendito seas, señor! ¡Qué grande eres!

Brindan, beben admirando la luna. Sutiles movimientos de los yanomamis al fondo. Ojos multiplicados.

O’ BRAIEN.- ¡Salud! ¡Por Peribo-riwë… y por nosotros!

ZANOTTO.- ¡Por el nacimiento de ese maravilloso malandro que fue Jesús, y que nos ha reunido aquí!

MELINKOFF.- ¡Según usted!

BAXTER.- (Ofendido y puntilloso) ¡Según La Verdad!

MELINKOFF.- (Irónico) ¡Claro, olvidaba que para ustedes, la verdad no es sino una sóla! ¡Salud!

Hay miradas, alguna risita. Beben, sin deshacerse del todo de la tensión. GÁLVEZ duda. Decide hablar con cierta solemnidad.

GÁLVEZ.- Caballeros, quiero aprovechar esta ocasión para comunicarles que en dos meses, abandono Amazonas… y también la Antropología.

Sielncio. TODOS le miran sorprendidos.

GÁLVEZ.- Sí… Me marcho… asqueado de mí mismo… y de ustedes. Me voy, convencido de la inutilidad y falsedad de todo lo que he

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escrito y dicho. (Sirve ron a los otros. Teatral) Abandono una profesión cómplice del supremo delito de la soberbia.

KODTHLANDER.- ¿Y qué va a hacer, colega? Mire que a su edad…

GÁLVEZ.- No sé, carpintero, igual que el buen José, como dirían los amigos Piero y Baxter… Escribir en mis ratos libres…

O’ BRAIEN.- (Siempre irónico) ¿Tu sueño de ser hippie, Gálvez?

ZANOTTO.- ¿Y escribir qué?

GÁLVEZ.- No sé… cuentos… lo que me salga… algo que no sea para ganarme un viaje a un congreso o un aumento de sueldo...

O’ BRAIEN.- ¡“Los Yanomamis y yo”, relatos de Manuel Gálvez!

KODTHLANDER.- ¡Suena a libro soporífero!

GÁLVEZ.- (Lo mira con desprecio) ¡No importa, siempre serán mejores que la realidad humana que he conocido aquí!

O’BRAIEN.- ¡Bueno, brindo por tus planes y por tu retiro! Al menos, ya no nos vas a atacar más en tus artículos.

ZANOTTO.- Pues yo lo siento, sobre todo porque sé lo útil que ha sido tu trabajo aquí.

KODTHLANDER.- (Mirándo a Gálvez, ofendido) ¿No será que ya no tienes nada que decir ni que hacer aquí?

GÁLVEZ.- Eso, por supuesto.

Silencio.

GÁLVEZ.- ¿Y ustedes? Ustedes sí tienen mucho qué decir ¿no? (Silencio) ¿Por qué están aquí? ¿Qué nos llevó a convertirnos en esta fusión de misioneros y cronistas de nuevos imperios?

O’ BRAIEN.- ¡“Nuevos imperios”! ¡Qué pasado de moda, Gálvez!

KODTHLANDER.- ¡No preguntes necedades! Estamos aquí porque somos antropólogos y este es nuestro trabajo.

GÁLVEZ.- ¡Qué simple eres Helmund! ¡Qué simple y qué rotundo! A veces no se si eres un genio o un imbécil.

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KODTHLANDER le mira con odio. Sonrisitas disimuladas.

GÁLVEZ.- ¿Sabían que cuando estudiaba fui espeleólogo? Sí, recuerdo que cuanto más difícil era la sima o la grieta a topografiar, más me emocionaba... En lo oscuro, apagaba la lámpara, oía mi respiración, el goteo de alguna estalactita o el tic-tac de mi Omega. Me concentraba tanto en esos ruiditos que llegaban a molestarme. Mis pupilas se dilataban al punto de que con la lucecita del reloj podía leer en mi libreta… ¡Momentos sublimes bajo toneladas de rocas! ¡Mis primeras búsquedas de lo extremo! ¡Un coqueteo con la muerte para reencontrarme con la vida!... Y eso era posible porque formaba parte de un equipo, en el que la vida de uno se repartía entre varios… Al salir, alcanzábamos la gloria, y mientras descansábamos, cubiertos literalmente de mierda, nos preguntába-mos por qué la espeleología y no el tenis, por ejemplo… ¡Sobraban teorías, claro: la cueva es el útero materno, buscamos la seguridad, lo eterno, etc, etc…! En ese momento, todo sonaba muy acertado…Hoy, me parece pura charlatanería jungiana… En realidad, hacíamos eso porque nos permitía ganarnos el cielo tras cruzar el infierno… porque volvíamos a valorar un buen baño, una ropa seca, una buena cena, o las caricias de nuestra compañera… Por eso: éramos espeleólogos porque odiábamos la Espeleología.

MELINKOFF.- Ya... ¿Sabes, chico? Yo siempre creí que tú no sabías por qué hacías las cosas… pero ahora estoy convencido.

GÁLVEZ.- Es posible, pero a lo mejor no soy el único, porque ninguno parece tener respuestas a lo que pregunté.

O’ BRIEN.- Yo sí te voy a decir por qué estamos aquí y no en New York o paseándonos por las orillas del Sena, Gálvez. Estamos aquí porque somos personas dedicadas al estudio científico de otras culturas, con una notoriedad internacional que nos obliga a continuar y responder a las expectativas que hemos creado. Tal vez tú aún sigas buscando en el plano existencial respuestas que no existen, pero no todos tenemos esa misma preocupación. La paradoja está en que cuanto más nos enriquecemos profesionalmente, menos dueños somos de nosotros mismos. Nos debemos a la confianza de los centros académicos que patrocinan nuestros viajes y nos pagan a fin de mes, ¡así de claro! Por eso estamos aquí, incluso tú, ¡mezclando whisky con carato un día de Navidad!

KODTHLANDER.- Claro, tenemos un compromiso con la ciencia.

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GÁLVEZ.- ¡Basura! Todo eso es basura. ¿Ustedes están jodiendo? Vamos por partes; yo no dudo de que todo eso alguna vez fue importantes para cada uno, ni dudo tampoco que las palabras de O'Braien tengan su lugar en la American Anthropological Association o en la Academia de la Historia de Caracas, pero por favor... no aquí, ¡no me jodan! Todos sabemos que detrás de los misterios de las Academias, se guardan los intereses de clase de quienes hacemos del conocimiento un coto restringido. El mundo de la ciencia no es muy diferente al resto de los mundos terrenales; está hecho con hombres y mujeres grandes y enanos entrelazados por odios y lealtades. Nos conocemos. Entre nosotros no hay engaño aunque nos sigamos diciendo mentiras. Nos leemos entre líneas, nos desmenuzamos buscando razones para justificar nuestros dogmas. Leemos nuestros artículos y, aunque tratamos de devorar partes distintas de la cultura Yanomami, en la ingestión nos arrebatamos los platos.

MELINKOFF.- Estoy de acuerdo contigo, aunque no con tu visión antropófaga de la Antropología. O'Braien ha sido... como diríamos... Sí, algo pueril y, sobre todo, muy retórico. Es verdad que las academias nos arropan, pero las razones que tenemos para estar aquí son individuales. A cada uno de nosotros nos seduce confrontarnos con atavismos de culturas nacientes, como el de esta noche, que nos llevó a los arcanos de una civilización, a un salto en el tiempo con sus verdaderos protagonistas… No, no es la Academia la que nos trae aquí. Estamos aquí porque nos gusta, porque así lo decidimos.

ZANOTTO.- Hablando de nacientes ¡Miren! ¡Miren esa luna!

Todos observan la luna roja. Un gigante e inquietante coagulo de sangre. Sombras de los yanomamis en sosegado ritmo.

GÁLVEZ.- Qué maravilla. Me hace sentir en una dimensión… irreal.

O’ BRAIEN.- (Ríe) ¡Deberías cambiar el ron por el whisky, Gálvez!

KODTHLANDER.- ¡Qué luna! ¡Esto merece algo especial!

Saca papel de fumar y enrola, mientras los otros sacan más botellas y beben, en su disfrazada tensión. GÁLVEZ come.

GÁLVEZ.- ¿Saben? Jean Marie dijo algo que nos da pie a que hablemos de los resortes más profundos que motivan nuestra presencia aquí y que no tiene un coño que ver con los Yanomamis.

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KODTHLANDER.- ¡Cállate ya, no joda, y déjanos en paz!

GÁLVEZ.- ¿Qué te pasa, Helmud? Tranquilo…

KODTHLANDER.- ¡No haces más que joder y joder!

MELINKOFF.- ¿Qué fue, Helmud? ¿Juntaste marihuana con yopo?

O’ BRIEN.- ¡Se le quebró la flema a nuestro medio británico!

KODTHLANDER.- ¡Británico, nada! ¡Yo nací aquí, no como ustedes! ¡Nací aquí, no joda!

O’ BRAIEN.- (Muy irónico) ¡Claro, por eso te dio vergüenza y te quitaste tu modelito yanomami para vestirte de napë!

GÁLVEZ.- Inmigrantes, no es casual que todos los que estamos aquí seamos inmigrantes. Tal vez por eso...

KODTHLANDER.- ¡¿Vas a seguir, coño?!

GÁLVEZ.- Me vas a perdonar, Helmud, pero tu arrechera la considero como un triunfo personal.

KODTHLANDER.- ¡Me sabe a mierda!

GÁLVEZ.- Escucha, cálmate… (A TODOS) En nuestros años espléndidos, o sea, cuando eramos capaces de creer, fue el amor a nuestra disciplina lo que nos guió. Pero incluso en esos años yo me pregunto si en realidad la Antropología no fue sino un refugio para darle razón a nuestra marginalidad… a la búsqueda de una identidad perdida, ¡Vamos a mirarnos! Tú, Jean Marie, te crees más francés que el Ricard cuando en verdad, como O'Braien, Helmund y yo mismo, no somos otra cosa que hijos de inmigrantes! ¡Recién llegados en nuestros países! Enfrentados a las carencias, al fermento que hace que los que nacen en un lugar se crispen, rían o lloren por un olor, un sabor, un sonido… No somos sino eternos observadores, una triste colección de cerebros que registran...

MELINKOFF.- (Molesto) Tais-toi, fais pas chier...! Construyes frases que desvían la conversación. Yo soy francés y cada uno es lo que es, sin que tenga nada que ver con lo que eligió en la vida: llegar tarde a un tren no nos hace menos pasajeros que los que ya estaban montados. ¿Qué carajo importa de dónde venimos?

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GÁLVEZ.- Tal vez tengas razón… Aunque nadie me va a sacar de la cabeza que nuestro despiste personal nació de ese pasado.

KODTHLANDER.- (Fuma y se sirve un trago. Con lengua estropajosa) ¡No tengo idea de cómo va terminar esta conversación pero si sé que todos acabaremos borrachos! (Ríe)

O’ BRAIEN.- Manuel no se va a parar hasta que nos oiga decir que ejercemos la Antropología porque la odiamos.

GÁLVEZ.- No es cierto, odiarla no. No creo que la odiemos totalmente, pero sí que la ejercemos con la estrechez burguesa de pequeños comerciantes o con criterios de empresario como tú...

O’BRAIEN.- Fuck you! ¿Ahora nos vas a dar clase de ética? No joda, chico, en una una noche como esta yo preferiría hablar de tetas y culos, con el perdón de los reverendos, de gastronomía o de cualquier otra cosa. ¡Estoy harto ya de tanto pubis de niña y de comer tanta mierda sin gusto, entre mugre ancestral, coño!

ZANOTTO.- Manuel ha planteado un tema en el que yo tengo mis reproches para los científicos… Me refiero a los valores universales que nos diferencian de las bestias y de estos indios infelices.

O’ BRAIEN.- Bull shit, mi estimado cura! Ese es un tema para niños de colegio religioso o para seminaristas. ¿Qué sentido tiene seguirle el juego a este idiota? ¿No te das cuenta de que vive en los sesenta? (A GÁLVEZ) Tu apego por lo que pudo haber y sido y no fue me parece pa-té-ti-co.

GÁLVEZ.- Como ya sabrás, no estimo mucho tus pareceres.

MELINKOFF.- Ya sabemos lo que piensan los "gringos" de la moral del investigador, Manuel… Creen que vienen al mundo ungidos por unos santos óleos que les borra cualquier posibilidad de mala conciencia y les importa un carajo a qué fines ideológicos sirven, ni en qué se utilizan los resultados de sus trabajos.

KODTHLANDER.- ¡¿Qué es esto, un congreso, un debate o…?!

MELINKOFF.- ¡Cállate, payaso, estás borracho! lo que tengas que decir, que no creo que sea mucho, lo dirás después, ahora no me interrumpas. ¿De qué hablaba? ¡Ah sí! (A O’BRAIEN Y A KODTHLANDER) Para ustedes, los principios de la ciencia como dogmas basados en la fe más que en la razón que tanto cacarean. La diferencia entre un bacilo, una bandada de garzas o una cultura

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es sólo cuestión de forma y tamaño. Asumen que la ciencia les da derecho a manipular, a intervenir en todo.

ZANOTTO.- Sí, esa forma de ver, tan amoral, tan aséptica, deshumaniza las culturas. (Agitado) La ciencia sin espiritualidad esclaviza a los hombres ¡Es una perversión! ¡Una maldición! Un Leviatán insaciable cuyo sentido es su propia existencia. En eso se ha transformado la ciencia vista así. ¡En una blasfemia!

BAXTER.- ¡Blasfemia, sí! ¡Y Dios ofendido traerá su cólera y todos los pecadores serán lanzados al infierno!

GÁLVEZ.- (Sobrecogido, a ZANOTTO) Cálmate, refréscate un poco, que estás… Fíjense qué vaina más buena, al hablar del Leviatán, Piero tocó mi idea del canibalismo respecto a los Yanomamis. Me refiero a que nosotros les quitamos la palabra y nos comemos su cultura para transformarla en tesis y libros que le dicen al mundo cómo es y piensa esta gente, cómo fornican o cuantas kilocalorías consumen. Pura arrogancia intelectual ¿O no es soberbia, creer que una disciplina con cien años de vida puede desentrañar los misterios de una cultura milenaria? Ceguera pura la de no querer ver que nuestra ciencia ni siquiera es capaz de decirnos qué hacemos aquí esta noche y qué nos va pasar.

ZANOTTO.- (Más calmado) ¡Ahí está la cosa: en realidad la Antropología no es ciencia, sino humanismo, historia!

Carcajada de O’BRAIEN.

ZANOTTO.- No, no te rías… Justamente la esencia humanística de la Antropología es la que nos permite entender la comunión de fines entre la investigación científica y la vivencia misionera.

O’ BRAIEN.- ¡Rubbish! ¿Como puedes hablar de que no hay diferencias entre antropólogos y misioneros? ¡Si ni siquiera entre ustedes se toleran!

MELINKOFF.- ¡Ni tampoco han hecho gran cosa! ¡Porque los cristianos han demostrado ser tan poco imaginativos, que para explicarles los misterios de la naturaleza y el universo a los indígenas, no salen de la insistencia machacona de que fue un dios y sólo un dios, el que las hizo! ¡Como si eso importara para venerar tanta maravilla! ¿Se imaginan un absurdo mayor que imponer como modelo de comportamiento a un alienígena soltero, con barba, que se dice hijo de Dios y predica en un desierto?

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Silencio.

Mutación.

XII.- EL ECLIPSE.

Lentamente, la luna es mordida por la sombra terrestre.

GÁLVEZ.-¡Qué egocentrismo tan feroz hay en nuestras diferencias! Eso explica que esta noche estemos aquí: la vanidad de ustedes, los misioneros, y la soberbia de nosotros, los antropólogos.

MELINKOFF.- "Vanidad, pasión predominante entre los hombres" Diderot.

ZANOTTO.- Si algunos de nuestros misioneros son queridos por estos infelices es porque nunca les pedimos una obediencia ciega, como hacen los protestantes de las Nuevas Tribus con la amenaza de la ira divina y las pailas del infierno. ¡Así que déjame tranquilo, coño, que quiero ver el eclipse! (Ve por el telescopio)

BAXTER.- Zanotto es injusto con nosotros y se equivoca con los Yanomamis. Los católicos creen que estas gentes tienen alma y razón, pero no; son como animalitos que ignoran La Palabra y no conocen el pecado. Nosotros les creamos un alma disciplinada temerosa de Dios y de su cólera. Dios es nuestro Señor y nosotros sus pastores. Somos ejemplos para ellos. Lo que los católicos no nos perdonan es que nuestra labor sea mejor y que nuestros pueblos estén más bonitos y limpios que los de ellos...

ZANOTTO.- (Exasperado) ¡¿Qué dices, maledetto?! ¡Si todos sabemos que tu limpieza y tus comodidades te las paga Estados Unidos por ayudar a que tu gobierno y sus multinacionales hagan espionaje!

MELINKOFF.- Regarde, regarde lui! ¿De verdad crees que este mongólico, incapaz de mantener al mismo tiempo dos ideas en su cabeza, puede hacer espionaje? ¡No jodas! La amplitud mental de Baxter no es mayor que la de un cura vasco del siglo dieciséis. ¡Si hubiera vivido en esa época, hubiera sido jurado contra las brujas de Salem o condenado a la hoguera a cualquier cristiano impío que se atreviera a acostarse con una india!

O’ BRAIEN.- Por un pecado semejante tú hubieras sido condenado varias veces… con el agravante de pedofilia.

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MELINKOFF.- (En su discurso) ¡El espionaje se hace con satélites y aviones! ¡Los misioneros son sólo una partecita de ese engranaje! Sus patrocinadores les dan dinero para su apostolado a cambio de recibir, de vez en cuando, a simpáticos agentes de la Dow Chemical, Monsanto, de la American Geological Survey o directamente del Pentágono, que disfrazados de antropólogos, biólogos, geólogos o médicos de ONG’s cristianas, les piden que los acompañen a “inocentes” excursiones donde obtienen muestras en lugares fijados de antemano. ¡Y tú lo sabes, O’ Braien! ¡Baxter es el que ni se entera o se hace el imbécil, pero ¿tú?!

O’ BRAIEN.- ¡Muy bien, muy bien, viejo maricón! ¿Y tú? ¿qué carajo has hecho por los Yanomamis en treinta años, aparte de acostarte con los ejemplares más hermosos del sexo masculino, como dices en tus libros? ¡Todos aquí te conocemos, Jean Marie! ¿O debería hablar de “Las aventuras de Muriel”? (Ríe burlón) ¿Ustedes no saben que nuestro colega, además de enriquecer al mundo académico con sus obras, escribe con ese seudónimo, sus aventuras sexuales en una revista gay de la Costa Azul?

GÁLVEZ.- Si vamos a sacarnos los trapos me lo dicen, porqué aquí ninguno va a quedar bien parado, y tú, O'Braien, menos que nadie. Los pecados de Jean Marie no pasan de ser más que las travesuras de un alma enferma de soledad. ¡Los relatos sobre la liberalidad sexual juvenil de los yanomamis desde un viejo europeo que vive entre ellos, no es nada comparado con lo que tú haces! ¡Eso si es grave! ¡Imperdonable! Tu insistencia en decir que está científicamente probado que los yanomamis son genéticamente violentos y unos asesinos potenciales sin remedio, ha conseguido que los hacendados brasileños y otros más tengan la justificación ideal para exterminarlos. ¿Crees que publican tus trabajos porque escribes del carajo? ¡No, pendejo! Todos esos indios muertos en Brasil en los últimos tiempos son el resultado de la mierda racista de tu biosociología, publicitada por los medios, para apropiarse de sus tierras. ¡Eso sí es grave y no las miserias de Melinkoff!

Silencio. O' BRAIEN sonríe con odio, moviendo la cabeza. KODTHLANDER, ensimismado, intenta esnifar yopo.

O’ BRAIEN.- Menos mal que te vas, Manuel. Tú no has comprendido nada de lo que es la Antropología. Te quedaste en el pasado. Eres un cobarde incapaz de plantearte grandes retos teóricos y de asumirlos hasta las últimas consecuencias.

KODTHLANDER, terminando de esnifar, hace un fuerte ruido gutural y empieza a bailar enajenado, evasivo, mirando al cielo.

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O’ BRAIEN.- (Señalando a KODTHLANDER) ¡Miren, miren a ese mediocre son of a bitch! ¡Para lo que ha quedado! ¡Aspirante a Yanomami! (Ríe con sorna) Vendedor de notas en revistas del corazón: “El amor llega al alma de la selva”. ¿No lo han leído? Es su último artículo en el Paris Match. “Un antropólogo une su destino a una princesa indígena de la selva Amazónica” (Ríe) ¿Se imaginan? ¡La enana Yurimä princesa! Hay que decir que el motherfucker no lo ha hecho ni mal: por cada artículo y unas foticos le dan entre cinco y diez mil dólares… ¡Ah, y seguro no saben que nuestro colega aparecerá en la pantalla grande! Un amigo mío de Los Angeles me dijo que la Warner compró los Derechos para el guión sobre su encuentro con Yurimä ¡¿Qué les parece el payaso?!

GÁLVEZ da arcadas y va a vomitar. ZANOTTO se le acerca.

ZANOTTO.- ¿Estás bien, Manuel?

GÁLVEZ.- (Grita asqueado) ¡Váyanse todos a la mierda! ¡Estoy borracho y ya nada de esto me interesa! ¡Me voy a dormir!

Va a echarse. KODTHLANDER toma un tronco y lo sigue. In crescendo, coro de ruegos y llantos de los Yanomamis aterrados.

KODTHLANDER.- ¡Tú tienes la culpa de todo esto, coño de tu madre!

Le da un golpe en la cabeza. GÁLVEZ cae. KODTHLANDER se apresta a rematarlo. ZANOTTO y MELINKOFF, dando traspiés, lo empujan para evitarlo. KODTHLANDER cae. Involuntariamente, MELINKOFF ha dado un codazo a ZANOTTO que pierde los anteojos, se enreda y cae. BAXTER, aterrado y tembloroso, corre a su morral y saca el radio. Marca con desesperación. El CHAMÁN, se le acerca rápido y silencioso.

CHAMAN.- (Muy imperativo) ¡Nielo, deja tu máquina que habla y arrójala; de nada te va a servir! ¡Ya todas las palabras han sido dichas!

BAXTER ve con horror cómo se apagan las luces de la radio.

BAXTER.- (Aterrado) ¡Las pilas, ¿Qué les pasa a estas pilas?!

Desesperado toca botones, intenta recomponerlo, sin lograrlo. Mira al CHAMÁN. Se aterra aún más.

BAXTER.- (Grita descontrolado. Llora pueril) ¡No! ¡Es mentira! ¡Superchería! ¡Ningún sucio indio le apagó la linterna a mi Daddy hace

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treinta años! ¡El único poder es el de Nuestro Señor! ¡Él es quien todo lo puede, no ustedes ni sus demonios! ¡Es mentira, Daddy! ¡Mentira!

Se levanta con el radio para intentar rompersela en la cabeza al CHAMÁN, pero se marea y cae en convulsiones violentas. O’ BRAIEN corre a buscar su arma para atacar al CHAMÁN. Pero, ya cerca, siente un dolor en los riñones, suelta el arma y cae de rodillas. MELINKOFF, jadeante, reptando, ha tomado un machete. Lo ataca. O’ BRAIEN le toma del cuello. Luchan hasta la muerte. KODTHLANDER se ha levantado. Baila, grita enajenado, entre el paroxismo de lamentos y ruegos de los Yanomamis y la mirada impertérrita del viejo indígena

Silencio de muerte. Los cuerpos en el suelo junto a las botellas.

CHAMAN.- (Con honda sabiduría) Cuánto poder y maldad… Destaparon la furia de los dioses… Sin embargo, si volviera a verlos yo sería el primero en reconocerlos como verdaderos yanomamis…

Toma una botella plástica vacía de gaseosa. La observa. Sonríe triste. Luego se dirige al fondo, donde permanecen los yanomamis.

¡Arrójenlo todo! Que la xawara de los napë caiga sobre los shoro. Que sepan que los waiteris no les tenemos miedo. Arrójenlo todo. Nosotros no necesitamos ninguna de sus cosas y la pelea que los napë libren con sus hékuras debe hacerse sin ventajas… hay que recoger, limpiar hasta la última ceniza para dejar el Maïyo intacto… Todo se ha cumplido.

El último asomo de la luna roja es tragado por la sombra de la tierra. En la penumbra, los indios recogen todo. Repentinamente, se encienden las luces del radio. Surgen las voces oscuras de un coro masculino cantando el estribillo del aguinaldo “Din, din, din, es hora de partir…” mientras se sobrepone la

VOZ LOCUTOR 2.- ¡Y recuerden, queridos oyentes: a partir de este lunes, tendremos para ustedes una serie interesantes entrevistas a prestigiosos antropólogos y misioneros que, en el corazón de la selva amazónica, dedican sus vidas a trabajar por nuestros hermanos de la etnia Yanomami! ¡No dejen de sintonizarnos!

Oscuro y silencio totales.

Mutación.XIII.- EPÍLOGO.-

Comienza a amanecer. Limpieza y frescor tras noche tempestuosa. Como al principio, el cuerpo de GÁLVEZ herido.

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GÁLVEZ.- (Débil, en su afán de conciencia) Me llamo Manuel… Manuel Galvez… Me voy, me iba del Amazonas… A dejar todo... A empezar de nuevo… Estoy vivo ¡vivo! Pero ¡¿Dónde?!

Termina de amanecer. Aparece un Yanomami con dos vasijas de agua. GÁLVEZ lo mira, empieza a lavar las heridas. El indio le ayuda, descargando agua en su cabeza, como en un bautismo.

¡¿Y los demás? ¿Quién me trajo hasta aquí? ¿Fuiste tú? ¿Cómo terminó todo? ¿Qué pasó?

Sin contestar, el indio va a un extremo y se sienta a tejer, mientras canta una canción dulce, serena. GÁLVEZ voltea: al fondo, su curiara alistada para un viaje. Camina, empieza a entender.

¡Mi curiara…! (Mira alrededor, reconoce el lugar) Sí, aquí comenzó el wayumi. (Ve en la curiara) Mañoco, plátanos… (Toma una bolsa plástica, la desamarra) ¡Mi brújula! ¡Mi brújula, mi mapa, mi…!

Mira alrededor y comprende. Tras dudar, se monta en la curiara, toma un remo y zarpa, sin mirar atrás. Su silueta en el regreso. El canto del indio crece. Retumbante, se oye la voz del VIENTO:

¡Yaheria bërii! ¡Vete lejos! ¡Yaheria bërii! ¡Vete, näpe! ¡Vete lejos!

OSCURO.

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