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17 Reducción de las emisiones ambientales y secuestro de carbono Don C. Reicosky y Keith E. Saxton 311 Mientras que la agricultura de labranza aporta en forma significativa gases de invernadero perjudiciales para la atmósfera, la agricultura bajo labranza cero los minimiza, almacenando nueva materia orgánica y reduciendo la oxidación de la materia orgánica existente en el suelo. Introducción La agricultura afecta la condición del ambien- te de muchas maneras, que incluyen el impac- to sobre el calentamiento global por medio de la producción de «gases de invernadero» tales como el CO 2 (Robertson et al., 2000). En el año 2004, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos de América estimó que la agricultura contribuía aproximadamente con el 7 por ciento de las emisiones de gases de invernadero en ese país (en equivalentes de car- bono, CE), especialmente como metano (CH 4 ) y óxido nitroso (N 2 O). Aunque la agricultura representa una fuente menor pero relevante de emisiones de gases de invernadero, con la apli- cación de las nuevas prácticas tiene el poten- cial de actuar como un sumidero, almacenan- do y secuestrando el CO 2 de la atmósfera en la forma de carbono del suelo (Lal, 1999). Las estimaciones del potencial de las prácticas de la agricultura de conservación para fortalecer el almacenamiento de carbono del suelo varía entre 154 y 369 millones de toneladas métricas (MMTCE), comparadas con las 345 MMTCE de reducción propuestas por los Estados Uni- dos de América bajo el Protocolo de Kyoto (Lal et al., 1998). Por lo tanto, los sistemas agríco- las pueden ser manejados para la doble acción de reducir las emisiones de gases de inverna- dero y de fortalecer el secuestro de carbono. La infuencia de los sistemas de producción agrí- cola sobre la generación y emisión de gases de invernadero es de gran interés porque puede afectar el potencial del cambio climático glo- bal. Los ecosistemas agrícolas pueden cumplir una función importante en la producción y con- sumo de los gases de invernadero, específica- mente del CO 2 . La labranza cero, o de conservación, redu- ce la extensión y frecuencia del disturbio me- cánico causado por los arados de vertederas, los macroporos llenos de aire y la tasa de oxi- dación del carbono. Cualquier esfuerzo que se haga para disminuir la intensidad de la la- branza y maximizar el retorno de los residuos debería dar lugar al secuestro de carbono y mejorar la calidad ambiental. Emisiones de bióxido de carbono inducidas por la labranza La labranza o preparación del suelo ha sido una parte integral de la producción agrícola.

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17Reducción de las emisiones ambientales

y secuestro de carbono

Don C. Reicosky y Keith E. Saxton

311

Mientras que la agricultura de labranzaaporta en forma significativa gases

de invernadero perjudiciales para la atmósfera,la agricultura bajo labranza cero los minimiza,

almacenando nueva materia orgánicay reduciendo la oxidación de la materia

orgánica existente en el suelo.

Introducción

La agricultura afecta la condición del ambien-te de muchas maneras, que incluyen el impac-to sobre el calentamiento global por medio dela producción de «gases de invernadero» talescomo el CO2 (Robertson et al., 2000). En elaño 2004, la Agencia de Protección Ambientalde los Estados Unidos de América estimó quela agricultura contribuía aproximadamente conel 7 por ciento de las emisiones de gases deinvernadero en ese país (en equivalentes de car-bono, CE), especialmente como metano (CH4)y óxido nitroso (N2O). Aunque la agriculturarepresenta una fuente menor pero relevante deemisiones de gases de invernadero, con la apli-cación de las nuevas prácticas tiene el poten-cial de actuar como un sumidero, almacenan-do y secuestrando el CO2 de la atmósfera en laforma de carbono del suelo (Lal, 1999). Lasestimaciones del potencial de las prácticas dela agricultura de conservación para fortalecerel almacenamiento de carbono del suelo varía

entre 154 y 369 millones de toneladas métricas(MMTCE), comparadas con las 345 MMTCEde reducción propuestas por los Estados Uni-dos de América bajo el Protocolo de Kyoto (Lalet al., 1998). Por lo tanto, los sistemas agríco-las pueden ser manejados para la doble acciónde reducir las emisiones de gases de inverna-dero y de fortalecer el secuestro de carbono.La infuencia de los sistemas de producción agrí-cola sobre la generación y emisión de gases deinvernadero es de gran interés porque puedeafectar el potencial del cambio climático glo-bal. Los ecosistemas agrícolas pueden cumpliruna función importante en la producción y con-sumo de los gases de invernadero, específica-mente del CO2.

La labranza cero, o de conservación, redu-ce la extensión y frecuencia del disturbio me-cánico causado por los arados de vertederas,los macroporos llenos de aire y la tasa de oxi-dación del carbono. Cualquier esfuerzo quese haga para disminuir la intensidad de la la-branza y maximizar el retorno de los residuosdebería dar lugar al secuestro de carbono ymejorar la calidad ambiental.

Emisiones de bióxido de carbonoinducidas por la labranza

La labranza o preparación del suelo ha sidouna parte integral de la producción agrícola.

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312 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

La labranza también es el principal agente res-ponsable de la perturbación del suelo, la subsi-guiente modificación de su estructura y la con-secuente degradación. La labranza intensivapuede afectar adversamente la estructura delsuelo y causar una excesiva descomposiciónde los agregados, lo que conduce al movimientopotencial del suelo por vía de la erosión. Lalabranza intensiva causa la degradación delsuelo por medio de la pérdida de carbono y delas emisiones de gases de invernadero induci-das por la labranza, especialmente de CO2, quetienen impacto sobre la capacidad productivay la calidad del ambiente.

La labranza intensiva reduce el carbono delsuelo. Las grandes pérdidas gaseosas del car-bono del suelo causadas por el arado de verte-deras, comparadas con las relativamente peque-ñas pérdidas causadas por la labranza cero, handemostrado que los sistemas de producciónagrícola que usan el arado de vertedera handado lugar a la disminución de la materia orgá-nica del suelo; a su vez, los sistemas de labran-za cero, o de siembra directa de producciónagrícola, están deteniendo o revirtiendo esa ten-dencia (Reicosky y Lindstrom, 1993). La ten-dencia a la disminución del carbono del suelocon menos labranza será favorable para la agri-cultura, así como también para la poblaciónmundial, al haber un mejor control global delequilibrio del carbono (Reicosky, 1998).

Medida de las emisiones

Los estudios sobre labranza que se citan eneste capítulo fueron llevados a cabo en el cen-tro oeste de Minnesota, Estados Unidos deAmérica, en suelos ricos con alto contenidode carbono orgánico (Reicosky y Lindstrom,1993, 1995; Reicosky, 1997, 1998). En estosestudios, el flujo de CO2 de la superficie delos suelos labrados fue medido usando unacámara grande, portátil, descrita por Reicosky(1990) y por Reicosky et al. (1990), igual a ladescrita por Reicosky y Lindstrom (1993). Las

mediciones del flujo de CO2 se iniciaron ge-neralmente dentro de un minuto después de lalabranza y continuaron varias veces. El flujode CO2 de la superficie del suelo fue medidousando la cámara portátil grande descrita porReicosky y Lindstrom (1993).

La cámara con ventiladores en acción fuecolocada sobre la superficie labrada o sobrela superficie no labrada y recolectó datos aintervalos de un segundo durante 60 segun-dos para determinar la tasa de incremento deCO2 y de vapor de agua dentro de la cámara.La cámara fue entonces levantada, se comple-taron los cálculos y los resultados se almace-naron en un disco flexible del ordenador.

Los datos incluyeron el tiempo, la identifi-cación de la parcela, la radiación solar, la tem-peratura del aire, la radiación fotosintéticamenteactiva, la temperatura en bulbo húmedo, el re-sultado del analizador de gas infrarrojo medi-dor del CO2 y las concentraciones de vapor deagua en la misma corriente de aire. Después deun cierto plazo se seleccionaron datos de unaduración de 30 segundos a fin de convertir lasconcentraciones volumétricas de vapor de aguay CO2 a una base de masa y entonces hacer unaregresión como función del tiempo usandoecuaciones lineares y cuadráticas para estimarel flujo de los gases. Estos flujos representan latasa de incremento de CO2 y de vapor de aguadentro de una cámara en una unidad de un áreahorizontal diferenciada en una superficie desuelo y en función de la rugosidad del mismo.En los resultados se describen solamente dife-rencias en los tratamientos respecto a los mé-todos de labranza, tipo de labranza u objetivosexperimentales.

Efectos de la labranzay de los residuos

Estudios recientes que involucran la cáma-ra dinámica descrita anteriormente, varios mé-todos de labranza y la incorporación de resi-duos en el campo indicaron importantes

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313Reducción de las emisiones ambientales y secuestro de carbono

pérdidas de carbono inmediatamente despuésde la labranza intensiva (Reicosky y Linds-trom, 1993, 1995). El arado de vertedera pro-dujo la superficie más rugosa, el mayor flujoinicial de CO2 y mantuvo el flujo más alto a lolargo del estudio de 19 días de duración. Losaltos flujos iniciales de CO2 estuvieron másestrechamente relacionados con la profundi-dad del disturbio del suelo, que dio lugar auna superficie más rugosa y huecos más gran-des que la incorporación de los residuos. Lalabranza asociada con un bajo disturbio delsuelo causó menores flujos de CO2 y huecosde menor tamaño, mientras que la labranzacero tuvo la menor pérdida de CO2 durantelos 19 días.

Las mayores pérdidas gaseosas de carbonodel suelo después de arar con arado de verte-dera se compararon con pérdidas relativamen-te pequeñas de la labranza cero o de la siem-bra directa y muestran por qué los sistemasque usan el arado de vertedera han reducidola materia orgánica del suelo y por qué lossistemas de producción de labranza cero o desiembra directa están deteniendo o invirtien-do esa tendencia. Las pérdidas acumulativasde CO2 estuvieron relacionadas con el volu-men de suelo disturbado por las herramientasde labranza. Los menores flujos de CO2 fue-ron causados por la labranza asociada con unbajo disturbio del suelo y con pequeños hue-cos y con la labranza cero que tuvo la menorpérdida de CO2 durante los 19 días. Del mis-mo modo, Ellert y Janzen (1999) usaron unsolo pase relativamente poco profundo de uncultivador pesado y una pequeña cámara di-námica para mostrar que los flujos de 0,6 ho-ras después de la labranza eran de dos a cua-tro veces mayores que los valores antes de lalabranza y que disminuyeron rápidamente den-tro de las 24 horas después del trabajo del cul-tivador. Concluyeron que las influencias a cor-to plazo sobre la labranza y la pérdida decarbono del suelo fueron modestas en condi-ciones semiáridas, similares a los resultados en-contrados por Franzluebbers et al. (1995a, b).

Por otro lado, Reicosky y Lindstrom (1993)concluyeron que los métodos intensivos delabranza, especialmente el arado de vertederatrabajando a 25 cm de profundidad, afectaronel flujo inicial del suelo en forma diferente ysugirieron que las técnicas mejoradas de ma-nejo del suelo pueden minimizar el impactoagrícola sobre el incremento global de CO2.Reicosky (2001b) demostró posteriormentelos efectos de los métodos secundarios de la-branza y la compactación postlabranza en ladisminución del flujo inducido por la labran-za. Aparentemente, una compactación severadel suelo disminuyó la porosidad y limitó elflujo de CO2 después de la labranza con ara-do al nivel del tratamiento sin labranza.

Este concepto fue investigado posteriormen-te cuando Reicosky (1998) determinó el im-pacto de los métodos de labranza en fajas so-bre la pérdida de CO2, para lo cual usó cincoherramientas diferentes para labranza en fa-jas en la producción de cultivos en surcos yen labranza cero. Los mayores flujos de CO2se encontraron en el uso del arado de vertede-ra y del subsolador de cincel. En ambos casoslos flujos disminuyeron lentamente a medidaque el suelo se secaba. El menor flujo de CO2se midió en el tratamiento sin labranza. Lasotras formas de labranza en fajas estuvieronen una posición intermedia con solo una pe-queña cantidad de CO2 detectada inmediata-mente después de la operación de labranza.Estos resultados sugirieron que los flujos deCO2 estuvieron relacionados linear y directa-mente con el volumen de suelo disturbado. Lalabranza intensiva rompió una mayor profun-didad y volumen de suelo e incrementó el áreatotal disponible para intercambio de gas, locual contribuyó al flujo vertical del gas. Undisturbio más angosto y menos profundo delsuelo causó menos pérdida de CO2 lo que su-giere que el volumen de suelo disturbado de-bería ser minimizado para reducir la pérdidade carbono y el impacto sobre el suelo y lacalidad del aire. Los resultados también su-girieron que los beneficios ambientales del

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314 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

almacenamiento de carbono en la labranza enfajas comparados con la labranza de toda lasuperficie deberían ser considerados en lasdecisiones de manejo de suelos.

Reicosky (1997) informó que la pérdidamedia de CO2 a corto plazo, cinco horas des-pués del uso de cuatro herramientas para la-branza cero era solamente el 31 por ciento dela del arado de vertedera. Este arado perdió13,8 veces más CO2 en el aire que las áreassin labranza, mientras que otras herramientasdiferentes para labranza cero perdieron en pro-medio solamente 4,3 veces. Los beneficios delos residuos sobre la superficie del suelo paraminimizar la erosión y menores pérdidas deCO2 después del paso de las herramientas paralabranza cero son importantes; sugieren eldesarrollo de herramientas para la labranza deconservación que puedan fortalecer el mane-jo del carbono del suelo. La labranza de con-servación reduce la extensión, frecuencia ymagnitud de los disturbios mecánicos causa-dos por el arado de vertedera y disminuye losporos grandes llenos de aire para reducir latasa de intercambio de gas y de oxidación delcarbono.

Reicosky et al. (2002) demostraron que laremoción de los restos del maíz para ser usa-do como ensilaje durante 30 años continuosde cultivo de maíz, comparado con el retornode los residuos y la retirada solamente del gra-no, no resultó en ninguna diferencia en el con-tenido de carbono del suelo, después de 30años de labranza con arado de vertedera. Elnivel de fertilidad no tuvo efectos notoriossobre las pérdidas de CO2. Los datos del flujode CO2 inducido por la labranza representa-ron el intercambio acumulativo de gas duran-te 24 horas para todos los tratamientos.

El flujo de CO2 antes de la labranza de la mis-ma área no labrada promedió 0,29 g CO2/m2/hpara las parcelas de alta fertilidad al inicio delas mediciones. Esto contrasta con el mayorflujo acumulativo después de la labranza de45 g CO2/m2/h en una parcela de baja fertili-dad cultivada con cereales. El flujo de CO2

mostró un flujo inicial relativamente grandeinmediatamente después de la labranza y des-cendió rápidamente, cuatro o cinco horas des-pués de la labranza. La disminución del flujodel CO2 continuó a medida que el suelo per-día CO2 y se secó en 24 horas, cuando losvalores fueron más bajos, pero aún substan-cialmente más altos que aquellos de los trata-mientos de labranza cero. El flujo después de24 horas de la labranza en las mismas parce-las anteriores fue de aproximadamente 3 g deCO2/m2/h, considerablemente más alto que elvalor antes de la labranza.

La tendencia temporal fue similar para to-dos los tratamientos, lo que sugiere que la li-beración física controló el flujo más que lostratamientos experimentales impuestos. Laconsistencia de la relación C:N en los cuatrotratamientos sugiere un efecto menor de la re-moción o adición de residuos y que el aradode vertedera enmascaró los efectos de la re-moción de los residuos para ser usados en elensilaje, de la remoción del grano o de losrestos encima de la tierra. La labranza inten-siva con el arado de vertedera dominó sobrecualquier aspecto de manejo de los residuos yresultó esencialmente en el mismo contenidobajo de carbono al final de los 30 años. Losresultados sugieren que la labranza intensivacon el arado de vertedera puede encubrir cual-quier efecto beneficioso del manejo de los re-siduos (incorporados o removidos) que podríanser considerados en un sistema de cultivo.

Labranza en fajas y efectosde la labranza cero sobre

la pérdida de CO2

El impacto de la labranza en grandes áreassobre el carbono del suelo y la pérdida de CO2sugiere posibles mejoramientos con cobertu-ra entre los surcos y menos labranza intensivaen fajas para preparar una cama de semillasangosta, así como también de labranza cero.Reicosky (1998) cuantificó la pérdida de CO2

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315Reducción de las emisiones ambientales y secuestro de carbono

a corto plazo inducida por la labranza despuésdel uso de herramientas para labranza en fa-jas y para labranza cero. Fueron usadas variasherramientas para labranza en fajas espacia-das a 76 cm y se midió el intercambio de gascon una cámara grande portátil. El intercam-bio de gas se midió regularmente cada seishoras y después a las 24 y a las 48 horas. Du-rante el estudio la labranza cero tuvo el flujode CO2 más bajo y el arado de vertedera pro-dujo el resultado inmediatamente más alto des-pués de la labranza, el cual disminuyó a me-dida que el suelo se secaba. Otras formas delabranza en fajas tuvieron un flujo inicial re-lacionado con la intensidad de la labranza, elque fue intermedio entre esos extremos, conlas pérdidas acumulativas de cinco y 24 horasrelacionadas con el volumen de suelo distur-bado por la herramienta de labranza.

La reducción del volumen de suelo disturba-do por la labranza debería fortalecer la calidaddel suelo y del aire al incrementar el contenidode carbono del suelo. La labranza limitada tam-bién puede ser beneficiosa y contribuir a mejo-rar la calidad del aire y del suelo, minimizar laescorrentía, mejorar la calidad del agua y mi-nimizar el efecto de invernadero. La economíade energía representa un beneficio económi-co adicional asociado con el menor disturbiodel suelo. Los resultados sugieren que los be-neficios ambientales de la labranza en fajasdeben ser considerados cuando se toman de-cisiones para el manejo de suelos.

El flujo de CO2 como función del tiempo paracada método de labranza en las primeras cincohoras demostró que el arado de vertedera teníael mayor flujo, que llegó a 35 g CO2/m2/h yrápidamente bajó a 6 g CO2/m2/h, cinco horasdespués de la labranza. El segundo mayor flu-jo de CO2 fue de 16 g CO2/m2/h seguido por elsubsolado con cinceles, el cual también decli-nó rápidamente. El menor flujo fue medido enel tratamiento de labranza cero con un prome-dio de 0,2 g de CO2/m2/h para el período decinco horas. Otras formas de labranza en fajasocuparon lugares intermedios y solo se detec-

tó una pequeña cantidad de CO2 inmediata-mente después de algunas operaciones de la-branza, que variaron entre 3 y 8 g de CO2/m2/hy que gradualmente bajaron hasta acercarse alos valores de labranza cero dentro de las cin-co horas. Estos resultados sugieren una rela-ción directa entre la magnitud del flujo de CO2que parece estar relacionada con el volumende suelo disturbado.

Las pérdidas acumulativas de CO2 calcula-das integrando el flujo como función del tiem-po para ambos períodos de 5 y 24 horas mos-traron tendencias similares. Los valores para24 horas pueden estar sujetos a error debidoal largo tiempo que trascurre entre las dos úl-timas mediciones y el secado inducido por lalabranza, que podría haber sido la razón paraque los tratamientos con labranza se secaranmás rápidamente que los tratamientos en la-branza cero. El flujo acumulativo de las pri-meras cinco horas después de la labranza parael arado de vertedera fue de 59,8 g CO2/m2,decreciendo a 31,7 g de CO2/m2 para el suelocon subsolador y a un bajo 1,4 g de CO2/m2

para el tratamiento de labranza cero. Del mis-mo modo, los datos acumulativos para el pe-ríodo de 24 horas reflejan la misma tendenciacon la máxima liberación de 159,7 g de CO2/m2

por el arado de vertedera, que decrece a 7,2 gde CO2/m2 para la labranza cero. Las otrasformas de labranza en fajas ocuparon lugaresintermedios entre esas y en forma paralela alos datos de cinco horas. Los resultados su-gieren que la pérdida acumulativa de CO2 es-tuvo directamente relacionada con el volumende suelo disturbado por la herramienta de la-branza. Cuanto más angosto y superficial fueel disturbio del suelo, menores pérdidas deCO2 causó.

Las áreas de corte del suelo disturbado porla labranza fueron estimadas por medicionesde campo llevadas a escala usando técnicasgráficas. Las gráficas fueron medidas por unmedidor de área. Los flujos acumulativos deCO2 para el tratamiento de 24 horas fueronincluidos en una gráfica como función de esas

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316 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

áreas de suelo disturbado y mostraron una re-lación casi linear entre el flujo acumulativode 24 horas de CO2 y el volumen de suelodisturbado por la labranza. Estos resultadossugieren que la labranza intensiva fracturó unamayor profundidad y volumen de suelo e in-crementó el área superficial de los agregadosdisponible para el intercambio gaseoso. Estoaumentó la porosidad del suelo y el área deintercambio de gas lo que contribuyó al flujovertical; el mayor flujo ocurrió después delarado de vertedera.

Los resultados de las pérdidas de CO2 a cor-to plazo en el estudio de labranza en fajas paralos cultivos en surcos sugieren que, para mi-nimizar el impacto de la labranza sobre la ca-lidad del aire y del suelo, debe ser minimiza-do el volumen de suelo disturbado. Deberíapreferirse la estrategia de la labranza del vo-lumen de suelo necesario para obtener unabuena cama de semillas y dejar el resto delsuelo protegido e indisturbado para conser-var agua y carbono y minimizar la erosión delsuelo y la pérdida del CO2. La labranza limi-tada también puede ser beneficiosa y contri-buir sustancialmente a mejorar la calidad delsuelo y del aire, minimizar la escorrentía parafortalecer la calidad del agua y minimizar elefecto invernadero. El ahorro de energía re-presenta un beneficio económico adicionalasociado con un menor disturbio del suelo(West y Marland, 2002; Lal, 2004). Los re-sultados sugieren que deben ser consideradoslos beneficios ambientales de la labranza enfajas en un área amplia de labranza cuando setoman decisiones sobre manejo de suelos yde residuos.

El concepto de que cada suelo tiene unacapacidad finita de almacenamiento de car-bono está siendo puesto en discusión. Esto tie-ne serias implicancias para la productividaddel suelo y el potencial del suelo para mejorarel almacenamiento de carbono y reducir losgases de invernadero en la atmósfera. La ma-yoría de los suelos agrícolas y de los suelosdegradados pueden ser importantes sumide-

ros potenciales para el CO2 atmosférico. Sinembargo, la acumulación del carbono en el sue-lo no continúa incrementándose con el tiempoy con la adición de más carbono sino que al-canza un límite máximo de saturación quegobierna el límite total del sumidero de car-bono (Goh, 2004). La relación entre labranzacero y labranza conservacionista y la formaen que afectan las cantidades de carbono enel suelo está abierta al debate y a la definiciónde los depósitos de carbono.

La relación entre los cambios inducidos porla labranza en la estructura del suelo y el sub-siguiente efecto sobre la pérdida de carbonofue revisada por Six et al. (2002) dentro delmarco de un nuevo concepto de saturacióndel suelo con carbono. Los autores diferen-ciaron la materia orgánica del suelo que estáprotegida de la descomposición por varios me-canismos y discutieron las implicancias de loscambios en el manejo de la tierra para los pro-cesos que afectaron la liberación del carbono.Este nuevo modelo definió la capacidad desaturación del suelo con carbono o el poten-cial máximo de almacenamiento potencial decarbono determinado por las propiedades fi-sicoquímicas del suelo. Fue diferenciado en-tre modelos que sugirieron que las existenciasde carbono del suelo se incrementan linear-mente con nuevos insumos de carbono. Sepresume que la capacidad de saturación decarbono será dependiente del clima y del ma-nejo. Esto causa un cambio en los conceptosacerca del secuestro de carbono y que el lími-te natural de la dependencia del suelo puedeexistir tanto en los sistemas naturales comoen los sistemas manejados por el hombre.

En este análisis es fundamental la funciónde la glomalina, una sustancia pegajosa pro-ducida por hifas de hongos que ayuda a aglu-tinar los agregados del suelo (Nicholas yWright, 2004). La labranza cero es una prác-tica de manejo que ha sido exitosa para incre-mentar las hifas de los hongos que producenglomalina. El próximo desafío de la investi-gación será determinar si la saturación del

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317Reducción de las emisiones ambientales y secuestro de carbono

carbono y la glomalina en todo el proceso delos sistemas de labranza cero y de labranzaconservacionista son realmente diferentes.Presumiblemente, con una menor descompo-sición de los agregados del suelo inducida porla labranza, la labranza cero puede tener ven-tajas sobre otras formas de labranza conser-vacionista. Sin embargo, la respuesta final re-quiere la realización de más investigaciones.

Secuestro de carbonopor medio de la labranza cero

La agricultura de conservación está reci-biendo atención global como alternativa al usode los sistemas de labranza convencional ycomo un medio de secuestro de carbono or-gánico del suelo (Follett, 2001; García-Torreset al., 2001). La agricultura de conservaciónpuede trabajar bajo diversas situaciones y esrentable desde el punto de vista del trabajo.Más importante aún, las prácticas que secues-tran carbono orgánico del suelo contribuyena la calidad ambiental y al desarrollo de unsistema agrícola sostenible. La labranza u otrasprácticas que destruyen la materia orgánica delsuelo o que causan su pérdida resultan en unadisminución neta del carbono orgánico delsuelo y no conducen a una agricultura soste-nible. Los sistemas sostenibles de cultivo com-prenden todas aquellas prácticas culturales queaumentan la productividad y que al mismotiempo favorecen el secuestro de carbono. Elmanejo de los residuos de los cultivos, la la-branza de conservación (especialmente la la-branza cero), el manejo eficiente de los nu-trientes, la agricultura de precisión, el manejoeficiente del agua y la recuperación de lossuelos degradados son elementos que contri-buyen a la agricultura sostenible.

Kern y Johnson (1993) calcularon que laconversión del 76 por ciento de las tierras cul-tivadas en los Estados Unidos de América bajolabranza de conservación podría secuestrarentre 286 y 468 MMTCE en 30 años y con-

cluyeron que la agricultura podría convertirseen un sumidero neto de carbono. Lal (1997)estimó un secuestro global de carbono pormedio de la conversión de la agricultura con-vencional a la agricultura de conservación encerca de 4 900 MMTCE en el año 2020. Lacomprobación de la economía de la reducciónde costos del combustible y los beneficios am-bientales derivados de la conversión a la agri-cultura de conservación constituyen las pri-meras etapas para que la agricultura disminuyalas emisiones de carbono hacia la atmósfera.

Las prácticas de labranza del suelo son deimportancia fundamental para el estado delcarbono en el suelo porque afectan directa eindirectamente la dinámica del carbono. Lasprácticas de labranza que invierten o disturbanconsiderablemente la superficie el suelo re-ducen su contenido de carbono orgánico alincrementar la descomposición y mineraliza-ción de la biomasa debido a una mayor airea-ción y mezcla de los residuos de las plantas;esto expone la materia orgánica del suelo, queanteriormente estaba protegida en agregadosde suelo para alimentar la fauna del suelo, eincrementa las pérdidas debido a la erosión(Lal, 1984, 1989; Dick et al., 1986a, b; Blevensy Frye, 1993; Tisdall, 1996). Del mismo modo,los sistemas de labranza cero a largo plazo ode labranza reducida aumentan el contenido demateria orgánica del suelo de la capa superfi-cial como resultado de la interacción de va-rios factores tales como el mayor retorno deresiduos, menos mezcla y disturbio del suelo,mayor contenido de humedad del suelo, menortemperatura de la superficie del suelo, prolife-ración del crecimiento de las raíces y de la ac-tividad biológica y menores riesgos de erosióndel suelo (Lal, 1989; Havlin et al., 1990; Loganet al., 1991; Blevens y Frye, 1993; Lal et al.,1994a, b).

Cambardella y Elliott (1992) observaron queel contenido de carbono orgánico en un suelofranco, en la capa de 0 a 20 cm de profundi-dad, era de 3,1, 3,5, 3,7 y 4,2 kg/m2 para suelodesnudo, suelo cubierto con residuos, labranza

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318 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

cero y pastura natural, respectivamente. Tam-bién observaron que las prácticas de labranzapueden producir pérdidas del 40 por ciento omás del total de la materia orgánica del suelodurante un período de 60 años. Edwards et al.(1992) observaron que la conversión de la la-branza con arado de vertedera a labranza ceroincrementó el contenido de carbono orgánicodel suelo en la capa superficial de 0 a 10 cm,de 10 g/kg a 15,5 g/kg en 10 años, o sea unincremento del 56 por ciento. Lal et al. (1998)indicaron que:

Un resumen de la literatura disponible in-dica que el potencial de secuestro de car-bono orgánico del suelo por la conversióna la agricultura de conservación varía de0,1 a 0,5 toneladas/ha/año para las regio-nes templadas húmedas y de 0,05 a 0,2 to-neladas/ha/año para las regiones semiáridasy tropicales.

Los mismos autores estimaron además queel incremento del carbono orgánico del suelopuede continuar por un período de 25 a 50 años,dependiendo de las propiedades del suelo, delas condiciones climáticas y del manejo.

El secuestro de carbono en el suelo presen-ta otros beneficios además de la remoción delCO2 de la atmósfera. La agricultura con la-branza cero reduce el consumo de combusti-bles, disminuye la erosión y fortalece la ferti-lidad del suelo y su capacidad de retención deagua. Los efectos benéficos de la labranzade conservación sobre el carbono orgánico delsuelo pueden ser de poco valor si el suelo eslabrado, incluso después de un largo períodode labranza de conservación (Gilley y Doran,1997; Stockfisch et al., 1999). Stockfisch et al.(1999) concluyeron que la estratificación yacumulación de materia orgánica como resul-tado de labranza mínima a largo plazo se per-día completamente por una simple inversiónde labranza en el curso de un invierno relati-vamente suave. La labranza acentúa la oxida-ción del carbono al incrementar la aireación

del suelo y el contacto de los residuos con elsuelo y acelera la erosión al exponerlo al vientoy a la lluvia (Grant, 1997). Varios experimen-tos en América del Norte han demostrado quelos suelos bajo labranza de conservación tie-nen un mayor contenido de carbono orgánicoen comparación con las camas de semillaspreparadas con labranza (Doran, 1980; Do-ran et al., 1987; Rasmussen y Rohde, 1988;Havlin et al., 1990; Tracy et al., 1990; Kern yJohnson, 1993; Lafond et al., 1994; Reicoskyet al., 1995).

Al igual que las ventajas que presenta la la-branza cero en América del Norte, Argentinay Brasil (Lal, 2000; Sa et al., 2001), variosestudios han informado acerca del gran po-tencial existente para el secuestro del carbo-no orgánico en los suelos europeos. En unanálisis de 17 experimentos de labranza enEuropa, Smith et al. (1998) encontraron queel promedio de aumento de carbono orgánicodel suelo de labranza convencional a labran-za cero fue del 0,73 ± 0,39 por ciento anual yque el carbono orgánico del suelo podría al-canzar un nuevo equilibrio en aproximada-mente de 50 a 100 años. El análisis de algu-nos experimentos a largo plazo en Canadá(Dumanski et al., 1998) indicó que el carbo-no orgánico del suelo puede ser secuestradodurante 25 a 30 años a una tasa de 50 a 75 gde carbono/m2/año, dependiendo del tipo desuelo, en suelos chernozem y luvisoles bienfertilizados y cultivados continuamente concereales y heno. El análisis de estos experi-mentos en Canadá se enfocó en la rotación decultivos, opuestos a la labranza, y es el únicoque considera las tasas de secuestro en rela-ción al tipo de suelo.

Considerando el problema a nivel global,West y Post (2002) sugirieron en base a unanálisis de regresión que las tasas de secues-tro de carbono en el suelo, con el cambio aprácticas de labranza cero, podía tener unarespuesta lenta, alcanzar una tasa máxima desecuestro en cinco o 10 años y entonces decli-nar a casi cero en 15 a 20 años. Esto concuerda

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319Reducción de las emisiones ambientales y secuestro de carbono

con una revisión de Lal et al. (1998) basadaen resultados de Franzluebbers y Arshad(1996), que muestra que puede haber poco oningún incremento en el carbono orgánico delsuelo en los primeros dos a cinco años des-pués del cambio en las prácticas de manejo,seguido por un gran incremento en los siguien-tes cinco o 10 años. Campbell et al. (2001)concluyeron que los sistemas de rotación contrigo, en Canadá, alcanzarán un equilibriodespués del cambio a labranza cero, 15 ó 20años más tarde, siempre que las condicionesclimáticas permanezcan constantes. Lal et al.(1998) estimaron que las tasas de secuestrode carbono pueden continuar por períodos de25 a 50 años. Las diferentes estimaciones delsecuestro de carbono pueden ser debidas par-cialmente a las distintas rotaciones y a la di-versidad de la rotación.

Emisiones de nitrógeno

Los sistemas de cultivo y la fertilizaciónnitrogenada afectan la producción de biomasay controlan en parte el aporte de carbono or-gánico a las existencias de materia orgánicadel suelo. La agricultura también altera el ci-clo del nitrógeno. Por medio de la fertiliza-ción nitrogenada, los cultivos anuales, la mo-nocultura y el mal manejo del agua, es másprobable que el nitrógeno se pierda con elagua subterránea o superficial o en la atmós-fera. El N2O, una emisión común de los sue-los agrícolas, es un potente gas de inverna-dero (310 veces más potente que el CO2) ycuya concentración atmósferica ha aumenta-do en un 15 por ciento en los dos últimossiglos (Mosier et al., 1998). Su reducciónpuede ser obtenida por medio de un mejormanejo del nitrógeno así como por el mane-jo del agua de riego ya que el N2O es genera-do en el suelo, tanto bajo condiciones aeró-bicas (donde ocurre la nitrificación) comobajo condiciones anaeróbicas (donde ocurrela denitrificación).

Debido a los ciclos del carbono y del nitró-geno fuertemente ligados, los cambios en lastasas de secuestro de carbono y los ecosiste-mas terrestres afectarán directamente los pro-cesos de recambio del nitrógeno en los suelosy el intercambio de compuestos nitrogenadosgaseosos en la biosfera-atmósfera. Algunos da-tos sugieren que el incremento de las emisio-nes de N2O pueden estar estrechamente liga-das al incremento del secuestro de carbonoen el suelo (Mosier et al., 1991; Vinther, 1992;McKenzie et al., 1998; Robertson et al.,2000). Si la labranza cero es realmente unaverdadera práctica viable de manejo, su adop-ción debería mitigar el impacto general por-que reduce el potencial de calentamiento glo-bal determinado por los flujos de todos losgases de invernadero, entre ellos N2O y CH4.

Six et al. (2004) evaluaron el potencial demitigación del calentamiento global con laadopción de la labranza cero en las regionestempladas; para ello compilaron todos los da-tos disponibles que informaban sobre las di-ferencias en flujo del carbono derivado delsuelo, N2O y CH4, entre los sistemas de la-branza convencional y labranza cero. El aná-lisis indicó que, al menos en la primera déca-da, el cambio de la labranza convencional a lalabranza cero podría generar un fortalecimein-to de las emisiones de N2O en los ambienteshúmedos y algo menores emisiones en losambientes secos, lo cual superaría algunas delas ganancias potenciales del secuestro de car-bono, y que, después de 20 años, las emisio-nes de N2O podrían volver o disminuir pordebajo de los flujos de la labranza convencio-nal. Encontraron que las emisiones de N2Ocon un alto potencial de calentamiento globalson responsables de gran parte de la tenden-cia del potencial del calentamiento global, loque sugiere que un mejor manejo del nitróge-no es fundamental para aprovechar todos losbeneficios del almacenamiento de carbono enel suelo a fin de mitigar el calentamiento glo-bal. Los autores fueron cautos en la promo-ción de la agricultura bajo labranza cero para

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320 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

reducir las emisiones de gases de invernaderoy sugirieron que el total de las fuerzas de ra-diación necesita mayor consideración, más alláde apreciar solo el beneficio del secuestro decarbono. Indicaron que es fundamental inves-tigar a corto y largo plazo los efectos de va-rias estrategias de manejo para la reducción alargo plazo del los flujos de N2O bajo las con-diciones de labranza cero. Estos resultados su-gieren la necesidad de más investigación bá-sica sobre las emisiones de N2O durante latransición de la labranza convencional a la la-branza cero y después de que se hayan alcan-zado condiciones de equilibrio para cuantifi-car adecuadamente los efectos de sobrepasarel carbono como potencial del calentamientoglobal.

En Brasil, muchos estudios, pero no todos,indican que la introducción de labranza enfajas incrementa la materia orgánica del sue-lo (Bayer et al., 2000a, b; Sa et al., 2001).Sisti et al. (2004) evaluaron los cambios enel carbono del suelo en un estudio de 13 añosque comparaba tres rotaciones distintas decultivos en labranza en fajas y en labranzaconservacionista en un suelo oxisol arcillo-so muestreado hasta 100 cm de profundidad.Encontraron que, bajo una secuencia continuade trigo en invierno y soja en verano, las exis-tencias de carbono en el suelo a 100 cm bajola zona de labranza no eran significativamen-te diferentes de aquellas bajo labranza con-servacionista. Sin embargo, en rotaciones convicia, las existencias de carbono en el suelofueron significativamente mayores en la la-branza en fajas que en la labranza de conser-vación. Los autores concluyeron que la con-tribución de la fijación del nitrógeno por laleguminosa fue el factor principal responsa-ble de la acumulación de carbono en la zonade suelo bajo labranza en fajas. Los resulta-dos demuestran la función diversa de las ro-taciones de cultivos en la acumulación de car-bono en el suelo, especialmente cuandoincluyen leguminosas que proporcionan ni-trógeno orgánico en la zona de labranza en

fajas. La naturaleza dinámica de la relacióncarbono:nitrógeno puede requerir nitrógenoorgánico adicional para incrementar el secues-tro de carbono en profundidad. Sisti et al.(2004) encontraron que la mayor parte de laganancia de nitrógeno ocurrió a profundida-des por debajo del nivel de paso del arado, loque sugiere que la mayor parte del carbonoacumulado en el suelo era derivado de los re-siduos de las raíces.

Otros trabajos hechos en Brasil reflejan laimportancia de los efectos del manejo delsuelo y las plantas sobre las pérdidas de car-bono y nitrógeno a un metro de profundidad(Diekow et al., 2004). Los autores evaluaronlas pérdidas de carbono y nitrógeno duranteun período de cultivo convencional que siguióa una pastura nativa y 17 años de labranza ceroen sistemas basados en cereales y legumino-sas con diferentes niveles de fertilizaciónnitrogenada para incrementar las existenciasde carbono y nitrógeno. Con la fertilizaciónnitrogenada, las existencias de carbono y ni-trógeno en la rotación avena/maíz fueron uni-formes en el tiempo. Sin embargo, encontra-ron un incremento en las existencias decarbono y nitrógeno debido al mayor aportede residuos en los sistemas de cultivo basa-dos en leguminosas. La labranza cero a largoplazo con sistemas de cultivo basados en le-guminosas y fertilización nitrogenada aumen-taron las existencias de carbono y nitrógenodel suelo de tierras previamente cultivadas aniveles de los valores originales de las pastu-ras nativas. El nitrógeno y los residuos de le-guminosas en una rotación fueron más efecti-vos para mejorar las existencias de carbonoen el suelo que el aporte de fertilizante nitro-genado inorgánico de fertilizantes aplicadosal cultivo de pastos en la rotación. Además, elnitrógeno de las leguminosas no requiere usarcombustibles fósiles para fabricar el fertilizan-te nitrogenado. El cambio dominante del sueloocurrió en la capa superficial; sin embargo, lascapas más profundas fueron importantes parael almacenamiento de carbono y nitrógeno, lo

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321Reducción de las emisiones ambientales y secuestro de carbono

cual conduce al mejoramiento de la calidaddel suelo y del ambiente.

La literatura contiene abundantes evidenciasde que la labranza intensiva disminuye el car-bono del suelo y apoya una mayor adopciónde formas mejoradas y nuevas de labranzaconservacionista o de siembra directa parapreservar o incrementar la materia orgánicadel suelo (Reicosky et al., 1995; Paul et al.,1997; Lal et al., 1998). Considerando las pér-didas de carbono causadas por la agriculturaintensiva, la reversión de la tendencia de ladisminución del carbono del suelo con unalabranza de menor intensidad debería ser be-neficiosa para la agricultura y para la pobla-ción mundial al tener mejor control del equi-librio global del carbono (Houghton et al.,1983; Schlesinger, 1985). Los beneficios eco-nómicos y ambientales de la labranza de con-servación y de la siembra directa deben serconsiderados en el desarrollo de prácticasmejoradas de manejo para una producciónsostenible. Sin embargo, los beneficios de lalabranza cero para el secuestro de carbonoorgánico en el suelo pueden ser específicos parael tipo de suelo o para el lugar y el mejora-miento del nivel del carbono orgánico del sue-lo puede ser muy escaso o nulo en suelos detextura fina o pobremente drenados (Wanderet al., 1998). Six et al. (2004) indicaron unafuerte dependencia en el tiempo del potencialde mitigación de la agricultura bajo labranzacero de los gases de invernadero, lo que de-muestra que la mitigación por la adopción dela labranza cero es mucho más variable y com-pleja de lo que se creía anteriormente.

Política de los créditosde carbono

El incremento de la concentración de losgases de invernadero en la atmósfera es unproblema global que requiere una soluciónigualmente global (Kimble et al., 2002; Lal,2002). Las preocupaciones acerca los efectos

negativos del calentamiento del clima origi-nado por el incremento de los niveles de ga-ses de invernadero en la atmófera ha llevadoa que las naciones establezcan metas y políti-cas internacionales para la reducción de esasemisiones. Los objetivos inciales para las re-ducciones están establecidos en el Protocolode Kyoto dentro del marco de la Convenciónsobre el Cambio Climático de las NacionesUnidas; este permite negociar créditos querepresentan reducciones verificadas de gasesde invernadero de la atmósfera (Secretariadodel Marco de la Convención sobre CambioClimático de las Naciones Unidas, 1997).

La negociación de emisiones puede hacerposible que se obtengan reducciones netas delos gases de invernadero por mucho menorcosto que sin negociaciones (Dudek et al.,1997). El almacenamiento del carbono en lossuelos usando las técnicas de la agricultura deconservación puede ayudar a superar las emi-siones de gases de invernadero y al mismotiempo proporcionar numerosos beneficiosambientales, tales como incrementar la pro-ductividad, aumentar la infiltración de agua ymantener la diversidad de la flora y la faunadel suelo (Lal et al., 1998; Lal, 2002). El al-macenamiento de carbono en los bosques tam-bién puede proporcionar beneficios ambien-tales resultantes del incremento de árbolesmaduros que contribuyen al secuestro de car-bono (Row et al., 1996). Si bien el carbono esun elemento fundamental para que la agricul-tura contribuya a solucionar el problema delcalentamiento global, una advertencia críticaes que otros gases de invernadero cambian conlos cambios en el uso de la tierra, entre ellosCH4 y N2O. Es necesario considerar al poten-cial neto de calentamiento global, no solo paralas futuras negociaciones sobre el carbono sinoen créditos potenciales para el calentamientoglobal en lugar de créditos solo para el carbo-no.

Dado que el interés en el secuestro de car-bono aumenta y que los mercados internacio-nales para las negociaciones de carbono están

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322 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

avanzadas, es importante que se desarrollenpolíticas adecuadas que prevengan la explo-tación del carbono orgánico del suelo y almismo tiempo reemplacen el carbono perdi-do y establezcan su valor (Walsh, 2002). Sonnecesarias políticas que estimulen el secues-tro de carbono por los beneficios ambientalesque esto genera (Kimble et al., 2002) y al ha-cer que el carbono sea un producto básico esnecesario determinar su valor de mercado conun criterio racional.

Los agricultores y la sociedad se beneficia-rán del secuestro de carbono. El mejoramien-to de la calidad del suelo beneficia a los agri-cultores pero los agricultores y la sociedad engeneral se benefician del control de la ero-sión, de la reducción de los sedimentos en losdepósitos y corrientes de agua, por el mejora-miento de la calidad del aire y del agua y labiodegradación de los contaminantes y pro-ductos agroquímicos. Los agricultores debenser compensados por los beneficios socialesdel secuestro de carbono y los mecanismosque se desarrollen deberán permitir la nego-ciación del carbono y mantener los derechosde propiedad. Un criterio importante para de-sarrollar el sistema es la medida y la verifica-ción de las opciones de carbono a ser secues-trado y la importancia que los responsablesde las políticas sean conscientes de estos pro-cedimientos y de las dificultades técnicas. Eluso de los mecanismos de mercado de los cré-ditos internacionales de carbono debe ayudara enfrentar el desafío del cambio climático ylas futuras limitaciones del carbono, el cualpermite el desarrollo sostenible al más bajocosto.

Los sistemas de contabilización de los cré-ditos del carbono deben ser transparentes,uniformes, comparables, completos, segurosy verificables (IPCC, 2000). Otros atributospara un sistema global exitoso incluyen laparticipación global y la liquidez del merca-do, los enlaces con diferentes esquemas denegociación, bajos costos de transacción yreconocimientos para acciones de reducción

voluntaria de las emisiones antes de que seestablezcan los mandatos al respecto. La ca-racterización de las relaciones entre el carbo-no del suelo y la calidad del agua y del aire, ytodos los otros beneficios ambientales, debe-rían facilitar la aceptación social de este tipode agricultura. El mayor obstáculo es el pro-ceso educativo dirigido a los ejecutivos y alpúblico consumidor de alimentos, que requiereun cierto mejoramiento.

Un creciente número de organizaciones entodo el mundo están ejecutando proyectosvoluntarios beneficiosos para el clima comoun medio para mejorar la eficiencia y reducirlos costos operativos y los riesgos. Las indus-trias y las instituciones de todo el mundo seestán dando cuenta de que los beneficios deun buen manejo ambiental superan el costo,actual y futuro, de un buen manejo integralque incluye estrategias para reducir las emi-siones de gases de invernadero, la exposicióna riesgos y para fortalecer las operacionescompetitivas en general. Las organizacionesmultinacionales están participando en los mer-cados de negociación de créditos de carbonoa fin de evitar futuros costos y proteger susfranquicias frente a la creciente preocupacióninternacional (Walsh, 2002). En la evoluciónhacia una economía global y como una pre-ocupación sobre el impacto global ambiental,el manejo de las emisiones de CO2 será unfactor importante en la planificación y en lasoperaciones de entidades industriales y guber-namentales en todo el mundo, lo que crea de-safíos y oportunidades para aquellos que seancapaces de reconocer y capitalizar las mismas.

Los servicios globales del ecosistema pro-porcionados por los agricultores y otros pro-pietarios de tierras pueden proveer una fuentede emisión de créditos de carbono a ser ven-didos por los emisores de carbono y, por lotanto, proporcionar una fuente adicional deingresos para los agricultores, especialmen-te para aquellos que participan de la labran-za cero. Las negociaciones de créditos de car-bono tienen el potencial para hacer que la

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323Reducción de las emisiones ambientales y secuestro de carbono

agricultura de conservación sea más prove-chosa y al mismo tiempo fortalezca el ambien-te. El potencial de los créditos de carbono haatraido considerable atención de los agricul-tores, probablemente compradores de los cré-ditos de carbono. Sin embargo, es difícil estarcompletamente informado acerca del desarro-llo de los créditos de carbono en razón de supotencial, de su complejidad técnica y de lavelocidad del desarrollo de este tema. Lasreglas para las negociaciones de créditos decarbono aún no han sido acordadas pero eldiálogo internacional está tratando de desa-rrollar un sistema y unas reglas aceptablespara las negociaciones. Las organizacionesque están trabajando para desarrollar un sis-tema de negociaciones de créditos de carbo-no sugieren que es necesario algún tipo demecanismo internacional a fin de que esas ne-gociaciones sean una realidad.

La información sobre negociaciones paracréditos de carbono se está poniendo rápida-mente a disposición del público; sin embar-go, la información sobre créditos negociadosprivadamente es escasa. En este momentoexiste una cierta incertidumbre sobre qué com-pañías emergerán como fuentes confiables deinformación de alta calidad y las entidades quepuedan manejar las negociaciones en formaconfiable y justa. Los abastecedores potencia-les y los compradores de créditos de carbonodeben proceder con precaución porque mu-chos de los temas importantes de los créditosde carbono y sus negociaciones deben ser aunclarificados. Es necesario convencer a los eje-cutivos, a los ambientalistas y a los industria-les de que el secuestro de carbono en el sueloes un importante beneficio adicional de laadopción de sistemas de producción de agri-cultura conservacionista, mejorados y reco-mendados. Esta opción es básica, aparte de laamenaza del cambio climático global genera-do por los combustibles fósiles.

Las prácticas de agricultura de conservación(especialmente la labranza cero) pueden con-tribuir a mitigar el calentamiento global al re-

ducir las emisiones de carbono de las tierrasagrícolas y secuestrando carbono en el suelopor medios legales, con incentivos de merca-do y medios voluntarios o educativos (Lal,2002). Las políticas públicas pueden estimu-lar la adopción de esas prácticas. Sin embar-go, en el momento actual hay un cierto gradode incertidumbre para los inversores y los po-tenciales inversores en los sumideros foresta-les de carbono respecto a las reglas especia-les que se aplicarán a los sumideros según lasindicaciones del Protocolo de Kyoto. Losinversores y los potenciales inversores en lossumideros de carbono deben conocer de quehay incertidumbre a nivel internacional. Loscostos administrativos y de las transaccionespodrían tener un papel fundamental para de-terminar el éxito de cualquier negociación decréditos de carbono. Se espera que los costosen esas áreas sean minimizados por medio demejores técnicas y servicios para medir e in-formar acerca del carbono secuestrado, losconsultores del sector privado, las economíasde escala y la emergencia de mecanismos yestrategias de mercado tales como los gruposde carbono o su agregación. Existen riesgosinvolucrados en la venta adelantada de crédi-tos de carbono en cualquier sistema formali-zado de negociación internacional y aquellosque participen en las primeras negociacionesdeben clarificar las responsabilidades y obli-gaciones. Sin embargo, se debe poner atenciónen el diseño de estas políticas para asegurar suéxito, para evitar consecuencias económicas yambientales involuntarias o adversas, y paraproporcionar un beneficio social máximo.

Resumen de la reducciónde las emisiones ambientales

y el secuestro de carbono

Mientras avanzan los conocimientos sobrelas emisiones de carbono, el almacenamientode carbono en el suelo y sus funciones funda-mentales sobre los beneficios ambientales, es

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324 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

necesario comprender los beneficios ambien-tales secundarios de la labranza cero y su sig-nificado para una producción agrícola soste-nible. La comprensión de estos beneficiosambientales está directamente relacionada conel carbono del suelo y llegar a prácticas deconservación ejecutadas sobre la tierra forta-lecerá el desarrollo de la armonía entre losseres humanos, al mismo tiempo que incre-mentará la producción de alimentos, fibras ybiocombustibles.

La reducción de las emisiones de carbonodel suelo y el incremento del almacenamientode carbono en el suelo pueden aumentar lainfiltración, incrementar la fertilidad, reducirla erosión hídrica y eólica, minimizar la com-pactación, mejorar la calidad del agua, impe-

dir el movimiento de los pesticidas y mejorarla calidad ambiental. El incremento de los ni-veles de gases de invernadero en la atmósferarequiere que todas las naciones establezcanmetas nacionales e internacionales y políticaspara las reducciones. El hecho de aceptar eldesafío de mantener la seguridad alimentariapor medio de la incorporación del almacena-miento de carbono en la planificación de laconservación demuestra preocupación pornuestros recursos globales y nuestros deseosde trabajar en armonía con la naturaleza. Estapreocupación abre la posibilidad de una fun-ción fundamental para la labranza cero, la cualtendrá un impacto de primer orden sobre lasostenibilidad global y nuestra futura calidadde vida.

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18Algunas comparaciones económicas

C. John Baker

325

La economía a largo plazo de la labranza ceroestará determinada más por la maximización

del rendimiento de los cultivos y por losretornos en efectivo que por la minimización

del costo de los insumos.

En este capítulo se analizan algunas com-paraciones económicas de la labranza conven-cional comparada con la labranza cero. Sinembargo, no importa cómo se hacen las com-paraciones ya que, en último grado, los rendi-mientos de los cultivos afectarán los resulta-dos tanto como el costo de los insumos.

También son importantes las comparacio-nes entre diferentes niveles de labranza cero.Por ejemplo, una sembradora de poco costopara labranza cero que cuesta la mitad de unaalternativa más avanzada causa una reducciónde solo el 4-5 por ciento de los rendimientosde los cultivos, pero será una mala inversión.

Sin embargo, la comparación más comúnes entre labranza convencional y labranzacero. Las opiniones abundan sobre si es máseconómico usar labranza cero o labranza con-vencional. Las comparaciones a menudo in-ducen a error por las siguientes razones:

1. Los agricultores que consideran cambiarde labranza convencional a labranza ceroa menudo comparan los costos de reclutarun contratista para labranza cero con elcosto de hacer la labranza por su cuenta.

Muchos incluyen solamente los costos di-rectos, como el combustible, como costode la labranza dado que ya poseen el equi-po que consideran que ya ha sido amorti-zado. El problema real no está claro hastaque los agricultores tienen que reempla-zar su equipo de labranza desgastado. Decualquier manera, se intentará analizar estasituación comparando el costo de las má-quinas de labranza convencional usadascon las máquinas para labranza cero usa-das.

2. Es comprensible que los agricultores, auncuando estén dispuestos a cambiar a labran-za cero, conserven sus equipos de labranzaconvencional al menos por unos pocos años,como una forma de seguro («en caso de quela labranza cero no funcione») mientras quepagan a un contratista por los trabajos delabranza cero. En realidad, por un cierto pe-ríodo, están pagando dos veces, pero notanto como ellos imaginan, tal como de-muestran los últimos análisis.

3. Muchas comparaciones penalizan la la-branza cero al imponer ciertas reduccio-nes esperadas en los rendimientos de loscultivos y/o incrementos en la densidad desiembra y/o dosis de fertilización durantelos primeros años. Esto no se aplica cuan-do se usan equipos y tecnologías moder-nos para labranza cero. Las últimas expe-riencias han mostrado repetidamente que

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326 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

usando maquinarias y sistemas avanzadospara labranza cero se obtendrán rendimien-tos de cultivos que en el Año 1 son por lomenos comparables con la labranza con-vencional y probablemente significativa-mente mejores en los años sucesivos. Enrealidad, la densidad de siembra de algu-nos cultivos y pasturas se reduce hasta un50 por ciento y no se incrementa. Por otrolado, si se usan sistemas y tecnologías debajo nivel para labranza cero puede ser queocurran algunas reducciones de los rendi-mientos.

4. Las comparaciones económicas deberíancontabilizar (pero raramente lo hacen) lasreducciones en la labranza cero de la manode obra, número de tractores, horas de tra-bajo de los tractores, consumo de combus-tible y depreciación. Por ejemplo, un agri-cultor en los Estados Unidos de América,que usaba métodos modernos de labranzacero, informó recientemente que ahora usamás combustible para cosechar sus culti-vos que para las tareas culturales; un hechodesconocido en la labranza convencional(D. Wolff, 2005, comunicación personal).

5. En el caso de la labranza cero, los tractorespor lo general trabajan solo una cuarta par-te de las horas anuales trabajadas en la la-branza convencional y, consecuentemente,duran más. Por lo tanto, el costo de la de-preciación anual, de los intereses y del se-guro pueden reducirse y los intervalos dereemplazo de la maquinaria son mayores.

6. Algunos agricultores tienen una fuerza detrabajo permanente sin funciones alterna-tivas para la misma cuando la demandapara la siembra se reduce; aparentemente,en este aspecto, la labranza cero no ofreceuna buena perspectiva. Por otro lado, losagricultores progresistas han usado el tiem-po libre para aumentar el área cultivadacada año. El análisis económico de esteelemento es de difícil planteamiento.

7. La cantidad de capital recuperado de laventa de equipo usado para labranza con-

vencional disminuirá a medida que la la-branza cero se difunda. El mercado paraequipos de segunda mano se reducirá yesto tendrá cierto impacto para algunosagricultores cuando hagan el cambio.

¿Cómo se dividen las cifras en ambos ladosde la labranza convencional y de la labranzacero? Se tratará de proporcionar respuestasdesde dos perspectivas. La primera fue exa-minar cuatro escenarios posibles de propie-dad (C. J. Baker, 2000, datos sin publicar). Seusaron los costos de equipos en NuevaZelandia ya que este país tiene algunos de losequipos más costosos y avanzados para labran-za cero, así como también alternativas máseconómicas. El segundo análisis consistió enrevisar los resultados de lo cobrado por uncontratista a un cliente, en Inglaterra, en dosestaciones de siembra. La primera estación(2002/2003) fue para labranza convencionaly labranza mínima y la segunda estación(2003/2004) fue para labranza cero (J. Alexan-der, 2004, comunicación personal).

En ambos análisis se asume que los rendi-mientos de los cultivos son los mismos paralabranza convencional y para labranza cero. Talsuposición es válida solamente si se usa equi-po avanzado (por lo general más costoso) paralabranza cero. Si se usa equipo menos avanza-do (menos costoso) para labranza cero es pro-bable que los rendimientos de los cultivos seanmenores que en la labranza convencional, yademás que agregarán un costo adicional a lalabranza cero. Las comparaciones citadas másadelante pueden, por lo tanto, requerir ajustespara los equipos menos avanzados.

Obviamente, las cifras reales pueden reque-rir ajustes para otros países y años, pero loslectores pueden cambiar los datos de losinsumos y recalcular los resultados sobre labase de los insumos locales. En la mayoría delos casos los valores relativos permaneceránaproximadamente iguales, sin que tenga ma-yor importancia el cambio de las cifras realessegún el tiempo y el lugar.

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327Algunas comparaciones económicas

Comparacionesen Nueva Zelandia

• Escenario A: economía del uso de un con-tratista para labranza convencional o paralabranza cero.

• Escenario B: economía de la compra deequipo nuevo para labranza convencionalo para labranza cero.

• Escenario C: economía de la conservacióndel equipo para labranza convencional ocompra de equipo para labranza cero, nue-vo o usado.

• Escenario D: economía de la conservacióndel equipo usado para labranza conven-cional o reclutar un contratista para labran-za cero.

Suposiciones

1. Área sembrada 300 hectáreas: 150 hectá-reas sembradas dos veces por año (el áreasembrada podría incrementarse substan-cialmente con la labranza cero, pero estaposibilidad no fue tomada en considera-ción).

2. Con labranza cero, glifosato, cebo parababosas y chloropyrifos, usados en prima-vera para control de plagas y malezas.

3. Con labranza convencional, se aplica gli-fosato antes de la arada de primavera (auna dosis menor que para labranza cero)pero no se aplica en la siembra de otoño.

4. Todos los valores están dados en dólaresde Nueva Zelandia, en el año 2004.

Escenario A: economía del usode un contratista para labranza

convencional o para labranza cero

Siembra de 150 hectáreas de trigo de pri-mavera (Cuadro 33) seguido por 150 hectá-reas de un cultivo forrajero de otoño (Cuadro34). El Cuadro 35 resume los costos antes depagar impuestos.

CONCLUSIONES

1. Basado en el trabajo de un contratista, loscostos (y, por lo tanto, el margen bruto)para un año favorecen la labranza cero:N$Z 16 500 o N$Z 55/ha.

Cuadro 33 Cultivos de primavera que usancontratistas (en N$Z).

Labranza LabranzaElemento convencional cero

Glifosato (incluida 55/hab 65/haaplicación)a

Chloropyrifos (aplicado 40/hac

con el glifosato)Cebo para babosas 40/ha

(aplicado con lasembradora)

Contratista 250/ha 40/haSemillas y fertilizante Igual IgualTotal 305/ha 245/haRendimiento Igual Igual

del cultivo× 150 hectáreas 45 750 36 750

a El glifosato se aplica a una dosis más baja en la-branza convencional.b N. del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.c El costo de chloropyrifos se reduciría a N$Z 8/ha conmenor presión de las plagas.

Cuadro 34 Cultivos de otoño que usan contra-tistas (en N$Z).

Labranza LabranzaElemento convencional cero

GlifosatoChloropyrifosCebo para babosasContratista 150/ha 100/ha

Semillas y fertilizantes Igual IgualTotal 150/ha 100/ha

Rendimiento del cultivo Igual Igual× 150 hectáreas 22 500 15 000

N. del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.

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328 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

2. Aun si el glifosato es omitido de la labran-za en primavera (a N$Z 55/ha), la compa-ración todavía favorece la labranza ceroen N$Z 8 250/año o N$Z 27,50/ha paratodo el año.

3. En este análisis no se han considerado losbeneficios de establecer cultivos o pastu-ras de otoño usando métodos avanzadosde labranza cero inmediatamente despuésde la cosecha, ni tampoco para la utiliza-ción adicional en primavera de la tierra queprocede de la labranza cero. Estos facto-res por sí solos pueden ser evaluados a unvalor adicional de N$Z 440/ha en favorde la labranza cero (W. R. Ritchie, 2003,datos sin publicar).

NOTAS

1. Cuando se siembran colza, arvejas u otroscultivos de hoja ancha en primavera, elcosto del chloropyrifos para labranza ceropuede ser reducido a N$Z 8/ha, lo cual re-duce el costo por hectárea en labranza ceroen primavera a N$Z 213/ha (costo gene-ral N$Z 140/ha), e incrementa la diferen-cia general entre los dos a N$Z 87/ha enfavor de la labranza cero.

2. El contrato de labranza varía de un lugar aotro de N$Z 250/ha a N$Z 500/ha. Se usóla cifra más baja.

3. El contrato para labranza cero con equiposavanzados varía entre N$Z 100/ha y N$Z150/ha, dependiendo del contorno, tamañodel predio, etc. Se usó la cifra más baja.

4. Si se usa el equipo para labranza cero máseconómico, los costos de siembra se redu-cirán pero es probable que los rendimien-tos de los cultivos sean menores en mayorproporción que el ahorro en los costos.

5. Los herbicidas y pesticidas a menudo soninnecesarios en la siembra de otoño conlabranza cero. Algunos o todos pueden sernecesarios en otras situaciones; en esoscasos el costo a dosis reducidas de aplica-ción debería ser agregado a los costos dela labranza cero.

6. La labranza de otoño en Nueva Zelandiapor lo general involucra labranza mínima.

Escenario B: economía de la comprade equipo nuevo para labranza

convencional o para labranza cero

Establecimiento de 150 hectáreas de trigode primavera seguido por 150 hectáreas decultivos forrajeros en otoño. Los costosde capital asociados con la compra de todoslos equipos nuevos se encuentran en el Cua-dro 36. Los costos operativos anuales antesdel pago de los impuestos se encuentran en elCuadro 37.

CONCLUSIONES

1. El costo del capital del equipo avanzadopara labranza cero fue muy similar al delequipo nuevo para labranza convencional.

2. Con los nuevos equipos, se pueden hacerahorros anuales en costos operativos deaproximadamente N$Z 18 000/año (N$Z61/ha) si se compra equipo avanzado paralabranza cero en lugar de equipos para la-branza convencional.

NOTAS

1. La depreciación fue calculada directamen-te como:Tractores para labranza: depreciación anual

= nuevo precio menos el precio de cam-bio (50 por ciento del nuevo precio) di-vidido entre la vida útil (10 años).

Cuadro 35 Resumen de costos anuales tota-les antes de los impuestos (en N$Z).

Labranza Labranzaconvencional cero

Costos 68 250 51 750Costo/ha 227/ha 172/haDiferencia (en favor 16 500

de labranza cero) 55/ha

N. del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.

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329Algunas comparaciones económicas

Cuadro 36 Costos de capital antes del pago de los impuestos por la compra deequipos nuevos (en N$Z).

Elemento Labranza convencional Labranza cero

Tractor 170 hp (1) 170 000Tractor 120 hp (1) 120 000Tractor 80 hp (1) 80 000Asperjadora 6 000 6 000Arado (5 surcos) 28 000Rastra (3 m) 23 000Rodillo 6 000Niveladora 3 000Sembradora 34 000 124 000Costo total del capital 300 000 296 000Diferencia Insignificante

N. del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.

Cuadro 37 Costo anual antes del pago de los impuestos del equipo nuevo (en N$Z).

Elemento Labranza convencional Labranza cero

Depreciacióna

(tractores) 10 000 4 250(otros equipos) 2 500 3 150

Interesesb (9%) en inversiones promedio 20 250 19 980Mantenimientoc (tractores c/u 5%/año) 10 000 8 500Mantenimientoc (equipo en contacto con la tierra c/u 7%/año) 6 580 8 400Mantenimientoc (equipo no en contacto con la tierra c/u 3%/año) 180 180Combustible

(50 l/ha labranza primavera) c/u 65 c/l 4 875(25 l/ha labranza otoño) 65 c/l 2 438(15 l/ha labranza cero primavera y otoño) c/u 65 c/l 2 925

Mano de obra(4 h/ha labranza primavera) c/u N$Z 15/h 9 000(2 h/ha labranza otoño) c/u N$Z 15/h 4 500(1 h/ha labranza cero primavera y otoño) c/u N$Z 15/h 4 500

Total anual costos de operación 70 323 51 885Costo por hectárea 234 172Diferencia (en favor de labranza cero) 18 438

(o 61/ha)

Nota: a,b,c: ver el apartado «Notas» del Escenario B.N. del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.

Tractor para labranza cero: depreciaciónanual = nuevo precio menos el preciode cambio (50 por ciento del nuevo pre-cio) dividido entre la vida útil (20 años).

Otros equipos: depreciación anual = nue-vo precio menos el precio de cambio(50 por ciento del nuevo precio) divi-dido entre la vida útil (20 años).

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330 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

2. El interés fue calculado sobre el promediode las inversiones (nuevo precio más el pre-cio de cambio dividido entre 2) × 0,09.

3. El mantenimiento se tomó de datos publi-cados (Bainer et al., 1955).

4. El costo actual total de la mano de obraprobablemente sea cercano a N$Z 20/horasi se consideran tiempo perdido, viajes,mantenimiento, etc.

Escenario C: economíade la conservación del equipo

para labranza convencional y comprade equipo para labranza cero, nuevo

o usado

Establecimiento de 150 hectáreas de trigo deprimavera seguido por 150 hectáreas de culti-vo forrajero de otoño. Los costos de capitalasociados con la compra de equipos nuevos ousados para labranza cero comparados con laconservación de la propiedad de los equiposde labranza se muestran en el Cuadro 38. Loscostos de operación antes del pago de los im-puestos de los equipos nuevos o usados paralabranza cero se muestran en el Cuadro 39.

CONCLUSIONES. Los costos de capital se redu-cen virtualmente a la mitad en el caso de equi-pos de segunda mano (labranza o labranzacero) comparados con los nuevos equipos.Unos $EE UU 95 000-97 500 de costos decapital pueden ahorrarse comprando equiposde segunda mano para labranza o labranzacero.

NOTAS

1. El valor del equipo usado se consideró dostercios del valor del equipo nuevo si bienel equipo está en la mitad de su vida útil.El valor comercial continúa siendo el 50por ciento de su valor nuevo al final de suvida útil.

CONCLUSIONES

1. Los costos anuales de propiedad y opera-ción del equipo de labranza convencionalusado (N$Z 59 228/año) fueron aproxi-madamente N$Z 11 000 menor que para elequipo nuevo de labranza (N$Z 70 323/año– Escenario B).

Cuadro 38 Costos de capital antes del pago de los impuestos de los equipos nuevos para labran-za cero y de equipo usado para labranza convencional y labranza cero (en N$Z).

Labranza Labranza cero Labranza ceroElemento convencional (usado)a (nuevo) (usado)a

Tractor 170 hp (1) 170 000 14 000Tractor 120 hp (1) (3 300 h) 80 000Tractor 80 hp (1) (3 300 h) 54 000Asperjadora 4 500 6 000 4 500Arado (5 surcos, usado) 19 000Rastra (3 m, usada) 15 500Rodillo (usado) 4 500Niveladora (usada) 4 500Sembradora convencional (usada) 23 000Sembradora labranza cero 120 000 80 000Total costo capital 205 000 296 000 198 500

Diferencia (a favor de equipo 95 000 97 500usado – ver Escenario B)

Nota: a ver el apartado «Notas» del Escenario C.N. del T.: En 2004, aprox. 1 NZ$ = 0,77 $EE UU.

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331Algunas comparaciones económicas

2. Los costos anuales de propiedad y ope-ración del equipo de labranza convencio-nal usado (N$Z 59 228/año) fueronaproximadamente N$Z 7 000 (o N$Z24/ha), más que la propiedad y operaciónde equipo nuevo avanzado para labranzacero (N$Z 51 885/año) y aproximada-mente N$Z 14 000 (o N$Z 46/ha) más quelos equipos avanzados para labranza cerousados.

NOTAS

1. La depreciación fue calculada directamen-te como:Tractores para labranza: depreciación anual

= precio usado menos el precio de cam-bio (50 por ciento del nuevo precio)

dividido entre la vida útil remanente(5 años).

Tractor para labranza cero: depreciaciónanual = precio nuevo o usado menosel precio de cambio (50 por ciento delnuevo precio) dividido entre vida útilremanente (20 años para nuevo, 10años para usado).

Otros equipos: depreciación anual = pre-cio nuevo menos el precio de cambio(50 por ciento del nuevo precio) divi-dido entre vida útil remanente (20 añospara nuevo, 10 años para usado).

2. El interés fue calculado sobre el prome-dio de las inversiones (precio nuevo o usa-do más el precio de cambio dividido entre2) × 0,09.

Cuadro 39 Costos anuales, antes del pago de los impuestos, de equipo nuevo y usado paralabranza cero y equipo para labranza convencional usado (en N$Z).

Labranza Labranza cero Labranza ceroElemento convencional (usado) (nuevo) (usado)

Depreciacióna (tractores) 6 800 4 250 2 900Depreciacióna (otros equipos) 2 100 3 150 2 150Interésb c/u 9% (tractores y equipos) 15 975 19 980 15 592Mantenimientoc tractores 10 000 8 500 8 500

c/u 5% precio nuevo/año)Mantenimientoc equipo en contacto 3 360 8 400 8 400

con la tierra c/u 7% precio nuevo/año)Mantenimientoc (equipo no en contacto 180 180 180

con la tierra c/u 3%/año)Combustible

(50 l/labranza primavera) c/u 65 c/l 4 875(25 l/labranza otoño) c/u 65 c/l 2 438(15 l/labranza primavera y otoño 2 925 2 925

labranza cero) c/u 65c/lMano de obra

(4h/ha labranza primavera) c/u N$Z 15/h 9 000(2h/ha labranza otoño) c/u N$Z 15/h 4 500(1 h/ha labranza cero primavera y otoño) 4 500 4 500

c/u N$Z 15/hTotal costos anuales de operación 59 228 51 885 45 147Costo por hectárea 197 173 150Diferencia (en favor de labranza cero) 7 343 14 081

(o 24/ha) (o 46/ha)

Notas: a,b,c: ver el apartado «Notas» del Escenario CN del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.

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332 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

3. El mantenimiento se tomó de datos publi-cados (Bainer et al., 1955).

4. Los costos de mantenimiento mostradospara el equipo usado son conservadoresporque el mantenimiento podría incremen-tarse con la edad de las máquinas.

Escenario D: economía de conservarel equipo usado para labranza

convencional o reclutar un contratistapara labranza cero

Establecimiento de 150 hectáreas de trigode primavera seguido por 150 hectáreas decultivo forrajero de otoño. Los costos de ca-pital asociados antes del pago de los impues-tos de equipos usados para labranza compa-rados con contratación para labranza cero semuestran en el Cuadro 40.

CONCLUSIÓN

1. La propiedad del equipo usado para la-branza convencional fue más costosa(aproximadamente N$Z 15 000 por año o52/ha) que reclutar un contratista con equi-po avanzado para labranza cero.

Resumen y conclusiones

Los Escenarios A–B–C–D se resumen en elCuadro 41.

Conclusiones generales

1. No hay mayor diferencia entre las compa-raciones de equipo nuevo o equipo usado,

Cuadro 41 Resumen de los Escenarios A–B–C–D.

Labranza Labranza Labranza Labranza Diferenciasconvencional convencional cero cero

Escenario (N$Z/año) (N$Z/ha) (N$Z/año) (N$Z/ha) (N$Z/año) (N$Z/ha)

Escenario A (contratistas) 68 250 227 51 750 172 16 500 55Escenario B 70 323 234 51 885 173 18 438 61

(propiedad equipo nuevo)Escenario C 59 228 197 45 145-51 885 150-173 7 343-14 081 24-47

(propiedad equipo usado)Escenario D 67 478 225 51 750 172 15 728 53

(propiedad equipo usadovs. contratista)

N. del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.

Cuadro 40 Costos de equipo usado de labran-za convencional comparados con la contrata-ción de un operador para labranza cero (enN$Z).

Labranza LabranzaElemento convencional cero

Costos anuales 59 228de operaciónde equipo delabranza usado(de Escenario C)

Glifosato 8 250en primavera(de Escenario A)

Costo anual del 51 750contratista,incluidosglifosatoy pesticidas(de Escenario A)

Totales 67 478 51 750Costo por hectárea 225 172Diferencia (en favor 15 728

de labranza cero) (52/ha)

N. del T.: En 2004, aprox. 1 N$Z = 0,77 $EE UU.

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333Algunas comparaciones económicas

reclutamiento de contratistas o combina-ciones de estas opciones. En todos los ca-sos la labranza cero fue menos costosa quela labranza convencional.

2. En el caso del cultivo de 150 hectáreasanuales fue más económico usar equiposavanzados para labranza cero de cualquiertipo que usar cualquier tipo de equipo delabranza convencional (N$Z 7 000 a N$Z18 000/año, o N$Z 24 a N$Z 61/ha).

3. La menor diferencia se encontró en la pro-piedad del equipo usado para labranzaconvencional comparado con la propie-dad de equipo nuevo para labranza cero(N$Z 24/ha).

4. La mayor diferencia se encontró entre lapropiedad de equipo nuevo para labranzaconvencional comparada con la propiedadde equipo nuevo para labranza cero (N$Z61/ha).

5. Todas las otras comparaciones resultaronen ahorros de aproximadamente N$Z50/ha usando labranza cero.

6. El reclutamiento de un contratista para la-branza cero con equipos avanzados estámuy a menudo acompañado por un altonivel de experiencia del especialista.

7. El único argumento económico válido parano adoptar la labranza cero avanzada esque el agricultor no disponga de una sem-bradora avanzada para labranza cero. Esprobable que haya rendimientos de loscultivos por debajo de la media, a vecesen forma regular, con equipos menos avan-zados para labranza cero. La labranza con-vencional es menos sensible a los equiposmenos avanzados.

8. Si un agricultor elige continuar con la pro-piedad del equipo usado para labranzaconvencional mientras recluta un contra-tista con equipo avanzado para ensayarla labranza cero (una práctica razonable),permanecerán los costos de la deprecia-ción y los intereses del equipo de labran-za, si bien este equipo no es usado (N$Z

80/ha, Escenario C). Dado que el gastopor el empleo de un contratista para la-branza cero es menor que una opción delabranza convencional (N$Z 53/ha, Es-cenario D), el costo neto de ensayar lalabranza cero con equipo avanzado du-rante un año será de cerca de N$Z 27/ha(N$Z 80 a N$Z 53), que es una cifra mo-desta comparada con la perspectiva deahorrar de N$Z 24 a N$Z 61/año, porcada año después de la adopción de lalabranza cero.

Comparaciones europeas

En estas comparaciones, un contratista in-glés de labranza convencional proporcionó losdatos siguientes de un cliente que cultivó 404hectáreas anuales. Los datos de la labranzaconvencional y de la labranza mínima fueronlos precios reales cobrados al agricultor en losaños precedentes. Las cifras de la labranzacero con equipo avanzado son cotizacionesdel año 2004.

Se comparan dos escenarios: labranza con-vencional con arado versus labranza cero ylabranza mínima versus labranza cero. Losprogramas de labranza convencional y de la-branza mínima se resumen en los Cuadros 42y 43 y son considerados típicos para muchaspropiedades inglesas.

El caso de labranza cero fue para equiposde labranza cero más costosos y avanzados(que aseguran la productividad con, por lomenos, el mismo rendimiento de los sistemasde labranza), tal como se refleja en el costomás alto por hectárea. Como en el caso de lascomparaciones en Nueva Zelandia, la sustitu-ción de una sembradora menos avanzada poruna sembradora más avanzada para labranzacero podría haber tenido el potencial para re-ducir los costos de la labranza cero, pero tam-bién tuvo el potencial para reducir los rendi-mientos de los cultivos en labranza cero.

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334 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Cuadro 42 Comparación de los costos de labranza convencional y labranza cero en Inglaterra(en £).

Costo/ha Área Total (£)

Máquinas de labranzaSubsolador con rodillo 31,75 404 12 827,00Arado 36,00 404 14 544,00«Cultipress» 14,20 404 5 736,00Rodillo 10,75 404 4 343,00Rastra 25,60 200 5 120,00Fertilización 7,50 404 3 030,00Combinación de sembradora convencional 29,75 304 9 044,00Cultivador-sembradora 30,00 100 3 000,00Aspersión 7,00 404 2 828,00Total 60 472,80

Máquinas para labranza ceroSembradora avanzada para labranza cero 55,00 404 22 220,00Aspersión 7,00 404 2 828,00Total 25 048,00

Diferencia 35 420,80Diferencia por hectárea 87,68/ha

N. del T.: en 2004, aprox. 1 £ = 2,00 $EE UU.

Cuadro 43 Comparación de los costos de labranza mínima y la-branza cero en Inglaterra (en £).

Costo/ha Área Total

Máquinas para labranza mínimaSubsolador con rodillo 31,75 202 6 413,50

compresorTren de labranza 35,00 404 14 140,50«Cultipress» 14,20 404 5 736,80Rodillo 10,75 404 4 343,00Fertilización 7,50 404 3 030,00Cultivador-sembradora 30,00 404 12 120,00Aspersión 7,00 404 2 828,00Total 48 611,30

Máquinas para labranza ceroSembradora avanzada 55,00 404 22 220,00

para labranza ceroAspersión 7,00 404 2 828,00Total 25 048,00

Diferencia 23 563,30Diferencia por hectárea 58,32/ha

N del T.: en 2004, aprox. 1 £ = 2,00 $EE UU.

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335Algunas comparaciones económicas

Escenario A: comparaciónde labranza cero con labranza total

basada en el arado

Establecimiento de un cultivo de cerealesen una finca de 404 hectáreas usando un sis-tema basado en el arado, comparado con la-branza cero avanzada (costo del contratista).Los costos comparativos se encuentran en elCuadro 42.

Escenario B: comparaciónde labranza cero con labranza mínima

Establecimiento de un cultivo de cerealesen una finca de 404 hectáreas usando un sis-tema de labranza mínima, comparado con la-branza cero avanzada (costo del contratista).Los costos comparativos se encuentran en elCuadro 43.

Conclusiones

1. Sobre la base de un contratista, la labran-za mínima fue más económica que la la-branza convencional en £29/ha.

2. Sobre la base de un contratista, la labran-za cero avanzada fue más económica quela labranza con arado en £87/ha.

3. Sobre la base de un contratista, la labran-za cero avanzada fue más económica quela labranza mínima en £58/ha.

4. Estas comparaciones podrían no ser váli-das si se hubieran usado máquinas paralabranza cero menos avanzadas.

5. Las comparaciones entre labranza conven-cional, labranza mínima y labranza ceroson dependientes de las máquinas, dadoque los modelos para labranza cero tienenel potencial de influenciar marcadamentelos rendimientos de los cultivos.

Resumen de algunascomparaciones económicas

1. La comparación económica más comúnes entre labranza cero y labranza conven-

cional pero tal comparación a menudo in-duce a error por varias razones y suposi-ciones.

2. Varios escenarios posibles ofrecen ejem-plos económicos de labranza convencio-nal versus labranza cero, pero los elemen-tos y cifras requieren cambios para otrospaíses y años.

3. Los costos de las máquinas involucradascon la decisión del cambio de sistema delabranza convencional a labranza cero sonun punto muy importante.

4. Mantener la propiedad de las máquinasde labranza por un cierto período des-pués de haber comenzado la labranzacero agrega costos al proceso de transi-ción pero puede ser una elección cómo-da y que muchos agricultores se puedenpermitir.

5. La economía de utilizar un contratistade labranza convencional o un contra-tista para labranza cero favorece esteúltimo.

6. La economía de la compra de equipo nue-vo para labranza convencional o de com-prar equipo nuevo y avanzado para labran-za cero muestra costos de capital similaresen ambos casos, pero los costos operati-vos son significativamente más bajos paralabranza cero.

7. La economía de conservar el equipousado o de comprar equipos nuevos o usa-dos para labranza cero muestra que loscostos de capital se reducen a la mitad alcomprar equipo de segunda mano, tantopara labranza convencional como paralabranza cero, en comparación con equi-pos nuevos; aquí también los costos ope-rativos favorecen el equipo para labran-za cero.

8. La economía de retener el equipo usadode labranza o reclutar un contratista paralabranza cero muestra que la propiedaddel equipo de labranza usado es más cos-tosa que reclutar un contratista con equi-po avanzado para labranza cero.

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336 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

9. Hay escasa diferencia entre las compara-ciones hechas entre equipo nuevo o usa-do, reclutar contratistas o las combinacio-nes de estas opciones. En todos los casosla labranza cero fue menos costosa que lalabranza convencional.

10. El reclutamiento de un contratista para la-branza cero es muy a menudo acompaña-do por un alto nivel de capacidad técnica.

11. Un agricultor estadounidense que recien-temente se convirtió de la labranza con-vencional a la labranza cero informa quecon equipo avanzado para labranza cerose llega siempre a una situación positiva.No solo obtuvo sus mejores rendimien-tos con labranza cero, sino que ahora usamenos combustible para las tareas delcultivo que para las tareas de la cosecha.

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19Procedimientos para el desarrollo

y la transferencia de tecnología

C. John Baker

337

Medir el comportamiento mecánicode las máquinas para labranza cero es mucho

menos importante que medirsu comportamiento biológico.

Uno de los aspectos que distinguen los ex-perimentos hechos con máquinas agrícolaspara labranza de la tierra es que hay pocastécnicas experimentales comunes e instrumen-tos estandarizados que puedan ser aplicadosuniversalmente. Los modelos y las funcionesde la mayoría de las máquinas agrícolas sonbastante diversos; por lo tanto, las técnicasusadas para su evaluación están diseñadas parapropósitos específicos y para responder a pre-guntas también específicas.

Esta situación contrasta, por ejemplo, conexperimentos con plantas en los cuales un pro-cedimiento común es su cultivo en macetas oen el suelo, cada una con el tratamiento elegi-do. Dado que todas las plantas cumplen esen-cialmente las mismas funciones de utilizaciónde la energía solar y de convertir en biomasalos nutrientes del suelo, de la atmósfera y elagua, en esos experimentos existen numero-sos elementos comunes.

En el estudio de los abresurcos, de las sem-bradoras y de las sembradoras de precisiónpara labranza cero, los diseños de los investi-gadores se han dirigido no solo a los resulta-dos sobre el crecimiento de las plantas usan-

do procedimientos experimentales conocidos,sino que se han dirigido también a su com-portamiento mecánico y, tal vez más impor-tante, a las interacciones entre infinitas varia-ciones de los diseños de los componentes delas máquinas y el suelo, los residuos superfi-ciales, las plagas y las plantas.

Aquí se describen algunos de los procedi-mientos y técnicas experimentales usadas porlos autores y sus colegas para investigar so-bre las funciones y comportamiento de loscomponentes de labranza cero y el subsiguien-te desarrollo tecnológico, diseños y prácticasde nuevos equipos para labranza cero. Mu-chas de las técnicas desarrolladas son especí-ficas para labranza cero y deberían ser útilespara investigaciones similares. Algunos expe-rimentos fueron exclusivos mientras que otrossiguieron procedimientos comunes ya estable-cidos.

No se intenta presentar una revisión com-pleta de todas las técnicas usadas en este cam-po si bien los resultados de muchos trabajosimportantes de numerosos investigadores seencuentran en este capítulo. Las descripcio-nes técnicas y los instrumentos presentadosse limitan a aquellos usados o diseñados porlos autores. Se explican en algún detalle losexperimentos realizados ya que fueron dise-ñados para buscar respuestas a una serie deproblemas acerca de la interacción de las plan-tas y el suelo con las máquinas para labranza

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338 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

cero y porque en ese momento no había otrasmetodologías para satisfacer esos objetivos.

Las técnicas y procedimientos descritos hi-cieron referencia a los siguientes temas:

1. Respuesta de las plantas a los abresurcospara labranza cero en condiciones contro-ladas.

2. El microambiente de las semillas dentro yalrededor de las ranuras en la labranzacero.

3. La compactación y el disturbio del suelopor los abresurcos para labranza cero.

4. Localización de las semillas en el suelo.5. Recorrido de las semillas dentro de los

tubos de los abresurcos para labranza cero.6. Arrastre de los abresurcos de discos.7. Pruebas de desgaste acelerado de los abre-

surcos para labranza cero.8. Efectos de la colocación del fertilizantes

en bandas.9. Prototipos de sembradoras y manejo de

estrategias.

Respuesta de las plantas a losabresurcos para labranza cero

en condiciones controladas

A menudo se supone que la mayoría de lassemillas germinan y crecen satisfactoriamen-te si se siembran en un suelo húmedo seguidopor condiciones climáticas favorables. Lamen-tablemente, bajo labranza cero, esta suposi-ción no es siempre correcta. Las primeras ex-periencias con labranza cero sugirieron que,a medida que las condiciones climáticas se vol-vían menos favorables, el comportamiento delas semillas, de las plántulas y de las plantas amenudo sufría más que cuando las semillas sesembraban en suelo labrado.

Por lo tanto, fue importante desarrollar unprocedimiento básico para evaluar el compor-tamiento biológico de los diferentes abresur-cos para labranza cero bajo condiciones con-troladas. El objetivo fue crear una situaciónen la cual los investigadores pudieran enfati-

zar el sistema de labranza cero imponiendocondiciones desfavorables de humedad delsuelo seguidas por condiciones climáticas des-favorables, sin el riesgo de un clima imprede-cible.

La siembra de las semillas en el campo fueconsiderada poco práctica e imprecisa paracontrolar la humedad del suelo y el clima. Losrefugios convencionales contra la lluvia, he-chos de grandes telas móviles transparentesque cubren varias parcelas, eran demasiadocostosos y podrían haber limitado los experi-mentos a un solo lugar. Esto contrastaba conlos experimentos de labranza donde el suelodebajo de un refugio puede ser labrado variasveces para repetir varios experimentos en elmismo lugar.

Los investigadores tampoco pudieron colo-car las semillas en el lugar correcto en suelosdisturbados que habían sido preparados enmacetas o bandejas para ser trasladados pos-teriormente a los invernaderos o a laborato-rios con clima controlado. Para los experimen-tos de labranza cero los suelos tenían que haberestado realmente indisturbados por lo menosdurante 12 meses, o preferiblemente más, ypermanecer en esta forma a lo largo de todoslos experimentos.

Se desarrolló una nueva técnica para trans-portar suelo sin labrar en recipientes a un lu-gar cubierto controlado climáticamente. Estoinvolucró el movimiento de grandes bloquesde suelo de 2,0 m × 0,7 m × 0,2 m, que pesa-ban aproximadamente 500 kg, desde el cam-po, sin disturbar, sembrar con abresurcos or-denados para duplicar sus funciones en unasembradora de campo o en una sembradorade precisión y controlar el clima y el conteni-do de humedad después de la siembra durantetoda la duración del experimento (Baker,1969a, 1976a,b).

Para ese transporte se contruyeron recipien-tes de acero con ambos extremos abiertos. Enuno de esos extremos se colocó una cuchillacircular para cortar el suelo, todo lo cual eratirado por un tractor (Lámina 120). La hoja

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horizontal de la cuchilla para cortar el sueloera hueca con lugares de salida del material alo largo de su borde trasero. Se bombeaba aguaen la hoja hueca durante la extracción de losbloques de suelo de 500 kg para crear unapasta fina en la parte de abajo de cada bloquey temporalmente lubricarlo para hacerlo res-balar hacia el recipiente de dos metros de lar-go. La base de cada recipiente fue forrada conuna lámina de acero inoxidable para favore-cer este proceso de extracción.

En la práctica se encontró que 2 m era lalongitud máxima de la capa de suelo sin dis-turbar de 200 mm de espesor que podía serextraída sin ser comprimida y tal vez sin rom-perse. Una profundidad mayor de 200 mmpodría haber permitido la extracción de blo-ques mayores pero los recipientes hubieransido difíciles de manejar en razón de su ma-yor peso y tamaño.

Si bien una profundidad de suelo de 200 mmpodría no ser capaz de sostener el crecimien-to de las plantas por un largo período antesque las raíces alcanzaran la base de acero

inoxidable, todos los estudios que utilizaronestos recipientes se concentraron en las fasesde la germinación y de la emergencia de lasplántulas del cultivo, ya que fueron conside-radas las más críticas para causar dificultadesen la labranza cero. También se consideró quela influencia de las máquinas en el crecimien-to de las plantas era muy probable que fueramayor en las fases de germinación y emergen-cia de las plántulas, después de lo cual podríanser de menor influencia que otros factores comoel clima, el suelo y el efecto del manejo.

El suelo permaneció dentro del recipientedurante cada experimento. Los recipientesfueron transportados desde el campo al labo-ratorio usando equipo de levantamiento pesa-do en un tractor (Lámina 121). El contenidode humedad del suelo en cada recipiente fuemanejado cubriéndolo con un plástico trans-parente y dejándolo secar al aire o irrigándo-lo desde arriba con un irrigador o desde abajocolocando los recipientes perforados sobrecanaletas que contenían una cantidad prede-terminada de agua.

Lámina 120 Una cuchilla circular para cortar suelo unida a un recipiente para extraer bloques desuelo sin disturbar (de Baker, 1969a).

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340 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Se utilizaron dos procesos para sembrar esosbloques de suelo sin disturbar con distintosabresurcos para labranza cero. Cuando se de-bían hacer mediciones de los procesos desiembra o se debían probar los abresurcosmúltiples en cada recipiente, se adosaron cin-co recipientes en una cama levantada de un«recipiente para labranza» con un elementopara llevar herramientas en una plataformasuperior que pasaba sobre la línea de recipien-tes y podía pasar hacia atrás o hacia delante auna infinidad variable de velocidades (de 0 a8 km/h) (Lámina 122).

La siembra se llevó a cabo en el interior dellocal y los abresurcos en prueba por lo gene-ral se ordenaron espaciados a 150 mm contres surcos en cada recipiente. Esto dio lugara 200 mm de distancia entre los surcos exte-riores y los bordes de los recipientes. La dis-tancia ligeramente mayor en esta zona fue paraevitar el disturbio del suelo en los bordes.Todos los abresurcos fueron montados en bra-zos de arrastre paralelos unidos a un segundobastidor. El ángulo vertical fue variable para

alterar el alcance vertical del abresurco paracualquier ordenación geométrica. Se agrega-ron fuerzas de penetración por medio de pe-sas a los abresurcos individuales y las fuerzasde arrastre fueron medidas por una célula decarga montada dentro del brazo de arrastre uni-do al segundo bastidor.

El montaje de los abresurcos se hizo en bra-zos paralelos y se aplicó la fuerza de penetra-ción por medio de pesas, lo que no fue unaduplicación común de la práctica de campo.Las pesas aseguraron que la fuerza de pene-tración aplicada a cualquier abresurcos per-maneciera constante sin considerar su posi-ción en el plano vertical. Pero el objetivo eraremover diferencias de las funciones depen-dientes entre los abresurcos y sus formas deoperación para evaluar las diferencias asocia-das con su trabajo en el suelo y la forma delas ranuras que estaban creando.

Las semillas individuales fueron colocadaspor una sembradora al vacío modificada dise-ñada por Copp (1961). Dado que la siembrafue por lo general hecha a bajas velocidades,

Lámina 121 Transporte de un recipiente con suelo.

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341Procedimientos para el desarrollo y la transferencia de tecnología

se hizo un recuento visual de las semillas queentraban en el suelo, observándolas a medidaque pasaban por un tubo de plástico transpa-rente. De esta manera, se conoció el númeroexacto de semillas sembradas para un recuen-to preciso de su germinación. Dado que el «re-cipiente de labranza» estaba colocado a unacierta altura del piso, permitió instalar instru-mentos desde la parte inferior o detrás del sue-lo para controlar variables como las fuerzasdel suelo verticales y/o laterales resultantes delpasaje de los abresurcos individuales.

En algunos casos fue necesario probar laoperación de los abresurcos en la siembra realen el campo. En este caso, la parte final abier-ta de los recipientes de acero fue empotradaen el suelo, tirada con un tractor y con el cor-tador de suelo. Después de ello, se pasó unsembrador mientras estaban in situ pero evi-tando el contacto con las paredes de acero delos recipientes. Los recipientes con suelo fue-ron entonces trasladados a un ambiente con elclima controlado.

El «recipiente de labranza» permitió unamedición precisa de cómo diferentes formasde abresurcos y ranuras para labranza ceroresponden a las distintas condiciones delsuelo en lo que se refiere a su capacidad parapromover satisfactoriamente la germinaciónde las semillas y la emergencia de las plántu-las. Casi todos los experimentos previos delabranza cero habían usado condiciones decampo que resultaban en un establecimientoexitoso, pero estos resultados pueden habersido función de condiciones favorables delcomportamiento mecánico. Mientras que losexperimentos de campo sirvieron para de-mostrar que la siembra bajo labranza ceropodía funcionar, era sin embargo necesarioidentificar y eliminar las causas de los fraca-sos. Esto requería un control exacto de lascondiciones de siembra.

El «recipiente de labranza», en razón de suplataforma móvil, también fue usado para unavariedad de experimentos relacionados con eltema. Entre estos se encuentra un estudio de

Lámina 122 El «recipiente de labranza» con recipientes de suelo adosados uno a otro y listospara la siembra (de Baker, 1969a).

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342 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

disipación de las gotas de una aspersión so-bre una pastura (Collins, 1970; ver Capítulo12), el control del espaciamiento de siembrade las sembradoras de precisión (Ritchie yCox, 1981; Ritchie, 1982; Carter, 1986; verCapítulo 8) y el trasplante de plántulas de re-pollo en suelo sin labrar (Pellow, 1992).

El microambiente de las semillasdentro y alrededor de las ranuras

en la labranza cero

Para aprender sobre los requerimientosambientales de las semillas y las plántulasdentro de la ranura y a fin de definir los efec-tos de los diseños de los abresurcos en las ra-nuras, se probaron las siguientes variables: i)régimen de humedad del suelo; ii) humedaddel suelo-aire; iii) oxígeno del suelo, y iv) tem-peratura del suelo, en todos los casos dentrode la ranura.

En estos experimentos no se intentó hacerel seguimiento de la presencia de sustanciasalelopáticas de los residuos en descomposi-ción o de otras raíces presentes en la ranura,dado que el tema había sido investigado porotros autores (Lynch, 1977, 1978; Lynch et al.,1980). Sin embargo, experimentos posterio-res en suelos húmedos hechos por los autoresy sus colegas agregaron nuevos conocimien-tos acerca de los efectos y de cómo podríanser evitados por medio del diseño de los abre-surcos (ver Capítulo 7).

Régimen de humedad del suelodentro de la ranura

La mayoría de los aparatos no destructivosde la estructura para medir el contenido deagua líquida en las ranuras muestrean volú-menes razonablemente grandes de suelo. Estoes necesario para promediar las variacionesinherentes en volúmenes de suelo relativamen-te pequeños. La zona de las ranuras que dejael abresurcos para labranza cero representa unvolumen relativamente pequeño de suelo, lo

que hace que la supervisión de la fase líquidade la humedad sea particularmente difícil.

Los aparatos basados en bloques de yeso yotros aparatos basados en la absorción traba-jan mejor en el extremo del rango de condi-ciones húmedas y de baja tensión, lo cual loshace inadecuados para experimentar en lossuelos secos. Se ensayaron los primeros dise-ños de sicrómetros para el punto de rocío perolos gradientes de temperatura muy pronuncia-dos en o cerca de la superficie no ofrecían re-sultados seguros. Eventualmente se recurrióal muestreo gravimétrico destructivo en el cualcilindros de suelo en miniatura (20 mm de diá-metro × 10 mm de largo) se extrajeron de lazona de las ranuras y se secaron en estufa paraproporcionar una medida de la fase líquida delcontenido de humedad del suelo sobre la basede la diferencia de peso. Después que se rea-lizaron estos experimentos se han fabricadootros equipos más desarrollados.

La investigación ha mostrado que la faselíquida del contenido de agua del suelo en yalrededor de las distintas formas de ranurasno presentaba mayores diferencias, por lomenos a corto plazo, aun cuando había mar-cadas diferencias en la emergencia de lasplántulas en suelos relativamente secos. Sibien al principio esta pareció ser una situa-ción anómala, se consideró que una investi-gación exhaustiva de otros aparatos alterna-tivos para medir la fase líquida de la humedaddel suelo no se justificaba. En todo caso, laatención cambió a la medición de la hume-dad de la ranura o a la fase de vapor del aguadel suelo.

Humedad del suelo-airedentro de la ranura

La física del suelo muestra que la atmósfe-ra (aire) en los macroporos y huecos del sueloestá en equilibrio con la presión de vapor delagua líquida contenida en los poros del sueloque la rodea. A una temperatura dada la fasede vapor en esos espacios representa la hu-medad del suelo-aire. Desde el momento que

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343Procedimientos para el desarrollo y la transferencia de tecnología

la temperatura del suelo a la profundidad desiembra no cambia rápidamente y es fácilmen-te medida, la humedad del suelo se ha consi-derado una forma confiable de medir la pre-sión de vapor de agua de la atmósfera delsuelo.

Choudhary (1979) fue el primero que con-troló la humedad del suelo-aire dentro de lasranuras para labranza cero usando un aspira-dor para retirar lentamente aire de la ranura ypasarlo a un higrómetro de punto de rocío parauna lectura directa de la humedad relativa dela muestra. Si bien este método proporcionóresultados interesantes, los investigadores eranconcientes de que la remoción del aire de laranura resultaba inevitablemente en su reem-plazo con aire tomado predominantemente dela atmósfera encima de la superficie del sue-lo. De esta manera, las muestras de aire de lasranuras reflejaban solo parcialmente el con-tenido de humedad dentro de la ranura.

La precisión del método descansaba en latasa de remoción del aire de la ranura y la re-sistencia a la difusión de la cobertura de laranura que controlaba la tasa de aire atmosfé-rico reemplazado que era removido. Por ejem-plo, una alta resistencia a la difusión de lacobertura de la ranura podría dar lugar a quela muestra de aire removida de la ranura fuerareemplazada por aire de un punto más distan-te de la ranura; por otro lado, una baja resis-tencia a la difusión podría contener una ma-yor proporción de aire atmosférico. Másadelante, esta resistencia a la difusión fue iden-tificada como una variable importante en lasobrevivencia de las semillas y de las plántu-las pero, además, también se encontró un mé-todo que muestreaba la humedad relativa insitu sin remover el aire de la ranura.

Para la lectura directa de la humedad se in-sertó una sonda modificada en la ranura hastaque estuviera en equilibrio con la atmósferasin disturbar de la ranura, por lo menos du-rante 2 minutos. La sonda seleccionada habíasido diseñada originariamente para controlarla humedad relativa entre las hojas de papel

para periódicos y, como tal, era de forma pla-na y fina. Se removió su punta y en la mismase envolvió un filtro de fibra de vidrio a fin deprevenir que el suelo cayera dentro de la par-te de la sensitiva de la sonda. La Lámina 123muestra una sonda de humedad que se insertaen un suelo seco no labrado, que está coloca-do en una cámara con clima controlado. Elfiltro queda en el suelo cuando se retira la son-da y no es reutilizado.

Este método proporcionó una lectura di-recta de la humedad relativa, cercana a la quetenían las semillas dentro de la ranura. Lainformación recogida con esta técnica tuvorepercusiones a largo plazo. Los experimen-tos mostraron que las semillas en el sistemade labranza cero podían germinar en una at-mósfera con alto contenido de humedad den-tro de la ranura, sin necesidad de acceder acantidades importantes de agua en fase líqui-da, un hecho que fue confirmado posterior-mente por Martin y Thrailkill (1993) y Wuest(2002).

Más importante aun es haber determinadoque las plántulas debajo de la superficie po-dían sobrevivir debajo del suelo por varias se-manas con un 100 por ciento de humedad re-lativa, o cerca de ese valor. Se demostró quela última observación era una función de laresistencia a la difusión de la cobertura de laranura y el gradiente de humedad entre el airede la ranura y el ambiente fuera de la misma.La cobertura de la ranura era una función desu forma, de la presencia de residuos en lasuperficie sobre la ranura y del diseño delabresurcos.

El hecho de supervisar la atmósfera de laranura era importante pero la capacidad decontrolar y variar esa humedad para los obje-tivos de la investigación es algo diferente. Lascubiertas para la protección contra la lluviano fueron satisfactorias dado que fueron in-capaces de alterar la humedad del ambientedurante el día. Utilizando una multisala conclima controlado, los bloques de 500 kg desuelo en los recipientes de acero fueron

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transportados en grupos de tres a las salas declima controlado después de la siembra. Cadasala tenía un clima artificial en el cual podíanser controlados la temperatura, la humedad,la intensidad de la luz, el espectro lumínico,la duración de las horas de luz del día, los nu-trientes y, si era necesario, la dirección y ve-locidad del viento. De esta manera, fueron va-riados los efectos de los altos y bajos nivelesde humedad ambiental y/o las temperaturas yse midieron los efectos sobre el establecimien-to de las plántulas (ver Capítulo 6).

Oxígeno del suelo dentro y alrededorde la ranura

La principal consecuencia de que un suelocon labranza cero se vuelva muy húmedo des-pués de la siembra es la restricción del abaste-cimiento de oxígeno a las semillas en germina-ción y a las raíces embrionales. Un suelolabrado es aflojado artificialmente, lo cual enalgún momento exagera la actividad del oxíge-no alrededor de las semillas. En un suelo sinlabrar las semillas dependen casi exclusivamen-

te de la capacidad del suelo para permaneceradecuadamente oxigenadas en su estado natu-ral. Para probar varios diseños de abresurcos ysu capacidad para proporcionar distintas con-diciones de oxígeno con condiciones de suelohúmedo, se consideraron las variables de la tasade difusión del oxígeno, las lombrices de tierray las temperaturas del suelo.

Varios investigadores han descrito una téc-nica para medir la difusión del oxígeno con-sistente en empujar un pequeño electrodo deplatino en el suelo y medir la corriente quepasa entre ese electrodo y un electrodo de re-ferencia. La corriente tiene el efecto de redu-cir el material electro-reducible, en este casoel oxígeno, en la superficie del platino. La can-tidad de corriente es gobernada por la tasa dedifusión de oxígeno desde dentro del suelo ala superficie del electrodo y de esta manerada una indicación de la tasa de difusión deoxígeno dentro del suelo.

La mayoría de los investigadores concuer-dan con que los valores de la tasa de difusiónde oxígeno obtenidos con los electrodos de

Lámina 123 Muestreo de la humedad del suelo en el campo.

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platino son solamente una aproximación delo que podría suceder a una raíz; sin embargo,esta técnica proporciona una medida relativade la diferencia entre las distintas condicio-nes del suelo. Las ventajas de esta técnica sonsu economía, no es destructiva, es rápida, sim-ple y capaz de muestrear zonas muy pequeñasde suelo cerca de la ranura.

Chaudhry (1985) muestreó la tasa de difu-sión de oxígeno en un modelo de rejilla alre-dedor del área basal de diferentes ranuras enun suelo húmedo; usó un programa de orde-nador para trazar líneas de isotasas de difu-sión de oxígeno que reflejaron los distintosregímenes de oxígeno generados por el pasajede los abresurcos para labranza cero y por lapresencia o ausencia de residuos superficialesy de lombrices de tierra (ver Capítulo 7).

La actividad de las lombrices de tierra fueprobablemente un contribuyente importante aloxígeno del suelo dentro de la ranura. Mai(1978), Chaudhry (1985) y Giles (1994) con-trolaron el número de lombrices de tierra pre-sentes en la parcela general del suelo y enaquellas alrededor de la ranura de las semi-llas. Se extrajeron núcleos cilíndricos de sue-lo de las ranuras y se contó y pesó el númerode lombrices. Chaudhry también controló laactividad de las lombrices en la superficie delsuelo estimando el porcentaje en una ciertaárea cubierta con sus deyecciones, conocidocomo «índice de deyecciones».

La infiltración del agua en la zona de lasraíces fue otro factor potencial para el inter-cambio de oxígeno. Las tasas relativas de in-filtración fueron controladas por medio decajas de metal («infiltrómetros») insertados enla superficie del suelo y centradas sobre lasranuras (Chaudhry, 1985; Baker et al., 1987).

Comparaciones exhaustivas sobre la tem-peratura fueron hechas por Baker (1976a) envarias configuraciones de parcelas. La tem-peratura es relativamente fácil de medir enzonas limitadas usando termómetros en mi-niatura o termocuplas electrónicas. Las lectu-ras rápidas fueron hechas con termómetros de

mercurio mientras que las termocuplas fue-ron usadas para lecturas continuas como lasfluctuaciones ambientales diurnas.

Compactación y disturbiodel suelo por los abresurcos

para labranza cero

Durante largo tiempo se pensó que un re-sultado lógico de los abresurcos para labran-za cero que operan sobre tierras sin labrar po-dría haber sido la compactación progresiva yun crecimiento restringido de las raíces en lazona de las ranuras. Por esa razón, varios es-tudios se centraron en la supervisión de estosaspectos. Los parámetros medidos fueron:i) resistencia del suelo; ii) presión instantáneadel suelo (estrés); iii) desplazamiento instan-táneo y permanente del suelo; iv) densidad delsuelo, y v) alisado.

Resistencia del suelo

La resistencia del suelo es generalmenteevaluada midiendo la fuerza necesaria paraempujar una sonda («penetrómetro») en elsuelo. Para asemejar a la acción de las raí-ces, el extremo de la sonda es de forma cóni-ca de modo que su fuerza se disipa en formaradial y longitudinal. Tales sondas son, porlo general, diseñadas para muestrear grandesvolúmenes de suelo y, en razón de la homo-geneidad natural del suelo, la repetición delmuestreo con la misma sonda es una opera-ción común.

Para obtener beneficios del sondaje múlti-ple del suelo dentro de los límites de la zonade ranuras fue diseñado un penetrómetro enminiatura con puntas múltiples (Dixon, 1972;Baker, 1976a; Baker y Mai, 1982b). Este apa-rato tenía 20 sondas de acero inoxidable deun milímetro de diámetro montadas en unabarra horizontal, de tal forma que la posiciónvertical de cada sonda con respecto a la barra

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346 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

podía ser ajustada y fijada individualmente.La barra podía ser angulada en cualquier po-sición deseada, horizontal o vertical, y fueunida a una barra con rosca que actuaba comomecanismo de empuje junto con un aro sensi-tivo para medir la fuerza (o «aro de prueba»).Se usaron dos aparatos diferentes para medir

el desplazamiento y registrar los cambios dediámetro del aro. Al principio fue suficienteun micrómetro pero en las últimas pruebas fuesustituido por un sensor de presión de despla-zamiento para facilitar el registro de los re-sultados. El penetrómetro de puntas múltiplesse encuentra en la Figura 47.

Figura 47 Un penetrómetro con puntas múltiples unido a un «aro de prueba» de un aparato paramedir la fuerza (de Baker y Mai, 1982a).

Mecanismocon rosca

Placa de sostén

Desplazamientodel

«transductor»

Aro de prueba

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347Procedimientos para el desarrollo y la transferencia de tecnología

Dado que los suelos, en cierta medida ypor varios segundos, tienden a fluir como uncuerpo plástico después que se inserta unasonda rígida, fue necesario insertar las son-das a una velocidad constante y predetermi-nada y leer la fuerza aplicada a intervalosregulares después que se detuvo la penetra-ción a la profundidad deseada (cuando habíacesado el flujo plástico). Las sondas fueroninsertadas rotando la barra con rosca a unavelocidad constante de penetración, para loque se usó un motor eléctrico de baja veloci-dad, desconectado inmediatamente despuésde alcanzar la profundidad deseada y se es-peró 10 segundos antes de leer la escala.

Para ajustar las irregularidades de la superfi-cie del suelo, la barra portasondas fue coloca-da paralelamente a la superficie elegida y cadasonda fue insertada a través de la barra hastaque hizo un ligero contacto con la superficiedel suelo, momento en que fue ajustada a labarra. Fue necesario asegurarse de que hubieraun igual número de sondas en cada lado de labarra con rosca central, que hicieran contactocon el suelo para asegurar, en la medida de loposible, la simetría de las fuerzas con relaciónal punto central cuando todas las sondas eranempujadas en el suelo. Incluso en estos casos,una sonda podía ocasionalmente tocar una pie-dra y distorsionar sensiblemente la simetría; enese caso la lectura se descartaba.

Usando el recipiente para ensayos de labran-za descrito anteriormente, el penetrómetro depuntas múltiples fue insertado desde varias di-recciones: i) desde encima de la tierra para pro-bar la resistencia del suelo, verticalmente y ha-cia abajo en la base de las ranuras (Baker y Mai,1982b); ii) desde una perpendicular a las pare-des de las ranuras (Mai, 1982b); iii) desde deba-jo del recipiente empujando hacia arriba paramedir la resistencia de la cobertura de la ranuraa la emergencia de las plántulas (Choudhary,1979), y iv) perpendicular al corte de la partefinal de los recipientes para probar la resistenciadel suelo en un modelo de parrilla alrededor deun corte de las ranuras (Mitchell, 1983).

El penetrómetro no pudo ser usado en elcampo debido a que su alta sensibilidad re-quería una base muy estable desde la cual ejer-cer la fuerza de penetración. En realidad, estapodía ser ofrecida por el recipiente sobre unpiso de cemento. Aun así, una persona apoya-da en uno de los recipientes podría causar latorcedura del lector del penetrómetro.

Presión instantánea del suelo (estrés)

A medida que el abresurcos pasa a través delsuelo se crean presiones para moverlo hacia loslados, con múltiples consecuencias potencia-les, desde la compactación hasta el alisado.Estas presiones fueron medidas usando undiafragma de presión especialmente diseñado(Mai, 1978). Un pequeño tubo de bronce de9,5 mm de diámetro tenía un diafragma de gomaen un extremo; en el otro extremo tenía unidoun sensor de presión en miniatura. El tubo sellenó con agua para que actuara como un líqui-do no comprimible y una pequeña válvula depurga para expeler el aire. Estos tubos fueroninsertados en agujeros en las paredes y en labase de los recipientes de acero en agujerosajustados hechos previamente en el suelo paracolocar la posición del diafragma de goma encontacto íntimo con el suelo a una distanciapreestablecida (cerca de 10 mm) del lugar depaso esperado del abresurco para labranza ceroque se deseaba probar.

Dado que cada abresurcos pasaba por unrecorrido bien controlado en el recipiente deacero fue posible predeterminar con seguri-dad la posición lateral de los aparatos paramedir la presión del suelo. La profundidad depenetración de cada abresurcos era bastantepredecible usando ruedas comunes para me-dir la tierra en cada abresurcos, ya que la su-perficie de cada recipiente no terminaba exac-tamente a la misma distancia de la base delrecipiente durante el proceso de extracción enel campo. Por ello, se concedió una mayorflexibilidad a la posición vertical.

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Aun así, los tubos llenos de agua fueron usa-dos para proteger los costosos sensores depresión en miniatura en caso de que hubieracontactos mecánicos con el abresurcos en supaso. Los tubos de bronce y sus diafragmasde goma fueron considerados como descarta-bles en el caso de un accidente pero no loscostosos sensores. La Figura 48 muestra di-cho tubo. De esta manera, los estreses instán-taneos y contrastantes del suelo creados porlos distintos tipos de abresurcos en un suelosin labranza fueron supervisados y registra-dos (Baker y Mai, 1982a).

Desplazamiento instantáneoy permanente del suelo

Este desplazamiento fue medido colocan-do pequeñas sondas verticales en el suelo adistancias predeterminadas sobre el posiblelugar de paso del abresurcos en los recipien-

tes de prueba de labranza (Mai, 1978). Un hilono elástico liviano fue unido a un extremo decada sonda y en el otro extremo se colocó unpequeño sensor electrónico de desplazamien-to que registraba el desplazamiento horizon-tal instantáneo del suelo a medida que pasabael abresurcos y el desplazamiento permanen-te después de su paso. Los datos sobre el des-plazamiento dieron la medida de la direcciónen la cual el abresurco desplazaba el suelo asícomo también de la plasticidad del suelo y decómo este había respondido a la acción mecá-nica de ese abresurco en particular.

Densidad del suelo

La densidad del suelo fue medida extra-yendo pequeños núcleos de suelo (10 mm ×10 mm) en la zona de las ranuras en un lugary posición requeridos por el experimento es-pecífico (Mai, 1978; Chaudhry, 1985). Los

Figura 48 Tubo para medir la presión del suelo (de Baker, 1969a).

Válvula para purga de aire

Conexión eléctricaTope final con rosca cambiable

Tubo de bronce

Diafragmade goma

«Transductor» de presión en miniatura

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349Procedimientos para el desarrollo y la transferencia de tecnología

núcleos se pesaron y se siguió un procedimien-to estándar para calcular la densidad del suelocomo peso por unidad de volumen de suelo.

Alisado y compactación

Este parámetro fue difícil de cuantificar conprecisión ya que el alisado en particular estálimitado a una capa de menos de un milímetrode espesor. De cualquier manera, se determinóque el alisado solo afectaba el crecimiento delas raíces cuando se secaba y encostraba. Otrosparámetros ambientales determinan el secadode las ranuras, como se ha descrito anterior-mente. Por esta razón, no se desarrolló un mé-todo directo para cuantificar el alisado con pre-cisión. Aparentemente, la diferencia entre unacapa de alisado y una capa de compactación essolamente una diferencia de espesor.

Localización de las semillasen el suelo

Para el diseño de las sembradoras y las sem-bradoras de precisión se consideraron tres as-pectos importantes de la posición de las semi-llas en el suelo (Ritchie, 1982): i) espaciamientoa lo largo del surco; ii) profundidad de siem-bra, y iii) posición lateral en relación a la líneacentral de la ranura.

Espaciamiento de las semillas

La medición del espaciamiento de las semi-llas es relativamente simple, por lo menos sino se considera la posibilidad de que las se-millas salten en la ranura u otros factores delsuelo como los terrones. Una medición preci-sa se puede hacer por una siembra simulada,la cual se hace moviendo la sembradora sobreuna lámina adhesiva de modo que las semi-llas que caen de la sembradora se fijan inme-diatamente a medida que la máquina avanza.

El recipiente para pruebas de labranza y laplataforma descritos anteriormente son idea-les para esta función (Ritchie, 1982; Carter,1986). El espaciamiento de las semillas tam-bién puede ser determinado directamente mi-diendo la distancia entre las plántulas emergi-das. Este último método no considera eldesplazamiento de los tallos de su posiciónoriginal (por ej., doblados a causa de terroneso piedras) o la fallas en la germinación de lassemillas o en la emergencia de las plántulas.

Profundidad de la siembrade las semillas

La medición de la profundidad de siembrade las semillas es un problema difícil y enga-ñoso. Obviamente, la posición de las semillasen el plano vertical en el suelo solo puede serdeterminada después que han sido sembradas,a diferencia del espaciamiento horizontal delas semillas que puede ser simulado sobre unasuperficie adhesiva y sin que el abresurcostenga que penetrar en el suelo.

El problema radica en que, cuando el in-vestigador excava el suelo en busca de las se-millas, inevitablemente son movidas las otrassemillas circundantes. En los últimos años losinvestigadores han usado uno de los siguien-tes enfoques:

Excavación manual (Hadfield, 1993;Thompson, 1993)

A pesar de las desventajas de este método,una excavación cuidadosa del suelo, en el cam-po, para descubrir las semillas es aún el méto-do más común. Este método tiene el proble-ma que es difícil cuantificar y corregir loserrores. En los suelos labrados, se observanlas semillas desde arriba; en la labranza cero,en el suelo sin disturbar y dada la relativa es-tabilidad de algunos suelos y ranuras, en al-gunos casos es posible abrir una ranura para-lela y observar las semillas lateralmente, locual reduce el riesgo de mover otras.

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350 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Muestreo con cuchara

Un núcleo semicilíndrico horizontal de sue-lo sin disturbar, centrado en una ranura sem-brada, se remueve con una cuchara de diseñoespecial y la muestra se abre en el laboratoriopara exponer las semillas a la vista (Baker,1976a). Esta técnica puede ser usada solamen-te en suelos sin disturbar porque los sueloslabrados son demasiado friables y los núcleosse rompen. Este método es algo más precisoque la excavación manual desde arriba por-que se llega lateralmente a las semillas. Tam-bién es más conveniente que el muestreo decampo hecho lateralmente porque el opera-dor trabaja en su mayor parte en el laborato-rio y las muestras pueden ser apoyadas sobresus lados sobre el banco de trabajo. Esta téc-nica toma trozos de surco relativamente limi-tados, los transporta al laboratorio e insumemás tiempo que otros métodos. Es más útilpara localizar y contar las semillas y las plán-tulas en una longitud dada de surco que pararegistrar con precisión sus posiciones en rela-ción con la superficie del suelo.

Seguimiento de las plántulas

Después de la emergencia de las plántulas esposible hacer un seguimiento a partir de lashojas hasta establecer la posición original en elsuelo de las semillas sembradas (Stibbe et al.,1980; Pidgeon, 1981; Allam y Weins, 1982;Choudhary et al., 1985). Este procedimientoha sido mecanizado para registrar automáti-camente las mediciones de un número relati-vamente grande de plántulas. Sin embargo,dado que solamente mide las plántulas emer-gidas no registra la posición de las semillasque no han emergido. La identificación de lassemillas no germinadas en el suelo para losestudios de labranza cero también fue uno delos objetivos más comunes, pero esta técnicaha tenido una aplicación limitada.

Imágenes de las semillas con rayos X

Recubriendo las semillas con óxido rojo deplomo (un repelente de pájaros de uso común)

antes de la siembra pueden ser registradas imá-genes de las semillas de muestras de suelo to-madas en el campo en cajas metálicas usandoun equipo de rayos X de uso veterinario(Campbell, 1985; Choudhary et al., 1985; Praat,1988; Campbell y Baker, 1989; D. de Kantzow,1985, 1993, comunicación personal). Las ca-jas pueden ser de aluminio o de acero ya quelos rayos X pasan esos metales sin dañar laimagen. La técnica no es perjudicial para lassemillas (germinan después de la aplicaciónde los rayos X) e identifica positivamente lassemillas debajo del suelo sin disturbarlas.Tampoco es afectada por el tipo de suelo, elcontenido de humedad o los niveles de mate-ria orgánica, pero, en general, es más adecua-do para semillas grandes y para un númerorelativamente limitado de muestras porqueinsume tiempo y es algo costoso.

Los rayos X se derivan de un punto de ori-gen en la máquina que los genera; a medidaque los rayos X escrutan una muestra, se creaun error de paralaje en todas las posicionesexcepto en aquellas que están exactamentedebajo del punto de emisión. Este error deparalaje se acentúa hacia las extremidadesde la muesra y afecta la precisión en la cuan-tificación de las distancias entre las semillasindividuales o entre las semillas y la superfi-cie del suelo. Campbell (1985) definió una co-rrección matemática de este error. Tambiénusó una faja de plomo para soldaduras paraindicar la posición de la superficie del sueloen los rayos X. La Lámina 124 muestra semi-llas de arvejas revestidas con óxido de plo-mo, sometidas a rayos X debajo del suelo,después de la siembra.

Posición lateral de las semillas enrelación a la línea central de la ranura

Tal como ocurre con la profundidad de lassemillas, la búsqueda manual de la posiciónlateral de las semillas después que han sido sem-bradas presenta problemas que surgen de laposibilidad de su desplazamiento involuntario

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antes de poder registrar sus posiciones. En laspocas ocasiones en que se estudió este pará-metro se usaron muestreos con cuchara e imá-genes de rayos X.

Hasta la fecha no ha sido diseñado un méto-do satisfactorio para identificar positivamente,en forma económica y repetible, la posición fi-nal tridimensional de las semillas en el suelo.Tal vez esta sea la razón por la cual la mayoríade los diseñadores de abresurcos y de sembra-doras parecen estar satisfechos con definir cuánbien siguen sus abresurcos la superficie delsuelo, con la asunción implícita de que la colo-cación final de las semillas está únicamenterelacionada con esta capacidad.

Recorrido de las semillasdentro de los abresurcos

para labranza cero

El recorrido que deben hacer las semillasdesde y a través de los abresurcos para labran-

za cero es mucho más tortuoso y menospredecible que el de las semillas en abresur-cos simples para suelos labrados. Por esta ra-zón, ha sido importante estudiar el recorridode las semillas y analizar las causas del blo-queo o disrupción del flujo.

Todas las técnicas adoptadas por los auto-res han involucrado el uso de videocámaras ysu visión en cámara lenta. Ritchie (1982) es-tudió la descarga de las semillas de sembra-doras de precisión junto con varios tubos deentrega, para lo que registró las semillas conuna videocámara a medida que caían. Calcu-ló el tiempo entre el pasaje de las semillas su-cesivas delante de una rejilla y las variacio-nes potenciales resultantes del espaciamientohorizontal a lo largo del surco. La grabaciónfue analizada en cada toma frente a una rejillacalibrada sobre la base de la distancia y eltiempo. La Lámina 125 muestra el estudio delmomento de la eyección de la semilla usandola plataforma del recipiente de labranza comofuente del movimiento de la sembradora.

Lámina 124 Semillas de arvejas revestidas con óxido de plomo sometidas a rayos X después dela siembra (de Campbell y Baker, 1989).

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Un estudio de semillas dentro de la versiónde disco de un abresurco de ala sustituyó eldisco normal de acero por un disco de plexi-glás para poder observar el paso de las semi-llas a través del disco transparente. Este abre-surcos es bastante particular ya que la mayorparte del recorrido interno de las semillas ocu-rre en un tubo de tres lados cercano a un discogiratorio. La rotación del disco forma una pa-red en este tubo de entrega y se mueve conti-nuamente. Los investigadores deseaban estu-diar la influencia de esta pared móvil y laforma geométrica de las paredes fijas sobre lacaída y eyección de las semillas desde el abre-surcos. La Lámina 126 muestra el flujo de lassemillas en ese abresurcos.

Hasta ahora no se ha encontrado una técni-ca satisfactoria para observar las semillas amedida que salen del abresurcos debajo delsuelo, si bien el conocimiento de ese procesopodría contribuir en forma importante a dise-ñar abresurcos con una mejor eyección de las

semillas y control de la profundidad de siem-bra. La aparición de endoscopios y laparos-copios ofrece una posibilidad atractiva si bienel polvo en la lente durante la operación de-bajo del suelo parece ser inevitable y, porejemplo, su remoción con un chorro de airepodría interferir con el mismo proceso deeyección de las semillas. De cualquier mane-ra, existe el potencial para hacer diseños in-novadores para satisfacer este objetivo.

Arrastre en un abresurcode disco

La versión de disco de los abresurcos de alaopera basada en el principio de un disco cen-tral vertical con varios componentes que ro-zan a este, lo que crea un efecto de arrastresobre el disco y opone resistencia a su rota-ción. El contacto del disco y algunos de esoscomponentes, por ejemplo, con las hojas a la

Lámina 125 Filmación de la eyección de semillas de un abresurcos para labranza cero. A laderecha de la lámina se observan cuatro semillas de maíz cayendo desde la sembradora de preci-sión.

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353Procedimientos para el desarrollo y la transferencia de tecnología

izquierda y a la derecha con funciones de ras-padores, es fundamental para las funciones demanejo de residuos y para la colocación de lassemillas por el abresurcos. De esta manera hayuna continua e ininterrumpida rotación deldisco. Esto también es importante para podercuantificar la magnitud de las distintas fuer-zas de arrastre y torsión que se oponen a larotación continua del disco, que son innece-sarias y podrían ser eliminadas y aquellas queson útiles y podrían ser minimizadas.

El método adoptado consistió en el diseñode un banco especial de prueba en el cual unsolo abresurco fue montado de tal maneraque permitía que cada uno de los componen-tes que contribuían al arrastre de torsión fueraunido individualmente y pudiera ser removi-do sin afectar la función del abresurco (Javed,1992). El banco de prueba con el abresurcounido fue tirado a través de varios suelos auna velocidad constante y conocida. El discotenía un freno de disco de motocicleta modi-ficado que podía detenerlo de modo que res-balara totalmente en el suelo. La fuerza reque-rida para llegar a cualquier grado intermedio y

predeterminado de frenado del disco fue regis-trado por un sensor electrónico de fuerza mon-tado entre el freno de disco y el bastidor delbanco de prueba. La velocidad del disco, enrevoluciones por minuto, fue indicada por untaquímetro y fue directamente proporcional aldeslizamiento hacia adelante del disco en elsuelo a cualquier velocidad. La Lámina 127muestra el banco de prueba de arrastre deldisco y el abresurco.

El disco libre, o sea, sin ningún componen-te de arrastre de torsión, fue primeramente fre-nado a una velocidad predeterminada que re-presenta una cierta medida de resbalado deldisco en el suelo. Después, cada uno de loscomponentes que se suponía que agregabantorsión de arrastre fue unido individualmenteal abresurcos y se midió la fuerza residual defrenado necesaria para obtener el mismoresbalado del disco. La diferencia entre estay la lectura original representó la torsión dearrastre del disco que se podía atribuir alcomponente agregado. La variabilidad delsuelo que originó las fuerzas de tracción deldisco requirió que se hiciera un gran número

Lámina 126 Flujo de semillas observado a través de un disco transparente de plexiglás.

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de observaciones a fin tener suficiente preci-sión en los resultados. Estas pruebas fueronhechas usando un recolector electrónico dedatos de alta velocidad que registró cerca de10 000 lecturas por prueba.

Pruebas aceleradasde desgaste de abresurcos

para labranza cero

La versión de disco del abresurco de ala fuebastante diferente de otros abresurcos de sem-bradoras, tanto en suelos labrados como enlabranza cero. En realidad había conocimien-tos limitados acerca del desgaste de los com-ponentes esenciales, si bien Badger (1979)había estudiado aspectos del desgaste en abre-surcos de ala simples. Los dos puntos másimportantes de desgaste de este abresurcosfueron considerados el desgaste metal-sueloen el exterior de las láminas laterales y susalas y el desgaste metal-metal entre esas lá-minas laterales y el disco rotatorio.

Sin duda, no había sido determinado aún silas hojas laterales realmente rozaban sobre eldisco (contacto metal-metal) o eran ligeramen-te separadas del mismo por una fina capa desuelo que pasara entre los dos componentes;en ese caso se trataría de un contacto metal-suelo-metal. El problema de un posible con-tacto entre los lados de las láminas y el discoera importante porque, si no había contactodirecto, esto permitiría que las láminas fueranfabricadas de un material considerablementemás resistente al desgaste. Si hubiera habidocontacto directo, los lados duros de las lámi-nas podían haber erosionado los discos, lo cualhubiera sido inaceptable.

Se desarrolló una nueva técnica para exami-nar ambos problemas (Brown, 1982; Brown yBaker, 1985). Un abresurcos simple fue arma-do de tal manera que aislara eléctricamente lasláminas laterales del disco; este fue operado enel suelo con contactos conectados al disco y alas láminas laterales por medio de una bateríade 12 voltios para completar el circuito cuan-do hacían contacto y eran registrados por un

Lámina 127 Banco de prueba para registrar el arrastre del disco de un abresurco para labranzacero.

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medidor o la resistencia de una lámpara. Enlos suelos ensayados una película fina de sueloaisló continuamente las láminas del disco. Otrasexperiencias siguientes en el campo confirma-ron que la dureza de las láminas no tenía efectosobre la duración y la integridad de la cara deldisco y que los tipos de abrasión en el disco yen el interior de las láminas eran consistentescon el desgaste metal-suelo-metal.

En cualquier caso, la película fina de suelodesgasta ambos componentes en esta interfase.Para acelerar las pruebas de desgaste y buscarestrategias alternativas para prolongar la vidade las láminas laterales fue desarrollada otratécnica. El abresurcos fue modificado de modoque el eje del disco podía recibir la fuerza deun motor que causanba su rotación cuando elabresurcos estaba detenido. El abresurcos mo-dificado fue armado de modo que la base deldisco y las láminas quedaran inmersas en unacaja abierta de suelo desmenuzado (en un casoen forma pastosa) a la profundidad normal desiembra. Las láminas laterales se sujetaron con-tra el disco por medio de elásticos para simular

las fuerzas recibidas en el campo cuando elabresurcos avanzaba. El banco de pruebas sedejó funcionando continuamente por largos pe-ríodos para registrar el modelo de desgaste enla interfase entre las láminas y el disco. La Lá-mina 128 muestra la caja de desgaste acelera-do y el abresurcos en prueba.

Cuando se estudiaron modelos de desgastenormal en el campo en la parte exterior de lasláminas y las alas (desgaste suelo-metal) nohubo ningún substituto para la siembra conti-nua en el campo. Por definición, los abresur-cos debieron trabajar continuamente en suelosin disturbar; por lo tanto, la repetición de laresiembra en la misma área no era una opciónposible. En una prueba, se construyó una sem-bradora de un surco y se sembraron 16 hectá-reas de tierra sin disturbar en surcos simples.El abresurcos recorrió cerca de 500 km, cubrió225 hectáreas de siembra continua con una sem-bradora de 4,5 m de ancho. El desgaste de losdistintos tratamientos de las láminas fue medidoen sus dimensiones y por la pérdida de peso(Brown, 1982; Brown y Baker, 1985).

Lámina 128 Una caja de desgaste acelerado para probar abresurcos para labranza cero.

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356 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Efectos de la colocacióndel fertilizante en bandas

dentro de la ranura

Se realizaron varios experimentos para de-terminar la posición más apropiada para lacolocación del fertilizante separado de las se-millas. Además de las técnicas de experimen-tación de campo más comunes, que no se des-criben en detalle aquí, se desarrollaron variasunidades experimentales.

La dirección de separación horizontal, ver-tical y diagonal entre el fertilizante y las se-millas fue comparada usando abresurcos deala en la versión de disco, modificada concombinaciones disco-lámina como sigue:

1. Láminas laterales colocadas en ladosopuestos del disco y a igual distancia (se-paración horizontal).

2. Láminas laterales colocadas en ladosopuestos del disco pero la lámina del fer-tilizante fue 20 mm más larga (separacióndiagonal).

3. La lámina de un lado fue extendida pordebajo del disco para crear una banda pro-funda debajo y a un lado de las semillas(bandas anchas).

4. Una lámina corta y una lámina larga fue-ron colocadas en el mismo lado del disco(separación vertical).

El rendimiento de los cultivos y el daño delas semillas fueron comparados con los ensa-yos de campo de esas combinaciones. La op-ción horizontal produjo mejores rendimien-tos, en todos los aspectos, que las opcionesvertical o diagonal (ver Capítulo 9). Esto, encierto modo, fue una ventaja, porque hubierasido difícil implementar la opción vertical aescala de campo dado que la colocación delas dos láminas en un lado del disco podríahaber sido dificultosa para otros propósitosque no fueran experimentales. La Lámina 59muestra la colocación vertical del abresurcosen un caso experimental.

Sorprendentemente, la opción diagonal ex-tendida no pareció interferir con la capacidaddel abresurcos para manejar residuos superfi-ciales, pero causó un modelo indeseable dedesgaste en los bordes interiores de las lámi-nas porque cada lámina hacía contacto con eldisco en la zona de su ranura, por lo menosdurante la mitad del tiempo y el contacto fuecontinuo por encima de esas ranuras. Las lá-minas más largas también produjeron un in-cremento de la torsión de arrastre en el discodada la extensa zona de contacto entre am-bos. Dado que no había un beneficio en favorde la propuesta más larga y más complicadade las láminas fertilizantes, la opción no tuvoseguimiento.

Afzal (1981) comparó la colocación verti-cal con la colocación horizontal del fertilizanteen relación con las semillas sin usar un abre-surcos, extrajo pequeños bloques de suelo sindisturbar del campo y los colocó en macetas ycajas. Para la colocación vertical, hizo peque-ños huecos verticales cilíndricos en el suelo,colocó una cantidad pesada previamente defertilizante en la base del hueco y encima re-emplazó una cantidad conocida de suelosuelto apisonado.

Para la separación horizontal repitió el pro-ceso anterior pero hizo el hueco vertical soloa la profundidad de siembra y cubrió las se-millas con un tapón de suelo sin disturbar. Acontinuación hizo un hueco horizontal desdeel lado de la maceta o caja para colocar el fer-tilizante a una distancia predeterminada y a lamisma profundidad de la semilla. Este huecotambién fue cerrado con un tapón de suelo sindisturbar, pero en este caso sin residuos su-perficiales.

Prototipos de sembradorasy estrategias de manejo

Una parte del desarrollo lógico de una nuevatecnología de campo con nuevos hallazgos delaboratorio es que deben ser eventualmente

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probados a escala de campo. En el caso de lassembradoras y las sembradoras de precisiónesto se realiza parcialmente usando pequeñasmáquinas experimentales. Por ejemplo, una delas funciones más importantes de las sembra-doras para labranza cero es la capacidad paramanejar los residuos superficiales. Una má-quina experimental de un solo surco podríasugerir cuán bien un abresurcos podría cum-plir esta función, pero solo una máquina conmúltiples abresurcos podría experimentar lasinteracciones de los abresurcos contiguos enel campo, con una cantidad variable de resi-duos y distintas configuraciones. O sea, esimportante observar el comportamiento delabresurcos y la sembradora a escala de cam-po junto con el seguimiento del componentedel desgaste y la durabilidad.

También es necesario comparar el compor-tamiento de los distintos diseños de abresur-cos en el campo, pero solo después de haberprobado su comportamiento biológico en con-diciones controladas de laboratorio. Una vezque se completan los detalles del laboratorio,es posible hacer comparaciones adecuadas enel campo usando una máquina para pruebascon varios abresurcos.

La operación en el campo ofrece la oportu-nidad para apreciar las reacciones de los agri-cultores a las nuevas tecnologías y aprenderde ellos las limitaciones impuestas por sus sis-temas de manejo. Esto también permite a losinvestigadores que trabajan con agricultoresinnovadores que desarrollen nuevas estrate-gias de manejo basadas en el aumento de lacapacidad de las nuevas tecnologías emergen-tes para labranza cero.

La secuencia del desarrollo involucra laprueba de: i) sembradoras de un surco; ii) ba-rras portaherramientas universales para pro-bar en el campo distintos diseños de abresur-cos al mismo tiempo; iii) sembradoras ysembradoras de precisión del tamaño de lasparcelas, y iv) prototipos de sembradoras aescala de campo y un servicio de sembrado-ras a disposición de los agricultores.

Pruebas de sembradorasde un surco

Se construyeron modelos de sembradoras deun solo surco que fueron construidos con tresobjetivos. En primer lugar fueron una herramien-ta para probar el comportamiento mecánico delos prototipos de abresurcos en el suelo en elcampo. Por lo general, el objetivo de esas prue-bas fue enfocado en la cuantificación del fun-cionamiento mecánico en diferentes condicio-nes de suelos o de los residuos. En algunos casos,como se ha mencionado anteriormente, podíanser usadas para sembrar áreas más extensas parapruebas aceleradas de desgaste.

En general, estas pruebas con sembradorasde un surco consistían en un abresurcos rígi-damente montado en un bastidor unido al en-ganche de tres puntos del tractor, con la fuer-za de penetración proporcionada por un lastreremovible. De esta manera, el enganche de trespuntos actuaba como los brazos articuladospara el abresurcos si bien la geometría de talenganche raramente era ajustable como paraformar un paralelogramo perfecto. Dentro dellimitado rango de movimientos verticales re-queridos de las máquinas para pruebas con elabresurcos en la tierra, los enganches del trac-tor fueron considerados aceptables.

En segundo lugar, las unidades para un solosurco fueron usadas para sembrar; en esos ca-sos se agregaron sistemas simples de distribu-ción de semillas y fertilizantes. Estas simplesunidades para la siembra ofrecían la oportuni-dad de experimentar en el campo y verificar elcomportamiento biológico de la colocación delas semillas y el fertilizante.

En tercer lugar, se convirtieron en una má-quina conveniente, si bien limitada, para de-mostrar a los agricultores las cualidades delos nuevos abresurcos sin necesidad de trans-portar máquinas grandes y pesadas al campo.Los investigadores aprendieron que –aun conla ayuda de poder ver cómo operaba cadaabresurcos en las siembras demostrativas deun solo surco– pocos observadores fueron ca-

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paces de visualizar la capacidad de una sem-bradora para surcos múltiples operando encircunstancias similares. Por ello, el concep-to de demostraciones en un solo surco jugóun papel menor en el amplio proceso de trans-ferencia de tecnología pero fue importante enel proceso de desarrollo de la ingeniería.

El concepto de sembradora de un surco paralabranza cero fue extendido a máquinas comer-ciales como una sembradora de parcelas paraestaciones experimentales, una sembradoracomercial para establecer arbustos alimenticiospor medio de labranza cero en zonas de tierrasde ladera y erosionables y una sembradora co-mercial para pequeños agricultores en paísesen desarrollo. La adaptabilidad fue posterior-mente mejorada con un bastidor frontal conrueda para asegurar que el ángulo de giro delabresurco permanecía en posición correcta ypara facilitar los giros cuando se usaban ani-males de tiro. Se agregó una plataforma a laparte posterior para permitir llevar al operadory actuar como peso para la fuerza de penetra-ción. Las Láminas 129, 130 y 131 muestran

varias máquinas de un surco para pruebas usa-das en ensayos y/o demostraciones de la ver-sión de discos de los abresurcos de ala.

Prueba de campo simultáneade varios diseños de abresurcos

Es difícil ejecutar una prueba válida de com-paración de abresurcos a escala de campo sintener la posibilidad de controlar el suelo y lascondiciones climáticas. Casi invariablemente,esas pruebas revelan el dominio de un modelode abresurcos sobre otros abresurcos compa-rados en esas condiciones particulares, sola-mente por el hecho de alterar el orden en dife-rentes condiciones. Se deben identificar lascondiciones de campo bajo las cuales es domi-nante un abresurcos y comprender las fortale-zas y las debilidades de los distintos diseños.

A menudo, pueden variar distintos paráme-tros y es muy difícil aislar las razones por lascuales uno o más abresurcos tienen un com-portamiento superior en ciertas condiciones

Lámina 129 Sembradora de un solo surco para labranza cero disponible en el comercio.

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específicas sin contar con resultados experi-mentales de laboratorio que justifiquen la

capacidad biológica de varios abresurcos paralabranza cero. Salvo cuando los abresurcos

Lámina 130 Antigua unidad de un solo surco para demostraciones.

Lámina 131 Máquina de un solo surco para probar la capacidad de manejo de los residuos de unabresurcos para labranza cero.

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requieren barras portaherramientas de controlo son autocontrolados, un solo ajuste de altu-ra y presión de penetración o velocidad pue-de no ser apropiados para todos los abresur-cos, y dar resultados erróneos favorables aaquellos abresurcos que se benefician de laprueba de ajuste.

Es interesante señalar que cuando al pú-blico se le solicitaron comentarios a favor oen contra de las distintas máquinas para la-branza cero, gran parte de las personas en-tendió que tales juicios no pueden ser hechoshasta que las distintas máquinas son compa-radas y probadas en el mismo campo. Estarespuesta aparentemente obvia, sin embargo,es errónea porque esas pruebas por lo generalno identifican o aislan las causas individualesde los procesos o las diferencias que pudieransurgir. Es dudoso que alguna vez se haya ob-tenido un uso científicamente útil por medio,comparaciones de campo de múltiples máqui-nas para labranza.

Las barras portaherramientas de campo sonútiles como una etapa intermedia en el desa-

rrollo de la ingeniería para ensayos de campo yde prototipos de abresurcos antes de conside-rarlos suficientemente prometedores como paraincorporarlos en una sembradora o en una sem-bradora de precisión de surcos múltiples, o in-cluso en una sembradora para un solo surco.

La Lámina 132 muestra una barra portahe-rramientas universal de campo para evaluardistintos abresurcos tal como ha sido diseñadopor la University of New England, NSW, Aus-tralia (J. Scott, 1992, comunicación personal).

Sembradoras y sembradorasde precisión para parcelas

Una vez que las características de un abre-surcos, por ejemplo, la versión de disco de unabresurco de ala son hechas públicas, es co-mún que otras organizaciones de investigacióndesarrollen y construyan sembradoras y sem-bradoras de precisión para parcelas equipadassolamente con ese tipo de abresurcos para sem-brar parcelas de ensayos y campos de evalua-

Lámina 132 Ejemplo de una sembradora universal para parcelas.

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361Procedimientos para el desarrollo y la transferencia de tecnología

ción. En general, la mayoría de los diseños delas máquinas para parcelas han sido un intentode duplicar los arreglos mecánicos y comer-ciales de las máquinas de campo tan fielmentecomo sea posible y al mismo tiempo incorpo-ran algunas facilidades para una supervisiónmás precisa de las dosis de aplicación de ferti-lizantes y semillas, para la limpieza de las tolvasde los productos entre las parcelas de ensayosy varias opciones para ajustes mecánicos. Es-tas máquinas están construidas para ser fácil-mente transportadas a lugares remotos de en-

sayos o para demostraciones en las fincas delos agricultores. Tales sembradoras adaptadasa las parcelas han sido una etapa intermediaimportante del desarrollo antes de obtener pro-totipos de campo de grandes medidas. La Lá-mina 133 muestra varias sembradoras típicaspara parcelas basadas en la versión de discosde los abresurcos de ala.

Se usaron varios diseños de sembradoras deparcelas para trabajos de fitomejoramiento enparcelas pequeñas y con cantidades muy re-ducidas de semillas. Se introdujeron mecanis-

Lámina 133 Sembradoras típicas para parcelas basadas en la versión de discos de los abresur-cos de ala.

SEMBRADORAS DE RANURA CRUZADA A ESCALA EXPERIMENTAL

USDA-1, Pullman, WA USDA-2, Pullman, WA

WSU Ensayos de variedades –Pullman, WA WSU Extensión – Dayton, WA

WSU Experimentación – Lind, WA NDSU Experimentación – Williston, ND

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362 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

mos innovadores para demorar la caída de lassemillas de los grupos de abresurcos, de modoque tanto los sembradores traseros como losdelanteros comenzaron y terminaron la siem-bra en el borde de las parcelas.

Prototipos de sembradoras a escalade campo y servicio de sembradoras

para los agricultores

El objetivo final de cualquier programa dedesarrollo de sembradoras es producir unamáquina para el campo que pueda trabajar enoperaciones comerciales. Uno de los proble-mas del desarrollo de sembradoras eficientespara el sistema de labranza cero fue que losrequisitos de las sembradoras eran en granparte desconocidos y altamente variables paraeste nuevo estilo de producción agrícola y quepocos usuarios podían identificar las causasde los fracasos o los éxitos. Por lo tanto, lasdemostraciones y las pruebas de campo toma-ron una nueva dimensión.

En primer lugar, una sembradora prototipofue transportada a una serie de fincas de agri-cultores dispuestos a probarlas en sus estable-cimientos; sin embargo, esto requería modifi-car los enganches y las conexiones hidráulicascada vez que se cambiaba el tractor del agri-cultor. El problema de la incompatibilidad delas conexiones hidráulicas fue solucionado enun primer momento equipando la sembradoracon un sistema hidráulico propio movido porun motor montado en la misma sembradora,si bien esto no solucionaba los otros proble-mas mencionados. También era difícil encon-trar un compromiso formal por parte de losagricultores para manejar el sistema de labran-za cero de manera que proporcionara datosconfiables sobre la producción y la economíaa fin de utilizarlos en los análisis de campo.

Un ejemplo exitoso de pruebas y evalua-ción de prototipos lo constituyó un tractorcompleto con sembradora y camión para trans-porte que se desplazó en gran parte de NuevaZelandia (Ritchie y Baker, 1987). Este país

ofreció dentro de una distancia de viaje con-veniente, una vasta gama de empresas agro-pecuarias, microclimas, sistemas de produc-ción y tipos de suelos representativos demuchos de los tipos de agricultura que se en-cuentran en todo el mundo.

Se solicitó apoyo económico a los agriculto-res para las operaciones y para involucrarlosmás intensamente y en una forma más compro-metida y significativa. Por lo tanto, lo que enun primer momento fue una operación de prue-bas de campo para los investigadores, se trans-formó, para los agricultores, en un servicio desiembra contratada y en un método de transfe-rencia de tecnología altamente efectivo paraambas partes. Durante un período de 10 añosdurante el cual se utilizaron tres generacionesde prototipos de sembradoras en aproximada-mente 200 campos distintos y en más de 100fincas, muchas de las cuales fueron sembradasdurante varios años sucesivos. La Lámina 134muestra una máquina integrada para trabajosen el campo.

Aunque el propósito principal de este pro-totipo de sembradora fue proporcionar infor-mación básica a los investigadores sobre elcomportamiento en el campo y al mismo tiem-po funcionar como un medio de transferenciade tecnología, la operación se convirtió en labase para desarrollar y evaluar nuevas e inno-vadoras técnicas y estrategias de manejo delas fincas. Los investigadores y consultoresparticipantes usaron la oportunidad como unmedio para que otros investigadores introdu-jeran especies de pasturas tolerantes a la se-quía en las tierras de secano existentes (Barr,1986; Ritchie, 1986a; Milne y Fraser, 1990;Milne et al., 1993).

Resumen del desarrollode sembradoras y transferencia

de tecnología

1. Hay pocos procedimientos experimen-tales estandardizados conocidos para

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363Procedimientos para el desarrollo y la transferencia de tecnología

evaluar objetivamente las tecnologíaspara labranza cero.

2. El estudio de abresurcos, sembradoras ysembradoras de precisión para labranzacero requiere desarrollar conocimientosacerca de los procedimientos experimen-tales, el comportamiento mecánico y elconsecuente crecimiento de las plantas.

3. La extracción de grandes bloques de sue-lo del campo sin disturbar para trasladar-los a un ambiente climáticamente contro-lado es un método útil para controlar lahumedad del suelo, sembrar con abresur-cos para simular el comportamiento en elcampo y controlar el clima posteriormentea la siembra.

4. Los requisitos ambientales de las semillasy las plántulas dentro de la ranura para lasiembra involucran las siguientes variables:i) régimen de humedad del suelo dentro dela ranura; ii) humedad suelo-aire dentro dela ranura; iii) oxígeno del suelo dentro yalrededor de la ranura, y iv) temperaturadel suelo dentro de la ranura.

5. El disturbio del suelo por los abresurcospara la siembra requiere la supervisiónde los parámetros de: i) resistencia delsuelo; ii) presión instántanea del suelo(estrés); iii) desplazamiento instantáneoy permanente del suelo; iv) densidad delsuelo, y v) alisado.

6. Aspectos importantes de la posición de lassemillas en el suelo después de la siembrason: i) espaciamiento de las semillas a lolargo del surco; ii) profundidad de las se-millas, y iii) posición lateral de las semi-llas en relación con la línea central de laranura.

7. El recorrido de las semillas desde su sali-da de la tolva y a través de buenos abre-surcos es a menudo más tortuosa y menospredecible que con sembradoras más sim-ples en suelos labrados.

8. Es importante cuantificar las fuerzas dearrastre opuestas a la rotación de losabresurcos de disco para eliminar aque-llas que son innecesarias y minimizaraquellas útiles.

Lámina 134 Equipo totalmente integrado de máquina sembradora para pruebas de campo y de-mostraciones en las fincas de los agricultores.

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364 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

9. El desgaste normal en el campo de todoslos componentes del abresurcos-sembra-dora (láminas, alas, discos, cojinetes) de-ben ser estudiados en condiciones desiembra continua en campos sin disturbar.

10. El agregado de componentes a los abre-surcos para la colocación del fertilizantepuede causar formas de desgaste indesea-bles o interferir con la capacidad del abre-

surcos para manejar los residuos superfi-ciales.

11. Las barras portaherramientas con múlti-ples abresurcos son útiles para probar enel campo prototipos de abresurcos.

12. El objetivo final del cualquier programade desarrollo de una sembradora es pro-ducir una máquina capaz de cumplir ope-raciones comerciales normales para lascuales ha sido diseñada.

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Referencias

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Índice alfabético

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Abresurcos, 41– aberturas horizontales, 60-66– comparaciones, 33, 69, 197-200– control de profundidad, 122-123– diseño, 250– distancia entre, 186-188, 228– disturbio del suelo, 7-8, 126, 191-196,

286-287– disturbio mínimo, 191-192– evaluación de riesgo de los diseños, 33– formas mecánicas de, 47– goteo de herbicida, 218, 219– labranza cero en pequeña escala, 251-252– manejo de residuos, 174-189, 201– – clavado, 175-176– mecanismos de penetración, 128-135, 139– pruebas aceleradas de desgaste, 354, 355– ranuras verticales, 42-43– rebote, 127, 140– regeneración de pasturas, 211-212, 213-214– resultados óptimos, 119– seguimiento de la superficie, 29, 122, 130, 226– semillas a medida, 351-352– subir y bajar, 227– surcadores, 58-60– tráfico controlado, agricultura, 293-294Abresurcos véase también tipos de abresurcos, ej.

de disco; tipo azadaAbresurcos «Baker boot», 62, 63, 220Abresurcos de ala en T invertida, 61-63, 229, 230– aplicación de herbicida, 218, 219– barra de arrastre, 134-135– colocación de fertilizante, 64, 65, 144-147,

149-151– doble o triple vástago, 63, 64– profundidad de siembra, 122

[Abresurcos de ala en T invertida]– rebote, 127– regeneración de pasturas, 213-214, 219-221– sistema «Baker boot», 62, 63, 220– suelos húmedos, función, 103-106, 108, 110,

111, 116-117– versión disco, 34, 64, 65-66, 152, 196,

292-293Abresurcos de azada, colocación de pequeños apa-

ratos, 83-86Abresurcos de dientes, 251-252, 257Abresurcos movidos por la toma de fuerza, 54-55– daños causados por las piedras, 55-56– labranza cero en pequeña escala, adaptación,

257-258– manejo de residuos, 54, 174– profundidad de siembra, 133– suelos húmedos, 103, 108, 110, 111Abresurcos tipo azada, 52-54, 69– colocación de fertilizantes, 153, 154– colocación de semillas, 126-127– disturbio del suelo, 126– manejo de residuos, 54, 174-175– ranura con cobertura, 80, 81-83– rebote, 127– regeneración de pasturas, 213-214– requisitos de fuerza, 230– sobrevivencia superficial, 91– suelos húmedos, 102-103, 109, 110-111, 114Abresurcos tipo disco– agricultura con tráfico controlado, 293-294– apretado de los residuos, 126– comparación de características, 33, 196, 199-

200– doble disco, 69– – angulado, 49-50, 102

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382 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

[Abresurcos tipo disco, doble disco]– – colocar semillas, 126, 127– – distintos tamaños, 43, 44– – excéntrico, 43, 43– – inclinados, 48– – pequeña escala, 253– fuerzas de penetración, 182, 187Abresurcos tipo disco angular, 33, 42-47, 176, 233Abresurcos véase tipo azadaAbresurcos verticales, 140Abresurcos vibradores, 60Ácido acético, 111, 112, 195, 196Acumulación de carbono en el suelo, beneficios,

320-321Agricultores– almacenamiento de carbono en el suelo, 321– cultivos forrajeros, 204– precisión (riesgo) en la labranza cero, 21,

223-224Agricultura con residuos, definición, 4Agricultura con tráfico controlado– beneficios, 285-286, 308– cambios permanentes, 301-303– definición, 285– diseño de campo/manejo de sistema, 300-301– economía, 304-307, 308– implementación, 296-298– implicaciones para operaciones de labranza

cero, 290-294– implicaciones para suelos y cultivos, 294-296– limitaciones, 296– planificación, 296– principios, 296Agricultura de conservación, 14-15– definición, 4, 14– principios, 14-15Agricultura intensiva, principios, 277-278Agricultura sostenible, 4, 13Agua, hidróxido de amonio, 150, 157Agua/humedad del suelo, 7, 18, 96, 193Agua/humedad del suelo y germinación de las se-

millas, 88-89– fase líquida, 89, 90– germinación de las semillas, capacidad de re-

tención de agua, 8, 17, 18– – fase de vapor, 88-89, 198– germinación de las semillas y fauna del suelo,

26– germinación de las semillas y ranura con co-

bertura, 75-77, 78– infiltración, 7, 21, 115-117, 195– medición experimental, 342-343– pérdida, 87-88

Ahorro de tiempo, 7Aire comprimido véase compactación del suelo,

130-131Aireación del suelo, 7, 109, 112, 113, 334-335Alambre, 26Alelopatía, 196Algodón, 5, 295Alisado, 101, 102, 103, 112– compactación, 349– – abresurco tipo disco, 199Almacenamiento y entrega de los productos,

241-243Amoniaco, escape de, 151Ancho de las operaciones, 223-224, 225Ancho de los equipos, 297-300Animales, daño por el pisoteo, 205, 206Animales salvajes, 163Arado de vertedera, 19Arado de vertedera véase también labranza

(convencional)Arado de vertedera y emisiones de carbono, 23,

311-312Arado «Fucador», 257Arroz,– melgas en seco, 265Arroz-trigo, rotaciones, 265Arroz bajo labranza cero, 260, 261Arvejas, 96, 165, 328Asia, área de la pobreza, 267– labranza cero en pequeña escala, 258, 272– pobreza en, 266– tecnologías de transición, 267AvenaAvena fatua, 292Avena negra, 172-173Avena strigosa, ver avena negra, 172

Babosas, 26, 280-282, 295– control, 280-282, 327Bandas, 123Bangladesh, 262, 266, 267, 268Barbecho químico, 3, 211Barras, cobertura, 81, 82, 83– paja, 167-168Barras portaherramientas– tractores de cuatro ruedas, 262– tractores de dos ruedas, 266-267Barro, desprendimiento de las ruedas, 125Bevin, Alsiter, 6Biocanales, 10, 141Biocombustibles, 22

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383Índice alfabético

Bióxido de carbono– emisiones, 21, 23-24, 311– medidas de emisión, 312Borlaug, Norman, 2Brasil, 253, 318, 320Brassica, 205– colocación de fertilizante, 152– distanciamiento de las semillas, 135-136– profundidad de siembra, 121Bueyes, 266

Cajanus cajan, 173Cal, aplicación de, 278, 280Calidad del agua, 34Cama de semillas, 4Cambridge, rodillos, 79Campo, apariencia, 11– diseño, 300Capa freática en ascenso, 114Capa seca, 88Capas, polvo, 88Capas (fajas), 93Capas ver también residuosCapas y humedad del suelo, 89Carbón, contenido de plántulas, 155– suelo, ver el carbono orgánico del sueloCarbono, ciclo del, 22– comercio del, 23-24, 321-322– equivalentes (CE), 22– secuestro de, 23, 311, 317– – beneficios, 321-322Cationes, capacidad de intercambio de, 21Cebada de primavera, 295Cercospora, 295Cereales, producción mundial, 2Chlorpyrifos, 280, 281, 283, 327, 328CIMMYT (Centro Internacional de Mejoramien-

to de Maíz y Trigo, México), 262, 269,271

Circuito cerrado de televisión, 309Clima, 29-30, 34Cobertura vertical, 174, 189Colocación de semillas– abresurcos movidos por toma de fuerza, 54– superficie siembra a voleo, 67-68, 107, 108,

109, 113Colocación del fertilizante, 9, 10, 11, 27, 174-142,

216- 217, 282– abresurcos con alas versión disco, 64, 65, 145,

149-150– abresurcos tipo disco, 48, 150

[Colocación del fertilizante]– aparatos para dosificar el, 254-255– bandas, 142-144, 153-158, 133-134, 196– – fertilización a distancia, 156, 157, 158– bandas verticales/horizontales, 144-151– costos, 279, 334– labranza cero en pequeña escala, 251– método de «saltar», 153-155– raigrás, 216, 217– rendimiento de los cultivos, 150-156– siembra a voleo, 141, 142, 143, 281– técnicas esperimentales, 356-357– tipos de abresurcos, 33, 34, 199Combustible, uso, 7, 23-24, 325-326, 329Compactación del suelo, 20, 102– comparación de abresurcos tipo disco, 199– pisoteo del animal, 205– tolerancia de las lombrices de tierra, 111– zona de la ranura, 46, 101, 195Compactación histórica, 6Comparaciones económicas– costo-beneficio de sembradoras avanzadas,

284-285, 325, 333, 334– Europa, 333-334– factores que inducen a error, 325-326– niveles para labranza cero, 325– Nueva Zelandia, 327-328– tráfico controlado de agricultura, 304-307, 308– labranza-labranza cero, 35-37Configuración del remolque, 236-238, 239Contacto suelo-semilla, 89-90, 97-98, 194-195Contaminación, 8Control automático de la fuerza de penetración,

133Control de maleza, 15, 274-275– arroz bajo labranza cero, 261– química, 32, 35, 166– tráfico controlado, agricultura, 292-293– tratamiento mecánico, 173Control de maleza véase también herbicidasControl de profundidad, 122-123, 199Cosechadora, 67-68– distribución de paja, 167, 168Costos, 8, 11– economía, 327-329, 335– operación, 331– regeneración de pasturas, 215-216Costos ver también comparaciones de costosCuchillos rotativos, 169-173Cultivo, tierra retirada del, 207Cultivos, 223– fracaso de los, 7, 197

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384 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

[Cultivos]– modificación genética de los, 3– rango de, 295-296Cultivos de cobertura muertos, 165, 174Cultivos forrajeros, 204

Daño por pisoteo, 205-206Daños causados por las piedras, 55-56Daños del suelo, 205-207– desplazamiento, beneficios, 321-323– – calidad, 19-20– – capacidad de almacenamiento, 316– – carbono orgánico, 6, 14, 21– – erosión, 7, 18-19, 29-30– – labranza cero, 6, 17-17, 318-319, 321-322– – manejo de la fertilidad del suelo, 275, 280– – materia orgánica, 7, 17, 153– – medida, 348– – pérdidas gaseosas, 312-313– desplazamiento instantáneo, 348Denitrificación, 288Densidad, medida, 348Densidad de siembra, 276-277, 326– cálculo, 276– tráfico controlado, agricultura, 294-295Depreciación, 326, 228-229, 331Deroceras reticulatum ver babosasDifusión de oxígeno– medidas experimentales, 343-345– suelos, 112, 114Diquat, 2Disco tipo abresurcos,– disco triple, 43-46, 69, 115, 229, 230– raspadores, 186, 187– siembra en suelos húmedos, 101, 106,

108-110Discos– arrastre por medición, 352-253– rastreo, 3– sembradoras en pequeña escala, 250– semillas expulsadas por, 125, 127Discos de borde ondulado «turbo discos», 45Diseño de la barra de arrastre, 133-134, 188-189– arreglo en diagonal, 188– carga de los brazos, 235– opciones para el enganche, 231-234– paralelogramo, 134-135, 220, 233-234Disponibilidad de expertos, 11, 333Distanciamiento de las semillas, 119-120, 135-140– colocación, 253– cultivos forrajeros, 182, 222

[Distanciamiento de las semillas]– medida, 348– sembradoras de precisión, 120, 137, 249– sembradoras para labranza cero, 241-242Disturbio de suelo/ranura, 5-6, 126, 286-287– comparaciones abresurcos tipo disco, 196– efectos, 195-198– máximo, 193-195– mínimo, 191-194, 251Drenaje, 8, 274, 301Drenes topo, 301

Emergencia de las plántulas– comparación de abresurcos tipo disco, 199,

200– suelos húmedos, 107-110– suelos secos, 94Emergencia de las plántulas y colocación de ferti-

lizantes, 143-150, 156, 157Emergencia de las plántulas y profundidad de siem-

bra, 121-122Emergencia de las plántulas y ranura con cobertu-

ra, 76-77, 78Emergencia de las plántulas y residuos, 107Encostrado, 101Enfermedades, 9, 26, 196Enfermedades, control de, 275Erosión eólica, 19Escorrentía, 18-19Esparcimiento en el surco, 199– pasturas/especies forrajeras, 208-209, 210Estrés fisiológico, 27, 28Exudados alelopáticos, 27

Faulkner, Edward, 6Fertilizantes– colocación de, 152-154– nitrógeno, 150, 319-320– tolvas, almacenamiento, 241-242– toxicidad, 32, 35, 142-143Festuca alta (Festuca arundinacea), 209-210Flexibilidad del tiempo, 7Formas de ranuras– horizontal, 60-66– microambiente, 33, 34, 193, 338-342– regeneración de pasturas, 213-214– vertical, 42-60Formas de ranuras y emergencia de plántulas, 93-97Formas de ranuras y germinación de las semillas,

89, 90

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385Índice alfabético

Formas de ranuras y humedad del suelo, 74-75, 91Formas de ranuras y sobrevivencia superficial, 90-93Fosfato diamónico, fertilizantes, 153, 154Fósforo del suelo, 8, 10, 288Frijol mungo, 271Fuerzas de penetración, 187-188, 199, 230– abresurcos movidos por toma de fuerza,

54-55– abresurcos vibradores, 60-61Fuerzas de penetración, disco tipo abresurco, 200Fuerzas de penetración, mecanismos de control,

127-135, 139, 199– rango, 199– restablecimiento, 234-235– sembradoras a gran escala, 229-233– sembradoras para labranza cero, 249-250Fuerzas de penetración variables, 228

Gaeumannomyces graminis, 26Gas-aceite, sistemas, 131-133, 135, 139-140Gases de invernadero, 311– aportación de la agricultura, 311– emisiones de nitrógeno, 319-320– política de créditos, 321-322Gases de invernadero ver también bióxido de car-

bono (CO2)Germinación de las semillas, 28, 89, 90– disturbio mínimo de la ranura, 192-193– ranuras con cobertura, 76-77, 78Germinación de las semillas y colocación de ferti-

lizantes, 149Germinación de las semillas y humedad del suelo,

89, 91Germinación ver germinación de las semillasGlifosato, 2, 218, 280, 281, 283– costos de uso, 327Glomalina, 316Glycine max ver sojaGorgojo argentino del tallo, 280, 283«Green bridge» concepto, 26Green Fields Forever (Little), 1«Ground Hog», 280

«Happy seeder» sembradora feliz, 265, 266, 272Herbicidas, 2, 10, 32, 34-35, 166– aspersión en banda, 212-221– costos de uso, 327– planificación de uso, 280– selección de, 275

Herbicidas en bandas, aplicación, 212-216– – equipamiento, 218-220Hifas de los hongos, 316Humedad relativa (HR)– medición directa, 343– ranuras del suelo, 74-75, 193

Imágenes con rayos X, 350, 351India, 262, 267Infiltración, 7, 21, 195– medición, 345– suelos húmedos, 114Insecticidas, 241-243Insumo– disminución, 16– energía, 21-22, 325-326

Kyoto, protocolo de, 311, 321, 323

Labranza cero, 6– agua en el suelo, 18– beneficios, 13-14– calidad del suelo, 19-20– conservación de equipos, 11, 330-331,

332-333– contratación, 37, 327, 332– definición, 3– emisiones y secuestro de carbono, 23-24– erosión del suelo, 18-19– insumo de energía, 21-22– materia orgánica del suelo, 17, 18, 222-324– orígenes, 3– producción de cultivos, 15, 22– reciclaje de nutrientes, 20– terminología, 39906Labranza cero en pequeña escala,– Asia, 258-260– beneficios, 247– características, 247– manejo de los residuos, 167-172– maquinaria, requisitos de potencia y facilidad

de manejo, 255-256– – sembradoras en línea, 249-257– – tracción animal, 257, 260– – tractores de cuatro ruedas, 261-262– – tractores de dos ruedas, 266-272– maquinarias adaptadas para cultivadores a

motor, 257

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386 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Labranza convencional, 1-39– capas superficiales, pisoteo, 205– cobertura para las semillas, 72-74– colocación de fertilizantes, 148– – respuesta, 141– costes, 35-36– emisiones de carbono, 23, 312-314– historia de, 198, 273-274– riesgo, 278– rotación de cultivos, 205– secuestro de carbono del suelo, 317, 318– suelos húmedos, 105Labranza de conservación, 4Labranza en caballones, 4Labranza en fajas, 4, 57, 74, 96, 174, 214, 257, 262– labranza cero en pequeña escala, 269-272– manejo de residuos, 174– sembradoras para, 262-263, 264Labranza en fajas en melgas permanentes, 271Labranza en fajas y flujo del dióxido de carbono,

312, 313-314Labranza mínima, 4, 224, 333-335Labranza química, 4Laderas, 19, 51, 119, 242, 257Leguminosas– distanciamiento de las semillas, 135-136– pastos, 217– rotación de los cultivos, 318-320Lentejas, 258Little, Charles, 1Lixiviación, 21Lluvias, 29– monzones, 265Lluvias y emergencia de plántulas, 96-97Lolium perenne véase raigrásLolium rigidum véase raigrás, 292Lombrices de tierra, 7, 11, 20, 26, 274– aireación del suelo, 112, 113, 334-335– canales, 141– compactación y alisado, 112– efectos de la ausencia, 109-111– suelos húmedos, 103, 104, 106-111, 115Lombrices de tierra y disturbio de la ranura, 194Lombrices de tierra y residuos de la superficie,

106-107, 115Lupino (Lupinus angustifolius), 5, 78, 120, 121, 139

Macroporos, 74, 104Maíz– colocación de fertilizantes, 142, 143, 151-152– ranuras con cobertura, 77, 78

Malezas, 8– cambio de las especies dominantes, 10, 275– raigrás, 209-210Manejo– capacidad del operador, 277– control de la maleza, 274-275– densidad de siembra, 276-277– fertilidad del suelo, 275, 280– pestes/enfermedades, control, 275– planificación, 278-279– prototipo y estrategias, 356-362– selección y preparación del lugar, 273-274Manejo de los caminos, ruedas, 301-302, 309Manejo de los residuos, abresurcos adjacentes,

186-188– abresurcos de ala versión disco, 64-65– abresurcos movidos por toma de fuerza, 55,

175– abresurcos tipo azada, 54-55– abresurcos tipo disco, 126, 175-176, 180-185,

250, 257– apretado de la ranura, 112, 126, 175-176,

195-196, 197, 250, 257– comparaciones de abresurcos, 33, 34, 197– cultivos forrajeros, 161-162– disturbio máximo de la ranura, 193– pequeños agricultores, 257– raspadores/deflectores, 186, 187, 188Manejo de los residuos (micromanejo), 32,

174-189, 191-192Manejo post-siembra, 277Mano de obra, 7, 326Máquina «colear», 50Maquinaria, 8– costo-beneficio de sembradoras avanzadas,

37-38, 284, 333, 334– costos de adquisición, 327-331– depreciación, 326, 328-329, 331– desgaste, 200, 289, 354, 355– funcionamiento de la, 31-32– rendimiento de los cultivos, impacto, 37-39– uniformización del ancho de los equipos,

297-300Maquinaria véase también tipo de equipoMaquinaria usada, 330-331, 332-333– venta, 326Matraca (sembradoras mecánicas manuales),

248-249Medicago sativaMelgas permanentes, 269Melones, 296Metano, 288, 321

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387Índice alfabético

México, 265, 271Microambiente de las semillas dentro de la ranu-

ra, 33, 34, 193, 338-342Mineralización, 141, 152-153, 158Montmorilloníticas, 104Montones alineados, esparcimiento, 166-168Monzones, 265

Nepal, 262, 267Nieve, 162Nitrógeno, 7– contenido en plántulas cultivadas después de

la fertilización, 155-156– fijación, 212– pérdida en el suelo, 21, 150, 288, 319-321Nitrógeno líquido, 158Niveladora, 280Nutrientes, disponibilidad, 141-142, 288– estrés, 27– reciclaje, 20

Operador– capacidad del, 10, 277– maquinaria para labranza cero en pequeña es-

cala, 256-257

Paja, 168, 168, 175– clavado con abresurcos, 175– cortar, 164, 177-178– corte en el campo, 178-183– distribución de, 166-168– niveles de, 114– rastrojos limpios, 162-163– residuos verticales, 178, 179Paja húmeda comparada con seca, 186Paraquat, 2, 35, 218Pastoreo, 161, 207-208– mejora, 203Pastos (raigrás)– distanciamiento de las semillas, 135-136– residuos, 107Pasturas, 161-162, 208-221– altitud, 58– colocación de fertilizantes, 142, 216-217– manejo de residuos, 161-162– regeneración, 207-211– renovación, 211-221– valor de los agricultores, 203-204Pasturas nuevas bajo labranza cero, 8, 283

Pasturas permanentes, 204Penetrómetro con puntas múltiples, 145-146Período de transición (conversión), labranza cero,

12, 16, 273-274Pesas, fuerza de penetración, 133, 249-250Pesticidas– costos, 328– incorporación/manejo, 9, 243Picadora de forraje, 173Plagas, 9, 11, 15, 26– control de, 275, 280, 281, 283, 327Planificación, 278-279, 297Plántulas– estrés fisiológico, 27, 28Plántulas retorcidas, 282Plástico, ranuras con cobertura de fajas de, 93Ploughman’s Folly (Faulkner), 6Post-siembra, manejo, 277Potencial de humedad de vapor cuantitativo

(MVPC), 74-75Profundidad de siembra– cultivos forrajeros, 221– medición experimental, 348– tabla de evaluación/sembradora, 33– tráfico controlado, agricultura, 294– uniformidad, 121-128Profundidad de siembra y emergencia de las plán-

tulas, 120-121Pruebas de desgaste acelerado, 338, 355Punto permanente de marchitez, 74

Rábano, 78– plántulas, 147Rábano forrajero, 153, 154Rábanos de verano, 205«Rabi» sembradoras, 262, 268Raíces, bacterias de las, 26Raigrás– pastos, 209-210– residuos, 106– suelos secos, 94Raigrás (Lolium rigidum), 292Ranura con cobertura, 119– arrastre (rastra), 81, 82– características de los abresurcos/sembradoras,

33, 197– cierre automático, 128– clasificación, 71-74, 85– cobertura adecuada, 76, 78– compresión, 46, 79– desvío, 77-79

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388 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

[Ranura con cobertura]– disturbio mínimo de la, 192-193– doblado, 84-85– en forma de V, 45-46, 76, 78– materia orgánica, 88– presión, 80-81, 97-98– regeneración de pasturas, 213-214– rodillos, 79-80– suelo suelto, 71-74, 85Ranura con cobertura y emergencia de las plántu-

las, 76-77, 78Ranura con cobertura y pérdida de humedad, 74Ranura con cobertura y tamaño de las semillas,

76-77Ranuras en forma de U, 48-60– abresurcos de discos angulados, 49-50– abresurcos tipo azada, 52-55– contacto suelo-semilla, 89-90– evaluación de riesgos, 33– pérdida de humedad, 74, 93– presión, 97– sobrevivencia superficial, 91, 92– suelos húmedos, 103, 108, 115, 116-117Ranuras en forma de U y emergencia de plántulas,

93-97Ranuras en forma de V, 42-48– cobertura, 46-47, 77– contacto suelo-semilla, 89, 194-195– evaluación de riesgos, 33– pérdida de humedad, 74, 93– presión, 97-98– regeneración de pasturas, 213-214– sobrevivencia superficial, 90, 92– suelos húmedos, 45, 46, 102, 104, 108, 110,

111, 115-116Ranuras en forma de V inclinadas, 48Ranuras en forma de V y emergencia de plántulas,

93, 94Raspadores, limpieza de disco, 186, 187Rastrojos, 162-163Rendimientos de los cultivos, 7, 11, 15, 325– agricultura con tráfico controlado, 294,

305-306– colocación de fertilizantes, 150-157– comparación de abresurcos tipo disco, 199– impacto de las máquinas, 37-38, 279– período de transición, 16Rentabilidad y variaciones climáticas, 30Requerimientos de energía, 21-23– combustible, 7, 23-24, 325-326, 329– emisiones de carbono, 23

Requerimientos de fuerza de arrastre– equipos gran escala para labranza cero, 230– equipos para labranza cero en pequeña escala,

254-255– resistencia del suelo, 287Requerimientos de potencia– maquinaria para labranza cero en pequeña es-

cala, 256-257– sembradoras de precisión, 228, 229, 230Residuos– cobertura, 5– descomposición, 26, 111, 141, 172– – toxicidad de las semillas, 27, 111,

194-195– eliminación/quema de, 161, 166, 259– labranza cero en pequeña escala, 165-170– manejo de los, 161– manejo a escala de campo, 165-174, 191– manejo de planificación, 278, 283, 284– pisoteo de los, 291– raíces ancladas, 161-163– retención racional de los, 259– suelos húmedos, 107-109– tráfico controlado en agricultura, 290-292Residuos «basura», 11, 161Residuos «largos chatos», 189Residuos de los cultivos, ver manejo de residuosResiduos verticales, 178, 179, 189Residuos y entrega de las semillas, 137Residuos y erosión del suelo, 18, 29-30Residuos y flujo de dióxido de carbono, 312-313Residuos y lombrices de tierra, 106-107, 115Residuos y temperatura del suelo, 162, 194Resistencia del suelo, 8, 9, 28, 162, 194, 287– compactación, 345-348– disponibilidad de nutrientes, 288– estructura, 7, 11– ranuras en forma de V, 42, 46– tráfico controlado, agricultura, 286-288,

290-291Rhizoctonia, 26Riegos, necesidad de, 8Riesgo, 196– clasificación de abresurcos, 33, 34, 197– labranza convencional, 276– manejo, 280– percepción del, 25Riesgo biológico, 25-29, 196Riesgo económico, 35-38Riesgo físico, 29-32Riesgo químico, 32-35

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389Índice alfabético

Rodillos– aplicación de herbicida, 218-220– ranura con cobertura, 79-80Rodillos de cuchillos, 171-173Rodillos en espiral, 83Rotaciones de los cultivos, 205– arroz-trigo, 265– basados en leguminosas, 320Rotatorios para labranza, 55Rueda de sostenibilidad ambiental, 17Ruedas– configuraciones, 236-238– control de profundidad, 122-123– desprendimiento de barro, 125– presión, 46, 79-81, 84, 227Ruedas combinadas compresoras/reguladoras, 47,

124, 227Ruedas compresoras, 46, 79-81, 84, 124, 227Ruedas compresoras anguladas, 84, 85Ruedas compresoras semineumáticas, 124-125Ruedas de los aparatos, 122-125, 139Ruedas reguladoras/compresoras, 79, 124, 227Ruedas semineumáticas (presión cero), 101,

124-125, 139

Seguimiento de la superficie, 29, 122, 130-131– fuerza de penetración, 127-135, 139– maquinaria a gran escala, 225, 228– tabla de evaluación/sembradoras, 33, 135, 136Seguridad humana y biológica, 3Selección del lugar, 273-274Sembradoras, 16-17, 120, 257, 258– adaptación de tractores, 240-241– almacenamiento y entrega de los productos,

241-243– ancho de las operaciones, 223-224, 225-226,

297– barra de arrastre, 133-134, 188-189, 230-233,

234– fuerza de penetración, 128-135, 229-234– labranza reducida, 269, 270– precisión, 243– prototipos, 356-362– regeneración de pasturas, 219-221– requerimientos de potencia, fuerza de pene-

tración, 228, 229, 230– riesgo de funcionamiento, 31– seguimiento de la superficie, 122, 128-136,

130, 136-137, 225-228– selección de la, 10– tractores de dos ruedas, 266

[Sembradoras]– transporte, 234-237, 239– velocidad de operación, 228Sembradoras avanzadas, costo-beneficio, 37-38,

284, 325, 333, 334Sembradoras de precisión, 120, 240-241Sembradoras de precisión (a golpe) con ruedas

estrella, 263Sembradoras de precisión para tracción animal,

212Sembradoras diseñadas con resortes, 128-131Sembradoras mecánicas manuales, 205-206,

248-249Sembradoras para labranza cero en pequeña esca-

la, 250-257Sembradoras para melgas, 263, 269, 271Sembradoras ver también abresurcos;

sembradorasSemillas, calidad de las, 28-29– cobertura, 67– quema de, 29, 32, 142, 153– rebote de las, 127, 140– toxicidad de las, 27, 111, 194-195

Semillas de distanciamiento, labranza cero en pe-queña escala, 252-253

Semillas expulsadas, 125, 127Semillas ver también ranura con coberturaSemillas ver entrega de semillas que cubre la ra-

nura, 136-139Siembra, 10, 281-282– suelos húmedos, 101-105, 127– suelos secos, 89-98Siembra a golpes, 66-67, 68, 263-265– mecánicas manuales, 248-249– suelos húmedos, operaciones, 107, 108,

110-111, 114Siembra césped/cobertura, 4Siembra en caballones y surcos, 263Siembra en surcos alternados «saltar», 153-154,

196Siembra sobre el césped, 4Siembra ver abresurcosSistema diferencial de posición global (SDPG),

303– costos, 308Sistema global de posición (GPS), 291, 309Sistemas de guía, 293, 303, 308– costos, 304, 308Sistemas electrónicos, 303Sistemas integrados, cultivos en, 161, 205-207Sistemas radicales, 10

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390 Siembra con labranza cero en la agricultura de conservación

Sobrevivencia superficial– regeneración de pasturas, 213-214Sobrevivencia superficial y forma de ranuras,

89-90Sobrevivencia superficial y humedad del suelo,

342-343Sobrevivencia superficial y ranura con cobertura,

193Soja, 5, 127, 128, 156Soporte flotante, 125, 139Subsolador, 6, 280Suelo, paja sobre el, 163-164– potasio sobre el, 8, 288Suelos arcillosos, 104Suelos húmedos, 101, 108– comportamiento de los abresurcos, 111-117– infiltración, 115-117– perforación, 45, 101-102– ranura con cobertura, 78– residuos, 107-108– suelos secos que se vuelven húmedos,

106-107Suelos secos– emergencia de plántulas, 93-97– experiencias de campo, 98– germinación de las semillas, 89-90– pérdida de humedad, 87-88– ranura con cobertura, 78, 97-98– ranuras en forma de V, 42– sobrevivencia superficial, 90-93Superficie, uniformización de la, 274Superficie de siembra a voleo, 33, 67-68, 107, 108,

109, 141, 142, 143, 150-153, 281-282Superfosfato potásico, 149Surcadores, 58, 60, 69Surcos, limpiadores de, 176Surcos angostos, cultivos en, 192

Tamaño de la semilla y distanciamiento, 135-136Tamaño de la semilla y emergencia de las plántu-

las, 76-77Técnicas experimentales y procedimientos– arrastre en un abresurco de disco, 352, 353– colocación de las semillas, 349-350– compactación y disturbio del suelo, 345-349– desgaste acelerado de abresurcos, 354, 355– efectos del fertilizante en bandas, 356– prototipos y estrategias de manejo, 356-362– ranuras, microambiente de las semillas,

342-345

[Técnicas experimentales y procedimientos]– recorridos de las semillas dentro de los abre-

surcos, 351-352– respuesta de las plantas para labranza cero,

338-341Tecnologías de transición, 267The Awakening (Bevin), 6Tierras labradas– colocación de fertilizante, 150-152– estructura, 20– pérdida de humedad, 87-88– sobrevivencia superficial, 90-91T-invertida, 42, 60-62– cobertura, 193– contacto semilla-suelo, 194-195– control de profundidad, 124– germinación de las semillas, 90– microambiente, 28– pérdida de humedad, 74, 75, 93– presión, 97– principio de, 60– regeneración de pasturas, 219-221– retención gaseosa, 150– riesgo biológico, 33– separación de semilla y fertilizante, 145, 146– sobrevivencia superficial, 90-92– suelos húmedos, 103-105, 107, 108, 110, 114– suelos secos, 98-99Tipo de suelo, 104Tolvas, 242-243– productos, 242-245Toxicidad, 27– descomposición de residuos, 27, 111, 196– fertilizante-semillas, 35, 142-143Tractores, 8– adaptación a las sembradoras, 240-241– uniformización del ancho de los equipos,

297-300Tractores de cuatro ruedas, 261-262Tractores de dos ruedas, 266-272Traficabilidad, 8, 29-30Tráfico, 236, 287-288Tráfico controlado de doble huella, sistema de,

298-299Trébol, 212Trébol rojo, 120-121, 139Trifolium pratense ver trébol rojoTrigo– colocación de fertilizante, 153, 154, 155, 156– profundidad de siembra, 121– ranura con cobertura, 78

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391Índice alfabético

[Trigo]– riesgo económico en la producción de labran-

za cero, 37-39– sembradoras para melgas, 263-265– suelos secos, 94Triticum aestivum véase trigo

Urea, fertilizantes, 149-150, 157

Valle de Yaqui, México, 263Velocidad de operación, 51– maquinaria a gran escala, 225, 228– maquinaria para labranza cero en pequeña es-

cala, 256

Zea mays ver maízZona de labranza ver labranza en fajas

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Este libro es una edición ampliada del volumen previopublicado en 1996 No-tillage Seeding: Science and Practice.El objetivo principal continúa siendo la descripción, entérminos simples de varios experimentos internacionalesdiseñados para examinar las causas de los éxitos y los fracasosde la labranza cero. Este libro resume las ventajas y desventajasde la labranza cero en términos generales pero aprecia quela amplia adopción de la labranza cero ha sido ya hecha porotros. Si bien los autores han estado involucrados en el diseñode nuevos equipos, esta segunda edición no intentapromocionar ningún producto en particular pero remarcalos puntos favorables y desfavorables de varias característicasy opciones.

Los aspectos añadidos o cubiertos en más detalle en estaedición incluyen:

– El carbono del suelo y cómo su retención o secuestrointeractúa con la labranza convencional y la labranza cero.

– El control del tráfico en la finca como un agregado a lalabranza cero.

– Comparación del comportamiento de los diseños de losabresurcos genéricos para labranza cero.

– La función del fertilizante en bandas en la labranza cero.

– La economía de la labranza cero.

– El equipo usado por los pequeños agricultores.

– El cultivo de forrajes en el sistema de labranza cero.

– Un método para la evaluación del riesgo de maquinariascon distintos niveles de desarrollo.

Siembra con labranza ceroen la agricultura de conservación

I S B N 978 - 84 - 200 - 1129 - 5

«...será una contribuciónimportante para muchasbibliotecas...interesadasen técnicas de labranzacero…»

Agricultural Science

«¿Los autores alcanzaronsus objetivos?Creo que lo han hechoen forma admirable»

New Zealand Journalof Agricultural Research

Comentarios a laprimera edición:

C.J. Baker, K.E. Saxton, W.R. Ritchie, W.C.T. Chamen,D.C. Reicosky, M.F.S. Ribeiro, S.E. Justice y P.R. Hobbs

El libro contieneinformación importantepara los agrónomosde campo y paralos académicosespecializadosen agronomía, cienciasdel suelo e ingenieríaagrícola.

Fotografía de la cubierta: Lo más avanzado que la labranza cero puede ofrecer paraahorrar tiempo: siembra del nuevo cultivo cuando el cultivo anterior está siendocosechado reteniendo la máxima cobertura de residuos.