26-08-2012 LITERARIA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 26 DE AGOSTO DE 2012 5 a SECCION V erona. El que tuvo la idea de adosar a un edificio cualquiera un falso balcón de Julieta, podría haberse ahorrado el esfuerzo. Cierto, a la gente le gusta ver y palpar. Y por eso, cuando en 1928 alguien hizo construir es- te balcón de estilo renacentista y declaró que era el mismísimo al cual Julieta Capu- leto se asomó, en la tragedia de William Shakespeare, para recibir a Romeo Mon- tesco, debía saber que iba a ganar mucha plata. Hoy subir al falso balcón cuesta unos pocos euros. Aunque muchos se con- forman con sacarse una foto, rito que to- davía nadie ha sabido explicarme, tocán- dole a Julieta la teta derecha. Pero a lo que iba: el falso balcón es una redundancia. Porque en Verona Julieta está en todas partes. Su balcón fatídico es cualquier bal- cón. Si no estuviera el falso, cada vez que levantamos la vista podríamos preguntar- nos: ¿será ese? Y si me apuran, cada vez que relojeamos a una veronesa flaquita y coqueta podríamos pensar: ¿será esa? La tragedia de Romeo y Julieta sólo po- dría haber ocurrido aquí. Su esencia, su profundo sentido, está en la ciudad mis- ma. No hay más que mirar la frágil y her- mosa fontana della Madonna Verona, en la Piazza delle Erbe. O los macizos de flores violetas que cuelgan de los balcones sobre el río Adigio. Hay ciudades donde la belleza es titáni- ca, está ahí para aplastarnos, como en Pa- rís, y la dejamos que nos aplaste porque realmente se lo ha ganado. Hay lugares donde la belleza parece distraída o casual, como en Nueva York o en Buenos Aires, y uno la agradece como un accidente feliz. Pero en Verona la belleza se cultiva en la intimidad, como una chica de buena fami- lia a la que se protege con celo, a salvo de las miradas de una familia rival, mimada por una nodriza que la advierte sobre la brutalidad de los hombres. Y la chica elige, pese a todo, ir al encuentro de un hombre, dejarse arrebatar por una pasión que pue- de matarla, pero que vale más (como ese fresco medio descascarado, pienso yo, co- mo el Ponte di Pietra a las cinco de la tar- de) que salvarse sin haberla sentido nunca. Continúa en la página 4... FOTOS: AGOSTINA DATTILO B elleza contra toda evidencia El novelista Marcelo Damiani hurga entre los contrastes urbanos de Caracas y se deleita con el amplio menú de coloquialismos tropicales. Con las aguafuertes de Las mujeres más solas del mundo, Jorge Fernández Díaz logra un exquisito maridaje entre periodismo y literatura. 2 3 Por Gonzalo Garcés PARA LA GACETA – VERONA/MENAGGIO/MILÁN A alguien se le ocurrió construir un balcón en Verona y afirmar que allí se asomaba Julieta para recibir a Romeo; pero lo cierto es que, en esa ciudad, Julieta está en todas partes. En Menaggio, Nietzsche se encuentra con Lou-Andreas Salomé, la mujer que lo rechazará dos veces y que lo inspirará en algunos de sus textos. En Milán empieza La Cartuja de Parma, la novela en la que Clelia y Fabrizo hacen el amor en la oscuridad, para que ella no rompa la promesa de no volver a verlo. La belleza en el norte de Italia tiene mucho de esa escena Tabucchi narra viajes, cuenta expe- riencias que ya son en la nostálgica es- critura, episodios, escenas; recorridos que ya son recuerdos narrativos, en- cuentros que ya son evocaciones críti- cas. Tabucchi escribe sus viajes y en ese acto rutinario y mecánico convierte a las experiencias en la materia huidiza y diáfana, hermosa y fatal de la literatura. Su libro Viajes y otros viajes podría llamarse Ciudades y otras ciudades.O Ciudades y otros ensayos literarios. Ta- bucchi repasa con mirada lúcida y fasci- nante el mapa que los años han hecho con las ciudades heterogéneas que ha vi- sitado. Viajes... no es un libro de viajes. Es un libro de crítica literaria y cultural. Es un libro que entreteje las ciudades con la literatura, la lupa crítica con la ca- lle perdida, la mirada amenazada por la ciudad con el pensamiento preciso y es- tético sobre el mundo y los libros. Tabucchi dice en la conversación que antecede a las crónicas que le parece feo viajar pensando en escribir. Tabucchi cumple con su mínima doctrina. Los textos no son meras crónicas de viaje si- no micro ensayos sobre la experiencia del viaje y sobre la literatura. Para Tabucchi, todo viaje es un lúcido pretexto. Un pretexto para el pensa- miento, para la crítica. Se podría decir que Tabucchi cumple el dictamen de Wilde: ensaya, en este libro, el viaje co- mo la forma moderna de la crítica. El viaje autobiográfico como una forma in- directa de la crítica. En estas páginas pletóricas de versos y de referencias históricas, llenas de pretéritos diversos, el viaje es una forma de filosofía del pa- sado, una filosofía del tiempo. Tabucchi reflexiona, a pesar suyo, sobre aquello que continuamente se pierde, que conti- nuamente deja de ser. En el viaje, el hui- dizo acontecer, se potencializa. Todas las cosas y las personas fluyen, quedan atrás, y se convierten en un curioso ejemplo del hermoso y fascinante río del pasado que vuelve al inasible presente, que vuelve como recuerdo utópico, im- posible. Los viajes y los libros El primer texto consigna un viaje mí- nimo, incandescente, revelador. Narra el viaje en tren desde su pueblo a Floren- cia. Lo lleva un tío. Este, además de co- nocedor de arte, es alguien que quiere darle al niño Tabucchi una formación. Y Tabucchi, recuerda, ya mayor, esa expe- riencia. ¿Y qué recuerda? Evoca la mi- rada de niño desde la perspectiva del escritor. Continúa en la página 3... UN VIAJE LITERARIO POR EL NORTE DE ITALIA Las ciudades escritas “La literatura -dice Antonio Tabucchi citando a un poeta- es la demostración de que la vida no nos basta”. El viaje, como parte de la vida, no nos basta. Es necesario el ejercicio de la literatura. Y eso es lo que hace Tabucchi en Viajes y otros viajes, el libro que publicó Anagrama en castellano pocos días antes del viaje definitivo del autor, el 25 de marzo pasado. Por Fabián Soberón PARA LA GACETA - NUEVA YORK PERFIL Gonzalo Garcés nació en Buenos Aires, en 1974. Ganó el premio Biblioteca Breve con su novela Los impacientes. En 2007, la revista Adn (La Nación) lo señaló como el autor más destacado de su generación. Ese año fue incluido en la nómina de los mejores escritores jóvenes de América latina por el jurado de Bogotá 39. En 2010 fue escritor residente del International Writers Program en Iowa. Colabora en Ñ, Babelia, El Mercurio y La Tercera, entre otros medios. Acaba de publicar su novela El miedo (Mondadori). VERONA. “Cualquier balcón puede ser el de Julieta”. MENAGGIO. “Nietzsche y Lou siguen sin bajar del cerro”. MILÁN. “El amor, una deidad invisible.”

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Domingo 26 de agosto de 2012 Literaria LA GACETA

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SAN MIGUEL DE TUCUMAN, DOMINGO 26 DE AGOSTO DE 2012

5aSECCION

Verona. El que tuvo la ideade adosar a un edificiocualquiera un falso balcónde Julieta, podría haberseahorrado el esfuerzo.Cierto, a la gente le gustaver y palpar. Y por eso,

cuando en 1928 alguien hizo construir es-te balcón de estilo renacentista y declaróque era el mismísimo al cual Julieta Capu-leto se asomó, en la tragedia de WilliamShakespeare, para recibir a Romeo Mon-tesco, debía saber que iba a ganar muchaplata. Hoy subir al falso balcón cuestaunos pocos euros. Aunque muchos se con-forman con sacarse una foto, rito que to-davía nadie ha sabido explicarme, tocán-dole a Julieta la teta derecha. Pero a lo queiba: el falso balcón es una redundancia.Porque en Verona Julieta está en todaspartes. Su balcón fatídico es cualquier bal-cón. Si no estuviera el falso, cada vez quelevantamos la vista podríamos preguntar-nos: ¿será ese? Y si me apuran, cada vezque relojeamos a una veronesa flaquita ycoqueta podríamos pensar: ¿será esa?

La tragedia de Romeo y Julieta sólo po-dría haber ocurrido aquí. Su esencia, suprofundo sentido, está en la ciudad mis-ma. No hay más que mirar la frágil y her-mosa fontana della Madonna Verona, en laPiazza delle Erbe. O los macizos de floresvioletas que cuelgan de los balcones sobreel río Adigio.

Hay ciudades donde la belleza es titáni-ca, está ahí para aplastarnos, como en Pa-rís, y la dejamos que nos aplaste porquerealmente se lo ha ganado. Hay lugaresdonde la belleza parece distraída o casual,como en Nueva York o en Buenos Aires, yuno la agradece como un accidente feliz.Pero en Verona la belleza se cultiva en laintimidad, como una chica de buena fami-lia a la que se protege con celo, a salvo delas miradas de una familia rival, mimadapor una nodriza que la advierte sobre labrutalidad de los hombres. Y la chica elige,pese a todo, ir al encuentro de un hombre,dejarse arrebatar por una pasión que pue-de matarla, pero que vale más (como esefresco medio descascarado, pienso yo, co-mo el Ponte di Pietra a las cinco de la tar-de) que salvarse sin haberla sentido nunca.

Continúa en la página 4...

FOTOS: AGOSTINA DATTILO

Belleza contra toda evidencia

El novelista Marcelo Damiani hurga entre loscontrastes urbanos de Caracas y se deleita con elamplio menú de coloquialismos tropicales.

Con las aguafuertes de Las mujeres más solasdel mundo, Jorge Fernández Díaz logra un

exquisito maridaje entre periodismo y literatura.

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◆ Por Gonzalo GarcésPARA LA GACETA – VERONA/MENAGGIO/MILÁN

A alguien se le ocurrió construir un balcón en Verona y afirmar que allí se asomaba Julieta para recibir a Romeo; pero lo cierto es que, en esa

ciudad, Julieta está en todas partes. En Menaggio, Nietzsche se encuentra con Lou-Andreas Salomé, la mujer que lo rechazará dos veces y que lo

inspirará en algunos de sus textos. En Milán empieza La Cartuja de Parma, la novela en la que Clelia y Fabrizo hacen el amor en la oscuridad, para

que ella no rompa la promesa de no volver a verlo. La belleza en el norte de Italia tiene mucho de esa escena

Tabucchi narra viajes, cuenta expe-riencias que ya son en la nostálgica es-critura, episodios, escenas; recorridosque ya son recuerdos narrativos, en-cuentros que ya son evocaciones críti-cas. Tabucchi escribe sus viajes y en eseacto rutinario y mecánico convierte a lasexperiencias en la materia huidiza y

diáfana, hermosa y fatal de la literatura.Su libro Viajes y otros viajes podría

llamarse Ciudades y otras ciudades. OCiudades y otros ensayos literarios. Ta-bucchi repasa con mirada lúcida y fasci-nante el mapa que los años han hechocon las ciudades heterogéneas que ha vi-sitado. Viajes... no es un libro de viajes.

Es un libro de crítica literaria y cultural.Es un libro que entreteje las ciudadescon la literatura, la lupa crítica con la ca-lle perdida, la mirada amenazada por laciudad con el pensamiento preciso y es-tético sobre el mundo y los libros.

Tabucchi dice en la conversación queantecede a las crónicas que le parece feo

viajar pensando en escribir. Tabucchicumple con su mínima doctrina. Lostextos no son meras crónicas de viaje si-no micro ensayos sobre la experienciadel viaje y sobre la literatura.

Para Tabucchi, todo viaje es un lúcidopretexto. Un pretexto para el pensa-miento, para la crítica. Se podría decirque Tabucchi cumple el dictamen deWilde: ensaya, en este libro, el viaje co-mo la forma moderna de la crítica. Elviaje autobiográfico como una forma in-directa de la crítica. En estas páginaspletóricas de versos y de referenciashistóricas, llenas de pretéritos diversos,el viaje es una forma de filosofía del pa-sado, una filosofía del tiempo. Tabucchireflexiona, a pesar suyo, sobre aquelloque continuamente se pierde, que conti-nuamente deja de ser. En el viaje, el hui-

dizo acontecer, se potencializa. Todaslas cosas y las personas fluyen, quedanatrás, y se convierten en un curiosoejemplo del hermoso y fascinante río delpasado que vuelve al inasible presente,que vuelve como recuerdo utópico, im-posible.

Los viajes y los librosEl primer texto consigna un viaje mí-

nimo, incandescente, revelador. Narra elviaje en tren desde su pueblo a Floren-cia. Lo lleva un tío. Este, además de co-nocedor de arte, es alguien que quieredarle al niño Tabucchi una formación. YTabucchi, recuerda, ya mayor, esa expe-riencia. ¿Y qué recuerda? Evoca la mi-rada de niño desde la perspectiva delescritor.

Continúa en la página 3...

U N V I A J E L I T E R A R I O P O R E L N O R T E D E I TA L I A

Las ciudades escritas“La literatura -dice Antonio Tabucchi citando a un poeta- es la demostración de que la vida

no nos basta”. El viaje, como parte de la vida, no nos basta. Es necesario el ejercicio de laliteratura. Y eso es lo que hace Tabucchi en Viajes y otros viajes, el libro que publicó

Anagrama en castellano pocos días antes del viaje definitivo del autor, el 25 de marzo pasado.

◆ Por Fabián SoberónPARA LA GACETA - NUEVA YORK

PERFILGonzalo Garcés nació en Buenos Aires, en 1974.Ganó el premio Biblioteca Breve con su novelaLos impacientes. En 2007, la revista Adn (La

Nación) lo señaló como el autor más destacadode su generación. Ese año fue incluido en lanómina de los mejores escritores jóvenes de

América latina por el jurado de Bogotá 39. En2010 fue escritor residente del International

Writers Program en Iowa. Colabora en Ñ, Babelia,El Mercurio y La Tercera, entre otros medios.

Acaba de publicar su novela El miedo(Mondadori).

VERONA. “Cualquier balcón puede ser el de Julieta”.

MENAGGIO. “Nietzsche y Lou siguen sin bajar del cerro”.

MILÁN. “El amor, una deidad invisible.”

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LITERARIA2 LA GACETA

DOMINGO 26 DE AGOSTO DE 2012

Seducido por las mutaciones dela narrativa europea, Kobo Abe(Tokio, 1924-1993), introduce enla escritura japonesa de post-gue-rra, un tono y una estética ajenos ala tradición nipona. Ese gesto in-novador lo une a sus contemporá-neos Yukio Mishima y KenzaburoOe. Sus obras se inspiran en losexistencialistas franceses, el ab-surdo de Samuel Beckett, la cien-cia ficción considerada como an-tiutopía. Con un estilo directo, detono satírico (hasta macabro),abordará temáticas universales

como la alienación, la identidad, eltiempo circular.

Médico, aunque tuvo vedada lapráctica debido a sus conviccionespolíticas, fue además fotógrafo, es-critor de ficción, poesía, dramatur-gia, ensayos y guiones cinemato-gráficos. La película La mujer de laarena (basada en su novela homó-nima) se ha convertido en un filmde culto. Sus imágenes inquietan-tes de las dunas desmoronándosesugieren una versión moderna delmito de Sísifo.

Poco se ha traducido de su obraal castellano, sólo tres novelas, poreso no podemos menos que cele-brar el lanzamiento de Cuentos si-niestros. Hasta ahora inéditos ennuestro país, los siete relatos, es-critos durante las décadas del 50 yel 60, y traducidos directamente

del japonés por el catedráticoRyukichi Terao, confirman su bienganada fama de “el Kafka nipón”.Sus personajes, como los de Kafka,desprovistos de una gramática quelos contenga, llevan por nombresólo una inicial.

En el primer relato, El pánico,con toques oníricos, muestra unaburocracia asfixiante, policíaca,que busca criminales “para acele-rar el proceso de desarrollo so-cial”. En El perro un pérfido ani-mal adquiere comportamiento hu-mano.

El Grupo de Petición Anticaniba-lística y los tres caballeros (1956)es una sátira futurista, que nos re-cuerda la “modesta” propuesta deJonathan Swift, en donde tres fun-cionarios defienden su derecho ala antropofagia.

En El huevo de plomo, el prota-gonista despierta después de8.000 siglos dentro de una cáp-sula de hibernación, para descu-brir que en la evolución humanahubo un estadio humano-vegetal,hombres por cuyas venas correclorofila, reacios al trabajo yadictos a las apuestas, logran, noobstante, fusionar su lengua conla del viajero del tiempo, y hacer-la inteligible.

Sin duda, Kobo Abe exige un es-fuerzo a la imaginación y sensibili-dad. El lector no puede más queentregarse y dejarse arrastrar porel flujo genial de sus argumenta-ciones, situaciones aciagas y fina-les impredecibles.

© LA GACETA

L A N Z A M I E N T O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / C R Í T I C A D E L I B R O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / L O S M Á S V E N D I D O S / L A G A C E T A L I T E R A R I A

No v e d a d e s

DIEZ PENSAMIENTOS ACERCA DE LA POLÍTICARoberto EspósitoFONDO DE CULTURA ECONÓMICA (296 PÁGINAS)Política, democracia, responsabilidad, soberanía, mito,obra, palabra, mal, Occidente, comunidad y violenciason los vocablos clave de la tradición filosófica y políticaoccidental. Espósito encara un desafío hermenéuticopara deconstruir y resemantizar cada término.

EL CORAZÓN DE LA NACIÓNLauren BerlantFONDO DE CULTURA ECONÓMICA (158 PÁGINAS)Berlant se centra en dos aspectos. Primero, el vínculoentre la elaboración de los mundos políticos y lasemociones como articulación de “lo nacional” y de loidentitario. Segundo, la clave transclasista que producela fantasía de la desaparición de igualdades y de clases.

AÑOS LENTOSFernando AramburuTUSQUETS EDITORES (224 PÁGINAS)Un niño se muda con sus tíos a San Sebastián en los 60.El tío vive entre la fábrica y la taberna. La tía estásometida a las convenciones sociales y religiosas. Laprima se encuentra obsesionada por los chicos. El primose enrola en la ETA. El destino de todos se quebrará.

DE ACEROSilvia AvalloneALFAGUARA (368 PAGINAS)Cuando el cuerpo cambia no hay chance: o te escondesy te quedas afuera, o usas con violencia tu belleza yconfías en que te ayude a ser alguien. Ellas lo intentan:creen que para sobrevivir basta con luchar. Pero la vidaes feroz. Y cuando llega el amor, hasta la amistad duele.

MENTIRAS DE VERANOBernhard SchlinkANAGRAMA (264 PAGINAS)¿Por qué alguien aleja del mundo a su exitosa mujer?¿Por qué un amante pierde a su amada con engaños?¿Cómo librarse de ataduras cuando un amor prometeuna vida nueva? Descubrir las mentiras con las quevivimos es el núcleo central de estos relatos.

ZOOMarie DarrieussecqEL CUENCO DE PLATA (208 PÁGINAS)“A las mujeres -dice la autora- se las trata más comochanchas que como yeguas, vacas, monas, víboras,tigresas, jirafas, sanguijuelas, babosas, tarántulas, koala,ciempiés o rinoceronte hembra. Y como en el zoológico,uno se termina preguntando quién mira a quién”.

¡MECACHENDIE!Alberto MonttEDICIONES DE LA FLOR (128 PÁGINAS)Luego del éxito sensacional que significó la publicaciónde ¿Quién es Montt?, ahora ya son muchos los quesaben que se trata de un talentoso y original humoristagráfico chileno. Como secuela, él presenta una nuevaselección de su desopilante material.

HUESOS DESNUDOSEric DomergueCOLIHUE (224 PAGINAS)Los restos de Yves Domergue y Cristina Cialceta, sucompañera por más de 30 años, estuvieron ocultos y sinnombre en un paraje de Santa Fe. Víctimas de ladictadura, sus cuerpos fueron arrojados en un caminorural, sepultados como “NN” y cuidados por la gente.

TERRITORIOS DE LA INCERTIDUMBREOmar TobíoUNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN MARTIN (168 PÁGINAS)Propone una sistematización de las principalesperspectivas teóricas que constituyen el pensamientoen Geografía Social. El enfoque considera lo socialcomo productor de espacios, siendo las configuracionesterritoriales el resultado de procesos históricos

ESTRATEGIA BUENOS AIRESRoberto Santiago De BritoEDITORIAL N&T (104 PÁGINAS)Ochenta nanorrelatos es el subtítulo de esta obra, quepreanuncia que se trata de una obra consagrada alcuento breve. En ellos desfilan desde vendedores demilagros hasta desconciertos bíblicos, pasando por elesclarecedor instructivo acerca de cómo violar una rosa.

¿HACIA UNA CIUDADANÍA URBANA?LA CIUDAD Y LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADESJacques DonzelotNUEVA VISIÓN (64 PÁGINAS) -40-El Estado ya no domina la relación entre la vivienda yel empleo y la remite a lo local. Gobernantes, habitantesy empresarios deben ponerse de acuerdo para darlerespuesta a esa cuestión con ayuda de acuerdos decolaboración locales. Eso es la ciudadanía urbana.

ORIGEN, APROPIACION Y DESTINOS DELEXCEDENTE ECONÓMICO EN LA ARGENTINADE LA POSCONVERTIBILIDADJ. Sbatella, P. Chena, P. Palmieri, L. BonaCOLIHUE (168 PÁGINAS)En un país que crece al 8% desde 2003, este librovuelve sobre el concepto de excedente económico parapreguntarse respecto del monto, la apropiación y losusos de los recursos que genera la sociedad argentina.

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Las aguafuertes constituyenun exquisito maridaje a mediocamino entre el periodismo y laliteratura o, mejor dicho, un vi-goroso cruce de aguas que to-ma lo mejor de cada vertiente.Del periodismo, por caso, lacrónica cincelada en la detalla-da observación y en la ajustadadescripción. De la literatura, asu vez, la libertad en los modosde asociar, decir, intercalar, y lairrestricta licencia de perseve-rar en el vuelo franco, en lapincelada sutil.

Las aguafuertes así se llamanporque así las consagró parasiempre Roberto Arlt, tomandola posta de los clásicos del tex-

to costumbrista (dicen que delos británicos Joseph Addison yRichard Stelle, dicen que de losespañoles Quevedo y Lara, másmordaz el primero, más filosó-fico el otro), y autorizando aotro grande como el uruguayoWimpi y, más hacia nuestrosdías, a Emilio Petcoff, JorgeAsís (con su espléndido alterego Oberdan Rocamora), Da-niel Dalla Costa y desde luegoJorge Göttling.

Pues bien. Aguafuerte, crónicacostumbrista, crónica de no fic-ción, pintoresquismo, semblan-za, ensayo periodístico, periodis-mo literario, etcétera, como que-ramos enunciarlo, los textos deJorge Fernández Díaz se corres-ponden con las mejores páginasdel género, y eso, porque en Lasmujeres más solas del mundo al-canza su máxima expresión unautor demasiado periodista paraser sólo escritor, demasiado es-critor para ser sólo periodista,que regala algunas páginas sen-cillamente deliciosas.

Por ejemplo, sólo para ir lle-vando, Entrevista con Noemí,Ultimas noticias de Olga Cueto,El creador de historias, Escribirhasta el último segundo y Pero-nismo Hollywood, incluso a pe-sar de que las opiniones políticasde Fernández Díaz no son lomás interesante de su bagaje.

Que se entienda: formular unadeclaración de principios ideoló-

gicos no está ni bien ni mal perse, depende del contexto, delpropósito y de los modos, peroen lo que atañe a Las mujeresmás solas del mundo se revelaclaro de toda claridad que el au-tor fluye, persevera y ensanchasu horizonte con especial pericia

cuando se siente a salvo de cier-tos imperativos. Cuando desapa-recen del escenario los moscar-dones de la toma de posición ysuelta las amarras de una mira-da enfocada en el personaje, enel personaje y sus circunstan-cias, en el personaje, sus cir-cunstancias y eventuales mora-lejas que se valen de la primerapersona del singular sólo al ser-vicio del clima gestado. Del in-dispensable tejido que tantoabraza al observador como alobservado.

Desde esta perspectiva, Elvuelo del ángel, acerca del céle-bre homicida Carlos EduardoRobledo Puch, bien puede ser to-mado como el punto culminantede un libro de piso muy alto, deun libro sin grietas, de uno deesos libros que se leen con la in-termitencia propia de lo quesiendo disfrute puro invita a unadegustación demorada.

© LA GACETA

WEB.EDITORIALCAPIN.COM.AR

RELATOSCUENTOS SINIESTROSKOBO ABE(Eterna Cadencia -Buenos Aires)

MARÍA EUGENIA BESTANI ◆

Las extraordinarias creaciones del Kafka nipón

DELICIOSAS

Ra n k i n g

FICCIONCINCUENTA SOMBRAS DE GREYE. L. James

CINCUENTA SOMBRAS MÁS OSCURASE. L. James

EL ENIGMA SPINOZAIrvin Yalom

AFRICA, SANGRAN LOS REYESHernán Lanvers

TORMENTAS DEL PASADOGabriela Exilart

12345

NO FICCIONENCUENTROSGabriel Rolón

EVITA, JIRONES DE SU VIDAFelipe Pigna

MUJERES TENÍAN QUE SERFelipe Pigna

BIENVENIDO DOLORPilar Sordo

¡VIVA LA DIFERENCIA!Pilar Sordo

12345

Ra n k i n g

FICCIONCINCUENTA SOMBRAS DE GREYE. L. James

AFRICA, SANGRAN LOS REYESHernán Lanvers

JUEGO DE TRONOSGeorge R. Martin

EL ENIGMA SPINOZAIrvin Yalom

PETER CAPUSOTTO FANTÁSTICOD. Capusotto y P. Savorido

12345

NO FICCIONEVITA, JIRONES DE SU VIDAFelipe Pigna

ENCUENTROSGabriel Rolón

BIENVENIDO DOLORPilar Sordo

LOS HIJOS DE LOS DÍASEduardo Galeano

¡VIVA LA DIFERENCIA!Pilar Sordo

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T U C U M A N

LIBRE

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DEL

LIBRO

A R G E N T I N A

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WALTER VARGAS ◆

El vuelo del ángel,acerca del célebrehomicida Carlos RobledoPuch, puede considerarsepunto culminante del libro.

CRÓNICALAS MUJERES MÁSSOLAS DEL MUNDOJOGE FERNÁNDEZ DÍAZ(Capital Intelectual -Buenos Aires)

aguafuertes que se corresponden con los mejores ejemplos del género

páginas de un libro sin grietas

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LITERARIA 3LA GACETA

DOMINGO 26 DE AGOSTO DE 2012

Cuba/ D I A R I O S D E V I A J E S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / D I A R I O S D E V I A J E S / L A G A C E T A L I T E R A R I A / D I A R I O S D E V I A J E S /

Caracas es una ciudad de motos y de autos. No es muy ap-ta para el caminante con ganas de conocerla a pie ni para elpeatón desprevenido. Tampoco parece ser una ciudad de bi-cicletas, como en la que se está convirtiendo Buenos Aires.Su tránsito es agresivo y dispar. Abundan las camionetas im-portadas, nuevas, relucientes, con conductores que hacenportación constante de celulares, pero también los cochesviejos, grandes, clásicos, imposibles de mantener en otro lu-gar donde la nafta no sea más barata que el agua. Siemprese escuchan bocinas y sirenas en todas partes.

Caracas también es una ciudad de fuertes contrastes. Enella conviven las nostálgicas galerías setentistas con losshoppings y con las más modernas construcciones de la ar-

quitectura de vanguardia, es decir, edificios inteligentes co-mo el de la Multinacional de Seguros y otros de volúmenesfragmentados, como el Centro Comercial San Ignacio. Las di-ferencias de clases sociales, por otro lado, se perciben ins-tantáneamente, y la clase media debe ser la más pequeña.No obstante, la gente es muy amable y por lo general está debuen humor en las calles y los restaurantes, ya que los ba-res no abundan como en Buenos Aires.

Un párrafo aparte, sin duda, merecen los coloquialismosque se escuchan por todas partes. Es difícil moverse sin oírpalabras como vaina, chévere, buhonero; chamo, ladilla,raspicuí; pero también mecate, goajiros, burundanga; wa-yuu, jalabola, faramallero, y mi favorito indiscutido:Torypollo (equivalente a nuestro Patovica). La mayoría sontérminos completamente inaccesibles para cualquier extran-jero; yo, por ahora, sólo me he atrevido a usar un par de ché-veres. Este lenguaje exuberante, prolífico, por momentoshermético, me ha hecho pensar que en un futuro cercano suliteratura nos puede dar una grata sorpresa.

© LA GACETA

Marcelo Damiani – Novelista, crítico literario, docente.

... Viene de la página I.

“...Tío, ¿qué hay que hacer paraver a los ángeles? Y él me contes-taba: para ver a los ángeles hayque saber sujetar el pincel”. Enesa frase enigmática del tío se ci-fra la idea de este libro: para via-jar hay que saber escribir el viaje.

Continuamente se queja de losviajes del turista típico, del turis-ta kitsch, aquel que solo ve, demanera fugaz y prefijada, las lo-caciones establecidas por las em-presas de viajes. Justamente, sa-liendo de ese recorrido, Tabucchirecomienda caminar unas cua-dras y visitar, en Pisa, una posa-da en la que vivió Giacomo Leo-pardi desde el otoño de 1827 alverano de 1828.

“Pisa fue amada por Leopardiy la ciudad le reservó una cálidahospitalidad”. Pero la ciudad fuealgo más para el poeta. Pisa lepermitió retomar la escritura,luego de una profunda crisis. Es-cribe Tabucchi: “Consiguió des-garrar la telaraña de la depresióny renació a nueva vida”. Allí es-cribió A Silvia y La resurrección.Para el final, se reserva una con-fesión bibliófila. Como todo lec-tor, busca en una calle perdida,una librería de viejo. Con conte-nida emoción, se pregunta:“¿Quién sabe si ese turista que seha evadido durante unos pocos

minutos del camino marcado noacabe regresando a su autobúscomo una reliquia”.

En París, Tabucchi no se detie-ne en los monumentos consagra-dos. Como si hiciera el viaje encontra de las guías turísticas,anota: “Todas las guías turísticasnos dirán que todas las obras deDelacroix expuestas en placeFurstenberg son “menores”, dadoque las mayores se hallan en elLouvre”. Tabucchi nos convencede lo contrario. En la casa tallerde Eugene Delacroix, se puedenver los instrumentos musicalesdel pintor, los utensilios que reco-gió en su viaje por Andalucía, Ma-rruecos y Argelia. “En Marruecos,Delacroix tuvo el privilegio de en-trar en un harén y la tristeza deesas mujeres prisioneras le pro-vocó una profunda emoción”.

Como en Citizen Kane, comoen Hamlet, Tabucchi se vale de laduplicación escénica: narra unviaje dentro de un viaje y el lectorsiente que asiste a una estructurade espejos que multiplica el sen-tido de la realidad. “Delacroix es-cribió un diario que es uno de losmás fascinantes libros de viajedel siglo XIX francés. Era tam-bién un escritor de talento, y sustextos sobre la pintura y el arterevelan una mano literariainsólita para quien está avezadoa los pinceles. Sus consideracio-

nes acerca de la música son ad-mirables, y explican su granamistad con Chopin, de quienpintó indiscutiblemente su máshermoso retrato”. De la casa deDelacroix nos vamos con la ínti-ma necesidad de leer ese diario.¿Para qué sirve un viaje si no espara viajar por otros medios?

Lisboa, ciudad de saudade: ca-si se podría decir que esta cróni-ca-ensayo es la síntesis del libro.Tabucchi sostiene que es imposi-ble comunicar con palabras deotra lengua el sentimiento de lasaudade. Y este sentimiento deimposibilidad es, de alguna for-ma, el bello escozor que atravie-sa el libro. Todo hace suponerque Tabucchi experimenta en elviaje, o en la escritura del viaje,esa extraña alegría de la nostal-gia recordada con calma, esa ex-traña melancolía que acude, pre-surosa, en el texto que recuperael viaje. La saudade es, entonces,la felicidad nostálgica por lo yavisto que se recupera, tardía ydesenfocada, en la hoja, ese viajeque ya no existe pero que vive co-mo melancolía en el papel.

Después de muchos kilómetrosen auto, Tabucchi y su esposa,María José, llegan a Ürgüp, ciu-dad principal de Capadocia. Ta-bucchi describe la zona como unpaisaje lunar que mezcla cenizas,lodo y fango, una extraña mezcla

del Gran Cañón norteamericanoy la Capilla Sixtina. La idea no esde él sino de un amigo matemáti-co, quien lo impulsó a conocerCapadocia con esa frase que es-capa a los dictámenes de la lógi-ca. En Ürgüp, recuerda el escri-tor, Pasolini rodó su Medea. Laspoblaciones se pierden en las ro-cas, en medio de una sequedadapabullante. En el interior deesas montañas, ocultas, están lasmúltiples capillas e iglesias queguardan poderosas obras de artebizantino. Para el final del relato,Tabucchi guarda un recuerdo im-posible. En el pequeño e incom-parable hotel que cruza lo anti-guo, lo familiar y lo moderno, Ta-bucchi y su esposa coinciden conuna famosa intérprete de arpa.Una tarde, sentados en la entra-da del hotel, María José recita enun idioma comprensible para laintérprete, un verso de Pessoa:“Oh, tocadora de arpa, si pudierabesar tus gestos sin besar tusmanos”. Y ella, inmortal, toca unconcierto para los tres.

En la última parte, Tabucchiescribe viajes sobre libros deotros. Comenta una historia de laliteratura de Brasil y llama a estepaís “el edén de los remordi-mientos”. Además de pensar ellugar del paraíso perdido, el libroque Tabucchi comenta y su viajepor el libro, reconstruyen los ca-

minos idílicos que hizo la litera-tura de Brasil. Azorado, Tabucchiadvierte que Brasil es, de algunaforma, la creación de una miradade los europeos sobre el gran pa-ís. Es decir, un Brasil inventadopara cumplir los caprichos, lasilusiones de los conquistadores.Es la teoría de Berkeley traslada-da al imperialismo. Ser es serpercibido por el imperio.

Tabucchi visita innumerableslugares y parajes, escondidos yabiertos en los distantes puntosdel orbe: Mongolia (a través delrelato de una amiga), Bombay,Creta, Boa, Séte, Jerusalem, lasciudades imaginarias de Calvino,la geografía lúcida e inventada deRezzori, los cercanos monumen-tos de dos poetas en Lisboa:Pessoa y de António Ribeiro Chia-do. Los destinos se acumulan; laslecturas y los versos se acumulan.La lectura de estos viajes es unmodo de leer la biblioteca ampliay benéfica de Antonio Tabucchi.Los viajes heteróclitos y dispersosconforman una invisible y grácilbiblioteca. Las sombras y lostiempos, el aire rojo del oriente, elcolor iridiscente del mar o lashierbas medicinales de Creta evo-can las diversas lecturas, los li-bros: las armas de Tabucchi.

A propósito de un exquisito yminucioso libro sobre la India, elescritor repasa el esfuerzo mental

para escribir su novela Nocturnohindú. También escribe una cró-nica sobre las Islas Azores, en lalejana costa de Portugal, para re-visar el plano de ensueño del per-sonaje de Dama de porto Pim.

Ese decir, el viaje es una formade la autobiografía. Y la autobio-grafía es una forma de la crítica.O, la crítica es la forma modernade la autobiografía, como queríaWilde. Los vasos llenos de citasse comunican y arden, arden, co-mo quería Octavio Paz. “La poe-sía es tiempo y arde”.Y en este li-bro ese verso es real.

CodaA pesar de haber recorrido

medio mundo, Tabucchi sabe queel viaje no es solo una travesía tu-rística. Quizás por eso confiesaen la nota inicial: “Pero tal vezfalten los viajes más extraordina-rios. Son los que no he hecho, losque nunca podré hacer. Que per-manecen sin escribir o encerra-dos en su propio alfabeto bajo lospárpados, por las noches”.

El libro invita al viaje real perotambién, y sobre todo, a realizarlos íntimos recorridos literarios ycríticos.

© LA GACETA

Fabián Soberón - Escritor. Profesorde Teoría y Estética del Cine de laEscuela Universitaria de Cine.

ALGUNASPALABRAS SOBRECARACAS

Vuelvo a Cuba despuésde ocho años. Es la ter-cera vez que visito elpaís de José Martí.Quiero comparar si

hubo cambios reales tras la anun-ciada apertura de los hermanosCastro. El primero, muy visible, esel nuevo aeropuerto de la capital,que no tiene nada que ver con elanterior. Desde la ventanilla, ob-servo que hay un Jumbo de AirFrance y otro de Air Italia, y re-cuerdo, a su vez, que desde la Ar-gentina, ya son ocho las líneas quevuelan hasta aquí.

Apenas uno ingresa a la estaciónnota un clima más distendido. Eltrámite migratorio, antes lentísimoy burocrático, se reduce ahora aapenas cinco minutos: no pidenseguro de salud ni tampoco elnombre del hotel donde uno sealojará. Es más: quien nos contro-la es una mujer del Ejército quenos dice “Bienvenidos a Cuba”. Elprimer trámite debe hacerse de in-mediato, hay que cambiar los dóla-res o los euros por los CCU (Cuba-nos Convertibles). Si uno entregadólares estadounidenses, le des-contarán el 14%, y si efectúa laoperación con euros, nada.

Abundan los taxis, que por 20dólares van hasta el centro.Apenascon recorrer unos kilómetros, unonota que hay muchos más vehícu-los. Es que el gran amigo de Fidel,el comandante Hugo Chávez, le su-ministra -a un precio muy reduci-do- el petróleo necesario, lo que de-jó atrás los cortes habituales deenergía que sufría siempre la isla.

Al recorrer los primeros kilóme-tros, uno advierte que hay dos fi-guras preponderantes que apare-cen en grandes carteles: las de Jo-sé Martí y el Che Guevara. Superanampliamente a la del hoy secreta-rio del Partido Comunista, Fidel.La de su hermano, Raúl, se ve mu-cho menos.

La Western UnionUna de las primeras sorpresas

es observar que la Western Union,símbolo del capitalismo estadouni-dense, tiene sucursales en distintosbarrios de La Habana. El millón y

medio de cubanos que viven enEEUU envía ahora las remesas pa-ra sus familiares. La segunda sor-presa es poder tomar Coca-Cola,un ícono de los yanquis al que Cu-ba, durante medio siglo, le impidióque ingresara.

Otra sorpresa: hay pocos, peroaparecieron al fin los teléfonos ce-lulares. Sin embargo, Cuba y Coreadel Norte siguen siendo los dosúnicos países que prohíben el usode internet. El universo web soloestá disponible en los organismos

oficiales y en los hoteles, exclusiva-mente para extranjeros y a un cos-to escandalosamente alto para uncubano: 12 dólares la hora. Hayotro cambio notable: después de53 años, hay dos vuelos diarios aMiami, uno a través de Gran Cay-man y otro vía Bahamas, operadospor las líneas de esos dos peque-ños Estados.

SalariosLa principal queja de los haba-

neros, ahora más predispuestos a

la charla que antes, es el salario.El sueldo mínimo mensual es elequivalente a nueve dólares, losjubilados ganan siete, un médicoapenas 25, y la mayor remunera-ción mensual, sin contar a los fun-cionarios prominentes del Gobier-no, la cobra un profesor universi-tario con dedicación exclusiva,que recibe 30. Un dólar equivale a24 pesos cubanos y, según el Go-bierno, la canasta básica se cubrecon la mitad de ese valor. Una fa-milia tipo recibe por mes tres kilosde arroz, cuatro de fideos, uno decarne vacuna y tres litros de acei-te mezcla. Según los consultados,eso se lleva la mitad de la remune-ración.

Nadie como FidelFidel Castro es el único funcio-

nario que, sin ser rey, alcanzó aejercer el poder durante más de 50años. La revolución lleva 54 años yahora transfirió el Gobierno -aun-que no el poder- a su hermano Ra-úl. Fidel superó al norcoreano KimII Sung, quien gobernó durante 48años, y al dictador de Albania, En-ver Hoxlta, que estuvo 40.

Una constante de los adeptos alcastrismo es su crítica contra Oba-ma, que en 2009, a dos días deasumir como presidente, prometióque en un año cerraría la prisiónde Guantánamo, una base esta-dounidense que está a más de 900kilómetros de La Habana, muycerca de Santiago de Cuba, y quesirve como campo de prisioneros.En este momento, sólo quedan allí171 presos provenientes de Irak yAfganistán. Obama nunca pudocumplir con su promesa porque,acorralado y en minoría en ambasCámaras, no logró la aprobacióndel Congreso.

Un talón de Aquiles que el cas-trismo nunca pudo superar fue elde los medios de comunicación.Apenas hay un diario, el Granma,de apenas 16 páginas diarias y detamaño muy reducido, que es en lapráctica un parte oficial.

© LA GACETA

Carlos Vernazza – Periodista, exdirector del diario El Tribuno, de Salta.

CONMEMORACIÓN. Niños y veteranos del Ejército rebelde, durante lacelebración de otro aniversario de la entrada de Fidel Castro a La Habana.

PANORAMA.ELPERIODICO.COM

Las ciudades escritas

medio siglo después de la revolución

◆ Por Carlos VernazzaPARA LA GACETA - LA HABANA

Hubo cambios desde la “apertura” de Raúl Castro, pero persisten las carencias

de los ciudadanos y las restricciones a su libertad de expresión.

◆ Por Marcelo DamianiPARA LA GACETA - CARACAS

“En ella conviven las nostálgicas galeríassetentistas con los shoppings y con las másmodernas construcciones de la arquitecturade vanguardia, es decir, edificios inteligentes”.

Page 4: 26-08-2012 LITERARIA

LITERARIA4 LA GACETA

DOMINGO 26 DE AGOSTO DE 2012

1853. Marzo 30, Groot-Zundert. Elsur sopla un presagio. Aciago.Contradictorio. Nubes de desdi-cha. Resplandor eterno. Anna de-ja escapar entre sus piernas elllanto de un niño. Una alegríaprotestante sacude el canto de los

mirlos. El vástago ha trepado ahora su corazóna la paz del seno materno. El padre camina encírculos. Una sensación discordante lo embarga.Una muerte le nubla la memoria. Hace un año,casi exactamente, ha nacido un retoño sin vida.Theodorus mira a su mujer. Ella eleva sus ojossumisos hacia los de su marido pastor. Este aca-ricia el destino en la cabeza niña. Arroparán albebé con el nombre de su hermano muerto. Elcielo se turba en Holanda.

Un puente que cruzarBasta cruzar un puente del presente para de-

sembocar en el pasado. En el siglo XIII, había ter-minado de erigirse la iglesia de Auvers-sur-Oise,un pueblito que mece la quietud a unos 20 kiló-metros de París. Tiene actualmente unos 7.000moradores.

En poco más de dos meses de sus últimos dí-as, el holandés ha pintado allí 70 cuadros. Segu-ramente, sus retinas aún están impregnadas deltrigal, de esa iglesia gótica donde su corazón re-ligioso se ha conmovido, de los cuervos quealientan todavía las jornadas. La iglesia es másbien pequeña, oscura, sombría. En la fría piedraestán incrustadas las plegarias que reviven aho-ra con la música de cámara los fines de sema-na.

A la derecha, en una esquina, un modesto car-tel informa que, a 300 metros, está enterrado elartista. Hacia la izquierda, una casa de campo vaconquistando el paisaje. Cuesta arriba se llega a

un cementerio de dimensiones modestas, que noexcede la manzana.

En la entrada principal, no hay indicación algu-na. Luego de deambular sin ton ni son en buscadel “monumento”, sobre un muro y entre dosmausoleos, dos lápidas miran sin pestañear al soldel mediodía: Ici repose Vincent van Gogh (1853-1890) y a la par, Theo van Gogh (1857-1891). Untapiz de hiedra abriga el dolor de las tumbas fra-ternas. Flores silvestres y amarillas evocan los gi-rasoles de los sueños de Vincent, que en sus 37años un solo cuadro vendió. No se reconocen allílas huellas de turistas.

Carta al aireLa melancolía va ganando el corazón de la sies-

ta. Imágenes del Trigal con cuervos, el Retratodel doctor Gachet o Trigal bajo el cielo tempes-tuoso planean sobre el paisaje de cruces.

Una carta a Theo se dibuja en aire: Queridohermano: las enfermedades de nuestro tiempono son en suma más que un acto de justicia; si

hemos vivido años de salud relativamente bue-na, tarde o temprano nos ha de tocar nuestraparte. En cuanto a mí, ya comprenderás muybien que no habría escogido la locura si hubieratenido que elegir, pero cuando a uno le cae unacarga semejante, ya no pesca nada más... Es bue-no amar tanto como se pueda porque ahí radicala fuerza verdadera y el que mucho ama realizagrandes cosas y se siente capaz, y lo que se ha-ce por amor está bien hecho...

A pocos metros, en la puerta lateral del cemen-terio de Auvers, que casi nadie emplea para en-trar, un cartel informa: “Detrás de este muro estásepultado Van Gogh”.

1890. Domingo 27. Auvers-sur-Oise. Soledad,angustia, locura, desamor le van descentrandolos ojos del alma. Por la tarde salen sus pasos. Lamuerte trastabilla en los trigales. Graznidos decuervos estropean el silencio. Pensamientos agi-tados deambulan sin brújula. Querido Theo: No teoculto que hubiera preferido morir a causar y su-frir tantas molestias... Sufrir sin quejarse es la

única lección que hay que aprender en esta vi-da... Lo mejor es quizás ridiculizar nuestras pe-queñas miserias y también un poco las grandesde la vida humana... Nosotros, los artistas, no so-mos más que cántaros quebrados... Preguntassin respuestas. El cielo gira en sus pupilas. Nubesse sientan en su frente. La sangre bulle. Una pis-tola danza nerviosa entre las manos. El gatillo ce-de. Reventón de pájaros en el trigal. La bala de-sacomoda el corazón. Arrastrándose, Vincent vanGogh llega hasta su pieza. Le dice a monsieur Ra-voux: “Me disparé. Sólo espero no haber errado”.La agonía se estira hasta el martes 29. Su herma-no llega de París y quiere convencerlo de que lamuerte no ha tomado aún el tren. “No llores,Theo, lo hice por el bien nuestro... La tristezapermanecerá...” Un rumor de pinceles titila des-de entonces en la eternidad.

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Roberto Espinosa – Escritor,periodista de LA GACETA.

... Viene de la página I.

Cuando Friedrich conoció a LouQué raro, le comento a Agos, con quien

llevamos unos días dando vueltas por elnorte de Italia. Parece que cada gran his-toria de amor que marcó a estos lugaresfue una historia de cabezonería. De obs-tinación contra todas las evidencias.

En la escena más intensa de la obrade Shakespeare, Romeo le dice a Julietaque se tiene que ir, que ya canta la alon-dra, es decir que amanece, y si lo aga-rran los Capuleto, colgarlo de las polai-nas es lo más amable que le van a hacer.Y Julieta dice no, darling, escuchastemal, no es la alondra, es el ruiseñor, quecanta en la noche, es temprano, vos se-guí haciéndome masajes en la espaldaque estoy contracturada. Romeo es máspragmático, pero cuando Julieta insiste,acepta la farsa sublime. Algo le dice quela belleza fugaz de esa locura comparti-da quedará en la memoria de alguien yasí servirá a un propósito más elevado.Por aceptar que la alondra es el ruiseñorva a pagar un precio, pero ese sacrificiova a ayudar a otros a vivir.

Acá, en la región de los lagos, esa ideade absoluto te agarra del cuello. Comen-tamos con Agos la historia del amor deNietzsche por Lou-Andreas Salomé. Esraro hablar de eso acá, en el pueblito deMenaggio, sentados a una mesita al bor-de del lago de Como, entre los turistasalemanes, con una copa de Valpolicella.

Cuando llegaron acá, Nietzsche era untodavía joven profesor algo solemne, nola figura trágica y enorme que iba a ser;

Lou era una especie de prodigio, políglo-ta, versada en filosofía, teología y litera-tura, libre como pocas mujeres de sutiempo y de cualquier tiempo, y encimabellísima. Nosotros ahora miramos es-tas colinas que caen a pico en el lago co-mo un espejo, con los pueblitos colgadosde las laderas, y Agos pregunta:

- ¿Vos creés que se acostaban?.- Bueno... -le digo, y me quedo pen-

sando.

Lou se había enamorado meses antesde otro escritor, Paul Rée. Cuando la pa-reja conoció a Nietzsche, se convirtió entrío. Iban a formar una especie de comu-na intelectual. Pero Nietzsche enloque-ció por Lou. Tuvo la bizarra idea de pe-dirle matrimonio por intermedio delmismo Rée. Lou se disculpó diciendoque estaba contra el matrimonio en ge-neral. Pero cuando los tres llegan a estoslagos vertiginosos, Nietzsche decide afir-mar -él también- que la alondra es unruiseñor. Su momento con Lou había pa-sado. Si tuvo una última chance, fueaquel día en que él y Lou subieron solosal Monte Sacro, y tardaron tanto quecuando bajaron Paul estaba que trinaba.“Lo más probable es que no se hayanacostado”, digo, con un poco de tristeza,mientras cruzamos el lago en el ferryhacia Belaggio. Por segunda vez,Nietzsche le pidió a Lou que se casaracon él. Por segunda vez, ella dijo no.

¿Hubo algo de masoquismo en esesalto al vacío? Nietzsche era un tipocomplejo, con una enorme capacidad de

sufrimiento y un agudísimo sentido de lacomedia. Yo creo que sabía que iba a re-botar, que nunca iba a encontrar a unamujer que le pudiera hacer sombra aLou, que para él la experiencia del amorestaba concluida.

Parte de la filosofía de Nietzsche pue-de derivar de ese momento. Zarathustraen la montaña, más solo que nadie,mostrando su grandeza también en lagrandeza de su dolor, está en aquel ve-rano; así como el Nietzsche bufo, quehace juegos de palabras y le da a capítu-los de sus libros títulos como Por qué soytan sabio o Por qué escribo tan buenoslibros, era también el que, después del“no” de Lou, insistió para que ella, Rée yél se sacaran una foto absurda que aho-ra es famosa. Los dos hombres tiran deuna carretita donde va Lou; ella los azu-za con una fusta. “Nietzsche preparó to-dos los detalles”, escribiría Lou. “Inclusola carreta demasiado pequeña o la cur-silería de poner, en la punta de la fusta,un ramo de lilas.”

Del amorCuando llegamos a Milán, los diarios

vibran con noticias sobre la crisis eco-nómica. Nunca pareció más loca, másgratuita, la majestad del Duomo, el des-filadero palaciego de las galerías Vitto-rio Emmanuele; mejor dicho sí, mu-chas veces esta belleza fue una locaapuesta contra las guerras, la peste, loscataclismos.

Mientras nos preparamos para lavuelta, recordamos una tercera historiade amor. En Milán empieza La Cartuja

de Parma. El atolondrado, excitable y unpoco chanta Fabrizio del Dongo, gozadel amor incondicional de Gina Pietra-nera, pero a quien ama es a Clelia Con-ti. Mejor dicho, a la imagen de Clelia. Sien las otras historias que evoqué elamor está al borde de volverse indepen-diente de la persona amada, en la nove-la de Stendhal se cruza esa línea.

Fabrizio, que apenas conoce a Clelia,se entrega a las autoridades de Parma(está prófugo) sólo porque en la torreFarnesio, donde van a encerrarlo, esta-rá más cerca de ella. Y eso que Clelia seha casado con otro y ha jurado no volvera ver a Fabrizio. Es uno de los grandesmomentos de la literatura romántica, ycomo observó Denis de Rougemont, elamor romántico tiene raíces religiosas.

El que ama no busca a la personaamada; hay comunión, pero es la comu-nión de los dos inclinados ante el altardel amor. No se aman el uno al otro,aman a la deidad invisible, celosa, abso-luta, que llamamos amor. En la escenaclave del libro (que recordamos mien-tras nos tomamos el último Valpolicella,frente a un campanario a rayas blancasy rojizas) Clelia y Fabrizo hacen el amor.Lo hacen en la oscuridad, para que ellano rompa la promesa de no volver a ver-lo. La belleza en el norte de Italia tienemucho de esa escena: un fulgor escondi-do, sublime, un poco absurdo, un goceque cambia para siempre tu vida y quepermanece a través de las guerras y lasdebacles, incorruptible y gratuito, contratoda evidencia

© LA GACETA

Pinceles que zarandeanla eternidad

Belleza contra toda evidencia

En la entrada principal, no hay

indicación alguna. Luego de

deambular sin ton ni son en

busca del “monumento”, sobre

un muro y entre dos mausoleos,

dos lápidas miran sin pestañear al

sol del mediodía: Ici repose

Vincent van Gogh (1853-1890) y

a la par, Theo van Gogh (1857-

1891). Un tapiz de hiedra abriga

el dolor de las tumbas fraternas.

GENTILEZA ROBERTO ESPINOSA

◆ Por Roberto EspinosaPARA LA GACETA - AUVERS-SUR-OISE