25. junio 2010

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RREEFFUUGGIIOO DDEE LLUUZZ DIVULGACIÓN LITERARIA N° 25, REFUGIO DE LUZ, VEINTICINCO. Segunda época. Maracaibo, junio - 2010

MILKA GARCÍA (Dirección), BLANCA CASTELLANO (Digitalización), MARÍA ESCALANTE (Reproducción), JUAN AGUILERA (Distribución), REBECA MATOS (Textos) [email protected]; [email protected]; http://www.refugiodeluz.webs.com

Gracias a la Directora del Instituto de Investigaciones Literarias y Lingüísticas, a Eleonora Arenas y a quienes nos apoyan.

Virginia Woolf (Escritora británica, 1882-1941)

La narrativa moderna (Continuación, viene del número 24)

... Entonces, si pegamos una etiqueta en todos esos libros, en la cual esté la palabra única

materialistas, queremos decir con ello que escriben de cosas sin importancia; que emplean una habilidad y

una laboriosidad inmensas haciendo que lo trivial y lo transitorio parezcan lo real y lo perdurable.

Hemos de admitir que estamos siendo exigentes y, además, que nos resulta difícil justificar nuestro

descontento explicando qué es lo que exigimos. Planteamos la cuestión de modo diferente en distintos

momentos. Pero reaparece del modo más persistente cuando nos apartamos de la novela concluida en la

cresta de un suspiro: ¿Vale la pena? ¿Cuál es su propósito? ¿Sucede acaso que, debido a una de esas

desviaciones menores que el espíritu humano sufre de vez en cuando, el señor Bennett aplicó su magnífico

aparato de captar vida, cinco o diez centímetros fuera de foco? La vida escapa y, tal vez, sin vida nada vale

la pena. Tener que recurrir a una imagen como ésta es una confesión de vaguedad, pero difícilmente

mejoramos la situación hablando, como son proclives a hacer los críticos, de realidad.

Tras admitir la vaguedad que aflige a toda crítica de novelas, arriesguemos la opinión de que para

nosotros, en este momento, la forma de narrativa más en boga falla más a menudo de lo que asegura el

objeto que buscamos. Lo llamemos vida o espíritu, verdad o realidad, esto, el objeto esencial, se ha

desplazado o avanzado y se rehúsa a verse contenido en las vestimentas mal cortadas que le

proporcionamos. No obstante, con perseverancia, conscientemente, seguimos construyendo nuestros treinta

y dos capítulos de acuerdo con un diseño que cada vez falla más en parecerse a la visión que tenemos en la

mente. Demasiada de esa enorme labor de explorar la solidez, la imitación de vida, de la historia es no sólo

trabajo desperdiciado sino mal colocado, al grado de que oscurece y hace borrosa la luz de la concepción.

El escritor no parece constreñido por su propio libre albedrío, sino por algún tirano poderoso y sin

escrúpulos que lo tiene en servidumbre para que proporcione una trama, para que aporte comedia, tragedia,

amor, interés y un cierto aire de probabilidad, que embalsame el todo de modo tan impecable que si todas

las figuras adquirieran vida, se encontrarían vestidas hasta el detalle último con sus sacos a la moda. Se

obedece al tirano, se fabrica la novela hasta el menor detalle. Pero a veces, y más a menudo según pasa el

tiempo, sospechamos que hay una duda momentánea, un espasmo de rebelión, según se van llenando hojas

del modo acostumbrado. ¿Es así la vida? ¿Deben ser así las novelas?...

Mírese al interior y la vida, al parecer, se aleja mucho de ser "así". Examínese por un momento

una mente ordinaria en un día ordinario. Esa mente recibe miríadas de impresiones: triviales, fantásticas,

evanescentes o grabadas con el filo del acero. Esas miríadas vienen de todos sitios, una lluvia incesante de

átomos innumerables; y según descienden, según se transforman en la vida del lunes o del martes, el acento

cae en un lugar diferente al del viejo estilo; el momento importante no viene aquí sino allí; de modo que si

un escritor fuera libre y no esclavo, si pudiera escribir de acuerdo con sus elecciones y no sus obligaciones,

si pudiera basar su trabajo sobre sus sentimientos y no las convenciones, no habría trama, ni comedia, ni

tragedia, ni intereses amorosos o catástrofes al estilo aceptado y, tal vez, ni un sólo botón cosido al modo

que quisieran los sastres de Bond Street. La vida no es una serie de farolas ordenadas simétricamente, sino

un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos rodea desde el inicio de nuestra conciencia hasta

su final. ¿No es tarea del novelista transmitir este espíritu variado, desconocido y sin circunscribir, no

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Guillaume Apollinaire (Poeta francés, 1880-1918)

Sabores

importa qué aberraciones o complejidades manifieste, con tan poca mezcla de lo ajeno y lo externo como

sea posible?

No estamos solicitando tan sólo valor y sinceridad, sino sugiriendo que la materia adecuada de la

narrativa es un tanto diferente a lo que quiere hacernos creer la costumbre. En cualquier caso, es de alguna

manera parecida a ésta que buscamos definir la cualidad que distingue a la obra de varios escritores

jóvenes, el señor James Joyce el más notable entre ellos, de aquella de sus predecesores. Intentan acercarse

más a la vida, preservar con mayor sinceridad y exactitud lo que les interesa y conmueve, incluso si para

lograrlo hayan de descartar la mayoría de las convenciones que suele observar el novelista. Registremos los

átomos según caen sobre la mente en el orden en el cual caen, establezcamos el patrón, no importa cuán

desconectado e incoherente en apariencia, que cada visión o incidente imprima en la conciencia. No demos

por sentado que la vida existe con mayor plenitud en aquello comúnmente pensado grande que en lo

comúnmente pensado pequeño. Cualquiera que haya leído Portrait of the Artist as a Young Man (Retrato

del artista adolescente) o lo que promete ser una obra mucho más interesante, el Ulysses (Ulises), que en

este momento aparece en la Little Review, arriesgará una teoría de tal naturaleza respecto a la intención del

señor Joyce. Por nuestra parte, con sólo un fragmento así frente a nosotros, antes lo suponemos que lo

afirmamos. Pero no importa cuál sea la intención del todo, no hay duda que muestra una sinceridad máxima

y que el resultado, por difícil o desagradable que lo juzguemos, es innegablemente importante...

GIMNASIA MENTAL ANASTASIA TSACKOS

(Psicóloga Clínica. Bayeux, 1939) Ejercicios para estimular el deterioro cognitivo Ejercicio. Capitales del mundo. En este

ejercicio se va a trabajar la atención y el reconocimiento. Une cada país con su capital correspondiente.

España Tokio Alemania Lisboa Bélgica Lima Polonia Varsovia Colombia Rabat Perú Berlín Japón Ottawa India Tegucigalpa Marruecos Madrid Canadá Bogotá Portugal Nueva Delhi Honduras Bruselas

No se funde Jéssica Velásquez (Estudiante de Letras, LUZ)

Dos cuerpos encontrados y una barrera inquebrantable entre ambos. Dos cuerpos próximamente distantes y sus mareas chocando sin derribar. No hay puente que cruce esos mares. No hay cabos que mezclen las corrientes. Dos cuerpos, dos seres, dos deseos, dos desiertos, Dos, Condenados a ser dos siempre.

RREECCUUEERRDDAA QQUUEE HHAASSTTAA

SSEEPPTTIIEEMMBBRREE SSIIGGUUEE

AABBIIEERRTTOO EELL CCoonnccuurrssoo ppaarraa

llaa ccrreeaacciióónn ddeell llooggoo ddeell

LLooccaarriioo ddee DDiivvuullggaacciióónn

RREEFFUUGGIIOO DDEE LLUUZZ

Hay que aprovechar ¿Silencios

vocálicos? Pudiera ser la víctima de

tu sordez ¿Oyes la manía de tus

dedos? Seguramente porque no

dejas de tocarme ¿Para qué mentirte

en tu cara? A lo mejor para que no

me olvides. Juan Aguilera (Estudiante

de Letras, LUZ)

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HOMERO - “Los Clásicos según Fontanarrosa” (Humorista gráfico y escritor argentino, 1944 - 2007)

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Alone

From childhood's hour I have not been

As others were; I have not seen

As others saw; I could not bring

My passions from a common spring.

From the same source I have not taken

My sorrow; I could not awaken

My heart to joy at the same tone;

And all I loved, I loved alone.

Then- in my childhood, in the dawn

Of a most stormy life- was drawn

From every depth of good and ill

The mystery which binds me still:

From the torrent, or the fountain,

From the red cliff of the mountain,

From the sun that round me rolled

In its autumn tint of gold,

From the lightning in the sky

As it passed me flying by,

From the thunder and the storm,

And the cloud that took the form

(When the rest of Heaven was blue)

Of a demon in my view.

Sólo Edgar Allan Poe (Poeta, cuentista y crítico estadounidense, 1809-1849)

Desde el tiempo de mi infancia no he sido

Como otros eran, no he visto

Como otros veían, no pude traer

Mis pasiones de una simple primavera.

De la misma fuente no he tomado

Mi pesar, no podría despertar

Mi corazón al júbilo con el mismo tono;

Y todo lo que amé, yo lo amé solo.

Entonces -en mi infancia- en el alba

De la vida más tempestuosa, se sacó

De cada profundidad de lo bueno y lo malo

El misterio que todavía me ata:

Del torrente, o la fuente,

Del risco rojo de la montaña,

Del sol que giraba alrededor de mí

En su otoño teñido de oro,

Del rayo en el cielo

Cuando pasaba volando cerca de mí,

Del trueno y la tormenta,

Y la nube que tomó la forma

(Cuando el resto del cielo era azul)

De un demonio ante mi vista.

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Federico García Lorca (Poeta y dramaturgo español, 1898 - 1936)

ROMANCE DE LA LUNA, LUNA

A Conchita García Lorca.

La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño. -Huye, luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. -Niño, déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados. -Huye, luna, luna, luna, que ya siento sus caballos. -Niño, déjame; no pises mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño tiene los ojos cerrados. Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados. Cómo canta la zumaya, ¡ay, cómo canta en el árbol! Por el cielo va la luna con un niño de la mano. Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. El aire la está velando.

Consciente de ser un eco del efímero sonido transgresor de las

altas conquistas del sonido,

develador de conciencias.

Soy sortilegio del afán del cosmos, que se resguarda en un cuerpo

exaltado de una voz distante.

Hoy vale más tu mirada que la nada...

desconocedor de los senderos ya no existe el adiós para los otros

cuerpos deslízame sobre el barril de tu color...

Rebeca Chacín (Estudiante de la Lic. en Filosofía, LUZ)

Julio Puche (Poeta marabino, 1973) A Fátima Celis

Limpiar el espejo de todo rostro,

llevarlo de autorretrato, sentenciar

que sea como fuera, este su rostro

es una obra de arte.

Mirarse en los parabrisas cuando

los autobuses pasan transitando

las calles, ser parte de ellas por siempre,

mientras se aleja, se camina.

Colocar el espejo frente a las fruterías

Naturalezas muertas.

Frente al lago: Marinas tristes

Pegar el espejo al techo: Desafíos.

Ponerlo mirando a la pared,

sentirlo temblar por el misterio que sostiene

a estos cimientos viejos.

Virarlo: ver los fantasmas como medusas

en los fondos del espejo, acariciando

el rostro que no termina de entender

por que no hubo grito de terror,

sólo el ligero temblor en la mirada que mira

en las lagunas del iris como medusas de fuego.

Llevarlo al baño, afeitarse, respirarle una exhalación

Profunda, empañarlo, nublarse el día, andar nublado.

Vicente Gerbasi (Poeta venezolano, principal representante del grupo Viernes, 1913 - 1992)

Hablo de la melancolía como de la fruta que en invierno se ha quedado sola en un árbol húmedo y musgoso de la montaña. Hablo de la melancolía como de la muchacha que pasa cabizbaja por la ciudad del río iluminado bajo el viento que se lleva el silbo de los trenes. Mi melancolía está bajo la lámpara, cuando, mirando mis zapatos, recuerdo mis zapatos rotos, mientras oigo el viento de la nieve entre los árboles.