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SERMONES 6

CHARLES SPURGEON

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EL PODER DEL EVANGELIO EN LA VIDA DEL CRISTIANONº 640

Un sermón predicado en el Tabernáculo Metropolitano, Newington.

"Solamente procurad que vuestra conducta como ciudadanos sea digna del evangelio deCristo." 

Filipenses 1:27.

La palabra "conversación" no significa simplemente hablar o platicar con otras personas,

sino también comprende todo el curso de nuestra vida y de nuestro comportamiento en elmundo. La palabra griega significa las acciones y los privilegios de ciudadanía, y nosotrosdebemos darle forma a toda nuestra ciudadanía, a todas nuestras acciones como ciudadanosde la nueva Jerusalén, para que sean dignas del Evangelio de Cristo.

Observen, queridos amigos, la diferencia entre las exhortaciones de los legalistas y las delEvangelio. Quien quiere que sean perfectos en la carne, los exhorta a trabajar para susalvación, para que puedan lograr una justicia meritoria de carácter propio, y así ser aceptadospor Dios. Pero quien es enseñado en las doctrinas de la gracia, los exhorta a la santidad poruna razón completamente diferente. Él cree que ustedes son salvos, puesto que ustedes creenen el Señor Jesucristo, y les habla a todos lo que son salvos en Jesús, y luego les pide quehagan que sus acciones se conformen a su posición; sólo busca lo que razonablemente esperarecibir: "Solamente procurad que vuestra conducta como ciudadanos sea digna del evangeliode Cristo. Ustedes han sido salvados por ese Evangelio; ustedes aseguran gloriarse en él,deseando difundirlo; procurad entonces que vuestra conducta sea digna de ese evangelio."Ustedes se dan cuenta que uno los invita a trabajar para entrar al cielo por medio de susobras; el otro los exhorta a laborar porque el cielo es de ustedes como un don de la graciadivina, y quiere que actúen como alguien digno de participar de la herencia de los santos en laluz.

Algunas personas no pueden oír una exhortación sin exclamar de inmediato que somoslegalistas. Tales personas siempre van a encontrar que este Tabernáculo no es el lugarconveniente para que ellos puedan alimentarse. Nos encanta predicar la buena doctrina de lagracia soberana, y nos gusta insistir en que la salvación es solamente por gracia; pero nosencanta igualmente predicar acerca de la práctica estricta e insistir en ella. Decimos que esagracia que no hace a un hombre mejor que sus vecinos, es una gracia que nunca lo llevará alcielo, ni lo hará aceptable ante Dios.

Ya he señalado que la exhortación es dada en una forma que es altamente razonable. Losseguidores de cualquier otra religión, como regla, son conformados a su religión. Ningunanación se ha elevado todavía por encima de sus llamados dioses. Vean a los discípulos deVenus, ¿acaso no estaban hundidos en lo profundo del libertinaje? Miren a los adoradores deBaco; permitan que las fiestas bacanales les revelen cómo habían entrado en el carácter de sudeidad. Todavía en nuestro días los adoradores de la diosa Kalé (la diosa de los ladrones y delos asesinos) – que son los miembros de una secta de asesinos fanáticos de la India – seentregan completamente al espíritu del ídolo que ellos adoran. No nos sorprendemos de loscrímenes de las personas de otros tiempos cuando recordamos a los dioses que ellosadoraban; Moloc, que se deleitaba con la sangre de los niños; Júpiter, Mercurio, y todos losdioses similares, cuyas acciones almacenadas en el diccionario clásico son suficientes paracontaminar las mentes de la juventud. No nos sorprende que el libertinaje haya abundado,

pues "como son sus dioses—así es la gente:" "un pueblo nunca es superior a su religión," seha dicho a menudo, y en la mayoría de los casos ese pueblo es peor. Es estrictamente naturalque la religión de un hombre ponga el condimento de su conversación. Pablo dice a todos losque profesan ser salvos por Jesucristo; "Solamente procurad que vuestra conducta comociudadanos sea digna del evangelio de Cristo."

Para llegar a ese punto debemos meditar durante dos o tres minutos acerca de qué es el Evangelio, luego ver los puntos en que nuestra conversación debe ser evangélica; yfinalmente, decir unas pocas palabras sinceras para recordar aquí a quienes profesan lareligión, la imperiosa necesidad de que su conversación sea digna del Evangelio de Cristo.

I. "¡EL EVANGELIO DE CRISTO!" ¿QUÉ ES? Nos concentramos en las dos últimas palabras,"de Cristo." Con seguridad, si ustedes entienden a Cristo, entonces entienden el Evangelio.Cristo es su autor; Él, en la sala del consejo de la eternidad propuso convertirse en la garantía

del pobre hombre caído; Él, en el cumplimiento de los tiempos, llevó a cabo la redencióneterna para todos aquellos que Su Padre le había dado. Él es su autor como su arquitecto ycomo su constructor. Vemos en Cristo Jesús al Alfa y la Omega del Evangelio. Él ha provistodel tesoro de Su gracia todo lo necesario para hacer que el Evangelio sea el Evangelio denuestra salvación. Y así como Él es su autor, Él es su contenido. Es imposible predicar el

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Evangelio sin predicar la persona, la obra, los oficios, y el carácter de Cristo. Si se predica aCristo entonces el Evangelio es promulgado, y si se pone a Cristo en segundo plano, entoncesningún Evangelio es declarado. "Porque me propuse no saber nada entre vosotros," dijo elapóstol, "sino a Jesucristo, y a él crucificado," y al decir esto, estaba llevando a cabo sucomisión de predicar el Evangelio tanto a los judíos como a los gentiles. El compendio, lamédula, el meollo; lo que los antiguos puritanos llamaban la quintaesencia del Evangelio es:Cristo Jesús; así que cuando terminamos de predicar el Evangelio podemos decir: "el puntoprincipal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote," y podemos verlo yreferirnos a Él en el pesebre, en la cruz, en Su resurrección, Su segunda venida, Él, que reina

como príncipe de los reyes de la tierra, sí, apuntar a Él en todas partes, como la suma total delEvangelio.También es llamado "el Evangelio de Cristo," porque Él es quien lo completará; Él dará el

toque final a la obra, así como fue Él quien puso los cimientos. El creyente no comienza enCristo y luego busca la perfección por sí solo. No, conforme corremos la carrera celestial,estamos todavía mirando a Jesús. Como su mano arrancó al principio el pecado que tanfácilmente nos asedia, y nos ayudó a correr la carrera con paciencia, así esa misma manosostendrá la rama de olivo de la victoria, que luego formará parte de la guirnalda de gloria quepondrá alrededor de nuestra frente.

Es el Evangelio de Jesucristo: es Su propiedad; da gloria a Su persona, es dulce con elsabor de Su nombre. Por todos lados muestra las huellas de Sus dedos artísticos. Si los cielosson la obra de los dedos de Dios, y la luna y las estrellas existen por su mandato, lo mismopodemos decir de todo Su plan de salvación. Absolutamente todo él ¡gran Jesús! es tu obra, ypor tu mandato se mantiene firme.

Pero también es "el Evangelio de Jesucristo," y aunque esto ha sido explicado cientos deveces, no estará fuera de lugar hacerlo de nuevo. Son "las buenas noticias" "el buen tiempo" de Jesucristo, y son enfáticamente "buenas noticias" porque limpia el pecado, el peor pecadosobre la tierra.

¡Mejor aún, barre con la muerte y el infierno! Cristo vino al mundo para llevarse sobre sushombros al pecado muy lejos, y lanzarlo al mar rojo de su sangre de la expiación. Cristo, elchivo expiatorio, tomó el pecado de su pueblo sobre su cabeza y lo llevó lejos al desierto delolvido, donde, si fuera buscado nunca podría ser encontrado. Estas son "buenas noticias,"porque afirma que el cáncer que carcome los puntos vitales de la humanidad ha sido curado;que la lepra que ha cubierto aún al propio rostro de la humanidad has sido suprimida; Cristoha preparado un torrente mejor que el río Jordán, y dice ahora a los hijos de los hombres, "Vé,lávate, y serás limpio."

Además de eliminar el peor de los males, el Evangelio es "buenas noticias," porque traeconsigo la mejor de las bendiciones. ¿Qué es lo que hace sino dar vida a los muertos? Abrelabios que son mudos, oídos que son sordos, y quita el sello de ojos que están ciegos. ¿Acasono hace de la tierra la morada de la paz? ¿No ha cerrado las puertas del infierno para loscreyentes, y no ha abierto las puertas del cielo a todos aquellos que han aprendido a confiaren el nombre de Jesús? "¡Buenas noticias!" Esa palabra "buenas" tiene un doble significadocuando se aplica al Evangelio de Jesucristo. No podían tener mejor ocupación los ángelescuando fueron y lo anunciaron, y dichosos los hombres que se dedican y se desgastan en laproclamación de tan buenas noticias de gran gozo. "¡Dios es reconciliado!"

"¡En la tierra paz!" "¡Gloria a Dios en las alturas!" "¡Paz entre los hombres de buenavoluntad!" Dios es glorificado en la salvación, los pecadores son librados de la ira venidera, y

el infierno no recibe las multitudes de hombres, sino por el contrario el cielo se llena de unamuchedumbre incontable de redimidos por la sangre.

Son "buenas nuevas" también, porque es algo que no pudo ser inventado por el intelectohumano. ¡Fueron buenas noticias para los ángeles! No han cesado todavía de maravillarse poreso, todavía están allí mirando al propiciatorio, y deseando saber más acerca de él. Seránnoticias en la eternidad; estaremos— "Cantando con arrobamiento y sorpresa, Sumisericordia en los cielos." 

Las "buenas noticias" dichas sencillamente en pocas palabras, son justamente estas "queDios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sustransgresiones." "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna." "Fiel es esta palabray digna de toda aceptación: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores."

Suficiente, pues, en cuanto al tema de ¿qué es el Evangelio?II. Ahora no voy a hablarles a quienes no le dan la bienvenida al Evangelio.Les hablaré en otro momento; ruego a Dios que les ayude a creerlo: pero tengo que hablar

en especial a los creyentes. El texto dice que debemos HACER QUE NUESTRA CONVERSACIÓNSEA DIGNA DEL EVANGELIO.

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¿Entonces qué tipo de conversación debemos tener? En primer lugar el Evangelio es muy sencillo; no tiene adornos; no está saturado de ornamentos engañosos. Es sencillo: "Ni mimensaje ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría;" es grandementesublime en su sencillez.

Que así sea el cristiano. No es conveniente que el ministro cristiano se vista de azul ygrana, y lino fino, y vestimentas ceremoniales, y sotanas, pues todo pertenece al Anticristo, yson descritos en el libro de Apocalipsis como las marcas ciertas de la ramera de Babilonia. Nole conviene al hombre cristiano o a la mujer cristiana ser culpable de pasar horas y horas en eladorno de sus personas. Nuestro ornamento debe ser: "no el exterior, sino que sea la persona

interior del corazón, en lo incorruptible de un espíritu tierno y tranquilo." Nuestras maneras,nuestro hablar, nuestra forma de vestir, todo nuestro comportamiento deben tener esasencillez que es verdaderamente el alma de la belleza. Esos que se esfuerzan por hacerseadmirables en su apariencia por medio de ornamentos engañosos, se extravían en el camino;la belleza se adorna a sí misma, y "está mejor adornada cuando no tiene ningún adorno."

El hombre cristiano debe ser sencillo en todos los aspectos. Pienso que dondequiera queencuentres uno, deberías saber de inmediato que es cristiano.

No debería ser como esos libros que no puedes entender a menos que alguien te expliquetodas esas palabras difíciles. El cristiano debe ser un hombre transparente como Natanael: "unverdadero israelita, en quien no hay engaño." El hombre que entiende el espíritu de su Señores, como Cristo, un niño-hombre, un hombre-niño. Saben ustedes que lo llamaban "ese santoniño Jesús;" así debe ser nuestro comportamiento, recordando que "si no os volvéis y oshacéis como los niños," que son eminentemente sencillos y sin complicaciones, no podremosentrar al reino de los cielos.

A continuación, si queremos que nuestra conversación sea digna del Evangelio, debemosrecordar que el Evangelio es pre-eminentemente verdadero.

No hay nada en el Evangelio que sea falso, ninguna mezcla, nada agregado como unargumento para el hombre, para captar el interés popular; dice la verdad, la verdad desnuda,y si a los hombres no les gusta, el Evangelio no puede evitarlo, pero dice la verdad. Es orolibre de impurezas; agua pura sin mezcla. Así debe ser el cristiano. Debe hacer que suconversación sea verdadera. Los santos son hombres de honor, pero a veces, hermanos,pienso que muchos de nosotros hablamos demasiado para decir simplemente la verdad. No sécómo puede la gente sacar cada mañana gruesos periódicos con tantas noticias, como si todofuera verdad; supongo que deben incluir un poco de relleno para completar el tiraje, y muchode ese relleno es de un material muy pobre. Y la gente que habla y habla y habla, no puedemoler todo el grano; seguramente debe ser, al menos en parte, afrecho ordinario. Y en laconversación de un buen número de cristianos que profesan, cuánto no hay de escándalo, parano mencionar la difamación, expresada en contra de otros cristianos. Cuánta falta de caridad,cuánta falsedad voluntaria es expresada por gente que profesa el cristianismo; porque amenudo a la reprensión recibida no se le presta la suficiente atención, y luego se repite demanera descuidada sin importar si la repetición es verdadera o no.

Los labios del cristiano deben conservar la verdad cuando la falsedad se derrama de loslabios de todos los demás hombres. Un cristiano no necesita hacer un juramento nunca,porque su palabra es tan buena como un juramento; su "sí" debe ser "sí"; y su "no, no." Debevivir y hablar de tal manera que tenga muy buena reputación en toda la sociedad; no tanto porla suavidad de sus maneras, como por la veracidad de sus expresiones.

Muéstrenme a un hombre que sea un mentiroso habitual o frecuente, y me estarán

mostrando a un hombre que tendrá su porción en el lago hirviendo de fuego y azufre. No meimporta a cuál denominación cristiana pueda pertenecer, si un hombre dice lo que no es, estoyseguro que no pertenece a Cristo; y es muy triste saber que en todos los grupos hay algunosque tienen esta grave falta deplorable, que no se puede confiar en lo que dicen. ¡Que Dios noslibre de eso! Nuestra conversación debe ser digna del Evangelio de Cristo, y entoncesinvariablemente será verdadera; o, si hay algún error en ella, será a causa de un errorinvoluntario y nunca como consecuencia de un propósito o de un descuido.

A continuación, el Evangelio de Jesucristo es un Evangelio valiente. Es completamente locontrario de esa cosa bonita llamada "caridad moderna."

El último demonio creado es la "caridad moderna." La "caridad moderna" pasa a nuestroalrededor con su sombrero en la mano, y dice: "Ustedes están bien, todos ustedes están bien.Ya no discutan más; el Sectarismo es una cosa horrible, ¡desháganse de él, desháganse de él!"

y así trata de inducir a todo tipo de personas a guardarse una parte de lo que creen, a silenciarel testimonio de todos los cristianos sobre aquellos puntos en los que tienen diferencias. Yocreo que esa cosa llamada Sectarismo en nuestros días no es otra cosa que honestidadverdadera. Sé un Sectario, mi hermano, sé profundamente un Sectario. Quiero decir con ello,mantén todo lo que ves que está en la Palabra de Dios y hazlo con firmeza, y no renuncies ni

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siquiera a los pequeños fragmentos de la verdad. Al mismo tiempo, aparta ese Sectarismo quehace que odies a otro hombre porque no ve lo que tú ves, ¡apártalo lejos de ti! pero nuncaconsientas en esa alianza impía, en ese pacto que parece que está controlando todo el país,que quiere poner un candado en la boca de cada hombre y enviarnos por todas partes como sifuéramos mudos: que me dice: "No debes hablar en contra de los errores de tal Iglesia," y aotro dice: "No debes responder."

¡No podemos evitar hablar! Si no lo hiciéramos, las piedras de las calles podrían gritar encontra de nosotros. Esa clase de caridad es desconocida para el Evangelio. ¡Ahora escuchen laPalabra de Dios! "El que cree y es bautizado será salvo; el que no cree"--¿Qué? "Llegará al

cielo por cualquier otra vía?"—"será condenado;" ese es el Evangelio. Ustedes pueden percibircon qué valentía lanza su censura. No pretende: "¡puedes rechazarme e irte por otro camino, yllegar de alguna manera con seguridad al fin de tu camino!" No, no, no; dice: "seráscondenado" ¿Acaso no percibes la forma en que lo pone Cristo? Algunos maestros vienen almundo y le dicen a todos los demás: "Sí, señores, con el permiso de ustedes, todos están enlo correcto. Sólo tengo uno o dos puntos que ustedes no han enseñado, déjenme un espacio;no los voy a echar fuera; puedo estar en el mismo templo con ustedes." Pero oigan lo que diceCristo: "Todos los que vinieron antes de mí eran ladrones y asaltantes, pero las ovejas no lesoyeron." Oigan lo que Su siervo Pablo dice: "Pero aun si nosotros mismos o un ángel del cieloos anunciara un evangelio diferente del que os hemos anunciado," --¿Qué pues? "¿Que seadisculpado por su error?" No; sino que: "sea anatema." Ahora, ese es un lenguaje muy fuerte,pero observen, que así es justamente como debe vivir el cristiano. Así como el Evangelio esmuy valiente en lo que tiene que decir, que así sea siempre también el cristiano. Me pareceque "vivir" de una manera digna del Evangelio, es siempre una forma valiente e intrépida devivir.

Algunas personas van arrastrándose por el mundo como si le pidieran permiso a algún granhombre para vivir. No conocen sus propias mentes; toman sus palabras salidas directamentede sus bocas y las miran y solicitan de uno o dos amigos. "¿Qué piensas de estas palabras?" ysi estos amigos las censuran las guardan y no las vuelven a mencionar. Como aguamala, notienen médula espinal. Ahora Dios ha hecho que los hombres caminen erectos, y es una cosanoble que un hombre se pare derecho sobre sus pies; y es todavía una cosa más noble que unhombre afirme que en Cristo Jesús ha recibido esa libertad que es verdaderamente libertad, ypor lo tanto no será esclavo de ningún hombre. "Oh Jehovah," dice David, "soy tu siervo. Túrompiste mis cadenas." ¡Feliz el hombre cuyas cadenas han sido rotas! Que tus ojos seancomo los ojos de un águila, sí, más brillantes aún; que nunca sean opacados por los ojos deotro hombre.

Que tu corazón sea como el corazón del león, sin ningún miedo, excepto de ti mismo— "Sinque me importe, yo mismo un hombre agonizante, La estima de los hombresagonizantes." 

Yo debo vivir como si Dios me vé, como creo que debo vivir, sin importar que los hombresdigan lo mejor o lo peor, pues todo eso será para ti como el chirrido de un grillo al ponerse elsol. "¿Quién eres tú para que le tengas miedo a un hombre que va a morir, o al hijo delhombre que no es sino un gusano?" ¡No temas a los hombres! ¡Sé fuerte! ¡Sé valiente! puessólo así tu conversación será digna del Evangelio de Cristo.

Asimismo, el Evangelio de Cristo es muy tierno. ¡Óiganlo hablar! "Venid a mí, todos los queestáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar."

He aquí el espíritu de Su fundador: "No quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha que

se está extinguiendo." Más aún, el mal carácter, dar coscorrones en la cabeza a la gente,ofenderse por una palabra, todo esto es contrario al Evangelio. Hay algunas personas queparecen haber sido amamantadas con vinagre, y cuyo aspecto en su totalidad va mejor con elSinaí que con Sión; pensarías que siempre han subido al monte para ser tocados, el monteque arde con un incendio de fuego, pues ellos mismos parecen arder con fuego. Puedo decirlesque lo mejor de ellos es más puntiagudo que un seto de espinas. Pero, queridos amigos, queno suceda eso con nosotros. Sean firmes, sean valientes, no tengan miedo, pero seancautelosos. Si tienen el corazón de un león, tengan la mano de una dama; que haya talternura en su comportamiento que los niños no sientan ningún temor de acercarse a ustedes,y que el publicano y la ramera no se vayan huyendo por su hostilidad, sino que reciban unainvitación por la ternura de sus palabras y de sus hechos.

De la misma manera, el Evangelio de Cristo está lleno de amor. Es el mensaje del Dios de

amor a la raza caída y perdida. Nos dice: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que hadado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vidaeterna. Proclama en cada palabra Su gracia: "que nos amó y quien se dio a sí mismo pornosotros." "Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos." Estamisma mente que estaba en Cristo Jesús debe morar ricamente en nosotros. Su último

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mandamiento a sus discípulos fue: "que os améis los unos a los otros." Quien ama es nacidode Dios, mientras que sin esta gracia, no importa nuestra opinión de nosotros mismos, o loque otros piensen de nosotros, somos realmente a los ojos de Dios sólo bronce que resuena oun címbalo que retiñe.

¿No es esta una época en que haríamos bien en dirigir nuestra atención a la flor delparaíso? La atmósfera de la Iglesia debería fortalecer esta planta celestial a su perfección máselevada. El mundo debería señalarnos y decir: "Miren cómo estos cristianos se aman unos aotros. No de palabra ni de lengua, sino de hecho y de verdad." No me importa ese amor queme llama mi queridísimo hermano, y luego si difiero en sentimiento o en práctica, me trata

como un cismático, me niega los derechos de hermandad, y si no me suscribo a unacontribución forzada e impuesta para recoger fondos, se apodera de todos mis bienes y losvende en nombre de la ley, el orden, la Iglesia y Cristo. De todo ese amor fingido líbranosSeñor. ¡Oh!

pero que haya una unión real y de todo corazón y amor a todos los santos.Que nos demos cuenta del hecho que somos uno en Cristo Jesús. Al mismo tiempo oren

pidiendo más amor para todos los hombres. Debemos amar a todos los que nos oyen, y elEvangelio debe ser predicado por nosotros a todas las criaturas. Odio al pecado en cualquierparte, pero amo y deseo amar cada vez más, cada día, las almas de los peores hombres, delos más viles de los hombres. Sí, el Evangelio habla de amor, y debo transpirarlo en todo loque hago y todo lo que digo. Si nuestro Señor fue el amor encarnado, y nosotros somos susdiscípulos: "Que todos nos conozcan y sepan que hemos estado con Jesús y hemos aprendidode Él."

El Evangelio de Cristo es también el Evangelio de misericordia, y si un hombre quiere actuarcomo es digno del Evangelio, debe ser un hombre misericordioso. ¿Lo estoy viendo? Estáorando. Ha estado en la mesa de la comunión, y ha estado tomando el vino que representa lasangre del Salvador.

¡Qué buen hombre es! Véanlo el día lunes: tiene a su hermano agarrado del cuello y estádiciéndole: "Paga lo que debes." ¿Acaso eso es digno del Evangelio de Cristo? Allí estásentado; va a dar su contribución a una obra de caridad, pero va a explotar a su costurera, seva a engordar con su sangre y sus huesos; va a apoderarse de los pobres si puede, y los va avender, y se los va a comer como si fueran pan, y sin embargo, al mismo tiempo: "comopretexto hacen largas oraciones." ¿Acaso esto es digno del Evangelio de Cristo? No loconsidero así. El Evangelio de Cristo es misericordia, generosidad, liberalidad.

Recibe al mendigo y escucha su clamor; elige aun al más vil y sin ningún merecimiento, yesparce abundantes bendiciones sobre ellos, y llena el pecho del desnudo y del hambriento conbuenas cosas. Que la conversación de ustedes sea digna del Evangelio de Cristo. Los avarosentre ustedes, los tacaños entre ustedes no tienen una conversación digna del Evangelio deCristo. Podría haber mucho dinero en el tesoro de Dios, para la Iglesia de Dios y para lospobres de Dios, si no hubieran personas que parecen vivir sólo para acumular y para atesorar;su vida es diametralmente opuesta a toda la corriente y al espíritu del Evangelio de CristoJesús.

Perdona a todos los que te ofenden, ayuda tanto como te sea posible, vive una vida degenerosidad; debes estar preparado, en lo que puedas, a hacer el bien a todos los hombres, yespecialmente a los de la casa de la fe, y así tu conversación será digna del Evangelio deCristo.

Sin embargo no debo dejar de expresar que el Evangelio de Cristo es santo. Nunca lo van a

encontrar excusando al pecado. Lo perdona, pero no sin una expiación tan terrible, que elpecado no puede verse nunca más pecaminoso que en el acto de misericordia que lo quita."¡Santo!

¡Santo! ¡Santo!" es el grito del Evangelio, y tal es la exclamación de los querubines y de losserafines. Ahora, si nuestra conversación debe ser como el Evangelio, debemos ser santostambién. Hay cosas que el cristiano no debe ni siquiera nombrar, mucho menos tolerarlas. Lospeores vicios son para el cristiano cosas que deben esconderse detrás de la cortina, y sertotalmente desconocidas. Los goces y los placeres del mundo, en la medida que seaninocentes, son suyos, como también lo son de otros hombres; pero cuando son pecaminosos ose vuelven dudosos, los descarta con repugnancia, pues él tiene sus fuentes secretas de gozo,y no necesita ir para beber el agua de ese río lodoso que tanto gusta a los sedientos delmundo. Busca ser santo, como Cristo es santo; y no hay ninguna conversación digna del

Evangelio de Cristo excepto esa.III. Queridos amigos, podría continuar así, pues el tema es muy amplio, y sólo medetengo, porque desafortunadamente para mí, aunque tal vez felizmente para su paciencia, mitiempo se ha terminado. Habiendo simplemente indicado lo que debe ser la vida cristiana,debo implorarles en pocas palabras, que por el poder de Dios el Espíritu Santo, busquen

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adecuar sus vidas de esa manera. Podría mencionar muchas razones. Sólo voy a darles una odos.

La primera es, si no viven una vida así, harán que sus hermanos, que son inocentes de supecado, sufran. Este debería ser un motivo lo suficientemente poderoso. Si un hombre pudieradeshonrarse a sí mismo, y llevar la culpa él solo, podríamos tolerarlo, pero no puede ser así.Digo, señor, que si te ven intoxicado, o si saben que caes en un pecado de la carne, vas aconvertir la vida de cada pobre jovencita en la iglesia más difícil de lo que ya es, y cada jovenque tiene que soportar la persecución sentirá que has puesto un aguijón en las flechas de losimpíos, que de otra manera no tendrían municiones. Pecas en contra de la congregación del

pueblo de Dios. Sé que hay algunos aquí presentes que tienen que sufrir mucho por causa deCristo. La burla suena en tus oídos desde la mañana hasta la noche, y aprendes a soportarlovirilmente; pero es muy difícil que te puedan decir: "Mira a fulano de tal, él es un miembro deuna iglesia, y mira lo que hizo. Todos ustedes son un grupo de hipócritas."

Ahora, mis queridos amigos, ustedes saben que eso no es verdad; ustedes saben que haymuchas personas en nuestras iglesias de quienes el mundo no es digno. Los excelentes, losdevotos, los que se asemejan a Cristo; no pequen, entonces, en razón de ellos, para noafligirlos, y vejarlos cruelmente.

Asimismo, ¿acaso no ven cómo hacen sufrir a su Señor, puesto que ellos no solamentedejan sus pecados en la puerta correspondiente, sino que afirman que eso resulta de sureligión. Si ellos imputaran la necedad al necio, no me importaría, pero ellos la imputan a lasabiduría que debió convertir al necio en sabio, si hubiera podido aprender. Lo pondrán en mipuerta (eso no importa mucho) hace mucho tiempo perdí mi carácter; pero no puedo soportarque lo pongan a la puerta de Cristo. A la puerta del Evangelio. Cuando mencioné hace unosmomentos que yo he perdido mi carácter, quise decir simplemente esto, que el mundo medesprecia, y no quisiera que fuera de otra manera, que así sea. No hay ningún amor perdidoentre nosotros.

Si el mundo odia al ministro de Cristo, sólo puede decir que desea que nunca pueda heredarla maldición de quienes aman al mundo: "el amor del Padre no está en él." Sin embargosiempre ha sido el destino del verdadero ministro cristiano ser el blanco de la calumnia y, sinembargo, él se gloría en la cruz con toda su vergüenza. Pero sé, queridos amigos, que noquisieran, ninguno de ustedes, que yo soportara los reproches de sus pecados, y sin embargotengo que hacerlo a menudo. No tan a menudo, para algunos, aunque sí para otros. Haypersonas a quienes debo decirles, aún con lágrimas en mis ojos, que son los enemigos de lacruz de Cristo; y algunos otros a quienes arrebatamos del fuego, odiando hasta la ropacontaminada por su carne, pero que acarrean un triste deshonor sobre nosotros, sobre elministerio, sobre el Evangelio y sobre el propio Cristo.

No quieren hacer eso, al menos, espero que no; entonces que su conversación sea digna delEvangelio de Cristo.

Y luego recuerden, queridos amigos, que a menos que su conversación sea así, derribarántodo el testimonio que han dado acerca de Cristo.

¿Cómo pueden creerles sus alumnos de la escuela dominical, cuando ven que sus accionescontradicen su enseñanza? ¿Cómo pueden sus propios hijos en el hogar creer en su religión,cuando ven la impiedad de su vida?

Los compañeros trabajadores de la fábrica no podrán creer en su asistencia a reuniones deoración, cuando los ven caminando de manera inconsistente en medio de ellos. ¡Oh! la grancosa que la Iglesia necesita es más santidad. Los peores enemigos de la Iglesia no son los

infieles. Realmente uno no sabe quiénes son los infieles en nuestros días; son taninsignificantes, son tan pocos, que uno tendría que salir de cacería para encontrarlos; pero lospeores enemigos de la Iglesia son los hipócritas, los formalistas, los que profesan solamentede palabra, los que siguen de manera inconsistente su camino. Ustedes, (si hay algunos aquí presentes) derriban los muros de Jerusalén, abren sus puertas para que entre el enemigo, y enlo que a ustedes respecta, ustedes sirven al diablo. ¡Que Dios los perdone! ¡Que Cristo losperdone! ¡Que este atroz pecado les sea lavado!

¡Que sean traídos en humildad a los pies de la cruz, para aceptar la misericordia que, almenos hasta ahora, ustedes han rechazado!

Es molesto pensar cómo hay personas que se atreven a permanecer como miembros deiglesias cristianas, y aun apoderarse de un púlpito, cuando están conscientes que su vidaprivada es detestable. ¿Oh, cómo pueden hacer eso? ¿Cómo es posible que sus corazones se

hayan vuelto tan duros? ¡Qué! ¿Acaso el diablo los ha hechizado? ¿Ha logrado el diablo quedejen de ser hombres para convertirlos también en diablos? ¿Que se atrevan a orar en público,tomar la santa cena, y administrar las ordenanzas, mientras sus manos están sucias, y suscorazones no están limpios, y sus vidas están llenas de pecado?

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debemos sentir el peso de esa carga del Señor que proclamamos a los demás o de lo contrariono seremos ministros de tipo apostólico. Seremos más bien descendientes de los hipócritasfariseos que ataban cargas pesadas, difíciles de llevar, sobre los hombros de los hombres, peroellos mismos no las querían mover ni aun con el dedo.

El apóstol Pablo, con la debida corrección, podía llamar al Evangelio su propio Evangelio. Élhabía experimentado de manera singular, camino a Damasco, toda su invencible potencia. Ydespués, en medio de muchas pruebas, de múltiples dificultades, de diversas experiencias, enfuriosas tentaciones, había hechos propias cada una de las verdades de la Escritura, habiendoprobado su dulzura, su fortaleza, su consuelo y su poder.

¡Joven amigo, no pienses en predicar mientras no tengas la Verdad de Dios escrita en tupropia alma! ¡Es como si quisieras ser el piloto de un gran trasatlántico y atravesar el océanosin conocer los principios de la navegación! Atreverte a meterte por tu cuenta en el ministeriocristiano sin que el Evangelio sea tuyo, equivale a hacerte embajador sin la aprobación de lasautoridades de tu país.

Ningún programa de entrenamiento en Oxford o en Cambridge o en ninguna otra parte,ningún esquema de enseñanza de los clásicos o de las matemáticas te puede hacereventualmente ministro de Jesucristo, si no tienes el requerimiento básico que consiste en uninterés personal en la salvación por Jesucristo. ¡Qué! ¿Presumirás de ser un médico mientras lalepra invade tu rostro? ¿Intentarás colocarte entre los vivos y los muertos cuando tú mismoestás vacío de toda vida espiritual? A los sacerdotes de los tiempos antiguos se les untabasangre en su dedo pulgar, en el dedo del pie y en su oreja para indicar que estabanconsagrados por entero. ¡Y ninguno de nosotros debe querer ejercer algún oficio para Dios enmedio de su pueblo hasta no haber conocido primero el poder que proviene de la sangre delSeñor Jesucristo que limpia, revive, refina y santifica!

Debe ser nuestro Evangelio antes que ni siquiera  pensemos en aspirar al elevado y santooficio del ministerio del Evangelio. Pero sólo esto no es suficiente. El ministro cristiano, siquiere imitar a Pablo, debe ser muy cuidadoso de su manera de vivir en medio de su pueblo.Debe poder decir sin avergonzarse: "Vosotros sabéis de qué manera actuamos entre vosotrosa vuestro favor." La generosidad debe ser nuestro atributo más prominente; todo debehacerse pensando en nuestra gente. Y también debemos mostrar en nuestras vidas la verdadde nuestra profesión generosa.

¡Oh Dios, cuánta gracia se necesita para que tus siervos estén libres de la sangre de todoslos hombres y den un verdadero testimonio de su ministerio!

No hemos sido nombrados para estar como simples postes que señalan el camino,indicando la ruta a seguir con una precisión sin vida y con una frialdad carente de entrega.Muchos han hecho esto; mientras muestran el camino a los demás, nunca se aventurado en él,ni un paso siquiera.

Tales hombres serán al fin juzgados de manera terrible. ¡Somos nombrados para ser losguías de los peregrinos sobre los montes de la vida y estamos obligados a apoyar sus pasos ya andar el camino nosotros mismos!

Escalando cada Colina de Dificultad y descendiendo a cada Valle de Humillación, debemosmantenernos gritando al grupo de peregrinos: "Sed imitadores de mí y prestad atención a losque así se conducen, como seguidores de Cristo Jesús."

No nos corresponde a nosotros decir: "¡Vayan!" sino "¡Vengan!" No podemos invitarlos ahacer algo que nosotros no hayamos hecho primero. Es una situación muy trágica cuando elpredicador está obligado a decir: "Hagan lo que digo, no lo que hago." ¡El mal testimonio

ahoga la mejor predicación! Una vida santa, un compromiso intenso, un anhelo apasionado porlas almas, una importuna oración vehemente, humildad y sinceridad deben mezclarse entre sí de tal manera en nuestra vida y en nuestra conversación, que habiéndonos apropiado delEvangelio, estemos plenamente capacitados para el trabajo del ministerio cristiano; "a vuestrofavor" para que ustedes que nos soportan no nos encuentren como siervos inútiles en el díadel Señor Jesucristo.

Habiendo dicho todo esto acerca del ministerio en sí, observamos que nuestro texto trataprincipalmente con el tema de los oyentes, y por tanto tiene una voz para ti. Vamos a usar eltexto para dos propósitos: primero, como medio de diferenciación. Segundo, para instrucción.

I. El texto sugiere, y por cierto esto lo hace de manera muy fuerte, una DIFERENCIACIÓNque prueba de manera completa los corazones. Un modo de examinarnos a nosotros mismos,por medio del cual nuestra elección puede ser confirmada y nuestra falta de regeneración

puede ser descubierta. El Evangelio viene a todos los que lo oyen. En nuestra propia tierra,especialmente entre quienes asisten constantemente a los lugares de adoración, el Evangelioviene a todos. Si entiendo la Escritura de manera correcta, es el mismo Evangelio el que vienetanto al no regenerado como al regenerado. Y mientras que a los unos es "olor de muerte para

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muerte," a los otros es "olor de vida para vida," sin embargo la distinción no está en elEvangelio sino en la forma en que es recibido o rechazado.

Algunos de nuestros hermanos que están muy ansiosos de llevar a cabo los decretos deDios en vez de creer que Dios puede llevarlos a cabo por Sí mismo, siempre están tratando dehacer distinciones en su predicación.

¡Predican un Evangelio a un conjunto de pecadores y otro a otra clase diferente! Son muydiferentes a los viejos sembradores que, cuando salían a sembrar, sembraban entre espinas yen los pedregales y junto al camino. Estos hermanos, con profunda sabiduría, se esfuerzan porencontrar cuál es la buena tierra. Insisten mucho en que no se debe tirar ni siquiera un simple

puñado de invitaciones si no es en el terreno preparado.Son demasiado sabios para predicar el Evangelio a los huesos secos que están en el valle,como Ezequiel lo hizo mientras todavía estaban muertos. ¡Ellos no sueltan ni una Palabra delEvangelio mientras no haya un pequeño estremecimiento de vida entre los huesos! Y sóloentonces comienzan sus operaciones. No consideran su deber ir a los caminos y a loscallejones para invitar a todos, a todos lo que encuentren, a venir al banquete. ¡Oh, no! ¡Sondemasiado ortodoxos para obedecer la voluntad del Señor! Esto significa que ellos quierenhacer algo que es innecesario.

No tienen la suficiente fe o no han sometido su voluntad lo suficiente a los mandamientossupremos del gran Señor para hacer eso que solamente la fe se atreve a hacer, esto es, ¡gritara los huesos secos que vivan, decir al hombre de la mano paralizada que extienda su mano opedirle al paralítico que tome su camilla y ande!

Me parece que no querer presentar a Jesús a todos los hombres sin importar su condición yabstenerse de invitarlos a venir a Él es un gran error. No encuentro que David adaptara susconsejos a la habilidad de los hombres. David da un mandamiento a los impíos: "Y ahora, ohreyes, sed sabios; aceptad la corrección, oh gobernantes de la tierra. Servid a Jehovah contemor y alegraos con temblor. Besad al hijo, no sea que se enoje y perdáis el camino; pues seenciende de pronto su ira." No se abstuvo de exhortarlos porque fueran tan rebeldes que noquerían y no podían besar al rey. ¡No! ¡Les dijo que lo hicieran ya fuera que pudieran hacerlo ono!

De igual manera con los profetas. Ellos dicen valientemente: "Lavaos, limpiaos, quitad lamaldad de vuestras acciones de delante de mis ojos.

Dejad de hacer el mal. Aprended a hacer el bien." Uno de ellos exclama de maneracontundente: "Adquirid un corazón nuevo y un espíritu nuevo," (Ezequiel 18:31). Y sinembargo, no dudo que él estaba perfectamente de acuerdo con ese otro profeta que enseñó laincapacidad del hombre por medio de aquellas dos memorables preguntas: "¿Podrá el negrocambiar de piel y el leopardo sus manchas?" Estos hombres nunca pensaron que tenían queseleccionar lo que tenían que predicar, según el grado de poder de sus oyentes. ¡Ellosconsideraron el poder que habita en su Dios que hace que Su Palabra sea efectiva!

¡Y ocurrió con los apóstoles lo mismo que sucedía con los profetas! Pedro gritó a la multitudcongregada alrededor de la puerta del templo llamada Hermosa: "Por tanto, arrepentíos yconvertíos para que sean borrados vuestros pecados." Ellos presentaban el Evangelio, elmismo Evangelio tanto a los muertos como a los vivos; el mismo Evangelio a los no-elegidoscomo a los elegidos. El punto distintivo no está en el Evangelio sino en si es aplicado por elEspíritu Santo o es dejado para que sea rechazado por el hombre. ¡Vemos en el texto que elmismo Evangelio viene para todos! Y el punto distintivo está más allá, es decir, en la aplicaciónde ese Evangelio en el corazón.

1. En primer lugar, el Evangelio viene para algunos solamente en palabras.Aun aquí hay diferentes niveles. Para algunos solamente viene en palabras de una manera

tal, que escasamente saben de lo que se trata.Algunos de ustedes van a un lugar de adoración porque eso es lo correcto.Se sientan en sus asientos y aguantan sentados durante una hora y media más o menos

como una penitencia. Cuando han hecho eso sienten que han llevado a cabo un acto muypropio. Pero no tienen la menor idea de lo que trató el mensaje. Puede decirse de ellos queoyendo no oyen pues sus oídos son tardos y pesados.

No conocen más de la mente Divina que los hombres que acompañaban a Saulo en elcamino a Damasco que oyeron una voz, pero no vieron a ningún hombre. Yo creo que unagran mayoría de los que asisten a las iglesias no entienden más de lo que trata la predicación,de lo que entendía el ayudante de Jonatán cuando corrió tras las flechas. David entendió su

significado muy bien: "Pero el muchacho no entendió nada." Son demasiados los adoradoresde un Dios desconocido que son insensibles, soñolientos e incapaces de pensar.Para otros, la Palabra viene en un sentido un poco mejor, pero todavía en palabras

solamente. La oyen y la entienden en teoría, y probablemente están más contentos con ella,

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especialmente si es entregada de una manera adecuada a su gusto, o si puede ser alabada porsu entendimiento.

Oyen y no olvidan tan rápido.Ellos pueden recordar y son gratificados con ilustraciones, verdades doctrinales y otras

cosas similares. Pero cuando se ha dicho esto, se ha dicho todo. El Evangelio permanece enellos como ciertas potentes drogas permanecen en los frascos de las farmacias. Están allí perono producen ningún efecto. El Evangelio viene a ellos como un cañón descargado guardado ensu cobertizo, o como un barril de pólvora almacenado en un depósito, no hay fuerza en élporque el fuego del Espíritu de Dios está ausente.

El predicador da azotes al aire y latigazos al agua. Corteja al viento e invita a la nubecuando predica a gente así. Oyen pero oyen en vano; son insensibles como el acero.Para otros viene de una manera preferible, aunque todavía sólo en palabras.Realmente son afectados por él y las lágrimas corren por sus mejillas.Difícilmente saben cómo sentarse. Resuelven que cuando lleguen a casa van a orar. Piensan

en enmendar sus vidas. Las locuras pasadas y los riesgos presentes desfilan ante ellos y dealguna manera están alarmados.

Pero la nube de la mañana no es más permanente ni el rocío temprano se desvanece máspronto que todas estas buenas cosas. Ellos contemplan su rostro natural a través del cristal dela Palabra, pero una vez que salen, olvidan qué clase de hombres son, puesto que la emociónsentida es producida por las palabras y no por el Espíritu y la Vida de la Verdad de Dios.

¡Queridos hermanos y hermanas, los hombres lloran en el teatro! ¡Y lloran con más llantoallí que en muchos lugares de adoración! Por lo tanto, simplemente llorar por la influencia dealgún sermón no es señal de haber obtenido algún beneficio de él. Algunos de mis hermanospredicadores son expertos en desenterrar a los muertos. Te llevan a las urnas funerarias detus padres o te recuerdan a tus pequeñitos que han partido y posiblemente son el medio deintroducir mejores sentimientos mediante este tipo de trabajo sobre las emociones. Pero yo noestoy tan convencido de eso. ¡Me temo que buena parte de las santas lágrimas derramadaspor ojos humanos en nuestros lugares de adoración no es más valiosa que el agua benditacolocada junto a la puerta de entrada de las iglesias católicas! Es simplemente agua de losojos, después de todo, y no quebrantamiento del corazón.

La simple excitación producida por la oratoria es el arma que utiliza el mundo para obtenersu fin. Necesitamos algo más que eso para los propósitos espirituales. Si pudiéramos "hablaren lenguas de hombres y de ángeles" y conmoverlos hasta alcanzar el entusiasmo queDemóstenes generaba en los antiguos griegos que lo escuchaban, todo eso no serviría de nadasi sólo fuera el efecto del lenguaje apasionado del predicador y su fuerza al expresarlo. ElEvangelio habría venido a ustedes "en palabra solamente".

Y lo que es nacido de la carne es carne y sólo eso.En este punto ¿puedo preguntar muy solemnemente si no es cierto que algunos miembros

de esta congregación conocen la verdad solamente en palabra? Hay una cierta clase depersonas y algunas de ellas se encuentran presentes esta mañana, ¡que son oidoresprofesionales de sermones!

Van un Domingo a escuchar al Sr. A. Y después otro Domingo van a escuchar al Sr. B. ¡Ysiempre llevan con ellos "sacarómetros" o sea instrumentos para medir la cantidad de dulzuraen cada sermón! Y hacen una medición del estilo y de la manera del predicador. Registrantodos los disparates que dice y deciden cómo puede ser mejorado. ¡Y lo comparan y locontrastan con otros predicadores, como si fuesen probadores de té y están probando té

Lipton o Laggs, o comerciantes de quesos probando queso Manchego o tipo Americano!¡Algunos individuos de esta clase no son sino vagabundos espirituales sin una habitación ni

una ocupación establecidas! Andan rodando de lugar a otro, poniendo atención a esto y aquellosin obtener ningún beneficio.

Y en cuanto a hacer el bien, ese pensamiento nunca entra en su cerebro.No puedes esperar que el Evangelio venga a ti de ninguna otra manera sino sólo como una

letra que mata, pues tú vas a oír el Evangelio como simples palabras. No buscas fruto; tesientes satisfecho si sólo ves las hojas. ¡No deseas ninguna bendición! Si desearas bendicioneslas tendrías.

Es a la vez uno de los hábitos más viles y más necios desperdiciar nuestro tiempo criticandoconstantemente a la Palabra de Dios y a los ministros de Dios.

Bien dijo George Herbert: "No juzgues al predicador, él es tu   juez." ¿Qué tienes tú que

decirle al embajador de Dios? ¿Acaso que sus palabras no fueron bien dichas? Si Dios habla por  él, Dios sabe quién es el mejor para hablar en su nombre. Y si su Señor envía a esehombre, tengan mucho cuidado de no tratarlo mal, o pueden sufrir lo que aquellos hombre quetrataron mal a los embajadores de David, lo que lo motivó a declararles la guerra.

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2. De acuerdo al texto, hay otros para quienes la Palabra viene con tres acompañamientos.El Apóstol habla de "poder," y del "Espíritu Santo," y "plena convicción." No creo que la Palabrade Dios venga a mucha a gente con todas estas tres cosas a la vez. Viene a una clase muynumerosa con "poder." A un menor número viene con "poder y el Espíritu Santo." Y a uncírculo muy reducido de elegidos "en el Espíritu Santo, en plena convicción."

Si entiendo el significado de este pasaje, y no estoy muy seguro de ello como paradogmatizar, me parece que hay tres grados de efectos producidos por el Evangelio.

De cualquier manera, no estaremos equivocados si afirmamos que algunas veces hay unefecto producido por el Evangelio que puede ser llamado "poder," pero que sin embargo, no es

el poder que salva. Para muchos de ustedes, mis queridos lectores, la palabra de nuestroEvangelio ha venido con poder sobre sus entendimientos. Lo han oído, sopesado, juzgado yrecibido como verdadero y como revestido de autoridad Divina. Su entendimiento ha estado deacuerdo con las varias proposiciones que hemos proclamado como doctrinas de Cristo. Sientenque no podrían hacer otra cosa. Estas Verdades de Dios tienen tanto sentido y se adaptan tanbien a la ruina de la naturaleza humana y a las mejores aspiraciones del hombre, que ustedesno dan patadas contra ellas, como hacen algunos.

Ustedes están convencidos de la autenticidad y de la autoridad del Evangelio por el propioEvangelio.

Tal vez nunca han leído "Las Evidencias" de Paley y nunca han estudiado "La Analogía" deButler, pero el propio Evangelio ha venido a ustedes con suficiente poder para ser su propiotestigo ante ustedes y su entendimiento reconoce con gozo que esta es la Palabra de Dios y lareciben como tal. Ha hecho más que eso. Ha venido con poder a la conciencia de algunos deustedes. Les ha dado la convicción de pecado. Sienten ahora que la justicia propia es necedad,y aunque todavía pueden complacerse en la justicia propia, lo hacen con los ojos abiertos. Yano pecan ahora sin remordimiento como lo hacían antes, pues conocen un poco lapecaminosidad del pecado.

Más aún, se han alarmado con relación al fin último del pecado. El Evangelio les ha hechoconocer que la paga del pecado es la muerte. Sienten que no pueden vivir con quemaduraseternas. Su corazón no descansa cuando piensan en la ira venidera. Como Félix ustedestiemblan cuando se les presenta el razonamiento de la "justicia y del juicio venidero." Yaunque ustedes lo han hecho a un lado diciendo: "Sigue tu camino hasta que sea el tiempoadecuado para mí," sin embargo ha venido a ustedes hasta ahora con un cierto grado depoder.

Más aún, ha tenido un efecto sobre sus sentimientos así como sobre sus conciencias. Susdeseos han sido despertados. A veces han dicho: "¡Oh, que yo fuera salvo!" De cualquiermanera, han ido tan lejos como Balaam cuando dijo: "¡Muera yo la muerte de los justos!" Sussentimientos de esperanza son activados. Ustedes esperan aún poder obtener la vida eterna ysus temores no están del todo muertos. Tiemblan bajo la Palabra de Dios. Las emocionesnaturales, que se parecen a las espirituales, han sido producidas en ustedes por los destellosde la Palabra a pesar de que todavía el Evangelio no ha venido con el Espíritu Santo. Más alláde todo esto, el Evangelio ha venido con poder a algunos de ustedes en sus vidas. Puedoverlos con placer ansioso porque sé que el Evangelio les ha hecho mucho bien, aunque no losha salvado.

Lamentablemente hay otros para quienes ha sido durante un tiempo brida y freno. Peroluego se han alejado de él. Hay aquí quienes, como los perros, han vuelto a su propio vómito,y como la puerca lavada han vuelto a revolcarse en el cieno. Alguna vez tuvimos esperanza

por ustedes, pero casi debemos dejar de esperar. Algunas personas corren hacia la borracheradespués de períodos de abstinencia, después de haber conocido lo malo de ese pecado y dehaber profesado odiarlo. La pasión ha sido demasiado fuerte y de nuevo han caído en esaprofunda zanja en la que están pudriéndose muchas personas aborrecidas del Señor.

¡Oh, que Dios en Su infinita misericordia, traiga a sus almas el Evangelio con algo más queeste poder común! ¡Que venga con "el Espíritu Santo" así como con poder! Ustedes pueden verque hemos subido gradualmente hasta una considerable altura, pero ahora llegamos a unaelevación mayor para hablar de la Gracia salvadora. Para muchos de mis lectores, como paralos de Tesalónica, la Palabra ha venido "en el Espíritu Santo."

Hermanos y hermanas, no puedo describirles cómo es que el Espíritu Santo opera pormedio de la Palabra. La obra del Espíritu es equiparada por algunos a algo tan misterioso comoun nacimiento o como al soplar del viento. Es un gran secreto y por lo tanto no puede ser

explicado.Pero muchos de ustedes lo conocen experimentalmente. Antes que nada, el Espíritu Santovino a ustedes como el gran Dador de Vida. Ustedes no saben cómo hizo que vivieran; peroesto sí saben, que lo que no tenían antes, ahora sí lo tienen! ¡Saben que ahora arde enustedes una chispa vital del fuego celestial muy diferente a esa chispa ordinaria de vida que

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estaba allí antes! ¡Mientras oían a la letra que mata, el Espíritu de Dios vino con ella y elEspíritu que da vida los hizo vivir con una vida nueva, más elevada y más bendita!

¡Ahora tienen dentro de ustedes a Jesucristo, que es la Vida y la Inmortalidad!¡Ha comenzado el cielo dentro de sus corazones! ¡Han pasado de la muerte a la vida y

nunca vendrán a estar bajo condenación! Para ustedes la Palabra de Dios ha venido con elEspíritu Santo en un sentido que revive. Después entró con un poder iluminador. Los iluminóen cuanto a sus pecados. ¡Cuánta negrura descubrieron en sus pecados cuando el EspírituSanto proyectó una luz sobre ellos! Hermanos, no tenían ni la menor idea que eran tanpecadores como resultaron ser. ¡El Espíritu Santo los alarmó y los asombró con revelaciones

de esa profundidad grande y sin fondo de depravación que ustedes descubrieron que selevantaba de sus almas!Ustedes estaban alarmados, humillados, arrojados sobre el polvo. Tal vez comenzaron a

desesperar. ¡Pero la misma iluminación del Espíritu vino a consolarlos, pues entonces Él lesmostró a Jesucristo! ¡Les mostró el poder ilimitado de Su sangre para quitar sus ilimitadospecados! Les reveló Su deseo de recibirlos tal como eran, lo adecuado que es Él para su caso ycondición. Y tan pronto como vieron a Jesús a la luz del Espíritu Santo miraron hacia Él yfueron aligerados y por lo tanto su rostro nunca ha sido avergonzado.

¡Así pues el Espíritu de Dios vino a ustedes como luz para disipar su oscuridad y darles gozoy paz! Desde entonces han experimentado al Espíritu Santo como su consolador. En medio delas sombras más profundas Él se ha levantado como la luz del sol sobre sus almas. ¡Él haquitado sus cargas, el bendito Paráclito! Él ha traído a Cristo, y las cosas de Cristo a sumemoria. Él ha abierto para ustedes preciosas promesas. Él ha roto la cáscara y les ha dado aparticipar del fruto del privilegio del Pacto de la Gracia. Él ha roto el hueso y les ha satisfechocon la médula y la grosura que provienen de las cosas profundas de Dios. Sus alas de palomaextendidas sobre ustedes, traen orden en medio de la confusión y dan un amable consuelo enmedio de la adversidad.

Ustedes también han sentido las energías ardientes del Espíritu Santo.Él ha descansado en ustedes cuando han escuchado la Palabra, como Espíritu consumidor.

El pecado de ustedes ha sido consumido por la venganza santa que ustedes sintieron hacia él.Han sido conducidos a grandes alturas de amor a Cristo, hasta poder cantar— "¡Si tuviera yomil lenguas, ni una sola estaría callada!

Si tuviera yo mil corazones, Todos los entregaría a Ti." ¡Cuando el Espíritu Santo ha bendecido la Palabra, el corazón de ustedes ha sido como el

altar del incienso con la llama siempre encendida y un dulce perfume ascendiendo, siendoaceptable al Altísimo!

¡Amados, ustedes también han sentido al Espíritu Santo con la Palabra como un espíritu degozo! ¡Oh, la bendición que hemos sentido a veces!

¡Con mucha frecuencia siento mi espíritu abrumado, pero oh, el éxtasis que mi corazón haconocido cuando el Espíritu Santo me ha mostrado mi elección eterna de Dios! ¡Mi unión conCristo Jesús! ¡Qué delicias inundan al alma cuando lee del amor eterno, de fidelidad sin fallas,de afecto que nunca cambia y de un propósito que permanece firme como pilares de bronce ysólido como montañas eternas!

¡Y oh, amados míos, a veces sentimos el gozo extraordinario que anticipa la gloria que va aser revelada! Mirando desde la cumbre del Monte Nebo vemos el paisaje que se extiendeabajo, pero mejor aún de lo que Moisés pudo hacerlo, nosotros sí ya bebemos de los ríos quefluyen con leche y miel y cortamos frutos maduros de los árboles celestiales. En comunión con

Cristo Jesús podemos probar el sabor de la gloria venidera. Entonces esto es recibir la Palabra"en el Espíritu Santo." Amados, espero que sepamos lo que esto significa y para quienes no losaben, que cada una de las almas vivientes eleve esta oración aquí: "Señor, que el EspírituSanto vaya con la predicación de Jesucristo y que sea hecha efectiva para salvación."

Amados, el punto más elevado en el texto es: "en plena convicción." Si entiendo el pasaje,quiere decir esto: primero que estaban completamente persuadidos de su verdad y no teníanninguna duda que los cegara o los hiciera tambalearse. Y segundo, ¡que tenían la más plenaconvicción posible de su interés en la Verdad entregada a ellos! Ellos eran salvos, pero mejoraún, ellos sabían que eran salvos! ¡Ellos estaban limpios, pero mejor aún, ellos se gozaban ensu pureza! ¡Ellos estaban en Cristo, pero lo que es más gozoso aún, ellos sabían que estabanen Cristo! No tenían ninguna duda, a diferencia de algunos de ustedes, ninguna sospechaoscura.

¡La Palabra había venido con tan bendita demostración que había barrido toda duda fuerade sus corazones!De acuerdo con Poole la palabra griega usada aquí contiene la idea de un barco a toda vela,

indiferente a las olas que se encrespan en su camino.

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Un barco de vela, cuando el viento es completamente favorable y sus velas abiertas lo estánllevando directamente al puerto, no puede ser detenido por las crecidas olas. Es cierto que elbarco puede mecerse pero no es desviado ni a la derecha ni a la izquierda. Las olas pueden serdel tamaño que sea pero el viento es lo suficientemente poderoso para sobreponerse a sumovimiento en contra y el barco continúa su curso de frente.

Algunos cristianos reciben el Evangelio de esa manera. No tienen ni la menor sombra deduda acerca de su verdad. No experimentan ni siquiera el  principio de una duda acerca delinterés que sienten por él, y por lo tanto no tienen que hacer nada más. Con la fuerte mano deDios sobre el timón y el viento celestial golpeando directamente en la vela, van por un camino

directo, haciendo la voluntad de Dios y dando gloria a su nombre.¡Que la Palabra venga a ustedes, queridos amigos, como viene a muy poca gente! ¡Quevenga en "plena convicción," así como en "poder," y en el "Espíritu Santo"!

3. Dejaremos este primer encabezado del texto para hacer la observación de la manera enque son conocidos los elegidos de Dios. El Apóstol dice: "Porque hemos conocido, hermanosamados de Dios, vuestra elección."

¿Cómo? ¡Sabiéndolo no porque tratamos de adivinar  al respecto, no porque ustedes sepreguntan si son pecadores que han despertado, o si son pecadores sensibles o insensibles! Noporque se ha esperado para predicarles el Evangelio hasta que han estado preparados pararecibir el Evangelio, sino predicándoles el Evangelio en el estado en que se encontraban ydescubriendo quiénes eran los elegidos por esto: que los elegidos recibieron el Evangelio talcomo vino: "en poder y en el Espíritu Santo, y en plena convicción." ¡Esta es la prueba de laelección: el Espíritu Santo dando su bendición a la Palabra!

¡Y, queridos amigos, si el Espíritu Santo la ha bendecido para ustedes, no necesitan pasarlas páginas misteriosas de los decretos Divinos, pues su nombre está allí! No es mi palabra laque afirma esto sino la Palabra de Dios. ¡Él no los hubiera traído al punto de sentir la vida delEspíritu Santo habitando dentro si no los hubiera destinado para vida eterna, desde el principiodel mundo! Pero noten y observen por el texto que sigue, que ustedes tienen que dar unabuena evidencia de que esto es así o no podemos decir, ni el propio Apóstol hubiera podidodecir: "Porque hemos conocido, hermanos amados de Dios, vuestra elección."

No podemos decir que el Evangelio ha venido a ustedes en el Espíritu Santo y en plenaconvicción a menos que se muestren los resultados correspondientes.

Escuchen esta palabras: "También os hicisteis imitadores de nosotros y del Señor,recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo; de tal maneraque habéis sido ejemplo a todos los creyentes en Macedonia y en Acaya. Porque la palabra delSeñor ha resonado desde vosotros, no sólo en Macedonia y en Acaya, sino que tambiénvuestra fe en Dios se ha extendido a todo lugar, de modo que nosotros no tenemos necesidadde decir nada. Pues ellos mismos cuentan de nosotros la buena recepción que tuvimos porparte de vosotros, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo yverdadero y para esperar de los cielos a su Hijo, a quien resucitó de entre los muertos, aJesús, quien nos libra de la ira venidera."

Aquí pueden ver una imitación del ejemplo apostólico, una fe que llega a ser tan conocidaque su fama se extiende, un gozo que no puede ser apagado por la aflicción misma, y unaperseverancia que permanece a pesar de todas las dificultades. Pueden ver una conversiónque renuncia a los ídolos más queridos y nos une a Cristo y nos hace velar y esperarlo a Él.Todas estas cosas son necesarias como pruebas que el Espíritu Santo ha acompañado a laPalabra. ¡Oh amados hermanos, quisiera que todos los miembros de esta congregación fueran

no solamente convertidos, sino convertidos de tal manera que no hubiera ninguna duda alrespecto! Quisiera que no solamente fueran cristianos, sino cristianos dando tales frutos queno pueda existir ninguna duda de que han recibido la Palabra "en plena convicción."

Entonces será igualmente claro que ustedes son los elegidos de Dios.Que el Señor nos conceda que la palabra aquí sea como un poderoso imán colocado entre

un montón de piezas de acero y de cenizas, capaz de atraer a todas las piezas hacia él.¡Porque eso es lo que debe hacer el Evangelio; debe diferenciar entre lo precioso y lo vil! Debeser el aventador de Dios para separar a Sus elegidos de los que son abandonados a su propiaruina.

Y sólo puede hacer esto por la forma en que es recibido, demostrando la elección de los quelo reciben "en el Espíritu Santo." Esto es suficiente en cuanto a la diferenciación.

II. Ténganme paciencia durante unos cuantos minutos más mientras usamos ahora el texto

para una ENSEÑANZA PRÁCTICA. Es claro por el texto que no basta con predicar el Evangelio.Se requiere algo más que eso para la conversión de las almas. Muchas veces les he pedido queme ayuden, queridos hermanos, en la educación de nuestros jóvenes que han sido llamadospara predicar el Evangelio, para que sean más eficientes en su ministerio, y ustedesamablemente me han ayudado.

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Pero debemos recordar siempre que aunque Dios nos conceda el privilegio de enviarnos acientos de sus siervos ministros, no habrá ni un solitario caso de conversión logrado por ellosmismos. ¡Queremos hacer todo lo posible para erigir nuevos lugares de adoración para estaciudad (Londres) que crece rápidamente, y siempre es un día muy feliz para mí cuando veoque se termina una nueva casa de oración! ¡Pero ni una sola alma será llevada a regocijarseen Cristo Jesús por el simple hecho de construir un lugar de oración, o por la adoración que secelebra en ella! ¡Debemos tener la energía del Espíritu Santo! ¡Ese es el asuntoverdaderamente importante!

¿Qué es lo práctico de esto? ¡Pues que se vuelve imperativamente necesario que oremos

mucho a Dios para que venga el Espíritu Santo! Tenemos el espíritu de oración en medio denosotros como iglesia. Les pido de todo corazón que no lo pierdan nunca. ¡Hay aquí algunoshermanos y hermanas que nunca faltan a nuestra gran reunión de oración de los lunes por lanoche, y cuyas plegarias han atraído muchas bendiciones! Pero si quiero ser honesto debodecir que hay algunos que podrían venir si quisieran, pero muy raramente nos favorecen consu presencia. O mejor dicho, que raramente se conceden el placer de esperar en Dios en lasreuniones de oración. Ustedes no son nuestros mejores congregantes. Nunca serán de losmejores miembros de nuestra congregación si se mantienen alejados sin tener una excusa

 justificable.No les digo esto a quienes sé que deben estar ausentes. No lo digo para traer a las señoras

que más bien deben atender a sus maridos o para atraer a los señores que deben estaratendiendo sus negocios. Pero lo digo para quienes sí pudieran estar aquí y que no sufrirían ennada por venir.

Y debo aclarar lo que quiero decir con esto. Tengo mucho menos de qué quejarme enrelación a esto que cualquier otra persona en la cristiandad, pues no he conocido ni he oído deningún otro lugar cuya asistencia a las reuniones de oración mantenga una proporción tanbuena y justa en relación a la reuniones dominicales que esta congregación.

¡Pero aun así, hermanos, queremos que TODOS ustedes oren! ¡Quisiera poder verlos atodos! Oh, sería un día muy feliz si pudiéramos ver este lugar lleno los lunes por la noche. Noveo por qué no pueda ser así. Me parece que si sus corazones se encendieran completamentealguna vez podríamos llenar este templo en la reunión de oración. ¡Y qué bendicionespodríamos esperar recibir! ¡Ya hemos recibido tales bendiciones que no tenemos el suficienteespacio para recibirlas ahora! Pero aun así, si la copa comienza a derramarse, dejemos que sederrame y se derrame. ¡Hay muchas iglesias en nuestro barrio que pueden recoger lo que sederrama y deseamos que se llenen de bendiciones ellos también!

Aumentemos nuestras oraciones proporcionalmente a nuestras acciones.Me gusta lo que dijo Martín Lutero en su frase: "Tengo que hacer tanto el día de hoy que no

me será posible terminarlo con menos de tres horas de oración." La mayor parte de la gentediría: "Tengo que hacer tanto el día de hoy que sólo puedo tener tres minutos de oración. Nome alcanza el tiempo." ¡Pero Lutero pensaba que entre más tuviera que hacer más tenía queorar o de lo contrario no podría terminarlo todo! Ese es un tipo bendito de lógica. ¡Quiera Diosque podamos entenderla! "La oración y la provisión no son obstáculos para el camino delhombre." Si tienes que hacer un alto y orar, ese no es un obstáculo más grande que cuando el

 jinete tiene que detenerse en el taller del herrador para sujetar la herradura de su caballo.Pues si continúa sin atender eso, podría suceder que muy pronto tendría que hacer un alto deuna naturaleza mucho más seria.

Aprendamos del texto nuestra deuda a la Gracia Soberana que hace la distinción. Ustedes

observan, amados hermanos, que el Evangelio no viene con el poder del Espíritu Santo paratodos. Si entonces ha venido a nosotros, ¿qué haremos sino bendecir y alabar a la GraciaSoberana que lo hizo venir a nosotros? Ustedes pueden observar que la distinción no seencontraba en las personas mismas. Estaba en la manera en que el Evangelio vino. Ladistinción ni siquiera estaba en el Evangelio, sino en la presencia del Espíritu Santo, que lo hizoefectivo. Si han oído la Palabra con poder, queridos hermanos, no fue porque ustedes estabanmás preparados, porque estaban menos inclinados hacia el pecado, o sentían más amistadhacia Dios. Ustedes eran forasteros, extraños, extranjeros, enemigos.

Ustedes estaban "muertos en delitos y pecados" igual que lo estaban los otros y que todavíalo están.

No había en ustedes ningún mérito (descrito por la teología escolástica como dado por lagenerosidad divina) que se pudiera encontrar con la Gracia de Cristo. Esos católicos afirman

que hay algo en el hombre que lo hace apto para la Gracia de Dios, de tal forma que cuandoviene la Gracia salvadora a quienes tienen ese mérito gracioso, ellos son salvos. Yo sé que enmí todo era incongruente, no apto, todo era contrario a Dios. Todo era oscuridad y vino la luz.Había muerte y la Vida entró. Había odio y el Amor lo arrojó fuera. Satanás tenía el dominio y

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Cristo venció al traidor— "Por tanto toda la gloria sea a Su santo nombre, A Él  pertenece toda la gloria.

Que sea tuyo el grande gozo de proclamar Su nombre Y alabarle en cada uno detus himnos." 

Sólo voy a mencionar de pasada una tercera lección práctica y es que vemos que haygrados de logro aun entre quienes han recibido la Palabra con el Espíritu Santo. ¡Busquemos elmás alto grado! Generalmente ustedes no están satisfechos con la misma calidad de vida.Ustedes desean tener más comodidades y lujos. Sería bueno que pudieran hacer lo mismo conla cosas espirituales. No se contenten simplemente con ser salvos, con estar vivos

espiritualmente. ¡Pidan ser valientes en lo relativo a la Verdad de Dios! Para mí sería un granhonor, espero, ser un soldado raso si me llaman a defender a mi país. Pero debo confesar queno me gustaría ser de la tropa siempre. Me gustaría ser pronto promovido a cabo y a sargentotan pronto como fuera posible. Y me quejaría con ganas si no pudiera llegar eventualmente algrado de oficial.

Me gustaría que me vieran hacer mi mejor esfuerzo y me gustaría alcanzar la posición másprominente si puedo servir así mejor a mi país que como soldado raso. Pienso que lo mismodebería suceder con el cristiano.

Él no debe buscar honor en medio de los hombres, pero teniendo más Gracia, si puedeservir mejor a su Dios y dar más honor a Su nombre ¡entonces que se esfuerce! Ah, misqueridos hermanos, ¿cómo es posible que se queden sentados diciendo: "Es suficiente."? ¡Lapolítica de "quédate tranquilo y agradecido" no es muy aceptada ni en el campo político nimucho menos en el religioso!

¡Arriba y adelante! De la misma forma que el águila tiene por lema: "Superior" y seremonta más alto y más alto y más alto hasta que el ala joven que al principio temblaba antela altura ha crecido para convertirse en esa ala fortalecida que la hace compañera del sol y delrayo, ¡que así también haga el cristiano! "Correrán y no se cansarán," y los cristianos quebuscan "levantarán las alas como águilas." ¡Adelante, compañero soldado! Sé más valienteaún, hasta que tu nombre sea escrito entre los tres primeros.

Para terminar, ¿no nos muestra indirectamente este texto, como última lección práctica,cómo un privilegio se puede convertir en una maldición?

La Palabra de Dios ha venido a todos ustedes. Supongo que no hay nadie aquí que no hayaoído la historia del amor de Dios en Cristo Jesús. Se les ha dicho muchas veces que aunque elhombre ha caído y ha ofendido a Dios, sin embargo el Señor ha puesto a Su Hijo que sufre,Cristo Jesús, para que sea Propiciación por el pecado y que por medio de la fe en Su nombre:"todo aquel que en él cree no se pierda."

¡Se les ha dicho que Dios espera para derramar su gracia y que todo aquél que mira aCristo vivirá! ¡El que invoca el nombre del Señor será salvo! ¡Ahora, habiendo oído esto,independientemente de lo que otros les digan, nos sentimos obligados, como ante Dios, aadvertirles que si viene a ustedes "en palabras solamente" aumentará su condenación! ¡Ciertospredicadores piensan que esta Palabra no es "olor de muerte para muerte" para nadie, pero sí lo es, sí lo es! ¡Cualquiera que sea su teoría, no importa lo que la teología hiper-calvinistatenga que decir, dice la Palabra de Dios que será más tolerable para Tiro y Sidón en el Día delJuicio de lo que será para Capernaúm y Betsaida! ¡Porque oyeron la Palabra pero no searrepintieron!

Ustedes no son máquinas. Ustedes no son simples criaturas sobre las que se actúa. Ustedesdeben actuar de la misma manera que son movidas.

Y cada buena palabra que llega a su oído es escrita como una deuda en contra de ustedes.No hay ninguna declaración en el Evangelio de Jesucristo que, si es rechazada, no los deje enun grado de mayor desobediencia de la que estaban. Recuerden cómo lo establece el Apóstol:"Pero para los que no creen: La piedra que desecharon los edificadores, ésta fue hecha cabezadel ángulo, y:   piedra de tropiezo y roca de escándalo. Aquéllos tropiezan, siendodesobedientes a la palabra, pues para eso mismo fueron destinados."

Ellos no podrían haber sido desobedientes si no fuera su deber obedecer.Ningún hombre es desobediente allí donde no hay ley. ¡Es por tanto el deber de cada

pecador que oye el Evangelio creer en él! Y si no cree, esta misma piedra caerá sobre él y lotriturará hasta convertirlo en polvo. Besad al hijo, no sea que se enoje y perdáis el camino;pues se enciende de pronto su ira. El mismo Salvador que bendice tendrá ira. El que ama a supueblo, se enojará con quienes lo rechazan.

¡Y cuando su ira se enciende un poco, ay del objeto de su ira! Benditos son todos aquellosque confían en Él. Que nosotros seamos contados entre el número de los benditos paraalabanza y gloria de Su Gracia, por medio de la cual nos hace diferentes de conformidad a laelección de Su propia Divina voluntad. Que Dios bendiga a esta congregación por Jesucristonuestro Señor. Amén.

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SIMEÓNNº 659

"Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso,esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él." 

Lucas 2:25.

¡Qué biografía de un hombre! ¡Cuán breve y sin embargo cuán completa!Hemos visto biografías tan abundantes en palabras, que más de la mitad es contenido vacío

y mucho de lo restante es demasiado aburrido para que valga la pena su lectura. Hemos vistograndes volúmenes tejidos con las letras de los hombres. Se han abierto a la fuerza escritoriospara exponer ante el mundo los diarios privados. Hoy día si un hombre es un poco célebre, sufirma, la casa en que nació, el lugar donde cena y todo lo demás se considera digno de laatención pública. Tan pronto como ha partido de esta vida es embalsamado en inmensosfolios, cuyo beneficio descansa principalmente, creo, en los editores y no en los lectores.

Las biografías cortas, que proporcionan un perfil conciso y exacto del hombre completo, sonlas mejores. ¿Qué nos importa lo que haya hecho Simeón: dónde nació, dónde se casó, porqué calle solía transitar, o de qué color era la capa que solía llevar? Tenemos un breve informede su historia y eso es suficiente. Él era "un hombre llamado Simeón." Vivía en "Jerusalén."

"Y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santoestaba sobre él."

Amados hermanos, esa es una biografía suficiente para cualquiera de nosotros. Si cuandonos muramos se puede decir de nosotros algo así: nuestro nombre, nuestra ocupación:"esperaba la consolación de Israel;" nuestro carácter, "justo y piadoso;" nuestra compañía,tener el Espíritu Santo en nosotros, eso será suficiente para que perduremos no en el tiempo,sino en la eternidad, memorables entre los justos y estimables en medio de todos los que sonsantificados.

Hagan una pausa, se los suplico, y contemplen el carácter de Simeón.El Espíritu Santo lo consideró digno de ser notado pues puso un "y he aquí" en la frase. "Y

he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón."Él no dice: "y he aquí había en Jerusalén un rey llamado Herodes."Él no dice: "y he aquí había en Jerusalén un hombre que era Sumo Sacerdote."Él dice: "¡he aquí!, vean hacia acá, pues el espectáculo es tan raro que puede ser que no

vuelvan a ver algo así mientras ustedes vivan.Aquí hay una maravilla perfecta: "He aquí," había un hombre en Jerusalén que era "justo y

piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu santo estaba sobre él."Su carácter está resumido en dos palabras: "justo y piadoso." "Justo: ese es su carácter

ante los hombres. "Piadoso": ese es su carácter ante Dios. Era "justo"." ¿Era un padre defamilia? Él no provocaba a sus hijos al enojo, para no desalentarlos. ¿Era un amo? Él daba asus siervos lo que era justo y equitativo, pues sabía que él tenía también un Señor en el cielo.

¿Era un ciudadano? Él rendía obediencia a los poderes existentes, sometiéndose a lasordenanzas del hombre por causa del Señor. ¿Era un comerciante? No buscaba gananciasindebidas en ninguna transacción, sino que proporcionaba cosas honestas a la vista de todoslos hombres, y honraba a Dios en sus prácticas diarias de negocios. ¿Era un siervo? Su trabajoentonces no lo hacía sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino concorazón sincero, temiendo a Dios. Si, como es muy probable, era uno de los maestros de los

 judíos, entonces era fiel.Hablaba lo que sabía que era la palabra de Dios aunque no fuera para su provecho. Y, a

diferencia de otros pastores, él no se desviaba para hablar el error para obtener un lucroinmundo. Ante los hombres era justo.

Pero eso es sólo la mitad del carácter de un buen hombre. Hay muchos que dicen: "soy justo y recto. Nunca robé a nadie en mi vida. Pago lo que debo pagar. Y si alguien puede hallarfalta en mi carácter, que hable. ¿No soy justo?"

Pero en cuanto a su religión, ese tal dirá: "no me importa eso. Pienso que es purahipocresía." Caballero, tú tienes solamente un rasgo de hombre bueno y es de los menores.Haces el bien para con el hombre, pero no en relación a Dios. No robas a tu prójimo, perorobas a tu Hacedor. "¿Robará el hombre a Dios?" Sí, y lo considera menos grave que si robaraa un hombre. Quien roba a un hombre es llamado un villano. Quien roba a Dios es a menudo

llamado un caballero.Simeón tenía ambos rasgos de un cristiano. Era un "hombre justo," y era también"piadoso." Observen, no dice que era un hombre justo y religioso.

Un hombre puede ser muy religioso y sin embargo no ser piadoso.

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Ustedes saben que la religión, tal como se usa el término, consiste mucho en observanciasexternas. La piedad y la devoción consisten en la vida y la acción interiores, que brotan de lafuente interior de la verdadera consagración.

No dice aquí que Simeón era un hombre religioso, pues pudo haber sido religioso y a la vezun fariseo, un hipócrita, un mero profesante. Pero no, él era un hombre "piadoso". Él valorabala "señal externa y visible," pero poseía la "gracia interior y espiritual." Por consiguiente esllamado "un hombre justo y piadoso"." "¡He aquí!" Dice el Espíritu Santo. "¡He aquí!" ¡Pues esuna rareza! ¡Miren esto, cristianos de esta época! Muchos de ustedes son justos pero no son

 piadosos. Y algunos de ustedes pretenden ser piadosos, pero no son justos. Lo justo y lo

piadoso  juntos constituyen la perfección del hombre piadoso. Simeón era "hombre justo ypiadoso."Pero ahora, dejando el carácter de Simeón como un hombre, nos esforzaremos por exponer

su esperanza bendita como un creyente. Para esto les solicitamos toda su atención. Primero,en cuanto a su esperanza: "esperaba la consolación de Israel." Segundo, en cuanto alcumplimiento de lo que él esperaba, pues lo llegó a ver. Y cuando encontró a Jesús, dijo,"Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz." Y, tercero, en cuanto a la explicación de esecumplimiento, o, cómo es que el Señor Jesús es la consolación de Israel.

I. Primero, entonces, LA ESPERANZA DE SIMEÓN. Él "esperaba la consolación de Israel."Ésta era la posición de todos los santos de Dios, desde la primera promesa, hasta el tiempo deSimeón. El pobre anciano Simeón ya tenía sus cabellos canos. Es muy posible que ya hubierasobrepasado el límite usual asignado a la vida de un hombre, pero, él no deseaba morir.

Él esperaba "la consolación de Israel." Él no deseaba que el tabernáculo de su cuerpopudiera disolverse, sino que tenía la esperanza que a través de las grietas de ese tabernáculosuyo pudiera ser capaz de mirar al Señor.

Como los cristianos de cabellos blancos de nuestros tiempos, él no deseaba morir, sino quedeseaba "estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor." Todos los santos han esperado aJesús. Nuestra madre Eva esperó la venida de Cristo. Cuando nació su primer hijo, dijo: "Porvoluntad de Jehová he adquirido varón." Es verdad que estaba equivocada en lo que dijo, fueCaín y no Jesús. Pero por su equivocación vemos que abrigaba la bendita esperanza.

Ese patriarca hebreo que tomó a su hijo, su hijo único, para ofrecerlo como holocausto,esperaba al Mesías y expresó su fe muy bien, cuando dijo: "Dios se proveerá de cordero parael holocausto, hijo mío."

El que una vez tuvo una piedra por almohada, los árboles por cortinas, el cielo por dosel yla fría tierra por su cama, esperaba la venida de Jesús, porque él dijo en su lecho de muerte:"Hasta que venga Siloh." El legislador de Israel que era "rey en Jesurún," habló de Él, porqueMoisés dijo: "Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tuDios; a él oiréis."

David lo celebró a Él en muchos himnos proféticos, el Ungido de Dios, el Rey de Israel. Antequien todos los reyes se inclinarán y todas las naciones Le llamarán bendito. Cuánfrecuentemente David en sus Salmos canta acerca de "mi Señor." "Jehová dijo a mi Señor:Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies."

Pero ¿debemos detenernos para mencionar a Isaías, que habló de Su pasión y vio Su gloria?¿O de Jeremías, Ezequiel, Daniel, Miqueas, Malaquías y de todos los demás profetas queestuvieron forzando sus ojos, viendo a través de las oscuras brumas del futuro, hasta que lassemanas de la profecía se cumpliesen, hasta que llegara el día sagrado, cuando Jesucristoviniera en la carne?

Todos estaban esperando la consolación de Israel. Y, ahora, el buen anciano Simeón,colocado al borde del período en el que vendría Cristo, Lo buscaba con ojos expectantes. Cadamañana subía al templo, diciéndose a sí mismo: "tal vez Él vendrá hoy." Cada noche, cuandoregresaba a su hogar, doblaba su rodilla y decía: "oh Señor, ven en breve. Sí, ven en breve."

Y sin embargo, esa mañana bajó al templo, sin pensar, tal vez, que la hora cuando vería asu Señor allí había llegado. Pero allí estaba Él, cargado en los brazos de Su madre, un bebépequeñito. Y Simeón lo reconoció: "ahora, Señor, despides a tu siervo en paz conforme a tupalabra; porque han visto mis ojos tu salvación."

"Oh," exclama alguien, "¡pero no podemos esperar al Salvador ahora!"No, amados hermanos, en un sentido no podemos esperarlo porque Él ya ha venido. Los

pobres judíos lo están esperando. Ellos esperarán en vano ahora Su primera venida, que yapasó. Esperar al Mesías era una virtud en los días de Simeón; ahora es la infidelidad de los

 judíos puesto que el Mesías ya ha venido.Aún así hay un elevado sentido en el cual el cristiano debe estar todos los días esperando laconsolación de Israel. Me agrada ver que la doctrina de la segunda venida de Cristo estáganando terreno por todos lados. Yo encuentro que los hombres más espirituales de todos los

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lugares están "esperando," así como "queriendo apresurar," la venida de nuestro Señor ySalvador.

Me sorprende que la creencia no sea universal, porque es perfectamente escritural. Algunosde nosotros estamos, eso confiamos, en la misma posición que Simeón. Hemos subido por lasescaleras de las virtudes cristianas desde donde buscamos esa esperanza bendita, la venida deNuestro Señor Jesucristo. Además, si no creemos en la segunda venida, todo cristiano esperala consolación de Israel en los momentos en que necesita la dulce experiencia consoladora.

Hablo a algunos de ustedes, tal vez, que sienten que han perdido la luz de la faz del Señorúltimamente. No han visto Su rostro bendito; no han oído Su voz que habla de amor. No han

escuchado los tiernos acentos de Sus labios, y Lo están anhelando. Ustedes están, comoSimeón, esperando la consolación de Israel. Él vendrá, aunque se demore, Él vendrá. Cristo noabandona a su gente enteramente. Aunque esconda Su rostro, Él vendrá otra vez. El niño diceque las golondrinas están muertas porque pasan rozando el mar púrpura. Espera, oh niño, ylas golondrinas volverán otra vez.

El insensato piensa que el sol ha muerto porque está escondido tras las nubes. Observaunos momentos y verás que el sol regresará otra vez y sabrás que, detrás de las oscurasnubes, estaba preparando el chubasco de abril que engendra las dulces flores de mayo.

Jesús se ha ido por poco tiempo, pero Él volverá. ¡Cristiano! ¡Debes esperar la consolaciónde Israel! También espero tener en este lugar algún pobre pecador que está buscando y queestá esperando la misma consolación.

¡Pecador! No tendrás que esperar eternamente. Muy pocas veces Cristo Jesús hace que lospobres pecadores esperen mucho tiempo. Pero algunas veces hace eso. No les responde ni unasola palabra, pero eso lo hace para probar su fe. Aunque los haga esperar, Él no los enviarávacíos.

Ciertamente les dará misericordias, tarde o temprano. "Aunque la promesa tardare,espérala," y aún la encontrarás, para salvación de tu alma.

¡Hijo de Dios! ¿Acaso no ha venido a ti tu Padre todavía? ¡Clama por Él!¡Clama por Él! Tu padre vendrá. Nada apresura más al padre hacia el hijo, que su llanto.

Llora, pequeño, llora, tú que tienes poca fe. "Ah, pero," dices, "estoy muy débil para llorar."¿Acaso no has observado que el pequeño algunas veces llora tan bajo que cuando estássentado en la sala con su madre, no lo escuchas? De pronto ella se levanta. Allá está elquerido niño llorando arriba. Y hacia allá se dirige ella. Ella puede oírlo aunque tú no puedas,porque es su hijo el que llora.

¡Llora, pequeño!, que tus oraciones suban al cielo. Aunque tu ministro no oiga tu llanto,aunque la incredulidad diga que nadie puede escucharlo, hay un Dios en el cielo que conoce elllanto del penitente. "Él sana a los quebrantados del corazón, y venda sus heridas." ¡Cuándulce actitud esperar la consolación de Israel!

II. Esto nos trae al segundo punto, el cumplimiento de esta expectativa.¿Acaso Simeón esperó en vano? ¡Ah, no!, él esperaba la consolación y obtuvo la consolación

que esperaba. ¡Oh, me puedo imaginar la figura de Simeón! ¡Cuán alterado estaba esamañana! Probablemente, fue al templo caminando con dificultad, su rostro triste ydesilusionado; sus oscuros ojos desasosegados porque no había encontrado lo que esperaba.Él quería ver y no podía ver; él deseaba saber y no sabía; algunas veces, en sus momentos deincredulidad, pensaba que, como los profetas y los reyes, tenía que esperar mucho tiempo ytenía que buscar, pero nunca encontraría.

¿Pueden imaginar que lo están viendo, sosteniendo al bebé en sus brazos?

Vaya, en ese momento el viejo no necesitó su bastón para apoyarse; lo tiró al suelo y conambos brazos tomó al niño. Debe haber temblado un poquito, pero la madre de Jesús no tuvomiedo de confiarle su niño.

¡Cuán joven se sintió! Tan joven como hacía diez años cuando caminaba con paso ligero a lolargo de las calles de Jerusalén. Apenas si en el cielo se sentiría el viejo Simeón más feliz de loque se sentía en ese momento cuando tuvo al niño en sus brazos. ¿Acaso no lo pueden ver?Sus ojos despiden gozo; sus labios hablan sonetos que brotan como el coro de los inmortales,cuando dice, "Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque hanvisto mis ojos tu salvación."

Ahora pueden preguntarse, ¿se desilusionó en el objeto de su búsqueda?¿Respondió Jesús a sus expectativas, "la consolación de Israel"? Respondemos que sí.

Retamos a cualquier persona aquí o en el ancho mundo que niegue lo que aquí ahora

afirmamos; ciertamente hay dulce consolación bendita en Jesús, para todo el pueblo de Dios.Yo no sé si alguna vez haya habido tontos que pudieran decir que el Evangelio no esconsolador.

No creo que los haya habido. La mayor parte de ellos han dicho: "es una muy buenareligión para las viejas y para los imbéciles, para los enfermos y los moribundos." Los peores

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hombres admiten que la religión es una cosa muy reconfortante. O, si no lo admiten, tienenque aprender esa lección.

Vamos, tú que eres deísta o escéptico, o lo que seas, déjame mostrarte a los creyentes entiempos de persecución. Mira el rostro de Esteban, ya iluminado con la propia gloria del cielo,mientras lo apedrean. Déjame llevarte a través de los tiempos del potro y de la rueda detormento, los tiempos del cepo de tortura y de la inquisición; déjame contarte acerca de losmártires que aplaudían en las llamas, y mientras sus miembros ardían en la hoguera, todavíapodían cantar un villancico como si fuera el día de Navidad en sus corazones, aunque era díade ceniza para sus cuerpos.

¡Cuán a menudo descubres que los que sufren más, son también los que experimentanmayor gozo! Cuando los hombres les colocaban cadenas de hierro en sus brazos, Dios lesponía cadenas de oro de honor en sus cuellos. Cuando los hombres amontonaban reprochessobre sus nombres, Dios amontonaba consuelos en sus almas. Tanto el clamor de la paz comoel clamor de la sangre nunca deben ser silenciados. La raza cristiana, por medio nuestrosmártires y confesores, muestra al ancho, ancho mundo que hay un gozo en la religión quepuede apagar la llama, arrebatar la tortura del potro, eliminar el tormento de la rueda, quepuede cantar en la prisión, que puede reír alegremente en el cepo de tormento y hacer quenuestros corazones libres y sin prisiones corten las barras del calabozo y vuelen a lo alto,cantando salmos a nuestro Dios. ¡He aquí la consolación de Israel!

Pero el infiel replica: "estos son momentos de excitación. En esos momentos las personasson estimuladas más allá de su fuerza natural. Tus ejemplos no son válidos." Ven aquí,incrédulo, y déjame mostrarte a los cristianos en la vida ordinaria; no a los mártires, ni a losconfesores, ni a los hombres con coronas rojas de sangre en sus frentes, sino a hombrescomunes como tú mismo.

¿Ves a ese esposo? Acaba de regresar del funeral de su esposa. ¿Observas su rostro? Éldice, "Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito." ¿Podrías decir lo mismo?¿Ves a esa madre? Su hijo ha muerto. Y mirándolo, ella dice: "Él ha hecho todas las cosasbien. Es duro separarme de él, pero lo entregaré al Señor." ¿Tú, infiel, podrías hacer eso? ¿Vesaquel comerciante? La ruina lo hundió en un instante; ha sido llevado a la pobreza. Observacómo eleva sus manos al cielo y clama, "Aunque la higuera no florezca, ni en las vides hayafrutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejassean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré enJehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación." ¿Podrías decir tú lo mismo, infiel? No, nopodrías. Pero hay consolación en Israel.

Estoy medio avergonzado de algunos de ustedes, hermanos míos, porque no sobrellevanbien las tribulaciones; porque no honran su religión como deberían hacerlo. Si fuera posible,deberían aprender a decir como Job: "He aquí, aunque él me matare, en él esperaré." "¡Ay!"dices, "es muy fácil para ti decir eso, pero es mucho más difícil practicarlo." Te concedo eso.Pero entonces es gloria del Evangelio que nos permita hacer cosas que no son fáciles. Si esalgo difícil, hay más honor para Dios; más fuerza en las Escrituras: que por su influenciabendita y con la ayuda del Espíritu Santo, nos permite soportar pruebas en las que otros sehunden.

Hace poco tiempo oí la historia de un hombre incrédulo que tenía una esposa muy piadosa.Tenían solamente una hija, una criatura bella y agradable. Se encontraba en su lecho deenferma; el padre y la madre permanecían junto a su cama. Llegó el momento solemne en quemurió.

El padre se inclinó y puso su brazo alrededor de ella y lloró ardientes lágrimas sobre lablanca frente de su hija. La madre permanecía allí también, llorando con toda su alma. En elmomento en que murió la niña, el padre comenzó a arrancarse el cabello y a maldecirse a sí mismo en su desesperación. La aflicción se había apoderado de él. Pero cuando miró hacia elpie de la cama, allí estaba su esposa. Ella no estaba resentida ni estaba maldiciendo. Ella secósus ojos y dijo: "Yo voy a ella, mas ella no volverá a mí." El corazón del incrédulo padre por uninstante se llenó de ira, porque imaginó que ella era una estoica. Pero las lágrimas corrían porsus mejillas, también. Vio que aunque era una mujer débil y frágil, podía soportar el dolormejor que él y entonces la abrazó y le dijo: "¡Ah!, esposa mía, a menudo me he reído de tureligión. Ya no lo haré más. Hay mucha bendición en esta resignación. ¡Quiera Dios que yo latenga también!" "Sí," podría haber respondido ella, "tengo la consolación de Israel." Hay,(óiganlo, ustedes despreciadores, maravíllense y perezcan) hay consolación en Israel.

Esa querida hermana que mencioné al comienzo de este servicio, era una de las más noblesimágenes de la resignación que yo haya visto jamás.Cuando la fui a ver, sólo puedo describir su posición de esta manera: estaba sentada a las

orillas del Jordán, cantando, con sus pies en el agua, anhelando cruzar el río. "¡Ah!, pastor,"dijo, cuando entré, "cómo has alimentado mi alma y has traído de nuevo mis días de juventud.

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No pensé que el Señor me diera tales momentos de bendición antes de llevarme al hogar. Peroahora te debo decir adiós, pues voy arriba, a mi Jesús, y permaneceré con Él para siempre."Nunca olvidaré cuán plácida se veía. ¡Ah!, es cosa dulce ver morir a un cristiano; es la cosamás noble sobre la tierra: cuando un santo termina su labor para recibir su recompensa,cuando va de sus conflictos a sus triunfos. La magnífica pompa de los príncipes es como si nofuera nada. La gloria del sol poniente no puede ser comparada con la luz celestial que iluminael alma conforme se separa de los órganos del sentido corporal, para ser conducida a laaugusta presencia del Señor.

Cuando murió el querido Haliburton, dijo: "me temo que no podré dar ya más otro

testimonio de mi Señor, pero para mostrarles que estoy lleno de paz y descansando todavía enCristo, voy a levantar mis manos." Y justo antes de morir, levantó ambas manos y las juntó,aunque ya no podía hablar. ¿Han leído alguna vez acerca del lecho de muerte de Payson? Nose los puedo describir; era como el vuelo de un serafín. John Knox, ese viejo compañerovaliente, cuando llegó el momento de su muerte, se sentó en su cama y dijo: "ahora hallegado la hora de mi disolución; la he anhelado durante mucho tiempo; pero estaré con miSeñor en breve." Cayó otra vez sobre su cama y murió.

Hay muchas personas de quienes podría platicarles. Por ejemplo, les podría hablar deJaneway, quien dijo: "Oh, que tuviera labios para decirles una milésima parte de lo que ahorasiento. Ustedes nunca sabrán el valor de Jesús hasta que lleguen a su lecho de muerte yentonces encontrarán que Él es un Cristo bendito, cuando más lo necesiten." Oh, incrédulo,ponte allí donde la muerte está trabajando, y si no amas la vida de los justos, sin embargodirás como Balaam, "Muera yo la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya." Así es nuestra santa religión: una dulce y bendita consolación.

III. Y esto nos lleva al tercer punto que es LA EXPLICACIÓN DE ESTE HECHO: mostrar atodos los hombres y mostrarles en especial a ustedes que hay consolación y explicarles en quéconsiste.

En primer lugar, hay consolación en las doctrinas de la Biblia. Me gusta una religióndoctrinal. No creo en la afirmación de algunas personas que dicen que no tienen un credo. Porejemplo, un hombre dice: "no soy un calvinista y no soy un arminiano, no soy baptista, no soypresbiteriano, no soy independiente." Dice que es liberal. Pero esta es solamente la licenciaque reclama debido a su propio hábito de estar en desacuerdo con todo el mundo. Pertenece aese tipo de personas que están muy llenas de prejuicios y que son mucho menos tolerantespara con los otros.

Se sigue a sí mismo; y por lo tanto es el único miembro de la denominación más pequeñadel mundo. Yo no creo que la caridad consista en renunciar a nuestras distincionesdenominacionales. Creo que hay un "camino aun más excelente." Aun aquellos que nodesprecian la fe, aunque casi la sacrifican a su benevolencia, algunas veces dirán: "bien, nopertenezco a ninguna de sus denominaciones ni partidos." Una vez hubo un cuerpo dehombres que provino de todas las ramas de la iglesia cristiana con la esperanza que todo aquelque tuviera un corazón verdadero los siguiera.

El resultado, sin embargo, ha sido que solamente han formado una nueva denominación,diferente tanto en disciplina como en doctrina. Creo en los credos si están basados en laEscritura. Puede ser que no garanticen la unidad de sentimiento, pero en general lapromueven, porque sirven de señales y nos muestran los puntos en los que muchos sedesvían.

Todo hombre debe tener un credo si cree en algo. Entre más certeza tenga que es

verdadero, mayor será su propia satisfacción. En las dudas, en la oscuridad, y en ladesconfianza, no puede haber consolación. Las vagas fantasías del escéptico, cuando divagaen imágenes y aprensiones demasiado informes y etéreas como para ser incorporadas enalgún credo, pueden agradar por un tiempo, pero es el placer de un sueño. Yo creo que hayconsolación para Israel en la sustancia de la fe y la evidencia de cosas no vistas. Las ideas sondemasiado etéreas para atraparlas. El ancla que tenemos es segura y firme. Le doy gracias aDios que la fe que he recibido puede ser moldeada en un credo y puede ser explicada enpalabras tan sencillas que la gente común las puede entender y ser consolada por ellas.

Ahora vean las doctrinas mismas; las doctrinas de la Biblia. ¡Qué manantiales deconsolación son ellas! ¡Cuán consoladora es la doctrina de la elección para el Israel de Dios!Para algunos hombres resulta repulsiva.

Pero muéstrenme a esa alma llena de gracia que ha puesto su confianza bajo las alas del

Señor Dios de Israel. "Elegidos en Cristo," será una dulce estrofa en su himno de alabanza.Pensar que antes que las colinas fueran formadas, o que los canales del mar fueranexcavados, Dios me amaba; que desde la eternidad hasta la eternidad Su misericordia estásobre Su pueblo. ¿No es eso una consolación? Ustedes que no creen en la elección, vayan ypesquen en otras aguas; pero en este grandioso mar hay peces poderosos. Si pudieran venir

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aquí, encontrarían una rica consolación. O regresen a la dulce doctrina de la redención. Cuántaconsolación se encuentra allí, amados hermanos, al saber que son redimidos con la preciosasangre de Cristo.

No se trata de la falsa redención enseñada por algunas personas, que pretende que elrescate está pagado, pero que sin embargo las almas que son rescatadas pueden perderse.No, no; es una redención positiva que es eficaz para todos aquellos por quienes se ha llevadoa cabo. ¡Oh!, pensar que Cristo los ha comprado a ustedes con su sangre para que no sepierdan.

¿Acaso no hay consolación en esa doctrina: la doctrina de la redención?

Piensen otra vez en la doctrina de la expiación, que Cristo Jesús ha llevado todos lospecados de ustedes en Su propio cuerpo en el madero; que les ha quitado los pecados deustedes por el sacrificio de Sí mismo. No hay nada como creer en la expiación plena; que todosnuestros pecados son lavados y llevados a las profundidades del mar. ¿No hay consolación enello?

¿Qué dices tú, mundano, si pudieras saber que eres elegido de Dios el Padre, si pudierascreerte redimido por Su Hijo unigénito, si supieras que por tus pecados ya se ha pagado unrescate completo? ¿No sería una consolación para ti? Tal vez respondas: "no." Eso es por queeres un hombre natural y no disciernes las cosas espirituales. El hombre espiritual responderá:"¿consolación?, ay, es tan dulce como la miel para estos labios; sí, más dulce que el panal sonpara mi corazón esas doctrinas preciosas de la gracia de Dios."

Pasemos ahora a las promesas de consolación.¡Oh, cuán dulces son las promesas de Jesús para el alma que sufre!Para cada condición hay una promesa; para cada dolor hay un licor que lo mitiga; para cada

herida hay un bálsamo; para cada enfermedad hay una medicina. Si buscamos en la Biblia,encontramos promesas para todos los casos. Ahora déjenme apelar a ustedes, amigos míos.¿No han experimentado cuán consoladoras son las promesas para ustedes en las épocas deadversidad y en las horas de angustia? ¿Acaso no recuerdan alguna ocasión en que el espíritude ustedes estaba tan quebrantado que sentían que no habrían podido luchar con susangustias y dolores si no hubieran tenido alguna dulce y preciosa palabra de Dios que venía ensu ayuda?

Ministro del Evangelio, ¿no recuerdas cuán a menudo has temido que tu mensaje no fueraeficaz? Pero has oído que tu Señor susurra: "he aquí yo estoy con vosotros todos los días,hasta el fin del mundo." Maestro de escuela dominical, muchas veces has dicho: "Por demáshe trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas." Y, ¿no has escuchadoentonces que Jesús dice: "Mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía"? Tú queestás de luto porque has perdido a un familiar cercano, ¿no has oído entonces que Jesús dice:"Todas las cosas les ayudan a bien"? Suavemente enjúgate esa lágrima, oh, viuda; ¿no sehubiera quebrantado tu corazón si no fuera por la seguridad: "Tu marido es tu Hacedor."?

Huérfano, ¿qué habría sido de ti si no te hubieras vuelto hacia la promesa consoladora,"Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí confiarán tus viudas."

¿Pero por qué necesito decirte, cristiano, que hay promesas consoladoras en la Biblia? Túsabes que las hay. Yo no vendería ni una sola hoja de la Biblia por todo el oro del mundo, nicambiaría ni una sola de sus promesas por estrellas hechas de oro— "Santa Biblia, libroDivino, ¡Tesoro precioso! Tú eres mío." 

¡No puedo encontrar ningún consuelo parecido al que proviene de ti!¡Tú eres el cielo en la tierra para mí, Biblia bendita! Verdaderamente, si esperamos en

Cristo, hallaremos que en su Evangelio hay consolación para Israel.No solamente tenemos promesas consoladoras y doctrinas consoladoras, sino que tenemos

influencias consoladoras en el ministerio del Espíritu santo. Hay ocasiones, amigos míos, en lasque todas las promesas del mundo son inútiles para nosotros, cuando todas las doctrinas delmundo no nos servirían de nada, a menos que tuviéramos una mano que pueda aplicárnoslas.

Allí está tirado un pobre hombre. Ha sido herido en la batalla. En aquel hospital hay unrecipiente con linimento. Ese hombre se está desangrando; ha perdido un brazo; ha perdidouna pierna. Hay muchos en el hospital que podrían restañar sus heridas y suficientesmedicinas para todo lo que le aqueja ahora. ¿Pero de qué le sirven? Pude estar allí,desamparado en el campo de batalla y morir solo, y a menos que alguien traiga unaambulancia que lo lleve al hospital, él no puede llegar hasta allá por sí mismo. Se incorporaapoyándose sobre el brazo que le queda, pero cae desmayado. La sangre brota libremente y

su fuerza se desvanece con ella.¡Oh! en este momento no es el linimento el que le preocupa; no es el ungüento; necesita aalguien que pueda traerle esas cosas. Ay, y si pusieran todos esos remedios junto a él, puedeser que esté tan débil y enfermo que no pueda hacer nada para su propio alivio.

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Ahora, en la religión cristiana hay algo más que recetas para nuestro consuelo. Hay Uno, elEspíritu de verdad, que toma de las cosas de Jesús y las aplica a nosotros. No pienses queCristo ha puesto simplemente gozos a nuestro alcance para que los obtengamos por nosotrosmismos. Sino que Él viene y coloca esos gozos dentro de nuestros corazones. El pobreperegrino, enfermo y cansado por el viaje, no solamente encuentra que hay algo que le dafuerzas para caminar, sino que es llevado sobre alas de águila. Cristo no sólo lo ayuda acaminar, sino que lo lleva en brazos y dice, "restañaré tus heridas. Vendré a ti Yo mismo." Oh,pobre alma, ¿no es esto un gozo para ti? A menudo tu ministro te ha dicho que creas enCristo, pero tú dices que no puedes. A menudo has sido invitado a venir a Jesús, pero tú

sientes que no puedes. Sí, pero lo mejor del Evangelio es que cuando un pecador no puedevenir a Cristo, Cristo puede venir a él.Cuando una pobre alma siente que no se puede acercar a Cristo, Cristo ciertamente la

atraerá hacia Él. Oh cristiano, si tú estás sufriendo hoy bajo profundas angustias, tu Padre note da promesas para luego abandonarte.

Las promesas que Él ha escrito en la Palabra, las grabará también en tu corazón. Élmanifestará Su amor a ti y por medio de su bendito Espíritu, que sopla como el viento, tequitará tus preocupaciones y problemas.

Sábelo, oh, tú que te lamentas, que es prerrogativa de Dios enjugar las lágrimas de los ojosde Su pueblo. Nunca olvidaré lo que escuché decir a John Gough, de manera brillante:"¡Enjugar lágrimas! Esa es la prerrogativa de Dios. Y sin embargo," dijo "yo lo he hecho.Cuando un borracho ha sido recuperado, las lágrimas de una esposa han sido enjugadas desus mejillas."

Oh, amados hermanos, es una cosa bendita enjugar las lágrimas de otros. Pero, "He aquí,todas estas cosas hace Dios dos y tres veces con el hombre." No sólo les da el pañuelo, sinoque seca las lágrimas de los ojos de ustedes; Él no sólo les da el dulce vino, sino que losostiene en los labios de ustedes y lo vierte en sus bocas. El buen samaritano no dijo, "aquí está el vino y aquí está el aceite para ti." ¿Qué hizo? Él vertió en las heridas el aceite y el vino.No dijo, "ahora, monta en la bestia", sino que lo montó y lo llevó a la posada.

¡Glorioso Evangelio!, que proporciona tales cosas a los pobres perdidos, que viene en pos denosotros cuando nosotros no podemos ir a Él, que nos trae gracia cuando nosotros nopodemos ganar la gracia. Aquí hay gracia tanto en el acto de dar como en el don. ¡Felizpueblo, ser bendecido así por Dios! Simeón "esperaba la consolación de Israel," y la encontró.

¡Que tú la encuentres también!Dos pequeños comentarios para dos tipos de personas, y terminaremos.A ustedes que son seguidores de Jesús, tengo una cosa que preguntarles.Con un Padre tal que los ama, con un Salvador tal que se ha entregado a Sí mismo por

ustedes y que se entrega a ustedes, con tal Espíritu bueno que habita en ustedes, que losinstruye y consuela, con tal Evangelio, ¿qué los abate a ustedes ahora? ¿Qué significan esasfrentes arrugadas?

¿Qué significan esas lágrimas que ruedan? ¿Qué significan esos corazones adoloridos? ¿Quésignifica ese porte melancólico?

"¿Qué significan?" dicen ustedes. "Pues que tengo problemas." Pero, hermano ¿has olvidadola exhortación del Señor? "Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará." "No dejará parasiempre caído al justo." Traten, hermanos, traten de estar tan felices como puedan.¡Regocíjense por siempre! Un cristiano feliz recomienda a la religión.

Usualmente vemos a través de la ventana del comerciante para ver lo que vende. Y las

personas muy frecuentemente ven nuestros rostros para investigar cuáles son lospensamientos de nuestro corazón. Ay, que tengan que vernos habitualmente tristes. Algunaspersonas creen que los rostros agrios y las vestiduras sombrías son emblemas adecuados de lasantidad. Considerarían malo reír, o si siquiera fueran a sonreír en la capilla pensarían quehabían cometido un pecado imperdonable, aunque yo nunca he visto ninguna ley contra ello.Todo lo que está en nosotros debe bendecir Su santo nombre desde la fantasía más juguetonahasta la ensoñación más sublime. Ustedes no necesitan emular a aquellos que, para parecer

  justos, desfiguran sus rostros para que puedan parecer ante los hombres que ayunan.¡Déjame rogarte, cristiano, que cuando ayunes, tengas una apariencia llena de alegría! Que loshombres no se den cuenta que ayunas. Si estás triste, trata de conservar para ti mismo esatristeza.

No dejes que la gente te escuche, no sea que digan, "Vean a ese cristiano, es tan débil

como nosotros."¿Han oído esa vieja ficción de que Jesús nunca reía o sonreía? Se mencionó eso en casa deun amigo mío, donde estaba yo alguna vez. Había una niña en la habitación, que cuando oyóeso, corrió hacia su padre y dijo, "papá, ese caballero no dijo la verdad." Por supuesto todomundo la miró esperando su explicación. "Yo sé que Jesús sí reía, papá," agregó, "pues los

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niños lo amaban. Y no creo que lo hubieran amado si Él nunca hubiera sonreído. ¿No dijo,  ‘Dejad a los niños venir a mí’, y los tomó en Sus brazos y les dio Su bendición?" ¿Creenustedes que un buen cristiano tomaría en sus brazos a un niño sin sonreír? Y, si no sonriera,¿creen que el niño iría hacia él? Jesús sí sonrió. Un rostro risueño gana honor para la religión;una conducta alegre glorifica a Dios, pues Él ha dicho, "Regocíjense los santos por su gloria, ycanten aun sobre sus camas." "Los hijos de Sion se gocen en su Rey." ¡Estén gozosos,cristianos! ¡Estén gozosos!— "¿Por qué los hijos de un Rey, Llevarían luto todos susdías?" 

Y ahora, antes que termine, déjenme apelar a aquellos que no tienen esta consolación.

Hombres y hermanos, pongan atención. Para Israel hay consolación. Pero para ustedes, ¿quéva a suceder con algunos de ustedes que no tienen para nada esta consolación? Hombresmundanos, ¿de dónde extraen su dicha? ¿De las impuras zanjas de un mundo asqueroso?

Pronto, ¡ay!, se secarán; ¿y entonces que harán ustedes? Veo a un cristiano.¡Ahí está! Ha estado bebiendo toda su vida del río que alegra la ciudad de nuestro Dios. Y

cuando vaya al Cielo, irá a la misma corriente. Él bebe y dice, "esta agua es de la mismafuente de la cual bebí en la tierra. Bebo la misma dicha, pero estoy más cerca del origen de lafuente de lo que estuve antes."

Pero estoy viendo a ustedes que han estado bebiendo de los depósitos negros, oscuros ysucios de la tierra, y cuando ustedes estén en la eternidad, dirán, "¿dónde está la corriente endonde alguna vez apagué mi sed?"

¡La buscan y se ha ido!Supón que eres un borracho. La ebriedad fue tu felicidad en la tierra.¿Estarás borracho en el infierno? Allí eso no te proporcionará contento.Aquí el teatro fue tu pasatiempo, ¿hallarás un teatro en el infierno? Las canciones de

insensata lascivia eran tu deleite aquí, ¿hallarás tales canciones en la eternidad? ¿Serás capazde cantarlas en medio de indecibles ardores? ¿Podrás canturrear esas notas lascivas cuandoestés bebiendo la atemorizante hiel del infortunio eterno? ¡Oh!, seguramente que no. Lascosas en que confiaste y en las que hallaste paz y consuelo se habrán ido para siempre.

¡Oh!, ¿cuál es la felicidad de ustedes hoy, amigos míos? ¿Es una felicidad duradera? ¿Es ungozo que perdurará? ¿O tienen en sus manos una manzana de Sodoma y dicen, "está bien,está pasablemente bien," si saben que tan solo la ven ahora, pero tendrán que comerla en laeternidad?

Vean al hombre que tiene esa manzana en su mano, la pone en su boca, la tiene quemasticar por toda una eternidad. Y es ceniza, ceniza en sus labios, ceniza entre sus dientes,ceniza en sus mandíbulas, ceniza para siempre, ceniza que irá a su sangre y hará que cadavena sea un camino para ser recorrido por los ardientes pies del dolor. ¡Su corazón eshabitación de miseria y todo su cuerpo una guarida de repulsión!

Ah, si ustedes no tienen esta consolación de Israel, ¿saben qué deben tener? ¡Deben tenerel tormento eterno! Con frecuencia he hecho la observación que son los hombres másmalvados los que sostienen la doctrina que no hay tormento para el cuerpo en el infierno.Viajaba hace tiempo en un vagón del ferrocarril con un hombre que parecía no tener idea de lareligión, que dijo, "estoy tan frío como el diablo," y repitió esa observación varias veces. Yo ledije, "él no es nada frío, señor." "¿Supongo que usted es un creyente del infierno, entonces?"Replicó. "Sí, lo soy," "porque soy un creyente de la Biblia." "No creo que allí halla ningún fuegopara el cuerpo.

Creo que es la conciencia, remordimiento de conciencia, desaliento y desesperación y cosas

parecidas, no creo que tenga nada que ver con el cuerpo," dijo. Y, aunque parezca extraño,muchos otros hombres impíos con quienes he hablado sobre el tema, todos parecen serparciales de un infierno que sólo tiene que ver con la conciencia. La razón es esta. Ellos no sepreocupan por su alma. Son hombres naturales que tienen una preocupación natural acerca desu cuerpo, pero piensan que tan pronto como su cuerpo termine, ellos no se preocuparán paranada del infierno.

¡Oigan esto, entonces, ustedes hombres infieles! No se preocupan por la tortura del alma.Oigan esto, y no se trata de una metáfora o figura. Óiganlo, porque hablo el lenguaje sencillode Dios. Para el cuerpo, también hay infierno. No es tan solo el alma de ustedes la que estorturada. ¿Qué les preocupa la conciencia? ¿Qué les preocupa la memoria? ¿Qué les preocupala imaginación? ¡Oye esto, entonces, borracho! ¡Oye esto, hombre entregado al placer! ¡Esecuerpo que tanto consientes estará sumido en el dolor!

No es una figura que usó Cristo cuando él dijo, "Y en el Hades alzó sus ojos, estando entormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro

para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentadoen esta llama."

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Se trataba de una lengua, señores; se trataba de una llama, señores.No era una lengua metafórica y no era una llama metafórica. No era agua metafórica la que

necesitaba. Llamas reales, positivas, verdaderas atormentaban el cuerpo de ese hombre ricoen el infierno. ¡Ah!, hombre malvado, esas mismas manos tuyas que ahora sostienen la copade vino, sostendrán la copa de tu condenación Los pies que te llevan al teatro pisarán el azufrepara siempre. Los ojos que ven los espectáculos de la lujuria, (no es una figura, señores), esosmismos ojos verán espectáculos asesinos de miseria. Esa misma cabeza que a menudo hasufrido de dolores, palpitará con penas que aún no has sentido. Tu corazón, por el que tanpoco te preocupas, se volverá un emporio de miserias en donde los demonios vaciarán los

quemantes calderos del dolor. No es ficción.Lean la Biblia y hagan una ficción de ella si pueden. Hay un fuego que no conoce mengua,un gusano que nunca muere, una llama inextinguible.

Cuando bajes esas escaleras, piensa que hay un infierno. No es ficción.Deja que la antigua doctrina se levante otra vez, que Dios ha preparado el Tofet desde el

principio. La pila allí es de madera y mucho humo: el aliento del Señor, como una llama defuego, la prende.

¡Hay un infierno! ¡Oh, que ustedes huyeran de él! ¡O que por gracia escaparan de él!Sodoma no fue una figura, eso fue granizo de fuego real del cielo.

"Apresúrate," dijo el ángel, "¡apresúrate! Y puso su mano atrás del fugitivo advertido atiempo. ¡Hombre! He venido hoy como un ángel del cielo a ti y quiero poner mi mano sobre tuhombro y gritar: "¡apresúrate! ¡Apresúrate!

¡No veas detrás de ti! ¡No permanezcas en la llanura! ¡Apresúrate a la montaña, no sea quete consumas!"

Si tú reconoces la necesidad de un Salvador, ¡ven y confía en Él! Si tú sientes tu necesidadde salvación, ven y tenla, pues está dicho, "El que quiera, tome del agua de la vidagratuitamente."

Ninguno está excluido sino aquellos que se excluyen a sí mismos. Ninguno es aceptado sinoaquellos a quienes la gracia acepta por la misericordia soberana de nuestro Dios. ¡Que Dios tereciba en Sus brazos! ¡Que los pecadores sean liberados del pozo! ¡Que encuentren laconsolación de Israel aquellos que aún no la han buscado! Hermanos en Cristo, yo pido susoraciones para que Dios pueda bendecir este sermón para las almas de muchos hombres.

EL AMÉNNº 679

Sermón predicado la mañana del domingo 4 de marzo de 1866, en el TabernáculoMetropolitano, Newington, Londres.

"El Amén."  Apocalipsis 3:14.

La palabra "Amén" tiene mucho más significado de lo que pudiera suponerse, y como títulode nuestro Señor Jesucristo es eminentemente sugestiva. Como ustedes saben, se trata deuna palabra hebrea que ha sido adoptada adecuadamente no solamente por nuestro idioma,sino por la mayor parte, o más bien por todos los idiomas de la Cristiandad. Es una felizcircunstancia que algunas de estas palabras hayan tenido la suficiente vitalidad en sí mismas

para poder ser transplantadas a otras lenguas y aún así florecer. Nos da un tenue presagio dela adoración unida de los espíritus celestiales, e indica la voluntad del Señor de que la razahebrea no sea olvidada por su iglesia, y que la lengua de Su bien amado Israel aún suenedulcemente en Su oído.

AMÉN significa, verdadero, fiel , cierto, pero su sentido se comprenderá mejor tomandocuidadosa nota de sus usos. Tenía por lo menos tres formas de significado práctico. Primero,era utilizada en el sentido aseverativo.

Cuando una persona quería darle una especial autoridad a sus palabras, comenzaba oconcluía con la palabra "Amén" y así declaraba como si fuera el solemne "sí, sí," de un hombrehonesto amante de la verdad: ciertamente, con toda seguridad , así es. Nuestro Salvadorutiliza el término frecuentemente. La palabra que nosotros traducimos "de cierto, de cierto" esesta palabra "Amén."

Ustedes deben haber observado que Juan, que tenía una visión aguda para los divinosestados de ánimo del Señor Jesús, observa con una fidelidad que nunca falla, la repetición deesa palabra afirmativa. Cada vez que nuestro bendito Señor estaba a punto de decir algoespecialmente solemne, algo a lo que Él quería otorgar todo el peso de Su autoridad, Él lo

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establecía repitiendo dos veces la palabra "Amén, Amén," o "de cierto, de cierto," al principiode lo que iba a decir.

El segundo sentido de la palabra Amén varía ligeramente del sentido aseverativo, y puedeser más adecuadamente descrito como consentir .

Hay un ejemplo memorable de esto en el caso de la mujer que tenía que beber las aguasamargas que traen maldición.

Cuando la mujer bebía las aguas amargas, estaba establecido que si había sido culpable delcrimen que se imputaba ante su puerta, ciertos resultados terribles seguirían como efecto deesta agua. Ella, al momento que las bebía, decía: "Amén, amén." Es decir, ella daba su

consentimiento para que tales y tales dolores cayeran sobre ella, si había sido realmenteculpable de adulterio.Y un ejemplo más memorable aún es el del pueblo reunido sobre el Monte Ebal y el Monte

Gerizim; cuando las amenazas y las bendiciones eran leídas para que todo el pueblo lasescuchara, la gente decía "Amén, amén." Que así sea. De similar carácter es el caso en el librode Nehemías; cuando Ezra bendecía a Jehová, el grandioso Dios, toda la multitud respondía,Amén, alzando sus manos.

Un tercer significado de la palabra Amén es el que podríamos llamar  peticionario. En estesentido lo utilizamos al final de nuestras oraciones.

"Padre nuestro que estás en el cielo" no es un modelo completo de oración pública hastaque no concluya con "Amén."

En la iglesia primitiva era una costumbre que la congregación entera dijera Amén. Pabloalude a esta costumbre en ese pasaje en la carta a los Corintios en donde habla de personasque oran en lenguas desconocidas, y dice, "El que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá elAmén a tu acción de gracias? Pues no sabe lo que has dicho." Tenemos el reporte de Jerónimoque en Roma la gente estaba acostumbrada a decir Amén en las reuniones de los primeroscristianos, tan sinceramente, y yo agregaría con tanta fuerza, que era como el rugido de unacatarata o el estallido de un trueno.

Yo quisiera que nosotros dijéramos Amén de una manera más uniforme y universal, al finde la oración pública. Estoy seguro que esto es bíblico y apostólico, y creo que sería útil paratodos ustedes. Tal vez la costumbre fue abandonada por la forma irregular en la que loshermanos decían Amén. He oído la misma irregularidad en ciertas rústicas congregacionesMetodistas, donde me ha parecido que el Amén se expresaba en el lugar equivocado, habiendoyo deseado que la costumbre se descontinuara completamente, debido a que ciertosignorantes, atolondrados, pero entusiastas hermanos decían Amén cuando no había nada quellevara a decirlo. Más bien causaban el ridículo que la reverencia, mostrando niveles tanto deinsensatez como de fervor. Sin embargo no dudo que un juicioso reavivamiento de lacostumbre sería útil en la iglesia de Dios.

También significa, "Así sea, que así sea," y es virtualmente el consentimiento de lacongregación entera a la oración recién formulada. Observen el devoto Amén de Benaía, alcierre de la oración del moribundo David, con la notable adición: "Amén. Así lo diga Jehová,Dios de mi señor el rey." (1 Reyes 1:36) Observen también cómo finaliza el salmista varios desus salmos, tales como el cuarenta y uno y el setenta y dos con la enfática conclusión: "Amény Amén."— "Que toda criatura se levante y ofrezca Honores especiales a nuestro Rey;Ángeles, desciendan con himnos nuevamente, Y tú, tierra, repite el largo AMÉN."

Si quisieran investigar aún más el uso y el significado de esta notable palabra, hay unvalioso sermón acerca del tema, en las obras de Abraham Booth, que pueden leer como yo lo

he hecho, con gran beneficio.Cualquier cosa que lleve a revivir su uso de manera más generalizada en la adoración

pública, será asunto de gran congratulación.Me parece que podría haber dividido mi sermón el día de hoy muy adecuadamente en estas

tres categorías: aseveración, consentimiento, petición.Pues en cada una de ellas nuestro adorado Señor Jesucristo es ciertamente "el Amén." Él

afirma la voluntad de Dios, Él asevera a Dios mismo. Dios el Hijo es llamado constantementeel Logos, la Palabra: el que afirma, declara y da testimonio de Dios.

En segundo lugar, sabemos que Jesucristo da su consentimiento a la voluntad, el designio yel propósito de Jehová. Da un Amén a la voluntad de Dios, es de hecho el eco, en su vida y ensu muerte, de los propósitos eternos del Altísimo. Y en tercer lugar, Él es "el Amén" en elsentido de petición; pues a todas nuestras oraciones Él les da la fuerza y el poder que tienen.

Es Su Amén a nuestras súplicas, lo que las hace prevalecer ante el trono del Altísimo. En estostres sentidos Cristo puede ser llamado: "EL AMÉN."Pero hemos preferido dividir el sermón de otra manera. Nuestro bendito y por siempre

adorado Señor Jesús es, primero, "el Amén" en referencia a Dios; segundo, "el Amén" visto en

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Él mismo; y, tercero, espero que algunos de nosotros hemos confiado claramente en Él como"el Amén" en relación a nosotros mismos.

I. Refresquen su memoria acerca esta gran verdad, nuestro SEÑOR ES, EN GRADO SUMO,EL AMÉN DE DIOS.

Revisemos los varios puntos en los que Él es "el Amén" de Dios. Debemos hablar, porsupuesto, de Dios según la manera de los hombres; que se entienda que ese grano de sal espara dar sabor a todo lo que decimos.

Jesús es "el Amén" de los  propósitos divinos. Hubo un día antes de todos los días, cuandono había día sino el Anciano de días; un tiempo antes de todos los tiempos, cuando Él, que

hizo todo el tiempo, habitaba solo.Entonces en su mente augusta Él concibió el plan de redención. Él vio de antemano almundo arruinado por el pecado. Él determinó que un número que ningún hombre podríacontar, sería redimido para Él para que fueran sus hijos para siempre, amados de Su alma. Élhizo estos propósitos, y los fijó con firmeza: habría un pueblo que declararía Su alabanza portoda la eternidad. Estos propósitos no eran sino propósitos hasta que Dios les dijo Amén, y losconvirtió en decretos definitivos y válidos al determinar que daría a Su propio Hijo amado. SiDios no hubiera resuelto dar al Señor Jesucristo como redentor, el propósito de la redención nohubiera tenido ningún Amén. Si no hubiera designado a Cristo para que fuera la cabeza delcuerpo, a Su propósito relativo al cuerpo le hubiera hecho falta el Amén.

El dar nuestras almas a Cristo de acuerdo a las Escrituras, fue una muy antigua transaccióndel pacto; y el don del Hijo a nosotros también es de fecha igualmente muy antigua, pues Él esconsiderado por Dios como el Cordero inmolado desde antes de la fundación del mundo. Esedon de Cristo a nosotros en el pacto eterno fue el sello virtual del Padre poderoso sobre Sudecreto para hacerlo válido y bueno. Mucho antes que ustedes y yo tuviéramos el ser, antes deque este grandioso mundo comenzara de la nada, Dios había hecho que todos los propósitosde Su eterno consejo permanecieran seguros y firmes por el don de Su Hijo querido anosotros. Él fue entonces el Amén de Dios a su propósito eterno.

Cuando nuestro Señor realmente vino a la tierra, Él fue entonces el Amén de Dios a la largalista de profecías. Uno a uno los siervos de Dios habían testificado en lo concerniente a lallegada del Mesías. Algunos habían hablado evangélicamente, como Isaías; otros con un sabormás legal, como Moisés; pero su testimonio tenía el mismo efecto: que en el cumplimiento deltiempo un profeta sería levantado, y que un hombre nacería de una virgen que sería al mismotiempo el "Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno."

Estas promesas se siguieron de manera abundante y veloz, todas ellas coherentes, cadauna manifestando la mismísima venida del Justo; pero no había un Amén a ellas, eran cosasesperadas, pero todavía no la sustancia; hasta que por fin, en el silencio de la medianoche, losángeles cantaron dulcemente su advenimiento, "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierrapaz, buena voluntad para con los hombres!" "Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, unSalvador, que es CRISTO el Señor." Ese niño entre bueyes de largas cornamentas, ese hijo deun carpintero, era la declaración de Dios que la profecía era la voz del cielo. Ahora, ustedesprofetas, que duermen en sus tumbas, tenemos el testimonio de que ustedes no mintieron.Ahora el mismo Dios se ha revelado y ha puesto su sello dando testimonio que ustedes sonverdaderos. En la forma bendita del hijo de María, el Amén de Dios aparece tanto a lospastores como a los magos del oriente.

En el mismo sentido Cristo fue el Amén de Dios a todos los tipos levíticos.El cordero ofrecido en la mañana y a la caída de la tarde, la vaca alazana, las tórtolas, y los

dos pichones cuya sangre rociaba el altar, el novillo del sacrificio, el macho cabrío del sacrificiode expiación, el rociado abundante de la sangre, todos eran el reconocimiento del hombre desu fe en Dios, y a la vez la declaración de Dios diciéndole al hombre que Él había provisto unsacrificio. Aquel novillo humeante ofrecido por Aarón y sus hijos no es nada todavía, es sólouna figura, le falta el Amén que le dé cuerpo, fuerza, sustancia. Ese cuchillo levantado, esesacerdote vestido de fino lino blanco, esa sangre vertida sobre el altar, todas esas cosas noson nada, necesitan que se ponga un alma en ellos.

Cuando Cristo vino, y especialmente cuando fue a la cruz como una víctima hacia el altar, Élfue colocado en ella, y entonces fue que Dios solemnemente agregó el Amén a lo que de otramanera eran tipos y sombras.

"Consumado está," dijo el Salvador, y entonces fue, como dice nuestro poeta—"¡Cumplidos son todos los tipos y sombras De la ley ceremonial!

Cumplido todo lo que Dios había prometido; La muerte y el infierno ya noatemorizarán: ¡Todo se ha consumado!Santos, de allí obtengan su consuelo." 

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"El Amén" está fijado para los propósitos, para las profecías, y para los tipos. Debe sersumamente merecedor de la consideración de ustedes, que Cristo es el Amén de Dios a laMajestad de su ley .

Fue un Amén muy solemne el que dio Dios en la cima del Sinaí, cuando llegó acompañadode diez mil de sus santos, y el monte humeaba bajo Sus pies. Cuando oigo esas palabras,"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas;" y esesonido de la bocina aumentando cada vez más, haciéndose muy fuerte y prolongado, eseestallido del trueno y esos poderosos, potentes resplandores de grandes relámpagos, fueron elAmén de Dios. Un Amén que rodó con estruendos a lo largo del desierto de Kadesh, que hizo a

las tiendas de Cedar temblar e hizo parir a las gacelas y hasta quebrantó a los majestuososcedros del Líbano. Fue un Amén tan terrible que la gente suplicaba para no tener que oír más;sus corazones estaban sobrecogidos por el terror del surgimiento espantoso de la ley de Dios,aunque Él la reveló en las manos de un mediador por medio de ángeles.

Pero queridos amigos, puedo señalarles a ustedes un Amén más solemne que ese, másterrible que el del Sinaí, aunque ustedes puedan soportar mejor su espectáculo. Dios ha dicho,"El alma que pecare, esa morirá."

"Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley,para hacerlas." Allí está el Hijo de Dios. Él mismo no ha pecado, pero se le han imputado todoslos pecados de su pueblo.

Nunca ha quebrantado la ley, pero todas nuestras trasgresiones fueron colocadas sobre Él.Ahora, ¿qué le dirá Dios? Dios lo encuentra como una vez encontró a Adán en el huerto, peroJesús no se esconde como lo hizo Adán. Él se enfrenta a la severa justicia cara a cara.

Allí está Él, el sustituto del pecador; ¿qué dirá ahora el infinitamente justo Jehová? La leydice que Él es maldito, pues tiene al pecado sobre Él; ¿consentirá el Padre que su propioAmado sea hecho maldición por nosotros? Escuchen y oigan el Amén del Señor. "Levántate, ohespada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos."¿Cómo? ¿Acaso Dios el Padre dice Amén? ¿Puede ser eso así?

¡Sí, así es! Él dice: Amén. Y qué terrible Amén, cuando el sudor de sangre que corre brotade todos los poros de Su cuerpo sumamente bendito e inmaculado y cae en terribles coágulossobre el helado suelo. Oh Dios tu dijiste ciertamente Amén, a todo el terror de Tu ley cuandoCristo tuvo que exclamar: "Mi alma está muy triste, hasta la muerte."

Sin embargo es más sonoro ese Amén en el Gólgota donde está el Salvador, escarnecido,despreciado, rechazado; atado a la columna romana, quebrantado por el flagelo y en el asientode los escarnecedores, coronado con espinas. Ahí la ley pareció decir, "El pecador debe serdespreciado y rechazado, el pecador es algo vergonzoso, que merece que se le escupa, elpecador merece ser coronado con espinas." Y Dios dice, Amén, y su propio Hijo amado queestaba en el lugar del pecador, tuvo que publicar la temible aprobación de Dios a lasdemandas de justicia. Allí, a lo largo de las calles de Jerusalén, sobre piedras tan duras comolos corazones de los hijos e hijas de Jerusalén, más duros no podrían ser, Él va dejando unrastro de sangre hasta el Monte Calvario.

Y allí, cuando sus manos y sus pies son perforados, y su alma es atravesada con algo peorque clavos, y su corazón es obligado a beber tragos más amargos que el ajenjo mezclado conhiel, y su alma es sujeta a peores tentaciones que el simple desprecio o el abucheo y las burlasde la multitud; allí donde su alma murió en Su interior porque Dios lo abandonó, Él clamó, "Elí,Elí, ¿lama sabactani?" Allí fue que Dios pronunció el severo y terrible  Amén a esa sentencia,"Maldito todo el que es colgado en un madero."

Amados hermanos, si quieren saber hasta qué grado Dios odia al pecado, y con quévenganza persigue la iniquidad, deben verlo perseguir a ese pecado justo hasta el refugiodonde pensó que lo iba a encontrar, en Su propio Hijo amado. Aunque nunca fue Su pecado,sino nuestro pecado puesto sobre Él, sin embargo Dios no perdonó a Su propio Hijo. Tan sólovean cómo fue golpeado duramente por Dios y afligido, porque el castigo de nuestra paz cayósobre Él, y con sus azotes somos sanados, y de inmediato verán que Jehová no considera queel pecado sea algo sin importancia.

Debe haber sido un espectáculo grandioso estar en el valle entre Ebal y Gerizim y escucharla lectura de la ley, y luego oír a las seis tribus colocadas sobre el monte Gerizim respondersolemnemente a todas las bendiciones: Amén; como un trueno tremendo debe haber brotadoese Amén de los diez mil labios de los hijos de Israel. Y luego cuán terrible, en qué tonosavasallados por el miedo, como el profundo murmullo de una tempestad amenazante, debe

haber sonado el terrible Amén en Ebal, cuando todas las amenazas eran leídas: "Maldito el queno confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén."Pero consideren esta palabra, fue algo mucho más solemne cuando Dios habló, que cuando

las tribus hablaban, y Él ciertamente habló sobre el Calvario en tonos cuyos truenosreverberan a través de todas las edades, y se oyen en murmullos terribles en el abismo del

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infierno. Jehová, a Quien los querubines cantan como "Santo, santo, santo, Jehová de losejércitos," entonces dijo "Amén, ¡que así sea! Venganza, ¡sáciate! Justicia, ¡sacrifica a lavíctima! Que el inocente sustituya con Su sangre a los hombres." Nuestro Señor Jesús, lejosde destruir la ley, vino a ser el Amén de Dios para su castigo, y para sancionarla y establecerlacomo la ley de Dios para siempre Sin embargo, no hemos terminado con este tema. Jesucristoes, como ustedes saben, el muy bendito Amén de Dios a todas Sus  promesas del pacto,porque está escrito que: "Todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén." El apóstolPablo parece haber discernido atinadamente acerca del espíritu del nombre de Cristo, Amén,cuando dice, "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,

¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" Cuando Dios entregó a su Hijo, Élvirtualmente dio todas las bendiciones del pacto a su pueblo. En el don de Jesucristo, Dios hizoque cada promesa que había sido hecha antes de la venida de Cristo, fuera segura y cierta.Cristo fue la cera derretida en el fuego sobre la cual Dios puso el sello de Su propio honor deque Él sería fiel a los compromisos del pacto que Él había hecho.

Hermanos, si el decir Amén sobre el Monte Gerizim a la bendición de la ley tenía algodeliciosamente consolador y confortable, ¿cuánto más divinamente dulce no fue el Amén deJehová cuando Jesucristo se levantó triunfador de la muerte? ¡Cuánto más cuando sobre lascolinas eternas se remontó en un glorioso triunfo, y subiendo a lo alto llevó cautiva a lacautividad! Espíritus devotos, vengan y fíjense en el Amén de Dios a las bendiciones del pacto.Vean allá la poderosa multitud de ángeles y oigan su himno cuando cantan: "Alzad, ohpuertas, vuestras cabezas, y alzaos, vosotras puertas eternas, y entrará el Rey de gloria."

¿Desean oír ustedes el Amén de Dios? Óiganlo cuando le pide a su Hijo, en medio deaclamaciones universales, que se siente en Su trono y reine con Él, esperando hasta que susenemigos sean hechos Su escabel. ¡Oh, grandemente benditos son ustedes los santos que sonuno con Jesús, pues Dios lo ha bendecido a Él y por consiguiente a ustedes! Ustedes tienen sustronos en los alto, oh santos, pues Cristo está sobre su elevado trono! Dios lo ha enaltecido yÉl ha enaltecido a todos sus santos en Él!

Él no sólo se goza por Él, el cristiano más insignificante tiene una participación en todas lasglorias del Salvador. La entronización de Cristo es la declaración solemne de Dios y el Amén,que Él bendecirá a todo Su pueblo y lo hará un pueblo de reyes y sacerdotes que reinarán parasiempre.

Una vez más, Jesucristo será el Amén de Dios en la conclusión de esta dispensación, en elcumplimiento de los tiempos. No me voy a adentrar en preguntas curiosas acerca de cómoterminará esta dispensación. Tengo mis propias nociones acerca de ello, y otras personastienen las suyas.

Creo que si algunas personas fueran tan reticentes acerca de ellas como yo lo soy de lasmías, no venderían tantos libros que valen dos centavos, ni harían tantas adivinacionesinsensatas acerca del futuro. Yo solamente sé esto, que Jesucristo vendrá a su debido tiempo,y que cuando Él venga, ya sea inmediatamente, o después de un reino del milenio, sucederáncon certeza dos cosas: el justo será recompensado, y el impío será condenado. De esas doscosas podemos estar completamente seguros.

Ahora, cuando Dios ponga en la boca de Su amado Hijo esas palabras: "Venid, benditos demi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo," eso seráun Amén muy solemne al propósito de Dios en lo que concierne a esos santos; ciertamente,será el Amén al pacto en todo su alcance, y a toda la obra de gracia desde el principio hasta elfin: entonces, cuando suban en torrentes al cielo en gloriosa pompa, para reinar con Jesucristo

para siempre, la muerte y el infierno, y el mundo reunido observarán con vergüenza yconsternación el Amén de Dios a Sus propios propósitos eternos, y al trabajo de Su Hijoglorificado.

Cuando, volviéndose a Su izquierda, el Juez dirá, "Apartaos de mí, malditos, al fuegoeterno," antes que se pronuncie la palabra, los impíos reconocerán que Cristo es "el Amén" atodas las amenazas de Dios; en sus gritos a las rocas para que los oculten, en sus chillidos alas montañas para que caigan sobre ellos, manifestarán ante las multitudes reunidas que ellosperciben que Jesús es "el Amén", haciendo verdaderas las amenazas de Dios: y cuando su vozlos haya maldecido para siempre, será el poderoso Amén a través de toda la eternidad, laenfática reconfirmación tanto de su culpa como de su castigo, que su sentencia vino de Jesús,ese mismo Jesús que murió por los pecadores, y a Quien los pecadores crucificaron yrechazaron.

Si hubiera venido de otros labios, la sentencia no habría sido tan terrible; pero viniendo delHombre así como de Dios, será la humanidad asintiendo al veredicto de Dios, así como Diosdeclarando e imponiendo las sanciones de Su ley. ¡OH, pecador! Que Cristo nunca sea el Aménde Dios en ese sentido; sino que, por el contrario, tú puedas esconderte en las heridas deJesús, y puedas encontrar todas las bendiciones ¡en Él, sí, y en Él, Amén! Así he dicho lo

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suficiente sobre ese punto si Dios lo bendice para ustedes; y entonces pasemos a nuestrosegundo tema.

II. Nuestro redentor tomó esto como un título personal para Sí mismo.Él se llamó a Sí mismo "el Amén;" y lo es. Nuestro segundo punto, entonces, es QUE ÉL ES

NUESTRO AMÉN EN SÍ MISMO. Él mismo demostró ser Amén; el Dios de la verdad, sinceridady fidelidad en Su cumplimiento de los compromisos del pacto. El Señor Jesucristo secomprometió a llevar a muchos santos a la gloria. Su Padre le dio un pueblo para que fueraSuyo para siempre; y se comprometió, con una garantía ineludible, que cada uno de estossería entregado perfecto y completo cuando se le requiriera de Sus manos. Para hacer esto se

comprometió a que sufriría, sangraría, y moriría por su Iglesia; que todas las deudas seríandescargadas por sus propias venas; que una perfecta justicia sería obrada para ella, y portanto será encontrada toda hermosa cuando venga a la vista de Dios.

Hermanos, lo dejo a su propio juicio, ustedes que conocen al Señor Jesús, que respondan siÉl no ha guardado fielmente sus compromisos.

Él ha sido "el Amén" al máximo, en este respecto. "He aquí, vengo; en el rollo del libro estáescrito de mí; el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado." Desde toda la eternidad Él sedeclaró listo para llevar la obra hasta el fin, y cuando llegó el tiempo Él fue estrechado hastaque la obra fue realizada. Cuando era un siervo en la casa de Su Padre, podría haberse salidolibre si lo hubiera querido, podría haber dejado el servicio si lo hubiera deseado, pero Él dijo,"Yo amo a mi Señor, y amo a los hijos de mi Señor;" y así, como un hombre que no aceptabala libertad bajo la vieja ley judía, Su oreja fue fijada a la puerta de la casa de Dios, y seconvirtió en el siervo de su pueblo para siempre. "Has abierto mis oídos."

Queridos hermanos, Él ha cumplido con Su servicio. Siete años de trabajo por Raquel fueroncumplidos por Jacob, y siete años después, y nuestro Señor ha conseguido lo mismo. Hapagado el precio de sus Amados hasta el último centavo, y hasta ahora se puede decir de Él,"Como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin."

"De los que me diste, no perdí ninguno.." Alabemos y bendigamos Su nombre cuando lovemos fiel y verdadero en los compromisos del pacto, "el Amén."

Él fue también "el Amén" en todas Sus enseñanzas. Ya hemos observado que Élconstantemente comenzaba con un: "De cierto, de cierto."

Los fariseos en sus enseñanzas comenzaban con dudas insinuantes, nublando la mente conmistificaciones, y presentando dificultades innecesarias.

Era considerado lo correcto que un filósofo nunca enseñara dogmáticamente; pero Cristonunca habló de ninguna otra manera. Lo verán comenzando, "De cierto, de cierto os digo."Cristo como maestro no recurre a la tradición, ni siquiera al razonamiento, sino que Él se da aSí mismo como autoridad. Ciertamente Él cita a la autoridad: "Escrito está;" y habla de lascosas que Él había visto y oído de su Padre, pero las presenta con la autoridad de Su propiaunidad con el Padre. Él viene revestido con autoridad divina, y no se digna disputar oargumentar, sino que establece que sus palabras son el Amén.

Hemos aceptado sus enseñanzas, así lo espero, en ese mismo espíritu.Yo no abro a los evangelistas para encontrar que se le puede poner objeciones a las

palabras de Cristo. No me vuelvo a las epístolas para criticar las enseñanzas de mi Señor, nihacer preguntas difíciles para discutir con el gran Maestro. La posición de un cristiano está alos pies de su Señor, no disputando sino recibiendo; no cuestionando, sino creyendo; y en estesentido Cristo reclama como profeta y maestro ser "el Amen."

También Él es "el Amén" en todas Sus promesas. Pecador, quisiera consolarte con esta

reflexión. Jesucristo dijo, "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os harédescansar." Si vienen a Él, encontrarán que Él no ha revocado esa promesa, sino que les dirá"Amén" en su alma; esa promesa será verdadera  para ustedes. Él dijo en los días de su carne,"No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare." ¡Oh tú, pobre corazónherido, quebrantado, si vienes a Él, Él te dirá Amén, y eso será verdadero para tu alma comoha sido en cientos de casos en años pasados!

Estas son sus propias palabras, que dijo a su siervo Juan: "Y el Espíritu y la Esposa dicen:Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de lavida gratuitamente." Él dice Amén a todos los que vienen, y cuando tú vienes y estás ansiosode beber, Él dirá Amén a tu venida y a tu bebida, porque Él te declara, "al que a mí viene, nole echo fuera." Desde el trono de Dios en donde es altamente glorificado, pronuncia lamismísima sentencia ahora, y dice Amén a lo que ha declarado antes.

Cristiano, ¿no es muy consolador para ti también, que no hay una sola palabra salida de loslabios del Salvador, de la que se haya retractado?"No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: en

vano me buscáis." Nunca se ha detenido el pago de las cuentas de Cristo; serán debidamentehonradas cuando llegue el momento. Si tú tienes al menos la mitad de una promesa, la

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encontrarás verdadera. Cuídate de quien es llamado "Promesa Recortada," que escaparállevándose mucho del consuelo de la palabra de Dios; pero si tú obtienes aunque sea unapromesa recortada, Dios la honrará, Él mantendrá Su palabra. "antes bien sea Dios veraz, ytodo hombre mentiroso." Tú tienes que tratar con Jesucristo, "el mismo ayer, y hoy y por lossiglos."

Por consiguiente no tengas miedo— "Su misma palabra de Gracia es fuerte Como laque construyó los cielos La voz que hace rodar las estrellas Pronuncia todas laspromesas."

Sin embargo, yo no debo detenerme aquí. Jesucristo es sí y Amén en todos sus oficios. Él

fue un sacerdote para perdonar y limpiar al mismo tiempo. Él es Amén como sacerdotetodavía. Él fue un Rey para mandar y reinar sobre su pueblo, y para defenderlo con Su brazopoderoso. Él es un Rey Amén, siempre el mismo. Él fue un profeta de la antigüedad para decircon anticipación las buenas cosas por venir. Sus labios son muy dulces, y todavía vierten miel;Él es un Profeta Amén. Él es Amén en cuanto al mérito de su sangre— "Amado Corderomoribundo, Tu preciosa sangre Nunca perderá su poder."

Él es Amén lo que respecta a Su justicia. Ese sagrado manto permanecerá sumamente belloy glorioso cuando la naturaleza se corrompa. Él es Amén en cada uno de los títulos que Élposee: tu Esposo, que nunca busca un divorcio, tu Cabeza, a la que nunca se le dislocará elcuello. Tu Amigo, que está más cerca aún de ti que un hermano, tu Pastor, acompañándote enel oscuro valle de la muerte; tu Ayuda y tu Liberador. Tu Castillo y tu Torre Alta, el cuerno detu fortaleza, tu confianza, tu gozo, tu todo en todo y Amén en todo.

Debo concluir esto recordándote que Él es Amén en lo relativo a Su persona. Él es siemprefiel y verdadero, inmutablemente el mismo. ¡No menos que Dios! No hay arrugas en esa frenteeterna, no hay parálisis en ese poderoso brazo, no hay desmayo en ese corazónTodopoderoso. No hay falta de plenitud en toda Su suficiencia, ni disminución en la agudeza desus ojos, no hay malversación en el propósito de su corazón.

¡Siempre omnipotente, inmutable, eterno, omnipresente! Dios sobre todo, bendito porsiempre. ¡Oh, Jesús, te adoramos, Tú que eres el grandioso Amén!

Él es el mismo, también, en lo que respecta a su humanidad. Todavía es hueso de nuestrohueso; todavía afligido en todas nuestras aflicciones.

Nuestro Hermano con lazos de sangre tanto como cuando usaba la ropa de un campesino, ydijo, "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tienedónde recostar su cabeza." Él tiene el mismo corazón de comprensión, las mismas entrañas decompasión, recordándonos y pidiéndonos que lo recordemos a Él. Ni por un momento hacambiado debido al cambio de Su condición. Ni por un instante nos ha descuidado por causade las arpas de los ángeles y los himnos de los redimidos. Tan presto hoy para oír un suspiro orecoger una lágrima, como cuando en los días de su carne, Él consolaba a Su pueblo y cargabaa los corderos en su regazo".

¡El Salvador Amén! ¡Oh! bendito sea su nombre. Adorémosle como el grandioso Mediadorentre Dios y nuestras almas, sintiendo gozo al pensar que en todo esto Él no sufre ni unasombra de cambio— "Bendiciones para siempre sean al Cordero Que llevó la maldición

 por los hombres desdichados.Que los ángeles proclamen su nombre sagrado, Y toda criatura diga, AMEN." III. Pero debo enrollar todo esto y dejar que ustedes digieran disfruten las dulzuras de las

verdades de Dios que están contenidas en es titulo tan corto, "el Amen."Tengo que terminar ahora diciendo que EL SEÑOR JESÚS ES POR EXPERIENCIA EL AMÉN DE

DIOS PARA TODA ALMA CREYENTE. Podemos decir en primer lugar que Él es el Amén de Diosen nosotros. Amados hermanos, no es imposible probar la existencia de Dios por argumentos.

De ninguna manera es difícil demostrar la validez del Evangelio por medio de silogismos yde lógica. Nadie sino el hombre que tiene deficiencias en su cerebro, pienso, necesita muchopara asegurarse de la autenticidad de la Escritura.

Pero déjenme decirles que, todo lo que esos argumentos, razonamientos y lógica puedenhacer por ustedes es menos que nada y vanidad. Ustedes dudarán a pesar de la fuerza de unargumento, y serán escépticos ante una demostración mientras el corazón de ustedes no amela verdad.

Su mente puede estar convencida pero el corazón de ustedes le suministrará suficienteateísmo para que la cabeza se mantenga trabajando. Y su mente siempre estará deseosa derecibir una cantidad abundante del suministro de la caverna más profunda de la depravación

de ustedes. Pero déjenme decirles si quieren conocer a Dios deben conocer a Cristo. Sinquieren estar seguros de la verdad de la Biblia deben creer en Jesús. Y les garantizo quecuando hayan levantado la mirada y hayan visto al Dios encarnado cargando con sus pecados;cuando ustedes se hayan arrojado sobre la Roca de la Edades y hayan sentido la alegría íntimay la paz que fluye de la fe en Dios, ustedes habrán oído un Amén para ese viejo Libro, y un

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Amén para la existencia de Dios, y un Amén para el Evangelio que ni el mismo Satán podránunca eliminar de sus recuerdos.

Ustedes tendrán ahora confianza allí donde alguna vez fueron desconfiados.Ustedes creerán con un vigor luterano cuando se hayan aferrado a Jesucristo. Yo creo que

ésta es la nota principal de todo verdadero creyente, aferrarse a Jesucristo— "Hasta que novea a Dios en carne humana Mis pensamientos no hallarán consuelo." 

Pero cuando tengo a Cristo, mis pensamientos no solamente tienen consuelo sino quetienen una convicción sólida de que las cosas son verdaderas.

Tal vez haya unos cuantos de ustedes que están afligidos con dudas escépticas. Las dudas

siempre afligirán a algunos de nosotros, y puedo decir en lo que respecta a esas dudas,cuando se cruzan en mi alma llevando cualquier forma o figura, encuentro que la respuestabreve y rápida es ésta: yo sé una cosa, a saber, que no soy el que solía ser. Sé que he entradoen un nuevo mundo. Yo siento una palpitación espiritual en mi alma, anhelos espirituales,emociones, deseos, que anteriormente eran totalmente desconocidos para mí.

Yo sé que ha sido una metamorfosis tan grande en mí como si un cerdo repentinamente seconvirtiera en un serafín. Sé que el mero pensamiento de Jesús me preserva del pecado y meimpulsa en la senda del deber. Yo sé que su nombre ejerce tal encanto sobre mí que ni la varade un mago jamás ejecutó maravillas tales. Mi corazón de roca se derrite, mi alma congeladase disuelve al toque de Su amor. Y yo, un terrón de tierra muerta, de repente poseo alas yvuelo y tengo comunión con el Dios eterno. Debe ser verdadero eso que ha hecho todo estopor mí. No puede ser mentira, tiene que ser verdad.

Yo siento dentro de mí que mi propia conciencia me dice la verdad, y que el Señor Jesús seha entretejido y entrelazado con mi ser, más aún, que reviste y cubre mi ser, que aunque yodudara de todo lo demás, no podría dudar de la existencia y el poder divino de mi SeñorJesucristo.

Puedes estar seguro, querido amigo, que si quieres conocer el Evangelio debes recibir aJesucristo, y cuando lo conozcas, conocerás el Evangelio.

Mahoma, tú sabes, no es el mahometanismo, pero Jesús es el Cristianismo.Jesús mismo es la Biblia; Jesús es la Palabra de Dios. Confía en Él y no dudarás más.A continuación, Jesucristo es "el Amén," no solamente en nosotros, sino "el Amén" para

nosotros. Cuando oras, querido amigo, dices Amén.¿Pensaste en Cristo? ¿Miraste sus heridas? ¿Ofreciste tu oración por medio de Él? ¿Le

pediste que Él la presentara ante Dios? ¿Esperaste ser oído en virtud de su intercesión? Si noes así, no hay Amén a tu oración.

¡Pero si has orado aunque no fuera sino un suspiro o una lágrima, si mirabas hacia la cruz,la sangre de Cristo dijo Amén y es tan cierto que tu oración será oída en el cielo como fue oídaen la tierra! Tan seguro como que si viniera desde lo más interno de tu alma y la súplica fuerapor medio de Cristo, la respuesta debe llegar ciertamente.

Y ahora quiero, queridos amigos, que Jesucristo sea el Amén de Dios en los corazones deustedes, en relación a todas las buenas cosas del pacto de gracia el día de hoy. Estoy seguroque Él lo será, si ustedes lo reciben.

Nosotros que hemos creído hemos entrado en el descanso. Si tú tienes a Cristo has entradoen el descanso. "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios." Ustedes que tienena Cristo, tienen paz con Dios esta mañana. "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para conDios."

"El que creyere y fuere bautizado, será salvo;" si tienes a Cristo, eres salvo.

Cristo es el Amén de Dios. Si obtienes a Cristo, tienes las promesas; obtén a Cristo, y seráscomo el hombre que posee un bien raíz y está seguro de su propiedad porque es dueño de lasescrituras. Dice: "tengo la propiedad" ¿Dónde está? Él te muestra las escrituras. "Oh" dice otrohombre "esa no es la propiedad; eso está muy lejos, al norte del país."

"Sin embargo, tengo la propiedad," dice el propietario y dobla sus escrituras, las ata conuna cuerda y las guarda cuidadosamente en su baúl.

"Tengo la posesión de la propiedad."Bien, queridos amigos, nosotros tenemos el cielo, tenemos al propio Dios, porque tenemos

a Cristo, y Cristo es la escritura de propiedad de todas las cosas. Que ustedes puedan— "Leer claramente sus títulos, Para las mansiones de los cielos," Y que el Señor haga que Jesússea para los corazones de ustedes, hoy, con mucho gozo y bendición, Su propio Amén.

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EL HUERTO DEL ALMANº 693

Un sermón predicado en el Tabernáculo Metropolitano, Newington, Londres.

"Un lugar que se llama Getsemaní." Mateo 26:36

Aunque sólo he seleccionado estas pocas palabras como mi texto, voy a procurar proyectarla narración entera ante el ojo de su mente. Una parte de la enseñanza de la Santa Escritura,

nos informa que el hombre es un ser compuesto; su naturaleza es divisible en tres partes:"espíritu," "alma," y "cuerpo." No voy a explicar el día de hoy las sutiles distinciones entreespíritu y alma, ni voy a analizar el eslabón que enlaza nuestra vida inmaterial y la conciencia,con la condición física de nuestra naturaleza y el materialismo del mundo que nos rodea. Bastedecir que, siempre que se menciona nuestra organización vital, esta triple constitución estásignificada con certeza.

Si observan atentamente, verán que en los sufrimientos de nuestro Señor por nosotros, lapasión comprendió Su espíritu, alma y cuerpo; pues, aunque en el último extremo en la cruzsería difícil decir en qué sentido sufrió más, ya que los tres componentes fueron expuestos allímite de la violencia, hay la seguridad que hubo tres conflictos diferentes, de conformidad coneste triple atributo de humanidad.

La primera parte del doloroso tormento de nuestro Señor recayó sobre Su espíritu. Estoocurrió cuando estaba a la mesa, en aquel aposento alto donde comió la Pascua con Susdiscípulos. Quienes hayan leído la narración atentamente, habrán notado estas extraordinariaspalabras del capítulo trece de Juan, en su versículo veintiuno: "Habiendo dicho Jesús esto, seconmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me vaa entregar." Nadie pudo ser un espectador del conflicto silencioso que tenía lugar en el corazóndel Salvador cuando estaba sentado a la mesa. Penetrar en las aprensiones espirituales de unhombre, está más allá del poder de cualquier otra criatura; ¡cuánto menos posible es penetraren los conflictos espirituales del hombre Cristo Jesús! Nadie tendría la menor posibilidad decontemplar estos velados misterios. Da la impresión que estuvo sentado allí por un tiempo,como alguien sumido en la abstracción más profunda. Peleó una recia batalla interna. CuandoJudas se levantó y salió, pudo haber significado un descanso.

El Salvador anunció un himno como para celebrar Su conflicto; luego, levantándose, sedirigió al monte de los Olivos. Su discurso a Sus discípulos allí, está registrado en esemaravilloso capítulo, el capítulo quince de Juan, pletórico de santo triunfo, que comienza así:"Yo soy la vid verdadera."

Él fue a la agonía con el mismo espíritu gozoso de un conquistador, y ¡oh, cómo oró! ¡Esafamosa oración es un estudio muy profundo para nosotros!

Debería llamarse, con toda propiedad, "La Oración del Señor." Su forma y su contenido sonigualmente impresionantes. "Estas cosas habló Jesús, y levantando los ojos al cielo, dijo:Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti." Da laimpresión que acababa de cantar en ese preciso momento un melodioso himno de triunfo, alpensar que Su primera batalla había sido peleada, y que Su espíritu, que había estadoturbado, se había sobrepuesto al conflicto, y que ya era victorioso en la primera de las tresterribles refriegas. Tan pronto como sucedió esto, sobrevino otra hora, y con ella el poder delas tinieblas, en la que no tanto el espíritu, sino el alma de nuestro bendito Señor, sostendría

el impacto del encuentro. Esto ocurrió en el huerto.Ustedes saben que después que salió triunfante en este combate mortal, enfrentó al

conflicto más expresamente en Su cuerpo, padeciendo en Su naturaleza física los azotes, y losescupitajos, y la crucifixión; aunque en ese tercer caso también hubo una aflicción de espírituy asimismo una angustia de alma, que mezclaron sus corrientes tributarias. Lesaconsejaríamos que mediten en cada una de ellas separadamente, de acuerdo con el tiempo yla circunstancia en las que la preeminencia de cada una de ellas es claramente advertida.

Este segundo conflicto que tenemos ahora delante de nosotros, bien merece nuestra másreverente atención. Creo que ha sido bastante malentendido.

Posiblemente podamos recibir hoy unos cuantos pensamientos que esclarecerán la niebla denuestro entendimiento, y revelarán algo del misterio a nuestros corazones. Me parece que laagonía en el huerto fue una repetición de la tentación en el desierto. Estos dos combates con

el príncipe de las tinieblas cuentan con muchos puntos de exacta correspondencia.Si son ponderados cuidadosamente, podrán descubrir que hay una sorprendente y singularconexión entre la triple tentación y la triple oración. Habiendo combatido contra Satanás en eldesierto, al principio, en el umbral de Su ministerio público, nuestro Señor ahora lo enfrenta alfinal, en el huerto, conforme se aproxima a la conclusión de Su obra mediadora sobre la tierra.

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Tengan presente que ahora tenemos que hablar del alma de Jesús, mientras abordo losdiversos puntos consecutivamente, ofreciendo unas pocas y breves palabras sobre cada uno deellos.

EL LUGAR DEL CONFLICTO ha aportado el tema de tantos sermones que difícilmentepodrían esperar que se diga algo nuevo acerca de eso.

Sin embargo, quiero motivar sus mentes a manera de recordación. Jesús fue al HUERTOpara enfrentar el conflicto, porque era el lugar de meditación.

Era conveniente que Su conflicto mental se llevara a cabo en el lugar donde el hombreestaría más cómodo en las pensativas cavilaciones de su mente— "Conviene la

contemplación en el huerto." Como Jesús se había acostumbrado a entregarse a ensueños nocturnos en medio de esosbosques de olivo, elige acertadamente el lugar sagrado para los estudios de la mente, paraque fuera el escenario memorable de las contiendas de Su alma— "En un huerto el hombre

 se convirtió En heredero de muerte sin fin y dolor." Fue allí donde cayó el primer Adán, y era conveniente que allí— "El segundo Adán

restaurara Las ruinas del primero." Me parece que Él fue a ese huerto en particular, porque estaba dentro de los lindes de

Jerusalén. Podría haber ido esa noche a Betania, como lo había hecho otras noches, pero, ¿porqué no fue? ¿No sabían que según la ley levítica, los israelitas debían dormir en la noche de laPascua, dentro de los linderos de Jerusalén? Cuando asistían al templo para guardar la Pascua,no debían irse mientras no terminara la noche Pascual.

Por eso nuestro Señor eligió un lugar de encuentro dentro de los límites de la ciudad, parano transgredir ni la más pequeña jota o tilde de la ley.

Y, además, Él eligió ese huerto, entre otros ubicados en la región contigua a Jerusalén,porque Judas conocía el lugar. Él buscaba un lugar retirado, pero no quería un lugar queofreciera una oportunidad para evadirse o esconderse. Cristo no se entregaría, pues esohubiera sido semejante a un suicidio; pero tampoco se retiraría o se ocultaría, pues esohubiera sido cobardía. Así que va a un lugar que Judas, que conoce Sus hábitos, sabe queacostumbra visitar; y allí, lejos de tener miedo de encontrar Su muerte, anhela con ansia elbautismo del que tiene que ser bautizado, y espera la crisis que había anticipado con todaclaridad. "Si me buscan," habrá dicho, "estaré donde puedan encontrarme fácilmente, y melleven." Cada vez que caminemos en un huerto, deberíamos recordar el huerto donde caminóel Salvador, y las aflicciones que le sobrevinieron allí. Me pregunto: ¿Seleccionó un huertoporque nos gustan esos lugares, vinculando así nuestros momentos de recreo con los mássolemnes recuerdos Suyos? ¿Recordaría cuán olvidadizas somos Sus criaturas, y dejó que Susangre cayera en la tierra de un huerto, para que las veces que cavemos y hurguemos allí,podamos elevar nuestros pensamientos a Él, que fertilizó el suelo de la tierra, y la libró de lamaldición en virtud de Su propia agonía y dolores?

Nuestro siguiente pensamiento será sobre los TESTIGOS.El sufrimiento espiritual de Cristo estaba completamente tras el velo.Como he dicho, nadie podría columbrarlo o describirlo. Pero los sufrimientos de Su alma

tenían algunos testigos. No el populacho, no la multitud.Cuando vieron Su sufrimiento corporal, eso era todo lo que podían entender, por tanto fue

todo lo que se les permitió ver. De la misma manera, Jesús les había mostrado a menudo lacarne, por decirlo así, o las cosas palpables de Su enseñanza, cuando les decía una parábola;pero nunca les había enseñado el alma, la vida escondida de Su enseñanza, pues esta la

reservaba para Sus discípulos. Y lo mismo sucedió en Su pasión. Él permitió que los griegos ylos romanos se juntaran a su alrededor en son de burla, y vieran Su carne desgarrada, yrasgada, y sangrante, pero no les permitió que le acompañaran en el huerto para presenciarSu angustia o Su oración. Dentro de ese recinto no había nadie sino sólo los discípulos. Yfíjense, hermanos míos, no todos los discípulos estaban allí. Había ciento veinte discípulos, porlo menos, si no es que más, pero únicamente once le acompañaban entonces. Esos oncedebían atravesar ese tenebroso torrente de Cedrón con Él, y a ocho de ellos se les pidió quevigilaran la puerta, con sus rostros hacia el mundo, sentados y vigilantes; únicamente tresentraron al huerto, y esos tres vieron algo de Sus sufrimientos; le contemplaron cuandocomenzó la agonía, pero aún así, a la distancia. Él se alejó de ellos a un tiro de piedra, puesdebía pisar solo el lagar, y no era posible que el Sufriente sacerdotal tuviera un solocompañero en la ofrenda que estaba a punto de presentar a Su Dios. Al fin se redujo a esto,

que sólo había un observador. Los tres elegidos se quedaron dormidos, pero el ojo despiertode Dios le miraba desde lo alto. Únicamente el oído del Padre estaba atento a los clamoreslastimeros del Redentor— "Se arrodilló, el Salvador se arrodilló y oró, Cuandoúnicamente el ojo de Su Padre Veía a través de la sombra del huerto solitario Esa

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terrible agonía: ¡El Señor de todo arriba, y abajo, Estaba abatido con aflicción hastala muerte!" 

Luego vino un visitante inesperado. El asombro envolvió al cielo, cuando los ángeles vierona Cristo sudando sangre por nosotros. "Da poder a Cristo," dijo el Padre, dirigiéndose a unespíritu con alas poderosas— "El asombrado serafín inclinó su cabeza, Y voló desde losencumbrados mundos." 

Vino para fortalecer, no para combatir, pues Cristo debía luchar solo; pero aplicando algunasanta bebida, alguna unción sagrada, al oprimido Campeón que estaba a punto del desmayo,nuestro grandioso Liberador recibió poder de lo alto, y se levantó para el último de Sus

combates.Oh, mis queridos amigos, ¿acaso no nos enseña todo esto que el mundo exterior no sabeabsolutamente nada de los sufrimientos del alma de Cristo? Dibujan un cuadro de Él; esculpenuna pieza de madera o de marfil, pero no conocen los sufrimientos de Su alma; no puedenpenetrar en ellos. Es más, una buena proporción de Su propio pueblo no los conoce, pues nopueden entender esos sufrimientos por falta de una comunión espiritual. No poseemos eseagudo sentido de las cosas mentales para identificarnos con las aflicciones que experimentó; eincluso los tres favorecidos, los elegidos de los elegidos, que tienen mayores graciasespirituales y que por tanto tienen que soportar también los mayores sufrimientos, y la mayordepresión de espíritu, aun ellos no pueden atisbar la plenitud del misterio.

Únicamente Dios conoce la angustia del alma del Salvador cuando sudó grandes gotas desangre. Los ángeles la vieron, pero no la entendieron.

Se deben haber sorprendido más cuando vieron al Señor de vida y gloria, triste con sumatristeza, hasta la muerte, que cuando vieron a este mundo redondo surgir de la nada a unahermosa existencia, o cuando vieron a Jehová ataviar a los cielos con Su Espíritu, y formar conSus manos a la aviesa serpiente.

Hermanos, no podemos esperar conocer la longitud y la anchura y la altura de estas cosas,pero conforme nuestra propia experiencia se profundice y se oscurezca, sabremos más y másde lo que Cristo sufrió en el huerto.

Habiendo hablado así del lugar y de los testigos, digamos algo en lo que respecta a LACOPA MISMA.

¿Cuál era esta copa acerca de la cual nuestro Salvador oró: "Si es posible, pase de mí estacopa"? Algunos de nosotros podríamos considerar que Cristo deseaba, de ser posible, escaparde las agonías de la muerte.

Podrían conjeturar que, habiendo asumido la redención de Su pueblo, su naturaleza humanavacilaba y retrocedía ante la hora de peligro. Yo mismo lo pensé antes, pero a la luz de unaconsideración más madura, estoy plenamente persuadido que tal suposición proyectaría unadeshonra en el Salvador. No considero que la expresión "esta copa" se refiera para nada a lamuerte. Ni me imagino que el amado Salvador quisiera significar, ni por un solo instante, unapartícula del deseo de escapar de los dolores necesarios para nuestra redención. Esta "copa,"me parece, está relacionada con algo completamente diferente. No se refiere al conflicto final,sino al conflicto en el que estaba involucrado en ese momento. Si estudian las palabras, yespecialmente las palabras griegas, que son usadas por los diversos evangelistas, pienso queencontrarán que todas ellas tienden a sugerir y a confirmar esta perspectiva del tema.

El Espíritu del Salvador fue vejado y triunfó. Hubo a continuación un ataque perpetrado porel Espíritu del Mal sobre Su naturaleza mental, y a consecuencia de ello, esta naturalezamental se desalentó horriblemente y se abatió. Como cuando en el pináculo del templo el

Salvador sintió el temor de caer, así, cuando estaba en el huerto sintió un hundimiento delalma, un terrible desaliento, y comenzó a estar muy turbado. Entonces, la copa que deseabaque pasara de Él fue, yo creo, esa copa de desaliento, y nada más. Estoy más inclinado ainterpretarla así, porque ni una sola palabra registrada por cualquiera de los cuatroevangelistas, parece reflejar el menor titubeo de parte de nuestro Salvador, en lo relativo aofrecerse como un sacrificio expiatorio. Su testimonio es frecuente y concluyente: "Afirmó surostro para ir a Jerusalén;" "De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustiohasta que se cumpla!" "A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él." No oímosnunca una frase de renuencia o de indecisión. No sería congruente con el carácter de nuestrobendito Señor, aun como hombre, suponer que deseaba que la copa final de Sus sufrimientospasara de Él del todo.

Además, tenemos otro argumento que yo considero muy sólido. El apóstol nos informa que

Él "fue oído a causa de su temor reverente."Ahora, si hubiera temido morir, entonces no fue oído, pues ciertamente murió. Si hubieratemido soportar la ira de Dios, o el peso del pecado humano, y realmente hubiera deseadoescapar de eso, entonces no fue oído, pues ciertamente sintió el peso del pecado, yciertamente sufrió el peso de la ira vengativa de Su Padre. Así que me parece a mí, que lo que

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temía era esa terrible depresión mental que le había sobrevenido súbitamente, de tal formaque su alma estaba muy angustiada. Él le pidió a Su Padre que pasara de Él la copa; y así fue,pues no veo en todas las aflicciones posteriores del Salvador, esa singular depresiónsobrecogedora que soportó cuando se encontraba en el huerto. Él sufrió mucho en el pretoriode Pilato, y sufrió mucho en el madero; pero yo diría que había una valerosa alegría que leacompañó hasta el fin, cuando por el gozo puesto delante de Él sufrió la cruz; sí, cuando dijo:"Tengo sed," y, "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" yo identifico un podersanto y un vigor alrededor de las palabras y los pensamientos del Sufriente, que el débil yestremecido estado de Su cuerpo no podían extinguir.

El lenguaje de ese Salmo veintidós, que parece haber dado la nota clave, por así decirlo, deSu devoción en la cruz, está pleno de fe y confianza.Si el primer versículo contiene el lamento más amargo, el versículo veintiuno cambia el tono

quejumbroso. "Tú me has oído (o respondido)" (1), señala el punto de transición delsufrimiento a la satisfacción sobre la que es deleitable insistir.

Ahora, tal vez algunos de ustedes piensen que si esta copa sólo significó abatimiento deespíritu y desmayo de alma, no sería entonces un momento muy significativo, o por lo menosdebilita el hechizo de esas inusitadas palabras y actos que se entretejieron alrededor deGetsemaní.

Permítanme pedirles que me disculpen. Personalmente sé que no hay nada sobre la tierraque el cuerpo humano pueda sufrir, que se compare con el desaliento y la postración de lamente. Tal es la melancolía y la tristeza de un alma angustiada, sí, de un alma sumamenteangustiada hasta la muerte, que yo puedo imaginar que los dolores de la muerte son másligeros. En nuestra última hora, el gozo puede iluminar el corazón, y el brillo interno del sol delcielo, puede sustentar el alma cuando todo por fuera es oscuro. Pero cuando el hierro penetraen el alma de un hombre, verdaderamente se acobarda. En la tristeza de esos espíritusexhaustos, la mente se confunde; muy bien puedo entender la expresión que está escrita:"Mas yo soy gusano, y no hombre," acerca de alguien que es presa de tal melancolía.

¡Oh, esa copa! Cuando no hay una promesa que pueda consolarte, cuando todo en elmundo se ve oscuro, cuando tus propias misericordias te aterran, y se levantan comorepugnantes espectros y portentos del mal delante de tus ojos, cuando eres como loshermanos de Benjamín que abrieron las bolsas y encontraron el dinero, pero en lugar derecibir consuelo dijeron por causa de ello: "¿Qué es esto que nos ha hecho Dios?"

cuando todo se ve negro y, a través de una mórbida sensibilidad en la que han caído,distorsionan cada objeto y cada circunstancia hasta convertirlos en una caricatura funesta,déjenme decirles que para nosotros, pobres hombres pecadores, esta es una copa máshorrible que cualquier copa que los inquisidores pudieran mezclar. Puedo imaginar a AnneAskew sobre el potro de tormento, arrostrándolo todo con valor, pues era una mujer valiente,enfrentando a sus acusadores y diciendo— "Yo no soy una mujer que permita Que mi ancla se pierda; Para toda niebla envolvente Mi barca está firme." 

Pero no puedo concebir que un hombre que sufra la enfermedad del alma del abatimientodel espíritu, como lo estoy mencionando, encuentre en un pensamiento o en una canción,algún paliativo para su angustia.

Cuando Dios toca lo íntimo del alma de un hombre, y su espíritu cede, no puede soportarlopor largo tiempo; y esto me parece a mí que fue la copa que el Salvador tenía que beber enese momento, de la que oraba ser liberado, y relativa a la cual fue oído.

Consideren por un momento lo que tenía ante Sí, y que deprimía Su alma. Todo, hermanos

míos, todo estaba tapizado de angustia, y nublado con una oscuridad que se podía sentir.Estaba el  pasado. Expresándolo como pienso que Él lo vería, Su vida había sido un fracaso.Podía decir con Isaías: "¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestadoel brazo de Jehová?" "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron."

¡Y cuán pobre fue ese pequeño éxito que tuvo! Estaban los doce apóstoles; ¡Él sabía queuno de ellos estaba en camino de traicionarle; ocho de ellos estaban dormidos a la entrada delhuerto, y tres más dormitaban dentro del huerto! ¡Él sabía que todos le abandonarían, y unode ellos le negaría con juramentos y maldiciones! ¿Qué había que le pudiera servir deconsuelo? Cuando el espíritu de un hombre se abate, necesita un compañero que le alegre;necesita a alguien que le hable. ¿Acaso no sintió esto el Salvador? ¿Acaso no fue tres vecesdonde estaban Sus discípulos?

Sabía que no eran sino seres humanos; pero es verdad que un hombre puede consolar a

otro hombre en una situación como esa. La visión de un rostro amigable puede alegrar elpropio semblante, y animar el corazón. Pero tenía que sacudirlos de su adormecimiento, y loveían con una mirada vacía. ¿Acaso no regresó otra vez a orar, porque no había ojo que secompadeciera, y nadie que pudiera ayudar? No encontró alivio. A veces una media palabra, o

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incluso una sonrisa, aunque provenga únicamente de un niño, te podrá ayudar cuando estástriste y postrado.

Pero Cristo no podía conseguir ni siquiera eso. Tuvo que reñirles casi con amargura. ¿Acasono hay un tono de ironía en Su amonestación?

"Dormid ya, y descansad." No estaba enojado, pero sí lo resentía.Cuando el espíritu de un hombre está abatido, siente más profunda y agudamente que en

otros momentos; y aunque la espléndida caridad de nuestro Señor expresó una excusa: "Elespíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil," sin embargo, Su corazón estabacompungido, y tenía una angustia de alma semejante a la que sintió José cuando fue vendido

en Egipto por sus hermanos. Verán, entonces, que tanto el pasado como el presente eransuficientes para deprimirle a un sumo grado.Pero estaba el futuro; y al mirarlo frente a Sí, devoto como era Su corazón, firme como era

el valor de Su alma (pues me parece que sería un sacrilegio y una calumnia imputarle siquieraun pensamiento de titubeo), sin embargo, Su corazón humano se acobardó; pareció pensar:"¡Oh!, ¿cómo lo sobrellevaré?" La mente dio un respingo ante la vergüenza, y el cuerpo dio unrespingo ante el dolor, y el alma y el cuerpo conjuntamente dieron un respingo ante elpensamiento de la muerte, y de una muerte tan ignominiosa— "Él lo experimentó todo: laduda, la contienda, El desfallecimiento, el temor desconcertante; Las nieblas queflotan en la vida que parte, Todo se juntó alrededor de Su cabeza: Para que Quien dioaliento al hombre conociera Las propias profundidades del dolor humano." 

Hermanos, ninguno de nosotros tiene una causa de depresión como la tuvo el Salvador. Notenemos que cargar con Su carga; y tenemos un ayudador que nos apoya, que Él no tuvo,pues Dios, que le abandonó, no nos abandonará nunca. Nuestra alma podrá estar abatida ennosotros, pero nunca tendremos una razón tan grande para estarlo, ni nunca podremosconocerla a tal grado como la conoció el Redentor. Me gustaría poder retratarles a ese hombreamable, sin amigos, como un ciervo acorralado por perros que le rodeaban por todos lados, yel grupo de hombres perversos que le cercaba; ¡preveía cada incidente de Su pasión,incluyendo que traspasarían Sus manos y Sus pies, la rasgadura de Sus vestiduras, y la suerteechada sobre Su manto, y anticipaba ese último sudor de sangre sin una gota de agua pararefrescar Sus labios! No puedo evitar concebir que Su alma debe haber sentido en lo íntimo untemblor solemne, de tal magnitud, que le condujo a decir: "Estoy muy triste, hasta la muerte."

Entonces, me parece que esta es la copa que nuestro Señor Jesucristo deseaba que pasarade Él, y que en efecto pasó de Él a su debido tiempo.

Avanzando un poco más, quiero que piensen en la AGONÍA.Nos hemos acostumbrado a llamar de esta manera a esta escena en el huerto. Todos

ustedes saben que es una palabra que significa "lucha".Ahora, no puede haber lucha donde hay únicamente un individuo. En esta agonía, por tanto,

debía haber dos partes. ¿No había, sin embargo, místicamente hablando, dos partes en Cristo?¿Qué veo en este Rey de Sarón sino, por así decirlo, dos ejércitos? Había la firme resolución dehacerlo todo, y de cumplir la obra a la que se había comprometido; y había la debilidad mentaly la depresión que le decían: "No puedes; nunca la cumplirás." "En ti esperaron nuestrospadres; esperaron, y tú los libraste. Clamaron a ti, y fueron librados; confiaron en ti, y nofueron avergonzados," "Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, ydespreciado del pueblo;" de tal forma que los dos pensamientos entraron en conflicto: elencogimiento del alma, y sin embargo, la determinación de Su voluntad invencible de seguiradelante con la tarea, y cumplirla. Él agonizaba en esa lucha entre el miedo sobrecogedor de

Su mente y la noble determinación de Su espíritu. Pienso, también, que Satanás le afligía; quese le permitió a los poderes de las tinieblas usar la máxima astucia para conducir al Salvador auna desesperación absoluta.

Voy a manejar con mucha delicadeza una expresión usada para describir eso; una palabraque, en su sentido más tosco, significa, y ha sido aplicado a personas que están locas y quehan perdido temporalmente la razón. El término usado concerniente al Salvador en Getsemaní puede ser interpretado únicamente por una palabra equivalente a nuestra palabra"perturbado." Era como alguien aturdido por un peso sobrecogedor de ansiedad y terror. PeroSu naturaleza divina despertó Sus facultades espirituales y Su energía mental para manifestarSu pleno poder. Su fe resistió la tentación de incredulidad. La bondad celestial que estaba enÉl, contendió tan poderosamente contra las sugerencias satánicas y las insinuaciones quefueron arrojadas en Su camino, que se convirtió en una lucha. Me gustaría que capten la idea

de una lucha, como si vieran a dos hombres procurando derribar el uno al otro, luchando alpunto de que sus músculos se resaltan y las venas se tensan como trallas de látigo en susfrentes. Es un temible espectáculo cuando dos hombres se aproximan uno a otro endesesperada ira. Pero el Salvador estaba luchando así con los poderes de las tinieblas, y Élluchaba a brazo partido con tanto denuedo en la refriega, que sudaba, por decirlo así, grandes

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gotas de sangre— "Los poderes del infierno unidos presionaban, Y estrujaban Sucorazón, y herían Su pecho, ¡Qué terribles conflictos bramaban dentro, Cuando sudor y sangre transpiraron por Su piel!" 

Observen la forma en la que Cristo sobrellevó la agonía. Fue mediante la oración. Se volvióa Su Padre tres veces con las mismas palabras exactas.

Es un indicativo de perturbación mental cuando ustedes se repiten.Tres veces, con las mismas palabras exactas se acercó a Su Dios: "Padre mío, pase de mí 

esta copa." La oración es todo lo que cura la depresión de espíritu. "Cuando mi corazóndesmayare, llévame a la roca que es más alta que yo." Habrá un desconcierto total, un

quebrantamiento de espíritu a menos que alces las compuertas de la súplica, y permitas que elalma fluya en secreta comunión con Dios. Si le decimos a Dios nuestras aflicciones, nomanifestaremos ansiedad interna, ni nuestra paciencia se reducirá como algunas veces estápronta a hacerlo.

En conexión con la agonía y la oración hubo un sudor sangriento. Algunas personas hanpensado que el pasaje sólo quiere decir que el sudor fue como gotas de sangre; pero entoncesla palabra "como," es usada en la Escritura para significar no simplemente una semejanza sinoalgo idéntico. Nosotros creemos que el Salvador efectivamente sudó en toda Su persona,grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. Tal ocurrencia es muy rara ciertamenteentre los hombres. Ha sucedido algunas cuantas veces. Libros de cirugía registran unoscuantos casos, pero yo creo que algunas personas que bajo un dolor terrible experimentan unsudor así, nunca se recuperan; mueren inevitablemente. La angustia de nuestro Salvadormostró esta peculiaridad, que aunque sudó, por decirlo así, grandes gotas de sangre que caíanhasta la tierra, tan copiosamente que parecían una lluvia carmesí, sobrevivió. Su sangrenecesariamente tenía que ser derramada por manos de otros, y Su alma se derramó hasta lamuerte de otra manera.

Recordando el destino del hombre pecador, que tiene que comer su pan con el sudor de sufrente, vemos el castigo del pecado impuesto de manera terrible en Él, que es la fianza de lospecadores. Cuando comamos el pan de la mesa del Señor el día de hoy, conmemoramos lagotas de sangre que sudó. Con el sudor de su rostro, y gigantescas gotas en su frente, elhombre trabaja por el pan que perece; pero el pan es sólo el sostén de la vida: cuando Cristotrabajó por la vida misma para darla a los hombres, sudó, no el sudor común de la superficiedel cuerpo, sino la sangre que fluye del propio corazón.

Quisiera tener las palabras para presentarles todo esto de manera eficaz.Quisiera hacer que lo vean; quisiera hacer que lo sientan. El Amante celestial que no tenía

nada que ganar excepto la redención de nuestras almas del pecado y de Satanás, y ganarnuestros corazones para Él, abandona los resplandecientes atrios de Su eterna gloria ydesciende como un hombre, pobre, débil, y despreciado. Está tan deprimido ante elpensamiento de lo que falta por hacer y por sufrir, y bajo tal presión de influencia satánica,que suda gotas de sangre que caen sobre la fría tierra escarchada, en ese huerto alumbradopor la luz de la luna. ¡Oh, el amor de Jesús! ¡Oh, el peso del pecado! ¡Oh, la deuda de gratitudque ustedes y yo tenemos para con Él!— "Si todo el reino de la naturaleza fuese mío, Eso

  sería un regalo demasiado insignificante: Amor tan sorprendente, tan divino,Demanda mi alma, mi vida, mi todo." 

Debemos proseguir con la rica narración para meditar en nuestro SALVADOR VENCEDOR.Nuestra imaginación es lenta para fijarse en esta preciosa característica de la dolorosa

historia. Aunque había dicho: "Si es posible, pase de mí esta copa," sin embargo, poco

después, observamos ¡cuán tranquilo y calmado está cuando se levanta de esa escena depostrada devoción! Él advierte, como si con un tono ordinario de voz anunciara unacircunstancia esperada: "Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega."

No hay perturbación ahora, no hay prisa, no hay alboroto, no hay suma tristeza, hasta lamuerte. Judas llega, y Jesús le dice: "Amigo, ¿a qué vienes?" Difícilmente le reconoceríancomo el mismo hombre que estaba tan triste hacía unos instantes. Una palabra con unaemanación de Su Deidad bastó para hacer que toda la soldadesca cayera de espaldas. Enseguida se vuelve y toca la oreja del siervo del sumo sacerdote, y la sana como en los díasmás felices cuando estaba presto a sanar las enfermedades y las heridas del pueblo que se

 juntaba a Su alrededor en Sus viajes.Se retira, tan calmado y sosegado, que las injustas acusaciones no podían arrancar una

respuesta Suya; y aunque acosado por todas partes, es llevado como un cordero al matadero,

y como oveja delante de sus trasquiladores enmudeció, y no abrió Su boca. Fue una magníficacalma mental la que selló Sus labios, y le mantuvo pasivo delante de Sus enemigos.Ustedes y yo no podríamos haber hecho eso. Debe haber sido una profunda paz interior la

que le permitió enmudecer y estar quieto en medio del ronco murmullo del concilio y el ruidosotumulto de la muchedumbre.

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Yo creo que habiendo combatido al enemigo internamente, había conseguido unaespléndida victoria. Fue oído a causa de Su temor reverente, y ahora era capaz de salir aenfrentar Su último tremendo conflicto, con la plenitud de Su fuerza, en el que se enfrentó conlas huestes en orden de batalla de la tierra y del infierno; y sin embargo, fue victoriosodespués de haberlas enfrentado a todas ellas, para ondear el estandarte del triunfo, y decir:"¡Consumado está!"

Preguntémonos, entonces, para llegar a una conclusión: ¿cuál es la LECCIÓN DE TODOESTO?

Creo que puedo extraer veinte lecciones, pero si lo hiciera, no serían tan buenas y

provechosas como esa única lección que extrae el propio Señor. ¿Cuál fue la lección que Élenseñó particularmente a Sus discípulos?Ahora, Pedro, y Santiago, y Juan, abran sus oídos; y tú, Magdalena, y tú, María, y tú,

Juana, mujer del intendente de Herodes, y otras mujeres favorecidas, escuchen la inferenciaque voy a sacar. No es mía; es de nuestro Dios y Señor. ¡Con cuánto cuidado debemosatesorarla! "Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad." "Velad;" y otra vez, "Velad y orad,para que no entréis en tentación." He estado dándole vueltas en mi mente a esto para sacaruna aplicación. ¿Por qué en esta ocasión particular les exhortó a que vigilaran? Me parece queestán involucrados dos tipos de vigilancia. ¿Se fijaron que habían ocho discípulos en la puertadel huerto? Ellos estaban vigilando, o debieron haber vigilado; y tres más estaban dentro delhuerto; ellos estaban vigilando, o debieron haberlo estado.

Pero vigilaban de manera diferente. ¿Hacia dónde estaban viendo los ocho? Me da laimpresión que fueron colocados allí para que miraran hacia afuera, para que vigilaran queCristo no fuera sorprendido por aquellos que querían atacarle. Ese podría ser el objetivo por elcual fueron colocados allí. Los otros tres fueron puestos para vigilar Sus acciones y Suspalabras; para mirar al Salvador y ver si podían ayudarle, o alentarle o animarle.

Ahora, ustedes y yo tenemos motivos para mirar a ambos lados, y el Salvador nos dicecuando contemplamos la agonía: "ustedes tendrán que sentir algo parecido, por tanto vigilen;"miren hacia afuera; estén siempre sobre la atalaya, para que el pecado no les sorprenda. Es através de las ofensas que serán conducidos a esta agonía; es por darle la ventaja a Satanásque las aflicciones de su alma serán multiplicadas. Si su pie resbala, su corazón se convertiráen presa de la tristeza. Si descuidan la comunión con Jesús, si se enfrían o se vuelven tibios ensus afectos, si no viven de conformidad a sus privilegios, se convertirán en presa de lastinieblas, de la melancolía, del desaliento y de la desesperación. Por tanto, vigilen, para queustedes no entren en esta grande y terrible tentación.

Satanás no puede sumir en tal estado de desolación a una fe fuerte, cuando está ensaludable ejercicio. Es cuando la fe de ustedes declina y su amor se vuelve negligente, y suesperanza es inanimada, que él puede conducirlos a tal estado de desconsolada congoja queno vean sus signos, ni sepan si son creyentes o no. No serán capaces de decir: "Padre mío,"pues su alma dudará si son hijos de Dios del todo. Cuando las calzadas de Sion tienen luto, loshijos y las hijas de Sion no tocan sus arpas.

Por tanto, vigilen bien, ustedes que como los ocho discípulos, tienen el cargo de centinelasen el umbral del huerto.

Pero ustedes tres, vigilen internamente. Miren a Cristo. "Considerad a aquel que sufrió talcontradicción de pecadores contra sí mismo." Vigilen al Salvador y vigilen con el Salvador.Hermanos y hermanas, me gustaría hablarles esto tan enfáticamente que nunca pudieranolvidarlo. Estén familiarizados con la pasión de su Señor. Vayan directo a la cruz. No se

queden satisfechos con eso, sino pongan la cruz sobre sus hombres; átense a la cruz en elespíritu del apóstol cuando dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo,mas vive Cristo en mí." No creo haber tenido durante mucho tiempo un trabajo más dulce queel que tuve hace unas cuantas semanas, cuando estaba buscando, en todos los autores dehimnos y en todos los poetas que conocía, himnos sobre la pasión del Señor. Yo procurabagozarlos conforme los seleccionaba, y meterme en la inspiración que tenían los poetas cuandolos cantaban.

Créanme, no hay fuente que produzca agua tan dulce como la fuente que brota delCalvario, justo al pie de la cruz. Aquí es donde hay un panorama más sorprendente y másarrebatador que en cualquier otra parte, incluyendo la cumbre de Pisga. Métanse en el costadode Cristo; es una hendidura de la roca en la que pueden esconderse hasta que la tempestadhaya pasado. Vivan en Cristo; vivan cerca de Cristo; y entonces, que venga el conflicto, y

ustedes vencerán de la misma manera que Él venció, y levantándose de su sudor y de suagonía, seguirán adelante para enfrentar incluso a la muerte misma con una calmadaexpresión en su rostro, diciendo: "Padre mío, no sea como yo quiero, sino como tú."— "Mi Dios, yo te amo; no porque Por ello espere el cielo, Ni porque quienes no te amanDeben arder eternamente.

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Tú, oh mi Jesús, Tú me Abrazaste sobre la cruz; Por mí, aguantaste los clavos y lalanza, Y múltiples ignominias; Y dolores y tormentos incontables, Y sudor de agonía;Sí, la muerte misma, y todo por mí Que era Tu enemigo.

Entonces, ¿por qué, oh bendito Jesucristo, No debía amarte mucho? No por la esperanza de ganar el cielo, Ni de escapar del infierno; No con la

esperanza de ganar algo, Ni buscar una recompensa; Pero como Tú me has amado,Oh, Señor, eterno amante.

Por eso te amo yo, y te amaré, Y en Tu alabanza cantaré; Porque Tú eres mi amante Dios, Y mi eterno Rey." 

Yo espero que esta meditación sea de provecho para algunos cristianos atribulados, ytambién para pecadores impenitentes. Oh, que el cuadro que he estado tratando de pintar,pueda ser visto por algunos que vendrán y confiarán en este hombre maravilloso, estemaravilloso Dios, que salva a todos los que confían en Él. ¡Oh, apóyense en Él! "Si vuestrospecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como elcarmesí, vendrán a ser como blanca lana." Sólo confíen en Él, y serán salvos. No digo queserán salvos otro día, sino salvos ahora mismo. El pecado que estaba sobre sus hombroscuando vinieron a esta casa, pesado como una carga, será quitado por completo. Mírenloahora a Él, en el huerto, en la cruz, y en el trono. Confíen en Él; confíen en Él ahora; confíensólo en Él; confíen en Él plenamente— "Que no se entrometa ninguna otra confianza;Nadie sino Jesús Puede hacer bien a los pecadores desvalidos." 

Que el Señor les bendiga, a cada uno de ustedes presentes en esta asamblea, y que en lamesa de la comunión, gocen de Su presencia.

Amén.Porción de la Escritura leída antes del Sermón: Mateo 26: 36-56.Nota del traductor: Spurgeon cita aquí el Salmo 22: 21, en la versión King James, en

inglés, de la Biblia, que dice: ‘for thou hast heard me.’ 

LA SANGRE DE ABEL Y LA SANGRE DE JESÚSNº 708

Un sermón predicado la mañana del domingo, 2 de septiembre, 1866, en el TabernáculoMetropolitano, Newington, Londres.

"Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde latierra." 

Génesis 4:10."A Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de

 Abel." Hebreos 12:24.

El primer derramamiento de sangre humana fue un ensayo muy terrible.Independientemente de que el golpe asesino de Caín haya sido premeditado o no, la vista

de un cuerpo humano sangrante debe haber sido una terrible novedad para él. Caín no habíasido endurecido por la lectura de los detalles de una guerra, o por escuchar narraciones decrímenes; el asesinato era un nuevo terror para la humanidad, y él, que fue quien encabezó talviolencia, debe haberse llenado de un confundido asombro con el resultado de su golpe, y de

temor por sus consecuencias. Me parece verlo de pie junto al cadáver, por un instanteparalizado por el terror, sobrecogido por el espectáculo de la sangre. ¿Acaso los cieloslanzarían fuegos malignos sobre él? ¿Acaso la tierra ensangrentada produciría velocesvengadores desde su suelo asombrado? ¡Cuántas preguntas deben haber surgido en la mentedel asesino!

Pero, he aquí, la tibia sangre de vida fluye en un arroyo carmesí sobre la tierra, y unconsuelo espantoso se abre paso en la mente del perverso culpable, cuando observa que latierra absorbe la sangre. No se queda acumulada en un charco, sino que la tierra abre su bocapara recibir y ocultar la sangre de su hermano. Tristes recuerdos salpican la hierba y tiñen derojo el suelo, pero aun así el terrible charco se está secando, y el asesino siente un gozomomentáneo.

Tal vez Caín se alejó de allí imaginando que ese terrible asunto había terminado por

completo. Había realizado el acto y ya no podía revertirlo; había asestado el golpe,deshaciéndose de la presencia de alguien que era detestable para él; la tierra se había tragadola sangre y el asunto había llegado a su fin por lo que no había necesidad de pensar más enello. En aquellos días no existía ninguna maquinaria policíaca, ni ley, ni jueces, ni horca, por loque Caín sentía muy poco o ningún miedo. Era un hombre fuerte y robusto y no tenía a nadie

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que lo castigara, nadie que lo acusara o lo reprendiera, excepto su padre y su madre, y ellos,probablemente, estaban demasiado abrumados por el dolor y demasiado preocupados por supropia ofensa, como para mostrar resentimiento hacia su primogénito.

Por tanto Caín se imaginaba que su acto quedaba en un silencio sin palabras y que ahora elolvido cubriría su crimen, de tal forma que él podría continuar su camino como si no hubierahecho nada. Sin embargo, no era así, pues aunque la sangre estuviera callada en laendurecida conciencia de Caín, alzaba su voz en otra parte. Una voz misteriosa se elevó másallá 2 de los cielos; llegó a los oídos del Invisible, y conmovió el corazón de la Eterna Justicia,de tal forma que atravesando el velo que oculta al hombre del Infinito, Dios se reveló a Sí 

mismo y habló a Caín; "¿Qué has hecho?La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra." Entonces Caín comprendióque la sangre no podía ser derramada vanamente, que el asesinato sería vengado, pues habíauna lengua en cada gota de esa esencia vital que fluía de la humanidad asesinada, queprevalecía ante Dios, de tal forma que Él interpondría y mantendría una solemne averiguaciónal respecto.

Hermanos, el experimento que fue llevado a cabo en el Calvario fue mucho más terrible,puesto que no fue el primer hombre sacrificado, sino el propio Hijo de Dios; Él, que erahombre pero que sin embargo era más que un hombre, Dios manifestado en carne; fue unexperimento terrible cuando habiéndolo arrastrado ante el asiento del juicio y habiéndolocondenado, a los gritos de "¡Fuera, fuera, crucifícale!" en verdad se atrevieron a tomar losclavos y clavaron al Hijo de Dios en el madero maldito, levantando Su cuerpo entre la tierra yel cielo, y contemplando Sus dolores hasta que concluyeron en Su muerte, cuando traspasaronSu costado, y en el acto fluyó de allí sangre y agua. Sin duda Pilatos, que había lavado susmanos con agua, pensó que ningún mal se derivaría de ello. Los escribas y fariseosprosiguieron su camino diciendo "hemos silenciado la voz acusadora. Ya no se escuchará másel clamor de Quien decía ‘¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!’ Ya no seremosmolestados más en nuestra hipocresía y formalidad por la presencia de un Ser puro y santo,cuya sencilla honestidad era una dura censura para nosotros. Lo hemos asesinado, lo hemosmatado sin justa razón, pero ya le pusimos fin. Esa sangre no tendrá una voz."

Muy poco se imaginaban que aquel clamor de Jerusalén ya había subido al cielo: "Su sangresea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos," siendo registrado en las tablas de la justicia, ymuy pronto Jerusalén se convirtió en la casa de un tesoro de dolor y una guarida de miseria,de tal forma que no había habido nada parecido a su destrucción, ni la habría tampoco, sobrela faz de la tierra. Mucho más deleitable es el hecho que otra exclamación más melodiosasubió al cielo desde la cruz del Calvario. "Padre, perdónalos," resonó desde las heridas deEmmanuel.

La sangre de Abel no carecía de voz y la sangre de Jesús no era muda; clamó para ser oídaen medio de los tronos del cielo, habló a favor nuestro y no en contra nuestra; no habló cosasmalas, como pudo haberlo hecho, sino habló mejor que la de Abel. No solicitó una venganzamás fiera que esa que cayó sobre Caín, no pidió que anduviéramos errantes y fugitivos sobrela faz de la tierra, para luego ser al fin desterrados de la presencia de Dios y arrojados alinfierno, sino que clamó "Padre, perdónalos," y prevaleció, y la maldición fue quitada, y unabendición vino a los hijos de los hombres.

Esta mañana nos proponemos sujetar nuestro sermón al tema de la voz de la sangre deAbel y la voz de la sangre de Jesús, comparando la una con la otra. Ambas hablaron. Eso esevidente. Abel, muerto, aún habla por ella, dice el apóstol, y nosotros sabemos para nuestro

consuelo permanente, que la sangre de Jesús intercede ante el trono eterno. Toda sangretiene una voz, pues Dios es celoso de su preservación, y la sangre de los hombres justos yexcelentes tiene todavía un discurso más celestial.

Pero la voz de la sangre de Jesús sobrepasa por mucho a todas, y en medio de diez milvoces lleva la palma.

I. En primer lugar, LA SANGRE DE JESÚS HABLA MEJORES COSAS EN GENERAL.¿Qué dijo la sangre de Abel? ¿Acaso no fue una sangre de testimonio?Cuando Abel cayó a tierra bajo el garrote de su hermano, dio testimonio de la religión

espiritual. Caín era amante de una simple adoración externa, en la cual no cabía la fe. Élamaba una adoración de espectáculo y pompa; el adornaba su altar con frutas y lo decorabacon flores; la suya era una religión de gusto y elegancia, una religión inventada por él; peroestaba exenta de toda referencia espiritual, creyente, y humilde relativa al Libertador

espiritual. Abel, en contraste, estaba allí como el profesante de una religión sin adornos, unareligión de fe en el sacrificio prometido. Sobre el altar estaba un cordero, sangrando por suherida mortal, y colocado dispuesto para el holocausto; era un espectáculo espantoso en elque el buen gusto no se podía deleitar, algo de lo que los amantes de lo bello huirían conrapidez. Abel había elegido tal ofrenda porque Dios la había elegido, y porque era el medio

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adecuado para conducir su fe al verdadero objeto, al Señor Jesús. Por medio de la fe, Abel vioen el cordero sangrante el memorial de la grandiosa propiciación del Señor por el pecado, queno podía verse en la ofrenda de los frutos de la tierra que hizo Caín, independientemente decuán gustosa podía ser esa ofrenda.

Abel se presenta ante nosotros como el primero en la nube de testigos, dando un testimoniovaleroso, y preparado para sellarlo con su vida. Él murió como un mártir de la fe,testimoniando esa verdad grandiosa, semejante a Dios, que Dios acepta a los hombres deconformidad a su fe.

Todo honor a la sangre del mártir que habla tan eficazmente a favor de la preciosa verdad.

Nuestro Señor Jesucristo, siendo también un testigo y dando testimonio de la fe de Dios,habló mejores cosas que Abel, porque tenía más cosas que decir, y habló con un conocimientomás íntimo de Dios. Él era un testigo más completo de la verdad divina de lo que podía serAbel, pues Él trajo la vida y la inmortalidad a la luz, y habló claramente a Su pueblo acerca delPadre. Nuestro Señor Jesucristo había estado en el seno del Padre, y conocía el secreto divino;y este es el secreto que reveló a los hijos de los hombres en Su ministerio, y luego lo selló conSu sangre. No debe olvidarse que aunque la muerte de Cristo fue principalmente una expiaciónpor el pecado, también fue un testimonio de la verdad, pues Él fue un testigo para el pueblo,un líder y un comandante para el pueblo, y como mártir agonizante y sangrante, será muyclaro para ustedes que esta sangre da testimonio de una verdad más plena, más brillante ymás gloriosa que el testimonio que dio la sangre de Abel.

Además, la sangre de Abel habló buenas cosas en el sentido que fue  prueba de fidelidad .Este amado siervo del Gran Señor fue fiel bajo la oposición de su hermano; sí, fiel hasta lamuerte. De él no se podía decir lo que dijo el apóstol de otros individuos: "Porque aún nohabéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado." Él resistió el pecado hastaderramar su sangre; él fue fiel en toda su casa como un siervo; no se desvió de su integridad,y no contó su vida como algo precioso para él.

Cuando su sangre caía en la tierra, habló esta cosa buena: "Grandioso Dios, Abel Te es fiel."4 Pero la sangre de Jesucristo da aún testimonio de una mayor fidelidad, pues fue la secuela

de una vida perfecta y sin mancha, que ningún acto de pecado ensució jamás; en cambio, lamuerte de Abel adornó, es verdad, una vida de fe, mas no una vida de perfección. La fidelidadde Jesús fue completa desde el día de Su nacimiento hasta la hora de Su muerte; y en lamedida en que Él no necesitaba morir por otra causa, la entrega voluntaria de Su vida fuemayormente un acto de obediencia, y la mejor prueba de Su fidelidad a lo que se le habíaconfiado.

Además, no debemos olvidar nunca que todo lo que la sangre de Abel pudo decir al caer atierra no fue sino la sombra de esa sustancia más gloriosa que nos asegura la muerte deJesús. Jesús no fue tipo de la expiación, sino que la ofreció; Él no fue el representante delsacrificio; Él fue el propio Sacrificio grandioso, y en la medida que la sustancia debe excedersiempre la sombra, la sangre de Jesucristo habla mejores cosas que la de Abel.

Es bueno agregar que la persona de nuestro Señor era infinitamente más digna y gloriosaque la persona de Abel, y consecuentemente Su muerte debe darnos un mejor discursoproveniente de una boca de oro, que la muerte de un simple mortal como Abel. El que muere amanos de Caín no es sino uno de nuestra raza, testificando la verdad y la justicia, dandotestimonio por la fe de un sacrificio que vendría; pero el que murió a manos de Herodes y dePilato era divino, y vino con una misión nada común, para entregar un mensaje nada ordinario.Cuando el glorioso Hijo de Dios inclinó Su cabeza y expiró, la voz que se alzó de Su sangre

debe haber sido necesariamente más alta, más dulce, más plena y más semejante a Dios quela voz de la sangre coagulada de Abel. Entendemos entonces, antes de llegar a los detalles,que con base en los principios generales podemos tener la certeza que la sangre de Jesúshabló mejores cosas que la sangre de Abel.

II. Ahora vamos a entrar en el propio corazón de nuestro texto, mientras recordamos queLA SANGRE DE JESÚS HABLA A DIOS MEJORES COSAS que la sangre de Abel. La sangre deAbel clamó a oídos del Señor, pues así le dijo Él a Caín: "La voz de la sangre de tu hermanoclama a mí desde la tierra." Ese clamor no anduvo dando vueltas para encontrar un mediador,sino que fue directamente al trono del juicio de Dios, y presentó una acusación en contra delasesino.

Ahora, ¿qué le dijo a Dios la sangre de Abel? Mojando el lugar donde cayó Abel, ymanchando de rojo la tierra con los coágulos, ¿que les parece que dijo esa sangre? ¿Cuál sería

la propia reflexión de ustedes? ¿Qué piensan que le dijo a Dios la sangre? Dijo simplementeesto: "Oh Dios, una de Tus propias criaturas, el producto de Tu habilidad sin par, ha sidohecha pedazos, y ha sido bárbaramente destruida. Un cuerpo vivo y sensible formado con elarte y la capacidad que sólo Tú puedes mostrar, ha sido quebrantado perversamente. Elalfarero no soportará que la vasija que ha sido formada en la rueda con tanto costo y trabajo

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sea quebrada protervamente, pero aquí está un cuerpo más valioso, mucho más maravillosode lo que puede crear el arte humano, y éste ha sido destruido. Gran Dios, el Creador de todaslas cosas, ¿verás esto con paciencia, soportarás ver la obra de Tus propias manos tancruelmente destruida?" ¿Acaso no había mucho en este clamor? Luego esa sangreargumentaría adicionalmente, "Oh Dios, Tu criatura ha sido destruida sin causa alguna. No seha dado ninguna justa razón de provocación, no se ha cometido ninguna ofensa que podríamerecer un golpe tan terrible; pero una de tus débiles criaturas que reclama Tu amableprotección, ha sido asesinada innecesaria y perversamente: ¡su sangre apela a ti! Tú, Juez detoda la tierra, ¿permitirás que el débil sea pisoteado por el fuerte, y dejarás que el inocente

sea golpeado por la mano fiera del malvado?"Ustedes ven que el grito cobra fuerza. Al principio es: "oh Dios, Tu criatura ha sidodestruida;" a continuación es: "oh Dios, Tu súbdito ha sido maltratado por uno de suscompañeros súbditos, por uno que se ha convertido en Tu enemigo: ¿no vas a interferir?" Sinembargo, la voz de Abel dijo algo más que esto; dijo: "oh Dios, la sangre aquí derramada, fuederramada por Ti." Parecía decir: "¡si no fuera por amor a Ti, esta sangre no hubiera sidoderramada! Si estas gotas no hubieran sido consagradas por la devoción, si esta sangre nohubiera fluido en las venas de un hombre que amó a Dios con todo su corazón, no hubiera sidoderramada sobre la tierra. Oh Dios," clama cada gota, "yo caí en tierra por Ti: ¿vas a soportaresto? ¿Acaso una criatura que Tú has creado va a entregar su vida con dolor y angustia por Ti,y serás Tú como una estatua fría, inmóvil, inconmovida, inconmovible, y acaso mirarás sinninguna emoción? ¿No vas a hacer nada, oh Dios? ¿Será derramada la sangre por Ti,derramada injustamente, la sangre de tu propia criatura amante y justa, y no vas aintervenir?"

¡Qué fuerza hay en esa voz! Sin embargo, la sangre agregó esto: "oh Dios, he sidoderramada en provocación a Ti," pues el golpe que salió de la mano de Caín no estabaúnicamente dirigido a Abel, sino que en espíritu estaba dirigido a Dios, pues si Caín hubierapodido hacer lo mismo a Dios como lo hizo a su hermano Abel, sin duda lo habría hecho. Eradel malvado, y por tanto asesinó a su hermano, y la perversidad anidada en él era deicida; élhubiera asesinado al propio Dios si hubiera podido, y así la sangre clama: "oh Dios, aquí estáel guante del desafío que ha sido arrojado ante Ti. Caín te desafía. Él Te ha lanzado el primergolpe, él ha atacado la vanguardia del ejército de tus elegidos. ¿Mirarás esto en calma? ¿Acasono te vengarás? ¿No tendrás esto en consideración? ¿Habrá silencio en el cielo cuando haygemidos y gritos en la tierra? ¿Estará frío el corazón del cielo cuando el corazón del enemigoarde con furia y con la fiereza de la rebelión? Oh Dios, ¿no te interpondrás? Ciertamente estees un grito que perfora el cielo, pero esto no es todo. La sangre del protomártir agregó a todoesto la siguiente argumentación: "oh Dios, esta es la primera sangre humana que ha sidoderramada por medio de un asesinato, y derramada por mano de un hermano desnaturalizado.¿Pasarás esto por alto? ¿Entonces cómo puedes ser justo? ¿Acaso esta sangre no ha retado lapropia existencia de la justicia de Dios? Oh Dios, si Tú no castigas a este primer asesinobárbaro, que mata a su hermano, entonces a lo largo de todas las edades los hombres seamotinarán en sangre y se sentirán libres para asesinar, y dirán: "¿cómo lo sabrá Dios?" Elque se sienta en los cielos no lo mira, ni siquiera hablará. Sería como si Dios otorgara unalicencia para que los hombres derramaran sangre, y diera permiso para que el asesinato,mostrando su mano ensangrentada, reinara sobre toda la creación, si el primer asesinatopasara desapercibido por el grandioso Juez de todos.

¿Escuchan, hermanos, qué tono debe haber tenido la sangre de Abel, y con qué poder debe

haber subido al cielo? Pero no somos libres de conje6 turar en lo relativo al poder de eseclamor, pues se nos dice que Dios lo oyó, y cuando lo oyó, Él vino a pedirle cuentas a Caín, ydijo: "¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra."

Luego vino la sentencia marchitante del crimen. La tierra que había bebido la sangre sevolvió maldita para Caín, de tal forma que aunque la arara todo lo que pudiera, no le podríadar una cosecha abundante; aunque la trabajara como quisiera, con todo arte y habilidad,nunca podría darle su fuerza a Caín. La maldición original de espinos y cardos, que había caídosobre la tierra cuando Adán sobrevivió, fue ahora duplicada en Caín, de tal forma que sólocosechaba puñados y recogía escasas gavillas. Esta sería una constante amargura mezcladacon su pan diario, mientras que por encima de todo ello, él recibió en su corazón una maldiciónque lo convirtió en el esclavo de sus propios espantos. Caín servía al miedo y al temblor comosi fueran sus dioses, y anduvo errante por la tierra con oscuridad dentro de él y oscuridad a su

alrededor, sin gozarse nunca más, llevando el sello de reprobación fijado en su frente. Su vidafue sin duda un infierno en la tierra, y al fin fue arrojado para siempre de la presencia del DiosAltísimo. La sangre tiene una voz, y cuando ésta es oída contra un hombre, trae sobre él unamaldición indecible.

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Bien. Ahora, hermanos, es una tarea muy dulce pedirles que vuelvan sus mentes de lasangre de Abel a la sangre de Jesús. Estoy persuadido que ya reconocieron la voz de la sangrede Abel, y quiero que sus mentes oigan con igual claridad la voz de la sangre de Jesucristo,pues existen las mismas razones para su fuerza, pero son mucho más enfáticas.

¿Pueden colocarse en el Calvario ahora y pueden ver cómo fluye la sangre del Salvador deSus manos y pies y costado? ¿Cuáles son sus propias reflexiones en cuanto a lo que esasangre dice a Dios? Piensen ahora al pie de la cruz. Esa sangre clama en voz alta a Dios, y¿qué dice? ¿Acaso no dice esto? "Oh Dios, esta vez no es simplemente una criatura la quesangra, pues aunque el cuerpo que pende de la cruz es la criatura de Tu Espíritu Santo, es Tu

propio Hijo el que ahora derrama Su alma hasta la muerte. Oh Dios, es tu Unigénito, amadopor Ti, esencialmente uno contigo, Uno en quien te complaces, cuya obediencia es perfecta,cuyo amor por ti ha sido firme. Él es quien muere. Oh Dios, ¿acaso despreciarás los gritos y laslágrimas, los gemidos, los quejidos, la sangre de Tu propio Hijo? Muy tierno Padre, en cuyopecho yacía Jesús antes de los cimientos de la tierra, Él muere, y ¿no lo considerarás? ¿Caeráen vano Su sangre en la tierra?

Luego, además, la voz argumentará: "No es únicamente Tu Hijo, sino Tu Hijo perfectamenteinocente, Quien no tenía ninguna necesidad de morir, porque Él no tenía pecado original queLe habría traído corrupción, que además no tenía ningún pecado, que a lo largo de toda la vidano había hecho nada digno de la muerte o de las cadenas. Oh Dios, es Tu unigénito, quien, sinfalta alguna, es conducido como un cordero al matadero, y está como una oveja ante sustrasquiladores. ¿Puedes ver esto, Dios de todo, puedes ver al infinitamente santo y justo Hijode Tu corazón llevado a la muerte, puedes verlo sin sentir la fuerza de la sangre cuando clamaa Ti?"

¿Acaso no fue añadido a este hecho que nuestro Señor murió para vindicar el honor de SuPadre? "¡Por Ti, oh Dios, por Ti muere Él! El que está crucificado en el Calvario está allí pordeferencia a Tu propio decreto, en el cumplimiento de Tu propio propósito, en vindicación delhonor de Tu ley, para que Tú puedas ser glorificado, para que Tu justicia sea cumplida, y Tumisericordia tenga un imperio ilimitado. Oh Dios, el sufriente, pálido en la muerte, cuyasheridas están abiertas por los crueles clavos, y cuya alma está atormentada por un dolorindecible, muere por Ti. Si no hubiera habido Dios no tenía que morir. Si no hubiera habidouna ley que vindicar, una verdad que defender, un honor, una majestad y una justicia a lascuales rendir homenaje, no era necesario que Él muriera. Si hubieras estado contento demanchar Tu honor o restringir Tu misericordia, no hubiera habido necesidad que Él seentregara. Pero es por Ti, por Ti cada dolor, por Ti cada gemido, por Ti cada gota de sangre, y¿no te conmoverá eso?"

Hermanos, ¿acaso no hay poder en esta voz? Sin embargo, por encima de todo esto, lasangre debe haber argumentado así con Dios: "Oh Dios, la sangre que está siendo ahoraderramada, tan honorable y gloriosa en sí misma, está siendo vertida con un motivo que estádivinamente lleno de gracia. El que muere en esta cruz, muere por Su enemigo, gime poraquellos que lo hacen gemir, sufre por quienes lanzan el dardo en Su alma, y luego se burlande la agonía que ellos mismos han causado. Oh Dios, es una cadena para Dios en el cielo queata a la víctima a los cuernos del altar, una cadena de amor eterno, de bondad sin límites."

Ahora, queridos hermanos, ustedes y yo no podríamos ver sufrir a un hombre por purabenevolencia sin ser conmovidos por su sufrimiento, y ¿Dios no será conmovido? El Diosperfectamente santo y lleno de gracia, ¿será indiferente donde tú y yo somos conducidos a unaemoción profunda?

El espectáculo de la sangre hace que algunos de nosotros nos estremezcamos; elespectáculo de la sangre derramada por una persona inocente (derramada por la mano de laviolencia) haría que nuestras almas se congelaran; pero el pensamiento de que esa sangreestá siendo derramada por un motivo tan maravilloso, por causa de un afecto desinteresadopor unos criminales que no lo merecen, eso nos conmovería ciertamente; y ¿piensan ustedesque no movió el corazón de Dios?

Bendito sea Su nombre, en esto no se nos permiten conjeturas; conmovió tanto a nuestroPadre celestial, que hasta este día Dios ha venido al hombre, y hablándole a través de esasangre, Él ha dicho: "¿Qué has hecho? Sin importar lo que has hecho, sin importar cuán negroy sucio pueda haber sido tu pecado, la voz de la sangre de mi Hijo clama a Mí desde la tierra,y ahora, de hoy en adelante, he quitado la maldición de la tierra por Su causa, y no la voy amaldecir más. Serás bendecido en tu canasta y en tu bodega, en tus salidas y en tus entradas.

Yo te he perdonado tus iniquidades; he puesto una marca en ti, y ningún hombre te harádaño, ni la justicia te castigará, pues en la persona de mi Hijo amado te he recibido y te heaceptado, culpable como eres. Prosigue tu camino, y vive feliz y apaciblemente, pues te hequitado tus iniquidades y he arrojado tus pecados tras mi espalda, y el día ha llegado en el quesi tus pecados son buscados no serán encontrados, sí, si son investigados ya no estarán, dice

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el Señor, pues yo he perdonado a quienes he reservado." La sangre de Abel tenía predominiopara maldecir, pero la sangre de Jesús tiene predominio para bendecir a los hijos de loshombres.

Quiero que se queden un poco con este pensamiento para digerirlo.Quisiera poder tener el poder de grabarlo en ustedes; únicamente el Espí8 ritu Santo, sin

embargo, puede hacer eso. Quiero, a pesar de todo, detenerme un poco en él, para queustedes puedan adentrarse en su esencia.

Observen que la sangre de Abel habló a Dios mucho antes que Caín hablara. Caín estabasordo a la voz de la sangre de su hermano, pero Dio sí la oyó.

Pecador, mucho antes que oigas la sangre de Jesús, Dios la escucha, y perdona tu almaculpable. Mucho antes que esa sangre entre en tu alma para derretirla en arrepentimiento,intercede por ti ante Dios. No fue la voz de Caín la que hizo descender la venganza, sino la vozde la sangre de Abel; y no es el clamor del pecador que busca misericordia el que es causa demisericordia, sino el clamor de esa sangre de Jesús. Sé que me dirán que no pueden orar; oh,qué misericordia es que la sangre sí pueda hacerlo, y que cuando ustedes no puedenargumentar para prevalecer, la sangre interceda.

Si ustedes van a obtener misericordia de Dios y recibir el perdón, no será por la eficacia desus oraciones y lágrimas, sino por medio de la eficacia de esa sangre del amado Hijo de Dios.Caín no pidió la venganza, pero ésta vino sin ser buscada por medio de la sangre; y tú, aunquesientas como si difícilmente te puedes atrever a buscar misericordia, la encontrarás si puedesconfiar en la sangre de Jesús que habla por ti. La sangre no necesita tu voz para incrementarsu poder con Dios; Él oirá tu voz, pero es porque Él oye la sangre de Jesús antes que nada.

Es para nosotros una misericordia que la sangre de Jesucristo hable por el culpable, así como la sangre de Abel habló en contra del culpable.

La sangre de Jesús no intercede por el inocente, si existiera tal persona, pues no necesitaríala intercesión del sacrificio de expiación. Jesús intercede por los rebeldes, para que el SeñorDios habite entre ellos; por ustedes, que han quebrantado Sus leyes, y han despreciado Suamor, y han luchado contra Su poder; la sangre de Jesús intercede por personas comoustedes, pues Él vino al mundo para salvar a pecadores. "El Hijo del Hombre vino a buscar y asalvar lo que se había perdido."

La sangre preciosa habla constantemente. ¿Observaron esa palabra en el texto? "quehabla," no "que habló," sino "que habla." La sangre de Jesús intercedió por el ladrón en lacruz, pero— "Nunca perderá su poder, Hasta que toda la iglesia rescatada por Dios,Sea salvada para no pecar más." 

Hermano, cuando el pecado que prevalece oprime a la conciencia, es una grandísimamisericordia saber que tenemos inclusive ahora un Salvador que prevalece. Hace años,algunos de nosotros venimos a Cristo y encontramos perdón; pero nuestra fe desmayaocasionalmente, y nuestras dudas se fortalecen. Vamos, vayamos nuevamente a la fuente,miremos de nuevo a la cruz, pues la sangre habla todavía. En efecto, nuestro Señor Jesússangra todavía el día de hoy tanto como lo hizo hace mil ochocientos años, pues la sangre esciertamente tan segura en su poder con Dios en el momento presente, como cuando el ladróndijo: "Acuérdate de mí."

Pensemos en esto y regocijémonos.Alma mía, cuando no puedas suplicar a Dios, cuando no te atrevas a hacerlo, cuando tu

lengua esté callada, y la desesperación amordace tu boca, aun entonces Jesús intercede.Ahora, aférrate a la intercesión; ven y arrójate sobre Él; descansa enteramente en Él, Él

prevalecerá aunque tú no puedas, Él tendrá éxito aunque tú no tengas ningún poder. Venentonces y vincúlate con la intercesión infalible de la preciosa sangre que prevalece, yentonces estarás bien, estarás seguro y salvo para siempre. Que Dios nos conceda gracia paraque hagamos esto, cada uno de nosotros, ¡y a Él sea la alabanza!

III. Además, LA SANGRE DE JESÚS NOS HABLA MEJORES COSAS EN NUESTROSCORAZONES que la sangre de Abel.

Yo supongo que la mayoría de ustedes leyeron la narración escrita por los corresponsales delos periódicos, que han estado presentes en los campos de batalla de Königgratz o Sadowa.Cómo lo estremecía a uno leer acerca de las trincheras repletas de sangre, y del olor decuerpos putrefactos que se volvía tan intolerable que los viajeros ansiaban abandonar elcampo de batalla con premura.

A mí no me gustaría ser Bismarck, ni el Príncipe de la Corona de Prusia, ni el Rey, ni nadie

que tuviera que ver con una guerra tan sanguinaria y tan injustificable. Yo supongo que losasesinos se acostumbran a tales cosas; yo supongo que ellos pueden leer sin emoción acercade miles de personas mutiladas por las balas y las bombas e incluso ver las pilas de cadáveressin estremecerse, pero estoy seguro de esto, que a mí me volvería loco. ¡Ah!, tener la sangrede una persona derramada a mi puerta sería suficiente para eliminar todo consuelo de mi vida;

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pero hacer derramar la sangre de decenas de miles, simplemente para complacer unaambición, hace tambalear la razón de inmediato. Debe ser una falta de conciencia total la quehace que la razón mantenga su trono cuando los hombres han estado chapoteando en lacorriente de la sangre de sus compañeros por simples propósitos de ganancia egoísta.Considerando que no había habido guerras en el día de Caín, y que el corazón humano no sehabía insensibilizado como ahora, llegando al punto de hablar de la guerra en términos tanbenignos como lo hacemos en nuestra época, ciertamente si Caín hubiera tenido algo deconciencia, debe haber sido un horrible pensamiento para él haber matado a su hermano.

"He matado a un hombre, he derramado su sangre." Ciertamente esto habrá sobresaltado

su sueño. ¿Cómo podía estar calmado en su lecho solitario?¡Ese hombre con su mano teñida en sangre! Culpable, un siniestro chambelán, con dedosmanchados con el rojo de la sangre, seguramente cerró las cortinas de su cama. ¿Acaso noregresaría a su mente todo el espectáculo?

La conversación en el campo, el impulso súbito, el golpe, la sangre, la mirada de su víctimacuando clamaba por piedad mientras un cruel golpe seguía al otro; y luego el espectáculo delcuerpo desfigurado y del arroyo de sangre, y de las manchas de color carmesí en la tierraempapada.

¡Oh, debe haber sido un recuerdo enrollado como una víbora alrededor del asesinodondequiera que se encontrara! Pudo muy bien construir una ciudad, como se nos dice que lohizo, para apagar estos recuerdos ardientes.

Entonces le vendría el pensamiento: "lo asesinaste a pesar de que era tu hermano." "¿Soyyo acaso guarda de mi hermano?" dijo él, pero los hombres pueden hablar a veces másaltaneramente de lo que en secreto hablan sus corazones. El horror del acto fratricida debehaber perseguido a Caín: "yo maté a mi hermano; el que nació primero de mujer, mató aquien nació después." Y luego se le haría preguntar: "¿y por qué lo maté?

¿Qué mal me había hecho? Qué importa si ofreció un sacrificio diferente 10 al mío, y qué siDios lo aceptó a él y no a mí, y sin embargo, ¿qué mal me hizo?"

Si Caín tenía alguna conciencia, la inocencia de su víctima debe haber incrementado sudesasosiego, pues recordaría cuán inofensivamente había cuidado sus ovejas, habiendo sidocomo una más en medio de ellas, tan parecido a un cordero, ese hombre pastor, unaverdadera oveja de los pastos de Dios. "Sin embargo," diría Caín, "yo lo asesiné porque yoodiaba a Dios, el Dios ante cuyo tribunal pronto voy a comparecer, el Dios que puso esta señalen mí." ¿Pueden imaginarse al hombre que tenía que ser diariamente enseñado y recriminadopor una sangre de hermano? Se requiere la mente de un poeta para enseñarle. Piensen cómose sentirían si hubieran matado a su propio hermano, cómo la culpabilidad estaría suspendidasobre ustedes como una nube negra, derramando horror sobre sus almas.

Ahora, hermanos, hay algo más que una fuerza igual en el clamor de la sangre de Jesús,pero actúa de manera diferente, y habla de mejores cosas.

Debemos recordar, sin embargo, que habla de esas mejores cosas con la misma fuerza. Hayconsuelos que se levantan de la sangre de Jesús tan poderosamente como horrores se alzaronde la sangre de Abel. Cuando el pecador mira a Jesús crucificado, puede decir muy bien, "si nosupiera que toda esta sangre fue derramada para mí así como también por mí, mis miedos semultiplicarían mil veces; pero cuando pienso que esa preciosa sangre es sangre derramada enlugar de la mía, que es sangre que Dios planeó y ordenó que fuera derramada por mí desdeantes de la fundación del mundo, cuando pienso que esa es la sangre del propio amado Hijo deDios, a Quien ha herido en vez de castigarme a mí, haciéndolo soportar toda Su ira para que

yo no tuviera que soportarla, ¡oh, Dios mío, qué consuelos fluyen de esa bendita fuente!Justo en la proporción que el pensamiento del asesinato de Abel haría que Caín se sintiera

desgraciado, en esa misma proporción debe hacerte sentir feliz la fe, cuando piensas en Jesúscrucificado; pues la sangre de Cristo, como lo dije al principio del sermón, no puede tener unavoz menos poderosa; tiene que tener una voz más poderosa que la de Abel, y por tanto clamamás poderosamente por ti, de lo que clamó la sangre de Abel en contra de su hermano Caín.

Oh, entonces, pecados míos que claman, yo puedo escucharlos, pero no tengo temor deustedes, pues la sangre de Jesús habla más fuerte que todos ustedes. Oh, entonces,conciencia, puedo oír tu acusación, pero no me alarma, pues mi Salvador murió. Me presentoante Dios con perfecta confianza, porque he sido rociado con la sangre de mi Sustituto. Si elhorror de Caín con una conciencia despierta podría ser insoportable, así la paz que me vienepor medio de la preciosa sangre de Jesús es indescriptible e inefable, una paz como un río, una

 justicia como las olas del mar. Dulce paz poseen todos aquellos que oyen que la sangre hablaa sus almas, diciéndoles que el pecado es perdonado, que Dios está reconciliado, que somosaceptados en el Amado, y que ahora somos preservados en Cristo Jesús, y que nunca vamos aperecer, y que nadie nos arrebatará de Su mano.

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Yo confío que ustedes conocen, y sé que muchos de ustedes en verdad lo conocen, el dulcepoder de esta sangre que habla de paz. Tal sangre inocente, ordenada con el propósito de darpaz, es preciosa más allá de todo precio. ¡Oh, alma mía, nunca busques la paz en otra parte, ynunca tengas temor de encontrar paz aquí! Si el día de hoy, oh cristiano, has perdido tuconfianza, si hoy estás consciente de haber sido falso con tu Señor, y de haber despreciado SuEspíritu, si hoy te sientes avergonzado del propio nombre de cristiano porque tú lo hasdeshonrado, si hoy la desesperación está lista para estrangular tu esperanza, y estás tentado aabandonarlo todo, ven ahora, ahora mismo, a esa preciosa sangre. No pienses que miSalvador puede salvar únicamente a pequeños pecadores; Él es un grandioso Salvador;

poderoso para salvar. Yo sé que tus pecados hablan en voz muy alta; ¡ah! pueden muy bienhacerlo; yo espero que oigas su voz y los odies en el futuro; pero ellos no pueden hablar tanalto como lo hace la sangre de Jesús. Dice: "Padre, Padre, ¿voy a morir en vano?

Padre, yo pagué con mi sangre por los pecadores, ¿no serán salvados los pecadores? Yo fuiherido por los culpables, ¿serán castigados también los culpables?" La sangre dice: "oh Dios,Yo he reivindicado Tu ley, ¿qué más demandas? Yo he honrado Tu justicia, ¿por qué habrías dearrojar al infierno al pecador? ¡Oh Tú, Benignidad Divina! ¿Acaso puedes recibir dos pagos poruna ofensa, y castigar a aquellos por quienes sufrió Jesús? ¡Oh Justicia! ¿Vas a vengarte aquí?¡Oh Misericordia! Cuando el camino ha sido limpiado, ¿no correrás hacia los pecadoresculpables? Oh Amor Divino, cuando es abierto un sendero para ti, ¿no te mostrarás Tú mismoa los rebeldes y a los viles?" La sangre no intercederá en vano; los pecadores serán salvos, ytú y yo, yo espero, estaremos en medio de ellos para alabanza y gloria de Su gracia.

IV. Dos o tres palabras para concluir. LA SANGRE DE JESÚS, AUN EN MI TEXTO, HABLA DEMEJORES COSAS QUE LA SANGRE DE ABEL.

Habla de las mismas cosas pero en un mejor sentido. ¿Se fijaron en el primer texto? Diosdijo a Caín "¿Qué has hecho?" Ahora eso es lo que la sangre de Cristo les dice a ustedes:"¿Qué has hecho?" Mi querido lector, ¿acaso no sabes que tus pecados mataron al Salvador? Sihemos estado jugando con el pecado, y lo hemos considerado como algo muy pequeño, algosin importancia con lo que podemos jugar y hasta reírnos de él, corrijamos ese error. NuestroSalvador cuelga de la cruz, y fue clavado allí por nuestros pecados; ¿los consideraremos comoalgo sin importancia?

Mirando desde la cruz, Jesús nos dice: "¿Qué has hecho?" Oh, querido lector, ¿qué hashecho? ¡Has asesinado a tu mejor amigo y te has arruinado a ti mismo! Déjenme hablar acada uno ahora en lo individual.

Hagan ahora un inventario de sus pecados. Revisen la lista negra desde su niñez hastaahora. ¿Qué has hecho? ¡Ah!, Señor, he hecho lo suficiente para llorar para siempre si no fueraporque Tú has llorado por mí. Gotas de dolor no pueden pagar nunca la deuda que es debida aTu sangre. ¡Ay!, he hecho mal, Señor, pero Tú me has hecho bien. ¿Qué has hecho? ¿Qué hashecho?, fue una terrible acusación para Caín; pudo haberlo atravesado como un dardo; peropara ti y para mí es la suave voz de un Padre que pregunta y que nos conduce alarrepentimiento. ¡Que nos conduzca ahora!

Lo que quiero indicar principalmente es esto. Si se fijan en el segundo texto, esta sangre esllamada "la sangre rociada." Yo no puedo decir si la sangre de Abel roció a Caín o no, pero sihubiera sido así, debe haber añadido a su horror el tener la sangre realmente rociada sobre él.Pero en el caso nuestro esto añade al gozo, pues la sangre de Jesús es de poco va12 lor paranosotros mientras no sea rociada sobre nosotros. La fe hunde al hisopo en la sangre de laexpiación y la rocía sobre el alma, y el alma queda limpia. La aplicación de la sangre de Jesús

es la verdadera base del gozo, y la fuente segura del consuelo del cristiano; la aplicación de lasangre de Abel debe haber sido un horror, pero la aplicación de la sangre de Jesús es la raíz yel fundamento de todo deleite.

Hay otro tema en el texto con el cual concluyo. El apóstol dice: "os habéis acercado....a lasangre rociada." Él menciona eso entre otras cosas a las que nos hemos acercado. Ahora, todohombre razonable huiría de la sangre de Abel. Quien ha asesinado a su compañero deseaponer una amplia distancia entre él y el cuerpo acusador. Pero nosotros nos acercamos a lasangre de Jesús. Es un tópico en el que nos deleitamos conforme nuestras meditaciones nosacercan más y más a él.

Yo les pido, amados amigos cristianos, que se acerquen a él, el día de hoy, más de lo que lohayan hecho jamás. Reflexionen en la grandiosa verdad de la sustitución. Imagínense lossufrimientos del Salvador. Quédenselo viendo un buen rato, siéntense al pie del Calvario,

moren en Su presencia en Su cruz, y nunca se aparten de ese gran espectáculo demisericordia y de miseria. Acudan a él; No tengan miedo. ¡Alto, pecadores, ustedes que nuncahan confiado en Jesús, miren aquí y vivan! ¡Oh, que puedan venir a Él ahora!— "Vengan,almas culpables, y huyan, Como palomas, a las heridas de Jesús." 

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Es más, ¡no huyan de las heridas que ustedes han abierto, sino más bien, encuentrenabrigo en ellas; aunque olviden los sufrimientos de Cristo, descansen en ellos! Su únicaesperanza radica en confiar en Jesús, descansando enteramente en Él. Piensen mucho en losdolores de su Señor, y si puedo yo sugerir a algunos de ustedes que no vendrán al servicio eldía de hoy por la tarde, que pasen una hora o dos entre los servicios considerando lossufrimientos del Salvador, esas consideraciones pueden ser el medio de traerles la fe. La feviene por el oír, pero se trata de un oír con atención; y el oír viene por la palabra de Dios, perose debe reflexionar en esa palabra. Abran la Palabra, lean la historia de la cruz, pídanle alSeñor que la bendiga para ustedes, y quién sabe si por medio del Espíritu Divino algunos de

ustedes pueden oír todavía la voz de esa sangre que habla mejores cosas que la de Abel. Queel Señor bendiga a cada uno de ustedes por causa de Su nombre. Amén.

EL PODER DE SANAR DEL EVANGELIONº 720

Este sermón fue predicado el domingo 11 de noviembre de 1866 en el TabernáculoMetropolitano , Newington.

"Y aconteció en uno de esos días que Jesús estaba enseñando, y estaban sentados allí unosfariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y 

 Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para sanar." Lucas 5:17 

Lucas, el escritor de este evangelio, era médico, y por lo tanto tenía un ojo clínico para loscasos de enfermedades e instancias de curaciones; se puede percibir a lo largo de todo suevangelio, la mano de un hábil cirujano y un médico competente. De todo esto deduzco queindependientemente de cuál sea nuestra ocupación y de cuál sea el arte o la ciencia en la quepodamos haber destacado, debemos preocuparnos por usar todo ese conocimiento para Cristo.Si tenemos un llamado siendo médicos, podemos entender la obra del Señor Jesús de unamanera más clara a través de lo que observamos en nuestra profesión, y también podemoshacer mucho por nuestro Señor siendo de verdadera utilidad sustancial entre nuestrospacientes.

Que ningún hombre desprecie su llamado. Independientemente de qué instrumento deutilidad Dios ha puesto en tus manos, considera que el Gran Capitán sabía qué armas teconvenía usar. No ambiciones ni la espada ni la lanza de tu vecino, sino que usa lo que elSeñor te ha dado y marcha a la batalla de la vida para servirle de acuerdo a tu capacidad. Siestás ubicado en este rincón de la viña o en aquel, considera que estás en el mejor lugar parati y en el mejor lugar para tu Señor. Y no estés siempre juzgando lo que tus colegas siervosdeberían hacer donde están, ni lo que tú podrías hacer si estuvieras en otro lugar, sino ve másbien qué es lo que puedes hacer donde estás y usa las cosas que tienes para dar gloria a tuDios y Señor.

Es agradable observar en el lenguaje de un hombre verdadero, cómo se revela lapersonalidad de ese hombre. David frecuentemente canta como alguien que ha sido pastor enla adolescencia, y a pesar de ser un rey no se avergüenza de admitir que alguna vez se apoyóen su cayado de pastor. Hay una manifiesta diferencia entre las profecías de Amós, el pastor, ylas de Isaías, el visionario real. Los verdaderos hombres no andan imitándose unos a otros,

sino que cada uno, movido por Dios, habla de acuerdo a su inclinación natural y deconformidad a las circunstancias en las que la Providencia le ha colocado. Fue muy destructivopara el arte egipcio cuando los grandes hombres de esa tierra establecieron leyes para elgusto, y regulaciones para la escultura y para la pintura a las que cada artista debía apegarse,ya que en ese momento se puso en retirada cualquier cosa parecida a la frescura y a laoriginalidad. Las proporciones de cada estatua colosal y de cada figura sobre la pared fueronfijadas con rigidez, y entonces la gloria y la excelencia del arte se desvanecieron de esa tierra.

Hacer eso mismo en materia de religión es aún más imprudente. ¡Decir: "Todos ustedesdeben hablar de una determinada manera, y todos ustedes deben conformarse a esta manerade hablar y de vivir," es la tontería máxima! Que cada quien hable como quiera, cada quien asu manera, cada alma regenerada mostrando su propia individualidad y buscando en esaindividualidad engrandecer a Dios y mostrar las riquezas de Su Divina Gracia. Estos

comentarios han sido sugeridos por las abundantes referencias de curaciones que hay en estecapítulo y en otros capítulos del Evangelio de Lucas. Lucas no escribe como Juan, ni copia elestilo de Mateo. No escribe ni como un pescador ni como un publicano, sino como un médico.

Lucas nunca dejó de ser Lucas cuando fue llamado por la Gracia Divina. Era el mismohombre pero elevado y refinado, y se le había enseñado a consagrar a los más nobles fines,

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los dones que había adquirido en su ocupación terrenal. Había sido un médico antes, y seconvirtió en "el médico amado" después de su conversión.

I. En primer lugar, el texto sugiere cuando lo leemos, que EL PODER DE CRISTO EN ELEVANGELIO ES PRINCIPALMENTE UN PODER DE SANAR. "El poder del Señor estaba con élpara sanar." El poder del Evangelio, del cual Cristo es la Suma y la Sustancia, es un poder desanar. Hermanos míos, cuando Cristo vino a la tierra pudo haber venido con poder de destruir.Con toda justicia Dios pudo haber enviado a su Hijo Unigénito con los ejércitos de la venganzapara destruir a este mundo rebelde. Pero— "Tus manos, amado Jesús, no estabanarmadas Con la vara de la venganza.

Ni traías la dura encomienda De manifestar la venganza de Dios.Sino todo fue misericordia, todo fue benignidad Y la ira abandonó el trono Cuandovino Cristo con su misión de bondad, Trayendo del cielo la salvación."

Él dijo: "El Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas, sino para salvarlas." Elíaspide que llueva fuego del Cielo sobre los capitanes de cincuenta y sus cincuenta hombres, paraque sean totalmente consumidos. Pero Cristo trae fuego del Cielo para un propósito muydiferente, es decir, que por su poder los hombres pueden ser salvos de la ira venidera. ElEvangelio no está destinado a ser un poder que destruye. "Dios no envió a su Hijo al mundopara condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él." Y si ese Evangelio es hechoolor de muerte para muerte a los unos, no es debido a sus propias cualidades intrínsecas ni asu objetivo sino a la perversidad y a la corrupción del corazón humano.

Si los hombres perecen por el Evangelio de Vida, es porque convierten en piedra de tropiezolo que estaba destinado a ser el cimiento. El Evangelio no sólo viene al mundo para revelar laenfermedad. Es cierto que efectivamente descubre, detecta y describe las enfermedades delhombre caído. Una de las más claras exposiciones de la situación caída del hombre es elEvangelio de la Gracia de Dios. Pero es más bien la intención de la Ley y no del Evangelio,presentar al hombre su ruina. Es bajo el resplandor del rayo del Sinaí que los hombres,temblando, leen la sentencia de condenación sobre aquellos que han quebrantado la Ley deDios. Bajo la luz más tenue del Calvario pueden leer la misma Verdad de Dios, y deben leerla,pero este no es el propósito principal del Calvario.

El Calvario es el lugar más bien para el bálsamo que sana, que para la lanza y el cuchillo. Eltrabajo de Jesús, nuestro Médico celestial, no es tanto diagnosticar la enfermedad sino recetary aplicar el remedio. Ciertos filósofos han asumido el trabajo y se gozan en ello, consarcásticas sonrisas sombrías en sus rostros, de señalar con sus dedos y puntualizar lacorrupción y la debilidad humanas como un tema digno del ridículo y del sarcasmo. La filosofíade los estoicos, la sabiduría de tales hombres como Diógenes, no fue sino una demostracióninmisericorde y sin corazón de la insensatez humana y del pecado.

Su filosofía no conocía ningún remedio y no se preocupaba por buscar uno. Esos filósofos lemostraban a la pobre humanidad que estaba embrutecida, engañada, degradada y depravada.Y la dejaban en esa condición, pasando de lado como el sacerdote y el Levita hicieron con elhombre herido de la parábola. Pero Jesús no venía con una misión infructuosa como esa. Élcondena al mundo por el pecado por medio de Su Espíritu, pero no es para dejar al mundo enun estado de desesperación y sin esperanza de restauración, ¡sino para recuperarlo por Supoder! ¡Jesús tiene poder para sanar! Este es Su honor y Su renombre. ¡Tiene ojo de águilapara ver nuestras enfermedades, corazón de león para enfrentarlas valientemente, y la manode una dama para aplicar con suavidad el ungüento celestial! En Él se reúnen en perfección lostres ingredientes de un buen cirujano.

Amados, confío en que tanto ustedes como yo hemos conocido este poder de sanar ennuestros propios casos, y si es así, sabemos con toda certeza que es un poder Divino el queviene de nuestro Señor Jesús, porque Él es ciertamente Dios. Es solamente prerrogativa deDios curar las enfermedades espirituales. La enfermedad natural puede ser instrumentalmentecurada por los hombres, pero aun así, debe darse el honor a Dios que da el poder a lamedicina, y también da el poder al cuerpo humano para arrojar fuera la enfermedad. Pero encuanto a las enfermedades espirituales, estas tienen que ser tratadas únicamente por el granMédico. Él reclama esto como su prerrogativa: "Yo hago morir y hago vivir; yo hiero y tambiénsano." Y uno de los nombres selectos del Señor es Jehovah Rapha, El Señor que te sana. "Ycuraré tus heridas," es una promesa que no podía salir de los labios de un hombre; sólo de laboca del Dios eterno.

Por esta razón es que el Salmista clamó al Señor: "Sáname, oh Jehovah, porque mis huesos

están abatidos." Y también: "Sana mi alma, porque contra ti he pecado." También por estarazón, los piadosos alaban el nombre del Señor, diciendo: "Él sana todas nuestrasenfermedades." Él que hizo puede sanar  al hombre. El que al principio fue el creador denuestra naturaleza, puede crearla de nuevo. ¡Qué consuelo tan trascendente es que en laPersona de Jesucristo de Nazaret, tengamos a Dios Encarnado! "Porque en él habita

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corporalmente toda la plenitud de la Deidad." ¡Alma mía, no importa cuál sea tu enfermedad,este gran Médico puede curarte! ¡Si Él es Dios, Su infinito poder no conoce ningún límite! ¡Si Éles realmente Divino, no pueden haber fronteras para la majestad de Su poder!

Entonces ven con la ceguera de tu entendimiento. Acércate con la cojera de tu energía. Vencon la mano lisiada de tu fe. ¡Ven tal como eres, porque Él, que es Dios, ciertamente puedesanarte!

Nadie le dirá a la inundación de Su amor que sana: "Hasta aquí puedes llegar pero no másallá." ¡La enfermedad humana más lejana puede ser alcanzada por este gran Médico! ¡Tenconfianza tú, pobre corazón que dudas! ¡Ten una confianza inconmovible en el Divino Sanador!

Aunque nuestro Señor Jesús sanaba como Dios, recuerda que Él también poseía poder parasanar por causa de su naturaleza humana. ¿No está escrito: "El castigo que nos trajo paz fuesobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados"? Él no usó ningún otro remedio parasanar nuestra enfermedad de pecado, sino el de cargar Él mismo con nuestras enfermedades ydolencias.

Este es el gran remedio para todos los males. ¡Bendito sea el Hijo de Dios porque esamedicina tan amarga, no es para que la bebamos nosotros, sino que Él se la tomó toda! Éltomó la terrible copa en Getsemaní y la bebió completamente por nosotros. Los agudos cortescurativos hechos por la lanza no hieren nuestros cuerpos; Él los soportó en su propia carne.Cuando los torturadores abrieron surcos profundos, estos surcos no fueron abiertos sobre loshombros de los pecadores, sino sobre los hombros del Sustituto de los pecadores. ¿Alguna vezoíste, oh Tierra, de algún Médico como éste? ¿De alguien cuyos dolores, y pesares, ysufrimientos, y angustias, y tormentos, y aflicción, y muerte constituyen la única medicina pormedio de la cual elimina la enfermedad de los hombres? ¡Bendito Hijo de Dios, si yo confío enTi, viendo que Tú eres Dios, cuánto voy a amarte!

¡Cómo quiero confiar en Ti, viendo que eres humano! ¡Con qué gratitud voy a mirar a TuCruz para verte, mientras esas benditas fuentes de salud manan torrentes convertidos eninundaciones de sangre, y mientras Tu corazón, fuente de toda salud espiritual, está vertiendoun eficaz raudal celestial que lava todas sus enfermedades al pecador! ¡Vengan aquí, todosustedes enfermos de pecado, y miren al glorioso Hijo de Dios, hecho a semejanza de la carne,muriendo sobre la Cruz!

¡Vengan aquí, ustedes que lloran por su pecado, ustedes que están paralíticos y enfermospor la iniquidad! ¡Aquí hay poder, poder presente aún en el Salvador que muere para sanarlos,sin importar cuál sea su enfermedad!

Él sanó a todos los que lo necesitaban mientras residió aquí, y el costoso bálsamo de SuExpiación no ha perdido nada de su poder. El poder que estaba en Cristo para sanar, que salíade Él como Dios y como hombre, se aplicaba de manera preeminente, a quitar la culpa delpecado. Al leer todo este capítulo, uno se detiene con gozo en el versículo veinticuatro: "El Hijodel Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados." Aquí tenemos, entonces, unade las artes más poderosas del gran Médico; ¡Él tiene poder para perdonar pecados! Mientrasvivió aquí abajo, antes de que el rescate hubiera sido pagado, antes que la sangre hubiesesido literalmente rociada sobre el propiciatorio, ¡Él tenía poder para perdonar pecados! ¿Acasono tiene poder de hacerlo ahora que ha muerto? ¡Hermanos, qué poder debe residir en Él queha pagado con fidelidad, hasta el último centavo, las deudas de Su pueblo! ¡Ciertamente Éltiene poder, cuando vemos que ha terminado con la trasgresión y ha acabado con el pecado!

Si tienes alguna duda, ¡míralo levantándose de los muertos! ¡Velo cuando asciende rodeadode esplendor a la diestra de Dios! ¡Escúchalo intercediendo ante el Padre Eterno, señalando a

Sus heridas, argumentando los méritos de Su sagrada pasión! ¡Cuánto poder para perdonarhay aquí!

"Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres."  "A éste, lo haenaltecido Dios con su diestra como Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento yperdón de pecados." En este mismo instante, pecador, Cristo tiene poder para perdonar, poderpara perdonarte a ti y a millones como tú. Él ya no tiene que hacer nada más para ganar tuperdón. ¡Ya se ha hecho toda la obra de expiación! Respondiendo a tus lágrimas, Él puedeperdonar tus pecados hoy , y hacer que tú experimentes eso!

El puede soplar en tu alma, en este mismo instante, la paz con Dios que sobrepasa todoentendimiento, que surge de la perfecta remisión de tus múltiples iniquidades. ¿Puedes creereso?

¡Confío en que crees! ¡Quisiera que experimentes ahora que el poder de sanar que tiene el

Evangelio es poder para perdonar pecados! No te demores más tiempo para consultar alMédico de almas.Apresúrate a ir a Él con palabras como estas— "¡Jesús! ¡Señor! ¡Escucha mi súplica!Sálvame, sáname con una palabra.Sin fuerzas me encuentro a Tus pies Has oído mi débil queja."

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Esta no es la única forma del poder sanador que reside sin medida en nuestro gloriosoSeñor. Él sana el dolor del pecado. Está escrito: "Sana a los quebrantados de corazón y vendasus heridas."

Cuando el pecado es realmente manifiesto a la conciencia, se torna muy doloroso. Y es unabendición indecible que la conciencia efectivamente esté en paz. La convicción de pecado esmás aguda que un puñal que se clava en el corazón o que una flecha puntiaguda que atraviesael pecho.

Quien se haya dolido alguna vez, sometido a las punzadas de una conciencia que hadespertado, sabe muy bien que no hay dolor corporal que se le pueda comparar. Quebrantado

bajo la mano de Dios, un hombre se puede formar alguna idea acerca de las cuáles deben serlas miserias del infierno.Pero proporcional a ese dolor es el gozo por el alivio que Emanuel nos trae cuando nos

aplica un bálsamo mejor que el de Galaad y nos da la infalible medicina del cielo para el almaenferma.

Cuando Jesús es recibido con fe, Él quita todo nuestro dolor en un instante. ¡Una promesaaplicada por Su Espíritu, una gota de Su sangre que penetra en la conciencia, y de inmediatohay tanta paz tan honda y profunda que nada se le puede comparar! ¡Lo que el poeta escribióconcerniente a la recuperación de una enfermedad corporal, es doblemente cierto en relación ala restauración espiritual!— "Mira al hombre que se ha revolcado largamente Sobre lacama de espinas del dolor, Observa cómo recupera su vigor desgastado, Y respira ycamina nuevamente: La más pequeña flor del valle, La más simple nota queacompaña al turbión, El sol de todos, el aire, los cielos, Abren para él las puertas delParaíso."

¡Dios les otorgue a todos ustedes que temen Su nombre que el Sol de Justicia se levantecon el poder de sanar bajo Sus alas!

Jesús también quita el poder del pecado. Mi querido amigo, el pecado puede ser en tu casotan poderoso como un torbellino que te sacude a su antojo. Te sientes como si fueras hojassecas arrastradas por la tempestad. Apenas si tienes poder para resistir tus pasiones. Tal vezhas cedido durante tanto tiempo ante ciertas formas del mal que ahora eres claramenteimpotente en la contienda contra ellas. ¡Sin embargo, no te desesperes! ¡Cristo con todacerteza te puede liberar! El endemoniado tenía tal energía del mal dentro de él que rompió lascadenas y las ataduras con las que había sido atado. Se hizo él mismo cortaduras con unaspiedras y aullaba durante toda la noche en medio de las tumbas. ¡Pero cuando Jesús se acercóa él muy pronto se le pudo ver vestido y en su pleno juicio, sentado con mansedumbre a lospies del gran Médico!

¡De igual manera ocurrirá contigo, pobre cautivo del mal! ¡No pienses que tienes que ser unborracho, o que tu temperamento irascible tenga que controlarte siempre! No concibas quetienes que ser siempre un esclavo de la lujuria, o ser llevado cautivo a voluntad del demonio.¡Hombre, donde está Cristo, hay esperanza para ti! Y a pesar de que tienes esa enfermedaddesde que naciste, una palabra salida de los poderosos labios del Hijo de Dios te puede curar,devolverte la salud! El poder del Evangelio es un poder para sanar al culpable del dolor y de lainfluencia del pecado.

Jesucristo vino al mundo para destruir las obras del diablo en todas sus formas. No debeolvidarse que el Señor Jesús puede curarnos de nuestras recaídas. He escuchado que algunosdicen que una recaída es frecuentemente más temida por el médico que la enfermedad inicial,y que hay frecuentemente un período en el proceso de convalecencia cuando el virus de la

enfermedad recobra renovadas energías y el médico siente que es en ese momento, y no alprincipio, cuando se tiene que pelear la verdadera batalla.

Hemos conocido a algunos hombres que han profesado la fe, y confiamos que fueronrenovados, pero que han ido para atrás y son como el perro que se volvió a su propio vómito,y la puerca lavada que volvió a revolcarse en el cieno. Hemos tenido que lamentarnos dealgunos en quienes el cambio parecía muy grande, pero era superficial, y pronto el poder delmal retornó sobre ellos. ¡Pero, lector caído, Jesús puede sanarte de tus caídas! ¡Cuántamisericordia es esa! "Yo los sanaré de su infidelidad. Los amaré generosamente, porque mifuror se habrá apartado de ellos," ¡Qué importa que seas siete veces más un hijo del infiernode lo que eras antes, sin embargo, aún así, la eterna misericordia que sacó a una legión dedemonios de un hombre, hace ya tiempo, puede sacarlos de ti!

El poder de sanar de mi Señor es tal que si has recaído hasta el fondo, aún así Él te dice:

"¡Regresa!¡Regresa! ¡Regresa!"Habrá mayor gozo por ti , pobre oveja perdida, que por las noventa y nueve que no se

extraviaron. Él se gozará más de recibirte, hijo pródigo errante, que el gozo que tiene por elhijo que siempre permaneció en la casa de su padre. Resumiendo, mi Señor, como un Médico,

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cura de manera súbita. ¡Él solamente toca y la salud se recupera de inmediato! Él realizacuraciones de todo tipo. Aquellas enfermedades que han servido de piedra de tropiezo paraotros médicos han sido rápidamente curadas por Él. Él nunca falla. No tiene en Su diarioregistrado ningún caso que haya superado Su poder omnipotente. Él sana con efectividad; laenfermedad no puede reinar ya más, una vez que ha sido destronada por Él. Cuando lanza aldemonio fuera de un hombre, ese demonio no regresará nunca.

¡Él sana con Su palabra aun a los que piensan que no pueden ser sanados! En relación a lasalmas, no hay ningún hospital para enfermos incurables, pues no hay nadie incurable. ElAmigo de los pecadores "también puede salvar por completo a los que por medio de él se

acercan a Dios." Casos de enfermedades tan terribles que los hombres dicen: "Apártenlos denuestra vista." ¡Vicios tan detestables que su simple mención hace enrojecer la mejilla de lamodestia! ¡Casos como estos la mano maestra de Emanuel puede sanar! Para Dios no hayimposibles, y para el Hijo de Dios no hay nada difícil! ¡Él puede salvar al peor de todos lospecadores, y al más vil de los hombres! En el grado más alto que se pueda concebir, el poderdel Evangelio es poder de sanar. ¡Ven, pobre pecador, y míralo a Él que puede sanar tusheridas mortales! ¡Ven y míralo a Él y vive!— "Levanta hacia la Cruz tus ojos llorosos, ¡Heaquí, el Príncipe de Gloria muere!

Él muere extendido sobre el madero, Derramando un bálsamo soberano para ti."II. Una segunda observación surge del texto. HAY PERÍODOS ESPECIALES EN LOS QUE SE

MANIFIESTA DE MANERA ESPECIAL EL PODER DE SANAR. El versículo que estamos analizandodice que un cierto día el poder del Señor estaba con él para sanar, y por esto yo entiendo, noque Cristo no es siempre Dios, ni tampoco que algunas veces era incapaz de sanar, sino queentiendo que había ciertos momentos en los que Le agradaba manifestar Su divina energíapara sanar en grado no acostumbrado. El mar nunca está vacío. Siempre está igual de llenotanto en un momento como en otro, pero no siempre está a punto de desbordarse. El solnunca está a media luz.

Brilla con igual fuerza a todas horas, y sin embargo no siempre tenemos día, ni tampocopodemos bañarnos siempre en el calor del verano.

Cristo es la llenura misma, pero esa llenura no siempre se desborda. Él puede sanar, perono siempre está ocupado en sanar. Hay momentos en los que el poder de salvar se manifiestamás de lo usual, tiempos de refresco, estaciones de avivamiento, días de visitación, díasaceptables, días de salvación. Cualquier estudiante de la historia del mundo que la haya leído ala luz de la verdadera religión habrá observado que ha habido períodos especiales en los que elpoder de Dios ha estado presente de manera especial para sanar a los hombres. Mi convicciónsolemne es que estamos viviendo en uno de esos períodos, que el momento presente es unode esos momentos prefijados cuando el poder de Dios se manifiesta de manera especial.

Deduzco esto de muchas señales, incluyendo este texto que ayuda a mi convicción.Observen que en la ocasión mencionada en el texto había un gran deseo de la multitud de oír la Palabra. Al principio del capítulo leemos que se agolpaban sobre Él junto al lago. Másadelante los encontramos viniendo de todas las aldeas en grandes multitudes. Se hace unaespecial mención de maestros de la ley y de fariseos, los últimos en ser impresionados, peroque sin embargo, conmovidos por el entusiasmo general, se encontraban mezclándose con lamuchedumbre. Se nos informa que el pueblo se aglomeraba alrededor de la casa de talmanera que el paralítico no podía ser metido a la casa, excepto bajándolo por el tejado enmedio.

¡Cuando el poder de Dios se está moviendo hay un movimiento correlativo entre la gente!

Querrán oír cuando el poder de Dios está con el predicador. Consideren como un signo de laGracia Divina cuando las casas dedicadas al culto de adoración están llenas. Estén seguros queel Señor va a llenar las redes cuando los peces se junten alrededor de la lancha. No podemosesperar que el Evangelio sea bendecido para quienes no lo escuchan. Podemos esperar contoda legalidad y propiedad que sea una bendición para quienes tienen una intensa necesidadde escucharlo. En este momento veo un avivamiento religioso en medio de las masas deLondres, no tan grande como uno quisiera, pero sin embargo allí está y debemos estaragradecidos por eso.

No tendremos que aguantar por largo tiempo las tonterías del Puseyismo, la opinión públicanos ayudará a derrumbarlo. Ha tomado mucho tiempo para que nuestra nación se despierte,pero se despertará después de todo. Me parece que veo la marea del sentimiento popularyendo en la dirección correcta. Los hombres están ahora ocupados con pensamientos

religiosos, y ya sea que piensen correcta o incorrectamente, hay un mayor interés por laverdad religiosa de lo que hubo antes. Y allí donde los ministros predican con sencillez y conamor el Evangelio de Cristo, en ese momento siempre tienen oyentes. Este es un signo ciertode que el poder del Señor está presente para sanar.

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Observen a continuación que el poder de sanar estaba claramente presente cuando Cristoestaba enseñando. Presten mucha atención a la hora favorecida, "Jesús estaba enseñando."Jesús vinculaba la curación con la enseñanza. Así sucedía con la curación material, y conmayor razón con la curación espiritual , pues "la fe es por el oír, y el oír por la palabra deCristo." Hermanos, ¿acaso no hay en medio de nuestros hermanos, que sean con certezanuestros hermanos, más enseñanza de Cristo que antes?

Estoy persuadido que la mayoría de mis hermanos predican con mayor fidelidad que antes yen su totalidad la sencilla verdad de Cristo Jesús. La enseñanza está regresando a los púlpitos.

Ahora préstame mucha atención, querido lector, ya seas salvo o no, si tú estás presente en

el lugar donde Cristo es predicado en su totalidad, donde es levantado, exaltado, proclamado,y recomendado a ti, entonces estás en un lugar donde Él también está presente para sanar.¿Acaso no está escrito: "Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos a mí mismo"?Una señal adicional del poder presente se encuentra muy claramente en la gente enferma quefue sanada por Jesús. Nosotros también sabemos que en este mismo templo no pasa undomingo sin que se conviertan algunas almas. Tenemos el testimonio de casos de cientos depersonas a quienes Dios ha bendecido por medio de la historia de la Cruz presentada demanera sencilla. Esta es una prueba positiva que cuando se enseña el tema de Cristo, y lasalmas están siendo bendecidas, Él está presente de una manera admirable, para sanar.

Debemos notar otra cosa, es decir, que este tiempo particular mencionado en el texto fueprecedido por una temporada especial de oración por parte del principal Actor. ¿Se dieroncuenta de eso? Él se retiró y oró, y entonces el poder del Señor estaba presente para sanarlos.¿Es entonces así, que aún en relación con Cristo Mismo, el Señor y Dador de Vida, en quienhabita la plenitud de la Deidad, y que poseía al Espíritu sin medida, sin embargo antes que eseEspíritu se manifieste públicamente en un alto grado debe haber un retiro especial para laoración ferviente? ¡Con cuánta sencillez esto nos dice que la Iglesia debe orar si quiere tener elpoder de sanar! Y hermanos y hermanas míos, ¡nosotros hemos orado! ¡Ha habido tantaoración en esta congregación que no creo que alguien nos haya ganado, aún en los tiemposapostólicos!

¡El lunes pasado fue un día de lucha de tal naturaleza que la bendición no podía sinoderramarse!

¡Casi he cesado de pedir más! ¡Espero en una anticipación gozosa la visitación del cielo! ¡Novengo ahora como un sembrador sino más bien como un cosechador! ¡Creo que la red ya tienemuchos peces y lo único que tenemos que hacer es arrastrarla a tierra!¡Dios quiera que la redno se rompa a causa de la multitud de peces! Dios está con nosotros, y ciertamente está connosotros hoy en este templo.

Maravillas de la Gracia Divina están siendo realizadas: ¡mientras aún estamos hablando hayhombres que están siendo inclinados a mirar a Cristo! ¡Mientras Lo estamos poniendo en alto,ojos llenos de lágrimas están mirando hacia Él! En muchos corazones se puede escuchar elgrito: "Me levantaré, iré a mi padre."

Ahora, con todas estas señales que se juntan: un deseo de escuchar, un tiempo establecidode oración privada, la enseñanza de la Palabra, y la bendición manifiesta de almas bajo esaPalabra, entiendo que hemos llegado en este momento a ese estado descrito en el texto.

III. Pasando a un tercer pensamiento, observamos que CUANDO EL PODER DEL SEÑORESTÁ PRESENTE PARA SANAR, PUEDE NO SER VISTO EN TODOS, PERO PUEDE MOSTRARSEEN ALGUNOS CASOS ESPECIALES Y NO EN OTROS. Es una triste reflexión que algunoshombres pueden estar en la región del poder Divino sin sentir sus operaciones. He leído y

releído este versículos muchas veces con un objetivo: hacer que el versículo quiera decir quelos fariseos y los doctores de la ley estaban presentes y que el poder del Señor estabapresente para sanarlos a ellos.

Pero el texto no nos enseña eso. El poder del Señor no estaba presente para sanar a losdoctores ni a los fariseos, puesto que ellos no fueron sanados. La palabra "ellos" concuerdacon un sustantivo más distante, de acuerdo con el uso frecuente del Nuevo Testamento por elcual los pronombres no están orientados a referirse al sustantivo más cercano, sino a uno másremoto. El poder de Dios estaba presente para sanar a los enfermos; no para sanar a losdoctores ni a los fariseos. ¡Sin embargo, cuán cerca estaba la salud de ellos, pues si hubieranconocido su enfermedad, y hubieran querido confesarla, había poder suficiente para curarlos aellos!

Pero como ocurrieron las cosas, no encontramos que ninguno de ellos haya sido sanado. Ni

un solo doctor de la ley, ni ningún fariseo sintió el poder que estaba pasando tan cerca de ellosque estaban sorprendidos y asustados y buscando escapatorias. Queridos lectores, esta mismatriste observación puede ser aplicada a algunos de mis lectores ahora. Pueden ser miembrosde una congregación que se encuentra siendo visitada por la Gracia Divina de Dios de maneraadmirable, pero a pesar de eso puede no haber poder presente que opere en sus corazones

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para sanarlos. Observarán que los que no recibieron esta Gracia no eran las  prostitutas. Apesar de ser infames en su carácter, sintieron el poder del amor de Jesús y entraron en SuReino. Vemos que este poder no faltaba entre los  publicanos, pues vemos un ejemplo en eltexto de uno que hizo una gran fiesta en su casa para Cristo.

¿Dónde entonces no había poder? ¿Dónde no era buscado y dónde no era sentido? Era, enprimer lugar, entre la gente conocedora: los doctores de la ley. Estos maestros sabíandemasiado para someterse a la enseñanza del Gran Maestro. Existe tal cosa como saberdemasiado para saberlo todo, y ser demasiado sabio para ser cualquier cosa excepto un tonto.El conocimiento de los doctores era ese conocimiento que infla, no el conocimiento que viene

de Dios. ¡Ah, querido lector, ten cuidado del conocimiento de la cabeza cuando no hayconocimiento del corazón! Ten cuidado de ser tan ortodoxo que te erijas como juez delpredicador, y rehúses ser obediente a la Verdad de Dios.

Ten cuidado de decir: "Oh sí, sí, sí, sí, eso es aplicable para Fulano de Tal, y además estámuy bien dicho." No critiques, sino siente. Sería mejor para ti que no fueras más que unsimple hombre que va con su arado, silbando una tonada mientras ara, que nunca hubieraescuchado estas cosas hasta hoy, y que ahora las ha escuchado y las ha recibido por primeravez en toda su novedad, y poder, y belleza.

¡Esto sería mucho mejor para ti que haberlas escuchado hasta que timbraran en tus oídoscomo la campana que has oído cada domingo, de cuya monotonía ya estás cansado! Tencuidado que no vayas al infierno con una piedra de molino de sana doctrina atada a tu cuello,puesto que si vas a ser condenado, da lo mismo que perezcas conociendo la Verdad de Diosque no conociéndola!

No, si captan la fórmula y se adueñan del credo, y se imaginan ser maestros de otros, esaún más fácil perecer en ese estado que si vinieran a oír la Palabra sin haberla escuchadoantes en su mensaje de alegría. ¡Estos eran los conocedores que no tenían poder para sersanados! Más aún, esos que tenían un buena opinión de sí mismos no recibieron ningunabendición. ¡Los fariseos! ¡No había nadie mejor, desde Dan hasta Beerseba, que los fariseos, silos evaluáramos según su propio testimonio!

Observen con el debido respeto su carácter público. ¿No eran eminentísimos? ¡Vean laamplitud de los bordes de sus vestiduras! ¡Cuán visibles eran sus filacterias! ¡Cuándiligentemente se lavaban las manos antes de comer! ¡Cuán escrupulosos eran acerca de colarlos mosquitos del vino! ¡Cuán cuidadosos de entregar el diezmo de la menta, del eneldo y delcomino! Sin embargo estas fueron las personas que no obtuvieron ninguna bendición de Jesús.Eran demasiado buenos para ser salvados.

¡Cuánta gente igual no hay! "Bien" dice uno, "sé que nunca le he robado a nadie. Heeducado respetablemente a mi familia y me he conducido con tal decoro que nadie puedeencontrar alguna falla en mí."

Correcto, y por lo tanto no tendrás a Cristo porque tú estás sano y no tienes necesidad deun médico.

"Ah," dice alguien por ahí, "con toda seguridad si cumplimos con nuestra obligación de lamejor manera que podamos estaremos bien." ¡Si piensas así encontrarás que cuando hascumplido con tu deber de la mejor manera que puedes, no tendrás ni parte ni participación delSalvador ya que evidentemente, de acuerdo a tu propia demostración, no lo requieres! ElSeñor Jesús tomará tu propia demostración y dirá: "Nunca te conocí. ¿Cómo podría conocerte?Nunca estuviste enfermo. Nunca me necesitaste. Tú declaraste que estabas sano, y no tequisiste inclinar para aceptar la salvación que Yo, el Salvador, vine a traer." Así te hablará

Jesús pues ahora orgullosamente desprecias Su Gracia.Una vez más, quienes no obtuvieron la bendición fueron no solamente los sabios y los

buenos, sino también los indiferentes. Como podemos observar, no vinieron para recibir lapredicación, sino para que Cristo sólo predicara ante ellos. Ese era el viejo estilo de losprefacios de sermones: "Un sermón predicado ante el honorable y admirable Señor Fulano deTal." Pero esa es la peor manera de predicar en cualquier lugar, predicar ante la gente.Predicarle al corazón de la gente es la única predicación digna de ser escuchada y digna de serpredicada. Pero no vinieron para que Cristo los operara, no eran sus pacientes, eranúnicamente visitantes en los hospitales. Como visitantes iban alrededor de las camas yrevisaban las recetas colocadas en las cabeceras de los enfermos y observaban cada caso.

Y cuando vino el médico y comenzó a ejercer su oficio en los enfermos, estaban parados allí observando su tratamiento, imaginando en todo momento que ellos mismos no estaban

enfermos. Si hubieran estado en sus lechos de enfermos podrían haber sido sanados, pero sólose interesaron de manera superficial en la curación, pues no vinieron para participar en ella.¡Mucho cuidado, queridos lectores, no vayan a los lugares de adoración como simplesespectadores! ¡No habrán espectadores en el cielo! ¡Ni tampoco habrán espectadores en elinfierno! Mucho cuidado de no jugar a ser espectadores en la adoración de Dios aquí. Cada

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Verdad de Dios dicha por los siervos de Dios tiene mucho que ver contigo. Si es amenazante yestás en hiel de amargura, es tuya; ¡tiembla al oírla!

Si es la promesa de amor Divino, entonces si no eres partícipe de ella, debes de sentirtemor, vergüenza y alarma y volar a Cristo para que puedas participar de ella. Quienes noobtienen ninguna bendición son los que suponen que no la necesitan particularmente,habiendo venido simplemente para ver y ser vistos, pero no para recibir la curación. Quienesno sintieron el poder sanador se burlaban y dudaban. Más adelante en el mismo capítulodijeron: "¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?" Cuando un hombre no obtieneningún bien del ministerio, es casi seguro que piensa que no hay ningún bien en el ministerio.

Y cuando él mismo, agachándose a beber, no encuentra agua en el río, concluye que estáseco, no se da cuenta que es su propia rodilla terca la que no se dobla o que su bocavoluntariamente no se abre para recibir el Evangelio.

Pero si discuten, si hacen preguntas, si disputan, conocemos su raza. Entendemos a quéraza pertenecen, y sabemos lo que les dijo Jesús hace tiempo: "¡Serpientes! ¡Generación devíboras! ¿Cómo os escaparéis de la condenación del infierno?" Si alguien no escaparáseguramente serán quienes solamente oyen el Evangelio para hacerlo el motivo de susarcasmo y el objeto de su ridículo; que miran con desprecio a la Cruz misma con un Salvadoragonizante sobre ella y enrollan su lengua contra su mejilla y hacen burla y sarcasmo de lasagonías del Redentor del mundo.

¡Tengan mucho cuidado de no tener esas burlas en sus bocas aquí en la tierra, porque luegotendrán que digerirlas en el infierno! Tengan cuidado de que su burla no se vuelva contraustedes en el Último Gran Día cuando las palabras de Salomón tendrán su cumplimiento:"Pero, por cuanto llamé, y os resististeis; extendí mis manos, y no hubo quien escuchara, yotambién me reiré en vuestra calamidad.

Me burlaré cuando os llegue lo que teméis." Había personas, entonces, para quienes elpoder presente de sanar de Cristo no sirvió para nada y puede haber tales personas ahora.Amigo mío, ¿eres tú uno de ellos?

IV. En último lugar, quiero que los cristianos observen aquí que CUANDO EL PODER DECRISTO ESTABA PRESENTE HACÍA FLUIR LA ENERGÍA DE QUIENES ERAN SUS AMIGOS PARATRABAJAR MIENTRAS ESE PODER ERA MANIFIESTO. Mis queridos hermanos y hermanas,especialmente los miembros de esta iglesia; lo que tengo que decir está dirigido con todasinceridad a ustedes.

Ustedes podrán percibir que tan pronto como se descubría que el poder de sanar, loscorazones amantes deseaban traer a otros para que también pudieran experimentarlo. Cuatropersonas tomaron cada esquina de la cama y trajeron a un paralítico que no podía venir por sí mismo. Lo bajaron por el tejado en medio con mucha incomodidad. Dios está bendiciendo a laIglesia ahora. ¡Los cristianos, hombres y mujeres, se unen para orar por los amigos que nopueden o no quieren orar por sí mismos! Y si te encuentras con alguno que sufre de unaprofunda angustia, que paralizado por la desesperación no puede levantar el dedo de la fe,esfuérzate por traerlo para que oiga el Evangelio. ¡Tráiganlos donde Cristo está haciendomilagros!

Si uno de ustedes no puede prevalecer para traer el caso ante el Señor, únanse dos deustedes. Si dos no bastan, que cuatro mezclen sus peticiones. Si cuatro no son suficientes,díganlo a la Iglesia y pidan la oración de todos. Pero esfuércense por traer pecadoresmoribundos donde Cristo está haciendo milagros espirituales. Si leen más adelante en estecapítulo, comprenderán cómo se puede traer a algunas personas al Salvador que de otra

manera nunca oirían acerca de Él. Leví hizo una gran fiesta, pues pensó: "Quisiera que Jesúsviniera y predicara a los publicanos. Son muy grandes pecadores, igual que yo. Si yo lograraque al menos Lo escucharan, podrían ser convertidos."

"Pero," pensó él, "si les pregunto dirán que no pueden darse el lujo de perder un día detrabajo. No les interesa oír un sermón. Así que (dijo él) los voy a atraer de esta manera: losvoy a invitar a mi casa a una fiesta. Entonces seguramente que vendrán, y después le pediré aJesús que venga y coma con ellos, y sé que Él no los va a dejar ir sin darles una buenapalabra." ¡Así que como verán, él usó las artes de los cazadores de pájaros cuando estánansiosos de tomar a su presa! De la misma manera, ¿no podrían ustedes estar alerta ypreocupados con los que les rodean como Leví lo estaba? ¿No podrían invitar a los perdidos y alos que no guardan el domingo, a la casa de ustedes o de alguien más, y usar medios paratraerlos bajo el sonido de la Palabra de Dios?

¿Qué acaso, si tienen unas pocas flores en su cuarto, cuando llueve en el verano, no lassacan para que reciban la lluvia? Ustedes ponen todas las macetas fuera en el jardín bajo lalluvia. Hagan lo mismo con sus amigos, con sus vecinos, con sus hijos, con sus parientes.Mientras cae la lluvia de la Gracia Divina, traten de ponerlos bajo su influencia. ¡Y si no vienende una manera, traten otras maneras!

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¡Solamente pónganlos donde el poder del Señor está presente, pues tal vez pueda mirarlosy ellos a su vez puedan mirarlo a Él para ser sanados!

Y oh, déjenme decirles para terminar, que si no se salvan tú no tendrás ningunaresponsabilidad, de la misma que después de hoy yo no tengo ninguna responsabilidad. Leshemos proclamado a ustedes, muchas veces, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a lospecadores. Les hemos dicho que el Padre celestial está deseoso de recibir a los pecadores quevienen a Él. Que Él se goza en la misericordia. Que Él puede quitar completamente el pecado.Les hemos dicho que la sangre de Cristo puede limpiar al más sucio, que todo tipo de pecadosy blasfemias les serán perdonados a los hombres. Les hemos urgido a salir volando veloces

como palomas hacia las heridas de Jesús.El poder del Espíritu de Dios ha llevado a muchos de ustedes a venir a Él, ¡y ustedes sonsalvos!

Pero debemos lamentar que todavía hay una multitud de personas que no son salvos.Bueno, si ustedes perecen, no es porque Cristo no ha sido predicado en sus calles. Bajarán alinfierno, algunos de ustedes, con la luz brillando en sus párpados, pero con sus ojosvoluntariamente cerrados a ella. Ustedes van a perecer con la voz de la Misericordia sonandoen sus oídos. Y en el infierno ustedes serán un terrible monumento a la justicia de Dios quienentonces les dirá: "Ustedes pecaron contra la luz y el conocimiento, contra el amor y lamisericordia."

Si perecieron los que despreciaron la ley de Moisés, cómo escaparán ustedes si descuidantan grande salvación? Que el Espíritu Santo ahora, con poderosa energía, aplique la preciosasangre de Jesús a cada uno de mis lectores, y a Dios sea la gloria por toda la eternidad. Amén— "Bendito Salvador, a Tus pies me arrojo, Para recibir allí mi salvación o morir.

Pero la Gracia prohíbe ese pensamiento doloroso Porque la Gracia poderosatriunfa aquí.

Tú sacarás el dardo envenenado, Vendarás y sanarás el corazón herido.Adorna mi cara con la salud recuperada Y cambia en luz la lúgubre oscuridad."

EL EVANGELIO GLORIOSO DEL DIOS BENDITONº 758

Sermón predicado el Domingo 30 de Junio de 1867, En el Tabernáculo Metropolitano,Newington.

"Según el evangelio de la gloria del Dios bendito, que me ha sido encomendado." 1 Timoteo 1:11.

Este versículo aparece justo después de una larga lista de pecados, que el apóstol declaraque van en contra de la sana doctrina; de lo que concluimos que una prueba de la sanadoctrina es su oposición a toda forma de pecado. Cualquier doctrina que de alguna maneraquite importancia al pecado puede ser popular, pero no es sana doctrina: aquellos que hablanmucho de la solidez de su doctrina, pero que por sus vidas revelan la corrupción de suscorazones, necesitan estar avergonzados de su hipocresía más bien que orgullosos de suortodoxia. El apóstol nos ofrece en este versículo, otra medida que nos sirve para probar esasdoctrinas; nos dice que la sana doctrina siempre es evangélica-"sana doctrina según elevangelio de la gloria." Cualquier doctrina que enaltece la voluntad o el mérito del hombre,

cualquier doctrina que exalta las ceremonias y los oficios de los sacerdotes, cualquier doctrina,pues, que no coloca a la salvación sobre el único fundamento de la gracia libre, no es sana.Estos dos puntos son absolutamente necesarios en toda enseñanza que profese venir de Dios;debe recomendar y promover la santidad en la vida; y, al mismo tiempo, debe, más allá detoda duda, ser una declaración de gracia y misericordia a través del Mediador.

Nuestro apóstol, por el sentido de su carta, fue llevado a citar el evangelio; y entonces, enun momento, vistiendo alas de fuego, se remonta en un arrebato de alabanza, y lo llama"evangelio de la gloria del Dios bendito."

Tal es su modo de escribir generalmente, que si se encuentra con un pensamiento favorito,se aleja de manera tangencial del tema que pretendía explicar, y no regresa hasta que suespíritu ardiente se refresca otra vez. En este caso, y antes que se diese cuenta, su alma lopuso sobre los carros de su generoso pueblo. Su corazón resplandeciente vertía el elogio más

cálido sobre ese tesoro escondido, esa perla de inmenso precio, que él valoraba por sobretodo, y cuidaba con un celo sagrado. Me parece ver el rostro radiante del apóstol del Señor,cuando con sus ojos centelleantes dicta las palabras, "El evangelio de la gloria del Diosbendito, que me ha sido encomendado."

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Nuestro tema nos proporciona un vasto océano para explorar, pero nuestro tiempo es corto,y nuestra barca es pequeña, y la atmósfera en esta capilla está tan cálida y pesada quedifícilmente se puede respirar, que prefiero mantener un enfoque directo, sin distraerlos conmuchos matices.

Abrir el texto en toda su anchura y su profundidad sería un ejercicio adecuado para elintelecto más elevado, pero nos debemos contentar con unos comentarios aplicables yprácticos, y que el Señor nos conceda tejerlos en forma de un mensaje que busque llevar a suscorazones a la reflexión.

I. En primer lugar, Pablo alaba al evangelio hasta lo máximo llamándolo "el evangelio de la

gloria del Dios bendito:" ¿HEMOS EXPERIMENTADO SU EXCELENCIA?Es necesario hacer esa pregunta aun en esta congregación; porque hasta para las grandesmultitudes que asisten a nuestras casas de oración, el evangelio es un tema seco y sin interés.Oyen la palabra porque es su deber; se sientan en los bancos porque la costumbre requiere deun respeto externo a la religión; pero ellos no piensan que el evangelio tenga en sí nada deglorioso, nada que pueda mover al corazón o que acelere nuestro pulso. El sermón es lento, elservicio aburrido, todo el asunto es un cansancio al cual sólo la cortesía hace que la gente seaguante. Algunas personas hacen de la religión un asunto de necesidad, como el caballo que

 jala un carretón; pero si esa necesidad de respetabilidad no existiera, serían felices de escaparde ella como lo es el caballo cuando se libera de su carga y deja atrás el estruendo de lasruedas. Es necesario, entonces, hacer la pregunta; y se las haré en tres o cuatro maneras.Pablo llama al mensaje sagrado de misericordia el evangelio. ¿Ha sido evangelio paranosotros?

La palabra es simple, y no necesito recordarles que significa "buena nueva." Ahora bien, ¿hasido el evangelio "buena nueva" para nosotros?

¿Ha sido alguna vez "nueva" para ustedes? "Lo hemos oído tan a menudo," diría alguien,"que no podemos esperar que sea novedoso para nosotros. Fuimos educados por padrespiadosos; nos llevaron a la escuela dominical; hemos aprendido el evangelio desde nuestra

 juventud; no puede ser novedoso para nosotros." Déjenme decirles que, no conocen la palabrade reconciliación a menos que haya sido, y todavía lo sea, una nueva para ustedes. Para cadahombre que se salva por el evangelio, viene como una nueva tan nueva, fresca y asombrosa,como si nunca antes la hubiera oído. La letra puede ser vieja, pero el significado interior es tannuevo como si la tinta estuviera fresca todavía en la pluma de la revelación.

Confieso que fui educado en la piedad, colocado en mi cuna por manos cargadas de oración,y arrullado con canciones que cantaban a Jesús; pero después de haber oído el evangeliocontinuamente, línea sobre línea, mandato sobre mandato, un poquito allí, otro poquito allá,sin embargo, cuando la palabra del Señor me llegó con poder, fue tan nueva como si yohubiera vivido entre las tribus remotas del África central, y nunca hubiera oído la noticia de lafuente limpiadora llena con la sangre que fluye de las venas de nuestro Salvador. El evangelioen su espíritu y poder siempre lleva el rocío de su juventud; brilla con la frescura de lamañana-su fuerza y su gloria permanecen para siempre. ¡Ah! Mi querido lector, si alguna vezhas sentido tu culpa, si te has sentido cargado bajo su peso, si has mirado dentro de tucorazón para encontrar alguna cosa buena, y te has sentido amargamente desilusionado, sihas ido para arriba y para abajo por todo el mundo para probar este o ese esquema paraconseguir consuelo, pero todos te han fallado como pozos secos en el desierto que se burlandel viajero, será una dulce noticia para tu corazón que hay salvación ahora en el Salvador. Esuna muy refrescante nueva la voz de Jesús que dice: "Venid a mí, y yo os haré descansar."

Aunque has oído el llamado externo miles de veces, aún así, cuando llegue a tu corazón lapropia voz de Jesús, será tan sorprendentemente fresca para ti como si estas paredes mudasde pronto encontraran una voz, y revelaran los misterios que han sido ocultos desde lafundación del mundo. A cada creyente, el evangelio le llega como nueva de la tierra al otrolado del río, la mente de Dios revelada por el Espíritu de Dios a sus elegidos.

Es buena nueva también. Ahora, ¿has experimentado al evangelio como bueno para ti,lector? Bueno en el mejor sentido, enfáticamente bueno, bueno sin ninguna mezcla de mal,eso es el evangelio para aquellos que lo conocen: ¿así es para ti? ¿Has sentido profundamentela abrumadora deuda que tienes con la justicia de Dios, y luego has recibido lleno de gozo lainformación de la gracia de que todas tus deudas han sido pagadas?

¿Has temblado bajo la nube cargada de truenos de la ira de Jehová que estaba lista paradescargar su tempestad sobre ti, y has oído la tierna voz de la misericordia que dice: ¿"He

borrado como niebla tus rebeliones, y como nube tus pecados."? ¿Has sabido alguna vez loque significa ser completamente absuelto, estar ante Dios sin miedo, aceptado en el Amado,recibido como un hijo querido, cubierto con la justicia de Cristo? Si es así, el evangelio ha sidociertamente "bueno" para ti. Tomándolo con la mano de la fe, y sintiendo su poder en tu alma,lo consideras la mejor nueva que ha venido de Dios para el hombre.

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Te voy a pedir que respondas con sinceridad a mi pregunta como si estuvieras ante lapresencia de Dios; que ningún hombre esquive esta pregunta tan vital: eso que Pablo llama elevangelio, ¿lo has experimentado tú como evangelio? ¿Ha hecho saltar tu corazón alguna vez,como si fuera una de esas noticias que te estimula y te hace feliz? ¿Te ha parecido alguna vezla cosa más importante de todas? Si no es así, no sabes lo que significa el evangelio. Oh, dejaque mis ansiosas preguntas te muevan tiernamente a preocuparte por los asuntos de tu alma,y que busques al Señor Jesús para vida eterna.

Cuando Pablo llama al mensaje de misericordia "el evangelio," le agrega un adjetivo—"el evangelio de la gloria," y es un evangelio glorioso por mil razones: glorioso en su antigüedad;

antes que los rayos de la primera mañana ahuyentaran a las primeras sombras, este evangeliode nuestra salvación estaba ordenado en la mente del Eterno. Es glorioso porque es eterno-cuando todas las cosas hayan pasado como la blanca escarcha de la mañana se disuelve anteel sol que sale, este evangelio existirá en todo su poder y gracia. Es glorioso porque revela lagloria de Dios más claramente que todo el universo. Ni los innumerables mundos que Dios hadiseñado, aunque nos hablen con el lenguaje de la elocuencia más elevada desde sus esferascelestiales, pueden proclamar el carácter de nuestro Padre celestial como lo hace el evangelio."Los cielos proclaman la gloria de Dios," pero el evangelio que nos habla de Jesús tiene unmensaje más dulce y más claro. El poeta habla del grande y ancho mar en donde la formatodopoderosa refleja la tempestad; así, ciertamente, el dedo de Dios se puede reflejar a sí mismo, pero mil océanos no pueden reflejar al Infinito mismo-el evangelio de Jesucristo es elúnico espejo fundido en el que Jehová puede ser visto. En Jesús no sólo vemos pasar la gloriade Dios, tal como Moisés la vio cuando observó los bordes del manto de Jehová en lahendidura de la roca, sino que Dios en su totalidad se revela en el evangelio de Jesús, demanera que nuestro Señor pudo decir, "El que me ha visto, ha visto al Padre." Si el Señor esglorioso en santidad, así lo revela el evangelio. ¿Es gloriosa su diestra en poder? Así habla deÉl el evangelio.

¿Es el Señor el Dios de amor? ¿No es esto el genio del evangelio? El evangelio es gloriosoporque cada atributo de la Divinidad se manifiesta en él con un esplendor único.

Pero quiero llegar directo a sus conciencias preguntándoles, ¿el evangelio es  para ustedesun evangelio glorioso? Amados amigos, podemos conocer mucho nuestra situación por larespuesta que demos a esa pregunta.

El evangelio, visto con estos ojos y oído con estos oídos externos será, como el Señormismo, "una raíz seca. No hay parecer en él, ni hermosura;" pero el evangelio entendido porun corazón renovado, será una cosa completamente diferente. Oh, será el evangelio de lagloria seguramente, si ustedes son levantados en una nueva vida, para gozar de lasbendiciones que les trae. Así que, les suplico que respondan a la pregunta: y para ayudarlos,déjenme recordar al pueblo de Dios cuán glorioso ha sido el evangelio para ellos. ¿Recuerdanel día que el evangelio tomó por asalto el corazón de ustedes? Nunca podrán olvidar cuando elgran ariete de la verdad comenzó a golpear contra las puertas de la fortaleza tras la que separapetaba el alma. Recuerden como reforzaron los postes y las barras, y se enfrentaron alevangelio, resolviendo no ceder. A veces fueron impulsados a llorar a causa de lasimpresiones, pero secaron sus lágrimas pasajeras- la emoción fue "como la niebla de lamañana y como el rocío del amanecer."

Pero el amor eterno no quiso abandonar sus asaltos de gracia, porque tenía ladeterminación de salvar. La providencia y la gracia juntas sitiaron a la ciudad del alma deustedes, y trajeron artillería divina para atacarla. Ustedes estaban completamente encerrados

hasta que--como con Samaria así fue con ustedes--hubo una gran hambre en el alma deustedes. Recuerden cómo domingo a domingo, cada sermón fue un asalto renovado de losejércitos del cielo-un nuevo golpe del ariete celestial.

¡Cuán a menudo, cuando las puertas del prejuicio fueron hechas pedazos, ustedes pusieronnuevas barricadas! Su corazón temblaba bajo los tremendos golpes de la justicia, pero con laayuda de Satanás, su corazón depravado se las arregló para asegurar las puertas con lasbarras de hierro del orgullo, y el bronce de la insensibilidad; hasta que, un bendito día- ¿lorecuerdan? un día bendito, el ariete del evangelio dio el golpe de gracia definitivo, las puertasse abrieron de par en par, y por ellas entró el Príncipe de la Paz, Emmanuel, como unconquistador, montado en los carros de la salvación. Nuestra voluntad fue sometida, nuestrosafectos fueron dominados, toda nuestra alma fue puesta en sujeción bajo el dominio de lamisericordia. Jesús fue glorioso ante nuestros ojos ese día, "el jefe entre diez mil, todo él es

deseable." Ese día único lo hemos registrado en las tablas de nuestro corazón: fue elverdadero día de coronación de Jesús en nosotros, y nuestro nacimiento para la eternidad.Cuando nuestro glorioso Señor entró en nuestras almas, con su vestido bañado en sangre,perdonando y bendiciendo en la plenitud de su gracia, entonces las campanas de nuestrocorazón dieron alegres repiques; las banderas de nuestra alegría flotaron en el aire fragante;

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las calles de nuestra alma fueron alfombradas con rosas; las fuentes de nuestro amor sellenaron de rico vino rojo, y nuestra alma estaba tan llena de dicha como lo puede estar uncorazón de este lado del cielo; porque la salvación había llegado a nuestra casa, y el Rey de lamisericordia se había dignado visitarnos. ¡Oh, el dulce perfume del nardo, cuando, por vezprimera, el Rey se sentó a nuestra mesa para comer con nosotros! ¡cómo el sabor de supresencia llenó cada lugar de nuestro hombre interior! Ese día cuando la gracia nos redimió denuestros temores, ¡el evangelio fue ciertamente un glorioso evangelio! ¡Ah!

querido lector, estabas en aquella capilla atestada escuchando el sermón, pero no tecansaste, los labios del predicador te refrescaron, porque la verdad caía como mirra de dulce

aroma. Podrías haber saltado cercos y cruzado zanjas para oír el evangelio en esa estación delprimer amor; sin importar cuán torpemente fuera presentado por el predicador, disfrutabas delpan del cielo en tu lengua como un dulce bocado, porque era el evangelio de tu salvación.

Cristiano, quiero refrescar tu memoria aún más. No olvides las conquistas posteriores deese evangelio. Si tú has progresado en la vida divina, ha sido por el poder del evangelio deJesucristo aplicado por el Espíritu Santo. Algunas veces nos equivocamos, porque, habiendocomenzado en el Espíritu esperamos ser perfeccionados en la carne. Quiero decir quefrecuentemente tratamos de batallar contra nuestros pecados innatos golpeándolos con durezacon razonamientos legales. Ningún creyente conquistó jamás al pecado por tener miedo delcastigo merecido-ésta es un arma adecuada solamente para los hijos de la esclava. Es lasangre de Jesús el arma conquistadora en la guerra santa contra la corrupción natural.

"Ellos lo han vencido por causa de la sangre del Cordero." Saber que estoy muerto para elpecado y resucitado con Cristo, es en el poder de la vida de resurrección que yo lucho contra elhombre viejo, y obtengo la victoria.

Amados, recuerden que ustedes son siempre débiles cuando se apartan de la cruz, que essolamente como un pecador salvado por la sangre que ustedes pueden tener la esperanza deprogresar hacia la santificación.

No intenten flagelarse para obtener la gracia, la nueva vida no debe tocarse con el látigo dela esclavitud. Vayan a la cruz por recibir motivación y energía lo mismo que santidad. Miren aJesús en el evangelio como lo hicieron en el inicio de su nueva vida. Sepan ustedes que sonsalvos en Él, y entonces sigan adelante para luchar contra la tentación, con el evangelio comoestandarte de su guerra de toda la vida. Si alguno de ustedes ha intentado hacer la guerracontra el pecado aparte del Capitán de su salvación, ya han sido heridos para su mal, o loserán; pero si el León de Judá va delante de ustedes, y ustedes lo siguen con el evangeliocomo grito de guerra, la victoria es segura y ustedes tendrán otra guirnalda para ponerla a lospies de Jesús y su glorioso evangelio.

Amados, déjenme decirles que todos los santos verdaderos han encontrado que es unevangelio glorioso por el consuelo que nos da en nuestras horas más negras. No estamos sintribulaciones, por lo cual queremos dar gracias; son rocas volcánicas pero que fluyen conaceite. Las raíces de nuestra alma podrían arraigarse demasiado en este pobre suelo de arcilla,si no fueran rudamente aflojadas por la aflicción; este no es nuestro descanso, estácontaminado, y nuestras tristezas son útiles porque nos recuerdan esto. ¿Pero qué tiene talpoder para calmar al espíritu turbado sino el evangelio? Vayan al Señor Jesús, ustedes hijasdel desconsuelo; conozcan y entiendan una vez más su unión con Él, y su aceptación en Él, yya no se quejarán más: inclinarán sus hombros y tomarán alegremente su cruz, cuando hayanencontrado en su hora de necesidad que el evangelio tiene un poder glorioso para sostener alos que están a punto de hundirse.

¿Nunca se han dado cuenta de la gloria del evangelio en su poder para resistir los ataquesdel gran enemigo? El alma ha sido acosada por mil tentaciones; Satanás ha aullado, y todoslos espíritus malignos del infierno se han unido en el horrible coro, y sus pobres pensamientosperturbados han dicho: "Pereceré a pesar de mis grandes placeres y de mi confianza."

¿No han reunido nunca, como John Bunyan lo hubiera descrito, todas las fuerzas de ustedesen lo alto del muro para arrojar grandes piedras en contra del enemigo? ¿No han sentido queel castillo sería tomado, hasta que, como un último recurso, levantaron la bandera roja desangre de la cruz, tomaron la espada del Espíritu, y se arrojaron al baluarte con ladeterminación de sostener el muro contra el enemigo? Luego cuando la escalera de asalto tocóel muro, y el enemigo saltó en los baluartes, lo lanzaron al suelo otra vez en el nombre deJesús por el poder de la cruz, y cuantas veces escalaba, lo regresaron al suelo, siemprevenciendo en el poder del evangelio; sosteniéndose firmes contra la tentación de afuera y la

corrupción de adentro, por medio de la energía que sólo el evangelio de Jesucristo puededarles.Un punto puede ayudarnos a ver la gloria del evangelio, a saber, que nos ha salvado de

tremendos males. Los males que le sobrevienen al incrédulo, ¿quien puede describirlos? Si unespíritu pudiera cruzar el golfo sin puentes que nos separa de la tierra de tinieblas y de la

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sombra de muerte, si pudiera contarnos los agudos dolores inexpresables que soportan lasalmas culpables, entonces podríamos decir: "es verdaderamente glorioso ese evangelio quenos puede rescatar de las puertas del infierno, y preservarnos de ir a lo profundo del pozo."Piensen, hermanos míos, ¡cuáles son los gozos para los que nos está preparando el evangelio!Es por medio del Espíritu Santo, por la predicación de la palabra, que estamos madurando paraesos gozos que ni "cosas que ojo no vio" y que "ni oído oyó." Que estemos preparados para elcielo no nos vendrá por la ley, sino por el evangelio. Ni uno solo de los seres celestiales llegóallí por las obras de la carne, sino completamente por la gracia soberana de Dios revelada aellos en el evangelio de Jesucristo. ¡Glorioso evangelio que lleva a la gloria a sus discípulos!

Déjenme preguntarles: ¿es glorioso para ustedes en este momento? Yo puedo decir que sí lo es para mí. Quisiera que estuviera en mi poder hacerlo más glorioso en mi ministerio; peroes glorioso para mi propio corazón.

Después de algunos años de experiencia; el cristiano llega a conocer, mejor que al principio,cuán conveniente le es el evangelio. Encuentra que su simplicidad le conviene para suconfusión; su gracia le conviene para su tendencia a pecar; su poder es el adecuado para sudebilidad; su consuelo es adecuado para su abatimiento; y entre más viejo se hace, más amaal evangelio de la gracia de Dios. ¿Hacerlo a un lado? ¡Ah! Nunca; nos sujetaremos a Cristomás firmemente porque los hombres lo desprecian.

¿Hacia quién o hacia dónde iríamos si le diéramos la espalda a nuestro Señor Jesús?Ahora, queridos lectores, antes de que termine con este punto, quiero con gran

preocupación amorosa preguntarles otra vez: ¿es glorioso el evangelio para ustedes?Recuerden, si no lo es, no puede haber esperanza para ustedes. No hay otro camino para lasalvación sino la buena nueva que "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores," ysi esa nueva suena en sus oídos como una cosa seca, aburrida, pueden estar seguros que noestán en el camino al cielo, porque el evangelio para cada alma salvada es más dulce que elsonido de la mejor música de la tierra.

¿Lo es para ustedes? Dios se complace hoy en poner ante sus ojos la bandera blanca de lamisericordia, y los llama para que vengan a Jesús y vivan.

Pero recuerden que si no se someten a Él, Él levantará la bandera roja de la amenaza, yluego, la bandera negra de la ejecución rondará muy cerca. Tal vez algunos de ustedespadecen de enfermedades. Tómenlo como una advertencia. Cuando nuestros navíos de guerraquieren detener a una embarcación sospechosa, le disparan cerca de su proa como un aviso.

Si no se detiene, tal vez le disparen otro, y si no hacen caso, los artilleros hacen su trabajoen serio, y pobre del infractor. Su aflicción es el cañonazo de advertencia del evangelio. Lessuplico que hagan una pausa, ¡pidan al Señor que los mire para que puedan ser salvos!Cuando pienso en algunos de ustedes que están aquí y no son salvos, siento algo como elmuchacho sobre el que leí en los periódicos de ayer. La semana pasada estaban dosmuchachos en las grandes rocas de la isla Lundy, en el canal de Bristol, buscando huevos degaviotas. Uno de ellos se acercó demasiado al borde del acantilado y perdió pie, y cuando suhermano, al oír una voz desfalleciente, se asomó, lo vio aferrándose a un saliente de una rocasobre el precipicio intentando en vano encontrar un lugar para poner sus pies. Allí se quedó suansioso hermano, alarmado y paralizado de terror, completamente impotente para ayudar a suhermano menor en terrible peligro abajo, quien pronto perdió sus fuerzas y cayó destrozado alfondo.

Me siento un poco como ese hermano alarmado, sólo que hay una feliz diferencia:  puedotener esperanza en ustedes y rogar porque ustedes mismos la tengan. Ustedes se aferran

ahora, tal vez, a una esperanza falsa, y se esfuerzan por hallar un descanso en donde no sepuede encontrar ningún descanso; pero el ángel de alas poderosas del evangelio eterno está

 justo debajo de ustedes, exclamando, "salten ahora, simplemente salten a mis brazos; lostomaré y los llevaré seguros a lo alto." Ese ángel es el Ángel del Pacto, el Señor Jesucristo.Ustedes deben ser despedazados para siempre a menos que descansen en Él; pero láncensehacia Él, les suplico y entonces, cuando sean llevados en seguridad lejos de cualquier temor,ustedes exaltarán la gracia de Dios, y alabarán al glorioso evangelio.

Debo dejar ese punto, y observar que Pablo reconoció al evangelio como el evangelio deDios. Aquí surge otra pregunta, por la cual podemos saber si somos salvos o no. El evangelio,amigos míos, ¿ha sido el evangelio de Dios para ustedes? Es fácil recibir el evangelio como elevangelio de "mi ministro." Me temo que hay mucho de esto entre nosotros. Tenemos gran feen nuestros maestros de religión, y muy apropiadamente, si hemos recibido algún beneficio de

ellos; pero si el evangelio nos llega como el evangelio de tal o cual predicador, no nos salvará;debe llegarnos inconfundible y claramente como el evangelio de Dios, y así lo debemos recibir.Es nuestro privilegio, en el solemne silencio de la mente, oír la voz de Dios hablándonos, yrecibir la verdad en el amor de la palabra como llegando con autoridad divina directamente deDios. Recuerden que toda religión que no es la obra del Espíritu Santo en el corazón tendrá

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que ser desenredada, aunque haya sido tejida con mucha habilidad. Podemos construir, comolo hacen nuestros hijos en la playa, nuestros castillos de arena, y podemos agregar otros muyrápidamente, y estar muy contentos con ellos, pero se derrumbarán todos cuando suba lamarea del tiempo; sólo lo que Dios Espíritu Santo construye sobre los fundamentos de la obracumplida por Cristo resistirá la prueba del tiempo y la eternidad. ¿Cuál es la situación deustedes? Si el espíritu de Cristo no está en ustedes, ustedes están muertos. Si el evangeliomismo llega a ustedes con alguna fuerza, debido solamente al apasionamiento del predicador,o a su elocuente discurso, no les ha traído la vida eterna.

Si el evangelio es realmente el evangelio de Dios para nosotros, al valorarlo así 

glorificaremos a Dios. Amaremos y adoraremos al Padre, que nos ha escogido para la vidaeterna. Amaremos al Hijo con el más cálido amor, porque nos ha redimido con su preciosasangre. Daremos reverencia constantemente al Espíritu Santo, y nos gozaremos que habitecomo huésped distinguido en nuestros cuerpos. Por esto podemos saber si hemos recibido laverdad de Dios, porque nos lleva concientemente a la unión con Él.

Querido lector: ¿habita Dios en ti? Porque si no, tú no habitarás donde está Dios. Debes deconocer al Espíritu Santo, no como una influencia que es derramada, según la oración dealgunos, sino como viviendo dentro de ti, descansando en tu corazón. Es una pregunta muyimportante, pero no me detendré en ella, porque tengo que cerrar ya nuestra primera partehaciendo notar que para Pablo el evangelio era "el evangelio del Dios bendito."

Creo que William Knibb solía leer este pasaje así: "el evangelio del Dios feliz" y no seequivocaba, es la esencia misma del tema. "El evangelio del Dios feliz." Alguna vez hanconsiderado ¿qué feliz debe ser Dios? ¿Feliz en grado sumo? Ninguna preocupación, ningunatristeza, puede pasar por su mente infinita. Es serenamente bendito por siempre. Ahora bien,cuando un hombre es infeliz, y tiene actitud infeliz, naturalmente hace infeliz a la gente, de lamisma manera que una fuente impura vierte agua impura; pero cuando un buen hombre essuperlativamente feliz, lleva felicidad a los demás. Un rostro feliz nos atrae a muchos, y untemperamento feliz, una mente tranquila, una disposición serena, un hombre pues que tiene loanterior, inevitablemente intenta hacer a otros felices; y debido a que Dios es infinitamentefeliz, se deleita en la felicidad de sus criaturas.

Los dioses de las fábulas de los paganos, eran agobiados con todos tipo de ambiciones,deseos, y antojos, que no podían satisfacer, o que, una vez satisfechos, los hacía desear más.Por consecuencia son mostrados como vengativos y crueles, deleitándose en los sufrimientosde los hombres; pero nuestro Dios es tan perfectamente bendito, que no tiene motivo paracausar sufrimiento innecesario a sus criaturas. Él tiene la perfección en sí mismo; y,consecuentemente, se deleita en hacernos felices. ¿Cuánta satisfacción encuentra Dios en lascriaturas que están privadas de intelecto?

Ustedes pueden haber visto cuando baja la marea, un pequeño borde al extremo de la olaque parece como una bruma; pero si ustedes la examinan cuidadosamente, la encontraránformada por millones de pequeñísimos camaroncitos, saltando en todo tipo de posturas yformas en la ola que se retira, en una exhuberancia de júbilo y diversión. Miren a losmosquitos, en sus paseos por sus jardines en las noches de verano, cómo danzan sin cansarseestos pequeños seres alegres que exhiben toda la felicidad perfecta que Dios quisiera que semanifestara en todas sus criaturas.

Él quisiera toda las bendiciones para su pueblo, quisiera tener cada vaso de misericordialleno hasta el borde con el aceite del gozo; y nos bendice dándonos el evangelio. El evangelioes enviado, para utilizar las palabras de nuestro Salvador, "para que su gozo esté en nosotros

y nuestro gozo sea completo." Gozamos el cielo en la tierra cuando participamos en la fiestade las grosuras en la tierra--cuál será nuestra gloria cuando el evangelio del Dios bendito hayasuprimido todos nuestros pecados--; cuando nademos en el evangelio como el pez nada en elmar; cuando el evangelio se haya convertido en nuestro elemento en el mundo por venir.

¡Oh! ¡La felicidad de las criaturas que están llenas del espíritu del evangelio ante el trono deDios! Querido lector, ¿alguna vez te llegó el evangelio en esa forma? Me temo que para lamayor parte de la gente el evangelio es una esclavitud, porque no lo conocen en verdad. Metemo que para muchos le emoción del evangelio es una suerte de espasmo; están satisfechascon la verdad algunas veces, y otras veces cuando sienten que deben tener un deleite, se vanal mundo por él. Donde obtienes tus deleites allí está tu corazón; lo que te da la máximafelicidad, es el señor de tu espíritu.

El cristiano siente que puede cantar con el viejo Mason— "No necesito salir en busca de

 goces, tengo una fiesta en casa; Mis suspiros ahora son canciones, mi corazón cesóde andar errante.Llegando de arriba la Paloma bendita ha venido a mi pecho, Para atestiguar el 

amor eterno de Dios, y darle descanso a mi espíritu.

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Dios mío, te alabaré mientras viva, y te alabaré cuando muera; Y te alabarécuando me levante otra vez, hacia la eternidad." 

La religión del cristiano genuino está calculada para impartir un deleite perfecto; el hombreverdaderamente regenerado, desea tener más y más de ella, para que su alma pueda serbautizada en gozo celestial.

"El evangelio del Dios feliz," también significa el evangelio del Dios al que debemosbendecir. Puesto que siendo feliz, nos hace felices; de igual manera nosotros siendo felices,deseamos darle a Él toda la gloria de nuestra felicidad. Ahora, ¿mi querido joven amigo, espara ti el evangelio, el evangelio de un Dios a quien bendices con todo tu corazón, porque te lo

ha enviado, y ha puesto en ti el deseo de recibirlo? Si así es, eres salvo.Pero si no, si no se conmueven las profundidades de tu alma con emociones de gratitudsincera, entonces el evangelio ha sido para ti como metal que resuena, o como címbalo queretiñe.

II. El apóstol dice, "El evangelio de la gloria del Dios bendito, que me ha sidoencomendado:" ¿RECONOCES TU RESPONSABILIDAD?

Pablo no habla aquí sólo de él; podría haber dicho, "que es encomendado a cada creyenteen Cristo." El evangelio es un tesoro inapreciable, y los santos son sus banqueros. Estáencomendado a nuestro cuidado como los hombres encomiendan sus negocios a sus agentes.

Primero, estamos obligados a creerlo todo. Tengan cuidado de no recibir un evangeliodividido y mutilado. Se ha dicho que "sólo la mitad de la verdad es una mentira," y así es. Lamayor parte de las malas noticias que angustian al mundo tienen verdad en su base, pero seconvierten en falsas a través de la exageración de una parte, y la omisión de la siguiente.

Es un deber de todo cristiano instruido, trabajar para tener el dominio de toda la verdadhasta donde sea posible. Supongo que nadie sino la mente Infinita puede conocer la verdad entoda su longitud y su anchura, sin embargo la educación no debería deformarnos ni losprejuicios impedir que recibamos la verdad. Debemos luchar contra toda parcialidad, y debeser, cada vez que abramos este Libro, una de nuestras oraciones, "Abre mis ojos, y miraré lasmaravillas de tu ley." Tener una mente como metal fundido, lista para adaptarse al molde dela verdad; tener el alma como la placa sensitiva del fotógrafo, lista para recibir al instante laescritura que es luz de Dios, para que la verdad se quede ahí en su totalidad; estar deseoso derenunciar al dogma más querido, la forma de enseñanza que más le guste a la carne, cuandoésta sea contraria a la Escritura, eso es ser un verdadero discípulo. Sentarse ante los pies deJesús y aprender de Él, es el negocio vital del cristiano en esta casa de su peregrinación. Elevangelio en este sentido nos está encomendado, porque lo debemos colocar en alto ennuestros corazones. Pero alguien pregunta, "¿Cómo puedo saber cual es el evangelio?" Puedessaberlo escudriñando las Escrituras. "Pero una secta dice esto, y otra dice lo contrario;" ¿Quétienes tú que ver con las sectas? Lee el Libro de Dios por ti mismo. "Pero algunos lo leen yllegan a una opinión, y otros mantienen la opuesta, y así se contradicen ellos mismos, y sinembargo están igualmente en lo correcto." ¿Quién te dijo eso? Eso es imposible. Los hombresno pueden estar igualmente en lo correcto cuando se contradicen uno al otro. Allí hay unaverdad y allí hay una falsedad; si sí es verdad, no es falso. Puede ser cierto que algunoshombres buenos han tenido opiniones diferentes, pero ¿eres responsable de lo que hayansostenido, o debes recogerlo porque personalmente fueron buenos, y por eso todo lo que elloscreyeron fue verdad? No, pero este Libro es suficientemente sencillo; no es como una nariz decera que puede adoptar la forma que se quiera. Hay algo que se enseña aquí simple ypositivamente, y si un hombre aplica su mente, por la gracia de Dios puede entenderlo. Yo no

creo que este Libro sea tan oscuro y misterioso como algunos suponen, y, si lo fuera, elEspíritu Santo que lo escribió vive todavía, y el Autor siempre sabe su propio significado; tansolo acércate a Él en oración, y te dirá lo que significa. No te volverás infalible, confío que nopensarás que lo eres, pero aprenderás doctrinas que son infaliblemente verdaderas, y en lasque puedes afirmar tus pies y decir, "Ahora sé esto, y no me dejaré engañar." Es una grancosa tener la verdad impresa con fuego en ti, como con hierro candente, de manera que no sete pueda quitar.

El sacerdote, cuando quitó el Testamento al muchacho, pensó que había hecho su trabajo;"Pero," dijo el muchacho, "señor, ¿cómo me va a quitar los veintiséis capítulos que aprendí dememoria? Usted no se los puede llevar." Sin embargo la memoria puede fallar, y cuando elchico llegó a ser un hombre viejo, pudo olvidar los veintiséis capítulos; pero supongamos quecambiaron su corazón e hicieron de él una nueva criatura en Cristo, no habría manera de

quitar eso, aunque Satán mismo intentara la tarea.Busquen llevar a cabo la sagrada tarea encomendada a ustedes creyéndola, y creyéndolatoda. Escudriñen la palabra para encontrar lo que es el evangelio, y esfuércense por recibirloen lo más íntimo de su corazón, para que pueda estar en el centro de su corazón parasiempre.

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Y luego, como buenos mayordomos debemos sostener la causa de la verdad  contra todoslos que vengan. "Nunca te metas en controversias religiosas," Dice uno; es como decir, alinterpretarlo, puedes ser un soldado cristiano, pero deja que tu espada se oxide en su vaina yentra furtivamente al cielo como un cobarde. Yo no puedo apoyar un consejo así. Si Dios te hallamado por la verdad, mantén la verdad que ha sido el instrumento de tu salvación. Nodebemos ser belicosos, siempre luchando por cada una de nuestras ideas fijas; pero en dondehemos aprendido la verdad del Espíritu Santo, no vamos a ver con mansedumbre que elestandarte que nuestros padres sostuvieron con peligro de su sangre es destruido.

Ésta es una edad en la que la verdad debe mantenerse celosamente, con vehemencia,

continuamente. Adaptándonos a las circunstancias como muchos hacen, creyendo esto hoy yeso mañana, es la marca segura de los hijos de ira; pero habiendo recibido la verdad, sostenercon firmeza su esencia, como Pablo le pide a Timoteo que lo haga, es uno de las obligacionesde los herederos del cielo. Permanece firme en la verdad, y que Dios le dé la victoria al que esfiel.

Debemos creer en el evangelio y sostenerlo, porque nos ha sido encomendado.Me parece, sin embargo que la mayor parte de nosotros puede cumplir mejor nuestra

responsabilidad hacia el evangelio adornándolo en nuestras vidas. Los hombres regalan joyas aquienes aman; y así, si amamos el evangelio, que sean nuestras virtudes las joyas que darána conocer nuestro amor. Una muchacha de servicio puede adornar al evangelio.

Va al templo y su irreligiosa patrona puede objetar que vaya. Recuerdo que el señor Jaycomenta un caso así, en donde el patrón y la patrona le habían prohibido asistir a un templocristiano independiente a la muchacha. Ella rogó mucho, y por fin decidió dejar esa casa. Elpatrón le dijo a su esposa, "bien, tú ves que nuestra sirvienta trabaja de manera excelente;nunca tuvimos una muchacha tan trabajadora como ella. Todo en la casa se conservaordenadamente, y es muy obediente y todo lo hace bien. Ahora bien, ella no se mete connuestras conciencias, es una pena que nos metamos con la de ella. No importa a qué iglesiaella vaya, ciertamente que no le causará problemas-¿porqué no dejarla ir?" En la siguienteconversación la esposa dijo: "Realmente pienso, querido, que nuestra sirvienta recibe tantobien adonde va, que sería bueno que fuéramos y oyéramos también nosotros;" y ellos muypronto fueron miembros de esa misma iglesia que al principio menospreciaron. Ahora, cadauno de nosotros en nuestro propio llamado podemos hacer eso. No todos estamos llamados apredicar en esas cajas llamadas púlpitos, pero podemos predicar más convenientemente ymucho más poderosamente detrás del mostrador de una tienda o en la oficina o en el campo,o en donde la providencia nos haya colocado. Busquemos que los hombres se den cuenta delevangelio en el que creemos. Hace unas cuantas semanas, un misionero en China tomó suescopeta para subir por uno de los ríos del interior para cazar patos salvajes; y cuando iba ensu bote, le disparó a unos patos; desgraciadamente no eran aves silvestres sino patosdomésticos que pertenecían a alguno de los vecinos. El propietario se encontraba muy lejos yno se dio cuenta, pero el bote fue amarrado a un lado del río, y el misionero fue a buscarpersonalmente al propietario de los patos, porque no podía descansar hasta pagar el daño queen su ignorancia había hecho. El propietario quedó muy sorprendido, pues estabaacostumbrado a que la gente disparara a sus patos sin asumir ninguna responsabilidad, por loque no podía entender la honestidad del hombre de Dios. Se lo dijo a otros, y multitudes dechinos se reunieron y miraban al misionero como si hubiera caído de la luna; ¡un hombre tanextremadamente honesto que no quería llevarse los patos que había matado! Escucharon alevangelio con atención y observaron que la enseñanza tenía que ser buena pues hacía que la

gente fuera tan consciente de su responsabilidad como el misionero.No me extrañaría que ese pequeño incidente hiciera más por el evangelio que la predicación

de veinte sermones sin un buen testimonio. Que así sea con nosotros; actuemos en cadaposición de manera que adornemos al evangelio que se nos ha encomendado.

Finalmente, está encomendado a nosotros si lo hemos recibido para que lo  propaguemos-propagándolo personalmente en todos lados. Si más personas pudieran predicar el evangeliosería mejor. Tenemos en todas nuestras congregaciones jóvenes muy trabajadores-en estemismo momento no dudo que tengamos a cien predicando en la calle-tal vez más; pero helamentado algunas veces que sean tan pocos los ricos que entran en ese trabajo. Quisiéramosver a los hombres de diez talentos predicando- los hombres de grandes habilidadesconsagrándose a Cristo. Muchos de nuestros jóvenes son más útiles en instituciones literariasque en la iglesia. Otras ocupaciones útiles están muy bien en su camino, pero desearía que

pudiéramos invertir la mayor fuerza de nuestros hombres en la predicación del evangelio. Elprimer negocio de un cristiano es su cristianismo, todo el resto, aun su patriotismo debeconservarse subordinado a eso, porque el cielo es más su país que Inglaterra, y Jesucristo esmás su Rey que cualquiera de los reyes de la tierra. "Buscad primeramente el reino de Dios ysu justicia." Yo les preguntaría a los jóvenes aquí presentes que aman al Señor, ¿si realmente

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están haciendo para la causa de Dios lo que ellos debieran hacer? ¿Si no pudieran hacer algomás de manera de hacer manifiesto en cada lugar el olor del nombre de Cristo? Hermanasmías, sus voces son muy dulces pero queremos oírlas en cualquier lado que no sea el púlpito;sin embargo ustedes tienen su esfera-¿la ocupan para Cristo? El primer llamado para la mujercristiana es servir a Jesús en la familia; enseguida de eso servir a Cristo en su comunidad. ¿Loestamos haciendo así? "El evangelio de la gloria del Dios bendito" te está tan encomendado ati mujer cristiana, como si no hubiera otro cristiano bajo el cielo: ¿cómo sería si fuera así? Sitodos los cristianos se murieran ¿habrían hecho para el evangelio lo que les pudiera pedir?Todo el celo y el ingenio de otros diez mil no pueden compensar tu responsabilidad personal

como cristiana.Tengo que pedirles a ustedes, esta mañana, que me ayuden a propagar el evangelioglorioso. Hace algunos años, habiendo hecho mi mayor esfuerzo para predicar la palabra conmi propia boca, encontrando que aún corriendo de arriba abajo a través del país, predicandodiez o doce veces a la semana no era capaz de hacer sino muy poco, pensé que si encontraraotras lenguas y las pusiera a hablar, que si encontrara otros cerebros y los pusiera a pensar,podría, tal vez hacer más para la causa de mi bendito Señor. Un joven se cruzó en mi camino,y fue educado a petición mía para el ministerio Cristiano, por un hermano muy estimado ycuando él fue llamado por Dios como predicador poderoso, el deseo de ayudar a otrosestudiantes creció dentro de mi corazón, y después de ese primer joven llegaron diez, luegoveinte, luego treinta, luego cincuenta, luego noventa.

"El Colegio del Pastor", por el que pido sus contribuciones esta mañana, ha crecido para serun poder para el bien. Hemos tenido por algunos años sucesivos entre ochenta y noventahermanos capacitándose para el ministerio. Los fondos para el apoyo de ellos se generan enlos donativos del pueblo de Dios, enviados voluntariamente, sin que se necesite ningúncobrador, o que se establezcan suscripciones anuales. No tengo nada de que depender sino dela providencia de Dios, quien guía la generosidad de su pueblo. Algunas veces mis fondos sonmas bien escasos, pero nunca para estar en la necesidad, porque cuando los recursos sonescasos, llamamos a todos los jóvenes y oramos, y muchas veces hemos tenido respuestas tanclaras a nuestras oraciones como si Dios hubiera extendido su mano desde el cielo para dar eldinero necesario. De esta manera se gastan como cinco mil libras al año, las que Dios envíacuando se necesitan.

Hemos construido varios lugares de adoración; hemos formado y fundado varias iglesiasnuevas; hemos evangelizado los distritos más oscuros de Londres y del país; y nuestroshombres se encuentran ahora en Australia, en la roca de Santa Elena, en África del Sur, enAmérica, y en todos los rincones de la tierra. Dios se ha complacido en bendecirlos y ha puestoalmas a su cargo, y nos daría mucho gusto si se sienten motivados a contribuir para sumantenimiento.

Antes de que nos despidamos, me gustaría que en cada uno de ustedes se grabara lapregunta, "¿crees en el Señor Jesucristo? ¿ha llegado a ser el evangelio un evangelio gloriosopara ti?" No los conozco a ustedes como conozco a mi propia gente, pero cuando observo lasnaves de mi iglesia me entristezco por aquellos que han estado escuchando la palabra por diezaños, y son como si nunca la hubieran oído. Supongo que hay algunos aquí en el mismo caso,y mi estimado hermano el señor Tucker debe recorrer con sus ojos la nave, y el área principaly ver a muchos que han llegado a estar endurecidos para el evangelio. ¡Es una cosa horriblede pensar!

El mismo sol que derrite la cera endurece la arcilla, y para algunos corazones el evangelio

llega a ser el sabor de la muerte para muerte. Si nada se obtiene del servicio de esta mañanasino hacer que cada uno se pregunte como está con su propia alma; si tan solo los motiva a ira su cuarto solitario y cerrar la puerta y orar, "¡Oh Señor, déjame conocer este evangelioglorioso; hasta ahora no lo he entendido, porque no ha sido glorioso para mí. Hazlo para mí este día, para que pueda ser salvado!" Mi corazón estará muy contento si eso sucede.

DIOS AMA AL DADOR ALEGRENº 835

Un sermón predicado la noche de jueves 27 de agosto, 1868, en el TabernáculoMetropolitano, Newington, Londres.

"Porque Dios ama al dador alegre." 2 Corintios 9:7.

Yo deseo ardientemente cumplir mi ministerio, especialmente en lo tocante al deber depredicarles todas las partes de la palabra de Dios, y no ser encontrado culpable de limitarme

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únicamente a un conjunto de tópicos, pues esto ciertamente, aunque pueda resultarplacentero, no sería de mucho provecho para ustedes. Si me fuese dado elegir, me encantaríapredicar de continuo sobre la doctrina del amor eterno e inmutable de Dios. Para mí sería undeleite explayarme, cada domingo y ciertamente en cada sermón, en la simple doctrina de la

 justificación del pecador delante de Dios, por medio de la fe en Jesucristo.Pero en la Escritura encontramos otras cosas además de éstas. No todos los temas

registrados en la Escritura están allí para consuelo nuestro.No todo son promesas; no solamente encontramos palabras de aliento para mentes débiles

y espíritus desconsolados. Hay otras palabras además de aquellas que son útiles para

consolar: palabras de dirección y palabras de precepto. Si rehuyéramos estas palabras, sinunca tuvieran una participación en el curso de nuestro ministerio, entonces alguna graveenfermedad brotaría en la iglesia, ya que no se les habría suministrado una relevante porcióndel "pan necesario."

Por tanto, me pareció apropiado hablarles esta noche sobre este tema, y con mayor razónahora que no tendremos una colecta. No se les está pidiendo nada, y por eso me siento enentera libertad de resaltar la instrucción de este texto. Ustedes verán que mi claro objetivo esdesentrañar la enseñanza de la palabra, sin ningún propósito ulterior. Mi meta es promoverese resultado que Dios mismo quiere obrar en ustedes, mediante las palabras bajo nuestroescrutinio. Recuerden que son palabras de indudable inspiración, y por ello son dignas de todaaceptación como lo es cualquier otra frase salida de la boca divina.

Hermanos, en la iglesia de Dios hay varias formas de servicio. Hay unos que han recibido eldon de edificar a otros; ésos están obligados a instruir con diligencia a sus oyentes, y aexplicar las Escrituras. A otros les es dado evangelizar, abrir un terreno fresco y ganar alinconverso; ésos están obligados a no dejar que su mano descanse, sino que deben sembrar lasemilla por la mañana y por la tarde. Muchas personas en la familia de Dios no tienen lacapacidad de ser maestros de la iglesia ni tampoco ganadores de almas, sino que son llamadosa adornar la doctrina de Dios su Salvador en todas las cosas, por medio de los deberes de unavida humilde y tranquila. Tales personas deben cuidarse que su conversación sea siempredigna del Evangelio de Cristo y apropiada para la familia de la fe; y su oración sincera debe serque la predicación de los demás pueda ser ilustrada por ellos en su diario caminar y en suconversación.

Una parte considerable de la iglesia de Dios es llamada a un servicio todavía más difícil, esdecir, al servicio del sufrimiento. Dios recibe gloria inclusive del fuego de la aflicción, cuandoSu pueblo entona Sus merecidas alabanzas desde la cama de la enfermedad. Él recibe tantohonor desde el lecho del enfermo como desde el púlpito, y aquellos siervos que son llamados aestar confinados en un hospital son soldados tan aceptables como aquellos a quienes Él ordenaque vayan al frente de la batalla. Cada uno de nosotros debe esperar su turno en latribulación, de conformidad al propósito de Dios. Cuando se nos ordena que lo hagamos,debemos tomar nuestra cruz con alegría y seguir a nuestro Señor.

También a toda la iglesia le es dado, y a cada miembro en su medida, servir a Dios dando.Algunos tienen la capacidad de dar abundantemente de sus riquezas, pues son mayordomosacaudalados. Están obligados a hacerlo, pero no deben ofrendar simplemente porque estánobligados, sino que deben sentir que es un privilegio darle todo lo que puedan, pues Él les diotodo y es su todo. El cristiano más pobre no está exonerado de este privilegio. Si posee poco,Dios acepta según lo que tenga, y no según lo que no tenga, y si es tan pobre que ni siquierapuede ofrendar cinco centavos, todavía puede dar a Dios parte de su tiempo, puede ofrecer a

Dios la capacidad recibida para enseñar a los niños, o para distribuir literatura cristiana, o paracualquier otra forma de servicio que convenientemente se encuentre dentro de su alcance.

Pero nadie debe dejar de ser dador a Dios de alguna manera, pues todos recibimosbendiciones y todos debemos ofrendar. Démosle nuestras oraciones, démosle nuestrasalabanzas, démosle todos nuestros esfuerzos posibles, pero todos debemos ser dadores, yprestando atención al texto, también debemos ser dadores alegres.

Ustedes habrán notado que el apóstol Pablo habla acerca de dar a lo largo de todo elcapítulo nueve, pero en este punto se pone a hablar de dar como se percibe a los ojos de Dios,y el gran argumento que utiliza, el arma principal es: "Dios ama al dador alegre;" de esto yoentiendo que cuando estamos hablando del servicio cristiano, siempre debemos verlo en suaspecto hacia Dios. El apóstol había hablado de lo que los hombres de Acaya pensaban de labenevolencia, y de lo que los miembros de otras iglesias valorarían de los corintios, pues Pablo

se había gloriado de ellos.Pero luego reconsidera y afirma que el verdadero juicio de una buena obra no es lo quepueda pensar de ella la iglesia, o el mundo, sino más bien la estima en la que la tiene Dios."Dios," dice el apóstol, "ama al dador alegre."

Ese es el punto.66

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Amado lector, tú eres un cristiano que profesa su religión. ¿Sirves tú en tu iglesia segúneste modelo? Podrás preguntarme: "¿qué quieres decir?"

Quiero decir lo siguiente: cuando asistes a la casa de Dios, ¿vas allí para adorar a Dios?Cuando enseñas en la escuela dominical, ¿lo haces simplemente para tener una participacióncon tus compañeros cristianos, o enseñas como para Dios? Tú hablas, hermano mío, ennombre de Dios; ¿acaso no te descubres predicando algunas veces de alguna otra manera queno es como para Dios? Mi querido amigo, tú que te involucras orando en la reunión de oración;¿acaso nunca te has hecho la siguiente pregunta: "sería mi oración del agrado de quienes laescucharon?" Se te olvida que la oración debe ser vista como para Dios, y que todo el servicio

del cristiano no es para el hombre, no es para la iglesia, aunque tenga sus implicaciones enambas direcciones, sino que su principal orientación y relación es hacia Dios. Hacer todo comopara el Altísimo es el más importante de los deberes. No debes vivir en este mundo—"Despreocupado, yo mismo un moribundo, Siendo estimado por hombresmoribundos." 

No debes preguntarte nunca ¿qué pensará de mí el señor Fulano de Tal, o, seré alabado ome toparé con la censura?" Más bien debes decir: "puesto que sirvo a mi Dios y no a miscolegas los hombres, ¿qué es lo que me dirá el grandioso Señor? ¿Qué es lo que dirá de miservicio? ¿Cómo se verá ante Sus ojos: será oro, plata, piedras preciosas, o, al igual que lamadera, el heno y la hojarasca, será consumido por el fuego?" Esta es la verdadera manera detrabajar y vivir.

Observen entonces, antes de retomar mi texto y de entrar de lleno en su enseñanza, que yasea que se trate de servicio, o de enseñanza, o de sufrimientos, o de ofrendar, el punto másimportante es hacerlo todo para Dios, y si la iglesia se aplica a esto, allí encontrará su fuerza;serviría a Dios de una manera más noble y más aceptable, pues Él es Espíritu, y quienes lesirven, al servirle en espíritu y en verdad, le servirán más valerosa, abundante, yaceptablemente por medio de Jesucristo.

Esto, en relación a la parte externa del texto. "Dios ama al dador alegre."Entonces aprendemos que ya que dar es una parte del servicio cristiano, la manera correcta

de hacerlo es de la forma en que el propio Dios lo aceptará, y consiste en dar con alegría."Dios ama al dador alegre."

No pretendo extenderme en cada uno de los puntos, sino que primero voy a observar muybrevemente lo que significa ser un dador alegre; en segundo lugar,  por qué el Señor ama al dador alegre; y luego, en tercer lugar, será necesario que digamos una palabra o dos acercade por qué, nosotros que somos Su pueblo, debemos ser dadores alegres.

I. En primer lugar, ¿QUÉ SIGNIFICA SER UN DADOR ALEGRE?El resto del versículo describe lo que no significa, y así nos ayuda a ver lo que se quiere

describir. "No con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre." "No contristeza," no dando como si desearan evitarlo, y por consiguiente, dando lo menos posible,contando cada centavo, y considerándolo tan valioso como una gota de su sangre. Hay que darcon despreocupación, con espontaneidad, con libertad, con placer; esto es ser un dador alegre.

Para lograrlo, uno debe dar proporcionalmente, pues los dadores alegres calculan cuántodeben dar, cuánto se puede esperar de sus manos, como buenos mayordomos. Quien recibemuy buenos ingresos daría de mala gana si no diera más que alguien que sólo tiene la décimaparte de esos ingresos. Quien tiene pocos gastos, y vive con poco, si no da más que otro quetiene una familia muy grande y grandes salidas de dinero, no puede decirse que déalegremente. Evidentemente daría de mala gana si no da proporcionalmente.

Mucho se ha dicho acerca de dar un décimo (diezmo) del ingreso al Señor.Soy del parecer que se trata de un deber cristiano que nadie debería cuestionar ni por un

instante. Si se trataba de un deber bajo la ley judía, es ahora un deber mucho mayor bajo ladispensación cristiana. Pero es un gran error suponer que el judío solamente daba el diezmo.El judío daba mucho, mucho, mucho más que eso. El diezmo era el pago que debía realizar,pero después de eso venían todas las ofrendas voluntarias, todos los varios dones en diversostiempos del año, de tal forma que, tal vez, él daba un tercio, o ciertamente algo mucho másaproximado a eso, que el diezmo. Y es extraño que en nuestro tiempo, los seguidores de ídolostales como los hindúes, den también esa proporción de sus ingresos, avergonzando así totalmente la falta de liberalidad de muchos que profesan ser seguidores de Jesucristo.

Sin embargo, a mí no me gusta establecer al respecto ninguna regla para el pueblo de Dios,pues el Nuevo Testamento del Señor no es un gran libro de reglas; no es un libro apegado a la

letra, pues la letra mata, sino que es el libro del Espíritu, que nos enseña más bien el alma dela liberalidad y no su cuerpo, y en vez de escribir leyes sobre piedras o papel, escribe leyes ennuestros corazones.

Den, queridos amigos, como se lo han propuesto en su corazón, y den proporcionalmente,según el Señor los haya prosperado, y no calculen cuánto deben dar en función de lo que sería

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respetable que den, o de lo que otras personas esperan que ustedes den, sino como bajo lamirada del Señor, pues Él ama al dador alegre; y como el dador alegre es un dadorproporcional, cuídense que, como buenos mayordomos, sólo den cuentas al grandioso Rey.

Pero yo he dicho que un dador alegre es también un dador voluntario, uno que no necesitaser "sangrado," como decimos a veces, uno que no necesita que la lanceta sea usadaconstantemente en él; no como la joven uva, que debe ser presionada y apretada para sacarleel jugo, porque no está madura, sino como un racimo que estalla con jugo vigorizante.Nosotros debemos ser como el panal de miel, goteando constantemente miel virgen,sumamente contentos si nuestros dones pueden ser aceptados por medio de quien es el altar,

y que hace aceptables a Dios tanto al oferente como a lo ofrecido. No deberíamos necesitarque se nos predique, ni que se nos exhorte, ni debemos ser presionados mediantellamamientos públicos o solicitaciones privadas. Debería decirse de nosotros lo mismo que sedecía de la iglesia de Corinto: "Cuanto a la ministración para los santos, es por demás que yoos escriba." Entonces sé un dador proporcional, y un dador voluntario.

Un hombre que da a Dios alegremente ha trascendido el espíritu de un siervo, de unesclavo. El esclavo trae su ración, que está obligado a pagar, y la pone a los pies del capataz,y continúa su camino en miseria. Pero el hijo amado, tan complacido de dar a su Padre lo quepuede, coloca su pequeña ofrenda en el tesoro de su Padre, sin ser observado por los hombresen la medida de lo posible; contempla la sonrisa del Padre, y continúa su camino lleno degozo.

Ustedes no están bajo la ley sino bajo la gracia; por tanto, no deben dar ni hacer ningunacosa para Dios como por compulsión, como si oyeran el viejo látigo mosaico chasqueandocerca de sus oídos. Ustedes no deben agacharse ante el Señor como el hijo de Agar, laesclava, como recién venidos de Arabia y de los temblores del Sinaí; tienen que avanzaralegremente como uno que ha venido del Monte Sion, como el hijo de la promesa: como Isaac,cuyo nombre significa risa; gozándose porque ustedes son capacitados, y favorecidos, yprivilegiados para hacer todo por Quien los amó hasta la muerte.

El dador alegre es uno que da de todo corazón, y hay una forma de dar de todo corazón,especialmente cuando la ofrenda es la de su tiempo o de su servicio. Algunos dan a Dios sutiempo el día domingo, pero están medio dormidos. Algunos Le dan sus esfuerzos en laescuela, o las clases, o la predicación callejera, pero no parecen poner nunca toda el alma ensus compromisos. Lo que la iglesia necesita hoy día es un servicio más alegre, de mayorentrega. ¿Acaso no sienten ustedes que se les pone la carne de gallina cuando oyen lapredicación de algunos hombres: una palabra hoy y otra palabra mañana; y el gélido sermónes expresado de manera tan suave (cuando podrían hablar lo suficientemente alto, siquisieran) que ustedes mismos pueden atestiguar que no pudieron sacudir sus almas con eltema que pretendían grabar en ellas? Con tales predicadores, las congregaciones se vuelven"gradualmente más pequeñas y menos hermosas," porque están bajo la convicción que elpredicador no tiene nada que decir que considere digno, pues, de lo contrario, hablaría claro ycon denuedo.

Oh, si todos los ministros de Cristo, y todos los diáconos, y los ancianos, y los maestros dela escuela dominical, y los predicadores en las calles, y los misioneros en la ciudad, tuvieranfuego, ¡qué personas tan diferentes serían! Si el servicio fuera todo alegría en el sentido de serintenso, lleno de fuerza, involucrando toda la humanidad del hombre, cuántos tiempos deavivamiento, brillantes y alegres, podríamos esperar, pues en este sentido "Dios ama al dadoralegre." Ese dador alegre no desempeña su servicio para cumplir simplemente con el deber, o

porque es un asunto de rutina y ha llegado la hora y la gente lo espera, sino que lo haceporque le gusta hablar del amor de Jesús, porque le encanta tratar de ganar almas, porquedisfruta al declarar todo el consejo de Dios, porque le gusta ver el rostro de esos amadosniños, y orar por ellos, y tomarlos y enseñarles acerca del Salvador que se desangró por lospecadores. Allí donde hay un servicio prestado con la entrega del alma, debe haber bendición;pero si no servimos a nuestro Señor con alegría, y por consiguiente no lo hacemos de todocorazón, Dios no amará ese servicio, y no se obtendrá ningún resultado.

Una cosa sé, que un dador alegre siempre desea poder dar diez veces más de lo que da. Unhacedor alegre siempre anhela tener mayor capacidad para hacer más. Un predicador alegrequisiera poseer mil lenguas, y ninguna de ellas tendría descanso. Amados, ¿acaso norecuerdan haber deseado alguna vez poder alejarse de esta vida monótona, y treparse a unavida espiritual más elevada? ¿Nunca han leído la vida de Henry Martyn, un pulido erudito, un

hombre de muchos estudios y gran reputación, que abandonó todo por Cristo y se fue a Persiay allí murió sin haber visto un solo convertido, y sin embargo, estaba tan contento de vivir, ycontento de morir en tierras muy lejanas por su Señor? ¿Nunca han leído acerca de Brainerd,viviendo lejos en medio de indios, laborando arduamente, quien en su vejez enseñaba a leer aun negrito, y daba gracias a Dios porque cuando ya no podía predicar, todavía podía enseñar a

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leer a ese niño, y así hacer algo por su amado Señor que había hecho tanto por él? Ay, ¿nuncahan leído o considerado inclusive a San Francisco Javier, católico romano como era? Sinembargo, ¡qué hombre, cuán consagrado, cuán celoso!

Con todos sus errores, y todas sus equivocaciones, recorría mar y tierra, penetraba en losbosques, y se enfrentó a la muerte mil veces, para poder predicar por todas partes las pobresdoctrinas extraviadas en las que creía. Así como odio su enseñanza, admiro su celo que sólopuedo llamar milagroso.

Cuando pienso en hombres como ésos, y quiero censurar sus errores, sólo puedocensurarme a mí mismo que ni siquiera puedo pensar, o únicamente puedo pensar en llevar

una vida como la que ellos vivieron. ¡Oh, que pudiéramos aprender el secreto de la completaconsagración! ¡Oh, que pudiéramos recibir el vehemente anhelo y el deseo de una dedicaciónperfecta de nuestro ser a nuestro Señor y Maestro! Entonces nuestro diario bregar brillaría conla gloria de la santidad. Entonces reluciríamos como serafines al tiempo que nos esforzamoscomo hombres comunes aquí abajo.

Entonces enseñaríamos, y predicaríamos, y oraríamos, y trabajaríamos, y ofrendaríamoscon un espíritu y una divina unción tales, que el mundo se preguntaría de dónde proceden, ydónde aprendimos esas artes sagradas. Es esta alegría, esta entrega, esta sinceridad, estaintensidad, este fuego del alma, lo que Dios ama. ¡Oh, que tuviéramos eso! Oh, quepudiéramos alcanzar eso, pues Dios ama a tales hacedores y a tales dadores.

II. En segundo lugar, ¿POR QUÉ AMA DIOS A UN DADOR ALEGRE?Recuerden que esta frase no se refiere a todos los hombres. Está dirigida a los miembros de

una iglesia cristiana. Dios los ama a todos, pero tiene una complacencia especial por aquellos aquienes, por Su gracia, ha enseñado a ser dadores alegres. Un dador alegre que no fueracristiano no caería para nada bajo el enunciado hecho aquí. Todavía sería alguien con quienDios está airado cada día. Es de hombres salvos, hombres cristianos, hombres unidos a laiglesia cristiana, que se dice, "Dios ama al dador alegre."

Ahora noten, primeramente, que Dios ama al dador alegre, pues Él hizo al mundo en el plande dar alegremente, y un gran artista ama todo lo que es consistente con su plan. Yo digo queDios ha creado todo el mundo sobre este plan. Les mostraré. Miren al sol. ¡Qué lumbrera deesplendor!

¡Qué gloriosa creación de Dios! ¿Por qué es brillante? Porque regala su luz. ¿Por qué esglorioso? Porque esparce sus rayos por todas partes. Imaginen que el sol dijera: "ya no voy adar más de mi luz," ¿dónde quedaría su brillo? Si dijera: "no voy a esparcir más mis rayos,"¿dónde quedaría su lustre? Es en la magnífica generosidad de ese gran padre del día donderadica su gloria. Para nosotros es el más grandioso de los astros porque da con generosidadesa fuerza vigorizante que es calor, y luz, y vida.

Contemplen la luna, la hermosa reina de la noche; ¿por qué nos deleitamos con ella?Porque toda la luz que recibe del sol, nos la entrega fielmente.

Si no proyectara su luz, ¿quién hablaría de ella? Si fuera una lumbrera egoísta, y absorbierapara sí todos los rayos del sol, si fuera un círculo avaro que confinara y almacenara cada rayode sol dentro de sí, ¿qué cosa sería ella? Probablemente ni siquiera sabríamos de su existenciaexcepto cuando, como una mancha negra, pasara entre nosotros y alguna luminaria brillante.Pero como esparce sus rayos sobre la pobreza de la medianoche, nos deleitamos y damosgracias a Dios por ese caudal de belleza.

Y aquellas estrellas que centellean y que nos parecen tan diminutas, ¿acaso su brillo y suesplendor no provienen de lo que dan? "Una estrella es diferente de otra en gloria," porque

una estrella difiere de otra estrella en lo que es capaz de entregar. Eso sucede con los cuerposcelestes; ahora volvámonos a los cuerpos terrestres.

Miren a esta tierra bajo nuestros pies; ¿en qué consiste su excelencia sino en aquello queproduce? Hay partes de la tierra que son sublimemente solitarias, tales como el Gran Sahara:tales terrenos no dan nada, y ¿qué son? Desiertos. Y ¿quién los ensalza? Vayan a aquella tierrauna vez tan bendecida, Palestina, y caminen sobre ese suelo que produce tan poco; ¿acaso nose puede pensar que está maldito? Y, ¿por qué razón? Porque todos los elementos de sufertilidad están sin uso y no se cultivan para bien del hombre.

Pero, ¿dónde están los países alegres? ¿Dónde están los países en los que los habitantes seregocijan y alaban a la madre patria? ¿Acaso no son esas fértiles colinas y llanuras que sonríencon cosechas superabundantes, producidas por los depósitos de la tierra, haciendo que loshombres celebren y se alegren? ¿Cuál es la tierra más selecta de nuestra raza, la llamada

Beula de las naciones? No es la tierra que acapara; no es la tierra sedienta, que absorbe todoy no produce nada; no es el terreno hambriento que el agricultor ara pero que niega la espigade trigo y no permite la siega de la cebada.

Caminen por todo este ancho mundo y consideren por un minuto. Hace miles de años, antesque nuestra raza estuviera en este planeta, es probable que existieran extensos bosques

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meciéndose bajo los rayos del sol, y, ¿qué hacían? Se entregaban a caer y morir, y ¿por qué?Pues bien, para formar vastos depósitos que la madre tierra almacenó durante mucho tiempo,hasta que al fin, cuando vino el hombre, rompió el candado y tomó posesión de los abundantesdepósitos de carbón que ayudan a nuestras artes y ciencias, y nos calientan y alegran en lasprofundidades del invierno, de tal manera que nos regocijamos al comprobar cómo aquello quefue almacenado un día por la generosa naturaleza, es entregado al día siguiente en formagratuita, para uso nuestro. Vamos, no hay un solo árbol que crezca que no esté dandoperennemente. No hay una flor que brote, que no posea dulzura al derramar su fragancia en elaire. Todos los ríos van al mar, y el océano alimenta a las nubes, y las nubes vacían sus

tesoros, y la tierra convierte la lluvia en fertilidad, y así es una cadena sin fin de generosidaddadora.La generosidad es reina suprema en la naturaleza. No hay nada en este mundo que no viva

para dar, excepto el hombre codicioso, y tal hombre es como un fragmento de grava en unamáquina; no encaja en el universo. El hombre es una rueda que corre en dirección opuesta alas ruedas de la gran maquinaria de Dios. El hombre es un caballo encabritado en la yunta.

Es alguien que no hará lo que están haciendo a su lado las demás fuerzas del mundo. Es unmonstruo; no está hecho del todo para este mundo. No se ha dado cuenta del movimiento delos astros. No mantiene el paso con la marcha de las edades. Está fuera de época; está fuerade lugar; está completamente fuera del orden de Dios. Pero el dador alegre marcha a tono conla música de las esferas celestes. Está sincronizado con las leyes naturales del grandioso Dios,y por tanto Dios lo ama, pues ve Su propia obra en él.

En segundo lugar, consideren que Dios ama al dador alegre,  porque la gracia ha puesto atal hombre en orden con las leyes de la redención, así como con las leyes de la naturaleza. Y,¿cuáles son éstas? Nosotros que somos llamados "calvinistas," nos deleitamos en afirmar quetoda la economía del Evangelio es la de la gracia. Todo es por gracia de principio a fin, y no setrata para nada de un asunto de deuda o de recompensa. La salvación no es algo que loshombres puedan ganar o merecer, sino que es el resultado y el ejercicio de la graciainmerecida recibida de Dios. Si hay elección, es una elección libre que no procede nunca deninguna bondad en nosotros. Si hay redención, "¡gracias a Dios por su don inefable!", si hayun llamamiento, si hay justificación, si hay santificación, en todo vemos la obra inmerecida delgrandioso Dador. Dios no escatima, no es avaro, no da de mala gana. Él da con liberalidad yno se restringe en ninguna cosa buena. Dios se manifiesta en la obra de gracia como unmaravilloso dador.

Ahora, el hombre cristiano, o el que profesa ser cristiano, que no es dador, o siendo dador,no es un dador alegre, está fuera de orden con el sistema que gira en torno al pacto de graciay la cruz de Cristo; está fuera de tono con la sangre y las heridas de Jesús; está fuera deorden con los propósitos eternos del Altísimo; no fluye para nada con la corriente de la graciadivina; debería estar bajo la ley, aunque en eso, en verdad, no cumple con la letra; pero comoel espíritu del Evangelio es todo libertad, y gracia, y amor, y abundancia, el hombre no está enarmonía con él, y no lo entiende del todo. Entonces, debido a que el dador alegre, hecho así por la gracia divina, está a tono con la redención y con la naturaleza, conforme a su medida ysu llamamiento, es ensalzado por el Señor.

Además, Dios ama al dador alegre,  porque Él ama las cosas que hacen feliz a Su pueblo; yÉl entiende muy bien que el espíritu de abnegación y el espíritu de amor hacia los demás, es lafuente más segura de felicidad que pueda ser encontrada en el pecho humano. Aquel que vivepara sí mismo es desdichado. Quien únicamente se regocija en el gozo egoísta, no tiene sino

limitados canales para su felicidad; pero quien se deleita en hacer felices a los demás, y quiense deleita en glorificar a Dios, y puede negar su propia carne y sus propios deseos para honrara su Señor y bendecir al mundo, ese es el hombre feliz; y como Dios se deleita en la felicidadresultante, por eso se deleita en el dar con alegría, que es la causa.

Además, Dios se deleita en un dador alegre, porque en tal creyente ve la obra de SuEspíritu. Se requiere mucha gracia para convertir a los hombres en dadores alegres. Conalgunos, la última parte de su naturaleza que llega a la santificación es su bolsillo. La gracia deDios se abre paso en la moralidad de su negocio, y en las actividades de la casa, pero esaspersonas no parecen reconocer que la riqueza debe ser consagrada tanto como su corazón.

Amados, yo sé que hay algunos miembros del pueblo de Dios que consideran de maneramuy sagrada todo lo que tienen, como algo que no es propio, y que, no como una teoría sinocomo un asunto de práctica diaria, hacen dinero para Cristo, y dan dinero a Cristo, y nunca

están tan felices como cuando pueden hacer algo más de lo que están acostumbrados a hacerpara adelantar Su reino de conformidad a su capacidad: pero, por otro lado, hay otros de untemperamento totalmente diferente, en quienes la gracia de Dios ha golpeado fuerte antes deobtener una respuesta; que saben muy bien lo que deberían hacer, pero que encuentran queel cierre de su cartera es difícil de abrir, y los dedos utilizados para dar están casi paralizados;

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y realmente, cuando llegan a dar un centavo, parecería un esfuerzo tan grande de abnegacióncomo cuando otros, de acuerdo a su proporción, han dado mucho más.

Pero al Señor no le gusta ver que Su pueblo acaricie al mundo de esta manera. A Él leagrada ver que han superado los elementos rastreros, que están llegando a amar lo espiritualpor sobre lo carnal, a amarlo a Él por encima de ellos mismos, y a buscar los tesoros que estánarriba y no los tesoros que están en la tierra. Yo estoy seguro que el Espíritu de Dios secontrista cuando ve que los que han sido comprados con la sangre van tras el dinero, igual quelos que pertenecen al mundo.

El Espíritu se contrista, y a menudo retira su influencia consoladora cuando ve a Sus siervos

cayendo al nivel torpe, muerto y embrutecido de los hombres del mundo, cuyo clamor es:"¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?" Él quiere que Su pueblo busqueprimero el reino de Dios y su justicia. Él quiere que se deleiten en el Señor, y no en lascriaturas tras la que languidecen la carne y la sangre. Él quiere que beban de arroyos máspuros que los ríos lodosos de la tierra. Él quiere que busquen mejores riquezas que estostesoros egipcios que perecen con el uso, y de los que vamos a separarnos muy pronto.

Pero hay una razón por la que Dios ama al dador alegre que debo considerar con mayordetalle, es decir, porque Él mismo es un dador alegre. El hombre ama generalmente lo que essemejante a él mismo. Nosotros nos gratificamos de esa manera. Generalmente nuestrosafectos van tras un objeto que es congruente de alguna manera con nuestro propio carácter.

Ahora, el Señor es el más alegre de todos los dadores. Quiero que piensen eso unmomento. "El que no escatimó ni a su propio Hijo." ¡Oh, qué don fue ése! Madres, ¿ustedespodrían dar a sus hijos? Padres, ¿ustedes podrían no escatimar a sus hijos? Bien, tal vezpodrían hacerlo por su país, pero no podrían hacerlo por sus enemigos.

Pero Dios, el dador alegre, no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todosnosotros, como dice la palabra. ¡Y desde entonces, qué dador alegre ha sido! Nos ha dado sinnecesidad que le pidamos. Nosotros no le pedimos que hiciera el pacto de gracia. No lepedimos que nos eligiera.

No le pedimos que nos redimiera. Todas estas cosas fueron hechas antes que nosotrosnaciéramos. No le pedimos que nos llamara por Su gracia, pues, ¡ay!, no conocíamos el valorde ese llamado, y estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, pero Él nos diolibremente por ese amor ilimitado que nosotros ni habíamos buscado. La gracia que previenevino a nosotros, superando en velocidad a todos nuestros deseos, y a todas nuestrasinclinaciones, y a todas nuestras oraciones. Primero nos hizo orar; nos dio el espíritu desúplica, pues de lo contrario nunca hubiéramos orado. Él nos dio la voluntad de venir a Él,pues de lo contrario habríamos permanecido alejados. Entonces Él fue un dador alegre paranosotros.

Y cuando nos acercamos a Él con nuestros corazones quebrantados, ¡cuán alegremente nosconcedió el perdón! ¡Cómo corrió y tuvo compasión de nosotros, y nos abrazó y nos besó!¡Cuán alegremente nos condujo al banquete con música y danzas, pues Su hijo que eramuerto revivió, y el que se había perdido, fue encontrado!— "Muchos días han pasadodesde entonces, Muchos cambios hemos visto," pero no ha habido ningún cambio en Él,pues ha sido siempre un dador alegre. Hemos necesitado gracia cada día, y Él la haproporcionado con liberalidad sin echarlo en cara. Cuando hemos acudido a Él para pedirle unhuevo, nunca nos ha dado un escorpión; hemos pedido pan, y Él nunca nos ha dado unapiedra, sino que nos ha dado Su Santo Espíritu.

¡Oh, la generosidad de Dios en la providencia para algunos de nosotros!

No hace mucho tiempo, éramos muy pobres, pero a Él le agradó darnos todo lo quehubiéramos podido desear. Algunos de los aquí presentes estuvieron enfermos, y sepreguntaban qué pasaría con su pequeña familia para quienes eran el único sostén; pero Dios,el dador alegre, les proveyó, los restableció, y los envió nuevamente a sus trabajos, llenos desalud y fortaleza. Otros han experimentado grandes estrecheces, pero los brazos eternos loshan sostenido, y aunque los leoncillos necesitan, y tienen hambre, sin embargo ustedes,habiendo buscado al Señor, no han tenido falta de ningún bien. Él es un dador alegre.

Ah, pobres pecadores, ustedes que no son salvos, yo quisiera que ustedes supieran cuántose complace Dios en dar de Su misericordia. Él es el dador más alegre del universo. Ustedesno deben pensar que Él les va a escatimar algo. Si vienen a Él buscando el perdón del pecado,Dios está listo para perdonarlos abundantemente. Si buscan Su rostro, no tendrán que gritarcomo si Él estuviera sordo o no quisiera escucharlos. Él oirá los gritos del penitente; Él

prestará atención a los deseos de quienes abandonan sus pecados y encuentran a Cristo. Siustedes simplemente confían en el Señor Jesús, lo descubrirán como el dador más alegre y elamigo más bueno que jamás hayan soñado.

Hermanos y hermanas, muy pronto descubriremos que Dios es un dador alegre. Algunos denuestros amigos Lo han conocido así esta semana.

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Ellos rogaron, pues se encontraban enfermos, para que Él los sostuviera, y Él les hizo lacama en su enfermedad, y los sostuvo con Sus amables brazos; y luego, ellos le pidieron queles diera una abundante entrada al reino de Su amado Hijo, y se los concedió. Él les ayudópara que dieran testimonio de Su fidelidad; les abrió las puertas que eran perlas; no les nególas arpas de oro, ni el trono del propio Cristo, sino que, como un dador alegre, dio labienvenida a Su banquete eterno, a Su pobre pueblo cansado y lo hizo sentar a Su diestra.

Lo mismo hará con nosotros, pues Él es un dador alegre, y así quiere que sea Su pueblo,pues en aquellos que son semejantes a Él, Él se ve a Sí mismo en miniatura: de la manera queel sol se ve a sí mismo en cada gota de rocío, y los cielos son reflejados en cada charco. ¡Oh,

que Dios nos conceda gracia para que seamos en el futuro dadores más alegres de lo quehemos sido en el pasado!III. Voy a concluir únicamente con una frase, o dos, relativas al POR QUÉ, NOSOTROS QUE

AMAMOS AL SEÑOR EN ESTA CASA, DEBEMOS TRATAR ESPECIALMENTE DE SER DADORESALEGRES A QUIENES DIOS AMA.

Hay muchas razones, pero esta noche necesitamos urgirlas todas ellas.Una es que, todo lo que tenemos se lo debemos a Él. He sabido de uno que fracasó en los

negocios, que en sus mejores momentos había ayudado a algunos de sus trabajadores a abrirsus propios negocios y ellos prosperaron.

Decían: "oh, ellos lo van a ayudar; él les ayudó tanto en sus días de prosperidad, que ellosle ayudarán." Yo no sé si lo hicieron o no, pero esto sí sé, que quien nos tomó cuandoestábamos desnudos, pues así vinimos al mundo; quien nos levantó cuando estábamos másque desnudos, cuando estábamos sucios y éramos inmundos, pues así estábamos por elpecado y por nuestra depravación original; Él que nos sacó del basurero, sí, y nos rescató delmismo fuego, y nos hizo lo que somos, y nos envolvió en Su justicia y nos dio de Sumisericordia, Él merece todo y más que todo lo que podamos darle. Oh, ¿qué haremos paraensalzar a nuestro Salvador?

¿Qué no haremos? Señor, como todo es debido a Ti, tómalo todo y que Te demos todo sinreservas.

Recuerden continuamente, amados hermanos, que ustedes son salvos: ustedes, quepodrían haber sido condenados; ustedes, que no querían en un tiempo ser salvos. Ustedes sonsalvos; sus pecados han sido borrados; la justicia de Cristo es ahora su ropaje real. Es más, túeres salvo, y el Espíritu Santo mora en ti. Tú eres sacerdote, tú eres rey para Dios. Tú eres unheredero del cielo; la sangre imperial corre por tus venas. Tú eres uno de los pares del cielo,un príncipe de sangre. ¡Oh!, ¿acaso no vivirás por encima de las vidas de los demás? ¿Acasono buscarás consagrar, con estas elevadas dignidades, y estas bendiciones que no tienenprecio, y estos favores asombrosos, tu espíritu, tu alma, tu cuerpo, tu todo a Él, que es tuPadre, tu cielo, tu Dios?

Hermanos, muy bien pueden estar deseosos de ser dadores alegres, cuando recuerden queel tiempo de dar pronto habrá terminado. No existe el dar en aquellos cielos; al menos eltesoro favorito de Dios, que es el bolsillo del hombre pobre, no estará pidiéndote que lo llenes.No habrá hijos de la necesidad allí; no habrá pies pequeñitos que necesiten zapatos, no habrámanecitas débiles que necesiten pan, no habrá mujeres hambrientas ni hombres necesitados;no se necesitará construir iglesias; no se necesitará enviar misioneros; no se requerirán barcosque los transporten más allá de los mares; no habrá ministros de Cristo que tengan necesidadde su ayuda. Estarán más allá de todos esos llamamientos y si algo habría que lamentar en elcielo, sería que allí estos deberes deben cesar para siempre. ¡Oh, entonces den como dadores

alegres mientras puedan!Y, por último, nosotros tenemos necesidad de un Dios dador, y por tanto seamos dadores

alegres. Recuerden esa historia que la señora Stowe ha narrado tan bien. Me temo que yo nopodría repetirla de la misma manera, y seguramente no con sus palabras, pero va más omenos así. Había un comerciante, dice ella, que había prosperado sobremanera en losnegocios.

Había construido una casa en el campo, y la había agrandado, y había cultivado sus jardinesa un gran costo. Cuando fue a su oficina, fue visitado por alguien que hacía una colecta paraalguna sociedad, y él respondió a su solicitud: "realmente no puedo darme el lujo de dartealgo; hay tanta gente que me pide, que no puedo hacerlo." Pues bien, él era un hombre queusualmente había sido muy generoso, y un poco más tarde le remordió su conciencia al pensarque había comenzado a escatimar en lo que daba al Señor.

Por la noche, cuando la esposa y la familia se habían retirado a descansar, se sentó ameditar junto a la chimenea, y se dijo a sí mismo: "realmente me pregunto si fue una buenadecisión construir esta casa; me ha acarreado muchos gastos; se necesitan nuevos muebles;he subido a un nuevo rango dentro de la sociedad, los gastos han aumentado, mis hijas

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necesitan vestidos nuevos; todo está en un nivel de mayor lujo, y sin embargo, yo he estadolimitando lo que doy al Señor. Creo que no he actuado bien; me siento muy intranquilo."

Se supone que mientras pensaba en todo esto, se quedó dormido, pero si así fue, québueno para él, pues súbitamente la puerta se abrió, y entró al cuarto un extraño muy manso yhumilde, que acercándose le dijo: "señor, lo estoy visitando para pedirle su ayuda para unasociedad que envía el Evangelio a los gentiles; ellos están muriendo, muriendo por falta deconocimiento; usted es rico, ¿podría darme alguna ayuda para enviarles la palabra de vida?" Elcomerciante le respondió: "usted debe excusarme, realmente; mis gastos son demasiadoelevados, y debo recortarlos; no estoy en capacidad de darle nada; debo decir que no." El

extraño lo miró con una mirada apesadumbrada y dijo: "tal vez usted piensa que la obra estádemasiado lejos, y no da porque el dinero será enviado más allá de los mares. Entonces le diréque hay una escuela muy pobre en una parte de la ciudad, muy cercana a su oficina, y está apunto de cerrar por falta de fondos, y allí están los niños pobres que asisten, los vagabundosde estas calles, ignorantes del camino correcto, ¿me podría dar una contribución para esacausa?" El comerciante se molestó un poco por estas preguntas insistentes, y respondió:"ahórreme el problema; no tengo dinero, no puedo darle nada." El extraño se limpió unalágrima de su ojo, y dijo: "entonces debo pedirle por lo menos algo para la sociedad bíblica;eso, como usted se podrá imaginar, yace en la raíz de todo; propaga la palabra de Dios, yseguro, si usted no tiene para la sociedad misionera, o la escuela de pobres, podrá dar algopara la propagación de la propia palabra de Dios."

"No," respondió el comerciante, "ya le he dicho que no puedo," y entonces, el aspecto delextraño pareció cambiar, y aunque seguía siendo manso y humilde, sin embargo, al mismotiempo, su rostro se tornó majestuoso.

Había una gloria en su cara, y a pesar de ello, había surcos de dolor, y le dijo, suave peroseveramente: "hace cinco años, esa hijita tuya, con sus hermosos bucles, estaba consumidapor la fiebre, y tú oraste en la amargura de tu alma para que la hija amada de tu corazón note fuera arrebatada, y fueras librado de ese duro golpe. ¿Quién oyó esa oración, y te devolvióa tu hija?" El comerciante cubrió su rostro con sus manos, y sintió vergüenza. "Hace diezaños," dijo la misma voz, tú estabas en grandes dificultades; las deudas te abrumaban;estabas al borde de la bancarrota; tu cabello había encanecido por la preocupación. ¿A quiénacudiste en esa hora de problemas, y quién te escuchó, y te proporcionó amigos que teayudaron a través de tus dificultades cuando otros comercios estaban fracasando, y hombresmás ricos que tú estaban quebrando por todos lados?

¿Quién hizo eso por ti? Una vez más," dijo el extraño, "hace quince años tú sentiste la cargade tus pecados, y caminabas de arriba abajo exprimiéndote las manos por temor, y clamando:"¡Dios, ten misericordia de mi!" Tu corazón estaba muy abrumado; ¿quién te habló en esahora la palabra de perdón que canceló todos tus pecados? ¿Quién tomó todas sus iniquidadessobre sí?" El comerciante sollozó muy fuerte y tembló, cuando la voz dijo: "si tú no me pidenada más, yo tampoco te pediré nada más."

El hombre cayó sobre su rostro ante el augusto visitante y dijo: "toma todo, mi benditoSeñor; perdona mi vergonzosa ingratitud hacia Ti, y ayúdame para que en el futuro yo no Teniegue nada." Ya sea que fuera un sueño o no, lo cierto es que ese comerciante se convirtió enuno de los príncipes cristianos de América, y dio para la causa de Cristo como pocos lo habíanhecho jamás.

"Dios ama al dador alegre," y ustedes saben lo que Él les pide. Prosigan su camino,comerciantes, y den con generosidad conforme Dios les da.

Prosigan su camino, tenderos, y esparzan como puedan, pues Dios primero les proporcionalos medios. Prosigan su camino, ustedes obreros y ustedes trabajadoras esforzadas, y den deacuerdo a su capacidad. Den, ustedes, ricos, porque son ricos, y den ustedes, pobres, porqueno se van a volver más pobres, pero puede ser que sí se vuelvan más pobres si no ofrecen aDios Su porción.

Pero, primero, ¿ya le han dado su corazón? ¿Han puesto su confianza en Jesús? Si no esasí, este sermón no es para ustedes; pero si su corazón pertenece a mi Señor, y han sidolavados en Su preciosa sangre, entonces que mi texto se grabe profundamente en sus oídos, ytodavía más profundamente en sus corazones: "Dios ama al dador alegre."

Porciones de la Escritura leídas antes del sermón: 2 Corintios 9; y 11: 18-33.

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EL EVANGELIO DEL SACRIFICIO DE ABRAHAMNº 869

Sermón predicado la noche del domingo 2 de mayo de 1869.

"El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros." Romanos 8:32.

Hemos seleccionado este versículo como nuestro tema, pero nuestro verdadero texto loencontrarán en el capítulo 22 del Génesis, que es la narración que leímos esta mañana en su

totalidad y de la que hablamos en detalle en nuestro comentario. Pensé que era convenienteconcentrarme en un solo punto esta mañana, sobre la base que una sola cosa a la vez esmejor y por consiguiente, me esforcé en dirigir la contemplación de ustedes al ejemplo sin parde obediencia santa y llena de fe que el padre de los fieles nos presentó cuando ofreció a suhijo.

Pero sería una forma muy injusta de manejar la Santa Escritura si dejáramos un tema comoeste, tan lleno de Cristo, sin considerar el carácter de tipo que tiene toda la narración. Si enalgún lugar del Antiguo Testamento se simboliza al Mesías, ciertamente debe verse sobre elMonte Moriah, donde el amado Isaac, atado voluntariamente y colocado sobre el altar, es elsímbolo vivo del Amado del Cielo, dando su vida como rescate.

No dudamos que un gran objetivo de toda esta transacción fue el proporcionarle a Abrahamuna visión más clara del día de Cristo. La prueba era realmente un grandioso privilegioencubierto: revelar al Patriarca, como en efecto así fue, el corazón del grandioso Padre en sugran acto de amor a los hombres, desplegando al mismo tiempo la obediencia voluntaria delgrandioso Hijo quien gozosamente se convirtió en un holocausto para Dios.

El Evangelio de Moriah, que no es sino otro nombre del Calvario, fue mucho más claro quela revelación hecha en la puerta del Paraíso, o la revelación hecha a Noé en el arca, o al mismoAbraham, en cualquier ocasión anterior.

Oremos para compartir el privilegio del renombrado amigo de Dios, a medida queestudiemos la redención bajo la luz que hizo feliz a Abraham.

Sin detenernos en un largo prefacio, por el que no tenemos ni tiempo ni inclinación, primerotrazaremos un paralelo entre la ofrenda de Cristo y la ofrenda de Isaac . En segundo lugarmostraremos cómo el sacrificio de Cristo va muchísimo más allá de este tipo tan edificante .¡Oh, bendito Espíritu de Dios, toma de las cosas de Cristo en esta hora y muéstralas a cadauno de nosotros!

I. Primero, EL PARALELO. Ustedes conocen el relato que nos ocupa.No necesitamos repetirlo excepto conforme lo vayamos incorporando a nuestra meditación.

De la misma manera que Abraham ofreció a Isaac, y así se podría decir de él que, "no eximióni a su propio Hijo," así, el siempre bendito Dios ofreció a Su Hijo Jesucristo y no lo eximió.Hay una similitud en la persona ofrecida. Isaac era hijo de Abraham y en un sentido enfático,su único hijo. De allí la angustia de destinarlo al sacrificio.

Hay un profundo significado en la palabra: "único" cuando se aplica a un niño. Para elcorazón de un padre, su único hijo es tan querido como su propia vida. Ni el oro de Ofir, ni lasbrillantes joyas de la India se pueden comparar con él. Quienes han sido bendecidos con unaaljaba llena de flechas, es decir, que tienen muchos hijos, encontrarían que es sumamentedifícil, si uno de ellos debiera serles arrebatado, decidir quién de todos sus hijos debe ser. Milangustias partirían sus corazones al elegir a uno de los siete o de los diez, a quien sobre su

frente pálida y fría como la arcilla tendrían que imprimir, un último beso lleno de ternura.¡Pero, cuál no sería el dolor de ustedes si tan sólo tuvieran un hijo!¡Qué agonía el ver arrancada de ustedes a la única prenda de su mutuo amor, a su único

descendiente! Cruel es el viento que levanta de raíz al único heredero del antiguo árbol. Rudaes la mano que corta a la única flor del rosal. Despiadado destructor, privarte a ti de tu únicoheredero, la piedra angular de tu amor, el pilar pulido de tu esperanza ¡Juzguen ustedes puesla tristeza que atravesó el corazón de Abraham cuando Dios le ordenó que tomara a su hijo, suúnico hijo, y lo ofreciera como un holocausto! Pero no tengo lenguaje con el que pueda hablardel corazón de Dios cuando Él renunció a su Hijo Unigénito.

En lugar de intentar lo imposible, me debo contentar con repetir las palabras de la SantaEscritura: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, paraque todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna."

Nada sino un amor infinito hacia el hombre pudo haber conducido a Dios a lastimar a suHijo y exponerlo al sufrimiento. Jesucristo, el Hijo de Dios, es, en su naturaleza divina, uno conDios, de la misma manera igual y eterno como Él, su Unigénito Hijo de manera misteriosa ydesconocida para nosotros. Como el Hijo Divino el Padre nos lo dio: "Un hijo nos es dado, y sellamará su nombre: Dios Fuerte."

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De acuerdo con el saludo del ángel a la Virgen, nuestro Señor, como hombre, es el Hijo delAltísimo, "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra,por lo cual también el santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios." En su naturalezahumana Jesús no fue eximido, sino que tuvo que sufrir, sangrar y morir por nosotros. Dios yhombre en una persona, siendo las dos naturalezas maravillosamente combinadas, Él no fueeximido sino que fue entregado por todos sus elegidos. ¡Aquí hay amor! ¡Contémplenlo yadmírenlo!

¡considérenlo y maravíllense! ¡El Hijo amado es hecho un sacrificio! Él, el Unigénito, esherido por Dios y afligido y exclama, "¡Dios mío, Dios mío!

¿Por qué me has desamparado?Recuerden que, en el caso de Abraham, Isaac era el hijo de su corazón.No necesito extenderme en eso. Se pueden imaginar fácilmente cómo lo amaba Abraham;

pero en el caso de nuestro Señor ¿qué mente puede concebir cuán cercano y querido eranuestro Redentor para el Padre?

Recuerden esas maravillosas palabras de la Sabiduría Encarnada, "con él estaba yo, comoun artífice maestro. Yo era su delicia todos los días y me regocijaba en su presencia en todotiempo." Nuestro glorioso Salvador era en mayor grado el Hijo del amor de Dios, que Isaac erael bien amado de Abraham. La eternidad y lo infinito entraron en el amor que existía entre elPadre y el Hijo.

Cristo en su naturaleza humana era incomparablemente puro y santo, y en Él habitabacorporalmente la plenitud de la Divinidad; por eso Él era en gran manera agradable al Padre, yese deleite era públicamente atestiguado en declaraciones que se podían oír: "Este es mi Hijoamado, en quien tengo complacencia." Sin embargo no lo eximió, sino que lo hizo el sustitutode nosotros pecadores, lo hizo como una maldición por nosotros, colgado en un madero.¿Tienen un hijo favorito? ¿Tienen a alguien que anida en su pecho? ¿Tienen a uno más queridoque todos los demás? Entonces si fueran llamados a separarse de él, ustedes serían capacesde estar en comunión con el grandioso Padre al entregar a Su Hijo.

Recuerden, también, que Isaac era un hijo sumiso y obediente en grado sumo. Tenemosprueba de ello en el hecho de que estaba anuente a ser sacrificado, pues siendo un jovenvigoroso, podría haber resistido a su anciano padre. Pero voluntariamente se sometió para seratado, y aceptó ser colocado en el altar. ¡Cuán pocos hijos hay así! ¿Cómo pudo entregarloAbraham? ¿Pocos hijos así, dije? No puedo aplicar ese término a Cristo, el Hijo de Dios, porquenunca hubo otro como Él. Si hablo de su humanidad, ¿quién obedeció alguna vez a su padrecomo Cristo obedeció a su Dios? "Aunque era Hijo, aprendió la obediencia." Era su alimento ysu bebida hacer la voluntad de quien lo había enviado. "¿No sabíais," dijo "que en los asuntosde mi Padre me es necesario estar?" Y, sin embargo, a este Hijo obediente, a este Hijo dehijos, no lo dispensó Dios, sino que desenvainó su espada contra Él, y lo entregó a la agonía yal sudor sangriento, a la cruz y a la misma muerte. ¡Qué poderoso amor debió haberconducido al Padre a esto! Es imposible medirlo— Tan extraño, tan sin fronteras fue suamor Que se apiadó de los hombres moribundos, Que el Padre envió a Su Hijo, Su

 Igual Para darles vida nuevamente a ellos.No se debe olvidar, tampoco, que alrededor de Isaac se agrupaban misteriosas profecías.

Isaac debía ser la semilla prometida por la que Abraham viviría para la posteridad y porsiempre sería una bendición para todas las naciones. ¡Pero qué profecías se acumulaban sobrela cabeza de Cristo! ¡Qué cosas gloriosas se dijeron de Él antes de su venida!

Él era la semilla conquistadora destinada a romper la cabeza del dragón.

Él era el mensajero del pacto, sí, el pacto mismo. Fue profetizado como el Príncipe de Paz,el Rey de reyes, y el Señor de señores. En Él había más revelación de Dios que en todas lasobras de la creación y de la providencia. Sin embargo esta persona augusta, este heredero detodas las cosas, Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de la Paz, debeinclinar su cabeza al golpe de la venganza sagrada, siendo entregado como la víctimapropiciatoria para todos los creyentes; el Cordero de nuestra pascua, la víctima por nuestropecado.

Hermanos, he dejado las aguas poco profundas, y me interno en alta mar esta noche; nadoen una gran profundidad, no encuentro fondo, y no veo la costa; me hundo en profundidadesde admiración. Mi alma más bien quisiera meditar que intentar expresarse por medio depalabras. En verdad, el tema del don inexpresable de Dios, si lo quisiéramos comprender en suanchura y en su longitud, es más bien para considerarse a puerta cerrada que para el púlpito,

más bien para ser meditado cuando se reflexiona a solas a la puesta del sol, que para sercomentado en la gran asamblea.Aunque hablemos con las lenguas de los hombres y de los ángeles, no podemos alcanzar la

altura de este gran argumento. Dios nos dio a Uno, que es de tal naturaleza, que el mundo nopudo encontrar a su igual, ni el cielo revelar a alguien parecido. Nos dio un tesoro tan

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inapreciable que si el cielo y la tierra fueran pesados como el oro fino del joyero, no podríancomprar algo igual. A nosotros se nos dio al que sobresale entre diez mil y al todo deseable.Por nosotros fue puesta en el polvo la cabeza del oro más fino, y los cabellos ondulados de unnegro brillante fueron manchados con sangre coagulada. Por nosotros aquellos ojos que sonsuaves como los ojos de las palomas, se enrojecieron por el llanto y fueron lavados conlágrimas en vez de leche. Por nosotros esas mejillas que eran como almácigos de especiasaromáticas, fueron escupidas y manchadas y su rostro como el del Monte Líbano, excelentecomo los cedros, desfigurado más que los hijos de los hombres. Y todo esto fue por el designioy ordenamiento del Padre; de acuerdo al eterno propósito escrito en el volumen del Libro.

El paralelo es muy claro en el prefacio del sacrificio. Vamos a explicarlo en pocas palabras.Abraham tuvo tres días para pensar y considerar la muerte de su hijo; tres días para ver eserostro amado y para anticipar la hora en la que tendría la palidez de hielo de la muerte. Pero elPadre Eterno sabía de antemano y había ordenado el sacrificio de su Unigénito Hijo, no tresdías ni tres años, ni tres mil años, sino que antes que fuera la tierra fue Jesús para su Padre,"el Cordero inmolado desde la fundación del mundo." Mucho antes de su nacimiento en Belén,se había dicho anticipadamente: "Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual seapartó por su camino. Pero Jehovah cargó en él el pecado de todos nosotros." Fue un decretoeterno que, del arduo sacrifico del Redentor, se levantara una semilla que debía servirle,siendo comprada por su sangre.

¡Cuánta perseverancia de amor desinteresado hubo aquí! Hermanos, permítanme que medetenga y adore, porque no puedo seguir predicando.

Siento vergüenza ante la presencia de un amor tan maravilloso. No puedo entenderte Oh,grandioso Dios. Yo sé que no te mueven las pasiones ni te afecta el dolor como les afecta a loshombres; por consiguiente no me atrevo a decir que sentiste tristeza ante la muerte de tuHijo. Pero ¡oh! sé que no eres un Dios de piedra, impasible, inconmovible. Tú eres Dios, y porconsiguiente no podemos concebir cómo eres; pero sin embargo tú te comparas a ti mismocon un padre que tiene compasión de un hijo pródigo. ¿Nos equivocamos, entonces, sipensamos en ti como angustiado por tu Hijo amado cuando fue entregado a las angustias de lamuerte? Perdóname mi trasgresión al imaginar así tu corazón de amor, pero seguramente fueun costoso sacrificio el que hiciste, ¡costoso aun para Ti!

No hablaré de Ti acerca de este tema, oh mi Dios, porque no puedo.Pero voy a pensar reverentemente en Ti y me maravillaré de cómo pudiste mirar tan

consistentemente a través de las largas edades y determinar tan resueltamente el poderososacrificio, la generosidad sin medida de someter a tu Hijo querido a una muerte atroz pornosotros.

Recuerden que Abraham preparó con sagrada previsión todo lo necesario para el sacrificio.Como les mostré esta mañana, se convirtió en un gabaonita para Dios, actuando como unleñador y preparando el combustible para quemar a su hijo. Preparó el altar y llevó el fuego,preparando todo lo necesario para el doloroso servicio. ¿Pero qué diré del grandioso Diosquien, a través de las edades, estuvo preparando constantemente a este mundo para el másgrandioso acontecimiento de su historia, la muerte del Dios Encarnado?

Toda la historia se centró en este punto. Me atrevo a decir que todo acontecimiento, grandeo pequeño que alguna vez alteró a Asiria, o sacudió a Caldea, o turbó a Egipto, o castigó aJudea, tuvo como su último fin la preparación del mundo para el nacimiento y el sacrificio deCristo. La Cruz es el centro de toda la historia. Hacia ese centro, desde las edades antiguas,apunta todo; desde ese centro todo procede hasta nuestro días y hacia atrás de ese centro

todo puede ser trazado. ¡Cuán profundo es este tema, y sin embargo cuán verdadero! ¡Diosestuvo preparando siempre la entrega del Hijo amado para la salvación de los hijos de loshombres!

No nos demoraremos, sin embargo, en el prefacio del sacrificio, sino que avanzaremos enhumilde adoración para contemplar el acto mismo.

Cuando Abraham llegó por fin al Monte Moriah, pidió a sus siervos que permanecieran al piede la colina. Ahora, recojan sus pensamientos y vengan conmigo al Calvario, al verdaderoMoriah. Al pie de esa colina Dios les ordenó a todos los hombres que se detuvieran. Los doceapóstoles han estado con Cristo en el viaje de su vida, pero no deben estar con Él en lasangustias de su muerte. Once van con Él a Getsemaní: sólo tres se pueden acercar a Él en supasión; pero cuando llega la culminación de todo, lo abandonan y huyen; Él lucha solo labatalla. "He pisado el lagar yo solo," dijo Él, "de los pueblos nadie estuvo conmigo." Aunque

alrededor del Calvario se reunió una gran multitud para ver morir al Redentor, sin embargoespiritualmente Jesús estaba allí solo con el Dios vengador. La maravillosa transacción delCalvario en cuanto a su esencia real y a su espíritu, se completó en solemne secreto entre elPadre y el Hijo. Abraham e Isaac estaban solos. El Padre y el Hijo estuvieron igualmente soloscuando Su alma fue hecha sacrificio por el pecado.

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¡Observen también que Isaac cargó la madera! Una imagen fiel de Cristo cargando su cruz.No era común que cada malhechor tuviera que cargar la cruz que después lo cargaría a él,pero, en el caso de nuestro Señor y por un exceso de crueldad, unos hombres malvados lehicieron cargar su cruz. Con una maravillosa exactitud de tipo profético, Dios ordenó que, así como Isaac llevó la madera hasta el altar, así Cristo debió cargar su cruz hasta el lugar decondenación.

Un punto digno de atención es que se dice, como lo encontrarán si leen el capítulo deAbraham e Isaac, que "se fueron los dos juntos." El que iba a herir con el cuchillo, y el que ibaa ser la víctima, caminaron y su conversación era de paz hacia el altar, "se fueron los dos

 juntos," estando de acuerdo en su corazón. Para mí es delicioso reflexionar que Jesucristo y suPadre caminaron juntos en el trabajo de amor redentor. En esa grandiosa obra por la quesomos salvos, el Padre nos dio a Cristo, pero Cristo igualmente se nos dio a Sí mismo. El Padrefue a la venganza vestido con la túnica de amor al hombre, y el Hijo fue para ser la víctima deesa venganza con el mismo amor en Su corazón.

Prosiguieron juntos, Abraham e Isaac, y, al fin, Isaac fue atado, atado por su padre. Así fueatado también Cristo, y Él dice: "No tendríais ninguna autoridad contra mí, si no te fuera dadade mi Padre." Cristo no hubiera podido ser atado por Judas, ni por Pilatos, ni por Herodes, si elPadre Eterno no lo hubiera atado virtualmente y entregado en las manos del verdugo. ¡Almamía, ponte de pie y asómbrate! El Padre ata a su Hijo; es Dios tu Padre quien ata a tuHermano Mayor, y lo entrega a hombres crueles para que sea ultrajado, escupido y clavado enel madero para morir.

El paralelo va todavía más lejos, porque cuando el padre ata a la víctima, la víctima quiereser atada. Como ya lo mencionamos, Isaac podría haberse resistido, pero no lo hizo; no hayhuellas de resistencia; no hay ni siquiera señales de un susurro. Lo mismo ocurrió con Jesús.Fue con júbilo hasta el lugar del sacrificio, deseoso de entregarse por nosotros.

Él dijo: "Nadie me quita la vida, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder paraponerla, y tengo poder para volverla a tomar."

Vean como se mantiene el paralelo, y al mirar al padre terrenal, con angustia en su rostro,a punto de clavar el cuchillo en el corazón de su querido hijo, tienen frente a ustedes, tanaproximadamente como las imágenes terrenales pueden describir las cosas celestiales, elreflejo del Padre divino en el momento de entregar al Hijo amado, al justo por el injusto, paraque nos pueda traer a Dios. Aquí hago una pausa. ¿Qué más puedo decir? No es, como dijeantes, un tema para las palabras, sino para las emociones del corazón, para los besos de suslabios, y las lágrimas de su alma.

Pero el paralelo todavía se mantiene un poco más, después de haber sido suspendido porun momento, Isaac fue restituido otra vez . Estaba atado y colocado sobre el altar, el cuchilloestaba listo, y en espíritu había sido entregado a la muerte, pero fue liberado. Dejando esehueco, en el que Cristo no es tipificado completamente por Isaac, sino por el carnero, tambiénfue liberado Cristo. Él vino otra vez, el Hijo viviente y triunfante, después de haber estadomuerto. Isaac fue tenido por muerto tres días por Abraham, y al tercer día el padre se gozó albajar la montaña junto con su hijo. Jesús estaba muerto, pero al tercer día se levantó otravez.

¡Oh! El gozo en la cumbre de esa montaña, el gozo de los dos cuando se reunieron con lossiervos que estaban esperando, ambos librados de una gran prueba. Pero, ¡ah! no puedodecirles cuánto gozo había en el corazón de Jesús y el grandioso Padre cuando terminó eltremendo sacrificio, y Jesús había resucitado de entre los muertos; pero, hermanos y

hermanas, lo sabremos un día, porque entraremos en el gozo de nuestro Señor.Es una cosa atrevida hablar de Dios como movido por el gozo o afectado por la tristeza,

pero, como no es un Dios de madera y piedra, no es un bloque insensible, podemos declarar,hablando a la manera de los hombres, que Dios se agradó con sumo gozo por su Hijoresucitado, y el Hijo se gozó porque su gran obra había sido cumplida. Al recordar ese pasajedel profeta, en donde Dios habla de sus santos, y declara que se alegrará por ellos con cantos,qué pasa si digo que mucho más lo hizo por su Hijo, y, apoyándose en su amor, se alegró porel Resucitado, con júbilo y cantos.

¿Qué siguió después de la liberación de Isaac? Ustedes han escuchado esta mañana, que apartir de ese momento el pacto fue ratificado. Justo al pie de ese altar, el ángel declaró el

 juramento en el que Dios juró por Él mismo. Queridos hermanos, el Salvador resucitado,después de haber sido sacrificado, ha confirmado el pacto de gracia, el cual permanece firme

para siempre sobre las dos cosas inmutables por las cuales es imposible que Dios mienta.Isaac, también, había sido ese día el medio para mostrar a Abraham la gran provisión deDios. Ese nombre, Jehovah-yireh, fue nuevo para el mundo; fue entregado a los hombres esedía desde el Monte Moriah; y en la muerte de Cristo los hombres ven lo que nunca podríanhaber visto, y en su resurrección contemplan resuelto el más profundo de los misterios.

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Dios ha provisto lo que necesitaban los hombres. El problema era, ¿cómo pueden serperdonados los pecadores? ¿cómo se puede quitar el mal del pecado? ¿cómo pueden llegar aser santos los pecadores, y cómo hacer que quienes son buenos tan solo para ser quemadosen el infierno, puedan cantar en el cielo? La respuesta está más allá, donde Dios entrega a suUnigénito para que se desangre y muera en lugar de los pecadores, y luego llama a eseUnigénito para que se levante en gloria de la tumba. "Jehovah-yireh," debe leerse a la luz quefluye de la cruz. "El Señor proveerá" es contemplado sobre el Monte Calvario como en ningúnotro lugar del cielo o de la tierra.

Así he intentado mostrar el paralelo, pero estoy consciente con tristeza de mi falta de

poder. Siento como si les estuviera dando a ustedes simplemente bosquejos, tal como losdibujan los estudiantes con tiza o carbón. Ustedes deben completarlos; hay abundanteespacio: Abraham e Isaac, el Padre y Cristo. En proporción a la ternura y amor con quepuedan entrar en la maravilla del sacrificio de Abraham, así, pienso que por la amorosa yafectuosa enseñanza del Espíritu Santo, ustedes pueden entrar en la trascendental maravilladel sacrificio de Cristo a favor de los hombres.

II. Pero ahora, en segundo lugar, tengo que SUGERIR ALGUNOS PUNTOS EN LOS QUE NOSE SOSTIENE EL PARALELO.

Lo primero es esto, Isaac iba a morir de todas maneras en el curso natural de su vida .Cuando fue ofrecido por su padre, fue solamente un poco en anticipación de la muerte que conel tiempo debía ocurrir. Pero Jesús es "el único que tiene inmortalidad." Y quien no necesitabamorir nunca. Ni como Dios ni como hombre había algo en Él que lo sujetara a los lazos de lamuerte. Para Él, el Hades era un lugar en el que no necesitaba entrar nunca, y el sepulcro y latumba estaban firmemente cerrados para Él, porque no habían semillas de corrupción en susagrado ser. Sin la mancha del pecado original, no había necesidad que su cuerpo se rindieraal golpe mortal. Ciertamente, aunque murió su cuerpo no vio corrupción; Dios lo habíaprotegido de ella. Así pues Isaac debe morir, pero Jesús no tiene necesidad de ello. Su muertefue puramente voluntaria y en esto es única, y no puede ser comparada con las muertes de losotros hombres.

Más aún, hubo una orden sobre Abraham para que diera a Isaac .Admito la alegría de su ofrenda, pero la más elevada ley a la que estaba sujeta su

naturaleza espiritual, sometía al creyente Abraham a hacer lo que Dios le mandaba. Peroninguna presión se puede ejercer en el Altísimo. Si entregó a su Hijo, fue en medio de la másgrande libertad.

¿Quién merecería que Cristo muriera por él? Aunque hubiéramos sido la perfección misma,y sin pecado como los ángeles, no hubiéramos podido merecer un don como éste. Pero, mishermanos y hermanas, estábamos llenos de maldad; odiábamos a Dios; continuábamos lastrasgresiones contra Él; y sin embargo por puro amor a nosotros realizó este milagro degracia: dio a su Hijo para que muriera por nosotros. ¡Oh! Amor sin ninguna obligación,espontáneo: una fuente que brota de lo profundo de la naturaleza divina, amor no solicitado yno merecido! ¿Qué debo decir de ello? ¡Oh Dios, sé bendito por siempre! ¡Aún los himnos delcielo no pueden expresar las obligaciones de nuestra raza culpable hacia tu libre amor en eldon de tu Hijo!

Más aún, recuerden que Isaac no murió, después de todo, pero Jesús sí .Los cuadros fueron casi tan exactos como podrían ser, porque el carnero fue atrapado en el

matorral, y el animal fue sacrificado en lugar del hombre; en el caso de nuestro Señor Él fue elsustituto por nosotros, pero no hubo sustituto para Él. Tomó nuestros pecados y los llevó en su

propio cuerpo sobre el madero. Él fue quien sufrió personalmente. No nos redimió por mediode un intermediario, sino que Él mismo sufrió por nosotros; en propia persona entregó su vidapor nosotros.

Y aquí viene otro punto de diferencia, a saber, que Isaac, aunque hubiera muerto, nohubiera podido morir por nosotros. Hubiera podido morir por nosotros como un ejemplo decómo debiéramos renunciar a la vida, pero eso hubiera sido una pequeña bendición; nohubiera sido una mayor bendición que la que ofrece el evangelio de los unitarios que presentaa Cristo como muriendo como ejemplo para nosotros. Oh, pero amados míos, la muerte deCristo permanece completamente sola y aparte, porque es una muerte enteramente por otros,y soportada sola y exclusivamente por el amor desinteresado hacia los caídos.

No hay ningún dolor que desgarre el corazón del Salvador que se hubiera necesitado si nofuera por el amor a nosotros; ni una gota de sangre que goteó de Su cabeza coronada con

espinas o de aquellas manos atravesadas que necesitara ser derramada, si no fuera por afectoa quienes no lo merecen, como somos nosotros ¡Y vean lo que ha hecho por nosotros! Haobtenido nuestro perdón; los que hemos creído en Él somos perdonados. Él ha obtenidonuestra adopción; somos hijos de Dios en Jesucristo. Él ha cerrado las puertas del infierno

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para nosotros; no podemos perecer, ni nadie nos puede arrebatar de sus manos. Ha abiertolas puertas del cielo para nosotros; estaremos con Él en donde Él está.

Nuestros propios cuerpos sentirán el poder de su muerte, porque se levantarán otra vez alsonido de la trompeta en el último día. Él fue entregado por nosotros, su pueblo, "por todosnosotros;" Él soportó todo por su pueblo, por todos los que confían en Él, por cada hijo deAdán que se arroja sobre Él; para cada hijo e hija del hombre que confíe solamente en Él parasu salvación. ¿Fue entregado por ti, querido lector? ¿Tienes tú parte en su muerte? ¿Si es así,acaso te debo presionar cuando llegas a esta mesa para que pienses en el don del Padre y enel Padre mismo?

¿Necesito urgirte con ojos llenos de lágrimas y con el corazón derretido cuando recibes losemblemas de la pasión de nuestro Redentor, para que mires a su Padre y a Él, y con humildeadoración admires ese amor que no he podido describir y que tú no vas a poder medir?

Nunca me sentí, creo, en toda mi vida, tan completamente avergonzado de las palabras ymás listo para abandonar el discurso, porque los pensamientos del amor de Dios sondemasiado pesados para los hombros de mis palabras; son una carga en todas mis frases, ylas aplastan; aún el pensamiento mismo no puede soportar esa tremenda carga. Aquí hay unabismo, un profundo abismo, y nuestra barca no sabe como navegar sobre el. Aquí el abismollama al abismo y nuestra mente es tragada en la amplitud e inmensidad de las olas de amorque se levantan alrededor de nosotros. Pero lo que la razón no puede medir, la fe lo puedealcanzar, y lo que nuestro entendimiento no puede comprender, nuestro corazón lo puedeamar, y lo que no les podemos decir a otros lo podemos susurrar en el silencio de nuestrosespíritus para nosotros mismos, hasta que nuestras almas se inclinen con la más humildereverencia ante el Dios cuyo nombre es Amor.

Para terminar, siento que debo de decir que puede haber alguien para quien esto no es másque una historia sin sentido. ¡Ah! Mi corazón se quebranta cuando pienso en ustedes quecontinúan pecando contra su Hacedor y lo olvidan cada día, como lo hace la mayor parte deustedes. Su Hacedor da a su propio Hijo para redimir a sus enemigos, y viene a ustedes hoy yles dice que si ustedes se arrepienten de sus pecados, y se confían en las manos de su Hijoamado que murió por los pecadores, serán salvos, pero, ¡ay! no quieren hacerlo; tan malo esel corazón de ustedes, que se vuelven contra su Dios y se vuelven contra Su misericordia.

¡Oh! Dicen: "¿No me volveré contra Él ya más?" ¿Se ha avivado la ternura de ustedes?¿Desean ser reconciliados con el Dios al que han ofendido? Pueden ser reconciliados; van a serreconciliados hoy, si ustedes se entregan a Dios, su Padre, y a Cristo su Salvador. El que creaen Él no perecerá, sino que tendrá vida eterna, porque éste es su Evangelio, "el que cree y esbautizado será salvo; pero el que no cree será condenado." Espero que nunca conozcan lo quees esa condena sino más bien que Su gracia les pertenezca. Amén.

PREDICAD, PREDICAD, PREDICAD POR TODO EL MUNDO!Nº 900

Sermón predicado En el Tabernáculo Metropolitano, Newington.

"Y les dijo: ‘Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.El que cree y es bautizado será salvo, pero el que no cree será condenado.’" 

Marcos 16:15, 16.

Antes de que nuestro Señor diera esta comisión a sus discípulos, se había dirigido a ellos enun tono de serio reproche. Ustedes podrán observar que, luego, apareció a los once cuandoestaban sentados a la mesa, "y les reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porqueno habían creído a los que le habían visto resucitado." Debido a que Él otorgaba un valor muyhonorable al testimonio, Él pronunció una censura muy marcada sobre quienes lodesatendieron. La reprimenda que ellos recibieron en esa ocasión puede muy bien servirnos dellamada de atención a nosotros, pues la incredulidad incapacita al cristiano para el servicio. Enla medida en que tenemos una fe personal en el Evangelio, en esa medida nos convertimos entestigos competentes para enseñarlo a los demás. Cada uno de nosotros si fuera realmentesincero, debería repetir las palabras de David: "Creí; por tanto, hablé," pues de lo contrarionuestra falta de fe le va a quitar efectivamente a nuestro discurso todo su poder en laspersonas que nos escuchan.

Muy poca duda cabe que una de las razones por las cuales el cristianismo no es tanagresivo ahora como lo era al principio, y no ejerce la influencia que tenía en los tiemposapostólicos, es la debilidad de nuestra fe en Cristo comparada con la total seguridad de fe queposeían los hombres de aquellos tiempos. En vano esconden su tímido corazón tras una caramodesta, cuando la actitud que deberíamos mostrar y la fuerza viva que nos debería guiar es

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una confianza valiente en el poder del Espíritu Santo, y una profunda convicción del poder dela verdad que se nos pide que entreguemos.

Hermanos, si esperamos un avivamiento de la religión, este debe comenzar en casa.Nuestras propias almas deben primero que nada estar llenas de una santa fe y deben arder deentusiasmo, y después seremos fuertes para realizar proezas y ganar provincias para el cetrodel Rey Jesús.

Habiendo hecho así una observación acerca del contexto, quiero que se refieran a un pasajeparalelo en Mateo. Allí vemos que al darles esta comisión, nuestro Señor argumentó una razónnotable para ella, y una que le concernía de manera íntima. "Toda autoridad," dijo, "ME ha

sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id  (USTEDES) y haced discípulos a todas lasnaciones." Estas palabras estaban adaptadas para fortalecer la fe de Sus discípulos, de quienesacababa de hacer la observación de "su incredulidad."

¿Acaso no ven el punto de este anuncio? Jesús de Nazaret, habiendo sido resucitado de losmuertos, dice a Sus apóstoles que ha sido investido ahora con la supremacía universal como elHijo del hombre. Por lo tanto Él emite un decreto de gracia, llamando a toda la gente de todoclima y nación, para creer ese Evangelio que lleva la promesa de salvación personal para cadapersona que crea. Este mandamiento está revestido de tal autoridad, y es tan imperativo eldeber de todos los hombres en todas partes de arrepentirse, que aquellos que no creenreciben la amenaza del castigo seguro de la condenación.

Él va a hacer que se publique esta ordenanza real a través del mundo entero; pero Élordena a todos los mensajeros que quienes llevan el mensaje deben ser marcados porcompleto con la soberanía de Quien los envía.

Dejen que esas palabras suenen en sus oídos: "Por tanto, id." Suenan como la música deesa aclamación llena de gozo que aclama al Redentor revestido con poder, sosteniendo lainsignia de poder que posee, ejerciendo los plenos derechos del poder legítimo, y confiando asus discípulos una comisión fundada en ese poder— "Id por todo el mundo." 

Una observación más antes de que continuemos con el texto. La comisión con la queestamos a punto de tratar fue la última que el Señor dio a sus discípulos antes de que fueraseparado de ellos. Valoramos grandemente las últimas palabras de sus siervos que parten,¿cómo podremos valorar lo suficiente las palabras de despedida de nuestro Señor en suascensión?

Las órdenes que nos dejan los que ya se han ido a la gloria, tienen un gran peso ennuestros espíritus; que los obedientes amantes de Cristo se aseguren de actuar conforme a Suúltima voluntad y testamento, el último deseo expresado por su Señor resucitado. Pido para mitexto una atención especial de cada discípulo de Jesús, ciertamente no como una peticiónfúnebre, sino más bien como un encargo solemne.

Ustedes recuerdan la propia parábola de Cristo: "Porque el reino de los cielos serásemejante a un hombre que al emprender un viaje largo, llamó a sus siervos y les entregó susbienes." Miren esto como la última instrucción que Jesús da a sus siervos: "Cierto hombre denoble estirpe partió a un país lejano para recibir un reino y volver."  Me parece que comocuando el manto de Elías cayó sobre Eliseo, Eliseo sería de culpar si lo hubiera dejado caer, así cuando estas palabras cayeron del Salvador que subía antes que las nubes lo ocultaran de lavista de sus discípulos, debemos tomarlas con santa reverencia. Puesto que Él las ha dejado alpartir como si fueran su manto, esas palabras deben ser guardadas con amor y obedecidasescrupulosamente.

Entonces ahora queremos invitarlos para que presten toda su atención al mandamiento que

el Señor nos da aquí: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura."  Fue dadoa los apóstoles de manera representativa.

Ellos representan a todo el cuerpo de los fieles. Este mandamiento es dado a cada hombre omujer convertidos. Concedo que hay un llamado especial para quienes son equipados yllamados a entregarse de lleno a la obra del ministerio, pero su oficio en la iglesia visible no esuna excusa para no desempeñar las funciones que pertenecen a cada miembro del cuerpo deCristo en particular. El mandamiento universal de Cristo a cada creyente es— "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura." 

I. Al reflexionar sobre este mandamiento, primero consideremos QUÉ ES LO QUE TENEMOSQUE LLEVAR A CADA CRIATURA: EL EVANGELIO.

Tal vez no es necesario, hermanos míos, que les tenga que decir a ustedes qué es elEvangelio, pero para completar nuestro tema debemos declararlo.

El "Evangelio" que debe decirse a "toda criatura" es, me parece a mí, la grandiosa verdadque "Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuentasus transgresiones;" "encomendándonos a nosotros la palabra de la reconciliación." Dios hamirado con compasión al hombre pecador. Él ha enviado a Su Hijo para que asumiera lanaturaleza del hombre. Su Hijo ha venido en la carne. Él ha obrado una justicia perfecta por

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Su vida de obediencia. Él ha muerto en el madero, el justo por los injustos, para que aquel queconfíe en Él, pueda ser perdonado. Luego viene el punto y la esencia del Evangelio: cree en Ély sé bautizado, y serás salvo; si lo rechazas, entonces tu peligro es inminente, pues Dios lodeclara así, debes ser condenado.

Entonces, cuando predicamos el Evangelio, debemos declarar a los hijos de los hombres queellos están caídos, que están llenos de pecados, que están perdidos, pero que Cristo ha venidopara buscar y para salvar lo que estaba perdido; que hay en Cristo Jesús, que ahora está en elcielo, toda la gracia que es suficiente para satisfacer la necesidad de cada pecador, para quecualquiera que crea en Él, reciba el perdón de todos sus pecados, y reciba al Espíritu Santo,

por quien le será dada la ayuda para llevar una nueva vida, será preservado en santidad, yserá llevado con seguridad al cielo.Predicar el Evangelio es predicar a Cristo. No es, yo lo creo así, predicar alguna forma de

gobierno eclesiástico, o algún credo en particular, aunque estas dos cosas pueden sernecesarias para aquellos que han oído y recibido el Evangelio. El primer mensaje que debemospredicar a cada criatura, es que hay un Salvador: "Vida al mirar al Crucificado, vida alinstante," para todos los que Lo miran. Este es el Evangelio que debemos predicar.

Ahora, ¿qué significa la palabra " predicar "? Entiendo que su significado en este contexto esmuy extenso. Algunas personas pueden predicar literalmente, es decir, actúan como heraldos,proclamando el Evangelio como el pregonero proclama en la calle el mensaje que se le haencargado pregonar.

El pregonero es, de hecho, el predicador del mundo, y el predicador del Evangelio debe serun pregonero, pregonando en voz alta sin dejar de hacerlo nunca, la verdad de Cristo. No creoque Cristo nos pida ir para ser oradores frente a toda criatura. Tal mandato no sería prácticopara la mayoría de nosotros, y sería inútil para cualquiera de nosotros. De todas las cosas queprofanan el día del Señor y entristecen al Espíritu, los intentos de la oratoria de alta escuela yla elocuencia que gorjea cuando se predica, son las peores creo yo. Nuestra labor es

 justamente declarar el Evangelio de manera sencilla y clara a toda criatura. En realidad nopredicamos el Evangelio a un hombre si no logramos que entienda el tema del que estamoshablando. Si nuestro lenguaje no se rebaja a su nivel, podrá ser el Evangelio, pero no es elEvangelio para él. El predicador debe adoptar un lenguaje que sea el adecuado para toda sucongregación. Al predicar debe esforzarse por instruir, fortalecer, explicar, exponer, suplicar yhacer entender al corazón y a la conciencia de cada hombre, como ante Dios, hasta donde sushabilidades se lo permitan, la verdad que más allá de todo argumento y de toda duda tiene elsello y la marca de la revelación divina.

Aunque no todos los miembros de una iglesia pueden predicar literalmente en este sentido,sin embargo, si este mandamiento es para todos, entonces todos deben dar ese testimonio almundo de alguna u otra manera que sea clara. Su predicación puede ser de diversas maneras.Algunos deben predicar por medio de sus vidas santas. Otros deben predicar hablando a una oa dos personas, como el Maestro junto al pozo, que predicaba de la misma manera cuandoconversaba con la mujer de Samaria como cuando se dirigía a la multitud en la ribera del lagode Genesaret, y expresaba una doctrina tan sublime en esa pequeña aldea de Sicar comocuando predicaba en la puerta del templo que se llama Hermosa. Otros deben predicardistribuyendo la verdad impresa para su circulación; y este es un servicio verdaderamentenoble, especialmente cuando la palabra pura de vida, la propia Biblia, es sembradaampliamente en esta y en otras tierras. Si no podemos hablar con nuestra propia lengua,debemos pedir prestadas las lenguas de otros hombres; y si no podemos escribir con nuestras

propias plumas, debemos pedir prestadas las plumas de otros hombres; pero debemos hacerlode una forma o de otra.

La esencia de este mandamiento es que debemos dar a conocer el Evangelio a toda criaturapor un medio o por otro, dejarlo enfrente del camino de cada quien, hacerle saber que hay unEvangelio, y provocar su curiosidad para saber lo que significa. No pueden hacer que lo acepte,o que lo crea. Esa es la obra de Dios. Pero ustedes sí pueden y deben darles a conocer elEvangelio y suplicarles que lo reciban, y no se sientan culpables si no lo reciben. Hagan todo loque esté a su alcance, para dar a conocer a toda criatura lo que es el Evangelio, de tal formaque si no lo aceptan sin embargo el reino de Dios les habrá sido traído muy cerca. Laresponsabilidad de su aceptación o su rechazo será entonces problema de esas criaturas, y node ustedes.

Entonces, esta es la comisión de Jesucristo a sus discípulos: "Id por todo el mundo y

predicad el evangelio a toda criatura."Y para que no nos equivoquemos en cuanto a lo que he llamado la punta de la flecha, lafuerza y la esencia del Evangelio, Cristo lo ha dicho con palabras muy sencillas: "El que cree yes bautizado será salvo." Es decir, si un hombre quiere participar de la completa salvación queCristo ha logrado, debe creer en Cristo, debe confiar en Cristo, debe creer que Cristo es el

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Salvador designado por Dios, y que es capaz de salvarle. Debe actuar sobre la base de esacreencia, y confiarse a los brazos de Jesús, y si lo hace así, será salvo.

Más aún, el texto dice que debe ser bautizado. No que haya alguna virtud de algún tipo enel bautismo. Pero Cristo espera que un hombre que confía ser salvado por Él, debe reconocer ydar testimonio de su unión con Él. Quien quiere tener a Cristo como su Salvador, debe estarpreparado para reconocer abiertamente que él está del lado de Cristo. El bautismo se convierteasí en una señal del discipulado, el símbolo externo de la fe interna, por medio del cual unhombre dice a todos los que lo contemplan: "Me confieso muerto para el mundo; me confiesosepultado con Cristo; me confieso resucitado a una nueva vida en Él; piensen lo que quieran o

ríanse tanto como quieran, pero en la fe de Jesús como mi Señor, lo he abandonado todo paraseguirlo a Él."Es un punto de obediencia. Algunas veces alguien ha dicho en su corazón: "Qué lástima que

el bautismo haya sido introducido en este lugar; se convierte en una viga de madera en dondelos hombres pueden colgar su gancho ritualista." Pero el propio Hijo de Dios lo ha puesto allí, yno podemos cambiarlo. Si no estuviera allí, yo no lo habría puesto allí, pero está allí, y estandoallí, es a riesgo de tu alma, hombre, hacerlo a un lado. Yo creo de todo corazón que si crees enJesucristo serás salvo, te bautices o no, pero no me gustaría correr ningún riesgo, pues en mitexto no leo nada al respecto. Es: "El que cree y es bautizado será salvo," y yo quiero juntarlos dos mandamientos y obedecer enteramente la voluntad de mi Señor, y no hacer a un ladolo que no me gusta, y aceptar solamente lo que me gusta. No debo dejar nada por fuera, sinoque debo aceptar ambos mandamientos. Con tu corazón debes creer, y con tu boca debesconfesar, y si cumples sinceramente con ambos entonces serás salvo.

II. Teniendo claramente ante nosotros cuál es nuestro trabajo: proclamar y explicar a cadacriatura el Evangelio de Jesucristo, consideremos solemnemente (pues es una tarea muysolemne que incumbe a cada persona que profesa a Cristo) CUÁL ES EL ALCANCE DE ESTACOMISIÓN.

Juzgando por el hecho que no hay ninguna mención de tiempo, deduzco que en tanto quehaya una iglesia en el mundo la obligación de predicar el Evangelio estará vigente, y si esaiglesia alguna vez llega a tener sólo un miembro o dos, debe a pesar de eso, con toda sufuerza, continuar promulgando el Evangelio de Jesucristo. Debe predicarse todo el tiempo; yhasta que Cristo mismo venga, y se cierre la dispensación, la misión de la iglesia es ir por todoel mundo, todos ustedes, proclamando el Evangelio a cada criatura.

Sin embargo, no me voy a detener allí, porque no es un punto muy práctico, perosimplemente observen que no hay ningún límite establecido en cuanto a dónde debe

 predicarse el Evangelio. Debe predicarse en "todo el mundo." En Labrador, en África, donde laCruz del Sur brilla en lo alto, y donde Arturo con sus soles conduce a la noche; en todaspartes, en cada lugar; ninguna nación debe quedar fuera porque es muy degradada; ningunaraza debe ser olvidada porque está en un lugar muy remoto. La misión de la iglesia trata conel centro de África, con hombres que todavía no han visto nunca, cara a cara, al hombre decara pálida. Trata con naciones cultas, como el agudo y escéptico hindú, y con tribusdegradadas, como los hotentotes en sus poblaciones, y las tribus Bechuana y Bushman.

No debe existir ninguna omisión en ninguna parte. Las órdenes de marcha de nuestro granComandante para Sus tropas son— "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a todacriatura." 

Aun este no es un punto tan práctico como el punto sobre el que quiero insistir. Es laobligación de la iglesia, de conformidad con este mandato, de dar a conocer el Evangelio a

toda criatura. Cada uno de ustedes individualmente, por supuesto, no puede darlo a conocer atoda criatura, pero cada uno, en casa y fuera de ella, de acuerdo a su esfera de acción y a sucapacidad, debe esforzarse al respecto. Tan pronto como estén listos para entenderlo, ustedesdeben estar listos con este Evangelio de Jesucristo para ellos. La Escuela Dominical no necesitaun texto directo para su institución o su fundación. Es una maravilla que no fue instituidamucho antes, pues el verdadero espíritu del trabajo de la Escuela Dominical yace en estaspalabras: "toda criatura." Al preocuparse de la educación de los niños, no deben incluirsolamente a las clases privilegiadas y excluir a los necesitados y a los depravados: el árabe enla ciudad es por lo menos una "criatura," y estás tan obligado a predicarle el Evangelio a él dela misma manera que a tu querido hijo, que es el objeto de tu amor más tierno. Es a todacriatura.

Entonces la iglesia cristiana debe ir tras el rico. El rico necesita el Evangelio, tal vez más

que cualquier otro grupo en la comunidad. Muy pocas veces lo oyen, y lo poco que oyen es unpobre material diluido. Nadie se atreve a decirles sus pecados en su cara, ni son censuradoscomo lo son los pobres. Deben ser buscados por la iglesia; y aunque es difícil tener acceso aellos, sin embargo no habremos cumplido nuestro deber hasta que no hayamos hecho lo quepodamos por ellos.

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Los  pobres deben ser cuidados. Su pobreza nunca debe llevarnos a decir que no vale lapena enseñarles. Es la gloria del Evangelio que debe ser predicado a los pobres. Tanto los ricoscomo los pobres son criaturas, y por lo tanto la iglesia tiene sus obligaciones en relación aambos. El Evangelio debe de ser predicado a quienes se congregan el domingo. Es un placerrecordar que hay muchas personas que quieren venir para escuchar el Evangelio, pero laresponsabilidad del ministro no se limita a aquellos que se congregan voluntariamente dentrode cuatro paredes. Debemos predicar el Evangelio a toda criatura, por lo tanto también a losque se quedan en la cama los domingos por la mañana, los que leen los periódicos en suedición dominical, los que se pasean por las tardes con negligente indiferencia, a quienes no

saben tal vez lo que significa el culto cristiano.No has hecho lo que tu Señor te ha dicho que hagas hasta tanto no los hayas alcanzado atodos ellos, y les hayas dado a conocer, los hayas forzado a conocer lo que es el Evangelio. Esun pobre deportista el que se sienta en su casa y espera que la actividad deportiva venga a él.Quien quiere practicarla debe salir fuera y buscarla, y quien quiere servir al Señor debe salir alos caminos y a los callejones y forzarlos a entrar.

No debo señalar aquí, hermanos, que espero que la iglesia cristiana está viva y cuida detodas las clases en la sociedad, pero lo que quiero enfatizar hoy de manera personal essimplemente esto, que nosotros, como una iglesia aquí, con tantas ventajas, tan numerosa,debemos participar al menos de este mandamiento, y debemos extender nuestros esfuerzos a"tantas criaturas" como podamos. ¡Oh! no podemos cumplir con el trabajo que Dios nos haencomendado, hasta que no hayamos buscado por estos caminos y por estos callejones, estasplazas y estos oscuros lugares, y hayamos hecho todo lo posible para llevar el Evangelio deJesucristo a todos sus habitantes. Sé que tienen sus escuelas dominicales, y estoy agradecidopor el trabajo que desarrollan allí, pero no limiten sus aspiraciones a esa actividad. Sé quetengo suficiente trabajo con esta congregación, sin embargo no estoy obligado a limitarme auna parroquia o a una localidad, pero si puedo, para hacer bien, en lo que a mí corresponda iren todas direcciones, y a todo tipo de lugares para dar a conocer el Evangelio a toda criatura.¿Han sido ustedes el instrumento de conversión de cincuenta personas? Eso no es todavía"toda criatura." Continúen siendo instrumentos.

¿Se agregaron cien personas a esta iglesia el otro día? Eso no es "toda criatura." Haymillones todavía que no conocen a Cristo. Prediquen entonces el Evangelio en todas partes.

La majestad de este mandamiento lo sobrecoge a uno. Nunca fue dada una comisión tal,antes o después. ¡Oh iglesia de Dios! Tu Señor te ha dado un trabajo casi tan inmenso como lacreación de un mundo; más aún, es un trabajo todavía más grande que eso; es recrear unmundo. ¿Qué puedes hacer en esto? No puedes hacer nada efectivamente, a menos que elEspíritu Santo bendiga lo que intentas hacer. Pero eso hará Él, y si te ciñes los lomos, y tucorazón está involucrado en este empeño, tu podrás todavía predicar a Jesucristo a todacriatura bajo el cielo.

No debo extenderme mucho, pues el tiempo vuela. Será suficiente si pongo un pensamientoen sus corazones, que para la sirvienta y para la duquesa, para el que limpia chimeneas y parael diputado, el habitante de una pobre casa o el de un palacio, debemos sentirnos obligadospor Cristo a predicarles el Evangelio según nuestra capacidad, sin limitar la esfera de nuestraactividad donde se pueda encontrar una oportunidad para llevar el Evangelio a toda criatura.

III. Pero ahora, en tercer lugar, algunos de ustedes se estarán preguntando acerca de losALICIENTES PARA ENROLARSE EN ESTE SERVICIO, Y OBEDECER ESTE MANDAMIENTO.

Será suficiente respuesta para muchos de ustedes, decir que la razón para predicar el

Evangelio a toda criatura es, que Dios lo ha dicho. Oh, fue una gran exclamación (si hubierasido para un mejor propósito) cuando miles de miles se congregaron para oír la elocuenciafogosa del eremita, cuando les pedía que atacaran a los sarracenos, y rescataran al santosepulcro y a los lugares sagrados de los infieles. Entonces se elevó el clamor "Deus vult" "Dioslo quiere," y en la fuerza de esa creencia, que era la voluntad de Dios, "un gran bosque delanzas se puso en ristre," y diez mil espadas fueron desenvainadas, y los hombres seapresuraron a la batalla y a la muerte. ¡Oh, si la iglesia cristiana pudiera tener la conviccióndel "Deus vult," "Dios lo quiere," que ahora, en este año de gracia de 1869, toda criatura oigael Evangelio! Creo que tenemos un número suficiente de cristianos aquí en Londres para lograrque Londres oiga el Evangelio.

Quiero decir que tenemos suficientes convertidos, hombres y mujeres, si todos tuvieran lasuficiente motivación, para hacer que Londres resuene de extremo a extremo, como le ocurrió

antes a Nínive. Un hombre despertó a Nínive con la monótona proclamación: "¡De aquí acuarenta días Nínive será destruida!" Seguramente miles serían como carbones en medio delgrano, si tuviéramos la convicción acerca de este grandioso mandamiento, "Deus vult." Creyente: Dios te exige esto ¿no es suficiente?

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Pero si buscamos argumentos, recordemos que la predicación del Evangelio es en todas partes una delicia para Dios. Los católicos nos dicen que el ofrecimiento de lo que ellos llamanun "sacramento," es una ofrenda aceptable a Dios. Ellos están errados. La predicación deCristo, esa es la verdadera ofrenda. Dios huele un olor agradable dondequiera que el nombrede Jesús es correctamente proclamado. Escuchen estas palabras: "Porque para Dios somosolor fragante de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden." Dondequiera que sepredica a Cristo, Dios está contento.

Él es honrado, Cristo es honrado. Aun si no hay ningún resultado (¡imposible suposición!)aun así la simple predicación de Cristo es como olor de incienso vespertino que sube hasta

Dios, y Él lo acepta.Más aún, recuerden que se les pide predicar a toda criatura, a cada uno de ustedes, hastadonde puedan, porque es por este medio que los elegidos van a ser reunidos de entre los hijosde los hombres. Ustedes no saben quiénes son, por tanto prediquen a Cristo a todo mundo.Ustedes no saben quién lo aceptará; ustedes no saben qué corazones van a ser quebrantadospor el martillo divino. Corresponde a ustedes probar el martillo de la verdad golpeando el durocorazón. Ustedes no son los descubridores de los elegidos de Dios, eso corresponde alEvangelio, y conforme es predicado atraerá a sí, por su propio poder, por medio del EspírituSanto, a todos los que Dios ha ordenado para vida eterna.

Hermanos y hermanas, les suplico que prediquen el Evangelio de Jesucristo,  para beneficiode ustedes mismos, si no hubiera otra razón. Pueden estar seguros de ello, su propio vigorespiritual será fortalecido por sus labores de amor, y su celo por el servicio de Cristo. Ya lo heseñalado, que es un termómetro invariable por el cual se puede medir la espiritualidad delcorazón de un hombre. Si está haciendo algo o no por Cristo, se verá reflejado en su vida yconversación. El árbol no sólo se conoce por sus frutos, en cuanto a qué tipo de árbol es, sinotan bien al grado de vida. "Si guardan sus mandamientos, y dan mucho fruto, ustedes sonciertamente discípulos," pero si hay muy poco fruto y está medio marchito en las altas ramas,no vale la pena recogerlo. Ustedes son Sus discípulos, pero escasamente pueden afirmar quelo son.

¿Alguna vez experimentaron el gozo de ganar un alma para Cristo? Si es así, no necesitanun mejor argumento para intentar difundir el conocimiento de su Nombre entre todas lascriaturas. Yo les digo, no hay gozo fuera del cielo que lo sobrepase, cuando alguien te toma dela mano y te dice: "Por tu medio yo fui llevado de las tinieblas a la luz; fui rescatado de laborrachera, o de los más viles vicios, y llevado a amar y servir a mi Salvador;" ver a tus hijosespirituales a tu alrededor, y poder decir: "Heme aquí, y estos que Tú me has dado." ¡Oh! laspruebas y penas de la vida son algo superficial allí donde los triunfos de la gracia estánpresentes. Un hombre puede muy bien soportar pararse para predicar sobre un leño ardiente,si puede estar seguro que su cuerpo quemado va a servir de medio para lograr la salvación desu congregación. Les suplico, por su propia felicidad, que traten de enseñar a otros lo que elSeñor les ha enseñado primero a ustedes.

Puedo multiplicar estas razones, pero tal vez será mejor regresar a la primera de todas: suSeñor lo quiere, y por tanto prediquen Su Evangelio a toda criatura. Viene el día en que SuEvangelio será conocido en todo el mundo. Muchas cosas lo han impedido. Noches deoscuridad, años de opresión han durado bastante, y las mentes de los hombres han andado envalle de sombra de muerte. Pero, tan cierto como que Dios es Dios, vienen mejores días. "Laluz que brilla en la colina de Sión" adornará las cumbres de todas las montañas. Todas lastierras todavía verán los pies de los mensajeros que traen las buenas nuevas, que publican la

salvación.A pesar de las profecías de algunos hombres en nuestros días, yo todavía me apego a la

vieja fe de la iglesia, que habrá un triunfo universal de nuestra santa fe, aún antes que elmundo sea entregado al elemento que lo va disolver.

Los dioses de los paganos serán sacudidos de sus pedestales. La dispensación no llegará asu fin, hasta que esas cosas que los hombres han adorado sean arrojadas a los topos y a losmurciélagos. Dios va a arrastrar a la ramera de las Siete Colinas de su trono ensangrentado, yhará que los reyes de la tierra la quemen en el fuego. El día de la venganza de nuestro Diospor la sangre de los mártires todavía ha de venir, y Cristo no terminará este conflicto hastaque no haya descargado su espada de doble filo sobre la cabeza de su adversario, y lo hayadejado tumbado en el polvo.

¡Tengan paciencia, señores; tengan paciencia! Las cosas se van desenvolviendo de manera

adecuada ahora. Nuestros corazones pueden llenarse de ánimo. Hemos visto lo que la diestrade Dios ha hecho por la libertad en esta tierra nuestra. Ahora el gran pulso del tiempo lateanimado y con salud, y por la buena gracia de Dios y Su providencia que gobierna, muy prontose verá que— "El día de la libertad vendrá al fin, El día señalado del Señor." 

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Pero, si va a venir algún día, de acuerdo al pasado, debe venir por medio de los esfuerzosde los hijos de Dios, pues Dios siempre usa instrumentos, y lo seguirá haciendo. A la carga,servidores de Dios, cumplan su labor con diligencia, con perseverancia, predicandocontinuamente el Evangelio a toda criatura, pues ustedes son colaboradores de Dios; ustedesson los labradores de Dios, sus amigos y servidores. ¡Oh! que ustedes quisieran compartir elgozo de aquellas brillantes épocas; si pudieran ver a través del tiempo con un ojo que harecibido bendición, y comprobar que las espadas se convierten en rejas de arado, conociendocon anticipación el día cuando los tronos de los opresores se derrumbarán convertidos enpolvo. No pueden mirar con un ojo esperanzado, con un nervio fuerte, a todo esto, a menos

que alarguen su mano y digan: "Yo voy a participar en eso; voy a participar en eso hoy; voy aponer mi pequeña onza de poder en la iglesia; voy a lanzar mi pequeña dracma en la misiónde la iglesia, tratando de decir a toda criatura el Evangelio de Jesucristo."

IV. Pero ahora, para concluir este sermón, tenemos la labor ante nosotros, y tenemos anuestro Dios que nos ayuda, y aceptamos el reto. Hermanos y hermanas, yo los convoco atodos ustedes de la misma manera que el capataz convoca a todos sus camaradas cuando hayun trabajo por realizar y dice—"Esto es lo que debemos hacer: ¿QUÉ RECURSOS TENEMOSPARA REALIZAR NUESTRO TRABAJO, Y CÓMO PODEMOS HACERLO?

Los que hemos recibido un llamamiento especial para predicar el Evangelio debemos asumirnuestra parte, y predicar continuamente con todo nuestro poder. ¡Oh! es un bendito empleo, ylos ángeles nos envidian, porque se nos ha dado tal oficio como es predicar el Evangelio. Pero,hermanos, no deben cargar todo el trabajo o toda la responsabilidad en un solo hombre. Elministerio de un solo individuo es una maldición para cualquier iglesia, si ese es el únicoministerio de la iglesia. Todos los ministerios deben usarse.

¿Acaso muchos de ustedes no podrían predicar? Déjenme implorarles de todo corazón queprediquen si pueden hacerlo. Que ningún hombre que posea dones se los guarde para él. Allí están las calles, si no pueden encontrar ningún otro lugar, y permítanme decir que no haymejor trabajo desarrollado en Londres que ese que se lleva a cabo en las calles, en servicios alaire libre. Hay muchos que oyen el Evangelio allí que nunca lo hubieran oído si los doceapóstoles hubieran estado predicando solamente en cualquiera de nuestros lugares deadoración. Usen sus habilidades en otros lugares si pueden, y que toda lengua que puedahablar, que lo haga.

Pero no todos tienen la habilidad de predicar. Tenemos a algunos que pueden enseñar a los jóvenes. ¿Puedo preguntar si todos los que pueden enseñar a los jóvenes están ocupados enese trabajo? En cualquier noche hay muchas escuelas a nuestro alrededor donde hay por lomenos el doble de niños del que los maestros allí presentes pueden instruir. No es así conninguna institución de las nuestras, pero hay docenas de escuelas a nuestro alrededor que sonineficientes simplemente por falta de maestros.

Nuestra gente siempre se involucra en sus escuelas. Siempre he repetido: "No se preocupenen relación a cuál secta es la que está involucrada; si pueden, vayan y enseñen allí;" perodebo repetirlo de nuevo, pues no me gusta ver a esas escuelas paralizadas por falta demaestros. Es algo muy bueno oír un sermón, pero si pueden enseñar a los niños, no tienenderecho de preferir su propio placer a la enseñanza.

¿No podrían algunos de ustedes hacer el bien en su propia casa? Las reuniones en las casas,en los salones, en lugares de ese tipo: todos son medios de ser útiles. ¿Los han probado?"¿Cuántos panes tenéis?" Eso preguntó mi Señor. Quiero contar los panes para poderresponder a mi Señor, y soy de la opinión que hay algunos panes que no han sido traídos

todavía a la canasta del panadero; algunas oportunidades que nunca han sido puestas a Suservicio. Investiguen y vean.

¿Cuánto bien no harían muchos de ustedes escribiendo cartas a otras personas con el temade Cristo? Cuánto bien no harían muchos de ustedes circulando la palabra escrita: Biblias,folletos evangélicos, y todos aquellos sermones capaces de beneficiar a ciertas personas sileyeran esa literatura. Puede ser que a algunos se les haya confiado el talento del dinero.

Si no tienen una lengua de oro, pueden estar agradecidos por tener un bolsillo lleno de oro.Hablen con eso. Están tan obligados a hablar con eso como otros con su boca de oro.Cualesquiera que sean los dones que posean, obtengan intereses, como el siervo bueno, parasu Señor.

Algunos de ustedes tal vez no tienen capacidad de hablar o de dar, pero que su santidad, ycada uno de los poderes que tengan, de conformidad a su habilidad y oportunidad, contribuyan

al gran resultado de la predicación del Evangelio a toda criatura.Mi gozo y mi corona, mi esperanza y mi delicia ante Dios, son ustedes en el Señor, cuandopuedo percibir en ustedes un corazón sincero, oh ustedes, las personas a mi cargo. Hayalgunos aquí de quienes no me da vergüenza hablar, cuya piedad es apostólica, cuyagenerosidad y celo se compara al de los primeros cristianos; pero hay otros de quienes

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hablamos con duda, pues si se han consagrado de alguna manera al Señor, la consagraciónparece haber tenido un efecto mínimo. Son muy diligentes en el negocio, pero en cuanto a unespíritu ferviente, ¿dónde está? ¿En qué aspectos se puede decir de ellos que sirven al Señor?Que cada uno comience a hacerse la pregunta: "¿Qué he hecho para obedecer el mandamientodel Señor?" y si el inventario refleja un resultado lamentable, no se queden ahí paradosperdiendo su tiempo con vanos remordimientos, sino humíllense y pídanle a Dios que la sangrede ninguno sea depositada a sus puertas.

Les exhorto, ¡oh de qué manera lo haría si mi lengua tuviera el lenguaje que deseo poseer!pero quiero exhortarlos, a cada uno de ustedes, a poner en el futuro la totalidad de su

fortaleza por Él cuyo sudor sangriento, y cruz y pasión, los han convertido a ustedes endeudores hacia Él a causa de sus vidas. Por Él que murió en ese madero, maldito por ustedes,por Él que se ha ido para preparar un lugar para ustedes, y que está intercediendo todavía a ladiestra de Dios con un celo incesante a favor de ustedes, vengo en Su nombre y a causa de Sumandamiento para pedirles, para exhortarlos a gastar y ser gastados para glorificar Su nombreen medio de los hijos de los hombres. Investiguen y vean lo que pueden hacer y lo que seaque su mano encuentre para hacer, háganlo con todas sus fuerzas, pues la tumba pronto seabrirá para recibirlos, y no hay trabajo ni mecanismos en la tumba hacia donde se dirigen conrapidez.

"¡Adelante, guardias, al ataque!" era el grito de batalla, y todavía se lo puedo decir a cadacristiano. En estos días, cuando los dirigentes de la iglesia católica reúnen sus fuerzas, y lainfidelidad dispara sus flechas envenenadas, que no nos falte nada en el día de la batalla, paraque los ángeles no digan, como dijo el ángel del Señor: "¡Maldecid a Meroz!, dijo el ángel deJehovah. ‘Maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron en ayuda de Jehovah,en ayuda de Jehovah con los ‘valientes’" Lo mejor que se puede hacer por la verdad y la

 justicia es promover la piedad personal, y traerá como consecuencia el aumento del esfuerzopersonal.

No bendeciremos al mundo utilizando grandes esquemas, teorías poderosas, planesgigantescos.

Poco a poco crecen los arrecifes de coral sobre los que luego crecen los jardines. Poco apoco debe venir el reino, y cada hombre debe traer su pequeña porción y ponerla a los pies deJesús. Así también viene la luz. Viene con un rayo después del otro. Una a una vienen lasflechas del arco del sol, y al fin huye la oscuridad. Así vendrá la mañana eterna. Gocémonos.

Aunque el trabajo sea lento es seguro. Dios verá el trabajo terminado, y cuando venga lamañana la noche ya no podrá regresar, y la oscuridad se desvanecerá para siempre. El sol de

 justicia ya no se ocultará. El día de la mañana del mundo no se demorará. El tiempo de susdías felices vendrá, cuando la luz del sol será como la luz de siete días, y el Señor Dioshabitará entre nosotros, y manifestará su gloria a los hijos de los hombres.

Estos últimos instantes los utilizaremos para decir que hay algunas personas a las que nopodemos decirles que vayan y prediquen el Evangelio, pues ellos mismos no lo conocen; y Diosles dice a los impíos: "¿Por qué tienes tú que recitar mis leyes y mencionar mi pacto con tuboca?" A esas personas les decimos: inclina tu oído y oye. Jesucristo ha sufrido para que lospecadores no sufran. Él era el Hijo de Dios. Él tomó los pecados de los creyentes. Él fuecastigado en el lugar de los pecadores, y si confías en Él serás salvo. Confía en Él, pecador,confía en Él. Que el Espíritu Santo te convenza, y te dé fe, y toda la gloria sea para el SeñorJesús, por toda la eternidad. Amén.

LA ESENCIA DEL EVANGELIONº 964

Sermón predicado el Domingo 4 de Diciembre, 1870, En el Tabernáculo Metropolitano,Newington.

"El que cree en él no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque noha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios." 

 Juan 3:18.

Posiblemente ya he predicado sobre este texto en otras ocasiones y tal vez lo he hechomuchas veces; y si no es así, debí de haberlo hecho. Es toda la Biblia en miniatura. Podríamos

decir muchas palabras que llenara varios volúmenes, ya que cada sílaba de este texto estáplenamente cargada de significado. Podemos leerlo, y releerlo, y leerlo continuamente día ynoche y siempre encontrar alguna enseñanza fresca en él. Es la esencia del evangelio. Unresumen de las buenas nuevas.

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En la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo, delante de Él serán reunidas todas lasnaciones, y Él separará a unos de otros, de la misma manera que el Pastor separa las ovejasde los cabritos. Ésa no será, sin embargo, la primera vez que la presencia del Señor Jesús seala causa de separación. Siempre es así dondequiera que Él va. Los hombres son como un solocuerpo en su condición caída, todos igualmente separados de Dios hasta que Él aparece, perosu venida encuentra a los elegidos y los llama aparte, y por el otro lado los incrédulos sondescubiertos. Dos grupos resultan de lo que antes era una abigarrada multitud. Cada quien vahacia los suyos, cada quien encuentra al compañero que le corresponde, y entre los dosgrupos hay un golfo profundo, que los divide tan claramente como la luz es diferente a la

oscuridad, o como la muerte es opuesta a la vida. Otras distinciones se convierten eninsignificantes en la presencia de Jesús; los bienes o la riqueza, la educación o la ignorancia, elpoder o la debilidad, son asuntos de mínima importancia para dividir a la humanidad en lapresencia del gran Discernidor de espíritus.

Solamente estos dos grupos, creyentes e incrédulos, resaltan en claro relieve.Tal como está en nuestro texto, así está de hecho en el universo entero; las únicas dos

distinciones realmente vitales entre tiempo y eternidad, son simplemente éstas, creyentes eincrédulos, los que reciben a Cristo o los que lo rechazan. Mas aún, así como hoy la presenciade Cristo divide la masa y junta a los hombres en grupos diversos, así también esa presenciaasegura un juicio presente. Está escrito, que Él dirá a los que están a su derecha: "Venid,benditos de mi Padre", y a los que están a su izquierda: "Apartaos de mí, malditos", y de lamisma manera, en este instante su presencia produce un juicio con igual certidumbre; pues eneste texto vemos a los creyentes sin ninguna condenación, es decir, exonerados, y vemos a losincrédulos ya condenados. El "Venid, benditos de mi Padre" es anticipado en la exoneración, yel "Apartaos de mí, malditos" es ya casi escuchado en el veredicto: "Ya ha sido condenado".Los exhorto por tanto, este día, mientras escuchan la predicación de esta palabra, a recordarque se está haciendo una división clara y sumamente importante mientras se predica estesermón. Este día el Hijo de David está en su trono y se sienta a juzgar en esta congregación.En la predicación del evangelio en este momento su majestuosa voz separa a los pecadores delos santos, y si somos sensibles a su presencia, no tendremos otra opción que temblar oregocijarnos. Mientras permanezca esta separación, tal como debe permanecer, porque Él seráeste día olor de muerte para muerte o de vida para vida para cada una de nuestras almas,Dios nos conceda que todos nosotros podamos ser contados entre los creyentes, y ninguno denosotros quede fuera como ya condenados por ser incrédulos.

I. Primero les pediré hoy, que CONSIDEREMOS A CUÁL DE LOS DOS GRUPOS QUEMENCIONA EL TEXTO PERTENECEMOS. "El que cree en él no es condenado" ¿Pertenecemos aese grupo? Asegurémonos de ello.

Veamos lo que significa creer acerca de Él o más bien en Él, ya que la palabra griega "eis"significa en Él mas que acerca de Él. Si no me equivoco, la expresión "creer en Él" significamucho más de lo que la mayoría de nosotros ha visto en ella. Yo veo muchos matices en elacto de creer. Hay algunos que creen lo concerniente a Cristo, es decir, creen que Él es elMesías y es el Salvador de los hombres. Muchos aceptan esto como verdad porque sus padresasí también lo creyeron y es un asunto de una tradición que no cuestionan. Nacen en lo quecomúnmente se considera un país cristiano, y por tanto han heredado la fe cristiana, y teóricay mentalmente creen que Jesús es el Hijo de Dios y el Redentor del mundo.

No dudarían en ponerse de pie y recitar: "Creo en Jesucristo su único Hijo, Señor nuestro,que fue engendrado por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María, padeció bajo el poder de

Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado", etcétera. Pero recuerden muy bien quepueden creer todo lo que es ortodoxo concerniente al Señor Jesucristo, pero eso no es unaseñal que hayan recibido la justificación en Él. Nadie se atrevería a afirmar que la creencia enel credo de Atanasio le puede asegurar la salvación. Si rechazan su Divinidad, si niegan suexpiación, esos errores son evidencia contundente que no creen en Él, porque no soncreyentes de la verdad concerniente a Él, y por lo tanto tienen que contarse dentro de losincrédulos que ya están condenados: pero por otra parte, si ustedes se apegan a la verdadbíblica y creen con exactitud lo concerniente al Señor Jesús, pero no van mas allá, su simple feacerca de Él, o concerniente a Él, no les salvará. Conocer a Cristo no sirve de nada, a menosque pueda decirse: "Porque no te lo reveló carne ni sangre."

Habremos dado un paso hacia delante cuando le creemos a Él. Esto es mencionado a vecesen la Escritura -creerle a Él. "Porque yo sé a quien he creído". Si creemos en lo concerniente a

Él que Él es el Cristo de Dios, su Ungido, su Enviado, su Mesías, deberíamos aceptar comoverdadero, todo lo que Él dice; y si lo hacemos así con todo nuestro corazón, considero quesomos salvos. Pero podemos pensar que así lo hacemos y mentalmente dar nuestroasentimiento a su enseñanza, y aún así, a pesar de ello, podríamos no haber alcanzado aún la

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salvación. Podríamos ser aún incrédulos condenados, a pesar de que pensemos y digamos yprofesemos que creemos en Él.

Frecuentemente en la Escritura hay otra forma de creer que gira alrededor de la palabragriega: "epi" creer basándose en Él. Algunos traductores han usado la palabra "en"insertándola en el texto, pero el significado del griego es algo diferente. Hay diferencia entrecreer basándose en Él y creer en Él. Creer basándose en Jesús es ciertamente una fesalvadora, porque el que cree basándose en Él no será confundido. Creer basándose en Él es,de alguna manera, apoyarse en Él, es recibirle como Dios lo ha establecido, y por tanto eshacerlo el fundamento de nuestra fe. Creyendo lo concerniente a Él y creyéndole a Él, venimos

luego a reposar apoyándonos en Él, convirtiéndolo en nuestra confianza. Creemos que nospuede salvar, confiamos en que Él nos salve, y esta es la esencia de la fe salvadora-creerbasándonos en el Redentor designado. Pero en este caso en particular nuestro texto habla decreer en Él, y esto es algo mas que creer basándonos en Él. Todo aquel que realmente creabasándose en Cristo en poco tiempo vendrá a creer en Él; pero hay un crecimiento- creer en Éles más que creer basándose en Él. ¿Cómo es eso? Si yo creo completamente en un hombre,¿cuál es el resultado de ello? ¿Es abogado y yo tengo un problema legal? Entonces le confío micaso; dejo el asunto en sus manos sin ningún temor, puesto que yo creo en mi abogado.

Bien, hasta aquí, eso puede ser creer basándose en él. Pero a continuación me dadirectrices y reglas de acción. Si yo creo en él, ciertamente seguiré esas reglas al pie de laletra, estando plenamente convencido que el resultado será bueno. Someto el asunto, tanto ensus aspectos prácticos como teóricos, al hombre que he elegido para que me represente, y lohago de buen grado puesto que creo en él. Soy como un marino: creo en mi capitán. ¿Quépues? Si me indica hacer esto, o eso, o lo otro, puedo oír que alguien considere esas órdenescomo sin sentido, pero yo creo en mi capitán y hago de inmediato cualquier cosa que me pida.

Sus órdenes pueden parecer absurdas para quien no tiene fe en él, pero para mí es lo sabioy lo correcto. Supongamos que en esta terrible encrucijada que vive Francia (año 1870) surjaalguien, un hombre de gran genio militar, un hombre capaz de hacer frente al terrible enemigocon las armas disponibles, que pueda dispersar la nube que se cierne sobre París. Si losfranceses creen en ese hombre ¿qué pues? Pues simplemente se van a someter a él. Seguirándiscretamente su liderazgo.

¿Ordena una incursión o manda al ejército a avanzar? Puesto que creen en él, se lleva acabo la incursión y las tropas avanzan gallardamente hacia la batalla. Si aconseja esperar oevitar una gran batalla, aquellos que creen en él se protegen en las trincheras o se baten enretirada frente al enemigo. Si tienen la plena convicción que él garantiza la victoria,ciertamente obedecerán sus órdenes; él será como su oráculo, su dictador, pero que esaceptado de buen grado. Entonces creer en nuestro Señor quiere decir esto, que creo que Él esel Hijo de Dios, y creo todas las otras verdades relativas a Él; también quiere decir que creoque todo lo que dice es verdad, es decir, le creo a Él; pero más aún, pongo mi alma sobre susméritos que hacen posible la expiación, para que la salve; y más aún, habiendo hecho esto meentrego enteramente a la santa guía del Salvador; creo que es infalible como director de miespíritu; siento una unión con él; vengo a estar en Él, su causa es mi causa, mi causa sucausa-creo en Él. Este es el hombre de quien el texto dice: "El que cree en él no escondenado", y la pregunta que me hago y que también hago a ustedes es: ¿Hemos creído enJesús? ¿Realmente lo consideramos como nuestro todo en todo? ¿Permitimos que nos guíe ynos conduzca hasta que nos lleve a la felicidad eterna?

El contexto de este versículo nos ayudará a formar un juicio acerca de si verdaderamente

creemos en Jesús. Amigos, ¿se han dado cuenta, por un verdadero ejercicio de fe, de lo quesignifican los versículos catorce y quince del presente capítulo? "Y como Moisés levantó laserpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todoaquel que cree en él tenga vida eterna". Al igual que los israelitas mordidos por las serpientesmiraban a la serpiente de bronce cuando ésta fue levantada, de la misma manera ¿han miradoustedes a Jesús y han encontrado la salud al mirarlo a Él? De esta manera se pueden juzgar austedes mismos. ¿Han sido curados de las heridas del pecado y han recibido una nueva vidacelestial? ¿Han hecho ustedes al Salvador crucificado el lugar de descanso para sus almas? Enlos versículos que están a continuación de nuestro texto, encontrarán estas palabras: "Pero elque hace la verdad viene a la luz". ¿Ustedes vienen a la verdad, hermanos, como resultado dehaber confiado en Cristo? ¿Es su deseo conocer la verdad de Dios, la voluntad de Dios, la leyde Dios, la palabra de Dios? ¿Están buscando la luz y tienen deseos que las obras hechas en

ustedes sean vistas como el fruto del propio Espíritu de Dios? ¿Pueden evaluarse ustedesmismos de conformidad con esto? Decir: "Confío en Cristo" es en vano, si nunca Lo han vistocon la misma mirada infantil con que los israelitas miraban a la serpiente de bronce:igualmente sería en vano profesar ser un creyente en Él, a menos que se desee la luz.

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Pueden permanecer parcialmente en la oscuridad, como indudablemente lo están, pero¿están buscando más luz, buscando a Dios, buscando la verdad, buscando la justicia? Pormedio de esto pueden saber si el Padre les ha dado una nueva vida, si con cierta certeza sonel nuevo hombre, que no huye de la luz sino que la busca; sin huir, escondiéndose de lapalabra de Dios, porque sus obras son malas, sino que como sus obras son verdaderas, buscanrecibir más luz, para que sus obras puedan ser hechas manifiestas a su propia conciencia comoverdaderamente realizadas por Dios en su alma.

La consideración que acabo de proponer la vamos a retomar ahora en relación al segundogrupo. ¿Somos nosotros incrédulos? Me temo que algunos de mis lectores lo son. Si ése es el

caso, les puede ayudar mucho saber dónde se encuentran y lo que son. "Pero el que no creeya ha sido condenado". Algunas personas son muy inconsistentes, porque aunque no creen enCristo Jesús, es decir, no le confían sus almas a Él, ni se entregan en obediencia para servirle aÉl, sin embargo creen en relación a Él que es el Cristo de Dios, y si Él se encontrara aquí hoy yles hablara, creerían sus palabras, aunque no se podría decir que creen en Él para convertirseen hacedores de sus palabras. Es sumamente extraño que crean que Él es el Hijo de Dios peroque no confíen en Él; que sepan que lo que dice es verdad, y que a pesar de advertirles de laira venidera, ustedes se queden muy tranquilos en una fría indiferencia, y no busquen lasalvación que Él da. En vez de ver a la serpiente de bronce, ustedes actúan como los israelitaslo hubieran hecho si hubieran buscado otro remedio.

Ustedes no han creído en Cristo, pero si ustedes tienen el menor convencimiento quenecesitan un Salvador, supongo que su propio sentido común les hace buscar uno. Por tanto,ustedes buscan evidentemente otra salvación diferente de la que Cristo obtiene. Rechazan loque Dios ha ordenado para encontrar algo propio de ustedes mismos. Hay un solo Salvador,ese Salvador en el que ustedes quieren creer-lo están rechazando para su propia destrucción.Hoy cierran sus ojos a la única luz, y aunque a veces echan de menos la luz, aman las tinieblasmás que la luz y continúan en el rincón oscuro donde se encuentran-oscuro, oscuro, oscuro,porque no aceptan que se les regañe, les resulta intolerable que el evangelio toque susconciencias a la manera de un punzón y les llame la atención por todos sus pecados. Hastaeste momento permanecen incrédulos y amando la oscuridad. Busquen, les ruego y miren.

Mientras este corazón que les dirige la palabra tiene piedad de ustedes, confío que elcorazón de Dios también tendrá piedad de ustedes y que abandonen su condición deincrédulos y puedan ser contados entre los creyentes en Cristo.

Suficiente para este primer encabezado, que dejo para su sincera consideración, esperandoque no lo traten con ligereza.

II. Ahora, en segundo término y brevemente CONSIDEREMOS LA CONDICIÓN DELCREYENTE. "El que cree en él no es condenado". ¡Qué frase tan llena de gozo es esta! Siemprey cuando tengan la seguridad de que creen en Jesús, saboreen sin prisa y sin término estafrase en su alma, mis hermanos. ¿No es delicioso pensar que hemos recibido este texto de lapropia boca de Dios por inspiración, y ver que esa inspiración es admirable ¡porque no sólo delEspíritu Santo sino que también del propio Jesucristo hemos recibido la dulce seguridad de queno son condenados!

¡Cuánto gozo, cuánta paz debería traer este texto a sus almas!Déjenme mostrarles brevemente cómo el creyente escapa a la condenación."El que cree en él no es condenado". Una razón es que él no se ofrece para ser juzgado. El

que cree en Cristo no se presenta para ser procesado. Dice: "No mi Señor, no tengo ningúnargumento ante Ti, me declaro culpable, yo confieso mi condenación. No hay necesidad de que

yo sea juzgado, seas tú reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio". El juezse sienta a un lado y el prisionero está de pie frente a él, puesto que sus condiciones sondiferentes; pero fíjense bien, en este caso el prisionero abandona su lugar, no acepta el juicio,se arroja a los pies del juez, reconoce que la sentencia que le corresponde es justa, y sedeclara culpable. Habiendo hecho esto, el creyente ve que la sentencia que él mismo reconocey confiesa como justa ha sido colocada sobre su Garantía, y cree en esa Garantía. ¿Qué creeacerca de Él? Que Dios, para poder engrandecer su justicia y su gracia, estaba en Cristo Jesúsy que el Hijo de Dios colgó en la cruz y se desangró y murió, el justo por los injustos, parallevarnos a Dios. El creyente confiesa que la sentencia es justa y por tanto coincide con Dios.Pasa a la luz y sus obras son censuradas y él acepta la censura y la acepta como verdadera.Después mira a la cruz y dice: "Esta misma sentencia que yo suscribo con mi propia manocomo justa, ha sido dictada en contra de mi gloriosa y bendita Garantía, el unigénito del Padre,

y Él ha sido castigado en mi lugar, y por lo tanto yo he sido librado puesto que Cristo, mirescate, murió". Así es como el creyente no es condenado: él acepta su condenación pero vecómo esta recae en su Garantía. Así es como recibe la paz. La justicia de Dios le habríaturbado su mente; ve que esa justicia ha sido satisfecha y él declara en su propio corazón quesi Dios ha sido satisfecho entonces él está satisfecho; si la justicia de Dios ha sido honrada,

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entonces la conciencia está tranquila. ¿Y entonces qué sucede? Pues que este creyente enCristo, al no ser condenado, ahora busca la luz; a partir de ese momento desea caminar más ymás en la luz del conocimiento, en la luz de la presencia divina, en la luz de la santidad divina.Hermanos míos, en un tiempo nuestras almas se inclinaban al pecado, pero ahora aunquepecamos ese pecado nos duele y debido a que lamentamos el pecado, tenemos la evidenciaque "ya no lo llevo a cabo yo", como dice el apóstol, "sino el pecado que mora en mí". El másinterno yo, el ego verdadero y real ubicado en el centro de nuestras almas desea la santidad.Si pudiéramos ser como queremos ser, seríamos puros como Dios es puro, puesto que nuestrocorazón tiene hambre y sed de justicia. Venimos a la luz, y habiendo creído, nos encontramos

en tal condición que nuestras obras bajo la luz, aunque son descubiertas, no traen vergüenza ypena a nuestros rostros, pues en esa misma luz nuestras obras son hechas manifiestas queson obra de Dios, y nos gozamos que Dios obra en nosotros por medio de su Espíritu, losdeseos santos, las emociones y acciones, que irán en aumento hasta que seamosperfectamente liberados del pecado.

Esta es la condición del hombre que cree en Cristo, una condición muy feliz, una condiciónllena de esperanza, una condición celestial ¿quién no quisiera tener esa condición? Todo giraalrededor de la fe, pues al creer en Jesús viene el nuevo nacimiento, con el nuevo nacimientonos viene el deseo de estar en la luz, y después viene el caminar progresivo en la luz y lamanifestación de la obra secreta del Espíritu Santo en el alma. Felices los creyentes, tres vecesfelices por lo que son y por lo que serán.

III. Y ahora, como tercer punto, viene nuestro trabajo más solemnerogamos que el EspírituSanto de Dios nos ayude a presentarlo. CONSIDEREN LA CONDICIÓN DEL INCRÉDULO. "Peroel que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo deDios". ¡Vean la verdad misma que aquí se declara! "Pero el que no cree ya ha sidocondenado". Quisiera comentar un poco más esta solemne verdad.

En primer lugar, Él se ofrece a Sí mismo para juicio. "Porque no ha creído en el nombre"--¿cuál es el nombre? Es el Salvador, Jesús. Quien cree en Jesús, el Salvador, confiesa quenecesita salvación, y rehúsa apoyarse en la ley; pero quien rechaza al Salvador de hecho dice:"No necesito un Salvador, quiero ser juzgado de conformidad con la ley". Les digo que cadaalma que rechaza a un Salvador, en efecto está pidiendo ser juzgado por la ley. Allí está laalternativa; ¿eres culpable, lo confesarás?

Si es así, acepta al Salvador. Pero si por otro lado dices: "No aceptaré al Salvador", en loprofundo de tu alma reposa un orgullo presuntuoso: "Yo puedo presentarme al juicio; norequiero perdón o gracia". Entonces, amigo, si pides el juicio lo tendrás, y he aquí el resultado:Dios te declara que ya has sido condenado. No has creído, has pedido el juicio, lo tendrás,pero es tu ruina.

El propio incrédulo da evidencia personal de su propia condenación.¿Quieres saber cómo hace esto? El texto nos señala su incredulidad.¿Aquel individuo, es un hombre condenado o no? Pregúntale lo que piensa de Cristo. Si

responde honestamente, diría: "No acepto el testimonio de Dios acerca de Jesucristo; norecibo a Jesús como mi Salvador". Está convencido que no necesita un Salvador o no sienteque Jesús sea el Salvador que necesita. Rechaza el testimonio de Dios en relación a Cristo ¿Noes eso suficiente para condenar a un hombre? Si un hombre cometiera un robo o un asesinatoen la propia presencia del juez, se condenaría a sí mismo; pero ¿acaso no es una ofensamayor que ésa, en la propia presencia de Dios despreciar a su Hijo, al declarar Su obra y Susangre prácticamente innecesarias? ¿No es el colmo del atrevimiento que un alma esté en la

presencia del Dios de misericordia y escuche cuando dice: "¡He aquí el Cordero de Dios quequita el pecado del mundo!" y que alma responda: "No tengo nada que ver con el Cordero deDios"? ¿Qué mayor evidencia necesitamos para comprobar tu enemistad con Dios? Quien noquiere creer en Cristo, mataría a Dios si pudiera. Su incredulidad en Cristo virtualmente hace aDios mentiroso.

Más aún, quien no cree en Cristo da evidencia en contra de sí mismo, ya que rechaza "elnombre". Observen el texto: "Porque no ha creído en el nombre". Como ya lo había sugerido,ese nombre es Jesús, el Salvador.

El hombre dice: "No acepto al Salvador". Algunos de ustedes no han pronunciado esaspalabras, pero lo dicen en la práctica; puesto que no creen en el Salvador, permanecen hastaeste momento sin Salvador, fuera de Cristo, sin esperanza, sin perdón, sin misericordia; ypermanecen en ese estado aun bajo la predicación del evangelio durante todos estos años.

¿Qué más evidencia quieren? Cuando un hombre rechaza a Dios y más como Salvador,debe estar terriblemente envenenado en contra de Dios.Si Dios unge a Cristo como Rey, y yo lo rechazo, ese rechazo muestra que Dios no me

agrada; pero cuando lo designa como Salvador, enteramente por su misericordia y bondad, si

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yo lo rechazo entonces debo de tener en mi alma una sorprendente y profunda enemistad encontra de Dios. Por medio de esta clara prueba yo me condeno a mí mismo.

Hermano mío, si analizas el texto nuevamente, verás que el incrédulo rechaza a unapersona sumamente exaltada; porque no ha creído en el nombre "del unigénito Hijo de Dios".Quisiera encontrar las palabras adecuadas para expresar un pensamiento que me agobia, nosolamente en este momento; que Dios envíe un Salvador y que ese Salvador sea el unigénitoHijo de Dios, el Señor de cielos y tierra, y sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho, yque venga con un testimonio de amor, del amor de Dios por los pecadores y que selle esetestimonio con su sangre; y que los hombre rehúsen creer en Él, es la iniquidad más

monstruosa que pueda imaginarse. No puedo ni siquiera ver que el propio Satanás, con todasu blasfemia, haya llegado hasta ese punto; pues nunca se encontró en la situación de poderrechazar, como un Salvador, al unigénito Hijo de Dios. Cuando los hombres rechazaron aMoisés, perecieron sin misericordia, ya que él era enviado de Dios; pero cuando un hombredesprecia al unigénito Hijo de Dios, en quien habita corporalmente toda la plenitud de laDeidad, podemos decir con toda propiedad, no busquen testigos en contra de ese hombre, noinvestiguen los detalles de su vida pasada, esta evidencia es suficiente. Si no ha creído enalguien como Éste, ya ha sido condenado. No hay ninguna necesidad de juicio, su mismaincredulidad es la más vil de las traiciones; el pecador es condenado por su propia boca.

¡Oh, pecador! ¿no te das cuenta del alcance de todo esto? El Señor de infinita misericordia,para que no perezcas, ha establecido un maravilloso camino de salvación, que ha sorprendidoa querubines y serafines y que ha hecho que el cielo resuene con cánticos, y todo esto tú lorechazas completamente. El plan estupendamente concebido, se resume así: que el Creadorsea el que sufra para que la criatura rebelde pueda escapar; que el Infinito viniera a estemundo y sufriera vergüenza para que el culpable saliera libre; y todo lo que se te pide, todo loque se requiere de ti es que te sometas para ser salvado por este plan, que todo lo que debeshacer es confiar en Jesús, que es divino, que también es hombre, simplemente confía en queÉl te salve. ¿No confiarás? ¡Oh! ¿No confiarás?

Señores, ¿despreciarán al amor todopoderoso? ¿Pueden dar la espalda a esa misericordiasin límites? ¿Entonces qué podré decir de ustedes, sino simplemente lo que el texto dice-ustedes se condenan a sí mismos, ustedes "ya han sido condenados"? Ustedes deben de serinfinitamente malos, ustedes deben de ser enormemente, monstruosamente, diabólicamenteenemigos de Dios, o no tratarían con tanta ligereza una bendición tan preciosa, no deberíantener la impertinencia de rechazar un plan de misericordia tan adaptado a su condición. "Ya hasido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios". ¡Palabrassolemnes!

¡Escúchenlas y tiemblen!De los versículos que siguen a nuestro texto vemos que ustedes incrédulos continúan

aportando evidencia adicional en contra de ustedes mismos, ya que todo hombre que rechazaa Cristo, la luz verdadera, siempre procede a rechazar otras formas de la luz de la palabra deDios, el Espíritu de Dios, y su conciencia. Ama a las tinieblas más que a la luz, y no quierevenir a la luz para que sus obras no sean reprochadas. Ustedes apagan al Espíritu, sé que así es si rechazan al Salvador. Prestan oídos sordos a su conciencia, hacen violencia a su propio

  juicio. No desean aprender la verdad de Dios. No es posible que ustedes sean genuinosbuscadores de la luz si rehúsan recibirlo a Él que es el Sol central de la verdad. Su continuadorechazo de la luz es evidencia que confirma que ustedes ya han sido condenados aunque suincredulidad es en sí misma una evidencia suficiente.

Y ahora solemnemente, y en el nombre del que vive, y estaba muerto, y vive por siempre,hablando en nombre de ese Cristo que, aunque fue muerto una vez ahora se sienta a laderecha de Dios, les pido a los que pertenecen a este segundo grupo que presten atención aestas palabras simples pero cargadas de advertencias.

¡Oh incrédulo! Te ruego que consideres que la condenación que ya ha sido pronunciadasobre ti no es simplemente un asunto de forma. Nuestro jueces pronuncian algunas vecessentencia sobre un cierto tipo de criminales, y la sentencia es registrada, aunque no existe laintención que la sentencia sea ejecutada; pero del tribunal de Dios nunca sale una sentenciaque sólo pretende alarmar. Ustedes ya han sido condenados, y tan cierto como ustedes viven,y tan cierto como Dios vive, Él no permitirá que su palabra se convierta en una letra muerta.Esa sentencia no será una amenaza inútil, pero en sus propias personas ustedes conoceráncuál es el poder de Su ira. "¿Quién conoce el poder de tu ira?" dice el salmista; sólo la conocen

los que la sienten, y en breve ustedes la sentirán, pues la sentencia ciertamente seráejecutada.El Señor tiene el poder para cumplir la sentencia en este instante o en cualquier otro

momento. ¿Qué poder tienes para oponerte? ¿A quién tienes que pueda ayudarte para

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enfrentarte a Él? Te encuentras totalmente en sus manos, no puedes encontrar ninguna vía deescape de la prisión.

Si te remontas al cielo allí está Él; si te desplomas al infierno allí está Él; el universo enterono es más que una gran prisión para un enemigo de Dios. Ni puedes escaparte de Él, nipuedes resistirlo a Él. Si tus huesos fueran de granito y tu corazón de acero, sus fuegosderretirían tu espíritu.

Frente a Él no podrías resistir más que la paja ante el fuego o el polvo ante un remolino deviento. ¡Que verdaderamente pudieras sentir esto y desistir de tu insana rebelión!

Recuerda, no tienes ninguna promesa de parte suya de que no ejecutará la sentencia de su

ira este mismo día. No tienes ninguna garantía, ni de su palabra ni de sus ángeles que te de laconfianza que Dios ha suspendido la sentencia aún para la hora que viene. Estás viviendo porsu paciencia, sin castigo todavía por la soberanía divina. Algunos se enfurecen en contra de lasoberanía, pero en este caso no es la justicia la que te libra, es simplemente la voluntad deDios que temporalmente te guarda del infierno. Me dices que nada hace peligrar tu vida por elmomento, pero ¿cómo lo sabes? Las flechas de la muerte a menudo vuelan de maneraimperceptible. En dos ocasiones me ha tocado predicar en congregaciones cuando los invisiblesdardos de la muerte se clavaron en alguien de mi audiencia de tal forma que dos personas hanmuerto mientras escuchaban la palabra del evangelio. Dios no necesita un milagro paraejecutar su sentencia en este mismo instante. No necesita cambiar el orden natural de losacontecimientos para que tú mueras instantáneamente; y si Él así lo quisiera, la destrucciónde tu alma podría tener lugar en este preciso instante, y en este mismo lugar, sin que serequiriera el menor esfuerzo de Su parte.

Recuerda con profunda preocupación que Dios está airado contigo ahora. Esta afirmación noes una invención mía, está escrito por la pluma de la inspiración que: "Dios emite sentenciacada día: si el impío no se arrepiente, afilará su espada; ha dispuesto su arco y lo hapreparado".

Dios está más airado con algunos de ustedes de lo que está con algunos condenados en elinfierno. ¿Les sorprende esta afirmación? "Pero os digo que en el día del juicio el castigo serámás tolerable para la tierra de Sodoma, que para ti". Los pecados que ustedes ya hancometido son mayores que los de Sodoma y Gomorra, y la ira es proporcional a la culpa. UnDios airado los sostiene sobre la boca del infierno y la justicia demanda que ustedes seantragados allí y nada excepto su voluntad misericordiosa los mantiene sin caer allí. Sólo tieneque quererlo, y tú que ya has sido condenado estarías para siempre donde el gusano nuncamuere y el fuego no es apagado nunca, antes de que la manecilla del reloj se vuelva a mover.

Déjenme recordarles que hasta ahora no han hecho nada para apaciguar la ira divina. Hancontinuado pecando; o si me dicen que se han reformado, que han pensado en estas cosas,que han orado, ¿piensan ustedes que estas cosas pueden aplacar la ira divina? El Señor les hadicho que el único camino de salvación es creer en Jesús, pero ustedes tratan de encontrarotro camino. ¿Piensan que esta manera de proceder Le agrada, que esta conducta rebajará Suira en contra de ustedes? Si piensan que pueden salvarse a ustedes mismos mediante lágrimasy oraciones, insultan a su Hijo ¿y esto aleja la ira de Dios? Si se imaginan que por ir a la iglesiao a la capilla se salvarán, valoran muy poco la obra de Jesús. Ustedes desprecian la cruz entanto que permanezcan en la incredulidad.

Dicen: "Hacemos lo que podemos". No están haciendo absolutamente nada que puedaapaciguar la ira de Dios, sino todo lo contrario, por estas acciones de ustedes, que consideranbuenas, están tomando el bando del Anticristo, a quien Dios ve con aborrecimiento. Dios dijo

que salva por medio de Cristo, y no de ninguna otra forma, y mientras ustedes busquen otrocamino, prácticamente están escupiendo en el mismo rostro del unigénito Hijo de Dios a causade la insolencia de su justicia propia.

Mientras tanto déjenme recordarles que la ira de Dios, aunque no se haya derramado sobreustedes todavía, es como un arroyo retenido en una presa. Cada momento cobra fuerzas,mientras no rompa las paredes, pero crece y crece cada hora. . Cada día, y cada momento decada día que permanezcan como incrédulos, están atesorando ira contra el día de ira cuando lamedida de la iniquidad de ustedes esté llena. ¡Cuán encarecidamente les pretendo persuadirpara que escapen de esa condenación!

Si piensan que ser condenados por Dios es una trivialidad, desengañen sus almas, puesquienes han pasado por donde la sentencia es ejecutada, si pudieran regresar a ustedes nonecesitarían hablar para contar sus horrores. La simple vista de ellos los convencería que la

perdición es una cosa terrible. En sus frentes debe recaer la ira de Dios, quien, al suavizar elcastigo, se convierte en el medio del endurecimiento de los pecadores en sus pecados. Nuestropensamiento no tiene ningún poder para concebir lo que es la ira de Dios. Ningún idioma,aunque haga retumbar los oídos, puede expresar completamente esa ira. ¡Incrédulos!

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Yo no podría engañar sus almas, haciéndoles creer que es algo sin importancia caer en lasmanos del Dios viviente. ¡Oh, arrepiéntanse, arrepiéntanse, arrepiéntanse! ¿Por qué han demorir? ¿Si tienen tantas razones para recibirle, ¿por qué han de rechazarle? ¿No ven que elmejor argumento para amarle es Su propia persona? El Cristo de Dios debe ser digno delafecto de nuestros corazones. Su trabajo en la tierra debería ganar nuestra confianza, si noestuviéramos locos, me parece; pues Él vino para salvar, para perdonar, para pasar por altolos pecados del pasado.

Entonces, ¿por qué toman partido en contra de Él y haciendo esto atraen sobre sus cabezasla ira de un Dios airado?

Déjenme enseñarles la ruta de escape. La única ruta de escape para cualquier hombre omujer que leen este mensaje es creer en Jesucristo.Alguien dice: "Estoy orando para eso". Mi texto no dice nada parecido."Voy a pensarlo". Piénsalo y mientras lo piensas te vas a ir al infierno.Inmediata fe en el nombre del Cristo de Dios, es lo que pido de ustedes, en mi carácter de

embajador de Dios-inmediata e instantánea fe en Jesús.¡Miren el emblema del ministro del evangelio y de su mensaje! Moisés levantó la serpiente

de bronce en el desierto y la puso sobre un asta en el mismo centro del campamento, cuandomuchos morían a su alrededor.

Ellos eran mordidos por las serpientes y ¿qué fue lo que Moisés les declaró como remedio?Les dice que miren y vivan. Algunos de ellos lo pensarán, algunos lo considerarán, otros haránoraciones al respecto; pero Moisés no tiene el encargo de consolar a ninguno de estos: sumandamiento único es que miren de inmediato; no tiene ninguna promesa para aquellos queno quieran mirar. De la misma manera Jesús es levantado entre ustedes; hay vida en unamirada, vida ahora mismo, vida en este instante. No les puedo garantizar que la mordida de laserpiente no será su eterna ruina si se demoran aunque sea una hora. La palabra única delprofeta es: "Miren ahora". Hoy, Dios en su misericordia envía a cada uno de ustedes estemensaje. "Antes Dios pasó por alto los tiempos de la ignorancia", pero en este tiempo manda atodos los hombres, en todos los lugares, que se arrepientan. Él envía el mensaje de suevangelio: "Cree en el Señor Jesús y serás salvo". No puedo estar seguro que este mensaje sepueda repetir ante ustedes nuevamente. "¡He aquí ahora el tiempo más favorable! ¡He aquí ahora el día de salvación!" Cada momento que permanecen en la incredulidad, están pecandocontra Dios por esa misma incredulidad. No puedo aceptar, por tanto, que esperen siquiera unmomento. Jesús es Dios; se hizo hombre, murió, vive y les invita a confiar en Él, prometiendoque ustedes vivirán. Confíen en Él ahora, entonces.

Él es digno de su confianza. No pequen contra Él; no pequen en contra de sus propias almasal rechazarlo a Él. Recuerden qué fue lo que Moisés levantó, era una serpiente, la imagen delas mismas serpientes que los mordían. ¿Eran curados cuando miraban a lo mismo que loshabía envenenado? ¡Seguramente que sí eran curados! ¿Qué es eso que te ha envenenado,pecador? Es la maldición del pecado. ¿Qué es lo que hoy levanto en el evangelio? Es Cristo,hecho una maldición por nosotros. El toma sobre sí nuestro pecado; aunque en Él no hubopecado, fue hecho pecado por nosotros-y si confías en que Él sea tu ofrenda por el pecado,que sufra por ti, que sangre por ti, y confías de tal manera en Él para tomarlo de aquí enadelante como tu norma, resolviendo seguir al Crucificado que ha sido levantado durante todatu vida, hasta que te lleve al mismo Cristo en el cielo, no estás condenado. Pero si Jesús eslevantado, y tu rehúsas creer, la culpa sea sobre tu cabeza, lo digo con temblorosasolemnidad, la culpa sea sobre tu cabeza. Estas palabras mías, incrédulos, serán prestos

testigos en contra de ustedes en el último gran día. De la misma cierta manera que Cristo vinoa Jerusalén, así viene a ti hoy en la predicación de la palabra. Yo soy solo un pobre y débilhombre, pero te hablo de la mejor manera que puedo; sin embargo, si tu rechazas mi palabra,no es a mi a quien rechazas, eso no sería nada, rechazas el evangelio que te predico. En elnombre de Él que hizo los cielos y la tierra, que te hizo a ti, y que te mantiene con vida, contraQuien has pecado, este llamado de misericordia es presentado a ti—¿lo recibirás?

Esta gracia es traída de manera personal a ti, y a mí se me pide que te la presente condenuedo, tal como la Biblia lo dice: "Exígeles a que entren".

Si tu rechazas al unigénito Hijo de Dios, permanecerá contra ti esta frase solemne: "Pero elque no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído". ¿Te escuché decir: "Espero que voy acreer". Amigo, no te puedo aceptar eso, y no tengo esperanza acerca de ti. "Esperoarrepentirme algún día". Cuando hablas así pierdo toda esperanza acerca de ti.

Dios separa hoy esta congregación en dos grupos, el de creyentes y el de incrédulos. HoyDios ha bendecido al creyente y da testimonio que no está condenado; hoy Dios maldice alincrédulo y le dice que ya ha sido condenado. Mi predicación no tiene que ver con MAÑANAS,ni puedo prometer que la bandera blanca de la misericordia ondeará el día de mañana.

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Hoy la cruz es la bandera de la gracia. Mírala y vive. Es la escalera que llega al cielo; elSalvador crucificado es la puerta de salvación. ¡Oh, que quieras recibirlo! Quiera Dios quequieras hacerlo y Él será glorificado por ti en esta vida y en la vida por venir. Dios los bendiga.Amen.

LA ORACIÓN DE JABESNº 994

Sermón predicado en el Tabernáculo Metropolitano, Newington, en el año 1871.

"¡Oh, si en verdad me bendijeras!" 1 Crónicas 4:10 (La Biblia de las Américas)

Muy poco es lo que sabemos acerca de Jabes, excepto que era más ilustre que sushermanos, y que fue llamado Jabes porque su madre lo dio a luz con dolor. A veces sucedeque cuando hay muchísimo dolor en los antecedentes, habrá sumo placer en lasconsecuencias. Así como la furiosa tormenta da lugar a la clara luz del sol, así la noche dellanto precede a la mañana de gozo. El dolor es el heraldo; la alegría es el príncipe anunciado.

Cowper dice— "La senda del dolor, y solamente esa senda, Conduce al lugar dondeel dolor es desconocido." 

En gran medida descubrimos que debemos sembrar con lágrimas antes que podamoscosechar con gozo. Muchos de nuestros trabajos por Cristo nos han arrancado lágrimas. Lasdificultades y los desengaños han envuelto nuestra alma en angustias. Sin embargo, aquellosproyectos que nos han costado un mayor dolor que el ordinario, han resultado ser a menudonuestras empresas más honorables.

Aunque nuestra pena llamó al vástago del deseo, "Benoni,": (‘hijo de mi dolor’), nuestra feha sido capaz de darle posteriormente un nombre de deleite: "Benjamín," el hijo de mi manoderecha (es decir, ‘afortunado’).

Puedes esperar una bendición al servir a Dios si estás capacitado para perseverar bajomuchos desalientos. Con frecuencia el barco tarda bastante en regresar a puerto y es porqueestá detenido en el camino debido al exceso de carga. Puedes estar seguro que su mercancíaserá excelente cuando llegue al puerto.

Más ilustre que sus hermanos fue el niño que en dolor fue dado a luz por su madre. EsteJabes, cuya meta estaba muy bien trazada, su fama muy bien extendida, su nombre tanperdurablemente inmortalizado, era un hombre de oración. El honor que disfrutaba no hubieravalido de nada si no lo hubiera disputado vigorosamente y ganado equitativamente. Sudevoción fue la clave de su promoción. Los honores que vienen de Dios son los mejores: elpremio de la gracia conjuntamente con el reconocimiento del servicio.

Cuando Jacob fue llamado Israel recibió su principado después de una memorable noche deoración. Ciertamente esto fue mucho más honorable para él, que si lo hubiera recibido dealgún emperador terrenal como una distinción aduladora. El mejor honor es aquel que elhombre recibe en comunión con el Altísimo. Se nos dice que Jabes era más ilustre que sushermanos y su oración quedó registrada para indicarnos que él también era un hombre máslleno de oración que sus hermanos.

Se nos dice en qué consistían las peticiones de su oración. Toda su oración fue muysignificativa e instructiva. Sólo tenemos tiempo de tomar una frase de ella, y por cierto, sepuede decir que esa única frase comprende al resto, "¡Oh, si en verdad me bendijeras!" La

recomiendo como una oración para ustedes mismos, queridos hermanos y hermanas; es unaoración que estará disponible en cualquier circunstancia; una oración para comenzar la vidacristiana; una oración al terminar nuestra vida; una oración que nunca estará fuera de lugaren nuestras alegrías o en nuestras tristezas.

¡Oh, que Tú, el Dios de Israel, el Dios del pacto, en verdad me bendijeras!La misma esencia de la oración parece descansar en esas palabras, "en verdad." Hay

muchas variedades de bendición. Algunas son bendiciones sólo de nombre, gratifican nuestrosdeseos por un instante, pero permanentemente defraudan nuestras expectativas. Encantan alojo pero hartan al gusto. Otras son simples bendiciones temporales: perecen con el uso.Aunque por un momento deleiten a los sentidos, no pueden satisfacer los más elevadosanhelos del alma. Pero, "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"

Yo sé que, a quien Dios bendice, será bendecido. La cosa que es buena en sí misma, y es

otorgada con la buena voluntad del donante, producirá tanta buena fortuna a quien la recibeque bien puede ser estimada como una bendición "en verdad," porque nada hay comparable aella.

Que la gracia de Dios la impulse, que la elección de Dios la escoja, que la prodigalidad deDios la confiera, y entonces la donación será algo divino; en verdad algo digno de los labios

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que pronuncian la bendición, y ciertamente algo anhelado por cualquiera que busque un honorque sea sustancial y perdurable. "¡Oh, si en verdad me bendijeras!" Considérenlo, y verán quehay una profundidad de significado en la expresión.

Podemos contrastar esto con las bendiciones humanas, "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"Es muy deleitable ser bendecidos por nuestros padres y por aquellos venerables amigos cuyasbendiciones nacen de sus corazones, y están respaldadas por sus oraciones. Muchos pobres nohan tenido otro legado que dejar a sus hijos excepto sus bendiciones; pero la bendición de unpadre cristiano, honesto y santo, es un rico tesoro para su hijo.

Podemos pensar que sería algo muy deplorable por el resto de nuestras vidas, si perdemos

la bendición de nuestro padre. Queremos tener esa bendición. La bendición de nuestros padresespirituales es consoladora.Aunque no creemos en las supercherías sacerdotales, nos gusta vivir en los afectos de

quienes fueron los medios para traernos a Cristo y de cuyos labios hemos sido instruidos enlas cosas de Dios.

¡Y cuán verdaderamente preciosa es la bendición del pobre! No me extraña que Job laatesorara como algo dulce. "Los oídos que me oían me llamaban bienaventurado." Si hasaliviado a la viuda y al huérfano, y el agradecimiento de ellos te es devuelto en bendiciones, larecompensa es grande.

Pero después de todo, queridos amigos, todo lo que los padres, familiares, santos ypersonas agradecidas pueden hacer al bendecirnos, se queda muy corto de lo que deseamostener. Oh, Señor, queremos tener las bendiciones de las personas que nos rodean, lasbendiciones que nacen de sus corazones. Pero, "¡oh, que Tú en verdad me bendijeras!", puesTú puedes bendecir con autoridad.

Las bendiciones de ellos no pueden ser más que palabras, pero las Tuyas son eficaces. Ellosdesean a menudo lo que no pueden hacer, y quieren ofrecer lo que no tienen a su disposición,pero Tu voluntad es omnipotente. Creaste al mundo con una sola palabra. ¡Oh, que talOmnipotencia quisiera pronunciar Tu bendición! Otras bendiciones pueden traernos algúncontento pequeño, pero en Tu favor está la vida. Otras bendiciones son simples tildescomparadas con Tu bendición. Tu bendición es el título de derecho "para una herenciaincorruptible" y que no se marchita, para "un reino inconmovible." Bien pudo orar David en sumomento, "Ten ahora a bien bendecir la casa de tu siervo, para que permanezcaperpetuamente."

Tal vez en este lugar Jabes pudo haber contrastado la bendición de Dios con las bendicionesde los hombres. Los hombres te bendicen cuando te va bien. Alabarán al exitoso hombre denegocios. Nada tiene más éxito que el éxito. Nada recibe más la aprobación del público engeneral que la prosperidad de un hombre. ¡Ay!, ese público no pesa las acciones de loshombres en las balanzas del santuario, sino en otras balanzas muy diferentes.

Hallarás siempre gente alrededor de ti que te alabará si eres próspero.O al igual que los amigos de Job, te condenará si sufres la adversidad. Tal vez hay algún

rasgo en sus bendiciones que pueda gustarte porque sientes que te lo mereces. Te alaban portu patriotismo: has sido un patriota.

Te alaban por tu generosidad: tú sabes que has sido abnegado. Pero después de todo, ¿quéhay en el veredicto del hombre? En un juicio, el veredicto del policía que está en la corte, o elde los espectadores que se sientan en el tribunal, no cuentan para nada. El hombre que estásiendo juzgado siente que la única cosa que tiene alguna importancia es el veredicto del

 jurado, y la sentencia del juez . Así de poco nos servirá todo lo que hagamos, cómo nos alaban

o nos censuran los demás. Sus bendiciones no tienen gran valor. Pero, "¡Oh, si en verdad mebendijeras!" Que Tú Señor, quisieras decir, "Bien, buen siervo y fiel." Alaba Tú el endebleservicio que por Tu gracia mi corazón te ha brindado. Eso sería bendecirme, en verdad.

Los hombres son a veces bendecidos por la adulación, en un sentido muy ofensivo. Siemprehay quienes, como la zorra de la fábula, esperan ganar el queso alabando al cuervo. Nuncavieron tal plumaje, y ninguna voz es tan dulce como la tuya. Toda su mente está fija, no en ti,sino en lo que pueden ganar de ti. La raza de los aduladores nunca se extingue, y el aduladousualmente los adula también a ellos. Los adulados pueden concebir que los hombres adulen aotros, pero todo es tan palpable y transparente cuando la adulación se acumula sobre ellosmismos, que aceptan la adulación con gran auto complacencia, considerándola, tal vez, comoun poco exagerada, pero después de todo, sumamente cercana a la verdad.

No somos muy capaces de aplicarle un gran descuento a las alabanzas que otros nos

ofrecen. Sin embargo, si fuéramos sabios, acercaríamos a nuestro pecho a quienes noscensuran; y deberíamos mantener a distancia a quienes nos alaban, pues aquellos que noscensuran en nuestra cara no pueden en manera alguna hacer un negocio con nosotros. Pero enlo que respecta a los que se apresuran a enaltecernos, utilizando sonoras frases de alabanza,

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podemos sospechar, y rara vez seremos injustos al sospecharlo, que hay en la alabanza quenos otorgan un motivo diferente del que aparece en la superficie.

Tú joven, ¿estás colocado en una posición en la que Dios te honra?Cuídate de los aduladores. ¿Has obtenido grandes propiedades? ¿Tienes riquezas? Allí donde

hay miel siempre hay moscas. Cuídate de la adulación.Tú jovencita, ¿la gente te encuentra bella? Siempre habrá a tu alrededor quienes tengan

sus intenciones, tal vez malas intenciones, al alabar tu belleza. Cuídate de los aduladores.Huye de aquellos que tienen miel sobre su lengua para ocultar el veneno de áspides que estábajo su lengua.

Piensa en la advertencia de Salomón, "No te entremetas, pues, con el suelto de lengua."Clama a Dios, "Libérame de toda esta vana adulación, que asquea a mi alma." Así orarás aDios más fervientemente: "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"

Dame Tu bendición, que nunca dice más de lo que quiere decir, que nunca otorga menos delo que promete. Si tomas, entonces, la oración de Jabes para contrastarla con las bendicionesque provienen de los hombres, verás mucha fuerza en ella.

Pero podemos ponerla bajo otra luz y comparar la bendición que anhelaba Jabes conaquellas bendiciones que son temporales y pasajeras.

Hay muchas mercedes que Dios nos da misericordiosamente, por las que debemos estarmuy agradecidos. Pero no debemos apartar mucho espacio para ellas. Las podemos aceptarcon gratitud, pero no las debemos convertir en nuestros ídolos. Cuando las poseemos,tenemos mucha necesidad de clamar: "¡Oh, si en verdad me bendijeras e hicieras que estasbendiciones inferiores sean bendiciones reales." Y si no las tenemos, debemos clamar conmayor vehemencia: "Oh, que podamos ser ricos en fe, y si no somos bendecidos con estosfavores externos, que seamos bendecidos espiritualmente, y entonces en verdad seremosbendecidos."

Revisemos algunas de estas misericordias, y digamos una o dos palabras acerca de ellas.Uno de los principales anhelos del corazón del hombre es la riqueza. Es tan universal el deseode obtenerla que casi podríamos decir que es un instinto natural. ¡Cuántos han pensado que sila poseyeran alguna vez, en verdad serían bendecidos! Pero hay diez mil evidencias de que lafelicidad no radica en la abundancia que un hombre posea.

Hay tantos ejemplos conocidos por todos ustedes, que no necesito mencionarlos parademostrar que las riquezas en verdad no son una bendición.

Son más bien bendiciones aparentes que reales.De ahí se ha dicho correctamente que, cuando vemos cuánto tiene un hombre, lo podemos

envidiar, pero si comprendiéramos cuán poco lo disfruta, lo compadeceríamos. Algunos quehan tenido las circunstancias más favorables han tenido las mentes más desasosegadas.Aquellos que han adquirido todo lo que han deseado, aunque sus deseos hubieran sido todossanos, han sido conducidos al descontento por la posesión de lo que han tenido, ya quesiempre han querido más— "Así muere de hambre el ruin avaro en su tienda, Cavilando

 sobre su oro, y renegando por querer más, Sentado, languidece tristemente y creeque es pobre." 

Nada es más claro para quien decide observarlo, que la riqueza no es el bien másimportante a cuya llegada huye el dolor, y en cuya presencia el gozo perenne brota. Muy amenudo la riqueza decepciona al que la posee.

Los bocadillos exquisitos se extienden sobre su mesa pero su apetito falla.Los músicos esperan sus órdenes, pero sus oídos están sordos a todas las melodías. Puede

contar con todas las vacaciones que quiera, pero para él la recreación ha perdido todo suencanto.

Si es joven, la fortuna le ha venido por herencia, y hace del placer su propósito hasta queese juego llega a ser más fastidioso que trabajar, y la disipación se torna peor que el trabajomonótono. Ustedes saben que las riquezas tienen alas y como el pájaro que se posa en elárbol, de repente vuelan. En la enfermedad y en el desaliento estos abundantes medios queuna vez parecían susurrar, "Alma, repósate," comprueban ser pobres consoladores.

En el momento de la muerte tienden a hacer más agudo el dolor de la separación, porqueentre más se deja más se pierde. Bien podemos decir si somos ricos: "Dios mío, no medeseches juntamente con estas cáscaras.

No permitas jamás que haga un dios de la plata y del oro, de los bienes y de los muebles,de las propiedades y de las inversiones que en Tu Providencia me has dado. Te suplico que en

verdad me bendigas. En cuanto a estas posesiones mundanas, serán mi perdición a menos quetenga Tu gracia con ellas."Y si no tienen riquezas, y tal vez la mayoría de ustedes nunca las tendrán, digan: Padre

mío, me has negado este bien externo y aparentemente bueno, pero enriquéceme con Tuamor. Dame el oro de Tu favor, en verdad bendíceme. Y concédeles a otros lo que Tú quieras,

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Tú dividirás mi porción, mi alma esperará Tu voluntad de cada día. En verdad bendíceme yestaré contento."

Otra bendición pasajera que nuestra pobre humanidad codicia con afecto y persigue conansias, es la fama. En este respecto deseamos vehementemente ser más honorables quenuestros hermanos y superar a todos nuestros competidores. Nos parece natural desearhacernos de un nombre y ganar alguna distinción en el círculo en el que nos desenvolvemos acomo dé lugar, y deseamos hacer ese círculo más amplio si pudiéramos.

Pero aquí, como en las riquezas, es innegable que la fama más grande no trae con ella unamedida igual de gratificación.

En la búsqueda de notoriedad y honor, los hombres tienen un grado de placer tratando dealcanzar lo que no siempre poseen cuando ellos han alcanzado su objetivo. Algunos de loshombres más famosos también han sido de los más infelices de la raza humana. Si tú tieneshonor y fama, acéptalos. Pero eleva esta oración: "Dios mío, en verdad bendíceme, pues québeneficio sería que mi nombre estuviera en diez mil bocas pero que Tú lo escupieras de laTuya. Qué importa que mi nombre estuviera inscrito en mármol, si no está inscrito en el librode la vida del Cordero. Estas bendiciones son sólo bendiciones aparentes, bendiciones deviento, bendiciones que se burlan de mí. Dame tu bendición, entonces el honor que viene de Time bendecirá, en verdad."

Si sucede que has vivido en la oscuridad y nunca has entrado en las listas de honoreshechas por quienes te rodean, quédate contento de correr bien tu propia carrera y cumplirverdaderamente con tu propia vocación.

La falta de fama no es el más penoso de los males. Es peor tener eso que es tan fugazcomo la nieve, que en la mañana cubre de blanco el suelo y desaparece cuando calienta el día.¿Qué le importa a un muerto lo que los hombres hablen de él? Obtén en verdad la bendición.

Hay otra bendición temporal que los hombres sabios desean y legítimamente puedenanhelar por sobre las otras dos: la bendición de la salud .

¿Podremos jamás valorarla lo suficiente? Menospreciar tal bendición es la locura de lainsensatez. Los más grandes elogios que puedan darse a la salud no serían extravagantes.Quien tiene un cuerpo sano es infinitamente más bendecido que el que está enfermo,independientemente de cuántas propiedades tenga. Sin embargo si yo tengo salud y mishuesos son sólidos y mis músculos están bien firmes, si escasamente conozco lo que es unadolencia o una pena, y me puedo levantar en la mañana y con paso elástico y firme dirigirme ami labor; si me puedo acostar en mi cama en la noche y dormir el sueño de quienes sonfelices, ¡oh, que no me gloríe en mi fortaleza! En un instante mi salud me puede fallar. Unascuantas semanas breves pueden convertir al hombre fuerte en un esqueleto. Me puedo volvertísico y las mejillas pueden palidecer con la sombra de la muerte. Que no se gloríe el hombrefuerte en su fortaleza. El Señor "No se deleita en la fuerza del caballo, ni se complace en laagilidad del hombre."

Y no debemos jactarnos en lo relativo a estas cosas.Ustedes que gozan de buena salud deben decir: "mi Dios, en verdad bendíceme. Dame un

alma sana. Sáname de mis males espirituales. Jehová mi sanador, ven y límpiame de la lepraque está en mi corazón por naturaleza: hazme sano en sentido celestial, para que no seaapartado entre los inmundos, sino que se me permita estar en medio de la congregación deTus santos. Bendice mi salud corporal para que la pueda usar rectamente, gastando la fuerzaque tengo en Tu servicio y para Tu gloria; pues si no, aunque sea bendecido con salud, podríano ser bendecido en verdad."

Algunos de ustedes, queridos amigos, no poseen el gran tesoro de la salud.Tienen asignados días y noches pesados. Los huesos de ustedes se han convertido en un

almanaque en el que observan los cambios del clima.Hay muchas cosas en ustedes que excitan a la piedad. Pero yo ruego para que puedan tener

en verdad la bendición y yo sé lo que es eso. Puedo comprender de todo corazón a la hermanaque me dijo el otro día: "Yo tenía mucha cercanía con Dios cuando estaba enferma, unaseguridad muy completa, y mucha alegría en el Señor. Y lamento decir que esa cercanía la heperdido ahora; casi desearía estar enferma otra vez, para tener una renovación de lacomunión con Dios."

Muchas veces he mirado con agradecimiento a mi habitación de enfermo.Tengo la certeza que nunca he crecido en la gracia divina, ni aun en la mitad de ella, como

en la cama del dolor. No debería ser así. Nuestras misericordias gozosas deberían ser grandes

fertilizantes para nuestro espíritu.Pero con frecuencia nuestras aflicciones son más saludables que nuestras alegrías. Elcuchillo que poda es mejor para algunos de nosotros.

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Después de todo, lo que tengan que sufrir ustedes a causa de debilidad, de pena, deangustia, puede ser enfrentado con la divina presencia para que esta ligera aflicción puedaproducirles un peso eterno de gloria, y así ustedes puedan ser en verdad bendecidos.

Solamente voy a considerar una misericordia temporal más, la cual es muy preciosa. Merefiero a la bendición del hogar . No pienso que nadie la pueda valorar excesivamente, o hablardemasiado bien de ella. ¡Qué bendición es tener la chimenea, y las amadas relaciones que sereúnen alrededor de la palabra "hogar", esposa, niños, padre, hermano, hermana! No haycanciones en ningún idioma que estén más llenas de música que aquellas dedicadas a la"Madre." Oímos nosotros mucho acerca de la frase "Madre Patria", nos gusta el sonido pero la

palabra, "Madre", lo constituye todo. La "tierra" no es nada. "Madre" es la clave de la música.Muchos de nosotros, así lo espero, somos bendecidos con varias de estas relaciones.No debemos contentarnos en solazar nuestras almas con lazos que deben ser pronto

cercenados. Debemos pedir que sobre ellos pueda venir en verdad la bendición.Te doy las gracias, mi Dios, por mi padre terrenal. Pero oh, ¡sé Tú mi Padre, y entonces soy

bendecido en verdad! Te agradezco, mi Dios, por el amor de una madre. Pero consuela Tú mialma como consuela una madre; entonces soy en verdad bendecido. Te agradezco a Ti,Salvador por el lazo del matrimonio pero ¡sé Tú el novio de mi alma! Te agradezco por el lazode la hermandad. Pero sé Tú mi hermano nacido para apoyo en la adversidad, hueso de mihueso, y carne de mi carne.

Valoro el hogar que Tú me has dado, y te doy las gracias por él. Pero yo quisiera habitar enla casa del Señor para siempre. Quisiera ser un niño que nunca se extravía (no importa dondevayan mis pies) de la casa de mi Padre con sus muchas mansiones. Así puedes en verdad serbendecido. Si no estás ubicado bajo el cuidado paterno del Todopoderoso, aún la bendición delhogar, con todos sus dulces consuelos familiares, no alcanza a la bendición que Jabes deseabapara sí mismo.

¿Pero le hablo hoy a alguien que esté separado de sus parientes y amigos?Yo sé que algunos de ustedes han dejado atrás, en el campamento temporal de la vida,

tumbas donde partes de sus corazones están enterradas y lo que queda de su corazón estásangrando a través de muchas heridas. ¡Ah, bien, que el Señor los bendiga, en verdad!

Viuda, tu Hacedor es tu esposo. Huérfano, Él ha dicho. "No os dejaré huérfanos; vendré avosotros." Oh, descubrir todas las relaciones integradas en Él, ¡entonces serás en verdadbendecido! He pasado tal vez demasiado tiempo mencionando estas bendiciones temporales,así que déjenme poner el texto bajo otra luz. Confío que hemos tenido bendiciones humanas ybendiciones temporales como para llenar nuestros corazones de alegría, pero no para ensuciarnuestros corazones con las cosas del mundo, o distraer nuestra atención de las cosas quepertenecen a nuestro bienestar eterno.

Procedamos, en tercer lugar, a hablar de las bendiciones imaginarias.Hay bendiciones de ese tipo en el mundo. Que Dios nos libre de ellas."¡Oh, si en verdad me bendijeras!" Vean al fariseo. Él estaba en la casa del Señor, y pensó

que tenía la bendición del Señor, y eso lo hizo atrevido, y habló con auto complacenciauntuosa, "Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres," y otras cosas. Pensóque tenía la bendición, y en verdad él suponía que la merecía. Había ayunado dos veces a lasemana, había pagado los diezmos de todo lo que poseía, hasta un centavo por la menta, yotra monedita por el comino que había usado. Sintió que ya había hecho todo. La suya era labendición de una quieta conciencia tranquila.

Él era un hombre bueno y sin complicaciones. Un ejemplo para la comunidad. Era una pena

que todos no vivieran como él. Si así lo hubieran hecho, no hubieran requerido de la policía.Pilatos habría dado de baja a sus guardias y Herodes a sus soldados. Era una de las másexcelentes personas que hayan respirado jamás. ¡Adoraba a la ciudad de la cual eraciudadano! Ay, pero no había sido bendecido, en verdad. Todo esto era su presuntuosaarrogancia. No era sino un simple charlatán, nada más; y la bendición que creía que habíacaído sobre él, no había llegado jamás.

El pobre publicano a quien él creyó maldecido, regresó a su hogar justificado, en vez de él.La bendición no había caído sobre el hombre que pensó que la tenía. Oh, que todos nosotrossintamos el aguijón de este reproche, y oremos: "Grandioso Dios, sálvanos de imputarnos una

 justicia que no poseemos. Sálvanos de envolvernos en nuestros propios harapos e imaginarque nos hemos puesto vestidos para la boda. Bendíceme, en verdad. Permíteme tener laverdadera justicia. Permíteme tener aquello valioso que Tú puedes aceptar, que es la fe en

Jesucristo."Otra forma de esta bendición imaginaria se encuentra en personas que despreciarían que seles considere como que tienen justicia propia. Su engaño, sin embargo, es pariente cercano deaquel. Los oigo cantar— "Yo creo, yo creeré Que Jesús murió por mí, Y en su Cruz vertió Su sangre, Para liberarme del pecado." 

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Tú lo crees, dices. Bien, pero ¿cómo lo sabes? ¿Sobre la base de cuál autoridad estás tanseguro? ¿Quién te lo dijo? "Oh, yo lo creo." Sí. Pero debemos cuidarnos de lo que creemos.¿Tienes una clara evidencia de un interés especial en la sangre de Jesús? ¿Puedes dar algunasrazones espirituales para creer que Cristo te ha liberado del pecado? Me temo que algunosposeen una esperanza que no tiene ninguna base sólida, como un ancla sin sus ganchos, nadapara aferrarse, nada para afirmarse. Dicen que son salvos, y se apegan a ello, y piensan quees malo dudarlo.

Pero sin embargo no tienen razón para garantizar su confianza. Cuando los hijos de Coatllevaron el arca y la tocaron con sus manos, lo hicieron correctamente. Pero cuando Uza la

tocó, murió. Hay quienes están inclinados a estar completamente seguros. Hay otros paraquienes será la muerte hablar de ello. Hay una gran diferencia entre la suposición y lacompleta seguridad.

La completa seguridad es razonable, está basada en terreno sólido. La suposición da porhecho y con descaro pronuncia que es suyo aquello a lo que no tiene ningún derecho. Lesruego que tengan mucho cuidado en suponer que son salvos. Si con tu corazón confías enJesús, entonces eres salvo. Pero si tan sólo dices, "Confío en Jesús," eso no te salva. Si tucorazón ha sido renovado, si odias las cosas que antes amaste, y amas las cosas que antesodiaste; si te has arrepentido realmente; si hay un cambio completo en tu mente; si hasnacido de nuevo, entonces tienes razón para alegrarte. Pero si no hay un cambio vital, si nohay una piedad interna, si no hay amor a Dios, ni oración, ni ninguna obra del Espíritu Santo,entonces cuando dices: "soy salvo," no es sino tu propia afirmación. Podrá engañarte, pero note librará.

Nuestra oración debe ser, "Oh, si en verdad me bendijeras con una fe real, con unasalvación real, con la confianza en Jesús que es lo esencial de la fe. No con la vanagloria queengendra credulidad. ¡Que Dios nos preserve de bendiciones imaginarias!" He conocido apersonas que dicen: "Creo que soy salvo porque lo soñé." O, "recibí un texto de la Escrituraque se aplicaba a mi caso. Un predicador que es un buen hombre dijo esto y esto en susermón." O, "porque me puse a llorar y estaba emocionado y sentí lo que nunca habíasentido." ¡Ah!, pero nada se sostendrá en el juicio sino esto, "¿Renuncias a toda confianza entodo lo que no sea la obra terminada de Jesús, y vienes a Cristo para ser reconciliado en Él conDios?" Si no, tus sueños, tus visiones y tus fantasías no son sino sueños, visiones y fantasías,y no te servirán de nada cuando más las necesites.

Ruega al Señor que te bendiga en verdad, pues hay una gran escasez de esa verdadpreciosa en tu caminar y en tu hablar.

Demasiado me temo, que inclusive aquellos que son salvos, salvos en el tiempo y laeternidad, necesitan esta advertencia, y tienen una buena causa para decir esta oración, paraque puedan aprender a hacer distinción entre algunas cosas que creen que son bendicionesespirituales, y otras que son verdaderas bendiciones. Déjenme mostrarles lo que quiero decir.¿Es en verdad una bendición que obtengas una respuesta a tu oración surgida de tu capricho?A mí me gusta siempre restringir mi oración más sincera con, "pero no sea como yo quiero,sino como tú." No sólo debo hacerlo sino que así quiero hacerlo, porque de otra manera podríapedir algo que sería peligroso que yo recibiera. Dios en ira podría dármelo y encontraría pocadulzura en ese otorgamiento, y mucho dolor en la aflicción que me causaría. Ustedesrecuerdan cómo el Israel de la antigüedad pidió carne, y dios le dio codornices. Pero cuandotodavía estaba la carne en sus bocas, la ira de Dios cayó sobre ellos. Pidan la carne, si quieren,pero siempre agreguen, "Señor, si esto no es una bendición real, no me la des." "En verdad

bendíceme."Rara vez me gusta repetir la vieja historia de la buena mujer cuyo hijo estaba enfermo, un

niñito a las puertas de la muerte. Ella le rogó al ministro, un puritano, que orara por su vida. Éloró fervorosamente, pero agregó, "si es Tu voluntad, salva a este niño." La mujer dijo, "nopuedo tolerar eso, debo pedirle que ore para que el niño viva. No agregue ni si , ni pero."

"Mujer, dijo el ministro, puede ser que vivas para lamentar el día que deseaste poner tuvoluntad contra la voluntad de Dios." Veinte años después se la llevaron víctima de undesmayo que había sufrido bajo la horca de Tyburn, en donde ese hijo fue ejecutado por serun criminal. Aunque había vivido para ver a su hijo crecer y llegar a ser hombre, hubiera sidoinfinitamente mejor para ella que el niño hubiera muerto, e infinitamente más sabio que lohubiera dejado a la voluntad de Dios. No estén tan completamente seguros que lo queconsideran una respuesta a una oración es prueba de amor divino. Puede abrirte mucho

espacio si buscas al Señor, diciendo, "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"Así que un gran alborozo de espíritu y una vivacidad del corazón, aunque sean alegríareligiosa, pueden no ser siempre una bendición. Nos deleitamos en ello, y oh, algunas veces,hemos tenido reuniones de oración aquí, ¡y el fuego ha ardido, y nuestras almas se hanencendido! Sentíamos en ese momento cómo podíamos cantar— "Con gusto mi alma

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 permanecería En un cuerpo como este, Y sentada se pasaría cantando A la eternadicha." 

En la medida que eso era una bendición estamos agradecidos por ello.Pero yo no podría destacar estas ocasiones como si mis regocijos fueran la principal prueba

del favor de Dios. O como si fueran los principales signos de Su bendición. Tal vez sería unamayor bendición para mí, estar quebrantado en espíritu y yacer humillado ante el Señor en eltiempo presente.

Cuando tú pides la máxima alegría, y ruegas estar sobre la montaña con Cristo, recuerdaque puede ser una grande bendición, sí, en verdad una bendición ser llevado al Valle de la

Humillación, yacer muy bajo y estar obligado a exclamar con angustia, "¡Señor, sálvame, operezco!"— "Si hoy Él se digna bendecirnos Con un sentido de pecado perdonado, Él mañana puede angustiarnos, Hacernos sentir la plaga interior, Todo para que nos

 sintamos Enfermos de nosotros, y apegados a Él." Estas experiencias variables nuestras, pueden ser bendiciones en verdad para nosotros. Si

hubiéramos estado siempre regocijándonos, podríamos haber sido como Moab, reposandosobre nuestros sedimentos, y sin ser vaciados de vasija en vasija.

Les va mal a aquellos que no tienen cambios. No temen a Dios. Queridos amigos, ¿nohemos envidiado algunas veces a aquellas personas que están siempre en calma y sinpreocupaciones, y nunca tienen su mente perturbada? Bien, hay cristianos cuya uniformidadde temperamento merece ser emulada. Y en cuanto a ese reposo calmado, esa inquebrantableseguridad que viene del Espíritu de Dios, es un logro delicioso. Pero no estoy seguro quedebamos envidiar la suerte de nadie porque esté más tranquilo o menos expuesto a tormentasy tempestades que las nuestras.

Hay peligro en decir, "paz, paz," en donde no hay paz, y hay una calma que es originadapor la insensibilidad. Hay tontos que engañan a sus propias almas, "no tienen dudas," dicen,pero es porque escudriñan muy poco en su corazón. No tienen ansiedades, porque no tienenmucha iniciativa ni muchas ocupaciones que los muevan. O puede ser que no tengan penasporque no tienen vida. Mejor ir al cielo cojo o mutilado, que ir marchando con confianza haciael Infierno. "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"

Dios mío, no envidiaré a nadie por sus dones o sus gracias, mucho menos por su estado deánimo íntimo o sus circunstancias externas, si tan solo Tú "en verdad me bendijeras."

No tendré consuelo a menos que Tú me consueles, ni tendré ninguna paz sino en Cristo, mipaz, ni descanso alguno sino el que viene por el dulce sabor del sacrificio de Cristo. Cristo serátodo en todo, y nada será algo para mí, excepto Él mismo. ¡Oh que pudiéramos sentir siempreque no debemos juzgar la manera de la bendición, sino dejarla a Dios para que nos dé lo quedebemos tener! No la bendición imaginaria, la bendición superficial y aparente, sino labendición verdadera.

Igualmente, también, en lo que respecta a nuestro trabajo y servicio, creo que nuestraoración debería ser siempre, "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"

Es lamentable ver el trabajo de algunos buenos hombres, aunque no está en nosotros juzgarlos. Cuán pretencioso, pero cuán poco real es.

Es realmente chocante pensar cómo algunos hombres pretenden construir una Iglesia en elcurso de dos o tres noches. Reportarán en una sección de los periódicos que hubo cuarenta ytres personas convictas de pecado, y cuarenta y seis justificadas, y algunas veces treinta yocho santificadas.

No sé qué dan, además de estadísticas maravillosas, para todo lo que es realizado.

He observado congregaciones que han sido reunidas velozmente y grandes adiciones se hanhecho de repente a la iglesia. ¿Y qué ha sido de ellas? ¿Dónde están esas iglesias en elmomento presente? Los desiertos más lúgubres de la cristiandad son aquellos lugares quefueron fertilizados por el estiércol ostensible de ciertos avivamientos falsos. Toda la iglesiapareció haber gastado su fuerza en un arrebato y en un esfuerzo por buscar algo y terminó ennada. Construyeron su casa de madera y apilaron el heno, e hicieron una pila de rastrojos queparecía alcanzar los cielos, y entonces cayó una chispa, y todo se fue en humo. Y el que vino alaborar la siguiente ocasión, el sucesor del gran constructor, tuvo que hacer que se barrieranlas cenizas antes de que él pudiera hacer algo bueno.

La oración de todos los que sirven a Dios debería ser, "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"Trabajemos con perseverancia, trabajemos con perseverancia.

Aunque sólo construya una pieza pequeña en mi vida, y nada más, si es de oro, o de

piedras preciosas, es mucho para que un hombre lo haga. De tan precioso material como ese,aun construir una esquina pequeña que no se vea, es un servicio digno. No se hablará muchode él, pero durará. Ahí está el punto, durará. "Y la obra de nuestras manos confirma sobrenosotros; sí, la obra de nuestras manos confirma." Si no somos constructores en una iglesiaestablecida, es de poca utilidad intentarlo.

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Lo que Dios establece permanecerá, pero lo que los hombres construyen sin Suestablecimiento ciertamente se convertirá en nada. "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"

Maestro de escuela dominical, que ésta sea tu oración. Distribuidor de folletos, predicadorlocal, cualquier cosa que seas, querido hermano o hermana, cualquiera que sea tu forma deservicio, pídele al Señor que no seas uno de esos constructores de yeso que usancomponentes falsos que solamente requieren una cierta cantidad de hielo e intemperie paraque se deshagan en pedazos. Si no puedes construir una catedral, construye cuando menosuna parte del maravilloso templo que Dios está apilando para la eternidad, el cual durará másque las estrellas.

Tengo que mencionar otra cosa antes de concluir este sermón. Las bendiciones de la graciade Dios son bendiciones en verdad , las cuales debemos buscar con denuedo. Por estas marcaslas conocerás. Bendiciones, en verdad, son las que nos vienen por la Mano perforada,bendiciones que vienen del sangriento árbol del Calvario, que fluyen del costado herido delSalvador, tu perdón, tu aceptación, tu vida espiritual, el pan que es carne en verdad, la sangreque es bebida en verdad, tu unión con Cristo, y todo lo que viene de ello, esas son en verdadbendiciones.

Cualquier bendición que viene como resultado de la obra del Espíritu es en verdad unabendición. Aunque te humille, aunque te despoje, aunque te mate, es en verdad unabendición. Aunque abra surco tras surco en tu alma y el arado corte profundamente en tumismo corazón, aunque quedes manco y herido, y te den por muerto, aún así, si el Espíritu deDios lo hace, es en verdad una bendición. Si Él te da convicción de pecado, de justicia y de

 juicio, aunque hasta ahora no hayas sido traído a Cristo, es en verdad una bendición.Cualquier cosa que Él haga, acéptala. No dudes de ello. Debes orar para que Él continúe Su

bendita obra en tu alma. Cualquier cosa que te conduzca a Dios es, de la misma manera, unabendición en verdad. Las riquezas no lo pueden hacer. Puede haber una pared de oro entreDios y tú. La salud no lo puede hacer, aun la fuerza y la médula de tus huesos te puedenmantener a distancia de tu Dios. Pero todo lo que te traiga más cerca de Él es en verdad unabendición. ¿Y qué pasa si es una cruz la que te levanta? Si te levanta hacia Dios, será unabendición, en verdad.

Cualquier cosa que llegue hasta la eternidad, como una preparación para el mundovenidero; cualquier cosa que podamos transportar a través del río, el santo gozo que floreceráen esos campos más allá de la crecida corriente, el amor puro sin nubes de la hermandad queconstituirá la atmósfera de la verdad para siempre, cualquier cosa de este tipo que tenga laancha flecha eterna, la marca inmutable, es en verdad una bendición. Y cualquier cosa que meayude a glorificar a Dios es en verdad una bendición.

Si estoy enfermo y eso me ayuda a alabarlo, es en verdad una bendición.Si soy pobre, y puedo servirlo mejor a Él en la pobreza que en la abundancia, es en verdad

una bendición. Si soy despreciado me regocijaré en ese día y daré saltos de gozo si es porcausa de Cristo, porque entonces, es en verdad una bendición. Si mi fe se quita el disfraz, yarrebata la visera de la bella frente de la bendición, y cuenta como alegría caer en diversaspruebas por causa de Jesús y la recompensa del premio que Él ha prometido, es en verdaduna bendición. "¡Oh, si en verdad me bendijeras!"

Ahora los envío a casa con estas tres palabras. "Escudriñen." Vean si las bendiciones son enverdad bendiciones, y no se den por satisfechos a menos que sepan que son de Dios, señalesde Su gracia y prendas de Su propósito de salvación. "Pesen." Esa será la siguiente palabra.Cualquier cosa que tengan pésenla en la balanza, y verifiquen que sea en verdad una

bendición que les confiera tal gracia que los haga abundar en amor, y abundar en toda buenapalabra y obra. Y, por último, "Oren." Sí, oren, para que esta oración se pueda mezclar contodas sus oraciones, para que por todo lo que Dios conceda o por todo lo que Él retengapuedan ser bendecidos, en verdad.

¿Es tiempo de alegría para ustedes? Oh, que Cristo pueda sazonar la alegría de ustedes eimpedir que la intoxicación de las bendiciones terrenales los aparten de caminar cerca de Él.En la noche del dolor rueguen para que Él los bendiga, en verdad, no sea que el ajenjo losintoxique y los emborrache, no sea que las aflicciones de ustedes los hagan pensar duramentede Él.

Oren por la bendición, que al recibirla, los hace ricos para todos los propósitos de gloria, oque si falta, los hace pobres y desamparados, aunque su bodega esté completamente llena. "Situ presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí." Pero, "¡Oh, si en verdad me

bendijeras!"

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ÍNDICE

EL PODER DEL EVANGELIO EN LA VIDA DEL CRISTIANO .............................................3GRADOS DE PODER PRESENTES EN EL EVANGELIO ....................................................9SIMEÓN ...............................................................................................................18EL AMÉN ..............................................................................................................26EL HUERTO DEL ALMA ...........................................................................................34LA SANGRE DE ABEL Y LA SANGRE DE JESÚS ...........................................................41EL PODER DE SANAR DEL EVANGELIO .....................................................................49

EL EVANGELIO GLORIOSO DEL DIOS BENDITO ........................................................57DIOS AMA AL DADOR ALEGRE ................................................................................65EL EVANGELIO DEL SACRIFICIO DE ABRAHAM .........................................................74PREDICAD, PREDICAD, PREDICAD POR TODO EL MUNDO!..........................................79LA ESENCIA DEL EVANGELIO .................................................................................86LA ORACIÓN DE JABES ..........................................................................................94

Oren diariamente por los hermanos Allan Roman y Thomas Montgomery, en la Ciudad deMéxico. Oren porque el Espíritu Santo de nuestro Señor los fortifique y anime en su esfuerzopor traducir los sermones del Hermano Spurgeon al español y ponerlos en Internet.

www.spurgeon.com.mxquinta-feira, 26 de abril de 2007, 12:55:14

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