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VERSIÓN DE HICKOCK A SANGRE FRÍA Capote “anuló” al asesino Temeroso de que el relato le hiciera sombra, el famoso escritor estadunidense lo ocultó Richard Hickock, asesino de la familia Clutter. Foto: AP AJEDREZ POR ARTURO XICOTÉNCATL [email protected] @Expresiones_Exc EXCELSIOR DOMINGO 26 DE MARZO DE 2017 SVÍDLER OMITE LA DEFENSA DE LA 7A Y LIREN LO FULMINA Tras que el centro se volatilizó las blancas presentaron una mejor posición y entraron al medio juego con la pareja de alfi- les contra los caballos. En la simplificación y próximo al primer control de tiempo Svídler, siete campeón de Rusia, deja vulne- rable la séptima y eso fue el principio de la catástrofe ante Ding Liren. La posición final manifiesta una emboscada al caballo. Blancas: Liren Ding, China, 2,759. Negras: Peter Svidler, Rusia, 2,741. Defensa Eslava, D11. R-3, Du Te Cup, Súper Torneo, Shenzheng, 25–03-2017. 1.c4 c6 2.Cf3 d5 3.d4 Cf6 4.e3 a6 5.Cc3 b5 6.b3 Ag4 7.a4 bxc4 8.bxc4 Cbd7 9.a5 e5 Los maestros luchan de poder a poder por la victoria. El último movimiento crea tensión y un centro volátil en el que podría aparecer un peón aislado. 10.Ae2 Axf3 11.Axf3 Ab4 Otra idea sería [11...e4 12.Ae2 Ab4 13.Ad2 Axa5 14.Cxe4 Axd2+ 15.Cxd2 0–0 16.cxd5±] 12.Ad2 0–0 13.0–0 Los reyes en seguridad al entrar al medio juego. Las blancas, con la pareja de alfiles. 13...dxc4 14.De2 con 14.Axc6 Tb8 Y el rápido desarrollo de la torre a la columna abierta le daría una microventaja a las negras. 14...exd4 15.exd4 Axa5 16.Dxc4 Tc8 17.Dxa6 Ab6 18.Ae3 c5 19.Ca4 Un buen movimiento, la mejor disposición de las piezas blancas les permite anticiparse con este lance que acaso no previeron las negras. 19...cxd4 [19...Ac7 20.Cxc5 con ventaja decisiva por el peón libre d4.] 20.Cxb6 Dxb6 21.Dxb6 Cxb6 22.Axd4 Tras la simplificación no hay mayor ventaja de las blancas más que la pareja de alfiles contra los caballos y el espacio. 22... Cc4 23.Tfd1 Tfe8 24.g3 h6 25.Rg2 Ce5 26.Ae2 Te6 27.h3 Cc6 28.Aa6 Td8 29.Ae3 Txd1 30.Txd1 Ce5 31.Ab5 g5 Los engines valoran mejor de inmediato Ce4 o bien Rh7. La jugada vulnera la posición del rey y debilita h6. 32.Tc1 Td6 33.Tc8+ Rg7 34.Aa4 Ta6 35.Ab3 Tc6 36.Ta8 Tc3 37.Aa2 Tc2 Delicado error de Svídler que no protege la séptima y descuida f7. Mejor era Td3. Las negras permiten además que las blancas puedan jugar Ad4 con Rayos X sobre el monarca. 38.Ta7 Ahora el juego está prácticamene perdido. 38...Cc4 39.Ad4 Cd6 40.Td7 Cb5 En la posición ya no hay jugada buena por parte del segundo jugador. 41.Txf7+ Rg8 42.Axf6 Txa2 43.Tg7+ Rf8 44.Tb7 Las blancas abandonaron. Una curiosa posición en la que el caballo no tiene casilla buena. Si se dirige a la casilla a7 caen los peones de flanco de rey. Y si: 44...Cd6 [44...Ta5 45.Ae7+ Re8 46.Ab4 Ta6 47.Txb5] 45.Ae7+. EN EL SÚPER TORNEO DE SHENGZHENG Posición final del juego de ayer en Shenzheng entre los grandes maestros Liren Ding, de China y Peter Svídler, durante la tercera ronda del Súper torneo. El caballo, emboscado, no tiene casilla buena. EN ESTE TEXTO HABITAN BOHEMIOS COMO EN LAS NOVELAS DEL SIGLO XIX, QUE VIVÍAN EN BUHARDILLAS Y QUE TOMABAN SU MODO DE VIDA COMO UNA FE. AQUELLOS QUE IBAN POR LAS CANTINAS COMO EL NOMBRE DE HOMERO IBA POR LOS PUEBLOS DE GRECIA >4 y 5 UNA TERTULIA Imagen: La tertulia del Café de Pombo (detalle), 1920. De José Gutiérrez Solana (1886-1945). Óleo sobre lienzo. 161.5 x 211.5 cm. Cortesía Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. DE LA REDACCIÓN expresiones@gimm.com.mx Antes de la aparición de la no- vela A sangre fría, en 1966, el propio Richard Hickock, ase- sino de la familia Clutter, se adelantó a Truman Capote en escribir la historia de su cri- men. En un texto de 200 pá- ginas reconstruyó su historia contradiciendo el móvil del homicidio que aparece en la novela de Capote, considera- da como el pináculo del nue- vo periodismo. Temeroso de que el relato le hiciera som- bra, el escritor estadunidense se encargó de ocultarlo. Una investigación de The Wall Street Journal, referida por el diario español El País, ha revelado la existencia del documento cuya copia per- duró en manos del hijo de un abogado de la fiscalía que llevaba el caso ocurrido en la granja de Holcomb, Kansas, el 15 de noviembre de 1959. Se- gún la versión, Capote habría intentado comprar el origi- nal e incluso se entrevistó con Hickock antes de ser ahorca- do el 14 de abril de 1965, con la intención de adquirir el texto e impedir su circulación. En el texto, que sigue in- édito, el asesino afirma que mató a la familia Clutter junto con su compañero Perry Smith por “un encargo” que le hizo “un tal Roberts” a cambio de 10 mil dólares. Tanto en la novela de Capote como en la versión que asumió el juez, el motivo del crimen habría sido el fiasco que los asesinos se llevaron al comprobar que el granjero no ocultaba la can- tidad de 10 mil dólares que ellos querían robar. El relato de Hickock con- tiene la frialdad del crimen que Capote imprimió en su novela. Según El País, “no hay arrepentimiento ni oculta- ción. Detalla el terror de los Clutter, padre, madre y dos hijos adolescentes, al verse sorprendidos en su solitaria granja (...), y cómo él y Perry Smith los engañaron hasta el último momento asegurán- doles que no les pasaría nada”. La versión contada por Hickock ha sido menoscaba- da por un especialista en la obra de Capote. Ralph Voss, que declaró a The Wall Street: “Hickock se desencantó con Capote. Cuando el escritor empezó a visitarlo en la cár- cel, creyó que iba a ayudarlo. Y cuando vio que no, buscó su propia vía para ganar dinero. No creería nada de Hickock, ni pienso que el manuscrito aporte nada significativo”. El asesino habría escrito su versión casi al mismo tiempo que el autor estadunidense. Cuando conoció su sentencia entregó el documento al pe- riodista Mack Nations, quien envió una copia a un abogado de la fiscalía y otra a la edito- rial Random House para que la publicara, pero en ninguna parte halló respuesta positiva. EN EL ORIGEN, LOS POETAS DE EXCÉLSIOR

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VERSIÓN DE HICKOCK A SANGRE FRÍA

Capote “anuló” al asesinoTemeroso de que el relato le hiciera sombra, el famoso escritor estadunidense lo ocultó

Richard Hickock, asesino de la familia Clutter.

Foto: AP

AJEDREZ POR ARTURO XICOTÉNCATL

[email protected] @Expresiones_Exc

EXCELSIORDOmIngO 26 DE maRzO DE 2017

SVÍDLER OMITE LA DEFENSA DE LA 7A Y LIREN LO FULMINATras que el centro se volatilizó las blancas presentaron una mejor posición y entraron al medio juego con la pareja de alfi-les contra los caballos. En la simplificación y próximo al primer control de tiempo Svídler, siete campeón de Rusia, deja vulne-rable la séptima y eso fue el principio de la catástrofe ante Ding Liren. La posición final manifiesta una emboscada al caballo.

Blancas: Liren Ding, China, 2,759.Negras: Peter Svidler, Rusia, 2,741.Defensa Eslava, D11.R-3, Du Te Cup, Súper Torneo, Shenzheng, 25–03-2017.1.c4 c6 2.Cf3 d5 3.d4 Cf6 4.e3 a6 5.Cc3 b5 6.b3 Ag4

7.a4 bxc4 8.bxc4 Cbd7 9.a5 e5 Los maestros luchan de poder a poder por la victoria. El último movimiento crea tensión y un centro volátil en el que podría aparecer un peón aislado. 10.Ae2 Axf3 11.Axf3 Ab4 Otra idea sería [11...e4 12.Ae2 Ab4 13.Ad2 Axa5 14.Cxe4 Axd2+ 15.Cxd2 0–0 16.cxd5±] 12.Ad2 0–0 13.0–0 Los reyes en seguridad al entrar al medio juego. Las blancas, con la pareja de alfiles. 13...dxc4 14.De2 con 14.Axc6 Tb8 Y el rápido desarrollo de la torre a la columna abierta le daría una microventaja a las negras. 14...exd4 15.exd4 Axa5 16.Dxc4 Tc8 17.Dxa6 Ab6 18.Ae3 c5 19.Ca4 Un buen movimiento, la mejor disposición de las piezas blancas les permite anticiparse con este lance que acaso no previeron las negras. 19...cxd4 [19...Ac7 20.Cxc5 con ventaja decisiva por el peón libre d4.] 20.Cxb6 Dxb6 21.Dxb6 Cxb6 22.Axd4 Tras

la simplificación no hay mayor ventaja de las blancas más que la pareja de alfiles contra los caballos y el espacio. 22...Cc4 23.Tfd1 Tfe8 24.g3 h6 25.Rg2 Ce5 26.Ae2 Te6 27.h3 Cc6 28.Aa6 Td8 29.Ae3 Txd1 30.Txd1 Ce5 31.Ab5 g5 Los engines valoran mejor de inmediato Ce4 o bien Rh7. La jugada vulnera la posición del rey y debilita h6. 32.Tc1 Td6 33.Tc8+ Rg7 34.Aa4 Ta6 35.Ab3 Tc6 36.Ta8 Tc3 37.Aa2 Tc2 Delicado error de Svídler que no protege la séptima y descuida f7. Mejor era Td3. Las negras permiten además que las blancas puedan jugar Ad4 con Rayos X sobre el monarca. 38.Ta7 Ahora el juego está prácticamene perdido. 38...Cc4 39.Ad4 Cd6 40.Td7 Cb5 En la posición ya no hay jugada buena por parte del segundo jugador. 41.Txf7+ Rg8 42.Axf6 Txa2 43.Tg7+ Rf8 44.Tb7 Las blancas abandonaron. Una curiosa posición en la que el caballo no tiene casilla buena. Si se dirige a la casilla a7 caen los peones de flanco de rey. Y si: 44...Cd6 [44...Ta5 45.Ae7+ Re8 46.Ab4 Ta6 47.Txb5] 45.Ae7+.

EN EL SÚPER TORNEO DE SHENGZHENG

Posición final del juego de ayer en Shenzheng entre los grandes maestros Liren Ding, de China y Peter Svídler, durante la tercera ronda del Súper torneo. El caballo, emboscado, no tiene casilla buena.

EN ESTE TEXTO HABITAN BOHEMIOS COMO EN LAS NOVELAS DEL SIGLO XIX, QUE VIVÍAN EN BUHARDILLAS Y QUE TOMABAN SU MODO DE VIDA COMO UNA FE. AQUELLOS QUE IBAN POR LAS CANTINAS COMO EL NOMBRE DE HOMERO IBA POR LOS PUEBLOS DE GRECIA >4 y 5

UNA TERTULIAImagen: La tertulia del Café de Pombo (detalle), 1920. De José Gutiérrez Solana (1886-1945). Óleo sobre lienzo. 161.5 x 211.5 cm. Cortesía Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

DE LA REDACCIÓ[email protected]

Antes de la aparición de la no-vela A sangre fría, en 1966, el propio Richard Hickock, ase-sino de la familia Clutter, se adelantó a Truman Capote en escribir la historia de su cri-men. En un texto de 200 pá-ginas reconstruyó su historia contradiciendo el móvil del homicidio que aparece en la novela de Capote, considera-da como el pináculo del nue-vo periodismo. Temeroso de que el relato le hiciera som-bra, el escritor estadunidense se encargó de ocultarlo.

Una investigación de The Wall Street Journal, referida

por el diario español El País, ha revelado la existencia del documento cuya copia per-duró en manos del hijo de un abogado de la fiscalía que llevaba el caso ocurrido en la granja de Holcomb, Kansas, el 15 de noviembre de 1959. Se-gún la versión, Capote habría intentado comprar el origi-nal e incluso se entrevistó con Hickock antes de ser ahorca-do el 14 de abril de 1965, con la intención de adquirir el texto e impedir su circulación.

En el texto, que sigue in-édito, el asesino afirma que mató a la familia Clutter

junto con su compañero Perry Smith por “un encargo” que le hizo “un tal Roberts” a cambio de 10 mil dólares. Tanto en la novela de Capote como en la versión que asumió el juez, el motivo del crimen habría sido el fiasco que los asesinos se llevaron al comprobar que el granjero no ocultaba la can-tidad de 10 mil dólares que ellos querían robar.

El relato de Hickock con-tiene la frialdad del crimen que Capote imprimió en su novela. Según El País, “no hay arrepentimiento ni oculta-ción. Detalla el terror de los

Clutter, padre, madre y dos hijos adolescentes, al verse sorprendidos en su solitaria granja (...), y cómo él y Perry Smith los engañaron hasta el último momento asegurán-doles que no les pasaría nada”.

La versión contada por Hickock ha sido menoscaba-da por un especialista en la obra de Capote. Ralph Voss, que declaró a The Wall Street: “Hickock se desencantó con Capote. Cuando el escritor empezó a visitarlo en la cár-cel, creyó que iba a ayudarlo. Y cuando vio que no, buscó su propia vía para ganar dinero. No creería nada de Hickock, ni pienso que el manuscrito aporte nada significativo”.

El asesino habría escrito su versión casi al mismo tiempo que el autor estadunidense. Cuando conoció su sentencia entregó el documento al pe-riodista Mack Nations, quien envió una copia a un abogado de la fiscalía y otra a la edito-rial Random House para que la publicara, pero en ninguna parte halló respuesta positiva.

EN EL ORIGEN,LOS POETAS DE EXCÉLSIOR

2: EXPRESIONES DOmINgO 26 DE maRzO DE 2017 : EXCELSIOR

Víctor Manuel TorresCoordinador

Edgar HernándezEditor

Paola RodríguezCoeditora Visual

Mario PalomeraDiseño

3. Javier Cercas expone en El punto ciego una teoría sobre la literatura, en especial su teoría sobre la novela del siglo XXI, pero sus comentarios bien pueden suscribirse al arte contemporáneo en general. Invitado en 2014 por la Universidad de Oxford para ocupar el puesto Weidenfeld Visi-

ting Professor in Comparative Literature, honor al que le anteceden escritores como George Steiner, Umberto Eco o Mario Vargas Llosa —a quien hace referencia de manera extensa en la tercera parte de este ensayo—, Cercas resume aquí su experiencia en dicha cátedra. La discusión es apasionante en la obra, que bien puede convertirse en un libro de cabecera para muchos narradores. De forma especial el autor de Soldados de Salamina (2001) expone su filosofía sobre las novelas del “punto ciego”, novelas que no se detienen tanto a responder o dogmatizar con su discurso sino que se apresuran a preguntar y a detonar el pen-samiento crítico. “Este libro es fruto del azar”, afirma en el prólogo, pero aclara al final: “este libro no es fruto de la improvisación”, sino de un vasto compromiso con la profesión de escritor.

— Mario PaloMera Torres

2. La ludopatía es la columna vertebral de El hijo del jugador, de Sergio Allard. Entre casinos, partidos de futbol y toda clase de apuestas, esta novela transcurre más en la contemplación y la reflexión que en la acción dramática, lo cual imprime las característi-

cas del soliloquio. Mediante saltos de la infancia al presente, la construcción de El hijo del jugador recrea la vida de un perso-naje sometido a vivir en un entorno donde el juego y el vicio son una constante, aunque él se resiste a inmiscuirse en el mundo del azar a lo largo de diferentes países. Mediante una propuesta parecida al sicoanálisis, Allard enfrenta a su protagonista a su niñez y a la vida que tuvo junto a su padre, quien será objeto de estudio tanto del narrador como del propio autor. Dividida en 10 capítulos, la novela es relatada desde la primera persona como desde la tercera. El hijo del jugador pone en tela de juicio los valores y la integración familiar.

— alberTo Medrano

1. El libro que cambió la vida del escritor Enrique Ser-na fue Corazón, diario de un niño, de Edmundo de Amicis, que le leyó su madre cuando tenía cinco años. “Me conmovió muchísimo y me predispu-so a ser un mártir del estudio; me convirtió en un ‘matadito’ cuando entré a la primaria”, confiesa el

novelista y cuentista entrevistado por la autora de origen italiano que reúne en este volumen 80 charlas con diferentes creadores sobre el poder de los libros. La ensayista y narradora Sandra Lo-renzano siempre vuelve a Balún Canán, de Rosario Castellanos, porque, dice la argentina, le ayudó a conocer México, a donde llegó hace 40 años y decidió quedarse. “Es una novela sobre los desgarramientos que marcan a este país, sobre el poder, sobre los oprimidos, sobre las mujeres, sobre los cuerpos”, añade. Y para Alberto Ruy Sánchez la sacudida vino con la lectura de En el camino, de Jack Kerouac, que descubrió a los 18 años. “Ese viaje en la novela era como un sueño despierto. Un sueño de libertad y desconcierto”, explica. Así, cada uno de los entrevistados revelan sus secretos y deseos íntimos, se delatan a través de sus lecturas.

— Virginia bauTisTa

TÍTULO: El punto ciego. Las conferencias Weidenfeld 2015

AUTOR: Javier Cercas

EDITORIAL: Random House, México, 2016; 144 pp.

TÍTULO: El hijo del jugador

AUTOR: Sergio Allard

EDITORIAL: FCE, Chile, 2016; 375 pp.

TÍTULO: De lecturas y vidas

AUTOR: Claudia Marcucetti Pascoli

EDITORIAL: Ediciones B, México, 2017; 209 pp.

Quiere exponer vida de su paísMADRID.— El fotógra-fo cubano Yander Za-mora, galardonado con el Premio Rey de Es-paña, proyecta viajar por su país para con-tar “historias de vida” que reflejen el modo en que viven sus com-patriotas. En entrevis-ta, Zamora habló de su instantánea Llega-da de Air Force One, que muestra el avión del

expresidente de EU, Ba-rack Obama, poco an-tes de aterrizar en La Habana en su histórica visita de marzo de 2016. La imagen, para Reu-ters, ganó el Rey de Es-paña de Foto, uno de los premios concedidos por EFE y la Agencia Española de Coopera-ción Internacional y que mañana entregará el rey Felipe VI. (EFE)

Hoy cumplePATRICK SÜSKINDESCRITOR ALEMÁN / 68 AÑOSSu primera obra fue el monólogo teatral El contrabajo, estrenado en Múnich en 1981.

EL RADAR [email protected] @Expresiones_Exc

Adiós a uno de los pilares musicales Un día como hoy, pero de 1827, falleció el compositor alemán Ludwig van Beethoven, figura central de la música, cuyas obras revelan a un genio sin parangón y de las que sobresalen sus nueve sinfonías. Nació el 17 de diciembre de 1770.

RECOMENDACIONES EFEMÉRIDES FOTÓGRAFO PREMIADO

DE GRAN ÉXITO EDITORIALEl perfume (1985), La paloma (1988), La historia del señor Sommer (1991) son algunas de sus obras más conocidas.

El libroEsta antología, “distinta por su amplitud a la de 1988”, cuenta con el prólogo de Esther Seligson (1941-2010).

TÍTULO: Francisco Tario. Antología

SELECCIÓN: Alejandro Toledo

EDITORIAL: Cal y arena, México, 2017; 595 pp.

Cuarto de forros

VÍCTOR MANUEL TORRESTwitter: @Vicmantorres33

TRES PARA LLEVAR

H ay una Violeta Parra —can-tautora chilena, artista de la palabra, la rima y la melodía— que nos resulta demasiado fa-miliar. Se trata de esa Violeta

cuya obra lírica está fundamentada en el dul-císimo dolor del abandono, la sabia entereza del desamor, la profunda nostalgia de la leja-nía, la truculencia hiriente de las despedidas, el tatuaje mal trazado de las pasiones marchi-tas y, sobre todo, en la abismal añoranza que exige “volver a sentir profundo como un niño frente a Dios”.

Esa Violeta —de quien este año se con-memora un siglo de nacimiento y el pasado 5 de febrero se cumplieron 50 años de su par-tida física— también es muy reconocible en el ámbito musical hispanoamericano gracias a sus vínculos familiares: hermana del poeta Nicanor Parra (quien el próximo 5 de sep-tiembre llegará, claro que llegará, a los 103 años de vida) y de Hilda Parra (con quien formó entre 1940 y 1953 un dueto musical), y además madre de Ángel Parra (compositor y cantante andino que falleció en París hace apenas dos semanas) e Isabel Parra (tam-bién compositora e intérprete que continúa y vigila el legado de Violeta).

Los mencionados son sólo cuatro inte-grantes de un linaje inscrito en las letras en el folclorismo latinoamericano, pero el árbol genealógico de esta peculiar familia chilena es frondoso y se mantiene vigente al menos en Chile. Particularmente, este redactor tiene una amplia relación de escucha con la obra de Violeta, y esa liga se remonta a una infan-cia rodeada de música popular de todo tipo, pero en la que sobresalen los acordes tré-mulos de una guitarra solitaria y unas letras doloridas, las de Violeta, que fueron mos-trando su significado real —y a veces letal— a lo largo del tiempo.

Hasta aquí la faceta más encumbrada y fecunda de quien está considerada una de las mayores folcloristas del siglo XX. Por-que hay otro rostro de Violeta que, sin ser absolutamente un enigma, sí resulta ya un tanto desvanecido por los años. Se trata de la Violeta Parra cuyo compromiso social y curiosidad intelectual la llevaron a ser una de las más relevantes creadoras e investigado-ras del arte popular de su país.

Lo anterior viene a cuento por la muy re-ciente aparición del libro Violeta Parra en sus palabras. Entrevistas (1954-1967), edita-do por la periodista chilena Marisol García, publicado por la Universidad Diego Portales y enviado amablemente a las manos de este re-portero por Cecilia García Huidobro, decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la mencionada institución educativa.

En este exhaustivo trabajo de recopila-ción, transcripción y anotación de textos refulge, en primera persona, la voz y las con-sideraciones sobre el arte popular de una mujer cuyo talento e intereses artísticos son, por decir lo menos, inclasificables.

Al respecto, la autora de esta reunión de entrevistas establece algunas preguntas para tratar de trazar la polivalencia creativa de la

reconocida cantautora. ¿Quién es, sin me-diadores, Violeta Parra? García cuestiona: “¿Es una artista de prestigio internacional, una cantora campesina apegada a la tradición, una mujer de vida excéntrica ocupando una car-pa en el sector alto de Santiago, una creadora atormentada, una maestra de folcloristas?”.

Me atrevo a sugerir que en Violeta Parra cohabitan todas estas facetas, aunque no en el mismo nivel. Su perfil dominante si-gue siendo el de la composición. Esa obra —multiversionada, se dice hoy en la indus-tria discográfica— ha trascendido fronteras y épocas. Esa obra, germinada en un contexto social específico y determinada sin remedio por esas circunstancias particulares, quizá no goce de una total vigencia, pero no se ha di-luido por completo, y ello se debe, sin duda alguna, a su calidad y hondura.

En una escala menor, sólo un escaloncito más abajo, emerge la otra Violeta, una mu-jer que declara su compromiso de vida con el folclor chileno y emprende una intensa e in-cansable búsqueda por todos los rincones de su país para ofrecerle al mundo el testimonio de una expresión profundamente humana: la del arte regional de su patria. Aquí, en este li-bro, se muestran las entrevistas que Violeta ofreció a algunas publicaciones y programas de radio, y su voz, dice Marisol García, es la de una mujer de “rasgos inesperados: pacien-te en las explicaciones, vibrante en la descrip-ción de su trabajo, generosa en la alusión a otros músicos y con buen sentido del humor ante preguntas imprudentes”.

Así que, más allá de los incontables traba-jos biográficos sobre la obra lírica de Violeta Parra, este singular libro guarda en sus pági-nas una reunión de entrevistas, hoy ya ineludi-ble, que exhiben con amplitud la gran labor de investigación artística de la primera latinoa-mericana en montar una exposición individual en el afamado Museo de Louvre. Esperemos que llegue muy pronto a librerías mexicanas.

ESTRIBO Y CUENTAEl viernes pasado, el Fondo de Cultura Eco-nómica, editorial del Estado mexicano, anunció con inusual detalle algunos cambios en su estructura interna. Esas modificaciones, asegura el sello, “se proponen corregir el cre-cimiento burocrático de las últimas tres déca-das”. Los nombramientos son: Octavio Díaz como gerente general, que ahora incluirá las funciones que venía desempeñando como gerente de Administración y Finanzas; Juan Carlos Rodríguez como gerente editorial, que ahora asumirá las funciones de la geren-cia de Producción, y Alejandro Ayala, quien se incorpora a la gerencia de Tecnología”. Este redactor se extrañó de tan exhaustivo comu-nicado, sobre todo porque esos cambios son de un pasmoso y bajísimo perfil.

La artista chilena Violeta Parra está considerada una de las mayores folcloristas del siglo XX.

Memoria teñida de Violeta¿Es una artista de prestigio internacional, es una mujer de vida excéntrica ocupando una carpa en el sector alto de Santiago?

EXCELSIOR : DOmIngO 26 DE maRzO DE 2017 EXPRESIOnES :3

4: EXPRESIONES DOmINgO 26 DE maRzO DE 2017 : EXCELSIOR

¿Hacían tertulias? Hacían tertulias. Esos fan-tasmas esperaban su turno, en la cantina, en la redacción, para levantarse y tomar entre sus manos su pequeña hoja de papel. ¿Que cómo leían? Había de todo, pero nadie se atrevía a levantar mucho la voz para no in-comodar a don Salvador Díaz Mirón, único

con derecho a cimbrar las calles. En general preferían el medio tono, con excepción del vate Frías, que leía pom-posamente sus versos, y de Miguel Othón Robledo, cuya voz parecía venir de ultratumba. Ramón López Velarde leía con mucha lentitud, como saboreando los versos, los cuales se escuchaban con gran deleite. Llevaba en-tre su ropa hojitas con poemas empezados, todos a lá-piz. Tenía el ritmo, pero a veces faltaban las palabras, así que sólo dejaba los espacios para ponerla una vez que la encontrara. Eran tan codiciados que, cuando murió, no nos hicimos a la idea de que se habían ter-minado sus poemas. ¿De veras no habrá nunca más un poema suyo? Buscamos entre todos los amigos, en to-das las redacciones, hasta en el bolsillo de su pantalón, y ahí apareció uno más, El sueño de los guantes negros. Desafortunadamente le faltaban palabras. Un enigma más. De cualquier manera, todos eran dados a los enig-mas, a dejar una sensación de inquietud una vez que el último verso se terminaba de leer. Silencio que era seguido por una carcajada o por el ruido de las copas. Había otra inquietud a la hora de escuchar leer a López Velarde. El máximo poeta entonces era Enrique Gonzá-lez Martínez, y aplaudir a Ramón era como desconocer los designios de los grandes escritores, de los que deci-dían todo desde sus cenáculos. ¿Cómo es que en estas cantinas iba a nacer el futuro gran poeta de México?

El gran poeta tiene que estar entre los eruditos del Ateneo de la Juventud. Y no entre estos contertulios de la muerte, que se balancean como los colgados, es-trangulados por sus propias corbatas, con chispa de malignidad en sus ojos. Mucho menos, provincianos nostálgicos, que en cualquier momento toman sus co-sas y se regresan a su pueblo.

Murió Jesús E. Valenzuela, el mecenas de los moder-nistas, y sus protegidos ya lo acompañaron o se encuen-tran lejos. Amado Nervo, en España; José Juan Tablada en Estados Unidos; Díaz Mirón ha de estar en la cárcel o en Veracruz, no recuerdo. Rubén M. Campos, que fue el cronista de esa vida anda en Milán, como diplomático; Luis G. Urbina vive en España, pero manda sus crónicas. La única manera digna de dejar la bohemia y el deca-dentismo es con un cargo diplomático.

De otro modo, lo mejor es seguir en esta vida y no abandonarla por algún motivo burgués como el ma-trimonio. De hecho, eso ocurrió cuando el poeta Jesús Villalpando anunció que se alejaría de la bohemia por-que se iba a casar. Entonces, el poeta de Tequila, Miguel Othón Robledo, respondió furioso: “Mis debilidades las defiendo con mi leyenda de honor y de hidalguía; mis pequeñeces, suplico que se me toleren, a condición de perdonar las de los demás. Eso es todo. Soy bohemio y nunca, en un artículo cobarde, me habré de despedir de la bohemia.”

Porque… ¿hubo bohemia? Quizá haya más un deseo de encontrarlos que auténticos bohemios. Aunque es casi seguro que debieron de rondar por las calles de la Ciudad de México. Bohemios de verdad, quiero decir. Y no todos aquellos que se dicen bohemios porque cantan en las cantinas. Bohemios como en las novelas del siglo XIX, que vivían en buhardillas y que tomaban su modo de vida como una fe. Aquellos que iban por las cantinas como el nombre de Homero iba por los pueblos de Gre-cia. Los que se acabaron, decía Renato Leduc, porque se comenzó a popularizar el uso del jabón. Bohemios, aquellos artistas pobres que vivían con modales de ri-cos, porque se sentían la aristocracia de las ciudades. Se identificaban con los obreros en su pobreza, pero nun-ca, como dijo Marx, tuvieron un programa social para combatir ninguna desigualdad. Por el contrario, su exis-tencia dependía de… pues no sé bien de qué. Era un misterio saber dónde cobraban, quién patrocinaba to-dos esos vasos de ajenjo, vino, charanda y pulque. “Les recitaré mi última lucubración”, dijo un día el vate Juan Gualberto Herrera, y comenzó: “Esclava, tráeme vino de Lesbos…” Miguel Othón Robledo lo interrumpió: “Don Juan, ¿para qué quiere usted vino de Lesbos habiendo tan buen pulque en La Villa”.

En efecto, escribe Renato Leduc, “el eximio vate Juan Gualberto vivía con mujer, suegra y numerosa prole, en la Villa de Guadalupe, en donde además de eximio vate era escribiente de policía”. Bueno, pero ya hemos habla-do mucho, dime si tienes algún poema ya hecho, algo sobre la inutilidad de la vida, sobre los esclavos griegos o sobre alguna catedral medieval, aunque nunca la hayas visto. ¿A ver? Sí, así está bueno. Ve a Excélsior, pregunta por don José de Jesús Núñez y Domínguez, él se encarga de la página literaria, se jacta de ser el impulsor de López Velarde, pero no creemos que lo entienda mucho. De he-cho, cuando el poeta zacatecano comenzó a buscar nue-vos modos para expresarse, Núñez y Domínguez —en la redacción le dicen Nuñínguez, para abreviar—, se espan-tó y le pidió que volviera a su acostumbrada provincia. Bueno, si quieres puedes ir también a El Universal Ilus-trado, ahí el que lleva la página literaria, en abierta pugna con Núñez es don Rafael Heliodoro Valle. Pero creo que él es todavía peor poeta que Núñez. Ellos dos hacen que los poetas histriónicos de estas cantinas tengan siempre un poema comenzado y son los culpables de que se cier-nan sobre nosotros con sus obras como una venganza.

VATES FANTASMAS DE CANTINA

POR PÁVEL GRANADOSE s p E c i a l

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ESTE TEXTO —LEÍDO EN EL COLOQUIO CIEN AÑOS DE CULTURA Y LETRAS EN EXCÉLSIOR, EN EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS— TEJE, NO SIN UNA DOSIS DE IMAGINACIÓN, LA VIDA, OBRA Y MILAGROS DE ALGUNOS CONTERTULIOS YA CASI OLVIDADOS

Mira, éstos son del vate Frías: “Cuando violé hipostilos del misterio / la esfinge ciega me tendió su garra, / oí to-dos los psalmos del psalterio / mirando a Eva sin hoja de parra.” No es necesario que los entiendas, sino que vi-bren en ti.

De hecho Nuñínguez no los entiende, sólo se pone una mano en la frente y aparta los versos de sí, como para no contaminarse: “Está bien, Vate, usted gana. Se publi-can”, pero secretamente quiere que todos escriban como Ramón, de la provincia, de novias ambiguas. Le gustan mucho más los poemas de Enrique Fernández Ledesma, el amigo de López Velarde, y se los publica gustoso: “Cie-rro los ojos, estos ojos ávidos / de ti, y en la penumbra deleitosa / que defienden mis párpados, / se arraiga tu visión… ¡Oh, sombra lírica, / enlutada gentil, próvido vaso / espiritual que llevas mis ensueños / como un haz de destellos en tus manos!” Rafael López, que también está en la redacción, le ha escrito un poema a una mesera: “Y ofrece, bíblica, en los rollos / de sus dos brazos reposte-ros, / platos y golosinas criollos / trascendentales o some-ros.” Pero en El Universal está Rafael Heliodoro Valle, que es peor. Él hace años enamoró a la hija de Juan de Dios Peza, nada más para hacerse notar entre los literatos. Sus poemas son malísimos, pero hay que quedar bien con él, pues ese diario también mantiene a muchos poetas. Un día, Valle le mandó a Antonio Caso uno de sus libros de versos, Ánfora sedienta. No recuerdo yo otra carta mejor que esa con la que Caso respondió, para evitar leer los poemas de Valle: “Muy querido amigo: He recibido de us-ted la gran bondad de su libro Ánfora sedienta, cuyo solo título produce un invencible y angustioso deseo de lec-tura. Pocos nombres de libros de versos habrá más ins-pirados que éste; y como sé a priori que el texto ha de corresponder a la inspiración del rótulo, van a usted de antemano mis plácemes por su labor y la nueva protesta de la vieja y cordial estimación que le tengo.” Ojalá todos tuviéramos ese conocimiento a priori como el maestro Caso, para no leer los libros que nos obsequian.

Si llegas a la redacción de Excélsior verás a los poe-tas consagrados, a los periodistas que llegan a dejar sus crónicas. Verás pasar a don Manuel Puga y Acal, pasean-do a sus dálmatas por la calle, el antiguo crítico feroz de poesía y hoy escribe “De mi vida literaria y política”, en que cuenta sus recuerdos de su juventud en Fran-cia, donde decía que había conocido nada menos que a Rimbaud. Ya nadie le teme, pero hace unos años, cuando firmaba con el nombre de Brummel y hacía crítica litera-ria, terminó con el prestigio de Juan de Dios Peza. Peza, que estaba furioso, fue a un homenaje a Benito Juárez, en el panteón de San Fernando y leyó un discurso en donde decía: “Don Benito, mis enemigos son unos gusanos que están royendo mi pedestal”, a lo que Brummel contestó: “Pues sólo que su pedestal fuera de queso…”.

En la misma calle verás que se encontraron otros fan-tasmas, Victoriano Salado Álvarez y el decano de los pe-riodistas, Manuel Caballero, el inventor de la nota roja (cuando asesinaron a Ramón Corona, gobernador de Ja-lisco, Caballero ideó que el diario del día siguiente apare-ciera con una mancha roja en la portada), quien instituyó en México la primera plana (anteriormente, los diarios acomodaban las notas en el orden en que llegaban al te-letipo, pero él decidió que poner la noticia más impor-tante en letras grandes, por encima de las demás). “¿Me querrán publicar en Excélsior, don Victoriano? ¿Qué tal mis versos?” “Nunca le propondré esas cosas a Alducin en nombre de Manuel Caballero.

Una serie de reportazgos escandalosos, sensaciona-les, mastodónticos, apocalípticos, lo recibiría el diario con gusto: versos, nunca.” “Ya no puedo” “¿Y unas memo-rias de las cosas que ha visto, de las gentes que ha tratado, de las intimidades de presidentes, arzobispos, ministros, revolucionarios, financieros? ¿Y una descripción del me-dio literario de México y de sus variaciones en cuarenta años? ¿Y sus lances de amor y fortuna?” “No puedo, I am a sinful creature, y no quiero develar las cosas que he visto y que han ocurrido.” “Si todos somos grandes pe-cadores…” “Yo soy un pecador cansado de pecar… y de la vida pecadora. Tengo pesada la mano. He olvidado mi oficio.” Finalmente, puedes entrar a la redacción. Ya no está en la esquina de Rosales y Colón, sino en Bucareli 17. La historia de su nombre quizá la sabes, tiene mucho que ver con la poesía. Rafael Alducin, su fundador, un joven poblano que nació en 1889, iba conduciendo por la calle de Plateros un automóvil que le regló su padre, cuando vio a pelearse a dos jóvenes por una llanta vieja que esta-ba abandonada a la mitad de la calle. Se bajó de su coche para impedir que la pelea continuara, pero una vez que regresó a su coche, siguió pensando en la llanta.

Lo extraño era que no podía dejar de pensar en ella,

hasta que se preguntó cuánto es que podía costar. Así que preguntó entre sus amigos quién tenía llantas que no uti-lizaran. Alducin, como uno de los pocos poseedores de un auto, se había hecho de amigos conductores. Vio que tenía en su bolsa dieciocho pesos, y decidió probar suerte y comprar llantas viejas. Luego de quince días reunió una tonelada, escribió a la Compañía Hulera de Estados Uni-dos para ofrecer su mercancía, y a los pocos días recibió en pago un cheque de mil dólares como pago. Con ese dinero, Alducin compró la revista El Automóvil en Méxi-co, y más adelante, gracias a que organizaba carreras de autos en Chapultepec, juntó cinco mil pesos para com-prar, en 1916, un semanario, Revista de Revistas, que era propiedad de Raúl Mille.

No hay que olvidar que Alducin tenía entonces 26 años. Una de las influencias en su vida fue José de Jesús Núñez y Domínguez, a quien había conocido en la Pre-paratoria en Puebla. Se dice que fue por consejo suyo que decidió fundar un nuevo periódico. Ya se sabe que la primera plana del número uno de Excélsior anun-ció la caída del zar: “Vientos republicanos soplan sobre el imperio moscovita. El Gzar Nicolás fue arrestado en el Palacio de la Duma y la Emperatriz fue Deportada a Kieff”. También se sabe que el primer día, el periódico salió hasta las ocho de la mañana porque hubo dos in-convenientes: porque no llegaban los cables del corres-ponsal en Nueva York, Rodrigo de Llano, y porque la vieja rotativa se descompuso mientras imprimía. Cuando el cajero Alberto González abrió el expendio, ya casi no ha-bía papeleros esperando, así que Alducin le pidió a sus colaboradores que tomaran sus coches y salieran a la ca-lle: “Vayan a repartirlo por toda la ciudad”. La verdad era que durante los primeros días no alcanzaba para pagar la nómina, pero Alducin no lo dijo y pidió un préstamo al padre de Núñez y Domínguez, con lo que pagaron las tres primeras semanas.

Lo que no se sabe mucho es que desde meses antes se trabajaba en la redacción de Revista de Revistas para crear el nuevo periódico. Por cierto, Revista de Revistas se llamaba así porque era una revista hecha de revistas:

Mire, Leopoldo, aquí en la Secretaría hay un reloj de pie que siempre está detenido. Usted va a ser el encargado de darle cuerda.”JOSÉ VASCONCELOS A LEOPOLDO DE LA ROSA

“Vayan a Excélsior, y digan que ya me morí y pidan una cooperación para mi velorio.”MIGUEL OTHÓN ROBLEDO, “EL ÚLTIMO DE LOS BOHEMIOS”

LOS POETAS Y LOS BOHEMIOS DE EXCÉLSIOR

EXCELSIOR : DOmIngO 26 DE maRzO DE 2017 EXPRESIOnES :5

ESTE TEXTO —LEÍDO EN EL COLOQUIO CIEN AÑOS DE CULTURA Y LETRAS EN EXCÉLSIOR, EN EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS— TEJE, NO SIN UNA DOSIS DE IMAGINACIÓN, LA VIDA, OBRA Y MILAGROS DE ALGUNOS CONTERTULIOS YA CASI OLVIDADOS

Las historias relatadas aquí provienen de la memoria, de muchos apuntes sacados de muchas notas periodísticas, y especialmente de dos libros: El mensajero de Fernando Vallejo y Recuerdos de la fundación de Excélsior, del periodista Roberto El Diablo –consultado en la Biblioteca Nacional–, y de la crónica de Renato Leduc Miguel Othón Robledo, un poeta olvidado.

los redactores leían las publicaciones internacionales a que estaban suscritos y con los recortes de todas ellas formaban la suya cada semana. Durante una tertulia, un sábado, Alducin les pidió a los redactores que propusie-ran el nombre para el nuevo diario. Ese día estaban varios poetas: el padre Federico Escobedo, José D. Frías, Martín Gómez Palacio. Rafael López, Ramón López Velarde, Núñez y Domínguez y Xavier Sorondo, y dos historiado-res: Ignacio B. del Castillo, Nicolás Rangel y Alfonso Toro. Excélsior, que fue el nombre propuesto por Núñez y Do-mínguez, proviene de un poema de Longfellow, en que un joven pretende ascender una montaña. Todo mundo pretende detenerlo —una mujer, un monje, la gente del pueblo, la experiencia—, pero él continúa: “Las sombras de la noche iban cayendo / cuando un joven gallardo iba subiendo / por un paso difícil la montaña; / en sus ma-nos flameaba una bandera / en la que había esta leyenda extraña: / ¡Excélsior!” Excélsior significa: “lo más alto”, lo que es un poco raro si se ve que entre los colaborado-res están todos estos poetas que pululan en las cantinas de la Mariscala, Medinas, Santa María la Redonda y de la Plaza Dos de Abril. En el Palacio de la Nunciatura, que así le dicen a una tétrica y paupérrima casa sobre la calle de Bucareli, hacen sus reuniones nocturnas dos poetas co-lombianos: Porfirio Barba Jacob y Leopoldo de la Rosa.

En las noches aparecen los espíritus y los poetas y sus invitados entran en éxtasis, alucinan y gritan poseídos por los espíritus. El día en que López Velarde llegó a una de esas reuniones, prefirió salirse un poco asustado. Las crónicas de Barba Jacob que aparecían en una gaceta de nota roja espantaban asimismo a los lectores, que no se imaginaban que el catalizador de esas sesiones en que participaban los espíritus era la marihuana. Pero los lec-tores de Excélsior podían seguir la amistad entre esos dos poetas gracias a los reportajes que narraban su vida. Acostumbraban robarse los versos entre ellos, bueno: fundamentalmente, Barba Jacob le robaba sus versos a Leopoldo. Este último llegó a Excélsior con una carta en que lo acusaba de plagio: no sólo de una infinidad de ver-sos sueltos, sino de haberle copiado un poema titulado

dar clase. El día en que Núñez y Domínguez le pidió que escribiera para Excélsior, quedó helado… “¿Pero de qué tema escribo?”, preguntó. “Pues de lo que sea. Si quieres, háblanos de tu bastón”. Y Parrita nada más escribió una crónica de su bastón y se retiró del periodismo. Estaba más a gusto entre sus poemas compuestos a princesas de otro siglo, pues creía en la metempsicosis, y pensaba que seguía enamorado de una reina que diez siglos antes lo miró, en otra encarnación. Él convenció a López Velar-de de irse a seguir a Carranza cuando salió de la ciudad.

Ramón llegó puntual a la estación del tren en Buena-vista, pero Parrita se quedó dormido, y por esa causa no siguieron al Presidente hasta la emboscada en que mu-rió. Mira sus poemas, no son tan buenos: “Esta noche es de augurios halagüeños. / Hay nieve en el camino y hace frío; / pero abrígate, vamos, amor mío, / ven conmigo al país de los ensueños.” ¿Creerás que ninguno de esos bo-hemios ha recibido un honor como él? A Parrita, hecho menos por todos sus amigos, lo tradujo al inglés Samuel Beckett. La historia es que Jaime Torres Bodet le pidió a Octavio Paz una antología de poesía mexicana, y Beckett fue contratado para hacer la traducción. Curiosamente, entre ellos se encuentra un poema de Parrita, menos-preciado por sus amigos.

Cercano a Excélsior estuvo también “el último de los bohemios”, Miguel Othón Robledo, con su melena muerta y sus dientes negros, con esa risa burlona y te-mible. Quién sabe si se cruzó alguna vez con López Ve-larde. Me imagino que a este último no le era interesante su silueta de cadáver andante y su fealdad ofensiva. No hay retratos de él, me gustaría mostrar uno, pero quizá entre tantos papeles exista alguno. Quién sabe si López Velarde lo haya conocido, decía. Se hubiera sorprendido (u ofendido) de que en el fondo eran tan parecidos. Los dos se enamoraron de mujeres diez años mayores, pero el vate Othón Robledo, cuando supo que su amada se iba a casar, la fue a buscar para pedirle que no lo hiciera. Pero como ella se casó, él decidió perderse, perderse en las cantinas del centro, hacerle honor a su tierra: se ali-mentaba de tequila y sólo comía de los pepinos que le ponían junto a su vasito. Aunque le encantaba su “leche de tigre”, un coctel que él inventó y que consiste en ajenjo rebajado con catalán. Una vez se subió a dormir a un ár-bol, pero un gendarme le gritó: “¡Hey, qué hace usted ahí, bájese!” Pero el vate le contestó con voz cavernosa: “Yo… soy un enorme pájaro que vela cabizbajo, / si quiere, vo-laré a otro árbol pero no me bajo”. El policía huyó aterra-do corriendo por la plaza de San Fernando.

Por ahí quedan sus papeles: “Cuando vayas al huerto y ahí te escondas / para pensar en mi alma, medita y reza; / y oirás el mismo arrullo de aquellas frondas / que ocul-taron tus sueños y mi tristeza.” López Velarde murió de neumonía, la que le dio por quedarse platicando con Ale-jandro Quijano en la madrugada de Montainge, dando vueltas por la avenida Jalisco. A Manuel de la Parra lo lle-vaba un lazarillo hasta la Secundaria número uno, de la calle de Corregidora a dar sus clases, fue la última vez que lo vi. El vate Frías, al que le encantaba hacer el índice de sus obras completas en las servilletas de los restaurantes, con libros que nunca iba a escribir, ése murió también. Sus amigos decidieron internarlo en La Castañeda para curarlo de su alcoholismo. Pero el vate se puso tan ner-vioso que se cayó de espaldas, se pegó en la base del crá-neo y murió. Su casera, la que le rentaba un cuartito en la calle de Querétaro, decidió tirar a la basura la maletita con sus poemas y sus bosquejos de obras. Era un poeta que viajó por Europa y desde allá mandaba sus crónicas al diario. Se decía a sí mismo “el nómade alucinado” y pensaba que sus empleos en el gobierno eran becas para escribir sus poemas. A todos ellos imagínalos con su traje negro, como de luto, con sus capas o sus bastones, pero, especialmente, llenos de libros y hojas sueltas. ¿Y el vate Othón Robledo? Ya llevaba mucho tiempo muriendo. En una ocasión, le dijo a sus amigos: “Vayan a Excélsior, y digan que ya me morí y pidan una cooperación para mi velorio”. Con lo que recibieron, Othón y sus amigos aga-rraron una larga parranda.

Una tarde de febrero de 1922, cuando el dolor era in-soportable —tenía cáncer en la mandíbula—, terminó de beber su tequila, en una cantina de la Plaza Dos de Abril, y se dirigió por su propio pie al Hospital General. Lle-gó nada más a morir. Estaban por llevarlo a la fosa co-mún, cuando el doctor Cayetano Andrade lo reconoció. “¡El vate Othón Robledo no puede ir a la fosa común!”, y mandó llamar a sus amigos. Como era pleno carnaval, todos, bohemios, poetas, oficinistas y prostitutas, llega-ron a velarlo disfrazados de colombinas, pierrots, arle-quines y reyes. Excélsior financió las existencias de esos poetas tan entrañables como olvidados.

La sed, y hasta una dedicatoria. Cuando leyó la carta, Barba Jacob le dijo a Leopoldo: “Pues por lo menos así al-guien va a leer tus versos.” Y eso que Porfirio le había con-seguido un trabajo a su amigo, cuando Vasconcelos llegó a la SEP. Le dijo: “Déle un empleo a mi amigo Leopoldo de la Rosa”, y el secretario, después de pensar un rato, lo mandó llamar, y le dijo: “Mire, Leopoldo, aquí en la Se-cretaría hay un reloj de pie que siempre está detenido. Usted va a ser el encargado de darle cuerda”.

Pero pasaron los días y el reloj estaba detenido como siempre. Cuando el secretario le reclamó, Leopoldo le dijo: “Es que yo estimo que los seis pesos que me pagan son muy poco para que yo le dé cuerda”. Esa fue la única vez en que Leopoldo de la Rosa estuvo cerca de traba-jar. De hecho, no tenía a veces para comer. En una oca-sión se quiso suicidar y, extrañamente, se dio un balazo en las tripas. Por suerte sobrevivió, la herida no se infec-tó, porque Leopoldo llevaba varios días sin comer y sus intestinos estaban limpios. Ya muerto Barba Jacob, una comisión de colombianos vino a México para llevarse a su país los restos del poeta. Leopoldo, que malvivía aún, debió de haberse puesto furioso al leer la crónica de Sal-vador Novo: “Señores colombianos: ¿por qué no, aprove-chando el viaje, se llevan también los restos de Leopoldo de la Rosa?” Nunca se reconciliaron; atrás quedó esa no-che de 1907 en que se conocieron en Barranquilla, bajo las estrellas, en que Leopoldo miraba el cielo, y dijo ex-tasiado: “¡Qué grande es el universo!” Y Barba Jacob con-testó: “Ni tanto ni tanto”.

Y ese borrachín que va por la calle, Manuel de la Parra, el famoso Parrita, si corres a saludarlo y darle un abrazo, sentirás que entre la ropa lleva escondido un libro que se robó de la biblioteca donde trabaja. Va a visitar mucho a Núñez y Domínguez para que le publiquen sus poemas, aunque escribe poquito. Camina lentamente y a José Juan Tablada, cuando lo ve, se le figura uno de los enanitos de Blanca Nieves. De pronto desaparece, un día lo vie-ron vender allá por la plaza de Santa María la Ribera… ¡bombones! Sus alumnos de la secundaria, aprovechan-do que se ha quedado ciego, gritan y gritan y no lo dejan

Mire, Leopoldo, aquí en la Secretaría hay un reloj de pie que siempre está detenido. Usted va a ser el encargado de darle cuerda.”JOSÉ VASCONCELOS A LEOPOLDO DE LA ROSA

“Vayan a Excélsior, y digan que ya me morí y pidan una cooperación para mi velorio.”MIGUEL OTHÓN ROBLEDO, “EL ÚLTIMO DE LOS BOHEMIOS”

Imagen: La Tertulia Errante del artista donostiarro Detritus. Óleo sobre tela (110×185). Tomada de pinturadetritus.blogspot.mx/

LOS POETAS Y LOS BOHEMIOS DE EXCÉLSIOR

6: EXPRESIONES DOmINgO 26 DE maRzO DE 2017 : EXCELSIOR

26ÓLEOSde Botero serán expuestos.

La exposición ya ha pasado por Roma, NY y Lisboa.

La exposición con motivos cristianos del colombiano arribó a México por primera vez

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TIJUANA.— El Centro Cultu-ral Tijuana exhibe a partir de ayer, por primera vez en Mé-xico, 60 piezas del pintor co-lombiano Fernando Botero que conforman la muestra Viacrucis, la Pasión de Cristo, informó ayer la Secretaría de Cultura a través de un comu-nicado de prensa.

VIACRUCIS FERNANDO BOTERO

Los 26 óleos y 34 dibu-jos, que fueron concluidos en 2015, componen una exposi-ción enfocada en la captura, juicio, condena, crucifixión y sepultura de Jesucristo con la particular mirada de Bote-ro, que incorpora en la mues-tra una serie de elementos contemporáneos.

La exhibición incluye es-cenas de un Cristo crucifi-cado que tiene como fondo el Parque Central de Nueva York y que es golpeado por un policía que bien podría ser latinoamericano, reseña la dependencia federal.

Además, sus tres caídas con la cruz suceden en las

calles de un pueblo que re-cuerda al Medellín de los años cuarenta del siglo XX, donde pasó su infancia.

La exposición ya ha pasado por Roma, Nueva York y Lis-boa, así como por Panamá y Chile. El acuerdo para exhibir en México las piezas proce-dentes del Museo de Antio-quia, en Medellín, se concretó luego de un año de gestiones.

Durante 90 días, el públi-co de la ciudad fronteriza con Estados Unidos podrá apre-ciar el trabajo de Botero, que llega al Centro Cultural Tijua-na en el marco de los feste-jos por el 35 aniversario de su fundación.

La Pasión llegó a la frontera

Europa es el lugar donde el jardín de Goethe es casi colindante con Buchenwald.”GEORGE STEINER

Foto: Especial

Foto: W. M. Logan. British Council. Tomada de literature.britishcouncil.org

POR DANUBIO TORRES FIERROE s p E c i a l

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Algunos años atrás, en la Ciu-dad de México, George Steiner dictó una serie de conferen-cias, entre ellas una en la sala del Palacio de Bellas Artes, colmada de un público entu-siasta. Steiner (menudo, con el brazo izquierdo lisiado, a medias sonriente) estaba hos-pedado en el hotel Camino Real, edificio imaginado por Ricardo Legorreta. Una tar-de, con un amigo común, sa-limos a caminar con Steiner por los alrededores. Ya en la calle, en una esquina próxi-ma, él de repente se entreparó y comentó: “Me siento como en mi casa”. La razón de ese reconocimiento inopinado era que había leído las placas con los nombres de las calles y descubierto que se llama-ban Leibniz, Shakespeare, Kepler, Hegel, Schiller. Esos apellidos, y lo que significa-ban e irradiaban, configura-ban, en efecto, la casa matriz de Steiner, y verlos allí era en-contrarse con un sentido de pertenencia y una patria com-partida. Algo similar a dar un paseo por el Barrio Latino de París, con sus reverberaciones prestigiosas. “Existe –escribió Steiner en La idea de Europa– una relación esencial entre la humanidad europea y su pai-saje”; y, para explicar la sen-tencia, añade que “las calles, las plazas recorridas a pie por los hombres, mujeres y niños europeos llevan, centenas de veces, nombres de estadis-tas, militares, poetas, artistas, compositores, científicos y fi-lósofos”. De ahí, entonces, su admiración al toparse ahora con ese mismo paisaje.

La anécdota mexicana es reveladora. Steiner represen-ta en el mundo cultural, y con una trayectoria que arranca en las décadas siguientes a la posguerra mundial, una de las figuras intelectuales con ma-yor prestigio. Cancelado el ci-clo de la influencia francesa en el universo de las ideas (de Claude Lévi-Strauss a Michel Foucault y de Roland Barthes a Jacques Derrida) y reducido el círculo de los literatos italia-nos (de Mario Praz a Claudio Magris y de Giorgio Agamben a Umberto Eco), Steiner ase-gura la continuidad de la tra-dición crítica anglosajona que, en el arco de la historia litera-ria contemporánea, abarca de Mathew Arnold y T. S. Eliot a Edmund Wilson y Lionel Tri-lling. Desde ahí ha sobrevivi-do a la moda y las novelerías, sin rendirse a las seducciones del oportunismo literario o a los reclamos del aquí y aho-ra de la coyuntura política y social. Se muestra como algo más, que el episodio mexica-no subraya: manifiesta, en sus libros, la voluntad deliberada, afirmativa, de ser un europeo y, por extensión, el miembro (expositor, difusor y defensor) de una civilización.

El autor de Después de Babel manifiesta en sus libros la voluntad de ser un europeo y, por extensión, el miembro (expositor, difusor y defensor) de una

civilización. Publicamos un fragmento de este ensayo de Torres Fierro

¿El último europeo?

europeo —escribe— es tra-tar de negociar, moral, inte-lectual y existencialmente los ideales y aseveraciones riva-les, la praxis de la ciudad de Sócrates y de la de Isaías”. Es una pertenencia que, como se verá, reverbera en su universo de ideas.

• En Los libros que nun-ca he escrito hay un ensayo, “Sión”, que aclara el vínculo entre lo latino y lo judío, entre el universalismo y la tribu. Eri-zada de prismas superpuestos y de contradicciones combi-nadas, esa ligazón es uno de sus motivos recurrentes. Él es consciente de esta marca suya, la acepta y asume. Celo-so de su vida privada, a la que mantiene fuera del escrutinio público (hay una rara excep-ción en el ensayo Los idio-mas de Eros, donde se relata un encuentro sexual, presu-miblemente personal, que da pie a curiosas elucubraciones de carácter erótico motivadas por el empleo de las lenguas), muestra en cambio su voz y su firma en todo cuanto escribe, refrendando sin temblor sus pareceres. Así lo hace —im-porta observarlo— negándose a someterse a las presiones de la liza política más inmediata o a aventurarse en opiniones lastradas por el calendario ideológico. Para él existen “discrepancias intrínsecas en-tre la democracia y las exce-lencias de la vida intelectual” —y así lo afirma en un texto ti-tulado Petición de principios, un modelo de argumentación cuidadosa y congruente sobre una cuestión tan vidriosa–.

En inglés, la palabra scho-lar designa a un erudito es-pecializado. En francés, la expresión homme de lettres se refiere a quien abarca dis-tintas disciplinas que se orga-nizan en torno a la actividad del espíritu. A una y otra per-tenece Steiner. A una y otra ha enaltecido: es un modelo del rigor que debe aplicarse a lo que se conoce como literatura comparada. Que esta enume-ración de singularidades no propicie una imagen parcial o equivocada de Steiner. No es un sabihondo ni un retórico. Es, sin duda, un integrante de

lo que se conoce (¿habrá que escribir se conocía, en un mo-mento como éste, en el que todo está puesto en cuaren-tena?) como la República de las Letras y, en especial, un crítico de las ideas literarias y culturales que de forma de-liberada, en una etapa de su desarrollo, decidió descender al llano. De ahí que primero, en los años 50, integrara la re-dacción de The Economist y más tarde, entre 1967 y 1997, escribiera críticas y reseñas para The New Yorker. Ambas revistas comparten, más allá de sus diferencias, una carac-terística: se dirigen a un lector más o menos atento, de mi-rada curiosa, que es capaz de reconocer sobreentendidos y guiños, y con el que se comul-ga mediante un pacto reco-nocible. Entre los periodistas de The Economist (referencia del mundo político con incli-naciones liberales) y entre los de The New Yorker (que es la cartografía de una urbe cuya piedra de toque es el nervio global) actúa una aspiración similar: oxigenar mediante el análisis la circunstancia del presente, esclarecer la evolu-ción y la dinámica de las ideas que conforman un determi-nado clima histórico y so-cial y escribir intentando ser, de modo fuerte, de su propio tiempo. Estos son los trazos que articulan y dominan a Ti-gres no espellho e outros tex-tos da revista The New Yorker (cuyo título original es Steiner at The New Yorker) y que lle-gó a Brasil después de haber sido vertido al español por el Fondo de Cultura Económi-ca de México. Es en estas pá-ginas que asoma una figura más de su persona, figura de la que el libro es ilustración puntual: la del crítico que en-trega las cartas que circulan entre un autor y sus lectores, que agita las aguas entre uno y otros y que acaba por con-vertirse en el Secretario de Actas de la República de las Letras. Es el retrato de alguien que se quiere intérprete e in-termediario. Y algo más, que contribuye a definir un papel a la vez ingrato y estimulante: aparece la traza de un crítico que con frecuencia recibe las bofetadas por sus pareceres y la traza, a la vez, de un crí-tico que ejerce, desde sus tri-bunas, una abultada dosis de poder. En este sentido, vale la pena recordar un dato revela-dor. En Joseph Anton, las me-morias (cínicas, en el sentido menos peyorativo de la pa-labra que pueda imaginarse) de Salman Rushdie, Steiner, a quien nunca gustaron las no-velas del escritor sobre el que pesó una condena a muer-te por una irascible sentencia iraní, es mencionado dos ve-ces y en ambas es tratado con burlona condescendencia. El desencuentro era previsible: si Steiner representa la continui-dad de una tradición rotunda, Rushdie representa una radi-calidad relativista con acento posmoderno.

GEORGE STEINER

• La idea de Europa es, en este sentido, explícita: “pai-saje humanizado por pies y manos”, Europa “es el lugar donde el jardín de Goethe es casi colindante con Buchen-wald, donde la casa de Cor-neille es contigua a la plaza en la que Juana de Arco fue ho-rriblemente ejecutada”; más, y con acento más dramáti-co: “un europeo culto que-da atrapado en la telaraña de un in memoriam a la vez lu-minoso y asfixiante”. A la vez con terror y con melancolía, la pregunta que aquí se impo-ne es si, a la vista de lo que ha venido ocurriendo en tierras europeas en fechas recien-tísimas, esos rasgos diferen-ciadores se conservan o, con menor apremio sicológico si se quiere, ya están expues-tos al olvido. ¿Será Steiner el último en traerlos a cuenta? ¿Tenía razón cuando, al ha-blar sobre los rumbos actua-les de la educación, arguyó que “estamos matando los sueños de nuestros hijos”?

Passons… Recordemos que, nacido en París, Steiner hizo carrera en EU y, después, re-gresó al viejo continente para allí residir hasta ahora. Dicho lo anterior, es necesaria una aclaración: la definición que mejor cabe a Steiner es la de ser —acaso porque es un eu-ropeo militante— un cosmo-polita —un transterritorial, o un extraterritorial, como lo apunta un libro suyo, preci-samente titulado Extraterri-torial en la versión española hecha por Barral Editores en 1972—. Políglota (su Después de Babel ensaya la historia de la traducción como actividad que excede a la mera dimen-sión de una geografía deter-minada o a la ambición de un imperio específico), su curio-sidad intelectual es enorme y su eje articulador es doble; es, por su herencia cultural, un hombre de la civilización occidental y, por su ascen-dencia ancestral, un judío. Sus ciudades capitales son Ate-nas/Roma y Jerusalén. “Ser

Steiner nació en París, el 23 de abril de 1929.

STEINER, AUTORTigres no espelho e outros textos da revista The New Yorker. Globo, 2015. / La idea de europa. FCE, 2004. / Los libros que nunca he escrito. FCE-Siruela, 2005.

EXCELSIOR : DOmIngO 26 DE maRzO DE 2017 EXPRESIOnES :7

ESCRITORA KENIZÉ MOURAD

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BARCELONA.— La escrito-ra francesa de origen turco-indio Kenizé Mourad es una mujer menuda y vigorosa, autora del bestseller mun-dial De parte de la princesa muerta y que ahora, a sus 77 años, anima a los jóvenes a luchar por su vocación.

Estos días participa en el festival literario MOT, coin-cidiendo con el trigésimo aniversario de la publicación del libro.

En entrevista, muestra su satisfacción por la reedición que el sello Espasa acaba de hacer de su novela, publica-da en 1987, donde ahonda en la historia de su madre, la princesa Selma, y en la suya propia, y donde incluye

un nuevo prólogo en el que plantea a los más jóvenes a que se esfuercen por seguir su vocación.

Ella misma lo hizo al dejar un trabajo como periodista en Le Nouvel Observateur, donde había llegado a ser corresponsal de guerra, para dedicarse a la literatura.

Descendiente del último sultán otomano e hija de un rajá hindú lla-mado Amir, lo que descubrió a los 15 años, Mourad reconoce queDe parte de la princesa muerta es hoy “un clásico”, obra a la que destinó mucho tiempo y que, dice, “llega al corazón de la gente y cuando eso ocurre significa que los libros permanecen”.

Con un pie en Occidente y otro en Oriente, aunque ha dejado de residir en Turquía una parte del año por las po-líticas de Recep Tayyip Erdo-gan, afirma que admira a los escritores que son muy lite-rarios y se preocupan por el estilo, pero ella está más in-

teresada “en trans-mitir ideas”.

Ha reflexionado sobre la “incom-prensión entre di-ferentes culturas”, en relación con su país de origen,

Turquía, y a su país de adop-ción, Francia: “Hoy me siento desesperada”, confiesa, y no se muerde la lengua cuando opina acerca del gobierno de Erdogan, a quien califica de “terrible” por “destruir Tur-quía completamente”.

Mourad, de 77 años, es autora del bestseller mundial De parte de la princesa muerta.

Foto: Berkley Center

LINAJEMourad es descen-diente del último sultán otomano e hija de un rajá hindú llamado Amir.

FABIOLA BAILÓN VÁZQUEZ

POR FILIBERTO [email protected]

La prostitución en México desde la Colonia y hasta el si-glo XX es analizada por la in-vestigadora Fabiola Bailón Vásquez, en el libro Prostitu-ción y lenocinio en México, en los siglos XIX y XX.

Aquí se analizan los com-ponentes de la prostitución desde la llegada de los es-pañoles a México y se estu-dian particularmente etapas que van desde la permisión, la persecución, el castigo y la llamada reglamentación.

“El libro es una revisión histórica de dos siglos, aunque abarca un poco más, en con-creto la Colonia, para enten-der esos dos siglos; se centra en la introducción en México del llamado ‘sistema regla-mentarista’ que tiene implica-ciones importantes hasta hoy; es un sistema encaminado a la vigilancia y control de las mu-jeres que ejercen la prostitu-ción, pero no pone la atención en todos los varones involu-crados en el proceso”.

Así lo detalló en entrevista con Excélsior la investigadora de la Universidad Benito Juá-rez de Oaxaca y quien durante 15 años ha analizado el fenó-meno de la prostitución en busca de caminos de solución para dicha problemática.

Bailón desglosa el llama-do problema de la “invisibi-lización” de los varones en el proceso histórico de la pros-titución. Advierte que todas las medidas, de solución o castigo, van encaminadas a las mujeres, pero nunca a los consumidores (varones).

“Lo que sostengo en el li-bro es que la invisibilización

La investigadora de la UABJO charló sobre su libro Prostitución y lenocinio en México, en los siglos XIX y XX

procesos históricos, no ver las cosas aisladas sino como pro-cesos; es un fenómeno muy complejo como para plantear una propuesta tan simplista como la reglamentación”.

Al respecto del libro, Teresa Ulloa, de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, consideró que los sistemas re-glamentaristas y prohibicio-nistas ya demostraron que no funcionan y sólo empoderan más al patriarcado, por lo cual se pronunció por un modelo abolicionista.

“Al final de cuentas, siem-pre en el centro de la sanción, del impuesto, de la extorsión están las mujeres, dejando salvaguardado al proxeneta, padrote, lenón y al consumi-dor”, explicó la experta.

La vulnerabilidad de las víctimas es uno de los proble-mas centrales. Bailón asevera que “la prostitución nunca ha sido buena, creemos que se pueden establecer relaciones equitativas entre hombres y mujeres en las cuales no haya explotación, no medie un in-tercambio económico y ahí hay una tarea muy grande de los varones de reeducación”.

Los colectivos abolicio-nistas rechazan al que llaman “abolicionismo de Estado”, pero promueven un “aboli-cionismo feminista”. Aseguran que éste observa todo el pro-ceso que ha llevado la pros-titución y se interesa en sus causas estructurales. Además ve a todos los actores que par-ticipan en el sistema y no sólo a las mujeres o los proxenetas. El abolicionismo de Estado solo se preocupa en derogar reglamentos y en las conse-cuencias de la prostitución.

Bailón aseguró que la tra-ta está ligada a la prostitución y que sólo un cambio cultural podrá solucionar el problema. “La trata está alimentada por la prostitución, hay un vínculo que tratamos de diferenciar, pero en la vida real no se dife-rencia”, puntualizó.

de los varones produce una explotación de la prostitución ajena con una magnitud que podemos ver el día de hoy”, aseguró la también investiga-dora de El Colegio de México.

Dentro de los colecti-vos que discuten el tema de la prostitución hay dos co-rrientes: una promueve la reglamentación; la otra, la abolición. El año pasado legis-ladores del PRI y PVEM pro-pusieron la reglamentación de la prostitución en la Ciudad de México. Bailón explica que la historia demuestra que re-glamentar la prostitución no soluciona el problema.

“Hay una propuesta para la Ciudad de México para regla-mentar o regular la prostitu-ción nuevamente, porque en la urbe los reglamentos se de-rogaron en 1940; sin embar-go, en comparación con otros estados, no existe la misma situación; nosotras como co-lectivo Voces de Mujeres es-tamos en desacuerdo con la regulación de la prostitución, porque a partir de lo que ya podemos observar en esta in-vestigación histórica es que ese sistema no va encamina-do a procurar los derechos de las mujeres y las niñas; por el contrario, los vulnera”, detalló.

Asegura que no existen las soluciones fáciles, “la pro-puesta que traemos es re-flexionar, debatir, ver los

Ocultarlas era la norma“Se les exigió vestir con aseo y honestidad, abs-tenerse de cometer fal-tas a la moral en público, no transitar por las ca-lles o paseos forman-do grupos que llamaran la atención, no provocar es-cándalos, no concurrir a espectáculos públicos, no visitar a familias honra-das, no interpelar en la ca-lle a hombres que fueran acompañados de señoras o niños; no salir a venta-nas y balcones de los bur-deles, dar aviso cuando cambien de domicilio, ha-bitar lejos de paseos, par-ques, templos, cárceles y establecimientos de ins-trucción o beneficiencia; ejercer sólo en las zo-nas de tolerancia; y, en el caso de las aisladas, cir-cular para no obstaculi-zar las calles; no provocar la prostitución con señas o palabras, no visitar cafés, teatros u otros espacios públicos; en el caso de las de burdel, evitar bailes, juegos de azar, venta de comida o bebidas embria-gantes, entre otras.”

TÍTULO: Prostitución y lenocinio en México, en los siglos XIX y XX

AUTORA: Fabiola Bailón Vásquez

Juzga demolición total de Turquía

Los varones, inadvertidos

8: EXPRESIONES DOmINgO 26 DE maRzO DE 2017 : EXCELSIOR