21- Los Mensajeros Testigos de La Fe en El Nt

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6. COMPROMETÁMO- NOS: Después de haber reflexionado el tema y haber revisado lo que nos dice Dios a través de su Palabra y la Iglesia, hagamos un compromiso personal y comunita- rio para llevar luego a la prácca lo compardo el día de hoy. A nivel personal: hacer un ejercicio de interiorización y revisar si estoy llevando a los otros el mensaje de Jesús. Es decir ¿estoy siendo mensajero de Dios? A nivel comunitario: Comparr experiencias personales y comunitarias de envío y de la misión de ser mensajeros. 8. Celebración Hagamos una dramazación del pasaje de Mateo 10,1-8 Señor Jesús Tú has venido para anunciar el Reino, y nos llamas a seguirte. No quieres seguidores individuales que vivan en solitario su aventura. Por eso, nosotros queremos ser comunidad, Ayúdanos a ser una comunidad viva en la que todos nos saludemos y nos queramos, en la que celebremos y compartamos la fe y pongamos a disposición de los otros las cualidades de cada uno, en la que nos sintamos todos evangelizados y evangelizadores, en la que vivamos concretamente el misterio y la responsabilidad de ser verdadera Iglesia. Señor Jesús: Queremos seguirte juntos para anunciar y construir el Reino. ¡En comunidad!, Ayúdanos. Amén. 1. OREMOS JUNTOS “Señor, mira a esta comunidad en camino. Conscientes de nuestra debilidad y de nuestra necesidad de renovación, te pedimos: Quéda- te con nosotros a lo largo de estos días de en- cuentro fraterno, para que entre todos, escu- chándonos mutuamente y a la luz de tu Pala- bra, sepamos descubrir qué conversión nece- sitamos y qué caminos debemos emprender. Envíanos tu Espíritu como en un nuevo Pente- costés; que Él renueve por dentro, revitalice, y fecunde nuestra comunidad, para que seamos de veras tu comunidad. Una comunidad en marcha por los caminos de nuestro empo, una comunidad signo visible de tu amor para con todos, una comunidad movida por el an- helo de dar respuesta a los temores y espe- ranzas de tantos hermanos nuestros. Señor, haz de nosotros una comunidad que ame la juscia y te busque en los más pobres, una comunidad en ambiente de fiesta porque vive la alegría de reunirse en torno a . Que por nuestro tesmonio los hombres y mujeres que nos rodean descubran en la Igle- sia el rostro de Cristo. Te lo pedimos de todo corazón, unidos a tu Hijo Jesucristo, guía y hermano nuestro, que congo vive y reina por siempre. Amén. 2. CANTEMOS AL SEÑOR MENSAJEROS DEL SEÑOR Soy Mensajero de la voz de Dios y llevo su Carta para anunciar que el Reino de Dios aquí está. Soy Mensajero del Amor de Dios. A donde El vaya El me envía a mí y quiere que el camino vaya a preparar a todos los vecinos quiero anunciar, de la Buena Nueva Mensajero soy. Vamos mar adentro, calles y veredas a cualquier lugar. Somos Mensajeros y llevo a Jesucristo en mi corazón. Vamos mar adentro y lanzo las redes para pescar. Somos Mensajeros. en nombre de Cristo yo la lanzaré. 1.– SALUDO—MOTIVACIÓN Queridos hermanos, Jesús, obediente al Padre, no “rompe” con la pedagogía que él había venido rea- lizando, enviando mensajeros a su pueblo, sino que manene ese nivel de acción y lo profundiza para que el mensajero no se quede con el mensaje sino que, al contrario, lo mulplica y así, el que recibe el mensaje, se vuelve también mensajero. LOS MENSAJEROS Testigos de la fe en el NT

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6. COMPROMETÁMO- NOS: Después de haber reflexionado el tema y haber revisado lo que nos dice Dios a través de su Palabra y la Iglesia, hagamos un compromiso personal y comunita-rio para llevar luego a la práctica lo compartido el día de hoy. A nivel personal: hacer un ejercicio de interiorización y revisar si estoy llevando a los otros el mensaje de Jesús. Es decir ¿estoy siendo mensajero de Dios? A nivel comunitario: Compartir experiencias personales y comunitarias de envío y de la misión de ser mensajeros. 8. Celebración

Hagamos una dramatización del pasaje de Mateo 10,1-8

Señor Jesús

Tú has venido para anunciar el Reino, y nos llamas a seguirte.

No quieres seguidores individuales que vivan en solitario su aventura.

Por eso, nosotros queremos ser comunidad,

Ayúdanos a ser una comunidad viva

en la que todos nos saludemos y nos queramos,

en la que celebremos y compartamos la fe

y pongamos a disposición de los otros las cualidades de cada uno,

en la que nos sintamos todos evangelizados y evangelizadores,

en la que vivamos concretamente el misterio

y la responsabilidad de ser verdadera Iglesia.

Señor Jesús:

Queremos seguirte juntos para anunciar y construir el Reino.

¡En comunidad!, Ayúdanos.

Amén.

1. OREMOS JUNTOS “Señor, mira a esta comunidad en camino. Conscientes de nuestra debilidad y de nuestra necesidad de renovación, te pedimos: Quéda-te con nosotros a lo largo de estos días de en-cuentro fraterno, para que entre todos, escu-chándonos mutuamente y a la luz de tu Pala-bra, sepamos descubrir qué conversión nece-sitamos y qué caminos debemos emprender. Envíanos tu Espíritu como en un nuevo Pente-costés; que Él renueve por dentro, revitalice, y fecunde nuestra comunidad, para que seamos de veras tu comunidad. Una comunidad en marcha por los caminos de nuestro tiempo, una comunidad signo visible de tu amor para con todos, una comunidad movida por el an-helo de dar respuesta a los temores y espe-ranzas de tantos hermanos nuestros. Señor, haz de nosotros una comunidad que ame la justicia y te busque en los más pobres, una comunidad en ambiente de fiesta porque vive la alegría de reunirse en torno a ti. Que por nuestro testimonio los hombres y mujeres que nos rodean descubran en la Igle-sia el rostro de Cristo. Te lo pedimos de todo corazón, unidos a tu Hijo Jesucristo, guía y hermano nuestro, que contigo vive y reina por siempre. Amén.

2. CANTEMOS AL SEÑOR

MENSAJEROS DEL SEÑOR Soy Mensajero de la voz de Dios y llevo su Carta para anunciar que el Reino de Dios aquí está. Soy Mensajero del Amor de Dios. A donde El vaya El me envía a mí y quiere que el camino vaya a preparar a todos los vecinos quiero anunciar, de la Buena Nueva Mensajero soy. Vamos mar adentro, calles y veredas a cualquier lugar. Somos Mensajeros y llevo a Jesucristo en mi corazón. Vamos mar adentro y lanzo las redes para pescar. Somos Mensajeros.

en nombre de Cristo yo la lanzaré.

1.– SALUDO—MOTIVACIÓN

Queridos hermanos, Jesús, obediente al Padre, no “rompe” con la pedagogía que él había venido rea-lizando, enviando mensajeros a su pueblo, sino que mantiene ese nivel de acción y lo profundiza para que el mensajero no se quede con el mensaje sino que, al contrario, lo multiplica y así, el que recibe el mensaje, se vuelve también mensajero.

LOS MENSAJEROS Testigos de la fe en el NT

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5. ILUMINACIÓN

Leemos el Evangelio de Lucas 10,1-6

Preguntamos al texto: ¿qué dice? ¿Qué lección de fondo tiene este texto?

¿Qué cosas pretendía el escritor sagrado hacer entender al pueblo de Israel

con este texto? ¿Cómo ilumina la vida personal y comunitaria esta Palabra

de Dios?/ ¿Qué llamadas a la conversión me hace este texto?

4. EXPERIENCIA HUMANA

La Sra Nuris todos los meses recibía una visi-ta. Al principio le pareció extraño. Uno de los jóvenes del sector le tocó la puerta y, des-pués de saludarla, le entregó una hojita que el joven presentó como “CARTA A LOS CRIS-TIANOS”. A ella le pareció muy simpática la idea, primera vez que recibía una de esas cartas. Mes tras mes le llegaba puntualmen-te su cartica. En alguna que otra ocasión invi-tó al joven a pasar y tomarse un refresco mientras conversaban sobre que él hacia. En la parroquia ella había escuchado hablar so-

bre la hojita, pero nunca le prestó mayor atención, se limitaba con ir a misa los domingos y, esporádicamente, un día a la semana si tenia tiempo. Un día la acostumbrada carta no llegó. “Se le habrá olvidado” -pensó– pero pasó el mes y nada, al siguiente mes tampoco. Entonces ese domingo, luego de la misa, conversó con el párroco sobre su inquietud y este le expresó que el joven que la visitaba ahora estaba en otra ciudad estudiando en la universidad y no había quien llevara la carta a su sector. Luego de unos días de pensárselo, Nuris decidió hacerse cargo de esa tarea, pensando en las personas que, como ella, estarían esperando la cartica; así que nuevamente habló con el párroco y éste la puso en contacto con un ani-mador del sector para coordinar la entrega de la misma en su comunidad. Desde hace 2 años Nuris, todos los meses, toca a las puertas de sus vecinos llevando una cartica que ella presenta como “CARTA A LOS CRISTIANOS” y, una que otra vez, incluso, ha organizado alguna reunión para animar a la gente del sector en las diferentes actividades parroquiales.

Como mencionamos antes, en el NT, no se rompe con la tradición de los mensa-jeros, al contrario, Jesús profundiza en esa realidad y procura que sus discípulos tengan esa experiencia.

Mateo 10,1-8 “Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espí-ritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda dolen-cia. Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan; Feli-pe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos,

Pero la experiencia del envío no es cosa meramente humana. Es Dios mismo el que llama y el que envía. Seria una pretensión de nuestra parte creer que somos nosotros quienes tomamos la iniciativa o el mensaje que llevamos es cosa nues-tra.

Jesús deja bien claro que el mensaje que debemos dar es “todo cuanto nos ha enseñado” (cfr. Mt. 28,20)

La experiencia del NT es clara, es la experiencia del encuentro con Jesús, espe-cialmente con el resucitado, y Él envía a llevar su mensaje. En el documento de Aparecida los obispos latinoamericanos nos lo recuerdan:

“La primera invitación que Jesús hace a toda persona que ha vivido el en-cuentro con Él, es la de ser su discípulo, para poner sus pasos en sus huellas y formar parte de su comunidad. ¡Nuestra mayor alegría es ser discípulos su-yos! Él nos llama a cada uno por nuestro nombre, conociendo a fondo nues-tra historia (cf. Jn 10,3), para convivir con Él y enviarnos a continuar su misión (cf. Mc 3,14-15)”.

Todos estamos llamados a ser sus discípulos, a seguir sus pasos, a continuar su misión. Y la misión de Jesús no es otra que HACER PRESENTE EL REINO DE DIOS EN MEDIO DE LA COMUNIDAD