· 2018-10-02 · 2 Pbro. Miguel Picado Gatjens Primer Compilador Pbro. Ronal Vargas Araya Segundo...
Transcript of · 2018-10-02 · 2 Pbro. Miguel Picado Gatjens Primer Compilador Pbro. Ronal Vargas Araya Segundo...
1
2
Pbro. Miguel Picado Gatjens
Primer Compilador
Pbro. Ronal Vargas Araya
Segundo Compilador
Prof. Oscar Lobo Oconitrillo
Tercer Compilador
M.Sc. Jorge Hernández Cascante Cuarto compilador
261.8
C748p Conferencia Episcopal de Costa Rica La Palabra social de los Obispos costarricenses / Conferencia Episcopal de Costa Rica; comp. Miguel Picado Gatjens, Ronal Vargas Araya, Oscar Lobo Oconitrillo, Jorge Hernández Cascante. - 2a. ed. - San José, C.R.: CECOR, 2007. 456 p. ; 18 x 24 cm.
ISBN 978-9977-912-30-1
1. Obispos - Costa Rica - Documentos. 2. Iglesia Católica y problemas sociales. 3. Doctrina social. I.Título.
Conferencia Episcopal de Costa Rica Tel.: 221-3053 / 222-0484 [email protected]
Impreso por Editorama. S.A., Costa Rica
3
Presentación
a Iglesia Católica expresa su Magisterio en dos dimensiones: el Magisterio
de la Iglesia universal mediante el Sucesor de Pedro, el Papa, en sus
Encíclicas, Exhortaciones Apostólicas y otros documentos Pontificios y el
Magisterio de las Iglesias particulares mediante los Sucesores de los Apóstoles,
los Obispos, en sus cartas pastorales, exhortaciones pastorales o
pronunciamientos sobre algún aspecto de fe o costumbres.
Estoy convencido de que la edición conjunta en una sola obra de los principales
documentos magisteriales, que han emitido los Obispos de Costa Rica desde
1893, será de gran provecho para todos, porque facilita un manejo y consulta más
fácil por tenerlos juntos y a mano. Además, podemos seguir un hilo conductor
que marca una continuidad y un compromiso histórico por parte de la Iglesia a
favor de la paz social y de la justicia con el pueblo Costarricense, al cual se deben
los Obispos como pastores.
Esta obra ofrece las orientaciones doctrinales y pastorales a la luz del Evangelio,
del Magisterio universal de la Iglesia y de la doctrina social de la Iglesia, aplicadas
a la realidad nacional, que han iluminado los acontecimientos y el caminar
histórico de nuestra querida Patria.
Los Obispos que conformamos la Conferencia Episcopal de Costa Rica, nos
sentimos muy satisfechos a tener reunidos en solo volumen los documentos
emitidos por nuestros antecesores desde Monseñor Bernardo Augusto Thiel, al
finales del siglo diecinueve, pasando por la gran figura de la Iglesia costarricense,
el segundo Arzobispo de San José, Monseñor Víctor Sanabria Martínez, impulsor
de las reformas sociales de la década de los cuarenta en el siglo veinte, hasta los
documentos más recientes.
Hoy más que nunca, se necesitan laicos comprometidos que manifiesten razones
de su fe, razones de su esperanza y testimonio de una conciencia social por
construir una sociedad más equitativa, más justa y más solidaria.
Por ello, se hace necesaria una formación social sistemática basada en el
Magisterio universal, sintetizado en el Compendio de la Doctrina Social de la
Iglesia y en el estudio de los documentos que nuestros Obispos han publicado,
contenidos en esta magnífica obra.
Termino estas líneas manifestando mi profundo agradecimiento a quienes han
hecho posible la aparición de esta obra. Estoy seguro que será de mucho
provecho para tantas personas estudiosas y deseosas de profundizar y formarse en
su compromiso de fe.
L
4
Quiera Dios bendecir este esfuerzo y hacer que sirva al Pueblo de Dios, que
peregrina en Costa Rica para conocer mejor el pensamiento y el compromiso de
los Obispos a través de más de un siglo.
Que Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de nuestra Patria, siga
acompañando a la Iglesia de Jesús como lo ha hecho hasta ahora. En manos del
Señor y en las de su Madre ponemos estos documentos contenidos en este libro.
San José, 14 de febrero de 2007
f José Franc isco Ul loa Ro jas
Obispo Diocesano de Cartago Presidente de la
Conferencia Episcopal de Costa Rica
Introducción
ace varios años, cuando Centroamérica sufría guerrillas y
contraguerrillas, participé en una reunión de gente de Iglesia, en un país
que no interesa precisar. De manera marginal al propósito del
encuentro, recordamos a los mártires: religiosas, presbíteros, obispos, delegados
de la Palabra, catequistas hombres y mujeres. Recuento de muertos y recuento de
santos. En mi condición de costarricense, no pude aportar ningún nombre y no
faltó un comentario fácil sobre nuestra acomodada Iglesia. Sin entrar a discutir el
último concepto, expresé que esta Iglesia particular no tiene una historia de
mártires porque ostenta una historia de catolicismo social, porque ha sabido
intervenir en la legislación y, más importante aún, en las mentalidades de buen
número de políticos, sindicalistas y empresarios, con el resultado de cierta paz y
armonía sociales y el consiguiente ahorro de sangre y lágrimas. Quizás el nuestro
sea el único país latinoamericano no lacerado por la guerrilla.
Sería faltar a la verdad atribuir tan excelentes resultados sólo al esfuerzo de los
eclesiásticos. Brillaron por el anhelo de justicia social, los ojos de Rafael Á.
Calderón Guardia, Manuel Mora y José Figueres Ferrer y, más atrás en el tiempo,
de Alfredo González Flores, por mencionar solo cuatro cúspides de una
espléndida legión de hombres y mujeres, laicos consecuentes con su fe, sin
olvidar a María Isabel Carvajal (Carmen Lyra) la costarricense más notable del
siglo XX, que de joven quiso ser Hermana de la Caridad.
Se recopilan en este libro los textos episcopales más relevantes de nuestro
catolicismo social, el mejor aporte de la Iglesia a la Patria. Al recibir este legado,
H
5
la presente generación asume el deber de no darse por satisfecha con liturgias que
serían, entonces, medios para eludir los desafíos de la realidad.
El primer conjunto de documentos del episcopado costarricense sobre asuntos
sociales vio la luz en 1982. Bien recuerdo que Arnoldo Mora Rodríguez me
sugirió la tarea que apareció con el sello editorial del Departamento Ecuménico
de Investigaciones. Ese acopio encontró una acogida razonable y ha sido bastante
utilizado. En los veinticinco años transcurridos, los obispos han incrementado su
palabra social con nuevos textos; de aquí surge la necesidad de una nueva
edición.
La carta pastoral Sobre el justo salario, de Mons. Bernardo A. Thiel, es el primer
documento, en sentido cronológico y fundacional. Abre un surco y siembra una
semilla. Luego vienen los textos de Víctor Sanabria, su hijo espiritual y sucesor en
la catedral de San José.
Siempre con buena pluma, Mons. Sanabria ofrece reflexiones de distinto orden.
Algunas poseen carácter doctrinal y programático, bien adaptadas a la historia
nacional que conocía como pocos. Otras son discursos circunstanciales, donde
afloran sentimientos y pensamientos rigurosamente ordenados. Intercaladas en
los escritos de Mons. Sanabria aparecen letras de don Rafael Á. Calderón
Guardia, en su función de Presidente de la República y de don Manuel Mora
Valverde, Jefe del Partido Comunista, a quienes la Patria agradecida declaró
Beneméritos. Asimismo, se incluyen documentos del Clero Arquidiocesano. La
lectura de tales escritos se justifica por ser indispensables para comprender el
pensamiento y la acción de Mons. Sanabria. Escuché del Pbro. Benjamín Núñez
que el documento Al Venerable Clero de la Arquidiócesis de San José era la
elaboración mejor lograda del Arzobispo, tanto por el contenido doctrinal como
por la interpretación histórica de Costa Rica.
Después de un extenso paréntesis de productividad doctrinal social, vuelve el
episcopado costarricense a iluminar esta decisiva faceta de la evangelización. En la
última etapa, los obispos introducen contenidos relacionados con las
transformaciones de la sociedad nacional; aparecen temas novedosos: el interés
por lo ecológico, el presente auge bananero, la migración, la privatización de
instituciones estatales, la polarización socioeconómica, el Tratado de Libre
Comercio. Una nueva cuestión social se levanta en el horizonte como nube
borrascosa.
Por la importancia práctica, destaco el Mensaje pastoral de Mons. Enrique
Bolaños, en su calidad de Administrador Apostólico de la Arquidiócesis, quien
da cuenta de los desafíos pastorales que conlleva la existencia de esa mega ciudad
llamada Gran Área Metropolitana.
El conjunto de temas tratado por los obispos posee una amplitud considerable. Si
bien sus opiniones no son indiscutibles -ninguna palabra humana lo es- nadie
6
podrá negarles sensatez o, por decirlo mejor, sentido de la realidad y profundidad
de miras, provenientes de un contacto de larga data con los más diversos sectores
nacionales. En estos documentos se advierte sinceridad de propósito y
conocimiento, sabiamente aplicado, de la Doctrina Social de la Iglesia. El lector
cuidadoso notará que han sido escritos con amor; en consecuencia, a veces son
apasionados, siempre sinceros y en ocasiones incisivos. Por algo, la Escritura ase-
meja la palabra profética con una espada de dos filos. Significativamente, cierra la
colección un documento de Mons. Hugo Barrantes Ureña, Arzobispo de San
José, quien propone la Doctrina Social de la Iglesia como instrumento de acción
pastoral.
Debo decir con franqueza que, si bien la producción doctrinal del episcopado
costarricense es digna de encomio, no puede afirmarse lo mismo de su estudio y
aplicación práctica por la mayoría de los presbíteros, las religiosas, los religiosos y
los laicos comprometidos, mujeres y hombres, atados frecuentemente a vivencias
espirituales prisioneras del individualismo.
Al final de la obra, un Índice temático facilita al estudioso la búsqueda de asuntos
particulares de su interés.
No hubiera podido culminar esta labor sin las importantes contribuciones del
Pbro. Ronal Vargas Araya, Diócesis de Tilarán, del profesor Óscar Lobo
Oconitrillo, del Pbro. Francisco Hernández Rojas, Director de la Comisión
Nacional de Pastoral Social - Cáritas, del M.Sc. Jorge Hernández, funcionario de
esa institución y del Lic. Marvin Vega Blanco, Jefe del Archivo Eclesiástico
Metropolitano. El Pbro. Alfredo Madrigal Salas, Secretario de la Conferencia
Episcopal, acogió el proyecto y consiguió los recursos para publicar esta obra. A
ellos doy merecidas gracias y les deseo que acrecienten la mayor de las
bendiciones: la pasión por la justicia social.
Si bien La Palabra Social de los Obispos costarricenses (1893-2006) es una
propuesta católica, interesa también a otros cristianos, practicantes de otras
religiones e incluso no creyentes, porque la justicia y la paz a todos nos
conciernen1
. Por lo tanto es natural que se haya incluido un texto de un judío
practicante, el Dr. Bernardo Kliksberg. Quiera el Dios nacido pobre y emigrado -
Misterio de solidaridad- que esta Palabra llegue al centro de las voluntades, al
corazón de los valores, allí donde se genera la opción fundamental, la decisiva.
Migue l P icado G. , Pbro .
Navidad del 2006.
7
Mi participación en esta obra se enmarca dentro del proyecto Las recientes
transformaciones del cristianismo en Costa Rica, Escuela Ecuménica de Ciencias de la
Religión, Facultad de Filosofía y Letras,
universidad Nacional.
INTRODUCCIÓN
8
ÍNDICE DE DOCUMENTOS
9
Índice de documentos
1. Trigésima Carta Pastoral Sobre el justo salario de los jornaleros y artesanos, y
otros puntos de actualidad que se relacionan con la situación de los destituidos
de bienes de fortuna ......................................................................... 1
2. Presentación del Programa Pastoral de Mons. Sanabria como Obispo de la
Diócesis de Alajuela (extracto)............................................................ 10
3. Carta Pastoral de Mons. Sanabria con motivo de la toma de posesión de la Sede
Metropolitana de San José (extracto)................................................... 13
4. Carta Pastoral sobre el Justo Salario .................................................... 17
5. La Iglesia costarricense apoya el Seguro Social ..................................... 31
6. Cartas cruzadas entre los Obispos de Costa Rica y el Presidente Rafael Á.
Calderón Guardia ............................................................................. 33
7. Carta del jefe del Partido Comunista Costarricense don Manuel Mora V. a Mons.
Víctor Sanabria M., Arzobispo de San José .......................................... 35
8. Respuesta de Mons. Víctor Sanabria M., Arzobispo de San José, a don Manuel
Mora .............................................................................................. 36
9. Declaraciones de Mons. Víctor Sanabria M. al periódico «La Tribuna» ...... 40
10. Mensaje de saludo y adhesión del Venerable Clero Secular de la Arquidió-cesis
de San José al Excmo. Señor Arzobispo don Víctor Sanabria M ............... 46
11. Respuesta del Excmo. Señor Arzobispo al Clero Arquidiocesano .............. 50
12. Discurso del Excmo. Señor Arzobispo de San José Mons. Víctor Sanabria M., en
la Convención de la Confederación Costarricense de Trabajo «Rerum Novarum»
...................................................................................................... 52
13. Al Venerable Clero de la Arquidiócesis de San José Mons. Víctor Sanabria
M .................................................................................................... 62
14. Discurso del Excmo. Señor Arzobispo de San José Mons. Víctor Sanabria M.
al colocar la primera piedra del Hogar de la Juventud ............................ 77
15. Carta Pastoral "Tierra, Cielo y Mar" ..................................................... 82
16. Declaración de la Conferencia Episcopal sobre las elecciones de 3 de febrero de
1974 .............................................................................................. 120
17. Declaración del Obispo y los Sacerdotes de la Diócesis de San Isidro de el
General sobre la "reforma agraria" ..................................................... 123
18. Mensaje Pastoral de Mons. Enrique Bolaños, Administrador Apostólico de la
Arquidiócesis de San José ................................................................. 125
ÍNDICE DE DOCUMENTOS
10
19. Evangelización y realidad social de Costa Rica ..................................... 138
20. Carta pastoral de los Obispos de Costa Rica sobre la conservación de los
recursos naturales ............................................................................ 160
21. Iglesia y momento actual. Carta Pastoral del Episcopado Costarricense sobre la
actual situación del país y la campaña electoral ................................... 165
22. Unidos en la esperanza. Carta Pastoral del Episcopal Costarricense sobre la
crítica situación que vive el país ......................................................... 176
23. Una llamada de los Obispos de Costa Rica a la conciencia del país .......... 181
24. Respuesta de la Conferencia Episcopal de Costa Rica a la consulta del Señor
Ministro de Trabajo y Seguridad Social sobre el "Proyecto del nuevo
Código de Trabajo" .......................................................................... 189
25. Carta Pastoral del Obispo y Presbíteros del Vicariato Apostólico de Limón. A
todas las comunidades cristianas de nuestra iglesia particular. A las autoridades
y a toda persona de buena voluntad .................................................. 203
26. A los fieles de mi Diócesis. Mons. Ignacio Trejos Picado Obispo de San Isidro de
El General ....................................................................................... 214
27. Exhortación Pastoral En Defensa de la Vida ......................................... 217
28. Nueva Evangelización y Promoción Humana ........................................ 228
29. Carta Pastoral Madre Tierra. Mensaje de los Obispos de Costa Rica sobre
la situación de los campesinos y los indígenas .................................... 261
30. Carta Pastoral Iluminados por la Fe. A propósito del centenario de la Encíclica
Rerum Novarum............................................................................... 288
31. Comunicado de los Obispos sobre la situación actual de Costa Rica ........ 300
32. Sobre la minería a cielo abierto ......................................................... 309
33. Derechos Humanos: Camino hacia la dignidad y la libertad ................... 312
34. Limón necesita a Cristo ...................................................................... 328
35. Comunicado de la Conferencia Episcopal de Costa Rica sobre la ley de elec-
tricidad y telecomunicaciones ............................................................. 349
36. Defendamos la naturaleza, salvemos la vida ......................................... 351
37. Mensaje del Presbiterio de la Diócesis de Ciudad Quesada ...................... 357
38. Lanzamiento Iniciativa Diálogo Nacional para una Ética del Desarrollo ..... 360
39. Justicia, equidad y solidaridad para todos. Una reflexión sobre el TLC a la
luz de principios cristianos ................................................................. 388
ÍNDICE DE DOCUMENTOS
11
40. Celebración diocesana del agricultor ................................................... 394
41. Mensaje al mundo del trabajo. Día de San José Obrero .......................... 397
42. Los Obispos de Costa Rica y el Tratado de Libre Comercio con los Estados
Unidos de América ............................................................................ 401
43. Comunicado sobre el proyecto: Ley General de Migración y Extranjería .. 403
44. Con ocasión Festival por la vida de nuestros niños, niñas y adolescentes .. 405
45. Deudores ante Fideicomiso Agropecuario y una alternativa de salvación, el
proyecto de ley 15728, Proyecto Zarcero ............................................ 407
46. Con o sin TLC, necesitamos una Agenda Nacional de Desarrollo .............. 409
47. Democracia, política y honestidad ...................................................... 411
48. Diálogo sí, polarización no ................................................................. 420
49. Con ocasión del Día mundial contra el trabajo infantil ........................... 422
50. Jornada Diocesana del Migrante. "Mirarnos como hermanos" .................. 425
51. Silencios culpables ............................................................................ 428
52. El campesino de la Región Brunca y de la Zona de los Santos ................. 429
53. Ni a favor ni en contra del TLC ........................................................... 432
54. La Doctrina Social de la Iglesia, una luz para el trabajo pastoral ............. 435
BLANCA
12
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
13
1. TRIGÉSIMA CARTA PASTORAL DEL ILUSTRÍSIMO Y REVERENDÍSIMO SEÑOR OBISPO
DON BERNARDO AUGUSTO THIEL, OBISPO DE COSTA RICA
Sobre el justo salario de los jornaleros y artesanos, y otros puntos de actualidad que se relacionan con la situación de los destituidos de
bienes de fortuna
Dirigida a todos los fieles de la Diócesis, el día 5 de setiembre de 1893*
NOS BERNARDO AUGUSTO THIEL
Por la gracia de Dios y de la Santa Sede Apostólica,
Obispo de Costa Rica.
A nuestro Venerable Cabildo, Clero y demás fieles de la Diócesis:
Salud en Nuestro Señor Jesucristo.
La situación económica de Costa Rica es verdaderamente alarmante, debido á la baja
tan grande que ha sufrido el valor del dinero en los últimos años. Las consecuencias
de esta baja han pesado hasta ahora más sensiblemente sobre la clase trabajadora,
los peones y artesanos, y sobre los pequeños empleados. Se ha provocado una mise-
ria como nunca se ha visto en Costa Rica; para no extenderme mucho citaré algunos
ejemplos. Hay familias en los alrededores y en el centro de San José que carecen de
lo necesario para alimentar á sus hijos; envíanles á las cercas para comer jocotes, ó
al mercado para reunir las cáscaras de naranjas y otras frutas que se botan; no
quiero hablar del café, que ya, para muchas familias, es un artículo de lujo que no
pueden proporcionarse.
La causa de esto es que el justo jornal del trabajador no ha sido aumentado en
proporción á la baja del valor del dinero; de modo que el peón que hace diez años
tenía con su jornal lo suficiente para mantener decentemente una familia, ahora no lo
puede.
La tendencia á la alza que tienen las letras de cambio, provoca cada día una baja
mayor del valor de la moneda, y por consiguiente, aumenta las necesidades sociales.
De allí tienen que originarse males incalculables, porque el sentimiento de justicia,
que nos es innato, se rebela naturalmente en los pobres, contra las injusticias sociales
que sufren, y cuyo origen no saben muchas veces explicarse, de donde viene que se
llenan paulatinamente de encono contra las personas que todo lo tienen en
abundancia, y llegados los males á su colmo, podría provocarse un trastorno general
de fatales consecuencias.
Siempre que ha habido en un país situaciones iguales á la nuestra, como por ejemplo,
en tiempos de hambre ó de guerra, la Iglesia, como protectora nata de los trabajado-
res y de los pobres, ha tomado la defensa de ellos, procurando investigar los males,
remediándoles oportunamente y demostrando dónde y por qué había falta de justicia
distributiva.
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
14
Tipografía de San José. Calle 19, sur N° 158 y 159. También en el periódico el «Eco Católico» del 9 de
setiembre de 1893. San José.
La situación actual de los pobres y artesanos, proviene de que no ganan el justo
salario que deben ganar.
El justo salario del operario consiste, según la definición que Nuestro Santo Padre
León XIII ha dado en su encíclica Rerum Novarum, en aquel que es suficiente para
dar al operario lo necesario para la decente manutención de su vida y familia.
Para que se comprenda la verdad de nuestra aserción, es preciso hacer un poco de
historia.
Hace diez años aproximadamente ganaban nuestros trabajadores y artesanos un
sueldo con que podían decentemente mantener sus obligaciones. El sueldo era menor
que ahora. Un peón en el campo ganaba seis reales diarios, en la ciudad un peso. Los
artesanos, como zapateros, sastres, carpinteros, albañiles, etc., ganaban más, en
proporción á su habilidad y destreza. No obstante, aunque el sueldo era menor,
podían comprar más con su dinero en alimentos y vestidos y otras necesidades de la
vida, que ahora no pueden hacer con el sueldo que ganan.
Hace diez años teníamos, en la moneda de oro y plata que cursaba aquí, un regulador
fijo de todas las transacciones de la vida. La moneda de oro de entonces, una vez
exportada por los comerciantes, especialmente en los años de 1884 á 1886, ha sido
sustituida por una moneda fiduciaria fundada en el crédito del país. De manera que
actualmente tenemos la moneda de plata en corta cantidad y una moneda fiduciaria.
Esta última, aunque buena en sí y suficientemente garantizada según todas las
exigencias de la prudencia humana, sufre mucho por el alza y la baja de las
transacciones con el exterior, por cuanto no es exportable. La poca moneda de plata
restante en el país, tiene que participar de las afecciones de la moneda fiduciaria: 1°
porque no es exportable por la ley; 2° porque la plata misma está sometida
actualmente en el gran mercado del mundo á una fluctuación continua, habiendo
bajado su valor como en la mitad del que tenía hace diez años.
Lo que ahora sentimos ya lo hubiéramos debido sentir desde el año de 1887, pero ha
habido varias causas que contribuyeron á encubrir el mal y á mantener la situación
del país: 1° había entonces el trabajo del ferrocarril, que atrajo bastante capital al
mercado; 2° no se pagaban los intereses de la deuda exterior; 3° no producía el
ferrocarril nada, es decir, no se exportaba nada para pagar los intereses de esta obra;
4° las cosechas de café eran regulares, á lo menos los precios del café eran
excepcionalmente buenos.
Habiendo desaparecido las tres primeras causas desde 1890, vino inmediatamente á
sentirse un desequilibrio económico que se manifestó en una alza considerable de las
letras, la que ha venido acentuándose de año en año. Las causas de este desequilibrio
son las siguientes: 1a las transacciones con el exterior tienen que hacerse únicamente
sobre las exportaciones de café; 2a esta exportación ya no puede hacer frente para
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
15
cubrir todo el DEBE del país en el extranjero, que se compone: 1° del valor de las
importaciones de mercancías; 2° de los intereses de la deuda exterior, y 3° de los
intereses del ferrocarril. La demanda de letras aumentó considerablemente; la oferta
era pequeña. De allí resultó, como consecuencia natural, una primera alza de letras.
Los cultivadores de café, comprendiendo que su producto era muy buscado, subían el
precio, aprovechándose de la situación del país. Cada año han venido subiendo los
precios, y seguirán, sin que se vea término en esto, por el simple motivo de que
nuestra moneda, siendo puramente fiduciaria, no puede fijar término á la subida; y
aunque tuviéramos todavía moneda de oro exportable, ésta tendría pronto que
desaparecer.
En el alza de las letras se ha observado anualmente un doble período, 1° el de la fija-
ción, y 2° el de la fluctuación. Al principio de la cosecha se nota cierta estabilidad que
sirve para fijar el precio del café. Después entra la fluctuación, y suben las letras en el
curso de un año hasta 30 y 40% sobre el primer período, obedeciendo esta maniobra
á la ley de la oferta y demanda. En tiempo de la aproximación de la cosecha se
observa que las letras bajan al término medio de fluctuación habido en el año, y éste
sirve para determinar el precio del café en el país, que, como es natural, ya es
considerablemente mayor que el del año anterior. Así, hemos visto subir los precios
de la fanega de café á 20, 25, 28, 36, 40 pesos. Hasta qué punto puede llegar esto,
no es fácil determinarlo.
Como el café es el producto principal del país, su valor determina los valores de los
demás artículos de consumo y de comercio; luego afecta directamente y del modo
más sensible la situación económica de la nación. Algunas reflexiones demostrarán
esta verdad: 1° En cuanto á los artículos de comercio importados del extranjero,
evidente es que su precio ha de depender del valor de las letras, y éste á su vez,
como dijimos arriba, depende del precio del café. 2° En cuanto á los artículos de
consumo que el país produce, igualmente se siente la influencia del valor del café.
Producimos maíz, frijoles, dulce, papas, arroz, manteca, etc. Como la mayor parte de
los terrenos está afectada al cultivo del café, y la mayor parte de los trabajadores se
dedican á este cultivo, los demás artículos de consumo citados, no pueden producirse
en gran escala. Muchos agricultores producen sólo lo necesario para el consumo de su
propia familia; y los que producen para la venta en el mercado no producen tanto
como la demanda lo exige. Por consiguiente, debido á la ley de la oferta y la
demanda, siendo corta la oferta y grande la demanda, tienen que subir los precios de
estos artículos. No es tampoco posible suplir lo que falta en el mercado con
importaciones del extranjero, porque el valor de todo lo que se compra en el
extranjero depende de las letras, y además hay que agregar los gastos de flete
marítimo y de ferrocarril; de manera que el precio queda siempre bastante alto.
Debido á esto, ha aumentado el precio de los artículos más necesarios para la vida de
una manera nunca vista. Pero como el jornal del trabajador no ha aumentado en
proporción, se ve éste reducido cada día á mayor miseria hasta el extremo de no serle
posible á un trabajador honrado mantenerse á sí y á su familia de un modo humano.
Luego á nuestra situación actual han de aplicarse las palabras del apóstol Santiago
5.4: «Mirad que el jornal que defraudasteis á los trabajadores clama; y el clamor de
ellos suena en los oídos del Señor de los ejércitos».
Sin embargo, no queremos culpar á nadie de la situación actual. Ha habido falta de
previsión y de cálculo. El mal se ha presentado sin que ninguno haya estudiado bien
su causa y tomado medidas eficaces para conjurarlo.
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
16
Veamos, pues, ahora, á quiénes ha favorecido la situación actual, á expensas del pue-
blo. La situación actual ha sido ruinosa para los trabajadores y para todas las
personas que viven de un sueldo fijo y los capitalistas que han perdido la mitad del
valor de sus capitales.
Se han aprovechado de la situación los dueños de la tierra. Estos ganan ahora dos y
tres veces más de lo que ganaron anteriormente, y no pagan á sus jornaleros y á los
artesanos en proporción á la ganancia que reciben. Los terrenos igualmente han
subido en el valor, de manera que una manzana de café que antes podía comprarse
con 500 ó 750 pesos, vale ahora 3 á 4.000 pesos. Esto necesita todavía una
aclaración, pues el valor absoluto del café en el mercado extranjero no tiene que
tomarse tanto en consideración. Este, sí, es verdad, ha sido bueno en los últimos
años, pero el valor relativo que aquí le da el alza de las letras ha sido únicamente en
beneficio de los dueños de tierra.
El dueño de tierra que exporta su producto y recibe en cambio oro del extranjero, ha
quedado sin pérdida por la baja del valor de nuestra moneda. Porque aquí cobra más
que antes, según el tipo de las letras, y paga menos á sus peones y á los artesanos,
de manera que su ganancia es mucho mayor de lo que antes era. Esta mayor
ganancia adquirida ha debido distribuirse equitativamente. Entonces los únicos que
hubieran sufrido por la baja del valor del dinero habrían sido los capitalistas, es decir,
las gentes que tenían sus riquezas en plata. Estos sí, verdaderamente, han sufrido
una pérdida considerable, y aunque sentimos que pesa sobre ellos, la pueden
generalmente sobrellevar con más facilidad. Mas, el pobre, el artesano, el jornalero
no es justo que sufran.
¿Cómo se remediará entonces la situación y se obtendrá el justo salario de ellos, arre-
glándose todo á las leyes de la justicia distributiva?
El medio consiste en que se fije siempre el valor del justo salario según el valor de la
moneda.
Esta operación ha de hacerse periódicamente, según el alza ó baja del valor de la
moneda, y la debe hacer una comisión nombrada por la autoridad pública, y si ésta no
quisiere, por los propietarios y trabajadores, constituida de personas inteligentes y
rectas.
Tomando por base los jornales que se pagaban hace 8 ó 10 años y que parecían
justos y equitativos, porque entonces el trabajador honrado tenía con su jornal cómo
mantener sus obligaciones naturales y podía aún ahorrar algo para un día de
necesidad, debe buscarse la proporción en la que ha de pagarse ahora para que el
jornalero pueda cumplir con sus mismas obligaciones.
¿Cómo ha de buscarse esta proporción?
A este fin debe tomarse por base el valor de nuestra moneda de hace 10 años, en
comparación con la moneda extranjera. Esta proporción fue en aquel tiempo
establecida por una ley gubernativa.
En seguida debe buscarse la proporción que existe hoy entre nuestra moneda actual y
la moneda extranjera, y la diferencia en ambas proporciones indicará cuánto ha des-
mejorado igual cantidad de sueldo que se pagaba hace diez años, y cuánto hay que
aumentarle ahora.
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
17
En un ejemplo se comprende esto más claro.
según la ley gubernativa, hace diez años se consideraban $ 5-45 oro de Costa Rica
igual á $ 5-00 moneda inglesa; aunque en realidad $ 5-80 eran iguales á $ 5-00 de
moneda inglesa.
Actualmente $ 5-00 de moneda inglesa valen, al cambio de 150% $ 12-50 moneda
actual circulante. Luego la diferencia es de 12,50-5,45 ó de $ 7,05, es decir, 130%.
Luego, si $ 5-45 moneda de Costa Rica corresponden á $ 12-50 en la actualidad, $ 1-
00 corresponde á $ 2-30 moneda actual.
Luego el jornalero que antes ganaba $ 1-00 y con este peso satisfacía sus
obligaciones, ahora debe ganar, en justicia, $ 2-30 para poder cumplir con su decente
y humana manutención. El jornalero que antes ganaba 75 centavos diarios debe
ganar ahora próximamente $ 1-70 diarios. Los sueldos de los artesanos, carpinteros,
sastres, zapateros, albañiles, deben aumentarse igualmente.
si ahora aumentan nuevamente los precios de las letras, y con ellos el precio del café
y de los artículos necesarios para la alimentación, y el vestido y los alquileres de las
casas, tienen que subir también los jornales, y si aquéllos bajan, deben bajar los
jornales.
De aquí se deduce cuánto conviene que la nación hiciera un esfuerzo para encontrar
nuevamente una base firme para todas las transacciones de la vida, y que
desaparezca esta fluctuación, que en sí es un mal grave y sumamente perjudicial para
todos.
Hasta aquí la parte histórica de nuestra pastoral.
Pasemos ahora á algunas reflexiones morales.
1°- Como la iglesia tiene el deber de enseñar la moral sana y verdadera, á Ella toca
también enseñar lo que la justicia distributiva reclama, porque esta virtud es la más
necesaria y fundamental para la buena marcha de la sociedad. Por lo mismo, cuanto
arriba expusimos deben enseñar los señores Curas á sus feligreses para que todos
comprendan su obligación: los ricos y los propietarios de tierras para que entiendan
bien lo que han de pagar en justicia á sus trabajadores y á los artesanos, y éstos para
que comprendan lo que pueden exigir en justicia.
Conviene tener presente, para determinar la doctrina del jornal justo, las enseñanzas
de Nuestro Santísimo Padre León XIII, publicadas en su Encíclica sobre la condición
de los obreros, del 15 de Mayo de 1891: «Dícese que la cantidad de jornal ó salario la
determina el consentimiento libre de los contratantes, es decir, del amo y del obrero;
y que por lo tanto, cuando el amo ha pagado el salario que prometió queda libre y
nada más tiene que hacer; y que sólo entonces se viola la justicia, cuando, ó rehusa
el amo dar el salario entero ó el obrero entregar completa la tarea á que se obligó; y
que en estos casos, para que á cada uno se guarde su derecho, puede la autoridad
pública intervenir; pero fuera de éstos en ninguno. A este modo de argumentar no
asentirá fácilmente, ni del todo, quien juzgue de las cosas con equidad; porque no es
cabal en todas sus partes y fáltale una razón de muchísimo peso. Esta es que el
trabajo no es otra cosa que el ejercicio de la propia actividad, enderezado á la
adquisición de aquellas cosas que son necesarias para los varios usos de la vida, y
principalmente para la propia conservación. Tiene, pues, el trabajo humano dos
cualidades que en él puso la naturaleza misma: la primera, que es personal, porque la
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
18
fuerza con que se trabaja es inherente á la persona, y enteramente propia de aquel
que con ella trabaja y para utilidad de él se la dio la naturaleza; la segunda, que es
necesario, porque del fruto de su trabajo necesita el hombre para sustentar la vida, y
sustentar la vida es deber primario natural que no hay más remedio que cumplir.
Ahora, pues, si se considera el trabajo solamente en cuanto es personal, no hay duda
que está en libertad el obrero de pactar por su trabajo un salario más corto, porque
como de su voluntad pone el trabajo, de su voluntad puede contentarse con un salario
corto, aun con ninguno. Pero de muy distinto modo se habrá de juzgar si á la cualidad
de personal se junta la de necesario, cualidad que podrá con el entendimiento sepa-
rarse de la personalidad, pero que en realidad de verdad nunca está de ella separada.
Efectivamente; sustentar la vida es deber común á todos y á cada uno, y faltar á este
deber es un crimen. De aquí necesariamente nace el derecho de procurarse aquellas
cosas que son menester para sustentar la vida, y estas cosas no las hallan los pobres
sino ganando un jornal con su trabajo. Luego, aun concedido que el obrero y su amo
libremente convienen en algo, y particularmente en la cantidad del salario, queda, sin
embargo, siempre una cosa que dimana de la justicia natural y que es de más peso y
anterior á la libre voluntad de los que hacen el contrato, y es ésta: QUE EL SALARIO
NO DEBE SER INSUFICIENTE PARA LA SUSTENTACIÓN DE UN OBRERO FRUGAL Y DE
BUENAS COSTUMBRES. Y si acaeciera alguna vez que el obrero, obligado de
necesidad ó movido del miedo de un mal mayor, aceptase una condición más dura
que, aunque no quisiera, tuviese que aceptar por imponérsela absolutamente el amo
ó el contratista, sería esto HACERLE VIOLENCIA y contra esta violencia reclama la
justicia.»
Hemos citado todo este párrafo de la Encíclica de Nuestro Santísimo Padre porque
enseña bien la doctrina del justo salario, y porque contiene el motivo que nos ha
impulsado á escribir esta pastoral, que es el de oponernos á toda injusticia que se
haga á los pobres.
Todavía hay dos puntos más, sobre los cuales queremos llamar la atención de todos:
1°.- La posibilidad que debe proporcionarse á todos de encontrar trabajo. 2°.- Los
límites justos que deben ponerse á la reventa de los artículos de primera necesidad,
para evitar que el espíritu de especulación suba estos artículos más de lo justo y
equitativo.
Como vivimos en un país agrícola, la demanda de trabajadores depende de la
necesidad que tienen de operarios los propietarios de tierras, ya para el plantío, ya
para la limpia de los terrenos, ya para la cosecha. Luego, esta demanda no es
constante en todo el año. En un país donde hay terrenos baldíos, puede el pobre
fácilmente encontrar ocupación cuando no es buscado por un hacendado,
desmontando y sembrando un pedazo de terreno por su propia cuenta, ayudándose
de esta manera no poco para cumplir con sus obligaciones.
En decenios anteriores, tenían los pobres en este sentido muchas comodidades. Hay
que recordar la época en que comenzaron los pueblos de Grecia, Naranjo, Palmares,
san Ramón, santa María de Dota y otros.
Más tarde se ha cortado este medio, debido á los denuncios que se han hecho de
tierras baldías, con los cuales se ha cortado el curso natural á la extensión de nuestra
población. Ahora hay familias con cuatro á diez hijos, todos ya en estado de fundar
una nueva familia, pero que no encuentran dónde radicarse y establecerse, y siendo
la heredad paterna demasiado reducida para alimentar de cuatro á diez familias, se
ven reducidos los hijos que nacen á la condición de simples operarios, pudiendo ser
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
19
dueños independientes si encontrasen todavía un pedazo baldío donde establecer sus
trabajos.
Ya hace años venimos lamentando esta triste situación de los pueblos, que en
nuestras visitas pastorales hemos palpado con las manos. Es preciso que en las leyes
que se hacen se piense más en la justicia distributiva, y ahora, si fuere tiempo
todavía, se tome seriamente en consideración lo que exponemos.
Y si ya hubiere pasado el tiempo de remediar este mal, es preciso pensar en una
industria productiva, con mercado en el extranjero, á que puedan dedicarse todos
aquellos que ya no pueden encontrar terrenos donde trabajar, ni en todo el año
salario qué ganar trabajando en los terrenos de otros.
Finalmente, en cuanto a los revendedores de productos de primera necesidad, nos
permitimos exponeros lo siguiente.
Anteriormente, como es bien sabido, el cosechero llevaba su cosecha directamente al
mercado. Hoy se ocupan cierto número de personas en ir directamente á los coseche-
ros ó productores, compran á ellos los productos que tengan y los llevan por su propia
cuenta al mercado.
En parte se ha hecho un bien de esta manera. El productor goza de la ventaja de no
tener que ocuparse ni en la llevada ni en la venta de sus productos; el consumidor
encuentra más seguro lo que necesita, pero también tiene que pagar más que antes;
y lo que principalmente es pernicioso, los revendedores tienen en sus manos los
medios de subir los precios de los artículos de primera necesidad á su antojo. El que
más sufre por esto, es de nuevo el trabajador y el artesano.
Debe, pues, la autoridad tomar medidas serias para que se corten los abusos de este
sistema, nombrando una comisión de personas inteligentes y rectas que teniendo en
cuenta el valor del dinero, los gastos de acarreo y la ganancia equitativa del
comerciante, fijen siempre los precios de los artículos de primera necesidad.
* * *
Las cuestiones que acabamos de tocar en esta carta pastoral, son de actualidad y su
solución es urgente. Deseamos que todos los hombres de bien las estudien y busquen
los medios de aliviar ante todo la triste situación de los jornaleros, artesanos y
asalariados.
Con un poco de buena voluntad de parte de los pudientes, todo se remedia y se evita-
rán complicaciones graves que el porvenir nos traerá de seguro.
Según la doctrina de la Iglesia, expresada por León XIII, los llamados á poner
remedio á los males, son los gobernantes y los mismos interesados.
El arreglo del justo salario es, en primer lugar, cosa de los amos y trabajadores; sin
embargo, la autoridad civil no debe del todo quedarse indiferente en cuestión tan im-
portante. Su misión es la de auxiliar, favorecer y proteger especialmente al
necesitado, y con buenas leyes y disposiciones evitar cualquier abuso.
Y si el auxilio de la autoridad civil es insuficiente para remediar los males, los obreros
y artesanos tienen el derecho de formar entre ellos sus propias asociaciones y juntar
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
20
sus fuerzas de modo que puedan animosamente libertarse de la injusta é intolerable
opresión.
Respecto de estas sociedades que se forman, dice Su Santidad: Aunque estas socie-
dades privadas existen dentro de la sociedad civil y que son de ella como otras tantas
partes, sin embargo de suyo y en general no tiene el Estado ó autoridad pública poder
para prohibir que existan. Porque el derecho de formar tales sociedades privadas es
derecho natural al hombre, y la sociedad civil ha sido instituida para defender y no
para aniquilar el derecho natural.
La Iglesia no enseña al hombre cruzar los brazos y aguardar el auxilio de otra parte
sin moverse, sumergido en apática resignación, sino que Ella nos enseña á trabajar
activamente buscando los medios para remediar los males. Ayúdate y Dios te
ayudará, dice el proverbio cristiano.
Quiera el cielo bendecir nuestras palabras para que produzcan el bien que deseamos,
ante todo á los destituidos de riquezas. Que las experiencias económicas, hechas en
estos últimos años, abran los ojos á las personas influyentes para que estudien y apli-
quen, de mejor modo que lo han hecho hasta ahora, las medidas que deben adoptar-
se para preparar un porvenir más feliz á la nación, tomando por lema este principio:
cuanto más distribuida está la riqueza nacional, tanto más prosperará la nación. Pero
si sucediera, lo que Dios no permita, que continúe el estado actual de las cosas,
dentro de algunos años veremos entre nosotros unos pocos ricos, dueños de la mayor
parte de la tierra cultivable, y á su lado una inmensa mayoría de proletarios, sin
industria ninguna, reducidos á la triste suerte de esclavos.
De tiempo en tiempo publica la Empresa del Ferrocarril los cambios que se ve
obligada á hacer en la tarifa, á causa de la fluctuación de las letras de cambio. En el
anuncio que publicó el 1° de este mes de Setiembre, dice: Para la semana que
principia el 1° de Setiembre, se cobrará 120,18% de recargo, que corresponde al
cambio de 140% sobre Londres, tomando la base legal de $ 5,45 oro de Costa Rica
igual á una libra esterlina. Pues lo que al hombre previsor es lícito, porque la ley se lo
permitió, y lo que en sí es justo no ha de negarse al jornalero y artesano, á quienes
asiste igual justicia.
Deseamos que los curas estudien bien las verdades enseñadas en esta pastoral y las
expliquen á sus feligreses, dando á cada uno lo suyo, á los ricos y á los pobres. si ne-
cesitan mayores explicaciones las encontrarán en la Encíclica de Nuestro Santo Padre,
del 15 de Mayo de 1891, que se publicó oportunamente.
Damos á todos, clero y fieles, con toda la efusión de nuestro corazón, la bendición
episcopal.
Las presentes letras serán leídas el domingo próximo á su recibo en la forma
acostumbrada.
Dado en nuestro Palacio Episcopal de San José, á los cinco días del mes de Setiembre
de mil ochocientos noventa y tres.
Bernardo Augusto,
Obispo de Costa Rica
t BERNARDO AUGUSTO THIEL
21
Por mandato de S. S. Ilma.
Antonio del C. Zamora, Vicario
General
t VÍCTOR SANABRIA M.
El Mensajero del Clero (1938), 1972-1975.
22
2. PRESENTACIÓN DEL PROGRAMA PASTORAL DE MONS.
SANABRIA COMO OBISPO DE LA DIÓCESIS DE ALAJUELA
(extracto)
No podía ni puede la iglesia colocarse al margen de la llamada cuestión social, en toda
su complejidad, tanto porque entran a la parte cuestiones fundamentales de justicia,
de caridad y de cristiana equidad, como porque, mensajera como es de paz entre los
hombres, atañe a su oficio prevenir y curar, señalando las soluciones cristianas, vale
decir, las soluciones del mismo Jesucristo.
En la encíclica Quadragesimo anno se ha analizado con todo detalle la cuestión social,
a la luz del Evangelio y conforme al criterio expresado por León XIII en la encíclica
Rerum novarum, después de cincuenta años de experiencia en la aplicación de los
principios sintetizados e ilustrados tan luminosamente en la referida encíclica de León
Xiii, Pío XI se propuso descubrir "tras diligente examen del moderno régimen
económico y del socialismo, la raíz de la presente perturbación social, y mostrar al
mismo tiempo el camino único de salvadora restauración, o sea la reforma cristiana
de las costumbres". solución esta adaptable, desde luego, a toda las sociedades
humanas, aun a las no cristianas, pero que en una sociedad cristiana como la nuestra
ha de tener mayor eficacia y virtud, valorada como está por el prestigio sobrenatural
y aun humano del maestro que la propone y por la solidez de los principios sobre que
descansa.
No hay necesidad de esforzar el entendimiento para comprender estos principios. son
claros como claras son las palabras de Nuestro señor Jesucristo en que se fundan.
Resta solamente que la voluntad, cristianamente dispuesta, de los elementos que han
de entrar en esta solución, la adopte sin reservas, con sinceridad y a conciencia.
A dos clases de personas, en términos generales, se brindan aquellas soluciones: a
los que tienen constituidos bienes de fortuna y a los que viven del trabajo, sea éste
manual o intelectual. A unos y a otros se les determinan sus derechos y sus
obligaciones correlativas: los primeros para que sean reconocidos y respetados, y las
otras para que sean objeto de fiel cumplimiento. De la renuencia de las partes a
reconocer esos derechos y a aceptar sinceramente esas obligaciones, de aquí
solamente puede surgir el conflicto. La iglesia no está ni puede estar contra ninguna
de las partes, si ambas se desenvuelven dentro de lo justo, ni en favor de ninguna de
ellas si obran con injusticia. Acusación infundada de parte de unos y esperanza vana
de parte de otros, sería afirmar que la iglesia por ideas preconcebidas o por
conveniencias de orden material, está exclusivamente en favor de una parte
determinada. Los ricos suelen afirmar que la iglesia está sólo de parte de los pobres,
y no faltan quienes aseguren que está en favor de aquéllos y en contra de éstos. Ni
con los unos ni con los otros: con la justicia, con la equidad, con la caridad, donde
quiera que se hallen.
La norma que con los ricos y abundosos de bienes de este mundo sigue la iglesia, es
la propuesta por San Pablo1: "A los ricos en el siglo presente denúnciales que no se
ensoberbezcan ni tengan puesta la esperanza en lo incierto de la riqueza sino en el
Dios vivo que todas las cosas nos da copiosamente para disfrutarlas; que hagan bien,
se enriquezcan de buenas obras, sean dadivosos y limosneros, atesorándose a sí mis-
mos un hermoso fundamento para lo futuro, a fin de que alcancen lo que de verdad
es vida". Es un hecho de cotidiana experiencia que la voz de la Iglesia no suele
encontrar grande eco en los poseedores de la riqueza. La razón bien puede ser ésta,
indicada por el mismo Apóstol2: "Porque raíz de todos los males es el amor del dinero,
del cual prendados algunos, se extraviaron de la fe y a sí mismos se atravesaron con
muchos dolores". En verdad no son muchos los ricos aficionados a su fe, tanto que a
t VÍCTOR SANABRIA M.
El Mensajero del Clero (1938), 1972-1975.
23
ejemplo y para edificación se citan los que son profunda y prácticamente religiosos.
Dadas esas circunstancias no es de extrañar que la voz del Papa, que clama justicia,
no sea acogida muy favorablemente por los ricos. Muchos de éstos olvidan que la
solución cristiana no es unilateral, que su eficacia depende de la acogida simultánea
que ambas partes le den, y que la misión de la iglesia no puede reducirse a predicar
conformidad a los unos dejando que los otros cierren sus oídos a los clamores de la
justicia.
Hora es, venerables hermanos y amadísimos hijos, de hacer un nuevo llamamiento a
los elementos en oposición. Hechos muy recientes han demostrado dolorosamente
que los sistemas condenados por la iglesia y por la conciencia cristiana, han
encontrado adherentes en muchos pueblos hasta ahora sanamente cristianos, es
decir, que muchos han dado de mano a la solución cristiana del problema social para
patrocinar sistemas opuestos a ella o cuando menos para simpatizar con ellos, con
detrimento de su conciencia y comprometiendo gravemente su docilidad y espíritu
derecho de propiedad, la inviolabilidad de determinados derechos individuales y
sociales, que son totalmente desconocidos o francamente negados en el sistema
comunista. Pero si tales razones no bastaran o en ciertos casos su fuerza y razón de
ser viniesen a menos, hay otra que aun en el supuesto, que negamos de antemano,
de que hubiese muchas bondades propias en el sistema comunista, levanta una valla
infranqueable siempre para la conciencia cristiana, y es la razón estrictamente
religiosa. Profusamente expuesta, se halla esta razón por el Pontífice Pío XI,
principalmente en la encíclica "sobre el comunismo ateo"3. La negación absoluta de
Dios, la edificación del sistema con prescindencia de Dios y contra Dios mismo, la
explicación, de importancia perentoria en el sistema, de la historia humana a base del
materialismo histórico más crudo y grosero, y por ende la negación taxativa de la
Providencia Divina en el gobierno de los humanos destinos, todo ello hace
inconciliable en todos sus términos el sistema comunista y la profesión de
cristianismo. Con razón dice el Pontífice que entre comunismo y cristianismo no puede
ni debe haber ninguna alianza, y cierto es que quien conscientemente -y entre
nosotros nadie puede alegar ignorancia invencible- se adhiere al comunismo, flaqueó
en la fe y no tiene derecho a aplicarse el nombre de cristiano.
Estimamos ser cosa de nuestra obligación y conciencia dar de nuevo la voz de alarma
contra el comunismo, que es hoy quizá nuestro mayor y más peligroso enemigo, y
queremos que los señores curas continúen con redoblado esfuerzo la lucha contra
este enemigo jurado de la civilización cristiana. Como para estimularnos más a
persistir en esta lucha hemos de tener presente que por desgracia nuestra patria es
considerada, Dios quisiera que sin razón, como uno de los más peligrosos focos de
comunismo en la América. Y como en esta lucha contra el comunismo no es sólo la
Iglesia la parte interesada en combatir, formulamos ardientes votos a Dios para que
ilumine y comunique energía a todos aquellos elementos sociales, muchos de ellos
sumidos todavía en inexplicable sopor e indolencia, que pueden influir decisivamente
en el resultado de esta contienda.
1 Tm. 6, 17 sigts. 1
Tm. 6, 10.
Enc. Divini Redemptoris, del 19 de Marzo de 1937.
t VÍCTOR SANABRIA M.
24
3. CARTA PASTORAL DE MONS. SANABRIA CON MOTIVO DE
LA TOMA DE POSESIÓN DE LA SEDE METROPOLITANA DE SAN
JOSÉ*
(extracto)
¡La cuestión social! Palabra, hoy, de trascendental valor. ¿Qué ha hecho la Iglesia por
resolverla y qué puede hacer al presente en ese mismo sentido? ¿Qué podemos hacer
nosotros los sacerdotes en nuestra patria, en ejercicio de la representación moral y
espiritual de que estamos investidos, en favor de la cuestión social? He aquí dos pre-
guntas cuya contestación interesa por igual a la conciencia católica y a la conciencia
no católica.
A la primera de ellas, a saber, qué ha hecho la Iglesia Católica, qué han hecho los Ro-
manos Pontífices, para resolver este problema, tan antiguo como la misma
humanidad contestan con soberana autoridad León XIII en la Encíclica Rerum
Novarum (15 de mayo de 1891) y Pío XI en la Encíclica Quadragesimo anno (15 de
mayo de 1931).
Toda sociedad que se precia de cristiana encontrará la solución última y
perfectamente acabada de tan candente problema, en la observancia de la ley
evangélica, que es la norma de supremo equilibrio de los diversos factores sociales
que entran a la parte en la solución del problema, pesados en la balanza de la justicia
y de la caridad. Desgraciadamente la flaqueza de voluntad de los hombres y su
renuencia a adaptarse a aquellos principios, por una parte, y la pugna y oposición
sistemática de intereses económicos egoístas con aquellas justísimas reglas, por otra,
han desplazado siempre y desplazan ahora el problema hacia otros campos,
económicos, políticos y sociales, no siempre al alcance de la autoridad religiosa. La
doctrina social del cristianismo cuyo conocimiento siquiera en sus rasgos
fundamentales, no escapa a la comprensión media de todas las clases sociales, nos
impone a nosotros, ministros de la Iglesia, el deber de estimular la voluntad colectiva
e individual a acomodarse a ella, persuadiendo a los unos, a los sinceramente
creyentes, de que es ineludible exigencia de su fe, a los otros de que por equidad
humana cuando menos deben hacer honor a aquellas reglas, y a todos de que la
cuestión social es de tal naturaleza y urgencia que si no la resolvemos en el orden, en
la justicia y en la caridad se comprometerá en el desorden y en la injusticia y en la
violencia. Este es, ante todo, el terreno en que hemos de cooperar nosotros a la
solución del problema social. Los otros, principalmente los económicos y los políticos,
están por lo general fuera de nuestra esfera de influencia. Pídasenos, por
consiguiente, el cumplimiento de nuestro deber -que a ello tiene perfecto derecho la
sociedad a cuyo servicio estamos-, en aquello que cae en primer término dentro del
ámbito de nuestra misión. Más aún, cualquiera que fuere la autoridad que
eventualmente llegáramos a poseer en cualquier otra esfera de acción, habríamos de
ponerla igualmente y sin reservas a disposición de quienes como nosotros, aunque
situados en otros campos, están sinceramente interesados en la solución de la
cuestión social.
Damos lo que tenemos, que en verdad sería suficiente para el efecto intentado, si se
quisiera oírnos con sinceridad. Somos una fuerza para la solución del problema social,
pero no somos toda la fuerza que para el caso se requiere. No pocas veces esa fuerza
es nula porque nuestra voz es voz que clama en el desierto. Creemos que nadie podrá
enrostrar de buena fe a la Iglesia, que no acuerpa con su autoridad cuantas medidas
y reformas sanas imponen o impongan quienes para ello tienen el poder, los medios y
la fuerza de compulsión social en el terreno político, económico y social, para resolver
esta cuestión.
t VÍCTOR SANABRIA M.
25
"Cuestión tan grave -decía León XIII hablando de la cuestión social- (Enc. Rerum No-
varum), demanda la cooperación y esfuerzos de otros, es a saber, de los príncipes y
cabezas de los Estados, de los amos y de los ricos, y de los mismos proletarios". Y
confirmando lo que antes había escrito, a saber, que la cuestión social "es una en la
cual no puede esperarse ninguna solución aceptable, sino en la intervención de la
Religión y de la Iglesia", asegura que "serán vanos cuantos esfuerzos hagan los
hombres si desatienden a la Iglesia".
Esa intervención de la Iglesia, por lo que a nosotros se refiere, y habida cuenta de las
limitaciones que nos imponen las circunstancias, debe partir de las consideraciones
siguientes.
Ningún país, ningún Estado, aun entre los de instituciones sociales más adelantadas,
ha logrado imponer en toda su amplitud la solución de la Iglesia, no por
incompetencia o deficiencia del contenido práctico de ésta, sino por la rebeldía, a
veces organizada, de los diversos factores que han de entrar a la parte en ella, a
someterse con docilidad y de buena fe a las conclusiones que de ella se desprenden.
Esta consideración, exacta en su fondo y no menos exacta en sus detalles, nos obliga
a ser modestos en la estimación de nuestras fuerzas, sin que esto signifique en forma
alguna que hemos de ser débiles ni mucho menos remisos en la proposición de los
medios que reconocen por autora a la Iglesia.
En segundo lugar, no hemos de perder de vista que vivimos en una comunidad de
formación civil, política y económica reciente y por tanto, poco desarrollada, y que
nuestros problemas sociales no son exactamente idénticos a los de otras naciones.
Por consiguiente, no hemos de extrañar que no hayamos acertado todavía a resolver
en toda su complejidad una cuestión que pueblos de más avanzada cultura social, de
más perfecta organización agrícola e industrial, no han logrado resolver. La misma
Santa Sede no logró resolver el problema en los Estados Pontificios cuando los
poseyó, ni creemos que lo podría lograr ahora si los poseyera en la actualidad, sin
que ello implique imperfección o insuficiencia de la doctrina social por ella
proclamada, porque se lucha contra la oposición irracional de ciertos elementos
sociales que no pueden ser reducidos con la simple persuasión moral y religiosa, y
porque existen otros factores sociales, económicos y políticos de orden interno, y de
orden externo, los de interdependencia de los Estados, que escapan al control
ordinario de los dirigentes sociales.
Todo radicalismo en materias sociales es pernicioso. Mientras las ideas socialistas, y
sobre todo las comunistas, no tuvieron oportunidad de hacer la experiencia de sus
doctrinas utópicas en ninguna comunidad civil o política organizada, pudieron los
doctrinarios socialistas y comunistas soñar en que sus soluciones eran perfectas. Hoy,
después de no pocas experiencias, especialmente la rusa, habrán llegado a la
convicción práctica de que sus teorías son las menos indicadas para intentar siquiera
la solución de los problemas sociales.
Queda solamente el camino de la solución paulatina, ordenada, pero constante, en
que intervengan la iglesia, el Estado y las partes interesadas, movidos todos por una
decidida voluntad de perfeccionamiento humano. Preparar el terreno, disponer los
ánimos en favor de aquella solución, esa es la misión de la iglesia. El Estado, en cuyas
manos está la compulsión física, tiene bien definida su misión en la naturaleza misma
de los fines para los que ha sido constituido. Ya se entiende que esa acción del Estado
debe liberarse de aquellos excesos con razón condenados por su santidad Pío Xii en
su primera Encíclica, y que ni ha de destruir al individuo ni anularlo en favor de la
comunidad, que eso sería abierta e insoportable tiranía, ni ha de exaltar en forma
t VÍCTOR SANABRIA M.
26
desmedida, los derechos del individuo en perjuicio de los de la comunidad, que eso
sería anarquía y libertinaje.
Hay, dichosamente, en nuestra patria voluntad sincera de parte de la iglesia y de par-
te del Estado, para adelantar en la solución ordenada del problema social, voluntad
que con mayor o menor perfección alientan asimismo nuestros partidos políticos. La
legislación en materias sociales ha progresado bastante. No vamos a reseñar siquiera
las varias leyes de carácter social o conexas con las sociales, que se han dictado en
los últimos años. Y he aquí un fenómeno digno de observación: no se han producido
reacciones organizadas en contra de aquella legislación, índice evidente de que los
elementos sociales afectados por esas reformas están animados de no poca sinceridad
y comprensión social. No hemos llegado a la perfección ni en cuanto a las leyes
sociales ni en cuanto a la aplicación de las mismas, pero marchamos con paso seguro
en el camino de las soluciones definitivas. En el estado actual de nuestra evolución
política, social y económica esto significa mucho.
Hace algunos años apareció en nuestra arena política la organización comunista, que
desgraciadamente ha reclutado bastantes adeptos, no obstante la impugnación sis-
temática que de los principios comunistas ha hecho la iglesia en su predicación. su
obra ha sido eminentemente política, y en cuanto dice relación al mejoramiento social
efectivo, negativa. Han enarbolado, como señuelo, la bandera de las reivindicaciones
sociales, exponiendo al pueblo las consabidas soluciones simplistas patrocinadas por
el comunismo doctrinario, que, puestas en práctica en Rusia, el gran taller de
experiencias sociales del comunismo, con todos los recursos sociales y económicos de
una gran nación, han dado los tristes resultados por todos conocidos. La experiencia
rusa es el supremo y rotundo fracaso de las teorías comunistas. La iglesia combatirá
siempre, por motivos religiosos y sociales, por convicción y sin descanso, al
comunismo. serán los políticos los que lo combatan y venzan en el terreno político.
Razones políticas y de diversas órdenes, en todo caso razones que hasta ahora han
encontrado una justificación histórica relativa en las estrecheces y orientaciones del
ambiente, explican que no hayan aparecido todavía en nuestro medio agrupaciones
políticas que inspirándose integralmente en los criterios de las Encíclicas Rerum Nova-
rum y Quadragesimo anno, esto es, en los criterios de la Iglesia, hayan incorporado a
su programa o ideología política, con carácter definitivamente concreto, declaraciones
programáticas específicas en relación con la cuestión social. No es la Iglesia, no
somos nosotros, los llamados a proponer ni mucho menos a impulsar la formación de
esas agrupaciones en cuanto son políticas, pero si llegaran a constituirse con esa
orientación específica, no habría razón alguna para que los católicos, sin gravamen
alguno de conciencia, formaran en sus filas. En materias estrictamente políticas no
tenemos ningún derecho a intervenir, que ese campo es vedado para nosotros, pero
no creemos apartarnos un punto de la línea de conducta a que estamos ligados en
virtud de nuestro misterio, al pensar que determinadas inquietudes de orden social,
que se han acogido a los campamentos comunistas, podrían encontrar su
interpretación sana y ortodoxa, y por tanto católica, en otras agrupaciones políticas,
nuevas o antiguas, que con desinterés y con la máxima sinceridad quisieran expresar
más concretamente sus aspiraciones de mejoramiento social en programas bien
definidos.
Resumiendo cuanto hemos venido diciendo acerca de la cuestión social y acerca de su
solución, afirmamos que la Iglesia favorece con decisión toda idea sana de mejora-
miento social, y que hace y hará de su parte cuanto permitan las circunstancias para
impulsar y propulsar ese mejoramiento.
t VÍCTOR SANABRIA M.
27
4. CARTA PASTORAL SOBRE EL JUSTO SALARIO*
NOS VÍCTOR SANABRIA MARTÍNEZ POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE
APOSTÓLICA ARZOBISPO DE SAN JOSÉ DE COSTA RICA
Al Ilmo. Señor Vicario General, al Venerable Cabildo Metropolitano, al
Venerable Clero secular y regular y a los fieles de nuestra Arquidiócesis:
Salud, paz y bendición en Nuestro Señor Jesucristo.
El 1° de Junio corriente, festividad de Pentecostés, día por excelencia de la universali-
dad y catolicidad en la Santa Iglesia, el Santo Padre Pío XII, gloriosamente reinante,
en memorable y substancioso mensaje, quiso "llamar la atención del mundo católico
sobre un recuerdo digno de ser grabado en letras de oro en el Calendario de la
Iglesia: el quincuagésimo aniversario de la publicación, hecha el 15 de Mayo de 1891,
de la trascendental Encíclica social de León XIII, la Rerum Novarum", la más celebre y
al mismo tiempo la más discutida de las encíclicas de aquel gran Pontífice, justamente
llamada el Código Cristiano del Trabajo y "la Carta Magna que debe ser la base de
toda actividad cristiana en materia social" (Enc. Quadragesimo Anno, 15 Mayo 1931).
Trascendental en efecto es la Encíclica de León XIII. En ella aquel Pontífice, por
requerirlo así las circunstancias de los tiempos, después de sobrio y maduro examen y
seve-rísima reflexión, condensó, o para decirlo más exactamente, codificó la doctrina
social católica, especialmente la que regula las relaciones entre el capital y el trabajo,
y nos dio la interpretación, desde el punto de vista católico, de la tan debatida
cuestión social. Como es evidente, León XIII no inventó ni introdujo doctrinas nuevas;
simplemente aplicó, en uso de su autoridad suprema, en forma lógica y apropiada a
las urgencias de los tiempos y a las nuevas necesidades económicas, la doctrina
tradicional de la iglesia en materias sociales, que no es otra, al fin y al cabo, que la
que se haya fundamentalmente contenida en el Santo Evangelio. Aquella solemne
declaración de León XIII venía a suplir, hasta con notorias ventajas, la que sin duda
alguna habría emitido el Concilio Ecuménico vaticano, si no se hubiese visto forzado a
interrumpir sus deliberaciones, al discutir el postulado acerca del socialismo
presentado por uno de los Padres del Concilio, Mons. Gaspar Mermillod, obispo
auxiliar de Ginebra y uno de los más notables precursores de la Rerum Novarum.
Cuarenta años después de la promulgación de la Rerum Novarum, el 15 de Mayo de
1931, Pío XI, de feliz memoria, publicó otra encíclica de carácter eminentemente so-
cial, la Quadragesimo Anno, que señala el punto culminante de su pontificado y es el
momento más feliz de su apostolado como doctor y maestro de la iglesia universal.
Más que simple documento conmemorativo de la publicación de León Xiii, la Quadra-
gesimo Anno es un verdadero programa, amplio, progresivo y realista, de acción
social cristiana, formulado con base en los principios asentados por León Xiii, y a la
luz de los nuevos hechos y de los nuevos fenómenos sociales en que tan fecundos
fueron los tres primeros decenios del presente siglo. Pío Xi ponía al día, si cabe la
expresión, la doctrina católica contenida en la Rerum Novarum, y trazaba nuevas
pautas y señalaba nuevas normas de acción social para que sirvieran de norte a los
dirigentes sociales y espirituales de los pueblos en el difícil y necesario cometido de
acertar prácticamente en la solución de tan arduos y complejos problemas como son
los problemas sociales.
Tampoco el discurso de su santidad Pío Xii fue de simple conmemoración de la publi-
cación de León Xiii sino un sereno y objetivo análisis de la Rerum Novarum y aun de
la Quadragesimo Anno. Es de presumir que si otras hubiesen sido "las circunstancias
creadas por la guerra, que hacen que en muchos casos sean difíciles los contactos
t VÍCTOR SANABRIA M.
28
entre el supremo Pastor y su rebaño", el santo Padre, siguiendo el ejemplo de su
antecesor inmediato, habría promulgado una encíclica conmemorativa de la Rerum
Novarum. Ello no era hacedero en las circunstancias del momento. A la dificultad
apuntada, de suyo tan valedera, se agregaba otra de mucha cuenta, a saber que las
perturbaciones de los tiempos y las suspicacias de los hombres en la actualidad son
tales que aún la más prudente y serena manifestación de la verdad puede servir de
pretexto a quienes no sean "hombres de buena voluntad" para retorcer, con
antojadizas e interesadas interpretaciones, el claro sentido de la palabra pontificia. Ya
preveía el Pontífice, con clarísima visión, las irracionales susceptibilidades de los
hombres en nuestros días, cuando escribía en su primera Encíclica: "Para una
afirmación doctrinal completa de las verdades contra los errores de los tiempos
presentes, si hay necesidad de hacerla, se pueden escoger circunstancias menos
perturbadas por los infortunios de acontecimientos exteriores". Por lo demás no era
absolutamente necesaria la publicación de una nueva encíclica social, puesto que en
los últimos diez años, desde la publicación de la Quadragesimo Anno, no se han
presentado variantes de tal importancia en cuanto a la esencia misma de la cuestión
social, que hicieran indispensable un nuevo análisis o reajuste doctrinal, de las
enseñanzas y postulados de los Pontífices anteriores. A su debido tiempo, cuando su
santidad en su prudencia lo juzgue conveniente, nos habrá de ilustrar sobre "los
problemas y las empresas particulares, algunas sin duda completamente nuevas, que
nuestra vida social ofrecerá a la Iglesia, al final de este conflicto que contrapone a
tantos pueblos unos en contra de otros, lo cual es cosa difícil de rastrear o prever en
este momento (Discurso del l° de Junio).
Durante este año del jubileo de oro de la publicación de la Rerum Novarum, en casi
todas las diócesis del orbe católico -con exclusión desde luego de las de aquellas
naciones que se hallan envueltas por el turbión de la guerra-, los obispos, colectiva o
individualmente, han publicado ya o están publicando cartas pastorales
conmemorativas de la Encíclica de León Xiii. Entre ellas citamos en particular la carta
colectiva del Episcopado Mexicano, del 30 de Abril próximo pasado. Por nuestra parte
hemos creído oportuno y conveniente adelantarnos a la ocasión que ordinariamente
nos brinda la celebración del mes del Rosario -con motivo del cual ha sido costumbre
en nuestra Arquidiócesis dirigir a los fieles una circular o carta pastoral-, no
precisamente para disponer y ordenar especiales actos conmemorativos de la
Encíclica de León Xiii, ya que, por razones y circunstancias bien conocidas e
independientes de nuestra voluntad, no existe todavía a nuestro juicio, entre la gran
masa de fieles, una comprensión útil de los motivos fundamentales que justifican la
presente conmemoración, sino para encender "la noble llama del espíritu de
hermandad social que hace cincuenta años inflamó el corazón" de los católicos "con la
brillante y luminosa antorcha de las palabras de León XIII", y para provocar entre
nuestros diocesanos "un vivísimo y fortísimo sentido social, sincero y desinteresado",
y en particular para ilustrar algunos siquiera de los conceptos doctrinales de mayor
relieve, contenidos en la Encíclica Rerum Novarum, los que en opinión nuestra sean
de mayor urgencia y de más inmediata y útil aplicación y provecho dentro de nuestras
realidades sociales, a saber los conceptos de las encíclicas pontificias relativos al justo
salario.
Queremos, sin embargo, que este jubileo de la publicación de la Rerum Novarum,
deje a nuestros amados diocesanos un recuerdo práctico de su celebración, y con ese
objeto hemos dispuesto ya que se haga en nuestra Arquidiócesis, en competente
número de ejemplares, la publicación de la Encíclica de León XIII, de la Quadragesimo
Anno y del discurso de Su Santidad Pío XII, ya citado, a fin de que se ofrezca a todos
los fieles la oportunidad de empaparse por sí mismos, mediante el estudio personal,
de las doctrinas de la Iglesia en materias sociales. Nos ha movido a ello, además, el
t VÍCTOR SANABRIA M.
29
pensamiento de que hace cincuenta años, cuando León XIII publicó su Encíclica, en la
Diócesis de San José no se pudo divulgar en forma satisfactoria el texto de la Rerum
Novarum y menos comentarlo, por desgraciadas circunstancias que en aquel entonces
coartaban la libertad de comunicación del Obispo con sus diocesanos, circunstancias
que dichosamente han desaparecido del todo desde hace muchos años.
***
Antes de proceder a la exposición del tema propuesto, séanos permitido, ya que la
presente pastoral sustituye la acostumbrada circular de Octubre, exhortar desde
ahora muy encarecidamente en el Señor a todos nuestros diocesanos, para que -
también por respeto y gratitud al Pontífice de los obreros y trabajadores, que fue al
mismo tiempo el Pontífice del Rosario acerca del cual publicó tantos y tan
fundamentales documentos solemnes-, se consagren con asiduidad y acendrado
fervor, durante el todavía lejano mes de Octubre, al rezo del Santo Rosario. Así
mismo señalamos como intenciones especiales de los cultos parroquiales del mes del
Rosario en nuestra Arquidiócesis, las dos siguientes: pedir por la paz del mundo, que
es la misma intención prefijada expresamente por Su Santidad a los cultos del mes de
Mayo, e impetrar del Señor, por intercesión de la Virgen Santísima en su título del
Rosario, y de San José, patrono de los obreros cristianos, que haga prevalecer en el
mundo, particularmente en nuestra amada patria, la justicia y la caridad en las
relaciones sociales en general, singularmente en las relaciones entre el capital y el
trabajo.
***
Por cuanto ello rima perfectamente con el propósito de esta pastoral, adelantaremos
algunos criterios de interpretación de las encíclicas.
De las encíclicas sociales de León XIII y de Pío XI bien cabe decir que proclaman y
contienen la "verdadera doctrina del evangelio" en materias sociales, y que, para usar
una expresión de San Pablo (Co 1. 1, 6), expresan el muy vehemente deseo de la
Iglesia de que ese evangelio "se propague entre vosotros así como en todo el
mundo", crezca y fructifique. Dichas encíclicas son la clave moral y religiosa, no
precisamente la económica y técnica, para la justa y equitativa resolución de todas las
contiendas sociales, un tratado cristiano de la filosofía del trabajo que constituye la
médula del sistema social cristiano. Pero es preciso leerlas e interpretarlas en el
mismo sentido y con el mismo espíritu con que fueron escritas, pues de otra manera
acaecerá con ellas lo mismo que en su tiempo ocurría con las epístolas del Apóstol de
las Gentes, que (II Petr. III, 16) "los indoctos e inconstantes pervierten su sentido, de
la misma manera que las demás escrituras, para su propia perdición". otro es el
sentido y muy diferente el espíritu con que las lee e interpreta el afiliado a cualquiera
de los sistemas sociales condenados por la Iglesia, y otro el sentido y el espíritu con
que las debe estudiar el creyente.
La estructura fundamental de las encíclicas es de orden sobrenatural, aunque muchas
de sus finalidades sean de orden temporal. Por consiguiente sus postulados serán
eficaces y valederos en tanto que los interpretemos dentro del mismo espíritu
sobrenatural con que fueron formulados. Muchas veces hemos visto y oído comentar y
aún encomiar las doctrinas de las encíclicas, también por hombres que nada quieren
entender del orden sobrenatural con prescindencia maliciosa del fundamento y de la
naturaleza íntima de ellas. Aceptan las conclusiones pero rechazan las premisas,
rompiendo así la vinculación lógica indispensable que existe entre unas y otras. De
t VÍCTOR SANABRIA M.
30
aquí que a menudo se citen determinados pasajes de las encíclicas
independientemente de su contexto y aun en contradicción con él, no para defender y
propugnar las ideas de orden, de justicia y caridad evangélicas, sino para justificar y
cohonestar sistemas doctrinales de que abomina la Iglesia y por tanto debe abominar
el católico.
Es probable que en muchos de estos casos sea la malicia, la mala fe, la que inspire
tales procedimientos, pero bien puede suceder que ello obedezca a incapacidad de los
presuntos intérpretes para colocarse en el plano sobrenatural en que se han colocado
los Pontífices, o al simple anhelo, por otra parte muy natural y justificado, que todos
sentimos de aplaudir sentencias y doctrinas que parcialmente cuando menos
coinciden con las nuestras.
Repetimos que las encíclicas pontificias son una construcción lógica en el más estricto
sentido de la palabra. Sus conclusiones sociales y aun las económicas, en cuanto de-
penden de aquéllas, son la deducción obvia e integral de sus postulados
sobrenaturales y dogmáticos, tan estrechamente ligados entre sí, que, cuando menos
en el terreno de la especulación, no es posible aceptar las unas sin aceptar
igualmente los otros.
No menos incorrecta y aun perversa es la interpretación de quienes, bien que admitan
el fundamento sobrenatural de las encíclicas, aceptan de buen grado las conclusiones
que parecen favorecer la clase social a que pertenecen, pero obstinadamente recha-
zan las que favorecen a la clase social opuesta, con olvido de que la razón de ser de la
justicia que en favor de su clase proclaman las encíclicas es la misma de la justicia
que vindican para las demás clases de la sociedad.
Finalmente "indoctos e inconstantes" son los que se declaran no satisfechos o desilu-
sionados por las soluciones propuestas en las encíclicas, por cuanto en ellas sólo muy
de paso y en principio solamente, se proponen soluciones económicas concretas,
como si fuera misión y función de la Iglesia y de los Pontífices escribir tratados
técnicos de economía social y política, con lo cual ciertamente invadirían campos y se
apropiarían de funciones que no son los suyos, campos y funciones que están
reservados al Estado o a los dirigentes sociales.
Católicos y no católicos han incurrido, bien que en desigual proporción, en estos gra-
vísimos errores de interpretación de las encíclicas. Fresco esta todavía el recuerdo de
aquellos patrones que se decían católicos, y que al aparecer la Rerum Novarum, sin
que pretendieran desconocer la autoridad de la iglesia ni renegar de los fundamentos
doctrinales y dogmáticos de la encíclica, rechazaron sus conclusiones sociales y
económicas hasta el punto de oponerse a la divulgación del documento pontificio
entre los obreros y trabajadores de sus dependencias. Y hacemos, de propósito, este
comentario, porque no es del todo imposible que algunos de nuestros católicos, poco
familiarizados, quizá más por ignorancia que por mala fe, con los principios de justicia
y de caridad que son esenciales a su profesión de cristianos, reciban escándalo, que
en todo caso sería farisaico o pueril, al leer en las encíclicas o en los comentarios de
ellas, sentencias y declaraciones que ellos calificarán de inconvenientes, por creerlas
lesivas de sus intereses materiales, que de suyo serán duros y egoístas pero que en
concepto de ellos son sagrados e intangibles. Recordemos todos los católicos que
nuestra religión tiene que ser algo más que el simple cumplimiento de ciertos
preceptos exteriores, pues la justicia del reino de Dios es justicia integral y quien no
la cumple ni la practica en su integridad, o no está o no podrá entrar en el reino de
los cielos.
***
t VÍCTOR SANABRIA M.
31
Hecha esta introducción, que considerábamos indispensable para la recta comprensión
de los textos de las encíclicas que se refieren al justo salario, procedamos a la exposi-
ción de nuestro tema.
En último término el eje de la llamada cuestión social es el salario, índice infalible de
la justicia social. Por consiguiente a él se aplican ante todo, aquellos principios de
orden religioso, de orden moral y de orden económico, asentados por los Pontífices en
sus encíclicas. El orden económico, si quiere ser justo, no es independiente del orden
moral y religioso, sino que está subordinado a éste. Con lo cual se tiene ya dada la
razón por la cual corresponde a la iglesia pronunciarse autoritativamente sobre el
justo salario, como sobre todas las demás cuestiones sociales, y por qué la doctrina y
las enseñanzas de la iglesia urgen y estrechan la conciencia de aquellos a quienes se
comunican. Las normas morales que propone la iglesia en estas cuestiones sociales no
son simplemente normas directivas, sino estrictamente preceptivas, mientras que
aquellas otras que de suyo atañen al orden económico concreto, si es que en alguna
ocasión por la necesaria conexión de materias alude a ellas, son, en general, antes
directivas que preceptivas. "León XIII -dice Pío XII-, dirigió al mundo su mensaje con
la profunda convicción de que la iglesia no sólo tiene el derecho sino el deber de
pronunciarse autoritativamente en los asuntos sociales. No fue su intención la de
sentar principios directivos acerca del aspecto meramente práctico, que Nos
podríamos llamar técnico, de la estructura social, porque Él no ignoraba el hecho de
que, como nuestro antecesor inmediato Pío
XI, hace diez años lo subrayaba en su Encíclica conmemorativa, la Quadragesimo An-
no, la Iglesia no pretende tal misión". Y no pretende tal misión ni siquiera con
aquellas
organizaciones obreras patrocinadas directamente por Ella, como lo evidencia el
hecho
de que expresamente rehuye el asumir las responsabilidades económicas técnicas de
tales organizaciones, dejándolas por entero a la prudente gestión de los respectivos
dirigentes.
Reconocen los Pontífices que, siendo como son claros y evidentes los principios de
justicia que regulan todas estas cuestiones sociales, su aplicación práctica no deja de
presentar graves y serias dificultades. Nada de extraño tiene, por consiguiente, que
aun después de las declaraciones de León XIII, se hayan formado muchas escuelas y
se hayan formulado muchas teorías, también entre los católicos, para dar con la clave
de la aplicación práctica de aquellos principios. A ello han podido proceder los
sociólogos y los dirigentes sociales católicos, autorizados, y más que eso,
estimulados, por la misma palabra pontificia que a todos, y en primer término a los
intelectuales y economistas católicos, pide su colaboración para llegar a la solución de
los problemas sociales. Lo esencial es que no pierdan de vista, en el desarrollo de
esas escuelas y teorías, los principios inmutables de justicia y de equidad,
sobriamente definidos y propuestos en las encíclicas.
Nosotros no vamos a enunciar siquiera los postulados prácticos de esos sistemas y es-
cuelas económicas en relación con la justicia de los salarios, por no ser ello necesario
para el fin que nos proponemos, y porque, para usar una vez más las palabras de Pío
XII, no puede ser intención nuestra la de sentar principios directivos acerca del
aspecto
meramente práctico y técnico de la estructura social de los salarios.
***
t VÍCTOR SANABRIA M.
32
Establezcamos de una vez, a la luz de las enseñanzas pontificias, las condiciones ne-
cesarias e indispensables, en el orden religioso y moral, para que el salario sea justo
con justicia siquiera que podríamos llamar mínima, y digamos al mismo tiempo
quiénes son los llamados en primer término a impartir esa justicia, o, en casos
determinados, a complementarla.
Hablamos de las condiciones esenciales para que el salario sea justo con justicia míni-
ma, pues que según escribe León XIII, "sabido es que para determinar la medida
justa del salario, débense tener presentes muchos puntos de vista". Rechazaba con
ello, León
XIII, de antemano, lo que Pío XI llamó "ligereza de quienes creen que se puede
resolver
este gravísimo asunto -el del salario justo-, con el fácil expediente de aplicar una
regla
única, por cierto bien alejada de la verdad". Consecuentes con estas palabras los
Pontí-
fices se abstienen de enumerar en concreto todos esos puntos de vista,
contentándose
con puntualizar aquellos que bien merecen que se les llame fundamentales.
Pío XI, después de afirmar el carácter individual y social del trabajo, formula las
reglas "por las cuales deben regirse y determinarse los salarios". "En primer término,
escribe, hay que dar al obrero una remuneración que sea suficiente para su propia
sustentación y la de su familia". León XIII, advirtamos de paso, no afirmó
explícitamente en ninguna parte de su Encíclica, la necesidad absoluta del salario
familiar, bien que éste está implícitamente vindicado en los principios que sustenta.
En segundo lugar, dice Pío Xi, "deben así mismo tenerse presentes las condiciones de
la empresa y del empresario; sería injusto pedir salarios desmedidos, que la empresa,
sin grave ruina propia y consiguientemente de los obreros, no pudieran soportar". En
tercer lugar el salario "debe atemperarse al bien público económico".
Encontramos ilustradas estas reglas en la Rerum Novarum, en la que León Xiii enseña
que son injustos los amos que "oprimen en provecho propio a los indigentes y menes-
terosos", que "toman ocasión de la pobreza ajena para mayores lucros", que
defraudan el salario de los trabajadores o perjudican el ahorro de los proletarios ya
sea por la violencia, el engaño o con los artificios de la usura. Más adelante escribe
que "el salario no debe ser insuficiente para la sustentación de un obrero frugal y de
buenas costumbres". De lo cual deduce las conclusiones siguientes: el salario no es
justo por el simple hecho de que haya sido pactado entre el patrón y el trabajador,
pues si bien el trabajo en cuanto es de carácter personal puede ser materia de libre
convenio entre el patrón y el trabajador, no lo puede ser en cuanto es condición
necesaria para la vida, es decir, en cuanto de él tienen derecho y aun obligación de
sacar el sustento los trabajadores y sus familias; y finalmente, que el patrón que se
prevale de la necesidad del asalariado para pactar o imponer un salario menor, hace
violencia al trabajador, "y contra esta violencia clama la justicia".
Casos pueden darse en que sea injusto el salario por parte del mismo trabajador.
Prescindiendo de tantos y tantos casos particulares como podríamos aducir,
señalamos estos dos principales: cuando el obrero niega su esfuerzo al patrón, y por
tanto comete injusticia al recibir un salario que no ha ganado: y este otro señalado
por Pío Xi al condenar como falsa la teoría de que "el trabajo vale tanto y debe
remunerarse en tanto cuanto se estima el valor de los frutos producidos por él, y que
por lo tanto el obrero tiene derecho a reclamar todo lo que es producido por su
trabajo", teoría sustentada, como es sabido, por el sistema socialista.
t VÍCTOR SANABRIA M.
33
***
De cuanto hemos dicho se sigue que el salario llamado familiar, a saber, el que sea
suficiente para la sustentación del trabajador y la de su familia, es tesis estrictamente
católica. "El salario justo -dice un gran moralista y sociólogo católico (R. P. Arturo
Ver-meersch, S. I. "Theol. Mor. II, p. 420, n. 484")-, que en circunstancias normales
debe satisfacerse de justicia por el trabajo, está constituido por el salario familiar
absoluto y además por aquella suma que según la estimación común debe añadirse,
atendida la prosperidad general de los negocios". Llama salario familiar absoluto al
que, incluido en él el trabajo útil de la esposa y de los hijos mayores, sea suficiente al
obrero y a una familia corriente para su honesta sustentación, entendiendo bajo el
nombre de familia corriente no la que por abusos neomaltusianos se vea reducida a
uno o dos hijos solamente, sino la que según las circunstancias normales de la
diferentes regiones integra el hogar medio de cualquier trabajador. No está sujeta la
obligación de pagar este salario familiar a la condición de que en realidad el
trabajador tenga una familia que sustentar. "El salario -dice el mismo moralista- en
condiciones normales no puede ser menor que el que sea necesario para sustentar la
familia, ya sea que de hecho exista ésta o no". De igual manera, según la doctrina
aceptada en la Teología Moral, la obligación de pagar el salario familiar urge por
justicia que llamamos conmutativa y no sólo en virtud de la justicia llamada legal.
Dijimos que el trabajo útil de la esposa y de los hijos mayores está ya comprendido
dentro del concepto del salario familiar, pues como escribe Pío XI, "justo es, por
cierto, que el resto de la familia concurra con sus fuerzas al sostenimiento común de
todos, como pasa entre las familias, sobre todo de labradores, y aún también entre
los artesanos y comerciantes en pequeño; pero es un crimen abusar de la edad
infantil y de la debilidad de la mujer..., es gravísimo abuso, y con todo empeño ha de
extirparse, que la madre a causa de la escasez del salario del padre, se vea obligada a
ejercer un arte lucrativo, dejando abandonados en casa sus peculiares cuidados y
quehaceres, y sobre todo la educación de los hijos pequeños".
***
No obstante que el salario familiar sea tesis netamente católica, reconoce Su Santidad
Pío XI, y así lo hemos de reconocer todos, que "las circunstancias presentes de la vida
no permiten", que "los padres de familia reciban una remuneración suficientemente
amplia para que puedan atender convenientemente a las necesidades domésticas or-
dinarias", pero al mismo tiempo afirma que "la justicia social pide que cuanto antes se
introduzcan tales reformas que a cualquier obrero adulto se le asegure este salario",
es decir, el salario familiar. Determina todavía más claramente el mismo Pontífice los
límites de este salario familiar, en la Encíclica Casti Connubii (31 Diciembre de 1930),
en la que escribe lo siguiente: "Hay que trabajar, en primer término, con todo
empeño, a fin de que la sociedad civil, como sabiamente dispuso Nuestro predecesor
León XIII, establezca un régimen económico y social en el que los padres de familia
puedan ganar y granjearse lo necesario para alimentarse a sí mismos, a la esposa y a
los hijos, según su clase y condición; pues el que trabaja merece recompensa. Negar
ésta o disminuirla más de lo que es debido, es grande injusticia, y según las Sagradas
Escrituras, un grandísimo pecado; como tampoco es lícito establecer salarios tan
mezquinos que, atendidas las circunstancias, no sean suficientes para alimentar la
familia".
El salario familiar está subordinado, desde luego, a las posibilidades de la empresa o
del empresario, y a las realidades del bien público económico, según expone el mismo
Pío XI. En otras palabras, puede darse el caso, y en verdad se da con mucha frecuen-
t VÍCTOR SANABRIA M.
34
cia, que el salario que se paga al trabajador sea objetivamente injusto por cuanto no
alcanza a cubrir las necesidades del obrero y de su familia, pero subjetivamente no lo
sea, si las antedichas posibilidades y realidades hacen materialmente imposible elevar
la asignación del salario hasta aquel límite, que podemos llamar integral. Citaremos,
para facilitar la comprensión de estas distinciones, solamente un ejemplo: el patrón
que, habiendo escasez de trabajo, admite en su empresa más trabajadores de los que
en realidad necesita, con el objeto exclusivo de que éstos no perezcan de miseria, y
sin que por ello él o su empresa se enriquezcan o favorezcan indebidamente, no
estará obligado a pagar ese salario integral aun cuando ciertamente deberá
satisfacerlo en la proporción más equitativa y aun añadir aquello que dentro de sus
posibilidades le indique su espíritu de caridad. "La misma justicia demanda -son
palabras de Pío XI-, que con el común sentir y querer, en cuanto es posible, los
salarios se regulen de manera que los más puedan emplear su trabajo y obtener los
bienes convenientes para el sostenimiento de la vida". Palabras éstas que
implícitamente están declarando, además, que pecan contra la justicia social aquellos
patrones o poseedores de riquezas que, desconociendo las funciones sociales de la
riqueza, se niegan a emprender obras útiles o necesarias, con las cuales podrían dar
trabajo a muchos obreros, sobre todo en los tiempos de escasez de trabajo.
Dentro de las limitaciones de una instrucción pastoral no es posible aducir muchos
ejemplos ni explanar en todos sus detalles las múltiples cuestiones relacionadas con la
justicia del salario. Bástenos indicar, para completar los conceptos ya expuestos, que
en no pocos casos la injusticia o insuficiencia del salario no depende directamente del
patrón, sino de otras causas, verbigracia la competencia desleal e injusta de los
industriales empresarios entre sí, y de los manejos de los especuladores, y por ende,
en tales circunstancias la responsabilidad por la injusticia o insuficiencia de los
salarios recae sobre tales empresarios y tales especuladores. unos y otros, sobre todo
los segundos, bien merecen el nombre de enemigos de la sociedad y justo es que
sobre ellos recaigan las más severas sanciones sociales. Dígase lo mismo y en iguales
términos, de aquellos trabajadores o gremios de trabajadores que establecen entre sí
competencias de trabajo o de salarios, con la mira de perjudicar a sus propios
compañeros de clase, o a las industrias empresas que no son de su simpatía.
***
La ciencia económica ha demostrado, y lo confirma ampliamente la experiencia, que
es muy difícil y a veces imposible determinar en concreto la suma o cantidad del
salario justo, debido a la multiplicidad de factores que es preciso considerar para
llegar a aquella determinación, factores muchos de ellos, que están fuera del control
absoluto de los dirigentes sociales y del mismo Estado. Pero lo que no alcanza la
ciencia económica y no pueden los dirigentes sociales, puede lograrlo otra virtud que
entra a la parte junto con la justicia en la regulación de las relaciones sociales, la
virtud de la caridad. "Cómo se engañan los reformadores incautos -escribe Pío Xl-,
que desprecian soberbiamente la ley de la caridad, cuidando sólo de hacer observar la
justicia conmutativa. Ciertamente la caridad no debe considerarse como una
sustitución de los deberes de la justicia que injustamente dejan de cumplirse. Pero
aun suponiendo que cada uno de los hombres obtenga todo aquello a que tiene
derecho, siempre queda para la caridad un campo dilatadísimo".
Haya caridad en los patrones, esto es, haya en ellos conciencia cristiana; convénzanse
los ricos de que la riqueza tiene una función social que cumplir, misión de justicia y de
caridad, y aun de generosidad, y se habrán salvado los escollos con que tropieza la
ciencia de la economía para tasar la suma legítima del salario. suma legítima del
salario, dijimos, porque la tesis católica no se contenta de suyo con el salario que he-
t VÍCTOR SANABRIA M.
35
mos llamado mínimo, sino que consecuente con sus principios sostiene que el salario
debería ser tal que a más de permitir al obrero sustentarse y sustentar a su familia,
debería facilitarle el ahorro y aun darle la posibilidad de que se convierta él mismo en
propietario. Haya apreciación sobrenatural de las funciones de la riqueza y de los
nobles e indispensables oficios del trabajo, y habrán desaparecido o cuando menos se
habrán mitigado las oposiciones y contradicciones entre el capital y el trabajo.
***
El Señor Presidente de la República en su mensaje inaugural habló de sus anhelos de
apoyar y propulsar las reivindicaciones de la justicia social entre sus gobernados, con
base en las encíclicas sociales de los Pontífices. Porque "el Estado -escribía León XIII y
lo recordaba Pío XI-, no puede limitarse a ser mero guardián del derecho y el recto
orden, sino que debe trabajar con todo empeño para que conforme a la naturaleza y a
la institución del Estado, florezca por medio de las leyes y de las instituciones, la
prosperidad tanto de la comunidad cuanto de los particulares". Ambos Pontífices en-
señaron, además, que la intervención del Estado en la cuestión social es legítima y
obligatoria y necesaria, dentro de límites determinados. Pío XII, en su discurso tantas
veces citado, dijo que "en la estructura general del trabajo, para estimular el
desarrollo sano y responsable de todas las energías físicas y espirituales, de los
individuos y de sus organizaciones libres, se ofrece a la autoridad civil un amplio
campo de acción en que ella interviene con sus actividades integradoras y
coordenadoras". Debe el Estado, en estas materias, escribe Pío XI, "dirigir, vigilar,
urgir y castigar, según los casos y la necesidad lo exijan".
Hacemos mención expresamente de estas funciones, derechos y deberes del Estado
en materias sociales, y desde luego en la regulación de los salarios y en la distribución
del trabajo, para recordar una vez más, que según las enseñanzas de los Pontífices, y
de acuerdo con la diversidad de funciones que por voluntad de Dios corresponde a
ambas sociedades, la eclesiástica y la civil, las funciones y deberes del Estado
comienzan ahí donde terminan las de la Iglesia, y para observar que las leyes sobre
materias sociales que da el Estado -en el supuesto desde luego que sean justas, y
serán justas si no son excesivas-, obligan en conciencia y su quebrantamiento
constituye un pecado que en no pocos casos puede traer consigo una de las
obligaciones esenciales de la justicia conmutativa, la restitución.
***
Pasemos ahora a hacer algunas consideraciones de orden práctico en relación con
esta ardua y delicada cuestión del salario justo.
El salario es el índice más seguro para juzgar de la justicia o de la injusticia social
predominantes en una nación. En general se aprecia la mayor o menor injusticia de
los salarios, por la mayor o menor suma de bienestar material y aun espiritual de que
gozan las clases sociales que viven del salario, y que en todas partes constituyen el
núcleo mayor de la sociedad.
Es evidente que sin una formación especializada en las ciencias sociales, y sin el estu-
dio de los complicados datos estadísticos de la economía social e internacional y de
los índices más seguros de producción, distribución y consumo de los productos y del
costo medio de la vida, variables según los tiempos y las regiones y las personas, no
es posible que dicha apreciación sea aproximativamente exacta. Quede reservado a
otros, en particular a los organismos responsables del Estado, formular aquellos datos
y disponer estos índices, y determinar con la máxima probabilidad la justicia o
t VÍCTOR SANABRIA M.
36
injusticia de los salarios que reciben nuestros trabajadores, que esa no es función
nuestra. Pero aun sin tener a mano tales datos e índices, podemos emitir una opinión,
que más bien quiere ser apreciación de conjunto, como la puede emitir cualquiera
persona discreta, acerca del bienestar económico de que suele gozar la generalidad
de nuestros trabajadores, y por consiguiente acerca de la justicia del salario que
reciben.
Queremos que nuestra opinión sea respuesta a las siguientes cuestiones. ¿Se
observan, en general, y con una relativa aproximación, las reglas pontificias acerca
del salario justo, en nuestra patria? ¿A qué distancia están los salarios medios de
nuestros trabajadores de aquel mínimum de justicia sin el cual no es posible que haya
rectitud de conciencia y espíritu de justicia en nuestros patrones? ¿Se justifica que
hayamos escogido como tema de esta instrucción pastoral, la justicia del salario,
entre tantas otras lecciones sociales como podríamos haber entresacado de las
encíclicas pontificias?
A juzgar por la miseria que reina en las viviendas de la mayor parte de los
trabajadores, por la pobreza e insuficiencia de sus vestidos, por lo escaso y pobre de
su nutrición y de la de sus hijos, y por otros detalles que saltan a la vista, esos
salarios no son suficientes en la gran mayoría de los casos, especialmente entre los
trabajadores rurales. Hemos dicho que no son suficientes. Expresamente hemos
evitado el calificarlos de injustos, porque son muchos los factores que es preciso
considerar antes de determinar en concreto si hay injusticia en la asignación de los
salarios y quién es el culpable, si lo hay, de tal injusticia.
Resulta mayor esa insuficiencia de los salarios medios de nuestros trabajadores si te-
nemos presente que la gran mayoría de éstos no puede materialmente ahorrar
ninguna cosa para los tiempos malos, para asegurarse el sustento en la vejez y en los
casos de enfermedad, y para asegurar un relativo bienestar a los suyos después de su
muerte. Otras veces la insuficiencia de los salarios obedece a otras causas,
nominalmente a la carencia de trabajo constante, por manera que aun siendo más o
menos altos los salarios en algunas épocas del año, son insuficientes en sentido
absoluto, por cuanto en pocas semanas o meses de paro o cesación del trabajo se ven
obligados los trabajadores a consumir totalmente los escasos excedentes que acaso
hayan acumulado en los tiempos bonancibles.
Con tales antecedentes no es de extrañar que sólo mediante un extraordinario caudal
de paciencia y una buena dosis de conformidad, puedan los trabajadores resignarse a
las durezas de su suerte. Bueno es que se predique resignación y honradez al trabaja-
dor, y con gusto lo hace la Iglesia, porque esa es su misión, pero también es
necesario que se predique justicia y caridad a los patrones y se les diga con cristiana
sinceridad -a aquellos se entiende que entran en la categoría de injustos-, que si
hasta aquí han cometido injusticia con sus trabajadores, cumplan en adelante la
justicia con ellos; que si hasta aquí han sido egoístas y duros de corazón, en adelante
sean generosos y caritativos; que si hasta aquí se han considerado como clase
privilegiada y a sus bienes y riquezas exclusivamente como medio de satisfacer sus
placeres y no como objeto sobre el cual recae una gravísima responsabilidad social,
comprendan en adelante que en la comunidad cristiana no hay ni puede haber clases
privilegiadas, es decir, exentas de cumplir sus deberes sociales, con detrimento de los
demás miembros de la comunidad. A ello se llegará, ordenadamente, mediante la
formación de la conciencia de los patrones acerca de las responsabilidades sociales del
capital.
t VÍCTOR SANABRIA M.
37
Palabras son éstas que por lo desacostumbradas en las instrucciones pastorales,
podrán ser tildadas de demagógicas por el egoísmo de muchos, pero que en verdad
las encontramos casi literalmente consignadas en las encíclicas pontificias, que
ciertamente no pecan de imprudentes ni pueden ser calificadas de subversivas.
Desde luego cometen injusticia o aumentan la insuficiencia de los salarios, los
trabajadores que, o emplean en vicios lo que estaba destinado al mantenimiento de
los suyos, o que gastan en lujo o en cosas inútiles o menos útiles el fruto de su
trabajo. Juzgamos, por muchas indicaciones, que esta es otra de las graves y más
generalizadas causas de la insuficiencia del salario de nuestros trabajadores, y del
estado de miseria en que vegetan muchas familias. Y así como se habla de injusticia
en el pago de los salarios, bien puede hablarse de injusticia en el gasto de los
mismos; injusticia contra sí mismos y contra sus familias de parte de los trabajadores,
y también injusticia contra la sociedad, porque también el salario tiene una misión
social que cumplir.
***
Ya se ha dicho que el Estado tiene derechos y obligaciones perentorias con respecto a
las cuestiones sociales, y muy particularmente con respecto al salario de los
trabajadores. Las leyes justas que dicta sobre tales materias, obligan en conciencia.
Ahora bien, entre nosotros ya se han hecho las primeras tentativas, y con
satisfactorios resultados, y en la actualidad se preparan nuevos proyectos de leyes
sociales que merecen toda la simpatía y el apoyo de la Iglesia, para intervenir en la
asignación de los salarios o en el complemento de los mismos: el seguro social. Se ha
fijado ya lo que se llama el salario mínimo, que de ninguna manera debe confundirse
con lo que, al hablar de las condiciones de justicia del salario, hemos llamado de igual
manera. El Estado ha fijado la cantidad mínima que deben pagar los patrones a sus
trabajadores so pena de incurrir en determinadas sanciones legales. Esta ley obliga en
conciencia, como norma mínima del salario, y no dudamos en afirmar que el patrón
que no la cumpliera está obligado a la restitución. De mucha trascendencia son así
mismo las leyes sobre accidentes de trabajo.
Existen otras disposiciones legales que tienden, siquiera indirectamente, a suplir la
deficiencia del salario de los trabajadores. Tales son muchas leyes sobre beneficencia
pública, verbigracia las que determinan el llamado impuesto de beneficencia,
destinado al mantenimiento de los hospitales. Y decimos que esta disposición legal
suple o complementa los salarios de los trabajadores, porque de suyo el salario
debería alcanzar al trabajador en circunstancias normales para atender su salud y la
de los suyos, pero como en verdad no le alcanza para ello, el Estado le abre
gratuitamente las puertas de los hospitales y de las instituciones de beneficencia, que
sostiene mediante determinados impuestos sobre la riqueza. Por la nobleza de los
fines de estas disposiciones legales, creemos igualmente, que, salvo casos
excepcionales, no pueden éstas considerarse como simples leyes fiscales, sino como
justa contribución de la riqueza y de los ricos al bienestar de la comunidad en que
viven y que les asegura su propia tranquilidad.
Concurren con el Estado a suplir o complementar la insuficiencia de los salarios, la
caridad y la beneficencia privada y la organizada por las instituciones religiosas, entre
las cuales citamos con honor las Sociedades de San Vicente de Paúl, ya fundadas en
muchas parroquias y que desearíamos ver establecidas en todas ellas. Y ¿por qué no
habría de contribuir en la medida de sus posibilidades, la caridad privada que podría-
mos llamar patronal, es decir la de los patrones como tales? ¡Qué hermoso y al mismo
t VÍCTOR SANABRIA M.
38
tiempo qué justo sería que los grandes capitalistas dejaran en su testamento legados
especiales en favor de sus trabajadores, particularmente en favor de aquellos que du-
rante años y años les han ayudado a amasar o aumentar sus capitales! Sería éste,
quizá, hasta un descargo de conciencia por lo que de insuficiencia o de injusticia
hubiese podido haber en la asignación o en el pago de los salarios a sus trabajadores.
¡Qué cristiano sería, y si las condiciones de la empresa o de la industria lo
permitieran, qué equitativo, que los patrones suplieran la insuficiencia de los salarios
de sus trabajadores por medio de asignaciones en especie, de aquellos frutos de su
industria que en verdad no les son estrictamente necesarios y que quizá se pierden en
fincas y haciendas sin provecho de nadie!
No ignoramos que los mismos trabajadores están llamados a suplir la deficiencia de
sus salarios por medio de su industria personal, en los tiempos que les quedan libres
y que no les son indispensables para reparar sus fuerzas. En esto ha de entrar
igualmente un criterio de apreciación genérica. La jornada mínima o media de trabajo
está prácticamente introducida entre nosotros mucho tiempo antes de que la
reclamaran los trabajadores de otras naciones. Pensamos, aún más, que a muchos de
nuestros trabajadores les quedan muchas horas libres, quizá demasiadas horas libres,
que no aprovechan, como bien podrían hacerlo, en ninguna industria personal que les
permita mejorar su suerte, antes bien las malgastan en menesteres inútiles o
pecaminosos. Supuesto el mucho tiempo que a tantos de nuestros trabajadores les
queda libre, sería de pensar que las artes domésticas, que son también de economía,
estuviesen muy florecientes entre nosotros, y sin embargo no es así. Todo lo cual
pareciera indicar que no todos los trabajadores contribuyen en la medida de sus
posibilidades, a suplir las deficiencias de sus salarios.
Antes hablamos de la injusticia en el gasto de los salarios. Séanos permitido aducir
tres ejemplos, los más corrientes, de tal justicia: el lujo y vana ostentación en los
vestidos, el abuso de las bebidas alcohólicas y el juego, y el abuso de los espectáculos
y diversiones innecesarias, que consumen no pocas cantidades que bien podrían
destinarse al ahorro familiar y constituir un margen de previsión económica aun
dentro de la insuficiencia crónica de los salarios que se reciben.
***
Sin duda alguna las enseñanzas pontificias a todos nos pueden aprovechar: a los
justos para que continúen siéndolo, y a los injustos para que dejen de serlo. son
prudentes, son sinceras y objetivas dichas enseñanzas. No prometen imposibles
bienestares, no encienden pasiones malsanas, no fomentan los odios y las divisiones,
no forjan ilusiones utópicas. son un llamamiento a la justicia y a la caridad, a la
concordia y a la unión de las clases sociales, a la conciencia y al deber cristiano.
Terminaremos esta nuestra instrucción pastoral con la expresión del deseo muy vivo
de que el estudio de las encíclicas provoque entre nosotros "el nacimiento de un
vivísimo y fortísimo sentido social", pero sentido social cristiano; y con estas palabras
tomadas del discurso de Su Santidad Pío XII, del 1° del corriente, que dirigimos por
igual a los sacerdotes y a los fieles: "Mantened encendida la noble llama del espíritu
de hermandad social que hace cincuenta años de nuevo inflamó el corazón de
vuestros padres con la brillante antorcha de las palabras de León XIII; no dejéis ni
permitáis que le falte su alimento. Hacedla resplandecer con vuestro homenaje y no
consintáis que se apague por causa de una indigna, tímida y cauta inacción, ante las
necesidades de vuestros hermanos indigentes, o que sea ahogada por el polvo y la
suciedad y luego vencida por los torbellinos del espíritu anticristiano o acristiano".
t VÍCTOR SANABRIA M.
39
Formulamos asimismo el voto al Señor de que apresure los tiempos en que nuestra
naciente y todavía endeble organización de la Acción Católica, pueda desarrollarse con
toda pujanza en todas nuestras parroquias, para que ponga su mano también sobre
este arado, la dirección del movimiento social cristiano en nuestra República. En ella,
en la Acción Católica, tenemos puesta nuestra confianza, y nuestra esperanza no
fallará.
* * *
La presente carta pastoral será leída en todas las iglesias y oratorios de nuestra
Arqui-diócesis, en la forma acostumbrada.
A todos os enviamos, con afecto profundo, nuestra bendición pastoral. En el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Dada en el Palacio Arzobispal de San José, a los veintinueve días de Junio de mil no-
vecientos cuarenta y uno, festividad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo y Día del
Papa.
Arzobispo de San José de Costa Rica
Por mandato de S. E. Revma.
Miguel Chaverri R.,
Pbro. Canónigo
Secretario.
5. LA IGLESIA COSTARRICENSE APOYA EL SEGURO SOCIAL
Mons. Víctor Sanabria M.*
sería ocioso preguntarme respecto al criterio formado acerca de la institución del
seguro social. La doctrina en la materia de nuestra iglesia, ha sido difundida por sus
máximos expositores: León Xiii y Pío Xi y nada podría agregar yo a lo que dijo la voz
excelsa de aquellos Sumos Pontífices, que son gloria de la humanidad. Por lo que
respecta a la actitud de esta Arquidiócesis en relación con la Ley y la Caja de seguro
social, debo decirles que nuestra cooperación será amplia, sin restricciones ni
reticencias, y que, con todos los medios a nuestro alcance, trabajaremos para que la
ley y la institución se arraiguen en nuestro suelo y logren formar el clima moral que
necesitan para obtener su cabal desarrollo y su completo buen éxito. Es el caso de
que la iglesia sabe que no solamente puede sino que debe ayudar a que una obra de
tan nobles inspiraciones no fracase por falta de cooperación de todos los que
debemos y podemos darla.
Con referencia a la ley bástame señalar, para recomendarla a los católicos del país, el
hecho de que el propio Jefe del Estado declaró que la inspiración de la misma vino de
la doctrina expuesta en las Encíclicas, interpretando su espíritu profundamente
cristiano, con el propósito de establecer en nuestro medio social un régimen de
verdadera justicia y equidad, para las clases trabajadoras del país. Para los católicos
debe ser motivo de íntima satisfacción constatar que las recomendaciones y
LA IGLESIA COSTARRICENSE APOYA EL SEGURO SOCIAL
* El Mensajero del Clero, 4 (1942), 95-97.
40
exhortaciones de aquellos Sumos Pontífices se interpretaron y se siguieron al elaborar
esa ley. El señor Presidente de la República, tanto en su mensaje inaugural como en
la parte expositiva del proyecto que enviara al Congreso, para el establecimiento del
seguro social en Costa Rica, lo confirma, con toda la nobleza y el elevado sentimiento
de quien sabe que la Iglesia tiene, hoy por hoy, la más justiciera fórmula para
solucionar los conflictos surgidos de las relaciones económicas de las mismas clases
productoras y las clases propietarias.
se llena uno de fe en las posibilidades de éxito de esa institución que viene a
establecer las bases de nuestra tranquilidad futura. Es un paso adelante y ya implica
que la función social del Estado, de procurar la mayor suma de bienes a la
colectividad, no está sola en la tarea, sino que la nación acepta la función social de la
riqueza y la función social de los salarios. Es una evolución que hará imposible la
revolución por la violencia del odio y del deseo de venganza de clases oprimidas y
miserables. Es ya una aceptación, justa y lógica, del derecho de los trabajadores de
participar en los beneficios de la producción de la riqueza.
Muchas personas creen que es mal síntoma la circunstancia de que una reforma social
de tanta monta, como es el seguro social, haya pasado sin oposición ni lucha, primero
en el seno del Congreso y luego en los estrados de la prensa y en los diversos secto-
res de la opinión pública. Yo interpreto ese hecho en distinta forma. Así como nuestra
Independencia nos encontró preparados para gobernarnos sin la tutela de la Metró-
poli, hoy las reformas basadas en el principio cristiano de justicia social, de equidad
económica, de seguridad para todas las clases de la sociedad católica se imponen por
sí mismas. Vienen y se establecen porque ya están en el ambiente y en el aire que se
respira, porque representan las más altas conquistas de la inteligencia y del corazón
de los hombres. Ello no demuestra, como se ha afirmado indiferencia o inconsciencia
de la opinión o de las clases sociales que afecta. Al contrario, sus probabilidades de
éxito se basan precisamente en la comprensión inteligente de los intereses tanto de la
Iglesia, como del Estado y de los individuos, pobres y ricos, a quienes viene a
proporcionar un régimen de garantías no sólo en lo que se refiere a sus mismos
intereses inmediatos, sino que también a la seguridad y tranquilidad futura de todos.
Porque tanto el patrono como el trabajador tienen que cooperar en el mejor éxito de
lo que a ambos beneficia e interesa, porque tiende a que la llamada lucha de clases
desaparezca gradualmente, hasta convertirse en un mal recuerdo de tiempos idos.
Por esa razón hay que hacer primero conciencia del Seguro Social, para que las
personas que realmente aman el bienestar común y el progreso del país, estén
prestas a sumar su contingente, para que atiendan y sigan la exhortación de apoyar
esta ardua empresa, y para que merezcan la alabanza pontificia dirigida a quienes
"colaboran sin desalentarse" en esta obra del espíritu evangélico, que es espíritu de
moderación cristiana y caridad universal.
Por lo que toca a la aplicación de la Ley de Seguro Social, sólo puede alegrarme de
que esté en buenas y sabias manos. Debemos sentir confianza y fe en la inteligencia
de los hombres que han de levantar todo el edificio de esa institución admirable, la
cual es y será un timbre de gloria y un motivo de honrosa satisfacción para el señor
Presidente de la República, quien la hizo posible y quien junto con colaboradores de
gran talla moral, la llevara adelante hasta su completa consolidación en nuestra
pequeña nacionalidad.
También aplaudo con entusiasmo la forma en que se trata de hacer penetrar la idea y
formar conciencia en torno a los generosos postulados que inspiran el Seguro Social.
Esta labor de divulgación, inteligentemente llevada, acabará por impulsar el
movimiento que bajo tan generosos auspicios se ha iniciado y que sería
incomprensible que alguien lo adverse con ánimo de hacerlo fracasar.
t VÍCTOR SANABRIA M.
41
6. CARTAS CRUZADAS ENTRE LOS OBISPOS DE COSTA RICA Y EL PRESIDENTE
RAFAEL A. CALDERÓN GUARDIA *
San José, 22 de Mayo de
1942
Excmo. señor Presidente:
Hemos leído con todo interés y mayor simpatía, el texto del Mensaje que V. E. ha di-
rigido al Soberano Congreso Constitucional con fecha 16 del corriente, y creemos que
cumple a nuestro oficio y obligación expresar a V.E., como lo hacemos por la
presente, la satisfacción que como obispos hemos experimentado al constatar que las
reformas constitucionales que bajo el rubro de "Garantías sociales" se han presentado
a la consideración de la Cámara, se basan en todos sus extremos en las doctrinas y
enseñanzas de la iglesia Católica, especialmente en aquellas que con tanta sabiduría y
oportunidad expusieron los Pontífices León XIII y Pío XI.
No es la primera vez que V.E., en el ejercicio de sus altas funciones, ha apelado a la
autoridad doctrinal de los Sumos Pontífices. Mas, sin duda alguna, esta es la primera
vez en la historia de desarrollo del derecho social moderno, que reformas de tal tras-
cendencia y utilidad, han recibido su inspiración integral en las doctrinas sociales de la
iglesia, con lo cual se ha puesto en evidencia una vez más, que la solución católica de
las cuestiones sociales satisface cumplidamente todas las legítimas aspiraciones de la
Justicia social.
No es nuestra intención en la presente, entrar en el análisis de los alcances de todas y
cada una de las nuevas reformas constitucionales, ni considerarlas precisamente en
los aspectos políticos que les son connaturales. Juzgamos solamente que entre
aquellas reformas y las doctrinas de la iglesia, lejos de haber oposición, existe una
vinculación lógica perfecta que las pone a cubierto de toda interpretación errónea o
extremista, y que por tanto la conciencia católica puede aceptarlas, en su
generalidad, como la expresión legítima de los postulados católicos sobre materias
sociales.
Rogamos muy respetuosamente a V.E. aceptar nuestras congratulaciones muy
sinceras por la forma tan elevada y ortodoxa con que se ha decidido a poner en
práctica capítulo tan importante de su programa de Gobierno, y con las protestas de
nuestra consideración muy distinguida nos suscribimos, del señor Presidente, muy
atentos y seguros servidores.
t Víctor Sanabria Martínez,
Arzobispo de San José, CR.
t Juan Vicente Solís Fernández
Obispo de Alajuela
t Juan Odendhal Metz, CM
Obispo y Vicario Apostólico de Limón
RESPUESTA
San José, Mayo 24 de 1942
t VÍCTOR SANABRIA M.
42
Mis distinguidos y muy estimados amigos:
Con honda satisfacción, acaso la mayor de cuantas pueda depararme íntimamente el
proyecto de reforma social que sometí en días pasados a la consideración de la
Cámara, he leído la muy atenta y conceptuosa carta de Uds. de 22 de los corrientes,
que muy gustosamente me apresuro a contestar. Contiene esa carta apreciaciones
que por su profunda significación y por su elevada estirpe, colman la medida de mis
deseos en cuanto a estímulo, para la realización de esa obra tan trascendental de bien
público que, como inspirada en las doctrinas y enseñanzas de la Iglesia Católica y,
especialmente como Uds. expusieron, los Pontífices León XIII y Pío XI, habrán de
responder plenamente al noble propósito que las impulsa y que no es otro que
auspiciar, mediante un régimen social más justo, la fraternidad amplia y sincera del
pueblo costarricense, en una verdadera unión de paz y concordia.
Mucho agradezco a tan altos Dignatarios sus cordiales frases de simpatía y
felicitación, que deseo corresponder con la reiteración de mi constante e invariable
afecto, abrigando la más completa seguridad de que esta feliz coincidencia de puntos
de vista constituye el mejor augurio de éxito para esa reforma social, con la cual
siento haber dado satisfacción a inquietudes espirituales de católico, de gobernante y
de ciudadano, en el empeño tenaz de buscar a toda costa el mejor bienestar para la
Patria.
Una vez más a Uds. mi sincera y perdurable gratitud.
(f) R. A. Calderón Guardia
Monseñor Dr. don Víctor Sanabria Martínez, Arzobispo de San José,
Monseñor Dr. don Juan V. Solís Fernández, Obispo de Alajuela,
Monseñor Dr. don Juan odendhal Metz, obispo de Limón. Palacio
Arzobispal. Ciudad.
7. CARTA DEL JEFE DEL PARTIDO COMUNISTA COSTARRICENSE DON MANUEL MORA V.
A MONS. VÍCTOR SANABRIA M. Arzobispo de San José*
San José, 14 de junio de 1943
Señor Arzobispo de San José,
Monseñor Víctor M. Sanabria
Monseñor:
El Partido Comunista de Costa Rica fue disuelto ayer, en una Conferencia Nacional de
carácter extraordinario que celebró. En el mismo acto se constituyó un nuevo Partido
que se denominará "Vanguardia Popular" y se adoptó, además, el programa que me
permito adjuntarle. En el manifiesto, que también le adjunto, se dan a conocer las ra-
zones por las cuales fue disuelto el Partido Comunista y las orientaciones generales de
la nueva organización política en la presente etapa de la vida nacional.
t VÍCTOR SANABRIA M.
43
Como usted comprenderá por la lectura de los mencionados documentos, los
dirigentes de "Vanguardia Popular" estamos sumamente preocupados ante la
gravedad de los peligros de carácter, nacional y de carácter internacional que
amenazan a nuestro país en estos momentos, lo mismo que ante las perspectivas
sombrías de su porvenir inmediato. Así se explica nuestra convicción de que urge un
bloque poderoso de todas las fuerzas nacionales progresistas que sean capaces de
entender que se imponen grandes sacrificios para poder salvar a Costa Rica.
El propósito fundamental del nuevo Partido es ayudar a formar ese bloque al que
acabo de referirme. No significa esto que pretendamos que todas las fuerzas
progresistas del país vengan a nuestras filas. Lo que pretendemos es crear
posibilidades para colaborar con ellas en las tareas de bien público que nos sean
comunes como costarricenses y como hombres civilizados.
¿Cree usted -señor Arzobispo- que exista algún obstáculo para que los ciudadanos
católicos colaboren o concierten alianzas con el Partido "Vanguardia Popular"? Muy
respetuosamente me permito formularle esa pregunta en mi carácter de Jefe del
nuevo Partido a usted en su carácter de Jefe de la Iglesia Católica Costarricense. Al
mismo tiempo, me tomo la libertad de pedirle un Pronunciamiento en relación con la
conveniencia de que todo el pueblo se unifique y combata decididamente contra las
fuerzas salvajes del Eje totalitario que está amenazando la civilización.
Con las protestas de mi respeto, tengo el honor de suscribirme de Ud. muy atento
servidor,
(f) Manuel Mora V.
8. RESPUESTA DE MONS. VÍCTOR SANABRIA M., ARZOBISPO DE SAN JOSÉ, A DON
MANUEL MORA*
San José, 14 de junio de 1943
Señor Lic. Don Manuel Mora V.
Jefe del Partido "Vanguardia Popular"
Pte.
Muy señor mío:
He leído con suma atención tanto su carta de esta fecha, como los documentos que la
acompañaban, es decir, el "Manifiesto" y el "Programa del Partido Vanguardia
Popular," y después de maduro examen y serena reflexión y con el acuerdo del
Excmo. Obispo de Alajuela, Mons. Juan Vicente Solís, y del Excmo. Señor Obispo de
Limón, Mons. Juan odendhal, y previa consulta a todas las personas a las que por
derecho debo consultar en los asuntos y negocios de mayor importancia, y con plena
conciencia de las responsabilidades que sobre mí pesan como arzobispo de San José,
paso a contestar la interpelación de ud.
La posición invariable que en mi condición de arzobispo debo mantener en relación
con los problemas y cuestiones sociales en general, quedó bien definida en los
párrafos de mi Carta Pastoral del 28 de abril de 1940, dedicados a la cuestión social y,
sobre todo, bien definida está en las Encíclicas Pontificias Rerum Novarum y
Quadragesimo Anno, y, principalmente, por lo que se refiere al caso concreto
t VÍCTOR SANABRIA M.
El Mensajero del Clero 6 (1943), 16
44
propuesto por Ud., en los números 102-113 de la edición de la segunda de las
Encíclicas citadas patrocinada por el Centro Arquidiocesano de Acción Católica en
1941.
Apelo, además, a la autoridad de aquellos documentos, para dejar constancia de an-
temano, de que todas y cada una de las palabras de la presente, quedan desde ahora
sometidas a la autoridad superior y juicio supremo de la Santa Sede, cual cumple a
un obispo católico que se pronuncia en forma concreta sobre asuntos y negocios que
en su forma o en su fondo no están taxativamente contemplados en las normas y
doctrinas generales de la misma Santa Sede.
La Conferencia Nacional del Partido Comunista de Costa Rica ha tomado la resolución,
que consta en el citado "Manifiesto", de disolver el Partido, por los motivos y razones
que allí se expresan, y fundar una nueva agrupación, con base en la realidad nacional
costarricense, realidad nacional que en sustancia se contempla en la política social del
Señor Presidente de la República, Dr. don Rafael Ángel Calderón Guardia, "basada en
las encíclicas papales," y que como tal política social "enmarca sin contradicciones en
los planes del Partido para la reorganización económico-social del país."
No es del caso exponer en este lugar las razones que en el pasado movieron a la
autoridad eclesiástica a asumir la actitud, bien conocida, que asumió con respecto al
Partido ya disuelto, a pesar de que los anhelos y tendencias de aquella agrupación y
los de los personeros de la iglesia coincidían, parcialmente cuando menos, en más de
un aspecto. Diferencias positivas de principios, sobre todo, y, en parte, diferencias de
métodos, mantenían inconciliables las posiciones fundamentales de los unos y de los
otros.
Tengo más de una razón para pensar que ud., y también los suyos, al dar el paso que
han dado, y cuya trascendencia nacional y aún internacional es bien evidente, han
procedido con sentido realista, es verdad, pero al mismo tiempo movidos por la buena
fe. si otra fuera mi convicción, otra tendría que ser la respuesta que habría de dar a la
interpelación de ud.
Pienso, pues, que en la nueva situación creada por aquel acto de la Conferencia Na-
cional del partido disuelto, quedan solucionados, siquiera en su forma mínima, los
conflictos de conciencia que para los católicos resultaban de la situación anterior.
Juzgo que en el Programa del nuevo Partido o agrupación, tal como consta en el texto
que he recibido, de una parte quedan a salvo, aunque en forma meramente negativa,
las doctrinas fundamentales que informan la conciencia católica, y positivamente nada
hay que desnaturalice o desmejore aquellas doctrinas fundamentales, y por
consiguiente sin gravamen de conciencia pueden los católicos, que así lo deseen,
suscribirlo e ingresar en la nueva agrupación. Estimo que habría de variar o modificar
mi opinión y juicio solamente en el caso de que la nueva agrupación, en el desarrollo
de sus actividades, adoptara o siguiera métodos que estén en contradicción con los
principios católicos tantas veces mencionados.
El Programa contiene postulados económicos y políticos, algunos de estos
relacionados con el orden internacional americano, sobre los cuales bien puede haber
diversidad de opiniones, pero tal como los expresa el Programa no parecen exigir que
sobre ellos emita una opinión concreta, porque de suyo no rozan principios de
conciencia.
Por la naturaleza misma de las cuestiones tratadas en la presente, bien puede
afirmarse que esta mi carta contiene orientaciones para la conciencia católica en
relación con la nueva agrupación. Me parece del caso, por consiguiente, ampliar
algunos conceptos. Afirmé antes que el Programa tantas veces referido viene a
t VÍCTOR SANABRIA M.
El Mensajero del Clero 6 (1943), 16
45
resolver, siquiera en forma mínima, determinados conflictos de conciencia. Empeño
de los católicos que lleguen a militar en la nueva agrupación ha de ser el mantener,
en primer término, y con libertad que nadie coaccione, directa ni indirectamente, ese
mínimum de condiciones, y en segundo lugar el de adelantar, con igual libertad, el
Programa de la agrupación en los otros aspectos, los positivos, de acuerdo con las
normas y principios que sobre la materia rigen su conciencia. En todo caso creo
indispensable que los católicos que militen en la nueva agrupación procuren imprimir
ese sello positivo a las actuaciones, de cualquier género, que lleguen a
corresponderles dentro de esa agrupación.
He de aprovechar esta oportunidad para decir que la autoridad eclesiástica está y es-
tará empeñada en que se formen agrupaciones obreras católicas y en ampliar las ya
existentes, no precisamente para debilitar el movimiento de cohesión, de las clases
trabajadoras, sino para encauzar ese movimiento, en la forma que mejor convenga,
dentro de los amplísimos derroteros marcados por las enseñanzas pontificias. Con
respecto a las relaciones que entre unas y otras agrupaciones puedan o deban existir,
me parece que bien puede regir el mismo criterio, y en los mismos términos, que
anteriormente consigné en relación con los católicos que ingresen a la nueva
agrupación.
La nueva agrupación es también un partido político. Expresamente declaro que no hay
razón para que juzgue de las derivaciones de carácter político que pueda tener el nue-
vo movimiento, y que, con la misma libertad estaría dispuesto a contestar cualquier
interpelación que los partidos políticos tuvieran que hacerme en relación con
principios de doctrina y de conciencia católicos. En otras palabras, y porque debo
dejar muy en salvo la posición de la Iglesia en esta materia, ni la contestación de esta
interpelación ni las interpelaciones que en cualquier tiempo tuviera que contestar, son
ni pueden ser en provecho ni en perjuicio políticos de nadie.
Comprendo el valor histórico que quizá pueden tener los acontecimientos que dieron
origen a la interpelación de Ud., y por mi parte pido a Dios, como obispo y como cos-
tarricense, que siempre podamos y sepamos resolver todos nuestros conflictos y pro-
blemas, con la mira puesta en el interés legítimo de la nación, a la que Dios bendiga
siempre.
Con las protestas de mi consideración muy distinguida y obsecuente, tengo el honor
de suscribirme de Ud., muy att. s.s.,
Víctor Sanabria M.
Arzobispo de San José
P.S.---Contesto por aparte en este Post Scriptum la segunda parte de la interpelación
de Ud., por cuanto en declaraciones formales, y casi diría oficiales, como ésta, me ve-
ría obligado a emplear un lenguaje muy sobrio, que hasta cierto punto podría ceder
en perjuicio de la necesaria claridad de los conceptos, y por consiguiente he de apelar
a una cita. La entresaco de la "Revista Javeriana", órgano de la Pontificia Universidad
Javeriana de Colombia, dirigida por los Padres de la Compañía de Jesús (número 89,
de octubre de 1942), de un artículo intitulado "Orientaciones", y cuyo autor es nada
menos que el R.P. don Juan María Restrepo Jaramillo S.I., de tan justo renombre
entre la intelectualidad católica colombiana. Dice así:
Para el católico genuino los documentos de la Iglesia que condenan al nazismo,
deciden plenamente el problema. Para los no católicos puede quizá subsistir
alguna duda acerca de que la Iglesia se haya dejado llevar en sus condenaciones,
t VÍCTOR SANABRIA M.
El Mensajero del Clero 6 (1943), 16
46
de celo exagerado y haya atribuido al nazismo errores que este sistema
realmente no haya defendido.
Aduce después el P. Restrepo testimonios múltiples y auténticos que vienen a
justificar plenamente las condenaciones de la Iglesia, y más adelante agrega:
Fundados pues en los testimonios más imparciales y verídicos y en los hechos
innegables, con absoluta imparcialidad, nos vemos obligados a confesar que la
filosofía totalitaria, sobre todo la nazista, es absolutamente pagana e
irreconciliablemente incompatible con el cristianismo.
Y tiene este sistema una característica que lo hace más peligroso. Esa propiedad
fundada en su misma esencia es la crueldad inexorable con que combate y
aniquila toda doctrina, toda institución que se le oponga, aunque sea sólo en el
orden ideal. Su esencia íntima es ser totalitaria, es decir, absorbente, exclusivista,
única; no consiente nada a su lado, ni siquiera en la región del pensamiento. Es
distintivo peculiar de la filosofía totalitaria la fuerza bruta aplanadora con que
impone sus principios, fuerza bruta que aniquila al individuo, a la familia y a la
nación que no se doblega a sus exigencias.
Al meditar tranquilamente sobre la esencia del nacional-socialismo, como católicos
y como simples amantes de la verdad, debemos decir que si la doctrina totalitaria
triunfa, días negros, muy negros, esperan al cristianismo, ya que el poderío brutal
y aniquilador propio de esa filosofía, pretenderá ahogarlo en sangre por ver en el
cristianismo un enemigo decidido. Y como la doctrina totalitaria dispone de la or-
ganización más poderosa hasta ahora conocida, como tiene tentáculos y raíces y
apoyos en todos los países, por eso la lucha de esa filosofía, si resultara
vencedora, sería la más cruel y despiadada de las padecidas por el cristianismo en
su historia dos veces milenaria.
¡Cierto es que la promesa de Cristo no puede fallar: la Iglesia no sucumbirá! Pero
nadie sabe el secreto de Dios, y puede ser que el triunfo de la doctrina totalitaria
produzca defecciones y ruinas en el catolicismo mayores que las de la misma
reforma protestante, que separó de la verdadera Iglesia más de la mitad de
Europa, con las nefastas consecuencias de todos conocidas. Desde luego, los
males causados ya al catolicismo, allí donde con mayor lógica se ha llevado a la
práctica la filosofía totalitaria son extremadamente funestos y han arrancado
lágrimas de sangre a la Iglesia, que llora sobre su juventud paganizada, sus
instituciones de enseñanza cerradas y sus ministros perseguidos con calumnia y
escarnio y destierro y aun muerte.
El triunfo de la doctrina totalitaria en la contienda actual crearía un gravísimo pro-
blema para el cristianismo, del que sólo la promesa divina lograría liberarlo:
¡vendría para la Iglesia una nueva época de catacumbas, más crueles que las
romanas!
Pero sea lo que sea en el porvenir, el sistema totalitario nazista es un sistema
pagano, destructor del cristianismo: ningún cristiano puede ser nazista; ningún
cristiano puede simpatizar con el nazismo; tenemos que escoger entre la cruz de
Cristo que irradia bondad y sacrificio, y la sombría cruz gamada, símbolo
sangriento del nuevo paganismo.
Hasta aquí la cita del R.P. Restrepo. V.S.M.
t VÍCTOR SANABRIA M.
El Mensajero del Clero 6 (1943), 16
47
9. DECLARACIONES DE MONS. VÍCTOR SANABRIA M. AL PERIÓDICO «LA
TRIBUNA»
20 de junio de 1943*
Una vez más se honra "La Tribuna" con la brillante colaboración de su muy distinguido
y apreciable amigo el Ilustrísimo señor Arzobispo de Costa Rica, doctor don Víctor
Manuel Sanabria, quien refiriéndose a un tema de gran actualidad, que es objeto de
debate, nos hizo ayer las sensacionales declaraciones que muy complacidos llevamos
a conocimiento del país, y que dicen así:
Dos personas en estos días han cargado con la responsabilidad gravísima de escribir,
cada cual en su propio campo y con los recursos que a la mano tenían, una página de
historia. El uno, el Jefe del Partido "Vanguardia Popular", escribió una página de
historia político-social. El otro, el Jefe de la Iglesia, escribió una página de historia
eclesiástica. Y ambos escribieron una página de historia costarricense.
Al señor Mora lo juzgará la historia, al señor Arzobispo lo juzgará igualmente la
historia, pero no por lo que los hombres digan o dejen de decir de él, sino por lo que
juzgue y decrete la Santa Sede, a cuya autoridad y juicio quedaron sometidas todas y
cada una de las palabras de la carta del 14 del corriente y todos y cada uno de los
hechos en ella comentados.
Había formulado el propósito de no acudir a la prensa a defender mis actuaciones,
pues que tan claros son los conceptos de mi carta referida, que sólo la mala fe o la
ignorancia maliciosa pueden atribuirle otras interpretaciones que aquéllas que natu-
ralmente se derivan del texto y contexto de la misma. Había para ello otra razón, de
carácter jerárquico. En la Iglesia no son los fieles ni los sacerdotes los que sentencian
a los obispos, que ese es derecho privativo del Romano Pontífice. En verdad no han
sido ni son los fieles ni los sacerdotes, los que en esta oportunidad están sentando al
Arzobispo en el banquillo de los acusados y le están pidiendo cuenta de algunos de
sus actos. Unos y otros, con disciplina que los honra y que honra a la Iglesia,
cualesquiera que sean sus aficiones políticas y aun su manera de juzgar determinados
detalles de los acontecimientos de estos días, mantienen la línea de conducta que a
su conciencia les impone la disciplina jerárquica y con serenidad de espíritu pueden
retar, a quienquiera que sea, para que pruebe que en aquella mi carta haya el menor
desliz en la doctrina o abandono, aunque fuera sólo parcial, de los deberes que me
imponen las funciones de mi cargo. Saben ellos, los sacerdotes y los fieles, lo que en
la Iglesia se suele llamar la conciencia episcopal. Confían incondicionalmente en la
responsabilidad del jefe espiritual que les ha señalado la Iglesia y convencidos están
que no le mueve ni el interés de lo temporal, ni el afán de lo político, ni la hinchazón
de las vanidades. Sus móviles son de orden superior, o sea, dicho en católico, de
orden sobrenatural y sus actos y
El Mensajero del Clero 6 (1943), 166h-166o.
sus dichos se inspiran en aquel aforismo tan celebrado de San Ignacio de Loyola: "Ad
maiorem Dei gloriam".
No obstante, razones y motivos, independientes de mi voluntad, me obligan a explicar
periodísticamente lo que en mi carta teológicamente dejé explicado. Es aquello que
los filósofos llaman, las circunstancias de las acciones. Y esto es lo que voy a hacer.
¿Mis intenciones...? Transcribiré un párrafo del discurso de Navidad de Su Santidad el
t VÍCTOR SANABRIA M.
48
Papa Pío XII. "Siempre movida por motivos religiosos, la Iglesia ha condenado las
varias formas del socialismo marxista; y ella las condena hoy, porque es su perma-
nente derecho y deber, librar a los hombres de las corrientes del pensamiento y de
las influencias que pongan en peligro su eterna salvación. Pero la Iglesia no puede
ignorar o tolerar el hecho de que el trabajador en sus esfuerzos por mejorar su
condición, se estrella ante una maquinaria que está no sólo en contradicción con la
naturaleza, sino también en oposición con el plan de Dios y con los propósitos que El
tuvo al crear los bienes de la tierra. A pesar del hecho de que los caminos que ellos
siguieron eran y son falsos y condenables, ¿qué hombre y en especial qué sacerdote y
qué cristiano, podrá permanecer sordo ante el clamor que se levanta desde lo
profundo y clama por la justicia y el espíritu de fraternal colaboración, en un mundo
raído por un Dios justo? Un silencio tal sería culpable y no hallaría excusa ante Dios, y
se opondría además a las enseñanzas del Apóstol, quien al mismo tiempo que inculca
la necesidad de la resolución en la lucha contra el error, reconoce también que
nosotros debemos estar llenos de compasión para los que yerran y abiertos a la
comprensión de sus aspiraciones, esperanzas y motivos".
¿Los hechos reales...? Son los siguientes: Había en Costa Rica un partido llamado
"Partido Comunista", que tenía un jefe y tenía un programa. En éste, según afirma el
jefe una y otra vez en sus discursos y escritos, y lo demuestra objetivamente con
documentos que merecen absoluta fe, nada se contiene que en el orden religioso po-
sitivo, se oponga a la conciencia católica. Pensaba el señor Mora que en el pasado se
había procedido con él y con su partido, con notoria injusticia, aplicándoles la Iglesia
un rasero más estrecho que a los partidos políticos que existen y han existido siempre
en Costa Rica. El partido disuelto tenía un nombre: el de "Partido Comunista" nombre
que en Costa Rica y en todas partes la Iglesia tenía que interpretar como un
programa, y como un programa síntesis de ideas condenadas por la misma Iglesia,
una y otra vez, en documentos oficiales de la mayor solemnidad. Esa síntesis de ideas
se refiere a Dios, a la familia, a la propiedad, a la lucha de clases, a los métodos de
revolución y de violencia. La Iglesia tomaba y tenía que tomar por su valor facial el
programa de que era síntesis el nombre. De aquí aquella diferencia de rasero que el
partido disuelto le aplicaba a los demás partidos. Sabemos ahora claramente y sin
lugar a dudas, por las declaraciones de los programas y de los jefes, que el nombre,
"Partido Comunista", no tenía para ellos el valor que le daba la Iglesia. Pero de todas
maneras, aún en el supuesto de que en Costa Rica todos hubieran llegado a entender
el caso en la forma que aquí se presentaba el nombre tenía que significar algo. Decide
el partido primero disolverse como partido y formar luego una nueva agrupación, que
ni en sí misma ni en sus programas contiene cosa alguna de lo que significa la palabra
Comunista. Ni pretende imponer la dictadura del proletariado, así lo dijo anteanoche
el señor Mora, ni es enemigo de la propiedad, ni promueve la lucha de clases, ni
persigue la Religión, la Iglesia ni la familia, antes bien proclama enfáticamente en su
manifiesto de presentación que respetará los sentimientos religiosos del pueblo, que
es un partido "auténticamente costarricense" y que "su único propósito es acabar con
la miseria y con la ignorancia en Costa Rica" y pide que con él no se cometa la
injusticia de medirlo con vara más encogida que a los demás partidos políticos. El jefe
del nuevo partido no está en peores ni en mejores condiciones, en sentido abstracto y
teórico, que los jefes de los demás partidos. Sus propósitos, o mejor dicho, los de su
partido, son los de que el país sea gobernado conforme a la Constitución y a las leyes,
con la misma voluntad cuando menos con que lo quieren los demás partidos, en
sentido "netamente costarricense". Más aún. El nuevo partido, en su programa social
incorpora un inciso en que dice: "El Partido Vanguardia Popular" apoya la política del
Presidente Calderón Guardia, basada en las Encíclicas Papales y declara que esa
política enmarca sin contradicciones en los planes del partido para la organización
económico-social del país". Tengo por católico al señor Presidente de la República,
t VÍCTOR SANABRIA M.
49
doctor don Rafael Ángel Calderón Guardia. A su legislación social le ha dado la más
amplia base católica, tan católica que la misma Santa Sede, en documento oficial, con
solemnidad, manifiesta su complacencia por lo que de católico tiene aquella
legislación. Viene ahora el Partido "Vanguardia Popular" y se declara, en su programa,
que es declaración oficial de principios, de acuerdo con una política social basada en
encíclicas pontificias, política que enmarca sin contradicciones en los planes del
partido, para el logro de sus fines.
¿Puedo yo condenar al nuevo partido? No lo puedo condenar. Y si lo condenara
tendría que dar las razones de esa condenación, y no las tengo. Tengo que
declararme "abierto a la comprensión de sus aspiraciones y motivos", para usar
palabras de Su Santidad Pío XII.
Pregunto yo: ¿puedo condenar los demás partidos existentes en Costa Rica por el
simple hecho de que no sean partidos netamente católicos, es decir, político-
religiosos, y decirle a los míos que no ingresen en sus filas? No, me dice mi
conciencia. Pues en paridad de condiciones no condeno, porque no puedo condenar el
nuevo partido. De condenarlo tendría que condenarlos a todos y en el orden práctico,
como en el orden ideal, debe reinar la justicia y la equidad y en todo tiempo la
caridad que es comprensión de aspiraciones y motivos.
Eso creía que debía hacer y lo hice. No le estoy diciendo a los católicos que ingresen
en este o en aquel partido, que no ingresen en esta o aquella agrupación política.
Todos esos partidos están en la línea de mínima en que ahora está el Partido
"Vanguardia Popular". Aún más. A los católicos dije que formaran agrupaciones
obreras católicas. Y lo dije para los católicos que militan en todos los partidos. Se me
dice que eso no será posible. Sí, no será posible que esas agrupaciones católicas
degeneren en partidos políticos. Eso sí es verdad. Pero, sí podrán existir y existirán
como agrupaciones. Y en todo caso existirán no para combatir las agrupaciones
obreras que no sean anticatólicas, sino para colaborar con ellas y con todos los
hombres de buena voluntad para el bien general de la comunidad costarricense.
Como vemos, había un malentendido fundamental con respecto a la palabra
"comunista" y todavía lo hay. Me refiero, desde luego, a Costa Rica. Muchos círculos
de personas, para mí muy respetables, temían al comunismo no por lo que éste
hiciera o dejara de hacer, dijera o dejara de decir, contra la Religión y la iglesia, sino
por lo que hiciera o dejara que pudiera significar un peligro para sus intereses, quizá
no siempre legítimos. Esa era para ellos, la esencia del comunismo. Y hasta habrán
pensado que León Xiii y Pío Xi fueron comunistas, que el Arzobispo de san José es
comunista, que el Presidente de Costa Rica es comunista. De modo que si el
comunismo no dijera ni hiciera aquello que hemos dicho, en contra de los intereses de
aquellos círculos de personas, sino que solamente atacara la Religión y la iglesia, ese
comunismo sería para ellos cosa bien inocua, como inocuo les ha parecido el
liberalismo que en el orden religioso ha sostenido y sostiene tesis que en sustancia
allá se van con las del comunismo propiamente tal, en cuanto dice relación con la
iglesia y con la Religión.
Como se comprende, tal no es el punto de vista de la iglesia. Nuestra misión es
predicar y promover la justicia, no tal como la imagina o pueden imaginarla las
ambiciones y concupiscencias de los hombres, sino como es ella en verdad. A los
obreros les decimos: sean justos. A los patronos les decimos: sean justos. La justicia
no es patrimonio de una sola parte, tiene que ser patrimonio común.
t VÍCTOR SANABRIA M.
50
Examinemos ahora qué beneficios ha alcanzado el país y en particular la Iglesia, con
la nueva situación creada por la disolución del Partido Comunista y por la creación del
nuevo partido, y con el programa que es la base de sus actividades. En primer
término se han logrado cuando menos los mismos beneficios que el país y la Iglesia
alcanzan con los demás partidos.
Hay ahora quienes, por motivos que no tengo derecho a examinar, están tristes
porque se ha disuelto el Partido Comunista. Así andamos de lógica. Yo no estoy triste
por ello y los mismos que integraron el antiguo partido tampoco lo están, no obstante
que algunos de ellos tuvieron que sacrificar lo que yo llamaría el romanticismo de un
nombre.
Habrá quienes hubieran deseado que el Arzobispo no contestara la interpelación
pública que se le hizo. ¿Qué se habría alcanzado con ello? Por lo menos el ridículo
para el Jefe de la Iglesia, que medrosamente callara cuando se le interrogaba
públicamente. Y además de eso el estigma de la irresponsabilidad que eso y no otra
cosa habría significado el hecho de que la Iglesia, que había venido orientando a los
fieles contra el comunismo y combatiendo tenazmente las ideas programas que
estaban en la entraña del nombre desaparecido, desorientando positivamente la
conciencia católica con aquel silencio. No entiendo así, el cumplir con las
responsabilidades de mi cargo. Esa habría sido una posición indigna.
otros hubieran querido que el Arzobispo le cerrara la puerta de su casa a un hombre,
a quien nadie le niega inteligencia, que venía a cambiar impresiones con él sobre
puntos de vista trascendentales. Eso no lo hace el Arzobispo. su casa es la casa de
todos. ¿Y por qué he de usar mezquindad, y no he de decir el concepto que me formé
del hombre? Lo diré con palabras de Cicerón, quien en carta a Léntulo juzgaba así a
Pompeyo: "Quem ego ipsum quum audio, eum prorsus libero omni supicione
cupiditatis". A mis puertas nunca ha tocado el liberalismo como tal, en busca de
conciliaciones positivas. Y sin embargo lo hizo aquel hombre.
Otra ventaja ha sacado la Iglesia. Y ventaja enorme. Por la oposición de principios
que existía en la situación anterior, el ambiente era propicio para que incubaran en el
partido disuelto los sectarismos de que nos hablaba el señor Mora en su discurso, y
de los que dijo que los desarraigaría en los suyos. La gente que estaba con el antiguo
partido, por una u otra razón, se envenenaba contra la Iglesia. Y la base de la Iglesia
es el pueblo. Ha sido enviada a los pobres, vive de los pobres. En adelante no habrá
dos enemigos que disputan frente a frente, sino dos personas que discuten en
ambiente de armonía lo que en realidad convenga al verdadero y legítimo interés
económico y social de la nación. Eso se ha alcanzado.
Otro punto hay, que al parecer es el que más interesa en algunos sectores. El punto
político. Se dice: "El Arzobispo interviene en política; que se quede en su Iglesia".
Bueno es el consejo y está aceptado aún antes de que se le dé. El Arzobispo no se ha
pronunciado ni tiene que pronunciarse sobre las derivaciones políticas del nuevo parti-
do. Le preguntaron por la doctrina y contestó sobre la doctrina. Si eso es intervenir en
política es inútil que diga que intervendré en esa forma cuantas veces sean
necesarias. Aquella teoría tan acariciada por determinado sistema, de que la Iglesia y
el sacerdote se mantengan recluidos en la sacristía, no se puede sostener hoy día. Es
una doctrina totalitaria como la que más, que no admite, cuando la Iglesia y de la
Religión se trata, otras ideas que las suyas propias. Por eso también soy enemigo del
totalitarismo.
t VÍCTOR SANABRIA M.
51
Bien dijo el señor Mora. El Arzobispo no lo ha engañado. El no ha engañado al Arzo-
bispo. Me explico caritativamente los temores que algunas personas pudieran abrigar
con respecto a la sinceridad de propósitos de los militantes del nuevo partido. Todavía
quedaba el olor en el vestido. Desapareció ya ese olor. Del futuro sólo Dios puede
responder. Respondo del presente. En el presente obré como lo hice, con la
conciencia tranquila. En el futuro obraré como lo tenga que hacer, con la conciencia
tranquila. Al comunismo como tal, es decir, a las ideas que ese nombre encarna, en
cuanto estén condenadas por la Iglesia, tendré que combatirlas siempre. Con mucha
lógica el año pasado, cuando dos de los señores candidatos hicieron declaraciones
anticomunistas, los felicité por ello. Estaban dentro de la posición de la Iglesia.
¿Queríamos todos, sinceramente, que desapareciera el comunismo en Costa Rica?
Pues ha desaparecido sin luchas ni violencias, en una forma netamente costarricense.
Para decirlo con palabras célebres del Primer Ministro inglés, Churchill, el antiguo
partido, al incorporarse netamente a la vida nacional, ha recobrado su propia alma,
aquélla que el nombre le impedía recobrar.
Pero, ¿no hubiera sido mejor que el nuevo partido adoptara de una vez positivamente
todos y cada uno de los postulados católicos sociales? Sin duda que sí. Lo mismo diría
de todos los partidos de Costa Rica. Eso sería lo mejor. Pero no lo han hecho. Cada
persona en los partidos costarricenses mantiene sus posiciones individuales
ideológicas. En ellos hay católicos y no católicos, agnósticos y ebionitas, clerófobos y
clerófilos. Lo esencial en el caso es que esos partidos no desmejoren positivamente,
cuando menos, los principios sobre los que descansa la conciencia católica.
Al comunismo como tal lo he combatido con denuedo, y tendré que combatir sus prin-
cipios y doctrinas, dondequiera que se encuentren, ya en un partido popular, ya sea
en cualquier otro que no lleve ese nombre. Pero a la agrupación "Vanguardia
Popular", mientras ella sea lo que dicen los programas y los dirigentes que es, y lo
que dirán los hechos que será, no podré combatirla, porque mi misión no es ni
impulsar ni combatir partidos políticos como tales partidos políticos.
Hoy en una caricatura se me condecora con la insignia tradicional comunista, la hoz y
el martillo, y al señor Mora se le pone lo que vulgarmente se llama la camándula.
Pues, bien, ni yo me avergüenzo de lo que he hecho ni tengo que avergonzarme ni el
señor Mora se ha avergonzado ni tiene que avergonzarse por el paso que ha dado. La
caricatura muchas veces es el fallo de la estulticia. Y con caricaturas nunca se ha
escrito la historia.
PRESBÍTEROS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ
El Mensajero del Clero 12 (1943), 309-313.
52
10. MENSAJE DE SALUDO Y ADHESIÓN
DEL VENERABLE CLERO SECULAR DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ AL EXCMO.
SEÑOR ARZOBISPO DON VÍCTOR SANABRIA M. *
San José, 29 de Diciembre de 1943
Excmo. y Revmo. Señor
Arzobispo de San José, Dr. don
Víctor Sanabria Martínez. En Sus
Manos.
Excelentísimo Señor:
Al terminar este año, que ha sido año de enormes responsabilidades para la Nación y
para los que dirigen sus destinos, queremos congregamos alrededor de Vuestra
Excelencia, en espíritu de oración, en comunión de fe y en gesto espontáneo de
obediencia.
Los sacerdotes de Vuestra Arquidiócesis os presentamos, en un solo haz, los
sentimientos de solidaridad y absoluta confianza hacia Vuestra Persona, sentimientos
en que todos hemos abundado durante los meses pasados, y de que viviremos en el
porvenir, tan lleno de incertidumbres como rico en esperanzas.
Bien conocéis esos sentimientos. Sin alardes ni sospechosas protestas los hemos
vivido en el arduo y callado trabajo pastoral que nos habéis confiado. No hubiera sido
necesario hacerlos explícitos si tres factores no nos obligaran a ello.
Esos factores son: Primero: El Ciclo de Navidad, que invita a las expansiones de
amistad y sincera devoción en que las almas encuentran paz y felicidad. Segundo: La
conclusión de un Año que ha llenado Vuestro corazón de ansiedad, angustia y
amargura.
Tercero: La malicia imprudente de quienes, dentro o fuera del país, se han atrevido a
interpretar mal, y hasta condenar, sin autoridad ni razón alguna, las intenciones más
nobles de un Prelado, cuya única preocupación ha sido la gloria de Dios, el honor de
la Iglesia, la grandeza de una Patria y el bienestar de un pueblo cuyas miserias le
conmueven hondamente.
Como saludo jubiloso de Navidad y como desagravio por la malicia de muchos y la in-
comprensión de los más, llevamos a Vuestra Excelencia este mensaje, que es
protesta de fidelidad, participación de goces y dolores y solidaridad a nuestro Pastor.
Sabemos que el Obispo recibe especial protección y luz del Espíritu Santo, para
marcar los senderos que, en determinado momento y circunstancias bien concretas,
debe seguir la grey a él encomendada. Creemos y confiamos en la existencia de una
conciencia episcopal, que capta las palpitaciones de la vida de la Iglesia Universal y
las demandas y modalidades de tiempos nuevos, y debe hacer aplicación concreta del
"depósito de fe" y de la enseñanza tradicional, a la vida de un pueblo, en un momento
determinado y su evaluación histórico-social.
PRESBÍTEROS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ
El Mensajero del Clero 12 (1943), 309-313.
53
Sabemos que todas Vuestras actuaciones en frente de los problemas del tiempo y del
orden material, se desarrollan en un plano exclusivamente sobrenatural, cuyos ho-
rizontes se pierden en la eternidad. Sabemos que Vuestra única preocupación es la
salvación de las almas. Sabemos que tenemos un Prelado que sólo pone su gloria en
ser Católico, Apostólico y Romano y que se yergue con majestad para enseñar, como
Maestro y Pastor, y se postra humilde, para orar con la fe con que sabe orar el
campesino costarricense.
Bajo Vuestra dirección, la Iglesia de Costa Rica ha salvado su responsabilidad
histórica, al mostrar su adaptabilidad y vigor de su doctrina social, constituyéndose en
integérri-ma defensora de los trabajadores, dentro del marco de la justicia y caridad
cristianas.
Lo sabe la Nación entera y trasciende ya nuestras fronteras, que la Iglesia Católica en
Costa Rica está dispuesta a realizar el deseo expresado por su Santidad Pío XII en su
último mensaje de Navidad, de que los católicos "nada omitan para lograr el triunfo
de los principios de justicia y fraternidad, en cuestiones que son fundamentales para
el bienestar de las naciones". En unión con nuestro Prelado, queremos ejecutar el
mandato del Santo Padre: "Unid vuestros esfuerzos para la construcción de un nuevo
orden social para Cristo". Mantenemos, con el Santo Padre, que "en el nuevo orden
de paz, de derecho y de trabajo, no deben haber personas a quienes no alcance la
justicia, la equidad y la sabiduría". Tal es nuestro credo católico social ante un mundo
que no responde a los planes justos y equitativos de la Divina Providencia.
Somos hijos del pueblo. Vivimos entre el pueblo, sirviéndole. Conocemos sus grandes
angustias, compadeciéndolas. Por tales motivos, no podemos menos de saludar con
alegría y apoyar con todo empeño el programa social que Vuestra Excelencia ha de-
finido. A Vuestro lado estamos en el empeño de crear un mundo mejor, donde mejor
se pueda servir a Dios. Séanos permitido, para satisfacción Vuestra y para alegría del
pueblo costarricense, hacer nuestro, en este mensaje, el programa de aspiraciones
que adoptó el Congreso Católico Interamericano de Ciencias Sociales: Es inaplazable
y necesaria una reforma social que, conforme a las enseñanzas de la Iglesia y,
especialmente, a las normas contenidas en las Encíclicas "Rerum Novarum" y
"Quadragésimo Anno", restablezca el concepto cristiano de trabajo y asegure su justa
remuneración, tomando en cuenta las cargas del trabajador como jefe de familia, le
dé seguridad económica contra riesgos y situaciones personales o exteriores que le
impidan ganar su subsistencia, haga efectivo el acceso del mayor número de
personas a la propiedad rural y urbana, garantice la libre organización de los
trabajadores y, en general, realice las normas cristianas de la justicia y de la caridad,
elevando las condiciones de vida de quienes carecen de bienes y permitiéndoles un
razonable y permanente bienestar.
Nos permitimos extender este mensaje de solidaridad a los Excelentísimos Señores
obispos de Alajuela y de Limón, con quienes compartís las duras responsabilidades del
momento. De una manera especial, queremos hacer protesta de obediencia a la Cáte-
dra de Pedro y depositamos dicha protesta en las manos de su ilustre Representante
en Costa Rica.
Miramos con optimismo hacia el año que viene. "Quien espera en el señor, alcanzará
la salud". En El esperamos. Y confiamos asimismo en la Reina de los Angeles, Augusta
Patrona y Tierna Madre del Pueblo Costarricense, para colaborar con Vos en el
establecimiento de la paz social cristiana.
Queden, pues, notificados, costarricenses y extranjeros, que el Clero de la
Arquidiócesis siente con su Arzobispo porque el Arzobispo siente con la iglesia, y la
iglesia vive en Dios.
PRESBÍTEROS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ
El Mensajero del Clero 12 (1943), 309-313.
54
Con los sentimientos de respeto y afecto de que es digno Vuestra Excelencia, nos sus-
cribimos humildes servidores.
MARIANO ZÚÑIGA, Cura y Vicario del Carmen;
MONS. RICARDO ZÚNIGA, Párroco de Santa Teresita;
ROSENDO DE J. VALENCIANO, Párroco de La Merced;
FRAY MANUEL ESPINOSA, OP, Párroco de La Dolorosa;
VÍCTOR ML., ARRIETA, Párroco de Guadalupe;
ANSELMO PALACIO, Párroco de Curridabat;
ALBERTO MATA, Párroco de Tibás;
WILFRIDO BLANCO, Párroco de Moravia;
MIGUEL BENAVIDES, Párroco de Coronado;
BENJAMÍN NÚÑEZ, Director de la Central "Rerum Novarum";
CARLOS H. RODRÍGUEZ, Director de Ejercicios Espirituales;
FABIO PRADO, Coadjutor de La Soledad;
SANTIAGO NÚNEZ, Coadjutor de La Merced;
ALBERTO COTO F., Capellán del Hospital;
SALVADOR COLL, Presbítero;
FERNANDO SARRATEA, Presbítero;
MATÍAS C. ROJAS, Presbítero;
CARLOS MENESES B., Cura y Vicario de Cartago;
SANTIAGO ZÚNIGA, Párroco de Tres Ríos;
ENRIQUE BOLAÑOS QUESADA, Párroco de Oreamuno;
RAFAEL MARÍA GUILLEN, Párroco de Tejar;
RECAREDO RODRÍGUEZ, Párroco de Paraíso;
MANUEL QUIRÓS, Coadjutor de Cartago;
CARLOS GÁLVEZ, Capellán de la Basílica de los Ángeles;
ALFONSO COTO, Párroco de Pacayas;
RUBÉN GARCÍA, Párroco de Juan Viñas;
JOSÉ ACOSTA, Párroco encargado de Tierra Blanca;
ABEL CASTILLO, Presbítero;
JOAQUÍN VILLAPLANA, Presbítero;
LUIS ARTIGAS, Presbítero;
RAFAEL CASCANTE, Cura y Vicario de Heredia;
SALOMÓN VALENCIANO, Cura de San Joaquín;
MAXIMILIANO RODRÍGUEZ, Párroco de San Isidro de Heredia;
FELICIANO ÁLVAREZ, Párroco de San Antonio de Belén;
RICARDO ACUÑA. Párroco de San Rafael de Heredia;
RICARDO SALAS, Párroco de Santo Domingo;
FRANCISCO HERRERA, Coadjutor de Heredia;
ROMUALDO BARRANTES, Párroco de Santa Bárbara;
HORACIO MORALES, Párroco de Barba;
RUBÉN ODIO, Cura y Vicario de Desamparados;
JOSÉ MARÍA RAMÍREZ, Cura de Acosta;
GUILLERMO ARIÉ, Párroco de San Juan de Tobosi;
MIGUEL ÁNGEL ARGUEDAS, Párroco de San Marcos;
DELIO ARGUEDAS, Párroco de Aserrí;
BERNARDO CASTILLO, Párroco de Dota;
ANTONIO FORN, Cura y Vicario de Escazú;
J. FABIO CHACÓN, Párroco de Santa Ana;
ÓSCAR JÓSE TREJOS, Párroco de Alajuelita;
ANTONIO NARÍA BARRANTES, Párroco de Turrubares;
RAMÓN S. VÁRELA, Párroco de Villa Colón;
RAFAEL VARGAS, Párroco de Santiago de Puriscal;
DÁGOBERTO MÉNDEZ, Párroco de Barbacoas;
PRESBÍTEROS DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ
55
FRANCISCO DE P. CASTILLO, Cap. del Reformatorio San Dimas.
t VÍCTOR SANABRIA M.
56
11. RESPUESTA DEL EXCMO. SEÑOR ARZOBISPO AL CLERO
ARQUIDIOCESANO
San José, 31 de Diciembre de 1943.
Venerables y amados colaboradores en la viña del Señor:
Con sobrenatural emoción he leído y gustado vuestro histórico, católico y sacerdotal
mensaje de Navidad, que tres de vosotros, a nombre del venerable Clero
Árquidiocesa-no, pusieron en mis manos el día de ayer.
En él habéis querido derramar, con cristiana generosidad, vuestra rica, vigorosa y
delicada alma de sacerdotes, para decirle a vuestro Prelado, en las pesadumbres y
angustias de su ministerio, aquello mismo que el Pontífice expresó, leyéndolo del
Pontifical Romano, en el día siempre memorable de nuestra ordenación sacerdotal:
"Rectori navis et navigio deferendis eadem est, vel securitatis ratio, vel communis
timoris. . . par debet esse sententia eorum, quorum causa communis existit".a Y con
noble corazón habéis querido venir, en esta hora de pesares y de temores, "in
adjutorium Moysi et doudecim Ápostolorum, Episcoporum videlicet catholicorum, qui
per Moysen et Ápos-tolos figurantur"^
He depositado vuestro mensaje a los pies de Jesucristo, centro y corazón de la
Iglesia, de quien soy indigno representante en esta amada porción de la grey
universal, por ministerio de la Inmaculada Madre de Dios que bajo el glorioso título de
Reina de los Ángeles veneramos como Patrona Oficial de la República, y por el del
santo Patriarca San José, ínclito esposo de María y Patrono de la Arquidiócesis.
Unido por la fe con vosotros en estas santas alegrías del Ciclo Pascual, con verdadera
efusión de espíritu he encomendado a la benigna asistencia del Divino Fundador de la
Iglesia y a la intercesión de nuestros santos Patronos, vuestras personas y vuestros
ministerios, vuestros sacrificios y vuestros gozos, y en alianza jerárquica y espiritual
con vosotros he elevado mis pobres plegarias a Jesucristo por la salud e incolumidad
del Romano Pontífice, para que el Rey Pacífico colme sus paternales anhelos tan ardo-
rosamente expresados en su discurso de Navidad que tan oportunamente habéis
citado en vuestro mensaje.
He dicho que vuestro mensaje es histórico y católico. En efecto, es la proclamación
más explícita y más consciente de la doctrina social de la Iglesia ante los problemas
de la
El Mensajero del Clero 12 (1943), 313-315.
El capitán de la nave y la tripulación viven lo mismo, por razón de seguridad y por temores compartidos.
Quienes tienen la misma causa reciben el mismo veredicto.
En ayuda de Moisés y los Doce Apóstoles, es decir, de los obispos católicos representados por Moisés y los
Apóstoles.
hora presente, en uno de los momentos más trascendentales de la historia social de
nuestra amada nación. Hijos del pueblo, y enviados a evangelizar a los pobres, habéis
querido hacer sacerdotal ostentación de la gravísima responsabilidad que sobre
vosotros pesa, y habéis formulado el propósito, con inquebrantable voluntad, de
inculcar a los vuestros los principios de las sanas doctrinas sociales promulgadas por
t VÍCTOR SANABRIA M.
57
los Pontífices en sus memorables Encíclicas y explanadas con apostólico celo en sus
discursos y documentos.
Vuestro mensaje es católico y sacerdotal. Con sentido corazón habéis protestado obe-
diencia, reverencia y acatamiento a la Cátedra de San Pedro. Sentisteis con el Obispo
porque el Obispo siente con la Iglesia y la Iglesia vive en Dios. Con ello, venerables
hermanos, habéis satisfecho plenamente, para consolación nuestra y saludable ejem-
plo de los fieles encomendados a vuestros pastorales cuidados, aquel supremo anhelo
del gran Sacerdote, Jesucristo: "Ut omnes unum sint". (Joan XVI, 21)c. A mi vez creo
deber aplicarme estas otras palabras del Divino Salvador: "Ego in vobis, et vos in me,
ut simus consummati in unum"d (Ibid. 23).
Pobres serían mis palabras para corresponder dignamente a los sentimientos que me
habéis manifestado en vuestro mensaje. Hable por mí la eterna sabiduría de las
Sagradas Escrituras.
Bienaventurados vosotros que no habéis sido escandalizados en mí (Luc. VII, 23).
Grandemente me he consolado juntamente con vosotros, por aquella fe que tenemos
los unos y los otros, vuestra y mía (Rom. 1, 12). Abundaron las aflicciones de Cristo
en nosotros, pero así también por Cristo abunda ahora nuestra consolación (II Cor. 1,
5). Doy gracias a mi Dios acerca de todos vosotros, porque vuestra fe se ha divulgado
por todo el mundo (Rom. 1, 8, 9).
Y a nombre propio y del de mis Venerables Hermanos en el Episcopado, os digo, muy
amados cohermanos, con sinceridad y afecto de padre vuestro en Cristo: "Vivid siem-
pre alegres. Orad sin intermisión. Dad gracias a Dios por todo al Señor, porque esto
es lo que quiere Dios que hagáis todos en Jesucristo. No apaguéis el Espíritu. No
despreciéis las profecías. Examinad, sí, todas las cosas, y ateneos a lo bueno. Y el
Dios de la paz os haga santos en todo, a fin de que vuestro espíritu entero, con alma
y cuerpo, se conserve sin culpa para cuando venga nuestro Señor Jesucristo.
Hermanos míos, orad por nosotros" (1 Thes. V, 16 sgts.).
La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros. En el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Festividad de San Silvestre, Papa y Mártir del año del Señor mil novecientos cuarenta
y tres.
t Víctor Sanabria M.
Arzobispo de San José de Costa Rica.
c Que todos sean uno (Jn 17, 21) d Yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno. Juan 17,23.
12. DISCURSO DEL EXCMO. SEÑOR ARZOBISPO DE SAN JOSÉ MONS. VÍCTOR
SANABRIA M., EN LA CONVENCIÓN DE LA CONFEDERACIÓN COSTARRICENSE DE
TRABAJO «RERUM
NOVARUM» CELEBRADA EL 10 DE MAYO DE
1945*
UNA CONVENCIÓN POPULAR
t VÍCTOR SANABRIA M.
58
En la prensa norteamericana se ha comentado en los últimos días, a propósito del
fallecimiento del Presidente Roosevelt, y de la asunción del poder por parte del señor
Truman, que el primero, sin ser del pueblo, vivió y gobernó para el pueblo, y que
este, que sí es del pueblo, habrá de gobernar igualmente para el pueblo.
Del movimiento sindical "Rerum Novarum" bien cabe decir que es del pueblo, por el
pueblo y para el pueblo, con lo que dicho está que es un movimiento de legítima ex-
tracción demócrata en el sentido en que otro ilustre Presidente de los Estados Unidos,
Abraham Lincoln, definió el contenido esencial de la palabra democracia, en su signifi-
cación más pura y tal como la analizara no hace mucho ese gran filósofo de la demo-
cracia, humana porque cristiana, y cristiana porque humana, Su Santidad el Papa Pío
XII, gloriosamente reinante.
Por consiguiente, me cabe el honor de dirigir la palabra a una convención eminente y
legítimamente popular, en la que se discuten, con sentido superior social, también
con sentido espiritual y cristiano, los intereses de una pujante organización de
trabajadores, nacida al calor de una legislación social inspirada en criterios netamente
cristianos, más aún, cristiano-católicos, los expuestos con tanta oportunidad como
brillo por León XIII en la Encíclica "Rerum Novarum" y por Pío XI en la Encíclica
"Quadragesimo Anno". Todavía más. Forzando algún tanto los términos, y con
probable lesión de la modestia, diré que me hallo ante una convención sindical, que
hasta cierto punto, por relativo que sea, puedo considerar como mía, ya que ella tuvo
existencia, gracias, sí, al entusiasmo, sacrificio y consagración de este gran
Sacerdote, el Presbítero don Benjamín Núñez y de las personas que junto con él
iniciaron la grande empresa en agosto de 1943, pero gracias también al conjunto de
palabras que, en ocasión muchas veces discutida y escasamente comprendida,
pronunciara el Arzobispo de San José, y que quiero reproducir ahora textualmente:
"La Autoridad Eclesiástica está y estará empeñada en que se formen agrupaciones
obreras católicas y en ampliar las ya existentes, no precisamente para debilitar el
movimiento de cohesión de las clases trabajadoras, sino para encauzar ese
movimiento en la forma que mejor convenga, dentro de los amplísimos derroteros
marcados por las enseñanzas pontificias".
HABLA A SUS AMIGOS
Creo, por tanto, estar en la casa, y hasta ser un poco de la casa. A pesar de ello, no
podré negar que hube de sobreponerme a ciertas contrariedades psicológicas mías,
antes de aceptar la invitación que bondadosamente me hiciera el Padre Núñez, a
nombre del Cuerpo Directivo de la Central Sindical "Rerum Novarum", para participar
en esta convención. No sé como referirme a tales contrariedades, ni si en verdad
convenga referirse a ellas. Pero estando, como estoy, en casa, puedo confiar en la
discreción y benevolencia de quienes me escuchan, y en todo caso me asiste el
derecho de esperar que mis palabras han de ser interpretadas con toda lealtad. A
vosotros únicamente me dirijo, y siendo como sois los dueños de mis palabras, seréis
asimismo los únicos que tengan propio y natural derecho a comentarlas.
LA DOCTRINA SOCIAL CATÓLICA APLICADA
En alguna comunicación de la "Rerum Novarum" se me ha llamado, con exageración
notoria, "genio" o cosa por el estilo, de la organización obrera aquí representada.
t VÍCTOR SANABRIA M.
59
Agradezco el cumplido, curado estoy de vanidades, no acepto el calificativo por no
ajustarse a la verdad. El genio de esta organización lo fue y lo es, la Doctrina Social
de la Iglesia, tan ignorada entre nosotros durante bien largos años, doctrina tan
sagazmente sintetizada en el mote distintivo de la organización "Rerum Novarum". Ni
siquiera el Padre Núñez, eminente como son los servicios que ha prestado a la
organización, es el aludido genio. Él y yo, y todos cuantos han dispensado su favor y
simpatía a la organización, hemos sido y somos simples apóstoles de una doctrina y
con ello no hemos hecho otra cosa que poner en práctica lo que juzgábamos ser
exigencia de nuestras convicciones en la hora presente.
Si la justicia exigiera, y parece exigirlo, que en oportunidad como ésta se tributara un
homenaje a alguien ese alguien sería, tendría que serlo, la Iglesia Católica y los pontí-
fices que promulgaron su doctrina social.
Entre nosotros, a Dios gracias, entiendo que apenas habrá quien ponga en tela de
juicio, la conveniencia y oportunidad de la aplicación de la doctrina social católica a la
solución de los problemas sociales. Y porque la cita, según parece, viene en apoyo de
mi afirmación, recuerdo ahora el caso de un trabajador social, que en oportunidad
muy singular, escribió y afirmó, que apoyaría la política social que se estaba
adelantando en Costa Rica, política social basada en encíclicas pontificias, y que esa
política social encuadraba sin contradicción en sus planes para la organización
económica y social de la Nación.
Diversa es la situación en otros países, inclusive en una nación de la que fui expulsa-
do en hipótesis, en cuya Constitución se consignó una cláusula que haría imposible la
existencia del Padre Núñez como director de una central obrera, y absurda la
presencia de un Arzobispo en una reunión sindical. Existía allá una organización
obrera incipiente, homónima de la nuestra, y hubo de desaparecer porque su
existencia habría constituido un delito. ¡Y cuenta que todo esto se hizo en resguardo
de la libertad de conciencia! Refiero esta singularidad sin afán de criticar lo que a
nosotros no nos importa, y porque venía al caso para señalar las habituales
contradicciones de quienes atan de pies y manos a la Iglesia y después le cobran con
toda dureza y desde luego con evidente injusticia, que no coopera eficazmente a la
solución de la cuestión social. Aludí también al citado caso, para recordar que cuando
se discutía entre nosotros la legislación social, y ya que técnicamente, según
aseguraban los entendidos, no encajaba jurídicamente el consignar en el Código de
Trabajo, en su propio aparte, esa libertad de trabajo de los sacerdotes, esto es, la de
entrar a la parte dura y a veces ingrata tarea de organizar sindicatos, se obtuvo que
en el texto del acta de la respectiva sesión de la Cámara, se apuntaran declaraciones
de fuerza interpretativa, que pusieran tan necesaria y útil libertad al amparo de toda
coacción. En un periódico local se publicó el sentido íntegro de aquellas declaraciones,
pero ignoro si se consignaron en el texto definitivo del acta de aquella sesión, porque
según mis noticias de aquellos días, la nota respectiva se había traspapelado, como se
dice, en la Secretaría. Quede, de esta manera, constancia formal de que nuestra
Cámara de Diputados, por acto expreso, conste en el acta o no conste de ella, no
quiso atar las manos del sacerdote ni las de ningún ciudadano, por causa de su
profesión religiosa, por manera que todos los ciudadanos y con libertad absoluta,
pueden participar en los afanes sociales, nominalmente en los sindicales.
LA LEGISLACIÓN SOCIAL
Y vamos ahora a tratar en particular de algunas de las contrariedades psicológicas ya
referidas. Participar en esta convención sindical, hija al fin y al cabo, de nuestra legis-
t VÍCTOR SANABRIA M.
60
lación social, en la que se dice que el Arzobispo colaboró en alguna forma, por
modesta que ésta sea, y no recordar a las personas que propusieron, impulsaron y
ratificaron aquella legislación, y aquellas otras que con toda sinceridad, en escritos y
oralmente la han encomiado después, me parecía un pecado, que ni la historia, ni,
sobre todo, la rectitud y espíritu de justicia de que a tan buen título se aprecia la
"Rerum Novarum", podrían perdonarme. ¿Que algunas de tales personas pueden
tener un valor político? Ese no es el valor que a vosotros ni a mí nos interesa en estas
materias. Pero tienen también un valor social llamémoslo así, indiscutible, y ni a
vosotros ni a mí mismo nos es lícito ignorarlo, tanto más que vosotros y yo, en este
lugar, y en esta ocasión, estamos fuera y por encima de toda agitación de partidos.
Pronunciad vosotros aquellos nombres en lo íntimo de vuestra conciencia, que con
ello satisfecha queda la justicia, que es lo que importa.
Para vosotros, como para mí, cualesquiera que hayan sido o podido ser las
circunstancias objetivas, permítaseme la expresión, de tiempos que estarán, como
todo tiempo pasado, sometidos al veredicto desapasionado y recto de la historia, la
legislación social pasó ya las aguas agitadas de los intereses ajenos a la misma
finalidad intrínseca de ella, y respira ya el aire puro en que conviene vivan las
instituciones patrias fundamentales.
LA LIBERTAD SINDICAL
Cuando se discutía, en comisión, el proyecto de nuestra legislación social, a instancias
de alguien que no consideraba que fuera del todo preciso el texto que consagra la
libertad sindical, aquella Comisión aceptó y patrocinó otro texto más redondeado.
En Costa Rica el monopolio sindical es legalmente imposible. Tampoco existe en la
práctica. Actualmente hay en Costa Rica dos centrales sindicales obreras: la "Rerum
Novarum" y la "Confederación de Trabajadores de Costa Rica" y ambas operan con el
mismo instrumento, el Código de Trabajo y las Garantías Sociales. También funcionan
varios sindicatos patronales. Podrían existir tres o más centrales y sindicatos de
ambas categorías, que con ello solamente se hará más evidente la libertad sindical de
que tan ampliamente disfrutamos.
Por motivos y razones que a mí no me corresponde analizar ahora, tal vez no falten
quienes esperan o desean que el Arzobispo, en esta convención, bendiga o maldiga.
Sin embargo bendeciré sin maldecir. En esos mismos momentos la otra Central,
Sindical obrera, aprovechando como nosotros, la fecha de hoy, hace una
manifestación en la que participará el Jefe de la Nación. No creo que en el corazón de
ningún trabajador honorable, anide la celotipia, hija de las competencias sindicales
mal entendidas, en el vuestro, porque la otra Central organice una manifestación; no
en el de los agremiados de ésta, porque vosotros celebréis vuestra convención. Casi
diría que esta simultaneidad de actos, era hasta cierto punto, necesaria, para que
quedara consagrada, una vez más, la libertad sindical de que tan justamente nos
envanecemos.
SALVAR LA EXPERIENCIA SOCIAL COSTARRICENSE
Pero, diréis: ¿a qué propósito vienen estas reflexiones? Pues vienen a lo que vienen.
Mañana o el año entrante podrían decir los hombres que no sean de buena voluntad,
que en este Primero de Mayo se han declarado la guerra técnica y táctica las dos cen-
trales sindicales obreras ya fundadas, y que figuran como jefes de la empeñada
batalla, de una parte el señor Presidente de la República y de otra el Arzobispo. Y
forzando la imaginación se dirá que se había planteado un conflicto entre la Iglesia y
t VÍCTOR SANABRIA M.
61
el Estado. Bien sabéis vosotros que ello no es así. Á esta convención fuimos invitados
ambos, y es un honor y una satisfacción para esta Central ver al Jefe de la Nación
presidiendo esta asamblea, y por ello, a nombre de la Central "Rerum Novarum", me
complazco en expresarle nuestro reconocimiento profundo. Á nosotros, como a los
hombres que por uno u otro título la nación considera como sus orientadores en las
horas difíciles, lo que nos interesa es que esta grande, inmensa experiencia social que
estamos llevando a cabo, se realice a "lo costarricense" y dentro de las bases
ideológicas que tan puntualmente detallan nuestros textos de legislación social, a
saber, las de la justicia social cristiana, de que hablan los textos de las garantías
sociales y el Código de Trabajo en el artículo introductorio.
Sólo quien estuviese cegado por prejuicios podría lamentar el hecho de que se hayan
incorporado tales declaraciones de principios en nuestros textos legales, y de que se
haya hecho uso, con tan encomiable largueza, de las Encíclicas Pontificias, al plantear
nuestra legislación social.
SUS ACTUACIONES EN MATERIAS SOCIALES
En verdad, preferiría no hablar de estas cosas, para no dar pábulo a suspicacias
irrazonables, cualesquiera que ellas fueran. No obstante creo que conviene hacerlo.
No pocas de mis actuaciones en relación con estas materias sociales y con las que en
alguna forma se refieren a ellas, han sido motivo de crítica, quizás no siempre
comedida y menos objetiva. Admito, para ser justo que hay una de aquellas
actuaciones, que parece la más ocasionada, con título colorado, o sin color, a
provocar aquella crítica. Quienes pudieran autorizar su crítica, con títulos suficientes o
probables, han honrado su discreción guardando muy oportuno silencio. En este
número estáis vosotros.
Por aquella actuación, se me ha alabado sin razón, y también se me ha execrado sin
razón. Leí hace poco una publicación de un escritor puertorriqueño, que en aquellos
días no faltaron quienes me consideraban como candidato probable a la excomunión,
pero añadía que tales por lo visto, no habían leído lo que yo había escrito a aquel
propósito; que si lo hubieran leído, agrego yo, bien hubiesen podido decir que yo era
un candidato seguro a la sumisión irrestricta, y todavía lo soy, a cuanto dispusiera o
disponga en su prudencia y sabiduría la Santa Sede. Pues bien, creo que los que me
han alabado sin razón, no han leído mis escritos, y que los que me han execrado sin
razón, no han leído tampoco. De sí mismo decía el Presidente Roosevelt, que él
estaba un poco a la izquierda del centro. Yo no estoy, ni he estado, ni quiero estar ni
a la izquierda, ni a la derecha, ni en el centro, en el sentido en que suele emplearse
esa palabra. Yo estoy donde está la Iglesia y la Iglesia está fuera y por encima del
centro, de la izquierda, de la derecha, de la izquierda de la derecha, de la derecha de
la izquierda. La Iglesia no tiene más orientación qué ésta: "Sursum", hacia arriba.
LA MISIÓN DE LA "RERUM NOVARUM"
No exijáis que en estas palabras, escritas a vuelo pluma, en los espacios libres, no
muchos por cierto, que me han dejado las ocupaciones ministeriales de los últimos
días, haya orden lógico, siquiera medianamente aceptable. Por otra parte estimo que
ello no es necesario, ya que hablo a amigos y entre amigos, y no en discurso ni en
conferencia, sino en simple conversación.
Dije que temía hablar, y estoy hablando, que temía decir, y estoy diciendo. Añadiré,
en concreto, algunas consideraciones acerca de lo que, según mi juicio, espera y tiene
t VÍCTOR SANABRIA M.
62
que esperar el país y la sociedad de la "Rerum Novarum", acerca de lo que yo
llamaría la misión de la "Rerum Novarum", y acerca de lo que no es la misión de la
"Rerum Novarum".
LO QUE NO ES LA "RERUM NOVARUM"
Comencemos por lo último. No es un foco de demagogia, ni mucho menos. Hay una
palabra de la que se ha abusado en los últimos tiempos en Costa Rica (y fuera de
ella) para tachar todo lo que se quiera tachar, sin creerse obligado el sujeto de dar
explicaciones. No la quiero pronunciar. A la "Rerum Novarum" y a sus dirigentes se
les ha aplicado así como se le ha aplicado al que habla, el cual, además ha debido
sufrir por ello persecuciones por la justicia. Esto me hace recordar lo que leí en un
escrito de Ángel Osorio Gallardo, anécdota que, sin embargo, me aseguró un
diplomático que no era verdadera, aduciendo razones que mucho respeté, pero que
no me convencieron. Decía aquel escritor que cuando Pío XI publicó la Encíclica
"Quadragesimo Anno", algunas señoras muy piadosas de una ciudad del norte de
España, dispusieron hacer rogativas por la conversión de su Santidad. Y en verdad
que el caso no sería de extrañar, ya que en un tiempo estuvo muy en boga eludir los
deberes de la justicia social cristiana invocando malamente las preeminencias de la
doctrina, y ahogar esos mismos deberes en las aguas no siempre claras de una
caridad mal entendida. La Encíclica de León XIII fue prohibida por algunos patrones,
también católicos, en sus fábricas y talleres, lo mismo que la de Pío XI, según lo
escribe éste en la Encíclica "Divini Redemptoris", acerca del comunismo marxista y
ateo. Qué de raro tendrá, pues, que la Central "Rerum Novarum" haya sido favorecida
con aquella calificación simplista con que se suelen excusar en forma vergonzante, y
por contra farisaica, los deberes de la justicia social.
POSICIÓN CONSTRUCTIVA
La "Rerum Novarum" tiene un carácter propio, del que quizás no haya muchos
ejemplos y escasos antecedentes. No milita en el número de los "ANTI", sino en el de
los "PRO". En muchas partes ha habido empeño, desde luego bien intencionado, por
formar agrupaciones obreras, católicas o no católicas, de carácter antisocialista,
anticomunista, antiizquierdista, antirrojista, etc., pero quizás se haya perdido de vista
la necesidad de crearlas y formarlas para el servicio de los aspectos positivos, es
decir, en pro de la justicia social, en pro de los trabajadores, en pro de los deberes
sociales. Aquello es negativo. Esto es positivo. Y mientras tanto aquellas
organizaciones, objeto de esta actitud "anti", no han perdido el tiempo y, aunque la
confesión nos duela, buena parte de los adelantos sociales ya alcanzados se deben a
ellas. Bien saben éstas que los efectos que llamaremos de "anti", si los tienen,
vendrán por añadidura como efectos del "pro". Imitémoslas pues. Del enemigo el
consejo.
Son bastantes, al parecer, los interesados en que la "Rerum Novarum" renuncie a sus
aspectos positivos y contraiga su acción a los aspectos negativos, esto es, que se con-
sagre no a pedir justicia, sino simplemente a impedir que otros la pidan más allá de lo
justo, o con métodos de violencia. Se quisiera que fuera a modo de cancerbero de la
tranquilidad habitual que muchos creen ver amenazada por la leislación social.
Todavía más. Se quisiera que fuera una organización apolítica, es verdad, pero de la
que pudiera, tal vez, usarse en sentido político, eventualmente, en "Contra" de esto o
de aquello, de éste o de aquél.
t VÍCTOR SANABRIA M.
63
A propósito de lo que es y de lo que no es la "Rerum Novarum" es oportuno que haga
una glosa acerca de los alcances de las declaraciones del último congreso de la Cen-
tral, en relación con la Iglesia y con la Autoridad Eclesiástica. Leí en aquel entonces
un comentario que no hacía honor a la Central. Me pareció entender que se alababa a
la Central, ya no sólo porque, en opinión del escritor, le había vuelto la espalda a la
Iglesia, sino porque le había dado una lección a la Autoridad Eclesiástica. Sea esta
ocasión para manifestar, con toda naturalidad, que la Iglesia, la Autoridad Eclesiástica
no habría asumido la responsabilidad que asumió, al patrocinar doctrinalmente a la
Central, sino bajo aquellas condiciones que ella misma determinó. En otras palabras,
el mantenimiento invariable de la línea doctrinal social, que trazó en aquel Congreso
es condición indispensable para que la Iglesia continúe dispensando su patrocinio a la
Central. Pero ahí termina la responsabilidad de la Iglesia. Por tanto, los éxitos o los
fracasos técnicos, tácticos, sociales y económicos de la Central, serán éxitos y
fracasos de la misma Central y de sus dirigentes, ya que la Iglesia debe saber dónde
termina el "Reino de Dios", y donde comienzan los dominios del César. Los conflictos
que en esos planos debe confrontar la Central, serán conflictos y problemas suyos
propios, y no de la Iglesia ni de la Autoridad Eclesiástica. Espero que no se diga ahora
que es la Iglesia la que le vuelve la espalda a la Central, y la que le señala sus propias
funciones. ¡Cuán difícil parece a veces que los hombres sean capaces de suponer
sinceridad y lealtad, en las personas y en las cosas que no son de su agrado!
Hablo, sobre todo, y como es natural, de aquello que más de cerca me interesa. Esta-
mos en la época de las contradicciones. Parece que se ha criticado a la Central por no
ser una organización de exclusivismo religioso, y porque en ella se admiten personas
que no profesan la Religión Católica, que es la de la mayoría de los componentes de la
"Rerum Novarum". La Central es una organización de interés económico-social preva-
lente, aunque, como es obvio, no puede descuidar los intereses espirituales y éticos
que están involucrados en aquéllos, y en la medida que lo estén. Lo único que la
Central pide a sus adherentes, es que acepten las soluciones fundamentales de la
cuestión social que propone la Iglesia, y que no son, al fin y al cabo, otra cosa que la
interpretación razonada y autorizada del derecho natural, al que están sometidos
todos los hombres en todas las latitudes. Si todos los militantes de la "Rerum
Novarum" fueran católicos, ella y la Iglesia serían los primeros en celebrarlo, pero no
se les cierra las puertas a quienes no lo sean, precisamente porque, dentro de la
concepción que presidió la función de la Central, ello cedería en detrimento relativo
del carácter ecuménico y humano de aquella interpretación del derecho social que da
la Iglesia. Las Encíclicas Pontificias no son exclusivamente documentos católicos o
cristianos sino también documentos humanos. ¡Y después se afirma que la Iglesia
peca de intransigencia...!
APOLITICIDAD DE LA "RERUM NOVARUM"
La Central no es una corporación política. Es una organización apolítica.
Entendámonos. No puede desinteresarse de la política entendida ésta en el sentido
que tuvo en mente, creo que Platón, cuando dijo que el hombre es un animal político.
En otros términos y siguiendo la letra de la definición platoniana, la Central no puede
desinteresarse de la politicidad del animal-hombre, pero sí profesa, y con todas las
veras de su alma, no interesarse en la animalidad humana, que es propia de la
política. Conste que hablo en términos platonianos, o, si queremos platónicos.
Muchas alabanzas se han tributado a la Central por sus repetidas declaraciones de
apo-liticidad. Al recordarlas vienen a la mente las palabras de Virgilio en la Eneida:
"Timeo Dañaos et dona ferentes", que podría traducirse en romance en la forma
t VÍCTOR SANABRIA M.
64
siguiente, "Qué habré hecho de malo, o qué mal se esperará de mí, cuando tales
alabanzas me tributan los griegos". ¡Cuidado con los griegos! Los Aquiles son siempre
temibles. Vencen y arrastran a Héctor, y después adquieren títulos de generosos con
los despojos del vencido. La consigna de la Central, en esta parte, bien podría ser
ésta: "no política partidista de arriba para abajo, ni de abajo para arriba; defensa
contra los atentados de la política partidista horizontal".
Se me dice que de parte de quienes han alabado, en la forma dicha a la Central, se ha
puesto a circular la especie de que ésta es un instrumento político ideado por el Arzo-
bispo para medrar en la política. Vosotros sabéis que eso no es cierto ni puede serlo,
y eso basta. Ese es uno de los tantos gajes que se me ha traído al Arzobispado, y que
yo deposito con solicitud de coleccionista, en el museo de mis recuerdos.
LA MÍSTICA DEL MOVIMIENTO
Nervio de la disciplina, indispensable para la vida de la organización es la "mística" de
la misma, esbozada ya en las declaraciones fundamentales del Congreso tantas veces
citado. La "Rerum Novarum" no es un movimiento místico, pero, por contradictorio
que ello parezca, no podría vivir sin mística. Si no tuviera mística sería un cuerpo sin
alma. Qué sea en última instancia eso que llamo mística de la organización, no es fácil
decirlo, así como no es fácil definir el alma y sin embargo, sin ella no se puede existir.
Sin mística, imposible es el espíritu de sacrificio, que es esencial para la vida de la
organización y sin el cual no podrán resolverse los múltiples problemas que habrá de
confrontar en el curso de su carrera. Existen problemas y dificultades de orden econó-
mico, disciplinario, cooperativo, etc., en una palabra hay problemas y contrariedades
de orden interno y de orden externo. El movimiento, como todos los movimientos si-
milares, ha tenido su período de romanticismo, o, si queréis, de infantilismo, en el
que todo parecía fácil hacerlo.
Con la organización de esta Confederación, entra en el período de su mayor edad, o
sea, de realismo, que hay que encarar con mucha virilidad y con absoluta fe en el
triunfo final. Ese realismo supone una gran medida de prudencia, de disciplina y de
convicción, o sea, de responsabilidad. Quisiera que entrarais en este nuevo período,
armados con estas palabras de Nuestro Señor Jesucristo: "La verdad os hará libres",
que yo parafrasearía en estos términos: "La verdad, y únicamente la verdad, os hará
triunfar".
Ese realismo, desde luego realismo santo, presume que la Central, sin perder de vista
su función primordial de fomentar y resguardar por todos los medios legítimos, los
derechos de los trabajadores, fáciles de perturbar por las contingencias económicas y
sociales que se derivan de los problemas del trabajo, cultive en los trabajadores, al
mismo tiempo, la conciencia de sus obligaciones. La palabra derecho es correlativa de
obligación. Hablar solamente de los derechos de los trabajadores, sin poner ante sus
ojos sus obligaciones, equivaldría a hacer demagogia.
Ese mismo realismo de que hablo presupone que la Central tiene conciencia de la
obligación que le incumbe de procurar la armonía social. Cierto es, desde luego, que
la obligación de procurar esa armonía no pesa solamente sobre la sindicación y que
sería pueril pretender que ella sola, sin el concurso de los demás elementos sociales,
pudiera alcanzarla. No hay que exagerar la importancia de la sindicación, no podemos
concebir la sociedad en función de sindicato monstruo y monstruoso. Eso equivaldría,
en último término, a desacreditar la sindicación. Por la misma razón, la Central, con
espíritu de humildad que la dignificará, no caerá en la tentación de exagerar su propia
t VÍCTOR SANABRIA M.
65
importancia. Del temperado análisis de la razón de ser de su propia existencia, nacerá
la convicción de que es necesario reconocer la razón de ser y la importancia de todos
y cada uno de los elementos que entran en la conjugación, no siempre regular del
orden social, elementos cuyos campos propios han de ser respetados, y a los cuales
habrá que pedir cooperación.
LA COLABORACIÓN CON OTROS ORGANISMOS Y PERSONAS
La sindicación es por naturaleza, una especialización social, que no puede prescindir
de la colaboración estrecha con todos los elementos de la comunidad. Por eso la
Central "Rerum Novarum" debe, no sólo aceptar la colaboración sincera, también la
económica de las personas y organismos de la sociedad que estén interesados en el
mantenimiento del orden social, sino que ha de solicitar esa colaboración en donde
quiera estén dispuestos a darla. Entre esos organismos o personas, hemos de citar la
clase patronal y el mismo Estado. Todos ellos tienen no pocos problemas comunes
que han de resolverse, en justicia y comprensión en interés del bien de la comunidad.
El único límite que yo pondría a esa colaboración sería éste: "La verdad en la libertad,
la libertad en la verdad".
Quiero referirme en particular a la colaboración con los patronos. Si aquel realismo
sano de que hablé antes, exigiera colaborar, pie a pie, con los patronos, ya fuera para
que no se abusara de las libertades consagradas en la legislación social, ya fuera para
refundir, desde luego sin desnaturalizarlas, alguna o algunas de las disposiciones
legales que pugnaran con la realidad social y económica de la comunidad en un
período dado, ¿por qué no se habría de colaborar con ellos, si ellos por su parte se
inspiraran en la verdad de la libertad, sin comprometer desde luego la libertad de la
verdad que en tal supuesto cupiera a los trabajadores? En esta parte voy más allá de
lo que pudiera llamarse simplemente colaboración de clases. Yo la llamaría
colaboración social. ¿Para llegar a ello será necesario sobreponerse de una y de otra
parte, a una larga serie de prejuicios? Es verdad. Pero los prejuicios no son
invencibles, cuando hay voluntad de vencerlos, y pienso que los patronos de Costa
Rica alientan en mayor o menor medida esa voluntad. Es mi opinión, que me
complazco en expresar aquí, que a la clase patronal nuestra, desarrollada de sus
responsabilidades, se debe en mucho que el experimento social, delicado, como el
que más, que estamos realizando, haya adquirido definitivamente el carácter de
evolución y no de revolución. Es un mérito colectivo de la clase patronal que hasta
ahora no ha sido suficientemente ponderado.
VERDADERO SIGNIFICADO DE LA SINDICACIÓN
Temo haber abusado de vuestra paciencia, aunque no de vuestra benevolencia para
conmigo, que sé es bien larga. Pero, ya que esta era la primera, y quizás la última
oportunidad que se me presentaba para hablar ante una convención como la vuestra,
no podía excusar el referirme in extensum a estos aspectos del movimiento sindical
que vosotros patrocináis y que merece toda simpatía.
Hace algunos años la simple palabra "sindicación", con razón o sin ella, era tomada
siempre hacia mala parte por los grupos que llamamos representativos del orden, y
entiendo que algo de eso acontece todavía en otros lugares. Gracias al esfuerzo com-
binado de cuantos comprenden las realidades sociales del presente, nosotros ya en-
tendemos y podemos entender esa palabra, en su significado justo y preciso. Á
afirmar esa feliz interpretación de la palabra "sindicación" habéis contribuido vosotros
en no escasa medida.
t VÍCTOR SANABRIA M.
66
En otras partes, según parece, la situación ha sido, por desgracia, semillero de odios
e instrumento de destrucción. Entre nosotros dichosamente es y tiene que ser fuente
de pacificación social e instrumento de edificación social.
En no pocos países la presencia de un Obispo en una reunión sindical, quizás
carecería de sentido, cuando no sería motivo de admiración y aun de escándalo. En
Costa Rica, supuestas determinadas circunstancias está plenamente justificada. No
creo, pues, haber escandalizado a nadie por haber aceptado la invitación que me
hicieran, y que de nuevo agradezco muy cumplidamente.
Réstame solamente formular votos muy fervorosos a Dios y a nuestra Patrona eximia,
la Virgen de los Ángeles, por el progreso de esta benemérita Confederación, que
solemnemente inauguráis en esta fecha, así como por el bienestar de todos y cada
uno de los dirigentes y agremiados de la Central de Sindicatos Costarricenses "Rerum
Novarum", y exhortaros, con el derecho que me da la simpatía que a la Central
profeso, a que con vuestra energía y con vuestra prudencia, os hagáis cada día más
dignos de las responsabilidades gravísimas que sobre vosotros pesan.
Termino mis palabras proponiéndoos, a manera de consigna simbólica, que expresa
en sustancia los ideales que perseguís, las dos siguientes: "RERUM NOVÁRUM" Y LÁ
VERDAD NOS HARÁ LIBRES
13. AL VENERABLE CLERO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ MONS. VÍCTOR
SANABRIA M.*
I
De los asuntos y problemas de suyo delicados, que voy a tratar en la presente
ocasión, bien podría decirse lo mismo que Su Santidad Pío XII, gloriosamente
reinante, escribía en su primera Encíclica "Summi Pontificatus" (20 de Octubre de
1939), a propósito de los que a su solicitud de Padre Común de la Cristiandad había
presentado la guerra: "Para una afirmación completa de las verdades contra los
errores de los tiempos presentes, si hay necesidad de hacerla, se pueden escoger
circunstancias menos perturbadas por los infortunios de acontecimientos exteriores".
Entonces la guerra mundial apenas había entrado en su primera fase, y los hijos de la
Iglesia, y aún los que viven alejados de Ella, esperaban de labios del Pontífice una
declaración formal que analizara y calificara hasta en sus últimos detalles, los
múltiples problemas teológicos que estaban en la entraña de los conflictos políticos,
económicos y sociales, que habían desatado la guerra.
Bien comprendió el Pontífice que en muchos, ya que no en todos, aquellas ansias por
escuchar su autorizada palabra estaban confundidas y entremezcladas con no pocos
intereses egoístas y de partido, que hubiesen deseado emplear la palabra del Papa, el
cual habla siempre fuera y por encima de todo egoísmo y de todo interés de partido,
como arma de guerra contra sus adversarios, y que habrían querido proclamar que la
Teología y su más augusto representante estaban con su causa y adversaban la que
sustentaban los contrarios.
El Papa, muy prudentemente, se abstuvo entonces de afirmar, en forma cabal y com-
pleta, las verdades contra los errores de los tiempos que le había tocado en suerte
vivir, y se contentó con señalar la causa íntima de los males que lamentaba, a saber,
t VÍCTOR SANABRIA M.
67
el rechazo sistemático de las normas de la moralidad universal, el olvido de la ley
natural y la apostasía en que el Occidente había incurrido al divorciarse de los
elementos espirituales básicos de la civilización que le había dado vida, esto es, los
que manan de la fuente perenne del Evangelio.
II
Valgan las consideraciones anteriores para introducir el tema, mejor diría los temas,
que voy a exponer en esta oportunidad ante vosotros, y en forma indirecta, ante los
fieles encomendados a vuestra solicitud pastoral. Respetadas las proporciones y
salvadas las distancias, dichos temas, que desde hace tiempo son objeto de estudio y
meditación
para mi conciencia episcopal, guardan no poca semejanza, por lo que se refiere a las
circunstancias perturbadas de los tiempos en que hablo, con los que el Pontífice
comentaba, movido por la conciencia de su oficio, en la ya citada Encíclica. Por tanto
no será extraño que estas manifestaciones y declaraciones, aunque las dirijo en
primer término a vosotros, que por vuestro oficio estáis adornados de singulares
prendas de prudencia y sobrenatural sagacidad, deban sujetarse, aun contra mi
voluntad, a las limitaciones y reticencias impuestas por los infortunios de las
circunstancias exteriores perturbadas por los odios y pasiones.
De mis labios esperan quizá mis diocesanos, y en particular los sacerdotes, una o
muchas palabras que vengan a analizar y calificar los problemas teológicos que están
en la entraña de muy complejos asuntos políticos, económicos y sociales, que desde
hace ya algún tiempo son objeto de apasionada y no siempre ponderada discusión. Es
posible que algunos, ya que todos, de los que desean oír esta palabra, palabra de
autoridad no por lo que el Arzobispo signifique personalmente sino por la naturaleza
de las funciones que aunque indignamente tiene encomendadas, la esperen no
precisamente para orientar su conciencia, sino para usar de ella como arma de guerra
contra sus adversarios en los planos políticos y sociales, y para proclamar que la
Teología y el representante inmediato de ella en la Arquidiócesis, están con su causa
y en contra de la que los de demás sustentan.
Aquella palabra del Papa, como es bien notorio, no satisfizo a ninguna de las partes
en discordia, pero satisfizo a la justicia y a los principios de ella, y esto bastó a la
conciencia del Pontífice el cual, con sobrenatural ecuanimidad sobrellevó las penas y
fatigas que su amor por la justicia le deparó en el transcurso de la guerra. No
pretendo ser de mejor condición que mi Jefe Supremo. Muy probable es que mi
palabra no satisfaga las interesadas miras de éstos o de aquéllos; mas para el
descargo de mi conciencia episcopal bastará que con ella queden satisfechos los
intereses superiores de la justicia y salvaguardados así mismo los de la caridad.
En el número de los incomprensivos no cuento desde luego a ninguno de los señores
sacerdotes, que bien conozco los quilates de su responsabilidad ministerial y buenas
pruebas tienen dadas de su inquebrantable disciplina.
* Archivo Eclesiástico Metropolitano. Arzobispado de Mons. Sanabria. Caja N° 39 folder 6, doc. 16.
t VÍCTOR SANABRIA M.
68
Las circunstancias perturbadas de los tiempos no consienten el uso de una mayor
libertad en la exposición de mi pensamiento, y sobre todo impiden señalar en sus
detalles las causas de los males que me han decidido a hablar. Séame, sin embargo,
lícito enumerarlas desde ahora, en forma genérica cuando menos. Ellas se reducen,
como en los casos ya referidos, contemplados por el Papa en su primera Encíclica, a
las siguientes: el rechazo de las normas de moralidad fundamental en la solución de
los problemas políticos, sociales y económicos que nos agobian, el olvido de la ley
natural, substituida más de una vez por el imperio del egoísmo desenfrenado, y la
apostasía en que nuestra comunidad ha incurrido al divorciarse de muchos de los
elementos espirituales básicos que otrora dieron calor y vida a la legítima tradición
costarricense.
Por intuición, más que por arraigada convicción, el mundo esperaba del Papa, en la
ocasión referida, una palabra de autoridad, y con ello confesaba lo que tantas veces
había pretendido negar; esto es, que todo problema humano, de cualquier orden que
éste sea, es al mismo tiempo un problema teológico, y que la Iglesia es la auténtica
fuente de interpretación de la Teología y tiene, por ende, autoridad plena para hablar
de los problemas humanos por las conexiones que éstos tienen o pueden tener con
las enseñanzas de la Teología.
Y porque las citas vienen al caso, recuerdo que los Papas, es decir, la Iglesia, en sus
encíclicas y discursos, han tratado más de una vez y exprofeso de cuestiones políticas
y económicas, sociales, y educacionales, a las cuales pueden reducirse en sustancia
todos o casi todos los problemas que confrontan el hombre y la sociedad.
Bástenos citar entre otros muchos documentos Pontificios, por lo que respecta a los
problemas políticos, las Encíclicas "Ápostolici Muneris" (28 de Diciembre de 1878),
"Diuturnum" (19 de junio de 1881), "Inmortale Dei" (1 de Noviembre de 1885) y "Li-
bertas" (20 de junio de 1888), todas de León XIII, en las cuales quedó definida lo que
se ha llamado la doctrina política de la Iglesia, o, para decirlo con más propiedad, la
doctrina teológica que está involucrada en los problemas de orden político. En la pri-
mera de aquellas encíclicas el Papa opuso la doctrina de la Iglesia a las del socialismo,
el nihilismo, el comunismo y el racionalismo, habló de los frutos desgraciados de
estas doctrinas defendió el derecho de propiedad y vindicó la solicitud de la Iglesia
por el bien de los pobres. En la segunda León XIII describió cuáles son los deberes y
derechos de los gobernantes y de los súbditos, expuso cuáles son las características
del uso legítimo del Poder y habló de la fuente última de la autoridad, Dios. En la
"Inmortale Dei" cuyo tema es el siguiente: "La constitución cristiana de los Estados",
enseñó al Pontífice cuáles son las obligaciones de gobernantes y gobernados, y cuáles
son los deberes de la sociedad civil para con Dios". En la última de las citadas
Encíclicas León XIII vindicó los derechos de la libertad humana, expuso los errores en
que suele incurrirse en el ejercicio de ella y estableció los principios que deben regular
el uso legítimo de los derechos de la libertad y de los de la autoridad.
Entre los documentos pontificios que contienen la doctrina social de la Iglesia Católica
y en los que se vindican los derechos inalienables de la persona humana, baste citar
las tan conocidas Encíclicas "Rerum Novarum" (15 de Mayo de 1891) y
"Quadragesimo Anno" (15 de Mayo de 1931), de León XIII la primera, y de Pío XI la
segunda. De la familia, del matrimonio cristiano y de la educación de la juventud, y
de todo cuanto en el orden teológico puede tener relación con todos estos temas,
tratan, sobre todo, las encíclicas "Casti Connubii" (31 de Diciembre de 1930) y "Divini
illius Magistri" (21 de Diciembre de 1929), ambas de Pío XI.
t VÍCTOR SANABRIA M.
69
Hay ciertos sistemas sociales, o mejor dicho político-sociales, de estructura tan
compleja, que en ellos queda del todo comprometida la doctrina política, social y
económica, familiar y educacional de la Iglesia, sistemas que en su presentación de
conjunto son de aparición organizada relativamente reciente. Esos sistemas son el
socialismo y el comunismo y el llamado nacional-socialismo, y en general los
regímenes totalitarios. Acerca de ellos la Iglesia ha dicho lo que juzgó de su deber
declarar, en las encíclicas llamadas sociales y en la "Mit Brenenden Sorgen" (14 de
Marzo de 1937) y "Divini Redemptoris"
(19 de Marzo de 1937).
Todos esos sistemas y doctrinas contemplados por los Pontífices en los documentos
citados, presentaban a la conciencia cristiana muy serias complicaciones de orden
teológico, y así se explica que la Iglesia, sin invadir los dominios del César ni
comprometer la dignidad del Reino de Dios, pudiera analizarlos y aún condenarlos, en
la convicción de que con ello hacía honor a sus propios deberes. Sin embargo la
Iglesia, que condena los principios y doctrinas contrarios a los preceptos de Cristo, en
general se abstiene de condenar a los hombres o agrupaciones concretas de hombres
que los profesan, y esto, no porque carezca de autoridad para hacerlo, sino porque
suele preferir a sus funciones de juez las de madre y maestra. Y si alguna vez llega a
condenar a esos hombres y a esas agrupaciones, lo hace no por los hombres mismos
ni por las mismas agrupaciones, sino por los principios y doctrinas que unos y otros
sustentan, protestando al mismo tiempo que si bien rechaza las doctrinas erróneas,
tiene abiertos sus brazos para todos los hombres, también para los que yerran.
A este propósito permítaseme hacer la siguiente observación. Hoy día, en las diversas
naciones, los varios sistemas políticos, económicos y sociales, suelen distinguirse
entre sí por determinadas posiciones especiales, que diríamos, que así como pueden
significar mucho, puede que no signifiquen tanto como parece. La Iglesia, cuya
doctrina es trascendente, rehúsa vincular sus principios a las estrecheces de espacios
ideológicos inventados por los hombres para diferenciar no tanto las ideas mismas
cuanto los matices y tonalidades pasionales con que los hombres suelen consagrarse
a la defensa de sus propios criterios. De aquí que siempre será cierto aquello que
hace poco decíamos en discurso que pronunciáramos ante la Convención de la Central
Sindical "Rerum Novarum": "La Iglesia está fuera y por encima del centro, de la
izquierda, de la derecha, de la izquierda de la derecha y de la derecha de la
izquierda".
Dicho sea lo anterior para explicar cómo sería inútil esperar que la Iglesia a cada paso
condenara a todos y a cada uno de los hombres representativos de un determinado
sistema erróneo, ya sea tal por sus ideas políticas, económicas y sociales, y para
observar, además, que la condenación de un sistema de doctrina no significa ni puede
significar la aprobación explícita y de conjunto de los sistemas contrarios. Y para citar
un ejemplo. La condenación que la Iglesia ha hecho del comunismo y del nacional-
socialismo, o sea de los regímenes totalitarios, no implica que reconozca como
necesarios y perfectos los sistemas políticos, sociales y económicos que les sean
contrarios.
IV
Dirigiéndome, como me dirijo, en primer término a sacerdotes, bien hubiera podido
excusar las reflexiones anteriores sin perjuicio de la claridad en la exposición. Sin em-
bargo preferí consignarlas en gracia de la concatenación lógica de las ideas que voy a
exponer, por cierto, como se ha visto ya, no con aquella flexibilidad mental que bien
hubiese querido poder emplear.
t VÍCTOR SANABRIA M.
70
Dos premisas han quedado asentadas en los párrafos anteriores. Todo problema
humano suele ser al mismo tiempo un problema teológico. La Iglesia representa la
Teología, y tiene el derecho, y algunas veces el deber, de hablar sobre los aspectos
teológicos de los problemas humanos. Y hablando de la Iglesia me refiero en primer
término al Papa, que con suma autoridad enseña en toda la Iglesia, y en segundo
lugar a los Obispos, que con relativa autoridad enseñan en sus respectivas diócesis.
Se ha de suponer, desde luego, que la Iglesia al ejercer ese derecho o al cumplir
dicha obligación, no traspone los límites de la doctrina ni compromete su dignidad con
las facciones o partidos a quienes toquen de cerca tales declaraciones.
Era mi deber legítimo dejar esclarecidos estos principios, con la mayor evidencia posi-
ble, para prevenir todo juicio menos justo que acerca de mis palabras pudiera formu-
larse. Además, y por si acaso las explicaciones anteriores no hubiesen sido suficientes
para el efecto intentado, quiero subrayar que cuando empleo o he empleado la
palabra política en mi disertación, lo que he hecho y lo hago únicamente en su
significación que llamaría científica, y no en el sentido que el vulgo suele dar a tal
expresión. Y ya con esto creo que puedo tratar los asuntos de que me propuse hablar
con absoluta seguridad interior, por delicados que ellos sean.
V
Nuestra comunidad y nación tienen, como es natural, muchos problemas humanos
que resolver, ya que en el orden político, ya en el económico y social, ya en el familiar
y educacional. De acuerdo con los principios que acabo de exponer, estos problemas
suponen a su vez no pocos problemas teológicos, y acerca de ellos la Iglesia y sus re-
presentantes tienen alguna palabra que decir, y la dirán cuando la prudencia así se lo
sugiera. No es la primera vez que nuestros Prelados han dicho su palabra de pastores
en relación con uno u otro de los referidos problemas. Así como tampoco es la
primera vez que nuestros Prelados hayan guardado silencio por todo el tiempo que las
circunstancias así lo hayan requerido.
También en mi episcopado se han presentado muchos y variados problemas humanos
con derivaciones de orden teológico, y he hablado cuando creía que debía hablar, así
como también he callado cuando la discreción me aconsejaba callar. A algunos de
ellos me voy a referir en esta oportunidad.
Antes quiero hacer algunas observaciones de conjunto. En más de una ocasión ha
sucedido entre nosotros que, con motivo de las contiendas políticas, las personas
interesadas en ellas hayan sacado a relucir para ciertos y determinados fines
particulares, no pocos problemas teológicos, como si dijéramos de conciencia,
conexos con las susodichas cuestiones políticas. El procedimiento, como tal, no
parece laudable. Y explico. Un gran pensador francés de cuya catolicidad no nos es
lícito dudar, Jacques Maritain, ha escrito que una de las peores culpas de que pueden
hacerse responsables los católicos en política, consiste en comprometer a Cristo en
las cuestiones políticas y en declararlo adherido formalmente a un partido
determinado y opuesto a otro o a otros partidos igualmente determinados. A tal
procedimiento yo lo llamaría no sólo equivocado sino blasfemo. Cristo no tiene más
compromisos personales, por decirlo así, que con la Iglesia a la que por mística forma
escogió como místico cuerpo suyo. A este afán de vincular y enfeudar la Iglesia y su
causa, a un determinado grupo humano, se la ha llegado a llamar "clericalismo", y si
la palabra significara sólo eso -ya sabemos que se le quiere dar otras significaciones-
nosotros seríamos los primeros en rechazarla. También a esto se le ha llamado
intervención de la Iglesia en cosas políticas y, si fuera cierto que en alguna parte los
católicos hubiesen comprometido a la Iglesia en tales cuestiones, no podríamos
t VÍCTOR SANABRIA M.
71
excusar el lamentarlo. El ideal sería, y en esto todos estamos de acuerdo, que Cristo,
respectivamente su doctrina, fuera sustentada por todos los grupos y sectores
humanos, pero irreverencia es el que se le quiera considerar como partidario de una
facción en contra de otra facción.
Cité un hecho y comento su significación. En general nuestros partidos políticos no
han solido ser positivamente partidarios de la doctrina de Cristo, que es la de la
Iglesia. Pero también, justicia es confesarlo, no han solido ser anticristianos ni
anticatólicos, por lo menos en principio. Lo que equivale a decir, por una parte, que
ninguno de ellos ha tenido derecho a exigir a la conciencia católica que se adhiriera a
él en forma exclusiva, y, por otra, que ninguno de ellos ha tenido derecho a impedir a
la conciencia católica que favoreciera con su adhesión a otro o a otros partidos
políticos de su personal preferencia.
VI
Ahora bien, hace algunos años apareció una agrupación política, que era al mismo
tiempo una agrupación de las que suelen llamar ideológicas y una agrupación de
contenido social, que con diversos nombres se empeñó en despertar el interés de los
trabajadores por la vindicación de sus derechos y por el mejoramiento de sus
condiciones de vida. Dicha agrupación adoptó finalmente, como nombre oficial, una
palabra que en sí contiene y expresa todo un sistema de doctrina muchas veces
condenado por la Iglesia. Se presentaba, pues, por primera vez, y con caracteres
graves, un problema teológico a la conciencia católica, en relación con una cuestión
de orden social y político. Adherirse a la agrupación equivalía virtualmente a
apostatar de la fe. Ni podían aceptarse como valederas las excusas de quienes,
habiéndose adherido al partido, declaraban que no era su intención adherirse a la
doctrina condenada en el nombre, sino simplemente al partido con independencia de
la doctrina.
La Iglesia comenzó, y con todos los recursos legítimos a su alcance, a ilustrar el pro-
blema teológico que se había presentado con los caracteres ya mencionados, y en
apariencia cuando menos, con escasos resultados. Muchas razones podrían aducirse
para explicar este fracaso relativo. Por ahora citamos una que nos parece algo
probable. Como era la primera vez que se llevaba al púlpito una cuestión política,
aunque también teológica, es posible que no pocos feligreses creyeran entender que
la Iglesia pretendía con ello mejorar simplemente las posibilidades políticas de otras
agrupaciones, sobre todo si les era conocida la filiación política del sacerdote, y no
pudieron o no quisieron entender el desinterés teológico de tales campañas. No había
a la mano, ni tampoco las hay ahora, otras agrupaciones políticas de estricto
contenido social, definido, absoluto, franco y desinteresado al cual pudieran adherirse
los trabajadores que quisieran mejorar sus condiciones de vida mediante los recursos
ordinarios de la política, y así no habrán faltado quienes, ilusionados con las
perspectivas sociales y económicas predicadas por el nuevo partido, creyeran que el
fin santificaría los medios, y dieran su adhesión a una agrupación que tremolaba
como bandera un nombre, símbolo de un sistema doctrinal que en forma alguna
puede aceptar la conciencia católica.
A pesar de ello, ninguno de nuestros Prelados, que recordemos, condenó específica y
nominalmente aquella agrupación, por razones de prudencia muy atendibles, esto es,
para que no se dijera que intervenían en la política, pero no dejaron de hacer hinca-
pié, ya en las conferencias eclesiásticas, ya en los documentos oficiales, sobre todo en
la declaración conjunta suscrita en Julio de 1935 por los Prelados que asistieron a la
t VÍCTOR SANABRIA M.
72
Conferencia Episcopal, en la incompatibilidad irreducible que hay entre catolicismo y
comunismo. Lo mismo hicieron, con loable afán, los sacerdotes en la cátedra sagrada.
Tropezaban los sacerdotes con una grave dificultad en su campaña de ilustración de
conceptos católicos opuestos a los del comunismo. El fondo y la esencia de éste y lo
que en última instancia lo hace condenable, como es sabido, es el materialismo
histórico absoluto, como si dijéramos, el ateísmo científico, ya que no pocos de sus
postulados sociales son justos de toda justicia. Pero el pueblo sabía como lo sabe
ahora que entre las clases llamadas dirigentes y en las acomodadas, abundaban los
que bajo diversos nombres, pero sobre todo bajo el del liberalismo, ocultaban un
positivismo radical tan redondeado, que en substancias corre parejas con el
materialismo profesado por el comunismo, y no le era fácil entender por qué se
emprendía una campaña tan sistemática contra los representantes de una forma de
ateísmo o materialismo histórico, y no se hacía lo mismo, o no parecía hacerse lo
mismo con los representantes del otro materialismo. Y no faltaron quienes se
esforzaran por convencerse de que todo era simple cuestión de oportunismo político,
o bien, fruto de una presunta alianza tradicional de la Iglesia con el capitalismo para
esclavizar al trabajador. Las conclusiones aumentaron hasta el extremo cuando se
pudo ver a no pocos representantes del positivismo radical atacando las doctrinas
sociales del comunismo, apelando para ello, inclusive, a la conciencia católica del
país. Peor aún, cuando desde diversos reductos se atacaron esas doctrinas en nombre
de los mal disimulados egoísmos contrarios en todo sentido a los postulados
elementales de la justicia.
Poco a poco se hizo evidente, aun para los ciegos, que la cuestión no era simplemente
teológica, sino también de economía social y política. Entonces se dijo: Hay que
acabar con el comunismo. Ahora bien, nadie parecía querer acertar en los medios que
habían de emplearse para alcanzar el fin intentado.
Según el ya citado pensador francés, Maritain, tres son los únicos medios o métodos
posibles de acabar con el comunismo. Por la violencia, encarcelando a todos los
comunistas. Por la convicción ilustrando las mentes y engendrando en ellas el
conocimiento apodíctico de las verdades opuestas a los errores que sustenta el
comunismo. Por la superación, haciendo imposibles los conflictos sociales y
económicos originados en la injusticia, que son el medio en que ordinariamente
incuban las ideas comunistas que, analizadas psicológicamente son en muchos casos
hijas de la desesperación. Lo primero no es humano. Lo segundo no es posible, por lo
menos corrientemente. Queda sólo el tercer camino, que para muchos, por cierto,
resulta el más incómodo, pues que para entrar por él es necesaria una valoración tan
alta de los principios de la justicia social, por parte de los diferentes sectores del
cuerpo social, que son pocos que se deciden a hacerlo sin titubeos ni vacilaciones.
Entre nosotros se descubrió un cuarto sistema. Se creyó que la política y sólo la
política, podría acabar con el comunismo. Se pensó inclusive, que con decretar que la
existencia del partido fuera ilegal, se habría terminado con el comunismo. Y es que no
se quería entender que en muchos casos el comunismo no es causa sino efecto, y que
suprimiendo el efecto no ha desaparecido con ello la causa. un partido político
comunista puede ser derrotado muchas veces, pero mientras no lo sean las ideas que
lleva en su entraña, la derrota más bien es estímulo que lo vivifica. Decía Pío XI que
el comunismo es un sistema sumamente peligroso, precisamente por la gran cantidad
de verdad, es decir, de justicia, que alienta en su alma. Á esa cantidad de verdad y
de justicia no se la vencerá sino con una mayor y más pura cantidad de verdad y de
justicia. Pierden el tiempo los que pretenden combatir de otra manera las doctrinas
del comunismo.
t VÍCTOR SANABRIA M.
73
VII
En este punto introducimos otro de los temas teológicos que nos propusimos tratar en
esta ocasión. Que en Costa Rica exista como en todo el mundo, una cuestión social,
es innegable. Y existe por las mismas razones y factores que existe en todas partes.
No ha faltado voluntad ideológica, llamémosla así, para comenzar a resolverla, pero sí
faltó durante muchos años la decisión práctica. Digámoslo con franqueza, durante
muchos años la doctrina social de la Iglesia permaneció ignorada por los más, y hasta
causó no poco escándalo mejor dicho desilusión, cuando recientemente llegaron a
conocerse los grandes alcances de esa doctrina. Se pensó que la misión única de la
Iglesia en estas materias era predicar la conformidad a los pobres, o bien recomendar
tan solo el cumplimiento de los deberes de la caridad, a los que buenamente quisieran
cumplirlos. La doctrina católica, sin embargo, ha enseñado siempre, que en la
solución de la cuestión social han de entrar la justicia y la caridad y precisamente en
el orden enunciado, y que justicia sin caridad es injusticia y caridad sin justicia es
egoísmo.
Esta cuestión social, que ya existía entre nosotros, se hizo más evidente con la apari-
ción del nuevo Partido. No se la podía ignorar por más largo tiempo. Siempre hemos
sostenido aquello que afirma el dicho popular. Dios escribe recto con líneas torcidas.
De aquellos males resultaron estos bienes. Se puso mano a la obra de legislar, en
forma integral, sobre materias sociales. Aquello fue, si la palabra no fuera excesiva,
una verdadera revolución. Y en todo ello privaban, como fundamentos ideológicos, los
principios de la doctrina católica contenidos en las Encíclicas. Por ello merecieron los
legisladores el aplauso no sólo de los Prelados, sino aun de la misma Santa Sede. Era
la primera vez en nuestro continente, que se iniciaba tan amplia obra social,
sustentada en criterios doctrinales absolutamente ortodoxos. De apoyar aquellos
proyectos no se seguía ningún conflicto para la conciencia católica, por más que fuera
lícito a todos los católicos juzgar de esta o de aquella manera acerca de las
circunstancias ocasionales en que se presentaba la nueva legislación, así como acerca
de la mayor o menor perfección o imperfección técnica de las nuevas leyes sociales.
De estas bases ideológicas de la nueva legislación hemos visto hacer mofa. Á todo
ello se le ha llamado socialismo cristiano, punto menos que comunismo cristiano.
Comprendemos que para quienes por intereses que no nos importa calificar aquí,
sean enemigos de toda evolución social, haya sido una contrariedad el hecho de que
la nueva legislación no pudiera combatirse con argumentos entresacados de los
artículos de la fe.
Acaeció entonces un fenómeno de singular relieve. Muchos de los que se llamaban
católicos abominaban de una legislación medularmente católica, y otros que se decían
comunistas apoyaban sin reserva alguna aquella legislación. No quiero decir con esto
que los primeros estaban obligados por deber de conciencia a aceptar en todos sus
términos la legislación social, ni que tuvieran que aprobar las circunstancias políticas
en que aparecía la nueva legislación. Esas no eran cuestiones teológicas ni mucho
menos. Sólo quisimos subrayar el contraste, antes de continuar el desarrollo del tema
que veníamos proponiendo.
VIII
Por aquellos mismos días se disolvía la Tercera Internacional si en realidad o sólo en
apariencia lo dirán los hechos, el partido comunista acordaba su propia disolución y la
creación inmediata con los mismos elementos del anterior, de otro partido bautizado
t VÍCTOR SANABRIA M.
74
con otro nombre, dispuesto, decía, a continuar luchando por el mejoramiento de las
condiciones de vida de los trabajadores. Publicó un programa y declaró con todo énfa-
sis, que quería proceder a "lo costarricense". El Arzobispo fue interpelado oficialmente
acerca del problema teológico que pudiera sobrevenir como resultado de aquellas
variaciones, y previa consulta a los Señores Canónigos, a los demás Prelados de la
Provincia Eclesiástica y aun al mismo Representante de la Santa Sede, contestó en los
términos en que lo hizo, y que son o deben ser bien conocidos de todos. Como es
natural, en el curso de aquellas consultas se pulsaron diversas opiniones, se
analizaron todas las circunstancias, y se llegó a la conclusión de que la consulta debía
ser resuelta, desde luego y como era de regla, puesta la mirada en la Teología y con
prescindencia absoluta de la política. Así se hizo. Al Arzobispo no le era dable ignorar
que asumía una responsabilidad gravísima y que más cómodo hubiera sido no
asumirla, o bien contestar con ambigüedades o finalmente dar la callada por
respuesta. Antes de dar aquel paso pedí que en todas las parroquias se hicieran
rogativas por mis intenciones, que por entonces no podía indicar cuáles fueran y
armado hasta donde me fuera dado captarlas, de las prudencias del espíritu, y puesta
la mente en Dios que me ha de juzgar, redacté la contestación. Muchas veces la he
leído y releído. Mi carne débil y flaca muchas veces se ha arrepentido de haberla
suscrito, cuando ha sentido que "circumdederunt eam dolores mortis et torrentes
iniquitatis conturbaverunt eam"a, pero nunca dejaron de infundir alientos a mi espíritu
aquellas palabras de mi escudo episcopal: "Sperans in Domino sanabitur".b
La pregunta que muchas veces se habrán formulado los fieles, y aun los sacerdotes
en aquellos días y en los que les siguieron, habrá sido ésta: ¿se habrá equivocado el
Arzobispo, o, en otros términos, se habrá equivocado la Teología? Y para contestarla
no voy a recurrir al argumento ad hominem de que la Secretaría de Estado, a quien el
Representante de la Santa Sede elevó en consulta todos los documentos de aquellos
días, emitió su parecer y opinión en la forma que es de todos bien conocida, y cuyos
alcances no debo ingenuamente exagerar.
Lo rodearon dolores de muerte y lo perturbaron torrentes de iniquidad (Sal 18, 5?) Los
que esperan en el Señor serán salvos.
La Teología si merece el nombre de tal, no suele equivocarse, aun cuando las
cuestiones que haya de resolver estén involucradas en problemas de orden político,
con tal de que se mantenga dentro de sus propios límites. Cierto es, así mismo, que
la política, a la inversa de la Teología, fácilmente puede equivocarse, ya sea porque
sus intenciones al formular una pregunta teológica no fueran muy puras, ya sea por
cuanto no supiera o no quisiera interpretar una respuesta teológica redactada en
idioma igualmente teológico. En tal supuesto no será la Teología la equivocada sino la
política.
Aquella contestación del Arzobispo fue teológica desde el principio hasta el fin. En
ella, inclusive contra lo que suele acostumbrarse en semejantes documentos se
describieron y detallaron las condiciones, circunstancias y limitaciones a que quedaba
sujeta la aplicación del criterio teológico allí expresado, de manera que en otras
condiciones y circunstancias que no fuera las ahí previstas, la contestación carecería
de valor y fuerza. La Teología dije, si merece el nombre de tal, no suele equivocarse.
No obstante sí pueden incurrir en error los teólogos que interpretan la Teología con
excepción del Papa que como maestro infalible está garantizado por la asistencia
divina contra toda posibilidad de error en materias teológicas.
En nuestro caso el teólogo era el Arzobispo, sujeto, desde luego, a muchos errores.
Con plena conciencia de ello, el Arzobispo protestó, en la introducción no más de su
respuesta, que todo cuanto dijera habría de quedar, entonces y en todo tiempo,
t VÍCTOR SANABRIA M.
75
sometido en todas sus partes a la suprema resolución de la Santa Sede. Y esta misma
protesta, con la misma sinceridad y convicción, la ha reiterado hace poco, en el
informe acerca del estado de la diócesis que ha dirigido a la S. Congregación
Consistorial, según está mandado por derecho.
IX
Está en lo humano que todos deseemos justificar nuestros actos sobre todo aquellos
que hemos ejecutado puesta la mira en el cielo y no en el suelo. Se podría, por tanto,
pensar, que estoy justificando aquellos mis actos. No tengo interés en contrariar ese
pensamiento. Baste advertir que estas mis palabras no tienen ningún fin apologético
sino tan solo expositivo.
En Junio de 1943 dije que había procedido en aquel entonces con la conciencia
tranquila, y que más adelante, según los casos procedería con igual tranquilidad de
conciencia. Es probable que estas palabras tampoco fueran entendidas. Inclusive se
ha llegado a suponer que el Arzobispo ataba las manos a los sacerdotes para que no
atacaran al comunismo. Esto en parte es verdad. Si bajo el nombre de comunismo
queremos entender, no un conjunto de doctrinas erróneas sino simplemente un grupo
de hombres equivocados la suposición es verdadera. Nuestra misión no es atacar
hombres sino combatir doctrinas e ilustrar debidamente los principios de la doctrina
católica. Los sacerdotes estaban obligados antes, lo estuvieron después y lo están
todavía, por oficio de conciencia, a combatir el comunismo ateo y marxista. Es
posible, lo apuntamos como simple hipótesis, que un sacerdote creyera que su misión
en la cátedra sagrada fuese atacar a los comunistas, que es precisamente la táctica
que se sigue en el mundo profano en casos similares. Yo diría que, en tal supuesto,
aquel sacerdote con su proceder desmejoraba las posibilidades de su misión, sobre
todo si en ello entraran, en cualquier proporción móviles de orden político. En otras
palabras, si el sacerdote dejara de ser teólogo para convertirse en político, se
colocaría fuera de su propia jurisdicción y su palabra carecería de autoridad.
Séanos lícito intercalar en este lugar aquella palabra de San Pablo: Como quiera que
caminando en carne, no militamos según la carne. El predicador camina, es verdad,
en carne, pero no debe militar en carne.
Así, pues, los sacerdotes estaban obligados en todo tiempo a combatir el comunismo
y también el socialismo. Y por nuestra fortuna la Divina Providencia, sobre todo desde
hace dos años, ha suministrado a los sacerdotes nuevos y muy eficaces medios y
oportunidades para combatir el comunismo por los senderos de la superación.
"Vincere in bono malum", que diría San Pablo. Hasta entonces, por una y tantas
razones, nuestra lucha, en apariencia, tenía más aspectos de "anticomunismo" que de
"pro justicia". Ahora los campos están más despejados, y por ellos pueden espaciarse
todas nuestras legítimas ansias de procurar el mejoramiento de los pobres, mediante
recursos no sólo justos sino también legales.
X
Fueron muchos lo digo de nuevo, los que no entendieron mis palabras de junio de
1943. Es posible que en ese número puedan contarse las mismas personas a quienes
iba dirigida la respuesta. Se nos ha asegurado que la agrupación tantas veces
mencionada mantiene como esencia de su ideología -no hablo ahora de su estructura
exterior- y por tanto de la de sus adherentes, el materialismo ateo y marxista tal
como lo describió y condenó el Papa Pío XI en la Encíclica "Divini Redemptoris". De
t VÍCTOR SANABRIA M.
76
ser cierta esta afirmación, habríamos de concluir que, o no se nos entendió o no se
nos quiso entender, y estaríamos en la obligación, en uno y en otro caso, de disipar el
mal entendimiento no sólo porque a ello nos obliga nuestra responsabilidad episcopal
sino aun por simples motivos de lealtad legítima para con las personas que,
precisamente porque se las creía sinceras, fueron merecedoras de aquella respuesta.
Es evidente que si la agrupación sustentara principios y doctrinas contrarios a la
doctrina católica sobre todo a una tan fundamental como es la creencia en Dios, autor
del Universo, ningún católico podría adherirse a ella, ni militar en cualquier forma en
ella, sin compromiso gravísimo de conciencia. Y en tal supuesto, el católico que
hubiese dado su adhesión a la agrupación, antes o después de la contestación
teológica del Arzobispo, estaría en la obligación, igualmente gravísima, de retirarse de
ella.
Si por el contrario, lo que se ha afirmado no fuera cierto, y por tanto si la agrupación
no profesara los principios del comunismo ateo y marxista, no habría conflicto
teológico, en los términos que se hicieron constar en aquella respuesta de Junio de
1943. En tal supuesto los católicos podrían adherirse a ella, en la misma forma que
puede hacerlo a los demás grupos políticos, ya que esta sería una simple cuestión de
preferencias políticas no subordinadas de suyo a determinadas exigencias de la
conciencia.
La Teología trabaja con la verdad. La verdad tiene todas las ventajas sobre lo que no
lo sea o que lo sea solamente en parte. La verdad ni engaña ni puede ser engañada.
Hemos referido uno de los supuestos. Es necesario que mencionemos el otro. Otros
afirman que la agrupación entendió la respuesta teológica, y para demostrarlo aducen
los siguientes argumentos. En el programa oficial de la agrupación se leen estas pala-
bras: "El Partido Vanguardia Popular declara que apoya la política social del
Presidente, basada en encíclicas papales, y declara que esa política encuadra sin
contradicciones en los planes del partido para la organización económico-social del
país". El partido apoyó de hecho y con todo entusiasmo una legislación social cuyos
textos tanto los de las Garantías Sociales como los del Código de Trabajo, declaran
reconocer como su base filosófica o ideológica la justicia social, no cualquiera sino
precisamente la justicia social cristiana. No podemos negar que ambas afirmaciones,
tanto la del programa, como la del contenido de esta actitud que acabamos de
comentar, tienen algún valor en Teología. Por lo demás, agregan los partidarios de
esta segunda opinión hay en el Código de Trabajo, apoyado por la agrupación, una
serie de tesis, algunas de ellas muy importantes, que están en contradicción con muy
elementales principios de la técnica científica marxista. Quieren agregar además, los
que tal afirman, que de todas maneras, así como es preciso analizar los postulados y
actitudes de la agrupación referida a la luz de la Teología, convendría hacerlo con las
demás agrupaciones políticas y con los programas que hayan publicado, las que lo
hayan hecho ya que el error es error, cualquiera que sea el símbolo bajo el cual se
ampare.
XI
Hemos querido exponer los criterios de unos y otros, sin pasión ni ira y sin otro
interés que no sea el legítimamente teológico. En Junio de 1943 no éramos jueces de
intenciones, tampoco lo somos ahora. De las intenciones juzga la Teología, es verdad,
pero la Teología Moral, puesta en acción en el tribunal de la Penitencia, y acerca de
ellas fallan los hechos, y el juzgar de estos, es cometido de la historia.
t VÍCTOR SANABRIA M.
77
Condensamos el juicio nuestro acerca de la citada agrupación, en estos términos. En
manos de los dirigentes y adherentes de ella, está el dar la razón a quienes afirman
que profesan doctrinas condenadas por Pío XI en la Encíclica "Divini Redemptoris", y
en su mano está dar la razón a quienes quieren afirmar lo contrario. Si los primeros
tuvieran la razón, lo lamentaríamos, entre otras razones porque son muchas las tesis
de bien social que puede adelantar legítimamente una agrupación política de
contenido social, sincero y verdadero. Por los caminos del comunismo ni podrá
adelantarse en forma definitiva el mejoramiento social de los trabajadores, ni podrá
consolidarse, también definitivamente, la legislación social.
Bien comprendemos que en Costa Rica, como en todas partes, la legislación social es
hija de una acción política -nos referimos a la política entendida esta palabra en su
significación técnica- sincera, verdadera y constante. No hay en Costa Rica ningún
partido político de contenido eminentemente social, fuera del grupo a que nos
referimos. Por tanto los trabajadores que quisieran hacer uso de la acción política,
tanto para sostener la legislación social, como para que ésta arraigue en la conciencia
nacional, carecerían de los medios ordinarios para ejercer en forma constante la
acción política justa y legítima en los campos de la acción social.
Pero dirán los que afirman la primera de las hipótesis más arriba mencionadas. Hay
que formar un nuevo partido político de contenido eminentemente social. Está bien o
no está bien. Pero en su formación no entran ni deben entrar en forma alguna la
Iglesia ni la Teología como tales. La Iglesia y la Teología están fuera y por encima de
todos los grupos políticos, como tales grupos políticos.
Aduciremos un ejemplo para que mejor se comprenda qué es lo que la Iglesia puede
hacer en estas materias, y qué es lo que no puede hacer. En uso de la libertad
sindical, consagrada en nuestra legislación en términos expresos, la Iglesia ha
patrocinado la formación de una Central Sindical, la "Rerum Novarum".
Entendámonos. La ha patrocinado doctrinalmente. No entro en detalles por ser bien
conocidas las declaraciones del Arzobispo a este respecto. Pero nada más. Y lo ha
hecho, entre otras razones, por ésta fundamental. Si no queremos que haya
monopolio sindical de hecho, es preciso que haya por lo menos dos centrales
sindicales. Séame lícito preguntar: ¿quién de los muchos que podrían haberlo hecho,
se ha dedicado a la formación de sindicatos, fuera de la Iglesia y el ya referido grupo?
Vamos a suponer que los partidarios de la primera hipótesis estuvieran en lo cierto,
esto es, que el partido de que nos ocupamos es comunista, en el estricto sentido de la
palabra, y por tanto que la sindical obrera patrocinada por él está en la misma línea y
entra en la misma calificación teológica aplicable al partido. Este mal no se habría
corregido con cruzarse de brazos y el trabajador que quisiera sindicalizarse no podría
quedar satisfecho con que se le dijera simplemente: No puede sindicalizarse en esa
central, porque se lo impide la conciencia. Habría que ofrecerle una alternativa.
En una palabra, nuestra tesis es que las ideas se combaten con ideas, los hechos con
hechos. Esta ha sido la gran fuerza de las ideas comunistas en muchas partes. El co-
munismo sabe lo que todos sabemos, que existe una cuestión social, y buena o mala,
nosotros creemos que no es buena, pero presenta una solución. Al paso que en
general los demás que también saben que existe una cuestión social, no presentan
ninguna solución, y creen que ella se resuelve con no resolverla, y que el comunismo
puede combatirse eficazmente con sólo palabras.
XII
t VÍCTOR SANABRIA M.
78
Volvamos, finalmente, al otro problema teológico de que estábamos tratando. En la
cuestión social y en su solución, entran muchos y muy complejos problemas de orden
teológico para la conciencia católica. En lo que llamamos la legislación social, que es
un planteamiento en esquema de la solución del problema, entran así mismo varios
problemas teológicos.
Por el simple hecho de que quienes no sean católicos apoyen la legislación social, no
vamos a incurrir en el error de afirmar que es fundamentalmente mala. Estas
personas serán malas pero hacen bien. Por el simple hecho de que personas buenas
combatan la legislación social en su conjunto, no vamos a decir tampoco que ésta sea
mala. Esas personas serán buenas pero hacen mal.
El bien es bien, cualquiera que sea la persona que lo practique, y el mal es mal,
quienquiera que sea el que lo practica. No son las personas la causa del bien de las
cosas, sino el bien es la causa de la bondad de las personas.
La legislación social tiene muchos aspectos. Los fundamentales y de tesis. Esto es,
cuál es su ideología y en segundo lugar, si el fin es bueno. Tiene además los aspectos
técnicos, que en sus detalles son independientes de los fundamentos y de la tesis. En
buena hora introdúzcanse en nuestra legislación social todas las reformas que sean
pertinentes, no para desfigurarla, es decir, no para combatir la tesis, sino para
perfeccionarla. Corríjanse los errores técnicos, donde quiera que se encuentren. Pero
atentar contra los fundamentos de ella y contra la tesis misma es, en los planos
teológicos, un verdadero pecado, y un crimen en los planos sociales, porque es
atentar contra el grito de la justicia y exponer a la sociedad a que se le arranque por
fuerza lo que no quiere reconocer por convicción.
Hay también en la legislación social ciertos aspectos políticos. Como políticos a la
Iglesia no le interesan. Pero si en nombre de esos aspectos, se quisiera desmejorar la
tesis y desvirtuar los fundamentos de la legislación social, estaríamos frente a un
problema teológico en el cual la conciencia cristiana tiene una palabra que decir.
Es cierto que nuestros trabajadores no han podido todavía desarrollar suficientemente
la conciencia de sus derechos, porque no han podido todavía desarrollar en forma
suficiente la conciencia de sus deberes. Eduquémoslos, esa es nuestra misión como
sacerdotes. También comprendemos que los patronos y en general las clases
adineradas no han podido desarrollar todavía en forma suficiente la conciencia de sus
deberes, porque tampoco han podido desarrollar en forma suficiente la conciencia de
sus derechos. Deber y derecho, no lo olvidemos, son cosas correlativas.
Eduquémoslos también, esa es nuestra misión.
Coloquémonos en un plano superior, en el plano nuestro, en el de la Iglesia. Ni del
lado de los pobres, ni del lado de los ricos. Siempre del lado de la justicia y del lado
de la caridad. Y como la justicia suele estar con más frecuencia del lado de los
pobres, no rehusemos estar, con esa misma frecuencia, del lado de los mismos
pobres. Esa es nuestra misión. "Evangelizare pauperibus. Esurientes implevit bonis et
divites dimisit inanes". Evangeliza a los pobres. A los hambrientos llenó de bienes y a
los ricos despidió vacíos. (Lc 1,53)
¡Muy estimados cohermanos! Os he hablado con el corazón, y aliento la esperanza,
más aún, la seguridad, de haber sido comprendido por vosotros en esta ocasión,
como presumo haberlo sido siempre, según lo demostraron los conceptos de aquel
Mensaje de Navidad que en el año 1943 me dirigisteis, mensaje que si honraba al
t VÍCTOR SANABRIA M.
79
Arzobispo por venir de quienes venía, honraba igualmente a los señores sacerdotes
que en forma tan elevada supieron expresar sentimientos de tan noble y puro linaje.
Un ruego antes de terminar. Si acaso en mis palabras hubiese habido algún exceso,
alguna extralimitación, de cualquier género que ella fuera, vuestra sagacidad pastoral
sabrá temperarla y vuestra nunca desmentida caridad sacerdotal sabrá disimularla.
Los tiempos en los designios de Dios han correspondido a mi Episcopado, que es,
desde luego, Episcopado vuestro, son bien difíciles. Pero el Señor nos asistirá con su
gracia si en todos nuestros trabajos y en medio de las fatigas y congojas que la
malicia de cada día trae consigo, seguimos como norte aquellas palabras del Nuevo
Testamento: "VERITAS LIBERABIT VOS" "VINCERE IN BONO MALUM".<a>
San José, 12 de Setiembre de 1945.
t Víctor Sanabria M.
Arzobispo de San José
"La verdad os hará libres" (Jn. 8,32). "Vence al mal con el bien" (Rm. 12,21).
14. DISCURSO DEL EXCMO. SEÑOR ARZOBISPO DE SAN JOSÉ MONS. VÍCTOR
SANABRIA M. AL COLOCAR LA PRIMERA PIEDRA DEL HOGAR DE LA JUVENTUD*
DISCURSO DEL EXCMO. SEÑOR ARZOBISPO MONS. VÍCTOR SANABRIA M. AL COLOCAR LA PRIMERA PIEDRA DEL HOGAR DE LA
JUVENTUD
El Mensajero del Clero 5-10 (1946), 366-375.
80
¡Sea alabado Jesucristo!
El cronista de la Arquidiócesis de San José habrá de señalar con piedra blanca en su
calendario, la faustísima fecha de hoy, veintiocho de julio de mil novecientos cuarenta
y seis, festividad de San Víctor, Papa y Mártir. El fundador insigne del Jocismo
mundial, el Canónigo Cardijn, presencia por primera vez en América una brillantísima
concentración jocista y es junto con las distinguidísimas personalidades que nos
honran aquí, en esta mañana, testigo jubiloso de la ceremonia de bendición y
colocación de la primera piedra del edificio, que albergará, moral y materialmente, a
los jocistas de una nación americana. Y esa nación, la más pequeña del Continente,
es Costa Rica, y la ciudad donde se levantará este "Hogar de la Juventud obrera" es
nuestra capital, y el fundador meritísimo de esta sección jocista es un sacerdote
costarricense, el Pbro. Dr. don José Vicente Salazar y los escuadrones vibrantes de
esta concentración están formados por auténticos jocistas costarricenses. Y
finalmente, ha correspondido al Arzobispo de San José ser testigo y actor en esta
conmovedora escena jocista. Por todo ello, junto con vosotros, amados jocistas, y
junto con las ilustres representaciones de la Confederación Obrera "Rerum Novarum"
y de la Obra de los Ejercicios Espirituales para Obreros, doy gracias a Dios Nuestro
Señor, cuyas bendiciones imploro sobre todas nuestras organizaciones obreras, y en
particular sobre el Jocismo Costarricense.
Es probable, amados jocistas, que en esta mañana esperéis del Arzobispo algo más
que simples palabras de circunstancias, por sinceras que pudieran ser aquellas, como
en verdad lo son. Creo que no me es lícito defraudar esos vuestros anhelos, tanto
más que la Organización Jocista, junto con la Obra de los Ejercicios Espirituales, y la
de los Sindicatos "Rerum Novarum", ha sido para mí fuente de grandes consolaciones
en mis afanes, no siempre comprendidos, de adelantar el justo y legítimo bienestar
de los trabajadores de mi patria, muchos de los cuales son al mismo tiempo mis
diocesanos, por los amplios senderos de la doctrina social católica.
¿Qué esperan la Iglesia, la Patria, la clase obrera y la sociedad en general, del
Jocismo en Costa Rica? Pues nada menos que una revolución. Y no os escandalice la
palabra, que ni siquiera es original mía. La pronunció, con entusiasmos santamente
tropicales, al decir de un ilustre Prelado nicaragüense aquí presente, el mismo P.
Cardijn, el jueves pasado en la Asamblea inaugural de la Primera Semana
Interamericana de Oración y Estudio de los Asesores Jocistas. "El Jocismo es la
revolución", dijo Cardijn. Ignoro si Cardijn pronunció dicha palabra con mayúscula o
con minúscula. El contexto de su discurso, sin embargo, permite afirmar que se refirió
a la revolución con mayúscula, a la única revolución que puede salvar al mundo, y en
particular al Mundo occidental, del inminente peligro de la descomposición social que
amenaza su existencia. En otras palabras, habló de la Revolución Social Cristiana, en
cuanto es diversa y distinta de la Revolución Social no Cristiana o Anticristiana. Tal
vez no faltarán quienes a expresiones geniales como ésta del Canónigo Cardijn
quieran distinguirlas con el nombre nada favorable de demagogia católica, de
demagogia cristiana, o bien con el de catolicismo y cristianismo demagógico. En
buena hora, si tal cosa les sirve para encubrir y disimular lo endeble de su propio
cristianismo. Los escribas y fariseos y el Sanedrín en pleno, acusaron a Jesucristo de
demagogo ante el Gobernador Pilatos, precisamente porque había enseñado la
doctrina social que predica la Iglesia y con Ella el Jocismo.
El Jocismo es la Revolución. Pero una revolución no se arma de improviso. Es la
culminación de una serie de estados espirituales y sociales en proceso de
descomposición. Dos fueron los principales factores que contribuyeron a que la
revolución jocista, o bien, prefiramos el término, la evolución jocista, fuera
indispensable en el campo social católico. En primer término, la resistencia organizada
DISCURSO DEL EXCMO. SEÑOR ARZOBISPO MONS. VÍCTOR SANABRIA M. AL COLOCAR LA PRIMERA PIEDRA DEL HOGAR DE LA
JUVENTUD
El Mensajero del Clero 5-10 (1946), 366-375.
81
de muchos cristianos, a dar a su religión un contenido social adecuado, precisamente
el que está a la base de la predicación de Jesucristo por tierras de Palestina,
resistencia aquella hija de un falso concepto, liberal y ultra individualista, del
Cristianismo, según el cual en la Religión la caridad es todo y la justicia muy poco. En
segundo lugar, la penetración cada día más alarmante de las doctrinas de Carlos
Marx, que en su esencia íntima y doctrinaria, constituyen un verdadero anti-
Evangelio, en las filas de los trabajadores, también de los trabajadores de los países
católicos, doctrinas según las cuales la justicia, también la justicia
constitucionalmente injusta es todo y la caridad es nada. La resistencia de los prime-
ros, muchas veces identificados, y siempre de mala fe, con la misma Iglesia, hicieron
menos amable a ésta entre las masas de los trabajadores, y, la ignorancia del
mensaje social de Cristo y de la Iglesia fue parte muy principal para que millares y
aun millones de trabajadores se agruparan para la consecución de sus derechos, en
los que no sólo quedaba esencialmente comprometida la dignidad de la persona
humana, sino también en los que sistemáticamente se alejaba a los trabajadores de
Cristo, cuando no se les organizaba contra Cristo mismo. Bien ha dicho un autor, que
ese gran extremismo social llamado el comunismo, es el gran flagelo con que Dios ha
fustigado a los cristianos de Occidente, en justa retribución por el abandono en que
durante siglos tuvieron las doctrinas sociales cristianas.
Podréis ahora comprender cuáles son los supremos ideales de esta revolución jocista,
cuáles son los poderes ante los cuales se enfrenta. El jocismo, empero, es constitucio-
nalmente positivo. Detesta lo negativo. Sigue la misma línea ascensional trazada por
Cristo en el Evangelio. En esta su lucha por los ideales sociales cristianos, comienza
por hacer verdaderos cristianos de los obreros, los instruye meticulosamente en sus
derechos y también en sus deberes, y una vez instruidos, los lanza como soldados de
Cristo a la conquista ordenada sí, pero irrevocable de los trabajadores para Cristo.
Es posible que en Bélgica, como en Francia, como en Canadá, como en muchos otros
países, algunos cristianos hayan saludado con regocijo, el advenimiento del Jocismo,
no por lo que éste tiene de positivo, y que es su misma esencia, sino porque en su
ignorancia lo consideraron como defensor nato de determinadas situaciones sociales
injustamente privilegiadas o como simple grupo de choque contra el anti-Evangelio. Y
se equivocaron. El jocismo, dije, es positivo, eminentemente positivo. Su lema es
vencer en la verdad por la justicia, y en la justicia por la verdad. Donde quiera estén
la verdad y la justicia, ahí estará el Jocismo. El jocismo, repito, es positivo. Su
fundamento supremo es el amor, jamás el odio. Porque es positivo, es alegre y
trabaja a base de la alegría. Es alegre y no es tétrico. Es una revolución y no una
conspiración.
Los jocistas son revolucionarios. Pero antes de llevar su revolución más allá de sus
propias fronteras, comienzan por realizarla en su propia entraña. Si son los
portaestandartes del espiritualismo cristiano, es indispensable que estén llenos,
colmados, de ese espiritualismo. Son los portadores, técnica y sobrenaturalmente
organizados, de la levadura de Cristo al corazón mismo de las masas obreras. Con
mucha razón observaba a este propósito el P. Cardijn, en la Asamblea a que me referí
al principio, la levadura colocada al lado de la masa, podrá permanecer siglos y siglos
ahí, pero nunca fermentará la masa. Ya se entiende que me refiero a la masa, en un
sentido tropológico y no literal. Al Papa Pío XII, gloriosamente reinante, no gusta
emplear el término masa, masas, por el peligro que existe de que se le interprete en
un sentido simplemente gregario. Cardijn usó el término, en el discurso tantas veces
referido, pero encuadrándolo dentro de la concepción pontificia. Es decir, masa,
masas, pero supuesto el reconocimiento expreso del valor y de la dignidad de la
persona humana concretamente considerada.
DISCURSO DEL EXCMO. SEÑOR ARZOBISPO MONS. VÍCTOR SANABRIA M. AL COLOCAR LA PRIMERA PIEDRA DEL HOGAR DE LA
JUVENTUD
El Mensajero del Clero 5-10 (1946), 366-375.
82
Voy a deciros ahora cuál sería, en mi opinión, el método más eficaz de penetración
del Jocismo, de sus ideales cristianos, en la masa obrera. Hablo, desde luego,
únicamente de Costa Rica. Tres son las grandes obras sociales que en estos
momentos patrocina la Iglesia entre nosotros: la Obra de los Ejercicios Espirituales
para Obreros, la del Jocismo y la de los Sindicatos "Rerum Novarum", y las tres son
parte esencial del mismo plan. Este plan no es arbitrario. Está extractado del estudio
de las tres masas que a manera de círculos humanos concéntricos rodeaban a Cristo.
El primer círculo, los Apóstoles. A éste corresponde en nuestro plan, la Obra de los
Ejercicios, cuya misión es formar sobrenaturalmente a los Apóstoles del Evangelio
Social. El segundo círculo, los discípulos. Como si dijéramos, el Jocismo, los jocistas,
colmados del espíritu de su apostolado, que divulgan en forma sistemática los ideales
de Cristo entre las masas y los individuos. Y el tercer círculo, en el que forman los
mismos discípulos y los meros simpatizantes de Cristo, y a este corresponde en
nuestro plan la sindicalización. Entre estas tres obras debe haber correspondencia
perfecta, respetadas desde luego la naturaleza y las finalidades inmediatas de cada
una de ellas. Si las concibiéramos en forma aislada y disgregada crearíamos sin
intentarlo, una oposición entre ellas, y limitaríamos las grandes posibilidades del
conjunto armónico.
Por tanto el Jocismo, y así lo está haciendo ya, habrá de tomar de la Obra de los
Ejercicios su aliento sobrenatural individual, y de sus propios ideales la fuerza
necesaria para penetrar con Cristo dentro del obrerismo, sindicalizado y no
sindicalizado. En cuanto a la obra sindical los jocistas deben seguir como consigna la
de servir en forma ejemplar, cristianamente ejemplar, la actuación económico-social
propia de los sindicatos, y hacer valer en ellos, con sagacidad de verdaderos
apóstoles los ideales superiores, espirituales y morales, sin los cuales no puede existir
una vida sindical arraigada en la doctrina social católica.
El Jocismo existe en Costa Rica desde hace apenas muy pocos años. Su glorioso
fundador ha realizado, sin embargo, en tan corto espacio, una labor admirable,
maravillosa. Por todo ello bendecimos al Señor. Pero sería un error gravísimo pensar
que nuestro Jocismo está ya definitivamente consolidado. Ha terminado ya la primera
etapa, la de propaganda y la de agrupación numérica. Comienza hoy, día de San
Víctor, Papa y Mártir, y como fruto de las sapientísimas observaciones del Canónigo
Cardijn, la segunda etapa, que yo llamaría vertical, en contraposición a la anterior
que fue en buena parte horizontal, la etapa de la formación concertada de los
militantes jocistas de acuerdo con los ideales del jocismo.
Tenéis ya mucha fuerza, la del número. Dentro de poco tendréis además la fuerza del
alto valor individual en período de pleno rendimiento, es decir de apostolado pleno.
Para decirlo en términos bancarios, ya están suscritas todas las acciones jocistas: en
esta segunda etapa esas acciones comenzarán a producir dividendos. Para ello no
bastará ciertamente el esfuerzo del P. Salazar, inagotable como es; necesita de
colaboradores inteligentes, activos, celosos, tanto de entre las filas jocistas, como de
parte de la Obra de los Ejercicios Espirituales y de parte de las organizaciones
sindicales. No olvidemos que estas tres obras siguen líneas no paralelas, sino
convergentes, hacia el mismo ideal de redención integral del trabajador, redención
moral y material. Los planes quinquenales están ahora algo desacreditados por
haberlos empleado con machacona insistencia los regímenes totalitarios. Sin
embargo, como planes técnicos me parece que corresponden a una cierta necesidad
psicológica. No llamemos a esta nueva etapa del Jocismo plan quinquenal, llamémosla
simplemente "Plan Cardijn", y llevándolo adelante con toda decisión habréis colmado
las aspiraciones jocistas de vuestro eminente fundador.
Repito que este ha sido un grande día de gloria para Costa Rica, y de consolación
desbordada para este servidor, y a manera de epílogo de mis palabras, agradeceré,
DISCURSO DEL EXCMO. SEÑOR ARZOBISPO MONS. VÍCTOR SANABRIA M. AL COLOCAR LA PRIMERA PIEDRA DEL HOGAR DE LA
JUVENTUD
El Mensajero del Clero 5-10 (1946), 366-375.
83
también en vuestro nombre, a las ilustres personalidades aquí presentes, a las
delegaciones obreras que han participado en la concentración, y desde luego a los
Asesores Jocistas de la Semana Interamericana, a la cabeza de ellos el P. Cardijn, su
honrosa presencia. Debo asimismo dedicar una palabra singularmente respetuosa y
afectuosa al Excmo. Sr. Nuncio Apostólico, de quien pienso por lo que de él conozco,
que si no se interpusieran las trabas de su Prelacía, pediría al Canónigo Cardijn que lo
admitiera como colaborador suyo permanente. Gracias, Excmo. Señor, por lo que ya
habéis hecho por los obreros de Costa Rica, y gracias anticipadas por lo que sin duda
haréis por ellos durante el tiempo que la obediencia os mantenga entre nosotros, que
yo deseo sea por largos, largos años. Finalmente, y con la licencia presunta del
Excmo. Señor Nuncio, aprovecho esta oportunidad, porque quiero y debo
aprovecharla, para rendir al Ilmo. Monseñor Antonio Taffi, por muchos años
Encargado de Negocios de la Santa Sede entre nosotros, un homenaje de
agradecimiento muy sentido, por los alientos que con su alta comprensión de la
doctrina social de la Iglesia ha sabido inspirar al Episcopado Costarricense en sus
afanes por el bienestar de los trabajadores. Quiero recordar además, como
ejemplificación honorífica, que Mons. Taffi ha sido también cooperador asiduo de
nuestras labores sociales. Por muchos años ha dirigido con todo celo un numeroso
grupo de obreras del Servicio Doméstico. Tengo para él asimismo una palabra
personal. Fue él, el generoso Ananías de los Prelados de Costa Rica en lo más crudo
de sus largas, muy largas noches oscuras, que les deparó su actuación ministerial en
los planos sociales costarricenses. Que Dios le pague y lo bendiga.
Recibamos ahora reverentes, la bendición que suplico al Excmo. Señor Nuncio
imparta, a nombre del Santo Padre y a nombre propio, al Jocismo Costarricense, a su
fundador, y a todas las organizaciones.
t HÉCTOR MORERA V.
84
15 . CARTA PASTORAL "TIERRA, CIELO Y MAR"
Monseñor Héctor Morera Vega Diócesis de Tilarán
MARZO,
1996
SUMARIO:
I.
II.
III.
Realidad social de la Diócesis:
Aspectos sociales Aspectos
políticos Aspectos
económicos
1. La tierra
2. Situación de la Pesca
3. Urbanismo
4. Movilidad humana: migración y
turismo
INTRODUCCIÓN
En el primer año de mi episcopado (1979), escribí mi primera CARTA PASTORAL "YO
PABLO", y en ella di a conocer las prioridades de mi futura acción pastoral: Opción
preferencial por los pobres, Juventud, Catequesis y Familia. Dieciséis años después he
hecho un alto en el camino recorrido para revaluar la labor realizada gracias a la
ayuda de Dios, a un presbiterio responsable y a unos laicos comprometidos.
Conocer, analizar y enjuiciar lo que se ha hecho y lo que queda por hacer, es tarea de
intransferible responsabilidad que nos brinda una amplia visión y justa valoración de
nuestra labor pastoral de cara a las áreas prioritarias propuestas al juicio del
episcopado y a sus respectivos objetivos.
Con fundamento en los resultados de esta evaluación y animado por las renovadas
aspiraciones de enrumbar la acción pastoral hacia nuevos horizontes de crecimiento
espiritual y bienestar social para nuestra grey, escribo esta carta pastoral con los pro-
pósitos de:
1. Dar a conocer la realidad de nuestra diócesis en todo lo que atañe a los
aspectos social, político, cultural, económico y religioso, analizándola con estricto
apego a la verdad, reconociendo los aciertos y también las deficiencias propias de
toda actividad humana
2. Hacer las observaciones pertinentes, no con el ánimo de criticar destructiva-
mente o mortificar, sino con el afán de alertar ante el error y corregir para que se
puedan rectificar rumbos e iluminar senderos
3. Presentar los lineamientos pastorales y doctrinales que permitan a la nave
diocesana llegar a puerto seguro y feliz, conforme a las aspiraciones de Dios.
¡Cuántas cosas se han hecho! ¡Cuántas se están haciendo! ¡Cuántas aún no son reali-
dad! ¡Gracias a Dios por permitir realizarnos en el quehacer cotidiano! ¡Perdón por lo
que pudimos hacer y no lo hicimos!
t HÉCTOR MORERA V.
85
Agradezco de corazón el esfuerzo que cada uno ha hecho a favor de nuestra diócesis
y de nuestra labor pastoral. Pido encarecidamente a todos poner sus mejores talentos
al servicio del Señor y ruego a Dios dé el incremento y a nosotros la fortaleza para
seguir plantando y regando con total entrega y gozo.
REALIDAD SOCIAL DE LA DIÓCESIS I. ASPECTOS
SOCIALES
1. Las enseñanzas del pensamiento social de la Iglesia, forman parte de la misión
evangelizadora de la misma y tienen el valor de un instrumento de evangelización,
porque iluminan la vivencia concreta de nuestra fe1. El conocer, profundizar y ca-
pacitarse para discernir evangélicamente es lo que nos lleva a comprometernos.
2. Actualmente nos enfrentamos a una cruda realidad social que conspira contra los
derechos elementales del ser humano. Es una crisis mundial que se siente en todo el
país y por ende en el territorio diocesano de la Iglesia de Tilarán.
3. Procuramos un Reino justo, a través de estructuras terrenas que posibiliten ese
desarrollo social con igualdad de oportunidades; como también el deber de no callar
aquello que se opone y atenta contra la dignidad del hombre y la mujer.
4. Tenemos una vivencia que nos dice y señala injustas acciones humanas, vemos
un considerable número de hermanos y hermanas sumidos en cuadros de pobreza-
miseria, con falta de oportunidades e impotentes. Y lo más grave es que en la
mayoría de los casos hay omisión de nuestra parte, de la Iglesia; doble pecado
estamos cometiendo.
5. El acontecer diario es ver cómo las estructuras sociopolíticas y económicas de
nuestro país, conspiran contra la justicia social y el bien común, la brecha crece entre
los que cada vez tienen más y más y los que cada vez tienen menos y menos.
6. Ante la situación de pecado social, no podemos callar por ser contraria a la misión
cristiana; es por eso que la palabra viva y liberadora del evangelio no da frutos, pues
no cae en tierra fértil.
JUAN PABLÓ II, Cartas encíclicas "Sollicitudo Rei Socialis" (1987) N° 41 y "Centesimus Ánnus" (1991), N°
53-54
Necesidades Básicas: 7. Más de la mitad (62.4%) de los hogares de la Diócesis son capaces únicamente
de satisfacer a medias sus necesidades básicas (salud, vivienda y alimentación)2; este
grupo se encuentra en un estado de subsistencia, que no le permite un desarrollo
integral.
8. La parte restante de los hogares (37.6%) son familias que no satisfacen ni
siquiera sus necesidades básicas, únicamente buscan como comer algo cada día; son
el gran grupo de familias desempleadas o con trabajos de "chambas" que sólo les
permiten medio subsistir.
t HÉCTOR MORERA V.
86
9. Esta situación tan incierta, produce graves estados depresivos y de
desesperación, ocasionando otros problemas sociales en esta población como drogas,
alcoholismo, prostitución, abuso y agresión, entre otros.
10. Hay significativos elementos deshumanizantes y anticristianos que debemos revi-
sar; algunos casos son prioritarios de atender porque afectan directamente a los
jóvenes, nos referimos en especial a los nacimientos fuera del matrimonio que son un
poco menos de mitad (42%). Son madres solteras, cuyos hijos, en su mayoría,
desconocen al padre. Son jóvenes adolescentes provenientes la mayoría de áreas
rurales y marginales.
La Diócesis se encuentra ante un proceso de transformación que pasa del campo
a la ciudad, concentrándose en las periferias de los cantones de mayor población
las masas empobrecidas de migrantes.
Vivienda:
11. Un porcentaje significativo de los hogares (80%) cuentan con vivienda propia;
aun-
que de cada cien familias veinte no tienen vivienda, viven en lugares
inadecuados,
con inestabilidad e indignos del ser humano. Un número importante de familias
están compuestas por 5 a 9 miembros, con ello se presenta algún grado de
hacina-
miento, por no contar con el espacio necesario por el número de miembros.
Salud:
12. Existe una parte de la población que no está protegida por la seguridad social,
vein-
te de cada cien familias, no tienen acceso a este servicio.
Por otro lado la atención que se presta en las clínicas y hospitales no es la más
adecuada, existe una mala calidad que se refleja en la cantidad de horas que se
tiene a los pacientes para atenderlos y en las citas dadas a tan largo plazo y más
aún cuando éstas son con los especialistas pues se extienden hasta un año. Unido
a esto no se cuenta con el personal, equipo ni materiales necesarios para la
atención en los diferentes centros en el campo de la salud.
Las comunidades, sobre todo rurales, enfrentan grandes carencias en el sector
salud, empeoradas por las distancias, el mal servicio de transporte y los escasos
recursos económicos. Sólo un reducido grupo de la sociedad no se ve afectado
por estos problemas, ya que cuentan con los recursos suficientes para pagar
clínicas privadas o profesionales de la salud que brindan un excelente servicio en
sus consultorios y se vuelven mediocres en los hospitales, donde aprovechan para
hacer sus negocios personales a costas de la salud del pueblo, en complicidad con
autoridades sanitarias.
13. La intención de mejorías con la política de los EBAIS (Equipos Básicos de Atención
Integral en salud) satisface a medias dichas necesidades comunales, ya que no
es-
tán "Atendiendo integralmente" al individuo sino duplicando sistemas de atención
Cfr. Manuscrito de la Comisión Diocesana de Pastoral Social "Características sociales y económicas de la
diócesis de Tilarán", 1995. (De aquí se toman la mayor parte de datos estadísticos; lo citaremos en adelante
CODIPAST).
t HÉCTOR MORERA V.
87
obsoletos que no cuentan ni con los recursos físicos, humanos y técnicos necesa-
rios. Nos repugna que se margine a los nicaragüenses en la atención integral de la
salud, condicionándoseles la atención básica.
Educación: 14. De cada cien personas treinta y cinco cuentan con primaria incompleta, lo cual se
puede considerar a nivel general como bajo. Para muchas personas es difícil tener
acceso a la educación por los elevados costos de la primaria (útiles escolares, ma-
terial didáctico, vestido, transporte, cuotas de comedor y otras); algunas familias
cuentan con tres y más hijos en edad escolar, dándose casos en que se sacrifican
unos hijos o hijas para que estudien otros. Los que logran iniciar en secundaria
son
personas de familias más acomodadas, sin embargo también tienen sus dificulta-
des, sobre todo a nivel económico. Aunque se dice en la Constitución Política que
la
educación es gratuita, esto no es cierto en la práctica.3
Como consecuencia directa de la crisis económica y la reducción en el
presupuesto educativo la Región Chorotega cuenta con una tasa de analfabetismo
del 10.88%, casi duplica el índice nacional de 6.95%4.
II. ASPECTOS POLÍTICOS
15. El concepto de política se contradice en la práctica de la misma: ésta debe ser en
su ética el camino para fortalecer el valor de la dignidad humana, de la honestidad,
del diálogo participativo y del respeto a las ideas de las minorías; así como el meca-
nismo para que exista el equilibrio de fuerzas y de oportunidades que desemboquen
en la verdadera democracia.
16. La realización de la persona debe ser en forma integral, que le permita el goce,
disfrute y tutela de los derechos fundamentales como son el derecho a la vida,
educación, trabajo, nutrición, recreación, a la justa repartición de los medios de
producción; y es deber de los gobernantes proveer estas necesidades.
17. Con tristeza debemos reconocer que no se actúa por lograr los principios de la
verdadera realización humana; hoy es igual que cada cuatro años cuando nuestros
políticos y gobernantes anteponen a los intereses colectivos del bien común sus
propios deseos, abusando de su poder y enriqueciéndose, desfavoreciendo a las
mayorías pobres.
18. Se nos ha enseñado desde la escuela que nuestra sociedad vive una plena demo-
cracia; esto no es cierto. La democracia no es solamente la existencia de varios par-
tidos políticos, ni el derecho al voto, ni los cambios de gobierno cada cuatro años;
esos son elementos importantes pero que no son utilizados en forma correcta.
19. NO HAY DEMOCRACIA CUANDO:
• La manifestación de la voluntad del ciudadano es manipulada por los efectos
propagandísticos que sólo resaltan la imagen, figura e ideas en los políticos, con
gastos millonarios.
Cfr. N° 136
Encuesta de Hogares 1990.
t HÉCTOR MORERA V.
88
• Se manipula la libre expresión del ciudadano, del joven, de la mujer que son
utilizados como recursos humanos para servir de andamio a intereses particulares.
• Se legisla y gobierna atendiendo los dictados de quienes imponen los modelos
económicos de desarrollo que atentan contra la libre determinación de los pueblos.
• Son los organismos foráneos los que condicionan los préstamos para el desa-
rrollo de la Nación.
• Los espacios del diálogo se han cerrado a grupos marginados de estudiantes,
campesinos, maestros, del trabajador.
• El disentir es reprimido.
20. Este territorio diocesano también ha sentido la rigidez de las políticas del
desarrollo; no hay apertura de fuentes de trabajo, no hay financiamiento para instalar
fábricas; no hay apertura de un aeropuerto por oposiciones de agentes externos a la
región, entre ellos la de ciertos grupos de poder político y económico de la meseta
central. Una vez más queda en evidencia la alianza del poder económico con el
político para garantía de sus intereses dominantes en perjuicio de las mayorías.
21. No hay financiamiento ágil y accesible al pequeño productor pero sí hay proyectos
para favorecer a unos pocos ganaderos que forman la primera línea de deudores a
quienes se les condonan las deudas millonarias. Estas políticas nacionales también
golpean y lesionan los derechos fundamentales de nuestras comunidades que cuando
se atreven a protestar son señaladas y abandonadas.
22. Aunque nuestros pueblos se organicen por la vía de la unión y de la cooperación,
no reciben la atención debida ni el estímulo a sus necesidades; casos concretos son
los de los agricultores, pescadores, campesinos. ¿Para qué proyectos de riego, si al
final de la jornada son unos pocos con privilegio por el compadrazgo político los
beneficiados? ¿Para qué proyectos de riego si a nuestros campesinos no se les brinda
las facilidades del crédito ni la capacitación técnica para operar competitivamente?
23. Y lo peor aún; quienes abusando del partido gobernante cada cuatro años dividen
más a nuestras comunidades (que se han ido identificando con los colores biparti-
distas tradicionales que sumergen en el anonimato a las opciones emergentes; y
éstas al final de la carrera también sucumben al venderse); si no hay otra denomi-
nación bautizamos esto como corrupción.
24. Se hace necesario una nueva cultura política para enaltecer y rescatar los valores
fundamentales del hombre y la mujer. Se impone la necesidad de un cambio de
actitud de todos: políticos y ciudadanos. Juntos estamos obligados a posibilitar la
verdadera democracia en todos los ámbitos de organización; debemos revisarnos con
miras a recibir el nuevo siglo en donde las corrientes económicas caminen paralelas y
en equilibrio con los valores sociales; ello será posible si nos democratizamos desde
el interior de la organización y posibilitamos la mayor participación por igual, sin
distingos, sin mayores limites que el respeto a la dignidad, a los valores humanos y al
bien común.
25. La voz del disgusto se escucha por muy silenciosa que esté, y al igual que la natu-
raleza tiene sus formas de hacer brotar la energía que por años y años ha guardado
en sus entrañas, también el hombre y la mujer mancillados y humillados lo podrán
brotar.
26. La realización de la persona se obtiene gracias al ejercicio de sus derechos fun-
damentales, eficazmente reconocidos, tutelados y promovidos. Por eso la Iglesia,
experta en humanidad, tiene que ser voz de los que no tienen voz (de la persona, de
t HÉCTOR MORERA V.
89
la comunidad frente a la sociedad) correspondiéndole una actividad de docencia,
denuncia y servicio para la comunión y la participación5; "Frente a la situación de
pecado surge por parte de la Iglesia, el deber de denuncia que tiene que ser objetiva
y valiente y evangélica"6.
III. ASPECTOS ECONÓMICOS
27. Lo económico para los políticos, inversionistas, capitalistas, gobierno e incluso
para gran parte de la población de nuestras comunidades y parroquias se ha
convertido en la principal preocupación. Como ejemplo vemos el tipo de desarrollo
que se está generando en el cual lo importante es un crecimiento en lo productivo, a
costa de la naturaleza y los seres humanos mismos.
28. En muchas zonas de nuestro país y Diócesis se destruyen grandes hectáreas para
impulsar proyectos turísticos, que aparentemente generan muchos ingresos al país,
¿será éste ingreso mayor que la destrucción que causan a nivel ambiental, cultural,
moral y social?
29. Las políticas y decisiones, que salen cada día en el país van hacia el crecimiento
económico, hacia el crecimiento de los grandes capitalistas, inversionistas, políticos y
en detrimento de las grandes mayorías.
30. Los PÁEs (Planes de Ajuste Estructural) son ejemplo claro de dichas políticas,
donde cada día unos se aprovechan de los otros para un crecimiento mayor; donde la
solidaridad, justicia, igualdad, cooperación e intercambio van perdiendo su razón de
ser y crecen el egoísmo, el individualismo y el acaparamiento.
31. Las políticas que se han venido imponiendo en el país, las reformas económicas
que ya han iniciado, son signos cada vez de mayor desigualdad en la distribución de
las riquezas.
32. Este desarrollismo no permite identificar signos de esperanza, transformación ni
cambio mientras en nuestro país se siga pensando que lo principal es lo económico
por encima de lo humano y no se practique un desarrollo integral, que incluya los
aspectos políticos, sociales, y morales; así nunca se logrará una sociedad más fra-
terna, justa y solidaria, a imagen del Reino que predicó Jesús.
33. En la Diócesis de Tilarán los medios principales que dan sus aportes para
mantener la población son la agricultura, ganadería, turismo, comercio y pesca. Pero
eso está en manos de los grandes productores. En el caso de la agricultura (según
datos estadísticos) en la Diócesis se genera el 52% de la producción nacional de
arroz, un 37% en los frijoles, 41% maíz blanco y en el melón el 100%.
34. ¿Quiénes generan esta producción? Es triste decir que son los grandes
productores, aquellos que tienen grandes extensiones de tierra, posibilidades de
créditos en los bancos, pueden contratar a sus peones para ponerlos a trabajar. Estos
son los que sí pueden sembrar para exportar, para acumular más riquezas para ellos.
II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, Puebla, México (1979), N° 1268. (En adelante lo citaremos
sólo Puebla). Puebla 1269.
t HÉCTOR MORERA V.
90
35. Se puede hablar de otro tipo de agricultura que se genera en nuestra Diócesis, es
la agricultura de subsistencia, donde para los pequeños productores no existen
préstamos, hay explotación por los intermediarios y hay malos caminos para sacar la
producción; en fin, las políticas creadas en vez de beneficiarles los hunden cada vez
más; esto los lleva a que no puedan producir más que para su familia, para
mantenerse cada día y cubrir las necesidades básicas, en algunos casos; en otros
podrán solamente generar para alimentarse. La otra parte de la población de nuestra
Diócesis que no se sostiene a través de la agricultura, viven en centros de población
urbana y algunos trabajan en los comercios e industrias.
36. La configuración territorial de nuestra Diócesis nos depara diversidad de
situaciones y experiencias de vida; así sus pobladores marcan diferencias pero unidos
en la fe y en la esperanza luchan con los medios a su alcance; así tenemos que en
Guanacaste de cada 100 personas sólo 60 trabajan tiempo completo y reciben como
máximo í 24.859.00; 22 de cada 100 no trabajan tiempo completo o bien lo hacen
pero no les pagan el salario mínimo.
37. La mayor parte de desocupación en Guanacaste se produce en las actividades
agrícolas con un 42%, quizá porque en la actualidad un sector importante de ésta
emplea a la mayoría de las personas por temporadas, caso de los ingenios azucareros
y las meloneras; mientras que en Puntarenas su mayor índice de desempleo lo
concentra el comercio con un 24.2%.
38. La realidad nos señala que los salarios casi nunca son los más justos, en algunos
de los casos no alcanzan ni siquiera el salario mínimo que establece la ley, lo que
limita la atención del cuadro básico de vida.
39. Realmente el panorama económico no se presenta muy bueno en nuestra
Diócesis ni en el resto del país, los crecientes impuestos, nuevos paquetes tributarios
e intereses cada vez más altos, nos invitan a pensar seriamente en cómo van a
enfrentar tal situación nuestros hogares.
40. El turismo mismo se ha presentado en la Diócesis como una actividad que lograría
el desarrollo de la provincia; tendríamos que cuestionarnos: ¿Quiénes son los que
tienen estos proyectos, hoteles y otras empresas turísticas? Siguen siendo los
grandes empresarios, inversionistas, capitalistas, que en muchos casos, son hasta
extranjeros. Entonces: ¿Para quién es el crecimiento económico? ¿Tendrán las
comunidades realmente algunos ingresos, o serán estos generados sólo para los
inversionistas que cada día acumulan mayor capital?
41. Esta situación que se refleja en la Diócesis es producto de los efectos del nuevo
modelo económico que se ha implantado, que está incluido en las corrientes de
globalización mundial de las economías, en el ajuste estructural, en las medidas de
estabilización y la reconversión productiva; ya se ven sus efectos en la mayor parte
de nuestros pobladores, los que no son industriales ni manejan sumas macroeco-
nómicas.
42. Se evidencia además la pobreza, la insatisfacción de las necesidades más apre-
miantes, la desarticulación familiar muy marcada y la pérdida de capital humano de
difícil recuperación. Con estas condiciones es difícil vislumbrar un mejor futuro.
LA TIERRA
t HÉCTOR MORERA V.
91
ANÁLISIS DE LA REALIDAD
A. Tenencia de la Tierra
43. Fue el problema de los latifundios el que originó las luchas agrarias en nuestra re-
gión a principios de siglo, exigiendo parcelas para sembrar. Las facilidades dadas
por el Gobierno con las "demasías" (terrenos que el hacendado alegaba que le
correspondían, aunque no estuvieran estipulados en las escrituras originales) pro-
vocaron grandes pleitos entre hacendados y jornaleros que se veían despojados
de
sus tierras sin título alguno. Así entonces, amparados a la ley, fueron los
campesi-
nos despojados de tierras heredadas por generaciones.
44. Después de largas giras por estas zonas (desde 1882) Monseñor Thiel sintetizó su
opinión en una directa y valiente denuncia al afirmar que "se han aprovechado de
la situación los dueños de la tierra... han sido los únicos beneficiarios los dueños
de
la tierra... porque aquí cobra más que antes, según el tipo de letras, y paga
menos
a sus peones y a los artesanos, de manera que su ganancia es mucho mayor de
lo
que antes era"7
También un extranjero que visitaba Guanacaste allá por 1913 relataba: "Aquí no
hay pequeñas propiedades, como en el resto del país, sino únicamente inmensos
dominios pertenecientes a la misma persona y dedicados exclusivamente a la cría
de ganado". Por ello las luchas por la tierra nunca han sido ajenas a estos
territorios.
45. Nos preocupa grandemente esta situación histórica de injusticia manifestada en la
creciente problemática de las invasiones de tierras, aunque vemos con agrado las
políticas agrarias del IDA que han favorecido a muchos campesinos sin tierra,
disminuyendo la desintegración familiar por abandono del hogar de sus miembros en
busca de mejores opciones laborales, a pesar que intereses politiqueros han
beneficiado a no pocos aprovechados que no necesitan de ayuda estatal.
46. Tratando el tema evangélico de la "opción por los pobres " ya se había
denunciado en nuestra iglesia particular, en la Asamblea Diocesana de 1980: "El
acaparamiento de la tierra y riquezas en manos de quienes no trabajan; la debilidad
frente al poder y el capital y un campesinado desorganizado"; por eso mismo se
propuso: "Promover una organización de carácter sindical, liga campesina, etc.;
dándose el seguimiento por un equipo que se dedique a promover, formar y asistir al
campesino"8
47. Creemos que se hace necesario retomar estos retos siempre actuales pues, como
dicen nuestros Obispos, "en el caso de los campesinos se observa que éstos aún no
se encuentran lo suficientemente organizados como para hacerles frente a las gran-
des dificultades que los aquejan"9 Y creemos que la misma Iglesia no ha apoyado
suficientemente la organización campesina.
B. Deforestación
t HÉCTOR MORERA V.
92
48. Muy unida a estas situaciones problemáticas está la deforestación. La explotación
maderera, aunque ya iniciaba en la época colonial, se incrementó en Guanacaste a
mediados del siglo XIX, dándose un alto índice de tráfico ilegal de madera, problema
muy acentuado en aquella época y que continúa en nuestros días, a pesar (y a veces
en complicidad) de los controles gubernamentales.
49. Así como en siglos pasados se concentraba en Cartago un sector social que tenía
importantes intereses ganaderos en nuestros territorios, hoy son también extraños
los dueños de las mejores tierras en las que se va destruyendo la ecología original
para imponer una "reforestación comercializada " ajena a nuestra realidad.
C. Desempleo y Pobreza 50. Es inobjetable que la ganadería fue desde tiempos coloniales, la actividad
económica más importante en nuestra región, estando el pequeño grupo de los
ganaderos detrás de los mayores latifundios y controlando también el poder político
regional. Por la poca mano de obra que implica esta actividad el desempleo ha sido
una de las peores enfermedades de la clase pobre, teniendo el campesino mayores
dificultades en estas zonas que en el resto del país. Principalmente este fenómeno ha
dado origen a la constante migración a las zonas bananeras del Atlántico (a partir de
1871) por los altos salarios que allí se pagaban, sin medir los costos de
desintegración familiar y la decadencia de valores sociales y culturales. Guanacaste y
Puntarenas son en Costa Rica las provincias más afectadas actualmente por la
migración, según Mideplan (1991) la Región Chorotega en 1984 mostró una tasa de
emigración del 20.15%.
51. Ciertamente son reveladores los datos de recientes encuestas, reflejan que "la si-
tuación de la pobreza es más aguda en la región Chorotega, pues presenta mayores
porcentajes de familias pobres siendo estas últimas también las de mayor número de
miembros."10
52. Se nota además un gran abismo en los datos comparados del desempleo, pues
mientras en Costa Rica la tasa de desempleo es de 4.2% se da de 5.8% para nuestra
región. De estos el 42% de los desocupados son del área agrícola, caza, silvicultura y
pesca. Igualmente la tasa de subempleo es desfavorable, dándose un 5.1% para la
región contra un 3.5% para el país. Hasta en la tasa de mortalidad infantil se superó
en la mayoría de los años el promedio nacional, excepto en 1984 y 1985 pues fue
similar.
Resulta alarmante descubrir que 48 de cada 100 personas involucradas en la vida
laboral se encontraban en alguna categoría de desempleo o subempleo para
1990.
D. Agricultura y ganadería
53. La participación de nuestras zonas en la agricultura y la ganadería nacional
históricamente ha sido muy relevante. En cuanto al cultivo del ARROZ contribuyeron
a la cosecha 93-94 con el 52% del total nacional, y aunque el procesamiento principal
se da en nuestra Diócesis, se excluyen a nuestros campesinos de beneficios que
reducirían en gran escala la tasa de desempleo, mejorando la calidad de vida de
nuestros habitantes.
Picado Miguel; "La palabra social de los obispos costarricenses" DEI, San José 1982, p. 30. 8 Cfr. Manuscrito "Semilla Sembrada: 25 años diócesis de Tilarán". 9 Obispos de Costa Rica; Carta pastoral "Madre Tierra", San José 1994. N° 31. (En adelante la citaremos
M.T.)
CODIPAST 1995.
t HÉCTOR MORERA V.
93
54. También nuestras tierras aportan el 41% de la producción nacional de MAÍZ
BLANCO y el 93.2% del total de la cosecha 93-94 de MAÍZ AMARILLO lo aportó la
zona de Guanacaste. Poseemos el 41.4% de la producción nacional de FRIJOL y
también el 79% de la de CAÑA DE AZÚCAR producida en Costa Rica. La producción de
MELÓN es monopolio natural de estas zonas, al igual que sobresale el cultivo de otros
productos no tradicionales como papaya, mangos, naranjas, etc.
55. Con respecto a la ganadería nuestra zona acapara casi el 40% de la producción
na-
cional, sin embargo la actividad ha decaído por el desinterés del Gobierno,
manifes-
tado en los pocos estímulos a la producción, con el aumento en las tasas de
interés
y una disminución en el monto del crédito otorgado a los pequeños productores.
No podemos pasar de lado los desastres ecológicos que arrastra la ganadería,
responsable de la tala de muchos bosques y del mal estado de nuestras tierras
resecas, entre otras cosas por los métodos tan poco técnicos con que se sigue
llevando.
Son muy pocos los productores relativamente fuertes y poco más los medianos
productores. Entre tantas protestas ellos también se quejan de los malos precios,
de las facilidades para importar carnes y de los monopolios que ejercen grupos de
fuertes inversionistas a través de entidades como GISÁ, Montecillos etc., ahora
aliados estratégicamente.
56. Es inconcebible que con semejantes aportes a la economía nacional tan sólo un
21.5% de nuestros caminos se encuentren asfaltados, contando nuestra Diócesis
con una red vial muy limitada con respecto a su extensión y en estado
lamentable,
pues muchas vías se degradan al extremo de impedir el tránsito de vehículos y
son
así dejadas por mucho tiempo, principalmente en la época del invierno, cuando se
pierde gran parte de las producciones, particularmente en la cosecha de frijol al
no
poder sacar el producto a tiempo.
Tampoco es suficiente la cobertura del servicio de agua, comunicaciones y electri-
cidad. Esta última abarca solamente el 77.19% del territorio, siendo el cantón de
la Cruz el más afectado (44.12%) y siguiéndole los de Nandayure y Nicoya
(69%). La electricidad penetra algunos rincones de nuestra Diócesis no por
criterios de necesidad o apoyo a los campesinos sino por políticas económicas que
favorecen en primer término a grandes terratenientes o extranjeros.
57. Pocos productores cuentan con algún tipo de financiamiento; tres cuartas partes
temen a los altos créditos o no clasifican para su aprobación legal. Ellos señalan en
orden de prioridad, los siguientes problemas agrícolas: La falta de recursos para
invertir en semillas, maquinaria y riegos, entre otros; los fenómenos naturales como
las plagas, el exceso o falta de agua, la falta de tierras propias, los altos intereses por
el crédito, los precios bajos o inestables y la falta de caminos para sacar la
producción.
t HÉCTOR MORERA V.
94
58. Ante este panorama se detecta que la producción de granos básicos está en
manos de unos pocos productores con suficiente capacidad económica como para no
necesitar crédito bancario. De esa forma los pequeños productores sólo contribuyen
para el consumo local y para "sobrevivir " una temporada más, dándose así su
desaparición paulatina y afectándoles también la ausencia de políticas que los favo-
rezcan directamente; pues en complicidad con grandes empresarios se golpea los
intereses de pequeños productores importando granos en la zona producidos.
59. Se ha recuperado mucho la productividad de la tierra con el Proyecto de Riego
Arenal-Tempisque (PRAT), "cuyo objetivo fundamental es el dinamizar la actividad
agrícola en la zona de la bajura entre Cañas y el Tempisque, que años atrás por falta
de agua, tenía a sus promotores sumidos en la ruina y la pobreza"11, se logró ya la
primera etapa de "6.006 hectáreas bajo riego con desarrollo agropecuario dinámico
en vías de consolidación"12
60. Originalmente el PRAT recibió el nombre de "Distrito de Riego Moracia" y así se
envió a la Asamblea Legislativa en 1975. Este primer proyecto tenía entre sus
objetivos principales el lograr "acciones de reforma agraria profunda" (limitando a
100 has. el tamaño máximo de una finca dentro del proyecto de riego). Los grupos
ganaderos, terratenientes y de empresarios vieron inconveniente dicho proyecto para
sus intereses y consiguieron presionar hasta su desaparición, aprobándose un nuevo
proyecto (menos socialista y más conservador) en 1979 y consolando a los
agricultores con la compra de tierras y distribución de parcelas por parte del Estado.
Así nacieron los asentamientos campesinos, refugios de pobres labriegos frustrados
de un Estado cómplice de los grandes terratenientes que impidieron con su egoísmo
el desarrollo social y agrario de estas zonas.
61. Muchos logros ha traído consigo el PRAT, principalmente en cuanto a la
disminución de la emigración en la región, particularmente en Cañas. También se ha
superado el antiguo riego de la agricultura de secano y se hace palpable el avance
tecnológico logrado por los medianos y grandes productores que han aumentado
notablemente su producción. También la región se ha visto beneficiada al incorporar a
la agricultura productos que antes se traían de lejos pero ahora, con mejor calidad y
valor nutritivo, se tienen en casa.
Se ha favorecido mucho la mano de obra familiar generándose empleo para los
agricultores que completen 200.000 jornales anuales directos; aparte de todos los
empleos indirectos del proceso de comercialización y el aumento de vías de
comunicación junto a los canales.
62. Aunque se haya logrado una regular distribución de las tierras adquiridas por el
Estado y se haya beneficiado directa o indirectamente un sector de la población
creemos que las metas del PRAT se han cumplido a medias. Son sobre todo gran-
des terratenientes los más favorecidos y muchos falsos parceleros han hecho sus
negocios quitando la oportunidad de desarrollo para los verdaderos agricultores
pobres y más necesitados.
ECO CATÓLICO; Alocución de Mons. Morera en " Gran Tema ", p. 10. Ibíd.
(19 Nov 1995)
t HÉCTOR MORERA V.
95
En más de una ocasión personalmente hemos denunciado intentos o amenazas
por desbaratar el PRAT con maniobras politiqueras y la creación de una "Súper
Corporación administradora" sin direcciones claras que aumentaría la burocracia
irracionalmente, pero la Iglesia se ha mantenido alerta con denuncias oportunas
que han apagado las corrientes adversas para defender un proyecto que en todo
momento se ha apadrinado.
E. Inversiones Extranjeras
63. La mecanización de muchas etapas productivas en el campo, unido a la desidia
del
guanacasteco y el puntarenense, ha incorporado a la vida de la zona un nuevo
elemento en la mano de obra: los nicaragüenses. Muchos trabajos antes
realizados
por los moradores de la región comienzan a ser asumidos por trabajadores
venidos
de aquel país (o ya residentes en la zona).
Nos preocupa el desgano de nuestros pobladores que quieren trabajos cómodos y
bien remunerados, aunque posean escasa o nula preparación, situación muy
común a nivel nacional.
64. La misma tenencia de la tierra ha sufrido cambios severos: el turismo, los
capitales fuertes extranjeros, la poca conciencia del habitante de estas latitudes, la
falta de una legislación que proteja este apartado, son algunos factores que han
generado que hoy por hoy todas las tierras que conforman nuestra Diócesis y del país
en general, se encuentren en venta al mejor (o al primer) postor.
65. Si unimos a esto las dificultades de obtener crédito y la inflación en el precio de
los insumos necesarios en la producción agrícola, comenzamos a vislumbrar el por
qué desaparecen los pequeños parceleros de la región y aumentan los cinturones de
miseria en las grandes ciudades.
66. Las playas de nuestras costas son vendidas diariamente a extranjeros; las tierras
que un día disfrutamos se venden a distintos consorcios; nuevas compañías adquie-
ren grandes dimensiones de terreno para explotarlos.
67. Nos duele que la industria se haya desarrollado tan poco en nuestros territorios.
De las pocas que hay su característica principal es ser muy pequeñas y dedicadas a
producir sobretodo para el mercado interno, en especial el local. Próximamente la
producción de naranja comenzará a ser un factor relevante para los habitantes de la
zona aunque se conoce que la mano de obra que buscan los propietarios de las más
fuertes compañías es primordialmente nicaragüense: mano de obra injustamente
mucho más barata y en la que se ahorra el pago de seguros obligatorios y se les
puede exigir más horas de trabajo al margen de la ley.
MARCO DOCTRINAL
68. La tierra es un don de Dios a la humanidad. El mismo ser humano (homo) perte-
nece a la tierra (humus), su madre (Gn 2,7) y ésta le pertenece también porque
Dios le ha encomendado ser su administrador, con el encargo de labrarla y
cuidarla
(Gn.2,15), siendo el trabajo una forma de imitar el poder creador de Dios. Es por
ello que la tierra es el "rostro femenino de Dios"13.
t HÉCTOR MORERA V.
96
69. El Éxodo y el repartir la tierra van a constituir el centro y la base de la memoria
del pueblo (Dt.26, 5-9) en el Antiguo Testamento, porque se trata de la experiencia
que da origen a un pueblo libre. Después de los amargos recuerdos de la esclavitud la
tierra se convierte en sinónimo de la libertad, poseerla es señal de bendición de
Yahvé, bajo un proceso de organización social igualitaria, sin dominación.
70. La tierra no pertenece a los reyes (Jos 13-21) sino que es repartida entre "las fa-
milias" liberadas. Por eso las principales fiestas de Israel eran fiestas agrícolas, que
han llegado transformadas hasta nuestros días en la Pascua y Pentecostés. Del con-
junto de textos bíblicos desprendemos que la promesa más importante del Señor a
nuestros padres, junto con la abundante descendencia, es la posesión de la tierra, "la
tierra que mana leche y miel " (Ex. 3,8.17).
71. Dios es el verdadero dueño de la tierra. Lo que llamamos propiedad privada es
una porción de la herencia de la humanidad a la que todos tienen derecho, pues " del
Señor es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que la habitan " (Salmo 23,1). Es
por eso que Juan Pablo II nos recuerda constantemente el destino universal de todos
los bienes sin olvidar que " sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social"14
El hecho de que unos pocos tengan mucha tierra y que la mayoría de los cam-
pesinos son desposeídos injustamente del derecho de poseerla nos hace pensar
seriamente en la "urgencia de que esa tierra sea de los más pobres y, con ello, la
urgencia de una reforma agraria que permita un acceso más equitativo de la
mayoría a los bienes que Dios nos ha dado"15
72. En este sentido vale la pena recordar aquella famosa tesis medieval unánimemen-
te aceptada: "Por derecho divino y por derecho humano, el hambriento que se ve
obligado a robar es inocente". Ya Pablo VI la retomó cuando afirmó que "nadie
tiene derecho de reservar para su uso exclusivo aquello que es superfluo cuando
a
otros les falta lo necesario"16. Es por eso precisamente que no se puede equiparar
la "violencia injusta" de los opresores que como terratenientes no permiten a la
tierra germinar, ni comparten lo que es patrimonio de la humanidad (o derecho
social) con la "justa violencia" de tantos desposeídos que invaden (puede leerse
"recobran") las tierras que deben pertenecer a los campesinos. Sin embargo, no
podemos negar la presencia de no pocos aprovechados que juegan con el dolor
ajeno para negocios personales.
73. Ya los Padres de la Iglesia habían sido muy directos al recordar que "No es tu bien
el que distribuyes al pobre. Le devuelves parte de lo que le pertenece, porque
usurpas para ti sólo lo que fue dado a todos, para el uso de todos. La tierra a todos
pertenece, no sólo a los ricos"17. Hay unanimidad entre los Padres para reconocer que
este destino universal de los bienes no destruye la propiedad privada, sino que define
sus obligaciones y límites: "Dios nunca hizo a unos ricos y a otros pobres. Dio la
Citado por RICHÁRD Pablo en " Textos proféticos de Santo Domingo " DEI, San José 1993, p.25. Discurso
Inaugural de Puebla III, 4. M.T. N° 59.
PABLÓ VI; Carta Encíclica "Populorum Progressio" (1967); N° 23. (En adelante la citaremos P.P.)
t HÉCTOR MORERA V.
97
misma tierra para todos. La tierra es toda del Señor y los frutos de la tierra deben ser
comunes a todos. La comunidad de bienes es una forma de existencia más adecuada
a la naturaleza que la propiedad privada"18
74. La tierra es un derecho de todos y debe llegar "a todos en forma equitativa bajo
la égida (protección) de la justicia y con la compañía de la caridad..., jamás debe
perderse de vista este destino universal de los bienes"19. La tradición de la Iglesia ha
sido constante en esta doctrina segura.
Nuestro territorio diocesano se ve afectado, sobre todo en el verano, por la
escasez de fuentes de trabajo, entre otras cosas por la ganadería dominante en la
zona históricamente, la que implica poca mano de obra. Por eso compartimos con
nuestros teólogos que "el objetivo utópico no es que todos tengan mucho por la
vía de la apropiación privada y exclusivista, sino que tengan lo necesario y quede
abierto a todos el uso y disfrute no acaparador y exclusivista de lo que es
primariamente común"20.
75. Monseñor Thiel supo constatar una realidad de injusticia social al declarar que "La
iglesia, como protectora nata de los trabajadores y de los pobres, ha tomado la
defensa de ellos, procurando investigar los males, remediándolos oportunamente
y
demostrando donde y por qué había falta de justicia distributiva"21
Somos conscientes del gran desafío que nos plantea la injusta situación de la
tenencia de la tierra en nuestros países, ya que "cinco siglos de presencia del
evangelio... no han logrado aún una equitativa distribución de los bienes de la
tierra (que) está todavía, por desgracia, en manos de unas minorías (Juan Pablo
II)... los actuales campesinos sufren el peso del desorden institucional y las
consecuencias de las crisis económicas"22
76. Hemos constatado con dolor las dificultades que atraviesan nuestros campesinos
y
la huída hacia la ciudad creyendo encontrar allí la solución a sus problemas. Cree-
mos indudablemente "que el éxodo del campo se debe al hecho de que el sector
agrícola es, en casi todas partes, un sector deprimido, tanto por lo que toca al ín-
dice de productividad del trabajo como por lo que respecta al nivel de vida de las
poblaciones rurales"23. Cuántas políticas de apoyo al campesinado se ven
frustradas al chocar con los intereses de minorías poderosas. Queda claro que "la
existencia de la miseria en algunos sectores es incompatible con el concepto de
desarrollo
global "24.
77. Nos duele mucho constatar la falta de voluntad política para incentivar diversas
actividades industriales o agrícolas que ayuden a superar el creciente desempleo (y
subempleo). Sostenemos con Juan Pablo II la obligación estatal "de buscar nuevas
fuentes de trabajo y de prestar subsidio a favor de los desocupados, es decir, el deber
SAN AMBROSIO; P.L. T 14, 747
SAN JUAN CRISÓSTOMO, Epist. I Romanos, A Timoteo XII, 4 Concilio Vaticano II;
"Gaudium et Spes", N° 69. (En adelante G.S) ELLACURÍA I.; "Misterium Liberationis";
UCA, San Salvador 1992. Tomo I p. 429. PICADO Miguel; O.P. cit. p. 27.
III Conferencia del Episcopado Latinoamericano "Santo Domingo" 1992, N° 174. (En adelante la citaremos
S.D.)
t HÉCTOR MORERA V.
98
de otorgar las convenientes subvenciones indispensables para la subsistencia de los
trabajadores desocupados y de sus familias; es una obligación que brota del principio
fundamental del orden moral en este campo, esto es, del principio del uso común de
los bienes o, para hablar de manera aún más sencilla, del derecho a la vida y a la
subsistencia"25.
78. La Iglesia no puede callar ante los abusos contra la naturaleza, ante la triste
realidad de tantos campesinos sin tierras propias, ante los niveles inhumanos de vida
en el campo desproporcionado con la ciudad. Aquí la Iglesia discierne "una situación
de pecado social de gravedad tanto mayor por darse en países que se llaman
católicos y tienen la capacidad de cambiar"26. Las problemáticas sociales aquí
planteadas nos recuerdan que "la Iglesia está vivamente comprometida en esta
causa, porque la considera su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a
Cristo, para poder ser verdaderamente la Iglesia de los pobres y los pobres aparecen
en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano
"27.
79. El Estado debe velar por la justicia tanto para el campesino que saca sus frutos de
la tierra como para el consumidor que sufre, junto al agricultor, los abusos de tantos
intermediarios y está obligado a velar siempre por los intereses nacionales por
encima de los intereses extranjeros o de grupos particulares28. Como su fin principal
es el bien común, algunas veces se hace necesaria "la expropiación de tierras, cuando
debido a sus dimensiones, su escaso o nulo aprovechamiento, ocasionen la miseria de
la población, debido a algún daño considerable que sufren los intereses del país, y
obstaculizan el bien común"29.
80. La paciencia de nuestras familias campesinas es grande, pero ya se están cansan-
do de soportar tantas injusticias y el abandono en que los tienen sus gobernantes y
legisladores. "El ostentoso bienestar y derroche de unos, frente a la pobreza de
muchos campesinos... que carecen del mínimo indispensable para llevar una vida
26 27 28 29
JUAN XXIII; Carta encíclica "Mater et Magistra" (1961) n. 124.
Obispos de Costa Rica; Carta pastoral colectiva "Evangelización y realidad social de Costa Rica"; San José
1979; N° 5.4 (En adelante: ERSCR)
JUAN PABLO II; Carta encíclica "Laborem Exercens" (1981); N° 18. (En adelante L.E.) Puebla
N° 28.
L.E. N° 8.
M.T. N° 65.
P.P. N° 24
digna...(crea) una situación que deja el campo abierto a inconsideradas
iniciativas, inspiradas en el resentimiento y la violencia"30
PROPUESTAS PASTORALES
81. Somos muy conscientes de que nuestra Iglesia "comprometida con el hombre, es-
pecialmente con el más pobre y marginado, no puede ignorar estas situaciones. No
debe resignarse pasivamente y dejar que las cosas queden así, o como sucede con
frecuencia, degeneren en situaciones peores"31.
82. Por eso partimos del derecho fundamental del agricultor al trabajo digno; "esto
es: a condiciones laborales adecuadas, una tierra que pueda cultivar, a participar
activamente en la definición de políticas agrarias y en los procesos de producción y
comercialización"32.
t HÉCTOR MORERA V.
99
83. Con Juan Pablo II invitamos a los campesinos: "No es justo, no es humano, no es
cristiano continuar con ciertas situaciones claramente injustas. Trabajen en su
elevación humana"33. Los mismos campesinos deben asociarse" para defender sus
derechos, (siendo) los artífices incansables de un desarrollo integral que tenga el sello
de su propia humanidad y de su concepción cristiana de la vida"34.
84. Se hacen necesarios "nuevos movimientos de solidaridad entre los hombres que
trabajan y de solidaridad con ellos.35 Invitamos a las diversas asociaciones de
campesinos a conformar un frente común nacional que sea independiente de los
partidos políticos existentes y que vele continuamente por el mejoramiento y la
denuncia constante para lograr justicia para todos.
85. Que los bancos "contemplen en sus políticas crediticias mecanismos ágiles para su
otorgamiento, con intereses blandos y períodos de gracia acordes con los requeri-
mientos de cada sector productivo"36.
86. Nuestra Iglesia costarricense ha optado "preferencialmente por los campesinos e
indígenas...(comprometiéndose a) mantener una actitud profética de anuncio y
denuncia... siendo su voz cuando se cometan atropellos, injusticias e irrespeto a la
dignidad humana de estas poblaciones... apoyando y promoviendo a las iniciativas de
organizaciones agrarias e indígenas en la lucha por un salario justo y mejores
condiciones laborales"37.
87. Es obligación moral de todos los cristianos tomar conciencia de la realidad en que
sobreviven nuestros hermanos campesinos. Si Cristo triunfó sobre la muerte y el
pecado a nosotros nos corresponde hacer llegar su redención a las estructuras pe-
caminosas de nuestra realidad nacional.
30 31 32 33 34 35 36 37
JUAN PABLO II; Homilía en Cuzco, Perú, el 3-11-1985. JUAN
PABLO II; Homilía en Caracas, Venezuela, 28-01-1985. M.T. N° 69.
JUAN PABLO II; Alocución en Oaxaca 9.A.A.S. LXXI p. 210. JUAN
PABLO II; Homilía en Chiquinquirá, Colombia, 3-07-1986. L.E. N° 8
M.T. N° 70,4 M.T. N° 72.
88. Invitamos a los agricultores a implementar nuevas experiencias de agricultura or-
gánica como forma natural de producir y mantener el equilibrio ecológico, con el
asesoramiento de diversas ÓNGs especializadas en el cultivo de la tierra y las ins-
tituciones agrarias estatales.
89. Animamos a todos los grupos de apoyo y asesoramiento al campesinado para
crear nuevas fuentes válidas de información relacionadas con técnicas orgánicas,
control de plagas, organización solidaria entre los agricultores, conocimiento de
mecanismos legales a su alcance y todo lo que redunde en la superación del
individualismo y la desinformación que domina en nuestro medio.
90. La ganadería debe pagar la tala de bosques, el aumento de erosión, la escasez de
aguas y aires más puros y tantos efectos sociales negativos. Instamos a ganaderos y
al gobierno a buscar una modernización y un desarrollo más acorde entre ganadería,
mejoras sociales y ecología, aplicando tecnologías de avanzada, más productivas y
rentables, a la par de una reforestación natural que salvaguarde un desarrollo
integral.
t HÉCTOR MORERA V.
100
SITUACIÓN DE LA PESCA
Introducción
91. El litoral Pacífico de Costa Rica, contribuye con más del 90% de la producción na-
cional de pesca. Buena parte de este litoral está comprendido en la Diócesis de
Tilarán38. Hablar de pesca es hablar, en primer lugar de pescadores, "sujetos y ob-
jetos de evangelización"39, recursos e instrumentos de pesca, tecnología al servicio
del hombre40, y recursos marinos, creados por Dios para la correcta administración de
su máxima criatura (Gn. 1,28, Sal 8); así como también de comercialización e
intermediarios.
92. Nos complace abordar el tema de la pesca, ambiente de gozos y esperanzas,
tristezas y angustias de los discípulos de Cristo a quienes estamos llamados a
acompañar"41 encontrando eco en su corazón"42.
De los pescadores
93. En la Diócesis de Tilarán encontramos aproximadamente 6.500 pescadores arte-
sanales, de ellos sólo 2.530 cuentan con permiso para el desarrollo de la actividad
pesquera;43 pescadores organizados en asociaciones o cooperativas no
sobrepasan
el millar. Merece especial atención no sólo que no sean tomados en cuenta, sino
que se carezca de datos de "aquellos otros que viven de los productos del mar:
chuchequeros, piangüeros, cangrejeros y ostioneros "44.
38 39 40 41 42 43 44
Cfr. CODIPÁST
Puebla N° 569.
Concilio Vaticano II "Lumen Gentium" N° 57 (En adelante L.G) Cum
panierus: el que comparte el pan. LG 1
INCOPESCÁ, informe 1994.
Monseñor Héctor Morera, "Alocución en Eco Católico" 18-6-95, p.11
94. Como pastores, en concordancia con la voz profética de la Iglesia
Latinoamericana, nos escandaliza profundamente la situación, más que de vida, de
muerte, en que viven nuestros pescadores, pobres entre los pobres: explotación,
empobrecimiento, analfabetismo, alcoholismo y pesimismo. Asimismo la familia del
pescador vive en ranchos y tugurios, es decir, sin un techo digno, desnutrición por
alimentación deficiente, alto ausentismo escolar, carentes de servicios básicos y sin
cobertura por la seguridad social en la mayoría de los casos. De igual manera,
constatamos un manejo inadecuado de los recursos económicos, que agravan, aún
más su situación, ya de por sí, paupérrima.
95. Nuestros pescadores, aún deseándolo, se encuentran, en gran número, imposibili-
tados a cambiar de actividad, por su falta de capacitación en otras áreas laborales,
como por la falta de fuentes de empleo. Es dolorosa la situación de estos hermanos
nuestros, pescadores más por necesidad que por vocación, laborando en trabajo que
no sólo no aman, sino que no les humaniza ni eleva sus cualidades espirituales.
De los recursos e instrumentos de pesca
96. Los pescadores artesanales se desplazan en bongos, botes, pangas, que en la
ma-
yoría de los casos no se encuentran en buen estado, sin medios para remediarlo,
que no ofrecen las medidas de seguridad requeridas (problemas de diseño, mate-
rial de oportunidad, mantenimiento escaso o inadecuado, chalecos, pólizas, etc.).
Además, no cuentan con equipos de comunicación, y cuando los hay son
t HÉCTOR MORERA V.
101
obsoletos
e inapropiados, como con instrumentos de navegación (mapas náuticos,
catalejos,
brújulas, etc.) lo cual les impide desplazarse más allá de ciertas millas en el mar,
permanecer mayor tiempo en el mar de tal forma que puedan evadir aspectos
relacionados con condiciones climáticas, lo que a su vez redunda en pequeñas
cantidades de producto que unido a los problemas de comercialización trae como
consecuencia una baja rentabilidad.
Los instrumentos de trabajo que utilizan son los indispensables: cuerda, anzuelos,
trasmallos, líneas, sacavueltas, plomo, bicheros; los que reflejan las serias limita-
ciones instrumentales y tecnológicas.
97. Los que se dedican a otras especies marinas, utilizan instrumentos de fabricación
casera, realizan su actividad solamente cuando la marea lo permite, y por lo general
se dedican a ello debido a la carencia de instrumentos y medios de desplazamiento
para la pesca. Merecen especial atención los dedicados al buceo, que arriesgan su
vida, sin los instrumentos y medidas de seguridad adecuadas. Su economía es
economía de subsistencia, llegando incluso a condiciones infrahumanas.
98. Otra es la situación de los pescadores organizados en cooperativas y de los que
trabajan para empresas pesqueras. Cuentan con mejores embarcaciones e ins-
trumentos de pesca, sin embargo, no cuentan con seguridad laboral ni social que
cubra a ellos y su familia, incluso salarialmente se parte de mecanismos injustos que
favorecen la desigualdad y la explotación.
99. La mayoría de las naves "carecen de equipos de radiocomunicación, primeros
auxi-
lios, atención de emergencias, instrumentos de navegación, cartas náuticas y
ade-
cuados niveles en el abastecimiento de alimentos, combustible, hielo y agua pota-
ble"45.
De los recursos marinos
100. La mayoría de pescadores se dedican a la caza del camarón, langosta, pargo,
dorado, cabrilla, atún, tiburón además de chatarra, langosta, marlín y jurel. En el
momento actual, especialmente en el Golfo de Nicoya, existe una sobreexplo-tación
de los recursos que pone en peligro a algunas especies como el marlín, pez vela y el
camarón, debido a una mala planificación y a la explotación irracional; incluso se
afirma el irrespeto a los tiempos de veda. Afecta enormemente, también, el hecho de
que el gobierno favorezca la caza de estas especies en la pesca deportiva.
101. La actividad de los concheros y cangrejeros altera los frágiles ecosistemas de los
manglares, introduciendo un grave desequilibrio ecológico.
De la comercialización 102. El 50% de los productos del mar son para consumo externo, el 44.4% para con-
sumo nacional y 5.6% para autoconsumo. El 50% vende el producto a empresas
nacionales, sin embargo, el precio es fijado por el mercado internacional (estado-
unidense principalmente).
103. Un problema grave que afecta a los pescadores es la intermediación: "son
alrededor de 500 intermediarios, de gran solvencia económica, los que monopolizan
la organización de compra, distribución y venta de los peces a nivel nacional, que-
dándose con un 85 por ciento de las ganancias obtenidas de la actividad"46.
Eco Católico, 18-6-95. p.10.
Carlos Canalías, Estudio sobre pesca en Costa Rica, 1992.
t HÉCTOR MORERA V.
102
104. Existe una centralización de recursos: en El Coco se encuentra la mayoría de la
infraestructura de pesca y en Puntarenas todas las plantas procesadoras y la pro-
ducción de hielo a nivel industrial; lo que deja en franca desventaja a los pescadores
artesanales que, sin opciones, se ven obligados a la compra de servicios y venta de
productos a los que controla el mercado.
105. Los pescadores, debido a la poca rentabilidad de su actividad, no tienen acceso
al crédito; constatamos, además, su temor a contraer deudas, como el entrabamien-
to administrativo legal del sistema de crédito por la gran cantidad de requisitos, en la
mayoría de casos, difíciles de cumplir.
106. La capacitación y los controles sanitarios son o inexistentes o ineficientes por lo
que el manejo de los productos y, en general, la higiene, distan mucho de cumplir
con los estándares de normas de calidad.
LINEAMIENTOS DOCTRINALES Y DESAFÍOS PASTORALES
Acción de gracias
107. Al abordar el tema de la pesca, en pleno cumplimiento de nuestro ministerio
pastoral, (Mc 3,14) bendecimos a Dios que en su amor misericordioso "envió a
su Hijo " (Gal 4,4) para salvar a todos los hombres. Así Jesucristo se hizo uno de
nosotros (Hb. 2,17) que en el desarrollo de su misión, fundamentalmente nos
trae la buena noticia del Reino (Mc 1,15) y llama a todos, hombres y mujeres, a
ingresar en él47.
Razón de nuestra preocupación por la pesca
108. Ya el Concilio Vaticano II nos exhortaba a la atención particular de los fieles que,
por la condición de su vida, no pueden gozar suficientemente del cuidado pastoral,
común y ordinario o carecen totalmente de él48; tal es el caso de los navegantes y
pescadores del mar, hacia quienes tenemos la grave responsabilidad de evangelizar
en una pastoral específica organizada en las formas más adaptadas a las modernas
exigencias de la Pastoral de Conjunto49.
109. Sabias son las palabras: "Para la Iglesia Católica ninguno es extraño, nadie está
excluido, nadie se encuentra lejos"50; palabras llamadas a hacerse realidad en
nuestra Diócesis de Tilarán, por nosotros, pastores y fieles, pues, quien en su
evangelización excluya a una sola persona del amor de Cristo, no posee el Espíritu de
Cristo; "por eso, la acción apostólica tiene que abarcar a todos los hombres,
destinados a ser hijos de Dios"51.
Jesús nos interpela: pedimos perdón
110. Hoy, con humildad, pedimos perdón a nuestros hermanos del mar, ya que no to-
dos en la Iglesia nos hemos comprometido suficientemente con ellos; no siempre nos
preocupamos por ellos ni somos solidarios con ellos, como sí lo hizo y lo hace Jesús52.
(Lc 4; 18-21; Sal 50, 3-4).
111. Jesús no solamente se acerca a los pescadores. Va más allá: se hace pescador
con ellos (Lc 5,10), penetra en la vivencia profunda de la persona, en sus senti-
mientos, en sus actitudes. El mismo Cristo Resucitado acompaña los pasos, las
aspiraciones y las búsquedas, los problemas y dificultades de sus discípulos53.
Jesús guía el camino de la Iglesia y al pescador
t HÉCTOR MORERA V.
103
112. ¡Animo! Soy Yo; no tengan miedo son las palabras dirigidas por Jesús a sus dis-
cípulos del mar que se encontraban en la barca ya distante de tierra, zarandeada
por las olas, pues el viento era contrario (Mt 14, 24 y 27). Hoy, Jesús nueva-
47 48 49 50 51 52 53
Juan Pablo II; Carta Encíclica Redemptonis Missio (1990). N° 13 y SD. 4
Concilio Vaticano II "Christus Dominus" N° 18
Pablo VI, Discurso apertura IV Sesión del Concilio Vaticano II.
Pablo IV, A.A.S 58
Puebla. 205.
Puebla N° 1140.
S. D N° 16.
mente las proclama y hemos de experimentar la certeza que la voz de Jesús
dará seguridad a la barca de nuestra Diócesis contra los vientos de la
marginación, la explotación y la injusticia a las que son sometidos nuestros
pescadores. Las mismas palabras darán seguridad también a nuestros
pescadores para llevar una vida más digna, humana y cristianamente54. El
mismo Jesús nos guía a todos en la Diócesis, especialmente a nuestros
pescadores, hacia la construcción y consecución de su Reino (Jn 17, 21).
Llamado a valorizar al trabajador de la pesca
113. Reconocemos que en la vida de los pescadores está presente Jesucristo55 que da
sentido a todas las aspiraciones y realizaciones humanas, pero las cuestiona y
desborda infinitamente;56 por eso la salvación, centro de la Buena Nueva, es
liberación de todo lo que oprime al hombre, dentro de la alegría de conocer a Dios y
de ser conocido por Él,57 de verlo y entregarse a Él. En el ambiente de la pesca se
hace necesaria la liberación:
114. liberación de la falsa manera de valorar al pescador y su actividad, dada la es-
casa estima en que está considerado socialmente el trabajador del mar hasta el punto
de crear entre los hombres de la pesca el sentimiento de ser socialmente unos
marginados, acelerando en ellos el fenómeno de la fuga masiva... desgraciadamente,
hacia condiciones de vida más deshumanizadoras. Por lo tanto es menester proclamar
y promover la dignidad del trabajador de la pesca y particularmente, del trabajo de la
pesca, en el cual el hombre, de manera tan elocuente, "somete" el mar recibido en
don por parte de Dios y afirma su "dominio sobre el mundo visible"58.
115. liberación de nuestra pasividad: el Evangelio nos debe enseñar que, ante las rea-
lidades que vivimos, no se puede hoy amar de veras al hermano y por lo tanto a Dios,
sin comprometerse personalmente y en muchos casos, incluso, en el ámbito de
estructuras59.
116. liberación del falso concepto de desarrollo: no podemos pensar en el desarrollo
de la actividad pesquera y la persona del pescador sin tenerlo en cuenta como el
actor principal; los pescadores tienen conciencia de que son ellos los autores y
promotores de su comunidad. Entre ellos crece más el sentido de la autonomía y al
mismo tiempo de la responsabilidad, lo cual tiene enorme importancia para la
madurez espiritual y moral de la comunidad cristiana60.
54 55 56 57 58 59
60
t HÉCTOR MORERA V.
104
J
u
a
n
P
a
b
l
o
I
I, Discurso inaugural Santo Domingo, 25. Puebla N° 31; Mt
25
Pablo VI, Exhortación Apostólica "Evangelii Nuntiandi" (1975). N° 27.
Puebla 354, EN N° 9 L.E. N° 21
Puebla 327
G.S. 55
Llamado a valorar el trabajo de la pesca
117. En el Antiguo Testamento no faltan referencias al trabajo humano,
particularmente, en el ambiente del mar: los navegantes experimentaron el
encuentro, la cercanía y la salvación61 así, como la guía de Dios62; los pescadores
tendrían abundancia de peces como un don de Dios que regala la vida a sus hijos (Ez
47,9-10). Jesucristo, la Buena Noticia del Padre, en sus parábolas sobre el Reino de
Dios se refiere al trabajo humano del pescador como signo (Mt 13,47-50) y presenta
el apostolado a semejanza del trabajo manual de los pescadores. (Mt 4,19).
118. La palabra de Jesucristo acerca del trabajo, basada en su propia experiencia,
encuentra eco en la Iglesia naciente: recomendamos y exhortamos en el Señor
Jesucristo que, trabajando sosegadamente, coman su pan (2 Tes 3,12) escribe Pablo
a los Tesalonicenses, como también dirá: " Si alguno no quiere trabajar, que tampoco
coma " (2 Tes 3,10).
119. La Iglesia basada en la Palabra de Dios a través de los siglos ha proclamado la
dignidad del hombre y del trabajo y, más recientemente expresa: "El hombre vale
más por lo que es que por lo que tiene. Los medios por sí solos no pueden llevar a
cabo la promoción humana"63.
Nuestra palabra: denuncia y compromiso.
120. En consecuencia, hoy, como Iglesia Local, queremos denunciar actitudes contra-
rias al Reino de Dios que es necesario abandonar, a la vez, expresamos nuestra
propuesta:
121. -abandonar la actitud mercantilista, como contraria a la vida humana y cristiana
propiciada por entidades gubernamentales, empresas nacionales y extranjeras, de
considerar el mar en relación exclusiva con la explotación y el lucro, llegando hasta el
desalojo y expulsión de los legítimos dueños64. Por ello a la luz de los documentos de
Medellín y Puebla, invitamos a promover un nuevo orden económico, social y político,
conforme a la dignidad de todas y cada una de las personas, (especialmente los
pescadores), impulsando la justicia y la solidaridad y abriendo para todas ellas
horizontes de eternidad65.
122. -abandonar la visión determinista, fatalista y social, idea errónea de que los
hombres no son fundamentalmente iguales. Semejante diferencia articula en las re-
laciones humanas muchas discriminaciones y marginaciones incompatibles con la
dignidad de la persona. De aquí con frecuencia la situación de desigualdad que viven
nuestros pescadores66 a quienes, incluso se les niegan posibilidades de superación.
123. -abandonar el falso concepto del trabajo entendido como mercancía, que el
Salmo 107, 23-30
Sabiduría 14, 2-3 G.S. N° 35
S. D N° 172; 2 Pedro 3,13. S.
D N° 296. Puebla N° 309
t HÉCTOR MORERA V.
105
trabajador vende al empresario, o como fuerza necesaria para la producción (fuerza-
trabajo) visión caracterizada por las premisas del economismo materialista67. Se hace
necesario recordar que es cierto que el hombre está destinado y llamado el trabajo;
pero, ante todo, el trabajo está en función del hombre y no el hombre "en función del
trabajo"68. Por eso, la actividad laboral del pescador, debe servir como medio de
realización de su humanidad y al perfeccionamiento de su vocación como persona69.
124. -abandonar la falsa creencia del hombre como dueño absoluto de bienes. Estos
no pertenecen a él sino a Dios, y el hombre puede usarlos sólo y únicamente como
administrador70. Creemos que todos los bienes de la tierra deben ordenarse en
función de la persona, centro y cima de todos ellos71.
Consideramos a los pescadores, como destinatarios privilegiados de los recursos
del mar, teniendo en cuenta el respeto a la ecología72 y el continuo
agradecimiento a Dios, pues de Dios los recibe y los mira y respeta como
objetos salidos de las manos de Dios. Dándole gracias por ellas al Bienhechor y
usando y gozando de las criaturas en pobreza y con libertad de espíritu, entra
de veras en posesión del mundo, como quien nada tiene y es dueño de todo73.
125. -abandonar la práctica generalizada en la que los recursos y las decisiones están
en manos de unos pocos y más bien, promover la solidaridad, entendida como la
participación del pescador en la gestión y en el control de la productividad de las
empresas, condiciones de trabajo, remuneración y legislación social. Deben ser
reconocidos los méritos del trabajador del mar y los frutos de su trabajo estarán
a su servicio y de los demás; de aquí que sus derechos no solamente deben ser
reconocidos sino respetados y honrados74; sólo así, podrán salir los pescadores
del yugo de la esclavitud impuesto por un número sumamente reducido de opu-
lentos y adinerados75 ya que no es aceptable que el poderoso obtenga grandes
ganancias, dejando al trabajador unas migajas. Ni es aceptable que el Gobierno
y
empresarios, sean de dentro o de fuera del país, estipulen acuerdos entre sí mis-
mos beneficiosos para ambos, excluyendo la voz del trabajador en este proceso
o
su participación en los beneficios76.
67 68 69 70 71 72 73 74 75 76
LE 7; Quadragessimo Anno: AAS 23, p 221. LE
6
Gn 1, 27-28; LE 4; 6; 9
Gn 2, 16; Sal 24,1; S.D N° 171
G.S. 12; Ps 8, 5-7 Puebla 327;
S.D N° 138
Directorio General Pastoral del Turismo 10; G.S. 37; 2 Cor 6,10 LE 7;
15; Gn 4; 10 Dt. 24, 14-15; S. D 5,4 RN 1; OR 13-III-1983 p17
JUAN PABLO II, Mensaje a los Obreros, Honduras, N° 3 7-3-83 en OR 20-III-1983 p 17.
126. -abandonar la posesión de la ciencia y la técnica en manos de los poderosos ya
que esto agudiza el problema de la dependencia y la pobreza77 a las que están
sometidos nuestros pescadores. Es necesario evitar los efectos negativos de la
tentación tecnocrática y aplicar la fuerza de la tecnología a la creación de bienes
destinados a rescatar al pescador del subdesarrollo y la marginación78, si no, su
destino corre grave peligro79. Para eso, los pescadores deberán crear libremente
t HÉCTOR MORERA V.
106
organizaciones y asociaciones para defender y promover sus intereses, para con-
tribuir responsablemente al bien común80 y a la realización de sus proyectos81.
LINEAMIENTOS PASTORALES
127. Desarrollar una pastoral orientada hacia el mundo de la pesca que contribuya
con todo su esfuerzo por construir un orden temporal más perfecto82, devolviendo al
trabajador de la pesca su dignidad, valorando su trabajo y propiciando el acceso a los
bienes.
128. Organizar la acción pastoral en el sector de la pesca, ya que ésta no puede ser
dejada al esfuerzo de cada uno, ni puede ser realizada sin una acción coordinada y
solidaria83.
129. Valorar los medios pobres, humildes y populares que tienen los pescadores, para
comunicar el mensaje cristiano84.
130. Revisar y readecuar la catequesis para que parta de un debido conocimiento de
las condiciones culturales de nuestros pescadores y de la compenetración con su
estilo de vida y así satisfagan su derecho a no quedar sumidos en la ignorancia o en
niveles rudimentarios de fe85.
131. Repensar la dimensión celebrativa de la Palabra de Dios, recordando que la
liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia86, para llevar de una manera creativa,
el Evangelio de los pescadores a los pescadores.
132. Incentivar en el mundo de la pesca una dimensión de la oración que llegue a
convertirse en actitud de vida, de modo que oración y vida se enriquezcan mu-
tuamente: oración que conduzca a comprometerse en la vida real y vivencia de la
realidad que exija momentos fuertes de encuentro con Dios87.
77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87
Puebla N° 417
Puebla N° 1240
G.S. 15
Juan Pablo II, Alocución en Oaxaca 9 AAS LXXI p 220.
Juan Pablo II, Discurso a los Indígenas, N° 5, 7-3-83 OR 20-111-1983, p 8.
G.S. 4; AA 14
Directorio General Pastoral del Turismo 17
Puebla N° 1235 GE 1 SC 13
Puebla N° 727
133. Propiciar que los pescadores, siembren también la fe entre sus compañeros de
trabajo, tarea que tanto más urge cuanto que muchos no pueden oír hablar del
Evangelio ni conocer a Cristo más que por sus vecinos seglares;88 tarea que se
realizará en virtud de su condición de bautizados, a través de la libre iniciativa y sin
atender pasivamente consignas y directivas89.
134. Correr, como Iglesia, el riesgo de ser cada día más la compañera, guía y voz de
los desposeídos90 y a la vez, iluminando y animando a los pescadores hacia un real
protagonismo. En este sentido, nos comprometemos a denunciar los mecanismos de
la economía de mercado que ocasionan formas de muerte como signos contrarios al
Reino de Dios; proclamar insistentemente ante la sociedad los valores de la igualdad,
la justicia, la solidaridad y la paz;91 orientar, educar, y promover, entre los
pescadores, formas de organización para la defensa de sus derechos.
t HÉCTOR MORERA V.
107
135. Invitar a las instituciones estatales y a los grupos u organismos relacionados con
la pesca a:
• definir políticas que propicien la explotación racional de los recursos maríti-
mos de nuestra zona; así como, la puesta en práctica de programas de capacitación y
utilización de modelos tendientes a mejorar la condición actual del sector pesquero.
• Establecer procedimientos eficientes de fiscalización cuantitativa del
producto capturado y exportado.
• Evitar el desperdicio y subutilización de especies, estableciendo nuevas op-
ciones de tratamiento y comercialización.
• Establecer una adecuada fiscalización de la explotación ilegal de los
recursos marinos que efectúan las embarcaciones extranjeras.
• Ofrecer un programa crediticio que estimule el desarrollo del sector
pesquero, en pleno apego a su realidad.
• Establecer el uso de adecuadas ayudas electrónicas a la navegación y la
pesca, así como el empleo de reglamentación de seguridad marítima, con el propósito
de crear en la embarcación, un ambiente de seguridad para los pescadores.
URBANISMO. ANÁLISIS DE LA REALIDAD
Origen de nuestro Urbanismo
136. Un fruto de los sistemas económicos implantados en estas regiones ha sido
nuestros barrios y urbanizaciones; algunos son muy sanos y agradables para
vivir, otros, tal vez en su gran mayoría, no tanto. Se han formado generalmente
en las periferias de nuestras ciudades y sus moradores proceden normalmente
de zonas rurales y marginadas.
137. Ha favorecido mucho la vida de la ciudad el hecho de que por años sus
pobladores hayan conservado todavía muchos valores y costumbres positivas. Sin
embargo no pocos de los nuevos pobladores creen verse seguros con el respaldo
económico que adquirieron por la ilusoria venta de sus fincas, las que, como una
sentencia, no podrán volver a comprar nunca.
138. Nos preocupan las angustias de otros muchos que no han tenido posibilidades de
adquirir tierras propias, o no se lo han propuesto nunca, pues les faltan ideales de
superación; vienen a la ciudad esperanzados de un futuro mejor y terminan
desilusionados92.
139. Si bien la mayoría de nuestros emigrantes se han dirigido hacia el interior del
país, es fácil constatar que también en algunas de nuestras ciudades se han incre-
mentado los "cinturones de miseria"93 con personas que no han nacido en ellas y que,
por venir de lugares marginados ignoran la ambivalencia del progreso de la ciudad,
que les va a perjudicar directamente en el plano familiar, económico, religioso, moral
y cultural propios. Todo esto se hace patente no sólo en nuestras cabeceras
provinciales de Liberia, y Puntarenas, sino también en Cañas, Esparza, Nicoya, Santa
Cruz y regiones turísticas costeras.
Salud Integral
A.G N° 21
Dir. Gral Past. Turis. 37 GE
4, Puebla N° 1094 Plegaria
Eucarística V.
t HÉCTOR MORERA V.
108
140. Las personas tienen derecho a disfrutar del más alto nivel posible de su salud
física
y mental. El gozar ese derecho es esencial para su realización personal y social.
La salud no sólo es ausencia de enfermedades o dolencias, sino un estado de
ple-
no bienestar físico, mental y social. El empeoramiento de los sistemas de salud
pública, la disminución de los gastos en la atención básica y, en algunos casos la
privatización cada vez mayor de los sistemas de salud sin garantías adecuadas
de
acceso universal, reducen aún más la disponibilidad de los servicios de atención
a todos por igual. Nos duele grandemente el estado lamentable de desnutrición e
ignorancia al que está sometido nuestro pueblo por razones culturales, económi-
cas y políticas, sobre todo cuando se tiene desinformada a la población sobre la
situación de tantos males compartidos.
Educación para todos
141. El crecimiento demográfico ha acelerado la demanda de educación en todos los
niveles: elemental, medio, superior94. La necesidad educativa se ha satisfecho a
medias. El fin de la educación es humanizar, enseñar mejores estilos de vida,
responsabilizarnos ante la sociedad95. Sin embargo, aun siendo una actividad li-
beradora, es utilizada a la inversa, llegando casi a constituirse en una etapa de
domesticación.
142. Creemos que la modernización del Sistema Educativo, incentivado por la glo-
balización económica, manifestada en el EDU 2000, acentúa el individualismo y
promueve una educación técnica al servicio de las trasnacionales preparándoles la
mano de obra barata que ellas requerirán. Además está limitando aún más el acceso
de los más pobres a la educación.
143. La educación superior llegó a nuestras latitudes hasta la década de los setenta,
centralizándose en Liberia. Sin embargo el factor socioeconómico anula las aspi-
raciones educativas de la mayor cantidad de jóvenes.
144. La infraestructura universitaria se encuentra en estado deplorable; son muy
pocas las carreras que se pueden concluir hasta el bachillerato y licenciatura. La
calidad de los profesores no es la mejor, afectando que la mayoría son foráneos y no
valoran nuestra cultura debidamente. Todo ello logra que compitamos con el área
metropolitana en desigualdad de oportunidades, como si nos siguieran considerando
cenicienta de Costa Rica.
145. Las universidades privadas son una opción pero han convertido la educación en
un negocio en el que la calidad no es el principal interés.
Violencia en Aumento
146. La violencia es una manifestación social que se expresa en diversas formas y
grados que van desde la agresión entre dos personas hasta conflagraciones bélicas
entre naciones. Entre sus formas más degradantes en nuestro medio están: La
Puebla N § 27 ERSCR.
N° 7.13 Puebla N 1012-
1062 G. S. N°.53-61
t HÉCTOR MORERA V.
109
violencia urbana o criminal, el incremento de los delitos contra la propiedad a medida
que se deterioran las condiciones socioeconómicas, los delitos ecológicos, la
corrupción en la función pública, los delitos de "cuello blanco ", etc.
147. Pero existe otra violencia, la que no impacta, la que generalmente sólo se
percibe por quienes la viven, la que por invisible y natural es más peligrosa. Son las
llamadas formas de violencia específica que se ejercen contra niños, niñas, ancianas,
ancianos, minorías religiosas o étnicas, la que perpetúa un sexo contra otro, etc.
148. Estas formas de violencia son parte de la cotidianidad en las que se encuentran
inmersas miles de familias víctimas de este tipo de agresión aceptada en complicidad.
149. La violencia al interior de la familia es uno de los problemas más graves y
destructivos de nuestra sociedad. Los datos que hasta hace poco eran inexistentes
han ido desenmascarando una situación que se nos quería ocultar: la existencia de
una violencia cotidiana, muchas veces inimaginable por lo brutal, en el seno de lo que
se espera sea el reducto del afecto y la solidaridad: la familia.
Existen cuatro formas de violencia en el seno familiar: la violencia física, la psi-
cológica o emocional, la violencia sexual y la patrimonial (relacionada con la
casa, los bienes y las pensiones). Los principales afectados son casi siempre las
mujeres, los niños y los ancianos y enfermos. La violencia intrafamiliar tiene
características muy preocupantes, ella crece y crece hasta hacerse
incontrolable; la violencia se aprende, se vuelve parte común de nuestro mal
vivir.
MARCO DOCTRINAL
150. La Iglesia no ha sido ajena ante estas calamidades y las ha denunciado tanto
universalmente96, como a nivel latinoamericano97 y nacional98, porque sabe que son
el fruto de modelos de vida que van contra el designio amoroso de Dios99. Nuestro
aporte no es técnico, sino de moral y fe; se basa en la enseñanza social de la
Iglesia100 y busca hacer realidad el reino de justicia, amor y paz que Jesús predicó.
151. En noviembre de 1979, iniciamos así nuestra carta Pastoral: "Los signos de los
tiempos anuncian a la humanidad una hora de crisis..." También recordamos la
esperanza y la promesa ofrecida y anunciada por Dios. Hablamos del ámbito de lo
social sobrepasando la justicia y caridad, sin olvidar demandar "la liberación de todo
el hombre y de todos los hombres"101
Pronunciamos, una vez más, palabras que dejan ver cual ha de ser la posición,
no sólo de la Iglesia de Costa Rica, sino de la Universal102; nos referimos a tres
temas:
• la responsabilidad social del desarrollo costarricense,
• la situación de la clase obrera,
• la cuestión agraria y campesina.
Después, en 1992, escribimos la carta pastoral " Madre Tierra ", colocándonos al
lado de los campesinos y los indígenas.
152. Sabiendo de las grandes ventajas del urbanismo y de los no pocos problemas
que le amenazan, la Iglesia ha querido volver allí sus enseñanzas, en medio de tantos
t HÉCTOR MORERA V.
110
barrios donde conviven alientos y frustraciones, grandezas y miserias, anonimato y
masificación, compañía y vacíos desesperantes.
153. Aceptamos que no hacen falta tan magníficas construcciones de arquitecturas
envidiables como tantas mansiones que nos rodean, las que ofrecen innumerables
comodidades, hasta para las bellas mascotas103. Pero cómo nos duele el que tantos
hermanos pobres no tienen ni un aposento con divisiones, ni cómo guarecerse con
algún techo digno para poder denominar a su cuartucho VIVIENDA.
96
97 98 99 100 101 102 103
R.N (1891); Q.A.(1931); M.M (1961); QA (1971); G.S (1965); P.P(1967). L.E. (1981); S.R.S (1987) y
otras.
Puebla 1131-1165; S.D. N° 157-227
ERSCR G.S.
83-90
ERSCR 3,5; Puebla 472.
ERSCR 1.1; 1.5; 2.1
ERSCR 4.1 Puebla N° 28
Más bien da tristeza ver como la necesidad de vivienda es motivo para hacer
más grande la pobreza de muchos que ilusionados inician gestiones para tener
casa propia, empeñando sus bienes y viéndose enterrados por gastos
imprevistos, intereses ajenos y otros costos por engaños políticos. Tampoco
faltan las trampas de empresas que estafan a los necesitados.
LÍNEAS PASTORALES
154. Asumir, a ejemplo del Señor, un compromiso efectivo por los más pobres
confiando plenamente en Dios, como "pobres de espíritu" y en continuo ejemplo de
pobreza y austeridad;104 revisando actitudes y comportamientos personales y
comunitarios, así como las estructuras y métodos pastorales, a fin de no alejar a los
pobres, sino atraerlos y compartir con ellos105.
155. Promover el apoyo, la ayuda y la solidaridad con las diversas instituciones que
cuidan de los pobres: minusválidos, enfermos, ancianos solos, niños abandonados,
alcohólicos, drogadictos y todos los que requieran de la misericordia del buen
samaritano.
156. Aprovechar espacios gubernamentales, el apoyo de las ONGs y la colaboración
de todos los organismos que defienden los derechos humanos y luchen por su pro-
moción y legalidad.
157. Procurar que nuestras parroquias se abran a la solidaridad, apoyando diversas
organizaciones populares, nuevas formas de economía solidarias que respondan a la
angustiante situación actual, celebraciones litúrgicas que aterricen en un compromiso
en favor de los más pobres, etc.
158. Ante los modelos económicos neoliberales urgir respuestas estatales que no
marginen más a los que "sobran".
159. Impulsar acciones de prevención en la sociedad y atención y curación a los
droga-dictos y denunciar con valentía a los traficantes y comerciantes106.
160. Divulgar el uso de la medicina natural como alternativa y promover a los agentes
comunitarios para su conocimiento, aprendizaje, promoción y praxis.
1()
5 Medellín; "Pobreza de la Iglesia" N° S. D. N° 180
11005
6 MT 20,28; MC 10.45
1((
7 S.D. N° 241 107
Puebla N° 1042
t HÉCTOR MORERA V.
111
161. Fomentar en unión con los agentes de pastoral familiar las responsabilidades de
la familia.
162. Promover al educador cristiano para que asuma su pertenencia y ubicación en la
Iglesia107. Ayudar a todos los educadores a redescubrir y profundizar el sentido
pastoral de su trabajo educativo y además dar prioridad a la educación de agentes de
cambio.
163. Acompañar la alfabetización de los grupos marginales para que tomen conciencia
de sus deberes y derechos, para que comprendan la situación en que viven, se
capaciten y organicen en lo civil, laboral y político y puedan participar en los procesos
decisorios que les atañen.
164. Abrir espacios a los laicos que con sus errores y aciertos no escatiman tiempo, ni
esfuerzo para desagraviar a la Iglesia y atender el ambiente intelectual y universitario
pues es una opción clave y funcional de la evangelización108.
165. Propiciar una Iglesia capaz de meterse en el corazón del pueblo, signo de
unidad, esperanza y salvación109 que prolongue a través de los tiempos de Cristo-
Siervo de Yahvé110, por los diversos ministerios y carismas.
166. Ser respuesta a los sufrimientos y aspiraciones de nuestros pueblos para no de-
fraudar111 la imagen de Dios que siempre acompaña a su pueblo.
PASTORAL DE LA MOVILIDAD HUMANA
Observaciones Generales
167. Dentro del ámbito de la Pastoral Social (la Pastoral del Amor cristiano, de su
compromiso y de su práctica) se va perfilando una legítima preocupación a raíz de un
hecho social muy antiguo, tan antiguo como la misma humanidad, (Gen.4:12b.14.16;
Gen.12: 1.4.6-13:4; Gen.37: 12-36; Gen.43; Ex.12: 37-ss; Ex.15: 22-ss); que pone
de manifiesto la movilidad del Pueblo de Israel: LA MOVILIDAD HUMANA. Este hecho
exige de parte de la Iglesia (hoy con mayor conciencia de la importancia del
fenómeno) el cuidado y preocupación de sus pastores, porque tiene que ver con el
desplazamiento, forzoso o voluntario, temporal o definitivo, de los seres humanos,
por razones de trabajo, por razones políticas, religiosas, de recreación, económicas o
por estilo de vida.
168. Sus niveles de especialización podrían orientarse en acciones de pastoral según
los medios específicos a los que se dirijan: pastoral migratoria (entendida ésta como
forzosa o voluntaria), turismo, peregrinaciones, visitas a santuarios, pastoral del mar;
pastoral de aviación civil; etc.
169. Dentro de esta gama de medios específicos que conforman el área de la Pastoral
de la Movilidad Humana, priorizamos, como preocupación diocesana, la Pastoral de
Migración forzosa, de la cual se cuenta con alguna experiencia, con planes
diocesanos, zonas prioritarias y formación integral a los migrantes. Se prioriza
también la Pastoral del Mar, ya reflexionada en este mismo documento en la parte
correspondiente a la pesca y subrayamos la Pastoral del Turismo.
Puebla N° 1055 L.G. 9, Puebla N°
1301 Puebla N° 1303; Mt 3,17; Is
42. Puebla N° 1308; Rm 5,5
t HÉCTOR MORERA V.
112
La Pastoral de Migración Forzosa
170. La Migración Forzosa es un proceso dinámico que se inicia con la decisión de sa-
lida por razones sociopolíticas o económicas fundamentalmente; una vez tomada
la decisión se pasa a un segundo momento que consiste en definir la forma, el
tiempo y características de la migración; un tercer momento es el de llegada e
instalación en el lugar escogido y finalmente la lucha por su definición mediante
la integración, naturalización o repatriación, etc. Esta situación dará al migrante
diferentes status que van desde refugiados, pasando por residentes, naturaliza-
dos, con permisos temporales o en tránsito, hasta indocumentados o ilegales,
que
son la mayoría, principalmente nicaragüenses. Este fenómeno social va a
producir
cambios sociales, culturales, económicos y psicológicos que inciden tanto en los
mismos migrantes desprotegidos en todos sus derechos como en la población
que
los recibe.
Problemática 171. Entre los principales problemas que agravan la situación del migrante forzado
puede señalarse que al no poseer documentos de identidad o que acrediten su
estancia legal en el país no tiene derecho al trabajo y por lo tanto a la seguridad
social ni a las garantías sociales; no tiene derecho a concesión de tierras ni propiedad
alguna; ni tiene derecho a la educación formal. Los migrantes no pueden decir que
existen, no pueden protestar ni a veces llorar y casi siempre sólo les queda callar.
172. Su condición de indocumentados o ilegales los hace objeto de muchas arbitrarie-
dades de parte de las autoridades que muchas veces los persiguen para deportarlos,
abusan de ellos física y económicamente; y de parte de los empleadores que los
explotan con trabajos deshumanizantes, tratos humillantes y bajos salarios. Sus
escasos recursos les impiden obtener su respectiva documentación tanto del país de
origen como del país receptor. Su bajo nivel académico o analfabetismo obstaculiza
su formación integral de manera ágil y pronta. La situación de extrema pobreza en
que vive la mayoría les hace subsistir en condiciones infrahumanas de hacinamiento,
insalubridad, desnutrición y hambre, y su lucha para sobrevivir a todo esto los hunde
en una situación de inestabilidad laboral y habitacional.
173. Las comunidades receptoras, instituciones, organizaciones y la Iglesia misma, no
tienen conciencia de la problemática del migrante y si es nicaragüense le ven con
recelos y sospechas; ni tienen conciencia del problema de la migración y sus
dimensiones que exigen de parte de ella una gran responsabilidad y compromiso. No
conocen la realidad sociocultural y política económica del migrante. No cuentan con
orientaciones gubernamentales ni eclesiales concretas, excepto un pequeño proyecto
focalizado en la zona fronteriza de La Cruz y Upala, que intenta dar alguna respuesta
a esta problemática.
174. El estudio de las migraciones hacia nuestro país nos permite observar que han
tomado fuerza en diferentes momentos según las situaciones político económicas y
sociales, fundamentalmente en los países centroamericanos, muy particularmente del
país del norte, que por los años 1978-79 recibimos en calidad de refugiados
50.000 nicaragüenses. Hoy, conservadoramente, se puede decir que se cuenta
con unos 500.000 nicaragüenses.
Desalientos
t HÉCTOR MORERA V.
113
175. Esta situación plantea profundas preocupaciones centradas en la
indocumentación y la lentitud con que se da respuesta a sus solicitudes, nos preocupa
sobre todo: la desprotección de la población migrante en aspectos sociales, el abuso
por parte de los empleadores y algunas autoridades; la clandestinidad en que viven
niñas y niños migrantes; el maltrato y la explotación a las empleadas domésticas
migrantes; la situación crítica e inhumana de los que laboran en zonas cañeras,
haciendas y otras actividades y servicios, la desinformación en las comunidades
receptoras sobre la situación de los migrantes y la de su país de salida, la impo-
sibilidad de cumplir con los requisitos y el costo de la solicitud de residencia, las
condiciones inhumanas e insalubridad en que permanecen los que son detenidos en
las fronteras y su permanencia dentro de la comunidad receptora.
176. Preocupa también, que muchos de los promotores de esta área de pastoral no
están preparados para atender este tipo de trabajo y lo realizado se ha hecho en un
clima de incertidumbre, a causa de la poca claridad de políticas y de directrices por
parte del Gobierno y por falta de coordinación entre este y los diversos
Departamentos del Ministerio de Gobernación; por la corrupción pública de los
funcionarios de este Ministerio y de los cuerpos policiales; por la poca colaboración y
conciencia en algunos sectores de la jerarquía de la Iglesia; por la desconfianza y
celos entre unos y otros. Todo ha incidido hondamente en el desarrollo de la atención
en favor de este sector del Pueblo de Dios que camina de tierras extrañas a una tierra
de esperanza.
Signos de Esperanza
177. Frente a esta situación oscura y cruel brotan signos de esperanza provenientes
del compromiso de la Iglesia y de algunas instituciones no precisamente guber-
namentales. Se ha facilitado asesoría jurídica y legal a los migrantes de acuerdo a su
condición, abriendo puestos de atención en las comunidades de recepción se-
leccionadas; se intenta reflexionar desde el Magisterio Social de la Iglesia con los
migrantes sobre su problemática ofreciéndoseles atención pastoral, promoviendo y
fortaleciendo su sentido de la vida comunitaria.
178. Se impulsa en la Diócesis el programa de Migrantes que se concentra en dos pa-
rroquias diocesanas y busca contemplar varios aspectos:
• Legal: Intenta facilitar el trámite de documentación a los migrantes, de
una manera más ágil y accesible.
• Formativo: Brindar a los migrantes temas que orienten y faciliten las rela-
ciones humanas, sociales, etc.
• Organizativo: Promover la organización misma de los migrantes que per-
mita enfrentar como grupo los problemas personales, comunales y sociales que se
presentan y además se busque la solidaridad entre ellos mismos.
• Capacitación: orientado a la formación e información sobre salud, hábitos
de higiene, leer y escribir.
• Divulgación hacia los destinatarios: a los mismos migrantes y a la
jerarquía de la Iglesia y a los laicos.
Pastoral del Turismo 179. La Migración voluntaria o turismo es un tipo de desplazamiento humano que tie-
ne un rostro radicalmente distinto al de la migración forzosa. Sus consecuencias
serán funestas para la comunidad receptora cuando se realiza sin la adecuada
planificación.
t HÉCTOR MORERA V.
114
Definimos esta área de pastoral como la que contempla el ser y el quehacer de
los que se desplazan por recreación para conocer otras culturas, otra gente y
acercarse a la naturaleza en toda su manifestación y riqueza.
180. Constatamos que el turismo llega a adquirir gran importancia como actividad
económica durante la década de los ochenta. Importancia que se inicia en los prime-
ros años de la misma década con un compromiso fluctuante; a partir de 1988 el
crecimiento va a ser constante hasta adquirir dimensiones insospechadas.
181. En 1993, el turismo se coloca como la principal fuente de divisas del país. Da un
sólido aporte al total de las exportaciones y genera muchos empleos directos e
indirectos proyectándose con un papel relevante como actividad económica en las
próximas décadas, lo que plantea el reto de implementar acciones concretas que
permitan redistribuir los beneficios y hacer una adecuada planificación, tomando en
cuenta, fundamentalmente, la cultura de la comunidad receptora, afirmando su
identidad cultural, sus valores humanos y morales, su amor a la tierra y a su entorno;
informándola de la realidad sociocultural y político-económica del turista como del
interés que les trae a la comunidad.
182. Gran parte del territorio diocesano tiene como actividad importante el turismo.
Ello exige tanto a la jerarquía de la Iglesia como a los laicos, un conocimiento serio,
objetivo y científico de esta actividad; como también la localización exacta de las
zonas con mayor incidencia que va a través de la costa pacífica desde la frontera con
Nicaragua hasta Jacó; las ciudades de Liberia, Santa Cruz, Nicoya, Puntarenas y Jacó
como centros turísticos principales; El Coco, Tamarindo, Fla-mingo, Sámara, Proyecto
Papagayo, Tambor, Paquera, Cóbano y Montezuma como los segundos en orden de
importancia. En orden al turismo ecológico habría que localizar los parques
nacionales, entre ellos Área Conservación Guanacaste, Bar-budal, Cabo Blanco, Monte
Verde, Rincón de la Vieja; Tilarán con la región de la Laguna de Arenal, y otros no
menos significativos.
Signos de Esperanza
183. Entre otras bondades del fenómeno del turismo puede observarse el intercambio
de valores culturales y su interacción, generando tanto al turista como a la
comu-
nidad receptora, una visión más amplia del mundo. Sus culturas se verán
enrique-
cidas y valoradas mutuamente. Se ejerce el don de la hospitalidad y de la
fraterni-
dad como testimonio de Cristo: sean humildes, amables, pacientes y
sopórtense... mantengan entre ustedes lazos de paz y permanezcan unidos...
(Ef.4: 2 y 3). Hay fuentes de trabajo y una gran demanda en diferentes
servicios; se han mejorado los caminos y los servicios de transporte público y
dependiendo de la creatividad de los lugareños, una original gama de actividades
al servicio del turista.
Desalientos
184. Sin embargo el impacto negativo de este fenómeno social no se hace esperar.
Encontramos las comunidades receptoras contaminadas de los vicios, malas cos-
tumbres, antivalores y actitudes que no corresponden a su idiosincrasia y que más
bien les deshumanizan y les degradan. Observamos también la entrega indiscri-
minada de las tierras con la consecuencia lógica de familias desplazadas que mal-
gastaron el precio, (muchas veces injusto) de las tierras y terminaron formando
t HÉCTOR MORERA V.
115
anillos de pobreza en los centros urbanos; los trabajadores del turismo ocupando los
puestos de servicio con bajos salarios, explotados y sin posibilidades de alcanzar
puestos ejecutivos y de decisión administrativa por falta de escolaridad y educación
superior, a los que tampoco tendrán acceso por falta de oportunidades. Se agrava
aún más la situación del que no tiene su residencia cerca del lugar de trabajo pues
está destinado a vivir en condiciones de por demás inhumanas.
185. La prostitución, tanto femenina como masculina, emerge con gran fuerza a fin
de mejorar las condiciones de vida de la familia y satisfacer las demandas de la
sociedad de consumo que en los lugares turísticos cobra mucha importancia; la
drogadicción en todas sus manifestaciones y el narcotráfico tienen ahí su lugar
privilegiado.
186. La falta de capacidad para la autodeterminación como pueblo y la debilidad en la
identidad cultural favorece la transculturación, invitando, especialmente a la po-
blación más joven, a cambiar sus estilos de vida, costumbres, hábitos y valores, y
despersonalizándolos hasta casi anularlos en sus características propias y en su
propia identidad.
187. El arribo de tantas personas a estas zonas turísticas produce también deterioro y
contaminación en el medio con efectos ecológicos muy lamentables; pero más
profundo y funesto es el impacto ecológico a consecuencia de las construcciones de
edificios, hoteles y otros, que contaminan las aguas, dañan las cuencas de los ríos;
los reductos ecológicos y el equilibrio de la vida misma es dolorosamente destruido.
La inconsciencia, la ambición y la falta de sensibilidad y compromiso de los
empresarios turísticos unido a la complicidad, la ambición y la falta de una
planificación responsable de los programas y proyectos turísticos por parte de los
Gobiernos hacen incontrolable las consecuencias funestas en la ecología de las zonas
turísticas.
ORIENTACIONES PASTORALES 188. La Iglesia no ha dejado que su voz orientadora no alcance también a todos los
hombres y mujeres afectados por los fenómenos del desplazamiento humano112. Su
solicitud particular la dirige hacia todas las personas que: "por la condición de su
vida, no pueden gozar suficientemente del cuidado pastoral, común y ordinario de los
párrocos, o carecen totalmente de él, como son la mayor parte de los emigrantes...
los navegantes por mar o aire... y otros por el estilo. Promuévanse métodos
espirituales adecuados para fomentar la vida espiritual de quienes, por razón de
vacaciones se trasladan temporalmente a otras regiones"113 y sobre este punto la
principal responsabilidad incumbe a las autoridades eclesiásticas, quienes "tienen de
Dios la grave responsabilidad de pensar en la cura espiritual de los fieles que también
residen temporalmente en las propias circunscripciones, orga-nizándolas en las
formas más adaptadas a las modernas exigencias de la pastoral de conjunto114.
189. Pero este deber de los Pastores no disminuye la obligación cristiana de las diver-
sas comunidades receptoras de la movilidad humana, pues se debe manifestar
solidaridad a todos los extraños que nos visiten amigablemente, " aunque sea
temporalmente, cualquiera que sea la cultura o religión de donde provenga. Por esto
la comunidad está obligada a acogerlos con sentido de activa hospitalidad y darles un
coherente testimonio de Fe y de Caridad"115
112
"Iglesia y Movilidad humana", L'OSS. ROM. 4-5-1978, p.9 (Edición en español).
114 Concilio Vaticano II, CHRISTUS DOMINUS N° 18. U4 Pablo VI, 'L' OSS. ROM 8-3-1964". 115 Congregación para el Clero, "Directorio General para la Pastoral del Turismo", Roma 1969, N° 7.
DGPT n<5 Puebla 29 y 71 117 S. D. 9. 107.110. U8 Pablo VI. "A.A.S. 58 (1966) p. 6
120 D.G.P.T. N° 15a. 120 D.G.P.T. N° 8-12.
t HÉCTOR MORERA V.
116
190. Hacemos eco de los Obispos de nuestro continente en denunciar una realidad
amenazante: "comprobamos, pues, como el más devastador y humillante flagelo, la
situación de inhumana pobreza en que viven millones de latinoamericanos expresada
por ejemplo en... migraciones masivas, forzadas y desamparadas"116. Las
migraciones las podemos clasificar entre los peores males de América Latina117.
191. Para la Iglesia Católica ninguno es extraño, nadie está excluido118, nadie se en-
cuentra lejos. Este principio moderno del buen Samaritano (Lc 10,25-37) debe ser el
distintivo de todo cristiano. Por eso se nos hace necesario el estudio de nuevas
formas de presencia y de anuncio del Evangelio... para ofrecer a todos... posibilidades
de encuentro y de diálogo"119
192. Son muchas las bondades que recibimos del turismo120, sobre todo en lo que
respecta al factor de transformación y elevación social; junto a ello el efecto natural
que proviene de la solidaridad del ser humano con el universo que nos ayuda a vivir
más integralmente el restablecimiento de la persona humana. Pero para alcanzar
estos ideales son necesarios muchos requisitos, particularmente un esfuerzo
compartido de respeto mutuo y promoción tanto social como de la naturaleza.
193. En el ámbito diocesano nos queda claro, por tanto que "la Acción Pastoral en
este sector no puede ser dejada al esfuerzo de cada uno, ni puede ser realizada sin
una acción coordinada y solidaria"121.
194. Pastores y laicos de nuestra diócesis somos conscientes de los efectos ambiguos
del turismo para la juventud y la población en general que circunda lugares turísticos.
Quedaremos a la deriva si no realizamos un serio estudio de las consecuencias que
está produciendo un turismo sin planeamiento ni contrapesos y no tenemos en el
ámbito local las respectivas decisiones.
Nos debe quedar muy claro que quienes se ven obligados a salir de sus países
son personas humanas y no cargas económicas. Por ello se debe respetar sus
culturas, sus motivaciones para cambiar de lugar, sus angustias y esperanzas...
La Moral Católica afirma sin vacilaciones que la persona humana debe ser el
centro de las decisiones económicas, políticas y sociales.
195. La Iglesia ha sabido reconocer en la situación de los migrantes "un fenómeno
grave y de gran actualidad " y ha denunciado como muchos se aprovechan de su
situación" para ofrecer salarios más bajos, recortar los beneficios de la seguridad
social y asistencial, dar condiciones de viviendas indignas de seres humanos...
procurando el máximo rendimiento del trabajador emigrante sin mirar a la per-
sona"122
LÍNEAS PASTORALES 196. Creemos que no se ha reflexionado lo suficiente en torno al fenómeno de la
movilidad humana y que nuestras poblaciones no han tomado suficiente conciencia de
su realidad. Creemos conveniente realizar más estudios, seminarios y debates al
respecto y que las deliberaciones comunales sean tomadas muy en cuenta para
establecer políticas que salvaguarden el respeto de todo ser humano.
197. Favorecer el turismo social de modo que ayude al desarrollo de los valores cons-
titutivos de la persona y de una verdadera y auténtica vida social123. "Además de
proveer sobre todo en los centros turísticos a una acción preventiva y terapéutica...
t HÉCTOR MORERA V.
117
en modo que los visitantes sean hospedados en el espíritu de caridad y sepan
permanecer prudentes de frente a novedades de mentalidad y de costum-
bres"124
198. Creemos necesario "reforzar la Pastoral de movilidad humana enlazando
esfuerzos entre diócesis y Conferencias Episcopales de las regiones afectadas y
cuidando que en la acogida y demás servicios en favor de los migrantes, se respeten
sus riquezas espirituales y religiosas"125
199. "Concientizar a los sectores públicos sobre el problema de las migraciones, con
miras a la equidad de las leyes sobre el trabajo y el seguro social y el cumplimiento
de convenios internacionales"126
200. Que todos los programas de migrantes coordinados o no, políticos y eclesiales,
consideren la perspectiva personalista e inclusiva, y busquen el enriquecimiento
nacional con el intercambio cultural que pueden ofrecer migrantes y refugiados.
201. Debemos organizar una solidaridad y preferencia evangélica por los más débiles,
en especial por los migrantes más hundidos en la pobreza o en la ignorancia con sus
122
123 Juan Pablo II, Discurso a trabajadores, Monterrey, México 31-01-79
11223
4 D.G.P.T. N° 25 124 Ibidem.
125 S.D. 188
126 Ibidem
t HÉCTOR MORERA V.
118
múltiples apellidos (legal, religiosa, académica, social, económica, etc.).
16. DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL SOBRE LAS ELECCIONES DEL 3
DE FEBRERO DE 1974*
Queridos sacerdotes y muy amados fieles:
Estamos en las últimas semanas de la campaña electoral que terminará el tres de Fe-
brero con la elección de quienes han de orientar los destinos del país durante el
próximo ejercicio de gobierno.
Los obispos de Costa Rica, ante acontecimiento de tanta trascendencia, y conscientes
de nuestra particular responsabilidad dentro de la Iglesia y del país, consideramos de-
ber nuestro declarar lo siguiente:
1°. Sobre el deber de votar. Para todo hijo de la Iglesia y, en general, para todo
ciudadano, constituye un importante deber depositar su voto cada vez que haya elec-
ciones, pues de su resultado depende en gran manera la suerte del país y el bienestar
de sus habitantes. Pedimos por lo mismo a cada uno que ejerza este derecho y
cumpla con esta obligación con la máxima responsabilidad.
2°. Campaña de altura. Queremos exhortar a todos los partidos políticos a realizar
en etapa electoral, lo mismo que las venideras, con nobleza, serenidad y altura,
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
119
teniendo en mente una sola cosa: el bienestar nacional. Que las opiniones y los
planteamientos políticos, hasta radicalmente opuestos de unos y otros, no logren
jamás romper el efecto que por encima de todo debe unirnos, como cristianos que
somos la inmensa mayoría y como hermanos costarricenses que somos todos. Esto es
lo que con justa razón reclaman todos los ciudadanos sensatos que repudian, desde lo
más íntimo de su ser, campañas realizadas sobre la base de insultos, violencia física y
verbal, irrespeto a personas e instituciones y desprecio por la fama y el honor de los
demás. La Patria espera y necesita el aporte de ideas constructivas, de programas
sabiamente concebidos y firmemente impulsados hacia el logro de mejores
condiciones de vida para todos. No es con injurias ni groserías como se resuelven los
problemas nacionales.
3°. Una sociedad al servicio del hombre. Esto es lo que necesita Costa Rica. Una
sociedad donde resplandezca la justicia, donde reine la fraternidad, donde cada uno
pueda adorar a Dios y practicar libremente su fe; donde la igualdad esencial de todos
los ciudadanos sea idea motriz de todos los actos de gobierno; donde cada hombre
tenga acceso, de manera justa, a los bienes materiales y espirituales de que dispone
la comunidad nacional; donde se realicen constantes esfuerzos para eliminar
inaceptables desequilibrios; una sociedad, en fin, donde todo se oriente al servicio de
cada persona y de toda la comunidad humana y esto como la vivencia cotidiana del
amor que arranca del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo. Los gobernantes por
responsabilidad humana y los cristianos como una exigencia irrenunciable de nuestra
fe, debemos comprometer nuestros mejores esfuerzos hacia la construcción de tal
sociedad.
La República, 6 enero 1974, p. 2; La Nación 8 enero 1974, p. 2B.
4°. Ni capitalismo liberal, ni socialismo marxista. El logro de tal sociedad exige
que muchos, aún con verdadero sacrificio personal, dediquen su vida a la acción
política que en estricto sentido dice relación directa con la búsqueda, ejercicio y
distribución del poder, factor unificante de la comunidad nacional. A quienes tal cosa
deban hacer, conviene recordar en estos momentos lo que dice el Papa Paulo VI: "El
cristiano que quiere vivir su fe en una acción política, concebida como servicio,
tampoco puede adherir sin contradicción a sistemas ideológicos que se oponen
radicalmente o en los puntos sustanciales a su fe y a su concepción del hombre: ni a
la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia y a la
manera como ella entiende la libertad individual dentro de la colectividad, negando al
mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva; ni a
la ideología liberal que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda
limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder, y
considerando las solidaridades sociales como consecuencias más o menos
automáticas de iniciativas individuales y no ya como un fin y un criterio más elevado
de la organización social." (Octog. Adv. N° 26). De estas palabras de Paulo VI se
concluye evidentemente que para la Iglesia resultan igualmente inaceptables el
capitalismo liberal y el socialismo marxista y que toca, tanto a los cristianos, como a
todos los hombres de buena voluntad, buscar modelos nuevos de sociedad que
eviten, por igual, los errores y excesos de uno y otro sistema.
Al mirar con decisiones la realidad nacional actual, queremos exhortar a todos los
cristianos y de modo muy especial a los jóvenes, a quienes profesamos sincera
estima y de quienes tanto espera nuestra Madre, la Iglesia, a no dejarse seducir ni
por el egoísmo del capitalismo, ni por el socialismo marxista. Pecan uno y otro por
falta de amor, ese amor a Dios y al hombre que es enseñanza fundamental del
Evangelio, ese amor sin cuya presencia nada bueno y duradero puede construirse
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
120
para el hombre y la sociedad, ese amor que fue el instrumento precioso a que Cristo
recurrió para realizar la plena y definitiva liberación del hombre.
5°. Análisis marxista y cristianismo. Hoy, cuando tantos insisten en que el análisis
marxista y el cristianismo son compatibles, pretendiendo inscribir al primero dentro
del ámbito de lo puramente científico, nuestro deber de Pastores nos obliga a
manifestar enfáticamente que el cristiano no puede aceptar la ideología marxista sin
contradecir su propia fe y que tampoco puede aceptar los postulados del análisis
marxista del hombre y de la sociedad sin entrar en conflicto con esa misma fe. Es
totalmente imposible desligar el análisis marxista de la sociedad, de la concepción
filosófica materialista, atea, ayuna de toda idea de trascendencia en que tal análisis
se fundamenta. De ahí que en la fase misma de diagnóstico de la sociedad, hay una
diferencia, en ocasiones abismal entre el diagnóstico hecho por un cristiano y el
diagnóstico realizado por un marxista.
No olvidemos que los costarricenses somos cristianos y que nos esforzaremos, no im-
porta a costo de qué sacrificios por continuar siéndolo. Los Obispos estamos
firmemente convencidos de que la grandeza de nuestra Patria, su felicidad, su
progreso y su paz, en una palabra, sus verdaderos valores, descansan
fundamentalmente sobre el pilar inconmovible de la fe cristiana de nuestro pueblo
que la Iglesia con esfuerzo y dedicación constante ha venido construyendo, como la
expresión de su mejor servicio este noble pueblo y que será esa misma fe cristiana,
vivida con fidelidad y hasta sus últimas consecuencias, la que ofrecerá las verdaderas
soluciones a los problemas que aún nos agobian y de los cuales somos conscientes.
En dependencia hemos vivido cuando se nos han impuesto soluciones de corte
capitalista liberal y en dependencia nos quieren hacer seguir viviendo los que nos
ofrecen soluciones de corte socialista marxista, tan inoperantes o peor que las
primeras, como lo confirma la triste experiencia de las naciones que las han
ensayado. ¿No seremos acaso los costarricenses capaces de encontrar nuestras
propias soluciones, basadas en nuestra realidad, en nuestra idiosincrasia propia,
guiados por Cristo e iluminados por su Evangelio?
Ante la inminencia de la próximas elecciones, os exhortamos a todos vosotros, hijos
amadísimos de la Iglesia, a exigir de quienes pretenden ser nuestros gobernantes,
soluciones cristianas; rechazar con toda vehemencia la sutil y cada vez más descara-
da penetración marxista que desde hace tiempo se viene realizando de mil modos y a
decidir, usando a conciencia el derecho de votar que quienes nos gobiernen, como
que gobiernan a un pueblo católico en su casi totalidad, lo hagan teniendo a Cristo
como modelo y el Evangelio como su perenne inspiración para que su gobierno sea un
gobierno de paz, de libertad, de justicia, de fraternidad y de amor.
La presente Declaración deberá ser leída y comentada en todas las misas que se cele-
bren en los templos de nuestras respectivas jurisdicciones, el domingo siguiente a su
publicación.
Alajuela, 4 de enero de 1974
t Román Arrieta Villalobos,
Obispo de Tilarán. Presidente de la
Conferencia Episcopal
t Enrique Bolaños Quesada,
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
121
Obispo de Álajuela
t Delfín Quesada Castro,
Obispo de San Isidro de El General
t Ignacio Trejos Picado,
Obispo Auxiliar de San José y Secretario Conferencia
Episcopal de Costa Rica
t Alfonso Hoffer Hombach, CM
Vicario Ápostolico de Limón
17. DECLARACIÓN DEL OBISPO Y LOS SACERDOTES DE LA DIÓCESIS DE SAN
ISIDRO DE EL GENERAL SOBRE LA "REFORMA AGRARIA" *
Nosotros los abajo firmantes, que constituimos la totalidad de los sacerdotes que tra-
bajamos en la Diócesis de San Isidro de El General, con nuestro Obispo a la cabeza,
atendiendo a que la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual
(Gaudium el Spes) en su número 75, entre otras cosas dice lo siguiente:
"Los cristianos todos deben tener conciencia de la vocación particular y propia que
tienen en la comunidad política; en virtud de esta vocación están obligados a dar
ejemplo de sentido de responsabilidad y de servicio al bien común; así demostrarán
también con los hechos cómo pueden armonizarse la autoridad y la libertad, la
iniciativa personal y la necesaria solidaridad del cuerpo social, las ventajas de la
unidad combinada con la provechosa diversidad. El cristiano debe reconocer la
legítima pluralidad de opiniones temporales discrepantes y debe respetar a los
ciudadanos que, aun agrupados, defienden lealmente su manera de ser. Los partidos
políticos deben promover todo lo que a su juicio exige el bien común; nunca, sin
embargo, está permitido anteponer intereses propios al bien común".
Motivo por el cual nos vemos en la perentoria necesidad de hacer el siguiente llamado
a los fieles de nuestra diócesis:
1.- Que lamentamos la alarmante tala de bosques y quema de terrenos que irrespon-
sablemente se viene practicando, cada día más en el territorio de esta Diócesis.
2.- Que asimismo lamentamos y denunciamos la explotación injusta que de parte de
individuos y de compañías tanto nacionales como extranjeras, se ha venido
practicando, en forma también irresponsable, de nuestros bosques, talando
incluso árboles que cubren las cuencas de nuestros ríos con el perjuicio que esto
significa para el caudal de los mismos y la esterilidad de los terrenos.
3.- Que llamamos la atención a las autoridades competentes para que se apliquen las
sanciones establecidas por la ley para controlar este enorme problema que trae
consigo la lógica devastación de los recursos naturales.
* Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión, Reforma Agraria: la Iglesia se moviliza. Universidad
Nacional, Heredia, 1975, 24-25.
DECLARACIÓN DEL OBISPO Y LOS SACERDOTES DE LA DIÓCESIS DE SAN ISIDRO DE EL GENERAL SOBRE LA "REFORMA
AGRARIA"
122
4.- Que hacemos la presente declaración en virtud de que como dice el Vaticano II:
"La Iglesia, que por razón de su misión y su competencia no se confunde en modo
alguno con la comunidad política ni está ligada a sistema político alguno, es a la
vez signo y salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana'' (G.S.
71)
5.- Que instamos a las personas, asociaciones y comunidades a unirse a todo lo que
represente la legítima defensa del interés común, pues también el número 75 de
la misma Constitución dice: ''Luchen con integridad moral y con prudencia contra
la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo de un solo
hombre, de un solo partido político; conságrense con sinceridad y rectitud, más
aún, con fortaleza política, al servicio de todos'' (G.S. 75).
6.- Finalmente, alabamos y apoyamos toda labor de reforestación que se está
realizando en el país y asimismo exhortamos a nuestros fieles a que sean los
primeros en secundar esta patriótica campaña de gran beneficio nacional.
Quepos, 11 de marzo de 1975.
Mons. Ignacio Trejos Picado Mons.
Alvaro Coto Orozco Pbro. Julio
Rodríguez Ulloa Pbro. Hugo
Barrantes Ureña Pbro. Guillermo
Godínez Zúñiga
Pbro. Virgilio Flores Mora Pbro.
Alexis Madrigal Ramírez Pbro.
Guido Sandoval Salas Fray Andrés
Doral Rodzon Fray Tadeo Lathan
Heupel Fray Eugenio Rivera
González Fray Gerardo Asenjo
Quirós Fray Enrique Montero
Umaña Pbro. Santiago Brenes
Pereira Pbro. Pedro Obando
Abarca Pbro. José María Arguedas
M Fray José Angelini Neubauer
Fray Roberto Amrheim Oster
18. MENSAJE PASTORAL DE MONS. ENRIQUE BOLAÑOS, ADMINISTRADOR
APOSTÓLICO DE LA ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ*
INTRODUCCIÓN
1. RECONOCIMIENTOS
Un benevolente designio de la Divina Providencia, manifestado por la autoridad de la
Santa Sede, me ha encomendado una tarea doble, que, a pesar de ser superior a mis
capacidades, la asumí tan sólo porque confiaba en la asistencia del Espíritu Santo y
en mi comunión con Cristo, Sumo Sacerdote y Pastor Eterno de las almas. A la
responsabilidad, ya de suyo agobiante que me correspondía de dirigir como obispo la
amada Diócesis de Alajuela, quiso el Santo Padre, siempre solícito por el bien del
DECLARACIÓN DEL OBISPO Y LOS SACERDOTES DE LA DIÓCESIS DE SAN ISIDRO DE EL GENERAL SOBRE LA "REFORMA
AGRARIA"
123
pueblo de Dios, dondequiera éste se encuentre, que prestara al Señor Arzobispo de
San José, Dr. Carlos Humberto Rodríguez Quirós, mi cooperación, en calidad de
Administrador Apostólico de su Arquidiócesis, mientras tan ilustre Pastor sufriera
quebranto de su salud física, cuyo restablecimiento todos anhelamos y pedimos a
Dios. En el cumplimiento de esta delicada tarea, he contado con la generosa acogida
y la fraternidad episcopal, con que me han rodeado los otros Señores Obispos
integrantes de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, y el afecto y colaboración, que
he recibido de parte de los sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles de la
Arquidiócesis de San José. A todos expreso mi más honda gratitud con la frase, llena
de fe, de nuestro pueblo cristiano: ¡Que Dios se lo pague!
2. OPORTUNIDAD DE ESTE MENSAJE: DOS GRANDES EVENTOS
Con dos acontecimientos de gran significación espiritual, Dios visita y bendice a
nuestra América Latina.
El primero es la celebración de la Tercera Conferencia General del Episcopado Lati-
noamericano en Puebla, ciudad de acendrada fe católica de México, convocada para
estudiar los apremiantes problemas de la "Evangelización en el presente y futuro de
América Latina". El segundo acontecimiento fue la presencia de Su Santidad el Papa
Juan Pablo II en tan augusta reunión. Con su presencia en suelo latinoamericano y en
ocasión tan señalada, el Sumo Pontífice se propuso dar testimonio de su amor por los
pueblos de este Continente. Vendrá también a reafirmar el propósito de la Iglesia de
contribuir a instaurar, en forma efectiva y como agente imprescindible, el reino de
Dios entre esos pueblos, que por tanto tiempo, lo han esperado como un reino de
amor, de justicia y de paz.
Estos dos acontecimientos tan providenciales constituirán signos luminosos de la
comunión en la fe y el amor que une entre sí a los seguidores de Cristo en América
Latina y, a través del Papa, los une con los católicos y cristianos del mundo entero.
Esos acontecimientos estimularán también las energías espirituales latentes en el
alma cristiana de este Continente hasta lograr que el espíritu del Evangelio anime,
como fuerza renovadora, a todos sus individuos e impregne todas sus estructuras
sociales para humanizarlas y, lo que es más, para divinizarlas.
Por lo dicho creo que estos dos acontecimientos me ofrecen una ocasión propicia para
dirigirme a mis amados fieles de la Arquidiócesis de San José, en mi condición de co-
partícipe en su cuidado pastoral, con la intención de ofrecerles algunas reflexiones
para que se unan en espíritu a los afanes de la Conferencia Episcopal Latinoamericana
y disfruten también de los beneficios de la visita del Santo Padre a nuestro solar ame-
ricano.
3. INTERÉS, ORACIÓN Y SOLIDARIDAD
Insto, en primer lugar, a los fieles a despertar un vivo interés y una lúcida conciencia
acerca de esos dos acontecimientos, mirados como manifestaciones de Dios a nuestra
América. Nos corresponde solidarizarnos con su significación apostólica a través de un
compromiso sincero para la acción evangelizadora. Son hechos que pertenecen a
nuestra comunidad nacional tanto como a la comunidad continental por la influencia
* El Mensajero del Clero 1 (1980), 22-25; 2 (1980), 31-34.
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
124
transformadora, que ejercerán sobre ella. Nadie puede quedarse indiferente ante
ellos. Cada uno debe promover entre los círculos de su vida diaria el conocimiento de
esos hechos y el aprecio de su significado.
Que se eleve de todos los corazones la alabanza, acción de gracias y la petición fervo-
rosa al Padre Celestial por las bendiciones que del éxito de estos dos acontecimientos
vamos a derivar todos en este Continente.
Desde ahora hemos de disponer nuestros corazones para seguir las directrices que el
Papa y la Tercera Conferencia Episcopal nos marquen a fin de acelerar entre nosotros
la marcha del Reino de Dios.
4. TEMAS DE REFLEXIÓN DE ESTE MENSAJE
Invito ahora a los fieles a reflexionar sobre una de las circunstancias centrales en la
evangelización de América Latina que será examinada en la Conferencia Episcopal de
Puebla y que he de examinar en relación a la evangelización en Costa Rica. Esa
circunstancia es el proceso de transformación de nuestra sociedad que, como la del
resto de este Continente, está pasando, a un ritmo acelerado, de formas agrícolas y
rurales de existencia a formas industrializadas y urbanizadas de vida.
En primer lugar consideremos los retos que ese cambio plantea al hombre cristiano
para mantener y vivir los valores y principios evangélicos, que son perennes y reque-
ridos por el hombre para realizar plenamente su misión en la tierra y lograr su destino
eterno como individuo y como colectividad. En segundo lugar, examinaré la respuesta
que dan la fe y la teología a esos retos para asegurar el progreso espiritual del
hombre y la dignificación de la nueva sociedad. En tercer lugar, señalaré ciertas pistas
para la evangelización de esta nueva sociedad, evangelización que hemos de
emprender todos unidos en la fe y en el amor.
I. EL CRISTIANO EN UNA NUEVA CIVILIZACIÓN
1. ÉPOCA DE TRANSICIÓN: HACIA UNA NUEVA CIVILIZACIÓN
Desde la década de los cuarenta, nuestra patria, como el resto de América Latina, ha
estado sometida a un proceso de profundo cambio. Esto ha marcado para este Con-
tinente un periodo de transición de un tipo de sociedad y manera de vivir a otro. Los
expertos definen esa situación diciendo que nuestra sociedad está pasando de un tipo
de cultura agraria o rural a un tipo de cultura industrial y urbana.
Ya en la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en
Medellín hace diez años, se consideraron las manifestaciones de ese cambio como
"Los prenuncios de una nueva civilización" (Medellín, mt. 4). Se advirtió, entonces,
que esa transición "trastorna los modos de vida y las estructuras habituales de la
existencia: la familia, la vecindad y el marco mismo de la comunidad cristiana" (Ibíd.
10) y "ponen al descubierto problemas hasta ahora no conocidos" (Ibíd. 13).
En términos más simples todo eso significa que, como resultado de cambios sociales
experimentados por nuestra patria durante las últimas cuatro décadas se puede
hablar de una "Costa Rica de ayer" y de una "Costa Rica de hoy" con características
distintas en su respectiva cultura, o sea, en su estilo de vida, costumbres y escala de
valores, ideas y creencias. Más aún: se percibe que en esa "Costa Rica de hoy" se
está gestando una nueva civilización, una "Costa Rica del mañana".
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
125
En su acción evangelizadora la Iglesia no puede desentenderse de ese proceso social
inevitable. Ella está constituida por "Pueblo de Dios", que es sujeto y objeto de esas
transformaciones. Debe, por tanto, procurar eficazmente que esas nuevas formas de
vida estén impregnadas de Cristo y que en ellas al bautizado se le amplíen las
posibilidades del encuentro enriquecedor con Dios como Padre y con el hombre como
hermano. Esto quiere decir que ante la creación de una nueva civilización, de ese
nuevo tipo de sociedad urbano-industrial, la Iglesia debe hacerse presente como
animadora de ese nuevo proceso para hacer surgir de él una "civilización del amor"
(Documentos de Estudio para la Conferencia Episcopal de Puebla, 123).
2. VIRTUDES DEL HOMBRE COSTARRICENSE EN LA ÉPOCA AGRARIA
Las bases de la "Costa Rica de ayer" ya fueron echadas desde la época colonial,
durante la cual se estableció un núcleo de valores y pautas de vida, donde, como en
el resto de América Latina, según dicen los Documentos de Estudio para la
Conferencia Episcopal de Puebla, "la evangelización ha sido tan profunda que es
constituyente de su ser" (59). Este núcleo cultural básico forma los pilares de la vida
de nuestro pueblo. De ese substrato cristiano surgieron aquellas virtudes tan
celebradas por los estudiosos como notas esenciales del ser costarricense.
Un escritor de reconocida orientación cristiana señala, como cualidades de ese
pueblo, el amor al suelo patrio, el apego al hogar tomado como corazón de la familia
extensa, la nobleza, la laboriosidad, la sobriedad, la dignidad en el trato, la alegría
dentro de un raro sentimiento de tristeza, la actitud jovial, acogedora y hospitalaria
(Luis Barahona). Otro escritor de notoria tendencia liberal exalta "la hombría de bien
del costarricense chapado a la antigua" como un hecho real y verdadero y no simple
invento de los costumbristas; y afirma también que "aquella sencillez de costumbres
y aquella modestia de ambiciones y aquella conformidad cristiana contribuyen a hacer
de su existencia algo menos complejo, menos exigente, menos difícil y menos
costoso" (Mario Sancho). Un Presidente de la República exalta en el campesino
costarricense "el profundo apego a la familia y la tolerancia magnánima frente a
errores y defectos de los demás" (Dr. Calderón Guardia). Muchos se unen al Dr.
Castro Madriz para hacer resaltar la fe religiosa del pueblo costarricense, que cree y
se entrega a unas modalidades de religiosidad popular que le ofrecen el trastorno de
su folclore pero también su vigoroso apoyo en horas difíciles de la existencia
individual y colectiva. ¡Su dependencia de los factores naturales le hacía remontarse
fácilmente al Creador!
Estas virtudes encontraron, para florecer, un ambiente propicio en una sociedad agra-
ria, que ha sido calificada como "una democracia rural", en la que el sentimiento de
"hermanitico" expresaba la fraternidad de relaciones primarias entre individuos que se
conocían directamente y se apreciaban recíprocamente en su valor personal y no en
razón de sus papeles en la vida. Esas relaciones estaban enmarcadas dentro de los
horizontes limitados que ofrecía la pequeña comunidad de la humilde aldea, del senci-
llo poblado o de la modesta ciudad. Dentro de esos ambientes, generalmente aislados
entre sí, los "hermaniticos" compartían llenos de bondad cristiana, sus alegrías y sus
penas, siempre dispuestos a darle una mano al vecino, concebido éste en su más rica
significación evangélica de "prójimo", o solicitarle su ayuda con cortesía y con
confianza. No estoy, desde luego, descartando la existencia en esa sociedad de
defectos, de vicios y de injusticias, producidas por el egoísmo humano ni de
privaciones propias del estado de una economía sub-desarrollada y de la embrionaria
organización social del país. Pero creo que a aquellas virtudes manifestadas por el
pueblo costarricense en ese tipo de sociedad rural debe reconocérseles un valor
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
126
trascendental para servir como base humana de la afirmación del Reino de Dios en la
sociedad de tipo urbano-industrial, que se está configurando en Costa Rica.
3. CONDICIONES CREADAS POR LA SOCIEDAD URBANO-INDUSTRIAL
En la medida en que nuestras ciudades se desarrollaron y avanzó el proceso de indus-
trialización, aquella sociedad agraria fue desvaneciéndose para convertirse acelerada-
mente en un tipo de sociedad urbano-industrial.
a) Como consecuencia, las relaciones humanas fueron haciéndose más y más im-
personales y formales. El individuo ha ido diluyendo su identidad en una multitud
urbana y masificada compuesta por individuos casi anónimos. Entre ellos ya no
tiene vigencia aquella imagen fraternal de "prójimo", que prevaleció en la
sociedad agraria en la que el individuo era respetado por su condición de ser
humano, tolerado en sus defectos y apreciado en sus virtudes, a quien siempre se
trataba con cortesía sincera de "hermanitico". Más que por el hombre y su
dimensión humana propia, al individuo se le identifica ahora por el número de la
cédula personal o del carnet del Seguro Social. La honorabilidad y honestidad
deben ahora abroquelarse en garantías financieras y protocolos, pues raramente
circula aquella moneda, corriente en la sociedad agraria, de la "palabra de honor"
que con hidalguía fue antes tribunal sin apelación.
b) Una red de instituciones, leyes y reglamentos vinieron a definir en la nueva so-
ciedad las relaciones entre los individuos. Las necesidades de éstos son atendidas en
virtud de una norma jurídica más que por la exigencia del amor al prójimo, en cuya
ausencia no hay ni cortesía ni comprensión, ni calor humano en el trato de las
personas. Esto es debido, en gran parte, a que una racional organización de las ins-
tituciones, necesaria para su buen funcionamiento, ha llegado a degenerar en una
burocracia altanera, que, por faltarle el alimento del espíritu cristiano, se ha vuelto,
muchas veces un laberinto de frustraciones. Por eso se oyen justificados clamores
pidiendo la humanización de las instituciones. Yo diría que es preciso divinizarlas con
la presencia de Cristo en ellas como lo estaba en las simples relaciones humanas de la
"Costa Rica de ayer".
c) El nuevo tipo de la sociedad ha dilatado para los individuos su universo. Con los
grandes recursos electrónicos y los impresionantes medios de comunicación masiva e
individual, la sociedad urbano-industrial ha roto el aislamiento en que estaban las
poblaciones entre sí y puesto en contacto al individuo con lo bueno y lo malo que
ocurra en cualquier parte del mundo. Consecuencia y factor poderoso de este proceso
de transformación social, y de esa ampliación de los horizontes culturales para la
población ha sido la profusa extensión de la educación formal a nivel de enseñanza
secundaria y universitaria. Como resultado, el individuo se encara a una sociedad de
cultura pluralista en la que ya no existe sólo un credo, una orientación política, un
comportamiento uniforme o una sola filosofía de la vida. Ahora tiene la tremenda
responsabilidad de ejercer una crítica sabia para hacer las opciones más acertadas.
Su mérito, sin duda, será mayor, pero así son de grandes los riesgos de escoger,
acorralado por las alternativas rutas que pueden frustrar la legítima búsqueda de su
destino humano y divino.
d) La familia revistió en la sociedad agraria un carácter semipatriarcal con su amplia
red de relaciones de parentesco, había ofrecido al individuo en aquella sociedad de
tipo familista un ambiente cálido y un apoyo integral que le hacía sentirse fuerte ante
las vicisitudes de la vida. Esa familia queda reducida en la nueva civilización al
estrecho y transitorio círculo de la familia nuclear, cuyos miembros, rara vez, se
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
127
logran reunir y cohesionarse alrededor del hogar, debido a las exigencias de la
educación, del trabajo, del compromiso profesional, político o cultural. En conse-
cuencia, la mujer y el joven de ambos sexos, que ya habían perdido la protección del
control social de su pequeña comunidad, quedan también sin la protección de los
cálidos muros de su familia. Lo que en realidad sucede es que esos seres humanos
han tenido que iniciar muy temprano en su vida el uso responsable de la libertad
dentro de una sociedad pluralista que se ve invadida por culturas extrañas y sometida
al aluvión de estímulos importados que inducen conductas antisociales promovidas
por intereses mercantilistas tan dados a apelar a las bajas inclinaciones del ser
humano.
4. VALORIZAR LA NUEVA SOCIEDAD URBANO-INDUSTRIAL
No sin temor pastoral me pregunto si esa nueva civilización que pretende liberar al
hombre, no está sentando las condiciones de su propia rápida destrucción. ¿Será
capaz el individuo, aprovechando la riqueza de recursos materiales, científicos y
culturales que esa sociedad le ofrece de ejercer sabiamente su juicio selectivo y usar
responsablemente su libertad en esa sociedad pluralista? Esa nueva civilización
traicionará su destino histórico si no la informa pronto el mismo espíritu del
Evangelio, que animó la sociedad agraria de ayer. Para ello es necesario que, lejos de
tirar por la borda los principios originados de ese Evangelio, realice la necesaria
"conmutación de sus valores" para que tengan tanta vigencia en la sociedad urbano-
industrial como la tuvieron en 1a sociedad agraria anterior. ¡He aquí el reto de
nuestra tarea evangelizadora! Haré sobre eso unas observaciones.
a) Advirtamos, en primer lugar, que la Iglesia, lejos de oponerse al proceso de
indus-
trialización y urbanización, factores principales de la transición social que estamos
viviendo considera ese proceso como una prolongación de aquella parte de la
crea-
ción encomendada al hombre, pues, como lo afirma Pablo VI: "La creación entera
es para el hombre, quien tiene que aplicar su esfuerzo inteligente para valorizarla
y, por su trabajo, perfeccionarla, por decir así, poniéndola a su servicio:
(Populorum
Progressio, 22).
Por tanto, podemos afirmar que los pensadores y técnicos los obreros y los
labradores, los empresarios y todo promotor del desarrollo de nuestro país deben
sentirse cooperadores de Dios en cada esfuerzo que hagan por modernizar nuestra
productividad, nuestra organización social, nuestras vías de comunicación y
transporte y nuestro tenor general de vida. Sólo que es necesario definir bien para
qué y para quiénes se prosigue el crecimiento material. Nos advierten los
Documentos de Estudio para la Conferencia de Puebla que "esa nueva civilización
debe lograr efectivamente la supresión de la pobreza, en condiciones generales de
participación y justicia desde una base de jerarquía de valores que sostenga la calidad
de la vida: una civilización donde sea imposible la convivencia del despilfarro y la
miseria" (244).
b) Como segunda observación, habré de declarar enfáticamente que esa calidad de
vida sólo se alcanzará si el espíritu del evangelio llega a vivificar esa nueva
civiliza-
ción. Rechazo el error de creer que lo "sagrado" es una característica exclusiva de
la sociedad agraria y que lo "sagrado" queda eliminado por la ciencia y la tecnolo-
gía de la sociedad urbano-industrial. Esta civilización traicionaría al hombre, al
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
128
que
dice servir si no cuenta también con lo "sagrado" como ingrediente esencial. Nos
advierten aquellos documentos que el hecho de "que desaparezcan las
modalidades
agrarias de vivir y expresar lo sagrado, no significa que no sean posibles nuevas
formas de vivirlo en la sociedad urbano-industrial" (237). Me permito aclarar: por
"lo sagrado" entendemos la inserción efectiva de Dios en la vida del hombre,
tanto en su manera de interpretar el mundo y la existencia humana como en la
forma de hacer a Dios presente en ese mundo por el amor al hermano.
c) Como tercera observación y consecuencia de las otras dos, expresaré mi convicción
de que aquella calidad de vida y esta presencia de Dios en la nueva sociedad se
debe buscar por la vigencia renovada de la esencia de aquellas virtudes y cua-
lidades que el pueblo costarricense desarrolló y vivió en la etapa agraria de su
evolución histórica. ¿Acaso no podemos crear ambientes apropiados de relaciones
primarias entre los individuos, agobiados por la civilización urbana, dándoles en
esos ambientes significados de nobleza personal? ¿Acaso no podemos robustecer
los extensos lazos de familia y vivificarlos con el amor para que la familia sea, en
todo momento fuente de fuerza moral y compensación espiritual para el
individuo? Son éstos retos nuevos para nuestra imaginación apostólica. ¿Acaso no
podemos conseguir que el funcionamiento de la justicia social, que
afortunadamente regula las relaciones laborales, no se inspire también en las
leyes de la caridad para establecer entre patronos y obreros la conciencia de una
tarea común que se asume con amor? ¿Acaso no podemos, para ser tolerantes y
joviales, tratarnos como "prójimos" al encontrarnos en las aglomeraciones del
mercado, del estadio, de la playa, o en las congestiones de tráfico en las ciudades
o la carretera? ¿Acaso no podemos ser hospitalarios y joviales en nuestros
contactos diarios para que éstos, libres de vulgaridad, se inspiren en la nobleza?
¿Acaso no podemos ser sinceros, honestos e hidalgos en las diarias transacciones
de la vida de los negocios? ¿Acaso no podemos ser sobrios, laboriosos, frugales
como condición para crear el ahorro indispensable para el desarrollo del país?
Este es otro reto a la imaginación apostólica y muy especialmente a nuestros
sistemas de educación.
"La Costa Rica de hoy", con todo el envanecimiento de su progreso debe inspirarse en
los mismos principios perennes que animó a la "Costa Rica de ayer", cuyos valores
tienen todavía su eficacia para hacer funcionar cualquier tipo de civilización al servicio
del hombre. Es necesario renovar lo viejo con lo nuevo y garantizar la calidad de lo
nuevo con lo viejo de eterno valor humano. Como lo pedía la Conferencia de Medellín,
debemos ejercitar "la vocación latinoamericana de aunar en una síntesis nueva y
genial, lo antiguo y lo moderno, lo espiritual y lo temporal, lo que otros nos
entregaron y nuestra propia originalidad" (Medellín, Intr. 7).
Abracemos sin temores la nueva sociedad urbano-industrial en la que nos toca ejercer
nuestro apostolado. Propongámonos humanizarla y divinizarla para que sea nuestra
sociedad modernizada la que se acerque a Dios, según la grave advertencia que nos
hacen los Documentos de Puebla de que "Dios está a la misma distancia de todas las
épocas, aunque no todas las épocas se ponen a la misma distancia de Dios" (227).
II. INSERCIÓN DE CRISTO EN LA NUEVA CIVILIZACIÓN
1. MISIÓN DE LA IGLESIA
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
129
Cabe preguntarse ahora si el hombre costarricense puede encontrar en la fe y en la
teología orientaciones precisas y recursos eficaces para lograr su armónico desarrollo,
material y espiritual, en este nuevo tipo de sociedad pluralista en la que se pone a
prueba su capacidad para hacer opciones acertadas entre muchas alternativas y su
responsabilidad para el uso espontáneo de la libertad.
La respuesta doctrinal a esta pregunta es obvia; la realización cotidiana de esa res-
puesta es ardua. Exige convicciones muy profundas sostenidas por una voluntad muy
sincera de superación. La respuesta es Cristo de perenne vigencia en la humanidad
como se dice en la Carta a los Hebreos, al afirmarse que Cristo es "el mismo, ayer,
hoy y siempre" (Cap. 13, y. 8). La Iglesia tiene la misión divina de presentarlo a los
pueblos de todas las épocas y de todas las culturas como "el Camino, la Verdad y la
Vida".
Evangelizar a un pueblo significa, para la Iglesia, insertar a Cristo en su cultura, lo
que exige que los seres humanos que la vivan se ajusten al mensaje de palabra y
vida que Cristo les dio. En consecuencia, significa que en el grado en que los
integrantes de una sociedad vivan esos valores evangélicos, la cultura, que es el
producto de su quehacer colectivo puede llegar a ser una cultura favorable al
desarrollo integral del hombre. Así cualquier civilización, donde eso ocurra, se
convertirá en una civilización de amor, de libertad y de justicia.
Por eso es que el hombre costarricense, que ayer se inspiró en Cristo para producir
aquellas bellas cualidades que examinamos antes, puede ahora volver a la misma
fuente de inspiración y energía para poner en práctica esas virtudes y valores
debidamente adaptados a las nuevas modalidades de vida. Es el mismo mensaje que
pide al hombre mantener una relación filial hacia Dios Padre y una relación fraternal
hacia el otro ser humano concebido como prójimo.
Es ese Cristo el modelo de conducta humana y maestro para la vida de las
sociedades. Á todos exige el amor para triunfar del egoísmo, a todos predica la
libertad en su más pleno significado: "libertad para hacer la voluntad del Padre;
libertad para amar a los pecadores, a los enemigos; para curar a los enfermos, para
liberar a los esclavizados. Nada verdaderamente humano está ausente de Jesús, pero
lo humano tiene en El una grandeza insospechada" (Documentos de Estudio para la
Conferencia de Puebla, 45). Ese mismo Cristo es el que declara "que tiene compasión
de las multitudes porque tienen 'hambre™. Es El quien anuncia el "Sermón de la
Montaña" y proclama contra la sabiduría del mundo sus Bienaventuranzas y castiga a
los hipócritas y a los conculca-dores de la justicia.
No hay que extrañarse, pues, que la misión de la Iglesia sea evangelizarnos a Cristo
para que la nueva civilización de la "Costa Rica de hoy" pueda servir de ámbito para
la liberación de "todo el hombre y de todos los hombres".
2. TAREA DEL CRISTIANO
Pero esa Iglesia somos todos. Somos el pueblo de Dios que genera su propia cultura
cristiana, a partir de los logros positivos de toda civilización. Por tanto, es tarea de
todo cristiano tomar parte, desde la plataforma de los valores predicados y
simbolizados por Cristo, en la construcción de la nueva sociedad. La dignidad y la
vocación del hombre son puestos de relieve desde las primeras páginas de la Biblia
(Gén. 1, 2). El hombre ha sido hecho a "imagen y semejanza de Dios", llamado al
diálogo y a la amistad con su creador. Debe colaborar con Él en la continuación de su
obra en la transformación del mundo (Gaudium et Spes, 57). De allí se desprende el
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
130
sentido del trabajo y de todo interés para el desarrollo de la ciencia y de la técnica al
servicio del hombre.
Todos somos llamados a vivir el encuentro con el prójimo, que es, a la vez, un
encuentro con el Señor. Pablo VI dijo a los campesinos de Colombia en 1968: "Jesús
mismo nos ha dicho en una página solemne del Evangelio que cada hombre doliente,
hambriento, enfermo, necesitado de compasión y ayuda es Él, como si Él mismo
fuese ese infeliz, según la misteriosa y potente sociología evangélica, según el
humanismo de Cristo".
Nos dice Pablo VI: "Cuantos más cristianos haya impregnados del Evangelio respon-
sables de estas realidades y claramente comprometidos en ellas, competentes para
promoverlas y conscientes de que es necesario desplegar su plena capacidad
cristiana, tantas veces oculta y asfixiada, tanto más estas realidades, sin perder o
sacrificar nada de ese coeficiente humano, al contrario, manifestando una dimensión
trascendente frecuentemente desconocida, estarán al servicio de la edificación del
Reino de Dios y por consiguiente de la salvación en Cristo Jesús" (Evangelii Nuntiandi
70).
Para que el cristiano pueda realizar esta tarea debe intensificar su sentido de fe y
debe ampliar las proyecciones de su amor al hermano. Es la fe en un Dios, Señor de
la Historia, que nos salva dentro de esta historia y que invita al hombre a leer sus
designios a la luz del Evangelio, de los acontecimientos diarios y a ponerlos en
práctica en la medida de sus posibilidades. Esa fe es don de Dios; pero también es
respuesta generosa del hombre. Ella permitirá al costarricense de hoy, encontrar la
presencia de Dios en medio del vértigo de la vida moderna y de las tensiones de la
sociedad urbano-industrial.
III. CONSIDERACIONES PASTORALES
Procederé ahora a dar algunas pautas generales para la acción evangelizadora que la
Iglesia debe emprender con urgencia a fin de lograr que los cambios sociales,
analizados antes, nos permitan forjar una "civilización del amor", según la frase feliz
de Pablo VI. Esta acción reviste especial importancia en la Arquidiócesis de San José,
por cuanto es en su jurisdicción donde se da la mayor concentración de población y se
manifiestan, en mayor grado las consecuencias de la transición social que hemos
venido analizando.
1. RECURSOS PARA EL APOSTOLADO
La Arquidiócesis de San José cuenta con una gran riqueza de recursos de orden
humano y de orden material, suficientes para desencadenar un dinamismo
evangelizador a todos los niveles y con posible repercusión en todo el país.
Los seglares en número cada día más creciente van tomando, cada vez conciencia
más clara, de su misión apostólica y de su compromiso cristiano en la Iglesia y en el
mundo. Cada vez en mayor número procuran asumirlo con responsabilidad propia y
con una mayor cultura general y específicamente teológica.
Los movimientos apostólicos, tan florecientes en esta Arquidiócesis, manifiestan, cada
día con mayor insistencia, su decisión de incorporarse a un trabajo efectivo de
pastoral de conjunto.
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
131
Las comunidades religiosas, concentradas en su mayoría a lo largo del Valle Central
aceptan con mayor convicción la necesidad de insertarse directamente en la vida pas-
toral arquidiocesana.
Por otra parte, los sacerdotes se muestran más preocupados por renovarse y se dedi-
can a la búsqueda de formas nuevas de evangelización como respuesta a
modalidades nuevas de la sociedad que hay que evangelizar. Es alentador observar
sus iniciativas y sus ensayos metodológicos para su trabajo pastoral. Con un poco
más de coordinación dentro de programas mejor articulados, esas iniciativas y esos
ensayos representarían energías de extraordinario valor. He llegado a constatar en
mis frecuentes visitas a tantas parroquias, al celebrar el sacramento de la
confirmación, esta realidad, encontrándome con la debida preparación de los padres
de familia, padrinos y confirmandos. Esta labor apoyada por la tenaz acción
catequística de sacerdotes y fieles, nos da mayor seguridad de que la acción del
Espíritu Santo penetrará profundamente a la nueva sociedad para llevarla a girar
alrededor de la fe y el amor.
Si lográramos canalizar todos estos recursos en un esfuerzo común en la
Arquidiócesis estaríamos imprimiendo un dinamismo pastoral tan intenso que
contribuiría muy efectivamente a la instauración del Reino de Cristo en el país entero.
2. ALGUNOS OBSTÁCULOS
No obstante lo anteriormente dicho, pueden constatarse una serie de problemas que
impiden un crecimiento y madurez en la fe de nuestros cristianos.
El gran obstáculo, con que tropezamos en nuestras comunidades cristianas, es la
ignorancia y falta de profundidad en el conocimiento de los elementos fundamentales
del mensaje cristiano, capaz de llevar a un verdadero compromiso y vivencia de fe.
Como consecuencia evidente notamos una creciente indiferencia religiosa con una
tendencia secularista que lleva, en no pocos casos, a la no-creencia y al consiguiente
peligro de concebir un desarrollo social, económico y político sin la presencia de Dios.
otros, llevados por la ignorancia, la ingenuidad, la curiosidad o hasta por una buena
intención, se refugian en movimientos importados de naturaleza sectaria, de carácter
esotérico o de origen oriental. Todo esto produce confusiones y deserciones de la fe.
3. MEDIDAS NECESARIAS
Se impone, por lo tanto, como necesidad urgente para detener tantas amenazas a
nuestra fe, la creación de medios adecuados para una educación y profundización en
la fe a todos los niveles.
Urge también una promoción y formación de líderes y educadores capaces de desem-
peñar los diversos ministerios con un profundo sentido de Iglesia y de unidad en la
diversidad de funciones y dones para ejercer eficazmente la misión eclesial.
Tales objetivos no se podrán conseguir sin aspirar a una pastoral orgánica que tanto
se reclama hoy en día para superar toda actividad individualista, paralela o
contrapuesta. Es tiempo de pensar seriamente en una pastoral planificada, como
respuesta concreta a las necesidades de salvación que tiene el hombre costarricense
en medio de los riesgos que le presente el pluralismo cultural de nuestra nueva
sociedad.
4. RELIGIOSIDAD POPULAR
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
132
Nuestros fieles expresan su fe mediante formas tradicionales y devociones que
reciben el nombre de religiosidad popular. Esta religiosidad popular está sustentada
por grandes valores, que deben orientarse y desarrollarse para aprovecharlas en un
proceso de madurez y crecimiento en la fe. Nos advierte el Papa Pablo VI que: "esa
religiosidad popular tiene ciertamente sus límites... pero cuando está bien orientada
puede ser, cada vez más, para nuestras masas populares un verdadero encuentro con
Dios en Jesucristo" (Evangelii Nuntiandi, 48).
5. PASTORAL FAMILIAR
La familia cristiana está llamada a dar su aporte en la búsqueda de una nueva
sociedad y en la construcción de la Iglesia. La familia tiene como misión la de ser
"formadora de personas, educadora en la fe y promotora en el desarrollo". Es
necesario un cuidado y atención esmerados a la familia, como base de la sociedad y
como "Iglesia Doméstica", donde el hombre, angustiado por las tensiones de una
sociedad masificada, puede encontrar un sistema de seguridad y de identidad
personal y de seguridad espiritual. Allí debe crearse el ambiente adecuado donde se
acrisolen el amor a Dios y a los hombres y se echen las bases firmes de la educación
integral de las personas.
6. PASTORAL JUVENIL
De máximo interés y de una especial atención en la Arquidiócesis debe ser la
juventud ya que constituye el sector más numeroso y por su influencia definitiva en el
desarrollo social. Los jóvenes son en verdad, los más tesoneros forjadores y serán
también los beneficiarios o las víctimas de la "Costa Rica de mañana".
Me angustia, en gran medida, la facilidad con que cierto sector de la juventud cae en
el consumo de drogas que degradan y anulan la personalidad humana y convierten al
individuo en fácil presa de manejos inescrupulosos que pueden llegar a atentar contra
los más sagrados principios.
Una pastoral juvenil, impulsada tenazmente y coordinada con prudencia, debe cubrir
a los jóvenes en la universidad, en los colegios, en los campos del quehacer agrario y
las esferas del deporte y de la recreación. Donde quiera se encuentre el joven allí
tiene que llegar Cristo con su extraordinario dinamismo de líder para las juventudes
nobles, soñadoras y heroicas.
7. PASTORAL OBRERA Y CAMPESINA
Dos objetivos debe cubrir la pastoral obrera y campesina: primero, hacer que el
obrero industrial, el empleado público y el trabajador del campo logren adquirir una
alta conciencia de su relación con Cristo y de su participación en la vida del "Pueblo
de Dios" y en ejercicio del amor a su hermano; segundo, asistir al obrero, empleado
público y campesino en su esfuerzo por mejorar sus condiciones de vida por medio de
una más justa participación del ingreso nacional en el convencimiento de que no hay
demanda justa de la clase trabajadora que no se pueda hacer desde la anchurosa
plataforma del cristianismo sin necesidad de recurrir a planteamientos ideológicos
que, a la larga, traicionan la genuina liberación del hombre.
Esta pastoral debe encargarse de la promoción del apostolado espiritual entre los tra-
bajadores, de una acción sindical efectiva para la realización de la justicia social y de
esquemas cooperativistas hacia la meta de la promoción económica por acción propia
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
133
de los interesados. No podrá ignorar esta pastoral las angustiosas situaciones del
hombre sin tierra en busca de tierra.
8. ORGANISMOS COORDINADORES Y ORIENTADORES
Se comprenderá que para todos estos tipos de pastoral y para otros más, que segura-
mente se irán desarrollando, como, por ejemplo, la pastoral para las élites intelectua-
les, se requiere la existencia de órganos coordinadores y orientadores, atendidos por
personas de especial preparación y sobre todo de verdadero compromiso con la tarea
evangelizadora. Una de las principales tareas de esos organismos será canalizar y
apoyar las iniciativas de acción que, a menudo, conciben muchos sacerdotes,
religiosos y fieles, quienes, por carecer del apoyo formal de las autoridades
eclesiásticas y a veces por encontrar resistencia y rechazo, se frustran, se amargan y
lamentablemente a veces abandonan su compromiso con Cristo. Otra tarea de estos
organismos será coordinar su acción con los organismos del Estado y otras iniciativas
particulares.
9. ESQUEMAS DE PREOCUPACIONES
He querido mencionar solamente algunas líneas pastorales que durante mi servicio
como Administrador Apostólico de la Arquidiócesis me han llamado más la atención y
ameritan, a mi juicio, una reflexión seria y una búsqueda de soluciones para dar una
respuesta al "Pueblo de Dios".
No he pretendido formular un proyecto ni un programa de acción pastoral. Sólo me he
limitado a delinear un esbozo de mis preocupaciones abierto al Pastor que el Espíritu
Santo juzgue ha de guiar en el futuro los destinos de esta porción del "Pueblo de
Dios" en Costa Rica.
IV. CONCLUSIÓN
Que este mensaje despierte entre todos el deseo de hacerse presente en espíritu a los
grandes acontecimientos con que Dios nos visita: La Tercera Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano y la presencia de su Santidad Juan Pablo II en esa au-
gusta asamblea. unámonos en plegaria de alabanza a Dios y en peticiones porque son
grandes los dones que de Él estamos recibiendo y apremiantes las necesidades de
una verdadera evangelización de nuestra América Latina.
Espero que mis modestas reflexiones sobre las responsabilidades de la Iglesia y del
cristiano en la tarea de insertar a Cristo en nuestra nueva sociedad nos muevan a
todos a la acción evangelizadora que construirá sobre los progresos materiales tan
apreciados, una "civilización del amor" que sea expresión efectiva del Reino de Dios
entre nosotros.
Pongo bajo la protección de María, Madre de la Iglesia y Estrella de la Evangelización,
invocada bajo el título de Reina de los Ángeles, Patrona nuestra, los esfuerzos y
desvelos de todos los que en alguna forma, están contribuyendo a que la Iglesia sea
el signo de la unión con Dios y de los hombres entre sí para continuar caminando con
esperanza hacia el Padre.
Ruego a los señores Curas Párrocos se sirvan leer o comentar, en la forma en que
crean más conveniente, este Mensaje Pastoral en las Asambleas del Pueblo de Dios o
en otras reuniones de acción pastoral durante los próximos días.
t ENRIQUE BOLAÑOS Q.
134
Á todos los amados hijos de la Arquidiócesis de San José envío mi bendición y mi
afecto pastoral.
Dado en la Curia Metropolitana, San Jose, Costa Rica, a los veinticuatro días del mes
de enero de mil novecientos setenta y nueve.
t Enrique Bolaños Quesada
Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de San José.
19. EVANGELIZACIÓN Y REALIDAD SOCIAL DE COSTA RICA CARTA PASTORAL
COLECTIVA*
1. PREÁMBULO: UNA PERSPECTIVA Y UN LLAMADO
1.1. Los signos de los tiempos anuncian a la humanidad una hora de crisis, la cual
podría, según la elección de los pueblos, o degenerar en un desastre o convertirse en
oportunidad brillante para su superación sin precedentes. Ante estas dos
posibilidades, el cristiano contempla el panorama de la historia y del momento
presente desde la optimista posición del Cristo, que pasando por la Cruz triunfa
gloriosamente por su resurrección.
1.2. Con la experiencia de un pasado y la constatación de un presente, muchas veces
doloroso, particularmente para las inmensas mayorías, el cristiano debe consagrarse
a la tarea de repensar o reafirmar las definiciones fundamentales sobre la sociedad,
el hombre, el mejor ordenamiento y uso de los bienes dados por el Creador, y las
formas de convivencia humana, que se van a legar a las generaciones del siglo XXI,
destinado a presenciar un desarrollo tecnológico y científico de dimensiones y
proyecciones ahora apenas imaginables.
1.3. No por elección personal, sino por el amoroso designio del Señor de la Historia,
nos corresponde ejercer el episcopado, a dos décadas de distancia del final de un
siglo, que lleva las hondas cicatrices de dos guerras mundiales, de muchas otras
parciales pero no menos desgarradoras, de convulsiones y tensiones sociales y
culturales profundas, todo lo cual, como saldo positivo, ha hecho surgir en la
conciencia de la humanidad, la exigencia imperativa y ya generalmente aceptada, de
trabajar por un mundo mejor en el cual todos los hombres puedan lograr su
liberación integral.
1.4. Esta circunstancia histórica adquiere para nosotros una significación aún más
apremiante por cuanto nos cupo el honor de asumir allá en Puebla de los Ángeles de
México, junto con los demás hermanos del Episcopado Latinoamericano y bajo la
inspiración de su Santidad Juan Pablo II, el compromiso de dedicarnos con denuedo a
construir para el pueblo de Dios de nuestra querida Costa Rica, y para cuantos con
nosotros conviven, una "civilización del amor, inspirada en la palabra, en la vida y en
la donación plena de Cristo, y basada en la justicia, la verdad y la libertad"
(Preámbulo del Mensaje de Puebla, No.8).
1.5. Los recursos de la fe permiten al cristiano la audacia de proyectar su mirada más
allá de su inmediata etapa histórica para contemplar vigente en el futuro, un "sistema
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
135
social" en el que se comience a realizar la gloriosa visión escatológica de una "tierra
nueva y cielos nuevos" (Isaías 65, 17; Apocalipsis 21,1).
Esta esperanza, al contrastarla con lo que vemos a nuestro alrededor, nos
estimula para actuar de tal manera, que podamos lograr en los umbrales del
nuevo siglo, las primicias del Reino de Dios.
1.6. Esta ha de ser la tarea de todos. Por eso hemos creído oportuno y necesario, en
esta coyuntura histórica en la que nos coloca la Divina Providencia, dirigir un llamado
a todo el pueblo de Dios para que pueda en estrecha comunión y amplia
participación, asumir la tarea evangelizadora en orden a la construcción de una
sociedad nueva en la que se eliminen los obstáculos que impiden la acción liberadora
de la gracia divina, en especial el de la injusticia social.
1.7. Este llamado aspira a congregar en una sola familia a toda la Iglesia en procura
de estos tres objetivos:
• Conformar una profunda unidad en la oración y reflexión que nos aliente en
las tareas;
• establecer un sincero y fraternal diálogo de las comunidades cristianas
sobre el papel que la Iglesia ha de cumplir en Costa Rica en este período, ante los
apremiantes problemas de la sociedad; y
• emprender una acción esforzada por la que todos, según su propia función
y trabajo, hagan presente la acción evangelizadora de la Iglesia, en los diferentes
sectores y niveles de la vida nacional, para la edificación del Reino de Dios.
1.8. Anhelamos que este llamado trascienda los linderos de nuestra familia eclesial y
llegue a otros grupos y personas de buena voluntad, que, ya sea bajo el signo
de Cristo o movidos por su sincero amor a la justicia, estén dispuestos a aceptar
nuestra invitación.
2. UNA REALIDAD SOCIAL POR EVANGELIZAR
2.1. La cuestión social, que durante tanto tiempo se circunscribía a los aspectos de
justicia y caridad en las relaciones obrero-patronales, se ha convertido, actualmente,
en la inaplazable demanda de los pueblos por "la liberación de todo el hombre y de
todos los hombres" (PP. 14). Con la misma solicitud con que la Iglesia se ocupó antes
de la cuestión social, hoy debe y quiere comprometerse con la transformación de una
sociedad que deberá ser capaz de ofrecerle a todos sus miembros condiciones de vida
que les permitan realizar, con plenitud, su filiación divina. No podemos sustraernos a
esa tarea sin ser infieles a nuestro compromiso de construir el Reino de Dios,
expresado como la civilización del amor.
2.2. Constatamos, con dolor, en nuestra patria, una realidad social en la que no se
dan todos los elementos para que funcione esa civilización del amor, al no cumplirse,
satisfactoriamente, el plan de Dios, según lo define Pío XII, quien proclamó, como eje
central de todo orden social justo, el que "los bienes creados por Dios para todos los
hombres lleguen con equidad a todos, según los principios de la justicia y de la
caridad" (Sertum Laetitiae).
Esto quiere decir que, en una sociedad que se precie de cristiana, no debe haber
ni un solo ser humano, -niño, hombre o mujer-, que carezca de los medios
necesarios para satisfacer, en forma decorosa, sus necesidades fundamentales.
2.3. Aplaudimos con gozo, los esfuerzos que se han realizado en nuestra patria, para
proporcionar a muchos sectores de la población un mejoramiento efectivo de sus
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
136
condiciones y oportunidades de vida. Pero el cumplimiento de nuestra tarea
evangelizadora nos pone en contacto con amplios sectores de esa población menos
favorecidos, cuyas privaciones, angustias e inseguridad, tenemos el deber de
denunciar. Invitamos a todos los cristianos, y especialmente a quienes ejercen las
responsabilidades de conductores de la política nacional y de la opinión pública, a
reflexionar sobre el significado de algunas estadísticas, que han venido a ser del
conocimiento general, por cuanto tras ellas se descubren dolorosos dramas humanos.
2.4. Las estadísticas sobre los fenómenos sociales de nuestra población son escanda-
losamente condenatorias. La expresión estadística que mejor lo refleja es el dato de
que, aproximadamente, un tercio de la población costarricense, vive en estado de
extrema necesidad, es decir, viven en la miseria.
Eso es, sin duda, una grave negación del Reino de Dios y, con razón, es
calificado en el Documento de Puebla, como el "pecado social, de gravedad
tanto mayor por darse en países que se llaman católicos y que tienen la
capacidad de cambiar" (Puebla, 28). La condición de vida de esos grupos
marginados es la expresión extrema de lo que los científicos sociales llaman
"brecha social entre ricos y pobres", fenómeno que en aquel Documento
denunciamos, "a la luz de la fe, como un escándalo y contradicción con el ser
cristiano" (ibidem). Ese escándalo adquiere contornos candentes al contrastarlo
con la ofensiva ostentación de superabundancia en que viven unas minorías
privilegiadas, entre las cuales, no obstante que muchos de sus integrantes se
proclaman creyentes cristianos, no parece existir la sensibilidad humana
suficiente para comprender, que están manteniendo y usufructuando un orden
social injusto que debe ser rectificado desde sus mismas raíces.
2.5. Con ser grave nuestra preocupación por nuestros hermanos sumidos en la po-
breza extrema no debemos excluir de nuestra solicitud pastoral a aquellos otros
sectores populares constituidos por los asalariados, por los pequeños empresa-
rios de la agricultura, la industria y el comercio, todos los cuales experimentan
la
asfixiante situación económica y la angustiosa realidad social a que los someten
fuerzas y mecanismos que, carentes de un auténtico humanismo, sirven al
egoís-
mo materialista y al desenfrenado afán de lucro.
Reflexionamos en lo que para muchos significa el espectro del desempleo
ocasional, la dura perspectiva del inquilinato que pesa cada vez más sobre el
ingreso normal de la familia y el creciente costo de la vida agravado por la
inflación.
Las situaciones críticas inesperadas de salud que exigen gastos y restringen in-
gresos; la amenaza a la estabilidad y unidad del hogar a causa de los desplaza-
mientos de sus miembros a los mercados de trabajo, las deudas contraídas con
intereses de usura, la lentitud de las acciones judiciales cuyos procesos exigen
cada día costos más altos. El campesino agobiado por la "desesperanza de poder
jamás obtener participación alguna en la propiedad de la tierra y, por tanto,
sujetos para siempre a la condición de propietarios pauperizados" (Q.A., 58).
2.6. Por presentar una violación del plan divino en la creación y destino de los bienes
materiales, toda esta realidad social exige nuestra evangelización ya que "nues-
tra misión de llevar a Dios a los hombres y los hombres a Dios, implica también
construir entre ellos una sociedad más fraterna" (Puebla, 90). Esa realidad social
"exige conversión personal y cambios profundos de las estructuras que
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
137
respondan
a las legítimas aspiraciones del pueblo hacia una verdadera justicia social" (Pue-
bla, 30).
Se trata de una conversión de todos hacia un sentido exacto de justicia y a una
mayor conciencia y responsabilidad social tanto de los de arriba como de los de
abajo, de los que usufructúan la injusticia existente y de los que son sus vícti-
mas. Existe el cumplimiento de ineludibles responsabilidades sociales tanto para
el empresario como para el trabajador, para los grupos privilegiados y para los
grupos populares, pues tanto violan la ley de la justicia y de la caridad aquellos,
al mantener mecanismos de explotación a su beneficio, en el proceso de
producción, distribución y despilfarro de los bienes, como éstos cuando pierden
los hábitos de laboriosidad, de previsión y ahorro, de disciplina y de afán de
superación. Debemos insistir, por tanto, que el simple cambio de las
estructuras, de nada serviría si no tiene lugar también la conversión personal de
todos hacia la justicia y la responsabilidad social.
2.7. Hay semillas de esperanza como aspecto consolador de esa realidad por evan-
gelizar. Cada día mayor número de dirigentes de la vida pública van expresando,
aunque en distintos grados de convicción y afectividad, la necesidad de "buscar
opciones, cada vez más conformes con el bien común y las necesidades de los
más débiles" (Puebla, 525). Va aumentando el número de estudiosos serios que
se dedican a elaborar análisis más acertados de la realidad nacional, apuntando
con mayor precisión hacia las causas reales de la injusticia. Como consecuencia,
las nuevas generaciones, los jóvenes llenos de idealismo y espíritu crítico, van
tomando una mayor conciencia del predominio del "pecado social" que debe ser
erradicado (Puebla, 20). Poco a poco, al lado de los mecanismos de injusticia
han
ido surgiendo otros de solidaridad y justicia, que aunque necesiten ser perfec-
cionados en su concepción y en su operación, son un signo de cambio que todos
esperamos.
3. LA IGLESIA EVANGELIZA LA REALIDAD SOCIAL
3.1. Con dolor hemos constatado que, aun entre algunos círculos católicos de vida
de-vocional intensa, hay quienes, generalmente en condiciones económicas
prósperas hacen resistencia a las exigencias de justicia que les está planteando
la Iglesia y hasta llegan a cuestionar su capacidad y derecho para orientar las
relaciones económicas en la sociedad, so pretexto de su carácter altamente
técnico. Los Sumos Pontífices y las Conferencias Generales del Episcopado
Latinoamericano de Medellín y Puebla, han reivindicado para la Iglesia y más
precisamente para el Pueblo de Dios, no sólo el derecho sino también el deber
de contribuir con sus orientaciones y sus acciones a instaurar un orden social
justo. En Puebla los Obispos de América Latina aceptamos esa tarea de la
Iglesia como esencial e inaplazable en la evangelización de este Continente
bautizado, pues consideramos que nos corresponde, por exigencia de nuestro
servicio a los pueblos que buscamos redimir, la obligación de hacernos "voz de
quienes no pueden hablar o son silenciados" en sus angustias, esperanzas y
aspiraciones (Puebla, 24).
3.2. Ha hecho la Iglesia una opción a favor de los pobres y oprimidos, pues al optar
por la justicia, se encuentra defendiendo a aquellos contra los cuales más grave-
mente y por más tiempo ha sido violada esa justicia. Creemos que con esta
opción
estamos contribuyendo más efectivamente al cumplimiento de la era mesiánica
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
138
anunciada por el profeta Isaías (Cap. 11, 1-9) y proclamada, en la aurora de
nues-
tra redención, por la Madre del Redentor al cantar en el Magníficat: "Derribó a
los
potentados de su trono y ensalzó a los humildes. A los hambrientos los llenó de
bienes y a los ricos los despidió vacíos" (Luc. 1,52-53).
Esta opción por los pobres no supone, como contrapartida, el menosprecio, ni
menos el rechazo de los ricos. A los miembros del Pueblo de Dios, que gozan de
bienes de fortuna, la Iglesia les cubre con amorosa solicitud invitándolos a apro-
vechar su bienestar material para alcanzar más altos niveles en su progreso
espiritual, especialmente con el ejercicio del amor, la práctica de la justicia hacia
sus hermanos más necesitados. A ellos los invita a condenar, con ella, las
violaciones de la justicia social y contribuir con su ejemplo de acción, a
establecer un orden social más justo. Así lo hemos expresado en el Documento
de Puebla, al declarar que "la exigencia evangélica de la pobreza, como
solidaridad con el pobre y como rechazo de la situación en que viven la mayoría
del Continente, libra al pobre de ser individualista en su vida y de ser atraído y
seducido por los falsos ideales de una sociedad de consumo. De la misma
manera el testimonio de una Iglesia pobre puede evangelizar a los ricos que
tienen su corazón apegado a las riquezas, convirtiéndolos y liberándolos de esa
esclavitud y de su egoísmo" (Puebla, 1156). Así es como esperamos que el
Evangelio penetre las clases privilegiadas llamadas también a ocupar el puesto
que en el Reino de Dios merezcan de acuerdo con la parábola del Buen
Samaritano (Luc. 10, 30-37) y con los criterios establecidos por el mismo Cristo,
en el juicio final del hombre, a los buenos y a los malos (Mat. 25,
31-46).
3.3. No debe temer nadie que al cumplir nuestra acción evangelizadora en el campo,
vaya la Iglesia a interferir en la acción política partidista, en la acción propia de
los
poderes públicos o en los campos técnicos de la economía. Ante quienes tienen
competencia y responsabilidad en esos campos seguiremos insistiendo en que
su
conducta social es parte integrante de su seguimiento de Cristo (Puebla, 476).
Ante ellos no cejaremos de insistir sobre "los valores que deben inspirar la
política, interpretando en cada nación las aspiraciones de sus pueblos,
especialmente los anhelos de aquellos que una sociedad tiende a marginar"
(Puebla, 522).
Recordemos las esclarecidas palabras del Concilio Vaticano II cuando dice que
"la misión propia que Cristo confió a su Iglesia no es de orden político,
económico o social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente
de esa misma misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden
servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la Ley Divina"
(Gaudium et Spes,
42).
3.4. No es nuestra tarea proponer esquemas de organización social o modelos de
eco-
nomía presentándolos con carácter absoluto como si fueran ellos una exigencia
del Evangelio. Pero si es nuestro deber, que cumpliremos celosamente, estar
pre-
sentes en cada situación humana y social para llenar estas tres tareas propias
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
139
de
la evangelización de la Iglesia:
• Anunciar los principios y exigencias de la ética social en vista a promover el
establecimiento del bienestar de todos como condición indispensable de su promoción
espiritual;
• Denunciar toda violación de la justicia y de la caridad en detrimento de la
dignidad humana;
• Alentar y apoyar iniciativas de promoción de la justicia social que en sus
objetivos y en sus métodos se inspiren en los principios de la ética social cristiana.
3.5. Nuestro aporte para la liberación y promoción humana no es técnico, sino moral
y de fe. Está expresado en un "conjunto de orientaciones doctrinales y criterios de
acción", que constituyen la "Enseñanza Social de la Iglesia, cuya fuente se encuentra
en la Sagrada Escritura, la enseñanza de los Padres y Teólogos de la Iglesia y en el
Magisterio, especialmente de los últimos Papas" (Puebla, 472). "La finalidad de esa
doctrina es siempre la liberación integral de la persona humana en su dimensión
terrena y trascendente, contribuyendo así a la construcción del Reino último y
definitivo, sin confundir sin embargo progreso terrestre y crecimiento del Reino de
Cristo" (Puebla, 475).
3.6. Esta doctrina y sus postulados de razón y fe, suponen y conforman una visión
integral e integrada de Dios, el mundo y el hombre viviendo en sociedad. Como tal, la
doctrina social de la Iglesia se mantiene a distancia de ideologías que, según lo
afirmamos en el Documento de Puebla, han adquirido vigencia en América Latina, a
saber: el liberalismo capitalista, el colectivismo marxista y la Doctrina de la Seguridad
Nacional (Puebla, 542- 549). "La Iglesia quiere mantenerse libre frente a los opuestos
sistemas, para optar sólo por el hombre" (Puebla, 551). Aunque en cada una de esas
concepciones políticas pueden encontrarse algunos elementos positivos para el
desarrollo de nuestros pueblos, nos advierte Juan Pablo II que la Iglesia "no necesita
recurrir a sistemas e ideologías para amar, defender y colaborar en la liberación del
hombre: en el centro del mensaje de la cual es depositaria y pregonera, ella
encuentra inspiración para actuar en favor de la fraternidad, de la justicia, de la paz,
contra todas las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, atentados a la libertad
religiosa, opresiones contra el hombre y cuanto atente contra su vida" (Juan Pablo II,
discurso inaugural III, AAS LXXI, p. 199, Puebla,
552).
3.7. Observamos que los partidos políticos en nuestra patria, como signo alentador
de
la fisonomía cristiana de nuestro pueblo, han reclamado la filosofía social
cristiana
como fuente de inspiración para sus planteamientos ideológicos y
programáticos.
Sin embargo esta opción carecería de toda validez, si no se encontrara
respaldada por una profunda sinceridad. Pero advertimos que ningún partido
político puede pretender la representación exclusiva del pensamiento social
cristiano y, menos aún incurrir en el abuso intolerable de usar tal pretensión
como instrumento de política electoral.
Al respecto el Documento de Puebla explícitamente afirma que "ningún partido
político, por más inspirado que esté en la doctrina de la Iglesia, puede arrogarse
la representación de todos los fieles, ya que su programa concreto no podrá
tener nunca valor absoluto para todos" (Puebla, 523). Mayor provecho se
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
140
seguirá para la instauración de un orden social justo, si se estableciera como
común denominador de los partidos políticos, la aceptación efectiva de la
doctrina social cristiana para orientar su servicio al bien común, en vez de que
esa doctrina sea desgarrada en banderías políticas contrapuestas.
3.8. Para no errar en el uso y aplicación de la doctrina social cristiana es necesario
emprender su estudio y lectura dentro de las siguientes líneas:
• Las enseñanzas son progresivas y, por lo tanto, hay que comprenderlas en
su conjunto, en la forma como se han ido elaborando, ampliando y precisando su
contenido, en relación con la época a que corresponde cada etapa de su desarrollo.
• El contenido integral de la doctrina social de la Iglesia no debe ser desarti-
culado para presentarlo sólo en parte excluyendo, ignorando y negando las otras.
• La competencia de esa doctrina no se encuentra en el ámbito de la técnica
y de la ciencia, sino en el orden de la fe y la moral, pues dicha doctrina exige que el
"hombre económico" y el "hombre político" no se sustraigan de la totalidad integrada
del "hombre humano", sujeto de los valores éticos iluminados por el Evangelio.
3.9. En la Doctrina Social de la Iglesia "hay elementos de validez permanente que se
fundan en una antropología nacida del mismo mensaje de Cristo y en los valo-
res perennes de la ética cristiana; pero hay también elementos cambiantes que
responden a las condiciones propias de cada país y de cada época" (Puebla,
472;
Gaudium et Spes, nota 1). Esto exige una tarea de cuidadoso discernimiento y
por tanto, un análisis correcto de la situación del país y de sus diferentes
regiones
a la luz del Evangelio, para deducir principios, normas y directrices así como
para establecer opciones y compromisos a asumir, en comunión con el
magisterio eclesiástico y en diálogo con otros cristianos y hombres de buena
voluntad.
3.10.Para nadie en la comunidad cristiana es optativa la observancia de la Doctrina
Social de la Iglesia. Es parte esencial de la Ley de Dios y de la exigencia del
Evangelio. Su aplicación concreta es tarea comunitaria, pues todos los miembros
de la comunidad, cualquiera sea su nivel social, "han de ser no pasivos
ejecutores sino activos colaboradores de los Pastores a quienes aportan su
experiencia cristiana y su competencia profesional y científica" (Puebla, 473;
Gaudium et Spes, 42). Porque la instauración del Reino de Dios es tarea
comunitaria, "la comunidad cristiana, en unión con sus legítimos Pastores y
guiada por ellos, se constituye en sujeto responsable de la evangelización, de la
liberación y promoción humana" (Puebla, 474). Si "la Iglesia evangeliza, en
primer lugar, mediante el testimonio global de su vida (Puebla, 272), esto
demanda a cada comunidad eclesial que asuma el esfuerzo por constituirse en
"un ejemplo de modo de convivencia, donde logren aunarse la libertad y la
solidaridad. Donde la autoridad se ejerza con el espíritu del Buen Pastor. Donde
se ensayen formas de organización y estructuras de participación, capaces de
abrir camino hacia un tipo más humano de sociedad. Y sobre todo, donde
inequívocamente se manifieste que, sin una radical comunión con Dios en
Jesucristo, cualquier otra forma de comunión puramente humana resulta a la
postre incapaz de sustentarse y termina fatalmente volviéndose contra el mismo
hombre" (Puebla, 273).
4. TRES ÁREAS DE URGENTE EVANGELIZACIÓN
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
141
4.1. Pensamos que una Iglesia, que quiere ponerse en movimiento para responder al
llamado que el Espíritu de Cristo le dirige en la historia, debe empezar por crear una
dinámica comunitaria permanente de oración y reflexión en torno a los puntos
neurálgicos de nuestra vida social. Este movimiento colectivo será ya de por sí un
gran paso evangelizador: una Iglesia no indiferente, sino preocupada; no al margen
de la historia, sino fermento salvífico de la misma. Esta Iglesia que así se reúne para
reflexionar y dialogar será garantía de que "lo que importa es evangelizar no de una
manera decorativa, como barniz superficial, sino de manera vital en profundidad"
(EN, 20 cfr. Puebla, 303). Tal actitud nos conducirá a realizar la tarea, ya antes
señalada, que impuso Paulo VI a las comunidades cristianas locales respectivas (Cfr.
Octogesima Adveniens, 4): hacer de la Iglesia costarricense una Iglesia que, con su
análisis objetivo de la situación propia del país y con el esclarecimiento de la misma
mediante la luz del Evangelio, hace vigentes, y eficazmente operativas las
enseñanzas sociales de la Iglesia.
4.2. Dentro de este marco y en espíritu de comunión y participación, invitamos a
todos nuestros hermanos para que cada uno en su propio campo y según sus posibili-
dades, se una con nosotros en una reflexión de fe sobre los problemas sociales del
país que nos interrogan, pero de manera prioritaria, sobre tres temas que
consideramos claves en este momento: la responsabilidad social del desarrollo
costarricense, la situación de la clase obrera y la cuestión agraria y campesina.
Presentamos a continuación, como guías para esa actividad reflexiva, las líneas
fundamentales de las enseñanzas del magisterio social sobre cada uno de esos
temas.
5. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DEL DESARROLLO
5.1. Es innegable el avance y la transformación experimentada por Costa Rica en los
sectores de producción y vida, de manera especial desde la década de los cuarenta.
Todos estos cambios -que por lo demás, no son un hecho aislado, sino parte de un
intenso dinamismo del sistema económico mundial- han sido asociados en todo el
ambiente latinoamericano a una terminología y a un cuadro interpretativo
caracterizados por la palabra "desarrollo". El desarrollo se ha convertido en la
expresión de un anhelo profundo y globalizante de nuestros pueblos, calificados
según sea el punto de vista, como "subdesarrollados" o "en vías de desarrollo". En
esa línea se interpretan los avances y cambios experimentados y se plantean o
discuten nuevos rumbos a seguir.
5.2. Por eso resulta de particular importancia señalar los criterios del magisterio so-
cial, con miras a establecer pautas de orientación a fin de impulsar el desarrollo,
discerniendo de conformidad con una escala de valores cristianos, las posibles y
diversas maneras de enfocar el problema.
5.3. Es muy conocida la concepción de Pablo VI sobre el desarrollo, cuando lo
presenta como "el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos
humanas a condiciones más humanas" (PP, 20).
Señala el Papa (PP, 21) como condiciones menos humanas: las carencias mate-
riales de los que están privados del mínimo vital. Las carencias morales de los
que están mutilados por el egoísmo. Las estructuras opresoras que provienen
del abuso del tener o del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores
o de la injusticia de las transacciones. Y como condiciones más humanas:
remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario. La victoria sobre las
calamidades sociales. La ampliación de los conocimientos. La adquisición de la
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
142
cultura. El aumento en la consideración de la dignidad de los demás. La
cooperación en el bien común. La voluntad de paz. El reconocimiento por parte
del hombre, de los valores supremos y de Dios. La fe y la unidad en la caridad
de Cristo.
5.4. De lo anterior se desprenden los siguientes criterios básicos para enjuiciar el de-
sarrollo que vamos obteniendo:
• No es verdadero desarrollo el simple crecimiento económico y productivo.
• El verdadero desarrollo debe abarcar simultáneamente aspectos políticos,
sociales y morales, sobre todo en la línea de la participación, la cooperación, la
educación y el respeto a la dignidad humana.
• La justa distribución de los bienes debe ser simultánea con la producción
eficiente, ya que la existencia de la miseria en algunos sectores es incompatible con
el concepto de desarrollo global.
• El proceso de desarrollo más que a denunciar los problemas existentes,
debe orientarse a eliminar las estructuras y mecanismos que los causan.
5.5. A la luz de estos criterios es necesario que dirijamos nuestra atención, sobre
todo, a varios aspectos del crecimiento económico costarricense de los últimos años.
5.6. En primer lugar, las estadísticas oficiales que nos hablan del avance acelerado
del país en muchos campos, nos demuestran a la vez que no ha existido un paralelis-
mo entre el ritmo de crecimiento económico y el de la participación de los sectores
populares en los beneficios de ese desarrollo. Se ha insistido, y no es un secreto para
nadie, en que durante estas últimas décadas el desarrollo socio-económico ha
beneficiado, sobre todo a los sectores medio y alto, de los cuales este último continúa
conservando una más "alta proporción del ingreso".
No hemos de permitir que este desigual crecimiento, lleve consigo la inevitable
secuela de un número creciente de hombres que se encuentran en el nivel de
miseria extrema. Quizá sólo la deformación mítica de nuestra historia
democrática o la comparación falsamente consoladora con otros países que
viven en peores condiciones que nosotros, podrían impedirnos ver la magnitud
de nuestro propio problema.
5.7. La desigual distribución de los frutos de la economía lleva a la misma o mayor
desigualdad en los demás aspectos de nuestra vida social. Dos áreas de ésta nos
preocupan ante todo: la del poder político y la de la educación.
5.8. Es clara y notoria la creciente fuerza de los grupos privilegiados, que les da
posibilidad de presión y control en la canalización hacia sus intereses, de los
beneficios del crecimiento económico. La influencia de las así llamadas "cúpulas" y
maquinarias de los partidos, su dominio, o en el mejor de los casos, su mayor
facilidad para financiar campañas a su favor en los medios masivos de comunicación,
los coloca en posesión de un inmenso poder y responsabilidad nacionales. No
solamente pueden orientar, según su beneficio, la estructura de la producción y el
comercio, sino que además pueden controlar la opinión pública mediante los órganos
que más contribuyen a formarla. "Los rasgos culturales que hemos presentado se ven
influidos fuertemente por los medios de comunicación social. Los grupos de poder
político, ideológico y económico, penetran a través de ellos sutilmente el ambiente y
el modo de vida de nuestro pueblo. Hay una manipulación de la información por parte
de los distintos poderes y grupos. Esto se realiza de manera particular, por la
publicidad que introduce falsas expectativas, crea necesidades ficticias y muchas
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
143
veces contradice los valores fundamentales de nuestra cultura latinoamericana y del
Evangelio". (Puebla, 62). Es doloroso contemplar cómo frente a esta situación, los
grupos populares se ven marginados. Su menor participación en los bienes de
producción y consumo y en los medios de presión y control político, los arroja a veces
a situaciones insostenibles donde sin otro medio legítimo eficaz para el cambio rápido
de su situación, se encuentran cada vez más cerca de la tentación de la violencia
(Puebla, 30).
5.9. Las consecuencias de esta desigualdad económica y política también se reflejan
en el campo de la educación. Á pesar de cuanto tradicionalmente se afirma al
respecto sobre nuestro país, es un hecho que los beneficios reales de la educación
están muy lejos de llegar a todos. La educación escolarizada, en su funcionamiento y
en sus resultados, es altamente selectiva en Costa Rica. De la gran cantidad de niños
que ingresan al primer grado, sólo un escaso número alcanza los estudios medios, y
otro mucho menor llega a los estudios superiores. La inmensa mayoría, por razones
económicas y sociales, se queda de camino, viviendo su frustración y la
incertidumbre de cómo ganarse la vida en el futuro.
5.10. Ante esta realidad en la que no todos los costarricenses tienen la posibilidad
de conocer, aplicar y completar el saber acumulado por la humanidad como patri-
monio y beneficio de todos, la Iglesia levanta su voz para que se atienda a esas
grandes mayorías desposeídas también del derecho a crecer en conocimiento y en
capacitación para un trabajo digno. Es preciso interrogarse sobre la seria situación de
que se les hace víctimas, cuando se les pretende vincular al mundo del trabajo,
capacitándolos únicamente en las habilidades y destrezas necesarias para que
resulten productivos, dejando de lado su desarrollo humano integral. Sólo una
educación que abarque la instrucción y la formación para comprender y asumir la
realidad en que viven, puede ser base del desarrollo permanente y completo de cada
uno. Únicamente así se puede pensar en hombres realmente libres que hagan posible
el surgimiento de una sociedad más libre y fraterna.
5.11. Es toda una tarea la que tienen por delante los cristianos que se encuentran en
la clase media y en el sector empresarial. Su responsabilidad ante el problema por
una parte, y el poder que tienen en sus manos para facilitar, por otra, la búsqueda de
una solución pacífica, son muy grandes. Deberán meditar serenamente los
empresarios en que, si bien son dignos de aplauso por los esfuerzos con que han
contribuido al crecimiento económico del país, éste no podrá convertirse en
verdadero desarrollo, en tanto no se excluyan dos falsas premisas: la de que es
preciso recuperar la inversión en el menor tiempo posible, para mayor disfrute de sus
patrones de consumo; y la de que ganar menos es perder; a saber, el sofisma que
considera como pérdida del incentivo empresarial, la mayor participación de los
trabajadores en una economía verdaderamente humana, no se identifica con los
dueños del capital, porque es fundamentalmente comunidad de personas y unidad de
trabajo, que necesitan de capitales para la producción de bienes" (Medellín, Justicia,
10. Cfr. MM, 91). Es conforme a esta inspiración que deben pensarse las ganancias.
5.12. No es menor la responsabilidad que exige a estos sectores sociales la conside-
ración crítica de ese espectro, "la sociedad de consumo", que lleva a los grupos
sociales privilegiados a un despilfarro de los bienes fundamentales a un nivel de vida
que resulta ostentoso o injuriante frente a las angustias y penurias de los sectores
marginados y que incluso empujan a éstos a gastos innecesarios y por encima de sus
posibilidades, o a una cadena desesperante de frustraciones, de la que no están
distantes la delincuencia, la prostitución, el alcoholismo y las drogas. "El consumismo
con su ambición descontrolada de tener más, va ahogando al hombre moderno en un
inmanentismo que lo cierra a las virtudes evangélicas del desprendimiento y de la
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
144
austeridad, paralizándolo para la comunicación solidaria y la participación fraterna"
(Puebla, 56).
5.13. Somos conscientes de la enorme dificultad que significa la búsqueda de un
cambio de esas conductas. No se trata sólo de intenciones, mejores o peores, de
cada uno, del sector empresarial y de la clase media nacionales en su conjunto.
La complejidad del problema va más allá y sus raíces alcanzan una dimensión
internacional. Como en otros aspectos del problema de la pobreza enfrentamos
aquí, "el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas,
aunque haya también otras causas de la miseria. Estado interno de nuestros
países que encuentra en muchos casos su origen y apoyo en mecanismos que,
por encontrarse impregnados, no de un auténtico humanismo, sino de
materialismo, producen en el ámbito internacional, ricos cada vez más ricos a
costa de pobres cada vez más pobres" (Puebla, 30). Se trata en definitiva, de
otros efectos de ese "imperialismo internacional del dinero", denunciado por Pío
XI (QA, 109), y por Pablo VI (PP, 26).
En lo que particularmente concierne a esa "sociedad de consumo" es imposible
no ver que sus falsos "valores" y su falsa "cultura", nos llegan a nosotros
también como una exigencia ideológica de ese mecanismo internacional,
producto de la injusta distribución existente. Aquí, de manera muy especial, la
solución no podrá ser otra que la proclamación y vivencia de los valores
evangélicos. Bajo su luz e inspiración, todos aquellos involucrados en el proceso
del crecimiento económico, deben redefinirlo buscando la respuesta cristiana a
estos dos interrogantes: ¿Para qué el desarrollo? ¿Para quiénes el desarrollo?
Para nosotros sólo hay una respuesta: para el desarrollo integral de todo el ser
humano y de todos los seres humanos.
6. SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA
6.1. Estamos a poco más de un año del 90° aniversario de la Encíclica Rerum Nova-
rum, con la que León XIII inaugura el moderno magisterio pontificio sobre la
cuestión social. Su intención fue entonces clara: tratar de la situación de los
obreros, como parte de su deber de velar por la causa de la Iglesia y por la
salvación común (RN, 1), convencido de que "es la Iglesia la que saca del
Evangelio las enseñanzas en virtud de las cuales se puede resolver por completo
el conflicto" (RN, 12) y pidiendo con deseo ardiente para que "los pensamientos
y las fuerzas de todos los órdenes sociales se alíen con la finalidad de mirar por
el bien de la causa obrera de la mejor manera posible, y estima que a tal fin
deben orientarse, si bien con justicia y moderación las mismas leyes y la
autoridad del Estado" (RN, 12).
La predilección de la Iglesia por los trabajadores y su preocupación prioritaria
ante los problemas de éstos no deja lugar a dudas, como lo confirma el
magisterio de los Papas siguientes.
Pío XI escribirá Quadragesimo Anno, especialmente para aclarar dudas y desa-
rrollar algunos puntos de la doctrina de su predecesor, según las exigencias de
la economía contemporánea (QA, 15), caracterizada a sus ojos por la
acumulación de "una descomunal y tiránica potencia económica en manos de
unos pocos" (QA, 105).
Juan XXIII, en un esfuerzo también por subrayar y aclarar las enseñanzas ante-
riores del magisterio pontificio de acuerdo con los cambios de la época (MM,
50), se referirá a los derechos de los trabajadores como sagrados (MM, 16).
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
145
Y Pablo VI, enmarcando el problema en el cuadro del desarrollo internacional
reciente (PP, 1), llegará a decir que el propio magisterio social de la Iglesia "se
desarrolla con la sensibilidad propia de la Iglesia, marcada por la voluntad desin-
teresada de servicio y la atención a los más pobres" (QA, 42).
6.2. Es dentro de esta posición inquebrantable de la Iglesia que se ubica la III Confe-
rencia General del Episcopado Latinoamericano. Puebla establece sin ambigüedades
la opción preferencial de la Iglesia por los pobres, "da nombre" a éstos, al decir que
"en esta categoría se encuentran principalmente nuestros indígenas, campesinos,
pobres, marginados de la ciudad y, muy en especial, la mujer de estos sectores
sociales, por su condición doblemente oprimida y marginada" (Puebla, Nota al N°
1135). Y cuando se refiere directamente a los "rostros de los obreros frecuentemente
mal retribuidos y con dificultades para organizarse y defender sus derechos" (Puebla,
36), nos invita a reconocer en ellos como en otros pobres, "los rasgos sufrientes de
Cristo, el Señor, que nos cuestiona e interpela" (Puebla, 31), y, al mismo tiempo, nos
señala dos temas prioritarios de reflexión: el de la justa retribución y el de la
organización obrera.
6.3. Por lo que respecta a nuestra clase obrera costarricense, es de notar que la
importancia numérica del asalariado ha aumentado notablemente durante las últimas
tres décadas. Al importante contingente humano dedicado a las labores de producción
bananera desde finales del siglo pasado, se ha venido a sumar el obrero calificado de
la industria, aparecido al calor del Mercado Común Centroamericano. Por otra parte,
también la población económicamente activa, ha experimentado en general un
notable crecimiento en el país.
Ante esa realidad e iluminados por los textos antes citados, donde se expresa la
preocupación de la Iglesia ante la causa de los obreros, los cristianos debemos
animar nuestra búsqueda de líneas pastorales más efectivas en el campo
obrero, interrogándonos, entre otros, por estos cuatro puntos claves: nuestra
responsabilidad como cristianos en la consecución de Salarios más justos para
los obreros, sobre todo en una época de crisis que a ellos los afecta más
duramente. Nuestra participación y apoyo en el desarrollo y consolidación de la
organización sindical y la participación activa de los trabajadores en la gestión
de las empresas. El grado de realidad que en estas y otras áreas, ha adquirido
la opción preferencial por los pobres, y en este caso concreto, por la clase
obrera.
6.4. Cabe recordar ante todo a los cristianos que han sido llamados a desempeñar
car-
gos en la administración pública, que conserva plena vigencia el principio
señalado
por León XIII, quien hablando de la obligación del poder civil de salvaguardar los
derechos de todos, aclara sin embargo que "en la protección de los derechos in-
dividuales se habrá de mirar principalmente por los débiles y los pobres. La
gente rica protegida por sus propios recursos, necesita menos de la tutela
pública; la clase humilde, por el contrario, carente de todo recurso, se confía
principalmente al patrocinio del Estado. Este deberá, por consiguiente, rodear de
singulares cuidados y providencia a los asalariados que se encuentran entre la
muchedumbre desvalida" (RN. 27).
Pío XI lo reafirma cuando dice que "a los gobernantes de la nación compete la
defensa de la comunidad y de sus miembros, pero en la protección de esos
derechos de los particulares deberá sobre todo velarse por los débiles y los
necesitados" (QA. 25).
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
146
Juan XXIII, aclarando una vez más el concepto de "bien común", insiste en que
la participación en éste debe ser "por razón de su propia naturaleza, aunque en
grados diversos, según las categorías, méritos y condiciones de cada
ciudadano", y que "razones de justicia y equidad pueden exigir, a veces, que los
hombres de gobierno tengan especial cuidado de los ciudadanos más débiles
que puedan hallarse en condiciones de inferioridad para defender sus propios
derechos y asegurar sus legítimos intereses" (PT. 56). "Por lo que toca al
Estado, cuyo fin es proveer al bien común en el orden temporal, no puede en
modo alguno permanecer al margen de las actividades económicas de los
ciudadanos sino que, por el contrario, ha de intervenir a tiempo, primero, para
que aquéllos contribuyan a producir la abundancia de bienes materiales, cuyo
uso es necesario para el ejercicio de la virtud, y, segundo, para tutelar los
derechos de todos los ciudadanos, sobre todo de los más débiles, cuales son los
trabajadores, las mujeres y los niños" (MM. 20).
Queda bien claro que lo que se pide al Estado, en el ejercicio de su función, es la
compensación de la debilidad en que se encuentran las clases trabajadoras
frente a los que gozan del poder económico. Hoy, en momentos en que la
misma crisis en que nos hallamos sumergidos multiplica las oportunidades de
conflicto entre diversos grupos sociales, debemos los cristianos costarricenses
buscar directrices prácticas para dirimirlos, según las circunstancias de cada
caso, pero nunca con olvido de este principio bajo pretexto de una mal
entendida "imparcialidad" o "neutralidad", que sólo beneficia a los más fuertes.
6.5. La predilección cristiana por los obreros no sólo toca el ámbito de las funciones
estatales. Gran parte de las posibilidades de acción se refieren a la animación
evangélica que puede y debe realizarse en el sector empresarial. Es una responsa-
bilidad fundamental de la sociedad ante la clase trabajadora, dentro de los marcos del
sistema económico vigente en nuestro país, procurar el salario justo, entendido como
aquél que pueda permitir a cada familia obtener los bienes necesarios para una vida
decorosa.
6.6. Sin embargo, para avanzar progresivamente en la línea de superación de un sis-
tema empresarial que todavía responde a "una concepción errónea sobre el derecho
de propiedad de los medios de producción y sobre la finalidad misma de la economía"
(Medellín, Justicia, 10). Y para alcanzar un nuevo tipo de empresa que sea una
"auténtica comunidad humana", debemos ir más allá de las solas reivindicaciones
salariales.
Juan XXIII nos había invitado ya a buscar fórmulas para dar a los trabajadores
"una participación activa en los asuntos de la empresa donde trabajan, tanto en
las privadas como en las públicas" (MM. 91), y en este sentido merecen aplauso
aquellos esfuerzos que han empezado a realizar diversos empresarios de
nuestro país tendientes a dar a la clase trabajadora participación en la
propiedad, la dirección y los beneficios de la empresa.
6.7. Un aspecto importante de las aspiraciones expresadas por el magisterio social
de la Iglesia ha sido, sin duda, el fomento de la mutua cooperación entre patronos y
obreros. Esta no podrá lograrse mientras no prosigamos en la búsqueda de nuevas
formas de empresa y de propiedad dentro de esta línea de la auténtica participación.
"Una concepción de la empresa que quiera salvaguardar la dignidad humana debe sin
duda alguna, garantizar la necesaria unidad de una dirección eficiente; pero de aquí
no se sigue que pueda reducir a sus colaboradores diarios a la condición de meros
ejecutores silenciosos, sin posibilidad alguna de hacer valer su experiencia, y
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
147
enteramente pasivos en cuanto afecta a las decisiones que contratan y regulan su
trabajo" (MM. 92).
6.8. Más aún, conforme a la preocupación expresada en Puebla, en las circunstancias
históricas de nuestro siglo y dentro del marco socio-económico y jurídico vigente, es
irrenunciable la defensa del derecho fundamental de los obreros a "crear libremente
organizaciones para defender y promover sus intereses y para contribuir
responsablemente al bien común" (Juan Pablo II, Alocución obreros, Monterrey,
Cfr. Puebla 1163).
6.9. Este derecho de los trabajadores a la sindicalización ha sido constantemente de-
fendido por la Iglesia desde León XIII, juntamente con el derecho a crear otras
formas de asociación obrera de carácter religioso, cultural, profesional, de
ahorro,
etc. (Cfr. p.e. RN.34; MM.22; OA.14; Puebla 1244).
6.10.Es preciso destacar de entre tan ricas enseñanzas, las siguientes conclusiones:
• La condena de cualquier acción que busque impedir el ejercicio de ese
derecho o su condicionamiento al servicio de intereses de los propios patronos.
• La exigencia a la "cúpula" dirigente de los propios movimientos sindicales
de no caer en una politización exasperada que distorsione la finalidad de su
organización, o haga nugatorio el cumplimiento de su responsabilidad.
• La preocupación que va más allá de la introducción de las normas jurídicas
adecuadas en la legislación del país, para proteger el derecho de la sindica-lización,
hacia el ejercicio real del mismo. "Si para la defensa de estos derechos -denuncia
Pablo VI- las sociedades democráticas aceptan el principio de la organización sindical,
sin embargo, no se hallan siempre dispuestas a su ejercicio" (ÓÁ. 14).
• El reconocimiento claro del derecho de huelga, como medio último de
defensa (ÓÁ. 14).
• El recuerdo a los propios trabajadores de que el derecho a la sindicalización
significa una función de representación de sus compañeros, de colaboración en el
progreso económico de la sociedad y de corresponsabilidad en la realización del bien
común.
6.11.Las situaciones de agudo conflicto laboral que se han multiplicado recientemente
en nuestro país nos mueven a considerar una vez más, la orientación dinámica
de estas enseñanzas. La Iglesia no puede permanecer al margen de lo que está
ocurriendo. Pero no es principalmente con actividades mediadoras, sobre todo
de los obispos, que suelen solicitarse cuando los enfrentamientos han alcanzado
casi niveles incontrolables, como concebimos nuestra tarea. El aporte
permanente de los trabajadores cristianos dentro de los sindicatos, la
disponibilidad de los sacerdotes para animar las comunidades eclesiales de base
en cuyo seno los obreros creyentes puedan alimentar su fe, y nuestra tarea
constante como obispos, promotores de la comunión en medio de un pluralismo
de posiciones, sería la forma de responder eficazmente a la exigencia de apoyo
al sindicalismo que nos plantean los Sumos Pontífices.
6.12.Es preciso que analicemos la situación actual y que tratemos de comprender,
para solucionarlo, el problema de la escasa participación activa de muchos de
nuestros hermanos trabajadores en las organizaciones sindicales.
6.13.Es indispensable que colaboremos en la búsqueda de nuevas normas jurídicas
eficaces que hagan más expedita la tramitación de las convenciones colectivas,
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
148
como instrumento institucionalizado de diálogo entre los sindicatos y los
patronos.
6.14.Álgo, finalmente, debe estar fallando en nuestro mecanismo social cuando ese
"último recurso" de la huelga se multiplica con extraordinaria frecuencia.
Nuestra participación activa y consciente dentro de las empresas y dentro de las
organizaciones obreras debe llevar a un esfuerzo para solucionar en su raíz, los
problemas que dan lugar a los movimientos huelguísticos, e incluso a la
violencia. Debemos crear conciencia, tanto a nivel de estadistas como de
patronos, de que no es principio de sabiduría ni aconsejable estrategia, esperar
que el hambre sea aliada del "orden" para poner fin a una huelga. "Hay que
buscar al hombre, antes de que lo encuentre el hambre".
7. LA CUESTIÓN AGRARIA Y CAMPESINA
7.1. Al abordar este último problema que proponemos al estudio y acción de la Iglesia
costarricense, nos sentimos hondamente impresionados por las enérgicas pala-
bras que la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano dirigió a los
campesinos: "Vosotros sois fuerza dinamizadora en la construcción de una
sociedad más participada. Abogando por vosotros, el Santo Padre dirigió estas
palabras a los sectores de poder: "Por parte vuestra, responsables de los
pueblos, clases poderosas que tenéis a veces improductivas las tierras, que
esconden el pan que a tantas familias les falta: la conciencia humana, la
conciencia de los pueblos, el grito del desvalido y, sobre todo, la voz de Dios, la
voz de la Iglesia, os repite conmigo: no es justo, no es humano, no es cristiano,
continuar con ciertas situaciones claramente injustas. Hay que poner en práctica
medidas reales, eficaces, a nivel local, nacional e internacional, en la amplia
línea marcada por la Encíclica Mater et Magistra. Amadísimos hermanos e hijos:
"trabajad en vuestra elevación humana" (Juan Pablo II, Alocución Oaxaca 9,
Puebla, 1245).
7.2. Esta consideración del campesinado como "fuerza dinamizadora", nos mueve a
pensar en nuestra propia historia. A través de diferentes períodos y en coyunturas
muy diversas de su historia, Costa Rica se ha caracterizado como un país donde la
importancia de la agricultura es capital. Ni siquiera los últimos años de nuestra
evolución económica, caracterizados, con nuestra incorporación al Mercado Común
Centroamericano, por el relativo énfasis en la industrialización sustitutiva, han
logrado quitar del perfil nacional los rasgos típicos de una economía predo-
minantemente agraria. El crecimiento agropecuario del país ha proseguido, con
altibajos, concentrado todavía en torno a los grandes productos de exportación
tradicional, diversificada recientemente con nuevos productos. Sin embargo, no ha
fortalecido por igual a todas las regiones y actividades del país.
7.3. Estas observaciones generales de nuestro recorrido histórico y otras constatacio-
nes actuales sobre la significación numérica de la población rural, sobre la depen-
dencia establecida con el mercado internacional mediante los productos de origen
agrícola, nos hablan claramente de la importancia definitiva de este sector y de la
población que alberga. Esto aún cuando dejemos de lado las discusiones técnicas
sobre el "modelo de desarrollo" adecuado a nuestro presente y futuro nacional y las
mayores posibilidades para desarrollar la ciudadanía económica de los costarricenses.
7.4. No podemos olvidar, además, la vinculación existente entre algunos caracteres
de nuestra sociedad y los pequeños propietarios campesinos, cuya extraordinaria
persistencia, sobre todo con respecto a algunos de los principales productos na-
cionales, no deja de ser llamativa, sin ignorar al mismo tiempo, la alta concentración
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
149
de la propiedad que existe en los niveles de procesamiento y comercialización de esos
productos.
7.5. Una primera observación de Juan XXIII nos coloca ante la cuestión agraria y
campesina como ante un problema que no ha de ser definido sólo en sí mismo, sino
en relación con el resto de la economía y la vida nacional.
"Los preceptos de la justicia y de la equidad no deben regular solamente las
relaciones entre los trabajadores y los empresarios, sino además las que median
entre los distintos sectores de la economía, entre las zonas de diverso nivel de
riqueza en el interior de cada nación y, dentro del plano mundial, entre los
países que se encuentran en diferente grado de desarrollo económico y social"
(MM. 122). Con una perspectiva semejante, el sector agrícola viene a ser el
centro de nuestra consideración, como un sector tradicionalmente marginado en
cuanto a la recepción de los beneficios de la sociedad en su conjunto.
7.6. El mismo Pontífice, considerando el problema de un modo general, apuntaba va-
rios aspectos especialmente críticos del problema: el éxodo rural y su correspon-
diente disminución de mano de obra dedicada a la agricultura, señalando sobre todo
como causa del problema el que "el sector agrícola es, en casi todas partes, un sector
deprimido tanto por lo que toca al índice de productividad del trabajo, como por lo
que respecta al nivel de vida de las poblaciones rurales" (MM. 124).
7.7. Es, en definitiva, a la necesidad de un desarrollo adecuado de distintos sectores
de la economía, a lo que nos alude la orientación pontificia (Cfr. MM. 128 y 131),
pero siempre bajo la perspectiva cristiana de la primacía del hombre, en este caso de
los agricultores, como destinatarios y como "autores principales del desarrollo
económico, de la elevación cultural y del progreso social del campo" (MM. 144).
7.8. En el sector agropecuario, un segundo principio debe resultarnos esclarecedor,
por su mayor aplicabilidad histórica en el agro. Se trata de la concepción cristiana de
la propiedad. Dadas las frecuentes distorsiones de tan importante enseñanza, no es
superfluo recordar sus puntos fundamentales, que podríamos resumir en tres: el
destino universal de todos los bienes, el derecho a la propiedad privada y la función
social de toda propiedad.
Sería muy largo traer aquí todas las afirmaciones hechas por el magisterio al
respecto. Baste recordar que estos tres aspectos integran una sola enseñanza y
son inseparables entre sí. Efectivamente, para juzgar el grado de justicia en la
distribución de la tierra, de los medios de producción y de todos los
instrumentos de control de los beneficios de la producción agrícola, se debe
tener presente que "Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso
de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben
llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía
de la caridad. Sean las que sean las formas de la propiedad, adaptadas a las
instituciones legítimas de los pueblos, según las circunstancias diversas y
variables, jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes" (G.
et S. 69). Se recoge así la distinción establecida por teólogos eminentes entre
este destino universal, como derecho natural, fundamental y primario, y el
derecho a la propiedad privada, que se considera como secundario, derivado o
"de gentes".
7.9. En cuanto a la propiedad privada de cualquier bien, incluso de los de producción,
Pío XI ya había indicado su doble carácter, individual y social (QA. 45).
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
150
Juan XXIII señaló con mayor claridad cómo "al derecho de propiedad privada le
es intrínsecamente inherente una función social" (MM. 119). Y con gran expresi-
vidad, Juan Pablo II nos habla de la "hipoteca social" que grava toda propiedad
privada (Juan Pablo II, Discurso Inaugural, III, 4).
Resumimos todas estas enseñanzas en el texto, de tan lograda síntesis, elabora-
do por la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano: "Los bienes y
riquezas del mundo, por su origen y naturaleza, según voluntad del Creador, son
para servir efectivamente a la utilidad y provecho de todos y de cada uno de los
hombres y los pueblos. De ahí que a todos y a cada uno les compete un derecho
primario y fundamental, absolutamente inviolable, de usar solidariamente esos
bienes, en la medida de lo necesario, para una realización digna de la persona
humana. Todos los demás derechos, también el de propiedad y libre comercio, le
están subordinados. Como nos enseña Juan Pablo II: "sobre toda propiedad
privada grava una hipoteca social". La propiedad compatible con aquel derecho
primordial es más que nada un poder de gestión y administración, que si bien no
excluye el dominio, no lo hace absoluto ni ilimitado. Debe ser fuente de libertad
para todos, jamás de dominación ni privilegios. Es un deber grave y urgente
hacerlo retornar a su finalidad primera" (Puebla, 402).
7.10.Una vez más, a la luz de estas enseñanzas, debemos releer la información que
tenemos sobre esta cuestión agraria y campesina, central para el interés de la
Iglesia costarricense. Aquí tan poco resulta suficiente saber que el sector ha
mantenido un determinado índice de crecimiento productivo o que se han
producido avances de carácter tecnológico o de diversos servicios. Sería
necesario cuestionarse sobre la distribución de la propiedad de la tierra y demás
medios de producción y control del comercio de los productos del agro. Así
mismo, es preciso examinar los diversos proyectos de reforma u ordenamiento
agrario, buscando nuevos y más eficaces esquemas para que el asalariado
agrícola y el pequeño agricultor sobre todo, no sólo contribuyan más
eficazmente a la producción nacional, sino para que superen la situación de
mera subsistencia en que se hallan sumergidos.
7.11.De manera especial y con objetividad deben examinarse los esquemas coopera-
tivistas y de empresas comunitarias de producción agrícola, tan cercanas en sus
enunciados a las líneas de solidaridad cristiana, con miras a lograr una
realización también más cristiana del sistema de propiedad de la tierra y de los
medios de producción.
7.12.Los sectores desarrollados de la sociedad costarricense, sus instituciones
políticas y sociales, deben volcarse hacia el campo y analizar los mecanismos de
la economía nacional de manera que pueda constatarse si éstos conducen a una
participación más amplia del agro y de su población, en los beneficios del
desarrollo o, si por el contrario, están colaborando a extraer, fuera del sector,
no sólo los recursos humanos sino también los del capital financiero.
7.13.La preocupación por los "cinturones de miseria" que se forman en nuestras ciu-
dades y por todos los problemas morales y de patología social que se les asocia,
debe referirse indispensablemente, como una de sus causas principales, a la
mar-ginación del campesino pobre y del campo en general.
7.14.Somos conscientes de la atención pastoral que estos problemas demandan y
que exige un análisis profundo de los mismos. Por una parte, es necesario
organizar una pastoral campesina diversificada, conforme a las distintas
situaciones de los trabajadores agrícolas, de los pequeños y medianos
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
151
propietarios campesinos, de los asalariados temporales, de los miembros de
cooperativas y empresas comunitarias, entre otros. Por otra parte, es ineludible
enfrentar el estudio de una redistribución de los propios recursos eclesiales para
el servicio del agro. En todo caso, el desafío que tenemos por delante es el de
desarrollar un acompañamiento evangelizador del desarrollo de nuestro pueblo,
en este sector, acompañamiento que, con la propia actividad de cada día, nos
permita ir comprendiendo mejor las necesidades de quienes han sido silenciosos
y oprimidos pilares de la historia democrática costarricense.
8. EPÍLOGO: ALEGRÍA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA SOCIEDAD
8.1. Estos son, hermanos, los principales aspectos de nuestra vida social,
generadores
de problemas, que hemos querido poner a la consideración de todos. Con más
fre-
cuencia que en otros momentos hoy se pide y espera que la Iglesia intervenga
pa-
ra cooperar en su solución. Con sencillez, pero también con la seguridad que nos
da el espíritu de Cristo, creemos poder responder a esas expectativas. Pero esto
no lo lograremos en forma efectiva, sino internamente unidos y
responsablemente
solidarios los obispos entre sí, junto con el esfuerzo comunitario de todo nuestro
pueblo. Con la III Conferencia General del Episcopado de América Latina, hemos
optado por: "Una Iglesia-sacramento de comunión, que en una historia marcada
por los conflictos, aporta energías irreemplazables para promover la
reconciliación
y la unidad solidaria de nuestros pueblos. Una Iglesia servidora que prolonga a
través de los tiempos al Cristo-Siervo de Yahvé por los diversos ministerios y ca-
rismas. Una Iglesia misionera que anuncia gozosamente al hombre de hoy que
es hijo de Dios en Cristo; se compromete en la liberación de todo el hombre y
de
todos los hombres." (Puebla, 1302-1304).
Esta es la Iglesia que anhelamos poner en marcha en Costa Rica. Esta es la
Iglesia que puede y debe intervenir en la solución de nuestra crisis.
8.2. Emprendamos pues, juntos y con ánimo decidido, estas tareas de reflexión, de
diálogo y de inserción en torno a la realidad socio-económica que vive nuestra Patria.
Nos damos cuenta del momento en que vivimos y de que ya es hora de espabilarse
porque ahora nuestra salvación está más cerca que cuando empezamos a creer
(Rom. 13, 11-14). No nos falta alegría porque el Señor está cerca (Fil. 4, 4-5).
Incluso nos permitimos, con nuestro compromiso, decir a los cobardes de corazón:
sean fuertes, No teman. Miren a nuestro Dios, que va a venir a salvarnos (Is. 35,4).
8.3. Convencidos de que "ninguna comunidad cristiana se edifica si no tiene su raíz y
quicio en la celebración de la Santísima Eucaristía" (PO. 6), nos comprometemos a
que nuestras celebraciones eucarísticas sean signos gozosos de nuestro renovado
compromiso de construcción comunitaria y anticipo del espíritu de nueva fraternidad.
8.4. "Jesucristo, Salvador de los hombres, difunde su Espíritu sobre todos sin
acepción de personas" y esta "acción del Espíritu Santo llega aún a aquellos que no
conocen a Jesucristo, pues "el Señor quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1. Tim. 2,4) (Puebla, 205 y 208). Nos
comprometemos entonces a dejarnos llevar por esta fe que nos permitirá descubrir el
Reino que crece al calor del trabajo de todos los hombres de buena voluntad -
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
152
aunque sean de una ideología diferente de la nuestra, de otra confesión o incluso no
creyentes- en tanto cuanto sean movidos por el amor y la justicia.
8.5. Abrimos, por tanto, nuestros brazos a todos los que buscan la verdad en su tra-
bajo con un corazón sincero, y les instamos a que nos correspondan para unir las
manos en la tarea común de construcción de una sociedad nueva de hombres
nuevos.
8.6. Nosotros, quienes hemos recibido sin merecimiento alguno el don inapreciable
de la fe, "en Jesucristo hemos descubierto la imagen del hombre nuevo (Col. 3,10) en
la que fuimos configurados por el bautismo y sellados por la confirmación, imagen
también de lo que todo hombre esta llamado a ser, fundamento último de su
dignidad" (Puebla 333).
8.7. En María reconocemos finalmente, preparados para nuestra tarea, el "modelo
extraordinario de la Iglesia en el orden de la fe"; ésta resplandece en ella "como don,
apertura, respuesta y fidelidad". Ella es "la perfecta discípula que se abre a la Palabra
y se deja sorprender por su dinamismo". Preocupados por las exigencias del cambio
de nuestra sociedad la vemos "vacía de sí misma y poniendo toda su confianza en el
Padre", manifestándose en el Magnificat, "como modelo para quienes no aceptan
pasivamente las circunstancias adversas de la vida personal y social, ni son víctimas
de la alienación, como hoy se dice, sino que proclamaron con ella que Dios "ensalza a
los humildes" y, si es el caso, "derriba a los potentados de sus tronos..." (Puebla 296
y 297, Juan Pablo II, Homilía Zapopan 4).
8.8. Es con estos sentimientos que os entregamos la presente carta pastoral, reco-
mendando a todos su detenido estudio, difusión y puesta en práctica, convencidos de
que si así fuere, mucho podrá contribuir la Iglesia a que el progreso y desarrollo
integral de Costa Rica se realice plenamente, y se fortalezcan la fraternidad, la
justicia y la paz social de nuestra querida patria.
Dado en San José, Costa Rica, a las diez de la mañana del 17 de diciembre de 1979.
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José y Presidente de la
Conferencia Episcopal
t Ignacio Trejos Picado
Obispo de San Isidro de El General y Vice-
Presidente de la Conferencia Episcopal
t Enrique Bolaños Quesada
Obispo de Alajuela
t Alfonso Hoffer Hómbach, CM
Vicario Apostólico de Limón
t José Rafael Barquero Arce
Obispo Auxiliar de Alajuela
t Antonio Troyo Calderón
Obispo Auxiliar de San José y Secretario de la
Conferencia Episcopal
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
153
t Héctor Morera Vega
Vicario Capitular de Tilarán
20. CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS DE COSTA RICA SOBRE LA CONSERVACIÓN
DE LOS RECURSOS NATURALES*
I.- INTRODUCCIÓN
Muy queridos hermanos:
Los Obispos que conformamos la Conferencia Episcopal de Costa Rica, queremos
aprovechar la oportunidad que nos brinda la festividad religiosa de San Isidro
Labrador, Patrono de los agricultores del mundo, para entregaros esta carta que
estamos seguros, refleja también vuestros propios sentimientos.
En el libro del Génesis se nos narra, con un lenguaje muy sencillo, pero con profundo
sentido humano, que cuando Dios crea al hombre, lo coloca como Señor y dueño de
toda la creación para que la cuide, la guarde, la cultive y la conserve.
Lamentablemente el hombre a través de su historia, lejos de convertirse en el
guardián y conservador de la naturaleza, arrastrado por su egoísmo y la sed
insaciable de riqueza, se ha convertido en el destructor de los Recursos Naturales.
América Latina viene sufriendo esa implacable destrucción que el hombre realiza de
sus Recursos Naturales, de tal forma que el Episcopado Latinoamericano reunido en
Puebla, ante esa alarmante situación advierte que "si no se cambian las tendencias
actuales, se seguirá deteriorando la relación del hombre con la naturaleza, por la
explotación irracional de sus Recursos Naturales y la Contaminación Ambiental, con
graves daños al hombre y el equilibrio ecológico". (Puebla 139).
Costa Rica a través de su historia ha venido usando sus Recursos Naturales para sa-
tisfacer la demanda de sus habitantes. Con área relativamente pequeña y con un
aumento considerable de su población, algunos de estos recursos se han extinguido
totalmente y en algunas áreas específicas se han modificado completamente las con-
diciones ecológicas.
Existe una estrecha relación y múltiples interacciones entre recursos: agua, suelo, ve-
getación y vida silvestre, las cuales se llevan a cabo armoniosamente, cuando los ele-
mentos se encuentran en estado natural.
II.- DESARROLLO SIN DESTRUCCIÓN
La acción del hombre provoca cambios, muchas veces sustanciales al alterar uno o
más elementos que constituyen el complejo sistema de Recursos Naturales
Renovables.
El recurso forestal representa el punto de amarre entre los diferentes recursos, ya sea
actuando como protector y conservador de los mismos o bien recibiendo la acción be-
* Asociación Costarricense para la Conservación de la Naturaleza (ASCONA). Junta Directiva de Ascona,
1981-1982.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
154
néfica de los otros. El bosque constituye además un indicador de la calidad de vida del
hombre y del potencial económico del país.
En Costa Rica, por lo general, los Recursos Naturales se han utilizado tomando en
consideración criterios desarticulados con el objeto de obtener utilidades monetarias
inmediatas.
Es alarmante la cantidad de madera que desaparece anualmente de las cubiertas bos-
cosas y no sólo de ellas, sino también de la cubierta protectora de las aguas y de los
suelos con gravísimas consecuencias producidas por la erosión; esto se nota en
muchas montañas de todo el país, convertidas en montes áridos y de pobre
vegetación.
Este proceso de deforestación está amenazando seriamente el gran patrimonio de Re-
cursos Renovables que aún tiene Costa Rica. Lo anterior se manifiesta ya, en la
degradación de gran número de cuencas hidrográficas, que al verse desprovistas de
la cobertura vegetal sufren la acción desenfrenada que permite que las aguas corran
raudas hasta las zonas bajas, arrasando casas, cosechas, animales e incluso seres
humanos, como lo hemos experimentado en la zona de Parrita y Quepos; en la
Provincia de Guanacaste; en el Atlántico y otras áreas del país. Gran cantidad de
poblaciones también han visto mermadas sus fuentes de agua, en razón de la
deforestación de áreas boscosas que protegían las mismas. Por la alteración de su
medio natural, numerosos tipos de fauna están en dificultades o en vías de
desaparecer; las áreas protectoras y recreativas que proporcionaban las grandes
extensiones de bosques, que hasta hace pocos años cubrían gran parte del territorio
nacional, han dado paso a parajes desolados, fríos y sin vida, donde la recuperación
del suelo es casi imposible.
Los ríos que antes discurrían entre la vegetación con sus aguas cristalinas, ahora son
sólo un recuerdo; cada día se vuelven más turbios, por la tierra, producto de la
erosión, que arrastran en épocas de lluvia; en la época seca lo que se tiene son aguas
mal olientes cargadas de la contaminación producida por los residuos industriales, la
miel del café y los desechos lanzados por las poblaciones por donde pasan,
imposibilitando su uso para la agricultura, la ganadería y para otros pobladores que
puedan necesitarlos.
Agregamos a todo este cúmulo de males las llamadas "quemas", como fórmula fácil
para limpiar los terrenos y las "quemas provocadas", resultado de la irresponsabilidad
de quienes viajan por nuestros campos y nuestras carreteras, que producen incendios
que consumen pastizales, cultivos y bosques, poniendo también en peligro las vidas
humanas.
El Episcopado Latinoamericano, consciente que su grave y delicada misión, invita al
hombre de nuestro Continente a hacer todo lo necesario para evitar "los efectos
devastadores de una industrialización descontrolada y de una urbanización que va
tomando proporciones alarmantes. El agotamiento de los Recursos Naturales y la
contaminación del Ambiente constituirán un problema dramático" (Puebla 493).
Lo anterior impone una acción conjunta e inmediata de todos los responsables de
nuestras comunidades, con el objeto de hacer conciencia y así evitar desastres
mayores de consecuencias imprevisibles. Dentro de este marco deben entrar en
primera línea las Instituciones Gubernamentales, las cuales, dentro de un plan
conjunto en la conservación de los Recursos Naturales y en el manejo de nuestro
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
155
ambiente, deben buscar los canales necesarios y más rápidos para frenar los abusos
que en este campo se vienen sucediendo.
Nosotros, los Obispos de Costa Rica, preocupados por esta grave situación, hacemos
un llamado ferviente a nuestra feligresía para que, cada cual aporte en la medida de
sus posibilidades, el apoyo que se requiere para esta trascendental obra. Nos
complace ver el interés demostrado en este sentido por algunos ministerios,
instituciones y asociaciones, cuyas acciones y objetivos se encaminan hacia el logro
de un desarrollo sin destrucción.
III.- PROPOSICIONES CONCRETAS
Los Obispos de Costa Rica proponemos al país las siguientes recomendaciones.
1. Que se defina claramente una política preventiva tendiente a detener la
destrucción
irracional de los Recursos Naturales.
En nuestro país casi nunca se piensa en una política de prevención; las medidas
se toman cuando un accidente lamentable sucede. Leyes que protegen el
ambiente existen, pero no se aplican, pudiera ser por desconocimiento de las
autoridades, por negligencia o por evitar lesionar intereses particulares. Todo
programa que tienda a la conservación del ambiente debe ser apoyado y
fortalecido. La coordinación interinstitucional debe existir, para evitar duplicidad y
traslape de funciones. Las asignaciones de recursos económicos en conservación
de Recursos Naturales debe verse como una inversión y no como un costo inútil;
al final cualquier gasto generará una serie de beneficios directos e indirectos que
favorecerán la economía del país
2. Que se planifique la acción de las instituciones estatales en materias de conserva-
ción, en forma conjunta y coherente, tomando en consideración las necesidades
sociales y económicas del país, donde la integración del campesino es elemento
indispensable.
El Sistema Bancario Nacional debe unirse a esta tarea conjunta orientando sus
esfuerzos hacia los proyectos de desarrollo sin destrucción del ambiente.
3. Que se fomente la investigación y la educación ambiental a todo nivel con la
activa
participación de instituciones públicas y organizaciones conservacionistas particu-
lares.
El Ministerio de Educación Pública debe aquí jugar un papel principal, a efecto de
que el apoyo público que requieren los programas de conservación, se fortalezca
democráticamente y permita el cumplimiento de las leyes sin aplicación de
medios violentos u otras acciones coercitivas.
4. Que se definan las áreas que deben quedar como bosques en mapas claros, preci-
sos y en detalle, tomando en cuenta factores ecológicos y económicos. En todas las
áreas se deberá definir lo que será para cuenca de captación, reservas o parques
nacionales y las que servirán para producción maderera, éstas deberán tener apoyo
oficial y privado para que puedan ser usadas eficaz y racionalmente.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
156
5. Deben corregirse las legislaciones vigentes equivocadas que dan más bien
impulso a la deforestación y favorecen el enriquecimiento de personas. Entre las leyes
a revisar están: Ley de Informaciones Posesorias, Ley de Titulación del ITCO, Ley
Forestal, Ley de Reforestación, etc.
Hay que hacer una revisión completa para cumplir los objetivos para los cuales
fueron creadas e involucrar a todas las instituciones que tengan que ver con los
Recursos Naturales.
Modificar las leyes para que quien tenga montaña reciba mayores beneficios o
iguales al que reforesta o siembra frutales. No se toma en cuenta el método de
reforestación natural. Hay que propiciar que la gente mantenga la montaña, que
las autoridades hagan cumplir las leyes sobre las quemas con la severidad del
caso y que se ordene una legislación más clara y precisa para evitar que los
desechos y residuos de la industria sean lanzados a los ríos.
6. El uso de plaguicidas debe racionalizarse, utilizando sustancias repulsivas y
fomentando el control biológico. Se debe llevar a cabo una fuerte campaña de
educación a todos los agricultores sobre el uso y la utilización de los productos
agroquímicos, según las indicaciones y precauciones que deben tenerse tanto en el
manejo como en el uso de los mismos y de sus recipientes, para evitar el
envenenamiento de los animales domésticos y los peces, o lo que es mucho más
grave, la intoxicación de niños y adultos.
7. Obligar a las industrias a establecer sistemas de descontaminación de acuerdo
con las leyes vigentes.
8. Planificar el crecimiento urbano. Definir qué áreas pueden dedicarse a la
urbanización, sin producir la pérdida de ricos suelos agrícolas
9. Evitar la destrucción de manglares, zonas boscosas y cuencas hidrográficas,
fomentando a nivel del campesino, las instituciones gubernamentales, la empresa
privada -principalmente las industrias- los planes de reforestación.
IV.- CONCLUSIÓN
Las anteriores reflexiones las hemos hecho los Obispos de Costa Rica, pensando en el
mejor desarrollo y bienestar de nuestro pueblo. No podemos permanecer indiferentes
ante problemas que nos empobrecen cada vez más y que tienen solución, sobre todo
si pensamos que como hombres, seres inteligentes, somos aquellos a quienes Dios
confió este maravilloso planeta para formar nuestro "Hábitat" y en él, dar gloria al
Creador "Preservando los recursos naturales, creados por Dios para todos los
hombres, a fin de transmitirlos como herencia enriquecedora a las generaciones
futuras" (Puebla 1236).
Pedimos a todos los costarricenses el respeto a las leyes promulgadas para la con-
servación de los recursos naturales y del medio ambiente, así como a las autoridades
competentes nombradas para hacer cumplir las leyes.
Con esperanza de que nuestra voz sea escuchada por todos nuestros hermanos, hijos
de la Iglesia y buenos ciudadanos de la patria, pedimos a Cristo, Dios y Hombre que
supo mejor que ninguno comprender la debilidad humana, que dé a todos los costa-
rricenses la férrea voluntad y el deseo irrefrenable de cuidar esta tierra tan rica en la
que vivimos.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
157
Y que la Santísima Virgen María, Reina de los Ángeles, nos acompañe en esa
resolución que será de gran provecho para la patria.
Dado en San José, a los 15 días del mes de mayo de 1981, fiesta de San Isidro Labra-
dor.
Afectísimos,
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José
Presidente de la CECOR
t Antonio Troyo Calderón
Obispo Auxiliar de San
José Secretario de la
CECOR
21. IGLESIA Y MOMENTO ACTUAL. CARTA PASTORAL DEL EPISCOPADO COSTARRICENSE
SOBRE LA ACTUAL SITUACIÓN DEL PAÍS Y LA CAMPAÑA ELECTORAL
1. INTRODUCCIÓN
1.1. Ante la complejidad de los problemas y situaciones por los que atraviesa nuestra
sociedad, flota en el ambiente la impresión de un serio deterioro de los valores
que
han forjado y que constituyen nuestra nacionalidad costarricense, valores
cívicos,
valores económicos y sociales, valores familiares, educacionales y morales.
Ante tales perspectivas, sombrías o al menos inciertas, los obispos de Costa Rica
queremos decirle a nuestro pueblo que sobre todo tipo de pesimismo debe
prevalecer, como sólida convicción, la confianza en aquellos valores que han
constituido nuestro ser costarricense y que están profundamente enraizados en
la fe cristiana.
1.2. El costarricense es amante de la Paz, de la libertad y del trabajo, como reza elo-
cuentemente el Himno Nacional, al recoger nuestros más profundos anhelos.
Su espíritu de rechazo al militarismo le llevó un día a dejar consagrada en nuestra
Carta Magna, la prohibición del ejército como institución permanente.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
158
Su auténtica sensibilidad social quedó demostrada en la lucha por el establecimiento
de las Garantías Sociales, del Código de Trabajo y de la Seguridad Social.
El alma democrática del costarricense ha logrado en las últimas décadas, que tanto la
Constitución Política como las leyes que regulan el proceso electoral, garanticen la
pureza del sufragio, única forma por medio de la cual los costarricenses han decidido,
en pleno ejercicio de su soberanía, elegir libremente, cada cuatro años, a sus gober-
nantes.
Su apego al hogar, su tolerancia y su hospitalidad, nacidos al calor de una
convivencia sencilla y pobre de hermanos forjando la patria en los albores de la
colonia hicieron posible esta democracia nuestra, fortalecida por una educación
integral y una catequesis cristiana que, con gozo, hemos de reconocer y agradecer a
nuestros antepasados.
1.3. Los anteriores rasgos valorativos no son sólo virtudes ciudadanas.
Su origen profundo está en la íntima convicción cristiana de ser hijos de Dios. A la luz
del Evangelio nos damos cuenta de que el otro no es un extraño, sino un hermano a
quien debemos amar como a nosotros mismos. De ahí nace la fraternidad que nos
une a los costarricenses y que se manifiesta en un alto grado de solidaridad, tanto en
el campo de la salud y de la beneficencia, como en el campo de lo social y laboral.
1.4. Al evocar esos valores, no pretendemos halagar o satisfacer sentimientos na-
cionalistas, ni soslayar ingenuamente el análisis serio de la problemática actual,
respecto a la cual, ya dejamos claramente establecida, en nuestra Carta Pastoral
Evangelización y realidad social costarricense, la honda preocupación que como
Pastores sentimos ante sus múltiples y alarmantes manifestaciones. Sólo queremos al
mencionarlos, que ellos constituyan el marco referencial de nuestro mensaje, por
cuanto integran lo propio de nuestro pueblo, de nuestra nacionalidad, lo
genuinamente costarricense. Si se pierden, dejaremos de ser nosotros; si se
incrementan, ganaremos en autenticidad.
1.5. Con fundamento en las consideraciones anteriores, los Obispos de Costa Rica, en
fecha tan significativa como el 2 de agosto Fiesta Nacional de la Patrona de Costa
Rica, Nuestra Señora de los Ángeles, nos dirigimos al pueblo que se nos ha confiado,
para iluminarlo desde la fe y con la libertad propia de los hijos de Dios, sobre dos
temas de manifiesta importancia: la realidad actual del país y la campaña electoral.
2. LA REALIDAD ACTUAL DEL PAÍS
Es el tema que en primer lugar nos proponemos abordar, ya que hay problemas y si-
tuaciones que demandan soluciones urgentes y en las que todos debemos participar
sin distingos sociales, políticos, religiosos ni de ninguna otra naturaleza. Sin pretender
ser exhaustivos, señalamos los siguientes.
2.1. LA SITUACIÓN ECONÓMICA
Hay signos evidentes de que es muy grave. Nuestra moneda ha perdido gran parte de
su valor adquisitivo; los precios del petróleo registran constantes y drásticas alzas;
los precios de nuestros productos de exportación caen perpendicularmente, en
especial el del café; la fluctuación del colón y el alto costo de las divisas extranjeras
elevado, en forma exorbitante y caprichosa con fines manifiestamente especulativos,
produce un alza desmedida en los precios, haciendo cada día más angustiosa, la
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
159
grave crisis que ya padece el país y mientras el costo de la vida sube tanto que los
salarios no pueden alcanzar, la recesión económica hace que aumenten el desempleo
y el sub-empleo.
De la fluctuación del colón muchos se han aprovechado para, nivelando precios por
arriba, enriquecerse rápidamente y en demasía, con el consiguiente empobrecimiento
de los consumidores, cosa abiertamente inmoral.
Conscientes de que el deterioro de la economía es frecuentemente el causante de
graves trastornos sociales que ponen en serio riesgo la armónica convivencia entre
los hombres, llamamos a un consenso nacional que permita:
1. Aumentar rápidamente y en forma sustancial nuestra producción, especialmente la
agropecuaria, ya que la tierra es el principal recurso con que Dios ha bendecido a
Costa Rica. Tendremos así alimento para nuestro pueblo, con lo que alejaremos el
espectro del hambre que es tan mala consejera. Exportando el superávit,
obtendremos las divisas que tanta falta nos hacen para adquirir en el extranjero
los bienes esenciales que el país no produce.
Pero tal incremento en la producción sólo será posible si al agricultor se le
estimula con crédito suficiente, oportuno y al más bajo interés posible. Tal
incremento sólo será posible si al agricultor se le pagan precios justos por lo que
con tanto esfuerzo y riesgo produce. La situación, en especial del pequeño y
mediano agricultor, se hace insostenible en estos momentos. Hay que acudir en
auxilio de ese sector tan noble y bueno de nuestra población, guardián celoso de
nuestros más preciados valores, sólido fundamento de nuestra democracia. La
Iglesia vive en ellos, por ellos aboga, para ellos exige se les trate con justicia y se
les ponga por lo menos a la altura de otros grupos sociales más favorecidos.
2. Lograr una más justa relación entre productores, consumidores e intermediarios
que eliminando las ganancias abusivas de estos últimos, permita pagar un precio
mayor al que produce y vender a un precio menor al que consume.
3. Restringir severamente la importación de artículos de lujo, o, en todo caso, no
esenciales.
4. Consumir sobre todo lo que nosotros mismos producimos para economizar divisas
y abrir nuevas fuentes de trabajo que permitan combatir el desempleo y el sub-
empleo.
5. Luchar, fuertemente unidos a países en condiciones semejantes a las nuestras,
porque los países desarrollados nos paguen precios justos por nuestros productos de
exportación.
6. Dar pasos concretos y acelerados para sustituir cuanto antes el petróleo y sus de-
rivados, con energéticos que nosotros mismos podemos producir, explotando nuestro
enorme potencial hidroeléctrico y la producción de alcohol carburante de la caña de
azúcar. Aunque un galón de alcohol nos costara igual que un galón de gasolina, la
ventaja sería neta para el país al no producirse salida de divisas y abrirse grandes
fuentes de trabajo.
7. Diseñar un sistema tributario justo, mediante el cual contribuya más el que más
tiene y menos el que menos tiene. Si este elemental principio de justicia social no se
pone en práctica cuanto antes, correrá grave riesgo la paz social del país. Hay que
evitar también la flagrante injusticia que se comete cuando el sector productor
traslada automáticamente al sector consumidor cada nuevo impuesto que se esta-
blece, sin que él mismo contribuya. Tal situación conduce inevitablemente a que el
rico se haga cada vez más rico y el pobre se torne cada vez más pobre.
8. Instar a todos los costarricenses de todos los niveles, a cumplir responsable y efi-
cientemente con el deber de trabajar más. Sería una irresponsabilidad exigir sin
comprometerse.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
160
9. Fomentar en toda forma la austeridad, especialmente entre las clases media y
alta. Por austeridad entendemos vivir con sencillez, sin lujos innecesarios;
alimentarse bien pero sin caer jamás en la glotonería y el consumo abusivo de
bebidas alcohólicas; fomentar la sana expansión pero combatir las diversiones
pecaminosas, caras y perjudiciales para el cuerpo y para el alma; hacer un uso
racional de los vehículos y consumir sólo el combustible indispensable; cuidar mucho
los vehículos y demás maquinaria, tanto del gobierno como de los particulares para
que dure mucho, sirva mejor y nos permita ahorrar divisas; economizar los
materiales de oficina, la electricidad, el agua y el teléfono. La austeridad así
concebida sólo beneficios acarrea y se convierte en fuente importante de prosperidad
para el país y para cada uno de nosotros. Que ella nos abra los ojos para no ser
víctimas de una sociedad de consumo que alentada por los medios de comunicación
social crea necesidades artificiales y hace más difícil nuestra situación.
2.2. LA SITUACIÓN SOCIAL
Como ya lo decíamos antes, el quebranto económico que sufre el país, incide inevi-
tablemente en nuestra situación social. Amplios sectores de la población están ex-
perimentando un progresivo empobrecimiento; disminuye la calidad de vida; crece el
desasosiego en el sector laboral y se ahonda la brecha entre pobres y ricos. Pero
unidos, mucho podemos hacer los costarricenses para superar tal situación. Pedimos
a todos su patriótica colaboración para alcanzar, en beneficio de todos, objetivos
como los siguientes.
1. Lograr la Paz Laboral. - Gracias a ella lograremos evitar que por causa de paros,
huelgas, despidos o el así llamado tortuguismo, se afecte gravemente la producción y
el
desarrollo del país, se rompa la armonía que tanto necesitamos sobre todo en
tiempos
de crisis y se deteriore aún más la situación social.
Para ello será indispensable que el sector patronal acoja y resuelva favorablemente y
con prontitud las justas demandas de los trabajadores. Pero también será necesario
que el sector obrero, consciente de la grave situación económica porque se atraviesa,
mantenga sus demandas dentro de límites razonables. El diálogo entre las partes, a
través por ejemplo de comisiones mixtas, puede ayudar muchísimo para determinar,
tanto la justicia de las demandas de los trabajadores como lo razonable de sus
pretensiones.
2. Cerrar la Brecha Social. - Ha sonado la hora en que todos: gobierno,
instituciones,
empresarios y particulares, centremos nuestra atención y aunemos nuestros
esfuerzos
para mejorar, y esto como un acto de ineludible justicia, el nivel de vida de los
sectores
más desprotegidos de nuestra población. Levantar al que está caído, dignificar al que
vive en situación inhumana, es no sólo una exigencia de nuestra fe cristiana que nos
manda amar a cada prójimo como a nosotros mismos sino el mejor antídoto contra
quienes pretenden justificar la violencia y el terrorismo, como desesperada reacción
ante situaciones de miseria que la sociedad no resuelve.
Tocamos a la conciencia de los costarricenses que ya viven decorosamente para que,
contentos y agradecidos con Dios de su situación, no sigan presionando por nuevas
ventajas, permitiendo así al gobierno y los particulares emprender una gran cruzada
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
161
nacional en favor de quienes a lo largo y ancho del país sufren el flagelo de la miseria
no merecida. Destruiremos así el odio, la amargura y el resentimiento;
fortaleceremos así el amor, la fraternidad y la comprensión y a todos Dios nos
recompensará conservando y acrecentando nuestra paz.
3. Evitar la polarización. - Entendemos por polarización la renuncia al diálogo,
como medio para dirimir pacíficamente los conflictos; la malquerencia y hasta odio
con que grupos en diferente posición social, económica o política se tratan; el caminar
de estos grupos hacia direcciones contrarias, cada vez más lejanas entre sí, con el
ánimo de fortalecerse para luego combatirse; la desaparición de la clase media
costarricense, factor de equilibrio y punto de encuentro entre clases sociales, para
quedar de un lado los pocos que tienen mucho y del otro los muchos que tienen poco.
Fenómeno grave es éste, ajeno totalmente al modo de ser de los costarricenses;
fenómeno absolutamente anticristiano, pues es la negación de la fraternidad;
fenómeno trágico al que se debe en gran manera la triste situación de guerra a
muerte, de odio exacerbado que está llevando al genocidio y a la auto inmolación a
pueblos queridos y muy cercanos al nuestro.
Como Pastores, llamamos a construir la paz que Cristo nos dejó, pedimos a nuestros
hermanos costarricenses un cambio radical de actitud. Por encima de barreras ideo-
lógicas, políticas, sociales o de cualquier naturaleza, hagamos lo que siempre hemos
hecho: dialogar, comprendernos, afrontar unidos nuestros retos, forjar como una
gran familia nuestro común destino. Nuestra condición de pueblo cristiano nos
ayudará muchísimo a superar con sabiduría, decisión y firmeza los amagos de
polarización a que nos hemos referido y a seguir empujando hacia adelante la Patria
que es de todos.
2.3. LA SITUACIÓN FAMILIAR
La familia cristiana, establecida sobre el sólido fundamento del matrimonio e
inspirada en los valores perennes del Evangelio, ha jugado un papel de primordial
importancia en la forja de las virtudes cívicas y religiosas de nuestro pueblo. Esta es
una realidad incuestionable por la que damos gracias a Dios.
Pero la marejada del secularismo, la más peligrosa y devastadora herejía de nuestros
tiempos, también alcanza a la familia cristiana y provoca en ella una de las más
graves crisis de su historia.
Manifestaciones de esa crisis son las siguientes: Desintegración familiar, patentizada por el aumento considerable de los matrimonios
civiles y las uniones libres. Multiplicación de los divorcios y separaciones, a pocas se-
manas o meses de haberse casado. Muchos, aunque conviviendo bajo un mismo
techo, están separados por barreras afectivas, en muchos casos infranqueables. otros
buscan en el adulterio un pretendido escape para la honda crisis familiar en que se
debaten. Otros, finalmente, habiendo perdido toda conciencia acerca del valor
sagrado del matrimonio, lo reducen a un simple acto social o de mutua conveniencia.
Hay increíble despreocupación en muchos hogares por la educación cristiana de los
hijos, por la clase de amistades que frecuentan, las ideologías a que se adhieren, las
reuniones a que asisten y los compromisos que asumen.
De muchas de las graves situaciones que viene viviendo el país en los últimos
tiempos, protagonizadas casi en su totalidad por jóvenes en la flor de su vida, tienen
grave culpa ante Dios los padres de familia, que no han estado a la altura de su
misión.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
162
Las anteriores constataciones nos llevan a proponer lo siguiente:
1. Que el amor de Cristo a la Iglesia y de la Iglesia a Cristo sea el modelo del amor
y la donación, perpetua y exclusiva de los padres entre sí.
2. Que los padres de familia cuiden mejor de sus hijos, los eduquen cristianamente,
les den ejemplos edificantes, dialoguen con ellos, los orienten debidamente y los
comprendan.
3. Que se promueva la unión de las familias cristianas para defender sus derechos y
protegerse contra cualquier amenaza a sus más preciados valores como pueden ser
las campañas abortistas, antinatalistas, de esterilización y las que pretenden hacer de
la familia una institución superada.
4. Que toda la Iglesia apoye y estimule a los grupos apostólicos que tienen como
misión buscar la integración, santificación y plena realización de la familia y así
encaminar hacia Cristo a la sociedad entera que de ella dimana.
5. Que se promuevan en todos los hogares hábitos de vida sencilla y austera, el am-
biente donde mejor florecen las virtudes y la más eficaz defensa contra la grave crisis
económica en que nos debatimos.
2.4. LA SITUACIÓN EDUCATIVA
Grande y muy laudable es el esfuerzo que realiza nuestro país, lo mismo que la
Iglesia y otras instituciones, para garantizar el derecho a la educación a todos los
costarricenses.
Con justificado orgullo podemos decir al mundo que desde hace muchos años nuestro
presupuesto nacional dedica a la educación el más alto porcentaje.
Con satisfacción podemos afirmar que en todos los cantones del país, hasta en los
más lejanos, existe por lo menos un colegio de enseñanza media.
Expresamos nuestra gratitud y bendecimos de corazón los esfuerzos de tantos educa-
dores de ayer y de hoy que a ejemplo de Jesús de Nazaret, el Maestro por excelencia
han venido orientando a nuestra niñez y juventud por las sendas del amor a Dios y al
prójimo y por los caminos de la verdad y del amor, de la justicia y de la paz.
Pero hay fallas en la educación costarricense que urge corregir para que Costa Rica,
no sólo siga siendo lo que hasta ahora es, sino que progrese en forma acelerada hacia
nuevos horizontes de mayor progreso y bienestar integral, para lo cual .es necesario
el uso más racional de su alto presupuesto educativo y el esfuerzo permanente para
disminuir la elevada tasa de analfabetismo que aún persiste.
Hay fallas en el tipo de educación y en el modo de impartirla, según las diferentes re-
giones del país y la situación concreta de sus habitantes.
Hay fallas en la calidad profesional de los educadores, muy venida a menos en
muchos casos, por serias lagunas en su formación básica y falta de interés por
mantenerse actualizados.
Hay fallas por carencia de aquella mística que permita que el educador comprenda
que la función docente, más que un modus vivendi es un apostolado, una especie de
sacerdocio por el que más allá de la simple transmisión de conocimientos, está el
deber de crear en los educandos hábitos y virtudes que les permitan influir
benéficamente dentro de la sociedad a que pertenecen y revelar de manera más
diáfana lo que el hombre realmente es: imagen y semejanza de su Creador.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
163
Hay fallas por abusar de su condición de educadores para envenenar a la niñez y a la
juventud, tanto de nuestros colegios como de nuestras universidades, con ideologías,
no sólo contrarias a nuestro modo legítimo de ser, sino que conspiran contra
innegables valores del ser costarricense.
Por todo lo antes expuesto, pedimos a nuestros educadores, entre los cuales están in-
cluidos y no en último lugar, los educadores de la fe (profesores de Religión):
1. Que mediante el ejercicio responsable de su función docente, logren que el gran
esfuerzo nacional por educar a toda la población, coseche los mejores frutos.
2. Que busquen afanosamente su renovación y actualización a través de la lectura,
asistencia a conferencias, cursos de "aggiornamento", para que sus educandos pue-
dan beneficiarse en cada momento de los saludables y espectaculares progresos que
la humanidad va logrando en todos los campos del saber.
3. Que destaquen en sus educandos las virtudes cívicas que practicaron nuestros
mayores y con las que engrandecieron a la Patria y que les ofrezcan oportunidades
para ejercitarlas.
4. Que respeten y promuevan en la niñez y la juventud los valores cristianos de
nuestro pueblo, base indispensable para que podamos corregir las deficiencias de que
aún adolece nuestra sociedad y podamos consolidar la democracia y la libertad, la
justicia y la paz de nuestra nación.
5. Que se abstengan de trasmitir a sus educandos ideologías ajenas a nuestro modo
de ser o problemáticas que no son las de nuestro país.
6. Que se guarden, en especial, de instigar a nuestros jóvenes al odio y la violencia,
como si fueran medios legítimos de reivindicación política o social. En su fe cristiana
el pueblo costarricense ha encontrado y encontrará los caminos adecuados para
lograr tales reivindicaciones. Nuestra historia lo demuestra y nuestro futuro lo
confirmará. En esto, como en lo anterior, deben mantenerse vigilantes los padres de
familia y la sociedad en general.
2.5. LA SITUACIÓN MORAL
Damos gracias a Dios por tantos hogares y personas que a lo largo y ancho del país
encuentran en el fiel seguimiento de Jesús y la imitación de las virtudes de María, la
gracia y la inspiración para ser, por su honradez acrisolada y la integridad de sus
costumbres, modelo para todos los costarricenses.
Pero hay signos a la vez de una grave decadencia moral, ante los cuales no podemos
callar por el bien de Costa Rica. Señalemos entre otros los siguientes.
Corrupción tanto en el sector público como en el privado. De algunos casos, los que
logran comprobarse, informan los medios de comunicación colectiva. De los más es-
candalosos no es posible informar porque son hábilmente envueltos en un secreto
impenetrable.
Trasiego de armas, negocio altamente lucrativo, ejercido por personas sin conciencia
ni sentimientos, a quienes por lo mismo no preocupa en absoluto si las armas que
comercian van a las guerrillas o a grupos terroristas, que buscan por la violencia
terminar con la tranquilidad y la institucionalidad del país.
Comercio con pasaportes y otros documentos migratorios, con el que se explota
indignamente a personas víctimas de situaciones políticas o sociales y al que se ha
dado en llamar trasiego de almas.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
164
Producción, contrabando y distribución de drogas cuyo consumo, desgraciadamente
favorecido por ciertas disposiciones legales vigentes, destruye física, moral y
espiritual-mente a lo más promisorio de nuestra población: la juventud.
Proliferación de bares y cantinas, con lo que se fomentan la embriaguez y el
alcoholismo con su interminable secuela de males morales y espirituales.
Recordamos que la distribución o venta de bebidas alcohólicas en turnos y otras
actividades de la Iglesia, está claramente prohibida por disposiciones anteriores de
nuestra Conferencia Episcopal.
Aumento alarmante de la prostitución, de la circulación de revistas pornográficas, de
centros que comercian con el sexo y la droga, y de la exhibición de películas abierta-
mente inmorales, tanto en salas de cine como en la televisión.
La violación de tres mandamientos divinos: no robarás, no matarás y no fornicarás es
la causante del descalabro moral a que acabamos de referirnos.
No faltarán quienes nos acusen de moralismo por denunciar estos hechos, pero la
situación es tan grave que, cambiamos de rumbo o se hunde el país. ¿Es que acaso
estamos olvidando las lecciones de la historia?
Nuestro llamado es muy sencillo, pero si lo ponemos en práctica curará los males que
nos amenazan. Nuestro llamado es a la conversión, a que volvamos los ojos a Dios, a
respetar sus mandamientos, a no buscar ni aceptar dinero producto de pecado, a
comprender que entre la gloria de ser pobre pero honrado y el baldón de ser rico pero
con dineros mal habidos, el cristiano y cualquier hombre de bien debe preferir
siempre lo primero.
3. LA CAMPAÑA ELECTORAL
Damos gracias a Dios porque en Costa Rica, como se dijo antes, se elige a nuestros
gobernantes por la vía del sufragio libre, limpio y democrático, a diferencia de otras
latitudes donde son impuestos por la fuerza de las armas.
Reiteramos nuestra fe y confianza en los Magistrados del Tribunal Supremo de
Elecciones y les agradecemos cuanto hacen para facilitar a todos los costarricenses el
ejercicio de su derecho a elegir y ser elegidos.
Instamos a todos nuestros compatriotas a conservar, apreciar y fortalecer con actitu-
des concretas la institución del sufragio y a aceptar sin regateos lo que por tal camino
decidan las mayorías. Que nuestras próximas elecciones, igual que las anteriores, se
realicen dentro de un clima de fiesta y alegría nacional.
Sobre el desarrollo de la campaña electoral, consideramos nuestro deber manifestar
lo siguiente.
3.1. QUE SEA UNA CAMPAÑA DE ALTURA
Si hay un momento en nuestra historia republicana en que todos los costarricenses
debemos convertirnos en artífices de la paz y forjadores de la fraternidad, es éste
porque atraviesa la nave de la Patria. Es por ello que como Pastores de la grey y con
la imparcialidad propia de quienes estamos al servicio de nuestro pueblo sin distingos
de ninguna especie y mucho menos partidaristas, pedimos que la campaña electoral
que está a punto de entrar en su fase definitiva, se caracterice por ser ante todo una
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
165
exposición seria, serena, responsable y sincera de los programas con que cada
partido piensa responder a los graves retos de nuestro presente y futuro.
Repudiamos, por tanto, con toda la fuerza de nuestro espíritu, campañas que susciten
el odio de unos costarricenses contra otros; campañas montadas sobre la espernible y
anticristiana plataforma de insultos, imprecaciones, infamias, calumnias y
difamaciones contra cualquiera de los partidos o sus candidatos; campañas inspiradas
en promesas imposibles de cumplir, con lo que se genera desilusión en los votantes y
pérdida de fe en los valores democráticos. Conociendo la madurez del pueblo
costarricense, estamos seguros de que quienes recurran a tal clase de argumentos,
sólo van a conseguir el más contundente rechazo de la ciudadanía.
3.2. QUE TODOS CUMPLAN CON EL DEBER DE VOTAR
Si la bondad de Dios y la decisión de nuestro pueblo, pone en nuestras manos la de-
signación de nuestros gobernantes, mal haría cualquier costarricense que pudiendo,
dejara de votar. Ni siquiera se justificaría la abstención bajo el pretexto de que
ninguno de los candidatos satisface. Siempre alguno de ellos, a juicio de cada
votante, ofrecerá mayores garantías de hacer la clase de gobierno que en la actual
coyuntura necesita el país. Por tanto, averigüe cada uno si está debidamente inscrito
en el Padrón Electoral y si tiene al día su cédula de identidad.
Bien sabemos los Pastores que ningún candidato debe hacer política sirviéndose de
los sentimientos religiosos de las grandes mayorías de nuestro pueblo, pero en
nuestra condición de Obispos de tal pueblo, es nuestro deber ineludible pedir a
quienes pretenden gobernarnos, que respeten los derechos de Dios sobre la sociedad;
que garanticen a la Iglesia la indispensable libertad para el fiel cumplimiento de la
misión que Jesucristo le confió y que orienten su acción de gobierno hacia el logro de
la plena realización humana y cristiana de sus gobernados.
3.3. QUE SEA UNA CAMPAÑA AUSTERA
El país atraviesa por una de las más graves crisis económicas de su historia y no
exageramos cuando decimos que ya el hambre toca a la puerta de muchos hogares
costarricenses por causa del desempleo, del sub-empleo y del alto costo de la vida.
En tal situación, cometería un grave pecado social quien desde el gobierno, de sus
instituciones u otros campos de la vida nacional, gastara innecesariamente recursos
que son indispensables para acudir en auxilio de los sectores más necesitados de
nuestra población. Esto vale también para los partidos políticos.
Consideramos saludable, para el libre juego democrático, que del erario nacional se
asignen recursos a los partidos políticos, que les permitan exponer al electorado sus
líneas programáticas, sin el serio riesgo que para la democracia significaría el tener
que depender para su financiación de minorías económicamente poderosas que
impondrían sus condiciones, alejadas muchas veces de los legítimos intereses de las
grandes mayorías. Pero así como el presupuesto nacional es una autorización para
gastar y no una obligación de gastar todo lo asignado, si ello no es necesario,
también los partidos políticos deben realizar su campaña con gran austeridad,
economizando así muchos millones y dando prueba, anticipada y fehaciente, de que
una vez en el poder gastarán sólo lo que se necesite para gobernar con eficiencia,
pero sin jamás derrochar, cosa que nadie debe hacer, menos en un país pobre como
el nuestro.
3.4. QUE LOS SACERDOTES NO INTERVENGAN EN POLÍTICA PARTIDISTA
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
166
Como muy bien lo enseña el documento de Puebla, la política es el campo propio de
los laicos, mientras que los Pastores, teniendo por misión construir la unidad, "se
despojarán de toda ideología político-partidista que pueda condicionar sus criterios y
actitudes". Dice también Puebla que si los sacerdotes militaran en política partidista
"correrían el riesgo de absolutizarla y radicalizarla, dada su vocación a ser hombres
de lo absoluto". Sobre los religiosos, el mismo documento afirma que deben resistir
"a la tentación de comprometerse en política partidista, para no provocar la confusión
de los valores evangélicos con una ideología determinada" (Ver Puebla, Nos. 524 a
529).
A la luz de tan claros principios, que reiteran lo que los Sumos Pontífices hasta Juan
Pablo II han venido enseñando por largos años, absténganse los sacerdotes y
religiosos de toda participación en política partidista, tanto durante la campaña
política que se avecina, como en cualquier otra circunstancia. Serán así factor de
unión y no de división dentro de la comunidad cristiana y fortalecerán también la
confianza que nuestro pueblo tiene puesta en la Iglesia como una instancia a la que
todos pueden acudir, cuando por cualquier circunstancia, estuviese en peligro la
concordia y armonía de la nación. Cumplan, eso sí, con el deber de votar, dando así
ejemplo a los demás del deber de ejercer tan importante obligación.
4. EPÍLOGO
Llegamos así al final de esta Carta Pastoral, con que hemos querido responder a la
demanda que con toda razón nos han venido haciendo muchos fieles, de una
orientación cristiana, en un momento particularmente difícil de la vida del país.
A través de ella nos hemos referido a muchas cosas buenas de las que nos enorgu-
llecemos, pero hemos creído un deber señalar también aquellas cosas malas que nos
avergüenzan y preocupan, con un solo propósito en mente, cristiano y patriótico a la
vez: que lo bueno resplandezca con nuevos fulgores y que lo malo se corrija con
coraje y prontitud para que nuestra amada Costa Rica, oasis de paz dentro de un
mundo conturbado, conserve las virtudes y valores por que se le reconoce y admira
en América y el mundo.
Que Cristo, luz, verdad y camino nos siga acompañando como a los discípulos de
Emaús en nuestro infatigable caminar de peregrinos hacia la Casa del Padre y que
nuestra Señora de los Angeles, en cuya gloriosa fiesta os entregamos esta carta, siga
siendo la "vida, dulzura y esperanza nuestra".
San José, Agosto 2 de 1981
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José y Presidente de la
Conferencia Episcopal
t Ignacio Trejos Picado
Obispo de San Isidro de El General
t José Rafael Barquero Arce
Obispo de Alajuela
t Héctor Morera Vega
Obispo de Tilarán
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
167
t Antonio Troyo Calderón
Obispo Auxiliar de San José y Secretario
de la Conferencia Episcopal
t Alfonso Coto Monge
Vicario Apostólico de Limón
22. NAVIDAD 1981 - UNIDOS EN LA ESPERANZA. CARTA PASTORAL DEL
EPISCOPADO COSTARRICENSE SOBRE LA CRÍTICA SITUACIÓN QUE VIVE EL PAÍS
INTRODUCCIÓN
Los Obispos de Costa Rica, conscientes de la difícil situación por que atraviesa el país,
entregamos a nuestro pueblo la presente Carta Pastoral, con la que deseamos contri-
buir a que el amor, la justicia y la paz, preciosos dones que el Salvador Divino nos
trajo desde el cielo, lejos de resquebrajarse en nuestra Patria, se fortalezcan día con
día para beneficio de todos los costarricenses.
Si el deber pastoral nos obliga a presentar a nuestro pueblo un panorama bastante
sombrío, la esperanza cristiana nos permite afirmar que con la ayuda de Dios, el
amparo de María y la generosa disposición de la ciudadanía, superaremos felizmente
los problemas que hoy nos agobian y caminaremos seguros hacia días mejores para
todos.
Tres partes abarca nuestro mensaje navideño: situaciones que nos preocupan, causas
que las producen y remedios que proponemos para enfrentarlas.
1. SITUACIONES QUE NOS PREOCUPAN
Por la grave amenaza que presentan para nuestra paz social, señalamos las siguien-
tes:
1.1. Que sea Costa Rica, como recientemente lo ha informado la prensa, el país
centroamericano que registra la más grave escasez de alimentos de primera
necesidad. Parecen confirmar tal información las filas interminables frente a los
estancos; el no poder conseguir, aún con dinero en mano, ciertos artículos esenciales
o por lo menos no poder adquirirlos en cantidades que se requieren y el que ya se ha
hecho costumbre en muchos comercios el no vender ciertos artículos si no se com-
pran otros, lo que muchos pobres no pueden hacer por falta de recursos.
1.2. Que la inflación sea este año en Costa Rica del 54%, la más alta de toda Centro-
américa y, lo que es aún mas grave, que en un solo año haya aumentado en un
360%, ya que el Fondo Monetario Internacional informó que en 1980 había sido del
18%. Como a todos nos consta, son los pobres los más duramente golpeados por la
inflación, razón por la cual pedimos los Obispos que se haga cuanto sea necesario
para contener su galopante ascenso.
1.3. Que el 65% de los asalariados del país ganen menos de (£3.000,00 mensuales.
Si tomamos en cuenta el valor que el dólar ha registrado en los últimos meses, eso
significa que los salarios se han reducido a escasamente una cuarta parte de su
anterior valor. ¿Qué puede hacer un padre de familia con tales salarios para pagar
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
168
alquiler de casa, cubrir los recibos de luz y agua y dar de comer, curar y educar
a sus hijos?
1.4. Que si ya el desempleo es grave, porque afecta a decenas de miles de nuestros
compatriotas, más grave lo será en las próximas semanas, cuando termine la re-
colección del café.
1.5. Que pese a la difícil situación, muchísimos costarricenses pertenecientes a todos
los estratos sociales, siguen derrochando quizá más que antes. Prueba de ello es que
en un encuentro futbolístico celebrado en un día ordinario de trabajo, miles de
personas no sólo dejaron de trabajar, sino que pagaron más de medio millón de
colones para presenciar el encuentro. Tres días después, en otro certamen, la re-
caudación superó los seiscientos mil colones. Igual derroche se da en los moteles, los
clubes nocturnos, los cines y las cantinas. Algunas gentes, respondiendo no sabemos
a qué intereses, afirman que tales cosas suceden como un desahogo y para olvidarse
de la mala situación. Eso es absolutamente falso, pues no son sólo los pobres los que
así derrochan sino también los ricos. Nosotros creemos que eso es culpa de una
irresponsabilidad que no tiene nombre y que por ese camino lo único que nos espera
es el caos.
1.6. Que en la vida política nacional, entre los hombres que a ella se dedican a todos
los niveles, no falten quienes cedan a la presión, tanto de grupos partidistas como de
otros sectores, que anteponen sus propios intereses a los de la patria, que es de
todos.
1.7. Que en la difícil situación, algunos malos costarricenses se han aprovechado
para amasar de la noche a la mañana inmensas fortunas. Tal es el caso de los que
especulan con los dólares y provocan así el empobrecimiento de las grandes
mayorías, debido al alto costo de la vida que tal especulación produce.
Sin pretender jamás ser exhaustivos, señalamos algunas de las que nos parecen más
importantes:
2.1. FALTA DE ESTÍMULO A LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS
Nuestros pequeños y medianos agricultores no logran levantar cabeza. Viven
crucificados por insumos a precios astronómicos, por intereses bancarios sumamente
elevados y por intermediarios que sólo piensan en ganar ellos, sacrificando por igual a
productores y consumidores.
Los Obispos de Costa Rica demandamos justicia estímulo para nuestros agricultores.
Tenemos absoluta certeza de que es el único camino para que el país cuente pronto
con alimentos suficientes para atender a su población y poder también exportar. La
certeza nos la da la gallardía de nuestros agricultores en su bien probado amor al
trabajo.
2.2. INJUSTAS RELACIONES EN EL COMERCIO EXTERIOR
Reside la injusticia en el bajo precio a que se paga lo que exportamos y el alto precio
a que debemos pagar lo que importamos. La solución a este problema sólo la
lograremos uniéndonos a tantas otras naciones del mundo en igual situación, para
exigir de las naciones desarrolladas que pasen de buenas intenciones y hermosas
palabras a un trato justo y considerado para las naciones en vías de desarrollo. En los
así llamados diálogos Norte-Sur, este asunto es de capital importancia.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
169
2.3. POCA AYUDA DE LAS NACIONES AMIGAS
A los amigos se les conoce en los momentos de aflicción y necesidad. Nosotros
pasamos por uno de esos momentos y esperamos con toda razón que se nos ayude,
no con la actitud del mendigo, sino de quien necesita esa ayuda para explotar sus
propios recursos y con el trabajo de su pueblo salir del atascadero. Hasta ahora poco
se nos ha ayudado y esto nos duele de verdad. Instamos a los gobiernos amigos, a
los bancos que nos han favorecido con sus créditos y al Fondo Monetario
Internacional, para que ofrezcan una ayuda efectiva a Costa Rica, seguros de que
nuestro país no les defraudará.
2.4. REPERCUSIÓN NEGATIVA DE LO QUE ACONTECE EN CENTRO AMÉRICA
Por su posición geográfica y política dentro del istmo centroamericano, es imposible
imaginar que no vayan a afectarnos en múltiples formas las convulsiones sociales que
trastornan a varios países del área. Problemas como el de los exiliados políticos, de
los refugiados, de la penetración ideológica, del tráfico de armas, agravan aún más la
crisis que padecemos.
2.5. FRECUENTES CONFLICTOS LABORALES
Cuando todos debemos empeñarnos por llevar al máximo la producción nacional,
resulta en extremo deplorable que repetidos conflictos laborales produzcan el efecto
contrario y así nos empobrezcamos más. Pedimos voluntad patriótica al sector
patronal y los líderes sindicales para que salvaguardada siempre la justicia, se
fomenten relaciones armónicas que eviten el que una sola hora de trabajo tenga que
perderse por causa de tales conflictos.
3. REMEDIOS QUE PROPONEMOS
Frente a la grave situación que hemos descrito, la Iglesia Católica ni puede
permanecer indiferente ni se va a conformar con simples denuncias, cosa a la que tan
acostumbrados están los demagogos. Propone soluciones y ofrece, ella misma una
ayuda importante a los que pudieran verse más afectados por la crisis.
Como Iglesia, llamada a tener compasión de las multitudes a ejemplo de Cristo, hare-
mos hasta lo imposible para impedir que cualquier costarricense vaya a sufrir
hambre. Lo haremos para cumplir gozosamente con el supremo mandamiento del
amor prójimo. Lo haremos también para impedir que los agitadores, aquellos que
nunca faltan en tiempos difíciles, quieran aprovechar la situación para llevar agua a
sus molinos políticos o ideológicos. Una vez más la Iglesia hará lo posible por salvar a
la sociedad en que se encarna y preservar sus mejores valores. Para lograr tan
importante objetivo, disponemos lo siguiente:
3.1. Cada Parroquia, con personal de su propia comunidad, levantará un censo de los
desempleados y de cuántos se encuentren en necesidad por causa de la crisis
económica que padecemos.
3.2. Cada Parroquia constituirá, igualmente, lo que podríamos llamar una bolsa de
trabajo, que permita el encuentro de los que están sin trabajo y de los que necesitan
servicios. Esto puede ayudar notablemente a disminuir los graves efectos del
desempleo.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
170
3.3. Todas y cada una de las Parroquias del país, apuntará con decisión a lograr el
siguiente objetivo: atender ella misma con sus propios medios, a sus feligreses
necesitados. Los párrocos y demás sacerdotes organizarán a sus comunidades, en el
centro y los distritos, para que mediante una verdadera comunión cristiana de bienes,
los que más tienen ayuden a los que menos tienen. Crearán al efecto una comisión
central y cuantas subcomisiones sean necesarias para recaudar dinero, víveres, ropa,
medicinas, etc., para auxiliar con ellos a los necesitados.
3.4. Cáritas de Costa Rica, por su parte, debe movilizarse para que con recursos pro-
pios y ayudas internacionales, pueda reforzar a las parroquias que por sí solas no
puedan atender a todos sus necesitados.
3.5 Autorizamos desde ya a todas las Juntas Edificadoras, Consejos Parroquiales y
otros organismos de la Iglesia que cuenten con fondos, para destinar parte de
los mismos al fondo de atención los necesitados.
3.6. Apelamos a los sentimientos cristianos de nuestros fieles para que acojan con
entusiasmo nuestro llamado y contribuyan generosamente. Mantendremos así a Costa
Rica libre de la violencia que el hambre podría provocar, con funestas consecuencias
para todos.
3.7. Instamos vehementemente a las otras Iglesias Cristianas, a las Municipalidades,
Cámaras Patronales, Sindicatos, Asociaciones, Juntas de Vecinos, etc., para adoptar
medidas similares a las que proponemos y contribuir así desde su propio campo a
mitigar los efectos de la crisis que padecemos. Para evitar abusos, será muy
necesario que todos estos organismos coordinen entre sí sus propios esfuerzos.
3.8. Solicitamos del Gobierno Central y de las Instituciones Autónomas, que dentro
de la situación imperante, den absoluta prioridad a la atención de las necesidades de
la población. Otras obras no del todo indispensables pueden esperar mejores tiempos
para su realización.
3.9. Pedimos encarecidamente a todos los costarricenses celebrar santa y austera-
mente la Navidad, hacer el mejor uso posible del aguinaldo; abstenerse de gastar en
cosas innecesarias y hasta superfluas y ahorrar todo lo que puedan para los meses
difíciles que aún nos esperan.
3.10. Hacemos finalmente un llamado vehemente al capital costarricense para que
acepte, mediante el pago de impuestos más elevados, una más justa distribución del
ingreso nacional. Deben todos comprender que la mayor riqueza de Costa Rica es su
estabilidad institucional, su democracia y su paz. Ningún precio será elevado, cuando
se trata de salvaguardar valores tan fundamentales. No permita Dios que por culpa
del egoísmo, de la indiferencia y la falta de clarividencia de algunos, la situación se
deteriore aún más, surja la violencia, se entronice el caos y sucumba el país.
EPÍLOGO
Que el Divino Jesús, cuyo nacimiento colma de regocijo nuestro espíritu en estos días,
ilumine con celestiales fulgores la mente y el corazón de nuestros gobernantes, nues-
tros políticos, nuestros hombres de empresa y de todos cuantos tanto pueden hacer
para mejorar nuestra actual situación. Contribuirán así a que la paz que Él nos trajo
del seno de su Padre, siga siendo la refulgente estrella que alumbre a la Patria, el
camino que la conduzca a sus mejores destinos.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
171
Pedimos a todos los sacerdotes leer y comentar la presente Carta Pastoral en todas
las Misas que se celebren el domingo siguiente a su recepción.
Dada en San José, el 1° de diciembre de 1981.
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José y Presidente de la
Conferencia Episcopal
t Ignacio Trejos Picado
Obispo de San Isidro de El General
t José Rafael Barquero Arce
Obispo de Álajuela
t Héctor Morera Vega
Obispo de Tilarán
t Antonio Troyo Calderón
Obispo Auxiliar de San José y Secretario
de la Conferencia Episcopal
t Alfonso Coto Monge
Vicario Apostólico de Limón
23. UNA LLAMADA DE LOS OBISPOS DE COSTA RICA A LA CONCIENCIA DEL PAÍS
Carta Pastoral colectiva del Episcopado Costarricense
13 de marzo de 1988
PREÁMBULO
Si el Concilio Vaticano II nos advierte que "los gozos y las esperanzas, las tristezas y
las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de
cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los
discípulos de Cristo"1, con mayor razón deben serlo de nosotros, a quienes "el Espíritu
Santo... ha constituido Obispos para apacentar la Iglesia de Dios"2 .
Si compartimos por una parte con nuestro pueblo sus legítimas esperanzas y alegrías,
deber profético nuestro es señalar lo que en las actuales circunstancias es causa para
ese mismo pueblo de preocupación, incertidumbre y desaliento. Si lo hacemos no es
con el ánimo de mortificar a nadie, trátese del Gobierno, de sus Instituciones o de la
iniciativa privada, sino para que los males se curen a tiempo y no se agraven más,
para que sean atendidos con prontitud los justos reclamos de la población, para que
no se siga deteriorando la atmósfera social del país y de esa manera se echen bases
sólidas a la paz, de la que gracias a Dios seguirnos disfrutando dentro de esta
América Central, estremecida por la violencia y lacerada por hondas divisiones.
Deseamos ardientemente ser artífices de aquella unidad a la que el Divino Maestro
nos invita cuando dice: "Padre Santo, guárdalos por tu Nombre..para que sean uno
como nosotros''.3
ALGUNAS PREOCUPACIONES
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
172
Sin perjuicio de que en otros documentos ahondemos más profundamente en algunos
de los temas, los siguientes son los que de momento más nos preocupan:
1. EL GASTO PÚBLICO
Reconocemos los esfuerzos que el Gobierno central y algunas instituciones
descentralizadas han venido haciendo para reducir el gasto público, trasladando a la
esfera privada ciertos servicios que aquélla puede cumplir hasta con más eficiencia.
Pero pensamos los Obispos de Costa Rica que mucho más puede hacerse en este
campo. Creemos por ejemplo, que se hace necesaria una revisión profunda del
aparato estatal, para lograr una mayor eficiencia en su funcionamiento y en el gasto.
Constitución "Gozos y Esperanzas" N° 1
Hechos de los Apóstoles, 20, 28 Evangelio de
San Juan, 17, 11
Estamos convencidos de que, si los empleados públicos trabajaran más a conciencia,
el rendimiento de su trabajo sería mucho mayor y así se podrían atender igual y hasta
mejor los servicios a ellos confiados.
Si el material de oficina no se derrochara, si a los equipos y maquinaria se les tratara
con delicadeza y se les diera adecuado mantenimiento, si servicios como el agua, la
luz y el teléfono se usaran con austeridad, si todo lo suntuario se eliminara, si los
viajes al exterior se redujeran al mínimo indispensable, bien podrían economizarse
cientos y hasta miles de millones que se destinarían a cubrir necesidades apremiantes
de los sectores más necesitados de la población. Pensamos que dentro de este tema
debemos mencionar la distribución del presupuesto público. Vemos con preocupación
las consecuencias que se originan de la falta de una distribución más justa y
equitativa del presupuesto nacional, pues mientras algunas dependencias del Estado
carecen hasta de lo indispensable, otras incurren hasta en el derroche. Todo esfuerzo
que se haga en la racionalización del gasto público y en la más justa distribución del
presupuesto, los Obispos lo agradeceremos muy sinceramente.
2. ALTO COSTO DE LA VIDA
Cada vez es más fuerte el clamor de la gente porque todo sube. Suben los artículos
de primera necesidad; suben la luz, el agua y el teléfono; suben los alquileres, sube el
transporte, etc., mientras el pueblo considera que los salarios no suben en igual
proporción.
Sabemos que estamos ante un problema sumamente complejo, ya que si al productor
no se le pagan precios justos por lo que produce, sencillamente tendrá que dejar de
producir, con lo que se empeoraría la situación del consumidor, al tener que pagar a
precios mucho más elevados, lo que se tuviera que importar del exterior.
Pero creemos que del alto costo de la vida, son principalmente responsables muchos
intermediarios que pagando injustamente a los productores, cobran precios de usura
a los consumidores. Es hora ya de que se regule la ganancia de los intermediarios y
que lo que éstos están contraído abusivamente favorezca por una parte al productor,
pagándole más por lo que produce; y por otra al consumidor, vendiéndole a un precio
más bajo lo que consume.
Sobre tema tan importante y actual, dice Su Santidad Juan XXIII, citando a Pío Xl: "A
la realización del bien de la comunidad contribuye en gran manera la justa proporción
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
173
entre los salarios"; pero añade a renglón seguido: Con ello se relaciona a su vez es-
trechamente la justa proporción de los precios de venta de los productos obtenidos
por los distintos sectores de la economía, cuales son la agricultura, la industria y otros
semejantes"4.
De cómo se establezcan justas relaciones entre productores, intermediarios y
consumidores, va a depender en gran manera que baje el costo de la vida, se alivie la
situación de muchos costarricenses y se fortalezca en forma significativa la paz social
del país.
Encíclica "Madre y Maestra", N° 139
3. CORRUPCIÓN
Cuando hablamos de la corrupción, nos referimos al cáncer que más gravemente
afecta a la sociedad contemporánea aquí y en el mundo entero. La corrupción no se
circunscribe a la esfera pública, sacude con igual intensidad a la actividad privada.
Tan corrupto es el que ofrece dádivas para lograr prebendas, como el que las acepta.
Por culpa de la corrupción, las cosas cuestan más, lo mismo que las obras de
infraestructura y similares. La corrupción es culpable también de que se afecte la
calidad de dichas obras. La corrupción contamina gravemente la atmósfera moral de
la Nación y conspira, como la que más, contra su desarrollo integral.
El Documento de Puebla, refiriéndose a la corrupción, expresa lo siguiente: "Exhorta-
mos a todos a que luchen contra la corrupción económica en los distintos niveles,
tanto en la administración pública, como en los negocios particulares, pues con ella se
causa grave perjuicio a la gran mayoría"5. Secundando la exhortación de los Obispos
latinoamericanos, apelamos a todos los costarricenses, cristianos o no, del Gobierno o
de otras instancias de la vida nacional, para que iluminados por la fe de Jesucristo, o
guiados por su recta conciencia, resplandezcan ante Dios y ante los hombres por su
honradez acrisolada, por ser absolutamente insobornables y por respetar en cada
momento el mandamiento divino de "No robarás".
Sabedores por otra parte, que los salarios injustos, aquellos que no alcanzan para
cubrir necesidades vitales de las personas, son frecuentemente causa de corrupción,
pedimos que se haga todo esfuerzo para que una política de salarios justos, tanto por
parte del Gobierno como por parte del sector privado, contribuya a salir al paso de
tan grave mal.
4. CAMPAÑA POLÍTICA ADELANTADA
Los Obispos de Costa Rica saludamos en su momento, con verdadero entusiasmo, la
intención de los Partidos de acortar el tiempo de la campaña política y reducir sustan-
cialmente el porcentaje de recursos públicos asignados a su financiación. Pero lo que
ahora contemplamos nos causa gran desilusión, como a la inmensa mayoría de los
costarricenses. A dos años de las próximas elecciones, los partidos políticos están en
plena campaña y gastando millones de millones en sus contiendas internas y frente a
otros partidos. Pero eso con todo y lo grave que es, engendra males mucho mayores,
como lo son distraer fuerzas importantes que debieran orientarse al trabajo
productivo y de enturbiar el clima de fraternidad y pacífica convivencia que tanto
necesita nuestro país para impulsar en todos los frentes su desarrollo integral.
Hacemos votos porque en la Asamblea Legislativa se dé la voluntad política necesaria
para legislar en los dos sentidos antes mencionados.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
174
Documento de Puebla, N° 1227
Con respeto, pero con vehemencia, instamos a los partidos políticos a moderar su
campaña y a la Asamblea Legislativa para que cuanto antes, legisle en el sentido
indicado, lo que esperamos ansiosamente todos los costarricenses,
independientemente de sus simpatías partidaristas. Asimismo pedimos que, por
encendidas que sean las posiciones, se respete profundamente la dignidad y el honor
de las personas.
5. COORDINACIÓN ENTRE LOS SUPREMOS PODERES
Consideramos como de imprescindible necesidad que tal coordinación se dé, ya que
conflictos como el de los oreros y el de los ex-combatientes de 1948, pudieron
haberse evitado, lo mismo que el deterioro de la convivencia social que produjeron, si
entre los Poderes Legislativo y Ejecutivo se hubiera actuado de manera coordinada.
En ambos casos se emitieron leyes sobre cuya oportunidad no nos corresponde pro-
nunciarnos, pero que otorgaron derechos a sus beneficiarios. En el caso de los oreros
a indemnización, previa comprobación de derechos ante un Juzgado del país y en el
caso los ex-combatientes, una pensión.
Ambos grupos, en posesión de un instrumento legal, comenzaron a tocar puertas en
demanda de que se cumpliera lo prometido y, al no lograrlo, presionaron en la forma
que todos conocemos, aunque no la compartamos.
¿Quién fue el primer culpable de que estas lamentables situaciones se presentaran?
Creemos sinceramente que las Autoridades que, sea por presiones de grupos o por
otros intereses, ofrecen fácilmente, también mediante leyes, beneficios que luego no
cumplen.
Todo lo anterior nos mueve a pedir respetuosamente una mejor coordinación entre
Poderes para que, evitando situaciones como las arriba apuntadas, se salga al paso
de la descomposición social y sus imprevisibles consecuencias.
Se debe dar a los problemas nacionales por lo menos la misma profunda atención que
se ha venido dando a los internacionales. Sólo así será posible trabajar por la paz de
los de dentro y los de fuera, ambas cosas dignas del mayor encomio.
6. EMPLEO
Nos complace saber que el desempleo en Costa Rica es el más bajo en América Latina
y que algo parecido sucede con la inflación. Pero a nosotros y a todos los ciudadanos
nos preocupa que aún haya miles de costarricenses que por falta de empleo no
cuentan con los medios necesarios para satisfacer siquiera sus más perentorias
necesidades. Nos preocupa igualmente la enorme diferencia a todas luces injusta,
entre salarios y salarios.
El Concilio Vaticano II nos recuerda que todo hombre tiene derecho al trabajo y que
"es deber de la sociedad... ayudar según sus propias circunstancias a los ciudadanos
para que puedan encontrar la oportunidad de un trabajo suficiente"6.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
175
Pedimos encarecidamente, en especial a los particulares, que fomenten toda clase de
inversiones sanas que permitan a muchas personas la obtención de un empleo, en
lugar de conformarse con vivir holgadamente de los intereses de sus depósitos. No
debemos olvidar que donde hay trabajo hay pan y que donde hay pan hay paz.
Mucho ayudará a combatir el desempleo la repatriación de capitales, cosa a la que ex-
hortamos a todos los costarricenses. No es moral tener en el extranjero recursos que,
habiendo sido generados en el país, deben invertirse aquí para beneficio de nuestros
conciudadanos.
7. EL PROBLEMA DE LAS FINANCIERAS
El país se ha visto estremecido en los últimos meses por el colapso de decenas de Fi-
nancieras privadas, en las que miles de costarricenses perdieron más de dos mil
millones de colones de la noche a la mañana.
Unos invirtieron en ellas por avaricia, por afán de recibir jugosos intereses que
multiplicaran rápidamente sus fortunas.
Mal hicieron, pues aceptar intereses de usura es algo inmoral, inaceptable a la
conciencia de un verdadero cristiano. Otros lo hicieron más bien por necesidad, con la
esperanza de ver aumentados sus exiguos recursos, con los cuales poder hacer frente
a la vejez y a la enfermedad. Pero lo cierto es que unos y otros perdieron, aunque la
culpa sea mayor en los primeros que en los segundos.
Creemos los Obispos que a la dolorosa experiencia que hoy viven muchos costarricen-
ses, debe responder la Asamblea Legislativa, emitiendo la legislación adecuada; y el
Poder Ejecutivo, tomando las medidas pertinentes para que situaciones semejantes
no vuelvan a presentarse.
8. DEUDA EXTERNA
Una de las cargas más pesadas para los países del Tercer Mundo y quizá la más
grande limitación a su bienestar y desarrollo, es la deuda externa.
No emitimos juicio sobre si ese endeudamiento fue siempre justificado y bien emplea-
do, pero ante el hecho de su existencia, creemos deber nuestro apelar ante las
naciones e instituciones acreedoras para que acepten condiciones de pago tales que
aseguren una vida sencilla pero decorosa para nuestros pueblos y que permitan a la
vez nuestro sostenido desarrollo, único modo de poder honrar nuestros compromisos.
La Comisión Pontificia de Justicia y Paz, sobre este problema de la deuda expresa lo
siguiente: "Una ética de supervivencia debe guiar los comportamientos y las
decisiones, evitar las rupturas entre acreedores y deudores; ... respetar al deudor
insolvente y no imponerle exigencias inmediatas que no podría sobrellevar... Á partir
del Evangelio, otros comportamientos deberían ser examinados como la aceptación de
moratorias, la remisión parcial o incluso total de las deudas y ayudar a los deudores a
recobrar su solvencia" 7.
Jamás puede olvidarse que la economía está al servicio del hombre y no el hombre al
servicio de la economía.
Constitución "Gozos y Esperanzas". N° 67
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
176
9. LA ESTERILIZACIÓN
Los Obispos de Costa Rica somos conscientes de las serias dificultades que algunos
esposos experimentan por la llegada de nuevos hijos, lo que impulsa a algunos, más
por desconocimiento de la ley divina que por mala fe, a pensar en la esterilización.
Por otra parte, son preocupantes los intentos abiertos o solapados que personas unas
veces, e instituciones públicas otras, hacen con miras a lograr la aceptación y hasta la
legalización de la esterilización.
Conscientes de que nunca es lícito hacer un mal para que venga un bien, máxime
cuando éste es sólo aparente, expresamos por esta vez en forma muy sintética, los
principios morales fundamentales que rigen la esterilización:
a) La esterilización es un acto que viola el cuerpo en sus órganos genitales, de
manera que el ser humano queda inhabilitado para procrear hijos. Cabe destacar aquí
la gran diferencia que existe entre los órganos genitales y otros órganos, pues
mientras los segundos son únicamente para bien del individuo, los genitales lo son
para el bien de la especie humana.
b) La esterilización sólo es lícita si la amputación de un órgano genital es estric-
tamente necesaria para garantizar la salud y hasta la vida de una persona. En este
caso, el bien del todo justifica el sacrificio de una de sus partes.
c) Pero la esterilización directa, esto es la que pretende como medio o como fin
hacer imposible la procreación, es una grave violación de la ley moral, y por lo tanto
ilícita.
Pío Xll, en un discurso dirigido a las comadronas con fecha 20 de octubre de 1951,
manifestó: "Que la misma Autoridad Pública no tiene derecho ninguno bajo ningún
pretexto, a hacer ninguna indicación de permitirla, ni mucho menos de prescribirla o
hacerla cumplir en daño de inocentes''.
Cuando se abren las puertas a mutilaciones innecesarias, como las que tienen por fin
la esterilización directa, podemos saber dónde se comienza, pero nunca dónde se ter-
mina.
La posición de la Iglesia frente a la esterilización es producto de su defensa
apasionada del hombre y de la vida, por lo que con toda razón pedimos para tal
posición, el apoyo del pueblo católico y, en especial, de nuestros profesionales en
ciencias médicas.
10. PORNOGRAFÍA, ALCOHOLISMO Y NARCOTRÁFICO
Son también problemas que nos preocupan hondamente, por los efectos devastadores
que están produciendo en nuestra población, especialmente en la juventud, llamada a
ser reserva moral de la Iglesia y de la Patria.
Por lo que se refiere a la pornografía, llevada a extremos intolerables, sobre todo por
la televisión nacional y extranjera, instamos vehementemente a nuestros cristianos,
dueños o directores de medios de comunicación social, como la prensa, el cine y la
Consideración Ética de la Deuda Externa, pág. 13
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
177
televisión, para que, movidos por el bien común y no simplemente por el afán de
lucro, eliminen de la programación cuanto, degradando al hombre, imagen y
semejanza de Dios, lo incline hacia el erotismo, la violencia y la delincuencia. Las
leyes que regulan tan delicada materia deben actualizarse, pues las vigentes ya
resultan obsoletas.
En la lucha contra el alcoholismo, principal causante de la miseria de muchos hogares,
de la división y desintegración familiar, de la ruina física, económica y moral de la
persona humana, creemos que el Estado, las Municipalidades y los particulares,
debemos apoyar sin contemporizaciones ni claudicaciones, el reciente Decreto con
que después de muchos años el Ministerio de Gobernación reglamentó la Ley de
licores, la cual pensamos que a su vez debe ser reformada.
Denunciamos la gravísima amenaza que para el país representa el consumo de drogas
estupefacientes y el narcotráfico este último calificado por el Santo Padre como
"crimen abominable contra la humanidad".
Pedimos especialmente a los jóvenes dar siempre un NO rotundo a las drogas -causa
fundamental de corrupción y de delitos innumerables- que los conducirán inexorable-
mente a su ruina física, moral y espiritual.
Agradecemos desde ya, igual que todos los costarricenses, la aprobación por parte de
los Señores Diputados, de la Ley sobre psicotrópicos, destinada a ser un instrumento
más que ayudará a combatir, en forma cada vez más eficiente, el cáncer del narcotrá-
fico.
CONCLUSIÓN
En el corazón de la Santa Cuaresma, hemos querido señalar, aunque sólo sea some-
ramente, algunos de los problemas que más nos preocupan y que son en su mayoría,
consecuencia de un alejamiento progresivo de nuestro pueblo, tanto de Dios y de su
santa ley, como de la Iglesia, pregonera y defensora del Evangelio en toda su integri-
dad.
Que Cristo, que nos sigue amando a pesar de nuestros pecados y deficiencias, nos
mueva a todos, en primer lugar a cuantos conformamos su Iglesia, "humana y divina,
santa y pecadora, necesitada permanentemente de conversión", como nos recuerda el
Concilio Vaticano II, a esa verdadera y permanente conversión, por la que,
corrigiendo los males que nos afligen, remocemos nuestra vida y la de toda la Nación.
Dirigimos igualmente a María nuestras plegarias para que en este Año Mariano, nos
conduzca amorosamente a su Hijo, seguros de que en Él encontraremos nuestra vida,
nuestra paz, nuestra felicidad y nuestra salvación.
En San José de Costa Rica, a los trece días del mes de marzo de 1988, 4° Domingo de
Cuaresma.
Léase y coméntese la presente en todas las misas del domingo siguiente a su recep-
ción.
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José y Presidente de la
Conferencia Episcopal
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
178
t José Rafael Barquero Arce
Obispo de Alajuela
t Alfonso Coto Monge
Obispo Vicario Apostólico de Limón
t Héctor Morera Vega
Obispo de Tilarán
t Ignacio Trejos Picado
Obispo de San Isidro de El General
t Antonio Troyo Calderón
Obispo Auxiliar de San José y Secretario General de
la Conferencia Episcopal.
24. RESPUESTA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA A LA CONSULTA DEL
SEÑOR MINISTRO DE TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL SOBRE EL "PROYECTO DEL NUEVO
CÓDIGO DE TRABAJO"*
Un documento iluminador de Doctrina Social de la Iglesia y su relación con la Legislación Laboral
Excmo. Señor Ministro de Trabajo y Seguridad Social
Lic. Edwin León Villalobos
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
CIUDAD
San José, Mayo 1° de 1988
Excelentísimo Señor Ministro:
Comienzo por agradecerle muy sinceramente la invitación que tuvo a bien hacernos a
los obispos de Costa Rica, para que presentáramos nuestros puntos de vista sobre el
Proyecto de Código de Trabajo, que oportunamente el Poder Ejecutivo sometería al
conocimiento y eventual aprobación de la Asamblea Legislativa.
Pensamos los obispos que en lugar de responder cada uno por separado, era más in-
dicado que lo hiciéramos de manera conjunta, por lo que el documento que ponemos
en sus manos, es la respuesta oficial de la Conferencia Episcopal de Costa Rica a su
amable solicitud.
Pensamos, igualmente, que en lugar de pronunciarnos sobre todos o una buena parte
de los 982 artículos del Proyecto, muchos de los cuales se refieren a aspectos
eminentemente técnicos, o, en todo caso, no relacionados con el ser y la misión
propia de los Pastores, el mejor servicio que podríamos brindarle al país, sería el de
ofrecer algunos principios claves de Doctrina Social de la Iglesia que, según nuestro
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
179
parecer, debieran siempre ser tomados en cuenta en cualquier Código de Trabajo de
cualquier país del mundo, independientemente del momento de su promulgación.
Creemos que tales principios, favoreciendo relaciones obrero-patronales inspiradas
siempre en la justicia y en un auténtico amor que impela a promover a los más des-
protegidos de nuestra sociedad, harán del nuevo Código de Trabajo, un instrumento
de extraordinario valor para promover y fortalecer la paz social de nuestra nación,
mérito que hay que atribuirle también y con absoluta justicia al Código vigente, con
todo y que su reforma resulta imperiosa, por lo obsoletas que ya resultan muchas de
sus normas.
Publicado por Imprenta y Editorial Ludovico, S.A. Ediciones CECOR, 1988
Todos entenderán, por otra parte, que si los Obispos insistimos, como lo hacemos por
la presente, en que los principios cristianos de justicia social inspiren la redacción,
aplicación e interpretación del Código de Trabajo, ello se debe a su incuestionable
bondad y perenne vigencia y al hecho de que nuestro pueblo es cristiano y
concretamente católico en su abrumadora mayoría.
Formulamos desde ahora los más fervientes votos para que, revisado y mejorado en
todo lo que procede el actual proyecto, el nuevo Código de Trabajo que llegue a
promulgarse, responda a las expectativas del pueblo costarricense que dentro de
cauces de paz y armonía quiere continuar avanzando hacia conquista de nuevas y
mejores metas de progreso y desarrollo.
Reciba, Señor Ministro, el saludo muy cordial de su Atto. y S.S.
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José Presidente de la Conferencia
Episcopal de Costa Rica
2 - Respuesta de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
I.- INTRODUCCIÓN:
l. El estado de pobreza que sigue afectando a importantes sectores de nuestra po-
blación acongoja a los pastores de la Iglesia y nos mueve a recordar las sabias y
oportunas intervenciones de los Obispos Costarricenses, que en otras épocas han
llamado la atención de los gobernantes y de los ciudadanos influyentes y favore-
cidos por la fortuna, con un propósito fundamental: defender a los necesitados y
llamar a poner remedio oportuno a los males que los afectaban. Monseñor Ber-
nardo Augusto Thiel, a finales del siglo pasado, fue enérgico al señalar las causas
y consecuencias de las condiciones económicas y sociales que reinaban entonces,
recomendando el justo salario de los jornaleros y artesanos, la urgencia de tomar
medidas para fijar los precios de los artículos de primera necesidad y distribuir
mejor la riqueza del país para hacer más próspera a la nación1 . Monseñor Víctor
Sanabria Martínez, ya en este siglo, al inicio de la década de los años cuarenta, se
hace presente con su lucha sobre la cuestión social, imbuido del espíritu de
justicia cristiana, afirmando que "la Iglesia favorece con decisión, toda idea sana
de mejoramiento social y que hace y hará de su parte, cuanto permitan las
circunstancias para impulsar y propulsar ese mejoramiento". 2
Cfr. Palabra Social de los Obispos Costarricenses: Editor Miguel Picado, Noviembre l982, pág. 27-6.
Trigésima Carta Pastoral de Monseñor Bernardo Aug. Thiel.
Carta Pastoral Mons. Sanabria con motivo toma de posesión Sede Metropolitana de San José "El Mensajero
del Clero" 4-1940.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
180
2. Hoy nos corresponde a nosotros, ante la necesidad urgente de volver al camino
mar-
cado por nuestros dos ilustres predecesores, insistir una vez más en las medidas
que
mejoren el nivel de vida de los costarricenses de menores recursos económicos.
Es nuestro deber, llamar la atención de todos sobre los cambios que la legislación
social requiere urgentemente, para adecuarla mejor a los tiempos presentes, al
lado de una nueva actitud que deben adoptar los ciudadanos, de comprensión y
ayuda a los desposeídos de bienes e ingresos, impulsando aquellas reformas insti-
tucionales, que en este camino aconsejen las autoridades públicas y los
estudiosos de estas materias. Será el medio más apto para preservar nuestra paz
interna y alcanzar un nivel de justicia siempre deseado por Jesucristo, su Iglesia y
su Magisterio, porque "los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de
los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son
a la vez, gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo.
Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón" 3. "Estas
palabras expresan el motivo fundamental que inspiró el gran documento del
Concilio, el cual parte de la constatación de las situaciones de miseria y de
subdesarrollo, en las que viven tantos millones de seres humanos". (Juan Pablo II
Sollicitud Rei Socialis 6b).4
3. Algunos se preguntarán qué podrá hacer la Iglesia en este campo, para afirmar
de
inmediato, que poco será lo que pueda lograr. No faltarán incluso quienes repitan,
al
igual que los liberales de finales del siglo pasado, que estas prédicas no
concuerdan
con la misión conciliadora del Pastor. Pero los más entenderán, bien a solas con
su
conciencia y quizá hasta públicamente, que nosotros los Obispos y nuestros
sacer-
dotes, guías morales y espirituales del pueblo costarricense, tenemos el deber de
llamar la atención sobre los problemas y la inmediata acción que se requiere para
impulsar el mejoramiento social, fieles a las enseñanzas y ejemplo de Jesucristo
que dio como señal de su misión el anuncio de la Buena Nueva a los pobres.
Sobre
el particular nos dice Pabló VI: "Fiel a las enseñanzas y al ejemplo de su divino
Fun-
dador, que dio como señal de su misión el anuncio de la Buena Nueva a los
pobres,
la Iglesia nunca ha dejado de promover la elevación humana de los pueblos, a los
cuales llevaba la fe en Jesucristo" (PP 12).5
II.- LAS REFORMAS A LA LEGISLACIÓN SOCIAL:
4. Hace ya casi cincuenta años se produjeron Costa Rica, reformas trascendentales
para la vida nacional. Las Garantías Sociales revolucionaron las relaciones
humanas
en Costa Rica y dieron paso al inicio de una era de mayor justicia social. Ellas
logra-
ron cumplir la finalidad que su proponente, el Presidente Calderón Guardia,
3 Gaudium et Spes (G.S.) N° 1 4 Sollicitud Rei Socialis 6 5 P.P. N° 12. 6 P.P. N° 3
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
181
señaló:
"elevar la condición económica, moral y cultural de las clases trabajadoras". Pero
como él mismo lo dijo entonces, la obra social apenas se iniciaba y sería a otros
gobernantes, en otras épocas, a quienes corresponderá enfrentar los graves pro-
blemas originados en el empobrecimiento de nuestros trabajadores, completando
aquella lucha inicial que los costarricenses recordamos como herencia de progreso
y legado de paz. Cierto es que los gobernantes que le sucedieron, bajo diversos
enfoques y con distintos grados de énfasis, afianzaron aquellas reformas. Pero
consideramos que el momento es oportuno para continuar el proceso y dar otros
pasos hacia adelante. Así lo aconseja la prudencia.
5. La democracia participativa aún no se configura como elemento esencial para el
desarrollo de las personas y su vida en sociedad. El régimen de pensiones debe ser
igualitario, considerando las diferencias salariales, pero sin crear privilegios odiosos,
motivados por regímenes especiales que favorecen a unos, en perjuicio de los demás.
De la salud deben seguir disfrutando todos, en las mejores condiciones posibles. El
Estado debe velar por la igualdad de oportunidad en la educación, incluyendo la
superior, sin privilegios para nadie, diferenciando la educación especial y la de niños
talentosos, para beneficio de nuestro desarrollo. Debe favorecerse por otra parte la
igualdad real de la mujer con el varón en todos los campos del trabajo.
6. La producción de alimentos debe tender al autoabastecimiento, para evitar el
hambre y mejorar la condición de vida de nuestros campesinos y otros sectores des-
protegidos de nuestra población. La vivienda debe seguir siendo, como lo es para el
presente, un tema prioritario en el programa de acción de los gobiernos futuros, y el
control de precios de bienes y servicios esenciales, tendrá que ser un campo
importante en la defensa del ingreso de los trabajadores, sin olvidar la justicia en un
sistema tributario que grave los ingresos de quienes más tienen y menos los ingresos
de los más pobres. Muchas otras cosas habrá también que revisar en los próximos
meses y años, para conseguir una sociedad mejor en el milenio que pronto se
iniciará.
7. "La misión propia que Cristo confió a la Iglesia, no es de orden político, económico
social. El fin que le asignó es de orden religioso. Pero precisamente de esta misma
misión religiosa derivan funciones, luces y energías que pueden servir para establecer
y consolidar la comunidad humana según la ley divina" 7, como enseña el Concilio:
"Se equivocan los cristianos que pretextando que no tenemos aquí ciudad
permanente, pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas
temporales, sin darse cuenta que la propia fe es un motivo que les obliga al más
perfecto cumplimiento de todas ellas según la vocación personal de cada uno" (GS
43). Es por esto que consideramos que se ha de procurar cuanto antes la mejora de
algunos de nuestros instrumentos legales y por la oportunidad, comenzar por el
Código de Trabajo, cuya reforma general se discute desde hace varios años. En torno
al recientemente elaborado proyecto, y sin pretender entrar en consideraciones
técnicas, propias de juristas especializados, creemos necesario insistir en que las
normas del Código vigente, se inspiran en la mejor y más justa solución de los
fenómenos sociales, propios de las relaciones laborales. Pero es cierto también que el
paso de los tiempos ha hecho surgir deficiencias en disposiciones hoy obsoletas, por
lo que han de reformarse incorporando las nuevas doctrinas jurídicas y la sabia
jurisprudencia de nuestros tribunales, pero dejando constancia clara y terminante, de
que la elaboración e interpretación de sus normas, para resolver los conflictos en la
materia, debe hacerse siempre dentro del concepto cristiano de Justicia Social,
concepto que ha inspirado toda la legislación social costarricense, desde los primeros
tiempos 8.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
182
8. Aparte nos referimos a algunos temas trascendentes para la vida social y el mejo-
ramiento general de los trabajadores, que sin duda tendrán que tomarse en
cuenta en la revisión que se propone, pero que tratamos por separado dada su
amplitud y porque, independientemente de las normas sustantivas que en
derecho se determinen, constituyen principios cristianos de superior origen a los
cuales el hombre debe someter su conducta 9.
III.- EL JUSTO SALARIO:
9. Si bien el salario no agota la Justicia Social, en palabras de Mons. Sanabria: "es el
índice más seguro para juzgar de la justicia o de la injusticia social predominantes
en una nación". "Ahora bien, la cuantía del salario ha de fijarse no en función de
uno solo, sino de diversos factores, como ya expresaba sabiamente León XIII...".
"Para establecer la medida del salario con justicia, hay que considerar muchas
razones" 10. Del salario depende el trabajador para hacerle frente a sus
necesidades y lo percibe como contraprestación económica por la entrega de su
trabajo, único medio de desarrollo y subsistencia con que cuenta para atender a
su familia. Pío XI después de afirmar el carácter individual y social del trabajo,
formula las reglas "por las cuales deben regirse y determinarse los salarios". "En
primer término, escribe, hay que dar al obrero una remuneración que sea
suficiente para su propia sustentación y la de su familia". En segundo lugar,
añade Pío XI: "deben así mismo tenerse presentes las condiciones de la empresa
y del empresario; sería injusto pedir salarios desmedidos, que la empresa, sin
grave ruina propia y consiguientemente de los obreros, no pudiera soportar". En
tercer lugar, el salario "debe atemperarse al bien público económico". (QA 70-75) 11. El salario no debe verse únicamente bajo conceptos estrictamente económicos,
considerándolo tan sólo como un costo de la producción, sino que ha de verse
ante todo, como elemento esencial de subsistencia y retribución justa, por el
factor más importante de la relación laboral: el trabajo humano.
10. El salario ha de ser suficiente, sin que se olvide que también ha de tomar en
cuenta la necesidad de proteger un desarrollo que ofrezca al trabajador, la posibilidad
de adquirir a un costo equilibrado, los artículos esenciales para la vida, incluyendo la
sana recreación. Un enfoque errado en esta materia ha llevado en no pocos países, a
sacrificar el salario para evitar la inflación, sin poner freno al alza desmesurada de los
precios, cargando contra el único ingreso del trabajador, los costos de la crisis
económica. "Hay que subrayar también que la justicia de un sistema socioeconómico
y, en todo caso, su justo funcionamiento merecen en definitiva ser valorados según el
modo como se remunera justamente el trabajo humano dentro de tal sistema" 12.
La Iglesia costarricense apoya al Seguro Social: Mons. Sanabria. / La Palabra Social de los Obispos
Costarricenses, Miguel Picado pág. 73-74. / Iglesia y Momento Actual. Carta del Episcopado Costarricense
N° 1.2 2 de Agosto de 1981. G.S. N° 43. Ver también: P.P. N°s. 14-15.
Carta pastoral sobre el Justo Salario: Edición de Miguel Picado, Mons. Víctor Ml. Sanabria 29 de Junio 1941.
(Q.A. 66-8 Grandes Mensajes, BAC 1981). Q.A. N°s. 70-75
LE. N° 19
Q.A. N° 69
M.M. N° 68
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
183
11. Es obligatorio para nuestros gobernantes, en aras de una justicia verdadera y
para preservar la paz interna, amenazada por los problemas sociales, que se
establezca una política salarial que mantenga el valor adquisitivo de los salarios,
mediante reajustes periódicos aun extraordinarios, independientes de los legalmente
establecidos, que tomen en cuenta el comportamiento del valor de los artículos de
consumo ordinario.
12. Promovemos la revisión periódica del comportamiento del salario en relación con
los costos básicos de una vida frugal, para que los obreros, los campesinos y los de-
más trabajadores de ingresos mínimos, vivan adecuadamente en una sociedad que
pretende ser justa. Las leyes ordinarias deben crear esos mecanismos y autorizar al
Estado para que, en previsión de males mayores, pueda por su iniciativa, o a petición
de los trabajadores afectados, hecha dentro de tales mecanismos, promover la
revisión salarial cuando la prudencia y la justicia lo aconsejen. Todas estas reglas
deben estar incorporadas a la legislación laboral, como medidas de trascendental
importancia dentro de las normas que tienden a proteger el salario. Dentro de ellas,
será también necesario que el Gobierno establezca, para tener un punto de partida en
materia tan delicada, el mínimo vital; y por ello solicitamos a nuestros gobernantes,
iniciar esa acción, pues sin ella no tendremos jamás, el índice de una verdadera
justicia salarial.
13. Pero no es posible concluir este apartado, que pretende llamar la atención sobre la
necesidad de revisar la política salarial y el comportamiento general de los ciudadanos
en relación con esta materia, sin hacer nueva referencia al salario familiar, concepto
siempre presente en la doctrina social de la Iglesia. La familia es el eje de la vida en
sociedad y por ello el jornal del trabajador no sólo debe asegurar el sustento
individual, sino el de los hijos y otros dependientes que requieren vivir de ese ingreso
del grupo familiar. El salario vital, que comprende el sustento del trabajador y su
familia, según lo estatuye el Código Social de Malinas ha ocupado lugar preferente en
los documentos pontificios. La Encíclica Rerum Novarum, de León XIII, casi cien años
atrás, señala que el jornal del obrero ha de ser suficiente para sustentarse a sí, a su
mujer y a sus hijos 15. Pío XII en su Encíclica Quadragésimo Anno hace especial
referencia al esfuerzo que debe ponerse en que los padres de familia reciban una
remuneración suficientemente amplia para que puedan atender convenientemente a
las necesidades domésticas ordinarias16. Su Santidad Juan Pablo II en nuestros días
señala en la Encíclica Laborem Exercens que la justa remuneración por el trabajo de
la persona adulta debe ser suficiente para fundar y mantener dignamente una familia
y asegurar su futuro. "Tal remuneración puede hacerse bien sea mediante el llamado
salario familiar, es decir, un salario único dado al cabeza de familia por su trabajo y
que sea suficiente para las necesidades de la familia sin necesidad de hacer asumir a
la esposa un trabajo retribuido fuera de casa, bien sea mediante otras medidas
sociales, corno subsidios familiares o ayudas a la madre que se dedica
exclusivamente a la familia, ayudas que deben corresponder a las necesidades
efectivas, es decir, al número de personas a su cargo durante todo el tiempo en que
no estén en condiciones de asumir dignamente la responsabilidad de su propia vida" 17.
IV.- DE LA PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR:
14. Complemento de una justa política salarial lo es la protección al consumidor, que
incluye como tarea específica de la mayor importancia, la fijación de precios a los
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
184
artículos de consumo básico. Ya Monseñor Thiel lo había recomendado a finales
del siglo pasado: "debe la autoridad tomar medidas serias para que se corten los
abusos de este sistema, nombrando una comisión de personas inteligentes y
rectas que teniendo en cuenta el valor del dinero, los gastos de acarreo y la
ganancia equitativa del comerciante, fijen siempre los precios de los artículos de
primera necesidad" Carta Pastoral de l893 18.
15. "Dada la peculiar naturaleza de los productos agrícolas, resulta indispensable ga-
rantizar la seguridad de sus precios, utilizando para ello los múltiples recursos que
tienen hoy a su alcance los economistas. En este punto, aunque es sumamente
eficaz que los propios interesados ejerzan esta tutela imponiéndose a sí mismos
las normas oportunas, no debe, sin embargo, faltar la acción moderadora de los
poderes públicos" (MM 137) 19. "Y como los productos del campo están ordenados
principalmente a satisfacer las necesidades humanas más fundamentales, es
necesario que sus precios se determinen de tal forma que se hagan asequibles a
la totalidad de los consumidores. De lo cual, sin embargo, se deduce
evidentemente que sería sin duda injusto forzar a toda una categoría de
ciudadanos, la de los agricultores, a un estado permanente de inferioridad
económica y social, privándoles de un poder de compra imprescindible para
mantener un decoroso nivel de vida, lo cual evidentemente está en abierta
contradicción con el bien común" 20.
15 16 17 18 19
20
16. Hoy el Gobierno establece algunos precios y aplica normas legales de protección al
consumidor. Pero tales regulaciones deben ser revisadas y formar parte de la
legislación que protege al salario. Avanzando más en lo que hoy se establece, la
protección debe ser también tanto frente al importador como al exportador que, a
través de la subfacturación, obtienen una ganancia ilícita en perjuicio de las finanzas
públicas; protección frente al comerciante que con ese mismo objeto altera los
valores y aumenta sus ganancias en forma desmedida; protección frente al
intermediario que sube los precios a su antojo, cometiendo una forma de usura
repudiable; protección frente al acaparador y contra el que utiliza los ahorros de
inocentes ciudadanos para sacar provecho en su único beneficio y contra todo aquel
que, valiéndose de diversas artimañas, se enriquece cada vez más, en perjuicio de
quienes menos tienen.
17. Pero esa protección debe ir más allá: debe tutelar al ciudadano común contra
eventuales excesos del Estado, cuando valiéndose de su autoridad, impone precios
muy elevados por los servicios públicos que el ciudadano requiere 21.
V.- LA DIGNIDAD DEL TRABAJO AGRÍCOLA:
18. Nuestro Código de Trabajo es omiso en cuanto a la regulación en forma especial
del contrato de trabajo del hombre del campo y además contiene reglas discriminato-
rias en su perjuicio. El trabajador del campo está en situación de desventaja respecto
R.N. N° 33.
Q.Á. N° 71
L.E. N° 19. P.T. N° 16
Carta Pastoral Mons. Thiel - 1893 "La Palabra Social de los Obispos costarricenses".
M.M. N° 137 M.M. N° 140
M.M. N° 132
R.N. N° 33
M.M. N° 133
L.E. N° 3.b
M.M. N° 125
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
185
de otros sectores laborales existentes, aparte de que la estructura actual de tenencia
de la tierra, no permite generalmente al campesino explotar por sí mismo la tierra.
19. "Es necesario investigar los procedimientos más idóneos para reducir las enormes
diferencias que en materia de productividad se registran entre el sector agrícola y los
sectores de la industria y el de servicios; hay que buscar, en segundo término, los
medios más adecuados para que el nivel de vida de la población agrícola se distancie
lo menos posible del nivel de vida de los ciudadanos que obtienen ingresos trabajando
en los otros sectores aludidos; hay que realizar, por último, los esfuerzos
indispensables para que los agricultores no padezcan un complejo de inferioridad
frente a los demás grupos sociales, antes por el contrario, vivan persuadidos de que
también dentro del ambiente rural pueden no solamente consolidar y perfeccionar su
propia personalidad mediante el trabajo del campo, sino además mirar tranquila-
mente el porvenir" 25. El trato discriminatorio debe revisarse con el cuidado que la
prudencia aconseja, para no perjudicar la producción agrícola y ganadera, evitando el
encarecimiento exagerado de los productos agrícolas o pecuarios.
20. El campesino no puede seguir siendo un hombre marginado, a la espera de su
emigración hacia las grandes ciudades en busca de mejores condiciones de vida,
que difícilmente encuentra, en los anillos de miseria a que se le destierra. Hay que
mejorar sus condiciones de vida en el campo mismo para retenerlo en él o
motivarlo a regresar para bien suyo y de su familia. Hay que ayudarlo en toda
forma para que, sustituyendo progresivamente la agricultura tradicional, poco o
nada rentable, por otra de mucho mayor rendimiento, salga de la postración y
marginación en que hasta ahora ha vivido. Y, sin ninguna, duda, hay que mejorar
las condiciones de producción y desarrollo del país en general 26.
VI.- ESTABILIDAD DEL TRABAJADOR Y AUXILIO DE CESANTÍA:
21. uno de los males de nuestro sistema jurídico laboral, pocas veces atacado en
nuestro país, con excepción del caso de los servidores públicos, es el de la falta de
estabilidad del trabajador, lo que cercena su derecho a permanecer en el trabajo,
mientras no dé causa para su separación, y a recibir los beneficios consecuentes. El
régimen existente, en nuestra legislación laboral que permite el despido sin causa,
por la simple voluntad patronal, constituye una fuente de conflictos y crea para el
trabajador una continua situación de inseguridad, que perjudica la convivencia hu-
mana en tan importante aspecto de las relaciones sociales y afecta la dignidad del
hombre que la Iglesia defiende. El vínculo laboral debe ser permanente en tanto no
existan razones que justifiquen su quebranto. Cierto es que nuestra legislación laboral
concede, con el auxilio de cesantía, un ingreso extraordinario al trabajador como su
medio de vida en tanto obtiene un nuevo trabajo, auxilio que es a la vez sanción para
el patrono que lo ha separado del trabajo, sin existir causa que lo justifique.
22. Creemos sinceramente que la apertura o extensión de los derechos de cesantía en
favor del trabajador es un ideal noble y deseable. Pero creemos que la prudencia
aconseja meditar profundamente en las consecuencias de una legislación que podría
lesionar a alguna de las partes o a ambas, con deterioro económico que al final de
cuentas, pueda incidir en todo el grupo social.
L.E. N° 21 b.
Ev. y Realidad Social. Carta Pastoral CECOR 1981 N° 7
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
186
23. A este respecto, muchas veces lo ideal y excelente puede convertirse en enemigo
serio de lo real y de lo muy bueno. Sin embargo, sí postulamos como principio
asentado en la justicia, el beneficio de la cesantía para todo trabajador que deje de
laborar en una empresa, sea por decisión patronal o del mismo trabajador. Muchas
veces, por el temor a un futuro incierto, el buen trabajador no atina a cambiar de
patrono con mejor retribución, pensando en la cesantía que dejaría de percibir y en la
inestabilidad de un nuevo puesto de trabajo que puede perder.
24. Las últimas reformas efectuadas en nuestra legislación laboral y otras que se han
propuesto, tienden a obligar a ese pago, aumentando su monto, pero sin tomar en
consideración que el bien principal que la ley debe tutelar, es la permanencia en el
trabajo debidamente remunerado y en dignas condiciones; que el trabajador adquiera
su empleo y pueda conservarlo por su propio bienestar económico y moral y el de su
familia; no que la amenaza del despido quebrante su moral y lo mantenga en
continua zozobra, aunque al retiro reciba una indemnización. La estabilidad debe
beneficiar al trabajador y sólo podrá darse término al contrato de trabajo por voluntad
del empleador, cuando existan faltas graves en la relación laboral, o en contratos de
trabajo especiales, en que la relación de confianza o su naturaleza misma autoricen
su conclusión sin responsabilidad. El derecho a la estabilidad debe consignarse en la
ley o aún más en la misma Constitución Política de la República en favor de todos los
trabajadores, salvo los motivos que expresamente se señalen. La indemnización o
auxilio de cesantía sólo procedería en aquellos casos de excepción que justifiquen la
terminación del contrato de trabajo, o cuando, por voluntad expresa del trabajador,
este da por concluida la relación laboral, previo aviso en los términos preestablecidos
y siempre que no haya cometido falta grave, pues en este caso alguna sanción
pecuniaria deberá existir, para evitar las conductas desleales o maliciosas en perjuicio
del medio en el cual trabaja y que le ha brindado seguridad e ingresos para su
subsistencia, a través del tiempo 28.
25. Es para la Iglesia fundamental que todo lo relativo a la estabilidad del trabajador,
se revise para las futuras legislaciones, haciendo prevalecer la justicia en las relacio-
nes laborales, que sólo se alcanza en tanto esté segura la dignidad del trabajador,
dignidad que sólo se podrá reflejar en su derecho al empleo, y a permanecer en
él.
26. No obstante lo dicho, valga la oportunidad para mencionar además que a la par
del
régimen de estabilidad o permanencia en el trabajo, el sistema de capitalización
obligatoria con miras a constituir la reserva de prestaciones en favor de los
trabaja-
dores, a través de las asociaciones u organizaciones sociales (cooperativas,
empre-
sas autogestionarias, asociaciones solidaristas, sindicatos y otras) o bien por me-
dios que la legislación establezca, brindará seguros beneficios a la clase
trabajadora
y permitirá elevar sus condiciones de vida, mediante el empleo de tales fondos,
si se procura que los recursos de las prestaciones se orienten hacia el ahorro y la
capitalización en vez del consumo superfluo. Es este aspecto también fundamental
para la existencia y realización de una política laboral justa, con mayores elemen-
tos que faciliten la democracia económica y con ella la sociedad política, dentro de
nuevas corrientes de pensamiento que en este rumbo hoy se abren paso en
L.E. N° 19 M.M. N°
21 y 32
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
187
nuestro
medio.
VII.- LAS ORGANIZACIONES DE TRABAJADORES
27. El derecho de libre asociación es reconocido por la Iglesia como natural al hom-
bre.
Al respecto nos dice el Concilio Vaticano II: "Entre los derechos fundamentales de
la persona humana debe contarse el derecho de los obreros a fundar libremente
asociaciones que representen auténticamente al trabajador y puedan colaborar en
la recta ordenación de la vida económica, así como también el derecho de
participar libremente en las actividades de las asociaciones, sin riesgo de
represalias..." 30
De tal concepto surgió su defensa continua y firme al derecho de sindicación de
los trabajadores que en algunas sociedades y en diversas épocas se cuestionó. En
nuestro país, no obstante su reconocimiento desde décadas atrás, la acción
política que erradamente y contra la misma ley, realizaban algunos de estos
movimientos, hizo que se perdiera la credibilidad pública en ellos y llevó a muchos
trabajadores a poner en duda su verdadera bondad y legitimación. Pero su misma
esencia, justa tutela de los intereses de los trabajadores, hace que ellos
constituyan en criterio de la Iglesia y con apoyo en su doctrina, "un elemento
indispensable de la vida social", según lo señala Juan Pablo II.
28. Pero hay que tener presente que los sindicatos no agotan el derecho de asociación
de los trabajadores. Este puede también reflejarse en las asociaciones solidaristas,
que al decir de la misma ley que las creó en nuestro país, se inspiran en una actitud
humana por medio de la cual, el hombre se identifica con las necesidades y aspira-
ciones de sus semejantes, comprometiendo el aporte de sus recursos y esfuerzos
para satisfacer esas necesidades y aspiraciones de manera justa y pacífica. Pero nos
corresponde a nosotros llamar la atención sobre ambos tipos de organización, para
que ninguno de ellos se constituya en instrumento de intereses ajenos, sean políticos
o patronales, debiendo sólo mirar a la contribución que, en defensa de los derechos
de los trabajadores y el mejoramiento de su nivel de vida, deben realizar dentro de
un marco de armonía, cooperación y solidaridad, sin renunciar a su propia esencia
que es la lucha por la justicia social.
29. Llamamos la atención de los gobernantes y legisladores para que, en las leyes
laborales que en el futuro se emitan, ambos tipos de organización y cualquier otro
que se constituya en el ejercicio del derecho de asociación, tengan plena cabida en
sus disposiciones, formando un todo armónico sin distingos ni privilegios de unos en
perjuicio de los otros, aunque se diferencien en su gobierno, administración u objeti-
vos específicos. "Las asociaciones de trabajadores han adquirido un amplio desarrollo,
y generalmente han sido reconocidas como instituciones jurídicas... Su finalidad no es
ya la de movilizar al trabajador para la lucha de clases, sino la de estimular, más bien
la colaboración, lo cual se verifica principalmente por medio de acuerdos establecidos
entre las asociaciones de trabajadores y de empresarios...". 32
G.S. N° 68 G.S.
N° 63-65 M.M.
N° 97
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
188
30. También ha de tenerse cuidado en el uso indebido de los Comités de
Trabajadores,
como instrumento del debilitamiento de los sindicatos y elemento de menor for-
taleza en la negociación colectiva, que es aquella que promueven los trabajadores
para neutralizar la situación de inferioridad en que se encuentran individualmente
al celebrar un contrato de trabajo. El derecho de negociación colectiva sólo puede
reconocerse a esos "comités" cuando hayan sido constituidos por libre decisión de
los trabajadores y en la empresa no exista un sindicato que los represente y sólo
para suplir esa ausencia, nunca para favorecer una conducta contraria a las
organi-
zaciones que tutelen los intereses legítimos de los trabajadores. No deben
olvidarse
al respecto las sabias palabras de Juan Pablo II, al decir que "la unión de los hom-
bres para asegurarse los derechos que les corresponden, nacida de la necesidad
del trabajo, sigue siendo un factor constructivo de orden social y de solidaridad,
del
que no es posible prescindir". 33
VIII.- EL DERECHO A LA HUELGA:
31. La suspensión colectiva del trabajo como método de presión, para tutelar los jus-
tos derechos de los trabajadores, es reconocido por la doctrina social de la Iglesia
"como legítimo en las debidas condiciones y en los justos límites" (LE 20) 34. Su
ejercicio no puede ser irrestricto, pues de ser así causaría serios perjuicios a los
intereses generales de la comunidad. La huelga debe verse como instrumento de
conciliación, de carácter último y temporal, pero que tiende a mejorar las condiciones
de los trabajadores y ha de ser aceptada como socialmente lícita, siempre que las
demandas que se formulen sean razonables, económicamente posibles y no causen
serios perjuicios públicos.
32. Es comprensible que el abuso de la huelga, con menoscabo de los intereses de la
comunidad y sin consideración a los procedimientos que regulan su ejercicio, genere
en el público una actitud condenatoria que a veces lleva hasta la restricción de su
ejercicio en perjuicio incluso del mismo derecho que constituye.
33. Es por eso que la legislación que se dicte para regularla adecuadamente, lo cual
no sucede con las normas actuales, debe prever la huelga como último recurso pero
estableciendo el mecanismo necesario para evitar la permanencia del bloqueo o
supresión del trabajo por largos y perjudiciales períodos, instaurando el arbitraje
obligatorio, luego de un plazo prudencial, en aras del beneficio común, para el caso de
que la conciliación voluntaria no concluyera con la solución del conflicto. Llamamos así
la atención sobre este lícito método, a menudo repudiado por el público que se siente
afectado por sus consecuencias, pero que sigue siendo, aún hoy día, un derecho
efectivo y necesario para la conciliación, si se utiliza como último recurso y se cuenta
con instrumentos ágiles para su pronta solución.
34. Por creerlo de suma importancia, transcribimos todo el sentir de Nuestro Santo
Padre, el Papa Juan Pablo II con respecto a la huelga: «actuando en favor de los
Velar por jornadas razonables de trabajo (RN 31). -Velar por el legítimo descanso de los obreros (RN 31). -
Determinar los salarios justos (R.N. 32). Cap. 6 L.E. N° 20
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
189
justos derechos de sus miembros, los sindicatos se sirven también del método de
la "huelga" es decir, del bloqueo del trabajo, como de una especie de ultimátum
dirigido a los órganos competentes y sobre todo a los empresarios. Este es un
método reconocido por la doctrina social católica como legítimo en las debidas
condiciones y en los justos límites. En relación con esto los trabajadores deberían
tener asegurado el derecho a la huelga, sin sufrir sanciones penales personales
por participar en ella. Admitiendo que es un medio legítimo, se debe subrayar al
mismo tiempo que la huelga sigue siendo, en cierto sentido, un medio extremo.
No se puede abusar de él especialmente en función de los "juegos políticos". Por lo
demás, no se puede jamás olvidar que cuando se trata de servicios esenciales
para la convivencia civil, éstos han de asegurarse en todo caso mediante medidas
legales apropiadas, si es necesario. El abuso de la huelga puede conducir a la
paralización de toda la vida socioeconómica, y esto es contrario a las exigencias
del bien común de la sociedad, que corresponde también a la naturaleza bien
entendida del trabajo mismo». (LE
20) 35 IX.- CONCLUSIÓN
35. Para terminar, queremos hacer un nuevo llamado a todos nuestros conciudadanos
para que seamos juntos, protagonistas del progreso, mediante un esfuerzo de
superación consciente y deliberado. Es un llamado para que nos asociemos en la
participación económica, en el goce de los beneficios sociales y en el desarrollo y
aprovechamiento de la cultura. Sólo si todos tomamos parte activa en este
esfuerzo común y somos solidarios en nuestras acciones, con subordinación única
L.E. N° 20
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
190
a las exigencias del bien común, podremos asegurar la paz de Costa Rica, que
debería ser el fruto de la verdadera justicia en nuestra vida en sociedad.
Que en este Año Mariano, la Santísima Virgen María, nuestra más cercana abogada
ante el Trono de Dios alcance de Él para nuestras autoridades, especialmente para
nuestros legisladores, aquellas luces que les permitan dar a Costa Rica un nuevo
Código de Trabajo, que favoreciendo la vigencia del amor y la justicia en las
relaciones obrero patronales, se convierta en instrumento eficaz de la fraternidad y de
la paz en nuestra Patria.
Dado en San José de Costa Rica, en el Día Internacional del Trabajador, Primero de
Mayo de mil novecientos ochenta y ocho.
Coméntese en todas las misas de este domingo y procúrese su divulgación.
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José Presidente de la
Conferencia Episcopal
t José Rafael Barquero Arce
Obispo de Alajuela
t Ignacio Trejos Picado
Obispo de S. Isidro de el General
t Héctor Morera Vega
Obispo de Tilarán
t Alfonso Coto Monge
Obispo Vicariato Apostólico
Limón
t Antonio Troyo Calderón
Obispo Auxiliar de San José y
Secretario Conferencia Episcopal
25. CARTA PASTORAL DEL OBISPO Y PRESBÍTEROS DEL VICARIATO APOSTÓLICO DE
LIMÓN A TODAS LAS COMUNIDADES CRISTIANAS DE NUESTRA IGLESIA
PARTICULAR. A LAS AUTORIDADES Y A TODA PERSONA DE BUENA VOLUNTAD.*
25 de diciembre 1989 en la fiesta de la Navidad.
I. INTRODUCCIÓN
1 - El tiempo de Adviento, que nos preparaba a celebrar la gran fiesta de "Dios con
nosotros" la Navidad, en la liturgia sabiamente se nos proponía como modelo de
t ALFONSO COTO M.
191
creyente la persona de Juan el Bautista, el profeta que sirve de puente entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento, recogiendo las promesas de aquel y preparando
su cumplimiento en éste.
La figura profética de Juan sacude nuestra vida como Iglesia, haciendo resonar en
nuestra conciencia su llamado: "Conviértanse, porque está cerca el Reino de los
Cielos" (Mt. 3,2), y da nueva actualidad a aquello dicho por Isaías, que el
Evangelio le atribuye: "Una voz grita en el desierto: preparen el camino del
Señor, enderecen sus senderos" (Mt. 3,3).
2- Es nuestro deber, como cristianos, colaborar, en la medida de nuestras
posibilidades
y según el lugar que cada quien ocupa en la sociedad, para que la venida del
Señor
pueda evidenciarse entre nosotros "dando los frutos de una verdadera
conversión"
(Lc. 3,8).
Es, por lo tanto, necesario y urgente que puedan cambiar tantas situaciones de
injusticia que destruyen la dignidad del hombre, creado a imagen y semejanza de
Dios (Gn. 1, 26) y cuya naturaleza quiso asumir y elevar el mismo Dios,
haciéndose uno de nosotros.
3- Nuestra voz de pastores sobre la realidad de nuestra Iglesia Particular
Como pastores peregrinamos con nuestro pueblo a través de nuestra historia... Á
partir del Evangelio, que nos presenta a Jesucristo haciendo el bien y amando a
todos sin distinción, con visión de fe, nos ubicamos en la realidad del hombre y la
mujer que habitan en esta región atlántica, expresada en sus esperanzas, sus
logros y frustraciones. Esta fe nos impulsa a discernir las interpelaciones de Dios
en los signos de los tiempos, a dar testimonio, a anunciar y a promover los
valores evangélicos de la comunión y la participación, a denunciar todo lo que en
nuestra sociedad va en contra de la filiación que tiene su origen en Dios Padre y
de la fraternidad en Cristo Jesús.
Como pastores discernimos los logros y fracasos en estos últimos años. Presenta-
mos esta realidad no con el propósito de causar desaliento, sino para estimular a
todos los hombres de buena voluntad que puedan mejorarla. La Iglesia de
América Latina ha tratado de ayudar al hombre a pasar de situaciones "menos
humanas a más humanas" (P.P.20). Se ha esforzado por llamar a una continua
conversión individual y social. Pide a todos los cristianos que colaboren en el
cambio de estructuras injustas; comuniquen valores cristianos a la cultura global
en que viven y, conscientes de los adelantos obtenidos, cobren ánimo para seguir
contribuyendo a perfeccionarlos (Cfr. P. 15-16).
4- Nosotros, Obispo y Presbíteros del Vicariato Apostólico de Limón, haciendo
nuestras las inquietudes de tantos hermanos afectados directa o indirectamente,
queremos en este mismo espíritu de la III Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano reunida en Puebla, llamar la atención sobre las situaciones que están
generando las actuales políticas de expansión bananera y sobre otros hechos que, en
el contexto de estas políticas, suscitan nuestra preocupación pastoral. No lo hacemos
* Vicariato Apostólico de Limón. Ediciones Serrano Elizondo.
t ALFONSO COTO M.
192
como técnicos en políticas agrarias ni económicas, sino simplemente desde nuestro
deber pastoral, que nos mueve a decir una palabra sobre los valores éticos, de los
que ninguna política se debe abstraer (cfr. Puebla, Mensaje a los pueblos de América
Latina N° 3).
5- Nos preocupan los efectos de la actual expansión bananera
La acelerada expansión bananera en la zona Atlántica es un hecho que todos
podemos constatar y que tiene su origen en un decreto ejecutivo de 1985.
Inicialmente se contemplaba la posibilidad de incrementar la producción en 8 mil
hectáreas. En la actualidad esta cifra original se ha ampliado hasta 21 mil
hectáreas, incluyendo 3 mil en la Zona Sur,
La meta es que Costa Rica alcance una producción anual de 90 millones de cajas
exportadas.
Ante este hecho es necesario hacer algunas consideraciones, dados los efectos in-
mediatos y a largo plazo que se han venido suscitando y se suscitarán.
6- Algunos de ellos pueden ser considerados positivos, y entre ellos no podemos
omitir
el reconocimiento de los siguientes:
a- El ingreso de divisas al país. Inversión de capitales.
b- Aumento del empleo en las zonas de producción, en el transporte y en las
labores portuarias. c- Incremento en el área comercial y de servicios.
7- No obstante, es necesario hacer un balance de los efectos señalados frente a
otros
de signo contrario, para poder hacer una equilibrada valoración moral del hecho
señalado. Dichas consideraciones queremos proponerlas en ocho campos de la
vida
del ser humano, los cuales enumeramos a continuación.
a- La dignidad del hombre y la mujer.
b- La vida de la familia.
c- Las políticas económicas.
d- La tenencia de la tierra.
e- El campo laboral.
f- La cultura.
g- La salud ambiental y el desequilibrio ecológico. h-
El quehacer pastoral.
II. A LA LUZ DE LA FE
8- La dignidad del hombre y de la mujer
"Las razones de la producción prevalecen a menudo sobre la dignidad del trabaja-
dor, y los intereses económicos se anteponen al bien de cada persona o, incluso,
al de poblaciones enteras" (Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la
Paz, 1990). De allí que el ser humano no es siempre considerado el centro de
toda actividad humana, antes bien, es convertido muchas veces en objeto de
trabajo, menoscabando así su dignidad de ser humano y de trabajador.
t ALFONSO COTO M.
193
Asistimos por otra parte a un grave deterioro de valores fundamentales por causa
del incremento del alcoholismo, drogadicción, prostitución, violencia en las rela-
ciones humanas, individualismo y conformismo, así como una grave pérdida del
sentido de la vida, entre otros; fruto en gran medida de la situación social que
históricamente se ha dado y se da en el contexto de la producción bananera.
9- La Iglesia a todo lo largo de sus enseñanzas, prolongando y actualizando las en-
señanzas bíblicas, proclama el valor sobrenatural del hombre (cfr. Sal 8,6). Él es
sin duda el centro y el fin de toda actividad humana (cfr. L.E. 6). La defensa de
este principio constituye el ministerio de la Iglesia: "Todos los caminos de la
Iglesia
conducen al hombre... Siendo pues este hombre el camino de la Iglesia, camino
de
su vida y experiencia cotidianas, de su misión y de su fatiga, la Iglesia de nuestro
tiempo debe ser, de manera siempre nueva, consciente de la situación de él..."
(R.H.14).
A este respecto es necesario enfatizar que "el trabajo es un bien del hombre, es
un bien de la humanidad, porque mediante el trabajo el hombre no sólo
transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se
realiza a sí mismo como hombre, es más, en cierto sentido se hace más
hombre.... Este hecho no cambia para nada nuestra justa preocupación, a fin de
que en el trabajo, mediante el cual la materia es ennoblecida, el hombre no sufra
mengua en su propia dignidad." (L.E.9).
10- Desde estos principios abogamos para que también las políticas de expansión ba-
nanera sean eco de los mismos y que, por lo tanto, todas sus estrategias ayuden
a la dignificación integral de la persona humana; en caso contrario tendríamos
que
denunciar sus consecuencias como opuestas al plan de Dios.
urgimos la pronta aprobación del nuevo Código de Trabajo y que en él se haga
eco la supremacía del hombre sobre todo interés político y económico.
11- La vida de la familia
vemos con preocupación que la estructura tradicional de nuestras familias está
sufriendo una grave alteración por causa de la inestabilidad laboral y la
consecuente inseguridad económica, que propicia la permanente inmigración de
sus miembros. Las consecuencias de esto se hacen cada vez más evidentes:
desintegración familiar (familias incompletas), deterioro y retraso en la educación
de los hijos, infidelidad conyugal, falta de tiempos y espacios propicios para el
diálogo y esparcimiento familiar.
12- La familia como célula fundamental de la sociedad debe ser resguardada. "El tra-
bajo es el fundamento sobre el que se forma la vida familiar, la cual es un
derecho
natural y una vocación del hombre...
Se debe recordar y afirmar que la familia constituye uno de los puntos de
referencia más importantes, según los cuales debe formarse el orden social y
moral del trabajo humano" (L.E.10); consecuentemente la estructura y
organización del trabajo debe salvaguardar la integración familiar, las
t ALFONSO COTO M.
194
posibilidades de educación cultural y religiosa, la convivencia y el justo descanso y
esparcimiento (cfr. P. 587).
13- Creemos necesario que la organización del trabajo contemple como su base
funda-
mental proporcionar los medios necesarios para darle estabilidad al núcleo familiar
y garantizar su seguridad económica mediante el salario familiar, entendido éste
como el que sea suficiente para fundar y, mantener dignamente una familia y
asegurar su futuro". (L.E.19).
Como Iglesia debemos considerar íntimamente unida la Pastoral Familiar a la Pas-
toral Social, creando estructuras y ambientes que hagan posible la vida en familia,
promoviendo la recreación, procurando ambientes seguros y constructivos para
los hijos y para todos los jóvenes y en la cultura comunicando valores recibidos de
la historia familiar y de la historia local. (Cfr. P.598).
14- Las políticas económicas actuales
Nos preocupa constatar que en el amplio marco de las políticas económicas ac-
tuales, en las que los organismos financieros internacionales ejercen presiones sin
consideración de sus costos sociales, ha venido creciendo el grado de dependencia
económica en relación a las transnacionales, y se han venido ampliando los
peligros propios del cultivo casi exclusivo de un solo producto.
15- "La economía debe estar al servicio del hombre y no el hombre al servicio de la
economía". (P 497); por lo tanto, las relaciones económicas no deben usarse co-
mo instrumento para atar las libertades del hombre, lo cual las constituiría en una
verdadera idolatría. La valoración real de la soberanía nacional y personal, "será la
única manera de que el tener no ahogue al ser" (G.5.35).
En relación al trabajo humano, recordamos que el capital está subordinado, como
un recurso, al trabajo y no a la inversa. Toda actividad y enseñanza que
tergiverse este principio contradice el más reciente magisterio de la Iglesia "El
capital no es la fuente de la que se alimenta la dignidad del hombre, ésta se
fundamenta sobre el trabajo humano"(L.E.12).
16- Asumimos el compromiso de gestar en las zonas bananeras proyectos de
formación del laicado, con el fin de ampliar los niveles de conciencia crítica del mismo
frente a las políticas económicas actuales y las consecuencias que de ellas se derivan.
Corresponde a nuestro Vicariato, por medio de sus estructuras propias de la Pastoral
Social, orientar en el ámbito pastoral estos procesos formativos en fidelidad a la
Doctrina Social de la Iglesia, y no a ningún otro organismo.
17- Invitamos respetuosamente a los organismos gubernamentales correspondientes
considerar, a la hora de establecer convenios y dictar políticas económicas, el costo
social que puedan tener sobre los grupos humanos más desposeídos.
"Los esfuerzos de reajuste de la economía de un país y los sacrificios necesarios
se deben compartir de modo equitativo, teniendo en cuenta la prioridad de las
necesidades de las poblaciones más indefensas", ello dentro del marco propio de
una "ética de supervivencia" que no permite sacrificar a las presentes
generaciones por un futuro económico mejor. (Cfr. Una consideración ética de la
deuda internacional, Pontificia Comisión Iustitia et Pax, 27-Xll-86). "Si el hombre
se deja desbordar y no prevé a tiempo la emergencia de los nuevos problemas
t ALFONSO COTO M.
195
sociales, éstos se harán demasiado graves como para que se pueda esperar una
solución pacífica" (D.Á. 19).
18- La tenencia de la tierra
Es notable la concentración de tierras que se viene dando en manos de unas
pocas compañías, muchas de ellas transnacionales, en detrimento de la pequeña
y mediana propiedad y de la soberanía nacional.
Vemos con honda preocupación cómo la reforma agraria que en ésta y en otras
administraciones anteriores se ha llevado a cabo, con mucho esfuerzo y
entusiasmo, así como la bella frase del señor Presidente de la República: "No
queremos tierras sin campesinos, ni campesinos, sin tierra"; pareciera que han
perdido la fuerza y la riqueza de su contenido ante la expansión bananera.
Constatamos con verdadero dolor cómo poco a poco van desapareciendo los cam-
pesinos con tierra ante las diversas formas de presión que sufren, para obligarlos
a entrar en el plan de desarrollo bananero, con el pretexto de que sus tierras son
aptas para este cultivo; o bien cuando los mismos campesinos se ven en la
necesidad de vender su tierra ante la falta de incentivos, al verse privados de la
asistencia técnica y económica que se requiere para producir, al justo precio por
sus productos, o lo que es más grave cuando no son sujetos de crédito bancario
por carecer de títulos de propiedad o escrituras correspondientes.
19- "Los bienes y riquezas del mundo, por su origen y naturaleza, según voluntad del
Creador, son para servir efectivamente a la utilidad y provecho de todos y cada uno
de los hombres y los pueblos. De ahí que a todos y a cada uno les compete un dere-
cho primario y fundamental, absolutamente inviolable, de usar solidariamente esos
bienes en la medida de lo necesario para una realización digna de la persona humana.
Todos los demás derechos, también el de propiedad privada y libre comercio, le están
subordinados. Como nos enseña Juan Pablo II: "sobre toda propiedad privada grava
una hipoteca social". La propiedad compatible con aquel derecho primordial es más
que nada un poder de gestión y administración, que si bien no excluye el dominio, no
lo hace absoluto e ilimitado. Debe ser fuente de libertad para todos, jamás de
dominación ni privilegios. Es un deber grave y urgente hacerlo retornar a su finalidad
primera". (P.492). Por lo tanto, "nadie debe olvidar que los bienes que Dios ha
confiado al hombre tienen un destino universal y, por consiguiente, no pueden ser
patrimonio exclusivo de pocos, sean estos individuos, grupos o naciones. Por ello,
quienes desempeñan la responsabilidad de administrar los bienes de la creación han
de tener en cuenta en conformidad con la voluntad divina no sólo las propias
necesidades, sino también las de los demás, de tal manera que nadie, pero sobre
todo los pobres, queden excluidos del acceso a dichos bienes" (Juan Pablo II, Bogotá,
3-VII-86).
20- Creemos necesario que las autoridades responsables de las políticas agrarias, pro-
picien una reforma integral, que tenga por sujeto prioritario al campesino sin tierra y
a los que la tienen y no pueden ponerla a producir. Asimismo es necesaria una
legislación propia, que regule la venta de tierras a las compañías transnacionales.
Por deber de justicia se debe dar igualdad de oportunidades a quienes trabajan la
tierra, de modo que, teniendo acceso a un adecuado paquete tecnológico, recur-
sos crediticios y mediante una organización coherente con las necesidades de los
campesinos, éstos puedan producir competentemente.
t ALFONSO COTO M.
196
21- Nosotros como Iglesia nos comprometemos a promover, como parte de la
Evangeli-zación, una nueva conciencia en relación al valor inestimable de la tierra, en
cuanto a la necesidad de conservarla y al trato que se le debe dar.
22- El campo laboral
La región atlántica a lo largo de su historia se ha caracterizado por reunir una in-
mensa masa de trabajadores, de forma particul ar en las zonas bananeras, por lo
que la problemática propia de este sector de la población, en este momento de in-
cremento de las áreas de cultivo de banano, tiende a hacerse más delicada.
La libre organización de los trabajadores, además de ser un derecho, es una ne-
cesidad que se impone como único medio para hacer prevalecer la justicia y la
búsqueda de mejores alternativas laborales. No obstante somos testigos de una
confrontación entre distintos tipos de organización, que tiende a hacer
desaparecer un modelo, imponiendo el otro de forma exclusiva.
23- Esta situación debilita el sector trabajador al fraccionarlo, suscitando una serie de
hechos perjudiciales e injustos como lo son: la desconfianza mutua, persecución
laboral, los despidos injustificados, la negación de trabajo a trabajadores de la or-
ganización considerada contraria y la violación del derecho de libre asociación.
En medio de este conflicto la clase trabajadora pierde su posibi I idad de ser
representada por organismos legítimos que velen, sin otros intereses, por sus
derechos muchas veces menoscabados. Algunos de esos derechos negados
frecuentemente a los trabajadores son: la estabilidad laboral y respectivas
prestaciones sociales, la jornada mínima de trabajo, el debido descanso diario y
semanal, la formación permanente y sistemática de sus bases como medio de
consolidación, la libertad de organizarse de forma independiente a intereses
ideológicos o políticos partidistas, el justo salario, el derecho a la huelga dentro de
sus límites propios, a buenas condiciones de trabajo y a la promoción integral de
sus familias y comunidades en los campos cultural, religioso y de servicios
comunales.
24- "La Iglesia latinoamericana estima que debe orientar hacia la formación de comu-
nidades nacionales, que reflejen una organización global, donde toda la población,
pero muy específicamente en las clases populares, tenga a través de estructuras
territoriales y nacionales una participación receptiva, creadora y decisiva en la
cons-
trucción de una nueva sociedad. Estas estructuras intermedias entre la persona y
el Estado deben ser organizadas libremente, sin una intervención indebida de la
autoridad o de grupos dominantes, en su desarrollo y en su participación concreta
en la realización del bien común total" (Med. 1,1). Estas organizaciones deben ser
promotoras y defensoras de los derechos de los trabajadores, los cuales "deben
ser
examinados en el amplio contexto del conjunto de los derechos del hombre" (L. E.
16).
La Iglesia señala en su enseñanza como derechos del trabajador: el derecho a un
trabajo estable (cfr. L.E.18), al justo salario (cfr. L.E.19), a buenas condiciones de
trabajo (ibid), al descanso diario y semanal (ibid), y a otras prestaciones sociales
como la asistencia sanitaria, a la pensión , el seguro de vejez, la atención en caso
de accidentes (ibid). También es necesario recordar el derecho a la libre
asociación (cfr. L.E. 20 y el derecho a la huelga (ibid, O.A.14).
t ALFONSO COTO M.
197
25- Creemos urgente que el nuevo Código de Trabajo garantice la libertad de
asociación
laboral, según el deseo expreso de los mismos trabajadores.
También es importante que se provea de un adecuado marco jurídico al
movimiento sindical, para equipararlo ante la ley a otras formas de organización y
garantizar así la pluralidad organizativa, base de una auténtica democracia.
Llamamos a los trabajadores a fundar sus organizaciones sobre la base de una
mística de servicio desinteresado a sus compañeros y a no permitir en ellas
interferencias ideológicas o políticas, que las pueden convertir en apéndices de los
partidos políticos o grupos dominantes (empresariales, políticos, económicos).
26- Nos interpela la urgente necesidad de que, como Iglesia, acompañemos a nuestro
pueblo trabajador en su proceso organizativo, mediante una iluminación permanente
y sistemática de sus situaciones desde el Evangelio y una presentación íntegra y fiel
del Magisterio Social de la Iglesia, y en profundo respeto a su autonomía.
27- La Cultura
La cultura de cada grupo humano está arraigada en su forma de trabajo. Todo
cambio en la forma de trabajo lleva por lo tanto necesariamente a un cambio en
la forma de asumir la vida y de transformarla.
Ante la expansión bananera asistimos a un agravamiento de la problemática que
conlleva el cambio de vida a que se ven sometidos los trabajadores bananeros,
inmigrantes en su gran mayoría de ambientes campesinos en los que habían sido
propietarios. Este cambio se vislumbra en actitudes como la pérdida del sentido
de superación, el conformismo, el quebrantamiento del núcleo familiar, la pérdida
de valores religiosos, el individualismo, la ausencia del sentido comunitario, la
mentalidad consumista, el temor ante la inseguridad de su existencia, la
dependencia, la falta de creatividad e iniciativa, la pérdida del sentido de la vida.
28- "La cultura, cultivo del hombre en todas sus facultades y expresiones, no es sola-
mente promoción del pensamiento o de la acción, sino que es también formación de
la conciencia. A causa de la educación imperfecta o nula de la conciencia, el puro
conocimiento puede dar origen a un humanismo orgulloso puramente terrestre; la
acción y el placer pueden originar seudo-culturas de una productividad incontrolada,
en beneficio del poderío nacional o del consumismo privado, que tienen como
consecuencia funestos peligros (Juan Pablo II, Río de Janeiro, Brasil, 1- VII-1980).
29- Creemos de sana conveniencia que los programas de educación de la región se
adapten a la nueva realidad que los educandos han de enfrentar y sean medios que
les ayuden a valorizar los elementos propios de su cultura de origen, integrándolos
con los valores más profundos de la región. Es necesario que los organismos
encargados de regular las pol íticas de fomento bananero velen por que se legisle
sobre el derecho de niños, jóvenes y adultos a participar de la necesaria educación
primaria y secundaria, sin que para ello interfieran los horarios laborales. Asimismo es
importante que se creen los espacios necesarios para fomentar la expresión de la
actividad cultural.
30- Desde nuestra misión evangelizadora nosotros, como creyentes, debemos apoyar
e impulsar toda iniciativa que tienda a promover los auténticos valores de la cultura.
31- La salud ambiental y el desequilibrio ecológico
t ALFONSO COTO M.
198
La realidad de la expansión bananera nos hace plantearnos otra grave situación,
cual es la problemática que se está suscitando en relación al medio ambiente.
Queremos señalar al respecto hechos como la gravedad creciente de la deforesta-
ción, la contaminación de los ríos, la eliminación de residuos inorgánicos y agro-
químicos que están suscitando focos infecciosos, el incremento en el diagnóstico
de enfermedades digestivas y de la piel a causa de la fumigación y utilización de
insumos no convenientes y el grave perjuicio de algunas especies animales en
vías de extinción.
32- Nos dice en torno a esta problemática el Papa Juan Pablo II en su mensaje para la
Jornada Mundial de la Paz 1989: "La contaminación o la destrucción del ambiente
son fruto de una visión reductiva y antinatural, que configura a veces un
verdadero
y propio desprecio del hombre. Asimismo, los delicados equilibrios ecológicos son
alterados por una destrucción incontrolada de las especies animales y vegetales o
por una incauta explotación de los recursos; y esto - conviene recordarlo - aunque
se haga en nombre del progreso y del bienestar, no redunda ciertamente en
prove-
cho de la humanidad". (N° 7).
"Si no cambian las tendencias actuales, se seguirá deteriorando la relación del
hombre con la naturaleza por la explotación irracional de sus recursos y la con-
taminación ambiental, con el aumento de graves daños al hombre y al equilibrio
ecológico" (P 141) y de ello hemos de dar cuenta a las generaciones futuras (cfr.
P
1236).
33- Se debe incrementar el cuidado por el cumplimiento de las normas de salud ocu-
pacional, llamado que estamos seguros acogerán con benevolencia los organismos
encargados. También es necesario que, previamente a todo incremento en las áreas
de producción, se realicen los estudios pertinentes sobre los índices de contaminación
posible y así se pueda planificar debidamente la ubicación adecuada de lugares para
residuos tóxicos y las normas respectivas; de igual forma lo concerniente al impacto
ambiental por efectos de deforestación, contaminación del aire y los ríos; todo ello
con el fin de evitar a corto plazo desastres naturales. Hacemos un llamado vehemente
para que las leyes sobre deforestación sean cumplidas según el principio de la
justicia, sin acepción de personas o empresas, y que con rigidez se regule la
explotación del recurso maderero. Abogamos por que los hospitales y las clínicas de la
región sean provistos de un cuadro de medicamentos apropiados, que les permitan
atender adecuadamente las particularidades de la región, con horarios sin restricción
donde se amerite.
34- La Iglesia del Vicariato Apostólico de Limón se compromete a profundizar un
proceso de concientización en las comunidades, sobre la necesidad de contrarrestar
los efectos del deterioro ambiental que se está generando.
35- El quehacer pastoral
Nuestro Plan Global de Pastoral contempla como medio privilegiado de
evangeliza-ción la integración de comunidades eclesiales de base.
t ALFONSO COTO M.
199
Nos vemos sumamente limitados en este afán, dado el problema de la población
flotante y otros antes señalados, que perjudican la integración de los trabajadores
bananeros en la vida comunitaria.
36- Otra de nuestras opciones prioritarias en el quehacer pastoral es la Pastoral
Social, en la cual se han ido dando algunos pasos a nivel de organización y de
formación. Se ha integrado una Comisión Vicarial de Pastoral Social y tres comisiones
zonales, las cuales han iniciado un proceso de formación permanente con las
diferentes comisiones parroquiales y a nivel de base en general.
37- Manifestamos nuestra preocupación por la interferencia que a nivel de formación
de laicos, en Doctrina Social de la Iglesia, se da de parte de la Escuela Social Juan
XXIII, organismo que siendo arquidiocesano, desempeña, sin ninguna relación con
nuestro Vicariato en su Plan Global de Pastoral, sus funciones en la zona atlántica,
con el peligro de identificar la Doctrina Social de la Iglesia con el Movimiento Soli-
darista al cual sirve la Escuela.
38- "En las pequeñas comunidades, sobre todo en las mejor constituidas, crece la ex-
periencia de nuevas relaciones interpersonales en la fe, la profundización de la
Palabra de Dios, la participación de la Eucaristía, la comunión con los pastores de la
Iglesia Particular y un compromiso mayor con la justicia en la realidad social de sus
ambientes" (P. 640); de ahí la importancia no sólo eclesial, sino de bien común, que
tiene el facilitar las posibilidades de integración comunitaria.
39- Al lado de este principio queremos enunciar otros, que iluminan nuestra preocu-
pación. Compete al Obispo en razón de su ministerio, velar "porque su comunidad
avance continuamente en el conocimiento y práctica de la Palabra de Dios, alentando
y guiando a todos los que enseñan en la Iglesia a fin de evitar magisterios paralelos,
de personas o grupos". (P.687, cfr. C.I.C. 393. 8 1 y 2).
Es necesario tener en cuenta que "la Doctrina Social de la Iglesia no es, pues, una
tercera vía entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista, y ni siquiera una
posible alternativa a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente, sino que
tiene una categoría propia. No es tampoco una ideología, sino la cuidadosa
formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las complejas realidades
de la vida del hombre en la sociedad... a la luz de la fe y de la tradición eclesial".
(S.R.S 41).
40- urgimos a los responsables de implementar las políticas de fomento bananero a
que consideren como valor fundamental la persona humana, aun por encima de la
productividad en el trabajo. Por lo tanto se busquen los medios necesarios para
que
se establezcan poblaciones civiles en donde residan las famil ias, abriendo así las
puertas a una más sólida estabilidad e integración de las mismas en comunidad.
41- Nos comprometemos a continuar alentando el proceso evangel izador de la inte-
gración de comunidades eclesiales de base, de forma tal que en nuestra Iglesia
Particular se acreciente en los laicos la conciencia de su compromiso en la transfor-
mación de la sociedad, en fidelidad al Magisterio Social de la Iglesia.
42- Aclaramos que la tarea de promoción laboral, que realiza la Escuela Social Juan
XXIII, no está ligada al trabajo pastoral que en el Vicariato Apostólico de Limón se
impulsa de acuerdo a su Plan Global y que, por lo tanto, su tarea no tiene en esta
Iglesia Particular carácter eclesial.
t ALFONSO COTO M.
200
III.LLENOS DE ESPERANZA
44- Llenos de esperanza en la fiesta de la celebración del nacimiento del Redentor del
mundo y ante la urgencia de aplanar su camino en medio de nuestra sociedad,
queremos proclamar nuevamente y con vehemencia el llamado del profeta ante el
Señor que iniciaba su ministerio entre los hombres: "Conviértanse, porque está cerca
el Reino de los cielos".
45- Solamente en una actitud humilde y sincera de cambio, que permita la transfor-
mación de cuanto hoy impide que Jesucristo nazca entre nosotros, será posible, sobre
la base, de una auténtica justicia y respeto al valor del hombre, que podamos unirnos
al coro de los ángeles para proclamar la Gloria del Dios hecho Hombre y la paz entre
los hombres que ama el Señor.
Que la Virgen Madre de Dios desde Belén ilumine nuestro camino.
t Alfonso Coto Monge
Obispo Vicario Apostólico de Limón
SIGLAS EMPLEADAS EN LA CARTA PASTORAL
P.P. Carta Encíclica El progreso de los pueblos, Pablo VI
P. Documento de Puebla
L.E. Carta Encíclica "Sobre el Trabajo Humano", Juan Pablo II
R.H. Carta Encíclica "El Redentor del Hombre", Juan Pablo II
G.S. Constitución Apostólica Gozos y Esperanzas, Concilio Vaticano II
O.Á Carta Encíclica "En el Ochenta Aniversario de la Rerum Novarun", Pablo VI
Med. Documento de Medellín
S.R.S. Carta Encíclica "La Solicitud Social de la Iglesia", Juan Pablo II
26. A LOS FIELES DE MI DIÓCESIS*
Mons. Ignacio Trejos Picado Obispo de San Isidro de El
General
Amados diocesanos:
Todos ustedes son testigos de que en los últimos días he sido objeto de una acusación
injusta y despiadada. Se me ha imputado nada menos que de hacer "politiquería", así
como suena, desde la cátedra sagrada.
Considero que sería verdaderamente irresponsable si, en mi condición de Pastor de
esta amada Diócesis, dejara pasar inadvertida tan falsa especie. Por el respeto que
todos ustedes me merecen, he creído no sólo necesario sino urgente hacer la
presente aclaración.
t IGNACIO TREJOS P.
201
Creo que todos ustedes me conocen suficientemente después de quince años de con-
vivencia y de labor pastoral en esta comunidad eclesial. No resulta nada nuevo para
ustedes la claridad y la vehemencia de mis denuncias sobre los atropellos que se han
venido presentando, en el correr de estos años, en el desarrollo de los
acontecimientos tanto a nivel local como nacional. Creo haber sido fiel al Señor en
ustedes, en cuanto la conciencia me lo ha demandado y mi deber pastoral me lo ha
exigido, al combatir toda lacra moral y social, toda corrupción pública. ¡Sería
lamentable que no lo hubiera hecho! En todos estos años podrán atacarme en más de
una cosa, pero no de comportarme como perro mudo, por cálculo, ante determinadas
irresponsabilidades en el acontecer nacional.
Siempre me sentiré muy honrado y plenamente satisfecho de haber combatido la pre-
sencia, la actividad y la desvergüenza de personajes inmorales y tenebrosos, tales
como un Sabundra, un Teja, un McAlpin, un Robert Vesco, un Caro Quintero y tantos
otros personajes sombríos, a quienes no han tenido empacho de entronizar en el
alero nacional quienes careciendo de la más mínima moral han irrespetado los más
caros principios del deber ciudadano. Más de uno, cuando se dicen estas cosas con
arrojo, con hidalguía, con sincero y verdadero apego a la dignidad nacional, se
sienten heridos y maltratados en su más profundo fanatismo. Olvidan, acaso, y les
escandalizan los términos enérgicos del Bautista: ¡Raza de Víboras!
Todos ustedes saben perfectamente que no conozco ataduras, que no tengo dueño,
que he dicho la verdad a tirios y troyanos, a güelfos y gibelinos, que puedo hablar no
sólo con libertad ciudadana, sino con responsabilidad y celo de Pastor.
Por estas razones no acepto lecciones de quienes pretenden constituirse maestros en
materia que requiere el más irrestricto apego a los principios éticos, morales y cívicos,
por tanto jamás podría tolerar atropello tan insoportable como las acusaciones de
estos días.
Como Pastor que soy de este rebaño diocesano debo ser no sólo quien más respete el
parecer ajeno, sino también quien mejor instruya y propicie con mi misma vida el
cumplimiento exacto de los deberes cristianos y con ellos, lógicamente, los
ciudadanos. Y por el mismo hecho que respeto los pensamientos y los sentimientos de
mis semejantes, debo exigir que se respeten también los míos propios.
Considero una verdadera irresponsabilidad, un atropello, una cruda intolerancia el fa-
natismo politiquero con el que se ha envenenado tantas mentes y corazones costarri-
censes. una cosa es actuar en consecuencia con su pensamiento y sus convicciones
políticas, con su responsabilidad cívica y otra muy diversa irrespetar el pensamiento y
los ideales de los otros.
¿Quién no juzgará como una práctica inmoral y por tanto despreciable la de adquirir
votos a cambio de comestibles, de láminas de zinc, de bolsas de cemento, etc.?
¿Resultará un hecho laudable arrebatar la cédula de identidad al cónyuge o de
cualquier otro pariente para el día de las elecciones por el hecho de ser adversario
político y mermar así el caudal del bando opuesto?
¡Cuánto hubiéramos deseado todos los costarricenses, sin distinción de banderías, el
desarrollo de una campaña política de gran altura, edificante por la exposición de ele-
* La Nación , 25 enero 1990, 16A.
t IGNACIO TREJOS P.
202
vados ideales, de programas claros y concretos de gobierno, que hubieran estimulado
las tantas veces adormecidas conciencias de nuestro pueblo!
¡Qué mezquindad de corazón revelan, en verdad, las expresiones bajas de campaña
que descienden hasta el colmo de ridiculizar las condiciones físicas de algún
candidato! Sin duda alguna, por el contrario, significa verdadera madurez cívica
fijarse en las condiciones morales y espirituales, de profunda convicción cristiana de
los aspirantes a la Presidencia de la República! ¡Qué interesante resulta, en este
sentido, tomar en cuenta su integración y estabilidad en la vida matrimonial y no sólo
la carencia de cualquier vicio sino la ponderación e integridad en su vida personal,
familiar y social!
una práctica imperdonable de los partidos políticos, generadora de falsas
expectativas, es la proposición de una serie de promesas que no habrán de cumplirse
y que, lógicamente, representan una burla hacia nuestros pueblos.
De ninguna manera la campaña política debe servir de instrumento para dividir a la
familia costarricense. En este sentido proceden de mala fe quienes se valen de una
campaña, como la presente, para sembrar o renovar luchas, divisiones y resquemores
del pasado que deben ser relegados completamente al olvido.
Sinceramente considero una hipocresía, un verdadero irrespeto a la ciudadanía, de
parte de cualquier gobierno de turno, hacer uso de las obras comunales y de toda la
maquinaria de gobierno como instrumento de propaganda en la campaña electoral.
Dichas obras debieron haberse llevado a efecto con toda sinceridad y responsabilidad
en el curso ordinario del período gubernamental. Nadie, ciertamente, está más
llamado que los gobernantes a hacer gala de lecciones prácticas de civismo.
Finalmente, manifiesto que debemos estar ciertos que el arma poderosa que los cos-
tarricenses debemos esgrimir con decisión y valentía y en forma entusiasta es nuestro
voto en el día de las elecciones. Ahí le diremos a todos, con el mayor respeto y de
acuerdo con los dictados y convicciones de nuestra conciencia, a nuestra querida
Costa Rica, que la queremos ver libre del narcotráfico, de toda lacra y corrupción
moral. Y de esta manera, al día siguiente de las elecciones, cualquiera que sea el
resultado, disfrutaremos como debemos hacerlo todos los días, de la satisfacción y el
gozo profundo del deber cumplido. Muchas gracias.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
203
27. "NO LOS MATÉIS, DÁDMELOS QUE YO LOS AMO"
Exhortación Pastoral de la
Conferencia Episcopal de Costa
Rica en Defensa de la Vida*
1. INTRODUCCIÓN
Como pastores del Pueblo de Dios, tenemos el sagrado señalar y denunciar todo
aquello que contravenga el plan de Dios sobre el ser humano, criatura por excelencia,
inteligente y razonable, capaz de reconocer el maravilloso don de la vida y su papel
protagónico en la procreación y conservación de la raza humana y el cuido, desarrollo
y progreso de la vida en el planeta para bienestar de todos los hombres y mujeres
que lo habitan.
(Cf. Gén 1,26-28)
2. El don de la Vida y Vida eterna
En efecto, ya en el Antiguo Testamento se plantea la maravilla de la vida humana
como el regalo que Dios da al hombre y que nadie tiene derecho a conculcar. un don
que el hombre percibe valora y agradece que le predispone de inmediato para aceptar
a su Creador, como el Ser a quien reconoce superior y digno de amor y obediencia. El
don de la vida y su capacidad de entenderlo y disfrutarlo, hace del ser humano, no
solamente el dominador, sino el dichoso habitante del mundo, quien, a semejanza de
Dios también puede transmitir la vida y hacer partícipe de su felicidad a otros seres. A
quienes puede reconocer como suyos y en quienes puede vaciar todo su amor.
La conciencia plena de este don de la vida es un proceso que poco a poco van jalo-
nando las afirmaciones del Libro Santo, hasta llegar a la plenitud en Cristo Jesús,
cuya resurrección da a la vida humana su máxima realización y perfección, como vida
misma de Dios, alcanza la inmortalidad y hace de la muerte natural que tenemos que
paceder, un bien que nos abre las puertas de la eternidad: «Porqué ésta es la
voluntad de mi Padre, que todo el que vea al Hijo y crea en Él, tenga, vida eterna y
que yo lo resucite en el último día» (Jn 6,40)
«La gloria de Dios es que el hombre viva», dijo San Ireneo de Lyon, en los
inicios de la era cristiana.
«La gloria de Dios es que el pobre viva», tuvo que afirmar un obispo
latinoamericano en las circunstancias sociales injustas en que se desenvuelve
nuestro continente.
Ediciones CEC0R, 8 marzo 1992.
«La gloria de Dios es que el infante viva», nos vemos obligados a decir los
Obispos de Costa Rica, en la coyuntura de que nuestra Asamblea Legislativa
analice nuevamente un proyecto de ley que contempla la posibilidad del
aborto.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
204
3. La vida es sagrada: Somos hijos de Dios
El Nuevo Testamento absolutizó aún más la sacralidad de la vida humana, al
profundizar en el Sermón de la Montaña, la ley extendiendo el «no matarás» hasta la
obligación de «no encolerizarse», «no ofender» al hermano (Cfr. Mt 5,21 ss) y
convertir el amor al otro en el único termómetro que indica, la autenticidad del amor
de Dios: «Si alguno dice Amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues
quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve». (Jn
4,20).
Así, el hecho de que el Hijo eterno del Padre haya tomado vida humana la ennoblece,
al llenarla con todos los dones de gracia y santidad, para asumirla en la riqueza de la
filiación divina.
La constante enseñanza de la Iglesia plantea la vida como inviolable, y ante la signifi-
cativa lista de textos que podemos citar1, que nos servirán de guía en el presente do-
cumento, nos permitimos recordar tan sólo la enseñanza solemne de Vaticano II: «
Por tanto, la vida, desde su concepción, ha de ser salvaguardada con el máximo
cuidado; el aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (G. et S. 51).
Porque la doctrina es clara y el peligro de irrespeto a la vida es real, los obispos nos
sentimos obligados a plantear las reflexiones doctrinales fundamentales, que recuer-
dan a los hombres de buena voluntad, que este signo de muerte, no es en modo al-
guno, coherente con los grandes progresos humanos, científicos y tecnológicos, que
hemos visto aparecer en nuestro Siglo.
II. ALGUNAS CONSIDERACIONES ETICOMÉDICAS SOBRE EL ABORTO
4. Una vida nueva
Para nosotros, los Obispos de Costa Rica, es muy reconfortante constatar que la afir-
mación de la Iglesia «de que a partir de la fecundación misma, mediante la unión del
espermatozoide y óvulo humanos, surge un nuevo ser humano individual», es la co-
múnmente aceptada dentro del mundo científico y sobre todo por la ingeniería genéti-
ca, y que aquellos que la niegan o ponen en duda, no han podido encontrar
argumentos convincentes y seriamente científicos.
Ver anexo
Al existir entonces la fecundación, lo único que le hace falta a ese nuevo »ser
humano», es desarrollarse a través de las diferentes facetas biológicas para llegar a
su plenitud. Es por esta razón que la Iglesia, en su declaración «Sobre el Aborto
Procurado», del año 1974, llega a decir lo siguiente: «Desde el momento en que
óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida, que no es la del padre ni la de la
madre, sino la de un nuevo ser humano, con características de ambos. Jamás llegará
a ser humano, si no lo ha sido desde entonces». (Congregación para la Doctrina de la
Fe, 1974).
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
205
5. El respeto a la vida humana
Cuando se trata de embarazos ectópicos o extrauterinos, la Iglesia considera los pro-
cedimientos médicos a seguir en función del don de la salud, como moralmente
lícitos, siempre y cuando se guarden las consideraciones del caso y se hagan los
esfuerzos necesarios por proteger la salud y la integridad, tanto de la madre como del
no-nacido. En aquellas situaciones en las que, gracias a los avances de las técnicas
eugenésicas (fetoscopía u amnioscopía, amniocentesis, ultrasonido o ecografía) se
lograra determinar, fundamentalmente en la etapa embriológica, que el estado del
niño no es del todo satisfactorio a causa de alguna posible deformación congénita, no
sería moralmente justo ni legalmente permitido para médicos o padres, ocasionar un
aborto. Porque, desde la más elemental humanidad, la vida humana, aunque
enferma, débil o no deseada, sigue conservando su dignidad y su derecho, humano y
divino, de ser protegida, respetada y salvaguardada tanto a nivel personal como
social, desde la concepción hasta el momento mismo de su muerte (Ref. Humanae
Vitae).
6. Vida propia
Médicamente se nos enseña hoy también, que el hecho de que un niño necesite, en
su primera etapa evolutiva, del ambiente de un vientre materno para desarrollarse,
no implica que sea una parte de la madre y que la madre pueda disponer de él arbi-
trariamente, ya que, desde la fecundación misma, posee un patrimonio genético y un
sistema inmunológico propios, diferentes a los de al madre, consecuencia del aporte
de ambos progenitores, padre y madre.
El hijo es un ser completamente diferente, que se desarrolla por su propia cuenta
aunque la dependencia de su madre sea intensa. Pensamos que incluso la placenta, el
cordón umbilical y el líquido amniótico, los ha generado el niño desde su etapa de
cigoto, como órganos y elementos que le son fundamentales para sus primeros
períodos de desarrollo, el cual continuará después de nacido, dependiendo también
intensamente, de su familia y del ambiente socio-cultural. Y así como es fácil
comprender que ni la familia ni el ambiente socio-cultural podrán disponer del niño
nacido, así podemos comprender que tampoco la madre puede hacerlo, por más que
lo desee y que alguna ley se lo permita. Legalizar tal pretensión sería aceptar el
homicidio bajo los sutiles nombres de «aborto por violación», «aborto eugenésico»,
«aborto ético», «aborto por razones económico-psicológicas» y «aborto sentimental».
Estos abortos sólo tienen por objeto justificar la destrucción y muerte del hijo en el
seno materno.
Aquí tenemos que ser enfáticos en afirmar que la misión fundamental y natural de
cualquier persona, de los diferentes grupos sociales y de las ciencias médicas, es
conservar, proteger y perfeccionar el don de la vida, sobre todo, la vida del inocente,
del débil y del no deseado.
7. El bien óptimo y más noble
Si bien es cierto que las complicaciones médicas no son muy frecuentes, y que la
mortalidad materna no es alta en los casos de aborto, existen secuelas derivadas de
estas intervenciones que pueden afectar seriamente el desarrollo de embarazos
futuros, sin olvidar el alto riesgo de alteraciones psíquicas, que pueden aparecer
muchas veces en forma tardía, aunque la madre se haya sometido «voluntariamente»
al aborto.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
206
Hay que tener en cuenta que, en estas circunstancias, no existe proporcionalidad
entre los valores en conflicto, que serían la mejor o peor salud bio-psíquica de la
madre y la vida o muerte de un hijo. Nunca se podría justificar el homicidio de un
hijo, que posee ya todas las características en su código genético para llegar a ser
plenamente persona, por evitar un sufrimiento psicológico o social de la madre.
En Costa Rica, si nos atenemos al proyecto de ley presentado a la Asamblea
Legislativa para reformar y ampliar el artículo 121 del Código Penal (que dicho sea de
paso despenaliza ya el aborto por razones estrictamente terapéutica-directas), nos
daremos cuenta de que, entre las razones de tipo justificante para su posible
aprobación, sobresalen las que pudiéramos llamar de tipo psíquico, social o
sentimental para la madre violada o agredida que queda embarazada.
Frente a este posible argumento justificativo debemos aclarar los siguientes aspectos:
a. Que no de toda violación sexual, como supone el mencionado proyecto, se siguen
un embarazo; esto más bien es infrecuente, porque tendría que suceder la
violación
en período de ovulación.
b. Todo embarazo no deseado, incluso a veces hasta alguno deseado, supone una
alteración emocional en la madre, como ocurre en cualquier situación seria de la
vida; pero de ahí a suponer que venga a producirse «un grave peligro» para la
salud
psíquica de la madre, media un gran abismo.
c. La experiencia nos enseña que un niño y una maternidad -que algunos gustan de
llamar no deseada-, se convierten, con el paso de los días, en un niño querido y
en
una maternidad aceptada, no solamente por la madre sino por toda la familia,
sobre
todo si se ha recurrido oportunamente a la orientación psicológica y a los auxilios
de la fe.
d. No se ha logrado demostrar claramente hasta ahora, que un grave trastorno psí-
quico en una madre embarazada involuntariamente, se cure mediante un aborto.
Más bien la experiencia parece indicar que el aborto como «remedio psíquico» es
mucho más perjudicial para la madre, ya que junto al dolor de la agresión,
aparece
el conflicto inevitable de haber provocado un homicidio.
e. Nunca será ético provocar un aborto, esto es, un homicidio, para remediar el sal-
vajismo de una violación sexual, ya que el aborto no remedia la violación, ni da
tranquilidad a las conciencias, ni sana las heridas psíquicas. No es ético remediar
una injusticia a todas luces punible, con otra injusticia: la muerte de un inocente.
f. Si en el peor de los casos, la madre siguiera rechazando a su hijo una vez
nacido, el sentido de la prudencia y la proporcionalidad, parece indicar que, lo
más sensato sería legislar a favor de los desvalidos e inocentes y no a favor de
que se acepte como legal, un homicidio que es inmoral. Lo conveniente sería
legislar para facilitar la ayuda a la madre en esa situación y mejorar los sistemas
de adopción.
8. Sí a la Vida: No a la agresión y muerte
Las anteriores reflexiones, en las que nos hemos esforzado por presentar algunas
consideraciones ético-médicas generales sobre la cuestión del aborto, nos llevan a
manifestar enfáticamente que los abortos por la sola indicación médica, eugenésica,
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
207
social, ética, sentimental, psicológica o terapéutica directa o de cualquier tipo, nunca
deben ser moral, jurídica ni socialmente permitidos.
Si defendemos el derecho a la salud, a la vivienda, a la educación, al trabajo, a la
libre expresión, etc., con mucha mayor razón debemos defender el derecho
fundamental a la vida, sobre el cual descansan todos los demás derechos y deberes.
Nuestra responsabilidad moral, nacional y política, nos urge a que analicemos objeti-
vamente, los aspectos estructurales de la problemática del hombre y de la sociedad
costarricense actuales, en vez de detenernos en una de sus partes.
Desde nuestra óptica de Pastores, e inspirados en el misterio pascual de Cristo y en la
constante y secular tradición de la Iglesia Católica, proclamamos y defendemos firme-
mente, el derecho a la vida y el respeto absoluto que se le debe, desde el momento
de su concepción hasta su desenlace natural.
Optamos decididamente por un Sí a la civilización y a la vida y por un No absoluto a
la cultura de agresión y muerte que algunos sectores, consciente o inconsciente,
quieren hacernos aceptar.
III. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE MORAL Y LEY CIVIL
9. Derecho a la vida es patrimonio de la humanidad entera y no patrimonio
exclusivo de la Iglesia Católica.
Al presentar estas reflexiones al Pueblo de Dios sobre el deber que tiene la auténtica
ley civil y penal de inspirarse y de respetar los principios morales, sobre todo los con-
cernientes al derecho a la vida y a su integridad y dignidad, queremos dejar claros los
siguientes aspectos:
a. Estamos conscientes de que «la comunidad política y la Iglesia, son independientes
y autónomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin embargo, aunque por di-
verso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre.
La Iglesia, por su parte, fundada en el amor Redentor, contribuye a difundir cada
vez más, el reino de la justicia y de la caridad en el seno de cada nación. Es de
justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes, predicar la fe,
con auténtica libertad, enseñar su doctrina, ejercer su misión entre los hombres y
dar su juicio moral cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o
la salvación de las almas». (CL G. et S. #76).
b. Amparados en esta doctrina de la Iglesia, en los derechos fundamentales del
hom-
bre, reconocidos por la Declación Universal de los Derechos Humanos de la ONU
(1984) y en nuestra Constitución Política, especialmente en su artículo 21 y si-
guientes, es que queremos dejar claro que no pretendemos en ningún momento,
un sometimiento del Estado Costarricense y de su Poder Legislativo, a una moral
determinada, como la moral de inspiración católica.
c. No obstante, en caso de un posible reforma al artículo 121 del Código Penal Cos-
tarricense, no debemos perder de vista que la defensa del derecho a la vida,
desde
el momento mismo de su concepción hasta su desenlace natural, no es
patrimonio
exclusivo de la Iglesia Católica, sino de la humanidad entera, y por ende, debe ser
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
208
defendido por todos los hombres y grupos organizados, en cuanto derecho
natural.
Si se trata de un patrimonio común y natural, anterior a cualquier legislación
escri-
ta, es de sentido común que los que legislan, lo hagan respetando ese derecho
que
es absolutamente irrenunciable, pues, de lo contrario, ni la sociedad ni el Estado
tendrían razón de ser.
Nos oponemos a una posible legislación abortista, no por «fanatismo religioso
trasnochado», ni por un catolicismo «a ultranza», sino por una obligación y
solidaridad indeclinables de tipo humanista, que reafirma nuestra convicción
religiosa, para con todas aquellas personas que creen en el derecho a la vida y en
la dignidad del ser humano, como dones sagrados e inviolables.
10. La legal no siempre es moral
Nos ufanamos de ser un país civilista que abolió la pena de muerte desde el año
1882; somos un país firmante de la Declaración de los Derechos Humanos
Universales; un país signatario de la Declaración de los Derechos del Niño;
reconocemos el derecho a la inviolabilidad de la vida, consagrado en el artículo 21 de
nuestra Constitución Política; se castiga penalmente el aborto directo, a través de los
artículos 37,118,119,120 y 121 del Código Penal Costarricense: no es sano por lo
tanto, retroceder en esta sabia legislación nacional, aprobando la reforma al artículo
121 del Código Penal.
El aborto provocado siempre será un homicidio. Las «circunstancias especiales» que
se alegan para despenalizarlo, jamás podrían convertir ese acto en una acción
deseable y mucho menos lícita o moralmente aceptable. Es un error creer que todo lo
legal es moral.
11. «La justa autonomía de la conciencia individual»
Alegar la posible legislación en favor del aborto, en nombre de «la justa autonomía de
la conciencia individual» tampoco nos parece lógico, ya que el aborto provocado no
sólo afecta directamente a la solidaridad natural de la especie humana, sino que
también afecta a una conciencia individual inocente, que tiene el derecho a ser
salvaguardada, como es la de un niño no nacido.
Si hablamos del respeto por la conciencia de la madre cuando ha sido agredida, ha-
blemos también del respeto que se le debe al que no-ha nacido y ya está engendrado.
Consecuente y sólido con este pensamiento, nuestro Código, Civil, en su, artículo 13,
reconoce ya desde 300 días antes de su nacimiento, el derecho que el no-nacido tiene
coma persona «para todo lo que le favorezca».
Así, resulta a todas luces absurdo, que no se quiera reconocer el derecho a la vida
desde el momento mismo de la concepción, que es incluso derecho fundamental para
que se pueda dar el anterior.
12. Igualdad Constitucional
Si una ley llegara a privar a una determinada categoría de seres humanos de la pro-
tección que el ordenamiento civil les debe, el Estado estaría negando la igualdad que
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
209
constitucionalmente todos tienen ante la ley, por ende, no estaría poniendo su poder
al servicio de los derechos de todos los individuos, y particularmente de quienes son
más débiles e indefensos, quebrantando así los fundamentos mismos de un Estado de
derecho
Queremos concluir este capítulo, en el que hemos abordado muy someramente algu-
nas consideraciones sobre Moral y Ley Cívil, con las palabras de la Instrucción
«Donum Vitae» de la Congregación para la Doctrina de la Fe, del año 1987: «Entre
los de la autoridad pública se encuentra el de procurar que la ley civil esté regulada
por las normas fundamentales de la ley moral en lo que concierne a los derechos del
hombre, de la vida y de la institución familiar».
V. EXIGENCIAS MORALES DE LOS CATÓLICOS
13. A los católicos en primer lugar
Como Pastores, responsables de la grey que nos ha sido confiada, queremos dirigir un
llamado vehemente a nuestros católicos en esta hora decisiva.
En razón de su vinculación a la Iglesia y en razón de la fe que profesan, es a los
católicos en primer lugar, a quienes corresponde velar celosamente porque la vida de
las personas sea íntegramente respetada y cumplir fielmente el mandato de no
matar, pues si todo miembro responsable de una sociedad que se dice civilizada,
tiene el deber de defender la vida y la dignidad humana, con mucho más razón habrá
de hacerlo un católico.
A esto nos llama la aceptación que hemos hecho de Cristo Jesús como nuestro Re-
dentor, quien valoró y valora la vida humana en tal forma, que no dudó en asumir
esa humanidad para ofrecernos la filiación divina, aun a costa de su propia vida.
Proclamamos con el Concilio Vaticano 111, que: «Dios, Señor de la Vida ha confiado a
los hombres la insigne misión de proteger la vida, misión que se ha de llevar a cabo
de un modo digno al hombre. Por ello, la vida, ya concebida, ha de ser salvaguardada
con extremos cuidados» (GS,51).
Reafirmamos que «cuanto atenta contra la vida -homicidios de cualquier clase, geno-
cidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado... son en sí mismos infames,
degradan la civilización humana, deshonran más a sus autores que a sus víctimas y
son totalmente contrarios al honor debido al Creador». (GS, 27).
Declaramos que «el aborto y el infanticidio son crímenes abominables» (GS, 51) y
exigimos a todos aquellos que quieran permanecer fieles a la verdad del Evangelio,
observar celosamente esta norma que sólo busca el bien de la persona en particular y
de la colectividad en general.
Siendo la vida un don tan sagrado que proviene de Dios y en el que no le es dado a
nadie el derecho de quitarla; siendo el aborto, la muerte provocada, realizada por
cualquier método y en cualquier momento del embarazo, y considerando que la
dimensión ética de la persona no es un patrimonio exclusivo de los cristianos, sino de
todos los hombres, consideramos el aborto como un gravísimo mal que toca no sólo a
los individuos, sino también a los ámbitos donde éstos se desenvuelven.
14. Olvido de Dios y olvido de la dignidad humana
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
210
Ante el drama de una sociedad cada vez más agresiva y violenta, en la que el olvido
de Dios ha llevado paulatinamente al olvido de la dignidad humana, rogamos a los
católicos de nuestro pueblo, así como a todos aquellos hombres de buena voluntad,
considerar que el aborto es flagrante atentado contra esa sagrada dignidad y a la luz
de la Palabra de Dios, formar los espíritus en una más profunda y plena comprensión
del valor de la persona.
Es igualmente obligación de los católicos, comprender con claridad de conciencia, que
no priva en la Iglesia una simplista mentalidad intolerante y retrógrada, cada vez que
en esta materia se opone a fáciles aperturas» y «cómodas y modernas
benevolencias». Traicionaríamos nuestra misión de Pastores, si en materia de
principios, en lugar de consolidarlos, más bien permitiéramos su degradación, en aras
de una malentendida «puesta al día» de la Iglesia, la que como Madre, Maestra y
Custodia de la verdad revelada en Jesucristo, no puede decir que lo que antes era
grave ahora no lo es, ni que está bien aquello que a todas luces está mal.
15. Sanciones para los católicos
Recordamos que un católico que consciente y deliberadamente, practica un aborto o
acepta que se lo practiquen, o presta una colaboración indispensable a su realización,
comete un pecado excepcionalmente grave, porque la víctima es inocente e indefensa
y su muerte es causada precisamente por quienes tienen especial obligación de velar
por su vida. Además, comete un delito, por el que automáticamente incurre en la
dolorosa sanción de la excomulgación, que significa no poder acercarse a recibir los
sacramentos la Iglesia, y quedar privado de desempeñar cargos en la organización de
la misma. (Canon 1398).
Sin embargo, aprovechamos esta ocasión para indicar a los católicos que se encon-
trasen en esta situación, que la Iglesia no cierra a nadie las puertas del perdón y la
misericordia. Que nadie tiene que darse por condenado, sino que Dios da siempre la
oportunidad de la gracia, habida cuenta de un sincero arrepentimiento. Para esto, de-
ben acudir al obispo o a su párroco, quienes con toda caridad sabrán guiarlos para
que vuelva a ellos la paz, el perdón y la vida de la gracia.
16. Los profesionales católicos
Los profesionales católicos (médicos y paramédicos) no deben olvidar que tienen el
derecho de acogerse a la objeción de conciencia, pues nadie puede ser obligado, en
materia tan delicada a actuar contra su voluntad. Sobre todo, sean los profesionales
católicos, testimonio cristiano y no motivo de escándalo.
Ciertamente consideramos que hay circunstancias de la vida human en que no es na-
da fácil seguir la doctrina católica sobre el aborto. Por lo cual, exhortamos a nuestro
pueblo a no dejarse llevar por los caminos de las soluciones fáciles, sino a confiar en
la gracia de Dios, que ayuda a superar las dificultades por grandes que sean.
La doctrina que se opone al aborto no es expresión de una simple voluntad
eclesiástica, sino que está fundamentada en la misma voluntad de Dios, expresada en
la ley que Él nos ha dado a conocer y que la Iglesia tiene la misión de custodiar y
transmitir.
17. Nuestro llamado
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
211
Queremos hacer enfática nuestra condena de la práctica ilegal del aborto en nuestro
país y la señalamos más deplorable aún, cuando está motivada por la ambición de
algunos profesionales inescrupulosos, que han hecho del aborto un medio indigno de
lucro, a costa de vidas inocentes e indefensas.
Igualmente condenamos al injusto y violento agresor sexual, cuyo irrespeto a niñas y
mujeres provoca en nosotros y en toda la sociedad, repudio e indignación. Pero al
mismo tiempo que sentimos obligación de condenar estos horrendos crímenes,
queremos tocar la conciencia de los individuos y de la sociedad, para que en la vida
cotidiana, a través de la conducta, el pensamiento y la educación, se vaya creando
una cultura de responsabilidad de todos en el respeto a la vida:
a. Nuestro llamado es en primer lugar, a los políticos legisladores y responsables de
medios de comunicación social para que la repercusión que sus palabras tienen en
la colectividad, sirva para la difusión y consolidación de valores que promuevan
una
cultura de vida y no de muerte.
b. Rogamos encarecidamente a los padres de familia que eduquen a sus hijos como
corresponde. Reconocemos con dolor que la desorientación que sufre nuestra
niñez
y juventud tiene, en parte, su raíz en el olvido y en la indiferencia con que los pa-
dres de familia están asumiendo la educación de sus hijos y cuyo resultado es
esta
sociedad permisiva y hedonista.
c. Solicitamos a nuestros sacerdotes que procuren también desde la catequesis y la
predicación dominical, una recta formación de la conciencia, para que sus
feligreses
sientan vibrar en su alma el amor por la vida y el deseo de educar a sus hijos en
ese amor.
d. Urgimos a los educadores, particularmente aquellos a quienes la Iglesia ha
confiado
la grave responsabilidad de la enseñanza religiosa en escuelas y colegios, que sea
su tarea prioritaria el mentalizar a niños y jóvenes en el respeto a la vida.
e. Llamamos encarecidamente a los catequistas para los contenidos de la catequesis
que incluye todas las etapas de la vida, no olviden enseñar sin desfallecer,
aquellos
valores que se desprenden del principio fundamental, por el que cada cristiano
con-
fiesa: «Creo en un solo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra
... ».
V. NUESTRO COMPROMISO
Sí como pastores sentimos en este momento la obligación de clamar por la vida y
denunciar la presencia de un peligro que amenaza la conducta moral y la convivencia
social de nuestro pueblo, a la vez, queremos proclamar nuestra fe y nuestra
esperanza, cimentadas en el conocimiento de la presencia en cada uno de los
costarricense, de una fe gozosa que no claudica y de una fuerza moral que hemos
heredado de nuestros mayores, desde los inicios de nuestra nacionalidad.
No en vano somos un pueblo cuya cultura y moral tienen como base histórica, los
más nobles principios cristianos de amor a la vida, el respeto a los demás y la caridad
fraterna. Somos un pueblo que camina en la claridad de la luz que irradia el Evangelio
del Divino Maestro de Nazareth y el bellísimo ejemplo de su Madre María. Jamás el
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
212
pueblo de Costa Rica claudicó ante el mal; jamás dejó de apreciar y valorar en todo
su esplendor, la vida humana. Jamás -y la historia es testigo-, abandonamos a la
muerte ni a los ancianos, ni a los pobres, ni a los niños, pues en la conciencia del
alma nacional, siempre alentó el deseo y el compromiso de dar la vida.
«No los matéis, dádmelos que yo los amo», decimos junto a nuestro pueblo con esa
santa viviente que es la Madre Teresa de Calcuta, y como un cántico de fe y un
compromiso ante Jesús el Divino Redentor, la Iglesia por nuestro medio, se
compromete a velar por aquellos hijos fruto de una ultrajante violación y por brindar
a sus madres, junto al resto de la sociedad, la ayuda moral y material que requieran.
Iniciamos en este día, el recorrido litúrgico de la Cuaresma y mientras desgranamos
las páginas de la historia bíblica, nuestra petición será para que María, nuestra madre
bendita, regalo del Padre Creador, del Hijo Redentor y del Espíritu Santificador, inter-
ceda por nuestra nación y por nuestra Iglesia, para que no fallemos en el compromiso
por la defensa de la vida que hoy juramos ante nuestros hijos amados de la grey cos-
tarricense.
En San José de Costa Rica, primer domingo de Cuaresma domingo 8 de marzo de
1992.
t Mons. Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José
Presidente
t Mons. José Rafael Barquero Arce
Obispo de Álajuela
Vicepresidente
t Mons. Ignacio Trejos Picado
Obispo de San Isidro de El General
t Mons. Héctor Morera Vega
Obispo de Tilarán
t Mons. Alfonso Coto Monge
Obispo-Vicario Apostólico de Limón
t Mons. Antonio Troyo Calderón
Obispo Auxiliar de San José
Secretario General
ANEXO I
a) Decretos de Santo Oficio del 4 de marzo e 1679 y del 4 y 6 de mayo de 1898.
(Cfr. Dz. 1184, 1890).
b) «Casti Connubii» de Pío XI (1930) N° 39.
c) «Gaudium et Spes» (1965): N° 51.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
213
d) «Humanae Vitae» (1968) N°s. 14, 15.
e) Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el aborto
procurado
(1974).
f) Documento de Puebla (1979): N°s. 318, 612, 1261.
g) «Familiares Consortio», Juan Pablo II (1981), N° 30.
h) Código de Derecho Canónico (1983): cánones 1397, 1398; 1041,4.
i) «Donum Vitae» (1987): Parte I, punto1.
j) «Christifideles laici», Juan Pablo II (1988): N°s. 37,38.
k) «Centesimus Annus», Juan Pablo II (1991): N° 39.
l) «El aborto», Documento de la Conferencia Episcopal Española. 1991. (Cfr. Revista
«Ecclesia» N° 2525, 20- IV- 1991).
28. NUEVA EVANGELIZACIÓN Y PROMOCIÓN HUMANA* EXCMO. Y REVDMO.
MONS. ROMÁN ARRIETA VILLALOBOS
CON MOTIVO DE LA CELEBRACIÓN DEL AÑO CENTENARIO DE LA PUBLICACIÓN DE LA CARTA
PASTORAL SOBRE EL JUSTO SALARIO DE MONSEÑOR BERNARDO AUGUSTO THIEL Y DEL 50
ANIVERSARIO DE LA GRAN REFORMA SOCIAL CRISTIANA DEL PAÍS: LA ENSEÑANZA DEL PASADO
Y NUESTRA RESPONSABILIDAD FRENTE A COSTA RICA.
21 DE NOVIEMBRE DE 1993. SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO.
I PARTE: LA IGLESIA EN LA HISTORIA DE NUESTRA NACIÓN
A mi hermano, el Obispo Auxiliar.
Al Venerable Cabildo Metropolitano.
A los Vicarios Episcopales y Foráneos.
A los Miembros del Clero Arquidiocesano.
A los Religiosos y Religiosas.
A los fieles laicos de nuestra Arquidiócesis.
A todas las personas de buena voluntad.
Amadísimos hijos:
¡Que la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo el Señor, les
acompañen siempre!
1. Como saben todos ustedes, este año se conmemoran dos grandes acontecimien-
tos que han marcado profundamente la historia civil y religiosa de nuestra Patria: el
primer centenario de la Carta Pastoral de Monseñor Thiel, segundo Obispo de Costa
Rica, Sobre el Justo Salario y el quincuagésimo aniversario de la promulgación de
las Garantías Sociales y del Código de Trabajo, en la que nuestra Iglesia, bajo el
fecundo Arzobispado de Monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, tuvo un papel
preponderante y decisivo.
2. Quiere nuestra Iglesia Particular de San José, no sólo recordar estos aconteci-
mientos, con verdadera acción de gracias a Dios, sino aprovechar tan providencial
coyuntura para, en cumplimiento de su sagrada misión, ofrecer una vez más sus
enseñanzas, en lo que a la cuestión social se refiere. Lo hace porque está convencida
de que sus enseñanzas, hoy igual que en el pasado, constituyen el camino firme y
* Publicada en noviembre de 1993 en el Taller de publicaciones de la Escuela Social Juan XIII, Currida-bat
(San José, Costa Rica). 1a Edición de 15000 ejemplares.
t ROMÁN ARRIETA V.
214
seguro para la construcción de un mundo más justo, humano y fraterno, digno, por lo
mismo, de cuantos somos hijos de Dios por adopción.
3. Nuestra Iglesia particular ha ocupado un lugar muy destacado en la historia cos-
tarricense, tanto porque su palabra en materia social ha sido siempre clara y fecunda,
como porque se ha convertido, en momentos especialmente difíciles, en la voz de los
que no tienen voz. Desde sus lugares de oración y sus instituciones docentes, desde
sus centros asistenciales y organismos de beneficencia, desde sus asociaciones
obreras y movimientos apostólicos, desde sus órganos de prensa y sus emisoras
radiales, la Iglesia, Madre y Maestra, ha irradiado su pensamiento social sobre la
nación entera, convirtiéndose así en la gran inspiradora de la trascendental reforma
social de la década de los cuarenta. Creaciones tan suyas como El Mensajero del
Clero, el Eco Católico, Radio Fides y las demás emisoras católicas, son
manifestaciones palpables de esa amorosa presencia de la Iglesia en nuestra sociedad
costarricense.
4. En la historia de esta fecunda presencia de la Iglesia en la cuestión social del país,
ocupa un lugar eminente Monseñor Bernardo Augusto Thiel Hoffman. Nacido en un
sencillo y humilde hogar de campesinos alemanes, conoció muy de cerca, desde su
niñez y temprana juventud las congojas y pobrezas de los trabajadores. Por eso,
durante los veintiún años de su extraordinario episcopado, nunca desaprovechó
ocasión para promover y defender a los trabajadores asalariados del país, sobre todo
porque al finalizar el siglo XIX, Costa Rica era una nación formada en su gran mayoría
por campesinos, obreros y artesanos que, estando desprotegidos, podían ser fáciles
víctimas de la explotación.
La gran oportunidad que tuvo para hacerlo, fue la promulgación de la inmortal
Encíclica Rerum Novarum de Su Santidad León XIII. En efecto, a escasos dos
años de la promulgación en 1891, Monseñor Thiel la tradujo a la realidad histórica
de Costa Rica de entonces. Publicó así, el 5 de setiembre de 1893, su memorable
Carta Pastoral sobre el justo salario de actualidad que se relaciona con la
situación de los destituidos de bienes de fortuna. Monseñor Thiel fue así el
primero que en toda América Latina tuvo la iniciativa de aplicar las enseñanzas
pontificias en materia social a la realidad local. Lo hizo de una manera clara y
brillante. De hecho, y con toda razón, se ha dicho que esta Carta Pastoral fue la
Rerum Novarum de Costa Rica y el primer documento de doctrina social del país.
Monseñor Thiel visitó asiduamente a los indígenas costarricenses, se interesó
vivamente por su situación y su cultura siendo este un motivo más para que la
nación entera lo recuerde siempre con inmensa gratitud. Fueron tantos sus
insignes servicios al país que Costa Rica, agradecida, lo declaró Benemérito de La
Patria.
5. Poco a poco, el Pueblo de Dios, alentado por la palabra profética de Monseñor
Thiel,
cuya voz no pudo acallar ni el liberalismo anticlerical dominante entonces ni los
go-
biernos de la época, se sintió estimulado para tomar nuevas iniciativas en materia
social. Se constituyeron partidos políticos cuyo contenido doctrinal fue tomado de
las enseñanzas sociales de la Iglesia. El periodismo católico floreció en las prime-
ras décadas de este siglo de manera asombrosa, hasta convertirse en
instrumento
valiosísimo de difusión de los principios cristianos de justicia social. Muchos y va-
t ROMÁN ARRIETA V.
215
lientes sacerdotes tomaron la palabra para seguir siendo, como Monseñor Thiel,
defensores de los desposeídos. Fueron surgiendo agrupaciones y movimientos au-
ténticamente comprometidos con la reivindicación de los principios cristianos de
justicia social en el país.
6. Entre estos movimientos se destaca la "Sociedad de Artesanos de San José", que
había sido fundada por el Canónigo Dr. Francisco Calvo en 1874, aun antes de la
publicación de la Rerum Novarum. Asimismo, debe recordarse el "Círculo de Arte-
sanos Católicos", creado por el Canónigo Rosendo de Jesús Valenciano Rivera en
1894, quien además fundó y dirigió muchos otros movimientos sociales durante más
de 40 años. A él, justamente, le debe Costa Rica la celebración de la "Primera
Semana Social de Centroamérica", realizada en San José en 1929. Y así como éstos,
los primeros 40 años de este siglo vieron florecer, al amparo de la Iglesia,
agrupaciones y movimientos sociales, que enarbolaron con firmeza la bandera de los
principios cristianos de justicia social.
7. Es en este período que surge también un líder comprometido a fondo con la ense-
ñanza social de la Iglesia. Rechazado por unos, enaltecido por otros, el sacerdote y
también político, Jorge Volio Jiménez, es una figura clave en la historia de la justicia
social costarricense. Todo el ideario de su polémico Partido Reformista, que sacudió a
la Costa Rica de los años 20, está indudablemente anclado en las enseñanzas sociales
de la Iglesia. Él supo en su época exponer y defender, una vez más, estas
enseñanzas, en medio de muchas vicisitudes.
8. En la historia de la justicia social costarricense de esos años, la señera figura de
Rafael otón Castro tuvo también un lugar muy especial. Poco estudiado y mal
comprendido, Mons. Castro tuvo el mérito de saber llevar por tranquilas aguas, las
entonces difíciles relaciones de la Iglesia con los gobiernos liberales, y aun anticleri-
cales. A él se debe la creación de la Acción Católica en Costa Rica con el "Centro de
Acción Católica de la Arquidiócesis de san José", el 16 de diciembre de 1935. Con la
fundación de la Acción Católica se manifestó, una vez más, la preocupación solícita de
esta Iglesia particular por la cuestión social. Así se preparaba, además el terreno para
cosas mayores, que vendrían en los años siguientes.
9. Todo este fecundo proceso histórico, tan rico y polifacético, es lo que hace posible
la realización de la gran reforma social cristiana del país, en los primeros años de la
década de los 40. Ella dotó a los costarricenses de los instrumentos necesarios para
hacer presente en las estructuras del Estado una auténtica justicia social: la
incorporación en la Constitución Política del Capítulo de las Garantías Sociales, la
promulgación del Código de Trabajo y la creación de la Caja Costarricense de Seguro
Social, así como la creación de la Universidad de Costa Rica después de una ausencia
de casi 50 años de universidad en el país. Fue un enorme movimiento de Iglesia que,
desde las bases, permitió a un pueblo cristiano y católico, sostener las grandes
iniciativas de los responsables de los destinos del país: un Presidente y un gabinete
convencidos de los valores cristianos y un Arzobispo comprometido profundamente
con la justicia social cristiana.
Las insignes figuras de Monseñor Sanabria y del Presidente Calderón Guardia am-
bos Beneméritos de la Patria- encabezaron todo aquel magno acontecimiento
ecle-sial y político de la nación.
10.El Congreso Constitucional supo acoger las iniciativas del Poder Ejecutivo en todo
este proceso que tan profunda huella ha dejado en la historia del país. Los prota-
gonistas de estos acontecimientos, unos más conocidos por la función pública que
t ROMÁN ARRIETA V.
216
desempeñaron y otros menos conocidos pero que igualmente pusieron su corazón
para que estas valiosas iniciativas sociales alcanzaran su realización constitucional,
merecen el reconocimiento de la Iglesia y de la nación.
11. La Costa Rica de esos mismos años 40 continuó viendo la extraordinaria
fecundidad social de la Iglesia en la figura de Monseñor Víctor Sanabria Martínez
quien, además de contribuir a la reforma antes mencionada, no descansó en su
empeño de hacer cristalizar en múltiples formas las enseñanzas sociales de la Iglesia.
Sus Cartas Pastorales sobre la cuestión social, entre las que sobresale aquella Sobre
el justo salario del 29 de junio de 1941; su irrestricto apoyo a las organizaciones
obreras; la creación de la Central Sindical Rerum Novarum; la fundación de la
Juventud Obrera Católica; la constitución de la Liga Espiritual Obrera y la de
Profesionales Católicos y tantas otras organizaciones de este tipo, así como otros
proyectos suyos de pastoral social, son el testimonio de una Iglesia comprometida
con la justicia social derivada de los principios cristianos.
12. Desde aquellos días hasta hoy nuestra Iglesia no ha estado menos comprometida
con la cuestión social. Á Monseñor Rubén Odio Herrera, sucesor de Monseñor
Sanabria, le cupo la alegría de cosechar buena parte de los frutos sembrados en
tiempos pasados. Impulsó con ardor la Juventud Obrera Católica; fortaleció la Ligas
Espirituales Obrera y Profesional; consagró los trabajadores costarricenses a la Reina
de los Ángeles; defendió con firmeza la educación católica y abonó el terreno social
para el mañana.
13. Los años 60 fueron también de gran riqueza en el campo de la acción cristiana.
Monseñor Carlos Humberto Rodríguez, cuarto Arzobispo de San José, siguiendo la
huella social heredada, creó en 1962, el Secretariado de la Acción Social. Al año
siguiente fundó Caritas de Costa Rica, que tanto bien ha hecho, y sigue haciendo, a
los más pobres y necesitados del país. Creó ese mismo año la Escuela Social Juan
XXIII, quien en el mundo del trabajo busca amalgamar sistemáticamente la justicia,
la solidaridad y el amor. Monseñor Rodríguez Quirós fortaleció asimismo las Ligas
Espirituales, sobre todo la de obreros, con la que ya había trabajado en sus años de
servicio presbiteral. Suyo fue también el hermoso proyecto, luego realizado, de la
Ciudad de los Niños.
14. Herederos entonces, como somos, de tan valioso legado, hoy queremos, una vez
más y con ocasión de estas celebraciones, ofrecer el tesoro de la Enseñanza Social de
la Iglesia, aplicado a nuestra realidad contemporánea.
II PARTE:
LUCES Y SOMBRAS DE NUESTRA REALIDAD
PANORAMA GENERAL
15. El avance del mundo, lo que se ha denominado su "modernización", ha llegado a
nuestro país con aspectos positivos y negativos; realidad que el actual Pontífice Juan
Pablo II ha llamado las luces y sombras de la humanidad.
16. En los decenios 70 y 80 del presente siglo, las políticas económicas y sociales, de-
sarrolladas con grandes logros para su época, mostraban, sin embargo, notorias
deficiencias que dificultaban superar con mayor éxito los retos sociales, económicos y
políticos que enfrentaba la nación.
t ROMÁN ARRIETA V.
217
17. El Estado no pudo responder en todos los casos adecuadamente a esos desafíos
por la instrumentalización que, en buena parte, se hizo de él por parte de grupos de
interés privado y por su alta burocratización. A ello se sumaba la crisis internacional
de los energéticos, el crecimiento desproporcionado de la deuda externa y la acción
de sectores de presión que demandaban privilegios.
18. Estos hechos han provocado una incapacidad del Estado para cumplir su
cometido. Además, las políticas mencionadas resultaron insuficientes. En
consecuencia, fue indispensable plantearse reformas de fondo, tanto en el Estado
como en sus políticas, especialmente en estas últimas que han tenido importantes
consecuencias en el ámbito social y político.
19. Estas reformas se han venido aplicando en nuestro país principalmente en la úl-
tima década. Dichos programas han propiciado una mayor eficiencia en el ámbito
estatal, una mayor estabilidad económica y un crecimiento global de la economía. Sin
embargo, en el campo social los pobres han sufrido buena parte del costo de las
políticas adoptadas, principalmente por no haberse ideado formas adecuadas de
distribución de la riqueza generada con el esfuerzo común. Pocos tienen mucho
mientras muchos tienen poco. Esa situación clama al cielo y en nada favorece nuestra
paz social. Costa Rica requiere que todos hagamos un esfuerzo para revertir ese
proceso.
20. La presencia de una cultura consumista con aspiraciones materialistas, crea ne-
cesidades ficticias para cuya satisfacción muchos no dudan en incurrir en actos
repudiables de corrupción y otros delitos igualmente censurables. Hoy se le da más
importancia al tener que al ser y los valores autóctonos, base de nuestra grandeza,
están siendo rápidamente sustituidos por antivalores que nos penetran en especial a
través de los medios de comunicación social.
21. En Costa Rica, por otra parte, se vienen generando prácticas de violencia, antes
inimaginadas, que constituyen la negación misma de la fraternidad. Los hechos
denuncian la inseguridad ciudadana como uno de los más graves problemas nacio-
nales que conspira contra nuestra paz social. Por culpa de ella crece el temor de
transitar por nuestras calles y los ciudadanos, para protegerse de los delincuentes,
enrejan sus casas hasta darles la apariencia de verdaderas cárceles.
22. La prostitución, tanto heterosexual como homosexual, es manifestación evidente
del deterioro de nuestra sociedad. Estas prácticas hedonistas han traído como re-
sultado, junto al mal moral que significan, el aumento en la propagación del SIDA y
otras enfermedades venéreas. Con profundo dolor se mira cómo aumenta el número
de prostíbulos y cierto tipo de "clubes nocturnos", así como el deambular por las
calles de muchas mujeres y hombres que degradan su dignidad.
23. El narcotráfico, por su lado, cual moderno filibustero, ha permeado a muchos
costarricenses quienes, con tal de amasar rápidamente inmensas fortunas, se
convierten en facilitadores del trasiego y consumo de drogas, fenómeno que se ha
extendido a todos los estratos sociales, llegando incluso a nuestras comunidades
campesinas, otrora ejemplares y virtuosas.
24. También el alcoholismo, viejo y triste mal, ha ido en aumento, sobre todo en la
juventud de uno y otro sexo, la que es diariamente asediada por la publicidad masiva.
Es de urgencia impostergable que el Gobierno, llamado a dar buenos ejemplos,
t ROMÁN ARRIETA V.
218
renuncie cuanto antes a seguir siendo uno de los principales fabricantes de bebidas
alcohólicas del país.
25. La Iglesia, por su parte, ha prohibido terminantemente, desde hace muchos años,
que en actividades promovidas por ella para cualquier fin, se expendan bebidas
alcohólicas. Laicos y sacerdotes deben velar para que tal prohibición se cumpla
estrictamente en todas partes.
26. Los medios de comunicación social, mientras comprometen nuestra gratitud por
poner de manifiesto la actual crisis por que atraviesa la sociedad costarricense,
suscitan nuestro reproche por transmitir profusamente, sobre todo la televisión, actos
de violencia, de exacerbado erotismo, de crimen y delincuencia con lo que se induce a
muchos a imitarlos, con grave amenaza para nuestra sociedad. Muchos programas de
televisión, es nuestro deber decirlo, son escuelas de inmoralidad y delincuencia, de
puertas abiertas.
27. En el ámbito económico, cabe destacar el crecimiento que ha venido teniendo el
sector informal en el que señalamos, en especial, las microempresas familiares y las
ventas ambulantes. Consideramos que el tratamiento que ha de darse a las unas y a
las otras, no puede ser el mismo.
Nos agrada profundamente el surgimiento de microempresas familiares y desea-
mos que proliferen, entre otras, por las siguientes razones: porque permiten a la
madre, sin abandonar el hogar que reclama su presencia, contribuir a reforzar el
presupuesto familiar; porque otro tanto pueden hacer los niños, quienes aprenden
así desde pequeños que es trabajando honradamente como Dios quiere que todos
nos ganemos el sustento; porque ayudan a la integración del núcleo familiar y
pueden contribuir notablemente a disminuir el serio problema que hoy
representan para la sociedad, los niños de la calle.
28. Sobre las ventas ambulantes, fenómeno que se da en el mundo entero y aun en
las naciones más desarrolladas, debemos comenzar por preguntarnos sobre sus
causas y encontrar modos eficaces para su regulación.
Causa principal de las ventas ambulantes la constituye el desempleo. De ahí que
instamos una vez más al Gobierno y a todos los sectores de la sociedad a hacer
todo esfuerzo posible para garantizar empleo digno a toda la población activa. Á
quienes se concretan a vivir de sus rentas, los instamos a invertir su dinero en
actividades de diversa índole que signifiquen apertura de nuevos puestos de
trabajo para mucha gente, y a quienes tienen su dinero invertido en el exterior,
los instamos a repatriarlo con el mismo fin.
Ninguna venta ambulante debiera permitirse sin su correspondiente licencia, la
que sólo se otorgue a personas que, previo el estudio social correspondiente,
califiquen para ello por su honradez, responsabilidad y necesidad.
La ubicación de tales ventas, el tipo de instalaciones para su funcionamiento y el
manejo, bajo estrictas medidas de higiene, de los productos que expendan,
debieran ser, entre otros, requisitos mínimos para permitir su funcionamiento.
t ROMÁN ARRIETA V.
219
ASPECTOS SOCIALES
Familia
29. La familia ha sido, como corresponde a su naturaleza, base de la estabilidad de la
vida social y económica de nuestro país, fuente de valores y principios que nos han
llevado a vivir una existencia cristiana y democrática, puesta de manifiesto en el
respeto, el apoyo y la superación mutuos.
30. Á pesar de ello, la crisis económica, los cambios en las costumbres, el influjo no-
civo de algunos programas de televisión y la migración del campo a la ciudad han
debilitado la estructura familiar, y la están arrastrando a una grave desintegración
que se manifiesta en el aumento de divorcios y de madres solteras; en los elevados
índices de agresión física y psicológica, particularmente hacia los niños; en la
frecuente incomunicación de los cónyuges entre sí y de ellos para con sus hijos; en la
infidelidad conyugal, en el abandono de los hijos y en otras patologías sociales.
Contribuye a agravar estos males, la ausencia de la madre del hogar, causada, a la
par de otros motivos, por la crisis económica que la obliga a trabajar fuera de él.
31. El aumento de "niños de la calle" es creciente, con graves consecuencias para
ellos y para la sociedad. Para ellos, porque sometidos frecuentemente a la explotación
de los adultos, terminan precipitándose en el abismo de las drogas, la prostitución y
otras lacras morales. Para la sociedad, porque tales niños, abandonados a su suerte,
están condenados, casi irremisiblemente, a engrosar las filas de los delincuentes,
especialmente en el momento en que pasan de la niñez a la adolescencia.
32. La falta de adecuación de los centros de enseñanza para satisfacer las necesida-
des educativas de los jóvenes es particularmente grave en tercero y cuarto ciclos.
Asimismo, la ausencia de preparación para el trabajo y la falta de aprecio por el
mismo les dificulta a muchos jóvenes la consecución de empleo, lo que ha traído
como consecuencia que muchos de ellos vivan una vida sin ilusiones, que asuman
actitudes de rebeldía, que lo esperen todo de sus padres o recurran al robo o las
drogas para satisfacer sus necesidades materiales.
33. La alta expectiva de vida de los costarricenses ha hecho que el sector de
población de la tercera edad haya aumentado considerablemente. Muchas familias,
dolorosamen-te, han perdido el aprecio por sus mayores, a los que recluyen,
injustificadamente, en hogares de ancianos o los abandonan a su suerte. El descuido
se hace sentir también por parte del Estado y sus instituciones. Como un acto de
justicia para los ancianos a los que la Patria tanto debe, dos cosas resultan
impostergables: dotar de pensión a los que no la tienen y elevar el monto de las
vigentes, ya que lo que actualmente perciben algunas personas, no les alcanza ni
siquiera para subsistir.
Merecen un especial reconocimiento las Religiosas y los fieles laicos que, a
nombre de la Iglesia, cuidan con tanta solicitud de centenares de ancianos en los
hogares que para ellos se han levantado en varios lugares del país. ¡Qué hermosa
manera de practicar con hechos el mandamiento del amor!
Indígenas
34. Los indígenas costarricenses, habitantes de las zonas más marginadas del país,
viven frecuentemente en condiciones infrahumanas, separados de nuestra historia y
t ROMÁN ARRIETA V.
220
de nuestra cultura. Sobre ellos decíamos en mayo de 1986 lo siguiente: "hay unos
hijos de nuestra tierra que merecen todo nuestro respeto, nuestra solidaridad,
nuestra ayuda y nuestro amor. Me refiero a nuestros indígenas cuya situación es
hasta hoy de inhumana postración, de inmerecida miseria, de inicua explotación, fácil
presa, por lo mismo, de corrientes extremistas. urge que nuestras autoridades les
tiendan la mano y esto como un acto de impostergable justicia". Las cosas no han
cambiado mucho desde entonces.
35. La usurpación que se ha hecho de sus tierras, la explotación ilegal de sus recursos
naturales por parte de foráneos, el irrespeto a sus valores culturales, las enferme-
dades endémicas, las altas tasas de mortalidad infantil e incluso dificultades legales
para ser considerados costarricenses, son algunos de los graves problemas que
motivaron mi denuncia de ayer y mi demanda de hoy.
Educación
36. La prioridad que la sociedad costarricense ha puesto en la educación de sus ciuda-
danos ha dado por resultado una nación amante de la libertad, la paz y la demo-
cracia, una nación culta y educada, con alto nivel profesional. Empero, no de
ahora sino de varios años atrás, el deterioro del sistema educativo es patente y
manifiesta un serio descuido por parte del Estado y de los padres de familia,
primeros educadores de sus hijos.
37. Esta grave situación se evidencia en el descuido de la formación integral de los
educandos, motivada por el incumplimiento de los fines que señala la Ley
Fundamental de Educación; por el déficit de educadores y, en muchos casos, por la
baja calidad de su preparación, sobre todo en primero y segundo ciclos, por la
improvisación con que se nombra a muchos de ellos; por la insuficiencia de recursos
presupuestarios; por la deserción escolar, especialmente en el campo y en las zonas
marginadas; por la infraestructura deteriorada, por la falta de materiales didácticos y
por tanto tiempo que se pierde durante el curso lectivo.
38. El sistema educativo ha perdido su calidad y han disminuido también las oportuni-
dades para los jóvenes de acceder a la educación superior. Los centros de educación
privada han venido a abrir nuevas oportunidades para ellos, con la limitante, salvo el
caso de los becarios, de que si no tienen recursos propios u obtienen préstamos, a
muchos les resulta imposible acudir a ellos.
39. Por ser la educación, tanto pública como privada, clave fundamental de todo
desarrollo auténtico e integral, cuantos esfuerzos se hagan para mejorarla y ex-
tenderla a todos los estratos de la sociedad, merecerá la gratitud de la Iglesia y
representará una de las contribuciones más valiosas al bienestar general de nuestra
nación. No basta, sin embargo, y ese es el sentir de inmensas mayorías, con que la
educación se circunscriba a la instrucción, a la mera transmisión de conocimientos.
Sólo si la escuela se une a la familia y ambas instituciones emprenden la ingente
tarea de rescatar y promover valores morales, religiosos, cívicos y espirituales, hoy
tan de capa caída, lograremos sacar al país de la crisis en que se encuentra sumido.
Salud
40. Los altos índices alcanzados en salud han sido el fruto de la solidaridad de los cos-
tarricenses y del empeño que las instituciones públicas han puesto en este campo,
motivo de orgullo para Costa Rica.
t ROMÁN ARRIETA V.
221
41. No obstante, subsisten todavía problemas importantes en este campo. Entre ellos
cabe mencionar insuficiencias presupuestarias, la incapacidad reiterada del Estado
para pagar a la Caja Costarricense de Seguro Social lo que le corresponde, la evasión
en el pago de las cuotas de seguridad social por parte de algunas personas y
empresas, la falta de voluntad de cotizar por parte de algunos trabajadores in-
dependientes, la centralización y burocratización de las instituciones de salud, así
como una legislación inadecuada en este caso.
Todos debemos velar por que el derecho a la seguridad social ampare a todos los
costarricenses desde el momento mismo de su concepción y hasta el ocaso de su
vida, pues se trata de un derecho humano fundamental y no de un derecho
consecuencia de una relación laboral.
42. En cuanto a la Caja Costarricense de Seguro Social, su deterioro es creciente para
el usuario, sobre todo en la consulta externa, en el difícil acceso a las
especialidades
médicas, en la falta de adecuados medicamentos, en el deficiente equipo médico
y
hospitalario y en la falta de personal competente. En las zonas rurales del país
esta
situación se agrava aún más.
Deploramos que por errores cometidos en la atención de algunos pacientes, estos
hayan sufrido graves quebrantos en su salud o integridad física y hasta hayan
perdido la vida. Quiera Dios que situaciones tan dolorosas no se repitan más.
43. Las anteriores condiciones han producido un crecimiento de la oferta de la medici-
na privada para quienes pueden pagarla. Sin embargo, ésta no es una respuesta
satisfactoria para aquellos ciudadanos que no pueden costearla. Por ello deben re-
doblarse los esfuerzos por mejorar los servicios médicos que suministran los entes
públicos y devolverle a la salud pública el nivel de eficacia y solicitud que el bien
común demanda.
44. Es igualmente necesario y urgente que, a la par de tales esfuerzos por mejorar la
eficiencia en la prestación de los servicios médicos, se atienda cuidadosamente lo
referente al trato personal a los enfermos y al público en general, por parte de todos
los agentes de salud. Tener siempre presente que el enfermo no es un número, sino
un hijo de Dios, un Cristo sufriente, digno de nuestra mayor consideración. Con igual
prontitud y firme propósito se deben comprometer todas las autoridades de este
importante sector al análisis de la terna de la ética que, por haber venido a menos de
manera tan alarmante, resurge como uno de los retos más apremiantes. Será
necesario entrar al estudio del problema que representa una centralización que hace
imposible la deseada participación y beneficio de los asegurados, en particular en el
sistema de salud del Seguro Social.
Vivienda
45. Otro de los problemas acuciantes que afronta nuestro país es el déficit de
vivienda. Las necesidades en este campo son tan grandes que, pese a los esfuerzos
que hacen las autoridades, resulta imposible atender todas las peticiones.
t ROMÁN ARRIETA V.
222
46. La consecución de un techo digno para cada familia se convierte en un reto per-
manente para el país, que debe mantener su interés en la búsqueda de mejores
soluciones habitacionales para todos los costarricenses.
Ál hablar de mejores soluciones habitacionales, bueno será pensar en cosas como
las siguientes: a) Que el tamaño de la familia sea el que determine el tamaño de
la casa. Forzar de hecho a las familias a habitar dentro de un único tipo de
vivienda, conduce necesariamente al hacinamiento y a la promiscuidad. b) una
política encaminada a construir vivienda para los que cuentan con lote, sea en el
campo o la ciudad, nos parece muy acertada. Se logra así mantener a las gentes
dentro de su hábitat actual y se contribuye de manera decisiva a evitar el éxodo
del campo a la ciudad. c) Evitar hasta donde sea posible la concentración de
personas con diversas problemáticas en urbanizaciones como las que actualmente
se construyen, es algo muy de desear. Soluciones habitacionales que eliminen o
al menos reduzcan tales concentraciones, mucho contribuirán a la salud mental y
moral de los beneficiarios.
La decisión gubernamental de ceder terrenos a la Iglesia para construir templos y
otras instalaciones en aquellas ciudadelas que por fuerza tengan que construirse,
contribuirá de manera decisiva a llevar esperanza a sus moradores, a crear y
fortalecer reservas morales y espirituales indispensables y a prevenir o reducir en
gran manera los índices de delincuencia. Por eso la Iglesia agradece
profundamente tal decisión.
El MUNDO DEL TRABAJO
Empresa
47. La alta prioridad que se ha dado a la mejora de la eficiencia de las empresas, en
parte gracias a las inversiones nacionales y extranjeras, ha sido de beneficio para el
país, lo que se constata por la evolución de los índices de productividad.
48. El afán por una ganancia desmedida en algunos casos o apresurada en otros, les
ha impedido a algunas empresas realizar sus fines. Así, en lo externo ello ha perju-
dicado a los consumidores con productos de poca calidad y precios excesivos y en lo
interno ha dificultado conjugar los legítimos intereses de sus componentes: los que
aportan el capital, los que tienen la responsabilidad de la administración y los
trabajadores asalariados.
Empleo y Desempleo
49. Es muy satisfactorio para Costa Rica que nuestra sociedad haya podido crear em-
pleos para un alto porcentaje de su población, de manera que el desempleo no nos
agobia como ocurre en otras naciones, no obstante haber recibido a miles de
inmigrantes particularmente en las dos últimas décadas. La expansión del empleo en
el sector público tiene un doble límite: el dado por la naturaleza propia de sus
funciones y el impuesto por las fronteras razonables de las finanzas públicas.
50. La responsabilidad de la creación de empleo en el futuro estará a cargo, funda-
mentalmente, de las empresas privadas existentes y de las nuevas cuyo fomento es
importante. Las empresas pequeñas y medianas deben desempeñar un papel de
primordial importancia en la generación de empleo.
t ROMÁN ARRIETA V.
223
51. En la actualidad afecta a muchos trabajadores la falta de oportunidad de trabajo
estable, la práctica en muchas empresas privadas de permitir trabajar sólo tres meses
para evadir tanto la seguridad social como el pago de las garantías laborales y el
insuficiente valor real de los salarios en proporción al aumento del valor de los
productos de la canasta básica.
52. El traspaso de trabajadores del sector público al privado, tarea necesaria para
des-
cargar al país de una muy pesada carga burocrática y lo que conocemos con el
nombre de movilidad laboral, sólo podremos acogerla si el trabajador la acepta
voluntariamente, si significa desplazamiento de un trabajo a otro, o una manera
diferente de realizarlo. Pero nunca podríamos aceptarla si representara pérdida
del
empleo para algún costarricense. La vida nos enseña que donde hay trabajo hay
pan y que donde hay pan, hay paz.
Organizaciones Sociales
53. Comencemos por recordar que la Doctrina Social de la Iglesia reconoce y defiende
el derecho de los trabajadores a asociarse libremente para la promoción y defensa de
sus legítimos intereses. Son ellos quienes libremente escogen el tipo de asociación de
la que quieren ser miembros. Nadie debe pretender imponerles un determinado tipo
de asociación y mucho menos sancionarlos hasta con el despido en razón de su
opción.
54. Por décadas, las organizaciones sindicales, estimuladas desde el origen por la
Iglesia misma, han jugado un papel importante en la promoción y defensa de las
garantías sociales dentro de nuestro medio costarricense. La insuficiente formación
sociopo-lítica de los trabajadores y en algunos casos la ideologización de algunos
sindicatos han llevado a compromisos políticos inconvenientes para los mismos
trabajadores y para la nación. Es un hecho que, en ocasiones, los dirigentes
sindicales, más que el beneficio de los trabajadores, buscaron su propio beneficio.
Pero la institución sindical como tal, sigue contando con el reconocimiento y apoyo de
la Iglesia.
Afortunadamente observamos que en los últimos años algunos sectores sindicales
han iniciado una revisión de su actividad, con el fin de plantearse objetivos más
acordes con los problemas que viven no sólo los trabajadores, sino la sociedad en
general.
55. Las asociaciones solidaristas llenan necesidades prioritarias de los trabajadores
co-
mo la capacitación y la formación del trabajador, el ahorro, la adquisición de artí-
culos de consumo básico, y la realización de actividades sociales; han logrado el
reconocimiento del auxilio de cesantía sin las limitaciones establecidas en la legis-
lación laboral y han propiciado, asimismo, la armonía obrero patronal. No
obstante,
deben ser consecuentes con el compromiso de mantener el necesario equilibrio en
la justa defensa de los legítimos intereses de los trabajadores, en vista de que
esas
asociaciones constituyen una alternativa de organización laboral de los trabajado-
res costarricenses.
t ROMÁN ARRIETA V.
224
El gran esfuerzo que viene realizando nuestra Escuela Social Juan XXIII por difun-
dir cada vez más los ideales del solidarismo, compromete profundamente nuestra
gratitud.
56. Las asociaciones cooperativas han alentado y promovido la organización produc-
tiva, el ahorro y la ayuda mutua, dando en diversos casos una respuesta solidaria a
las comunidades. Lamentablemente la mediatización política y la burocratización han
provocado en algunos casos la pérdida de objetivos. Sin embargo, continúan siendo
una respuesta válida en pro de la organización y desarrollo de sus asociados,
altamente recomendada por los Romanos Pontífices.
57. Las Asociaciones de Desarrollo Comunal han sido factor importante en la
organización de nuestros pueblos; sin embargo, han sido debilitadas en muchos casos
por la utilización partidista que se ha hecho de ellas, quedando en manos de pocos di-
rigentes, a lo que se ha aunado la apatía de muchos vecinos. No obstante, algunas de
ellas se han independizado de indebidas tutelas dando una respuesta eficaz a las
necesidades de las comunidades. Vemos como algo positivo el surgimiento de estas
asociaciones a lo largo y ancho del país.
Agradecemos profundamente a la Escuela Social Juan XXIII cuanto ha venido ha-
ciendo para promover y brindar esmerada atención a los trabajadores solidaristas.
A CECODERS pedimos y agradecemos de corazón hacer otro tanto con los
trabajadores organizados en sindicatos.
ASPECTOS ECONÓMICOS
Industria
58. El proceso de industrialización, impulsado después de la Segunda Guerra Mundial,
abrió oportunidades de empleo urbano; se diversificaron las importaciones y las
exportaciones; hubo mayores oportunidades de consumo y la posibilidad de que se
diera la integración económica centroamericana. No obstante tales beneficios, la
industria hizo surgir nuevos problemas tales como migración desproporcionada del
campo a la ciudad, la aparición de anillos de miseria en nuestras ciudades, el que se
diera una insuficiente participación en las relaciones económicas internacionales y el
proteccionismo excesivo de ciertas actividades productivas.
59. Podría decirse que se cifró una esperanza desmedida en la industrialización basa-
da en la sustitución de importaciones, porque al cabo se ha llegado a resultados
insatisfactorios, como una injusta distribución de los ingresos y una limitación en las
posibilidades de crecimiento. En la actualidad se ha optado por una política de
apertura de la economía, lo cual ha aumentado el comercio exterior así como las
inversiones extranjeras. Sobre los resultados de esta nueva política económica, se
requiere de más tiempo para pronunciarse con objetividad.
Agricultura
60. Habida cuenta que nuestro país es predominantemente agrícola y que la
agricultura
ha sido la base de nuestro desarrollo histórico, la producción nacional se ha forta-
lecido con el impulso dado a los productos no tradicionales. Ello ha abierto nuevas
oportunidades y alternativas a nuestra agricultura que había estado centrada en
unos pocos cultivos como el café, el banano y la caña de azúcar. A partir de lo
t ROMÁN ARRIETA V.
225
indicado, se ha experimentado un crecimiento general de la producción y del
empleo.
61. Sin embargo, los privilegios otorgados a los productores de bienes no
tradicionales, con el afán de buscar nuevos mercados, han beneficiado a ciertos
grupos que disponen de tierras, capital y otros medios, quedando en desventaja otros
grupos de productores dedicados al cultivo de productos tradicionales. Ha sido así
cómo algunos de los pequeños agricultores han tenido que vender sus tierras,
convirtiéndose en jornaleros, y verse obligados a emigrar a la ciudad en busca de
empleo.
62. Particularmente los pequeños y medianos agricultores han tenido que enfrentar
dificultades muy serias para salir adelante, tales como el acceso al crédito, el precio
elevado de las semillas y otros insumos y las fluctuaciones de los precios de venta de
sus productos, todo lo cual les ha dificultado alcanzar un nivel de vida decoroso.
Los intermediarios de productos agrícolas abusan frecuentemente, tanto del agri-
cultor, a quien le pagan precios de miseria por lo que con tanto esfuerzo y riesgo
produce, como del consumidor a quien le cobran precios de usura por lo que con-
sume. Estamos de acuerdo que el intermediario obtenga una justa ganancia por
el servicio que presta, pero lo que ahora percibe en forma abusiva que se
distribuya entre el agricultor, pagándole un precio más alto por lo que produce, y
el consumidor, vendiéndole a un precio más bajo lo que consume.
Turismo
63. El apoyo gubernamental que ha tenido el sector del turismo ha hecho que se esté
convirtiendo en una de las primeras fuentes de divisas. Debe velarse, eso sí,
porque
tales políticas de estímulo se den con estricto apego a la ley y sin que atenten en
ningún momento contra la vida marítima o silvestre o las zonas protegidas. Debe
garantizarse, igualmente, a cada costarricense el derecho a disfrutar de sus
playas
y montañas y de todas las bellezas naturales con que el Creador ha querido
bende-
cirnos.
El hecho, como manifestábamos anteriormente, de que Dios haya dotado a Costa
Rica de lugares de excepcional belleza, nos permite sugerir que se promueva am-
pliamente el turismo ecológico, ya que otros tipos de turismo no están exentos de
graves riesgos como las drogas, la prostitución, los casinos y el lavado de dólares,
cosas que afectan de manera muy negativa las reservas morales de nuestra na-
ción.
ECOLOGÍA
64. Es Costa Rica un país tropical, rico en recursos naturales y uno de los que propor-
cionalmente en el mundo le ha dedicado mayor espacio a las áreas de
conservación
de la naturaleza. En grandes sectores de su población ha nacido una seria preocu-
pación por la ecología.
65.Con todo, la deforestación y la quema de terrenos siguen constituyendo un serio
problema nacional; asimismo el uso de agroquímicos nocivos a la salud o aplicados
t ROMÁN ARRIETA V.
226
sin las debidas precauciones ha provocado severos impactos tanto a la hora de su
aplicación como en la salud de la población.
66. En forma análoga, los residuos de plaguicidas y las aguas negras e industriales
que son lanzadas en los ríos han provocado la contaminación del ambiente. Todo
lo
anterior causa un desbalance ecológico y la afectación de especies de fauna y
flora,
lo que pone en peligro la estabilidad de los ecosistemas y, especialmente, la vida
humana.
No podemos olvidar, sin embargo, que de la tierra y cuanto en ella se contiene, es
que Dios quiere que vivan y se realicen plenamente las presentes y venideras
generaciones. Acogiendo, por lo mismo, el llamado de Dios a dominar la tierra y
no a destruirla, hemos de favorecer lo que suele llamarse el desarrollo sostenible.
Tal desarrollo, preservando y hasta incrementando los actuales recursos de la
naturaleza, permite a las presentes generaciones satisfacer dignamente sus
necesidades, garantizando a la vez idéntico derecho a quienes vendrán después
de nosotros.
LA POLÍTICA
67. El pueblo costarricense se ha caracterizado por su vocación a la participación polí-
tica, nacida a partir de su propia idiosincrasia.
68. Al presente miramos con preocupación la situación política, que no ha podido en-
contrar formas para acrecentar la participación popular, de manera constante y
suficiente, ni para fortalecer iniciativas del pueblo en procura del bien común.
69. Se ha perdido en buena parte el aprecio de la actividad política como vocación de
servicio a la comunidad. Los partidos políticos para muchos, más que propiciar valores
y el bien común, parecen haberse transformado en oportunidades para lograr
prestigio, poder y riquezas personales.
Como un acto de amor a Costa Rica se impone un examen de conciencia personal
y comunitario que conduzca, así lo esperamos y se lo pedimos a Dios, al rescate
de la dignidad de la política y su insustituible cometido de gestora y defensora del
bien común.
70. En resumen y a pesar de que podemos asegurar que se han logrado avances sig-
nificativos en varios aspectos de la vida nacional, es aún más evidente que
enfren-
tamos peligros y retos de gran magnitud. Mal haríamos estancándonos en la sola
contemplación de los logros. Antes bien, debemos combatir las patologías
sociales,
erradicar la pobreza extrema, acelerar el crecimiento económico y ampliar la par-
ticipación política. Todo ello debe ser objeto de una acción decidida de los
costarri-
censes: de las personas, las familias, las empresas, las organizaciones laborales y
populares, los partidos políticos y las autoridades gubernamentales. Tarea en la
que
la Iglesia, como Madre y Maestra, ha estado, está y debe seguir estando
t ROMÁN ARRIETA V.
227
presente:
Ella es columna y fundamento de la verdad (1 Tim. 3, 1 5).
III PARTE ASPECTOS
DOCTRINALES
NATURALEZA Y MISIÓN Y DE LA IGLESIA
71. El mandato misionero del Señor tiene su fuente última en el amor eterno de la
Santísima Trinidad: "La Iglesia peregrinante es, por su propia naturaleza,
misione-
ra, puesto que tiene su origen en la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo
según el plan de Dios Padre" (ÁG 2). El fin último de la misión no es otro que
hacer
participar a los hombres en la comunión que existe entre el Padre y el Hijo en su
Espíritu de amor. (Catecismo de la Iglesia Católica, N° 850).
"La Iglesia, enviada por Dios a las gentes para ser "sacramento universal de
salvación", por exigencia íntima de su misma catolicidad, obedeciendo al mandato
de su Fundador se esfuerza por anunciar el Evangelio a todos los hombres" (ÁG
1): "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo
os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo". (Catecismo de la Iglesia Católica, N° 849).
72. La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo para llevar a
la fe en Él. Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en deseos de anunciar
a Cristo: "No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hch.
4, 20). Y ellos mismos invitan a los hombres de todos los tiempos a entrar en la
alegría de su comunión con Cristo. (Catecismo de la Iglesia Católica, No. 425).
73. Hemos visto en la I Parte del presente documento el singular papel que la Iglesia
católica costarricense ha cumplido en nuestra historia. Como bien dice el historiador
Ricardo Blanco Segura, refiriéndose a la Iglesia, "desde los humildes misioneros
bautizando indios, hasta los sacerdotes participantes en la redacción del Pacto de
Concordia, en todo se ve la acción incansable de esta mano en el continuo amasar del
barro patrio"1. Esta presencia de la Iglesia en nuestra realidad no solamente religiosa,
sino también social, política y económica, se ha dado y se da, no sólo en virtud de
iniciativas eminentemente personales de los protagonistas, sino gracias a
presupuestos doctrinales que alcanzan la naturaleza misma y el papel de la Iglesia en
cuanto tal.
74. El Concilio Vaticano II ya lo reconoce: "La misión propia que Cristo confió a su
Iglesia no es de orden político, económico o social. El fin que le asignó es de orden re-
ligioso. Pero precisamente de esta misión religiosa derivan tareas, luces y energías
que pueden servir para establecer y consolidar la comunidad humana según la ley
divina"2
Historia Eclesiástica, Editorial Costa Rica 1967, p.14.
Gaudium et Spes, N° 42
75. "La Iglesia, que por razón de su misión y de su competencia no se confunde en
modo alguno con la comunidad política ni está ligada a sistema político alguno, es a la
t ROMÁN ARRIETA V.
228
vez signo y salvaguardia del carácter trascendente de la persona humana... Es de
justicia que pueda la Iglesia en todo momento y en todas partes predicar la fe con
auténtica libertad, enseñar su doctrina social, ejercer su misión entre los hombres sin
traba alguna y dar su juicio moral, incluso sobre materias referentes al orden político,
cuando lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las
almas"3.
76. Ello es consecuencia lógica y necesaria del Evangelio mismo, pues la enseñanza
social de la Iglesia nació del encuentro entre el mensaje evangélico con los problemas
que surgen en la vida de en la sociedad 4.
77. Se sigue de la visión cristiana del hombre y de la historia humana la inserción
profunda y la mutua relación entre el orden temporal y el eterno, entre progreso
humano y salvación eterna.
78. El documento de Santo Domingo expresa: "La preocupación por lo social forma
parte de la misión evangelizadora de la Iglesia"5 y es "parte esencial del mensaje
cristiano, porque el problema de la promoción humana no se puede considerar al
margen de la relación del hombre con Dios, y la genuina promoción humana ha de
respetar siempre la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre"6.
79. La Iglesia se ocupa de los aspectos temporales del bien común a causa de su or-
denación al Supremo Bien, nuestro fin último y se esfuerza por inspirar actitudes
justas en el uso de los bienes terrenos y en las relaciones socioeconómicas7.
80. Por ello mantienen plena vigencia las luminosas palabras de Su Santidad León
XIII en la Rerum Novarum N° 26: "Animosos y con derecho claramente nuestro,
entramos a tratar de esta materia; porque cuestión es ésta a la cual no se hallará
solución alguna aceptable, si no se acude a la Religión y a la Iglesia. Y como la guarda
de la Religión y la administración de la Iglesia principalmente incumbe a Nos, con
razón si calláramos se juzgaría que faltábamos a nuestro deber. Verdad es que
cuestión tan grave demanda la cooperación y esfuerzo de otros, a saber: de los
príncipes y cabezas de los estados, de los amos y ricos, y hasta de los mismos
proletarios de cuya suerte se trata, pero, afirmamos, sin duda alguna, que serán
vanos cuantos esfuerzos hagan los hombres, si desatienden a la Iglesia.
Porque la Iglesia es la que del Evangelio saca doctrinas tales que bastan para diri-
mir completamente esta contienda o, por lo menos, para quitarle toda aspereza y
hacerla así más suave".
Gaudium et Spes, N° 27
Instrucción Libertatis conscientia, N° 72.
Juan Pablo II, "Discurso Inaugural", IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano, Rep. Dominicana, N°
13. Ibíd.
LOS PRINCIPIOS CRISTIANOS DE JUSTICIA SOCIAL
81. En razón de lo expuesto, deben los hijos de la Iglesia estudiar, enseñar, difundir y
aplicar la enseñanza social que el Magisterio propone conforme a las necesidades de
los tiempos, como guía segura para enfrentar los grandes desafíos de nuestra
sociedad8.
82. La Enseñanza Social de la Iglesia, derivada de la Escritura, de la Tradición y del
vigilante Magisterio de la Iglesia, lo mismo que del derecho natural, se expresa en
t ROMÁN ARRIETA V.
229
unos principios que siempre han de tenerse presentes en la convivencia humana para
actuar conforme a la voluntad de Dios y a la grandeza de la dignidad de la persona.
Entre esos principios importa recordar el reconocimiento y defensa de la dignidad de
la persona humana, creada por Dios, redimida por Jesucristo, llamada a la perfección,
cuyo destino es aprovechar el tiempo aquí en su estancia temporal para desarrollar la
vocación que el Creador le dio, para servir a Dios en el amor al prójimo y alcanzar
luego la vida eterna. Ese es el centro de la Doctrina. Todas las estructuras e
instituciones humanas han de servir, en consecuencia, a la persona humana9.
83. Llamado por su propia naturaleza el ser humano a la vida social, debe compren-
derse que ha de haber autoridad en la sociedad con el fin de conjuntar las fuerzas
sociales hacia la realización de su bien y para cuidarla de modo que también se
rechace todo lo que sea nocivo a ella10. No puede haber sociedad sin autoridad y toda
autoridad llamada a cumplir las tareas mencionadas viene de Dios.
84. El bien común es la razón de ser de la sociedad y está constituido por el conjunto
de libertades, bienes y servicios que hacen posible el perfeccionamiento de las per-
sonas en la sociedad, conforme a las posibilidades y necesidades de los tiempos.
Después de Dios el mayor bien para los hombres es el bien común de la sociedad, del
cual todos podemos hacer uso y con el cual todos debemos contribuir para su
mantenimiento y acrecentamiento11.
85. La vida social se perfecciona si practicamos la justicia y el amor. Esas dos virtudes
son las reinas de una auténtica vida social humana y son el constituyente de la so-
lidaridad que nos lleva a tomar como propias las necesidades de nuestros prójimos,
empeñando lo que somos y tenemos para contribuir a su bien12.
86. La familia constituye el más importante de los factores del orden social, al punto
que será bueno todo cuanto contribuya al perfeccionamiento de la vida familiar y
habrá de tenerse por nocivo todo cuanto dañe, debilite o impida a la familia rea-
Centesimus Annus, N° 5 y 56.
Centesimus Annus, N° 53 y 61; Gaudium et Spes N° 25.
Gaudium et Spes, N° 25.
Pacem in Terris, 53-64; Gaudium et Spes, N° 26.
Cfr. Sollicitud Rei Sociallis, N° 38-40.
lizar su tarea de ser fuente de vida, primera escuela y primer templo, santuario
del amor, punto de entrada a la sociedad de cada uno de los seres humanos que
venimos a este mundo13.
87. La razón de ser del Estado es enunciar y defender el derecho y fomentar el bien
común, mas ello conforme al principio de acción subsidiaria, en cuya virtud no han de
ahogarse las iniciativas de las personas, ni de las familias, ni de los grupos interme-
dios, sino que debe haber tanta sociedad y tanta libertad en ella como sea posible y
tanta autoridad como sea necesaria. Así se evita la pérdida de la creatividad, de la
responsabilidad de personas, familias y grupos, lo mismo que de comunidades. No
debe caer el Estado en el centralismo exagerado que ha llevado hasta formas
totalitarias de Estado como lamentablemente se ha visto en el siglo que termina.
Tampoco puede descuidar el Estado el cumplimiento de sus graves obligaciones con
respecto al bien común de la sociedad14.
88. La propiedad ha de servir, en primer lugar, a la familia lo mismo que el trabajo.
La tradición cristiana no considera el derecho de propiedad como absoluto e intocable.
t ROMÁN ARRIETA V.
230
Al contrario, los Pontífices han proclamado con fuerza, la subordinación de éste al
principio del destino universal de los bienes15.
89. El desarrollo exige organización, trabajo, inversiones, comercio y la constante
preparación de las personas. Ha de contribuir cada uno al desarrollo de la sociedad
teniendo en cuenta, eso si, que todo auténtico desarrollo debe estar al servicio de la
persona conforme a los principios enunciados. "El desarrollo no se reduce al simple
crecimiento económico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y
todo el hombre"16.
90. Los principios anteriormente enunciados, deben ser la guía de la convivencia
humana para mejorar el mundo de la cultura en que vivimos. El centro de ellos, como
lo enseña el Magisterio de la Iglesia, es la persona, corazón de la vida cristiana.
Estos principios cristianos de justicia social fueron la guía de la reforma social
cuyo cincuentenario conmemoramos. Han quedado incorporados en las
estructuras jurídicas de la nación, mas lo verdaderamente importante es que
constituyan la guía de nuestro corazón.
91. Como lo ha expresado el Papa "La Iglesia en Latinoamérica ha logrado impregnar
la
cultura del pueblo, ha sabido situar el mensaje evangélico en la base de su
pensar,
en sus normas de acción"17.
Conferencia Episcopal de Costa Rica, Carta Pastoral, Familia Cristiana: Santuario de la Vida y del Amor, 24
de noviembre, 1985
Quadragesimo Anno, N° 79-80; Centesimus Annus, N° 46.
Laborem Exercens, N° 14 Populorum Progressio, N° 14
Juan Pablo II, "Discurso Inaugural", IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano, Rep. Dominicana, N°
14
Costa Rica así se ha desarrollado a lo largo de su historia. Para que continúe fiel a
esas raíces cristianas deben las generaciones presentes conservar y aumentar esa
riqueza cristiana18.
EL MUNDO DEL TRABAJO
Trabajo
92. Su Santidad Juan Pablo II, en 1981, dedicó la Encíclica "Laborem Exercens" al
tema
del trabajo, en conmemoración de los 90 años de la Rerum Novarum.
Destaca el Papa, como fundamento para determinar el valor del trabajo humano,
al "hombre mismo". Y resalta: "...el trabajo está en función del hombre y no el
hombre en función del trabajo"19.
Igualmente señala: "El trabajo que hace al hombre más persona y que a la vez es
el signo de vida del hombre, está encaminado a transformar la realidad. Por otro
lado el capital y todos aquellos materiales que el hombre necesita para producir
algo, tanto los recursos que le proporciona la naturaleza como los instrumentos
que el hombre fabrica para producir, es decir, la técnica, se convierten en
t ROMÁN ARRIETA V.
231
instrumento o causa instrumental del trabajo, de esta manera el trabajo es
prioritario frente al
capital"20.
Empresa
93. Juan Pablo II hace evidente el papel determinante del trabajo humano para que,
de
una manera disciplinada, creativa y de acuerdo a las capacidades de iniciativa y
de
espíritu emprendedor, se logre organizar el proceso productivo conformando
verda-
deras comunidades de trabajadores, cada vez más amplias y seguras, para llevar
a cabo la transformación del ambiente natural y del mismo ambiente humano. En
esto se manifiesta el factor organizativo de las empresas. La empresa tiene que
llegar a ser una comunidad de personas que, de diversas maneras, buscan la
satis-
facción de sus necesidades fundamentales y que constituyen, al mismo tiempo,
un
grupo particular al servicio de la sociedad entera. Por lo tanto, no es únicamente
la
producción de beneficios el elemento regulador de la vida de las empresas; ellas
se
deben considerar los factores humanos y morales, que son igualmente esenciales
para la vida21.
Juan Pablo II, "Discurso de Despedida de Costa Rica". 6 de marzo de 1983
Laborem Exercens, N° 6 Laborem Exercens, N° 12 Centesimus Ánnus, N° 32 y
35
Empleo
94. El trabajo constituye un derecho de la persona lo mismo que el justo salario. Debe
la sociedad organizarse de tal manera que a nadie falte empleo para favorecer a
todos los hombres y no discriminar a nadie.
No basta con tener empleo. Es necesario que el salario obtenido por el trabajo co-
rresponda a las necesidades de quien lo ejecuta para realizarse como persona. El
salario justo es la "verificación concreta de la justicia de todo el sistema económi-
co". Este salario consiste en el llamado "salario familiar", suficiente para el
mantenimiento de una familia22.
95. Además del justo salario, el trabajador debe disfrutar de otros derechos: derecho
a la salud física y mental tanto de él como de su familia, lo que incluye la atención de
los accidentes laborales y el bajo costo o la gratuita asistencia médica; derecho al
descanso, tanto del semanal como el de vacaciones; derecho a los subsidios deri-
vados de la necesidad de atender situaciones especiales, como incapacidad, vejez,
maternidad, protección contra el desempleo involuntario, pensión; derecho derivado
del ambiente laboral y procesos productivos, de tal manera que no lesionen su salud
física ni moral.
t ROMÁN ARRIETA V.
232
96. Toda persona, por otra parte, tiene el deber de trabajar y de hacerlo cabalmente:
como servicio al prójimo y realización personal; por lo tanto con entusiasmo y alegría.
Enseña la Sagrada Escritura "si alguno no quiere trabajar que tampoco coma"23, regla
de oro del trabajo cristiano. Además, hoy más que nunca trabajar "es trabajar con
otros y trabajar para otros: es hacer algo para alguien"24. Consideren también los
trabajadores estos otros deberes: trabajar el horario completo con dedicación, no
malgastar el salario y aprovechar el tiempo libre, después de reponer las fuerzas, en
aumentar el ingreso familiar cuando haga falta25.
Organizaciones Sociales
97. Entre los derechos de los trabajadores expuestos y defendidos por la Doctrina So-
cial de la Iglesia, vivamente recordados por Su Santidad León XIII en la Rerum
Novarum, está el derecho de asociarse libremente para la promoción y defensa de
sus legítimos intereses26. Ejemplos de organizaciones de trabajadores son los sin-
dicatos, las cooperativas, las asociaciones solidaristas.
La tarea de los sindicatos constituye un elemento indispensable de la vida social,
"ya que son un exponente de la lucha por la justicia social, por los justos
derechos de los hombres del trabajo según las distintas profesiones... Los
sindicatos cuando
22 23 24 25 26
Laborem Exercens, N° 19
Tesalonicenses, 3, 10.
Centesimus Annus, N° 31
Cfr. Mons. Sanabria, Carta Pastoral sobre el Justo Salario, 1941.
Rerum Novarum, N° 34.
luchan y trabajan por los derechos de los trabajadores, mantienen su autonomía
propia frente a los partidos políticos y a otros grupos sociales"27. Es deber de los
sindicatos luchar por la justicia, no contra las personas. La lucha noble por la jus-
ticia eleva el nivel moral de la sociedad. La lucha contra las personas destruye la
convivencia.
98. Las cooperativas que nacieron por la unión de familias de trabajadores que llenas
de necesidades juntaron sus pocos haberes, sus esfuerzos y sus esperanzas para
mejorar su condición, sigue siendo la referencia más importante para el auténtico
cooperativismo. Esta organización es una asociación de personas y no sólo una
acumulación de capitales; deben garantizar el eficaz control democrático de sus
actividades y mejorar la situación económica de sus miembros a través de la distri-
bución equitativa y justa de los beneficios.
99. Las asociaciones solidaristas constituyen una expresión y aplicación de los princi-
pios cristianos de justicia social y de la solidaridad, tal como han quedado plasmadas
en el Artículo 74 de la Constitución Política y en el Artículo 1° del Código de Trabajo y
se inspiran en una actitud humana de identificación con las necesidades y
aspiraciones de sus semejantes. Es su deber mantener incólumes sus fines primor-
diales: justicia, paz social, armonía obrero patronal, desarrollo integral y participación
tanto en los beneficios de la empresa como en las vicisitudes de la vida28.
100. Existen otras organizaciones que merecen la atención del Estado y de la Iglesia.
Esto responde a lo que doctrinalmente ha sido expresado así: es necesario que haya
"tejido social dentro del cual el hombre pueda dar satisfacción a las exigencias justas
de su personalidad"29. Para ello el sentido social de la persona lo lleva a crear
t ROMÁN ARRIETA V.
233
sociedades intermedias con diversos fines y formas de organización. "Proteja el
Estado a estas organizaciones de ciudadanos unidos con pleno derecho; pero no se
inmiscuya en su constitución interna ni en su régimen de vida; el movimiento vital es
producido por un principio interno y fácilmente se destruye con la injerencia del
exterior"30. La misma Iglesia recuerda las valiosas realizaciones de tales asociaciones
en todos los campos, nacidas conforme al genio propio de cada pueblo. Deben tomar
su impulso vital en la libertad, la justicia y la honestidad, para realizar sus propios
fines con propósito de paz y de respeto al bien común de la sociedad31.
101. Finalmente, queremos invitar a todas las organizaciones sociales a que inspiren
y enriquezcan sus acciones con los principios cristianos de justicia social y a que
tomen en cuenta en sus actividades el bien común de la sociedad.
Laborem Exercens, N° 20.
Cfr. Ley Solidarista, N° 6970, Árt. 1 y 2.
Óctogesima Ádveniens, N° 11.
Rerum Novarum, N° 38.
Cfr. Pío XII, Sentum Laetitiae.
SOCIEDAD Y ECONOMÍA
Educación
102. La educación de las personas constituye la gran esperanza de la Iglesia. Es la
edu-
cación la que hace posible el pleno desarrollo de la personalidad, lo que
comporta
la búsqueda de la perfección a que el Creador llama a todas las personas. Por
ello
constituye un derecho humano inalienable. Muchos aspectos conforman una
buena
educación. En nuestro país la Ley Fundamental de Educación bien señala sus
fines,
entre los cuales destacan el pleno desarrollo de la personalidad, la voluntad de
bien común, capacitar para una vida familiar digna según las tradiciones
cristianas,
preparar para el mundo del trabajo, la práctica de las buenas costumbres.
Autoridades educativas, padres de familia, educadores, medios de
comunicación: pongan de su parte el mayor interés para que esos nobles fines
alcancen su realización en todos los educandos que concurren a los centros de
enseñanza. Recuerden que la educación es la garantía interna -en el espíritu de
cada persona- del bien común de la sociedad.
Salud
103. La salud constituye un bien de primera magnitud para las personas en lo
particular
y para la humanidad como un todo. Con el don de la vida solemos recibir
también
la gracia de la salud. Esta va más allá de lo sólo biológico y médico. Ocupa su
lugar
t ROMÁN ARRIETA V.
234
en el campo moral y religioso, porque constituye una de las condiciones de la
dig-
nidad y del bien total de la existencia humana. La salud del cuerpo y del alma,
allí
donde reina también la salud de las relaciones sociales, contribuye eficazmente
a establecer el clima favorable a la paz interior y mutua de las personas y de las
comunidades32.
Vivienda
104. Bastante ha hecho el país en lo que se refiere a la vivienda. Es porque se ha
llega-
do a comprender, lo cual habla bien de la sensibilidad cristiana de este pueblo,
que la vivienda es un derecho al justo espacio vital y que debe responder a las
exigencias de la dignidad humana, por lo que constituye uno de los bienes cuya
satisfacción para la familia tiene prioridad absoluta33.
Han actuado bien los gobiernos y las entidades especialmente encargadas de
contribuir a satisfacer esa apremiante necesidad de quienes no tienen casa. Hay
que evitar el exceso burocrático, deben realizarse estudios cuidadosos y llevar
adelante, como se ha hecho en muchos casos, planes en los que los propios
interesados, las comunidades organizadas y el Gobierno mismo pongan todo
empeño para
Cfr. Pío XII, Discurso a la Asamblea Mundial de la Salud, 1949.
Cfr. Pío XII, Nous vous Adressons, 5: AAS 42 (1950) 485-486 dotar de vivienda sobre todo a los más necesitados. Agradecemos y bendecimos todos los esfuerzos que por ayudar al prójimo carente de vivienda han realizado los que de modo generoso colaboran en esta noble cruzada y les exhortamos a preservar en este propósito.
Agricultura
105. "Dios ha destinado la Tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los
hombres
y pueblos"34. Por ello especial mención merecen quienes se dedican a trabajar la
tierra. El campesino representa las más apreciadas tradiciones de nuestros ante-
pasados, quienes impregnaron las labores agrícolas de valores -tanto familiares
como comunitarios- y forjaron toda una idiosincrasia, de la cual se ha venido
sustentando una buena parte de la democracia de que hoy gozamos los costarri-
censes.
La Doctrina Social de la Iglesia siempre ha tenido en cuenta a este sector de tra-
bajadores que nos ofrecen los frutos de la tierra. La legislación debe protegerlos,
máxime cuando muchas veces no gozan de las garantías sociales que los demás
trabajadores costarricenses. Las relaciones de intercambio que se dan entre
campesinos y comerciantes, deben ser reguladas conforme a las leyes de la más
estricta justicia, para que este libre intercambio sea equitativo. Debe
continuarse con las reformas sobre la distribución justa de la tierra y su
utilización eficiente.
t ROMÁN ARRIETA V.
235
Debe darse a la agricultura y a los hombres del campo, especialmente a los pe-
queños y medianos agricultores, su correcta valoración social y la justa
retribución por su trabajo.
Industria
106. La industrialización ha sido necesaria para el crecimiento económico y el
progreso
humano. Ha motivado al hombre a la investigación, la innovación e inversión, to-
do esto con el objeto de alcanzar la mayor y mejor productividad como elemento
importante del desarrollo.
Es de reconocer la aportación de la industria a la organización de comunidades
de trabajo, cada vez más amplias y seguras, para la transformación del
ambiente natural y humano. La industrialización disciplina las costumbres,
desarrolla en la persona el gusto por la investigación y la invención, la
aceptación del riesgo calculado, la audacia en las empresas, la iniciativa
generosa y el sentido de respon-sabilidad35.
Gaudium et Spes, N° 69.
Populorum Progressio, N° 25 y Centesimus annus, N° 32.
Indígenas
107. Los indígenas, descendientes de los habitantes autóctonos de nuestro país, son
sujetos de todos los derechos humanos. Las conquistas sociales y económicas,
que hoy conmemoramos, deben cobijar plenamente la vida individual y comuni-
taria de los indígenas. La identidad de su cultura en todo lo que es conforme con
los derechos humanos debe preservarse. Ha de asegurárseles igualdad de
oportu-
nidades de desarrollo y de capacidad para participar, en paridad de condiciones,
con el resto de la nación en la construcción de la comunidad nacional36.
Turismo
108. Desde siempre los hombres han practicado el turismo porque responde a una
necesidad humana, ya que la persona se ve empujada, como por una tendencia
incoercible, a recorrer el mundo para descubrir poblaciones y tierras diferentes,
para enriquecerse con la aportación cultural y espiritual de formas de civilización
distintas a las suyas.
Esta necesidad es como el símbolo de otra búsqueda: la de Dios en sí y fuera de
sí. Por su aspecto comercial, publicitario, técnico y económico se ha constituido
el turismo en una inmensa empresa de múltiples intereses. Afecta a grupos de
población muy numerosos. Entre sus valores positivos están lograr un
acercamiento de los pueblos cada vez mayor, disipar prejuicios y malos
entendidos, favorecer el conocimiento mutuo, servir a la causa de la paz. Debe
evitarse la disipación y las diversiones malsanas y ponerse el énfasis en sus
aspectos espirituales y educativos a fin de alcanzar el sano esparcimiento físico
y moral como elemento del desarrollo integral de la persona.
t ROMÁN ARRIETA V.
236
No debe predominar el aspecto material y publicitario en este fenómeno. Debe
ayudar el turismo a comprender que el hombre está destinado a un estado de
vida que trasciende su peregrinar terrestre37.
Ecología
109. Es voluntad del Creador que el hombre se ponga en contacto con la naturaleza
como dueño y custodio, inteligente y noble, y no como explotador y destructor
del
cosmos38.
Hoy más que nunca se promueven diferentes tendencias como propuestas,
líneas y políticas en relación con la ecología. La Iglesia invita a abandonar una
moral utilitaria e individualista y demanda que las propuestas de desarrollo
estén subordinadas a criterios éticos, donde se privilegie al hombre en relación
con su medio, tomando una actitud racional frente a los recursos, en especial
con respecto a su utilización, conservación, adecuada renovación y distribución.
Política
110. La presencia de la Iglesia en lo político proviene de lo más íntimo de la fe
cristiana, emanada del mensaje integral de Cristo que abarca la vida concreta,
personal y social del hombre y le ayuda a tomar las mejores decisiones. La
política tiene por objeto la consecución del bien común; por ello los laicos no
deben abdicar de la participación política, ya que bien comprendida y realizada
significa un indispensable servicio al prójimo. La mejor manera de llegar a una
política auténticamente humana es fomentar el sentido interior de la justicia,
sentido que siempre buscará el modo de atender las necesidades de los más
pobres39.
IV PARTE: ORIENTACIONES
PASTORALES
Vista la realidad nacional, y conocida la visión que de la vida humana y sus
entidades tiene la Iglesia; consciente, por otra parte, de que la Nueva
Evangelización a que nos convoca el Santo Padre y con él la Cuarta Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Santo Domingo, República
Dominicana, debe convertirse en realidad en nuestra Arquidiócesis, ofrecemos a
nuestros sacerdotes, religiosos, religiosas y fieles laicos, las siguientes
orientaciones pastorales:
1a. Deben todos comprender que la Nueva Evangelización, con sus amplias repercu-
siones en la promoción humana y en la cultura cristiana, sólo será posible si se
asienta sobre una profunda espiritualidad. Toda auténtica evangelización
conduce a la liberación del pecado y sus consecuencias, cosa inalcanzable si no
Documento de Santo Domingo, N° 270.
Pablo VI, Le Spectacle, N° 13-18.
Santo Domingo, N° 169; Redemptor Hominis, N° 15.
t ROMÁN ARRIETA V.
237
nos convertimos a Dios y a los hermanos. Por eso la Nueva Evangelización,
antes que de sabios, requiere de santos.
2a. La coherencia entre la fe y la vida, entre lo que se predica y lo que se practica, se
convierte cada vez más en requisito indispensable para la aceptación del
Evangelio por parte de una humanidad herida por el secularismo. Si se lo
pedimos a Dios, Él nos ayudará para ser exigentes con nosotros mismos y
valientes para anunciar a los demás la verdad completa, en total libertad frente
a cualquier poder del mundo.
3a. Fieles a la nueva Encíclica del Papa Juan Pablo II "Veritatis Splendor", urge una
clara predicación de la moral cristiana que abarque tanto la conducta personal y
familiar como la social. La Nueva Evangelización demanda de cuantos somos
cristianos ajustar nuestra conducta moral a los perennes valores del Evangelio y
no al revés como pretenden algunos.
4a. Nuestra Arquidiócesis debe realizar un gran esfuerzo para preparar, como nos pi-
de Santo Domingo: "Más catequistas y agentes pastorales, dotados de un sólido
conocimiento de la Biblia que los capacite para leerla, a la luz de la Tradición y
del Magisterio de la Iglesia, y para iluminar desde la palabra de Dios su propia
realidad personal, comunitaria y social".
5a. Recordamos, especialmente a los Párrocos y demás sacerdotes, que deben unir su
esfuerzo al de sus catequistas con miras a que la catequesis, además de la ni-
ñez, abarque todas las etapas de la vida del cristiano, adaptándola a las diversas
edades y situaciones. Para el mejor cumplimiento de tan importante tarea, de la
que en gran manera depende nuestro futuro cristiano, recomiendo dos textos en
especial: el "Catecismo de la Iglesia Católica"y el "Manual Esta es nuestra Fe".
6a. Manifestamos con Santo Domingo que: "Parte necesaria de la predicación y de
toda catequesis debe ser la Doctrina Social de la Iglesia, que constituye la base
y el estímulo de la auténtica opción preferencial por los pobres." (N° 49) Ahora
que los regímenes marxistas se han derrumbado estrepitosamente en el mundo
entero, más necesidad hay de lograr, a través de la Doctrina Social de la Iglesia,
que los hombres, conciliando justicia con libertad, echen los fundamentos de una
paz verdadera y estable.
7a. Al observar un cierto estancamiento en el proceso de renovación litúrgica promo-
vido por el Concilio y para lograr la más plena, consciente y activa participación
de los fieles en la celebración Eucarística y la administración de los Santos
Sacramentos, insto a los expertos, sacerdotes y demás fieles a tomar dicha
renovación con nuevos bríos, a dar una esmerada formación a cuantos en ella
participan de cualquier forma, sin renunciar a una cierta creatividad, todo dentro
de las normas dadas por la Iglesia.
8a. Por ser la Eucaristía fuente y cumbre de toda vida cristiana, recuérdese a los
fieles su grave obligación de participar en ella los domingos y demás fiestas de
precepto. Y como enseña Santo Domingo: "Una preocupación especial debe ser
la de promover y dar una seria formación a quienes estén encargados de dirigir
la oración y la celebración de la Palabra en ausencia del sacerdote."
9a. Debe concederse gran importancia a la religiosidad popular, que entre nosotros se
expresa de manera muy especial en la devoción a la Santísima Virgen María. Á
Christifideles Laici, N° 42
t ROMÁN ARRIETA V.
238
los que por miles peregrinan durante el año al Santuario Nacional de Nuestra
Señora de los Ángeles, se les debe brindar una amable acogida y facilitar la
recepción, en especial, de los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía.
Esto vale también para nuestra Catedral Metropolitana. Aleccionadoras son las
siguientes palabras de Santo Domingo: "Si los Pastores no nos empeñamos a
fondo en acompañar las expresiones de nuestra religiosidad popular,
purificándolas y abriéndolas a nuevas situaciones, el secularismo se impondrá
más fuertemente en nuestro pueblo." (N°
53).
10a. Es de impostergable necesidad infundir a las Parroquias una nueva vitalidad. No
sólo ha de pensarse en los que frecuentan el templo, que son los menos, sino en
los que no lo frecuentan, que son los más. La evangelización de estos últimos es
de tal urgencia que si no lo hacemos, muy pronto serán victimas del
secularismo, el indiferentismo y la ignorancia religiosa que los hará fácil presa de
las sectas.
11a. Las Parroquias sólo podrán responder al reto de la evangelización, especialmente
de los alejados, si se organizan como comunidad de comunidades, llamadas a
celebrar la liturgia, a impulsar la promoción humana y a inculcar la fe en las
familias, los movimientos apostólicos y toda la sociedad.
12a. Misión fundamental de las Parroquias será la de formar esmeradamente a laicos
que, en íntima comunión con el Párroco y el Obispo y abiertos siempre a la
Iglesia universal, se pongan al frente de pequeñas comunidades cristianas en las
que, bajo su coordinación y animación se celebre la fe, se viva la solidaridad, se
promueva la conversión y se crezca en el conocimiento y vivencia del mensaje
de Jesús.
13a. La familia cristiana que es "Iglesia doméstica", y primera comunidad
evangelizado-ra, pasa en estos momentos por una grave crisis de desintegración
que se manifiesta en el aumento de los divorcios, de las madres solteras, de los
matrimonios civiles, de la infidelidad conyugal, de la incomprensión entre padres
e hijos y de otras patologías igualmente preocupantes. Requiere urgentemente,
por lo mismo, que se haga de su atención una verdadera prioridad pastoral,
tarea que han de cumplir sin demora nuestros sacerdotes con el apoyo generoso
de tantos laicos que están prestos a colaborar.
14a. La celebración en 1994 del Año Internacional de la Familia, constituye una
espléndida oportunidad que Dios pone a nuestro alcance para empeñarnos con
nuevos bríos en rescatar la institución familiar y sus valores, cosa de la que
dependen en gran manera los mejores destinos de la Iglesia y de la sociedad.
Confiamos a la Oficina Arquidiocesana de Pastoral Familiar, en coordinación con
la Nacional, el diseño y organización de las actividades por realizar durante el
Año Internacional de la Familia.
15a. El llamado universal a la santidad, interpela de manera especial a cuantos por la
sagrada ordenación, participamos del único sacerdocio de Cristo. Nuestra santi-
dad debe manifestarse por la caridad y comprensión con que tratemos a
nuestros cohermanos, por la oportuna ayuda que les ofrezcamos a los que
atraviesan por cualquier situación de crisis, por la integridad de nuestra vida,
por nuestra obediencia edificante, por el celo con que cumplamos nuestro
ministerio, por hacer de los intereses de Jesucristo nuestra única motivación y
por el trato amable y bondadoso que siempre demos a nuestros feligreses, a
t ROMÁN ARRIETA V.
239
ejemplo de Jesús, el Buen Pastor. ¡Que nunca seamos motivo de escándalo o
desedificación para ninguno de nuestros feligreses!
16a. A los Formadores del Seminario Central siempre les agradeceremos sus desvelos
para dotar a nuestra Arquidiócesis de sacerdotes sabios y santos. Sabios, para
que puedan dialogar con la humanidad contemporánea y conducirla a Dios.
Santos, para que sea su ejemplo, más que cualquier otra cosa, lo que señale a
cada hombre y mujer, el camino que los conduzca a su plena realización.
17a. Distíngase nuestro Seminario por impartir en cada momento la sana doctrina,
por su adhesión incuestionable al Magisterio de la Iglesia, sobre todo en
materias de fe y moral; por rechazar con firmeza opiniones teológicas contrarias
a dicho Magisterio, por cultivar solícitamente la vida espiritual de los
seminaristas, por hacer de ellos auténticos pastores y no admitir, bajo ninguna
circunstancia, en el Seminario a quienes por su modo de pensar o actuar, no
ofrezcan sólidas garantías de llegar a ser sacerdotes ejemplares.
18a. A los responsables de promover las vocaciones sacerdotales en nuestra Arquidió-
cesis, les advertimos que el ambiente del que tales vocaciones proceden actual-
mente, está marcado por un exacerbado erotismo, por la laxitud en materia mo-
ral, y por una irresponsabilidad e indisciplina sumamente preocupantes. A
jóvenes en quienes se observen tan serias deficiencias, lo mismo que a los de fe
vacilante, no debe abrírseles el camino al Seminario de ninguna manera. Muy
importante será también conocer el entorno familiar de donde proceden los
candidatos y estar seguros de su equilibrio psíquico y afectivo. Muy conveniente
será, igualmente, conocer el parecer de quienes fueron sus maestros y
profesores.
19a. La Vida Consagrada representa para nuestra Arquidiócesis un verdadero don de
Dios. Su presencia y generosa acción en campos tan vitales como la educación,
la beneficencia y la atención pastoral de numerosas comunidades, es algo que
agradecemos sinceramente. Instamos a los Religiosos y Religiosas para que por
la vivencia de los Consejos Evangélicos de pobreza, obediencia y castidad, den
testimonio entre nosotros de los valores de la Trascendencia. ¡Que ellos y ellas
sobresalgan por su fidelidad a la Iglesia y a sus Pastores, a la hora de cumplir su
ministerio!
20a. A los fieles laicos, la porción mayoritaria de la Iglesia, Cristo les confiere una im-
portante responsabilidad en la Nueva Evangelización, cuando los llama a
trabajar en su viña. Al actuar cristianamente en la familia, la escuela, la política,
las empresas y en todos los ambientes, van sentando las bases del futuro
cristiano de nuestra Patria. Corresponde a los fieles laicos inyectar en las venas
del mundo la savia vital del Evangelio, transformar las estructuras temporales
según el plan de Dios e impregnar del espíritu de las Bienaventuranzas la
conducción política de nuestra nación. ¡Que Dios los bendiga por hacerlo!
21a. Como enseña Santo Domingo: "La Nueva Evangelización debe ser promotora de-
cidida y activa de la dignificación de la mujer". (N° 105). Desde hace casi dos mil
años la Iglesia enseña la igualdad real en dignidad y derechos del varón y de la
mujer. Aleccionadoras son al respecto las siguientes palabras de San Pablo: "Ya
no hay judío ni gentil; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer: todos sois
uno en Cristo Jesús." (Gal. 3, 28).
22a. Defendemos como Iglesia el derecho de la mujer a actuar en política en igualdad
de condiciones con el varón, a ofrecer su aporte al desarrollo del país desde
t ROMÁN ARRIETA V.
240
todos los ambientes, a participar en todas las instancias de la Iglesia con su
consejo y experiencia.
23a. Denunciamos como contraria a su dignidad, la explotación sexual y comercial
que de ella hacen los medios de comunicación social, la prostitución que llega a
degradarla a extremos inconcebibles, la trata de blancas que debe ser castigada
con todo el peso de la ley y los maltratos físicos y morales a que a veces se le
somete en la calle, en los ambientes de trabajo y hasta en los propios hogares.
No debe olvidar la mujer, sin embargo, que su verdadera grandeza radica en
imitar a la mujer que por designio divino supera en dignidad a todos los
varones: la Santísima Virgen Maria y que cuando de Ella y su ejemplo se aparta,
es cuando comienza a envilecerse.
24a. Con Puebla y Santo Domingo, hacemos nuestra la "opción preferencial por los
jóvenes". Son ellos la porción mayoritaria de nuestra población, debiendo la
Iglesia, por lo mismo, consagrar a su evangelización sus mejores esfuerzos. Es
de los jóvenes de quienes ella más debiera esperar para llevar adelante la causa
bendita de la Evangelización.
Contrariamente a lo que muchos piensan, la inmensa mayoría de los jóvenes
son buenos y en cuanto a los que se desvían, el mayor lote de culpa le cabe a
los adultos, o porque como padres de familia no los educaron cristianamente, o
porque son los que como narcotraficantes y dueños de cantinas y prostíbulos,
los echan por el camino de la drogadicción, el alcoholismo y la prostitución.
25a. Al renovar nuestra fe en los jóvenes, los instamos a decir siempre un no rotundo
a cuanto les degrada, como los males antes mencionados. A ellos pedimos enca-
recidamente que canalicen sus energías hacia la construcción de un mundo
mejor para todos. Sea su norte el amor, sea su meta una conducta ejemplar,
sea su aspiración hacer de Cristo su líder y a Él conducir a los de su misma
edad.
26a. Promover los derechos humanos de modo eficaz y valiente es tarea que
corresponde a la Iglesia, como exigencia intrínseca de su misión. Pero hemos de
hacerlo siempre desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Defender el
derecho a la vida desde su concepción hasta su ocaso; defender el derecho a la
educación sin discriminaciones de ninguna especie; el derecho a una vivienda
digna, a la seguridad social, a un salario que cubra sencilla pero decorosamente
las necesidades del trabajador y su familia, a asociarse libremente para
promover y defender sus legítimos intereses, sin coacciones para optar por un
determinado sistema, ni sanciones por escoger éste o aquél. El derecho a
trabajar en ambientes saludables, al merecido descanso y vacaciones, al auxilio
de cesantía y a la huelga como último recurso.
27a. Hemos de crear conciencia en nuestro pueblo de que los recursos de la naturale-
za los ha dejado Dios para beneficio de todos los hombres de todos los tiempos.
Que de ellos debemos hacer un uso racional, a la vez que los cuidamos para las
generaciones venideras. Debemos estar siempre vigilantes para evitar la
contaminación de los mares y los ríos, para mantener incontaminada la
atmósfera; para que se evite, como frecuentemente sucede, la erosión de los
mejores suelos, las quemas de los campos de labranza y la tala inmisericorde de
bosques. Hemos de apoyar las urgentes políticas de reforestación y lo que hoy
t ROMÁN ARRIETA V.
241
suele llamarse el desarrollo sostenible que consiste, como enseña Santo
Domingo: "en responder a las necesidades y aspiraciones del presente, sin
comprometer las posibilidades de atenderlas en el futuro". Se busca conjugar de
esa manera el crecimiento económico con los límites ecológicos.
28a. Porque el desarrollo de Costa Rica depende fundamentalmente de la Tierra con
que Dios nos ha bendecido, hemos de denunciar como contrarios al Evangelio
tanto el latifundio como el minifundio. El latifundio, responsable de que
inmensas cantidades de tierras se concentren en pocas manos y el minifundio
por impedir al campesino derivar de cantidades exiguas de tierra, su sustento y
el de sus dependientes. Deben las autoridades, mediante leyes apropiadas, velar
para que se eviten ambos extremos. La ley debe igualmente regular la
adquisición de tierras por parte de extranjeros, ya que actualmente el país
entero podría ser comprado por ellos sin mayores dificultades.
29a. La capacitación de personas que impulsen el desarrollo agropecuario del país,
tarea en que la Iglesia católica es pionera en Costa Rica, con instituciones como
el Instituto Agropecuario Costarricense, es un servicio de enorme trascendencia
que se le ofrece a Costa Rica y el que estamos ampliando y mejorando en estos
momentos.
30a. Los planes de reforma agraria, para que de verdad beneficien a nuestros
campesinos más necesitados, deben cumplir con requisitos mínimos como los
siguientes:
a) Selección de verdaderos agricultores.
b) Título de propiedad, sin el cual el campesino no puede ser sujeto de crédito
en los bancos.
c) Tamaño del terreno apropiado para derivar de su cultivo lo que una familia
necesita para su sencilla pero decorosa manutención.
ch) Asesoramiento técnico.
d) Condiciones de pago que no asfixien económicamente a los beneficiarios.
Sin
tales condiciones, la reforma agraria, en lugar de prosperidad, puede
signifi-
car mayor ruina para nuestros campesinos.
31a. La opción preferencial por los pobres hecha por Puebla y ratificada por Santo
Domingo, debe llevarse a la práctica de la manera más eficaz en la Arquidiócesis
y ser como señal que nos distinga, ya que fue el propio Cristo quien confió a la
Iglesia la misión de velar por ellos con solicitud y amor. Lo hemos dicho antes y
lo repetimos hoy: Si la Iglesia le volviera la espalda a los pobres, los pobres, con
sobrada razón, le volverían la espalda a la Iglesia.
32a. La promoción del pobre, realizada por la Iglesia, el Estado y los particulares, es
un objetivo noble y justo que debemos impulsar constantemente. ¿Qué mejor
ayuda podríamos hacerle que capacitarlo para caminar por sus propios pies y ser
dueño de su propio destino?
33a. Pero nadie puede desconocer que hay pobres cuyas condiciones físicas, mentales
o existenciales no les permiten valerse por ellos mismos. La promoción en su
caso no funciona, por lo que corresponde a nosotros brindarles la asistencia que
requieren. Los Párrocos, en especial, con la colaboración de los laicos, deben
hacer el censo de tales personas, indicando a la vez el tipo de limitación que
t ROMÁN ARRIETA V.
242
sufren para que sea la propia comunidad la que les brinde ayuda, sólo
recurriendo a otras instancias para aquellos casos que escapen a su posibilidad.
34a. Demandamos del Estado y sus instituciones dar asistencia prioritaria a los sec-
tores más marginados de la población; a concentrar sus acciones en la dirección
de cerrar la brecha entre ricos y pobres. Ello sólo es posible cuando desarrollo
económico y justicia social caminan de la mano. El desarrollo constituye factor
indispensable para producir riqueza, pero es la justicia la única que puede
asegurar su justa distribución, cosa de la que tanto depende nuestra paz social.
35a. El problema de los refugiados no puede dejar indiferente a un pueblo cristiano
como el nuestro. Debemos crear conciencia de que su atención no es responsa-
bilidad exclusiva de los países que los acogen, sino de toda la familia humana,
mediante las instituciones especializadas que se han creado para dicho fin. Favo-
recer el retorno a sus países de los que pueden hacerlo sin poner en peligro su
seguridad, es un objetivo deseable. Pero a los que necesiten seguir conviviendo
con nosotros, no podemos abandonarlos a su suerte. Debemos tratarlos como
hermanos, abrir para ellos fuentes de trabajo y garantizarles los mismos
servicios que se ofrecen a los nacionales. Dios bendecirá por ello a Costa Rica.
36a. La Conferencia de Santo Domingo se ha pronunciado claramente en favor de la
convivencia democrática, a condición de que sea genuina, pluralista, justa y par-
ticipativa. Tal criterio lo compartimos plenamente, porque aunque susceptible de
continuo perfeccionamiento, la democracia es el sistema que más respeta la
dignidad humana, la libertad de pensamiento y de expresión y la contribución de
los ciudadanos al bienestar general, siempre que esté permeado de verdad y de
amor.
37a. Iluminados por Santo Domingo, tenemos conciencia clara de que se está
gestando un nuevo orden económico mundial que de una u otra manera nos
afecta. Como Iglesia tenemos que preguntarnos: ¿Hasta dónde debe llegar la
libertad de mercado y qué características debe tener para que contribuya al
desarrollo de las grandes mayorías? Á esa pregunta responde Santo Domingo
así: "No puede haber una economía de mercado creativa y al mismo tiempo
socialmente justa, sin un sólido compromiso de toda la sociedad y sus actores
con la solidaridad, a través de un marco jurídico que asegure el valor de la
persona, la honradez, el respeto a la vida y a la justicia distributiva, y la
preocupación efectiva por los más pobres". (N° 195)
38a. La Asamblea de Santo Domingo también manifiesta lo siguiente: "Los ajustes
económicos, aunque pueden ser beneficiosos a largo plazo, al frenar la inflación
y
estabilizar la economía, suelen producir un grave deterioro del nivel de vida de
los pobres. Por eso, el Estado está obligado, en la medida de lo posible, pero
sincera y generosamente, a compensar los costos sociales de los más pobres".
(N° 196)
39a. Con referencia a la deuda externa, debe quedarnos claro que no sólo es un pro-
blema económico sino también humano, ya que trae, entre otras consecuencias,
un gran empobrecimiento de los países deudores y un grave obstáculo a su
desarrollo. Por eso coincidimos totalmente con Juan Pablo Segundo cuando
afirma: "Es necesario encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción
t ROMÁN ARRIETA V.
243
de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la
subsistencia y el progreso". (C.A., No.35)
40a. Los pueblos del mundo se tornan cada vez más interdependientes, debido a que
ni aun los más desarrollados pueden satisfacer de manera autónoma sus nece-
sidades esenciales, ni conseguir, desligados de los demás, su pleno desarrollo.
Avanzamos a pasos acelerados hacia una civilización de dimensión cósmica. A
ella debemos abrirnos sin temores, con grandes esperanzas y gratitud a Dios
que habiendo repartido sus dones entre todos, hace depender nuestra plena
realización, del intercambio que de los mismos hagamos con los demás. Aquí
radica la base de la integración, sea a nivel latinoamericano o mundial. Aquí
encuentra su explicación algo tan profundamente humano y cristiano como la
solidaridad.
El Tercer Milenio, amadísimos hijos, está a las puertas. Son muy pocos años los
que nos separan de su dintel. Como Pastor de la Arquidiócesis sólo anhelo una
cosa: que nuestro pueblo lo traspase en fiel seguimiento de Cristo, formando
parte de su santa Iglesia y dando al mundo testimonio de un amor que, más que
con palabras, se expresa, como nos pide San Juan, con obras y con verdad.
Que a Jesucristo, Rey del Universo, sigamos todos con ejemplar obediencia, con
lealtad inquebrantable y devoción profunda. Que su Reino de santidad y de vida,
de verdad y de gracia, de justicia, de amor y de paz sea aquél dentro del cual
continuemos nuestra peregrinación hacia la Casa del Padre.
A los sacerdotes de nuestra Arquidiócesis, a los Religiosos y Religiosas y a todos
los fieles laicos entrego con confianza y cariño el contenido de esta Carta
Pastoral que dedico con filial amor a nuestra Madre bendita, la Reina de los
Ángeles y a su casto esposo, San José, patrono de nuestra Arquidiócesis.
Quiera Dios que sus orientaciones, llevadas a la práctica por todos con edificante
celo pastoral, mucho contribuyan a que la Nueva Evangelización y la Promoción
Humana respondan en nuestra Arquidiócesis a los deseos y aspiraciones de
nuestro cristiano pueblo, al que de corazón impartimos nuestra bendición
pastoral.
Dada esta Carta Pastoral en San José de Costa Rica, en nuestra Casa Arzobispal,
a los veintiún días del mes de noviembre de 1993, Solemnidad de Jesucristo,
Rey del Universo. t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José de Costa Rica
29. CARTA PASTORAL MADRE TIERRA. MENSAJE DE LOS OBISPOS DE COSTA
RICA SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS CAMPESINOS Y LOS INDÍGENAS
CARTA PASTORAL MADRE TIERRA
2 de Agosto de 1994
ÍNDICE
ID Y ANUNCIAD LA BUENA NUEVA
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
244
PRIMERA PARTE. LA VOZ QUE CLAMA EN EL
DESIERTO
I. SITUACIÓN DE LOS CAMPESINOS
ASPECTOS
ECONÓMICOS
ASPECTOS SOCIALES 1. Vivienda.
2. Salud.
3. Educación.
4. Alimentación .
5. Familia.
6. Migración del campo a la ciudad.
7. Otros problemas.
ASPECTOS POLÍTICOS
II. SITUACIÓN DE LAS COMUNIDADES
INDÍGENAS
ASPECTOS ECONÓMICOS 1. Tierra y producción.
2. Ayuda económica.
3. Proyectos de minería y represas en las reservas.
ASPECTOS SOCIALES. 1. Vivienda.
2. Salud.
3. Educación.
CULTURA Y RELIGIÓN. 5. Narcotráfico.
6. Turismo.
7. Derechos humanos.
8. Familia.
ASPECTOS POLÍTICOS
SEGUNDA PARTE. Y DIOS NOS DIO LA TIERRA
I. Y DIOS NOS DIO LA TIERRA
II. DERECHOS DE LOS CAMPESINOS Y LOS
INDÍGENAS
TERCERA PARTE. LA PALABRA SE HACE VIDA
I. DEBERES DEL ESTADO Y SUS
INSTITUCIONES
II. DEBERES DE LA IGLESIA
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
245
III. DEBERES DE LOS CAMPESINOS E INDÍGENAS
PALABRAS FINALES
SIGLAS UTILIZADAS
ID Y ANUNCIAD LA BUENA NUEVA
Los Obispos de Costa Rica hemos considerado conveniente hacer algunas
reflexiones respecto de la situación económica, política y social del sector agrario
y del sector indígena del país.
Hemos querido escuchar a los campesinos y a los indígenas, y levantar nuestra
voz en favor de ellos conforme a la prédica de Nuestro Señor Jesucristo: "El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres
la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista
a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del
Señor." (Lc 4, 18 19)
Este mandato de Jesús nos compromete a ejercer nuestro ministerio profético en
defensa de los campesinos y los indígenas, porque Él mismo nos recuerda que
"todo cuanto hiciste a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo
hiciste" (Mt 25, 40).
Con honda preocupación y angustia, los campesinos y los indígenas del país nos
han manifestado su temor ante las políticas impulsadas por el Estado en los
últimos tiempos, las cuales han afectado su nivel de vida, al punto de
imposibilitarles la satisfacción de sus necesidades fundamentales. Por ello, la
Iglesia ha querido respaldar a estos hermanos con un proceso llamado Pastoral
de la Tierra.
Nosotros entendemos por Pastoral de la Tierra el mecanismo mediante el cual la
Iglesia Local, que reconoce y proclama a la Madre Tierra como instrumento de
salvación puesto por Dios al servicio del hombre, se compromete a solidarizarse
con el campesino y el indígena, y a acompañarlo en su trabajo y vivencia con este
medio vital, y en su actividad agrícola, así como a dar todo el apoyo posible a las
organizaciones intermedias que ellos mismos formen para luchar por una
distribución más equitativa del agro y para alcanzar los más justos beneficios
para ellos y para sus familias.
La Pastoral de la Tierra permitirá, entonces, el necesario diálogo para la
concertación de las políticas agrarias, así como la vigilancia permanente que
permita obtener para el campesino y el indígena la mejor atención jurídica y
social posibles. Su tarea fundamental será hacer posible una visión cristiana, que
le permita al ser humano una vida mejor, en la que pueda expresar su alabanza y
su amor a Dios y comportarse de manera solidaria con sus semejantes.
Así, presentamos esta Carta que recoge las angustias y las esperanzas de
nuestros hermanos. Nos proponemos iluminar esta realidad agraria y llamar la
atención de todos los creyentes, del Gobierno y de la Iglesia, a fin de que todos
nos comprometamos en su transformación.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
246
Antes de señalar las luces y las sombras, queremos puntualizar lo que
entendemos por campesinos y por indígenas. En la definición del campesino
optamos por aceptar una propuesta que habla de todos los grupos integrantes,
según nuestro parecer, de esa gran población que trabaja la tierra y que son
afectados, directa o indirectamente, por los diversos problemas que observamos
en nuestro país.
Campesinos son, pues: 1. Los que tienen tierra:
a) En propiedad, b) Sin título, c) En precario.
2. Los que poseen tierra ajena: a) Arrendatarios (alquilada), b) Esquilmeros (prestada u otro tipo).
3. Los que no tienen tierra: a) Peón fijo de haciendas, b) Peón fijo de bananeras, c) Peón suelto u ocasional, d) Peón migrante.
Es necesario aclarar que muchos de nuestros campesinos caben en dos o más de
estas categorías. Así, por ejemplo, muchos pequeños propietarios deben trabajar
a veces como peones ocasionales a fin de poder hacer frente a sus necesidades
familiares. Por otro lado, al hablar de campesinos con tierra nos referimos sobre
todo a aquellos que tienen como máximo 20 hectáreas de terreno.
Por indígenas entendemos aquellos hermanos nuestros descendientes de los
pueblos que habitaron estas tierras mucho tiempo antes de que llegaran los
españoles. Aunque hay algunos casos de cruzamiento con no indígenas, en la
actualidad la raza indígena continúa en estado de pureza en todos los territorios,
donde lucha por mantener intactas su lengua, sus costumbres, sus tradiciones,
sus creencias y su linaje.
En lo fundamental, el campesino es uno solo, ya sea indígena o no indígena. La
única diferenciación está referida a la etnia, y lo hemos hecho de esa manera
porque los indígenas constituyen la población más pobre dentro de los pobres, y
eso es algo que deseamos hacer saber una vez más.
PRIMERA PARTE LA VOZ QUE
CLAMA EN EL DESIERTO.
I. SITUACIÓN DE LOS CAMPESINOS
ASPECTOS ECONÓMICOS
1. Desde hace varias décadas, el Estado Costarricense viene haciendo esfuerzos
por
dotar al campesinado de tierras para el cultivo, promoviendo al mismo tiempo
una
distribución más equitativa de ellas. No obstante, en los últimos tiempos, con
la
implementación de nuevas políticas económicas, se produce una preocupante
ten-
dencia a la concentración de tierra. Con dolor advertimos cómo el campesino,
que
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
247
ha sido sujeto vital del desarrollo productivo del país, se está quedando sin
tierra
de labranza.
En actos que contradicen la justa distribución de la tierra, observamos que
grandes compañías nacionales y extranjeras acaparan enormes extensiones,
mientras un número considerable de pequeños agricultores, que desde siempre
han trabajado la tierra, han ido perdiéndola poco a poco o, deseando acceder a
ella, no tienen medios para adquirirla, dado que su precio se ha elevado a niveles
imposibles de alcanzar.
2. Desde el siglo pasado nuestro país ha sufrido la influencia de grandes compañías
transnacionales que, merced a la apertura y los beneficios que les han
ofrecido los gobiernos, se han aprovechado de sus recursos humanos y
naturales. Esta situación se ha intensificado en las décadas recientes, con la
promoción de la inversión extranjera, lo cual ha traído como consecuencia:
a) El acaparamiento de grandes extensiones de tierra, lo que resulta en un
desplazamiento de los agricultores.
b) La pérdida de soberanía y de territorios herencia de nuestros
antepasados, debido a la venta de porciones de tierra a intereses foráneos.
c) El acaparamiento del mercado interno y del externo por parte de algunos
productores.
d) La gran desventaja competitiva en que se ha colocado a la empresa
nacional.
e) La explotación indeseable de mano de obra a causa del pago de bajos
salarios y la contratación laboral por menos de tres meses.
f) La fuga de capitales hacia países desarrollados.
g) El deterioro ecológico que se expresa en deforestación, contaminación,
sobre-explotación del subsuelo y eliminación de especies de flora y fauna.
h) Los daños irreparables que se inflige a la vida de las personas, por la
utilización
de agroquímicos que han sido declarados nocivos para la salud por
distintos
organismos internacionales.
i) La imposición de una cultura que afecta las costumbres y valores de
nuestros
pueblos.
3. Asimismo, el auge del turismo ha producido una avalancha de inversionistas
nacio-
nales y extranjeros que han acaparado vastas áreas en diversas comunidades
del
país. Nos percatamos de que la actividad turística es una de las principales
fuentes de divisas; sin embargo, algunas consecuencias negativas de esa
actividad son el desplazamiento de la agricultura y de la inversión nacional
por la extranjera, y las transformaciones culturales, no siempre beneficiosas,
que cambian las formas de vida y las costumbres de nuestros pueblos.
4. Los campesinos, así como los pequeños y medianos ganaderos, se están vien-
do forzados a vender sus tierras porque se enfrentan a situaciones insosteni-
bles, como la imposibilidad de saldar sus préstamos, la inaccesibilidad a los
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
248
in-
sumos y herramientas, la presión de grandes empresas que los acorralan, y la
desmotivación provocada, entre otros factores, por los bajos precios que re-
ciben a cambio de su gran esfuerzo por producir. Es común encontrar en cual-
quier sitio del país que los actuales jornaleros eran, no hace mucho, dueños
de
esas tierras y fueron obligados por estas circunstancias a deshacerse de sus
pro-
piedades, convirtiéndose, de hecho, en esclavos de los nuevos inversionistas.
Otra consecuencia importante de la venta de las tierras se manifiesta en el nuevo
comportamiento de algunos campesinos que, influidos por el consumismo,
enajenan su voluntad en favor de una vida materialista que busca las
satisfacciones inmediatas, deslumbrados por el dinero que pueden recibir,
desconociendo que el pago que reciben no es el justo, sobre todo porque no
tienen una verdadera dimensión del valor del cambio de dólares a colones. Al
final, estos campesinos se quedan sin su dinero y, lo que es peor, sin sus tierras.
5. Ante esta situación, la adjudicación de parcelas por parte del Instituto de
Desarrollo Agrario constituye una oportunidad para los campesinos. No obstante,
los intereses crediticios y el precio que deben pagar por ellas son altos en
comparación con la capacidad de pago que poseen. Debido a ello, en muchas
ocasiones los campesinos venden sus derechos y se retiran de sus actividades.
Por otro lado, muchos de estos campesinos nos han manifestado reiteradamente
que en diversas zonas del país algunas parcelas han sido adjudicadas a personas
que no tienen verdadera necesidad de tierras.
6. Constatamos, por otra parte, la gran cantidad de conflictos agrarios que se
están dando en diversas zonas del país. Hay personas y grupos organizados que
luchan honesta y legítimamente por poseer una parcela para el cultivo. Sin
embargo, llamamos la atención a todos aquellos que utilizan las tomas de tierra
como un negocio para vender las llamadas mejoras. Es lamentable que diversos
conflictos agrarios hayan dado lugar a violencia y muerte de algunos campesinos.
Aquí debemos mencionar el enorme peligro que significa la presencia de policías
privados en estos conflictos, y que actúan al margen de la ley, poniendo en riesgo
la seguridad de las personas y el orden público.
7. Otro problema que nos han expuestos los campesinos y los pequeños y
medianos ganaderos es la existencia de muy pocas posibilidades de acceso al
crédito, pues los entes financieros les imponen requisitos que difícilmente pueden
satisfacer. La poca agilidad en los trámites establecidos les hace desistir de la
gestión y abandonarse a su propia suerte.
Los montos mínimos fijados para el otorgamiento de los créditos y las altas e
inestables tasas de interés imposibilitan el uso de estos recursos, indispensables
para que puedan producir. Hay, entonces, una gran distancia entre las políticas
crediticias aplicadas al agro y las necesidades y posibilidades del pequeño y
mediano propietario de la tierra; es decir, estas medidas benefician sobre todo a
la gran empresa agraria.
Los pequeños y medianos agricultores resienten la pérdida de incentivos
crediticios, tales como mayor accesibilidad al financiamiento y período de gracia,
y bajas tasas de interés, que en el pasado les permitieron actuar como agentes
primordiales del desarrollo productivo. En la actualidad sienten haber sido
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
249
relegados a vivir una economía de subsistencia, pues, en definitiva, no existen ni
planes ni mecanismos adecuados a sus recursos y necesidades.
8. A lo anterior se suman los altos costos de producción de la agricultura, que
no guardan correspondencia con los precios de la cosecha en el mercado. Muchas
veces tales precios ni siquiera cubren el costo de los insumos, por lo cual algunos
productores prefieren, incluso, perder la cosecha que recogerla, o aplicar menor
cantidad de insumos en detrimento de la calidad del producto.
9. Las ferias de los agricultores fueron creadas con el loable propósito de darles
oportunidad de vender sus productos a precios justos, en beneficio tanto del pro-
ductor como del consumidor, mediante la supresión del intermediario. Hoy, estas
ferias se han convertido en plazas de comerciantes donde los intermediarios han
desplazado a los agricultores, además de que se realizan en condiciones insalu-
bres.
10. El pequeño productor es explotado por los comerciantes y los intermediarios,
quienes les imponen los precios de sus productos. En muchos casos, el precio
convenido previamente para la compra de la cosecha es violado y se les paga un
importe inferior a la hora de recolectarla. El productor tiene que aceptar estas
condiciones injustas o perder la venta de su cosecha, pues el precio no satisface
sus necesidades sino a las circunstancias que impone el intermediario o el merca-
do. Esta situación se agrava por el hecho de que, en su mayoría, los agricultores
no están organizados para comerciar sus productos, sobre todo para enfrentarse
al problema de la fluctuación de los precios determinada por la llamada ley de la
oferta y la demanda.
11. En nuestro país se fomentó, a partir de los años cincuenta, una
agroindustria que benefició al pequeño productor; sin embargo, por falta de
incentivos y de su inserción en el mercado internacional, su desarrollo se ha
estancado. En los últimos años se han creado grandes empresas agroindustriales
que marginan de sus beneficios a los pequeños y medianos productores.
El agricultor costarricense ha adquirido una valiosa experiencia en los cultivos
tradicionales, pero esa experiencia no ha tenido el respaldo de una tecnología
apropiada, tanto para la producción como para el mercadeo. Con el nuevo modelo
de desarrollo, cuyas políticas prioritarias son el fomento de la producción de
cultivos para la exportación, los paquetes tecnológicos aplicados no han sido los
más aptos, pues no se han adecuado a las zonas geográficas ni a las condiciones
socioeconómicas de los campesinos. Históricamente, nuestro país ha venido
perdiendo las tierras de vocación agrícola debido a la ausencia de planificación.
Algunas de las tierras más fértiles han sido cubiertas por moles de cemento tales
como: urbanizaciones, hoteles, zonas francas y otras.
12. La carencia de medios de transporte para la producción y la falta de
incentivos para establecerlos son otros de los inconvenientes que afectan a los
campesinos, que se ven obligados a pagar fuertes sumas de dinero para el
traslado de sus productos. En consecuencia, el costo final del producto se
encarece, con lo cual se afecta también a los consumidores.
13. Además, se debe tomar en cuenta la incertidumbre de muchas comunidades
rurales por causa del deterioro y del estado de abandono de sus vías de acceso,
lo cual dificulta el acarreo de la producción.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
250
14. De singular apreciación nos parece el costo de los abonos, plaguicidas,
semillas y herramientas, que resultan ser demasiado onerosos, accesibles
solamente para las grandes empresas agrícolas, porque los pequeños y los
medianos quedan en desventaja.
15. Notamos que en algunas regiones del país la mano de obra para la
agricultura es escasa y, aunque en otras existe, el pequeño y el mediano
agricultor no cuentan con los recursos económicos suficientes para pagarla.
Muchos son los casos en que se pagan salarios inferiores a lo estipulado por ley,
debido a que los ingresos percibidos por la actividad no les permiten ofrecer
mejor remuneración. Ambas partes resultan afectadas, pues el agricultor no
puede mantener en condiciones óptimas sus cultivos ni el peón agrícola recibir lo
mínimo para satisfacer sus propias necesidades ni las de su familia, situación que
afecta por igual a nacionales e inmigrantes.
observamos, por otra parte la instalación de fábricas, especialmente de maquila,
en algunas regiones agrícolas, que han visto disminuir paulatinamente la oferta
de mano de obra, sobre todo en períodos de cosecha, debido a que dichos
establecimientos hacen creer que ofrecen mejores ingresos y estabilidad laboral
que las actividades del campo.
16. Los últimos gobiernos le han dado prioridad a la agricultura de exportación.
Los
campesinos han sido inducidos a cambiar sus cultivos y, con ello, muchas de
sus
prácticas tradicionales, originando en la mayoría de los casos un deterioro de
sus
condiciones de vida. Movidos a sembrar productos que no estaban
acostumbrados
a cultivar, puesto que la siembra de cultivos tradicionales no era financiada,
mu-
chos agricultores corrieron el riesgo del cambio con fundamento únicamente
de lo
que recomendaban los técnicos.
Los resultados han sido desalentadores; aunque algunos lograron salir adelante
otros, desgraciadamente, perdieron sus cosechas o tuvieron que vender los
productos a precios insignificantes. Las plagas y las enfermedades, las malas
cosechas, la falta de asesoramiento técnico y de acceso a los mercados
internacionales fueron, entre otras, causas de la pérdida parcial o total de los
cultivos. Esto, obviamente, provocó la acumulación de enormes deudas, que
inclusive les hicieron perder su patrimonio, logrado con base en muchos años de
esfuerzo y de sacrificios.
Ni los técnicos ni las instituciones estatales se han hecho responsables de este
fracaso y han dejado a los campesinos a merced de su propia suerte. Los
campesinos no siempre pueden lograr la calidad que se les exige para los
productos de exportación, lo cual ha contribuido a incrementar aún más las
pérdidas. Los pequeños agricultores tampoco cuentan ni participan de la
infraestructura, la tecnología y los conocimientos del mercado internacional
necesarios para insertar sus actividades en este tipo de economía de exportación.
Quedan, así, en total desventaja con respecto a los grandes propietarios y
exportadores, que sí poseen los medios y los recursos idóneos para ello.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
251
17. Como hemos observado, la llamada "agricultura de cambio" no ha dado los
resultados que los gobiernos esperaban. Frente a ella, los productos tradicionales
tienen la ventaja de que, en su mayoría, le permiten al campesino cubrir parte de
su dieta diaria; sin embargo, la producción para la venta ya no es rentable
debido, entre otras cosas, a las fluctuaciones de precios en el mercado
internacional y a la falta de protección del Estado ante las importaciones de
productos subvencionados provenientes de los países desarrollados, lo que deja a
los agricultores sin opciones confiables. Los productos tradicionales también están
generando pérdidas y, por ello, muchos agricultores han empezado a deshacerse
de sus propiedades.
18. A fin de aminorar la mayoría de estos riesgos se establecieron los seguros
para la producción agrícola. Hasta ahora esos seguros no han llegado a los
pequeños agricultores, además de que no existe suficiente información sobre
cómo acceder a ellos. La deficiencia y la corrupción frecuentes en dichos seguros
han sido del dominio público; en general, los grandes productores sí han tenido
acceso a esos beneficios, de tal manera que para ellos los riesgos climáticos y de
plagas son menos graves.
19. Es lamentable constatar que en nuestro país es cada vez más frecuente
encontrar severas manifestaciones del maltrato a que sometemos el medio
ambiente. Grandes extensiones de monocultivos con los que se sobreexplota la
tierra, el uso desmedido e incontrolado de agroquímicos, la destrucción de
bosques para instalar extensas fincas y la falta de información y de formación en
materia ecológica, son algunas de las principales causas de que nuestro país se
esté convirtiendo, ya no paulatinamente sino a pasos agigantados, en un gran
desierto.
La deforestación es una de las manifestaciones del daño ambiental. La
indiscriminada tala de bosques que realizan algunas compañías para establecer
plantaciones o construir obras comerciales no sólo amenaza con provocar la
escasez de agua, sino, además, la erosión y la esterilización de las tierras.
En cuanto concierne a la deforestación y, en general, al daño del medio ambiente,
cabe añadir la tolerancia de ciertas instituciones gubernamentales y la
descoordinación existente entre estos entes, que permiten el acceso de
compañías explotadoras de nuestros recursos a zonas protegidas y a cuencas
hidrográficas.
20. El mal uso que se está haciendo de los ríos en todo el país (grandes
empresas que extraen materiales, su utilización como basureros, la pesca con
venenos, la tala dentro de sus nacientes y en las márgenes protegidas por ley, el
empleo de agroquímicos en sus riberas, y otros) está provocando la desaparición
de su fauna y la disminución sistemática de su caudal.
21. El uso desmedido de los agroquímicos ha ocasionado lesiones irreparables
en muchos trabajadores agrícolas: esterilización, enfermedades
gastrointestinales, dermatológicas, oculares, de las vías respiratorias y congénitas
e, incluso, muertes; y en lo ecológico, la desaparición paulatina de flora y fauna.
22. No existe un programa estatal de información y dirección técnica que enseñe
a los campesinos cómo utilizar los desechos y basuras generados por su
actividad. Hay mucho desperdicio de recursos, como los follajes y sobrantes de la
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
252
producción agrícola, y contaminación a través de excretas y otros desechos
animales.
Aunque existen opciones, como la utilización de plaguicidas y abonos orgánicos o
naturales, muchas entidades gubernamentales y no gubernamentales no han
puesto el suficiente interés para proporcionar mayores facilidades en este sentido
como, por ejemplo, en capacitación, acceso a información o suministro de estos
servicios.
ASPECTOS SOCIALES
1. Vivienda
Gran cantidad de familias del país no cuentan con una vivienda adecuada, y el
hacinamiento se está convirtiendo en un problema cada vez más grave.
El acceso al financiamiento para la construcción de viviendas es escaso y
excluyente. Aunque hay familias que poseen lote donde edificar su casa, no
tienen recursos económicos o título de propiedad que les permitan hacer frente a
esta necesidad. Debemos reconocer que los bonos de vivienda otorgados a
muchos costarricenses han sido una ayuda fundamental para que inicien la
construcción de su casa; sin embargo, por ser insuficiente, deberían existir
facilidades de financiamiento complementarias que permitan adquirir la totalidad
de los materiales necesarios para concluir sus obras de construcción de sus
viviendas.
2. Salud
24. Constatamos cotidianamente la mala calidad del servicio prestado por las
instituciones públicas de salud: el mal trato a los pacientes, la lentitud de los
trámites, las citas a largo plazo, el irrespeto de los horarios, los cupos
preestablecidos y el cobro ilegal de servicios médicos son, entre otras, lacras
que atentan contra el derecho de los habitantes a la salud.
De igual forma apreciamos que muchas familias no están protegidas por el seguro
social porque no pueden pagar las cuotas, porque no hay suficiente formación
acerca de su necesidad, porque no tienen trabajo que les permita hacerlo, porque
hay deficiente cobertura regional y porque no hay obligatoriedad para la
cotización del campesino, a todo lo cual se agrega la falta de sustento económico
para la universalización práctica de la seguridad social.
Por otro lado, es preocupante señalar que muchas comunidades no cuentan con
centros de salud, o éstos se encuentran demasiado lejos de los hogares. Además,
en algunos sitios no hay suficiente personal médico para atender a la población
demandante; otros carecen del equipo técnico indispensable para ofrecer mejor
atención a los pacientes y, por si fuera poco, también hay escasez de
medicamentos.
3. Educación
25. No existe en Costa Rica un modelo educativo claro, que tome en cuenta las
dife-
rencias regionales y culturales del país. La infraestructura educativa, sobre
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
253
todo
del área rural, se encuentra en muy malas condiciones: la falta de
educadores, de
aulas, de pupitres, de pizarrones, de bibliotecas y de otros elementos
esenciales
para la enseñanza impiden, con frecuencia, el desarrollo educativo en
muchas
poblaciones.
El problema educacional se agrava debido a que son numerosas las familias que
no pueden hacerle frente al elevado costo de los materiales didácticos, del
vestido, del transporte e, incluso, de cuotas especiales que exigen algunos
centros educativos. Por ello, nos enfrentamos al fenómeno de la deserción
estudiantil, pues para la familia es prioritario asegurar la alimentación por encima
de la educación de los hijos, y el modelo educativo no siempre se adapta a la
realidad de cada región.
Constatamos también el problema de la contratación inadecuada, por parte del
Estado, de maestros y profesores que, ante la escasez de personal en este
campo, fueron formados, en muchos casos, deficientemente. Á esto se agrega la
situación en que se encuentran aquellos profesionales que, con una formación
adecuada, no logran aplicar sus conocimientos dado el desfase en que se
encuentran los programas educativos actuales que deben seguir.
4. Alimentación
26. Nuestras familias se enfrentan actualmente a la grave situación de que el
costo de la
alimentación es cada día más alto, cada vez más raquítica y de mala calidad.
El campe-
sino y el jornalero no reciben ingresos acordes con el costo de los alimentos
básicos.
Es conocido el hecho de que el ingreso económico de muchos campesinos no llega
siquiera al mínimo necesario. Familias de 12 y hasta más miembros, cuyo único
ingreso es el jornal o la venta estacional de sus cosechas, no pueden satisfacer
los requerimientos de una dieta adecuada.
5. Familia
27. Nos causa mucha tristeza advertir que las familias campesinas no escapan a
la
problemática social, y que dentro del núcleo familiar nos encontramos
situaciones
de incomunicación, incomprensión, desintegración, irrespeto, machismo,
agresión
y maltrato a niños y mujeres, y muchas otras dificultades. Algunas causas
de ello
son la falta de formación de los padres, la crisis económica, la migración
debida
a la búsqueda de fuentes de trabajo, la influencia de los medios de
información
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
254
masiva y la necesidad que tienen ambos padres de trabajar, entre otros
factores.
La crisis social, económica y política ha generado una pérdida de valores morales
y cristianos, e incide en el deterioro de la identidad familiar.
La falta de empleo en el campo y el hecho de que la mujer se vea obligada a
trasladarse a la ciudad en busca de trabajo, han dado origen a que muchas de
ellas sean explotadas laboralmente, algunas de las cuales llegan a prostituirse.
6. Migración del campo a la ciudad
28. Con el auge del proceso de industrialización nuestro país se vio afectado por
la mi-
gración del campo a la ciudad, problema que se ha agudizado por las
migraciones
extranjeras y por las nuevas políticas agrarias; esto ha provocado el
crecimiento
de los anillos periféricos de miseria en las ciudades, sin que hasta el
momento
haya una respuesta adecuada a este fenómeno.
7. Otros problemas fácilmente constatables son:
29. a) El restringido acceso al agua potable en algunas regiones del país,
debido
a su escasez, a la contaminación existente o por el mal estado de las
cañerías
b) El alto costo de la electricidad, en los lugares donde existe este
servicio.
c) La falta de programas de letrinización en muchas poblaciones.
d) El mal estado de los caminos vecinales y la escasez de maquinaria
requerida para repararlos
e) La inexistencia de telefonía pública y la mala administración de
algunos de estos servicios
f) La seguridad de los ciudadanos se ve afectada por la escasez de
formación civilista para los efectivos policiales, y por la corrupción de algunos
integrantes de la Fuerza Pública.
g) La carencia de centros de recreación para los niños, los jóvenes y la
familia en general.
h) También nos preocupa sobremanera el hecho de que en ciertas
regiones ru-
rales existan elevados índices de alcoholismo, prostitución y
drogadicción.
ASPECTOS POLÍTICOS
30. Con mucho dolor advertimos que las políticas estatales de los últimos años
en
torno al sector agropecuario han provocado una serie de problemas, cuyas
ma-
nifestaciones más evidentes son la sistemática desaparición de los pequeños
y
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
255
medianos productores, la concentración de la tierra para dedicarla a
monocultivos,
la centralización de la riqueza, la amenaza de una crisis alimentaria, la
destrucción
del medio ambiente, la inestabilidad social y menores posibilidades de
desarrollo
integral para el individuo y la sociedad.
La información referente a los programas de ajuste estructural, sus consecuencias
y las subsecuentes medidas de privatización y liberalización de la economía no
llega a la mayoría de la población, que en última instancia es a quien afecta
directamente.
31. Hasta nosotros llega el clamor de nuestros hermanos campesinos, que
perciben
las políticas estatales hacia ellos como poco concretas, muchas veces
descoor-
dinadas y hasta equivocadas. Siempre hemos escuchado de los políticos que
la
cultura y la actividad campesinas son la base de la idiosincrasia
costarricense,
pero los gobiernos no siempre apoyan a todos ellos con igualdad de trato ni
de
condiciones, y el pequeño productor está a punto de desaparecer, en
beneficio
de los terratenientes que acaparan no sólo la tierra sino, además, los
créditos, la
tecnología y los mercados.
En el caso de los campesinos, se observa que estos aún no se encuentran lo
suficientemente organizados como para hacerle frente a las grandes dificultades
que les aquejan. Sin embargo, reconocemos la existencia de varias grupaciones
agrarias que han logrado promover a una gran masa campesina, alcanzando una
serie de logros para mejorar sus condiciones.
II. SITUACIÓN DE LAS COMUNIDADES INDÍGENAS
32. Siempre ha existido en Costa Rica el mito de que no hay población indígena,
de
que nuestro país está habitado únicamente por blancos. Esto ha provocado
la
marginación de los pobladores indígenas en todos los ámbitos: cultural,
económi-
co, político, social y legal.
Sin embargo, tenemos que aceptar que la sociedad costarricense tiene sus raíces
históricas más profundas en el legado cultural de los diversos pueblos indígenas
que han vivido en esta región, el cual se manifiesta en nuestros rasgos físicos,
costumbres, formas lingüísticas y la manera de ser y de ver el mundo.
33. Frente a la sociedad occidentalizada marcada por el frenesí del tecnicismo, la
producción en gran escala, el consumismo y la uniformidad cultural, los
pueblos
indios han logrado sobrevivir gracias a los valores heredados por sus
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
256
mayores, a
su lucha de resistencia, a su capacidad de adaptarse a las situaciones
adversas,
a su visión del mundo que integra lo humano y lo sacro, a sus prácticas y
ritos
religiosos, al hecho de mantener viva su lengua y a su relación armoniosa
con la naturaleza.
34. Se estima que la actual población indígena de Costa Rica es de 30 mil
personas,
distribuidas en 8 pueblos: Cabécares, Bribris, Guaymíes, Térrabas, Bruncas
o Bo-
rucas, Malekus o Guatusos, Huetares y Chorotegas. Estos pueblos están
asenta-
dos en territorios denominados por la Ley Indígena como reservas, de las
cuales
se han creado veintidós.
ASPECTOS ECONÓMICOS
1. Tierra y producción
35. Diversos gobiernos en Costa Rica han provisto, por ley, extensiones de tierra
a los
indígenas. Empero, nuestros hermanos nos exponen que sus tierras son
constan-
temente invadidas por personas ajenas a su etnia.
Al revelarnos sus angustias, los pueblos indígenas denuncian que, hasta el
momento, el Estado no ha hecho lo que le corresponde a fin de que se respeten y
desarrollen con dignidad sus territorios.
uno de los mayores problemas de los indígenas es que no tienen acceso a los
créditos para la producción, pues en su mayoría no poseen título de propiedad de
sus tierras que les respalde.
El artículo 30 de la Ley Indígena 6172, de 29 de noviembre de 1977, reconoce la
venta de las tierras de la Reserva solamente entre indígenas. Esto ha derivado en
que algunas familias que han acumulado algún capital empiecen a comprar fincas
a otras, produciéndose pequeñas concentraciones de tierras.
En la recuperación de tierras por parte del Estado no se ha consultado a las
comunidades, lo cual se presta fácilmente para la manipulación familiar e
ideológica; tampoco se han tomado en cuenta los criterios comunitarios para la
distribución de esas tierras.
2. Ayuda económica
36. Según manifiestan los mismos indígenas, es preocupante que los préstamos,
do-
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
257
naciones y otras ayudas proporcionadas por algunos países para el
desarrollo de
sus comunidades tiendan a agotarse en gastos administrativos y
burocráticos de
las instituciones estatales, y no lleguen efectivamente a sus destinatarios;
ade-
más, fondos tramitados por medio de ciertas organizaciones no
gubernamentales
para el mismo fin tampoco logran llegar adecuadamente a los beneficiarios.
3. Proyectos de minería y represas en las reservas
37. Existe la posibilidad de que se pongan en marcha algunos proyectos como el
de la
represa hidroeléctrica de Boruca y los de explotación minera y exploración
petro-
lera en Talamanca, que afectarían directamente las zonas indígenas.
Actualmente, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) realiza estudios
preliminares para la construcción de proyectos en el fértil valle de Talamanca, en
donde vive la mayoría de los habitantes de esa reserva. Con este proyecto las
poblaciones tendrían que emigrar de sus fincas y casas porque quedarían
cubiertas por las aguas de las represas.
Otros proyectos similares son el de Boyei, en el río Chirripó, y el proyecto del río
Pa-cuare (en construcción), en que cientos de hectáreas de terreno quedarán
bajo el nivel del agua.
Varias compañías mineras extranjeras y nacionales tienen puestos sus intereses
económicos en la exploración y explotación minera en los territorios indígenas.
Todos estos proyectos amenazan con despojar a estos pueblos de la fuerza que
los cohesiona y que alimenta su identidad: la madre tierra.
En todos estos proyectos es necesario que se hagan estudios serios y profundos,
que den las pautas para alcanzar un verdadero desarrollo respetuoso de la
naturaleza y de la vida de los pueblos.
ASPECTOS SOCIALES
1. Vivienda
38. La negación del derecho a una vivienda digna en las comunidades indígenas
es
algo que crece día con día. A los habitantes de esas comunidades les es
difícil,
inclusive, conseguir la materia prima natural para construir sus casas,
ingresar los
materiales y acceder a los bancos y al financiamiento mismo.
Además, las instituciones encargadas no realizan estudios adecuados a la
satisfacción de las necesidades de vivienda de la población indígena, en el sentido
de respetar su forma de vida y su valoración del espacio habitacional, por lo que
se cae en una estandarización del estilo de vida del blanco que atropella su
dignidad.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
258
2. Salud
39. Hemos venido observando en el país, y de manera acentuada en las zonas
in-
dígenas, un deterioro de las condiciones de salud de la población
costarricense,
manifiesta, por ejemplo, en la reaparición de enfermedades que habían sido
erra-
dicadas del territorio nacional.
Con los esporádicos servicios que en el campo de la salud prestan las
instituciones estatales encargadas, se va provocando debilitamiento progresivo de
la medicina ancestral del JAWA o AWA, que son los especialistas en las
comunidades indígenas. La medicina occidental no ha entablado un diálogo con
los médicos indígenas a fin de utilizar los conocimientos de la medicina botánica
que estos poseen.
3. Educación
40. Mención especial merece la situación educativa en las zonas indígenas, don-
de el modelo actual de educación ha venido a reemplazar las costumbres, la
historia y la cultura de pueblos milenarios cuya riqueza es por todos conocida. Los
problemas van desde discriminación en el aula y maestros poco instruidos, hasta
la falta de voluntad política para que el Departamento de Educación Indígena del
Ministerio de Educación Pública funcione adecuadamente. Por otro lado, existen
escuelas en las cuales no se nombra maestro, a pesar de la insistencia de las
comunidades en solicitarlo.
41. La educación estatal que se implementa en las comunidades indígenas no
parte de las actuales necesidades, y menos de la memoria histórica, de la
cosmovisión propia, de las formas tradicionales de enseñar y ni siquiera de su
propia lengua. Las escuelas son los principales centros aculturadores y
transmisores de una cultura ajena a la población.
En el sistema educativo costarricense no se ha contemplado debidamente el
aporte que los pueblos indígenas, con sus valores y tradiciones, pueden
ofrecer al resto de la población; en vez de ello, se ha mirado a la cultura
indígena como algo del pasado, como si no existiera.
4. Cultura y religión
42. Toda la riqueza histórica de las culturas autóctonas de Costa Rica se ha ido
destruyendo sistemáticamente por factores externos (como los resabios de la
Conquista) e internos (abandono político, económico y social), como quien quema
las semillas, para ejercer sobre estos pueblos una marginación, proceso que aún
hoy no termina, que reviste otras formas de muerte, como por ejemplo el
narcotráfico y el fanatismo religioso.
43. La agresión de las sectas fundamentalistas es un certero golpe a la
cosmovisión religiosa indígena; estas sectas ejercen su proselitismo en especial
entre la población joven, que es más vulnerable a los cambios. Por otro lado,
reconocemos que la Iglesia Católica dio, durante muchos años, una aceptable
atención pastoral a los indígenas; no obstante, hoy hacemos esfuerzos para
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
259
realizar una labor que responda a las inquietudes y aspiraciones del pueblo
indígena.
5. Narcotráfico
44. Bandas de narcotraficantes, en su afán de ganar dinero rápidamente,
utilizan y
maltratan a los indígenas; algunos de estos han sido conducidos a este ilícito
ne-
gocio debido, entre otras razones, a sus bajos ingresos y a su pobreza;
además,
sufren el acoso policial y la represión que ejercen las bandas de
narcotraficantes.
45. El narcotráfico ha trasladado sus cultivos y el trasiego de marihuana a las
regio-
nes de Telire, Tainí, Talamanca y Chirripó de la zona atlántica, sembrando
con ello
temor e inseguridad en los habitantes, y asesinando a un número
significativo de
indígenas.
6. Turismo
46. El ecoturismo ha extendido sus áreas de interés a los territorios indios; no
sola-
mente las montañas y los ríos son objetos de explotación, sino también las
per-
sonas son utilizadas como piezas arqueológicas que se han de admirar y
explotar.
Todo esto ha venido a intensificar la aculturación, flagelando así a las
comunida-
des en sus valores propios y auténticos.
7. Derechos humanos
47. Los pueblos indios de Costa Rica cuentan con dos instrumentos jurídicos
muy im-
portantes para la defensa de los derechos humanos, a saber:
a) Ley Indígena N° 6172 de 29 de Noviembre de 1977.
b) El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (Ley N°
7316 de 3 de noviembre de 1992).
La mayoría de los indígenas desconocen las leyes que garantizan su vivencia
plena, ya que las instituciones que deberían difundirlas no lo hacen con la
necesaria eficacia y energía.
8. Familia
48. La familia es el lugar más importante en donde se transmite la herencia
históri-
ca de los mayores. Es una escuela doméstica en donde los padres y los
abuelos
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
260
enseñan las historias a sus hijos, los cuentos y los mitos que reflejan su
forma
particular de sentir, ver y relacionarse con la naturaleza, con las personas y
con
Dios.
En el seno del hogar comparten y celebran festivamente los ritos que dan sentido
a la vida, a la muerte, a los cultivos y a las cosechas.
Las comunidades tienen sus propios servidores especializados para la celebración
de sus ritos religiosos en los momentos y espacios especiales de la vida.
La familia, núcleo vital de la tradición histórica de su identidad cultural y religiosa,
es atacada hoy por elementos aculturadores que han puesto sus tiendas entre
ellos, y por los embates de la economía de mercado que predomina en el país
El modelo macroeconómico actual se abre campo entre los niños y los jóvenes,
alimentando divisiones entre los modelos actuales y el legado cultural de los
abuelos.
ASPECTOS POLÍTICOS
49. A través de los años advertimos cómo se hacen promesas de campaña que
lue-
go no son cumplidas, de tal manera que quienes rigen los destinos del país
van perdiendo paulatinamente su credibilidad ante el pueblo. A tal punto
llegan esta desconfianza y esta frustración, que muchos indígenas sienten
que para ellos no existe ninguna posibilidad de participar en la vida política
nacional.
50. Las comunidades indígenas nos manifiestan continuamente que se sienten
marginadas de participar activamente en la construcción de su propia vida social,
pues en algunas ocasiones les son impuestos procesos que irrespetan su
identidad cultural. Los organismos encargados de velar por el desarrollo integral
de estos pueblos y de ejecutar programas concretos en ese sentido, muchas
veces excluyen la participación del indígena en todos los asuntos políticos,
sociales y económicos a que tienen derecho como ciudadanos. Por tanto, sus
opiniones no son escuchadas ni tomadas en cuenta a la hora de formular leyes y
planes en que ellos están directamente involucrados.
51. Los Gobiernos han carecido de voluntad política para hacer cumplir la tutela
de los derechos que la Ley Indígena y el convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo les confieren a los pueblos indios de Costa Rica.
52. Existen algunas instituciones, clubes, organizaciones no gubernamentales,
iglesias, asociaciones y grupos privados proindigenistas que, sin tener un
conocimiento real de las comunidades, de su cosmovisión, de sus prácticas
culturales y de su derecho a la autodeterminación, se acercan a ellas de buena
voluntad para realizar acciones que resultan paternalistas y asistencialistas, y
que, a su vez, son dirigidas desde afuera. Estas acciones están provocando
grietas irreparables en los valores tradicionales y en los hábitos comunitarios
heredados de la sabiduría de los mayores.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
261
53. La Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (CÓNAI), ente estatal para la
tutela de los pueblos indios de Costa Rica, no ha funcionado a partir de la realidad
y de las necesidades de las diversas comunidades indígenas; el derecho que los
pueblos indígenas tienen a su autodeterminación no ha sido respetado, sino que
se ha seguido una línea conservacionista, paternalista e integracionista, para lo
cual se ha utilizado a algunas asociaciones de desarrollo integral que se prestan
para servir intereses extraños a su pueblo.
54. Con gran alegría miramos que los indígenas han ido organizándose para
afrontar sus problemas particulares, especialmente el de usurpación de tierras
por parte de foráneos.
En medio de esta realidad demoledora de culturas pasadas, las raíces de
estos pueblos están vivas, poseen la riqueza de su cosmovisión histórica y la
fuerza de sus mitos; desde allí, las comunidades recuperan su memoria y su
identidad y reinventan nuevos instrumentos de resistencia y de lucha para
seguir viviendo y creciendo como pueblos distintos en una sociedad
homogenizadora.
SEGUNDA PARTE Y DIOS
NOS DIO LA TIERRA...
I. Y DIOS NOS DIO LA TIERRA...
55. "En el principio creó Dios el cielo y la tierra..." y vio que "todo era muy
bueno". Así,
la tierra se presenta a nuestros ojos como regalo para nuestro bien,
precisamente
como nuestro hogar.
Ahora bien, al ser la tierra obra de Dios es, pues, "sagrada"; pero también, por
haber sido creada para nosotros, es "nuestra", porque la hemos recibido y la
vamos a entregar a las nuevas generaciones como herencia. Esto constituye la
primera alianza de Dios con nosotros.
Por eso, al igual que la madre que hace crecer al hijo en sus entrañas, y lo
alimenta luego de la abundancia de sus pechos, la tierra cuida de nosotros y nos
protege, nos da el alimento y se nos entrega para que vivamos de ella y con ella.
56. El hombre y la mujer, por haber sido constituidos como cocreadores de la
tierra y
responsables de su conservación (cfr. Gn 1, 26 29), están llamados a
transformar-
la y servirse de sus bienes con su trabajo, en beneficio de todos (cfr. G.S.
89, 1).
El agricultor siente una gran dicha cuando llega el tiempo de la siembra,
después
de haber preparado los terrenos y regado en los surcos la semilla, esperanza
de
su bienestar y el de su familia.
De esta manera, la siembra se convierte en la esperanza abierta a formas de
trabajo organizado y cooperativo, que garanticen mejores técnicas agrícolas y
una capacitación acorde con la realidad costarricense.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
262
Para el campesino e indígena la siembra es, entonces, el grano que muere para
alcanzar nueva vida y dar frutos en abundancia.
57. Pero la tierra puede cansarse, desgastarse e incluso morir, si el uso que
hacemos de ella se cambia en abuso desmedido de sus capacidades. Tal riesgo y
tal responsabilidad deben exhortarnos permanentemente a amarla, cuidarla,
conservarla y defenderla para continuar recibiendo sus beneficios, una tarea en la
que debemos participar todos.
58. La tierra tiene un valor fundamental en la identidad cultural propia de los
campesinos y de los indígenas, ya que de la tierra depende su vida. En las
actuales condiciones, estos hermanos nuestros viven únicamente de su esperanza
por sembrar, puesto que en ello entra en juego su futuro y el de su familia.
59. Lo dicho nos obliga a pensar que si la tierra está en manos de unos pocos,
costarricenses o no, impide el que todos los hijos tengamos acceso a esta madre
en igualdad de condiciones. Esto nos hace reconocer, antes de universalizar la
responsabilidad de todos frente a la tierra, la urgencia de que esa tierra sea de
los más pobres y, con ello, la urgencia de una reforma agraria que permita un
acceso más equitativo de la mayoría a los bienes que Dios nos ha dado.
En este sentido, la Iglesia reconoce el derecho a la propiedad privada, la cual,
"..adquirida por el trabajo, o recibida de otro por herencia o por regalo, no anula
la donación original de la tierra al conjunto de la humanidad". (Catecismo de la
Iglesia Católica No 2.403; cfr. R.N. 7).
60. Cuando decíamos que la persona humana es cocreadora con Dios,
entendemos que esta actividad sólo es posible mediante el trabajo (cfr. L.E. 12).
Así en el trabajo de la tierra, todo ser humano se descubre como imagen y
semejanza de Él, encontrando su dignidad como hombre y mujer y
experimentándose como el único sujeto capaz de transformar los bienes de la
tierra. De esta manera, el trabajo se convierte en el derecho que todos tenemos a
cultivarla, y es un deber servir por medio de ese derecho a Dios en el servicio a
los otros.
61. Para que esto se realice necesitamos una economía más humana y solidaria,
la conservación de las formas de trabajo comunitario, el reconocimiento justo al
trabajo familiar, a oportunidades de trabajo y a condiciones laborales no esclavi-
zantes.
Estas inquietudes se manifiestan en la invitación que el actual Pontífice nos hace:
"En efecto, el principal recurso del hombre es, junto con la tierra, el hombre
mismo. Es su inteligencia la que descubre las potencialidades productivas de la
tierra y las múltiples modalidades con que se pueden satisfacer las necesidades
humanas. Es su trabajo disciplinado, en solidaria colaboración, el que permite la
creación de comunidades de trabajo cada vez más amplias y seguras para llevar a
cabo la transformación del ambiente natural y la del mismo ambiente humano"
(C.A. 32)
62. Para hacer más productivo el trabajo humano se requieren los medios de
producción, que no son fines en sí mismos sino, como dice la Palabra, un
instrumento. Su Santidad Juan Pablo II reconoce que hay muchos que no
disponen de medios de producción, ni de los conocimientos que les ayuden a
expresar su creatividad y desarrollar sus capacidades. Es de esta manera como
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
263
los campesinos e indígenas se sienten impotentes para resistir la competencia
producida con métodos nuevos y que satisfacen necesidades que anteriormente
ellos solían afrontar con sus formas organizativas tradicionales. Ofuscados por el
esplendor de una ostentosa opulencia inalcanzable para ellos y coartados, a su
vez, por la necesidad, pasan a formar verdaderas aglomeraciones en las
ciudades, donde a menudo se ven desarraigados culturalmente, en medio de
situaciones de violencia y sin posibilidad de integración (cfr. C.A. 33).
63. El uso de los medios de producción debe estar sometido a vínculos sociales:
"los bienes no están determinados por Dios para guardarse inútilmente, sin usar
ni producir, para que unos pocos se enriquezcan, sino para cubrir las necesidades
vitales de todos".
64. En este proceso de transformación de la tierra, mediante nuestro trabajo
que la
hace producir, es necesaria una distribución que permita alcanzar
beneficios; todo
esto se logra mediante la venta en el mercado. El mercado es la oportunidad
para
vivir la solidaridad de todos, que permita elevar el nivel de vida de los
campesinos
e indígenas, para que puedan tener una vida más digna, más humana y más
cris-
tiana.
Sin embargo, el mercado se encuentra en manos de unos pocos mayoristas,
industriales y políticos; además, existen numerosas necesidades humanas que no
tienen salida en el mercado. Y es un estricto deber de justicia y de verdad impedir
que estas necesidades humanas fundamentales queden sin satisfacción (cfr. C.A.
34). Por eso, es importante, urgente y necesaria una transformación que facilite
la estabilidad y la mejora de los precios, así como mayores oportunidades para
todos (cfr. M.M. 137).
65. En este sentido, es bueno recordar que el Estado debe estar al servicio del
bien
común, pero con responsabilidad especial de velar por los más pobres;
debe,
además, ser un ente regulador del mercado, de tal manera que haya justicia
tanto
para el productor que saca los frutos de la tierra para la venta, como para el
con-
sumidor que compra esos productos. Por eso, en la planificación del agro, el
Esta-
do debe tener en cuenta el desarrollo integral de cada persona, y está
obligado a
velar siempre por los intereses nacionales por encima de los intereses
extranjeros
o de grupos particulares (cfr. Q.A. 49; C.A. 40). A tal punto llega el deber
del Es-
tado que Pablo VI, en su visión de una necesaria reforma agraria,
manifestaba:
"El bien común exige, en ocasiones, la expropiación de tierras cuando debido a
sus dimensiones, su escaso o nulo aprovechamiento, ocasionen la miseria de la
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
264
población, debido a algún daño considerable que sufren los intereses del país, y
obstaculizan el bien común (P.P. 24)([4]).
De esta forma, el Estado participa en la transformación de la sociedad de acuerdo
con los valores del Evangelio, sin perder de vista que los grupos intermedios
también son sujetos de su propio desarrollo. Esto permite dejar de lado la visión
de un Estado benefactor, paternalista y asistencialista, para encaminarnos hacia
un Estado que reconoce la capacidad de animación y la responsabilidad de las
personas, las familias, los grupos y las comunidades, y que, a la vez, participa
activamente en la promoción y el desarrollo cuando así conviene al bien común
de la sociedad([5]).
66. Dios nos dio la tierra para conservarla y no para destruirla; nos la dio para
que, en
convivencia con ella, todos nos desarrollemos y la pongamos a producir. Por
eso
debemos detenernos a reflexionar y rectificar, por medio de una actitud
crítica, a
fin de hacer uso adecuado de toda la Creación. A partir de aquí, debe
buscarse una
ética ecológica que implique el abandono de una moral utilitarista e
individualista
(cfr. C.A. 38; S.D. 169).
No vivir esta ética ecológica ha traído diferentes consecuencias. En el caso de
Costa Rica, algunas de ellas son: la emigración forzada del campo hacia la ciudad
(uno de cuyos efectos es la desintegración familiar); la contaminación ambiental;
la destrucción de la tierra cultivable; la deforestación de montañas, cuencas
hidrográficas y márgenes de ríos; la eliminación de especies de flora y fauna y, en
el ámbito mundial, la destrucción de la capa de ozono; la imposición por parte de
los países del primer mundo de la corriente del desarrollo sostenible y el uso de
químicos nocivos.
67. Por lo contrario, la vivencia de la ética ecológica significa:
a) El amor a la naturaleza y a los seres humanos.
b) una reconciliación con lo creado y con las personas entre sí, camino de
justicia y de paz, para alcanzar una verdadera ecología humana (cfr. C.A. 38).
c) Aprender de los campesinos y de los indígenas a tener una estrecha
relación con la Creación; a apreciar el valor de la naturaleza, a ser comunidades
solidarias para compartir los trabajos, lo que permite mayor sobriedad y sabiduría
en el uso y conservación de la naturaleza como ambiente de vida para todos.
d) Tener una espiritualidad que recupere el encuentro con Dios a través
de lo creado.
68. Nosotros, los Obispos, haciéndonos eco de la Doctrina Social de la Iglesia,
recordamos que la Creación ha sido dada al hombre y a la mujer, para que por
medio de su trabajo ellos la enriquezcan y la hagan crecer. Para esto es necesaria
la solidaridad de todos que permita la participación equitativa en el disfrute de los
bienes universales, y que el Estado intervenga para promover y garantizar el bien
común mediante el principio de subsidiaridad.
69. El campesino y el indígena tienen derechos inviolables e inalienables que son
la consecuencia natural de su dimensión personal y de su dignidad humana. Esta
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
265
realidad se fundamenta en que es imagen y semejanza de Dios y en que se her-
mana con la Creación por medio del trabajo.
De esta manera, el campesino y el indígena deben ser respetados en su dignidad
y son, por tanto, sujetos de derechos y deberes que les permitan pasar de
condiciones menos humanas a condiciones más humanas (cfr. P.T. 11 27; P.P.
20-21).
a) Los campesinos y los indígenas tienen, por naturaleza, el derecho de
usar los
bienes materiales de la tierra. (cfr. Pío XII, Radiomensaje del 1° de
junio de
1951).
b) El hombre y la mujer campesinos e indígenas tienen derecho a una
vida digna, lo cual implica: derecho al alimento, al vestido, a la vivienda, a la libre
elección de sus gobernantes, a fundar una familia, a la educación, al trabajo, a la
salud, a la buena fama, al respeto, a una adecuada información, a obrar de
acuerdo con la norma recta de su conciencia, a la protección de la vida privada y
a la justa libertad en materia religiosa (cfr. G.S. 23 32; D.P. 1272).
c) Derecho de que el Estado, velando por el bien común, cuide de su
prosperidad, con la práctica de la justicia y del amparo al más débil e indefenso
(cfr. R.N. 27); a la convivencia pacífica, a la seguridad y a la promoción de la
Caridad Universal para crear un mundo más humano (cfr. D.P. 1271, 1279,
1292).
d) Derecho a un trabajo tal que permita al hombre, la mujer y su familia
una
vida plena
Esto es: condiciones laborales adecuadas, una tierra que pueda cultivar, a
participar activamente en la definición de políticas agrarias y en los procesos de
producción y comercialización (cfr. L.E 15.19; R.N 1; Pío XII, Discurso del 13 de
junio de 1943, N°
687)
e) La mujer campesina y la indígena tienen igual dignidad y
responsabilidad que el hombre y, por lo tanto, tienen derecho a acceder a las
diversas funciones públicas en la sociedad, especialmente en nuestras
comunidades rurales; a que se respete su dignidad; a satisfacer sus legítimas
aspiraciones; y el acceso a la verdad, reconociendo su libertad personal.
f) El derecho a un salario justo, que sea suficiente para poder mantener
la familia y a la vez permita al trabajador tener sus ahorros para ir alcanzando
una vida cada vez más digna y más humana; porque el salario justo es reclamado
sencillamente por el derecho a la vida, que nace de Dios (cfr. L.E. 19). Por tanto,
ha de retribuirse a todo trabajador agrícola con un salario establecido conforme a
las normas de la justicia (cfr. P.T. 20). De tal manera que "no es lícito abandonar
completamente la determinación del salario a la libre competencia del mercado,
así tampoco es lícito que su fijación quede al arbitrio de los poderosos, sino que
en esta materia deben guardarse a toda costa las normas de la justicia y de la
equidad" (M.M. 71). (cfr. R.N. 29; Q.A. 71. 72. 74; L.E. 19). Y esto se debe
evidenciar sobre todo en las estructuras jurídicas, en el salario legal, en los
servicios y prestaciones sociales en caso de enfermedad, desempleo y otros; en
la protección de categorías particulares de personas: la mujer (L.E. 19); el
campesino (L.E. 21); los minusválidos (L.E. 22); los emigrantes (L.E. 23).
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
266
g) El derecho a prestaciones sociales, que significan: asegurar la vida, su
salud y la de su familia (Seguro Social), especialmente los gastos en caso de ac-
cidentes de trabajo; seguro de invalidez, vejez y muerte; y que la cesantía pase a
convertirse de una expectativa de derecho a un derecho real a la brevedad
posible (cfr. L.E 19; M.M. 135. 136; P.T. 11).
h) El derecho a la libre asociación, esto es, a formar grupos o uniones que
tengan como finalidad la defensa y promoción de los derechos vitales
de los
campesinos y los indígenas (cfr. M.M. 30; L.E. 20).
TERCERA PARTE LA
PALABRA SE HACE
VIDA...
I. DEBERES DEL ESTADO Y SUS INSTITUCIONES
70. La Iglesia costarricense, acogiendo las orientaciones del Magisterio Social, y
ante las políticas estatales orientadas a favorecer a las grandes empresas,
responde al clamor de los campesinos y los indígenas, se solidariza con ellos
y le recuerda al Estado su función de garantizar el bien común de toda la
sociedad, lo cual significa el bien de todos y el bien de cada uno.
En lo que se refiere a los campesinos, instamos muy atentamente a las
instituciones estatales y políticas para que:
1. Sean más eficientes en la atención de las imperiosas necesidades de la
población agraria, tales como: salud, vivienda, educación y vías de comunicación.
2. Mantengan, sobre todo las vinculadas directamente con el sector
agrario, una continua revisión de sus políticas, de tal manera que se planifique de
acuerdo con las condiciones reales en que se encuentran los agricultores. Esto
habrá de tomar en cuenta la participación de todos los sectores involucrados, a
fin de retomar las iniciativas que mejor se adecuen a sus necesidades.
3. Elaboren sus políticas agrarias tomando en cuenta una tecnología
apropiada, la dotación de tierras a campesinos que no la poseen y la estimulación
de los pequeños productores mediante créditos oportunos.
4. Contemplen en sus políticas crediticias mecanisos ágiles para su
otorgamiento, con intereses blandos y períodos de gracia acordes con los
requerimientos de cada sector productivo.
5. Respeten y estimulen las organizaciones de los agricultores, para que
logren desarrollarse de manera solidaria mediante aquellos instrumentos que les
faciliten producir, comercializar sus productos y vivir en mejores condiciones.
6. Determinen salarios mínimos para las actividades agrícolas que no
están reguladas como, por ejemplo, la recolección de café y la zafra.
7. Desarrollen, con la participación de organismos competentes,
programas de capacitación para la producción de abonos orgánicos, de tal
manera que se reduzca la importación y utilización de agroquímicos, los cuales
resultan perjudiciales para la salud humana y para el entorno ecológico.
8. Vigilen los programas de desarrollo turísticos, para que no atenten
contra las condiciones sociales, familiares, culturales ni ecológicas de las
comunidades.
9. Implementen, en especial el Ministerio de Agricultura y Ganadería,
espacios de capacitación en el uso de abonos orgánicos, a fin de no agredir, con
el uso de agroquímicos, la riqueza contenida en la madre tierra.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
267
10. Impidan la importación de plaguicidas que de antemano han sido
calificados como altamente tóxicos y, por lo tanto, de uso prohibido en otros
países.
11. Indemnicen justamente a todos aquellos trabajadores que han sido
gravemente afectados en su salud por el uso de agroquímicos en su trabajo.
12. Incluyan en los programas educativos una formación que valore los
recursos del medio ambiente, y que defienda y fomente los valores que han
configurado la personalidad social del costarricense.
13. Impulsen con más ahínco los propósitos de muchas entidades no
gubernamentales que luchan por desarrollar programas de reforestación en
diversas zonas del país.
14. Eleven la capacidad, el conocimiento y las habilidades de las personas
que participan y trabajan la tierra, y promuevan las tecnologías apropiadas a las
actividades que realizan los agricultores.
15. Realicen, por medio del Instituto de Desarrollo Agrario (I.D.A.),
estudios serios para la adjudicación de parcelas, de modo que tal adjudicación se
haga con justicia y equidad, para prevenir toda clase de abuso en esta materia y
se evite su comercialización.
16. Impidan al máximo la utilización de la violencia por parte de la Fuerza
Pública en la resolución de conflictos por toma de tierras que hagan los
campesinos, y que se busque, ante todo, el camino del diálogo y de la
negociación sincera, a fin de resolver las diferencias que por tales hechos se
produzcan en el campo social.
17. Aprueben las leyes necesarias para que se limite la adquisición de
tierras por parte de personas físicas o jurídicas extranjeras, y asimismo se
reduzca o evite el desplazamiento de la inversión nacional provocado por los
foráneos, todo con el fin de salvaguardar la soberanía costarricense.
18. Promuevan las normas indispensables para que las grandes compañías
agroindustriales sean obligadas a procesar y reciclar los desechos orgánicos que
producen, en aras de preservar el ambiente sano que merecen la presente y las
futuras generaciones.
71. En el caso de los indígenas, el Estado y sus instituciones deben
comprometerse a desarrollar su quehacer de manera que las entidades
públicas:
1. Procuren que las políticas agrarias impulsadas aseguren y promuevan
el desarrollo integral de los indígenas, el cual redundaría en el mejoramiento de
sus condiciones de vida.
2. Definan políticas apropiadas con respecto al sector indígena, en vista
de sus necesidades particulares, respetando su cultura y sus valores. En todos los
ámbitos debe dárseles un tratamiento especial, que será eficaz siempre que se
realice con su participación.
3. Garanticen, de manera real y efectiva, que las tierras asignadas a los
indígenas no sean usurpadas ni utilizadas por personas ni organizaciones ajenas a
su etnia.
4. Cumplan fielmente el Convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo (Ó.I.T.), referente a los derechos de los indígenas.
5. Controlen con eficacia a los medios de información masiva, de tal
manera que los valores de sus contenidos no representen una agresión contra las
costumbres y los valores de los indígenas y la población en general.
6. Velen para que la publicidad, en su afán de forjar consumidores con su
mensaje, no violente la forma de vida del indígena.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
268
7. Ofrezcan una mayor información a los indígenas acerca de los posibles
mercados en los que éstos podrían colocar sus productos y a fin de desarrollar su
capacidad de comercialización.
8. Creen los mecanismos adecuados para que se celebre el "Día del
Indígena" como un acontecimiento que permita dar a conocer toda la riqueza
cultural de estos pueblos y su aporte en la construcción de una parte importante
de nuestra idiosincrasia.
9. Evalúen urgentemente el trabajo realizado hasta el momento por la
Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (CONÁI), de modo que se revisen sus
acciones y se adecuen a la realidad cultural de las comunidades indígenas, con
todo lo que ello implica.
72. La Iglesia, fiel al mandato de la justicia y de la caridad en la dignificación de sus
hijos campesinos e indígenas, se compromete a:
1. Optar preferencialmente por los campesinos e indígenas de nuestro
país, organizando la PÁSTORAL DE LÁ TIERRÁ en cada diócesis. Esto significa pro-
curar, motivar y acompañar a las organizaciones de indígenas y de campesinos
para que, a la luz del Evangelio, encuentren opciones que les garanticen mejores
niveles de vida y un verdadero desarrollo humano.
2. Favorecer y desarrollar programas de capacitación y concienciación que
faciliten el rescate de la identidad cultural y el espíritu de solidaridad que des-
cubrimos en nuestros campesinos e indígenas.
3. Mantener una actitud profética de anuncio y de denuncia, de tal
manera que alabemos todas aquellas acciones que favorezcan el desarrollo de
indígenas y campesinos, pero también seamos su voz cuando se cometan
atropellos, injusticias e irrespeto a la dignidad humana de estas poblaciones.
4. Apoyar las iniciativas de indígenas y campesinos en el acceso a los
medios de información masiva para expresar sus logros, denunciar las situaciones
de injusticia que les afecten y solicitar el reconocimiento de sus derechos.
5. Impulsar en cada diócesis la PÁSTORAL INDÍGENA, con el fin de
promover el respeto a la cultura y a las tradiciones religiosas de los indígenas,
además de apoyar la organización y capacitación que favorezcan el desarrollo
integral de estos hermanos nuestros.
6. Apoyar y promover las iniciativas de organizaciones agrarias e
indígenas en la lucha por un salario justo y mejores condiciones laborales para
estos sectores.
7. Colaborar en las iniciativas de educación, defensa, protección y
conservación ecológica, e impulsar y participar en la reflexión evangélica para
que, como hijos de Dios, cuidemos de la Creación.
8. Contribuir en el trabajo que vienen realizando algunos organismos no
gubernamentales en pro del desarrollo integral del campesino y del indígena,
denunciando, a la vez, todo aquello que no esté de acuerdo con el derecho y la
justicia.
9. Ofrecer, a través de la Pastoral Social Nacional y las pastorales
diocesanas, alternativas de producción a los campesinos y los indígenas, que les
permitan superarse comunitariamente mediante una economía solidaria.
10. Apoyar las iniciativas que busquen implementar métodos de producción
orgánicos.
III. DEBERES DE LOS CAMPESINOS E INDÍGENAS
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
269
73. Los campesinos e indígenas deben entender que son ellos los sujetos de su
propio
desarrollo. En este sentido, la Iglesia los exhorta a:
1. Buscar una verdadera y real organización, como medio de salir del
individualismo y resolver los grandes problemas que les aquejan.
2. Generar alternativas de formación que partan de las necesidades
reales y sentidas por ellos, de modo que les permitan acceder a soluciones
concretas.
3. Desarrollar procesos de toma de conciencia y formación que permitan
la recuperación de sus propias tradiciones.
4. Realizar su actividad productiva salvaguardando la ecología, y
participar activamente en los programas que la defiendan.
5. Defender sus derechos inspirados en los más altos valores cristianos,
sobre todo en lo que se refiere a sus salarios y al bienestar familiar.
6. Conocer más profundamente la Doctrina Social de la Iglesia, para que
la hagan presente en el mundo del agro.
7. Mantener un diálogo permanente con los organismos competentes a fin
de obtener precios justos para sus productos, así como buscar y plantear los
medios necesarios para regular la ganancia abusiva de los intermediarios.
8. Consolidar las organizaciones indígenas que permitan velar por los
deberes y los derechos de sus comunidades, tales como: cultura, tierra,
tradiciones, lengua y unidad para su desarrollo integral.
9. Buscar las formas de organización necesarias para encontrar soluciones
que respondan a sus más auténticas necesidades, en las que el Magisterio Social
de la Iglesia tenga un lugar preponderante.
10. Coordinar planes y acciones entre las distintas organizaciones
comunales de las localidades rurales e indígenas, para que realicen un trabajo
conjunto.
11. Luchar por superar cualquier tipo de rivalidad personal o institucional
en las organizaciones campesinas e indígenas, así como para que en sus
intereses esté primero el provecho de toda la población y no el personal o el
partidista.
PALABRAS FINALES
74. Lo anteriormente expuesto quiere ser expresión viva de nuestro interés y celo
pastoral por la elevación espiritual y social de nuestra población campesina e
indígena, en todo de acuerdo con el Magisterio de la Iglesia que nos
compromete a ser "voz de los que no tienen voz"
La Constitución conciliar sobre la Iglesia en el mundo (Gaudium et Spes, N° 4),
nos dice:
"(...) es deber permanente de la Iglesia escrutar los signos de los tiempos e
interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada
generación, pueda la Iglesia responder a las perennes interrogantes de la
humanidad... Es necesario por ello conocer y comprender el mundo en que
vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones, y el sesgo dramático que con
frecuencia le caracteriza".
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
270
Por otra parte, las palabras del Papa Juan Pablo II en su discurso a los
campesinos y a los indígenas en Oaxaca, México, son para nosotros y para todos
los hombres de buena voluntad, un imperativo llamado a la conciencia:
"(...) el grito desvalido, la voz de Dios, la voz de la Iglesia os repite conmigo: no
es justo, no es humano, no es cristiano continuar con ciertas situaciones
claramente injustas... Trabajad en vuesta elevación humana."
San José, Costa Rica, 2 de agosto de 1994, Festividad de Nuestra Señora de los Ángeles.
t Mons. Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José Presidente de la
Conferencia Episcopal t Mons. Ignacio
Trejos Picado Obispo de S. Isidro de el
General t Mons. Alfonso Coto Monge
Obispo Vicariato Apostólico Limón
t Mons. José Rafael Barquero Arce
Obispo de Alajuela Vicepresidente de la
Conferencia t Mons. Héctor Morera
Vega
Obispo de Tilarán t Mons. Antonio
Troyo Calderón Obispo Auxiliar de San
José Secretario Auxiliar Conferencia
SIGLAS UTILIZADAS
C.A. Centesimus Annus. Carta Encíclica a los cien años de la Rerum Novarum, Juan
Pablo II, 19..
D.P. Documentos de Puebla. II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, 1979.
G.S. Gaudium et Spes. Constitución sobre la Iglesia en el mundo, Concilio Vaticano
II, 19..
L.E. Laborem Exercens. Carta Encíclica sobre el trabajo humano, Juan Pablo II,
19..
M.M. Mater et Magistra. Carta Encíclica .... P.P.
Populorum Progressio. Carta Encíclica...
P.T. Pacem in Terris ....
R.N. Rerum Novarum .........
S.D. Documentos de Santo Domingo. III Conferencia del Episcopado Latinoameri-
cano, 1992.
[1]Mitchell A. Selligson. El campesino y el capitalismo agrario en Costa Rica. San José: Editorial Costa Rica,
1984, p. 114.
[2](Cfr., por ejemplo: La República, 7 Mayo 1993, p. 2A; La Nación, 17 mayo 1993, p. 6A; La República, 9
Junio 1993, p. 8A; La Nación, 15 Junio 1993, 8A; La Nación, 4 Julio 1993, p. 6A y 6 Julio 1993, p. 8A; La
República, 13 Julio 1993, p. 2A; La República, 8 Agosto 1993, p. 5A; La Nación, 20 Octubre
1993, 16A)
[3]Pío XII, carta del 23 de setiembre de 1956; cfr. además C.A. 43.
[4]cfr. además: R.N. 6; Pío XII Radiomensaje del 14 de setiembre de 1952; M.M. 120 154; Q.A. 45;
Discurso Inaugural de Juan Pablo II, Puebla; Catecismo de la Iglesia Católica, N° 2403.
[5]Cfr.: R.N. 26; Q.A. 79 80; M.M. 53, 117, 152; P.T. 65, 140, 141.
30. CARTA PASTORAL. ILUMINADOS POR LA
FE. A PROPÓSITO DEL CENTENARIO DE LA
ENCÍCLICA RERUM NOVARUM;
1891 - 15 MAYO - 1991.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
271
DIÓCESIS DE SAN ISIDRO DE EL GENERAL 1991 1891 -
15 MAYO - 1991. AÑO DE LA PASTORAL SOCIAL 1.991
ÍNDICE
Introducción
I- Documento Histórico
II- La Pastoral Social en la Promoción y dignificación
III- La Familia y el Socialismo
IV- Acción concreta de la Iglesia
V- Deberes del Estado y Organización Laboral
VI- Justo salario y Seguridad Social
VII- Situaciones Nuevas VI-
Perspectivas de Futuro Conclusión
INTRODUCCIÓN
Muy amados diocesanos:
Iluminados por la fe, sostenidos por la esperanza y animados por el amor a Dios en
nuestros hermanos, es que debemos llevar adelante toda nuestra tarea pastoral.
Esta, naturalmente, se centra en el hombre, objeto de la predilección divina: sujeto y
objeto de evangelización. Nuestra actividad pastoral es, entonces, un serio
compromiso con el Señor; con todo el hombre y con todos los hombres y nuestra
acción social, como parte muy importante de la única pastoral de la Iglesia,
representa como Puebla lo indica, una opción preferencial muy clara y muy precisa
por los pobres1.
Hacia quienes buscan y reclaman de los Pastores de la Iglesia la palabra de
iluminación, de orientación y de aliento, como pauta de solución a sus graves y
múltiples problemas, van dirigidas las reflexiones de la presente Carta Pastoral.
I. DOCUMENTO HISTÓRICO
1. CENTENARIO RERUM NOVARUM
Creemos que nos resultará muy oportuno y provechoso valernos del próximo CENTE-
NARIO DE LA ENCÍCLICA RERUM NOVARUM, publicada el 15 de mayo de 1891 por Su
Santidad León XIII, para dar a conocer y difundir de la manera más amplia los princi-
pios fundamentales contenidos en tan trascendental documento de la Enseñanza
t IGNACIO TREJOS P.
272
Social de la Iglesia: "Como fundamento de toda actividad cristiana en materia
social".2
2. AÑO DE LA PASTORAL SOCIAL
Nos proponemos hacerlo en los términos más sencillos y claros, de manera que
permitan a todo el pueblo fiel y muy especialmente a los agentes de pastoral hacer de
esta carta objeto de cuidadoso estudio en todo el curso del año 1.991, al que
declaramos, desde ahora, AÑO DE LA PASTORAL SOCIAL en nuestro territorio
diocesano.
3. ÉPOCA DE LA MENCIONADA ENCÍCLICA
Ante todo conviene que nos situemos en la época en que la mencionada Encíclica fue
escrita. Ha corrido ya un siglo y S.S. León XIII en su histórico documento nos mani-
fiesta que se protagonizaba en el mundo de entonces, un movimiento revolucionario
con el cual se pretendía cambiarlo todo y que venía causando el acelerado y profundo
deterioro de las relaciones entre patronos y obreros, ya que los primeros se quedaban
con la riqueza y los últimos experimentaban una creciente pobreza.
Es de tanta transcendencia el tema, comenta el Papa, "que parece no haber otro
tema que pueda ocupar más hondamente los anhelos de los hombres". Se trata,
entendemos, de abordarlo sin tapujos y con mucha valentía, pues es sumamente
difícil y no exento de peligros.
4. PROBLEMÁTICA SOCIAL IMPERANTE
No tiene reparo León XIII en apuntar que de esa materia se sirven con frecuencia los
hombres turbulentos para torcer el juicio de la verdad y para incitar sediciosamente a
las turbas. Por lo mismo se hace más necesario y urgente proveer de manera
oportuna al bien de las gentes de condición humilde. Se disolvieron, un siglo atrás,
los antiguos gremios de artesanos y se dejó a los obreros, aislados e indefensos, a
merced de la inhumanidad de los empresarios y de la desenfrenada codicia de los
competidores. Se
Q.A. 39.
experimentaba en éstos una voraz usura, no sólo en la contratación del trabajo, sino
también en las relaciones comerciales y en todos los complicados asuntos del mundo
obrero.
II. LA DIGNIDAD DEL HOMBRE Y SU PROMOCIÓN EN LA PASTORAL SOCIAL
5. LOS COMUNISTAS INCANSABLES AGITADORES SOCIALES
Son los comunistas, por su parte, los que atizan el fuego de la lucha de clases entre
patronos y obreros, los mismos que dando al traste con la propiedad privada, que han
trasladado como propiedad del Estado, han causado el mayor de los daños a la clase
trabajadora sojuzgada por los regímenes comunistas, y por otra parte, víctima del
sistema capitalista.
6. CRÍTICA A LA SOLUCIÓN COLECTIVISTA
t IGNACIO TREJOS P.
273
¿No es, acaso, el lucro uno de los tantos fines del trabajo?
Es sin duda alguna el salario el derecho que le corresponde al trabajador como justa
recompensa y estimulo de su quehacer cotidiano.
Procurarse lo propio con su salario, es entonces, su más legítimo derecho. ¿Por qué
pues privarlo de esa libertad para convertirlo en esclavo o simple pieza de la
maquinaria estatal? ¿Qué tiene que ver ésto con la dignidad humana y sobre todo con
la condición cristiana de hijo de Dios que pregona y promueve el mensaje social de
nuestra Iglesia Católica? Esa fue la triste y cruel realidad que experimentaron por
largos años los pueblos de Europa Oriental hasta que, sacudidos por la valentía
cristiana del sindicalista Lech Walesa, pusieron fin al degradante yugo comunista.
7. DIGNIDAD DEL HOMBRE
El hombre no es un animal y mucho menos una bestia de carga. Su inteligencia, su
razón, lo diferencian fundamentalmente de los seres irracionales y le dan todo
derecho al amplio uso de sus propias libertades. Es esto mismo lo que garantiza al
hombre el derecho que le asiste para elegir las cosas que estime más convenientes
para su bienestar personal y comunitario.
Las necesidades propias del hombre se repiten de una manera constante y Dios ha
dejado en la naturaleza esa capacidad de asegurarle, mediante su trabajo, la
continuidad de sus recursos.
8. LA TIERRA PARA EL HOMBRE
Dios por medio de su primitivo mandato dado a la primera pareja humana: "Sean fe-
cundos, multiplíquense, llenen la tierra y sométanla"...3 hizo del hombre su aliado en
la tarea creadora y conservadora de la tierra y de todo cuanto en ella existe. 4
Nada hay en el mundo superior al hombre. Él es imagen y semejanza de Dios5 vive
del Espíritu Santo,6 es miembro del pueblo Santo de Dios. El Estado es posterior al
hombre y debe toda su existencia para servir a la comunidad humana, a la que tiene
que procurar los medios necesarios para asegurarle el disfrute de su vida y de todos
los bienes correspondientes a su naturaleza y a sus múltiples necesidades. Por lo
tanto, cuando no se tienen bienes materiales, el trabajo es el medio único y universal
para procurarse la comida, la bebida y todos los demás medios de promoción y
dignificación del hombre.
9. LA PROPIEDAD PRIVADA
La misma naturaleza del hombre, dotada de tantas y tan variadas cualidades y ca-
pacidades manifiesta, prácticamente, que el hombre no debe carecer de sus propias
posesiones.
Por medio de éstas, precisamente, demostrará su habilidad intelectual, sus
capacidades personales, dejando en su empresa el sello o la marca de su propia
personalidad, sin que nada deba violar ese derecho universal que le corresponde
disfrutar.
La propiedad privada debe ser fuente de libertad para todos. Á todos y cada uno les
compete un derecho primario y fundamental, absolutamente inviolable, de usar soli-
t IGNACIO TREJOS P.
274
dariamente los bienes, en la medida de lo necesario, para una realización digna de la
persona humana". Sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social."8
10. SOCIALISMO AGRARIO
Contra ese derecho primario de la propiedad privada con todas sus ventajas y
manifestaciones, atenta el socialismo marxista el cual tradicionalmente se ha venido
apropiando de los grandes esfuerzos y múltiples sudores de la clase obrera, la que
bien podría preguntarse ante sus tristes y lamentables experiencias: ¿Qué utilidad nos
reporta derramar tanto sudor y tanta sangre?
La propiedad privada está refrendada por el mismo Dios en la Escritura: "no desearás
la mujer de tu prójimo; ni la casa, ni el campo, ni la esclava, ni el buey, ni el asno, ni
nada de lo que es suyo". (Deut. 5, 21).
Gn.1:28 cfr.
Gn. 2:15 Gn.
1:26
1 Cor. 3:16
cfr. 1 Pe. 2:9
P. 492
"Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; al séptimo la dejarás
descansar y en barbecho, para que coman los pobres de tu pueblo, y lo que quede lo
comerán los animales del campo. Harás lo mismo con tu viña y tu olivar.
Seis días harás tus trabajos, y el séptimo descansarás, para que reposen tu buey y tu
asno, y tengan un respiro el hijo de tu sierva y el forastero.
Guardad todo lo que os he dicho. No invocarás el nombre de otros dioses: ni se oiga
en vuestra boca".9
«Contarás siete semanas de años, siete veces siete años; de modo que el tiempo de
las siete semanas de años vendrá a sumar cuarenta y nueve años. Entonces en el
mes séptimo, el diez del mes, harás resonar clamor de trompetas; en el día de la
expiación haréis resonar el cuerno por toda vuestra tierra. Declararéis santo el año
cincuenta, y proclamaréis en la tierra liberación para todos sus habitantes. Será para
vosotros un jubileo; cada uno recobrará su propiedad, y cada cual regresará a su
familia. Este año cincuenta será vosotros un jubileo: no sembraréis, ni segaréis los
rebrotes, ni vendimiaréis la viña que ha quedado sin podar, porque es el jubileo, que
será sagrado para vosotros. Comeréis lo que el campo dé de sí.
En este año jubilar recobraréis cada uno vuestra propiedad. Si vendéis algo a vuestro
prójimo o le compráis algo, ved que nadie dañe a su hermano. Comprarás a tu
prójimo atendiendo el número de años que siguen al jubileo; y según el número de
los años de cosecha, él te fijará el precio de venta: a mayor número de años, mayor
precio cobrarás; cuantos menos años queden, tanto menor será su precio, porque lo
que él te vende es el número de cosechas. Ninguno de vosotros dañe a su prójimo,
antes bien teme a tu Dios; pues yo soy Yahveh vuestro Dios».10
III. LA FAMILIA Y EL SOCIALISMO
11. LA FAMILIA ES LA MÁS ANTIGUA INSTITUCIÓN HUMANA
t IGNACIO TREJOS P.
275
una de las razones que hacen del socialismo marxista algo del todo insoportable es el
abuso de apropiarse el derecho único y personal de libre elección de Estado. La
familia es la más antigua institución humana y a ella le corresponden deberes propios,
completamente independientes del poder civil. Por tanto, es ley santísima de la
naturaleza que el padre de familia provea el sustento y todas las atenciones de los
que engendró; e igualmente se deduce de la misma paternidad que pueda adquirir y
disponer para sus hijos, de todo aquello con que puedan defenderse honestamente en
el mudable curso de la vida y de los embates de la adversa fortuna.
Ex.23:10-43
Lv.25:8-7
12. PRIORIDAD DE LA FAMILIA
Antes de la potestad civil del Estado, está la sociedad familiar. Por tanto, la autoridad
de los padres no puede ni debe ser extinguida ni absorbida por el poder público.
Cuando los socialistas o cualquier otro régimen político sobrepasan el poder de los pa-
dres de familia, actúan contra la justicia natural y destruyen la organización familiar,
con todas las funestas consecuencias que esto lleva consigo.
13. DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA COLECTIVIDAD
Por el mismo hecho de atentar contra la familia y la propiedad privada el colectivismo
comunista causa un grave trastorno en todos los órdenes a las comunidades. Se ori-
ginan así envidias, maledicencia, discordia y toda clase de males sociales. Se elimina,
además, el estímulo al ingenio y a la habilidad de las personas, secando las mismas
fuentes de la riqueza y ocasionando una situación de miseria (Ej: Cuba, Nicaragua,
etc).
Repetimos que debemos superar los planteamientos del comunismo porque dañan los
mismos intereses que engañosamente dicen defender. Y naturalmente la familia y la
propiedad privada deben permanecer inviolables.
14. EXPOSICIÓN POSITIVA
¿De qué se trata? Nada menos que de buscar, de acuerdo con los principios del
Evangelio, dar luz para la solución de los problemas que atañen al mundo obrero.
«Cristo que recibió del Padre todo poder en el cielo y en la tierra"11 envía a sus Após-
toles para que sean luz del mundo y sal de la tierra. Y la Iglesia que es Madre,
Maestra y experta en humanidad nunca ha permanecido en silencio ante tan delicados
asuntos como son los sociales.
Sabemos, perfectamente, cuanto ha contribuido ella con su mensaje social a iluminar
para que se mejoren las condiciones de las clases proletarias. Sírvannos de ejemplo
Mons. Thiel y Mons. Sanabria en la Legislación Social de Costa Rica.
15. REALISMO DEL PROBLEMA SOCIAL
t IGNACIO TREJOS P.
276
Por naturaleza existen muchas y grandes diferencias entre los hombres, a saber: de
talento, de habilidad, salud, fortuna. No habrá nunca fuerza capaz de desterrar por
completo las penosas incomodidades que estas desigualdades producen en la
sociedad humana.
11 Cfr. Mt. 28:18
La experiencia manifiesta hasta la saciedad, que la lucha de clases lejos de resolver
esas diferencias mencionadas, las agravan y las acrecientan. Por lo mismo, lo que co-
rresponde es anunciar el Evangelio como palabra de verdad que defiende la justicia.
que predica el amor y denuncia toda clases de injusticias. Toda injusticia, violencia y
crueldad no tiene su origen en Dios, que es el Sumo Bien, sino en el pecado y en la
maldad de los hombres. El mensaje social de la Iglesia es el anuncio de esa Buena
Noticia que convirtiendo los corazones destierra la injusticia y promueve el amor
entre los hermanos. No puede darse ningún cambio estructural, ni social y no puede
haber verdadera Pastoral Social sin una real conversión del hombre, de bestial en
humano, y de humano en divino, según la expresión de S.S. Pío XXI.
IV. ACCIÓN CONCRETA DE LA IGLESIA
16. LA IGLESIA CATÓLICA ORIENTA A LA HUMANIDAD
Desde la Encíclica Rerum Novarum en 1.891 hasta nuestros días la Iglesia Católica,
en forma constante y metódica, se ha dedicado a orientar muy especialmente a los
jefes responsables de los países y a la humanidad entera en los más diversos e
intrincados problemas que aquejan a la sociedad humana. Para esto no le han faltado
las luces ni la fortaleza de lo alto. El Señor cumpliendo su promesa le ha regalado
generosamente su Espíritu, para que le asista fielmente todos los días y le haya de
asistir hasta el fin de los tiempos. 12
17. TAREA DE LOS LAICOS
Es a los laicos a quienes, como miembros activos de la Iglesia y encargados de santi-
ficar las estructuras del mundo, les corresponde aplicar las medidas concretas que la
Iglesia jerárquica señala para la solución de los más diversos problemas, sin que
tengan que esperar siempre órdenes de la jerarquía para actuar oportuna y
adecuadamente.
18. CRISTO NUESTRO MODELO
Como inspirador de su doctrina tenemos a Cristo como modelo: El es el Hijo de Dios
que se hace hombre para identificarse con la suerte de todos y cada uno de los
hombres.13 Con su humanidad asumió nuestra naturaleza pecadora para perdonar
nuestros pecados y permitirnos que uniéndonos a sus méritos y a sus sufrimientos
nos hermanemos entre nosotros, para que mirándolo y favoreciéndolo en cada uno de
nuestros semejantes, merezcamos la recompensa eterna del cielo que El mismo nos
ha prometido.14
t IGNACIO TREJOS P.
277
Cfr. Mt. 28:20
Cfr. jn 1:14 Cfr. Mt.
25:34
19. LA IGLESIA Y LOS BIENES MATERIALES
En el Evangelio Cristo no puede ser más claro ni más preciso para señalar cuál es su
posición antes los bienes temporales: ¿De qué nos sirve ganar todo el mundo si al fin
perdemos el alma?, 15 nos pregunta. No podemos servir a un mismo tiempo a Dios y
al dinero, 16 nos advierte. No atesoremos tesoros en este mundo porque los ladrones
se los roban y los carcomen el orín y la polilla,17 nos ordena. Todo cuanto Jesús predi-
có lo llevó a la práctica para que no tengamos lugar a reclamarle, y sí agradecerle en
extremo.
Todos los bienes que Dios pone en nuestras manos son para que los administremos
responsablemente en bien propio de nuestros hermanos. Y de la manera más lúcida
nos enseña en la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro, 18 cuál será el desenlace
de la visión y de las prácticas egoístas. El gran testimonio que Cristo nos da es el de
su propia vida, que como amigo, nos regala para que la tengamos en abundancia y
para siempre. 19
20. MANDAMIENTO DEL AMOR
Por lo mismo que Cristo Jesús es el amor del Padre que se nos ha hecho visible y se
nos sigue manifestando, es que nos ha dejado ese divino mandato del amor para que
amemos a nuestros hermanos a la medida de su corazón: En eso conocerán que
somos sus discípulos, si amamos como Él nos ha amado. 20
V. DEBERES DEL ESTADO Y ORGANIZACIÓN LABORAL
21. AUTORIDAD Y RESPONSABILIDAD DEL ESTADO
Por lo mismo que la Iglesia conoce y reconoce la seria y profunda responsabilidad que
su Divino Fundador ha puesto en sus manos, es que ella, con toda su autoridad,
recuerda a los jefes de las naciones el deber fundamental que les corresponde de
establecer y ordenar, entre los más diversos campos y tareas, a la sociedad humana.
El Estado debe velar por el bien común como propia misión suya recuerda S.S. León
XIIÍ y añade: Los proletarios, sin duda, son por naturaleza tan ciudadanos como los
ricos. Y más precisamente indica: La equidad exige, por consiguiente, que las
autoridades públicas prodiguen sus cuidados al proletario para que éste reciba algo de
lo que aporta al bien común, como la casa, el vestido, y el poder sobrellevar la vida
con mayor facilidad. De donde se desprende que se habrán de fomentar todas
aquellas cosas que de cualquier modo resulten favorables para los obreros. Cuidado
que dista mucho de perjudicar a
Cfr. Mt. 16:26
Cfr. Mt. 6, 24
Mt;6,19
Cfr. Lc. 16,19
Cfr. Jn. 10,10
Cfr. Jn. 13, 34-35
t IGNACIO TREJOS P.
278
nadie, antes bien aprovechará a todos, ya que interesa mucho al Estado que no vivan
en miseria aquellos de quienes provienen unos bienes tan necesarios.
22. INTERVENCIÓN DE LA AUTORIDAD
La Iglesia Católica continuamente recuerda por medio del Papa y de sus pastores, a
todos los gobernantes de la tierra que deben cuidar con la mayor solicitud los pueblos
que el Señor les ha confiado, velando por la integridad de sus costumbres privadas y
públicas e interviniendo de lleno dentro de ciertos límites con el rigor y la autoridad
de las leyes.
Cuenta la Iglesia con la autoridad, el ánimo y la valentía suficientes para decir
siempre, aún a riesgo de sus libertades, que la gente rica protegida por sus propios
recursos necesita menos de la tutela pública es, prácticamente la que como clase
dominante goza de los mayores privilegios. Es la clase humilde, la que, por el
contrario, al carecer de todo recurso, se confía principalmente al patrocinio del
Estado.
Y haciendo uso de la justicia y equidad que le caracterizan, la Iglesia predica paladi-
namente que el respeto a los derechos ajenos no autoriza al Estado, en razón del bien
común, bajo capa de una pretendida igualdad, para caer sobre las fortunas ajenas
quitándole violentamente los bienes a unos para dárselos a otros. El tino y el celo con
que la Iglesia se maneja en tan delicados asuntos le permite juzgar que la mayor
parte de los obreros, muy bien intencionados, prefieren progresar mediante el trabajo
honrado y no actuar injustamente en perjuicio de nadie.
24. EN CASO DE HUELGAS
Por el mismo respeto a la justicia que promueve el mensaje social de la IGLESIA,
ésta, es sumamente cuidadosa en indicar siempre que las justas reclamaciones de los
obreros, que ameritan las huelgas y los paros laborales deben llevarse a efecto, sólo
como último recurso, procurando que no provoquen violencias ni tumultos, que en
última instancia, ocasionan más males que provecho.
Dado que el obrero, como hijo de Dios, está llamando a la perfección, es que tiene
todo derecho a disfrutar del merecido descanso de su trabajo. Descanso que no debe
considerarse como un simple no hacer nada, sino que unido con la religión, aparta al
hombre de los trabajos y de los problemas de la vida diaria, para atraerlo al
pensamiento de las cosas celestiales y a rendir a la suprema divinidad el culto justo y
debido. Este es, principalmente, el carácter y esta es la causa del descanso de los
días festivos.
26. CREACIÓN Y PROMOCIÓN DE ORGANIZACIONES LABORALES
Para estar siempre atentos a la guarda fiel y estricta de sus legítimos derechos, los
trabajadores gozan de plena libertad para crear y promover las organizaciones corres-
pondientes, tales como sindicatos u otros organismos que les permitirán orientar a
sus asociados hacia el respeto de su propia dignidad, en su promoción personal y
laboral y, en la búsqueda constante del bienestar de su clase y de la entera
comunidad humana.
En este sentido deberán ser sumamente solícitos en el cumplimiento de sus deberes
laborales y en custodiar los derechos de la familia, muy especialmente, de los niños y
de la mujer como corresponde a su propia condición.
t IGNACIO TREJOS P.
279
VI. JUSTO SALARIO Y SEGURIDAD SOCIAL
27. LAS AUTORIDADES Y LOS ORGANISMOS COMPETENTES DEBEN ESTABLE- CER LOS SALARIOS
Si el salario es la fuente única de recurso con que cuenta tantas veces la clase obrera,
naturalmente, que éste, debe ser fijado y establecido por las autoridades y
organismos competentes y no a capricho de los patronos o empresas, que guiados
por su egoísmo, harían de los obreros objeto de la más injusta e inhumana
explotación
Representa un grave escándalo, más aún, una violenta injusticia, que vehemente de-
ploramos y denunciamos, el hecho que a cien años de la Rerum Novarum en Costa
Rica, en más de una empresa no se paga el salario mínimo de Ley a los obreros y a
tantos de nuestros campesinos se les trate como sub-empleados. ¿Es esto justicia
social?
Tienen la palabra las autoridades competentes.
Por su parte, los obreros vean en el trabajo no un simple castigo o la sola retribución
de sus deberes, o una intolerable penitencia, sino un don de Dios, un servicio que
contribuya al desarrollo y una oportunidad para realizarse humana, cristiana y
espiritualmente como personas e hijos de Dios, tal como lo enseña tan amplia y
sabiamente S.S. Juan Pablo II en su bellísima Encíclica sobre el Trabajo Humano.
28. LA SEGURIDAD LABORAL ES UN DEBER Y UN DERECHO DEL
TRABAJADOR
El Seguro Social es el derecho y el servicio que garantiza a todos los hombres la
ayuda que requieren con motivo de accidentes de trabajo, enfermedad, maternidad,
jubilación o viudez. Si esta seguridad no satisface, de parte de las empresas y de los
grupos sociales intermedios, cabe al Estado la acción supletoria, en su función de
fiscalizador y vigilante solícito y fiel del bien común.
VII. SITUACIONES NUEVAS
29. PARTICIPACIÓN EN LA EMPRESA
Con cuánto mayor celo y entusiasmo trabajarían los asalariados si tuvieran participa-
ción en la empresa para la que laboran. Esto, naturalmente, es un recurso que trae
múltiples ventajas a quienes, con generosidad digna de hijos de Dios, han puesto en
práctica tan nobles y encomiables propósitos.
Deben promoverse seminarios, encuentros, convivencias y demás actividades que
contribuyan a dignificar a los asalariados y favorecer de la mejor manera las
relaciones obrero-patronales. Esto, naturalmente, considerado como un derecho
adquirido de los trabajadores, nunca como una regalía ni mucho menos como objeto
de manipulación a la clase obrera.
30. SITUACIÓN PROPIA DE NUESTRO TIEMPO: LAS TRANSNACIONALES
t IGNACIO TREJOS P.
280
Con el correr del siglo que nos separa de la publicación de la Rerum Novarum, se han
operado los consabidos cambios rápidos y profundos en el campo económico,
empresarial, social y político que trascienden los límites territoriales de las naciones,
de manera tal que los intereses y las decisiones que las motivan afectan
necesariamente la suerte de la clase trabajadora de los países menos desarrollados.
Tal es el caso de las empresas trasnacionales cuyas formas de explotación económica
no siempre concuerdan con la realidad, necesidades e intereses propios de las
sociedades en las cuales operan. Por otra parte, disfrutan de privilegios estatales
negados a las empresas nacionales que, naturalmente, ponen a éstas en franca
desventaja con aquellas, acarreando con todo esto formas de neocolonización y
explotación que deben ser estudiadas y enfrentadas con el mismo espíritu y valentía
con que se escribiera la Rerum Norarum.
VIII. PERSPECTIVAS DE FUTURO
31. AUSENCIA DE LOS CATÓLICOS EN LAS TAREAS DE LA PASTORAL SOCIAL
Resulta del todo lamentable, que viviendo en un país católico como Costa Rica, haya-
mos permitido no sólo por falta de valentía y compromiso apostólico, sino por un ver-
dadero descuido, que las organizaciones sindicales y la preocupación por la clase
obrera hayan estado tradicionalmente en manos de los comunistas o izquierdistas,
enemigos declarados de los intereses de Dios y de la Iglesia.
No tiene ésta nada que aprender de las ideologías extrañas como lo declara valiente-
mente S.S. Juan Pablo II en su Discurso Inaugural de Puebla. 21
32. FIGURA AUTÉNTICA DE LOS SINDICATOS
Es nuestro deber como cristianos recuperar para Dios y para la Iglesia estos instru-
mentos valiosísimos de reivindicación social, que son los sindicatos, como ha quedado
demostrado con la experiencia polaca. Nos toca, pues, devolverle a los sindicatos la
auténtica figura y misión para la cual fueron inicialmente constituidos, de modo que
contribuyan a dignificar al obrero y a promoverlo en tal forma que le capacite para
cumplir más fiel y eficientemente sus deberes y a reconocer y reclamar sus legítimos
derechos cumpliendo así una edificante tarea social. Un sindicato, de ninguna manera
ha de ser sinónimo de paro, de huelgas, de violencia, sino de una entidad respetable
que se ha conquistado su puesto en el mundo laboral. Más que las cuotas mensuales
de los sindicalistas, que aseguran su sueldo, debe interesar a los dirigentes sindicales
la suerte misma de la clase trabajadora.
Preguntémonos, pues, ¿qué hemos hecho por conocer, estudiar privada y comunita-
riamente el mensaje social de la Iglesia? Y si no nos hemos preocupado por dejarnos
imbuir por tan sabias enseñanzas, jamás podremos llegar a ser los agentes de
pastoral que el Señor desea y que la Iglesia necesita para difundir y convertir en
realidad esa doctrina, por medio de la cual se aplica concretamente el mensaje del
amor y de la salvación a los más variados y complejos problemas de la sociedad
humana, en las más diversas circunstancias de tiempo y de lugar.
33. FECHA PROVIDENCIAL
No es por mera casualidad que el Señor permitió la promulgación de la Encíclica
Rerum Novarum el día 15 de mayo, solemnidad de San Isidro Labrador, excelso
Patrono de nuestra Diócesis, de los agricultores y ejemplar agricultor de Madrid. Este
t IGNACIO TREJOS P.
281
acontecimiento hemos de considerarlo como un signo providencial que invita a toda
nuestra Diócesis, a él consagrada, a trabajar con todo empeño en favor de la Pastoral
Social.
CONCLUSIÓN
Quiere el Espíritu Santo y así lo manifiesta a su Iglesia, por medio de su Pastor
Supremo S.S. Juan Pablo II, que aprovechemos el primer centenario de la
promulgación de la inmortal Encíclica Social Rerum Novarum, no sólo para reparar el
tiempo perdido, en una tarea tan importante, sino para llevar a efecto el
cumplimiento exacto de nuestros deberes de justicia y de amor cristiano. Para cumplir
tal propósito, repetimos, es que aprovechamos esta oportunidad para declarar el año
1991, en nuestra Diócesis de San Isidro de El General, como el AÑO DE LA PASTORAL
SOCIAL.
Animémonos y estemos ciertos de que un día escucharemos llenos de gozo de labios
del Señor estas felices palabras: Venid benditos de mi Padre; 22
Les saluda y bendice de corazón,
t Mons. Ignacio Trejos Picado
Obispo
Mt. 25,34.
31. COMUNICADO DE LOS OBISPOS SOBRE LA SITUACIÓN
ACTUAL DE COSTA RICA
Adviento de 1997
PRESENTACIÓN
Comunicado de los Obispos Costarricenses sobre el Desarrollo Humano
integral
Estamos participando de una realidad sumamente compleja, rápida, y desigual. La
Iglesia no puede permanecer indiferente a ésta. Y por eso me parece sumamente
valioso el documento que los señores Obispos están presentando a la consideración
de todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Ya lo decía el Concilio Vaticano II: «En el ejercicio de su ministerio de enseñar...
anuncien a los hombres (y mujeres) el Evangelio de Cristo... Enseñándoles, por
consiguiente, cuánto hay que apreciar la persona humana..., la familia, y su unidad y
estabilidad, la procreación y educación de los hijos: la sociedad civil con sus leyes y
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
282
profesiones; el trabajo y el descanso, la pobreza y la abundancia; y expónganles... los
principios con los que hay que resolver los trascendentales problemas acerca de la
posesión de bienes materiales, de su incremento y recta distribución, de la paz y de la
guerra, y de la convivencia fraternal de todos...» (C.D.12).
Yo creo que los Obispos consiguen responder a esta tarea siempre. Sin embargo, hay
momentos como el actual que requieren una especial atención. Pero al mismo tiempo,
el Concilio potencia la misión evangelizadora de ellos hacia dimensiones
insospechadas; no sólo hace treinta y cinco años sino hoy día. La Iglesia siempre
tiene algo que decir de aquello que se relaciona con la vida, con las alegrías y
tristezas, con los clamores que suben de esta historia hasta el oído de Dios.
Este documento quiere ser y es sin duda alguna, un abrazo en el camino. Sus
primeros capítulos se enraizan en el corazón de nuestra historia, para recordarnos lo
que hizo grande a este pueblo. Lo culminan en la parte tercera, proponiendo unas
máximas como proyecto de vida. En seis frases nos colocan de frente a un lindo
horizonte. Y luego, nos explican en los capítulos IV, V y VI cómo hacer que esa letra
se haga historia.
Maravillosa idea para vivir el sentido del Adviento y Navidad, pero sobre todo, para
culminar el año de Jesucristo. No estamos en el mes del consumo, estamos en el mes
de la VIDA. La jovialidad y ternura de Dios está con nosotros. Dios se hace niño, se
encarna, se apellida pesebre, se hace frágil para decirnos que somos grandes, que
somos también hijos. Y ahora nada de lo humano es ajeno a Dios y su Pueblo.
Y el Verbo se hizo carne. El Evangelio es para la Vida, para vivirlo, para sentirlo, para
concretarlo y para saborearlo.
Este mensaje de nuestra Conferencia Episcopal les permite a los Obispos cumplir su
misión, y a todo el Pueblo de Dios impregnarse del amor exigente del Hijo que puso
su morada con nosotros.
una vez más nos queda el desafío de decirnos que nuestra profesión de fe no es sólo
una adhesión mental, sino ante todo una forma (estilo) de vida, es decir, una Espiri-
tualidad.
t Pbro. Francisco Hernández
Director Nacional de Cáritas
INTRODUCCIÓN
Nosotros, los Obispos de Costa Rica, preocupados por la situación social, económica,
política y cultural que vive el país, e interpretando a la luz de la fe, las inquietudes y
esperanzas de nuestro pueblo, queremos llevar a todos nuestra palabra de aliento
para que juntos forjemos un desarrollo integral acorde con la historia de nuestra
nación y los valores que siempre nos han inspirado.
I.- FUNDAMENTOS DEL DESARROLLO COSTARRICENSE
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
283
1. Á través de la historia, nuestro país ha sabido encontrar en los valores
espirituales,
éticos y morales de su población y en actitud consciente y responsable de sus
líde-
res, el más sólido fundamento para su desarrollo.
Desde los tiempos de la colonia, valores como el de la austeridad, el trabajo
honesto y tenaz, la solidaridad entre los distintos grupos sociales y la lealtad a la
patria, para sólo mencionar algunos, forjaron el carácter y la identidad del
costarricense, que hicieron posible el mejoramiento constante de las condiciones
de la vida y las relaciones interpersonales y sociales.
Este mejoramiento fue facilitado por la Iglesia, en un claro compromiso con el
pueblo, expresado en todas las instancias del quehacer humano, y por un Estado
solidario que impulsó el mejoramiento de la calidad de vida, especialmente en
asuntos tan importantes como la educación, la salud y la producción de bienes y
servicios. Se iniciaba así, en medio de una gran sencillez, el acentuado espíritu
democrático con que Costa Rica supo enfrentar el inicio de su vida republicana y
los retos demandados por los subsiguientes cambios que habría de vivir el mundo
contemporáneo.
2. La década de 1940 encuentra a los costarricenses inmersos en grandes cambios
en
materia industrial, ideológica, política y social. Precisamente gracias a la vivencia
cristiana, a los principios cívicos que nos caracterizaron y a la existencia de líderes
políticos y religiosos que supieron encontrar el camino de la paz social, fue posible
realizar profundas transformaciones sociales y económicas que respondieron a las
ansias de justicia social de nuestro pueblo.
Estos cambios posibilitaron una nueva era de desarrollo para el país que condujo
a niveles crecientes de bienestar y superación para la población costarricense, sin
que los valores éticos y morales decayeran. De esa forma, por ejemplo, se amplió
la educación y la salud a todos los ciudadanos.
II.-DETERIORO ACTUAL
3. Nos angustia a los obispos costarricenses el grave deterioro de nuestra situación
moral, ética y religiosa y al que hacen alusión todos los días los medios de comu-
nicación social cuando destacan la violencia familiar, el aumento del desempleo,
la mendicidad, el individualismo y los asaltos en las calles y poblados de nuestra
querida patria. Nos preocupa igualmente que muchos de los responsables de tal
deterioro crecieron al calor de nuestra cultura, nuestra identidad y nuestra fe.
Es triste el grado de indefensión en que nos encontramos los costarricenses frente
al crimen organizado, el robo, las drogas, el hambre y la enfermedad. En lo
político es fácil constatar la falsedad de las promesas que se han venido haciendo
al pueblo de un futuro mejor que cada vez parece más lejano.
4. Nos sentimos afligidos aunque no derrotados, por el rumbo de la economía que
provoca el aumento de los pobres, del número de los desocupados y marginados,
mientras unos pocos gozan de su abundancia, ajenos totalmente al mal que sufre
la
gran mayoría de sus conciudadanos. En el período 1995-1996, la pobreza
extrema
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
284
aumentó en un 15,5%, según la Encuesta de Hogares de la Dirección General de
Estadística y Censos.
El deterioro económico y social se ha incrementado en el último año, cuando el
producto interno bruto decreció en un 0.9%; aumentó la desocupación, creció el
deterioro ambiental y la venta de nuestras riquezas naturales, haciendo que mu-
chos costarricenses se sientan como extranjeros en su propia patria.
5. Hay pobres y miserables que con justificada razón empiezan a levantar su voz
cada
vez más fuerte. El descontento social es evidente en el campo y las ciudades por
cuanto el pueblo siente que todo ello es efecto de una pérdida de valores morales,
que ha hecho posible un estado de corrupción inmisericorde, especialmente por
parte de quienes han ocupado y ocupan puestos de autoridad y que usaron y usan
su poder e influencia política para su propio enriquecimiento. Es el caso del Banco
Anglo y de Aviación Civil, para sólo mencionar los más recientes. Situaciones
como
esas, minan la credibilidad de los costarricenses en sus dirigentes e instituciones.
III.-LA ESPERANZA CRISTIANA
6. Los Obispos estamos convencidos de que la recuperación del equilibrio económico,
social, político y ético será posible cuando volvamos la mirada a Jesús de Nazaret
que se identificó especialmente con los pobres, las mujeres, los niños, los
enfermos,
los ancianos y los migrantes y que nos enseñó que no es con la violencia como se
construye una nueva comunidad sino mediante el amor fraterno y la solidaridad.
Él, al conocer las angustias y necesidades de su pueblo llama a todos a ser uno,
así como el Padre y Él son uno. (Cfr. Jn. 17).
7. Seguir a Jesús es vivir el bautismo que nos hace hijos de un mismo Padre y
hermanos entre nosotros. Al ser ungidos por el Espíritu Santo somos profetas,
sacerdotes y reyes llamados a predicar a Jesús vivo y presente en nuestra realidad, a
denunciar injusticias y a anunciar el Reino de Dios, donde la solidaridad, la justicia, la
tolerancia y el respeto mutuo sean el fundamento de nuestra sociedad: predicación
que nos compromete en el servicio y entrega por los más necesitados, tal como nos lo
recuerdan las siguiente palabras del Evangelio de San Lucas: «El Espíritu del Señor
está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me
ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la
libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,1819).
8. Así mismo, debemos volver nuestra mirada a los valores que caracterizaron la
identidad del costarricense por muchos años y dar nuestra convencida adhesión a los
principios evangélicos que nos enseñó Jesús y nos transmitieron nuestros antepa-
sados.
9. Desde esa perspectiva, creemos providencial la celebración del gran Jubileo del
año 2000 que promueve Su Santidad Juan Pablo II en su Carta Apostólica "Tertio
Millen-nio Adveniente", donde nos propone que el año 1997 sea dedicado a
Jesucristo, Redentor y Evangelizador, ayer, hoy y siempre; el año 1998 al Espíritu
Santo, artífice de la acción evangelizadora a través de la acción de la Iglesia, y el año
1999 a Dios Padre que nos llama a vivir la solidaridad y el amor como hijos suyos y
hermanos entre nosotros.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
285
Según la tradición bíblica, el Jubileo significa año de gracia del Señor. Se
condonan las deudas, se libera a los esclavos, se redistribuye la tierra y se
promueve la igualdad entre todos los hombres, para así volver al amor de Dios y
del prójimo. (Cfr. Carta Apostólica "Tertio Millenio Adveniente" N° 12 y Levítico
25,8ss.).
10. Los cristianos jamás podemos sentirnos vencidos ante los retos de la situación ac-
tual. La Iglesia como Pueblo de Dios tiene que encontrarse en unión fraternal,
cívica
y patriótica con las fuerzas que conforman y dirigen la sociedad costarricense, con
la esperanza de que juntos caminemos hacia esta meta, donde la presencia de
Dios
sea más intensa y el encuentro con los hermanos nos haga vivir los valores del
Evangelio, que nos lleva a la práctica de:
- Una cultura de vida, en contraposición a la cultura de la muerte
- Á responder con la solidaridad al frío individualismo
- Á buscar satisfacer las necesidades básicas de la población ante el
consumismo desmedido de unos pocos
- Á usar racionalmente de los recursos naturales en oposición a su aniquilación
- Á promover la dignidad del trabajo frente a un capitalismo egoísta y exclu-
yente
- Á defender la dignidad de la persona humana contra todo tipo de violación a
sus derechos fundamentales.
IV.- PASOS HACIA LA RECUPERACIÓN DEL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
11. La superación de la situación económica, social, política y moral descrita, sólo
podrá darse cuando las enseñanzas de Cristo sean la guía diaria de nuestra vida y
cuando los costarricenses seamos capaces de definir una estrategia general de
desarrollo en forma participativa.
12. Los Obispos consideramos que algunos de los contenidos de esa estrategia
pueden ser los siguientes:
- La educación como verdadera prioridad y en la que, la enseñanza de los
valores éticos y cristianos sea una constante a todos los niveles del proceso educati-
vo.
- Llamado urgente a los dueños de los medios de comunicación social, para que
generosamente pongan en marcha programas dirigidos a exaltar, entre otros, los
valores de la austeridad, la honradez, el trabajo y la solidaridad, todos heredados de
nuestros antepasados. Cuando algunos medios son justamente criticados por sus
programas de sexo, violencia y antivalores que niegan el ser cristiano, lo menos que
puede esperarse de ellos es que contribuyan con la construcción de una sociedad más
equitativa y solidaria.
- Encontrar los medios para erradicar la corrupción en que incurren funcionarios
públicos inescrupulosos y muchos elementos del sector privado. Las leyes y sus
procedimientos deben ser revisados para que los delitos cometidos por los unos y por
los otros no queden impunes. Esto contribuirá a mejorar la percepción que los
costarricenses tengan de sus líderes políticos y de las instituciones públicas.
- Que la sociedad civil y el gobierno diseñen juntos unos nuevos esquemas eco-
nómicos, sociales y políticos que estén basados en la satisfacción de las necesidades
de todas las personas y en la constitución de un Estado que vele realmente por el
bien común. La posición liberal extrema que exige un Estado tan pequeño como el
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
286
mercado lo requiera no está acorde con los principios que rigen el bien común. La
Iglesia no es experta en temas económicos pero sí es experta en humanidad, como lo
ha expresado el Santo Padre.
13. En ese sentido, consideramos que el nuevo modelo debe regirse por principios
que promuevan la dignidad y el mejoramiento de la calidad de vida de todos los
ciudadanos. Por ejemplo, la inserción de la economía costarricense en el mercado
mundial debe basarse en el mejoramiento continuo de las personas y su aporte
técnico a los procesos productivos y no en salarios bajos ni en la destrucción de
los recursos naturales. La tierra debe distribuirse en forma más equitativa y deben
salvaguardarse nuestras riquezas naturales para las próximas generaciones, así
como garantizar el acceso a ellas de todos los costarricenses.
14. Los Obispos pensamos que una sociedad en la que se den grandes brechas entre
ricos y pobres y carencias básicas de muchos ciudadanos atenta contra la democracia
y la paz social. La pobreza constituye una de las más graves afrentas a los principios
cristianos de justicia social, por lo que debe ser erradicada, pero no por medios
paternalistas, sino defendiendo en toda su integridad los derechos humanos,
fortaleciendo la autoestima, acompañando eficazmente la organización y la
solidaridad de nuestras comunidades y facilitando la capacitación y los recursos para
el desarrollo de las iniciativas de los sectores más necesitados.
15. El sistema tributario no debe estar fundamentado en impuestos indirectos sino
principalmente en la capacidad de ingresos de las personas y el Estado debe asegurar
que los grupos de más altos ingresos cumplan realmente con sus obligaciones. La
elevada evasión de impuestos constituye una flagrante violación al compromiso
cristiano con la solidaridad. No pueden pedirse más sacrificios a la población, por
ejemplo, para pagar la deuda interna, si antes no aseguramos que los grupos de altos
ingresos estén pagando lo que les corresponde. Sinceramente creemos que si sólo se
recogieran los impuestos que ahora se evaden, las finanzas públicas se equilibrarían.
16. Así mismo, la austeridad en los gastos públicos debe ser un elemento fundamental
de la ética del Estado. Debemos los costarricenses encontrar los medios para dismi-
nuir las contribuciones del Estado a las campañas políticas, eliminar los certificados de
abono tributario que han venido beneficiando a muchas empresas, racionalizar los
pagos a trabajadores que han encontrado en algunas convenciones colectivas un
medio para obtener jugosas prebendas de las que no disfrutan la inmensa mayoría de
los trabajadores y otros privilegios que son ofensivos para el resto de la población.
17. Finalmente, consideramos que el Estado debe garantizar los derechos humanos y
la seguridad ciudadana a nacionales y extranjeros. El temor a amenazas, daños per-
sonales y materiales crea un clima poco propicio para la paz y la tranquilidad.
V.- EL CAMINO DE LA CONCERTACIÓN
18. Debemos recordar que a través de la historia, los costarricenses han generado
una cultura propia, llena de valores y principios y que ha sabido dar respuestas
acertadas y soluciones justas a las necesidades, sobre todo de los más pobres.
19. Por esta razón los Obispos de Costa Rica proponemos que se desarrolle un sano
proceso de concertación abierto, participativo y sistemático, donde alternen todos los
sectores y pongan a disposición su experiencia, su capacidad de negociación, de
reflexión y de sugerencias, asumiendo con respeto el reto de una verdadera trans-
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
287
formación y modernización de nuestro país, sobre la base de la construcción de una
sociedad más equitativa y solidaria.
Dicha modernización debe partir del trabajo como fundamento de la verdadera
transformación de nuestra población, que cuenta con grandes potencialidades
para generar diversos procesos productivos que logren el desarrollo integral de
nuestra sociedad.
20. La concertación es un procedimiento donde se confrontan ideas, en función de al-
canzar los mejores resultados, evitando a la vez el enfrentamiento entre
personas,
partidos políticos o sectores poblacionales.
Los obispos consideramos que la concertación, para que dé buenos resultados,
debe expresarse mediante acuerdos obtenidos con base en el aporte y el
consenso de los grupos sociales del país y del gobierno de la República y nunca
como resultado de la manipulación o imposición de unos sobre otros. Muy por el
contrario, debe ser la búsqueda continua de la solidaridad, de la dignidad humana
y del bien común.
La lista de problemas enunciados anteriormente puede convertirse en un punto de
partida para la reflexión.
La concertación, por tanto, debe llevar al ciudadano a tener una visión y una
misión que se concrete en una cultura institucional y en nuevas formas de
participación. Esto significa un modelo ético costarricense que genere principios y
valores fundamentales en una moral que prevenga la corrupción, el más grave
obstáculo para la planificación y la transformación que el país requiere.
21. El proceso ha de ser planificado con objetivos, metas, definidas y con tiempos
determinados, donde se promueva una actitud crítica de escucha, de diálogo y de
análisis, de un extremo al otro del país, a fin de no caer en decisiones precipita-
das, procurando por el contrario resultados adecuados a la realidad que estamos
viviendo.
El desarrollo se podrá conseguir con el concurso de todos, y dependerá de
nuestra creatividad y nuestros aportes responsables en los diversos ámbitos:
económicos, político, social, ambiental y espiritual; que contribuyan a superar los
obstáculos externos para enfrentar la crisis en que nos encontramos.
VI.- LOS COMPROMISOS DE LA IGLESIA
22. Nosotros los obispos, conforme al llamado que jesús nos hace de ser luz del mun-
do, sal de la tierra y fermento en la masa, somos conscientes de la necesidad de
generar una cultura de concertación en nuestro país, por tanto nos compromete-
mos a:
- Dar los pasos necesarios para una verdadera concertación mediante el diálogo
con políticos, empresarios, sindicatos, asociaciones solidaristas, cooperativas y
organizaciones comunales e intermedias.
- Acompañar las iniciativas de la sociedad civil para lograr nuevas alternativas
de desarrollo.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
288
- Promover desde todos los ámbitos eclesiales una concertación de la familia
costarricense, que fortalezca el diálogo y la unidad de sus miembros como lugar
donde la bondad, el perdón y el encuentro venzan el odio, la violencia y sobre todo la
crisis depresiva en que se ha visto inmersa la población.
- Impulsar al interior de los grupos intermedios, encuentros orientados a
generar un ambiente de evaluación de cara a la situación socio-política y económica
que vivimos. Que frente a este mundo de globalización se tomen acuerdos ajustados
a nuestra realidad y no a los interese del gran mercado.
- Hacer que nuestras comunidades parroquiales se proyecten a la sociedad civil,
compartiendo su experiencia de comunión y participación mediante una pastoral
planificada que les permita ir alcanzando metas en el ámbito comunitario parroquial y
diocesano para construir una nueva sociedad del amor. Experiencias que darán un
aporte positivo para una verdadera concertación nacional.
- Invitar a nuestras Iglesias hermanas a un testimonio ecuménico, para que
unidos podamos elevar nuestra voz en favor de los más desposeídos, y que gene-
remos valores éticos y morales para transformar la cultura actual de nuestro país.
23. Los obispos, conocedores de los grandes valores que han caracterizado a nuestra
patria, le pedimos al pueblo costarricense que se abra a este camino de diálogo,
aportando sus inquietudes, sugerencias y soluciones que se hacen tan necesarias
para que Costa Rica tenga un rostro más humano y por lo tanto más cristiano.
Sólo una Costa Rica unida en la fe de jesucristo, expresada en el amor al prójimo,
podrá enfrentar los retos que hoy la tienen sumida en la desesperanza.
Rogamos a Dios Padre para que su Espíritu guíe y fortalezca todas nuestras
iniciativas y capacidades encaminadas a desarrollar con mayor eficacia la misión
que Dios nos ha encomendado en la transformación de la sociedad. Y que nuestra
amada pa-trona, la Reina de los Ángeles, nos siga acompañando con su maternal
protección.
Dado en San José, 1 de diciembre 1997
t Román Arrieta Villalobos
Arzobispo de San José Presidente, Conferencia
Episcopal de Costa Rica
t José Rafael Barquero Arce
Obispo de Alajuela Vice-Presidente,
Conferencia Episcopal de Costa Rica
t Antonio Troyo Calderón C.
Obispo Auxiliar de San José Secretario General,
Conferencia Episcopal de Costa Rica
t Ignacio Trejos Picado
Obispo San Isidro de El General
t Héctor Morera Vega
Obispo de Tilarán
t Francisco Ulloa Rojas
obispo de Limón
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
289
t Ángel San Casimiro Fernández. OAR
Obispo de Ciudad Quesada
t JOSÉ FRANCISCO ULLOA R.
290
32. COMUNICADO PASTORAL DEL OBISPO Y PRESBÍTEROS DE LA DIÓCESIS DE LIMÓN A
TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD DEL PUEBLO COSTARRICENSE
"SOBRE LA MINERÍA A CIELO ABIERTO"
La Iglesia, en razón de su función Pastoral, quiere compartir los gozos y las
esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres y mujeres de nuestro tiempo
sobre todo de los pobres y de cuantos sufren (GS 1). Es esta la razón que nos motiva
a nosotros como pastores de la porción de la Iglesia que peregrina en la zona
atlántica de nuestro país, a expresar la opinión pública nacional, al Gobierno de la
República, a la Asamblea Legislativa, al Ministerio de Ambiente y Energía (MÍNAE),
Instituto Costarricense de Electricidad, Ministerio de Turismo, a la Secretaria Técnica
Nacional Ambiental (SETENA) y a la Dirección General de Geología y Minas, nuestro
punto de vista sobra algunos hechos que afectan directamente la sobrevivencia de
nuestras comunidades indígenas y a las tierras que a ellos les pertenecen.
I. HECHOS QUE NOS PREOCUPAN
1.1 Vivimos una época de fuertes cambios estructurales, en la que de forma singular,
la confluencia de factores e intereses internacionales y propios, tiende su límite a una
globalización de la economía por los cauces propios del neoliberalismo. Este es un
hecho que trasciende el ámbito de la economía para convertirse en una forma de
pensar y de actuar; es decir estamos ante un hecho cultural que afecta todas las
esferas de la vida y que con suma facilidad invierte los valores morales haciendo
prevalecer el factor económico sobre otros de primer orden, como lo son el valor de la
persona y los recursos naturales.
1.2 Desde esta perspectiva se argumenta en favor de numerosos proyectos que se
dice son de interés nacional, sin que se tenga siempre la posibilidad de un debate
amplio sobre los mismos, y un análisis ético sobre sus consecuencias, es el caso de
las concesiones para la "Exploración o explotación minera a cielo abierto, ecoturística
y proyectos hidroeléctricos en la zona indígena de Talamanca.
1.3 Actualmente está en trámite en la Asamblea Legislativa el proyecto de ley número
12032, llamado "Ley de desarrollo autónomo de los pueblos indígenas". Este proyecto
en el capítulo IÍ, artículo 6, y capítulo VÍÍ, entre otros, abre las puertas para que se
exploten los recursos naturales de las comunidades indígenas, lo que ocasionaría
graves daños al medio ambiente y la vida del pueblo indígena.
El trámite de este proyecto contradice el convenio 169 de la Organización Inter-
nacional del Trabajo en su artículo 6 inciso A, que dice; "Consultar a los pueblos
interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus
instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o ad-
ministrativas susceptibles de afectarles directamente."
1.4 En referencia a este proyecto de ley se intenta realizar una consulta a 40 comuni-
dades indígenas tratando de determinar la conveniencia del mismo. Esta consulta,
* La Nación, 16 junio 1997, p. 21.
t JOSÉ FRANCISCO ULLOA R.
291
además de ser apresurada ignora elementos básicos de orden cultural, como la
lengua y la concepción del tiempo, que limitan a los pueblos indígenas en la com-
prensión del mismo y en la posibilidad de un análisis adecuado.
1.5 Ya se están realizando en la zona de Talamanca una serie de actividades que
buscan desarrollar proyectos de minería, esto nos causa una gran preocupación ya
que los mismos indígenas se oponen a estos proyectos y así lo han manifestado en
diferentes reuniones y asambleas. Nosotros como pastores de este rebaño apoyamos
el sentir del pueblo indígena.
II. LA VOZ DE LA IGLESIA
En la Iglesia como madre y maestra que es, encuentran eco las aspiraciones más
profundas de los hombres y mujeres de todos los tiempos. Nosotros queremos
externar el juicio ético que ella hace frente a las preocupaciones que hemos com-
partido.
2.1 La tradición ininterrumpida de la Iglesia ha afirmado como uno de sus principios
"El destino universal de los bienes de la creación"; a ellos toda persona debe tener
acceso. Se debe velar porque este derecho sea accesible, de forma particular por los
más pobres. Al pueblo indígena lo ha sido negado reiteradamente este derecho a lo
largo de la historia, siendo relegado a territorios delimitados, no obstante que para él
la tierra no es solamente un bien que administrar, sino "La Madre" a la que vive unido
por vínculos de orden vital. La negación de la tierra para ellos es la negación de la
vida.
2.2 Siendo los indígenas los más pobres entre los empobrecidos, es nuestro deber
recordar a quienes corresponde el deber de legislar en bien de la población, que es
deber de la nación, no menoscabar desde ningún punto de vista el derecho del pueblo
indio a la tierra y no como un bien que se puede usufructuar, sino como el espacio de
su propia identidad
2.3 Toda legislación y toda concesión debe regirse por principios morales. No deben
anteponerse los intereses económicos al bienestar global de ningún ser humano. El
verdadero desarrollo, nos enseña la Iglesia implica "Una visión global del hombre y de
la humanidad" (PP13 que no se puede reducir al mero crecimiento económico (cfr.
Ibíd. 14). Un bienestar económico temporal no es signo de un verdadero avance si
para ello se corre el riesgo de hipotecar el futuro cultural y ambiental.
2.4 La naturaleza como don de Dios debe ser custodiada. La explotación irracional de
los recursos naturales puede crear graves trastornos ecológicos de los que tarde o
temprano nos podemos arrepentir. La zona de Talamanca guarda ciertamente un
potencial grandioso, pero su uso no puede ignorar el derecho primario de las
comunidades indígenas a esas tierras y el valor patrimonial que como zonas de
conservación guardan.
III NUESTRA POSICIÓN
Queriendo iluminar con la enseñanza doctrinal de la Iglesia los hechos
enumerados, manifestamos:
t JOSÉ FRANCISCO ULLOA R.
292
3.1 Nuestra oposición a la "Imposición de cualquier ley o concesión para la
exploración o explotación minera", que menoscabe el derecho primario de nuestras
comunidades indígenas a la tierra que les pertenece.
3.2 Nuestra voz de alerta ante cualquier exploración o explotación minera, hidroeléc-
trica, o de recursos naturales que pudiera, bajo un argumento falaz de "Desarrollo
económico", hipotecar el equilibrio ambiental de la zona de Talamanca y el derecho a
estas tierras de parte de las comunidades indígenas allí radicadas.
3.3 Nuestro apoyo incondicional a las comunidades indígenas que han venido
luchando por detener este tipo de iniciativas.
3.4 Nuestra oposición a una consulta precipitada y que no tenga en cuenta el respeto
a la autodeterminación de los pueblos indígenas como es el caso del proyecto de ley
número 12032, "Ley de desarrollo autónomo de los pueblos indígenas", que se
tramita en la Asamblea Legislativa.
3.5 Nuestra oposición a cualquier iniciativa que a mediano o largo plazo pudiera traer
como consecuencia la destrucción o contaminación del medio ambiente.
Limón, 14 de julio de
1997
33. DERECHOS HUMANOS: CAMINO HACIA LA
DIGNIDAD Y LA LIBERTAD*
1998
Excelentísimo y Reverendísimo MONS. ROMÁN ARRIETA
VILLALOBOS Arzobispo de San José
Con ocasión del 50° Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
y de sus Bodas de Oro Sacerdotales, 1948-1998
«Amarás a tu prójimo como a ti mismo» Lc 10, 27
Sumario
Presentación
I Introducción
t ROMÁN ARRIETA V.
293
II Caín y Abel
III La igualdad de dignidad
IV Cristo de los Evangelios
V Derechos humanos en Costa Rica
VI Conclusión
PRESENTACIÓN
La Declaración de los Derechos del Hombre acaecida el 10 de diciembre de 1948, me
ha impulsado con mucho gozo y esperanza, a dar gracias a Dios por haberme llamado
a ser obispo de su Iglesia y partícipe a la vez en la historia de una humanidad que, en
la segunda mitad del siglo XX, busca afanosamente el camino correcto para consolidar
la paz como fruto de la justicia y del amor. Que todos juntos elevemos nuestra voz de
acción de gracias al Dios de las Naciones por su misericordia y amor hacia todos sus
hijos, a quienes lejos de abandonar, da fuerza para salir adelante, como pueblo suyo
que somos, en toda prueba, conflicto y aflicción: «Cantad a Yahvé un canto nuevo,
cantad a Yahvé toda la tierra, su nombre bendecid. Anunciad su salvación día tras día,
contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas» (Sal 96).
Cada época, cada siglo, exige del hombre actitudes nuevas, sacrificios insospechados
y sabiduría para enfrentar los nuevos retos que presenta el humano quehacer y las
relaciones con los hermanos en el duro caminar de la vida. Pero Dios jamás
abandonará a la humanidad, no sólo porque es Providente y Amigo, sino porque es
Padre que nos ama. Ejemplo de esa especial providencia fue la decisión tomada a
mitad de este siglo que ya agoniza, de promulgar la «Declaración de los Derechos
Humanos», preludio del quehacer humano en el campo de lo técnico y científico y de
la conciencia del hombre de procurar el mejoramiento de todo lo concerniente a la
vida en el planeta.
La humanidad jamás podrá olvidar, el estallido inclemente de la «Bomba Atómica» en
Hiroshima, cuando miles de seres humanos fueron inmolados indiscriminadamente.
Tampoco podrá olvidar la barbarie del genocidio perpetrado por los nazis contra el
pueblo judío. El reconocimiento de esa execrable tendencia del ser humano, a matar y
torturar en forma irracional, condujo al noble propósito de evitar para siempre tales
horrores. Hoy, cincuenta años después de aquellos trágicos eventos, debemos
recordar a todos aquellos sufridos hombres y mujeres, la mayoría judíos, que al
ofrendar su vida, al igual que los mártires, contribuyeron con su dolor y muerte a la
adopción de la «Declaración de los Derechos Humanos».
Sin embargo, lo que fue el sueño de miles de hombres y mujeres, de finalizar el siglo
XX con un mundo bien equilibrado, justo y en paz, se ha visto afectado por el
quebranto genocida de Yugoslavia, de limpieza étnica en los países africanos y por el
terrorismo imperante, convertido en una guerra, que cada día, cobra más y más
víctimas inocentes, a nombre de odios ancestrales, fruto de fanatismos ideológicos y
religiosos, mientras el hambre, la desnudez y el analfabetismo golpean sin compasión
a millones de hombres y mujeres en toda la redondez de la tierra.
I- INTRODUCCIÓN
* Editorial CECOR, 1998.
t ROMÁN ARRIETA V.
294
1- A las puertas de un nuevo milenio, la humanidad es testigo de cómo ha aumentado
la incesante búsqueda del hombre por la libertad. Este fenómeno no se
circunscribe a algunas regiones o culturas del mundo. «Al contrario, en cada
rincón de la tierra, hombres y mujeres, aunque amenazados por la violencia, han
afrontado el riesgo de la libertad, para lograr el espacio en la vida social, política y
económica que les corresponde dada su dignidad de seres humanos e hijos de
Dios» (ONU).
Esta búsqueda de la libertad que estamos viviendo, tiene su fundamento, en
aquellos derechos universales de los que los seres humanos debemos gozar y,
que como bien lo expresa el Preámbulo de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, «... no nacen del hecho de ser nacional de determinado
Estado, sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana».
Como nos lo recuerda por otra parte Su Santidad Juan XXIII: «En toda humana
convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento el
principio de que todo ser humano es 'persona', es decir, una naturaleza dotada de
inteligencia y voluntad libre, y que por lo tanto, el hombre tiene por sí mismo
derechos y deberes, que dimanan inmediatamente y al mismo tiempo de su
propia naturaleza. Estos derechos son por ello universales e inviolables, y no
pueden renunciarse por ningún concepto» (PTN29).
2. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, continúa siendo en nuestro
tiempo, una de las más altas expresiones de la conciencia y racionalidad del hom-
bre. En nuestro hemisferio, hombres y mujeres valientes han apelado a esta De-
claración para dar fuerza a las reivindicaciones de una mayor participación en la
vida de la sociedad. Esta Declaración -la más famosa de los últimos tiempos y la
de mayor universalidad y trascendencia jurídica en el plano internacional-, fue la
forjadora de muchas declaraciones y tratados internacionales en materia de
derechos humanos, incluyendo la propia Convención Americana sobre Derechos
Humanos.
La Declaración constituye un hito fundamental en la historia de toda la
humanidad, pues el progreso de la raza humana, no puede ser medido sólo por el
avance de la ciencia y la tecnología, sino además por el progreso en su vida moral
y espiritual. Los gobiernos y los Estados comprendieron que en lugar de atacarse
y destruirse mutuamente, debían estar siempre unidos por los lazos del amor y la
fraternidad. La forma más clara de lograr esta unión es a través de cada ser
humano -hombre y mujer-, mediante la definición y el respeto de los derechos
inherentes de cada quien y del derecho de las naciones. Por eso, la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, debe continuar siendo, el punto de partida
de todos aquellos hombres y mujeres que ostentan puestos de poder y de mando
en nuestras naciones. Si las verdades y principios de tan memorable documento
llegasen a olvidarse o a ser ignorados, nos veríamos a las puertas de
destrucciones masivas tan inhumanas como las arriba mencionadas.
3. Es preocupante por ello, que hoy algunos pretendan negar la universalidad de los
derechos humanos, así como niegan que haya una naturaleza humana común a
todos. Como lo recordaba Juan XXIIÍ en su Encíclica Pacem in Terris: «Creemos que
esta declaración se ha de considerar como un primer paso e introducción hacia la
organización jurídico-política de la comunidad mundial, ya que en ella solemnemente
se reconoce la dignidad de la persona humana y se afirman los derechos que todos
tienen a buscar libremente la verdad, a observar las normas morales, a ejercer los
deberes de la justicia, vinculados a éstos. Deseamos, pues, vehementemente, que la
Organización de las Naciones Unidas pueda ir acomodando cada vez mejor sus
t ROMÁN ARRIETA V.
295
estructuras y medios a la amplitud y nobleza de sus objetivos. ¡Ojalá llegue pronto el
tiempo, en que esta Organización, pueda garantizar con eficacia los derechos del
hombre! Derechos que, por brotar inmediatamente de la dignidad de la persona
humana, son universales, inviolables e inmutables» (PT 144-145).
4. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada en 1948, ha tratado
de manera clara sobre los derechos de las personas, pero todavía hace falta un tra-
tado similar, que enfrente de modo adecuado los derechos de las naciones. Se trata
de una situación que debe ser considerada atentamente, por las urgentes cuestiones
que conlleva acerca de la justicia y la libertad en el mundo contemporáneo. En
realidad, el problema del pleno conocimiento de los derechos de los pueblos y de las
naciones, se ha presentado repetidamente a la conciencia de la humanidad,
suscitando también una valiosa reflexión ético-jurídica.
II. CAÍN Y ABEL
5. Importante en esta reflexión es la narración bíblica de los hermanos Caín y Abel,
en
Génesis 4, 9-10, donde Yahvé dialoga con Caín el asesino de su hermano. ¿Dónde
está tu hermano Abel? No sé; respondió Caín. ¿Soy yo acaso el guarda de mi her-
mano? Replicó Yahvé, ¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano clamar a
mí desde el suelo... El castigo de Yahvé no se hace esperar; pues Caín ha violado
el primer derecho del hombre, que es el derecho a la vida y el del amor fraterno,
que obliga a todo ser humano, desde los mismos inicios de la vida en la tierra.
Son
estos derechos los que dan razón y fuerza a los principios, por los cuales, se ha de
regir la conducta humana de respeto a la vida, a la dignidad y a la libertad que
son
atributos de los hombres y mujeres creados por Dios, tanto en el pasado, como
en
el futuro, sin distingo alguno, sin privilegios de poder, pero esto sí, siempre
obliga-
dos a acompañar y auxiliar a los hermanos más débiles e indefensos.
III. LA IGUALDAD DE DIGNIDAD
6. La certeza teológica de que los hombres y las mujeres somos todos iguales en
dignidad, hunde sus raíces en afirmaciones antiquísimas de la revelación bíblica. En
efecto: el ser humano parece haber sido creado en «dos mitades»: varón y mujer
(cfr. Gen 1,27), lo cual impide pensar en la superioridad del varón, y además, el
poema bíblico antiquísimo de que la mujer salió de la costilla del varón (cfr. Gen 2,12)
señala la relación amorosa, íntima de los dos sexos. Además, el desarrollo de la
humanidad en tribus, pueblos y naciones que se remontan a un «tronco común», sea
éste Adán (Gen 4,1) o Set (Gen 4,25) o Noé (Gen 5,29-10) impide pensar en seres
humanos que hayan sido creados para ser esclavizados o estigmatizados por alguna
razón.
7. La misma escogencia de Israel entre todos los pueblos de la tierra, para ser el
transmisor de la promesa del amor de Dios a los seres humanos, nunca podría ser
interpretada como una predilección en favor de esta nación con detrimento de los
demás pueblos, sino como una predilección en función de servicio a esos pueblos, que
Israel tardó en captar, pero que nunca estuvo lejos del plan salvífico de Dios. Por eso
el Trito-Isaías no tiene empacho en imaginarse el Templo de Jerusalén como lugar en
t ROMÁN ARRIETA V.
296
el que puede orar toda clase de personas, incluidos eunucos y extranjeros «pues mi
casa se llamará casa de oración para todos los pueblos» (Is 65, 7)
8. A este respecto, llama profundamente la atención que siendo la Escritura un libro
que refleja la mentalidad oriental que entonces discriminaba a las mujeres, encon-
tremos en ella a mujeres tan importantes en la Historia de la Salvación como Eva,
Sara, Rebeca, Débora, Ruth, Judith, Ester, y muchas otras, cuyo desempeño en el
desarrollo de la historia del pueblo fue tan importante y revelador.
Si pensamos en el Nuevo Testamento, valiosa es la presencia de mujeres, tanto
en el acontecimiento cumbre de la Redención e inicio de la Iglesia, como María, y
en la historia de las comunidades que luego nacieron, Magdalena, Priscila, Febe,
Lidia la de Tróade, y al igual que ellas innumerables mujeres que llenaron de
santidad y sabiduría la historia post-cristiana.
IV. CRISTO EN LOS EVANGELIOS
9. La actitud de Cristo para con sus hermanos, los hombres fue de amor, respeto y
consideración particularmente para los que, a juicio de algunos, parecen no valer,
como los niños, enfermos, ancianos, mujeres, pecadores, prostitutas, leprosos,
publicamos y pobres. Tal actitud de Jesucristo haría impensable a sus seguidores la
discriminación entre sus hermanos, los hombres y mujeres que pueblan nuestro
planeta. El Señor vino además con la «Buena Nueva» para todos, que subraya el
amor de Dios hacia el hombre, su criatura, a la cual asume como hijo con plenos
derechos a la salvación y a la herencia eterna, que Él nos mereció, al inmolarse por
todos nosotros en el madero de la Cruz. Pero Él no sólo nos llamó a amarlo, sino que
nos ordena amar a los hermanos y esto como distintivo de sus auténticos discípulos:
«un mandamiento nuevo les doy: que se amen unos a otros como yo les he amado...
En esto todos conocerán que son mis discípulos» n 13, 34). Buena nueva que sugiere
que todos la conozcan (cfr. Mt 28, 19) y así se salven (cfr. l Tim 2, 4). Aún más,
todos somos ante Dios deudores y salvados (cfr. Rom 3, 23), y la salvación que
gratuitamente se nos ha ofrecido, nos hace substancialmente iguales en dignidad:
«no existe judío ni griego, no existe esclavo ni libre, no existe varón y hembra, pues
todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gal 3, 28).
10. La Iglesia tiene claro el firme concepto doctrinal, de que la principal razón de la
dignidad del hombre, es su vocación a la comunión con Dios (cfr. Gaudium et Spes,
19), pues tener un destino trascendente hace de las personas, seres que no pueden
jamás ser instrumentalizados, porque Dios los quiso por sí mismos, y ordenó todo lo
creado a su bienestar y desarrollo. No sabemos si otras perspectivas religiosas
puedan fundamentar en su doctrina, la razón de los derechos humanos, de manera
tan contundente como lo puede hacer el cristianismo. La Gaudium et Spes en el
número 29 propone su doctrina sobre la igual dignidad de todos los seres humanos,
sabiendo que al hacer explícita esa convicción, simplemente sintetiza un aspecto muy
importante de su doctrina.
11. En los evangelios, Dios se manifiesta como liberador de acción y de palabra a
través de su Hijo para propiciar la construcción de un Reino donde impere el amor, la
justicia y la paz. Con la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,25-37), Jesús nos invita
a encontrarnos con la víctima, para ayudarla, sin límites de compasión y misericordia
y sin esperar retribución. Los milagros contenidos en la Palabra Viva de Dios expresan
la nueva vida que se inicia con la llegada del Reino, presente en medio de nosotros y
que se caracteriza por el amor y el servicio.
t ROMÁN ARRIETA V.
297
También en los textos bíblicos nos encontramos con el llamado de Jesús a asumir
la pobreza social y espiritual para alcanzar el reino (Mt 19,21), a compartir con el
pobre y a denunciar los pecados de la riqueza (Lc 12,33; 16,9 y 11). Las
Bienaventuranzas son la propuesta de vida de Jesús para todo ser humano, y de
una nueva sociedad, donde renunciando a toda ambición, se opta por la pobreza.
Por eso, cuando la Iglesia habla de los Derechos Humanos se refiere a la dignidad
de cada persona que tiene su última explicación en Dios, a cuya imagen y
semejanza ha sido creada y en cuya naturaleza se ha encarnado.
12. La defensa de los derechos de las personas ha estado presente en las acciones
ecle-
siales y en los pronunciamientos de los Padres y Doctores de la Iglesia, así como
en
múltiples encíclicas de los Romanos Pontífices. No podemos olvidar la riqueza de
la
Doctrina Social de la Iglesia, uno de los tesoros más ricos de la humanidad y de
los
cristianos, que debe orientar las acciones pastorales a nivel eclesial.
En ese sentido los obispos latinoamericanos reunidos en Santo Domingo procla-
mamos que «Toda violación de los Derechos humanos contradice el Plan de Dios y
es pecado. La Iglesia al proclamar el Evangelio, raíz profunda de los derechos
humanos, no se arroga una tarea ajena a su misión, sino, por el contrario,
obedece al mandato de Jesucristo al hacer de la ayuda al necesitado, una
exigencia esencial de su misión evangelizadora» (N° 164-165).
Sin embargo, no debemos olvidar que toda acción en favor de los derechos huma-
nos desde el accionar de la Iglesia debe «tener a Jesucristo como principio y fin,
pues él es la fuente más profunda que garantiza la dignidad de la persona y de
sus derechos. Los Estados no conceden estos derechos; a ellos les corresponde
protegerlos y desarrollarlos, pues pertenecen al hombre por su naturaleza».
13. Cuanto se diga del creyente en Cristo muerto y resucitado vale de alguna manera
para todo ser humano, porque las fronteras de la Iglesia no se limitan al Reino de
Dios, y no sabemos qué puede estar haciendo el Espíritu Santo en los corazones de
las personas, aún de aquellas que expresamente rechazan a Cristo, o no lo conocen o
jamás oirán hablar de Él, sin pretender afirmar con esto la existencia de un «cris-
tianismo anónimo o implícito», de dudosa justificación teológica.
14. un bautizado tiene nueva vida (cfr. Jn 3, 3), es decir participa de la vida misma de
Dios (cfr. 1Pe 23). Nunca podremos ponderar suficientemente lo que esto significa:
estamos inmersos en el amor de la Trinidad. El Padre nos ama como hijos, el Hijo nos
ama como hermanos, y el Espíritu Santo nos ama como sus «creaturas», porque Él
hace efectiva la obra de salvación que Cristo realizó a favor nuestro, para gloria de
Dios Padre. Lo que esto representa social y espiritual para valorar la dignidad del
cristiano, fundamental de los derechos humanos, lo afirmó Jesús en Evangelio de San
Juan: «Si alguno me ama guardará mi palabra, mi Padre lo amará, vendremos a él y
haremos morada en él» Jn 14, 3). San Pablo, en un momento de gozo y exaltación,
exclama: « ¿No saben que son templos de Dios y que el Espíritu de Dios mora en
ustedes?» Si alguno destruye el templo de Dios, Dios le destruirá. Porque el templo
de Dios que son ustedes, es Santo» (l Co 3, 16).
V. DERECHOS HUMANOS EN COSTA RICA
t ROMÁN ARRIETA V.
298
15. Aunque en el concierto de las naciones, Costa Rica ocupa sin la menor duda, un
lugar destacado en aspectos relacionados con el desarrollo y promoción de la per-
sona, también es cierto que se siguen dando situaciones que violan los derechos
de hombres y mujeres, especialmente niños, ancianos, campesinos e indígenas,
los
más pobres de nuestros hermanos.
Miles de costarricenses entrarán a un nuevo milenio en situaciones de desventaja
social, económica y política que no son ni humanas ni cristianas y que evidencian
serias violaciones a su innata dignidad.
Con los hermanos obispos latinoamericanos, reunidos en Santo Domingo, Rep.
Dominicana, recordamos a todos los hijos de la Iglesia que, «los Derechos
Humanos se violan no sólo por el terrorismo, la represión, los asesinatos, sino por
la existencia de condiciones de extrema pobreza y de estructuras económicas
injustas, que originan grandes desigualdades. La intolerancia política y el
indiferentismo frente a la situación del empobrecimiento generalizado, muestran
un desprecio a la vida humana concreta, que no podemos callar. Merecen una
denuncia especial las violaciones, contra los derechos de los niños, la mujer y los
grupos más pobres de la sociedad: campesinos, indígenas y afroamericanos.
También hay que denunciar el negocio del narcotráfico» (Santo Domingo, N°
167).
16. Sin pretender señalar todos los problemas que aquejan a nuestra querida Costa
Rica,
siento la necesidad de llamar la atención sobre aquellos que atentan contra la
familia,
las clases sociales más desposeídas y los sectores más vulnerables de nuestra
pobla-
ción, como lo son los residentes en zonas rurales y entre ellos quienes poseen
menos
recursos económicos. Son ellos las principales víctimas de modelos de desarrollo y
procesos de globalización, que privilegian el resultado de las fuerzas del mercado
y el
tener más, en lugar de promover el crecimiento de las personas en dignidad.
Una vez más, con el episcopado latinoamericano decíamos en Santo Domingo que
las políticas de corte neoliberal aplicadas en nuestros países, están en la raíz de
muchos de los problemas que hoy nos aquejan (Santo Domingo, Conclusiones,
179).
Incluso el mismo Papa Juan Pablo IÍ ya lo recordaba en su Encíclica Centessimus
Ánnus: «Existen numerosas necesidades humanas que no tienen salida en el mer-
cado. Es un estricto deber de justicia y de verdad, impedir que queden sin
satisfacer las necesidades humanas fundamentales y que perezcan los hombres
oprimidos por ellas» (Centessimus Ánnus, N° 34).
De ahí que desde nuestra perspectiva, hay que mirar con ojos críticos los
procesos de globalización pero sobre todo buscar el fortalecimiento de la dignidad
nacional y humana que nos permita seguir con los principios básicos de nuestra fe
y, buscar en especial, propuestas desde la perspectiva del Evangelio que nos
permitan evitar procesos que sigan deshumanizando a las personas.
t ROMÁN ARRIETA V.
299
17. Para la Iglesia, el respeto a los derechos humanos fundamentales, comienza por el
principal de ellos: el respeto a la vida. Con dolor constatamos, cómo es
amenazada
por la práctica de abortos clandestinos, el rechazo de embarazos no deseados y
todas aquellas situaciones que impiden el desarrollo pleno del ser humano.
La Iglesia está lista en todo momento, para dar una guerra sin cuartel, contra
todo intento de legalizar el aborto, venga de donde viniera, pues como dice el
Concilio, la vida humana es sagrada e inviolable. Firme, igualmente, es nuestra
posición frente a la eutanasia. Pero la Iglesia no se queda en el campo de las
meras palabras. Pronto tendremos lista la Posada de Belén, donde acogeremos
para brindarles una atención integral, a las mujeres que en algún momento se
sintieron tentadas de abortar. Acogeremos también a los recién nacidos y
contaremos con un módulo para cuidar de los niños enfermos de Sida.
El derecho a tener una familia, es negado a miles de niños y niñas costarricenses,
que nacen fuera del matrimonio, producto de embarazos no deseados o simple-
mente de padres irresponsables, que no tienen la valentía de reconocer el fruto de
su pérfido engaño. Padres que, al evadir su deber cristiano, abandonan a madres
jóvenes, incluso casi niñas, dejándoles una responsabilidad que supera toda ca-
pacidad humana. Vaya mi pensamiento y reconocimiento, lleno de admiración y
afecto, para tantas de ellas que, a pesar de su soledad y angustia, son heroínas
que defienden la vida de sus hijos.
Insto de corazón a todos nuestros muchachos y muchachas, que en su inmensa
mayoría se profesan cristianos, hijos de Dios, para que rechacen tajantemente a
tantos predicadores del amor libre que, los empujan a despreciar el matrimonio y
que, cuando decidan responsablemente formar una familia, lo hagan recibiendo
con santo orgullo dicho sacramento. Pido a Dios que acojan con amor y fe esta
llamada que les hago en nombre de Él, consciente de que si así lo hicieren, pronto
se terminaría en Costa Rica la desintegración familiar, que está causando daños
irreparables a nuestra Iglesia y Sociedad.
18. La familia como institución está siendo amenazada seriamente por la violencia en
sus más variadas manifestaciones: mutua agresión de los cónyuges,
prevaleciendo
la de los varones hacia las mujeres que va del maltrato verbal al maltrato físico,
hijos agredidos física y verbalmente y hasta la agresión sexual, perpetrada funda-
mentalmente por amigos o familiares cercanos a la familia, sin excluir, en casos
excepcionales, a los propios padres.
Aumenta, como decíamos antes, la desintegración familiar, la pérdida de espacios
comunes de encuentro y diálogo, que amenazan con hacer de muchos de nuestros
hogares, una suma de individuos que simplemente conviven bajo el mismo techo,
pero olvidando el valor humano y cristiano del hogar donde, más que en ninguna
otra parte, los gozos y las tristezas de cualquiera de sus miembros, han de ser
gozos y tristezas de los demás. Hoy más que nunca, la familia está siendo
gravemente afectada por los cambios sociales y económicos que se vienen
produciendo en los últimos años. Aquella figura ancestral de familia, de hace
cincuenta años, dentro de la cual crecí y empecé mi ministerio sacerdotal, ya casi
no existe.
La Iglesia, manteniéndose siempre fiel a la verdad, busca con su pastoral familiar,
dar una adecuada respuesta a esta institución fundamental en la vida de cualquier
sociedad. Vaya para todos cuantos aún a costa de ingentes sacrificios, se compro-
t ROMÁN ARRIETA V.
300
meten activamente en las diversas ramas de la pastoral familiar, mi más profunda
gratitud, el testimonio de mi admiración y mi ferviente bendición.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, manifestó valientemente en su
artículo 16 que «los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen de-
recho, sin restricción alguna a casarse y fundar una familia... la familia es el ele-
mento fundamental y natural de la sociedad, y tiene derecho a la protección de la
sociedad y del Estado». Bien sabemos que cuanto dentro de ella acontece, tiene
hondas repercusiones para bien o para mal dentro de todo el cuerpo social. Es en
la familia, especialmente la familia cristiana, donde los niños aprenden de los
labios y el ejemplo de sus padres el respeto por la vida humana, la propiedad
ajena, la dignidad del trabajo y aquellos valores cívicos, morales y religiosos
fundamento de una sociedad próspera y feliz y el mejor antídoto contra la
corrupción, la violencia, la delincuencia y la degradación moral en todas sus
manifestaciones.
19. No puedo dejar de hacer notar, el daño incalculable que a la familia hacen los pro-
gramas de televisión, que desafían la moral y golpean los más nobles principios
de
la convivencia humana, familiar y social. De corazón ruego a los responsables de
la
televisión en nuestra Patria, hacer todo lo posible para eliminar dichos programas
y
sustituirlos por tantas cosas buenas y fascinantes a la vez, que tanto pueden ayu-
dar en todo sentido a la promoción y sano entretenimiento de los televidentes.
Refiriéndome a los Medios de Comunicación Social en general, me preocupa hon-
damente que dichos medios, sigan fomentando en toda forma, el consumo de
productos que crean falsas expectativas, especialmente entre los jóvenes y los
más pobres. En tal sentido parecen orientarse los esfuerzos de muchos publicistas
y creadores de imágenes comerciales, a transformar al ser humano en un objeto
de consumo, sin valores morales ni humanos, desarraigándolo de las mejores
tradiciones cristianas, herencia preciosa de nuestros mayores. La imagen falsa de
libertad con que se asocia el consumo de productos, algunos absolutamente
innecesarios, lleva a muchos a la frustración, pues su adquisición está alejada de
las posibilidades reales del público al que se dirigen los comerciales. Ningún
pueblo, pero menos el nuestro que es pobre, debe fomentar el consumismo, pues
los recursos de que se disponga deben orientarse a la satisfacción de verdaderas
necesidades y a impulsar el desarrollo, como garantía de un mayor bienestar en el
futuro.
20. Elementos esencial del grupo familiar son los niños, nuestra gran esperanza.
Nues-
tro Señor Jesucristo siempre mostró un cariño especial para ellos. A sus Apóstoles
les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis»; añadiendo luego:
«Porque de los que son como éstos es el Reino de Dios» (Mc 10,14).
La Declaración Universal, en su Artículo 25, enuncia cierta protección a la niñez.
Sin embargo, hoy en día dicho artículo, debe ser leído a la luz de los diferentes
tratados internacionales que lo enriquecen y complementan, especialmente la
Convención sobre los Derechos del Niño.
Lamentablemente, el panorama de la infancia en el mundo, sin que Costa Rica sea
la excepción, se ha deteriorado notablemente en años recientes. Aquella infancia
llena de ilusiones y esperanzas, alegre y traviesa de hace cincuenta años, ha dado
t ROMÁN ARRIETA V.
301
paso a una legión incalculable de niños, que deambulan por las calles de nuestro
país, o que trabajan desde edades muy tempranas cuando debieran estar frecuen-
tando la escuela o que recurren a la mendicidad, a la violencia y al latrocinio para
obtener lo que desean o necesitan.
La violencia de niños contra niños, de jóvenes contra jóvenes y su irrespeto a los
adultos y a los ancianos es algo que a todos debe causarnos honda preocupación.
Especialmente en los últimos diez años, he podido comprobar cómo aumenta la
carga que pesa sobre los hombros de los niños, muchos de los cuales están
optando por el suicidio, la prostitución y otras formas de delincuencia, en general,
en especial el consumo de drogas estupefacientes.
Las investigaciones sobre la prostitución infantil en Costa Rica, muestran hasta
qué punto puede llegar la corrupción humana. Ante tal situación, no sólo pedimos
fuertes sanciones contra quienes los explotan en toda forma, sino una alianza
internacional para acabar con el llamado «turismo sexual». A todos los que
abusan de los menores y los corrompen, les recordamos con la misma severidad
con que lo hizo el Divino Maestro, que más les valdría amarrarse una piedra al
cuello y echarse al fondo del mar, que ser causa de escándalo para esos
pequeñuelos (cfr. Mateo 18,
6).
21. En el campo de los derechos políticos y culturales, es necesario fortalecer la parti-
cipación ciudadana. Por eso abogamos por reformas electorales y Constitucionales
que permitan una participación más activa y consciente de los ciudadanos en la
toma de decisiones, lo que contribuirá al fortalecimiento de nuestra democracia.
En
la medida en que las decisiones gubernamentales puedan ser consultadas con la
sociedad, antes de su adopción, se lograrán mejores y más transparentes
procesos
de concertación que permitirán que las decisiones sean luego aceptadas por la po-
blación, y favorecerán así el bienestar integral de los costarricenses.
Debe propiciarse, igualmente, una mayor participación de las mujeres y los jóve-
nes en las diferentes instancias de decisión. Ello requerirá que se abran espacios
de encuentro y que se promueva una cultura de equidad, donde el respeto a las
diferencias, sea la base de una sociedad más justa y solidaria.
22. La seguridad ciudadana, gran preocupación en estos momentos de la familia cos-
tarricense no sólo de cuerpos policiales mejor preparados y de mayores recursos,
sino de instancias que faciliten a las comunidades, la organización, para enfrentar
exitosamente los problemas que las aquejan; esto, naturalmente, sin detrimento
del deber que incumbe al Estado de proporcionar la debida seguridad a las perso-
nas, con fiel apego a los derechos de los individuos.
Cabe recordar aquí las palabras de Juan Pablo II cuando manifiesta que «la
primera incumbencia del Estado es garantizar la seguridad, de manera que quien
trabaja y produce se sienta estimulado a realizarlo eficiente y honestamente. La
falta de seguridad, junto con la corrupción de los poderes políticos y la
proliferación de fuentes impropias de enriquecimiento y de beneficios fáciles,
basados en actividades ilegales o puramente especulativas, es uno de los
obstáculos principales para el desarrollo y para el orden económico» (Centessimus
Annus, 48).
t ROMÁN ARRIETA V.
302
La capacitación humana, moral y profesional de quienes imparten la justicia en
todos sus ámbitos, es una necesidad prioritaria, para hacer cumplir las leyes que
protegen los derechos de la mujer y de la infancia, sobre todo cuando sigue au-
mentando, en forma alarmante, la violencia de todo tipo contra estos sectores de
la población.
Mejorar la formación de los administradores de justicia y agilizar los
procedimientos que les permitan cumplir con su deber, en forma más expedita,
evitará la sensación de impunidad ante delitos, cuyas consecuencias recaen sobre
todos los costarricenses, como es el caso de la evasión fiscal, el narcotráfico, el
tráfico de influencias y la corrupción en instituciones tanto públicas como
privadas.
23. Con especial inquietud constato efectos sociales y económicos gravemente
nocivos, que son el resultado del irrespeto a los derechos inalienables del ser
humano, provocado por procesos globalizadores donde, al parecer, pocos son los que
disfrutan de la apertura de los mercados, de la desaparición de las fronteras y del
aumento en la productividad. La mayoría, en cambio, sufre el embate de la pérdida de
valores, el avasallamiento de patrones culturales de gran valía y los efectos negativos
de las políticas de desestímulo a la producción de granos básicos y la pérdida de la
soberanía alimentaría.
24. La concentración de la tierra en pocas manos, es uno de los aspectos que en dife-
rentes momentos hemos denunciado los obispos costarricenses. Sin embargo, el
proceso continúa, al despojar a importantes sectores campesinos del derecho a la
propiedad y del espacio indispensable para vivir, sencilla pero decorosamente, junto a
su familia. El incremento de las empresas transnacionales y la proliferación de
inversionistas, tanto nacionales como foráneos, conspira muchas veces contra el
derecho de los costarricenses a tener su parcela. Creemos oportuno que en nuestra
Constitución Política, se subraye la importancia de la función social de la tierra, para
que logremos convertir en realidad el anhelo de que no haya tierra sin campesinos ni
campesinos sin tierra, lo que contribuirá de manera decisiva al fortalecimiento de la
paz social del país.
25. La pobreza tiende a aumentar, en detrimento de las mujeres, los ancianos, los ni-
ños y niñas, principales víctimas de la insatisfacción de sus necesidades básicas. Al
acentuarse en las zonas rurales, la pobreza provoca la migración hacia los centros de
población, aumenta la deserción escolar, incide en el deterioro de la salud de las
personas e impide el disfrute de bienes imprescindibles para el ser humano. Se debe
hacer todo lo posible por estimular al campesino, para que permanezca en el campo.
Tales estímulos pueden ser: créditos blandos, suficientes y otorgados en el momento
oportuno, insumos a más bajo costo, asesoramiento técnico que le permita
incrementar la producción y productividad de sus tierras y precios justos, para lo que
con tanto esfuerzo y riesgo produce. La verdad es que no es la ciudad la que
deslumbra al campesino para encaminarse hacia ella, sino el campo mismo quien lo
expulsa, por falta de los mencionados estímulos.
26. En lo profundo de la conciencia del hombre, éste reconoce su obligación de
respetar
la igualdad y dignidad de sus semejantes, sin hacer distinción alguna, ya que la
dignidad de la cual proviene el respeto de la vida del hermano, no le pertenece,
sino
que es propiedad y don de Dios, Creador y Padre. Existe por lo tanto, una ley de
t ROMÁN ARRIETA V.
303
solidaridad común y caridad humana, que viene del origen común y de la igualdad
de la naturaleza racional de todos los seres humanos.
Esta es una unidad que va más allá de lo previsto por el hombre. Tenemos, como
nos recordaba el Papa Pío XÍÍ, iguales orígenes «por la unidad de naturaleza, que
consta de cuerpo material y alma espiritual e inmortal; por la unidad del fin
próximo de todos y por la misión común que todos tienen que realizar en esta
vida presente; por la unidad de habitación, la tierra, de cuyos bienes todos los
hombres pueden disfrutar por derecho natural, para sustentar y adquirir la propia
perfección; por la unidad del fin supremo, Dios mismo, al cual todos deben tender
y por la unidad de los medios, para poder conseguir este fin supremo» (Summi
Pontificatus, No.
930).
Es por esta unidad que el respeto y promoción cristiana de la dignidad humana,
debe realizarse especialmente mediante la caridad. Esta se vuelve aún más
importante en los tiempos modernos, ya que la falta de solidaridad ha provocado
tantos enfrentamientos entre hermanos y tanta hambre entre los marginados,
todos aquellos que han sido calificados como una carga para la sociedad. Por eso,
las políticas gubernamentales de atención a este flagelo, deben ser sostenidas en
el tiempo y el problema de ser también asumido como reto a superar en el sector
privado, que debe responder solidariamente desde una perspectiva humana y
cristiana para su solución.
27. Las condiciones laborales de los trabajadores siguen siendo irrespetadas en mu-
chas empresas, particularmente el derecho a sindicalizarse, y aunque se prevén
formas que permitan el disfrute de la cesantía, solicitamos respetuosamente a las
autoridades del gobierno, aplicar con decisión los convenios firmados y ratificados
por la Organización Internacional del Trabajo (OÍT) y se proteja especialmente a
los sectores más susceptibles de ser explotados, como las mujeres, los migrantes
y los menores de edad.
Con especial atención debe darse seguimiento a situaciones reiteradamente de-
nunciadas por la Iglesia Católica costarricense y que aún continúan, como las vio-
laciones a los derechos humanos de los trabajadores de algunas empresas trans-
nacionales, donde se han irrespetado normas y acuerdos locales e internacionales
previamente adoptados.
28. En el campo tan importante de la salud, deben realizarse mayores y constantes
esfuerzos para, que entre otras cosas, evitar el surgimiento periódico de enferme-
dades que ya habían sido erradicadas. Ha de hacerse todo lo posible para resolver el
serio problema, que ya se arrastra por largos años, de la lentitud en las citas de
atención médica con especialistas, la carencia de medicamentos y la falta de cam-
pañas preventivas para informar a la población sobre aspectos de salud en general.
una vez más, son las mujeres, los niños y los residentes en zonas urbano-marginales
y zonas rurales, los más afectados por el deterioro en los índices de salud de los
costarricenses. Pero reconozco con gran satisfacción los ingentes esfuerzos que
realiza la Caja Costarricense del Seguro Social, tendientes a resolver el problema de
las citas, de los medicamentos y del fortalecimiento de los EBAIS en las zonas
marginales del país. Benditos los esfuerzos que se realicen en tal sentido y los re-
cursos que a ello se dediquen, pues un pueblo sano, como la vida enseña, se con-
vierte en uno de los mejores recursos para forjar el progreso y bienestar integral de
nuestro país.
t ROMÁN ARRIETA V.
304
29. No puedo dejar de recordar la dura situación que enfrentan cientos de menores de
edad que viven y trabajan en la calle, la mayoría de ellos en situación de total aban-
dono o con serios problemas de adicción a las drogas. Sus rostros sucios y tristes nos
evocan la imagen de Jesús que sufre, mientras resuena en nuestros oídos el llamado
de Cristo que dice: «Dejad a los niños que vengan a mí, porque de ellos es el Reino
de los Cielos».
La solución de los problemas de estos menores requiere del concurso de todas las
personas y no sólo de las instancias estatales y organizaciones privadas. Las
comunidades e instituciones cristianas tienen exigencias mayores en la atención
de estos hermanos.
Igual sucede con los niños y niñas víctimas de la prostitución y la explotación
sexual, que deambulan por las calles de los centros de nuestras ciudades o
frecuentan locales manejados por proxenetas. Quienes compran sus servicios
quedan, en la mayoría de los casos, impunes del delito que cometen, mientras
que los infantes que ejercen la prostitución son rechazados por la sociedad y
muchas veces por sus propias familias. La defensa de los derechos de estos niños
requiere que, se acompañe eficazmente y por todos los esfuerzos estatales y de
organismos no gubernamentales que intentan resolver este problema, pero que
aún resultan insuficientes.
30. En años recientes, como nos lo acaba de recordar el Santo Padre, miles de centro-
americanos, forzados por situaciones sociales, políticas y económicas imperantes
en sus países de origen, se encaminaron a Costa Rica en calidad de refugiados,
atravesando la frontera y siendo víctimas en muchas ocasiones de gentes sin con-
ciencia, que les cobran cantidades inmensas de dinero, para ubicarlos ilegalmente
en nuestro territorio, siendo además, discriminados y explotados en muchos luga-
res de trabajo.
Los Pastores de la Iglesia hemos reiteradamente motivado a los fieles y a toda la
ciudadanía para que vean en cada refugiado, la imagen de Jesús, José y María
buscando amparo en Egipto; lo que mucho ha contribuido a que se les acoja con
afecto fraterno y a que se les ofrezcan los mismos servicios que al resto de la
población, especialmente en materia de vivienda, educación y salud. No habrán
faltado personas inescrupulosas que, así como no dudan en explotar a sus propios
compatriotas, tratarán de hacer lo mismo con los refugiados. Afortunadamente
son en uno y otro caso la excepción. Deben las Autoridades hacer todo lo posible
para que tal cosa no suceda, tomando de inmediato las medidas necesarias para
que, los forasteros, libres de cualquier trato discriminatorio, se sientan siempre
como en su propia casa. Lo antes dicho cobra palpitante actualidad en estos
momentos, cuando, por causa de los desastres ocasionados en el resto de Centro
América por el huracán Mitch, existe la posibilidad de que, muchos damnificados
encaminen sus pasos hacia Costa Rica en busca de mejores condiciones de vida.
Finalmente, es necesario reiterar con Juan Pablo IÍ, que trabajar por el respeto de
los derechos de las personas, es una responsabilidad compartida, donde la
sociedad civil y cada uno de los cristianos, tenemos mucho que aportar. Dice él en
efecto: «Otra incumbencia del Estado es la de vigilar y encauzar el ejercicio de los
derechos humanos en el sector económico; pero en este campo la primera
responsabilidad es de cada persona y de los diversos grupos y asociaciones en
que se articula la sociedad» (Veritatis Splendor, N° 136).
t ROMÁN ARRIETA V.
305
Para la Iglesia, nadie es extranjero, todos somos parte de la familia humana, aun
aquellos que se han alejado de la Madre Iglesia. La situación de los trabajadores
migrantes, ha mejorado sustancialmente en los últimos años, gracias a esfuerzos
internacionales encaminados a regular la situación de tantas familias en esta
condición. Sin embargo, persisten todavía serios abusos en cuanto a los derechos
laborales, claramente contemplados en el N° 23 de la Declaración de los Derechos
Humanos, como el que muchos patronos no aseguran a los trabajadores extranje-
ros, dejándolos sin el derecho a una protección integral, por parte de los sistemas
de seguridad social. Otros reciben un salario inferior al que merecen o son
tratados inhumanamente, bajo la amenaza de que si protestan, los denunciarán
como ilegales. Á tan dolorosas situaciones hay que ponerles oportuno y pronto
remedio.
31. Si bien es cierto que en los últimos años se ha tratado de mejorar el estado de
nuestros centros carcelarios, siguen siendo muchos los problemas que persisten
dentro de dichas instalaciones. La sobrepoblación carcelaria sigue ocasionando
graves conflictos internos, con el consiguiente desmejoramiento del trato personal
que debiera darse a los privados de libertad. Preocupa, además, el aumento de la
violencia dentro de dichos centros, culminando no pocas veces con la muerte de
uno o varios de sus actores. El incremento del consumo de drogas, acusa una
falta de mayor fiscalización por parte de quienes administran dichos centros,
problema que debe ser solucionado a la brevedad posible. Nos preocupa,
igualmente, el aumento de la prisión preventiva que, en la mayoría de los casos,
produce daños de toda índole en las personas que la sufren. Así mismo, debemos
prestar mucha atención a los jóvenes menores de edad que se encuentran en
centros de reclusión juvenil y a quienes debe darse un trato muy diferente a aquel
que se les da a las personas mayores. Sé que no es fácil, pero debe hacerse todo
esfuerzo posible, para que los centros penales tengan como su gran objetivo, la
regeneración del delincuente para que, al terminar su condena y salir de la cárcel,
se convierta en un ciudadano útil a la sociedad. Hoy, dolorosamente, sucede lo
contrario con muchísima frecuencia. Personas que ingresaron a la cárcel para
descontar un delito menor, al convivir con grandes delincuentes, aprenden de
ellos las más refinadas formas de delinquir y se convierten, al salir, en una grave
amenaza para la sociedad. La cárcel, en ese sentido, en lugar de ser escuela de
regeneración, se convierte de hecho, en escuela de perversión. Se nos estruja el
corazón al pensar que millones y millones gastados en el mantenimiento de tal
sistema carcelario, sea para incrementar la inseguridad ciudadana en lugar de
disminuirla y hasta terminarla, como debería ser.
En cuanto a los centros de reclusión femeninos, no sólo pedimos que, a la mujer
se le dé un trato conforme con su dignidad, sino que se procure no castigar
indirectamente a los hijos por los errores de sus madres. Nos alientan por ello los
programas llamados «casa cuna» y toda otra iniciativa encaminada a fortalecer el
núcleo familiar en lugar de debilitarlo.
32. He querido dejar para el final de esta Carta Pastoral, el tema de los Derechos de
nuestros pueblos indígenas, esos hombres y mujeres descendientes de las
familias más antiguas, que habitaron desde el principio nuestro país. Ninguna raza
o nación ha sido tan cruelmente discriminada y marginada en todos los años de
nuestra historia patria, a pesar de las voces de solidaridad que constantemente
levantan en favor de ellos, tanto la Iglesia Católica como muchos otros
costarricenses, que sienten por ellos aprecio, gratitud y admiración. Creo
sinceramente que Costa Rica, un país respetado y admirado en el mundo por su
devoción por la paz, la justicia social, la democracia y su inquebrantable adhesión
t ROMÁN ARRIETA V.
306
al desarrollo integral de su pueblo, no debe dejar pasar la oportunidad de ingresar
al tercer milenio, sin fortalecer en toda forma posible, a su población indígena,
respetando simultáneamente su cultura propia, sus idiomas y sus legítimas
tradiciones. Creo, igualmente, que por un deber ineludible de justicia y amor, el
Estado costarricense debe resolver los asuntos fundamentales que reclaman los
pueblos indígenas, como el derecho a recuperar y administrar sus territorios, el
derecho a una legítima autonomía y a una legislación sabia y prudente, que
ampare con firmeza los demás derechos de esos pueblos. No podernos permitir
los costarricenses que continúen impunemente, las usurpaciones e invasiones de
sus territorios, amparándose en la indefensión de sus habitantes, que son tan
costarricenses y tan dueños de sus tierras, como los demás y tan enteramente
libres de explotarlas, como mejor les parezca. De esta manera, sería Costa Rica
una vez más, el país que, con su testimonio, pregona ante el mundo el triunfo de
la igualdad en dignidad de lodos los pueblos, razas y naciones sin excepción.
VI. CONCLUSIÓN
Todos somos responsables del destino de nuestros hermanos, nadie puede sus-
traerse a esta tarea encargada directamente por Dios. Nuestro hermano nos ha
sido confiado, o sólo aquél a quien estamos ligados por vínculo de sangre y
familia, sino todo aquel que pertenece a la gran familia humana. En la Iglesia no
hay forasteros, todos debemos con vertimos, cada vez que las circunstancias lo
sugieran, en el buen samaritano (cfr. Lc 10, 25-37).
Cincuenta años han pasado desde que Jesús, dándome una muestra conmovedora de
su amor, me llamó al sacerdocio, a sólo pocos días de la Declaración Universal de los
Derechos del Hombre, por parte de la ONU, y ahora que reflexiono sobre esa larga
lista de noches y de días dedicados a El puedo decir con alegría, que mi alma nunca
se dejó llevar ni por la desesperación ni el pesimismo; frente a mi siempre brilló
esplendente la esperanza cristiana. A las puertas del tercer milenio, sigo creyendo en
el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios; sigo creyendo, porque es lo que
me enseña vida, que son muchos, muchísimos más los hombres y mujeres de bien
que pueblan la tierra, que aquellos que no lo son y que cuantos caminen con su
mirada puesta en Dios, podrán siempre superar los errores del pasado y vencer con
alegría las dificultades del futuro.
Debemos vencer nuestros miedos, pero en el estilo que nos enseñaron nuestros
antepasados, buscando juntos y en armonía, las respuestas en el campo político,
social y económico, sin recurrir a la coacción ni a imponer modelos únicos. Las
respuestas deben llegar como un esfuerzo de todos nosotros por construir la civi-
lización del amor, fundada en los valores universales de la paz, la solidaridad, la
justicia, la libertad y el amor a Dios, que suponen un auténtico espíritu de servicio al
prójimo.
Debemos confiar en el ser humano, nuestro hermano, creado a imagen y semejanza
de Aquél que es el origen de todo cuanto existe. Tenemos en nosotros la capacidad
que nos da la razón y la fe para construir, con la ayuda de Dios, una civilización digna
de la persona humana que acompañe nuestro infatigable caminar, tanto en el próximo
siglo como en todo el tercer milenio.
No puedo concluir esta Carta Pastoral sin expresar mi profunda e imperecedera
gratitud a los hombres y mujeres, que hace cincuenta años contribuyeron directa o
indirectamente a la redacción y promulgación por parte de la ONU, de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos. Sólo Dios sabe cuántas guerras ellos han
contribuido a evitar, cuántos odios han logrado apagar, cuántas injusticias han
t ROMÁN ARRIETA V.
307
logrado impedir, cuánta solidaridad han logrado despertar y cuántas opresiones han
logrado extirpar. Por sólo eso, ¿cómo no esperar que Dios, cuya misericordia es
infinita, los tenga nimbados de gloria en el Reino de los Cielos?
Que María, madre de Dios y madre nuestra, abogue por todos nosotros ante su Hijo,
Jesús, para que suscite en cada hermano, tal devoción por los derechos humanos,
que no solamente los respetemos y cumplamos a cabalidad, sino que hagamos cuanto
podamos para que, otro tanto, hagan todos los hombres y mujeres que pueblan
nuestro planeta. Sólo así el amor, la justicia y la solidaridad, harán de este mundo el
oasis de paz, dignidad y libertad en que todos soñamos vivir.
Dado en San José de Costa Rica, a los dieciocho días del mes de diciembre de 1998.
Cincuentenario de mi Ordenación Sacerdotal.
tMonseñor Román Arrieta V.
Arzobispo de San José
34. LIMÓN NECESITA A CRISTO*
JUBILEO DE LOS ENFERMOS EL SUFRIMIENTO TIENE SENTIDO EN CRISTO SUFRIENTE
Viernes 11 de Febrero de 2000
Amadísimos hermanos y hermanas enfermas que han venido a celebrar este Jubileo
de gracia de Dios manifestada en su Hijo Jesucristo hace dos mil años.
Cada año se organiza en Europa una peregrinación de enfermos muy particular, que
van al Santuario de Nuestra Señora de Lourdes en Francia, a pedirle a la Virgen su
intercesión por su salud. El tren que recoge a los enfermos en los diferentes países
para llevarlos a Lourdes, se le llama el "tren de la esperanza", una vez que han
visitado a la Virgen y que han sentido una experiencia de Dios en el Santuario,
algunos reciben el favor de superar su enfermedad, la mayoría no lo consigue. Sin
embargo, la fe es tan grande que sus corazones se llenan de inmenso gozo. Por esto,
el tren de regreso a sus respectivos lugares se le llama el "tren de la alegría".
Hoy fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, en que el Evangelio nos narra la Visita de la
Virgen María a su prima Santa Isabel. También el acontecimiento que estamos
viviendo es expresión de una peculiar visita de Dios.
Nos visitará el sol que nace de lo alto, ¡Sí, Dios nos ha visitado hoy¡. Él está con
nosotros en toda situación difícil. El Jubileo es la experiencia de una visita suya muy
singular. Al hacerse hombre, el Hijo de Dios ha venido a visitar a cada una de las per-
sonas y se ha convertido para cada una de ellas en la puerta de la vida, en la puerta
de la salvación. Si el ser humano quiere encontrar la salvación, debe entrar a través
de esta Puerta. Esta Puerta es Cristo. Es el signo de la puerta santa instalada en las
Basílicas Romanas. Espiritualmente están invitados, a cruzarla ustedes muy queridos
enfermos y personas que sufren. Pido al Señor que esta celebración sea para ustedes
un alivio físico y espiritual. Deseo que sea también la oportunidad de unir sus
sufrimientos a los de Cristo y así meditar en el valor salvífico del dolor.
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
308
El dolor y la enfermedad forman parte del misterio del ser humano en la tierra. Se
debe luchar contra la enfermedad, porque la salud es un don de Dios, por eso hay que
cuidarla mucho. Pero es importante también saber descubrir la voluntad de Dios
cuando el sufrimiento está presente en nuestra vida. La clave del sentido del dolor
está en la cruz de Cristo. El Verbo encarnado acogió nuestra debilidad, asumiéndola
sobre sí en el misterio de la cruz. Desde entonces el sufrimiento tiene un sentido, que
le hace tener su valor para los creyentes.
Pastoral Social. Diócesis de Limón, 2000.
Desde hace dos mil años, desde el día de la pasión, la cruz brilla como suprema ma-
nifestación del amor que Dios siente por nosotros. Quien sabe acogerlo en su vida,
experimenta como el dolor, iluminado por la fe, se transforma en fuente de esperanza
y salvación.
Cristo fue amigo de los enfermos y compartió con ellos sus dolores y sus angustias. Él
se preocupó no sólo por su bien corporal sino también por su bien espiritual. La
Iglesia a lo largo de su historia siempre se ha preocupado por los más débiles entre
ellos los enfermos, los sufridos y los que padecen alguna enfermedad.
El apóstol Santiago escribe: "¿Está enfermo alguno entre ustedes? Llame a los pres-
bíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con el óleo en el nombre del Señor.
Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera
cometido pecados, le serán perdonados" (Sant. 5,14-15). Cuando los enfermos
reciben el Sacramento de la Unción, el Señor les devuelve la fuerza espiritual y física
y pone de relieve que Cristo es el único que da sentido a la vida.
Ojalá mis queridos enfermos que esta celebración Jubilar sea un signo de su encuen-
tro con Cristo, el Redentor crucificado y resucitado, que por amor llevó nuestras
dolencias y soportó nuestros dolores. Escuchen las palabras consoladoras de Jesús:
"Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, que yo les aliviaré".
El túnel del sufrimiento se aclara no sólo con la luz de la ciencia, sino también con la
Palabra de Dios, con la fe y con la esperanza.
Mis queridos enfermos aquí presentes, que representan a todos los enfermos pos-
trados en una cama en su casa de habitación o en los hospitales y otros que padecen
algún sufrimiento en nuestra Diócesis, sean testigos del Evangelio del sufrimiento,
contemplen al Cristo sufriente y ofrezcan sus dolores por las necesidades de la Iglesia
y del mundo.
Exhorto a todo el personal sanitario, agentes de pastoral, médicos y personal pa-
ramédico, que recuerden que la atención a los enfermos es un acto de caridad y es
descubrir a Cristo sufriente en cada uno de ellos: "Porque estuve enfermo y me fuiste
a ver".
Que la Virgen Inmaculada presente en Lourdes, donde llegan tantos enfermos,
interceda por cada uno de ustedes y derrame muchas bendiciones para que sepan
seguir la voluntad de Dios con alegría y esperanza.
JUBILEO DE LA MUJER "MUJERES PARA EL TERCER MILENIO"
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
309
Sábado 25 de marzo 2000
Con motivo de este Gran Jubileo del Año 2.000 y en el Umbral del Tercer Milenio,
quiero dirigir este mensaje a todas las mujeres de la Diócesis de Limón: a las mujeres
blancas y a las afrocaribeñas; a las mujeres indígenas, a las mujeres con rasgos
chinos y a las mujeres de origen nicaragüense.
Es mi deseo dejarles un programa de reconocimiento a la dignidad, a los derechos y
valores que han de caracterizar a toda mujer en este tercer milenio que estamos
iniciando a la luz de Cristo.
Sabemos que existen muchos movimientos de promoción de la mujer, cuyo objetivo
es darle el verdadero puesto que le corresponde en la sociedad y en la Iglesia. Los
encontramos con muchos matices, desde aquellos que tratan de mantener a la mujer
en su condición tradicional de inferioridad frente al varón, hasta los que pretenden
reivindicar a la mujer con riesgo de perder su identidad y su belleza femenina.
La Iglesia de Jesús, experta en humanidad durante 2000 años, basada en la palabra
revelada por Dios en la Sagrada Escritura, ofrece a todas y a cada una de las
mujeres, los elementos seguros que fundamentan y esclarecen el sentido del ser y
quehacer femenino.
Fundamentados en esta doctrina debemos reprobar toda violación de la dignidad de la
mujer que se manifiesta en la explotación de su persona y de su cuerpo, como objeto
de compraventa y como instrumento del interés egoísta o exclusivamente del placer o
en espectáculo de publicidad para promover el consumismo.
Nos debemos oponer vigorosamente a cualquier acción que ofenda a la mujer en su
libertad y femineidad, a toda forma de abuso y discriminación, entre los que se en-
cuentran el llamado turismo sexual, la prostitución, la compraventa de muchachas, la
esterilización masiva y cualquier forma de violencia o agresión hacia el sexo feme-
nino.
Las mujeres tienen el deber de contribuir ellas mismas a alcanzar el respeto de su
personalidad, no rebajándose a ninguna forma de complicidad que atenta a su
dignidad.
La perfección para la mujer no consiste en querer ser como el hombre, en mascu-
linizarse hasta perder incluso sus cualidades propias de mujer, su perfección ha de
consistir en ser auténtica mujer, respetando su propia identidad como también la del
hombre, que es diferente a la suya.
La mujer, imagen de Dios
Debemos afirmar a la luz bíblica que la mujer es el complemento del varón y éste es
el complemento de la mujer: Dios creó al ser humano a imagen suya, a imagen de él
los creó: varón y mujer los creó" (Gen. 1,27). Ni el hombre, ni la mujer son imagen
del Creador en forma separada, sino que el hombre y la mujer en su relación de
pareja son la imagen de Dios. Los dos representan de igual manera la obra de arte de
Dios. Por esta razón, el hombre y la mujer son iguales ante Dios.
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
310
Sólo en la doble dimensión de lo masculino y de lo femenino, el ser humano se realiza
plenamente y es feliz.
Valor divino y humano de la mujer
El Papa Juan Pablo II en la Carta Apostólica "Mulieris Dignitatem", numeral 3 dice: "La
Iglesia da gracias a la Santísima Trinidad por el "misterio de la mujer" y por cada
mujer, por lo que constituye la medida eterna de su dignidad femenina, por las
maravillas de Dios que en la historia de la humanidad se han realizado en ella y por
ella". De aquí se desprende el valor divino y humano del ser y quehacer de la mujer
en el mundo.
Mujer para la vida
Es la mujer esposa que se une a la vida de un varón mediante su entrega amorosa
para llevar la felicidad que añora todo corazón humano. La vocación y la misión de la
mujer en el designio de Dios es la vida.
Es la mujer madre que anida en su seno al ser humano y comparte su vida por nueve
meses y se convierte así en ángel custodio en el camino de la vida del niño. Es la
madre la que va alimentando con su amor y forjando la personalidad del hijo. Es la
madre la que se sacrifica cada momento para que su hijo crezca en estatura y sabidu-
ría. Es la que enseña a su hijo a balbucear el nombre de Dios y a confiar en la Virgen
María desde que pronuncia las primeras palabras.
Es la mujer hija y hermana que aporta a la familia y a la sociedad su sensibilidad, su
generosidad y su servicio para que otros vivan.
Es la mujer trabajadora que participa en todos los ámbitos de la vida social,
económica y cultural, artística y política, para lograr un mundo más amable y más
lleno de vida.
Es la mujer consagrada que con su dedicación al servicio de Dios y a los hermanos,
con su corazón compasivo y tierno hace presente el amor de Dios en medio del
sufrimiento humano, en medio de los pobres y de los enfermos y se convierte en
signo que demuestra que sólo Dios basta como Bien Absoluto y permanente.
Es la mujer apóstol, catequista, animadora de comunidad, la mujer piadosa que
mantiene y embellece la Casa del Señor, que demuestra el interés por la fe, la
sensibilidad espiritual y el gusto por la oración.
Debemos tener con las mujeres una relación, a semejanza de Cristo, una actitud de
respeto, de honra y de ternura, reconociendo en cada una de ellas todos los valores
que poseen y los aportes que dan a la humanidad.
María máxima expresión del ser y quehacer femenino
La mujer encuentra en María la fuente de continua inspiración. María es la servidora
del Señor, "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra" (Lc. 1,38).
María es el modelo de la mujer cristiana que como ella debe llevar a Cristo, el Señor y
Salvador por todas partes.
En esta Solemnidad de la Anunciación de María, que en la obediencia plena al Padre
ha dado a luz para nosotros en la carne al Hijo de Dios, enseña a la mujer a ser dócil
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
311
a la voz divina, capaz de guardar silencio para la escucha interior de la Palabra que
viene del cielo. Ella aceptó su vocación privi I egiada, nada fácil, de esposa y de
madre en la familia de Nazaret. Fue servidora de Dios y servidora también de los
hombres en un servicio de amor.
La mujer que sigue a María y confía en ella en los caminos de la vida, tendrá una guía
segura hacia el destino definitivo que es Dios, meta a que todos hombres y mujeres
estamos llamados.
Que María la Reina del Amor que definió su vida al aceptar sin condiciones el Misterio
de la Encarnación en su seno bendito, vele sobre todas las mujeres y sobre su misión
al servicio de toda la humanidad, al servicio de la paz y al servicio del Reino de Dios.
JUBILEO DE LOS TRABAJADORES FIESTA DE SAN JOSÉ OBRERO: "TRABAJO PARA TODOS: CAMINO DE SOLIDARIDAD Y JUSTICIA"
01 de mayo 2000
Celebramos el día Mundial del Trabajo que nosotros los cristianos lo unimos con la
fiesta de San José Obrero, Padre adoptivo de nuestro Señor Jesucristo, cuya
encarnación en el seno Purísimo de la Virgen María, su Madre, celebramos este año el
dos mil aniversario. Por este motivo, estamos en un Año Santo, un Año Jubilar, en el
cual recibimos abundantes gracias y bendiciones todos los creyentes en Cristo,
nuestro Salvador que murió y resucitó para liberarnos de todas las esclavitudes. Este
día se ha dedicado de manera especial a todos los trabajadores para vivir de forma
especial este Jubileo.
San José Obrero es el hombre trabajador, honesto, fiel a la Palabra de Dios, virtudes
del Evangelio sintetiza con dos palabras: "hombre justo", es decir santo.
Los trabajadores tienen ante sí un modelo a imitar, a San José el esposo de la más
grande y la más santa de las mujeres y padre responsable del Hijo de Dios, que pasa
trabajando y obtiene de su trabajo todo lo necesario para el sustento de su familia.
Fue quien enseñó a Jesús el oficio de artesano en el taller de Nazaret y a quien la
gente llamó el Carpintero de Nazaret.
Los cristianos somos seguidores del Carpintero de Nazaret, Jesús conoció muy bien el
trabajo humano. Supo lo que es pescar en el lago y correr los riesgos de la tormenta.
Supo lo que es podar una viña y quemar los sarmientos.
Supo del trabajo en el comercio y en el campo, y describió hermosamente la fatiga de
una mujer que fabrica el pan o arregla la ropa. Incluso comprendió el dolor que
significa estar desempleado y esperar todo el día en una plaza a que venga el patrón
a ofrecer un contrato para ir a trabajar. En los trabajadores vemos al Jesús trabajador
que desde muy temprano inicia su trabajo hasta que cansado en la noche regresa a
su hogar.
La situación del trabajo en la realidad que vivimos es preocupante. Estamos viviendo
el fenómeno de la globalización, que se impone a toda costa, debido a la mayor co-
municación entre las diversas partes del mundo, que acorta las distancias, con efectos
evidentes en los diversos campos del quehacer humano, de una forma más clara en el
mundo del trabajo. "La globalización se rige por las meras leyes del mercado
aplicadas según las conveniencias de los poderosos, que lleva a consecuencias
negativas. Tales son, por ejemplo, la atribución de un valor absoluto a la economía, el
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
312
desempleo, la disminución y el deterioro de ciertos servicios públicos, la destrucción
del ambiente y de la naturaleza, el aumento de las diferencias entre ricos y pobres, y
la competencia injusta que coloca a las naciones pobres en una situación de
inferioridad cada vez más acentuada" (IA20). Esto hace que las dimensiones
financieras, económicas y productivas se impongan sobre la dignidad de la persona
tanto a nivel social como de ayuda fraterna o de solidaridad.
De esta situación se desprenden consecuencias muy graves que están afectando a
nuestros trabajadores. Lo que más preocupa hoy no es tanto la condición de la
persona en el trabajo, sino la condición de la persona sin trabajo, pues el desempleo
hace de la persona un ser amputado en su misma personalidad. Son ya numerosos
estos hombres y mujeres heridos por la economía moderna. El desempleo va
creciendo cada día, debido a los diferentes mecanismos que se usan para que muchos
trabajadores no tengan acceso a un trabajo. La edad se convierte en un requisito para
aspirar a un puesto. Pareciera que son los menores de cuarenta años, los que tienen
el derecho a trabajar, los que pasan las cuatro décadas se van quedando en el
camino.
¿Será porque ya han perdido energía o porque se han quedado atrás en avance
tecnológico y son incapaces de ponerse al día? Son los llamados excluidos del mundo
laboral.
Por otra parte, los grandes mercados económicos se organizan en forma de alianzas
estratégicas para desarrollar grandes proyectos productivos y subsistir en el mundo
competitivo que vivimos. Este fenómeno desplaza sin misericordia a los pequeños y
medianos productores, dejando mucha gente sin trabajo.
Además, basados en el principio de la economía neoliberal de mayor productividad
con el menor costo, se van reduciendo los campos laborales, sea porque la máquina
moderna produce mayor cantidad y calidad en menor tiempo o porque se reduce el
personal con mayores exigencias para los pocos trabajadores que se necesita. Aquí
podríamos ubicar la corriente de aquellos que propugnan por una privatización de los
bienes del Estado para una mayor eficiencia y alta competitividad.
Como podemos notar, las visiones puramente economistas del desarrollo mundial,
nos están llevando a un callejón sin salida, sea en orden del trabajo, sea en la
explotación de los recursos tanto del ambiente natural como humano, que el Papa
llama "bienes colectivos". Recursos que no pueden ser comprados ni vendidos y como
tales deben ser defendidos a toda costa, porque son patrimonio de la humanidad,
bajo la óptica de la globalización. Por consiguiente, deben ser compartidos en forma
solidaria entre los pueblos y generaciones, nadie puede venir de fuera a
usufructuarlos en forma individual y exclusiva.
Lo que está en juego en esta realidad es la dignidad de la persona en su carácter
individual y comunitario, porque el trabajo es para el hombre y no el hombre para el
trabajo. Además, el principio general que hace que todos los seres humanos puedan
aspirar a una vida más humana y más digna, es el destino universal de los bienes, a
los cuales todo ser humano tiene derecho.
El Año Jubilar nos llama a prestar especial atención a los principios cristianos, para
humanizar auténticamente el mundo del trabajo.
En Jesús todas las actividades humanas adquieren su auténtico significado. Jesús, de-
fiende siempre la dignidad del ser humano, comenzando por los más humildes y des-
preciados, por causa, incluso, del trabajo que desempeñan. Los primeros, de hecho, a
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
313
los que se les dio el anuncio de la gran alegría del nacimiento del Salvador, fueron los
pastores, considerados impuros por el tipo de trabajo que realizaban.
"Es cierto que el hombre, nos dice el Papa, está destinado y llamado al trabajo, pero,
ante todo el trabajo está en función del hombre y no el hombre en función del
trabajo". Por lo tanto, no es el hombre el que adquiere dignidad del trabajo, sino el
que el trabajo es digno porque lo realiza el hombre. La elocuencia de la vida de
Cristo, nos demuestra esta verdad, Él pertenece al mundo del trabajo, tiene
reconocimiento y respeto por el trabajo humano, se puede decir incluso más: Él mira
con amor el trabajo, sus diversas manifestaciones, viendo en cada una de ellas un
aspecto particular de la semejanza del hombre con Dios, Creador y Padre" (LE26).
Es más, Jesús elige a sus apóstoles de entre los trabajadores, los llama mientras es-
tán trabajando. Él conoce los esfuerzos del trabajo y la falta de éxito, probada por los
apóstoles. Pero les revela el significado del trabajo en el proyecto salvífico de Dios y
en la realización del Reino de justicia, de amor y de paz. Por lo tanto el trabajo tiene
una dimensión espiritual, llegando el ser humano a ser un colaborador con Dios en el
cuidado y en el gobierno de la creación, para hacer un mundo más fraterno y más
solidario. Al mismo tiempo, mediante el esfuerzo y el cansancio, el trabajador
participa del sufrimiento y de la cruz de Cristo.
La situación del trabajo en un mundo globalizado como en el que vivimos conlleva una
serie de desafíos a los cuales debemos responder.
¿Cómo enfrentar esta realidad procurando sacarle la mejor ventaja a favor de los tra-
bajadores?
Lo primero y más urgente es la formación de los mismos trabajadores para
prepararse a los impactos que vendrán de la economía globalizada.
Se hace necesario hoy más que nunca una interrelación entre las distintas categorías
de trabajadores y que persiguen opciones comunes de solidaridad para la realización
del bien común. Sólo unidos y en forma solidaria se puede salir adelante ante estas
situaciones. Se deben prever iniciativas de orientación y de sostenimiento de los des-
ocupados y de los trabajadores menos cualificados, que van quedando fuera del
campo laboral.
Se ha de impulsar la reforma o elaboración del Código de Trabajo que garantice con
una nueva legislación la supervivencia de todos los derechos laborales frente a las
nuevas dimensiones que presentan las corrientes económicas del mundo actual.
En este Jubileo de los trabajadores, nosotros como Iglesia Diocesana, nos comprome-
temos a:
1. Continuar apoyando las organizaciones laborales para la defensa de sus legítimos
derechos y la dignidad de cada uno de los trabajadores.
2. Ser vigilantes ante injusticias, discriminaciones o cualquier atropello de un capita-
lismo salvaje en el mundo del trabajo.
3. Favorecer la formación de trabajadores, empresarios y gobernantes en sus dere-
chos y en sus deberes y propiciar espacios de encuentro y mutua colaboración.
4. Impulsar mediante la Pastoral Social Diocesana una toma de conciencia del valor
humano y cristiano del trabajo, una formación a la solidaridad y a la cooperación
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
314
entre los diversos grupos y organizaciones, como los motores de solución efectiva a
las situaciones difíciles y conflictivas que se nos avecinan con la globalización.
Para concluir, quiero hacer un reconocimiento sincero y agradecido a la Comisión de
Pastoral Social de la Diócesis, por su trabajo incansable que ha venido realizando al
lado de los trabajadores, de manera especial, por ser voz de muchos ante las
instancias correspondientes en reclamo de derechos conculcados por empresarios
inescrupulosos e injustos.
Recordemos que Dios aborrece toda clase de injusticia y que a Dios le duele que el
mundo que creó con cariño para todos, lo hayan arrebatado vorazmente unos pocos.
JUBILEO PARA LOS PRIVADOS DE LIBERTAD DE LA DIÓCESIS DE LIMÓN "ESTUVE PRESO Y ME VINIERON A VER"
Sábado 08 de julio de 2000
Queridos hermanos en Jesucristo nuestro Salvador.
Estamos celebrando el Gran Jubileo del Año 2.000, en el cual recordamos que hace
dos mil años se encarnó el Hijo de Dios en el Seno Purísimo de la Virgen María.
Celebramos el acontecimiento de Dios que se hace hombre, para participar desde
dentro de la vida de la humanidad.
Por este motivo, todos los hombres de buena voluntad y particularmente nosotros los
cristianos nos sentimos llenos de júbilo, de alegría y de felicidad.
El Jubileo es un tiempo en el cual la Iglesia, por misericordia de Dios, nos hace un
llamado a la reconciliación de manera extraordinaria, para que cada uno de nosotros
se arrepienta de sus pecados y cambie de conducta; poniéndonos en condiciones de
recuperar la Gracia de Dios y participar en su vida divina, la única vida que da
respuesta a las aspiraciones profunda de nuestro corazón.
En este Año Santo de 2000, no puede faltar la celebración del Jubileo para ustedes los
privados de libertad, también amados por Dios y salvados por la Sangre preciosa de
Jesucristo, que quiere traerles paz y serenidad a todos.
Para nosotros el verdadero jubileo es el mismo Jesús, que un día leyendo la Palabra
del Profeta Isaías, dijo Jesús " El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha
ungido para que dé la buena noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la
libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos,
para proclamar el año de gracia del Señor" ( Lc. 4,14.)
Hoy, como entonces, la liberación traída por Cristo se nos ofrece nuevamente, para
que produzca abundantes frutos de bien según el querer de Dios, que quiere salvar a
todos sus hijos, especialmente a aquellos que, habiéndose alejado de él, buscan el
camino del retorno.
Jesús es el Buen Pastor que busca las ovejas que se han descarriado y cuando las
encuentra, las carga sobre sus hombros y las lleva de nuevo a su corral. Cristo va al
encuentro de todo ser humano, en cualquier situación en que se halle. Lo busca para
salvarlo. Salvación que ofrece, pero no impone. Sin embargo, espera del ser humano
una aceptación confiada y libre.
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
315
Cristo vino a dar sentido a la vida, incluso en la difícil situación en que se encuentran
ustedes los privados de libertad, que a veces tienen la sensación que Dios los
abandona o está lejos, sin embargo es una gran oportunidad para experimentar un
reencuentro de fe con el Señor y tomar conciencia que está muy cerca de cada uno.
El tiempo es de Dios y cualquiera que sea que vivamos, ha de ser ofrecido a Dios
como ocasión de humildad, de arrepentimiento y de mucha fe. Debemos aprovechar
el tiempo para desarrollar nuestras cualidades y no dejar pasar todas las
oportunidades para ser mejores.
Es tiempo de gracia y de salvación y tenemos la seguridad que el corazón misericor-
dioso de Dios, siempre está dispuesto a acompañarnos hacia la salvación y así darnos
cuenta de la grandeza y dignidad de sí mismo.
En este espíritu jubilar, nuestro Señor los invita a cada uno de ustedes a buscar su
misericordia, su perdón mediante la conversión y la libertad interior.
Si la celebración del Gran Jubileo es para ustedes lo privados de libertad una gran
oportunidad para acercarse a Dios por Jesucristo, en su condición concreta de vida, lo
mismo se puede decir para la sociedad que se enfrenta cada día a la delincuencia, a la
violencia y a la situación de inseguridad reinante, para las mismas autoridades en-
cargadas de mantener el orden público y velar por el bien común y para los abogados
llamados a dictar justicia pronta y equitativa.
Según el designio de Dios, todos debemos asumir el papel que nos corresponde para
colaborar a la construcción de una sociedad mejor, más serena y pacífica, teniendo
presente siempre la dignidad de la persona humana y el mantenimiento del orden pú-
blico.
La celebración del Año Santo ha de ser para la Iglesia y para el mundo una ocasión
para hacer algo a favor de la justicia, a la luz del mensaje de Cristo. Se debe revisar
la justicia humana a la luz de la justicia de Dios. Se ha de revisar el funcionamiento
de las instituciones penales, se ha de hacer una sincera reflexión sobre los fines que
la sociedad se propone para afrontar la criminalidad y una valoración seria de los
medios usados para alcanzar estos objetivos.
Para hacer más humana la vida en la cárcel, es muy importante crear espacios que
permitan a los privados de libertad desarrollar actividades laborales, facilitar procesos
de formación y capacitación que los inserten en el mundo del trabajo una vez
cumplida la pena. Es necesario mejorar cada vez más las condiciones de vida de los
internos, profundizar el esfuerzo orientado a su reeducación y rehabilitación.
Es preciso, además, garantizar al interno una completa asistencia sanitaria.
Se debe ofrecer la posibilidad de profundizar la relación con Dios, como también moti-
var a cada uno de los privados de libertad en el cultivo de los valores humanos, mora-
les, cristianos y espirituales.
Va directamente en contra de la calidad de vida en las cárceles el hacinamiento que
padecen los privados de libertad, debido no sólo a la falta de instalaciones físicas
dignas, sino también a la tardanza de los juicios.
Siempre ha de evitarse la imposición de sanciones al privado de libertad que
comporten riesgo o daño a su salud física, mental o a su vida de relación humana,
especialmente con su familia.
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
316
Existen muchas personas que se preocupan y dan parte de su tiempo y de sus bienes
para hacer menos onerosa la estancia de los privados de libertad. Por este motivo,
quiero hacer un reconocimiento al trabajo apostólico que realizan los sacerdotes y los
fieles laicos de la Pastoral Penitenciaria de nuestra Diócesis de Limón en la asistencia
y evangelización de los privados de libertad y sus familiares. Quiero destacar,
también, la abnegación y dedicación del personal que labora en estos centros
penitenciarios: la Dirección, personal administrativo, personal de seguridad y personal
jurídico.
En este Año Santo solicitamos los Obispos de Costa Rica a las Autoridades
competentes como un signo de clemencia a favor de todos los privados de libertad,
que se considerara la posibilidad de una reducción de penas o un indulto de la pena a
aquellos privados de libertad, de acuerdo a estudios que se realizarían en su
oportunidad. No hubo respuesta positiva.
La acogida a esta propuesta por parte de las Autoridades competentes, hubiera sido
un signo elocuente de la progresiva afirmación de una justicia más verdadera en el
mundo que se abre al Tercer Milenio cristiano y un signo visible de la Misericordia de
Dios y porque estaría abierta a la fuerza liberadora del amor.
Para nosotros los cristianos, como para todo hombre de buena voluntad, este año
jubilar ha de ser un momento privilegiado en el que se experimente la fuerza
renovadora del amor de Dios, que perdona y reconcilia.
Jesús continúa su presencia en quien está privado de libertad cuando nos dice:
"estuve preso y me vinieron a ver" (Mt. 25,36).
Que cada uno de ustedes hermanos privados de libertad puedan compartir el gozo de
este tiempo de gracia jubilar y que la Virgen María, Madre de todos los hombres, nos
haga muy sensibles a su dignidad y a sus necesidades y Ella como Madre amorosa los
proteja siempre.
JUBILEO DE LOS JÓVENES "PROTAGONISTAS DEL NUEVO
MILENIO"
Domingo 30 de julio de 2000
Muy queridos jóvenes de la Diócesis de Limón, tanto los presentes como los que no
han podido acompañarnos en este acontecimiento de tanta trascendencia para
nuestra Iglesia. Hoy es el signo visible de Limón joven.
Estamos reunidos para celebrar el Jubileo de los jóvenes, la población más numerosa
de nuestra Diócesis. Los que han respondido a esta invitación representan a todos los
jóvenes que están dispersos en todas nuestras comunidades, desde Talamanca hasta
las Barras del Colorado, desde la Ciudad de Limón, pasando por Siquirres, Guápiles
hasta llegar a la Ciudad de Turrialba.
Esta celebración incluye a los jóvenes que representan la diversidad de culturas: la
Indígena, la Negra, la China, la Blanca y toda la juventud inmigrante especialmente
nicaragüense.
Los jóvenes aquí reunidos que han venido de las diversas comunidades se comprome-
ten ante el Señor de la vida y de la historia, el de ayer, hoy y siempre, el joven por
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
317
excelencia, de aceptar en su corazón su amor y llevarlo por todas partes,
especialmente a sus contemporáneos. ustedes han de convertirse en jóvenes
apóstoles de los jóvenes.
Hace dos mil años Dios se hizo uno de nosotros para liberarnos de todo lo que deshu-
maniza y enseñarnos a dar sentido a la vida. Como nos dice Evangelio de Juan "La
Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros" (Jn.1, 14). La juventud es
vida. Jesús es el modelo para poder vivirla plenamente, para ello se quedó entre
nosotros.
ustedes son los protagonistas y conductores de este siglo y milenio que comenzamos
a estrenar. Sobre sus hombros descansa la sociedad del futuro. Este el desafío que
adquieren como ciudadanos y como cristianos que tenemos los elementos para
construir la civilización del amor y de la verdad.
El lema con que hemos celebrado este mes juvenil en la Diócesis ha sido:
"JESUCRISTO EUCARISTÍA, CENTRO DE LA COMUNIÓN PERFECTA", es todo un
programa ideal para la vida de cada uno de ustedes.
La Palabra de Dios que hemos proclamado nos amplía este lema. Jesús se preocupa
por la gente que tiene hambre (Jn. 6,1- 15). Ante esta situación pide la ayuda a sus
discípulos. Felipe manifiesta que no tienen dinero para comprar pan para tanta gente.
Por otra parte Andrés observa que un muchacho tiene algo, pero es insuficiente, son
cinco panes y dos peces. Es poco pero hay saber dar desde la pobreza.
Jesús pide a los discípulos que organicen a la gente, que la hagan sentarse sobre el
zacate, eran cinco mil. Jesús los trata con respeto, como seres libres y con dignidad,
no como esclavos que deben tomar el alimento de pie y rápido. El Señor toma el
alimento da gracias y lo reparte. Compartir más que multiplicar. La gente queda
satisfecha. Es el mismo gesto del profeta Elíseo en la primera lectura (2 Re. 4,42-44).
De poco todos comieron e incluso sobró.
Compartir el pan es expresión del amor de Dios.
Si miramos a nuestro alrededor observamos a tantos jóvenes hambrientos de amor,
de comprensión. Intentan buscar su realización personal allí donde no está: en los vi-
cios, en la violencia y en una vida fácil y se convierten en los excluidos de la sociedad.
Aquí es donde debemos acudir los cristianos para compartir nuestros ideales, ayudar
a tantos para que comprendan los valores del Evangelio y así se construya una
sociedad fraterna, solidaria y llena de paz.
En este milagro de solidaridad con los más necesitados, no sólo todos comieron sino
que sobró. El amor es siempre abundante. Se llenaron doce canastos. El número sig-
nifica todo, globalidad es decir todos. Jesús hace dos mil años terminó su misión y su
gesto de amor en el compartir el pan nos lo encomienda para hacerlo a lo largo de la
historia.
En la lectura de San Pablo a los Efesios 4, 1-6, el amor de Dios, revelado en Jesús,
nos hace un solo un cuerpo y una sola es nuestra esperanza. Ello pide un servicio
mutuo en las diferentes partes del cuerpo. Aquí se deben preguntar los jóvenes,
¿están dispuestos en este mundo tan violento y que está afectando de manera
particular a la juventud, a compartir el pan del amor, de la fraternidad y de la
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
318
solidaridad? Este compartir el pan del evangelio tiene una clara dimensión eucarística.
Sin reparto de comida, no hay Eucaristía.
Esta es comida fraterna que hace presente la caridad de Cristo, que la entregó total-
mente, hasta el gesto de quedarse vivo entre nosotros con su Cuerpo y Sangre, como
alimento y fortaleza para todos nosotros. Hay tantos hermanos que piden pan y nadie
se los da, sólo el Señor les puede saciar. Yo soy el pan de vida. Sólo compartiendo el
pan de la palabra, del amor, de la fe y la confianza con el Señor, podremos construir
una vida en comunión. Ese es nuestro reto, convertirnos todos en apóstoles de la civi-
lización del amor.
Queridos jóvenes de la Diócesis de Limón, los invito a abrir de par en par las puertas
a Cristo. Porque si ustedes acogen a Cristo, significa vivir el amor a Él y el amor a los
demás; significa ser solidario con todos sin ninguna discriminación. Dios vino a
habitar entre nosotros para que nosotros viviéramos con Él. Sólo en Cristo la vida
vale la pena vivirse. Todos conocemos los peligros que amenazan constantemente a
ustedes los jóvenes y las graves consecuencias que se siguen. Tan vez se puede tener
la tentación de desánimo y de pensar que no es posible cambiar nada en el mundo o
en sí mismos.
Aunque el camino es duro, todo lo podemos en Aquel que es nuestro Redentor. No se
dirijan a otro sino a Jesús. No busquen en otro sitio lo que sólo Él puede darles,
porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que debamos
salvarnos. Con
Cristo todo proyecto de vida es posible. Cuenten con Él, crean en la fuerza invencible
del Evangelio y pongan la fe como fundamento de su esperanza. Jesús camina con
ustedes, les renueva el corazón y le infunde valor con la fuerza de su Espíritu.
Jóvenes de Limón, no tengan miedo de ser buenos, honrados, honestos, justos, res-
petuosos en una palabra, los santos del nuevo milenio. Sean amantes de la oración,
coherentes con su fe y generosos en el servicio a los hermanos, sean miembros
activos de la Iglesia y constructores de paz y de amistad.
Para realizar este hermoso proyecto de vida, muchachos y muchachas, permanezcan
en la escucha de la Palabra, saquen fuerza de los sacramentos, sobre todo de la Euca-
ristía y de la penitencia. Que el Evangelio se convierta en su tesoro más apreciado. El
Señor los quiere apóstoles valientes y constructores de una nueva humanidad.
Digan un no rotundo a todo lo que degrada sus personas y a sus familias; a toda
injusticia, mentira y todo brote de violencia; a toda miseria física, moral y espiritual.
Esfuércense por construir un Limón nuevo, fundado sobre la fuerza del amor, de la
fraternidad, de la solidaridad y de la reconciliación.
Para realizar este proyecto de vida al servicio de todos los jóvenes de la Diócesis de
Limón, es necesario la organización de la pastoral juvenil en todas nuestras
parroquias, colocándola como prioridad en la programación pastoral de cada
parroquia. Para ello se requiere una comisión conformada por jóvenes líderes
formados, que programen la evangelización de los jóvenes en la parroquia procurando
que el mensaje llegue de alguna manera a todos, sea en el colegio o en los ambientes
de trabajo.
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
319
Lo ideal es que ninguno que se encuentra del ámbito parroquial quede excluido del
mensaje del evangelio, especialmente los más alejados, que son los que necesitan
más de la gracia del Señor.
Una buena ocasión para fortalecer la pastoral juvenil en las parroquias es el
seguimiento de los jóvenes que reciben el sacramento de la Confirmación. Ellos están
motivados por la catequesis recibida como preparación, han de ser integrados
posteriormente a la pastoral juvenil.
El amor por los jóvenes, nace de un interés particular por lo que significa la juventud
en la vida del ser humano. La juventud es una fase de particular responsabilidad. El
amor por los jóvenes, es ante todo, conciencia de esta responsabilidad y
disponibilidad para compartirla. Por este motivo, invito a todos los queridos
sacerdotes y agentes de pastoral para poner una atención especial a los jóvenes. No
sólo los critiquemos en su comportamiento que a veces no entendemos, sino que
trabajemos por ellos y les ayudemos para que se conviertan en personas de bien,
como todos queremos.
Deseo de todo corazón que este Jubileo sea una ocasión propicia para una gran reno-
vación espiritual y para una celebración extraordinaria del amor de Dios, manifestado
en Cristo por medio del Espíritu Santo, en todos ustedes queridos jóvenes presentes y
que ustedes sean un testimonio de alegría y entusiasmo para todos los que están
ausentes.
Que María la joven de Nazaret, que hizo posible la encarnación del Hijo y lo acompañó
hasta la muerte y mantuvo la esperanza de los Apóstoles desanimados y continúa su
protección maternal en la Iglesia, les encomiendo a todos ustedes, para que les
enseñe, queridos jóvenes, a discernir la voluntad de Dios sobre sus vidas. Que María
les obtenga la fuerza y la sabiduría para poder hablar a Dios y hablar de Dios en sus
ambientes y que ella nos conceda la gracia de suscitar muchas vocaciones al
sacerdocio y a la vida consagrada que tanto necesitamos. Que con su ejemplo los
impulse a ser en el nuevo milenio anunciadores y testigos de esperanza, de amor y de
paz en esta zona Atlántica, tan necesitada de todos estos valores.
JUBILEO DE LA COMUNIDAD AFROLIMONENSE
"CULTURA AFRO: UNA RIQUEZA EN LA DIÓCESIS"
Domingo 22 de Octubre del 2000
La cultura Áfrolimonense es parte integrante del modo de vivir de la comunidad limo-
nense. Es esta cultura la que ha dado a Limón un elemento distintivo del resto del
País. Limón ha crecido sobre los cimientos de la cultura negra desde sus orígenes.
Esta ciudad no sería lo que es sin ella.
Como Pastor de esta Iglesia Particular saludo en este Jubileo a cada uno de los miem-
bros de la Comunidad Áfrolimonense y al mismo tiempo agradezco su fidelidad a la
lglesia no obstante la falta de una atención más esmerada. Agradezco también al
Padre David Garro su dedicación generosa en la atención a la Comunidad Afro,
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
320
especialmente en la celebración Eucarística dominical en idioma inglés y otras
iniciativas.
"Yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos" (Mt. 28,19). Estas palabras
dichas por Jesús al final del Evangelio de San Mateo resuenan en nuestros oídos
constantemente, porque el Señor nunca ha abandonado la Comunidad Áfrolimonense
a lo largo de su historia presente en Limón. Es el Señor quien la ha guiado y siempre
ha suscitado líderes y agentes de pastoral que mantienen viva esta Comunidad. Su
cultura tan rica en expresiones y gestos así como su idioma, hace que los pastores de
las últimas décadas no podamos atenderles según sus necesidades. Aunque se hace
un esfuerzo por hacerlo.
Insto a la Comunidad Afro a que no se desanime, que continúe suscitando catequistas
para que lleven el mensaje cristiano a sus hijos, que surjan animadores de comunidad
para los diversos servicios a la comunidad: en la liturgia, en el canto, en reflexiones
bíblicas y así mantengan viva la fe en los miembros de esta comunidad.
Abrigo la esperanza que en algún momento el Señor suscitará de entre los jóvenes
vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, para un servicio identificado y adecuado
a su cultura.
Es nuestro deseo acompañar el Pueblo Afro-Limonense en la defensa de su identidad
y en el reconocimiento de sus propios valores, atenderle pastoralmente para
favorecer la manifestación de las expresiones religiosas propias de su cultura.
La comunidad Afro-Limonense ha de extender sus relaciones e iniciativas pastorales
con otras comunidades negras presentes en la Zona Atlántica. Además, otras denomi-
naciones religiosas están formadas en su mayoría por miembros negros, la comunidad
católica está llamada a un acercamiento ecuménico.
Pido a todos los miembros de la Comunidad Afro en este Jubileo que participen acti-
vamente en todas las actividades e iniciativas de la pastoral diocesana y parroquial,
conscientes que su presencia es muy enriquecedora. Sigamos impulsando la Pastoral
Afro que cada vez toma mayor relieve en América Latina.
Que el Señor de la historia y la Virgen María derramen abundantes bendiciones sobre
cada uno de los miembros de nuestra estimada Comunidad Afro-Limonense y que
continúe siendo un signo positivo de valores para juntos construir un Limón como
soñaron los antepasados venidos allende los mares.
"NO SE OLVIDEN DE LA
HOSPITALIDAD" JUBILEO DE LOS
EMIGRANTES
Domingo 10 de setiembre
2000
Saludo con gran afecto a todos los aquí presentes y les agradezco el haber respondido
a la invitación de la pastoral social de la Diócesis, para celebrar el Jubileo de los emi-
grantes que sabemos hay un número considerable de diversos países, gente del mar
que trabaja en barcos y turistas que desean conocer ambientes, costumbres y
nuestras tradiciones, en el territorio que comprende la Diócesis de Limón.
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
321
"Permanezcan en el amor fraterno. No se olviden de la hospitalidad" (Hb. 13, 1-2). El
pasaje de la carta a los Hebreos que acabamos de escuchar relaciona la exhortación a
acoger al huésped, al peregrino y al forastero con el mandamiento del amor, síntesis
de la nueva ley de Cristo. "No se olviden de la hospitalidad". Este mensaje resuena de
modo particular hoy.
Amadísimos emigrantes, mientras celebramos este jubileo su presencia nos recuerda
que el mismo Hijo de Dios, al venir a habitar en medio de nosotros (cf. Jn. 1,14), se
convirtió en emigrante: se hizo peregrino en el mundo y en la historia.
"Vengan, benditos de mi Padre, porque era forastero, y me acogieron" (Mt. 25, 34-
35). Jesús afirma que sólo se entra en el reino del Dios practicando el mandamiento
del amor. Por tanto, no se entra en él en virtud de privilegios raciales, culturales y ni
siquiera religiosos, sino por haber cumplido la voluntad del Padre que está en los
cielos (cf. Mt. 7, 21).
Amadísimos emigrantes, este jubileo expresa con singular elocuencia el lugar central
que debe ocupar en la Iglesia la caridad de la acogida. Al asumir la condición humana
e histórica, Cristo se ha unido, en cierto modo, a todo hombre. Nos ha acogido a cada
uno de nosotros y, con el mandamiento del amor, nos ha pedido que imitemos su
ejemplo, es decir, que nos acojamos los unos a los otros como él nos ha acogido (cf.
Rm. 15,7) Desde el momento en que el Hijo de Dios "puso su morada entre nosotros"
todo hombre, en cierta medida, se ha transformado en el "lugar" del encuentro con él.
Acoger a Cristo en el hermano y en la hermana que sufren necesidad es la condición
para poder encontrarse con él "cara a cara" y de modo perfecto al final de la
peregrinación terrena.
Por consiguiente, es siempre actual la exhortación del autor de la carta a los Hebreos:
"No se olviden de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a
ángeles" (Hb. 13,2).
El siervo de Dios Pablo VI, afirmó: "Para la Iglesia católica nadie es extraño, nadie
está excluido, nadie está lejos. En la Iglesia, como escribió desde el inicio el Apóstol
de las gentes, no hay extranjeros ni huéspedes, sino conciudadanos de los santos y
familiares de Dios" (cf. Ef. 2, 19).
Por desgracia, se dan aún en el mundo actitudes de aislamiento, e incuso de rechazo,
por miedos injustificados y por buscar únicamente los propios intereses. Se trata de
discriminaciones incompatibles con la pertenencia a Cristo y a la Iglesia. Más aún, la
comunidad cristiana está llamada a difundir en el mundo la levadura de la fraternidad,
de la convivencia entre personas diferentes.
Ciertamente, en una sociedad como la nuestra, compleja y marcada por múltiples
tensiones, la cultura de la acogida se debe conjugar con leyes y normas prudentes y
clarividentes, que permitan valorar los aspectos positivos de la movilidad humana,
previniendo sus posibles manifestaciones negativas. Esto hará que efectivamente se
respete y acoja a todas las personas.
Con mayor razón en la época de la globalización la Iglesia tiene una propuesta
precisa: trabajar para que nuestro mundo, del que se suele decir que es una "aldea
global", sea verdaderamente más unido, más solidario y más acogedor.
Esta celebración jubilar quiere difundir por doquier como mensaje que el hombre y el
respeto de sus derechos deben estar siempre en el centro de los fenómenos de movi-
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
322
lidad. La Iglesia, depositaria de un mensaje salvífico universal, está convencida de
que su tarea primaria consiste en proclamar el Evangelio a todos los hombres y a
todos los pueblos. Desde que Cristo resucitado envió a los Apóstoles a anunciar el
Evangelio hasta los confines de la tierra, sus horizontes son los del mundo entero. Los
primeros cristianos comenzaron a reconocerse y a vivir como hermanos, en cuanto
hijos de Dios, en el escenario de diversas razas, culturas y religiones.
Hoy se nos pide también en todo el mundo una fraternidad universal, de tal manera
que debemos caminar con los hombres y mujeres como hermanos, compartiendo sus
alegrías y esperanzas, sus dificultades y sufrimientos. Costa Rica se ha distinguido
siempre por su hospitalidad a gentes de diversas partes del mundo, que han
emigrado por diversos motivos y que han enriquecido con sus valores y nuestra
cultura. Limón cuenta con una historia de emigrantes de muy diversas
nacionalidades: de origen africano, chino, panameño, colombiano, nicaragüense y
otros, que se han integrado a la ciudadanía limonense.
Como los discípulos de Emaús, los creyentes, sostenidos por la presencia viva de
Cristo resucitado, son a su vez, compañeros de camino de sus hermanos que
atraviesan dificultades, ofreciéndoles la Palabra que reaviva la esperanza en los
corazones y compartiendo con ellos el pan de la amistad, de la fraternidad y de la
ayuda recíproca. Así se construye la civilización del amor. Así se anuncia la esperada
venida del cielo nuevo y la tierra nueva, hacia los que nos encaminamos. Que la
Comisión Diocesana de Pastoral Social continúe su trabajo a favor de los emigrantes y
todos aportemos algo de nuestra parte para que estos hermanos se sientan acogidos
y ayudados en nuestras comunidades. Invoquemos, de modo particular, la protección
de María, que nos ha precedido en la libertad, la justicia y la paz.
JUBILEO DE LOS ADULTOS MAYORES "TESTIMONIO DE VIDA PARA LAS GENERACIONES JÓVENES"
Domingo 17 de setiembre 2000
Queridos hermanos y hermanas que han venido a celebrar el Jubileo les saludo con
todo mi afecto en este momento de gracia del Señor y en ustedes a todos los adultos
mayores de la Diócesis, sea que estén con sus familias o en los hogares que para este
efecto existen en nuestra Diócesis. Para todos mi ferviente oración.
"¿Ustedes quién dicen que soy yo?" (Mc 8, 29). Es la pregunta que Cristo hace a sus
discípulos, después de haberlos interrogado sobre la opinión de la gente. Él quiso pro-
fundizar el diálogo con los discípulos casi obligándolos a una respuesta más directa y
personal. Pedro respondió en nombre de todos con prontitud y claridad de fe: Tú eres
el Cristo" (Mc 8, 29).
El diálogo de Jesús con los apóstoles, resuena hoy con ocasión del Jubileo de los
Adultos Mayores, profundicemos el significado de este acontecimiento que estamos
celebrando. El Año Jubilar nos recuerda los dos mil años del nacimiento de Cristo, la
Iglesia entera eleva al Señor de manera especial "una gran plegaria de alabanza y de
acción de gracias por el don de la Encarnación del Hijo de Dios y por la Redención
realizada por Él.
"¿Ustedes quién dicen que soy yo?". Ante esta pregunta, debemos dar nuestra res-
puesta como la dio Pedro, reconociendo a Cristo como el Verbo encarnado, el Señor
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
323
de nuestra vida. El Jubileo de los adultos mayores que celebramos, reviste una
importancia particular, si se considera el aumento de personas mayores en nuestra
sociedad. Celebrar el Jubileo significa traer el mensaje de Cristo a estas personas y al
mismo tiempo recordar el tesoro de experiencia y de sabiduría que ellos nos dejan en
esta importante etapa de sus vidas.
Por muchas razones la edad del adulto mayor es el tiempo para reorganizar la propia
vida poniendo al servicio su experiencia y sus capacidades adquiridas. También la
edad avanzada es un tiempo de gracia, que invita unirse con amor más intenso al
misterio salvífico de Cristo y participar más profundamente en su proyecto de
salvación. La Iglesia mira con amor y con confianza a ustedes adultos mayores y
busca la realización de un ambiente más humano y espiritual en el cual cada uno
pueda vivir plena y dignamente esta importante etapa de su vida.
Muy queridos hermanas y hermanos mayores, en un mundo como en el que vivimos
en el cual se enfatiza la fuerza, la potencia y la productividad, ustedes tienen la
misión de dar testimonio de los valores que cuentan de verdad más allá de las
apariencias y que permanecen para siempre porque están inscritos en el corazón de
cada ser humano y están garantizados por la Palabra de Dios.
Ustedes personas mayores pueden ofrecer una contribución muy valiosa en el
desarrollo de una auténtica cultura de la vida, dando testimonio de que cada
momento de la existencia es un don de Dios y que cada etapa de la vida tiene sus
riquezas propias que se ponen a disposición de todos.
Ustedes mismos pueden experimentar cómo el tiempo transcurrido sin tantas ocupa-
ciones puede favorecer una reflexión más profunda y un constante diálogo con Dios
en la oración. Pueden al mismo tiempo ser ejemplo para las generaciones jóvenes con
su madurez, con la experiencia acumulada y la sabiduría de la vida.
Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia los mira con mucha estima y confianza. La
Iglesia tiene necesidad de ustedes. También la sociedad civil tiene necesidad de uste-
des. Sepan aprovechar bien el tiempo de que disponen y los talentos que Dios les ha
concedido. Contribuyan a llevar el Evangelio como catequistas, como animadores de
comunidad, como colaboradores en la Liturgia, den testimonio de vida cristiana. Dedi-
quen más tiempo a la oración y a la lectura de la Palabra de Dios y a la meditación de
la misma. Colaboren en las obras de caridad y solidaridad en sus comunidades.
Doy gracias al Señor por tantos hermanos que dan testimonio todos los días en el
servicio a las personas mayores, las hermanas Religiosas y los laicos que con tanto
cariño se dedican a cuidar a tantos Adultos Mayores en los diversos Hogares de
nuestra Diócesis. También, nuestra gratitud a tantas personas mayores que aunque
limitadas por su edad continúan todavía sirviendo a los demás.
En esta celebración jubilar deben ustedes adultos mayores renovar su fe en Cristo
único Salvador del hombre, que da sentido a la vida y renovar su adhesión a la iglesia
con el deseo de vivir una vida plena de amor. Pido a las familias que presten una
atención especial y brinden mucho cariño y comprensión a sus Mayores.
Queremos dar infinitas gracias por el don de la Encarnación del Hijo de Dios y de la
Redención alcanzada por Cristo. Continuemos nuestra vida diaria con la certeza que la
historia humana y la historia personal de cada uno es parte del plan divino, sobre el
cual se proyecta la luz del misterio de la Resurrección de Cristo
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
324
Dirijamos nuestra mirada a María, la Virgen peregrina de la fe y como Madre celestial,
para que nos acompañe en el camino de nuestra vida y nos ayude a decir como Ella
nuestro 'Sí' a la voluntad de Dios, diciendo juntos con Ella nuestro Magnificat con con-
fianza y alegría en nuestros corazones
JUBILEO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS
Queridos hermanos y hermanas de las comunidades Indígenas de nuestra Diócesis de
Limón.
Por razones de trabajo pastoral no puedo estar presente en la Celebración del Jubileo
que les corresponde hoy a ustedes.
Quiero saludarles con un cariño especial, puesto que ustedes ocupan un lugar muy
especial en nuestra Diócesis.
El Jubileo es un tiempo que Dios nos concede para darle gracias por la venida de su
Hijo Jesucristo, nuestro Salvador, que hace dos mil años murió por amor a nosotros,
para mostrarnos el camino que nos conduce a Dios que es Padre de todos y nos
quiere a todos.
El Jubileo es tiempo para pedirle perdón a Dios de todos nuestros pecados y faltas
que hemos cometido y hacer propósitos de mejorar la vida, especialmente con los
demás.
El Jubileo es tiempo para proponernos mejorar nuestra comunidad y llevarnos bien
con los vecinos.
Les deseo a todos ustedes, a sus familiares y a todas las comunidades indígenas que
Dios "Sibujú" les proteja y derrame muchas bendiciones en este día tan especial.
Con mi bendición episcopal,
JUBILEO DEL EDUCADOR 2000 "JESUS, MODELO DE LOS EDUCADORES"
23 de noviembre del 2000
Quiero dirigir un saludo lleno de afecto a todos los educadores que trabajan
intensamente en la formación integral de niños y jóvenes en las escuelas y colegios
de la Diócesis de Limón. Invito a todos a que este Año Jubilar se convierta en un Año
de gracia para todos, porque conmemoramos el dos mil aniversario de la Encarnación
del Hijo de Dios.
Nos dice el Evangelio refiriéndose a Jesús que: "Todo lo ha hecho bien: hace oír a los
sordos y hablar a los mudos" (Mc 7, 37). Esta es la misión que realizan los
educadores cuando enseñan a sus alumnos. Se trata de la obra más hermosa que
Dios puede confiar a una persona, cual es la de formar integralmente a las personas
para la vida, sin duda, que de esta formación depende el futuro del educando. Se
trata de abrir los oídos a la verdad, enseñar la verdad y hacer practicar la verdad. Se
trata de hacer hablar sobre aquellos valores que dan sentido a la vida y son capaces
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
325
de realizar a la persona humana en sus aspiraciones e ideales. Sublime misión a del
educador: modelar vidas según el proyecto de Dios.
"¡Effetá! ¡Ábrete!" (Mc 7, 34) Esta palabra, pronunciada por Jesús en la curación del
sordomudo, resuena hoy para nosotros; es una palabra sugestiva, de gran intensidad
simbólica, que nos llama a abrirnos a la escucha y al testimonio. Cada educador
realiza un milagro en cada uno de sus estudiantes al abrirles la mente a ¡os
conocimientos y el corazón a Dios y a los demás. El progreso y el desarrollo de un
pueblo dependen de la educación.
Visto desde esta perspectiva, su compromiso diario se convierte en seguimiento de
Cristo por el camino del servicio a los hermanos en la verdad del amor.
Cristo es aquel que "todo lo ha hecho bien" (Mc 7, 37). Es el modelo que deben con-
templar constantemente para que su actividad educativa preste un servicio eficaz a la
aspiración humana a un conocimiento cada vez más pleno de la verdad. Cuando el
hombre no es espiritualmente "sordo y mudo" todo itinerario del pensamiento, de la
ciencia y de la experiencia le hace ver también un reflejo del Creador y suscita un de-
seo de él, con frecuencia escondido y quizá incluso reprimido, pero indeleble. Esto lo
había comprendido muy bien san Agustín que exclamaba: "Nos hiciste, Señor, para ti
y nuestro corazón esta inquieto hasta que descanse en ti".
Amadísimos educadores esta es su vocación: hacer de la escuela el ambiente en el
que se cultiva el saber, el lugar donde la persona encuentra perspectivas, sabiduría y
estímulos para el servicio cualificado de la sociedad y una comunicación con Dios
Padre que le lleva a vivir su vida con seguridad y esperanza.
Encomiendo su bella tarea de educadores a María, Sede de la sabiduría, Patrona de
los educadores. Ella, que sostuvo con su oración a los Apóstoles en los albores de la
evangelización, les ayude también a ustedes a animar con espíritu cristiano el mundo
de la educación.
35. COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA SOBRE LA
LEY DE ELECTRICIDAD Y TELECOMUNICACIONES*
En reunión ordinaria de la Conferencia Episcopal de Costa Rica durante los días 29 de
febrero, 1 y 2 de marzo y habiendo escuchado por separado los puntos de vista de los
diferentes grupos involucrados en el Proyecto "Ley para el mejoramiento de servicios
públicos de electricidad y telecomunicaciones y de la participación del Estado" que se
está tramitando en la Asamblea Legislativa, como Pastores de la Iglesia y no como
técnicos, queremos decir una palabra que ilumine la conciencia de todos los costarri-
censes.
Se trata de una Ley que una vez aprobada por la Asamblea Legislativa y promulgada
por el Poder Ejecutivo, será pauta y guía para el futuro de nuestro país, no sólo por el
cambio de administración de los servicios eléctricos y de comunicación, que son
fundamentales y necesarios para todos los costarricenses, sino también por las
consecuencias que se puedan derivar para todos los sectores más débiles de nuestra
sociedad. Además, queda el "camino abierto" para hacer lo mismo con otros bienes
similares.
COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA SOBRE LA LEY DE ELECTRICIDAD Y TELECOMUNICACIONES
326
Este es un tema muy complejo y por serlo, no debe ser tratado a la ligera y se le
debe dar toda la seriedad y el tiempo necesarios, para no lamentarse en un futuro de
las consecuencias que puedan surgir de tan importantes decisiones.
Se han de poner todas las precauciones necesarias con el fin de que una Ley de tanta
trascendencia para el futuro de Costa Rica, sea lo mejor elaborada posible con todos
los aportes de las fuerzas vivas nacionales que buscan en bien común, comenzando
con los Señores Diputados y Representantes del Gobierno Central.
La primera condición para que este Proyecto de Ley busque el beneficio de los costa-
rricenses y el bien común del país, es la buena información de los ciudadanos. Por
eso, hemos invitado a los Señores Diputados y demás promotores del mencionado
Proyecto, a que expongan sus propuestas con honradez y transparencia. Invitamos
también a los medios de comunicación a que informen veraz y objetivamente todo lo
que se refiere a dicho Proyecto, sin olvidar el respeto a las legítimas opiniones y
derechos de las minorías.
Ánte el debate de tan importante y trascendental Proyecto de Ley, queremos subrayar
algunos asuntos de especial relevancia que se han de tomar muy en cuenta:
1. Dejar claro a la ciudadanía por qué no se trata de venta de activos nacionales, ni
de una privatización.
2. Cerrar toda posibilidad de una explotación irracional de los recursos hídricos y
energéticos, que afecten el medio ambiente en parques nacionales y en reservas
indígenas.
3. Dejar muy claros los requisitos y condiciones para permitir en casos eventuales
concesiones de agua y qué tipo de generadoras de electricidad se permitirán.
4. Evitar que las tarifas eléctricas y de comunicación se eleven de tal forma que se
vuelvan prohibitivas para la mayoría de los costarricenses.
5. No perder de vista la dimensión social que ha caracterizado al I.C.E., tan querido
por los costarricenses, especialmente hacia los de menos recursos.
6. Ubicar al ser humano, con su dignidad y sus derechos, en el centro de todo
proyecto que mire el bien común de nuestro pueblo.
Pedimos al Señor de la historia en este Año Santo Jubilar y a la Reina de los Ángeles,
Patrona de Costa Rica, que nos ilumine a todos para que este Proyecto de Ley
contribuya a un verdadero progreso y al bien común de nuestro pueblo.
Dado en San José, el día 2 de marzo del Año Jubilar 2000.
t Román Arrieta Villalobos
* ©Comisión Nacional de Comunicación Social
COMUNICADO DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA SOBRE LA LEY DE ELECTRICIDAD Y TELECOMUNICACIONES
327
Arzobispo Metropolitano de San José y
Presidente de la Conferencia Episcopal t
Antonio Troyo Calderón Obispo Auxiliar
de San José, Secretario de la Conferencia
Episcopal t Ignacio Trejos Picado Obispo
de San Isidro de El General t José Rafael
Barquero Arce Obispo de Alajuela t
Héctor Morera Vega Obispo de Tilarán t
José Francisco Ulloa Rojas Obispo de
Limón t Ángel San Casimiro Fernández
OAR,0bispo de Ciudad Quesada t Hugo
Barrantes Ureña obispo de Puntarenas
36. DEFENDAMOS LA NATURALEZA, SALVEMOS LA VIDA*
Mensaje del Obispo y sacerdotes de la Diócesis de Limón sobre el medio ambiente
1 de setiembre de 2001
I. INTRODUCCIÓN
1.1 Nosotros, Obispo y presbíteros de la Diócesis dé Limón, queremos por medio de
este mensaje dirigirnos a las comunidades de nuestra Iglesia particular, y a todas las
personas de buena voluntad, para compartir, una reflexión a la luz de la fe en Cristo,
Camino Verdad y Vida, sobre el medio ambiente y la acción urgente para salvar la
naturaleza que es nuestra casa común.
1.2 Nos preocupa el deterioro sobre la naturaleza y las amenazas de destrucción de
la misma.
1.3 En nuestra reflexión, no pretendemos emitir criterios científicos o técnicos sobre
el tema, sino más bien señalar los principios éticos que deben iluminarlos. A la vez
queremos compartir la preocupación por las graves consecuencias que se seguirían
para la vida, si la orientación que hacemos en el uso de los recursos naturales, no
cambia.
II. EL MEDIO AMBIENTE: UN DESAFÍO PASTORAL
El mundo
2.1 El Señor ha confiado la naturaleza al ser humano, para que la utilice en beneficio
propio, como administrador inteligente y fiel de la misma y obtenga de ella el
provecho de sus recursos. Ser administrador de la creación conlleva una exigencia
ética en el uso racional de los bienes de la creación, que no admite licitud en ninguna
acción que pueda destruir o poner en peligro la vida.
2.2 Lamentablemente, constatamos que muchas veces el uso del medio ambiente
no ha sido adecuado. El ser humano se ha convertido en invasor de la madre natura-
leza y ha provocado desequilibrios ambientales debido a una explotación excesiva,
desordenada e irracional de los recursos.
* Pastoral Social. Diócesis de Limón. Siquirres.
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
328
2.3 Una de las causas de los desastres naturales: inundaciones, sequías y escasez
de agua potable, se debe precisamente al abuso y hasta destrucción de la naturaleza.
Podemos señalar como ejemplo la deforestación, el descuido de las cuencas hí-dricas
y de los mantos acuíferos, que ha sido en parte, causa del recalentamiento de la
tierra, que tiene consecuencia en los cambios climáticos y en el mundo de la
agricultura; de ahí la creciente preocupación por salvar el planeta.
2.4 El Papa Juan Pablo II en un discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias, se
hace eco de esta preocupación al recordar que: "El hombre no debe hacer uso de
la naturaleza contra el propio bien, el bien de los seres humanos que lo rodean,
y
el bien de las generaciones futuras. El hombre no es libre de hacer con las
criatu-
ras que lo circundan lo que desea o como lo desea"1. Así queda clara la posición
ética de la Iglesia en esta materia de tanta relevancia.
Costa Rica 2.5 Costa Rica está ubicada geográficamente, en un lugar privilegiado del mundo
que la distingue por su variedad de especies en la flora y la fauna, por su tierra fértil,
por sus humedales, por sus bosques y zonas protegidas y por sus abundantes
recursos hídricos.
2.6 Con razón se ha llamado a Costa Rica el "jardín de América" y hasta puede ser
considerada "jardín botánico del mundo". Esta es una de nuestras mayores riquezas y
una de nuestras cartas de presentación ante el mundo, de la que sin duda alguna,
podemos sentirnos orgullosos.
2.7 La riqueza natural de nuestro país es nuestra principal fuente de atracción
turística, por lo que en ella radica gran parte de nuestro desarrollo, presente y futuro.
2.8 Esta perspectiva de desarrollo económico es importante. No obstante, la impor-
tancia del medio ambiente, no puede ser interpretada prioritariamente y menos
unilateralmente desde una perspectiva de beneficio económico, pues en ella se
inserta directamente una cuestión ética de mayor trascendencia: la preservación de la
vida.
2.9 El desafío que el medio ambiente nos impone es de dimensiones
trascendentales. Es evidente que no se puede continuar con la ola de destrucción
suicida de la naturaleza, amparados en una inadecuada aplicación de la legislación
existente o a espaldas de la misma. Además, no se puede omitir la necesidad de una
adecuación de las leyes ante las urgentes necesidades actuales.
2.10 "La urgencia y la gravedad de la situación ambiental se ve aumentada por la
complejidad de su enfrentamiento. Lo ambiental ya ha superado muy ampliamente el
marco original de las ciencias biológicas y es tratado comúnmente como una de las
dimensiones del desarrollo definido como sustentable, en conjunto con el crecimiento
económico y la equidad social. Ya no es posible pensar en una solución duradera a la
situación de la pobreza y marginación de las mayorías (...) sino se avanza
decididamente en la construcción de un desarrollo que, junto con crecer
económicamente, lo haga con equidad en la distribución de sus frutos y proteja la
JUAN PABLO II, Discurso a la Pontificia Académica de las Ciencias
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
329
base de recursos en que sustenta"2.
Región Atlántica
2.11 Las imágenes que diariamente contemplamos en nuestra Región Atlántica son
profundamente dolorosas y preocupantes. La extracción de los recursos madereros
que incrementan la reducción de bosques primarios, la irresponsable contaminación
que se realiza en mayor o menor escala, el acarreo de sedimentos agroquímicos y la
ausencia de una educación ambiental en todos los niveles de la población son, entre
otros, signos alarmantes que al parecer nos llevan a fomentar el triste espectáculo de
la desaparición del entorno del trópico húmedo con toda su riqueza.
2.12 Actualmente, estos hechos causan una mayor preocupación ante las amenazas
de compañías de capital nacional y extranjero en utilizar los recursos de nuestra
región para la construcción de proyectos hidroeléctricos y para la exploración de
petróleo frente a las costas de Limón. El impacto que iniciativas como éstas tendrían
en el medio ambiente, son evidentes y preocupantes.
2.13 Ejemplo concreto que nos preocupa es el Proyecto Hidroeléctrico Jiménez que
quiere captar aguas de los ríos Toro Amarillo, Elia, Santa Clara, El Molino, Jiménez,
Roca y Guácimo, y cuya construcción vendría a afectar irremediablemente las zonas
protectoras de los acuíferos de los cantones de Guácimo y Pococí, "creadas a través
de dos decretos. El primero de ellos creado con el número 17390- MAG del 2 de
febrero de 1987, y el segundo con el número 18075-MAG- MIRENEM, con fecha del
13 de abril de 1988, y que cuentan con una extensión de 4,279 hectáreas (...)".
2.14 Según el Plan de Desarrollo Regional de JAPDEVA, dichas zonas protectoras
tienen como "el principal objetivo la protección de los mantos acuíferos que abastecen
de agua a los cantones de Guácimo y Pococí, pues de no habérseles protegido, de
acuerdo con la tasa de deforestación de la zona, ya hubieran sido talados, peligrando
así el suministro del vital líquido a los habitantes de la región. A su vez, permite el
desarrollo de algunas especies de fauna silvestre, además del papel del bosque como
productor de oxígeno y como filtro de dióxido de carbono. "3
2.15 También, se inscribe dentro de nuestras preocupaciones inmediatas lo que atañe
a la exploración petrolera en la costa de Limón. Al respecto dice el Informe final de la
Defensoría de los Habitantes sobre las exploraciones petroleras en la costa caribeña:
"El impacto de actividades de exploración o explotación petrolera puede llegar a ser
muy severo en términos ecológicos, dependiendo del lugar geográfico, la dinámica
climático - meteorológica y el grado de integridad ecológica del ecosistema, siendo los
tres factores de tipo crítico en la costa Caribe de Costa Rica (...) Si bien es cierto las
empresas involucradas y los estudios de impacto ambiental analizados se ubican
dentro de la fase exploratoria, es una realidad que de ejecutarse la fase de
explotación de hidrocarburos se necesita todo un grupo profesional especializado en
derrames, así como la maquinaria y tecnología necesarias. La experiencia nacional es
nula tanto en situaciones de emergencia al nivel de exploración o de explotación de
petróleo, y si el país ni siquiera cuenta con una secretaría técnica nacional ambiental
CELAM, Informe El tercer milenio como desafío pastoral, (1999) N° 140
JAPDEVA, Plan de desarrollo regional. Provincia de Limón, pág 118
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
330
con los recursos financieros administrativos y profesionales requeridos, situación que
se repite en casi todas las instituciones públicas del país, no habiéndose dado
variación alguna sobre este particular, nada hace pensar que ante este nuevo reto la
situación será diferente (...)"4
2.16 Los beneficios económicos que se derivan de proyectos de esta índole no se pue-
den negar. Sin embargo el desarrollo que generan iniciativas de este tipo, las fuentes
de trabajo temporal que abren y la infraestructura que facilitan, deben ser
considerados con relación a los costos ambientales y económicos que de ellos se
derivan a mediano y largo plazo.
2.17 "El desafío ambiental, además de ser un desafío político, económico y social para
nuestros pueblos, está estrechamente ligado a las dimensiones culturales y éticas que
fundamentan nuestro accionar individual y social. Si se sigue privilegiando un
consumismo derrochador, la prosecución egoísta del interés propio, el fomento del
aprovechamiento inmediatita y el evidente desinterés por la vida del otro, tanto de la
actual como de las generaciones futuras, no será posible construir, entre todos, una
sociedad integrada y justa que mejore substantivamente la calidad de vida diaria
(...)"5
2.18 La valoración ética que se debe hacer de todo proyecto, depende del concepto
de desarrollo que se tiene. Para un cristiano éste no depende sólo de los frutos eco-
nómicos sino que consiste "en el paso para cada uno y para todos, de condiciones de
vida menos humanas a condiciones más humanas".6
2.19 Querer confundir los criterios de las comunidades afectadas con donaciones
insignificantes como lo es la ayuda a escuelas, el arreglo de caminos, ayuda a las
capillas y ofrecimiento de agua potable omitiendo estos aspectos vitales de reflexión,
es algo inmoral en tanto y cuanto se hace aprovechamiento de las necesidades reales
de las mismas, con el fin de evitar la oposición y continuar extrayendo la sangre de la
madre tierra y explotando el agua y los recursos que son patrimonio de todos.
2.20 Falta voluntad política de los entes responsables de salvaguardar los recursos
naturales para no arrodillarse ante el poder de los grandes grupos de poder eco-
nómico.
III.A LA LUZ DE LA FE
3.1 Para los cristianos la tierra es un regalo recibido de las manos de Dios Creador.
De aquí brota una consecuencia exigente: la tierra es de Dios y Él la ha
destinado para el provecho de todos; ni individuos ni grupos pueden arrogarse
el derecho de ser posesores exclusivos de los bienes destinados por Dios para la
humanidad.
3.2. Desde el principio, los bienes creados tienen como finalidad el ser puestos al ser-
vicio de todos, sobre ellos pesa, dice Juan Pablo II, "una hipoteca social"; por
consiguiente, de este principio se deriva la obligación de compartirlos. Ninguna
Informe final de la Defensoría de los Habitantes sobre las exploraciones petroleras en la costa caribeña, 29
de enero 2001
CELÁM, Informe El tercer milenio como desafío pastoral, (1999) N° 141 PABLÓ
VI, Encíclica Populorum Progressio 20
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
331
persona, ni presente, ni futura puede ser privilegiada o excluida en la participación de
estos bienes.
3.3. El medio ambiente no le pertenece a nadie, es un patrimonio de todo el género
humano. El uso de los recursos naturales debe estar inspirado, por lo tanto en la
justicia, la solidaridad y el amor preferencial por los pobres.
3.4. "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn.10, 11) dice
Jesús. La vida en su plenitud es el centro de su mensaje y de su práctica evange-
lizadora y constituye un criterio frente a toda amenaza y destrucción de la misma. Por
ello, el cristiano no puede ignorar que toda contaminación del suelo, del aire, del
agua y toda explotación irracional de un recurso natural, atenta contra la vida de la
humanidad.
3.5 En este sentido nos dice el Papa: "El equilibrio natural es fundamental para la
vida. El respeto a los recursos naturales de nuestro planeta debe estar en la
conciencia de todos (...) Cada hombre debe evitar acciones que puedan dañar la
pureza del ambiente; para todo cristiano constituye un compromiso moral cuidar
la tierra". 7
IV. ORIENTACIONES
PASTORALES
Llamado a los sectores sociales
4.1 Exigimos con todo respeto a las Instituciones Estatales el cumplimiento del ar-
tículo 50 de nuestra Constitución Política que dice: "Toda persona tiene derecho a un
ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Por ello, está legitimada para denunciar
los actos que infrinjan ese derecho y para reclamar la reparación del daño causado".
4.2 Continúa la Carta Magna del país diciendo: "El Estado garantizará, defenderá y
preservará ese derecho. La Ley determinará las responsabilidades y las sanciones
correspondientes".
4.3 Urgimos el cumplimiento de las leyes vigentes para la preservación y protección
del medio ambiente, así como las sanciones correspondientes, cuando se infringen
estas leyes.
4.4 Asimismo, se hace necesaria la revisión y actualización de la legislación sobre el
medio ambiente. Pedimos a los responsables políticos y técnicos, la revisión del
proyecto para la generación hidroeléctrica "Jiménez", así como del convenio de
exploración petrolera en la costa de Limón, cuyos efectos se prevé que serán alta-
mente perjudiciales para la Región Atlántica. Les instamos a la desaprobación de los
mismos.
4.5 Invitamos a las comunidades de nuestra Iglesia diocesana a tomar conciencia
sobre su grave responsabilidad de preservar y defender la tierra y el entorno vital y
asumir el compromiso que les compete en promover la educación y cuidado del medio
ambiente. No son los intereses particulares o de instituciones, sino el bien común y el
futuro de nuestra Región Atlántica lo que está en juego.
JUAN PABLO II, Jornada Mundial por la Paz, (1° de enero 1990) 6 - 7
t JOSÉ FCO. ULLOA R.
332
V. CONCLUSIÓN
5.1 La preocupación por el medio ambiente es para nosotros una exigencia de vida.
"El presente y el futuro del mundo dependen de la salvación de la creación, porque
hay una constante interacción entre la persona humana y la naturaleza", nos advierte
el Papa Juan Pablo II. No podemos dejar de tener de referencia para el análisis de
esta problemática esta orientación.
5.2 Colocar "el bien del ser humano en el centro de la atención por el medio
ambiente es (...)" continúa diciéndonos el Papa, "el modo más seguro para
salvaguardar la creación; de ese modo, en efecto, se estimula a la responsabilidad de
cada uno en relación con los recursos naturales y su uso racional"8.
5.3 "Los desafíos ambientales no sólo exigen una respuesta de común
responsabilidad sino también una sociedad moralmente coherente porque todo
camino de solución pasa por decisiones que involucran estilos de vida y un sentido de
compromiso frente a las generaciones futuras"9.
5.4 Que la Virgen María que nos entregó la Vida Plena, Jesucristo, nos comprometa
a todos a proteger y defender la vida natural y humana como desafío de este nuevo
milenio y que San Francisco de Asís, patrono de la Ecología, que supo contemplar la
naturaleza como don de Dios y manifestó un gran respeto por toda la creación, nos
ayude a descubrir la grandeza y la bondad de Dios en la obra creada.
Dado en Limón, el primer día del mes de setiembre del año 2001, en la celebración de
la fiesta de la Patria.
t José Francisco Ulloa Rojas Pbro. Eduardo Ramírez Ruiz
Obispo de Limón Vicario General
37. MENSAJE DEL PRESBITERIO DE LA DIÓCESIS
DE CIUDAD QUESADA
El presbiterio de la Diócesis de Ciudad Quesada, en reunión especial de reflexión
sobre algunos temas de capital importancia para la vida de nuestras comunidades,
especialmente la inminente firma del Tratado de Libre Comercio con los Estados
Unidos de Norteamérica, luego de haber escuchado el clamor de hombres y mujeres
de nuestras parroquias, y con la fortaleza de la iluminación de especialistas en los
temas que han motivado nuestro análisis, manifestamos ante la opinión pública lo
siguiente.
Junto a este tema asumimos la realidad del incremento de la pobreza que se está ma-
nifestando en el aumento del desempleo, la violencia en diferentes niveles, el
consumo y tráfico de drogas, la prostitución y la mendicidad en porcentajes notorios
de la población excluida.
1. Realidades ante las que no podemos callar.
JUAN PABLO II, Jornada Mundial por la Paz, (1° de enero 1990) 10. CELAM,
Informe El tercer milenio como desafío pastoral, (1999) N° 148
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
333
► Aunque el TLC con los Estados Unidos de Norteamérica está en su etapa de nego-
ciación, la historia nos obliga a ver otras situaciones previas, que como ejemplo nos
pueden indicar las posibilidades de las situaciones nuevas. El 8° Informe del Estado
de la Nación sobre el TLC de Costa Rica con México nos indica que del total
exportado, el 76% es del rubro industrial y el 26% del agrícola, se exportaron 87
millones y se importaron 382. (ver obra citada pg. 169), es más el dinero que sale,
que el que entra; un país así es fácil pensar en su agotamiento económico y por ende
social.
► Con la firma del TLC van a desaparecer los aranceles a los productos importados,
los productores agrícolas y los pequeños empresarios serán menos competitivos y
prácticamente serían desplazados del mercado local. Con ello se incrementaría el
desempleo y la migración de nuestros campesinos y obreros hacia zonas urbanas del
país o hacia el extranjero. Para ilustrar mencionamos lo denunciado por el Episcopado
Mexicano, en documento publicado el 29 de enero del 2003, sobre la situación del
agro en este país como consecuencia de la firma del TLC con Estados Unidos: tres
millones de campesinos arruinados y un país que ahora tiene que importar el 40% de
su alimentación.
► Nuestro país ha firmado tratados y acuerdos para la preservación del Medio
Ambiente, no obstante, la amenaza de la minería, el uso incontrolado de
agroquímicos, la tala sistemática de los bosques, el apetito voraz por querer controlar
los recursos hídricos, todo ello movido por la mentalidad lucrativa, indican la
peligrosidad de las aperturas comerciales, cuando el principal motivo para la
utilización de los recursos es la obtención de ganancias. Un tratado comercial donde
todo es posible para el mercado, pondría en riesgo el uso comunitario de los mismos,
y puede conducirlos a un agotamiento precipitado, incrementando seriamente la
amenaza a la vida de los ciudadanos.
Lo que hemos enunciado en las líneas anteriores, no quiere ser un planteamiento fa-
talista de nuestra realidad, es ante todo un ejercicio de objetividad, porque solo es
situándonos en la realidad, y más si ella está empañada por malas noticias, que pode-
mos ocuparnos en la identificación de alternativas humanizadoras, de construir desde
opciones de vida, de actuar facultados por la esperanza, pero entendiendo
rectamente a qué nos enfrentamos y qué podemos alcanzar con nuestros esfuerzos.
2. La voz de la Iglesia: una aportación ante las realidades que nos oprimen.
Desde nuestra misión pastoral, en la que estamos convencidos de nuestra labor de
centinelas (Ezequiel 33,7) a favor del Pueblo de Dios, nos parece importante dejar
que la voz del Señor de la Vida, a través del Magisterio de la Iglesia, sea la que
conduzca nuestro discernimiento ya que con la firma de este TLC pueden darse
atropellos a la dignidad de las personas y de los pueblos
• Hemos hecho opción por un proyecto de Vida, enraizado en la Buena Noticia de
Jesús, ungidos para anunciar la buena noticia a los pobres (Lc 4,18), por lo que
exponemos públicamente lo que consideramos puede lesionar la vida de las grandes
mayorías empobrecidas y que están llamadas a "vida y vida en abundancia" (Jn.
10,10)
• Como casi todos los contenidos de estas negociaciones son de carácter
económico, es válido recordar que "es mejor tener poco con honradez, que mucho
con injusticia" (Tobías 12,8).
• Consideramos que en estas discusiones debe prevalecer la justicia social,
sostenida por la solidaridad, que debe estar presente ahí donde se hace presente la
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
334
degradación social del sujeto, la explotación de los trabajadores, las zonas de miseria
y el hambre. La Iglesia está comprometida en esta misión de solidaridad, para
verificar su fidelidad a Cristo , siendo verdaderamente la "Iglesia de los
pobres"...(Laborens exercens 8).
• Asumiendo la tendencia actual del aumento de los contratos internacionales,
recordar lo que nos enseñara Pablo VI: "Una economía de intercambio no pude seguir
descansando sobre la sola ley de libre mercado, que engendra a menudo una dicta-
dura económica. El libre mercado solo será equitativo si se somete a las exigencias de
la justicia social" (Populorum Progressio 59).
• Y sobre las consecuencias sociales que estos acuerdos comerciales pueden
generar, y nuestra participación ante ellas, el Papa Juan Pablo II ha advertido que "Es
un estricto deber de justicia y de verdad impedir que queden sin satisfacer las nece-
sidades humanas fundamentales y que perezcan los hombres oprimidos por ellas"
(Centesimus annus 34).
3. Nuestra opción: identificar las oportunidades para la paz social.
Aunque como Iglesia no podemos dar respuestas de naturaleza técnica a los
problemas que nos aquejan, no podemos ser sordos ante las necesidades de nuestras
comunidades que esperan gozar de una auténtica liberación (Cf. Puebla 88-89), por lo
que sugerimos:
a) Que se mantenga una seria divulgación a través de los Medios de Comunicación
Social para que la ciudadanía tenga acceso a los elementos reales del proceso y
pueda alimentar la conciencia de la trascendencia de la probable firma de este TLC.
b) Valorar la conformación de la delegación negociadora, para que en ella no solo es-
tén presentes peritos de los temas comerciales, sino expertos en temas sociales y
representantes de la sociedad, para que el tono de las rondas de negociación puedan
esperarse un tanto más justas.
c) Que las propuestas de los grupos organizados, más aun si son representativos de
grandes sectores de la comunidad, sean tomadas en consideración y pasen a formar
parte de las políticas de negociación de la delegación del país.
d) Es necesario que se genere un proceso social de nación, entendiéndose como tal
la participación de todos los actores sociales, y no solo de los grupos de interés, para
que la decisión final sobre la firma del TLC de nuestro país con los Estados Unidos de
Norteamérica sea establecido desde la voz del pueblo: pensado, construido y
defendido con un gran sentido de amor a la soberanía nacional, que es la síntesis del
aprecio a la dignidad de los ciudadanos de este país.
4. Conclusiones.
Como sacerdotes, cuya misión nos obliga a acompañar la historia de nuestras comu-
nidades, y con la mística de comunión estar presentes en sus penas y alegrías, en las
esperanzas y desesperanzas, estimamos como propio hacer patente nuestro compro-
miso, definido en los siguientes aspectos:
a) Utilizar todos los espacios formativos y celebrativos, para informar, reflexionar y
definir posiciones respeto al proceso de la firma del Tratado de Libre Comercio, de tal
manera que la Iglesia Católica en nuestra Diócesis de Ciudad Quesada sea una
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
335
escuela donde se aprenda a situarse ante los problemas sociales, hagamos un au-
téntico discernimiento evangélico de los acontecimientos, y nos comprometamos,
desde los sentimientos de Cristo (Fil 2,4) en su opción por los pobres, a defender la
vida de nuestras comunidades.
b) Fortalecer los esfuerzos de las grupos organizados, de tal manera que
consolidemos un tejido social que ponga por delante el privilegio de la persona sobre
las cosas, el privilegio del bien común sobre las ganancias, el privilegio de la
solidaridad sobre individualismos economicistas.
Que Jesucristo, el que por nosotros murió, pero que resucita glorioso venciendo la
muerte en todas sus dimensiones, nos ayude a practicar la justicia toda nuestra vida,
y no salir de sus caminos (Cf. Tobías 3,5-6), para que nuestras obras a favor del
pueblo de Dios tengan el éxito deseado.
Ciudad Quesada, 17 de abril de 2003.
38. LANZAMIENTO INICIATIVA DIÁLOGO NACIONAL PARA UNA ÉTICA DEL
DESARROLLO
Vicaría Episcopal de Pastoral Social - Iglesia Católica
Arquidiócesis de San José - 2004 CUADERNO #1
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
Una Ética que nace del Evangelio
Lanzamiento de Iniciativa
Diálogo Nacional para una Ética del Desarrollo
Pbro. Guido Villalta Loaiza
Vicario Episcopal
IGLESIA, ÉTICA Y DESARROLLO
Monseñor Hugo Barrantes Ureña
Arzobispo Metropolitano de San José
ÉTICA Y DESARROLLO
Dr. Bernardo Kliksberg
Director de la Iniciativa
Ética, Capital Social y Desarrollo Humano
Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
PRESENTACIÓN
UNA ÉTICA QUE NACE DEL
EVANGELIO Pbro. Guido Villalta
Loaiza Vicario Episcopal de Pastoral
Social
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
336
Lanzamiento público de la iniciativa
"Diálogo Nacional para una Ética del
Desarrollo" Auditorio Nacional 9 de Marzo de
2004
Un profundo agradecimiento de parte de la Vicaría Episcopal de Pastoral Social de la
Arquidiócesis de San José. La presencia de ustedes manifiesta su interés por el bien y
una mejor calidad de vida de los habitantes de este país.
¿Qué podemos hacer por nuestro pueblo? Es la pregunta que nos hemos formulado en
la Pastoral Social
Frente a esta pregunta y apoyados por un equipo de reflexión integrado por sacerdo-
tes y laicos, han nacido varias iniciativas. Unas de ellas continúan la gran cantidad de
obras que viene realizando la Iglesia en las parroquias como ayuda a familias
necesitadas con diarios, con apoyo para pago de luz, agua y alquiler de vivienda en
muchas comunidades, como albergues para niños y ancianos así como a personas
discapacitadas, indigentes, alcohólicos, farmacodependientes y portadores del VIH-
Sida. Otras, como la presente iniciativa, comienzan ahora, y en el transcurso de los
próximos meses verán la luz otras tareas referentes a la ayuda solidaria a los más
necesitados.
La presente iniciativa se enmarca dentro del desarrollo que está viviendo nuestro
país. Quiere ser respuesta desde el Evangelio, a innumerables inquietudes que están
surgiendo cada día, y busca ofrecer un aporte a la sociedad costarricense, propiciando
espacios de diálogo que le permitan una escucha y acercamiento de las partes en
temas de primerísima importancia para el Desarrollo de nuestro pueblo. Entre otras
iniciativas de diálogo y consenso, como lo viene haciendo la Cátedra Víctor Sanabria
que ha trabajado bastante buscando acercamiento entre los Sectores Sociales con
relación al TLC y a otros ámbitos de la vida nacional, nosotros queremos ofrecer
también nuestra contribución desde la Pastoral Social de la Iglesia y propiciar un
diálogo de la Iglesia con todos los Sectores de sí misma, de la Sociedad Civil, y del
Gobierno.
¿Por qué la Iglesia?
Para la historia de Costa Rica, la Iglesia ha vivido un papel preponderante. En
momentos importantes del desarrollo de nuestro pueblo, la Iglesia ha dicho presente.
Hoy consideramos que no debe ser la excepción. La Iglesia ha nacido para darle al
mundo la Buena Noticia de la salvación. Es por ello que sabiendo el papel de la Iglesia
en el mundo, queremos ofrecer con humildad nuestro pensamiento desde el
Evangelio, a todo aquello que vive la sociedad hoy.
La Iglesia vino para servir. ¿Qué servicio le podemos prestar a nuestro pueblo en
estos momentos? Consideramos desde la Pastoral Social, que el servicio del diálogo y
el ofrecimiento a coordinarlo en cinco ámbitos de la vida social:
Ética del Desarrollo, Economía
Solidaria, Reforma política,
Reforma Educativa, Combate
contra la pobreza.
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
337
Este año 2004, estaremos abocados a confeccionar un folleto por cada tema con el
concurso de expertos; ese folleto llevará unas preguntas que puedan ser separadas y
enviadas posteriormente a la Vicaría para ser procesadas. Con esos folletos en la
mano y elaborados de modo pedagógico, el 2005 será de consulta a todos los grupos
parroquiales, será enviado también a los sectores de la sociedad civil: sindicatos,
cooperativas, movimiento solidarista, cámaras, sectores de gobierno, etc. para
extraer de allí algunas inquietudes y/o sugerencias que se incorporarían a cada
documento.
El seguimiento posterior de estos resultados será clave para que este trabajo no
quede en el olvido.
Reitero mi gratitud por su presencia, acogida y colaboración, y espero que este día
sea de muchísimo provecho para todos, y de una riqueza posterior para nuestro
pueblo y para un Desarrollo acorde con los principios de la ética.
Muchas gracias.
Pbro. Guido Villalta Loaiza
Vicario Episcopal de Pastoral Social.
IGLESIA, ÉTICA Y DESARROLLO
Mons. Hugo Barrantes Ureña
Arzobispo Metropolitano de San
José
Lanzamiento público de la iniciativa
"Diálogo Nacional para una Ética del
Desarrollo" Auditorio Nacional 9 de Marzo de
2004
I. Tiempos de cambio.
La transformación, el cambio, es el camino del progreso. Ni las personas, ni los países
pueden mejorar si no se transforman, si no crecen. Costa Rica está hoy llamada a
crecer. Nuestra sociedad atraviesa por un momento caracterizado por la necesidad de
reorientar el rumbo en muchos ámbitos de la vida nacional. Los vientos de la
economía global y nuestras propias necesidades nos obligan a un golpe de timón, un
giro con destreza para retomar el rumbo, preservar y mejorar el país que tanto
queremos. No nos es permitida la pasividad. Mucho menos la indiferencia
individualista sustentada en la idea errónea de que la salvación de unos pocos es el
bienestar de todos. El compromiso del cambio es colectivo y su horizonte es el
bienestar. Tales las coordenadas de nuestro camino, y con ellas no importa la fuerza
del mar o la fiereza del viento, sabremos llegar a donde nos proponemos, con la
ayuda de Dios. Ese el compromiso ético de la Iglesia Católica en la Arquidiócesis de
San José: ante la necesidad de cambio nos hemos propuesto actuar, coadyuvar,
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
338
proporcionar guía moral y compromiso humano para renovar el pacto social que hizo
de Costa Rica una nación de paz, de libertad, de democracia y solidaridad.
En el actual panorama nacional, constatamos algunos signos preocupantes, tales
como: el deterioro de los indicadores sociales, la creciente inseguridad ciudadana, el
abstencionismo electoral, la recurrente falta de consensos, el aumento de la deuda
interna, por citar solo algunos; que ponen en evidencia la necesidad de iniciar
procesos de diálogo, que conduzcan a la implementación de políticas que miren al
desarrollo integral de nuestra sociedad. Se hace necesario que cada uno de los
actores sociales, asuman responsablemente sus obligaciones en esta tarea.
La Iglesia entiende que su misión de guía espiritual no termina en la puerta de los
templos. Comprende también cuales son sus propias responsabilidades en este
momento creativo que la sociedad requiere. Hemos de ser partícipes del cambio. La
guía espiritual, el cultivo del alma, es consustancial con las aspiraciones de una vida
digna para todos. Hemos de actuar, con la fuerza de la palabra, en la identificación de
caminos seguros o sendas peligrosas. La orientación ética de nuestro quehacer debe
impregnar del todo nuestra prédica, pero también nuestros actos. La Iglesia debe ser
eco de la desesperanza de los oprimidos; de la frustración de los excluidos. Hemos de
tomar la mano de la necesidad y ayudarla a ubicar la fuerza del progreso. Vamos a
buscarla con convicción cristiana, y con ella misma denunciaremos la indiferencia y la
irresponsabilidad cuando ellas impidan la superación de los pobres.
II. Nuestros puntos de partida.
La sociedad costarricense, como una nave poderosa, ha enfrentado con solvencia los
desafíos del pasado. Con humildad, sin mezquindad, leamos en nuestra historia in-
mediata las enseñanzas de las mujeres y los hombres que construyeron el país que
hemos disfrutado en el último medio siglo. Los trabajadores organizados, los políticos
comprometidos con la justicia y los intelectuales, fueron los motores de los cambios
que en la década de los cuarenta sentaron la base de una democracia única en
América Latina. Garantías sociales, educación, apoyo a la producción fueron las bases
de un progreso centrado en la solidaridad, en el ascenso social, en la justicia. No es
obra de la casualidad, que ante los desafíos de una sociedad empobrecida, el impulso
creativo de esas mujeres y esos hombres de la Costa Rica de medio siglo atrás
entendieran su momento de la historia y supieran aprovecharlo. La Iglesia Católica,
de la mano de Monseñor Víctor Manuel Sanabria, comprendió también la gravedad del
momento y estuvo dispuesta a coadyuvar en la tarea de la solidaridad y la justicia.
Las jóvenes generaciones no deben menospreciar esa valiosa herencia del pasado. La
de los 40 fue una crisis profundamente creativa, saldada con responsabilidad,
compromiso con el país y una arraigada y profunda sensibilidad ante la injusticia y el
desamparo. Pero pudo tener distinto desenlace. En nuestros países hermanos de
Centroamérica las decisiones a lo largo de su historia han sido otras y los resultados
saltan a la vista. La experiencia histórica lo que nos demuestra es que los países son
lo que sus hombres y mujeres hacen de ellos, nada es obra de la casualidad o de
fuerzas inevitables o inextricables. La Costa Rica de hoy no es más que la expresión
de la ética, los valores y los principios de solidaridad, justicia, redistribución y
democracia que llevamos por dentro quienes habitamos este país hoy y en el pasado.
Las diferencias de ayer, en los años cuarenta, llevaron dolor y sangre a muchos
hogares costarricenses. Pero la lección que debemos enfatizar es que, a pesar de las
diferencias en la coyuntura, hoy nos regocijamos con el país que construimos. Unos y
otros desde distintas posturas, al final de las cuentas coincidieron en los objetivos y
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
339
los resultados, en la práctica hicimos un contrato social que nos permitió alcanzar el
desarrollo humano que nos distingue entre los países de América Latina.
Entre 1960 y 1980, la proporción de hogares en condiciones de pobreza se redujo a
menos de la mitad. La esperanza de vida aumentó hasta colocarnos en niveles
propios de los países desarrollados. La mortalidad infantil es de las menores del
continente.
En ese acuerdo nacional, la doctrina social de la Iglesia, sus postulados y principios,
constituyeron una clara inspiración ética para ese proyecto de sociedad. La Iglesia
creyó en la necesidad de un contrato social y se unió al diálogo y la cooperación.
Hoy, una vez más, la Iglesia se propone expresar con palabras y actos su vocación
por el diálogo y su compromiso con una ética del desarrollo, inspirada en la
solidaridad, la justicia social, la erradicación de la pobreza y la democracia.
No se trata de glorificar el pasado, sino de extraer las lecciones que nos dejan la
historia y la experiencia. La principal es que el asentamiento de principios morales
sólidos es esencial para la formulación de una estrategia de desarrollo justa y
democrática.
III. Los desafíos del presente.
Desde principios de la década de los años ochenta, el contrato social que nos permitió
como sociedad construir un país diferente, se empezó a agotar. Para enfrentar la
crisis se han propuesto múltiples cambios, unos no han sido aceptados por la
sociedad, como la recomendación de desmantelamiento masivo de instituciones
estatales que tanto daño ha hecho en las economías de otros países de América
Latina. Otros fueron adoptados con gradualidad y prudencia, como la apertura del
mercado financiero que todavía hoy no ha autorizado la privatización de los bancos
del Estado. Otros han permitido mejorar las condiciones de vida de la población, como
las medidas orientadas a reducir los graves desequilibrios fiscales de la primera mitad
de los años ochenta, o las acciones orientadas a la ampliación de la oferta
exportadora del país que no solo ha generado fuentes de empleo sino que ha
permitido mitigar los efectos de las recurrentes crisis que afectan los mercados
internacionales de nuestros productos tradicionales de exportación. Sin embargo el
rasgo más revelador de las medidas adoptadas en los últimos años y de cómo se
manifiestan en la calidad de vida de los costarricenses es la combinación de dos indi-
cadores: la pobreza que no cede y la desigualdad de ingresos que aumenta. Eso
significa que las ventajas del modelo impulsado no son suficientes para permitir
movilidad social ascendente, mejoramiento de la calidad de vida de las personas, sino
riqueza acumulada que en muchos casos sirve a propósitos especulativos o
simplemente sale del país. Por eso hoy nos enfrentamos a una disyuntiva: continuar
por el camino de las últimas dos décadas para producir riqueza concentrada y pobreza
estancada o repensar la estrategia de desarrollo y reconstruir el contrato social que
permita su implementación.
Dichosamente, en la actualidad, la violencia y la fuerza no son una opción aceptable
ni posible para solventar las diferencias de interés y de opinión sobre el destino del
país. La Iglesia siente profundamente la urgencia del diálogo social permanente y
activo.
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
340
Es verdaderamente alentador vislumbrar en muchos sectores políticos, empresariales
y de organizaciones gremiales, sociales y comunitarias, preocupaciones comunes y
propuestas coincidentes sobre el proyecto de país. Hemos atestiguado la voluntad de
diálogo que en concertación nacional o en comisiones mixtas legislativas pone en evi-
dencia que es posible levantar acuerdos aun en temas de alta controversia. Pero ad-
vertimos con desazón, que nos amenaza en el camino del diálogo múltiples obstáculos
colocados por ánimos intolerantes, desconfianza y falta de transparencia, todos ellos
originados en el cálculo político y en intereses egoístas. La mezquindad se opone a la
razón del diálogo.
La falta de transparencia es la principal amenaza y obstáculo para un acuerdo
nacional. La desconfianza de unos y otros es profunda, y no necesariamente
infundada. Francamente no se sabe cuáles son las motivaciones y objetivos que
mueven los intereses en disputa. Cuántas veces hemos visto cómo algunos sectores
tratan de hacer pasar sus intereses personales y privados como propios de la
colectividad y apropiados para garantizar el bien común. Unos y otros se pronuncian y
opinan inspirados, según dicen, en el interés general. La fuerza que los impele, al
contrario, es muchas veces su ambición egoísta.
La desconfianza es una grave enfermedad para la salud de la democracia. Hoy,
cuando el diálogo social se presenta como la herramienta por excelencia para ventilar
las diferencias, y procesar los intereses diversos y conflictivos, la falta de credibilidad
de los actores perjudica las iniciativas aún antes de su arranque. Sin credibilidad no
hay diálogo posible. Tampoco sin voluntad de transigir. El diálogo no es una salida
intermedia mientras se restaura la fortaleza, venida a menos, de las instituciones
representativas que son los partidos políticos y los parlamentos. El diálogo es un
compromiso con la construcción de acuerdos. Quienes dialogan deben estar
dispuestos a deponer en algo sus aspiraciones, de lo contrario no hay acuerdo
posible. La sociedad de todos es distinta a la aspiración de los individuos.
Por una parte, la "profesionalización" de la política conspira también contra el recurso
de los diálogos.; por otra, los tecnócratas, dueños de una verdad que sanciona lo po-
sible con base en fórmulas econométricas que dicen qué grado de bienestar puede ser
permisible, a la vista de los niveles de endeudamiento o ingresos fiscales que el país
tiene, no siempre favorecen el deseado diálogo.
En la democracia a la que aspiramos, la política, como el arte de la negociación y de
la deliberación racional en función de la búsqueda del bien común, debe ser
reivindicada. No podemos dejarnos arrastrar por las fuerzas del mercado, donde los
fuertes tienen voz y los débiles callan. La política debe estar en manos de figuras que
tengan referentes éticos para actuar y rendir cuentas.
IV. La ética del desarrollo y la Doctrina social de la Iglesia.
Para que las decisiones políticas que procuran hacer frente a los desafíos del
desarrollo que se presentan en el futuro del país, puedan organizarse con referencia a
los intereses sociales generales, es imperativa la formulación de un marco ético. El
desarrollo y las políticas que lo impulsan no son moralmente neutrales. La ética del
modelo precedente está sustentada en el precepto liberal de que la justicia se
produce por el aprovechamiento individual de las oportunidades que el mercado
ofrece. Esta afirmación no satisface el compromiso social de la Iglesia con los pobres
y los desamparados para quienes, en las condiciones prevalecientes, tales
oportunidades la mayoría de las veces no llegan. Acorde con nuestra opción
preferencial por los pobres, la Iglesia entiende que una ética del desarrollo centrada
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
341
en la justicia debe colocar la erradicación de la pobreza y el logro del bienestar para
todos, en el centro de toda forma de acción política y social, pública y privada.
Esta afirmación moral supone denunciar la falsedad ideológica de la teoría del derra-
me, según la cual el progreso social será posible cuando los beneficios del crecimiento
económico se derramen desde las empresas al conjunto de la sociedad. Igualmente
supone una crítica vehemente a las políticas públicas que, inspiradas en el liberalismo
y la teoría del derrame, caracterizan la pobreza como un efecto residual, no deseado
pero inevitable, del funcionamiento de las economías que puede, consecuentemente,
ser atendido con políticas compensatorias, selectivas.
La ética del desarrollo centrada en la pobreza, supone reconocer que la pobreza es
producida por la combinación de acciones públicas y privadas, en los distintos ámbitos
de la vida nacional. No es solo la consecuencia de procesos económicos, sino también
de acciones políticas y patrones culturales que la reproducen y consolidan.
La ética del desarrollo centrada en la pobreza entiende que la creación de medios de
movilidad social, efectivos y permanentes, no ocurre naturalmente por medio de la
operación de la mano invisible del mercado. Requiere de una amplia intervención pú-
blica y social, que en la forma de estrategias planificadas de desarrollo de largo plazo,
garanticen una sociedad más justa, más solidaria, con mayor bienestar.
La ética del desarrollo centrada en la pobreza requiere invertir la lógica en la
formulación de las acciones correctivas. No se trata, como es evidente tras dos
décadas de estancamiento, de seguir predicando la creencia pagana de que el
crecimiento económico conduce irremediablemente a la superación de la pobreza. La
evidencia del país y la región muestra la falsedad de esa presunción. Lo que es
evidente es que la creación de medios para la afirmación de la movilidad social, la
superación de la pobreza y la reducción de la desigualdad social son ingredientes del
progreso económico, son incentivos para el crecimiento. Igualmente, las políticas
públicas deben abandonar la falsa confianza en la conducción de políticas económicas
centradas en la apertura comercial y los límites del gasto público, y reconocer de una
vez por todas y como ya lo sabían los gestores de nuestra democracia social, que las
inversiones en salud y educación, en vivienda y bienestar social son imperativos del
progreso. En pocas palabras, y trastornando el prejuicio mercantilista, que la mejor
política económica es una buena política social.
V. La Doctrina social de la iglesia y su vinculación con la ética del desarrollo
La Iglesia, a través de su Doctrina Social, no ha hecho otra cosa que ir proponiendo
un modelo ético de desarrollo. Recordando permanentemente a la humanidad, cuales
principios son fundamentales e intransigibles, a la hora de dirigir sociedades y
naciones hacia nuevos horizontes de progreso.
El papa Juan pablo ii, en un discurso en la universidad de Riga en Letonia, nos los re-
cordó hace algunos años:
• Primacía absoluta de la persona, respeto por su dignidad. No existe ninguna
estructura ni sistema, que se anteponga a ella.
• Destino Universal de los bienes. La Creación es de todos, el destino de la hu-
manidad, pasa por la comunión, nunca por la exacerbación de los egoísmos.
• Necesidad de una ecología humana. Es decir, una visión holistica, que
incorpore a los seres humanos dentro del empeño por conservar la casa de Todos.
• Papel doble del Estado. No solo como garante de derechos individuales, sino
como actor principal en el diseño y aplicación de políticas sociales.
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
342
• como derivación de la dignidad de la persona, el trabajo no puede ser enten-
dido como sola mercancía.
• El valor de la democracia entendida como gestión participativa del Estado, a
través de órganos específicos de representación y control, al servicio del bien común;
una democracia que, mas allá de sus reglas, tenga sobre todo un alma constituida por
aquellos valores fundamentales sin los cuales "se convierte con facilidad en un
totalitarismo visible o encubierto".
Tales principios fundamentales, constituyen un marco óptimo para orientar la
iniciativa que hoy emprendemos y que busca básicamente determinar qué aspectos
son imprescindibles para la Costa Rica del mañana, qué decisiones se hacen
impostergables. Nuestro papel es propiciar el diálogo social, un servicio desde el
Evangelio, nunca vanas pretensiones de poder, en las que no tenemos ni el mas
mínimo interés
El camino no es fácil ni corto. Tenemos dos años por delante, hemos logrado
configurar un equipo de lujo para desarrollar este proceso.
Aprovecho este momento para agradecer la distinguida presencia de don Bernardo
Kliksberg, director de la Iniciativa de Ética, Capital Social y Desarrollo Humano del
BID, quien nos honra con su visita y que nos iluminará con su palabra.
Gracias a todos por su presencia y que Dios nos ayude.
ÉTICA Y DESARROLLO
Dr. Bernardo Kliksberg
Director de la
Iniciativa
Ética, Capital Social y Desarrollo Humano
Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Lanzamiento público de la iniciativa
"Diálogo Nacional para una Ética del
Desarrollo" Auditorio Nacional 9 de Marzo de
2004
Buenos días. Es un honor para mí estar acompañándolos en la iniciación del Diálogo
Nacional a que ha convocado el Arzobispo de Costa Rica, es un honor por estar invi-
tado por el Arzobispo que termina de darnos una lección magistral sobre la sociedad
costarricense y cómo incorporar la ética presidiendo sus rumbos futuros. Termino de
pedirle al Arzobispo que nos haga el favor de poner esta lección que nos dio, a
disposición de nuestra iniciativa porque pensamos incluirla de inmediato. Nosotros
tenemos un espacio muy amplio en Internet, una página donde en este momento hay
500.000 latinoamericanos, es la número uno en el mundo en ingresos, y queremos
que todos ellos puedan recibir estas enseñanzas desde Costa Rica.
Es un honor estar en Costa Rica, un país al que quiero entrañablemente, he estado en
muchas otras oportunidades sirviendo a Costa Rica en distintos roles y, si ustedes
revisan mis libros, mis trabajos, he escrito bastante, van a encontrar siempre
referencias a Costa Rica, como una experiencia histórica que con todos los desafíos
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
343
que ustedes tienen, significa en este momento la experiencia más avanzada que tiene
América Latina en el campo económico-social y nos da lecciones permanentemente.
Y es un honor estar acompañado del Presidente Carazo, con quien hemos tenido
oportunidad en ocasiones anteriores de lo hecho por América Latina, por el mundo,
con esta Universidad de las Naciones Unidas, tan importante que se ha creado en
Costa Rica, su gestión y de Ástrid Fischel. Ástrid es una entrañable amiga; al margen
de todo ello, es una representación de Costa Rica en el mundo y en el continente que
ustedes no se imaginan los impactos que tiene la obra de Ástrid y sus escritos, sus
palabras. Me ha tocado recientemente compartir con ella distintas tribunas, son
escuchadas en toda América Latina por muchísimos países en donde se aprestan a
hacer algunas aplicaciones, de algunas de las ideas que ella desarrolló y es una
persona extremadamente respetada y querida. Es un gran gusto estar con todos
ustedes.
¿Por qué ocuparnos de ética cuando hay tantos problemas económicos? Uno podría
decir: ¿por qué no nos ocupamos como inicio del diálogo nacional, la tasa de inflación,
esta tan importante cuestión qué es lo que va a suceder en términos del comercio de
Centro América con Estados Unidos, etc.?, ¿cómo atraer más inversiones
extranjeras?, de tantos puntos económicos concretos.
Yo diría que la pregunta no es por qué nos vamos a ocupar de ética en lugar esta ma-
ñana de ocuparnos de todos estos puntos, sino la pregunta es al revés. Cuánto hemos
tardado en entender que nos tenemos que ocupar de ética porque, de lo contrario
todos los otros aspectos de la economía que son significativos en sí mismos, no nos
van a conducir en las direcciones que desean nuestras sociedades y que nos reclaman
los principios humanos más elementales. Les doy algunos ejemplos prácticos antes de
ingresar a la exposición propiamente, para señalarles qué quiero decir con esto: si
nosotros sólo nos ocupamos de economía y no de ética, podemos tener casos como el
actual del Brasil. Brasil, les doy algunos datos recientes, es en Producto Bruto Anual,
el 8vo. país del mundo, pero es, en expectativa de vida y en analfabetismo el número
108 y en mortalidad infantil el número 113, siendo el 8vo. país del mundo en
producto bruto anual.
México es la 12va. economía del mundo en Producto Bruto Anual, pero tiene el
número 64 en expectativa de vida, el número 92 en analfabetismo y el número 108
en mortalidad infantil. ¿Para qué le sirve a la gente que Brasil sea la 8va. potencia en
Producto Bruto Anual o que México sea la 12va., si el derecho a la vida de los niños,
medido por la mortalidad infantil y el derecho de acceso a las ventajas mínimas de
nuestra civilización, medido por las tasas de analfabetismo, si los derechos más
elementales del ser humano no rigen para buena parte de la población?
Mi país, la Argentina es el 5to. país productor de alimentos del mundo, es una
potencia alimentaria; en el año 2002 exportó alimentos que podrían abastecer a 330
millones de personas, tiene una población de 37 millones de personas, la tasa de
desnutrición que heredó el gobierno de Kisner (está tratando de cambiar
significativamente la situación) es el 20%, o sea en el quinto país productor de
alimentos del mundo pero la tasa de desnutrición es el 20%, o sea algo anda mal en
las economías de América Latina, algo muy profundo anda mal y esto obliga a
replantear la discusión en otros términos.
Es la realidad, enarbolada por amplísimos sectores de la ciudadanía que piden estos
cambios en la discusión en las políticas, la que obliga a hacer retornar al escenario
aquello que nunca debió haberse dejado, que es ver si estamos haciendo una
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
344
economía al servicio de quién, cuáles deben ser las metas del economía, hacia dónde
debe marchar la sociedad, cómo asegurar los derechos básicos, que corresponden al
ser humano como criatura de la Divinidad, cómo asegurar su dignidad. De esto es de
lo que va tratar mi exposición. Vamos a tratar de desarrollar cuatro puntos de esta
ética del desarrollo que estamos proponiendo y que tan magistralmente termina de
proponernos el Arzobispo Barrantes y de sus palabras previas, el Padre Guido.
En primer lugar, voy a plantearles una visión de desafíos éticos de América Latina.
Ustedes están acostumbrados a escuchar y leer sobre los desafíos comerciales, tec-
nológicos..., todo eso es válido, no le quito lo más mínimo, lo que digo es que no he-
mos hablado lo suficiente ni lo mínimo, probablemente, de los desafíos éticos. Voy a
plantear los desafíos éticos, que no invalidan los otros, pero que son un nivel que los
engloba, que va más allá.
En segundo lugar me voy a referir a algo que yo he llamado en mis trabajos, en mis
libros "Coartadas de Racionalización"; cuando hay conflictos éticos muy importantes,
lo seres humanos, en algunos casos los enfrentan, como esta, me parece tan valiente
iniciativa de la Iglesia, de poner en el centro de la dificultad de Costa Rica la idea de
un diálogo nacional, donde se enfrentan directamente las dificultades, o los eluden a
través de coartadas y racionalizaciones. Yo voy mencionar algunas coartadas que
circulan en América Latina sobre los desafíos éticos particularmente sobre la pobreza.
En tercer término voy a tratar de mostrar que la ética importa, desde ya, que importa
para todos nosotros que somos creyentes, etc, y no necesitamos ninguna explicación
al respecto, la Divinidad que nos creó como seres éticos, gracias a Dios etc.; pero,
además, voy a tratar de demostrar que la ética importa en términos macro-
económicos y micro-económicos y voy a dar una serie de ejemplos y datos al
respecto.
Y finalmente voy a tratar de sacar algunas conclusiones, en la que me apoyaré mucho
en algunas de las orientaciones que el Papa Juan Pablo II nos ha aportado en los
últimos años y que forman parte hoy, del pensamiento más avanzado del género
humano.
Estos cuatro puntos son como para estar con ustedes un mes, más o menos; y
dispongo de un tiempo limitado, por lo que me voy a permitir remitirme a alguna
bibliografía ampliatoria.
En primer lugar ustedes pueden encontrar muchísimo material sobre todo lo que yo
les voy a comentar en la página de nuestra iniciativa de Ética de Desarrollo. Hace
pocos días nos acompañó en Washington, en una reunión que organizamos, el Premio
Nobel Amartya Sen, que es el Presidente de nuestro Consejo de Asesores y con el que
trabajamos muy estrechamente desde hace muchos años en una relación personal,
muy fraternal; Amartya sen decía que está muy orgulloso porque la página de esta
iniciativa tiene hoy más ingresos que la página de Jeniffer López, yo no sabía
realmente bien quién era Jeniffer López, después mis hijos me ilustraron al respecto y
entendí perfectamente eso. Tenemos medio millón de latinoamericanos que están
dialogando a través de esta página, tenemos una biblioteca digital al servicio de
abstraéis, la conferencia de Amartya sen en video, ésta que dio hace quince días en
Washington para nosotros, etc, y es absolutamente libre.
Si ustedes han inscrito su e-mail a la entrada, los vamos a incluir en la página y si al-
guno después no le gusta puede retirarse, no hemos tenido muchos casos. si no han
incluido su e-mail, les agradezco que al final dejen allí su e-mail en la hoja a la salida.
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
345
Conmigo está mi mano derecha, uno de mis colaboradores más estrechos, Gabriel
Mops, con él también pueden informarse de todo lo que quieran al respecto y sobre
nuestra iniciativa en general.
Hemos escrito dos libros, el primero es una compilación junto con Amartya Sen y una
serie de autores, "Ética y Desarrollo, la Relación Marginada" y el segundo hacia "Una
Economía con Rostro Humano". Se ha hecho un esfuerzo, por pedido expreso de la
Dra. Astrid Fischel, (yo hoy en la tarde voy a dar otra conferencia en la Universidad
de la Salle) para que este libro estuviera disponible en la conferencia de la
Universidad de La Salle. Lo tienen disponible aquí también, se llama así "Una
Economía con Rostro Humano" y esta es su décima edición en un año, o sea el tema
interesa actualmente en América Latina, así pueden ampliar todo lo que vamos a ver.
DESAFÍOS ÉTICOS DE AMÉRICA LATINA
Voy a ser muy concreto, voy a mostrar cinco desafíos éticos de América Latina, que
son desafíos económicos y sociales desde ya, pero que no debemos olvidar nunca que
ante todo son desafíos éticos, porque significa que estamos infringiendo mandamien-
tos éticos centrales, mandamientos que vienen del Antiguo Testamento, que recorren
el Nuevo Testamento y que están en la base del hecho mismo de ser criaturas de la
Divinidad.
El primer desafío ético yo lo llamo "Una infancia en riesgo". ¿Qué estamos haciendo
con los niños en América Latina? Casi todas las cifras que voy a dar son mejores en
Costa Rica, yo acostumbro en mis escritos, ustedes lo pueden leer en "Hacia una Eco-
nomía con Rostro Humano", mostrar cómo las cifras de Costa Rica son mucho
mejores a los promedios, porque Costa Rica tiene un modelo histórico que ha sido
diferente del modelo histórico que ha recorrido buena parte de América Latina,
iniciando por la disolución de las fuerzas armadas hace muchos años atrás y la
consagración, por consenso nacional, permanente de recursos fundamentales de
educación y salud. Sin embargo Costa Rica, como nos explicó recién, el Arzobispo,
tiene sus propios desafíos. Lo que yo les voy a enfocar ahora, son datos
latinoamericanos. Latinoamérica 2003; todos estos datos son actuales totalmente y
son de los principales organismos internacionales.
En primer lugar hay una infancia en riesgo, ¿por qué está en riesgo la infancia? Amé-
rica Latina tiene un 45% de pobres, según la última cifra de la CEPAL, es una cifra
muy fuerte, pero entre los chicos es mucho peor: el 58% de los menores de 5 años
de edad son pobres, una tercera parte de los chicos de menos de 2 años de edad,
están en situación de alto riesgo alimentario, carecen de la nutrición esencial; 190 mil
niños mueren al año por causas absolutamente evitables, según las cifras de la
Organización Panamericana de la Salud.
22 millones de niños menores de 14 años trabajan, según la ÓIT; por ejemplo en Bo-
livia, Perú y Ecuador actualmente el 20% de los chicos menores de 14 años de edad
trabajan para sobrevivir y esto significa que desertan, que están automáticamente
casi excluidos totalmente de la posibilidad de completar la escuela primaria. Existe
una figura en América Latina que se llama "Los niños de la calle", yo me he detenido
y he interactuado con los niños de la calle y participo de muchas organizaciones
voluntarias, cristianas y judías, los niños de la calle significan una realidad muy
concreta en América Latina. Según los cálculos de Casa Alianza, entre niños que hay
viviendo en la calle y niños que van y vienen de la calle, son 40 millones actualmente
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
346
en América Latina. La población de niños de la calle ha crecido en casi todas las
ciudades importantes de América Latina.
El BID hizo, hace poco, un estudio sobre los niños de la calle de Tegucigalpa, 25 mil
niños de la calle. El 60% padece de una dolencia psíquica severa, que se llama depre-
sión y de cada 100, 6 se suicidan o sea, vivir en la calle es vivir en el infierno; even-
tualmente, significa las mayores privaciones, privados de lo más central en la vida de
un ser humano que es la familia y de los afectos fundamentales y sujetos, en muchas
ciudades de América Latina hoy, al exterminio de grupos para-policiales como sucede
en Río de Janeiro, Sao Paulo o Bogotá, etc.
Un sacerdote brasileño dijo una expresión muy lúcida que acuñaron varios
organismos internacionales del BID, por iniciativa de su presidente Enrique Iglesias,
quien ha involucrado fervientemente al BID en muchísimas causas humanitarias. El
BID y muchos organismos internacionales lanzaron una campaña ahora que se llama
"No me llames niño de la calle". Este sacerdote brasileño explica muy bien la
situación; dice que es absolutamente irracional llamarlos niños de la calle, pareciera
que ellos están en la calle porque ellos quieren; en realidad, dice, no son niños de la
calle, son niños excluidos, excluidos por una sociedad que no ha sabido darles sus
derechos mínimos, excluidos de casi todos los entornos posibles, excluidos de la
escuela, pertenecientes a familias desarticuladas, en muchísimos casos destruidas por
la pobreza. Este es un tema ético fundamental; toda América Latina está de acuerdo
en que los niños deben ser los primeros, se repite en todos los discursos políticos. Yo
me animo humildemente a señalar que los niños son lo último en América Latina, si
juzgamos por la cifras concretas, lo que significa que ahí hay una brecha ética de
grandes proporciones.
Un segundo problema sobre el que se habla poco, un segundo desafío ético, es una
familia agobiada por la pobreza. Sobre las familias normalmente solo las Iglesias en
América Latina, de todos credos, hacen énfasis. Esto es un error garrafal de las cien-
cias sociales latinoamericanas, de los medios masivos, de todos los sectores. Los
seres humanos nacimos, gracias a Dios, para vivir en familia y ahí suceden las cosas
más decisivas que van a determinar aspectos fundamentales de cómo vamos a ser;
esto no es una aseveración, sino que está comprobado por la ciencia, hoy sabemos
cosas como que, si la familia funciona bien, la posibilidad de un rendimiento educativo
es muchísimo mayor, el 50% del rendimiento educativo según estudios recientes se
debe a la familia, 50% a la escuela y 50% a la familia. Sabemos que la inteligencia
emocional solo se desarrolla si las condiciones familiares la propician, etc. la familia
es el lugar donde recibimos nuestro equilibrio afectivo, emocional, los valores éticos
centrales, etc.
La familia que es la estructura básica de la sociedad, está agobiada por la pobreza en
América Latina; en mi libro "Hacia una Economía con Rostro Humano", hay varios tra-
bajos míos sobre la familia con los principales datos actuales, acá los resumo: cerca
del 20 al 30% de todas las familias humildes han sido desarticuladas por la pobreza.
No son decisiones deliberadas de renunciar a la familia, sino es posible observar a
través de las estadísticas, cómo funciona el proceso de presión feroz sobre las
personas que terminan en muchos casos en la desarticulación familiar, o sea el
cónyuge masculino normalmente se va y, si no fuera por el coraje de las madres
pobres de América Latina que se quedaron a defender la familia, todas las cifras de
pobreza serían diferentes, mucho peores.
La CEPAL lo midió, es la primera medición reciente que tenemos. El último informe del
Panorama Social de la CEPAL 2003, dice: Si no fuera por las madres pobres solas
jefas de hogar, un casillero estadístico que ha crecido y crecido en América Latina, la
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
347
cifra de pobreza sería hoy un 10% mayor, o sea, en lugar de un 45% de pobres,
América Latina tendría un 55% de pobres, lo que significa el principal sistema virtual
protección social es lo que hacen estas madres con sacrificios cruentos todos los días.
En la Argentina hemos visto muy de cerca, durante el período de Ménem, cómo se
desarticula la familia bajo la pobreza. La pobreza creció al mismo tiempo que los su-
puestos indicadores macro decían que todo andaba bien; para la mayor parte de la
población, como hoy se sabe por consenso nacional, las cosas andaban muy mal,
porque las cifras de pobreza seguían creciendo durante toda la década del 90 y en ese
proceso no solo fueron afectados los sectores humildes, sino también amplios
sectores de las clases medias. Argentina tenía, en los años 60, un 53% de la
población en la clase media; cuando terminó el período de Ménem un 23% de la
población de la clase media o sea había sido semidestruida, buena parte de la clase
media, por el tipo de políticas económicas, de acuerdo con que dicen hoy muchísimas
fuentes, que se adoptaron durante ese período.
El Premio Nobel de Economía Stiglitz dice permanentemente que Argentina es el caso
del laboratorio del fracaso total de las políticas ortodoxas; fueron aplicadas a
extremos y produjeron ese resultado, la destrucción de uno de los sectores más
pujantes, importantes que puede tener una sociedad que es su clase media, la
destrucción implicó el arrasamiento de muchas familias de clase media.
La Universidad de Buenos Aires completó un estudio, hace pocos días, sobre qué le
pasa a la gente, como sucedió en Buenos Aires, cuando está desocupada por períodos
prolongados. Durante Ménem la desocupación fue de un 13% a un 22% de la
población, durante los diez años de ese período. ¿Qué le pasa a la gente cuando está
desocupada por períodos prolongados? Encontró que, desgraciadamente, cuando una
persona no tiene esperanza de trabajo y está varios años desocupada, la conclusión
final es que tiende a destruir, a autodestruirse, dice la Universidad de Buenos Aires,
su núcleo familiar hace una implosión. Crecieron las cifras de violencia doméstica,
toda una serie de indicadores de desarticulación de núcleos familiares.
Otro de los efectos de la pauperización en América Latina, está muy ampliado en mi
libro, lo resumo por el tiempo, es que está subiendo la tasa de renuencia a formar
familias, eso significa parejas jóvenes que quieren formar familia, pero no la forman,
no por ningún razonamiento raro respecto a las familias, (yo diría que es el instinto
más básico del ser humano), sino simplemente porque no ven posibilidades de tener
una vivienda, un trabajo, las condiciones de sustentabilidad básicas de un núcleo
familiar.
Un tercer desafío ético son los jóvenes sin oportunidades. Estas son las estadísticas
actualizadas, según los últimos datos: 37% de los adolescentes de América Latina,
desertan antes de completar la escuela secundaria; 50% de hecho lo hacen antes de
terminar la primaria; la tasa de escolaridad promedio de la región es 5,2 años, horro-
rosa; (Costa Rica tiene una superioridad abrumadora con respecto a estas cifras, por
la gran inversión histórica que ha hecho durante todo su proyecto nacional
democrático en educación y salud), la tasa de desocupación de los jóvenes de 15 a 24
años es superior al 30% o sea hay una tercera parte de la población joven de América
Latina que está fuera de la escuela y fuera del mercado de trabajo. Ya podemos
empezar a entender por qué ascienden las tasas de criminalidad como han ascendido
casi vertiginosamente en América Latina en los últimos años, convirtiéndola
actualmente en la segunda región del mundo con más criminalidad. Una inmensa
población de jóvenes está excluida vir-tualmente de todos lados.
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
348
La criminalidad juvenil, en mi opinión, es ante todo, un desafío en términos de segu-
ridad; pero es, ante todo, un desafío ético, que está sucediendo. Resumí las cifras: el
número de homicidios cayó 40% en la década del 90, 30 homicidios cada 100 mil ha-
bitantes por año. ¿Qué está sucediendo y qué puede suceder? Si nosotros tratamos al
tema como se ha tratado normalmente en América Latina, como un tema solamente
policial, la criminalidad juvenil, sería un problema de jóvenes descarriados a los que
hay que reprimir. Damos bases para resumirles el razonamiento, vamos a llegar a la
solución de Brasil.
Brasil gasta en fondos públicos y privados para seguridad el 10,3% de su producto
bruto. Y ¿saben qué les voy a contar? El gasto ha ido subiendo permanentemente.
Ahora el gobierno de Lula ha hecho cambios profundos en lo que ha sucedido. El
gasto ha subido permanentemente y al mismo tiempo aumentó el número de
delincuentes juveniles y aumentó el número de presos jóvenes en las cárceles, lo que
parece indicar, que aumentar el número de presos en las cárceles no reduce la tasa
de criminalidad de mediano y de largo plazo, porque son otros los factores que están
dinamizando las tasas de criminalidad.
Los estudios recientes (en mi libro tienen trabajo detallado sobre eso) dicen que las
tasas de criminalidad están ligadas estadísticamente a estas tres causas. En primer
lugar, la desocupación juvenil, que mencioné anteriormente. En segundo lugar, la
familia desarticulada, y acá aparece un rol de la familia que la sociedad ha
subestimado totalmente. La principal unidad preventora del delito que tiene una
sociedad es una familia bien articulada y ahí están los datos estadísticos.
En Estados Unidos, un estudio sobre 60 mil jóvenes delincuentes revelan que el 70%
venían de la familias con un solo cónyuge al frente. En el Uruguay, recientemente un
estudio de la CEPÁL sobre todos los jóvenes internados por acciones delincuenciales,
el 64% viene de familia desarticulada. Si la familia funciona bien, transmite, en las
primeras etapas de la vida, los valores éticos fundamentales, no solo con la palabra
sino con el ejemplo de las conductas diarias y de la interacción y esto va a ser
decisivo en el comportamiento posterior de los jóvenes, frente a situaciones similares
de opción por diferentes vías, etc.
En tercer lugar, hay una correlación entre educación y criminalidad, si se aumentan
los niveles educativos desciende la criminalidad; está muy claro cómo combatir la
criminalidad: ocupación a los jóvenes, protección y fortalecimiento de la familia,
mejoramiento de los niveles de educación. En Estados Unidos, (yo resido en
Washington, ahí está la sede del programa nacional que dirijo en el BID), las ciudades
con mayores éxitos en bajar la tasa de criminalidad son Boston y San Francisco; de
acuerdo con las estadísticas oficiales del Ministerio de Justicia de los Estados Unidos,
las dos han atacado estas tres causas, han hecho una gran coalición entre el
Municipio y las iglesias, que han jugado un "rol" absolutamente decisivo, y la sociedad
civil para atacar estas tres causas. Tienen el mejor record en reducción de la
criminalidad.
Y lo mismo muestran las estadísticas comparadas. Brasil gasta el 10% en seguridad y
no logró reducir la criminalidad, ¿saben lo que significa el 10% del Producto Bruto? Es
igual al Producto Bruto Anual de Chile, o sea, Brasil gasta un Chile entero en más
cárceles, más policías, más armamento, etc. y esos son los resultados. Lula, que
representa una esperanza de cambio muy importante para Brasil (tuvo la mayor
votación de la historia en Brasil), dice permanentemente, en los discursos públicos,
que es un error gravísimo ver el problema de la delincuencia juvenil solo como un
tema policial y dice que los dos programas estrella de su administración son el
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
349
programa "Hambre cero", como todos ustedes saben y el programa "Empleo Primero"
o sea conseguir un primer empleo para los jóvenes vulnerables en la sociedad.
Les he hablado de los niños en riesgo, de las familias agobiadas por la pobreza, de los
jóvenes excluidos y de la criminalidad. El último desafío ético son los niveles de
desigualdades de América Latina. con mucha frecuencia se comenta este tema en los
términos siguientes: se dice que hay mucha pobreza y hay mucha desigualdad en for-
ma absolutamente inocente; los medios normalmente lo transmiten de esa manera en
forma inocente, no es así, esto es totalmente inexacto desde el punto de vista
científico. Hay mucha pobreza porque hay mucha desigualdad.
¿Por qué Brasil, 8va. potencia del mundo, tiene 44 millones de personas con hambre?
o ¿por qué México 12va. potencia económica en el mundo tiene 24,5 millones de per-
sonas con hambre sobre 100 millones, etc? Son países profundamente desiguales, la
desigualdad es una explicación muy importante, no la única, pero es una explicación;
todo es complejo, siempre hay muchas variables, pero es una explicación central de
por qué América Latina está como está.
América Latina es un continente de posibilidades excepcionales, bendecido totalmente
por la Divinidad. La Región Andina, por ejemplo, tiene el 20% de los recursos hídricos
del mundo y el 30% de los recursos de carbón y petróleo del mundo, etc. y los niveles
de pobreza casi en todos los países son superiores al 60% de la población
actualmente, etc.
La desigualdad es un tema central, ya la Biblia nos orientaba y nos advertía respecto
a construir sociedades equilibradas. cuando esto se infringe de esta manera tan
brutal, en América Latina la región más desigual del planeta, un resultado muy
importante es el crecimiento de la pobreza, estas son la cifras del BID, de los estudios
del BID. ¿Qué porcentaje del ingreso nacional tiene el 30% más pobre de la población
en diferentes regiones del mundo? América Latina es el lugar donde el 30% más
pobre tiene menos de todas las regiones del mundo, es el último. ¿Qué porcentaje del
ingreso nacional tiene el 5% más rico, América Latina es el líder absoluto, es el lugar
donde los ricos son más ricos comparativamente que en ningún otro lugar del mundo.
La desigualdad no es solo en la distribución de los ingresos, es en todo, es en acceso
a la tierra, a los bienes productivos, acceso al crédito, acceso a las nuevas
tecnologías, acceso a la educación.
Estudios del BID muestran que el 10% de la población de más ingresos tiene 12 años
de escolaridad, el 30% de la población de menos ingresos solo 5 años de escolaridad.
Esta brecha va ser decisiva en el mercado de trabajo, en los salarios que se puedan
ganar, etc. Cuando digo que la desigualdad es causa central de la pobreza no estoy
lanzando una hipótesis, esto es un modelo econométrico, que fue desarrollado por un
grupo de economistas estadounidenses, dirigido por Nancy Bilsalek, Vicepresidenta
del BID, una de las mejores economistas actualmente del planeta, de las más
destacadas.
Hicieron dos curvas; la primera curva, la curva roja, es cómo evolucionó la pobreza
en América Latina en la últimas décadas. Ustedes pueden ver cómo, de 1980 para
adelante, la pobreza sube todo el tiempo, lo tienen en mi libro con todos los datos
detallados. La segunda curva es cómo hubiera sido la pobreza si la desigualdad no
hubiera subido como subió. Ellos toman un momento, que es la década de los 60, y
dicen que después vinieron las dictaduras militares en los países del Sur y vinieron las
políticas ortodoxas y ambas precipitaron el aumento de la desigualdad. Siempre
América Latina fue desigual; pero las cifras empeoraron fuertemente y dicen que si la
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
350
desigualdad se hubiera quedado en los niveles malos que tenía, en los años 60, pero
no tan malos como después, la pobreza sería la mitad de lo que es. Llaman a eso
pobreza innecesaria, pobreza creada solo por el aumento de la desigualdad.
Les he señalado cinco desafíos que son económicos y sociales pero que son profun-
damente éticos, porque contradicen la enseñanza bíblica y las maneras de vivir más
elementales del género humano: no cuidar a los niños, no dar oportunidades a los
jóvenes, descuidar a la familia, crear condiciones favorables por la exclusión social a
la criminalidad, estos niveles de polarización social. Frente a esto, se puede
reaccionar de diferentes maneras, una es enfocar las causas y tratar de combatirlas.
Este diálogo que ustedes están abriendo en Costa Rica, (yo lo voy a contar humilde-
mente en toda América Latina) con el Arzobispo (una figura tan hermosa como
vuestro Arzobispo) al frente, está enfocado a las causas. En toda América Latina, una
ciudadanía cada vez más consciente está hablando de las causas. La ciudadanía se
queja de las políticas que se aplicaron, dice "no más de esa dosis y de esas políticas",
y esos son los resultados que tienen y eso es lo que dicen las encuestas de opinión
actualmente de casi toda América Latina. Por ejemplo, yo le mencionaba a mi amigo
Víquez hace un rato que las últimas encuestas, la encuesta Latin Barómetro, en 17
países de América Latina, dice que en el año 95, el 55% de la población estaba a
favor de las privatizaciones, la mayoría.
Actualmente el 80% de la población está en contra de las privatizaciones, o sea, ha
experimentado circunstancias (esto es una discusión ideológica, estos son los resulta-
dos), que no han sido favorables para el bienestar de la población y muchos otros as-
pectos. La opinión pública dice que otra causa central de lo sucedido son estos niveles
de polarización sociales, esta destrucción de clases medias y una tercera son los
niveles de corrupción, que acompañaron a la implementación de las políticas en
diferentes casos, etc. Se puede ir a las causas, tratar de combatirlas como lo va a
hacer este Diálogo Nacional o, por el contrario, se puede buscar coartadas.
COARTADAS DE LA POBREZA
Quería poner sobre la mesa algunas coartadas, no tengo ninguna afición al masoquis-
mo, para torturarnos, sino porque es fundamental denunciarlas, porque están todos
los días allí presentes y mucha gente de la mejor buena voluntad cae, con mucha
facilidad, en estas racionalizaciones que vienen circulando con fuerza en América
Latina.
La primera, yo la llamo la "Ínevitabilidad de la Pobreza". Cuando al presidente de Ar-
gentina Ménem durante los años 90, una prensa independiente, que cumplió un papel
muy importante siempre en la Argentina, le preguntaba: "Usted dice que somos un
país del Tercer Mundo, que todo es una maravilla y ¿por qué sube (y sube fuerte) la
estadística anual de pobreza del Instituto Nacional de Estadística? Él acostumbraba
contestar: "Pobres hubo siempre y pobres hay en todos lados". Resume un poco la
idea de la inevitabilidad de la pobreza, o sea, sería como que llueve, en todos lados
llueve, en todos lados hay pobres. No es así, es una simple distorsión absoluta de la
realidad. ¿Ustedes saben cuáles son los niveles de pobreza actualmente en los países
nórdicos, en Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia? 0%, casi no existe registro
estadístico de la pobreza, es absolutamente infinitesimal la presencia de la pobreza;
se puede erradicar perfectamente la pobreza de una sociedad.
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
351
Pobres hubo siempre, no. Por ejemplo, en la Argentina de los años 60, el número de
pobres era el 5% de la población, inicios de los años 60, cuando terminó Ménem, el
número de pobres era el 40% de la población, y después siguió subiendo, ahora
recién comenzó a revertirse con el nuevo gobierno democrático. Es decir, pobres hubo
siempre, no; depende lo que una sociedad hace concretamente con su destino. Pero,
la inevita-bilidad de la pobreza nos saca del problema a nosotros: si la pobreza es
inevitable ¿qué vamos a hacer? No es inevitable, el mandato bíblico es, a través de
los mensajes y de los símbolos, es tener una actitud activa absolutamente al
respecto.
Una segunda coartada de la pobreza es echarle la culpa de la pobreza a los
perdedores, en razón de términos de perdedores y ganadores; también parece un
razonamiento perverso, el solo uso de las palabras y qué quiere decir ganadores y
perdedores. Realmente la racionalización es: están los que han tenido iniciativa,
empuje, capacidad, etc, son los ganadores, por eso están donde están y están los que
no tienen iniciativa, son indolentes, alcohólicos, perezosos, etc. y por eso son
perdedores, todo es ganadores y perdedores. Pero resulta que, si en América Latina
cerca del 50% de la población es pobre, ¿a quién se le puede contar el cuento que fue
por falta de iniciativa personal o por no tener aptitudes indicadas? ¿No será porque no
tuvieron oportunidades? Eso dice el expresidente de Chile Patricio Elwin, quien hizo
un gobierno importantísimo, la democracia chilena logró mostrar lo que yo les estoy
diciendo, (gozo de su amistad personal) y él cuenta cómo logró bajar en Chile la
pobreza del 40%, (en la dictadura de Pinochet se duplicó la cifra de pobres de chile
del 20 al 40% de la población), como en sus cuatro años de gobierno la pobreza bajó
del 40% al 25%. A través de medidas públicas muy activas y una gran coordinación
con la sociedad civil, etc. Él rinde un informe muy importante (pueden encontrarlo en
nuestra página) que dice, sobre la pobreza en América Latina, "cambien las políticas,
creen oportunidades y van a ver como todos, absolutamente toda la población pobre
lo que necesita es una oportunidad". Se ha demostrado como se mostró en chile y en
otros conceptos históricos, que echarle la culpa a las personas individualmente,
cuando la situación estructural determina dificultades que afectan a la gran mayoría
de la población, es un nivel de tergiversación de la realidad muy amplio en donde no
hay ganadores ni perdedores somos todos perdedores: son perdedores los pobres y
es perdedora toda la sociedad que genera estos niveles de injusticia y de pobreza.
Una tercera coartada lo asomó muy bien el Arzobispo y no me voy a detener. Está
sintetizada en la teoría del derrame: Esperen los pobres, tengan un poco de
paciencia, son muy impacientes, ya desde la época bíblica son muy impacientes,
¿no?, gracias a Dios, gracias a ellos generaron los acontecimientos históricos que
generaron, etc. Son muy impacientes, esperen a que llegue el crecimiento, el
crecimiento se derrame, el derrame del progreso alcance a los sectores más pobres y
los saque de la pobreza. Hoy sabemos que según Amartya Sen, por ejemplo, nunca
hubo derrame en ninguna sociedad conocida del planeta, no funciona así. Tiene que
haber, en mi opinión, crecimiento, estabilidad económica, progreso tecnológico,
competitividad, pero junto con una política social absolutamente agresiva, que
permita que todo eso sea realmente compartido por la población.
El Arzobispo dijo una frase (la anoté porque la voy a difundir citándola, en todos los
casos), que es muy buena; dijo textualmente "La mejor política económica es una
buena política social". Está verificada científicamente hoy. Una política social de
primera calidad es invertir en la gente, educación y salud para todos, alimentación
para todos, pues potencia totalmente las posibilidades de una economía y si ustedes
preguntan por qué se desarrollaron los países nórdicos, que son hoy las economías
más avanzadas del planeta, cómo se desarrollaron la respuesta es: invirtieron en la
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
352
gente, fenome-nalmente, allí está el secreto esencial. Esta coartada dice todo los
contrario, que los pobres esperen, esperen ¿qué?, el derrame no va a llegar. Por otra
parte esta visión de que esperen es absolutamente antiética: la tasa de mortalidad
materna de América Latina es 28 veces la del mundo desarrollado, de cada 10
madres que dan a luz, dos no tienen asistencia médica de ningún tipo en el período
anterior al parto, por eso la tasa de mortalidad materna tiene esas proporciones.
¿Vamos a decirles que esperen a las madres? Es absolutamente antiético.
Una cuarta coartada es señalar de que, en definitiva, este es un problema del otro.
Todos los razonamientos que dije, de una manera u otra, se auto-justifican individual-
mente diciendo: "bueno, está mal que a él le vaya mal, está mal que estén pidiendo
limosna en la calles, que los chicos estén corriendo tras los semáforos para conseguir
unas monedas, pero, bueno, yo hago lo mío, por mi familia". Es un razonamiento del
egoísmo volviendo contra otra manera el razonamiento bíblico, al gran razonamiento
bíblico de que somos responsables los unos por los otros.
Estas cuatro coartadas llevan a respuestas muy débiles, en el campo de la pobreza.
Yo lo llamo los falsos caminos y, en algunos casos, a la absoluta pasividad e incluso a
desarrollar formas xenofóbicas respecto a los pobres. Cuando terminó la dictadura de
Pinochet, la Universidad de Chile hizo una encuesta célebre en Chile; se le preguntó a
la población qué pensaba que había que hacer con los discapacitados en los medios
de transportes masivos. En las sociedades desarrolladas, los discapacitados tienen
todas las facilidades en los medios de transporte masivo, todos los que hemos estado
en alguna ciudad, sabemos que los buses se paran y uno tiene que esperar 15 ó 20
minutos como corresponde, hasta que bajen la plataforma, suban a la persona en la
silla de ruedas, y así en cada aspecto. A nadie se le va a ocurrir que puede ser
diferente, es una cosa humana elemental. ¿Saben qué contestó la gente en Chile? La
Universidad de Chile dice "es el legado de la dictadura militar, que acrecentó todas las
descendencias fascistas y xenofóbicas de un sector de la población". El 25% contestó
que había que prohibirles el acceso a los medios masivos de transporte a los
discapacitados, para que no hagan perder tiempo a los demás. Yo pongo estas
coartadas porque hay que encararlas, y la Iglesia las ha encarado magníficamente en
toda América Latina.
LA ÉTICA IMPORTA
Mi tercer punto: la ética importa desde el punto de vista moral, pero además, importa
el punto de vista práctico, como todo lo que la Biblia plantea. Yo humildemente trato
de mostrar permanentemente, me preguntan con mucha frecuencia, (uno ha escrito
muchas cosas, unos 40 libros) por mí texto de referencia fundamental, los
periodistas, etc. Les digo: Mi texto de referencia fundamental está muy claro, sin él
de hecho no hubiera podido escribir una letra, es la Biblia, allí están las ideas
centrales.
La Biblia dice que la economía debe estar orientada por la ética y crea una serie de
instituciones. El Papa pone el escenario histórico como el Jubileo en todas las
instituciones de equidad social que van con él, la condonación de la deuda externa,
planteada por el Papa desde la idea de la condonación bíblica de las deudas, el
regreso de las tierras a sus propietarios originales cada 50 años, etc. Está llena de
ideas para mantener los equilibrios, para que haya una economía bien orientada por
la ética, etc., lo que tan brillantemente resumió el Arzobispo al explicar lo que el Papa
propone, la nuevas propuestas recientes del Papa. Cuando esto no se hace, la
economía sufre, este es mi punto y cuando se hace la economía gana.
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
353
Como casi todo lo que dice la Biblia, cuando no se hace, el ser humano sufre, y
cuando se hace se recuperan dosis de armonía, de equilibrio, en lo personal, lo
familiar y lo social. En Estados Unidos, hay una discusión fenomenal (en mi libro,
ustedes tienen un artículo detallado sobre esto) yo lo llamo la Era Post Emron. Emron,
como todos ustedes conocen, era la sétima empresa de los Estados Unidos, o sea, no
estamos hablando de una empresa más, la sétima empresa de la economía más
poderosa del mundo. Sus altos directivos perpetran una quiebra fraudulenta, donde
les roban sus ahorros a millones de accionistas, les roban los fondos jubilatorios a los
propios empleados de la empresa, casi destruyen la contabilidad del mercado
financiero, provocan una situación crítica muy seria en la economía, etc. y toda la
sociedad americana se está preguntando desde entonces qué falló, por qué este
grupo de altos directivos. La sociedad americana reaccionó de la manera más
positiva, ¿no? Cero tolerancia a este nivel de corrupción corporativa, no solo hay
corrupción en el sector público, existe la corrupción corporativa, todos ellos están en
este momento presos con juicio y su círculo se ha ido cerrando cada vez más.
Además, dictó leyes mucho más estrictas de control para esos casos, porque además,
los altos directivos que perpetraron la quiebra fueron acompañados, amparados y
protegidos por la firma de consultoría más importante del planeta en este momento,
Artur Anderson, que como consecuencia de esto, fue disuelta virtualmente,
desapareció virtualmente, etc. La sociedad reaccionó en estos términos, con toda la
fuerza, pero se sigue preguntando qué falló.
Allí apareció una gran discusión ética, porque la única explicación está en la ética. Los
altos directivos, más los consultores de alto rango, todos juntos, todos se habían gra-
duado como los mejores másteres MBA del mundo. Eran egresados brillantes de los
mejores master, por eso los habían contratado, tenían los niveles de educación más
sofisticados que se puedan tener; por otro lado, ganaban sueldos fenomenales, esos
sueldos eran paquetes remuneratorios anuales fenomenales, entonces ¿por qué hicie-
ron esto?
Un brillante pensador americano que se llama Amitai Etzioni puso las cosas en su
lugar; dijo: Ustedes tenían que haber seguido de cerca las encuestas respecto a la
formación que se da a los MBA, y mostró varias encuestas recientes. Una encuesta
dice que se preguntó a 1.200 egresados de un MBA de los mejores, de una muestra
de los mejores MBA lo siguiente: Si usted pudiera robar 150 mil dólares y el chance
de que lo descubrieran fuera el 1% y la condena sería un año y medio de cárcel, ¿qué
haría? El 35% contestó que robaría.
En otra encuesta, se midió el perfil ético de la gente cuando ingresa a los MBA y dos
años después cuando sale. Y el perfil ético es peor cuando sale que cuando ingresa,
entonces Amitai Etzioni dijo: Algo está fallando muy profundo, la formación técnica
puede ser impecable, pero no se le está enseñando ética (él puede durante muchos
años, uno de los profesores más eminentes de MBA y luchó por que se le enseñara
ética, además es profesor In Merito de Washington University), y no solo no se le está
enseñando ética, sino lo que se le enseña, al enseñárselo sin enseñar las implicancias
éticas de las conductas de los altos ejecutivos, lo que hoy llamamos "Responsabilidad
Social Gerencia o Empresarial, etc", se convierte en incentivos perversos. Él dice: Si
se entrena a alguien para maximizar flujo financiero y las posiciones de mercado y las
enseñan las normas morales que deben orientar esas conductas, o sea, se le enseña
sin escrúpulos, ¿de qué se maravillan?, dice Amitai Etzioni. Hizo una propuesta muy
original: El Congreso de Estados Unidos que ha citado a declarar a los altos directivos
de Emron, de Arthur Anders, etc, debería citar a los decanos de los MBA para pedirles
cuentas de cómo está la enseñanza. Y como la sociedad americana reacciona con
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
354
muchos reflejos, con mucha velocidad (les aviso que en mi libro tienen un artículo
solo sobre eso), en un año, digamos, casi todos los MBA han incorporado cursos
importantes de ética, etc. y las selectoras de personal más destacadas de los Estados
Unidos incorporaron, a todos los tests para contratar altos ejecutivos, un test ético,
para medir una serie de categorías éticas, porque sin eso no hay garantizado nada.
La ética importa, vean ustedes lo que significa el caso Emron; y no es solo Emron,
hay un montón de empresas, ahora hay un problema muy grave con los fondos
mutuales, con los fondos de inversión, etc. Hay un problema de qué se ha hecho con
la ética, no solo los MBA, obviamente desde el preescolar, etc, los núcleos familiares,
todo, todo eso va a tener un significado. Así como di un ejemplo de cómo la ética
puede resentir una economía, quiero mostrar muy rápidamente cómo la ética puede
generar fenómenos que nadie suponía que podían existir.
Todos han oído hablar de las remesas migratorias; el BID está a la vanguardia en la
América Latina en los estudio de las remesas migratorias. Por voluntad de su
Presidente, ha hecho estudios sistemáticos y hoy está llevando adelante un gran
movimiento internacional en relación con esto, es un fenómeno económico que
ningún texto de economía ortodoxa o tradicional jamás podría haber inventado,
porque ellos piensan que la gente solo somos homus oeconomicus, nosotros
pensamos que somos homus eticus, gracias a Dios. Entonces como somos homus
eticus y no homus oeconomicus, se generó esto que se llama la remesa milagrosa.
Los últimos datos del BID dicen que 10 millones de latinoamericanos emigraron la
última vez a Estados Unidos y Europa. Ustedes los conocen porque son sus vecinos y,
además, salvadoreños y guatemaltecos, no solo ecuatorianos, peruanos, argentinos y
algunos costarricenses también, pero no la misma proporción de ninguna manera. La
remesa migratoria o sea lo que ellos mandan a sus familias en sus países de origen,
sumado fue, en el 2002, 32 mil millones de dólares. El último cómputo es el 2003,
fueron 40 mil millones de dólares. Excede totalmente todo el flujo de capitales
externos hacia América Latina, o sea, el principal ingreso de toda América Latina,
actualmente son las remesas migratorias y más que duplica, toda la ayuda
internacional y los préstamos de los organismos financieros juntos. Estos
humildísimos latinoamericanos, yo los conozco de cerca, en Washington hay 80 mil
salvadoreños por ejemplo, que trabajan en las tareas más pobres de la economía,
trabajan en las cocinas, trabajan en la limpieza, trabajan en los oficios inferiores de
las construcciones, etc. y trabajan dos jornadas y además son pobres; siguen siendo
pobres, el promedio de los ingresos de un latinoamericano de estas características en
los Estados Unidos es inferior a 20 mil dólares anuales, etc. Mandan más de un 10%
de lo que ganan, no de sus ahorros porque no son ni siquiera ahorros, sino de lo que
ganan; de lo que necesitan para sobrevivir, lo mandan a sus familias de los países de
origen. Esto se ha convertido en 30% del Producto Bruto de Nicaragua, 25% del de
Haití y el 15% de El Salvador o sea todos estos países casi no serían viables
actualmente, si no fuera por la remesa migratoria.
México es una potencia económica muy grande, su principal ingreso, número uno,
fuente de divisas es el petróleo. ¿Saben cuál es el segundo? La remesa migratoria.
Está muy por delante del turismo, como fuente generadora de divisas para México.
Además tiene un papel multiplicador, como van a los más pobres, que lo gastan ínte-
gramente, el BID calcula que tiene un papel de multiplicador de 100 millones de dó-
lares, o sea se expande en los mercados internos en esa proporción. La cuarta parte
de la población de El Salvador, Guatemala y Honduras depende para su sustento de
las remesas migratorias, a pesar de que las intermediarias les cobraban a ellos entre
el 10 y el 20% por concepto de comisión. Era una de las usuras más gigantescas de
toda la historia, ¿no?
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
355
El BID junto con otros organismos internacionales, han lanzado una gran campaña
para reducirla totalmente. Se confía que en un período razonable en lugar del 15%,
etc, va a ser menos del 1% que es lo que corresponde, etc. abierto a la competencia,
a muchísimos proveedores, las posibilidades de enviar las remesas, etc. La gran
pregunta es que no tiene respuesta, en la economía, cómo se explica esto. En este
momento, la principal fuente de ingresos de América Latina, de capitales, son las
remesas migratorias, ¿cómo se explica?
De acuerdo con los textos de economía, la gente debería actuar con homus oeconomi-
cus, o sea, maximizar siempre su provecho personal, etc, etc., y este fenómeno que
tiene estas proyecciones macro-económicas, solo se entiende desde la ética, hay un
valor central en esto. Las encuestas y los estudios sobre una cantidad de los países
implicados dicen que las envían por amor a la familia, por lealtad a los que dejaron
detrás, por solidaridad familiar con los padres, los hermanos, los hijos que dejaron
detrás y en algunos casos como México, con el Municipio pobre en el que nacieron.
Las remesas han salido, en un montón de municipios pobres de México, a desarrollar
una serie de cosas que el Municipio jamás hubiera tenido, o sea, por razones éticas.
Vean si la ética cuenta.
Y mi último ejemplo: ¿Cuáles son los países más avanzados del mundo en estos mo-
mentos?, ahí yo puse cuatro tablas, todas del 2003.
La primera tabla Desarrollo Humano de Naciones Unidas, Noruega es el líder absoluto
en los últimos tres años y allí están Islandia, Suecia, Dinamarca, Finlandia o sea, los
cinco países nórdicos, más el canadá.
La segunda tabla es de Transparencia internacional, países que no tienen corrupción,
nuevamente estos 5 países están siempre entre los 12 primeros.
La tabla tercera de Competitividad, la del Foro de Davos, los principales empresarios
del mundo que todos los años dicen qué países son los más competitivos,
nuevamente Finlandia es el número uno del mundo por su competitividad.
La última, también del Foro de Davos, de los países más avanzados tecnológicamente
en el mundo, Finlandia el número uno y nuevamente estos países, o sea el llamado
Modelo Nórdico. El Modelo Nórdico, más algunos otros países, son los líderes
mundiales y ¿qué características tienen sus economías? Son economías con una
fuerte orientación ética, donde la ética cuenta, la inversión priorizada como gran
proyecto histórico ha sido la inversión en la gente, la erradicación de la pobreza. Son
economías con muy bajos niveles de desigualdad, o sea, han contestado los 5
desafíos éticos que yo plantee anteriormente. ¿Saben cuál es la distancia actualmente
entre el 10% más rico de la población de Noruega y el 50%, para llamarlo de algún
modo, de menores ingresos? 1.5%. La distancia similar en América Latina puede
llegar en Brasil a 100 a 1. Todo eso no lo han hecho por decreto, no es que han
decretado que eso debe ser así, sino que hay un trabajo sistemático en la escuela, en
la educación, en los valores de la sociedad, en los medios, en los ejemplos públicos,
en esa dirección, que debe ser con la ética.
Hace unos años atrás Noruega hizo una experiencia notable que creó la Comisión Na-
cional de Valores Éticos, al máximo nivel del país, para que en todos los municipios
del país se discutieran los nuevos desafíos éticos, absorción de emigrantes pobres del
Norte de África, la drogadicción en los jóvenes, cómo comportarse con el Tercer
Mundo, qué significa ser un país ético siendo un país desarrollado respecto al Tercer
Mundo, etc. Ó sea hay un trabajo, no son sociedades ideales, tienen sus problemas,
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
356
pero hay un trabajo sistemático en la ética, invertir en ética parece que da resultados
de este tipo.
ALGUNAS CONCLUSIONES
Hemos recorrido un camino, primero les mostré el sufrimiento de los latinoamericanos
y los desafíos éticos que esto implica, después les mostré las falsas coartadas frente a
esto, en tercer término le mostré cómo la ética tiene impactos concretos en la econo-
mía, la lista puede ser mucho más amplia, en el libro mío tienen otros ejemplos, etc.
mi cuarto punto, sacar conclusiones de todo esto.
Primera conclusión, a la pobreza de América Latina yo le he puesto un nombre; sabe-
mos de pobreza extrema, pobreza crítica, nuevos pobres, la clase media
empobrecida, etc. Yo creo que hay que agregarle un nombre más, yo lo llamo la
"Pobreza Paradojal" porque es pobreza en medio de la riqueza, de la riqueza
potencial. No es la pobreza de las zonas del África, en donde no hay posibilidades de
desarrollo mayores porque las condiciones son absolutamente hostiles, las
condiciones naturales, las guerras tribales ancestrales, etc., sino sociedades con un
potencial y una dotación de recursos naturales excepcionales que tienen la mayor
parte de sus poblaciones en pobreza; a esta pobreza yo le llamo la paradoja de la
pobreza en medio de la riqueza. Esa paradoja es enfrenta-ble, absolutamente, en mi
humilde opinión; pero para enfrentarla, necesitamos superar la disociación entre ética
y economía y la pongo a foco después de haberla asomado durante todos los
racionamientos anteriores.
Stiglitz, el Premio Nobel de Economía y una serie de economistas prominentes del
planeta han planteado una gran discusión a través de todo tipo de trabajos en los
últimos tiempos. Junto con Stiglitz, Ámartya Sen, Paul Krugman, una larga lista, etc.
suelen decir que las políticas ortodoxas son malas simplemente, no es una discusión
ideológica, dan resultados desastrosos y cita como ejemplo preferente a América
Latina, como un continente potencialmente tan rico, ha llegado a niveles de pobreza
tan extendidos en sectores vastos de su población y ha agudizado la desigualdad.
Yo agregaría un problema muy importante que hay que resaltar; que este tipo de
mensaje totalmente economista, que la Iglesia lo llama reduccionismo economicista,
genera un subproducto: la gente empieza a ser entrenada para pensar que hay un
campo que es la economía, que es lo único que importa, para ser manejado solo por
técnicos, en economía y que hay otro campo que es la ética, problema del Arzobispo,
mío, que soy un humilde creyente judío, de todos los creyentes que van a las iglesias
y de las iglesias y que una cosa no tiene que ver nada con la otra. La economía es
para que sea manejada por lo técnicos, la ética es para el mundo del espíritu y que no
tienen nada que ver. Esto significa disociar totalmente algo que tiene que estar
absolutamente entrelazado. El Papa ha cuestionado totalmente esta visión, a través
de sus planteamientos de los últimos años, y particularmente enfatiza en que debe
haber un código ético para la globalización, como repite Juan Pablo II
permanentemente.
El Papa dice que la globalización abre oportunidades muy importantes, pero si no hay
un código ético que la oriente, el sufrimiento para amplísimos sectores del género
humano puede ser muy grande, y plasma eso en propuestas concretas: trato justo en
el comercio internacional, condonación total o parcial de la deuda externa de los más
pobres, fomento de la solidaridad internacional en términos concretos, etc. Disociar la
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
357
ética de la economía es perverso desde el punto de vista de los resultados
económicos.
Me tocó ser uno más que participaba en los primeros diálogos, 10 años atrás, entre
las altas jerarquías de la Iglesia Católica Latinoamericana y organismos financieros in-
ternacionales, en donde el CELAM pedía a los organismos financieros internacionales,
la posibilidad de contemplar la condonación, total o parcial de la deuda externa de los
países más pobres, y uno de los banqueros que asistía a esas reuniones dijo lo
siguiente: "desde el punto de vista moral ustedes tienen toda la razón, no se puede
justificar que todo se vaya en intereses de la deuda externa, mientras los niños,
mientras la tasa de mortalidad infantil crece, no hay manera, pero no lo vamos a
hacer nunca porque el sistema bancario internacional no puede sentar ese
precedente. El precedente de que un deudor, no por lo que deba económicamente, él
dijo, son cifras ínfimas, en los montos que maneja el sistema financiero internacional,
son cifras ínfimas, pero el sistema financiero internacional no puede sentar ese
precedente, que el deudor no pague". Y la discusión parecía perdida, ¿no?
Diez años después, el combate del Papa a la cabeza del gran movimiento mundial del
Jubileo, junto con muchísimos sectores del ser humano, han permitido que ahora
estemos en otra etapa de la discusión. Se reintegró un poco de ética al manejo de la
economía y, vean ustedes, los resultados empiezan a aparecer. Esta disociación entre
ética y economía es una pérdida central en nuestra vida cotidiana.
Una última historia personal. Me invitan con mucha frecuencia entre otros, los em-
presarios cristianos de toda América Latina. Hace pocos días atrás, estuvimos en el
Paraguay, invitados por la organización de empresarios cristianos del Paraguay. Había
600 empresarios en la sala y, al terminar mi exposición sobre la situación de América
Latina y la responsabilidad del empresario, urgiendo que los empresarios deben
asumir responsabilidades mucho mayores de las que han asumido en América Latina,
siguiendo el ejemplo de otros lugares del mundo donde hay muchos avances en este
campo, un sacerdote que estaba en la primera fila, se levanta y dice que, para él, fue
una exposición muy importante. Se presenta y me hace la pregunta más importante
que yo he escuchado, en muchos años de dar conferencias en muchos lugares; la
comparto con ustedes porque me parece excepcional. Dice: Yo soy Nuncio Apostólico,
soy el representante del Papa en el Paraguay. Yo me planteo esta pregunta y le pido
que usted me ayude a reflexionar sobre ella. Me han parecido válidos todos los
elementos de su exposición, la situación, la pobreza paradojal, etc. América Latina es
el continente más cristiano de todo el planeta Tierra, es el lugar donde hay la mayor
membresía cristiana de todo el planeta y es un cristianismo activo, genuino, etc. ¿Por
qué tiene estos niveles de pobreza y desigualdad el continente más cristiano? Los dos
razonamos juntos y desde entonces tenemos un diálogo fraternal permanente. Yo
creo que un componente central es esta disociación entre ética y economía.
Pareciera que nos están acostumbrando a que una cosa es la vida cotidiana, que debe
estar regida por los técnicos en economía y otra cosa es la iglesia el domingo, las
misas, la sinagoga los sábados y que las dos cosas no tienen por qué tener mayor
vinculación. Esa es una pérdida absolutamente central: las dos cosas tienen que tener
toda la vinculación, lo que hacemos en nuestra fe y lo que pensamos en nuestra fe lo
debemos transplantar a la vida cotidiana. En el caso Emron surgió con tremenda
lucidez. Un periodista americano muy agudo, dijo lo siguiente: "No es que los altos
directivos de Emron no conocieran los Diez Mandamientos; la gente, graduada en las
mejores universidades del mundo, conocían perfectamente los Diez Mandamientos,
pero creyeron que eran las Diez Sugerencias". Es un poco el mensaje que se nos
trasmite, no son sugerencias, son para aplicar en la economía y en la vida cotidiana,
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
358
los principios morales bíblicos. Esto significa cosas prácticas, si se rompe esta
discensación surge el gran tema que ustedes están poniendo en el centro del
escenario con este llamado tan importante al Diálogo Nacional.
La responsabilidades éticas de los actores, nosotros humildemente los trabajamos to-
dos los días en nuestra iniciativa. ¿Qué quiere decir? Responsabilidad ética de las polí-
ticas públicas. Por primera vez en América Latina, en el estado de Río Grande Do Sul,
el tercer estado del Brasil, todos los sectores del Congreso aprobaron, el proyecto de
ley que establece la responsabilidad ética de las políticas públicas. ¿Qué significa eso?
Todos los años, así como el Estado rinde cuentas por el presupuesto, va a tener que
rendir cuentas por el presupuesto social, o sea, se va a tener que poner metas de en
cuánto va a reducir la mortalidad infantil, la deserción escolar, las tasas de desocupa-
ción juvenil, etc, y va a rendir un balance social anual de cuánto ha avanzado en esas
metas. Se establece en la ley un sistema de auditoría durante todo el año, a cargo de
la sociedad civil y un sistema de medición de indicadores, durante todo el año a cargo
de las universidades. Son los primeros intentos de hacer rendir cuentas en términos
de responsabilidad ética a las políticas públicas.
Otro gran tema es la responsabilidad ética de la empresa privada. La empresa privada
merece todo el apoyo, es un productor de bienes fenomenal; pero la concepción
bíblica es muy clara, el Arzobispo la asomó. La concepción bíblica nos habla del
concepto de responsabilidad social de la propiedad y la idea de responsabilidad social
empresarial se afinca en ese concepto bíblico; la empresa tiene que ser un ciudadano
ejemplar, en los países desarrollados esto está actualmente muy evolucionado.
La opinión pública exige que la empresa cumpla con cinco aspectos por lo menos:
juego limpio con el consumidor, buen trato con los empleados, responsabilidad por el
medio ambiente, ser un ciudadano activo en los grandes programas sociales de su
comunidad y una conducta igual a la que tienen internamente, en las inversiones en
los países en desarrollo. No tengo tiempo para detenerme, pero hay todo un sistema
de incentivos y de castigos en esa dirección; Francia, Bélgica, Holanda, en una
cantidad de países desarrollados.
Responsabilidad ética de los actores quiere decir fortalecer el voluntariado y fortalecer
la participación ciudadana y me detengo para terminar. El voluntariado: ustedes son
voluntarios, yo humildemente soy un trabajador voluntario igualmente. Estoy acá hoy
no por ninguna relación laboral o profesional; no debería, estoy colmado de
obligaciones, pero estoy porque siento profundamente que lo que ustedes están
haciendo es muy importante, los voluntarios son vistos casi de reojo por nuestra
sociedad. Nuestras sociedades, muy economicistas, creen solo en la economía dura,
ven al sector voluntario como bueno, está bien; pero es una tarea de gente que no
tiene nada qué hacer, están desocupadas, amas de casa, etc., como una tarea
marginal. Es un error gravísimo. En las sociedades que funcionan bien en el mundo,
el voluntariado es un componente central de todo el modelo.
En los países desarrollados, el voluntariado produce del 5 al 10% del producto bruto
nacional en bienes y servicios sociales, o sea, ayudando a los sectores más relegados,
como lo está haciendo la Pastoral Social. Ya me explicó en detalle el hermano Guido
ese trabajo formidable que está desarrollando; pero además de eso, además de lo
que produce en ayuda concreta, está el mensaje, me parece que el tema de los
mensajes es central para que podamos cambiar a América Latina.
Nosotros tenemos dos mensajes compitiendo en nuestra sociedad, extremando un
poco la situación. Uno es el mensaje del corrupto, en todas nuestras sociedades,
VICARÍA EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL - ARQUIDIÓCESIS DE SAN JOSÉ - 2004
359
desgraciadamente, está presente y, en algunos casos, con muchísima más intensidad
que en otros, y el corrupto está diciendo. Todo para mí, no me importa nada los
demás, lo único que me importa es mi acumulación. La corrupción no es solo robar
directamente, son las múltiples formas que toma.
El voluntario está diciendo lo opuesto, el voluntario está diciendo que somos respon-
sables los unos de los otros, me importa el otro, yo estoy dispuesto a darle mi
tiempo, mis energías, mis recursos para ayudar a los otros. El voluntario juega un
papel fundamental en nuestra sociedad. Los atenienses tenían cierta idea de esto.
¿Saben ustedes qué era un idiota para los atenienses? La palabra idiota en Atenas,
identificaba al que solo trabajaba para su interés personal, que solo se movilizaba por
su interés privado, y diferenciaban entre los idiotas y los hombres libres. Los hombres
libres trabajaban para el servicio de la comunidad, el conjunto de la comunidad. Los
voluntarios no son idiotas, como creen ciertos sectores economicistas de nuestra
sociedad, son hombres libres.
Finalmente, en todo este trayecto, nos acompaña la orientación del Papa; no lo digo
acá porque estoy hablando para ustedes, he puesto en mis escritos y en todos los
lugares donde hablo, que estos mensajes son fundamentales. Les recuerdo tres
mensajes recientes del Papa y he entregado a los amigos un trabajo que termino de
escribir sobre el papel de las religiones frente a la agenda social actual de América
Latina, donde los desarrollo mucho más profundamente.
El Papa dice: "Invito a los economistas y profesionales financieros, así como a los
líderes políticos a reconocer la urgencia de asegurar que las prácticas económicas y
las políticas vinculadas tengan, como meta, el bien de cada persona y de la totalidad
de la persona". El Papa invita a los profesionales financieros y a los líderes políticos y
económicos a reconocer que tiene que haber ética en la economía de las prácticas
económicas concretas, teniendo a la persona humana como el objetivo final de una
sociedad organizada.
El Papa dice que es necesario, frente a la situación actual, impulsar una nueva cultura
de solidaridad internacional y cooperación donde todos, particularmente las naciones
ricas y el sector privado, dos responsables fundamentales de lo que sucede en el
mundo, acepten la responsabilidad por un modelo económico que sirva a todos.
Muy respetuosamente, si alguien preguntara cuál es el modelo económico del Papa,
yo muy humildemente me animaría a decir: Está muy claro, el modelo de inclusión
universal, modelo donde todos tengan oportunidad, modelo que sirva a todos, donde
la dignidad de cada ser humano esté garantizada. El Papa termina de decir hace muy
pocos días, en una audiencia pública, lo que les leo textualmente: "En el mundo de
hoy, no basta limitarse a la ley del mercado y su globalización. Hay que fomentar la
solidaridad, evitando los males que se derivan de un capitalismo que pone al lucro por
encima de la persona y la hace víctima de tantas injusticias. Un modelo de desarrollo
que no tuviera presente y no afrontara con decisión esas desigualdades, no podría
prosperar de ningún modo. Recuperar la ética para el desarrollo es darle viabilidad
real a un desarrollo sostenido en América Latina y es devolver la esperanza a nuestra
gente".
Muchas gracias.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
360
39. JUSTICIA, EQUIDAD Y SOLIDARIDAD PARA TODOS. UNA REFLEXIÓN SOBRE EL
TLC
A LA LUZ DE PRINCIPIOS CRISTIANOS I. Motivos
de esta reflexión.
1. Los Obispos de Costa Rica somos conscientes de la responsabilidad que tenemos
como pastores, de acompañar a nuestro pueblo, en sus angustias y alegrías, en sus
anhelos y esperanzas y, a la vez, animarlo a construir un futuro mejor.
2. Uno de los temas más candentes en la actualidad es el Tratado de Libre Comercio
con los Estados Unidos de Norteamérica (TLC) y sus posibles consecuencias para el
futuro de nuestra patria. Hemos participado en innumerables foros donde se ha
presentado y discutido este Tratado. Hemos escuchado con atención a los encargados
de negociar este Tratado, así como a los sectores que se sienten beneficiados con el
TLC, quienes lo defienden como positivo para los intereses comerciales del país.
Creemos en la buena intención de los negociadores, quienes buscan asegurar un
aspecto clave de nuestra economía: las exportaciones de nuestros productos
agroindustriales. Hemos escuchado también a los que se oponen a su aprobación,
aduciendo que beneficiará a unos pocos y que afectará a los sectores más débiles y
vulnerables como los campesinos, los pequeños agricultores y los indígenas. Otros se
oponen específicamente a la apertura del ICE, del INS, entre otros aspectos,
afirmando que comprometen el futuro de la nación, ante una negociación asimétrica
que beneficia a la gran potencia comercial del Norte. Respetamos sus puntos de vista.
Nos parece inconveniente asumir una oposición respecto al TLC por aspectos
puramente ideológicos, por intereses personales o grupales o por cálculos de política
electoral.
3. No podemos perder de vista el amplio contexto socioeconómico que tenemos
como punto de referencia obligado, para discutir adecuadamente el Tratado de Libre
Comercio entre Costa Rica y Estados Unidos de Norteamérica. En efecto, son muchas
las situaciones que agobian a nuestras comunidades. En el plano macroeconómico y
macrosocial: el aumento de la brecha social, la pobreza, el desempleo, los índices de
rezago educativo, los problemas de la tierra, del agua, del deterioro ambiental. Son
muchos los excluidos de las oportunidades de acceso a los bienes comunes. A nivel de
la realidad microsocial inmediata, somos testigos de las grandes vicisitudes que
enfrenta la familia: el alto costo de la vida, la violencia, la inseguridad ciudadana, la
agresión intrafamiliar, especialmente contra las mujeres, la vulnerabilidad de los
niños y la ausencia de condiciones para su desarrollo integral, la situación de mujeres
solas jefas de hogar, a las que se les recargan las tareas de mantenimiento de la
familia, entre otros aspectos. Atendiendo a las patologías sociales, el alcoholismo, el
comercio sexual infantil y la drogadicción, afectan seriamente nuestras familias y
nuestra sociedad. Con respecto a todos estos problemas nos sentimos
corresponsables, desde la perspectiva de la construcción del bien común y de la
solidaridad, con cada uno de nuestros hermanos y hermanas.
4. A partir de los retos anteriores, los Obispos queremos aportar una luz que ilumine
tanto los beneficios como los riesgos que este Tratado puede traer a la sociedad
costarricense. Esperamos que sean de mucha utilidad para todos los actores so-
ciales que discuten sobre la aprobación del TLC. Lo hacemos, desde la óptica del
Evangelio y del Magisterio Social de la Iglesia. Analicemos, primero, los alcances
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
361
del
TLC.
II. Alcances del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
5. El TLC es un instrumento jurídico, un convenio entre países que les garantiza el
intercambio de bienes y servicios de manera fluida. Es un instrumento que mate-
rializa las políticas comerciales del país que se basan en un conjunto de reglas
que, según los negociadores, respetan los principios sobre los que ha basado
Costa Rica el desarrollo económico y social. Creemos que el comercio con Estados
Unidos es importante para nuestro país, por el peso tan grande que tiene en la
producción nacional, en las exportaciones, en las importaciones, en la generación
de empleo y porque, en un fututo cercano, puede crear más oportunidades de
crecimiento.
6. Sin embargo, los contenidos de este TLC son muy complejos. Entre otras cosas,
porque implican decisiones no solo sobre el trato a la variedad de productos, bienes y
servicios, sino también porque tocan otra variedad de temas conexos: reglas relativas
a las inversiones, a la propiedad intelectual (derechos de autor, marcas, patentes,
protección y uso de datos de prueba), al medio ambiente, a la legislación laboral, a la
solución de controversias y otros.
7. Esto permite comprender por qué este TLC tiene efectos múltiples y no necesaria-
mente coherentes entre sí, como los siguientes que merecen atención:
- En primer lugar, afecta de manera diferente a los intereses, beneficios y
costos de los sectores sociales y productivos que están ligados a los bienes y servicios
que se negocian.
- En segundo lugar, con respecto a la fuerza laboral que participa en los
procesos de producción, es previsible que tengan más opciones aquellos que cuenten
con mejores calificaciones profesionales. No será así para una inmensa mayoría de
personas, menos calificadas, que tendrán más obstáculos en su inserción.
- En tercer lugar, los efectos de la explotación de los recursos naturales del país
pueden ser positivos o negativos. Esto depende de que en los procesos productivos se
tomen en cuenta o no los costos ambientales y sociales de éstos. Un aspecto de
mucha importancia es, por ejemplo, lo que se refiere al uso de nuestros mares, por
sus consecuencias humanas, en lo concerniente a la industria pesquera, en el caso de
nuestra costa pacifica y sus consecuencias a nivel pesquero y humano.
- Dado que el TLC exige modificaciones a la legislación costarricense en diferen-
tes áreas, cabe el peligro de que éstas afecten principios fundamentales de la
institucionalidad jurídica costarricense.
III. Previsiones.
Dado que los efectos o impactos del TLC pueden ser contradictorios entre sí -
entre un sector y otro, o entre consumidores y productores-, según las
negociaciones vayan a afectar los diversos intereses sectoriales, será necesario
tomar algunas previsiones, como las siguientes:
- Creemos que será necesario definir las políticas comerciales, el proyecto y es-
trategia de desarrollo al que corresponde un TLC, teniendo en cuenta el bienestar de
todos los sectores potencialmente afectados, tanto positiva como negativamente.
Cuando esta correspondencia se define con anterioridad a la negociación, se garantiza
en mayor grado que la posición del Estado sea auténticamente "nacional".
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
362
- Creemos que es el momento para que todos, como sociedad costarricense,
nos interesemos por un análisis cuidadoso acerca del estilo de crecimiento económico
vigente, para que sea un desarrollo integral, sostenible y equitativo. De este estudio
sereno y cuidadoso debe depender la firma y ratificación del TLC. Es fundamental que
el país, en particular la Asamblea Legislativa, no se apresure en tan importantes
decisiones.
- Tenemos que buscar, en una visión participativa y de conjunto, el país y la
sociedad que queremos. Un "hacia dónde" y "por dónde" queremos que se desarrolle
el país. ¿Cómo hacer políticas económicas que sean éticamente deseables y posibles?
¿Cómo hacer para que los diversos sectores sociales, y las comunidades todas,
participen de un proceso semejante?
- Creemos que se hace necesario una revisión cuidadosa del documento del TLC
que se va a firmar, por las incidencias determinantes que tiene para el desarrollo
sostenible de nuestro país.
IV. Principios por tener en cuenta.
8. Discernimiento. ¿Cuáles son los principios y valores que como Iglesia podemos
aportar desde la enseñanza del Evangelio y las ricas enseñanzas de la Iglesia? Al
Papa Pablo VI -como a los demás Papas- se le presentaron muchas situaciones
complicadas como esta que hoy enfrentamos. No solo de un país, sino de todo el
mundo, le fueron solicitando planteamientos sobre situaciones económicas, so-
ciales y políticas. Y su respuesta fue clara: ni el Papa ni la Iglesia pueden dar una
respuesta única, ni pueden darla aislados. "Incumbe a las comunidades cristianas
analizar con objetividad la situación propia de su país, esclarecerla mediante la luz
de la palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas de
juicio y directrices de acción según las enseñanzas sociales de la Iglesia tal como
han sido elaboradas a lo largo de la historia" (ÓÁ 4) 1. La posición correcta, ética
y religiosa, ante problemas como estos, proviene entonces de un esfuerzo
colectivo.
Óctogesima Ádveniens: 1971. Carta Apostólica del Papa Pablo VI, 80 aniversario de la Rerum Nova-rum
9. Diálogo. El discernimiento o la lectura ética de una medida económica deben rea-
lizarla las comunidades, en un verdadero diálogo, en un diálogo que parte del examen
de los impactos económicos y sociales buscando "las opciones y los compromisos que
conviene asumir para realizar las transformaciones sociales, políticas y económicas
que se considera de urgente necesidad en cada caso" afirma el documento citado. La
perspectiva no es solo de eficiencia y competitividad. Es también de equidad, justicia,
solidaridad y libertad. Este es el camino que como iglesia proponemos para discernir
según los principios del Evangelio respecto a contextos socio-económicos y culturales
concretos, esto es, analizar la realidad que da concreción histórica a los principios
éticos, en un contexto de comunión, por medio de un diálogo, que nos encamine en la
construcción de prioridades nacionales.
10. Equidad. Hay valores que son de obligada referencia, tales como los que hemos
mencionado: justicia, equidad, solidaridad y libertad, y que nos permiten identificar
las áreas vulnerables a las que siempre hay que poner atención para evitar que
continúen o se agudicen a raíz de la aplicación de cualquier política comercial, tales
como la exclusión de sectores que no cuentan con empleo, ni forma de ingreso
estable y digno; la explotación de quienes están al margen de las regulaciones
salariales y laborales, así como de los servicios básicos; el estilo consumista de vida,
que puede mantenerse o agudizarse; el deterioro del ambiente y la pérdida de
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
363
libertad personal o su reducción a ser "libre" para intercambiar productos o para
poderlos escoger en los mercados.
11. Solidaridad. Para el Magisterio Social de la Iglesia las raíces de estos problemas
son: en el plano cultural: el individualismo y el nacionalismo (GS 85)2, por supuesto
sobre todo el de las grandes potencias; la desconfianza y el temor mutuos y el error
de presentar a los países típicos de la civilización urbana-industrial como modelos
para los países en desarrollo, pretendiendo hacerlos pasar por "universales". Entre los
factores materiales está la forma de funcionar la economía de libre mercado (SRS
16)3, el liberalismo económico (PP 26, 56, 58)4; (DP 47, 312)5 y el imperialismo
internacional del dinero (QA 108-109), (SRS 37). El Magisterio Social de la iglesia
plantea un camino distinto, de prácticas inspiradas en la subsidiaridad, la justicia
distributiva, el bien común y otros principios, que son los que deben conformar las
políticas económicas y los tratados comerciales y no los que rigen la actual situación
de asimetría en las relaciones internacionales (PT 87, 89)6.
12. Dignidad de la persona y el bien común. En esta concepción del Magisterio Social
de la Iglesia, ocupan un lugar central la afirmación de la dignidad inalienable de la
persona humana (PT 9, GS 24 -25), (DP 1268, 1275) y la preeminencia del bien co-
mún sobre intereses particulares (MM 65)7, (GS 53, 56 -58). Este concepto de bien
Gaudium et Spes, 1965, Constitución pastoral del Concilio Ecuménico Vaticano II sobre la Iglesia en el
mundo actual.
Sollicitudo Rei socialis, 1987, Encíclica del Papa Juan Pablo II sobre la cuestión social. Populorum
Progressio. 1967. Encíclica del Papa Pablo VI sobre el progreso de los pueblos. Documento de Puebla,
1979, Conclusiones de la II Conferencia del Episcopado latinoamericano. Pacem in terris. 1963. Encíclica
del Papa Juan XXIII sobre la paz.
Mater et Magistra. 1961. Encíclica del Papa Juan XXIII sobre la Iglesia Madre y Maestra.
común es aplicable a nivel de relaciones entre personas y grupos, y también,
como lo reafirma el Papa Juan Pablo II, para las relaciones entre países (LE 2)8,
(SRS 10). Implica siempre, entre otras cosas, el deber de acomodar los propios
intereses a las necesidades de los demás, el derecho de beneficiarse todos los
ciudadanos y países de ese bien común, y abarca todo un conjunto de condiciones
sociales que permiten a todos los ciudadanos el desarrollo expedito y pleno de su
propia perfección. De ahí se derivan varios principios fundamentales, como los
siguientes:
- El de la justicia, entendida como reconocimiento de derechos y deberes
mutuos (PT 91), como obligación mayor hacia el más desfavorecido, como un uso
compartido de las riquezas, como conciencia de la "hipoteca social" que pesa sobre
todos los bienes (MM 119, 120); (PP 23); (LE 14).
- El principio que establece que cuando los participantes en una relación eco-
nómica son muy desiguales, es insuficiente el mutuo consentimiento para legitimar un
convenio o forma de intercambio, de bienes, de capital y de seres humanos (PP 59,
61).
- El principio del libre intercambio que sólo es equitativo si está sometido a las
exigencias de la justicia social. (PP 59). En definitiva, todos estos esfuerzos deben
acompañarse por la solidaridad social a nivel nacional e internacional (PP 44, 48);
(SRS 39, 45).
- El de la autodeterminación socioeconómica y política de las naciones (PT 120,
PP 6).
- El de la legítima defensa de los propios intereses nacionales, en particular
frente a las empresas transnacionales (DP 1277).
- El del desarrollo entendido como «el paso para cada uno y para todos de con-
diciones de vida menos humanas, a condiciones más humanas» (PP 14, 20).
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
364
IV. Los compromisos que debemos asumir.
13. Es a la luz de estos principios que pedimos al Gobierno y a todos los actores
sociales del país que se incremente el diálogo entre todos los sectores del país. En el
caso de que este diálogo conduzca a la aprobación del TLC, creemos que este debe ir
acompañado por una agenda complementaria, elaborada democráticamente, con
proyectos de tipo legislativo y proyectos puntuales que garanticen a los sectores más
débiles, la compensación de los efectos negativos del tratado, les fortalezcan en su
capacidad productiva y competitiva, y les garanticen un acceso más equitativo a los
beneficios de este proceso.
14. En el caso de que el diálogo lleve a la no aprobación del TLC, será preciso
proponer medidas alternativas, para buscar otros caminos que conduzcan a
garantizar el acceso a otros mercados de nuestros productos agro-industriales, bienes
y servicios. Es urgente evaluar con sumo cuidado los efectos negativos para el país en
caso que no se llegara a aprobar el TLC entre Costa Rica y Estados Unidos de
Norteamérica.
Laborem exercens, 1981. Encíclica del Papa Juan Pablo II sobre el trabajo.
15. En cualquiera de los casos, y a mediano plazo, el país debe tomar otra serie de
medidas, de transformaciones institucionales que conduzcan a la modificación de la
dinámica actual de crecimiento, para hacerla más conforme con las metas de
eliminación de la pobreza e inequidad, el mejoramiento de la eficiencia productiva, la
mejor distribución de la riqueza e ingreso, y la capacidad competitiva a nivel in-
ternacional.
16. La Iglesia, por su misión constructora de reconciliación y comunión se
compromete a colaborar con la realización de este diálogo y desde ya se ofrece para
darle su apoyo de diversas formas. No es ella la protagonista, lo son los sectores
ciudadanos mismos (ÓA 42).
Lo que nos corresponde es promover la actitud y disposición de todos ellos para
llevar a cabo las transformaciones necesarias en los escenarios antes descritos.
Nos interesa la creación de espacios y formas de diálogo que permitan que éste
se realice de manera ética y conducente a acuerdos operativos, que sean
asumidos por las instancias políticas correspondientes. Este proceso debe ser
también construido de manera participativa, evitando todo brote de violencia, de
imposición o descalificación de personas o grupos.
17. Los Obispos de Costa Rica hemos querido contribuir con esta primera reflexión,
fieles al Evangelio y a pueblo que Dios nos ha confiado, a buscar el bien común de
Costa Rica. Reiteramos como base fundamental la justicia, la equidad y la solida-
ridad, con el fin de que se haga realidad un desarrollo sostenible y una vida digna
para todos. Rogamos al Señor de la Historia que asista con su Espíritu a todos los
actores sociales para que se procure, ante todo, el bien del país.
Dado en la Sede de la Conferencia Episcopal, el día 30 de mayo del 2004, solemnidad
de Pentecostés. Firma el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
365
t José Francisco Ulloa Rojas
obispo diocesano de Limón
Presidente Conferencia Episcopal.
t Hugo Barrantes Ureña
Arzobispo Metropolitano de San José.
t Ángel Sancasimiro Fernández
Obispo diocesano de Ciudad Quesada
Vicepresidente Conferencia Episcopal
t Victorino Girardi Stellin
Obispo diocesano de Tilarán Secretario
General Conferencia Episcopal
40. CELEBRACIÓN DIOCESANA DEL AGRICULTOR BOCA ARENAL
2005
"Hay hombres que luchan un día, y son buenos hay
otros que luchan un año, y son mejores. Hay
quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero hay otros que luchan toda la vida. Esos son los
imprescindibles"
Estas palabras con las que he querido iniciar este mensaje, dirigido con mucho cariño
a los hombres y mujeres que cultivan la tierra, fueron escritas por un pensador
alemán llamado Bertold Brech, y hoy me las estoy apropiando para manifestar mi
más sincero reconocimiento a los que con su labor profesional posibilitan la vida
desde la transformación asidua de los recursos de la madre tierra, y que con su
empeño se hacen pan, se convierten en vida.
Observar esos rostros curtidos por el sol, las manos endurecidas por el trajín diario de
tomar el cuchillo, el espeque, la pala, la piocha, es descubrir manifestaciones
externas de una actitud en la vida, es acercarse al testimonio de una lucha perenne
vivida como diálogo de esperanza recíproca entre el hombre y la tierra. La tierra que
se abre para cumplir su mandato de alimentar a la humanidad con "toda clase de
hierbas, semillas y toda clase de árboles frutales" (Gn 1,29), y del hombre y la mujer
llamados a cultivar y cuidar de la tierra (Cf. Gn 2, 15b), como una misión que es para
toda la vida. Por eso, el agricultor y la agricultora son profesionales imprescindibles
para nuestra sociedad, porque su labor no se agota, ni pierde vigencia; más aún, creo
que sin necesidad de ser extremista, pero sí muy realista, sin agricultores se pone en
riesgo el futuro de la humanidad.
Sabemos que para mantener la capacidad de entrega a su labor, que debe ser
realizada a diario porque el cultivo de la tierra implica acompañar todo el proceso,
desde la siembra hasta la cosecha, se requiere que el agricultor y la agricultora sean
leales a su trabajo, sean constantes en la dedicación para poder tomar las decisiones
más apropiadas para que el fruto de la tierra se obtenga de la forma adecuada. Esto
determina el espíritu de pertenencia a la labor que se realiza, y ese aguante
esperanzado, esa resistencia pacífica a las adversidades hace que los que labran la
tierra sean profesionales dignos, imprescindibles para la historia de nuestros pueblos,
no solo por lo que producen, sino por el ejemplo de su perseverancia y firmeza.
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
366
Cualquiera que me escuche en este momento estará pensando que el Obispo de
Ciudad Quesada está fantaseando, que se está refiriendo a una situación ideal sobre
personas que podrían ya no estar existiendo. Y probablemente quien piense así podrá
tener algunas razones justificadas, y es que la realidad nos muestra significativas
situaciones en las que agricultores y agricultoras, lejos de disfrutar con intensidad su
trabajo, lo que hacen es masticar su dolor por la cosecha perdida, someterse a los
altos costos de la producción, angustiarse ante la carencia de mercado para sus
productos, temer la poca capacidad de competencia frente a agroindustrias que
poseen el capital y la tecnología para hacer producir la tierra, a veces hasta sin la
participación de la mano de obra humana, sufrir la pérdida de sus tierras por una
deuda no pagada, y hasta avergonzarse ante los suyos y ante la comunidad por estar
realizando una labor que parece no tener sentido.
Pero es de cara a este aparente contrasentido que deseo afirmar mis ideas iniciales.
como obispo, como ciudadano de esta tierra, la cual me es indispensable para poder
ejercer mis responsabilidades como ser vivo, todo lo que esté vinculado a la defensa
de la vida me conduce a identificarlo con esperanza. Y el agricultor y la agricultora
son un eslabón de vida entre la tierra y sus productos y el resto de la comunidad que
depende de los mismos. Pero debo advertir que nuestro aprecio al agricultor no tiene
que ser utilitario; y se tienen actitudes utilitarias cuando los valoramos en cuanto nos
proveen de alimentos, pero lo ignoramos cuando no los necesitamos, y lo excluimos
cuando no nos son requeridos para la satisfacción de nuestras necesidades
alimentarias, volviéndonos indiferentes a sus conflictos. Nos comportamos de forma
egoísta con el agricultor y la agricultora, cuando apreciamos únicamente el producto
terminado: la calidad de la fruta, la frescura de las verduras, cuando exigimos precios
"justos", pero... nos olvidamos de la persona que ha hecho posible, con su esfuerzo,
con su tenacidad, con sus sacrificios personales, esa fruta, esa verdura, esos granos
básicos, esos tubérculos.
creo que aunque hayan leyes justas, tecnologías apropiadas, mercados seguros, pero
sacamos del centro de la actividad a los que son imprescindibles, si eliminamos men-
talmente y efectivamente a los que labran la tierra, vamos a deshumanizar nuestra
pertenencia a la tierra. El camino cristiano que se nos presenta es que a la persona
del agricultor y la agricultora es a la que hay que rescatar, es la dignidad del hombre
y de la mujer del campo la que hay que defender.
¿Por qué hemos de hacerlo? Simple y sencillamente porque los agricultores y
agriculto-ras son personas, y como tales tienen dignidad, que es una condición única
e irrepetible para todos y cada uno de los seres humanos, es decir, dotados de
libertad, inteligencia y responsabilidad social. Por lo tanto no son herramientas de
producción, son sujetos en camino permanente de aprendizaje y enseñanza, que
saben leer la tierra y que educan a la sociedad con sus grandes capacidades de
solidaridad al compartir la riqueza de los productos, que dan una lección de
fraternidad al poner en común su sacrificio en la tierra.
Pero hay algo que me parece importante. El primero que tiene a saber valorarse es el
propio agricultor. Y debe comenzar por no sentirse menguado o empequeñecido
frente a otras profesiones, que también son importantes. Pensemos qué sería de un
presidente de la república, de un alcalde, de un obispo, de un médico, una maestra,
sin los aportes de los verdaderos profesionales agrícolas. El agricultor y la agricultora,
tienen que decirse a sí mismos, pero con humildad: ¡soy imprescindible para la
comunidad! Como tal debo trabajar con ahínco, debo superar las actitudes de
vergüenza al creer que realizo una labor sin futuro, debo eliminar los pensamientos
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
367
que me hacen sentirme víctima, y recuperar la responsabilidad protagónica al tener la
certeza de que poseo
conocimientos y experiencias que hacen fuerte mi trabajo, que debo recomponer mi
proyecto de vida para identificar que existen alternativas para lo que realizo, que aún
es tiempo para realizar mis cosechas de forma amigable con el ambiente, por lo que
tengo una oportunidad de oro para aportar algo a la salvación de la humanidad por
medio de productos limpios de agrotóxicos, que puedo aportar mi sensibilidad ante la
pobreza de mi comunidad impulsando un mercado justo, construyendo una economía
solidaria. Deben afirmar también, amigos y amigas que cultivan la tierra, su
compromiso de participar en la vida política, ya que la posibilidad de una propuesta
de Soberanía Alimentaria solo podría ser posible si se involucran en los espacios de
tomas de decisión con conciencia de sector.
Hoy estamos celebrando juntos esta fiesta dedicada a los agricultores y agricultoras, y
como Iglesia Católica queremos hacerlos más visibles ante la sociedad, porque Dios
nunca ha dejado de verlos, reafirmamos nuestro compromiso de acompañarlos en las
diversas vicisitudes que padezcan, pero los invitamos para que ustedes no se
ausenten de esta lucha por la vida. Sigan dando ejemplo de constancia y dedicación,
saneen esta sociedad que está cayendo en el cortoplacismo, en el inmediatismo;
favorézcanla con actitudes de esperanza, edúquenla dándole a conocer que aman lo
que son y que saben defender lo que son: profesionales que dan vida a las
comunidades.
Tengo la serena certeza de que nuestro Padre Dios, primer agricultor, les dará la fuer-
za para proseguir el camino; tengo la más profunda confianza de que ustedes sabrán
mantener su lucha en la tierra durante toda su vida, que sabrán gritar a la comunidad
que realmente son imprescindibles.
Dios los bendiga.
41. MENSAJE AL MUNDO DEL TRABAJO
Día de San José Obrero 1 de mayo del
2005
t Hugo Barrantes Ureña,
Arzobispo de San José
Señoras y Señores:
Reciban de parte de esta Iglesia Arquidiocesana, un fraternal saludo de cariño y agra-
decimiento, por el esfuerzo que hacen permanentemente en la construcción de un
país más desarrollado, justo y solidario a través de su trabajo cotidiano.
La celebración de la fiesta de San José Obrero, nos lleva a reflexionar sobre el trabajo
desde una perspectiva integral. En efecto, lejos de ser una simple actividad genera-
dora de riqueza, el trabajo es, sustancialmente, colaborar con Dios en las tareas de la
creación, prolongando en la transformación de la materia, nuestras capacidades crea-
doras.
Desde esta perspectiva, el mandato del Génesis, de crecer, henchir y dominar la
tierra es claro1: no se trata de un dominio avasallador, sino de naturaleza
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
368
sustentable, que permita a las próximas generaciones disfrutar y mejorar el mundo
que hemos recibido de manos de Dios.
La realidad del trabajo, repito, integralmente entendido, ha sido objeto permanente
de reflexión en el pensamiento social de la Iglesia. La encíclica "Laborem exercens",
nos ofrece un acabado análisis del trabajo visto desde una perspectiva cristiana, e
inicia con estas palabras:
"Con su trabajo, el hombre ha de procurarse el pan cotidiano, contribuir al continuo
progreso de las ciencias y de la técnica, y sobre todo a la incesante elevación cultural
y moral de la sociedad, en la que vive en comunidad con sus hermanos"2
Son los mismos objetivos que planteaba el Concilio Vaticano II, afirmaba que gracias
al trabajo, se multiplicaban en la tierra: "los excelentes de la naturaleza y de nuestro
esfuerzo, la dignidad humana, la unión fraterna y la libertad"3
Génesis 1, 28 ss
LE. Introducción.
GS N° 39c
"FLORECERÁ EN SUS DÍAS LA JUSTICIA" (Sal. 72,7)
Los cristianos sabemos, que con nuestro trabajo bien hecho, colaboramos sólo con el
progreso humano, sino también contribuimos en la construcción del Reino de Dios,
reino de justicia, de paz y equidad, como reza el Salmo 72.
Las tendencias de los tiempos actuales, lamentablemente, han despojando sistemáti-
camente al trabajo de su dimensión reduciéndolo a un simple instrumento generador
de riqueza.
Afirma el Papa Juan Pablo II que el trabajo posee una dimensión objetiva y otra
subjetiva: la primera se refiere a su pura materialidad, la segunda el sentido que
encuentra el ser humano realizándolo, es decir, la centralidad la persona por encima
del trabajo mismo.
"El fundamento para determinar el valor del trabajo no es, en primer tipo de trabajo
que realiza, sino el hecho de que quien lo ejecuta es persona", "el primer fundamento
del valor del trabajo es el hombre su sujeto"4
Quisiera referirme brevemente a estos dos elementos para aplicarlos realidad
nacional: la dignidad y la centralidad de la persona el trabajo y la colaboración que
hacemos con la edificación del Reino de Dios a través de nuestras ocupaciones.
El citado salmo 72, que caracteriza al Reino de Dios, nos ofrece claramente sus rasgos
distintivos, vemos que está marcado a fuego por la paz basada la justicia, por la
ausencia de violencia, por el respeto a los humildes, amparo a los débiles frente a los
poderosos. Más aún sobresalen los que nos hablan de abundancia de alimentos, de
alegría generalizada.
Esta visión mesiánica, contrasta grandemente con el actual panorama nacional. Creo
que es conveniente que la Iglesia levante hoy su voz profética, libre como la de su
Maestro y externe algunos pensamientos que pesan sobre mi corazón de pastor. No
queremos que el día de mañana se nos acuse de no haber prevenido a la Patria, ni
advertido sobre los serios peligros que hoy vemos que le acechan. Nos encontramos
t HUGO BARRANTES U.
369
LE 6
sumidos entre el desencanto, la apatía y la amenaza de la polarización, caldo de
cultivo para la confusión y el caos.
EL TLC CON LOS ESTADOS UNIDOS
Muchas personas y sectores del pueblo costarricense consideran que el TLC con
Estados Unidos constituye una amenaza para el futuro del país. Personalmente hay
aspectos de ese tratado que me preocupan. Menciono algunos:
• Las asimetrías, ya que somos un país con incipientes iniciativas de
desarrollo en muchos campos, mientras que Estados Unidos es un país muy
desarrollado;
• La agricultura: especialmente los pequeños y medianos agricultores,
quienes actualmente se encuentran en condiciones desfavorables. Con el Tratado,
existe el peligro de que lleguen a desaparecer.
• La salud, concretamente en el caso de los genéricos, ya que en determinado
momento podríamos vernos obligados a prescindir de su utilización y tener que
recurrir solamente a medicamentos originales con altos precios en el mercado.
• Las patentes, a las que tiene derecho el que llegue primero, dado que noso-
tros, por nuestra condición de país pobre y por nuestra tecnología, tendríamos una
enorme desventaja.
• La modernización de algunas instituciones estatales, para que puedan com-
petir en un marco de libre comercio.
Me preocupa, finalmente, y lo veo como una posible amenaza, si el resto de países
centroamericanos ratifican el TLC, si más del 50% de nuestras exportaciones van
hacia los Estados Unidos, ¿qué haríamos con toda esa producción?, ¿Estados Unidos
nos seguirá comprando esos productos?
Hacer una lectura objetiva de este Tratado exige mucho conocimiento y un gran amor
a la Patria.
EL DIÁLOGO
Pero, ante cualquier amenaza de polarización -venga de donde venga- nos negamos,
como Iglesia Católica Árquidiocesana, a tomar partido a favor o en contra del TLC con
los Estados Unidos. Estoy dispuesto a privilegiar el diálogo, como camino que nos
lleve a la justicia social, que se funda en la dignidad de la persona humana y que
cuida que el conjunto de la vida social se dirija al bien de todos, o sea al llamado
"bien común".
Nos negamos también a caer en el juego interesado de ganar o perder para alimentar
posiciones mezquinas, que dejan de pensar en el país y se mueven por intereses
particulares. No, la Iglesia no estará ni a favor ni en contra, sino que será puente
extendido, brazos acogedores. Las puertas de esta Casa Arzobispal, siempre estarán
abiertas para propiciar el diálogo y los consensos, nunca para la confrontación. La
convivencia fraterna es un bien irrenunciable. El cristiano es "no violento", no por
debilidad, sino porque cree en la verdad como fuerza transformadora.
No olvidemos que han sido los grandes consensos los que han hecho avanzar al país.
No echemos por la ventana nuestra educación cívica, la solidez institucional y la
madurez democrática de Costa Rica.
t HUGO BARRANTES U.
370
LE 6
No queremos nunca que ni siquiera se insinúe la posibilidad de ser testigos de
confrontaciones fratricidas en el suelo patrio. No existe, ni existirá nunca, razón
alguna que justifique la violencia y menos entre hermanos. Ni la indiferencia, ni el
odio, sí el diálogo constructivo.
Hay remedios que son peores que la enfermedad. Los pueblos que recurren a la
violencia, son siempre pueblos decadentes, incapaces del diálogo, de la reforma,
incapaces de la argumentación; el recurso a la fuerza brutal, instintiva y primaria, es
señal de mezquindad, de falta de horizontes, de carecer de habilidades y caminos que
nos permitan llegar a acuerdos y conjuntar voluntades. Un pueblo que recurre a la
violencia, siempre es un pueblo perdedor, ninguna violencia engendra ganadores;
sólo dolor, rencores y destrucción. Nos declaramos a favor de la paz como fruto de la
libertad, la justicia y la solidaridad. Su Santidad Benedicto XVI nos ha dicho en su
primera audiencia general del miércoles: "La paz es sobre todo un don de Dios, frágil
y precioso, que hemos de invocar, defender y construir todos".
Por esto, que sepan los costarricenses que mi posición, ante este tema álgido del TLc,
será la de padre y pastor; no esperen de mí más que aquello para lo cual fui
designado al frente de esta Iglesia Arquidiocesana de San José, para ser Pontífice, es
decir, puente que facilite el acercamiento y el diálogo.
La salida no consiste en atacar la democracia, sino en profundizarla. ciertamente, te-
nemos que avanzar, más allá del Estado de bienestar, hacia el Estado Social. Es
urgente lograr la mayor participación posible de las instancias decisorias del poder,
ampliar la participación y responsabilidad ciudadanas. La encíclica Laborem Exercens
tiene en perspectiva esta revolución democrática, cuando habla de comunidades
vivas, con individuos "considerados y tratados como personas, estimulados a tomar
parte activa en la vida de dichas comunidades" (LE 14).
Es necesaria una mayor participación de la ciudadanía en la toma de decisiones, pues
ningún bien traen las reacciones abstencionistas, ni las soluciones populistas,
autoritarias o anárquicas.
Ante el estado de ánimo que ha generado en los costarricenses el interrogante sobre
el TLc, caben las siguientes preguntas:
¿No sería conveniente y orientador, en este momento, una consulta al pueblo sobre
este tema, aunque no fuera vinculante? ¿No sería este un posible camino para oír
también la voz de los sectores más vulnerables? Una vez escuchada la voz de la
mayoría del pueblo, los representantes de nuestros legítimos poderes podrán decidir
conforme a los principios de la democracia participativa.
con respecto a otros temas álgidos de nuestra realidad nacional, como el de la
Reforma Fiscal y la corrupción, les recuerdo que para la Pascua recién pasada, les
hice llegar mi mensaje fraterno en el que señalaba puntualmente mi opinión al
respecto.
He aprovechado este encuentro para compartir estas reflexiones, pues me parece que
en ustedes están representados los principales actores de la sociedad civil, y en
ustedes existe la capacidad para asumir, con cordura y madurez, estas situaciones a
las que nos tendremos que encarar a corto plazo.
Mientras les agradezco su presencia, le ruego al Hijo del carpintero, nuestro amado
Jesús, que aliente su trabajo diario en beneficio de la sociedad costarricense.
42. LOS OBISPOS DE COSTA RICA Y EL TRATADO DE LIBRE COMERCIO CON LOS
ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
t HUGO BARRANTES U.
371
1. En varias ocasiones los Obispos de Costa Rica nos hemos pronunciado sobre el
tema del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América. Lo hemos
hecho en forma individual y en forma colectiva mediante el documento titulado:
JUSTICIA, EQUIDAD Y SOLIDARIDAD PARA TODOS. Una reflexión sobre el TLC a la
luz de los principios cristianos, con fecha del 30 de mayo del 2004. Lo hemos hecho
siguiendo las orientaciones del Magisterio de la Iglesia Católica, en cumplimiento de
nuestra misión evangelizadora.
2. Actualmente, en la coyuntura de la inminente presentación del Tratado de Libre
Comercio con los Estados Unidos de América a la Asamblea Legislativa, para su
discusión, proponemos y asumimos plenamente las orientaciones dadas por nosotros,
por los Obispos centroamericanos y norteamericanos.
2.1. Según nuestra visión pastoral, que se inspira en el Evangelio y la Doctrina
Social de la Iglesia, la persona humana debe estar en el centro de toda actividad
económica. Por consiguiente se ha de respetar la dignidad de la persona con todos
sus derechos. En este sentido, todo tratado de libre comercio debe ser un instrumento
de auténtico desarrollo humano que se base en principios fundamentales como el
diálogo, el bien común, la equidad, la solidaridad y la subsidiaridad. De tal manera,
que del modo cómo se apliquen estos valores dependerá la calificación ética, positiva
o negativa de dicho tratado.
2.2. Si el tratado se configura de acuerdo con una perspectiva moral adecuada,
puede promover el desarrollo humano sostenible, respetando el medio ambiente,
fomentando una cooperación económica más estrecha entre los dos países que lo
suscriben, elevando el nivel de vida de los pobres y marginados. La solidaridad debe
acompañar la integración económica a fin de preservar el valor de la vida, proteger a
las familias más vulnerables y defender las culturas locales.
2.3. Somos conscientes de que un tratado de libre comercio no es la fórmula
mágica para resolver los problemas más profundos de pobreza y exclusión social y
económica. Debe ser parte de una agenda más amplia que incluya políticas y
programas de cooperación financiera, programas diseñados específicamente para
promover y ayudar a los sectores que puedan ser perjudicados por dicho tratado. En
este sentido se habla de una agenda paralela para favorecer a los sectores más
vulnerables, pero nadie la conoce. Se trata, por lo tanto, de poner en marcha un
modelo de desarrollo humano sostenible.
2.4. Creemos que es un imperativo darle un rostro humano a la globalización
económica, globalizando la solidaridad entre las personas y entre los pueblos. Esta fue
la preocupación de nuestro querido Papa Juan Pablo II de feliz
memoria, cuando señalaba: "los pobres parecen tener bien poco que espe-
rar" (Ecclesia de Eucaristía 20). En efecto, continúa diciendo el Papa: "Si la
globalización se rige por las meras leyes de mercado aplicadas según las
conveniencias de los poderosos, lleva a consecuencias negativas" (Ecclesia
in América 20).
2.5. La situación general en que viven los pueblos de América Central está mar-
cada por la pobreza y exclusión, una brecha creciente entre ricos y pobres,
sistemas inadecuados de educación y de salud pública, inseguridad,
violencia y migración causada por falta de oportunidades.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
372
3. Tomando en cuenta estas orientaciones creemos importante que las oportunida-
des para los más pobres y sectores más vulnerables han de ser asumidas como
prioridad por parte de las Autoridades del Estado Costarricense. Nos preocupa, de
manera particular, la situación de disparidad en que pudieran encontrarse los pe-
queños y medianos agricultores en el conjunto del Tratado, como lo han señalado
diversos sectores sociales. Nos preocupa las consecuencias negativas que podría traer
dicho Tratado para el medio ambiente. Así mismo, nos preocupa el caso de los
medicamentos, que podría encarecer nuestro sistema de salud y resulte prohibitivo
para los que no cuenten con los recursos necesarios.
4. Hay que tener muy presente que los pobres y los marginados deben ser protegi-
dos mediante apropiadas tutelas legales.
5. Reiteramos que el parámetro o indicador moral de un tratado de libre comercio
debe ser: cómo afecta la vida, la dignidad de las familias, de los trabajadores pobres
y de los sectores más vulnerables, cuya voz debe ser escuchada con una atención
especial.
San José, 23 de mayo del
2005. Los Obispos de Costa Rica
43. COMUNICADO SOBRE EL PROYECTO: LEY GENERAL DE
MIGRACIÓN Y EXTRANJERÍA
Nosotros, los Obispos de Costa Rica, en plena comunión con el Episcopado de América
que enseña que la Iglesia de nuestro continente «debe ser abogada vigilante que
proteja, contra todas las restricciones injustas, el derecho natural de cada persona a
moverse libremente dentro de su propia nación y de una nación a otra y a estar
atentos a los derechos de los emigrantes y de sus familias y al respeto de su dignidad
humana, también en los casos de emigraciones no legales»1, hacemos del
conocimiento público nuestra posición con respecto al PROYECTO DE LEY GENERAL
DE MIGRACIÓN Y EXTRANJERÍA (expediente N° 14269)
Considerando que:
1. Por diversas razones, en los últimos años, Costa Rica se ha destacado por recibir
población inmigrante y refugiada; y que, esta realidad demanda una revisión amplia,
serena y participativa tanto del Congreso de la República, como de distintos actores
sociales, de la Legislación migratoria y de las políticas pertinentes que atiendan
integralmente dicho tema.
2. El Gobierno de la República ha propuesto a la Asamblea Legislativa un Proyecto
de Ley General de Migración.
Manifestamos que:
1. Somos conscientes que es responsabilidad del Estado impulsar, respaldar y liderar
los procesos de regularización migratoria, mediante el diseño de una política integral
en esta materia. Dicha política a su vez, debe partir del concepto de migración como
un fenómeno que tiene relación con los derechos humanos y que concibe a los
migrantes como sujetos de derecho, independientemente de su estatus migratorio, y
partícipes de la generación de riqueza económica y cultural de los países de origen y
destino.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
373
2. Para tal efecto, la Iglesia Católica en Costa Rica entregó en diciembre del año
2003 a los señores diputados de la Comisión de Gobierno y Administración, una
propuesta de redacción a algunos artículos del citado Proyecto que podían ser
mejorados. Acciones similares fueron hechas por la Defensoría de los Habitantes, por
organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil. De estas propuestas
presentadas, muy pocas y de forma limitada, fueron incorporadas al texto del
Proyecto.
Exhortación Apostólica Postsinodal Ecclesia in America, N° 65.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA
RICA - Presidencia -
3. Estos organismos, a través de encuentros, tanto con distintos Jefes de Fracción,
como con otros Diputadas, Diputados, han señalado una serie de inconsistencias,
eventuales inconstitucionalidades y vacíos jurídicos y de oportunidad que afectan al
Proyecto en mención.
4. Los anteriores Jefes de Fracción asumieron el compromiso moral de crear una co-
misión ad hoc para el estudio del Proyecto. Esta, a su vez, se encargaría de ofrecer
un criterio técnico, que sirviera de fundamento para determinar la pertinencia y
viabilidad de proceder conforme al artículo 154 del Reglamento de la Asamblea Le-
gislativa y remitir el Proyecto a una comisión por un período no mayor a un mes. A
pesar del compromiso moral asumido por los señores Diputados, esta comisión ad hoc
no fue creada.
5. como iglesia, nos preocupa la celeridad con que se quiere aprobar un proyecto
que no hace un abordaje integral del tema migratorio, apuntando más a un aspecto
de Seguridad Nacional que de Derechos Humanos.
Respetuosamente solicitamos:
1. A los señores diputados que reconsideren la posibilidad de crear una comisión ad
hoc, en un período claramente definido, a fin de promover y facilitar la investigación
integral del fenómeno migratorio, que sirva como insumo y sea una base sólida para
la implementación de estas políticas.
2. No dejar de lado la discusión de las políticas públicas que hagan posible una
mejor inserción de quienes ya viven en el país, así como el creciente fenómeno de
muchos costarricenses que están emigrando hacia los países del Norte.
Firmas: Señores Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.
Dado en la Asamblea Extraordinaria de la Conferencia Episcopal de Costa Rica el día
30 de mayo del 2005.
CON OCASIÓN DEL FESTIVAL POR LA VIDA DE NUESTROS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
374
44. CON OCASIÓN DEL FESTIVAL POR LA VIDA DE NUESTROS
NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
(Cantones Golfito y Corredores 12-13 de junio 2005)
Ante todo un cordial saludo para ustedes niños, niñas, jóvenes y público en general
que hoy se encuentra aquí reunido.
He tenido información de todo el esfuerzo que han realizado los miembros de
diferentes instituciones presentes en estos dos cantones de la Región Brunca y que
están trabajando, particularmente en lo que a la Erradicación de las Peores Formas de
Trabajo Infantil y Adolescente se refiere.
Estamos en la región más pobre del país y esta situación se refleja en el desempleo,
en salarios bajos, en viviendas poco dignas, desintegración familiar, migración,
explotación irracional del ambiente, mujeres jefas de hogar, deserción escolar,
problemas con el consumo de drogas; y un sin fin de situaciones que hacen más
oscuro el panorama u horizonte que para ustedes debe ser claro y amplio.
Me parece extraordinario y los quiero felicitar por este noble trabajo en favor de estos
niños, niñas y adolescentes que son el futuro de nuestra sociedad, pero yo diría que
más que el futuro son el presente. No podemos esperar que ustedes crezcan para em-
pezar a ofrecerles mejores condiciones de vida.
El momento es este, y ¡qué bueno que se ha desplegado en esta zona este trabajo de
concientización y movilización social!, para indicarnos a nosotros los adultos cuál
es nuestra responsabilidad en lo que es el aporte que debemos ofrecer en sus
procesos de desarrollo que tiene que ser integral.
Yo sé que esto es una gota de agua en el gran océano pero hay que iniciar por algo.
Ya se han detectado muchas situaciones que nos duele mucho saber que se dan,
como la explotación sexual comercial, niños y niñas que son buscados para
transportar drogas, jóvenes que tienen que sacrificar sus estudios por realizar
trabajos porque son víctimas del abandono de sus propios padres. Muchos
adolescentes viven con sus abuelos y estos ya son ancianos y entonces tienen que
trabajar para mantenerse a sí mismos y a ellos.
Toda esta situación no es casual, es producto de un sistema social, económico y cultural.
En un tiempo se nos acostumbró a que nos daban todo y de todo pero ya ese tiempo
pasó. No podemos vivir añorando el pasado y pensando que fue mejor.
Yo como pastor de este rebaño quiero motivarlos para que se preparen, estudien,
sean personas con ideas, con aspiraciones sanas en sus vidas, que no se dejen
arrastrar por las corrientes de una vida fácil, esperando que todo nos venga del cielo,
queremos tener sin que nos cueste, queremos asegurarnos un futuro pero muchas
veces a costa de la venta de nuestra dignidad como personas. Quiero invitarles para
que busquemos a Dios, en nuestra Iglesia podemos formarnos espiritualmente y
crear, como hijos e hijas de Dios un mundo mejor, hoy lo ocupamos mucho. Vivir
como Dios nos pide a todos, haciendo el bien, siendo honestos, cuidándonos los unos
CON OCASIÓN DEL FESTIVAL POR LA VIDA DE NUESTROS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES
375
a los otros y ayudándonos mutuamente, siendo fraternos y superando una serie de
situaciones que nos dividen y no nos dejan ver al otro como mi hermano o hermana a
quien debo ayudar y de quien me debo dejar ayudar. Recuerden jóvenes, sobre todo
las mujeres, ustedes no son objetos que se ponen en venta, como vemos tanto
rótulo, mientras uno viene por el camino, mucho está en venta, en muchos sitios
leemos "For Sale", hay gente inescrupulosa que compra con un poco de dinero la
grandeza del ser humano; y en una situación de pobreza y necesidad fácilmente nos
entregamos al mejor postor.
Niños, niñas, jóvenes, adultos hemos de cuidarnos, hemos de ser estos gestores de
una cultura nueva, con otra mentalidad, más firmeza, más criticidad, capaces de
buscar un desarrollo para nuestros cantones. Jesucristo nos convoca, verdadera
juventud, para que no desviemos el camino en nuestra vida. Él es el camino,
procuremos buscarlo y dejémonos encontrar por Él.
Ánimo a todos y todas, y un gracias para los organizadores de este festival, a todas
las instituciones que han hecho posible esta actividad que nos hace recordar el valor
de la infancia y la juventud.
No puede ser que los adultos obstaculicemos y destruyamos la vida de los niños y
niñas y que los jóvenes caigan en las drogas por culpa de los adultos, como dice el
Evangelio "Más nos valdría amarrarnos una piedra en el cuello y tirarnos al
fondo del mar".
Gracias a todos y todas por su apoyo y que esta toma de conciencia, está en darnos
cuenta de las consecuencias de la pobreza, que esto nos anime a luchar y busquemos
conjuntamente crear nuevas estructuras, estructuras justas, estructuras más huma-
nas, todo para bien de los débiles. Vamos a comprometernos a sumar esfuerzos,
nunca a dividir, y esperamos que entre todos mejoremos las condiciones de vida de
los más golpeados por la pobreza y de paso que quienes aspiran a puestos políticos
no pasen por alto que sus aspiraciones sean buenas y las apoyamos siempre y cuando
no sean para beneficio propio, sino para solventar las necesidades de estos hombres y
mujeres, unos que ya dieron todo y merecen una ancianidad debidamente
recompensada aquí en la tierra y no cuando ya no estén y para los niños, niñas y
adolescentes, un porvenir exitoso para todos.
A todos "Que Dios les bendiga".
45. DEUDORES ANTE FIDEICOMISO AGROPECUARIO
Y UNA ALTERNATIVA DE SALVACIÓN, EL PROYECTO DE
LEY 15728, PROYECTO ZARCERO
Ante la información obtenida, en el sentido de que en estos momentos a lo largo y
ancho de todo el país más de 6.000 pequeños y medianos productores viven una
situación de zozobra e incertidumbre ante el trámite de sus deudas en FIDAGRÓ, la
ley 8147 del "Fideicomiso para la protección y el fomento agropecuario de pequeños y
DEUDORES ANTE FIDEICOMISO AGROPECUARIO Y UNA ALTERNATIVA DE SALVACIÓN, EL PROYECTO DE LEY 15728, PROYECTO
ZARCERO
376
medianos productores", de forma respetuosa, pero con la esperanza puesta en una
solución adecuada a la gravedad de la situación, desde nuestra misión pastoral,
comprometida con la realidad en la que viven nuestros fieles, y todos los hombres y
mujeres de buena voluntad del país, manifiesto algunos puntos de vista que son
expresión de nuestra preocupación ante el tema en mención:
• En principio estos agricultores y agricultoras fueron acogidos por FIDAGRÓ,
por supuesto conforme a los lineamientos de la ley: 15 años plazo y tres de gracia
para el principal y el pago de interés dos puntos por debajo de la tasa pasiva. Además
con las respectivas garantías ante el Banco Crédito Agrícola de Carta-go. Sin
embargo, la ley sirvió para la compra de deuda, no incluyó la reactivación del sector.
• La ausencia de un programa de reactivación del sector parece estar
originando algunas consecuencias funestas para los y las productoras, como son la
imposibilidad de solicitar otro préstamo para seguir produciendo y poder hacerle
frente a sus deudas, y llevarle el sustento a sus familias, ya que están ubicados en
una especie de "listas negras" en todo el sistema financiero, que los cataloga como
morosos, sin chance de apoyo bancario.
• Parece estarse creando un círculo vicioso, donde el productor endeudado no
puede producir para honrar su deuda y sostener la familia, situación que está
conduciendo a que ya se están dando remates por cobros judiciales; deudores y
fiadores están sufriendo igual situación.
Esta problemática ha movilizado a diversas organizaciones a lo largo y ancho del país,
las que han establecido comunicación con la Pastoral Social-Caritas Nacional, por lo
que en comunión a las gestiones que se están realizando, hacemos un vehemente lla-
mado:
• Á las autoridades gubernamentales involucradas en el tema, a la entidad ban-
caria (Banco de Crédito Agrícola de Cartago), para que analicen seriamente la
posibilidad de una moratoria en la aplicación de los mecanismos de cobros
judiciales y remates de parcelas, dando un tiempo prudencial para la
búsqueda y definición de alternativas saludables para todos los interesados.
• A los Señores Diputados de la Asamblea Legislativa, para que conozcan y
sitúen como prioridad la discusión de un proyecto de ley que satisfaga las necesidades
de los agricultores, que consideramos como un excelente punto de partida para los
cambios que el sector agrícola requiere y que podría eliminar la amenaza a la paz
social que la actual coyuntura tiene para los agricultores y agricultoras afectados, sus
familias y las comunidades donde ellos residen.
• A los agricultores involucrados en FIDAGRO, para que asuman su compromi-
so, y con urgencia se informen y se organicen, ya que muchos ahora están en
proceso de cobro judicial, quizás sin saberlo. A la vez los convocamos para que
celebremos reuniones con los afectados. Para esto les solicitamos que coordinen con
los responsables de las diversas organizaciones campesinas de sus comunidades.
Convencidos de que para "conseguir un desarrollo proporcionado entre los distintos
sectores de la economía es absolutamente imprescindible una cuidadosa política eco-
nómica en materia agrícola" (Mater et magistra N° 131), y con la esperanza puesta
en Nuestro Señor y la solidaridad de todos
DEUDORES ANTE FIDEICOMISO AGROPECUARIO Y UNA ALTERNATIVA DE SALVACIÓN, EL PROYECTO DE LEY 15728, PROYECTO
ZARCERO
377
t Mons. Ángel San Casimiro
Obispo Diócesis de Ciudad Quesada Presidente Comisión
Episcopal de Pastoral Social Cáritas
CON O SIN TLC, NECESITAMOS UNA AGENDA NACIONAL DE DESARROLLO
378
46. CON O SIN TLC, NECESITAMOS UNA AGENDA
NACIONAL DE DESARROLLO
Las actuales circunstancias que vive el país, nos urgen a pronunciar una voz de espe-
ranza a propósito de la discusión del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica,
República Dominicana y Estados Unidos.
1. Pareciera que la discusión se concentrará en torno a si debe o no ratificarse el
TLC. Por un lado existe la insistente y costosa campaña, de un grupo que nos quiere
convencer de la urgencia de su aprobación y por otro, los que cierran filas en contra
del mismo. Esto nos preocupa al convertirse en gérmen de situaciones violentas,
destructivas y estériles. La discusión del TLC en nuestro criterio es un momento
fundamental para la reflexión, el debate y la confrontación de las ideas que nos
servirán para encontrar los consensos que fortalezcan nuestro Estado Social de
Derecho, nuestra democracia y una sociedad costarricense más equitativa, justa,
solidaria y armonizada con la creación.
2. Por eso instamos a que no se dejen pasar las diversas contribuciones que todo
costarricense, organización y movimiento pueden aportar hacia un importante es-
fuerzo de concertación. Nosotros, reafirmamos y seguimos suscribiendo nuestros
mensajes anteriores donde invitamos a revisar las condiciones éticas bajo las cuales
debe darse un TLC, así como la necesidad del diálogo, la comunicación-información y
la concertación que requerimos todos y todas las costarricenses. Percibimos que estas
condiciones no se han logrado dar en forma óptima y de esto da cuenta el reciente
texto redactado por el Equipo de Notables. Llamamos la atención sobre la ausencia de
esas situaciones en el debate actual. Tal ausencia afecta el ánimo y la esperanza de
las mayorías excluidas de los beneficios de este Tratado.
3. Como Pastores reconocemos la evolución del crecimiento económico nacional en
los últimos años. Eso puede verse reflejado en el aumento de las exportaciones y en
la mayor diversidad de productos que se exportan. Ese crecimiento económico sin
embargo, no ha sido suficiente para lograr la reducción de la pobreza. Por el
contrario, como ha sido señalado por diferentes sectores se palpa un aumento de la
desigualdad, que afecta principalmente al sector agropecuario e informal y la
diversidad de sectores urbanos y rurales ligados al mercado interno.
4. Esta situación nos dice que el mayor crecimiento económico no contribuye por sí
mismo a la construcción de un país con igualdad de oportunidades. Por eso reque-
rimos de acciones estratégicas que permitan conducir los beneficios del crecimiento
económico hacia un desarrollo social. Se trata por tanto de buscar que el desarrollo
no sea para unos sino para todos y para todas.
5. Estamos concientes que para esto se requiere mucho más que una agenda
complementaria. Se necesita de un impulso renovado que apueste por una agenda
mayor, una Agenda Nacional de Desarrollo. Ésta deberá tomar en cuenta el tipo de
política comercial acorde con ese desarrollo, una política fiscal y de gasto adecuadas;
una política educativa, de competitividad, agropecuaria, de salud, de construcción de
infraestructura y por supuesto una reforma del Estado, que no es lo mismo que una
reducción del tamaño y las funciones del Estado.
CON O SIN TLC, NECESITAMOS UNA AGENDA NACIONAL DE DESARROLLO
379
6. Algunos insisten en que un país pequeño como el nuestro solo puede crecer
comerciando con el mundo. Eso es cierto, pero debemos agregar que ese crecimiento
solo podrá tener efectos mayores si el crecimiento parte desde dentro: fortaleciendo
las capacidades humanas, esto es facilitando un acceso a la educación formal, a la
salud, a la seguridad alimentaria a la cultura, a la recreación, en otras palabras,
apostando por pasar de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida
más humanas (Cfr. PP 20). En la medida que tengamos personas más capacitadas,
más sanas y más seguras de sí mismas y el estímulo para el productor local, aquello
que produzcamos dependerá menos de los shocks externos, y nuestro país tendrá
mayor competitividad. Se requiere de fondo, una estrategia que combine un equilibrio
entre la estabilidad macroeconómica, el crecimiento, el aseguramiento de la equidad
y la protección del ambiente. A esto invita la Iglesia y a su construcción consensuada.
7. Esto supone una acción que solo puede ser impulsada por el Estado, apoyada por
el sector empresarial del que se requiere una mayor responsabilidad social en la
construcción de un país más inclusivo. Esto que apuntamos se requiere ratificando o
no el TLC, por ello, como ya lo expresamos en los dos mensajes anteriores, es
necesario que se discuta qué tipo de país deseamos y qué pasos hemos de dar para
construirlo.
8. Es reconocido por todos que el TLC no va ha rectificar los efectos limitativos del
modelo de desarrollo que se ha venido aplicando en los últimos 25 años. El pueblo
costarricense requiere una propuesta de desarrollo sostenible e incluyente de todas
las experiencias de los diversos sectores de la sociedad. A ella invitamos a la
comunidad nacional para que podamos unir esfuerzos en su construcción, aprove-
chando los esfuerzos que sectores sociales del país vienen diseñando.
9. El TLC es un instrumento de política comercial, pero no es la alternativa para la
mayoría excluida de sus beneficios. La Iglesia quiere acompañar a la sociedad cos-
tarricense que no participó en la negociación y no podrá vincularse en forma directa
de las bondades del TLC. Con esas mayorías, nuestra voz es de esperanza y so-
lidaridad, abogando para que los diversos sectores políticos y económicos puedan
reencauzar sus esfuerzos, en torno a una agenda social productiva, incluyente y
solidaria.
Septiembre 2005
47. DEMOCRACIA, POLÍTICA Y HONESTIDAD. CON OCASIÓN DE LA CAMPAÑA
ELECTORAL 2005 -2006
Introducción
1. Como pastores del Pueblo de Dios en Costa Rica, sabemos que nuestra misión es
anunciar el Evangelio de tal manera que manifieste, en toda su riqueza, la perma-
nente novedad que lo caracteriza. Efectivamente, este mensaje del Evangelio debe
impregnar las diferentes realidades y encarnarse en la cultura, la economía y la
política.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
380
2. Ante la actual coyuntura política, los obispos nos sentimos llamados a ofrecer a
las comunidades cristianas y a todas las personas de buena voluntad, algunas
orientaciones de carácter ético para que el proceso electoral que iniciamos, sea vivido
como verdadera respuesta a los anhelos más altos de paz, de justicia y de solidaridad
de nuestro amado pueblo costarricense.
3. Si bien es cierto, la Iglesia no ofrece un modelo concreto de gobierno o de
sistema económico5, ella aprecia el sistema de la democracia, en la medida en que
asegura la participación de los ciudadanos en las opciones políticas y garantiza a los
gobernados la posibilidad de elegir y controlar a sus propios gobernantes, o bien la de
sustituirlos oportunamente de manera pacífica.6
4. como Jerarquía católica, queremos dialogar con la sociedad costarricense seguros
de que esta actitud es la fuerza de la democracia. Por medio del diálogo las riquezas
de unos se convierten en patrimonio de todos y los errores se pueden corregir antes
que sea demasiado tarde.7
5. Tenemos presentes las enseñanzas del Concilio Vaticano II, según las cuales, si
bien la comunidad política y la iglesia son independientes y autónomas, y cada una se
halla en su propio terreno... Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al
servicio de la vocación personal y social del hombre.8
6. ciertamente, aunque las realidades temporales se rigen según sus propias
normas, no deben excluirse las referencias éticas que encuentran su fundamento en
las dimensiones humana9 y religiosa. La autonomía de la esfera temporal no excluye
una íntima armonía con las exigencias superiores y complejas que se derivan de una
visión integral del hombre y de su eterno destino10, cuanto más si constatamos, co-
Juan Pablo ii, centesimus Annus, 43 idem
46
Carta del Cardenal Angelo Sodano con ocasión de la 33a sesión de la Asamblea General de la Organización
de los Estados Americanos (OEA). Gaudium et Spes, 76. ídem 12
Discurso del Santo Padre Benedicto XVI al presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi Viernes
24 junio 2005 mo en nuestro caso, que el cristianismo constituye la raíz de los principales valores que sustentan nuestra identidad como nación.
7. Aunque la democratización verdadera es algo más que las elecciones, los Obispos
defendemos que el derecho al voto, el sistema de partidos y la propaganda electoral,
son valiosos instrumentos que garantizan el buen funcionamiento del sistema
democrático por ello es responsabilidad de todos que dichos instrumentos no se
conviertan en objetos de manipulación ni clientelismo.
8. Así pues, como personas de fe, no queremos renunciar a la convicción de que aún
se nos da la oportunidad para construir una Costa Rica más justa, más solidaria, más
respetuosa de los valores que hasta ahora han sido parte esencial de su historia y de
su fisonomía.11
I. EL DESTINO DE NUESTRA DEMOCRACIA
"Una Nación, más que por sus fronteras, más que su tierra, sus
cordilleras, sus mares, más que su lengua, o sus tradiciones, es una
misión que cumplir".12
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
381
9. Nuestros antepasados optaron, y a un alto precio, por la democracia como su for-
ma de gobierno. Por generaciones, nos hemos preciado de contar con un régimen
democrático en el que fueron consagrados el respeto a los derechos humanos, las
libertades fundamentales y la celebración periódica de elecciones. Sin embargo, en los
últimos años el desánimo y el desengaño respecto a nuestro sistema y sus
instituciones son crecientes.13
10. En momentos en que impera, tanto la incertidumbre política, como la
desconfianza de la ciudadanía, una campaña electoral representará siempre una
valiosa oportunidad para provocar el diálogo y la paz social, fortalecer la esperanza y
la confianza en el estado de derecho y, juntamente, evitar a nuestro pueblo
momentos de confrontación y ruptura nacional. El valor de la democracia se mantiene
o cae con los valores que encarna y promueve.14 En este sentido, los obispos
juzgamos que el ejercer el voto es un deber ciudadano y un compromiso cristiano.
90a ASAMBLEA ORDINARIA DE LÁ CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICÁ, Mensaje al Pueblo de Dios
Renovando La Esperanza, agosto 2005
Padre Alberto Hurtado, sacerdote jesuíta chileno quien ha sido canonizado y considerado el gran santo del
trabajo solidario.
La insatisfacción de la ciudadanía con el desempeño de las instituciones públicas se refleja en las
tendencias del índice de apoyo a la democracia, según la metodología de Seligson. Este era de 87 en una
escala de 100 en 1985. Descendió a 72 en 1993 y llegó a 61 en 1999. En el año 2002 subió a 68. El apoyo
de las y los costarricenses a la democracia sigue siendo alto en el contexto latinoamericano, pero es notorio
su debilitamiento desde la década de los ochenta. X Informe del Estado de la Nación, Sinopsis,
Fortalecimiento de la Democracia. Juan Pablo IÍ Evangelium vitae, 70
11. Sabemos que la corrupción política y el incumplimiento de los compromisos adqui-
ridos en las pasadas campañas son dos de las causas más graves de la creciente
desconfianza respecto a las instituciones públicas y que han producido un continuo
menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes. Al respecto,
las acusaciones de arribismo, de idolatría del poder, de egoísmo y corrupción que
con frecuencia son dirigidas a los hombres del gobierno, del parlamento, de la
clase dominante, del partido político, como también la difundida opinión de que la
política sea un lugar de necesario peligro moral, no justifican lo más mínimo ni la
ausencia ni el escepticismo de los cristianos en relación con la cosa pública.15 Sin
duda, el abstencionismo no es sino el principio de abandono de la propia
responsabilidad en la consecución del bien común en detrimento de la misma
democracia.
11.¿QUIÉNES HAN DE GOBERNAR?
12. La autoridad política es necesaria 16 en razón de las tareas que se le asignan y,
por ende, un componente positivo e insustituible de la convivencia civil.17 Por esto, la
Iglesia siente gran estima por la misión confiada a los políticos y a los gobernantes; y
no se cansa de recordar la dimensión fundamental del servicio, que debe distinguir la
actividad de los representantes del pueblo y de toda autoridad pública.18
13. Quienes consagran su vida a la política, cuanto más si se profesan católicos, ten-
gan en consideración las orientaciones recomendadas en el Concilio Vaticano II, a
saber: quienes son, o pueden llegar a ser, capaces de ejercer ese arte tan difícil y tan
noble que es la política, prepárense para ella y procuren ejercerla con olvido del
propio interés y de toda ganancia venal. Luchen con integridad moral y con prudencia
contra la injusticia y la opresión, contra la intolerancia y el absolutismo de un solo
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
382
hombre o de un solo partido político; conságrense con sinceridad y rectitud, más aún,
con caridad y fortaleza política, al servicio de todos.19
14. El recordado Juan Pablo II, a propósito de la proclamación de Tomás Moro como
patrono de los gobernantes y de los políticos, insistía cómo este Santo mostró con su
vida que el gobierno es, antes que nada, ejercicio de virtudes: El profundo
desprendimiento de honores y riquezas, la humildad serena y jovial, el equilibrado
conocimiento de la naturaleza humana y de la vanidad del éxito, así como la segu-
ridad de juicio basada en la fe, le dieron aquella confiada fortaleza interior que lo
sostuvo en las adversidades y frente a la muerte.20
Juan Pablo II, Christifideles laici, 42
Catecismo de la Iglesia Católica 1898
Idem 1897
JUBILEO DE LOS GOBERNANTES, PARLAMENTARIOS Y POLÍTICOS, ALOCUCIÓN DE JUAN PABLO II EN LA
SALA PABLO VI, Domingo 5 de noviembre 2000 Gaudium et Spes 75
JUAN PABLO II CARTA APOSTÓLICA EN FORMA DE MOTU PROPRIO PARA LA PROCLAMACIÓN DE SANTO
TOMÁS MORO COMO PATRONO DE LOS GOBERNANTES Y DE LOS POLÍTICOS.
15. Costa Rica merece que quienes se postulen a cargos públicos, además de presen-
tarse con voluntad de servir, y no de beneficiarse del poder, demuestren una
cohe-
rencia básica entre su conducta y los principios morales necesarios para desempe-
ñar su misión, de forma que se constituyan en modelos creíbles, que muestren un
camino de esperanza en este momento histórico. En conclusión, el poder político
debe sustentarse en los anteriores principios éticos y ejercerse con seriedad y res-
ponsabilidad, con rigor profesional y con creatividad. El poder les viene del Señor
y, el mando del Altísimo: Él indagará sus obras y explorará sus intenciones.21
III. LOS PARTIDOS POLÍTICOS
16. La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse
provechosamente sin la activa, responsable y generosa participación de todos, si bien
con diversidad y complementariedad de formas, niveles, tareas y responsabilidades.22
17. Como señalamos en nuestra pasada Asamblea Plenaria, estamos conscientes de
que una expresión esencial de la Democracia, es la organización del Pueblo en
partidos, por lo cual dirigimos a todos los máximos responsables de los partidos, un
fuerte llamado a que encuentren en el amor hacia la propia Patria, la fuerza para
sanar desde dentro el propio partido... De nada valdría nuestra insistencia en invitar
al Pueblo a no dejar de votar, si no le ofrecemos una suficiente credibilidad y motivos
de confianza.23
18. Según quedó de manifiesto en las pasadas elecciones, el sistema de partidos po-
líticos experimenta una grave transformación. De un bipartidismo estable se ha
pasado a un proceso de mayor pluralidad partidaria todavía en transición, caracte-
rizado por un aumento de las opciones electorales,24 ello no obstante coincide con un
proceso de desafección de los votantes frente a los partidos y una creciente
desconfianza hacia estos y hacia la política en general.
19. En Costa Rica, la ciudadanía manifiesta crisis de credibilidad y aprobación del ac-
cionar de los partidos. Por un lado, les reclama claridad en su plataforma de pen-
samiento, preocupación por la formación de líderes y educación cívico-política y por
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
383
otro lado, les critica su pragmatismo, electoralismo y, en algunos casos, su incohe-
rencia ética.
20. Nos sentimos voz, y voz autorizada, de nuestro Pueblo que pide partidos políticos
que sepan cultivar un auténtico espíritu de servicio, que por encima de intereses
personales o de grupo, sepan y quieran permanecer fieles a los principios e ideales
que aseguren el bien de todo ciudadano.25
Sabiduría 6, 3
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Christifideles laici 42
90a ASAMBLEA ORDINARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA, Renovando La Esperanza
10° Informe del Estado de la Nación 2004, Fortalecimiento de la Democracia. P.345 90a ASAMBLEA
ORDINARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CÓSTA RICA, Renovando La Esperanza
21. Además, si bien el fortalecimiento de los partidos y de otras organizaciones
políticas es prioritario para la democracia,26hoy, costa Rica demanda que los partidos
sean democráticos en su estructura interna, capaces de síntesis política y con visión
de futuro.27
22. Igualmente, las circunstancias históricas reclaman que otros instrumentos de par-
ticipación política, como el Referéndum o plebiscito, se hagan efectivos. La repre-
sentación política no excluye, en efecto, que los ciudadanos puedan ser interpelados
directamente en las decisiones de mayor importancia para la vida social.28
23. Así, el sistema democrático debe llegar a garantizar que, si bien el pueblo
transfiere de diversos modos el ejercicio de su soberanía a aquellos que elige
libremente como sus representantes, éste conserve la facultad de ejercer la
soberanía, también, en el control de las acciones de los gobernantes y su sustitución,
en caso de que estos no cumplan satisfactoriamente las funciones a ellos asignadas.29
Este actuar favorecería, a todas luces, el hecho de que los organismos representativos
estén sometidos a un efectivo control por parte del cuerpo social.
IV. PROGRAMAS DE GOBIERNO Y DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
24. Está claro que a la Iglesia no le corresponde proponer soluciones "técnicas". Por
tal razón y, antes que nada, queremos que nuestra contribución, que consiste en el
anuncio del Evangelio de Cristo y se expresa a través de la propuesta de los valores
espirituales que dan sentido a la vida, ilumine las opciones concretas, también en el
ámbito social.
25. Precisamente, frente a los muchos desafíos del momento presente: creciente
criminalidad, incontrolable narcotráfico, la Costa Rica de los pocos muy ricos y la
Costa Rica de los muchos muy pobres, la desintegración familiar, la atmósfera de
profunda desconfianza frente a posibles tratados comerciales..., urge reencontrar el
camino de una gobernabilidad suficientemente serena, que asegure el poder trabajar
con eficacia para el bien público y particularmente a favor de los grupos humanos
más necesitados.30
26. En síntesis, si queremos vivir en democracia debemos adoptar y ejecutar un com-
promiso serio frente a los problemas del desarrollo y la pobreza pues, los bajos
niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consoli-
dación de la democracia31. Como sabemos, los índices globales de desarrollo humano
en Costa Rica son relativamente buenos, sin embargo, conocemos tambien las
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
384
Carta Democrática Interamericana Art. 5
Compendio de Doctrina Social de la Iglesia 413
Idem
Idem, 395
90a ASAMBLEA ORDINARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA, Renovando la esperanza.
Carta Democrática Interamericana art. 12
desigualdades que al interior de la Nación se muestran cada vez con mayor fuerza
y que afectan categóricamente las regiones rurales, costeras y fronterizas de
nuestro país.
27. Hacemos un llamado a los representantes políticos para que, de forma
transparente e integral, presenten al electorado los distintos programas de gobierno,
basados en una valoración ética del estilo de desarrollo que hasta ahora hemos tenido
y fijando los problemas que nuestra sociedad debe solucionar y los métodos para
enfrentarlos, todo enmarcado desde un Proyecto País.
28. Porque vemos con preocupación el énfasis puesto en el tema del desarrollo econó-
mico al margen del Desarrollo Social, respaldamos plenamente la tesis de presentar
este desarrollo social como una de las principales prioridades en las políticas a nivel
nacional, situando a la persona humana en el centro de las actividades del desarrollo
mismo.32Esta tesis cobra más peso, al constatar cómo en algunos ámbitos de
desarrollo humano Costa Rica ha experimentado retrocesos considerables.33
29. El momento histórico de nuestra Patria requiere que estas propuestas concretas
promuevan una mayor equidad, que supere la escandalosa brecha social y económica
que día a día crece en Costa Rica. Sin ahondar en la brecha digital, científica y
tecnológica que ya de por sí experimentamos en el país, la situación de muchos
costarricenses que viven con serias dificultades alimenticias, en ausencia de estruc-
turas y servicios; la carencia de medidas que garanticen la asistencia básica en el
campo de la salud y la educación, nos hacen caer en la cuenta de que la pobreza
manifiesta un dramático problema de justicia 34 que debe ser responsablemente
atendido.
30. En este sentido, planteamos un desvelo particular respecto a las condiciones del
mundo rural y del trabajo agrícola, ante todo por aquellas situaciones de injusticia
que no aseguran un nivel mínimo de vida. Como insistía Juan Pablo íí, hay que desear
para todos los agricultores que a su trabajo, tan valioso, no se añada jamás el
sentimiento injusto de hallarse socialmente marginado.35
31. Junto con los desafíos de índole política, económica y social; el desarrollo de
nuestro país debe asentarse sobre los valores éticos. Urgimos, pues, una alta calidad
ética y educativa, para plasmar las transformaciones que nuestra sociedad necesita.
32. En este punto, damos un prominente lugar a la familia como la comunidad en la
que, desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar
a Dios y a usar bien la libertad y a vivir el amor y la justicia.
Informe de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social (1995)
10° Informe Estado de la Nación. 2204 p.47
Compendio de Doctrina Social de la Iglesia 449
JUAN PABLO íí, ÁNGELUS Domingo 15 de julio de 1979
33. Como Iglesia, vemos en la Familia un valor importantísimo, que tiene que ser de-
fendido de todo ataque orientado a socavar su solidez y a poner en tela de juicio
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
385
su misma existencia.36 Por eso, exhortamos, particularmente a los electores, a ser
críticos ante propuestas que no afirmen el reconocimiento de la auténtica natura-
leza del matrimonio y de la familia37 pues, la vida de familia es iniciación a la vida
en sociedad.
V. FORMACIÓN E INFORMACIÓN POLÍTICA
34. Hemos iniciado un proceso electoral que nos permitirá conocer y analizar las dis-
tintas propuestas de los políticos a las expectativas de los costarricenses. Esta
campaña electoral, más que ninguna otra, debe estar basada en la transparencia y la
discusión seria de la oferta programática que se presenta ante el electorado.
35. Porque la información se encuentra entre los principales instrumentos de
participación democrática. Es impensable dicha participación real sin el conocimiento
de los problemas de la comunidad política, de los datos de hecho y de las varias
propuestas de solución.38
36. De allí concluimos que, si queremos colaborar en la construcción de una
ciudadanía de la información, los medios de comunicación serán, en gran medida, un
espacio privilegiado para la formación de opinión, la participación ciudadana, el
debate público y el control social. 39
37. Así pues, cabe esperar que, mediante claras opciones éticas, tanto los propietarios
como los trabajadores de la prensa, la radio, la televisión y las nuevas tecnologías y
cuantos, por su condición profesional, se involucren en la confección y producción de
la propaganda, en cualquiera de sus formas, se comprometan en la exposición de una
campaña de altura, que no promueva la mentira, el resentimiento o la violencia, que
no recurran a las calumnias, los insultos o descalificaciones personales, y respeten la
dignidad humana, de forma tal que, no se distraiga la atención del electorado de la
discusión de los grandes problemas nacionales.
38. La sociedad tiene derecho a una información fundada en la verdad, la libertad, la
justicia y la solidaridad40.
Discurso que dirigió Benedicto XVI al presidente de la República Italiana, Carlo Azeglio Ciampi Viernes 24
junio 2005 Gaudium et Spes 52,2 Compendio de Doctrina Social 414
Echaniz Arantza-Pagola Juan, Ética del Profesional de la Comunicación; p 68. Desclée De Brouwer, Bilbao,
S.A. 2004. ínter Mirifica 11
VI. LOS FIELES CRISTIANOS Y LA POLÍTICA
39. Los obispos reafirmamos que la libertad de los católicos en la vida pública es
consecuencia del reconocimiento de la legítima autonomía de las instituciones
seculares y de la madurez religiosa y civil de los cristianos. Como Pastores no
podemos ni debemos imponer a nuestros fieles laicos un determinado proyecto
político por motivos exclusivamente religiosos41 . Aún más, la elección de una
determinada opción política es un marco especial de discernimiento para todo
católico. Las instancias de la fe cristiana difícilmente se pueden encontrar en una
única posición política: pretender que un partido o una formación política
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
386
correspondan completamente a las exigencias de la fe y de la vida cristiana genera
equívocos peligrosos.42
40. Sin duda, muchos fieles laicos serán elegidos para desempeñar un cargo público.
Son ustedes queridos hermanos, en razón de la fe que profesan, los primeros lla-
mados a garantizar la honestidad, la transparencia y la rectitud en la administración
pública, a prestar atención a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad: la
mujeres, los niños los jóvenes, las personas con discapacidades físicas y los adultos
mayores.
41. En síntesis, la búsqueda del bien común con espíritu de servicio, el desarrollo de
la justicia con atención particular a las situaciones de pobreza y sufrimiento; el
respeto de la autonomía de las realidades terrenas; el principio de subsidiariedad, la
promoción del diálogo y de la paz en el horizonte de la solidaridad: éstas son las
orientaciones que deben inspirar la acción política de los cristianos laicos.43
42. Particularmente, les hacemos un vehemente llamado para que, como católicos,
desde la Asamblea Legislativa, el Ejecutivo y las Municipalidades, levantemos nuestra
voz para fortalecer la defensa de la vida a todo nivel, tanto político como social, y
promover una legislación consecuente con nuestros valores como sociedad cos-
tarricense.
VII. VIVAN SIEMPRE EL TRABAJO Y LA PAZ
43. Este es el momento de consolidarnos como nación de paz, recordando que la paz
no es, simplemente, ausencia de guerra, 44 sino la meta de la convivencia social 45
y un bien superior, que debemos preservar a toda costa.
Gaudium et Spes 43
Pablo VI, Octogesima Adveniens 46
Compendio de Doctrina Social de la Iglesia 565
Gaudium et Spes 78
Compendio de Doctrina Social 490
44. La unidad promovida y enriquecida por todos, es la única forma de conseguir co-
hesión para realizar esta tarea común que llamamos Patria. No olvidemos que han
sido los grandes consensos los que han hecho avanzar el país. No echemos por la
ventana nuestra educación cívica, la solidez institucional y la madurez democrática de
costa Rica.
45. Así pues, hacemos un llamado a todos los costarricense para que, como
hermanos, y en aras de una convivencia social justa y armónica, por la vida
democrática de nuestro pueblo y la construcción del bien común, nos esforcemos en
conocer e informarnos sobre las distintas opciones partidarias que se presentan como
posibles ocupantes del Legislativo, el Ejecutivo y las municipalidades y que el
domingo 5 de febrero del 2006 asistamos a las urnas a ejercer nuestro derecho al
sufragio.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
387
46. A los partidos políticos les recordamos que este no es el momento para la impro-
visación y que las consecuencias de las decisiones políticas de hoy, determinarán
nuestro futuro como nación.
47. Desde nuestro corazón de pastores apelamos a la conciencia de los miles de
jóvenes costarricenses que ejercerán el derecho al voto, muchos de ellos por primera
vez. Hacemos nuestras las palabras de Su Santidad Benedicto XVI: Yo sé que ustedes
como jóvenes aspiran a cosas grandes, que quieren comprometerse por un mundo
mejor46. Una Costa Rica desanimada tiene la imperiosa necesidad del testimonio y la
vitalidad de jóvenes valientes, que se atrevan a caminar contra corriente. Al mismo
tiempo impulsamos a aquellos jóvenes que tengan la vocación y la preparación
adecuada a formar parte de las agrupaciones políticas para que con la generosidad, la
solidaridad y el compromiso que les caracteriza, inyecten a estas instancias una
actitud de servicio a todos, especialmente, a los más necesitados.
48. Este es un momento en el que es necesario elevar nuestras súplicas al Padre de la
Misericordia, en el nombre de su Hijo para que el Espíritu Santo, fuente de luz y
sabiduría, fortalezca a quienes sean llamados a ejercer un cargo público y así poder
vivir una vida tranquila y pacífica, con todo decoro y dignidad47. Que este mismo
Espíritu de Dios oriente los pensamientos de todos los ciudadanos y ciudadanas y nos
guíe por caminos de unidad hacia la paz.
Que la Virgen de los Ángeles, Patrona de Costa Rica, interceda por nuestro pueblo en
la construcción de una Patria mejor.
Los Obispos de Costa Rica
Dado en San José, el 3 de octubre del 2005
48. COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA DIÁLOGO SÍ,
POLARIZACIÓN NO
Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica nos sentimos preocupados por
las actuales circunstancias que vive el país con ocasión del envío a la Asamblea Legis-
lativa del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y República Dominicana con
los Estados Unidos de América (TLC).
Por un lado, constatamos cómo existen grupos que quieren convencer de la urgencia
en la aprobación del TLC y, por otro, aquellos que concluyentemente lo adversan. Así
pues, como ciudadanos, consideramos conveniente y necesario en un Estado que
protege y garantiza los derechos y libertades fundamentales, el que existan opiniones
diversas sobre el tema en cuestión y que, tanto promotores como opositores, tengan
ocasión de manifestarse en igualdad de condición, permitiendo una sana
confrontación de ideas que logre los consensos necesarios y el consecuente
fortalecimiento de nuestra democracia.
I Timoteo 2,2
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
388
Cómo es lógico, la discusión se ha centrado en la ratificación o rechazo del TLC. No
obstante, contemplamos con profunda preocupación cómo, al encontrarnos en un
periodo electoral, el diálogo político y social se ha condicionado en distintas esferas y
las posiciones radicales de algunos sectores, niegan los espacios necesarios para la
reflexión y el debate sincero, transparente y productivo. En efecto, la creciente
polarización de nuestra sociedad nos hace advertir en el panorama nacional
situaciones violentas, destructivas y estériles. Alentamos a los miembros del Primer
Poder de la República para que en torno a este delicado tema, realicen un debate de
altura que profundice, con esmero, las diversas contribuciones de los sectores, las
organizaciones y los movimientos sociales a fin de resolver el futuro del Tratado.
Nosotros reafirmamos nuestros mensajes anteriores 1, en los que invitamos al pueblo
costarricense a analizar las condiciones éticas, sociales, económicas y culturales bajo
las cuales debe darse un TLC y las proyecciones en el desarrollo social de nuestro país
con su eventual aprobación o rechazo. Igualmente, suscribimos el Informe de los se-
ñores notables en el que se subrayó, con vehemencia, abandonar la polarización
estéril del debate, las excesivas simplificaciones, y se tome conciencia de las
decisiones políticas que es necesario adoptar, y se busque un acuerdo político
nacional que lleve al país en una vía diferente a la seguida hasta ahora y conduzca a
decisiones fundamentales para alcanzar las metas de desarrollo humano que todos
anhelamos 2.
En este momento presente, Costa Rica tiene la posibilidad de afianzar su opción por la
paz, recordando que la verdadera paz es fruto de la justicia, virtud moral y garantía
legal que vela sobre el pleno respeto de derechos y deberes, y sobre la distribución
ecuánime de beneficios y cargas 3.
En estas circunstancias, los costarricenses estamos llamados a dialogar para alcanzar
una Agenda Nacional de Desarrollo pues, como personas de fe, no queremos
renunciar a la convicción de que aún se nos da la oportunidad para construir una
costa Rica más justa, más solidaria, más respetuosa de los valores que hasta ahora
han sido parte esencial de su historia y de su fisonomía.4 El pueblo costarricense
requiere una propuesta de desarrollo humano sostenible e incluyente de las
experiencias de los diversos sectores de nuestra sociedad.
Exhortamos a todos los sacerdotes, a los agentes de Pastoral, a las comunidades
religiosas, así como a las comunidades parroquiales, los grupos y los movimientos, a
animar este importante esfuerzo de debate y diálogo nacional. Respetuosamente,
invitamos a la comunidad nacional y muy particularmente a las Universidades Públicas
y Privadas y a otras denominaciones cristianas, a que unamos esfuerzos en la
construcción de espacios de diálogo. Porque sabemos que la violencia y la intolerancia
constituyen una fuerza disgregadora que debilita y destruye la unidad nacional,
1 Cf. Conferencia Episcopal de Costa Rica. Justicia, Equidad y Solidaridad para todos 30 de mayo del 2004;
Los Obispos de Costa Rica y el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América, 23 de mayo del
2005.
2 Informe de los Notables, número 11 de las consideraciones finales.
COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA DIÁLOGO SÍ, POLARIZACIÓN NO
389
llamamos a todos los costarricenses a consolidar la paz, fruto de la justicia y del buen
entendimiento. Que Nuestro Señor Jesucristo, Príncipe de la Paz, y Nuestra Señora de
los Ángeles, Reina de la Paz, acompañen a nuestro pueblo en este momento crucial
de su historia.
Dado en San José, en la Sede de la Conferencia Episcopal, el día 7 de noviembre del
2005. Mons. José Francisco Ulloa Rojas obispo diocesano de cartago, Presidente de la
Conferencia Episcopal; Mons. Hugo Barrantes Ureña Arzobispo Metropolitano de San
José, Vicepresidente de la Conferencia Episcopal; Mons. Oscar Fernández Guillén,
Obispo diocesano de Puntarenas Secretario General; Mons. José Rafael Barquero
Arce, Obispo diocesano de Alajuela, Mons. Guillermo Loría Garita, Obispo diocesano
de San Isidro de El General, Mons. Vittorino Girardi Stellin, Obispo Diocesano de
Tilarán, Mons. Ángel Sancasimiro Fernández, Obispo diocesano de Ciudad Quesada
49. COMUNICADO CON OCASIÓN DEL DÍA MUNDIAL CONTRA EL TRABAJO
INFANTIL
Al celebrar este 12 de junio, el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, a los Obispos en
calidad de Pastores, nos preocupa hondamente la situación de muchos niños, niñas y
adolescentes que trabajan. Muchos de ellos en condiciones que ponen en riesgo su
vida, su integridad física y sicológica, y se exponen a la violación de sus derechos fun-
damentales como la educación, la salud, la recreación, la familia y la protección de la
explotación laboral.
1. Sabemos que en Costa Rica, unos 113,523 niños, niñas y adolescentes, con
edades de 5 a 17 años, están insertos en el mundo laboral1. De esta cifra, el 43.3%
es menor de 15 años, o sea, 50.151 niños y niñas. Estos datos revelan la presencia
cada vez más visible del trabajo infantil y adolescente en nuestro país. Una situación
que se torna preocupante si se piensa en las causas y en las consecuencias del
trabajo infantil y adolescente. El problema se vuelve alarmante para la sociedad
costarricense que cuenta con una legislación que protege a la infancia y a la ado-
lescencia.
2. La legislación costarricense ha establecido que la edad mínima legal para trabajar
es de 15 años y ha previsto una serie de restricciones que aseguran el derecho a la
educación de los adolescentes trabajadores y protegen su integridad física y emo-
3 Juan Pablo íí "No hay paz sin justicia. No hay justicia sin perdón" 8-12-2001
4 90a ASAMBLEA ORDINARIA DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA , Mensaje al Pueblo de Dios
Renovando La Esperanza, agosto 2005
COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA DIÁLOGO SÍ, POLARIZACIÓN NO
390
cional. Por otra parte, prohíbe que menores de 15 años trabajen. Sin embargo, falta
mucho para lograr el cumplimiento de tales disposiciones.
3. La gran mayoría de los niños, niñas y adolescentes trabajadores ingresan al
mundo laboral para ayudar a satisfacer las necesidades básicas de sus familias; pero
esa solución inmediata compromete y puede cerrar las posibilidades de acceder a la
educación básica o a mejores niveles académicos, provocando que en el futuro, no
puedan gozar de un empleo de calidad y aumenten, así, los índices de pobreza.
4. Cristo dijo: "Dejad que los niños vengan a mí, porque de ellos es el reino de los
cielos" (Mt 19, 14). Jesús dirigió estas palabras a los Apóstoles que, teniendo en
cuenta el cansancio del Maestro, querían impedir a los niños acercarse a Cristo.
Querían alejarlos, quizá para que no le quitaran el tiempo. Cristo, en cambio,
reivindicó los derechos de los niños, motivándolos según la propia perspectiva2.
La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) del 2003 estima que en Costa Rica hay 113,523
niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años que trabajan, o sea el 10.2% del total de 1,113,987
personas en esas edades. Del total de menores trabajadores, 50.151 estaban por debajo de los 15 años en
el momento de la encuesta.
Ver mensaje de Juan Pablo II, en la audiencia general del miércoles 29 de agosto de 1979, con motivo del
Año Internacional del Niño.
5. Permitirle a los niños acercarse a Cristo significa abrirles el camino a una realiza-
ción plena. Por eso, es responsabilidad de la Iglesia preocuparse para que todos los
niños y niñas gocen de las condiciones que favorezcan su pleno desarrollo físico,
sicológico y espiritual. Esta preocupación ha estado presente en la Iglesia desde el
inicio de su historia.
6. Con el propósito de ser fieles a esta tradición eclesial y con el deseo de
reafirmarla, los obispos latinoamericanos, reunidos en Santo Domingo, en 1992, nos
comprometimos a promover la Pastoral Social de la Infancia a través de acciones
proféticas y caritativas que testimonien el amor de Cristo por los niños más pobres y
aban-donados3.
7. Fundamentados en este compromiso eclesial y preocupados por la situación de los
niños niñas y adolescentes trabajadores, declaramos nuestro apoyo a las instituciones
y organizaciones que trabajan por erradicar el trabajo infantil y asegurar el respeto de
la legislación que protege a los adolescentes trabajadores, y nos comprometemos a
seguir desarrollando, como lo hemos hecho hasta ahora, acciones que promuevan el
respeto de los derechos de los niños y las niñas.
8. Queremos con ocasión del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, hacer un
llamado a que nos comprometamos en aquello que nos corresponde a procurar que
los niños, niñas y adolescentes tengan la oportunidad de desarrollar su vida plena
acorde con su edad.
Al señor Presidente de la República y al Ministro de Trabajo, para que firmen el pro-
yecto sobre "Actividades peligrosas e insalubres dirigido a personas adolescentes tra-
bajadoras", y que sea enviado lo más pronto posible a la Asamblea Legislativa para su
aprobación. De este modo, poder responder al artículo 3, inciso d, del Convenio 182
de la Organización Internacional del Trabajo sobre la eliminación de las peores formas
de trabajo, ratificado por Costa Rica en el año 2001.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
391
A las instituciones gubernamentales para que no cejen en sus esfuerzos por defender,
proteger y promover los derechos de los niños, las niñas y adolescentes y procurar los
subsidios pertinentes para aquellos de escasos recursos.
A los empresarios para que participen activamente en las campañas de erradicación
del trabajo infantil y aseguren a los adolescentes trabajadores condiciones laborales,
que no atenten contra su integridad física y emocional, ni interfieran en su educación.
A las organizaciones laborales, para que continúen realizando esfuerzos con el fin de
prevenir y erradicar el trabajo infantil y proteger a la persona adolescente
trabajadora, especialmente en el área rural y el sector informal urbano.
Ver documento de Santo Domingo, N° 227.
A los educadores para que, a través de su labor educativa, realicen acciones que pro-
muevan el derecho a la educación de los niños, niñas y adolescentes, y transmitan a
la sociedad costarricense los valores que permitan el pleno desarrollo de la niñez y
adolescencia.
A los padres y madres para que no envíen a sus niños y niñas a trabajar, sino que
aseguren el futuro de sus hijos permitiéndoles gozar plenamente de su sagrado
derecho a la educación4, y que se esfuercen por permitirles disfrutar de una infancia y
una adolescencia normales, sin obligarlos a cargar con responsabilidades que no
corresponden a su edad.
A la sociedad costarricense para que se comprometa en la lucha contra el trabajo
infantil, denuncie las situaciones de violación a los derechos de los niños y las niñas y
siga desplegando esfuerzos solidarios a favor de las familias con niños, niñas y
adolescentes en riesgo de laborar por sus condiciones de pobreza.
Rogamos al Dios de la vida que nos conceda la gracia de su Espíritu para llevar a
término nuestro compromiso pastoral a favor de los niños, niñas y adolescentes en
nuestra querida Costa Rica.
San José, 12 de junio de 2005.
t Monseñor José Francisco Ulloa
obispo diocesano de Limón Obispo electo de la diócesis de
Cartago Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa
Rica t Monseñor Hugo Barrantes Ureña Arzobispo
Metropolitano de San José t Monseñor José Rafael
Barquero Arce
Obispo diocesano de Alajuela t Monseñor Óscar
Fernández Guillén Obispo diocesano de Puntarenas
t Monseñor Ángel San Casimiro Fernández
Obispo diocesano de Ciudad Quesada t Monseñor
Guillermo Loría Garita Obispo diocesano de San
Isidro de El General t Monseñor Vittorino Girardi
Sterling Obispo diocesano de Tilarán
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
392
Catecismo de la Iglesia Católica, nos. 2222-2223: "Los padres deben mirar a sus hijos como a hijos de
Dios y respetarlos como a personas humanas. Han de educar a sus hijos en el cumplimiento de la ley de
Dios, mostrándose ellos mismos obedientes a la voluntad del Padre de los cielos. Los padres son los
primeros responsables de la educación de sus hijos. Testimonian esta responsabilidad ante todo por la
creación de un hogar, donde la ternura, el perdón, el respeto, la fidelidad y el servicio desinteresado son
norma..."
50. JORNADA DIOCESANA DEL MIGRANTE "MIRARNOS
COMO HERMANOS"
Septiembre del 2005
Celebramos una nueva jornada Diocesana del Migrante, experiencia eclesial que nos
hace retomar con seriedad la Movilidad Humana ante la actualidad de un tema al que
estamos obligados a responder: la integración comunitaria de las personas migrantes.
Con mucho tino la Pastoral Social-Caritas de Costa Rica, a través de la Pastoral de
Movilidad Humana, ha definido como lema para esta jornada del año 2005 "No nos
miremos como extraños, somos hermanos", la cual a primera vista no solo es
hermoso por su texto, sino que es inmensamente comprometedor por su contenido, y
esto me conduce a hacer memoria del líder de las minorías negras de los Estados
Unidos, quien en una oportunidad dijera: "Hemos aprendido a volar como los pájaros
y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como
hermanos".
Dios, Señor de Todos y Todas, desde siempre ha querido que la humanidad construya
su historia desde el encuentro, por esa razón la cumbre de su obra creadora es el
hombre y la mujer (Gn 1,27). El ser humano no puede estar solo, el ser humano no
puede crecer solo, el hombre y la mujer, sean de donde sean, no se bastan a sí
mismos para alcanzar su realización. Es evidente que para caminar en coherencia con
el plan universal de amor de Dios se hace necesario ser compañía, ser diálogo, ser
hermano, lo que se logra aprendiendo a mirar al otro y a la otra como parte esencial
del camino que estoy haciendo, de la ruta que estamos estableciendo.
1. Mirar al extraño negando al hermano: una realidad que nos desafía.
Cuando la Sagrada Escritura nos relata el primer acontecimiento de agresión humana,
el crimen de Caín a Abel, Dios en su infinita sabiduría pone en evidencia el delito ha-
ciendo una pregunta: ¿dónde está tu hermano?, desnudando la carencia de
fraternidad del agresor, quien solo se atreve a responder con cinismo: "No lo se,
¿acaso soy el guardián de mi hermano?" (Gn 4,9).
Seguramente hoy no se den tantos acontecimientos a la altura del crimen de Caín,
pero ciertamente será imposible ocultar las actitudes de negación del otro y de la
otra, por ser diferentes a nosotros, por actuar diferente que nosotros, por tener una
nacionalidad distinta que la nuestra, que nos lleva a verle como extraños. Basta
recordar ejemplos como los siguientes, para darnos cuenta de la actualidad de este
vicio social, que con el tiempo se vuelve pecado:
• Negamos al hermano cuando consideramos a los que migran por razones eco-
nómicas como un mal necesario, a los que interesa abrirles espacio para que
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
393
realicen actividades productivas que demandan mucho esfuerzo físico, y que
importan por su utilidad productiva.
• Negamos al hermano cuando consideramos al migrante como un ciudadano de se-
gunda categoría, que por ser un advenedizo no cabe totalmente dentro de "nuestra
realidad", y en la que más bien es un riesgo por "los vicios culturales" que trae de su
país de origen.
• Negamos al hermano cuando calificamos, usándolo incluso con fines electorales,
al migrante como una amenaza a la estabilidad de los servicios públicos, conduciendo
a la conformación de una opinión pública distorsionada que termina viendo en todo
migrante una amenaza.
• Negamos al hermano con el nacionalismo exagerado que impide ver lo bueno, lo
positivo, lo enriquecedor de la cultura del migrante, llevando a extremos de presión
que provocan en las personas migrantes actitudes de ocultación de su identidad
cultural, porque cuando no se respetan las diferencias el perdedor tiene que reducirse
hasta llegar a la anulación.
• Negamos al hermano con el irresponsable desplazamiento de los desórdenes
sociales, colocando la autoría de los mismos en las personas migrantes. Causa
estupor escuchar opiniones como que "el dengue se incrementa a causa de los
extranjeros, que en el país hay más pobreza a causa de los nicas, y que la violencia
se ha importado desde Colombia".
• Negamos al hermano cuando no nos atrevemos a Evangelizarlo desde su historia,
para que sea un verdadero hombre y una verdadera mujer según la voluntad de Dios,
y no según nuestros criterios.
• Negamos al hermano con el manejo sensacionalista, por parte de algunos Medios
de Comunicación Social, de hechos delictivos, condenables en todo sentido, que
tienen como protagonistas a migrantes de diversas naciones, lo que hace extensiva a
todos los ciudadanos de esos países la responsabilidad de un acto contra la vida o la
propiedad.
• Y ante un ambiente tenso, el migrante se aísla, se impide la participación,
se obliga a estar solo, se condiciona a sí mismo para caminar según sus
pensamientos, aunque no necesariamente sean correctos, vive como extraño
y finalmente deja ser mirado como un hermano.
2. Mirar al hermano que no es un extraño: un mandato que nos interpela.
Partiendo de la evidencia de que la vida es un permanente migrar, y que somos una
Iglesia que peregrina junto a la historia de la humanidad, asumimos una misión que
"proclama a todos los hombres y a todas las culturas la necesidad de encaminarse
hacia la verdad, desde una perspectiva de justa confrontación, de diálogo y de mutua
acogida." (La Caridad de Cristo para los migrantes, #34, Pontificio Consejo para la
Pastoral del Emigrante e Itinerante, 2004), lo que nos abre a reiterar, ante la
conciencia de nuestros fieles y ante la opinión de los hombres y mujeres de buena
voluntad, la urgencia de aprender a ver en el migrante a un hermano y no a un
extraño, que es alguien que en el camino de la vida urge de solidaridad para ser
saciado en su sed y para reposar de su cansancio (Gén 18,2-5).
t ÁNGEL SAN CASIMIRO F.
394
Ver al hermano es entenderlo en su realidad histórica, desde las vicisitudes que ante-
ceden y acompañan el drama de su desplazamiento hasta nuestras comunidades. Mi-
rar al hermano es provocar en él o en ella el desarrollo de actitudes de comunión, es
tener una mentalidad social de "casa abierta", que "comienza con la escucha, es
decir, con el conocimiento de aquellos a quienes se anuncia el Evangelio. Esa escucha
y ese conocimiento llevan, en efecto, a juzgar mejor los valores positivos y las
características negativas presentes en su cultura, a la luz del misterio pascual de
muerte y de vida. En este caso no es suficiente la tolerancia, se requiere la simpatía,
el respeto, en la medida de lo posible, de la identidad cultural de los interlocutores.
Reconocer sus aspectos positivos y apreciarlos, porque preparan a la acogida del
Evangelio, es un preámbulo necesario para el éxito del anuncio. Sólo así nacen el
diálogo, la comprensión y la confianza"(La Caridad de Cristo para los migrantes,
#36).
Como en una oportunidad expresara el escritor Víctor Hugo en su libro Los
Miserables: "Es cosa fácil ser bueno; lo difícil es ser justo";por eso el camino de la
nueva mirada entre nosotros, para entendernos como hermanos, debe partir de la
escucha del grito de ayuda que lanzan tantos inmigrantes y refugiados, y luego
promover, con un compromiso activo, perspectivas de esperanza, que anticipen el
alba de una sociedad más abierta y solidaria" (Mensaje de Juan Pablo II, Jornada
Mundial del Emigrante 2005). Dios quiere reunir en torno a sí a todos los pueblos y a
todas las lenguas (cf. Is 66, 18); por eso concluyo haciendo un vehemente llamado a:
• Las personas migrantes, para que abracen sin temor la historia de las
comunidades donde residen, aportando todos los valores que, por naturaleza y por
experiencia, han adquirido, aportando sin reservas al desarrollo del pueblo que los
acoge.
• A los miembros de las comunidades locales, para que sigan amando como uno
más de la comunidad a las personas migrantes, estableciendo pautas de cordialidad,
de diálogo fraterno, de propósitos comunes, que ennoblezcan las relaciones sociales
desde los criterios de la verdad y la unidad.
• A las autoridades y funcionarios de las instituciones públicas, para que en todo
momento y en todo lugar pongan como centro de su servicio a la persona, sin dis-
tinción de nacionalidades, y como meta el bien común, donde todos, sin restricción
tengamos cabida.
• A los agentes de pastoral, sacerdotes y laicos, para que asumamos con mayor
tesón la condición universal de nuestra Iglesia, apoyando desde el Evangelio la
vivencia de una ciudadanía universal, que tiene como residencia la Tierra, don de Dios
para todos y todas, y como fin el Reino de la Verdad, la Justicia, la Solidaridad y la
Fraternidad.
Que el amor de Cristo, que nos ha hecho un solo pueblo, nos conceda la gracia de no
mirarnos como extraños, porque todos somos hermanos.
Ciudad Quesada, 4 de septiembre del 2005.
51. SILENCIOS CULPABLES
t Monseñor Ignacio Trejos Picado
Obispo Emérito de San Isidro
Hay silencios culpables. No quiero, no puedo permitirme que el mío sea uno de ellos.
Nuestra democracia está en gravísimo, en extremo peligro. Cuando eso sucede, la Pa-
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
395
tria agoniza. La corrupción cunde en las formas más inimaginables entre nosotros, en
todos los campos, y en sus más amplias manifestaciones.
Cuando se ha tenido la osadía, el máximo atrevimiento, de violar la Constitución Polí-
tica para agradar a un determinado personaje plagado de ambiciones, no se trata de
un simple juego de niños. Tampoco cuando se saquearon los fondos de importantes
instituciones del país, que a todos nos pertenecen. Más aún, cuando un solo culpable,
por serlo de cuello alto, se refugia en el exterior cuidándose y cuidando "su dinero",
parece interesarle más este mismo que su propio nombre, que su propio honor, ¿y el
de su patria? ¿Dónde está nuestra dignidad costarricense, hacia adónde ha
peregrinado nuestra vergüenza ciudadana?
La situación que vive nuestra muy querida Costa Rica a inicios de este nuevo milenio
no es algo improvisado. Es, ni más ni menos, que la consecuencia lógica y natural de
esos pactos de salteadores que se han enseñoreado creyéndose dueños de esta
nuestra amada Patria a la que consideran del todo indefensa.
Pero lo que más duele, y se debe corregir en el término de estos días que faltan para
las elecciones, es que ante tan duras, tan crueles realidades, nuestras gentes
permanecen indiferentes ante tan tremendas amenazas y esto se manifiesta, muy a
las claras, por el abstencionismo anunciado frente a la cita patriótica que se nos
ofrece con ocasión de las próximas elecciones.
Si esto escribo es para unir este mi pobre aporte a la patriótica invitación que han
hecho mis cohermanos Obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, invitando a
toda la ciudadanía para que acuda a las urnas a emitir su voto en la forma más
consciente y del todo responsable.
Me uno muy especialmente a las valientes, cálidas y oportunas intervenciones del Se-
ñor Arzobispo de San José, Monseñor Hugo Barrantes Ureña, publicadas en estos días
en el mismo sentido.
Cuando la barca de la Patria está por hundirse, todos estamos en peligro. Somos
todos soldados de esta Patria a la que tanto queremos y para defenderla debemos
utilizar la poderosa arma con que contamos: EL VOTÓ. Con él digamos NO ante tanto
atropello.
31 de enero del 2006
52. EL CAMPESINO DE LA REGIÓN BRUNCA Y DE LA ZONA
DE LOS SANTOS
t Monseñor Guillermo Loría Garita
Obispo de la Diócesis de San Isidro de El General
No es fácil exponer alguna idea o pensamiento sobre el sector campesino de la Región
Brunca y de la Zona de los Santos de Costa Rica, área donde se ubica el territorio de
la Diócesis de San Isidro de El General.
Con fina sabiduría, los primeros pobladores de este territorio de la región, quisieron
que fuera un campesino, un agricultor de la talla de San Isidro Labrador, quien los
identificara en su manera de ser y en el medio con el cual ganarse el sustento
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
396
cotidiano. Los hombres y las mujeres que forjaron nuestras comunidades, lo decimos
con orgullo, han sido labradores de la tierra, campesinos y campesinas.
REGIÓN SUR - SUR
Nuestra Diócesis, en su constitución geográfica, no es uniforme. Tan variada es la to-
pografía como el clima, su gente, las expresiones culturales y festivas. Todo esto con-
diciona el estilo de vida del habitante de esta bella región sur del país. El campesino y
la campesina de la zona sur baja son identificados por sus luchas en conseguir su pan
de cada día, es decir, por su condición de pobre, sobre todo después de la partida de
la Compañía Bananera. De alguna manera hay que "acomodarse" para que la
correntada no arrase con lo que queda.
El acercamiento a la zona sur baja me ha indicado que hubo intentos de surgir en el
campo agrícola. Se soñó con el apoyo de instituciones estatales, sobre todo del
Consejo Nacional de la Producción (CNP) y del Ministerio de Agricultura y Ganadería
(MAG). Al cerrarse el CNP, la política agraria centra su interés en atender un sector
agrícola que es exclusivo de exportación favoreciendo el mercado internacional, es
decir, al pobre y pequeño agricultor se le deja de lado. El empleo va desapareciendo.
Hoy día, el monocultivo de la palma y la reforestación no han llenado las expectativas
totales de los habitantes de estas latitudes nacionales. El sur también es Costa
Rica.
Tierras que antes eran ocupadas para siembra de granos básicos, hoy son utilizadas
para la reforestación. Esto beneficia, pero no soluciona el problema de los campesinos
de este lugar, ya que no hay suficiente empleo, por lo que se incrementa mayormente
la migración hacia la ciudad o hacia otros países, y se termina por abandonar, no solo
la tierra, sino también el modo de ser del campesino, sus valores, sus costumbres.
En medio de la oscuridad de este panorama brotan luces de esperanza. Los pocos
campesinos que quedan han encontrado apoyo en la propuesta que les ha llegado de
parte de organismos no Gubernamentales (oNGs), y otras iniciativas organizativas y
laborales, aquí el aporte de la Iglesia por medio de la Pastoral de la Tierra ha sido
muy significativo.
Se ha valorado más la tierra, se es más independiente, ahora la fuerza viene, no de la
inyección del Estado, sino de lo que conjuntamente se va construyendo. De este
modo, se ha entrado en una dinámica de trabajo en mayor armonía con la naturaleza,
con el medio ambiente. Se trabaja para vivir, y no para enriquecerse.
Zona de los Santos y Zona de Coto Brus
Reúnen grandes similitudes, sobre todo en lo referente a la producción cafetalera. En
específico, la zona de los Santos, si se compara con otras zonas, está mejor que
aquellas. Lo que sucede con los precios del café, sin duda alguna, ha tenido
repercusiones serias en los habitantes de estas zonas eminentemente cafetaleras.
Aunque los precios del café han mejorado, están condicionados a la calidad, que se
obtiene con la aplicación de abonos que no pueden ser obtenidos por los altos precios
en los que se encuentran en el mercado. También aquí la constante queja de los
campesinos y las campesinas es la ausencia de una Política Agraria y se carece de
lo que se denomina una Banca de Desarrollo Justa. El campesino ha abandonado el
trabajo agrícola dejándolo en manos de indígenas o extranjeros, sea nicaragüenses o
panameños.
t GUILLERMO LORÍA G.
397
Como consecuencia de la situación que genera esta problemática social, muchos jó-
venes abandonan los estudios para ocuparse del consumo de drogas y alcohol. Esto
agudiza la situación de pobreza. Hay quienes piensan que el campesino tiende rápida-
mente al exterminio. Cantones como el de Coto Brus subsisten con las remesas que
obtienen de los pobladores que han tenido que migrar a Estados Unidos.
ZONA CENTRAL
Abarca el cantón de Pérez Zeledón, uno de los más prósperos de la región, donde el
fenómeno migratorio está a la orden del día. De los 11 distritos que lo conforman,
todos básicamente agrícolas, el índice de familias con miembros que han tenido que
migrar hacia Estados Unidos es cada vez mayor. Un cantón que se caracteriza por el
cultivo del café no escapa de verse afectado por la situación de precios y
competencias internacionales. Se incrementa el monocultivo de la piña y de la caña
de azúcar convirtiendo al campesino en un empleado en su propia tierra, obligado a
ceder su propiedad, a cambio de un alquiler que le asegure un ingreso económico
periódico, con el cual hacer frente a su obligación familiar.
También, en esta parte de la región del país, el grito ensordecedor del sector
campesino es la solicitud de apoyo por parte del Estado, con créditos bancarios
accesibles a los que no forman parte de organizaciones como cooperativas u otros, ya
que, en ocasiones, las corporaciones cooperativas no ofrecen del todo beneficios al
campesino. El sistema burocrático, camino por demás en ocasiones inhumano por el
cual tienen que transitar, los hace desistir cuando se topan con tanto requisito para
poder alcanzar un crédito que les hace dejar gravado lo poco que tienen como
posesión.
CONCLUSIÓN
Sin duda que se está en una etapa de transición para todos, pero más para el sector
en mención. Como pastor que escucha al rebaño, llamo a la conciencia de las nuevas
autoridades, para que se implementen políticas agrarias en total sintonía con las
necesidades de las y los campesinos de todo el país. Pensamos en aquellos pequeños
propietarios, cuya esperanza diaria se centra en su pequeña parcela donde siembra
sus productos básicos que le permiten comer hoy, pero no se sabe si mañana
obtendrán algún producto. Estos pequeños nos necesitan, y vuelven la mirada hacia
el nuevo gobierno, esperando una solución razonable y objetiva en favor de estas
clases que nos han alimentado por siempre.
Mayo del 2006
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
398
53. Ni A FAVOR NI EN CONTRA DEL TLC*
A las diputadas y diputados de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea
Legislativa expresamos la más sincera gratitud por invitar a la Conferencia Episcopal
de Costa Rica a externar sus criterios en relación con el Tratado de Libre Comercio de
Centroamérica con EE. UU (TLC).
A la vez, reconocemos la encomiable labor que han venido realizando al promover la
discusión legislativa del TLC acompañada por la discusión ciudadana.
Nuestra posición. Como hemos reiterado, en la condición de pastores del pueblo de
Dios, hemos sido consecuentes con el encargo recibido de acompañar, responsable-
mente, a nuestro pueblo en la consecución de sus más altas aspiraciones y en la
construcción de una sociedad más justa, democrática y solidaria.
Precisamente, es el compromiso pastoral el que nos ha llevado a promover y partici-
par en incontables foros donde se presentan y discuten los contenidos, implicaciones,
ventajas y posibles consecuencias del TLC. Hemos escuchado con atención tanto a los
encargados de negociar el Tratado como a los sectores que se consideran beneficiados
con él y hemos atendido, con igual diligencia, a quienes se oponen a su aprobación, al
alegar beneficios de unos pocos en detrimento de los sectores más vulnerables de
nuestro país.
En todo este proceso de discusión y eventual aprobación o desaprobación del TLC, los
obispos de Costa Rica hemos insistido en la inconveniencia de asumir una actitud de
oposición o promoción por aspectos puramente ideológicos o por intereses personales
o grupales; antes bien, tratándose de un asunto tan serio y decisivo para la paz y el
desarrollo social del país, quisimos aportar a los fieles cristianos y a todos los
hombres de buena voluntad criterios que favorecieran el análisis objetivo, para
esclarecer la discusión del TLC mediante la luz de la palabra inalterable del Evangelio
y deducir principios de reflexión, normas de juicio y directrices de acción según las
enseñanzas sociales de la Iglesia (Cf. Octogesima Adveniens n. 4) -Carta del
Episcopado Costarricense al cardenal Angelo Sodano. 21 de jumo del 2006-.
Los obispos no estamos ni en contra ni a favor ni al margen del TLC, sino sobre el
TLC, para iluminar con criterios que faciliten un análisis objetivo y desapasionado,
superando lo puramente ideológico y los intereses personales y grupales y pensando
en lo que favorezca el bien común y la paz social de Costa Rica.
Como nos enseña Su Santidad Benedicto XVI, "La Iglesia no puede ni debe emprender
por cuenta propia la empresa política de realizar la sociedad más justa posible. No
puede ni debe sustituir al Estado. Pero tampoco puede ni debe quedarse al margen en
la lucha por la justicia. Debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y
debe despertar las fuerzas espirituales, sin las cuales la justicia, que siempre exige
también renuncias, no puede afirmarse ni prosperar. La sociedad justa no puede ser
obra de la Iglesia, sino de la política. No obstante, le interesa sobremanera trabajar
por la justicia esforzándose por abrir la inteligencia y la voluntad a las exigencias del
bien" (Deus Caritas est, N° 028).
* La Nación, 11 octubre 2006, 30A.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
399
Enfoque ético. Como hemos insistido desde el principio de la discusión del TLC, a la
iglesia corresponde, legítimamente, interesarse por su dimensión ética; entiéndase, la
consecuente claridad en cuanto los efectos que las medidas contenidas en él tendrán
sobre la equidad en materia distributiva de beneficios, ingresos y oportunidades,
contribuyendo con nuestro discernimiento a la iluminación de la perspectiva política y
económica.
Queremos insistir en que el TLC no es sino un instrumento de apertura comercial. Al
respecto, constatamos que una de las dificultades de interpretación del TLC es que se
negociara sin tener previamente como marco referencial una agenda de desarrollo so-
cial y económico, en un proyecto país.
Desde este análisis y ante la brecha social actual en Costa Rica, seguimos empeñados
en que se valoren los legítimos intereses de todos los sectores, en especial los más
vulnerables. Así, hemos procurado que principios esenciales, como justicia, equidad,
libertad y solidaridad, estén en la base de toda política económica y social por imple-
mentar, "a fin de pasar de condiciones de vida menos humanas a condiciones de vida
más humanas", Populorum Progressio, 21.
Agenda de desarrollo. Trascendiendo la eventual aprobación o desaprobación del
TLC, los obispos hemos insistido en la necesidad de una agenda de desarrollo
humano, sostenible e integral, dentro de la cual se ubiquen todas las políticas sociales
y económicas y pueda preverse y superarse el aumento de la brecha social y la
consecuente permanencia de un considerable porcentaje de pobreza en el pueblo
costarricense.
Esta agenda de desarrollo, desde la Doctrina Social de la Iglesia, tiene una acepción
muy particular que nos lleva a distinguirla de otras.
Sin la pretensión de convertir este discurso en una "discusión nominalista", suele
pasar que muchos, al referirse a la agenda de desarrollo, piensan en:
• "Agenda de implementación": conjunto de medidas legales e institucionales que
harán fluida y operativa la aplicación del TLC.
• "Agenda de competitividad": medidas para mejorar la productividad, la competiti-
vidad de la economía nacional como un todo para que pueda posicionarse interna-
cionalmente y frente a la contraparte del TLC.
• "Agenda social": entendiendo por tal solo medidas en educación, salud, vivienda y
programas compensatorios para los pobres. No suele incluir medidas referentes a los
efectos sociales de las políticas económicas.
• "Agenda complementaria": es un término más ambiguo. Puede aplicarse a cual-
quiera de las otras "agendas". Suele incluir medidas de esas agendas y otras para
compensar otros efectos negativos del TLC sobre sectores más afectados, una vez que
aquel ya esté aprobado. Se refiere a ayuda financiera, asistencia tecnológica y
modernización del sector. • "Agenda de cooperación": puede limitarse a proyectos de
financiamiento de exigencias de las "agendas" ya mencionadas o puede -y debe-
referirse a exigencias de una "agenda de desarrollo", con lo que tendría un volumen
considerable.
Desde esta amplia perspectiva, y según enseña la Doctrina Social de la Iglesia, apela-
mos a la ejecución de una "agenda de desarrollo", que no solo no ignora ni excluye
las anteriores -de todas maneras exigidas-, sino que plantea un marco más amplio e
integral.
CONFERENCIA EPISCOPAL DE COSTA RICA
400
Corresponde a las instancias ciudadanas, técnicas y políticas determinar cuáles sean
los elementos urgentes de esa agenda de desarrollo, pero, desde el punto de vista
ético, sean los que sean, deben siempre apuntar a la reversión de los mecanismos
generadores de desigualdad y de pobreza en el país.
De nuestra parte sugerimos: Evaluar el rumbo seguido por la economía del país en los
últimos 25 años para que, en eventuales proyectos de política social y económica, se
modifique lo que no haya integrado los intereses legítimos de todos los sectores. Eli-
minar los mecanismos generadores de desigualdad y pobreza con políticas concretas.
Apuntar a un proyecto de país no inmediatista, sino con perspectiva de futuro.
Priorizar no solo objetivos de eficiencia, competitividad y productividad, sino también
de equidad, justicia, participación, solidaridad y respeto al ambiente.
Creemos que el esfuerzo de esta agenda de desarrollo debe realizarse sobre la base
de un gran acuerdo nacional, en que todos los sectores participen en la construcción
de metas comunes que garanticen mayor justicia y equidad.
Conclusión. "En este espíritu, dada la situación que se pueda presentar en el futuro,
frente al TLC, hacemos un llamado fraterno a dejar de lado todo tipo de confrontación
y a comprometerse, con ánimo sereno, teniendo siempre en mente el bien común de
Costa Rica.
Al mismo tiempo, exhortamos a los gobernantes, a las fuerzas políticas, a los
empresarios, a los gremios profesionales, a las organizaciones sindicales, laborales, a
las organizaciones de la sociedad civil, a los medios de comunicación social, a las
universidades y a todas las demás fuerzas vivas a ofrecer, con sentido patriótico, su
invaluable contribución" (Mensaje de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, 92
Asamblea Plenaria).
t José Francisco Ulloa Rojas, Obispo de Cartago y Presidente de la
Conferencia Episcopal de Costa Rica; t Hugo Barrantes Ureña, Arzobispo
metropolitano de San José y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal;
t Óscar Fernández Guillen, Obispo de Puntarenas y Secretario General de
la Conferencia Episcopal.
401
54. LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA, UNA LUZ
PARA EL TRABAJO PASTORAL
t Hugo Barrantes Ureña
Arzobispo de San José
INTRODUCCIÓN
El novelista francés Albert Camus recoge en su obra "Los Justos" una leyenda.
Dimitri, personaje de la novela, tenía una cita con Dios en la soledad del campo y
caminaba presuroso a su encuentro, pero tropezó en el camino con un campesino,
cuya carreta se había hundido en un barrial, y por ayudarle se detuvo largo tiempo.
Cuando al fin llegó al lugar de la cita era ya tarde, demasiado tarde, Dios ya no
estaba allí.
Esta leyenda del escritor francés ha tenido diversas interpretaciones. Desde la luz
que nos da el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, Dimitri se encontró con
Dios, porque la auténtica cita con Él estaba aquel día junto al hermano que sufría por
tener su carro hundido en el barrial. Es que "el camino de la Iglesia pasa por el
hombre". El amor a Dios y al prójimo están unidos inseparablemente, como
hermanos siameses.
1. Desde el corazón de los Pastores:
402
"Mucha gente, incluso bienintencionada, habla y escribe de la Doctrina Social de la
Iglesia presentándola como un sistema de conceptos más o menos abstractos: la
persona, la sociedad, el trabajo, la propiedad, el salario... Ante ese panorama, sin
duda que el lector novato, el que se acerca por vez primera a los Documentos
Sociales de la Iglesia, se siente frenado en seco. Resulta inevitable la impresión de
estarse topando con un manual de filosofía social, o de economía política o de algo
semejante. Más de uno pensaría, incluso, que León XIII y sus sucesores en el
pontificado escribieron una serie de tratados teóricos sobre estos temas y que a ese
conjunto lo llamamos "Doctrina Social de la Iglesia". Nada más lejano a la verdad. No
es el afán de precisión teórica y doctrinal el que empuja; es el corazón de pastor del
Papa el que se siente conmovido ante los problemas que abruman a la comunidad
humana y, en particular, a los trabajadores, a los más pobres, a los marginados.
Impactados por el dolor de su pueblo, los pontífices desde León XIII hasta Juan Pablo
II, vuelcan su mirada hacia la realidad de los que sufren y tratan de iluminar esa
realidad con los principios del evangelio, para encontrar caminos de solución a los
problemas. Así surge la Doctrina Social de la Iglesia.
2. ¿Cuál es el centro de la preocupación de la Doctrina Social de la Iglesia?
Lo expresan de diversas formas: la acumulación de riquezas en manos de unos pocos
y la pobreza de la inmensa mayoría (León XIII); la división de la sociedad en dos cla-
ses: una poco numerosa que disfruta de todos los adelantos modernos; otra, enorme
multitud, oprimida por angustiosa miseria (Pío XI); la acentuación de las diferencias
en prosperidad económica entre regiones y entre países (Juan XXIII); el aumento de t
HUGO BARRANTES
403
muchedumbres inmensas que carecen de lo estrictamente necesario; mientras otros
pocos viven en la opulencia y malgastan (Vaticano íí); la disparidad de los niveles de
vida, el desequilibrio creciente entre el rápido crecimiento de los pueblos ricos y el
lento desarrollo de los pobres (Pablo VI); el alejamiento de la esperanza de desarrollo
para el Tercer Mundo, la multitud ingente que sufre el peso de la miseria, la aparición
de nuevas formas de pobreza y, en fin, el agravamiento de la situación (Juan Pablo
íí). En resumen, por cien años consecutivos la Enseñanza Social de los Papas ha
girado en tomo a un problema central: el de la escandalosa desigualdad que existe
en la distribución de los bienes de este mundo1"
3. La Acción Pastoral:
La Doctrina Social de la Iglesia hunde sus raíces en la historia de la Salvación y
encuentra su origen en la misma misión salvífica y liberadora de Jesucristo. Jesús no
fue indiferente ni extraño al problema de la dignidad y de los derechos de la persona
humana, ni a las necesidades de los más débiles, de los más necesitados y de las
víctimas de la injusticia. Jesús luchó contra el abuso del poder, el afán de lucro de los
ricos, indiferentes a los sufrimientos de los pobres.
Jesús afirma una esencial igualdad en dignidad entre todos los seres humanos, hom-
bres y mujeres, no importa su etnia, nación o raza. De allí nace la exigencia de que
las relaciones en la vida social se establezcan según criterio de solidaridad y justicia.
La Doctrina Social de la Iglesia nos ofrece un saber, no sólo teórico, sino también
práctico y orientador de la acción pastoral. Porque el pronunciarse acerca del valor
404
ético de las estructuras y de los sistemas sociales, económicos y políticos, forma
parte de la misión evangelizadora de la Iglesia.
La Doctrina Social de la Iglesia contiene numerosos juicios sobre situaciones
concretas, estructuras y sistemas sociales.
"A modo de ejemplo se pueden citar los siguientes: la Rerum novarum habla de las
causas del malestar de los obreros, refiriéndose al "yugo" que un "reducidísimo
número de adinerados" les impone2; la Quadragesimo Anno juzga que la situación de
la sociedad de la época es tal que favorece la violencia y las luchas3; el Concilio
Vaticano íí, describiendo los desequilibrios del mundo moderno, concluye afirmando
que conducen a desconfianzas, conflictos y males dirigidos contra el hombre4; la
Populorum Progressio no duda en denunciar como injustas las relaciones entre los
países desarrollados y los que están en vías de desarrollo5; la Laborem Exercens dice
que, también hoy, diversos sistemas ideológicos son causa de injusticias, flagrantes6;
la Sollicitudo rei socialis cri-
Magisterio Social y Pastoral de los Trabajadores. Jorge Arturo Chávez op.
León XIIí, Carta Enc. Rerum Novarum (15-5-1891): Acta Leonis XIIí, 11(1891), 99 Pío Xl, Carta Enc.
Quadragesimo Anno (15-5-193 1) AAS, 23(1931), 219 ss. Concilio Vaticano íí, Const. Past. Gaudium et
spes, 8.
Pablo VI, Carta Enc. Populorum progressio (26-3-1967), 48-49: AAS, 59 (1967), 281 Juan
Pablo íí, Carta Enc. Laborem exercens (14-9-1981), 8: AAS, 73 (1981), 596.
tica la división del mundo en dos bloques (Este-Oeste) y las consecuencias negativas
que se derivan de ellos para las naciones en vía de desarrollo"7. (orientaciones para
el estudio de la Doctrina Social de la Iglesia)
405
4. La palabra social de los obispos costarricenses:
El 5 de setiembre de 1893, Mons. Bernardo Augusto Thiel escribe una carta pastoral
sobre el justo salario.
inicia con la constatación de un hecho: "Hay familias en los alrededores y en el centro
de San José que carecen de lo necesario para alimentar a sus hijos; envíanles a las
cercas para comer jocotes o al mercado para reunir las cáscaras de naranjas y otras
frutas que se botan... La causa de esto es que el justo jornal del trabajador no ha
sido aumentado en proporción a la baja del dinero...".
El obispo explica que esas son las situaciones que en sus visitas pastorales ha tocado
con las manos.
Y, citando la Encíclica Rerum Novarum (15 mayo de 1891) dice "que el salario no
debe ser insuficiente para la sustentación de un obrero de buenas costumbres".
Termina pidiendo "que los curas estudien bien las verdades enseñadas en esta
pastoral y las expliquen a los feligreses". Es un ejemplo de cómo la Doctrina Social de
la Iglesia ilumina el camino pastoral de una iglesia particular.
El 29 de junio de 1941, Monseñor Sanabria vuelve a tomar el tema de la llamada
cuestión social. Habla de "salario familiar". Recuerda a los ricos la función social de la
riqueza. Afirma que el Estado tiene derechos y obligaciones con respecto a las
cuestiones sociales, y muy particularmente, con respecto al salario de los
406
trabajadores. Añade que las leyes justas dictadas sobre tales materias, obligan en
conciencia. Termina expresando el deseo de que la Acción Católica "ponga su mano
también sobre este arado, la dirección del movimiento social cristiano en nuestra
República". De nuevo, la Doctrina Social de la iglesia se lleva a la práctica,
convirtiéndose en un proyecto pastoral concreto.
La Doctrina Social de la Iglesia ha iluminado también en los últimos años la misión de
los obispos costarricenses como maestros y guías del Pueblo de Dios. Primero fue la
polémica con el liberalismo, seguido de la lucha por las garantías sociales. En los últi-
mos tiempos ha sido la preocupación por la democracia. Son numerosos y valiosos
los documentos de los obispos y de la CECOR referidos a los temas sociales en los
últimos años. Temas como el TLC, Ley General de Migración y Extranjería, Defensa
de la Vida, Educación, han estado en la agenda de los obispos.
ID., Carta Enc. Sollicitudo rei socialis (30-12-1987), 21: AAS, 80 (1988), 537-539.
t HUGO BARRANTES
En los últimos días los obispos de Costa Rica hemos constatado que la sal ha perdido
mucho su sabor. Que Costa Rica experimenta un momento de crisis.
407
"Democracia, política y honestidad" (Exhortación Pastoral de la CECOR, 3 de
octubre del 2005).
Este documento también hunde sus raíces en la Doctrina Social de la Iglesia. Sin la
búsqueda del bien común y la justa redistribución de la riqueza, no se justifica una
democracia. La honestidad y la capacidad de las personas y la validez de sus
programas deben ser las bases que hacen creíbles a los partidos políticos. También
aquí se aplican los principios de la Doctrina Social de la Iglesia.
En mis 76 visitas pastorales he comprobado que existen varias Costa Rica. Hay una
sociedad desigual. Se descubre tanto en el campo como en la ciudad. Hay una
pérdida de calidad de vida, hay una carencia de valores, o mejor dicho, un cambio de
valores. La solidaridad y la justicia, en muchos casos, brillan por su ausencia.
Iluminados por la Doctrina Social de la Iglesia, la Arquidiócesis ha puesto la mano en
el arado. Comedores parroquiales para dar una atención integral al niño en riesgo
social, organización de mercados solidarios en áreas rurales, proyectos de prevención
de drogas, atención a enfermos alcohólicos y drogadictos, son algunos de los
proyectos que se llevan adelante - Todo esto, inspirados en la Doctrina Social de la
Iglesia.
5. El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia:
Si alguien se preguntara sobre qué novedad ofrece el Compendio de la Doctrina
Social de la Iglesia, diría que la novedad es el Compendio mismo en cuanto que por
primera vez se ofrece en él una entera panorámica de la Doctrina Social de la Iglesia.
408
No es sin embargo una simple "colección" de textos del Magisterio pontificio al
respecto sino una auténtica "Summa" de él, que se presenta de modo completo y
articulado a partir de una fundamental antropología teológica (el hombre es el
camino de la Iglesia, afirmaba el Papa Juan Pablo II en su Redemptor Hominis.
Su finalidad fundamental consiste en querer acompañar a los cristianos católicos en
la vida de cada día para que sepan y quieran traducir su compromiso en el servicio de
la sociedad (el hombre, "animal político", como decía Aristóteles).
El Compendio, como lo indicaba se funda sobre la dignidad del ser humano que le
deriva de haber sido "creado a imagen y semejanza de Dios" (Gn 1, 26). Podemos
afirmar que toda la Historia de la salvación y toda teología han sido un desarrollo y
un intento de comprensión del significado inagotable de esa "buena noticia"
originaria: el hombre es Imagen de Dios, él está llamado a su intimidad (cfr. GS 19),
tiene el sello de lo Infinito y entonces del Misterio; el hombre es pues el
"lugarteniente" de Dios en el mundo. Sólo puede ser entendido como término de los
fines (Kant -todo se hace y debe ser hecho en favor del ser humano); el hombre
nunca es medio. El haberlo considerado tal, ha sido y sigue siendo la causa de los
peores males en la historia de la humanidad (aborto, terrorismo, eutanasia,
explotación sexual, guerras...).
Precisamente, en cuanto que la Doctrina Social de la Iglesia pretende ser un claro y
consecuente desarrollo de las verdades teóricas y prácticas que se derivan del reco-
nocer al ser humano en sus derechos inherentes, es decir, que derivan y expresan su
naturaleza, con anterioridad a toda organización y estructura social, el Compendio
está destinado también a "todo hombre de buena voluntad".
409
6. Conclusión:
El desarrollo económico sin progreso humano-social, deshumaniza, esclaviza. Y el
progreso humano-social sin desarrollo económico, no es más que una quimera.
Edificar una sociedad más justa, más libre, más fraterna es la tarea para los que
creemos en la dignidad de la persona humana.
Creo que el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, es un valioso instrumento
para lograr este propósito.
ÍNDICE TEMÁTICO
Este índice únicamente pretende complementar el índice de documentos consignados al principio de la
obra.
Aborto ................................................................................................. 170, 218, 220, 224, 225, 319
Actitud mercantilista ...................................................................................................................... 104
Adultos mayores ................................................................................... 109, 226, 235, 345, 346,406
Agresión sexual .................................................................................................................... 225, 226
Agricultores .............................. 88, 91, 93, 99, 127, 154. 155, 176, 177, 196, 208, 240, 242, 251
................................................................................................... 258, 262, 265, 268, 395,407,408
Afrolimonenses ............................................................................................................................. 342
Alfabetización ............................................................................................................................... 112
Alimentos ............................................................................................................................. 192, 270
410
América Latina ...................................................................................................................... 371, 376
Amor .................................................................................................................................... 245, 295
Apostolado ................................................................................................................................... 134
Asamblea Legislativa .................................................................................... 183, 184, 187, 189, 222
Asociaciones cooperativas .............................................................................................. 156, 240, 249
Asociaciones de desarrollo comunal ................................................................................................. 240
Asociaciones solidaristas ........................................................................................ 198, 199,239, 249
Austeridad ............................................................................................ 167, 170, 174, 180, 182,305
Autoridad ..................................................................................................................................... 296
Auxilio de cesantía ........................................................................................................ 197, 198, 257
Bancos ................................................................................................................................. 98, 162
Beneficencia ....................................................................................................................... 28, 29, 69
Bien común ........................................ 97, 123, 146, 209, 212, 245, 250, 280, 295, 304, 306, 392,
............................................................................................... 350,356,359,388,391,393,401,419
Bienes ............................................... 96, 105, 120, 139, 141, 146, 155, 208, 310, 310, 355, 367
Brecha social .......................................................................... 140, 168, 259, 305,376,388,391,416
Burocracia ............................................................................................................................ 239, 240
Caja Costarricense del Seguro Social ....................................................................................... 236, 237
Cambio de vida ............................................................................................................................ 210
Cambios estructurales .................................................................................................................... 309
Campaña política ................................................................................................................... 120, 165
Campesinos .................. 91, 96, 98, 127, 128, 136, 141, 153, 154, 177, 192, 281, 251, 263, 279
............................................................................... 281, 283, 285, 395, 397, 408, 409, 430, 432
Campo laboral ............................................................................................................................... 208
Capitales, repatriación de ............................................................................................................... 185
Capitalismo ............................................................................................................ 68, 121, 122,335
Capitalización obligatoria ................................................................................................................ 198
Catequesis .................................................................................................................... 106, 134, 254
Civilización del amor ................................................................ 62, 63, 132, 133, 138, 139, 339, 345
Clase obrera.................................................................................................................................. 149
Comercio exterior .......................................................................................................................... 178
411
Comercialización ............................................................................................................................ 101
Comités de trabajadores ................................................................................................................. 200
Compañías financieras .................................................................................................................... 185
Competencia desleal ....................................................................................................................... 25
Compromisos ................................................................................................................................ 393
Comunidad afrolimonense ............................................................................................................... 342
Comunidades eclesiales de base ..................................................................................... 153, 212, 213
Comunismo ................................................................... 11, 15, 40, 45, 67, 72, 78, 290, 293, 298
Concertación social ............................................................. 305, 360, 368, 362, 401, 421, 433, 435
Conflictos laborales ................................................................................................................ 178, 208
Consumidor ................................................................ 97, 167, 182, 195, 196, 238, 241, 267, 330
Consumismo ..................................................... 116, 148, 168, 177, 182, 232, 265, 272, 304, 391
Convenciones colectivas ................................................................................................................ 153
Conversión .......................................................................................... 141, 172, 188, 201, 294, 336
Corrupción ................................................................................................................... 172, 183, 268
Costo de la vida ............................................................................................................................. 182
Crédito .......................................................................................... 92, 98, 101, 167, 265, 266, 273
Criminalidad .................................................................................................................................. 374
Cuestión social ...................................................................................................... 69, 139, 228, 438
Cultura ............................................................................... 116, 118, 132, 146, 210, 277, 278,410
Cultura industrial .................................................................................................................. 128, 131
Decadencia moral .................................................................................................................. 171, 172
Democracia ............................................................... 172, 173, 209, 259, 365, 367, 400, 409, 413
Denuncios de tierras, consecuencias sociales de los .............................................................................. 7
Derecho a la libre asociación ........................................................................................... 199, 239, 248
Derechos humanos ...................................................................................... 111, 257, 305, 312, 327
Desafíos actuales ........................................................................................................................... 365
Desarrollo ............................................................. 86, 88, 146, 147, 301, 306, 362, 366, 409, 410
Desarrollo humano integral ............................................................................................. 88, 148, 304
Desempleo ..................................................................... 88- 89, 91, 140, 177, 179, 184, 234, 238,
Desigualdad social ............................................................................................... 375, 376, 383, 409
412
Deuda externa .............................................................................................................. 185, 232, 260
Diálogo ..................................................................... 157, 169, 365, 370, 391, 399, 401, 411, 412
Dignidad humana ......................... 79, 205, 224, 281, 290, 315, 317, 323, 334, 363,391, 393, 401
Discernimiento ............................................................................................................................. 392
Doctrina Social de la Iglesia ... 53, 143, 145, 189, 202, 224, 251, 254, 257, 286, 317, 364, 401
Ecología ..................................................................................... 99, 241, 252, 281, 352, 357, 397
Economía ....................................................................... 87, 89, 100, 147, 166, 232, 279 259, 369
Educación ....................................... 85, 108, 109, 148, 235, 236, 270, 347, 374, 402, 405, 410
Elecciones .................................................................................. 120, 122, 172, 173, 183, 412, 429
Emigración ............................................................................................ 93, 108, 112, 114, 343, 345
Empleados públicos ...................................................................................................................... 182
Empleo ......................................................................................................... 96, 184, 238, 234, 248
Empresa ...................................................................................................................... 238, 247, 297
Empresas transnacionales .............................................................................................................. 323
Encíclicas sociales, criterios de interpretación ..................................................................................... 19
Enfermos ............................................................................................................................. 328, 329
Equidad ....................................................................................................................... 294, 391, 401
Especulación ........................................................................................................................ 6, 7, 166
Esperanza cristiana ............................................................................................................... 139, 303
Estabilidad laboral ......................................................................................................... 197, 198, 238
Estado ............ 8, 26, 97, 107, 150, 151, 187, 222, 223, 235, 236, 246, 249, 268, 282, 295, 296,
.......................................................................................................................................... 367, 410
Esterilización .............................................................................................................. 170, 186, 330
Ética ................................................................................ 280, 362, 367, 369, 381, 411, 414, 416
Eucaristía ............................................................................................................ 157, 254, 339, 340
Eutanasia
Evangelización .................................................................................... 126, 127, 138, 143; 145, 253
Excomunión ............................................................................................................................... 224
Expansión bananera ............................................................................................. 204, 207, 210, 211
Explotación ................................................................................................................... 96, 100, 264
Familia .......................................... 128, 129, 169, 206, 234, 235, 245, 255, 292, 293, 373, 417
413
Fe ...................................................................................................................... 133, 135, 138, 143
Ganadería ................................................................................................................... 91, 92, 96, 99
Gasto público ...................................................................................................................... 182, 305
Globalización ...................................................................................................... 322, 335, 401, 402
Gobierno .................................................................................... 114, 116, 179, 196, 234, 250, 277
Grupos privilegiados ............................................................................................................... 147, 241
Huelga ....................................................................................................... 153, 200, 209, 257, 296
Ideologías ................................................................................................................ 64, 65, 143, 171
Iglesia en la historia de Costa Rica .......................................................................... 229, 319, 361, 362
Iglesia y bienes materiales .............................................................................................................. 295
Iglesia y compromiso ............................................................................................................. 104, 306
Iglesia y Estado ............................................................................................................................... 33
Iglesia y nueva sociedad ......................................................................................................... 132, 157
Iglesia y política ............................ 16, 47, 97, 120, 142, 144, 165, 173, 183, 215, 221, 411, 419
Iglesia y problemas sociales ............................................................................................................ 311
Iglesia y transformación social......................................................................................... 126, 127, 139
Iglesia, acción orientadora .............................................................................................................. 294
Iglesia, actitud profética ......................................................................................... 98, 100 , 110, 117
Iglesia, responsabilidad histórica ................................................................................... 40, 45, 47, 51
Iglesia, participación en la cuestión social ........................................................................ 13, 14 21, 22
Iglesia, voz de la ......... 97, 100, 104, 107, 110, 117, 121, 148, 177, 189, 202, 223, 310, 358, 359
Igualdad de los seres humanos ............................................................................................... 104, 120
Indígenas ............. 235, 240, 252, 263, 267, 272, 277, 281, 282, 284, 286, 309, 310, 326, 347
Industria ............................................................................................................. 140, 150, 162, 251
Infancia ............................................................ 109, 111, 223, 224, 324, 372, 406, 407, 418, 423
Inflación ............................................................................................................................ 140, 176
Injusticia social ................................................................................................ 95, 96, 140, 141, 178
Inquilinato ................................................................................................................................. 140
Instituto Costarricense de Electricidad ...................................................................................... 349, 350
Intermediarios ........................................................................................ 8, 101, 167, 182, 241, 266
Inversión extranjera ............................................................................................................... 94, 264
414
Juventud Obrera Católica .......................................................................................................... 77, 81
Jóvenes .......... 118, 121, 129, 135, 169, 171, 187, 225, 235, 236, 256, 257, 339, 341, 373, 418
Justicia social ............................................................................................ 142, 190, 230, 245, 246
Laicos ............................................................... 112, 134, 207, 235, 255, 256, 259, 294, 338, 418
Legalidad ..................................................................................................................................... 222
Legislación social .................................................................................... 54, 69, 75, 191, 193, 310
Ley de la oferta y la demanda ............................................................................................................ 3
Liberación personal ....................................................................................................................... 103
Libertad ....................................................................................................................................... 303
Liturgia ............................................................................................................................... 106, 254
Lucro .................................................................................................................................. 140, 187
Magisterio social de los papas ..................................................................................................... 17, 19
Mandamiento del amor ................................................................................................................... 295
Marxismo y cristianismo ................................................................................................ 121, 143, 254
Materialismo ................................................................................................................................ 140
Maternidad ................................................................................................................................... 220
Medicina privada ........................................................................................................................... 237
Medios de comunicación .............................................................. 129, 187, 225, 233, 304, 349, 359
Mercado ...................................................................................................................................... 280
Microempresa familiar .................................................................................................................... 233
Migración ............ 91, 96, 108, 112, 114, 117, 155, 172, 234, 240, 271, 381, 402, 404, 427, 428
Minería ................................................................................................................................ 309, 311
Minusválidos ................................................................................................................................ 111
Minifundio .................................................................................................................................... 258
Miseria ......................................................................................................................... 28, 140, 156
Moneda, pérdida de su poder adquisitivo .................................................................................... 1, 166
Moralidad ..................................................................................................................................... 222
Mortalidad infantil ........................................................................................................................... 91
Movimientos apostólicos ................................................................................................................. 134
Movilidad laboral ........................................................................................................................... 239
Mujer ............... 24, 109, 150, 256, 257, 271, 282, 315, 316, 330, 332, 372, 373, 405, 406, 418
415
Nazismo ............................................................................................................. 38, 39, 64, 65, 313
Obreros ................................................................................................................................ 136, 168
opción por los pobres ............................................... 2, 90, 142, 150, 258, 288, 316, 318, 359, 366
oración ........................................................................................................................ 106, 126, 145
organizaciones laborales ................................................................................................................ 296
organizaciones sindicales ............................................................................................................... 239
Organizaciones sociales .......................................................................................................... 239, 248
orientaciones, propuestas pastorales ....................................... 98, 106, 107, 111, 112, 115, 117, 118
Parroquia ..................................................................................................................... 111, 179, 255
Participación ciudadana ................................................................................................................. 321
Pastoral Afro-Limonense ........................................................................................................ 342, 343
Pastoral campesina ............................................................................................................... 136, 157
Pastoral de la infancia ........................................................................................................... 405, 422
Pastoral de la movilidad humana .................................................................................... 112, 114, 119
Pastoral de la tierra ............................................................................................................... 263, 285
Pastoral del mar .................................................................................................................... 106, 112
Pastoral del turismo ...................................................................................................................... 115
Pastoral familiar ......................................................................................... 111, 135, 206, 255, 320
Pastoral indígena .......................................................................................................................... 285
Pastoral juvenil ............................................................................................................. 135, 136, 341
Pastoral obrera ............................................................................................................................. 136
Pastoral orgánica .......................................................................................................................... 135
Pastoral penitenciaria .................................................................................................... 325, 336, 338
Pastoral social .................................................................................... 206, 212, 285, 298, 407, 436
Pastoral urbana .................................................................................................................... 128, 131
Patologías sociales ............................................ 109, 111, 116, 187, 232, 234, 257, 357, 405, 415
Patronos ....................................................................................................... 28, 60, 152, 153, 168
Paz ........................................................................................................... 146, 400, 408, 411, 412
Paz laboral ................................................................................................................................... 168
Pecado social ...................................................................................... 75, 83, 97, 98, 140, 141, 146
Pescadores .................................................................................................................... 99, 101, 105
416
Planes de Ajuste Estructural .............................................................................................. 88, 89, 272
Pobreza . 91, 111, 117, 140, 149, 156, 177, 190, 232, 322, 361, 366, 372, 376, 379, 383, 402,
.................................................................................................................................................. 406
Polarización social ................................................................ 85, 121, 139, 143, 147, 169, 177, 215
Política ...................................................................................... 172, 242, 243, 253, 415, 419, 429
Privados de libertad .............................................................................................................. 336, 338
Producción ........................................................................................................ 166, 266, 273, 279
Productores ................................................................................. 92, 166, 182, 266, 268, 407, 410
Profesionales católicos ................................................................................................................... 225
Propiedad ................................................................................... 95, 155, 156, 246, 276, 291, 293
Propuestas pastorales ......................... 98, 106, 107, 111, 112, 115, 117, 118, 178, 180, 253, 260
Realidad social costarricense .......................................................................................... 138, 145, 293
Recursos naturales .............................. 90, 99, 100, 116, 123, 160, 161, 163, 241, 242, 252, 257
................................................................................................ 264, 268, 269, 305, 311, 352, 405
Refugiados ........................................................................................................................... 178, 259
Religiosidad popular .............................................................................................................. 135, 254
Rerum Novarum ............................................................................ 56, 59, 128, 189, 229, 244, 289
Revolución social-cristiana ............................................................................................................... 78
Ricos, actitudes frente a la fe .................................................................................................... 10, 11
Riqueza, función social de la ............................................................................................. 25, 31, 146
Sacerdocio ............................................................................ 47, 50, 134, 174, 226, 254, 255, 259
Salario ........ 2, 5, 22, 24, 89, 150, 167, 176, 182, 193, 194, 229, 239, 248, 267, 297, 405, 438
Salarios, función social .................................................................................................................... 31
Salud ........................................................ 84, 108, 141, 211, 225, 236, 237, 250, 269, 270 , 402
Sector empresarial ........................................................................................................ 105, 148, 151
Secularismo ................................................................................................................. 169, 254, 255
Seguridad laboral .......................................................................................................................... 297
Seguridad social ........................................................................................................................... 297
Seminario .................................................................................................................................... 256
Sindicalismo ............................ 8, 52, 54, 60, 74, 77, 79, 152, 153, 178, 199, 209, 249, 298, 323
Sistema tributario ......................................................................................................... 167, 192, 305
417
Situación económica ..................................................................................................................... 166
Situación moral ............................................................................................................................ 171
Socialismo agrario ........................................................................................................................ 291
Sociedad urbana industrial ............................................................................................................. 128
Sociedades de San Vicente de Paúl .................................................................................................. 29
Solidaridad ......................................... 98, 105, 165, 260, 294, 305, 388, 391, 395, 401, 411, 412
Solidarismo ................................................................................................................. 199, 212, 363
Subempleo ..................................................................................................................................... 91
Supremos Poderes ................................................................................................................ 183, 184
Tiempo libre, utilización del .............................................................................................................29
Tierra ............................................... 89, 90, 93, 96, 105, 207, 265, 273, 278, 279, 281, 305, 355
Tratado de Libre Comercio .................. 355, 369, 389, 391, 398, 399, 403, 410, 411, 421, 433, 435
Trasiego de armas ................................................................................................................ 172, 178
Totalitarismo ............................................................................................................... 40, 45, 67, 68
Trabajadores ..................................................... 1, 27, 78, 149, 151, 176, 248, 331, 333, 335, 416
Trabajo ................................ 89, 98, 103, 104, 115, 117, 118, 148, 239, 241, 246, 247, 334, 398
Turismo ................................................................................................. 89, 94, 115, 252, 264, 276
Urbanismo ................................................................................................................... 107, 110, 161
Ventas ambulantes ............................................................................................................... 233, 234
Vida ............................................................................................................................. 217, 221, 405
Vida consagrada ............................................................................................................ 134, 255,256
Violencia .............................................................................................................................. 109, 110
Vivienda ................................................................................... 84, 110, 111, 237, 250, 269, 405
Vocaciones sacerdotales ............................................................................... 110, 111, 179, 256, 343