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lección 8 18 al 24 de agosto Los muertos en Cristo «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero». 1 Tesalonicenses 4: 16 Edición facilitada por: RECURSOS ESCUELA SABATICA ®

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Los muertos «El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero». 1 Tesalonicenses 4: 16 18 al 24 de agosto Ediciónfacilitadapor: RECURSOSESCUELASABATICA ® 18 de agosto La promesa del regreso de Jesús borrará toda lágrima de nuestros ojos. 1 Corintios 15: 51, 52; 1 Tesalonicenses 4: 15, 16 Carl Henry, Biloxi, Misisipi, EE. UU. 77

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lección 818 al 24 de agosto

Los muertos

en Cristo«El Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando,

con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero».

1 Tesalonicenses 4: 16

Edición facilitada por: RECURSOS ESCUELA SABATICA ®

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77Carl Henry, Biloxi, Misisipi, EE. UU.

sábado18 de agosto

En nuestra familia el tema de la muerte era discutido con franqueza y libertad.La muerte es algo que sucede a diario. Podía escuchar a diario este tema en las noti-cias o leerlo en los periódicos, incluso mi padre en muchas ocasiones dirigía fune-rales. Sabes que hay que prepararte para la muerte y que vamos a morir porque esun proceso normal de la vida. Nuestras mascotas mueren y a causa de eso lloramos,preguntándonos en ocasiones por qué deben morir. Sin embargo, la vida y la muer-te adquieren una perspectiva diferente cuando un ser querido fallece.

La primera vez que la muerte sacudió a mi familia fue cuando murió mi padre.Él, mis hermanos y yo nos divertíamos mucho. Visitábamos muchos lugares comofamilia, y realizábamos muchas actividades masculinas juntos. Arreglábamos la llan-ta de un auto, desarmábamos los aparatos eléctricos de nuestro hogar para repa-rarlos, cortábamos la grama, nos subíamos a los árboles y aprendíamos acerca demuchas cosas. Luego, mi padre enfermó repentinamente. Los médicos lo exami-naron llegando a la conclusión de que le quedaba un corto tiempo de vida. Mipadre nos dijo que fuéramos chicos obedientes y que él nos vería de nuevo cuandoJesús regresara.

De alguna forma, no habíamos asimilado las menciones diarias del tema de lamuerte. Éramos demasiado jóvenes como para entender el asunto. Sin embargo, senos recordaba constantemente que Jesús vendría en las nubes a llevarnos al cielopara vivir con él ¡para siempre! Los relatos de la Biblia estaban grabados en formagráfica en nuestras mentes. Algunos de los himnos que cantábamos en nuestroscultos se hacían eco de dichas creencias. Nuestro padre también predicaba a menu-do acerca de la certeza del regreso de Jesús (1 Tes. 4: 15, 16). Por lo tanto, sabíamosque era algo que iba a suceder y que todos formaríamos parte de aquella gran reu-nión (1 Cor. 15: 51, 52).

Es cierto, la muerte nos entristece. Sin embargo, la promesa del regreso deJesús borrará toda lágrima de nuestros ojos y pondrá fin a la muerte para siempre.Es algo que nos hace sonreír y nos proporciona un gozo indescriptible y una granesperanza (Apoc. 21: 4). Sin lugar a dudas será una maravillosa experiencia cuandoél venga otra vez. Debemos comunicar a todo el mundo el mensaje de la certeza delregreso de Jesús, al igual de que necesitamos estar listos para ir a vivir con él parasiempre.

Una razón para sonreírIntroducción1 Corintios 15: 51, 52;

1 Tesalonicenses 4: 15, 16

La promesa del regreso de Jesús borrará toda lágrima de nuestros ojos.

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domingo19 de agosto

En 1 Tesalonicenses 4: 13-18, Pablo les escribe a los tesalonicenses respecto a loscristianos que han muerto y a lo que les sucederá a ellos. Quizá Timoteo, quien habíarecién regresado de Tesalónica, compartió con Pablo la noticia de que muchos miem-bros de aquella iglesia deseaban saber cómo comenzarían a disfrutar de la gloria delreino de Cristo.

El origen de la muerte (Gén. 2: 17; 3: 1-19; Rom. 6: 23; Heb. 11)La muerte se menciona por vez primera en Génesis 2, donde Dios instruyó a

Adán y a Eva diciéndoles que no comieran del árbol de la ciencia del bien y del malporque si lo hacían iban a morir. Esa fue una orden sencilla, porque Dios les habíadado muchos otros árboles que eran apropiados para alimentarse. Lo que sucediódespués que comieron de aquel árbol fue que perdieron el don de la vida eternaque originalmente disfrutaban. En 1 Juan 3: 4 se nos dice que el pecado equivalea la transgresión de la ley de Dios. Pablo afirma en Romanos 6: 23 que «la paga delpecado es muerte».

Todos deben enfrentar la inevitable condena de aquella desobediencia, tantolos más devotos creyentes como los más grandes agnósticos. Sin embargo, no todose ha perdido. El gran don de Dios a través de su hijo es la vida eterna (Rom. 6: 23).Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sara, Isaac, Jacob, José, Moisés y Rahab todos sonmen cionados en el registro de los héroes de la fe (Heb. 11). Todos ellos vivieron porfe hasta su muerte, sin haber recibido lo que Dios prometió. Sin embargo, debidoa su fe en el Redentor, ellos una vez más disfrutarán de vida.

Esperanza para los muertos (Mat. 9: 11, 18; Juan 9: 18; 11: 25, 26)La realidad de la muerte es algo con lo que tenemos que luchar. Todos sabemos

que hemos de morir si este mundo fuera a durar lo suficiente. Conocemos acerca dela muerte y discutimos respecto a la fragilidad de la vida, sin embargo cuando enfren-tamos las realidades de un deceso se nos dificulta superar los sentimientos de pérdi-da y tristeza. A pesar de esas emociones Jesús nos dice: «Yo soy la resurrección y lavida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no mori-rá jamás» (Juan 11: 25, 26).

A través de la Biblia vemos que Jesús mostró su poder sobre el pecado y sobre lamuerte una y otra vez. En Mateo 9: 18 leemos cómo él resucitó a la hija de Jairo.Luego en Juan 11, encontramos que resucita a Lázaro. Al escuchar acerca del falleci-miento de Lázaro, les dice a los discípulos: «nuestro amigo Lázaro duerme, pero voya despertarlo» (vers. 11). Los creyentes que duermen en Cristo pueden confiar en laspromesas de Jesús y en su poder para resucitarlos cuando él regrese.

La muerte y la resurrección de Jesús (Mat. 20: 18, 19)La muerte de Jesús fue un duro golpe para aquellos que lo conocían y lo ama-

ban. Durante aproximadamente tres años los discípulos habían comido, viajado y

Nada de esoLogos

Juan 5: 28, 29; Hechos 17: 3; 1 Corintios 15: 20-23; 51-58; 1 Tesalonicenses 4: 13-18;Apocalipsis 20: 4-6

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79Jerome Wilson y Jermaine Burrowes, Bermuda

compartido con él a diario. Él había sanado los enfermos, convertido el agua en vinoy levantado muertos. Pero ahora se había ido. ¿Cómo pudo ser eso posible? Al pre-parar a sus discípulos para el suceso de su muerte, Jesús les dijo: «el Hijo del hom-bre será entregado a los jefes de los sacerdotes y a los maestros de la ley. Ellos lo con-denarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que se burlen de él, lo azoten ylo crucifiquen. Pero al tercer día resucitará» (Mat. 20: 18, 19).

Los discípulos estaban sobre aviso. Habían presenciado la resurrección de Lá -zaro, pero no creían que el Maestro a quien tanto amaban iba a morir. Los momen-tos que siguieron a la muerte de Jesús deben haber sido muy dolorosos para ellos.Sin embargo, Jesús no permaneció en la tumba. Él resucitó y les ordenó: «Vayan portodo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura. El que crea y sea bau-tizado será salvo, pero el que no crea será condenado» (Mar. 16: 15, 16). Si creemosen esas palabras y organizamos nuestras vidas al respecto, resucitaremos para estarcon él para siempre en caso de que nos alcance la muerte antes de que él regrese.

La resurrección de los creyentes (Luc. 24: 5, 6; Juan 11: 25, 26; 1 Cor. 15: 55-57)

¿Qué sucede cuando alguien muere? Esa es una pregunta que ha sido formuladaa través de los siglos por filósofos, científicos, astrónomos y por personas religiosas.Sin embargo, la respuesta aparece claramente en las Escrituras. En Juan 11: 25, 26 senos dice que todos los que mueren en Cristo vivirán de nuevo. Esto se basa en elhecho de que Jesús venció a la muerte mediante su resurrección. Hoy en día pode-mos decir al igual que Pablo: ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? «¿Dónde está, ohmuerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es laley. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!»(1 Cor. 15: 55-57).

Sí, la resurrección es una realidad. La muerte no es el fin de todo. La resurrec-ción de los creyentes convertirá el dolor en gozo, y el temor en esperanza (Apoc.20: 4-6). Pero la resurrección de los impíos representa su final destino (Apoc. 20: 13-15).Dios no desea que nadie enfrente esa segunda resurrección (1 Tim. 2: 3, 4), y hahecho una provisión para todos aquellos que acepten su gracia salvadora y su ofertade vida eterna. Esa provisión es Jesucristo.

Sí, la resurrección es una realidad. La muerte no es el fin de todo.

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80Mark Henry, Phillipsburg, New Jersey, EE. UU.

lunes20 de agosto

Pablo les escribió a los conversos en Tesalónica señalando algunas verdades res-pecto a sus seres amados que habían muerto y que ellos pensaban que no veríanjamás. «Los tesalonicenses se habían aferrado ansiosamente a la idea de que Cristoestaba por venir para transformar a los fieles que vivían, y llevarlos consigo. Habíanprotegido cuidadosamente la vida de sus amigos, para que no murieran y perdie-ran la bendición que ellos esperaban recibir al venir su Señor. Pero sus amados,uno tras otro, les habían sido arrebatados; y con angustia los tesalonicenses habíanmirado por última vez los rostros de sus muertos, atreviéndose apenas a esperar en -contrarlos en la vida futura».1

«Ahora se regocijaban en el conocimiento de que sus amados amigos se levan-tarían de la tumba, para vivir para siempre en el reino de Dios. Las tinieblas quehabían envuelto el lugar de descanso de los muertos se disiparon. Un nuevo esplen-dor coronó la fe cristiana, y vieron una nueva gloria en la vida, la muerte y la resu-rrección de Cristo».2

«¿Hay alguna razón por la cual esta esperanza viviente no debiera darnos tantaconfianza y tanto gozo en este tiempo, como lo hizo con los discípulos en la iglesiaprimitiva? Cristo no está encerrado en la tumba nueva de José. Él resucitó, ascen-dió al cielo, y debemos ejercer nuestra fe para que el mundo pueda ver que tene-mos una esperanza viviente».3

Cuando el Hijo del hombre regrese los muertos serán levantados en formaincorruptible, y los vivos serán transformados. Cristo les otorga la inmortalidad asus hijos. Luego los llama a creer en el reino de Dios en forma real.

«Son especialmente importantes para la iglesia de nuestro tiempo las enseñan-zas del apóstol sobre este punto. Para los que viven tan cerca de la gran consuma-ción, deberían tener notable fuerza las palabras del apóstol: “Pero nosotros, quesomos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de la fe y el amor,y la esperanza de salvación como casco”».4

PARA COMENTAR1. ¿Cuál es tu excusa para no advertir a los demás?2. ¿Qué puedes hacer para advertir a diario a quienes te rodean?______________

1. Los hechos de los apóstoles, cap. 25, p. 193.

2. Ibíd., p. 194.

3. En lugares celestiales, p. 47.

4. Los hechos de los apóstoles, cap. 25, p. 195.

Encontré una nueva vidaTestimonio 1 Corintios 15: 51-55;

1 Tesalonicenses 4: 13-18

«Debemos ejercer nuestra fe para que el mundo pueda ver que tenemos una esperanza viviente».

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81O. Patricia Haakmat, Mandeville, Jamaica

martes21 de agosto

En los tiempos de Pablo, Tesalónica era una ciudad importante. Estaba es -tratégicamente ubicada en una bahía natural y en una ruta que la conectaba conRoma. Esta carretera, llamada la Vía Egnaciana, conectaba a Roma con territoriosque quedaban al este y al norte.1 La población de Tesalónica era variada y a ella acu-dían mercaderes de muchos países para negociar. En la ciudad también había unaconsiderable población judía,2 además de los muchos viajeros y turistas que estabande paso.3

Como resultado de aquella mezcla étnica se observaba una gran variedad decostumbres, filosofías y creencias religiosas. La iglesia reflejaba esa misma diversi-dad en sus creyentes. Los griegos «devotos» (Hech. 17: 4) provenían de un entornopoliteísta y no entendían muy bien la religión judía. Aunque los judíos creían enun Dios único, no todos compartían las mismas creencias. Los saduceos no creíanen la resurrección (Mat. 22: 23). Eso pudo haber influido en los nuevos creyentesgentiles, explicando el gran dolor que sentían por sus seres queridos fallecidos, unhecho que impresionó a Pablo.

En 1 Tesalonicenses 4: 1-12, Pablo exhorta a los creyentes a que vivan en san-tidad. Sin embargo, en el versículo 13 él comienza abruptamente a discutir el temade la muerte y el de la resurrección. Allí él les dice a sus lectores que no necesitanlamentar la pérdida de sus seres queridos como si no los fueran a ver de nuevo; yles recuerda que quienes habían muerto en Jesús resucitarían gracias a que él resu-citó. Luego, el día de su venida serían arrebatados para encontrarse con el Señoren las nubes, junto con los que estuvieran vivos.

PARA COMENTAR1. ¿Qué malos entendidos crees que Pablo intentaba aclarar en 1 Tesalonicenses

4: 13-18?2. Tomando en cuenta la importancia de Tesalónica, ¿cómo podría la carta de Pablo

tener determinada influencia sobre una congregación grande?______________

1. An Overview of the Book of 1 Thessalonians, http: //www.christianinconnect.com/1thess.htm (consultado el 21 de

febrero del 2011).

2. Julian Spriggs, Thessalonians, http: //julianspriggs.com/thess.aspx http://julianspriggs.com/thess.aspx (consultado

el 2 de febrero del 2011).

3. Thessalonica Upside Down, http: //www.gospelteacher.org/articles /Thessalonica _Upside _Down_JL.htm (consulta-

do el 27 de febrero del 2011).

Seca tus lágrimasEvidencia

1 Tesalonicenses 4: 13-18

Pablo les dice a sus lectores que no necesitan lamentar la pérdidade sus seres queridos como si no los fueran a ver de nuevo.

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82Lilith R. Scarlett, Mandeville, Jamaica

miércoles22 de agosto

Aunque la fe del cristiano está anclada en la firme Palabra de Dios, algunas ver-dades son difíciles de entender. Los cristianos en Tesalónica no entendían bien lasuerte de aquellos que morían antes del regreso de Jesús. La Palabra de Dios nosdice que no debemos preocuparnos por quienes han muerto en el Señor. Lo quesí es importante es que te prepares al hacer lo siguiente:

Estudia cuidadosamente la Palabra de Dios. A fin de entender el tema de laresurrección, es conveniente que aprendas todo lo que puedas respecto al misterio dela muerte. Cristo se convirtió en «primicias de los que murieron» (1 Cor.15: 20). Elpoder de resurrección reside únicamente en Dios, y es un poder que despierta aaquellos que han muerto en el Señor. Esto nos hace confiar que nosotros y nues-tros fieles amados, resucitaremos el día de la segunda venida.

Dirige a otros a las verdades de la Palabra de Dios. El poder transformadorde Dios cambia al creyente: si estaba muerto en el pecado, lo vivifica en Cristo.Cuando nacemos en él, comenzaremos a sentir un nuevo entusiasmo y una reno-vada energía que nos llevará a compartir sus promesas con los demás.

Asegúrate de que estás preparado. Debido a que todos moriremos (Eze. 18: 4),debemos confesar nuestros pecados y reconciliarnos con Dios siempre que esto seanecesario.

La promesa de Jesús de que regresará (Hech. 1: 9-11) será cumplida. El mismoJesús que los discípulos vieron ascender al cielo, regresará un día a la tierra. Jesúsno enviará a un representante. Él mismo descenderá del cielo con gran aclamación,y los muertos en Cristo se levantarán primero (1 Tes. 4: 16). Él viene como «rey deReyes y Señor de señores» (1 Tim. 6: 15) para buscar a quienes lo aman. Mientrasesperamos la segunda venida, vivamos por Cristo para así morar con él en la TierraNueva.

PARA COMENTAR1. ¿Acaso estamos ayudando lo suficiente a los demás para qué estén listos? Motiva tu

respuesta.2. ¿Qué nos puede impedir que testifiquemos? ¿Qué podemos hacer en caso de que abri-

guemos dudas?3. ¿Tenemos acaso que entender toda la verdad con el fin de ser salvos? Motiva tu res-

puesta.

Listos para recibir la herencia

Cómo actuar 1 Corintios 15: 20; 1 Tesalonicenses 4: 16-18

Mientras esperamos la segunda venida, vivamos por Cristo.

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83Beverly I. Henry, Mandeville, Jamaica

jueves23 de agosto

En el noticiero mostraban nubes de polvo y de humo. La gente corría como en untrance, mientras que parecían decir: «¿qué sucede?» Luego del terremoto de magnitud6.3 que el 22 febrero 2011 sacudió a la ciudad de Christchurch, en Nueva Zelanda, hubouna serie de movimientos secundarios. Apenas habían transcurrido seis meses desdeque otro terremoto de magnitud 7.0 afectara al país, en septiembre del 2010. Antes deque el mundo pudiera asimilar aquel nuevo desastre, dos otras tragedias tuvieron lugar:el terremoto de 9.0 en Sendai, Japón; y el subsiguiente tsunami. Me quedé boquiabier-to mientras contemplaba el gran muro de agua que iba devorándolo todo a su paso.¿Sería esto parte del cumplimiento de las profecías bíblicas que anuncian la segundavenida de Cristo? (Luc. 21: 11). ¿Cuántas personas murieron? ¿Abrigaban ellos la espe-ranza de la resurrección?

Los videos mostraban el terror reflejado en los rostros de aquellos que escapaban delos tambaleantes edificios en Christchurch. Las cañerías de agua se rompieron, las callesquedaron agrietadas al tiempo que se desataban muchos incendios. El terror hacía presade la población. ¿Acaso será ese un reflejo del terror que se verá en los rostros de aque-llos que pedirán a las rocas y a las montañas que caiga sobre ellos? (Apoc. 6: 15-17).

La gente que se aferraba de los techos durante el tsunami, ¿tendría alguna esperan-za de salvación eterna? ¿Acaso algunos de ellos pensaron en lo que les sucedería el díade la resurrección? ¿Creerían ellos en la resurrección?

Oré pidiendo que Dios ayudara a los rescatistas a encontrar las víctimas que aúnpermanecían con vida. ¿Qué dirás de tus seres amados y de la decisión que ellos hanhecho respecto a la eternidad? ¿Acaso no debíamos estar continuamente en contactocon nuestros familiares y amigos para estar al tanto respecto a su salvación? La iglesiadebe mantenerse en estado vigilante con el fin de advertir a los perdidos. Gracias a Diosque si somos fieles seremos salvos, sin importar si estamos vivos o muertos el día de lasegunda venida (1 Tes. 4: 16, 17).

PARA COMENTAR1. ¿Será cierto que Dios no dejará que algunos entren al cielo? ¿Acaso querrá él asustar-

nos para que lo obedezcamos? ¿No es el infierno para Satanás y para sus ángeles?2. Si Dios nos salva una vez nos arrepentimos, ¿por qué antes de hacer nuestra decisión

no podemos esperar hasta gozar plenamente de todo lo que la vida ofrece?3. ¿Acaso tendrá alguna importancia lo que tú crees respecto a la muerte, al cielo y al

infierno? Motiva tu respuesta.

Gracias a Dios por la resurrección

Opinión1 Tesalonicenses 4: 16-18;

Apocalipsis 21: 4

La iglesia debe mantenerse en estado vigilante con el fin de advertir a los perdidos.

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84Cheryl Des Jarlais, Ringgold, Georgia, EE. UU.

viernes24 de agosto

PARA CONCLUIRLos tesalonicenses, al igual que otros miembros de la iglesia primitiva, espera-

ban el pronto regreso de Jesús. Pero según pasó el tiempo e iban muriendo los cre-yentes, se hizo necesario que Pablo les asegurara una vez más que no necesitabansufrir como aquellos que no tenían esperanza alguna. Jesús había obtenido la vic-toria sobre la muerte y sobre el dolor causado por el pecado. Quienes murieronconfiando en lo que él había hecho por ellos, dormirían hasta que él los llame paradespertarlos el día de la resurrección. Ellos se levantarán aquel día para encontrar-se con el Señor en las nubes, en unión a los que estén vivos. Los que estén muer-tos no se perderán el gran acontecimiento que representa el regreso de Jesús, mien-tras que los que estén vivos se consolarán y animarán mutuamente con dicha espe-ranza.

CONSIDERA• Memorizar algún himno del Himnario adventista que hable de la resurrección.

Puede ser aquel que dice «Cuando suene la trompeta». Puedes consultar algu-no de los himnarios adventistas que hay en Internet.

• Diseñar una tarjeta o dibujar un cuadro que ilustre la esperanza de dormir ydespertar en Jesús. Luego obséquialo a una persona amiga que haya perdido aun ser amado, o que esté enfrentando la muerte.

• Redactar un párrafo para ser leído en tu propio funeral, respecto a la esperan-za y el ánimo relacionados a tu experiencia con Cristo.

• Entrevistar a varias personas cuya relación con Cristo ha sido una bendiciónpara ti. Pregúntales qué significa para ellos dormir en Cristo.

• Crear un álbum de recortes que exprese tu caminar con Cristo. • Meditar en la frase de Pablo: «para que, en la vida o en la muerte, vivamos

junto con él» (1 Tes. 5: 10).• Pensar en la forma en que la naturaleza puede constituir una metáfora para la

experiencia de nacer en Cristo, vivir con él, morir en él y resucitar en la pri-mera resurrección.

PARA CONECTARDan M. Appel, The Choice (Hagerstown: Review and Herald, 2008); Gerald

Wheeler, Beyond Death’s Door (Hagerstown: Review and Herald, 2009).

Dormidos en JesúsExploración 1 Corintios 15: 51, 52;

1 Tesalonicenses 4: 13-18

Edición facilitada por: RECURSOS ESCUELA SABATICA ®