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L2 | LUGO | Jueves, 22 de diciembre del 2011 | La Voz de Galicia

Las principales testigos prote-gidas de la operación Carioca, a las que les dejan residir en Es-paña, pero sin poder trabajar, también son víctimas de la bu-rocracia. Llevan esperando cua-tro meses a que Interior les con-teste a los recursos que en su día interpuso el abogado lugués Gerardo Pardo de Vera Posa-da contra el acuerdo de permi-tirles estar en España, pero sin autorización para poder traba-jar. El letrado envió un escrito al secretario de Estado de Se-guridad, del citado ministerio, para informarle de lo que está sucediendo.

En el recurso, el letrado pedía que a las cuatro testigos prote-gidas les concedieran la autori-zación de residencia y trabajo por circunstancias excepciona-les. También solicitaba que esa autorización se extendiese por cinco años, al amparo del nue-vo reglamento de extranjería.

«A día de hoy, transcurridos cuatro meses desde su interpo-sición, no se ha obtenido res-puesta alguna al recurso», ex-plica el letrado en la carta en-viada al secretario de Estado de Seguridad. Apunta el abogado que «en la mayoría de los casos el retraso ha tenido una conse-cuencia directa: la pérdida de ofertas reales de empleo lícito, al no estar dispuesto el emplea-dor a esperar a la autorización de trabajo correspondiente; en otros casos, después de inten-tar tramitar esa autorización, la dilación en su obtención ha te-nido de forma indirecta la mis-ma consecuencia: la pérdida del empleo ofrecido».

Recuerda Pardo de Vera que

el pasado 14 de septiembre pre-sentó en la Subdelegación del Gobierno sendos recursos de reposición contra las resolucio-nes aplicadas a dos mujeres y tampoco hubo respuesta algu-na por ahora.

El abogado le aclara al alto cargo de Interior, al que diri-ge el escrito, que todas las mu-jeres son víctimas protegidas de un procedimiento en el que se persiguen delitos relaciona-dos con el tráfi co clandestino de personas con fi nes de explo-tación sexual, delitos de pros-titución, relativos a la inmigra-ción ilegal, explotación laboral, contra la Administración públi-ca, «relacionados con la corrup-ción policial en sus diversas mo-dalidades....»

Interior tampoco responde a los recursos de las testigos protegidasHace cuatro meses que pidieron que les concedan permiso para trabajar

XOSÉ CARREIRALUGO / LA VOZ

Las mujeres quedaron en el paro por el precinto de los locales, alguno de los cuales fue quemado. LAGO

El letrado lugués, en el escrito enviado al Ministerio del Inte-rior, califi ca de «incomprensi-ble» la pasividad ofi cial y añade que esta no es de recibo. «An-te la situación de absoluto aban-dono a la que se está sometien-do a las testigos, no nos queda más remedio que implorar la inmediata reacción (se refi ere a Interior) a fi n de que, de una vez por todas, se hagan efectivas las previsiones legales en mate-ria de Extranjería, evitando la marginación y revictimización de unas mujeres cuya heróica actuación ensalza el valor Jus-

ticia, al cual, paradójicamente, no parecen percibir en el trata-miento que se está dando a sus legítimas aspiraciones».

Gerardo Pardo de Vera ex-pone que «sin entrar a valorar otros défi cits de atención inte-gral a estas mujeres, no es de recibo que a día de hoy algu-nas de ellas, a causa de demoras administrativas injustifi cadas, tengan que dejar pasar oportu-nidades de empleo y, por en-de, de impregnar de una pizca de normalidad sus vidas por la mera negligencia de los pode-res públicos».

«Una incomprensible pasividad que no es de recibo»

Pardo de Vera: «Es una manifestación de cinismo institucional»El letrado lucense que defi en-de los intereses de las cuatro testigos protegidas lo hace por-que éstas recurrieron a la ONG Aliad-Ultreia, con la cual cola-bora el letrado. Gerardo Pardo de Vera es muy crítico en el es-crito que dirige al secretario de Estado de Seguridad ya que no duda en califi car de «cinismo institucional» la situación a la que fueron sometidas las mu-jeres de los clubes de alterne.

«La actitud de los responsa-bles de ese ministerio, que con-trasta con la diligencia y buen hacer que ha demostrado la Ofi -cina de Extranjería de la Subde-legación del Gobierno de Lu-go en el ámbito de sus compe-tencias, nos parece —dicho sea con respeto y en términos es-trictos de defensa de los inte-reses de las testigos— una ma-nifestación de cinismo institu-cional que convierte en papel mojado toda la normativa en vi-gor (estatal e internacional) que se destina a proteger a las vícti-mas de trata y o explotación se-xual», apunta.

«Y llama, más si cabe, la aten-ción que esta situación se pro-duzca después de que haya visto a la luz, el pasado mes de octu-bre, el Protocolo Marco de Pro-tección de las Víctimas de Tra-ta de Seres Humanos, fi rmado por el Gobierno, la Fiscalía Ge-neral del Estado y el Consejo del Poder Judicial, en cuyo aparta-do segundo se establecen como principios generales de actua-ción, entre otros, que las insti-tuciones y administraciones con responsabilidades en la materia velarán por evitar la victimiza-ción secundaria, procurando a la reducción del sufrimiento y daño causado a las víctimas, es-tableciendo medidas que favo-rezcan su recuperación y eviten nuevas experiencias traumáti-cas», apuntó el letrado.

OPERACIÓN CARIOCA

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La Voz de Galicia | Martes, 5 de julio del 2011 | LUGO | L5

—¿Por qué la mujer denunció el caso en un domicilio particular?—Lo explicó el viernes en la preconstitución de prueba. Se lo preguntó la abogada que la representa y ella no tuvo repa-ro en contar la verdad. Detalló que fue ella misma quien insis-tió en que tal declaración se hi-ciese en casa del único investi-gador en el que confi aba, por-que tenía miedo de hacerlo en la comandancia. Lógicamente, no iba a denunciar a las gallinas en el gallinero. ¿Hay algo extra-ño o ilegal en esto?

—¿Había más gente?—Estaba la pareja del guardia civil en cuya casa se hacía la

declaración. ¿La razón? Vivía allí. Por lo demás, no había nin-gún «otro matrimonio», como ha publicado algún medio, que también ha afi rmado que en la declaración inicial del sumario la mujer aseguró que denunció el caso en las dependencias de la Policía Judicial de la Guar-dia Civil ante dos investigado-res. Ella jamás afi rmó eso, senci-llamente porque no se hace re-ferencia a esa circunstancia en declaraciones anteriores.

—¿Presentó denuncia la mujer a raíz de que le dijesen que iba a ser expulsada de España?—Jamás fue notifi cada en su do-micilio de la carta de expulsión,

aunque estaba perfectamente localizable. Y presuntamente fue deportada porque sospecha-ban que estaba transmitiendo información al único Guardia Civil en el que pudo confi ar. Así lo probaría el hecho de que los agentes se presentasen un buen día a las ocho de la mañana en su casa y de que la expulsión se produjese en un tiempo récord. También que mientras estaba en los calabozos presuntamen-te fuese objeto de vejaciones y que escuchara a los agentes jac-tarse de haber cortado a tiempo la fuente de información sobre sus tropelías. A raíz de esto, la mujer tuvo que pasar por el hos-pital por un ataque de ansiedad.

«Declaró en una casa porque tenía miedo a hacerlo en la comandancia»

La mujer que destapó la Cario-ca ratifi có sus declaraciones en sede policial y judicial.

—Su testimonio, si llega a pro-barse, demuestra la catadura moral de los imputados. «Las brasileñas sois todas unas putas y sólo servís para ser putas», di-ce que le increpaban los agentes. Ella respondió sin dudar y con valentía a las preguntas que le hicieron algunos abogados. Pe-ro lo que a los ojos de cualquier persona decente debería ser vis-to como un acto de heroicidad se cubre con el velo de la sospe-cha y se presenta para que pa-rezca una milonga.

—¿Cómo valora el tratamiento informativo que se está haciendo del caso?—No muy positivamente. Sería deseable una actitud más impar-cial por parte de algunos me-dios de comunicación. En este tipo de causas, el sesgo que se le dé al tratamiento informati-vo de las noticias es muy peli-groso y no debe confundirse a la ciudadanía porque se corre el riesgo de convertir una causa penal en la que, de llegar a sen-tencia condenatoria, se eviden-cia la corruptela de un sistema que lo aguanta todo, en una es-pecie de cuento chino inventa-do por una jueza forastera.

«La mujer explicó que algunos imputados le decían a brasileñas: ‘‘Solo servís para prostitutas’’»

Tienen entre 20 y 30 años. Pro-ceden de países de Sudamérica con mayor o nivel de pobreza, como Brasil, Paraguay, Bolivia, Colombia o Rumanía. Parte de ellas llegaron a España engaña-das y cayeron en redes de trata de blancas, aunque otras sabían de antemano que iban a dedicar-se a la prostitución. Sin embar-go, en todos los casos la realidad que encontraron en los clubes de alterne de Lugo superó con creces su peor sueño. Con el se-creto de sumario levantado par-cialmente, las mujeres que son testigo protegido en la opera-ción Carioca continúan vivien-do un calvario, como relata el abogado Gerardo Pardo de Ve-ra Posada (Lugo, 1976), que las asiste jurídicamente a través del programa Donas que tiene en marcha el colectivo Aliad-Ul-treia.

—¿En qué situación está la mu-jer que denunció al cabo de la Guardia Civil Armando Lorenzo?—En una situación difícil. El viernes pasado se celebró una prueba preconstituida, con la que la jueza instructora preten-día asegurar su testimonio de cara a la celebración del juicio. La mujer, que es brasileña, ra-tifi có ante la jueza y los impu-tados los abusos que denunció en diciembre del 2008. Teóri-camente se ha jugado la vida, a

cambio únicamente del placer que se supone que otorga el de-cir la verdad. Por no obtener no ha obtenido aún la tarjeta de re-sidencia. Parece que el roce con los delitos patrios, aunque hu-bieran sido cometidos por agen-tes públicos, no le ha proporcio-nado el «arraigo» sufi ciente en España para ser residente legal.

—En ese acto jurídico la defensa del imputado trató de «suavi-zar» la acusación de la mujer...

—Sobre la supuesta agresión sexual del «insigne» cabo de la Guardia Civil no parece que haya muchas dudas. El agente, según relata la víctima, llegó a casa de la testigo, sacó una pistola y la puso encima de una mesa. Si no fue con ánimo inti-midatorio, ¿con qué ánimo fue entonces? Al parecer, eso motivó que una de las chicas que había en el piso se escondiera en su habitación y la otra debajo de una cama. Pero es más, según

sigue narrando la mujer, previa-mente este servidor público la había llamado por teléfono para informarle de que ese mismo día había deportado a muchas compatriotas suyas y le había recordado que «las leyes están para cumplirse». ¡Qué paradoja! Sin embargo, algún medio de comunicación, sin tener muy claro el concepto de «coacción psicológica» y dejando muy clara la condición de «puta» de la testigo del caso, ha afi rmado

«Alguna testigo se ha jugado la vida solo por decir la verdad»Desvela que las mujeres involucradas en el caso viven aún un calvario

El lucense Gerardo Pardo de Vera colabora en el programa Donas, de ayuda a víctimas de trata. SANDRA ALONSO

GERARDO PARDO DE VERA ABOGADO DE ALIAD-ULTREIA QUE ASESORA A TESTIGOS PROTEGIDOS

que «el agente no esgrimió en ningún momento contra ella la pistola que había puesto encima de una mesa». «Esgrimir», según el diccionario de la RAE, quie-re decir usar una cosa o medio como arma para lograr algún intento. Si exhibir una pistola, posándola sobre una mesa, para aparentemente amedrentar a una mujer y así obtener sus favores sexuales, no es esgrimir el arma, entonces habrá que corregir la defi nición.

OPERACIÓN CARIOCA

LUGO / LA VOZ

«Si una víctima denuncia a policías corruptos se arriesga a ser desacreditada»—Aliad-Ultreia denuncia que las testigos de la Carioca viven una situación de desamparo extremo. —Si una mujer que ha sido víc-tima de trata o de explotación o agresión sexuales tiene pen-sado denunciar a policías co-rruptos y colaborar con los tri-bunales para hacer Justicia de-be saber que nadie se lo agra-decerá, que será desacreditada y que deberá seguir buscándose la vida como buenamente pue-da. ¿Es este el mensaje que se quiere transmitir a la sociedad?

—¿Cómo volvió la principal testigo de Brasil a España?—Cuando la mujer fue expulsa-da, uno de los investigadores le hizo un envío de dinero con au-torización de la jueza instructo-ra. La operación está perfecta-mente documentada en la cau-sa y tiene una razón de ser bien fácil de entender: la chica no te-nía dinero para volver a Espa-ña y, siendo testigo protegido y pieza clave en la investigación, podía, y debía, proporcionársele el billete de avión. Y así se hizo.

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2 viernes 22 de ABriL de 2011 el progreso

lugo ☝[email protected]

Testigos protegidas en la Carioca se ven abocadas a seguir de prostitutas ▶ Las mujeres, que siguen en situación ilegal, continúan en los clubs porque su alternativa son trabajos irregulares y mal pagados

▶ Aliad, que ofrece asistencia legal y social a veintiuna chicas, denuncia que se ve sobrepasada por la demanda de ayuda

sabela corbelle☝ [email protected]

LUGO. Muchas de las prostitutas que fueron víctimas de la ope-ración Carioca y que ahora son testigos protegidos por la Justicia siguen todavía ejerciendo la pros-titución. La situación de ilegali-dad en la que están muchas de ellas en España y también la falta de una alternativa social y de em-pleo las abocan, en muchos de los casos, según denuncia la asocia-ción Aliad, a seguir alternando en clubs, rotando por toda Galicia, «en función de dónde tenga pla-za», afirman la mayoría.

A falta de una atención integral especializada, la asociación lucen-se Aliad está cubriendo un hueco a través del programa Donas. Hasta el momento, se beneficiaron de este programa veintiuna mujeres. La mayoría con el mismo perfil: con hijos y obligadas a ejercer la prostitución por dinero y también por su situación ilegal (aunque es-tán protegidas y no se las puede expulsar, siguen siendo ilegales y no tienen permiso de trabajo).

«Todas ellas, más o menos, tie-nen hijos en su país de origen a los que les envían dinero y también

todas ellas, salvo en un caso y por una decisión que no me pareció libre, ejercen la prostitución en contra de su voluntad, entre otras cosas porque están en situación ilegal y también porque es la ma-nera más rápida de ganar dinero porque la alternativa sería un suel-do de 700 euros al mes por trabajar dieciséis horas en una cafetería», afirma Gerardo Pardo de Vera Po-sada, abogado y responsable del programa.

Otras características de mu-chas de estas mujeres es su lugar de procedencia, especialmente Brasil, Paraguay, Bolivia y Colom-bia. También hay algunas chicas oriundas de los países del Este.

«Son mujeres cuyas edades osci-lan, generalmente, entre los 20 y los 30 años. Son chicas que no tie-nen nada y que vienen a España a veces engañadas por redes de trata y otras veces sabiendo a lo que vie-nen, aunque algo engañadas por-que siempre se esperan algo mejor de lo que encuentran aquí», dice Gerardo Pardo de Vera.

El abogado de Aliad afirma que estas mujeres, que fueron vícti-mas de varios delitos, están nue-vamente «revictimizadas» puesto

que, por su condición de ilegales, no pueden ejercer sus derechos cí-vicos en condiciones de igualdad de forma que muchas de ellas con-tinúan ejerciendo la prostitución en contra de su voluntad.

Aliad pretende cubrir un déficit social: la falta de una infraestruc-tura que preste asistencia a estas mujeres, muchas de ellas testigos protegidas en la operación Carioca y que necesitan una asistencia in-tegral (psicológica, legal, sanitaria e, incluso, en algunos casos, de tratamiento de drogodependen-cias). La asociación se ve, hasta el momento, sobrepasada por las de-mandas y, en cambio, no hay di-nero suficiente para poder ofrecer todos los servicios. Por este mo-tivo, representantes de la asocia-ción se reunieron, hace unos días, en la Subdelegación del Gobierno y en la Diputación para tratar de obtener más recursos económicos con los que poder hacer frente al programa de atención.

La mayoría de las consultas que hacen las mujeres en Aliad se en-marcan dentro del Derecho admi-nistrativo, concretamente en ma-teria de extranjería, y, en menor medida, del Derecho Penal.

Aliad prestó asistencia, ade-más, en la tramitación de auto-rizaciones de residencia por cir-cunstancias excepcionales y de renovación de tarjetas de residen-cia, la petición de revocaciones de órdenes de expulsión, consultas sobre cartas de invitación a fa-miliares o sobre la posibilidad de

La reinserción

El programa Donas irá de club en club para ofrecer una asistencia integralIr a los clubs y ofrecer una asis-tencia integral a las mujeres que ejercen la prostitución es el ob-jetivo fundamental de Aliad, la asociación que puso en marcha el proyecto Donas el año pasado de forma voluntaria y este año con una única subvención, por el momento, de 2.500 euros aportados por la Diputación Provincial.

Hasta el momento, Aliad re-

cibió entre 30 y 40 demandas de mujeres que ejercen la prostitu-ción y la mitad de ellas fueron derivadas a la asociación por parte de otras entidades de ca-rácter social.

En varias ocasiones, no sólo solicitaron servicios de aseso-ramiento legal. Aliad también les ofreció otro tipo de ayuda a través del programa Donas como los acompañamientos en

Uno de los locales investigados en el caso Carioca. xesús ponte (Aep)

Los servicios más solicitados son autorizaciones de residencia por circunstancia excepcional

Son mujeres que tienen entre 20 y 30 años y la mayoría con hijos en su país de origen, a donde envían dinero

reagrupación , incoación de pro-cedimientos para la obtención de la nacionalidad española ante el registro Civil y solicitudes de recti-ficación de inscripciones ante este mismo órgano.

La asociación también dio ase-

soramiento en detenciones por si-tuaciones de irregularidad admi-nistrativa realizando todo tipo de gestiones para lograr su inmediata puesta en libertad y, además, lle-vó a cabo una exhaustiva labor de información a la víctima respecto

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3LUGOeL prOGresO viernes 22 de ABriL de 2011

La reinsercióntrámites como la expedición de la tarjeta sanitaria, la solicitud de asistencia letrada gratuita a través del Colegio de Abogados o la aper-tura de una cuenta bancaria.

Aliad es una asociación que cumple, en 2012, treinta años en funcionamiento y que ofrece otros tres programas sociales: el de atención jurídica-social, que prestó servicio a 288 usuarios; el de reinserción de presos, ‘Prepara-dos, listos, xa’, en el que se aten-dieron a 25 personas, y el de vio-lencia de género, un programa de intervención con agresores, que se lleva a cabo en colaboración con la asociación Concepción Arenal. En este caso, participaron 30 per-sonas.

Testimonio de una de las chicas de la operación Carioca

«Pienso que es mejor morir, porque muerta no se sufre»por: s.c.

Jessica tiene miedo y le cuesta contar su historia, advierten en Aliad. Para empezar no se llama así pero es necesario darle un nombre ficticio para librarse de posibles represalias. Ella, una más de las prostitutas que ejer-cían en los clubs investigados en la operación Carioca, es testigo protegida. «Recibí muchas ame-nazas por haber declarado ante la jueza de Lugo. Todavía miro de-trás de las esquinas por si alguien me está esperando», cuenta. Tie-ne 25 años y es dominicana.

«Deseo dejar esto, pero tengo que seguir pagando los gastos de mi madre y enviar dinero para que mi hermana pequeña se pueda mantener. Sólo tienen mi ayuda. Estoy convencida de que mi madre se morirá antes de que pueda volver a verla. Gano sobre 800 euros al mes, hay meses que más. Si se da bien, unos 1.200. Otros meses es una ruina. La mi-tad va para mi familia», afirma.

Jessica lleva cinco años en Es-paña. Se enteró de la oportunidad de venir a través de su prima. «Me informó de que había una seño-ra que se dedicaba a traer chicas para recolectar manzanas. Yo no estaba interesada porque tenía a mi madre enferma de cáncer en el hospital», asegura.

«Mi prima se empeñó en pre-sentarme a la señora, que des-pués me puso en contacto con un hombre. Éste me intentó conven-cer de que me fuese a España. Yo le dije que jamás abandonaría a mi madre. Él me dijo que en cual-quier caso me ayudaría. Me daba dinero para las medicinas. En mi país, los gastos hospitalarios son muy cuantiosos», afirma.

Por aquel entonces, no insis-tían en que viajase a España. La cosa cambió cuando la mujer me-joró de salud. «Me volvieron a sa-car el tema del viaje. Me negué, pero me preguntaron cómo iba a

pagarles lo que habían invertido en mí. Les contesté que no les ha-bía pedido nada, pero insistieron en que tenía que compensarles. Se lo consulté a mi madre. Ella accedió, pues le parecía justo, así que viajé», cuenta Jessica.

En Barajas, la esperaba un hombre brasileño, que la re-cogió a ella y a otras chicas que viajaban en el mismo avión. «De allí salimos en dos coches parti-culares con destino a Lugo. Nos dijeron que íbamos a casa de un señor que se dedicaba a la agri-cultura. El local que luego resul-tó ser un club de alterne (yo no había visto ninguno en mi vida) estaba rodeado por montes. Creí que aquello era un hospedaje. Me asignaron una habitación y caí redonda de cansancio», cuenta.

«Me levanté, me lavé y me vestí. La supuesta encargada del hospedaje me dijo que no ha-cía falta que me levantara. Fui al baño y me encontré con una chica en bragas y sujetador. Le dije si no le daba vergüenza ir así. Me contestó que allí eso era ir abrigada. De repente todas mis sospechas se habían confirma-do, pero creí que eso no me podía pasar a mí. Empecé a hablar con mi compañera de habitación, muy nerviosa, llorando descon-soladamente. Le dije que yo no quería ser usada de puta. Ella me convenció de que no era así, que estaba en un error (ahora me doy cuenta que aquella chica era aún más ingenua que yo)», afirma.

Los comentarios que oía a otras chicas no le dieron más esperan-zas. «Escuché cosas como: «Estoy harta de estos viejos babosos, de estos hediondos», cuenta. En-tonces, descubrió, además, que le habían robado el pasaporte.

Preguntó a la supuesta encar-gada por los dueños de aquello. Cuando llegaron, dice, «subieron a mi habitación, en la que per-manecí encerrada. Me dijeron

que o bajaba o mi madre moriría antes de lo previsto».

Le dieron ropa: una minifalda, un top y unos zapatos de platafor-ma, por todo lo cual me dijeron que tenía que pagar 300 euros. «Pero yo seguí sin bajar. Entonces me dijeron que la comida valía 80 euros, que si prefería morirme de hambre. Traté de subsistir a

base de restos de la comida que las chicas me traían de la cocina a escondidas», cuenta.

Un día se decidió a bajar. Pasaba los días en un rincón, observándolo todo y muerta de miedo. Uno de esos días, se le acercó un hombre que le dio cier-ta confianza. «Me invitó a varias copas. Con eso, podía pagar algo de la deuda, así que repetí los días siguientes. Comencé a be-ber y a drogarme con lo que nos daban los dueños gratuitamente. Un día que estaba muy colocada, subí con un chico que me resultó atractivo, fue la primera vez, pero no la última, porque necesitaba el dinero. No recuerdo las veces que acababa vomitando. Pero el dinero nunca alcanzaba para cu-brir la deuda, que subía y subía por las multas que nos ponían y los gastos que nos decían que les causábamos».

Consiguió salir del club a los siete meses «gracias a la confian-za que me había ganado». «Les dije que me iba a Pontevedra a ver a una amiga. Me fui a un ho-tel y no salí de allí en tres días. Una amiga me había prestado 100 euros y pronto los agoté. De-cidí trabajar por mi cuenta. Me puse en contacto con otra chica que había conocido en el club de Lugo y ahorré algo de dinero prostituyéndome. Creí que nadie me reconocería, pero este mundo es muy pequeño», dice.

Jessica asegura que la única ayuda que ha obtenido, hasta el momento, es de Aliad. «El abo-gado me ayudó a tramitar mis papeles y a arreglar algunos pro-blemas legales con el alquiler y con una denuncia por robo. En todos los sitios tengo problemas. Además, la trabajadora social me está intentando conseguir una ayuda a la que dicen que tengo derecho», señala.

Esta mujer confiesa que, ahora mismo, necesita un poco de nor-malidad en su vida, «olvidarme de todo esto, visitar a mi fami-lia». «Estoy acostumbrada a arre-glármelas sola, pero a veces pien-so que me estoy volviendo loca, y que es mejor que me muera, que muerta no se sufre.

Jessica, de espaldas, en Aliad. ep

Clientes

Escuché cosas como estoy harta de estos

babosos, de estos hediondos»

Presiones

Me dijeron que o bajaba [a trabajar] o

mi madre moriría antes de lo previsto»

Contacto

Mi prima me informó de una

señora que se dedicaba a traer chicas a España para recolectar manzanas»

a los derechos que la asisten y que están recogidos en el Protocolo de Actuación Institucional sobre Adopción de Medidas de Preven-ción, Investigación y Tratamiento de las Mujeres Víctimas de Trata con Fines de Explotación Sexual.

EMERGENTES ▶ Ángel rodríguez Arias organizador de la fiesta de san pedro de Mera

«Las fiestas incluirán una concentración de caballos» >p 8

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La Voz de Galicia | Jueves, 21 de abril del 2011 | LUGO | L3

«Ya no creo en nadie porque no sabes lo que te puede pasar por confi ar demasiado»

La mirada de Luciana se parece por momentos a la de un cacho-rro maltratado que no sabe por qué lado va a llegar el siguien-te golpe. «Ya no creo en nadie porque no sabes lo que te puede llegar a pasar por confi ar dema-siado», relata la mujer, que de-jó los clubes de Lugo hace tiem-po. Policías locales y naciona-les o agentes vinculados a Ex-tranjería están implicados en una oscura trama cuyas princi-pales víctimas, decenas de mu-jeres, subsisten en condiciones lamentables, de desamparo ex-tremo, como denuncia la Aso-ciación Lucense de Información e Axuda ao Drogodependente (Aliad), que presta apoyo jurí-dico a algunas de ellas a través del programa Donas.

Luciana está enferma. Tiene una depresión que algunos días la sume en el miedo, sobre todo cuando tiene que volver a pros-tituirse para salir adelante. Ella ha cambiado la humedad de la ciudad amurallada por la brisa del Atlántico, en el sur de Pon-tevedra y, según detalla, muchas compañeras han hecho otro tan-to. «Tienes miedo de encontrar-te con amigos, con gente que te conoce. Tú nunca sabes lo que te puede pasar», detalla.

Sin embargo, la mujer no siente odio. ¿Le gustaría que los implicados en la trama pa-sasen el resto de su vida en la cárcel? «No les deseo eso. Oja-lá que aprendan a mirar la vida desde otro punto de vista, que aprendan de sus errores como yo aprendí de los míos. Y a la gente le diría que nos respete y tenga más compasión, que nos trate como personas», concluye.

De unos padres puedes vivir se-parado largo tiempo, pero de unos hijos no. Esa es la opinión de Luciana, que cree que todas las penurias de los últimos años han tenido recompensa. «Jamás en mi vida pensé que tendría que pagar un precio tan alto pa-ra que mi familia estuviese bien. Pero prefi ero mi humillación a la miseria de que tus niños no duerman en una cama cada día o de que tu hermana no pueda comprar las medicinas que ne-cesita», relata entre lágrimas. Explica que las autoridades bra-sileñas alertan a las jóvenes ca-

riocas de lo que pueden encon-trar en España. «Lo dicen, pero mientras no lo sufres en la piel no sabes de verdad lo que hay».

«Casi el mismo idioma»Pese a los duros momentos vi-vidos a este lado del Atlántico, Luciana está contenta en Ga-licia. «Ahora mismo ya no es-toy aquí por dinero, estoy por-que me gusta el país, en Galicia me siento como en casa», indi-ca esbozando la primera sonri-sa de la charla. «Hablamos ca-si el mismo idioma y todos so-mos festeiros», fi naliza alegre.

«Prefi ero mi humillación a la miseria de que tus niños no duerman en una cama cada día»

OPERACIÓN CARIOCA

Luciana (nombre fi cticio) na-ció en una ciudad de Brasil ha-ce algo más de dos décadas. Ha-ce cinco viajó a España animada por una amiga y con «la necesi-dad de buscar una vida mejor». Nadie la engañó. «Sabía que ve-nía a prostituirme, pero allí vi-vía muy pobre, era ama de casa y no tenía ni un sitio donde dor-mir, así que me dije: ‘‘¿Por qué no?’’», explica con la voz entre-cortada. Sus hijos se quedaron con sus padres. Su primera pa-rada fue un prostíbulo muy le-jano a Galicia que, comparado con lo que vino después, ahora recuerda casi como un paraíso.«Allí —dice— no había multas, la cocina no estaba cerrada, tú entrabas y salías cuando te daba la gana. Bajabas y subías a la ha-bitación cuando querías y si es-tabas de regla no pagabas casa».

—¿Cómo llegaron a Lugo?—Nadie nos obligó. Vinimos a Lugo por cambiar de sitio y nos quedamos porque había mucho trabajo, pero pronto se convir-tió en una pesadilla, infernal.

—¿Qué ocurrió?—Vino una amiga íntima, pe-ro a los dos meses se marchó y las cosas cambiaron un cien por cien. Para que la dejaran en paz asumí su deuda, de más de 3.000 euros, que era el coste del bille-te. Yo trabajaba muy bien, tenía muchos clientes, hacía mucho dinero...; pero llegó la crisis, ha-

bía muchos menos clientes, te movías menos... Y para los jefes lo primero era pagar la deuda. Me decían: «Tú no trabajas lo sufi ciente». Así empiezas a de-ber más y más, y empiezan a tra-tarte mal. Entonces me di cuen-ta de que los comentarios que había oído desde que llegué al club de Lugo eran verdad por-que empezaron a pasar cosas delante de mí.

—¿Qué clase comentarios?—Que el encargado les pegaba a las chicas, que ponían multas de 60 euros por bajar 30 minutos tarde o de 20 euros por manchar las sábanas de sangre, que ha-bía peleas entre las chicas y los dueños... Tú nunca sabías qué podría pasar la noche siguiente.

—¿Ninguna de las mujeres se marchó del club?—Se marcharon muchas. Se iban por la mañana, pero aca-baban volviendo porque los clu-bes están cerca, los jefes se co-nocen... ¡Qué remedio! Si tú sa-cas tu deuda eres libre de irte, pero si no estás perdida.

—¿No podían alejarse de Lugo e ir a otros lugares?—Aunque no te amenazasen di-rectamente, tú volvías por cojo-nes, porque no había otro reme-dio. Siempre saben dónde estás y saben dónde vives en Brasil porque tienen contactos que sa-ben dónde vive tu familia. Una vez me dijeron que si no paga-

ba la deuda, pagarían muchos euros para que alguien fuera a pegar a uno de mis familiares.

—¿E intentar buscar otro em-pleo?—¡Al momento cambiaría de

trabajo! Pero yo no tengo papeles.

—¿Trataron de pedir ayuda?—¡Cuántas veces lo hemos he-cho! Con los hombres que iban a lo que iban no, ¡pero cuántas ve-ces hemos hablado con una per-sona que a lo mejor no iba para subir arriba, pero iba al club en un momento dado! Tú te acer-cas a él porque crees que ese hombre de sociedad podría ayu-darte, pero te dice que lo prime-ro es su familia, que cómo les va a explicar dónde te conoció. Y para no meterse en un lío por defenderte sigue a lo suyo.

«Sabía que venía a prostituirme, pero el club de Lugo fue infernal» Afi rma que las golpeaban y que había multas por manchar sábanas

Luciana dice que si pedían ayuda ofi cial las expulsaban del país.

ENTREVISTA LUCIANA, EMPLEADA DE UN BURDEL Y TESTIGO PROTEGIDO EN LA INVESTIGACIÓN

LUGO / LA VOZ

«Eres impotente cuando alguien que debe ser amigo, que está para ayudarte, abusa de ti»

Sus familiares y sus amigos vi-ven a miles de kilómetros de distancia y, aunque hablan a me-nudo con ellos, nunca les expli-can cuál es su situación real en España. «Mi familia no sabe la verdad, cree que trabajo como asistenta del hogar. Si se ente-rasen de todo lo que ha pasa-do y del trabajo que tengo ten-drían un disgusto enorme», re-vela Luciana. Con ese panora-ma, es fácil comprender que las mujeres inmigrantes que se de-dican a la prostitución establez-can fuertes vínculos entre ellas. «Si nosotras no nos defendemos a nosotras mismas, nadie nos va

a defender, porque no tenemos a nadie cerca», comenta.

Ayuda de Aliad-UltreiaLos únicos apoyos externos que han recibido hasta ahora proce-den de colectivos sin ánimo de lucro, como Aliad-Ultreia, que presta asistencia jurídica a una veintena de mujeres relaciona-das con la operación Carioca, como indica el abogado Gerar-do Pardo de Vera. «Nos ayudan en la parte jurídica, por si tene-mos alguna pregunta, algún pro-blema», explica Luciana, que, al igual que otras afectadas, quiso «hablar directamente con la jue-

za» que investiga la operación Carioca, Pilar de Lara Cifuentes. Destacan que en un primer mo-mento desconfi aban incluso de los agentes de policía. «Ella nos dio confi anza para hablar», re-conoce la mujer.

Aliad-Ultreia ve «desborda-da» la necesidad de asesora-miento legal y social y ha re-clamado más ayuda para poder atender aspectos relacionados, entre otros, con la integración laboral o social de las afectadas. En esa línea se han puesto en contacto con otros colectivos sociales para que, por ejemplo, les faciliten alimentos.

«Mi familia no sabe la verdad, cree que trabajo como asistenta del hogar»

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La Voz de Galicia | Jueves, 14 de abril del 2011 | LUGO | L3

Las prostitutas involucradas en la denominada operación Cario-ca se encuentran en una situa-ción de desamparo extremo, se-gún denuncia Aliad-Ultreia, que ayer reclamó más ayuda para poder protegerlas. Este colec-tivo lucense sin ánimo de lu-cro tiene en marcha el progra-ma Donas, que presta atención especializada en los ámbitos le-gal, psicológico, médico o labo-ral a mujeres que son víctimas de trata con fi nes de explotación sexual y que ejercen la prostitu-ción. En este momento, la nece-sidad está «desbordada», como destacó el presidente de Aliad, el médico Manuel Varela Vei-ga: «Lamentablemente, el pro-grama Donas está teniendo un auge tremendo debido a este caso [...] Las mujeres afectadas tienen muchas necesidades y muy complejas, y los profesio-nales para ayudarles realmente existen, pero estamos muy es-casos de recursos».

El abogado de la asociación, Gerardo Pardo de Vera, añadió que una parte de las mujeres in-cluidas en el proyecto son testi-gos protegidos del caso Carioca, por lo que están en peligro. «Y no solamente no se les presta la atención debida sino que vuel-ven a la prostitución porque es su único medio de vida», afi r-mó el letrado, que quiso subra-yar «la actitud de la titular del juzgado» que dirige la investi-gación, Pilar de Lara Cifuentes. Señaló que la jueza está hacien-do «que se cumpla escrupulosa-mente la ley de Extranjería». En

esa línea también reconoció la labor que está desarrollando la Subdelegación del Gobierno en Lugo, a la hora de facilitar, por ejemplo, autorizaciones provi-sionales de residencia previstas en la citada ley, y que en la pro-vincia A Coruña, en cambio, se están ralentizando. «Algunas ya están disfrutando de esos per-misos», afi rmó.

Aliad-Ultreia reclama ayuda para proteger a las prostitutas acogidasEl colectivo ve «desbordada» la necesidad de asesoramiento legal y social

LUCÍA REYLUGO / LA VOZ

El colectivo —imagen de la rueda de prensa de ayer— dice estar «sobrepasado» por la Carioca. PRADERO

El programa Donas, de Aliad-Ul-treia, dispone hasta el momen-to de una única subvención, de 2.500 euros anuales, concedida por el área de Benestar Social de la Diputación de Lugo. En vista del aumento de la necesidad y con el objetivo de lograr más fi nancia-ción para el recurso, el presiden-te de Aliad, Manuel Varela Veiga, tiene previsto reunirse hoy con el subdelegado del Gobierno en Lu-go, José Vázquez Portomeñe. Ade-más espera poder encontrarse en unos días con el presidente de la Diputación, José Ramón Gómez

Besteiro, con la misma fi nalidad. En ese sentido, desde Aliad (Aso-ciación Lucense de Información e Axuda ao Drogodependente), que lleva cerca de 30 años trabajan-do en los ámbitos de la asisten-cia, la prevención y la reinserción social, indicaron que «debido a la crisis económica» las ayudas «están mermando mucho», po-niendo en peligro la continuidad de programas de esta naturaleza. Según afi rmaron, en el 2011 han desaparecido dos programas por esta razón: uno de alcoholismo y otro de atención a gitanos.

LA CRISIS PONE EN PELIGRO PROGRAMAS SOCIALES

Una única subvención de 2.500 euros anuales de la Diputación

El BNG cree que los servicios sociales son mejorables

La concejala nacionalista Paz Abraira, dijo, tras la reunión de la comisión de asuntos sociales, que en este campo las presta-ciones municipales no funcio-nan todo lo bien que deberían. En estos servicios —señaló— la confi dencialidad es una con-dición básica, y así deben fun-cionar los pisos de acogida de mujeres. Considera que los ser-vicios sociales requieren me-jor atención.

El gobierno local ha decidido remitir al juzgado que investi-ga el caso Carioca el acta de la reunión celebrada ayer por la comisión municipal de servi-cios sociales, así como las de-claraciones de la concejala po-pular Sofía López Linares en re-lación con la gestión de la de-legada Carmen Basadre de los pisos de acogida. Así lo dieron a conocer ayer el alcalde, José Ló-pez Orozco, y la propia Basadre.

La citada concejala socialista no quiso hacer declaraciones a los periodistas tras la reunión

de la comisión convocada por el PP, pero sí leyó un comunicado. El PP presentó varias preguntas en relación con la gestión de los pisos de acogida a la vista de las informaciones periodísticas so-bre el caso Carioca; uno de los guardias civiles investigados y una madame habrían tenido ac-ceso a ellos.

A Basadre, la acción del PP la hace «refl exionar en voz al-ta sobre a actitude irresponsa-ble e indigna, porque non to-do vale en política, que está a ter o Partido Popular de Jaime Castiñeira». Manifestó: «Este é

un proceso que afecta a persoas moi débiles socialmente coas que dende a miña concellería sempre se traballou co máxi-mo respecto e na defensa dos seus dereitos». Añadió: «Teño unha sensación de enorme tris-teza ao ver a utilización rastrei-ra que está a facer o Partido Po-pular sobre este tema». Dijo que el departamento municipal de Benestar Social «dende o pri-meiro momento colaborou in-tensamente coa Xustiza». Afi r-mó que los pisos de acogida de mujeres son totalmente seguros.

Por su lado, la popular Sofía

López Linares lamentó que Ba-sadre «no haya sido tan diligen-te para remitir al juzgado el in-forme de la trabajadora social como lo será al enviar el acta de la comisión». Negó que la ini-ciativa del PP obedezca a inte-reses electorales. Lamentó tam-bién que la comisión de servi-cios sociales sirviese, en vez de para obtener respuestas del go-bierno local, «como un instru-mento de insulto al PP».

El alcalde está convencido de que iniciativas del PP como la indicada «terán cumprida res-posta dos cidadáns».

La polémica por los pisos de acogida, al juzgadoE.G. SOUTO LUGO / LA VOZ

OPERACIÓN CARIOCA

«Es de elogiar el celo de la jueza Pilar de Lara, tanto en la investigación como en la aplicación de la ley de Extranjería»Gerardo Pardo de VeraAbogado responsable prog. Donas

Una veintena de mujeres de unos 20 años y naturales de países pobres de Sudamérica

El programa Donas, de Aliad-Ul-treia, atiende en estos momen-tos a una veintena de mujeres que han ejercido o ejercen la prostitución. La mayoría están relacionadas con la operación Carioca. Al parecer, son muy jó-venes: casi todas rondan los 20 años, aunque hay alguna «lle-gando a la treintena». Proceden de países de Sudamérica «con mayor o menor nivel de pobre-za», como Brasil, Paraguay, Bo-livia o Colombia, aunque hay al-guna de países del Este. Al pare-cer, muchas tienen varios hijos que mantener y «la necesidad imperiosa» de regularizar su si-tuación en España. Algunas ca-recen hasta de tarjeta sanitaria.

Parte llegaron engañadas y para otras la realidad superó «con creces» su peor sueño

Aliad-Ultreia indicó ayer que parte de las usuarias de Donas llegaron a España engañadas y cayeron en redes de trata de mujeres. Otras, en cambio, sa-bían de antemano que iban a trabajar en la prostitución por-que se lo habían contado ami-gas que estaban aquí, pero «re-lativamente», ya que la realidad que encontraron en los clubes de Lugo superó «con creces» su peor sueño. En estas circunstan-cias, «hay chicas que están to-talmente destrozadas» psicoló-gicamente. A este drama se su-ma «la falta de lazos afectivos y familiares» aquí. «Sobreviven como pueden», fi nalizan.

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4 LUGO jueves 14 de ABRIL de 2011 eL prOGresO

callejeros

La esclavitud ante nuestras narices▶ el caso Carioca confirma que la sociedad sigue siendo muy machista y permisiva con la bragueta

poR: mar m. LOUzaO

si alguien creyó a estas alturas de la película eso de que todos somos iguales, va dado. Viene esto a cuento de la opera-ción Carioca, que tanta ponzoña está sacando a la luz y que, ade-más de para alimentar corrillos y cotilleos, sirve para demostrar que en muchos casos siguen imperando los mismos rancios valores sociales que hace un si-glo o un milenio. Lo que vamos sabiendo es de una pestilencia absoluta, prueba de que esta sociedad sigue siendo machista hasta los tuétanos, y que el valor de una persona sigue determi-nándolo su género, su lugar de nacimiento, y su lugar en el es-calafón social. Hasta aquí, nada distinto a la Edad Media.

La Carioca demuestra varias cosas: una de ellas, que el tri-nomio inmigración, mujer y prostitución convierte a un ser humano en un objeto, lo cosi-fica; y otra, que la sociedad —la de la gente con nombre y apelli-dos que conformamos barrios, parroquias y ciudades— hace la vista gorda y, de ese modo, acep-ta ese proceso sin remilgos.

También demuestra que de quienes cumplen esas tres con-diciones (cada una de ellas sola lleva ya su lastre en muchos casos) se puede usar, abusar y desprenderse impunemente; sin preguntarles si quieren esto o aquello, bajo la amenaza de que, en realidad, nadie vendrá a rescatarlas del infierno porque a nadie interesan, no existen. Estoy convencida de que es un

modo de esclavitud que florece delante de nuestras narices sin que ello llame al más mínimo escándalo. Antes nos manifesta-mos por el maltrato animal que por el humano.

Gracias a esa cosificación —porque les han arrebatado su condición de ser humano—, hay personas que las explotan y las vejan sin que su actitud conlleve consecuencias sociales. No se les retira el saludo, no se les margi-na, no se les canta las cuarenta. En muchos casos porque no se sabe, pero incluso entre quien conocen esas prácticas apenas se consideran una falta, si acaso una debilidad. Pecadillos de la bragueta, digamos.

Y así pueden seguir con su vida profesional, familiar, social sin que a nadie se le abran las carnes al darles los buenos días. Al fin y al cabo, tienen un traba-jo ‘honrado’, una familia —«este caso está destrozando muchas familias», he llegado a oír—, cumplen los cánones sociales, y qué más da sin en sus ratos li-bres son proveedores o usuarios de sórdidos servicios sexuales. Y no critico que el contacto carnal entre dos personas se convierta en una transacción, allá ellos si se hace en una situación de igualdad, pero dudo que haya muchos casos de ese tipo.

Históricamente, a las prosti-tutas se las ha marginado y se las ha denigrado como si fueran seres corrompidos, mientras que nadie duda de la honorabilidad de los clientes, e incluso de los proxenetas. Como siempre, el mundo al revés.

Un detenido en el caso Carioca. Aep

El vandalismo en Lugo costó en tres meses casi 7.000 euros a las arcas municipales

aGeNCIas

LUGO. El Ayuntamiento de Lugo tuvo que gastar 6.940 euros en el primer trimestre del presente año para susti-tuir papeleras y contenedores destrozados o quemados, la mayoría como consecuencia de actos vandálicos, según informaron a Efe fuentes mu-nicipales.

En lo que va de 2011 han sido quemados siete conte-nedores en el municipio de Lugo, supuestamente por actos vandálicos, y otros dos han sido destrozados a causa de accidentes de tráfico. Para reponer esas unidades, las arcas públicas han tenido que abonar 5.740 euros.

Curiosamente, los autores de esos atentados contra el patrimonio público han des-trozado los contenedores más caros, cinco de carga lateral que costaron 3.500 euros, y tres de papel, por cuya reposi-ción el Ayuntamiento tuvo que abonar 2.100 euros. Del pre-supuesto municipal también han salido 1.200 euros para sustituir 24 papeleras destro-zadas en el primer trimestre.

La asociación Aliad atendió, durante 2010, a 435 usuarios en sus seis programas sociales: el de atención jurídica-social, el de reinserción de presos ‘Preparados, listos, xa!’, el de intervención con agresores en ca-sos de violencia de género, Donas (dirigido a prostitutas) y dos más de prevención de consumo de alcohol y drogas. j. vÁZQueZ

más de 400 personas fueron atendidas durante 2010 por aliad en sus seis programas sociales

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5LUGOeL prOGresO jueves 14 de ABRIL de 2011

Una lituana relata cómo dieron a su bebé en adopción e implica a monjas▶ dice que fue presionada por un ruso y que le hablaron de dos familias dispuestas a pagar

▶ el bebé habría nacido en el Xeral en 2003 y de los trámites se habría encargado la Xunta

MIGUeL OLArTe☝ [email protected]

LUGO. Una de las mujeres que prestaron declaración como tes-tigo en el caso Carioca relató a la jueza Pilar de Lara cómo le arre-bataron a su bebé recién nacido en 2003, al que supuestamente dieron en adopción a través de la Xunta y en connivencia con unas monjas. Se trata de un mujer li-tuana de 29 años que llegó a Es-paña en enero de 2003, ya emba-razada, para trabajar de bailarina en los clubes.

El testimonio de esta mujer está además corroborado por los de otros dos testigos, el de un co-nocido relacionado con el mundo de la prostitución y el de una ami-ga que también estuvo a punto de dar a su hijo en adopción

Según el relato de la mujer litua-na, cuando estaba ya embarazada de siete meses, un varón ruso cuya identidad real dice desconocer la puso en contacto con los servicios sociales de un ayuntamiento de la provincia de Lugo, desde donde la enviaron «a una casa de monjas».

Al llegar, las propias religiosas le retiraron el pasaporte y el móvil, además de prohibirle mantener contacto telefónico con nadie ni salir sola a la calle.

En su testimonio, la mujer ase-gura que no le comentaron nada acerca de la adopción hasta dos se-manas antes de dar a luz, cuando «una de las monjas me dijo que había dos familias interesadas por mi hijo, y que una familia puede pagar más que otra». No obstante, indica que nunca le hablaron de cantidades de dinero, y que ella contestó que no iba a dar a su hijo en adopción.

Llegado el momento, fue acom-pañada por una monja al Xeral, donde en ningún momento le de-jaron ver a su bebé tras el parto, si bien «una enfermera me dijo que había sido un varón y que había pesado cuatro kilos».

Pero si es oscuro el papel que la mujer atribuye a las monjas en este proceso, no lo es menos el de los servicios de la Xunta. Un día después del parto, detalla esta jo-ven, una mujer de la Xunta la visi-

tó en el hospital para que firmara los papeles de la adopción, pese a que ella se negaba y sólo acce-dió ante las amenazas constantes del hombre ruso, que al parecer amenazaba con matar a la hija que había dejado en Lituania, con sus abuelos.

Tras firmar esos primeros pape-les y salir del hospital, volvió a re-sidir con las monjas, que un mes después le indicaron que debía ir por la Xunta para completar el proceso. En su visita a las instala-ciones administrativas autonómi-cas, acompañada por una amiga, firmó otra serie de documentos sin saber qué eran, ya que no ha-blaba español. Nunca más volvió a saber de su hijo.

En la instrucción figura además

la declaración de otra prostituta, en este caso de Brasil, que tam-bién se quedó embarazada y vivió en la casa regentada por las mon-jas, si bien fue ella la que informó a las religiosas de que quería dar al niño en adopción. Ellas le conta-ron que cuando naciera, «el niño iba a ir al centro de las monjas y ya se preocuparían ellas de ver qué familia lo acogía».

Una vez en el Xeral para dar a luz, también informó al médico de su intención, que envió a una asistente social. Sin embargo, cuando ésta llegó con los papeles a la habitación al día siguiente del parto, la testigo ya había cambia-do de opinión, «decisión que no sentó muy bien a la asistente so-cial».

También es interrogado al res-pecto un hombre, que corrobora la versión de la mujer lituana, y cu-yas declaraciones son enviadas al juzgado de Instrucción número 3, donde hay abierta una investiga-ción por supuestas irregularidades en el servicio de adopciones de la Xunta en Lugo.

La mujer afirma que no le dejaron ver al recién nacido, pero que una enfermera le dijo que era varón y pesó cuatro kilos

el sumario de la operación Carioca

Aliad presta asistencia legal y social a veintiuna prostitutas con el programa Donas

s.C.☝ [email protected]

LUGO. Veintiuna prostitutas, la mayoría incursas en la ope-ración Carioca, están siendo asistidas por la asociación Aliad, que les ofrece un servi-cio integral de asesoría legal, médica, educadora, laboral y psicológica a través del progra-ma Donas. Aliad está teniendo un aluvión de demandas a las que no pueden dar abasto en su totalidad debido a la escasez de recursos.

Directivos de la asociación se reunirán hoy con el subde-legado del Gobierno, José Váz-quez Portomeñe, para solicitar ayudas con la que poder dar continuidad a este programa. También se dirigirán a la Di-putación para que amplíe su subvención anual de 2.500 euros.

Aliad denuncia que no se está prestando asistencia a estas mujeres, por lo que acaban volviendo a la prosti-tución. El colectivo pretende visitar los clubs ofreciendo sus servicios.

Reinserción

Basadre rechaza informar a la comisión municipal sobre las casas de acogidaLa edil de bienestar social y mujer, la socialista Carmen Basadre, se negó ayer a facilitar información alguna sobre su declaración como testigo en la operación Carioca, mientras que el Concello de Lugo remitió al juzgado la nota de pren-sa enviada ayer por el PP sobre el asunto, donde exigía a las conceja-la explicaciones sobre la presencia de implicados en la trama en casas de acogida del Ayuntamiento.

En la comisión de bienestar de ayer, la edil recordó que el suma-rio sigue secreto para quienes no son parte implicada y por tanto, para no cometer una ilegalidad, rehusó contestar a las preguntas de los populares sobre los trámites que realizó al recibir la queja sobre las presuntas irregularidades.

En su declaración judicial del 2 de marzo del 2010, efectuada ante agentes de la Guardia Civil, la edil testifica que le llegaron noticias de que el cabo A.L.T. había ido a un piso de acogida para hablar con dos prostitutas, a las que ofreció la posibilidad de seguir trabajan-do en otro club donde las «iban a tratar mejor».

Basadre dice que esto ocurrió a finales de abril y que a principios de mayo se reunió con el anterior

subdelegado del Gobierno, al que puso al corriente de la situación. Recuerda que el representante gubernativo tomó notas y que les pidió cautela con este tema. En la reunión también estaba la ante-rior coordinadora del servicio de la casa de la mujer, Belén Reguei-ra, que testifica básicamente lo mismo.

VerGüenzA. Basadre guarda ahora silencio sobre este tema y no da explicaciones, limitándose a recordar que colaboró con la Jus-ticia. Sí critica al PP por utilizar el caso Carioca de forma «rastreira» y «vergonzosa», afirmando que el PSOE no se aprovechó de la inves-tigación para atacar a miembros del PP «en la provincia».

Los populares emitieron ayer un nuevo comunicando reiterando las preguntas a Basadre y subra-yando que si no habla es porque «algo tiene que ocultar».

El BNG apunta que las dudas so-bre el funcionamiento de las casas de acogida pueden hacer que las víctimas no acudan a ellas y que lo que está ocurriendo demuestra que «os servizos sociais munici-pais non funcionan todo o ben que deberían».

Polémica