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SEMINARIO

“ACCESO A LA JUSTICIA - MEDIACIÓN COMUNITARIA INFANTO-JUVENIL”

San Bernardo, 18 de Junio 2009

Transcripción ponencias y diálogos.

Corporación Programa de Atención a Niños y Jóvenes Chasqui Arturo Prat 9, Comuna San Bernardo Casilla 627, Correo San Bernardo

Fono/Fax: (56-2) 918 30 32 E-mail: [email protected]

URL: www.chasqui.cl

San Bernardo, Noviembre 2009

ACCESO A LA JUSTICIA - MEDIACIÓN COMUNITARIA

INFANTO-JUVENIL

2/59 Noviembre 2009

--------------------------------------------------- Corporación Programa de Atención a Niños y Jóvenes Chasqui

Casa Matriz: Arturo Prat 9 Comuna San Bernardo Casilla 627 Correo San Bernardo - Fono/Fax (56-2) 918 30 32

Sede PIE: Barros Arana 478 - San Bernardo - Fono (56-2) 856 03 08 Sede Calera de Tango: Los Pehuenches Sitio 29 – Villa Los Naranjos - Calera de Tango – Fono: 855 28 30

E-mail: [email protected] URL: www.chasqui.cl

ÍNDICE

I.- Prefacio.________________________________________________________________________ 3

II.- Programa. ______________________________________________________________________ 6

III.- Presentación del Seminario. _____________________________________________________ 8

IV.- Bienvenida. _____________________________________________________________________ 9

IV.1.- Saludo inicial._______________________________________________________________ 9

IV.2.- Saludo de la Corporación Programa Chasqui. ___________________________________ 10

IV.3.- Saludo de la I. Municipalidad de San Bernardo. __________________________________ 11

V.- Ponencias._____________________________________________________________________ 12

V.1.- Acceso a la Justicia. Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil. ______________________ 12

V.2.- Acceso a la Justicia. Estado del arte de la mediación en Chile. _____________________ 19

V.3.- Experiencia de mediación comunitaria en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. ________ 27

V.4.- Intervención del público presente._____________________________________________ 34

VI.- Panel de expertos. ______________________________________________________________ 38

VI.1.- Presentación del panel y metodología. _________________________________________ 38

VI.2.- Experiencias RAC. __________________________________________________________ 39

VI.3.- Experiencias RAC con niños, niñas y jóvenes.___________________________________ 46

VI.4.- Extrapolación experiencias RAC con adultos a niños, niñas y jóvenes. ______________ 50

VI.5.- Diálogo con el público. ______________________________________________________ 54

VII.- Cierre. ______________________________________________________________________ 56

VIII.- Conclusiones finales __________________________________________________________ 57


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I.- Prefacio. El día 18 de Junio del año 2009 se realizó el Seminario “Acceso a la Justicia – Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil” en el salón Consistorial de la Ilustre Municipalidad de San Bernardo. Esta iniciativa es parte de un proyecto financiado por la agencia de cooperación internacional alemana KINDERNOTHILFE por intermedio de la Fundación ANIDE, con el cual se ha pretendido explorar las posibilidades y generar las condiciones para la implementación de un programa de resolución alternativa de conflictos relacionales entre niños, niñas y jóvenes, al interior de sus colectivos de pertenencia, entre grupos infanto-juveniles, como asimismo, entre éstos, adultos y sus organizaciones, con fines restaurativos y auto-compositores de relaciones convivenciales, a implementarse en el ámbito comunitario.

Participaron del evento aproximadamente 150 personas, entre las cuales representantes de la Ilustre Municipalidad de San Bernardo que permitió la realización en su sede, de la Gobernación de Maipo, de SENAME Nacional y Regional, además de diversos profesionales y dirigentes de servicios públicos, organizaciones no-gubernamentales, Juntas de Vecinos, Centros de Padres y grupos juveniles, como asimismo estudiantes de diversas universidades e institutos profesionales, provenientes de centros y programas de mediación y de seguridad pública, instituciones colaboradoras del

SENAME, organismos del sector justicia, educación y salud. Los asistentes representaron a comunas de las Provincias de: Maipo, Talagante, Cordillera y Santiago, además de la VI y VII regiones. Se inició la jornada con un saludo de bienvenida con las palabras de René Lizama, Secretario Ejecutivo de la Corporación Programa Chasqui, seguido por el saludo del Sr. Jimy Marentes Garzón en representación de la Alcaldesa de la Comuna, Sra. Nora Cuevas, ausente por razones de salud. Luego intervino el Sr. Erik Lombaert, Coordinador Técnico de la Corporación Chasqui, introduciendo el Seminario con una ponencia titulada del mismo modo que el Seminario: “Acceso a la Justicia – Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil”. A continuación se presenció la ponencia de Sra. Macarena Vargas Pavez, Abogada, Profesora-Investigadora Facultad de Derecho Universidad Diego Portales, Presidenta del Colegio de Mediadores de Chile Asociación Gremial, quién profundizó en el concepto “Acceso a la Justicia” y presentó una panorámica general del estado de arte de la mediación en Chile, recorriendo sus diferentes ámbitos de aplicación y revisando la legislación correspondiente y convenciones internacionales, para terminar refiriéndose a las prácticas propias de la justicia restaurativa. Cerró el primer bloque de la jornada matutina, Sr. Abraham Abugattas Jiménez, Ingeniero en Planificación y Desarrollo Social, actual Jefe del Comité Asesor Subsecretaría de Carabineros, Ministerio de Defensa


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Nacional, quien exhibió la experiencia de mediación comunitaria desarrollada entre el año 2002 y 2007 en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, incluyendo varias recomendaciones para posibles réplicas. Después algunas preguntas del público y la pausa, se presentaron los integrantes del panel de expertos a quienes - cada uno desde su particular vinculación y experiencia con diferentes ámbitos de la mediación - se les encargó la difícil tarea de extrapolar los aprendizajes adquiridos en materia de mediación con adultos, al mundo infanto-juvenil. Intervinieron Sra. Mónica Bravo Álvarez, profesora, psicopedagoga, facilitadora académica del Instituto Paulo Freire de la Universidad Libre de Berlín para Latinoamérica, directora del Centro

de Mediación y Convivencia Escolar de San Bernardo; Sr. Miguel Morales Dahmen, psicólogo, Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar, Fiscalía Nacional; Srta. Claudia Caro Soto, asistente social, mediadora familiar y penal del Centro de Mediación Agustinas de la Corporación de Asistencia Judicial Región Metropolitana, candidata a magíster en intervención psicosocial con mención en mediación de conflictos y el Sr. Edmundo Mercado, trabajador social, mediador familiar, Centro de Mediación Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Se les preguntó por las condiciones que se requiere para que las prácticas de Resolución Alternativa de Conflictos interaccionales - protagonizados por niños, niñas y jóvenes, al interior de sus colectivos de pertenencia, entre grupos infanto-juveniles, como asimismo, entre éstos, adultos y sus organizaciones, a implementarse en el ámbito comunitario - tengan efectos restaurativos y auto-compositores de relaciones convivenciales. Se finalizó con preguntas del público, cerrando con anuncio de publicación de un documento con las principales conclusiones del Seminario y agradecimientos a los expositores, panelistas, presentes, colaboradores y auspiciadores de la actividad. A continuación se presenta la transcripción de todas las intervenciones en el Seminario. Previo a su publicación, se transcribió literalmente las grabaciones. Esa versión original fue revisada y corregida por sus propios autores. Lo que sigue cuenta con la plena autorización de sus respectivos autores para su publicación. Los contenidos son responsabilidad de sus emisores y no necesariamente representan la opinión de la Corporación Programa Chasqui.


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II.- Programa.

Seminario: “ACCESO A LA JUSTICIA – MEDIACIÓN COMUNITARIA INFANTO-JUVENIL”

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CORPORACIÓN PROGRAMA CHASQUI Jueves 18 de Junio del 2009 de 8.30 hrs. a 13.30 hrs. Salón Consistorial – I. Municipalidad de San Bernardo

Eyzaguirre 450 – San Bernardo Cupos limitados – Inscripción online: www.chasqui.cl

Fono informaciones: (2) 918 30 32 ---------------------------------------------------------------------------------------------------

8:30 – 9:00 Inscripciones

9:00 – 9:10 Bienvenida

9:10 – 9:25 Inauguración del Seminario

� Sr. René Lizama, Secretario Ejecutivo Corporación Programa Chasqui � Sra. Nora Cuevas, Alcaldesa I. Municipalidad de San Bernardo

9:25 – 9:45 Ponencia “Acceso a la Justicia – Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil”

� Sr. Erik Lombaert, Coordinador Técnico Corporación Chasqui

9:45 – 10:25 Ponencia “Acceso a la Justicia - Estado de arte de la mediación en Chile” � Sra. Macarena Vargas Pavez, Abogada, Profesora-Investigadora Facultad de Derecho

Universidad Diego Portales, Presidenta del Colegio de Mediadores de Chile A.G.

10:25 – 11:00 Ponencia “Experiencia de mediación comunitaria en la comuna de Pedro Aguirre Cerda” � Sr. Abraham Abugattas Jiménez, Ing. en Planificación y Desarrollo Social, Magíster en

Políticas Sociales y Gestión Local, Doctorante en Procesos Sociales y Políticos en América Latina, Jefe Comité Asesor Subsecretaría de Carabineros – Ministerio de Defensa Nacional

11:00 – 11:15 Comentarios del público

11:15 – 11:30 Intermedio – Servicio té y café


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11:30 – 13:20 Panel: “Relevancia de iniciativas de Resolución Alternativa de Conflictos para, con y desde niños, niñas y jóvenes; condiciones para su implementación” Conduce � Srta. Macarena Loyola Castro, Trabajadora Social, Mediadora Familiar, Corporación

Programa Chasqui Panelistas:

� Sra. Mónica Bravo Álvarez, Profesora, Psicopedagoga, Facilitadora Académica del Instituto Paulo Freire de la Universidad Libre de Berlín para Latinoamérica, Directora del Centro de Mediación y Convivencia Escolar de San Bernardo

� Sr. Miguel Morales Dahmen, Psicólogo, Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar, Fiscalía Nacional

� Srta. Claudia Caro Soto, Asistente Social, Mediadora Familiar y Penal del Centro de Mediación Agustinas de la Corporación de Asistencia Judicial Región Metropolitana, Candidata a Magíster en Intervención Psicosocial con Mención en Mediación de Conflictos

� Sr. Edmundo Mercado, Trabajador Social, Mediador Familiar, Centro de Mediación Universidad Academia de Humanismo Cristiano

Comentarios del público

13:20 – 13:30 Conclusiones y Cierre � Corporación Programa Chasqui

Se invita enviar comentarios, sugerencias, reflexiones, etc. al correo [email protected] especialmente

habilitado para ese fin.


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III.- Presentación del Seminario. El lunes recién pasado (15 de Junio del 2009) entró en vigencia la obligatoriedad – en un primer momento, para las Regiones I, II, III, IV, VI, IX, XI, XII, XIV y XV, para luego ampliarse a todo el territorio nacional - de someterse a un procedimiento de mediación previo a la interposición de la demanda ante los Tribunales de Familia en las causas relativas al derecho de alimentos, cuidado personal y al derecho de los padres, hijos e hijas que vivan separados a mantener una relación directa y regular. Esta disposición se ha anunciado indicando que busca descongestionar los Tribunales de Familia. Se trata de una disposición legal que, más allá de su anunciada utilidad práctica - la de descongestionar los Tribunales de Familia - implica el reconocimiento oficial y formal de su importancia. No solo en materia familiar, también en el ámbito escolar, comunitario e inclusive penal – aunque muy recientemente - se está acumulando – poco a poco – experiencias valiosas, aunque circunscrito al mundo adulto. En este Seminario se pretende explorar la relevancia y factibilidad de promover e implementar iniciativas de aplicación de técnicas de resolución alternativa de conflictos en los cuales se ven involucrados niños, niñas y jóvenes.


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IV.- Bienvenida. IV.1.- Saludo inicial.

Locutor, Ilustre Municipalidad de San Bernardo.

Le damos la bienvenida a todos los presentes en este seminario con un saludo especial para: En representación de la Alcaldesa de la comuna de San Bernardo, señora Nora Cuevas Contreras, está junto a nosotros el Secretario Técnico Comunal del plan de Seguridad Pública de la comuna de San Bernardo, Jimy Marentes. Buenos días y bienvenido, un aplauso para él. Nos acompaña Señora María Elena Lazo, en representación de la Gobernación Provincial de Maipo. Representando a la Señora Angélica Marín Díaz, Jefa del Departamento de Protección de Derechos del SENAME, Dirección Nacional, está junto a nosotros la Señora Ana Cáceres. En nombre de Señor Rodrigo Orellana, Director Regional Subrogante de la Dirección Regional Metropolitana del SENAME, está con nosotros la Señora Françoise Hahn. Queremos saludar también a directores y directoras de residencias de niños, niñas y adolescentes, representantes de organizaciones sociales y también presidentes y representantes de Juntas de Vecinos. Además, aprovechamos de saludar al Presidente de la Cámara de Comercio de San Bernardo, Señor Pedro Zamorano; al encargado del Departamento de Cultura y Deportes de la Ilustre Municipalidad de San Bernardo, Iván Maringuer Sanhueza y pedimos un aplauso para quienes nos acompañan, ya que, de alguna manera, van configurando un panorama bastante interesante respecto precisamente de estos temas relevantes y de importancia en nuestra sociedad. Así que un aplauso para todos ustedes y les damos la más cordial de las bienvenidas. Vamos a dar comienzo con las intervenciones. En primer término se invita al Señor René Lizama Lira, Secretario Ejecutivo de la Corporación Programa Chasqui.


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IV.2.- Saludo de la Corporación Programa Chasqui.

Sr. René Lizama, Secretario Ejecutivo de la Corporación Programa Chasqui.

Muchas gracias, buenos días. Primero darles la bienvenida, con el deseo de que tengamos un trabajo fructífero que nos ayude a todos en nuestra labor. Como bien decía Pedro Pablo, nuestra Corporación está inmersa en un trabajo con niños, niñas, jóvenes y adultos, con la comunidad toda. Para llevar adelante nuestro trabajo y estar hoy día acá quiero agradecer de manera significativa a la Ilustre Municipalidad de San Bernardo, junto a su Alcaldesa, que lastimosamente está enferma y no está presente, y que nos ha proporcionado digamos esta infraestructura para que podamos llevar adelante este seminario. Saludar también a los amigos de ANIDE, que han hecho posible llevar adelante nuestro estudio. Saludar también nuestros expositores y panelistas que nos están apoyando en esta labor y también a nuestros amigos del SENAME, que hace mucho tiempo están con nosotros, confiando en nuestra capacidad y apoyándonos en nuestras metodologías. Por supuesto, al público presente por estar con nosotros hoy día; a los compañeros de trabajo de la Corporación Chasqui. Quiero recordarles simplemente, y en aras del tiempo, que nuestro objetivo principal y nuestra misión institucional es generar las condiciones favorables para la convivencia respetuosa de la diversidad entre niños, niñas, jóvenes y adultos. Nuestro trabajo se enmarca en la perspectiva de los derechos humanos y, en particular, de los derechos de los niños, niñas y de la juventud. Para llevar adelante esta misión estamos hoy abordando el tema de la mediación. Bien lo decía Pedro Pablo, saludamos la iniciativa de haber incorporado esta temática en los tribunales de familias, en los juzgados de familia. Celebramos también nuestra adscripción como país a un tribunal interrelacional que nos permitirá zanjar algunas problemáticas y, en el fondo, hacer de la mediación una resolución alternativa de conflictos a nivel internacional. La Corporación Chasqui cumplirá veinte años de vida muy pronto. Este es nuestro primer seminario y lo hemos hecho con el esfuerzo de toda nuestra corporación, de todos nuestros trabajadores y funcionarios, que más allá de la competencia profesional de cada uno, nos definimos todos como educadores, porque donde nosotros vamos llevamos la educación en nuestra labor diaria. Entonces, la mediación, como herramienta de resolución alternativa de conflictos, entra en nuestras costumbres y tenemos que profundizar sobre el tema. Para no alargarme más, quiero nuevamente agradecer a los expositores y panelistas que nos van a introducir en el tema y que nos van a permitir tener un enfoque mayor sobre este problema y entregarnos las herramientas para que nosotros podamos utilizar en nuestro trabajo diario. Reitero la bienvenida, les doy las gracias por estar presentes y espero sinceramente que todo lo que hoy día abordemos nos sirva en nuestra labor de cada día. Muchas gracias.


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IV.3.- Saludo de la I. Municipalidad de San Bernardo.

Sr. Jimy Marentes Garzón, Secretario Técnico de la Oficina de Seguridad Pública de la Municipalidad de San Bernardo,

en representación de Sra. Nora Cuevas, Alcaldesa de San Bernardo. Muy buenos días a todos y a todas. En nombre de la Señora Alcaldesa, les queremos dar la más cordial bienvenida y decirles a la Corporación que ésta es su casa y que es la casa de todos. Nosotros estamos muy contentos de la convocatoria y queremos que sepan que las instalaciones, no solamente el Salón Consistorial, sino que todas las dependencias de la alcaldía están abiertas para todas las personas, con el fin de que todos tengamos una vida mejor, trabajemos en conjunto y que esa red cada día esté más unida. Por eso, aparte de una bienvenida muy especial y un agradecimiento, queremos invitarlos para que aprovechemos este espacio para acercarnos más, conocernos mejor y para que cada uno sepa lo que estamos haciendo y nos podamos complementar. Muchísimas gracias, un feliz día para todos.


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V.- Ponencias. V.1.- Acceso a la Justicia. Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil.

Sr. Erik Lombaert, Coordinador Técnico de la Corporación Programa Chasqui.

El día 20 de Noviembre próximo, celebraremos los 50 años de la proclamación de la “Declaración de los Derechos del Niño” (20/11/1959) y, a la vez, el aniversario número 20 de la Convención Internacional de los Derechos del Niño (20/11/1989). Aprovechando de la oportunidad quisiera solicitarle al Sr. Jimy Marentes Garzón, quien en esta oportunidad representa a la Sra. Alcaldesa de esta Ilustre Municipalidad, Sra. Nora Cuevas, – agregándole por cierto mis más cordiales saludos – que le recuerde que el día 3 de Diciembre del año 2007, se firmó en esta comuna una Declaración de Principios entre los integrantes de la Red de Infancia y las autoridades comunales, documento en el cual se lee que

“El día 20 de Noviembre de cada año, se celebrará a nivel comunal el DIA DE LOS DERECHOS DEL NIÑO, por ser la fecha aniversario de la «La Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño» (1989).”

En ese entonces, la actual Alcaldesa aparece como Concejala firmante en el documento mencionado. El Estado Chileno, al suscribir y luego ratificar la Convención Internacional de los Derechos del Niño, ha declarado – cito el art. 40º de la CIDN –: reconocer

“el derecho de todo niño, a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad”.

Los conocedores de la CIDN van a observar que ese artículo refiere específicamente a aquello niño y niña “de quien se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse o declare culpable de haber infringido esas leyes”.

Sin embargo, lo que está estipulado para los niños y niñas en esa condición, ciertamente corresponde para todos los niños y niñas. En ese mismo artículo, en su acápite 3.b., los Estados partes se obligan – “siempre que sea apropiado y deseable” - adoptar “medidas para tratar a [los niños y niñas] sin recurrir a procedimientos judiciales, en el entendimiento de que se respetarán plenamente los derechos humanos y las garantías legales”.


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En otros instrumentos internacionales emitidos por las Naciones Unidas en conformidad con sus miembros, los Estados - incluyendo, por cierto, el Estado Chileno - se encuentran disposiciones similares respecto al trato de niños, niñas y jóvenes, todas indicando la importancia de generar salidas alternativas a la privación de libertad, su comprensión como último recurso y durante el periodo más breve que proceda, proporcionando políticas, medidas y estrategias dentro y fuera del sistema de justicia penal para prevenir la violencia, etc. Me refiero a las “Reglas mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la libertad”, también conocidas como las “Reglas de Tokio” de 1990, Reglas de Beijing de 1985, Directrices de Riad de 1990, la Declaración de Costa Rica sobre la Justicia Restaurativa en América Latina del 2002, etc. Creemos que el Estado Chileno no ha cumplido cabalmente con los compromisos asumidos respecto a la oferta extra-judicial para tratar a niños, niñas y jóvenes que se ven involucrados en conflictos con o sin connotación penal con la finalidad indicada en el art. 40º de la Convención Internacional de los Derechos del Niño. De hecho, sostenemos que en esta materia, como asimismo en otras de las cuales no viene a lugar profundizar en este momento, existe una divergencia entre la Ley 20.084 - instrumento conocido como Ley de Responsabilidad Penal Adolescente - y la mencionada Convención. En las recomendaciones del Comité de Derechos del Niño al Estado Chileno de abril 2007 en respuesta al informe oficial enviado por el Gobierno e informes “sombra”, enviados por la Sociedad Civil - se lee:

“Al Comité le preocupa que la nueva legislación de justicia de menores permita privar de libertad hasta un máximo de 5 años a los adolescentes de entre 14 y 16 años y la aplicación de sanciones penales a niños de menos de 14 años en determinadas circunstancias. También le inquieta la insuficiencia de las medidas socioeducativas para abordar el problema de los niños en conflicto con la ley sin recurrir a los procedimientos penales y para reducir los casos de privación de libertad. Además, el Comité toma nota de la falta de programas de recuperación y reintegración social para los niños.”

La Corporación Chasqui no pretende quedarse sólo en el cuestionamiento, en la crítica, en la denuncia y en la mera difusión de las recomendaciones recién citadas, más bien, se ha propuesto trabajar en la proposición, en la propuesta, en la planificación, diseño e implementación de iniciativas inspiradas en la Convención. Es en este contexto que la Corporación Chasqui ha iniciado un proceso exploratorio del cual este Seminario forma parte, junto con la realización de una investigación que está en desarrollo. Pretendemos preparar el escenario para implementar un proyecto de Resolución Alternativa de Conflictos en los cuales se ven involucrados niños, niñas y jóvenes, sean conflictos entre ellos y ellas, al interior de sus colectivos de pertenencia, entre grupos infanto-juveniles, como asimismo, entre éstos, adultos y sus organizaciones, inclusive conflictos que son producto de la comisión de actos que – muchas veces – adquieren relevancia penal; refiriéndose a abordajes con potencial restaurativo, re-compositor y auto-compositor de relaciones convivenciales, a implementarse en el ámbito comunitario.


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Uno de los objetivos de este Seminario es escuchar y conocer opiniones, argumentos, reflexiones, sistematizaciones de aprendizajes de prácticas de Resolución Alternativa de Conflictos y sus aplicaciones o aplicabilidad al ámbito comunitario e infanto-juvenil. Bautizamos el Seminario con el título “Acceso a la Justicia – Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil”. Abarca dos conceptos que están intrínsicamente entrelazados. Respecto al Acceso a la Justicia. Primero destacar que comprendemos el concepto “conflicto” como el desencuentro o incompatibilidad de conductas, opiniones, percepciones, significaciones, deseos, intereses, objetivos, valores, afectos, etc. entre personas y/o colectivos, resultando en oposiciones, inclusive resistencias, resolviéndose – muchas veces - a través de la imposición del poder que tenga una de las partes, respondiendo la otra, sea simétrica, sea complementariamente. Estas “partes” o “contrincantes” o “litigantes” pueden ser personas individuales, como grupos sociales. Importa el carácter relacional del conflicto, o sea, es siempre interpersonal, intragrupal o intergrupal. Los conflictos son procesos sociales, modos de (re)configuración de los espacios entre los sujetos – los sujetados en un sistema ordenador de diferencias y diferenciaciones – y, como tal, connaturales y no necesariamente negativos, a la vez, complejos por el “relativo desfase entre las causas manifiestas y reconocidas del conflicto y las que subyacen en éste y lo prolongan, lo agudizan, lo moderan y hacen que tienda a enconarse y a enquistarse cuanto más perdura”1. Constatamos una creciente tendencia a la judicialización de los conflictos, inclusive, su criminalización. Ello pareciera ir de la mano de una comprensión restrictiva de la concepción de “acceso a la justicia” – pareciera reducirse al “acceso al juez” – y una comprensión formalista del tan promovido “enfoque de derechos” – se tiende a confundir el “Enfoque del derecho positivista, procesal, formal, vigente” (o sea, la legislación nacional y sus reglamentos) con el “Enfoque de Derechos Humanos”, apelando a sus contenidos y valores. Las relaciones entre las personas parecen “alargarse”: Se prefiere tratar al vecino – u obligar los vecinos de tratarse - por entremedio de un Tribunal, antes del encuentro cara a cara, muchas veces, para evitar que, más allá del “cara a cara”, sea “garabato a garabato”, “combo a combo”, etc... En este proceso de judicialización de los conflictos, específicamente en el ámbito penal, se resignifica el conflicto: se denomina contravención, falta, simple delito, crimen: “acción u omisión tipificada, antijurídica y culpable”, en la jerga jurídica. Se trata de una “infracción a la ley”, un acto que contraviene la norma, y, como tal, ha de ser perseguido con el fin de reestablecer “la confianza institucional de los coasociados”, de los ciudadanos, y como “infracción a la norma estatal, en tanto ofensa al soberano”, constituye un conflicto entre su autor y el Estado, investido con poder punitivo y facultado monopólico de la violencia legítima. Ni la víctima ni la comunidad participan del proceso, más allá de ser considerados como testigos y fuentes de información para identificar al malhechor,

1 Martínez de Murguía, Beatriz, (1999): Mediación y resolución de conflictos. Una guía introductoria. México, Paidós. Pág. 18.


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permitiéndose al juez el establecimiento del grado de su culpabilidad-responsabilidad, además de receptores pasivos de su efecto retributivo, intimidatorio o persuasivo esperado, pese a sus particulares intereses resarcitorios y/o restaurativos en la resolución de la contienda suscitada a partir de la comisión del delito. El Estado - específicamente, el Ministerio Público desde la implementación del nuevo Código Procesal Penal - está obligado (según el art. 166º CPP) a perseguir penalmente todo hecho que reviste caracteres de delito y no puede poner fin al proceso, sino por causa expresa de la ley. Se refiere al principio de legalidad procesal, el que, según la doctrina jurídica tradicional, se opone al principio de oportunidad, que se ha traducido en la facultad de los Fiscales para no iniciar la persecución penal o abandonarla ya iniciada en algunos casos muy restringidos. Nosotros creemos que ambos principios - el principio de legalidad procesal y de oportunidad - no son opuestos, ni mucho menos contradictorios. Más bien - en nuestra opinión - son complementarios. El principio de oportunidad podría transformarse en una garantía para el principio de legalidad procesal. El principio de oportunidad permite descomprimir el aparato judicial, evitando que los siempre escasos recursos sean hipotecados por lo que se ha llamado la delincuencia “bagatela” o de “menor cuantía” (contravenciones, faltas, daños, hurtos, robos menores, etc., en definitiva, la delincuencia urbana) - sin desconocer, por cierto, que se refiere a actos sumamente molestos y que generan daño, mucha rabia, impotencia, inseguridad, etc. - permitiéndose un debido proceso – sin eternas esperas ni demoras - para los y las víctimas de delitos deshumanizantes como el maltrato infantil, la violencia intrafamiliar, los delitos sexuales, la explotación sexual comercial, la trata de personas, la explotación laboral infantil, incluyendo además, delitos no convencionales como la delincuencia del poder, de la corrupción política, ecológica, de las multinacionales, de los intelectuales (su falta de sinceridad), delitos de cuello blanco, la manipulación de las masas, las colusiones de grandes cadenas de empresas (farmacias, por ejemplo), el despido de trabajadores o reducción de puestos laborales para evitar una reducción de ganancias en tiempos de contracción económica nacional e internacional, etc. Espero que les quede claro que no estamos abogando a favor de un abolicionismo del derecho penal, ni un retorno a las doctrinas y modelos tutelares o de la “irregularidad social”. Nuestra posición es más bien cercana al reduccionismo, al reconocimiento de la judicialización como última alternativa, sobre todo cuando se trata de niños, niñas y jóvenes menores de edad, sugiriendo la preferencia de la mediación y otras técnicas de resolución de conflictos extra-judiciales y pacíficas. Lamentamos el hecho que la LRPA no prevé la posibilidad de la mediación penal, sin perjuicio de la atribución de los Fiscales para suspender condicionalmente el proceso penal (Ley Nº 19.696: Art. 237º y siguientes) o aplicar el ya mencionado principio de oportunidad (Ibidem: art. 170º). El Instructivo Nº 63 del año 2001 del Ministerio Público establece que los Fiscales puedan solicitar a la Unidad Regional de Atención a las Víctimas y Testigos el apoyo necesario para alcanzar un acuerdo reparatorio (Ministerio Público, 2001: instrucción 18) u ofrecer “a la víctima y al imputado que concurran voluntariamente a un centro especializado en mediación”, sin perjuicio de negociar directamente con la defensa y el imputado tal acuerdo (Ibidem: instrucción 19). Según la propia Fiscalía, en una entrevista sostenida con el Jefe de la


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Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y VIF de la Fiscalía Nacional (en mayo del año pasado), este instructivo nunca tuvo aplicación. Vale además observar que la LRPA contempla la “reparación del daño” como una pena, mientras en el Código de Procesamiento Penal (para los adultos) refiere al “acuerdo reparatorio” como una salida alternativa previa al juicio penal. En la LRPA, de más reciente data que el Código Procesal Penal, se eliminó la posibilidad de establecer la modalidad y cuantía de la reparación del daño por “acuerdo”. Sin embargo, hay esperanzas, ya que la Fiscalía está a punto de iniciar un proyecto de mediación penal adolescente, el cual conoceremos después del café. Ahora bien, para nuestros propósitos, cuestionamos la utilidad del apellido “penal” de la mediación en materia juvenil en cuanto comprendemos los conflictos con relevancia penal como - en su esencia - conflictos de relaciones humanos (a secas, aunque con ciertas condiciones particulares – entre otros: la existencia de una “víctima”). De hecho no está muy claro cuando una mediación en ese campo sea “penal”. Según algunos debe existir un juicio que declare culpable al adolescente, autor de la infracción, ya que sólo en esta condición, se asegura evitar posibles victimizaciones secundarias de las víctimas o victimizaciones del presunto autor del delito. Según otros, solo se requiere la formalización de la investigación, mientras otros indican que basta con una denuncia (formal) de la comisión de un delito. Finalmente, se opina que cada vez que se media en un conflicto suscitado a partir de un hecho con relevancia penal, ya se considera “mediación penal”. En esta misma línea, para introducir la resolución alternativa de conflictos en el ámbito penal – con alternativa se refiere, no sólo a alternativa a las soluciones violentas, sino, además, alternativa a la judicialización y penalización - se requiere su comprensión como un conflicto entre personas y no con el Estado. Invita a un proceso que se ha denominado como la repersonalización de los conflictos, la devolución a los involucrados del protagonismo en su resolución. Este es el motivo por lo cual preferimos la denominación “mediación comunitaria”, aunque - eventualmente - abarca ciertos conflictos con una relevancia - aunque sea mínima - penal, enfatizando en el lugar de resolución del conflicto y en el carácter relacional del mismo. Esto respecto al ámbito penal. En materia proteccional sostenemos que la judicatura no protege los DDNN. Sí puede interrumpir y eventualmente evitar la vulneración de derechos. Por cierto tiene su utilidad para movilizar a las personas que tienden a normalizar situaciones de vulneración de derechos o que no logren problematizar determinadas situaciones contrarias al desarrollo pleno de los niños, niñas y jóvenes o que son reacios para iniciar procesos terapéuticos, pedagógicos o de otra índole, pero no protege en sí los derechos. Para ello se requiere otras instancias, recursos, estrategias que son extra-judiciales.


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Respecto a la Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil. En la segunda parte del título de este Seminario referimos a la “Mediación Comunitaria”. Quizás hubiese sido mejor el concepto “Resolución Alternativa de Conflictos en el ámbito comunitario”. Postulamos la Resolución Alternativa de Conflictos como un conjunto de muy diversas estrategias que contribuyan a que las personas y/o sus colectivos de pertenencia, colaboren directamente en la gestión creativa de sus propios conflictos - contrario a la lógica impositiva de la intervención judicial - por medio de encuentros, conversaciones, gestos y acciones, sea con la ayuda de un tercero que actúa como facilitador del proceso comunicacional, inserto en un espacio de intimidad y contención, sea por acuerdo mutuo. Aparte de la mediación comunitaria netamente tal, el arbitraje vecinal y la conciliación, se consideran como Resoluciones Alternativas de Conflictos, la concurrencia a algún servicio social, la realización de gestiones a fines de mejorar la accesibilidad de recursos y servicios sociales, participación de una capacitación, terapia u otro tratamiento de carácter reparatorio, etc., asumidos voluntariamente a partir del encuentro directo o indirecto con otros involucrados, con o sin un tercero, facilitador del encuentro, significado y motivado en una interacción recíproca de acuerdos y compromisos consentidos. Nos interesa su aplicación en el ámbito comunitario, en los espacios significativos y cotidianos de la convivencia, lugar de encuentro y desencuentro de una gran diversidad de colectivos, de formas de vida, de expresiones de posicionamientos, valores, creencias, perspectivas de futuro; el espacio en el cual pareciera que las relaciones recíprocas aún no han sido por completo desplazados por las relaciones de intercambio o de mercado; el lugar donde nos parece importante promover y fomentar el conocerse y vincularse, más que la homogeneidad. La Corporación Chasqui, en su trayectoria de más de 18 años de trabajo con niños, niñas, jóvenes, sus familias y comunidades, siempre ha promovido, gestionado e implementado estrategias de Resolución Alternativa de Conflictos en esta comprensión amplia, como asimismo, muchas de las instituciones, servicios, programas, organizaciones y agrupaciones por ustedes representados. No se trata de algo nuevo o innovador. Sin embargo, el realizar una relectura de estas prácticas desde el enfoque de la Resolución Alternativa de Conflictos y proyectar un trabajo sistemático en esta línea, no solo permite una comprensión distinta de la realidad y, por consecuencia, una adecuación de las intervenciones a realizar, acorde a ella, sino, además, la promoción de un trabajo social – me refiero a las prácticas y no a la disciplina - para, con y desde los niños, niñas y jóvenes, aportadora de condiciones favorables a la convivencia respetuosa de la diversidades desde un Enfoque de Derechos Humanos. Lo que acabo de decir constituye la misión de la Corporación Chasqui. Nos interesa la experiencia acumulada en materia de mediación, sea la familiar, penal, vecinal-comunitaria u otra - aunque sea desarrollada desde y con los adultos - con el propósito de poder revisar, qué de esto es proyectable al trabajo para, con y desde los niños, niñas y jóvenes, y qué requiere de adecuaciones, considerando las particularidades de los diversos momentos del ciclo vital. A la vez, nos parece importante conocer la experiencia en el ámbito de la mediación escolar por tratarse del mundo infanto-juvenil y por su cercanía al campo vecinal-comunitario.


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En definitiva, en este Seminario nos preguntamos por las condiciones que se requiera para desarrollar prácticas de Resolución Alternativa de Conflictos interaccionales en los cuales se ven involucrados niños, niñas y jóvenes; sean conflictos entre ellos, al interior de sus colectivos de pertenencia, entre grupos infanto-juveniles, como asimismo, entre éstos, adultos y sus organizaciones, inclusive conflictos suscitados a partir de la comisión de actos que – eventualmente – tengan relevancia penal; refiriéndose a abordajes con potencial restaurativo, re-compositor y auto-compositor de relaciones convivenciales, a implementarse en el ámbito comunitario. Muchas gracias y esperamos que efectivamente este Seminario nos sirva para avanzar - y estoy convencido que así será - en nuestra búsqueda. Gracias.


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V.2.- Acceso a la Justicia. Estado del arte de la mediación en Chile.

Sra. Macarena Vargas Pavez, Abogada y profesora investigadora de la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales y

Presidenta del Colegio de Mediadores de Chile Asociación Gremial. Buenos días a todos y a todas. Les agradezco el interés por este tema, a la Corporación Chasqui la invitación y, por supuesto, a la Municipalidad de San Bernardo por su hospitalidad. Se me ha pedido que presente una panorámica general de los mecanismos alternativos de resolución de conflictos y, en particular, de la mediación y su relación con el derecho de acceso a la justicia. Asimismo, se me ha solicitado entregar una visión general acerca de la implementación de estos mecanismos en nuestro país en las distintas áreas en que ello ha ocurrido y analizar su eventual aplicación a programas de mediación comunitaria infanto-juvenil, como el que se espera desarrollar en la Comuna de San Bernardo. A continuación les presentaré algunas ideas que creo que pueden ser útiles para comenzar a discutir este tema. Muchas de ellas surgen de mi experiencia como mediadora familiar hace algunos años atrás, otras del trabajo de docencia e investigación que realizo en la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales y otras provienen de mi actual cargo como Presidenta del Colegio de Mediadores de Chile A.G. Tomando todo este bagaje de experiencias y reflexiones surge la siguiente presentación. En primer lugar, quisiera referirme al derecho de acceso a la justicia, el cual forma parte del catalogo de Derechos Humanos que se consagran en distintos tratados internacionales. Este derecho garantiza a todas las personas la posibilidad de concurrir al sistema judicial para obtener una solución a los conflictos de relevancia jurídica que los aquejan. Se encuentra regulado en el artículo 19 Nº 3 de nuestra Constitución y en el Convención Americana de los Derechos Humanos o Pacto San José de Costa Rica, en los artículos octavo y vigésimo quinto, donde se consagra el derecho al Debido Proceso y a las Garantías Judiciales. Se ha sostenido que el derecho de acceso a la justicia es tal vez el más importante de los Derechos Humanos de corte procesal, pues constituye la puerta de entrada al sistema estatal de resolución de conflictos. Si una persona no tiene derecho a acceder a la Justicia es imposible que pueda solicitar a un juez que proteja o ampare un derecho que le está siendo vulnerado. Sin este derecho se hace imposible la exigibilidad del resto de los derechos que tenemos como ciudadanos, consagrados en las distintas leyes y en la propia Constitución Política del Estado. Desde esta perspectiva, el Estado tiene la obligación de proveer mecanismos de resolución de conflictos, esto es, debe ofrecer instrumentos capaces de recibir y procesar los problemas jurídicos de las personas y canalizar sus demandas por justicia. Además tiene la obligación de adoptar medidas legales y administrativas destinadas a promover este derecho y el deber de remover todos los obstáculos que impidan un acceso expedito y efectivo a los Tribunales de Justicia. Ello, porque si bien todos tenemos derecho a acceder al sistema, existen barreras de distinta índole -económica, social y/o cultural- que en ocasiones imposibilitan o limitan que este derecho se materialice. El


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Estado debe establecer los mecanismos que permitan levantar estas barreras, especialmente aquellas de carácter económico, de modo que nadie deje de obtener tutela de sus derechos por carecer de los recursos económicos necesarios para costear su defensa en juicio. En el caso de nuestro país el Estado provee servicios de asistencia jurídica gratuita a través de Corporaciones de Asistencia Judicial o de la Defensa Penal Pública y de otras figuras como el abogado de turno o el privilegio de pobreza que permiten a las personas de escasos recursos litigar sin costos. Ahora bien, existen dos miradas para abordar el tema de acceso a la justicia. Una visión restringida postula que este derecho se agota en el acceso de los ciudadanos al sistema judicial, esto es, los Tribunales de Justicia. La resolución del conflicto se circunscribe al recurso “juez” o, dicho de otro modo, la respuesta del Estado a los conflictos de las personas es sólo a través de un proceso judicial. Esta es la visión que ha primado en nuestro derecho y en la experiencia comparada. Sin embargo, hay una mirada más amplia e integradora del concepto acceso a la justicia que postula que este derecho no consiste solamente en tener derecho a ir al tribunal a golpear la puerta del Juez y pedir que se ponga en movimiento todo el sistema jurisdiccional, sino que también bajo esta noción, caben otras formas de resolución de conflictos: extrajudiciales, informales e, incluso, no estatales. Así lo ha sostenido la jurisprudencia más reciente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En algunos de sus fallos se señala que, bajo el concepto de acceso a la justicia caben expresiones distintas a la justicia tradicional, como la justicia de paz, la justicia indígena y los mecanismos alternativos de resolución de conflictos. De esta forma, el Estado no solo debe proveernos una entrada al sistema, sino que debe contemplar varias puertas de ingreso. Así, poco a poco se ha ido desarrollando y consolidando un movimiento internacional que promueve la oferta de mecanismos alternativos. Bajo la expresión “Alternative Dispute Resolution- ADR” se engloban una serie de mecanismos pacíficos, donde las partes afectadas tienen un rol protagónico. Con ello, se ha formado una nueva disciplina o especialidad que en nuestro país se viene desarrollando desde hace ya unos quince años. ¿Cuál o cuáles son los objetivos de este movimiento? Hay diferentes visiones, pero ha prevalecido la tesis, que los mecanismos alternativos tienen por objeto promover la desjudicialización de los conflictos, esto es, sustraer del conocimiento de sistema judicial algunos conflictos que pueden ser resueltos en forma directa y pacífica por las propias partes. Tras este objetivo subyace la idea de impulsar la participación, el diálogo, la tolerancia, el respeto mutuo y una mayor democratización de las relaciones sociales. Quiero hacer énfasis especial en este tema, porque en nuestro país se ha sostenido que estos mecanismos tienen un objetivo más bien instrumental: descongestionar los Tribunales de Justicia. La conciliación y la mediación permitirían hacer más eficiente el trabajo de los Tribunales y alivianar la sobrecarga en la que habitualmente están inmersos, de modo que el Juez pueda abocarse a resolver aquellos conflictos que requieren de la intervención de un tercero. Es cierto que estos mecanismos producen ese efecto, pues actúan como una válvula de escape del sistema, pero es una externalidad positiva, no su objetivo.


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Desde esta perspectiva, el “norte” de los mecanismos alternativos es la promoción de la participación y empoderamiento de las personas afectadas por el conflicto, de manera que ellas puedan resolverlos en forma directa y personalizada, cara a cara. En ese contexto, el Estado tiene un rol de facilitador, de impulsor, de regulador de estos mecanismos, debe ofrecerlos, promoverlos y colaborar luego en la formalización de los acuerdos, si así lo desean las partes. Ahora bien, para algunos autores la expresión “alternativos” no es la que mejor representa la esencia de estos mecanismos e induce a confusión. Ha existido discusión al respecto, porque muchos se preguntan: ¿alternativo a qué? La respuesta sería que son alternativos al sistema judicial, lo que llevaría a colegir que existen dos tipos de sistemas, uno excluyente del otro y da pie a distinciones odiosas. Hay algunos autores y mediadores que postulan que deberíamos hablar de los mecanismos “adecuados”, porque en realidad no estamos hablando de una alternativa mejor a la otra, sino que de fórmulas distintas y complementarias. Pero nomenclatura más, nomenclatura menos, la fórmula con la que todos conocemos este movimiento es con la palabra alternativa que, como dijimos, engloba un conjunto de distintas fórmulas de resolución de conflictos directas y no confrontacional. Algunos de ellos son bilaterales y opera sin la intervención de terceros, como por ejemplo, la negociación. Se trata de un mecanismo pacífico, no adversarial, en que las partes –si existe la voluntad real- intentan llegar a un consenso: yo propongo esto, tú propones lo otro y nos hacemos concesiones recíprocas en pos de un acuerdo satisfactorio para ambos. Pero hay otros mecanismos en los que sí interviene un tercero, el cual actúa como un facilitador del diálogo, como es el caso de la mediación, la conciliación y algunas fórmulas de arbitraje. En Chile nuestras primeras aproximaciones al tema vienen de la mano de la conciliación, un mecanismo alternativo de antigua data en nuestra legislación. La conciliación se contempla desde hace muchos años en distintos cuerpos legales, especialmente en materia judicial, pero también en un formato extrajudicial, como la conciliación administrativa o la conciliación indígena. El arbitraje también se consagra en la legislación chilena con distintas variantes y se discute cuán alternativo es, porque en algunos casos se asimila más bien a un proceso judicial (árbitro de derecho) que a una mediación, como sería el caso del árbitro, arbitrador o amigable componedor. Como se aprecia, de esta perspectiva, podemos decir que los mecanismos alternativos no son algo nuevo, no son una moda que de un día para otro copiamos de alguna experiencia norteamericana o europea. ¿Qué es lo que ha pasado entonces que desde un tiempo a esta parte se habla con tanta fuerza de estos mecanismos? Si bien se trata de prácticas existentes en distintas culturas y épocas, la literatura especializada reconoce un hito fundacional en el proceso de desarrollo y expansión de mecanismos alternativos. Se trata de una conferencia convocada por un Juez norteamericano a mediados de los setenta, a la que invita a abogados, profesores, jueces a discutir acerca de las causas de insatisfacción de las personas con el sistema judicial. En la Conferencia Pound se analizan las razones por las cuales la gente que llega al sistema judicial queda descontenta y las eventuales formas de poner términos a esta insatisfacción generalizada. En medio del debate, el profesor de la U. de Harvard, Frank Sander plantea la idea de ampliar y diversificar la oferta de


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mecanismos de tutela de los derechos, proponiendo el concepto de cortes o tribunales “multipuertas”, que ofrezca a los ciudadanos varias entradas al sistema, entre ellas, los mecanismos alternativos. Otro argumento para sostener este proceso apertura y ampliación de la oferta reside en la constatación de que no todos los conflictos son iguales; éstos varían no solamente en el tipo de problemática -familiar, laboral, comunitaria, penal-, sino que también difieren en la intensidad, la antigüedad, las relaciones entre las partes, etc. Son distintos en muchos aspectos, por ende no todos los conflictos reclaman un mismo tipo de solución. Por ejemplo, es distinta la discusión por el cuidado personal de un niño entre padres que se están divorciando por violencia intrafamiliar que la misma disputa entre una pareja que se divorcia de mutuo acuerdo por cese de la convivencia. Pese a que es la misma materia (cuidado personal) son dos situaciones completamente diferentes y ameritarán, entonces, mecanismos de solución diferentes. A partir de este ejemplo, que es del ámbito familiar, podríamos hacer el mismo ejercicio en otras áreas: ¿Es lo mismo un conflicto colectivo del trabajo que uno individual? ¿Es lo mismo un conflicto penal donde se ven involucrados jóvenes infractores que uno donde los imputados son adultos? ¿Es lo mismo un conflicto entre dos vecinos por ruidos molestos que aquel que se produce entre la Junta de Vecinos y la Municipalidad por el retiro de la basura? Si se analizan los componentes de los conflictos es posible encontrar una enorme variedad de combinaciones, situaciones y contextos que delimitarán su fisonomía: cada uno de ellos es un mundo aparte. Por ello, no parece adecuado aplicar con un formato único y estandarizado de resolución de conflictos. Todo indica que se requiere una mirada más amplia y abarcativa de las distintas problemáticas y componentes de los conflictos. Tras la afirmación que el objetivo de estos mecanismos es la participación directa de los afectados, surgen varios supuestos que la literatura especializada ha mostrado como ventajas comparativas frente a la solución judicial. Se ha sostenido que conllevan una mayor adhesión de los involucrados en la solución, porque en la medida en que yo participo en la búsqueda de soluciones, puedo llegar a decisiones más adecuadas y sustentables, pues nadie mejor que yo sabe las condiciones puedo ofrecer y los compromisos puedo asumir. Por ejemplo, en el caso de un régimen comunicacional o relación directa y regular entre padres que se están separando, los horarios de trabajos, los lugares donde podemos ir a buscar los niños o volver a entregarlos, la situación socioeconómica de la familia, en fin, serán determinantes para definir un régimen apropiado y susceptible de ser cumplido por las partes. Esta idea se puede resumir del siguiente modo: a mayor participación, mayor adhesión. Esto conllevaría además, según indican los expertos, a un mayor nivel de cumplimiento de los acuerdos alcanzados en comparación con una sentencia judicial. Sin embargo, algunos estudios sobre este punto indican que el cumplimiento es menor del esperado. En el 2000 se realizó un estudio sobre este tema y se preguntó a usuarios, luego de 6 a 8 meses de haber participado en procesos de mediación familiar por el grado de cumplimiento de los acuerdos logrados. Los resultados mostraron cerca de un 42 a 45 por ciento. Sin embargo, tanto en estudios nacionales comparados, el nivel de satisfacción es altísimo. Quienes han participado en procesos de mediación, aún cuando no consiga un acuerdo, valoran positivamente este mecanismo, reconocen la figura del mediador como un tercero confiable y relatan que el hecho de no haber llegado a acuerdos es responsabilidad de los afectados y no del mediador. Muchas de las razones por las que no se llega a una solución amistosa tienen que ver con razones personales de las partes, las que en ese momento de su vida no logran acordar con el otro. Pese a ello, con o sin acuerdo, los niveles de satisfacción con el proceso y el rol del mediador son muy altos, entre un 75% a 80%.


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Hace un par de años atrás la Universidad de Concepción realizó un estudio de satisfacción de los usuarios de los servicios de mediación familiar licitada, el cual pedía a los entrevistados poner una nota (del 1 al 7) al proceso y al mediador. Los resultados muestran que el proceso obtiene entre un 6.0 y 6.2 y el desempeño del mediador entre 6.3 y 6.5. Veamos entonces cómo se han incorporado los mecanismos alternativos en Chile. Luego de casi 15 años de desarrollo de esta especialidad o disciplina, muchos cuerpos legales reconocen y regulan distintos mecanismos. Como señalé anteriormente, muchos de ellos están recogidos en nuestra legislación desde el siglo pasado, ello ocurre por ejemplo, con la conciliación y el arbitraje. La conciliación judicial se encuentra regulada en nuestro ordenamiento desde 1903 y se aplica en casi todos los procedimientos de índole civil y para una variada gama de materias: arriendo, familia, policía local, por nombrar algunas. En cambio otros mecanismos, como la mediación, son más nuevos en nuestra legislación. Tal vez el área donde la mediación ha tenido mayor desarrollo es en materia familiar. La Ley 19.968 que crea los Tribunales de Familia publicada en el año 2004 y, poco antes, la Ley 19.947 de Matrimonio Civil consagra a la mediación como un mecanismo alternativo para algunos conflictos de familia. A partir del 15 de junio de 2009 comenzó a regir la mediación familiar previa y obligatoria, con un sistema de implementación gradual. Precisamente esta semana comienza en diez regiones del país, en unos meses más, se sumarán otras regiones y en el mes de Diciembre de 2009 comenzará a regir en la Región Metropolitana. Como ustedes saben, la nueva justicia de familia comenzó a operar en octubre del 2005, y al poco andar, dos o tres meses después los Tribunales estaban completamente sobrecargados de trabajo. La gente debía hacer largas filas en las puertas de los tribunales y esperar horas antes que los atendieran, además de muchos otros problemas de gestión. Esto ello llevó al Ejecutivo -meses después de la puesta en marcha de los Tribunales de Familia- a realizar estudios y discutir a mediados del 2006 una reforma a la ley, la que finalmente se promulgó el año 2008. Una de las formas de paliar la congestión de los Tribunales de Familia fue precisamente la regulación de la mediación previa y obligatoria, la que opera solo en tres materias: alimentos, régimen comunicacional (visitas) y cuidado personal (tuición). En eso casos, el Tribunal inmediatamente derivará a las partes a un mediador familiar del sistema licitado que coordina el Ministerio de Justicia. Este mediador es pagado por el Estado, por tanto se trata de un servicio gratuito para las partes. Si hay acuerdo, éste se presenta al Tribunal para su homologación y con ello finaliza el caso. Si no hay acuerdo, se inicia el proceso judicial contencioso y el Tribunal citará a las partes a la audiencia que corresponda. La reforma establece la mediación obligatoria pensando que ella puede constituir la válvula de escape que necesitan los Tribunales de Familia para descongestionarse. Según entiendo, en la actualidad hay un plan piloto en algunos Tribunales de Familia en Santiago que busca precisamente definir los parámetros de funcionamiento que deberán tener a partir del 15 de diciembre, cuando la mediación sea obligatoria en la Región Metropolitana. En el área laboral, el Código del Trabajo también contempla mecanismos alternativos. Desde hace muchos años se regula la conciliación administrativa ante la Dirección de Trabajo. Probablemente muchos de ustedes habrán escuchado que, antes de iniciar una acción judicial, las personas llegan a la Inspección y ahí se


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producen algunos acuerdos. Esta conciliación se utiliza para conflictos individuales del trabajo, cuando ya ha terminado la relación laboral, por ejemplo, se ha despido al trabajador y éste considera que hay cuestiones que no están claras, pendientes, errores o derechamente violación a sus derechos y antes de demandar, debe recurrir a la Inspección del Trabajo. Por su parte, la ley contempla la mediación para conflictos colectivos del trabajo. Allí interviene la Dirección del Trabajo a través del Departamento Relaciones Laborales, el cual ofrece servicios de mediación a los empleadores, trabajadores y sindicatos. También se contempla la figura de los “buenos oficios” en procesos de negociación colectiva, a cargo del mismo equipo de mediadores. En materia de salud, la Ley 19.966, sobre el Régimen de Garantías en Salud (AUGE) consagra la mediación obligatoria y previa a una acción judicial por los conflictos que nacen a raíz de daños en las prestaciones de salud. Se distingue entre prestadores públicos y prestadores privados. Si me atiendo en un hospital público debo participar en un proceso de mediación ante mediadores del Consejo de Defensa del Estado; si lo hago en una clínica privada debo recurrir a los mediadores registrados ante la Superintendencia de Salud. En el primer caso, el servicio es gratuito; en el segundo, las partes costean los servicios del mediador según un arancel fijado previamente por la Superintendencia de Salud. Como se aprecia, en esta área conviven dos sistemas de mediación distintos, uno de salud pública y otro de salud privada, lo cual no ha estado exento de polémica. En el área comercial hay sistemas de mediación y arbitraje privados a través de las Cámaras de Comercio y centros especializados que ofrecen estos servicios. También se promulgó hace unos años atrás la Ley de Arbitraje Comercial Internacional que regula el arbitraje comercial para hay conflictos entre proveedores y empresas de distintos países de origen. No hay regulación de mediación en materia escolar ni comunitaria, pero eso no significa que no haya experiencias en estas dos áreas. Las hay y probablemente muchos de ustedes conocen iniciativas o programas de este tipo, alojados en las Municipalidades o en organismos privados que prestan servicios de mediación comunitaria y/o escolar. En materia comunitaria, Municipalidades como El Bosque, Peñalolén o Recoleta tienen centros de mediación. En materia escolar, según entiendo, la Municipalidad de San Bernardo tiene un programa, que vamos a conocer con detalle a continuación durante este seminario. En materia penal tampoco se regula la mediación en términos expresos, no obstante es posible sostener que a través de algunos mecanismos que el Código Procesal Penal y en la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil contemplan, hay espacios para implementar programas de mediación. El Código Procesal Penal, como muchos saben, consagra la figura de las salidas alternativas: suspensión condicional de procedimiento y acuerdos reparatorios. La ley no dice que las partes deben participar en un proceso de mediación, sin embargo, poco a poco a través de los instructivos del Ministerio Público y de iniciativas de Jueces, defensores y mediadores se ha ido promoviendo el uso de este mecanismo, precisamente para obtener los acuerdos de base que permitan aplicar una de las salidas alternativas antes mencionadas. Por su parte, la Ley de Responsabilidad Penal Juvenil contempla un par de figuras que también ofrecen un margen de acción para implementar programas de mediación. Ellas son la reparación del daño y los servicios en beneficio de la comunidad. El problema es que la ley establece estas figuras como sanciones de la


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conducta delictiva, es decir, constituyen el corolario de la actividad judicial. Entonces el objetivo de evitar la judicialización desaparece y el efecto reparador que busca para la víctima se aminora, pues llega tarde. Entiendo que se han desarrollado algunos programas de mediación en este contexto, pero todavía es una práctica poco frecuente. Surge ahora la pregunta del millón: ¿En cuál de todas estas áreas (familia, salud, penal, laboral, comunitaria) podemos ver la presencia de niños? ¿Dónde los niños, niñas, adolescentes de nuestro país pueden tener espacio en materia de mediación? Estas preguntas no son triviales, toda vez que estamos en un seminario que busca discutir acerca de las posibilidades de implementar programas de mediación comunitaria infanto-juvenil. Los niños, niñas y adolescentes pueden verse involucrados y/o participar en distintas áreas de las aquí revisadas. Los niños pueden participar de mediación familiar, pues habitualmente son destinatarios de las decisiones de sus padres, del cuidado personal, la relación directa y regular, los alimentos. De acuerdo al mandato de la Convención de Derechos del Niño que establece que los niños deben ser oídos en todos los asuntos judiciales o administrativos que puedan afectar su vida futura, ellos podrían participar en un proceso de mediación familiar, cuestión que algunos mediadores familiares hacen. Por otra parte, parece evidente que los niños, niñas y a adolescentes son los receptores directos de programas de mediación escolar, ellos son los mediadores y los “mediados”. Estos programas buscan promover una mejor convivencia escolar, evitando la violencia entre los miembros de la comunidad. Finalmente, en materia de mediación comunitaria los niños y adolescentes también pueden verse implicados. La experiencia nos ha mostrado que la relación entre lo comunitario y lo penal a veces es muy cercana, sobre todo cuando estamos frente a problemas vecinales o comunitarios que pueden devenir en un conflicto penal. Las amenazas entre vecinos, el problema de convivencia por la basura, las mascotas, el uso de los espacios públicos, etcétera, son ejemplos de conflictos comunitarios que pueden generar o derivar en un conflicto penal, si éstos van en escalada. Si en este tipo de conflictos hay niños y/o adolescentes involucrados, la mediación puede ser un mecanismo para trabajar con ellos. Como decía el expositor anterior, se podrían hacer dos tipos de intervenciones: en conflictos entre los mismos niños y jóvenes o en conflictos con los adultos y la agencia u organismos que representan a los adultos. En este contexto, hay experiencias comparadas muy interesantes de mediación penal con jóvenes infractores. Ellas se agrupan bajo el concepto de Justicia Restaurativa, cuyos objetivos centrales son la reparación del daño a la víctima y la responsabilización del ofensor. La Justicia Restaurativa se enmarca dentro del movimiento de mecanismos alternativos, pero está focalizada al área penal. Tiene su origen en las críticas al sistema penal tradicional y bajo este movimiento que reúne diversas tendencias que buscan una nueva manera de enfrentar las consecuencias de los conflictos penales, más allá de la sanción, la pena y el castigo. Muchos de ellos involucran no solo a las partes afectadas, sino que también a la familia de los jóvenes y a representantes de la comunidad, como las Family Group Conferences. En el modelo neozelandés, estas conferencias se realizan con el joven infractor, la víctima, su familia, trabajadores sociales, una sección especial de la policía, los abogados de las partes, y desde luego el facilitador o el tercero que está a cargo de esta intervención, con el fin de analizar las consecuencias futuras de la conducta delictiva. El acento está puesto en el futuro y en las repercusiones que a nivel personal, familiar y comunitario tendrá dicha conducta.


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Una cosa es lo que pasó hoy, pero una muy distinta es lo que viene para adelante si las partes son vecinos, si los padres del joven conocen a los de la víctima, si éste trabaja o vive cerca de la víctima y debe pasar todos los días cerca de su casa, etcétera. En estas conferencias se pone en diálogo a los actores, el ofensor y su familia salen fuera de la sala y preparan un plan de reparación, vuelven a la sala a proponérselo a la víctima y a todos los presentes. Si todos están de acuerdo, se aprueba y le dan el visto bueno. El plan que puede incorporar disculpas, servicios en beneficio a la comunidad, una indemnización o algún otro mecanismo a través del cual la víctima sea reparada. Luego viene necesariamente el proceso de monitoreo y seguimiento del plan, aspecto clave en este tipo de procedimientos. En general, los mecanismos de Justicia Restaurativa han estado asociados a delitos de criminalidad leve, sin embargo no se circunscriben sólo a ellos. La evidencia empírica muestra que pueden ser aplicados a todo tipo de delitos, incluso aquellos de mayor gravedad, como el delito de homicidio o lesiones graves. Algunas evaluaciones de programas de Justicia Restaurativa en otros países muestran, en general, altos niveles de satisfacción de parte de los involucrados (víctima y ofensor) y una disminución de los índices de reincidencia, especialmente en el caso de los jóvenes primerizos. Considero que estas y otras experiencias pueden servir para ilustrarnos y guiarnos en el desarrollo de nuevos programas de mediación que contemplen la participación de niños, niñas y adolescentes, de modo de evitar la judicialización de sus conductas y propiciar instancias de diálogo y mayor participación social. Bueno, con esto termino y agradezco su atención. Muchas gracias.


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V.3.- Experiencia de mediación comunitaria en la comuna de Pedro Aguirre Cerda.

Sr. Abraham Abugattas Jiménez,

Ingeniero en Planificación y Desarrollo Social, Magíster en Políticas Sociales y Gestión Local,

Doctorante en Procesos Sociales y Políticos en América Latina y Jefe del Comité Asesor de la Subsecretaría de Carabineros – Ministerio de Defensa Nacional.

Hola buenos días, agradezco la invitación que me hiciera Erik en algún minuto. Estoy muy agradecido de venir acá, de estar compartiendo con todos ustedes. Veo que hay una muy buena convocatoria. Me siento agradecido también de la Corporación y de las personas que están a cargo de ella. La verdad es que quiero partir señalando que no soy experto en mediación, así que si esperan que les hable sobre los métodos de la mediación, no lo haré. Lo que quiero acá es contarle un poco de la experiencia que nosotros en algún momento desarrollamos en la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Probablemente algunos de ustedes la conocen. Es una comuna bien particular, con muchos problemas, con poblaciones bien emblemáticas, como la población La Victoria, José María Caro, Lo Valledor, Santa Adriana y que, lamentablemente, muchas veces salen en los medios de prensa no por las cosas positivas, sino por situaciones más bien conflictivas, que no es lo que uno quiere que sucedan cuando está trabajando allí. A partir de ello, con un equipo de profesionales que yo lideraba, ideamos algunas propuestas metodológicas que pudiesen, de alguna u otra manera, colaborar en el trabajo de una temática especifica que no era la mediación en sí, sino que era la prevención social del delito y, por cierto, prevención a la violencia. Asociado a esto, quiero provocar un poco la discusión a propósito también de esta manera distinta de ver la mediación. Cuando iniciamos el tema de intervención comunitaria, que es el caso que quiero compartir con ustedes, generó mucha polémica en los mediadores calificados como tales y generó mucha polémica, porque a lo que apostábamos era a desarrollar un trabajo muy fuerte con vecinos y dirigentes vecinales propiamente tales. Considerábamos que era una sana herramienta el poder compartir los conocimientos bajo el concepto de la desprofesionalización y poder entregar ciertas capacidades a las personas que están cotidianamente en el barrio: el dirigente vecinal, el pastor de la Iglesia Evangélica, quienes muchas veces tienen que actuar como mediadores ante la petición de sus vecinos a colaborar en solucionar su conflicto. Estos conflictos muchas veces, y como bien decía Macarena, por un tema muy sencillo, escala y puede terminar en un delito: la basura, el perro, la música. Son cosas que ustedes probablemente también viven a diario y la idea era saber cómo nosotros podemos dotar de manera pertinente a las personas que están colaborando y poder iniciar procesos de pre-mediación. Le quisimos llamar pre-mediación para que no se enojaran los mediadores con nosotros y, de alguna manera, poder desarrollar un proceso aventurero. El fenómeno de la delincuencia y de la violencia es parte de un sistema mucho mayor. Cuando comenzamos a trabajar los temas de manera aislada, lo más probable es que desarrollemos algunas acciones, pero que sean tendientes a elaborar un gasto en el largo plazo y no una inversión. Eso era a lo que nosotros finalmente apuntábamos, es decir, saber cómo podíamos generar un cambio cualitativo en la forma de relacionarse de mucha gente, no sólo de los vecinos. Nosotros trabajábamos con muchas comunidades, trabajamos con la comunidad por cierto a nivel de lo que son las


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comunidades de vida, pero también con algunos agregados comunitarios que tienen que ver con directores de escuelas, profesionales de la misma Municipalidad, profesionales que trabajan en otras áreas, directores de centros de salud, Carabineros, dirigentes juveniles, centros deportivos y, lo más interesante quizás, es que logramos que todos ellos convergieran en un mismo escenario y que respondía a procesos de capacitación. Les voy a ir contando de qué se trata cada una de estas cosas. Primero, quiero contextualizar. Pedro Aguirre Cerda es una comuna que está en el sector Sur, limita con lo Espejo, con Santiago, con Cerrillos, con San Miguel, con Estación Central y con La Cisterna. Es una comuna de 114.560 habitantes, principalmente urbana, donde una de sus principales características es que tiene estas poblaciones que son bastantes emblemáticas y donde además hay un capital social bastante enriquecedor. Sin ir más lejos, la población La Victoria tiene un capital social construido e histórico muy importante, lo que nos facilita también el abordaje de la problemática cuando hay redes o cuando existe una cierta línea base de trabajo principalmente con la comunidad. Comentarles que el tema de la mediación lo constituimos a propósito de “Comuna Segura”, hoy día “Plan Comunal de Seguridad Pública” por algunas mutaciones que ha ido sufriendo en el tiempo. Bueno, dentro de esta lógica de plan de mediación, nosotros nos propusimos un objetivo y créanme que es bastante decir cuando digo que como Plan de Seguridad Pública nos propusimos un objetivo, básicamente porque muchas de estas líneas vienen a nivel central y no necesariamente vienen con una lógica de lo que es la bajada a nivel local. Dentro de ese punto de vista, como objetivo nuestro Plan Comunal de Pedro Aguirre Cerda era, en primer lugar, prevenir la violencia, el ingreso de delincuencia y actos de carácter delictivos de todo tipo de población -población juvenil, población adulta- que nos permitiera tener una sana convivencia entre los vecinos de la comunidad. Luego nos creamos un enfoque -y todavía aún no me meto en el tema de la mediación para que nos entendamos bien-, que para nosotros era cualitativamente importante, ya que nos delineaba el camino a seguir. Nuestro enfoque estaba centrado en la comunidad, principalmente en lo que son las comunidades de vida, las personas que están residiendo en la comuna. Dentro de la estrategia de trabajo que nosotros teníamos, estaba el concepto de la desprofesionalización, que es un concepto que nos agradaba mucho y que tenía que ver con entregar transferencia de conocimientos, entregar capacidades en diversas materias para que la gente pueda ser capaz, en el mediano y largo plazo, de sustentar los procesos que nosotros llevábamos acá como, por ejemplo, la prevención de la violencia contra la mujer, mediación, prevención de trabajo con jóvenes infractores de ley del programa “24 horas”, etcétera. Nos centrábamos en capacidades pensando que en algún minuto este tipo de programas que llegan desde el nivel central, por lógica, tienen que egresar y la idea es que queden las capacidades instaladas. Querámoslo o no, si hay algo que cuesta son las alianzas, el trabajar de manera intersectorial, ya que todos hacemos bien el trabajo y siempre lo hacemos mejor que el otro y cuando, en rigor, me piden que me coordine, se echó a perder el trabajo. Esa es la lógica que a veces impera y no es la que en realidad debiera primar. Luego tratamos que cada una de las iniciativas que nosotros lleváramos a cabo tenga una mirada, ojala, de mediano y largo plazo. Otro problema que quizás a veces detectamos en las políticas públicas - y no me voy a meter mucho en eso porque me meto en líos - es que muchas veces son pensadas más bien a corto plazo y bajo una lógica de activismo, que no se refiere al político, sino a una mera lógica de hacer actividades sin un sustento posterior. O sea, hoy día hay muchos programas que tienen un presupuesto y la verdad es que


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tienen que empezar a justificar dineros y se ponen a hacer actividades como malos de la cabeza sin tener un sentido. Aquí se podrían criticar varios programas, que no lo voy a hacer, pero, si uno está trabajando alguna especificidad, la idea es que fomentemos esa especificidad y no nos vayamos por las ramas. Hoy día todo sirve para todo, pero lo importante es la especificidad. Cuando hablamos de prevención del delito –créanme- que jugar a la pelota es importante, pero no es lo sustancial; cuando hablamos de prevenir el consumo de drogas todo es importante, pero armar talleres de guitarra no es lo sustancial. No quiero criticar a nadie en su trabajo, porque entiendo que los que trabajan en esto lo hacen a diario, pero la idea es poder trabajar la prevención específica. Un ejemplo, y esto apuntando siempre al tema de fortalecer las comunidades, es que éstas se organicen, puedan identificar sus necesidades y, a su vez, una comunidad empoderada es capaz también de proponer soluciones y no solamente de elevar críticas. Cuando ustedes van por primera vez a instalar una iniciativa en una comunidad, créanme que cuando no hay una institucionalización presente, lo primero que ustedes van a escuchar va a ser una catarsis y una queja: una queja a la institución, al entorno, incluso a los vecinos y la idea es que bajo el concepto de corresponsabilidad la gente comprenda también la importancia del rol que tiene en sus respectivas comunidades y eso nos permite también tener un fortalecimiento institucional positivo. Quiero comentarles que el tema de la mediación en Pedro Aguirre Cerda se sitúa en un sistema mucho mayor. Cuando hablo de líneas de trabajo tiene que ver con que una vez dicho lo anterior, de haber propuesto un objetivo y de tener una línea de trabajo y el enfoque claro, nos propusimos algunas líneas que en el mediano y largo plazo apuntaran a reducir la victimización. Finalmente, ese era nuestro objetivo y teníamos una primera línea de trabajo con jóvenes infractores de ley. Pedro Aguirre Cerda, en algún minuto, fue considerado como el mejor programa a nivel nacional de trabajo del programa “24 horas”, lo cual era un orgullo para nosotros. Hoy día ese trabajo no existe y ese es otro tema que podemos discutir. Luego teníamos una línea de prevención del delito y la violencia donde un enfoque muy importante era el tema de la mediación y, por otro lado, el tema de la asesoría legal. Teníamos el tema de la prevención situacional que apuntaba a mejorar los espacios públicos; de hecho, muchos de ustedes la deben conocer. Finalmente, líneas trasversales de gestión y desarrollo que apuntaba al tema comunitario, específicamente, y a los temas más administrativos, todo eso con un enfoque comunitario que nos permitiera a nosotros validar el programa y, por cierto, hacer que este programa sea creíble ante la comunidad. Ese es otro gran tema; cuando a veces uno desarrolla ciertas políticas, estar al alero de programas que son poco creíbles, porque lamentablemente hay mucha rotación de personal, por las condiciones también profesionales las cuales están ligadas al tema de los honorarios, pues muchas veces no tienen sueldos y esa es nuestra realidad para quienes estamos insertos en temas sociales. Es una realidad bien compleja cuando trabajamos con un factor que es importante y que pocos analizan. Cuando ustedes están trabajando en comunidades, están trabajando con el factor humano y no solamente con números, lo que es complejo. La comuna de Pedro Aguirre Cerda respondía principalmente, como les señalaba, a una población de 114.560 habitantes, donde habían en ese minuto 120 Carabineros para dar respuesta a todos los problemas de esta comunidad. Pedro Aguirre Cerda es una de las únicas comunas de más de cincuenta mil habitantes en la Región Metropolitana que no tiene Comisaría, teniendo tres Tenencias: Alcalde Carlos Valdovinos, La Victoria y la tenencia Pedro Aguirre Cerda que dependía de la Undécima Comisaría de lo Espejo. Bajo esa realidad se nos presentaba un escenario bastante adverso, sobre todo porque muchas veces los pocos


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Carabineros que habían para poder solucionar problemas de delito, propiamente tal, tenían que recurrir a las comunidades a solucionar problemas bastante básicos que podían ser solucionados de otra manera. Recuerdo la conversación con un teniente de La Victoria en lo específico, donde él señalaba que varias veces él tenía que utilizar recursos policiales para ir a ver reclamos de los vecinos que señalaban que tenían problemas con los perros. Me decía que más allá que sea importante cualquier reclamo, es bien complejo llegar y tener que identificar un perro vago, o sea, llegaba la patrulla y tenía que ver dónde estaba el perro que generaba el problema y eso, para una comunidad que tiene pocos Carabineros, es bien complicado. Además a eso se sumaba que el principal delito en Pedro Aguirre Cerda estaba asociado al tema de microtráfico que genera un tema de violencia al interior de las comunidades. Se sumaba también a los delitos con mayor incidencia, que eran: robo con violencia, violencia intrafamiliar y lesiones, todo ello delito donde se incurre violencia, es decir, violencia física y psicológica. El año 2004 fue el momento en que el programa “Comuna Segura” se instaló en Pedro Aguirre Cerda. Previo a eso no habían experiencias asociadas al tema de lo que es Seguridad Ciudadana en sí mismo y ese fue un año inicialmente de instalación del programa, de elaboración de diagnóstico y también de posicionamiento de la temática de lo que es la prevención social del delito y, por cierto, poder validar el modelo comunitario que yo les mostraba hace un rato. Ya en el 2005 se focalizaron algunas alternativas a propósito de este levantamiento inicial que tuvo que ver con el diagnóstico y se inició un trabajo con jóvenes infractores de ley para dar paso a sensibilizar un trabajo a lo que respecta a mediación escolar. A sensibilizar, la verdad es que nunca nos metimos mucho más en el tema de mediación escolar, pero sé que hay muy buenas experiencias y sé que en San Bernardo hay una de ellas. Puedo decir que el trabajo formativo que les voy a comentar se hizo fuertemente ya en el año 2006 hasta el año 2008. ¿Por qué pre-mediadores? La verdad es que nosotros éramos unos convencidos de que no podíamos suplir el rol válido del mediador, mediador calificado, ésta persona que tiene acreditación por el Ministerio de Justicia; esta persona que recibe a la persona cuando tienen un conflicto y que colaboran en poder solucionarlo. No queríamos reemplazar el rol de esa persona que considerábamos importante. Sin embargo, la idea era poder sembrar una pequeña semillita en las personas, no con la intencionalidad de armar un centro de mediación barrial para hacer la diferencia. O sea, nosotros no teníamos, a diferencia de otras comunas, un Centro de Mediación Intercomunal que se dio en algún minuto en la comuna de La Pintana, si no mal recuerdo, también en las comunas de El Bosque y La Granja. No era esa nuestra intención, sino que era entregar dispositivos para que la gente fuera capaz de solucionar sus propios problemas y, en la medida que a más personas se les entregaba, éstas a su vez podían replicar esto desde la cotidianidad de sus familias a los lugares donde ellos se insertaban a trabajar. Nuestro objetivo propiamente tal era la capacitación. Dentro del objetivo secundario -porque el primero era reducir la victimización y los índices de violencia- estaba todo el tema de capacitar a distintos actores y componentes dentro de la perspectiva de validación sociocultural. Respecto a los objetivos específicos, nos habíamos propuesto elaborar un programa teórico práctico, y digo elaborar, porque cuando planteamos trabajar la mediación comunitaria, empezamos a recurrir a la bibliografía y la verdad es que en Chile no hay experiencias empíricas y sistematizadas. Puede haber muy buenas experiencias, pero que no se sistematizan y con el tiempo se pierden.


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El 2006 comenzamos a consultar todo el trabajo que había en intervención comunitaria, que estaba más bien en Argentina y en España. Teníamos otro tipo de referente, cuando intentamos consultar algunos videos, por ejemplo, para poder exponerlos de roll-playing y poder trabajar con la comunidad, éstos eran de muy baja calidad y de un sonsonete distinto al chileno. Entonces también nos complicaba poder entregar procesos de capacitación adecuados y pertinentes, donde además, como les comentaba, no había una experiencia previa mayor para poder hacer las consultas pertinentes dentro de esta lógica de empoderamiento barrial y no de centro de mediación. Entonces, lo primero era poder elaborar una propuesta de trabajo seria, profesional y sistemática en el tiempo que, vale decir, era elaborada por un mediador de buena ley que trabajaba en nuestro equipo. Lo que continuaba era promover en toda la comuna la importancia y los beneficios que puede prestar el tema de la mediación, es decir, porqué es necesario que se participe en nuestro proceso; porqué invitábamos a participar de nuestro proceso al señor dirigente, señor director, señor Carabinero; porqué creíamos que las personas eran relevantes como actores importantes dentro de su comunidad sean partícipes de esto. Teníamos que validar ese proceso, no menos complejo ante la poca experiencia previa que había y luego un tema de alianza que es bastante importante y ya al año 2005 al final, nos acercamos al Instituto Carlos Casanueva -que no sé si lo ubican y no sé cómo estará ahora en términos de mediación-, pero en esa época era una institución bastante validada en lo que tenía que ver con la mediación. Tenía postítulo en mediación, tenía carreras de mediación y la verdad es que tenía instalado, de manera bastante positiva, lo que es la mediación. Ante ello nos acercamos para establecer una alianza y esto es bien importante, porque podían decir que nosotros hicimos un diplomado y gastamos millones de pesos y la verdad es que no era así. Nuestro programa, como comuna Pedro Aguirre Cerda, era bien humilde en términos de recursos y era bastante importante esta lógica de alianza que proponíamos hacer, en el entendido que estábamos haciendo camino al andar y toda institución se podía privilegiar de los resultados que pudiésemos tener más a largo plazo. Ahí entra en juego cómo los profesionales son capaces de seducir a la contraparte y ofertar su producto de manera adecuada. Posteriormente debíamos pasar a una segunda etapa, una vez realizados los procesos de capacitación más académica, en este caso diplomado. Ésta tenía que ver con realizar capacitaciones barriales en colaboración con todo el núcleo ya formado de, aproximadamente, cuarenta vecinos quienes, a través del profesional que teníamos a cargo el cual era un psicólogo mediador con postítulo en mediación, se complementaran con estos pre-mediadores que ya habían participado en estos procesos de mediación. Finalmente el año 2006, por ahí por el mes de junio, ya teníamos una base de cincuenta personas formadas, que eran capaces de colaborar en el proceso formativo con el mediador que teníamos en el programa y desarrollar algunos trabajos a nivel barrial. El rol que tenía nuestro mediador principalmente era el apoyo a todas las personas que iban formándose en mediación, porque, vale decir, que habían muchos dirigentes vecinales que tenían bastante proactividad y les interesaba seguir desarrollando este tema y al punto de casi constituirse como el mediador vecinal -casi con un anuncio en la Junta de Vecinos-, lo que para nosotros era bastante positivo. No íbamos en ningún minuto bajarle el perfil a esa situación y bajo esa lógica, el rol de nuestro profesional era apoyar y hacer un seguimiento como correspondía. Tuvimos nuestro primer año una capacitación bastante positiva de muchos actores y donde, como les comentaba, participó el Instituto Carlos Casanueva. El segundo año, con el mismo equipo profesional del


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Instituto Carlos Casanueva, le pusimos el gorro al instituto nos fuimos a la Universidad UNIACC que, les vuelvo a decir, bajo esta lógica de seducciones mutuas, nos permitió también armar una alianza importante e interesante con esta casa de estudios. Allí empezamos a delinear un producto que para nosotros era importante y que respondía a la elaboración de un manual de mediación comunitaria, construido con alumnos y académicos. En el segundo año de instalación ya queríamos empezar a dejar algo más sistematizado de la experiencia que estábamos desarrollando en la comuna de Pedro Aguirre Cerda y que tiene que ver con lo que les decía: cuando no se sistematiza las experiencias se pierden. Ese año comenzamos a delinear lo que era este pre-manual y, cerca de 2008, hicimos una alianza con Don Franz Vanderschueren, que es el encargado del área de Seguridad Ciudadana de la Universidad Alberto Hurtado, de la Escuela de Derecho. Con ellos hicimos un ampliado mucho mayor, dictamos unos cursos dirigidos a la policía, al Consejo Comunal de Seguridad Ciudadana, también a los profesores, específicamente, en los temas de mediación. Acá hicimos un cambio en comparación a los años anteriores, porque hicimos un proceso de diplomado, de formación uno y de nivel avanzado para las personas que ya se habían capacitado y que querían seguir complementando su proceso formativo a nivel académico, en lo que respecta al tema de la mediación totalmente gratis para todas las personas. El valor agregado que tuvo este curso es que, a través de la Universidad Alberto Hurtado, pudimos traer a profesionales que eran mediadores y que trabajan en las Favelas en Brasil. Eran unos brasileros que tenían que insertarse en las Favelas a desarrollar diversos procesos de mediación y gracias a esta casa de estudio fue posible traerlos para poder interactuar con las personas de Pedro Aguirre Cerda. Se generó un trabajo bien enriquecedor y el producto final de esto fue un manual. Erik lo tiene, así que en algún minuto lo puede distribuir.2 Es un manual que fue validado por diversas instituciones académicas y diversos profesionales. La riqueza que tuvo este manual es que fue construido por la gente que participaba en el tema de la mediación. Estamos hablando de vecinos sin mayor formación a los que también hicimos parte como actores relevantes siguiendo la lógica que yo les expliqué al principio -que es la desprofesionalización- y fue como un puntito ganado, porque yo me puedo sentar aquí y le puedo decir que esto fue fabuloso y al irme ustedes pueden dudar si creerme o no. A través de Flacso, que lanzó un estudio la semana pasada, se destacó al experiencia no judicializada de mediación que tenía Pedro Aguirre Cerda mediante un libro que sacó de proyectos de Salud Jurídica y Mediación Comunitaria3. Allí también se sistematiza, se explica y se relata la experiencia de pre-mediación comunitaria que se llevaba en Pedro Aguirre Cerda. Es importante destacar que no eran procesos judicializados lo que nosotros llevábamos, sino que respondían, primero, al voluntariado de la persona que quería colaborar en el proceso de mediación y, segundo, a las personas que creían o no en este vecino o en este actor dentro de la comunidad para poder desarrollar un proceso “adecuado” de mediación. Cuando se complicaba el tema, partiendo de la base que eran temas que podían ser mediados por ellos, se recurría a nuestro profesional y él entregaba el soporte y aporte necesario.

2 Se puede solicitar a través de correo [email protected]. 3 Referencia: http://www.flacso.cl/programas_cursos_ficha.php?programa_id=5&proyecto_id=43# (página consultada en Noviembre

2009)


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A partir de esta experiencia en Pedro Aguirre Cerda pudimos también elaborar un sinfín de videos de roll-playing que también nos permitía desarrollar un trabajo acotado con la realidad particular de la localidad en este caso, de la comunidad y de la comuna de Pedro Aguirre Cerda. Finalmente, si se puede señalar un efecto positivo que generó la comprensión del fenómeno de la delincuencia y la lógica holística del abordaje de la problemática responde a que, a través de la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana que saca el INE a través de División de Seguridad Pública en el año 2008, podemos ver que Pedro Aguirre Cerda bajó su victimización y eso tendrá que evaluarse en el tiempo y ver si efectivamente cada una de las acciones que se llevaban a cabo rindió fruto o fue casualidad. Sin embargo, para nosotros es bastante importante poder, no solo decir que logramos capacitar y formar a más de 350 personas en la comuna, sino que además logramos bajar indicadores que son importantes para poder decir que se están haciendo cosas relevantes. Quizás un factor complejo, y con esto estoy terminando, que se vivió a posterior, tiene que ver con: primero, como no es una lógica que baje desde el nivel central, sino que es más bien una lógica a nivel local, a veces cuesta -y depende mucho de las personas que están a cargo de los equipos- que esto perdure en el tiempo. Depende mucho de la encargada, del profesional e incluso de la voluntad política y esto es relevante si está al alero de un Municipio. Si no existe la voluntad política del Alcalde y si el Alcalde tiene otra línea de trabajo, esto se va a las pailas. Segundo, es el que tiene que ver con el quiebre, que a veces se da, de iniciativas que quiere presentar la comunidad con el tema institucional. Se los señalo, porque ya una vez, en el año 2008, egresada esta lógica de programa, la comunidad intentó generar algunas organizaciones funcionales en torno a lo que es la mediación y la institucionalidad no se lo permitió. Le rebatieron, dentro de un argumento jurídico, poder tener una organización funcional a los dirigentes vecinales asociados a la mediación, porque señalaron que institucionalmente y legalmente no corresponde. Eso ya es materia de los abogados y la verdad es que yo no me voy a meter, porque en realidad esa no era la finalidad que nosotros perseguíamos, sino que lo que nosotros buscamos era justamente eso, germinar todo un proceso de mediación comunitaria con muy poco carrete, con muy poca experiencia previa y que nos permitiera el día de mañana poder decir que los actores locales eran capaces de solucionar sus propios conflictos bajo una lógica de precariedad absoluta de recursos, donde no había una Corporación de Asistencia Judicial, donde la verdad es que muy pocos Carabineros existían. El marco institucional, profesional era básico y me imagino que acá hay profesionales y son varios los que se tienen que ver enfrentados a no contar con los elementos ni con todas las redes de soporte adecuada para poder desarrollar su trabajo. Esa era nuestra realidad y ésta fue la solución que intentamos aplicar. Humildemente debo decir que a nosotros nos sirvió bastante como experiencia y, hasta el día de hoy, tenemos un muy buen germen con la propia comunidad de Pedro Aguirre Cerda. Muchas gracias.


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V.4.- Intervención del público presente. Luego de las ponencias anteriormente expuestas, el público presente tuvo la oportunidad de expresar sus comentarios y dudas hacia los profesionales. 1. Público: La siguiente consulta está dirigida al señor Abraham Abugattas. ¿Cuál es la situación actual en

la comuna de Pedro Aguirre Cerda? ¿Sigue trabajando allí? ¿Cómo colabora la Alcaldesa con esta iniciativa?

Intervención de Sr. Abraham Abugattas: Muy buena pregunta. La verdad es que hace un año que no estoy en Pedro Aguirre Cerda. Trabajo hoy con la Subsecretaria de Carabineros, Sra. Javiera Blanco; soy su Jefe de Gabinete Civil. Les decía que es complejo lo que pasa en la comuna y no quiero ahondar mucho en lo que ha hecho la Alcaldesa, Sra. Claudina Núñez, pero es bien complicado cuando se generan algunas iniciativas que son desde el nivel central, sobre todo para trabajar temas que son más bien de índole psicosocial y tienen financiamiento anual. Yo entro en una dicotomía absoluta con ese criterio; creo que a veces se cae en ser poco ético en algunas propuestas que se presentan. No estoy de acuerdo en armar iniciativas psicosociales que perduren muchas veces menos de un año. A veces se está generando recién un vínculo con la persona y producto de diversas variables no se puede dar continuidad a esa relación. Quiero hacerme cargo de eso. Yo hoy día trabajo para el gobierno, pero soy un crítico de eso. Vamos a la pregunta específica. Hoy día el tema está en la comunidad, que era nuestro objetivo, no está en la institucionalidad. Lamentablemente al tema de la mediación comunitaria en Pedro Aguirre Cerda, que era bastante positiva y bastante relevante, no se le dio continuidad. Tampoco quiero endosarle la responsabilidad a la Alcaldesa, Sra. Claudina Núñez; digamos que el financiamiento y la continuidad del financiamiento tiene que ver con un cuerpo, que es un Consejo Comunal de Seguridad Ciudadana, y con un diagnóstico que se elabora y son ellos quienes deciden en qué se invierte los fondos de apoyo a la Gestión Municipal. Yo lamento que iniciativas como ésta o como el programa “24 horas” para niños infractores de ley, reconocido como el mejor del país por el DIPROFAM, por la Academia y por diversas instituciones, hoy día tampoco tengan continuidad en la comuna. Lo que a mí, más allá de hablar de la especificidad de Pedro Aguirre Cerda, me genera preocupación, a nivel de lo que son las políticas de Estado, de sobre cómo podemos tener una baja sustentable y perdurable en el tiempo en temas juveniles como el que está tan latente y que nos convoca, que tiene relación con los infractores de ley. Yo soy de la idea de poder generar procesos, por lo menos, de mediano plazo. O sea, estamos hablando a lo menos de tres años para poder dar respuestas a ciertas iniciativas que uno se propone en las metas. Sino pasa a ser lo que decíamos: activismo.

2. Público: La segunda consulta está dirigida hacia la señora Macarena Vargas y al señor Abraham

Abugattas. Ambos hablaron de dos conceptos súper importantes en el trabajo que realizamos, que es empoderamiento y participación. Ustedes, que tienen más experiencias en el tema de la mediación, ¿saben cómo ve esto el gobierno central y algunos gobiernos locales? Porque para algunos se presenta


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como una amenaza el tema de darle poder a la gente. Dentro del discurso está siempre presente, pero dentro de acciones concretas, ¿se ha visto movilidad de inyección de recursos o de traer experiencias de afuera, de implementación de material bibliográfico?

Intervención de Sra. Macarena Vargas: Mira la verdad, es un tema bien complicado, porque no hay una política pública unitaria en torno a los mecanismos alternativos y a la mediación en particular. Uno lo ve que es una política fragmentada: por aquí se hace una cosa, por allá se hace otra. Podemos reconocer que en materia de familia pasa tal situación, pero vemos que en salud, trabajo y penal son otras cuestiones. Sinceramente creo que no hay ni siquiera una conciencia de todo este, a lo mejor e, incluso, posible foco de conflicto de un eventual empoderamiento y participación. Hoy día lo que hay es tratar de salir adelante con una política en materia de justicia. Lo que más o menos conozco en torno a descongestionar Tribunales, las reformas judiciales se han orientado para esa línea. Comparto también lo que dice Abraham, que no hay sustentabilidad y que muchos programas nacen y tienen su sentencia de muerte en dos años, tres años y con eso no alcanzas a instalarlo en la comunidad. La verdad es que son las escasas experiencias que han logrado permanecer y esas escasas experiencias son exitosas en términos de sustentabilidad porque están al alero de la institucionalidad. El ejemplo más fuerte es la Corporación de Asistencia Judicial. En todo Chile y en distintos momentos y áreas ha desarrollado mecanismos alternativos y con una larga trayectoria; con mediadores muy bien formados que hoy día han sabido reorientar su trabajo y han pasado por familia, temas comunitarios, hoy día está en el tema penal y quién sabe dónde vamos a estar en unos años más. Pero la verdad es que lo demás son iniciativas y programas. El ejemplo de la comuna de Pedro Aguirre Cerda es súper clarificador y yo lamentablemente veo que falta una mirada integral. No me parece, por los tiempos que estamos, que se vaya a conseguir algo en este gobierno. Quién sabe qué va a pasar después, pero por ahora todo esto son como pequeños disparos al aire. Uno logra empezar a atar cabos y a unir cuando empiezas a mirar distintas experiencias, pero no hay una lógica común. Intervención de Sr. Abraham Abugattas: Yo quiero complementar solamente. Acá también es una invitación para todos los profesionales. Hay campo abierto aún para seguir desarrollando, más allá que uno piense que la pólvora ya se inventó. Sólo quiero señalar que la Presidenta Bachelet impulsó, a nivel intersectorial, una política de participación. Hoy día todos los Ministerios y todas las instituciones públicas están mandatadas a promover el tema de la participación y, por cierto, la bajada a nivel de empoderamiento social. Pero sin duda más allá de la buena voluntad de la Presidenta, esto tiene que ser acompañado también de las iniciativas intersectoriales que cada institución pueda ejercer y desarrollar. En términos institucionales, ya está el mandato de la presidenta. Ahora lo que necesita es que las instituciones se pongan a trabajar y bueno, la invitación tiene que ver porque efectivamente ya estamos terminando este gobierno, pero estamos a campo abierto para seguir desarrollando ciertas iniciativas.

3. Público: Lo siguiente no es específicamente una consulta, sino una experiencia. Soy Directora del Liceo

Valle de Lluta, de uno de los sectores más vulnerables de la comuna de San Bernardo, del sector


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Nororiente. Primero quiero felicitarlos por la experiencia. Es una experiencia bonita, significativa y valiosa. Quiero decirles que coincido; los años 2001, 2002 y 2003 en nuestra escuela en ese entonces -ahora es Liceo-, iniciamos una experiencia de formadores de mediadores escolares. Por lo tanto, coincido con usted en que una de las debilidades de este tema es que perdure en el tiempo. En el caso de los colegios egresan los niños y cuesta mucho retomar otra generación de mediadores, porque también se van acotando con el tiempo. Los niños quieren disfrutar de sus recreos, de sus tiempos y, a más de alguno, también le significa un problema.

Sin embargo, es una experiencia valiosa y que aporta. Nosotros el martes reunimos en nuestro Liceo a las organizaciones sociales del todo sector nororiente. Habíamos treinta y todos coincidimos en la problemática y lo que nos llevó ahí es hablar de violencia y seguridad. Por eso digo que es algo que aporta, pero nosotros que somos idealistas esperamos que ojala sigan estas iniciativas psicosociales, porque de no ser por éstas, los problemas serían más grave. Aunque algunas sean equivocadas o más acertadas, tenemos que seguir haciéndolo. Los que trabajamos y estamos comprometidos con las comunidades vulnerables, tenemos que seguir adelante. Los que tenemos un poquito más de años y experiencia sabemos que la violencia la podemos sobrellevar y disminuir con estas iniciativas. Tenemos también la certeza que sólo y sobre todo con estudios y visitas a otros países se mejora, con profundas intervenciones sociales, pero profundas. Para terminar solamente quisiera decir que felicito a la Corporación Chasqui. El martes, en el Liceo, había dos representantes. Resulta que yo tengo diez años en ese sector. Es duro, es difícil y hay una gran problemática social, pero hay mucha gente de progreso y esfuerzo también. Por eso empleo la siguiente afirmación: desfilan muchas iniciativas de ONGs, sin embargo, pocas permanecen en el tiempo. Por todo lo que se ha mencionado yo felicito al Chasqui que, a pesar de lo duro y del tiempo, en los diez años que he estado aquí, el Chasqui permanece aportando una y otra iniciativa y persevera y persevera. Así que felicitaciones y gracias.

4. Público: Buenos días. Quiero decirle a Abraham que conozco Pedro Aguirre Cerda, trabajé en varias de

sus escuelas y es admirable el trabajo, porque en cinco años bajar el 10% de la victimización es súper importante. Además, que este seminario ha sido un poco injusto con la mediación comunitaria. Ésta se ha realizado a través de la historia de Chile, a través del mundo vecinal, desde las mancomunales en Valparaíso hasta hoy día. Los dirigentes vecinales - porque soy dirigente vecinal - hemos estado lidiando en los conflictos sociales, pero los sistemas o los gobiernos normalmente lo han impedido.

Esto mismo de los pre-mediadores. Es muy difícil hacer pre-mediación -que es lo que hacemos constantemente los dirigentes vecinales- si no hay constancia en el tiempo, como acaba de decir la directora del sector nororiente. Yo me enorgullezco de que ese sectorial nororiente tenga el nombre, gracias al trabajo realizado hace muchos años por mi persona y otros dirigentes de esa zona. Hace 25 años que conozco el territorio y todos los proyectos que se puedan presentar y que duran tres meses, seis meses, un año, son proyectos que solamente duran el suspiro del tiempo en que se trabaja, porque aquí se necesita trabajo a más largo plazo. Sobre todo referente a este tema, sobre todo en este tema


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donde tenemos que ser muy honestos con el medio social en que hoy día estamos viviendo y la intervención y el trabajo que hoy día se puede hacer. Si no se hace a través de la educación y del mundo comunitario, vamos a seguir viviendo en una situación judicial donde todos los problemas, que podrían solucionarse en la población, terminan en los Tribunales y terminan los abogados llenos de trabajo, y no son baratos.


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VI.- Panel de expertos. VI.1.- Presentación del panel y metodología. En la segunda parte de la jornada se presentaron los siguientes expertos:

♦ Sra. Mónica Bravo Álvarez, profesora, psicopedagoga y Facilitadora Académica del Instituto Paulo Freire de la Universidad Libre de Berlín para Latinoamérica. Directora del Centro de Mediación y Convivencia Escolar de San Bernardo.

♦ Sr. Miguel Morales Dahmen, psicólogo e integrante de la Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar de la Fiscalía Nacional.

♦ Srta. Claudia Caro Soto, Asistente Social. Mediadora Familiar y Penal del Centro de Mediación Agustinas de la Corporación de Asistencia Judicial Región Metropolitana. Candidata a Magíster en Intervención Psicosocial con Mención en Mediación de Conflictos.

♦ Sr. Edmundo Mercado, Trabajador Social. Mediador Familiar del Centro de Mediación de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

Todos ellos expusieron desde la modalidad de panel, titulado “Relevancia de iniciativas de Resolución Alternativa de Conflictos para, con y desde los niños, niñas y jóvenes; condiciones para su implementación”. Cada integrante contaba con un tiempo limitado para responder algunas preguntas centrales presentadas por la moderadora, para luego ampliarse las preguntas al público presente. La conversación fue guiada por la señorita Macarena Loyola Castro, Trabajadora Social, Mediadora Familiar, profesional de la Corporación Programa Chasqui.


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VI.2.- Experiencias RAC. Pregunta guía:

¿Cómo opera el Centro que Usted representa? ¿Cuáles experiencias han tenido, o proyectan tener, en cuanto a la participación de niños, niñas y/o adolescentes en procesos de Resolución Alternativa de

Conflictos? Intervención de Sra. Mónica Bravo (Centro de Mediación y Convivencia Escolar de San Bernardo): Bien, en esto de tratar de explicar a ustedes en diez minutos cómo opera nuestro centro, quisiera hacer un poquito de historia. La verdad es que este centro se instala como tal en 2004, pero la experiencia de mediación escolar en San Bernardo se trabaja desde el año 98, a partir de una pasantía a Berlín que se llamaba “Estrategias para incorporar los problemas sociales en el curriculum escolar”. Estuvimos trabajando con diferentes establecimientos educacionales desde ese año y en el año 2007 tuvimos la posibilidad de expandirnos en nuestro trabajo y abarcar la mediación comunitaria a través de un proyecto financiado por el Ministerio del Interior. También trabajamos el 2008 con mediación comunitaria y en el 2009 se traslada bruscamente y sin aviso, dado el cambio político en esta comuna, actualmente se está trabajando en otra lógica mas bien en la línea de la exclusión, despidieron toda la gente que tenía experiencia en el tema y se levanta una propuesta de la cual por ningún motivo me hago cargo, así que yo voy a dar cuenta del proyecto de mediación escolar. Este opera desde una lógica de cómo hacemos mediación en un mundo tan caótico, en un mundo en que nuestra construcción social da cuenta de relaciones tremendamente jerárquicas y donde hemos llegado a un nivel de naturalizar las normas en una visión de poder, que como nos dice Foucault, está basado en una línea meramente jurídica y no estratégica. Entonces en esa lógica la escuela se adapta a las grandes transformaciones de esta familia chilena actual. Hoy escuchaba en la radio que nuestro sueldo mínimo se ha designado en 165000 pesos. Creo que cualquiera de nosotros que hace una mínima reflexión al respecto podrá preguntarse qué familias con dos o tres niños puede vivir con esa suma y entonces empieza a aflorar una serie de cuestionamientos, desde dónde está la ética cuando se habla de sueldo ético. Los niños actuales, en su mayoría, crecen desabastecidos de métodos de crianza. Vemos la familia chilena en los primeros quintiles donde ha tenido una participación mucho más activa la madre que el padre y yo diría que el varón está perdiendo el rol que tuvo hace mucho tiempo, el de proveedor. En la situación que vivimos hoy creo que es mayor la posibilidad que tiene la mujer de incursionar en espacios laborales, de explotación al fin y al cabo, lo que da cuenta de que los niños/as están solos/as. Por eso, una de las grandes emergencias actuales, que vemos como centro de mediación y convivencia escolar, es mirar la educación como un espacio de movimiento social a pesar de las dificultades es decir el aula y una educación de calidad donde se trabaje en pos del desarrollo integral de nuestros estudiantes


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abarcando no sólo el desarrollo del conocimiento sino la alfabetización de las emociones, trabajar el conflicto como una herramienta pedagógica que ambicione el desarrollo de la autonomía de nuestros niños y niñas. Vemos un mundo que se gesta analfabeto en ese sentido desde que nuestras relaciones se fundan en muchas ocasiones desde la vergüenza, con esto quiero decir la concepción del error como estupidez en lugar de un desafío de aprender lo que lleva a un lenguaje de la descalificación en cada error que comete el estudiante en su proceso de aprendizaje, el aula debe incorporar un estilo de convivencia basado en el respeto por el otro en la dinámica de que mediante el diálogo se fortalece el conocer a otro y por ende a sí mismo, de lo contrario sólo significamos al otro en un enfoque competitivo, disociado y tremendamente jerárquico, porque en las jerarquías siempre tenemos gente que está o escalones arriba o escalones abajo, en las jerarquías está la distancia. Entonces se hace necesario que el mundo adulto valide otro tipo de relaciones fuera de la norma y así construir para nuestros niños y jóvenes espacios dialogantes y de descubrimiento humano desde sus propios conflictos, descubrir tanto la emocionalidad como la racionalidad, solo la racionalidad está obsoleta en este minuto, sin embargo nos cuesta mucho desarraigarnos de esa única verdad en que hemos sido construidos y reconocer la emocionalidad a través de la relación con otro y el reconocimiento de otro como legítimo otro. Incorporar la mediación como sistema de resolución pacífica de conflicto desde el diálogo requiere repensar el quehacer de las aulas para enfrentar esta tremenda necesidad. Hay drásticos resultados respecto a la incorporación del mundo infantil y juvenil en prácticas agresivas, seudo-delictuales o delictuales. Este es otro espacio de reflexión que requiere que nos preguntemos cómo vivimos la resolución de conflictos el mundo adulto y cuales son nuestras prácticas relacionales, cómo vamos a enseñar a nuestros niños algo que no practicamos, cómo vamos a dar cuenta de que esta vida vale la pena vivirla en relación con otros, el legítimo reconocimiento de que este cerebro es básicamente social, en el sentido de que crece y se desarrolla en la conexión con los demás. Maturana nos decía que los niños no son el futuro en una concepción tradicional, sino que los adultos somos el futuro. Por tanto, eso da cuenta que los primeros en revisar cómo estamos resolviendo nuestros propios conflictos, somos nosotros. En estas prácticas o relaciones y en la consideración de aprender a ponerse en el lugar del otro, viendo a ese otro como sujeto de derecho cuya presencia permite mi propio conocimiento; en este concepto humano donde todos y cada uno somos gracias a otro, requiere que la educación en Chile se piense, se vuelva a cuestionar y se analice. ¿Estamos entregando educación de calidad? Ahí hay un conflicto país que debemos resolver para ayer… Intervención de Sr. Miguel Morales (Unidad Especializada en Responsabilidad Penal Adolescente y Violencia Intrafamiliar de la Fiscalía Nacional): Buenas tardes y muchas gracias a la Corporación Chasqui por invitarme. Soy Miguel Morales y trabajo en la Fiscalía Nacional, que es el organismo central del Ministerio Público. Allí intentamos realizar asesorías a nivel nacional a todas las fiscalías regionales que son las entidades ejecutoras, persecutoras y protectoras. En la Fiscalía Nacional existen una serie de unidades que están especializadas, cada una por delito. A la que pertenezco es la Unidad Penal Adolescente y de Violencia Intrafamiliar, por lo tanto, desarrollamos acciones asesoras al fiscal nacional y a las fiscalías regionales en ambas temáticas. Estas áreas son bastante


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multidisciplinarias en cuanto a sus causales, por lo tanto se justifica la presencia de un psicólogo -que soy yo- y de un trabajador social, además de cuatro abogados que son los que dirigen y generan las acciones. El rol que jugamos es de proponer acciones que tiendan a facilitar la persecución en ambas áreas. En ese contexto es que nos surge a nosotros la interrogante de cómo poder mejorar los procesos de imputación a los adolescentes, a partir de la puesta en marcha de la ley 20.084, que regula la responsabilidad penal de los adolescentes que cometen delitos y comenzó a funcionar el 6 de Junio del año 2007. Por lo tanto, lleva poco tiempo. El sistema penal de adolescentes se diferencia del sistema penal adulto en que se establece una finalidad expresa que tiene que ver con que el adolescente se haga justamente responsable por el acto ilícito cometido y se tienda a acciones para su inserción o incorporación social. Revisadas el detalle de las sanciones que propone esta norma, aparecen dos que antes nombró Erik: el servicio en beneficio de la comunidad y la reparación del daño causado, que pueden ser acciones restaurativas y, de hecho, se llaman “reparación del daño”. Nosotros tenemos las estadísticas cada dos años y entre las sanciones que más se ocupan están los servicios en beneficio de la comunidad, la libertad asistida y la libertad asistida especial. La reparación del daño y servicios en beneficios de la comunidad se ocupan de manera muy estándar, sin la riqueza que debiera representar cada uno de los adolescentes que comete delitos, porque son todos distintos y cada uno tiene un desarrollo de responsabilidad diferente. La realidad es que se aplica el servicio en beneficio de la comunidad de manera muy fija, sin la flexibilidad que podría propiciar. En concreto podría ser positivo incorporar un mecanismo que se hiciera cargo de la finalidad de la ley y que, especialmente, instara para que el adolescente se haga responsable por el delito cometido. Presumo que todos ustedes están familiarizados con los objetivos de la mediación o con los logros de un proceso de mediación. Una de las cuestiones es que - en el ámbito penal, quiero decir - el infractor reconoce su participación, por otro lado la victima tiene la posibilidad de manifestar cuál fue el daño que sintió. Entonces se establece una relación que permita a la víctima sentirse restaurada emocionalmente, económicamente o como fuere, pero se siente restaurada. A su vez, se reconoce de manera manifiesta la intención de reparar. Por lo tanto, el sistema de mediación es uno de los mecanismos que parece más idóneo para que el joven alcance este objetivo que explicita la norma. Para la Fiscalía Nacional es muy interesante iniciar acciones de innovación jurídica, porque es un organismo autónomo nuevo en el sistema penal. La aparición del Ministerio Público en Chile es muy reciente, entonces la imagen de este organismo es de representar innovación. En ese sentido contamos afortunadamente con el apoyo del Fiscal Nacional para desarrollar la idea que les voy a comentar ahora. Respondiendo derechamente a la pregunta: no tenemos experiencias en mediación penal con adolescentes en el Ministerio Público. Sin embargo, hay algunas experiencias en mediación penal con adultos en algunas Fiscalías Regionales Metropolitanas y en un par de regiones, en conjunto con un organismo que parece más idóneo para llevar a cabo este tipo de acciones y que es la Corporación de Asistencia Judicial.


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Proyectando qué acciones pudiésemos realizar en el ámbito de la mediación, y dados los antecedentes que les comenté anteriormente, es que estamos delineando un piloto de mediación penal con adolescentes. Este piloto lo desarrollaremos acorde al diseño de RPA de la Fiscalía Nacional, pero los ejecutores serán las Fiscalías Regionales; en principio los de la Región Metropolitana como los derivadores de casos y la Corporación de Asistencia Judicial Metropolitana como el receptor de estos casos y ejecutores de la mediación propiamente tal. Todo lo anterior estará enmarcado dentro de un sistema penal. De modo que la mediación debe cumplir con una serie de parámetros y de criterios, encajar en un circuito de esta naturaleza. Afortunadamente está aquí a mi lado Claudia Caro, que es de la mediación de la Corporación de Asistencia Judicial, del equipo de mediación. Ella explicará la vasta experiencia que tiene en otro ámbito y también lo incentivados que estamos, mutuamente en ambas organizaciones, poder sacar adelante este piloto. Intervención de Sra. Claudia Caro (Centro de Mediación Agustinas de la Corporación de Asistencia Judicial Región Metropolitana): Agradezco la invitación. Mi nombre es Claudia Caro y soy mediadora del Centro de Mediación de la Corporación de Asistencia Judicial que funciona desde el año ’96. Es un centro que fue pionero en su época cuando todavía no se hablaba de mediación en el área familiar. Hoy día ya hay una ley que lo reconoce y desde ese punto de vista, se ha recorrido un largo camino que partió principalmente en el área familia y en el área civil en general, tomando temáticas de arriendo, reconocimiento de de dudas, de precario, de familia con lo que tenía que ver con alimento, relación directa y regular, cuidado personal, autorización de salida del país y otras temáticas. Luego fuimos evolucionando, porque la Ley de Tribunales de Familia incorporó a la mediación por la vía licitada y la Corporación de Asistencia Judicial tuvo que reenfocarse. Empezamos a trabajar en el área penal en forma muy incipiente el año 2007. Esto se originó a partir de la búsqueda de una forma de intervención donde, si bien la norma en lo penal no establece claramente la mediación, sí da luces. Un oficio del Fiscal Nacional del año 2007 decía que las Fiscalías propiciaran estar en contacto interinstitucional, de manera de buscar formas de resolución alternativas de conflictos, especialmente con acuerdos reparatorios. Ahí comenzamos a hacer nexos y el primero fue con la Fiscalía Sur, luego, y en la actualidad mantenemos un muy buen nexo, con la Fiscalía Oriente, y la Fiscalía Centro-Norte. En 2007 recibimos 60 casos, de los cuales la mayor cantidad obedeció a lesiones y luego a amenazas. En el 40% de los casos se medió efectivamente. Hay un porcentaje de casos que no llega, pese a que se haga una invitación a ir a mediación. De los que efectivamente llegaron, en el 62,5% de los casos, se llegó a un acuerdo. En el 2008 recibimos 240 casos. La proporcionalidad se mantuvo, es decir, la mayor cantidad de los casos derivados fueron lesiones y luego amenazas, y se logró en 73,5% de los casos acuerdos. El año 2009 se nos ha ampliado la diversidad de delitos; ya nos han derivado algunos delitos económicos. Esto se da a partir de la buena evaluación que ha tenido, por parte de la Fiscalía, nuestro trabajo.


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Se trata de una iniciativa pequeña. Somos cinco profesionales que estamos dedicados exclusivamente a mediar. Tal vez estadísticamente no es representativo como para poder tomar los resultados para un análisis nacional, pero ese trabajo se ha hecho seriamente, ha sido valorado por la Fiscalía y nos permite hoy día proyectarnos al tema de Responsabilidad Penal Adolescente. Quiero explicar que para nosotros es un gran desafío. Es como cuando entras a una mediación: a uno le dicen que va a mediar en alimentos, pero luego, te puedes encontrar con diez temas y no tienes idea de la profundidad que puede tomar ese conflicto, las aristas que va a tener. El desafío - además de contar con las ganas - está en la necesidad de capacitarse e instruirse diariamente, porque - siento - la mediación nunca la terminas de estudiar. Yo empecé a estudiar hace diez años y siento que todavía tengo que seguir, porque tiene aristas distintas, complejidades y herramientas que necesitas desarrollar constantemente. Soy un poco reacia a llamarle mediación a cualquier tipo de intervención y sé que eso me trae bastantes opositores, en el sentido de que al hablar de pre-mediación también se obedece a una estructura, a una forma, a una metodología, a una manera de hacer las cosas. Este ejemplo lo uso siempre: si yo tuviese que construir un puente, no creo que a mí como trabajador social de origen, como mediadora familiar y penal de especialización, me contraten. Ahora yo no sé porqué se piensa que cualquier otro profesional fuera de las áreas de las ciencias sociales puede intervenir, por ejemplo, en familia. Tal vez no es tan evidente como que se caiga un puente, porque es evidente que se cae y sale a la luz pública y sale en las noticias, etcétera; cuando uno interviene mal en una familia, en un grupo familiar y en un colectivo determinado las consecuencias de esa mala intervención no son tan evidentes como para que la prensa me venga a entrevistar. No obstante, creo que sí, uno puede ocasionar gran daño si se piensa que esto es llegar y hacer. Creo que uno debe ser responsable y definir hasta dónde uno sabe, como puede ser cauteloso y ser responsable con quién uno está interviniendo. No quiero alargarme más. La Corporación de Asistencia Judicial de la Región Metropolitana, como les decía, ha tenido una larga trayectoria en distintas temáticas desde el año 2007 y nuestro desafío desde hoy día, es enfocarnos en todo lo que es Responsabilidad Penal Adolescente. Muchas gracias. Intervención de Sr. Edmundo Mercado (Centro de Mediación de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano): Gracias por la invitación a Chasqui y gracias por la oportunidad de encontrarme con muchos rostros de nuevos amigos, de viejos amigos y amigas también. Soy Edmundo Mercado, yo pertenezco a la Universidad Academia Humanismo Cristiano y desde allí voy a posicionar mis palabras. Quiero establecer, primero que nada, que la relación de una Universidad privada sin fines lucro, como está en su declaración, y que además se considera pequeña y que está centrada a formar profesionales en las áreas de las ciencias sociales -la educación, Estado, gobierno y gestión- da cuenta de una temática común y una reflexión colectiva. La temática común es que, en todas las áreas formativas que asume la Universidad, la palabra conflicto o la conflictividad es un tema concomitante; se analiza el conflicto en las perspectivas económicas, administrativas, gobierno, gestión, diplomacia, en las temáticas corte social, psicosocial, el problema interno, el problema relacional y en las temáticas educativas.


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Adscribo mucho a lo que planteó mi compañero previamente. Las temáticas educacionales trascienden más allá de la noción de moda “bullying”, concepto del nuevo ciclo. La Universidad trabaja con el conflicto formativamente en todas sus instancias, vive el conflicto y de hecho es una temática de análisis interno: vivimos conflictos económicos con los estudiantes, vivimos conflictos emotivos en nuestras relaciones cotidianas, vivimos conflictos con la justicia porque pertenecemos a un territorio, que es un municipio y ese municipio reacciona obviamente cuando se generan movilizaciones y marchas estudiantiles que implican un hostigamiento para el resto de la comunidad, en la medida que eso termina con bombas lacrimógenas. En ese sentido, el conflicto es para la Universidad más que una variable azarosa, es una variable central, presente en los distintos programas de estudio, presente en los discursos y en las prácticas de todos los profesionales que se forman. Esto deriva en hacerse cargo de la temática del conflicto y ya no como una variable secundaria, sino como un tema central en la conformación de climas de convivencia social en distintos ámbitos y se traduce porque una universidad se plantea, por un lado, la tarea de extender servicios hacia la comunidad y también, por otra parte, cumplir con un rol de investigación y extensión. La apuesta a instalar un centro de mediación, que se ha definido a sí mismo como un servicio gratuito, nace esencialmente porque habemos un conjunto de profesionales. No ocupo la palabras profesionales para hacer una distinción, sino que la Universidad de por sí se define como el mundo de los profesionales universitarios. No obstante en este ámbito estamos hablando de profesionales universitarios que optan por este tema, sus apuestas formativas y sus apuestas de acción en torno a este tema y la Universidad invierte en diseñar un servicio al cual le hemos llamado Centro de Mediación, al que le llamamos Programa de mediación y el que busca construir sinergia en los distintos ámbitos y áreas que la Universidad tiene para ofrecer. Es un servicio por una parte educativo y también de asistencia, de apoyo a la comunidad. El Centro de Mediación de la Academia Humanismo Cristiano nace en 2004 y está incorporado dentro de la Escuela de Trabajo Social. Esencialmente, se ha propuesto trabajar el conflicto como un tema central en nuestra sociedad y en nuestro país. Los ejes de acción ha involucrado por una parte ofrecer un servicio de atención en el ámbito de lo familiar a una serie de personas que no encontraban respuesta directa a través del sistema de justicia o que al encontrarlas estaban llenos de temores y de aprehensiones respecto de judicializar su materia o de la sensación que la palabra tribunal o procedimientos judiciales implicaba. Por otra parte, el Centro de Mediación siempre ha tenido un eje de acción que está asociado a trabajar en territorio, en comunidades, en organizaciones con vínculos territoriales y, en ese sentido, el conflicto era un tema que teníamos que esclarecer. Nuestra primera línea de acción en la temática comunitaria fue realizar una serie de investigaciones para decir qué es conflicto comunitario, sobre todo nosotros para decir que no somos actores de la comunidad. En tercer lugar hemos diseño un programa en alianza con la Vicaría de la Pastoral Social en Santiago para tratar de comprender y también para generar estrategias de intervención y de abordaje desde la perspectiva de resolución alternativa de conflictos en lo que tiene que ver con el fenómeno de la interculturalidad y la multiculturalidad, esencialmente y tipificando el tema, de la población inmigrante. Participamos del proceso licitado en algún minuto, recibimos causas directamente derivadas de Tribunales de Justicia, específicamente en materia familiar. Trabajamos directamente potenciando redes locales de mediadores y pre-mediadores. Hemos trabajado también en la línea formativa, a partir de la generación de cursos y diplomados, algunos pagados y otros con la perspectiva de generar formación de capital humano que tenga la capacidad de construir un tejido, que sea consistente con las prácticas y con la propuesta de la


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mediación y que se tienden a diferenciar del concepto clásico de la palabra intervención, a partir de la noción de un tercero neutral. El tercero neutral pasa a ser un actor que valida la generación de climas de paz o climas de convivencia, a partir de nuevas reglas y no delegan la institucionalidad de ésta solamente a un actor con atribuciones legales para hacerlas. En ese sentido, desde el año 2004, en cual el centro de mediación comienza a funcionar -y anteriormente desde el año 2000- desde que el diplomado comienza a formar a gente, técnicos y con perspectivas mediadoras, la palabra infancia ha sido un palabra periférica, marginal y si lo quieren entender así ha sido más bien motivo o excusa de actos de mediación y que no necesariamente han involucrado a los actores infancia y juventud, o infancia y adolescencia. Esto ha ocurrido esencialmente porque hemos desarrollado, y creo que esto es un proceso generalizado, muy pocas mediaciones comunitarias. Conozco algunas experiencias en la Legua y mediaciones escolares que conectan necesariamente con el concepto de infancia como protagonista. Esencialmente es porque tenemos un modelo legalista, promotor de derechos, pero que en sus prácticas no necesariamente incorpora la capacidad de creer en esta cualidad o condición de ejercicio de los derechos. Desde esa perspectiva es que trabajamos en mediación familiar. Las temáticas que traen como consecuencias reajuste, reestabilización de un sistema familiar y que impacta en niños, pero no consultas a niños. Ahí hay una temática de poder, de discusión, pero claramente tenemos la noción de que eso impacta en los niños, en un afán de protegerlos, en un afán de darles legalidad en nuestros formatos, porque nuestra legalidad está constituida adultocéntrica. Por otra parte y para aprovechar mis últimos minutos, instalo en esta discusión inicial el protagonismo juvenil en el acceso a la justicia, esencialmente desde una perspectiva esperanzadora. Lo que les señalé que ha sido nuestra experiencia formativa de trabajos en redes, de constitución de recursos humanos capaz de darle soportes a las prácticas de mediación, que son prácticas que buscan construir relaciones de convivencias con un sentido de paz positiva, no paz que tolere y soporte la violencia. Son prácticas que necesitan sujetos, son prácticas que no solamente se instalan con declaraciones. Para hablar de sujetos tenemos que hablar de sujetos con una renovación de valores y hoy día nosotros estamos como Universidad, como Centro de Mediación, en los mecanismos que generen metodologías y tecnologías para hacer mediación, ya que la mediación no simplemente es el acto de sentarnos en una mesa de encuentro, sino que son actos como la formación, la difusión, la incidencia, la preparación de contextos para las prácticas cotidianas intradomiciliarias, intraescolares, pero también extraescolares. Nosotros como Universidad y como Centro de Mediación estamos en todas esas prácticas, entendiendo que esencialmente hoy día la variable conflicto es una variable presente, que hay que describirla bien para detectar e involucrar a todas la multiplicidad de partes y los niños y jóvenes hoy día son una parte invisible de los procesos, pero totalmente presentes.


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VI.3.- Experiencias RAC con niños, niñas y jóvenes. Pregunta guía: ¿Porqué no se incorporan o no se han incorporado aún, prácticas de resolución alternativa de conflictos interaccionales suscitados entre niños, niñas y jóvenes, al interior de sus colectivos de pertenencia, entre grupos infanto-juveniles, como asimismo, entre éstos, adultos y sus organizaciones, con fines restaurativos y auto-compositores de relaciones convivenciales? En el caso que se cuente actualmente con tales experiencias, ¿cómo ha sido la experiencia? Intervención de Sra. Mónica Bravo: Quisiera referirme en primera instancia, que es muy a contra pelo incorporar una cultura mediadora en una cultura jerárquica, como les exponía anteriormente. A pesar de eso, nosotros hemos estructurado un trabajo que se encuentra en la lógica de que las transformaciones se producen en acompañamientos permanentes. Por lo tanto, quien toma un rol preponderante, en el caso de niños y estudiantes, es aquel maestro o maestra que muchas veces se constituye como el adulto significativo para nuestros niños. Ahora, ¿cuáles son los tópicos que nosotros hemos ido trabajando y en los cuáles hemos ido sosteniendo este trabajo? Uno de ellos es lo que denominamos pacificación, que apunta básicamente al reconocimiento del conflicto como parte de la vida; la diferencia entre conflicto y problema definido como un conflicto que involucra básicamente las emociones y el problema más bien como desafío racional. Cuando hablamos de pacificación lo definimos como una intervención respetuosa en un momento de violencia desatada de algunos alumnos del establecimiento. Entonces esta intervención respetuosa se adjudica gracias a que este adulto ha realizado este acompañamiento permanente y en una concepción de respeto como construcción, y en el respeto como construcción aparece la ascendencia y desde ahí este adulto interviene en esa pelea que pudiesen tener estos niños. Otro de nuestros tópicos es el arbitraje pedagógico, a nivel de los niños. A nivel de los adultos, lo denominamos arbitraje democrático. Ahí básicamente tiene que ver con un proceso de enseñanza, aprendizaje de las normas, porque el establecimiento educacional es prácticamente una institución en donde las normas se tienen que vivir, pero esto bajo una resolución en que cada uno los conflictuados tenga la posibilidad de exponerse y que la resolución final tenga que ver con posiciones lo menos arbitrarias, y limpias de los prejuicios. Otro tópico que creo que es como un gran sueño en todo este gran programa, es la mediación pura, como un espacio fuera de la norma. Esto significa que cuando los maestros trabajan en el aula ellos desarrollan un ejercicio desde una mirada de laboratorio, en donde las prácticas reales de mediación no hay presencia de adultos. Son los niños los que dialogan y ellos eligen sus mediadores, porque todos los alumnos del aula


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reciben esta posibilidad de resolución de conflicto en la dinámica en que todos y cada uno de los alumnos de un aula van a tener que vivir el conflicto y aprender a trabajarlo. En esos tres tópicos es que nosotros tratamos de instalar dentro del aula y, básicamente, constituir una suerte de red a partir de un maestro que incorpora este trabajo voluntariamente, con apoyo de los profesionales del Centro de Mediación y Convivencia Escolar de San Bernardo. Ese maestro junto con este profesional comparte su experiencia con el resto de sus compañeros de trabajo. Ellos te abren las puertas, los maestros te permiten este acompañamiento sistemático en su aula y creo que ha sido una experiencia muy significativa para nosotros y para los maestros que están participando en esta red de “maestros mediadores”. El camino es tremendamente largo y, como decía al principio, creo que pasa por cómo vivimos nuestra vida y el tema del conflicto. Los resultados para nosotros, como Centro de Mediación, son en una mirada cualitativa bastante optimista, pero en la consideración de que este es un problema de todos -o sea, la educación es un tema de todos- es difícil de repente incorporar estas prácticas solamente desde la escuela, porque en una sociedad que vive la vida desde la negación del conflicto y las jerarquías es complejo. Sin embargo, se nos han ido abriendo espacios esperanzadores. Yo creo que el Centro de Mediación de verdad está en las escuelas. Ellas nos abren las puertas y, en alguna medida, ahí hemos podido ir trabajando, conversando y reflexionando sobre estas temáticas. Intervención de Sr. Miguel Morales: Muy breve porque le debo minutos a la Claudia. ¿Por qué no se han instaurados prácticas restaurativas en el sistema penal adolescente? Es muy simple. Porque el Ministerio Público no tiene otros imperativos institucionales más que la persecución y la protección. Entonces, una acción como la mediación penal no está dentro de las funciones que nosotros tenemos que desarrollar institucionalmente. No tenga nada más que decir. ¿Por qué no se han hechos acciones en el pasado? Porque al Ministerio Público no le compete. Intervención de Sra. Claudia Caro: Lo que se refiere a la Corporación de Asistencia Judicial, tal vez nunca se ha mencionado, se ha nombrado dentro de nuestra intervención, que tengamos un foco específico en los jóvenes. No por eso no han estado presentes, especialmente en temas de intervención en familias. Diría que en una forma mucho menos sistemática, ha sido tema de discusión de equipo: Hasta dónde, cuán, cuándo es pertinente y cuándo no. En una mesa redonda tuve la oportunidad de asistir con el grupo Chileno de Terapia Familiar y uno de los profesionales de ahí decía que tenemos de intervenir con niños. Nos da temor - y perdón quizás por la palabra poco ortodoxa - a “meter las patas” y como tenemos miedo preferimos no hacerlo. Entonces yo decía que hay que lanzarse, hay que atreverse. Sin embargo, en eso también, soy cuidadosa porque de repente es


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como cuando el mundo está lleno de buenas intenciones y, a la vez, lleno de grandes errores. En ese sentido, tiene que haber algo de discreción también en la intervención. Generalmente, y en el equipo lo hemos conversando, nos atrevemos más cuando se trata de adolescentes, porque el lenguaje, la forma y la posibilidad de entrevistarnos con ellos es distinta a cuando tenemos un niñito de dos a tres años y que tal vez las técnicas para poder obtener información obedece a una especialidad y a una especificidad que, no por ser mediadores, la tenemos. Entonces también está: Hasta dónde podemos y no podemos, hasta dónde somos o nos capaces, hasta dónde es o no pertinente. Como les decía, si bien no ha sido una práctica sistematizada, no podemos desconocer que sí hemos tenido la oportunidad de intervenir en procesos de familias con jóvenes, porque, como bien decía Macarena, son ellos los depositarios de las decisiones de sus padres. Nos ha tocado muchas veces que papás separados creen que logren un enorme y maravilloso acuerdo respecto a la relación directa y regular con sus hijos, sin incorporar su opinión. Recuerdo muy bien a unos hermanos, de diez y el otro de doce años, donde el papá consideraba que era fantástico llevarlos a la casa de la abuela paterna, pues así participaban y conocían a sus primos; pretendía una suerte de revincularse con esta familia paterna que estaba un poco alejada. En una reunión con los niños me dicen que lo encontraban una franca lata, que lo peor que les podía pasar es que lo llevaron donde la abuela paterna. En realidad, no tenían nada que hacer y no tenían ninguna intención de estar ahí; para ellos el mejor panorama era salir con su papá y sólo con él - es decir, sin la abuela, el abuelo, los primos y toda la parentela - a jugar un partido de fútbol o a ir al parque. Eso para ellos era un panorama maravilloso para la relación directa y regular con su padre, mientras el papá pensaba que los niños se podían aburrir estando todo el día con él y, por lo tanto, pensaba que era un gran panorama vincularlos con los primos que tenían más o menos la misma edad. Si uno no hace este ejercicio de escuchar a los jóvenes, difícilmente va a poder tener este chequeo que le hacen los jóvenes a uno. Ellos me indican sí les parece o no les parece y esto, eventualmente resulta en modificar o alargar este horario, restringir en este otro, etc., específicamente en las materias en las cuales tengan derecho a opinión, derecho a manifestarse, reconocido en la Convención de los Derechos del Niño como el derecho a ser oídos. Entonces aquí hay un dilema, hasta dónde no intervenimos con niños por no tener las herramientas. Intervención de Sr. Edmundo Mercado: Con mi hija, cuando tenía dos años - hoy ya tiene cinco - era más pequeña, viví una experiencia que les quiero contar para graficar lo que quiero plantear. Ocurrió en la Comuna de Independencia, una comuna intercultural, con poblaciones de distintos orígenes, con concentración demográfica en torno a conventillos, construcción en altura y viviendas sociales. No se refiere a viviendas sociales de los últimos veinte años, sino a viviendas sociales de aquel tiempo con un metraje cuadrado y con espacios del entorno que permite cierta calidad de vida interna y externa. Así, la población Juan Antonio Ríos. En esta población, se estaba desarrollando una actividad con una institución local, un Previene, y yo estaba simplemente como observador, cuidando a mi hija, jugando con ella en un parque. Se trataba de una actividad previa al 18 de Septiembre, a las Fiestas Patrias.


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La actividad se realizaba en una multicancha, en una de estas miles de multicanchas que ustedes encuentran. Se llaman multicancha porque hay un radier y alrededor hay una reja siempre mantenida, pero multicancha a fin y al cabo (mi crítica tiene que ver con la calidad de recursos dispuestos para la convivencia, independiente de quien lo cuide o quien lo destruya). Había la típica tizada como actividad inicial. Esta actividad tierna, linda, llena de colorido y con buena ocupación del espacio. Empecé a mirar – no con un afán así psicologicista de analizar – que había en estos dibujos. Igual me dejé llevar por los tamaños de las casas, porque el tema era “la familia”. Los dibujos mostraban familias, casas y banderas. Cuando digo familias, me refiero a personas; algunas estaban adentro y otros afuera de las casas. Podría verse como una especie de test de la casa, de quien vive adentro y quien afuera. Sin ningún afán de ese tipo, preguntaba a las personas ¿porqué habían algunas adentro y otras afuera de la casa? Les preguntaba a estas personas ¿porqué ese dibujo? Las personas - participaban grandes y chicas - los niños me decían (Las personas eran los niños. Cuando decimos personas, pensamos en adultos, lo que tiene que ver con nuestras formas de racionalizar las ideas y de sentirlas también): “Porque hay algunos de nuestros familiares que están acá viviendo con nosotros y otros no están.” Seguí mirando – y con mi hija mostrando lo colorido, jugando con ella – y me empezó llamar la atención que todos tenían banderas; banderas y volantines propios del ambiente del 18 de Septiembre. Me llamaba la atención que a contrarrestar las banderas con los rasgos físicos de algunos de sus dibujantes: ojitos achinados, piel de color más bien cafecito y formas faciales propias del altiplánico. La mayoría de las banderas - si no para decir todas - eran chilenas. Y ahí empecé a preguntar: ¿Por qué? ¿Qué tenía que ver con la cultura maya?, etc. Y las respuestas eran muy simples y directas: “Porque somos chilenos.” Muy bien fraseado, por lo demás. “Porque somos chilenos.” ¿Pero cómo es eso? Y me decían: “Porque nosotros nacimos en Chile.” En ese momento me bajaron todos los ímpetus latinoamericanos; “salgo a caminar por la cintura cósmica del sur”; me sentí parte de una nación intercultural, integracionista, donde los niños estaban generando una modificación y un cambio real. Y me dediqué a dibujar, junto con mi hija. Luego, se interrumpe esta actividad por la llegada del balón, rebotando suavemente hasta la mitad de la cancha. Llegaba la instrucción – en formato de grito –: “Ya, se acabó la tizada, corrense a la orilla porque ahora vamos a jugar una pichanga”. Siempre en el marco de la misma actividad. Bueno, uno entiende que las actividades tienen que tener su tiempo y rotación. La instrucción que venía de inmediato era: “Hagamos dos equipos: Allá Chile, acá Perú.” Y ahí no termina. Los chicos con quienes había conversado se empezaban a ir al lado de Chile y la propuesta que recibieron – se la voy a decir verbalmente, pero, súmanle empujones, súmenle tironeos, distintos tipos de bullying -: “Choro culea’o, ándate pa’llá.”, “Vos no soy d’acá” y distintas frases que ustedes se pueden imaginar. Obviamente hubo que intervenir: “Oye, cálmate, si no, no podemos seguir con la actividad.” Les planteo esta historia en respuesta a la pregunta por la incorporación de los niños a procesos de resolución de conflictos: Sí, los incorporamos. Sin embargo, aunque la respuesta fuera “no”, igual cabe la reflexión que quiero dejar presentada: ¿Tenemos los ojos para ver las necesidades de los niños participando de procesos de solución de sus problemas? Lo pregunto, porque perfectamente podríamos haber definido


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que este es un tema de otra índole: Un problema a resolverlo los adultos. Y quizás logramos hacer la pichanga, pero la pregunta es ¿cuál es el conflicto que ahí está y quienes son los llamados a resolverlo? ¿Las leyes, las normas? Porque esto se lleva a la escuela, esto se lleva a la fiesta, esto se lleva al pololeo, esto se lleva a las conversaciones de casa, esto se lleva a las canas, esto se lleva a la mediación familiar, a la penal, a la comunitaria, a la escolar, a todas partes. Muchas gracias. VI.4.- Extrapolación experiencias RAC con adultos a niños, niñas y jóvenes. Pregunta guía:

Como última pregunta de esta ronda y antes de dar la palabra al público, ¿cuáles serían o son las condiciones que se requieren para que prácticas de resolución alternativa de conflictos

interaccionales protagonizados por niños, niñas y jóvenes, al interior de sus colectivos de pertenencia, entre grupos infanto-juveniles, como asimismo, entre éstos, adultos y sus

organizaciones, a implementarse en el ámbito comunitario, tengan efectos restaurativos y auto-compositores de relaciones convivenciales?

Intervención de Sra. Mónica Bravo: Yo quisiera devolver la pregunta a esta asamblea. Es decir, cuando hablamos de condiciones tiene que ver con una revisión personal y que cuando nosotros hablamos del diálogo como una formula de resolución de conflictos es un aprendizaje, porque el estar con otro y comunicarnos en espacio fuera de la norma se constituye como un tremendo desafío. Detrás de todo esto está el tema de cómo se vale en esta sociedad, cómo tú te constituyes como ser humano que de verdad da cuenta de ser exitoso, de ser top ten, de vivir la vida desde ese deber ser. Los espacios dialogantes de verdad son sumamente difíciles de alcanzar. Decía nuestra madrina académica la doctora Ilse Schimpf-Herken académica de la Universidad Libre de Berlín que apaguemos los televisores y encendamos el fogón. De verdad es complejo, en una lógica que te pone cada día a menor edad en un mundo de competencia, el condicionamos para transformar nuestras vidas y así nuestros niños/as aprendan de nosotros a dialogar. Muchas veces las prácticas y los “métodos de crianza” en esta sociedad globalizada, mercantilista, tecnologizada y con tremendas desigualdades son construidos al alero de un adulto que no tiene ninguna significancia en la vida de los niños, o una nana en lo mejor de los casos, normas telefónicas, sino los niños están en la calle o la soledad dentro de una casa. A pesar de ese ambiente tan adverso tenemos que hacer el esfuerzo para que todos estos temas se vayan incorporando, en primera instancia, en la formación académica que tienen nuestros profesionales, que la comunidad se abastezca de adecuados profesionales, en el caso de mediación se posicione de un marco teórico que ilumine una práctica de inclusión, conexión y pertinente dado que se conocen prácticas desenmarcadas del principio base de la mediación como una filosofía y un acontecimiento ético, y cuando


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hablamos de mediación comunitaria se constituya en la comunidad y la escolar en el aula ambas como un espacio comunicacional fuera de las jerarquías y apuntando al desarrollo personal y colectivo del individuo. Intervención de Sr. Miguel Morales: Las condiciones que permitirían que el piloto de mediación penal con adolescentes que estamos diseñando fuese exitoso tiene que ver con la prolijidad y el diseño de los procesos de trabajo; que tengamos una apropiada colaboración de los organismos participantes, como lo es la Corporación de Asistencia Judicial, las Fiscalías Regionales y la Fiscalía Nacional; llevar un apropiado registro y desarrollar una evaluación a tiempo, con indicadores que sean prácticos. Es decir, no ser ambicioso e ir tomando decisiones paulatinas que permitan tener éxito. Si vamos a determinar indicadores de logro, que dichos indicadores estén cifrados en expectativas viables. Dado lo interesante de este proyecto es que no podemos sacrificarlo por expectativas que sean demasiado amplias. Por último, debemos sistematizar las experiencias y teniendo estos resguardos, podremos controlar las condiciones para que el piloto de mediación penal adolescente pueda ser prácticamente exitoso. Entiendo que la pregunta se refiere a la experiencia puntual que estamos desarrollando nosotros. Eso es todo, muchas gracias. Intervención de Sra. Claudia Caro: En relación a las condiciones, yo definiría condiciones institucionales que no obedezcan a la buena intención ni a la buena voluntad de una o dos personas, como alguien lo mencionó hace un rato atrás. Que estas iniciativas no obedezcan a iniciativas personales, sino que a una definición institucional que permita que estas acciones se puedan mantener en el tiempo y no sea como estos proyectos que duran un mes o seis meses y luego se caen, porque trasladaron a la persona o se fue a otra institución. Eso hace que la experiencia quede hasta ahí y no que pueda permanecer en el tiempo. Entonces es necesaria una definición interna, desde lo institucional. En nuestro caso, se aprecia que dos instituciones (Fiscalía y Corporación de Asistencia Judicial) tengan claras esas definiciones, puedan hacer el nexo y un buen trabajo, porque si una no tiene clara la definición, evidentemente el trabajo no va a ser fructífero. Por otro lado, se necesita tener las condiciones económicas para poder mantener estos proyectos que, comúnmente, obedecen a tener una expectativa baja en la cantidad de gente que se atiende. Lamentablemente el logro generalmente se mide por el número de personas atendidas; entre más miles o más ceros, más exitosa es y perdemos la mirada desde lo cualitativo. Cuando trabajamos con personas la verdad es que la mirada debiese estar en lo cualitativo, ya que no toda la intervención con los individuos puede ser cuantificable. Por lo tanto, re-pensar y re-mirar los proyectos a partir de expectativas de los logros desde lo cualitativo y no desde lo cuantitativo, también podría ayudar como una condición. Hay que tener claro que activar redes es importante. Los niños están presentes en la intervención de familia y en la intervención penal, entonces, no tiene que ver con el nombre que le coloquemos a las soluciones alternativas, porque es trasversal a todas las temáticas. Por eso, la activación de redes es importante; redes


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que se mantengan en el tiempo. Eso implica definiciones institucionales claras que no dependan de la voluntad de la persona que esté de turno trabajando en la institución y que esté sensibilizado con la materia. Creo en eso, es decir, en condiciones institucionales, económicas, activación de redes sociales. Lo dejaré ahí, como idea, por el momento. Muchas gracias. Intervención de Sr. Edmundo Mercado: Se trata de dar mensajes esperanzadores, porque es necesario para recuperar las confianzas que se han deteriorado gracias a las prácticas erráticas de las instituciones públicas y privadas. Erráticas en el sentido económico, en la dimensión o concepto de profesional a cargo, luego en el diseño de Estado o el diseño de gestión de convivencia. Adscribo a lo que han dicho los otros panelistas; en ese sentido creo que hay una serie de miradas que requieren estar acogidas al espíritu de lo que quiere este nuevo diseño de actuar respecto de los conflictos en nuestra sociedad y en todos los ámbitos. No obstante, creo que es un discurso que aún está débil en la presencia de las personas que toman las decisiones o de personas que proponen las formas de tomar decisiones. Me atrevería decir que la mayoría de nuestros congresistas entienden por mediación a la jueza Ana María Polo y si hiciéramos un estudio, esa sería la respuesta de ellos y sus asesores también. Esto me preocupa más porque finalmente entiendo que eso es una tarea que se delega en asesores para poder informar. Por lo tanto quisiera entregar una reflexión para ustedes, para mí y para todos los que tenemos en algún minuto una intervención o una acción práctica asociada a mediación, pero no con el afán de entregar recetas con las soluciones, sino que de transmitir ciertas reflexiones que anticipan los caminos del error, no los caminos de la certeza y del saber. Si hay alguna certeza de saber en lo que les digo esencialmente tiene que ver con haber recorrido ante que ustedes, paralelamente o después el camino del error. Primero, no podemos hablar de mediación cuando se trate de un acto unilateral del mediador o de una parte. Hay un esfuerzo constante de involucramiento, de testimoniar quienes son las partes como los interesados en resolver alternativamente los procedimientos judiciales y dejamos de lado la visión sistémica, la visión integral, la visión histórica, el acto de la memoria de los conflictos y ahí hay hoy día un ejercicio que hacer. Las mediaciones por lo general son multi-partes, independientes que las trabajamos solamente en la bilateralidad de las dos partes. Son multi-partes en el sentido que reconocemos el protagonismo de los actores y eso nos pasa muchas veces con el concepto de infancia y de adolescencia. El segundo tema es la revisión de los valores y las posibilidades del mediador en el ejercicio de la neutralidad. La neutralidad no es solamente una declaración, sino que es una valoración de las partes respecto del mediador. Muchos de los mediadores nos involucramos siendo parte de una parte. Desafortunadamente varios de los programas de mediación comunitaria o escolar implican personas mediando y éstos no pueden sacarse el rótulo de ser municipios o no pueden desprenderse del rotulo de ser escuela o dirección. Ese es un tema que no es secundario para el acto de mediar. La neutralidad no es simplemente una declaración, sino que es una valoración. No significa renunciar a pertenecer a una institución, pero sí velar por las prácticas que permiten el ejercicio de la neutralidad y que tiene que ver con la equidistancia, dar a todos por igual y dar


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garantías que uno está dando por igual, incluso los errores. Así, cuando uno le dice a alguien “perfecto”, le está ratificando su posición y de inmediato hay que decirle perfecto al otro, porque “perfecto” a uno es igual a “erróneo” a otro. Hay una serie de ejercicios que no son secundarios y no es necesario ser mediador, sino que tener una actitud mediadora entendiendo los principios de la neutralidad y ahí se tienden a confundir ciertas intenciones o ciertas prácticas de abordaje de los conflictos. Tercero, no puede haber mediación sin educación de los mecanismos y de los procedimientos de resolución alternativa de conflictos. O sea, ¿cuánto esperamos para que apareciera una campaña de mediación en lo familiar como la que está apareciendo recién en las radios? y ¿cuánto vamos a esperar para que se promueva la mediación en lo escolar en lugar de un “Informe Especial” o un “Contacto” de cuantos chicos le golpeen o acuchillen a otros chicos? Porque lo anunciado es el escenario que se viene o se mantiene. La educación de los mecanismos para resolver conflictos no pasa por la difusión de los tipos de problemas o por poner en jaque a algún actor de la toma de decisión de cómo resolverlo, que hizo, que hace, que expulsa a chicos del colegio. Cuarto, capacidades de medios y de contextos para el fortalecimiento de los acuerdos. El acuerdo es finalmente la ratificación de un proceso de encuentros, de marcos, de ajustes en el marco de la neutralidad, en el marco del protagonismo, en el marco de los intereses. Pero la gran pregunta de los acuerdos es quién los garantiza; no lo tiene que garantizar el Juzgado de Policía Local, no lo tiene que garantizar el director del colegio, sino que lo tienen que garantizar las partes en la idea del “win-win” (gana-gana). A través de este acuerdo propongo un clima y en ese clima me siento bien, me siento feliz, me siento satisfecho, he restituido la paz, sino que más vale que el acuerdo sea que no estamos de acuerdo. Creo que hoy día hay una oportunidad de atreverse. No creo que metamos las patas si previamente nos hemos preparado para ello, si nos preocuparnos de la neutralidad y de involucrar a todas las partes. Hoy está de moda la señora con las gatitas que molestan a sus vecinos en el condominio. Lo que no se analiza en los condominios es que el tema de convivencia implica un tema asociado al diseño de éstos y no a la decisión de dónde vivir; a la copropiedad social. Esto lo digo para relacionarlo con el tema de infancia que se caracteriza por escasos espacios de encuentros y convivencia para los adolescentes y para los jóvenes. Ahí hay una base central del problema y que no se puede conversar después de la habitación, sino que en las fases previas a la construcción de la habitación. Todavía no escucho a los diseñadores del MOP o de las empresas constructoras decir dónde estamos en estos temas o cómo este tema es un tema central. Nos quedamos en las discusiones donde hay murallas impermeabilizadas y este es un ejemplo. Ojo, esas murallas impermeabilizadas quedan en espacios que están dados para la convivencia, que puede ser una experiencia de encuentro o de desencuentro, violento o no violento, agresivo o no. A veces bomba de tiempo o a veces bomba explosiva en el momento. Gracias.


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VI.5.- Diálogo con el público. Observación público: Hola. Para colaborar un poco en este trabajo y para no olvidarlo, porque siempre se olvida en los seminarios, agradecer a las personas que convocaron y que son culpables de este espacio de diálogo, apertura y encuentro. A Chasqui, a Erik, René y a todo su grupo, agradecerles desde ya. He participado atentamente del desarrollo de este encuentro y percibo que tenemos la tendencia a mirar la parte media vacía del vaso y creo que Mónica y también Edmundo hablaron de que hay una parte media llena, que es justamente la parte que tenemos hoy día de público. Esta gente que es nueva y que está integrada, que quiere saber y que tiene ganas de decir qué es la mediación y cómo yo puedo integrarlo a mi diario quehacer creo que es la parte llena y en eso quisiera convocar a las personas que están en el panel, para que nos digan a las personas y a todos ¿cómo podemos aplicar hoy día la mediación comunitaria, llamémosla convivencia escolar, el diálogo, la negociación? Los convoco por favor a ver si nos pueden dar alguna fórmula secreta. Intervención de Sr. Miguel Morales: La pregunta es súper interesante. En lo personal me lo planteo a diario, porque uno constantemente tiene conflictos. Es raro no tenerlos en todo ámbito de cosas, personal, familiar, laboral y creo que tenemos que copiar un poco a los argentinos en ese sentido. Ellos son más buenos para lamentar y buscan el diálogo, no lo rehúyen. Nosotros rehuimos del diálogo, rehuimos la mirada, rehuimos el tacto y eso dificulta la posibilidad de llegar a cualquier encuentro. Un ejemplo bien clásico para aquellos que manejan. A las seis y media de la tarde Santiago es horroroso, entre la seis y las ocho y media Santiago está lleno de autos y a mí me ha pasado innumerables veces que quiero cambiarme de pista y no puedo. Miro al del lado, efecto visual para pedirle que me deje pasar y créenme que no hay caso, porque no me mira. Entonces los chilenos somos raros. Ahí lo que hay que hacer es bajar la ventana, es lo que hago yo por lo menos, haciéndome cargo de lo que estaba solicitando para que el sujeto me mire y cuando ya establecemos contacto visual casi nadie niega la posibilidad de pasar. Simplemente se trata de buscar el contacto visual y cuando uno esté del otro lado, por supuesto ceder un espacio. Hay que tratar de bajar los índices de sensación de persecución y que la verdad es que nadie te quiere engañar; eso es una sensación de los chilenos. Todos y cada uno cumple con sus funciones en esta vida y hay que tratar de hacer una función colaborativa, pero esa sensación no es la que tenemos los chilenos. Tenemos una impaciencia incontrolable cuando hay que buscar el contacto. Es curioso pero en el metro, por ejemplo, nadie se mira unos con otros y si un hombre llega a hablarle a una mujer, ella piensa que el tipo es un degenerado. En muchos países de Latinoamérica la gente habla, no sé porqué en Chile no hablamos con la gente, con el del al lado; si no pasa nada, nadie nos va a pegar. Como consejo, y es lo que trato de hacer a diario, simplemente hay que hablar, nada más. Hacer contactos visuales, comunicarnos, pedir favores y solidarizar, más que competir como loco.


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Intervención de Sra. Mónica Bravo: Dada la pregunta, siento que uno de los elementos fundamentales es nuestra comunicación con los niños, niñas y jóvenes. Podría hacer una sugerencia y es que tratemos en lo posible de tener espacios con ellos, fuera de las normas y en un tú y yo que demuestre que me importan, me interesan y, a lo mejor, conocer sus mundos. Los grandes desafíos es que ellos no estén tan solos. Intervención de Sr. Edmundo Mercado: Una pequeña idea no más. Creo que hoy día por más que queramos o no, tendemos a normalizar la violencia en algunos escenarios; hemos avanzado mucho en eso. Mi consejo no va en esa línea, sino que más bien va por no normalizar como únicos medios de solución, respecto de escenarios violentos -incluso en la que sufres en la cola del banco o en el bus cuando no te dan el asiento-, la confrontación agresiva ni tampoco la delegación de un tercero que tome la decisión. No se tiene que ver con que trate a un escolar de imprudente, de incompetente o de anormal porque no da el asiento. Se trata de que yo piense qué quiero hacer, coaccionar una conducta a través de mi poder de adulto o generar un clima donde de manera natural hayan nuevas comprensiones y nuevas formas de enfrentar los conflictos. Creo que el camino de la mediación como tal no es fácil, porque enfrenta la cultura de la solución inmediata y la mediación no es garantía de una solución inmediata, pero sí de mayor perdurabilidad y reconstituye calidades de vínculos, en todo orden de cosa, mucho mayores. Observación público: A fin de aportar, hablábamos de dialogar, hablar, pero también saber escuchar. Si pensamos en el ámbito escolar, los alumnos, como decían anteriormente, pasan mucho tiempo solos porque papá y mamá deben salir a trabajar. Los niños en el colegio también necesitan ser escuchados y entonces hay agregar al diálogo el saber escuchar. Eso nada más.


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VII.- Cierre.

Sr. Erik Lombaert, Coordinador Técnico de la Corporación Programa Chasqui.

Pese al anuncio en el programa de “Conclusiones y Cierre”, no me atrevo de presentar conclusiones ya que me temo que se perdería la riqueza de los argumentos, reflexiones, aportes, sistematizaciones, etc. presentados. Por tanto y de modo de cierre anuncio algunos compromisos. Primero. Esperamos elaborar algún tipo de publicación, sea con todo lo dicho hoy, de modo integral, aunque ello dependerá de la colaboración y permisos de los expositores y panelistas, sea con un resumen con conclusiones elaboradas a partir de un detenido análisis de todo lo escuchado. Se avisará y se indicará, a través de los mails registrados al momento de su inscripción, el momento y lugar de acceso. Seguramente compartiremos la publicación a través de la página Web de la Corporación. Segundo. Como ya anunciado, se está trabajando en una investigación, la cual se espera terminar a fines de noviembre de este año. También el momento y modalidad de acceso al informe final del estudio será comunicado a través de los correos indicados al inscribirse para el Seminario. Quisiera insistir en la invitación para escribir algún comentario, reflexión, sugerencia o evaluación en el documento que se encuentra en sus carpetas (con título observaciones) y luego, antes de retirarse, dejarlo con algún integrante de la Corporación Chasqui, sin perjuicio de que posteriormente nos hagan llegar otros comentarios, reflexiones, observaciones, referencias a experiencias que ustedes ubican o a literatura interesante relacionado con el tema del Seminario, a través del correo [email protected], especialmente habilitado para tal efecto. El correo está indicado abajo del programa que se encuentra en sus carpetas. No nos comprometemos a responder a los correos. Si nos reservaremos el derecho para considerar estas opiniones para incluirlas de una o otra forma en la publicación de este Seminario y, eventualmente, en el estudio que estamos realizando. No queda nada más que cerrar, que agradecer a los expositores y panelistas, al todos y todas ustedes presentes, a la Ilustre Municipalidad de San Bernardo por prestarnos su casa para este Seminario y otra variedad de aportes, a los compañeros y compañeras de la Corporación Chasqui que han dedicado varias horas extras a la preparación de este evento, a la Fundación Anide – específicamente a Don Claudio Vistoso, presidente y Don José Horacio Wood, Secretario Ejecutivo quien ha excusado su inasistencia – por la confianza depositada en la Corporación Chasqui que ha permitido la transferencia de un fondo de la Agencia Alemana Kindernothilfe, lo que en definitiva ha posibilitado la realización del Seminario en el marco del proyecto exploratorio del que ya hablamos. Muchas gracias.


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VIII.- Conclusiones finales

Corporación Programa Chasqui Noviembre 2009.

Se ha abogado por la comprensión amplia del Derecho de Acceso a la Justicia en cuanto no solo debe comprenderse como la oportunidad de la judicialización de los conflictos. Pese a que se tiende a fundamentar el paulatino incremento de mecanismos alternativos a dicha judicialización de conflictos en cada vez más diversos ámbitos a partir de la necesidad de descongestionar los Tribunales de Justicia, se aprecia tal tendencia no desde su lógica meramente instrumental o economicista, sino como oportunidad para garantizar el principio de legalidad procesal para aquellos conflictos con consecuencias deshumanizantes que requieran de una intervención externa para ponerle fin y resolverse. Sin perjuicio de lo anterior, la valoración de la resolución extra-judicial de conflictos - en cuanto expresión del Derecho de Acceso a la Justicia y que, se espera, tenga una cobertura opcional amplia - refiere a su potencialidad performativa a favor de la participación, el diálogo, la tolerancia, el respeto mutuo y una mayor democratización de las relaciones sociales. Además, la apertura hacia la variación de ofertas para gestionar los conflictos responde al reconocimiento de la diversidad de los conflictos. Los mecanismos extra-judiciales permiten superar el carácter restrictivo del derecho en pos de la “certeza jurídica”, producto de la predominancia de los aspectos procedimentales, como asimismo, los acuerdos participativos prometen mayor adhesión, sino, a lo menos, mayor satisfacción. Se destaca lo paradójico de la promoción y implementación de prácticas alternativas de resolución de conflictos en un contexto socio-económico deplorable que obliga a hombre y mujer a trabajar y dejar niños, niñas y jóvenes solos, con predominancia de relaciones jerarquizadas e interacciones mediadas por el poder, avaladas por un racionalismo arraigado y empobrecimiento emocional, junto con escasa reflexión sobre las modalidades adultas de resolución de conflictos transferidas al mundo infanto-juvenil que da cuenta de prácticas agresivas cada vez más extendidas. En este mismo sentido, se han escuchado opiniones que cuestionan el “sentido” de la intención de resolver conflictos entre niños, niñas y jóvenes, sin contar con resoluciones adecuadas a nivel de las estructuras - leyes y normas - y modos de resolver los conflictos entre los adultos. Los niños aprenden de los adultos y sus conflictos, muchas veces, son reflejos de la conflictividad inherente a las estructuras. Desde la comprensión del carácter performativo de los medios masivos de comunicación, se enfatiza en la importancia de la promoción, difusión de alternativas de resolución de conflictos que permita contrarrestar la propagación masiva de la magnitud y crueldad de los problemas y de los modos de su abordaje, lo cual constituye parte importante de la educación de los mecanismos y de los procedimientos de resolución alternativa de conflictos. Se reconoce una amplia gama de ámbitos para la aplicación de la mediación, inclusive ámbitos que involucran a niños, niñas y jóvenes. A la vez, se indica que las prácticas mediacionales generalmente no involucran a dichos autores, pese al impacto que tengan para ellos y ellas. En tal sentido, se advierte del peligro de la reducción de los participantes de los procesos de resolución de conflictos (resolución bilateral de conflictos, omitiendo su carácter multi-part), especialmente cuando hay niños, niñas y jóvenes directamente


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involucrados o interesados, no solo porque son muchas veces afectados por las decisiones que toman los adultos, sino, además, su opinión podría resultar en la toma de determinaciones más ajustadas a sus realidades. Pese a que la Convención Internacional de los Derechos del Niño indica que los niños, niñas y jóvenes tienen derecho a ser escuchados en todas las materias que le afectan (Art. 12º), no se encuentra su correlato en las diferentes legislaciones que refieren a resoluciones de conflictos (ni judiciales, ni alternativas). En las prácticas, solo algunos mediadores familiares, vecinales y comunitarias involucran a los niños, niñas y jóvenes en los procesos de resolución de conflictos de los ámbitos familiar y convivencia vecinal o barrial. Por otro lado, las experiencias de mediación escolar son aún muy escasas. Se invita a que se construyan experiencias en el marco de instituciones que garanticen su continuidad y proyección, a partir de su definición como línea de trabajo - más que proyecto - financiamiento prolongado y, sobre todo en sus fases iniciales, interés por los resultados cualitativos, más que cuantitativos, a pequeña escala para permitir su constante monitoreo, evaluación, sistematización y discusión para lograr aprendizajes significativos y construcción de experiencias exitosas y replicables. Se destaca la importancia de la práctica de redes para el abordaje simultáneo de intervenciones complementarios a la mera resolución de conflictos. Sin perjuicio que todos coinciden que la preparación del “tercero neutral” es de importancia y cuidado, inclusive de cierta especialización - sobre todo al pretender involucrar a niños, niñas y jóvenes - no es para todos el elemento más importante. En este contexto, se observa una discrepancia respecto de la calidad del conductor de procesos mediacionales: Mientras algunos abogan por reservar exclusivamente dicha tarea para profesionales especialmente entrenados, otros sugieren que se podrían involucrar vecinos previamente capacitados para mediar en conflictos propios de la convivencia en comunidad, sin excluirse estudiantes que han participado de talleres con ejercicios vivenciales para resolver conflictos entre pares sin presencia de adultos. Específicamente en el ámbito comunitario, se advierte del peligro del abordaje a-histórico o descontextualizado de conflictos en cuanto se busca gestionar sólo aspectos manifiestos, omitiendo sus orígenes previos - inclusive producto de decisiones políticas - y externos al encuentro, desencuentro y/o convivencia de los litigantes de los cuales sus diferencias sólo son exponentes. Se sugiere en este contexto que aparte de la importancia de la resolución del conflicto que inaugura la necesidad del diálogo, podría motivarse a dinámicas de análisis y reflexión, resignificación del conflicto y – eventualmente – resultando en posicionamientos y movilizaciones (rei)vindicativas. El Ministerio Público y la Corporación de Asistencia Judicial pretenden prontamente iniciar colaborativamente un proceso sistemático de mediación en materia penal juvenil. Se reconoce la mediación como el mecanismo más idóneo para lograr el objetivo final de la LRPA (Ley Nº 20.084): la reinserción social del adolescente autor de un ilícito, a través de la responsabilización por parte de éste, por el delito cometido, con acciones reparatorias para la víctima.


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El Centro de Mediación y Convivencia Escolar de la Comuna de San Bernardo ha diferenciado tres niveles de trabajo: la pacificación definida como abordaje de conflictos desde el posicionamiento construido a partir del acompañamiento respetuoso permanente (respeto como construcción); el arbitraje pedagógico o democrático que refiere al aprendizaje a convivir con normas a partir de su aplicación en situaciones vivenciales de conflictos, posterior a la escucha de los diferentes puntos de vista de las partes involucradas; y la mediación netamente tal, significada como un procedimiento de resolución de conflictos entre pares aprendido a través de ejercicios grupales en que todos y cada uno de los estudiantes de un aula asumen de modo rotativo los roles de partes de conflictos simulados y de mediadores. En definitiva, a partir de lo expuesto en el Seminario “Acceso a la Justicia. Mediación Comunitaria Infanto-Juvenil” se pueden vislumbrar varias recomendaciones y, a la vez, advertencias para el diseño e implementación de una línea programática de trabajo de Resolución Alternativa de Conflictos en los cuales se ven involucrados niños, niñas y jóvenes, con potencial restaurativo, re-compositor y auto-compositor de relaciones convivenciales, a implementarse en el ámbito comunitario. Tarea que pretende emprender la Corporación Programa Chasqui.

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