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ASERCA 20 ANIVERSARIO L RIDADES UN HORIZONTE ASERCA DEL MERCADO AGROPECUARIO C PUBLICACIóN MENSUAL ISSN 0188-9974 ESPECIAL Publicado en InfoAserca

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20Editorial

Con esta publicación especial, la revista “Claridades Agropecuarias” festeja con entusiasmo su vigésimo aniversario. Celebrar este logro es reconocer el enorme esfuerzo que significó el primer desafío, su edición; pero además, la tenacidad de mantenerla mes con mes.

Cuando se hizo la propuesta de editar una revista dirigida al sector agropecuario -con especial énfasis en la comercialización-, se asumió el reto de manera decidida porque la idea en sí misma contenía una amplia generosidad. Comenzar a ofrecer información del proceso comercial -en un mercado que ya no estaba regulado-, co-nocer cuáles eran los canales principales de mercadeo, qué agentes participaban y cómo funcionaban los mecanismos de intermediación en las diversas regiones productoras; representaba una propuesta de avance, sobre todo si consideramos que hasta ese momento esa información estaba poco documentada. Después de dos décadas de experiencia en el terreno de la edición, todos los que participamos en la publicación de la revista seguimos convencidos del rol funda-mental que tiene la información, pero, en particular, de la importancia que guarda la palabra escrita.

En un mundo en el que se le confiere cada vez mayor importancia a la imagen, la palabra escrita adquiere significado no sólo porque representa una fuente prima-ria de información, instrumento básico de comunicación y herramienta indispen-sable para participar socialmente; sino porque también, a través de los artículos, colaboraciones y entrevistas que hemos difundido a lo largo de estos años, la pa-labra escrita ha involucrado definición, expresión, argumento, concepto y todos sus derivados, de una realidad social tan compleja como es el campo mexicano. Es decir, hemos aprendido, creado y divulgado conocimiento, pero también dejado constancia de ello.

Si como decía el filósofo Voltaire “la escritura es la pintura de la voz”, habría que extender esta frase para señalar que es la pintura de las ideas, del pensamiento del hombre que se transforma en expresión y por ello en vida.

Venga un reconocimiento a nuestros lectores por este largo camino recorrido y hacemos votos porque sigan acompañándonos otro tiempo más. Muchas gracias.

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EDITORIAL PAG.Entrev ista

SECRETARIO LIC. EnRIquE MARTínEz y MARTínEz 3

A proposito de los e jes para cambiar e l campoLA CuESTIÓn AMBIEnTAL, InOCuIDAD y ESTATuS SAnITARIO 16

InCEnTIVAR LA InnOVACIÓn AGRíCOLA. CÓMO IR MÁS ALLÁ DEL FORTALECIMIEnTO DE LOS SISTEMAS DE InVESTIGACIÓn 22

POLíTICAS POR CADEnAS y AGLOMERACIOnES PRODuCTIVAS (CLÚSTERS) 27

PRInCIPALES TEnDEnCIAS quE AFECTAn EL ESTADO DE LOS AGROnEGOCIOS En EL HEMISFERIO AMERICAnO 32

SEGuROS CLIMÁTICOS 37

OBTEnCIÓn y MAnEJO DE BIOFERTILIzAnTES COMO InSuMOSInDISPEnSABLES DE LA AGRICuLTuRA SOSTEnIBLE 42

EL MERCADO DE LOS FERTILIzAnTES 2011-2012 45

Director ioSECRETARíA DE AGRICuLTuRA, GAnADERíA,

DESARROLLO RuRAL, PESCA y ALIMEnTACIÓn

SECRETARIO: LIC. EnRIquE MARTínEz y MARTínEz

AGEnCIA DE SERVICIOS A LA COMERCIALIzACIOn y DESARROLLO DE MERCADOS AGROPECuARIOS

DIRECTOR En JEFE: LIC. BALTAzAR MAnuEL HInOJOSA OCHOA

EDITOR RESPOnSABLE: DR. OMAR MuSALEM LÓPEz

DIRECTORA DE ESTuDIOS y AnÁLISIS DE MERCADOS: LIC. MyRnA ELISA ESCAMILLA HERnÁnDEz

REDACCIÓn: LIC. RAÚL OCHOA BAuTISTA

DISEÑO y FORMACIÓn: LIC. FRAnCISCO RODRíGuEz CRuz COLABORADORES: LIC. BEATRIz VERÓnICA PASCuAL GARCíA LIC. ARTuRO ÁLVAREz HERnÁnDEz LIC. SAMuEL HERnÁnDEz DE LA TORRE LIC. ELISA ISABEL FÉLIX BERRuETO

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ClaridadesAgropecuarias

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Revista Claridades Agropecuarias, editada por Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios, Municipio Libre 377, Piso 8 ala B, Colonia Santa Cruz Atoyac, Delegación Benito Juárez, C.P. 03310, México Distrito Federal, Tel. (55) 3871 7300 Ext. 50850 y 50057.

Revista mensual, Especial 2013, Número de Certificado de Reserva de Derechos al Uso Exclusivo del Título expedido por el Instituto Nacional del Derecho de Autor “En Tramite”. Certificado de licitud de Titulo “En Tramite” y Certificado de Licitud de Contenido “En Tramite”, ante la Co-misión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Impresa por Impresora y Encuadernadora Progre-so, San Lorenzo 244, Colonia Paraje San Juan, Delegación Iztapalapa, C.P. 09830, México, Distrito Federal. Distribuida por SEPOMEX, Tacuba No. 1, Colonia Centro, Delegación Cuauhtémoc, C.P. 06000, México, Distrito Federal, con los Registros Postales IM09-00863 y PP09-01908.

La responsabilidad de los trabajos firmados es exclusiva de los autores y no de Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios, excepto cuando exista una aclaración expresa que así lo indique. Distribución exclusiva por suscripción. Se puede reproducir el material de esta revista siempre y cuando se cite la fuente, salvo en libros de distribución comercial, para lo cual se requerirá de autorización escrita por ASERCA. Las imágenes utilizadas en el contenido de esta revista son de carácter ilustrativo y no necesariamente concuerdan con el producto mencionado.

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SEMBLANZA

Claridades Agropecuarias (C.A.): Para iniciar Sr. secretario, ¿Quién es Enrique Martínez y Martínez, y cómo su paso como profesor por la Universidad Agraria Antonio Narro, y por la gubernatura del estado de Coahuila, le han permitido tener un contacto con el medio rural?

Secretario Enrique Martínez y Martínez (E.M.M.): Para iniciar, me gustaría señalar que soy un orgulloso coahuilense. Nacido el 10 de noviem-bre de 1948 en la ciudad de Saltillo, una ciudad entrañable para mí, no sólo porque ahí crecí, sino porque su gente siempre tiene un trato amable, ade-más de que cuenta con servicios e infraestructura de primer nivel. En días pasados, un periódico nor-teamericano la acaba de considerar como una de las mejores ciudades para vivir en Latinoamérica.

Me gradué como licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico de Monterrey –Campus Monterrey- en el año de 1970. Tiempo después fui director y profesor en la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila, así como también catedrático en la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro. Ese tránsito por el ámbito académico, me permitió conocer las diversas problemáticas que enfrentaba el estado de Coahuila y nuestro país, en diversos sectores, pero en particular en el campo, en el mundo rural.

Posteriormente, la trayectoria que he tenido en la administración pública ha reforzado más mi conocimiento sobre diversos temas, incluido el agropecuario. Por ejemplo, fui subsecretario de Ingresos y Egresos del Estado de Coahuila; presidente mu-nicipal de Saltillo; director de Fortalecimiento Municipal del Estado de Coahuila; presidente de la Comisión Estatal Electoral; secretario general de Gobierno del Estado de Coahuila; diputado federal en las 54 y 57 Legislaturas, donde participé como presidente de la Comisión de Desarrollo Regional y Apoyo a la Producción y formé parte de la Comisión de Hacienda y Crédito Público, y presidente del Instituto Nacional de Administración Pública en Coahuila.

Pero si alguna de mis actividades ha sido determinante para definir mi vocación como servidor público, fue sin duda la guberna-tura del estado de Coahuila. Enfrentar los retos de una entidad tan diversa fue una experiencia enriquecedora. Uno de estos retos lo representó el campo coahuilense. Las reuniones permanentes con los productores, las visitas continúas a las zonas productoras y ganaderas, así como el impulso al desarrollo rural durante mi gestión, me proporcionó una mayor compresión del sector. A esto hay que añadir que también estuve del otro lado, ya que durante algún tiempo fui productor agrícola y ganadero. Como pueden ver, el tema del campo ha estado presente a lo largo de mi trayectoria.

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DIAGNÓSTICO DEL SECTOR

C.A.: En los considerandos a las Reglas de Operación que pre-sentó la SAGARPA en diciembre del año pasado, hay un diag-nóstico implícito de la situación del sector. Se alude que está inmerso en una problemática, en virtud de que los producto-res enfrentan limitantes por bajos niveles de capitalización de sus unidades económicas rurales, bajos ingresos, bajas capa-cidades técnicas-administrativas, vulnerabilidad de riesgos fi-nancieros, de mercado, sanitarios y de desastres naturales; así como deterioro de los recursos naturales para la producción primaria. Desde su óptica secretario, ¿cuál es el estado en el que encontró al sector agrícola, rural y pesquero, cuál es el diagnóstico?

E.M.M. : Como lo he indicado en diversos foros –más recien-temente en la Cámara de Diputados- existen importantes pro-blemas en el campo, aun cuando ello no cancela el potencial de desarrollo que tiene el sector agroalimentario.

El principal problema que enfrenta nuestro país está relaciona-do con el hecho de que estamos inmersos en un modelo econó-mico rebasado, que ha privilegiado la estabilidad sacrificando el crecimiento, con importantes efectos en la concentración y distribución de la riqueza.

En el campo, esta situación se expresa a través de problemá-ticas muy específicas que se manifiestan en todos los ámbitos que le conforman. Señalaré algunos ejemplos.

En el ámbito económico:

• En nuestro país existen entre 5.3 y 5.4 millones de unidades económicas rurales. De éstas, cerca de 1.2 millones –que representan el 22 por ciento- se caracterizan por ser de sub-sistencia, sin vinculación al mercado por lo que no presen-tan ingresos por ventas o si las realizan, son esporádicas de “excedentes no planeados”. La mayoría de estas unidades cuentan con un ingreso neto anual igual o menor a 27 mil 816 pesos, lo que los ubica en el umbral de la pobreza ali-mentaria, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) para el año 2008.

• Alrededor de 2.7 millones de unidades económicas que re-presentan 50.6 por ciento del total, corresponden a aquellas que también son de subsistencia pero con vinculación al mercado. Se caracterizan por llevar un pequeño excedente de su producción agropecuaria o pesquera al mercado. Pre-sentan ingresos netos anuales menores a 32 mil 885 pesos, lo que las ubica en el umbral de pobreza de capacidades.

• Así también, otras 292 mil unidades económicas rurales que representan 8.3 por ciento del total, se encuentran en transición, es decir, han dejado de ser de subsistencia para incursionar al mercado. A pesar de que registran ventas anuales del orden de 73 mil 931 pesos, un poco más del 60 por ciento de estas unidades se encuentran en condición de pobreza patrimonial.

• ¿Qué significa esto? Que en estos tres rubros de unidades que he descrito y que representan el 78.5 del total de las unidades económicas rurales, es donde se ubican los problemas de ca-pitalización, debido al bajo nivel de ingreso que presentan.

• Pero no sólo eso, también está indicando que existe un bajo crecimiento y rentabilidad en las actividades agrope-cuarias y pesqueras, causado por diversos factores de en-tre los que destacan: bajo desarrollo de capacidades técni-cas y productivas, innovaciones tecnológicas insuficientes, bajo nivel de productividad, acceso limitado al mercado de productos agropecuarios y pesqueros, insuficiente finan-ciamiento para la actividad agropecuaria y pesquera, y un elevado nivel de riesgo que conlleva el desarrollo de las actividades agropecuarias y pesqueras.Pu

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• También se ha generado un desarrollo desigual y de ele-vados contrastes, que se expresa en esta suerte que he lla-mado “campo bipolar”. Por un lado, tenemos productores de clase mundial con los mejores indicadores de competi-tividad internacional; mientras que por otro, millones de productores que están desprovistos de cualquier situación de competitividad.

C.A.: Pero los problemas del campo no sólo se reducen al aspecto económico –aunque necesariamente están relacio-nados-, también se manifiestan en otros espacios. ¿Cuál es el análisis en esos otros rubros?

E.M.M.: Efectivamente, si bien el aspecto que más sobresale en los problemas que enfrenta el campo tiene que ver con lo eco-nómico, esto no significa que sea la única área donde se mani-fiesten sus dificultades. De hecho, la presencia de contrarieda-des en otros espacios indica el carácter complejo que adquiere la situación del campo mexicano.

En ámbito social:

• El principal problema radica en el nivel de pobreza de las fa-milias rurales. De acuerdo con cifras del CONEVAL de 2008, alrededor del 32 por ciento de las familias rurales se encuen-tran en pobreza alimentaria, 39 por ciento en pobreza de ca-

pacidades, en tanto que 60 por ciento se ubica en pobreza patrimonial.

• Las dos causas que explican la pobreza de las familias rurales son: bajos ingresos y bajo desarrollo de capital humano, que a la larga ha generado un círculo vicioso. Es decir, los bajos ingresos no les permiten acceder a los servicios de salud, educación, capacitación y alimentación, generando un bajo desarrollo de capital humano que los lleva a que se incor-poren o realicen actividades de baja productividad y por lo tanto, de baja remuneración, perpetuando así la pobreza.

En el entorno de lo ambiental:

• En la actualidad las zonas rurales de México presentan problemas de degradación ambiental ocasionados por los sistemas de producción pesquera, acuícola, ganadera y agrícola, los cuales se desarrollan de manera no susten-table y cuyos impactos pueden manifestarse de distinta manera, dependiendo del recurso natural que se utiliza.

• Entre las causas que explican este proceso se encuentran: la sobreexplotación de los recursos pesqueros, la erosión de suelos, la salinización de los suelos, la sobreexplotación de los recursos hídricos, la contaminación de los cuerpos de agua y suelos por residuos agropecuarios y pesqueros, así Pu

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como las emisiones de gases de efecto invernadero por parte del sector agropecuario.

• Es impostergable –por señalar algunos ejemplos- incrementar la eficien-cia de la utilización del agua en la agricultura, ya que se trata del principal uso del recurso y su eficiencia promedio es de únicamente 46 por ciento.

• Por otra parte, se estima que 45 por ciento del territorio nacional sufre algún proceso de degradación del suelo causada por el hombre.

En el ámbito de comercio internacional:

• La balanza comercial sigue siendo deficitaria. En 2011, el saldo negativo fue del orden de 2 mil 800 millones de dólares.

• Lo preocupante de esta situación es que cada vez más importamos muchos de los alimentos que consumimos los mexicanos. Por ejem-plo, estamos importando el 84 por ciento del arroz que se consume en nuestro país, 35 por ciento en maíz, 61 por ciento en trigo, 20 por ciento en frijol y 38 por ciento en carne porcina. Esto sin duda, nos hace vulne-rables frente a las eventualidades externas, ya sean de mercado –ofer-ta limitada, elevados precios, por señalar algunos- o climáticas, como sucedió el año pasado con la sequía que azotó a Estados Unidos; pero sobre todo, limita la posibilidad de alcanzar la seguridad alimentaria.

• A esto habría que señalar que la mayoría de la actividad comercial se concentra en nuestro vecino del norte. Del valor total de las importacio-nes agropecuarias que realiza nuestro país, 73 por ciento correspondió a ventas realizadas por Estados Unidos.

En el ámbito de la oferta de insumos:

• Nuestro campo tiene que enfrentar un mercado oligopólico de insumos. Hasta finales de los años ochenta, los gobiernos jugaron un papel fun-damental en cuanto a la producción y distribución de semillas, así como en la generación y subsidios para la compra de fertilizantes. Con las re-formas de los años noventa se liberalizaron ambos mercados, dejando a la iniciativa privada los sistemas para la importación y su distribución. Sin embargo, dichas medidas no incentivaron el desarrollo de un merca-do competitivo de insumos agropecuarios; por el contrario, actualmente existe un mercado concentrado en un reducido número de empresas nacionales e internacionales, las cuales tienen el poder de mercado su-ficiente para fijar los precios de los insumos, restando con ello rentabili-dad a los productores agropecuarios nacionales.Publi

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Hoy más que nunca tenemos muy claro que el campo debe ser una actividad que detone mayor desarrollo y, sobre todo, que sea una palanca para disminuir los niveles de pobreza. Para lograrlo, se han propuesto cuatro grandes objetivos:

Un campo justo, es decir, que garantice un piso básico de bienestar a todos los que participan en alguna de las varia-das actividades. ¿Qué significa esto?, que es necesario crear o ampliar la red de seguridad social, ya que es un instrumen-to eficaz para acelerar la reducción de la pobreza. El uso de esta estrategia permitiría -en primer lugar-, proteger a los más vulnerables que no se benefician del crecimiento económico; en tanto que -en segundo lugar- la protección social adecua-damente estructurada puede contribuir de manera directa a un crecimiento económico más rápido mediante el desarrollo de los recursos humanos y el fortalecimiento de la capacidad de los pobres, especialmente los pequeños agricultores, re-duciendo los riesgos y adoptando tecnologías mejoradas que permitan aumentar la productividad.

Un campo productivo, que impulse un mejor nivel de rendi-miento y reduzca la vulnerabilidad con el exterior, para lo cual propone la elaboración de esquemas de créditos oportunos con tasas preferenciales y el impulso a nuevas formas de aso-ciación, entre otras.

Un campo rentable, que proporcione un ingreso suficiente que permita elevar las condiciones de vida de todos aquellos que dependen del trabajo rural, mediante el fomento de las cadenas productivas, la reconversión hacia cultivos de mayor valor y esquemas eficientes de comercialización.

Un campo sustentable, que procure un mejor y adecuado uso de los recursos naturales -en especial la tierra y el agua- pero también la conservación de los ecosistemas y la recuperación de bosques en zonas no aptas para la agricultura, todo esto a través del fortalecimiento de actividades alternas como el turis-mo ecológico y los servicios ambientales. Con el objetivo de avanzar en esta visión, se propondrán e im-pulsarán las reformas legales, acciones de gobierno y asigna-ciones presupuestales que sean necesarias para garantizar su cumplimiento.

En el ámbito del marco institucional:

• El sector rural mexicano también está afrontando debilida-des que tienen que ver con problemas específicos propios de la administración pública. Una baja coordinación inte-rinstitucional que permita hacer más eficaces las políticas públicas y que elimine las duplicidades entre los programas de la administración pública, así como reglas ambiguas para el funcionamiento y evaluación de los programas públicos, se encuentran entre los principales factores distorsionantes del marco institucional.

Este es, a grandes rasgos, el diagnóstico que sobre el sector hemos hecho y sobre el que habrán de aplicarse las medidas y acciones de políticas públicas en los próximos seis años, si es que queremos que el campo mexicano salga del marasmo en el que ha caído.

OBJETIVOS PARA EL CAMPO MEXICANO

C.A.: A unos días de que el Presidente Enrique Peña Nieto iniciara su gestión, comenzó a delinear su proyecto para el sector agrícola, pecuario y pesquero nacional. Existe la impre-sión de que hay la decisión política por parte del Ejecutivo, de su gabinete y en particular de usted -como Secretario de Agri-cultura-, para retomar la actividad del campo no sólo para be-neficiar a la población en situación de pobreza, sino también para utilizarla como una estrategia que permita impulsar el desarrollo del país. Desde esta perspectiva, ¿cuál es este pro-yecto, cuál es el campo que se visualiza, al que se aspira?

E.M.M.: El nuevo mandatario ha reconocido la necesidad de fortalecer la actividad del campo, pero sobre todo, la urgencia de transformar la realidad social que le ha caracterizado en los últimos tiempos y con ello poder cambiar el rostro de la pobre-za y falta de oportunidades que le aqueja. Publi

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OCHO PILARES PARA CAMBIAR EL CAMPO

8 PILARESOCHO PILARES PARA CAMBIAR EL CAMPO

C.A.: Sr. secretario, ha delineado de manera muy clara y pre-cisa el campo que se desea, al que se anhela. Pero para que esta pretensión pueda llevarse a cabo, es necesario trabajar –de acuerdo al diagnóstico que ha descrito- en diversas líneas de acción que permitan proporcionar resultados en el corto plazo, así como sentar las bases en el largo plazo para un de-sarrollo sostenible del sector agrícola, pecuario y pesquero. En este sentido, ¿cuáles considera que son los aspectos cla-ve que en su administración deberán trabajarse o fortale-cerse para alcanzar los cuatro objetivos señalados para el campo nacional?

E.M.M.: Por supuesto que para que se alcancen los cuatro objetivos que nos hemos propuesto se requieren de políticas públicas con un enfoque de doble componente, es decir, que actúen en el corto como en el largo plazo. Y por supuesto que también -desde que tomamos el encargo-, hemos comenzado a trabajar en varios aspectos para fortalecer la producción de alimentos del país, cambiar el rostro de pobreza del campo y recuperar el carácter de actividad que impulse el desarrollo nacional.

Éstos pilares son: (1) la utilización de modelos de organización y negocios inclusivos, como puede ser el cluster, que permita incorporar a pequeños productores en asociación con em-presas integradoras; (2) impulso a la investigación aplicada y al desarrollo tecnológico para la innovación; (3) la construc-ción de una cadena de insumos que son importantes para la producción agrícola –fertilizantes, biofertilizantes y semillas genéticamente modificadas-; (4) la generación de organismos y esquemas de financiamiento competitivo y oportuno; (5) el uso de una nueva concepción en la administración de riesgos integrada que permita la prevención y manejo de riesgos finan-cieros, climáticos y sanitarios; (6) el mapeo de proyectos estra-tégicos; (7) mantener el estatus sanitario y trabajar en el tema de inocuidad y sustentabilidad; (8) la planeación de la política comercial, con visión de agronegocios.

C.A.: Sr. secretario podría desglosar cada uno de estos pilares a los que ha hecho mención para que sea más comprensible. La utilización de modelos de organización y negocios inclusivos ¿Qué significa?

E.M.M.: Es importante que reconozcamos, que en el actual sis-tema agroalimentario, la rivalidad entre los países ya no es tan-to entre productos, sino entre cadenas productivas. De ahí que la estrategia deberá concentrarse en hacerla más eficaz, a través de una mayor integración de todos los que la componen, lo que redundará en la disminución de costos, el aseguramiento de una oferta con calidad y a tiempo, un mejor manejo del pro-ducto y sobre todo, una mayor competitividad para cada uno de los integrantes de la cadena. La identificación de quienes constituyen la cadena y el papel que juegan, permitirá corregir las deficiencias y otorgar una ventaja a nuestros productos tan-to en el mercado nacional como internacional.

Una de las estrategias más adecuadas para lograr que las cadenas productivas sean competitivas es a través del esta-blecimiento de industrias relacionadas y de apoyo llamadas clúster, que van desde la producción básica hasta el mercado final. No olvidemos que un clúster está formado por un grupo de empresas e instituciones interconectadas, asociadas y uni-das por prácticas comunes y complementarias.

Las ventajas que ofrece este tipo de organización permitirá que la cadena productiva pueda compartir tecnología, destre-zas, información, insumos, clientes, proveedores, institucio-nes especializadas y canales de distribución, de manera que la mayoría de los participantes no son competidores directos, sino que comparten necesidades comunes en términos de in-formación y ambiente empresarial.

Con el fin de garantizar una mayor equidad en el proceso de desarrollo económico, es importante que la creación de los clúster favorezca el desarrollo de distintas regiones del país. Este modelo de negocios tiene el carácter de ser inclusivo, por lo que bien administrado es posible que permita incorporar a pequeños productores en asociación con empresas integra-doras, en beneficio de ambos y del campo en general.

No debemos ni podemos olvidar, que una cadena de suminis-tro de alimentos eficiente, es fundamental en cualquier país, es en este tema, donde debemos fomentar más políticas.

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C.A.: Otro de los pilares que tendrá una participación impres-cindible en el presente y futuro, para la transformación del campo mexicano, es el relacionado con la investigación y desa-rrollo agrícola. ¿Cómo estamos en esta materia?

E.M.M.: La investigación y desarrollo agrícola tendrá un rol primordial en los siguientes años, no sólo para nuestro país, sino para la agricultura mundial. Desde hace tiempo diver-sos trabajos que hablan sobre las perspectivas en la produc-ción de alimentos, han señalado que la mayor parte del cre-cimiento en la producción agrícola y pecuaria, se alcanzará mediante la mejora en los rendimientos, tal como ha sido la tendencia desde la segunda mitad del siglo XX. Voy a dar un dato. Se estima tan sólo, que el 80 por ciento del incremen-to de la producción agrícola de los países en desarrollo –en donde por cierto, habita el mayor número de pobladores del mundo- para el 2050, provendrá de los mayores rendimien-tos que se alcancen, gracias a la investigación y el desarrollo tecnológico. Esto significa que lo agrícola y ganadero depen-derá en lo futuro, de qué tan exitosamente se genera y aplica el conocimiento.

De ahí que este gobierno busque aplicar políticas, instrumen-tos y recursos que impulsen la investigación y el desarrollo tecnológico, pero desde otra paradigma. Debemos tener claro que el fortalecimiento de los sistemas de investigación –como se ha hecho hasta ahora- puede aumentar la oferta de nuevo conocimiento y tecnología, pero no necesariamente mejora la capacidad de innovación a lo largo del sector agrícola, que es lo que de manera urgente se requiere.

Para lo cual vamos a promover el desarrollo de investigación aplicada, es decir, aquella que apoye la solución de problemas específicos del sector agrícola, pecuario y pesquero. Este tipo de investigación tiene dos características que son fundamen-tales: busca la utilidad, así como resultados inmediatos. Esto no quiere decir que se vaya a dejar de apoyar la investigación básica, por el contrario, lo único que queremos es que sea más práctica. Hablando en términos del sector, requerimos reducir la brecha que existe entre los rendimientos experimentales y los reales.

Pero esta investigación aplicada y el desarrollo tecnológico que produzca debe ser guiado a través de un enfoque de sistemas Pu

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de innovación. ¿Qué significa esto? En términos generales, un sistema de innovación se define como una red de orga-nizaciones, empresas e individuos que están orientados a dar un uso social y económico a nuevos productos, pro-cesos, tecnologías e inclusive nuevas formas de organiza-ción, todo ello en conjunto con las instituciones y políticas correspondientes. Esta nueva orientación ofrece impor-tantes ventajas: se enfoca en la demanda de investigación y tecnología que requieren los usuarios, en este caso los productores agrícolas y pecuarios; representa un enfoque integral, ya que permite planificar la producción y uso del conocimiento con la idea de garantizar que las tecnologías derivadas tengan una aplicación productiva; no se enfoca solamente en los oferentes de ciencia, sino a la totalidad de actores involucrados en la innovación y en su interac-ción, y se extiende más allá de la creación de conocimien-to al tomar en cuenta los factores que afectan la demanda, producción y consumo de conocimiento novedoso y útil.

Bajo este enfoque, la investigación y el desarrollo tecnológico que se genere deberá ser percibido con un sentido social y económico, y no simplemente como descubrimiento e inven-ción. Naturalmente vamos a recuperar y reenfocar toda la experiencia que tiene el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), y el de las universi-dades, en particular la Universidad Autónoma Chapingo y la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.

C.A.: Pero, para que nuestro campo transforme estas inercias, es preciso que cuente con una cadena de insumos competiti-va. Usted ha enfatizado sobre todo en la parte de fertilizantes. ¿Qué necesitamos cambiar en este rubro?

E.M.M.: Este aspecto habrá que abordarlo desde dos dimen-siones. La primera, tiene que ver con la necesidad de generar las condiciones para que la cadena de insumos –me refie-ro en especial a las semillas y fertilizantes- sea competitiva. Como lo comenté al principio, la estructura del mercado de fertilizantes químicos tiene un carácter oligopólico, lo que permite que unos pocos distribuidores abastezcan y vendan el fertilizante bajo esquemas de fijación de precios poco com-petitivos. Frente a esta situación es importante que se tomen medidas que en un primer momento limiten y posteriormen-te, eliminen las prácticas oligopólicas en beneficio del mer-

cado, así como lo está haciendo el gobierno en otras áreas, recordemos telecomunicaciones.

Pero también debemos ser claros, la aspiración por alcanzar la sustentabilidad de los sistemas agrícolas a largo plazo no está relacionada con el uso inmoderado de fertilizantes químicos. Es aquí donde entra la segunda dimensión del tema. El modelo de producción agrícola a partir del uso intensivo de fertilizantes químicos se encuentra cuestionado. Su uso y abuso ha signifi-cado un elevado deterioro en la capacidad de los suelos, la con-taminación de mantos freáticos, aguas superficiales, además de los efectos negativos al mar y la atmosfera, ha sido altamente contaminante para el ambiente. A esto habría que sumar que es un insumo oneroso, que su nivel de aprovechamiento es máximo del 40 por ciento y que el consumo de energía para su generación es excesivo. Se estima que para producir las 77 millones de toneladas que se aplican en el mundo como fertili-zante nitrogenado, se requieren anualmente alrededor de 100 millones de toneladas de combustible.

En este sentido, el impulso y desarrollo de biofertilizantes representa una importante alternativa para hacer eficien-te, competitiva y sustentable la cadena de insumos para el sector. ¿Qué significa esto? La utilización de productos ela-borados con base en microorganismos –bacterias y hongos que forman parte de la población microbiana- y que realizan importantes funciones como la fijación del nitrógeno atmos-férico y la solubilización del fósforo, estimulando con ello el crecimiento y desarrollo vegetal.Pu

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Necesitamos hacer realmenteverde la revolución verde

Deberemos trabajar por alcanzar un sistema financiero que apoye la diversidad de organizaciones; que mejore el acceso y diversifique los servicios a un segmento importante de la po-blación rural; que aliente una perspectiva comercial para las fi-nanzas rurales donde prevalezca el desempeño eficiente; y que fomente la vinculación del crédito con el seguro por medio de acompañamientos en proyectos productivos.

En resumen, el crédito y financiamiento en el sector agropecua-rio durante los últimos años, ha dejado de ser un instrumento para elevar la inversión, favorecer la capitalización y mejorar la productividad. Los efectos directos que tiene en el sector agro-pecuario se reflejan tanto en una menor producción, como en la reducción de empleo e inversión. Revertir esta situación es un importante reto al que debemos dedicarnos.

C.A.: El tema de la administración del riesgo despierta cada vez más interés en nuestro país. ¿Cómo es visto por la gestión que usted encabeza?

E.M.M.: Este interés se explica -en gran parte- porque la activi-dad agropecuaria está expuesta a una multiplicidad de factores que pueden alterar los resultados esperados. El efecto de los fenómenos naturales -que en muchas ocasiones se convierte en verdaderas catástrofes-, el vaivén de los mercados -varia-ciones en el precio de productos e insumos- incumplimientos de orden comercial -contratos de compra-venta-, los riesgos provenientes del entorno político, macroeconómico y social, así como también los de orden sanitario –que recientemente han afectado a nuestro país-; pueden colocar en vulnerabilidad tanto a productores como consumidores.

Existe una amplia gama de experiencias en el uso de bioferti-lizantes, que indican las ventajas que ofrecen a la agricultura: menores costos, aumento de productividad en cultivos de im-portancia económica, protegen a la raíz de microorganismos patógenos, son regeneradores de suelos y, sobre todo, eco-lógicamente seguros. Promover programas y acciones que estimulen el uso amplio de los biofertilizantes es básico para alcanzar los objetivos que nos estamos proponiendo.

Necesitamos hacer realmente verde la revolución verde C.A.: Sr. secretario ha mencionado también la necesidad de reestructurar las instituciones y esquemas de financiamiento del campo mexicano, a fin de que el crédito sea competitivo y oportuno. ¿Qué nos puede decir al respecto?

E.M.M.: Los diversos organismos e instituciones que forman parte del sistema de financiamiento rural están en una espe-cie de rivalidad, situación que no permite una adecuada arti-culación entre ellos, a fin de que el crédito y el seguro agrícola se direccionen correctamente. Necesitamos ser más eficaces y que ya no haya más tiros de escopeta, sino que tengamos tiros de precisión para ayudar con mayor celeridad y certidumbre a los productores.

La política de financiamiento agropecuario debe plantearse como un objetivo de primer orden, como un punto prioritario. Elevar la oferta de recursos crediticios y, en general, de servicios financieros para la población rural y la producción agropecua-ria, es fundamental para lograr los objetivos que este gobierno se ha propuesto.

El sistema financiero agrícola enfrenta diversas problemáticas que influyen en la permanencia y calidad de los servicios, como son: segmentación del mercado, escasez de intermediarios fi-nancieros, baja diversidad de servicios y carencia de incentivos para mejorar su calidad, altos costos de transacción, además de las restricciones que enfrentan la mayoría de los agricultores -como baja rentabilidad, ganancias escasas, falta de inversión para mejoras tecnológicas, aumento en los costos de produc-ción, limitaciones para comercializar y agregar valor, entre otros aspectos- que los ubica como sujetos de riesgo, imposibi-litándolos para recibir créditos.Publi

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Aspirar a una actividad agropecuaria moderna hace imprescindible estar en capacidad de identificar los desafíos y tener respuestas adecuadas a sus posibles efectos.

Esto reafirma la necesidad urgente de implementar instrumentos que permi-tan una mejor gestión de estos riesgos. Para lo cual estamos proponiendo la adopción de una administración de riesgos integrada, es decir, que agrupe en un todo las estrategias e instrumentos que permitan mejorar el nivel de cer-tidumbre de la actividad agrícola y pecuaria. El uso de cobertura de precios para los riesgos de mercado, así como el de seguros agrícolas, para los eventos climáticos y sanitarios. Es necesario poner énfasis en este sentido.

C.A.: Sr. secretario ha subrayado la disposición de impulsar proyectos estratégicos. ¿Cómo entenderlo?

E.M.M.: Desde que asumí el cargo he insistido en la urgencia de contar con un mapeo de proyectos estratégicos. Esto ofrecerá importantes ventajas. Por un lado, permitirá ubicar a través de los diferentes gobernadores, cuáles son los proyectos que en el ámbito agrícola, pecuario y pesquero tienen realmente viabilidad. Esto significa que las decisiones para impulsarlos no provendrán sólo del gobierno federal, sino que tendrán corresponsabilidad con las autori-dades estatales. En segundo lugar, impulsará el desarrollo regional de impor-tantes zonas del país. La mayoría de los estudios sobre el desarrollo de México indican que ha sido regionalmente desequilibrado y, de hecho, la tendencia apunta a un agravamiento en el futuro. Estas desigualdades regionales hacen más que evidente que no todas las entidades y localidades se han beneficiado de la misma forma del proceso de inserción en los mercados internacionales. En esta perspectiva, el mapeo de proyectos estratégicos y la administración adecuada de los recursos para su realización se convierte en una importante estrategia regional para afrontar los retos de empleo y bienestar que deman-dan las zonas rurales a lo largo del territorio nacional. Para ello deberá promo-verse la competitividad en cada región, atendiendo a su vocación, potencial, pero sobre todo, a través de una estrategia de equidad que atenúe y elimine progresivamente las disparidades de bienestar.

C.A.: Otros temas que han tomado relevancia en los últimos tiempos, es el sanitario, el de inocuidad y sustentabilidad. ¿Cómo abordar estos temas?

E.M.M.: Aunque parezca un tema coyuntural, en realidad representa un trabajo continuo y permanente, ya que se quiera o no reconocer, representa en la actualidad una más de las dimensiones de la seguridad alimentaria de cualquier país. A pesar de que México cuenta con regiones de elevados ni-veles sanitarios y de inocuidad, también es cierto que al interior del territorio existen diferentes niveles de condiciones fito y zoosanitarias. Esta situación se manifiesta por la prevalencia o aparición de enfermedades que merman la Pu

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calidad de los productos con potencial exportador, e inclusive de aquellos orientados al mercado nacional pero que requieren la movilización interestatal de sus bienes. De entre las causas que explican este problema están la reducida capacidad opera-tiva de las instituciones formales para desplegar una estrategia fitozoosanitaria efectiva y los bajos incentivos privados para realizar acciones de mejora sanitaria.

En este sentido, se están proponiendo los cambios instituciona-les para reforzar e impulsar la regulación de las actividades fito-sanitarias y de inocuidad alimentaria; para proteger los recur-sos agrícolas, pecuarios y acuícolas de plagas y enfermedades, ya sea a través de acciones preventivas o de campañas para el control y la erradicación, y para implementar la práctica de pro-ducción y consumo de alimentos sin riesgos de contaminación. Esto sin olvidar, que un estatus positivo de sanidad, inocuidad y calidad agroalimentaria, abre las puertas de los más impor-tantes mercados del mundo a muchos de nuestros principales productos de exportación.

En lo que ha sustentabilidad se refiere, para esta administración el tema es más que prioritario. El capital natural –representa-do por el ambiente y la biodiversidad- provee de importantes servicios que son indispensables para la regulación del clima, suministro de agua, alimentos, combustibles o materias pri-mas. Para que tengamos una idea de la situación ambiental que enfrenta nuestro país, basta señalar:

• Que se ha perdido cerca de 37 por ciento de la cubierta fo-restal nacional.

• Más de 80 por ciento de las pesquerías nacionales han alcanzado su aprovechamiento máximo.

• Cerca de 45 por ciento de los suelos presenta algún tipo de degradación causada por el hombre.

• Dos mil quinientas ochenta y tres especies, entre plantas y animales, están consideradas dentro de alguna categoría de riesgo.

El reto hacia el futuro es alcanzar el desarrollo social y econó-mico de la sociedad mexicana sin que esto implique una reduc-ción mayor del valioso capital natural del que aún disponemos. De esta manera, la conservación del ambiente, la promoción del desarrollo humano y la mitigación de la pobreza son tareas que para ser efectivas deben planificarse de manera paralela y conjunta. Para alcanzar las metas antes señaladas es necesario poner en práctica esquemas novedosos que conjuguen la pro-tección ambiental con efectos positivos para los más pobres -por ejemplo, el pago de servicios ambientales- que fomenten el desarrollo social y que al mismo tiempo, resulten benéficos o al menos no nocivos para los ecosistemas como es el ecotu-rismo planificado. No tenemos duda que es posible hacer los sistemas agrícolas más sustentables ambientalmente.

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C.A.: De igual forma, se requiere que los productos que genera nuestro campo compitan cada vez más en el mercado interna-cional, pero ya no sólo como productos primarios. Usted ha ha-blado de la conveniencia de contar con una política comercial con visión de agronegocios. ¿Qué involucra este último pilar para transformar el campo?

E.M.M.: Si queremos tener una mayor presencia en el merca-do internacional de los alimentos, requerimos también de una política comercial que responda a las transformaciones de los sistemas agrícolas y alimentarios. Si una enseñanza nos han dejado las tres últimas décadas en materia comercial, es que la transición de los sistemas agrícolas y alimentarios estuvo impulsada por el mercado, lo que llevó a una importante de-manda de productos de alto valor, productos elaborados y ali-mentos preparados.

De ahí que nuestra política comercial deba contar con una vi-sión de agronegocios, esto es, que tome en cuenta las necesida-des del mercado, que amplíe las oportunidades de mercados, que impulse valor agregado a los productos que genera nuestro campo y, sobre todo, que la comercialización de éstos en los mercados que los demandan sea eficiente.

Generar condiciones que incentiven –a través de la inversión público/privada- proyectos que promuevan valor agregado mediante procesos de agroindustrialización, permitirá parti-cipar a nuestro país en un mercado de alrededor de 320 mil millones de dólares, que es aproximadamente el valor de las ventas de productos elaborados y alimentos preparados.

Pero no sólo eso, el concepto de agronegocios tiene un compo-nente incluyente y no sólo se reduce a la gran agricultura em-presarial. Por el contrario, puede incorporar a los agricultores de pequeña y mediana escala en la provisión de alimentos para su transformación, lo que puede impulsar movimientos en la economía, rentas y empleos para las regiones que participan.

Es más que claro que la cadena agroalimentaria de nuestro país deberá crecer en productividad, valor agregado y susten-tabilidad, para ello es conveniente aumentar los procesos de industrialización primaria en origen, necesitamos progresar en la transformación.

EXPECTATIVAS

C.A.: Sr. secretario, ha delineado de forma precisa y clara el diagnóstico que sobre el sector agrícola, pecuario y pesquero tiene, así como también ha señalado los grandes ejes en los que deberá ocuparse para transformar el campo. Desde su perspec-tiva y a partir de las reuniones permanentes de gabinete que se tienen, ¿cuál cree usted que sean las expectativas del Presidente de la República, Lic. Enrique Peña Nieto, para el campo mexicano. En especial cuando ha sido una de sus principales preocupaciones desde el primer día de su ad-ministración?

E.M.M.: Creo que las expectativas han quedado más que defi-nidas desde el inicio de la gestión del Presidente Enrique Peña Nieto. Recordemos que a diez días de que tomara posesión, el Presidente planteó la visión que su gobierno tiene sobre el sec-tor: un campo justo, productivo, rentable y sustentable. Aspec-tos que ya comenté al principio de esta entrevista. Al plantear la reforma sobre el campo, este gobierno no sólo está reconocien-do el rezago social, sino que está impulsando los mecanismos que permitan transformar el campo en una actividad más pro-ductiva, a fin de que se genere crecimiento económico en las diversas regiones, un mayor número de empleos y nos permita tener un sector competitivo.

Esto, orientado a garantizar la seguridad alimentaria como una política de Estado, erradicar la pobreza que aqueja al ámbito rural y reorientar las actividades agrícolas y pecuarias en pro del ambiente. De ahí que la SAGARPA esté involucrada y sea un actor fundamental en estrategias de primer orden como es la Cruzada Nacional contra el Hambre y en el Pacto por México.Al proponer estas transformaciones se están sentando las pla-taformas que permitirán la construcción del campo mexicano del siglo XXI.

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Hace unos días el Presidente señalaba que “hoy se está cons-truyendo el México del Siglo XXI”, el que enfrenta con de-cisión sus problemas. Un México que poco a poco se libera de las ataduras que hasta ahora le han impedido crecer a su verdadero potencial, en este sentido, el campo mexicano no es la excepción.

Lo que este gobierno busca es que el sector agroalimentario del país detone todo su potencial en beneficio de los mexicanos. C.A.: Para finalizar, usted ha subrayado que se está haciendo una revisión de los programas que se destinan al sector. En este sentido, ¿cuál es el camino que seguirá la SAGARPA bajo su administración con el fin de alcanzar los objetivos deseados?

E.M.M.: Así es. En la SAGARPA se está llevando a cabo una re-visión de los programas, estamos realizando una depuración a fin de definir cuáles podemos rescatar y cómo los transfor-mamos de programas de subsidio, a programas que privilegien con incentivos la productividad y la generación de alimentos. De igual forma, estamos promoviendo cambios jurídicos, que

permitan evitar la sobre regulación en el sector agroalimentario y contribuyan a resolver efectivamente los retos y oportunida-des que se presentan. Esto representa, crear un código jurídico para el desarrollo agropecuario que nos articule mejor y que sea un ordenamiento integral y no disperso, sin menoscabo de la Ley de Desarrollo Rural Sustentable.

También, estamos buscando los mecanismos más adecuados que permitan evitar la corrupción, dar transparencia y efectivi-dad en la utilización de los recursos que se destinen al campo mexicano.

Los retos y desafíos del campo requieren de la voluntad de to-dos sin importar su color, sobre todo ante la construcción de una reforma del sector, que lo haga más justo, productivo y sustentable.

No tenemos duda alguna que en esta administración estamos listos para emprender la reforma más importante para el cam-po, la reforma de reformas: el cambio de mentalidad de nuestro pueblo para generar una nueva visión de grandeza del campo de México. Pu

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LA CUESTIÓN AMBIENTAL, INOCUIDAD Y ESTATUS SANITARIOLA CUESTIÓN AMBIENTAL, INOCUIDAD Y ESTATUS SANITARIO1

Servicios ambientales

Los ecosistemas sostienen la vida humana. Entre otras aporta-ciones, los ecosistemas suministran alimentos y agua potable, mantienen una reserva de recursos genéticos en constante evo-lución, conservan y regeneran los suelos, fijan el nitrógeno y el carbono, reciclan nutrientes, controlan inundaciones, filtran contaminantes y polinizan cultivos. A pesar de su importancia para el bienestar del ser humano, muchos de estos servicios es-tán amenazados en todo el mundo.

Los ecosistemas agrícolas son, con mucho, los mayores eco-sistemas gestionados en el mundo. De la superficie total de la Tierra, unas 13 mil millones de hectáreas, los cultivos y los pastos ocupan casi 5 mil millones de hectáreas. Los bosques y las superficies arboladas suponen otros 4 mil millones de hectáreas. Los ecosistemas pesqueros continental, costero y marítimo también generan servicios fundamentales para los seres humanos.

Actualmente, el suministro de servicios de ecosistemas en ge-neral, y los servicios basados en la agricultura en particular, se enfrentan a un desafío sin precedentes por los efectos combi-nados del aumento de la población, el rápido crecimiento eco-nómico y una mayor integración global. Se pide a la agricultura que suministre una oferta cada vez mayor de bienes y servicios basados en el ecosistema. Se espera que la población mundial aumente en un 50 por ciento entre 2000 y 2050, siendo los países en desarrollo el escenario de casi todo este crecimien-to. Los estudios indican que probablemente la producción de alimentos a nivel mundial sea suficiente para satisfacer los au-

1 Tomado del documento “El Estado mundial de la Agricultura y la Alimentación. Pagos a los agricultores por servicios ambientales. FAO, 2008

mentos esperados de la demanda efectiva, aunque estos análi-sis no han incorporado todavía el aumento de la demanda de biocombustibles experimentado en los últimos años.

Alrededor de un 80 por ciento del aumento en la producción agrícola basada en la tierra se espera que se genere por el incre-mento en el uso de insumos agrícolas y la mejora de las tecno-logías en la superficie agrícola, mientras que la expansión de la superficie en partes de América del Sur y el África subsahariana se prevé que completen el 20 por ciento restante. Estas dos cau-sas del aumento de la producción pueden agudizar el daño en ecosistemas basados en la tierra.

La expansión en áreas ambientalmente frágiles es especial-mente perjudicial para la biodiversidad. Una intensificación gestionada de forma deficiente puede generar un incremento de la erosión, de la demanda de suministro hídrico, de los ni-veles de nitrato en aguas subterráneas y superficiales, salini-zación, y un aumento de la contaminación del aire y del agua provocada por los residuos de la ganadería. Los ecosistemas costeros y marinos también se hallan bajo presión.

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En respuesta, cada vez se presta una mayor atención a la bús-queda de formas para mejorar los servicios de ecosistemas por parte de los responsables de formular las políticas, así como de los responsables de la toma de decisiones tanto privados como no gubernamentales.

Conservación y manejo sustentable de los ecosistemas terrestres y sus recursos naturales en México2

La magnitud de la transformación y de la pérdida histórica de los ecosistemas naturales, así como la aplicación durante décadas de esquemas de explotación no sustentables, han traído consigo, inevitablemente, la degradación ambiental a lo largo y ancho del territorio. Si bien estas fuerzas son final-mente las más importantes por sus efectos sobre la vegeta-ción natural, no son las únicas.

Otras actividades, como las que resultan en la contaminación atmosférica, de los suelos y de los cuerpos de agua superficiales principalmente, también han tenido un impacto, en ocasiones significativo, sobre el estado de los ecosistemas naturales del país.

Las consecuencias ambientales de la remoción y degradación de la cubierta vegetal se advierten claramente en México: van desde el deterioro mismo del paisaje, hasta la degradación de los suelos y de su función productiva, la pérdida de la biodiver-sidad, la reducción de la disponibilidad y calidad de las aguas superficiales y subterráneas y la escasez y baja producción de

2 Tomado del documento “Informe de la situación del medio ambiente en México”. SEMARNAT, 2008.

muchos productos que se derivan directa o indirectamente de los recursos naturales que proveen los ecosistemas. De igual modo, la vulnerabilidad de muchas regiones ante eventos meteorológicos extremos, como por ejemplo, inundaciones y huracanes, se debe en parte, al deterioro y pérdida de los eco-sistemas naturales.

Sin embargo, las consecuencias del deterioro no se circuns-criben tan sólo a la esfera ambiental, sino que, dada la fuerte dependencia que existe entre la población y el ambiente, tras-cienden y afectan el estado de bienestar de la población.

La degradación del ambiente generalmente se acompaña, en el corto, mediano o largo plazos, por la pérdida y el deterioro de los medios de subsistencia y de la calidad de vida de muchas comunidades -especialmente las rurales-, lo cual puede llevar a situaciones de marginación y pobreza, las cuales pueden re-sultar en fenómenos sociales negativos para la sociedad en su conjunto.

En este sentido, es claro que el desarrollo de la sociedad ha dependido -y lo seguirá haciendo del continuo y adecuado aprovisionamiento de los servicios ambientales que le prestan los ecosistemas, el cual está inevitablemente ligado a su inte-gridad y funcionamiento.

Frente a este panorama, es evidente la necesidad de poner en marcha, desde el gobierno federal, todas aquellas estrategias que permitan garantizar la permanencia del capital natural nacional, en forma de sus ecosistemas naturales y del abaste-cimiento continuo de sus servicios ambientales.Pu

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Inocuidad alimentaria3

Datos sobre la inocuidad de los alimentos

Las enfermedades transmitidas por los alimentos suponen una importante carga para la salud. Millones de personas en-ferman y muchas mueren por consumir alimentos insalubres. Los estados miembros de la Organización Mundial de la Sa-lud, seriamente preocupados, adoptaron en el año 2000 una resolución en la cual se reconoce el papel fundamental de la inocuidad alimentaria para la salud pública.

La inocuidad de los alimentos engloba acciones encaminadas a garantizar la máxima seguridad posible de los alimentos. Las políticas y actividades que persiguen dicho fin deberán de abarcar toda la cadena alimenticia, desde la producción hasta el consumo.

La inocuidad de los alimentos es una prioridad de la salud pú-blica. Cada año enferman millones de personas, muchas de las cuales mueren por ingerir alimentos insalubres. En el decenio pasado hubo brotes graves de enfermedades transmitidas por los alimentos en todos los continentes y en muchos países la frecuencia de esas enfermedades está aumentando de forma significativa.

Los problemas más preocupantes relacionados con la inocui-dad de los alimentos son:

- La propagación de los riesgos microbiológicos (entre ellos bacterias como Salmonella o Escherichia coli).

- Los contaminantes químicos de los alimentos.

- La evaluación de nuevas tecnologías alimentarias, como los alimentos genéticamente modificados.

- La creación en la mayoría de los países de sistemas sólidos que velen por la inocuidad de los alimentos y garanticen la seguridad de la cadena alimentaria mundial.

3 Organización Mundial de la Salud. [En línea] http://www.who.int/topics/food_safety/es/

1. Los alimentos transmiten más de 200 enfermedades

Cada año enferman millones de personas, muchas de las cuales mueren por ingerir alimentos insalubres. Sólo las enfermeda-des diarreicas matan a unos 1.8 millones de niños cada año, y la mayoría de ellas son atribuibles a aguas o alimentos contami-nados. La preparación adecuada de los alimentos puede evitar la mayoría de las enfermedades transmitidas por ellos.

2. Las enfermedades transmitidas por los alimentos están au-mentando en todo el mundo

Las interconexiones de las actuales cadenas alimentarias mun-diales hacen que los patógenos presentes en los alimentos se transmitan más ampliamente y a mayores distancias, aumen-tando la frecuencia de las enfermedades transmitidas por los alimentos y el número de lugares afectados por ellas. La rápida urbanización existente en todo el mundo también aumenta los riesgos, puesto que los habitantes de las zonas urbanas con-sumen más comidas preparadas fuera de casa, que pueden no ser manipuladas o preparadas adecuadamente y entre las que se incluyen los alimentos frescos, los pescados, las carnes y las aves.

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3. La inocuidad de los alimentos es un problema mundial

La globalización de la producción y el comercio de alimentos aumentan la probabilidad de que se produzcan incidentes in-ternacionales con alimentos contaminados. Los productos e ingredientes alimentarios importados son frecuentes en todos los países. La existencia de sistemas más sólidos de vigilancia de la inocuidad de los alimentos en los países exportadores puede reforzar la seguridad sanitaria, tanto local como trans-fronteriza.

4. Hay enfermedades emergentes ligadas a la producción de alimentos

Aproximadamente 75 por ciento de las nuevas enfermedades infecciosas humanas aparecidas en los últimos 10 años fueron causadas por bacterias, virus y otros patógenos que surgieron en animales y productos animales. Muchas de esas enferme-dades humanas están relacionadas con la manipulación de animales domésticos y salvajes durante la producción de ali-mentos en los mercados y mataderos.

5. Reducción del riesgo de gripe aviar

La gran mayoría de los casos humanos de gripe aviar por vi-rus H5N1 se han registrado en personas que habían tenido contacto directo con aves infectadas vivas o muertas. No hay pruebas de que la enfermedad se transmita al ser humano a través del consumo de carne de ave bien cocinada.

6. La prevención de las enfermedades empieza en el lugar de producción

La prevención de las infecciones de los animales en las granjas de producción puede reducir las enfermedades transmitidas por los alimentos. Por ejemplo, reduciendo en un 50 por cien-to la cantidad de salmonelas presentes en los pollos a través de una mejor gestión de las granjas se reduce en un 50 por ciento el número de personas que enferman por esa bacteria. Las poblaciones de pollos sin salmonella son cada vez más fre-cuentes en algunos países.

7. Los alimentos pueden contaminarse con productos químicos peligrosos

La acrilamida, una sustancia cancerígena, se forma a partir de ingredientes naturales durante la cocción a altas temperaturas (generalmente superiores a 120 ºC) de algunos alimentos, ta-les como las patatas fritas, los productos a base de cereales y el café. La industria alimentaria está tratando de encontrar méto-dos para reducir la exposición a esos productos químicos. Debe evitarse que los alimentos se frían o asen demasiado.

8. Todos podemos contribuir a la inocuidad de los alimentos

Los alimentos pueden contaminarse en cualquier eslabón de la cadena que va desde la producción hasta el consumo. To-dos los participantes en la cadena de suministro deben tomar medidas para mantener la inocuidad de los alimentos, desde

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4 FAO. Importancia de los estatus sanitarios de las poblaciones animales de abasto para el comercio internacional. [En línea] http://www.rlc.fao.org/es/prioridades/transfron/boletinfa/b10/medidasmsf.htm

el productor hasta el consumidor, pasando por el procesa-dor y el vendedor. La manipulación en el hogar es igualmen-te imprescindible para prevenir brotes de enfermedad. Las mujeres son las principales destinatarias de la educación en materia de inocuidad de los alimentos, puesto que son ellas quienes se encargan de la comida de la familia en la mayoría de las sociedades.

9. La escuela es un lugar privilegiado para la inocuidad de los alimentos

La educación de los niños sobre la manipulación inocua de los alimentos es fundamental para prevenir las enfermedades de transmisión alimentaria en la actualidad y en el futuro. La in-clusión de clases sobre la inocuidad de los alimentos en los pro-gramas escolares dota a los niños de conocimientos esenciales que pueden contribuir a que ellos y sus familias se mantengan en buen estado de salud.

La importancia del estatus sanitario para el comercio internacional 4

En un mundo globalizado, los focos de enfermedades animales pueden extenderse por el efecto del aumento potencial de los intercambios comerciales. La apuesta por el estatus sanitario de los países es el centro de las relaciones comerciales, siendo de común interés a todos los países de la región, el mantenimien-to, incremento y protección de los estatus sanitarios de sus po-blaciones pecuarias ya que constituye la base de sistemas de producción sustentables, la apertura de mercados internacio-

nales y el bienestar de las poblaciones humanas en materia de salud y seguridad alimentaria. Los embargos comerciales esta-blecidos por los socios comerciales frente a la aparición de en-fermedades de gran impacto en la producción agropecuaria y la salud pública, ilustra claramente cómo reaccionan los países para prevenir el ingreso de agentes infecciosos a sus territorios.Los servicios veterinarios nacionales son los encargados de pre-servar la salud del patrimonio pecuario y muchos cuentan con recursos humanos y capacidad técnica apropiada. Sin embar-go, existen asimetrías y desarrollos diferenciales en la región y en el avance de los programas de prevención, control y erra-dicación de las enfermedades transfronterizas prioritarias para el continente americano, algunas de las cuales son de carácter zoonótico. El mayor desafío está en implementar y desarrollar acciones bajo un enfoque integral de la cadena de producción, que considere los diferentes roles de la sanidad agropecuaria y la salud pública, de tal manera que permita no solamente la gestión de riesgos de enfermedades, sino también fortalecer las capacidades de los servicios de manera sostenible, y estar preparados para responder ante una emergencia sanitaria. En materia económica muchos países basan su desarrollo en la apertura de mercados, situación dependiente de las barreras sanitarias que implica el padecimiento de enfermedades.

El aumento del comercio de productos agrícolas en dirección sur norte, así como también entre países en vías de desarrollo, es cada vez más aceptado como factor importante en las estra-tegias para mitigar la pobreza. Sin embargo, para que los países en desarrollo participen en el comercio formal de productos pecuarios, es indispensable que realicen un esfuerzo concerta-do para que sean capaces de cumplir con los elementos básicos del Acuerdo de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias (MSF) y de Obstáculos Técnicos al Comercio, de la Organización Mundial de Comercio (OMC). La base será la efectiva prevención y el control progresivo de las enfermedades transfronterizas de los animales en los sistemas de producción pecuaria.

Ello indica que los países en desarrollo también requieren de un apoyo mayor y sostenido en sus esfuerzos para lograr inte-grarse totalmente en el marco de las normas de salud animal e inocuidad de los alimentos, ya que un progreso en estos aspec-tos está destinado a tener un impacto beneficioso, no solamen-te en la capacidad para participar en el comercio exterior, sino también en el comercio local y en la integración al mercado de las comunidades más pobres. Pu

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La apuesta por el estatus sanitario oficial de los países es rele-vante. Un país puede perder o mejorar su atractivo comercial ante sus socios importadores, potenciales o existentes, sobre la base del reconocimiento de dicho estatus. El país que posee y conserva su estatus da prueba de transparencia y participa en promoción de la salud animal y la salud pública a nivel global, ganándose la confianza en el concierto internacional.

Los sistemas de sanidad animal gestionados por los servicios veterinarios son el eje de la protección y la lucha contra en-fermedades de los animales, y constituyen en este sentido un bien público internacional. Un sistema de sanidad animal debe poseer una legislación adecuada y aplicada en forma sa-tisfactoria; una vigilancia epidemiológica (basada en la triada veterinarios oficiales/veterinarios privados y productores) y que permita una respuesta rápida frente a una contingencia mediante la adopción de medidas sanitarias de control para la biocontención y la bioexclusión; mecanismos de compen-sación económica en caso de que las medidas sanitarias afec-ten a sus productores, y capacidad de vacunación de emer-gencia en caso de ser necesario.

El Acuerdo MSF permite evitar el proteccionismo basado en medidas para-arancelarias de corte sanitario, garantizando que la aplicación de normas estrictas para proteger la sani-dad de un país en el comercio internacional, no sean medi-das encubiertas para la protección de intereses económicos nacionales, facilitando a su vez el acceso de los ganaderos de los países en desarrollo a los mercados internacionales. El Acuerdo MSF establece que los países deben basar las medi-das de comercio internacional en las normas internacionales pertinentes, si trata de una medida de sanidad animal, debe basarse y estar armonizada en una norma de la Organización Mundial de Salud Animal (OIE). Si considera que con la apli-cación de esa norma no se alcanza un nivel adecuado de pro-tección puede establecer una medida sanitaria más estricta, sin embargo debe estar basada en el análisis de riesgo, vale decir contar con fundamento científico, y sólo debe aplicarse buscando proteger la salud y la vida de las personas y de los animales. Las medidas no pueden ser arbitrarias ni discrimi-natorias y deben tener un trato nacional.

La aplicación de los principios del Acuerdo MSF permite la reducción al mínimo de los costos que afectan al comercio internacional, al regular las medidas sanitarias de forma que

se adapten a las circunstancias locales, en la medida que pue-dan ser respaldadas científicamente. Permite la optimización de los resultados obtenidos en sanidad animal. Favorece el comercio mediante la obtención del nivel adecuado de pro-tección sanitaria exigido a través de medidas sanitarias me-nos restrictivas para el comercio, y la disminución de la pres-cripción de procedimientos relativamente costosos para las mercancías en los acuerdos bilaterales o multilaterales.

En el ámbito de la salud animal, el principio de la regionaliza-ción es de gran relevancia en el comercio internacional, ya que si un país no ha alcanzado un estatus de libre de enfermedad en todo su territorio, o si surge un brote en una zona determinada mientras que el resto del país permanece libre de la enfermedad, tiene la posibilidad de designar zonas o compartimentos libres de la enfermedad, con lo que le permite mantener la oferta co-mercial bajo el mismo estatus sanitario, sea cual sea el estatus sanitario fuera de la zona o el compartimiento. Para la designa-ción adecuada de una zona o compartimento, el sistema sani-tario debe ser capaz de adoptar medidas eficaces de vigilancia epidemiológica, medidas sanitarias de control de movimiento y bioseguridad. En el contexto de una emergencia sanitaria de fiebre aftosa, este principio juega un rol fundamental ya que permite aplicar una medida de zona de contención en aquellos territorios libres con o sin vacunación reconocidos por la OIE, permitiendo minimizar el impacto que conlleva la pérdida del estatus sanitario alcanzado.Pu

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INCENTIVAR LA INNOVACIÓN AGRÍCOLA. CÓMO IR MÁS ALLÁ DEL FORTALECIMIENTO DE LOS SISTEMAS DE INVESTIGACIÓN

1 Texto tomado del documento “Incentivar la innovación agrícola Cómo ir más allá del fortalecimiento de los sistemas de investigación”. Banco Mundial, 2008.

Las inversiones en conocimiento especialmente en la forma de ciencia y tecnología han aparecido promi-nente y consistentemente en la mayor parte de estra-tegias para promover el desarrollo agrícola sostenible y equitativo a nivel nacional.

Aunque muchas de estas inversiones han sido exitosas, el contexto para la agricultura está cambiando rápida-mente, algunas veces de forma radical. Seis cambios en el contexto del desarrollo agrícola subrayan la necesidad de examinar la forma como la innovación toma lugar en el sector agrícola:

1. Los mercados, y no la producción, crecientemente determinan el desarrollo agrícola.

2. El ambiente de producción, comercio y consumo para la agricultura y los productos agrícolas, se está haciendo más dinámico y evoluciona en formas im-predecibles.

3. El conocimiento, la información y la tecnología, cada vez más son generados, difundidos y aplicados a través del sector privado.

4. El crecimiento exponencial en las tecnologías de información y comunicaciones ha transformado la habilidad para tomar ventaja del conocimiento de-sarrollado en otros lugares o para otros propósitos.

5. La estructura de conocimiento del sector agrícola está cambiando notoriamente en muchos países.

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6. El desarrollo agrícola cada vez más tiene lugar en un ambiente globalizado.

La pregunta central que se explora en el documento es la si-guiente: ¿Pueden las nuevas perspectivas sobre las fuentes de la innovación agrícola, generar enfoques prácticos para el de-sarrollo agrícola que puedan ser más adecuados para este con-texto cambiante?

Enfoques cambiantes para el apoyo a lainnovación agrícola

En la medida en que el contexto para el desarrollo agrícola ha evolucionado, las ideas acerca de que constituye “capacidad de investigación” han evolucionado, como lo han hecho los enfo-ques para invertir en la capacidad para innovar:

• En la década de 1980, el concepto de “sistema nacional de investigación agrícola” (SNIA) focalizó los esfuerzos de de-sarrollo en el fortalecimiento de la oferta de investigación, mediante el apoyo a la provisión de infraestructura, capaci-dad, administración y política, a nivel nacional.

• En la década de 1990, el concepto de “sistema de conoci-miento e información agrícolas” (SCIA) reconocía que la investigación no era el único medio para generar o ganar acceso al conocimiento. El concepto de SCIA se enfocaba aún hacia la oferta de investigación, pero prestaba mucha mayor atención a los enlaces entre la investigación, la edu-cación y la extensión, así como a la identificación de la de-manda de los agricultores por nuevas tecnologías.

• Más recientemente, la atención se ha focalizado sobre la demanda por investigación y tecnología y sobre el desa-rrollo de sistemas de innovación, debido a que el fortale-cimiento de los sistemas de investigación puede aumentar la oferta de nuevo conocimiento y tecnología, pero no ne-cesariamente mejora la capacidad de innovación a lo largo del sector agrícola.

El concepto de sistemas de innovación

Un sistema de innovación puede ser definido como una red de organizaciones, empresas e individuos orientados a dar un uso social y económico a nuevos productos, nuevos procesos

y nuevas formas de organización, conjuntamente con las ins-tituciones y políticas que afectan su comportamiento y des-empeño. El concepto de sistemas de innovación no solamente incluye a los oferentes de la ciencia sino también a la totalidad de actores y sus interacciones, involucrados en la innovación. Se extiende más allá de la creación de conocimiento para in-cluir los factores que afectan la demanda por y el uso de cono-cimiento en formas novedosas y útiles.

El concepto de sistemas de innovación se derivó de la observa-ción directa de países y sectores que presentan una fuerte tra-yectoria de innovación. El concepto ha sido utilizado predomi-nantemente para explicar patrones del desempeño económico pasado en los países desarrollados y ha recibido mucha menos atención como una herramienta operativa. Sólo recientemen-te ha sido aplicado a la agricultura en los países en desarrollo, pero parece ofrecer importantes oportunidades para entender cómo el sector agrícola de un país puede hacer un mejor uso del nuevo conocimiento y para diseñar intervenciones alter-nativas que vayan más allá de la inversión en los sistemas de investigación.

Tendencias de la innovación en los sistemas de producción agrícola

La mayor parte de la producción agrícola está cada vez más in-tegrada en cadenas de valor con enlaces hacia adelante (mer-cadeo) y hacia atrás (oferta de insumos). Con frecuencia los mercados urbanos hacen que las cadenas de oferta se hagan más largas; a su turno, la vida en estantería, los requerimientos de manejo y otros requisitos del mercado, asumen una mayor importancia para los productos agrícolas. Antes de llegar al Pu

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consumidor, los alimentos básicos tradicionales, como el trigo y el arroz, pueden pasar por las manos de varios agentes (aco-piador, procesador, mayorista, detallista y panadero) y más va-lor puede ser agregado en la etapa del procesamiento de los alimentos que en la de la producción.

Pueden aparecer nuevos mercados de volumen o de nicho, como el mercado para el maíz con destino a la alimentación animal o el de la yuca o el mercado de fibras solubles en el caso de la avena. La producción agrícola se fundamenta cada vez más en un amplio rango de insumos adquiridos (o gratuitos) –semillas, fertilizantes, pesticidas, maquinaria y agua– que de-ben ser combinados y utilizados juiciosamente para conseguir sistemas de producción sostenibles. Cada uno de esos enlaces, en estos sistemas de “producción-consumo”, proporcionan nuevas oportunidades para la innovación.

Los problemas que rodean a la agricultura han cambiado en pa-ralelo con estas transformaciones en la producción. Por ejem-plo, la pobreza puede ser reducida más rápidamente a través de la creación de empleo a lo largo de la cadena de valor que me-diante el aumento de la producción en las granjas. La preocu-pación acerca de la seguridad de los alimentos puede influir en el uso de los insumos y en la administración post-cosecha más que los costos.

La productividad del trabajo y el agua puede ser tan importan-te (o más) como la productividad de la tierra. Las amenazas a la salud pública, como la enfermedad de las ‘vacas locas’ y la influenza aviar, han provocado intervenciones públicas a una escala comparable a la de las hambrunas o los desastres natu-rales. Otros problemas de salud pública incluyen preocupacio-nes nutricionales relacionadas con deficiencias de nutrientes mayores o menores y la obesidad. En todas partes –tanto los países desarrollados como en desarrollo– la conveniencia del consumo y preparación de los alimentos está siendo tan impor-tante como el precio de éstos.

Los sectores alimentarios tradicionales en los países en desa-rrollo no están aislados de estos desarrollos. Muchos muestran síntomas de rápida transformación. En el extremo del merca-do, las opciones para la utilización de la yuca y el maíz se han expandido para incluir la alimentación animal, la fructosa y la

harina. La demanda por productos lácteos y carnes ha crecido muy rápidamente (con frecuencia al 5 por ciento o más por año), estimulada por nuevos requerimientos de higiene y de manejo de la salud pública, así como por una enormemente au-mentada diferenciación de productos (quesos, yogur, bebidas de yogur, crema, leche líquida, carnes frías, comidas preparadas y una multitud de otros productos).

A primera vista, los sectores del arroz y el trigo pueden parecer menos dinámicos, pero consideraciones acerca de la calidad y de la diferenciación de productos para el uso final (por ejem-plo, grano, pan o tortas) cada vez más presentan oportunida-des para la innovación. En todos los casos, la transformación de los sectores alimenticios tradicionales a través del mercadeo puede verse acompañada por una transformación igualmente fuerte del lado de la producción. Se requieren nuevos enfoques para responder adecuadamente a las oportunidades y amena-zas que estos procesos de transformación ofrecen.

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Hacia sistemas operativos de innovación agrícola

El concepto de sistemas de innovación parece ofrecer oportu-nidades excitantes para entender cómo el sector agrícola de un país puede hacer un mejor uso de nuevos conocimientos y diseñar intervenciones alternativas que van más allá de las inversiones en investigación. El concepto es fuerte: sus princi-pios se derivan de la observación directa de países y sectores con fuertes récords de innovación, aunque la mayor parte de esas observaciones proceden de países desarrollados y del sec-tor industrial. A la fecha, el concepto ha sido utilizado predomi-nantemente para explicar los antiguos patrones de desempeño económico. Ha recibido mucho menos atención como una he-rramienta operativa para diagnosticar la capacidad de un sector para generar y utilizar conocimiento y para diseñar interven-ciones que superen sus debilidades en la capacidad de innova-ción. Sólo recientemente ha sido aplicado a la agricultura en los países en desarrollo (Hall et al., 2001; Hall, 2005).

Tradicionalmente, la política pública y la asistencia de donan-tes, incluyendo la asistencia del Banco Mundial, se ha con-centrado en la construcción de capacidad y en la provisión de fondos operativos para los sistemas de investigación y transfe-rencia de tecnología.

La pregunta es si los principios y sugerencias que surgen del concepto de sistemas de innovación, y la perspectiva sobre de-sarrollo de capacidad de innovación que éste implica, pueden convertirse en herramientas operativas para la implementación de políticas y proyectos que aborden los desafíos prácticos del desarrollo agrícola y del crecimiento económico sostenido. Este informe trata de responder esta pregunta. Evalúa la utilidad del concepto de sistemas de innovación para orientar las inversio-nes en apoyo al desarrollo de tecnología agrícola y amplía un concepto operativo de sistemas de innovación agrícola para los países clientes del Banco y sus colaboradores.

Este informe no desafía la importancia de la inversión en ca-pacidad de investigación, la que es bien reconocida en el con-cepto de sistema de innovación como un elemento importante de la capacidad de renovación. En cambio, se concentra en las sugerencias adicionales y tipos de intervención que pueden ser agregados desde una perspectiva de sistemas de innovación.

Fundamentar el concepto de sistemas de innovación en la “nueva agricultura”

Aunque la producción de alimentos básicos seguirá siendo muy importante, una interesante tendencia agrícola en mu-chos países es la rápida emergencia de nuevos sistemas de producción-consumo. Los sectores agrícolas alrededor del mundo se están diversificando cada vez más hacia las frutas, especias, productos de la acuicultura y no alimenticios (como plantas medicinales y flores cortadas); la producción de pro-teína animal está aumentando y la importancia del manejo post-cosecha y el procesamiento aumenta para satisfacer la demanda (especialmente urbana) de los consumidores por conservación y conveniencia.

Estas nuevas actividades agrícolas son muy volátiles, pero con frecuencia proporcionan oportunidades importantes de ingre-so y empleo. Su implementación puede hacer una contribución sustancial al desarrollo sostenible basado en las zonas rura-les. Muchas de estas nuevas actividades y productos agrícolas emergen cuando los empresarios privados responden a nuevas oportunidades de mercado. Con frecuencia los esfuerzos de producción y mercadeo de estos nuevos productos son bastan-te sofisticados. Aunque el valor conjunto de las nuevas activi-dades agrícolas puede ser considerable, el gran número de pro-ductos hace imposible el desarrollo de programas nacionales de investigación para cada uno, posiblemente con la excepción de países muy grandes como China e India. En consecuencia, los países deben desarrollar nuevos enfoques para apoyar la innovación en estas actividades intensivas en conocimiento.

La “nueva agricultura” proporciona muchos estudios de caso útiles para el desarrollo de un marco operativo fundamentado en el concepto de sistemas de innovación agrícola debido a que tipifica varios patrones nuevos importantes en los sectores agrícolas de muchos países en desarrollo:

• La aparición de nuevos sectores de nicho, dinámicos y muy intensivos en conocimiento, como la horticultura de exportación y el agro-procesamiento.

• La rápida evolución de las condiciones de producción, consumo y mercadeo, determinadas por nuevas tecnolo-gías, la globalización y la urbanización. Pu

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• La industrialización de la cadena alimentaria.

• La importancia de estos nuevos sectores como fuentes de in-greso para los pobres pequeños agricultores y trabajadores.

• Un importante papel para organizaciones diferentes a las del Estado particularmente organizaciones privadas, pero también cooperativas y organizaciones de la sociedad civil.

• La necesidad de competir en mercados internacionales en rápida evolución y la consiguiente importancia de la innova-ción como una fuente de ventaja competitiva.

• La importancia de actualizarse e innovar, no solamente en sectores de alta tecnología sino también en sectores como la agricultura, que son considerados más tradicionales y de baja tecnología.

• La necesidad de adecuar las capacidades de innovación a condiciones extremadamente heterogéneas y volátiles.

La “nueva agricultura” es también un área en la cual los países en desarrollo están compitiendo exitosamente con los países desarrollados.

Conclusión

La ciencia y la tecnología son críticas para las estrategias de desarrollo y crecimiento económico, tanto en países desarro-llados como en desarrollo. El conocimiento científico y tecno-lógico y la información agregan valor a los recursos, destre-zas, conocimiento y procesos existentes, llevando a nuevos productos, procesos y estrategias.

Estas innovaciones son los cambios que conducen a mejora-mientos en las condiciones económicas y sociales y a la soste-nibilidad ambiental. Por tanto, la innovación es central para el desarrollo.

Durante los últimos 40 años se ha presenciado un debate sustancial acerca de la mejor forma en que la ciencia y la tec-nología pueden fomentar la innovación. A riesgo de sobre simplificar una realidad compleja, se pueden delinear dos puntos de vista diferentes:

• La primera y más antigua perspectiva consiste en que la investigación científica es el principal determinante de la innovación, creando nuevos conocimientos y tecnologías que pueden ser transferidos y adaptados a diferentes situa-ciones. Esta visión es usualmente descrita como el modelo “lineal” o de “transferencia de tecnología”.

• La segunda perspectiva, en tanto que no niega la importan-cia de la investigación y la transferencia de tecnología, reco-noce que la innovación es un proceso interactivo. La innova-ción involucra la interacción de individuos y organizaciones que procesan diferentes tipos de conocimiento al interior de un particular contexto social, político, de políticas, económi-co e institucional.

Estas dos perspectivas enfatizan diferentes políticas públicas e intervenciones para apoyar la innovación. La perspectiva lineal se concentra en la investigación científica y en los recursos ne-cesarios para apoyar y orientar las organizaciones de investi-gación (usualmente) pública y de capacitación. La perspectiva del concepto de sistemas de innovación reconoce la impor-tancia de estas actividades, pero prestan mayor atención a 1) la interacción entre la investigación y la actividad económica relacionada, 2) las actitudes y prácticas que promueven la in-teracción y el aprendizaje que la acompaña, y 3) la creación de un ambiente facilitador que incentive la interacción y ayude a que el conocimiento tenga un uso social y económicamente productivo.

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POLÍTICAS POR CADENAS Y AGLOMERACIONES PRODUCTIVAS (CLÚSTERS)

POLÍTICAS POR CADENAS Y AGLOMERACIONESPRODUCTIVAS (CLÚSTERS)1

La noción de cadenas de valor proviene de los trabajos reali-zados sobre agronegocios y rubros en los Estados Unidos y en Francia respectivamente y ha sido utilizada en múltiples estu-dios y proyectos realizados en la región, influyendo en la forma de diseñar y gestionar las políticas agrícolas.

Este concepto se refiere al conjunto de procesos de produc-ción, transformación y comercialización de un bien, esto es, la secuencia de operaciones técnicas necesarias para colocar un producto en el mercado, fundada en una cierta división del tra-bajo entre empresas. Las cadenas pueden descomponerse en unidades de producción, transformación, comercialización y prestación de servicios, que establecen una amplia gama de re-laciones entre sí. De este modo es posible identificar formas de organización intermedias entre la unidad menor (la empresa) y el conjunto del sector industrial.

El concepto de agrocadena permitió que los economistas ru-rales desplazaran su campo de análisis hacia el sector agroa-limentario para comprender la evolución de la agricultura. En el marco de una sociedad industrial que se constituía en forma progresiva, esta opción ofreció la posibilidad de centrar la aten-ción en los encadenamientos que se fueron generando entre las estructuras de producción agrícolas y las ciudades.

Si se aplican al sector agrícola algunos elementos de la concep-tualización de Luhman sobre los procesos de diferenciación social, se podrían entender las agrocadenas como “subsiste-

1 El texto fue tomado de Octavio Sotomayor, Adrián Rodríguez y Mónica Rodrigues. “Competitividad, sostenibilidad e inclusión social en la agricultura: Nuevas direccio-nes en el diseño de políticas en América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Santiago de Chile, 2011.Publi

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mas funcionales que se diferencian entre sí y que determinan su propia identidad a través de una semántica elaborada de reflexión y de autonomía que les da su propio sentido”. Con variaciones entre los países, estos subsistemas comenzaron a constituirse como tales en las últimas décadas del siglo XX, cuando la modernización y la integración de las agriculturas nacionales condujeron a una mayor diferenciación y especia-lización productiva. Como resultado del carácter más iterativo de la comunicación, volviendo una y otra vez sobre sí mismas, las agrocadenas se fueron estructurando, logrando un mejor autoconocimiento y una mejor comprensión tanto de sus des-ventajas como de sus ventajas competitivas.

La suma de agrocadenas compone lo que se denomina sec-tor agropecuario, que puede definirse como un subsistema funcional más amplio, esto es, un espacio donde se sincroni-zan y coordinan las operaciones del conjunto de agrocadenas de un país determinado. El sector agropecuario integra a su vez un subsistema funcional más extenso todavía, el sistema económico. Siguiendo esta misma lógica, cada agrocadena se organiza hacia adentro generando nuevos subsistemas fun-cionales -los denominados “eslabones”- por ejemplo, los pro-ductores, las agroindustrias, los laboratorios de servicios, los institutos técnicos, los proveedores de insumos o cualquier otra red de actores que cumple una función específica. Esto implica que normalmente las cadenas tienen uno o más cen-tros de gravedad, que pueden expresarse como una aglome-ración de empresas.

Los conceptos de cadenas de valor y de aglomeraciones pro-ductivas (clústers) no son, por tanto, equivalentes. A veces se producen dos o más aglomeraciones de empresas en territo-rios acotados, que coexisten dentro de una misma agrocadena.

Otro tanto sucede cuando se genera una alianza de un subgru-po de empresas que compite con uno o más subgrupos equiva-lentes dentro de la misma agrocadena. En todos estos casos, el resultado es que existen dos o más clústers dentro de una mis-ma agrocadena. Estas aglomeraciones crecen en áreas donde se concentran recursos y capacidades, alcanzando tamaños críti-cos que les confieren ventajas competitivas y que les permiten alcanzar una posición dominante dentro de una determinada actividad económica (en este caso, una agrocadena).

El concepto de agrocadena puede servir para diferentes propó-sitos. En su dimensión técnica, es útil para analizar los procesos de innovación y cambio tecnológico en las fases de producción, transformación y distribución. En su dimensión contable, per-mite descomponer la generación de valor agregado y distribuir-la entre los diferentes eslabones. En su dimensión institucional, proporciona una base útil para reducir los costos de transac-ción y favorecer la concertación entre actores, a fin de resolver problemas de competitividad (eficiencia), integración social (equidad) y sostenibilidad ambiental.

La competitividad depende de la localización geográfica, de los recursos de base y de las fortalezas que confieren ventajas úni-cas con respecto a los competidores. Los resultados finales de una cadena dependen de estos factores y de la capacidad de sus eslabones para establecer relaciones sinérgicas, superar sus debilidades y ponerse al nivel de otras agrocadenas con las que compiten por recursos o mercados. Ello ha conducido a reva-lorizar el impacto de las alianzas entre productores y empresas agroindustriales de una misma cadena y entre estos y el Estado,

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para implementar la política sectorial. El problema de la competitividad ha adquirido así un carácter sisté-mico, que obliga a que todos los integrantes de una cadena tengan que ejercer un papel específico para alcanzar el éxito global.

Este cambio de perspectiva establece nuevos roles para todos los actores, sin que dejen de cumplir las funciones que les son propias. El Estado abre espacios de participación, provee información estratégica, ge-nera estructuras de apoyo que facilitan el diálogo y la cooperación y al mismo tiempo asume como propios los problemas del sector privado.

Este a su vez se hace cargo de responsabilidades en temas de política pública, abandonando el rol pasivo o contestatario para cooperar con el gobierno y con otras firmas que tradicionalmente han sido vistas solo como empresas competidoras.

Operacionalmente, estas alianzas público-privadas se han ex-presado a través de espacios de diálogo y coordinación por cadena productiva, utilizando diferentes modalidades (mesas de trabajo, talleres, seminarios y otras) para concretar agendas de trabajo que incorporan acciones sistemáticas destinadas a incrementar la competitividad sectorial. Reflejan una opción de las autoridades por concentrar los esfuerzos público-privados en ciertos rubros productivos, seleccionados por su potencial competitivo, por razones de tipo económico o social, o ambos.

En algunos casos en estas agendas se abordan todos los puntos de bloqueo que pueden afectar a una agrocadena. Es el caso de los Comités Sistema Producto de México, las comisiones nacio-nales por rubro de Chile, las cadenas productivas de Colombia, los consejos consultivos del Ecuador, los consejos sectoriales tripartitos y los conglomerados del Uruguay y las cámaras sec-toriales y temáticas del Brasil. También es una referencia intere-sante el Plan Estratégico Vitivinícola 2020 de la Argentina, en el cual se articulan una serie de iniciativas público-privadas diri-gidas a incrementar la competitividad de esta cadena. En otras regiones del mundo, son experiencias de interés, por ejemplo, las agendas de competitividad impulsadas por el gobierno y el sector privado en Australia o Nueva Zelandia. En otros países, tales como el Brasil, Chile, Colombia y México, existen también

agendas más específicas por rubros productivos acotadas al ámbito de la investigación, en las cuales el Estado focaliza re-cursos financieros en proyectos priorizados.

Otra variante es la utilización de figuras legales paraestatales o semipúblicas, para realizar estas mismas tareas. Quizás la primera experiencia de este tipo en la región es la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia. Se trata de una institución de carácter gremial, privada y sin fines de lucro, creada en 1927 para fomentar la caficultura de ese país, que representa a más de 500.000 productores. Actualmente sus áreas de acción in-cluyen actividades y programas de carácter económico, social, científico, tecnológico, industrial y comercial, a través de los cuales se busca mantener el carácter de capital social estratégi-co de la caficultura del país.

Otro modelo de interés son las corporaciones por rubro de Costa Rica, que existen en algunas agrocadenas consolidadas: Corporación Bananera Nacional (CORBANA), Liga Agrícola In-dustrial de la Caña de Azúcar (LAICA), Corporación Ganadera (CORFOGA), Corporación Arrocera Nacional (CONARROZ), Instituto del Café (ICAFÉ) y Corporación Hortícola Nacional. Tal como ocurre en Colombia con la organización de cafeteros, algunas de estas entidades son de larga data; es el caso del Ins-Pu

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tituto del Café (creado en 1933), la Liga Agrícola Industrial de la Caña de Azúcar (1965) y la Corporación Bananera Nacional (1971).

En este modelo institucional, impulsado por organizaciones de productores y de agroindustrias, las entidades disponen de agendas de trabajo por rubro ya definidas y en la mayoría de los casos cuentan con recursos presupuestarios y capa-cidades profesionales para materializarlas. Tales recursos se originan en legislaciones nacionales que establecen la cotiza-ción obligatoria de sus afiliados (por ejemplo, depositando en un fondo común un porcentaje del valor de las exportaciones o importaciones), siguiendo modalidades del tipo checkoff para promover la asociatividad. Cuentan también con meca-nismos de enlace con las autoridades sectoriales (el Minis-tro de Agricultura participa en sus consejos directivos) y sus agendas son apoyadas en forma activa por el sector público. En cierto modo, estos organismos se asemejan a las oficinas interprofesionales europeas, donde confluyen agroindustrias y productores, así como a las entidades equivalentes que existen en países como los Estados Unidos (Consejos de los productos básicos, Commodity Councils), Sudáfrica (Foro de los productos básicos, Commodity Forum) o el Canadá (Mesas re-dondas de las cadenas de valor, Value Chain Roundtables).

En la Argentina cumplen una función similar el Instituto de Pro-moción de la Carne Vacuna Argentina y la Corporación Vitiviní-

cola Argentina. En Chile, es también el caso de la Asociación de Exportadores de Chile (ASOEX, especializada en fruta fresca) o la Asociación de Vinos de Chile, entre muchos otros ejemplos de entidades gremiales que llevan adelante agendas de compe-titividad en la región. En todos estos casos se trata de un tipo de entidades que algunos autores han denominado organización pública no gubernamental (OPNG) o “tercer sector”, definién-dolas como “organizaciones o formas de control (públicas) que están volcadas al interés general; son no estatales porque no forman parte del aparato del Estado, sea porque no utilizan ser-vidores públicos o porque no coinciden en los agentes políticos tradicionales. La expresión “tercer sector” puede considerarse también adecuada en la medida en que sugiere una tercera for-ma de propiedad entre la privada y la estatal”.

Más allá de las modalidades de operación, el enfoque de ca-denas permite identificar las imperfecciones sistémicas que se presentan a nivel local, regional y nacional, que muchas veces son imperceptibles para algunos actores pero cuya resolución tiene un gran impacto. Los rezagos tecnológicos e instituciona-les, así como los bloqueos generados por regulaciones inade-cuadas y las necesidades de infraestructura y de otros proyec-tos conjuntos pasan a ser temas transversales, que afectan al conjunto de la cadena y que, por tanto, capturan el interés de todos sus integrantes.

El surgimiento de esta metodología refleja una voluntad de los gobiernos por impulsar nuevos mecanismos que mejoren la Pu

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gobernabilidad del sector, ejecutando reformas microeconó-micas en conjunto con el sector privado para reducir costos de transacción e incrementar la productividad y la competitividad. Una referencia interesante es el Programa de asociaciones de la industria (Industry Partnerships Program) que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Bosques de Australia impulsó entre 2005 y 2007, y que dispuso de un presupuesto específico para promo-ver el diseño de estrategias por agrocadena y la implementa-ción de proyectos para incrementar su competitividad.

Pareciera que tal como sucede en otros subsectores, en el sec-tor agrícola de la región la idea de un cierto voluntarismo esta-tal está de regreso, luego de un período de búsqueda de estabi-lidad macroeconómica y de reducción del tamaño del Estado, en que solo se aplicaron políticas neutras y transversales.

Políticas de clústers: cuatro modelos en los países de la OCDE

En un estudio realizado en los países de la OCDE se propuso una clasificación de las alianzas y redes que se establecen en una cadena, distinguiendo cuatro modelos de encadenamien-tos mediante los cuales se busca:

• Mejorar las ventajas nacionales en ciertos sectores o cade-nas de valor: esto implica identificar clústers de importancia para el país (en términos de número de firmas, empleo o for-talezas históricas, entre otros factores) y asegurar condicio-nes favorables para desarrollar esta posición. Este enfoque ha sido implementado en Finlandia, Dinamarca y, en menor medida, el Canadá (a nivel federal) y los Países Bajos.

• Mejorar la competitividad de medianas y pequeñas empre-sas: la falta de habilidad de las pequeñas empresas para in-novar y aprender de otras empresas ha llevado al Estado a promover iniciativas que incrementen sus interacciones con proveedores de conocimientos, especialmente otras empre-sas. Los esquemas de redes (networking) diseñados para es-tos efectos no están necesariamente insertos en políticas de clusters si las redes no cubren subsectores particulares de las cadenas de valor. Estas iniciativas han sido desarrolladas en los Estados Unidos (a nivel estatal), Australia, Nueva Zelan-dia y Noruega.

• Mejorar el atractivo y el desempeño económico de las re-giones: muchas agencias de desarrollo, intermediarios y autoridades públicas de nivel regional aplican este enfoque. Algunas regiones, tales como Gales o el País Vasco, ejecutan activas políticas de clústers y para ello aplican una combina-ción de instrumentos de política, incluidos inversiones inter-nas, fomento a pequeñas y medianas empresas, cadenas de abastecimiento y apoyo a tecnologías emergentes.

• Intensificar la colaboración entre la investigación y la indus-tria en tecnologías o tipos de firmas particulares: aunque la mayor parte de los esfuerzos de los países para mejorar los lazos entre la investigación y la industria se basan en inicia-tivas no relacionadas con clústers, existe un potencial para focalizar el trabajo de los centros de excelencia y de las redes de investigación en el objetivo de estimular una investiga-ción más orientada hacia campos particulares. Este enfoque se aplica en áreas geográficas concentradas (ciudades o re-giones) con el propósito de potenciar una mayor fortaleza económica en tecnologías emergentes. Se toma como su-puesto que las firmas especializadas en estas tecnologías se desarrollarán más rápidamente si pueden compartir cono-cimientos y activos complementarios con otras firmas. La acción pública busca crear masa crítica en campos tecnoló-gicos emergentes, otorgando fondos y facilidades, así como y favoreciendo el surgimiento de inversionistas y nuevas empresas con habilidades en investigación y desarrollo. Entre los países que emplean este enfoque están Alemania, Austria, los Países Bajo y Suecia. Pu

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PRINCIPALES TENDENCIAS QUE AFECTAN EL ESTADO DE LOS AGRONEGOCIOS EN EL HEMISFERIO AMERICANO

PRINCIPALES TENDENCIAS QUE AFECTAN EL ESTADO DE LOS AGRONEGOCIOS EN EL HEMISFERIO AMERICANO1

Introducción

Los tiempos actuales se caracterizan por turbulencia y cambios en el sector agrícola, acentuados por la alta volatilidad en los precios de los alimentos y agudizados por la crisis financiera global, que amenaza no solo a los mercados, sino también a la propia estabilidad social del planeta. Si bien esta crisis plantea retos inéditos, a la vez se vislumbran oportunidades que, de ser aprovechadas correctamente, generarán el desarrollo de una sociedad más justa y equitativa, donde la agricultura será nue-vamente valorada por su importante contribución a la estabili-dad social, al crecimiento económico y a la sostenibilidad de los recursos naturales.

El presente documento contiene, de manera resumida, una des-cripción de las principales tendencias que se observan a nivel mundial en materia de agronegocios. Ha sido elaborado con la participación de un equipo amplio de especialistas del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) que siguen de manera permanente estos cambios para apoyar a los Estados Miembros del Instituto en sus esfuerzos para mejorar la posición competitiva de sus agronegocios, particularmente aquellos de pequeña y mediana escala.

Con la finalidad de comprender mejor estos temas, en este do-cumento los agronegocios se refieren a un sistema de negocios integrados que incluye todas las actividades dentro y fuera de la unidad de producción, requeridas para lograr abastecer sos-tenible y competitivamente a la población con alimentos, fibras y combustibles de origen agrícola.

1 El texto forma parte del documento elaborado por Miguel García-Winder, Daniel Rodríguez Sáenz, Frank Lam, Danilo Herrera y Marcos Sánchez. “Principales ten-dencias que afectan el estado de los agronegocios en el hemisferio americano”, en Desarrollo de los agronegocios y la agroindustria rural en América Latina y el Caribe: conceptos, instrumentos y casos de cooperación, Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), San José, C.R., 2010. Pu

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Este concepto de agronegocios es incluyente y no se representa exclusivamente a la “gran agricultura empresarial”. Por el con-trario, comprende a todas las unidades de producción e intenta reconocer la importante contribución que los agricultores de pequeña y mediana escala tienen en la provisión de alimentos.

También es conveniente considerar que en el desarrollo agrí-cola del hemisferio americano existe gran disparidad entre los países y dentro de ellos. Mientras algunos se sitúan entre los más avanzados en términos de su desarrollo agropecuario y son importantes actores en el mercado mundial de alimentos, otros son importadores netos de estos y algunos muestran los más bajos niveles de desarrollo del mundo. Por lo tanto, las ten-dencias que se discuten en el presente ensayo los afectarán de forma diferenciada, más aun si se considera que no existe solo “un tipo” de agronegocios, sino que, por el contrario, son múlti-ples con una amplia trama de relaciones entre actores.

Con base en estas complejidades, se espera que las ideas plas-madas en este documento sean de apoyo para guiar, de manera prospectiva, la creación de nuevas alternativas para un desa-rrollo más incluyente, sostenible y competitivo en toda la ex-tensión de estos conceptos.

Principales tendencias en el consumo de alimentos en el período 2007-2009

En esta sección se hace una revisión de las tendencias más im-portantes que se observarán en el consumo de los alimentos durante los próximos años. Ciertamente, estas se expresan más claramente en los países avanzados, pero hoy se encuentran extendidas a casi todas las regiones del mundo, gracias al cre-cimiento de los supermercados y la internacionalización de las empresas agroalimentarias. Estas tendencias son: a) la conve-niencia; b) una mayor preocupación por la salud; y c) un aumen-to en el consumo de productos especializados o diferenciados.

Conveniencia

Lo que se inició como una tendencia para satisfacer el acelera-do estilo de vida, principalmente de las poblaciones urbanas, en la actualidad se ha convertido en un elemento básico de éxito para la mayoría de productos alimenticios procesados. Debido a la consolidación de los procesos de urbanización, el aumento en el número de hogares donde ambos cónyuges trabajan, el crecimiento de viviendas con solo una cabeza de familia y la necesidad de contar con mayor tiempo libre, la demanda por ese tipo de productos se ha consolidado y seguirá constituyen-do una de las tendencias más importantes en el futuro.

La disminución en el tiempo de preparación de una comida continuará siendo el impulsor principal de este tipo de innova-ciones y los detallistas mejorarán su oferta de “comidas frescas pre-preparadas” en los puntos de venta, que además de ayudar en aspectos de conveniencia, servirá como opción para aque-llos consumidores que no pueden asistir a restaurantes, debido a los cambios en las condiciones financieras y económicas de los hogares.

El reto continuará siendo no solo ofrecer alimentos que se pre-paren rápidamente en el hogar, sino que al mismo tiempo ten-gan un sabor casero y “fresco”, sean saludables y cumplan con los más altos requisitos de calidad e inocuidad.

Preocupación por la salud

Hoy más que nunca, los consumidores se preocupan por me-jorar su salud y están convencidos de que la alimentación es Pu

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uno de los elementos esenciales para lograrlo. Este hecho ha favorecido el desarrollo y la consolidación de los productos lla-mados “funcionales”, que se definen como aquellos alimentos a los que se les atribuye algún beneficio específico para mejorar la capacidad física o la salud mental de los consumidores.

“Information Resources INC”, en su publicación Consumer Report Watch 2008, reporta que el mercado de productos fun-cionales, solamente en los Estados Unidos, será superior a los US$60 mil millones durante el 2009. Esta cifra representa un crecimiento del 67 por ciento con respecto a lo vendido en ese país durante el 2004. Los productos que lideran este grupo son aquellos relacionados con la mejora de la digestión o los que fortalecen el sistema inmunológico, seguidos muy de cerca por los que contienen antioxidantes o son ricos en ácidos grasos omega-3. Cabe destacar el caso de los prebióticos, probióticos y simbióticos, los cuales son un grupo relativamente nuevo de productos utilizados como aditivos en el yogurt, en diversas be-bidas lácteas, jugos, productos de pastelería, sopas y el café. El reto principal que este tipo de productos enfrentará en el futuro continuará siendo su costo, ya que actualmente se encuentran fuera del alcance de un amplio grupo de consumidores.

Como consecuencia de esa preocupación por la salud, ahora hay un mayor interés por conocer con detalle todas las carac-terísticas y cualidades de los productos que se consumen. Este

deseo va más allá de la simple información nutricional que se presenta tradicionalmente en las etiquetas de los alimentos procesados. Actualmente los consumidores demandan cono-cer la historia y trayectoria del producto y de todos aquellos que intervinieron en su transformación, incluidas las fábricas, los transportes, los sistemas de calidad y de aseguramiento de la inocuidad empleados, el tipo de empaque utilizado y el im-pacto ambiental de los procesos y envases, por nombrar solo algunos de estos aspectos. Estas preocupaciones son recogidas por las empresas y por los gobiernos en todos los niveles, lo que ha generado la implementación de legislaciones, mecanismos y nuevos códigos de comportamiento y responsabilidad social y ambiental, que permiten responder a estas demandas de los consumidores.

Se espera que la búsqueda de alimentos que beneficien la sa-lud continúe siendo un incentivo para aumentar el consumo de frutas y vegetales de manera sostenida, a pesar de que en el corto plazo la situación económica experimentada a partir de la crisis financiera parece que tendrá un efecto negativo en el consumo de productos frescos a favor de alternativas más baratas, como productos enlatados y congelados. Un reflejo de esta situación es que durante el 2008, en los Estados Unidos se cerró el doble de empresas del sector de productos frescos que en el 2006 o el 2007 (The Produce News 2008).

Productos especializados o diferenciados

A pesar de que los volúmenes de ventas de los productos considerados dentro de estas categorías no son muy al-tos, se incluyen en este documento porque ofrecen una alternativa importante para pequeños y medianos pro-ductores y agroempresarios de los países del hemisferio. En este rubro se consideran los productos orgánicos, los solidarios y los étnicos, según se detallan:

• Productos orgánicos

Existen versiones encontradas con respecto a la situa-ción actual de los productos orgánicos en los mercados. Por un lado, los consumidores leales, que ven a la agri-cultura orgánica como un estilo de vida, están dispuestos a comprarlos incluso en condiciones económicas desfa-vorables; sin embargo, los consumidores esporádicos, quienes tradicionalmente han generado el crecimiento Pu

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en la demanda, se cuestionan si los beneficios deri-vados de su consumo justifican gastar más dinero en tiempos de inestabilidad económica.

El New York Times (2008) reportó un estudio realiza-do por la empresa Nielsen Company, donde se señala una disminución de un 4 por ciento al comparar el cre-cimiento en el consumo de los productos orgánicos en los Estados Unidos de Norteamérica, durante un perío-do de cuatro semanas que culminó el 4 de octubre del 2008, con el mismo período del 2007. Esto contrasta con el crecimiento sostenido que se había registrado en los últimos años para ese tipo de productos y que inclu-so había alcanzado tasas de crecimiento de aproxima-damente el 20 por ciento anual en los Estados Unidos.

¿Es esta observación una indicación de que la crisis eco-nómica está disminuyendo el consumo de productos orgánicos o solo el reflejo de una variación esporádica o aleato-ria en el consumo? En este momento es muy difícil brindar una respuesta. Sin embargo, un informe de la empresa Information Resources, realizado durante el primer semestre del 2008, se-ñala que de 1000 consumidores en el mercado canadiense, el 50 por ciento afirmó que en la actualidad compra menos pro-ductos orgánicos debido a su alto costo.

Esta situación obliga a reflexionar sobre el futuro de estos bie-nes. Posiblemente seguirán consolidándose en los mercados, pero deberá adjudicarse mayor énfasis a la búsqueda de for-mas para mejorar su productividad y los precios finales para el consumidor.

Además, el consumo de estos productos seguirá aumentando, debido a las campañas publicitarias que se han intensificado para promoverlo, como la designación de áreas específicas cla-ramente identificables en los pisos de los supermercados y por el surgimiento de alimentos con estas características dirigidos a nichos especiales de la población, como niños y adultos ma-yores. Estas tendencias ofrecen pistas a los Estados Miembros del IICA, especialmente a América Latina y el Caribe (ALC), para diversificar sus producciones y dejar de concentrar esfuerzos en la producción de alimentos orgánicos tradicionales como el banano, el café o el cacao. Es en la ampliación de la oferta don-de habrá mayores oportunidades de éxito.

• Productos solidarios

Según datos de la Fairtrade Labelling Organizations Interna-tional (2009), los consumidores gastaron más de 2,3 miles de millones de euros en productos de comercio justo certificados en el 2007, lo que representa un incremento del 47 por ciento con respecto al año anterior. Esta organización indica también que los mercados del Reino Unido y los Estados Unidos siguen siendo los de mayor importancia, mientras que Suecia y Norue-ga fueron los que presentaron el mayor crecimiento con un 166 por ciento y 110 por ciento respectivamente.

Ante la situación económica actual, existe una gran incógnita sobre el futuro de este tipo de productos, ya que los impactos que el consumidor espera ver en la pobreza o en la sostenibi-lidad ambiental no son claros y todos los indicadores sugieren que no existe una tendencia única. Se prevé que los consumi-dores de alto ingreso continuarán demandando y consumien-do estos productos, dado que el gasto no afectará su ingreso to-tal; mientras, los compradores de ingreso medio los adquirirán solo de manera esporádica.

Los retos centrales para los oferentes de este tipo de productos son equilibrar los costos, la productividad y la sostenibilidad del ambiente y obtener los requisitos de certificación para al-canzar a las grandes masas de consumidores, particularmente aquellos de clase media.Pu

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• Productos étnicos

Al igual que en los dos tipos de productos mencionados, es di-fícil predecir cuál será el futuro de los productos étnicos en los mercados internacionales. Por un lado, se espera que continúe en ascenso el poder adquisitivo de los pobladores hispanos que aún viven en los Estados Unidos de América. Sin embargo, de-bido a la crisis financiera, es posible que durante los próximos dos años se observe una reducción en su consumo, particular-mente asociada con la disminución de la migración y el regre-so de una cantidad considerable de pobladores a sus países de origen por no encontrar trabajo en ese país. Sin duda, la crisis financiera ejercerá una gran presión en el consumo de estos bienes, no solo por la caída en la demanda, sino también por el aumento en los costos de producción y distribución, causados en buena parte por incrementos en el costo de los combustibles y, por ende, de su transporte.

Desde el punto de vista de los países latinoamericanos, esta si-tuación es compleja y poco alentadora, debido a que muchas industrias habían logrado penetrar y establecerse en las cade-nas de distribución y abasto más importantes de la Unión Ame-ricana y habían dedicado tiempo y recursos para abastecer este mercado. Por ello tendrán que redefinir sus estrategias y ade-cuar sus líneas de producción y recursos a la nueva realidad, lo que posiblemente provocará la ocupación de menos mano de obra y menor demanda de productos primarios en los países de origen de estos alimentos.

Tendencias más relevantes para el desarrollo de agronegocios en el período 2007-2009

Las diversas crisis de los últimos años han obligado a reflexio-nar sobre las acciones tradicionales y la necesidad de buscar nuevas alternativas. En general, esta reflexión se fundamenta en tres preocupaciones básicas:

- La necesidad de lograr una mayor inclusión social.- La protección del ambiente.- Una nueva forma de considerar a los mercados.

Estas preocupaciones centrales son las que durante los últimos años también han definido el desarrollo de los agronegocios. En esta sección se describen las tendencias más relevantes de

los últimos años y aquellas que seguirán moldeando el desarro-llo de los agronegocios en el futuro. Estas son:

- La importancia de vincular a los pequeños productores-campesinos a las cadenas

- de valor.- El surgimiento de nuevos modelos de negocios.- El resurgimiento de la discusión sobre abastecimiento local

vs abastecimiento mundial.- La inocuidad como eje central para la competitividad.- El regreso a la producción de cultivos tradicionales.

Sin duda, estas tendencias no son las únicas y tampoco se pre-sentan de manera aislada. Su selección en este trabajo tiene como finalidad facilitar su análisis y comprensión.Pu

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SEGUROS CLIMÁTICOS SEGUROS CLIMÁTICOS 1

1 El texto fue tomado de Octavio Sotomayor, Adrián Rodríguez y Mónica Rodrigues. “Competitividad, sostenibilidad e inclusión social en la agricultura: Nuevas direccio-nes en el diseño de políticas en América Latina y el Caribe. Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Santiago de Chile, 2011.

Diagnóstico

Además de los riesgos comerciales y financieros, similares a los que enfrentan otros sectores productivos, en el sector agrícola es necesario también administrar los riesgos que se derivan del carácter variable del clima. Para los agricultores individuales re-sulta difícil administrar este tipo de riesgo, especialmente ante situaciones de variabilidad extrema.

En 2001, el valor total estimado de la producción agrícola mun-dial fue de 1,400,000 millones de dólares, al mismo tiempo que las primas agrícolas (incluidos la pesca y el manejo forestal) su-maron un total de 6,500 millones de dólares, esto es, un 0.4 por ciento del total. Además, la distribución regional de la cobertu-ra era muy desigual, pues los países desarrollados concentra-ban el 87 por ciento de las primas agrícolas de ese año, con un 55 por ciento del total en los Estados Unidos y el Canadá, frente a únicamente un 4 por ciento en América Latina y el Caribe.

Mientras que a principios de la década el 75 por ciento de las tierras cultivadas en los Estados Unidos estaban aseguradas (con fuerte subsidio estatal a las primas), solo cinco países lati-noamericanos tenían más del 1 por ciento de sus áreas cultiva-das aseguradas, y solo dos, la Argentina y México, excedían el 10 por ciento. En Centroamérica, la región más expuesta a los riesgos naturales, solo había diez empresas activas que cubrían una parte mínima del área cultivada.

En muchos países, tales como las Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Guyana, Jamaica, Suriname, y Trinidad y Tabago, no había seguros agrícolas.

Expansión del seguro en América Latina y el Caribe

En muchos países de la región los gobiernos están realizando esfuerzos para masificar el uso de estos instrumentos. La Argen-tina no cuenta en el plano nacional con un programa de subsi-dio al seguro agrícola, pero el gobierno nacional y los gobiernos provinciales están actualmente implementando programas es-pecíficos y planes piloto para promover este instrumento entre los productores. Es el caso de la provincia de Mendoza, donde se subsidia en un 100 por ciento la prima de un seguro contra granizo para vid y frutales (manzana, pera, durazno, damasco, cereza, ciruela, membrillo, almendra, nuez y olivo), de carácter catastrófico, para lo cual se dispone de un presupuesto de 4.5 millones de dólares. En la temporada2007/2008 participaron en este programa 13,536 productores, con un total de 191,758 hectáreas aseguradas. Otro tanto sucede en las provincias de Río Negro y Neuquén, donde se aplica un programa piloto con-tra granizo para frutales de pepita y carozo (pera, manzano, du-razno, cereza y damasco). Durante la temporada 2008/2009 se aseguraron 191 productores (2,456 ha) en Neuquén y 592 pro-ductores (5,696 ha) en Río Negro. En forma complementaria, existen en el país 30 compañías privadas que operan en con-diciones de mercado, sin apoyo público, con un total de 18.3 millones de ha aseguradas y 154,864 pólizas emitidas durante la temporada 2007/2008. Estos seguros brindan una cobertura

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para la actividad pecuaria y tres tipos de cobertura para la acti-vidad agrícola: granizo, granizo con adicionales (tales como in-cendio, heladas, vientos fuertes y otros) y multirriesgo agrícola (riesgos climáticos y daños biológicos).

A pesar de que los primeros intentos de instalar el seguro agrí-cola en el Brasil datan de la década de 1950, este instrumento empezó a masificarse a partir de 1973, con la creación del Pro-grama de Garantía de la Actividad Agropecuaria (PROAGRO), dirigido especialmente a eximir de sus obligaciones financieras a los pequeños y medianos agricultores cuyos bienes, cultivos, plantaciones y rebaños fueran afectados por fenómenos natu-rales, plagas y enfermedades. El programa es administrado por el Banco Central y operado por sus agentes, a través de las insti-tuciones que contratan crédito rural. En 2007 se creó el PROA-GRO Más, orientado específicamente a los pequeños agriculto-res beneficiarios del Programa Nacional de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (PRONAF). Este programa financia hasta el 65 por ciento de los ingresos líquidos esperados cuando se trata de actividades financiadas por el propio productor, y hasta el 100 por ciento del valor financiado por el PRONAF, con un tope de 1,800 reales (alrededor de 1,000 dólares).

Por otra parte, en 2003 el gobierno federal creó el Programa de Minimización de Riesgos en el Agronegocio, que cubre activida-des agrícolas, actividades pecuarias, patrimonio del productor, producción obtenida, créditos de comercialización y seguros de vida, entre otros. Este seguro rural opera en forma indepen-diente del crédito agrícola y subsidia entre el 30 por ciento y el 70 por ciento del valor de las primas, con límites financieros que dependen de la modalidad contratada. En 2008 se hicie-ron 627,339 operaciones a través del PROAGRO y el PROA-

GRO Más, a las que se sumaron 60,120 operaciones de seguro rural, totalizando una superficie asegurada de 6,059,152 ha y 4,762,903 ha, respectivamente.

En Chile el Programa de Seguro Agrícola se creó en 2000 y es administrado por una entidad pública -el Comité de Seguro Agrícola-, que incentiva la contratación de seguros contra ries-gos climáticos ofreciendo un subsidio público para el cofinan-ciamiento de la prima, en la perspectiva de promover el sur-gimiento de un mercado de seguros agrícolas. Este programa es operado por compañías privadas y la póliza es un contrato completamente privado entre los asegurados y las compañías de seguros. Las pólizas cubren frente a múltiples riegos (mul-tirriesgo) y se intenta de ese modo evitar la selección adversa, que es un típico problema en este ámbito. La cobertura mínima ofrecida es de dos tercios del rendimiento estimado, propor-ción con la que se pretende aproximarse a los costos directos de producción de estos cultivos, y con ello asegurar básicamen-te el capital de trabajo de los productores.

El Comité de Seguro Agrícola decide los rubros que están incor-porados en el programa y las zonas homogéneas desde el pun-to de vista agroclimático (y por tanto homogéneas en cuanto al riesgo) dentro del país, de manera de evitar que se incentive la producción de rubros inadecuados para ciertas zonas geográ-ficas. Los cultivos incorporados son los cereales, la remolacha azucarera y otros rubros anuales, y recientemente el instru-mento se abrió a los frutales. Cada productor paga de acuerdo con el riesgo que enfrenta. El Comité también define un con-junto de normas, entre las cuales la más importante es fijar las tasas máximas que las compañías pueden cobrar. Las compa-

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ñías pueden hacer descuentos por volumen, tamaño, escala o por agrupaciones de productores, pero no pueden cobrar una tasa superior a la que señala el Comité.

De acuerdo con los datos, la demanda por seguro agrícola no ha alcanzado los nive-les esperados, ni en términos de número de pólizas ni de superficie asegurada. Las contrataciones en el período 2003-2007 movilizaron entre 7,700 y 11,120 pólizas anuales, siendo 2007 el año de mayor contratación, con una superficie asegurada de 70,000 hectáreas. En 2007, siete años después de su puesta en marcha, la pene-tración era del orden del 8 por ciento, para una superficie potencial de alrededor de 800.000 hectáreas.

Entre los países andinos, Colombia tiene un sistema público-privado y en el Ecuador se está diseñando actualmente un programa que considera un subsidio público, que se aplicaría a proyectos de encadenamientos entre microempresarios y agroindus-trias, con una lógica de negocios inclusivos. En Bolivia (Estado Plurinacional de) y el Perú también se realizan esfuerzos para desarrollar esta clase de instrumento. La cobertura es muy baja y varía desde el 0.69 por ciento del área sembrada en Colom-bia hasta aproximadamente el 4 por ciento en Venezuela (República Bolivariana de), pese al subsidio que se ofrece en algunos países a los productores agropecuarios y también a pesar de los frecuentes desastres ambientales que ha sufrido la región en los últimos tiempos.

El tipo de seguro más frecuente es el de multirriesgo, que cubre tanto eventos climáti-cos como biológicos. Estos se encuentran disponibles para las explotaciones agrícolas y ganaderas, destacándose el maíz, la soja y el arroz como los cultivos que registran una mayor frecuencia de aseguramiento. En cuanto a las modalidades de seguros, en Colombia, el Ecuador y Venezuela (República Bolivariana de) se presentan dos: de rendimiento, en Colombia y Venezuela (República Bolivariana de); y agrocrediticio, en el Ecuador y Venezuela (República Bolivariana de). La oferta es limitada, pues úni-camente 10 de las 152 compañías de seguros que existen en la región ofrecen dicho servicio.

Otra experiencia público-privada relevante es la de México, cuyas leyes de crédito agrícola y ejidal permitieron, en la década de los años cincuenta, el desarrollo de las aseguradoras privadas y mutualidades, fomentadas por el gobierno federal a través de un subsidio al costo de las primas. En ese contexto se fundó en 1961 la Asegurado-ra Nacional Agrícola y Ganadera S. A., con el objetivo tanto de proteger las inversiones del productor como de fomentar y asegurar el crédito de la banca oficial. El seguro se convierte así en un servicio público otorgado en “paquete” junto con otros insumos al productor.

La Aseguradora fomentó el seguro directo e individual, subsidiando la prima pagada por los productores y convirtiéndolo en requisito para obtener crédito, buscando así reducir la cartera vencida de la banca oficial. Con ello se logró asegurar alrededor de Publi

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dos tercios de la superficie sembrada del país, principalmente de “temporal” (secano), con alta participación de pequeños productores; sin embargo, ello se hizo en un marco normativo muy laxo, descuidando la eficiencia, y con un oneroso aparato administrativo. Esto redundó en altos índices de siniestralidad y pérdidas operativas que se compensaron con subsidios cre-cientes, lo que condujo al cierre de la Aseguradora en 1990.

Ese mismo año se creó la institución nacional de seguros AGROASEMEX, en un contexto de privatización de empresas públicas y de apertura externa. Esta vez se aplicaron principios técnicos y operativos que buscaban reducir la siniestralidad mediante la depuración de los riesgos, la aplicación de dedu-cibles, el acortamiento del período de protección, la oferta de seguros en “paquete” y la reducción de coberturas, entre otras características. A pesar de que se pretendía favorecer una ope-ración financiera más sana, esta empresa sigue recurriendo a los subsidios para cubrir sus costos operativos, y trabaja con subsidios a la prima que han oscilado entre un 16 por ciento y un 30 por ciento de su costo.

La nueva estrategia operativa se tradujo en un encarecimiento del servicio, lo que condujo a la disminución de la superficie asegurada y a la concentración de este instrumento en las áreas de riego y en los predios de tamaño medio y grande. Pese al sesgo en favor de este estrato de productores, la empresa si-guió requiriendo subsidios (alta siniestralidad, costos admi-nistrativos crecientes), situación que redundó en 2001 en un replanteamiento de su actuación y viabilidad. A partir de ese año AGROASEMEX dejó de actuar como aseguradora directa y

se dedicó a actuar exclusivamente como reaseguradora de los fondos de aseguramiento, entidades que venían siendo apoya-das por esta empresa.

Los fondos de aseguramiento son asociaciones civiles sin fines de lucro de agricultores y ganaderos, que ofrecen protección con un sentido mutualista a sus socios y que surgieron a fines de los años setenta, como una respuesta de organizaciones de productores que consideraban que las primas pagadas a la Ase-guradora Nacional Agrícola y Ganadera S. A eran muy altas. En 1990 existían 14 fondos, gestionados por organizaciones muy consolidadas, que llegaron a ser 196 en 2000. Al tener los acti-vos intangibles que surgen de la conexión directa con sus aso-ciados, (contar con una base organizativa consolidada, capital humano y personal capacitado los fondos realizan labores de autoaseguramiento, básicamente supervisión y seguimiento, logrando reducir los costos del sistema. A través de AGROA-SEMEX se les canaliza un subsidio que oscila entre el 30 por ciento y el 45 por ciento del valor de la prima (dependiendo del nivel de pobreza del área geográfica en que se ubiquen) y otros apoyos para gastos administrativos, capacitación y equi-pamiento. AGROASEMEX, con la que llevan a cabo vía electró-nica sus operaciones de reaseguro, los apoya de manera directa en todo ese proceso mediante un software diseñado en forma específica con ese fin. Los fondos son hoy la mejor alternativa para hacer llegar el seguro agropecuario directamente a los pe-queños productores, con lo que al mismo tiempo se fomenta la cultura del seguro.

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En síntesis, el seguro agrícola como instrumento para adminis-trar riesgos climáticos está ya instalado en la región y se difun-de progresivamente. La experiencia indica que la expansión inicial de estos seguros suele ser lenta, debido a que la venta de intangibles es compleja y a que el sentido común de los agri-cultores no va en la dirección de apoyar la contratación, pues si se contrata un seguro y nada malo ocurre (que es lo deseable), la sensación con que se queda el productor es la de haber per-dido su dinero. La consolidación de estos sistemas supone la existencia de experiencias concretas de pago a los agricultores ante daños causados por eventos climáticos, de modo de gene-rar precedentes positivos y de romper esa percepción. Además, estos sistemas necesitan de series de información histórica organizadas por zonas geográficas, así como de conocimiento (expertise) técnico acumulado en las oficinas administradoras de estos instrumentos.

Como opción de política pública, este instrumento tiende a dis-minuir la presión de los productores sobre los gobiernos cuan-do suceden desastres climáticos pues, al contar con seguros agrícolas subsidiados, los agricultores ya disponen de un espa-cio al cual pueden acogerse voluntariamente: la existencia del seguro implica un traslado de la responsabilidad hacia los pro-ductores (al menos hacia aquellos más grandes, que podrían y deberían haberlo contratado). Todos estos factores justifican la existencia de subsidios estatales a las primas, tal como la expe-riencia regional lo está demostrando actualmente.

Una innovación de AGROASEMEX ha sido el desarrollo del llamado seguro agrícola catastrófico para eventos climáticos, orientado a los productores más pobres, que mediante un en-foque paramétrico (basado en índices) protege contra la se-quía 2,3 millones de hectáreas en 26 estados del país. Los que adquieren este seguro son el gobierno federal y los gobiernos estatales, a través del Fondo para Atender a la Población Rural Afectada por Contingencias Climatológicas, que a su vez con-trata el producto con las aseguradoras.

El tercer agente que participa en el mercado desde mediados de la década de 1990 son las aseguradoras privadas, que com-parten el mercado con los fondos de aseguramiento, cubriendo 16 tipos de riesgos (sequía, huracán, helada y granizo, entre otros). En 2001 había 16 empresas autorizadas, que se reduje-ron progresivamente hasta llegar a 9 empresas en 2004, como resultado de la competencia de la aseguradora gubernamental, la alta siniestralidad agrícola, los altos costos y la consecuente falta de rentabilidad. De ese total cuatro aseguradoras privadas operaron en forma efectiva, emitiendo primas que alcanzaron un ritmo de crecimiento anual de 25 por ciento entre 2001 y 2004, por encima del crecimiento agregado del sector asegu-rador. Ese último año el monto de las emisiones ascendió a 1,754.7 millones de pesos (146.2 millones de dólares), monto que solo representa el 1.2 por ciento del total de la prima emiti-da. El subsidio otorgado por el gobierno federal a los producto-res que contrataron el seguro con las aseguradoras privadas en el quinquenio 2000-2004 sumó 1,011 millones de pesos (84.2 millones de dólares).Publi

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OBTENCIÓN Y MANEJO DE BIOFERTILIZANTES COMO INSUMOS INDISPENSABLES DE LA AGRICULTURA SOSTENIBLE

OBTENCIÓN Y MANEJO DE BIOFERTILIZANTES COMO INSUMOS INDISPENSABLES DE LA AGRICULTURA SOSTENIBLE1

En el suelo existe una notable población microbiana, dentro de la que se encuentran los microorganismos benéficos, caracte-rizados por realizar funciones como la fijación del nitrógeno atmosférico, la solubilización del fósforo insoluble presente en el suelo, la antibiosis y la estimulación del crecimiento y desa-rrollo vegetal, entre otras; todas ellas de suma importancia para el normal establecimiento y aumento de la productividad de especies cultivables de importancia económica.

Estos microorganismos, fundamentalmente bacterias, hongos filamentosos, actinomicetos y hongos micorrizógenos arbuscu-lares se encuentran normalmente distribuidos en el suelo, pero en poblaciones insuficientes (entre 103 -104 células por gramo de suelo) como para provocar el efecto benéfico deseado sobre las plantas; de aquí la importancia de aumentar el número po-blacional de éstos (entre 106 - 108 células por gramo de suelo) en función de potenciar su efecto, dando lugar como actividad resultante a la elaboración de biofertilizantes y bioestimulado-res del crecimiento y desarrollo vegetal.

Por otra parte, la sustentabilidad de los sistemas agrícolas a lar-go plazo debe fomentar el uso y manejo efectivo de los recursos internos de los agroecosistemas. En este sentido, los biofertili-zantes son un componente vital de los sistemas sustentables, ya que constituyen un medio económicamente atractivo y eco-lógicamente aceptable de reducir los insumos externos y de mejorar la cantidad y calidad de los recursos internos.

Además, desde el punto de vista de sostenibilidad, el incremen-to del uso de los fertilizantes ha estado acompañado por un au-mento exponencial en el consumo de formas no renovables de energía, las cuales se han convertido en un factor limitante para

lograr aumentos de los rendimientos agrícolas. Así, se necesi-tan aproximadamente 1.3 toneladas (t) de combustible para fijar 1itro de nitrógeno atmosférico con alta presión y tempera-tura (por el proceso industrial de Haber- Bosch) con el objetivo de obtener fertilizantes químicos nitrogenados.

De aquí que los 77 millones de toneladas que se aplican en el mundo como fertilizante nitrogenado requieren anualmente 100 millones de toneladas de combustible, lo que corresponde al 1.4 por ciento de todo el combustible consumido y resulta totalmente insostenible. Esta insostenibilidad se acrecienta si se toma en cuenta que para el año 2020 se requieren 160 millones de toneladas de fertilizante nitrogenado para la producción de cereales.

Por tanto, queda claramente expuesto que la producción in-dustrial de fertilizantes no puede satisfacer las necesidades de una población mundial en creciente aumento, especialmente cuando su aplicación en exceso conduce a contaminar el agua subterránea, o la eutrificación de los lagos, unido a las emisio-nes de óxido nitroso que contribuyen al efecto invernadero de la atmósfera terrestre.

1 Texto tomado de Bernardo Dibut Alvarez y Rafael Martínez Viera. “Obtención y ma-nejo de Biofertilizantes como insumos indispensables de la agricultura sostenible”, en Memoria Agricultura Orgánica, Fundación Produce Sinaloa, 2006. Publi

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Para ello, se hace imprescindible adoptar una estrategia de su-ministro de nutrientes a los cultivos, integrando una inteligen-te combinación de fertilizantes orgánicos, humus de lombriz y biofertilizantes; todo ello dentro del marco de la sustentabili-dad, que hoy se presenta como la tendencia surgida en contra-posición a la Revolución Verde, para reducir los daños causados al ambiente y a la salud del hombre y los animales por los mé-todos irracionales que se han empleado en las últimas décadas.

Situación también alarmante presentan un porcentaje muy ele-vado de los suelos cultivables en el mundo con relación a la cantidad de fósforo fijado, no soluble, incapaz de ser utilizado por las plantas, a no ser mediante la actividad de microorga-nismos especializados en la producción de ácidos orgánicos y enzimas que permiten solubilizar esta fracción del fósforo y disponerla para su asimilación por parte de las plantas. En este sentido, se puede considerar que en los suelos existe una reser-va acumulada en fósforo equivalente a billones de toneladas, que dependen de la actividad microbiológica para que resulten convertidas a biomasa vegetal, incluyendo la producción de alimentos.

Es por todo esto, que la obtención de biofertilizantes nitroge-nados y fosfóricos, unido a la de los bioestimuladores del creci-miento y el rendimiento vegetal, constituye pilares básicos para poder conducir, junto a los bioplaguicidas de origen microbia-no y botánico, y la aplicación de abonos orgánicos, a un manejo adecuado y económicamente razonable de los diferentes siste-mas agrícolas productivos.

En este trabajo, dirigido fundamentalmente a técnicos, pro-ductores agrícolas, extensionistas y estudiantes, se ofrece el potencial que presentan los biofertilizantes y bioestimuladores como parte del manejo integrado de la nutrición de una amplia diversidad genética de plantas, que sin duda, han hecho posible el desarrollo de programas biorgánicos de producción agrícola, que como por ejemplo en el caso de Cuba, se ha podido demos-trar en el continuo desarrollo de la agricultura convencional, así como en la consolidación del Programa Nacional de Agricultu-ra Urbana (PNAU); sistema que, a diferencia de otras latitudes, pudo surgir y desarrollarse mediante la utilización de este tipo de insumos poco costosos y ambientalmente seguros. También, se ofrece las perspectivas de estos productos para el desarrollo de esquemas sostenibles de producción en Sinaloa y México.

Importancia del conocimiento de conceptos básicos y prin-cipales mecanismos de acción de los biofertilizantes y bioes-timuladores del crecimiento por parte de los productores agrícolas con el objetivo de lograr un manejo adecuado

La Microbiología del Suelo y la Biotecnología Agrícola aplicada constituyen especialidades que actualmente abarcan amplios conocimientos y un gran cúmulo de información en cuanto a resultados obtenidos.

Por otra parte, los problemas que se van detectando son tan-tos que surge una situación contradictoria en los países más desarrollados: simultáneamente se exaltan las posibilidades de desarrollo de la llamada agricultura “moderna” y, como reacción, aparece un movimiento de agricultura “biológica” o alternativa que se fortalece constantemente. Surgen los con-ceptos agroecológicos junto con la crítica al rumbo del desa-rrollo agrícola mundial, adornada con los rótulos de “moder-na”, “progresiva” y “avanzada”.

Hoy se considera que el brillante camino recorrido por la Re-volución Verde en Europa y Estados Unidos está llegando a sus límites. Su alta eficiencia en términos de rendimiento por hectárea o por jornada laboral ha sido lograda a expensas de la ineficiencia energética y social, agota los recursos naturales no renovables y socava el reciclaje de los recursos renovables con la tala indiscriminada de bosques, la contaminación de los mantos acuíferos y la reducción de la biodiversidad. Destruye su propia base productiva con la erosión, la salinización y la compactación de los suelos, aumenta la vulnerabilidad de las plantas frente a plagas y enfermedades, envenena a los traba-jadores agrícolas, a los consumidores y a la naturaleza entera y, por último, hasta transforma el clima terrestre.

Enseguida se exponen las principales funciones de los microor-ganismos del suelo como pilares básicos para un desarrollo sostenible.

Funciones de los microorganismos del suelo.

• Desarrollo de la estabilidad de los agregados de los suelos cultivables.

• Reciclaje de los residuos orgánicos.Publi

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• Producción de sustancias beneficiosas en la zona rizosfèrica de las plantas.

• Fijación de nitrógeno atmosférico.• Transformación del fósforo del suelo.• Control de microorganismos dañinos.• Materia prima para la obtención de productos naturales.

Algo que nos viene alarmando en los últimos años es el avanza-do estado de degradación de los suelos, fundamentalmente por el exceso de labores mecanizadas y la ausencia de enmiendas orgánicas.

A continuación se relaciona el accionar de los microorganismos beneficiosos en la formación de agregados en el suelo y cómo estimular esta importante actividad de forma tal que promueva la obtención de un complejo arcillo-húmico más estable.

Papel de los microorganismos en la formación de agregados:

• Estructuras filamentosas (hifas de los hongos, flagelos bacterianos).• Polisacáridos extracelulares.• Complejos polisacáridos-iones metálicos-materiales húmicos.

Modos de estimular la formación de agregados:

• Enmienda orgánica.• Adición de polisacáridos microbianos y otros metabolitos

(xantano, dextrano, succinoglicano, pululano, etc.)• Inoculación de microorganismos (Agrobacterium radio-

bacter, Bacillus polymyxa, Streptomyces spp., Azotobacter chroococcum,Glomus sp., Alternaria tenuis, Mucor hiemalis y Pseudomonas spp.)

En tiempos pasados relativamente recientes, los subsidios na-cionales e internacionales para comprar fertilizantes industria-les, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo, quitaban el estímulo para la utilización de los biofertilizantes, por lo cual en muchos países las investigaciones aplicadas en este campo eran escasas. Sin embargo, al desaparecer estos sub-sidios como resultado de las políticas económicas gubernamen-tales, estos bioproductos se hacen más atractivos y aceptables para los agricultores. Puede decirse que estamos viviendo el momento internacional más favorable para el desarrollo de las

investigaciones básicas y aplicadas sobre los microorganismos con características como biofertilizantes y para su utilización.

Pero la tarea de educar y entrenar a los productores agrícolas para que conozcan los beneficios que pueden lograr y cómo deben realizar las aplicaciones es difícil, por la escasez en mu-chos países de especialistas con conocimientos e interés en los aspectos prácticos de la utilización de estos bioproductos. Por estas razones, una tarea fundamental de cada país la constitu-ye la formación y el entrenamiento de personal especializado, para que sean capaces de responder a las crecientes demandas de nutrimentos que se enfrentan con los modernos esquemas de producción agrícola que se basan en la sustentabilidad y la protección ambiental, lo que demanda alternativas biológicas para sustituir a los fertilizantes industriales.

Existen grandes contradicciones entre los resultados logrados con la aplicación de biofertilizantes en los países templados y en los tropicales. Como la mayor parte de los resultados publi-cados han sido obtenidos en regiones templadas y los efectos de la inoculación no han sido satisfactorios en muchos casos, se ha creado una atmósfera de desconfianza hacia estos bioproduc-tos, por lo que su utilización en la producción agrícola no ha sido generalizada. En realidad, los únicos biofertilizantes que son ex-tensamente utilizados en todos los países son aquéllos que con-tienen bacterias de los géneros Rhizobium y Bradyrhizobium, que establecen la fijación simbiótica de nitrógeno atmosférico en las leguminosas y en menor cuantía, las micorrizas.

El mecanismo de este proceso de fijación ha sido profunda-mente estudiado, así como las propias bacterias simbióticas y la influencia de los factores ecológicos en el establecimiento de la simbiosis. Pero no se está aprovechando en pleno la actividad de los fijadores asociativos, ni de los organismos solubilizado-res de fósforo o de las micorrizas, que tantos beneficios pueden reportar, especialmente en las regiones tropicales, donde se en-cuentran los países que más necesitan estos beneficios.

La capacidad de los microorganismos para suministrar nutrien-tes y estimular el crecimiento de las plantas depende de su exi-toso establecimiento sobre las raíces. Por estas razones, se hace obligado conocer, de forma resumida, el papel que desempeña la rizosfera y su gran importancia para lograr resultados efecti-vos con la aplicación de los biofertilizantes.Pu

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EL MERCADO DE LOS FERTILIZANTES 2011-2012EL MERCADO DE LOS FERTILIZANTES 2011-2012 1

Introducción

Uno de los principales retos que actualmente enfrenta el sector agrícola mundial es el abastecimiento de alimentos para una población creciente. De acuerdo con estimaciones de la Orga-nización de las Naciones Unidas (ONU), la población mundial alcanzó 7 mil millones hacia finales de octubre de 2011, y será de 9.1 mil millones de personas en 2050, con una contribución significativa de los países en desarrollo. Por lo anterior, se prevé que para hacer frente a la demanda de alimentos que dicho nivel de población implica, será necesario que la producción global de alimentos se incremente 70 por ciento y casi 100 por ciento en las economías emergentes hacia la mitad del presente siglo.

Por otra parte, la Organización para la Cooperación y el Desa-rrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) proyectan un incremento en la producción agrícola global a una tasa anual de 1.7 por ciento entre 2011 y 2020. Dicha tasa es menor que el crecimiento anual de 2.6 por ciento durante la década previa. En particular, se espera un menor crecimiento en la pro-ducción de granos forrajeros y oleaginosas, entre otras causas, debido a que los productores de estos cultivos enfrentan costos de producción más altos y un menor ritmo en el crecimiento de la productividad. Este último factor, medido en términos del aumento en los rendimientos de los cultivos, reporta una ten-dencia decreciente durante los últimos diez años, y constituye un factor clave para cumplir el reto de la agricultura mundial.

En este sentido, destaca el uso de los fertilizantes agrícolas, como un componente esencial que contribuye en el mejora-miento de la productividad de los cultivos, al proveer los nu-trientes necesarios para el desarrollo productivo que permita

hacer frente a la demanda no sólo de alimentos, sino también de forrajes, fibras y energéticos. Asimismo, debido a que son uno de los principales insumos utilizados en las explotaciones agrícolas, los fertilizantes tienen una gran importancia en los costos de producción agrícolas e impactan significativamente las inversiones que hacen los agricultores con el fin de incre-mentar la producción en el sector agroalimentario.

Mercado nacional

Producción

La fabricación de fertilizantes en México disminuyó significa-tivamente a partir de 1997, cuando comenzó el cierre de plan-tas productoras y se redujeron las operaciones de la industria mexicana de estos insumos agrícolas. Así, se llegó a niveles mínimos en la producción de fertilizantes con un promedio de 739,495 toneladas entre 2002 y 2006. Sin embargo, a partir de 2007 se reporta una tendencia creciente en la fabricación de fertilizantes, alcanzando 2.0 millones de toneladas en 2010, cuando reportó un incremento anual de 9.9 por ciento.

1 Texto tomado de Salvador Darío Gaucín Piedra y Edgar Torres Garrido. El mercado de los fertilizantes 2011-2012, Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultu-ra (FIRA), México, 2011. Publi

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Por su parte, durante los primeros ocho meses de 2011, la fabricación de fertilizantes en México alcanzó un volumen de 1.5 millones de toneladas, lo cual representa una reducción de 0.8 por ciento con respecto al mismo período del año an-terior (incremento de 15.5 por ciento en la fabricación de ni-trogenados y reducción de 7.6 y 5.8 por ciento de fosfatados y otros, respectivamente).

Del volumen producido durante 2010, el 45.6 por ciento co-rrespondió a fertilizantes nitrogenados (Sulfato de Amonio y otros), el 44.6 por ciento a fosfatados (Fosfato Diamónico y otros) y el 9.8 por ciento a otros fertilizantes (ácidos fosfórico, sulfúrico y nítrico).

Cabe destacar que el incremento en la producción nacional de fertilizantes durante los últimos cuatro años ha ocurrido princi-palmente por el incremento en la fabricación de fosfatados. En tanto, la fabricación de nitrogenados se ha mantenido práctica-mente estable desde el año 2000.

Actualmente, la Ley de Petróleos Mexicanos (PEMEX) estable-ce que con la finalidad de promover la producción y competi-tividad de la industria mexicana de los fertilizantes, PEMEX y sus organismos subsidiarios instrumentarán un esquema para ofrecer a la industria nacional de fertilizantes y a los distribui-dores de amoniaco de aplicación directa como insumo en la producción agropecuaria, un suministro estable y contratos a largo plazo, que contemplen precios fijos para los insumos de esta industria. Lo anterior, en apego a los lineamientos de operación emitidos por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA).

Asimismo, de acuerdo con lo establecido en la Ley de PEMEX, PEMEX Gas y Petroquímica Básica realiza operaciones de venta de azufre líquido para la fabricación de fertilizantes nitrogena-dos. Así, en octubre de 2009 inició la venta de este insumo a los fabricantes nacionales de fertilizantes. De acuerdo con in-formación de PEMEX Gas y Petroquímica Básica, el volumen de azufre líquido adquirido como insumo por la industria de fertilizantes nitrogenados fue de 94,096 toneladas entre sep-tiembre de 2010 y agosto de 2011. En tanto, se dio a conocer que para 2012, la disponibilidad de dicha materia prima será de 200,000 toneladas.

Así, a través de esquemas como los mencionados, se trata de incentivar la producción nacional de fertilizantes y hacerla más competitiva en beneficio de los productores agropecuarios.

Consumo

El consumo aparente de fertilizantes en México reportó una fuerte reducción entre 1996 y 2002, período en el cual ocurrió un fuerte descenso en la producción nacional de estos insumos agrícolas. Sin embargo, a partir de 2003 se observa una tenden-cia creciente en el consumo, abastecido principalmente a través de las importaciones. Así, durante 2010 se reportó un consumo de 4.18 millones de toneladas, el más alto desde 1990. Lo ante-rior, a pesar de que los precios de los fertilizantes se mantuvie-ron en niveles altos, aunque inferiores a los que predominaron durante 2008 y 2009.

Cabe destacar que durante 2010, las importaciones represen-taron 67.1 por ciento del consumo aparente. Dicha proporción fue de 84.0 por ciento en 2006, 66.1 por ciento en el año 2000 y 11.0 por ciento en 1995.

Se estima que durante 2009, se fertilizó el 58.6 por ciento de la superficie sembrada total (21.8 millones de hectáreas). Este porcentaje fue de 81.3 por ciento en la superficie de riego (5.6 millones de hectáreas) y de 46.7 por ciento en la superficie de temporal (16.2 millones de hectáreas).

Diez entidades concentraron el 66.2 por ciento de la superficie fertilizada: Jalisco (10.4 por ciento), Sinaloa (10.2 por ciento), Zacatecas (7.1 por ciento), Chihuahua (6.6 por ciento), Gua-najuato (6.4 por ciento), Puebla (5.7 por ciento), Oaxaca (5.3 por ciento), Tamaulipas (5.2 por ciento), Estado de México (5.1 por ciento) y Chiapas (4.3 por ciento).

En tanto, los estados de Sinaloa, Colima, Morelos, Tlaxcala, So-nora, Baja California Sur, Distrito Federal, Jalisco, Baja Califor-nia y Chihuahua, reportaron una mayor superficie fertilizada como proporción de la superficie sembrada. Así, el consumo de fertilizantes se concentra en las zonas donde se desarrolla una agricultura intensiva en el uso de insumos y en zonas de riego.Por otra parte, de acuerdo con información de la Asociación Na-cional de Comercializadores de Fertilizantes (ANACOFER), se Pu

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estima que en México se consumen alrededor de 280 mil tone-ladas de amoniaco de aplicación directa y que el 80 por ciento del mercado del amoniaco para uso agrícola se concentra en el noroeste del país, principalmente utilizado por productores de cultivos intensivos de granos en los estados de Sinaloa, Sonora, Baja California y Chihuahua, en ese orden de importancia.

COMERCIO EXTERIOR

Desde 1998, las compras de fertilizantes al exterior comen-zaron a crecer significativamente hasta alcanzar un máximo histórico de 2.94 millones de toneladas en 2007. En dicho pe-ríodo, las importaciones crecieron a una tasa media anual de 21.0 por ciento, en tanto que la producción y las exportaciones de redujeron a tasas medias anuales de 9.6 y 14.6 por ciento, respectivamente.

Durante 2010, las importaciones crecieron a una tasa anual de 5.9 por ciento, por lo cual se ubicaron en 2.81 millones de tone-ladas. El aumento en las importaciones obedeció al crecimiento en el consumo nacional de fertilizantes, toda vez que la produc-ción creció 9.9 por ciento a tasa anual y las exportaciones se redujeron 14.5 por ciento respecto al año previo.

Cinco fertilizantes concentraron el 71.2 por ciento del volumen importado en 2010: Urea (43.2 por ciento), Cloruro de Potasio (9.6 por ciento), Fosfato Diamónico (8.5 por ciento), Sulfato de Amonio (5.2 por ciento) y Fosfato Monoamónico (4.6 por cien-to). En total, las compras de fertilizantes al exterior reportaron un valor de 1,073.6 millones de dólares.

Las importaciones de Urea provinieron principalmente de la Federación Rusa (33.2 por ciento), China (24.3 por ciento), Ucrania (17.3 por ciento) y Venezuela (13.3 por ciento); las de Fosfato Diamónico (DAP) de Estados Unidos (88.2 por ciento) y Turquía (9.4 por ciento); las de Cloruro de Potasio de Cana-dá (52.8 por ciento), Federación Rusa (18.2 por ciento) y Chile (16.8 por ciento). Por su parte, los principales proveedores para el mercado mexicano de Sulfato de Amonio (SAM) en 2010 fueron Estados Unidos (48.0 por ciento), Bélgica (38.1 por cien-to) y Alemania (13.9 por ciento); y de Fosfato Monoamónico (MAP) fueron Estados Unidos (59.8 por ciento) y China (23.3 por ciento).

Con relación a las exportaciones mexicanas de fertilizantes, és-tas alcanzaron un volumen de 676 mil toneladas en 2010, lo que representó una reducción de 14.5 por ciento a tasa anual. Los principales fertilizantes exportados fueron Fosfato Diamó-nico (39.8 por ciento del volumen total exportado), Superfos-fatos (24.6 por ciento) y Fosfato Monoamónico (12.2 por cien-to). El DAP se exportó principalmente a India (39.4 por ciento), Vietnam (12.3 por ciento) y Paquistán (12.1 por ciento); El Sulfato de Amonio a Brasil (64.6 por ciento) y Cuba (16.1 por ciento); y el Fosfato Monoamónico a Australia (50.7 por ciento) y Chile (26.5 por ciento).

PRECIOS NACIONALES

Es posible observar cómo los precios de los fertilizantes en el mercado nacional reflejan el comportamiento de las coti-

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zaciones de estos productos en el mercado internacional. De acuerdo con información de Servicio Nacional de Información e Integración de Mercados (SNIIM) de la Secretaría de Econo-mía, los precios de la Urea y el Sulfato de Amonio no reportaron variaciones significativas durante 2010, en tanto que las cotiza-ciones del Fosfato Diamónico reportaron una tendencia al alza y las del Cloruro de Potasio a la baja.

Sin embargo, durante 2011 los precios de los fertilizantes más utilizados en el sector agrícola en México retomaron la tenden-cia alcista, de tal forma que durante el mes de octubre alcanza-ron los niveles más altos en 34 meses, situación muy similar a lo registrado en el mercado internacional.

Así, en octubre de 2011 la Urea en México reportó un precio promedio de 8,304 pesos por tonelada, que representa un in-cremento anual de 36.9 por ciento. El precio del Fosfato Dia-mónico se ubicó en 10,516 pesos por tonelada, es decir, un in-cremento anual de 32.0 por ciento; el del Sulfato de Amonio en 4,568 pesos por tonelada, con un incremento anual de 33.4 por ciento, en tanto que el precio promedio del Cloruro de Potasio fue de 8,925 pesos por tonelada, lo que significa un incremento de 9.9 por ciento a tasa anual.

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

Durante 2010 el mercado global de los fertilizantes se recuperó de la contracción que la producción y el consumo de nutrientes registraron durante los dos años previos, como resultado de la crisis económica mundial. En el año que está por concluir dicha tendencia continuó, con perspectivas favorables hacia 2012. Lo anterior, debido a la necesidad de incrementar la producción de alimentos ante el crecimiento poblacional y la escasez de recursos. Asimismo, se prevé que los altos precios de los pro-ductos agrícolas incentiven el uso de estos insumos que con-tinuarán teniendo un rol muy significativo en el impulso a la productividad de los cultivos.

Asimismo, ante las expectativas de mayor uso de los fertilizan-tes se prevé que sus precios mantengan la tendencia alcista por lo menos durante el primer semestre de 2012, alcanzando así niveles cada vez más cercanos a los máximos observados a me-diados de 2008.

En el mercado nacional, destaca la tendencia creciente que la producción de fertilizantes mantiene desde 2007, y que ha permitido sustituir ciertos volúmenes de importaciones ante el creciente consumo de nutrientes en el sector agrícola nacio-nal. Actualmente, se estima que la fabricación de fertilizantes se mantendrá al alza, en tanto que el consumo crecería hacia 2012, impulsado por mayores inversiones por parte de los agri-cultores. Al respecto, si bien esto se reflejaría en el incremento en los costos, es importante mencionar que la práctica de au-mentar el uso de nutrientes se realiza debido a la expectativa de incrementar la productividad y rentabilidad, dados los altos precios de los productos agrícolas.

En el corto y mediano plazos, un reto muy importante que per-siste tanto en la agricultura mundial como nacional, es lograr mayores avances en el uso eficiente de los fertilizantes en com-binación con mejores prácticas agrícolas, a fin de incrementar la productividad. Así, su uso en la forma, cantidad y tiempo ade-cuados incrementará su eficiencia agronómica y económica. En este sentido, una alternativa con amplio potencial es el uso de tecnologías como la fertigación, considerando que el agua para riego es una de las principales limitantes en la producción agrícola en muchas de las más importantes áreas de cultivo y que contribuye de manera significativa en el uso óptimo de los nutrientes vegetales.Pu

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S. Ronzón

Junio 2013

oír los rumores de Comala, inventados o no,

La sequía, a través de Pedro Páramo

INEVITABLEdonde sopla caliente el tiempo de la canícula, envenenado por las saponarias.

Entonces, la tristeza de un paisaje nos obliga a ver con los ojos de la memoria una llanura verde,algo amarilla del maíz maduro.

A medida que uno avanza, cruzamos la región de nuestros ausentes, cayendo en el sopor de un sueño gris, ante un desbande de cuervos que cruza el vacío.

Lápida inmensa en los rincones de las milpas, la sequía lleva a la espera de algo, porque en las brasas de la tierra uno habita en la boca del infierno, si existe.

La primera palabra de Comala, que lucha contra la sequía, es también una gota de confianza a la búsqueda de una lluvia espesa, en el mapatrazado por Rulfo.

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