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Intervención Psicosocial, 2004, Vol. 13 N.° 1 Págs. 21-37 INTERVENCION PSICOSOCIAL 21 Televisión, interacciones sociales y poder Television, social relationships and power Fernando CEMBRANOS DÍAZ* RESUMEN El fácil acceso a la visualización de la televisión en comparación con otras actividades de relación, la dificultad para retirar la mirada de la pantalla una vez que se posa la aten- ción en ella, la dificultad que el cerebro tiene para distinguir entre realidad y realidad vir- tual y la incompatibilidad de ver la televisión con el desarrollo de procesos cognitivos com- plejos y de comunicación, producen una retirada de las personas del territorio y de las interacciones entre ellas, desplazando sus intereses hacia las propuestas de la pantalla y de las compañías que la controlan. La visualización a gran escala de la televisión desarti- cula las relaciones interpersonales, disminuye la diversidad de perspectivas y soluciones que los seres humanos necesitan para adaptarse a sus diferentes territorios y favorece la concentración de poder sobre los recursos, el territorio y sobre la actividad humana. PALABRAS CLAVE Televisión, poder, relaciones, cognitivo, territorio, imagen. ABSTRACT The easiness of viewing television compared to relationships, the difficulty of withdrawing one`s vision from the screen once one’s attention in centred on it, the difficulty of the brain has in distinguishing between reality and virtual reality and the incompatibility of watching TV with the development of complex cognitive processes and of communication, produce a withdraw of people from the territory and the interaction between them, shifting their inte- rests towards the proposals of the screen and the companies that control it. Massive televi- sion viewing breaks up the interpersonal relationship, diminishes the diversity of perspecti- ves and solutions that human beings need to adapt themselves to their different territories and favours the concentration of power on resources, the territory and human activity. KEY WORDS Television, power, relationships, cognitive, territory, image. ESPACIO ABIERTO * Psicólogo y sociólogo Fecha de recepción: 26-05-2003 Fecha de Aceptación: 17-06-2003

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Intervención Psicosocial, 2004, Vol. 13 N.° 1 Págs. 21-37

INTERVENCION PSICOSOCIAL 21

Televisión, interacciones sociales y poder

Television, social relationships and power

Fernando CEMBRANOS DÍAZ*

RESUMENEl fácil acceso a la visualización de la televisión en comparación con otras actividades

de relación, la dificultad para retirar la mirada de la pantalla una vez que se posa la aten-ción en ella, la dificultad que el cerebro tiene para distinguir entre realidad y realidad vir-tual y la incompatibilidad de ver la televisión con el desarrollo de procesos cognitivos com-plejos y de comunicación, producen una retirada de las personas del territorio y de lasinteracciones entre ellas, desplazando sus intereses hacia las propuestas de la pantalla yde las compañías que la controlan. La visualización a gran escala de la televisión desarti-cula las relaciones interpersonales, disminuye la diversidad de perspectivas y solucionesque los seres humanos necesitan para adaptarse a sus diferentes territorios y favorece laconcentración de poder sobre los recursos, el territorio y sobre la actividad humana.

PALABRAS CLAVETelevisión, poder, relaciones, cognitivo, territorio, imagen.

ABSTRACTThe easiness of viewing television compared to relationships, the difficulty of withdrawing

one`s vision from the screen once one’s attention in centred on it, the difficulty of the brainhas in distinguishing between reality and virtual reality and the incompatibility of watchingTV with the development of complex cognitive processes and of communication, produce awithdraw of people from the territory and the interaction between them, shifting their inte-rests towards the proposals of the screen and the companies that control it. Massive televi-sion viewing breaks up the interpersonal relationship, diminishes the diversity of perspecti-ves and solutions that human beings need to adapt themselves to their different territoriesand favours the concentration of power on resources, the territory and human activity.

KEY WORDSTelevision, power, relationships, cognitive, territory, image.

ESPACIO ABIERTO

* Psicólogo y sociólogo

Fecha de recepción: 26-05-2003 Fecha de Aceptación: 17-06-2003

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INTRODUCCIÓN

La televisión como fenómeno socialrecibe escasas críticas en comparacióncon el enorme poder del que disponepara autopromocionarse. Aún así laspocas críticas que sobre ella se viertensuelen centrarse en la facilidad con laque puede realizar una manipulaciónpartidista (se menciona menos la mani-pulación ideológica), en lo indeseable dealgunos de sus contenidos, en especiallos violentos, y en la frecuente falta decalidad y la trivialidad de muchas de suspropuestas (telebasura). Las propuestasderivadas de estas críticas se centran asu vez en una mayor democratización desus estructuras, en la autocensura éticade alguno de sus contenidos, en unatibia llamada a la calidad de sus progra-mas y en un repertorio de propuestaseducativas para “ver mejor” la televisióncon una perspectiva más crítica.

De lo que no se habla casi nunca es delas repercusiones sociales, políticas, psi-cológicas y ecológicas de la televisión ensí misma, como bombilla de colores, quees mirada por millones de personasdurante una media de tres horas y mediaal día.

La televisión es un aparato especial-mente eficaz para suprimir millones deinteracciones entre las personas y todo loque la interacción produce: conocimien-to, lenguaje, comunicación, estructurasde relación, afecto, contacto, conflicto,creación, organización social y poder.

Basándose en la dificultad que el cere-bro tiene (y en especial el sistema emo-cional) para distinguir entre la realidad ylas imágenes virtuales, la televisión des-plaza las interacciones de las personasentre sí y con el territorio, y las sustituyepor la contemplación de un espacio vir-tual en continuo movimiento, cuyas imá-genes han sido seleccionadas y manipu-ladas intencionalmente por unas pocaspersonas al servicio, en última instancia,

de la comercialización a gran escala.

La televisión mientras, desarticula lasredes naturales de relación social, des-plaza las preocupaciones al espacio vir-tual y esconde el deterioro del espacioreal. A su vez consigue, con una eficaciadesmesurada y sin que se note mucho,acelerar la concentración de poder sobrela realidad misma.

Para poder dar cuenta de algunos deestos fenómenos comentados, el artículoaborda en primer lugar algunos datossignificativos sobre la visualización de latelevisión, en segundo lugar los meca-nismos psicológicos en los que se basala televisión, en tercer lugar las conse-cuencias que de esta tecnología se deri-van para las relaciones interpersonales,la concentración de poder, las represen-taciones sociales y el territorio. Por últi-mo, se presentan una serie de reflexionespara trabajar desde el ámbito de la inter-vención psicosocial.

1. ALGUNOS DATOS

-— La media de horas al día de visua-lización de TV en el territorio delestado español era 3 horas en1989 y de 3,5 horas en 2000.

— La pareja media norteamericanadedica 20 horas semanales a ver eltelevisor y sólo 30 minutos a hablarde tu a tu.

— A lo largo de la vida habremos esta-do 8 años enteros sentados frente altelevisor.

— Por cada 10.000 minutos de infor-mación y publicidad de las grandescompañías multinacionales apareceun minuto de crítica hacia ellas.Muchas de ellas no reciben nuncaninguna crítica.

— Según Galbraith se publicita lo queno se necesita. La inversión anual

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publicitaria en España es de cercade 10.217 millones de euros (1,7billones de pesetas). Una familia dedos hijos emplea 962 euros(160.000 ptas.) al año en que lerecuerden aquello que tiene queconsumir -en concepto de sobrepre-cio del producto-.

— De las seis horas de media de tiem-po no regulado que se disponen aldía, el 58% se dedica a ver la televi-sión y el restante, en una buenaparte, a comprar y o usar los pro-ductos que en ella se anuncian.

2. PSICOLOGIA DE LA TELEVISION1

2.1 La dificultad para distinguirla realidad de las imágenes de la TV

El punto de partida del análisis es ladificultad que el sistema nervioso en suconjunto tiene para distinguir las imáge-nes de la realidad de las imágenes virtua-les o de representación de la realidad.Por eso lloramos viendo una película deficción o nos emocionamos con los anun-cios de turrones. El cerebro ha ido evolu-cionando en los organismos más comple-jos, incluida la especie humana, basán-dose en la credulidad de lo que ve. Todoel mundo sabe que añadir una imagen auna noticia cualquiera le confiere uncarácter de más veracidad. Las informa-ciones icónicas producen en el cerebro lasensación de que son algo intrínseca-mente creíble. A lo largo de la evoluciónno ha sido necesario desarrollar la capa-cidad de discriminar las imágenes virtua-les de las reales, puesto que estas prime-ras no existían o eran poco relevantes(espejismos, reflejos en el agua, o dibujosestáticos poco precisos).

La memoria aún tiene más dificulta-

des para distinguir la procedencia de lasimágenes mentales que posee. De dóndeme viene la idea que tengo del otoño ¿demi experiencia o de las películas que hevisto?. Y la idea de la edad media ¿de miimaginación, de los textos que he leído ode las imágenes que he visto? ¿Y la ideade un sindicalista? ¿Y la de Africa? ¿Y lade la guerra?.

Cuando la imaginación compite conlas imágenes virtuales, estas últimassuelen tener más fuerza. Millones deniños y niñas imaginaron, mientras leye-ron, su Harry Potter particular, despuésde ver la película ya no pueden imaginarotro que el actor que aparece en la pelí-cula. Una vez que entra una imagen en lamemoria ya no es posible borrarla cons-cientemente. (¿Por qué tengo que llevarnecesariamente la imagen de Carrascal,Ana Rosa Quintana, o Rodrigo Rato enmi cabeza?)

La dificultad para distinguir las imáge-nes de la realidad de las virtuales haceque cuando el locutor de TV mira a lacámara, millones de personas se sientanmiradas, a pesar de que no las miranadie. “Me pongo la televisión porque mesiento acompañada”, dicen muchas per-sonas desde su soledad. La realidad sedesplaza del territorio a la pantalla.Millones de personas han dejado de coti-llear sobre sus vecinos y vecinas y cotille-an ahora sobre los famosos (en muchasocasiones auténticos personajes virtua-les). El cotilleo sobre los vecinos, ademásde enfadar a unos cuantos, tiene otrasfunciones como transmitir la informaciónlocal o mantener ciertas reglas que per-miten una articulación comunitaria. Elcotilleo sobre los famosos o personaslejanas es puro espectáculo, ya no sirvepara la articulación social. Muchas per-sonas tienen miedo ahora de que secues-tren a sus hijos, incluso aunque vivan en

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1 Alguno de los argumentos que a continuación se exponen están brillantemente tratados en Mander, J. (1948).

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hábitats tranquilos, por el mero hecho deque han visto cientos de relatos amena-zantes en los programas de “telerreali-dad”.

La fuerza de las imágenes de la pan-talla hace que a menudo reciban unestatus de realidad superior a la reali-dad misma. Al estar más aislados delos demás y más desconectados delterritorio, entre otras causas por la tele-visión misma, y al mirar todos las mis-mas imágenes, la televisión consigue serel referente más potente de validaciónde la realidad. Lo que no sale en televi-sión no existe. “Anunciado en TV”. LaTV inventa y legitima la realidad. Inclu-so las conversaciones que tenemos en eltiempo que no vemos la televisión sondirigidas por las propuestas de la televi-sión. “Si no veo la tele luego no tengo deque hablar con mis amigos”. Los niños ylas niñas juegan a lo que sale en la tele-visión (y compran los juguetes de acuer-do a lo que en ella sale). Se pierde asíuna de las funciones principales deljuego, la adaptación a la realidad, cre-ándose un bucle loco y autorreferenteque flota en el vacío virtual. Los niños ylas niñas no cuentan con ninguna capa-cidad innata para distinguir lo que esreal de lo que es ficción. Las personasadultas usan la televisión como modelopara resolver muchos problemas especí-ficos de la vida cotidiana: cómo besar,cómo amenazar, cómo parecer una per-sona actual, cómo mejorar el aspecto dela cocina. La imagen del mundo, del bie-nestar, o del malestar, del éxito, o delmiedo, deja de ser construida por lasrelaciones de millones de personas conel mundo y entre sí y pasa a ser diseña-da por un selecto grupo de personas quecontrolan lo que aparece y lo que noaparece en las pantallas.

La dificultad para distinguir entreimágenes reales y virtuales, junto con elaislamiento social y la cantidad de tiem-po dedicado a ver la televisión, borra las

fronteras entre realidad y ficción e invier-te el referente para conocer quiénessomos, cómo es la realidad, y cuál es elmundo deseable.

2.2 Mirar la TV

El sistema nervioso necesita una esti-mulación mínima para no desorganizar-se. Por eso miramos el fuego de la chime-nea en una habitación en semipenum-bra, la cascada en una pared de la mon-taña y las luces del árbol de navidad. Enun salón de objetos familiares y estáti-cos, en ausencia de otros estímulos,miramos antes la TV que la pared o elarmario. No es necesaria una propuestatelevisiva muy interesante. Como unabombilla de colores en movimiento quees, capta nuestra atención con máspoder que el verde del sofá o las curvasinmóviles de las cortinas.

Para mantener su atención la panta-lla necesita producir numerosos estímu-los y alteraciones. El espectador noaguantaría la imagen estática de unlocutor más allá de unos pocos minutos.Por eso la TV hace una pequeña trampaque se denomina “acontecimiento técni-co”. Un acontecimiento técnico es laalteración intencionada del flujo o movi-miento natural de un acontecimiento:un cambio de plano, una aceleración,una ralentización, un objeto que entraen pantalla, un cambio de sonido, unaperspectiva extraña, etc. Si se mira unatelevisión encendida desde detrás de lapantalla en una habitación a oscuras,puede observarse un relampagueo cons-tante que indica la utilización de acon-tecimientos técnicos visuales con elobjetivo de mantener la atención delespectador. Escucha el griterío y losruidos de la televisión del vecino en unanoche de verano: son los acontecimien-tos técnicos auditivos.

El fenómeno de la habituación al estí-

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mulo, bien conocido por la psicología dela percepción, ha provocado que elnúmero y la velocidad de acontecimien-tos técnicos haya ido subiendo con losaños en los programas de la televisión (deuno cada 20 segundos a uno cada 4segundos). En la publicidad (en generalde poco interés para el espectador) elnúmero de acontecimientos técnicossube a uno cada uno o dos segundospara mantener la atención sobre la pan-talla. Las películas por su parte se pare-cen cada vez más a la publicidad y ésta alos video-clips. El espectador, al aburrir-se, provoca con el mando a distancianuevas alteraciones que le siguen mante-niendo pegado a la pantalla. En elmundo real las cosas no se alteran clara-mente cada dos o cuatro segundos, asíque el mundo real puede llegar a sermenos atractivo para el sistema nerviosoque la televisión.

Para mantener la atención, ademásde la aceleración de los acontecimientostécnicos, ha sido necesario ir subiendoel impacto emocional de las propuestastelevisivas. Así se ha ido incrementandoel valor provocativo de los estímulos, loque antes era un debate tranquilo,ahora tiene que ser necesariamente aca-lorado, la retransmisión de robos de fic-ción ha ido dando paso a la filmacióndirecta de conductas delictivas. Elrepertorio de extravagancias empieza, asu vez, a ser habitual. Al igual que ya setelevisan intervenciones quirúrgicas, esprevisible la retransmisión de la tortura,los suicidios y todo aquello que puedamantener sentados a los espectadores,para que vean entre unos y otros pro-gramas, o en el interior de los mismos,unos cuantos mensajes de caráctercomercial o ideológico. Para mantener laatención la televisión transforma todo loque trata en espectáculo. El discursopolítico, el conocimiento, el conflicto, eltemor, la muerte, la guerra, la destruc-ción son fundamentalmente espectáculopara la televisión.

2.3 El acceso a la visualizaciónde la TV en comparacióncon otras actividades

Prácticamente ninguna actividad huma-na tiene una puesta en marcha menoscostosa que ver la televisión. Con dar a unbotón para encenderla o con mirar a lapantalla cuando ya está encendida ya seencuentra uno viendo la televisión. Casicualquier otra actividad humana sueleconllevar un esfuerzo de arranque mayor.Llamar por teléfono, preparar una cena,ponerse a estudiar, iniciar una conversa-ción, ordenar un armario, incluso pensarqué hacer es más costoso que ponerse aver la televisión. Uno de los grandes atrac-tivos de la TV es que entretiene de formainmediata sin pedir nada a cambio en elmomento de ponerse a verla (los costesaparecen en otro momento). Las activida-des de relación interpersonal requieren uncoste inicial que la TV no pide. Las relacio-nes interpersonales requieren asumir elriesgo de no ser correspondido, de no sin-tonizar intereses, de buscar y encontrar alotro. Por otra parte el aburrimiento nece-sario para reunir los esfuerzos y la motiva-ción para comenzar una actividad de rela-ción o de autorrealización, suele ser supri-mido por la propia TV.

De acuerdo con los estudios de lospropios medios de “comunicación”, sólouna pequeña proporción de la audienciaelige por anticipado el programa que va aver. En general la primera decisión es verla televisión y luego se pasa por los dife-rentes canales hasta que el más atractivoo el menos aburrido es seleccionado.

De la misma manera, el esfuerzo nece-sario para obtener y procesar informa-ción compleja es muy superior al de con-vertirse en receptáculo de imágenes einformaciones cortas, por eso una parteimportante de las personas optan por“informarse” a través del televisor, inclu-so aunque sospechen que es una infor-mación interesada.

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La televisión no tiene por qué darmucha satisfacción para acceder a sermirada (ver gráfico), pero la da de formainmediata, lo que no hace casi ningunaotra actividad humana. Este sencillomecanismo, junto con el hecho de quetambién requiere un ligero esfuerzo dejarde mirarla para establecer una actividadalternativa, podría dar razón de que seala segunda actividad en orden de impor-tancia después del trabajo regulado odoméstico. Este sencillo mecanismo estambién el causante de los cientos demillones de interacciones, elaboracionespropias y experiencias que han dejado deocurrir entre las personas desde que sepopularizó el uso de la televisión.

2.4 El flujo continuo de imágenesdificulta los procesos cognitivoscomplejos

La situación de privación sensorial enla que se visualiza la pantalla de la televi-sión (prolongadamente quietos, en unahabitación en semipenumbra, sin hablary sin relacionarse) produce en el especta-dor un estado parecido al de la ensoña-ción, dejando camino libre a la implanta-ción de imágenes en nuestro cerebro.

Imágenes que han sido previamenteseleccionadas, tratadas, aceleradas, cor-tadas y combinadas por otras personas.La ensoñación, vivida como propia, enrealidad es de otras personas lejanas conunos objetivos muy diferentes a los nues-tros.

En la conversación, en la lectura y enla acción, la velocidad del procesamientode la información la ponen quienes lasrealizan. En estas acciones se puedeinterrumpir, preguntar, releer, subrayar,volver a mirar, manipular. Las imágenesde la televisión, sin embargo, entrandirectamente en los bancos de la memo-ria sin poder ser filtradas, ni procesadas.Ante el flujo de imágenes la mente actúasólo como receptáculo.

Una de las especificidades del serhumano es el hecho de ser un animalsimbólico, esto es, poder realizar abstrac-ciones a través del lenguaje. Para desa-rrollar la capacidad de abstracción lamente necesita alejarse de las imágenesconcretas. Las palabras al convertirse enimágenes reducen su campo semántico,se empobrecen y la capacidad de razonarcon ellas se dificulta. Si la palabra “éxito”va acompañado de la imagen de un joven

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Satisfacción/rendimiento

tiempo

EsfuerzoSatisfacción/rendimiento

tiempo

Esfuerzo

Actividad normal de entretenimiento oautorrealización

Ver la televisión

Relación entre esfuerzo y satisfacción

Esfuerzo

Satisfacción/rendimiento

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ejecutivo sonriente, el campo semánticodel concepto “éxito” tiende a reducirse aaquello que la imagen muestra. La televi-sión supone una preponderancia de lovisible sobre lo inteligible. Mientras se vela TV no se pueden llevar a cabo proce-sos cognitivos complejos como contex-tualizar, inferir o cambiar la perspectiva.La información que se trasmite no puedeser pensada en el momento de la exposi-ción. Al suprimir el esfuerzo cognitivo enel espectador, se suprime también el pla-cer de la comprensión y de la reflexión.La televisión se opone a la práctica delentendimiento, de la argumentación y laracionalidad2. Se piensa por asociaciónsimple. Las asociaciones son creadasintencionalmente. La publicidad es fun-damentalmente asociativa. No por casua-lidad la persuasión del discurso políticose ha ido desplazando del poder de laargumentación al de la apariencia, laimagen y las asociaciones emocionales3.

La descontextualización, la velocidad yla discontinuidad habitual de las imáge-nes y la programación televisiva perjudi-ca la percepción de procesos complejos,que son los que explican nuestras vidas.

La visualización de la televisión impidetambién el pensamiento a la deriva pro-pio de los ratos de reposo o de las tareasde baja concentración. Este pensamientoa la deriva es imprescindible para repro-cesar y organizar la información queentra en el cerebro, al igual que lo es elsueño.

Los mapas cognitivos se desarrollanen el cerebro a partir de las actividadesque realizamos. La televisión se convierteen uno de los mayores campos de expe-riencia mental, desplazando la experien-cia con la realidad, con los otros, y difi-cultando la elaboración propia de nues-

tro cerebro. Una buena parte de nuestrosmapas cognitivos están implantados porla televisión. Estos mapas están grave-mente distorsionados, sesgados y desor-denados con respecto a la realidad al serintroducidos sólo con la finalidad mante-ner la atención a la pantalla (para estefin, vale todo). Y también porque sirvensólo a los fines de quienes controlan elmedio.

2.5 La lógica inherente de latelevisión y la representación socialde la realidad

El conocido argumento de que la tele-visión, como tecnología, es neutral, quetodo depende del uso que se le dé, olvidaque la televisión mantiene siempre dosservidumbres al menos:

- Sólo aparece en televisión aquelloque se puede filmar.

- Tiene que ser suficientemente entre-tenida para que la gente continúe senta-da mirándola.

Estas dos servidumbres (hay otras ymás graves que se analizarán más ade-lante) van a distorsionar necesariamentela representación social del mundo, de lavida y de las relaciones. La televisióntiene que convertir todos sus contenidosen espectáculo visual para su propiasupervivencia. De acuerdo a estas dosreglas, unas informaciones, unos asun-tos, unos sucesos, son más televisablesque otros. Es más televisable la guerraque la paz, el conflicto que la coopera-ción, lo rápido que lo lento, la destruc-ción que la construcción. La naturalezatecnológica de la TV predetermina loslímites de su contenido. Un tipo de infor-mación puede ser difundido con facili-

2 Narciso Ibañez Serrador manifestó que sus programas de mayor éxito los diseñaba pensando en un espectadorde 13 años de edad mental.

3 Forza Italia era el contenido central y casi único de la campaña de Berlusconi.

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dad, otro sólo parcialmente y otro nopuede serlo en absoluto.

En el cuadro se muestran algunasdimensiones y la opción que elige la tele-visión por el hecho de ser una pantallaque requiere seguir siendo mirada con lapasividad de la persona que la mira.

Así es más fácil televisar la tala deárboles que mostrar su crecimiento, máslos piquetes de huelga que las presionesde los empresarios para no hacerla, máslas pistolas que los claveles, más las pre-sas en construcción que los valles des-truidos, más los muertos que los desapa-recidos, las carreras de coches que losatascos, más los aviones fumigadoresque el suelo contaminado, más las pate-ras que el trabajo de las personas inmi-grantes.

Es muy difícil filmar los cambios gra-duales. La mayor parte de los deteriorosgraves del planeta son procesos lentos,

aunque inexorables, que son difíciles defilmar. Las causas de casi todos lo pro-blemas importantes son también difícilesde filmar. Y si no se filman no existen oson poco relevantes en la mente delespectador.

La televisión selecciona como un teles-

copio un puñado de acontecimientosentre billones de acontecimientos y losenvía a millones de personas que dejande ver el resto de los acontecimientos. Eltelescopio no selecciona la subida de lamarea, ni la gente común que tiende laropa, ni los cientos de reuniones de laspersonas que desarrollan alternativasviables.

Por otra parte, la secuencia de imáge-nes del rato en el que vemos la televisión,lejos de ser un discurso con una sintaxismás o menos coherente, carece deestructura narrativa. En conjunto, no esotra cosa que una superposición atrope-

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Es más fácil televisar... Que...

Lo simple Lo complejoLos efectos Las causasLo concreto Lo abstractoLo individual Lo colectivoLa competición La cooperaciónLo extravagante Lo comúnLos hechos Las relacionesLo que se tira Lo que duraLos sucesos Los procesosLos datos El significado de los datosLas conductas Los motivos de las conductasLa tensión La articulaciónLas relaciones mecánicas Las relaciones orgánicasLos líderes Los pueblosLos excluidos La exclusiónLa fuerza La razónLos productos La contaminación que producenLa jerarquía La democracia participativaEl consumo El no consumo

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llada de imágenes e informaciones brevesy descontextualizadas, ahora ficción,ahora noticias, ahora publicidad, ahoratelerrealidad, ahora cambio de canal.Esta fragmentación llega a su paroxismocon el discurso del vídeo clip, al que cadavez se asemejan más los otros discursos:películas, publicidad, reportajes, teledia-rios, etc.

Al mezclarse realidad con ficción,publicidad con noticias cortas, al cam-biar de lugares, temas y canales contanta facilidad, al descontextualizar ymanipular las imágenes, al tratarmuchos temas lejanos y pocos cercanos,y al estar el cerebro que lo mira a bajorendimiento, se crea una especie de sopao caleidoscopio en el que uno no sabe aque atenerse, borrándose las fronteras dela verdad y la falsedad.

Al perderse los referentes directos conla realidad, se crean las condiciones ade-cuadas para implantar imágenes y con-vertirlas en el referente más potente.

El espectador es acostumbrado a verel mundo sin actuar sobre él. Al separarla información de la ejecución, al con-templar un mundo mosaico en el que nose perciben las relaciones, se crea unestado de aturdimiento, indefensión ymodorra en el que crece con facilidad laparálisis social.

La comprensión de los procesos quepermiten la vida queda seriamente daña-da, los mapas cognitivos gravemente dis-torsionados y las representaciones socia-les resultantes se tornan inútiles paraemprender las respuestas adecuadas.

El fácil acceso a la visualización de latelevisión, la dificultad para retirar lamirada una vez que el proceso de visuali-zación está en marcha, la lógica inheren-te a aquello que se puede filmar paraentretener, la incompatibilidad con eldesarrollo de operaciones cognitivas com-plejas y la dificultad para distinguir las

vivencias procedentes de la realidad y lasde la pantalla, producen una retiradaprogresiva de las personas de las relacio-nes interpersonales y con el territorio,generando un desplazamiento hacia unarealidad virtual necesariamente distorsio-nada y seleccionada por unas pocas per-sonas al servicio de unos fines que sue-len camuflarse en la propia realidad vir-tual.

3. LA DESARTICULACIÓNDE LAS RELACIONES

La esencia de este mal autodenomina-do medio de “comunicación” masivo esque unas pocas personas hablan amuchas, que a su vez están calladas,quietas y progresivamente aisladas. Elparadigma de la comunicación socialcomo articulación de innumerables inte-racciones entre personas cercanas, queentre otras cosas ha producido las len-guas con las que nos comunicamos eincluso pensamos, ha sido sustituido porel de unas pocas personas lejanas quehablan con destellos de imágenes semi-creíbles al resto, que no puede contestarexcepto con sus conductas de compra.

El cantar se va desplazando por el vercantar, el charlar por el ver charlar, elhacer por el estar quieto, el pensar por lagrabación de imágenes, el contar por elque te cuenten, la proximidad por la leja-nía, el conocer al vecino por el conocer alfamoso, el ser conocido por el ser ignora-do, la significación social por el miraruna bombilla, el organizarse con otrospor el que te digan lo que tienes quehacer, el ser protagonista por ser espec-tador. Y en el escaso rato disponible paracharlar hay que hablar de lo que hadicho previamente la televisión.

La retirada de las formas de distrac-ción al espacio virtual afecta de formagrave al sistema de relaciones interperso-nales. La televisión estimula la separa-

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ción de la gente entre sí, desalienta lavida organizativa, y desarticula la comu-nidad. La memoria empieza a grabarinformaciones sobre relaciones virtualesen detrimento de las relaciones reales.Los intereses también se trasladan alespacio virtual. Pueden interesar más lasnoticias sobre los famosos (incluso des-conocidos que aparecen en la pantalla)que sobre los vecinos, familiares y com-pañeros de trabajo. Las relaciones de ver-dad se sustituyen por la ilusión de rela-ciones (el Juli te cae simpático, pero a tino te conoce), debilitándose gravementeel sistema de relaciones interpersonales.Cada vez más personas viven, enfermany mueren solas. Muchas veces apetecemás ver la televisión que ver a las perso-nas conocidas, o que establecer nuevasrelaciones.

La competencia de la pantalla con larealidad acarrea numerosas consecuen-cias:

— De entrada suprime o debilita laconversación inmediata, la de lascomidas y las cenas, recorta la con-versación con las personas máspróximas dificultando su conoci-miento y convierte lo cercano enextraño.

— El aislamiento que provoca permiteadaptarse a las relaciones sociales

de baja intensidad, de ahí el éxitode las relaciones en el ciberespacio.La soledad que produce se resuelvea su vez viendo aún más horas detelevisión. La televisión calma eldolor que ella misma provoca.

— Disminuye la información local,tanto de personas como de realida-des, y por lo tanto disminuye lasposibilidades de articular relacionesy conocer y actuar sobre el territo-rio próximo.

— Homogeneiza las cabezas y suprimela sociodiversidad, al seleccionar lapantalla un trozo muy pequeño derealidad y repartirlo a todos loscerebros por igual. Dejan de serconocidas las realidades que no hansido seleccionadas, sin que por otraparte se echen de menos. Al no apa-recer otras realidades en las panta-llas y ser éstas últimas el principalreferente, lo lógico es pensar que noexisten.

— Una buena parte de las personasque aparecen en la pantalla sonseleccionadas para que puedan serdeseadas. El resultado es un espejodistorsionado de la realidad. Cadavez más personas se gustan menosal contemplarse en el espejo de latelevisión. Una de las consecuencias

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Cambio de modelo de la comunicación con la televisión

Comunicación social e interpersonal Difusión televisiva

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más visibles de este fenómeno es elincremento acelerado de las anore-xias. Por otra parte, como la activi-dad de ver la TV consiste en estarratos prolongados sin hacer nadaútil, las personas disminuyen elvalor que se otorgan a sí mismas, loque podría ser una de las razonesde la caída de la autoestima sinprecedentes que se ha producido enlas últimas décadas.

— Se invita a leer la realidad en claveindividual, cada uno desde su sofá.El debate se dificulta o se realiza enlos términos propuestos por la pan-talla. Queda mermado el conoci-miento colectivo y se ignoran lasformas de democracia participativa.El discurso político pierde los argu-mentos y la interacción siendo sus-tituida por los video-líderes4 en losque no importan tanto los funda-mentos de lo que dicen, sino cómose dice y su impacto emocionalinmediato.

El resultado es una fragmentación delas relaciones y una pérdida de las agru-paciones, asociaciones y estructurascomunitarias territoriales, y por lo tanto,del poder y la cohesión que éstas teníanasociados al territorio.

4. LA ACELERACION DE LACONCENTRACION DE PODER

Hasta ahora nos hemos referido alhecho televisivo como tal sin mencionarapenas las intenciones que necesaria-mente tienen quienes lo controlan. Yhemos visto que es una tecnología queproporciona espectáculo y entretenimien-to, que no puede contar cosas complejasy que dificulta relacionarse, pensar yactuar mientras se ve.

Como tecnología de implantación deimágenes en el cerebro, la TV permitehablar directamente al interior de lamente de millones de personas y deposi-tar en ella imágenes (que difícilmente sepueden modificar) capaces de lograr quela gente haga lo que de otra maneranunca hubiera pensado hacer. (No hayque olvidar la ley de Galbraith: se publi-cita lo que no se necesita). ¿Cómo conse-guir suprimir las mil maneras diferentesde merendar que había en los diferentesterritorios y culturas, y sustituirlas (enuna tercera parte del planeta) por unoshuevos Kinder o un Kit-Kat?. Sólo unatecnología como la televisión es capaz delograrlo con la eficacia mostrada en elescaso margen de las dos últimas gene-raciones. Aunque la televisión se inventóen los años veinte, se desarrolló comotecnología de implantación masiva deimágenes “coincidiendo” con el periodode acumulación capitalista tras la segun-da guerra mundial.

La razón última de la TV es anunciar,la razón última de anunciar es obtenerbeneficios monetarios, y la razón últimade acumular beneficios monetarios esconcentrar poder. El medio televisivo esbastante torpe para transmitir argumen-tos, debates científicos, representacionesculturales complejas, pero es absoluta-mente idóneo para introducir mensajespublicitarios cortos. Los productos sepresentan aislados, sin relaciones y sinconsecuencias. No es lo mismo anunciarun automóvil aparcado en el risco de unamontaña que presentar todo lo que con-lleva: carreteras, suministro de petróleo,control militar sobre las zonas de extrac-ción del mismo, políticas promotoras delas distancias largas, residuos, cambiosen la construcción de las ciudades, etc.Los mensajes cortos comerciales se pre-sentan sin razonamientos, con asociacio-

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4 Los presidentes norteamericanos ya hace muchos años que comprobaron que eran mucho más rentables 20minutos de televisión que recorrer cientos de kilómetros por las poblaciones de los diferentes estados.

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nes emocionales simples y, en unmomento, en el que además el cerebro nopuede desarrollar potencialidades comola reflexión, la imaginación o la crítica.

La publicidad expresa una relación depoder: un anunciante invade y millonesde personas la absorben. Sólo unospocos tienen acceso a publicitarse entelevisión. La mente de las personas estásiendo cada vez más ocupada con infor-mación puramente comercial. Es prácti-camente imposible hablar mal de lasgrandes empresas en televisión, incluso apesar de que la mayor parte de los pro-blemas de la sostenibilidad del planetaestá causado por su acción depredadora.

El objetivo de la publicidad es crearmalestar, para resolverlo después a travésde aquello que publicita. Cuando alguiennecesita de verdad algo suele saberlo sinque se lo recuerden. La publicidad tienecomo objetivo producir carencias. Paraensalzar sus propuestas triviales, lapublicidad asocia los productos con valo-res no triviales (relacionarse, gustar, ale-grarse, tener seguridad, pertenecer a lacomunidad, ser inteligente, respetar lanaturaleza, ser querido, no envejecer,tener éxito, etc.), produciendo con ello unfuerte desorden semántico en los valoresque asocia, al forzarlos, descafeinarlos,simplificarlos y ponerlos junto al produc-to anunciado. Es curioso que de losnumerosos mecanismos que utiliza lapublicidad sólo haya sido denunciado elde la publicidad subliminal, cuando enrealidad esta denuncia camufla que casitoda la publicidad (fundamentalmenteasociativa) es subliminal, en el sentido deque es difícil procesarla conscientementemientras se ve. Con una variedad de inge-niosas triquiñuelas, la publicidad consi-gue suprimir las numerosas maneras quelas personas y las comunidades tienenpara desarrollar su bienestar (entre otrasrelacionándose), y las reduce a un peque-ño espectro de soluciones que ofrecen lasgrandes compañías.

La configuración de las ciudades, consus nuevas áreas comerciales en las quese reúnen las principales compañías,para vender los productos que puedenanunciarse en televisión en detrimentode los lugares clásicos de compra yencuentro (mercadillos, plazas, calles),muestra el esquema básico anunciado alprincipio de este artículo: del tiempo noregulado, el 60% se ve la televisión y enel 40% restante se compra lo que en ellase anuncia. El paseo por la plaza y elmercado es sustituido por la tarde en elCarrefour con sus firmas transnacionalesy sus entretenimientos de Hollywood,todos ellos anunciados en televisión.

La idea finalmente es bien simple: Latelevisión es un medio en manos de losricos, que lo controlan adecuadamentepara hacerse aún más ricos. No hayobreras, okupas, marroquíes o ecologis-tas controlando la programación. Juntocon el sistema financiero, la televisión esel acelerador más eficiente del proceso deglobalización, en el que la producción ylos residuos se crean a escala mundial, ylos beneficios y el control de los recursossuelen concentrarse en las mismos sitios.Las televisiones más importantes delmundo son propiedad de las 100 compa-ñías más grandes, que a su vez son lasque más se anuncian en televisión. LaABC es propiedad de Disney, la NBC deGeneral Electric, la CBS de Westinghou-se, Antena 3 (hasta el momento) es deTelefónica. Las cadenas públicas o se pri-vatizan o se mimetizan con las privadas yen cualquier caso quienes las financian,en buena parte, son las mismas compa-ñías. En la actualidad existen unos con-glomerados industrial-financiero-mediáti-co-políticos, (véase el caso Berlusconi) enlos que resulta muy difícil saber quiencontrola a quien pues son todo uno ohacia ello se encaminan. Ya se estánestableciendo contactos para una alianzaentre News Corporation, Microsoft yGeneral Motors. Se esperan además nue-vas alianzas en los sectores de la energía,

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las telecomunicaciones, la industria delentretenimiento, la biotecnología, la aero-náutica, etc.

En sólo dos generaciones, la enormevariedad de producciones locales en losdiferentes sectores de la economía (ali-mentación, movilidad, energía, comuni-caciones, entretenimiento, finanzas, etc.)están controlados por un reducido espec-tro de macrocompañías, que controlan latelevisión o son parte de ella. Las gran-des corporaciones pueden extraer bene-ficios de todos los rincones del planeta yde todos los rincones de nuestra concien-cia, para ello es necesaria una tecnologíaque cambie las cabezas, y las relacionesen todos los lugares del mundo. Es nece-saria una tecnología que legitime la enor-me concentración de poder y eliminepaulatinamente cualquier otro sistema oalternativa en los cerebros y en los terri-torios. Esa tecnología es la televisión.

5. LAS REPRESENTACIONESSOCIALES Y EL PENSAMIENTO ÚNICO

De la misma manera que las lenguascon las que nos comunicamos y pensa-mos han sido producto de innumerablesinteracciones entre las personas a lolargo de muchas generaciones, tambiénlas representaciones sociales y los dife-rentes relatos, con los que se entiende elmundo, han sido producto de la interac-ción de las personas entre sí y con elterritorio. Si bien es cierto que los relatosculturales también han sido promociona-dos (cuando no impuestos) desde losdiferentes núcleos de poder en los territo-rios, nunca ha existido una tecnologíacapaz de introducir las imágenes y susmensajes cortos directamente en el inte-rior de los cerebros mientras se mantie-nen éstos a bajo rendimiento y aisladosentre sí. Hasta hace dos generaciones lasrepresentaciones sociales tenían que pro-

pagarse despacio, y a través de unamaraña de interacciones y distancias,siendo matizadas aquí y allá según lascircunstancias y recursos de cada lugar.La diversidad de representaciones socia-les ha permitido a las diferentes comuni-dades relacionarse con su entorno. A lavez, éstas se iban modificando de acuer-do a los nuevos problemas (y tambiénpugnas de poder) que se iban presentan-do. En la actualidad, las representacio-nes sociales (la mayor parte de ellascomerciales, aunque también políticas)son diseñadas por un pequeño númerode personas al servicio de los interesesde quienes las producen y son difundidassimultáneamente y sin apenas resisten-cia cognitiva a millones de personas quelas reciben quietas en su sofá, probable-mente calladas, en su habitación ensemipenumbra. No hay que olvidar queun sector importante de la poblacióntiene la TV como fuente casi exclusiva deinformación, y que incluso el resto demedios de información, ya en buenaparte en manos de las propias cadenasde televisión, desarrollan una fuerte ser-vidumbre con la televisión.

El discurso y las representacionessociales difundidas a través de la televi-sión muestran una serie de característicasque pasamos a enumerar brevemente:

— Es en buena parte un discursocomercial desarrollado de formadirecta a través de la publicidad (lamayoría de los programas son unaexcusa para ver la publicidad) oindirectamente a través de progra-mas esponsorizados, películas, con-cursos, deportes que introducen lapublicidad, publireportajes camu-flados (por ejemplo los que promo-cionan tecnologías), noticiarios quehablan de las grandes compañías(en sus cabeceras5 o en la seccióneconómica), etc.

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5 Cuando vino Bill Gates a Madrid para promocionar Windows fue cabecera en todos los telediarios.

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— Es un discurso del poder, en el quese identifican los intereses de unospocos con los de la generalidad dela humanidad. Por ejemplo, se dacomo una cosa buena en sí mismaque hayan aumentado las ventas decoches independientemente de quesean necesarios o de los problemasecológicos que causan. Los paíseslejanos que aparecen son sobretodo aquellos con los que EE.UU.ha establecido algún conflicto. Lasformas culturales mayoritarias quese muestran son las de una peque-ña parte de la humanidad (46 decada 50 películas son norteamerica-nas y 4 pertenecen al resto delmundo). Es prácticamente imposi-ble que aparezca una crítica rele-vante a una de las grandes compa-ñías. Es imposible que aparezcauna crítica a las compañías propie-tarias de la propia televisión. Apesar de ser uno de los fenómenosmás relevantes de nuestro tiempo,no aparece nada que se parezca auna reflexión o crítica remota de lapublicidad en televisión.

— Es un discurso simple, con muchosadjetivos y pocos argumentos. No seanalizan en general las causas delos problemas. (¿Alguien recuerdamás de tres programas que hayanhablado de las causas que produ-cen la exclusión social?). La televi-sión no soporta la construccióncolectiva del discurso, sólo le intere-sa la confrontación emocional. Eldebate es extravagante (los polosestán cuidadosamente selecciona-dos) y tiene la función de crearespectáculo, para mantener miran-do y sin pensar al espectador.

— Adula al espectador (“Nos impor-tas”, “Vd elige”, “Muestre su inteli-gencia”, “Su personalidad es única”)mientras le propone gratificacionesinmediatas, triviales y pueriles. Y

celebra el sistema que lo hace posi-ble (la modernidad, el crecimiento,el progreso, la tecnología, la socie-dad de la información, la globaliza-ción, las armas inteligentes, etc.).Mientras ignora o reduce a “suce-sos” o accidentes los destrozos queel sistema proporciona.

— Elimina, ignora, silencia, esoteriza,convierte en espectáculo o distor-siona cualquier tipo de alternativaal modelo de desarrollo que propo-ne, haciendo ver que sólo hay uncamino posible y el resto es el caos,la superstición, la violencia o elfanatismo. La propia naturaleza dela televisión y sus servidumbres (sinla cual no sería posible) impidedesde ella iniciar una alternativa,pues se le cortarían las alas deforma inmediata.

La televisión se convierte en el princi-pal productor de representaciones “socia-les”, en el medio difusor por excelenciadel discurso dominante. Desde unospocos centros de diseño se seleccionanlas informaciones, programas, y mensa-jes comerciales y se distribuyen con unainmensa eficacia al interior del cerebrode millones de espectadores, a los que seles dice qué estilo de vida es el deseable,qué valores defender, cómo entender laeconomía, cómo entender la tecnología,qué es el terror, cómo construir las socie-dades y cómo mirar el planeta. Como,cuando las personas reciben el discursoicónico dejan de interaccionar y pensar,este discurso se convierte en el principalreferente en la construcción de la visióndel mundo. Desde la tecnología de la tele-visión el concepto de pensamiento únicoadquiere toda su significación.

6. ¿QUÉ LE PASA MIENTRASAL TERRITORIO?

Ya hemos visto como la TV retira a las

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personas del territorio recluyéndolas ensus sofás frente al televisor durante unaparte significativa de su tiempo no regu-lado, y cómo esto disminuye las interac-ciones que pueden desarrollar con otraspersonas. También se ha mencionadoque la televisión interfiere gravementecon la capacidad de las sociedades decrear sus propias percepciones de la rea-lidad y sus propias representacionessociales para entenderla, mientras sesustituyen, en buena medida, por repre-sentaciones únicas al servicio de intere-ses comerciales y de poder. Y mientras,¿qué pasa con el territorio del que hemossido parcialmente retirados?

Si se mira el planeta desde un satélitese observa que las llamadas zonas “desa-rrolladas” del planeta son manchas gri-ses y borrosas que se expanden al modode una enfermedad. También se observaque las zonas áridas han ido creciendoen detrimento de las zonas boscosas,aumentando con ello el color parduzco.Otras manchas han ido apareciendo endiferentes partes y la atmósfera, en gene-ral, se ha hecho más gris. Si se miradesde cerca, lo que se ve son zonas cadavez más extensas de cemento, un mon-tón de camiones y vehículos yendo deacá para allá y ríos y charcas en los quenunca beberías agua. En gran medida esresponsabilidad de las compañías que seanuncian en televisión y del sistema queles permite hacerlo.

Pues bien, a la vez que el planeta seha hecho más borroso y descolorido, lastecnologías de la representación de larealidad, como si fuera una estudiadacorrelación inversa, han ido adquiriendomás colores y una mayor definición. Lasventanas han ido siendo sustituidas porpantallas y se ha ido dejando de mirar larealidad de forma directa, prefiriendo verlo que de ella se filma. La referencia de larealidad ya no es la observación directade millones de ojos, sino lo que la panta-lla dice. Y lo que la pantalla dice es dise-

ñado sólo por unos pocos que sirven asus propios fines. Por eso la riqueza semuestra en términos de ventas o en losindicadores de la bolsa y no en la calidaddel aire, el suelo, el agua, las relacioneshumanas, la igualdad de oportunidadeso la biodiversidad. La menor interaccióncon el territorio, hace desconfiar a lagente de su propia observación, y la refe-rencia más valiosa se convierte en lapantalla misma. Debilitadas las conexio-nes con los otros y con la realidadmisma, no es fácil distinguir qué es reali-dad y qué es ficción y se crean las condi-ciones para implantar representacionesfalsas e interesadas.

Los mass-media han ido creciendohasta convertirse en una especie denuevo medio ambiente, creando unainversión que hace que para muchas per-sonas ya no haya otra realidad relevanteque la que produce la televisión.

7. ¿QUÉ HACER?

El programa de Gran Hermano, unode los fenómenos televisivos que mayorimpacto han creado en los índices deaudiencia, ya mostraba que para que lasrelaciones humanas pudieran establecer-se, fueran significativas y por lo tanto sir-vieran como espectáculo, era necesarioprohibir ver la televisión a sus partici-pantes. Se creaba así la paradoja de unelevado número de telespectadores queveían a un grupo de personas a los quese les prohibía ser telespectadores.

A pesar de la relevancia del fenómenode la irrupción de la TV en el desarrollode las relaciones interpersonales, en laorganización del tejido social y en la pro-ducción de representaciones sociales yculturales, sorprende el escaso númerode investigaciones y el bajo interés que lapsicología social y ciencias afines hanmostrado por ello. (Si exceptuamos lasinvestigaciones comerciales dirigidas pre-

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cisamente a perfeccionar los mensajestelevisivos, que son numerosas.)

La mayor parte del trabajo que hayque hacer desde las disciplinas afines ala psicología de la intervención psicoso-cial es desarrollar las relaciones en elterritorio. Cuando hay relaciones, hayorganizaciones, y si éstas existen el poderse distribuye. El poder distribuido cuidamejor a las personas, sus relaciones y elterritorio. Cuando hay relaciones signifi-cativas entre las personas, éstas a su vezcompiten con el atractivo de la pantalla ydisminuyen los impactos que se han des-crito en este artículo. Sin embargo estono quita para que estas disciplinas (entreotras), además de desarrollar relacionesen el territorio, puedan implicarse enproblematizar este fenómeno.

El trabajo para frenar el impacto de latelevisión en la fragmentación de las rela-ciones sociales, la homogeneización delas representaciones sociales, el deteriorodel territorio y la concentración del poderdebería contemplar alguno o varios de lossiguientes aspectos:

— Aumentar el número de personasque viven satisfactoriamente sintener la televisión en sus hogares,que en la actualidad no supera lamagnitud del error estadístico delas propias encuestas en las que sepregunta por ello (2% a 3%). Pasarde un 3% a un 7% significativopodría incluso crear un discursoque rompiera el sorprendente con-senso sobre lo imprescindible que laTV resulta para vivir satisfactoria-mente.

— Disminuir de manera contundenteel número de horas de televisión aldía en aquellas personas que prefie-ran mantenerla en sus hogares. Yen especial cuando ello compite conla relación con las otras personasque están en su presencia. Puederesultar también útil realizar ensa-

yos de (al menos) tres semanas sintelevisión para experimentar lasdiferencias y constatar las depen-dencias y la posibilidad de superar-las.

— Incorporar al ya conocido debatesobre los contenidos de la televisión(violencia, manipulación política eideológica, y trivialidad) el debatesobre el hecho mismo de ver la tele-visión en detrimento de las relacio-nes con las otras personas, las acti-vidades de autorrealización y lasrelaciones con el territorio no vir-tual.

— Desenmascarar las relaciones de po-der que se encuentran detrás deltelevisor y problematizar algunosmitos que sustentan su autopromo-cionada legitimidad, como son: el dela información, la conexión con elmundo, la libertad del que la ve, suinevitabilidad o su neutralidad comotecnología.

— Retrasar al máximo (al menos hastalos ocho años) la incorporación delos niños y las niñas a la prácticade ver la televisión, ya que interfierecon el desarrollo de las habilidadescognitivas complejas y se convierteen un socializador loco de primeramagnitud. Disminuir también las“relaciones” con la televisión en lascircunstancias más vulnerables: laetapa adolescente, personas conproblemas de soledad, depresión,baja autoestima, etc.

— Evitar introducir la televisión (y menos con la excusa de la adap-tación al mundo) en ámbitos esca-samente contaminados hasta elmomento, como es la escuela, lassalas de espera y/o encuentro, loscentros culturales, y desgraciada-mente, pocos más. Hay que recor-dar que los programas para apren-der a “ver bien” la televisión, han

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sido, en general, un rotundo fraca-so. Pudieran ser más útiles, tal vez,los programas dirigidos a no verla.

— Introducir la televisión como factorde ciertas patologías individuales ysociales como el aislamiento, laanorexia, el autodesprecio, la ano-mía social, los problemas de laatención y autonomía personal, lahiperactividad infantil, el sobrecon-sumo, la perdida de conocimientolocal, la indefensión, las perturba-ciones en las habilidades sociales,

el fracaso escolar, el mantenimientode la depresión, etc.

Finalmente no hay que olvidar que latelevisión, a pesar de afectar gravementea los vínculos sociales, a la diversidadcultural, a la producción económica y alterritorio, ha sido tan eficaz en su capaci-dad de autopromocionarse, que ha con-seguido que cualquier análisis que pongaen cuestión su propia naturaleza, suscitetodo tipo de reacciones defensivas, impi-diendo que pueda establecerse un debateesencial.

Fernando Cembranos Díaz

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