2 Novela de Caballerias

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Narraciones idealizadoras de la realidad La difusión del Humanismo en la península ibérica trajo aparejada la imitación de los recursos estilísticos del latín clásico por la prosa castellana del siglo XV. En un primer momento, principalmente durante el reinado de Juan II (1406-1454), se produjo un desbordamiento de erudición mal entendida que llevó a una lengua literaria plagada de neologismos latinos y que abusaba del hipérbato. La sobriedad mostrada por algunos escritores del siglo XIV, entre ellos don Juan Manuel, fue sustituida por una prosa artificiosa y culta, de tono afectado y pedante. Las frases se hicieron largas y solemnes y presentaron una serie de recursos retóricos que la acercaron al lenguaje poético, pues hacían uso del ritmo, la rima, los paralelismos, etc. Así pues, la novela del siglo XV adopta este estilo latinizante y abandona los modelos orientales y latino-eclesiásticos en la estructuración de sus relatos. La novela sentimental Juan Rodríguez del Padrón, Diego de San Pedro Siglo XV En el siglo XV nace la novela sentimental bajo la influencia italiana, los ideales caballerescos y el gusto por el amor cortés propagado por la poesía cancioneril. Se trata de un género eminentemente cortesano, cuyos protagonistas son víctimas de su idealismo amoroso y cuyo estilo es artificioso. Los relatos sentimentales de este período son alrededor de veinte. El género hace su aparición con la novela Siervo libre de amor de Juan Rodríguez del Padrón (h.1390-1450), en la que cuenta veladamente sus infortunados amores personales, en medio de un clima de nostálgico lirismo, pero la obra maestra de la novela sentimental es Cárcel de Amor de Diego de San Pedro, publicada en 1492. Como características generales de la novela sentimental se pueden mencionar: la brevedad de sus obras, la narración autobiográfica del protagonista, que siempre es un personaje masculino, (recurso narrativo que también se usa en el Lazarillo de Tormes y la novela picaresca del s. XVII), el intercambio de cartas en las que se expresan las distintas fases de una historia de amor no correspondido, (el recurso de la epístola, muy difundido durante el Renacimiento, es usado en novelas posteriores como en el Amadís o El Quijote), la utilización de monólogos adornados con ejemplificaciones eruditas, y la inclusión de debates de casuística amorosa o moral, en los que se expone una opinión (elemento usado ampliamente en novelas posteriores como el Amadís, El Quijote, la novela de tesis del siglo XIX). A pesar de estas semejanzas de contenido y forma, las novelas sentimentales son muy diferentes entre sí, tanto en sus argumentos como en su estilo.

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  • Narraciones idealizadoras de la realidad

    La difusin del Humanismo en la pennsula ibrica trajo aparejada la imitacin de los recursos estilsticos del latn clsico por la prosa castellana del siglo XV. En un primer momento, principalmente durante el reinado de Juan II (1406-1454), se produjo un desbordamiento de erudicin mal entendida que llev a una lengua literaria plagada de neologismos latinos y que abusaba del hiprbato. La sobriedad mostrada por algunos escritores del siglo XIV, entre ellos don Juan Manuel, fue sustituida por una prosa artificiosa y culta, de tono afectado y pedante. Las frases se hicieron largas y solemnes y presentaron una serie de recursos retricos que la acercaron al lenguaje potico, pues hacan uso del ritmo, la rima, los paralelismos, etc. As pues, la novela del siglo XV adopta este estilo latinizante y abandona los modelos orientales y latino-eclesisticos en la estructuracin de sus relatos.

    La novela sentimental Juan Rodrguez del Padrn, Diego de San Pedro

    Siglo XV

    En el siglo XV nace la novela sentimental bajo la influencia italiana, los ideales caballerescos y el gusto por el amor corts propagado por la poesa cancioneril. Se trata de un gnero eminentemente cortesano, cuyos protagonistas son vctimas de su idealismo amoroso y cuyo estilo es artificioso. Los relatos sentimentales de este perodo son alrededor de veinte.

    El gnero hace su aparicin con la novela Siervo libre de amor de Juan Rodrguez del Padrn (h.1390-1450), en la que cuenta veladamente sus infortunados amores personales, en medio de un clima de nostlgico lirismo, pero la obra maestra de la novela sentimental es Crcel de Amor de Diego de San Pedro, publicada en 1492.

    Como caractersticas generales de la novela sentimental se pueden mencionar: la brevedad de sus obras, la narracin autobiogrfica del protagonista, que siempre es un personaje

    masculino, (recurso narrativo que tambin se usa en el Lazarillo de Tormes y la novela picaresca del s. XVII),

    el intercambio de cartas en las que se expresan las distintas fases de una historia de amor no correspondido, (el recurso de la epstola, muy difundido durante el Renacimiento, es usado en novelas posteriores como en el Amads o El Quijote),

    la utilizacin de monlogos adornados con ejemplificaciones eruditas, y la inclusin de debates de casustica amorosa o moral, en los que se expone

    una opinin (elemento usado ampliamente en novelas posteriores como el Amads, El Quijote, la novela de tesis del siglo XIX).

    A pesar de estas semejanzas de contenido y forma, las novelas sentimentales son muy diferentes entre s, tanto en sus argumentos como en su estilo.

  • Precedentes de la novela de caballeras Siglos XIII-XIV

    A finales del siglo XIII comenzaron a hacerse traducciones de los relatos

    artricos, del francs a las lenguas peninsulares. Estas traducciones transmitan un pasado de origen bretn, forjado a partir del poeta pico francs Chrtien de Troyes y del roman artrico de la segunda mitad del siglo XII. Asimismo, se tradujo la Historia Troyana, que introduca en la pennsula el roman de asunto clsico. En estas obras predomina el elemento maravilloso y sentimental.

    Adems de estas traducciones, entre los precedentes de la narracin de aventuras caballerescas se encuentra el primer relato autctono de este tipo en espaol. Se trata del Libro del cavallero Zifar, compuesto hacia 1300, es decir, finales del siglo XIII y principios del XIV. Su autor, probablemente el clrigo de Toledo Ferrn Martnez, se inspir claramente en el estilo narrativo de la pica, para dar una unidad estructural trabada y compleja a su obra, en la que aparece un entretejido de elementos tales como exempla y episodios sobrenaturales, con intencin tanto de esparcimiento como de enseanza. La obra relata en tono realista (es decir que busca la verosimilitud) las aventuras del protagonista y de su hijo y, a pesar de estar inspirada en modelos franceses, guarda un carcter muy hispnico.

    Probablemente pocos aos despus, fue compuesta una crnica anovelada acerca de las cruzadas, titulada Gran conquista de Ultramar, la cual utiliza fuentes histricas y poticas francesas, sin aadir nada de trascendencia.

    Estas obras fueron creadas para una nobleza ms individualista y caballeresca, diferente de la ruda nobleza de los primeros siglos de la reconquista.

    Una primera versin en tres libros del Amads de Gaula, la gran novela de caballeras espaola, debi de existir en el siglo XIV. De ella solo se conservan fragmentos copiados en el siglo XV, pero la versin definitiva es obra de Garci Rodrguez de Montalvo, publicada a principios del siglo XVI.

    Los libros de caballeras Garci Rodrguez de Montalvo: Amads de Gaula

    Siglos XV-XVI La difusin de la imprenta en la pennsula ibrica, a partir de los Reyes

    Catlicos, favoreci el desarrollo de los gneros narrativos en el siglo XVI, pues el abaratamiento y proliferacin de los libros hizo crecer el nmero de lectores, que buscaba entretenimiento en una literatura que idealizaba la realidad.

    La sociedad cortesana peninsular de los siglos XV y XVI gustaba del amor corts (un amor idealizado) y de las aventuras caballerescas. Dicho gusto e inters llev a la propagacin de los libros de caballeras.

    El gnero narrativo de ficcin llamado caballeresco o novela caballeresca o

    novela de caballeras o libros de aventuras caballerescas o simplemente libros de caballeras, se afianza en Espaa a comienzos del siglo XVI con la primera edicin impresa conocida del Amads de Gaula de Garci Rodrguez de Montalvo (n. hacia 1450 m. antes de1505), publicada en Zaragoza en 1508 con el ttulo de Los cuatro libros del virtuoso caballero Amads de Gaula.

    Tal fue su xito que en las dcadas siguientes se hicieron unas treinta reediciones de la obra y dos aos despus de la primera publicacin Montalvo dio a

  • conocer (1510) un quinto libro titulado Las sergas de Esplandin, en que el protagonista pasa a ser el hijo de Amads. La serie de Amadises continu con la aparicin, tambin en 1510, del sexto libro, Florisando, escrito por Pez de Ribera. Por su parte, Feliciano de Silva public en 1514 el sptimo, con el ttulo Lisuarte de Grecia, que conoci otras doce reediciones; asimismo, cre el noveno, dcimo y undcimo libros titulados Amads de Grecia, Florisel de Niquea y Don Rogel de Grecia, respectivamente.

    Paralelamente, fueron apareciendo los libros de la serie de Palmerines, que siguen muy de cerca al Amads. En 1511 se publica Don Palmern de Oliva, que tuvo unas diez reediciones ms, en 1512 aparece el segundo de la serie, Primalen, seguido por Don Palmern de Inglaterra, Don Clarisel de las Flores, Don Felixmarte de Hircania y otros.

    As pues, queda claro que en la primera mitad del siglo XVI el gnero caballeresco prolifer en Espaa y Portugal en forma desmedida, donde se publicaron unas cincuenta novelas de caballeras, a razn de casi una por ao entre 1508 y 1550, de las cuales hubo unas trescientas reimpresiones.

    En la segunda mitad del siglo XVI el inters por este tipo de relatos fue disminuyendo, en particular despus de la derrota de la Armada Invencible en 1588, hasta que a comienzos del siglo XVII Miguel de Cervantes Saavedra publica su particular visin del caballero andante, en su magistral Don Quijote de la Mancha (1605-1615) dando origen a la novela moderna.

    El motivo de tal inters por parte de la sociedad peninsular de la poca se halla en la transformacin que en ella estaban produciendo, por un lado, la nueva realidad imperial y, por otro, las ideas del Renacimiento. Los ideales caballerescos medievales, como valenta, justicia, piedad y cortesa, cuya finalidad era la obtencin de la fama personal y, con ella, de tierras y esposa, eran los que seguan guiando a la aristocracia cortesana del emperador Carlos V, acostumbrada a los enfrentamientos armados contra los musulmanes y los franceses, y ahora tambin contra los protestantes y hasta con el papado. La perspectiva de ganar fama, tierra y esposa, llev a muchos nobles segundones (y no solo) a Amrica, durante el perodo de las conquistas, en que muchos copiaron de los libros de caballeras pautas de conducta para la vida real. La realidad influy sobre la ficcin y la ficcin sobre la realidad. Como ejemplo se puede mencionar el toponmico California tomado de Las sergas de Esplandin. No solo los hidalgos y la alta nobleza gustaban de los libros de caballeras, sino tambin todos los estamentos sociales, pues marcaban el canon social de la poca.

    Por su parte, la influencia platnica difundida durante el Renacimiento, que haca del sentimiento amoroso un impulso purificador lleno de espiritualidad, no necesitaba esperar la publicacin de Il Cortigiano (1528) de Baltassare Castiglione, puesto que en el roman courtois ya se encontraban presentes la entrega y el servicio galante a la mujer amada.

    El ideal caballeresco se mantuvo en Espaa hasta que la derrota de la Armada Invencible (1588) trajo el desengao y la decepcin ante la imposibilidad de concretar la ensoacin de una Europa unida y catlica dirigida por la Monarqua Catlica (Espaa); con lo que se crearon las condiciones necesarias para la realidad barroca, que se planteaba nuevamente la fugacidad de la vida, la apariencia engaosa de las cosas, etc.; por lo tanto, a partir de entonces y durante el siglo XVII todo fue visto como un sueo, una breve representacin teatral o una efmera rosa. Es decir que se fue formando una visin contraria a los ideales caballerescos, una visin ms crtica de la realidad, la cual ya se haba hecho presente en 1554 en el annimo Lazarillo de Tormes, con su protagonista anti-caballero y sus anti-aventuras. No obstante, la

  • profunda amargura realista deba esperar an para expresarse en la novela picaresca de un Mateo Alemn o un Francisco de Quevedo (s. XVII).

    La refundicin realizada por Garci Rodrguez de Montalvo de la historia ficticia del caballero Amads de Gaula, marc pues la consolidacin del gnero de caballeras en lengua castellana y se constituy en su arquetipo. En el Amads de Gaula confluyen varios elementos narrativos anteriores, que dieron origen a algo nuevo y original: por un lado, la transformacin del roman courtois, el relato artrico y la novela sentimental, por otro, tambin se hacen presentes la hagiografa, la pica juglaresca, la crnica histrica, los relatos folclricos orales, el romancero, las leyendas cristianas dotadas a veces de implicaciones ascticas, los libros de aventuras y de viajes, los exempla (repertorios miraculsticos y de carcter ejemplar), as como los tratados doctrinales o moralizantes.

    Concretamente, los elementos narrativos que caracterizan al Amads, los cuales constituyen el canon de los libros de caballera, son los siguientes: La historia narrada es coherente y est bien construida. Presenta una estructura cerrada en cuanto a su desenlace. La trama es compleja, debido al uso de la tcnica narrativa del entrelazamiento, que genera un entretejido abundante, enmaraado y fragmentado de aventuras sorprendentes de carcter abierto, narradas en extensos episodios acumulativos que se vinculan entre s por la presencia del protagonista o por su relacin ms o menos estrecha con l. Este carcter acumulativo de las peripecias permite la prolongacin de la historia en los descendientes del personaje protagonista. Las peripecias crean la incertidumbre necesaria para mantener el inters. Estas incluyen retos, desafos, treguas, combates entre paladines en justas y torneos o combates colectivos, la superacin heroica de arduos obstculos en las pruebas de valor a la que son sometidos los caballeros o la bsqueda de algn objeto a la manera de los relatos folclricos populares, separaciones angustiosas, que acrecientan la intriga, y reencuentros que conducen a un final feliz al igual que en las historias bizantinas, donde triunfa el bien sobre el mal y la virtud es recompensada mientras que la maldad recibe su justo castigo. Se da el contraste de episodios, cuyos temas pueden ser amor-odio, nacimiento-muerte, galantera-belicismo, as como tambin la geminacin de episodios. El mvil de la accin es el amor corts que inspira una dama en el hroe y que lo lleva a realizar hazaas caballerescas; es decir, una sucesin de pruebas, un viaje largo y peligroso, o una bsqueda, en la que el protagonista tiene que salvar una serie de obstculos con el fin de descubrir algo nuevo, descifrar un misterio o lograr algn objetivo. La estructuracin de la accin recuerda, pues, la establecida por Propp para el cuento maravilloso. Por este motivo hay crticos que consideran los libros de caballeras como novelas de amor y aventuras, pues constituye su tema central. La narracin oscila su ritmo temporal entre el dinamismo acelerado y la lentitud morosa, y hace uso de los siguientes recursos narrativos: elipsis, resmenes, analepsis y prolepsis. Los personajes son generalmente planos, monolticos y sin profundidad psicolgica, aunque estn claramente caracterizados. El hroe (protagonista) y su entorno (tanto los personajes masculinos como femeninos) son los buenos, ms hermosos y nobles, y constituyen el modelo a seguir por ser dechado de virtudes, mientras que los enemigos y oponentes (antagonistas) son malvados viciosos y siempre son presentados como feos, soberbios y brutales tal como ocurre con los

  • personajes del relato folclrico popular. El contraste y la geminacin tambin se dan entre los personajes. Los escenarios y ambientes estn situados en lugares lejanos, extraos y exticos, y estn presentados segn una visin idealizada del mundo, en la cual los paisajes no son reales sino los ms bellos, segn el tpico renacentista del locus amoenus. Los espacios abiertos al aire libre alternan con los cortesanos o palaciegos interiores y cerrados. La carencia de pretensiones de verosimilitud en el discurso (no as de veracidad) conduce a que aparezcan anacronismos y a que lo maravilloso y lo sobrenatural desempeen un papel muy importante, en que hacen acto de presencia gigantes y enanos, magos y magas, milagros, encantamientos, talismanes, conjuros, ensueos, filtros, amuletos, blsamos, hechizos y poderes mgicos de carcter positivo o negativo, atribuidos a seres animados e inanimados. La inclusin de comentarios de carcter moralizador tienen la finalidad de instruir acerca de religin, moral sexual y teora poltica. El leitmotiv del viaje a lo largo del arduo camino y el regreso cclico al punto de partida forma parte de la visin simblica y alegrica del mundo real que ofrecen los libros de caballeras, los cuales reflejan la visin cristiano-medieval del mundo presente, como un camino preparatorio para la otra vida. El lenguaje utilizado es altisonante y enrevesado en la mayora de las novelas que conforman el gnero, con frases huecas, faltas de todo sentido, lo cual no es el caso de Amads de Gaula.

    Garci Rodrguez de Montalvo, regidor de Medina del Campo, fue, pues, el ltimo reelaborador de la novela de caballeras titulada Amads de Gaula. El autor abstracto-implcito afirma en el prlogo que Montalvo (autor real) ha eliminado las confusiones, modernizado el estilo y modificado el desenlace final del material existente y que ha compuesto los libros cuatro y cinco.

    Montalvo conden los excesos del amor corts y la frivolidad de la caballera cortesana existentes en las versiones anteriores del Amads. El relato comienza con el nacimiento de Amads, fruto de los amores secretos del rey Perin de Gaula y de la princesa Elisena de Inglaterra, quien arroja al agua al recin nacido dentro de un arca1. El protagonista crece y se educa en tierra extranjera, donde cobra fama como caballero. Se convierte en paje de la joven princesa Oriana, de quien se enamora y por quien realiza sus hazaas caballerescas, protegido por la hechicera Urganda y hostigado por el malvolo mago Arcalaus. Oriana accede a los requerimientos amorosos de su hroe, que conquista la nsula Firme, luego de pasar la prueba de los amantes fieles. Los celos injustificados de Oriana arrastran a Amads a cumplir una penitencia en la Pea Pobre bajo el nombre de Beltenebrs. A continuacin realiza un viaje por tierras lejanas, donde efecta nuevas hazaas caballerescas, para luego regresar y casarse oficialmente con su dama y gobernar en paz su reino; desde entonces el protagonista pasa a ser su hijo Esplandin. Sin embargo, en la versin anterior a Montalvo, el final era muy distinto. Esplandin mataba a su padre sin saberlo y su madre se suicidaba.

    El estilo de la novela de Rodrguez de Montalvo es elegante y cadencioso; muy apartado del lenguaje enrevesado y altisonante caracterstico de los libros de caballeras, que luego satirizara Cervantes en su Don Quijote (cap.I), pero mantiene la caracterstica latinizante de la poca, en el uso del hiprbato.

    1 Arca = bal, cofre.

  • Amads de Gaula Garci Rodrguez de Montalvo

    Libro I Prlogo

    Considerando los sabios antiguos que los grandes hechos de las armas en scripto

    dexaron cun breve fue aquello que en efecto de verdad en ellas pass, ass como las batallas de nuestro tiempo que por nos fueron vistas dieron clara esperiena y noticia, quisieron sobre algn cimiento de verdad componer tales y tan estraas hazaas, con que no solamente pensaron dexar en perpetua memoria a los que aficionados fueron, mas aquellos por quien ledas fuessen en grande admiracin, como por las antiguas historias de los griegos y troyanos y otros que batallaron paresce por scripto. [] Otros uvo de ms baxa suerte que escrivieron, que no solamente edificaron sus obras sobre algn cimiento de verdad, mas ni sobre el rastro della. Estos son los que compusieron las historias fengidas en que se hallan las cosas admirables fuera de la orden de natura, que ms por nombre de patraas que de crnicas con mucha razn deven ser tenidas y llamadas.

    Pues veamos agora si las afruentas de armas que acaecen son semejantes a aquella que cuasi cada da vemos y passamos, u ahun por la mayor parte desviadas de la virtud y buena conciencia, y aquellas que muy estraas y graves nos parescen sepamos ser compuestas y fengidas, qu tomaremos de las unas y otras, que algn fruto provechoso nos acarreen? Por cierto, a mi ver, otra cosa no salvo los buenos enxemplos y doctrinas que ms a la salvacin nuestra se allegaren, porque leyendo permitido de ser imprimida en nuestros corazones la gracia del muy alto Seor para a ellas no llegar, tomemos por alas con que nuestras nimas suban a la alteza de la gloria para donde fueron criadas.

    E yo esto considerando, desseando que de m alguna sombra de memoria quedasse, no me atreviendo a poner el mi flaco ingenio en aquello que los ms cuerdos sabios se ocuparon, qunele juntar con estos postrimeros que las cosas ms livianas y de menor substancia escrivieron, por ser a l segn su flaqueza ms conformes, corrigiendo estos tres libros de Amads, que por falta de los malos escriptores, o componedores, muy corruptos y viciosos se lean, y trasladando y enmendando el libro cuarto con las Sergas de Esplandin su hijo, que hasta aqu no es en memoria de ninguno ser visto, que por gran dicha paresci en una tumba de piedra, que debaxo de la tierra en una hermita, cerca de Constantinopla fue hallada, y trado por un ngaro mercadero a estas partes de Espaa, en letra y pargamino tan antiguo, que con mucho trabajo se pudo leer por aquellos que la lengua saban; en los cuales cinco libros como quiera que hasta aqu ms por patraas que por crnicas eran tenidos, son con las tales enmiendas acompaados de tales enxemplos y doctrinas, que con junta causa se podrn comparar a los livianos y febles saleros de corcho, que con tiras de oro y de plata son encarcelados y guarnescidos, porque ass los cavalleros mancebos como los ms ancianos hallen en ellos lo que a cada uno conviene. E si por ventura en esta mal ordenada obra algn yerro paresciere de aqullos que en lo divino y humano son prohibidos, demando humildemente dello perdn, pues que teniendo y creyendo yo firmemente todo lo que la Sancta Iglesia tiene y manda, ms la simple discrecin que la obra fue dello causa.

    Aqu comiena el primero libro del esforzado y virtuoso cavallero Amads, hijo

    del rey Perin de Gaula y de la reina Helisena, el cual fue corregido y enmendado por

  • el honrado y virtuoso cavallero Garci-Rodrguez de Montalvo, regidor de la noble villa de Medina del Campo, y corrigile de los antiguos originales que estavan corruptos y mal compuestos en antiguo estilo, por falta de los diferentes y malos escriptores, quitando muchas palabras superfluas y poniendo otras de ms polido y elegante estilo tocantes a la cavallera y actos della.

    Comiena la obra

    No muchos aos despus de la passin de nuestro Redemptor y Salador

    Jesuchristo fue un rey cristiano en la Pequea Bretaa por nombre llamado Garnter, el cual, seyendo en la ley de la verdad, de mucha devocin y buenas maneras era acompaado. Este Rey ovo dos fijas en una noble duea su muger, y la mayor fue casada con Languines, Rey de Escocia, y fue llamada la Duea de la Guirnalda, porque el Rey su marido nunca la consinti cubrir sus hermosos cabellos sino de una muy rica guirnalda, tanto era pagado de los ver. De quien fueron engendrados Agrajes y Mabilia, que ans del uno como cavallero, y della como doncella en esta grand historia mucha mencin se haze. La otra fija, que Helisena fue llamada, en grand cuantidad mucho ms hermosa que la primera fue. Y comoquiera que de muy grandes prncipes en casamiento demandada fuesse, nunca con ninguno dellos casar le plugo; antes su retraimiento y santa vida dieron causa a que todos beata perdida la llamassen, considerando que persona de tan gran guisa, dotada de tanta hermosura, de tantos grandes por matrimonio demandada, no le era conveniente tal estilo de vida tomar. Pues este dicho rey Garnter, leyendo en asaz crecida edad, por dar descanso a su nimo algunas vezes a monte y a caa iva. Entre las cuales, saliendo un da desde una villa suya que Alima se llamava, seyendo desviado de las armadas y de los caadores, andando por la floresta sus oras rezando, vio a su siniestra una brava batalla de un solo cavallero que con dos se combata; l conosci los dos cavalleros que sus vasallos eran, que por ser muy sobervios y de malas maneras, y muy emparentados, muchos enojos dellos ava recebido. Mas aquel que con ellos se combata no lo pudo conoscer, y no se fiando tanto en la bondad del uno que el miedo de los dos le quitasse, apartndose dellos la batalla mirava, en fin de la cual por mano de aqul los dos fueron vencidos y muertos. Esto fecho, el cavallero se vino contra el Rey, y como solo le viesse dxole:

    Buen hombre, qu tierra es sta que ass son los cavalleros andantes salteados?

    El Rey le dixo: No os maravillis de esso, cavallero, que ass como en las otras tierras ay

    buenos cavalleros y malos, ass los ay en sta, y estos que dezs no solamente a muchos han fecho grandes males y desaguisados, mas ahun al mismo rey su seor, sin que dellos justicia fazer pudiesse: por ser muy enparentados han fecho enormes agravios y tambin por esta montaa tan espessa donde se acogan.

    El cavallero le dixo: Pues a esse rey que dizs vengo yo a buscar de luenga tierra y le trayo nuevas

    de un su gran amigo, y si sabis dnde hallarlo pueda, rugoos que me lo digis. El Rey le dixo: Comoquier que acontesca no dexar de os dezir la verdad: sabed ciertamente

    que yo soy el rey que demandis. El cavallero, quitando el escudo y yelmo y dndolo a su escudero, le fue a

    abraar, diziendo ser l el rey Perin de Gaula que mucho le ava desseado conoscer.

  • Mucho fueron alegres estos dos Reyes en se aver ass juntado, y hablando en muchas cosas se fueron a la parte donde los caadores eran para se acoger a la villa; pero antes les sobrevino un ciervo, que de las armadas muy cansado se colara, tras el cual los Reyes ambos al ms correr de sus cavallos fueron pensndolo matar, mas de otra manera les acaeci, que saliendo de unas espessas matas un len delante dellos, el ciervo alcan y mat, y avindole abierto con sus may fuertes uas, bravo y mal continente contra los Reyes se mostrava. Y como ans el Rey Perin le viesse, dixo:

    Pues no estaris tan saudo que parte de la caa no nos dexis. Y tomando sus armas descendi del cavallo, que adelante esperando del fuerte

    len ir no quera, poniendo su escudo delante, la espada en la mano, al len se fue, que las grandes bozes que el rey Garnter le dava no lo pudieron estorvar. El len, ass mesmo, dexando la presa contra l se vino, y juntndose ambos tenindole el len debaxo en punto de le matar, no perdiendo el Rey su gran esfuero, herindole con su espada por el vientre lo hizo caer muerto ante s, de que el rey Garnter mucho espantado entre s deza:

    No sin causa tiene aqul fama del mejor cavallero del mundo. Esto fecho, recogida toda la compaa, hizo en dos palafrenes cargar el len y el

    ciervo y llevarlos a la villa con gran plazer. Donde seyendo de tal husped la Reina avisada, los palacios de grandes y ricos atavos y las mesas puestas fallaron; en la una ms alta se sentaron los Reyes y en otra junto con ella Elisena, su hija, y all fueron servidos como en casa de tan buen hombre ser deva. Pues estando en aquel solaz, como aquella infanta tan hermosa fuese y el rey Perin por el semejante, y la fama de sus grandes cosas en armas por todas las partes del mundo divulgadas, en tal punto y ora se miraron, que la gran honestidad y santa vida della no pudo tanto que de incurable y muy gran amor presa no fuesse, y el Rey ass mismo della, que fasta estonces su coran sin ser sojuzgado a otra ninguna libre tena, de guisa que ass el uno como el otro estuvieron todo el comer cuasi fuera de sentido. Pues aladas las mesas, la Reina se quiso acoger a su cmara, y levantndose Helisena cayle de la halda un muy hermoso anillo, que para se lavar del dedo quitara, y con la gran turbacin no tuvo acuerdo de lo all tornar, y baxse por tomarlo; mas el rey Perin, que cabe ella estava, qusogelo dar, as que las manos llegaron a una sazn, y el Rey tomle la mano y apretsela. Helisena torn muy colorada, y mirando al Rey con ojos amorosos le dixo passito que le agradea aquel servicio.

    Ay, seora dixo l, no ser el postrimero, mas todo el tiempo de mi vida ser empleado en vos servir.

    Ella se fue tras su madre con tan gran alteracin, que cuasi la vista perdida llevava, de lo cual se sigui que esta infanta no pudiendo sufrir aquel nuevo dolor que con tanta fuera al viejo pensamiento vencido ava, descubri su secreto a una donzella suya, de quien mucho se fiava, que Darioleta ava nombre, y con lgrimas de sus ojos y ms del coran le demand consejo en cmo podra saber si el rey Perin otra muger alguna amasse, y si aquel tan amoroso semblante que a ella mostrado ava, si le viniera en la manera y con aquella fuera que en su coran ava sentido. La doncella, espantada de mudana tan spita en persona tan desviada de trato semejante, aviendo piedad de tan piadosas lgrimas, le dixo:

    Seora, bien veo yo que, segn la demasiada passin que aquel tirano amor en vos ha puesto, que no ha dexado en vuestro juizio lugar donde consejo ni razn aposentados ser puedan, y por esto siguiendo yo no a lo que avuestro servicio devo, mas a la voluntad y obediencia, har aquello que mandis por la va ms honesta que mi poca discrecin y mucha gana de os servir fallar pudieren.

  • Entonces partindose della se fue contra la cmara donde el rey Perin alvergava, y hall su escudero a la puerta con los paos que le quera dar de vestir, y dxole:

    Amigo, idvos a hazer l, que yo quedar con vuestro seor y le dar recaudo. El escudero pensando que aquello por ms honra se haza, diole los paos y

    partise de all. La donzella entr en la cmara do el Rey estava en su cama, y como la vio, conosci ser aquella con quien ava visto ms que con otra a Helisena hablar, como que en ella ms que en otra alguna se fiava, y crey que no sin algn remedio para sus mortales desseos all era venida, y estremecindosele el roran, le dixo:

    Buena donzella, qu es lo que queris? Daros de vestir dixo ella. Esso al coran ava de ser dixo l, que de plazer y alegra muy despojado

    y desnudo est. En qu manera? dixo ella. En que viniendo yo a esta tierra dixo el Reycon entera libertad, solamente

    temiendo las aventuras que de las armas ocurrir me podan, no s en qu forma, entrando en esta casa destos vuestros seores, soy llagado de herida mortal, y si vos, buena donzella, alguna melezina para ella me procurssedes, de m serades muy bien gualardonada.

    Cierto, seor dixo ella, por muy contenta me terna en hazer servicio a tan alto hombre y tan buen cavallero como vos sois, si supiesse en qu.

    Si me vos prometis dixo el Rey como leal donzella de lo no descubrir, sino all donde es razn, yo os lo dir.

    Decidlo sin recelo dixo ella, que enteramente por m guardado vos ser. Pues amiga seora dixo l, dgovos que en fuerte hora yo mir la gran

    hermosura de Helisena, vuestra seora, que atormentado de cuitas y congoxas soy hasta en punto de la muerte, en la cual, si algn remedio no hallo, no se me podr escusar.

    La donzella, que el coran de su seora enteramente en este caso saba, como ya arriba ostes, cuando esto oy fue muy alegre y dxole:

    Mi seor, si me prometis como rey en todo guardar la verdad a que ms que ningn otro que lo no sea obligado sois, y como cavallero, que segn vuestra fama por la sostener tantos afanes y peligros avr passado, de la tomar por muger cuando tiempo fuere, yo la porn en parte donde no solamente vuestro coran satisfecho seas, mas el suyo, que tanto o por ventura ms que l es en cuita y en dolor dessa mesma llaga herido; y si esto no se haze, ni vos la cobraris, ni yo creer ser vuestras palabras de leal y honesto amor salidas.

    El Rey, que en su voluntad estava ya emprimida la permissin de Dios para que desto se siguiesse lo que adelante oiris, tom la espada que cabe s tena, y poniendo la diestra mano en la cruz, dixo:

    Yo juro en esta cruz y espada con que la orden de cavallera receb de hazer esso que vos donzella me peds, cada que por vuestra seora Helisena demandado me fuere.

    Pues agora holgad dixo ella, que yo complir lo que dixe. Y partindose dl se torn a su seora, y contndole lo que con el Rey

    concertara, muy grande alegra en su nimo puso, y brandola, le dixo: Mi verdadera amiga, cundo ver yo la ora que en mis braos tenga aquel que

    por seor me avis dado. Ya os lo dir dixo ella. Ya sabis, seora, cmo aquella cmara en que el

    rey Perin est tiene una puerta que a la huerta sale, por donde vuestro padre algunas

  • vezes se sale a recrear, que con las cortinas agora cubierta est, de que yo la llave tengo; pues cuando el Rey de all salga, yo la abrir, y seyendo tan noche que los del palacio sosieguen, por all podremos entrar sin que de ninguno sentidas seamos, y cuando sazn sea de salir, yo vos llamar y tornar a vuestra cama.

    Helisena que esto oy, fue atnita de plazer, que no pudo hablar, y tornando en s dxole:

    Mi amiga, en vos dexo toda mi hazienda, mas cmo se har lo que dezs, que mi padre est dentro en la cmara con el rey Perin, y si lo sintiesse seramos todos en gran peligro?

    Esso dixo la donzella dexad a m, que yo lo remediar. Con esto se partieron de su habla, y passaron aquel da los Reyes y la Reina y la

    infanta Helisena en su comer y cenar como ante, y quando fue noche, Darioleta apart el escudero del rey Perin, y dxole:

    Ay, amigo, dezidme si sois hombre hidalgo! S soy dixo l, y ahun hijo de cavallero; mas por qu lo preguntis? Yo os lo dir dixo ella, porque quera saber de vos una cosa, y rugoos, por

    la fe que a Dios devis y al Rey vuestro seor, me la digis. Por Sancta Mara dixo l, toda cosa que yo supiere vos dir, con tal que no

    sea dao de mi seor. Esso vos otorgo yo dixo la donzella, que ni vos preguntar en dap suo ni

    vos ternades razn de me lo dezir; mas lo que lo quiero saber es que me digis cul es la donzella que vuestro seor ama de estremado amor.

    Mi seor dixo l ama a todas en general, mas cierto no le conozco ninguna que l ame de la guisa que dezs.

    En esto hablando lleg el rey Garnter donde ellos estavan hablando, y vio a Darioleta con el escudero, y llamndola le dixo:

    T qu tienes que hablar con el escudero del Rey? Por Dios, seor, yo os lo dir: l me llam y me dixo que su seor ha por

    costumbre de dormir solo, y cierto que siente mucho empacho con vuestra compaa. El Rey se parti della y fuesse al rey Perin y dxole: Mi seor, yo tengo muchas cosas de librar en mi hazienda, y levntome a la

    hora de los maitines, y por vos no dar enojo tengo por bien que quedis solo en la cmara.

    El rey Perin le dixo: Hazed, seor, en ello como vos ms pluguiere. Ass plaze a m dixo l. Entonces conoci l que la donzella le dixera verdad, y mand a sus reposteros

    que luego sacassen su cama de la cmara del rey Perin. Cuando Darioleta vio que ass, en efecto, viniera lo que deseava, fuese a Helisena, su seora, y contgelo todo como passara.

    Amiga seora dixo ella, agora creo, pues que Dios ass lo endereza, que esto que al presente yerro parece adelante ser algn grand servicio suyo, y dezidme lo que haremos, que la grand alegra que tengo me quita grand parte del juizio.

    Seora dixo la donzella, hagamos esta noche lo que concertado est, que la puerta de la cmara que vos dixe yo la tengo abierta.

    Pues a vos dexo el cargo de me llevar cuando tiempo fuere. Ass estuvieron ellos hasta que todos se fueron a dormir.