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CON JESÚS SEGÚN LUCAS 2° Dgo. de Pascua VALPARAÍSO, 03. 04. 2016 PEPELINO ENCUENTRO DESDE LA VIDA EN COMUNIÓN Hola, hola queridos amigos y amigas. Tiempo frío y nublado, que valoriza con un nuevo sentido el fuego nuevo y la luz del Resucitado. En nuestro hemisferio lo necesitamos mucho, porque vamos caminando hacia el frío y la oscuridad. A eso, en mi caso, de sumó un resfrío que se me gestó el Viernes Santo. No me salió fácil la Vigilia Pascual y levantarme con alegría pascual el Domingo. La fuerza del resucitado, sin embargo, fue mayor que el resfrío, así, tuve ánimo no sólo para celebrar la Misa de Pascua sino, también, para cantar el Prefacio Pascual. Luego, sentí que, gracias a Dios seguía confortándome a lo largo del día, gracias sobre todo, a la aguita de “flores pectorales”. Así la Pascua de Resurrección, conocida en España como la “Pascua de las flores”, para mí fue “la Pascua de las flores pectorales”. El resto del día lo pasé entre recostado y leyendo los diarios del Domingo, para terminar “cantando” las 2.as Vísperas de Pascua, que cierran el misterio pascual, una ligera cena y a la camita después de las correspondientes flores pectorales calientes….La noche fue buena, y así el lunes amanecí bastante animado para iniciar no a las 5, 15 hrs. sino como a las 7 el lunes de pascua rezar laudes y desayunar. Después de encontrarme con la Palabra del Señor y de escuchar, como cada mañana “el primer café” bajé a mi oficina para revisar mi correo y encontrarme con muchos saludos pascuales que me dejaron alegres como “unas pascuas”. Luego, terminé de revisar la programación del año para la tarde comunitaria. Un rico almuerzo sostenido con las flores pectorales y un buen descaso. Siguió después una fecunda tarde comunitaria, afinando la programación del año, luego, la eucaristía y la cena. Y a mi camita con “flores pectorales”. Una buena noche sin tos ni calenturas me permite iniciar, todavía tipo 7 hrs, el martes de Pascua más alentado y con “proyectos” que si llegan a madurar, les llamaré “flores pectorales”. Después de empezar a recoger mi semana desde mi

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CON JESÚS SEGÚN LUCAS

2° Dgo. de Pascua

VALPARAÍSO, 03. 04. 2016 PEPELINO

ENCUENTRO DESDE LA VIDA EN COMUNIÓN

Hola, hola queridos amigos y amigas. Tiempo frío y nublado, que valoriza con un nuevo sentido el fuego nuevo y la luz del Resucitado. En nuestro hemisferio lo necesitamos mucho, porque vamos caminando hacia el frío y la oscuridad. A eso, en mi caso, de sumó un resfrío que se me gestó el Viernes Santo. No me salió fácil la Vigilia Pascual y levantarme con alegría pascual el Domingo. La fuerza del resucitado, sin embargo, fue mayor que el resfrío, así, tuve ánimo no sólo para celebrar la Misa de Pascua sino, también, para cantar el Prefacio Pascual. Luego, sentí que, gracias a Dios seguía confortándome a lo largo del día, gracias sobre todo, a la aguita de “flores pectorales”. Así la Pascua de Resurrección, conocida en España como la “Pascua de las flores”, para mí fue “la Pascua de las flores pectorales”. El resto del día lo pasé entre recostado y leyendo los diarios del Domingo, para terminar “cantando” las 2.as Vísperas de Pascua, que cierran el misterio pascual, una ligera cena y a la camita después de las correspondientes flores pectorales calientes….La noche fue buena, y así el lunes amanecí bastante animado para iniciar no a las 5, 15 hrs. sino como a las 7 el lunes de pascua rezar laudes y desayunar. Después de encontrarme con la Palabra del Señor y de escuchar, como cada mañana “el primer café” bajé a mi oficina para revisar mi correo y encontrarme con muchos saludos pascuales que me dejaron alegres como “unas pascuas”. Luego, terminé de revisar la programación del año para la tarde comunitaria. Un rico almuerzo sostenido con las flores pectorales y un buen descaso. Siguió después una fecunda tarde comunitaria, afinando la programación del año, luego, la eucaristía y la cena. Y a mi camita con “flores pectorales”.

Una buena noche sin tos ni calenturas me permite iniciar, todavía tipo 7 hrs, el martes de Pascua más alentado y con “proyectos” que si llegan a madurar, les llamaré “flores pectorales”. Después de empezar a recoger mi semana desde mi ventana que mira al mar y de disfrutar con el “primer café”, bajé a mi oficina y después de revisar el correo, me ocupé mirando la liturgia del próximo domingo, que para mí es, más que domingo “in albis”, de “cuasimodo”, de “la Misericordia”, domingo de la “comunidad dominical”. Después del necesario descanso, vuelvo a la oficina para preparar el “camino con Jesús”, resucitado, el próximo jueves y cuidar seguir bien para lo que queda del día: la misa en la Parroquia, en este “Martes con Don Bosco”, último martes del mes y, luego, el partido Chile-Venezuela. ¡Hasta mañana! El miércoles, surge iluminado por el triunfo de la “Roja” sobre la “Vinotinto”. Esa alegría, pasajera y bien parcial, me ayudó, en los “Buenos Días” para valorar la alegría de la resurrección de Jesús que estamos viviendo, en particular, en la octava pascual, una alegría que por más de dos mil años sostiene el canto de nuestro ALELUYA. Una alegría que no es parcial, sino plena al dar un nuevo sentido a nuestra vida que, gracias a la muerte y resurrección de Jesús, deja de ser una existencia que camina hacia la muerte, para ser, ¡aleluya! una existencia que camina hacia la PASCUA, hacia la RESURRECCIÓN. El día que empezó muy bien siguió bien llevándome al Convento Carmelita de Lagunillas, donde pude compartir con muchas hermanas su experiencia pascual y celebrar con ellas la eucaristía. Después del

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almuerzo, vuelta a Valparaíso, un reponedor descanso, para salir luego a reponer la dosis de “flores pectorales” y de paracetamol. El día se cerró en la comunidad, con las Vísperas, la cena, algo de TV, que para mí se me extendió con los puzles del día y las Noticias de CNN Chile y una somnolencia con algo de frío, que me llevó rápido a la cama, con el agua de las flores pectorales y de la “formula 26”, para los calambres nocturnos.

El jueves, amanezco un punto menos que ayer, sin duda por el descuido de la noche. ¡A cuidarse más! Empiezo el día dando los “buenos días” a los cursos básicos con quienes termino, también, cantando la alegría de la resurrección. Lo central de la mañana fue preparar la “lectura pascual” que tendremos esta tarde con el “Camino con Jesús”. En la tarde “me cuidé”, como muchos me lo piden, hasta las 17.30. A esa hora todo el personal del Colegio, se reunió para celebrar con una bebida y un pedazo de torta a “los que han nacido en Marzo”, que nos pusimos de pie para apagar las velitas. Una buena iniciativa de nuestro Director-Rector. Luego, bien envuelto con el chal que tengo en mi oficina, me cuidé para llegar bien al camino con Jesús según San Lucas. A las 19.30 empezamos a recorrer el camino de la resurrección en Lucas: (1) en la mañana temprano del día primero, la búsqueda de las mujeres “entre los muertos al que está vivo”, a quienes se suma Pedro; (2) en la tarde-noche, el camino a Emaús de Jesús junto a ¿Cleofás y María de Cleofás”? y su retorno a Jerusalén; (3) en la noche, ya iniciado el día segundo en el sistema de Israel, aparición de Jesús a los discípulos, para reforzar en ellos la fe, compartiendo con ellos la mesa y dando orientaciones para el futuro. Iluminamos nuestra lectura con un texto del Papa Ratzinger, tomado de su Libro “Jesús de Nazaret”. Llegamos a valorar la resurrección como el “salto cualitativo” definitivo en el desarrollo del ser humano del “homo erectus” al “homo resurrectus”, dimensión que alcanza Jesús y que en él queda abierta para todos. ¡Hermoso compartir y lleno de esperanza, en tiempo de mucha desesperanza! El Viernes de la octava pascual, todavía marcado por el resfrío pero ya claramente menguante, fue un día sereno avanzando en la afinación del PPV, tramo II, y en la programación de los PPV, tramo básico y tramo segundo, que tenemos comprometidos. Terminé el día con la celebración de la misa que la había dejado para la tarde, ante la posibilidad que apareciera algún exalumno despistado creyendo que estábamos en el último viernes del mes en que tengo misa con ellos. Misa, y luego Vísperas de Pascua, una cena rápida y a la camita con mis “flores pectorales” y mi “fórmula 26”..

LECTURA ORANTEEl segundo domingo de pascua, con sus variados nombres (Dgo “in albis”, “Día

Octavo” de Pascua, “Cuasimodo”, “Dgo de la Misericordia” todos los años se celebra con el mismo evangelio de Juan, 20, 19-31 que, junto con dar base para todos esos nombres, da para uno más: “Dgo. del Encuentro Semanal”, o “Dgo la Comunidad Eucarística”. El texto, en efecto, marca de un modo especial el ritmo semanal de encuentros con Jesús que empieza a vivir la comunidad primitiva. El evangelio de Juan marcará un tercer encuentro de los discípulos con Jesús resucitado (21, 14) encuentro que por seguir a un probable sábado, en que los apóstoles no hacen nada, es probable que fuera también domingo. Vamos ahora a los dos primeros encuentros.

Al atardecer de ese mismo día, el primero de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!» .  Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor. Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes».

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Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió:«Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan».

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!». Él les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré».

Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!».   Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe». Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo:«Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!».

Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. 31 Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.

LECTURA: ¿Qué enseña el Maestro? Jesús el Maestro en estos textos que lo muestran resucitados nos enseña algo fundamental para toda la humanidad y no sólo para sus discípulos. Nos enseña la dimensión definitiva, escatológica, que el ser humano está llamado a vivir. En el desarrollo del ser humano, la evolución reconoce ciertos saltos cualitativos determinantes: el “homo erectus”, al dejar de ser animal cuadrúpedo y poner de pie. De pie con las manos libres, surge el “homo faber”; al hacer cosas surge el pensamiento, la memoria y la locución, y tenemos el “homo sapiens”. ¿Termina ahí el desarrollo del ser humano? Jesús, con su revelación y testimonio del Dios amor, por una parte, y por otra, toda la dramática existencia que se genera del predominio del mero intelecto, expuesto a derivar en juicios contenciosos y guerras, llaman a dar un nuevo salto cualitativo, al “homo agápicus”, al hombre orientado a vivir en el diálogo y en el reconocimiento de los otros como dones que agradecer y con los cuales construir la cultura y la civilización del amor. Esa dimensión, de estamos lejos de lograr masivamente, pero que se vio en Jesús y asoma en particular en esos seres extraordinarios que son los “santos” (de todos los credos), es la antesala de la dimensión humana definitiva, el “homo resurrectus” que Jesús nos testimonia en los relatos de la resurrección que ofrecen los evangelios. Ellos señalan el perfil humano definitivo hacia el que necesitamos caminar todos los seres humanos. Quedándonos sólo en este texto de Juan, digamos que como seres humanos estamos llamados, identificados con Jesús, a vivir desde ya en “camino de resurrección:

- Felices de creer sin haber visto;- Libres de los límites y los miedos;- Portadores de paz;- Capaces de convertir en fuente de alegría todo lo que antes causó sufrimiento;- Reconocidos hijos del Padre, procedentes de Él; - Plenificados en y por el Espíritu Santo por sobre todo pecado y todo mal; - Llamados a vivir en comunión con Jesús y con los hermanos, en una corporeidad

en camino de resucrrección, viviendo según el Espíritu y no según la carne.

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Hagamos el ejercicio de imaginar cómo será nuestro mundo, cuando la humanidad alcance esa dimensión “agápica” que nos deja a punto para la resurrección. Seres humanos, familias que viven felices en la fe y confianza mutuas; en un mundo sin límites externos ni internos, sin miedos. Personas en paz, que no arrastran heridas no sanadas ni rencores y que, más bien, han aprendido a valorar como camino de crecimiento las situaciones dolorosas de la vida; personas, sobre todo, felices de saberse procedentes del amor creador de Dios, Padre-Madre, movidos por el Espíritu Santo hacia el bien por sobre todo y hacia la comunión más plena con Jesús y con todos los seres humanos de variados colores y pensamientos, pero todos compartiendo el mismo AMOR, de Dios, Padre-Madre, por el Hijo, Cristo Jesús y en el Espíritu Santo.

Obviamente que aquí me quedo en espera que cada uno se haga cargo de la Palabra de Jesús y vea de hacerla realidad en su vida y si quieren compartirme algo de sus sueños, desde ya muchas gracias.

MEDITACIÓN: ¿Qué anuncia y denuncia Jesús, el Profeta? ¿A qué me interpela Jesús, el Mesías?

ORACIÓN: ¿Qué oración despierta Jesús el Hijo de Dios en mí? Bendición y acción de gracias…, perdón…, súplica….

CONTEMPLACIÓN: ¿En qué anda el Señor, para colaborar con Él?Anda haciendo avanzar en nuestra humanidad la dimensión agápica y resucitada. Colaboremos empezando en cada uno de nosotros.

Un abrazo en esa comunión que estamos llamados a vivir. Pepelino