1960 Ábside Carta a un aprendiz de cuentos

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  • 8/2/2019 1960 bside Carta a un aprendiz de cuentos

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    Tiempo de amor y de filosofa,rarcs atisbos, conturbodas ooces,y, todo, sacrarnento y celosa. ..En la pura esperanza de Tu da,yo Te bendigo, Arnor,. . . porque as de noche.

    Poema soberano, a todas luces, que -salvando, conplena reverencia, los abismos que van de la normalidad so- Ibrenatural a la estricta Mstica- no nos parece indigno deaparearse con el de San Juan de la Cntz, al que recuerdadesde en su ttulq como su dichossimo reverso comple_mentario.

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    *ll'Curta a un Aprendiz ile Cuentos." Por Guepe.upe Dunes

    it

    UERIDO amigo:Hejortin el

    Me pregunta usted qu es un cuento y tengo lavoluntad de contestarle; es ms, creo que ha dadocuemo de la abundancia, con la fuente, con el Wallde esta riqueza. Mucho se habla del cuento y todos, el gnero. Mire usted, en el diccionario lee-)s. . . Bueno, parece que la Real Academia no sabe quun cuento! Y, amigo, si no lo sabe la Academia... Pero; rn cuento... Por ejemPlo:Haba una uez efl una ciudad (si usted prefiere algnt.to jams lo use, de seguro que es inadecuado) de lasiio*oit cosmopolitas, casi en los suburbios (atienda ustedld nivet social que connota la ubicacin. Tache usted ahora

    'iib,sa una uez y empiece con En una ciudad. . .)'aiua unae je cilla tteraiosa, mnima, emp olu ada' s eca y re pugnant e,iig", pu defenderse det tempo ,ofendla a Dios.y a,t diablo-1i La situacin est planteada y el personaje ha empe-i" iado a rasgar su crislida. Algo le debe ocurrir a esta vie-iij;, nosotros, de lo que debe ocurrrle decidiremos qu hapasarle. . . Una vez que hemos escogido la ancdota, ter-iliidna nuestra intimidad con la actora. Es bueno que ahorai:isorra su propia suerte. Nuestra potestad termina en los

    :r.f puestos para estimular, detener o impedir suiaccin. El camino que escoja no nos pertenece. Aclaremos:

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    Una vieja no pensar tan rpidamente como una mucha-cha; ser, tambin, ms obstinada y ms rebelde; tendrmanas e inconsecuencias abrumantes; pero sus motivacio-nes sern tambin rns evidentes. Hemos escogido un per-sonaje anclado en una edad y en una condicin social fran-camente molesta. Adems, todo lo que llevo dicho, so-bra. No se sorprenda. Mi leccin, ms bien, la segundaparte de mi leccin, tiene este enunciado: no existen situa-ciones generales; y nada que sea comn entre las personas,conviene a los personajes.Para que a la vieja le pase algo es necesario que deseealgo. Que vaya a alguna parte, que trate a otras personas.Una vieja va por su leche, por su pan, salucla a los vecinosy, ya encerrada en su casa, teje, reza, alia o maldice. DesdeIuego que no es indispensable que nuestra vieja haga esto.Bien podra, por ejemplo, y a cambio, estar dedicada a lamsica, a la mecnica o a la astronomia. Para el caso todoes intil. Nuestra vieja no est dedicada ni a la astronoma,ni a la mecnica, ni a la msica, y s va por su pan y por suleche y saluda a ios vecinos. Nada ms que cuando est solaen sus cuatro paredes murmura canciones y se mira y se re-mira en el espejo fantaseando sobre composturas y afeites.Comprender ahora al personaje. Le llamaremos,..Es muy importante el nombre... Al lector debe decirlealgo, o nada. Atienda usted: si le liamamos Frin, de-nunciaremos una aspiracin a la extrav agancia, por menossi la vieja es de Tabasco; por ms, si es de paciente tribuburocrtica. Si la nombramos Domitila, Gumersinda o Pan-cha, incurriremos en lesivo folklorismo ms extravagantetodava, con lo cual no situaramos a la actora sino a nos-otros los autores como dados a la chacota y a la tontera"322-

    Es de gran malicia comprometer *a pdrsonas vivas dejandoslo una inicial sustitutiva. Lo mismo pasa con los nombresde lugar, pues cuando estn escondidos en cbalas deno-tan malignidad y falta de temPeramento. Bien, la vieja Fri-n (fuera complicaciones!) yive sola. Ella hace sus ser-vicios. Nadie la ampara (aqu se atraviesa un inconvenien-te, que el tumefacto crtico nos reprochar inclemente: dequ vive Frin?) Para pisar a Ia espaola le contestaremosque no nos interesa y, paa salir del paso, advertimos queun sobrino de la seora le enva una pensin desde ciudadextranjera le parece Jalisco? pues de all. . . Le recomien-do a usted, primerizo, que tenga mucho tacto con estos in-cidentales, porque deben caer, segn dicen, como guante.Reanudemos:Frin vive sola (aqu debe usted empezar). Intervie-ne ahora un segundo personaje que suele ser persona, ani-mal, fantasma o emocin. En nuestro cuento entra como unleve rasguo en la ventana, como una humedad en el vi-drio. Frin vuelve la cabeza y, en la noche, una decoracinmedieval apronta las apariciones (demasiado solemne!).Suavicemos: Frin vive sola (mejor). Frin, recargada enla mecedora, suea. . . (tambin). Frin suea y un tem-blor de vidrios la despierta. All est el maligno en vela,sus fanales inmviles y potentes, sus orejas tensas: sabe queha hecho ruido y espera. . . Frin suda y siente las atadurasdel miedo movilizndole las piernas; se sobrepone y larazaun zapato. . . quedq para no romper los cristales. EI otro,ya no est ah, lo oye maldecir aunque ya no est ah. Esto-- I tranquiliza y trata con la postura de meterse en el sueo,Al cabo duerme y, el otro, con su cara triste, con sus ojos

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    verdes como velitas en pastel de pobres, la contempla, ysu respiracin nos deja creer que llora.Comenz esta desgracia porque, comedida, una tardele tir una galleta. El gato arque el lomo y vino a salu-darla. Ella lo dej hacer y no recuerda si correspondi conuna caricia. El gato supuso que haba encontrado pensiny ama y l,rat6 de instalarse. Es decir, empujaba suavementesu cuerpo contra Frin, sin que sta maliciara otras inten-ciones que las de las caricias. cuando las atenciones fueronestimadas suficientes, Frin quiso cerrar la ventana; peroel gato se aferraba a la parte de adentro con maas y ejer-cicios de virtuoso. Si consegua cerrar un batiente, la garraquedaba prisionera en el otro; si no, brincaba a la cortinao se le suba al cuello, o se atravesaba en la ventana paraque, nicamente a costa de su vida, pudiera cerrarla. ru_fr6 la mano que Io expulsaba y luego lami la herida conostentosa alma de perro. Nada conmovi a Frin, que pu_do, merced al artiiugio de una escoba, echar f,rera al bi-cho. El gato se sent en la ventana y siti a la involuntariaGenoveva. Hacia tres das que araaba la puerta, que can-taba, que estremeca Ia vidriera con sus saltos y empujones,que maullaba con ferocidad dialctica. El acoso verbal ce-da cuando, en servicio de patrullas, probaba los agujeros,huecos y rendijas.Perdneme, me haba olvidado de usted. Es que Iainspiracin nos pone frente a paisajes repentinos. La menordistraccin puede aniquilar la mejor imagen, y, consiguien-temente, su enunciacin precisa. Una vez que pnfrentamosa los actores ocurre el precipitado (el fracaso, por supues-to) que relampagueantemente va iluminando los lados deun poliedro infinito. Piense usted, intrguese por este gato

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    v esta vieja. Qu motivo tiene pl gto para que, como unhrudor, slo apunte sus ojos verticales al entrecejo de Fri-n? Qu motivos tendr Frin para no aceptar al gato?Una mujer vieja, no tanto como para ausentarse del espe-jo, tiene algunas manas, ya Io dijimos, el arreglo excesivo,h preferencia por modas juveniles, etc. Pues de nada deesto haga usted caso: nuestro personaje, aunque repita lode otros, es singular y su conducta es iirtransferible. Mecomprende? No se trata de ul esquema de psicologa, sinode una persona viva, y usted sabe, una persona viva, jamsse porta conforme a las' reglas; si prefiere, no haga mritodel canon; si ms le place y si puede invente sus propiospreceptos. Yo tengo uno muy bueno: un hombre es la cria-tura que muerde hasta la mano que le da eI perro. Bastade diyagaciones; quedemos en,que hemos trabado relacincon un incidente susceptible de variados intereses.Si usted es comunista, pues muestre la lucha de clases,es decir las uas de la vieja contra las del gato: claro quetiene que ganar el gato. Si es catlico, pues a darle a lamisericordia, y despus de mltiples trabajos que casi rin-dan la resistencia de1 animal, ste debe entrar en la casa.Ahora, que si es usted liberal, pues que la vieja acondicioneur rinconcito a cambio de algunas ratas diarias. Amigo,yo slo soy una conviccin romntica y prefiero que el gatose eriamore de Frin (observo que el nombre de Frin con-vendra ms al gato); comprenda, un gato hambriento, queva de techo en techo escurriendo vergenza y rasgando sumejor traje de f.eroz en chimeneas, pretiles y desages, siem-pre en su cpsula de llanto, siempre con el sabor de vanasnes iaspndo1e Ia lengua, siempre sobre ascuas, y sitlque nadie saque con su mano la consabida castaa; es decir,

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    que debe imaginarlo cayendo en el abismo del desempleoy del desamparo. Pero conmuvase, mrelo rascando unapuerta y otra y otra y vale la sangre en Ias patas y eldesaliento en su hociqllo rosa. Mrelo, en una manchade sol, lustrar la sucia y pegajosa zalea; y, valo asustadohur cuando un perro o un gato fuertes lo echan nada mscon su presencia. Contmplelo recargado contra la lunasin tener a quin maullarle, luego, sgalo a los basurerosy busque con l incmodas piltrafas, y cmalas, y sientalas picazones de la roa, y lama una y otra vez apremian-tes heridas.Se acostumbra? Est usted ya en cuatro iatas tre-pando por la escalera de servicio rumbo a la azotea? Elambiente de tendederos y tinacos es ahora la selva o eI de-

    sierto. A dnde va a saltar usted? en persecucin dequin o de qu? que palpite, s, que no deje de latir suacongojado corazn de gato! Sienta un consolador pst pstque le hace volver la cara a todas partes y, al fin, en unaventana, una mano como si fuera la del mismsimo arcngel,que tiende un mendrugo y frota el pulgar en el ndice. Seacerca usted con recelo, tiende la pata hacia los ojos queIo recorren con piadoso asco, y como desprendidas de unarama caen las migajas mojadas en leche hasta la humilla-cin ms estridente. Oye usted: "un panecito para el gato"y desea usted acercarse y agradecer; pero la mano se re-tira con sobresalto y cierra la ventana. . . y nunca ms. . .Usted se aproxima y mira adentro y ve a Frin y al espejodonde est Frin y a los ojos donde est el espejo y Frinmirndose en el espejo.Tambin estn ah la cama y el sueo y el ron-ron yel agradecimiento y el despertar en amoroso regazo. Y,326-

    despus de todo el destino cumplido: ser el gua, el caba-lf.r" a. una vieja soltera, de una vieja a la que slo miel1-, "or* por los huesos. Un vidrio la separa del mundo de lagraciarun vidrio acorazado, un vidrio ms duro que la mu-ialla entre dos que viven juntog,y, en ese vidrio, en el vahoq,r" to empaa, hay que dejar morir la ambicin, eI inters,h duda, el cuerPo.Frin no quiere un gato, su edad es pregatal, an jovenpara coc sus filtros en las chispas de un gato. Por esta,er, n^du.. . En verdad, Frin pens que las imprudenciasdel gato venan de las impiedades del motor pro-sovitico,y piaextirparlas olvid un pan o un plato con leche afuera h .,r.t tut a. Cuando se convenci de que al animal nole interesaban sus limosnas, aunque a veces las aceptase,cay6 enla cuenta, de sbito, que un galn emerga' Al prin-cipio le pareci soportable; pero cuando los lamentos cre-cilron husta no dejarla dormir y cuando por las maanasrecoga los alimentos intactos, comenz a alarmarse y aextraar la guardia del gato en la ventana. Llor cuandode un cable tuvieron que descolgar al minino, ahorcadopor imprudencia o por deliberado deseo de morir'Amigq si se han humedecido sus ojos, si hay arritmiaen su pulso. . . crame, hemos capturado la liebre, y es horaya de emp ezar eI trabajo. Si no, olvdese del cuento y deia literatura. Afuera hay demasiado sol y puede ser quealguien, que ni usted sabe quin es, lo est esperando'

    Guadalupe DueasPuebla 247Mjico 7, D. F.-327