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  • afta 19

    Panama, 2layo t5 be tgoz .

    itínn. 8

    NUEVOS RITOS4 Revista (Quincenal ilustraba +

    paisaie be crepúsculo interior

    edy

    Para 2?icavbo 1iir6__a —

    Es de todas las tardes : cuando tú me reclamas

    Que te piense, y pensando me encamino á la fuente

    Que soliloquia en su blanda fuga doliente

    El cansancio del día que agonizó en las ramas.

    Quizás es un poeta . Viene sobre las gramas

    Inclinando las astas floridas de la frente

    Acaso ha sido un Príncipe que encantó el maldiciente

    Mago, á quién es propicia la virtud de las llamas, . . ..

    Pobre ciervol . . .vá siempre con el temblor que azoga

    A su raza proscrita ; y llega, y me interroga,

    fi soy también de aquellos crueles señores rojos;

    Mientras le clavo una larga mirada triste,

    Buscando la secreta afinidad que existe

    Entre esos ojos grandes y tus tranquilos ojos

    Dmitri 3uanouitclt .

    1

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    lleconoció (Colón) la desembo-cadura del río Gacilla ; se detuvoapenas en la del Cateba, en don-de halló los primeros vestigios demampostería ; y pasando las bo-cas de los ríos ('obrara y Oabiyahubo de recalar por el mal tiem-po, en la bahía que llamó Porto-belo .

    Quijano Otero . Ilist . patria

    ALFA está, escrita enpiedra, la primera pá-gina del descubri-mientodel nuevo mun-do ; allí está en el fon-do de una de las máshermosas bahías, em

    tumecida por el frío do los siglos, co-bi;jándose soñolienta entre los murosque levantó la audacia de la conquista,la ciudad de Colón, el hombre extraor-dinario que perpetúa su gloria en elbronce que siguen levantando en suhonor los hijos de América.

    Yortobello!-exclamó el genio des-cubridor de mundos cuando arribó ála hermosa bahía. 1if nombre, unnombre que nada vale para el poeta,que significa mucho en la vida de lahumanidad . Allí está, defendida pormuros que el tiempo sigue royendosin misericordia, olvidada de los hom-bres, trémula bajo el peso de las glo-rias y de las edades. Tiene frío, elfrío de las tumbas abandonadas ysueña ai5n con una resurrección no le-jana, uuIndo á sus puertas llegue, conjadeante clamoreo, el ferrocarril queacorta la distancias, que un día llegóá tentarla con promesas de redención,desechadas por la codicia y el sórdido

    faro, y suelten el ancla en su radamagnífica los vapores de toda la tie-rra. Sí: la comunicación de lhs dosgrandes mares es necesaria . Lessep,genio vencido, fracasó en la empresa;pero otro ha de llegar sobre sus hue-llas que realice la obra de redenciónproyectada. Mientras tanto elLa, laciudad soñolienta, aguarda el día, eldía que ha de llegar al fin ; y allí, entresus murallas magníficas y sus casti-llos formidables, canta un salmo alpasado y preludia himnos de asperanza al porvenir.

    Las olas siguen rompiéndose ensus babilónicos muros ; y arriba, enlas ventanillas de la fortaleza, asomantodavía sus negras bocas los cañones.Otros, tirados sobre el suelo, pare .con descansar de la brega de dos si .filos, y en las torrecillas, especies dominaretes pesados, hay todavía restosde fusiles, balas redondas do artille-ría, pedazos de granadas, eslabonesde formidables cadenas, todo lo quefue elementos de guerra en la defensado la ciudad reliquia. A la derecha dela bahía, un agrio peñón donde repa-san los pelícanos aguardando la presa.Un día, bañándose allí, desapareció elhombre terrible : Drake, el pirata in .glés que asoló las costas y guardó te-soros en islas desiertas y casi inacce,sibles. Sólo allí, en el peñasco bra-vío, anidan los pelícanos soñolientos yglotones; y las otras aves del mar, enronda fantástica, giran y giran sin cesor atisbando el cardumen.

    Y la ciudad sigue durmiendo elsueño de las edades, amodorrada enel regazo de dus colinas y de sus bos-

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    ques, sonando en días mejores ; y ensus muros gloriosos, como en lápidabaque el tiempo sigue grabando conel buril de los épicos martirios delas humanas grandezas, parece gra-bar también las esperanzas de los pue-blos vencidos : empedo resurreecio-llem

    SALOMÓN PONCE AGUILERA.

    Estimado amigo:

    Deseoso de corresponder á las amables,-tanto más cuanto han sido reiteradas,

    exigencias de usted, ]e incluyo, tomado alazar de mi libro De la gleba, el cuadritoque encontrará con este para su periódico.

    Crea usted que cuando tenga mástiempo (quiero decir tranquilidad), saliótan asiduo colabo r ador de su publicacióncomo hoy lo soy de lector ambicioso.

    Soy su amigo afectísimo y estimador,

    sALOMÓN PONCE AGIT11 ls ;RA.

    11 de Mayo -1907

    Al &ecMor don . Ricaodo Mico .

    S . M .

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    HlAN tocado llamada do% Pasajeros. Una mu-chacha de ojos gar-zos me alarga un li-bro que saca de. unacanastilla . Cuatro pe-setas rne dice; max—

    tiendo un peso á la vendedora y entroal trasatlántico.

    "TEA'rrto DE ENSUEÑO, " la últimaobra de Gregorio Martínez Sierra,con una. " Melancólica, 5'én,yorlín( " delmaestro Darío é ilustraciones líricasde Juan II . Jiménez, es el libro quedejó sobre mis manos la provocativacosteña.

    Un rayo do sol hecho victoria sur-ca estas páginas en las que se vé fruc-tificar la mies, oprimir el haz para lapróxima gavilla y perderse á lo lejosel coche de huérfanos viajeros. J.aluna hila en su rueca misteriosa unsueño de hilo de estrellas, y el crepús-culo ha dejado un tono riente de lila yvioleta en la postrera página de cadacuadro. Se sufre una reposada ale-gría docta de quien sabe que posee loque lee por estar sabiamente escrito.

    Nunca bajo mis ojos fueron másbrillantes, más sugestivas las coque-terías de la, naturaleza que cuando leí" Pastoral, cuadro que dedica el autor áJacinto 13enavente -el mefistofélicosublime.—1day en la peregrinación dolos originales de esto cuadro una. an-sia febril de encontrar la protagonis-ta de un soñado cuento ; la inadverten-cia de lo que se tiene como más segu-ro y el desencanto pueril, y sin em-bargo profundo, del niño que mira es-capar de sus manos el pajarillo deatrevidos colores que formó todo suanhelo y quo apresó en el recodo me-diante perseverancia y astucia.

    Son aquellas Páginas el minutoemotivo, el estad() de ánimo que nosprocura adivinar en cada finja (por sufragilidad) Viana mariposa; que nos su-giere el caminito de arena protegidopor la umbríay en el cual pensamosel mejor lecho, que prende en el almadel cultivador greñudo y grave, la ro-sa encarnada. del asombro, cuandodescubre entre las hojas humedecidasel racimo de uvas, hermoso y apreta-do, en que el rencor del Sol ha dejadoun indeciso moiré crepuscular ; quenos hace interpretar la . queja de unamujer desconocida, y tal vez por esohabitual en nuestra alma ; el estadode ánimo, en fin, que nos advierte elpaso alegre y fino (le la ría coreana,donde los muchachuelos chapotean elagua y de donde la abuela supersti.ciosa creyó ver surgir un espantajo ..

    Martínez Sierra ha logrado cucar .celar en la determinada extensión delpárrafo todo un detalle de la natura.leza ; ha coordinado la expresión de lasranas y hecho resaltar los colores dela poma con adorable maestría, su .miendoal lector en la delectación deuna música apasible, sentida, y parlomismo, virtual.

    El buque avanzaba, avanzaba . UnStuart, kepis (lo hule, la mirada aten-ta, el cuello impecable me dice : "el se-ñor es servido . " En el horizonte teja .no nn mango misterioso enarbola el arco —iris bandera del Sol, como diceLugones .

    (1ABRIEL% D'ONAL1;.

    13arranquiIla . —Coiunbia .

  • Nuevos Ritos . . 173

    nota be Viajetina vieja, con los brazos suplica .

    tipos, reza para que no baila temblor.

    P el ómnibus senil, con su cortinallena be pringas, con la vetustez

    be sus flacos solípebos, camina

    corno si tal, camina

    como quien juega al ajebrez.

    extra muros, llevatbo et sebimento

    be los villorrios, vuelve á la cinbab

    suboroso, ventrubo, soñoliento,

    con la inconsciencia be su ebab.

    Se respira un silencio comatoso

    que baca magor el frío,

    que inc torna inbulgente con el oso

    polar. (pa no me río

    be ti, Rubén Darío . . . .)

    J por el solitario

    camino, alguna res

    asoma g Imite ante el vocabular io

    bel cochero . . . .

    Después,

    mientras prosigue el carromato: rara

    vegetación, aves za cubas, para

    remozar nn biombo japonés.

    huís E . ~?ópez .

  • Nuevos Ritos. 174

    N nombre purísimo ycristalino como el be-so de una pálida—elmismo nombre de unahermana muerta querecuerdo en la lejanavaguedad de mil en-

    Flotabaun hálito de cosas viejasy tristes. El Hijo del. hombre habíaexpirado ese día, y la figura del maci-lento Crucificado marchaba, marchabapaso á paso á los acordes de una mú-sica apagada y fúnebre . Las secasplegarias de los clérigos tenían en micorazón un eco piadoso . Sentíame co-mo nunca, borracho de ese inefable ysupremo vino que se llama el misticis-mo, vino que dá la única embriaguezdeliciosa y saludable,--1a embriaguezdivina .

    *-

    . porque pensé en mi hermana.Y mi hermana era un albísimo espí-ritu que una hostia humanamentesimboliza .

    xk 4

    Bajo la dulce castidad de la dolo .rosa remembranza, amé á la virgenque rezaba. Vestía de blanco ; sobre

    K jn

    la nívea espalda caían sus cabellos ne-gros, sedosos, perfumados.

    Aquellos sus diáfanos ojos—tanmelancólicos, tan católicos--rodeadosde sus obscuras ojeras, simulaban dospequeñines huevos que reposaran así,plácidamente, sobre el tibio plumónde un nido. Su nariz aguileña érameuna obsesión. Diríase--sobresalien-do con aristocrático pudor de la coirrección de su cara—la sílaba demásen un verso verlainiano.

    * d

    Su nombre lo averigüé más tarde:Diana. Un nombre purísimo y cristalino como el beso de una pálida,—elmismo nombre de una, bermana muer-ta que recuerdo en la lejana vaguedadde mil ensueños

    * .M

    Diana iba enrolada en el laberintode una comunidad (le colegialas de laparroquia. Muchas veces despuéshe visto á sus compañeras y he trata-do en vano de hallar aquellos diáfa-nos ojos--tan melancólicos, tan católi-cos Sus miradas, mis miradas, Quién sabe si fueron indiscre-tas las mías porque yo no sé fingir . . ..Y la maestra,y el confesor Pero,a .pesar de todo : ¿cómo no ser católico?

    J . M. DE LA VEGA, VÉLEZ.

    sueños .

  • Nuevos Ritos, , 175

    ¡~

    ti L' .1 ,

    "Yo iré á ella . Ya ella no vendrá á mi ."Sagrada Escritura.

    "Marg ;uita de oro,Altar en que oro ."

    Amado Nervo."And thou art (load as young and fair.

    As anght of mortal batir;And forro so solt, and charm so rayePo soba rotura to earth!"

    JI, ron.

    Era dulce, era cándida, era pía.Jamás su imagen do mi mente arranco.Negros sus ojos, cual. la pena mía,Blanco su cuello--como un cisne—blanco.

    Fué mi primer amor! . . . Ea la praderaDe un lejano país . Cielo radioso,Límpido espacio, eterna primavera:Marco de oro para el cuadro hermoso.

    El mar á nuestros piés dulce decíala noche apacible su lamento,

    Y la luna, alma errante parecía.En la desolación del firmamento .

    Cantaba un ruiseñor . Cercana fuenteMovía sn cristal entre albas rosas:Beatriz, Laura y María por la mentePasaban entre tanto vaporosas.

    Dulce paz por doquier! Suaves efluviosEn la serena atmósfera flotaban,Y de la virgen los cabellos rubiosMi sien—como una seda—acariciaban .

    Sus manos—oran dos tempranas lilas --

    Con niis pálidas manos enlazadas,Y, hermanas de la Aurora, sus pupilasEn mis pupilas sin fulgor clavadas.

    Hablábamos así . De pronto gravoTornóse y silenciosa y pensativa,Cual si un presentimiento, corno un aveNegra, cruzase por su frente altiva .

    Indagué su silencio . ConmovidaMe habló con voz que en mi orfandad resuena:—Es frágil copa de cristal la vida.-- Espuma de la niar sobre la arena.

  • Nuevos Ritos . .176

    —Mañana--por qué no?— mañana mismo,puede pasar mi juventud dichosa:A veces al nacer rueda al abismo,Llena de esencia virginal la rosa .

    Y después con acento lastirneru,.Bañadas sus mejillas por el lloro,--No me olvidos mañana si -ne muero..Dijo paso,. muy paso Te lo imploro!

    Estremecido de dolor, su rubiaFrente cubrí de apasionados besos.Cual pájaros que huyeron do la lluviaVí sus cabellos en sus mano: ; presos_

    Besé después sus ojos fulgurantes.De su rostro los lirios y claveles,Y sus ardientes labios palpitantesDonde hallé del amor todas las mieles-

    No hablamos más aquella nccho bruna,Bajo el. dúlcido amparo de las frondas,Escuchando al reflejo de la lunaEl monólogo eterno de. las ondas .

    'Ay! El presentimiento doloroso.Cumplióse de la virgen pudibunda:Como un ladrón con paso temblorosoha acechaba la pálida iracunda.

    Corrieron pocos años solamenteY pasó su belleza inmaculada.Duerme ahora muy pálida. Su frente--Así Ofelia--de anémonas ornada .

    Sin besos ya por siempre está su boca,Apagada la luz de su alma pía.Y es nárifrago en el mar,—sobro una roca,—Huérfana do su amor—el alma mía!

    . . . . ;Oh mí primer amor! IOh soñadoraVirgen cándida y bella! Como un lirioFlorece tu r .xnrerdo hora por horaEn la ingrata aridez de mi martirio!.

    ¡Oh mi primer amor! !Oh dulce noviapara las blancas nupcias en el cielo!!Cuál me agobia la pena, cuál me agobia,Desde la noche en que tendiste el vuelo!

    Aun escucho tu voz adoloridaQue me dice- temblando Ioh virgen buena!--Es frágil copa de cristal la vida—Espuma ele la mar sobro la arena .

    No soñaré quimeras como errantes,Está la historia de mi amor ya trunca.¡Ay! La miel do tus labios palpitantes,No la hallaré sobro otros labios nunca!

    No volveré á soñar hermosos sueñosComo on mi dulce juventud lejanaCasto lirio de pétalos sedoños,Estrella de mi amor, ¡hasta mañana!

    DAVID M . CHUMACEIRO .

  • Atelier de ROBERTO LEWIS

  • Nuevos Ritos, 4 78

    'O es un cuento frutode la imaginación, doesos que uno escriboal correr de la plumay que va desarrollan-do ti medida que trazaun nuevo renglón, n6.

    Es una historia triste, dolorosamentetriste, sufrida por una alma viuda,por una do esas almas enfermas que,como aves ciegas, vuelan por muchotiempo á través del infinito sin encon-trar la dulce compañera de sus sue-ños, y que una vez que la encuentranla vuelven tí perder en una noche detempestad ; una historia, cruel sentidapor el alma incomprensible y enigmá-tica de mi amigo Antonio, el eterno:melancólico, el . impertérrito taciturno.

    Su carta es muy amarga y la n.arra brevemente.

    "Todos los martes, dice, á la horaen que salía aquel vapor, la encontra-ba reclinada sobre la baranda delmuelle, viendo con ojos entristecidosol horizonte donde se hundía la navelentamente, dejando en el cielo rojo sularga y sombría cabellera de humonegro.

    Aquella mujer rne fué interesan-te. Qué buscaba allí? Bajaba fe en-tregar tí los conocidos cartas para supadres 6 q nisá para algún amante quela suerte alejó de su lado? Era acasoun deseo vehemente de admirar denuevo las costas de su patria lejana!Yo no lo sabía entonces, pero adivina-ba á través de todo aquello una histo-ria de dolor que me hizo pensar' en. ellamuchas veces .

    Un día le hablé. Qué le dije?Lo ignoro ; pero debió ser una tonteríaporque tampoco recuerdó su respues-ta. Después la ví en la calle y susojos brillaron de alegría y inc saludósonriendo; me detuve para, verla pa-sar y su rostro se volvió varias vecesy nuestras miradas se encontraronotras tantas. Después nada : ella seperdió entre los transeúntes que pa .suban por la acera y yo seguí distraí-do, llevando el convencimiento de queaquella mujer mo amaba.

    Traía ti, la memoria el rostro demi amigay veía que con sus grandesojos negros de sedosas pestañas, consu tez morena y sonrosada y sus la-bios finos y rojos, era digna de seramada, por cualquiera. Y quién po-dría decirme que esa mujer no era ella,la, sonada, la esperada por tantosaños? Creo que con el primersoplo de esperanza. comencé á quererá Gilma.

    Después la ví varias veces y susojos me miraron siempre-! tiernos yacariciadores : pero creí advertir á tra-vés de la pupila como un alborear dedesconfianza, como si temiera no ha-ber despertado en mi corazón un sen-timiento analogo al suyo. Yo la ama .ha sinembargo, pero me dejaba que-re r, temeroso de romper aqueLla nuevailusión como había roto tantas otras.

    El día temido llegó al fin ; fuá unmartes de Carnaval . Yo iba cabizba-jo, pensando, tal vez con envidia, en laalegría de los demás, cuando of queme nombraban ; alcé el rostro y meencontré con rni amiga. Cómo sabíami nombre? Después inc lo contó

  • Nuevos Ritos . 179

    todo: ella había averiguado cómo mellamaba; sabía que yo era un tristeincurable que caminaba en pos de unaquimera y quería consolarme algúntiempo si no tenía poder suficientepara cura aína, del codo . AqueLla no-che gocé mucho, como nunca me loimaginé en mis sueños de dicha . Gil-ma también estaba radiante de felici-dad, pero de tal modo que su alegríame molestaba. Pobre! Ella., lo mismoque yo, tenía un espíritu enfermo yansioso de encontrar otra alma her-mana.

    Qué más te puedo decir? I-Ie sidotan feliz que la felicidad me ha ahoga-do . Gilma se amoldaba á mis exigen-cias y á mis caprichos con una sonri-sa encantadora. Aquella docilidadllegó á molestarme; hubiera deseadoalguna resistencia que hubiera meti-do en calor mi corazón que se moríade frío y de inacción.

    Un día le pedí que no me quisieratanto y abrió los ojos, llena de extra-ñeza, como si no comprendiera lo quele decía, y al fin rompió á llorar amar-gamente, abrazándose á mí con deses-peración.

    Entonces comencé á pensar quela separación se imponía sí quería sal-varme . Las primeras ráfagas do has-tío comenzaban á soplar en mi alma,y comprendía que había de sacrificarel presento si quería asegurar el por-venir . Si ya era imposible para mívivir del amor, era preciso que guarda-va algo entre los pliegues de mi cora-zón para alimentarme del recuerdo.

    Le comuniqué á Gilma mi reso-lución y los motivos que me inducíanállevarla á cabo . Al principio llorómucho : no me comprendía, no me que-ría comprender . Después se doblegóámni voluntad como siempre.

    Todo estaba listo para mi viaje.Gilma sollozaba mientras metía en mimaleta todas aquellas cosas de quesólo una mujer se acuerda en esosmomentos ; mas de pronto suspendiósu tarea y rompió á llorar con deses-peración . Yo la atraje hacia mí, le díun beso, y tomándola de la mano laconduje á una silla cerca de la mía .

    Escucha, Gilma, le dije : Yo eraun enfermo, más todavía : era unmuerto. En la plenitud de la, vida,cuando todos los hombres aspiran altriunfo y á la gloria, ya la esperanzahabía doblado sus alas blancas dentrode ami pecho y había lanzado su últimosuspiro al ver las injusticias del mun-do ,y convencido de que era. inútil lu-char contra esa fuerza, superior quedirige el destino de los hombres . En-tonces comencé á pensar en una mu-jer salvadora, distinta á todas las quehabía conocido• animales bonitos quealzaban su voz de pasión en ese gritoinmenso do la naturaleza. En missueños de enamorado formé, nosu cuerpo que para los hombres comoyo es rosa secundaria, sino los péta-los de la flor que le deseaba poralma . Cuando ví que aquella mujerno aparecía y que esa última esperan-za comenzaba á inarchitarse dentro demi corazón, pensé en el suicidio . Pe-ropara qué? medije . Era un trabajoinútil y después de todo lo mismodaba .

    Fué entonces cuando te ví porprimera vez . Al pronto no hice casode tí . Será una de tantas, pensé ; pe-ro después, cuando á través del cris-tal de tu pupila principié á adivinar lablancura de tu alma, principié tambiéná pensar que tu podrías ser ella, la mu-jer soñada, la mujer impalpable quellevaba en mi imaginación.

    Lo demás tú lo sabes tan bien co-mo yo. La mujer de carne y huesoha superado largamente ála mujer dehumo. Ife sido tan feliz que la dichame ha rebosado por los poros ; y lafelicidad es también un veneno quemata con una agonía más lenta y másamarga que el mismo dolor : ese vene-no se llama el hastío . Ya sus prime-ros soplos comienzan á helar mi co-razón y mañana nuestra separación.quizá sería demasiado tardía.

    Resígnate, pues, pensando en lomucho que nos liemos amado y en quehemos alcanzado la dicha de encon-trar sobre la tierra la personificacióndel ideal que nos habíamos forjado.Piensa que ya en nuestras horas dedolor tendremos un recuerdo dulce ypuro que nos refrescará el alma tra-

  • Nuevos Rítos . 180

    yéndonos perfumes de atrás, oloresdel pasado.

    El vapor pitaba tristemente lla-mando á los pasajeros, y yo me levan-té y tomé la maleta. Ella se abrazó ámí llorando y yo la aiiartó suavemen-te y bajé la escalera con precipitación:sentía que me arrancaban el alma . Yaen la callo oí de nuevo sus gritos y tu-ve deseos de volverme y enjugarlelas lágrimas con mis besos ; pero pen-sé en el porvenir y me sentí fuerte.Llegué á la orilla y tomé un pequeñoboto para que me condujera á bordo.Cuando pisé la cubierta del vapor ví áGilm a en la playa que caminaba de unlado á otro con los cabellos en desor-den como una loca. Levaron ancla.El vapor comenzó á andar, y la costadonde dejaba mi corazón y mis dichastodas fué azuleando, fué azuleando de-trás de las ondas que rompía la proadei buque, hasta que se borró por finentre las sombras de la noche que

    caía. El sacrificio estaba consuma-do!

    Me he salvado, querido amigo,porque mi vida antes vacía tiene hoyun objeto: llorar la muerte de la mu-jer ideal ; inc he salvado porque antesme moría de hastío y hoy me muerode dolor

    Si mañana, cuando ya tenga lacabeza blanca y el ccrazón helado, elDestino me pone frente á ella, habrácompletado la, obra que yo comencé,porque nuestras manos frías y rugo-sas se buscarán para recordar contrémulos apretones la dulce historiade nuestra juventud, el amor único,el Sol sin ocaso, el. ídolo que no rodópor el polvo ."

    Yo he pensado muchas veces, alleer esta carta y meditar sobre ella,que mi amigo tiene el alma enfermahondamente, incurablemente.

    ulczs. cno MIRO.

    Melancolía be un Sauna

    Se presiente uu anhelo be senos angustiosos,

    be labios agitabas por una fiebre toca,

    y be las fronbas salen los sones amorosos

    bel sistro be una virgen que d la caricia invoca.

    Recorre ta espesura con pasos temblorosos

    un sátiro batiente : el vino lo sofoca;

    y entre las linfas claras, bos flancos armoniosos

    bisipan la tristeza que su miraba evoca.

    Deslizase la luna trepanbo por las lomas;

    y besa be los cerros que parecen palomas,

    los perfiles plateabas cual funbibos en yeso;

    y el sátiro, tabuco, se queba oyenbo, mubo

    cómo la última nota be su instrumento rabo

    se apagó en el silencio como si fuera un beso.

    3nlio 3ackrisson.

  • Nuevos Ritos, 181

    &primer besa9-ara José dl/e,•.

    Hermosa era la tarde : las selvas y los prados

    vestían con la túnica que dióles Primavera;

    los cerros simulaban, de bruma coronados,

    gigantes mitológicos de nívea cabellera.

    Mostraba siempre nuevas sus funerales galas

    el sol tras de las gasas de ensangrentado velo,

    y perfumaba el céfiro sus invisibles alas

    jngando entre las flores con caprichoso vuelo.

    Aromas cual suspiros brotaban de las flores,

    y eran adioses tristes al sol que se moría;

    y la volátil tropa de inquietos trovadores

    regaba por el alma su agreste melodía.

    Dos mariposas blancas, entre el follaje umbrío,

    posáronse en el cáliz de un lirio matizado,

    para libar, ansiosas dos gotas de rocío

    que el sol de la mañana no había evaporado.

    . . .Y allí, sobre la yerba, mi amada y yo sentimos

    como caricias de alas llegar las emociones;

    y un cielo de purísimos encantos conocimos

    en el santuario inmenso de nuestros corazones.

    Su talle, que soñaron las orientales palmas

    después se estremecía entre mis brazos preso . . ..

    se unieron nuestras bocas . . . . temblaron nuestras almas . . ..

    y fué como un gorgeo la vida de aquel beso!

    HORTENSIO DE YCAZA .

  • Nuevos Ritos z¡82

    Palta 7/, .L))

    -1 IABLOi E así;Por qué no escribes?

    I'or qué te abandonas?Sólo de vez en cuando,como impulsado poruna conmoción extra-ordinaria, vibran tus

    nervios, fosforece tu cerebro y largas,en forma de quejidos, tus ilusiones que,quemadas por el fuego (le tu ásperolenguaje, medran en el polvo de unmaterialismo que estremece . Acasoel abismo insondable de la noche cen-tinela incansable de lo desconocido, haexhalado sobre tu alma su hálito ador-mecedor y sumídote ha entre las si-nuosidades do su horrible antro? Dí,no esperas nada de la vid,', ó es quetal vez crees que no te escuchan? . ..

    Ie contestó asi:No puedo complacerte . En cam-

    bio tú á mí sí . Yo me he deleita-do con las narraciones de tus impre-siones que son siempre hechas connaturalidad y arte que seducen y cau-tivan; pero parece que ya no quiereshacerme partícipe de esas peouefiasexpansiones del espíritu que en tí co-mo en toda mujer que lleva un almasuperior, son atrayentes y sirven asícorno de benéfico rocío al corazón delos que sólo tenemos como obligadolote en la vida, fatigas, sinsabores ydecepciones .

    Ya, como en otras veces, si bienpobremente, en mi cerebro atrofiadopor la inacción y el desvelar continuoque engendran la lucha por la vida, nobrota siquiera un pensamiento . Se.nie;jante á un píirarno ó á uu desierto,uor sus oscurecidas y solas regionesno bate sus alas el ave de la idea . Vi-vo como los ilotas ólos parias : deshe-redado de todo, y sobre todo de esasdulces fruiciones llamadas ilusiones,que son la savia de la vida y el patri-monio de la juventud . Por esto, pues,nada puedo escribirte de mí. Hazlotú á quien todo sonríe y que tienes uncorazón que late vigorosamente movi-do por las vivificantes arterias del sen-timiento. Pero . . . . me dirás que conqué derecho te exijo que me hagas larevelación de tus impresiones, siendoacaso ellas el fruto de intimidades queel alma, siempre guarda cual invulne-rable tesoro? Te contestaré : Todoen mi está agotado, menos el senti-miento de la Amistad al coal rindo unculto fervoroso. Sé que me alireciasy que eres mi amiga y esa Diosaante la cual inc prosterno y cuya per-sonificación encarnas tú, inc da el de-recho de decirte : hazlo tú! Lo harás?

    .. VELARDE.

    Qus ojosPostal

    para Sara (rarcía

    5 on tus ojos hechiceros,a rdientes, bellos, profunbos,N eldmpagos que iracuubosa 1 brillar hieren arteros;(8 enios be luz que certerosa rrebatan la razón,1 cipos que sin compasión

    on sus ramales be ruego3 nceubian el alma y luegoQ brasan el corazón .

  • Nuevos RItos F 183

    Visiones de -ArfeeLao de –Merode

    O,~

    1H nuestra señora de

    I9_ la sonrisa y de la dan-za!

    La más fina Princesade hermosura con quecuenta París!;Sus orejas? ;Oh

    profanación del más coqueto de lospudores! Quien se las ha visto diceque son divinas, como hechas de rosasylirios . Yo no se las he visto nunca¡hecha .! Mas á ella si la he visto dis-tintas veces en sus danzas, y distin-tas veces me ha fascinado con sus pro-digios . La primera voz : es una ruinaoriental que aparece armoniosa y hie-rática, al son de una rara orquestasiamesa . Es corno un ídolo de la vo-luptuosidad, que hace brillar decora-tivas uvas de oro . La segunda vez, esen un "music–hall ."

    Han pasad() los primerosnúmeros del programa : anglo sajonesforzudos, atletas do inglaterra . equi-libristas y malabaristas exóticos, tiradares yanquis, cantantes cómicositalianos . El Oli rupia brilla en el pá-lido día que le forman las profusaslámparas eléctricas, Los palcos seenfloran de belleza y lujo . Una-gallar-da dama española descuella entre lashermosuras ; y hay gracias inglesas,húngaras, rusas, en la muchedumbrecosmopolita. Cancionistas napolitanos lanzan sus canciones de Santa Lu-cía y Piedigrotta en un extremo delpronaeraoirv poblado de cotanas. En losbars laterales, al lado de ocasionalescompañías, encendidos británicos sehacer servir wiskies y sodas . De pron-to el timbre suena y todo el " music

    hall" seconmueve . Ha pasado el enen-treacto y va á comenzar el ballet enque resplandece é impera la Reina delas cortesanas, la Princesa de las he-tairas, Jfriné la griega, ó sea ('leo deMerede. El telón se ha alzado, ,y enel silencio que se ha hecho, comienzala narración musical que acompaña lamímica de los actores . Es el tallerde Praxiteles . El artista está en sulabor, reas se desespera de no po-der realizarla tal como la sueña.Desea encarnar á la celeste VenusAfrodita, pero no encuentra el mode-lo que para él sea digno de represen-tar á la divina persona. Nervioso rom-pe lo que ha, comenzado á plasmar yse echa en un lecho de reposo . Lle-gan sus esclavas con flabelos á cuyosoplo se duerme . Entonces tiene unsueño. Los faunos y los cros de már-mol qua pueblan su taller, se animan derepente. El habla á los semidioses yles ruega intercedan con la Empera-triz de amor para oue pueda encon-trar el ansiado modelo . Se llevan flo-res y dádivas votivas al altar de la dio-sa, y ésta surge luminosamente des-nuda . eu. turrclant .ses oltevicerx, y ofreceal escultor la realización de sus ensue-ños . Praxiteles despierta.

    citan ta, dulce hijadel archipoeta rubio,

    Según las palabras del deliciosoGóngora. Y es la primera apariciónde la admirable beldad. Se le ve pa-sar por una ventana, en un gracioso yencantador cuadro de la vida antigua.Nácela llamar Praxiteles, y ella con-siente en ser su modelo . La entradasúbita de un viejo heliasto libidinoso

  • Nuevos Ritosa184

    turba la amable escena. La cortesa-na rechaza las proposiciones

    del intruso y queda con Praxiteles para el Ar-te y para el amor-

    Luego en una fiesta en casa deFriné ; una maravillosa orgía llena deperfumes y de música ; danzarinas fe-meninas, mismas griegas, alegres be-llezas de Persia, de Egipto y de Asiriacontribuyen al gozo. Y llega disfra-zado de príncipe extranjero, el viejo

    heliasto, seguido de esclavos que con-ducen cajas de oro y joyas que ofreceá la hetaira en cambio de sus caricias.

    Friné se adorna con las nuevas joyas,invita al príncipe á la fiesta—mi con-cuerente inglés dice tras de mí:The

    king of the belgians!—;y Cleo de Me-rode danza, danza, danza, suave,rítmica y mágicamente, de manera tal, quesu hechizo conquista á la sala entu-siasmada. El falso príncipe quiereabrasarla y cae : á pesar de su disfrazse le reconoce, y huye jurando ven-garse. Después . en el aréopago, en-tre la gran muchedumbre pintoresca,al son de las trompetas, ante las sacer-dotisas minervinas, sacerdotes, gue-rreros y jueces comparece acusadade sacrilegios contra. Venus, la delei-taba Friné. Ella va apoyada en elbrazo del escultor ; y danza, danza denuevo, danza suave, rítmica y mágica-mente, de manera tal, que su hechizoconquista á la sala entusiasmada.

    El tribunal de heliasto vacila, yentonces, con un bello gesto, Praxite-les arranca el velo que cubre la por_recta forma femenina : Venus apareció en lo alto. La luz inunda el re-cinto doblemente, haciendo resaltarla incomprensible euritmia de esa car-ne insigne: y la cortesana va libre, enla apoteósis, entre danzas y músicasliras, sistros, crótalos, tamboriles, alresplandor de los cascos, de los puña-les, de las corazas . Rosa de las rosas,belleza de las bellezas, es, ciertamen-te, una gloriosa y magnífica ovación,un don de poesía viviente y deslum-bradora, al abrumado habitante de unParís de automóviles, y "metropolita-nos," cada día más americanizado.

    Pero, des, en verdad, M11 . de CleoMerode la maravilia celebrada por la

    Fama' Yo la be visto en muchas oca-siones y noto que ahora está un tantodelgada; mas esta soñorita célebre esel más lindo poema elástico que ani-ma la vida de este reino de encantos,

    Su retrato lo conocéis, como todo.el mundo lo conoce; su cuerpo esaquel portento que perpetuó el pul-gar de Falgiére en su voluptuosa

    "Danza." Entre las belfesas de París,la española Otero se impone, q uizá de-masiado imperiosamente : su grande yfirme anatomía se fija en gestos duros;hay en ella rudeza, violencia ; vestidade reina, se piensa quo Teodora nopudo olvidar sus bajos orígenes . Laitaliana Cavalleri, en cuyo rostro do-rado de sol latino brillan penetrantesojos em brujado res, es un tanto zara-

    Cleo de Merode es alta, fina,armoniosa : hay un perpetuo ritmo ensu grácil figura tanagreana. Nadiecomo ella posee la seducción de la ac-titud y el arte del ademán . Sus ges-tos siempre llenos de gracia, y pare-ce que siempre hubiese una. flauta invisible que guiase sus movimientos,la magia. do sus brazos y de su cuello,la cadencia alada de sus pasos . Poseeasimismo la ciencia del vestido, el co .nocimiento del accesorio que realza suhermosura, y sabe expresarse comonadie en el doble y soberano lenguajede las miradas y de las sonrisas . Fin-ge en insuperables mímicas los másvariados sentimientos ; y su boca y susojos iluminan y acentúan la música delos actos . Más sobre todo está susonrisa única . El más falso de lospudores se adorna de inusitadas apariencias . Esta pagana tiene un ros-tro de madona primitiva . Esta sacardotiza del placer, es semejante á unavirgen de Era—Angélico. Bajo lasalas negras de su cabellera bottice-Desea, mira angélicamente ; y siendoel más ilustre instrumento del Católi-co Demonio, aparece, por la manerade inocencia, por la dulzura del dibu -jo lineal y la casi infantil mirada, como una adorable Nuestra señora irla Sonrisa .

    mwn,tLN DARIO.

    París .

  • Nuevos Rítos .185

    Lo que dicen los iuuros (le la ConserjeriaTrabucibo para °flueuos Ritos"

    por bou (Enrique L£auergne.

    UNA noche del ario 1623un actor del pequeñoteatro del palacio de13ourgogne, llamadoel Gordo Guillermo,había divertido mu-cho á los asistentes,imitando con un ges-

    to cierta contracción de la cara de Ri-chelieo . El Cardenal, esa noche de hu-mor placentero, halló la farsa graciosa,pero, queriéndola continuan' d, su ma-nera, fingió ser presa de violenta có-lera, é hizo encerrar por algunas ho-ras al infortunado comediante en laConserjería.

    Apenas el Gordo Guillermo seencontró entre los hombres de armasse puso .i temblar, pero su angustiadegeneró en espanto cuando se le arro-jóen un calabazo sombrío y glacial di-ciéndosele: Estás en la celda deRavaillac

    Todo hace pensar quo él hizo en -treesos muros húmedos terribles re-flexiones, porque, el carcelero, al ve -nir d la mañana siguiente, abrió supuerta para devolverle la libertad, y leencontró sin vida sobre su jergón:

    El Gordo Guillermo había muertode miedo.

    En nuestros días aún, cuando sepasa al pie de las torres de la Conser-kía, no se puede uno librar deUn pequeño escalofrío al pensar to-do lo que ellas evocan de dolores y crí-menes, desde la Edad Media hasta la

    Comuna, pasando por el reinado deLuis XV, el Terror y la ]Restauración.

    La célebre prisión no figura en losregistros de la, Tournel .le criminal (es-ta era la prefectura de policía de esetiempo) sino desde el 23 de Diciembrede 1391. En esta época, dos pedem'sos señores se dividían su gobierno : eluno, encargado de los cuarteles, de losedilicios habitables ; el, otro de las ca-ballerizas y de los establos . Estas eranimportantes funciones, llenadas por no-Mes : el que tenía la guardia de las ca-ballerizas y los establos tornaba el tí -tulo de Conde de los establos, del cualse hizo más tarde el de condestable ; elque velaba sobre los cuarteles y su con-servación se Llamaba Conde de los ci-rios del cual se hizo el de Conserje, sim-plemente! Tiene tal divisa, en buenajusticia, el servidor que en nuestrascasas de París barre las escaleras, su-bo las cartas, y, por la noche, tira, delcordón, quien tiene también tanto de-recho á enorgullecerse de su orígencomo los descendientes del condesta-ble de Borbón.

    1-fasta el siglo XVI los pensionis-tas de la Conserjería no fueron si-no gentes de poco valer ; es precisoremontarse hasta [francisco I, parahallar el primer nombre célebre: SaintVallier, condenado á muerte por eldelito de lesa magestad.

    Menos de un siglo después, elladebía abrigar al asesino de EnriqueIV, Ravaillac .

  • Nuevos Ritos (-186

    El no salió de la Conserjería sinopara ser descuartizado en la plaza deGréve.

    Eleonora Galigay, Mariscala deAncre, convicta en 1617 del crimen delesa majestad, debía á su turno cono-cer los calabozos de la misma prisiónantes de ser "decapitada en la plaza ele(Ireve 7p hecho quemar xa cuerpo 7l reduara á eeaíza .c, por .sentencia de la Corte delhe/ lamento CO)). fedra 8 de ,Tulio de 1617 . "

    Ya la Conserjería no era más queunacasa de detención trivial . Los gran-des criminales, aquellos á quienesesperaba. la hoguera, la cuerda ó larueda, o r an encerrados en ella.

    De esta suerte se encuentran ase-sinos, tales como la marquesa de 13rin-villiers, célebre envenenadora, ejecu-tada en 1.(176, y Damiens, ese lacayo áquien atenacearon las tetillas, mata-ron á palos, descuartizaron y despuésarrojaron á la hoguera por haber hc-r1(1 :r á Luis XV con un cortaplumas! . . ..

    Yero una gloria nueva le estabarese r vada á la célebre casa de faena:ella se volvería la hostería terrible don-de durmieron antes de morir en el pa -tíbulo todos aquellos que fueron elhonor ó la, vergüenza de la Devoluciónfrancesa.

    De una manera brusca, en estapavorosa tormenta, la conserjería setransforma. Si sus muros son losmismos, si sus calabozos son siempresiniestros y malsanos, si, pasada la es -cribanía, se entra todavía por enormespuertas en una pieza oscura, á ese si-tio frecuentado por ratas y ratonesque llaman la /talonera, una vida ex-traña comienza, la vida ardiente y ca -lenturienta de hombres y mujeres quedesafían y desfilan á la muerte.

    Los prisioneros se amontonan. encalabozos donde el día entra apenas,donde la paja de las pajazas está co-rrompida por la falta de aire . Un olorinsoportable despiden esos locales endonde los detenidos hacen sus nece-sidades, y la infección es tal que aúnen la escribanía, al abrir las puertasqueda unto envenenado Sinenbargo elnúmero de los detenidos se hace tanconsiderable, que la vigilancia interior

    se relaja. Los prisioneros pueden co-municarse, los hombres y las mujeres,separados durante la noche, tie-nen toda libertad para conversar, yabrazarse durante el día. ; las intrigasse anudan . La prisión se convierte enposada en donde se puede, por mediodel linero, obtener cierto confort . Losque carecen de recursos; se acuestansobre paja. Las mujeres y los másafortunados están á la pistola, es decir:tienen cama. Es un lujo á veces muycostoso. Júzguese:

    Al principio, se pagaba una camaá 27 libras 10 centavos por el primermes, y 22 libras 10 centavos por losmeses siguientes . Después el preciobajó. Sería exagerado el creer que es-ta baja proviniese de la escasez de losclientes, Cuando Dobespierre lle-gó al poder, íos juicios so hicieron tanrápidos, que ninguna cama permane-ció un mes entero con el mismo inqu:lino; y por último, las cuarenta ó (fin-cuenta camas de la Conserjería cam-biaban casi cada día de ocupante (setenía cuidado de hace r pagar el mesanticipado) dando la coqueta entradado 18 á 22 .000 libras.

    En uno de esos horribles calabo-zos, tan infectos que Loan vega rdOrno de los raros que tuvieron la for -tuna de ser absueltos por el tribunalrevolucionario) tuvo q uc cubrirse lacara para salvar tanto su nariz comosus orejas de las ratas, entregándolessu calzón, ''que ellas eomieroa sobra él, "la enfermedad no tardó en cebarse ho-rriblemente.

    Un médico venía cada día á visitarla enfermería. Yeo, por qué mortifi-carse tanto euidando enfermos que laguillotina debía infaliblemente curarde sus malos aquí abajo? La, visita mé-dica era una formalidad muy platóni-ca., como se puede juzgar por la si-guiente anécdota:

    Un. día, el doctor se aproxima allecho de un enfermo y le toma el pulso

    Ah! exclama, está mejor que ayer!Sí, ciudadano doctor, responde el

    enfermero, él está mucho mejor sólo, que no es el mismo . . . . el de aye rha mu^_rto .

  • Nuevos Ritos . 187

    Es diferente? . . . . Bueno, que se lehaga tisana!

    Apesar de tantas miserias y ho-rrores Los prisioneros encontrabanmedio de distraerse..

    LA ESCUELA DE LA MUERTE . LOSÚlTIMOS DÍAS DE LOS CON-

    DENADOS.

    En el patio, las mujeres en tocadoelegante, lavaban sus telas ; se conver-saba, se flirteaba, como decimos hoy.No lejos de allí había grupos que juga-ban á las cartas, á las damas, al tric-trae; se recibía de calabozo á calabozo,y se hacían versos divertidos y sinrencor del género de estos:

    Amigos : si pasamos la onda negra,alguna vez traed á la memorialos dos buenos amigos de las Leyes.En esas horas llenas do alegríareid entre el olor do los pucherosyen vez de tristes lágrimas, verteduna y otra botella de I3ourderux.

    Una vez llegada la noche, sentadossobre sus camas, los prisioneros sedaban el espectáculo de imaginarsejueces y jurados del tribunal revolucio-nario . Dos de entre ellos representa-ban al acusado y su defensor . Ex-tendido sobre una tabla de la camaque voleaban, el condenado sufría elsimulacro del- suplicio do la decapita-ción . Después de muchas ejecuciones,el acusador se convertía en acusado, yera ejecutado á su turno.

    Los carceleros, encontrándose re-cargados de trabajo, se hacían ayudaren la vigilancia por perros . Uno deestos, mastín enorme llamado Devas-tación, era particularmente temido.Ahora bien, sucedió que una noche,los prisioneros lograron evadirse, noobstante el incorruptible guardián . . ..A la mañana siguiente, los carcelerosal hacer su ronda, hallaron. el calabozovacío, y á Devastación que se paseabatranquilamente, teniendo, amarradoen el rabo, un asignado de cinco fran-cos con estas palabras:

    " Se puede corromper á Devasta-ción con cien centavos y un paquetede patas de carnero ."

    Para encantar las horas de cauti-verio se leían los periódicos : entre es-tos La Guillotina, que se vendía hastaá cinco libras (de asignados .)

    Durante este período, el registrode, la cárcel de la Conserjería se hacelúgubremente sugestivo.

    El 23 de Abril de 1793, se vil en élá Marat, quien, puesto en libertad,debía ser poco después apuñaleadopor Carlota Corday; en Noviembre, elgeneral Custine; Felipe Igualdad, con-denado como conspirador, durmiósobre un catre de tijera. en el co-medor del Conserje, y subió .rl patíbu-lo vestido de frac; azul, chaleco de pi-qué blanco, y se dice q uc con nn calzónde piel humana. Bailly, antiguo Alcal-de de Paris, amigodeLatas ette, quiencontestó á un hombre que le gritabacuando iba en camino á la guillotina:"Tiemblas, l3ailly?—Nó ; tengo frior'Madama ILoland; madama Isabel," hermana de Luis Capoto" encarcela-da el 25 de Mayo Mortal Año II, y queante el tribunal, tan pronto fué pro-nunciado su nombre, oyó á la multitud.

    –Basta! La muerte! La muerte!Al lado de la hija de Francia, qué

    ironía del azar quiso colocar á laDubarry la única que tembló en la Con-se r jeria?

    Bien pronto, aún los nrás glorio -sos pasan los temibles ventanillos.Danton después de haber salvado á lapatria, arrojado á los Prusianos de laChampagne, fué víctima del terror queél mismo había organizado. Condena-do por Ilobespierre, él entra en laConserjería con la frente alta, ol andarindolente . A voces accesos de cólerale hacían rugir en la noclie:

    " Ellos creen poder prescindir de mí,exclamaba, y se equivocan! y tomandosus mejillas entre sus manos : "Notienen conciencia del vacío que dejaesta cabeza!"

    En el momento de subir al patíbu-lo, mientras se vestía, se volvió bur-lesco.

    Para qué tantos ribetes? Eso ' es-tá bueno para los imbéciles que van ámirarnos en la calle!

  • Nuevos Ritos 188

    Y repentinamente, al pie de la gui-llotina, con los paños amarrados y lacamisa abierta:

    "Verdugo! mostra. rás mi cabezaal pueblo! Ella vale la pena! "

    Una joven debía do r mir no lejosde los muros que le habían abrigado:Carlota Cord ay, asesina de Marat . Enningún momento, dicen aquellos quela vieron, manifestó el menor temor.Al salir para el Tribunal revoluciona-rio, dijo al Conserje:

    Señor Ricardo: tened cuidado quemi almuerzo esté servido para cuandobaje . Mis jueces están sin duda apre-surados, y yo quiero hacer mi últimacena con vuestra mujer y con vos . "

    Algunos instantes antes de la eje -cución, contestó al padre que vino áconfesarla:

    No tengo necesidad de vuestroministerio. La sangre que yo he ver-tido y mi sangre, que voy á derramar,son los solos sacrificios que puedoofrever al Eterno.

    Su valor sereno hizo decir ti Verg-niaud:

    Ella nos mata, pero también nosenseña ti morir!

    Hasta aquí los prisioneros habíanentrado individualmente á la Conser-jería. La noche del 30 de Setiembre viólas puertas del postigo cerrarse traslos Girondinos . La reina María An-tonieta estaba todavía prisionera en laConserjería.

    El mismo techo abrigaba á unareina arrojada del trono y á aquellosque la habían hecho caer.

    Temidos, no obstante de estar ven-cidos y encadenados, los Girondinosfueron colocados en un apartamentodistinto de la prisión (libres de leer yescribir) . Les era permitido comuni-carse con sus mujeres, sus hijos y susamigos.

    Pero Robes pierre no soltaba supresa, y las cabezas de los Girondinoseran el rescate de su poderío. El los es-timaba bastante grandes para forzar

    la admiración del pueblo y no habíaescuchado sin estremecerse la narra-ción de la . entrevista que Vergniaud, encompleta desnudez, había tenido consu yerno que había venido de Limogesá traerle un poco de dinero . Como elhijo ele este último, do edad de diezaños, al ver á su tío pálido, andrajoso,con los cabellos esparcidos y la barbainculta se refugiaba cerca de su pa-dre, Vergniaud lo tomó en sus brazos.

    -- "Rijo mío, ten confianza y míra-me bien! cuando tu seas hombre, dirásque has visto á Vergniaud, el fundadorde la República, con el anís belloy másglorioso vestido de su vida; con el quesufría la persecución de los malvadosy con el quo se preparaba á morir porlos hombres libres!

    Con su ardor meridional, olvidan-do las barreras infranqueablesgnelosseparaban del mundo, los Girondinoslanzaban desde sus calabozos himnosála libertad y desprecio por los tiranosrevolucionarios . Vivieron en la antiguacapilla que se llama hoy ' Sida delosGi-o'owiLn.os, horas de entusiasmo loco . Na-da podrá igualar en grandeza á la úl-tima cena que Hailleul, diputado, lesofreció la noche de su condona. Ellos sesentaron á la mesa á media nocheyco-mieron en silencio . Concluidos los man-jares, no quedó sobro ésta más quelos frascos y las flores : la aurora se le-vantaba- . Cuando el dia apareció del to-do, ellos se recogieron . Algunos seacostaron .y durmieron con un sueñoprofundo, después, todos, marcharongloriosamente al suplicio.

    DE LASTIIT.T .EILfAS AL PATÍBULO . MARÍAANTONIETA PRISIONERA

    Si las piedras pudiesen repetir laspalabras que las hirieron, Ii,obespierreá su turno prisionero en la Conserje-ría hubiera oido las imprecaciones desus víctimas en su calabozo, vecino alde María Antonieta, Reina de 'franela ,trasladada en la noche del 2 de Agostode 1 .793 del Temple á la Conser jería, ycuyo registro dice:

    "La llamada Mu ría Antonieta, ha-mada ile Lorena, viuda de Luis Capoto,

  • Nuevos Rítos, . 189

    detenida por haber conspirado contraja seguridad del pueblo francés, estárecomendada á la diligencia del acu-sador público del tribunal revolucio-nario. "

    Se ha escrito tanto sobre la esta-dia de la reina en su prisión, que surecuerdo es inseparable do la Conser-

    jerfa . Su cautiverio por doloroso quehaya podido ser, no parece haber es-lado agravado, desde el principio, porlbs crueldades que se han dicho.

    Pero bien primito una tentativa deevasión trajo un cambio. Con motivodel negocio del clavel (un cierto señor deRougeville había hecho llegará la rei-ha un billete escondido en un clavel)ella fue trasladada á otro calabozo,mientras se conocieron los detalles delComplot hábilmente combinado, y des-de entonces María Antonieta, colocadaen el local de la farmacia, fue objeto deuna vigilancia estrecha y dolorosa, Conel fin de impedir toda comunicacióncon el exterior, la gran ventana fue ta-pada con una placa d palastro hasta elquinto barrote transversal, enrejada,y la de la! enfermería totalmente con-denada.

    El mueblaje. muy rudimentario,secomponía de un catre de tijera, dedos colchones (uno de cerda y otro delana), una almohada y una sábana . Unamesa, dos sillas, una mampara, un si-llón guardarropa, una pintura en lien -Zoyun espejito componían todo el mo-hilario . Es en este triste cuarto, dondeel sol no penetraba casi tra que maríaAntoniota esperaba la sentencia delTribunal revolucionario.

    Los servidores de la prisión eranbuenos para con ella.

    Un día la Conserje h abiéndo ido áhacer sus provisiones, escogía las le-gumbres . Corno parecía que no encon-traba nada U. su gusto, la vendedora ledijo con mofa:

    —i,Estas son para un personajemuy considerable?

    —Sí . . . Es una persona que ha si-lo muy considerada . . . . Es la Reina.

    Oh! pobre mujer, (lijo la negocian

    te, tomad 'o que haya de mejor, y so-bre todo no me paguéis! . . ..

    El mismo día un gendarme oyen-do U. la reina murmurar que el humo laincomodaba, rompió su pipa, y otro di-jo á un visitante que entró á la prisión:

    --No le habléis de sus hijos . . ..

    Ella vivió asi dos meses y medio, ymurió en el patíbulo el 16 de Octubrede 1 .793, á la edad de 37 años, 11 me-ses, II días.

    Se ha encontrado en los archivosnacionales el inventario de su ajuarhecho después de su ejecución, y sesiente cierta melancolía al contemplaren qué pobreza murió aquélla que ha.b(a sido reina de Francia.

    "El 26 del primer mes del año IIde la República, compareció el ciuda-dano Bault, Conserje de la casa de jus-ticia, acompañado de dos gendarmes ydel oficial de puesto el cual ha declara-do que en el cuarto ocupado antes porla viuda de Luis Capoto, que falleció eldia de ayer, se han encontrado losefectos cuya descripción sigue:

    15 camisas de tela /Goa gua n.ecidaade per1den08 ciar%ejes;

    1 vianteletu de Ruz ele Saint Miar;2 deshabíllés covapletos de igual tela;Z abrigo con. cuello;(jubón de bonzo de las fndius con,

    pegae?ceu .v rayas;G cai'seta de tela tila;1 ve.vtido con cuello de tela de algodón:.1 camisola de igual tela;

    Todo fué dado U. los hospitales.

    No obstante de encontrarse en laúltima miseria, ni por un instante suorgullo doblegó . El día de su ejecución,para obligarla á bajar la cabeza, colo-caron una tabla al través de la puertade su calabozo . Pero, comprendiendola ofensa, ella pasó, irguiéndose cuanalta era, y so hirió la frente antes queinclinarla.

    Maria Antonieta fué una de las úl-timas víctimas del terror. De 1793 á1815, la Conserjería no contó con máshuéspedes ilustres . Pero cuando losemigrados volvieron U. Francia despuésdo los cien días y Waterloo, la Restau-

  • Nuevos Ritos, .'190

    ración triunfante encerró en los cala,bozos donde habían dormido los defen-sores de la Monarquía, á los fieles ser-vidores de Napoleón i.

    El mariscal Ney esperó ]a muerteen ella, en compaf:ía del conde de LaValette que consiguió evadirse, y delgeneral Labedo,ye)re.

    Las páginas heróicas de la Conser-jería habían concluído . La vieja prisiónrecomenzó su destino primitivo . Nomás entusiasmo, no más nombres, nomás mártires: simples criminales.

    El calabozo donde Ravaillac habíasido encerrado, se volvió el del asesinodel duque de Berry, I,ouvel, muertoel 7 do Junio de 1 .820 . Fieschi despuésde su tentativa de asesinato en la per-sona de Luis Felipe en 1836, tuvo porprisión la celda de Darniens . Los re-cuerdos históricos, más bien que la cer-teza de la muerte, no quebrantaron elresto de su buen humor. Era, dicensus guardianes, el más gozoso compa-ñero del mundo . Espe r ando la senten-cia fatal, le gustaba comer bien, de es-to hace fe este billete escrito de su ma-no, que él envió á M. Lebel, directorde la prisión :

    Sefor• Loubet (sic).

    No rrel .s uvas. Si, enviáis r£ alguien,diré ln mi ayuda de cántara que (ro tema(soyt • al comisionado.

    Vuestro decidido,

    i 'ieseíi.

    De nuevo el silencio reinó en laConserjería. Ella no abrigó más quesiluetas de ladrones oscuros, buenoscuando más para la celda ó los traba .jos forzados. El verdugo cesó de venirá buscar sus víctimas aquí y olvidó elcamino.

    Sinembargo, en 1871, durante laComuna, se pudo creer que los 84 re-henes prisioneros no saldrían vivos deella . Pero esta nueva mancha de samgre no salpicó sus muros, y en nues .Cros días, insalubre, incómoda, la Con-serjería no es más que un monumentocurioso, de la cual cada día la historiatrágica exhuma y florece leyendas, unrincón pintoresco de eso viejo país quepoco á poco, so modifica, se abisma, seesteriliza bajo la pica y desaparece.

    Esto es de actualidad pues se tra-ta actualmente en Rans de si se debeó nó demoler la Conserjería.

  • Nuevos Ritos, ' 191

    Sueltos

    El Museo Nacional

    acaba de enriquecerse con un mag-nífico dón . El Sr . 1) . Roberto Lewis Cón-sul Gral . de nuestra República en Parrfs, á quien acaban de ser di C( i]liditSlas "palmas académicas" en la últimacolación de esa orden decretada por elMinistro de Instrucción Pública y 1Re-ilasArtes de la República Francesa-altítulo de artista talentoso—, ha ofrecidoanuestro embrionario Museo, en cali-dad de obsequio, su ya célebre retratodel "hombre que ríe, " tan favorable-mente juzgado por la . prensa francesa

    en el Salón de pintura de 1904.

    Con su valioso presente, Lewis haquerido iniciar la galería artística denuestro Museo, llamada tí fomentarentre nosotros el culto y la compre-sión de la belleza plástica, y á hacerde nuestra educación estética no unavana palabra sino una hermosa reali-dad . Aplaudimos el piadoso impulso dereconocimiento que le ha decidido á re-galarnos su mejor obra, la que más hacontribuido á clasificarlo entre los pin-tores de elevadas tendencias ; y al rego-cijarnos por su bello acto de patriotis-moy desprendimiento, le damos lasgracias á nombre de los amigos y pro-tectores del Arte Nacional.

    Memos

    tenido el placer de estrechar lamande los distinguidos literatos es-pañoles sonoros josé Segarra y Joa-

    qufnJuliá, quienes nos honran con suvisita actualmente.

    Los señores Segarra y J uliá escri-

    ben una obra importantísima que sollamará l'iujes por rlvuh•ieu, y la cual es-tará dividida en libros que correspon-dan á cada una de las Repúblicas quevisiten . Hasta la fecha llevan publica-dos Cuba y Costa laca, y su viaje á Pa-namá lo motiva el deseo de escribir eltercero de los libros sobre nuestra ;jo-ven República.

    Con respecto al último libro deellos, Costa /tica, copiamos á conti-nuación lo que encontramos en uno denuestros canjes de la Habana:

    "También los señores José Segarray Joaquín Jutiá, ambos amigos nues-tros estimadísimos y novelista notableel primero, hánse acordado de nosotrosremitiéndonos desde San José de Cos-ta, Rica un ejemplar de un libro escri-to en colaboración.

    Hl libro, primorosamente impreso,está todo dedicado á Costa Rica, y vie-ne lleno de una información gráficaexcelente, porque aparte de 10 selectodel texto, ilústrablo innumerables ymagníficos trabajos.

    Es una obra de paciencia y de es-tudio. los señores Segarray .Juliá, conun ardor digno de todo aprecio y estí-mulo, han echado sobre sus hombrosuna carga capaz de amilanar á cualquier autor quo no tuviese el entusias-mo y la perseverancia de osos dos ada-lides de la pluma . Los hombres son po-cos y los tiempos que corren abomina'Jables . Para los cretinos, quienescomponen la mayoría-esos dos 1rom-br•es que han dejado su patria para re-

  • Nuevos Ritos ~ 192

    Anoche

    tuvo lugar, en los Salones del Ca-sino Istmeño, la Junta. General extra-ordinaria organizada por la SociedadTipográfica de Protección Mutua parafestejar el 8`•' aniversario de su funda-ción .

    El público quo asistió al acto fueselecto y la fiesta resultó lucidísirna.

    En el próximo número publicare-mos la disertación bocha allí por Gui-1lermo Andreve sobre las asociacio-nes.

    El Domingo

    I5 del pasado mes falleció en es-ta ciudad, á la edad de 72 años, la se-ñora Doña Asunción Machado.

    A sus nietos, nuestros amigosJu-tio y Ricardo I'drez, y ci, los demás deu-dos de la finada . envia mos nuestro mássentido pésame.

    Ultímamente

    fallecieron en New York .V en esta.ciudad, respectivamente, Doña Nata-lia Arce de Arosemena y Don JoséAníbal Arce, hermanos entre sí yniiernbros connotados de esta so-ciedad.

    Nuestro pésame á sus deudos.

    También

    falleció en esta ciudad .en ple-na juventud, cl joven don Asca-nio Chi u nan, generalmente querido.

    A su espesa y familia nuestro pé-same.

    Motivo

    de hondo duelo ha sido tambiénpara nuestra sociedad la muerte deDon José Dutary Ayala, padre de una.respetable familia.

    Acompañamos en su dolor á susdeudos, muy especialmente á su hijo,nuestro buen compañero Alejandro .

    El próximo

    número de nuestra Revista tendrá un material muy escogido y estará adornado con algunos fotograbadosde actualidad.

    El presente

    número es el segundo del segun.do trimestre . Lo recordamos á aguo

    Has personas que aún no han cancela,do sus recibos que corresponden alprimer trimestre.

    También advertimos , ti. esas mis•mas personas que si á la presentacióndel recibo correspondiente, despuésde que aparezca el presente numero, eldocumento no fuere cancelado, tendre.rios la pena (le suspenderles el enviode nuestra Revista.

    Desde

    el presente número nuestra Re-vista se editará por la Tipografía Me(lesna, bien conocida de todos nuestroslectores, y nos ofrece Guillermo Amdreve, su propietario, puntualidad enlas fechas de salida, haciendo constarque la causa de la demora del presea.te número no puedo ser atribuida á laTipografía Moderna que se hizo cargode su publicación pocos días ha, ni álDirector de la Revista que siempre hahecho todo esfuerzo humanamente po-sible por cumplir sus compromisoscon el público.

    NUESTROS AGENTES EN LAS PROVINCIAS

    En Bocas del Toro, Henrique C.de la Espriella.

    En Colón, Carlos J . Cucalón.En Chiriquf, Julio J . Araúz.En Coclé, Héctor Conte B. ,y Co.

    rio[ano Guardia.

    En Los Santos Pedro N. Villalaz,

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